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I le ae
PRIMERA PARTE
SOBRE POLITICAS PUBLICASCAPITULO II
RELACIONES ENTRE LA POLITICA.
Y LAS POLITICAS PUBLICAS
Yes Surel
a llegado a ser habitual, en estos dias, oponer la accién piblica a
Ja aveién politica, Esta idea de una separacién de esas dos esferas
caracteristicas del espacio piiblico se presenta, al mismo tiempo, como un
diagndstico de sentido comin y como el producto de numerosos trabajos
recientes en ciencia politica enfocados a considerar las transformaciones
de las politicas piblicas. En la primera vertiente, encontramos toda una
serie de afirmaciones hechas por los propios actores politicos, segiin
los cuales las dinémicas sociales escapan, hoy dia, al control de los que
toman las decisiones, en razén de los limites propios de su accién. Por
limitarse al caso francés, hay dos afirmaciones que resultan emblematicas
la primera fue hecha por Francois Mitterrand, a la sazén presidente de
la Repiblica, quien afirmé, en ocasién de su segundo mandato, que en
la lucha contra el desempleo “todo habia sido intentado”; Ia segunda se
refiere ala justificacion intentada por Lionel Jospin, al aseverar que “el
Estado no puede hacerlo todo”, en esa ocasién, intervenir en el conflicto
social producido por la decisién de la fabrica de automéviles Renault de
cerrarla planta de Vilvoorde, en 1997. Para sostener tales afirmaciones, @
veces brutales, a menudo se vincula esos diagnésticos con explicaciones
que ponen el acento en la “limitacién exterior” o en la necesidad del Estado
de no intervenir de manera excesiva en la regulacién de las dinémicas de
produccién y de intercambio.
Mis alla de los actores politicos, es sorprendente ver que este conjunto
de diagnésticos es ampliamente compartico por una importante cantidad
de trabajos recientes en ciencia politica, que desarrollan la idea de una
transformacién contemporinea de los marcos de la accién piiblica y del
rol del Estado, transformacién asociada a un fenémeno de disociaciénentre las poficies, concepto que engloba el fenémeno burocritico y las
politicas piiblicas, y las politics, trmino que designa el espacio de la
competencia electoral y las dindmicas clisicas de la representacién, En
el geno de tales aniilisis, las evoluciones de los procesos de decisién son
‘efactivamente marcadas por crecientes y notorias transferencias de com-
petencins hacia organismos no elegidos (Leca, 1996; Scharpf, 2000), en-
{te los que se puede nombrar tanto a los bancos centrales o @ las agencias
administratlvas, como a las insttuciones relacionadas con Tos procecos
de integracién regional (Unién Europea, Mercosut, et.). En consecuen-
cia, cada vez crece mis la distancia entre los lugares de decision y de
regulacién, y el espacio democratico de la participacién electoral y de la
movilizacién politica clisica. De tal manera, como lo ha anotado Fritz
‘Scharpf en repetidas oportunidades, los regimenes democraticos contem-
ppordineos estén animados concretamente por dos procesos de legitima-
cién: la egitimacién por los inputs, que teposa sobre la conviccién de que
“as decisiones politicas (son) legitimas en la medida en que reflejan la
‘voluntad del pueblo’, y la legitimidad por los outputs, que supone que
las decisiones piblicas tienen por objetivo “favorecer efectivamente el
bienesiar de la comunidad” (Scharpf, 1997 y 2000:16). Al margen de sus
caracteristicas propias, esas dos dindmicas se encuentran, ademés, en una
relacién circular, necesaria al equilibrio del régimen politico: Ia legitimi-
dad por los inputs condiciona, en efecto, la eficacia de Ia accién pitblica
al nivel de los outputs, puesto que un gobiemo “bien elegido” tendré
‘més posibilidades de tomar decisiones aceptadas por todos, su accién
se ve facilitada también por el dominio de las palancas institucionales,
simétricamente, la legitimidad por los ouputs determina la confirmacién
del input; un gobierno tendré mas posibilidades de ser reetegido, en la
medida en que su accién sea juzgada positiva y eficaz para el conjunto
de la comunidad politica. Al romper ese equilibrio, las rupturas actua-
les alimentan una disociacién entre esos dos procesos de legitimacion,
disociacién que lleva a identificar la existencia de un creciente “déficit
democritico” y a poner en cuestién la relacién entre actores politicos y
politicas piblicas
Sobre la base de esos diagnésticos convergentes, se suscita el pro-
blema de establecer en qué medida los actores politicos elegidos son
cfectivamente, hoy dia, los que deciden las orientaciones adoptadas por
Jas acciones gubernamentales. Esas diferentes ascveraciones practicas
yy académicas plantean, en efecto, asuntos al mismo tiempo funciona~
les e historicos, que ponen en cuestiOn las clasicas distribuciones de
a eal le
tas competencias y las formas de legitimacién de lo regimenes politicos
contemporiineos. Silos actores elegidos ya no son los que deciden, jquién
tiene a su cargo, hoy dia, la conduccién de las sociedades contempor’-
eas? :Cuéles son las consecuencias sobre las formas insttucionales de
ta politica, histricamente cenradas sobre la figura daminante del Estado,
4 cules las implicaciones para las formas admitidas de legitimidad, de
yepresentacién y de paticipacin, crstalizadas alrededor de la democra-
Tin representativa? {Cudles son, ex fu, luv Lactores explivatives de evo
‘ambios, y como eValuar su pertinencia y su envergadura, al examinar
Jos procesos concretas de decisién que caracterizan la accién publica
actual? Es al andlisis de esos diferentes elementos, centrados en la tesis
del distanciamiento y en las nociones todavia pertinentes para interrogar
ja relacién policies/politics, que vamos 2 consagrar las secciones siguien-
tes, apoyandonos en varios conceptos caracteristicos del andlisis de las
politcas piblicas en la actualidad. Después de haber tratado de identi-
ficar los trabajos relativos a esta idea de una separacién creciente entre
las dos esferes del espacio pitblico (A), andlisis que reposa aqui, como
vveremos, sobre argumentaciones tanto coyunturales como estructurales,
trataremos de ver, en un segundo momento, lo que puede subsistir como
Jazos y como dindmicas entre la accién politica ordinaria, centrada en
la competencia electoral, y la accién piblica concreta, entendida como
el conjunto de actores y de mecanismos que presiden la definicién y
Ia puesta en prictica de politicas piblicas y de diferentes procesos de
regulacién social (B),
A. La separacién policies/politics
La tesis corriente que recorre una buena parte de Ia literatura actual
relativaa la accién publica reposa, como se ha dicho, sobre la simple idea
‘de una separacion de esas dos esferas tradicionales del espacio piiblico.
Por decitlo de otra manera, sostener semejante idea significa suponer que
los actores politicos harian cada vez menos las politics publicas, a causa
den margen de maniobra que se estrecha progresivamente y que tiende
1 poner en cuestién las divisiones sociopoliticas ¢ institucionales carac~
teristicas de la evolucién de las sociedades contemporineas que entran
a la modemidad con el siglo XIX. Para un buen mimero de analistas, en
efecto, la modemizacién occidental se muestra fundamentalmente ligada
‘81m proceso de divisién del trabajo social, identificado por Durkheim,
i.y a una dindmiea de especializacién de los roles sociales (Durkheim,
2004). En esa perspectiva, el Estado y los actores que lo animan no se
libran de las rupturas socio-econdmicas abiertas por la revolucién indus-
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9
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