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La FIA sigue bicicleteando sus propias normas de acuerdo a la cara del

cliente, y la burla de Red Bull al techo presupuestario parece que va a quedar


impune. En su segundo año de funcionamiento, el techo presupuestario se
devela como una utopía porque la regla está hecha de manera que los
equipos grandes pueden burlarla, e incluso incumplirla, sin que haya
consecuencias para el campeonato. 

No sólo eso: además, la ventaja adquirida por Red Bull este año, que le sirvió
para ganar el título de Pilotos cinco carreras antes, le permitirá en el contexto
de la congelación reglamentaria de 2023-25 mantener un coche dominante
hasta que se estrenen los próximos motores en 2026. 

Según la auditoría financiera de la FIA, todos los equipos cumplieron con el


techo reglamentario menos Red Bull, Aston Martin y Williams. No obstante,
ningún incumplimiento supera el cinco por ciento, por lo que se considera
falta menor. En el caso de Aston Martin, se señalan vicios de procedimiento
(sin indicar cuáles). Williams, en situación parecida, ya pagó una multa. 

Todo esto significa que el medio segundo extra que, estima Mattia Binotto,
logró Red Bull con una inversión de unos pocos millones de euros más
recibirá alguna multa (o una quita simbólica de puntos) que no cambiará
nada. 

Entre las sanciones posibles se cuentan: una reprimenda pública; una quita
de puntos en el Mundial de Constructores (lo que eventualmente podría
significar menos dinero recibido, si perdiera el campeonato); quita de puntos
en el Mundial de Pilotos; suspensión de sesiones (pero no de carreras);
limitación de test; limitación adicional del techo presupuestario.  

Profecía: impunidad prácticamente lograda. Ojalá que la consecuencia no sea


aburrirnos otros tres años como nos empezamos a aburrir con los triunfos en
fila de Red Bull de Imola para acá. 

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