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Reducción de Riesgos de Desastres

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Reducción de Riesgos de Desastres

INTRODUCCIÓN

E
l desarrollo sostenible es una aspiración cada vez mayor en las sociedades
contemporáneas, especialmente a consecuencia de la difusión pública y
masiva que viene desplegándose en el último lustro sobre el cambio
climático y la valoración de sus efectos e impactos regionales y locales en la
sostenibilidad del planeta y de la humanidad.

Hace 22 años, el Informe de la Comisión Brundtland advirtió del riesgo que


encaraba “nuestro futuro común” de proseguir las tendencias del crecimiento
económico mundial –es decir, altos niveles de productividad coexistiendo con
pobreza generalizada–. Estas tendencias podrían ir en el sentido de que cambios
en el medio ambiente amenacen con modificar radicalmente el planeta. Esa
conclusión ha dejado de ser un pronóstico para convertirse en parte de la realidad
actual.

Por eso y ante todo, queremos recordar la propuesta que emergió en el Informe de
la Comisión Brundtland frente a este escenario de riesgo, en la cual se menciona la
necesidad de lograr un desarrollo sostenible, es decir, “el desarrollo que satisface
las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” (Comisión Mundial
del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988:67).

Hoy más que nunca es un imperativo ético y político en el cual las políticas
públicas y programas no gubernamentales orientados a promover desarrollo se
dirijan efectivamente hacia un desarrollo sostenible. Para ello deberán evaluar y
ajustar sus decisiones y acciones incorporando la interrelación entre la actividad
humana y la seguridad del ambiente (impactos mitigables) y entre ambiente y
seguridad humana (riesgos aceptables).

Así es como entendemos la orientación de la aplicación de los enfoques de Gestión


del Riesgo (GdR) y Adaptación al Cambio Climático (ACC): como una
contribución a que tanto las decisiones como la implementación de políticas,
estrategias y prácticas orientadas al desarrollo consideren los factores y procesos
que están generando o puedan generar vulnerabilidad, y por lo tanto riesgo de
desastre, a fin de reducir o en el mejor de los casos prevenir su ocurrencia.

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Estas definiciones y acciones, en condiciones de democracia y de


descentralización, comprometen al conjunto de actores cuya reproducción
socioeconómica depende del territorio comprendido en una cuenca o en una
circunscripción político-administrativa, según los niveles de gobierno
correspondientes.

Dirección Académica

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MANUAL DE AUTOAPRENDIZAJE

REDUCCIÓN DE RIESGOS DE
DESASTRES

OBJETIVO GENERAL:

& Comprender en qué consiste la gestión del riesgo de desastres.


& Conocer la relación que existe entre la gestión del riesgo de desastres y la
adaptación al cambio climático.

UNIDADES TEMÁTICAS

& Conceptos generales de la gestión del riesgo de desastres.


& Antecedentes y actualidad de los peligros o amenazas del cambio
climático a nivel local, regional y nacional.
& Análisis y estimación del riesgo y de capacidades.
& Estrategias para la gestión del riesgo.

Diapositiva:
Reducción de Riesgos de Desastres

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UNIDAD I

CONCEPTOS GENERALES DE LA
GESTIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

& Conocer los conceptos generales de la gestión del riesgo de desastres.

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Conceptos Generales
de Gestión del
Riesgo de Desastres

Esta sección tiene como objetivo ilustrar los principales conceptos utilizados en la gestión
del riesgo y su relación con la inversión pública. Posteriormente se incluye la relación con el
cambio climático.

Los impactos sociales, económicos y ambientales generados por la ocurrencia de desastres de


gran magnitud y desastres recurrentes es una preocupación mundial, ya que entre los años
1975 y 2008, se han registrado 8866 desastres que originaron la muerte de más 2.2 millones
de personas (EIRD, 2009). De dicho número de desastres, 23 fueron catalogados como
megadesastres (16 de ellos de origen meteorológico) y ocasionaron el 78.2% del total de
víctimas fatales, mientras que en términos económicos, ocasionaron pérdidas por más de 10
000 millones de dólares. El IPCC ha señalado que esta situación podría continuar e incluso
exacerbarse en el futuro, ya que el cambio climático está modificando la previsibilidad,
intensidad y distribución geográfica de las amenazas (peligros) meteorológicas (EIRD, 2009;
EIRD, 2008), lo cual puede ocasionar mayores desastres si existen condiciones de
vulnerabilidad en los hogares.

En este contexto, en el marco de la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los


Desastres, realizada en Kobe, Japón, en enero de 2005, los representantes de 168 países
aprobaron el Marco de Acción de Hyogo para el 2005 – 2015 (MAH), que propone el Aumento de
la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres (EIRD, 2006). Para ello, se espera
lograr en un período de 10 años “La reducción considerable de las pérdidas ocasionadas por los
desastres, tanto las de vidas como las de bienes sociales, económicos y ambientales de las comunidades y los
países. Al respecto, en el MAH se establecen cinco prioridades de acción (EIRD, 2006: 3-6):

1. Velar porque la reducción de los riesgos de desastre constituya una prioridad nacional y local, dotada
de una sólida base institucional de aplicación.

2. Identificar, evaluar y vigilar los riesgos de desastre y potenciar la alerta temprana.

3. Utilizar los conocimientos, las innovaciones y la educación para crear una cultura de seguridad y de
resiliencia a todo nivel [nacional, regional, local].

4. Reducir los factores de riesgo subyacentes.

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5. Fortalecer la preparación para casos de desastre a fin de asegurar una respuesta eficaz a todo nivel.

La cuarta prioridad definida como la “reducción de los factores de riesgo subyacentes”, implica
mejorar: i) la gestión del medio ambiente y los recursos naturales; ii) la promoción del
desarrollo social y económico; y, iii) planificación del uso de la tierra y otras medidas
técnicas.

De manera específica, en esta prioridad se incluye acciones para mejorar la construcción de


la infraestructura pública, considerar el riesgo de desastre en los procesos de planificación de
la infraestructura (criterios de diseño, aprobación y ejecución), entre otras acciones.

En cada una de estas prioridades se proponen un conjunto de actividades esenciales que


buscan finalmente aumentar la resiliencia de las ciudades y que están relacionadas a la
inversión pública, como se puede observar en el Cuadro N°1.

Cuadro Nº 1: Actividades esenciales relacionadas a la inversión pública establecidas


en las prioridades del MAH, 2005.
§ Aplicar enfoques de gestión integrada del medio ambiente y los recursos naturales que
incorporen la reducción del riesgo de desastre, que prevean medidas estructurales y no
estructurales, como el control integrado de las inundaciones y una gestión adecuada de los
ecosistemas frágiles.
§ Promover la integración de la reducción de los riesgos asociados a la variabilidad actual del clima
y al futuro cambio climático en las estrategias de reducción de los riesgos de desastres y de
adaptación al cambio climático, lo que supondrá identificar claramente los riesgos de desastre
relacionados con el clima, idear medidas específicas de reducción de los riesgos y que los
planificadores, los ingenieros y otras autoridades utilicen mejor y de modo sistemático la
información sobre los riesgos climáticos.
§ Proteger y mejorar las instalaciones públicas e infraestructuras materiales de importancia clave, en particular las
escuelas, las clínicas, los hospitales, los centros de abastecimiento de agua y las centrales eléctricas, los servicios
vitales de comunicaciones y transportes, los centros de alerta y gestión de desastres y las tierras y estructuras de
importancia cultural mediante un diseño adecuado, la retroadaptación y la reedificación, a fin de hacerlas
resistentes a los peligros.
§ Incorporar las medidas de reducción de los riesgos de desastre en los procesos de recuperación
y rehabilitación después de los desastres y aprovechar las oportunidades que ofrece la fase de
recuperación para desarrollar capacidades que permitan reducir el riesgo de desastre a largo
plazo, en particular mediante el intercambio de competencias, conocimientos y experiencia.
§ Promover la diversificación de las fuentes de ingresos de la población de las zonas de alto riesgo
para reducir su vulnerabilidad ante las amenazas, y velar porque sus ingresos y bienes no resulten
perjudicados por políticas y procesos de desarrollo que aumenten su vulnerabilidad a los
desastres.
§ Promover la asociación entre el sector público y el privado para que el sector privado intervenga
más en las actividades de reducción del riesgo de desastre; alentar al sector privado a que
fomente una cultura de prevención de los desastres, dedicando más atención y recursos a
actividades de prevención de desastres como a las de evaluación de los riesgos y los sistemas de
alerta temprana.
§ Incluir la evaluación de los riesgos de desastre en los planes de urbanismo y la gestión de los
asentamientos humanos expuestos a desastres, en particular las zonas densamente pobladas y los
asentamientos en rápida urbanización. Deben tratarse prioritariamente los problemas de la

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vivienda precaria o provisional y la ubicación de las viviendas en las zonas de alto riesgo,
también en el marco de la reducción de la pobreza urbana y de los programas de mejoramiento
de barriadas.
§ Incluir la consideración del riesgo de desastre en los procedimientos de planificación de los proyectos de
infraestructuras importantes, por ejemplo los criterios de diseño, aprobación y ejecución de dichos proyectos y las
consideraciones basadas en evaluaciones de las repercusiones sociales, económicas y ambientales*.
§ Establecer, mejorar y fomentar el uso de directrices e instrumentos de vigilancia para la
reducción del riesgo de desastre en el contexto de la política y la planificación del uso de la
tierra.
§ Incluir la evaluación del riesgo de desastre en la planificación y la gestión del desarrollo rural, en particular en las
zonas montañosas y las llanuras costeras inundables, entre otras cosas mediante la identificación de las zonas
disponibles y consideradas seguras para los asentamientos humanos.*
§ Fomentar la revisión de los reglamentos y normas de construcción y las prácticas de rehabilitación y reconstrucción
vigentes o la elaboración de otros nuevos a nivel nacional o local, según proceda, con miras a facilitar su aplicación
en el contexto local, en particular en los asentamientos humanos no regulados y marginales, y reforzar la
capacidad de aplicar, vigilar y hacer cumplir dichos reglamentos mediante métodos consensuales con miras a
propiciar la construcción de estructuras resistentes a los desastres.*

Fuente: Tomado de EIRD (2006), presentado en Kámiche (2008).

En este contexto, el MAH se convierte en un lineamiento internacional que enmarca el


trabajo desarrollado en el SNIP del Perú para la incorporación del análisis del riesgo en la
inversión pública. Más aún, la experiencia peruana ha sido considerada como un avance en la
implementación del MAH en el Informe 2008 (EIRD, 2009), como parte del indicador 3 de
la prioridad 4, que trata de “Introducción de planes y políticas en el sector económico y de la producción
para reducir la vulnerabilidad de las actividades económicas”.

De manera particular, se ha señalado que “En Perú el Ministerio de Economía y Finanzas ha


incorporado plenamente la reducción del riesgo de desastres en el Sistema Nacional de Inversión Pública, que
exige una valoración del riesgo para mejorar las inversiones públicas en todos los sectores, tanto a nivel del
gobierno central como de las autoridades locales (EIRD, 2009: 138)1. En esta lógica, se ha
considerado un avance importante la inclusión de indicadores para la identificación del riesgo
y la inclusión de medidas de reducción del mismo.

Es así, que el esfuerzo de trabajar y desarrollar estas nuevas Pautas Metodológicas, está
relacionado con el objetivo de aportar en el logro de las metas propuestas en el MAH a nivel
internacional.

La temática de la gestión del riesgo supone el conocimiento y entendimiento de cuatro


conceptos básicos: peligro, vulnerabilidad, riesgo y desastre, los cuales están
interrelacionados, pero son diferentes y por tanto, su significado no es intercambiable.

1
Para mayor detalle, ver el texto del documento completo en:
http://www.preventionweb.net/english/hyogo/gar/report/index.php?id=9413&pid:38&pil:1

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a. ¿Qué es un peligro?

El peligro es un evento físico de origen natural, socio natural o antropogénico, que tiene una
probabilidad de ocurrencia y capacidad para generar daños al ser humano, a la actividad
económica y social y/u ocasionar la degradación del ambiente (EIRD, 2006; DGPM, 2006).
La clasificación de los peligros según su naturaleza es la siguiente:

Cuadro Nº 2: Clasificación de peligros de origen natural

Naturales Socionaturales Antropogénicos 2/.


Los cambios tecnológicos, así
Corresponde a una inadecuada
Asociado a fenómenos como la introducción de
relación hombre-naturaleza. Se
meteorológicos, geotectónicos, tecnología nueva o temporal,
expresa en el aumento de la
biológicos, de carácter extremo puede tener un papel en el
frecuencia y/o intensidad de los
o fuera de lo normal aumento o disminución de otros
fenómenos naturales.
peligros.
· Sismos · Inundaciones · Incendios urbanos.
· Tsunamis · Deslizamientos · Explosiones
· Heladas · Procesos de · Derrames de sustancias
· Sequías desertificación. tóxicas.
· Granizadas · Salinización de suelos.
· Lluvias intensas · Incendios forestales
· Deslizamientos 1/.
· Incendios forestales
(por altas temperaturas)
1/. Deslizamiento es el término general para derrumbes, huaycos, hundimientos entre otros, ver PREDECAN (2009).
2/. También son conocidos como tecnológicos.
Fuente: DGPM (2006), Lavell (s/f, b), GTZ (2009) y PREDECAN (2009).

b. ¿Qué se entiende por vulnerabilidad?

La vulnerabilidad está definida como “las condiciones físicas, sociales, económicas y


ambientales, que incrementan la susceptibilidad [de pérdidas] de una comunidad o sociedad
frente a los peligros2” (EIRD, 2006). Dicho de otra manera, la vulnerabilidad puede ser
entendida como una “situación de incapacidad de una unidad social para anticiparse, resistir
y recuperarse de los efectos adversos de un peligro” (GTZ 2008).

En el caso de la inversión pública, la vulnerabilidad del PIP se refiere a las condiciones de


susceptibilidad que puede tener la infraestructura pública, debido al desconocimiento de las
características del entorno donde se implementa, de las normas técnicas de construcción

2 Como ya se ha mencionado, internacionalmente la denominación más utilizada es la de amenaza y es la


definición que utiliza la EIRD. Sin embargo, en el Perú se utiliza el término peligro, pero se emplea en el mismo
sentido.

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(desconocimiento y/o imposibilidad de aplicación), falta de capacidad técnica o financiera


para la recuperación frente a la ocurrencia de eventos peligrosos, entre otros factores.

De esta manera, la vulnerabilidad puede ser explicada por tres factores (DGPM, 2006; EIRD,
2009):

ü Exposición: está referida a las decisiones y prácticas que ubican al ser humano y sus
medios de vida en la zona de impacto de un evento peligroso. La exposición se genera
por una relación no apropiada con el ambiente, que se puede deber a procesos no
planificados de crecimiento demográfico, a un proceso migratorio desordenado, al
proceso de urbanización sin un adecuado manejo del territorio y/o a políticas de
desarrollo económico no sostenibles.
En el caso de la inversión pública, se refiere a establecer el proyecto en una
localización que lo expone a condiciones de peligros, como por ejemplo:
· Construcción de una escuela en una zona inundable.

· Construcción de reservorios de agua en laderas inestables, sin tomar


en cuenta dicha condición en la construcción.

En el caso de la inversión pública, la exposición se verifica cuando ya se ha definido la


ubicación del proyecto bajo análisis.

ü Fragilidad: está referida a las condiciones de desventaja o debilidad relativa del ser
humano y sus medios de vida frente a la ocurrencia de un evento peligroso. En general,
está centrada en las condiciones físicas que tiene una comunidad o sociedad (de origen
interno). Entre estas condiciones se puede mencionar: formas de construcción, no
seguimiento de normativa vigente sobre construcción y/o el uso de ciertos materiales,
entre otros.
Para proyectos de inversión pública, la fragilidad se refiere a las decisiones que se toman
sobre el tipo de tecnología, los diversos materiales y/o procesos de construcción, entre
otros, que pueden hacer que el proyecto sea frágil. Algunos ejemplos son:

· Construcción de escuelas y/o cualquier edificación pública sin tomar en


cuenta la norma antisísmica, en zonas altamente sísmicas (por ejemplo,
Arequipa, Moquegua).

· Construcción de líneas de conducción para sistemas de agua potable en


cauces de ríos de gran amplitud, sin refuerzos.

ü Resiliencia: está referida al nivel de asimilación o capacidad de recuperación del ser


humano y sus medios de vida frente a la ocurrencia de un peligro.

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En el caso de la inversión pública, la resiliencia se refiere a las condiciones con las que cuenta
la infraestructura pública para lograr la recuperación de la provisión del servicio, frente a la
ocurrencia de un peligro. Se busca que la infraestructura pública, sea más resiliente en la
medida en que cuente con mecanismos para recuperar o rehabilitar el servicio en el menor
tiempo posible, desde la ocurrencia de un peligro. La baja resiliencia se puede presentar por
razones como:

· Inexistencia de un sistema de emergencia para proveer el servicio de agua


potable durante el período de rehabilitación del sistema que ha sido afectado
por la ocurrencia de un peligro.

· Inexistencia de fondos contingentes para la rehabilitación de servicios


públicos, luego de la ocurrencia de un peligro.

Debe mencionarse que existen otros modelos teóricos y aplicados para la explicación de la
vulnerabilidad, como los de Wilchex Chaux (1993) y Benson y Twigg (2007), que explican la
vulnerabilidad en términos de factores físicos, sociales, económicos, ambientales, culturales,
institucionales, científicos y tecnológicos y políticos. Pese a que podría parecer que esta
definición de vulnerabilidad es muy diferente, lo importante es reconocer que existen
distintos factores que explican dicha condición, los cuales permiten hacer “operativo” el
concepto, y ello facilita la definición de medidas para reducir el riesgo, como se verá más
adelante.

Caso de Estudio N° 1: Exposición de la actividad agrícola

En la región La Libertad, específicamente en el distrito de Chicama, existen 117.4


hectáreas de terreno agrícola, que continuamente sufren daños por las
inundaciones y erosión, ocasionadas por el frecuente desborde del río Chicama.
Esta situación también afecta la infraestructura de riego, que ha sido construida sin
tomar en cuenta el nivel histórico de avenidas del río, debido a limitaciones en la
disponibilidad de información, así como en el presupuesto de inversión.

Inundación de terrenos de cultivo en Chicama


En la última inundación, ocurrida en el 2007, el sistema de riego existente estuvo
colapsado durante 25 días, durante los cuales no fue posible regar los cultivos
establecidos en las 117.4 hectáreas.
Fuente: Barrantes et al. (2009).

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En términos de la inversión pública, se hace necesario analizar los peligros que pueden
afectar al proyecto de inversión pública (PIP) y la provisión del servicio público bajo análisis.
De este modo, es posible identificar los factores de vulnerabilidad en el caso N°2.

Gráfica Nº 1: Factores de Vulnerabilidad en las áreas agrícolas aledañas al Río


Chicama

Fuente: Adaptado de Barrantes et al. (2009).

De esta forma, la infraestructura de riego (un PIP) puede presentar condiciones de


vulnerabilidad por alta exposición, alta fragilidad y/o baja resiliencia, lo cual puede afectar la
sostenibilidad en la provisión del servicio público brindado por el PIP. La gestión del riesgo
tiene la tarea de introducir mecanismos para reducir la vulnerabilidad, en este caso, de la
inversión pública.

c. ¿Qué se entiende por riesgo?

El riesgo se define como “la probabilidad de daños o pérdidas ocasionados en vidas humanas (muertes,
heridos), medios económicos, (propiedades, actividad económica) y el ambiente, como resultado de la interacción
entre peligros de origen natural, socionatural o antropogénico y condiciones de vulnerabilidad (EIRD, 2006).
Así, se observa que el riesgo depende, por un lado, de las características del peligro y, por
otro lado, de las condiciones de vulnerabilidad existentes en la población.
Gráfica Nº 2: Peligro y vulnerabilidad configuran el riesgo

Condicio
Peligros Riesgo nes de
vulnerabi
lidad

Fuente: PDRS - GTZ (2007).

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De este modo, en la medida en que existan mayores peligros y/o mayores condiciones de
vulnerabilidad, el riesgo de desastre será mayor. En sentido inverso, para reducir el riesgo de
desastres, se requiere reducir la presencia de los peligros y/o las condiciones de
vulnerabilidad.
Debe considerarse que el riesgo de desastre puede ser anticipado, a través del conocimiento
de los peligros y de las condiciones de vulnerabilidad, y de esta forma, la comunidad o la
sociedad pueden intervenir para evitarlo o reducirlo.

Caso de Estudio N° 2: Conocimiento del riesgo permite tomar acciones para


hacer la producción agrícola menos vulnerable.
El Distrito de Morropón, Piura, es conocido por ser un importante productor de
arroz, el cual se cultiva a lo largo del año en dos campañas. La variabilidad en la
presencia de lluvias en la región, ha ocasionado que la producción de este cultivo esté
en riesgo, ya que en algunos años, la presencia de sequías puede ocasionar grandes
pérdidas para los agricultores.

En un estudio sobre la posibilidad de introducir un nuevo cultivo (frejol), que


consume menos agua, durante la campaña pequeña de arroz, se muestra que la
diversificación de cultivos permite reducir el riesgo. Esto debido, a que la relación
beneficio costo en la producción de arroz, cambia de 1.13 en el caso de solo cultivar
arroz y tener una sequía a 1.46, bajo el escenario de que se cultive arroz y frejol y se
presente la sequía. En este contexto, la diversificación de cultivos se convierte en un
mecanismo para aumentar la resiliencia de los agricultores de Morropón, lo cual
permite reducir su vulnerabilidad y por ende, reducir el riesgo.

Fuente: Flores y Lopez (2007).

En términos de la inversión pública, el riesgo se refiere a los daños o pérdidas probables que
puede sufrir un proyecto o los servicios que éste brinda, como consecuencia de la ocurrencia
de un peligro y la existencia de condiciones de vulnerabilidad del PIP.

Un fuerte incremento en el caudal de un río, puede afectar negativamente (destruir,


erosionar) una línea de conducción del sistema de agua potable que está ubicada en
el cauce de un río, con lo cual el riesgo se define la potencial pérdida de la infraestructura y
por ende la provisión del servicio de agua potable para la población se interrumpirá. Esto implica
que la línea de conducción está en riesgo.

d. El riesgo como construcción social

Debe considerarse que el riesgo es “una construcción social, producto de la interrelación del ambiente y
sociedad”. De esta forma, el riesgo de desastre es en gran parte explicable por la incidencia de
distintas prácticas, condiciones y características de los procesos sociales, que derivan del
estilo de crecimiento económico, desarrollo o transformación (Lavell, s/f, b:7).

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En esta lógica, la ubicación de infraestructura de servicios, como escuelas u hospitales en una


zona de peligro potencial (de deslizamiento o inundación, por ejemplo), es el resultado de un
proceso de desarrollo económico deficitario, en el cual, los decisores de política puede que
no tengan mecanismos para reducir la vulnerabilidad frente al peligro. Esto último se puede
explicar porque no cuentan con recursos para buscar una mejor ubicación, para reducir la
fragilidad de la infraestructura (a través de mejoras en la construcción) o el incremento de su
resiliencia, a través del establecimiento de mecanismos de seguridad para proveer el servicio
durante el proceso de rehabilitación.

En particular, la construcción social del riesgo también se puede dar en el proceso de


identificación, formulación y evaluación de un proyecto de inversión pública.

ü Durante el proceso de identificación de un proyecto que busca mejorar o rehabilitar las


condiciones de provisión de un servicio, si no se analiza las condiciones de vulnerabilidad
(por ejemplo, exposición a peligros o limitaciones en la tecnología de construcción lo
cual que genera fragilidad) frente a peligros, puede llevar a que el nuevo proyecto esté
generando mayores condiciones de riesgo.

Por ejemplo, al plantear el proceso de ampliación de una escuela


(construcción de 3 nuevas aulas), no se toma en cuenta que el edificio
principal actual está ubicado en una zona en la cual se tienen registros de
inundaciones hace 10 o 15 años y que la ampliación se está planeado va a
ser ubicada justo en la zona de inundación.

ü En la formulación del proyecto, el desconocimiento de los efectos que puede tener el


cambio climático en la provisión de los recursos hídricos, puede afectar el
dimensionamiento del proyecto y/o la definición de sus características
técnicas.

Para un proyecto de construcción de un canal de riego, la no inclusión de


escenarios de lluvias intensas (exacerbadas por el cambio climático por ejemplo)
dentro del análisis, puede llevar a que las dimensiones del mismo no permitan
mantener la provisión del servicio frente a la ocurrencia de tales lluvias.

ü En la evaluación del proyecto, la no inclusión de los escenarios de incertidumbre


generados por el cambio climático, puede llevar a que se subestimen las medidas para
reducir la vulnerabilidad y por ende el riesgo, todo lo cual puede generar mayores costos
en los procesos de rehabilitación y reconstrucción de proyectos, frente a la ocurrencia de
peligros.

En el caso de la construcción o rehabilitación de puentes, el no considerar


escenarios de lluvia intensa que pueden ocasionar inundaciones, puede implicar la
construcción de infraestructura no apta para resistir ese tipo de peligros y ello

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implique daños mayores, o en el extremo, la perdida de la misma, con los consecuentes costos
económicos.
e. ¿Qué es un desastre?

La Estrategia Internacional para la Reducción del Riesgo (EIRD) define al desastre como “la
interrupción del funcionamiento de una comunidad o sociedad, que causa pérdidas de vidas humanas, daños
materiales de tipo económico y/o ambiental, y que excede la capacidad de dicha comunidad de recuperarse
mediante sus propios medios”.

Los desastres se pueden clasificar, considerando el nivel de impacto de la siguiente manera:


a) Desastres de gran magnitud: de poca frecuencia pero que por su gran intensidad
ocasionan grandes pérdidas en términos de vidas humanas y medios de vida. Por
ejemplo, el FEN de 1982/83, el sismo de Arequipa del 2001 o el sismo de Ica del
2007.

b) Desastres recurrentes, de alta frecuencia pero de poca intensidad. El impacto de este


tipo de desastres, en términos acumulados puede ser importante, tanto o más que el
de los desastres de gran magnitud y por tanto, debe ser considerado también en el
análisis y en las políticas de reducción del riesgo.

Caso de Estudio N° 3: Fenómeno El Niño: 1982/83 vs. 1997/98


El Fenómeno El Niño es un evento océano atmosférico, que se caracteriza principalmente por
un calentamiento intenso anormal de las aguas del mar. Este fenómeno se da con cierta
regularidad en el Perú, pero con diferente intensidad. Así, en los años 1982/83 y 1997/98 este
fenómeno fue de tipo intenso.

Por un lado, el fenómeno El Niño ocurrido en 1982/83, se caracterizó por lluvias torrenciales en
el norte y por graves sequías en el sur del Perú. En términos de daños, el 66.3% de los mismos
en el norte fueron causados a la infraestructura y el 33.7% a la producción. En términos de
infraestructura pública, las continuas inundaciones y la erosión del suelo destruyeron puentes,
carreteras, sistemas de agua potable y centros educativos. También se generaron grandes pérdidas
para la agricultura, industria petrolera, de harina de pescado, entre otras. De este modo, el Perú
perdió por este fenómeno el 7.0% del PBI ese año.

En el caso del fenómeno El Niño ocurrido en 1997/98, el mismo se caracterizó por las lluvias
generalizadas en todo el territorio, lo cual, dadas las condiciones de vulnerabilidad de la
infraestructura pública, ocasionó grandes daños en la infraestructura de transporte (puentes y
carreteras), industria y graves pérdidas a la actividad agrícola, especialmente en la costa norte y
centro del país. Los daños reportado el FEN de la década los noventa significaron el 5.0% del
PBI del país.

En ambos casos, estos desastres han sido considerados de gran magnitud, dado su impacto en las
condiciones económicas del país.

En el caso de los proyectos de inversión pública, el desastre se considera como el daño y/o
destrucción de la infraestructura pública y por ende, la interrupción de la provisión del
servicio. El desastre ocurre por la conjunción de los dos elementos antes mencionados: la
ocurrencia de un peligro y la existencia de condiciones de vulnerabilidad en el PIP.

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Si en la construcción de un nuevo puente, no se analiza con detalle las


máximas avenidas históricas y no se incluye dicha información en los
cálculos de ingeniería necesarios para determinar el tipo y forma de
construcción del puente, se está generando condiciones de vulnerabilidad
por fragilidad en dicha infraestructura y ello, aumenta el riesgo. Por ende,
ante la ocurrencia de lluvias intensas y fuertes inundaciones, el puente
puede dañarse, generando un desastre. Dicho desastre no sólo es la
pérdida o daño en la infraestructura propiamente dicha, sino también la
interrupción en el servicio de transporte, que ocasionará pérdidas
económicas y sociales que deben ser consideradas como consecuencia del
mismo y por tanto, deben ser incluidas en la evaluación del proyecto.

f. El IPCC y la adaptación al cambio climático

La discusión mundial sobre el cambio climático y su impacto en el desarrollo de las naciones


es un tema recurrente en los foros mundiales, ya no sólo ambientales, sino también
económicos y sociales. Al respecto, la el cambio climático se define como “cualquier cambio en
el clima a lo largo del tiempo, debido a la variabilidad natural o como resultado de la actividad humana
(IPCC, 2007b) 3.

De manera específica, el IPCC define dos conceptos relacionados al cambio climático (CC)
que serán de utilidad más adelante (IPCC, 2007b):

a) Adaptación: Es el ajuste en los sistemas naturales o humanos que se realizan en


respuesta a los cambios reales o esperados y a sus efectos, con el objetivo de reducir
el potencial daño y/o buscar oportunidades de mejora o beneficio.

b) Mitigación: Es el conjunto de acciones que buscan para reducir las emisiones de


gases de efecto invernadero (GEI) por fuente y/o de incrementar la eliminación de
carbono mediante sumideros.

Adicionalmente, el IPCC también define la vulnerabilidad como el grado en el cual los


sistemas humanos o naturales son susceptibles de sufrir los impactos del cambio climático,
incluyendo los eventos extremos, sin ser capaces de recuperarse de los mismos. A su vez,
definen que la vulnerabilidad es una función de las características y magnitud del cambio
climático, pero también de la exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación del sistema a
dichos cambios.

De esta manera, dados los impactos que el cambio climático puede tener sobre la inversión
pública, es que es necesario desarrollar algunos lineamientos para reducir la vulnerabilidad de
esta última frente a dicho fenómeno.

3Debe notarse que el IPCC señala que esta definición difiere de la utilizada en la Convención Marco del
Cambio Climático, que lo define como “un cambio en el clima (en términos promedio) atribuido directa
o indirectamente a la actividad humana, debido a que altera la composición de la atmósfera mundial, lo
cual se suma a la variabilidad natural del clima” (IPCC, 2007b).

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UNIDAD II

ANTECEDENTES Y ACTUALIDAD DE
LOS FENÓMENOS Y AMENAZAS DEL
CAMBIO CLIMÁTICO A NIVEL LOCAL,
REGIONAL Y NACIONAL

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

& Conocer los fenómenos y amenazas del cambio climático actuales.

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Antecedentes y
Actualidad de los
Peligros o Amenazas
del Cambio
Climático a Nivel
Local, Regional y
Nacional
Desastre y FEN; conceptos y su cuestionamiento en el contexto del mega FEN 1997-
1998
A fines del siglo XX el concepto de desastre dominaba aún en los campos del pensamiento
como de la acción en las políticas públicas y de los planificadores del desarrollo, al interior
del Estado o de instituciones u organizaciones de la sociedad.

Así, en el año 1997 se anunció oficialmente que un posible mega FEN ocurriría en el norte
del Perú y con mayor impacto en el departamento de Piura, lo que de inmediato conllevó a
visualizar la posibilidad de un desastre semejante al acontecido en 1983. Las primeras lluvias
torrenciales, ocurridas a mediados del mes de diciembre de 1997, confirmaron el pronóstico
mundial.

El concepto de desastre, predominante en el mundo, es el que encontramos en el glosario de


la defensa civil de Perú, que lo define como:

“Una interrupción grave en el funcionamiento de una comunidad causando grandes


pérdidas, a nivel humano, material o ambiental, suficientes para que la comunidad afectada
no pueda salir adelante por sus propios medios, necesitando apoyo externo. Los desastres se
clasifican de acuerdo a su causa (natural, biológica o tecnológica)” (INDECI 2002:98). Este
concepto derivaba necesariamente en una percepción del desastre como inevitable y natural,
ante el cual solo es posible anticiparse, preparándose para enfrentarlo y mitigarlo, antes,
durante y después. Es decir, había que gestionar el desastre.

En este contexto y compartiendo el concepto de desastre como centro aplicativo para la


gestión preventiva y de respuesta ante la ocurrencia del mega FEN, en octubre de 1997
surgió la iniciativa del PAEN, en cuyo marco se apoyó la formulación de planes de
contingencia y capacitación, como parte de las actividades de los Centros de Operaciones de

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Emergencia de Defensa Civil y se impulsó un novedoso proceso regional de gestión social


concertada de respuesta eficaz a la situación de emergencia. Todo esto neutralizó, en parte, la
reproducción de los efectos del sesgo centralista y la ineficiencia y corrupción en la gestión
gubernamental que se había presentado en la situación de emergencia en los años 1982 y
1983.

La denominación de desastre natural coloca al fenómeno natural peligroso como factor


causal del desastre. En ese entendimiento, por un lado, el desastre asociado a los efectos
generados por el FEN, extraordinariamente cálidos y pluviales de 1982-1983 y 1997-1998,
fueron también calificados como desastres “naturales” y por otro lado, se entendía que el
FEN como fenómeno natural extraordinario en todo su contexto –espacial y
temporalmente– era un evento peligroso. Sin embargo, estas dos certezas, dominantes en el
entendimiento público, comenzaron a cuestionarse desde mediados de la década del noventa
a propósito del desastre de 1982- 1983 y más aún luego del ocurrido en 1997-1998.

Es entonces que aparecen los conceptos de vulnerabilidad e imprevisión humana en la


explicación de la generación del desastre y se evidencian los impactos positivos del FEN
extraordinario en espacios con características físicas, sociales y económicas diferentes a los
del de ocurrencia desastre. Sin embargo, son todavía enunciados –no desarrollados– en el
pensamiento de los estudiosos piuranos y que tampoco llegan al campo de los decisores y
ejecutores involucrados en las políticas públicas nacionales y regionales. Pero siendo
conceptos que se enmarcan en una corriente fuerte de discusión, vuelven a surgir en la
reflexión crítica realizada por el equipo del PAEN y la Coordinadora Interinstitucional de
Piura (CI) en la fase de la rehabilitación que comprendía la gestión del desastre, ya que las
condiciones de vulnerabilidad existentes y la forma severa en que gran parte de la población
fue afectada, antes y durante la ocurrencia del FEN diluvial, resultó ser muy semejante a lo
presentado en 1982-1983. Entonces, una lección importante emergía: se necesitaba pasar de
la gestión del desastre a la prevención ante la posibilidad de otro desastre.

Al mismo tiempo, además, se reconoció que el FEN, por sí mismo, no es negativo; pues en
extensas zonas áridas comenzó un intenso proceso de regeneración vegetal natural del
bosque, el cual fue beneficioso para las poblaciones próximas y la ecología local; así como
una importante contribución a la recarga del acuífero. Adicionalmente, otras certezas en la
definición del concepto del FEN fueron cuestionadas radicalmente por los hechos, la
realidad y los estudios científicos, lo que terminarían por romper el paradigma de supuestos
implícitos de la convivencia entre sociedad y naturaleza en la región.

Un aspecto concomitante fue que el FEN extraordinario de 1997-1998 rompió con el patrón
histórico de recurrencia del mega FEN, ya que ocurrió a solo 15 años del anterior y no tras

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un periodo de 60 a 100 años, como constituía el supuesto básico y tácito de las decisiones
públicas, empresariales y poblacionales en los departamentos de Piura y Tumbes.

Además, los estudios científicos confirmaron el carácter de fenómeno global océano-


atmosférico del FEN, cuya configuración ocurría en el Océano Pacífico Tropical y
ocasionaba un fuerte impacto en el sur de Ecuador y el norte de Perú. Al mismo tiempo, se
descubría que el proceso del ENOS no se reducía al FEN extremadamente cálido y pluvioso,
sino que comprendía también una fase extremadamente fría y de sequía y otra fase neutra.
Michael Glantz expresa estas rupturas conceptuales en los siguientes términos:

«El Niño de 1982-1983 fue el más intenso en un siglo, habiéndose producido el anterior
evento cálido extraordinario en 1877-1878. Prácticamente nadie sabía que todavía otro “El
Niño del siglo” se produciría tan solo 15 años después en 1997-1998... Comenzó a
desarrollarse antes y más rápido de lo esperado. Los científicos y el público fueron
sorprendidos tanto por el tiempo, tamaño, frecuencia o distribución geográfica y por la
severidad de los impactos de los eventos de El Niño.» (Glantz 1998:104)

«Pronosticar El Niño es diferente a pronosticar los impactos de El Niño... Cada FEN parece
causar un conjunto diferente de impactos, no obstante, algunos impactos tienden a suceder
durante la mayoría de los eventos El Niño. Los problemas para predecir El Niño (los
eventos), por lo tanto, son diferentes de aquellos asociados con el pronóstico de los
impactos del FEN.

El Niño visto como proceso es parte de un ciclo que incluye una fase fría y una fase neutra,
junto a la fase cálida. Es un proceso cíclico que no hay que reducir a episodios.» (Glantz
1998:107)

Lectura: La Gestión del Riesgo de Desastres


http://www.comunidadandina.org/predecan/doc/libros/PROCESOS_ok.pdf

Cuestionando el concepto de desastre y asumiendo el concepto del riesgo de


desastre, en el contexto de la reconstrucción
En el contexto de la reconstrucción el reconocimiento de la implicancia de esta mayor
frecuencia del mega FEN llevó al equipo del PAEN y a la CI a preguntarse si la
reconstrucción, como parte de la gestión del desastre conducía finalmente a recuperar el
estado previo al desastre, es decir, a las condiciones que existían en cuanto a infraestructura
física y a la dinámica de los procesos naturales y económicos relacionados con la capacidad
de retención de agua y suelo en las zonas altas de las cuencas, que contribuían a la
sedimentación e inundación de las zonas bajas.

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Se constató que la gestión del desastre conduce a la reconstrucción de las condiciones de


vulnerabilidad existentes al ocurrir el desastre y que también no es útil un concepto que
divorcia los impactos del FEN de los flujos naturales, sociales y económicos que se dan entre
las zonas altas, medias y bajas de las cuencas.

La contaminación en la India activa ciclones en el desértico mar de Arabia


La contaminación está propiciando ciclones más intensos en el Mar Arábigo, según un
estudio publicado esta semana en la revista ‘Nature’. Tradicionalmente, los patrones de la
cizalladura del viento predominante evitaban que los ciclones en el Mar Arábigo se
convirtieran en grandes tormentas; sin embargo, el nuevo estudio sugiere que el
debilitamiento de los vientos ha permitido la formación de ciclones más fuertes en los
últimos años -como, por ejemplo, las tormentas de 2007 y 2010, que fueron las primeras
tormentas registradas del Golfo de Omán.

Los investigadores señalan que el debilitamiento de los patrones del viento durante los
últimos 30 años se corresponde con la acumulación de aerosoles en la atmósfera sobre la
India, que desvían la luz del sol lejos de la superficie; este hecho puede ser responsable de la
creciente intensidad de los ciclones. La acumulación de aerosoles crea formaciones
conocidas como nubes atmosféricas marrones (ABC, por sus siglas en inglés) en las que las
emisiones de diesel, hollín y otros derivados de la quema de biomasa se acumulan, llegando a
afectar al clima regional.

Por ejemplo, una nube marrón de tres kilómetros de espesor, ha sido relacionada con
patrones de precipitación alterados en el sur de Asia. “La contaminación por la actividad
humana, debida a acciones como la quema de madera o a los vehículos con motor, puede
cambiar estos fenómenos atmosféricos masivos de manera significativa”, afirma el autor
principal del artículo, Amato Evan, de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos.

Mujeres bangladesíes afectadas por la variabilidad climática


La aldea bangladesí de Char Nongolia parece un caso perdido: frecuentes ciclones,
marejadas, lluvias impredecibles, sequías prolongadas y suelos cada vez más salinos. Pero la
población de 40.000 habitantes de Char Nongolia, asentada sobre un delta que drena grandes
cuencas hídricas de la región, hace frente a la devastación de su territorio en el sudeste de
Bangladesh sin ayuda.

"No nos queda nada. Perdimos hasta el último pedazo de tierra que teníamos por la erosión
del río", relató Salma Khatun, de 72 años, en un tribunal para revelar los problemas que
sufren las mujeres por el cambio climático, realizado en octubre.

"Hace 15 años, mi esposo ganaba entre 25.000 y 30.000 takas (327 - 392 dólares) por

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temporada vendiendo arroz que cultivaba en una tierra arrendada", relató Rumani Akhtar.
"Dejó de plantar porque aumentó la salinidad del suelo y ahora vivimos al día", añadió.

Muchas otras mujeres relataron cómo perdieron su sustento ante un jurado simbólico
organizado por la Sociedad de Desarrollo Rural de Noakhali y el Foro Popular para los
Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, con apoyo del Llamado
Mundial de Acción contra la Pobreza.

Las mujeres esperan que su voz llegue a la Conferencia de las Partes (COP 17) de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se llevará a cabo
entre el 28 de este mes y el 9 de diciembre en la ciudad sudafricana de Durban.

Conocida alguna vez por sus bosques de gran diversidad, Char Nongolia ahora es un
territorio estéril y rodeado de islas similares de cieno acumulado. Son raras las plantaciones,
pese a que las zonas cercanas al río son naturalmente fértiles.

Durante siglos la población de esta zona soportó ciclones, inundaciones y sequías, pero su
capacidad de adaptarse a la mayor frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos
adversos llegó al límite.

"Nunca tuvimos frío extremo ni altas temperaturas. De hecho, nunca hubo sequía ni niebla
durante nuestra infancia", indicó Nurul Islam, comerciante de 74 años.

Char Nongolia y el ahora seco el río cercano, era famoso por su abundancia de peces de agua
dulce. La gente solía llegar desde todo el país en plena temporada para conseguirlos.

Es tal la sensación de impotencia en las áreas costeras de este país, que el ministro de
Ambiente, Hasan Mahmud admitió que 30 millones de personas podrían ser desplazadas por
la incesante pérdida de tierras.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, 17 por ciento


de Bangladesh estará bajo el mar en 2050, y más de 100 millones de personas se verán
obligadas a abandonar las zonas costeras.

EFECTO EN LOS MONZONES


Históricamente, el inicio de la temporada de los monzones en los meses de verano producía
fuertes vientos en la atmósfera inferior y superior, que se desplazaban en direcciones
opuestas -también conocidos como cizalladura vertical del viento- evitando la formación de
ciclones durante julio y agosto; así, a pesar de su cálida temperatura, en el mar de Arabia se
formaban solo dos o tres ciclones al año, que tendían a formarse fuera de la estación de los

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monzones, cuando la cizalladura del viento era menor. Ahora, sin embargo, los científicos
han observado una tendencia a la formación de ciclones cada vez más fuertes en los meses
inmediatamente anteriores a la temporada del monzón.

Los científicos nombran como ejemplos, entre otros, el ciclón de 1998 que tocó tierra en
Gujarat, en la India, y mató a casi 2.900 personas; el ciclón Gonu, que hizo una inesperada
parada en Irán en 2007, causando más de 4 mil millones de dólares en daños; y el ciclón
Phet, que en 2010 golpeó las costas de Pakistán y Omán, causando cerca de 2 mil millones
de dólares en daños.

“Este estudio es un ejemplo notable de cómo las acciones humanas -en este caso, la
contaminación masiva del aire regional causada por la combustión- puede resultar en
consecuencias no deseadas”, dice Anjuli Bamzai, de la Fundación Nacional de Ciencias, y
añade que “estas consecuencias incluyen la formación de ciclones de verano altamente
destructivos, que eran raros o inexistentes 30 años atrás”.

Los científicos utilizaron resultados de observaciones directas y estudios de modelos de


ABC. Entre los hallazgos, observaron que las nubes marrones inhiben el calentamiento de la
superficie durante el verano, causando que las temperaturas superficiales en el norte del Mar
Arábigo se aproximen más a las temperaturas más bajas de cerca del ecuador.

“Este estudio añade una dimensión importante a una larga lista de efectos negativos de las
nubes marrones, incluyendo la reducción de las precipitaciones, el deshielo del Himalaya,
importantes daños en los cultivos y la muerte de un millón, o más, de personas al año”,
concluye Ramanathan

El huracán Mitch, que afectó en 1998 a la región centroamericana provocó daños que
ascendieron a 6.000 millones de dólares. Esta cifra equivale al 16% del PIB de la subregión
en ese año, el 66% de las exportaciones, el 96,5% de la formación bruta de capital y el 37,2%
de la deuda externa. Si las pérdidas se desglosan por sectores, un 49% correspondió a la
agricultura, un 21% a infraestructura, 13% a los sectores sociales, 10% a la industria y 7% a
otros rubros. En el país más afectado, Honduras, el daño representó el 81,6% del PIB de
1998, el 174% de las exportaciones, el 343,9% de la formación bruta de capital y el 94,1% de
la deuda externa.

Antes de la catástrofe, el crecimiento promedio anual de la subregión era de un 4,3%; en el


período posterior, entre 1999 y el 2003, se estima que fue 1,2 puntos menor (BID, 2000,
sobre la base de datos de la CEPAL).

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Más del 60% de los desastres en la región de América Latina y el Caribe son imputables a
fenómenos hidrometeorológicos o climáticos, es decir, inundaciones, sequías y vientos, y es
muy probable que sus causas no sean tan solo naturales (véase el gráfico siguientes). Cabe
observar que no se ha registrado un aumento de la frecuencia y magnitud de los fenómenos
de origen geológico, vulcanismo o sismos, cuyas manifestaciones son naturales.

Es muy probable que el aumento radical en la intensidad de uso del suelo y explotación de
los recursos naturales en este mismo período explique la elevación de las pérdidas.

Si bien es cierto que es imposible impedir que un fenómeno natural como un huracán o un
terremoto suceda, no es menos cierto que las malas prácticas agrícolas, silvícolas,
agroindustriales y de urbanización suponen un manejo inadecuado de cuencas que puede
causar severos daños, tanto en términos de vidas como al aparato productivo de una zona,
región o país. Prueba de lo anterior son los devastadores efectos de los deslizamientos en la
Ciudad de Caracas en la República Bolivariana de Venezuela, las inundaciones en la
Provincia de Santa Fe en Argentina y las lluvias, sismos y huracanes que afectaron a Haití y
República Dominicana en septiembre del 2004.

Los desastres en el Perú


El Perú ha sido afectado por desastres que han causado miles de muertos y desaparecidos,
cientos de miles de familias damnificadas, millones de perjudicados en distintas formas,
enorme cantidad de infraestructura como puentes y vías de comunicación destruidas y la
pérdida de miles de hectáreas de cultivo. Eventos como el fenómeno El Niño de 1983-1984
y 1997-1998, o los sismos de 1970 en Ancash, de 1991 en San Martín y el de 2001 en el sur
del país son muestras de esta recurrencia

Desastres desencadenados por deslizamientos


Los deslizamientos son desplazamientos de terrenos ocasionados por las filtraciones de agua
y la inestabilidad de las laderas, así como por otros factores geodinámicos externos. Por lo
general, se presentan en las zonas alto andinas y se convierten en desastres cuando
repercuten sobre zonas amplias y grupos de población. Algunos de los principales
deslizamientos ocurridos en el país son los siguientes:
• El de Huancapampa en Recuay (Ancash), que se reactivó a consecuencia del terremoto de
1970, represó el río Santa y produjo erosión de ribera e inundaciones en un tramo de la
margen izquierda, donde se ubica esa ciudad.
• El de Mayunmarca, en 1974, provocó quinientos muertos y el embalse del río Mantaro.
• El de Tamburco en Abancay (Apurímac), del 18 de febrero de 1997, dejó 220
desaparecidos, 50 heridos, 61 viviendas destruidas y arrasó varias hectáreas de cultivos.

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Pérdidas Económicas y Vidas por Desastres en el Perú

Deslizamientos por Departamentos (1970 – 2005)

Desastres desencadenados por huaycos


Los huaycos son precipitaciones masivas de agua y lodo que arrastran a su paso todo lo que
encuentran y pudiendo ocasionar graves daños personales y materiales. Entre los principales
huaycos acontecidos en el país, se puede mencionar:
• Los de 1925 en Chosica y Santa Eulalia (localidades ubicadas al este de Lima, azotadas cada
año por intensos huaycos) que cobraron inusitada violencia.

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• Los de 1983 en Santa Eulalia destruyeron parcialmente San José de Palle, Las Kiskas y La
Trinchera (70 viviendas).
• Los del 9 de mayo de 1987 (fueron 14 en total) afectaron Santa Eulalia, Rímac, Jicamarca,
Chosica, Campoy y Huachipa, y dejaron 6.750 damnificados, 16 fallecidos, 100 desaparecidos
y 12 tramos de la carretera Central interrumpidos. Ese mismo día un huayco arrasó parte de
la localidad de Moro (Ancash).
• En 1998, en la cuenca del río Acobamba, se produjo un aluvión que afectó el poblado de
Santa Teresa y la central hidroeléctrica de Machu Picchu.
• En 1998, se produjo un huayco en Choco, provincia de Castilla (Arequipa), que arrasó
setenta de las cien viviendas del pueblo.

Las inundaciones son incrementos violentos de las descargas de los ríos y lagos, los cuales
producen desbordes que afectan a las poblaciones aledañas. Entre los principales casos
ocurridos están los siguientes:
• En Lima: las zonas de Chaclacayo, Ate-Vitarte, Chosica, Santa Eulalia, Ricardo Palma han
sido afectadas de manera constante por inundaciones.
• En El Callao: en 1994, los sectores de Gambeta y Castilla fueron severamente afectados
por inundaciones del río Rímac, las que dejaron 10.754 damnificados, 427 viviendas
destruidas, 1.096 viviendas afectadas y cuantiosas pérdidas materiales.
• En Puno: durante el verano 1985/1986, sufrió fuertes inundaciones debido a un
incremento en el nivel de las aguas del lago Titicaca, lo cual ocasionó que 11.030 hectáreas de
cultivo sean deterioradas, 146 comunidades afectadas con 13.712 familias damnificadas de un
total de 68.560 habitantes.

Los aluviones se originan por el desprendimiento de nieve de los nevados, las que arrastran
grandes masas de nieve y rocas sobre zonas pobladas. Tal como se han presentado en la
historia peruana, son eventos de gran letalidad. Se recuerdan los siguientes casos:
• En el departamento de Ancash, se ha concentrado la mayor cantidad de aluviones
ocurridos en el país, entre ellos, el de enero de 1725, que sepultó a 1.500 personas; el del 24
de junio de 1883 en Macashca, que destruyó escuelas, casas, sementeras y produjo muchas
muertes; el del 20 de enero de 1938, que produjo la ruptura de la laguna Artesa
(Paliashcocha) en la quebrada de Ulta, río Buín, pueblo de Tinco (Carhuaz); el de 1941, que
provocó el desborde de una laguna, cuyas aguas sepultaron parte de la ciudad de Huaraz
causando miles de muertos; los de 1962 y mayo de 1970, que destruyeron Ranrahirca (el de
1970, fue producido por un sismo que sepultó Yungay).
• En 1991, un aluvión en la cordillera Huaytapallana cayó sobre el río Shullcas en Junín y
afectó varios centros poblados.
• En febrero de 1998, el de Acobamba, al pie del nevado Salcantay (Cusco), destruyó la
hidroeléctrica de Machu Picchu y ocasionó una pérdida de US $ 100 millones.
• El 12 de agosto de 1996, el de Acobamba (Cusco) provocó cinco muertos.

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• El 4 de marzo de 1995, el del distrito de Balsapuerto (Loreto) arrasó once pueblos y dejó
cincuenta muertos.

Huaycos por Departamentos (1970 – 2005)

Desastres desencadenados por sequías


Las sequías constituyen un fenómeno opuesto al de las inundaciones, y se expresan como
una falta persistente de agua, muy por debajo de lo normal, en los ríos y los lagos, debido a la
disminución de las lluvias y los deshielos. Las sequías acarrean graves consecuencias para la
agricultura y la vida de las personas: producen mortandad animal, la pérdida de los cultivos y
numerosas enfermedades, especialmente, entre los niños.

El Fenómeno El Niño (FGN) suele ocasionar una secuela de sequías en diversas partes del
país. La de 1982-1983 estuvo relacionada con el FGN y afectó severamente el departamento
de Huancavelica, donde produjo la pérdida de 20.573 hectáreas de cultivos por un valor
aproximado de US $ 4 millones.

Durante dicho período, Apurímac, Ayacucho, Puno, Cusco y Tacna también se vieron
afectados y consecuentemente experimentaron un fuerte impacto social.

Desastres desencadenados por heladas


La helada o friaje es un enfriamiento de la temperatura ambiente mucho más por debajo de
lo normal; se manifiesta en nevadas, granizadas y temperaturas inferiores a 20 grados bajo
cero, lo que afecta la vida de las personas, animales y plantas.

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Entre el 2002 y 2004, se ha registrado dos heladas que produjeron impactos severos sobre las
actividades agrícolas y pecuarias, actividades que constituyen los principales medios de vida
de las poblaciones alto andinas del Perú. Entre las zonas más afectadas están los
departamentos de Puno, Arequipa, Moquegua, Tacna, Cusco, Ayacucho, Huancavelica y
Abancay. La recurrencia y el incremento de sus efectos pueden estar asociados a los efectos
del cambio climático global creciente.

Lectura: Desarrollo y Cambio Climático


http://siteresources.worldbank.org/INTWDR2010/Resources/5287678-
1226014527953/Overview-Spanish.pdf

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UNIDAD III

ANÁLISIS Y ESTIMACIÓN DEL RIESGO


Y DE CAPACIDADES

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

& Analizar y estimar los riesgos.

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Análisis y
Estimación del
Riesgo y de
Capacidades

La ejecución de la Estimación del Riesgo, adquiere especial importancia en nuestro país por
las razones siguientes:
• Permite adoptar medidas preventivas y de mitigación/reducción de desastres, parámetros
fundamentales en la Gestión de los Desastres, a partir de la identificación de peligros de
origen natural o inducidos por las actividades del hombre y del análisis de la vulnerabilidad.
• Contribuye en la cuantificación del nivel de daño y los costos sociales y económicos de un
centro poblado frente a un peligro potencial.
• Proporciona una base para la planificación de las medidas de prevención específica,
reduciendo la vulnerabilidad.
• Constituye un elemento de juicio fundamental para el diseño y adopción de medidas de
prevención específica, como la preparación/educación de la población para una respuesta
adecuada durante una emergencia y crear una cultura de prevención.
• Permite racionalizar los potenciales humanos y los recursos financieros, en la prevención y
atención de los desastre.
• Constituye una garantía para la inversión en los casos de proyectos específicos de
desarrollo.
• Después de ocurrido un desastre, toma en cuenta las lecciones que siempre dejan éstos en
un asentamiento humano o centro poblado, permitiendo observar y analizar los tipos de
vulnerabilidad y su estrecha relación con el riesgo.

ESTIMACIÓN DEL RIESGO


La Estimación del Riesgo en Defensa Civil, es el conjunto de acciones y procedimientos que
se realizan en un determinado centro poblado o área geográfica, a fin de levantar
información sobre la identificación de los peligros naturales y/o tecnológicos y el análisis de
las condiciones de vulnerabilidad, para determinar o calcular el riesgo esperado
(probabilidades de daños: pérdidas de vida e infraestructura).

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Complementariamente, como producto de dicho proceso, recomendar las medidas de


prevención (de carácter estructural y no estructural) adecuadas, con la finalidad de mitigar o
reducir los efectos de los desastres, ante la ocurrencia de un peligro o peligros previamente
identificados.

Se estima el riesgo antes de que ocurra el desastre. En este caso se plantea un peligro
hipotético basado principalmente, en su periodo de recurrencia.

En tal sentido, sólo se puede hablar de riesgo (R) cuando el correspondiente escenario se ha
evaluado en función del peligro (P) y la vulnerabilidad (V), que puede expresarse en forma
probabilística, a través de la fórmula siguiente:

R = (P x V)

Se considera la estimación del riesgo en aquellos casos relacionados con la elaboración de un


proyecto de desarrollo y de esa manera se proporciona un factor de seguridad a la inversión
de un proyecto.

El análisis de riesgo se basa en la conciencia de que el riesgo es el resultado de la


coincidencia de una amenaza y de la vulnerabilidad de elementos amenazados.

Por consiguiente, tomando en cuenta esta combinación de factores, el análisis de riesgo


apunta a estimar y evaluar los posibles efectos y consecuencias de fenómenos naturales
extremos en un determinado grupo poblacional y en sus bases de vida. Se trata tanto de
efectos a nivel social, como también económico y ambiental. Los análisis de la amenaza y de
la vulnerabilidad forman parte del análisis de riesgo y deben entenderse como actividades
inseparables; es decir no se puede hacer un análisis de la vulnerabilidad sin hacer otro de la
amenaza y viceversa.

Así pues, partiendo del conocimiento de que las personas y las bases de vida potencialmente
afectadas por un determinado fenómeno natural son vulnerables a este y sabiendo que, por
lo tanto, dicho fenómeno se convierte en una amenaza, el análisis de riesgo estudia los
posibles efectos de daño.

Lectura: Evaluación de Riesgos de Desastres


http://www.undp.org/cpr/documents/disaster/reduccion_del_riesgo_de_desas
tres.pdf

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El concepto del análisis de riesgo


Hoy en día, los análisis ya no se limitan solamente a la naturaleza como causante de desastres
naturales sino que también estudian el rol de las sociedades, de sus formas de producción y
de vida, de sus modelos de desarrollo para, así, integrar los resultados de estos estudios y
análisis a las correspondientes estrategias de protección.

De hecho, en casi todo el mundo, los desastres naturales ya no son considerados un castigo
de Dios o un capricho de la naturaleza. Esto significa que la vulnerabilidad es comprendida
cada vez mas como el resultado de procesos de desarrollo económicos y sociales, que hay
que entender y reducir con ayuda de análisis detallados.

De esta manera, se concibe al análisis de riesgo como un instrumento fundamental de la


gestión de riesgo y del manejo de desastres que sirve de base para implementar las medidas
para la reducción de los riesgos y de los efectos de un posible desastre.

El concepto del análisis de riesgo

El análisis de la amenaza
El análisis de la amenaza identifica, analiza y documenta las amenazas naturales (sequías,
inundaciones, derrumbes, terremotos, etc.) así como sus causas y las cadenas de efecto que
provocan. Por lo tanto, para poder analizar y evaluar los riesgos, es indispensable tener
conocimientos sobre los tipos de amenaza. El alcance y el volumen de los análisis dependen
de la situación.

En algunos casos, son suficientes unos análisis sencillos que no requieren muchos datos; en
otros, en cambio, es necesario realizar estudios muy amplios para poder determinar el
potencial de amenaza.

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Ahora bien, para poder estimar y evaluar el grado de riesgo y las características y la magnitud
de los posibles daños de un determinado fenómeno extremo, no basta con estimar la
probabilidad de ocurrencia, sino que también es necesario analizar la probable duración e
intensidad del evento.

Sin embargo, antes de pasar a estos estudios detallados, hay que aclarar en qué medida las
poblaciones y sus bases de vida corren un riesgo, es decir en qué medida se encuentran
expuestos al fenómeno en cuestión y hasta qué punto son vulnerables al mismo. Si no hay
población o elementos vulnerables en el lugar de la amenaza, no es necesario efectuar un
análisis de amenaza, porque, en este caso, el fenómeno no constituye amenaza alguna.

Estos ya son los primeros pasos para el análisis de vulnerabilidad, que necesariamente deben
hacerse antes de emprender un análisis de amenaza detallado. Ahora bien, el análisis de
amenaza no es una serie lineal de pasos de estudio relacionados con la amenaza sino que se
ve interrumpido frecuentemente por elementos del análisis de vulnerabilidad,
complementándose con los resultados correspondientes.

La evaluación de efectos como objetivo del análisis de riesgo análisis de amenaza


son:

1) El primer paso de todo análisis de amenaza es la identificación del tipo de amenaza.


Existen varias formas para categorizar los tipos de amenaza, por ejemplo:

Los tipos de amenaza más importantes:

A. Causas y orígenes meteorológicos


a) Inundaciones y crecidas de aguas como consecuencia de lluvias torrenciales y huracanes
tropicales
b) Tormentas y lluvias torrenciales > daños por tormentas: p.ej. daños ocasionados por
huracanes tropicales, tornados, ciclones, por vientos huracanados y tsunamis.
c) El potencial de daño de las sequías es particularmente alto cuando generan daños en las
cosechas y hambrunas o cuando ocasionan incendios forestales o en los montes
d) Granizadas y heladas, cuando traen consigo daños en las cosechas y hambrunas; rayo
e) Movimientos de masas (p.ej., derrumbes como consecuencia de precipitaciones pluviales
abundantes e intensas) provocados, entre otros, por 1) inundaciones en regiones de
montaña, 2) lluvias torrenciales de alta intensidad, 3) desplazamientos de ríos
f) Erosión por vientos y agua
g) Incendios forestales

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B. Causas geológicas
h) Terremotos y sus consecuencias secundarias como tsunamis y movimientos de masas
i) Erupciones de volcanes y sus consecuencias secundarias como avalanchas de lava y de
lodo
j) Movimientos de masas causados por movimientos tectónicos, formación y desplazamiento
lento de montañas. Los ángulos de inclinación que generan estos fenómenos pueden
provocar movimientos de masas.

C. Otros
k) Epidemias, enfermedades en animales y plantas, parásitos fenómenos repentinos o que
vienen generándose poco a poco de naturaleza atmosférica, sísmica, geológica, volcánica,
biológica e hidrologica7; otra forma de categorización resume los movimientos de masas en
el término “amenazas geomorfológicos.
2) Dependiendo del tipo de amenaza que se haya identificado, se procederá con el proceso
de análisis de manera separada por cada tipo de amenaza o en grupos de tipos de amenazas.
Para los análisis relacionados, por ejemplo, con un terremoto, hacen falta otros instrumentos
y especializaciones que para el caso de derrumbes o inundaciones. De manera que, el método
de análisis se adaptara al tipo de amenaza y a los datos disponibles.
3) Identificación y caracterización de los lugares amenazados.
4) Identificación y determinación de la probabilidad de ocurrencia, usando escalas ordinales
(probabilidad alta – mediana – baja).
5) Estimación o cálculo de la magnitud/intensidad del fenómeno, también usando escalas
ordinales.
6) Identificación de los factores que influyen en la amenaza (cambio climático, destrucción
ambiental, degradación de recursos naturales, infraestructuras grandes como diques, etc.).

En el caso de las amenazas hidrometeorológicas, existe una estrecha relación entre tiempo e
inundaciones, puesto que el tiempo determina la cantidad y la intensidad de las
precipitaciones pluviales, y las lluvias, por su parte, determinan el desagüe de los ríos y lagos.
Las inundaciones y las crecidas de aguas se ven determinadas, por un lado, por las
características específicas de la cuenca y, por otro, por los factores climáticos regionales. Si
hay cambios en estos factores climáticos, estos también generan cambios en la vegetación y,
por ende, en el desagüe de ríos y lagos, lo que finalmente determina la magnitud de las
inundaciones.

El análisis de amenaza describe y evalúa la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno


natural extremo en un determinado lugar, en un determinado momento con una determinada
intensidad y duración frente a la población vulnerable y sus bases de vida vulnerables.

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Describe el grado de la amenaza para las personas, los animales, las instalaciones y los bienes,
tomando en cuenta el uso que se da a las tierras.

El análisis de la vulnerabilidad y de la capacidad de autoprotección


El análisis de la vulnerabilidad es un estudio sobre la capacidad de un sistema (o de un
elemento) para hacer frente, para eludir o neutralizar o absorber los efectos de determinados
fenómenos naturales extremos.

Sin embargo, antes de entrar al análisis de la vulnerabilidad de un determinado grupo


poblacional y de sus bases de vida, es necesario analizar y estudiar los fenómenos naturales y
los lugares amenazados por estos. Si no hay fenómeno extremo que constituya un peligro, no
hay elementos vulnerables y, por lo tanto, no hay amenaza. Y si no hay lugares amenazados
con elementos vulnerables, tampoco hay riesgo, de manera que no hace falta realizar ni un
análisis de amenaza ni de vulnerabilidad.

La vulnerabilidad de un grupo de personas o de una región esta inseparablemente ligada a los


procesos sociales, culturales y económicos en el lugar así como a la transformación agrícola y
ecológica de la región. Las vulnerabilidades se crean; son el producto de la evolución – tanto
positiva como negativa – de la sociedad, puesto que reflejan los déficit, las falencias o los
trastornos dentro de la evolución de una determinada sociedad.

La vulnerabilidad representa los daños potenciales que pueda ocasionar un determinado


fenómeno natural.

Expresa el grado de las posibles pérdidas o del posible daño causado por un fenómeno
natural. Estos danos pueden afectar tanto a la población (vidas humanas, salud, bienestar)
como también al capital material (edificios, infraestructura) y al capital natural (bosques,
superficies agrícolas).

Las tareas y los pasos más importantes del análisis de vulnerabilidad son:

1) Identificación de las personas/elementos potencialmente vulnerables (p.ej. producción


agrícola, edificios, salud, superficies cultivables y aguas). Para ello, se recaudan datos básicos
sobre: población (edad, densidad demográfica, genero, etnias, nivel socioeconómico, etc.),
lugar (edificios, instalaciones importantes como escuelas, hospitales, centros de salud, medio
ambiente, economía, estructuras, historia), capacidades de autoprotección en relación a la
capacidad de preparación para el caso del desastre (“preparedness”) que implican la capacidad
de reacción ante una situación de emergencia, capacitación y entrenamiento, programas de
prevención y sistemas de alerta temprana.

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2) Identificación y análisis de los factores que influyen en la vulnerabilidad o que la generan


= factores de vulnerabilidad para cada tipo de amenaza. Análisis de la percepción del riesgo y
de los factores que lo determinan (p.ej., educación, acceso a información, pobreza) y estudio
de los factores de vulnerabilidad y de sus interdependencias y vinculaciones.

• Factores físicos de vulnerabilidad: lugar, forma y calidad de la construcción de los


edificios en los asentamientos humanos, crecimiento y densidad demográficos.
• Factores sociales: educación y capacitación, seguridad jurídica y Derechos Humanos,
participación ciudadana, organizaciones e instituciones sociales, marco legal, legislación,
política, corrupción, aspectos de género, minorías, población dependiente (ancianos, niños,
enfermos), sistemas tradicionales de conocimientos y saberes, estructuras de poder, acceso a
información y redes sociales.
• Factores económicos: nivel socioeconómico, pobreza, inseguridad alimentaria, falta de
diversidad en semillas y actividades económicas (p.ej., monocultivos), falta de acceso a
infraestructura básica (agua, energía, salud, transporte), insuficiencia de reservas y de
financiamientos.
• Factores ambientales: superficie cultivable, aguas aprovechables, vegetación,
biodiversidad, cobertura forestal (tala de árboles, degradación de suelos), estabilidad de los
ecosistemas.

Ejemplos de factores de vulnerabilidad

Algunos factores económicos traen consigo que los grupos poblacionales pobres se
asienten en lugares de riesgo (pendientes muy inclinadas, zonas de inundación) que
normalmente están en la periferia de las grandes ciudades. Otros se asientan cerca de un
volcán, porque los suelos en estas zonas son fértiles. Pero aparte del lugar de asentamiento,
también la pobreza así como la falta de diversificación de los ingresos constituyen un factor
de riesgo. • Una población bien informada y bien organizada es menos vulnerable a
fenómenos extremos (factores sociales). • En cuanto a los factores políticos que hacen
que una sociedad sea más vulnerable, debemos mencionar, entre otros, la falta de un sistema
de protección de desastres, la corrupción y la falta de participación ciudadana (en decisiones
referentes al ordenamiento territorial).

• Los factores ambientales que llevan a un aumento de la vulnerabilidad son, por ejemplo,
la tala de árboles y el sobre pastoreo en zonas de pendientes o también la degradación de las
cuencas.
3) Identificación y desarrollo de los indicadores para la determinación del grado de
vulnerabilidad (calidad de construcción y ubicación de edificios e infraestructura básica,
educación, acceso a información, diversidad de los cultivos agrícolas y de las semillas,
infraestructura preventiva, etc.).

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4) Análisis de las capacidades de autoprotección: identificación de indicadores para


determinar la capacidad de preparación (infraestructura de prevención y protección, sistemas
de alerta temprana y de predicción, etc.). Se identifican y estudian estrategias y medidas en
diferentes niveles: familias, comunidad, municipio/distrito/provincia, país.

Para recabar datos sobre la existencia y el nivel de las “doping strategies” de la población,
tenemos los siguientes indicadores:
• Sistemas de monitoreo y de alerta temprana
• Sistemas tradicionales de predicción y de alerta temprana
• Planes de prevención/mitigación de desastres naturales
• Planes y fondos para la protección de desastres
• Seguros
• Normas de construcción
• Mantenimiento de la infraestructura básica
Estructuras de prevención y de protección
• Planificación del uso de la tierra, ordenamiento territorial, planes de zonificación
• Organización y comunicación (comités de ayuda de emergencia)
• Vida sedentaria/estructuras sociales
• Conocimientos locales (sobre las amenazas)

5) Determinación del riesgo aceptado (nivel de riesgo) y, por lo tanto, del riesgo residual. Las
medidas de prevención/mitigación se toman con el fin de reducir el riesgo a un nivel
aceptable tanto social como culturalmente. Lo que queda, es el así llamado riesgo residual, al
que la población afectada tiene que enfrentarse, tomando medidas de preparación para el
caso de que el desastre ocurra.

El análisis de riesgo como unión de los dos pasos de análisis


En el presente manual, entendemos el riesgo como la expectativa de un daño en vidas
humanas o bienes, en infraestructura y medio ambiente. La determinación del riesgo de
desastre como producto del análisis de riesgo parte de la estimación y determinación de la
amenaza para luego evaluar la vulnerabilidad de la población o de la región. En la
determinación del riesgo global, se toman en cuenta todos los elementos amenazados como,
por ejemplo, el número de habitantes, el valor de las propiedades, de la infraestructura, la
actividad económica, etc., todos con su respectiva vulnerabilidad especifica.

El AR se refiere a la estimación de daños, pérdidas y consecuencias que pueden ocasionarse a


raíz de uno o varios escenarios de desastre, y trata de determinar la probabilidad de
ocurrencia y la magnitud de los daños por fenómenos naturales extremos. Generalmente, los
resultados del análisis de riesgo se presentan elaborados manualmente en forma de mapas de
riesgo o a través de sistemas de información geográfica (SIG).

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Como ya dijimos al principio de este capítulo, los dos pasos de análisis no son procesos
separados sino que se trata de procedimientos interdependientes que arrojan como resultado
los productos que explicaremos a continuación: mapas de riesgo, escenarios, pronósticos,
tablas de evaluación de riesgo, etc.

Lectura: La Gestión como Concepto de Planificación


http://tdx.cat/bitstream/handle/10803/6219/10Capitulo8.PDF?sequence=10

Objetivos y productos del análisis de riesgo


Como acabamos de ver, el análisis de riesgo está compuesto por los componentes análisis de
amenaza, análisis de vulnerabilidad y análisis de las capacidades de autoprotección.
Naturalmente, se toman en cuenta también las “lecciones” que se han aprendido de medidas
de ayuda de emergencia anteriores.

Entonces, el análisis de riesgo no es algo estático, no es una acción única, sino que se trata de
un proceso dinámico que tiene que adaptarse permanentemente a vulnerabilidades, amenazas
y riesgos diferentes y cambiantes.

Los objetivos del análisis de riesgo


• Identificar y analizar de una manera participativa las posibles amenazas y vulnerabilidades
de grupos de población frente a determinados fenómenos naturales y estimar y evaluar tanto
la probabilidad de ocurrencia como también el probable potencial de daño de los mismos.
Identificar y analizar eventuales debilidades y “lagunas” en las estrategias de protección y
adaptación existentes.
• Elaborar y coordinar con la población recomendaciones realistas para medidas que
permitan superar las debilidades y reducir los riesgos de desastre identificados y evaluados.
Para tal efecto, son de particular importancia la identificación y el desarrollo de las fortalezas
de las estrategias de protección que ya existen.

Asegurar o mejorar la factibilidad, el efecto y la eficiencia de las medidas de protección. Para


ello, se parte del análisis de riesgo para luego a) equilibrar los diferentes intereses, b)
determinar la justa proporción de las medidas y c) hacer posible los acuerdos sociales para las
estrategias y medidas para la reducción del riesgo de desastre.
• Contribuir al cumplimiento de las recomendaciones de la “Conferencia Mundial para la
Reducción de los Desastres Naturales (Yokohama, 1994) y de los objetivos de la Agenda 21,
Fomento de la planificación y gestión de los asentamientos humanos en las regiones
propensas a desastres” del área de programa F, “Desarrollo de ecosistemas sostenible:
desarrollo sostenible de las zonas de montaña”.

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Asimismo, los análisis de riesgo deben significar una contribución a otras planificaciones, en
especial al ordenamiento territorial y a la planificación del uso de la tierra. Esto permite
tomar en cuenta los riesgos de los fenómenos naturales en el uso del espacio y en todas las
actividades que influyen en el territorio. Esto incluye el desarrollo de planes de ordenamiento
territorial por parte de comunidades, autoridades e instituciones especializadas cuya
elaboración se basa en los resultados del análisis de riesgo y cuya implementación contribuye
a aminorar el riesgo.
• la planificación de medidas de ayuda de emergencia, de tal forma que permitan crear las
bases para los posteriores trabajos de reconstrucción y para las medidas generadoras de
estructuras de desarrollo.
• los esfuerzos para una mejor coordinación y una mayor vinculación entre los diferentes
componentes de la AED y de la AT.
• los esfuerzos para la integración de la GdR a las diferentes áreas del desarrollo.

Los productos del análisis de riesgo Dentro del contexto de los análisis de riesgo, en los
últimos años, gracias a las tecnologías avanzadas de teledetección y de los sistemas de
información geográficos (SIG), se han desarrollado y mejorado una serie de instrumentos y
métodos para la elaboración de mapas de amenaza y para el análisis de los aspectos físicos de
la vulnerabilidad. La integración de variables sociales, económicas y ambientales a los
modelos de SIG y a los análisis de riesgo, en cambio, sigue constituyendo un desafío. Uno de
los productos más frecuentes de los análisis de riesgo son los así llamados mapas de amenaza
y mapas de riesgo. Según el autor o la región, la denominación de estos mapas y también la
exactitud de los datos que proporcionan pueden variar. Sin embargo, podemos dividirlos en
tres categorías:
• Mapas de amenaza: Son mapas que contienen información cualitativa y cuantitativa sobre
determinados peligros naturales, por ejemplo, mediante la visualización del riesgo esperado o
de la máxima magnitud del mismo (p.ej. en pendientes en peligro de deslizamiento).
• Mapas de zonas de amenaza (mapas de zonas de riesgo): Se trata de mapas con
información sobre la probabilidad de que ocurra un determinado fenómeno (en el caso de
los terremotos, también incluyen las normas de construcción antisísmica necesarias).
Generalmente, son el resultado/producto de un análisis de amenaza.
• Mapas de riesgo: Son mapas que, adicionalmente, incluyen datos sobre la cuantificación del
riesgo y de las consecuencias en las personas, los bienes, el medio ambiente, etc..
Normalmente, toman en cuenta los aspectos físicos de la vulnerabilidad pero no los aspectos
sociales, económicos y políticos.

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UNIDAD IV

ESTRATEGIAS PARA LA GESTIÓN DEL


RIESGO

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

& Conocer qué tipo de estrategias se utilizan para gestionar el riesgo.

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Estrategia de Gestión
del Riesgo

a) La gestión correctiva
Tiene como objeto de intervención el riesgo existente producto de procesos históricos de
construcción ya plasmados en el territorio, con efectos diferenciados sobre distintos sectores
y grupos humanos. Implica intervenciones sobre los procesos o los factores que lo generan.
En cuanto a las condiciones existentes de desarrollo y riesgo puede ser conservadora o
transformadora.

Es conservadora cuando se propone intervenir solamente en algunos de los factores de


riesgo identificados, sin pretensión de mayores transformaciones en los elementos bajo
riesgo. Es el caso, por ejemplo, cuando se construye un dique para proteger la producción o
una comunidad ubicada en la zona de inundación de un rio, o la introducción de sistemas de
riego en zonas de sequia, pero sin la pretensión de transformar las condiciones sociales
básicas de vida y producción.

Es transformadora cuando busca estimular cambios en el ambiente, la producción y el


asentamiento que tengan mayor eficacia para la reducción o la eliminación de las amenazas /
peligros que se enfrenta y de la vulnerabilidad, así como transformar las condiciones sociales
de vida de la población.

Un ejemplo de este enfoque es el proceso de recuperación de cuencas a través de la


reforestación para aumentar la productividad del medio, reducir la erosión, la sedimentación
en ríos y las inundaciones y los deslizamientos, a diferencia de dragar los ríos, corregir sus
cauces o construir paredes de retención o terrazas para reducir las amenazas.

b) La gestión prospectiva
Tiene como objetivo de intervención nuevas condiciones de riesgo que podrían plasmarse
con el desarrollo de nuevas inversiones, proyectos, etc. y busca controlar el comportamiento
de los factores de riesgo. La gestión prospectiva constituye un parámetro o un componente
de la gestión del desarrollo y el ambiente, la agricultura, la infraestructura, el crecimiento
urbano, etc.

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A diferencia de la gestión correctiva, la gestión prospectiva se desarrolla en función del


riesgo aun no existente pero que se puede crear a través de nuevas iniciativas de inversión y
desarrollo, sean estas estimuladas por los gobiernos, el sector privado, las ONG, las
asociaciones de desarrollo, las familias o los individuos.

c) La gestión reactiva
Su objetivo de intervención es el riesgo que no pudo ser reducido, por lo que el escenario
futuro es el desastre. Busca minimizar los daños y las perdidas y sobre todo incrementar la
resiliencia de las unidades sociales.

Comprende intervenciones orientadas a fortalecer las estructuras organizacionales e


institucionales para la respuesta y la recuperación, la elaboración de planes de emergencia,
planes de evacuación, medidas de contingencia para abastecer las necesidades de la población
afectada, el aseguramiento de las viviendas y la infraestructura de servicios y productiva,
entre otros aspectos.

En el cuadro se sistematiza los procesos de la GdR y los ámbitos de intervención en el


territorio. Se precisa que el proceso de identificación de los problemas constituye parte del
AdR.

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Influencia del Cambio Climático


La emisión de gases de efecto invernadero está causando una elevación de la temperatura en
nuestra atmosfera; lo que ha desencadenado un cambio climático con una amplia y variada
gama de impactos en las diferentes regiones de la tierra.

El IV Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio


Climático (IPCC), de 2007, pronostica, después de muchos años de investigación, que este
aumento de la temperatura puede alcanzar un promedio mundial de entre 1,8 y 4 °C hasta
2100.

El IPCC también confirma el origen humano del CC, que se impone con mucha mayor
rapidez que cambios climáticos anteriores de origen natural.

El cambio climático es una realidad. Sus consecuencias ya se sienten en gran parte del
mundo: cambios en la temperatura, las nubes y las precipitaciones, el deshielo de los glaciares
y los nevados, el aumento y la intensidad de eventos amenazantes como huracanes, sequia o
lluvias extremas, el alza del nivel y la temperatura de los océanos.

Todo esto tiene impacto en la vida diaria de la población, la agricultura y la pesca, la


necesidad de protegerse ante nuevas enfermedades o antiguas que se fortalecen, frente a
pérdidas de cosechas y desastres. Por lo tan tanto es urgente considerar la información sobre
los efectos del CC en la planificación del territorio y el desarrollo tanto a escala nacional
como intermedia y local, y, específicamente, en la GdR, las estrategias agrícolas, de salud, etc.

La adaptación frente al cambio climático (ACC) significa tomar las medidas necesarias para
reducir sus efectos negativos y aprovechar mejor los efectos positivos que puede tener.
Implica medidas tecnológicas y un cambio en el comportamiento individual y colectivo.

Lo que dificulta la ACC es la falta de información precisa, la inseguridad de los pronósticos,


pues faltan datos sistemáticos y de largo plazo para observar y pronosticar el clima. Esto
ocurre tanto en las proyecciones nacionales como en las regionales y todavía más respecto
del microclima de cuencas y municipios. En América Latina existe, por ejemplo, un agudo
vacio de información sobre el clima en las alturas de los Andes.

Recientes inversiones para mejorar las bases de datos y los pronósticos servirán en el
mediano plazo; sin embargo, la ACC debe comenzar ya con la información disponible.

Afortunadamente, la información relevante no proviene solo de la observación científica


sino también de la propia población. Gracias a su experiencia cotidiana y su memoria, la

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El 2011 se aprueba la ley que crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres
(Ley N° 29664):

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Taller Nº 1
1. Realice la identificación y caracterización de los peligros que amenazan a su
región y/o área específica a evaluar.

Formato Nº 1: Matriz para Identificación de peligros que han


ocasionado desastres en la zona de influencia del proyecto
Eventos peligrosos ocurridos en la zona de ejecución del proyecto
Área de Peligro Período Intensidad Impacto
impacto (año,
mes)

Fuente: Elaboración Propia.


ü Área de impacto: Señalar la zona, identificando en hectáreas, metros, kilómetros, el
área afectada por la ocurrencia del peligro.
ü Peligro: Identificar el peligro, considerando si es de origen natural, socionatural o
antropocéntrico.
ü Período: Señalar en que mes y año ocurrió el peligro. De ser necesario se coloca la
duración del mismo.
ü Intensidad: Indicar que duración (en tiempo) tuvo el evento.
ü Impacto: identificar los daños en términos de infraestructura afectada (puentes,
caminos, canales, entre otros), así como la población afectada y las actividades
productivas afectadas.

El análisis de peligros se inicia con la identificación de peligros que han ocasionado desastres.
Sin embargo, también se debe analizar aquellos peligros que aunque no han ocasionado

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desastres antes, podrían hacerlo si se presentan durante el horizonte de evaluación del


proyecto. En este contexto, se permite considerar en el trabajo grupal los peligros o
amenazas que podría exacerbar o traer consigo el cambio climático.

Taller Nº 2
2. Luego de haber identificado y caracterizado la amenaza, en base a la lectura a
continuación:
a. Identifique los principales requerimientos de información y cuál de ellas ya
dispone la Región para el análisis del riesgo.
b. Proponga alternativas de solución frente a las necesidades de información
que no se dispone.

El análisis de peligros y las vulnerabilidades para la determinación del riesgo de desastre en


los proyectos de inversión pública, requiere de abundante información. La misma es útil para
la identificación de los peligros y las vulnerabilidades, y por ende el riesgo que enfrenta el
proyecto de inversión pública, además de servir para la cuantificación de los beneficios y
costos de la incorporación de las medidas de reducción del riesgo en los proyectos, así como
la identificación de posibles escenarios de riesgo, considerando el impacto del cambio
climático en los mismos, de ser el caso.

Para la caracterización de peligros y vulnerabilidades se requiere de información cuantitativa


y cualitativa, que puede provenir tanto de fuentes científicas como del conocimiento local. Al
respecto, investigación científica reciente (Tran, Shaw, Chantry and Norton, 2008:167)
confirma que “la integración del conocimiento local en el proceso de mapear peligros provee de datos reales e
ideas sobre el ambiente social y físico, además de permitir la identificación de las vulnerabilidades de la
comunidad y el desarrollo de estrategias de gestión del riesgo”.

Así por ejemplo, se puede contar con mapas sobre peligros elaborados con información
científica detallada, sea histórica o de prospectiva, que son básicos para conocer las
condiciones físicas de la zona de ejecución del proyecto.

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Gráfica Nº 3: Ejemplo de mapa de potenciales inundaciones en Piura

Fuente: PDRS-GTZ (2007).

Como se conoce, existe un conjunto de instituciones que generan información científica que
es la base para elaborar este tipo de mapas y también existen algunos avances en el
procesamiento, como son los Mapas de Microzonificación, elaborados en el marco del
Programa Ciudades Sostenibles (PCS), del PNUD desde el año 19984.

Así, para la inclusión del enfoque de gestión del riesgo en el PIP, es necesaria la
identificación y uso de información sobre los peligros y vulnerabilidades existentes en la zona
de ejecución del proyecto, así como también, de aquella que pueda estar directamente
relacionada con el proyecto. En esta lógica, además de la información científica ya señalada,
la información obtenida del conocimiento local y recopilada mediante mecanismos
participativos es muy útil porque permite conocer con mucho nivel de detalle las condiciones
de la población involucrada y su relación con la propuesta de proyecto, lo cual contribuye a
la definición de peligros que podría enfrentar y las vulnerabilidades que debe evitar.

4 Al respecto, el PCS cuenta con información detallada sobre 18 regiones, con un total de 134 ciudades y locales
que cuentan con Mapas de Peligros y/o Planes de Usos de Suelo para Medidas de Mitigación ante Desastres
(INDECI, 2008).

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Gráfica Nº 2: Ejemplo de mapa de potenciales peligros, con metodología participativa

Fuente: PDRS-GTZ (2007).

Por ejemplo, la elaboración de un mapa parlante con apoyo de la población es muy útil
(Tran, Shaw, Chantry and Norton, 2008), porque proporciona información específica para
identificar zonas de ocurrencia de desastres en períodos previos así como también las
vulnerabilidades de la población. Así por ejemplo, puede señalar la existencia de
infraestructura pública en zonas inundables, o si ésta está construida sin haber seguido las
normas de construcción básicas, entre otros.

En general, existe abundante información, aunque a diferente escala, para identificar los
peligros que pueden afectar un PIP.

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INSTRUCCIONES PARA
EL DESARROLLO DE
LOS TALLERES

1. Programa de Educación de Régimen Mixto (Semipresencial):


ü En cada actividad presencial, se desarrollarán talleres sobre casos prácticos en los que
se aplicarán los conceptos del módulo de estudio.
ü Los talleres desarrollados durante la clase, serán entregados al Docente-Expositor y
aquellos que no fueron concluidos y/o no revisados, quedarán como trabajo para la
fase no presencial, debiendo presentarlo hasta la siguiente conferencia, en la oficina
de coordinación o antes de ingresar al auditorio.
ü No se aceptará la presentación o envío de talleres mediante correo electrónico.
ü Serán desarrollados en grupo de hasta 05 participantes como máximo.

2. Programa de Educación Virtual (Sistema a Distancia):


ü El participante deberá desarrollar los talleres del Manual Autoinstructivo de cada
módulo, presentándolo en nuestra oficina de coordinación, según cronograma
establecido.
ü Podrán desarrollarse en grupos de hasta 05 participantes como máximo, siempre que
existan las facilidades de afinidad laboral – institucional, comunidad virtual o lugar de
domicilio.
ü No se aceptará la presentación o envío de talleres mediante correo electrónico.

Para la presentación de talleres, en cualquiera de los programas anteriores, se deberá


consignar en la carátula del trabajo, lo siguiente:
¨ Nombre del Curso.
¨ Módulo al que corresponde el Taller.
¨ El o los autores.
¨ Ciudad en la que se desarrolla el curso.
¨ Fecha de presentación.

NOTA: Se sugiere conservar una copia de la carátula del trabajo presentado, en calidad de cargo, el mismo
que deberá estar firmado y sellado por el personal que lo recepciona.

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GLOSARIO

Gestión de riesgo: Proceso orientado a formular, adoptar e implementar políticas, prácticas,


estrategias e instrumentos para evitar o reducir los riesgos de desastre.

Medidas de reducción de riesgo: Medidas de tipo estructural y no estructural que se


incluyen en cada proyecto alternativo cuando existen condiciones de riesgo que las requieren.

Medidas estructurales: Se refiere a las medidas de ingeniería y de construcción tales como


protección de estructuras e infraestructuras para reducir situaciones de riesgo.

Medidas no estructurales: Se refieren a políticas, proceso de concientización, desarrollo


del conocimiento, compromiso público, y métodos o prácticas operativas, incluyendo
mecanismos participativos y suministro de información, que puedan reducir el riesgo y
consecuente impacto negativo. También, se refiere a la identificación de áreas propensas a
peligros y limitación de su uso, como por ejemplo la zonificación, selección de lugares para
construcción, incentivos tributarios, entre otros.

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BIBLIOGRAFÍA

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climático en los proyectos de inversión pública en el Perú: Pautas Metodológicas.
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Wassereinzugsgebiet San Pedro-NP Bolivia”, Memoria del Taller “Los indicadores
de la vulnerabilidad en la gestion de riesgo”, Cochabamba – Bolivia.
10. GTZ (2003): Informe del seminario taller “Revisión y Valoración de Experiencias en
Análisis de Riesgo”, Piura – Perú

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