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DERECHO PENAL We Sy "DIRECTORES PEDRO J. BERTOLINO / PATRICIA ZIFFER DOCTRINA Principio de legalidad y sistema sancionador en el ambito penitenciario Por Gonzalo J. Lopez Borghello 1870 | La mediacién y los métodos alternativos a la pena privativa de la libertad. Teorias criminolégicas que fundamentan su aplicacion como una mejor via para cumplir el mandato constitucional de la reinsercian social Por Gastén F. Carrere 1347 1878 | Los detitos permanentes y la sucesidn de leyes penales. Una tercera opcién Por Santiago Roldan DERECHO PENALINFORMATICO : : _ Proteccién penal de difusién no autorizada de la imagen intima captada con consentimiento de su titular y el problema del revenge porn Por Pablo A. Palazzi ACTUALIDADES 1598 | Actualidad cn la Jurisprudencia de la Provincia de Buenos Aires Por Mariana Venero y Valeria L. Anselmino JURISPRUDENCIA 160 | Eva. Reaistos de praceencio~ Sobel perso ebete de roger (Carte Sup, 25/2015) 1806 | Proceso penal En genera. jets processes Guerllante patcuar Persona Darcularmente eenaida-Anmstracion Federal de gress Patios’ ats Ge persons (C.FedCasacon Poi sala 4 2842018 1587 nto 1663 | Proceso penal (instuccidn. Actos wiciales -Denuncin Geveraldades -Violacin del deber de confidencialidad - Oficina de Violencia Domestic - Supresien de klentilac! de un menor ~ Sobreseimiento (C, Nac. Crim. y Cort. Fed, sala 2" 1414/2018) ABELEDOPERROT Doctrina ‘Sentencia det Tribunal Consttucional nro, 61/3990, det 29 de mare. Cémara Federal de Casacién Penal Sala 4% €, 16.448, rg. 1555/13.4, "Escobar, Sergo 0. reuso de casacion, ta, el 28/8/2013. Sela 1%, ©, 211/13, reg. 22.383, “Faria, Nols M. s/ recur de casecén’ ta el 29/10/2013, Sela 2,6. 14.807, rog 19.955, "Mio, Daniel e/recurso de casaciin, a 01 16/5/2012 Sala 2, ©. 12.966, reg, 19.912, *Nota, Dario J. /recurso {e casacin y de inconsttuelonaliéad’, ra. el 8/5/2012. Sala 4", ©, 15.654, reg. 320/13, “Rutz, Sandra. recurso 1 casacion, ta el 19/3/2013. Cémara Nacional de Casacién Penal Sala 4*, “Baena, Crstian A. s/recurso de casacién’, C 2.860, reg. 3660, ra. 61 25/9/2001. ‘Sa 4, ¢. 10.448, “Simonet, Carlos Alberto s/recurso de casacién, tae! 18/11/2009, Camara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal Sala 1", C, 49.017, reg. 1574, CEP 4468/2012/7/0A6, “Pinto, erica nll’, ta, et 5/12/2013. Juzgado Nacional de Ejecucién Penal n. 3 oravea, 6 Robert’, a, el 6/9/2013. Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucci6n n. 32 ‘causa 2465 varatlade “Gast6n Raul Maximilano Rvarola (PU. eve. 326.287/9), ra. el 4/14/2023, Complejo Penitenciario Federal IV Servicio Penitenciario Federal Exot, W528, to. 8/9/2014. La mediacién y los métodos alternativos a la pena privativa de la libertad. Teorias criminolégicas que fundamentan su aplicacién como una mejor via para cumplir el mandato constitucional de la reinsercién social Por Gaston F. Carrere SUMARIO: I, Introdu inolsgicas que fundamentan la viabili- dad de los métodos alternativos de resolucién de conflictos para casos penales. IHL La mediacién y los métodos alternativos a la pena privativa de libertad.— IV. Reflexiones finales: incoherencias del sistema y lineas de acci6n en consonancia con el fin constitucional de las penas LINTRODUCCION Teniendo en cuenta el paracigma vigente consagrado {en el émbito normativo de la ejecucién penal -lares0- Cializacién como fin esencial de Ia pena privativa de la ibertad (2)-, expondré argumentos en favor de la Ulizacién de los métodes slternativos de resolucién de confictos para casos penales, nor entender que (ear. 5.6, CAOH, at. 10.3, PIOOYP.y at. 4 ey 24.660. len muchas oportunidades constituyen una mejor res puesta para alcanzar ese objelivo y, consiguientemen ‘, reducir el indice deicuvo y el nivel de violencia im perante en la sociedad. Para robustecer la ednclusién esbazada en e! pérrafo anterior, efectuar6 una breve resefia de algunas de las teorias eximinolégicas que, en mi opinion, no sdlo se i570 La mediacién y los métodos alternatives a la pena privativa.. encuentran en total armonia con los objetives perse- fuidos por los métodos alternativos de resolucién de Confctos, sine que brindan argumentos para usticar su implementacién en el Ambit penal. simismo, en primer lugar me referieé brevemente al icleo central en que se apoyan otras teoias 0 explr- ‘aciones acerca del comportamiento del delincuente we, a mi crtero, toman mas forzosala apicacion de ls institutos aternativos a los casos penales, con mo- tio de tener una vision del “delincuente” que no se compadece con los fundamentos de los mencionados necenismos alternatives. Como se desprende del epigrafe de este trabsjo, més ald de todos aquellas institutes que pueden subsu- tirse en el conjunto de los métodos altemnativos de tesolucién de confictos, me voy a refere centralmen tea la mediacion, no s6lo por ser un instituto en ple- ro auge, que aia a dia adquiere mayor consenso y protagonismo, sino también por entender que, por sus propies caractersticas, puede ser de gran utli- ad para alcanzar el mencionado objetivo resocia- feador. x consecuencta, pondeé de manifest las principe les venta del institute dela mediacién para abordar ts confictos y deltos que se producen en el seno de 'asociedaad, sin soslayar que otros métodos alterna vos l encierro -condena consicional, probation, et. también son senderos que contuibuyen al fin esencial tue debe perseguirse al imponerse una pena: inclu ‘quienes, por distintas razones, transitan por fuera delos margenes de la convivencia social pacific y, de ‘6e modo, educirlas causas que potencian y aumnen- tana criminalioad. Il, TEORIAS CRIMINOLOGICAS. QUE FUNDAMENTAN LA VIABILIDAD. DE LOS METODOS ALTERNATIVOS DE RESOLUCION DE CONFLICTOS PARA CASOS PENALES ‘Sibien no tengo una opinién concluyente acerca de la reo Gnica respuesta al interrogante sobre las cau 595, delto, ello no obsta ala preferencia de certas leorias 0 autores que, a mi eritrio, ofrecen una res: puesta plausible ala pregunta cardinal. Obviamente, la elecci6n de determinadas teorias im ple el consecuente rechazo de otras, al menos aque- as que ideol6gicamente se sitdan en sus antipodas, En efecto, es la comunin o simpatia con determina- das teorias criminolglas uno de fos motivos que me persuaden acerca de la conveniencia deta utizecion de los métodos alternatives ala pesin como una res- ‘puesta, sina a todos, a menos @ gren parte de los de- ltos que se cometen a diario en las sociedades mo- ‘aernas, Eneste esquema, comparto, al menos para gran parte {e Ios casos, Ia idea bésica que sostiene que la dsc plina adecuada para explicar el comportamiento dein- uencial no es Ia antropologi, sino la sociologia. Por lo tanto, no considero que las causas del delto repo- sen Gnicamente en la responsabilidad 0 culpa indivi dual del condenado. Esbozade mi postura, comenzaré por desestima, So ‘meramente, aquelas escuelas de pensamiento que fentiendo incorrectas para explicar el comportamiento elictivo. En este sentido, en primer lugar voy a refer me a todas aquellasteorias que brindan una respues- ta antropoldgica balogicista y que se enmarcan en el positvismo criminolézico. Ello sin peruicio de poner de resalto que clertas autores de esa corrente de pen: semiento Se nutren de elementos de la sociolagia pa- ra sustentar sus teorias sobre el comportamiento cr: ‘minal ‘Sentado fo anterior, puedo aseverar que, en funcién {del determinismo bioégico que proclaman dichas teo- fias, poco sentido tendtia proponer los métodos at temativos al enciero, dado que, como dijo su mayor exponente, Cesare Lombroso (2), l dette se exolica 8 ‘través del “Hombre delincuente” (3) Por lo tanto, sel delito es una manifestacin del hom: bre delincuerte, quien, a partir de su constitcién or nica y heveditaria, padece una patologa o enfer- ‘medad, pareciera que esa postura se encuentra en ‘armonia con aquellas soluciones que proponen el en- Cierro de las personas como ia respuesta mas adecus- {da al problema del delto, Ocurre que, siguiendo una linea coherente con el pensamiento positvista crim: nolégico, el propio delincuente seria el responsable, ‘en raz6n de Su patologa insita en su consttucién ge: nética u orgénica, tanto de la comin del celito,co- mo de que el caso sea no maciable. En el mismo arden de ideas propugnado por Lombro- 50, aunque con matices, no puede sostayarse a Rafae- Nie Garéfalo y a Enrico Fer, quienes adquiieron gran notoriedad y relevancia para el pensamiento crimino- {cesar Lomoroso (2896-1907) es seralado come el fundador de a criminolog. (2}02r de Cesace Lomeroso eseita en el ao 1876. Biman hres 2055 fae 6 Doctrina légico postvsta. Ena misma senda, aueden mencio ‘arse como caros exponentes del pensamiento posit Vista en la Argentina, entre muchas otros, @ Luis Maria Drago, Antonio Dellepiane, José Marfa Ramos Mejia y J0s6 Ingenieres. Como se observard durante el desarrollo de este tra bajo, resulta afc compatiblizar la visi sobre el de lito y sus causas que tienen los autores mencionados, como de todo aquellos que edhieren als postulados dela criminologia positista,respecto de los objetivos Yespiitu ue predominan en los mecanismos alterna {Ws @ a pena. En segundo lugar, y descartadas todas aquellas teo- Fias que reposan en el determinismo biolégico, tam bin resulta dic compatibilzar las mecanismos al: temativos con aquellos pensamientos criminolégicos {e finales del sigo XX que se enmarcan en la corien- te que se conoce como criminologia actuarial, cuyoeje central es cuestionar al Estado benefactor y al faea- 80 de las concepciones resocializadoras como fade la pena, Bésicamente, e! objetivo de esta corrente se le Imitard a segregar einocuizar a los delincuentes por el ‘mayor tiempo posible, con el objeto de prevent la co- Imisin de nuevos delitos. Entre estes pensadores pue ‘de mencionarse, como un exponente del realism de derecha, @ Emest van den Haag. quien dijo que ha- bia tes clases de personas: los mai, los inocertes y los caleuladores (4). £1 autor asevera que, respecto de los malos (etos), la Unica solucién era separarios para {ue no ocasionaran davis a los inaventes (nosotros) En sintesis, para esta nueva cortiente de pensamiento la solucinconsiste enincrementar la severidad de las enas y en evita la impunided de les dees. ‘Como puede apreciarse, ambas perspectivas desieg- timan el objetivo de readaptacién como fn esencial de la pena y dejan poco o ningtin margen para que pue- {da contemplarse a la mediacién como una respues- ta valida para afrontar con éxito el problema de la de- lincuencia. Descartadas aquellas posturas que se apoyan en la _antropologia © en Is criminologia actvarial para expi- ‘arias causas de delito, esbozaré algunas teorias que brindan una respuesta sociotigca y que me levan 8 interpretar a los métodos alternatives a la prisién co- ‘mo herramientas legtimas y Gules para abordar, sino ‘todos, al menos gran parte de los casos penales. anita, Gabee (5) Anita, Gabe, “Historia (6) Merton, Robert. 1095, *- ol. 265. Historia de es pensamientos criminolglcos", Ed. del Puerto, Buenos Altes, 2010, ps. 487/486. “Teoria y estructuras sociales’ 3* ed. eimpresién, Ed. Fondo de Cultura Ezondmice, México, y En este sentido, el autor francés Gabriet Tarde, en su i bro"Las lees deta imitacion’, afrma quel ser aumano tiende a imitar@ aquelias personas con quien ene una cereania y contacto més permanente, Al fundar su teo- ia, el autor pone como ejemplo su propia vid, afirman, {do que fue por imitacién, y no por otto motivo, que se Inctiné por a jucicaturay por escribir lo que escibs (8). En consecuencia, para Tarde, et comportamienta crim nal no tiene su génesis en razones biléglcas, sino que € aprendido por imitacién; ergo, sia una persona se la rodea de malas compatias yee le nfunden valores Inadecuados odo, envcia, vanidad, ee,-, osufre me los tratos de nino /0 todo tipo de carencias, es espe- rable que se transforine en una persona insensioie y Con muchas poses de caer ene deincuanca. | tio de los autores que han ensayado una respuesta Sociol6gica al dette, oponiéndose a una concepcién patolégica, es Robert Merton, quien, al igual que Emi- le Durkheim, afrmé que el comportamiento desviado € tan normal como el comportamiento conformista, Y que era el propio sistema social el que generaba di | ‘chos comportamientos (6) Merton hace hincapié en la contradicclén entre ta es- ‘ructura social y la estructura cutural, y concye que {debe buscarse en esa fata de armonia las razones de la conducta desvieda. La estructura cultural es confor ‘mada por los valores ~que en la sociedad estadoun- dense se traducen en alcanzar la meta del éxito eco- 1némico, incluso por medias no legimos-. Empero, la estructura social no ofrece a todas los inlvicuos las ‘mismas posibilidades de acceder a los medios leg mos para alcanzar dichas metas, ercunstancia que depende dela cistinta suerte que tengan las personas ‘al nacer (entorno familiar, clase social, ete). En conse- ccuencia, los “desviados” no eran enfermes, sino que actuaban prevsible y normalmente ante el ahogo que -eneraba en ellos la estructura socal, En esa perspective, para Merton habré una socledad més integrada s6lo cuando todos los inaviduos pue- ddan obtener ia satisfaccién de sus aspiraciones culty rales mediante medios legtimos, De conformidad con fo expuesto par el autor, sos pro blemas de fa desviacién obedecen a causas ajenas al inciwidvo, como es una estructura sacal que no ofre- cc a todos sus integantes las mismas posibldades, Fo Teta de Dasha Panaly Proven Pol La mediaci6n y los métodos alternativos a la pena privativa. ‘enionces deternos ser mas comprensivos con aque: los que cometen actos considerados desviados. Por 50, como se desarrolaré en e! siguiente punto, las respuestas alternativas al encieto sirven para fomen- tar ese ailogo necesario para que las partes puedan lograr la comerensién de todos los aspectos que ata fienala problemstica del deta, La teoria de los contactos slferenciales desarollada por Edwin Sutheriand brinda en mi opinin, una expl- ‘cacion consstente acerca de las causas del delto: en cada érea cultural diferencial les individuos aprenden modelos y esquemas de comportamiento diferentes. Ergo, et "comportamiento delicto no esta determina do genéticamente ni es acasionado por problemas en la personalidad, ni por ia pobreza, sno que es un com. portamento aprendido por medio del contacto dite renc.al" (7) Para esta visidn, lo decisivo es la interac cién con otras personas, fundammentalmente las de su _Bupo mas intimo y cercano, ‘Abordando ahora aquellas posturas con las cuales la propuesta sostenida en este trabajo cobra mayor sen- {Wo ain, voy a referme a aquellas que hacen hinca pi6 en ls subcultures delincuenciales en general, y ia subcutura carcelaria en particular. Puede mencionar- se, entre otrs autores, a Johann Gattung, Hugh Klare ya Gresham Sykes, para quienes, bésicamente, a pri sion termina teniendo los efectos de una verdadera es- cuela de deltas (8). Por su parte, Donald Clemmer, quien fue socislogo y trabajador de prisiones, nacia una distincion entre las normas oficiales que rigen dentvo de las césceles y squelas otras que rgen la vida de Ios presos y las re lacones entre ellos mismos, las que denomin6 "cédi {2e los presos”. Estos cigs terminan contigurando 54s popios valores ylealtades, que el autor lo denon na suboultura: “el recluso nuevo adoptard una nueva forma det lenguaje, desarolaré habitos nuevos en e! comer, vestiry dormir, aceptaré un papel de lider 0 de secundario en los grupos de recusos y asf conformaré papel de presoy también e! de delincuente (.) Todo ‘lo indcaba que nada mas ejano a una buscada reso- Cializacion que pasar largo tlempo en una prision” (9). fait, Gabel, Historia. (B)Antus, Gabriel Histor.” it, p. 902, et, p. 312 {9} iemmer, La comunia pisin’, 1940, ctado por Anitua, Gabriel, “Historia, {10} Anta, Gabrie, “histo. . 35. (a1) Antu, Gabe “Historia.” ee . 360. [a2) Anta, Gabriel, “Historia.” ce, . 364 En el mismo orden de ideas, puede destacarse el conoepto de “insttucién tata” empleado por Erving Goffman (20), en el cual pueden subsumirse fos ma- rlcomios, hospitals, edrceles, monasteros, ete. esta- blecimientos en dende los indviduos que all residen ‘se encuentran aistacos de fa socledad por un prolon ado tiempo. Elautor puso de resalto los efectos de despersonaliza cin y pércida de identidad que implican et encieroen una institucién total En 1963, Goffman publica “Esig rma", que se refiere a los efectos que genera el encie- ro en el futuro de la persona, aseverando que Ia car a de ese estigma acompafiard a la persona en todas las actividades que intente realizar cuando recupere su lbertad. En ol timo punto de este trabajo volveré sobre los efectos devastadores que genera el estigma lene proceso de insercion social de os condenadios. En la misma légica, el inglés Dennis Chapman (24) sostenia que la condena resultaba decisiva, por sera que terminaba filando el estereotipo det delincvente. ‘Argumentaba que la pertenencia a clases desaverta- Jadas constituia un factor preponderante para recibir luna sentencia condenatoria ‘Tampoco puede soslayerse a Frank Tannenbaum (42), ‘quien sostenfa que las carreras delincuenciales te nian su origen en le “dramatizacion de lo mala", en alusiéna le detencién juiciy condena, Para el autor, ¢l individuo es expulsado de la sociedad y es rect bido por Ia subcultura carcelara, donde incluso po {rd obtener afecto y reconocimiento de sus pares, lo que tetminara por endurecerio y empujaro a inter. pretar al celto como algo natural. En la mayoria de los casos, eran jvenes que al principio sélo come tion macanas y que a parti de fa primera condena se les atribuye el rol estigmatizante de delincuentes, lo ‘cual redunda en que finalmente terminen adecuan- {do su conducta a ese rol. En consecuencia, la solu- cidn es desdramatizar lo malo, lo cual, en mi opin, puede lograrse, al menos en muchos cases, con la aplicacion de los institut alternatives a la prison, ‘como son fa mediacién o la suspensién del juico a prueba (23). “oi, p. 315, [13) Durante el mes de sepiemire de 2014 se prodvjo, en elbertie dela Baca, de la Cad de Buenos Ales, un intento ‘e abo aun tulsa exranjer por parte de un “motochorro™ lease aduinlé una gran repereusion medica en re Banas tes, 20, one B 3 Doctrina Asimismo, también puede sostenerse que 10s institu: tos alterativos constiturian esa reaccién social que senvitia para evitar Ia desviacin secundara referida por Edwin Lemer, la cual es decisiva para profuncizsr Ia carera delincuencial (24), En igual sentido, Howard Becker sostiene que el comportamiento desviado no existe ontoligicamente, sino que es un atrbuto im puesto por la reaccion social (15). Por supuesto, la ctiminolog critic, y paticutarmen te los aboliionistas, proporcionan importantes args mentos en favor de los métodos ateratis de re ‘olucién de conflict, El saciélogo y flésofo noruego ‘Thomas Mathiesen plantea un modelo partcipativa,y ‘1a comunicacién como a clave para abordar 10s con fitos (16). nla misma linea de pensamiento, el abo- Fcionista Nils Christe también afirma que el modelo puntivo no es participativo y que el Estado expropie ios confictos@ la comunidad (47) El autores un enés- i fico detensor de la partcipacién de las partes inv | tradas en la resolucion de 108 confctos: "tos confic: tos cepresentan un potencal para la actividad, para ka partiipacion. El sistema de control punitive actual re presenta una de Is tantas oportunidades perdidas de | inwolucrar a ciudadanas en tareas que tienen una im portanciainmediata para ellos” (28). Para el autor, et | Castigo sé afiacia més dolor al ya sufrido por el de Ito. {Asimismo, et “derecho penal minim’, promovico por el jurista Luig)Ferrajot (49), también es una referen- ‘ia ineludible,cujos postulades se encuentran en to tal armonia con los objtivos perseguidos con tos mé- tados altematives al enciero. El tustre Jurista afirma que “el derecho penal, aun quando rodeado de limites y garantias, conserva Siempre una intrinseca brutalidad que hace proble- iética € incierta su legtimided moral y politica. La ene, cualquiera que sea la forma en que $e la jus fifque y crcunserba, es en efecto una segunda vio- lencia que se afiade al deito y que esta progremada \ puesta en acto por una colectvidad organizada con- tra un inividuo” Por su parte, al observar el facaso de! ideal rehab: tador de las penas de prisién, Robert Martinson eset: iS un articula en 1974 ttulado “ZQué es lo que fun. ciona?", en el cual concluia que la ata reincidencia demostraba que no se lograba el objetivo central de fertadicar el delto de la sociedad (20), Por itimo, la vulnerabllidad y selectivided del sistems penal seislada por Eugenio Zaffaroni(24) constituyen mas razones para intentar resolver el conflcto penal mediante ja utlizacién de los métodos eltemativos ta pris II, LA MEDIACION Y LOS METODOS ALTERNATIVOS A LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD. Partiendo de la base de admitr el pooo 0 nulo éxito ‘que ha demostrado el encirro en prisin como herr ‘mienta para lograr el proyecto rehabiltador como “fin ‘esencial” de las peras, puedo aseverar que todas las medidas alternativas ~mediacién, condena concicio- hal, probation, ete.- consttuyen una opei6n racionsl ‘que siempre debe ser ponderada al momento de abor- ar un conflito de natureleza penal Desde esa atalaye, y por ser la herramienta més nove ‘08a y que, a mi erterio, mayores Deneficios acartes, fen este punto se expondrén unos breves lineamien: tos acerca del insttuto de la mediacién, que fundan ‘su pertinencia pare abordar una importante cantidad | rae oie muchos saleliben i Inmediota condena ypisién del acusado. Sin embargo, de la propia Himes ude observarse que ol imputado, 8 pesar del insist pte resistencia opuesta or la victim, en ningin momento | pu oracomante i menos oi, wel arn de fuego ata sions 2a tina En mi apn, ese cs ot Co aoe re onde ce conermidad cn a frmula ergleada po Tannenbaun, desaremabzao malo, ubando es (24) Anita, Gabriel |, “Histor.” tp. 365. (16) Anitua, Gabriel, “Historia. cit. 437, (a7) anitua, Gabriel, “Historia.” tp. 438, i (15) Becker, Howard, “Outsiders”, Ed. Sifo Veitisno, 2008. oer atives a enero, es [a respuesta mas adecuada a conficos de estas caracterstieas eae Lg tiderenne peel nie”. Revista Poder Corl Barelone, 986, ad eral. Oomingvez | {38} ant, Gabi, “stoi. 0.438. HL Sivela (20) Antua, Gabi, “Historia... 475, (21) zateran: Evgeni: Nagi, Ay Sok A, “Derecho pena parte genera, Ed Ela, Buenas Ares, 2000 La mediacién y los métodos alternativos a la pena privativa... 2 los conflctos penales. Sobre esa base, concluiré ‘ue el espitu del institute dela mediacion se encven- tra en total armonia con as teoras criminoldgicas de impronta socioldgica expuestas en el punto anterior, y consttuye una via de suma utlidad para alcanzar el finde le insercién social como norte esencial del sis. tema penal A respecto, la mediacién es entendida como un proce- 50 cw propésito es resolver, a través del dilogo, los stints y variados confictos que surgen a rartir de iz nteraccin social. La prioridad es la promocion del logo y el respeto por la vision de! otro, factores que ‘ayudar a lograr una solucién consensuada y pact cael contict, Uno de los aspectos més salientes de la mediacién consiste en la busqueda de ta solucion de ls conti tos atendiendo a los intereses en aisputa, en absoluta contraposicién con aquellaalternativa que acrecienta ‘yahanda el enfrentamiento, como es toda aquelia "so- lucién” que hace prevalecer ia imposicin o la fuerza de una de las partes en detrimento de a ota. La mediacién es contraria a la expropiacién del con- flict: edelto pasa a ser interpretago no como una inraccién penal, sino camo un conflcte que involuera 2 dos partes enfrentadas. De ese modo, os protago- ‘stas son as partes en pugna yno el juez 0 el Estado € prondsito perseguido son los intereses individuales, en juego; as, se deja de lado la busqueda de una su puesta, e inalcanzable, verdad absoluta ‘cuando se aborda un confit a viewma y el vctima fo “ello sin dejar de considerar que estos conceptos, pueden ser replanteados a partir de los enfoques so- Colgicos exouestos~ no pueden avercarse padi mente, en raz6n de la descontianza que existe rect procamente; elo contribuye a profundizar el citculo \cioso en donde se retuerzan las visiones y récticas confrontativas imperantes en la sociedad, que no de- Ja margen para un prsma superadot que ceda el pa- 80 a una postura fesible y contemplativa de la pers pectva de la contraparte. De tal suerte, se agudiza el enfrentamiento social que diariamente seve refiejado cenla frase “ellos o nosotros", el cual, aunque no quie- ra aceptarse, lo conduce a acrecentar los veles de \olencia social. Por el contaro, la colaboracidn en la ‘bésqueda de una solucién comin, que satistaga a to- 2s as partes involucradas en el conficto, sin dudas, ‘ajudard a lograr una convivencia social mas pactica yarmoniosa CCualquier otra solucién que no haya apreciado correc- tamente los intereses en juego, dejar la sensacién de insatisfaccion de una de las partes, o de ambas, fen razén de arribarse a una solucion s6lo aparente, © precara, que deja latente el conflito. La mera so- |ucién puntiva no parece otorgar una respuesta satis factoria a la vitima acerca de los motivos por el cual el “vitimari fe acasioné el dato; lo mismo ecurre ‘con quien debe suftir la pena de encierro. No parece ue de ese mado se pueda lograr una retlexi6n acer cca de su accionar que lo ayude a la prevencién espe- cial positva En esa légca, un aspecto que no favorece a la resocia lzacién es la sensacidn de impotencia que experimen tan los condenados, quienes entienden que, més ala {del eror cometido, su voz y opinisn acerca del contc- ‘tp no séio no es escuchada, sino que, ademés, son ‘vatados con un desdén que menoscaba su dignidad y condicin de seres huanes. ‘go tan imprescindible como ser escuchado -no so- lamente respecto de su defensa técnica relatwa a la acusacién de la comisién del tipo penal imputado-, constituye un derecho humano bésico que hace a la Gignidad de la persona. Que los acusados de un del- ‘o,ecioan un tratamiento acorde.con un Estado cons- titucional de derecho, respetuoso de los derechos humans, constituye un importante aporte a la rein- sercién social y, consiguientemente, a la mayor segu: fidad ciudadana por parte de la sociedad en su con- Junto. [Au vez, por compart la idea que sastione que la re- \alorzacion el reconacimiento deben ser los eemen- tos teleol6gicns del proceso de mediacién (22), 10 ‘puedo mis que convencerme de la plena adaptabil: {dad de dicho institute a los confictos perates. En esa Idea, 1 proceso de mediacién contiene un potencial specifica de transformacién de las personas que pro- ‘mueve el crecimiento moral de todas as partes involu: cradas en e conticto, La revalorizacién signifies Ia devolucién a los indivi {u0s Ge certo sentido de su propo valor, de su fuerza 1 de Su propia capacidad para aftontar los problemas {e la vida. El reconocimiento implica la aceptacién y ‘emgatia respecto de la situacion y log problemas de terceros. Estos dos aspectos tienen un efecto transfor mador de las personas que, Nevado al émbito de los Confictos penales, es coherente con el objetivo reso- Calizador que debe perseguirel sistema punitive ‘Baybaeh Boruch R. Ay Folger, J.P, "La promesa de mediacién. Cémo attontar el confto a través del frtalecimiento ‘ropio ye ecanccimiento de los otos", Ed, Grania, Buenos Ares, 2006. ‘reson en Z0IS fase Doctrina I cambio de perspectiva que se promueve para el apordaje de los confictos alcanzados por 10s tipos penales tiene como propésito contrbuir a la busque- dda de una convivencia més paces y segura, ya dar {cuenta del ciculo vicioso que implican los inacepta- bles niveles de violencia institucional que acontecen ten las céroeles, por cuanto esa violencia intremuros, sufrda injusta @ ilegtimamente durante el encieso, tiene grandes chances de ser reproducica extramuros una vez que el ondenado recupere su libertad Por sitio, también considero que la suspensién del julcio@ prueba, la condena condicional yas reglas de ‘conductas que se fjen al estableceras, tambien cons tituyen, en ls mayoria de 1s casos, una mejor ater rativa al encietro ~al menos para los deitos conside rados no greves, entre los que pueden inclulrse Ios ‘que afectan el derecho de propiedad o aquellos que 1 acesionan ta muerte o daios graves ala integriad psicofisica de las vctimas~ IV, REFLEXIONES FINALES: INCOHERENCIAS DEL SISTEMA YY LINEAS DE ACCION EN CONSONANCIA. CON EL FIN CONSTITUCIONAL DE LAS PENAS [Al descortar toda concepcién patolégica, o que nreten da basarse en ta maldad intrinseca del ser humana pera explcar el comportamiento “desviado" en todos los elites, cobra mayor sentido promover la utlzacion de los métodos alternativos a (a prision, por ser una herramienta mas apropiada, no s6lo para lograr solu ‘iones de fondo més plausibles y menos violentas, st no pare perseguir el fin renablitador consagrado en ruestra Consttucién Nacional y en los instrumentos internacionales de derechos humanos. ‘Sieoincidims con Durkheim (23), negando a existe cat de una naturaleza criminal del acto delictvo, 0 del delincuente, como también asi de toda entidad onto Yoglea de os deltas, y, por e! contrario interpretamos al acto “desviado” como producto de convenciones so ales resulta racional el establecimiento de institutes {que permitan abordar el contcto desde una perspec: tiva distnta a fa pena de prison, y que, de ese modo, se procute obtener un resultado mas stisfactorio que el alcanzado con Ia condena y el enciero. No obstante, al explicar la funci6n del castigo, Durkhe- im justiicata la necesidad de él, argumentando que servia para reafirmar las creencias, los vinculos y la ccohesién socal, por entender ave constituia una res puesta alos sentimientos de indignacion y deseos de ‘enganza que la perpetracion del delito ocasionaba en la conciencia colectiva. Sin embargo a realidad nos demuestra que, lejos de contribuira la cohesién socal imposicién de un cas- tigo s6lo afiade més dolor al ocasionado por el delito y. en la mayoria de Ios casos, slo serviré para ahon- dar el desencuentroy resentimiento entre las parte. El fracaso del fin resocialzador de las penas no de- be atribuirse ala incorreibildad de las personas, si no al fracaso del sistema penal, en el cual el modo de funcionamiento del servicio penitencario es un factor importante. En este sentido, el proceso de prisionize- cin s6lo redundaré en que aquellas personas que 10 sufren terminen adauirendo la subcuitura carcelaria, lo cual aorecentaré las posibiidades de una nueva re- iteracién de conductas delctvas una vez recuperada la linertad, peto ahora con probabilidades de que la eventual comision de los nuevos delits sean realize {os en una version ms volenta, en consoneneia con Jos padecimientos suftidos y os "valores" aprehendt dos durante el encierro Por otra parte, y en clave mertoniana, no es menos re levante la opresion que genera la actual estructure So- cial sobre un importante sector de la poblacién que se encuentra sin posibllidedes concretas de acceder a bienes indispensabies para sertirse parte de un err tramado social ave, lejos Ge impulsarlazos de solider {dad suficientes para contener a todos sus integrantes, promueve un individualism competitive cuye icent dad y valor esencal fo constituye la capacicad de con ‘sumo que cada uno pueda procures. Cro indubtable ejemplo de las incoherencias ave contribuyen al fracaso resocialzador, y que config.r racelestigma referido por Goffman, puede observarse en fa necesidad de presentar un certficado de ante- cedentes penales para obtener un empleo; en e! ca ‘0 de que el respectivo certificado informe una conde: rau ato registro criminal positive dcha citcunstancia ‘terminaré siendo un valladar insuperable para que e! interesado pueda obtener el puesto de trabajo pete: ido, En virtua de tas reas competitvas que rigen el ‘actual ordenamiento social, el estigma que implica el ‘|ntecedente penal pone al condenado en inferiridad ‘de conciciones y en absoluta desventaja para obtener el empleo lo cual termina profundizando et aislamien to social del ex condenado, empujéndolo ¢ que reinc dda en la senda detictiva {2a) Durkheim, Emile, “Las reglas del método socio¥igc0", 2° reimp., Ed. Fondo de Culture Ecanémica, Ménico, 2002. re Recoglendo el guante de Robert Martinson, quien ale ‘que “nada funciona”, puedo aseverar sin hesitacién ‘que es justamentee! propio estigma el cbstéculo cen tual ue sufren los condenados en sus posiblidades

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