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sacerdote caldeo iraquí,
a la .f\mérica Colonial (1669?-1680)
Roberto Marín Guzmán

Universidad de Costa Rica


Cátedra "lbn Khaldun" de Estudios de Medio Oriente y África del Norte r
Consejo Editorial de la Serie
Cuadernos de Estudios de Medio Oriente y África del Norte
J;a visita !e ClÍías af-Mawsifi
Director/Editor sacerdote caldeo iraquí,
Dr. Roberto Marín Guzmán, Universidad de Costa Rica a la América Colonial (1669?-1680)
Consejo Editorial
Dr. 'Abd al-Wahid Akmir, Universidad Muhammad V,
Rabal, Marruecos
Dra. Rache) Arlé, Centre National de la Recherche Scientifique,
París, Francia
Dr. Ignacio Klich, Universidad de Buenos Aires,
Argentina
Dr. Xavier López Farjeat, Universidad Panamericana,
México, D.F.
Dr. Mahmud 'Ali Makki, Universidad de El Cairo,
Egipto
Dr. Abraham Marcus, The University ofTexas at Austin,
Texas, Estados Unidos
EDITORIAL
Dr. Manuel Ruiz Figueroa, El Colegio de México,
México, D.F. UCR
Dra. María Jesús Viguera, Universidad Complutense,
Madrid, España
Dr. Zidane Zéraoui, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,

3
México
Cuadernos de la Cátedra "lbn Khaldun"
de Estudios de Medio Oriente y África del Norte
A mis sobrinas y ahijadas
Isabel Mariana Marín Solano
y
Uliana Nicole Marín Bassler

980.013
M337v Marin Guzmán, Roberto.
Un viaje poco conocido : la visita de Elfas al-Mawsili:
sacerdote caldeo iraqul, a la América Colonial (1669?·
1680) / Roberto Marin Guzmán. - l. ed. -San José, CR.:
Edltorial UCR. 2009.
116 p. : íl., 11 mapas. - (Cuadernos de la Cátedra
"lbn Khaldun" de estudios de Medio Oriente y África del
Norte)

ISBN 973-9968-46-155-9

l. AMÉRICA LATINA - D&RIPCIONF.S Y VIAJES 2.


AMÉRICA l.ATINA- HISTORIA - SIGLO XVII 3. ESPAÑA
- COLONIA - AMÉRICA - HISTORIA 4. IRAQU(F.S EN
AMÉRICA l. TI!Ulo.

CIP/1964
CCISIBDl.UCR

Edición aprobada por la Comlsl6n Editorial de la Universidad de Costa Rica

Primera edición: 2009

Portada: llustrac16n al mapa de Nueva E.�t\a y Nueva r...,llcla de Joan 81aeu, At/m; Maior, 1665, p. 193.
Diseno de portada: E«rlyn Sanabria Riwra

o Editorial Unlvcrsldad de Costa Rica, Oudad Unlvcrsllaria "Rodrigo Fado". San José, Costa Rica.
Apdo.11501-2060 • Tel:2Sl l 5310 • Fax:2Sll 5257 • E·maD:admlnislracion@edllorial.ucr.ac.cr
Página web: \VWW.edltorlal.ucr.ac.cr

Prohibida la reproduccl6n total o parcial. Tod1» los derechos reservad!». Hecho el depósllo de ley.
CONTENIDO
l. INl'RODUCCIÓN .......................................................................................

11. EL VIAJE A AMÉRICA .. . . .


.... . ..... ....... .............. ......... .. . . . .
.. ... ....... ....... ......... 9

111. CONCLUSIÓN ............................................................................................ 91

IV. BIBLIOGRAFÍA .
................................ ......................................................... 93

1. Fuentes primarias árabes impresas para el estudio


de la historia del Medio Oriente . . .
............................................. .... .. . 93

2. Bibliografía básica . . . . . . ..
........................................... ....... ......... ... . . ... ... 102

ÍNDICE DE MAPAS .
............................... .......... .. .. .. . .
. .... . .
. . ...... .... ......... .. . .
.. . ...... 111

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES .
.......... .............................................................. 113

ACERCA DEL AUTOR .


.................................................. ................................ . . . 115
l. INTRODUCCIÓN

Elías al·Mawsili, sacerdote católico de rito caldeo,1 procedente de Iraq, viajó a Eu·
ropa y luego a la América Colonial Española en el siglo XVII. Probablemente fue el
pñmer iraquí en visitar América Su viaje total se extendió por espacio de 15 años
de 1668 a 1683 y su visita a América probablemente fue de 1669 (?) a 1 680. De su
relato es dificil conocer el año de inicio de su viaje a las provincias españolas de
Ultramar. Sabemos con certeza que su regreso a Europa fue en 1 680, lo que nos
mueve a suponer que posiblemente estuvo en el Nuevo Mundo por espacio de 11
años. Sin embargo, al·Mawsili no fue el primer árabe en llegar a las Indias. Como
se ha podido demostrar en los estudios de los casos de la Inquisición en diversas
latitudes de la América Colonial, hubo muchos otros árabes, Moriscos, que no
obstante la prohibición de que arribaran al Nuevo Mundo, lograron trasladarse e
instalarse en la América Colonial. Muchos de esos árabes practicaban el Islam y la
Inquisición los procesó por poseer obras musulmanas en lengua árabe.2 No sabe·
mos con certeza cuáles obras, pero es factible pensar en una copia del Corán, o
alguna colección de oraciones. También se ha lanzado una hipótesis de que qui:zá
algunos Moriscos, manteniendo secreta su identidad, orígenes, religión y cultura,
pudieron haber participado también de la conquista de la América Española.

Sobre el rito caldeo católico, asf como los orígenes de esla iglesia en el Iraq, véanse: A. J. Maclean,
ªNestorianism", en F.ncyclopaedia ofReligion and Elhics, editado por James Hastlngs, T.&T. Clark,
F.dinburg h, 1961, Vol. IX, pp.323-332. Maltl Moosa, ªNestorian Church", en 1he F.ncydopedia ofRe­
ligion, editado por Mlrcea Eliade, MacMillan Company, New York, 1987, Vol. X. pp.369-372. Robert
L Wilken, "Nestorianism", en 1he F.ncydopedia ofReligion, editado por Mlrcea Eliade, MacMillan
Company, NewYork, 1987, Vol. X, pp.372-373. Robert L Wilken, "Nestorlus" en 1he F.ncyc/opedia
o!Reliyion, editado por Mlrcea Ellade, MacMlllan Company, New York, 1987, Vol. X, pp.373-374.
2 Para mayores detalles sobre lodo este proceso véanse: Hemán Taboada, la Sombra del Islam
en la Conquista de América, Universidad Autónoma de México, Fondo De Cullura Económica,
México, 2004, pp. 1 14 ss. Louis Cardaillac, "Le probleme morisque en Amérlque", en Mélanges
de la Casa de Velázquez, 1976, Tomo XJI, pp.283-303. Sobre la Inquisición Española véanse: Ber·
nardlno Uorca, la lnquisici6n Española, Labor, SA, Madrid, 1946. Henry Kamen, la Inquisición
Española, Alianza Editorial, Madrid, 1973. A.S. Turberville, la Inquisición Española, Fondo de
Cultura Económica, México, 1965.

Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawsill


Las razones del viaje de al-Mawsili no son del todo claras. Estuvo primero en siglo XVI. Las Casas sostenía que la prédica y práctica pacífica de acercarse y lla­
Europa, visitó el Vaticano, Francia, España y otros lugares europeos, con el pro­ mar a los naturales de América al Cristianismo, como él mismo lo desarrolló, era la
pósito de recaudar fondos para su iglesia en Iraq. Obtuvo del Papa Clemente IX única forma válida para atraer a los indígenas a la fe cristiana y 1.ograr su conversión
( 1 667-1 669) cartas de presentación y el apoyo del Vaticano para viajar por Europa sincera. En el siglo XVI las discusiones entre si predicar pacíficamente la fe a los in­
y hacer contactos en las distintas cortes europeas.3 Asimismo obtuvo de la reina dígenas, o si imponerles el Cristianismo, como opinaba Juan Ginés de Sepúlveda,4
regente de España, Mariana, madre de Carlos 11 que entonces era niño, el per­ fue el debate más importante durante todo el siglo. Este debate culminó con la
miso para visitar los territorios de Ultramar. Aunque probablemente su viaje era Controversia de Valladolid ( 1550-155 1 ). No obstante la importancia de estos asun­
para recaudar algunos fondos para su iglesia, se convirtió en una visita a las cate­ tos, en la obra de al-Mawsili no se menciona nada de esto. lLa razón será porque
drales, iglesias, monasterios, conventos, etc., para determinar si todo marchaba él escribió un poco más de un siglo después? No obstante lo que pueda señalarse,
bien o si en cambio había corrupción, mal manejo de los ingresos, o una mala el hecho de haber tratado sobre la difícil situación de los indígenas podría haberle
administración. Es factible lanzar la hipótesis, tras la lectura de su narración, que llevado a analizar el impacto de algunos de estos debates.
su viaje pudo haber tenido también la intención de investigar la posibilidad de
difundir los planteamientos de la Congregación de la Propaganda Fide y qui­ Al-Mawsili también explica en su obra que a los indígenas los maltrataban, pero
zá asimismo explorar, en nombre del papado, la posibilidad de establecer un no entra en detalles y no menciona quién ni la forma del maltrato. Además sos­
nuncio apostólico en las Indias, no obstante la negativa del rey y del Consejo de tiene que los obligaban a trabajos forzados en minería, agricultura y otras activi­
Indias tanto a la intervención del papado en las misiones en América, como al dades. Probablemente no enfatizó estos importantes asuntos en su obra porque
intento pontificio de establecer un nuncio en las Indias. Para estos propósitos no deseaba debatir con las autoridades españolas. Si hubiera dado sus opiniones
contaba con las cartas de permiso ya mencionadas, con las cuales podía trasla­ al respecto no hay duda de que hubieran sido de gran valor para los historiadores
darse libremente por todas partes y denunciar arbitrariedades o cualquier abuso. posteriores, que podrían haber conocido más a fondo sus percepciones. Tanto
Así él logró visitar, y lo menciona en su obra, distintos monasterios, conventos, o el maltrato como el trabajo forzado para los indígenas se conocían desde el siglo
iglesias de las diversas órdenes, en especial de los franciscanos, los dominicos, XVI, como quedó evidenciado en el sermón de fray Antonio de Montesinos, el 25
los agustinos y los jesuitas. Otro propósito que pudo haber tenido su viaje era de diciembre de 1 5 1 1 cuando argumenta:
r

inspeccionar si la administración civil era apropiada y si no había corrupción,


vicios o abusos. Debido a sus cartas de presentación gozaba de un gran prestigio. . .. todos estáis en pecado mortal y en el vivís y morís por la crueldad y
Muchos lo respetaban como una alta dignidad y por ello siempre lo recibieron tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, icon qué derecho
bien en las distintas villas, pueblos y ciudades donde llegaba. Con frecuencia las y con qué justicia tenéis en tan cruel y ho"ible servidumbre aquestos
autoridades civiles y las religiosas competían por ser los anfitriones de esta alta indios?... lCómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer
dignidad y atenderlo en sus propiedades. ni cural/os en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les
dáis incu"en y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y
Otro propósito de su viaje pudo haber sido inspeccionar la situación de los habi­ adquirir oro cada día? 5
tantes indígenas de la América Colonial y su conversión al Cristianismo, aunque
esto último no aparece claramente entre los fines de su visita. No obstante, ello
se puede inferir por sus numerosas referencias a los indígenas, ya que al-Mawsili 4 Véase: Juan Ginés de Sepúlveda, Tratado sobre fasjustas causas de la guerra contra los indios,
traducido del latín por Marcelino Menéndez y Pelayo, Buenos Aires, 1941, passim. Al respecto es­
se muestra preoc..,ado por la conversión de éstos al Cristianismo. Señala que cribió: "lQué cosa pudo suceder a estos bárbaros más conveniente que el quedar sometidos al
en la época en la que visitó América todavía existían muchos indígenas paga­ imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de convertir de bárbaros, tales que
nos. Esta preocupación no nos sorprende, dado que las autoridades españolas apenas merecfan el nombre de seres humanos, en hombres civilizados en cuanlo pueden serlo;
de torpes y hbidinosos, en probos y honrados; de impíos y siervos de los demonios, en cristianos
estaban asimismo interesadas en la conversión de los indígenas. Sin embargo, y adoradores del verdadero Dios?• Véanse también: Ramón Xirau, Idea y Querella de la Nueva
no hay mención en fa obra de al-Mawsili de Bartolomé de las Casas, obispo de España, Alianza Edilorial, Madrid, 1973, passim, en especial pp.25-54. Roberto Marfn Guzmán, El
Chiapas y máxima personalidad en defensa de los indígenas y sus derechos en el Espíritu de Cruzada Español y la ldeologfa de la Colonización de América, Alma Maler, San José,
segunda edición, 1997, p.104.

5 Citado por Richard Konetzke, La Epoca Colonial, Edilorial Siglo XXI, Madrid, 1971, p.162. Véanse
3 Sobre el papa aemmte IX, véase: Leopold von Ranke, Historia de los Papas, Fondo de Cultura también: Daniel Ulloa, los Predicadores Divididos. los Dominicos en Nueva España, siglo XVI,
Económica, México, 1974, pp.506-508. También: Albert Ehrhard y Wilhelm Neuss, Historia de la El Colegio de México, México, 1977, pp.52 ss. Marfn Guzmán, El Espfritu de Cruzada Español y fa
Iglesia, Ediciones Ri1fp, SA, Madrid, 1962, Vol. IV, pp.320-321. /deologfa de la Colonización de América, p.111. José Maria Ots Capdequr, Manual de historia del

2 Roberto MalilGuzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawsill 3


Mapa l. Mapamundi de Henricus Hondius, 1630, contemporáneo de Elias al-Mawsili. En las cuatro esquinas aparecen César,
Ptolomeo, Mercator y Hondius. Tomado de Joan Blaeu. Atlas Maior of 1665, Hispania, Portugallia, Africa & America, p. 38.

Mapa 2. Mapa de América del Atlas Maior. pp. 174-175, de Joan Blaeu, 1665, contemporáneo de Elfas al-Mawsili.
Montesinos también les dijo que si persistían en esa actitud, y continuaban ultra­ no obstante haber investigado y leído mucho sobre la historia de la América Es­
jando a los indfgenas no podrían salvar sus almas, por lo que quedaban entonces pañola, no menciona a ninguna de estas personalidades ni las leyes aludidas en
en la misma situación que los turcos, o los moros, que no creen ni quieren la líneas anteriores.
fe de Cristo. Este y otros sermones tuvieron una honda repercusión tanto en las
Indias como en España, pues Montesinos se opuso rotundamente al sistema de Relacionado también con estos asuntos de la conversión de los indígenas al Cris­
las encomiendas, institución de trabajo forzado que habla impuesto el mismo tianismo, al-Mawsili frecuentemente refiere la creencia en la aparición de la Virgen
rey.6 Montesjnos después viajó a España para exponer ante el rey la situación de María a individuos indígenas en distintas regiones de América Colonial, tanto en
los naturales de América y aseguró que el descenso de la población indígena, Sur América, como también el caso de la Virgen de Guadalupe que se apareció al
que también preocupaba al monarca, se debía a la explotación irracional y a los indígena Juan Diego en México. Todas estas descripciones de al-Mawsili son sin
ultrajes de todo tipo que llevaban a cabo los colonos contra los indígenas. De duda las de un hombre religioso que cree finnemente en estos milagros.10
esta forma Montesinos se convirtió en el primer fraile que luchó por la justicia en
América. 7 Como resultado de las exposiciones de Montesinos se dieron en Espa­ Luego de una visita que se extendió por espacio de once años a la América
ña las Leyes de Burgos, un conjunto de 32 leyes que trataron sobre la libertad del Colonial, regresó al Medio Oriente, donde completó la redacción de su obra. El
indígena, el establecimiento de límites en las jornadas de trabajo, remuneración sacerdote jesuita Antun Rabbat fue quien descubrió y editó el manuscrito, para
justa, etc. Este conjunto de leyes contiene, por ejemplo, los siguientes puntos; publicarlo en la revista Al-Mashriq, publicación de los jesuitas de la Universidad
Saint Joseph de Beirut. Luego de corregir los errores gramaticales del árabe que
contenía el manuscrito de al-Mawsili, pues el árabe no era su lengua materna,
l. A nuestros Reyes, con la autorización del Papa, les es /[cito gobernar
Rabbat lo publicó en el volumen 8, números 1 8-24, en 1905 en esa revista de los
las Indias con régimen polftico y anexionar/as a Europa.
jesuitas. Sin embargo, fue muy cuidadoso de no cambiar nada de lo que el autor
2. Los que esclavizaron a los indios están obligados a restituir en la había consignado, ni el significado de los mensajes, descripciones o interpre­
medida del lucro obtenido y los daños causados. taciones que deseaba transmitir. Es importante también señalar que esta obra
3. Como nadie militat suis stipendiis será /[cito imponer allí tributos y de al-Mawsili contiene muchas palabras en turco, entonces muy comunes en el
pedir servicios, aún mayores que los exigidos a los españoles, pues­ ambiente en el que se desenvolvió este sacerdote caldeo, sobre todo nombres
to que los gastos resultan allá más elevados. Procédese en esto con de algunos productos, nombres de medidas y de unidades de monedas, lo que
moderación para que no maldigan el nombre de Dios.8 dificulta un poco más la comprensión de su texto.

En términos generales la obra de al-Mawsili puede interpretarse como un libro que


Tanto las Leyes de Burgos ( 1 5 1 2) como las Leyes Nuevas de 1 542, intentaron
corregir esta situación de los indígenas, como pretendió también Las Casas con contiene asuntos reales, otros son fantásticos, leyendas, mitos. Asimismo contiene
sus sermones y sus numerosas obras.9 Sin embargo, la descripción de al-Mawsili, descripciones de la naturaJeza de las Indias y las costumbres de sus pobladores,
cosas que le sorprendieron mucho. Hay también en su obra asuntos valiosos y

derecho español en las Indias y del derecho propiamente indiano, Losada, Buenos Aires, 1945,
passim.
Historia de las Indias, Fondo de Cultura Económica, México, 1951. Bartolomé de las Casas, La
6 Para más infonnación sobre las encomiendas, véanse: José Maria 015 Capdequf, España en Améri­ Destrucción de las Indias, Librería de la vda. de C. Bouret, Parfs, s.r.e. Enlre los libros sobre Bar­
ca. El régünen de tierras en la época colonial, Fondo de Cultura F.conómica, México, 1959, passim. tolomé de las Casas, su vida y su obra destacan los siguientes: Lewis Hanke, Bartolomé de las
Casas, pensadorpolftico, historiador, antropólogo, Imprenta Ulcar Garcfa SA, La Habana, 1949.
7 Para mayores detalles véanse: Vicente Sierra, El sentido misiona/ de la conquista de América,
Lewis Hanke, La lucha por /ajusticia en la conquista de América, Editorial Suramericana, Bue­
Espasa Calpe, SA, Madrid, 1944, pp.65-68. Véanse también: Silvio ZavaJa, FilosoHa política en la
nos Aires, 1949. Lewis Hanl<e, Bartolomé de las Casas (1474-1566), bibliografla critica, Fondo
conquista de América, Fondo de CUitura Económica, México, 1947, passim. Marfn Guzmán, El
Histórico y Bibliográfico, Santiago de Chile, 1954. También: Juan Friede, Bato/amé de las Casas:
Espíritu de Cruzada Español y la ldeo/ogfa de la Colonización de América, pp.J 11-113.
precursor del anticolonialismo, Editorial Siglo XXI, México, 1974. Zavala, Filosofla política en la
8 Sierra, El sentido misional de la conquista de América, pp.66-67. Véanse también: Ulloa, Los conquista de América, passim. Roberto Marfn Guzmán, •Predicación versus guerra: el debate
Predicadores Divididos. Los Dominicos en Nueva España, siglo XVI, pp.58-59. Marfn Guzmán, El en tomo a la legalidad de la conquista de América", en Revista de Ciencias Sociales, Números
Espíritu de Cruzada Español y la ldeo/ogfa de la Colonización de América, p.113. 54-55, diciembre 1991-marzo 1992, pp.29-41.

9 Véanse por ejemplo: Bartolomé de las Casas, Apologética historia sumaria, ediciones de la IO La investigación moderna ha llegado a demostrar que la aparición de la Virgen Maria en tantos Y
UNAM, México, 1967. Bartolomé de las Casas, De regla potestate o derecho de autodetermi­ tan diversos lugares de la América Colonial, era la ronna que utilizaban las autoridades religiosas
nación, Consejo Superior de Investigaciones Clenlificas, Madrid, 1969. Bartolomé de las Casas, para atraer a los lndfgenas al Cristianismo y con ello acelerar los procesos de conversión.

6 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawslll


r.

originales como algunas referencias a los precios y los salarios de su época, al


lado de detalladas narraciones de otros temas que no contnouyen mayor cosa al
conocimiento de la historia colonial. Después de una lectura minuciosa de esta
obra quedan muchas dudas y numerosos asuntos que no son del todo claros. El
lector puede preguntarse si será cierto que visitó todos los lugares y comarcas que
menciona en su libro. Del relato de su visita a Tucumán surgen muchas dudas. Es
posible pensar que la razón por la que el autor solo mencionó algunos aspectos,
únicamente vagas referencias de esas remotas tierras, fue porque probablemente
no las visitó. Sin embargo, asegura haber estado ahí. lPor qué entonces el afán de
manifestar que visitó todas esas localidades, cuando tal vez solo estuvo en algunas
de ellas? La respuesta a este cuestionamiento no es sencilla y no resulta del todo
factible. Una posible respuesta es que quizá quiso dar mayor realce a su visita abar­
cando en su relato las más alejadas regiones. De esta forma su narración contiene 11. EL VIAJ E A AMÉRICA
una visita más completa y logra otorgarle a su viaje un margen de fantasía al incluir
también en sus descripciones alejadas comarcas de escasa población.
Después d e mencionar e l nombre d e Dios, d e alabar a l Creador, a Jesús, la Biblia
y la Iglesia, asuntos religiosos característicos de la época y también muy influi­
Finalmente es relevante indicar que en 1 906 esta obra de al-Mawsili salió publi­
dos por la forma tradicional de todos los escritos musulmanes, ambiente en el
cada como libro, que tuvo una limita circulación en Jos países árabes. En 1 926
que creció como miembro de una minoría religiosa en el Iraq musulmán de la
se publicó en alemán un resumen del viaje de al-Mawsili. En 1 940 apareció un
época otomana, 12 al-Mawsili hace un detallado relato de su visita a Europa y a la
articulo introductorio sobre esta visita a América, en la revista América Española,
América Colonial.
obra del español árabe Abelardo Shediac. Esto parece ser todo lo que se conoce
sobre este libro. Debemos agregar ahora la traducción al inglés del libro comple­
AJ-Mawsili narra que viajó desde Iraq a Jerusalén con el propósito de visitar Tierra
to, por Caesar E. Farah.11
Santa y en especial esa ciudad tan significativa para la Cristiandad. Le acompa­
ñó en su travesía Mikha'il Agha, Jefe de la Artillería del ejército Otomano y un
pequeño grupo que en total sumaban 1 2 personas. A la mitad del camino hacia
Roberto Marin Guzmán
Palestina alrededor de 1 00 bandidos atacaron a los viajeros con el propósito de
San José, Costa Rica
robarles. Sin embargo, debido a que este pequeño grupo tenia mejores armas,
en especial algunas de fuego, al-Mawsili y su compañeros salieron victoriosos y
rechazaron a los salteadores de caminos. Esta descripción es significativa, pues
es la constante en la época, que hacía necesario viajar por los desiertos en com­
pañía de mucha otra gente e inclusive con milicias propias para defenderse de
los ataques. También los peregrinos, comerciantes y otros debían tener esa pro­
tección militar durante sus travesías. Con frecuencia asimismo debían pagar a
líderes tribales locales, a lo largo de las rutas, para que no los atacaran.13 Al-Maw­
sili después visitó Jerusalén, Damasco, AJepo y desde AJejandreta (Iskandarun)

12 Véanse: Peter Holl, Egypt and the Fertile Crescent, 1516-1922. A political history, Comell Univer­
11 Véanse: Abelardo Chediac, "Primer viaje de un oriental a la América", enAmérica Española, Vol. sity Press, lthaca y Londres, 1980, passlm, en especial pp.134-148. Nonnan ltzkowitz, Ottoman
XXV, 1940, pp.87-98. An Arab Joumey to Colonial Spanish America. 1he Trauels ofElias al-MfJsili Empire and lslamic Tradition, The Universlty of Chicago Press, Chicago, passim.
in the Seventeenth Century, traducción al inglés de caesar E. Farah, Syracuse University Press, 13 Véanse: Peter Holt, Egypt andthe Fertile Crescent, 1516-1922. A political history, passim. ltzkowilZ,
Syracuse, 2003. Es más correcto transliterar el nombre como al-Mawsili, pero el traductor ha pre­ Ottoman Empire and lslamic Tradition, passlm. Gustav von Grunebaum, El Islam, Editorial Siglo
ferido al-Müsuli. Por esta razón cuando se cite la obra en su traducción al inglés se conseivará la
XXI, Madrid, 1975, pp.15-136. Abraham Marcus, 1he Middle East on the Eve ofModemity. Aleppo
forma que utilizó el traductor. in the Eighteenth Century, Columbia Universlty Press, New York, 1989, passirn.

8 Roberto Marín Guzmán 9


Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslll
zarpó en un barco inglés hacia Europa. Hizo escala en Chipre donde visitó algu­ las formas de penetración en el Medio Oriente que llegaron a ser tan significati­
nas tumbas de santos y siguió hasta llegar a Venecia, después de un viaje de 70 vas a partir del siglo xv111 .1s
días, desde lskandarun hasta Venecia. Al llegar a esta ciudad e_stuvo confinado a
las afueras del puerto por espacio de 4 1 días en cuarentena, hasta que obtuvo el Luego de una temporada de siete meses en Portugal, al-Mawsili regresó a Madrid
certificado que le permitía entrar en la ciudad, pues no era portador de ninguna y vivió con algunos duques y marqueses que lo recibieron con honores y cálida
plaga. Visitó esta urbe, en especial sus iglesias y sobre todo la de San Marcos. En hospitalidad. En su narración cuenta que le pidieron que obtuviera de las auto­
su relato afirma que la riqueza de San Marcos es indescriptible.14 ridades reales el permiso para oficiar misa según el ritual caldeo, lo que logró y
según refiere, todos quedaron maravillados de esa liturgia. Esto probablemente
Después estuvo seis meses en Roma y visitó los lugares santos, en especial la ba­ lo menciona ya que en diversas oportunidades el oficiar misa en el rito caldeo
sílica de San Pedro. Posteriormente fue a Francia y visitó Marsella, Lyon y París. le abrió puertas y distintas formas de obtener contactos. Mientras estuvo en Ma­
Tuvo audiencia con el rey que lo recibió muy bien y con honores, lo mismo que drid, el nuncio apostólico, el cardenal Maríscoti, le sugirió que solicitara permiso
el duque de Orléans, hermano del rey. Nos cuenta que al duque de Orléans le para viajar al Nuevo Mundo. En esa época estaba prohibido que un extranjero
regaló una espada. También se entrevistó con el príncipe St. Aignan, a quien en­ viajara a las Indias sin el permiso expreso del rey. Inclusive para algunos españo­
tregó una carta que le enviaba un tío suyo, el padre Juan, monje capuchino que les ya desde la época de Felipe 11 se impusieron restricciones, en especial para
dirigía la orden en Alepo. De esta forma lograba hacer sus contactos. aquellos que quisieran estudiar fuera de la Península Ibérica. Esto se hacía con
el propósito de tener mayores controles.16 La reina regente le otorgó la licencia
Su viaje a España tuvo como misión recaudar fondos para la Iglesia Caldea. En del viaje a América y escribió cartas de recomendación para virreyes, obispos,
España se entrevistó con la reina regente Mariana, a la que mostró la carta que sacerdotes y todos los gobernadores de las Indias, ordenándoles que le apoyaran
traía del papa Clemente IX. La reina regente le dio una orden para que recaudara y le otorgaran cuanta ayuda fuera posible. Así el 1 2 de febrero de 1 66917 presentó
1 000 piastras de su gobernador de Sicilia en Palermo y otra orden para obtener las órdenes y cartas de recomendación a don Nicolao de Córdoba, general de los
1 000 piastras del gobernador español de Nápoles. Por este motivo al-Mawsili se
dirigió a Italia, para de ahí tras!adarse a Palermo y recaudar los dineros ofrecidos.
15 Robert Haddad, Syrian Christians in Muslim Society. An lnterpretation, Princeton University
Sin embargo, tras esperar dos meses, el gobernador le informó que no podía Press, Princelon, 1970, passim. Albert Hourani, Minorities in the Arab World, Oxford University
otorgarle esa cantidad. Al-Mawsili en su narración no oculta su frustración ni su Press, Londres, 1947, passim. Albert Hourani, The Emergence of the Modem Middle East, The
Macmillan Press, Londres, 1981, passim. Albert Hourani, A History of the Arab Peoples, Harvard
cólera de que el gobernador lo hubiera hecho esperar dos meses en vano. Por
Universily Press, Cambridge, Massachusetts, 1991, passim. Dominique Chevallier, La société du
ello se dirigió entonces a Nápoles para cobrar las otras 1 000 piastras. Cuando el Mo111 Liban e) /'époque de la revolution industrie/le en Europe, Librairie Orientaliste Paul Geuth­
gobernador de Nápoles se enteró de que el gobernador de Sicilia no había cum­ ner, Paris, 1971, passim. Roger Owen, 1he Middle East in the World Economy, 182�1914, l.B.
Tauris & Company, Londres, 1992, passim. Holl, Egypt and the Fertile Crescent, 1516-1922. A
plido con la orden de la reina regente, le hizo saber a al-Mawsili que él tampoco politica/ history, pp.112-123. Roberto Marin Guzmán, La Emigración Libanesa en los siglos XIX y
le otorgaría el dinero prometido. XX. Análisis de sus causas económico-sociales, Alma Maler, San José, 1997, passim.

16 Para mayores detalles al respecto, véase: Henry Kamen, La Sociedad Europea, 1500-1700, Alian­
En su narración al-Mawsili asegura que después de haber perdido la esperanza za Editorial, Madrid, 1986, p.227. También Kamen cita la frase del virrey de Nueva España, don
Gil de Lemos, quien en el siglo XVI dijo a los colonos: •Aprended a leer, a escnbir y a rezar, pues
de obtener esos dineros, decidió regresar a España, para informar a la reina re­
en eso se encierra cuanto debe saber un americano", p.227.
gente de lo ocurrido y devolverle las órdenes que ella le había entregado. En su
17 Hay un error en el año en el original, pues consigna 1675. Deberá leerse probablemente 1669.
libro al-Mawsili refiere que encontró sacerdotes sirios e iraquíes en varios lugares Chediac, "Primer viaje de un oriental a la América", p.96, también consigna 1675, que es lo que
de Italia. Esto prueba que muchos iban a estudiar a Roma o a otras ciudades de tiene el texto, pero este año no parece factible, pues le darla a al-Mawsili una estancia de siete
Italia Ya desde entonces había cristianos en el Medio Oriente que miraban hacia años en Europa antes de su viaje a América Como sabemos con certeza que regresó en 1680 y
que estuvo en el Nuevo Mundo por más de una década, su traslado a América debe de haberse
Occidente. También desde entonces se daba el apoyo de algunos gobiernos eu­ realizado unos años antes, probablemente hacia 1669. De su recuento de los meses que estuvo
ropeos a las poblaciones cristianas de Siria, Ltbano y Palestina principalmente, en Europa antes de iniciar su travesfa hacia el Nuevo Mundo solo nos da un poco más de un año.
Si hubiera estado más tiempo quizá lo hubiera consignado en su narración. Por ello es facbble
como la forma de mantener contactos firmes con poblaciones locales y lograr
imaginar que su viaje hacia América se inició en 1669. Además asegura que estuvo en Lima seis
aflos en espera de que se arreglara la situación de su amigo el virrey y había estado en esa ciu­
dad antes por espacio de un afio entero. SI hubiera iniciado su viaje en 1675 solamente hubiera
14 Elfas al-MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America. 1he Travels ofElias al-Mflsili in the estado en el Nuevo Mundo por cinco años, lo cual no parece factible y no coincide con toda su
Seventeenth Century, traducción al Inglés de Caesar E. Farah, Syracuse University Press, Syracu­ narración ni con los años que asegura haber pennanecido en estas tierras. Es más probable
se, 2003, p.7. pensar que hay un error en el afio consignado como inicio de su viaje a América.

10 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elias al-Mawsili 11


f.

galeones, quien le dio alojamiento en su propio barco. Este galeón era el guía de
la expedición que contaba con un total de 1 6 embarcaciones.18 AJ-Mawsili ase­
gura que tal tipo de "'armada", como la llama, solo salía de España una vez cada
tres años. Obviamente, esa expedición transportaba gran cantidad de artículos
para comerciar en las Indias y solo españoles podían viajar. Las embarcaciones ·��
después regresaban a España cargadas de otros productos y sobre todo riquezas iO
como oro y plata.19 Nuestro viajero asegura que esos galeones cargaban al regre­ �
so a España entre 20 y 25 millones de karats.20 ra
Q)
"O
o
Q)
AJ-Mawsili narra que a los pocos días de haber salido de España una fuerte tor­ e

menta creó mucho temor entre la tripulación y los pasajeros. Afirma que Nico­
-e
o
o.
lás Infante, que habfa sido nombrado por la corona española como gobernador E
Q)
de Quito, murió debido al intenso temor que sintió. Relata que le amarraron en e:
o
las piernas una gran vasija de barro y lo tiraron por la borda, de manera que se u

iría al fondo del mar y no quedaría flotando. En el fondo del mar se lo comerían CD
e.o
los peces.

Otro acontecimiento que relata fue que en la ruta encontraron una embarcación
inglesa que transportaba alrededor de 700 esclavos negros, para venderlos pro­
bablemente en algún lugar de las Indias Occidentales.

Después de 40 días de viaje divisaron tierra. El capitán del barco también llamó
la atención sobre el color del agua y aseguró que se debía a un gran río que con
fuerza se adentraba en el mar. Efectivamente, después describe la inmensidad
de ese río y su desembocadura en el Océano Atlántico. Probablemente era el
Orinoco. De ahí fue a Caracas y luego a la isla Margarita. Asegura que en esa
región los buceadores habían extraído por más de 20 años perlas de gran color.
AJ-Mawsili reproduce la leyenda de que un día los buceadores decidieron que
la primera perla que encontraran se la darían a la iglesia de la virgen. Debido a
que fue una perla muy grande, pospusieron su promesa para el día siguiente. AJ
otro día encontraron otra perla todavía más grande, por lo que de nuevo pos­
pusieron su ofrecimiento para el día siguiente. A la mañana siguiente fueron a
buscar perlas y no encontraron nada. AJ-Mawsili agrega que ya en ese lugar no
se encuentran perlas.

18 Al-MQslll, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.15.

19 Para más infonnación véanse: George Clark, La Europa Moderna, 1450-1720, Fondo de Cultura
Económica, México, 1970, passslm, en especial pp.172 ss. Earl J. Hamillon, El Tesoro America­
no y la Revolución de los Precios en España, 1501-1650, Edilorial Ariel, Barcelona, 1 975, pp.23-
59. José Miranda, Estudios Novohispanos, Universidad Nacional Autónoma de México, México,
1995, pp.74-80.

20 Un karat equivale a 100.000 piastras turcas, que eran las rererencias que tenía nuestro autor y
que utiliza a lo largo de su narración.

12 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsll! 13


El viaje continuó hacia Cumana y luego hacia Curac;ao que estaba en poder de los
holandeses. Nuestro viajero también visitó la isla Tortuga, así llamada por las enor­
mes tortugas que ahí habitan. AJ-Mawsili asegura que tenían dos yardas de largo y
ancho. Muchos cazan esas tortugas, las salan y las conservan para el viaje.

Después de 25 días de travesía al-Mawsili llegó a Cartagena, lugar de residencia


de numerosas e importantes autoridades del gobierno provincial. Asimismo
hay muchas iglesias, sacerdotes, monasterios para monjas y otros para monjes.
Describe después la hospitalidad de la gente en esta ciudad. También comen­
ta lo que parece haber sido común en la época, la llegada de barcos piratas
extranjeros, franceses, por ejemplo, que saqueaban la ciudad de Cartagena y
robaban algunas riquezas a los habitantes de la ciudad.21 Pasa luego a la na­
rradón de las condiciones climatológicas de esta zona, como por ejemplo las
fuertes lluvias y el calor intenso, así como la existencia de insectos, algunos de
los cuales describe con detalle. Ciertos insectos que ahí abundan tienen mar­
cados efectos sobre el hombre. Por ejemplo aquel que logra entrar en la piel
de la persona y ahí crece y que al cabo de un tiempo debe removerse con una
operación de gran cuidado. Asimismo describe la existencia de vampiros que
se alimentan de la sangre de sus víctimas animales mientras éstas duermen. En
Cartagena también observó la gran cantidad de oro que cargaba para España
el barco del tesoro del rey.22

De la costa quiso ir a Santa Fe· de Bogotá,23 que en aquella época el viaje se


hacía en un gran trayecto por el río Magdalena. Sin embargo, desistió de esta
ci
empresa cuando le advirtieron de los peligros de la travesía, sobre todo por la
existencia de un gran número de serpientes venenosas muy peligrosas para la
gente. AJ-Mawsili se dirigió entonces a Sari Felipe de Portobelo y luego al puerto
de Panamá, donde esperaría el barco procedente de Perú, que llegaría por la Mar
del Sur. Señala que en esta área residen autoridades gubernamentales, militares,
un obispo y hay también monasterios para monjes, y otros para monjas. Carac­
teriza a Panamá como una ciudad acogedora, locaJizada a una distancia de 18
parsangs de Portobelo.24

21 Para más infonnación véase la detallada descripción de Cartagena que escribió fray Pedro Si·
món. Este escribió su obra hacia 1623 y la tituló Noticias historiales de las conquistas de Tie"as
Firmes. Algunas descripciones de las principales ciudades del Nuevo Reino de Granada, en Jorge
Orlando Melo y Alonso Valencia Llano, Reportaje de la Historia de Colombia, Planeta Colombia­
na Editorial, S.A, Bogotá, 1989, pp.159-164, en especial p.164. Véase también: Al-Müsili, An Arab
Joumey to Colonial Spanish America, p.20.
22 AI-Müslli, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.21.

23 Véase: Pedro Simón, "Tratase de las cosas de la ciudad de Santa Fe", en Melo y Valencia Llano,
Reportaje de la Historia de Colombia, pp.1 65-170.
24 Un parsang es alrededor de tres millas.

14 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsi!I 15


Describe también las montañas y los bosques en ambos litorales así como a lo ni a los indígenas. En su viaje a Perú se dirige primero a Guayaquil. Describe
largo de las rutas que unen ambos puertos. Asegura que los tesoros reales y los muchas· de sus vicisitudes durante su viaje, en especial las tormentas en el mar.
productos de los comerciantes se transportan de Panamá a Portobelo por mula, Nos infonna que en Santa Elena, cuando quiso llegar a la costa en una pequeña
travesía que duraba menos de tres días. Señala un dato curioso, que el costo del embarcación, ésta se volcó y como era de noche y estaba muy oscuro por poco
transporte era de 30 piastras por mula. Para el tesoro real agrega otros números: se pierde y muere. Cuenta que en el lugar recibió la infonnación de que había
era de 25 millones y cada millón era 10 karat, y cada karat es 100.000 piastras. un indio que tenía 150 años de edad, por lo que fue a visitarlo y de él oyó mil his­
Afinna que todo este tesoro no se envía completo a España, sino que se divide torias e interpretaciones de muchos acontecimientos. Por ejemplo le comentó
para salarios, estipendios para los soldados y los oficiales y para el sostenimiento que cuando llegaron los españoles en las embarcaciones, los indios creían que
de los fuertes en los territorios indígenas. También de este tesoro se pagan los eran grandes peces y que los mástiles eran alas. También le contó que cuando
gastos de los galeones y los soldados que sirven en estas embarcaciones. los indios vieron a los españoles montando a caballo, creyeron que el caballo y el
jinete eran un solo ser. Este indígena anciano asimismo le informó que cerca de
Luego agrega que Panamá es un puerto húmedo, cálido y con muchas enferme­ esa región había una gran caverna donde yacían enterrados unos gigantes. Cuan­
dades. Asegura que en el año que estuvo ahí por lo menos 1000 personas murie­ do oyó esta historia, al-Mawsili se empeñó en ir a visitar la caverna y encontró ahí
ron en ambos extremos del istmo25 y muchos otros cayeron enfermos, en cuenta unos grandes huesos y grandes cráneos. De uno de ellos extrajo un diente que
el mismo al-Mawsili. De sus descripciones se puede inferir la importancia de pesaba 100 mithqals.27 Asimismo midió un hueso de una de las extremidades de
este istmo de Panamá a Portobelo para el comercio, pues por ah( pasaba el oro esos gigantes que alcanzaba 5 cuartas. Nos infonna que un artista habfa medido
y la plata procedente de Perú hacia España, las lanas de vicuña y muchos otros la altura de esos gigantes y la calculó en 25 cuartas.28
productos como el cacao, sobre el que al-Mawsili afirma que se parece al café
en aroma y sabor, pero que es mucho más rico. Describe Panamá nuevo, pues Para las regiones cercanas a Guayaquil describe los bosques, los árboles y los ríos
la otra parte se había quemado, lo que nos hace pensar una de dos opciones: pequeños. Asimismo nos informa con sorpresa sobre el caimán, al que compara
1) lPasó por Panamá unos años después de los estragos causados por el pirata con un dragón y dice que tiene 5 dedos de ancho. Afirma que cuando el caimán
Morgan? Si así fue, esto crearía una gran confusión e incoherencia cronológica encuentra a un ser humano cruzando un río lo ataca y se lo traga vivo, pero no
en su relato. 2) Probablemente confunde su primera visita con su segundo via­ come a seres muertos. Con frecuencia sale del agua y ruge y ataca animales o
je a Panamá. En la primera oportunidad no existía Panamá nuevo. Durante su seres humanos. Sus patas parecen como las garras del león. Cuando un caballo
segunda visita, hacia finales de la década de 1670, cuando regresaba del Perú o un toro llega al río a beber, el caimán con frecuencia lo ataca, lo muerde en la
a Panamá, precisamente unos años después del saqueo del pirata Morgan, solo nariz y boca y lo sumerge al agua para que la bestia se ahogue y luego la come.
existía Panamá nuevo. Esta segunda opción es más factible y más creíble en su Usualmente otros caimanes se unen al festín y cortan trozos de la victima y lo co­
relato. Debemos recordar que su narración la escribió muchos años después, men. Con sorpresa describe la forma en que los perros engañan al caimán, porque
una vez que había regresado al Medio Oriente. Debe indicarse también que en cuando van al río a beber, primero ladran y una vez que sale el animal se van a be­
1671 el pirata Henry Morgan saqueó y quemó la ciudad de Panamá. Al-Mawsili ber a otra parte y así evitan que el caimán los capture. También los indios cazan el
nos infonna que pennaneció en Panamá por un año e hizo gran amistad con el caimán, provocando que el animal muerda con fuerza una estaca que se le clava
obispo don Antonio de León con quien intercambió anillos y regalos.26 en ambos lados de la boca. Luego lo amarran y lo matan. Al-Mawsili asegura haber
visto en una oportunidad que un caimán se tragó a un niño y los indios capturaron
De aquf decidió ir al Perú y por ello rentó tres mulas por valor de 90 piastras (30 y mataron dos caimanes y en uno de ellos encontraron el cuerpo del niño, el que
piastras cada una). Sin embargo, el gobernador no deseaba que nuestro autor entregaron a un sacerdote para que se encargara de su entierro.
viajara solo, por lo que trató de persuadido, inclusive señalando hechos sobrena­
turales, que contribuían a los ya numerosos peligros comunes. Entre esos hechos
sobrenaturales, más bien leyendas inconcebibles, cita que ciertas plantas, pare­ 27 Sobre pesas, medidas y sus equivalencias, véanse las obras de Walther Hinz, Masse und Gewich·
te, EJ. Brill, Leiden y Koln, 1970, y la de Joaqufn Vallvé "Medidas de capacidad", en Al·Andalus,
cidas al bambú, atacaban y mataban a los hombres blancos, pero no a los negros Volumen XLII, 19n, pp.61· 1 2 1 . También véase: Roberto Marfn-Guzmán, "Sorne Reflections on
the lnslilutions of Muslim Spaln: Unlty in Politics and Admlnlstration (71 1 - 1 031 )", en 1he Ameri­
can Joumal oflslamic Social Sciences, Vol XXI, Número 1 , 2004, pp.26-56.

25 AJ.Mítsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.22. 28 En Jos testimonios de otros viajeros contemporáneos a ai.Mawsíli existen referencias a estos
gigantes para las cercanfas de Guayaquil. Probablemente no eran huesos humanos, sino de
26 Al·Mítsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.24. grandes animales.

16 Roberto Marín Guzmán


Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawsill 17
Asimismo explica que con frecuencia los caimanes salen del agua y en las orillas espacio de ocho años. Al-Mawsili le dio, a petición del obispo de la ciudad, una
del río pennanecen con las bocas abiertas. Pequeños pájaros entonces llegan a de las cañas que nuestro viajero había traído de la selva, cuya agua era benefi­
picar el barro y otras adhesiones que quedan entre los dientes del caimán. Cuan­ ciosa para detener hemorragias. La monja tomó de esa agua por espacio de siete
do están llenos welan a otros lugares. Luego al-Mawsili dice del caimán: "el ani­ días y según al-Mawsili se curó.
mal queda complacido de que le hayan limpiado los dientes de esta forma." 29
Para las villas de las cercanías de Quito refiere que un día un indio que labraba la
Guayaquil lo desaibe como un pueblo habitado tanto por indios como por espa­ tierra encontró una imagen de la virgen y decidió llevarla a su casa. Al día siguien­
ñoles y que toda la gente fue muy generosa con él, en especial los monjes domi­ te mientras trabajaba en el campo la volvió a encontrar y de nuevo la llevó a su
nicos que ahí tienen un monasterio. En el viaje de Guayaquil a Quito al-Mawsili vivienda. Al tercer día sucedió lo mismo y así durante un número de días, siendo
describe con sorpresa y admiración las plantas, ríos, volcanes, montañas muy altas incapaz de retener esa imagen en su casa. Finalmente se la entregó al obispo, el
cubiertas con nieve, las aves, como por ejemplo una que se parece al gorrión y que mandó a hacer una iglesia para la virgen, donde se conserva esa imagen.32
que habla, y las guacamayas de coloridos plumajes. De entre las plantas describe Al-Mawsili explica esta aparición de la virgen como un milagro. El observador
la que produce cacao, del cual se prepara el chocolate que se consume mezclado imparcial puede percibir la semejanza de estas apariciones en distintas latitudes
con azúcar y canela en las Indias y en muchos países de Europa.30 En su narración de América Latina.
refiere también las distintas villas por las que pasó, en especial Latacunga, donde
hay un convento de los carmelitas que erigió don Alonso de la Peña Montenegro, También describe la naturaleza, las fuertes lluvias y las tormentas que son fre­
obispo de Quito. Ese monasterio costó, según informa nuestro autor, 25.000 pias­ cuentes en estas regiones. En el viaje de Quito a Cuenca pasó por Riobamba don­
tras. Al-Mawsili caracteriza más adelante en su narración a este obispo como una de visitó un monasterio de dominicos. En esta región observa las altas montañas,
persona muy rica pero que carecía de generosidad, un verdadero avaro.31 los páramos, la altitud de los terrenos caracterizados por el intenso frío. Asegura
que esas zonas montañosas las habitan indios paganos. En Cuenca se enfermó y
También nos nana que cuatro monjes salieron a recibirlo y lo acompañaron has­ estuvo en cama por diez días. El gobernador de la ciudad era amigo suyo, pues lo
ta Quito, donde lo alojaron en su convento en esta ciudad. Asegura que el líder había conocido en el barco en la travesía de España al Nuevo Mundo. El goberna­
de este monasterio le dio una gran bienvenida, pues sabía que al-Mawsili traía dor, cuyo nombre no aporta, le ofreció una gran fiesta de bienvenida, en cuenta
una carta del superior de la orden en que lo confirmaba en su posición. Desgra­ una corrida de toros, que al-Mawsili describe con detalle y sorpresa, pues nunca
ciadamente no menciona los nombres de estos personajes, ni la orden religiosa había visto semejante espectáculo. 33 En las cercanías visitó las minas de oro y
a la que pertenecían. explica la fonna en que extraen ese metal precioso adherido a ciertas rocas.

Quito la describe como una hermosa ciudad adornada de bellos monasterios e En la ruta hacia Perú al-Mawsili visitó distintas villas, algunas de las cuales eran de
iglesias. Sin ernbalgo, indica que la gente que habita esta ciudad, tanto los indí­ dificil acceso. Asegura que los caminos estaban llenos de obstáculos y peligros.
genas como l()sespañoles, padecen d_e ciertas enfermedades -que no_ menciona al-Mawsili refiere que los indios que habitan esos poblados, que tenían obispos
con exactitud-debido a la mala calidad del agua. En su libro menciona que una asimismo indios como ellos, estaban impresionados de que nuestro viajero hu­
monja en uno delki>s monasterios padecía de sangrados, los que había tenido por biera podido hacer todas esas peligrosas travesías y entonces creían que era o
un profeta o un santo. Algunas zonas por las que pasó son desérticas y llama la
atención que describiera con sorpresa las tunas, sus espinas, su sabor dulce,
29 Al·MOsili, An �Joumey to Colonial Spanish America, p.28. como si nunca hubiera visto una, lo que sorprende, pues eran también comunes
30 Al·Míisil� An Ard#Joumey to Colonial Spanish America, p.29. en el Medio Oriente en la época de al-Mawsili. Menciona que como los indios son

31 En las tierras ádes de donde procedfa al-Mawsili, la avaricia era un defecto despreciable,
imberbes, salvo por unos pocos pelos que les crecen en las mandíbulas, estaban
criticable y altammte condenado. Al-Jahiz, el destacado autor árabe del siglo IX, se burló de los
avaros en su Camisa obra Kitab al·Bukhala'. Véase: Abu 'Ulhman 'Amr lbn Bahr al·Jahlz, Kitab
al-Bukhala', edllldo por Taha al-Hajiri, El Cairo, s.f.e. Véase también: Roberto Marfn Guzmán, 32 Al·MOsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, pp.31-32.
Kitab al-Bukh�[El Libro de los Avaros/ de o/.Jahiz: Fuente para la historia social del Islam
medieval, El COIQO de México, México, 20-01 , passim. La avaricia la critican asimismo muchos 33 Es oportuno indicar que las corridas de loros las introdujeron los árabes en España en la Edad
otros autores ánlR.s, por ejemplo lbn Batuta,AJ-Rihla, A travls del Islam, traducción al castella· Media y de ahf entró esta tradición a América. Para mayores detalles, véase: Rache! Arlé, España
no por Serfin FaijllGarcfa, Edilora Nacional, Madrid, passim, en especial pp.550-551 , pp.770·771 Musulmana, Siglos Vlll·XV, en Manuel Tuñón de Lara, Historia de España, Labor, SA, Barcelo­
y pp.775-776. na, 1 987, p.316.

18 Roberto Mufn Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsili 19


1
también muy impresionados por su espesa barba. En algunas de estas villas, por Al-Mawsili describe la naturaleza y señala que muchos árboles de esa fores­
supuesto en las más pobladas, él ofició misa según el rito caldeo y la gente parti­ ta tienen un fruto pequeño y firme que se parece a las bellotas de algodón.
cipó con interés. Al-Mawsili relata que en una oportunidad asistieron 4000 indios Este fruto produce una fibra que semeja lana. Según la legislación local, los
a una de sus misas, cifra que parece exagerada. Tomaron del pan que él bendijo indios podían tomar tantas bellotas como necesitaran para tejer sus vestimen­
y dieron limosna. �imismo asegura que en esa ocasión se recaudaron para la tas. Agrega que la ruta hacia Trujillo era también dificil y con severos cambios
iglesia 250 piastras de esas limosnas. climáticos que iban de extremo calor a un frío intenso. Trujillo es grande y tiene
un obispo, pero cuando al-Mawsili llegó ahí la sede episcopal estaba vacante
En su viaje hacia Perú pasó por Piura. En este poblado se desarrolló la leyenda debido a la muerte del obispo. Asegura que en esta ciudad hay monasterios
de que existía una caverna llena de oro. Una vez la hija del rey indio llevó a un tanto para monjes como para monjas. Hay conventos de las órdenes de San
hombre muy pobre hasta la caverna y le dio oro para que mejorara su situación. Francisco y de los Jesuitas y afirma que Trujillo cuenta con alrededor de 200
Cuando el padre se enteró de lo acontecido envenenó a su hija. Se cuenta que sacerdotes. En la iglesia de San Francisco ofició misa y coincidió con que era
por razones desconocidas él también murió repentinamente. Como la caverna el día de este santo (4 de octubre). La iglesia estaba llena y la gente quedó muy
se mantenía en un estricto secreto, los indios nunca más volvieron a saber de esa complacida por su misa porque "yo tenía conmigo los implementos para ce­
caverna y aunque la buscaron, nunca la encontraron.34 lebrar misa, además de l a casulla que Su Santidad el Papa me había otorgado,
con su medallón y signos impresos en ella".37 De Trujillo a Lima nuestro autor
Al-Mawsili visita muchas otras villas y señala que la mayoña de los habitantes son pasó por Cajamarca, ubicada en la cumbre de las montañas y en donde habitan
indígenas y que en ocasiones solo el obispo es español, por ejemplo en la villa muchos indígenas.
de Lilmoa35 Refiere que conocía al gobernador de esta villa, pues él y su fami­
lia habían viajado con al-Mawsili desde España hasta el Nuevo Mundo. Nuestro Describe las vicisitudes del viaje y la forrna de cruzar un río caudaloso, el río San­
viajero tampoco aporta el nombre de este funcionario. En esta villa el obispo le ta. También menciona la naturaleza y asuntos de la vida diaria como por ejemplo
pidió que celebrara misa el domingo y que se dirigiera a los indígenas en espa­ los sembradíos de caña de azúcar y las fábricas de textiles de esas zonas. Otro
ñol, lo que él hizo. Esto prueba que nuestro viajero tenia para entonces un buen asunto de la vida común es que narra que sus dos acompañantes eran hombres
dominio del idioma español. De su descripción de esta villa queda claro que ahí que habían perdido un brazo. El primero porque cuando era soldado en el en­
había 25 sacerdotes y 3000 habitantes. Según la narración, todos quedaron muy frentamiento con los indios perdió un brazo y el segundo debido a que una vez lo
complacidos de su misa. Los indígenas admiraron su barba y también les gustó mordió una serpiente y para salvar su vida le cortaron el brazo.38
el cambio de vestimenta. Señala que muchos buscaron su bendición porque les
había regalado rosarios y cruces que había traído desde Jerusalén. Después describe su estancia en Lima. Señala que lo primero que hizo fue ir y
quedarse en la casa de don Juan Bautista de la Cantera, el inquisidor, es decir el
En el viaje entre villas; como parte de las peripecias y zozobras que vivió, nos jefe del Santo Oficio. De la Cantera era su amigo y habían viajado en la misma
cuenta que en una oportunidad al caer la tarde el muletero se durmió y las mulas embarcación desde España al Nuevo Mundo.39 Cuenta al-Mawsili que le había
se salieron del sendero y se adentraron en el bosque. Cuando al-Mawsili se dio prestado al inquisidor 1400 piastras en Portobelo y que a su llegada a Lima este
cuenta de esto lo despertó y le ordenó detenerse y esperar hasta el amanecer. En le pagó la deuda además de un interés de 40 piastras por cada cien piastras, tal
la mañana mandó hacer una gran fogata y mucho humo para que los encontra­ como los comerciantes hacen en Panamá. Estos datos son también objeto de
ran sus compañeros que iban adelante y que ya para entonces habían llegado a discusión dado que de la Cantera no asumió funciones de inquisidor en Lima
la otra estación. También le ordenó al indio que subiera a un árbol muy alto y que
colocara ahí una bandera blanca para que sirviera de referencia Según narra fue
por esta bandera que pudieron encontrarlos.36
37 AJ.MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.39.

38 AJ.MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.40.

39 Sobre el Tribunal del Santo Oficio, o la Inquisición, véanse: Uorca, la Inquisición Española,
34 Al-MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.37. passim. Kamen, la Inquisición Española, passim. Marfn Guzmán, El Espfritu de Cruzada Español
y la ldeolosfa de la Colonización de Ammca, pp.26-71 . Véanse también: José Toribio Medina,
35 Al-MQslll, An Arab Joumey to Colonial Spanish Am"erica, p.37.
Historia del Tribunal de la Inquisición de Uma (1569-1820), Fondo Histórico y Bibliográfico J.T.
36 Al-MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.38. Medina, Santiago de Chile, 1956, passim.

20 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawsili 21


sino a partir del año 168 1 40 y como sabemos, al-Mawsili regresó a Europa en algún dinero, pues inclusive prestó una suma considerable al inquisidor, quien
1680, por lo tanto antes de que Juan Bautista de la Cantera ocupara esa impor­ le pagó con un alto interés. Al-Mawsili afirma que el interés era el mismo que
tante posición en Perú. Es factible pensar que probablemente de la Cantera tenía cobraban los comerciantes en Panamá. Este último dato nos sirve para Ja recons­
otra función inferior dentro de la oficina del Santo Oficio en Lima, pero nuestro trucción de la historia social y económica de la América Colonial, al aportarse

autor provee una información equivocada. información sobre asuntos comerciales, préstamos y tasas de interés.

Al-Mawsili después fue a visitar al gobernador a quien caracterizó como a una A su llegada a Lima al-Mawsili nos informa que el obispo de Lima había muerto y
buena persona, lo mismo que a su esposa. Ambos ofrecieron ayudarle en todo la diócesis estaba vacante. No provee ni el nombre del obispo difunto ni el año de
lo posible. De esta descripción se desprende la importancia de las autoridades su muerte. Al-Mawsili refiere que el obispado de Lima tenía un ingreso anual de
religiosas y las civiles así como los contactos que nuestro viajero hacía al llegar 50.000 piastras y que la diócesis contaba con 1 20 sacerdotes. Todos esperaban la
a una ciudad importante. Con frecuencia había trabado amistad y había hecho llegada del nuevo obispo -tampoco menciona su nombre- que ya venía en camino
contactos y conexiones con algunos funcionarios desde antes de que estos lle­ desde España Al-Mawsili relata que poco después él cayó enfermo y que después
garan a las sedes donde ejercerían sus funciones. Esto lo logró principalmente de 20 días, con la ayuda de Dios y de los doctores que lo atendieron, logró recupe­

durante su viaje de España al Nuevo Mundo. rarse. Todos estos datos anteriores nos dejan ver una vez más la imprecisión de la
información y lo vago de la narración que proporciona nuestro viajero.

De su relato también notamos la imprecisión de al-Mawsili que con frecuencia


no menciona todos los nombres de las autoridades con las que entra en contac­ Explica que antes de la llegada de los españoles, los indígenas que habitaban

to. Por ejemplo no aporta el nombre del virrey del Perú. Por la época es factible esas tierras no adoraban al Dios verdadero, sino que unos adoraban la luna, otros

pensar que el virrey pudo haber sido don Pedro Antonio Femández de Castro, al sol, otros a las estrellas, etc., hasta que después se hicieron cristianos.43 De

Conde de Lemos que ejerció esas funciones de 1667 a 1672.4t Si al-Mawsili pasó inmediato señala que los indígenas de la zona no tenían ganado,
por Lima en los primeros años de la década de 1670, entonces el virrey era Fer­
nández de Castro. Pero si su viaje fue después de 1672, el virrey era entonces el quiero decir, caballos, mulas, burros, bueyes, vacas, ovejas, ni siquiera
Conde de Castelar, que ocupó ese cargo de 1674 a 1678. Por el tiempo histórico gallinas -excepto un animal que se parece al camello, pero es del tama­
por el que pudo haber estado en Perú después de su llegada a América, es más ño de un burro, con un pecho protuberante. En este animal colocan las
probable que hubiera sido el Conde de Lemos. Sin embargo, de su relato se de­ cargas y también se comen su carne. Pero este animal no recorre grandes
duce que de inmediato a la deposición del virrey asumió la función el obispo de distancias. La distancia que viaja cada día no es más de 12 millas. Cuando
Lima, lo que según los datos históricos ocurrió el 7 de julio de 1678, cuando el se cansa, duerme, echa espuma por la boca y escupe a su dueño. 44
arzobispo de Lima, don Melchor de Liñán y Cisneros, ocupó también el puesto
de virrey hasta el 22 de noviembre de 168 1 .42 La precisión histórica para la re­ Al-Mawsili caracteriza a Lima como una ciudad que tiene muchos monasterios e
construcción de estos hechos se toma muy dificil por la falta de datos adicionales iglesias y da a entender que es una zona inestable en la que hay muchos temblo­
que nos permitan una aproximación más exacta. En la obra de nuestro viajero res y terremotos. El gobernador -tampoco aporta el nombre de este funcionario­
ni siquiera hay exactitud en los años o las fechas que aporta, lo que dificulta de la ciudad le prometió atenderlo y dio órdenes a todos sus subalternos para
la reconstrucción histórica de los acontecimientos que describe. Por otra parte, que le ayudaran en todo lo necesario. La edificación religiosa más importante
también en su obra son muy escasas las referencias al año en el que llega a una
de Lima es la catedral, sede del obispado. Hay otras iglesias y monasterios: cua­
determinada región o ciudad, lo que contribuye asimismo a la confusión. Por
tro monasterios de San Francisco, tres de San Agustín, tres de los Jesuitas, tres
otra parte, de la narración anterior podemos concluir que al-Mawsili disponía de
de los Hermanos de la Misericordia y cuatro para monjas. Asegura que en cada
uno de esos monasterios para mujeres habitan 1000 monjas, lo cual es sin duda

40 Para mayores detalles véase: Medina, Historia del Tribunal de la Inquisición de lima (1569-
1820), Vol. 11, p.224, donde asegura que Juan Bautista de la Cantera asumió el puesto de inquisl· 43 Sobre las religiones de estos lndfgenas, véanse más detalles en la obra de al-Mawsill, en especial
dor de Lima en 1681 y murió el 15 de septiembre de 1 692.
pp.40-41 . También: Felipe Cossfo del Pomar, El Mundo de los Incas, Fondo de Cultura Económi­
41 Véase: Juan Alvarez de Estrada, Grandes Vi"eyes de América (desde 1535 a 1 794), Editora Na­ ca, México, 1975, passim. Vlctor Von Hagen, Culturas Preincaicas, Editorial Labor, S.A., Madrid,
cional, Madrid, 1969, pp. 131-152. 1976, passim, en especial pp.1 1 7-126. Véase también: Terence N. D'Altroy, Los Incas, Ariel, Bar­
celona, 2003, passim, en especial pp.143 ss.
42 Para mayores detalles véase: J. Ignacio Rubio Mañé, Introducción al estudio de los virreyes de
Nueva España (1535-1 746), Universidad Autónoma de México, México, 1955, pp.206-208. 44 Al-Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.41 .

22 Roberto Marín Guzmán U n viaje poco conocido: la vislla de Elias a�Mawsill 23


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!

una exageración, o bien un error del copista posterior. Refiere también que hay bebidas. Al-Mawsili afirma luego que Lima era una ciudad muy cara para vivir Y
cuatro conventos de monjas que atienden a los pobres, en especial huérfanos, aporta asimismo un dato curioso: un pollo costaba una piastra y media47 Estas
viudas e indigentes. Dos bajo el nombre de San Juan que trata a los enfermos, informaciones nos sirven para conocer algo de los precios de la época y para la
esto es, extraños y pobres y un hospital grande con el nombre del rey. Esto último reconstrucción de la historia social.
debido a que el monarca pagaba todos sus gastos. (Tampoco aporta el nombre
del rey). Luego afirma que este hospital se llamaba San Andrés, lo cual parece Al-Mawsili nos cuenta que en una oportunidad lo llevaron al Cabildo Eclesiástico
una contradicción con el dato anterior en que sostiene que tenía el nombre del y lo ubicaron en el área donde se sientan los sacerdotes y el obispo. Esto consti­
rey de España. La referencia a San Andrés podría deberse entonces no al nom­ tuyó para él un gran honor, y fue aún mayor cuando le solicitaron que celebrara
bre del hospital, sino al santo al que estaba dedicado, pues ya desde la época misa en el rito caldeo, lo que él hizo y en la lengua siríaca. Asegura que todos es­
del quinto virrey del Perú, Francisco de Toledo, la documentación se refiere al tuvieron muy complacidos de oír esa misa. Al día siguiente tuvieron una reunión
hospital San Andrés, sin mención a ningún monarca El mismo virrey Toledo or­ entre sí los miembros del Cabildo Eclesiástico y le enviaron 1000 piastras. Mu­
denó a la ciudad de Lima a pagar 200 pesos de salario para un médico en ese chas otras iglesias y monasterios le otorgaron diversos regalos, al punto que llegó
hospital. 45 Finalmente del relato de al-Mawsili se infiere que faltó la descripción a disponer de un carruaje con cuatro mulas y un esclavo negro como sirviente.
de uno de los monasterios de monjas que el autor no explica, quizá por algún Estos detalles son asimismo relevantes para la reconstrucción de la historia so­
olvido involuntario. cial de la época colonial de América.

Muchos de los sacerdotes de Lima lo invitaron a oficiar misa en sus monaste­ Un asunto importante que al-Mawsili menciona es que con frecuencia en el viaje
rios e iglesias y fueron muy amables con él, tal como lo contiene su narración.46 de una villa a otra o de una ciudad a otra, él lograba hacer los contactos para
Al-Mawsili dice que permaneció en Lima por un año y se quedó en la casa del quedarse con conocidos, con amigos o bien en los monasterios de las diferentes
inquisidor, don Juan Bautista de la Cantera, de quien ya hemos manifestado que órdenes religiosas. Por ejemplo, en la villa de Huancavélica se quedó en la resi­
no era el inquisidor y que quizá más bien ocupaba un puesto de menor rango dencia de los jesuitas. Nos cuenta asimismo que a veces tanto las autoridades
dentro del Santo Oficio. Nos informa que este hombre era un santo, que lo in­ civiles como las autoridades eclesiásticas, o bien los superiores de las órdenes
vitó a todo y que no quería que gastara nada de su dinero ni en comidas ni en religiosas competían entre sí para otorgarle alojamiento a al-Mawsili y para aten­
derlo en todas sus necesidades. Esto probablemente se debía a que sabían los
buenos contactos que tenía en la corte española y en el Vaticano, así como que
45 Zimmennan, Francisco de Toledo, fifth uiceroy of Pero (1569·1581), p.24 1 . El virrey Toledo
era portador de cartas de presentación del papa y de la reina regente Mariana.
también estableció hospitales en Cuzco, Potosi y Chuquisaca. Para mayores delalles sobre el
hospital en Potosi, véase: Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de
América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gubernativas para el Virreinato del Perú (1575- Como parte de su experiencia durante su visita al Perú, al-Mawsili visitó una mina
1580), Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Consejo Superior de Investigaciones Científi­
de mercurio.48 Describió la forma en que primero extraen rocas de la mina y
cas, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1989, Vol. 11, pp.1 1-1 8. Al virrey en esta
ordenanza sobre el hospital en Potosí le preocupaba el hecho de que los indios enfermos re­ luego en otro edificio las colocan en recipientes especiales. Al calentar después
husaban ir al hospital y que preferian los remedios caseros. Por ello dispuso: " ... que por cuanto
los indios generalmente aborrecen el ir a ser curados en los dichos hospitales y antes apelecen
el poco regalo y cura que llenen en sus casas que ir a tener el bueno en el dicho hospital y si 47 Al-MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.42.
no hubiese personas que tuviesen a cargo el hacerlos llevar al dicho hospital y avisar al médico
y cirujano de los que están enfermos en las rancherfas no se podrfa conseguir el efecto que se 48 Para mayores detalles sobre las minas de mercurio en la villa de Huancavéllca, véase: Arthur
prelende de que los susodichos los visiten y curen y se les provea de lo necesario y se traigan al Whilaker, 11re Huancauélica Mercury Mines, Cambridge, Massachuselts, 1 94 1 , passim, en espe­
dicho hospital cuando fuere necesario y conveniente, por tanto ordeno y mando que en cada cial pp.89 ss. Véase también: Clarence Haring, El Imperio Hispdnico en América, Solar/Hachelle,
parroquia de las que hay en esla Villa señale el Corregidor, médico y sacerdote de las dichas Buenos Aires, 1966, passim, en especial pp.268-274. También: Comisión Conmemorativa del
parroquias, un alguacil que lenga cuenta de saber los indios que hubiere enfermos para dar V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gubemati­
aviso al dicho médico y cirujano y de las casas y lugares donde eslán cuando fueren a visitar las uas para el V'ureinato delPerú (1569-1574), Escuela de Estudios Hispano-Americanos y Consejo
dichas parroquias y rancherfas y que lleven al dicho hospital los enfermos que el dicho médico Superior de Investigaciones Cientfficas, Sevilla, 1986, Vol. l, pp.77-100. Véase también: Zimmer­
y cirujano les mandaren y por el lrabajo y ocupación que han de tener en lo susodicho se les man, Francisco de Toledo, fiflh uiceroy ofPero (1569-1581), p.93. Es oportuno indicar que a los
señala a cada uno veinte y cuatro pesos de plata corriente cada año, los cuales se les han de indigenas se les obligaba a lrabajar la plata al !'rente de las puertas de sus casas y no en secreto,
pagar de la caja de los granos del medio peso que se aplica para el dicho hospital, que han de con el propósito de corroborar que no estuvieran los joyeros trabajando plata que no hubiera
pagar los indios que vienen a este asiento como está dicho". (p.18) Es factible imaginar que las pagado la tasa por la acuñación. Para mayores detalles véase al respecto: A. Montesinos, Ana/es
mismas disposiciones se aplicarfan para otras localidades del virreinato. del Perú, Madrid, 1906, Vol. JI, passim, en especial pp.31-32. También: Zimmerman, Francisco de
Toledo, fifth uiceroy ofPero (1569-1581), p.94. Marcos Jiménez de la Espada, Relaciones Geográ­
46 Al-Musili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.42. ficas de las Indias, Madrid, 1 89 1-1897 (originalmente publicadas en 1 57 1 ), Vol. l, p.1 1 4.

24 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 25


estos recipientes provoca que el mercurio se desprenda de la roca y se quede en rico, que se había desempeñado también como inquisidor en ese poblado. Su
el recipiente especialmente fabricado para contener el mercurio. Este mineral es nombre era Cristóbal de Castilla [probablemente Cristóbal de Castilla y Zamora
muy importante para extraer la plata que se encuentra adherida a las piedras en (1636-1669) ), quien lo invitó y luego le regaló una cadena de oro valorada en 200
las minas de plata. Nos informa nuestro viajero que siempre hay un delegado del piastras.SS Luego nos informa que cuando los notables de la ciudad se enteraron
rey que controla en nombre del monarca la producción de mercurio.49 Este de­ de los honores que el obispo le había dispensado, muchos de ellos fueron a vi­
legado del rey paga al dueño de la mina 52 piastras por cada qintar de mercurio. sitarlo. Cuatro días después él fue con dos sacerdotes de la Compañía de Jesús
Esta medida árabe que emplea al-Mawsili equivale a 254.6 kilogramos. Señala a regresarles la visita, como se acostumbraba en aquellas tierras que al-Mawsili
que en Perú el qintar equivale a seis manns imperiales.50 El delegado real vende visitaba. El obispo envió también algunos emisarios para que acompañaran a
el qintar por noventa piastras a los dueños de las minas de plata. Otro asunto nuestro viajero en esos compromisos. Los jesuitas habían escrito con sumo cui­
muy importante para al-Mawsili es informamos que también celebró misa en dado todos los nombres de esos notables. También describe que en este pueblo
las minas y que sus dueños le ofrecieron como regalo 50 qintars de mercurio. hay varias iglesias y monasterios muy ricos. De estas regiones asimismo contó al­
Sin embargo, al-Mawsili tenía que esperar un mes ahí para que extrajeran el gunas cosas maravillosas. Por ejemplo, nos informa que vio con sus propios ojos
mercurio y poder reclamar su regalo. Lo que decidió, en vista de que no podía que una agua color café, cuando la ponen en un recipiente y la dejan reposar
permanecer cerca de las minas por todo ese tiempo, fue nombrar a alguien que al aire libre unos ocho días se solidifica y se convierte en una verdadera piedra.
recogiera el mercurio a su nombre. Al-Mawsili desistió de esta idea cuando se Afirma que la gente construye casas con estas piedras. Si se pone un pedazo de
enteró que existía un decreto del rey de España que prohibía a los dueños de las madera dentro del agua que han sacado y vertido en un recipiente y la dejan así
minas de mercurio vender este mineral a otra persona. En otras palabras, lo que cuarenta días la parte de la madera que quedó dentro del agua se petrifica y la
quiere decir es que existía un monopolio estatal del mercurio.51 Si alguien viola­ otra parte continúa siendo madera. Nos informa que un jesuita le regaló a él una
ba este decreto se exponía a la confiscación de todas sus posesiones e inclusive cruz hecha de esa madera.sG
podía ser sujeto a la pena de muerte.s2
Su viaje hacia Cuzco estuvo lleno de dificultades, como por ejemplo cruzar el río
Después continuó su viaje hacia Huamanga,s3 donde se quedó en la residen­ Apurimac en un puente colgante hecho de raíces, cañas y ramas, que medía me­
cia de los jesuitas.54 Cuenta que en este pueblo hubo una vez un obispo muy nos de una yarda de aricho y cerca de 20 de largo. Tuvieron que pasar con mucha
cautela. Los indios descargabari las bestias y pasaban cada paquete uno a uno y
luego guiaban a las mulas a través del mencionado puente.s7 Al-Mawsili cruzó con
49 Estos delegados reales se establecieron desde la época del quinto virrey, Francisco de Toledo.
Al respecto véase: Zimmerman, Francisco de Toledo, lifth viceroy of Pero (156!J.1581), p.95 y
mucho cuidado y muy temeroso, pues el puente se movía constaritemente. Si una
también p.242. mula se resbalaba entre las bases que servían de piso del colgante, entonces la

50 Dos manns equivalen a un ratl, lo que es hoy dfa aproximadamente 1 1 libras sirias o 15.75 libras dejaban caer desde esa altura al agua y que nadara hasta la orilla. Nuestro viajero
egipcias, según apunta Caesar Farah, traductor de la obra de al-Mawsili. también nos informa que si algún indio caía al agua, lograba salir, pues los indios
51 Para mayores detalles sobre el monopolio estatal del mercurio véase: Stanley Stein y Barbara saben nadar.58 En esa ruta al-Mawsili vio muchos animales como caballos, mulas,
Stein, la Herencia Colonial de América latina, Edil. Siglo XXI, México, 1973, p.33. Haring, El lm· llamas, burros, que viven en esas montañas. Es oportuno indicar que probable­
perlo Hispánico en América, p.268. Para la explotación del mercurio en las zonas de Huamanga,
mente esos animales pertenecían a algún propietario español de aquellas tierras,
ya desde la época del quinto virrey de Perú, Francisco de Toledo, se establecieron asentamien­
tos de indígenas con ese propósito. El virrey Francisco de Toledo ordenó que en el distrito de aunque esto al-Mawsili no lo menciona. Describe también la existencia de las
Huamanga se asentaran 35.000 indígenas en las cercanras de Gasea en 252 villas. Como las
villas eran muy numerosas y muy pequeñas el virrey ordenó que se asentaran los indígenas en
poblados más grandes. Al respecto véase: Jiménez de la Espada, Relaciones Geográficas de los
Indias, Vol. 1, p.96. 55 Para más información véase: Medina, Historia del Tribunal de la Inquisición de lima (156!J.
1820), Vol. 11, p. 166. Medina asegura que Cristóbal de Castilla y Zamora era hijo natural de Felipe
52 Al-Míisili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.45.
IV. Véase también: Al-Míisili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.46.
53 Sobre Huamanga véase: M. Paz Soldán, Geografla del Perú, París, 1862, Vol. 1, p.358. También:
56 Al·Míisili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.46.
Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Tole­
do. Disposiciones Gubernativas para el Virreinato del Perú (1569-1574), Vol. I, pp.65-68; pp.69-72; 57 El Inca Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios Reales (Libro V, Capítulo XXX. pp.772-777)
pp.73-76; pp.77-100; pp. 101-1 12; pp. 1 15-1 1 6; pp. 1 2 1-130. también nos explica las dificultades que enfrentaron los conquistadores para cruzar el río Apu­
rlmac. Véase también: Wllliam Prescott, Historia de la Conquista del Perú, Talleres Litográficos
54 Acerca de la Importancia de los jesuitas en Huamanga y su destacada labor en la catequización
de Avelar Hnos. Impresores, S.A, México, 1 968, pp.255-256.
e instrucción de los indígenas ya desde la época del quinto virrey del Pero, Francisco de Toledo,
véase: Zimmerman, Francisco de Toledo, lifth viceroy of Pero (J56!J. 1581), pp.91 ss. 58 Al-Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.48.

26 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslll 27


vicuñas que son muy numerosas en esas regiones y las caracteriza como anima­ en donde la mayoría de la población profesa el Islam, en el momento del matri­
les fuertes y amistosos, pues cuando divisan gente u otros animales, descienden monio el hombre es el que otorga la dote a su esposa. La dote (mahr en árabe)
de las montañas para observarlos. Al-Mawsili señala que como tenía perros de la fija el padre, o algún pariente masculino mayor que ella y la cantidad que se
cacería y un arma de fuego, a veces mató algunos de estos animales, cuya carne establece es de acuerdo con el estatus social de la mujer.63
comen solo los indígenas. Con esto da a entender que la carne de las vicuñas no
era apta al paladar de los españoles y por ello solo la consumían los indígenas. Su Después describe las distintas villas en la ruta hacia Cuzco. Refiere que en cada
lana es tan suave que parece seda y con ella fabrican sombreros y otras piezas de una de ellas lo recibían los padres dominicos que tienen varios monasterios en
vestir. Al-Mawsili indica que según la leyenda, en este animal se encuentra entre esos pueblos. Apunta que todavía en esas regiones habitan muchos indígenas
los riñones la piedra de bazahr, la que venden a un alto precio pues se considera que son paganos y con gran sorpresa señala que algunos todavía son carubales
como un antídoto contra el veneno.59 y que si capturan a un español se lo comen. También afirma que los indígenas
más fuertes esclavizan a los más débiles. Además en esas zonas los indígenas
Al pasar por Abancay obtuvo la información de que en este pueblo habitan mu­ mastican la coca, de la que dice: "cuando la mastican les hace sentirse como
chos jesuitas, que a su vez son dueños de las tierras alrededor del pueblo. Estas borrachos y les da coraje, fuerza, como si hubieran tomado vino". 64 Es oportuno
constituyen verdaderas plantaciones de caña de azúcar. Las labores de cultivo y señalar que en 1666 la Inquisición de Lima acusó a Juliana Gutiérrez, natural de
el trabajo de la elaboración del azúcar las realizan esclavos negros. Los jesuitas Chuquisaca, de mascar coca, lo que implica que había penas para quienes con­
recibieron muy bien a al-Mawsili, quien nos informa que en el pasado en ese sumieran este producto.65 También la Inquisición castigó a Juan de Torrealba,
pueblo el rey inca tuvo ahí un gran palacio, el que ahora ocupa la mitad del pue­ que conjuraba la coca y a Ursula de Ulloa, de 15 años de edad, hija de una pulpe­
blo y es en donde viven los jesuitas. Asimismo refiere que también dentro de ese ra, que se encerraba a mascar (la hierba) coca, hasta después de medianoche.66
antiguo palacio hay un monasterio de monjas. Al-Mawsili asegura que todavía
se encuentran piedras esculpidas por los antiguos incas, lo que realizaban con
gran precisión y simetría.60 También llamó la atención sobre el hecho de que los 63 Para mayores detalles véanse: Roberto Marfn Guzmán, "La familia en el Islam: su doctrina y
indígenas no conocían el hierro antes de la llegada de los españoles y por ello se evolución en la sociedad musulmana", en Estudios de Asia y A/rica, Vol. XXXI, Número 1 (99),
1996, pp. 1 1 1-140. Roberto Marfn Guzmán, Introducción al estudio del Medio Oriente Islámico:
sorprende aún más de las capacidades arquitectónicas y del uso de la piedra que Trayectoria histórica, continuidad y cambio, en Serie Cuadernos de Historia de la Cultura, Nú­
tenían estos antiguos pobladores. mero 1, Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2003, (reimpresión, 2004), pp.49-92.
J. Leceñ, " 'A'ila", en Enc/yclopaedia of Islam, EJ. Brill, Leiden, 1 960, Vol. 1, pp.305-306. Jean Le­
ceñ, "Note sur la farnille dans le monde arabe el islamique", en Arabica. Revue d'études arabes,
Su relato refiere que los habitantes de Abancay eran 3000 indios y 4000 espa­ Vol. 111, Fase. 1 , 1956, pp.31-60. También: Abdelwahab Bouhdiba, La sexualité en Islam, Presses
ñoles.6 1 Agrega que el obispo era un hombre virtuoso, lo mismo que todos los Universitalres de France, Parfs, 1986, passim. Muhammad Mustafa Shalabi, Ahkam al-Usra ti

clérigos del poblado. Hay escuelas para los niños españoles y también una es­ al-Islam. Dirasa Muqarina Bayna Fiqh al-Madhahib al-Sunniyya wa al-Madhhab al-Ja'fari wa
al-Qanun, Bcirut, 1973, passim. Al·Shaykh Nadim Mallah, Huquq al-Mar'a al-Muslima, 'Amman,
cuela construida por la orden de la Compañía de Jesús para la educación de los 1928, passim, en especial pp.8- 15. Al-Hajj Muhammad Ullah, The Muslim Law ofMarriage, Nueva
indígenas. Al-Mawsili decidió hospedarse con los jesuitas a pesar de que tanto Delhl, 1986, pp.i-xvii. 'Ali Hasab Allah, Al-Zawaj ti al-Shari'a a/-lslamiyya, s.l.e., 197 1 , pp.155- 1 8 1 .
Muhammad Sallam Madkur, Al-Islam wa a/-Usra wa al-Mujtama', El Cairo, 1968, pp.86-87. 'Abd
el obispo como el gobernador de la ciudad le invitaban a que se quedara con
al-Ghani 'Abbud, Al·Usra al-Muslima wa al-Usra a/-Mu'asira, El Cairo, 1979, passim, en especial
alguno de ellos. Señala que el gobernador había sido su compañero de viaje pp.74-100. J. Schacht, "Nikah", en Encyclopaedia ofIslam, EJ. Brill, Leiden, 1993, Vol. VIII, pp.26-
de España al Nuevo Mundo y que había hecho amistad con él. Nos informa que 29. Reuben Levy, The Social Structure of Islam, Cambridge University Press, Cambridge, 1957,
passim, en especial pp.91-95. Robertson Smilh, Kinship and Marriage in Early Arabia, Cambridge
cuando este gobernador llegó a Lima se casó con una mujer que le dio 150.000 University Press, Cambridge, 1885, passim, en especial p.100, p.142 y p.279. lbn i-Maqbool, Ma­
piastras en efectivo: "como es costumbre en los países cristianos que la mujer le trimonial Law ofIslam, Lahore, s.f.e., passim, en especial pp.12-14.
dé al hombre efectivo, de acuerdo con sus medios y estatus honorable".62 Esto lo 64 Al-Mtlsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.51.
describe con alguna sorpresa, pues al-Mawsili, procedente de las tierras árabes,
65 Véase: Medina, Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima (1569-1820), Vol. 11, p. 1 59. Tam­
bién conviene recordar que ya desde la época del virrey Francisco de Toledo se dieron orde­
nanzas sobre la coca, luego de ordenar un estudio sobre los beneficios y sobre los daños que
59 Al-Mtlsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.48. acarrea su consumo. Para mayores detalles véase: Comisión Conmemorativa del V Centenario
del Descubrimiento de América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gubernativas para el V"urei­
60 Para mayores detalles véase: D'Allroy, Los Incas, pp.34 1-368.
nato del Perú (1575-1580), Vol. 11, pp.1 75-201 y Vol. 11, pp.303-308.
61 Al-Mfisili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.49.
66 Para mayores detalles, véase: Medina, Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima (1569-
62 Al-Musili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.50. 1820), Vol. U, p. 159.

28 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawslll 29


Nuestro viajero luego asegura que estos indígenas no tienen ni trigo ni cebada, AJ-Mawsili describe asimismo las minas de plata que son abundantes en la re­
pero consumen el maíz que al-Mawsili llama egipcio, pues para entonces era gión del altiplano. Esto le ha dado un alto nivel económico a la zona, lo que nues­
conocido con ese nombre en el Medio Oriente. Del maíz hacen un licor que be­ tro viajero describe con un solo ejemplo tangencial cuando afirma que los indios
ben y les emborracha, semejante al 'araq, que para el Medio Oriente, como es han construido, financiadas por los españoles, numerosas iglesias en el área
sabido, se hace de uvas o de dátiles. Estas descripciones son muy importantes, Narra asimismo que un sacerdote muy rico pagó de su propio dinero 200.000
pues nuestro viajero tiende a comparar con lo que él conoce de las tierras de piastras para construir una iglesia. Menciona que el dueño de la mina de plata de
donde procede del Medio Oriente. Esto le da a su obra una dimensión original. Bono, don José Salcedo, oriundo de Sevilla, pagaba al rey 2. 700.000 piastras en
Relacionado con esto mismo es factible hacer algunas reflexiones con un pro­ plata al año. AJ-Mawsili asimismo nos informa que ese hombre solía extraer 6.000
pósito comparativo. Por ejemplo, en el Medio Oriente también hubo momentos piastras de plata al día de esa rica mina y por ello la envidia se apoderó de algu­
de antropofagia en las épocas de crisis, tanto durante la Edad Media, como para nos que conspiraron para acusarlo de que quería tomar el poder en el pueblo.
tiempos más recientes, como el siglo XIX. 67 Ya he citado en otras oportunidades Escribieron entonces al gobernador instándole a que tomara cartas en el asunto.
la referencia de Abu al-Mahasin lbn Taghri-Birdi, en su Al-Nujum al-Zahira, que El gobernador, cuyo nombre al-Mawsili no aporta en su obra, de inmediato viajó
refiere para los años1036 y 1037 los estragos de una gran hambruna en Egipto a las montañas conocidas con el nombre de Minas de Bono y ordenó, sin oír nin­
y menciona el caso de canibalismo de algunos esclavos negros en El Cairo. Así guna defensa, el arresto y traslado a Lima de don José Salcedo. Luego mandó a
describió esos asuntos para un barrio de El Cairo: ejecutar a algunos de sus amigos y les confiscó sus riquezas, incluidas las minas.
AJ-Mawsili afirma que esos actos arbitrarios los hicieron en nombre del rey. El
Los negros solían rondar y acechar en los callejones, capturaban muje­ gobernador asimismo confiscó las piedras que habían sacado de las minas con
res con anzuelos, arrancaban la carne de ellas y se la comfan. Un día el propósito de extraer de ellas la plata. Esas piedras pesaron 10.000 qintars. 70
una mujer pasó por la calle de las Lámparas en la parte vieja de El
Cairo. Era una mujer gorda que los negros apresaron con anzuelos y El gobernador encerró en la cárcel a don José Salcedo, y junto con el juez de
le cortaron una nalga. Se sentaron a comer ese pedazo de carne y se la ciudad, ordenó la pena de muerte. El preso le imploró en vano que dejara su
olvidaron de la mujer. Ella huyó de la casa en la que la habían metido y caso en manos del rey. Si este decretaba su muerte, entonces la afrontaría, pero
pidió auxilio. Eljefe de la policfa hizo una redada de la casa, sacó miles si el rey lo encontraba inocente, sería entonces libre. Ni el gobernador ni sus
de cuerpos y mató a los negros. 68 consejeros oyeron estas súplicas y más bien el gobernador contó con el apoyo
del juez que insistió en la pena de muerte. AJ-Mawsili afirma que la gente del
También durante las Cruzadas se dio un caso de canibalismo de parte de los cristia­ pueblo, en especial los pobres, los monjes, las monjas, los huérfanos y las viudas,
nos que se comieron a la gente de Ma'arrat una vez que conquistaron esa ciudad.69 se entristecieron al oír de esa sentencia, porque don José Salcedo todos los años
distribuía entre ellos 8.000 piastras en caridad. Inmutable el gobernador ordenó
la ejecución por la horca para la media noche.
67 Para algunos ejemplos de canibalismo en épocas de severas crisis y de hambrunas en el siglo
XIX, véase el caso de Egipto: Afaf Lulfi al·Sayyid Marsot, Egypt in the reign of Muhammad 'Ali,
Cambridge University Press, Cambridge, 1 984, passim.
Nuestro viajero en su narración defiende a don José Salcedo y lo considera
inocente de todas las acusaciones y reitera una y otra vez, que lo mataron in­
68 Abu al-Mahasin lbn Taghri·Birdi, Al·Nujum al·Zahira, El Cairo, 1351/1932, Vol. 111, p.17. Véanse
también: Roberto Marin Guzmán, Kitab al-Bukhala' /El Libro de los Avaros/ de al-Jahiz. Fuen· justamente. Luego afirma que después de la muerte de este inocente se dieron
te para la historia social del Islam medieval, El Colegio de México, México, 2001, pp.147-148. cuatro milagros (en realidad solo explica tres de ellos): el primero que cuando
Bemard Lewis, Race and Color in Islam, Harper & Row Publishers, New York, 1 97 1 , p.71. Para
fueron a extraer la plata que había en las piedras sacadas de las minas, proce­
mayores detalles sobre esa hambruna en El Cairo, véase también: Abu al-'Abbas Ahmad lbn 'Ali
al·Maqrizi, Kitab al-Mawa'iz wa al-l'tibar ti Dhikr al·Khitat wa al-Alhar, Bulaq, 1270 H., Vol. 1, dieron como era costumbre y las echaron al fuego: "apareció un signo de Dios
pp.315-322. Véase también: Roberto Marin Guzmán, Marginados, discriminados y excluidos de y la plata se convirtió en cenizas, para sorpresa de todos los que vieron y oyeron
la historia en el Islam medieval. Estudio sobrelos esclavos, los leprosos, las mujeres y los pobres,
esto". 71 Al-Mawsili asegura que el agua inundó, hundió y destruyó esa mina de
Serie Cuadernos de la Cdtedra "lbn Khaldun" de Estudios de Medio Oriente y A/rica del Norte de
la Universidad de Costa Rica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José, 2009. donde se extraía tanta plata. Todavía hubo un segundo milagro: el gobernador

69 Véanse: 'lzz al·Dln lbn al-Alhir, Al·Kamil fi al-Ta'rikll, editado por CJ. Tomberg, E.J. Brill, Lei­
den, 1869 (reimpresión Beirul, 1965), Vol. X. p.190. Amin Maaluf, 1he Crosades 1hrough Arab
eyes, New York, 1985, pp.37 ss. Francesco Gabrieli, Arab Historians of the Crosades, University 70 Al-Müsili, An Arab Journey to Colonial Spanish America, p.53.
or California Press, Berkeley, Los Angeles, 1984, passim, en especial pp.9-10. Ellzabelh Hallam,
Chronicles olthe Crosades, Weindenfeld, & Nlcolson. New York, 1989, pp.85-86. 71 AJ-Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.53.

. 30 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsili 31


r
que lo mandó a ahorcar injustamente, 15 dias después, cuando entró en su Asuntos semejantes pudieron haber sido causa del arresto y luego ejecución de
recámara, vio delante de él al hombre al que habia mandado a ejecutar. Se don José Salcedo, pero al-Mawsili no lo menciona.
retiró del sitio de la aparición con gran temor. Fue entonces cuando su esposa
le preguntó las razones de su miedo, a lo que él comentó lo de la aparición. El Continuando con su itinerario, al-Mawsili fue al pueblo de Chucuito, donde hay
gobernador cayó entonces gravemente enfermo y seis días después murió. Un también minas de plata y donde la autoridad del pueblo había sido su compa­
tercer milagro ocurrió cuando unos días después de la ejecución, el juez que ñero de viaje de España al Nuevo Mundo, con quien había trabado una buena
había ordenado el ahorcamiento quedó paralizado de manos y piernas. Estas amistad. Como ocurre con frecuencia en su narración, no menciona el nombre
explicaciones las da al-Mawsili para enfatizar en el castigo divino a aquellos de este funcionario. En este pueblo estaba también la ceca del rey, que no
que ordenaron la injusta ejecución de don José Salcedo. En opinión de nuestro solo acuñaba las monedas de plata, sino que también tenía los funcionarios
viajero, aunque nunca lo conoció, asegura que era una buena persona y muy necesarios para el control de las cantidades de plata que se extraían de las
caritativa. Menciona que después conoció a su hermano don Gaspar Salcedo, minas cercanas al pueblo y que debían de llevarse a la ceca, donde se derretía
quien posteriormente recibió del rey el permiso para reactivar la mina de pla­ el metal y se acuñaban las monedas con la insignia del rey. El decreto real es­
ta.72 Toda esta información que provee al-Mawsili nos lleva a la reflexión. Por tablecía que a cualquier persona que llevara plata sin haber pasado por la ceca
un lado la defensa que él hace de este hombre al que no conoció y del que solo se le confiscaba y se enviaba al tesoro real. Es oportuno señalar que durante la
oyó que hacía el bien y era caritativo con los pobres, los desvalidos y el clero, Edad Media también existió el monopolio estatal de los metales preciosos para
muestra solo una cara del problema. El lector se pregunta si no mediarían cau­ la acuñación de la moneda. Tal ocurrió en el Imperio Islámico y para la España
sas legales para procesarlo, quizá actos de corrupción. Las cifras que menciona medieval fue un hecho durante las épocas del emirato y del califato omeyas.
de lo que pagaba en plata al rey, así como lo que refiere que la mina producía El Estado tenia el monopolio de la acuñación de monedas de plata (dirhams)
diariamente, son cifras que nuestro viajero nunca se cuestionó. Le dieron esa y de oro (dinares) y cobraba un porcentaje por la acuñación de moneda.75 Los
información y la consignó tal cual en su obra, sin análisis ni crítica. Esas cifras reyes cristianos de la Península Ibérica también tuvieron la misma práctica. El
pueden parecer exageradas y también debemos reflexionar que con frecuen­ Imperio Otomano, de donde procedía al-Mawsili, puso igualmente en práctica
cia los mineros, quizá José Salcedo no fue una excepción, no entregaban todo métodos semejantes. 76
lo que debían al fisco y esto fue causa de muchos litigios. Tampoco debemos
dudar que con frecuencia se cometian abusos de parte de las autoridades.73 El
viajero veneciano Giovanni Comaro, señala en el siglo XVII muchas formas de 75 Para mayores detalles véanse: Arlé, España Musulmana, passim. Évarisle Lévi-Proven�al, España
corrupción que él mismo vio en España. Así dice: "Desde el pueblo hasta los Musulmana. Hasta la calda del Califato de Córdoba (711-1031), en Ramón Menéndez Pidal, Histo­
ria de España, Ramón Sopena, SA, Madrid, 1950, Vol. IV, passslm. Évarisle Lévi-Proven�al. lnsti­
grandes, todos consumen y devoran la hacienda del Rey, los unos defraudán­ tudones y Vida Social y Cultural, en Ramón Menéndez Pidal, Historia de España, Ramón Sopena,
dola y los otros cobrando sueldos. No hay persona que no viva de lo del Rey".74 SA, Madrid, 1970, Vol V, passim. Roberto Marin-Guzmán, "Sorne Refleclions on lhe lnslilulions or
Muslim Spain: Unity in Politics and Admlnislration (71 1·1031)", en 1he American Joumal of /slamic
Social Sciences, Vol. XXI, Número 1 , 2004, pp.26-56. Vale la pena recordar que las primeras mo­
nedas islámicas y totalmente epigráficas, las acuñaron los musulmanes, según al-Tabari, en los
años 695-696, y según al-Baladhurl, en los años 693-694. Véanse para mayores detalles: Alunad lbn
72 AJ-Musili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, pp.53-54.
Yahya al·Baladhuri, Futuh al-Bu/dan, editado por MJ. de Goeje, EJ. Brill, Leiden, 1866 (segunda
73 En otras regiones mineras, sobre todo para la producción de oro, los historiadores en sus inves­ edición EJ. Brill, Leiden, 1968), passim, en especial pp.465-466. Muhammad lbn Jarir al-Tabari,
tigaciones han encontrado y explicado actos de corrupción. Por ejemplo para la región minera Ta'rikh al-Rusul wa a/-Muluk, editado por MJ. de Goeje, el al., EJ. Brill, Leiden, 1879-1901, Vol n,
y productora de oro de Popayán, en Colombia, Gennán Colmenares escribió: " .•. los mineros p.939. También: Abu al-Hasan Muhammad lbn Habib al-Mawardl, Al-Ahkam al-Sultaniyya wa Wi­
debfan exhibir sus libros de sacas. En uno y otro caso la tentación de omitir cantidades o de fal­ layat al-Diniyya, Fl Cabo, s.f.e., pp.76-77. Véanse también: 'Abd al-Wahld Dhannun Taha, Al-'Iraq ti
sear los libros era demasiado fuerte. En el Chocó y en Barbacoas especialmente, el control por 'Ahd al-Hafiajlbn Yusufal-1haqali, Mosul, 1985, pp.160-181. Mlchael Morony, /roq after the Muslim
parte del Estado resultaba muy problemático y todavfa más durante los primeros decenios del Conquest, Princeton Un!versity Press, Princeton, 1984, pp.38-51. Hugh Kennedy, 7he Prophet and
siglo XVIII. Solo hasta 1713 el oidor Aramburo trató de establecer un poblamiento que sirviera the Age olthe Caliphates. 7he lslamic Near East from the Sixth to the Eleventh Century, New York,
de asiento a las cajas reales. Entre 1 698 y 1 706 el cobro de los quintos en Nóvita y Citará corrió a 1986, p.88. Roberto Marin-Guzmán, Popular Dimensions of the 'Abbasid Revolution. A Case Study
cargo de un rico minero, don Luis de Acuña y Berrfo, quien solo reportó, para todos esos años, of Medieval /slamic Social History, Fulbright·Laspau, cambridge, Massachusetts, 1990, passlm, en
5 1 4 castellanos pagados por ocho mineros. Acuña fue procesado más tarde y sus bienes embar­ especial pp.26-27. Roberto Marín-Guzmán, "Arab Tribes, lhe Umayyad Dynasty and the 'Abbasld
gados para responder de su mala gestión." Véase: Germán Colmenares, Historia Económica y Revolutlon", en 7he AmericanJoumal of lslamic Social Sciences, Vol. XXI, Número 4, 2004, pp.57-
Social de Colombia IL Popaydn una sociedad esclavista, 1680-1800, Universidad del Valle, Banco 96. Roberto Marin Guzmán, Sociedad, Polftica y Protesta Popular en la España Musulmana. F.clilo­
de la República, Colclencias, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1997, p.144. rial Universidad de Costa Rica, San José, 2006, pp. 60-61.
74 Véase: J. Garda Mercadal, España vista porlos extranjeros. Relaciones de viajeros y embajado­ 76 Véanse: llzkowitz, Ottoman Empire and /slamic Tradition, passim. Holt, Egypt and the Fertile
res. Siglo XVII, Biblioteca Nueva Madrid, s.f.e., Vol 111, p.108. Crescent, 1561-1922, passim. Grunebaum, El Islam, passim.

32 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslll 33


Nuestro viajero pasó luego por el pueblo llamado Sicasica administrado por fun­
cionarios de su amigo el gobernador. En este pueblo se enteró de que hacía unos
cuatro años habfa muerto un sacerdote -no aporta su nombre-, a quien todos
consideraban un asceta, pues durante 22 años que vivió en ese pueblo dedicó
mucho tiempo a rezar en la iglesia. Poco antes de morir confesó a otro sacerdo­
te que a lo largo de los años había acumulado de fonna ilegal mucha riqueza y
que la había enterrado debajo de su cama en dos vasijas de barro, una contenía
plata y la otra oro. En su confesión reveló que había estipulado en su testamento, SRST.A CALLE
ejecutado por un juez, que los beneficiarios serían sus hennanos. Después de
su funeral, las autoridades fueron a su casa, excavaron debajo de su cama y en­
contraron las dos vasijas, pero en ellas no había ni oro ni plata, ni un solo dinar,
sino que en cambio contenían sangre. Al-Mawsili explica este asunto con las
siguientes palabras: "Todos aquellos presentes se maravillaron de este milagro,
i CORO�TASQVE
.

- � "'-·?;;; ... . ·- ··---..::_-� =- .


porque de esa fonna se maniíestaba la justicia de Dios en el caso de riquezas
acumuladas de manera irregular. "77

En la continuación de su viaje se dirigió a la villa de Oruro, cuya travesía describe


como dificil y peligrosa. Los jesuitas salieron a recibirlo. El gobernador de ese
pueblo era don Alonso del Corral y a solo tres parsangs de distancia se localizaba
una mina de plata, tan rica que ese metal precioso se podía extraer sin necesi­
dad del uso de mercurio. Nuestro viajero asegura que no es posible encontrar
plata más pura en ninguna otra parte. Él mismo nos relata que visitó la mina y
que obtuvo plata por valor de 500 piastras. 78 No nos infonna que en Oruro existía
una oficina de la Inquisición y que unos años antes de la llegada de al-Mawsili
se había dado el muy sonado caso de que a Diego Pérez Mosquera, presbítero
expulsado de la Orden de San Agustín, se le acusó de haber manifestado que el
alma de San Ignacio estaba en los infiernos y que si él quisiera, podría hacer más
daño a la Iglesia que Lutero. La Inquisición lo redujo a prisión en Oruro y se le
conjuró a abjurar de /evi y a una condena de seis meses de prisión. 79

De Oruro viajó a Potosí. En una villa anterior a Potosí tuvo una peripecia, que re­
lata en su viaje. Pagó por adelantado a un indio el alquiler de las mulas y le indicó
que las tuviera listas al día siguiente a fin de continuar su travesía. Sin embargo,
el indio no llegó a la hora convenida. Luego de esperar por algunas horas, al­
Mawsili mandó a buscar al indio, al que trajeron ante su presencia. Lo interrogó
en español y el indígena, que estaba borracho, como asegura nuestro viajero en
Figura l. Campesino inca. Tomado de Richard Konetzke,
su libro, le contestaba en su propia lengua. Al-Mawsili ordenó que lo amarraran la Época Colonial, EditoriaJ Siglo XXI, Madrid, 1 97 1 , p. 330.
a un poste y que lo azotaran. Después del primer latigazo el indígena habló en

77 Al-MO.sili, An Arab Joumey lo Colonial Spanish America, p.58.

78 Al-Músili, An Arab Joumey lo Colonial Spanish America, p.58.

79 Medina, Historia del Tn"buna/ de la Inquisición de lima (1569-JlrlO), Vol. 11, p.158.

34 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslli 35


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i

español y explicó dónde se encontraban las mulas. Entonces al-Mawsili le pre­


guntó que por qué no había contestado en español desde el principio con lo cual
hubiera evitado el suplicio. El indígena entonces refirió: "Nosotros los indios no
contestamos a los españoles sino hasta que nos hayan golpeado."80

Estas descripciones nos llevan a la reílexión. Por una parte, según el relato, el
indígena no iba a cumplir con su palabra y probablemente iba a robarse el dine­
ro que había recibido por adelantado. Por otra parte, el hecho de que estuviera
borracho puede interpretarse de varias formas, como por ejemplo que el vicio
del alcoholismo pudo haber sido frecuente entre ciertos sectores de la pobla­
ción indígena. Por ello el virrey Francisco de Toledo {1569-1581), ya desde tan
temprana época de la administración española del virreinato del Perú, prohibió
en sus Ordenanzas que Jos pulperos vendieran vino a los esclavos negros, a los
mestizos y a los indios, con el propósito de:

los impedimentos e inconvenientes que se ha seguido y cada dfa se siguen


de venderse vino en las tiendas de los pulperos y taberneros de esta ciu­
dad a los indios, mulatos, zambaigos y negros esclavos, y porque esto
conviene se remedie, para obviar los dichos inconvenientes, por lo cual
acordé de dar y di la presente, por lo cual mando que ningunos ni algunos
pulperos ni taberneros de esta ciudad de Los Reyes sean osados de vender
vino de ninguna calidad que sea a los dichos indios, ni negros esclavos,
ni mulatos, ni zambaigos, so pena a cada uno que lo contrario hiciere, de
doscientos reales aplicados por tercias partes, la una tercia parte para la
cámara de Su Majestad, la otra tercia parte para el denunciador y la otra
tercia parte para el juez que lo sentenciare, y más privación de que no
pueda tener pu/perla ni vender vino por tiempo de dos años y para que
esto sea notorio a todos y ninguno pueda pretender ignorancia, mando
que esta mi provisión sea pregonada en las plazas y lugares públicos de
esta ciudad, y a los fieles ejecutores yjusticias de ella mayores y menores
hagan guardar, cumplir y ejecutar lo en ella contenido, so pena de cada
quinientos pesos de oro para la cámara de Su Majestad, y que se asiente
en el libro de provisiones del cabildo de esta ciudad.81

No hay duda de que aunque una ordenanza prohibiera ciertas cosas, no quiere
Figura 2. Una escena de la encomienda. decir que siempre se cumpliera al pie de la letra. Quizá también los indígenas
Tomado de Richard Konetzke, la Época Colonial, p. 331.

80 Para mayores detalles sobre la situación de los indfgenas en Potosf, véase: Comisión Conmemo­

.
rativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gu­
bernativas para el Vtneinato del Perú (1569-1574), Vol. 1, pp.245-249. Véase también: Al-Músili,
An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.58
81 Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Tole­
do. Disposiciones Gubernativas para el Vtrreinato del Perú (1575-1580), Vol. ll, p.357.

36 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslli 37


encontrarían la forma de adquirir bebidas alcohólicas o bien, se ingeniarían las trabajan 700 indios para cortar Ja piedra que tiene Ja plata adherida y la entregan
formas para prepararlas ellos mismos. a los hombres que han comprado los derechos al rey. Cada minero, asegura al­
Mawsili, asigna un cierto número de indios para trabajar en su parte de la mina
La actitud de al-Mawsili y el castigo que ordenó contra el indfgena que no cum­ Existe, tal como sostiene, un decreto real que ordena que cada villa entregue
plía con lo establecido, formaba parte de los métodos comunes de obligar a los un número de indios para las minas. 85 De acuerdo con la ley, uno de cada cinco
indígenas, por la fuerza, a cumplir con los compromisos y a ser obedientes y en indios se asigna a esta tarea. 86 Cuando llegan estos indígenas a la ciudad de Po­
cierta forma también sumisos. Parece que estos métodos los aprendió nuestro tosí el gobernador los asigna a las minas, para lo cual con frecuencia entraba en
viajero en el Nuevo Mundo, de parte de los colonizadores. Sorprende, no obstan­ juego, lo que escapa a la descripción de al-Mawsili, el nivel del trabajo y el grado
te, que un sacerdote llegue a practicar esos castigos físicos para obligar a los indí­ de amistad del dueño de la mina con el gobernador. No nos informa al-Mawsili
genas a cumplir con sus compromisos. Por último este pasaje también refleja la que desde la época del quinto virrey del Perú, don Francisco de Toledo, debido
oposición de algunos indfgenas de hablar con los españoles, o de usar la lengua a la abundancia de plata en muchas regiones y debido a la necesidad de mano
de Jos conquistadores, si no era después del uso de la fuerza. En la negativa de de obra para extraer este metal precioso, el virrey había establecido que se asig­
este indígena particular uno puede notar vestigios de la resistencia indígena a la naran indios en las labores mineras. 87
conquista y el rechazo al dominio españoI.82
Tampoco nos informa que durante algún tiempo el Cabildo de la Villa Imperial
AJ-Mawsili asegura que en las cercanías de esa villa indígena existe una naciente de Potosí solicitó al virrey que no aumentara el salario que se les otorgaba a los
de agua caliente que tiene un fuerte olor a fósforo. Muchos enfermos llegan de indígenas en las minas de plata. Es curioso observar que los mineros y el Cabildo
diversos lugares a bañarse en esas aguas para curarse de algunas enfermedades. se quejaron que las minas no producían en abundancia y que si se aumentaba
AJ-Mawsili llegó seis días después a la ciudad de Potosi, donde lo recibió el go­
bernador de esta ciudad, que tenia instrucciones de atenderlo. Nuestro viajero
1578 aumentó a 502.234 pesos y l tomfn y en 1 579 alcanzó 1.001 1.250 pesos. En 1586, cinco años
se hospedó en la residencia de los jesuitas. 83 Una vez más, por lo lacónico de su
después del regreso de Toledo a España, el qulnlo real de la producción de plata de Polosf alcanzó
narración, no provee los nombres de las autoridades. la suma de 1 .380.348 pesos y tres !omines. Véase también: Zimmerman, Francisco de Toledo, fifth
viceroy of Peru (1569-1581), pp.132-133.
AJ-Mawsili señala que en Potosí hay una gran montaña de donde han extraído 85 Sobre las instrucciones y las ordenanzas para los veedores de las minas de Potosí, véase: Co­
misión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimienlo de América, Francisco de Toledo.
plata de todos sus costados por espacio de 140 años.84 Dentro de la mina de plata
Disposiciones Gubernativas para el Virreinato del Perú (1569-1574),pp.211-280. También ya des­
de la época del virrey Francisco de Toledo se cslablcció una provisión para que ninguna aulori­
dad pudiera repartir más indios en las minas que los anunciados por el virrey. Es lógico suponer
82 Para mayores delalles sobre la resistencia indigena a la conquista, véanse: Miguel León Portilla, que muchas de estas regulaciones no se cumplieron en el transcurso de los años y muchos
El Reverso de la Conquista. Relaciones Azlecas, Mayas e Incas, Edilorial Joaquín Mortiz, México, abusos tuvieron lugar. Esta provisión estableda claramente lo siguiente: "Por cuanto se ha visto
1964, passim. Josefina Oliva de Coll, La Resistencia Indígena ante la Conquista, Edit. Siglo XXI, y entendido los daños que se siguen de que el Corregidor y justicia de esta Villa de Polosf y otras
México, 1976, passim. Véase también: Roberto Marin Guzmán, "Predicación versus Guerra: el personas añadan y pidan más indios para el beneficio de los azogues y minas fuera de los que
debate en tomo a la legalidad de la conquista de América", en Revista de Ciencias Sociales, por mí se deja ordenado y mandado que den y agora se ha hecho el repartimiento de todos los
Números 5;1.55, 199 1 , pp.29-4 1 . Véase lambién: Javier Ocampo López, Historia Básica de Colom· que para los dichos efectos se han de dar, el cual no conviene mudar ni alterar ni que se pidan
bia, Plaza & Janes Editores, Bogotá, 1995, pp.82-84. ni demanden a los caciques y principales que aquf están más indios ni se les añadan y lo mismo
me ha pedido y suplicado don Juan Colque en nombre de todos los caciques y principales que
83 AJ.Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.59.
están en este asiento sea servido de mandar proveer para excusar los daños y vejaciones que
84 Para mayor información véase: Haring, El Imperio lftspdnico en América, p.268. Véanse también de lo contrario se les han seguido y recibido, por ende acordé de dar y di la presenle, por Ja
las regulaciones y ordenanzas para registrar el descubrimiento, adquirir la propiedad y empren­ cual mando que el Corregidor ni otra ninguna justicia ni persona no pueda añadir ni pedir más
der el trabajo en una mina: Ordenanzas de Don Francisco de Toledo, Vurey del Perú, 1569-1581, indios para el beneficio de las dichas minas y azogues de los que por mi se han repartido ni los
Madrid, 1929, passim, en especial pp.143-240. Es oportuno recordar que las ordenanzas del virrey caciques ni principales sean obligados a dar más de aquellos que les está mandado que den ni
Toledo del Perú recibieron la aprobación de Felipe 11 en 1589 y luego se aplicaron en toda Suramé­ sobre ello se les haga agravio ni molestia alguna, so pena de cada mil pesos de oro para la cá­
rica y fueron el modelo de legislaciones fuluras. Véanse también: Comisión Conmemorativa del mara de Su Majestad a cada uno que lo contrario hiciere. Hecho en Potosf, a doce dfas del mes
V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gubernativas de febrero de mil y quinientos y setenta y cinco años. Don Francisco de Toledo. Por mando de
para el Vureinato del Perú (1569-1574), Vol. I, pp.299-300 y pp.301-360. Roberto Levillier, Francisco Su Excelencia Alvaro Ruiz de Navamuel". Véase: Comisión Conmemorativa del V Centenario del
de Toledo, supremo organizador del Perú (1515-1582), Colección de Publicaciones Históricas de Descubrimienlo de América, Francisco de Toledo. Disposiciones Gubernativas para el Vin-einato
la Biblioteca del Congreso Argentino, Buenos Aires, 1935, en especial la carta que envió al rey de del Perú (1575-1580),Vol. ll, p.25.
España "acerca de las mercedes que Su Majestad le tiene suplicadas antes de salir para el Perú
86 Al-Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.59.
(1588)", pp.33-35. El virrey Toledo en 1570 envió al rey 1 1 .000 pesos de plala, como parte del quinto
real. Estas cantidades fueron en aumento: en 1575 el rey recibió 257.662 pesos y 4 tomines. En 87 Al respecto véase: Montesinos, Anales del Perú, Vol. 11, p.33.

38 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al·Mawslll 39


r
el salario de los indigenas los costos serían mayores que la producción. Es lógi­ En Potosi hay también una importante ceca donde se acuñan las distintas mo­
co que uno puede dudar de estas inferencias y que tanto los mineros como el nedas de acuerdo con su valor y denominación, que al-Mawsili los llama dina­
Cabildo podian quizá estar exagerando para que los costos no aumentaran si se res, piastras, mitades y cuartos, lo cual es una obvia referencia a las monedas y
incrementaban los salarios de los indigenas. Todo esto quedó establecido en la denominaciones del Imperio Otomano. Asegura que en esta ceca trabajan 40
ordenanza del virrey Francisco de Toledo para la Villa Imperial de Potosi. Nues­ esclavos negros y doce españoles.90 Después al-Mawsili describe la forma en
tro viajero no nos informa de nada de esto, ni tampoco que ya desde la época que se obtiene la plata y el uso del mercurio en su proceso, asr como los molinos
del virrey Toledo, los mineros solian afirmar que a los indígenas en las minas los de agua para extraer ese metal. Estas descripciones coinciden con otras de sus
trataban muy bien. Los datos que se han recopilado a lo largo de los años de la contemporáneos del siglo XVII. Asegura que en la ceca acuñan 200.000 piastras
presencia española en América, prueban otra cosa y el mismo al-Mawsili lo ob­ a la semana, lo cual puede parecemos asimismo una cifra exagerada. También
servó cuando notó que a los indígenas los españoles los maltrataban. Oigamos la compran plata a los dueños privados de minas para acuñar las piastras. La pla­
argumentación de los mineros y del Cabildo de Potosi: ta se compra por peso: doce piastras y media cada mithqal. El mithqal es una
medida árabe que utiliza al-Mawsili en sus descripciones. Después de la acuña­
...porque los dichos indios son más bien tratados y menos trabajados ción el valor es de 16 piastras.91 Al-Mawsili asegura que los mineros pagan dos
los que se ocupan en la labor de las minas que los demás, porque millones y medio de piastras al año en impuestos al rey. No nos informa nuestro
allende del provecho que tienen en el cerro son muy bien proveídos de viajero si había sacerdotes, o conventos que fueran dueños de algunas minas, las
pan, carne, chuño, frutas, agua y todo lo demás necesario por que se que pudieron haber recibido como donaciones. En caso de que hubiera habido
lo llevan otros indios e indias a rescatar por el metal y /lampos de las monjes o monasterios dueños de minas de plata, esta información hubiera sido
dichas minas y el trabajo de los dichos indios es su voluntad a causa de muy importante y hubiera contribuido al conocimiento y a una reconstrucción
andar solos por que los mineros que los tienen a cargo no pueden estar más precisa de la historia social y económica, así como también de la historia
presentes en todas partes.88 eclesiástica de las Indias. Tanto la curia, como la corona, estaban en contra de
las actividades lucrativas del clero. Así debemos recordar que para el siglo XVII,
A raíz de toda esa queja y ruego de los mineros y el Cabildo de Potosí, el virrey cuando al-Mawsili viaja a las Indias, existían ya dos breves pontificios, uno del
Toledo ordenó: 22 de febrero de 1633 y otro del 17 de junio de 1669, que prohibían a todos los
sacerdotes el comercio y todo tipo de negocios. Sé sabía que muchos monjes y
... por las visitas que ha mandado hacer y respecto de lo que Su sacerdotes recibían donaciones y también legados testamentarios de grandes
Majestad le manda que favorezca los que labraren las dichas minas, propiedades y riquezas. Con frecuencia esas propiedades, así como empresas
dijo que declaraba y declaró que para que mejor se pueda conseguir y negocios las ponían a nombre de laicos de confianza del monje o de la orden,
el labrarlas y animar a los que las labran con los demás medios y para evitar problemas con el papado y con las autoridades civiles. En el siglo XVIII
ordenanzas que para esto ha hecho y declara que los cuatro reales y en Guadalajara la Audiencia afirmaba que había clérigos que eran dueños de
un cuartillo que mandaba dar dejornal a cada un indio que labrase en minas de plata. Una visita al obispado de Guadalajara tuvo como misión verificar
las minas, en efecto de no proceder de ellas metales en que no puedan si estas observaciones de la Audiencia eran verídicas. En esa diócesis solo se
ser pagados como en las ordenanzas se contiene, satisfagan con les comprobaron cuatro casos de clérigos que habían recibido minas de plata como
dar tres reales y medio de plata de moneda por el jornal de cada un herencia paterna o que las administraban para parientes.92
día mientras los socavones que se hacen o hicieren no llegaren a las
vetas por donde con menos costa e trabajo los dichos mineros puedan Finalmente nuestro autor menciona que a las afueras de la Villa Imperial de Po­
labrar las dichas minas...89 tosí hay un gran lago que unos años antes inundó al pueblo y destruyó muchas
viviendas.

88 Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Tole­


do. Disposiciones Gubematiuas para el Virreinato del Perú (1575-1580),VoJ. 11, p.20.
90 Al-MQsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish Amerlca, p.59.
89 Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Tole­
91 Al-MQslli, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.61.
do. Disposiciones Gubematiuas para el V"ureinato del Perú (1575-1580),VoL 11, p.21 . Véase lam­
bién: pp.83-84. 92 P ara mayores detalles véase: Konetzke, La época colonial, p.223.

40 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawsili 41


r
1
Su viaje continúallacia Chuquisaca en donde hay una naciente de aguas terma­
les, que se conore <mn el nombre de Baños Calientes. En Chuquisaca se quedó
1
en la residenciaelbs jesuitas. En este pueblo, que pertenece directamente de la
administración de P.ima, hay un obispo -no aporta su nombre- que recibe al año
1
1 20.000 piastras. B ínquisidor general del pueblo es un sacerdote que era amigo
suyo, llamado Badolomé de Bevida. Menciona que ofició misa según su rito cal­
deo en varias iglesias y monasterios del pueblo y siempre lució la casulla que le
había regalado el papa Clemente IX. Esta casulla la describió anteriormente.

También explica que en esta ciudad puso en práctica sus conocimientos de me­
dicina y curó a la hermana de un sacerdote jesuita y a una monja en uno de los
monasterios. Sin embargo, no explica con exactitud las enfermedades que estas
dos personas padecían. Al-Mawsili cobró tanta fama en esa ciudad por haber cu­
rado a las dos erlermas mencionadas, que los habitantes del pueblo le pidieron
que se quedara a vivir con ellos y que estaban dispuestos a pagarle 500 piastras
al año. Sin embargo, nuestro viajero les informó que eso no era posible.

Al-Mawsili asegtoa que de aquí viajó una larga distancia por el norte de Argentina
y llegó a Tucumán, donde los jesuitas asimismo tienen monasterios. El obispo
de la ciudad era su amigo y había sido compañero de viaje de España al Nuevo
Mundo. De nuevo el problema de que no aporta su nombre. Nos informa que
en esas tierras los animales son abundantes, en especial las mulas. Las zonas
montañosas de esa región están habitadas por muchos indígenas paganos, a los
que al-Mawsili teme por su fama de aguerridos. Toda esta región es muy rica, nos
informa, pues en ella abundan las minas de oro, plata y piedras preciosas, pero
en general son vastas regiones poco pobladas. Luego refiere que hay una ciudad
que se llama Santa Fe, en donde se extraen las esmeraldas, pero esto, obviamen­
te, es una confusión con Santa Fe de Bogotá.93

El obispado cubre una extensa región de 1 500 millas de tierra y en uno de los
extremos está la ciudad de Buenos Aires. Esta la describe como un puerto que

93 En la descripción que hace fray Pedro Simón de Santa Fe de Bogotá, aparece la referencia al
oro, la plata y las esmeraldas de esta ciudad. Véase: Pedro Simón, "Trátase de las cosas de la
ciudad de Santa Fe", en Melo y Valencia Llano, Reportaje de la Historia de Colombia, p.168.
En la descripción de Santa Fe de Bogotá fray Pedro Simón dice (p.170): "Es gente muy lucida Figura 3. Diego de Almagro y Francisco Pizarro.
en su vestir, asi hombres como mujeres; y aunque suelen haber muertes repentinas, no hay Tomado de Richard Konetzke, la Época Colonial, p. 333.
enfermedades cmtagiosas en esta ciudad salvo cuando pican las viruelas. Las más ordinarias
son reumas, romadizos y dolores de costado, causados de las aguas llovedizas que se beben de
los rfos en los imiemos y de los aires fuertes que corren de ordinario muy furiosos en tiempos
de verano. Tieneen su comarca de veinticinco a treinta mil indios tnbutarios, con todo lo cual y
otras muchas cosas que pudiéramos decir de esta ciudad, si la brevedad nos diera licencia, es
de las mejores y más ilustres repúblicas de estas Indias, pues después de las ciudades de Lima
y México, a ninguna otra reconoce ventajas ni aún igualdad. No tiene otra ciudad ni villa de es­
pañoles debajo de su gobierno Inmediato, porque todas las demás del distrito del Nuevo Reino
y de la Audiencia tienen particulares gobernadores y corregidores."

42 Roberto Madn Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslli 43


se encuentra en el océano, cerca de Brasil. Hace luego la acotación de que Bra­
sil formaba parte del imperio portugués. En Tucumán, dice al-Mawsili, la gente
consume una hierba que se hierve y se toma con tanta frecuencia como el café
en las tierras árabes. Es probable pensar que esta hierba es el mate. Su relato de
esta zona es vago y poco preciso, lo que hace dudar que nuestro viajero hubie­
ra estado ahí. Quizá solo informó esas vagas nociones de esas remotas tierras,
porque probablemente nunca llegó hasta allá. Su relato solo contiene lo que le
RECOPILACION contaron al respecto.

D E LEYES D E LOS REYNOS Más al sur de las tierras que supuestamente visitó nos informa que está Chile, en
DE LAS INDIAS. donde por muchos años los indios paganos estuvieron en guerra contra los españo­

MANDADAS IMPRIMIR • Y PVBLICAR les. Al principio los indígenas no tenían caballos ni sabían montar, pero para cuan­
FOR. LA MAGESTAD CATOLICA DEL R.EY do al-Mawsili visitó Ja América Colonial se enteró que los indígenas ya poseían un
número de esos animales y eran asimismo buenos jinetes.94 En su descripción nos
DON CAR L O S 11. cuenta que oyó decir que si estos indígenas capturaban a un español lo cocinaban
NVESTRO S E N O R. y se comían su carne. "Con relación a su cabeza la vadan y utilizan el cráneo como
VA DIVI DIDA EN Q.V A T ll O T O M O S, un recipiente del que pueden beber y toman ahí uno de los vinos que producen
con d l adi« gcntul. 'I al princ1p1<1 d C' caJz ·rumo e l Indice
clrccia1«1c>11:1.,;oo,c¡n.:...11i..-.i.:. en su país.ngs Finalmente caracteriza a estos indígenas como desafiantes, feroces
y crueles y que "su oposición a los españoles es el legado de sus padres y abuelos,
TOMO PR I ME R O.
excepto para algunos que huyeron de este país durante la conquista cuando ma­
taron a sus reyes y se fueron entonces a habitar en las altas y ásperas montañas."96
Es oportuno recordar la resistencia de los indígenas de Chile, que se opusieron
con fuerza y tenacidad a los invasores españoles. Ya desde los primeros tiempos
de la llegada de los españoles a Chile, éstos describieron su oposición, como lo
hizo el mismo Valdivia en una carta dirigida a Hemando Pizarro, enviada desde La
Serena, en 1545, cuando asegura: "la desvergüenza de los indios que no quisieron
darse a sembrar sino a nos hacer la guerra".97 El mismo Valdivia describió la guerra
y la resistencia de los indígenas de Chile, con las siguientes palabras:

Vinieron sobre nosotros con tan grande alarido e ímpetu que parecía
hundirse la tierra y comenzaron a pelear con nosotros tan reciamente,
que ha treinta años que peleo con diversas naciones de gente e nunca tal

94 La resistencia indfgena de los mapuches, que comandó Lautaro y luego Caupolicán tuvo una
Figura 4. Portada de la Recopilación de Leyes estrecha relación a perder el miedo a los caballos y saber montar. Además, la ronna de derrotar
a los jinetes españoles consistía en golpear primero a los caballos, para que el jinete en el suelo
de los Reynos de las Indias, del Rey Carlos 11.
quedara tan vulnerable como cualquier indígena. Esta rue la estrategia que planificó Lautaro. Al
Tomado de Richard Konetzke, La Época Colonial, p. 1 1 5. respecto véase: Oliva de Coll, la resistencia indfgena ante la Conquista, pp.258 ss. y p.266.

95 Al-MOsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.64.

96 Al-Mllsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish Amerlca, pp.64-65.

97 Valdlvia, Carta a Hemando de Pizarra, La Serena, 1545, diado por Oliva de Coll, la resistencia
indfgena ante la Conquista, p.256. Para más infonnación sobre la resistencia de los indfgenas de
Chile, pero también de Colombia y otras regiones del continente, véase Ocampo López, Historia
Bdsica de Colombia, pp.82-84.

44 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslll 45


tesón he visto en el pelear como éstos tuvieron contra nosotros. Estuvieron
tan fuertes, que en espacio de tres horas no pude romper un escuadrón
con ciento de a caballo; era tanta la flecherfa e astería de lanzas que no
podían los cristianos hacer arrostrar sus caballos contra los indios.98

Después de sus vagas referencias a Tucumán y a sus escuetas informaciones


sobre Chile, en su narración al-Mawsili menciona que él mismo vivió un milagro:
un icono de Cristo que él le había regaJado a un jesuita reapareció dentro de
su baúl de viaje, lo cual sorprendió mucho a sus sirvientes y compañeros que
quedaron anonadados por este milagro.99 Entonces entregó esa imagen aJ mo­
nasterio de los Mercedarios y tuvo la esperanza de que se repitiera el milagro,
pero no ocurrió.

Posteriormente aJ-Mawsili analiza un caso interesante que muestra corrupción, in­


trigas y problemas locales cuando a su amigo, el virrey de Perú, lo depuso el rey de
su cargo. Según al-Mawsili, esto lo hizo el rey sin que mediara una causa. El rey en­
tonces ordenó al obispo de Lima que gobernara mientras llegaba el nuevo funcio­
nario que sustituiría aJ depuesto virrey. Un tiempo antes el virrey había intercedido
para que aJ obispo lo ascendieran a la posición de arzobispo de Lima. Después de
la deposición del virrey, el arzobispo se convirtió en su gran enemigo. Al-Mawsili
hace aJgunas conjeturas sobre las causas por las que depusieron al virrey y asegura
que las razones se debieron a que los comerciantes de las Indias le habían escrito
tanto aJ rey como a su hermano, don Juan de Austria, mal informando aJ virrey y
acusándolo de abusos y otras cosas faJsas. Asegura que debido a que don Juan de
Austria era enemigo del virrey y entonces partidario de la reina, influyó para que lo
ci.
depusieran. Es oportuno recordar la forma en que el viajero veneciano, Federico
Comaro, describió el carácter, personaJidad y moral de don Juan de Austria. Fe­
derico Comaro visitó España en la segunda mitad del siglo XVII. Su descripción se
refiere a la misma persona que menciona aJ-Mawsili. Así escribió:

Arbitro y director en absoluto de la Monarquía y hasta puede decirse que


adorado en figura de rey, en él fundaron los pueblos los presagios más
seguros de la propia felicidad. Pero muy pronto se demostró que un peso
tan grande abate los mayores cerebros, y que es empresa por demás
difícil la de reducir a un son armonioso las disonancias de tan descon­
certado imperio. Propúsose estripar los males de raíz y concitados los
odios en vez de los afectos, conviene decir que acudió a la empresa,
no ya como médico que cura al enfermo con lenitivos, sino que con la

98 Valdivia, Carta a su apoderado en la Corte, Santiago, 1550, citado por Oliva de Col!, La resisten­
cia indígena ante la Conquista, p.256.
99 Al-Musili, An Arob Joumey to Colonial Sponish America, p.65.

46 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsili 47


r1
violencia de los remedios le proporciona la muerte. No echdndose de ver
en el gobierno mejora alguna de los destinos de España, la voz universal
le echaba en cara sus defectos: calificaban su habilidad de inferior a la
grandeza de la opinión que de él concibieron; le acusaban de ser irre­
soluto en el mando, implacable en el odio y en la venganza... pudiendo
decirse de este príncipe que perdió en la Corte gran parte de la fama que
conquistó fuera de ella. 100

Cuando al-Mawsili se enteró de este asunto se dirigió de inmediato a Lima desde


Potosí. No hay referencia en su narración a su nuevo arribo a Potosí. En su relato
no oculta sus temores debido a que iba cargando plata pura. Por barco llegó a El
Callao, el puerto que sirve a Lima, y debido a su condición y por las cartas que
portaba no le revisaron su equipaje. Si hubiera sido otra persona de seguro le hu­
bieran confiscado Ja plata para entregarla al tesoro real, como establecia la ley.

El obispo de Lima exiló al virrey depuesto a 600 millas de distancia, pues así lo
había ordenado don Juan de Austria. Según la orden real, a un gobernador o a un
virrey depuesto Jo exilaban a seis millas de distancia de su anterior puesto. En el
caso referido la medida fue extrema. El ex-funcionario se fue al desértico pueblo
de Paita y su esposa y sus sirvientes se retiraron a seis millas de Lima. El mismo
al-Mawsili lo acompañó a El Callao de donde el depuesto virrey se embarcaría
hacia su destino final. AJ-Mawsili entonces fue a hablar con el obispo y Je hizo
ver que los cristianos deben tener piedad y que no debería haberlo exilado a ese
distante pueblo, pues el virrey estaba enferrno y podía morir allá. A esto el obispo
respondió: "Yo estoy muy enojado con su esposa porque ella me maldijo, así que
lo que hice fue vengarme de ella, exilando a su esposo a ese lejano lugar." 1º1

El juez que tuvo a su cargo este asunto, dictó sentencia unos meses después y
mandó a colocar proclamaciones en las paredes de la ciudad declarando que el
juez encontraba al depuesto virrey inocente y libre de toda culpa. Agrega que el
virrey no había cometido ningún acto ilegal. Cuenta nuestro autor que cuando
el obispo se enteró de esta sentencia se entristeció y desgarró sus vestiduras del
dolor que esta situación le causaba. De inmediato le comunicaron estas noticias
al depuesto virrey. Este regresó a Lima, donde lo recibieron muy bien los nobles
y los notables de la ciudad.

Figura 5. Vista panorámica de la ciudad de Lima.


Tomado de Richard Konetzke, La Época Colonial, p. 3 1 5. AJ-Mawsili después nos cuenta que él tuvo varias discusiones con el obispo, el
que intentaba convencerlo de que abandonara al virrey y se uniera entonces

100 Véase: García Mercadal, España vista por los extranjeros. Relaciones de viajeros y embajadores.
Siglo XVII, Vol. 111, pp.109-1 10.
1O1 Al-MOsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.67.

48 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 49


a la causa del diocesano. Al-Mawsili rechazó estas sugerencias en numerosas
ocasiones. Siempre argumentó que no podía abandonar a su amigo, en quien
confiaba, y menos después de que había tenido ese problema. A raíz de esto el
obispo entonces le preguntó en forma desafiante que porqué no regresaba a su
país, a lo que al-Mawsili le respondió que no tenía intención de regresar de in­
mediato, que lo haría cuando lo creyera oportuno y que si bien era cierto que ya
su permiso se había vencido, pues era solo por cuatro años, él no tenía planeado
salir de las Indias hacia Iraq a corto plazo.

Al-Mawsili asegura que en Lima permaneció seis años en espera de que se arregla­
ra la situación de su amigo el virrey, pero cuando vio que arribaba un nuevo virrey,
notó que sería muy dificil que a su amigo lo restituyeran en su puesto.102 Todavía
el obispo seguía a cargo de la administración del virreinato. Fue entonces cuando
aJ-Mawsili decidió salir de Perú hacia Panamá, lo que hizo en compañía del ante­
rior y depuesto virrey, así como de un número de notables. También viajaban en
ff n
la embarcación un grupo de comerciantes que iban a participar del mercado de la
estación en Panamá Al-Mawsili refiere que se establecía que si llegaban barcos del \1 1,1
Perú a Panamá las riquezas que pertenecían aJ tesoro del rey debían de transpor­
tarse por aparte. Si llegaba una embarcación a Portobelo, procedente de España, n
debía de llevarse la carga hacia Panamá. Si llegaba plata a Panamá, debía de trans­
portarse hacia Portobelo en mulas. Usualmente se requerían hasta 1 000 mulas.103 ,,

Nos informa que en el viaje de El Callao a Panamá hicieron escala en el puerto de 11


Amotapé, para abastecerse de los víveres necesarios. Refiere que es un puerto ,,

muy caro en el que un pollo cuesta una piastra y media y que una oveja cuesta 11
cinco piastras. Estos son algunos datos importantes de la vida diaria, que nos ,.
u
pueden servir para reconstruir ciertos aspectos de la historia social de la época
colonial en el siglo XVII. Al-Mawsili narra que el viaje por mar era dificil y peli­
groso por los fuertes vientos y las corrientes. En una oportunidad debido a esos
fuertes vientos y a las corrientesJa embarcación casi choca contra las piedras o
acantilados de la costa. Lo curioso de este viaje es que no iba directo a Panamá,
sino que tuvieron que hacer escala y esperar en el puerto de Santa Elena a otra
embarcación que provenía de Guayaquil, a fin de poder continuar la travesía.
Esa espera fue de once días, lo que nos prueba lo lento del viaje y las dificultades
para comunicarse de una parte del imperio español a otra. Al-Mawsili nos infor­
ma, por ejemplo, que en la travesía de Lima a Guayaquil demoró con las escalas
42 días. En Guayaquil nuestro viajero observó que otra embarcación transportaba
Figura 6. Francisco de Toledo, quinto Virrey del Perú.
un número de soldados españoles para la defensa de los puertos y para rechazar Tomado de Richard Konetzke, la Época Colonial, p. 1 82.
a los piratas que abundan en la zona.

102 Al·Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.69.

103 Al·Mllsili, An Arab Journey to Colonial Spanish America, p.69.

so Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsili 51


Entre las otras dificultades que menciona de este viaje estaba el hecho de que en
algunas zonas el viento se detenía completamente por varios días y la embarcación
no se movía En su narración agrega que en esa ruta hay una isla que los marineros
no han podido volver a localizar.104 Refiere que muchos creían en la leyenda de
que la arena de esa isla se convertía en oro. Tan infructuosa fue la búsqueda que
ya los españoles se cansaron y desistieron de toda iniciativa para localizarla

Pocos días después el viento fue propicio y zarparon. Tres días después llegaron
al Golfo Dulce en la actual Costa Rica. Al-Mawsili señala que la razón para este
nombre es porque un río desemboca en el golfo y el agua dulce se mezcla con
la del mar. Ahí se detuvo la embarcación y algunos marineros bajaron a tierra
para abastecerse de agua. Nos informa nuestro viajero que él mismo bajó a la
costa debido al intenso calor y se bañó en el río para refrescarse. Refiere que ese
río tiene solo una yarda de profundidad. El notó que la arena estaba mezclada
con oro, por lo que llamó la atención del capitán del barco, que según afirma al­
Mawsili, había nacido en ese país. El capitán le dijo que en muchas otras tierras
se podía encontrar oro en los ríos, pero que en el Golfo Dulce era muy peligroso
que llegaran españoles a esas labores, pues hay muchos indios paganos que
habitan en las montañas y que los podrían atacar. 1 05
Figura 7. Astrolabio árabe, utilizado por Jos navegantes hasta
la Edad Moderna Tomado de El Islam, la Meca y la gran Al-Mawsili agrega que se quedaron tres días ahf y que seis días después llegaron
expansión, Ediciones Rueda, Madrid, 2002, p. 142 . a puerto Caldera Ahf se detuvieron. Él le pidió a los soldados que le llevaran con­
chas. Le trajeron nueve de las conchas que él demandó y las abrió y las comió
una a una y en la última encontró una gran perla. Al-Mawsili le indicó al general
que en ese mar había perlas y que él no hacía nada para extraerlas. A esto le
contestó que nadie lo hace por temor a los indios paganos que ahí habitan, que
atacarían a los españoles. A estas descripciones nuestro viajero agrega que estu­
vieron un día en ese puerto y que la lluvia era caliente. 1 06

Cinco días después llegaron al Golfo de Papagayo, aunque al-Mawsili afirma que arri­
baron a una zona donde hay una montaña que llaman Papagayo. Nos informa que el
viento era tan fuerte que el mástil del barco se quebró en tres partes. Además había

104 Al respecto de esta leyenda de la mencionada isla, al-Mawsili escribió las siguientes líneas: "ellos
bajaron a tierra para traer arena con el propósito de llenar el recipiente en el que cocinaban y de
inmediato abandonaron la isla. Al día siguiente el cocinero iba a preparar los alimentos como de
costumbre. Trató de revolver la arena y se percató de que ésta se habla convertido en una gran
piedra. La sacó de su sitio y descubrió que era una gran pieza de oro. Decidieron regresar a esa
isla, pero no lo consiguieron debido a que no tenían la información precisa de su ubicación, ni
habfan tomado tampoco las medidas de la posición del sol••• Los españoles ya no tienen ni la
inclativa ni la inclinación por buScar esta isla.n (pp.71-72).

105 Sobre la actitud belicosa y agresiva de los indfgenas de esta zona, véase: Ricardo Femández
Guardia, Historia de Costa Rica. Descubrimiento y Conquista, Libreria Alslna, San José, 1933,
Figura 8. Geógrafos, viajeros y comerciantes en el Mundo Islámico, tierras de pp.45-46. Véase también: Al-Mflsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.72.

procedencia de al-Mawsili. Tomado de El Islam, la Meca y la gran expansión, p. 147. 106 Al-Mflsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.73.

52 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawslll 53


una gran turbulencia en el mar. Seis días después arribaron al puerto de El Realejo,
donde desembarcaron. El general le escribió al obispo de León, a unas veintisiete
millas de El Realejo, informándole del arribo de al-Mawsili. Nuestro viajero nos cuen­
ta que cuando le llegaron esas noticias al obispo, -no aporta su nombre- se alegró,
pues se habían conocido y trabado amistad cuando al-Mawsili estuvo en Paris. Un
asunto importante que nos informa en su libro es que este monje en aquel momento
tenía una querella contra los monjes de su orden en Paris. La narración no entra en
detalle sobre las causas ni los contenidos de esta disputa. Después de ganar el litigio
se dirigió a Madrid donde el rey de España le otorgó el obispado de León.107

Al-Mawsili se encaminó hacia León para visitar al obispo, su amigo, quien ya ha­
bía recorrido seis millas de León para ir a recibirlo. Luego se dirigieron a la casa
del prelado, donde al-Mawsili permaneció por ocho días. De la reconstrucción
histórica de estos acontecimientos es factible suponer que al-Mawsili arribó a
Nicaragua hacia 1679 y que el obispo de León fuera el mercedario Andrés de las
Navas ( 1679-1682), pues no es factible que fuera el obispo anterior Alonso Bravo
Laguna (167 1-1674), que estuvo en ese puesto hasta 1674. Luego nuestro viajero
conoció a Alonso Bravo Laguna cuando éste ocupó el puesto de obispo de Chia­
pas. Un amigo del obispo, a quien nuestro autor había conocido en Lima, le re­
galó una mula y el obispo le hizo el mismo regalo. A los ocho días de su estancia
al-Mawsili visitó otros pueblos, en cuenta El Viejo, donde se encuentra la Iglesia
de Nuestra Señora del Viejo. Afirma que en este pueblo la Virgen ha hecho mu­
chos milagros, en especial entre los que viajan por mar. Al-Mawsili había prome­
tido a la Virgen que oficiaría misa nueve días seguidos si sobrevivía a la tormenta
en la que el mástil se quebró, como explicó antes, cuando se encontraba en el
Golfo de Papagayo. Permaneció en este pueblo por espacio de diecinueve días
y cumplió con su promesa.

De su narración se infiere que no hay una descripción detallada de la ciudad de


León. Realmente su relato nada aporta_al . conocimiento de esta ciudad ni de su
organización, producción, pobladores, etc. Tampoco nos informa que la ciudad
que visitó fue la nueva León, pues la anterior la destruyó el terremoto de 1610.1º8
Ni siquiera menciona el nombre del obispo de León al que visita, que pudo haber
sido probablemente Andrés de las Navas, obispo de León de 1679 a 1682 y que
pertenecía a la orden de los Mercedarios. De las Navas fue después obispo de
Guatemala a partir de 1682.109 Probablemente la querella que tuvo en París tenía

1 07 A1-Mt1sili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p. 73.

108 Carolyn Hall y Héctor Pérez, Historical Atlas of Central America, University of Oklahoma Press,
Nonnan, 2003, p. 153.

109 Aguslfn Estrada Monroy, Datos para la Historia de la Iglesia en Guatemala, Tipografia Nacional,
1972, Vol. 1, p.53.

54 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawsili 55


que ver con esta orden religiosa. Según su narración es probable que haya pasado
por Nicaragua hacia 1 679, pero de nuevo nos quedan muchas dudas de lo que nos
explica, pues afinna que el rey de España le otorgó a ese monje el obispado de
León a su regreso a Madrid procedente de París, pero parece que no fue de inme­
diato, sino algunos años más tarde. Una vez más notamos la imprecisión en el rela­
to y la falta de datos exactos, en especial los años y los nombres de las personas.

De la narración también se puede deducir que al-Mawsili quizá ya tenía planes


de ir a Nuestra Señora del Viejo y por ello hizo una promesa a la Virgen si le sal­
vaba del naufragio. Para el área de Centro América existen muchas otras visitas y
descripciones, como la que realizó en las últimas décadas del siglo XVI, en 1586,
Fray Alonso Ponce, Comisario General en las Provincias de Nueva España, en la
que describe los poblados y en general la geografia de Centro América. Este fraile
de la orden de San Francisco, describió detalladamente y con gran precisión los
ríos, lagos, quebradas, ciudades, regiones, etc. así como los diversos pueblos,
sus lenguas y sus costumbres. Su obra es sin duda de gran relevancia y contiene
originales contribuciones. 1 1º Con el propósito de observar sus aportes y lo valioso
de su descripción, leamos lo que escribió de este poblado de El Viejo:

El pueblo del Viejo es de mediana vecindad, de los mayores de aquella


provincia hasta llegar á Granada, todas las casas son de madera tosca,
cubiertas de paja, hablan los indios la lengua mexicana corrupta y llá­
manla lengua naual, y á los que la hablan nauatlatos; toda ella es gente
briosa y précianse de andar vestidos ellos como españoles y de hablar la
lengua castellana por poca que sepan; las indias de aquel pueblo y aun
todas las demás de Nacaome hasta Granada visten en lugar de vaipiles
unos como capisayuelos con dos picos, uno detrás y otro delante, sin
mangas, y cuasi todos son negros y pequeños, y échanles por orla y guar­
nicion unas tiras anchas á manera de fajas. El convento es una casita
de paja, de aposentos bajos, con las paredes de cañas embarradas por
de dentro, y por de fuera, la iglesia es de teja, paredes de adobes y aun
esta no estaba acabada. Estando allf el padre Comisario se cayó una
noche un lienzo del claustro, que también era de caña con tres ó cuatro
pilares de madera, y otra noche al amanecer tembló la tierra; duró poco
el temblor. Tres leguas de allí está el Realejo, puerto del mar del Sur en
que se hacen navíos y de donde salen para el Pirú.
Figura 1 O. Iglesia de la ciudad de Granada, Nicaragua,
según una ilustración del siglo XIX. Tomada de la Gue"a en Nicaragua, p. 136. Dicen algunos que la causa porque aquel pueblo y provincia se llama del
Viejo, es porque dicen que cuando los españoles entraron á conquistar

1 10 Fray Alonso Ponce, "Relación de las cosas que pasaron al padre Fray Alonso Ponce, Comisario
General en las Provincias de Nueva España", en Revista Conseroadora del Pensamiento Centro­
americano, Número 58, julio de 1 965, pp.1-52. Agradezco a mi colega la Dra. Carmela Velázquez
que llamara mi alención sobre esta obra, de la cual también me proporcionó una copla.

56 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 57


aquella tierra, los naturales della, para espantarlos, buscaron un indio
el más viejo que pudieron hallar, y habiéndolo desollado el rostro se lo
enviaron con aquella figura a los españoles, pero ellos no solo no se
espantaron de verle, mas antes le quitaron, segun dicen, la vida; otros
dicen que no es esta la causa sino que en aquel pueblo y provincia fue
gobernador un indio tantos años que se hizo muy viejo en el oficio, y
así, durante su gobierno llamaban todos a aquella tierra la provincia
del Viejo, con el cual nombre se quedó hasta hoy, aunque murió el viejo
que la gobernaba; y aun esta razón parece que cuadra más que la otra
y que lleva más camino.111

A pesar de que el obispo le había advertido sobre los peligros de cruzar cierta
parte del mar en barco, y sobre todo en canoa, al-Mawsili no le hizo caso y se
atrevió a esta travesía en canoa, como 34 parsangs, tal como lo relata en su libro.
El viaje lo realizó en una canoa, que él llama con el término árabe de sanbük.
En el Mar Rojo estas pequeñas embarcaciones son comunes en aguas poco pro­
fundas. 1 12 De la narración se infiere que esa travesía que realizó al-Mawsili fue el
Golfo de Fonseca, pues su descripción continúa en tierras del actual El Salvador.
Sin embargo, estuvo primero en el puerto de Amapala, localizado en una isla en
el Golfo de Fonseca. Del puerto de Amapala da una escueta información. 1 1 3 Es
oportuno recordar que los piratas atacaron este puerto en los años 1 682 y 1 683. 1 1 4
En Amapala al-Mawsili conoció a un español que procedía de México y que se
dirigía a Perú. Este español le contó que acababa de vender a un indio su caballo
con todo y montura en dos piastras y media, porque estaba decidido a cruzar por
el mar -se entiende el Golfo de Fonseca-. De Amapala al-Mawsili visitó luego
otras villas y nos informa que en ocho días recorrió una distancia de 40 parsangs
y después continuó su viaje hasta llegar a San Miguel. Visitó muchas otras villas
a lo largo de la ruta hasta alcanzar San Martín y finalmente arribó a San Salvador.
Su descripción de esas villas tiene varios problemas. En primer lugar se dificulta
la iclentifü:élcié>_n de muchas _(je ellªs y por 9tro lado, lo lacónico de sus referen­
cias no contribuye a la reconstrucción de la historia de la zona. Sus breves des­
cripciones no nos permiten conocer los pobladores, la producción, (excepto por
el añil que menciona después), los asentamientos, las formas de organización
administrativa, la tenencia de la tierra, los impuestos, ni la estructura física de las
edificaciones de esos poblados.

1 1 1 Fray Alonso Ponce, "Relación de las cosas que pasaron al padre Fray Alonso Ponce, Comisario
General en las Provincias de Nueva España", pp. 1 6· 1 7.

1 12 Al-Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.74.


1 13 El puerto de Amapala, en la isla Tigre, en el Golfo de Fonseca, fue importante en la época colo­
nial para el comercio en Centro América. Hoy dia esta isla pertenece a Honduras.

1 14 Hall y Pérez, Historica/ Alias ofCentral America, p.1 35.

58 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de mas al-Mawsili 59


Refiere que en estos territorios del actual El Salvador los dueños de las tierras
cultivan el nili (la planta de índigo, el añil). 1 15 Los dueños de las tierras dispo­
nen de plantaciones en las que producen el nili en forma abundante. Al-Mawsili
compara esta producción con el trigo en el Medio Oriente. En algunos años el
añil crece mucho y alcanza la altura de un hombre. Después describe la forma
en que producen el índigo. Nos informa que los productores cortan las hierbas
y las introducen en un recipiente que después calientan. En el recipiente hay
unas ruedas que revuelven el agua. Luego vacían esto en otro recipiente y en los
siguientes tres días se forma una espuma. Toman luego esa espuma y con las
manos hacen unas bolas que ponen al sol. De los residuos de esto es que hacen
el índigo. 1 1 6

Al-Mawsili continuó su viaje por distintas villas y ciudades de El Salvador, rumbo a


Guatemala. Menciona muchos nombres de pequeñas villas de muy difícil identi­
ficación. Probablemente muchas de estas villas ya no existen, lo que dificulta aún
más su localización. Llegó a Santiago y de ahí viajó a Guatemala donde, nos infor­
ma, está localizada la sede de la Audiencia, el sitio de gobierno que representa al
rey. Indica que el jefe del gobierno recibe el título de presidente. También señala
que en esta ciudad reside el obispo don Juan de Ortega ( 1 674- 1 68 1 ), a quien ca­
racteriza como un hombre muy influyente y de gran riqueza. 1 1 i Al-Mawsili estuvo
34 días en Guatemala y refiere que todos lo trataron muy bien. Asimismo relata que
ofició misa varias veces, vistiendo la casulla que Je otorgó el papa Clemente IX. En
esta ciudad recibió muchos regalos de distintas dignidades.

Sorprende que al-Mawsili no mencionara ninguna de las otras Audiencias fun­


dadas en diversas latitudes de América en distintos momentos. Debe de haber­
:..: se enterado de la existencia de Audiencias en Quito, en Lima, en Santa Fe de
A Bogotá, 1 1 8 en Panamá, etc., pero no las menciona, ni sus importantes actividades
-1
11 ·¡ tr.l
administrativas. Tampoco menciona para Centro América Ja Audiencia de los
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1· =
i < e Confines, que surgió como resultado de las leyes Nuevas de 1 542, las mismas
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:E �

115 Sara Herrera Alfara y María Eugenia Rojas Rodríguez, "El añil en Centro América. Siglos XVII·
XVIII", en Revista Estudios, Números 14-15, 1997-1998, pp.4 1-55. Hall y Pérez, Historica/ Atlas of
Central America, pp.160- 1 6 1 . José Antonio Fernández, "Coloring thc World in Bluc. Thc índigo
boom and the Central American Market 1 750-1810", Ph. D. dissertation, The University ofTexas
at Auslin, 1992, passim.

1 16 Al-Musili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.75.

1 17 Juan de Ortega nació en Cartagena, España en 1627. Estudió en Alcalá y luego se trasladó a Méxi­
co nombrado inquisidor. En 1 674 recibió el nombramiento de obispo de Durango. Después lo
nombraron obispo de Guatemala, hacia donde se trasladó. Inició su viaje el 15 de noviembre de
1675 y asumió sus funciones como obispo de Guatemala en 1676. Para mayores detalles véase:
Estrada Monroy, Datos para la Historia de la Iglesia en Gua/emala, Vol. 1, pp.335 ss.

1 1 8 Véase: Pedro Simón, "Trátase de las cosas de la ciudad de Santa Fe", en Melo y Valencia Llano,
Reportaje de la Historia de Colombia, p. 165.

60 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de E lías al·Mawsili 61


ordenanzas que establecieron también el Virreinato del Perú.1 19 La Audiencia
de los Confines se planeó para atender las necesidades administrativas entre
Guatemala y Nicaragua, pues la primera pertenecía a la Audiencia de Nueva Es­
paña, junto con Honduras, Cuscatlán, Soconusco, Chiapas, Yucatán y Cozumel,
mientras que Nicaragua era parte de la Audiencia de Panamá. La Audiencia de
los Confines se estableció en Santiago de Guatemala y después se trasladó a la
Audiencia de Guatemala.12º Por ello vale la pena hacer un esquema de las Au­
diencias en América:

En el V°ll'reinato de Nueva España


Santo Domingo ( 1 5 1 1) Guatemala ( 1543)

México ( 1 527) Guadalajara ( 1 548)


En el Virreinato del Perú
1�

J)r
Panamá ( 1 538) Chile ( 1 563- 1 573 y 1 606) 1

Lima ( 1 543) Buenos Aires ( 1 661 - 1 672 y 1 776)

( 1 548) 1J

J�
Santa Fe de Bogotá Caracas ( 1 786)
La Plata de los Charcas ( 1 559) Cuzco ( 1 787)

Quito ( 1 563)

Fuentes: Richard Konelzke, la época colonial, Edil. Siglo XXI, Madrid, 1972, p. 1 23. Ciaren­
11
fI
p
l¡ i
ce Haring, El Imperio Hispánico en América, Solar/Hachelle, Buenos Aires, 1972, pp.88-94 y
pp. 1 02-J OG. 1\
• . '1

Al-Mawsili continúa su viaje. Describe muy rápidamente las distintas villas por las
que pasa en la ruta hacia San Antonio Suchitepec. Su información es escasa y en
estos poblados no permaneció. Estas villas son solo puntos de referencia, pero
dado que algunas de ellas probablemente ya han desaparecido dificulta mucho
su identificación.121 Lo mismo ocurre para muchas otras de las que transcribe al
árabe sus nombres indígenas. Esta transcripción la hizo lo mejor que pudo y lo
más cercano a lo que oyó.

1 1 9 Al respecto véase: Manuel Rubio Sánchez, El Comercio Terrestre en y entre Centro América,
Guatemala, 1 975, pp.74 ss.

1 20 Rubio Sánchez, El Comercio Terrestre en y entre Centro América, pp. 76 ss. Véase lambién: Rubio
Mañé, Introducción al Estudio de los Virreyes de Nueva España (1535-1 746), p.40 y pp.287-289.

121 Hall y Pérez, Historical Atlas of Central America, pp.128· l 37.

62 Roberto Mar ín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsili 63


Al-Mawsili cuenta aJgunos asuntos que eran comunes en la época, como por
ejemplo el caso de que un grupo de indios se quejó del oficial de un distrito. Los
indígenas dirigieron sus quejas a la Audiencia y demandaban que destituyeran a
ese oficial. El mismo al-Maws ili intervino en favor del acusado, pues consideraba
que los cargos no eran legítimos.

Afirma nuestro viajero que en ese distrito los indios son muy ricos, pues son
dueños del cacao que se usa para hacer el chocolate. También nos informa que
los indios están bien organizados y que han puesto 4000 piastras en garantía, en
caso de que tengan una disputa con el gobernador del distrito o con el sacerdote
de la villa. De esta manera los indígenas tienen entonces un dinero para pagar
los gastos de los trámites legaJes, pero lo hacen en especial de los intereses que
genf!ran esas cantidades que han puesto aparte con tal propósito.122

Prosigue su viaje y de nuevo da una rápida referencia a las distintas villas y a


las distancias que hay entre ellas. Menciona por ejemplo, entre muchas otras,
a Santa María de Belén, San Cristóbal (Verapaz), 123 San Francisco el Alto, la villa
de San Ramón, la villa de San Martín, etc., hasta que llega a Chiapas. En Chia­
pas se quedó en la casa del gobernador. Señala que el obispo de Chiapas, don
Alonso Bravo,124 tuvo una seria disputa con el superior de los dominicos. Debido
a otra disputa y gran odio contra el gobernador, el obispo había excomulgado a
este funcionario público. Al-Mawsili asegura que cuando se enteró de todas estas
controversias se entristeció y rápidamente se dirigió a platicar con el obispo, así
como con el superior de la orden de los dominicos y logró que se reconciliaran.
Para ello apeló a palabras religiosas y al perdón que debe prevalecer entre los
cristianos. Cuenta que el obispo le obsequió entonces una cadena de oro valo­
rada en 200 piastras. El gobernador le regaló a al-Mawsili una mula. El superior
de la orden de los dominicos también le hizo un regalo, pero no nos informa qué
era. Poco después continuó su viaje y de nuevo enlista las villas por las que pasó
y sus distancias. Finalmente describe el punto en el que se separa el Virreinato

122 Al·Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.76.

123 Bartolomé de las Casas refiere que la región de Verapaz, antes de adquirir ese nombre, se lla­
maba nena de Guerra, debido a lo belicoso de los indigenas que no aceptaban la autoridad
española ni la evangelización. El mismo Las Casas rue a esos territorios con otros sacerdotes
dominicos a predicar pacificamente la religión cristiana a los indios. Luego del éxito obtenido
por los métodos pacificos, los indios se convirtieron al Cristianismo y la región entera dejó de lla­
marse Tierra de Guerra y cambió su nombre por Verapaz. Para mayores detalles véase también:
Hanke,la Lucha por la Justicia en la Conquista de América, pp.201-202. Friede, Bartolomé de los
Cosas: Precursor del Anticolonialismo, passim, en especial el capítulo IV. Marce! Merle y Roberto
Mesa, El Anticoloniolismo Europeo: de las Cosas o Marx, Alianza Editorial, Madrid, 1972, pp.14-
1 5. Marín Guzmán, El Espfritu de Cruzada Español y lo ldeologfa de lo Colonización de América,
passim, en especial pp.125-135.

124 Es dificil determinar si se trata de Alonso Bravo Laguna, que rue obispo de León de 1 671 a 1 674
y que pertenecía a la orden de los franciscanos y que luego fue obispo de Chiapas.

64 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawslll 65


de México y la autonomía de Guatemala. Esta descripción lacónica de las villas
no aporta mucho, como ya se ha señalado para otras regiones. A su descripción
le falta también un mayor análisis de las divisiones administrativas de las zonas,
así como las extensiones de los obispados, al lado del recuento de la producción,
lo pobladores, los impuestos y muchos otros asuntos asimismo importantes para
la reconstrucción de la historia social, económica y administrativa de estas regio­
nes, que nos permita también hacer proyecciones más generales sobre la América
española. Lo sucinto de las descripciones no nos permite ni siquiera conocer los
motivos de la querella entre el obispo de Chiapas, don Alonso Bravo, con el supe­
rior de la orden de los dominicos, ni las razones por las que el obispo excomulgó al
gobernador de Chiapas, cuyo nombre ni siquiera consigna en su narración.

Su viaje continúa entonces por México. De igual forma menciona muchas villas
cuya identificación se toma difícil, en especial las que tenían nombres indíge­
nas. Aquellos pueblos con nombres de santos son de más fácil identificación,
como por ejemplo San Juan de la Costa. Al-Mawsili narra que en dirección a
este pueblo hay una montaña donde se esconden unos ladrones que asaltan a
los transeúntes. Al-Mawsili tuvo suerte y nada le ocurrió, sobre todo porque su
amigo, Juan Vetia Linaje, gobernador de otro pueblo vecino, envió dos soldados
para que lo acompañaran y protegieran de cualquier ataque. Después refiere que
pasó por la villa de San Miguel. Tres parsangs de ahí está la villa de San Lucas
y de aquí a tres parsangs se encuentra la ciudad de Oaxaca. 1 25 Nuestro viajero
señala que en esta ciudad rt!side un noble español llamado don Francisco de
Castro, que tenía un hermano en Lima, al servicio del virrey depuesto, del que
ya se habló. Al-Mawsili llevaba una carta para el noble residente en Oaxaca, que
le enviaba su hermano desde Lima. Nos cuenta que cuando ya estaba cerca de
la ciudad de Oaxaca envió la carta al noble español, quien entonces salió de la
ciudad a recibirlo, darle la bienvenida y acompañarlo a la ciudad. El noble espa­
ñol insistió en que se alojara en una casa que había mandado a preparar para él.
El sacerdote caldeo iraquí nos informa también que el obispo de la ciudad, don
Dionisio, había muerto, por lo que la sede episcopal estaba vacante.126

En su relato sostiene que esta ciudad está llena de lindos y ricos edificios e igle­
sias, en especial el monasterio de los dominicos. También hay muchos otros
monasterios, así como hospitales para los enfermos. La catedral es asimismo
muy grande y elegante. Afirma que él tenía en su posesión dinero para los gastos
diarios por la suma de 800 piastras y destinó parte de ese dinero para adquirir
algunas cosas que pensaba llevar de regreso a Iraq.

1 25 Para mayores detalles véase: Manuel Orozco y Berra, Apuntes para la Historia de la Geograffa Mapa 10. Mapa del puerto de El Realejo, siglo XVIII.
en México, México, 1881, passim. Véase también: Eclmundo O'Gorrnan, "Breve Historia de las Tomado de El Cuarto Viaje de Colón, p. 63.
Divisiones Territoriales", en Trabajos Jurídicos de Homenaje a la Escuela Libre de Derecho en su
XXV Aniversario, México, 1 937, Vol. U, passim.
1 26 Al·Müsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.79.

66 Roberto Marín Guzmán


Un viaje poco conocido: la visita de E lías al-Mawsili 67
Al-Mawsili permaneció 15 días en la ciudad de Oaxaca y luego continuó su cami­
no hacia la ciudad de México, donde reside el virrey. Menciona con rapidez las
distintas villas por las que pasó, como lpita, Tatao, San Antonio, etc., así como
el pueblo de San Sebastián y cuatro parsangs más de viaje llegó a la villa de Te­
huacán 127 y luego alcanzó la villa de lnaxotepec. Siete parsangs después llegó a
la villa de Tepeaca. A una distancia de seis parsangs está la ciudad de Puebla de
los Ángeles. En esta ciudad se quedó en la casa de uno de sus amigos, pero no
mencionó ni su nombre, ni su ocupación, ni si era autoridad civil o eclesiástica.
Tampoco nos informa sobre el número de días que permaneció en esta ciudad.
Relata que es una urbe grande, con enormes palacios y monumentos, y posee
asimismo suntuosas y ricas iglesias como por ejemplo la catedral, que es una
construcción decorada y muy rica, con un abundante uso de plata y oro en su
decoración, así como en sus ornamentos sagrados.

En esta ciudad reside el obispo don Emanuel de Santa Cruz. Al-Mawsili lo carac­
teriza como un hombre educado, temeroso de Dios y que disfruta de un ingreso
anual de 8000 piastras. Finalmente nos informa que esa ciudad tiene monaste­
rios de todas las órdenes.12ª Ya desde las descripciones de Cristóbal Gutiérrez de
Medina publicada en 1 640 bajo el largo título: Viage de Tierra y Mar, feliz por Mar
y Tierra, que hizo el Excelentísimo Señor Marqués de Vi/lena mi Señor, Yendo por
Virrey y Capitán General de la Nueva España en la Flota que Embió su majestad
y en concreto en la sección sobre el viaje del virrey Marqués de Villena, describe
el poder e influencia de la Iglesia de Puebla cuando dice:

Apenas uió Su Excelencia el clero a pie, con sobrepellices, cuando se


arrojó del caballo y aun sobre algún lodo, diciendo que las cosas de
Dios habían de tener primer lugar; y así fué a pie con todos los que le
seguían, cosa que no ha hecho ninguno de los señores Virreyes, por lo
cual se aumentaron las aclamaciones y murmullo, advertidos todos de
la estima que se debe tener de las iglesias y sus ministros. 129

Al-Mawsili refiere que unos días después partió con dirección a la ciudad de
México, que está a una distancia de 24 parsangs de Puebla de los Ángeles. Llegó
a la ciudad de México y se quedó en la casa de un amigo para quien traía una
misiva desde Guatemala. Nos informa también que él portaba una carta del de­
Mapa 1 1 . Mapa de Honduras, siglo XVIII. Tomado de El Cuarto Viaje de Colón, p. 65.
puesto virrey de Perú para el virrey de México. Estos virreyes eran parientes. El

1 27 Al·Musili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.80.

128 José Bravo Ugarte, Diócesis y Obispos de la Iglesia Mexicana, I 519-1939, México, 1 94 1 , passim.

129 Cristóbal Gutiérrez de Medina, Viage de Tie"a y Mar, feliz por Mar y Tie"ª· que hizo el Excelen-
tfsimo Señor Marqués de Villena mi Señor, Yendo por Vi"ey y Capitán General de la Nueua Es­
paña en la Flota que Embió su majestad, en José llurriaga de la Fuente, Anecdotario de viajeros
extranjeros en México. Siglos XVI-XX, Fondo de Cullura Económica, México, 1 993, p.85.

Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 69


68
depuesto virrey de Perú, amigo de nuestro viajero, con frecuencia escribía a sus no le pudiera pintar tan hermoso como le hizo la naturaleza; llevaba
amigos, parientes y gobernadores de distintas partes, para que atendieran a aJ­ aderezo de plata pasada, que envió Su Excelencia.131
Mawsili. Tampoco refiere nuestro autor la forma en que se recibía aJ virrey a su
llegada a México, con desfiles, ceremonias, visitas, Te Deums, etc. Gutiérrez de Nuestro viajero asimismo nos cuenta que visitó a la esposa del virrey de México
Medina describe estos actos de la llegada del virrey Marqués de Villena con las y ambos lo atendieron muy bien. El virrey insistió en que se quedara con él en
siguientes palabras: su palacio, pero al-Mawsili declinó el ofrecimiento y más bien decidió aJquilar
una casa, la que le costaba 360 piastras aJ año. También aJquiló un carruaje y
... les convenció con que, desde que salió de la mar, había tenido este mulas por 650 piastras aJ año, con el propósito de poder transportarse dentro de
estilo con los gobernadores y Ciudades, sin haber en todo el viaje recibi­ la ciudad y visitar a los nobles. Primero visitó aJ obispo de la ciudad y después
do cosa alguna, que no la pagase, como se pagó; acción tan aplaudida a los otros notables. El obispo le dio licencia para oficiar misa en cuaJquier mo­
como desviada en las entradas de los demás Virreyes, y maña secreta mento en que al-Mawsili lo deseara. Todos los días aJ atardecer, nuestro viajero
de hacerse Señor de todos los corazones, como se hizo, viendo que les visitaba aJ virrey, con quien platicaba por espacio de más o menos dos horas y
venía un Señor no a quitar, sino a dar; no por su negocio sino por el de luego regresaba a su casa. Esta narración habría sido de mayor utilidad si hubiera
sus súbditos, acción propia de dios humanado, que no vino por sí ni mencionado los nombres del virrey de México y del obispo de México. Es opor­
para sí, sino sólo a remediamos. tuno preguntarse quién pudo haber sido el virrey de México con quien al-Mawsili
afirma haber hecho amistad. Debemos recordar que por la época en que nuestro
Este día de la entrada hubo un mitote general de cuatrocientos indios,
viajero estuvo en el Nuevo Mundo, el virrey Marqués de Villafranca, renunció a su
con tilmas de gala y plumeros, que bailaron a su usanza, y alegraron
puesto en J 672, año que según se desprende del recuento de al-Mawsili todavía
el campo y la Ciudad; y a la noche hubo luminarias generales que
no había llegado a México. El siguiente virrey fue el Duque de la Veragua, don
desde este monte /de Chapultepec/, parecía México retrato de incendio
Pedro Nuño de Colón y Portugal que murió repentinamente en J 673.132 Después
de Roma. Hubo un grande castillo, en el patio, con cinco torreones, de
de don Pedro Nuño de Colón asumió el cargo de virrey el arzobispo de México,
donde salieron dos hombres armados, a pelear con una sierpe de nota­
Fray Payo Enríquez de Rivera hasta 1 680. Por los tiempos históricos, tampoco
ble grandeza, despidiendo de sí mucha artillería, cohetes sin número,
parece posible que don Pedro Nuño haya sido el virrey con quien nuestro viajero
bombas de fuego artificioso, multitud de buscapiés; y, para acabar esta
trabó amistad. También surge la pregunta si no sería el virrey el Marqués de la
fiesta, hubo muchos toros, hechos con mucho ingenio y cubiertos de
Laguna, don Tomás Antonio de la Cerda, que asumió el cargo en J 680.133 Si fue
cohetes, trayéndolos por la plaza hombres ocultos en ellos, y habien­
éste el virrey, podemos observar que al-Mawsili solo mantuvo contactos con él
do caballos y caballeros, hechos del mismo ingenio, que rejoneaban y
por unos pocos meses, pues ese mismo año de 1 680 nuestro viajero regresó a
daban lanzada de fuego.130
España. Del relato de aJ-Mawsili quedan muchas lagunas, incoherencias y con­
tradicciones. Señala haber hecho amistad con el virrey y su esposa, pero si se
Después el pueblo y las autoridades de la ciudad participan de las ceremonias.
hubiera tratado de Pedro Nuño de Colón, lo cual no parece posible, extraña que
Así lo describe Gutiérrez de Medina:
no hubiera señalado, quizá con aflicción, su muerte, ni el estado deplorable de
su salud por varios meses antes de su deceso. No menciona que el arzobispo de
... entró su Excelencia en su carroza rica y bordada, digna de tal ocasión,
México hubiera asumido el cargo de virrey hasta J 680.134
y yéndose acercando a lo poblado, la Ciudad envió a Su Excelencia dos
hermosos caballos, uno morcillo, con silla de ámbar bordada de oro con
bellotones de oro y entorchados que la hermoseaba, cubierta de un telliz
131 Guliérrez de Medina, Viage de Tierra y Mar, feliz por Mar y Tierra, que hizo el Excelentfsimo Se­
cabellado de tela de Milán; el otro caballo era bayo, cebruno, que el arte ñor Marqués de Vi/lena mi Señor, Yendo por V"mey y Capitán General de la Nueva España en la
Flota que Embió su majestad, en José lturñaga de la Fuente, Anecdotario de viajeros extranjeros
en México. Siglos XVI-XX, pp.86-87.

130 Guliérrez de Medina, Viage de Tierra y Mar, feliz por Mar y Tierra, que hizo el Excelentfsimo Se­ 132 Rubio Mañé, Introducción al Estudio de los V"meyes de Nueva España (1535-1 746), p.154.
ñor Marqués de Vi/lena mi Señor, Yendo por V'tney y Capitán General de la Nueva España en la
133 Véase: Rubio Mañé, Introducción al Estudio delos Vareyes de Nueva Espana (1535-1746), p.155.
Flota que Embió su majestad, en José lturriaga de la Fuente, Anecdotario de viajeros extranjeros
en México. Siglos XVI-XX, p.86. También la llegada de un virrey y las ceremonias de recibimiento 134 Este arzobispo ocupó el puesto de virrey de Nueva España por espacio de seis años diez meses
las analiza Rubio Mañé, Introducción al Estudio de los V"meyes de Nueva España (1535-1746), y veinticinco días, según recuento de Rublo Mañé, lntroducdón al Estudio de los V"oreyes de
pp.1 15-197. Nueva España (1535-1 746), p.204.

70 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 71


La narración de al-Mawsili es incoherente y manifiesta numerosas contradiccio­
nes. Es factible pensar que no haya mantenido ese estrecho vínculo con el virrey
de Nueva España y que quizá ni siquiera lo visitaba. Puede ser que todo esto que
manifiesta de su contacto con el virrey haya sido un invento, una exageración,
con lo cual lograba darle mayor realce a su narración, al mismo tiempo que
obtenía un cariz de oficialidad y de extraordinaria importancia. En caso de que
hubiera sido cierto que mantenía ese contacto con el virrey de México, a la hora
de hacer nuestra reconstrucción histórica de los hechos se puede concluir que
fue solo una relación momentánea por unos pocos meses, sin llegar a los niveles
de amistad que asegura haber logrado con esa autoridad.

Después describe la ubicación de la ciudad de México.135 Dice que está sobre


una laguna y en tierras muy cercanas a un lago que se alimenta de muchas na­
cientes de agua. Cuenta que se enteró que unos años antes de su arribo llovió
con tal intensidad que la ciudad se hundió (probablemente quiere decir que par­
tes de la ciudad se inundaron) y que el agua destruyó muchas viviendas. Sus des­
cripciones en verdad quedan muy cortas comparadas, por ejemplo, con las de
Fray Antonio Vázquez de Espinosa, quien visitó vastas regiones del Nuevo Mundo
en las primeras décadas del siglo XVII y escribió un Compendio y Descripción de
las Yndias Occidentales. De la ciudad de México Vázquez de Espinosa dice:

La ciudad es de las mejores y mayores del mundo, de excelente temple,


donde no hace frío ni calor, de maravilloso cielo y sanos aires, que con
estar fundada sobre la laguna es muy sana. Por las causas referidas y
serlo la región, coge sitio de una muy populosa ciudad, tendrá de circunfe­
rencia más de dos leguas, todas las casas de muy buena fábrica, labradas
de una piedra finísima colorada, y peregrina en el mundo, de que hay
riquísimas minasjunto a la laguna, la cual es dócil de labrar y tan liviana
que una loza grande o peña nada sobre el agua sin hundirse, como vide
por vista de ojos cuando estuve en aquella ciudad el año de 1612. 136

Vázquez de Espinosa asimismo menciona los riesgos de inundación y agrega


valiosas descripciones:

Por el riesgo que tiene de las inundaciones de su gran laguna, se le ha


hecho un desaguadero, horadando los montes para que salga el agua

135 Para más infonnación, véanse: Juan Suárez de Peralla, Noticias Históricas de Nueva España, Ma·
drid, 1 878, passim. Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos. /J. El Virreinato, México, s.r.e.,
-
passim. Francisco del Paso y Troncoso, "División Territorial de Nueva España en el año 1 636", en -
Anales del Museo Nacional de Arqueotogfa, Historia y Etnologfa, Vol. IV, 1912, passim. e
:s
136 Fray Antonio Vázquez de Espinosa. Descripción de la Nueva España en el siglo XVII, en Compen­ tlG
dio y Descripción de las Yndias Occidentales, en llurriaga de ta Fuente, Anecdotario de viajeros r;:
extranjeros en México. Siglos XVI-XX, pp.72-73.

72 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elias al-Mawsili 73


en cuyo centro se hallaron cuernos de unicornio o habada de tiempos
inmemorables a que dan bien que pensar hayan sido desde el tiempo
del diluvio, el desaguadero aunque ha costado a aquella ciudad y reyno
muchos millares de ducados no está acabado por lo mucho que tiene
que hace1; el cual se hace por la parte de Güegüetoca y en el mismo cen­
tro de la tierra o fondo de la zanja por donde se hace el desagüe se han
hallado también colmillos de elefantes y otras cosas raras.137

Al-Mawsili refiere que es muy difícil describir las iglesias, los bellos edificios y los
palacios que abundan en esta ciudad de tanta riqueza. Nos cuenta que en esta
, - , ·: ciudad hay tres monasterios de los franciscanos, dos de los dominicos, tres mo­
nasterios de los agustinos y dos de los monjes mercedarios. También hay hospi­
tales para los enfermos y 1 7 monasterios para monjas, asi como un monasterio
para los monjes carmelitas y dos residencias de jesuitas. Señala asimismo que
hay muchas otras iglesias en esta ciudad tan grande.

A media milla de la ciudad de México está la iglesia de la Virgen María de Gua­


dalupe, ricamente decorada con oro y plata. Al-Mawsili describe en detalle el
milagro de la aparición de la Virgen al indio Juan Diego y la forma en que el
obispo por tres veces lo rechazó y no le creía. Finalmente creyó, cuando el indio
le dio una rosa, fuera de la época y también porque la imagen de la virgen quedó
impresa en la ropa del indio Juan Diego. '38 Asimismo nos informa que los habi­
tantes de México tuvieron que construir un puente de más o menos dos yardas
de alto, de uno de los puntos extremos de la iglesia hacia el interior de la ciudad,
porque en el verano ese terreno se inunda y se convierte en un lago. Por este
puente es entonces posible llegar a la iglesia. 1 39

Luego de permanecer en la ciudad de México por algún tiempo, aunque no lo


manifiesta con exactitud, fue al puerto de Veracruz. Nos cuenta que un día llegó
un barco que traía muchas cartas de los comerciantes españoles a sus socios en
México. También llegó en esa embarcación un hombre que dijo ser representante
del rey y que traía cartas oficiales para investigar a los criminales y a los prisioneros.
Como no mostró sus cartas de acreditación todos sospecharon que era falso. El
virrey le ordenó al gobernador del puerto de Veracruz que investigara a ese hom­
bre sospechoso y que le demandara la presentación de sus documentos. Como el

137 Fray Antonio Vázquez de Espinosa, Descripción de la Nueva España en el siglo XVII, en Compen·
dio y Descripción de las Yndias Occidentales, en llurriaga de la Fuente, Anecdotario de viajeros
extranjeros en México. Siglos XVI-XX, p. 73.
138 El papa Juan Pablo 11 canonizó al indio Juan Diego durante su visita a México en octubre de
2002.
139 Véase: Al-Müsili, An Arab Journey to Colonial Spanish America, p.80. Hoy dia ya no existe ese
puente y de distintas fonnas se ha logrado controlar la inundación de esos terrenos.

74 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la vlsila de Elías al-Mawsili 75


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1

1
1
hombre no pudo hacerlo, aduciendo distintas razones, algunas de ellas absurdas,
el virrey mandó a arrestarlo.

AJ-Mawsili también narra que a Veracruz llegaban con alguna frecuencia los pira­ 1!
tas a saquear el puerto. Nos informa que mientras él estuvo en Veracruz llegaron i
¡
los piratas, a quienes caracteriza como criminales y herejes. Les llama herejes por­ 1
l
que no eran católicos y practicaban diferentes creencias. Los considera asimismo
gentes diversas. Arribaron en la noche y entraron en la ciudad, debido a que Vera­
cruz no tenía una muralla de protección. De inmediato se dirigieron a la casa del ai
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gobernador al que secuestraron y mantuvieron como rehén. Después apresaron a ci.
muchos otros, a los que encerraron en la iglesia y colocaron guardias en sus puer­ o
·!::!
tas para evitar que pudieran escapar. Durante tres días seguidos saquearon iglesias �

y monasterios y exigieron a los prisioneros que tenían encerrados en la iglesia que

cargaran todo lo que se habían apropiado y lo llevaran a los barcos que estaban t:s
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anclados como a tres cuartos de milla. Los piratas dejaron todo lo que habían ro­ e:

bado dentro de sus embarcaciones. De inmediato obligaron a la gente, junto con -e


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sus esclavos, a entrar en esos barcos y los llevaron luego a una isla ubicada como "C
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a milla y media del puerto. Los piratas demandaron un rescate de 1 50.000 piastras "C
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para liberar a los rehenes. Estos entonces enviaron una petición de auxilio a la ciu­ E
dad de Puebla para que se recogiera esa cantidad entre la gente de Ja ciudad. Diez {3.
días después lograron en esa ciudad recaudar las 1 50.000 piastras, lo que muestra �
15
Q)
la solidaridad de la gente con sus coterráneos en peligro. Los piratas al recibir el :l
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dinero del rescate dejaron a los españoles en libertad, pero retuvieron para sí a los Q)
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esclavos y todo lo que habían saqueado en el puerto. Al-Mawsili nos informa que lll
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esto último ascendía a ocho millones de piastras. Vale la pena mencionar que ese Cll
c.
cifra es probablemente una estimación que hizo nuestro viajero, pues no informa �
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que se la hubiera comunicado ninguna autoridad del puerto. "C
Cll
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Luego nos da algunos datos que resultan importantes, pero debemos de tomar en E
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consideración que algunas de esas informaciones no son fácilmente comproba­ o
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600 hombres, mientras que los españoles y sus
bles. Afirma que los piratas eran o.
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esclavos apenas pasaban de los 400. Al-Mawsili luego narra un asunto que pudo ¡¡;
haber sido frecuente entre los piratas: sus rivalidades y pleitos a la hora del reparto >
del botín capturado. Nuestro viajero nos dice que el jefe de los piratas era un "he­ �
reje", probablemente era un protestante. A los protestantes los considera herejes, e
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para diferenciarlos de los católicos. Este pirata tenía un compañero y socio de sus
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andanzas, un español que se llamaba Nesilio, con quien tuvo una severa disputa a
la hora de repartirse el botín. La riña terminó con la muerte del jefe a manos del es­
pañol. Nesilio asumió entonces el liderazgo de los piratas. Al-Mawsili también nos
cuenta que en este saqueo él mismo perdió parte de sus posesiones, en especial
lo que había adquirido en Oaxaca, por valor de 1 000 piastras.

De estos acontecimientos uno puede inferir que quizá esas acciones de piratería
tenían alguna conexión con el pirata Henry Morgan ( 1 635-1 688), que por esos

76 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawsill 77


r
1

1 años había atacado varios puertos en Panamá, Cuba y México.14° Cuando los bar­

1 cos españoles llegaron al puerto y planearon atacar a los piratas, éstos huyeron
y la flota española no los pudo alcanzar. De esto se deduce que quizá las naves
! piratas eran más rápidas y ligeras de maniobrar y por ello las embarcaciones
españolas estaban en desventaja en una persecución.

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Al-Mawsili tenía muchos deseos de regresar a Iraq siguiendo la ruta de México
. .
a las Filipinas y de ahí a China, para finalmente cruzar la India y Persia y llegar a
la antigua Mesopotamia. Si hubiera logrado hacer esta travesía quizá sus contri­
buciones al conocimiento y sus percepciones de todos esos pueblos, imperios
y zonas geográficas, hubieran sido de una gran relevancia para la investigación
posterior, pero desgraciadamente no logró seguir esa ruta. Sin embargo, su in­
ter�s le llevó a escribir algunas páginas sobre las Filipinas y otras regiones del
imperio español en Asia.

Entre las Filipinas y México había un gran contacto e intercambios comerciales


de distintos productos. No obstante sus informaciones, en su relato hay varios
errores. Por ejemplo asegura que las Filipinas las adquirió para España el rey Fe­
lipe IV, cuando en realidad fue mucho antes, en la época de Felipe 11. El nombre
de esas islas deriva del nombre del rey Felipe 11, sin duda en una época en que
se intensificaba la labor secular y la actividad religiosa, o misionera. Esto quedó
muy claro para el caso de las Filipinas en el título que dio Fray Gaspar de San
Agustín a su obra:Conquistas de las islas Philipinas, la temporal por las annas
del Señor Don Pllelipe segundo el pmdente, y la espiritual por los religiosos de
la órden de nuestro padre San Agustín, obra publicada en Madrid en 1 698.' 4 1

1 40 Para mayores delalles sobre el pirala Henry Morgan, véanse: Hall y Pérez, Historical Atlas of Cen·
Ira/ America, passim, en especial pp.135-137. Ya desde el siglo XVI hubo ataques de piratas en
diversas partes de América, como por ejemplo aquellos dirigidos por Francis Drake a Panamá
en 1572, o los de John Oxenham que saqueó Nombre de Dios en Panamá en 1575. Al respecto
véanse: Montesinos, Anales del Pení, Vol. 11, pp.71 -72. Zimmerman, Francisco de Toledo, fiflh
uiceroy of Peru (1569-1681), pp.244-245.
1 4 1 Para mayores detalles véase: Geoffrey Parker, Felipe 11, Alianza Edilorial, Madrid, 1 984, pp.145·
Figura 14. Santo Domingo en la ciudad de México. Tomado de Crónica de México, p. 29. 146. En relación con ese libro de Fray Gaspar de San Agustín, Parker escribió: "La portada llevaba
un mapa de las islas con el rey y un grupo de conquistadores, a un lado, y un obispo y un grupo
de frailes, al otro", (pp. 1 45-146). Respecto de la conquisla española de las Filipinas, escribió las
siguientes atinadas observaciones: "Las Filipinas habían sido visiladas por Magallanes en 1 520 y
por Loaisa en 1525-1 528. Hubo otro viaje exploratorio en 1564-1 565 bajo el mando del Almirante
Miguel López de Legaspi, que tenía órdenes personales del rey de anexionar las islas a la corona
española pacíficamente y sin derramamiento de sangre. Esta actitud humanitaria se vio sorpren­
dentemente recompensada: Legaspi pronto tuvo bajo su conlrol la mayor parte del archipiélago,
con un mfnimo de combates, y hacia 1590 unos quinientos mil filipinos estaban bajo dominio
espai1ol. En 1586 habfa ya noventa y cuatro misioneros en las islas y doscientos setenta y siete
en 1 594; el primer libro impreso en las Filipinas rue un manual sobre el cristianismo escrito en
la principal lengua local (el tagalo), publicado en Manila en 1 593 y pronto rue seguido por una
impresión filipina de la Dottrina Christiana, de Belarmino (Roma, 1 597). En Manila, como en las
capitales americanas, los españoles rundaron tribunales, escuelas y una universidad." (p.146)

78 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al-Mawslli 79


AJ-Mawsili en su relato tiende a describir las Filipinas como una sola isla, cuando en aquellas tierras que al-Mawsili tampoco menciona, no obstante sus lecturas
en realidad es un archipiélago. y formas de obtener la información. Puede ser que esto se le hubiera escapado,
o quizá no quiso mencionarlo, pues Ricci y sus compañeros llegaron a China
Su deseo de viajar hacia las Filipinas y de ahí seguir el resto de la ruta por Asia procedentes de Macao, entonces territorio del imperio portugués. El otro dato
hasta Iraq, se frustró cuando el hombre que iba a tomar posesión de las Filipinas curioso que aporta es que de las Filipinas también iban misioneros a China cada
-del relato se infiere que entonces estaba en México- le pidió que le prestara tres años, pero no nos informa sobre el tiempo que esos jesuitas podían perma­
1 0.000 piastras. A raíz de esto al-Mawsili tuvo serias dudas de hacer ese viaje. necer en sus labores de evangelización en China.
Por ello nos informa que de inmediato contactó al virrey de México, quien le
indicó: "Tenga cuidado porque ese hombre tiene una gran deuda y debe 200.000 La referencia de al-Mawsili de que un grupo de frailes dominicos procedían de
piastras".142 Esto último le hizo desistir de esos proyectos y decidió más bien las Filipinas y se dirigían a Roma vía América, prueba los constantes contactos
regresar a España Sin embargo, en su relato insiste en la importancia de aque­ entre esos territorios del imperio español. El viaje lo continuarían esos frailes de
llas tierras y en el valor de los misioneros católicos que fueron a catequizar a los México a Cuba y de esta isla a España. Quizá era más seguro viajar de ese extre­
habitantes de esas regiones. AJ-Mawsili luego nos informa sobre los milagros que mo de Asia a América y continuar la travesía del Nuevo Mundo a Europa. Estos
ocurrieron cuando en dos oportunidades se hundieron frente a las costas de Fili­ sacerdotes llevaban una petición al papa. El asunto lo resume nuestro autor di­
pinas las flotas chinas que deseaban atacar y aparentemente matar a los cristia­ ciendo que había habido una controversia entre la Compañía de Jesús y el obis­
nos radicados en las Filipinas. Al-Mawsili afirmó que en ambos casos esas flotas po de Filipinas. El prelado cobraba impuestos a los jesuitas y estos rehusaban
fueron aniquiladas por obra de Dios, que en su opinión envió fuertes tormentas pagarlo. Toda la querella resulta muy confusa y la explicación no es del todo cla­
para que los ejércitos chinos no pudieran llegar a la costa. Asimismo refiere que ra en la obra de al-Mawsili. Este asegura que como los jesuitas se quejaron a las
en ambas oportunidades la persona que ejercía el cargo de emperador de China autoridades civiles de los abusos del dirigente eclesiástico, el gobernador ordenó
murió repentinamente. Primero fue el padre y luego su sucesor. Al-Mawsili no el arresto del obispot al que luego exiló a cuarenta y cinco millas de distancia de
menciona los nombres de estos emperadores, ni cuestiona otras razones que su diócesis.145 El obispo era miembro de la orden de los dominicos y murió en el
llevaron a esos fracasos militares, salvo los elementos sobrenaturales. También exilio. Por este motivo los sacerdotes dominicos llevaban la queja ante el papa.
asegura que quien le informó de todos estos acontecimientos fue un hombre con Este incidente nos muestra que en esa época existían divisiones, enemistades
el que hizo amistad y a quien creyó plenamente todos sus relatos. Ese hombre, y hasta rivalidades entre diferentes órdenes monásticas. También nos deja ver
dice, fue capitán en las Filipinas por espacio de 1 7 años. Sin embargo, tampoco los abusos de autoridad del obispo para ejercer influencias y presiones sobre los
menciona su nombre. Refiere que ese capitán también le informó que finalmen­ feligreses de su diócesis, inclusive sobre otros sacerdotes de los que quiere obte­
te los chinos no quisieron invadir más aquellas tierras, sino que, por el contrario, ner algunas riquezas, sea para su iglesia, o inclusive podría especularse que para
el nuevo emperador permitió que llegaran a China los misioneros cristianos cada su propio beneficio. La actuación del gobernador y del juez que conjuntamente
tres años. Asf, monjes que procedían de España podían ir a China y predicar y decretaron el arresto y exilio del prelado, revela el deseo de la autoridad civil
enseñar sin ninguna objeción. 143 de controlar todo lo referente a la materia impositiva, pagos y todas las formas
de regalías. Al-Mawsili nos informa que posteriormente el papa pidió al rey de
Sorprende que en su relato no hubiera habido ni una sola mención de la labor España que sancionara a las autoridades civiles que actuaron contra la potestad
del jesuita Malteo Ricci y su prédica del Cristianismo en China en las primeras eclesiástica Pero de nuevo, no aporta los nombres de los actores.
décadas del siglo XVII.144 Al lado de Ricci hubo también otros jesuitas misioneros
Ya en los preparativos para su viaje de regreso a España, al-Mawsili en Veracruz
se comunicó con el capitán del barco y le preguntó si lo podía llevar a España El
Véase lambién: Haring, El Imperio Hispánico en América, p.89. Véase también la recopilación de capitán le contestó afirmativamente y le informó que el pasaje le costaba 1 000
documentos sobre las Filipinas: Emma Helen Blair y James Alexander Robertson, The Philippine
/slands, 1493-1898, Cleveland, 1903-1909. piastras y que ese precio incluía agua y alimentos. AJ-Mawsili describe luego el
142 AJ-MOslll, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.87.

143 AJ-MOsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.88.


de Asia y Africa, Vol. XXXVII, Número 2 ( 1 1 8), 2002, pp.2 1 1 -239. Flora Bollon Beja, China. Su
144 Para más información sobre Maneo Riccl, véanse, por ejemplo: Vincent Cronin, The wise man
Historia y Cultura hasta 1800, El Colegio de México, México, 1984, pp.301-302 y pp.354-355.
from the West. Molleo Ricci and his mission in China, Collins Fount Paperbacks, Londres, 1 984,
passim. José Antonio Cervera Jiménez, "La interpretación ricciana del confuclanismon, en Estudios 145 Al-MOsili, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.89.

80 Roberto Marln Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al·Mawslli 81


cuarto del barco que se Je asignaría por esa cantidad: dos yardas de largo, una yar­ De Cádiz fue a Sevilla para cobrar 2.000 piastras que le había prestado al capitán
da y un tercio de ancho y una yarda y media de alto. Consideró que el precio era del barco con el propósito de que adquiriera lo necesario para el viaje. Se infiere
excesivo para ese pequeño cuarto, pero deja entrever que no tenía otra opción. Sin de la narración, aunque no está claramente establecido, que mientras se dirigía
embargo, como Jos vientos no eran propicios para zarpar, y como probablemente a Sevilla, detuvieron el barco porque debía 30.000 piastras a la iglesia de Sevilla.
todos Jos pasajeros y la tripulación tendrían que esperar tres meses, prepararon No entr� en detalles sobre estos pormenores, pero es factible concluir que quizá
otra embarcación más pequeña con rumbo a España, sobre todo para enviar las la iglesia le había prestado ese dinero al capitán de la embarcación para realizar
cartas y las noticias del país. Al-Mawsili decidió también ir en ese otro barco que el viaje a América y regresar a la Península Ibérica. La iglesia en muchas oportu­
se dirigía primero a Cuba. Ya estaba cansado de esperar en Veracruz, "porque es nidades operó como una institución prestamista, bancaria, que prestaba y con
cálido, el agua es mala y el clima es aún peor" .146 Un amigo suyo de Veracruz le frecuencia a un alto interés, aún tan tarde como el siglo XIX, en épocas ya de la
sugirió que comprara dos cargas de cebollas secas y dos cajas de manzanas para vida independiente y republicana de los Estados latinoamericanos.147
dar como regalo en Cuba, dado que allá no se producía ninguno de estos dos
productos. Refiere que así lo hizo y que llegó a la Habana 20 días después, lo que Vale la pena reflexionar acerca de la riqueza que adquirió la iglesia en América,
parece una travesía excesiva. No es posible que haya tardado tantos días de viaje sobre todo por donaciones. La corona española no pudo impedir el surgimien­
para alcanzar Cuba. Probablemente la embarcación no salió de inmediato, sino to de latifundios eclesiásticos. Esas propiedades de las iglesias, monasterios y
muchos días después, y al-Mawsili contabilizó los días de espera y los de transporte conventos crecieron con rapidez a raíz de las donaciones, así como por los tes­
como parte de toda la travesía. Esto, obviamente, lleva a confusión. tamentos que otorgaban extensas propiedades a la iglesia o a los monasterios.148
Con el propósito de limitar todo este proceso, el rey prohibió que los colonos
El gobernador de la isla de Cuba era hermano del general que había llevado a vendieran a los clérigos o a las instituciones conventuales parte de las tierras que
al-Mawsili a Perú. A él le regaló las manzanas y las cebollas. El gobernador se se les habían adjudicado a los colonos. Pero esta orden fue solo un paliativo,
regocijó de este gesto y a su vez lo agradeció. Al-Mawsili refiere que la isla tiene por lo que el rey Felipe 11 en 1 560 prohibió que los franciscanos, los dominicos y
un clima agradable, agua muy buena y que la gente es muy amable. Permaneció los agustinos en América tuvieran tierras o percibieran rentas por la explotación
en Cuba cuatro meses y medio hasta que llegó el barco, procedente de Caracas, agrícola.149 Se les obligaba que sus posesiones se convirtieran en obras pías. Las
que lo transportaría a España. Cuando ya se iba a embarcar, el gobernador de autoridades agregaron a esto que los votos de pobreza de las distintas órdenes
la isla le envió un regalo en agradecimiento por los productos que al-Mawsili le monásticas realmente tendrían una gran impacto entre los indígenas, que se
había otorgado tan generosamente. Este regalo consistía en dos recipientes de convertirían entonces más rápido al Cristianismo. Algunos monjes protestaron
azúcar y jarras de mermelada. Nuestro viajero nos cuenta que en esta otra em­ contra esas medidas. Por ejemplo el superior de los dominicos en Nueva España
barcación el pasaje le costó 350 piastras. Agrega a su narración que una gran tor­ afirmó que no era posible que los monjes vivieran solamente de la caridad, pues
menta en las Bahamas causó un pánico general en su embarcación. Los distintos esta situación podía impedirles cumplir con su misión evarigélica. El rey Felipe
barcos que iban en grupo en la misma dirección hacia España se dispersaron. 11 hizo caso a estas objeciones y permitió que los dominicos pudieran conservar
Esta tormenta duró 1 1 días, hasta que finalmente se calmó y pudieron continuar las propiedades que hubieran recibido como donaciones de los españoles, pero
el viaje en la ruta hacia Cádiz. En la noche los barcos encendían linternas para no vedaba a los monjes aceptar donaciones de los indígenas. Para el caso del Perú,
desviarse del curso y perderse en el mar, así como para evitar que las embarca­
ciones pudieran colisionar, lo que traerla consecuencias desastrosas.
147 Para mayores infonnes sobre estas actividades prestamistas de la iglesia, por ejemplo en Costa
Su relato manifiesta que finalmente llegó bien a Cádiz. Describe rápidamente y Rica en el siglo XIX. véanse los documentos contenidos en el Archivo Arquidiocesano de San
José, Costa Rica, donde se pueden estudiar estos préstamos por tres y cinco años. Por ejemplo:
de manera concisa una batalla naval entre España y Francia que tenía lugar en
Archivo de la Curia Metropolitana. Fondos Antiguos. Fondos Pfos. Cartago, Inventario Número
las costas de Cádiz. La embarcación en la que viajaba al-Mawsili pasó entre las 3, 1847-1855. Cartago, Fondos Plos de Nuestra Señora de El Carmen (1829-1891), Inventario Nú­
dos flotas en guerra. Agrega que inclusive su barco envió saludos a ambos con­ mero l. Archivo de la Curia Metropolilana. Fondos Antiguos. Fondos Plos. Cartago, Inventarlo
Número 3, 1847-1855. Cartago, Fondos Plos de Nuestra Señora de El Carmen, Carpeta Número
tendientes, los que respondieron el saludo. Todo esto parece inusual y extraño,
1 3, 1860-1864, Carpeta Número 13, 1847-1855. También: Roberto Marín-Guzmán, "The Jesuils'
pero pudo haber ocurrido en medio del fragor de la contienda. first allempt to enter Costa Rica (1872). The debate between Dr. Lorenzo Montúfar and Father
León Tornero, S./. History of a Controversy", de próxima publicación.

148 Véase: Kontezke, La época colonial, pp.45-46.

1 46 Al-Mllsill, An Arab Joumey to Colonial Spanish America, p.90. 149 Kontezke, La época colonial, pp.45-46.

82 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de E lías al-Maws!ll


I!! ¡

por ejemplo, el virrey Francisco de Toledo, en sus Ordenanzas estableció, en decía que la mitad del virreinato pertenecía al estamento eclesiástico y por tanto
referencia a Jos caciques: estaba exenta de las leyes del Estado. Así:

Que los caciques no hagan banquetes ni den presentes a los españoles... En 1793 los ingresos reales ascendieron en Perú a 4.500.000 pesos y los
porque de hacer los caciques y principales banquetes a los españoles y réditos del clero a 2.234.944 pesos, o sea casi la mitad de la recaudación
darles presentes se les recrecen gastos y resulta en daño de los indios, fiscal. Según una comprobación oficial de esa misma época, de los 3941
porque les toman sus haciendas para ello, y los dichos caciques se dis­ edificios de la ciudad de Uma 1135 pertenecían a las iglesias, los conven­
traen de lo que son obligados, mando que de aquí adelante se excusen tos y fundaciones piadosas. 153
de los tales gastos, banquetes y presentes, y el Corregidor y por su ausen­
cia el sacerdote que los doctrina, tengan cuidado de que así se guarde y No debe sorprendemos que en la descripción de al-Mawsili se note la riqueza y
cumpla, y castigar a los caciques que excedieren de ello.15º las enormes extensiones de tierra y los numerosos conventos e iglesias que te­
nían las distintas órdenes religiosas, en especial los jesuitas y según el relato de
Otras prohibiciones que dictaron las autoridades españolas para que los conventos nuestro autor también los dominicos. Debemos recordar, no obstante todo lo
no obtuvieran tantas propiedades, no tuvieron ningún efecto positivo y con frecuen­ que se viene explicando, que la percepción y distribución de los diezmos daba
cia los monasterios e iglesias siguieron adquiriendo tierras y enriqueciéndose. a la corona un control directo sobre alguna propiedad de la iglesia. Las auto­
ridades reales recaudaban el diezmo eclesiástico. Con frecuencia una buena
El Consejo de Indias oyó también las quejas de algunos que afirmaban que las parte de éste era en especie, por lo que esas mismas autoridades debían vigilar
órdenes religiosas continuamente compraban edificios y tierras y que también la subasta de los productos recaudados y después se procedía al reparto del
recibían muchas donaciones de propiedades en numerosos testamentos. Algu­ diezmo de acuerdo con las leyes de 1 539 y de 1 54 1 , según las cuales el obispo
na gente se quejó de la situación, aduciendo que pronto no tendrían ni ellos ni recibía una cuarta parte; otra cuarta parte se le entrega al deán y al cabildo
sus hijos la posibilidad de adquirir propiedades en las ciudades ni tierras para eclesiástico. La otra mitad se dividía en nueve partes y se distribuía así: cua­
cultivar. El rey pasó muchas otras leyes prohibiendo esta situación, pero no lo tro novenos se entregaban para el pago de los párrocos y sus auxiliares. Tres
logró debido a que los monjes se valían de una resolución del Concilio de Trento, novenos se destinaban a la construcción y ornamentación de las iglesias y a
según la cual podían tener posesiones e ingresos para su subsistencia.1s1 los hospitales; se entendía que era por partes iguales. Los otros dos novenos
iban a dar al tesoro real. 154 Es oportuno tener presente que por mucho tiempo
A pesar de los decretos reales, las órdenes religiosas continuaron obteniendo el Estado debió de destinar mucho más de lo que recaudaba del diezmo en la
propiedades y una vez más podemos notar el dicho popular en América de que construcción de iglesias y conventos.
"la ley se acata, pero no se cumple". Para el virreinato del Perú a principios del
siglo XVII la tercera parte de todos Jos edificios y propiedades pertenecían a las Volviendo a los últimos datos que contiene la narración de al-Mawsili, parece
órdenes religiosas.152 Llama la atención sobre las enormes extensiones de tie­ que después de su visita a Sevilla y el fracaso de recaudar las 2000 piastras que
rra que tuvieron Jos jesuitas en diversas partes de América, sobre todo en las
se le adeudaban, regresó a Cádiz e interpuso una queja. El presidente decidió
misiones en Paraguay y en el norte de Argentina, pero también en Guatemala y que por justicia debían pagársele las 2000 piastras a al-Mawsili, porque sin ese
México. Es posible hacer algunas proyecciones de Jo que pasó un siglo después préstamo el barco probablemente no hubiera podido regresar a España. Una vez
de la visita de nuestro viajero a la América Colonial: la iglesia y los conventos que recaudó su dinero pagó su pasaje en un barco holandés para ir a Roma. En la
conservaban enormes riquezas en tierras y distintas propiedades. De Perú se ciudad eterna le ofreció al papa un candelabro de plata, de extraña manufactura,
valorado en 1 450 piastras, así como cuatro pericos que había traído del Nuevo
Mundo, que en su opinión hablaban como si fueran seres humanos. Los carde­
150 Comisión Conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, Francisco de Tole· nales estuvieron muy contentos por los regalos y por el apoyo económico que
do. Disposiciones Gubernativas par el V"rrreinato del Perú, Vol. 11, p.245.
daba nuestro viajero a la Propaganda Fide. Al-Mawsili nos informa que ya el papa
1 5 1 Véase: Kontezke, La �poca colonial, p.46. Para mayores delalles sobre el Concilio de Trento,
véase: Ehrhard y Neuss, Historia de la Iglesia, Vol. IV, pp.176-19 1 , en especial p.1 89.

152 Para mayores detalles véase: Femando Armas Medina, "Las propiedades de las órdenes religio­
153 Konetzke, La época colonial, p.47.
sas y el problema de los diezmos en el virreinato peruano de la primera mitad del siglo XVII", en
Anuario de Estudios Americanos, Vol. XXIII, 1966, pp.681 -721 . 154 Para más información véase: Konetzke, La época colonial, p.223.

84 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawslll 85


era otro, se trataba entonces de lnocencio XI (1 676-1 689), 155 a quien nuestro au­ constante contacto con los jesuitas en todas las latitudes de América, dado que
tor también agradece y nos cuenta que el papa asimismo lo trató con deferencia, los jesuitas son los soldados de Cristo con la bandera del papa?159 Estas son es­
amabilidad y cortesía Así termina la narración de al-Mawsili, sin más referencia peculaciones, pues no existe la evidencia que pruebe estos argumentos, pero
a su regreso a Iraq. Sabemos, sin embargo, que a su retomo al Viejo Mundo per­ sus posibles respuestas podrían iluminar sobre las verdaderas razones del viaje
maneció en Europa por espacio de tres años más, hasta 1 683, cuando regresó a de Elías al-Mawsili a la América Colonial.
Iraq. No es posible determinar por cuanto tiempo más estuvo en Iraq, pues muy
pronto se trasladó a Alepo, en el norte de Siria, donde se ubicó en un monasterio Así como hicimos algunas referencias a la Propaganda Fide, con el propósito
probablemente jacobita en esa ciudad. Es aquí donde emprendió la redacción de ampliar la información contenida en la obra que comentamos y ubicar su
final de su obra, la que escribió en árabe, aunque su lengua era el siríaco. contexto histórico, es necesario hacer también algunas reflexiones sobre la te­
nencia de la tierra y la política agraria colonial, ya que la obra de al-Mawsili no
Es oportuno hacer algunas reflexiones sobre la Propaganda Fide. En primer contiene ningún dato referente a las tierras ni a las formas en que los colonos y
lugar recordemos que el papa Pío V fundó en 1 568 una Congregación para la los encomenderos recibieron esas concesiones de terrenos, ni los mecanismos
Conversión de los Infieles, que estaba unida a la curia. Sus intentos de llevar que emplearon para apropiarse de muchas otras enormes extensiones de tierra.
esta Congregación al imperio español para lo conversión de los indígenas, tuvo La usurpación de las tierras realengas causó asimismo un gran problema econó­
una clara oposición del rey Felipe 11 de España, al darle largas al asunto.156 El mico a la corona española.
papa sondeó también la posibilidad de tener un nuncio en América, lo que el
rey asimismo rechazó. No obstante esta negativa del rey, la idea de la participa­ Nuestro autor no menciona la tenencia de Ja tierra, ni alude a Ja política agraria
ción del papado en la actividad misionera en América siguió latente en el Vati­ colonial, que fue extremadamente importante para los habitantes de las Indias,
cano. Así, el 6 de enero de 1 622 el papa Gregorio XV fundó la Congregación de tanto para los colonos, como para los indígenas. Desconocemos las razones por
la Propaganda Fide.157 Esta Congregación contó con 1 3 cardenales. El cardenal las que no se refirió a estos temas en su obra, pues es un asunto de gran rele­
español Egidio Albornoz, en 1 636, manifestó en Madrid que la Congregación de vancia y él mismo debe haber oído de las denuncias, de las mercedes de tierras,
la Propaganda Fide se había propuesto actuar en América para la conversión de las composiciones y muchos otros asuntos relacionados con los titules de las
de los indígenas, y solicitó el apoyo del rey. El monarca contestó en forma ca­ propiedades en la época en que viajó. Hubiera sido muy valioso haber oído sus
tegórica que rechazaba terminantemente la injerencia papal en las misiones impresiones sobre esta temática.
en América y manifestó: "La predicación del Evangelio en las provincias de
las Indias, así en lo descubierto como en lo que de nuevo se va descubriendo, En el siglo XVI la política agraria colonial establecía en primer Jugar que todas las
está tan a mi cuidado como es razón".158 Por estos asuntos es factible concluir tierras eran realengas; es decir, que pertenecían al rey por derecho de conquista.
que el rey se oponía a cualquier actividad directa del papa en las misiones en Después se establecía el reparto de las tierras a los adelantados, a aquellos que
América. Sin embargo, podemos lanzar algunas preguntas que podrían resul­ hubieran participado en la conquista. Recibían tierras como propiedad libre he­
tar puramente especulativas, pero igualmente importantes: lCómo fue posible reditaria y no en calidad de enfiteusis como se había hecho en las colonizaciones
que al-Mawsili recibiera el apoyo del papa en tantas gestiones y regalos tan medievales de la Reconquista.160 El beneficiario de esas concesiones de tierras
significativos, y luego obtuvo el permiso de la reina regente de España para
viajar a América? lEs posible pensar que al-Mawsili quizá representaba un bas­
tión para la injerencia del papa en las misiones en América y que su viaje tenía 159 Para más detalles sobre esa labor de los jesuitas y ser los abanderados del papa, véase: Ruggiero
Romano y Alberto Tenenli, Los Fundamentos del Mundo Moderno, Editorial Siglo XXI, México,
también estos propósitos? lFue solo coincidencia que quien le sugirió su viaje
1974, p.253. Asf escribieron: "el jesuita solo quiere ser soldado de Cristo con la bandera del papa
a las Indias fuera el nuncio apostólico en Madrid? lQuizá por esa misión para y del propio general." Marfn Guzmán, El Espíritu de Cruzada Español y la ldeologfa de la Coloni·
una posible participación del Vaticano en las misiones en las Indias se dio su zaci6n de América, passim, en especial pp.72-73.
160 Para mayores detalles sobre la Reconquista véanse: Arlé, España Musulmana, passim. Abilio
Barbero y Marcel Vigil, Sobre los orfgenes sociales de la Reconquista, Ariel, Barcelona, 1984, pas·
1 55 Para mayores detalles véase: Ehrhard y Neuss, Historia de la Iglesia, Vol. IV, p.32 1 . sim. Manuel Sánchez Martfnez, De a/.Andalus a la sociedad feudal: los repartimientos bajome·
dievales, Consejo Superior de Investigaciones Cientfficas, Institución Milá y Fontanls, Barcelona,
1 5 6 Ehrhard y Neuss, Historia de la Iglesia, Vol. IV, p.217. 1990, passim. Roberto Marfn-Guzmán, "Crusade in al-Andalus: the eleventh cen!Ury rormalion
or the Reconquista as an ideology", en lslamic Studies, Vol. XXXI, Número 3, 1992, pp.287-318.
1 57 Ehrhard y Neuss, Historia de la Iglesia, Vol. IV, p.217.
Véanse también: Abilio Barbero y Marcel Vigil, La Formación del Feudalismo en la Peninsula
158 Citado por Konetzke, la época colonial, p.21 1 . Ibérica, Editorial Critica, Barcelona, 1982, passim. Frarn;ois Ganshof, le Moyen Age, Ubrairie

86 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de E lías al·Mawsili 87


s e comprometla a cultivarlas y a edificar una construcción. También s e l e exo­ extensiones de tierra.165 Para algunos historiadores estas eran las formas de
neraba del pago de ciertos impuestos. La legislación prohibía que se vendieran "transformación del latifundio de frontera".166 Esos problemas económicos que
predios si el beneficiario, que había recibido gratuitamente las tierras, como una ya desde finales del siglo XVI vivía la corona española, lo que estimuló la venta
merced, no las habfa poseído por lo menos cuatro, cinco o seis años. La política de los terrenos al tiempo que se suprimían las mercedes de tierras, los menciona
agraria colonial establecía también las tierras comunales, o ejidales para los indí­ claramente González de Cellorigo en su Memorial de la Política Necesaria al rey
genas, así como un bloqueo agrario a los mestizos, pues en caso de que faltaran en donde afirma:
los indfgenas, los mestizos vendrían a sustituirlos y a ocupar sus tierras.161
Y ansf el no haber dinero, oro ni plata, en España, es por averlo y el no
Debido a los apuros financieros que tenía la corona española en el siglo XVII, fue ser rica es porserlo: haziendo dos contradictorias verdaderas en nuestra
necesario empezar a vender tierras realengas baldías. Una orden real promulgó España, y en un mismo subjecto.167
que ya no se podía obtener tierras de labranza o de pastoreo en forma gratuita,
como merced real, sino que esas tierras se vendían en subasta pública y al mejor EJ rey Felipe 11 posteriormente tuvo que aceptar una composición. Se argumentó
postor.162 Ya este proceso de penurias económicas y de los asuntos de las tierras que como el rey era indulgente, aquellos que hubieran ocupado las tierras ile­
se venía dando desde la época de Felipe 11. El rey ordenó que cada persona galmente, recibirían el derecho a esos territorios a cambio de un pago en dinero.
que tuviera tierras debfa demostrar ante las autoridades competentes que poseía Desde el punto de vista jurídico la composición era el reconocimiento de la sobe­
los tftulos de propiedad. Esto debido a que muchas tierras realengas las habfan ranía del monarca sobre las tierras conquistadas, pero el rey las cedfa, a cambio
ocupado ilegalmente. El rey decretó entonces: "Que toda la tierra que se posee de un pago, a quienes las habían ocupado.168 En el siglo XVII se siguió esta mis­
sin justos y verdaderos títulos se me restituya según y como me pertenece.,,163 ma práctica de que pagaran por esas tierras y que después de una multa, se les
lCómo fue el proceso de ocupación de las tierras realengas? daría el título de propiedad de esos terrenos que habían ocupado ilegalmente. A
partir de esos reales decretos de 1 59 1 se suprimieron las mercedes de tierras y
Muchos lograron ocupar esas tierras realengas por los escasos e inadecuados de ahí en adelante se vendieron las propiedades. Si alguien no estaba en el terri­
controles de las autoridades, sobre todo en las zonas más alejadas de los centros torio que deseaba comprar, debía hacer primero un reclamo de ese terreno.•69
de poder. Otros agrandaron sus posesiones debido a la falta de precisión en la
demarcación de las propiedades.164 También algunos encomenderos se adue­
165 Para mayores detalles véase: Elizabelh Fonseca, Costa Rica Colonial. La Tierra y el Hombre,
ñaron de los terrenos cercanos a las encomiendas. Los ganaderos aprovecharon EDUCA, San José, 1984, p.72.
los movimientos del ganado en búsqueda de pastos, para apropiarse de enormes 166 Así lo llama Germán Colmenares, en su Historia Económica y Social de Colombia 11. Popayán
una sociedad esclavista, 1680-1800, pp.159-169.
167 González de Cellorigo, Memorial de la Polftica Necesaria, 1600, citado por Stanley Stein y Barba­
Hachette, Parfs, 1958, Vot I, pp. 182-188. Fran�ois Ganshof, ElFeudalismo, Ariel, Barcelona, 1982, ra Stein, La Herencia Colonial de América Latina, Edil Siglo XXI, México, 1 973, p.15.
passim. Pierre Bonnassie, Vocabulario Básico de la Historia Medieval, Editorial Crítica, Barcclo·
na, 1983, passim. Marin Guzmán, Sociedad, Política y Protesta Popular en la España Musulmana, 168 Para mayores detalles véase: Colmenares, Historia Económica y Social de Colombia 11. Popayán
pp. 481-548. una sociedad esclavista, 1680-1800, p. 159.

161 Véase: Severo Martínez Peláez, La Patria del Criollo, EDUCA, San José, 1973, pp.143-1 66. 169 No debemos creer que las penurias económicas desaparecieron con el correr de los afios. Antes
bien, se acentuaron con mayor agudeza en los periodos de crisis económica en el siglo XVII y
162 Haring, El Imperio Hispánico en América, p.263. también en el siglo XVIII, tanto en América como en España. Para principios del siglo XVIII Anto­
nio Domínguez Ortiz ha demostrado, basado en el precio del pan y en los salarios, estas penurias
163 Real Cédula del 1 de noviembre de 1 591, citado por Konetzke, La época colonial, p.4 1 .
económicas y el hambre general de mucha gente en España. Asf escribió: •el pan a 47 cuartos,
164 Colmenares, Historia Económica y Social de Colombia JI. Popayán una sociedad esclavista, es decir, a cinco reales y medio, cuando el jornal ordinario de un peón era de cinco o seis reales
1680-1800, pp.152-153, escribió las siguientes convincentes palabras que muestran este proceso: y el de un oficial apenas el doble. quiere decir que un trabajador ni siquiera ganaba lo suficiente

li •Aún tratándose de economras agrarias, en las que la tierra era sin duda uno de los factores más para proporcionar pan a su familia. No es extraño que en Triana, barrio popular, murieran 3.361
importantes de producción, la noción sobre los linderos de las propiedades era casi siempre tan personas y muchas más en el resto de la ciudad." Antonio Domfnguez Ortiz, Sociedad y Estado

\I:! vaga que un propiciarlo podfa dedicar una buena parte de su vida a pleitos interminables. Curio­ en el siglo XVIII Español, Ariel, Barcelona, 1976, pp..3().3 t. Lo que predominó en esa época era el
samente el motivo de los pleitos solfa ser una extensión inconcebible hoy dia como propiedad. hambre y la muerte entre los pobres en muchas ciudades espafiolas. En Sanlúcar de Barrame­
Por eso a los simples mojones -que requerían de una mesura- se preferían los accidentes natu· da, por ejemplo, según un historiador, murió la tercera parte de la población. Véase: Fernando
rales del terreno para señalar los linderos. Pero aún la fijeza de estos accidentes no era bastante Guillamas, Historia de Sanlúcar, Madrid, 1858, pp.264 ss. En Sevilla ocurrió una gran tragedia du­
para determinar de una manera segura el alcance de las pretensiones en conflicto. La toponimia rante esa hambruna y mucha gente hambrienta acudfa a la Iglesia de Sevilla para obtener algo
podía cambiar, Jos lftulos -en poder de una familia durante generaciones- podfan perderse o de comer como limosna. Un testigo describe los acontecimientos con las siguientes palabras:
surgir Incertidumbres sobre el verdadero nombre de un río o de una montaña." "Hoy, 4 de marzo, la hogaza de pan a cuatro reales. Por las calles caen muertas de hambre las

88 Roberto Marin Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Ellas al-Mawslli 89


Nada de esto aparece en la obra de al-Mawsili, lo que nos sorprende pues en sus
observaciones debe de haber notado todos estos procesos, pero no los explica
en su narración. Estas carencias en su libro nos ha obligado a reflexionar al res­
pecto. De la narración de al-Mawsili se desprenden algunos aportes interesantes
y contribuciones originales, así como versiones personales de los hechos. No
obstante esto, son muchas las lagunas existentes en su obra, así como nume­
rosas las incoherencias y los problemas metodológicos y de presentación que
caracteriza su relato.

111. CONCLUSIÓN

En conclusión, el libro de al-Mawsili provee alguna información original e impor­


tante en relación con ciertos temas para el estudio de la América Colonial Espa­
ñola. Su percepción de las cosas y la situación de la América Colonial es la de un
hombre piadoso, pero firme en sus convicciones. Su narración es también im­
portante, pues muestra las opiniones de un hombre procedente del Medio Orien­
te y de zonas áridas que describe en momentos la exuberancia de las selvas, los
ríos y las montañas de América. No deja de mencionar los casos de corrupción,
los abusos de poder y en alguna manera, lo que él percibe como injusticias con­
tra ciertas personas, algunos funcionarios y sobre la población indígena. Por otra
parte, algunas de sus descripciones son tan lacónicas que no aportan nada, no
contribuyen al conocimiento de la historia ni de la sociedad de la época y con
frecuencia ni siquiera consigna los nombres de los gobernadores, obispos y otras
autoridades civiles o eclesiásticas. Con el propósito de tener un panorama más
completo, el historiador debe investigar y obtener de muchas otras fuentes esos
datos que faltan en su obra para conocer los verdaderos actores en cada época y
localidad. Esta labor no es fácil y requiere de una minuciosa tarea investigativa.

Figura 1 5. El puerto de Cádiz, según una ilustración del siglo XVI.


El libro de Elías al-Mawsili, ya traducido por Caesar Farah del árabe al inglés y
Tomado de El Cuarto Viaje de Colón, p. 23.
publicado por Syracuse University Press en el año 2003, no es solo para especia­
listas, sino también para el público general interesado en estas temáticas de la
América Colonial y de los viajeros por el Imperio Español. La traducción de Farah
del árabe es sin duda una gran contribución en este campo, no obstante los pe­
queños errores que contiene, 170 sobre todo porque el texto árabe salió publicado
personas sin que nadie pueda remediarlo... Las personas parecen esqueletos, habiéndose llega­
en una revista hace casi un siglo.
do al extremode guisarse públicamente, en la Plaza del Pan, alverjones, que se venden a los po·
bres hambñentos ... La mucha necesidad en los lugares ha hecho venirse a Sevilla innumerables
hombres, muieres y niños; pero la ciudad está tan escasa de medios que no hay en qué ganar
un real. .. Asi c:aen muertos de hambre por las calles diez o doce cada dia.. . El miércoles 3 de
abril se ahogaron en la limosna que repartía el anobispo seis personas, y se maltrataron con el
atropellamienlo muchas más. Al siguiente día se ahogaron en dicha limosna cuatro personas."
Citado por Domfnguez Ortiz, Sociedad y Estado en el siglo XV/JI Español, p.30. 170 Véase mi reseña de esta obra en The American Joumal of lslamic Social Sciences, en prensa.

90 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de Elías al·Mawsili 91


Un serio problema que salta de inmediato es la dificultad de identificar muchas
de las numerosas villas y algunos pueblos, pues al-Mawsili ofa los nombres indí­
genas de esas localidades en la pronunciación española y los transcribía lo mejor
que podía al alfabeto árabe. Probablemente muchas de esas villas y pequeños
pueblos ya no existen, lo que hace la investigaci�n aún más compleja, sobre todo
si tomamos en consideración también que muchos de esos nombres pudieron
haber estado mal transliterados en árabe en el manuscrito, pues fue como le
sonó a nuestro viajero del siglo XVII.

Las razones de su visita a la América Colonial no están del todo claras, lo que nos
movió a especular que quizá tuvo el propósito, entre muchos otros, de difundir
los planteamientos de la Propaganda Fide y de explorar para el papado las posi­
bilidades de contar con un nuncio en las Indias. BIBLIOGRAFÍA

La obra de al-Mawsili, aunque importante y original en algunas de sus descripcio­


nes, adolece de incoherencias, contradicciones y falta de precisión en el tiempo l. Fuentes primarias árabes impresas
histórico y de los actores en cada localidad y momento. No es fácil creer todo para el estudio de la historia del Medio Oriente
lo que contiene su relato, pues esas contradicciones, incoherencias y faltas de
precisión, le restan credibilidad a algunos pasajes de su narración, no obstante la Abu Hamid al-Andalusi al-Ghamati, Tuhfat al-Albab wa Nuhbat al-A'jab, editado por G.
relevancia de otras descripciones. Como se explicó en este ensayo, no es posible Ferrand, en Joumal Asiatique, Vol. CCVll, 1 925, pp.1 -304.
conocer con exactitud al virrey del Perú que fue su amigo, debido a lo vago de
Abu Hamid al-Andalusi al-Ghamati, Tuhfat al-Albab wa Nuhbat al-A'jab, (El Regalo de
su narración y lo mismo es cuestionable para el caso del virrey de México que los Espfritus), presentación, traducción al español y notas de Ana Ramos, Madñd,
al-Mawsili afirma haber conocido, visitado muchas veces y haber trabado con él 1 990.
una estrecha amistad, como se explicó en este trabajo.
Abu Hamid el Granadino y su relación de viaje por tie"as euroasiáticas, Traducción al
español por C.E. Dubler, Madrid, 1953.
Por otra parte, las descripciones de algunas zonas que afirma haber visitado son
tan vagas que hacen dudar al investigador y al lector de que realmente hubiera Abu Yusuf, Ya'qub b. lbrahim, Kitab al-Kharaj, El Cairo, 1392 H.

ido a esas comarcas, como cuestionamos en este ensayo su supuesta visita a Alarcón, M., lámpara de los Príncipes porAbubéquer de Tortorsa, Madrid, 1930-1 93 1 .
Tucumán. lPor qué su afán de inventar y quizá también exagerar su relato? Aun­ Alvarus Cordubensis, Paulus, lndiculus luminosus, e n Patrologire latinre, editado por J..p.
que la respuesta a esta pregunta no es del todo contundente, es posible inferir, Mlgne, Vol. CXXJ, París, 1880.
no obstante, que deseaba darle mayor realce a su narración abarcando distantes
Anónimo, Akhbar al-Dawla al-'Abbasiyya wa tihi Akhbar al-'Abbas wa Waladihi, editado
comarcas y también exagerando que estaba en contacto y estrecha amistad con
por 'Abd al-'Aziz al-Durri y 'Abd al-Jabbar al-Mutlalibi, Beirut, 1 97 1 .
las máximas autoridades civiles y eclesiásticas, con lo cual su narración se toma
más importante y adquiere sin duda un matiz oficial. Anónimo, Kitab al-'Uyun wa al-Hada'iq ti Akhbar al-Haqa'iq, editado por MJ. de Goeje y
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and its Fall), traducción al inglés por Margaret Graham Weir, Beirut, 1 963.
Elías al-Mawsili. En las cuatro esquinas aparecen César,
Ptolomeo, Mercator y Hondius ......................................................... . 4
Whitaker, Arthur, 7ñe Huancavélica Mercury Mines, Cambridge, Massachusetts, 1 94 1 .

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Eliadé, MacMillan Company, New York, 1987, Vol. X, pp.372-373.
contemporáneo de Elías al-Mawsili .......•.......................................... 5
Wilken, Robert L., "Nestorius" en The Encyclopedia ofReligion, editado por Mircea Eliade,
MacMillan Company, New York, 1 987, Vol. X, pp.373-374. 3. Mapa parcial de América, del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,
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4. Mapa de Venezuela del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,
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al-Awwal al-Hijri, El Cairo, 1970. contemporáneo de Elfas al-Mawsili ................................................. . 14

Zavala, Silvio, Filosofía polftica en la conquista de América, Fondo de Cultura Económica,


5. Mapa de Chile, del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,
México, 1 947.
contemporáneo de Elías a1-Mawsili ................................................. . 47

6. Mapa de Perú, del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,


contemporáneo de Elías al-Mawsili .................................................. 59

7. Mapa del Reino de Nueva Granada y parte de Centro América,


del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,
contemporáneo de Elías al-Mawsili .................................................. 60

8. Mapa de Yucatán y Centro América,


del Atlas Maior de Joan Blaeu, 1 665,
contemporáneo de Elías al-Mawsili .................................................. 63

9. Mapa de Costa Rica y Nicaragua. Siglo XVIII . .. . . . . . .. ...... . . ..


. . ... . .. . . . .. . .. 64

110 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la Visita de Elías al·Maws!ll 111
t o. Mapa del puerto de El Realejo. Siglo XVIII .........................•........••...•
67

1 1 . Mapa de Honduras. Siglo XVIII .......................................................... .


68

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

1. Campesino inca . .... ... . .. ..


.. . . .
..... . . . . . . . .. . .
...... .. ........ .. . ..
.. . .......... ... . .
.... .. . . 35

2. Una escena de la encomienda ........................................................ 36

3. Diego de AJmagro y Francisco Pizarra .. . .......... .. ............... ... . ...


. ... ... 43

4. Portada de la Recopilación de
Leyes de los Reynos de las Indias,
del Rey Carlos 11 .. . . .... . . . .. .. .
.. . .. .. ... . .... .. . . . .
. . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . .. .
....... ....... . . 44

5. Vista panorámica de la ciudad de Lima ......................................... 48

6. Francisco de Toledo, quinto Virrey del Perú . . . ..


.... . . . ... .............. .... . 51

7. Astrolabio árabe, utilizado por los navegantes


hasta la Edad Moderna ...................................................................... 52

8. Geógrafos, viajeros y comerciantes en el Mundo Islámico,


tierras de procedencia de aJ-Mawsili .............................................. 52

9. La ciudad de León, Nicaragua, según una ilustración


del siglo XIX 55
1 ·
....................................................................................... .

1 O. Iglesia de la ciudad de Granada, Nicaragua,


según una ilustración del siglo XIX . . . .
.......... ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

1 1 . Vista panorámica de la ciudad de México,


según una ilustración más tardía, del siglo XIX . ... .
. . . . . . . .. ... . . . . . . . . . . . . 73

112 Roberto Marín Guzmán Un viaje poco conocido: la visita de E lías al-Mawslll 113
1 2. Vista panorámica de la ciudad de Puebla,
según una ilustración más tardía, del siglo XIX .......... . . ............. . . .
. 74

1 3. Vista panorámica de la plaza de Puebla .. . ........ . . ... . . ...... .. ..........


. . .. . 77

1 4. Santo Domingo en la ciudad de México ......................................... 78

1 5. El puerto de Cádiz, según una ilustración del siglo XVI . ......... . . . .. . 90

ACERCA DEL AUTOR

Roberto Marin Guzmán es doctor en Historia del Medio Oriente y en estudios


islámicos por The University or Texas at Austin ( 1 994). También tiene dos Maes­
trías en el mismo campo de estudios de Medio Oriente: una por El Colegio de
México (1 983) y la otra por The University of Texas at Austin (1 989). Asimismo,
realizó estudios de árabe y cultura árabe en al-Jami'a al-Urduniyya en 'Amman,
Jordania y en The American lnstitute oí Qur'anic Studies en Texas.

Roberto Marín Guzmán es autor de numerosos artículos sobre su campo de


especialidad, publicados en revistas de Costa Rica, México, Argentina, Brasil,
España, Polonia, Francia, Italia, Pakistán, Líbano y Estados Unidos.

Además ha escrito varios libros entre los que destacan: La Gue1ra Civil en el
Líbano. Análisis del contexto polftico-económico del Medio Oriente ( 1 985), El
Islam: Ideología e Historia ( 1 986) que fue galardonado con el premio Aquilea J.
Echevenia en Historia en 1 986, El Derrumbe del Viejo Orden en Irán. Ensayo His­
tórico sobre la Calda de la Dinastía Pahlavi (1925-1979), (1 989), Popular Dimen­
sions of the 'Abbasid Revolution. A Case Study of Medieval lslamic Social History
(Cambridge, Massachusetts, 1990), A Century of Palestinian lmmigration into
Central America. A Study of their Economic and Cultural Contributions, (2000),
El Fundamentalismo Islámico en el Medio Oriente Contemporáneo. Análisis de
Casos (2000), Kitab al-Bukhala' (El Libro de los Avaros) de al-Jahiz: fuente para
la historia social del Islam Medieval (México, 200 l ), la Ocupación Militar Israelí
de Cisjordania y Gaza: De la Guen-a de los Seis Dfas a la Declaración de Prin­
cipios (1967-1993) (2002). Es coautor con Zidane Zéraoui de: Arab lmmigration
in Mexico in the Nineteenth and Twentieth Centuries. Assimilation and Arab
Heritage (Austin, Texas y Monterrey, México, 2003) y de Árabes y Musulmanes
en Europa. Historia y procesos migratorios (2006).

114 Roberto Marín Guzmán


En el año 2006 volvió a ganar el premio Aqw1eo J. Echeverría en Historia por su libro
Sociedad, Política y Protesta Popular en la España Musulmana (San José, 2006).

Roberto Marin también ha participado en dos proyectos de investigación de la


UNF.SCO, uno sobre los inmigrantes árabes en México y Centro América y el otro
sobre la simbiosis cultural en al-Andalus. También ha sido profesor visitante e
investigador en el Instituto Tecnológico de Monterrey, México (primer semestre
2001 y segundo semestre 2002), en The University of Texas at Austin, Estados
Unidos (segundo semestre 2003) y en The American University in Cairo (diciem-
·

bre 2006 a marzo 2007).

Actualmente es profesor de Historia de la Cultura, Historia del Medio Oriente,


Historia Medieval y Lengua Árabe en la Universidad de Costa Rica. Además,
es fundador y coordinador de la Cátedra "lbn Khaldun" de Estudios de Medio
Oriente y África del Norte de la misma universidad.

Este libro se terminó de imprimir


en la Sección de Impresión del SIEDIN,
en el mes de marzo de 2009.

116 Roberto Marín Guzmán

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