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Universidad de San Buenaventura Cali

Problemas Socio-Culturales II. 

Sammer Medina Zuleyman


 

ENSAYO:
Hecho a partir del artículo: ¿Qué hay detrás de la muerte de mujeres a manos de
sus parejas masculinas? Hacia un análisis del concepto “violencia de género”
José Antonio Guerra Verdeja.

Para comenzar es apropiado traer a colación la situación que se vive en Colombia


de la Violencia de género. Muchas veces vemos en las noticias, radio o en los
periódicos que en primera plana aparecen títulos que aluden a la violencia de
género, sobretodo en mujeres, en las cuales aparecen nuevos casos de violencia,
maltrato o asesinato de mujeres predominantemente jóvenes y esto se puede
deber a que Colombia es un país muy machista, en el que existen determinados
actores cuyo discurso entiende “la violencia como un arma” y en el que se dan
casos de “humillaciones públicas, venganzas, torturas, etc.” La violencia contra las
mujeres se produce de manera cotidiana, sistemática y perversa. Empero también,
en Colombia existen dos dimensiones de violencia de género; las primeras atañen
a las mujeres que se encuentran dentro del conflicto armado y las segundas son
las mujeres que son víctimas en el marco de la sociedad “común”, las dos se
encuentran con una violencia feroz, algunas veces normalizada en las cuales se
les es vulnerado sus derechos humanos.

Esta realidad expuesta anteriormente, es cotidiana y según estadísticas en


Colombia se producen 38 casos diarios de violencia sexual (EFE, 2015) de
hombres hacia mujeres, siendo este el tipo de violencia más común en nuestro
país.
Con lo que esto concierne, se puede decir que desde lo que plantea José Antonio
Guerra en el artículo no está muy alejado de lo que es realidad en nuestro país,
pues se podría comenzar hablando sobre la mala conceptualización del término
Violencia de género y la necesidad que se tiene de hacerlo y que según Chaux, la
violencia Basada en el género es un fenómeno que es entendido como cualquier
daño perpetuado contra la integridad de una persona, arraizado en desigualdades
de poder y relacionado con los roles de género. Este fenómeno incluye la violencia
de tipo física, sexual y psicológica, amenaza de violencia y coerción o privación
arbitraria de la libertad.

A lo que concierne a nuestro país con referencia a lo que expone Guerra,


Colombia tiene como base una sociedad patriarcal que es el punto de partido “de
las muertes de mujeres a manos de sus parejas masculinas; una sociedad
edificada, con carácter universal y a-histórico, mediante la vinculación cultural de
las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres por una parte, y la misma
relación de dominación entre los género masculino y femenino que ella misma ha
creado, por otra” (Guerra, 2015). Refiriéndonos a este contexto, podemos ver que
muchas de las mujeres en Colombia se refieren a los mismos discursos: “he vivido
con esa persona hace once años, he sido como su mujer durante todo este tiempo
(…) y llevo seis años aguantando malos tratos”, “Me lo aguanto por mis hijos”, “sin
él quien mantendría el hogar, si yo prácticamente siempre me he dedicado a los
quehaceres del hogar”, “me merecía lo que me hizo…” etc. O muchas que tienen a
normalizar las situaciones de agresión que reciben, y esto se puede deber a el no
conocimiento de sus derechos humanos, el miedo que le tienen a su pareja o a
tener que quedarse sola respondiendo por sus hijos, o por el simple hecho de que
su autoestima es muy baja y creen que propician situaciones que hacen que
ocurran incidentes con sus parejas.

Muchos de los hombres Colombianos se escudan en discursos machistas tales


como: “Es que estaba vestido muy provocadora”, “hay que reprenderlas para que
entiendan”, “tiene que estar conmigo cuando yo quiera, y hacer lo que yo quiera
porque yo la mantengo”, etc. O también se presentan casos de Celos casi
patológicos o venganzas que hacen agredan a su pareja.

Para esto se hace infalible citar la diferenciación que hace Guerra entre agresión y
violencia. “La violencia remite a un componente estructural, más allá de la
agresión interpersonal, y si bien podemos aceptar que la agresividad forma parte
de la condición humana, su exaltación en forma de violencia es producto de una
construcción cultural...”

La violencia de genero adquiere una antropología cultural, en la que muestran que


cada cultura tiene una explicación distinta sobre los aspectos que diferencian un
género de otro, legitimando así una asimetría sexual y naturalizando con ello la
desigualdad de posición que ocupan los hombres y mujeres mediante la división
del trabajo, es decir, “ variables moduladoras de los procesos intelectuales y
emocionales relativos a la dicotomía varones y mujeres, pues socialmente se
acepta la existencia de diferencia intrínsecas físicas, cognitivas, emocionales,
comportamentales, de prestigio y de poder de los sexos" (Martínez – Bonilla 2000:
57). Con esto podemos presentar lo que se decía o se pensaba en la antigüedad
(los griegos) de los conceptos de feminidad y virilidad, a la feminidad se le
atribuían rasgos tales como: sensibilidad, delicadeza, que se ocupa de las labores
domésticas, atender a su esposo, y por otra parte a los relacionados con la
masculinidad tales como: fuerza, trabajador, pensador – quien dirige o da las
ordenes. Y pese a que esto ha ido evolucionando aun quedan restos de estos
conceptos que hacen que sea más notoria la diferencia entre hombre y mujeres.
Además de esto, el simple hecho de que exista una asignación de “femenino” y
“masculino” suponen una imposición y categorización de la sociedad.

Como se infiere Yugueros en el artículo Intervención con mujeres víctimas de


violencia de género: Educar e informar para prevenir, el hecho de que exista
violencia hacia las mujeres atañe al hecho a que hay poco o nulo conocimiento
hacia ¿Qué es? ¿Cómo se manifiesta? , además del desconocimiento de los
derechos humanos que la rigen y también que la acompañan en caso de violencia.

En conclusión podemos decir que cualquier persona (en este caso mujer), tiene
derechos humanos que la cobijan o la defienden en casos de violencia de
cualquier tipo, así como también, al igual que varios contextos o espacios la del
diario vivir dichos, estos derechos, garantías y defensores de la integridad y
dignidad de la persona son desconocidos, pues los entes de control como
gobiernos, instituciones e individuos no dan a conocer ni transmiten dichos
garantes, quedando así la persona vulnerada en un estado de desconocimiento
por lo tal corre riesgo de seguir siendo agredida. Las personas en este estado,
deben de tener ayuda, acompañamiento y supervisión profesional, de ahí entra en
labor los sociólogos y psicólogos en cuanto al seguimiento y control en aspectos
comportamentales y del diario vivir del sujeto y abogados en cuanto a aspectos
legales y reconocimientos de las garantías de vida que abarca cada ser al estar
cubierto y protegido por la normas. Y por ultimo, es importante resaltar que, la
educación para la paz, la educación en pro de la tolerancia, la misma a favor del
altruismo y el respeto-empatía con un otro, son aspectos de suma importancia
para una solución futura, y paso a paso mitigar el machismo que siempre ha
hecho parte de nuestra cultura, por el cual muchas mujeres han sido ultrajadas, lo
siguen siendo y en el más grave de los casos han perdido su vida.

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Bibliografía
EFE. (26 de Mayo de 2015). ´En Colombia se producen 38 casos dias de violencia sexual. El Tiempo,
págs. http://www.eltiempo.com/carrusel/violencia-sexual-en-colombia-numero-de-casos-
diarios/15828716.

Guerra, J. A. (2015). ¿Que hay detrás de la muerte de mujeres a manos de sus parejas masculinas?.
Hacia un ánalisis del conncepto "Violencia de género". Revista de la metodologia de
Ciencias Sociales, 129-155.

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