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6: Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino
mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
7: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y
estos tres son uno.
8: Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres
concuerdan.
9: Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es
el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
10: El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le
ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su
Hijo.
11: Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
12: El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
- Este es un pasaje difícil de entender, porque nos habla de tres testigos misteriosos.
- Pero sin embargo es un pasaje glorioso porque define de forma majestuosa la maravillosa
salvación de nuestro Dios, a través de Cristo Jesús.
V.6.
- "Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino
mediante agua y sangre"
2) Misterio de la Sangre.
- Jesús murió para salvarnos.
- El agua marca el inicio de su vida terrestre, y la sangre el final de su vida terrestre, su
muerte en la cruz.
- Jesús vino a nosotros como salvador, gracias a su muerte, y para eso antes tuvo que
encarnarse.
- La sangre representa el fin de su vida en la tierra, y el fin de su ministerio de salvación
hacia nosotros.
- Todo el tiempo de la vida de Jesús aquí en la tierra fue tiempo de testimonio de que Dios
nos salva, de que hay salvación para el ser humano, de que la salvación eterna es una
realidad.
3) Misterio del Espíritu.
- "Y el Espíritu es el que da testimonio" Cuando Jesús muere,
da lugar al Espíritu Santo para que de testimonio en nuestras
vidas de nuestra salvación.
- El Espíritu Santo da testimonio, porque nadie puede ser lleno
del Espíritu Santo si antes no es salvo. Si no es salvo nunca
podrá ser lleno. Por eso si ves a alguien lleno del Espíritu
Santo, estás viendo a alguien que es salvo, el Espíritu da
testimonio.