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Resumen el túnel

La novela comienza con la presentación del narrador en primera


persona. Juan Pablo Castel nos cuenta que él es el pintor famoso
que mató a María Iribarne. Esta historia es el relato de cómo
conoce a María, y de todo lo que lo lleva a cometer su crimen.
Desde el principio, vamos conociendo la personalidad del
narrador-protagonista a través de sus reflexiones sobre el ser
humano y la sociedad. A pesar de que Castel considera que la
humanidad es horrible, admite que escribe esta confesión
porque lo mueve una esperanza: la posibilidad de que alguien,
aunque sea una sola persona, lo entienda. Aquella persona
existió, pero fue precisamente la persona que él mató.

Juan Pablo conoce a María en un salón de exposiciones, en


donde presenta su cuadro Maternidad. Allí, él descubre a una
mujer desconocida contemplando la única escena importante
en este cuadro: una ventana que da a una playa, en la que una
mujer dirige su mirada al mar. Castel cree entonces que ha
encontrado a la persona que podría entender el verdadero
significado de su pintura.
Castel se desespera por volver a ver a la mujer y elabora en su
mente mil formas de encontrarla. Después de varios días, la
encuentra por casualidad en la calle. Tienen una primera
conversación entorpecida, en la que María le confiesa a Juan
Pablo que recuerda su cuadro constantemente, pero después
huye. Al día siguiente tienen otro diálogo en la Plaza San
Martín. Comprenden juntos que la escena del cuadro conlleva
un mensaje de desesperanza.

Al día siguiente, Castel descubre que María está casada con el


señor Allende, un hombre ciego. Empieza a desconfiar de ella;
sospecha que todos sus gestos, sus pocas palabras, su actitud
hacia él, son indicios de que oculta algo. María se va a una
estancia en el campo del primo de Allende, Hunter, un hombre
que Juan Pablo conoce y desprecia. Él empieza a pensar que
María y Hunter son amantes.
Cuando María vuelve de la estancia, se empiezan a ver con
frecuencia. Comparten momentos a la vez maravillosos y
horribles. Castel nos muestra cómo se deja llevar por sus
razonamientos sombríos y cómo le demanda a María muestras
de su amor. Cada vez se convence más de que su amada es
capaz de simular, de engañarlo. En una de sus frecuentes
discusiones, Juan Pablo acusa a María de estar engañando a un
hombre ciego. Entiende que con esto ha conseguido que algo
se rompa entre ellos.

María se va de nuevo al campo y Castel vuelve a mandarle


cartas. En una de ellas, le confiesa que ha tenido pensamientos
suicidas. María entonces lo invita a la estancia. Una vez allí,
Castel se encuentra con dos personajes que le resultan
detestables: Hunter y Mimí. También tiene un momento a solas
con María en un acantilado. En este lugar, María empieza a
abrirse a Castel, le cuenta muchas cosas personales. Pero Juan
Pablo está ensimismado y no la oye, piensa en tirarse al mar y
arrastrar a María con él.

Castel se va de la estancia a la madrugada del día siguiente sin


avisar, convencido de que María y Hunter tienen un amorío,
aunque no tiene pruebas para demostrarlo. Aquella noche va a
un bar, se emborracha y se vuelve a su taller con una prostituta.
Cree ver en esta mujer una expresión que había visto en María,
lo que lo lleva a deducir que María fingió placer cuando se
acostó con él, al igual que la prostituta.

María vuelve de la estancia y queda en verse con Juan Pablo en


la plaza de la Recoleta, pero nunca llega. Castel llama a la casa
de Allende y descubre que María ha regresado a la estancia,
porque Hunter estaba enfermo. Entonces se desespera,
destroza todas sus pinturas y toma prestado un auto para ir a la
estancia. Llega a la noche y se esconde para observar la casa
desde el jardín.

Mientras espera lo que para él es un tiempo interminable,


recurre a la imagen del túnel para explicar su condición
existencial: él vive su vida como si estuviera solo en un túnel
oscuro. Después de ver que la luz se prende en el cuarto de
María, trepa hasta la planta alta y entra en su habitación. María
le pregunta qué va a hacer y Juan Pablo le contesta que la tiene
que matar, porque ella lo dejó solo. La acuchilla varias veces en
el pecho y en el vientre, y luego huye.

De regreso en Buenos Aires, se encuentra con Allende en para


decirle que María era amante de él y de Hunter, pero que ahora
no podrá engañar a nadie más. Allende se desespera y trata de
herirlo mientras lo llama una y otra vez “insensato”. Castel logra
escapar y se entrega en la comisaría. Nos cuenta que, en el
tiempo que lleva encerrado, ha pensado mucho en aquella
palabra de Allende, sin poder entenderla. Cree que si logra
comprender su significado podrá explicarse por qué Allende se
suicidó. Cierra su historia diciendo que los muros de su infierno
serán cada vez más herméticos.

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