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«A Dios y a Santa María gracias, Minaya, hay que dar.

Con mucho menos salimos de mis tierras de Vivar, ahora tenemos riquezas y aún hemos de tener
más.
Si así os place, Minaya, y no os parece mal, mandaros quiero a Castilla donde está nuestra heredad.
A nuestro rey don Alfonso, que es mi señor natural, de estas ganancias que hemos conquistado por
acá darle quiero cien caballos, ídselos vos a llevar, por mí besadle la mano, y con empeño rogad que
a mi mujer y a mis hijas, que allí en Castilla están, si a tanto alcanza su gracia, me las deje ya sacar.

Don Jerónimo llega a Valencia

Cuando con estas noticias todos se están alegrando de tierras de por Oriente un gran clérigo ha
llegado: el obispo don Jerónimo era por nombre llamado.
Mucho entendía de letras, es en todo muy sensato, lo mismo a pie que a caballo era guerrero
esforzado.

en la tierra de Valencia fundar quiero un obispado, se lo daré a don Jerónimo, buen caballero
cristiano.

Don Jerónimo hecho obispo

Mucho le gustó a Álvar Fáñez lo que dice don Rodrigo.

Minaya se dirige a Carrión

Estas tierras de Valencia tranquilas están y en paz cuando Minaya Álvar Fáñez para Castilla se va.

dícenle que a Sahagún el rey marchó poco ha, que fuese para Carrión donde le puede encontrar.

Minaya saluda al rey

Don Alfonso el castellano de misa estaba saliendo.

El Rey perdona a la familia del Cid

Los infantes de Carrión codician las riquezas del Cid»Merced, nuestro rey Alfonso, por amor del
Creador.

con todas estas ciudades ya de Valencia es señor.


Obispo hizo por su mano Mío Cid Campeador, cinco batallas campales libra y todas las gano.
Grandes fueron las ganancias que le ha dado el Creador, aquí tenéis las señales, la verdad os digo yo.
Estos cien gruesos caballos buenos corredores son, de ricos frenos y sillas todos llevan guarnición,
Mío Cid, señor, os ruega que los toméis para vos, que es siempre vuestro vasallo y os tiene por
señor«.
de todos modos el Cid mejor me sirve que vos«.

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