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La Historia de Tu Vida (Fragmento), Ted Chiang
La Historia de Tu Vida (Fragmento), Ted Chiang
FRAGMENTO
Ted Chiang
Traducción de José Rojo
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notablemente vagas. El Libro del Tiempo es bas- die lo pudiera leer: el volumen quedaría alo-
tante específico, y no hay manera de obligarla jado en una colección especial, y nadie tiene
a apostar en un caballo de carreras de la for- privilegios para acceder a él.
ma especificada. El resultado es contradicto- La existencia del libre albedrío significa que
rio: el Libro del Tiempo debe estar en lo correc- no podemos conocer el futuro. Y sabemos
to, por definición, pero sin importar lo que el que el libre albedrío existe porque tenemos
libro declare que hará, ella puede tomar otra una experiencia directa de su ejercicio. La
decisión. ¿Cómo se pueden reconciliar ambos voluntad es una parte intrínseca de la con-
hechos? ciencia.
“No se puede” es la respuesta común. Un li- ¿Y si no? ¿Qué pasaría si la experiencia
bro como el Libro del Tiempo es imposible a de conocer el futuro cambiara a la persona?
nivel lógico, precisamente porque su existen- ¿Qué pasaría si provocara un sentimiento
cia resultaría en dicha contradicción. O, sien- de urgencia, un sentimiento de obligación
do generosos, algunos dirían que el Libro del para actuar de la manera que ella sabía que
Tiempo podría existir, siempre y cuando na- lo haría?
había logrado integrar de una manera par- la gramática del Heptápodo A: lo que mi men-
ticularmente elegante. te secuencial había percibido como una com-
Al observar una oración como ésta, podía plicación innecesaria, ahora podía verlo como
entender por qué los heptápodos habían de- un intento de otorgar flexibilidad al habla se-
sarrollado un sistema de escritura semasio- cuencial. Como resultado, me era más fácil
gráfico: era ideal para una especie con un modo usar el Heptápodo A, aunque era un sustitu-
de conciencia simultáneo. Para ellos, el habla to pobre del heptápodo B.
era un cuello de botella porque requería que Alguien tocó la puerta. Gary asomó su ca-
una palabra fuera después de la otra secuen- beza.
cialmente. Con la escritura, sin embargo, cada —El coronel Weber llegará en cualquier
trazo en la página era visible de manera simul- momento.
tánea. ¿Por qué constreñir la escritura con una —Correcto —hice una mueca.
camisa de fuerza glotográfica, pidiéndole que Weber venía a participar en una sesión con
sea tan secuencial como el habla? Nunca se Aletas y Frambuesa. Yo iba a ser la traducto-
les hubiera ocurrido. La escritura semasio- ra, un trabajo que detestaba y para el cual no
gráfica naturalmente tomaba ventaja de la estaba entrenada.
bidimensionalidad de la página; en vez de es- Gary entró y cerró la puerta. Me jaló de la
cribir morfemas uno tras otro, ofrecía una silla y me besó.
página completa a la vez. —¿Intentas ponerme de buenas antes de
Y ahora que el Heptápodo B me estaba per- que llegue? —sonreí.
mitiendo aprender un modo de conciencia si- —No, estoy intentando ponerme de bue-
multáneo, entendía las razones que sostenían nas yo.
Hansjörg Mayer, [Verde-rosa], 1966. Colección MUAC, UNAM. Donación Amigos del MUAC