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¿QUÉ ES LA ENERGÍA

HIDROELÉCTRICA?
Los seres humanos llevan siglos aprovechando la energía de las corrientes fluviales, utilizando ruedas
hidráulicas giradas por los ríos inicialmente para procesar granos y telas. Hoy en día, la energía
hidroeléctrica proporciona alrededor del 16 % de la electricidad mundial, mientras que en España la
producción hidráulica al pool nacional es cerca del 12% aunque la potencia instalada llega al 20% del
total.

La energía hidroeléctrica se convirtió en una fuente de electricidad a finales del siglo XIX, unas décadas
después de que el ingeniero británico-estadounidense James Francis desarrollara la primera turbina de
agua moderna. En 1882, la primera central hidroeléctrica del mundo comenzó a funcionar en Estados
Unidos a lo largo del río Fox, en Appleton (Wisconsin).

Cómo funciona la energía hidroeléctrica


Una central hidroeléctrica típica es un sistema que consta de tres partes: una central eléctrica donde se
produce la electricidad, una presa que puede abrirse o cerrarse para controlar el flujo de agua y un
embalse donde se almacena el agua. El agua que se encuentra detrás de la presa fluye a través de una
toma y empuja las palas de una turbina, haciéndolas girar. La turbina hace girar un generador para
producir electricidad.

(Relacionado: ¿Arruinarán las presas uno de los últimos ríos salvajes de Europa?)

La cantidad de electricidad que se puede generar depende de la distancia a la que caiga el agua y de la
cantidad de agua que circule por el sistema. La electricidad puede transportarse a través de líneas
eléctricas de larga distancia hasta los hogares, las fábricas y las empresas. Otros tipos de centrales
hidroeléctricas aprovechan el caudal de un curso de agua sin presa.

Las mayores centrales hidroeléctricas


China, Brasil, Canadá, Estados Unidos y Rusia son los cinco mayores productores de energía
hidroeléctrica. La mayor central hidroeléctrica del mundo en términos de capacidad instalada es la de las
Tres Gargantas (Sanxia) en el río Yangtsé de China, que tiene 2,3 kilómetros de ancho y 185 metros de
altura. La instalación que más electricidad genera anualmente es la central de Itaipú, situada en el río
Paraná, entre Brasil y Paraguay.

En España, la energía hidroeléctrica está muy asociada a la dictadura franquista y la fama que se ganó el
dictador Francisco Franco de construir pantanos. La mayor instalación de generación eléctrica a partir del
agua en España es la Central de Aldeadávila (Salamanca), con una potencia de 1.243 MW.

Pros y contras de la energía hidroeléctrica


La energía hidroeléctrica tiene varias ventajas. Una vez construida la presa e instalados los equipos, la
fuente de energía -el agua que fluye- es libre. Es una fuente de combustible limpio que se renueva con la
nieve y las lluvias. Las centrales hidroeléctricas pueden suministrar grandes cantidades de electricidad y
son relativamente fáciles de ajustar a la demanda controlando el flujo de agua a través de las turbinas.

(Relacionado: El inesperado efecto secundario de la sequía: mayores emisiones de carbono)

Pero los proyectos de grandes presas pueden alterar los ecosistemas fluviales y las comunidades
circundantes, perjudicando la vida silvestre y obligando a los residentes a marcharse. La presa de las Tres
Gargantas en China, por ejemplo, desplazó a unos 1,2 millones de personas e inundó cientos de pueblos.
Las presas también impiden que peces como el salmón naden río arriba para desovar. Aunque equipos
como las escalas para peces están diseñados para ayudar a los salmones a subir y cruzar las presas y entrar
en las zonas de desove río arriba, estas medidas no siempre son eficaces. En algunos casos, los peces se
recogen y se transportan en camiones para sortear los obstáculos. Aun así, la presencia de presas
hidroeléctricas puede cambiar a menudo los patrones de migración y perjudicar a las poblaciones
piscícolas. En la cuenca del río Columbia, al noroeste del Pacífico, por ejemplo, el salmón y la trucha
arco iris han perdido el acceso a cerca del 40 % de su hábitat histórico debido a las presas.

Las centrales hidroeléctricas también pueden provocar bajos niveles de oxígeno disuelto en el agua, lo
que es perjudicial para los hábitats fluviales. Asimismo, pueden verse afectadas otras especies silvestres:
en Indonesia, un proyecto hidroeléctrico amenaza a los escasos orangutanes de Tapanuli porque pretende
fragmentar su hábitat.

El cambio climático y el aumento del riesgo de sequía también afectan a las centrales hidroeléctricas del
mundo. En el oeste de Estados Unidos, las emisiones de dióxido de carbono durante un período de 15
años fueron 100 megatones más elevadas de lo que habrían sido normalmente, según un estudio de 2018,
ya que las empresas de servicios públicos recurrieron al carbón y al gas para reemplazar la energía
hidroeléctrica perdida por la sequía.

Incluso la promesa de una electricidad libre de carbono a partir de la energía hidroeléctrica se ha visto
socavada por las revelaciones de que la materia orgánica en descomposición en los embalses libera
metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.

Sin embargo, algunos sostienen que los impactos ambientales de la energía hidroeléctrica pueden
mitigarse y siguen siendo bajos en comparación con la quema de combustibles fósiles. En algunos
lugares, los pequeños proyectos hidroeléctricos pueden aprovechar los caudales o las infraestructuras
existentes. Las tomas de agua y las turbinas especiales pueden ayudar a que el agua liberada de una presa
se airee mejor para solucionar el problema del bajo oxígeno disuelto. Las presas pueden planificarse de
forma más estratégica para permitir el paso de los peces; por ejemplo, mientras los caudales de las presas
existentes pueden calibrarse para dar a los ecosistemas más tiempo de recuperación tras los ciclos de
inundación. Y se sigue investigando cómo hacer que los proyectos hidroeléctricos sean más respetuosos
con los ecosistemas que los rodean.

También hay un movimiento creciente que trabaja para derribar las presas que ya no funcionan o no son
necesarias en todo el mundo, con el objetivo de propiciar ríos más naturales y los muchos beneficios que
aportan a la vida silvestre y a las personas, incluidas las actividades recreativas.

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