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El concepto de restauración

‘’Comúnmente se entiende por restauración cualquier intervención dirigida a devolver la


eficiencia a un producto de la actividad humana’’

más adelante siente la necesidad de distinguir entre una restauración relativa a manufacturas
industriales, que define como “reparación o restitución del aspecto primitivo, con el objeto de
restablecer la funcionalidad del producto”, y una restauración relativa a obras de arte.

Pasa entonces a hablar de la obra de arte como un producto especial de la actividad humana,
indicándonos que la obra de arte solo lo es, mientras que la conciencia individual lo distingue
de entre el resto de productos.

Es muy aclaradora la referencia que hace Brandi a Dewey. Del cual Brandi explica el concepto
de obra de arte, el autor añade: “cualquier comportamiento hacia la obra de arte, incluida la
intervención de la restauración, depende de que se haya producido o no ese reconocimiento
de la obra de arte como tal obra de arte”. Con esto, entendemos que es la obra de arte la que
debe condicionar la restauración, y no al revés. De hecho, es el propio Brandi quien indica
posteriormente que también la naturaleza de la intervención está condicionada.

la obra de arte supone una doble exigencia. De un lado la instancia estética, “que corresponde
al hecho básico de la calidad de lo artístico por el que la obra de arte es obra de arte”. De otro
lado la instancia histórica, “que le concierne como producto humano realizado en un cierto
tiempo y lugar, y que se encuentra en un cierto tiempo y lugar”.

el autor concluye que “La restauración constituye el momento metodológico del


reconocimiento de la obra de arte, en su consistencia física y en su doble polaridad estética e
histórica, en orden a su transmisión al futuro”.

Tras este recorrido en busca de una escrupulosa definición de restauración, Brandi muestra los
principios en los que tendrá que inspirarse la restauración en su ejecución práctica:

La consistencia física tiene una importancia primaria, pues asegura la transmisión de la imagen
al futuro, permitiendo conservar para el futuro la posibilidad de aquella revelación (del
reconocimiento de la obra de arte como tal).

“Se restaura sólo la materia de la obra de arte”.

los medios físicos que garantizan la transmisión de la imagen no están adosados a ella si no
que le son consustanciales, es decir, no está la materia por un lado y la imagen por otro.

La instancia estética singulariza la obra de arte. Por ello, en el caso de que las condiciones de la
obra de arte, la intervención será llevada a cabo según la exigencia de la instancia estética.

Tampoco hay que infravalorar la instancia histórica. La obra de arte goza de una doble
historicidad: De un lado, el tiempo y lugar de su creación. De otro lado, el tiempo y lugar
donde en ese momento se encuentra.

El periodo intermedio entre el tiempo en que la obra fue creada y el tiempo presente puede
haber dejado huella en la obra de arte, se llama “los sucesivos presentes históricos”.

“La restauración debe dirigirse al restablecimiento de la unidad potencial de la obra de arte,


siempre que esto sea posible sin cometer una falsificación artística o una falsificación histórica,
y sin borrar huella alguna del transcurso de la obra de arte a través del tiempo”.
este principio nos invita a evitar borrar huella alguna del transcurso de la obra de arte a través
del tiempo. Así lo vemos en el cuidadoso proyecto de las Torres de Quart, donde el
responsable indico “Estos restos también los dejaremos, para que así se pueda ver la evolución
del monumento”

La materia de la obra de arte

Aspecto y estructura son dos funciones de la materia en la obra de arte. Una función no
contradice normalmente a la otra, pero a veces hay conflictos. Como nos dice el autor, este
conflicto “no podrá ser resuelto más que con la preeminencia del aspecto sobre la estructura
allí donde no puedan ser conciliados de otro modo”. Como se mencionó la conservación del
aspecto asegura la transmisión de la imagen al futuro, permitiendo conservar para el futuro la
posibilidad de aquella revelación (del reconocimiento de la obra de arte como tal).

esa división entre estructura y aspecto no es siempre tan clara, la estructura sobre la que se
realiza la obra de arte le confiere unas características peculiares que podrían desaparecer si la
variamos. Habrá pues que tener cuidado para asegurar que la estructura modificada no
repercutirá en el aspecto. Brandi nos propone el siguiente ejemplo: Una pintura sobre tabla en
la que la madera no supone ya un soporte adecuado. La capa pictórica sería la materia como
aspecto, mientras que la tabla de madera sería la materia como estructura. En muchas
ocasiones, una mala interpretación del concepto de materia de la obra de arte, ha dado lugar a
errores.

Otro ejemplo que plantea Brandi es que Se ha llegado a considerar como idénticos el mármol
aún no extraído de la cantera y aquel convertido en estatua. No estaría justificado por el hecho
de que la materia sea la misma, pues esta no será la misma, si no es en cuanto convertida en
historia por la intervención humana. A pesar de ser químicamente la misma, será diferente.
Constituiría un falso histórico y estético.

Otro error muy frecuente es el de limitar la materia de la obra de arte a la consistencia física
de la propia obra. elementos intermedios entre la obra de arte y el espectador como puedan
ser la calidad de la atmósfera o la luz, deben ser también considerados materia de la obra de
arte. Dicho esto, entenderemos que el traslado de una obra de arte de su lugar de origen
solamente podrá estar motivado por razón de su conservación.

La unidad potencial de la obra de arte

Para definir los límites de la restauración, hay que estudiar el concepto de unidad. El hombre
necesita reconocer los vínculos que conectan entre sí las cosas existentes. Así mismo, también
necesita reducir al mínimo o eliminar las cosas inútiles, es decir, aquellas cuyos nexos con
nuestra existencia son ignorados o han perdido sentido.

el ejemplo que plantea Brandi es aclaratorio: Cuando vemos en una carnicería una cabeza de
cordero, no dudamos que cuando estaba vivo tenía cuatro patas. En la imagen que transmite
la obra de arte, esto no es así. “Este modo de la experiencia aparece reducido únicamente a
función cognoscitiva en relación a la capacidad figurativa de la imagen”. si una persona
encuentra una cabeza humana, sentirá horror y no dudará de que pertenece a un individuo.
Sin embargo, la representación en escultura de una mano aislada o de una cabeza, no solo no
suscita ningún horror, sino que ni siquiera sugiere el pensamiento de que allí se representan
partes de un organismo cortadas.
se deducen una serie de principios: 1) La reintegración debe ser fácilmente reconocible,
aunque invisible desde la distancia a la cual la obra va a ser observada para no romper la
unidad que se quiere recuperar. 2) La materia es insustituible en lo que se refiere al aspecto,
pero no tanto en lo que respecta a la estructura. Aunque siempre se ha de mantener una
armonía con la instancia histórica. 3) Ninguna intervención de restauración debe imposibilitar
intervenciones futuras.

Puesto que hemos rechazado la reintegración de fantasía, es decir, el procedimiento por


analogía, queda abierto el problema de las lagunas. En una obra de arte, una laguna es una
interrupción del tejido figurativo. Así, cuando en una obra de arte se produce una laguna, esta
“figura” no prevista devalúa (retrasa) la obra de arte, que pasa a ser un fondo cuando nació
como figura.

La solución idónea debe impedir que la laguna entre en composición con los colores de la
pintura, por ello, la laguna deberá quedar en un nivel diferente al de la pintura, ya sea delante
o detrás. Esto lo podemos conseguir dando a la laguna una coloración tal que destaque
violentamente sobre los colores de la pintura por su tono, luminosidad o cromatismo. Es
preferible conseguir que la laguna quede de fondo y la pintura de figura.

Otra solución interesante es el llamado sistema del rigatino o tratteggio Se trata de una técnica
de retoque mediante líneas paralelas. Sigue un criterio marcadamente impresionista que
teóricamente proporciona a la imagen una continuidad aparente, vista a distancia. Otros
ejemplos son el acua sporca2 (veladuras) y el punteado3 . En cualquier caso, el objetivo teórico
es eliminar o amortiguar visualmente el faltante dentro de la obra.

El tiempo respecto a la obra de arte y la restauración

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