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176 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-693-912-6
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
Prólogo
“¿Estamos grabando?”
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en vano, que “no murió por pavo”?) es posible porque este diálogo ocu-
rre también dentro de los cementerios y entre la humedad de la tierra
removida de los entierros pendientes.
Akira Kurosawa filmó, entre tantos sueños, uno que llamó “El Tú-
nel”. Un comandante camina después de la guerra la vuelta a casa, cru-
za un túnel. Primero, le aparece un perro rabioso, un perro conectado a
un dispositivo eléctrico, ¿un perro bomba? Después, aparece un soldado
muerto de atrás, que ignora su propia muerte, con la cara azulada. El
muerto mira que en una colina está la casa encendida de sus padres,
la señala, hay luz en casa, me esperan. El comandante lo convence de
que está muerto. Luego, le aparece un batallón entero. Todos muertos.
Formados y marchando aparecen también de atrás, de la oscuridad del
mismo túnel, y quiere convencerlos de que están muertos, y les cuenta
su propio calvario en un campo, les jura que él también hubiera prefe-
rido morir, y finalmente da la última orden militar (la que reabsorbe
todas): acepten la muerte. Se dan media vuelta, se pierden en el túnel,
van marchando. Ni Rulli ni Bárbaro fueron comandantes. Pero quizás
están volviendo a casa. Quizás también tienen un batallón en las espal-
das. Y quizás también lo que gritan es una orden que no pueden dar:
aceptemos la derrota.
El libro recupera una década, la del sesenta, en cuya historia el pe-
ronismo parecía opacado por las modernidades de las capas medias, la
sociedad cosmopolita en la que nace la “juventud” como sujeto político
y objeto del mercado, el tango que pasa del club barrial al café concert
o el teatro, de Troilo a Piazzolla, el beat y los repertorios actualizados
de un folclore político, el frondicismo como ecosistema, la muerte del
Che y el vandorismo que sienta al sindicalismo en la mesa del orden.
¿Y el peronismo? El peronismo está en las cosas. Invencible e invisible.
El peronismo son los camellos del Corán de esa sociedad igualitaria. El
fifty-fifty entre capital y trabajo, bombardeado, pero no perdido. Y luego,
sí, el lento acercamiento entre la juventud y Perón. Los sesenta paren a
los setenta. Los hijos de los que brindaron en 1955, de pronto, hallan
un Mao para sus pampas. Las almas de los años sesenta, esas de Oscar
Terán, planean el libro. ¿Cómo se forjó el embrión de la Juventud Pero-
nista? ¿Cómo era la militancia audaz, pero solitaria, menos contada, que
una década después iba a arder entre las multitudes de una juventud ma-
ravillosa? ¿Quién era Felipe Vallese? Rulli y Bárbaro se presentan como
hermanos mayores de hermanos que no pudieron corregir ni conducir.
Son la otra plaza que no fue echada: los que hicieron de Perón una figu-
ra sagrada a la que no había que “precisarle” ideología. Y esa insolencia
montonera, dicen, era el sesgo de clase de la dirigencia de esa Jotapé de
los setenta, del tren (al muere, palabra que usó Borges) al que finalmente
no se quisieron subir.
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