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La constitución nacional sancionada en 1853 proporcionaba un

esquema institucional y normativo para la organización del Estado Nacional.


A partir de 1862, durante las residencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda,
es cuando se acelera el proceso para la definitiva consolidación de las
estructuras estatales, que tendrá en 1880 una fecha clave.
a. Teniendo en cuenta el texto de Hilda Sábato analice los siguientes
aspectos:
 El proceso que llevó a Sarmiento a ocupar el cargo de presidente de
la nación.
 Los pilares fundamentales de la gestión de gobierno
 Las principales problemáticas que, en función del proceso de
consolidación del Estado, se observan en el periodo.
1. a) I. La guerra contra el Paraguay tuvo repercusiones importantes en la
política argentina, cuyas principales fuerzas (federales y mitristas) se
debilitaron durante el conflicto. El candidato oficialista a la presidencia
como el federal Urquiza fueron derrotados en las elecciones de 1868 por
Domingo F. Sarmiento.
Como no había un mecanismo institucional establecido para designar a los
candidatos los nombres posibles surgían de diferentes cenáculos políticos y se
difundían públicamente, en la prensa. En el caso de la elección presidencial, los
ciudadanos votaban a los electores por provincia, y estos se reunían en cada
ciudad para emitir sus votos a presidente y vice. Finalmente cada provincia
enviaba los resultados al Congreso, que debía hacer el cómputo definitivo. Las
elecciones para electores, realizadas en abril en todas las provincias arrojaron un
resultado incierto que dejaba en carrera a 3 de los 4 candidatos principales.
(Alsina, Urquiza, Elizalde y Sarmiento) el resultado final fue favorable para
Sarmiento y Alsina que fueron consagrados presidente y vice en el periodo 1868-
1874.
1. a) II. Sarmiento, figura pública independiente y controvertida, imprimió
a la gestión presidencial un sello reformista y centralizador definitivo.
Sus políticas se orientaron a consolidar el poder y la soberanía estatales
y a fortalecer los instrumentos destinados a modernizar la sociedad.
 Voluntad centralizadora: las provincias bregaban por mantener las
máximas dosis de soberanía posible, mientras que las autoridades del
gobierno central en cada momento trataban de conseguir mayores cuotas
de poder. Sarmiento introdujo una fuerte voluntad centralizadora. Está
convencido de las necesidades de fortalecer la autoridad y se dispuso a
tomar las medidas necesarias para lograrlo, tanto en el plano
institucional como en el político. Hizo explicita su preocupación por los
aspectos simbólicos y rituales vinculados a la investidura presidencial.
En los Estados Unidos Sarmiento había visto con admiración que las
novedades impulsadas por una educación que a la vez generaba
aspiraciones de bienestar y superación en la mayoría de la población
eran el factor decisivo para la integración de un mercado nacional, que
ponía a ese país a la vanguardia del cambio social y el progreso
económico. Los campos de acción clave fueron tres: el militar, el de las
comunicaciones y el de la educación y la ciencia.
 El control de la fuerza: en el terreno militar el poder central fortaleció su
capacidad e influencia. En la guerra exterior aumentó los efectivos,
mejoró y modernizó los equipamientos, unificó el comando nacional. El
presidente estaba convencido de la necesidad de subordinar la guardia
nacional al ejército regular y por lo tanto, restarles autonomía en ese
rubro a las provincias a favor del Estado central.
 Comunicaciones: acortar distancias, conectar ciudades, crear redes de
comunicaciones que atravesaran y a la vez articularan el país, vencer al
desierto, era el impulso que llevó al gobierno a avanzar en la
construcción de ferrocarriles, tendido del telégrafo, y el fenómeno de la
actividad postal.
 Educación y ciencia: Sarmiento pensaba que la educación era el
instrumento decisivo para promover el cambio y la modelación de una
nueva sociedad. “la educación debía ser común y publica, igual para
mujeres como para varones, no necesariamente gratuita para los
alumnos pudientes, y debía tener como objetivo la instrucción elemental,
la formación cívica, la enseñanza práctica y el desarrollo de la
disciplina. Para fomentar la creación de escuelas, a partir de 1870, fijó
una subvención especial y un premio para las provincias que realizaran
los mayores esfuerzos en el campo de la educación primaria.
 Inmigración y colonización: la incorporación de inmigrantes de Europa
estaba entre los objetivos de la dirigencia política nacional. Se creó la
comisión central de inmigración, y se contrató agentes en Europa para
que promocionaran la migración y selección de candidatos. Repartir la
tierra, desarrollar la agricultura, fomentar el desarrollo de una sociedad
de granjeros autónomos, organizados en municipios autogobernados,
eran los pilares de una Argentina futura. La distribución de la tierra era
un tema central para Sarmiento. Se crearon nuevas colonias agrícolas de
inmigrantes.
a. Describa los acontecimientos que desembocaron en la resolución de la
cuestión capital. ¿Qué significado tuvo dicho acontecimiento en el
proceso de consolidación del Estado Nacional?
La conciliación propulsada por Avellaneda no alcanzó los objetivos sino de
manera parcial. La rivalidad de las dos candidaturas principales desembocó en un
enfrentamiento armado que se dirimió la cuestión del poder del Estado en relación
con las provincias.
Avellaneda llegó a la presidencia en 1878 con un gabinete “conciliado”, los
dos principales partidos unidos por un acuerdo pero a la vez afectados por
fracturas internas, los dos partidos eran el nacionalismo (Mitre) y el autonomista,
que siguieron enfrentando sucesivamente con las candidaturas de Roca y Tejedor.
La provincia de Buenos Aires no apoyaba a Roca, en la cual se produjo una
revolución que desenlazó la confrontación armada entre conciliados y roquistas.
A principios de 1880, ante el ingreso de armas cuya importación había sido
prohibida, se desató la última etapa de la crisis, Avellaneda decidió abandonar la
ciudad hostil y se trasladó a Belgrano, donde instaló provisoriamente la sede del
gobierno y aceleró los preparativos militares. Los días 20 y 21 de junio las fuerzas
nacionales y las milicias de Buenos Aires se enfrentaron en los sangrientos
combates de Barracas, Puente Alsina y los Corrales, en los bordes mismos de la
ciudad. El gobierno nacional terminó imponiéndose a la revolucionaria Buenos
Aires.
“La cuestión capital” la cuestión hacía tiempo que requería una solución: la
definición de un territorio que sirviera de sede al gobierno central. La argentina no
tenía una capital y las autoridades nacionales residían en Buenos Aires en calidad
de huéspedes de la provincia. 
Entre los vencedores las coincidencias centraban en la necesidad de
fortalecer el poder estatal a través del establecimiento de una Capital Federal que
asegurara una jurisdicción territorial propia para el gobierno central. Por ley del
congreso y con el acuerdo de la nueva Legislatura (con mayoría roquista) la
ciudad de Buenos Aires se convirtió en territorio federal y capital de la república y
la provincia perdió para siempre su centro político y cultural.

a. Analice las políticas públicas implementadas a partir de 1880 y su


impacto en el modelo estatal.

Una consecuencia inmediata del ascenso de roca fue la federalización de


Buenos Aires, logrando subordinar a la última provincia con arrestos de
autonomía.

El triunfo del ejército sobre la guardia nacional de Buenos Aires, seguido de


la sanción de la ley que prohibía a las provincias “la formación de cuerpos
militares” confirmó el monopolio de la fuerza por parte de la autoridad nacional.
El lema del gobierno era “paz y administración”

 Economía en expansión: el capitalismo argentino seguía teniendo su


núcleo productivo en el agro. La producción pampeana avanzaba, el
ferrocarril la afluencia de mano de obra inmigrante y el avance de la
frontera que amplió enormemente la oferta de tierras. La población
crecía, sobre todo en la zona más beneficiada por la economía de
exportación.
 Políticas de estado: en su propósito de fortalecer el poder estatal, el
gobierno de Roca llevó adelante políticas públicas con un alto
componente centralizador.
 Controlar el territorio: la principal acción militar del periodo fue la
ocupación de la Patagonia y el chaco, en campañas que terminaron de
destruir las sociedades indígenas, allí radicadas y las tramas articuladas
previamente en las zonas de frontera. Esos espacios fueron puestos bajo
la jurisdicción federal en calidad de territorios nacionales y por lo tanto
dependientes de la autoridad central. El reparto se orientó a la
colonización y privilegió la distribución, entre grandes propietarios. El
control territorial estaba asociado al desarrollo de las comunicaciones,
de los ferrocarriles.
 Educación laica: la ley 1420 llamada de “educación general de la
republica” fue promulgada en el año 1884, después de largos debates
que abarcaron diversos puntos conflictivos, incluso el de la laicidad. Su
objetivo explícito era favorecer y dirigir el desarrollo moral, intelectual
y físico de todo niño de 6 a 14 años de edad y para ello establecía el
carácter gratuito y obligatorio de la educación pública. Fijaba el carácter
laico de la enseñanza. En el mismo año se sancionó la ley de registro
civil, y unos años después se aprobó la obligatoriedad del matrimonio
civil previo a cualquier celebración religiosa.
a. A partir de la lectura del texto de Sábato caracterice el periodo 1852-
1890 teniendo en cuentas los siguientes ejes:
la construcción del estado, y las formas de acceso y legitimación del
poder.
Entre 1852-1890 se produjo un cambio radical desde una comunidad
política de soberanías fragmentadas en la que no había una instancia de poder
centralizada hasta una república unificada y un estado federal que reunía cuotas
crecientes de soberanía y lograba subordinar las provincias a su actividad. Ese
resultado se alcanzó por medio de la organización de un gobierno central y un
aparato burocrático administrativo creciente, el establecimiento de mecanismos de
control militar y fiscal y la extensión y afirmación del dominio territorial, si como
la institución de una capital nacional y la creación de un conjunto de símbolos y
rituales asociados a la potestad estatal.

Con respecto a las formas de acceso y legitimación del poder se parte de


1852 un movimiento activo en la vida política del país, en cada provincia, sobre la
base de la constitución se establecieron ciertos mecanismos que alimentaron una
esfera política competitiva, de la que participaron no solo los que querían llegar al
poder sino sectores más amplios de la población, la política no era territorio
exclusivo de los más ricos, requiriendo establecer lazos entre los sectores de la
población, gozando un grado de legitimidad, los dirigentes debían contar con
bases partidarias y con apoyos en el ámbito de la opinión pública. Hacia 1880 el
orden se convirtió en un valor fundamental para la legitimidad del nuevo régimen,
cansado de los conflictos de distinta índoles. El progreso tan pregonado hacia
1890 sufría los efectos de una crisis económica inédita que amenazaba con
desmontar, las bases del crecimiento.
Carlos Pelegrino como presidente en medio de la crisis económica
implementó acciones para superarla. La recesión se superó no solo por las
medidas destinadas a renegociar deudas, controlar el gasto público y ordenar el
frente financiero sino por la recuperación de la economía real.

Tomando como base el texto de Botana y Galerín Donghi desarrolle:


 La –fórmula prescriptiva- alberdiana
 La republica posible
Un régimen político puede ser entendido en una estructura institucional de
las posiciones de poder, dispuestas en un orden jerárquico, desde donde se
formulan decisiones autoritarias que comprometen a toda la población
perteneciente a una unidad política. La constitución de esa unidad política tenía
como problema central, el hecho de subordinar diferentes sectores de poder a un
ámbito imperativo más amplio, el poder político, que por definición es supremo.
De que se deriva la organización y distribución de poder, y el modo de elección de
los gobernantes y en los límites que se trazan entre estos y los gobernados.
Se tratara entonces de consagrar una formula prescriptiva o principio de
legitimidad que no solo busca satisfacer ciertas ideas acerca del régimen mejor
adaptado, sino que también pretende gratificar intereses materiales reivindicados
por grupos y clases sociales.
Alberdi propuso una formula prescriptiva o principio de legitimidad que no
solo busca satisfacer ciertas ideas acerca del régimen mejor adaptado, sino que
también pretende gratificar intereses materiales reivindicados por grupos y clases
sociales.
Alberdi propuso una formula prescriptiva que tiene la particularidad de
justificar un régimen político en cuanto hace al origen del poder y a su programa
futuro. Alberdi sostuvo que los argentinos debían darse una constitución para
realizar un determinado proyecto.
 Los campos específicos sobre cuales se proyecta son: inmigración,
ferrocarriles, colonización de la tierra, industrias, etc., para alcanzar
estos fines, pensó en un trasplante cultural, desde los países europeos.
 Organizar un poder central, para controlar los poderes locales, con la
necesidad de encontrar una fórmula concreta de reducción a la unidad.
 El presidente materializa el poder central, pero no detenta todo el poder
ni tampoco ejerce un dominio irresponsable sobre la sociedad. Poniendo
limites a su acción como no la reelección del presidente y la distribución
de la actividad legislativa y judicial en cámaras y tribunales, estas dos
limitaciones concuerdan con el argumento republicano.
 Libertad política para pocos y libertad civil para todos: la posición
democrática hace derivar el título de legitimidad del gobernante de la
elección realizada por el pueblo. La cuestión preocupaba a Alberdi es
como hacer de un pueblo (según él) sumergido en la miseria y en la
ignorancia, una colectividad federativa apta para el ejercicio del
gobierno república. Por ende el pueblo sufragante solo constaba de los
capaces, es decir, de una minoría reducidísima en comparación del
pueblo inactivo. Algunos por consiguiente están habilitados para
intervenir en el gobierno, el resto solo tiene derecho al ejercicio de la
libertad civil (casarse, trabajar, etc.)
 Los ejes principales del contrapunto entre Sarmiento y Alberdi referidos
a dos temas dominantes de la época: la construcción de una nueva
nación y la construcción de un Estado; identificando los aspectos más
relevantes del modelo de orden social y político propuesto por cada uno.
ALBERDI: la creación de una sociedad más compleja deberá ser el punto de
llegada del proceso de la creación de una nueva economía, forjada bajo la
dirección de una elite política y económica consolidada en su prosperidad, esa
elite contara con la guía de una elite letrada, dispuesta a aceptar lo nuevo. Ese
proyecto de cambio económico a la vez acelerado y unilateral, requiere de un
contexto político preciso que Alberdi describe bajo el nombre de republica
posible. Hispanoamérica necesita por el momento monarquías que puedan pasar
por republicas, destinada a disimular la concentración del poder en el presidente,
impidiendo que el régimen autoritario que Alberdi postula sea también un
régimen arbitrario. 
El país necesita población, no es necesaria una instrucción formal muy
completa para poder participar como fuerza de trabajo en la nueva economía, la
mejor instrucción la ofrece el empleo de destreza y diligencia que aportaran los
inmigrantes europeos.
SARMIENTO: elaboró una imagen del nuevo camino que la Argentina
debía tomar, que rivaliza en precisión y coherencia con la alberdiana a la que
supera en riqueza, perspectiva y contenidos.
Progreso socio-cultural como requisito del progreso económico: sarmiento
veía en la educación popular un instrumento de conservación social, no porque
ella pudiese disuadir al pobre de cualquier ambición de mejorar su lote, sino
porque debía por el contrario ser capaz de indicarlo los modos de
satisfacerlas en el marco social.
Unidad II
El Partido Autonomista Nacional es un referente ineludible del régimen
político iniciado en 1880. A partir de la lectura de los textos de P. Alonso y L.
A. Romero describa sus principales características.
La década de 1880 se inició con la presidencia de Julio A. Roca líder del
Partido Autonomista Nacional (PAN) que presentaba las siguientes
características:
 Se trató de una suerte de coalición que logró cohesión bajo su
administración y dominaría la escena política del país hasta 1913.
Consistió en un tejido de alianzas nacionales, del interior que luego se
consolidaría en la llamada liga de gobernadores. 
 Las ramas provinciales de la coalición gozaron generalmente de un alto
grado de autonomía: gracias a que el sistema federal limitaba la
injerencia directa del gobierno central en las provincias. El gobernador
gozaba de inigualables ventajas para determinar el resultado de la
elección, y el sistema electoral le otorgaba una poderosa herramienta de
negociación a nivel nacional.
 La lealtad de sus miembros podía darse por descontada y la coalición
sufrió de constantes cismas internos.
 El grado de control de los dirigentes nacionales sobre el partido varió
significativamente a lo largo del periodo.
 Centralización del poder.
 La distribución geográfica del ejército nacional y la distribución de
armas, estaban únicamente sujetas a la discrecionalidad del presidente.
 El gobierno federal también expandió su jurisdicción en el ámbito de la
economía: estableció una moneda para todo el país. Convirtió el sistema
bancario en una poderosa arma política en manos del presidente.
 Educación: en 1882 se estableció un programa nacional de educación
primaria que implicaba que de ahora en más, los programas quedaban
definidos por el ministerio de educación. Se sancionó la ley 1420 que
estableció el control directo del Estado sobre la educación primaria en la
Capital Federal y territorios, desplazándola de la iglesia católica. Así
también el registro civil de las personas.
 La naturaleza del PAN y la dinámica política del periodo fueron
cruciales para el nacimiento del Partido Radical ya que las rivalidades
dentro del Pan, la incertidumbre de las lealtades de sus miembros y los
diferentes estilos de su conductores posibilitaron entre otros factores, la
rápida emergencia de la unión cívica primero y de la UNR después.
 “Paz y Administración” fue el lema que guio la política de orden y
progreso económico de la presidencia de Roca.
1. El régimen político vigente en Argentina entre 1880-1916 puso en
marcha una serie de controles por los cuales la elite gobernante se
aseguró, a lo largo del periodo, su continuidad en el poder. Siguiendo los
textos de P. Alonso y de L. A. Romero mencione esos controles y
explique cómo operaban.
El régimen oligárquico de 1889 estableció un sistema político conocido
como el de “gobiernos electorales”, gobiernos que fabrican elecciones que
garantizan la victoria de sus propios candidatos. Y así se perpetúan en el poder por
poco más de 36 años. Esto fue logrado mediante el uso de una serie de
dispositivos institucionales ejercidos en su propio beneficio.
 EL FRAUDE ELECTORAL: hasta 1912 el voto no fue secreto ni
obligatorio y el fraude fue recurrente en los diferentes estadios del
proceso electoral, desde la compilación de los padrones, el
nombramiento de los jueces, y el mismo proceso de votación, se
falsificaban nombres y las urnas se llenaban de boletas falsas. El
congreso nacional tenía la última palabra sobre la elección, ya que en
sus cámaras se decidía la validez de los diplomas de los representantes
electos. El sistema electoral de lista completa, discriminaba a los
partidos minoritarios, dificultando aún más el acceso de la oposición a
los cargos electivos. El uso de la intimidación y de la violencia con el
paso de los años fue dando lugar a prácticas más sutiles, como el
mercado de votos y el uso extendido de asados, bailes y carreras de
caballos en campañas electorales. Con el tiempo la intimidación del
votante dio paso a su seducción.
 INTERVENCIÓN FEDERAL: fue otro instrumento importante con el
cual el gobierno nacional podía ejercer su influencia sobre los asuntos
provinciales. El art. 6 de la Constitución Nacional le confería al
gobierno nacional el derecho de intervención en la provincias “para
garantizar la forma republicana de gobierno o repeler invasiones
exteriores y a requisición de las autoridades provinciales para
sostenerlas o restablecerlas, si hubieran sido dispuestas por la sedición o
por invasión de otra provincia. El presidente en verano cuando el
ingreso no estaba en actividad, también podía dictar mediante decreto
presidencial la intervención a una provincia, de este modo
arbitrariamente se ha ido efectuando a lo largo de los años.
La intervención podía seguir 3 líneas:
 Restaurar a las autoridades derrocadas por la sedición
 Reconocer a las nuevas autoridades si la sedición había triunfado parcial
o totalmente
 Organizar nuevas elecciones
El artículo era bastante impreciso en sus términos y le otorgaba al gobierno
nacional la discrecionalidad para decidir sobre conflictos provinciales y para
poder designar al interventor, que responda a las decisiones del presidente.
 EL PATRONAZGO ESTATAL: el gobierno nacional influía sobre las
provincias, ya que este tenía a su cargo la distribución del ingreso
nacional, la venta de las tierras públicas y de control de créditos
mediante el Banco Nacional primero y el banco de la nación después.
Los nombramientos en las jurisdicciones, como el sistema judicial y la
educación
1890, marca un punto de inflexión en el funcionamiento del sistema
político. Atendiendo a ellos describa los procesos que se inician a partir de ese
año siguiendo los argumentos expuestos por L. A. Romero.
El desafío más notable que enfrentó el régimen oligárquico fue de
naturaleza política y consiste en un fuerte cuestionamiento de su legitimidad tan
vigoroso que llevo a un grupo de sus dirigentes a lanzar una audaz reforma, cuya
culminación fue la ley Sáenz Peña.
La revolución de 1890 coincidió con una fuerte crisis económica, en medio
de denuncias sobre corrupción gubernamental, se organizó un movimiento de
ciudadanos, la Unión Cívica, que exigió una profunda reforma política. Consistía
en hacer efectivo el espíritu de la constitución y crear las condiciones para que el
sufragio fuera transparente y eficaz.
La citación ciudadana se continuó con una revolución cívico-militar
encabezada por Leandro Alem que estalló en julio de 1890. En poco tiempo el
movimiento fue sofocado, pero poco después renunció el presidente Juárez
Celman y lo reemplazó el vicepresidente Carlos Pellegrini. Allí se inició un
prolongado periodo de inestabilidad política que se prolongó hasta 1896.
Se fundó la UCR, encabezada por Leandro Alem y su consigna fue la
“intransigencia” (no aceptar ningún acuerdo si no se reformaba el sistema
electoral para asegurar la transparencia del comicios), la “atención electoral” y la
“acción revolucionaria”. Junto con este partido se establecieron varios más como
el Partido Socialista encabezado por Agustín P. Justo, y la Liga del Sur
constituida por Lisandro de la Torre en el sur de Santa Fe.
De este modo a principios del siglo había 3 partidos organizados según los
cánones “modernos”, con afiliados, carta orgánica, programa, y dirigentes electos
por el voto de los afiliados. Es necesario, sin embargo, no exagerar su dimensión:
eran todavía partidos pequeños, que se esforzaban por concientizar y ciudadanizar
a una masa relativamente indiferente respecto de la política.
1. Durante la vigencia del régimen oligárquico la participación política
excedía lo específicamente electoral. Señale cuales eran las otras formas
de participación a través de las cuales la población canalizaba su
quehacer político. Para ellos, atienda al desarrollo planteado por L. A.
Romero.
Con el inicio del siglo comenzaron a emerger conflictos sociales. Pasada la
etapa en que los inmigrantes constituían una masa amorfa, la nueva sociedad se
fue estructurando y los diferentes grupos definieron su fisonomía entonces, los
reclamos sectoriales cobraron forma y pudieron expresarse. Quienes reclamaban,
ya habían decidido quedarse en el país y luchar por su futuro en la nueva patria.
PROTESTAS:
 Rurales: en 1912 estalló una huelga, conocida como el Grito de Alcorta,
nombre de la localidad santafecina donde se organizaron por primera
vez. Los chacareros se negaron a levantar la cosecha a menos que los
propietarios cumplieran ciertas condiciones: contratos más largos,
rebajas en los arriendos, derecho a contratar libremente la maquinaria
para la cosecha o criar animales domésticos.
 Urbanas: los trabajadores urbanos optaron por organizarse para hacer
frente a las duras condiciones de vidas. La formación de sindicatos
obreros arranca de la última década del siglo XIX
 Inicialmente los más exitosos fueron los anarquistas, quienes
encontraron el lenguaje adecuado para dirigirse a una masa trabajadora
dispersa, extranjera y analfabeta. El camino de lucha era la huelga
general y el levantamiento espontaneo.
 Los socialistas se dirigían al sector más profesionalizados de los obreros,
el más letrado, incitaban a los extranjeros trabajadores a que se
naturalizaran. La vía para cambiar la sociedad se lograría por la acción
de diputados y senadores elegidos por los trabajadores que lucharan por
sus derechos en el congreso.
 Los sindicatos: afirmaban que los reclamos fundamentales de los
trabajadores podían ser satisfechos a través de la organización gremial y
la lucha sindical.
A partir de la lectura de los textos de A. Cattaruzza desarrolle el
periodo de los gobiernos radicales (1916-1930) teniendo en cuenta los
siguientes aspectos:
 El contexto político de las elecciones de 1916 y los desafíos del
radicalismo como partido de gobierno:
La sanción de las leyes electorales impulsadas por el presidente Sáenz Peña
inició el proceso que culminaría con el triunfo de la UCR en las elecciones de
1916. Se eligieron en esa oportunidad los integrantes del colegio electoral que
finalmente, harían presidente a Hipólito Yrigoyen.
Sin embargo, el mundo político argentino estaba fragmentado. El
radicalismo se encontraba dividido en las provincias, casi no hubo provincias en
las que no se produjeran conflictos internos.
Los grupos conservadores habían fracasado, en la crecida de una fuerza
unificada de escala nacional que pudiera enfrentar a la UCR en 1916, y en los
años siguientes esa unidad tampoco fue alcanzado. El PDP era un partido cuya
base electoral estaba bien localizada en el sur santafecino.
El partido socialista tenía arraigo en la capital federal, donde logró competir
con el radicalismo con cierto éxito. Con todo esto queremos dar cuenta de la falta
de unidad y organización del resto de los partidos políticos.
 Características de la primera presidencia de Yrigoyen y la presidencia de
Alvear destacando las similitudes y diferencias:
 El comienzo del primer gobierno de Yrigoyen fue complicado, dado que
el congreso como muchos de los gobiernos provinciales estaban en
manos opositoras. Yrigoyen buscó desactivar estas bases de oposición.
En el caso de las provincias apeló a las unidades intervenciones que se
sucedieron a lo largo de su presidencia y en varias oportunidades se
establecieron por decreto. En cuanto al congreso, las sucesivas
elecciones consolidaron a la bancada radical, aunque la cámara de
senadores continuó siendo un refugio opositor.
La primera Guerra Mundial influyó en la economía del país, aun por las
presiones del exterior para que Argentina tomara parte por el bloque
norteamericano, el presidente se mantuvo neutral. Al comienzo del conflicto, se
produjo una baja general en el comercio internacional, y tanto las exportaciones
como las importaciones disminuyeron. La inflación afectó a los gobiernos
radicales, en cuanto a estos tuvieron que optar por medidas de protección para la
población.
 Yrigoyen comenzó su gestión intentando ubicar al gobierno como árbitro
frente a los conflictos obreros.
La candidatura de Marcelo T. de Alvear: hacia 1921 Yrigoyen definió a
favor de Alvear, quien fue convertido en candidato oficial en la convención
nacional de la UCR.
En los nombres de los ministros designados por Alvear se leyó un primer
gesto de autonomía respecto a Yrigoyen, ya que solo 1 de ellos sostenía contactos
estrechos con el expresidente. Los conflictos entre ambos dirigentes fueron
aumentando, hasta que en 1924 el radicalismo se dividió, por un lado los
disconformes organizaron un partido diferenciado, la Unión Cívica Radical
ANTIPERSONALISTA. Y por el otro los seguidos de Yrigoyen se denominaron
UCR PERSONALISTA.
El congreso fue uno de los lugares en que se libró este conflicto entre
personalistas y antipersonalistas. Gran parte de las bancas radicales de diputados
estaban en manos de personalistas, y la obstrucción, llevada adelante incluso a
través de la ausencia, en el recinto, fue una práctica corriente, de la que Alvear se
quejó asistemáticamente en sus mensajes al cuerpo.
La conflictividad social tendió a descender en los años de Alvear. Ellos se
evidencian en la disminución del número de huelgas y huelguistas involucrados y
en cierto estancamiento del reclutamiento sindical. La recuperación de los salarios
reales, la exportación agropecuaria volvió a funcionar con cierta eficacia.

 La cuestión social: transformaciones en el movimiento obrero y su


relación con los gobiernos radicales; los conflictos sociales en el mundo
agrario y urbano:
En los primeros años de este periodo se sucedieron varios conflictos sociales
muy importantes: la semana trafica de 1919, las huelgas y la represión den la
forestal entre 1920 y 1921, y los conflictos de la Patagonia, debido a que en el
movimiento obrero se fortalecían las posiciones de los grupos sindicalistas.
Los cambios en la sociedad:
 La primera guerra mundial acarreó la interrupción temporaria de la
llegada de inmigrantes, e incluso por unos años se registraron saldos
migratorios negativos, pero luego en los años veinte la tendencia
ascendente se recuperó.
 Entre 1914 y 1930 continuó el fenómeno de concentración urbana.
 En lo referido a la economía, en las presidencias radicales, la
exportación de productos agropecuarios continuó siendo el sector más
dinámico. La industria hacia fines de 1920 se convirtió en un sector más
importante y activo.
Problemas de los trabajadores rurales: los salarios reales de los trabajadores
rurales, tal como ocurrió en las ciudades, cayeron con fuerza. Aumentó la
desocupación que devino en peores condiciones de trabajo y en la extensión de la
jornada laboral. Por efecto de la guerra mundial arribaron inmigrantes, y se
aumentó la oferta de manos de obra, fueron factores que dificultaron la posibilidad
de conseguir trabajo, y se produjo un desplazamiento de población hacia las
ciudades y hacia regiones extrapampeanas.
Conflictos relevantes: la foresta y la Patagonia:
Este movimiento de conflicto social en el mundo agrario tuvo 2 episodios
muy importantes. La compañía forestal, parte de los cuyos capitales eran ingleses,
que actuaba en el norte de Santa Fe y Chaco. El trabajo en el monte resultaba duro
para el trabajador, el despido no significaba la pérdida del trabajo, sino también de
todo lo demás: vivienda, redes sociales, amistades. El poder de la empresa era tal
que ejercía funciones policiales y judiciales, apañadas por comisarios y jueces de
paz corruptos. A causa de todas las condiciones desfavorables, se formaron
sindicatos socialistas, se produjeron marchas y contramarchas, huelgas, en las
cuales el uso de la violencia fue muy frecuente.
En la Patagonia, en la provincia de Santa Cruz, la actividad económica
central era la cría de ovejas para la exportación de lanas y carnes; la propiedad
estaba radicalmente concentrada y la producción ganadera era extensiva. Se inició
así un conflicto que en sus primeras acciones incluyó el hostigamiento patronal a
cargo de la liga patriótica y por parte del ejército.
En la ciudad: semana trágica de 1919: las ciudades fueron sitios
significativos para la vida social en la Argentina de la época. No solo se reunía allí
un porcentaje importante de la población, también se desarrollaba en ellas una
gran actividad productiva del transporte y comercial. Buenos Aires y Rosario
fueron el ámbito donde desde fines del siglo XIX los conflictos propios de esa
etapa del capitalismo, con actores que eran trabajadores asalariados, patrones,
empresarios. Los talleres metalúrgicos Vasena (Bs. As) se encontraba en huelga
desde diciembre de 1918. Los reclamos era habituales: reducción de la jornada
laboral, aumento de salarios, y reincorporación de compañeros despedidos. En
enero de 1919 se produjo un choque entre huelguistas y quienes continuaban
trabajando que dejó muertos y heridos. Así la FORA (federación obrera regional
argentina) organizó una huelga general donde la policía se enfrentó con grupos de
trabajadores que balearon el cortejo fúnebre de las víctimas de la represión del 7.
El número de muertos y heridos esta vez fue aún más alto.

Unidad III: Orígenes y consolidación de la Argentina Estadocéntrica (1930 – 1955)


Analice el texto de A. Persello teniendo en cuenta los siguientes ejes temáticos: –
Rol de los partidos políticos. – Diferencias entre Alem e Irigoyen sobre la forma de
organización del partido. –Debates parlamentarios sobre ley electoral. –Relación
Ejecutivo – Legislativo. - Relación Nación - Provincias. - Administración pública
Partidos, coaliciones y sistema de poder (Macor)
El campo de competencia política en la década de 1930 se estructuró en
torno al eje oficialismo-oposición a través de coaliciones. Las fuerzas oficialistas,
que controlaban los recursos del Estado nacional, concurrían agrupadas en la
Concordancia, mientras que la oposición (en la que coexistieron partidos con
identidades diferenciadas) elaboraron diferentes alternativas con la aspiración de
alcanzar el poder nacional (coalición de socialistas y demoprogresistas en la
Alianza Civil; abstencionismo electoral de la UCR; participación de todos por
separado; intentos de construir un Frente popular común).
Las mutaciones de las diferentes organizaciones partidarias estuvieron
signadas por los cambios dentro de la coalición gubernamental y las fuerzas
opositoras. En este sentido, se distinguen tres etapas: 
 Durante la presidencia de Uriburu (el perfil del oficialismo y de la
oposición parlamentaria (PDP y PS, que concurrieron a las elecciones de
1931 coaligados en la Alianza Civil) y la oposición externa (radicalismo
en abstención).
 Consolidación de la coalición oficialista desde el poder y con el
liderazgo de Justo (reorientación del Estado) y retorno electoral de la
UCR, modificando el frente opositor, sincerando la sobrerrepresentación
del PDP y el PS, y poniendo a la Concordancia en una situación de
conflicto con respecto a la reproducción en el poder y la producción de
legitimidad.
 Descomposición del sistema de Justo, donde se evidenció el fraude
electoral a gran escala y la crisis de legitimidad resultante de tal
manipulación. Las alternativas de solución fracturaron al gobierno
durante los últimos años de la presidencia de Justo y el gobierno de
Ortiz-Castillo (el primero, apostando por la transición a la transparencia
del régimen y el segundo, retomando el sendero del fraude).
Golpe de 1930 y reformulación del sistema político
El 6 de septiembre de 1930, un grupo de fuerzas militares constituido por
jóvenes cadetes del Colegio Militar, definió sin resistencias la crisis política que
había paralizado al gobierno radical, en torno al rechazo generalizado de su
gestión. Las dificultades posteriores para traducir aquella coincidencia en un
proyecto político minarían el poder del gobierno provisional (heterogeneidad).
El uriburismo (derecha nacionalista y sectores tradicionales del
conservadurismo) pretendía encabezar una revolución política a través de la
revisión de las disposiciones institucionales con respecto al régimen electoral con
sus mecanismos de representación y la Constitución Nacional (visión
corporativista), que no se logró gracias a las contradicciones y desacuerdos de los
actores convocados (intento de acercamiento a Lisandro de la Torre, que en la
visión de Uriburu podía encabezar la reconstrucción de una democracia de elite a
partir de la modificación de la Ley Sáenz Peña, pero, a pesar de coincidir con el
diagnóstico del gobierno depuesto, consideraba que la legitimidad de un gobisolo
podía ganarse en terreno democrático – función pedagógica del gobierno radical –
madurez del electorado). 
Los sectores nacionalistas querían modificar el sistema de representación a través del
individualismo y los partidos políticos, para dar lugar a organizaciones corporativas en
las que la sociedad pudiera reconocerse como comunidad. Este modelo corporativo se
apoyaría en el Ejército (no el movilizacionismo de masas – “fascismo criollo”), última
fuente de orden jerárquico en la democracia liberal. Su condición de desarrollo estaba
sobredeterminada por la capacidad de convocatoria del Ejército, que estaba lejos de ser
controlado por el uriburismo. La reestructuración burocrática de dicha institución
posibilitó la construcción del liderazgo “profesionalista” de Justo.
A comienzos de 1931, la morosidad del gobierno de convocar a elecciones
provocó la exigencia inmediata de, a través de un “planteo militar”, retorno a la
normalidad institucional. Levantamientos justistas (Corrientes). Es por ello que
Uriburu debió sacrificar sus proyectos de ingeniería institucional y convocó a
elecciones presidenciales. La presión ejercida para sostener la tradición
institucional liberal terminó de aislar al gobierno y consolidó la posición de Justo. 
El bloque oficial
En los comienzos del régimen de Uriburu, los sectores conservadores, el
radicalismo antipersonalista y el socialismo independiente conformaron la
Federación Nacional Democrática, coalición que no exigía de sus miembros el
abandono de la identidad partidaria. 
Para el socialismo independiente, esta podía ofrecer una plataforma para
desarrollo político más allá de la ciudad de Buenos Aires. Para el
conservadurismo, esta coalición significaba conceder a los otros miembros un
poder nacional que no guardaba proporción con sus fuerzas electorales. Para el
antipersonalismo, su desarrollo político estaba más ligado al rumbo del partido
derrocado.
La presión simultánea de los partidos federados, el Ejército y la prensa llevó
al gobierno a ensayar una SALIDA ELECTORAL a través de la cual Sánchez
Sorondo (Randazzo) pretendía plebiscitar la gestión de Uriburu (elecciones
escalonadas de autoridades provinciales). Los sectores del conservadurismo
bonaerense cercanos a Sánchez Sorondo lograron el apoyo a las elecciones
escalonadas, donde confiaban que el descrédito radical les asegurara el triunfo,
causando la ruptura de la Federación Nacional Democrática con el objetivo de
ubicarse en una posición de preponderancia. 
El triunfo electoral del radicalismo en abril de 1931 decidió la suerte del
uriburismo y desarticuló la estrategia del gobierno, suspendiéndose el cronograma
electoral y anulando las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Esto tuvo
importantes consecuencias en la definición de la organización de las derechas:
puso un límite a las aspiraciones hegemónicas del conservadurismo, resaltó la
importancia de la acción electoral común y consolidó a Justo como el único
candidato que podía reunir detrás de sí a conservadores, antipersonalistas y
socialistas independientes. De esta manera, el justismo pasó a controlar
prácticamente el gobierno, que terminó por convocar a elecciones de autoridades
nacionales para noviembre de 1931.
Los conservadores se unificaron en una organización nacional, el Partido
Demócrata Nacional, que constituyó en sí mismo una coalición dada la
heterogeneidad de sus sectores (los cordobeses eran la expresión más nítida del
reformismo conservador, los bonaerenses una maquinaria para la manipulación de
votos -conservadurismo populista- y los de las provincias más pequeñas utilizaron
los recursos del Estado para reproducirse en el poder –tradicionalismo
patrimonialista y clientelista-). A pesar de que controlaban la mayoría de las
situaciones políticas provinciales, sumado a una importante representación
parlamentaria, debieron resignar la Presidencia ante el antipersonalismo en 1931 y
1937.
De esta manera, se reunieron en la Concordancia, una alianza laxa de
conservadores, antipersonalistas y socialistas independientes, que constituyó un
mero acuerdo electoral de los bloques partidarios (mantenían su propio perfil,
especialmente en elecciones legislativas, adoptando un candidato común para las
ejecutivas). Esto estaba facilitado por el carácter no competitivo del poder
territorial de cada fuerza, posibilitando el encolumnamiento detrás del más fuerte
en cada lugar.
La importancia del antipersonalismo dentro de la coalición residía en el rol
que desempeñaba y en relación con el liderazgo de Justo, que era antipersonalista
(peso en el Litoral, matizar la impronta conservadora y competencia con el
radicalismo por la tradición partidaria). Sin embargo, la dirección del partido por
parte de Alvear redujo el poder del antipersonalismo, puesto que su perfil político
no posibilitaba acusaciones de personalismo ni la captura de sectores
antiyrigoyenistas.
Los socialistas independientes también lograron una sobrerrepresentación
(fortaleza: peso electoral en Capital) y estimaban la negociación política
privilegiando el saber técnico como fuente de legitimidad y de su pertenencia a la
elite dirigente estatal (cualidades intelectuales de su dirigencia, capacitada para
responder a los problemas del Estado y la economía). Se constituyeron como
actores principales del proceso de reformulación del Estado (Pinedo Ministro de
Economía de Justo).
El liderazgo de Justo jugó un papel fundamental en la coalición, dado que
la completaba perfeccionando el equilibrio inestable de sus componentes e
impidiendo la activación de sus tendencias centrífugas. Su orientación bifronte
(frente militar y civil) fue fundamental, puesto que ejercía el liderazgo de las
FFAA y alcanzó una proyección en la sociedad política. Gracias al rol tutelar del
Ejército, la ascendencia en el campo castrense se trasformaba en un valor
agregado para la construcción de un liderazgo civil (y esto le permitió controlar la
Concordancia). 
A su vez, la desigualdad de fuerzas implicaba un riesgo permanente (que el
PDN sobrepasara al resto), que fue acotada por el doble liderazgo de Justo,
autonomizado de las fuerzas políticas (su poder no residía solo allí). De esta
manera, pudo liderar la coalición presentándose como el portador de la tradición
radical antiyrigoyenista y promovió, desde la jefatura nacional, la
sobreparticipación del PSI y el AP.
RESUMEN: el equilibrio dinámico se sostuvo por: a) el PDN, aportante de
recursos electorales y líder de situaciones provinciales y parlamento; b)
antipersonalismo y socialismo independiente, sobrerrepresentados gracias al
apoyo de Justo; c) liderazgo de doble rostro, que permitió autonomía política de
Justo.
El dilema que acompañó a la coalición fue el problema de reproducción en
el poder y producción de legitimidad, que se acentuó con el regreso electoral del
radicalismo en 1935, ya que amenazaban el control oficial de la sucesión
presidencial. Esto llevaría la manipulación electoral a su máxima expresión en las
elecciones presidenciales de 1937 (antes no habían sido fuertes porque la Alianza
Civil no tenía peso), poniendo en evidencia la ilegitimidad del oficialismo. 
liderazgo y los obligó a prestar atención a los movimientos militares. Esto
fue manejable hasta que se produjo el recambio presidencial por CASTILLO, lo
que amenazó el equilibrio de la coalición por las tendencias hegemónicas del
conservadurismo.
La oposición:Luego del intento de elecciones escalonadas del 31’, el campo
opositor se ordenó en la Alianza Civil (institucional) y el radicalismo
(abstencionista y extrainstitucional) hasta 1935. Cuando vuelven a la acción
electoral, el PDP y el PS pierden la sobrerrepresentación. Intentos de reunirse
(Frente Popular y Unión Democrática) con la influencia de la Guerra Civil
Española y la Segunda Guerra Mundial. ALIANZA CIVIL: Socialistas y
demoprogresistas habían coincidido en una estrategia de diferenciación del
radicalismo y en 1930 se mantendrían al margen de la coalición de fuerzas
políticas y sociales promotoras de la intervención militar (interpretan
positivamente las capacidades correctivas de la democracia electoral en las
elecciones legislativas de 1930). Sin embargo, más allá del común
antiyrigoyenismo y el rechazo al quiebre institucional, se diferenciaron con
respecto a la posición frente a Uriburu. El Partido Socialista, con una rígida
estructura de cuadros y un perfil ideológico definido, podía sostener una postura
orgánica de rechazo al gobierno militar. Además, el apoyo golpista reunía a la
derecha tradicional y el socialismo independiente (principal rival), y tenían un
espacio de sociabilidad autosuficiente que evitaba la “contaminación”.Por su
parte, el PDP carecía de una oferta ideológica integral y la identidad partidaria no
requería de dispositivos de sociabilidad alternativos, ya que participaban de los
espacios de “sociabilidad patricia” (en la que coincidían con la derecha). Es por
ello que la coyuntura política del 30’ significó un alejamiento de la intervención
militar y, además, del mundo de relaciones sociales de su dirigencia.Mientras los
socialistas mantuvieron una postura opositora clara, el PDP presentó una posición
ambigua, que recién se definió después del triunfo radical en la provincia de
Buenos Aires en el 31. Además, durante el lapso uriburista, figuras del PDP
probaron suerte con el gobierno militar, haciendo más equívoca la posición
partidaria (junto con coqueteos políticos de De la Torre con Uriburu). La Alianza
Civil insistió en destacar las fronteras que la separaban de la experiencia
yrigoyenista. Sin embargo, el socialismo interpretó de manera muy negativa el
golpe militar, la dictadura y la tradición conservadora, mientras que para el PDP la
revolución setembrina tenía un contenido redentor (movimiento de la civilidad en
contra del flagelo yrigoyenista para recuperar el horizonte de la Ley Sáenz Peña).
Dicha coalición se constituyó como un acuerdo electoral que no afectaba la
individualidad de las organizaciones partidarias, reconociendo las fuerzas
electorales en cada distrito. Gracias a la abstención radical, alcanzaron una
importante representación parlamentaria y su estructura básica estaba en Capital y
Santa Fe, donde se encontraba su núcleo opositor, sumado al Congreso Nacional
(representación). La ausencia de la UCR y la debilidad de la Alianza Civil
favorecían en control monopólico de la Concordancia, lo que volvía menos
necesaria la manipulación electoral para que esta última se garantizase el triunfo.
Los dispositivos del fraude se perfeccionaron de cara a la competencia interna del
bloque oficial hasta 1935, cuando el radicalismo volvió a la arena electoral (lista
completa y fraude). 
Es por ello que se produjo un desplazamiento de la oposición: el
conservadurismo reformista cordobés permite el triunfo del sabattinismo, por lo
que
se interviene Santa Fe, lo que deja a De la Torre sin poder territorial; el
desplazamiento Santa Fe – Córdoba produce el fortalecimiento del AP en
detrimento del PDN; Enzo Bordabehere es asesinado en el Senado; agonía del
PDP – suicidio de De la Torre en 1939; tensión partidaria en el socialismo por la
aparición de grupos de izquierda, que influyó en el arco ideológico y en la
relación conflictiva con el movimiento obrero (socialistas promovían
participación de los sindicatos en la lucha política a través de un Frente Popular -
también impulsado por el PC- con los partidos de oposición). Esta relación
conflictiva volvió más vulnerable al PS ante la competencia comunista, más
corrosiva ante el contexto internacional. A su vez, el comunismo interpelaba al
socialismo en su identidad ideológica atizando la conflictividad interna en torno a
la cuestión nacional y la revolucionaria.
En las presidenciales del 31’, la fórmula De la Torre – Repetto se vio
beneficiada por el electorado radical (que quería evitar que ganaran
antipersonalistas y conservadores). Además, Justo aparecía como responsable de
la proscripción de Alvear. Este porcentaje permitió crear una ficción de
competencia con la Concordancia, amortizando su ilegitimidad resultante de la
proscripción radical. Sin embargo, no captaron al “radicalismo duro”, que optó
por la abstención.
Las limitaciones de la Alianza Civil fueron su carácter de mero acuerdo
electoral (en Santa Fe el gobierno estaba exclusivamente identificado con el PDP
y en el Congreso estaban separados – la Concordancia sí era un bloque legislativo)
y la fortaleza renovada del radicalismo liderado por Alvear, que logró la unidad
partidaria suficiente como para mantener la imagen de partido mayoritario a pesar
de la abstención.
Radicalismo
En la década del 30’, se conformó una configuración del antipersonalismo
(fuera del radicalismo), el yrigoyenismo y el alvearismo (dentro del partido y en
competencia por la conducción). El enfrentamiento interno entre los dos últimos
se tradujo en las dicotomías abstención – participación e intransigencia –
colaboración.
Luego del golpe de 1930, se produjo un desprestigio generalizado hacia
Yrigoyen. Las declaraciones acusatorias de Alvear reactivaron la desconfianza
entre yrigoyenistas y antipersonalistas, y motivaron al oficialismo a intentar
negociar con él una profundización del aislamiento de Yrigoyen. El principal
límite de esta expectativa residía precisamente en la voluntad política de Alvear,
puesto que se propuso liderar un radicalismo unido. Su candidatura a las
elecciones presidenciales de 1931 representaría la unidad que podía funcionar
como dique de contención para la fuga de sectores permeables a la convocatoria
del antipersonalismo.
Por otro lado, el gobierno pensó que la crisis del radicalismo afectaría su
caudal de votos, lo cual se vio desmentido en las elecciones bonaerenses de abril
de 1931. Esto definió la actitud oficialista frente a la UCR: acoso a la dirigencia
partidaria y proscripción a la candidatura de Alvear. A su vez, la organización y el
universo simbólico del partido serían interpelados por la opinión pública desde
una imagen demoníaca impuesta por los golpistas.
Durante esta época, el enfrentamiento interno se concentró en torno a la
actitud para enfrentar al gobierno. Mientras la intransigencia yrigoyenista insistía
por la vía revolucionaria, el alvearismo bregaba por la reorganización partidaria.
Por su parte, la proscripción de la candidatura presidencial de Alvear había
partidaria, pero creaba problemas: A) dificultad para contener sectores más
reacios al yrigoyenismo; B) yrigoyenismo cuestionaba la abstención si no era
acompañada por la revolución; C) limitación a la vía revolucionaria por escaso
impacto en filas militares y distancia de la dirigencia partidaria.
En 1935, la UCR vuelve a la arena electoral por las dificultades para
mantener la cohesión interna frente a la fuga de cuadros hacia el antipersonalismo
y la presión de los medios de prensa que negaban justificativo a la política
abstencionista. Esto produjo el retorno de sectores emigrados al antipersonalismo,
lo que causó la desconfianza de los intransigentes (forman la FORJA, que terminó
como una organización extrapartidaria y no logró afectar al partido). La unidad
partidaria fue mantenida y se vio reflejada en el éxito en elecciones
legislativas/provinciales de 1936, pero demostró debilidades ante la derrota
presidencial en 1937 (FRAUDE). Por ello es que se acentuaron las oposiciones
internas, a pesar de ser controladas, que argumentaban en contra de una
“mimetización” con el gobierno por la actitud conciliadora frente a políticas
estatales e involucramiento en escándalos de corrupción. Otro dilema que
debieron enfrentar fue hasta dónde acompañar las alianzas de los sectores de
oposición (intento de Frente Popular en 1936 y ensayos de Unión Democrática en
1937). Según los yrigoyenistas, no se debía transigir con el gobierno ni con los
partidos opositores (intransigentes), mientras que los alvearistas optaban por una
actitud conciliadora (unionistas).
Entre golpes y fraude, 1930 – 1946 (Luis Alberto Romero)
Estos gobiernos impulsaron cambios en la economía y en la sociedad, que
dieron un nuevo impulso a las tendencias de movilidad, integración y
democratización de las relaciones. Por ello es que la confianza de la sociedad en
los mecanismos democráticos se manifestó en el freno puesto en 1931 al proyecto
de reforma de las instituciones en un sentido corporativista y en la “Unión
Democrática” de 1936, adversaria de las fórmulas totalitarias.
Por un lado, los nacionalistas constituían uno de los actores principales y
eran partidarios de una profunda revisión de las instituciones y la Constitución,
que abriera el camino a formas de representación no democráticas
(corporativistas), asignando un papel importante a la autoridad, jerarquía y
religión, y condenando el comunismo y el liberalismo. Luego de las elecciones
fallidas de abril de 1931, abandonaron la competencia por la opinión pública y
concentraron sus esfuerzos en el Ejército (difusión de ideas antiliberales).
A pesar de las dificultades presentadas por la heterogeneidad de los sectores
conservadores, la debilidad del antipersonalismo frente al radicalismo liderado por
Alvear y el escaso peso electoral del Partido Socialista Independiente, Justo logró
reunir apoyos fundamentales como el Ejército y la Iglesia, sumado a la abstención
radical.
Durante la presidencia de Justo (1931 – 1937), se fundó el Estado
Intervencionista y se consolidó la presencia del Ejército y de la Iglesia en la
política. 
Estado y Economía 
La caída de Wall Street en 1929 produjo en Argentina una caída en las
exportaciones y la interrupción de inversiones de capital. Durante el gobierno de
Yrigoyen, se adoptaron políticas como la inconvertibilidad monetaria y Justo les
agregó más medidas ortodoxas (aranceles a importaciones, impuesto a los réditos,
etc.). Sin embargo, el rumbo económico sufrió modificaciones sugeridas por
Pinedo (Ministro de Hacienda en 1933) y Prebisch (presidente del BCRA). 
De esta manera, se marcaron dos tendencias definidas: la creciente
intervención del Estado y el cierre progresivo de la economía, sumado al
reforzamiento de las relaciones con Gran Bretaña.
-Divisas provenientes de exportaciones se canalizaron hacia un mercado
oficial, se estableció prioridad para su uso por parte del Poder Ejecutivo (servicio
de la deuda externa, atender las importaciones esenciales y remesas de empresas
de servicios públicos) y se creó otro mercado libre (permitió más poder para el
Estado, ya que decidía a qué mercado iban las divisas). Margen entre el precio de
compra y venta de moneda extranjera (saldo a favor del gobierno) que permitió
sostener Juntas Reguladoras; 
-BCRA en 1935 (emitía moneda y regulaba bancos privados); 
Tratado Roca – Runciman (1933): 
En el marco de la crisis de 1930, Gran Bretaña optó por reconcentrarse en su
imperio, fortalecer sus vínculos con las colonias y acotar en ellos la presencia
estadounidense. De esta manera, se propuso defender sus antiguos mercados y
concedió preferencia en las importaciones a los miembros de Commonwealth,
reduciendo en un tercio las compras de carne argentina (presiones de sectores
dependientes sobre el Estado). A su vez, la política arancelaria y el control de
cambios en Argentina le permitían discriminar importaciones y regular el uso de
divisas. Por ello es que el pacto estableció las condiciones para el mantenimiento
de la cuota argentina de carne (asegurar la credibilidad del gobierno), tratamiento
arancelario preferencial y benévolo a empresas británicas (ferrocarriles y
transporte urbano – competencia con automotor estadounidense). Conflicto con
De la Torre (discurso antimperialista).
-Industrialización por sustitución de importaciones (aumento de mano de
obra ocupada y urbanización), gracias al cierre creciente de la economía, los
aranceles y la escasez de divisas. La combinación de un mercado cerrado y
algunas pocas grandes empresas por cada actividad tornó poco relevante la
presión por mayor eficiencia o menor precio. Lo eran las reglas de juego que
imponía el Estado, abriendo un campo de negociación con los sectores
propietarios.
-Protección del mercado interno.
Iglesia y Ejército 
Justo pudo respaldar su gobierno en estos dos sólidos pilares, que fueron
avanzando hacia el centro del escenario político. En 1930, Justo afirmó su
liderazgo sobre el Ejército en competencia con Uriburu, cuyo proyecto reformista
había sido descartado gracias a la preponderancia de los principios liberales y
constitucionales en la institución. El líder sostuvo un estricto profesionalismo, por
el cual el Ejército apoyaba al estado independientemente de las disputas políticas,
profundizando una identificación de la patria con el Ejército y trabajando por el
desarrollo de la institución. También existieron algunos desafíos nacionalistas a la
autoridad, que cuestionaban la orientación liberal de Justo, pero fueron superados
gracias a la incidencia de la Iglesia, que respaldó el régimen justista y dotó a las
FFAA de una nueva electricidad ideológica.
En la década de 1930, la Iglesia sufrió un proceso de reorganización y
expansión institucional, por el cual una rígida disciplina convirtió a los
eclesiásticos en un cuerpo orgánico y se afirmó a la Argentina como una nación
católica. Además, se desarrolló el catolicismo integrista, que condenaba el
individualismo, liberalismo y comunismo. Se incorporó la Doctrina Social de la
En 1934 se desarrolló el Congreso Eucarístico Internacional que evidenció
su fuerte capacidad de convocatoria. Sin embargo, un factor fundamental fue la
“conquista del Ejército”, a través de la cual establecieron la misión de defensa de
la fe de la Nación católica, donde la espada y la cruz son las bases de la identidad
nacional. 
Esta Iglesia respaldó al Estado, que contribuyó a su crecimiento
institucional, pero no se conformaron con una versión remendada del Estado
liberal y reclamaron cambios más profundos. De allí el efecto que tuvo la Iglesia
bajo el régimen justista: apoyo y presión.
El Frente Popular: Democracia vs. Fascismo
El Partido Comunista, en 1936, propiciaba la creación de frentes populares
para combatir el fascismo gracias a la notable influencia del contexto
internacional (Guerra Civil Española; ascenso al poder de Hitler en 1933,
consolidando la identidad de regímenes de derecha, conservadores y autoritarios;
etc.). Dicha propuesta sirvió para aglutinar distintos grupos identificados con las
ideas de libertad, progreso y democracia, en enfrentamiento con el fascismo. En la
Argentina, este movimiento se alimentó del imaginario democrático que arraigó
firmemente en la sociedad y que tuvo diversos componentes:
-Intelectuales: propuesta de educar al pueblo difundiendo la cultura,
combinando ideas provenientes del liberalismo radical, el socialismo, comunismo
y antimperialismo, que encontraban una causa común.
-Trabajadores: la reactivación económica y el desarrollo industrial
permitieron que las organizaciones gremiales comiencen a hacerse presentes en la
escena política, reduciendo la desocupación y devolviéndoles la capacidad
negociadora. Sin embargo, había poca sindicalización gracias a su escaso
reconocimiento, por el que los sindicalistas comunistas bregaron (federaciones
estructuradas por rama de industria). Por su parte, los empresarios contaron con el
apoyo del Estado en la represión, que veía el avance del sindicalismo como una
amenaza al orden público (exclusión de beneficios a los trabajadores). A pesar de
las rivalidades, socialistas y comunistas creían que los sindicatos debían
vincularse estrechamente con los partidos políticos, con el objetivo de defender la
democracia y enfrentar el fascismo. En torno al clima de entusiasmo por el Frente
Popular, los sindicalistas actuaron de manera activa y procuraron estrechar
contactos con el PDP, el PS y la UCR. En 1937, el Partido Comunista apoyó la
candidatura presidencial de Alvear, pero no los socialistas (fórmula propia). La
situación electoral mostró hasta qué punto el régimen estaba dispuesto a hacer lo
necesario para bloquear el regreso del radicalismo al poder: el fraude fue amplio.
El presidente Ortiz, que provenía del antipersonalismo y había sido ministro
de Alvear, optó por bregar por la transparencia electoral y la recuperación del
legado de la Ley Sáenz Peña. Es por ello que se alejó del conservadurismo,
recibiendo apoyo de la UCR y una fracción minoritaria del Ejército. Se trataba de
la reedición de un proyecto de “Unión Democrática” que fracasó a causa de la
vacancia de liderazgo político (mueren Alvear, Ortiz y Justo) y de la debilidad
política de la coalición (se apoyaba en partidos divididos, que debían enfrentarse a
fuerzas muy consistentes como la Iglesia y el Ejército + nadie hacía de malo).
Frente Nacional: 
Al hacerse público el proyecto de Frente Popular, Pinedo lanzó la propuesta
de un Frente Nacional que uniera las fuerzas políticas e intelectuales adversarias
al mismo. Por su parte, los grupos conservadores no eran insensibles al contexto
internacional, donde los regímenes autoritarios y fascistas se encontraban en pleno
auge. De todos ellos se recogía la enseñanza de la crítica radical a la democracia
liberal, el sistema de partidos políticos, la ciudadanía y el constitucionalismo. Así,
en los discursos el entusiasmo por mantener las formas liberales fue decayendo,
aunque esto no alcanzaba en la práctica para mantener un frente político y llegar a
un acuerdo entre fuerzas. Además, el estallido de la Segunda Guerra Mundial
dividió a los grupos de gobierno, puesto que algunos optaron por el neutralismo
(UK) y otros la alineación con Estados Unidos.

Iglesia: 
Luego del Congreso Eucarístico Internacional de 1934, los católicos se
acostumbraron a salir a la calle, transmitiendo las consignas del catolicismo
integralista, dispuesto a la batalla. Este mensaje se combinó con otros, relativos a
la integridad de la nación y al papel que de las FFAA para defender sus valores
auténticos (amenazados por el socialismo y el liberalismo). La institución llevó a
cabo una suerte de asalto al Estado, puesto que su primer objetivo era establecer la
enseñanza religiosa obligatoria en escuelas fiscales. A su vez, asumió la causa de
los nacionalistas españoles y condenó a la República por comunista y atea. 
De esta manera, logró dar unidad y coherencia a los distintos grupos
nacionalistas, que reconocieron el catolicismo integral en su matriz.
Ejército, guerra y neutralismo: 
Las corrientes nacionalistas tenían amplia repercusión en el Ejército. La
prédica de la Iglesia había sido exitosa, por lo que estaban convencidos de su
papel tutelar sobre la nación y de la instauración de un orden cristiano y militar. 
Por otra parte, los criterios de eficacia llevaban a los oficiales a admirar los
gobiernos totalitarios europeos, que habían acabado con los conflictos propios de
los regímenes parlamentarios, lo que los hacía simpatizar con el Eje.
Con respecto a la guerra, la Argentina se encontraba en una situación
sumamente vulnerable, pues una gran cantidad de insumos de defensa provenían
de naciones en guerra que difícilmente podían seguir cumpliendo esa función,
cobrando intensidad las ideas de autoabastecimiento y autarquía. Por entonces,
Castillo buscaba apoyo en las FFAA y se inclinó por una política nacionalista e
industrialista.
El triunfo del Frente Nacional
La legitimidad de Castillo se había erosionado a causa de la acumulación de
prácticas fraudulentas y acción de deterioro de las instituciones constitucionales.
Además, al recostarse cada vez más en las FFAA, las instaló en el centro de las
decisiones políticas. Sin embargo, el detonante final fue la cuestión de la posición
de Argentina en la 2GM, ya que la alianza con el Ejército se rompió cuando
Castillo eligió como candidato oficial a un conservador proaliado (Patrón Costas).
El 4 de junio de 1943 se produce el golpe de Estado que se definió por los
dirigentes católicos y nacionalistas, haciendo lugar a los reclamos de la Iglesia
militante (enseñanza religiosa, militantes católicos interventores de
universidades).
Organizaciones gremiales. 
Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, Perón se dedicó a establecer
relaciones con los dirigentes sindicales, ofreciendo la acción mediadora del estado
y estimulando la sindicalización. Por entonces, la industria argentina crecía
alimentada por la expansión del mercado interno, lo que produjo una demanda
creciente de mano de obra, migraciones internas y urbanización. 
preventiva consistente en reformas laborales y redistribución de ingresos. Se
trataba de legalizar, legitimar y ordenar la actividad sindical para, al mismo
tiempo, dotar de legitimidad al Estado. Perón estimulaba ese clima de
movilización con el que amenazaba a los empresarios.
Gracias a ello se produjo una división en el gremialismo, entre quienes
veían la acción sindical como un complemento de las orientaciones de los partidos
políticos de izquierda, y quienes preferían mantenerse abiertos a la negociación
con el Estado. Desde esta perspectiva, los dirigentes sindicales ingresaron
directamente a la arena política, alentados por el discurso de justicia social llevado
a cabo por Perón.
El orden peronista: los orígenes del peronismo – la construcción de un
nuevo bloque de poder
El 4 de junio de 1943 el gobierno de Ramón Castillo fue desplazado sin
ofrecer resistencia. Comenzó, entonces, un nuevo ciclo político destinado a
producir transformaciones de amplio y duradero impacto en los equilibrios
políticos y sociales del país. Sin embargo, la dirección de los cambios futuros fue
difícil de discernir luego del golpe militar, y un ejemplo de ello fue la renuncia
antes de asumir de quien lo encabezara inicialmente, el general Arturo Rawson, y
su reemplazo por el general Ramírez.
La Revolución de Junio fue obra de unas Fuerzas Armadas atravesadas por
los principales contrastes que dividían la política nacional:
 Actitud frente a los bandos en pugna en la Segunda Guerra Mundial:
Castillo había optado por la política de neutralidad y persistió en ella
aun cuando Estados Unidos la había abandonado en 1941. Esto se
interpretaba como resistencia a incorporarse a la cruzada mundial de las
democracias contra el fascismo, por lo que desembocó en presiones por
parte de la opinión pública (dentro de la cual radicales y socialistas
reclamaban el alineamiento con los aliados) y Estados Unidos
(suspendió la venta de armamentos). La controversia se trasladó al
Ejército, donde los altos mandos se manifestaban a favor de la ruptura
con el eje, mientras que los cuadros intermedios preferían la neutralidad.
 Funcionamiento de las instituciones políticas: durante la presidencia de
Ortiz, había comenzado un proceso de depuración de prácticas políticas
de la restauración conservadora y buscó un acercamiento con el
radicalismo. Sin embargo, al delegar el poder a Castillo en 1940, se
volvió a recurrir al fraude para asegurar victorias electorales y se replegó
sobre el respaldo de las FFAA (donde también existían opiniones
mezcladas entre partidarios radicales inquietos en torno a prácticas
fraudulentas, y los que manifestaban su rechazo a las instituciones de la
democracia liberal).
Sin embargo, la decisión que definió en panorama político fue la
designación como candidato a la sucesión presidencial, por parte de Castillo, del
conservador Patrón Costas. Este resumía los rasgos más irritativos de la
restauración conservadora y la simpatía hacia la causa aliada y la posición de
Estados Unidos, produciendo un rechazo unánime de las Fuerzas Armadas (lo
que, en su visión, justificaba un nuevo golpe de Estado).
Las distintas facciones militares heterogéneas se sumaron a la Revolución
con una notoria diversidad de objetivos. A medida que avanzó la dirección militar,
fueron evidentes la limitación a la actividad política (frustrando esperanzas
radicales de vuelta a comicios libres) y la no-ruptura de relaciones con el Eje. Por
ello fue que en octubre de 1943, el poder pasó a manos del Grupo de Oficiales
Unidos, partidarios de una neutralidad intransigente y del “imperio de la cruz y la
espada”. Algunas de las medidas tomadas fueron la represión contra grupos de
izquierda y sindicatos, declaración de los partidos políticos como ilegales,
intervención de universidades y obligatoriedad de enseñanza religiosa en las
escuelas públicas, todas ellas apoyadas por católicos integralistas y nacionalistas.
En 1944, el presidente Ramírez decidió la ruptura de relaciones con el Eje,
por lo que fue desplazado y reemplazado por el general Farrell. Además, comenzó
una puja entre los miembros del GOU y de la que emergería Perón, con una
generación de cuadros más nacionalista.
Una influencia decisiva fue ejercida por la Iglesia, líder de una vigorosa
ofensiva contra la tradición liberal, con el fin de dilatar su presencia pública y
recuperar al Estado para la fe católica. Para ello, llevó a cabo una “Conquista del
Ejército”, que se llevó a cabo a través de un trabajo capilar y silencioso en los
cuarteles por una red de capellanes castrenses e intelectuales católicos. La misión
del Ejército dejó de estar asociada a la defensa del territorio y la legalidad
constitucional para ser concebida en términos de defensa de la nacionalidad, de
una identidad argentina radicada en la tradición y los valores cristianos.
Cuando hacia mediados de 1944 estalló el conflicto dentro del GOU, Perón
logró inclinar la disputa a su favor (ofreciendo un programa social y económico, y
apertura hacia grupos estratégicos) y acumular los cargos de vicepresidente de la
Nación, ministro de Guerra y secretario de Trabajo, convirtiéndose en el jefe
virtual de la revolución. Algunas de sus propuestas fueron la creación del Consejo
Nacional de Posguerra (1944), el Departamento Nacional de Trabajo (1943),
aplicando una política de concesiones a los trabajadores y de acercamiento con los
dirigentes sindicales (a excepción de los comunistas).
De esta manera, los poderes públicos irrumpieron en la vida de las
empresas, imponiendo la negociación colectiva y estimulando la afiliación
sindical. También convocó a los sectores empresarios invitándolos a colaborar,
argumentando que si el Estado no intervenía, el malestar de las masas podía
tornarse explosivo. Cabe resaltar la alineación de la acción de la Secretaría de
Trabajo con la doctrina social de la Iglesia.
En 1945, luego de la ruptura con el Eje, los partidos políticos volvieron a la
legalidad y se convocó a elecciones presidenciales para 1946. Perón inició
contactos con políticos radicales y conservadores para poner a su servicio
maquinarias políticas efectivas. Con ese aporte, el de los dirigentes sindicales, la
colaboración de las clases patronales, del Ejército y la Iglesia, se proponía presidir
la Argentina de la posguerra. Sin embargo, no obtuvo apoyo suficiente de los
sectores empresarios y partidos políticos, lo que desembocó en una ofensiva
opositora significativa en 1945, decidida a imponer la rendición incondicional de
Perón. Esto obligó a los sindicatos a tomar partido y organizar una movilización
en defensa de las reformas laborales.
A su vez, la oposición llevó a cabo una demostración con la consigna de
entrega del poder a la Corte Suprema, lo que produjo el restablecimiento del
estado de sitio y ocupación de centros más activos de la resistencia por parte del
gobierno nacional.
El 9 de octubre de 1945 se le impone a Perón, por parte del Ejército, la
renuncia a todos sus cargos y el apresamiento en Martín García. Sin embargo, esto
tuvo poca duración gracias a 3 factores:
 Error táctico de la oposición democrática (insistencia en el retiro de los
militares a los cuarteles y en la transferencia del poder a la Corte
Suprema);
 Movilización de trabajadores en favor de Perón el 17 de octubre;
 Permanencia y no represión de la movilización anteriormente
mencionada por parte del Ejército de Campo de Mayo.
Primera presidencia
Perón resurge como candidato del oficialismo y de la Iglesia en 1946. Por su
parte, la oposición no ocultó su intención de poner fin a la orientación clerical del
régimen militar, agitando la bandera de la enseñanza laica. Por lo tanto, se
presentaron el Partido Laborista (en alianza con la UCR- Junta Renovadora, una
escisión del radicalismo promovida por Perón para limitar el sesgo obrerista de su
candidatura) y la Unión Democrática (UCR, Partido Socialista, Partido Demócrata
Progresista y Partido Comunista). Ambos se dirigían a un país en el que la
industrialización era un proceso ya irreversible y respondían al clima ideológico
de la posguerra, con su énfasis en la intervención del Estado en la economía y
distribución igualitaria de la riqueza. Incluso en lo concerniente a la política
laboral, la Unión Democrática abogó por un perfeccionamiento de lo que se había
hecho. Sin embargo, manifestó que el momento de decidir el futuro social y
económico del país llegaría una vez superados los peligros que se cernían sobre
las libertades públicas y levantó la consigna “Por la libertad contra el
nazifascismo”. Ganó Perón y obtuvo mayoría en Cámara de Diputados y
Senadores.
Divisiones en la oposición surgieron cuando se sugirió la incorporación de
los conservadores a la Unión Democrática, a lo que el radicalismo se opuso
fervientemente. De un lado estuvieron los dirigentes que de todos modos
apoyaron la coalición opositora, mientras que otros decidieron sumarse a los
partidarios de Perón.
Dos incidentes marcaron la batalla electoral: A) decreto del presidente
Farrell, invocando instrucciones dejadas por Perón, que establecían un aumento
general de salarios, extensión de vacaciones pagas, aumento de indemnizaciones
por despido y el aguinaldo. Esto produjo enfrentamientos entre sectores patronales
y trabajadores, además de críticas de la oposición por un “golpe electoralista”
(redefinición conflicto político – justicia social vs. Injusticia social); B)
Intervención de Braden, que dio a conocer un informe donde denunciaba
conexiones de los círculos militares con el régimen nazi. Perón lo caracterizó
como el creador de la Unión Democrática y acentuó el sesgo nacionalista de su
campaña – Braden o Perón. La coalición oficialista estuvo al borde de la
desintegración por la heterogeneidad de las fuerzas que la integraban y la
incertidumbre de su participación institucional. En el centro del conflicto estaban
los dirigentes sindicales del Partido Laborista y los políticos agrupados en la
UCR-Junta Renovadora, por lo que Perón ordenó la disolución de los partidos de
la alianza electoral y llamó a la creación de un nuevo partido (Partido Peronista)
invocando la necesidad de cohesión. Las elecciones internas de 1947 estuvieron
marcadas por fuertes enfrentamientos entre los sectores de origen laborista y
político, con fraude y rebelión ante los resultados. Sin embargo, gracias a la
división en ramas (masculina, femenina y sindical) en 1949, disminuyó la tensión.
A su vez, la CGT se transformó en un agente de directivas oficiales del
gobierno, que constituyó un pilar fundamental del mismo, junto con las Fuerzas
Armadas (gracias a la satisfacción de sus demandas profesionales). Además, estas
se identificaban con los principios generales del gobierno de Perón:
nacionalismo, industrialización y anticomunismo. La Iglesia también contribuyó
al afianzamiento del nuevo régimen, gracias a la ley de instauración de enseñanza
religiosa en las escuelas (1947), aporte de fondos para contribución de actividades
de culto, participación oficial en ceremonias religiosas y la invocación a la
Doctrina Social de la Iglesia.
Con el respaldo de las FFAA y la Iglesia, y la adhesión de una masa
popular progresivamente encuadrada bajo una dirección centralizada, el nuevo
orden tenía un futuro relativamente seguro. No obstante, Perón reforzó el régimen
a través de mecanismos de control burocráticos y represivos (juicio político a los
miembros de la Corte Suprema en 1946, eliminación de opositores de
agrupaciones estudiantiles y universidades, clausura de periódicos no afines al
régimen, etc.).
Gracias a ello, la oposición política quedó limitada a las tribunas
parlamentarias, donde existía una abrumadora mayoría gubernamental y donde se
mantuvo, dentro de la oposición, una división constante frente a un gobierno que
ratificaba sus peores temores acerca de la salud de las libertades públicas. Para
algunos esto significó juicio por desacato, pérdida de los fueros, prisión o,
mínimamente, silenciamiento bajo el peso de mayorías oficialistas.
Tercera Posición: 
Respeto por la autodeterminación de los Estados nacionales y la aspiración a
un orden económico mundial más equitativo. Estos matices no correspondían con
las simplificaciones propias de la Guerra Fría y fueron una fuente permanente de
tensiones en sus relaciones con Estados Unidos.
Economía
El programa implementado en 1946 consistió en la expansión del gasto
público, otorgando al Estado un papel central en la producción y servicios
públicos a través de una política de nacionalizaciones; redistribución equitativa
del ingreso y régimen de incentivos que premió al mercado interno en detrimento
de los mercados internacionales, combinando intervencionismo estatal, justicia
social y sustitución de importaciones. Todo ello fue posible gracias a la ausencia
de deuda externa, reservas de divisas, demanda y altos precios de exportaciones
(sobre todo agrícolas, que facilitaron el financiamiento en divisas. Creación del
IAPI -Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio-, que compraba a
productores locales a un precio fijado por las autoridades y vendía en los
mercados internacionales a un precio más alto), industrialización creciente y
acrecidos ingresos fiscales.
Sin embargo, la economía peronista no fue el resultado de una estrategia
exclusivamente económica, sino que los apoyos sociales condicionaron las
opciones en esta materia.
A causa de la intervención del Estado Benefactor (congelamiento de
alquileres, salarios mínimos, precios máximos, créditos y planes de vivienda,
salud pública, turismo social, escuelas) en la economía, se implementó el Primer
Plan Quinquenal (1947), basado en el poder de compra del Estado y en los
salarios altos y que, por estar orientado hacia el mercado interno, pudo
desentenderse de sus inevitables costos en términos de eficiencia y
competitividad. 
Esto produjo el fuerte crecimiento de los asalariados impulsado por la
expansión de la administración pública y las burocracias de las empresas privadas
laboral (aguinaldo, vacaciones, jubilación, indemnización por despido y
accidentes). Voto femenino (1947).
De esta manera, la justicia social condujo a una mayor integración
sociopolítica de los trabajadores: las masas que habían entrado a la política como
los descamisados, pasaron a identificarse con los trabajadores, subrayando el
reconocimiento alcanzado en una sociedad más igualitaria.
La prosperidad económica, el apoyo popular y el autoritarismo
contribuyeron a la consolidación del régimen, lo que posibilitó la reforma
constitucional de 1949, cuya cláusula más significativa fue la supresión de la
cláusula que prohibía la reelección presidencial, lo que permitió a Perón ser
reelecto en 1952 (además de la modificación de la ley electoral, que aprobó las
circunscripciones uninominales).
El sistemático atrofiamiento del pluralismo político y de las libertades
públicas reveló las aspiraciones de Perón a anular toda disidencia, reduciendo al
mínimo la presencia opositora en el único ámbito en el que podía expresarse: el
Parlamento. Los partidos opositores se encontraron despojados de los recursos
elementales para disputar las preferencias políticas del electorado, y las mayorías
electorales capturadas por el peronismo no fueron más que el fruto de la
manipulación de las reglas de la competencia política.
Segunda presidencia
Durante dicho período, se comenzó con una peronización de las
instituciones: la doctrina peronista fue declarada doctrina nacional, lo que
constituyó su consagración como único movimiento nacional, eliminando todo
vestigio de pluralismo en la vida política; la afiliación al partido oficial pasó a ser
requisito para el desempeño de cargos administrativos.
La preocupación por la paz social presidió la reorganización de las
relaciones entre el Estado y los intereses sociales, con el objetivo de crear un
orden capaz de armonizar las exigencias legítimas de los sectores sociales y de
neutralizar los efectos desestabilizadores de las luchas de clases. El instrumento
para ello era la “Comunidad Organizada”, en la cual diversos grupos de interés
pudiesen dirimir sus diferencias con la supervisión del Estado (CGT, CGE, CGP,
CGU, UES), lo que le devolvería su papel de árbitro.
Relación con las FFAA
Fueron más abiertas las tentativas de reemplazar la subordinación
constitucional de las mismas al jefe de Estado por la lealtad al liderazgo de Perón,
ya que la doctrina justicialista fue incorporada a los programas de las escuelas
militares y las promociones dentro de la corporación premiaron más la fidelidad
individual que la competencia profesional. La cúpula militar cedió ante tales
exigencias, pero el malestar cundió en los cuerpos intermedios, generando un
terreno fértil para actividades conspirativas. Por otro lado, resultó evidente el
rechazo por parte de dicha institución hacia la abrumadora presencia de las masas
obreras en la vida pública, al forzado conformismo impuesto por la propaganda
oficial y al culto de la personalidad de Perón.
Relación con la oposición
 Socialistas: desprovistos de sus apoyos obreros, mantuvieron su condena
al fenómeno político peronista, identificándolo como la reencarnación
de la hostilidad de la política criolla hacia los ideales de la razón y la
libertad. Por ello es que no se mostraron dispuestos a escuchar
fracciones internas que reclamaban una postura más comprensiva. Lo
mismo con el Partido Comunista y conservadores.
 Radicalismo: la corriente intransigente criticó a sus autoridades por
haber privilegiado en exceso las consignas antifascistas, entregando el
monopolio de las banderas reformistas a Perón. Desde la conducción de
la UCR se pronunciaron a favor de la lucha a través de las instituciones,
no obstante las restricciones puestas por el régimen, en el intento por
conformar una oposición que no se confundiera con los reflejos
socialmente conservadores del antiperonismo. Por otro lado, los
unionistas optaron por la política de ruptura mediante el aliento a la
resistencia clandestina y al golpe militar. El radicalismo quedó
sumergido en un enfrentamiento faccioso.
Luego del escándalo de corrupción en el que Juan Duarte se vio involucrado
en 1953 y su posterior muerte, la CGT convocó una concentración popular para
solidarizarse con Perón, donde estallaron dos bombas. Esto causó la detención de
dirigentes y personalidades opositoras. Esa noche, grupos de manifestantes
incendiaron las sedes del Jockey Club, Partido Socialista, Partido Demócrata y
UCR. 
Relación con la Iglesia
Luego del éxito electoral de 1954, sumado al mejoramiento de la imagen
gubernamental frente a los medios empresarios y la normalización de las
relaciones con Estados Unidos, los sectores opositores confirmaron que la única
forma de acceder al poder era que estallara el conflicto dentro del propio régimen.
Esto fue lo que ocurrió cuando Perón se enfrentó con la Iglesia, ya que dividió sus
apoyos en las Fuerzas Armadas y puso en marcha la conspiración militar.
El ejercicio absolutista del poder fue afectando las relaciones con la Iglesia
y se hizo visible su desplazamiento progresivo de los ámbitos tradicionales de su
acción pastoral. La afrenta mayor fue el intento de convertir el justicialismo ya no
solo en la doctrina oficial del Estado, sino en la expresión del verdadero
cristianismo. A su vez, los cultos no católicos disfrutaron de una sospechosa
tolerancia, existió devoción popular hacia la figura de Evita. A causa de ello, las
asociaciones de laicos devinieron en refugios de una militante resistencia,
canalizando las disidencias que los partidos mostraban no ser capaces de
articular. 
Luego de la intervención de Perón en 1954, cuando acusó a “ciertos
sacerdotes” de actividades antiperonistas, una sucesión de medidas suprimió los
derechos y privilegios otorgados a la Iglesia (eliminación de enseñanza religiosa
en escuelas fiscales y subsidios a la enseñanza privada, aprobación de una ley de
divorcio, reapertura de prostíbulos, prohibición de procesiones religiosas, anuncio
en 1955 de reforma constitucional que estableciera separación entre Iglesia y
Estado). 
Esto causó diversos conflictos, como una procesión de Corpus Christi, un
atentado contra la vida de Perón, incendios de iglesias en Buenos Aires, entre
otros. Aunque Perón adoptó posteriormente una política de conciliación, por la
cual cesaron los ataques a la Iglesia, se produjo un rotundo fracaso de la tregua.
GOLPE Y ASUME LONARDI.
Economía: crisis 1949 – 1951 y Segundo Plan Quinquenal (1952) +
impacto en relación con trabajadores
A partir de 1949 inició el fin de la bonanza de comercio exterior que había
acompañado a Perón al instalarse en el poder. Para sobrellevar la desfavorable
coyuntura, el gobierno especuló con el estallido de una Tercera Guerra Mundial
que mantuviera en alza la demanda de productos del campo argentino y participó
del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa de 1947, pero el gobierno
norteamericano le adjudicó una cuota mínima en el abastecimiento de alimentos.
En este marco estalló la crisis del sector externo, que se trasladó a la
actividad industrial nacional, por la dificultad de importar maquinarias y equipos,
e impulsó un crecimiento de la inflación. Para una política de desarrollo basada en
el liderazgo del sector público y el crédito barato para financiar la expansión del
mercado interno, la alternativa de un plan de ajusto implicaba costos en términos
laborales. Es por ello que se llevó a cabo un recorte de importaciones, racionando
el crédito y reduciendo los compromisos fiscales.
Una de las consecuencias fue la sucesión de conflictos entre 1949 y 1951 en
las actividades más afectadas por la disminución de subsidios, que no contaron
con la benevolencia del gobierno y terminaron en la detención de sus promotores
y la intervención de sindicatos involucrados.
La nueva estrategia económica consistió en privilegiar la estabilidad por
sobre la expansión, la agricultura por sobre la industria, y la iniciativa privada y el
capital extranjero por sobre el crecimiento del sector público. Además, se instaba
a la población a disminuir el consumo y promovió una tregua entre empresarios y
sindicatos para neutralizar la puja distributiva (congelamiento de salarios y
suspensión de negociaciones colectivas), con el objetivo de aquietar las presiones
inflacionarias.
Segundo Plan Quinquenal: redefinición de políticas de subsidios y precios,
devolviendo al sector rural parte de la rentabilidad perdida (reorientación del IAPI
en favor del campo); corrección de excesiva dependencia de la industria de los
insumos importados; nueva fase de sustitución de importaciones por medio de la
producción de maquinarias e insumos industriales, a través de la apertura hacia el
capital extranjero. Esto produjo simpatías en el mundo empresarial, pero también
generó un clima de inquietud en su coalición de apoyo:
 Negociación con Standard Oil de California para explotar yacimientos
petrolíferos nacionales, por la incapacidad de YPF para afrontar las
inversiones necesarias. La oposición radical impugnó el contrato con un
discurso antimperialista, mientras que el bloque oficialista hizo lo propio
invocando la traición al principio justicialista de independencia
económica.
 Congreso Nacional de Productividad (1954): ejercicio de concertación
social entre la CGT y la CGE en la que la delegación sindical rechazó
todas las concesiones en materia de flexibilidad laboral que reclamaban
los empresarios.
Reforma Constitucional de 1949
La creación de una nueva constitución y el diseño de una democracia
plebiscitaria son parte de un proyecto de renovación política que promete el
populismo ante el fracaso de un régimen representativo, proponiendo devolver el
poder al pueblo y restaurar la legitimidad democrática del sistema político. Esa
nueva constitución será la expresión de la mayoría, y no de una negociación entre
partidos. A su vez, para superar las deficiencias del régimen representativo –
liberal, se propone una visión anti-individualista de los derechos, un sistema
electoral mayoritario y una distribución de poder que fortalece al Poder Ejecutivo
y el gobierno central en desmedro del resto de las instituciones.
Las democracias existentes se fundan en un equilibrio inestable entre el
principio democrático según el cual todo poder legítimo emana del pueblo y
responde ante él, y el principio liberal constitucional que postula que el poder es
ejercido por un cuerpo de representantes sujeto a los límites de un orden
constitucional cuyo fin último es la limitación del poder y la protección de las
minorías. 
Sin embargo, siempre existe el populismo como amenaza latente ante el
funcionamiento deficiente de un régimen representativo. Los líderes y
movimientos populistas surgen tanto del fracaso del anteriormente mencionado
sistema representativo como de la declinación de los partidos políticos
tradicionales (vistos como organizaciones oligárquicas que distorsionan la
voluntad real del ciudadano). Consistente con la idea de regenerar la política y
superar las deficiencias del régimen representativo, el populismo busca plasmar su
proyecto en un nuevo orden constitucional que sea expresión directa de la
soberanía popular. Desde esta perspectiva, apela al poder constituyente originario
y revolucionario del pueblo, que solo puede expresarse por medio de una
constitución creada por una convención especialmente elegida para esa tarea. De
esta manera, se contrapone la legitimidad liberal encarnada en el Congreso y los
partidos, a la democrática que emana de la intervención directa del pueblo
(democracia plebiscitaria y antiparlamentaria).
Contexto en marzo de 1948, con ocasión de elecciones legislativas, el
gobierno anunció la intención de reformar la Constitución con el fin de medir el
apoyo probable. Dichas elecciones otorgaron al Partido Peronista una nueva
victoria en la cual la imposición unilateral de un partido sería presentada como
una decisión del poder constituyente del pueblo. De esta manera, Perón promovió
la idea de que la Constitución precisaba ser actualizada e integrada, ya que la de
1853 reflejaba una ideología individualista que impedía la protección de los
derechos laborales y la regulación de la economía con propósitos sociales. Aquí
no estaba el desacuerdo con el radicalismo.
Mientras el peronismo buscaba una transformación que fuera fruto de la
expresión directa de la voluntad popular y no estuviera sujeta a ningún límite
impuesto por los poderes, la oposición liberal proponía que el Congreso, a través
del procedimiento de enmienda, estableciera qué se iba a reformar. Además, el
principio de mayoría era otra cuestión: el gobierno quería ser el auténtico
intérprete de la voluntad popular, mientras que la oposición reclamaba pluralismo
político y deliberativo.
El procedimiento de enmienda establecía que debía haber acuerdo de dos
tercios de ambas Cámaras (que decidirían específicamente qué se reformaría) y
luego la aprobación de la Asamblea Constituyente. Sin embargo, el proyecto de
reforma no enumeró los asuntos específicos (sino en términos generales e
ideológicos) y fue aprobada con dos tercios de los presentes (a propósito para
oponer la voluntad popular a la legalidad constitucional). La oposición rechazó la
reforma por la ausencia de condiciones políticas adecuadas y las irregularidades
del proceso. Sus argumentos fueron rechazados por la mayoría y en agosto de
1948 se aprobó un proyecto de reforma total. Las elecciones constituyentes le
otorgaron al peronismo una autoridad plebiscitaria y un voto a favor de Perón.
Aunque Perón no manifestó la intención de levantar la prohibición de
reelección, la oposición alegó que este era su principal objetivo.
Al aprobarse la nueva Constitución, los delegados radicales criticaron el
fortalecimiento de los poderes del presidente, el debilitamiento de los controles
del Congreso y el incremento del sistema político.
Modificaciones En primer lugar, la Constitución Nacional de 1949
reemplazaba la visión individualista de los derechos por una de tipo comunitario,
independientes y aisladas, sino como parte del conjunto social (rechazando la
visión liberal de la democracia, que se funda en un gobierno limitado por los
derechos y garantías de los individuos y la división de poderes, buscando unificar
la representación a través de la figura presidencial como agente principal del
poder popular). En ese sentido, esta enumeraba una extensa lista de derechos
sociales, no solo de los trabajadores (menos la huelga, que significaba la ruptura
con un orden que tenía la pretensión de ser justo), sino también de la familia, la
ancianidad, la educación y la cultura. Si bien reconocía los de carácter individual,
se subordinaba dicho reconocimiento al cumplimiento de ciertos fines
comunitarios. Un ejemplo de ello es fue la limitación del derecho de propiedad
con propósitos sociales. A su vez, declaraba que el abuso de derechos que
perjudique a la comunidad constituiría un delito castigado por las leyes,
permitiendo una intervención arbitraria del Estado en la reglamentación de
libertades individuales.
De la misma manera en la que el proyecto establecía el derecho del Estado a
interferir en la esfera de individualidad con propósitos sociales, se transformó
también la relación entre Estado y economía (implícita en la Constitución
anterior). El proyecto introdujo el derecho general del Estado para intervenir en
cuestiones económicas y garantizar la justicia social. Los servicios públicos
fueron declarados actividad estatal y los recursos naturales, propiedad del
gobierno nacional.En adición, se produjo una profundización del carácter
mayoritario del sistema electoral en su conjunto, puesto que estableció la elección
presidencial directa por mayoría relativa de votos y la posibilidad de reelección
indefinida del presidente por períodos consecutivos. Con respecto a la elección de
senadores, sería una directa por mayoría relativa, y se cambiarían los términos de
mandato de los legisladores para que la renovación legislativa fuera concurrente
con la presidencial. Se unificaron todos los mandatos en seis años.
Principalmente, el objetivo de dichas reformas consistía en intentar reducir las
probabilidades de que las elecciones legislativas, siendo no concurrentes con la
presidencial, pudieran privar al primer mandatario de apoyo legislativo en caso de
un cambio temporal en las preferencias de los votantes.
En lo que respecta a la figura presidencial, se optó por un fortalecimiento de
la misma y del centralismo estatal. En materia de poderes de gobierno, se eliminó
una de las pocas instituciones que permitía una forma de control del Congreso
sobre el gobierno, como era la capacidad de la legislatura de llamar a los ministros
del gabinete para que explicaran políticas desarrolladas bajo su jurisdicción.
Cualquier petición, según la Constitución de 1949, debía dirigirse al presidente,
quien era libre de decidir la forma de respuesta. También se suprimió la
obligación de que los ministros proporcionaran informes anuales al Congreso.
Otra reforma de importancia fue el fortalecimiento de los poderes de
emergencia del presidente, puesto que se dispuso un “estado de prevención y
alarma” que se aplicaría en caso de alteración del orden público, produciendo la
limitación temporaria de garantías. Sin embargo, el no-establecimiento de plazos
y su vaguedad podían dar lugar a limitaciones arbitrarias a derechos civiles
básicos. El factor fundamental de dicha modificación era que este estado podía ser
declarado por el presidente sin autorización previa del Congreso. También
ratificaba las cláusulas del Código Criminal Militar vigente (tribunales militares
con jurisdicción civil), expandiendo la autoridad del presidente para declarar la
ley marcial en tiempos de emergencia.
Además de los cambios mencionados anteriormente, podemos identificar:
• Fortalecimiento de poderes de veto del presidente, quien obtuvo el derecho
de rechazar partes de una ley, y promulgar el resto
• Extensión del período para ejercer los poderes de veto (de 10 a 20 días)
• Incorporación del derecho del presidente a introducir legislación en ciertas
áreas, como presupuesto, o establecimiento del número y funciones de los
ministros (aprobación del presupuesto por períodos de tres años).
• “Cooperación requerida por el gobierno federal para hacer cumplir la
constitución y las leyes nacionales”, como forma de justificación de nuevas
formas de intervención hacia las provincias.
• La explotación de los recursos ahora solo podía obtenerse por medio de
acuerdos con el gobierno nacional (antes las provincias tenían poder original sobre
los recursos naturales)
• Requisito de que todos los jueces federales deberían tener aprobación del
Congreso de sus nombramientos anteriores. 
Unidad IV: Estado centrismo y poder militar (1955 – 1983)
Autoritarismo y democracia – Cavarozzi

La superficie de la política argentina, al reiterarse los ciclos de ascenso,


crisis y desintegración de gobiernos constitucionales y militares, ha ido
adquiriendo una textura de uniformidad que se distinguió por la intensidad y
violencia de las turbulencias políticas. Es por ello que se ha caracterizado a la
sociedad como una situación de equilibrio entre fuerzas sociales de peso
relativamente parejo, capaces de bloquear los proyectos políticos de sus
antagonistas e incapaces de imponer los suyos propios (EMPATE
HEGEMÓNICO).
Por ello es que la sociedad argentina, luego de 1955, fue una situación de
equilibrio dinámico en la que deben distinguirse dos etapas:
- De 1955 a 1966: FÓRMULA POLÍTICA DUAL 
(Por un lado, los partidos no peronistas y el Parlamento; por el otro, un
sistema de negociaciones/presiones extraparlamentarias y extrapartidarias -
chantaje) en la que cada gobierno se caracterizó por que su perdurabilidad estuvo
en jaque desde el momento mismo de su inauguración, siendo condicionado por
presiones externas y limitado por su heterogeneidad interna. Predominan los
GOBIERNOS DÉBILES, tanto civiles como militares, que intentaron formar un
régimen SEMIDEMOCRÁTICO (por la proscripción del peronismo,
contradicción generada por el mismo sistema político), lo que causó que los
distintos actores sociales perfeccionaran su capacidad para hacer naufragar las
irrupciones desde arriba.
Tanto en 1955 – 1958 (derrocamiento de Perón) como en 1962 – 1963
(derrocamiento de Frondizi) el autoproclamado objetivo de estos gobiernos
temporarios fue la imposición de mecanismos proscriptivos del peronismo, ya
que era percibido como un fenómeno adverso a las instituciones y valores
democráticos. Desde 1955, se configuraron nuevos modos de hacer política que
implicaron una redefinición de los patrones de procesamiento de los conflictos y
relaciones socioeconómicas, a través de desfasajes entre los intereses
socioeconómicos y los bloques políticos, la formación de un nuevo
movimiento sindical peronista y el ingreso de los militares en la arena política
en un rol tutelar (expandido luego para acabar con las instituciones democráticas y
parlamentarias).
 El derrocamiento de Perón en 1955 fue promovido por los partidos no
peronistas, los representantes corporativos e ideológicos de las clases medias y las
burguesías urbana y rural, las FFAA y la Iglesia. Sin embargo, el peronismo
sobrevivió a la caída de su gobierno y se constituyó en el eje de un vigoroso
movimiento opositor.
En primer lugar, la proscripción del peronismo introdujo una disyunción
(limitada correspondencia entre los conflictos y alineamientos sociales y las
modalidades institucionales de hacer política) entre la sociedad y el
funcionamiento de la política, que resultó en la formación de un sistema político
dual. Una consecuencia de esto fue que el sector popular (privado de toda
representación) y el frente antiperonista rara vez negociaron. Las presiones
ejercidas por los primeros fueron de carácter extrainstitucional y el sindicalismo
peronista fue su expresión más fuerte, que tuvo la capacidad de desestabilizar a
todos los gobiernos. También se produjo una “disyunción dentro de la
disyunción” en el antiperonismo, ya que los partidos no peronistas y los militares
comenzaron a expresar contenidos disímiles, gracias al “deslizamiento
autoritario” de los militares y el espacio de controversias constituido dentro
de los partidos no peronistas.
La primera de estas controversias fue el rol del gobierno con respecto a la
erradicación del peronismo, donde podíamos encontrar posiciones
integracionistas (gradual reabsorción del peronismo a la vida política, luego de
limpiarlo) y gorilistas (extirpar el cáncer peronista).
La segunda estuvo vinculada al modelo socioeconómico, distinguiendo:
Populismo reformista: Que no cuestionó las medidas básicas del
peronismo y alentó la promoción de intereses de la clase obrera y burguesía
urbana, limitación del capital extranjero en determinados sectores y producción de
bienes de capital. Sin embargo, sí criticó el desaliento de políticas peronistas al
agro, el aumento del gasto público y la el fracaso en la promoción de industria
pesada Impulsada por la UCR del Pueblo (posición más proscriptiva) luego de la
división en 1956, ya que Frondizi (UCR Intransigente – posición de gradual
legalización), al asumir la presidencia en 1958, adoptó la desarrollista.
Desarrollismo:
Que sostuvo que el estancamiento económico se debía a un retardo en
el crecimiento de industrias de base. La solución sería un proceso de
profundización, que abarcara la expansión de sectores productores de bienes
de capital y de la infraestructura económica a través del capital extranjero.
Propugnó ajustes al modelo de conciliación de clases.
Liberalismo
Que criticó el modelo de conciliación de clases (deterioro de la
disciplina) y cuestionó el desarrollo industrial como núcleo dinámico de una
economía cerrada. El mercado era la pieza fundamental, a través de la
apertura de la economía y la reintegración al mercado internacional
(reducción de intervención estatal).
Las divisiones mencionadas produjeron un entramado permanente de
alianzas y separaciones en torno al modelo socioeconómico y las alusiones de
cada sector hacia la cuestión del peronismo. Tales alusiones hacían referencia a
las principales manifestaciones político – institucionales de la identidad peronista
de los sectores populares, que eran la su exclusión política y su renovada adhesión
al movimiento sindical. A esto se sumaron las oscilaciones permanentes de los
liberales entre la UCR Del Pueblo y la Intransigente, según priorizaran el modelo
económico (1959 – 1961) o la cuestión del peronismo. Por ello fue que los
resultados electorales siempre se definían por estas oscilaciones, hasta que
adquirieron consciencia de la
Sindicalismo 
El régimen militar de 1955 - 1958 fracasó rotundamente en sus intentos de
erradicar al peronismo de la clase trabajadora, ni logró imponer un sistema de
afiliación y representación sindical múltiple. Sin embargo, estos intentos
produjeron cambios importantes en el interior del movimiento obrero. El estilo de
control político de la clase obrera a través del tutelaje benévolo por parte del
Estado fue modificado, y los líderes sindicales peronistas fueron desplazados. De
esta manera, se crearon las condiciones para el surgimiento de un movimiento
sindical peronista que ganó cierta independencia frente a Perón.
La naturaleza del vínculo con Perón cambió (no podía satisfacer sus
demandas), su figura emergió como un símbolo de retorno a un pasado mejor y,
por último, perdió la capacidad de controlar a los líderes peronistas. Junto con los
desafíos a su autoridad, la ambigua ideología peronista empezó a reflejar más la
correlación de fuerzas internas del movimiento, transformándose en un peronismo
crecientemente proletario. Además, cada vez que se levantó la proscripción, la
acción de los líderes sindicales se vio expandida por la posibilidad de incidir en la
lucha política, donde el voto de los trabajadores se transformó en instrumento de
negociación y presión.
Los líderes sindicales peronistas desarrollaron la aptitud, antes impensada,
de negociar con actores políticos no peronistas (partidos, asociaciones
empresariales y los militares). De esta manera, su poder se amplió gracias a las
presiones, negociaciones y la adopción de un discurso de restauración del modelo
previo a 1955. En fin, sus prácticas políticas combinaron dos elementos:
esporádicas penetraciones en los mecanismos de representación parlamentaria,
gracias a la influencia en la conducta electoral de los trabajadores, y una acción de
desgaste contra regímenes políticos que excluyeron al peronismo.
El movimiento sindical peronista se tornó en una fuerza subversiva y reflejó
que recurrieron al quebrantamiento de las reglas formales del sistema como efecto
desestabilizador, induciendo a los gobiernos de turno a abandonar el poder o
alentando su deposición. El logro de sus objetivos a través de intermediarios dio
lugar a que los objetivos de estos interfirieran los propios del movimiento
sindical. Además, que el poder del sindicalismo se manifestara a través de
bloqueos a proyectos ajenos ocultó su incapacidad de proponer iniciativas. Esta
capacidad defensiva les permitió obstaculizar las reformas económicas que no los
favorecieran.
Militares
El éxito de la insurrección militar de 1955 inauguró un nuevo patrón de
intervención militar, ya que entre 1930 y 1955 las FFAA se habían constituido en
guardianes de los gobiernos constitucionales y, a excepción del período 1943-
1945 se abstuvieron de a participar directamente en la conducción del Estado. A
partir de 1955, desarrollaron un estilo de intervención tutelar, que resultó en:
 Exclusión del peronismo del proceso electoral y de las instituciones
representativas.
 Ejercicio de presiones y poder de veto sobre iniciativas del gobierno
constitucional de 1958 (Frondizi).
Es decir, denegaron el derecho a elegir candidatos de su preferencia a una
porción significativa de la ciudadanía y recurrieron reiteradamente a la amenaza
de deponer las autoridades constitucionales si no satisfacían sus demandas. En
consecuencia, las acciones emprendidas contra peronistas, comunistas y
políticos que los apoyaran eran para “proteger a la democracia de sus enemigos”.
En la década del 60, los militares se dieron cuenta de que la intervención
tutelar causaba una visión negativa de la sociedad y contribuía a generar una
profunda fragmentación interna dentro de la institución. Dicha fragmentación
alcanzó su punto crítico entre 1959 y 1963, año en que los “azules” se imponen y
emerge Onganía como líder del Ejército. Por ello fue que a partir de 1963, con el
gobierno de Illia, suspendieron en buena medida su intromisión en los asuntos de
gobierno.Sin embargo, la tendencia profesionalista de 1963 – 1966 y la
reunificación de las FFAA alrededor de Onganía permitieron la articulación
definitiva de la Doctrina de la Seguridad Nacional (FFAA debían asumir
responsabilidad única en los asuntos públicos, exclusión de los partidos políticos y
abolición de comicios y mecanismos parlamentarios; Ejército defiende fronteras
ideológicas). Por otro lado, la fragmentación militar y la proliferación irrestricta
de conflictos sociales proveían terreno fértil para la subversión, lo que justificaba
la terminación del experimento semidemocrático iniciado en 1955. Esto tuvo
apoyo entre los grupos liberales y el sindicalismo peronista (vandorismo),
reflejando la ambigüedad inicial de las propuestas de Onganía en materia
económica y el atractivo autoritario hacia el vandorismo (descubrieron
ingredientes consonantes con la ideología peronista).
-De 1966 en adelante: Sucesivos intentos de unificar el campo de la política. El
fracaso de dichos intentos generó un equilibrio catastrófico, ya que el empate se
produjo a raíz de los sucesivos intentos para desempatar. El despliegue y bloque
de iniciativas tuvieron como consecuencia un desgarramiento del tejido social.
Predominan los GOBIERNOS FUERTES, o al menos gobiernos que se
autodefinieron como tales, que se propusieron transformaciones radicales de la
política y de la sociedad. Estos se basaron en consensos de terminación, pero
terminaron catastróficamente gracias a la capacidad de la sociedad para bloquear
proyectos autoritarios y represivos. Sin embargo, los “éxitos” en impedir la
consolidación de estos proyectos tuvieron costos más serios, puesto que los
“revolucionarios” posteriores a 1966 fueron más radicales y se trataba de
“sanear una sociedad enferma” (enfoques quirúrgicos/ tratamiento shock), técnica
motivada por una sociedad que se concibió incapaz de generar soluciones
consensuales (despliegue de voluntad política de actores providenciales). A su
vez, las fórmulas políticas se propusieron superar la dualidad pretendiendo
fusionar la escena política y canalizar hacia el interior del marco institucional los
procesos de negociación y conflicto (se cierran los espacios políticos). El
Estatuto de la Revolución Argentina no tenía plazos: la tarea culminaría una vez
atravesados los tiempos económico y social. Cada uno de los gobiernos
autoritarios que se sucedieron (1966 – 1973; 1976 – 1983) marcaron un cambio en
las modalidades previas de hacer política, introduciendo novedades significativas.
Ejemplos de ello fueron las movilizaciones sociales de 1969 – 1973, la
militarización de la política y la represión ilegal estatal inaugurada en 1974 y
acentuada en 1976, y la crisis económica a partir de 1981.
Golpe de 1966: suplantación de política por administración durante el
gobierno de Illia, inaugurado en 1963, se acentuó la inclinación de la burguesía y
los sectores liberales hacia los regímenes no-democráticos, la escasa
predisposición de los sindicalistas peronistas a legitimar gobiernos
semidemocráticos que los proscribían y el “deslizamiento” autoritario de las
FFAA.
Los objetivos de la REVOLUCIÓN ARGENTINA fueron suspender las
actividades de los partidos políticos y de las instituciones parlamentarias y la
desvinculación de las FFAA con el gobierno, lo que implementó los corolarios del
consenso que rodearon el golpe. La idea era, producida la unidad (militar y social)
y superado el conflicto, la política dejaría lugar a la administración con el
predominio de técnicos situados por encima de intereses sectoriales para
implementar soluciones (BUROCRACIA DE TECNÓCRATAS). De esta manera,
el problema era fundamentalmente político y se solucionaría con la proscripción
de la política.
Los partidos cayeron en un pozo de irrelevancia e inactividad, los sindicatos
fueron forzados a aceptar sucesivamente la abolición del derecho a huelga y Perón
se convirtió en un muerto político. A su vez, los protagonistas principales eran los
grandes empresarios y los encargados de dirigir la política económica desarrollista
del gobierno.
Cambios
 Mayor perfilamiento de corrientes internas en las FFAA, que perdieron
legitimidad (estaba presuntamente excluida la gimnasia conspirativa, su
participación directa en tareas gubernativas estaba vedada, la
personalidad de Onganía no daba lugar a presiones); 
 Entre 1955 y 1966 las organizaciones de la sociedad civil (sindicatos,
empresarios) desbordaron los canales institucionales gubernamentales,
pero a partir de 1966 se tomaron medidas antisindicales que los forzaron
a aceptar dócilmente las políticas gubernamentales. Desde 1968 se
evidenció un proceso de fragmentación de un sindicalismo con eje en
Vandor, que anteriormente había logrado subordinar los sectores a una
lógica común (gracias a la ruptura del gobierno del diálogo con los
vandoristas – blandos- , que los privó de la negociación con el Estado).
Esto causó que se designara a un opositor como secretario general de la
CGT, que generó una división: la CGT de los Argentinos (dirigida por
Ongaro, contenidos anticapitalistas).
 Insurrecciones populares (Cordobazo de 1969) fusionaron a obreros,
empleados, estudiantes y pobres urbanos, disparando las tensiones que
había generado el gobierno autoritario. La imagen de un Estado aislado
y sin apoyos socavó la legitimidad del gobierno de Onganía. De esta
manera, a partir de 1969 se superpusieron dos crisis: la del régimen
militar autoritario (acorralado por conflictos internos y oposición
convergente en Perón) y la crisis de dominación social.
Una consecuencia directa del Cordobazo y del asesinato de Aramburu
(1970) fue la renuncia de Onganía y su reemplazo por LEVINGSTON, que
intentó profundizar la Revolución Argentina dándole un carácter más nacionalista
y movilizacional, lo que acentuó la crisis social. De esta forma, se alinearon tres
tipos de cuestionamientos:
 Los que reclamaban la reivindicación de los sectores más postergados a
partir de las políticas económicas liberales;
 Los que reclamaban la liberalización política para la plena
democratización (elecciones sin proscripciones);
 Los que proponían la insurrección popular armada para instaurar un
orden “socialista nacional”.
Sin embargo, la obstinación del gobierno de entrar en el “tiempo social” y
crear un “movimiento nacional” que siguiera postergando los partidos y se basara
en un reacercamiento con los sindicatos, produjo el agudizamiento de la crisis
social con la difusión de consignas más radicales (Viborazo – 1971).
La estrategia de LANUSSE fue desplazar el eje de la política del plano de la
crisis social hacia el de la dilucidación de las características del régimen que
reemplazaría la dictadura militar (Gran Acuerdo Nacional). Este proceso tuvo
como principal virtud la de rearticular la crisis social a las pujas en torno a la
cuestión del régimen político. El gobierno recuperó parcialmente la capacidad de
fijar los parámetros de la acción política a costa de presidir la liquidación del
régimen militar y, a partir de 1971, las oposiciones capturaron la iniciativa
política. A su vez, la oposición (Perón, los partidos no peronistas, dirigentes
sindicales y empresariales, y la juventud radicalizada percibían la crisis social
como un canal para alcanzar los objetivos propios. Así fue como Perón la utilizó
en función de su aspiración de convertirse en el eje de cualquier definición
política que resultara, lo que permitió una reabsorción de la crisis social para
conquistar el poder político.
De esta forma, la derrota total de los militares determinó su repliegue hostil
durante el gobierno peronista y las propuestas prefiguraron salvajes
enfrentamientos dentro del frente triunfante en 1973 cuando desapareció el
sustrato unificador de desplazamiento del gobierno militar.
Retorno de Perón: En 1973, la situación política era diferente a la de 1966,
puesto que la apertura democrática del período lanussista había atenuado los
riesgos de la crisis social. Por su parte, Perón se propuso encauzar la política
institucionalmente (con apoyo de sectores minoritarios del peronismo político y
sindical, el FREJULI y la UCR) a través de:
 Pacto social: aumento de salarios, congelamiento y suspensión de
negociaciones colectivas. Intento de reedición de los acuerdos entre la
CGT y la CGE. Existía respaldo en el empresariado, pero la conducción
vandorista de la CGT había perdido terreno ante el peronismo
combativo y posiciones marxistas revolucionarias. La elección de la
fórmula CÁMPORA – LIMA reafirmó la declinación de los
sindicalistas y el auge de la izquierda peronista (Montoneros había
anunciado la exterminación física de los dirigentes sindicales).
 La Hora del Pueblo: convertir el Parlamento en un ámbito de
negociación entre partidos. Reconciliación con Balbín en 1972.
Oposición dentro del movimiento.
 Redefinición del rol de las FFAA: quebrar el estilo de acción que las
había llevado a intervenir recurrentemente en la política y preservar una
esfera de autonomía corporativa, subordinándolas a las autoridades
constitucionales.
Sin embargo, esto no tuvo éxito y se produjeron sucesivos enfrentamientos
entro los sectores contendientes internos del peronismo. Así, frente a la
intensificación del terrorismo guerrillero y paraestatal, se fueron proyectando
episodios que minaron la credibilidad del gobierno y del régimen democrático:
limpieza de sectores de izquierda (Triple A), defenestración de López Rega,
renuncia de Cafiero por presión sindical, etc. Hacia mediados de 1975, ya había
sido pulverizada políticamente la izquierda peronista, por lo que López Rega
apuntó a la oposición sindical a través de medidas salariales. Se produjo un
acercamiento a las FFAA con la pretensión de que fueran el sostén de un régimen
que tendiera a la liquidación de las instituciones parlamentarias y las libertades
públicas. Sin embargo, la operación política en
De todas maneras, la imagen de caos social y económico y desgobierno no
fueron simplemente el resultado de la ineficacia del gobierno, sino que también
existieron críticas demoledoras por parte de las FFAA y sectores empresariales. 
Golpe de 1976 
Mientras en 1955 y 1962 los militares se limitaron a impedir la continuación
de regímenes políticos a los cuales se oponían, en 1966 propugnan la instalación
de un régimen no democrático sostenido y en 1976 establecen un gobierno de las
FFAA y no meramente apoyado por ellas, agregando la visión fundacional de
producir un cambio profundo en la sociedad.
La guerrilla y la crisis social fueron interpretadas como la manifestación de
una sociedad enferma y el desarrollismo como el correlato del populismo (por
pacto con sindicalismo peronista). La condena simultánea dejó el campo abierto a
los postulados liberales, ya que pudieron aducir su inocencia con respecto a las
políticas adoptadas desde 1943 y la concordancia de los militares con la
reivindicación del mercado como mecanismo exclusivo de asignación de recurso
y rechazo a industrias “artificiales”.
De esta manera, los liberales articularon un discurso compuesto por la
erradicación de la subversión (cualquier forma de activación popular), la
sociedad política populista y el Estado tutelar, y la dinámica del sector
industrial (clase obrera indisciplinada y empresariado ineficiente). Martínez de
Hoz ministro de Economía.
Las FFAA fueron presentadas como responsables principales y últimas del
destino nacional, negando el Estado de derecho, suplantando los poderes
constitucionales de gobierno por las tres armas, y el ejercicio del poder supremo
del Estado por la Junta de Comandantes en Jefe.
El objetivo, un tanto bloqueado por las mismas FFAA (autarquía y
autoabastecimiento, preocupación por riesgo de desocupación), fue el
achicamiento del Estado. Martínez de Hoz tuvo éxito en difundir la consigna de la
conveniencia del disciplinamiento de los actores de la sociedad urbana
(destrucción de mecanismos mediadores, disolución de centrales empresariales y
de trabajadores, intervención de gremios, etc.). Según el ministro de Economía, la
tradicional puja entre intereses corporativos, acostumbrados a negociar con el
Estado, había desbordado la capacidad de control del mismo (por lo que había que
achicar el Estado y su posibilidad de intervención). Los años de VIDELA
marcaron el período más extenso de inactividad sindical. Sin embargo, el fin
último era modificar todo el sistema de relaciones sociales a través de un sistema
económico de libre mercado (apertura económica, eliminación de mecanismos
estatales que obstaculizaran el libre mercado, eliminación de aranceles y
subsidios, flujo de capitales, apertura financiera – eliminación de controles – que
motivó la economía imaginaria o financiera, favoreciendo a los empresarios).
El hito crucial fue la política de tipo de cambio pautada en 1978, que sumió
a la Argentina en la crisis económica.
A su vez, los conflictos internos del Ejército llevaron a los militares a
quebrantar la misma legislación de excepción que se habían pautado y reflejaron
su incapacidad para redefinir el curso de políticas económicas. En 1981, asume
VIOLA y es barrido a causa del descalabro del proyecto económico por
GALTIERI, que impulsa la guerra de Malvinas y profundiza la crisis. Esto
lo fuerza a convocar a los partidos políticos para convenir la entrega del gobierno,
no renunciando al objetivo del mantenimiento de la autoamnistía dispuesta por
BIGNONE.
Estado legal y clandestino 
Durante las presidencias peronistas, la acción de los grupos guerrilleros fue
enfrentada por la Triple A, organizada desde el Ministerio de Bienestar Social a
cargo de López Rega. El Ejército Revolucionario del Pueblo había sido liquidado
por el Ejército en Tucumán y Montoneros había pasado a la clandestinidad. Por
otra parte, la Triple A había sido desmontada por las FFAA.
Una vez en el poder, combinaron la represión clandestina con la
participación de grupos parapoliciales y policiales que antes habían operado en la
Triple A. No hubo ningún caso en el que el gobierno hiciera uso de un recurso
legal que se hubiera atribuido, sino que se trataba de un Estado, en su burocracia,
realizando una operación de exterminio masivo.
Los blancos de dicha represión fueron las organizaciones armadas,
organizaciones de superficie y movimientos de tipo gremial, religioso, estudiantil,
político, humanitario. En resumen, cualquier grupo contestatario, fuera o no
partidario de la acción armada. También cayó mucha gente por sospechas, hasta
que se transformó en acallar e inmovilizar a los vivos, evitar cualquier forma de
protesta, impedir cualquier tipo de organización. Por esta vía se logró la
autocensura de sindicatos, partidos, prensa independiente, organizaciones civiles,
etc. Combinación de violencia y política.
Se desarrolló un discurso justificativo de lo que estaba ocurriendo y de
exclusión del enemigo del campo legítimo de la sociedad y la nación, ya que se
los llamaba la “subversión apátrida”.
Funcionaba simultáneamente un Estado que buscaba ajustarse a una cierta
legalidad, eludiendo la figura del dictador y dándose ciertas normas de división
de poder y controles recíprocos. Había una cierta intención republicana que en la
práctica se desnaturalizó permanentemente. La práctica represiva del Estado
nocturno se infiltraba en la del diurno (desaparecidos, reparto de los hijos). Sin
embargo, este último elemento era imposible de compatibilizar con cualquier
retórica justificadora. A su vez, los segmentos de poder comenzaron a competir
entre sí, creando un incremento en la lista de desaparecidos surgido de esa
competencia y, por ejemplo, la renuncia forzada de Viola en 1981. 
El fin del silencio no hubo apoyo activo. Entre los empresarios, el Proceso
cosechó un apoyo distanciado y ambiguo, en las corporaciones quejas por la
política económica, la Iglesia se identificó con un gobierno nacionalista católico.
Desde fines de 1980, las reticencias se transformaron en protestas: en 1980 se
reconstituyó la CGT, que organizó en el 82 la duramente reprimida huelga “Paz,
pan y trabajo”; organizaciones de DDHH como Madres de Plaza de Mayo; la
Iglesia, que reclamaba el restablecimiento institucional; reaparición de los
partidos políticos en 1981 y constitución de la Multipartidaria.
La crisis financiera, intensa lucha entre facciones militares y la guerra de
Malvinas activaron la movilización social. Este último factor constituyó, en un
principio, un diagnóstico de los humores políticos de la sociedad que inicialmente
funcionó, pero cayó con la derrota. 
Simultáneamente, salieron a la luz testimonios del terrorismo de Estado. 
Golpes, proscripciones y partidos políticos – Tcach 
El derrocamiento de Perón dio inicio a la llamada REVOLUCIÓN
LIBERTADORA, SEMIDEMOCRÁTICA (proscripción del peronismo),
PARLAMENTARISMO NEGRO (ejercicio de la política fuera de los canales
institucionales), EMPATE HEGEMÓNICO (cada uno de los actores podía
bloquear proyectos ajenos, pero incapaz de realizar los suyos).
La revolución de septiembre de 1955, liderada por LONARDI, contó con el
apoyo del conjunto del arco político partidario. La cuestión peronista se convirtió
eventualmente en el hilo conductor de los enfrentamientos políticos entre Lonardi
y sus adversarios (el vicepresidente Rojas, por ejemplo), gracias a su retórica de
“ni vencedores ni vencidos” y el intento de legitimación ante los ojos de los
trabajadores.
Por ello fue que Rojas impulsó la formación de una Junta Consultiva
Nacional de partidos políticos, que significó un reencuentro entre estos y las
FFAA. Además, las tensiones también tuvieron como centro el Ministerio de
Trabajo y Previsión, cuyo líder se negaba a intervenir la CGT. Sumado a esto, la
influencia que ejercía Villada Achával y su intento de separar el Ministerio del
Interior y Justicia (cediendo el del Interior a un nacionalista). Todos estos factores
definieron la renuncia del Lonardi.
Por ello es que asume ARAMBURU, con el objetivo de reeducar a las
masas peronistas, requiriendo de la disolución de su identidad política y su
reabsorción gradual por otras fuerzas democráticas. Con ello vinieron medidas
como la intervención de la CGT, disolución del Partido Peronista, inhabilitación
de sus integrantes para trabajar en la administración pública y proscripción de la
representación gremial de dirigentes gremiales que habían sido líderes a partir del
52’. “Operación masacre” (Valle).
Influencia en la UCR: 
Tensiones internas. Desde 1951, sabattinistas y unionistas habían bregado
por la abstención revolucionaria contra Perón. Por otro lado, intransigentes
proponían la práctica institucional. 
En 1954, las fracciones revolucionarias cuestionaron la elección de Frondizi
como presidente del Comité Nacional. Tras la caída de Perón, una de las grandes
críticas hacia Frondizi fue su tibieza en la lucha antiperonista.
A su vez, Frondizi propuso en 1956 que la fórmula presidencial surgiera de
una encuesta entre las figuras del Movimiento de Intransigencia y Renovación,
mientras que los opositores proponían una reforma de la carta orgánica para
instaurar el voto directo de los afiliados. La aprobación del método de encuesta
provocó la renuncia de Balbín a la Junta Nacional del MIR y su alianza con el
sabattinismo, sentando las bases de la ruptura de la unidad orgánica del partido.
Finalmente, en 1957 se dividen en la UCR del Pueblo (Balbín) y la
Intransigente (Frondizi).
Frondizi optó por captar el voto peronista y se pronunció en contra de la
Convención Constituyente de 1957, articulando la contraposición pueblo –
oligarquía. En 1958, Perón anunció su respaldo a la candidatura presidencial de
Frondizi, que se comprometía a reconocer legalmente al justicialismo y eliminar
las trabas a la CGT. A pesar de no confiar en el cumplimiento del levantamiento
de la proscripción, Perón quería relegitimarse como actor político y reafirmar su
posición dentro del justicialismo (amenazado por el neoperonismo). Esto le
permitió a Frondizi un triunfo arrasador.
Presidencia de Frondizi (1958 – 1962)
Frondizi adoptó una política económica desarrollista, consistente en
políticas de expansión industrial a través de capital extranjero con la necesidad de
una sociedad integrada en la que trabajadores y sindicatos pudieran actuar
libremente.
 Ley de amnistía y derogación de inhabilitaciones gremiales
 Anulación decreto prohibitorio de símbolos peronistas
 Aumento salarial 
 Ley de asociaciones profesionales (poderío de la CGT y predominio
peronista en los sindicatos, estipulando negociación laboral por industria
y ausencia de minorías en la representación)
 Proyecto para reglamentar universidades privadas (oposición estudiantil
y cultural)
 “Batalla del petróleo” (capital extranjero para explotación –
consideradas excesivamente favorables para inversores)
Para la UCRP, la derecha liberal antiperonista y las FFAA, Frondizi había
roto el hilo conductor de la Revolución Libertadora. También había traicionado,
según la oposición, el espíritu de la Reforma Universitaria y la soberanía nacional.
Cambio de rumbo: 
En 1959 se implementa un plan de estabilización económica y austeridad,
que fue seguido de las renuncias de figuras que representaban al peronismo y al
movimiento obrero. En consecuencia, se comenzó a exhibir una dureza en las
relaciones con el peronismo y Perón denunció ese año que Frondizi había
traicionado el pacto preelectoral.
 Exclusión en elecciones legislativas provinciales
 Allanamiento de la sede del Consejo Coordinador partidario
 Reducción del gasto público, liberación de precios, limitación en
aumentos salariales (protesta sindical y represión de FFAA; huelgas
ilegales y proscripción del Partido Comunista)
 Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) permitió encarcelar a
personas acusadas de izquierdistas o de pertenecer a la resistencia
peronista
Una visión bélica de la política alimentó la fórmula reiterativa y sistemática
de intervención militar que era el planteo, limitando la autonomía de Frondizi. A
su vez, el precio de la politización militar fue su propio fraccionamiento en
legalistas (presiones militares debían tener un límite) e antintegracionistas
(socavar la estabilidad del gobierno y furioso antiperonismo).
En 1961, la aparente consolidación del legalismo militar y el buen
desempeño electoral de la UCRI hizo que Frondizi exhibiera gestos de
independencia, lo que le costó la presidencia:
 Entrevista con el Che y abstención en reunión de la OEA para excluir a
Cuba del organismo. La reacción de la derecha militar y civil causó que
se viera obligado a romper relaciones con Cuba.
 Elecciones de gobernadores y legislativas en 1962, en las que el
peronismo es autorizado a participar e impone su predominio en gran
parte del país. Presionado por los militares, dispuso las intervenciones
federales.
Presidencia de Guido, presidente del Senado (1962 – 1963)
Gracias a la presión militar, careció de autonomía y debió acoplarse a la
renovada influencia de la Argentina tradicional, con nombramientos de la derecha
católica, familias tradicionales y ultraderechistas. Algunas medidas fueron:
 Declaración de partidos políticos en estado de asamblea y prohibición de
cualquier alusión a la lucha de clases;
 Prohibición de propaganda peronista y represión;
 Decreto del Ministerio de Trabajo: CGT carente de existencia legal;
 Impunidad ante atentados contra la comunidad judía, perpetrados por
grupos de extrema derecha.
A su vez, Onganía exigió la destitución de militares antintegracionistas, con
la intención de “evitar una dictadura militar y comprometerse con la realización
de elecciones democráticas”. Los rebeldes se identificaban como “azules”
(legalistas) y los que priorizaban la lucha antiperonista al mantenimiento de la
legalidad constitucional como “rojos”. A partir de la imposición de los azules,
Guido autorizó el nombramiento de Onganía como comandante en jefe del
Ejército.
El fracaso de los militares más virulentamente antiperonistas dio lugar a la
aplicación de un “esquema de integración subordinada del peronismo”, que
reconocería al peronismo como parte de la realidad política nacional y ofrecería
garantías de que este no tendría el poder. Sin embargo, existieron conspiraciones
golpistas de “rojos” que pudieron ser sofocadas por el triunfo de sus rivales, que
controlaban prácticamente el gobierno (contradiciendo sus dichos en defensa a la
legalidad democrática).
 Ampliación de la proscripción (1963) extendiéndola a quienes lo
elogiasen o se entrevistaran con Perón.
 Exclusión de Unión Popular del acceso a cargos ejecutivos.
Presidencia de Illia (1963 – 1966)
Como primeras medidas, Illia anuló por decreto los contratos petroleros
firmados por Frondizi con empresas extranjeras por motivos ideológicos (defensa
de la soberanía nacional), partidarios (cumplir lo prometido) y pragmáticos
(viabilidad de relanzamiento de YPF). Al desagrado de los inversionistas
extranjeros, se sumó el de los empresarios nucleados en la UIA, quienes criticaron
el intervencionismo estatal, empeñado en poner límites al aumento del precio de
los productos de la canasta familiar. 
La política económica combinaba intervencionismo estatal, inserción en la
nueva división internacional de trabajo y los postulados reformistas, centrados en
la distribución y el mercado interno. 
 Mantenimiento de Onganía como comandante en jefe del Ejército;
 No intervención en la Corte Suprema ni acciones contra la Iglesia;
 Integrantes del Ejército Guerrillero del Pueblo fueron reprimidos sin
apelar al Ejército y juzgados de acuerdo al Código Penal (1964)
 Aprobación de ley de salario mínimo, vital y móvil; 
 Ley de Abastecimiento;
 Intención de modificar la Ley de Asociaciones Profesionales, que
produjo descontento y manifestaciones en el ámbito sindical. La lentitud
gubernamental y la renuencia a declarar el estado de sitio causaron más
críticas.
En 1965, la UCRP perdió su mayoría en la Cámara de Diputados y la
composición de los electos reflejaba el peso del sindicalismo vandorista, que tenía
esperanzas de formar un movimiento autonomizado de Perón. Este último intentó
diluir el poder de Vandor a través de diversas iniciativas, hasta que el liderazgo
sindical rompe con Vandor y crea las 62 Organizaciones de Pie Junto a Perón.
De esta manera y a través de la derrota electoral del candidato a gobernador de
Mendoza de Vandor, se reafirmó la autoridad de Perón. Una tendencia marcada es
la insinuación cada vez más vigorosa de que los partidos políticos eran estructuras
ineficientes y de que la modernización exigía superar el Parlamento, empantanado
por la retórica antigua y el populismo. Ya no se trataba de reemplazar el
peronismo por un sistema de partidos trunco como en 1955, sino de sustituir la
política por la administración. El triunfo peronista en las elecciones de marzo de
1966 y la renuencia de Illia a enviar tropas a República Dominicana aceleraron el
golpismo de Onganía, culminando con el derrocamiento del presidente ese mismo
año.
Revolución Argentina: dictadura de Onganía (1966 – 1973) Los comandantes
en jefe de las FFAA destituyeron al presidente, al Parlamento, a la Corte Suprema
y disolvieron todos los partidos políticos, reemplazando la Constitución por un
estatuto elaborado por los golpistas según los “fines revolucionarios” (consolidar
los valores espirituales y morales de la civilización occidental y cristiana).
El nuevo gobierno tenía el apoyo de las organizaciones burguesas, la prensa y el
sindicalismo. Sin embargo, el movimiento militar que condujo a Onganía al poder
no era homogéneo, ya que el presidente ponía de manifiesto una visión
paternalista y corporativista de la política y otros tenían una postura liberal, pero
carente de fe en las instituciones republicanas y las libertades individuales. De
todas maneras, lo que los unía era una fascinación por la técnica y la eficacia,
donde los “técnicos” fueron percibidos como la encarnación de la racionalidad
económica. A su vez, Onganía dividió la revolución en un tiempo económico, un
tiempo social y otro político.
 Reducción del personal de la administración pública y empresas
estatales, aportando un sostenimiento selectivo de la empresa privada;
 Enfoque quirúrgico en el plano cultural y educativo: intervención de
universidades nacionales (focos de infiltración marxista), represión
estudiantil, “noche de los bastones largos”, fuga de cerebros, pelo largo;
 Pérdida de personería jurídica de determinados sindicatos;
 Krieger Vasena: congelar salarios y suspender negociaciones colectivas,
capital extranjero como préstamos a corto plazo, obras de
infraestructura.
En 1968, con la creación de la CGT de los Argentinos, opositora a Vandor (que
estaba con el gobierno) y liderada por el combativo (Vandor era “blando”)
Ongaro, evidenció la predisposición de un sector importante del sindicalismo para
enfrentar la dictadura. Al mismo tiempo, los sectores juveniles se izquierdizaban y
se prenunciaba un ciclo de protestas radicalizado. En 1969, una movilización de
trabajadores industriales acompañados por estudiantes y amplios sectores medios
ocupó Córdoba y forzaron la intervención del Ejército. La consigna era oponerse a
la violencia de los explotadores y de la dictadura a través de la violencia
revolucionaria. El Cordobazo fue un punto de inflexión en las luchas sociales y,
sumado al asesinato de Aramburu en 1970, causaron el derrocamiento de
Onganía.
Gobierno de Levingston (1970 – 1971) Su acción operó en dos planos: en lo
económico social, promovió medidas de sesgo nacionalista como disposiciones
proteccionistas y el “compre argentino” (obligaba a organismos estatales a
comprar productos del país) para tutelar al empresariado nacional y apoyarse en
él; en lo político, la descalificación hacia los partidos políticos tradicionales lo
privó de apoyos. En 1970, radicales y peronistas constituyeron el frente
antidictatorial La Hora del Pueblo, como dique de contención al ensayo que
proponía superar los partidos.
En 1971 se produce un nuevo levantamiento obrero y popular en Córdoba,
el Viborazo, consecuencia de las “Bases para el Plan Político” de Levingston,
echó por tierra con el segundo gobierno de la Revolución Argentina. A su vez, se
le sumaban las contradicciones internas en las FFAA.
Gobierno de Lanusse (1971 – 1973)
Carente de ideas nacionalistas, se propuso avanzar hacia una transición
política que tuviese como sustento un acuerdo previo entre las FFAA y las fuerzas
políticas sociales, conocido como el Gran Acuerdo Nacional:
 Repudio a la subversión, legitimando la Doctrina de la Seguridad
Nacional en virtud del reconocimiento del “enemigo interno”;
 Reconocimiento de la inserción de las FFAA en el futuro esquema
institucional
 Acuerdo en torno a la candidatura presidencial, ya que Lanusse quería
postularse. Sin embargo, Perón no estaba de acuerdo y desarrolló una
táctica pendular, alentando a las organizaciones armadas peronistas y
creando con agrupaciones políticas moderadas el FRECILINA (Frente
Cívico de Liberación Nacional), antecedente del FREJULI (adhesión
solo de neoperonistas).
Favorecido por las luchas populares y el accionar de las organizaciones
armadas contra el gobierno militar, Perón fue renuente a establecer compromisos
y eligió a Cámpora como candidato, que tenía apoyo de los sectores juveniles
(Cámpora al gobierno, Perón al poder – Con los votos al gobierno, con las armas
al poder)

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