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por
OCTAVIO IANNI
m ______________________________
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
CERRO OEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MEXICO, P.F.
VII
ÍNDICE
PREFACIO 1
1. METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN 3
2 . LAS ECONOMÍAS-MUNDO 13
6. LA ALDEA GLOBAL 74
9. MODERNIDAD-MUNDO 135
BIBLIOGRAFÍA 174
Para Antonio
Ana
Catarina
Clara
Francisco
[1]
1. METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN
[3 ]
4 METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN
h Folker Frobel, J u rgen H ein rich s y O tto Kreye, '¡'he. ñau intcrnulional división o fla -
buur (S lru d u m l unmnploymmL in industñaliscd muntries and induslrialisalion in dm d o jn n g
munlritis), Cam bridge, Cam bridge University Press, 1980, p. 13.
7 Consultar tam bién, Joseph Grunwald y K enneth Flam m , Tin: global jadory, Was
h in g to n , T h e Brookings Institution, 1985.
8 METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN
HJ o rg e Luis Borges, El lilrro du arm a, Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 26-27; ci
ta de “El C o n g reso ”.
!l M ax H orkheim er, Eclipse da ñaño, Río de Janeiro, Editorial Labor del Brasil, 1976,
p. 139. C onsultar tam bién, Theoclor W. A d orn o y M ax H orkheim er, Dialélica do vsdartt-
cimimlo (Fragmentos filosóficos), Río d e Janeiro, Jorge Zahar Editor, 1985.
METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN 9
1(* R o b eit Kurz, O colapso da moderniza (ño, Sáo Paulo, Paz e 'Ierra, 1992, p. 239.
10 METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN
11 Franz Kafka, “O brasáo da cid ad e”, Follín de S. Paulo, 3 d e en ero de 11)93, p. 5 del
cu ad ern o “Muís".
R obert P hillipson, J.inguislic imfminlixm, O xford, O xford University Press, 1992,
p. 7. Véase tam bién. Glande Truchot, L ’A nglnis dans Ir monde, mnlempomin. París, Le Ro
bert, 1990.
METÁFORAS DE LA GLOBALIZACIÓN 11
La historia m oderna y contem poránea puede ser vista como una histo
ria de sistemas coloniales, sistemas imperialistas, geoeconom ías y geo
políticas. Este es el escenario de la formación y expansión de los m er
cados, de la industr ialización, de la urbanización y de la occidentaliza-
ción, que envuelven naciones y nacionalidades, culturas y civilizacio
nes. En cada época, algunas de las naciones más poderosas articulan
colonias, protectorados o territorios de acuerdo con sus estrategias,
geoeconom ías y geopolíticas. Las guerras y revoluciones pueblan am
pliam ente esa historia y revelan articulaciones y tensiones que surgen y
desbordan el juego de las fuerzas sociales “internas”)' “externas”, en las
metrópolis, colonias, protectorados, territorios, emporios, enclaves y
naciones dependientes.
La historia m oderna y contem poránea está punteada de países, so
ciedades nacionales, estados-naciones más o menos desarrollados, arti
culados, institucionalizados. A lo largo de la historia, después de la se
gunda guerra mundial, la mayoría de los pueblos de todos los continen
tes, islas y archipiélagos están afiliados a estados nacionales indepen
dientes. Esta ha sido una constante en las ciencias sociales: la historia
m oderna y contem poránea ha sido vasta como una historia de socieda
des nacionales o estados-naciones. Muchos científicos sociales se han
dedicado, y siguen dedicándose, a las relaciones internacionales, diplo
máticas, colonialismos, imperialismos, descolonizaciones, dependen
cias e interdependencias. Pero en el pensam iento de la mayoría tiende
a predom inar el emblema del Estado-nación. Los problemas que les
preocupan, a los que dedican investigaciones, interpretaciones y deba
tes se relacionan principalm ente con la formación, organización, ascen
sión, ru p tu ra o decadencia del Estado-nación en sus diversos aspectos.
Sin em bargo, lo que preocupa cada vez más a m uchos investigado
res en el siglo xx, en particular después de la segunda guerra m undial,
es el conocim iento de las realidades internacionales em ergentes, o
realidades propiam ente m undiales. Sin dejar de seguir contem plando
la sociedad nacional, en sus más diversas configuraciones, m uchos se
em peñan en descubrir las relaciones, los procesos y las estructuras que
trascienden al Estado-nación; desde los subalternos hasta los clomi-
[13]
14 LAS EC O N O M ÍA S-M U N D O
1D86. pp. 85-87. La prim era ed ición riel original en francés es de 1985 [ed. esp.: La
dinám ica de.l capitalismo, M éxico, F ondo de Cultura E conóm ica, 1986], C onsúltese tam
b ién, F ern an d Braudel, El Mediterráneo y el mundo w.diterráneo en la época de Felipe II, 2
vols., M éxico, F ond o d e Cultura E conóm ica, 1976. La prim era ed ición del original en
francés es d e 1966, Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo, siglos
15-IS, 3 vols., Madrid, Alianza, 1984.
- Im m anucl W allerstein, El moderno sistema m undial (I. La agiim ltura capitalista y los orí
genes de. la economía-mundo europea en el siglo XVf), traducción al español d e A n tonio Resines,
M éxico, Siglo XXI, 1979, pp. 489-191. Consúltese tam bién, Im m anuel Wallerstein, El
moderno sistema mundial (¡l. El vurcantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea
1600-1750), M éxico, Siglo XXI, 1984; Im m anuel W allerstein, The modern worl/l system (III.
The se.amd ara oj grrnl expansión o f lite capitalist world-economy, 1730-1S40s), N ueva York,
A cadem ic Press, 1989.
LAS E C O N O M ÍA S-M UN D O 17
4 Im m an uel W allerstein, E l cajñlaüsmo histórico, M éxico, Siglo XXI, 1989, pp. 5G-57,
63. La prim era ed ició n en in glés data de 1983.
■’ Im m anuel W allerstein, The, poiüics oflhn ivorld-e.conmny (The. slalc.s, Ihe. ■nwve.ihe.nls and
tha ánilizalions), Cam bridge, Cam bridge University Press, 1988, pp. 2-3; cita d el capítu
lo 1: “World networks and the politics o f the world eco n o m y ”.
20 LAS EC O N O M ÍA S-M UN D O
Es obvio que la econom ía-m undo capitalista está perm eada de eco-
nom ías-m undo m enores o regionales, organizadas en moldes colonia
les, imperialistas, geoeconómicos o geopolíticos. A lo largo de la histo
ria de la econom ía-m undo capitalista, hubo y sigue habiendo la ascen
sión y caída de grandes potencias, como centros dom inantes de econo
mías-mundo regionales. Desde el siglo xvi, se suceden economías-mun
do de mayor o m enor envergadura y duración, centradas en torno a
Portugal, España, Holanda, Francia, Alemania, Rusia (en algunos dece
nios del siglo xx también la Unión Soviética), Inglaterra, Japón, Esta
dos Unidos. Además, en los últimos decenios del siglo xx ya se prea-
nuncian otros arreglos de economías-mundo regionales, en el ámbito
p-de la econom ía-m undo capitalista de alcance global. En esta época ya
se esbozan economías-m undo regionales polarizadas por las siguientes
organizaciones o naciones: Unión Europea, con alguna influencia en
el este europeo y amplia ascendencia sobre Africa; Estados Unidos, con
am plia influencia en todas las Américas, de Canadá a Chile y natural
m ente el Caribe; Japón, con amplia influencia en los países asiáticos del
Pacífico, com prendiendo también Indonesia y Australia; y Rusia, la Co
m unidad de Estados Independientes ( c e i ) , aunque muy movilizados en
la transición de economías nacionales con planeam iento económico
centralizado hacia economías nacionales de m ercado abierto. Es pro
bable que China se vuelva el centro de otra econom ía-m undo regional,
no sólo en contrapunto con Japón y Rusia, sino también interfiriendo
en el ju ego de los intereses de oü as economías-m undo regionales ya
presentes en Asia, como la norteam ericana y la europea. N aturalm en
te, esas economías-m undo regionales se encuentran en diferentes esta
dios de organización y dinamización; incluso interpenetrándose a ve
ces am pliam ente. Japón tiene inversiones en las otras regiones, así co
m o E uropa y Estados Unidos. En los últimos decenios del siglo xx, los
contornos de las economías-m undo regionales están más o menos es
bozados, pero no parecen consolidados/’ Esta impresión resulta aún
más acentuada debido al hecho de que desde el fin de la guerra fría,
cuando se desagrega la econom ía-m undo socialista, el m undo como un
todo dejó de estar rígidam ente polarizado enü'e bloque soviético o co
munista, por un lado, y bloque norteam ericano o capitalista, por otro.
T odo este escenario, un poco real y un poco im aginario, es obvia
m ente tam bién un escenario de confluencias y tensiones, acomoda-
Jacq u es Attali, Milenio, B arcelona, Seix Barral, 1991; Lester Thurow, Herid lo h m d
('¡'he. coining economic hallltt nmong Jnjm n, Europe and Arrimen), N ueva York, William
M orrow and Company, 1992.
LAS E t:O N O M ÍA S-M U N D O 21
7 Im m anuel W allerstein, Thi; polzlics ofilie worhl-i'conomy, di. p. 14; cita d el capítulo 2:
“Patterns and prospectives o f the capitalist w orld-econom y.” C onsúltese tam bién,
Im m a n u el W allerstein, The capilalwl worUU-.amomy, Cam bridge, C am bridge University
Press, 1991, especialm en te parte l: “T h e inequalides o f core and p erip h ery”.
22 LAS EC O N O M ÍA S-M UN D O
8 Joseph A. Cam illeri y Jim Falk, The, end o f sovnnignity ? (The politics o fa slainking and.
fragmunling worid), A ldcrshot, Inglaterra, Edwar Elgar Publishing, 1992; Bernardo
Kliksberg, ¿Cómo transformar al Estado? M ás allá dn mitos y dogmas, M éxico, F ond o de
Cultura E conóm ica, 1993.
l a s e c o n o m ía s -m u n d o 23
9 Klaus Knorr y Sidney Verija (com piladores), The inU m ntim uil syslr.m (lheorelical nxsays),
Princeton, Princeton University Press, 1961; Robert O. Keohane yjosep h S. Nye, P o w n a n d
inlmlttjimdma!, 2a. ed., Nueva York, Harper Collins Publishers, 1989; G eorge Modelski,
Long tycks in morid politics, Seatrle y Londres, University o f W ashington Press, 1987; Karl
Deutsch, Anídisu dos rd<uvas inlvrmuionais, Brasilia, Universidade de Brasilia, 1982.
24 LAS EC O N O M ÍA S-M UN D O
Im m anuel W allerstein, “A m erica ancl the world: Today, yesterclay and tom orrow ”,
Thm ry andxoduly, núm . 21, 1992, pp. 1 y 27. Tam bién, Im m anuel W allerstein, “T h e USA
in today’s world”, Conlnnporary Marxism, núm . 4, San Francisco, 1982.
14 Samir A m in, Giovanni Arrighi, A ndré G under Frank, Im m anuel W allerstein, Ln
granel tumulto? (Les m ouvanm ts sodaux dans l ’éamomin-monda), París, La D écouverte,
l a s e c o n o m ía s -m u n d o 27
1992; Samir A m in, L a dérimnexion (l\m r strrlir ilu systeme mondial), París, La D écouverte,
1986 [eci. esp.: L a desconexión, Madrid, lépala, 1988]; Samir A m in, l'empire. du, díaos,
París, L’H arm attan, 1991; André G under Frank, Crisis: In llie. world economy, Londres,
H ein em a n n Educational Books, 1980; A ndré G under Frank, Critique and anli-m tiqua
(Essays on depende,n<:e. and reformism), Londres, T h e MacMillan Press, 1984.
1:1 H ugh Seton-W atson, Nations states, Londres, M elh u en , 1977; Dawa N orbu,
Culture, and Ihe. poliiics o fT h ird World nalumalism, Londres, R outledge, 1992; Eric: R. Wolf,
Europe. and Ihe.peoplr. wilhoul hislary, Berkeley, University o f C alifornia Press, 1982; Peter
Worsley, The. Tliird World, Chicago, T he University o f C hicago Press, 1964; Roland
Oliver, A experiencia africana, Río d e Janeiro, Jorge Zahar Editor, 1994.
28 LAS EC O N O M ÍA S-M U N D O
[31]
32 LA IN TER N A C IO N A L IZ A R O N DLL CAPITAL
1 Fnincois Perroux, “Grande firme et petite n ation ”, Kw m m ins el soiiélés, t. 11, núm . 9,
Ginebra, Librairie Droz, 1968, pp. 1847-1867; Raymond Vernon, Tormmla sabir, las mulli-
nadonah’X las cuestiones escaríales, M éxico, Fondo de Cultura Económ ica, 1980; Richard J.
B arnety Ronald Muller, Poder global (A [arpi inconlrolavel das muüinaúmais), Río d e Janeiro,
Distribuidora Record, s /d (edición original en inglés realizada en 1974); Charles-Albert
M ichalet, O capitalismo mundial, Río de Janeiro, Editora Paz e Terra, 1984; U n ited Nations,
Trnnsnalitmal anf»mi.li<nis in warld dmelopmmt, Nueva York, 1978.
LA INTERNACIONALIZACIÓ N DEL CAPITAL 33
- Folker Frobel, Jü rgen H einrichs y O tto Kreye, L a n u m a división internacional dnl Ira-
bajo. Paro estructural en los países industrializados r; industrialización de los países en desarro
llo, M éxico, Siglo XXI, 1980; Josep h Grunwald y K enneth Flam m , I m fábrica mundial. El
ensamble extranjero en el comerdo internacional, M éxico, F ond o d e Cultura E conóm ica,
1991; R obert B. R eicli, The wtrrk ofnations, N ueva York, Alfred A. Knopf, 1991; Alain Li-
pietz, Le capital el son espace, París, La D écou verte/M asp ero, 1983.
34 LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CAPITAL
■HJoseph A. Cam illeri y Jim Falk, The. and ofsovem gnity? (The. poliiics o f a shrinking and
[ragm m ling world), A ldershot, Inglaterra, Edward Elgar Publishing, 1992; B ernardo
Kliksberg, ¿ Cómo transformar d Estado ? M ás allá d« mitos y dogmas, M éxico, F ond o de Cul
tura E conóm ica, 1993.
LA INTERNACIONALIZACIÓ N DEL CAPITAL 35
cionales en los que se form aron y siguen teniendo vigencia. Pero es
to n o im pide que esas mismas m onedas adquieran significados n u e
vos, a veces fundam entales, debido a su circulación internacional. En
el ám bito del m ercado m undial, en el que circulan el capital, la tec
nología y la fuerza de trabajo, se desarrollan nuevos significados de
estas fuerzas productivas, además de lo que éstas significan en el ám
bito nacional.
En rigor, el proceso de internacionalización del capital es, simultá
neam ente, un proceso de form ación del capital global, entendido co
mo u n a form a nueva y desarrollada del capital en general. Al lado de
los capitales singulares y particulares, esto es, nacionales y sectoriales,
se form a el capital en general, el cual subsume a aquéllos y les confiere
nuevos significados. “Es im portante en tender que, más que nunca, en
el capitalismo contem poráneo las finanzas dictan el ritm o de la econo
mía. .. y en este sentido, hay un predom inio financiero en la dinám ica
económica. En este contexto, se ha de com prender que los cambios en
las finanzas han constituido una dinám ica internacionalizada, calcada
sobre una verdadera m acroestructura financiera, de ámbito transnacio
nal. [...] El predom inio financiero -la financierización- es expresión
general de las formas contem poráneas de definir, gestionar y realizar la ri
queza en el capitalismo. Por predom inio financiero se entiende, incluso
conceptualm ente, el hecho de que todas las corporaciones -hasta las tí
picam ente industriales, como las de los complejos m etalm ecánico y
electroelectrónico- tienen en sus aplicaciones financieras, de lucros
rendidos o de caja, un elem ento central del proceso de acumulación
global de riqueza.”12
En realidad, el capital financiero parece adquirir más fuerza que en
cualquier época anterior, cuando aún se encontraba arraigado en cen
tros decisorios nacionales, más o m enos subordinados al Estado-na-
ción. Además de la m undialización acelerada y generalizada de las
fuerzas productivas, de los procesos económicos, de la nueva división
internacional del trabajo, se form an redes y circuitos inform atizados
p o r m edio de los cuales las transnacionales y los bancos mueven el ca
pital p o r todos los rincones del m undo. “El locus del poder económ i
co y político se dislocó debido a la ascensión del capital financiero. Se
ha dicho, en especial por radicales, que el lugar del poder en la socie
dad capitalista estaba en los escritorios centrales de unos cuantos cen-
13 Paul M. Sweezy, “T h e triumph o f financial capital", M onlhly tintino, vol. 46, núm .
2, N ueva \fork, 1994, pp. 1-11; cita de las pp. 9-10.
LA INTERNACIONALIZACIÓ N DEL CAPITAL 43
- N orbert W iener, Cibernética i: sodednde (O uso hum ano de seres humanos), Sao Paulo,
Editora Cultrix, 1968, pp. 16, 26, 43 y 46 [ed. esp.: Cibernética y sociedad. B u en os Aires,
Sudam ericana].
3 G eorge M odelski, Lnng óyeles in world polilics, Seattle, University o f W ashington
Press, 1987, pp. 7-8, 9 y 20.
LA INTER D EPEN DEN C IA DE LAS NACIONES 47
4 Robert O. K eohane y jo sep h S. Nye, Power and inlerdependence, 2a. ed., N ueva York,
H arper C ollins Publishers, 1989, pp. 8, 9 y 10.
LA INTER D EPEN DEN C IA DE LAS N ACIONES 49
8 Inis L. Glande Jr., States and Ihe global system (Polilics, laxo and organizalion), Londres,
MacMilIan Press, 1988, p. 129. Consultar tam bién, R obert G ilpin, La economía política de
las relaciones internacionales, B u en os Aires, G rupo Editor L atinoam ericano, 1990.
52 LA INTERDEPENDENCIA DE LAS NAC IO N ES
■’jo se p h A. C am illeri y Jim Falk, The end o f xovereignily? (The polilics o f a shrinhing and
fragm enling morid), A ldershot, Inglaterra, Edward Elgar Publishing, 1992, pp. 252 y 253.
Consultar también: Karl W. D eutsch, Las naáones en crisis, M éxico, F on d o de Cultura
E conóm ica, 1981; A n to n io Cassese, I diriUi um ani del mondo contemporáneo, Roma-Bari,
Laterza, 1988; Oscar Schachter, International law in theory and practice, Dordrecht-Bos-
ton-Londres, M artinus N ijh off Publishers, 1991.
1(1 R obert O. K eohane, Después de la hegemonía (Cooperación y discordia en la política, eco
nómica mundial), B u en os Aires, G rupo Editor L atinoam ericano, 1988, pp. 50 y 59.
54 LA INTER DEPENDENCIA DE LAS NAC IO N ES
11 Sam uel P. H u n tin g ton , “Transnational organizations in world politics", World Po
litice, vol. xxv, núm . 3, 1973, pp. 344 y 345-346. Consultar tam bién, Everett E. H agen,
On the llmrry o/'social changa (Horu economicgrowlh bagins), H om ew ood , Illinois, T h e Dor-
sey Press, 1962.
56 LA INTERDEPENDENCIA DE LAS N ACIONES
,a Niklas Luhm ann, “T he world society as a social system", International Journal of Ca
ima!. Systems, vol. 8, 1982, pp. 131-138; cita de las pp. 133-134. Consultar tam bién, Niklas
L uhm ann, Soác.dady sistema: la ambinón dt< la teoría, Barcelona, Paidós Ibérica, 1990.
LA INTER D EPEN DEN C IA DE LAS N ACIONES 57
14 Ervin Laszlo, L a visitme. sislanica del mondo, R occo, Italia, G rupo Editoriale Insie-
m e, 1991, pp. 92-93.
5. LA OCCIDENTALIZACIÓN DEL MUNDO
losojriiy and sodnl sátrnce, vol. IX, núm . 3, N ueva York, 1941, pp. 414-439; cita de la p. 414.
Consultar tam bién, H erbert Marcuse, E l hombre, unidimmxianal, M éxico, Mortiz, 1987.
7 Max H orkheim er, Eclipsa da ruzño, Río de Janeiro, Editorial Labor d e Brasil, 1976.
pp. 11-12. C onsultar tam bién, T h eo d o r W. A d orn o y Max H orkheim er, lYudkicu do ex-
claredmento, R ío d e Janeiro, Jorge Zahar Editores, 1985.
LA OCCIDENTAL1ZACIÓN DEL M U N D O 65
51 Perry Anclerson, O ¡un da historia (Da Httgd a Fukuyama), Río tic Janeiro, Jorge Za-
har Editores, 1992, p. 11.
LA OCCIDENTALIZACIÓN DEL M U N D O 67
D aniel Lerner, The passing o f tradilional sonely (M odem izing the Muidla Easl), N ueva
York, T h e Free Press, 1966, p. 46. Consultar tam bién, David E. Apter, The politics o f mo-
dem izalian, C hicago, T h e University o f C hicago Press, 1965.
13 p¡ei re Lévy, L a machíne univers (Crcalían, cognition el iu.llura informatújuc), París, La
LA OCCIDENTALIZACIÓN DEL M U N D O 69
D écou verte, 1987; N eil Postm an, Technology (The surrender o¡ culture lo lachnology), N ueva
York, V intage Books, 1993. U n a de las prim eras versiones de la n oción d e técn ica so
cial: Karl M annheim , M a n and soc.iely in an age o f raamslruclion, N ueva York, H arcourt,
Brace and Co., 1949, parte V, cap. l, “T h e con cep t o f social tech n iq u e”.
14 Sam ir Am in, 1.’mrocanlnsmt: (Critique d ’u ne ideología), París, A n th op os, 1988, p. 18
[ed. esp.: El eurocentrism o: crítica de una id eología, M éxico, Siglo XXI, 1989], C on
sultar tam bién, Edward W. Said, Orientalismo, Madrid, Libertarias, 1990; K.M. Panikkar,
Asia and Western d o iu in n n tx Londres, G eorge A lien & Unwin, 1959; Eric R. Wolf, Euro
pa y la gente sin historia, M éxico, F ond o de Cultura E conóm ica, 1987.
70 LA OCCIDENTALIZACIÓN DEL M U N D O
O ctavio Paz, La oirá voz: p o m a y fin dr siglo, B arcelona, Seix Barral, 1990, pp. 101
y 103-104.
80 LA ALDEA GLOBAL
intelectuales. Son ellos los que piensan los m edios y m odos de opera
ción del todo y de sus partes; así colaboran para que se articulen di
nám icam ente, de m odo que constituyan la aldea com o un sistema
global. Son estos intelectuales los que prom ueven la traducción de la
organización y la dinám ica de las fuerzas sociales, económicas, políti
cas y culturales que operan en el ám bito m undial, traspasando fron
teras, regím enes políticos, idiomas, religiones, culturas y civilizacio
nes. Para esto operan las tecnologías de la inteligencia, cada vez más
indispensables, cuando se trata de diseñar, concebir, colorear, sonori
zar y movilizar la aldea global, para traducir las configuraciones y los
m ovimientos de la sociedad m undial.
La aldea global no sería inteligible, como realidad o como imagina
ción, sin la colaboración activa de toda una m ultitud de intelectuales
que trabajan en todo el m undo, en las más diversas organizaciones y
corporaciones públicas y privadas, nacionales, regionales, transnacio
nales y propiam ente globales. Son investigadores, analistas, estrategas,
ejecutivos, consultores, asesores, técnicos, especialistas, juniors y seniors,
form ados en los más diferentes campos del saber, siem pre movilizando
conocim ientos científicos para el desarrollo y la puesta en práctica de
técnicas.
Se trata de los think-tanlis de todo tipo, organizados para pensar la
organización y la dinám ica de la sociedad global, en su todo y en sus
partes, en O ccidente y en O riente, en el norte y en el sur, en el cen
tro y en la periferia, teniendo en cuenta la prosperidad y la crisis, el
m ercado y la planeación, lo previsible y lo inesperado, la casualidad y
la elección racional, la paz y la guerra. R epresentan una argam asa im
p ortante, m uchas veces no sólo indispensable sino decisiva, para la
operación de las organizaciones y corporaciones en las escalas local,
nacional, regional y m undial. C om ponen las tecnocracias y las tec-
noestructuras que adoptan y ponen en práctica m uchas de las deci
siones fundam entales relativas a la sistemática de la aldea global, co
m o un todo y en sus m últiples partes. “Los procesos de decisión en
curso en las políticas m undiales indican que el conocim iento especia
lizado está influyendo sobre la acción política, puesto que las directri
ces de actuación pasan por cambios significativos... Los especialistas
no están sustituyendo a los políticos, sino que están orientando a los
políticos sobre cuestiones que nunca estuvieron en la agenda in tern a
cional; y están delineando program as de investigación y acción con
potencial para alterar la m anera en que se puede interpretar el siste
m a internacional. Sus interpretaciones constituyen uno de los princi-
82 LA ALDEA GLOBAL
HErnst B. Haas, Mary Pat W illiams y D on Babai, Sdenlisls and wtrrld arder ('IIir. uses o f
lechnicnl knowkdge in inUtmalitmal organistitions), Los A ngeles, University o f California
Press, 1977, pp. 12 y 48-49.
9 “T h e g o o d think-tank g u id e ”, The Economisí, Londres, 21 de d iciem bre de 1992,
pp. 78-85; cita de la p. 79. C onsultar tam bién, “Think-tanks: T h e carousels p ow er”, The
Economisí, Londres, 25 d e mayo de 1991, pp. 27-30.
LA ALDEA GLO BAL 83
son incesantem ente suscitadas por los m edios de com unicación co
merciales. El mensaje constante de los m edios con estas amenazas
m antiene la búsqueda compulsiva de preguntas y respuestas, causas y
efectos, y com prom isos ideológicos. El m ensaje de los m edios indica
la últim a dirección del consum o, de la diversión, de la política, de los
negocios, de la industria, de las cuestiones militares y de la religión;
con sus relativas prom esas de reducir la ansiedad. Libertad es un Dat-
su n ..., un voto a un candidato político, u n a contribución para algún
profeta religioso...”lñ
Está claro que todo esto subvierte las formas tardicionales o clásicas
de organización y acción políticas. El partido, la opinión pública, el ejer
cicio del voto, la gobernabilidad, la estabilidad o inestabilidad de regí
m enes políticos, la m agnitud o irrelevancia de hechos sociales, econó
micos, políticos y culturales, todo esto pasa a depender, en cierta medi
da, de la form a en que los medios describen e interpretan, fotografían
y divulgan, taquigrafían y codifican o representan e imaginan hechos,
acontecimientos, realizaciones, callejones sin salida, crisis, perspectivas,
narcotráfico, terrorismo, recesión, desempleo, productividad, prosperi
dad, golpe de Estado, revolución, contrarrevolución, guerra, comunis
mo, socialismo, islamismo, cristianismo, budismo, occidentalismo,
orientalismo, neoliberalismo, capitalismo. Se subvierten las condiciones
de actuación y las posibilidades de influencia de partidos, iglesias, mo
vimientos sociales, corrientes de opinión pública, procesos electorales,
análisis de la realidad social, económica, política y cultural, directrices y
mensajes. Se transfiguran los lenguajes y las técnicas del discurso del po
der, de la dirigencia, de la hegemonía.
Cada una de las corporaciones m undiales de los m edios de comuni
cación, y todas en conjunto, ejercen influencias más o m enos decisivas
en las formas en que individuos, grupos, clases, colectividades y pue
blos se sitúan ante las configuraciones y movimientos de la realidad so
cial, en los ámbitos local, nacional, regional y m undial. Es obvio que
hay convergencias y contradicciones, hiatos y divergencias, en el modo
en que las corporaciones de los medios de com unicación inform an, in
terpretan, entretienen y distraen a individuos y pueblos. Pero hay siem-
W iteon Bryan Key, A era da munipuhuMfí, Sáo'Paulo, Scritta Editorial, 1993, pp. 313
y 3 19. C onsultar tam bién, Cynthia S ch n eid er y Brian Wallis (ed itores), 'Global televisión,
N ueva York, W edge Press, 1988; A nthony Sm ith, La geofwlític.a de la inform adón. Cómo la
cultura ocddenlnl domina d mundo, M éxico, F ond o de Cultura E conóm ica, 1984; Ar-
m and Mattelart, La cofriummtiím-mundo. Historia fie la\ idean y de bu estrategias, M éxico,
Siglo XXI, 1996; A rm and Mattelart, L ’inlernationale ■fmblidlaire, París, La Déconverte-,
1989. ‘ ' ■
88 LA ALDEA GLOBAL
pre alguna influencia, más o m enos decisiva, en el m odo en que los me
dios de com unicación registran, seleccionan, interpretan y difunden lo
que sucede en el m undo. “Vivimos en una época de profundos cam
bios políticos, económicos y culturales... Los cambios que agreden al
m undo alim entan la inseguridad. Exigen que los individuos reevalúen
y cambien sus acdtudes para dom inar los nuevos desafíos. Los indivi
duos ansian orientación e inform ación, pero tienen tam bién una fuer
te necesidad de entretenim iento y recreación. Para hacer frente a esas
diferentes exigencias, una corporación global de los medios de comu
nicación tiene responsabilidades especiales. La comunicación es un
elem ento básico de cualquier sociedad. Los medios de comunicación
vuelven esa comunicación posible, ayudan a la sociedad a form ar la
opinión y el consenso democráticos. Hoy, la sociedad utiliza los medios
de com unicación para ejercer una form a de autocontrol.”16
En este sentido, los m edios de com unicación adquieren y expanden
su influencia en el im aginario de m uchos, de la gran mayoría. D eten
tan am plio control sobre el m odo en que los hechos im portantes o se
cundarios, locales, nacionales, regionales o m undiales, reales o im a
ginarios, se difunden por el m undo, e influyen en m entes y corazo
nes. P ueden transfigurar lo real en virtual, de la misma m anera que
lo virtual en real. Es evidente que este intelectual orgánico de alcan
ce m undial habla, escribe y piensa principalm ente en inglés. A pesar
de estar com puesto p or innum erables individualidades procedentes
de las más diversas naciones, culturas y hasta incluso civilizaciones, en
tanto intelectual colectivo, m últiple, ubicuo y polifónico, habla, escri
be y piensa principalm ente en inglés.
Es verdad que el inglés comenzó a mundializarse como idioma del
imperialismo británico, lo que ocurrió de m odo particularm ente acen
tuado en el siglo XIX y las prim eras décadas del xx. En seguida, desde
el fin de la prim era (1914-1918), y más aún, desde el fin de la segunda
guerra m undial (1939-1945), se difundió también como idiom a oficial
del imperialismo norteam ericano. A fines del siglo xx, sigue sirviendo
a esos imperialismos, aunque con otros significados, en especial deja
do a la crisis y la decadencia de esas grandes potencias, así como p o re i
surgim iento de otros polos m undiales de poder. En varios aspectos, es
1(1 Mark Wossner, “Sucess and responsability”, publicado por Bertelsm ann, A n n u a l
Rfifmrl 1992/93, G utersloh, A lem ania, 1993, pp. 4-7; cita d e la p. 4. Cabe observar que
la B ertelsm ann es una transnacional de los m ed ios d e com u nicación, activa en la pro
d u cció n d e papel, libros, revistas, publicidad y servicios, y presente en países d e Euro
pa, A m érica, Asia y Africa.
LA ALDEA GLOBAL 89
Claude Truchot, L A n g l/iú dans le. monda amle.mporam, París, Le Robert, 1990, p. 173.
LA ALDEA GLOBAL 91
- 1 Mikhail Bakhtin (V olochínov), Marxismo tifilosofía da linguagem, 2a. ed., Sao Pau
lo, Editora H ucitec, 1981, pp. 41, 43, 44 y 124.
7. LA RACIONALIZACIÓN DEL MUNDO
ción de todos los bienes materiales de producción (la tierra, los apara
tos, los instrum entos, las máquinas, etc.), como propiedad de libre dis
posición por parte de empresas lucrativas autónom as...; 2] la libertad
m ercantil, o sea, la libertad de m ercado frente a toda limitación irracio
nal de intercam bio...; 3] técnica racional, o sea, contabilizable al máxi
mo y, en consecuencia, m ecanizada.. 4 ] derecho racional, es decir, de
recho calculable. Para que la exploración económ ica capitalista se pro
cese racionalm ente es necesario que confíe en que la justicia y la admi
nistración seguirán determ inadas norm as...; 5] trabajo libre, esto es,
que existan personas, no sólo en su aspecto jurídico sino tam bién en el
económico, obligadas a vender librem ente su actividad en un merca
d o ...; 6] Comercialización de la economía, bajo cuya denom inación se
com prende el uso general de títulos de valor, para los derechos de par
ticipación en las empresas e igualm ente para los derechos patrim onia
les. En resum en, la posibilidad de una orientación exclusiva, en lo que
se refiere a la satisfacción de las necesidades, en el sentido m ercantil y
de rentabilidad.”2
Lo que cabe destacar en este punto es que el patrón de sociabili
dad im plicado en el proceso de racionalización de las acciones, rela
ciones, instituciones, organizaciones y form aciones sociales puede in
fluir, tensionar, modificar, recubrir y hasta disolver los patrones de so
ciabilidad no capitalistas, tales com o el carismático y el tradicional.
A unque estos patrones con frecuencia subsistan, reaparezcan y hasta
se form en al m argen o dentro del patrón racional, o burocrático le
gal, aún así cabe reconocer que éste se presenta com o dom inante en
la historia m o d ern a europea y m undial. D ebido a la fuerza, com ple
jid ad , alcance y expansividad del capitalismo com o proceso civilizato-
rio, las más diversas formas de organización de las actividades produc
tivas y de la vida social tienden a ser recubiertas, subordinadas, m odi
ficadas o disueltas p o r ese proceso. “La racionalización ha sido la
fuerza decisiva en el m undo m oderno. Su progreso en el ám bito de
la conducta, la em presa, la organización, la tecnología, la ley y la cien
cia ha resultado en el profundo desencanto del cosmos que caracte
riza a nuestra época.”3
Si es verdad que el capitalismo nació en Europa Occidental, am
bientado en el protestantism o, y se desarrolló incluso en los Estados
U nidos im pregnados de este mismo protestantism o, es tam bién ver-
tibie, que irá lenta pero seguram ente convirtiendo el m undo en un sis
tem a social regulado y organizado, en el cual habrá poco espacio pa
ra la tradición, la magia o el carisma. El desencanto del m undo volve
rá todo, en principio, sujeto al cálculo racional. A unque m uchas cul
turas hayan “anticipado” esos cambios, solam ente en la E uropa poscal
vinista y en las culturas protestantes de América del N orte la fuerza es
piritual del racionalismo instrum ental florece plenam ente.”6
El capitalismo, como producto y condición de la amplia y generaliza
da racionalización del m undo, se im pone o sobrepone a las más diver
sas formas de organización de la vida social. Puede tanto convivir como
absorber, tanto modificar como recrear las más diferentes modalidades
de organización social del trabajo y de la producción. Las formaciones
socioculturales de tribus y clanes, naciones y nacionalidades, provincias
y regiones, muchas veces sedimentadas por siglos de historias, tradicio
nes y mitos, todo puede ser alterado, tragado, mutilado o recreado por
las relaciones, procesos y estructuras que constituyen la organización y
la dinámica del capitalismo como proceso civilizatorio. En general, to
do esto está m arcado por la calculabilidad, la contabilidad, la adminis
tración, el ordenam iento jurídico, el desempeño, la eficacia, la produc
tividad, la lucratividad, la racionalidad. Está en curso la burocratización
del m undo. “El sistema económico capitalista, con su calculabilidad, lle
vó el control burocrático a su más extrem o desarrollo. Max Weber ob
servó que cuanto más ‘deshum anizada’ se vuelve la burocracia, m ejor
desarrolla las características valorizadas por el capitalismo. Sus técnicas
se vuelven más refinadas cuanto más se eliminan de las ocupaciones ofi
ciales el amor, el odio y todos aquellos elementos puram ente persona
les, irracionales y emocionales que desafían el cálculo. [...] La inven
ción de un aparato de tal precisión, como m edio de control excluye la
posibilidad de cualquier otro sistema. La complejidad de la sociedad in
dustrial no impide no ser a la administración burocrática, lo que hace
que el destino de las masas esté vinculado al continuo funcionam iento
del aparato burocrático. [...] Una vez plenam ente establecida, la buro
cracia es una de las estructuras sociales más difíciles de ser destruidas.”7
En este contexto se form an, generalizan y predom inan las tecnoes-
(l Bryan S. Turner, “T h e two faces o f sociology: G lobal o r nattonal?”, Mike
F eatherstone (ed itor), Global mlture. (Nationalism, globalization and modernity), Londres,
Sage Publications, 1990, pp. 343-358; cita de la p. 353.
7 H en ry Jacoby, The. bureaumUizalion o f the. world, Berkeley, University o f California
Press, 1976, pp. 148-149, 149 y 150. Consultar tam bién, W olfgangJ. M om m sen, The. age.
o f Inireauiraiy (Perspectivas on the. political sociology o f M a x Welxrr), N ueva \b rk , Harper &
Rovv Publishers, 1974.
LA RACIONALIZACIÓN DEL M U N D O 99
turas decisorias que articulan las partes y el todo, en las más diferentes
esferas de la vida social. Transforman recursos científicos y tecnológicos
en directrices, decisiones, planeam ientos y prácticas destinados a orga
nizar, dinam izar y modificar el desem peño de las fuerzas sociales, en
conform idad con los intereses prevalecientes en las estructuras de do
m inación política y apropiación económica. Se form aron y desarrolla
ron en el ámbito de la economía, e implican a empresas, corporaciones
y conglom erados que operan de m odo local, nacional, regional y m un
dial.
Así las tecnoestructuras de las corporaciones transnacionales y de las
organizaciones multilaterales perfeccionan y desarrollan sus activida
des. De esta forma, se benefician sustancialmente de las contribuciones
de los think-tanks, o sea, de las producciones de equipos de intelectuales
dedicados, en general de modo exclusivo y sistemático, a la realización
de estudios, diagnósticos, pronósticos relativos a los más distintos pro
blemas locales, nacionales, regionales y mundiales. En escala creciente
en el siglo xx, y de form a cada vez más sistemática y generalizada des
pués de la segunda guerra mundial, los think-tanks florecen y se multipli
can por todo el m undo, en general pensando, hablando y escribiendo
en inglés. Se trata de equipos de intelectuales que com binan científicos
y técnicos, seniors y juniors, especializados en problemas relativos a la so
ciedad y a la naturaleza, desde la geología y la astronom ía a la dem ogra
fía y la mercadotecnica, cuyos conocimientos se traducen en diagnósti
cos y pronósticos, o planos, programas y proyectos, siempre de acuerdo
con los problem as suscitados por corporaciones y organizaciones priva
das y públicas, nacionales, regionales y mundiales. Es en el ámbito de los
think-tanks, así como en el de las tecnoestructuras, de form a indepen
diente o combinada, donde se realiza la traducción de conocimientos
científicos a técnicas de producción y control, relativas a problemas eco
nómicos, políticos, culturales, demográficos, religiosos, raciales, ecológi
cos, geoeconómicos, geopolíticos y otros, en los más distintos y distantes
países, que abarcan naciones y nacionalidades, pueblos y colectividades,
culturas y civilizaciones. De esta m anera se desarrolla, se perfecciona y
se generaliza la racionalización del m undo, aunque de un m odo irregu
lar, fragm entario y contradictorio, pero en general inexorable.9
10 Max weber, Economía y sodmltid, 2 vols., M éxico, F ond o de Cultura E conóm ica,
1964, vol. 1, esp ecia lm en te cap. m; “Los tipos de dom inación".
LA RACIONALIZACIÓN DEL M U N D O 103
l(' R obert Kurz, O colapso da modernizando (Da derrocada do socialismo de, caserna a crise
da economía m undial), Sao Paulo, Editora Paz e Terra, 1992, pp. 23-24.
17 Paul T h o m p so n , The. nalure, o f xuork (An inlroduclion lo de,bales on llie lahour proce.ss),
2a. ed ., Londres, MacMillan, 1989, pp. 60-61.
¡bul, p. 248.
108 LA RACIONALIZACIÓN DEL M U N D O
quisición económica, y tal vez lo determ inará hasta que la últim a tone
lada de combustible se haya gastado. De acuerdo con la opinión de
Baxter, las preocupaciones por los bienes materiales solam ente po
drían revestir los hom bros del santo con un tenue m anto, del que se
pudiese despojar en cualquier m om ento. El destino iba a lograr que el
m anto se üansform ara en una prisión de hierro. Desde que el ascetis
m o com enzó a rem odelar el m undo y a desarrollarse en él, los bienes
m ateriales fueron asum iendo una creciente y, por último, una inexora
ble fuerza sobre los hombres, como nunca antes en la historia. Hoy en
día -o definitivamente, quién sabe- su espíritu religioso escapó de la
prisión. El capitalismo vencedor, apoyado en una base mecánica, no ca
rece ya de su abrigo... Nadie sabe aún a quién tocará en el futuro vivir
en esa prisión, o si, al final de ese apabullante desarrollo, no surgirán
profetas enteram ente nuevos, o un vigoroso renacim iento de viejos
pensam ientos e ideas, o incluso ninguno de ambos: la eventualidad de
u na petrificación mecanizada caracterizada por esta convulsiva especie
de autojustificación.”-0
La m etáfora de la jau la de h ierro se vuelve realidad cotidiana, pro
saica, generalizada, en la m edida en que se desarrollan las tecnolo
gías de la producción y reproducción m aterial y espiritual, que agru
pan progresivam ente a todos los círculos de la vida social y que fun
cionan cada vez más tam bién com o técnicas de control social. Todos
los círculos de la vida social, de la em presa a la escuela, del m ercado
al Estado, de la iglesia a la familia, son progresivam ente organizados
y dinam izados p o r las tecnologías de la racionalización, abarcando re
cursos de las ciencias naturales y sociales, de la cibernética a la psico
logía. A m edida que transcurre el siglo xx, atravesando guerras y re
voluciones, nacionalidades y naciones, culturas y civilizaciones, el ca
pitalism o intensifica y generaliza el desencantam iento del m undo. “El
m undo ha sido racionalizado en tal m edida, y esta racionalización se
volvió un a fuerza de tanto poder, que el individuo no puede hacer na
da m ejor que ajustarse a esto sin reservas... Los hechos que dirigen
el pensam iento y la acción del hom bre no son los de la naturaleza,
que exigen ser aceptados con el fin de que puedan ser dom inados, o
los de la sociedad, que exigen ser cambiados porque ya n o correspon
den a las necesidades y potencialidades hum anas. Antes bien, son
aquellos procesos tecnificados los que se presentan com o la corporei-
Uñd.y pp. 130-131. Consultar tam bién, Ralph Schroeder, M ax Weber a n d Üie sodol-
ogy t)j rullure, di., esp ecialm en te cap. 4: “T h e iron cage o f m odern rationalism ”.
110 LA RACIONALIZACIÓN DEL M U N D O
- 1 H erbert Mar cuse, “S om e social im plications o f m od era tech n ology”, Social Slüdies
in l'hilosophy a n d Social Science, vol. IX, núm . 3, N ueva York, T h e Institute o f Social
R esearch, 1941, pp. 414-439; cita d e las pp. 418-419. Consultar tam bién. N orb ert
W iener, Cibernética y xod.ed.tul, B u en os Aires, Sudam ericana; David S. Laudes, The
unbound Prometheus (Technological change and induxlrial devebjnnenl in Western ICumpa [rom
1750 lo the presenl), Cam bridge, Cam bridge University Press, 1987; Jacques Ellul, The
Itxhnological sodely, N ueva \brk, Alfred A. Knopf, 1967.
8. LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
1 Kiiri Marx, Wage-labaur and capital, Nueva York, International Publishers, 1933, pp.
33 y 44.
¿ Karl Marx, Ehanentos fundam entaba para la crítica de la economía política (borrador)
1H57-IH5S, 3 vols., M éxico, Siglo XXI Editores, 1971-1976, 2o. vol., pp. 30-31.
114 LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
4 Ibid., 1er. vol., pp. 409-410. Consultar tam bién, R utlolf H ilfercling, El cupilal
finnndaro, Maclricl, Tecnos, 1985.
r’ Paul M. Sweezy, “T he trinmph o f financial capital”, M onlhly linxnnu, vol. 46, núm .
2, N ueva York, 1994, pp. 1-11; cita de la p. 10.
h l'lin Eamonamisl, Londres, 19 de septiem bre de 1992, p. 5. Cita del su p lem en to titu
lado “Fear o f fin a n ce”. p. 1-50.
116 LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
51 Karl Marx, El capital, ril., tom o I, pp. 700-701, 711 y 893. En este libro, consultar
esp ecia lm en te el cap. 24: “La llam ada acum ulación originaria”. Consultar tam bién,
Ernest M andel, E l capitalismo tardío, cit., esp ecialm en te cap. 2: “La estructura del m er
cado m un d ial capitalista”.
118 LA DIALÉCTICA DE LA GLOBAL1ZACIÓN
111 Folker Frobel, Jurgen H ein rich s y O tto Kreye, L a nueva división inlernanonal d d
trabajo, M adrid-M éxico, Siglo XXI, 1980; Lavvrence C. M cQ uade (ed itor), liast-Wesl
Irada, Boukler, C olorado, Westview Press, 1977; Vito Tanzi (ed itor), Transition lo nuirkel
(Sludies in fiscal rcf'orm), W ashington, International M onetary Fund, 1993; David Wen-
Wei Chang, China undexD engXiaofñng, Londres, M acMillan, 1991; R obert Kurz, O colap
so da modernizando, Sao Paulo, Editora Paz e Terra, 1992; Peter Galuszka, Patricia Kranz
y Staney R eed, “R ussia’s new capitalism ”, Business Week, 10 de octubre de 1994, pp. 36-
40; Peter Engardio y Bruce E inborn, ‘V ietnam : Asia's n ext tiger?”, Business Week, 23 de
mayo d e 1994, pp. 48-55; The.Er.onom.isl, Londres, 30 de octubre d e 1993: “A billion con-
su m ers”, su p lem en to sobre Asia, pp. 1-26.
11 Carta de Marx a Engels, fechada en Londres, 8 de octubre d e 1858, publicada
en: Marx y E ngels, Sale.cted correspondunce, M oscú, Progress Publishers, 1965, pp. 110-111;
cita de la p. 111.
120 LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
larm ente efectivo en la segunda m itad del siglo xx, cuando adquiere
todas las características de un m odo de producción global. “El gran
cambio que define la era económ ica de fines del siglo xx es que el
m undo se volvió crecientem ente capitalista, interligado en un sistema
de relaciones de comercio e inversiones. Virtualm ente, en todas las
partes del m undo la producción está basada en el trabajo asalariado y
está organizada para el lucro. [...] Con el fin de la Unión Soviética, el
abandono de la pretensión de socialismo a través del Este europeo y
el abandono de todo m enos la pretensión en China, no hay virtual
m ente ninguna alternativa evidente al capitalismo en escena. En lo
que tradicionalm ente llamamos tercer m undo -los países que estable
cieron sus relaciones con el capitalismo p o r la dom inación colonial-
las relaciones capitalistas de producción están generalizadas. En cuan
to a las naciones del tercer m undo que por largo tiem po han estado
enredadas en relaciones comerciales capitalistas, con el surgim iento
de las relaciones capitalistas de producción sim plem ente se volvieron
plenam ente dom inantes en las décadas recientes. Por toda la econo
mía m undial, la producción doméstica, fuera del nexo capitalista, es
tá dando lugar rápidam ente a actividad m ercantil. [...] Por lo tanto,
el am plio debate sobre la ‘globalización’ de la vida económ ica signifi
ca principalm ente la universalización del capitalismo. Las relaciones
económicas en el comercio y en la inversión están bien establecidas
hace por lo m enos un siglo, pero lo que es nuevo es el grado en que
esos lazos m ercantiles se vuelven conexiones en el ámbito del sistema
capitalista m u n d ial.. .”1-
La form a en que se da la globalización del capitalismo reabre, re
crea y supera la controversia “im perialism o o in terd ep en d en cia”. Pa
ra que se esclarezca, en sus líneas principales, es indispensable que la
controversia sea vista con u n a perspectiva sim ultáneam ente histórica
y teórica.
Vista desde una perspectiva histórica amplia, la globalización viene
de hace m ucho tiem po y envuelve diversas formas de organización y
dinam ización de las fuerzas productivas y de las relaciones de produc
ción: acum ulación originaria, m ercantilismo, colonialismo, imperialis
mo, interdependencia, ü ansnacionalismo y globalismo. Son varias, di
ferentes e interrelacionadas las formas por las que el capitalismo se de
sarrolla, transform a y generaliza, a lo largo de la historia y de la geo-
A rtliur MacEwan, “N otes 011 U.S. foreign investm ent and Lat'n A m erica”, M onthly
Jimittw, vol. 45, núm . 8, N ueva York, 1994, pp. 15-26; cita de las pp. 15-16.
LA DIALÉCTICA DE LA GLOBAL1ZACIÓN 121
15 Terry Collingsworth, F. W illiam G old y Pharis F. Harvey, “Labor and free Lrade:
T im e for a glob al new d ea l”, Forrign Affairs, vol. 73, núm . 1, N ueva York, 1994, pp. 8-13;
cita de la p. 8.
l a d ia lé c t ic a de l a g lo b a liz a c ió n 127
Karl Marx, Progreso técnico y desarroUn capitalista, M éxico, Ediciones Pasado y Presente,
1982, pp. 191-193; cita del “Cuaderno xx. C ontinuación del cuaderno xix", escrito por
Marx en 1863, pp. 172-193.
130 LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
l!> T h e G roup o f G reen Econom ista, Ecologiml vamomics (A p m ctia d ftrogrnmmr, frr
global rtiform), Londres, Zecl Books, 1992, p. 16.
LA DIALÉCTICA DE LA GLOBALIZACIÓN 131
Jean-Francois Lyotard, O pós-moderno, Río de Janeiro, José O lym pio Editora, 198G;
Fredric Jam eson , E l posmodernixmo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, B arcelona.
Paiclós, 1991.
142 M O DE R N ID A D-M UN D O
Abandonam os una después de otra todas las piezas del patrim onio hu
m ano, tuvimos que em peñarlas m uchas veces en una centésima parte
de su valor para recibir a cambio la m oneda dim inuta de lo ‘actual’.”7
En el ám bito de un mismo y vasto proceso, tiene lugar la sustitu
ción de la experiencia por la apariencia, del hecho por el simulacro,
de lo real p or lo virtual, de la palabra por la im agen. Está claro que
todas esas instancias siguen siendo válidas y presentes, pero así rever
tidas, invertidas. A m edida que se acelera y generaliza el proceso de
racionalización de las organizaciones y actividades, de las relaciones y
estructuras sociales, con base en la técnica, electrónica, 1 0 botica, in
form ática, telemática; la apariencia, el simulacro, lo virtual y la ima
gen adquieren preem inencia en la vida social y pueblan el im agina
rio de todo el m undo. Ese es el am biente de los m edios im presos y
electrónicos, de la industria cultural, de la cultura de masas, en exten
sión local, nacional y global. U n am biente en que el ciudadano, el
pueblo, el individuo, el trabajador, el negro, el blanco, el árabe, el eu
ropeo, el asiático, el latinoam ericano, la mujer, el hom bre, el adulto,
el joven, el niño, el islámico, el budista, el cristiano, el hindú y así su
cesivamente aparecen com o m ultitud. “Las observaciones de Le Bon
sobre la psicología de las m ultitudes se volvieron obsoletas, pues se
pu ed e disipar la individualidad de cada uno y uniform izar su raciona
lidad en su propia casa. El m anejo teatral de las masas al estilo de Hi-
tler se volvió superfluo: para transform ar al hom bre en nadie (y en
una criatura que se enorgullece de ser nadie) ya no es preciso aho
garlo en la masa ni alistarlo com o m iem bro real de una organización
de masa. Ningún m étodo de despersonalizar al hom bre, de privarlo
de sus poderes hum anos, es más eficaz que aquello que parece pre
servar la libertad de la persona y los derechos de la individualidad. Y
cuando el condicionam iento es puesto en práctica separadam ente en
cada individuo, en la soledad de su hogar, en m illones de hogares ais
lados, es incom parablem ente más eficaz. ”K
En este sentido los m edios se convierten en una especie nueva, sor
7 Walter Benjam ín, M agia i: técnica, arte, a política (Emilios sobra literatura c ¡listona da
cultura), Sao Paulo, Editora Brasiliense, 1985, pp. 118-119; cita del ensayo titulado
“E xp eriencia e pobreza".
H G unther A nders, “O m un d o fantasm ático da TV ”, Bernard R osenbe rg y David
M anning W hite (co m p s.), Cultura de, massa, Sao Paulo, Editora Cultrix, 1973, pp. 415-
425; cita d e la p. 417. Cabe recordar aquí la frase de Bauclelaire: “La suprem a gloria de
N a p o leó n III habrá sido probar que cualquier persona p u ed e gob ern ar u n a gran
nación en cu an to o b tien e el control d el telégrafo y de la im prenta n acion al.” Según
David Harvey, .4 ('.omliiao pós-modtrma, Sao Paulo, E dicóes Loyola, 1992, p. 215.
144 M O DER N ID A D -M U N D O
•* Max H orkheim er, Eclipsada razan, Río de Janeiro, Editorial Labor do Brasil, 1976.
Consultar tam bién, T h eod or W. A d orn o y Max H orkheim er, Dialí.licu do nsclam im m lo,
R ío de Janeiro, Jorge Zahar Editores, 1985.
M O DER N ID A D -M U N D O 145
10 J. David Bolter, Turing’x man (Western culture ¡n the compuler age), M iddlesex,
Inglaterra, P enguin Books, 1986, pp. 101, 102-103 y 108 [ed. esp.: E l hombre ds Tum i». La
m ltura ocáde.nlal en la m i de lu comfmlación, M éxico, F ondo de Cultura Económ ica, 1988].
11 P aulo Sánchez, "Executivos adotam o idiom a in g lés”, O Eximio de S. Paulo, Sao
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146 M O DER N ID A D -M U N D O
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M O DER N ID A D -M U N D O 157
ser ‘el tiempo y el lugar cierto para todo’. Parte de la inseguridad que
asuela al capitalismo como formación social viene de esa inestabilidad
de los principios espaciales y temporales en torno de los cuales la vida
social podría ser organizada (cuando no ritualizada como es habitual
en las sociedades tradicionales). Durante fases de intercam bio máximo,
las bases espaciales y temporales de reproducción del orden social es
tán sujetas a la disrupción más severa.”25
En el ám bito de la sociedad global se m anifiestan otras posibilida
des de realización e im aginación de los ritm os y ciclos de la vida so
cial. Se alteran las regularidades y recurrencias de la historia, así co
m o sus condiciones de fracturas y rupturas. La larga duración puede
revelarse en toda su am plitud, de la misma m anera que el instante
p u ed e adquirir su universalidad. C uando se globaliza el m undo,
cuando la m áquina del m undo pasa a funcionar en su globalidad, la
m archa de las cosas, gentes e ideas, provincias y naciones, culturas y
civilizaciones, adquiere otras realidades, diferentes posibilidades. Se
p u ed e pensar todo de nuevo: la larga y la corta duración, el instante
y lo fugaz, el ciclo y la era, la regularidad y la recurrencia, la continui
dad y la rup tu ra, la diversidad y la contradicción, el pasado y el pre
sente, lo próxim o y lo rem oto, la racionalización y la enajenación, el
individuo y la hum anidad.
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