En la expresión facial de Obama se aprecia seguridad en sus palabras. El matiz es muy
sutil al comparar las dos imágenes, pero esa fina línea es la que nos permite distinguir la presencia de confianza, y seguridad que el propio presidente verbaliza un momento de su intervención. Esta congruencia entre palabras y comportamiento refuerza una vez más la credibilidad del discurso del presidente, empeñado en poner límite a la segunda enmienda de la Constitución norteamericana.