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FUNDACIÓN MORELENSE DE INVESTIGACIÓN Y

CULTURA

UNIVERSIDAD MEXICANA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

FILOSOFÍA DEL
DERECHO
CURSO 2010

Índice

Página

Introducción 2
Objetivo general 5
Primera Unidad 6
Ubicación de la filosofía del derecho6
Segunda Unidad Definición del Derecho 21
Tercera Unidad Principales corrientes de la filosofía y de la ciencia jurídica 27
Cuarta Unidad Conceptos jurídicos fundamentales 44
Quinta Unidad Valores jurídicos 53
Sexta Unida Axiológica jurídica 68
Séptima Unidad Derechos humanos83
Octava Unidad Sistemática jurídica 91
Derechos humanos 98
Declaración Universal de Derechos Humanos 99
Declaración Universal de Derechos Humanos 100
Tribunal Europeo de Derechos Humanos 104
Organización de las Naciones Unidas (ONU) 105
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano 124
Revolución Francesa 125
Estados Unidos de América 135
Inglaterra 146
CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 148
CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE REFORMA LA
DE 5 DE FEBRERO DE 1857....................................................................................................149
TITULO PRIMERO.....................................................................................................................149
CAPITULO I DE LAS GARANTIAS INDIVIDUALES................................................................149
GARANTÍAS SOCIALES...........................................................................................................161
DERECHO DEL TRABAJO........................................................................................................163
DERECHO AGRARIO................................................................................................................164
Introducción

“No es posible enseñar filosofía":


lo único que puede hacerse
es enseñar a filosofar”.

EMMANUEL KANT

En el presente trabajo identificaremos a la filosofía del derecho, su clasificación, temas y


problemática para acceder al conocimiento, sistematización y aplicación de la materia en el
quehacer jurídico. Estableceremos la Conceptualización de la filosofía y la ciencia en lato y
estricto sensu; identificaremos a la filosofía del derecho como parte fundamental de la ciencia
jurídica asignándole el rango de ciencia jurídica suprema. Diferenciaremos el comportamiento
humano, manifestando en los actos a veces involuntarios del hombre y en su conducta; del
comportamiento normativo que cobra vida efectiva y actual en la transformación a un orden
jurídico positivo vigente. Definiremos las ramas de la filosofía del Derecho y su relación con las
ciencias jurídicas particulares. Identificaremos la complejidad del universo.

Penetraremos en el análisis y la reflexión del significado más profundo, en la esencia misma del
Derecho tanto en sus modalidades de forma y de fondo, considerando su materialización en las
acciones humanas determinadas por la racionalidad y la teleología de la conducta. De esa
forma llegaremos a la concreción del orden derivado de las normas jurídicas creadas ex profeso
para regular la conducta de los individuos.

Estudiaremos las corrientes de pensamiento más importantes sobre el fenómeno jurídico.


Analizaremos las innovadoras corrientes contemporáneas de pensamiento en torno a la filosofía
en general y a la Filosofía del Derecho en particular, que han suscitado grandes debates entre
los teóricos de la ciencia jurídica.

Incursionaremos en el concepto filosófico de norma, su objeto, su clasificación, su estructura y


los datos formales y reales que la conforman. Se profundizara en el conocimiento de las normas
jurídicas en relación con los elementos que las integran, con su división y las cualidades que
poseen. Contemplándose el supuesto jurídico bajo el punto de vista filosófico en cada
disposición normativa.

Examinaremos la Ética y la conducta social y sus nexos con la política, con la voluntad general
y la conducta social. Incursionando en las características esenciales de los valores para
determinar cuál es el hilo conductor entre la Axiología y la teleología. Determinando el valor del
ser humano como instancia de cumplimiento de los valores, sus elementos humanos, la
motivación del vivir y los condicionamientos para decidir, elegir, preferir, estimar o valorar
cualesquier acontecimiento en la vida del hombre. Analizando el concepto de libre albedrío
dentro de la circunstancia especifica de cada ser humano que se localizan en el ámbito
geográfico y en el patrimonio social del individuo. Diferenciando a la cultura como función vital
con dimensión trascendente y como obra circunstancial del hombre.
Veremos como la Axiología o estimativa jurídica tiene como elemento principal la finalidad que
persigue. Los valores jurídicos sirven de fundamento a los fines que el derecho tiene la misión
de realizar. Existiendo la necesidad de concebir al derecho no como un simple conjunto de
normas, sino como orden concreto cuya realización tiene varias etapas y exige que tanto los
encargados de formular las normas o de aplicarlas como los particulares tengan la obligación
de obedecerlas.

El Derecho ha ido instituido para el logro de valores clasificados por su jerarquía: primero están
aquellos que son fundamentales como la justicia, la seguridad y el bien común. Le siguen los
valores jurídicos consecutivos y al final los valores instrumentales.

Veremos los derecho humanos determinando que estos son inherentes al hombre desde el
mismo momento de su nacimiento y aún antes contemplados desde el Derecho Civil. En el
fondo de los planteamientos que se han efectuado en diversas épocas de la humanidad para
preservarlos, se encuentra el antiguo principio de la dignidad que consiste en reconocer que el
hombre es un ser que tiene fines que cumplir por sí mismo; pero esa dignidad humana debe ser
reconocida por los otros, de manera especifica por el poder constituido en gobierno. Este tiene
encomendado el bien común, que consiste en brindar servicios, seguridad y otras prestaciones
que deben otorgarse al ciudadano en su relación con la jerarquía del poder. Aremos un repaso
de los antecedentes para la implementación de los organismos internacionales y nacionales
dedicados a la atención de las violaciones a los Derechos humanos que son todos aquellos
comprendidos en la primera parte de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
conocidos como garantías individuales.

Un sistema jurídico se constituye por dos partes fundamentales como son: las normas
establecidas dentro del Derecho positivo vigente en un país determinado y las situaciones
jurídicas que se derivan de ellas. Y la base del sistema está formada por la constitución que se
ubica dentro de la producción legislativa originaria, de ahí siguen las leyes reglamentarias, la
legislación ordinaria, los reglamentos, el negocio jurídico, la sentencia judicial y la resolución
administrativa, para terminar con el acto de ejecución. Todos ellos en conjunto forman la
producción legislativa derivada del sistema jurídico.

Para el profesional del Derecho es imprescindible conocer a profundidad, filosóficamente, el


sistema en que va a aplicar los conocimientos adquiridos en su licenciatura en Derecho.
Objetivo general

Introducirse en la reflexión, análisis y crítica de las


diversas corrientes filosóficas que se ocupan del
fenómeno jurídico, con la finalidad de extraer de
cada una de ellas los rasgos que les son afines, las
divergencias que se han presentado a lo largo de la
historia y el desarrollo de la ciencia jurídica así
como destacar la trascendencia de los conceptos
jurídicos fundamentales para construir una
concepción científica del Derecho.
Analizar y determinar, en el universo de lo
jurídico, el lugar que ocupa la Filosofía del
Derecho; para ello se deberá formular una
explicación de sus áreas y de sus temas, así como
de los problemas y las posibles soluciones que se
puedan dar a cada uno de ellos.
RESUMEN DEL CAPITULO 1.
EXPLICACIÓN DE LA FILOSOFÍA, CIENCIA, FILOSOFÍA DEL DERECHO Y CIENCIA
JURÍDICA.

Filosofía, término derivado del griego, que significa ‘amor por la sabiduría’. Esta definición
clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término
del verdadero conocimiento de la realidad.

Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como ‘saber racional totalizante,
crítico de segundo grado’.

La filosofía es una forma de conocimiento que pretende ofrecer explicaciones de los temas que
analiza empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad.

En segundo lugar, la filosofía es un saber de tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer
respuesta a cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las
mismas.

En tercer lugar, la filosofía es un saber crítico, pues analiza los fundamentos de todo lo que
considera y nunca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Finalmente, la filosofía es un saber
de segundo grado, que emplea los datos y contribuciones de las ciencias, que son siempre un
conocimiento de primer grado sobre la realidad.

Ciencia (en latín scientia, de scire, ‘conocer’), término que en su sentido más amplio se emplea
para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse
sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda
de conocimiento en ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’, para distinguirla de la ‘ciencia
aplicada’ —la búsqueda de usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a
través de la cual se llevan a cabo las aplicaciones.

La ciencia es la reflexión del ser humano para comprender lo que sucede a su alrededor.

Una de las diferencias de la filosofía con la ciencia es que ésta se basa en hipótesis y aquélla
en categorías. Siendo lo relevante en que las hipótesis deben ser comprobadas ya sea de
manera abstracta como en el caso de las matemáticas, ya sea en la realidad como en el caso
de las ciencias fácticas (la economía o la sociología. En al filosofía, en cambió, puede haber
una conexión entre la categoría y su desarrollo y el resultado verdadero o falso, si que sea
necesaria su demostración a la manera que lo hace la ciencia. Pero si las ideas y propuestas de
la filosofía son sujetas a discusión sin ser necesario que se acepten.

La filosofía y la ciencia en sentido restringido no son dos conocimientos opuestos o


independientes, sino que más bien representan dos momentos o etapas del movimiento que
realiza la inteligencia en la búsqueda de la verdad
Filosofía del derecho, área especializada de la filosofía que estudia los fundamentos morales y
espirituales del derecho, analizando la relación entre el Estado y el ciudadano, la legitimidad de
las penas y las relaciones entre “ser” y “deber ser”. Si bien el término “filosofía del derecho” no
se acuñó hasta el siglo XVIII, las reflexiones sobre los fundamentos filosóficos de la ley y de la
justicia se remontan a la edad antigua.
Entonces si la filosofía busca el estudio de la verdad en cuanto tal y no de una verdad en
especial; es una disciplina especulativa, mientras que la filosofía del derecho es una disciplina
cuyo objeto de conocimiento fundamental es el conocimiento de lo jurídico

Las relaciones de Filosofía del Derecho y Ciencia Jurídica esta en que la Filosofía del Derecho
es una parte de la filosofía general, y a su vez la ciencia jurídica constituye un sector de la
ciencia en sentido restringido.

La filosofía del derecho es una ciencia jurídica, en sentido lato, más no puede ser clasificada
entre las ciencias jurídicas particulares.

El objeto material de esta disciplina es el derecho, todo el derecho, lo mismo el derecho positivo
que el natural, el estatal y el social, considerados en las grandes ramas que comprenden y en
sus diversas manifestaciones.

Su objeto formal, el ángulo desde el cual contempla lo jurídico, es la investigación de las causas
últimas, de las razones más elevadas, de los primeros principios del derecho, dándole rango de
ciencia jurídica suprema.

Respecto de las ciencias jurídicas particulares, cumple una función semejante a la que le
corresponde a la filosofía general en relación con las ciencias particulares.

Siendo necesario filosofar sobre derecho. En primer lugar, porque eso que podríamos llamar la
experiencia del derecho, o sea derecho positivo, resulta incomprensible si no lo referimos a
nociones y criterios que el propio derecho positivo postula y cuya validez corresponde
precisamente a la filosofía jurídica establecer.

En segundo termino, porque no debemos desconocer que ese objeto llamado derecho, tiene en
su entraña misma una referencia a criterios racionales éticos, de tal suerte que no se puede
entender ni mucho menos comprender plenamente ese objeto, el derecho, si no se le considera
en relación con los valores jurídico—filosóficos que constituyen su causa final.

En tercer lugar, porque así como es indispensable a la vida humana contar con una filosofía,
contar con una tabla de valores éticos, al grado de que la vida humana no se explica sin esa
tabla de valores que afortunadamente todos los hombres poseemos; de modo semejante, la
vida jurídica no tiene sentido, carecer de verdadera significación, si no se relaciona con esos
valores, pues la vida jurídica es parte de la vida humana, con la filosofía jurídica es parte de la
filosofía general. La filosofía del derecho es a la vida jurídica lo que la filosofía general es a al
vida humana.
RESUMEN DEL CAPITULO 2.
COMPORTAMIENTO HUMANO Y COMPORTAMIENTO NORMATIVO.

Una norma jurídica es un pedazo de vida humana objetivada. Sea cual fuere su origen concreto
(consuetudinario legislativo, reglamentario, judicial, etc.), una norma jurídica encarna un tipo de
acción humana que después de haber sido vivida o pensada por el o los sujetos que la
produjeran, deja un rastro o queda en el recuerdo como un plan que se convierte en pauta
normativa apoyada por el poder jurídico, es decir, por el Estado.
El Derecho, en tanto que es una forma objetivada de vida humana, está constituido por un
conjunto de significaciones que constituyen reglas para la conducta humana. Esas
significaciones fueron gestadas por unas mentes humanas, y aun vividas originariamente por
unos hombres—por los que han creado una norma jurídica. Ahora bien esas significaciones que
fueron constituidas, fabricadas, por unos hombres, una vez que han sido producidas, esto es
una vez que se han objetivado en preceptos legislativos o en costumbres jurídicas, han
adquirido una consistencia propia y autónoma parecida a la de los objetos ideales.
Todo pensamiento cristalizado, objetivado, tomado aparte del acto mental en que se fabricó,
participa de la dimensión del ser ideal: es inespacial, es intemporal, es idéntico a sí mismo, es
decir, constituye una entidad autónoma, aparte, objetiva.
Ahora bien, el contenido de una disposición legislativa, o de un reglamento, o el principio
inspirador de una sentencia, aun teniendo de común con el ser ideal esa especial consistencia
de idealidad, de espectralidad, de objetividad, se diferencia de los objetos ideales matemáticos
y de los valores puros, en lo siguiente: un principio matemático, un valor puro, tiene una
consistencia y una validez, propias, por entero independientes y ajenas al hecho eventual de
que una cabeza humana las haya pasado o no. En cambio, un artículo del Código civil no era,
no existía, antes de que el legislador lo fabricase. Una idea matemática no ha sido construida
fabricada, por el matemático, quien lo único que hace es descubrir algo, que ya era antes, con
entera independencia de él. En cambio un reglamento nace con el acto del legislador que lo
emite, y gracias a él; si bien después de fabricado, después de nacido, cobra un ser propio;
adquiere un ser objetivo ideal de pensamiento cristalizado, de idea.
Esas significaciones (en suma, esas normas) han sido elaboradas, confeccionadas, en unos
actos vitales, y por éstos, una conducta humana.
De ese modo, las normas jurídicas, en tanto que objetivaciones de la vida humana, cobran vida
efectiva y actual en las conciencias y en las conductas de las nuevas personas que las cumplen
o las aplican. Siendo que las normas jurídicas son reglas de conducta que confieren facultades
o imponen deberes u otorgan derechos para que los individuos en sociedad puedan
comportarse de manera adecuada, vivir en armonía y asegurar sus intercambios.

Por el contrario, los hechos humanos, la conducta humana y también las obras producidas por
los hombres, además de las causas que los engendren y de los efectos que originen, tienen
algo que no poseen los meros hechos de la pura naturaleza: tienen sentido u significación. Pero
se trata de un sentido humano, es decir, originado en conductas humanas, vinculado o bien a la
expresión de algo inteligible, comprensible, o bien a una acción que responde a un motivo y se
encamina hacia un fin.

Hegel cayó en un error al no proponerse averiguar el sentido real, la significación efectiva de los
hechos humanos, de las obras culturales, en suma, de los objetos históricos, sino que por el
contrario, trató de encajar arbitrariamente tales hechos dentro de un sistema lógico
preconcebido. Cuando los hechos humanos no se ajustaban a los cuadros de ese sistema de
ideas, entonces se les mutilaba, se les deformaba, se les retorcía o falseaba, hasta conseguir
que encajasen en la malla de los esquemas preestablecidos.

Decimos que el Derecho es vida humana objetivada cuando le contemplamos en tanto que
normas jurídicas preestablecidas y preformuladas. Pero en cambió, la visión y la calificación
varían, cuando contemplamos los hechos en los cuales las normas jurídicas son cumplidas por
los objetos de ellas, o, sobre todo, los hechos en los cuales son aplicadas por los órganos
jurisdiccionales: entonces las reglas se convierten en formas de vida humana viva, es decir,
presente, real y efectiva.

Conviene advertir que hay una enorme diferencia entre dos puntos de vista desde los cuales se
contemple las normas jurídicas:

Desde el punto de vista histórico. Cuando se contemplan así las vemos como objetivaciones
inertes de la vida pretérita, como cristalizaciones; y entonces tratamos exclusivamente de
descubrir el sentido inserto en tales objetivaciones

Desde el punto de vista práctico o de aplicación del orden jurídico vigente. En lugar de verlas
como productos cristalizados, las enfocamos como fuente para nuevas y nuevas consecuencias
concretas en la vida en curso, como fuentes para nuevas y nuevas aplicaciones a las nuevas
situaciones que la realidad social presenta. Desde este punto de vista, las normas jurídicas,
conjugadas con las realidades sociales siempre en renovación, tienen una dimensión dinámica,
son criterios para la acción ulterior, renovada una y otra vez, constantemente, a lo largo del
tiempo.
Así las normas jurídicas son actos de voluntad, suscitados por unas necesidades sociales
sentidas en una cierta situación histórica, y con vista a la realización de unos fines estimados
como justos.

El mundo de la vida humana, así como también el de su objetivación tiene su sistema de


categorías, aquí se refiere a dos de ellas: Lo Normativo y Lo Colectivo que son las que más
directamente afectan al Derecho.

Lo Normativo.
Entre las significaciones que piensa el hombre, se puede hacer una clasificación formal de dos
grupos:

Proposiciones Enunciativas. Son proposiciones respecto del ser, denotan un ser, dan cuenta de
la existencia de algo, o de cómo es ese algo o de la conexión entre varios algo. Singulares y
generales.
Singular. La descripción de algo (una cordillera, un lago)
General. Conexión entre varios fenómenos: la caída de los cuerpos, su dilatación, su vibración.
Todas esas proposiciones enuncian algo que es, algo que fue, algo que será.
Proposiciones Normativas. Estas no enuncian la realidad de unos hechos ni su conexión, estos
determinan un deber ser, prescriben una cierta conducta debida.
Ejemplo: Los preceptos morales, las reglas del decoro, las leyes del Estado.
Se refieren a la conducta humana determinando como debido, como debiendo ser, cierto
comportamiento; no anuncian lo que ha sucedido, sucede o sucederá, sino lo que debe ser
cumplido.

Normatividad Formal.
Su contenido tiene origen en una elaboración humana, esto es que ha sido fabricado por el
hombre; ejemplo: los preceptos de un reglamento de transitó. El Derecho positivo rige como
norma no por su mayor o menor acierto intrínseco, sino por su validez formal, es decir, por
haber emanado de instancia competente.

Normatividad Material.
En esta normatividad ocurre que no solo es normativa su forma, sino que también es normativo
su contenido, en sí y por sí. Sucede que a la esencia de algunos valores pertenece una
dimensión de “deber ser” y aun de “deber hacer”, en sentido de deber ideal o puro. Sucede que
en los principios que constituye pura y perfecta expresión de valores ideales, no sólo es
normativa la forma en que se presentan, sino que lo es también su materia, es decir su
contenido.

Lo colectivo como vida human social. Lo social es un ingrediente esencial de nuestra existencia
desde que despertamos a la vida. Estamos en relación de intercambio de afectos nos hallamos
insertos en una familia, villa y ciudad nación, en la urdimbre internacional, actuamos sobre la
vida de los demás y ellos actúan sobre la nuestra condicionada positiva y negativamente por la
sociedad.

RESUMEN DEL CAPITULO 3.


RAMAS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO.

Del Vecchio divide la filosofía del derecho en tres partes correspondientes a otras tantas
investigaciones a las cuales denomina:
Investigación lógica, se propone la definición del derecho in genere, ya que ninguna ciencia
jurídica particular puede explicar que sea el derecho en universal, sino únicamente lo que fue o
es derecho en un cierto pueblo y en determinado tiempo.
Investigación fenomenológica, tiene por objeto comprender al derecho como fenómeno
universal humano, dado que el derecho positivo no es un producto de causas excepcionales,
sino un fenómeno común a todos los pueblos en todos los tiempos, cuya causa común y
necesaria radica en la naturaleza humana.
Investigación deontológica. Se desarrolla de un modo autónomo, y comprende la indagación del
ideal, y la critica de la racionalidad y legitimidad del derecho existente, contraponiendo una
verdad ideal aun realidad empírica.

Señala también como ramas de la filosofía del derecho a la ética y a la psicología.

La axiología esta ubicada dentro de los valores supremos del derecho.


La axiología y la epistemología del derecho es la justicia.
La filosofía del derecho se relaciona, por su objeto formal, con disciplinas filosóficas teóricas
como la lógica (teoría del conocimiento o gnoseología), la psicología racional y la metafísica, y
directamente con la ética en que se resume la filosofía practica; pro su objeto material, nuestra
disciplina se relaciona con las ciencias jurídicas particulares y con la sociología, la historia, la
economía, la política.
Es cierto que los problemas de la filosofía del derecho han sido estudiados tanto por
pensadores consagrados a la filosofía general, como por especialistas, conocedores del
derecho positivo; esto no significa que los filósofos que se dedican al estudio del derecho
puedan desentenderse de la realidad jurídica, hacer un estudio a priori del derecho,
independientemente de la experiencia, pero que aprehendemos con ocasión de la experiencia,
de modo que aún cuando se hable del a priori de lo jurídico, de las condiciones que de un punto
de vista lógico hacen posible la ordenación de los datos suministrados por la realidad jurídica.
Sortais ha dicho que el estudio de las diversas legislaciones esclarece o ilumina las nociones
fundamentales del derecho

Por parte, debe considerarse como una ciencia estrechamente vinculada con la filosofía del
derecho a la sociología, por más que todavía en nuestros días se discute sobre cual sea el
objeto propio de esta ciencia.
Comte. Fue quien la bautizó, llego a designarla antes con el nombre de física social, es decir,
ciencia que estudia todos los hechos o fenómenos sociales considerados en si mismos, en su
conjunto en sus relaciones mutuas, para llegar a determinar sus leyes naturales y dar una
explicación positiva y sintética de la sociedad, de su vida y desarrollo.

Del Vecchio, indica que hay también afinidad de la filosofía del derecho y la filosofía de la
historia. Refiriéndonos a la disciplina filosófica que se ocupa de los principios o causas remotas
del acontecer histórico.
Entre las materias afines a la filosofía del derecho figura así mismo la política o ciencia del
Estado. Esta disciplina comprende el estudio de los problemas sobre la constitución y
organización del Estado; el que se relaciona con los lineamientos o directrices a seguir por los
gobiernos en el ejercicio de la autoridad; y el que se refiere a la organización de los medios de
lucha para alcanzar el poder y mantenerse en él

También debe considerarse como una materia a fin a nuestra disciplina la economía política,
ciencia de la eficacia del esfuerzo aplicado a la producción y distribución de los satisfactores
materiales, puesto que la existencia del hombre y de las sociedades dependen en buena parte
de su actividad económica, lo que hace que los hechos económicos tengan una gran influencia
en la vida social y no pueden ser desconocidos por el Estado ni por el Derecho.

La filosofía del derecho, parte integrante de la filosofía general, que expone los principios
fundamentales de lo jurídico tales como se desprenden de la naturaleza racional del hombre y
determina la manera como deben establecerse las relaciones entre los hombres para que sean
conformes a la idea de la justicia, quedando así, no un Estado quimérico, sino un Estado ideal,
al que la vida social debe acercarse cada vez más; la historia del derecho, parte integrante de la
historia general, da a conocer los cambios de las leyes e instituciones de un pueblo en las
diversas épocas de su civilización; y finalmente la política ciencia que sobre bases históricas y
en proporción de las fuerzas existentes, expone el conjunto de las condiciones y de los medios
propios para asegurar el progreso continuo y para realizar las reformas más próximas del
Estado social.

RESUMEN DEL CAPITULO 4.


TEMAS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO.

Definición de la teoría del Derecho. Trata desde el interior del derecho de definirlo colocándose
en un punto de vista “de una experiencia completa de la vida jurídica” la ciencia del Derecho,
con el nivel de la teoría general, quiere saber que cosa es el derecho respecto de la totalidad de
la vida jurídica a fin de conocerse mejor en esta experiencia integral suya.

La filosofía del derecho, en cambio, quiere saber que es el derecho, más no respecto de la vida
jurídica, sino respecto de toda la vida para comprender por que aquel existe en este.

La filosofía del Derecho se ha afirmado que “es preponderantemente un instrumento del


conocimiento, no en tanto su objeto, como es el caso de las disciplinas esencialmente
filosóficas”. “Si la filosofía del derecho es una disciplina cognoscitiva, entonces su problema
fundamental lo debe constituir el problema lógico, no en general como el de la filosofía a secas,
sino el problema lógico en cuanto a lo jurídico.” El conocimiento “de la lógica del derecho lleva
implícito el conocimiento de la realidad del derecho. O bien, la realidad del derecho se puede
tomar como materia encarnada de la lógica del derecho”. En estas condiciones, debemos
comenzar por considerar al derecho tal como se presenta a nuestra experiencia, como
fenómeno irreducible y sustantivo de la vida social.

Ontología formal y lógica jurídica. Son dos ramas de la creación reciente de la teoría jurídica.

Ontología formal del derecho. Según se consigue, en el estudio sistemático de las conexiones
esenciales de carácter formal entre las diversas manifestaciones de la conducta jurídicamente
regulada: lo prohibido, lo permitido, lo obligatorio y lo potestativo

Lógica jurídica. Puede definirse como el estudio, sistemático, de la forma de los juicios, los
conceptos y los raciocinios jurídicos.

Axiología jurídica o doctrina del deber ser. Tiene por objeto estudiar los valores a cuya
realización debe tener el derecho. La axiología posee disciplinas que al puntualizarlas
comprende cuatro:

La ética o teoría del bien.

La estética o teoría de lo bello.

Teosofía o teoría de lo divino.

Teoría de los valores jurídicos o filosofía del derecho.


RESUMEN DEL CAPITULO 5.
DIVERSOS NIVELES DE LA CIENCIA JURÍDICA.

El universo como conjunto de todo lo creado. Es todo cuanto existe, de todas las cosas y las
reales externas (una montaña), las que se dan en la intimidad (el amor), las fantásticas (Caballo
de Troya), las ideales (triangulo) y el hombre.
Las categorías aristotélicas del ser. Son la sustancia que tiene su propia existencia, la cualidad
o modo cuyo ser se extiende sobre el ser de otra cosa y la relación que viene de la
comparación entre las dos exteriores.
La noción esencial del derecho he de ser una noción universal, dentro de la que quepan todas
las manifestaciones de lo jurídico. El concepto universal del derecho debe abarcar dentro de sí
todos los derechos que han sido, todos los que son y todos los que puedan ser. Este concepto
debe darnos la esencia de lo jurídico, pura y simplemente, dejando a un lado todos los
calificativos específicos e individuales que correspondan a manifestaciones jurídicas de
diversas clases. Debe ser un concepto que sirva lo mismo para el derecho civil que para el
panal, el procesal, el constitucional etc.; Que sea igualmente aplicable al ordenamiento e
instituciones de un pueblo primitivo del derecho complicado de un estado civilizado de
occidente; valedero tanto para el antiguo como para el medieval, el moderno y el
contemporáneo. Y, por tanto, también, que comprenda igualmente las normas jurídicas justas
como las injustas.
Teniendo como temas la filosofía del derecho al tema de la definición y el tema de la valoración.
Ambos constituyen cuestiones legítimas y obligadas para la filosofía del derecho, esta debe
ocuparse de la definición esencial de lo jurídico; y debe estudiar también los criterios
estimativos.
Hay una distinción clara entre estos dos temas a parte de que ellos puedan mediar conexiones
filosóficas de otro género. Por que una cosa es preguntarnos por lo que es el derecho puro y
simplemente como una especial zona, o forma de la vida humana; y otra cosa diferente es
incurrir por los valores o ideales en que el derecho debe inspirarse para que sea justo.
En la morada del derecho. Siendo que este no pertenece a la naturaleza física ni a la naturaleza
síquica. Por que lo que buscamos es el derecho en su radical esencialidad, hemos de
comenzar inquiriendo en que parte o zona del universo habita eso que se llama derecho.
Vemos ahora que la idea tiene un ser distinto de las realidades síquicas en que piensan. Estas
realidades son múltiples, se producen en varios sujetos y en sucesivos momentos del tiempo.
Por el contrario, el ser de la idea es uno; es algo que es fuera del espacio y fuera del tiempo y
con independencia de mí, aunque a mí se me revele en un acto real de mi mente.
Hay pues un mundo de ideas, que no ocupan espacio, que no se extienden en el tiempo, que
no tienen por tanto, las dimensiones de la realidad, pero que tienen otra manera de ser.
Constituiría un grave error equiparar el ser con la realidad y reducirlo a ésta.
Evidentemente el Derecho no es un ser ideal. Mientras que el principio de que todos los radios
del círculo son iguales tenía consistencia ideal antes de que el primer geómetra lo descubriese,
por el contrario, un Código Civil no existe antes de haber sido elaborado.

Los valores son objetos ideales, que ciertamente tienen validez análoga a la que corresponde a
otras ideas; pero, a diferencia de éstas, poseen, además, algo especial que podríamos llamar
vocación de ser realizados, pretensión de imperar sobre el mundo y encarnar en él a través de
acción del hombre. Cierto que la esencia es independiente de su realización; es decir, un valor
vale no porque se haya realizado, sino a pesar de su no-realización.
RESUMEN DEL CAPITULO 6.
ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DE UNA DEFINICIÓN DEL DERECHO.

Definición formal del Derecho.


Esta definición es la que considera al derecho como mero instrumento, como un recipiente apto
para recibir cualquier contenido cono un vaso que lo mismo se puede llenar de agua, de vino o
de aceite.

Y tratándose del Derecho, su contenido u objeto material. Son las acciones humanas, cuyo
sentido se determina en relación con los criterios racionales o fines supremos de la conducta,
una definición que no toma en cuenta el contenido del derecho, tampoco hace referencia a sus
fines como datos esenciales de lo jurídico.
Ejemplos:
Roguin. “el derecho es el orden consistente en que un hecho social sea seguido de otro hecho
social, con sanciones forzadas en caso de ejecución”
Jesé. “El derecho de un país es el conjunto de reglas –ya se las juzgue buenas o malas, útiles o
nefastas— que, en un momento dado, son efectivamente aplicadas por los prácticos y por los
tribunales”.

Stammler. El Derecho es, para él. “Voluntad vinculatoria, autárquica e inviolable.


Según Stammler la noción de lo jurídico se refiere a una clase de aspiraciones humanas,
condicionadas por una cierta modalidad de ordenación. Siendo así también el concepto de
derecho, un procedimiento de ordenaciones, estos procedimientos sólo se manifiestan en los
casos por él ordenados, de ahí que tengamos que partir de la observación de los hechos
históricos en que encuentran aplicación, pero con miras a descubrir ciertas posibilidades
generales de ordenaciones permanentes bajo las cuales cabe distinguirlas entre sí
determinando así sus conceptos, los hechos pueden ordenarse de dos modos:

Como efectos de causa precedentes (perteneciente al pasado) se ordenan las impresiones de


un modo casual
Como medios para alcanzar fines futuros se determinan en un sentido teleológico o finalista.

Llamándole percepción a la explicación de los hechos por sus causas; y voluntad al modo como
se articulan las impresiones en la conciencia bajo las categorías de medio y fin.

Los conceptos de medio y fin son formas puras de ordenación de los conocimientos
comparables en rango a los conceptos de causa y efecto, sin excluirse una de la otra: la
voluntad así entendida es una especie de pauta directiva de nuestra conciencia; eligiendo así
los medios para la obtención de los fines. Así el hombre no elige entre los fines, sino siempre
entre los medios.

Las siguientes formas son en las que se puede articular en la conciencia los medios y los fines
del derecho.

La aislada. El hombre se nos presenta formando separadamente una unidad en la que los
medios se relacionan con los fines del mismo sujeto.
La vinculatoria o entrelazante: se alcanzan entre sí varias voluntades, es decir, lo que uno
quiere como fin, lo toma el otro como medio de su propia voluntad y recíprocamente.
Esta equivale a una regulación externa y puede revestir dos formas o modalidades puras.

Que decisión de articular los fines entre varios sujetos dependa de ellos mismos.
Implica solamente una invitación a los individuos que se han de vincular;
Que se les imponga, sustrayendo la vinculación a la voluntad (en sentido psicológico) de los
individuos vinculados.
Este encierra la noción de una voluntad autárquica (gobernada por sí misma)

Esta voluntad entrelazante de autárquica admite dos posibilidades o formas de manifestación.

Como acto concreto, diverso en cada caso. Se trata de una voluntad arbitraria, caprichosa.
De un modo permanente, regular, uniforme.
Estamos en presencia, del concepto de inviolabilidad, cuya característica condicionante es la
permanencia uniforme en la vinculación de los fines humanos.

Estas categorías o modalidades de que habla Stammler, son descubiertas mediante un examen
crítico.

La idea del derecho —justicia— consiste en una absoluta armonía, en el ideal de una
comunidad pura, de una comunidad de hombres con voluntad libre cuyas relaciones reciprocas
esté regidas por dos grupos de principios; Los del respeto a la personalidad del otro, y los de la
cooperación.

Stammler nos dice que la justicia y el derecho no expresan una uniformidad de hechos o
fenómenos como ocurren con las leyes cosmológicas, en el campo de la causalidad, si no
relaciones de adecuación o adaptación a fines hacia los cuales hay una tendencia inmanente
en la naturaleza humana.

Aún cuando los males y las injusticias se multipliquen hasta superar él numero a los bienes y a
las acciones justas, no por eso cambian las nociones de lo bueno y de lo justo, de hecho los
caminos y posibilidades del bien y de la justicia son finitos, limitados, difíciles; en tanto que las
posibilidades y de la injusticia son infinitos, ilimitados y fáciles. Es por eso que es tan difícil
acertar y tan fácil errar.

Estas consideraciones nos muestran el grave error que contienen las definiciones formales de
tipo positivista y de tipo sociológico.

En el fondo confunden el orden de la causalidad o en el mejor de los casos la ley de los


grandes números, con el orden de la finalidad —de la racionalidad y libertad humana—
equiparan hecho y derecho. Si el derecho se redujera a meros hechos, aplicando el mismo
procedimiento también la justicia, la belleza, la verdad y el bien se reducirían a hechos.

Stammler nos dice que hay dos categorías fundamentales los métodos de ordenación de los
datos que nos proporcionan lo que llamaríamos la experiencia jurídica —el concepto y la idea
del derecho—: uno sirve para delimitar el territorio propio de lo jurídico; respecto de los
territorios contiguos de la moral, de los usos o convencionalismos de las decisiones o mandatos
arbitrarios —este es el concepto del derecho, el otro para relacionar el sector de lo jurídico con
la totalidad de los fines humanos — esta es la idea del derecho.

El derecho y la justicia. Son entes de razón, objetos ideales, desde el punto de vista de su
forma, pero tienen su fundamento en la realidad, expresan y postulan un orden antológico.

El derecho es algo más, mucho más, que un simple método lógico es una realidad fundada en
las exigencias antológicas del hombre; de ahí que su esencia solo pueda determinarse a través
de un profundo conocimiento de la naturaleza humana.

Mostrándonos así los fines necesarios de la vida social, de los cuales no puede ser ajeno el
derecho.
Los fines racionales del derecho y la técnica son los que entrañan, el derecho, la seguridad, la
justicia, y el bien común.

La esencia de lo jurídico. Es la de un orden social humano, el cual comprende una técnica y


unos fines —positividad y racionalidad— como técnica que es, el derecho esta sometido a leyes
lógicas económicas, sociológicas, etc. Y en su aspecto racional esta vinculado a la ética o
moral.

Toda sociedad tiene un derecho objetivo, puesto que la sociedad es cooperación o coordinación
de esfuerzos, de modo permanente, para alcanzar un fin común y esa división de tareas y
funciones implica un reglamento externo que, en cuanto ordena la actividad de los miembros de
la sociedad a un fin común, que vale como bien común, es esencialmente derecho.

Así como el hombre tiene sus notas individuales: estatura, color, capacidad, se observan una
gran desigualdad entre ellos, pero si se consideran sus notas esenciales —animalidad,
racionalidad, voluntad libre— se admite que todos ellos tienen una naturaleza común

El autor propone la siguiente formula.


El derecho es la ordenación positiva y justa de la acción al bien común.

Con él termino ordenación no-solo significa la acción u orientación a un fin, sino también la idea
de orden como subordinación de medios a un fin; Orden que por estar regido por la justicia y
tener como objetivo el bien común, no puede ser sino un orden normativo y social, siendo este
orden positivo, es decir se refiere a una sociedad determinada, supone la organización de un
poder director que debiendo sujetar su actuación a la justicia y a las exigencias del bien común
tiene carácter de autoridad, en cargada de formular y promulgar el ordenami

Así también los derechos tienen notas individuales, variables y contingentes, y notas
esenciales, comunes, inmutables.

Según Santo Tomas de Aquino en su definición de la ley pura nos dice que.
Es una ordenación de razón, en vista del bien común, establecida y promulgada por aquel que
tiene el cargo de la comunidad.
ento concreto que técnicamente realice los principios racionales que rigen la vida social, y de
garantizar su cumplimiento por medio de sanciones coercitivas, orden positivo que, dada su
relación con la justicia implica la idea de seguridad.

Y en cuanto al termino acción, significamos con él la actividad social, el objeto material que el
derecho que supone persona y bienes u objetos jurídicos, es decir, se trata de la ordenación de
las personas, de sus bienes y acciones al bien común.

La subordinación de las personas al bien común no es absoluta sino es relativa: recuérdese que
no es el hombre para el árbol sino el árbol para el hombre, no obstante lo cual, el hombre debe
sacrificarse, cuidar y cultivar el árbol para obtener sus frutos.

PROCLAMAR QUE EL DERECHO ES PURA TÉCNICA, Y DEJAR A LOS POLÍTICOS, A LOS


ECONOMISTAS, A LOS HOMBRES DE NEGOCIOS, A LOS MORALISTAS, EL HONOR DE
ELEGIR LOS FINES A LOS CUALES DEBE SERVIR, ES ABDICAR DE NUESTRO OFICIO Y
DE NUESTRA DIGNIDAD, EL JURISTA NO ES UN CRIADO QUE SIRVA PARA HACERLO
TODO.

RESUMEN DEL CAPITULO 7.


DEFINICIÓN DE ORDEN JURÍDICO.

El orden jurídico es un orden concreto que deriva del sometimiento normal de la conducta a ese
conjunto de normas, unas de estas son creadas por el legislador constituyente o común y otras
vienen de la costumbre o precedentes de órdenes no jurídicos. Pueden ser convencionalismos
sociales o moralidad positiva, son luego incorporadas, de manera expresa, al mismo sistema
del cual forman parte las normas individualizadas o especiales, tanto las de índole pública
dimanante de actos de aplicación oficial, como las de índole privada cuya fuente inmediata
reside en la autonomía de los particulares.

Todas ellas integran el sistema jurídico que no se debe confundir con el orden concreto que
llamamos derecho, y que esta formada por los destinatarios de la norma, es decir, los sujetos a
quienes estas se dirigen. Al hablar de los destinatarios no preferimos a los órganos encargados,
bien de formular las normas, bien de aplicarlas a los casos que sus supuestos prevén.

Así el sistema jurídico esta ligado, en nuestra época a la organización que determinan la forma
de creación o reconocimiento de esas normas establece las condiciones y los límites de su
fuerza vinculante, regula los procesos de aplicación y ejerce el monopolio de los poderes
coactivos.

La índole institucional del orden jurídico condiciona el doble carácter con que los destinatarios
de las normas pueden intervenir en las relaciones creadas por tales preceptos: ya en
particulares o súbditos, ya el de ciudadano que de un modo directo o indirecto interfiere en la
creación de reglas generales o individualizadas y pueden en las condiciones que la ley señala
actuar como órgano del Estado.

La definición siguiente recompone los elementos estructurales de todo orden jurídico.


Derecho es un orden concreto, instituido por el hombre para la realización de
valores colectivos, cuyas normas —integrantes de un sistema que regula la
conducta de manera bilateral. Externa y coercible— son normalmente cumplidas
por los particulares y, en caso de inobservancia, aplicadas o impuestas por los
U n i d a d

órganos del poder público.

Tercera Unidad
Principales corrientes de la filosofía y de la ciencia
jurídica
T e r c e r a

RESUMEN DEL CAPITULO 8.


IUSNATURALISMO.

Derecho natural y orden normativo.

Se ha considerado que a la noción del derecho natural apoyada en la tradición


ideológica de occidente y que siguen los iusnaturalistas en este siglo se le debe
de llamar noción tradicional del derecho natural, caracterizándose por lo siguiente:

El derecho natural forma parte de la moral, rige la conducta social de los hombres
relacionada con la justicia y el bien común del derecho natural. Es un verdadero
derecho en la medida que en la sociedad es obligatorio para todos. Al ser parte de
la moral, el derecho natural es inmutable y universal en sus principios, pero
mutable en sus aplicaciones pues estas dependen de la variabilidad de las
circunstancias.

Para el Estado, los principios que propone el derecho natural no son derechos en
la medida que no se encuentran reconocidos, por lo tanto no son sancionados por
el poder publico, tampoco se les puede catalogar como imperativos a mandatos
por lo tanto, quedan al arbitrio de los hombres cumplirlos o no cumplirlos.

En consecuencia, no es un verdadero derecho, sino que se trata de un orden ideal. En cambio


en el orden jurídico las normas son reglas de conducta bilateral o imperativo—atributivas,
exteriores, coercibles y heterónomas que estas normas sean bilaterales significa que una
obligación jurídica a cargo de determinada persona trae aparejado un hecho a favor de la
misma.
Hay infinitas formas de iusnaturalismo, se mencionan los puntos centrales que a sentir del autor
son cuatro.

El relativo al fundamento. Reside en fundamento de valides que los autores atribuyen al


derecho natural

 Ciertos juristas afirman que la naturaleza como fundamento del derecho, es lo que existe
por sí, independientemente de nuestra obra y nuestro querer.
“El anhelo de conducta de independencia frente a cualquiera que no sea Dios” Pufendorf.

 A través del creador del universo de cuyas leyes se manifiestan su inteligencia o su


arbitrio al iusnaturalismo teológico.
De acuerdo con Santo Tomas de Aquino, la ley eterna es “la misma razón divina, en
cuanto gobierna todo lo que existe”.

 El fundamento del derecho en un principio racional La Máxima: “hay que vivir de acuerdo
con la naturaleza”
Crispo enseñaba “El mundo es un enorme Estado con una constitución y una ley: donde
la razón natural ordena lo que hay que hacer y prohíbe lo que debe ser omitido. Los
Estados espacialmente limitados son numerosísimos y nunca tienen, constituciones y
leyes iguales. Pues cada uno invento diferentes usos y costumbres, de este modo, las
constituciones particulares se convirtieron en apéndices de una sola ley natural.

 Las que buscan el fundamento del derecho en la llamada “naturaleza de las cosas” “el
‘orden’ o estructura que necesariamente corresponde a cada ente de acuerdo con su
terminación o su tarea.

El segundo punto de discrepancia entre los defensores del iusnaturalismo queda al descubierto
cuando se examinan las ideas de aquellos sobre el contenido del orden que los mismos autores
contraponen al derecho histórico. Mientras tal contenido se reduce, según algunos filósofos, a
unos cuantos principios de máxima generalidad, a los que se atribuye validez absoluta, otros
autores piensan —cual ocurrió en la Época de las luces— que es posible formular sistemas
completos de derecho natural que, por su mismo carácter exhaustivo, cabe “comparar sin
desmedro con el derecho positivo” e incluso deben ser vistos como superiores a éste, ya que
provienen de la voluntad del legislador y resultan validos para todo tiempo y lugar.

Un tercer punto de desacuerdo entre los defensores del derecho natural es el relativo a la
mutabilidad o inmutabilidad de los contenidos de tal derecho.

La versión más frecuente del dualismo consiste en decir que el iusnaturalismo es el modelo o
paradigma de los ordenamientos vigentes o, formulados al revés, que estos tienen como último
fin la realización de dicho arquetipo. Pero los seguidores de tal posición no siempre están de
acuerdo en un punto básico; el relativo a los casos de conflicto, esta dificultad suele ser resuelta
en una u otra de las siguientes formas:
 Cuando las prescripciones del positivo se contraponen a las del otro, las del
natural deben tenerse por invalidadas.

 Cuando por el contrario la ley positiva viola los principios del iusnaturalismo, habrá
que reconocer que aquella no cumple su fin, que es mala o injusta y en tal supuesto, dos
son también las posibles aptitudes ante el problema: O se insiste en que el precepto legal
debe ser aplicado, pese a que sólo vale formal, pero no materialmente o., a la inversa se
declara que la ley contradictoria de los principios del derecho natural no debe ser
obedecida, lo que equivale a sostener que su obligatoriedad depende, en última instancia,
de la bondad o justicia de su contenido.
Pero ambos casos, el resultado es del mismo tipo: frente a la hipótesis de oposición
contradictoria entre las normas de esos derechos, las doctrinas dualistas dejan de ser tales y
desembocan en un monismo, ya el positivista, ya el del iusnaturalismo.

Para los defensores de la actitud monista sólo un derecho puede existir, el positivo o el natural.
Un punto menos radical es el adoptado por aquellos que reconocen que el derecho positivo
debe realizar ciertos ideales de justicia, pero no ven en estos un derecho distinto del único que
en su opinión existe, ni aceptan que, en un caso de pugna entre dichos ideales y las
prescripciones vigentes puedan los primeros privar sobre los segundos.

Quienes colocan al lado o por encima del derecho positivo un invariable y absolutamente justo
derecho natural quedan expuestos según el autor, a la fundada e inevitable objeción de que no
puede haber, al propio tiempo, dos órdenes jurídicos igualmente válidos, el natural y el positivo
porque, en tal hipótesis, uno de ellos saldría sobrando

¿Significa lo dicho sobre las múltiples discrepancias de los partidarios del derecho natural que
sea imposible descubrir un denominador común en sus doctrinas?.... ¿No existe acaso, entre
estas últimas, coincidencias que permiten justificar el calificativo de iusnaturalistas que
expositores se atribuyen? Se cree que lo que define a todas las posiciones es el aserto de que
el derecho vale y, consecuentemente, obliga, no por que lo haya creado un legislador humano o
tenga su origen en cualquiera de las fuentes formales, sino por la bondad o justicia intrínseca
de su contenido.

Se piensa también que, no sólo lo expuesto sobre los puntos de desacuerdo, sino lo que
acabamos de decir sobre el punto central de coincidencia entre las posiciones iusnaturalistas,
revela dos cosas:

 Que el problema que tanto los defensores de dichas posiciones como los
partidarios del positivismo jurídico pretenden resolver, es el de la validez o, para expresarlo
de otro modo, el del fundamento de la obligatoriedad de las normas del derecho.

 Que las insolubles dificultades que, sobre todo en casos de conflicto,


plantea la teoría de los órdenes aconsejan el abandono del término derecho natural y un
planteamiento distinto del problema de la validez del derecho positivo.

Pero si frente a los cánones formal y material de validez, en sentido jurídico—positivo, existen
otros de validez objetiva o intrínseca, en sentido axiológico, el problema del llamado derecho
natural, que en el fondo no es otro que el que suscita la afirmación y aplicación de las pautas de
la segunda especie, tendrá que ser replanteado en distinta forma, si en realidad deseamos
colocarnos en una posición que se encuentre más allá del positivismo jurídico y de las
incontables variantes de la doctrina del iusnaturalismo.

RESUMEN DEL CAPITULO 9.


POSITIVISMO JURÍDICO.

Du Pasquier. Define el derecho positivo como el conjunto de reglas que rigen la conducta
humana, impuestas efectivamente por el poder social.

Del Vecchio. Refiriéndose a la positividad del derecho, considera que no es otra cosa que la
mayor o menor eficacia poseída en cierto momento por una norma o por un conjunto de
normas, eficacia que siempre es variable, dependiendo de factores psicológicos y hasta físicos,
que precisamente constituyen una historia.

La filosofía jurídica debe comenzar por precisar cuál es la naturaleza de este derecho; pues en
el pensamiento moderno se llega a distinguir derecho vigente de derecho positivo,
considerando al primero como el formalmente valido, y al segundo como el eficaz o fáctico. Sin
embargo, esta distinción carece de fundamento real y por lo mismo resulta convencional. No así
la distinción del pensamiento tradicional, que refiere lo positivo del derecho a la intervención de
la voluntad, individual o colectivamente considerada, reservando la noción del derecho natural
para los principios o normas que se fundan en la naturaleza racional, libre y social del ser
humano, y que por esto mismo la voluntad humana no debe desconocer.

Debemos decir pues, que el derecho es positivo por diversas razones o títulos: porque es el
derecho de una sociedad; porque es vigente —representa una aplicación de principios o
normas de derecho natural mediante la intervención de la voluntad—; porque es eficaz o fáctico
—más no exclusivamente por la razón—; porque cuenta con medios coercitivos para imponerse
a los rebeldes o sancionarlos; por que está impregnado de elementos sociológicos; y en suma,
por que de algún modo ha intervenido en su elaboración la voluntad, contratando o eligiendo
formas e instituciones sociales entre posibilidades que no son contrarias a los principios y
normas de derecho natural, y que en tales virtudes convierten en jurídicamente obligatorias.

La razón descubre que el hombre es un autofín, una persona a la que no se debe tratar como
cosa, convirtiéndola en un medio o simple instrumento, a la que en todo caso se debe respetar
y tomar en cuenta su eminente dignidad y sus prerrogativas esenciales, y que por esto mismo la
esclavitud es contraria a la naturaleza humana. Sin embargo, los fuertes pueden, de hecho,
dominar y destruir a los débiles, tanto en el orden humano como en el reino animal —el pez
grande se come al pequeño y el lobo devora al cordero—; pero estos hechos, como tales, no
son jurídicos, no están regidos por normas sino por leyes cosmológicas, se explican, más no se
justifican.

Geny propone que los factores que intervienen en la elaboración del derecho positivo pueden
ser clasificados en dos grandes categorías.
1. El dato. Es toda realidad en cuanto se toma como término de nuestra actividad
intelectual u objeto de conocimiento. Este punto de partida de todo conocimiento científico,
no es creado o producido por el entendimiento humano, sino que éste lo descubre, lo
contempla, lo aprende.
Podemos afirmar que el dato es el objeto de todo conocimiento científico.
2. La construcción. En cambio, ya no es estrictamente positiva y trascendente o
extramental sino que tiene mucho de convencional y de subjetiva. Viene a ser eso que
llamamos técnica, conjunto de medios, métodos y procedimientos, no necesarios sino
contingentes, de que se vale el hombre para lograr un conocimiento verdadero y organizado,
y especialmente para aplicarlo a un fin práctico.

Geny se pregunta si el derecho es ciencia o arte; tomando en cuenta estas dos categorías de
factores que intervienen en la elaboración del derecho positivo —el dato y la construcción—
contesta que ambas cosas:
 Ciencia. En cuanto estudia los elementos o datos de la realidad que el legislador
no puede desconocer, elementos que condicionan, limitan o inspiran las reglas del derecho
positivo.

 Arte. Por cuanto se requiere construir una técnica no sólo para formular las reglas
de derecho de acuerdo con los datos que suministra el estudio de las necesidades y
posibilidades de una sociedad determinada —técnica legislativa—; si no también para
asegurar la aplicación de esas reglas—técnicas, administrativas y judicial o jurisprudencia.

Geny distingue cuatro clases de datos:


1. El dato real. Comprende el conocimiento de las realidades físicas,
biológicas y psicológicas, y el de las leyes que rigen.

2. El dato histórico. Consiste en la historia misma de las instituciones


jurídicas, el conocimiento de su desarrollo o evolución, la herencia de una comunidad
jurídica.

3. El dato racional. Sean los principios que resultan para la dirección de la


humanidad, de la consideración reflexiva de los elementos de las relaciones jurídicas o
sean los principios de los que él llama el irreducible derecho natural, los primeros principios
del derecho.

4. El dato ideal... Son los ideales o aspiraciones humanas que influyen en el


progreso o decadencia de las instituciones jurídicas positivas, ideales que se fundan más
que en los razonamientos, en afecciones y en la intuición, que por lo mismo varían con el
tiempo, cosa que no ocurre con los primeros principios del derecho, que descubre la razón
y que son universales e inmutables.

Lo que se lleva dicho nos permite comprender que los postulados filosóficos del derecho
positivo son precisamente los primeros principios de todo derecho, en cuanto presiden,
condicionan y limitan la tarea de constituir y mantener en vigor un ordenamiento jurídico
concreto.
Partiendo del análisis del derecho positivo, podemos enunciar sus principales postulados
filosóficos en la forma siguiente: la positividad, como mera facticidad o expresión de una
voluntad arbitraria, e incluso como una regularidad impuesta por medio de la fuerza, no
constituye una positividad jurídica.
Así el derecho positivo no es un orden cerrado y completo, sino que participa de diversos
órdenes: del orden social, del orden normativo, del orden ético, y a través de ellos, del orden
universal; y como este orden universal es el plan de la creación en la mente divina,
“Toda ley es, en cierta medida, pensamiento y don de Dios.”

RESUMEN DEL CAPITULO 10


SOCIOLOGISMO JURÍDICO.

El derecho surge como impulso de una urgencia de seguridad en la vida social tanto con la
naturaleza como con el mismo hombre, tiene la necesidad de saber que podrían hacer los
demás respecto de él, y qué es lo que él puede hacer respecto de los demás, y no sólo esto,
sino que también precisa tener la seguridad de que este será cumplido forzosamente.
Con una certeza pero no sólo teórica (saber lo que se debe hacer), sino también certeza
práctica, es decir, seguridad: saber que esto tendrá forzosamente que ocurrir porque será
impuesto por la fuerza, y es así como el derecho pasa hacer norma cierta y de cumplimiento
seguro y es aquí donde entra el Estado como máximo poder social para garantizar que la
norma sea cumplida.

Spinoza. Afirmo “La verdadera aspiración del Estado es aquel en el que los hombres viven
armónicamente y cuyas leyes son respetadas.
Desde luego que con la certeza y la seguridad no basta, pues estas deben darse en normas
justas; pero certeza y seguridad constituyen el sentido formal de la función del Derecho.
El Derecho es seguridad; pero ¿seguridad de que?, Seguridad en aquello que a la sociedad de
una época, le importa fundamentalmente garantizar, por estimarlo ineludible para sus fines.
Aquí lo que importa es mostrar con claridad que, lo jurídico no es expresión de determinados
fines, sino solo de una especial manera o forma de realización de fines sociales.
El Derecho no consiste, sino en el cómo se propone cumplir algunos de los fines que persigue,
a saber de una manera, inexorablemente impositiva, lo cual responde ala necesidad de
asegurar con plena certeza y eficacia la realización de dichos fines.
Función de certeza y seguridad no deben entenderse en términos absolutos. Por el contrario,
hay que pensarla sólo con un alcance limitado y relativo. Esto es así por las siguientes razones:

 Aunque los hombres elaboran el Derecho positivo movidos por el deseo de


obtener alguna certeza y seguridad en determinadas relaciones sociales lo que les importa
no es cualquier certeza y seguridad, sino precisamente certeza y seguridad en lo que
entiende como pautas de justicia.

 Aunque el deseo de seguridad es uno de los afanes fundamentales de la


vida humana, no es el único de éstos, sino que coexisten con otros deseos de tipos
contrarios tales como el anhelo de cambio, la aspiración de mejore y progreso.
Así pues, el Derecho, por una parte, pretende ser estable, más por otra parte no puede
permanecer invariable, sino, que, por contrario, debe ir cambiando al compás de las nuevas
circunstancias y necesidades sociales. La seguridad perfecta equivaldría a la absoluta
inmovilidad de la sociedad. El cambio constante, sin ningún elemento y formas estables,
haría imposible la vida social.
Ese margen de incertidumbre e inseguridad en el Derecho existe:
 A veces, y en alguna medida, en cuanto al resultado del proceso
jurisdiccional, judicial o administrativo, en cada coso concreto.

 En cuanto al hecho de que la producción legislativa de normas jurídicas


nunca cesa, sino que, por el contrario, sigue siempre en movimiento, abrogando viejas
reglas, substituyéndolas por otras y dictando nuevas reglas.

RESUMEN DEL CAPITULO 11.


JUSMARXISMO.

La ocasión que ha dado nacimiento a los idearios socialistas podría caracterizarse como la
experiencia de que no basta con garantizar las libertades individuales, aunque ello sea lo
principal; ni basta tampoco con hacer también efectiva la democracia política, aunque ello sea
muy importante; por que la libertad y la democracia política por sí solas, no resuelven otros
problemas muy angustiosos en la vida social: los que consisten en crear los medios materiales
que pueda darse de hecho una existencia humana para todos.

Ahora bien, si la inmensa mayoría coincide en señalar las injusticias sociales que existen,
incluso en países de madura democracia liberal, es enorme la discrepancia de opiniones
respecto a dos puntos muy importantes:

 Sobre las causas de ese deplorable estado de cosas, que ha suscitado la protesta contra la
estructura económica de la sociedad contemporánea.

 Sobre los proyectos para remediar esas deficiencias e injusticias.

Todavía es mucho mayor la discrepancia en cuanto a los proyectos de remedio.


Las soluciones propuestas van de más a menos desde el bolchevismo, que proclama la
dictadura del proletariado, hasta el neoliberalismo, que sólo propugna la corrección de los
yerros en que se incurrió al llevar a la práctica la democracia liberal.

Unos atacan la totalidad del sistema liberal democrático, que consideran como solidario del
predominio de la burguesía, y proclaman su sustitución por otra estructura completamente
diversa, por un sistema de socialización no sólo de los instrumentos de producción, sino
también de los bienes de consumo. Comunismo máximo, que desde luego no existe ni
remotamente en los países soviéticos, ni siquiera como testigos, ni como lejana aspiración.

Las doctrinas socialistas son en gran numero y muy variadas. Aquí distinguiremos dos tipos:

 El socialismo que pretende fundarse estricta, rigurosa y exclusivamente en


la concepción económica de la historia, de un lado se llamaría simplemente marxista, pues
en Marx no se da sólo esa tesis metafísico—dialéctica, sino otros puntos de vista contrarios
a ésta y más que ésta. La concepción económica de la historia quiere constituir
exclusivamente un ensayo de explicación casual de los fenómenos sociales y no un ideal
normativo, no tiene que ver con la oposición entre personalismos y transpersonalismos: no
señala ideal ninguno y se limita al intento de dar una explicación de la urdimembre y de la
dinámica social en la historia.

 Del otro lado las demás formas de socialismo, que representan un


programa político propuesto como idea de justicia, que debe realizarse merced al esfuerzo
de los hombres. Consideran que el sistema capitalista, o ciertos excesos de éste, son los
culpables de las injusticias y del desbarajuste económico, que impide mayor bienestar para
grandes sectores del pueblo. Consideran que hay que restringir o suprimir las libertades
aplicadas a la esfera económica, pues entienden que la justicia social tiene que lograrse
mediante una inteligente acción ordenadora del Estado, quien deberá organizar la
economía para el bienestar social y normar taxativamente todo cuanto se refiere a la
justicia, en cuanto a la distribución de la riqueza. Sostiene que el Estado no debe limitarse a
conservar a cada cual en su estado posesorio mediante una protección jurídica, sino que le
incumbe, con prioridad a esa función, él deber de colocar a cada ciudadano en la relación
económica que le corresponde por justicia. Y creen que esta tarea, así como la de
conseguir la mayor cantidad posible de bienestar para todos.
Esos programas constituyen una oposición al liberalismo económico, pero en cambió,
pretenden conservar las libertades fundamentales del individuo, así como el sistema
democrático. Propugnan una democracia liberal socialista.

En general el socialismo, s no sólo como teoría, sino también cono programa político y como
aparición de algunos sectores obreros, se presentan con caracteres humanistas, es decir, como
programas de justicia social, que propugna la estatificación o la colectivización de los bienes de
producción y la organización exclusiva de la economía por el Estado.

Sin decidir entre los varios programas socialistas. No hay propiamente libertad efectiva cuando
se sufre bajo el agobio de una perentoria necesidad económica. La libertad requiere, por lo
tanto, para que se dé de hecho, una base mínima de holgura material. El principio de igualdad
exige una igualdad de oportunidades. Se ha dicho que el principio de partida no exige que todos
los corredores lleguen a un tiempo a la meta y reciban la misma recompensa, lo cual, lejos
constituir igualdad, sería algo inicuo: pero sí exige que todos salgan de un mismo punto de
partida y que el juego sea limpio.

En suma, el Estado debe proyectar las exigencias de justicia y de los valores jurídicos sobre las
relaciones económicas.

Ahora bien se advierte que el socialismo no materialista es concebido como programa de


justicia, pretende cabalmente el mismo fin que la escuela liberal y que las intervensionistas, y
que, en suma, todas las actitudes humanistas a saber, servir al mayor bien de todos los
individuos.
Pero creen que para obtener esto es preciso renunciar a un sector bastante grande de libertad;
cediéndosela al Estado a fin de que éste organice el consorcio social en vista a una mayor
justicia y a una mayor prosperidad de todos.
RESUMEN DEL CAPITULO 12.
CORRIENTES CONTEMPORÁNEAS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO.

PLATÓN.
La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a la sociedad en su conjunto. El Estado justo es aquel en
el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de las
demás clases.

Stammler. Para llegar al ideal de justicia recoge elementos de la filosofía política individualista
moderna siendo su definición en los siguientes términos.

“La justicia es la comunidad de hombres de voluntad libre al estilo platónico. Afirmando a su


vez, que no es está realmente un hecho, sino una aspiración.

Así para Stammler, el derecho natural en esencia es a la expresión del ideal de los justo, de la
justicia como un ideal; Entonces no hay un código de derecho natural; No tiene esencialmente
un lugar, lo único que hay es elídela de justicia, esa antigua idea de la justicia Platónica.

Así su filosofía juega un papel importante en cuanto reestablece a la filosofía en su forma y


estructuración esencial.
Su filosofía se caracterizó por afirmar una concepción idealista del derecho, pero esta requerirá
cierta distinción aguda entre los términos lógicos constituidos por el concepto y la idea, pues sin
esa distinción entre concepto y la idea no es posible a su vez, la comprensión de sus
postulados acerca de la justicia y del derecho.

El idealismo desde platón, propone como algo especifico la teoría de las ideas, introduciendo la
siguiente transformación:

Las ideas no son el simple espejo o el reflejo de las características de las cosas; los conceptos
calcan las cosas; pero las ideas no son copia de las cosas: son modelos originales, verdaderas
anticipaciones para el mundo que nos rodea.

El ideal de justicia entraña un mundo en el que los contratos, las relaciones hipotecarias, las
penas y los castigos fuesen sin excepción buenos y acertados.

El ideal de justicia no representa así un mundo jurídico no como es, sino como debe ser.

La concepción fenomenológica reconoce precedentes de Descartes y Aristóteles.


La afirmación Cartesiana por excelencia es celeberrísima: “Pienso, luego existo.”

En el concepto de la Fenomenología se funda en el punto de partida de la duda metódica de


Descartes llamada “cogitaciones” y la fenomenología las llama “vivencias”
Lo que rodea al yo y a la conciencia puede ser dudoso, pero lo que sí puede ser cierto es que lo
viven los hombres en su conciencia. Aunque la realidad no fuese como es, de lo que no se
puede dudar es de que dudo, es decir, de la vivencia misma. La esencia de las cosas no está
en ellas, sino en las vivencias y si está allí, está en la conciencia que las contiene.

Definiendo al ajusticia la fenomenológica como que es aquella esencia dada en las situaciones
concretas del derecho y en las vivencias den que hay que intuirla.

Él yo y sus circunstancias Ortega y Gasset.


Ahora en el siglo XX se piensa que todo el universo, esta hecho por la contextura, por la trama
de la vida humana, ya no esta en juego un yo al estilo cartesiano o fenomenológico, que este
adquiere atavíos distintos.

Y así la vida no es una propiedad o cualidad del yo como tal, sino el vivir mismo siendo este el
significado del “yo y sus circunstancias”, por tanto. La vida es “él yo y sus circunstancias”.
Llamándosele filosofía de la vida a los postulados de Ortega y Gasset, porque la vida humana
es elevada a principio o fundamento universal desde un punto de vista filosóficos porque todos
los valores como, la justicia, la belleza, la verdad, etc., vienen a ser en está base radical y
última, la vida human, la vida y sus circunstancias.

La filosofía del existencialismo parte del concepto del “ser” de los clásicos griegos:
Aristóteles sostenía que nada hay en el mundo que no sea; el ser es predicable para todas las
cosas del universo.

Para el existencialismo, la existencia es una categoría que escapa al ser.


Siendo el hombre para el existencialismo entre todos los seres del universo, es el único que no
tiene ser, por que el ser es entidad, sustancia e implica una naturaleza permanente. El hombre
no tiene ser por que es pura actividad, tiene naturaleza física, más si la esencia del ser hombre
es eso que sea llamado conciencia, historia, eso no tiene entidad, es puro fluir para actividad,
puro cambió, es existir, estar fuera de sí y el único que esta fuera de sí es el hombre; sólo el
hombre tiene conciencia propia de su destino y de sí mismo; no hay otro ser que sea un ser
auto consciente y libre.
El existencialismo respecto al derecho natural lo niega y respecto al derecho positivo se queda
con una posibilidad concreta del derecho; Pero siempre al servicio y en función de la libertad
individual.

Kelsen. En su pensamiento derivado del racionalismo y dentro de la filosofía idealista. Nos dice
que hasta ahora los hombres llevan siglos disputando sobre la justicia al inquirir como pueden
encausarse las relaciones sociales. Este problema de la justicia en las relaciones sociales es un
asunto irracional de creencias o de fe subjetiva, variable según las épocas. Este criterio no cae
en el escepticismo porque señala que el ideal racional objetivo en el orden social es la paz.
Consistiendo el problema de la paz para Kelsen en que es un problema de relaciones civiles, es
un problema internacional, ya que algunos Estados han intervenido en otros de ahí que se
desplace la valoración de la justicia como un problema irracional, porque las valorizaciones
desenvueltas en torno de la justicia nunca dieron la objetividad y seguridad de la paz.
Según Manen. La esencia social del hombre y la política; nos dice que hasta ahora, el
conocimiento consiste en la captación o aprehensión de los objetos por los sujetos.
Esta relación opera en el mundo natural respecto de las cosas externas; pero no
sucede lo mismo en el conocimiento de los procesos históricos—sociales porque
si alguien elabora una tesis acerca del Estado democrático, ese sujeto forma parte
como sujeto cognoscente de un Estado democrático, es decir, no es un sujeto
ajeno al objeto de estudio.
U n i d a d

Este problema epistemológico que lleva a la teoría de las ideologías cuya


manifestación más clara es la teoría política que viene desenvolviéndose como un
choque o pugna de lo valioso para la sociedad; Así, se pregunta que es la justicia,
la seguridad, el bien común y cual doctrina o tesis de la seguridad conviene a los
problemas sociales.

La teoría de las ideologías. Se origina en el campo del conocimiento social y


especialmente en el materialismo histórico de Marx quien descubrió que en orden
social y político, las ideas eran ideologías que enmascaraban intereses
C u a r t a

Cuarta Unidad
Conceptos jurídicos fundamentales

RESUMEN DEL CAPITULO 13.


CONCEPTOS DE NORMAS JURÍDICAS.

En el concepto de norma jurídica la definición más completa es la formula


imperativa lo que es derecho. Los datos formales de la norma jurídica son: el
sujeto, el supuesto, la relación, el derecho subjetivo, el deber y la sanción.

Siendo el objeto de las normas jurídicas.


Cuando afirmamos, tener dominio sobre una cosa, esta propiedad es el objeto de
una relación jurídica el objeto puede ser una acción, e incluso una omisión por que
esa conducta, acción o prestación funge como objeto que consideramos que no
es debido por parte de la persona a quien reclamamos. En toda relación jurídica el
vínculo entre las personas se establece siempre a través de un objeto.

Kelsen nos dice en su tesis que la esencia de la norma se traduce en una


proposición, en la cual se enlaza un acto coactivo, como consecuencia jurídica a
un determinado supuesto, de hecho o de condición.

La ley jurídica en su formula nos dice: Si A es debe ser B; mientras que la ley natural dice: Sí A
es también B. Y esta definición expresa lo siguiente: La condición jurídica no es la causa de la
consecuencia jurídica, ni la consecuencia jurídica es el efecto; la consecuencia del acto
coactivo sigue al hecho de la condición por vía jurídica; no por vía naturalista; Por necesidad del
derecho, no por la necesidad de la naturaleza.

Ahora bien, de las diversas proposiciones en que se descompone la norma jurídica solo la
última establece como consecuencia el acto coactivo, al paso que las restantes solo pueden ser
agrupadas en una unidad por relación a aquella; es pues esa última proposición la norma
primaria, ya que para Kelsen el acto coactivo es el último compás del ritmo de la dinámica de
las normas.

Kelsen expresa una determinada conducta sólo es contenido de un deber ser jurídico en tanto
que la conducta contraria hallase bajo una sanción coactiva, de manera que aquella
proposición, según la cual debe uno comportarse de acuerdo con lo pactado, constituye una
norma jurídica secundaria; y esto porque a la unificación de todas las condiciones del acto
coactivo definitivo, llegase especialmente valiéndose de la hipótesis auxiliar según la cual debe
omitirse la conducta condicionante del acto de coacción.

En la norma jurídica es fácil distinguir su función directiva y su función coercitiva.


Dirección que da la naturaleza del a que tiende, es indispensable imponer en caso necesario
por medio de la fuerza.

La función coercitiva es consecuencia de la función directiva.


Luego se puede afirmar que la estructura formal de la norma jurídica se reduce al enlace de un
supuesto y una consecuencia, ya que en las dos proposiciones integran una norma completa,
estos supuestos se repiten aunque con contenidos diversos.

Podemos concluir que la estructura formal de la norma jurídica es un juicio de valor en modo
imperativo, que atribuye a un supuesto una consecuencia.
Respondiendo al razonamiento siguiente: en orden al fin propio del ordenamiento jurídico, cada
acción o tal conducta es necesaria, opuesta, indiferente o sancionable, y por tanto debe ser,
respectivamente, imperada, prohibida, permitida, y castigada o premiada.

Refiriéndonos a la noción genérica de la norma, su estructura real es el deber; y a tratar de las


diversas especies de normas —religiosa, morales y jurídicas— expresan que el derecho
persigue el perfeccionamiento de lo social, el bien común, instituyendo un orden justo,
relacionado estas dos afirmaciones, se pueden concluir que la estructura real de la norma
jurídica es el deber de justicia.
Teniendo como datos formales la norma jurídica a: el sujeto, el supuesto, la relación, el objeto,
el derecho subjetivo, el deber y la sanción, llamándose así por que constituyen elementos de la
estructura lógica de la norma; son categorías jurídicas sin las cuales no es posible pensar en
las normas de derecho ni en un ordenamiento jurídico.

Los datos reales se pueden reducir a los siguientes: persona jurídica, sociedad, autoridad,
castigos o premios según se trate la sanción negativa o positiva, fines jurídicos y deber de
justicia.
RESUMEN DEL CAPITULO 14.
ELEMENTOS QUE INTEGRAN LAS NORMAS JURÍDICAS.

García Maynez. Nos dice que él termino norma se usa en dos sentidos:

 Amplio. Norma es toda regla de comportamiento obligatoria o no.


 Estricto. Norma es la regla que impone deberes o confine derechos.

A las reglas de conducta que son obligatorias o que conceden facultades se les llaman normas,
mientras que a las reglas cuyo cumplimiento es potestativo se les conoce como reglas técnicas.
Tanto las normas como las reglas técnicas son reglas de conducta; las primeras conceden
derechos o prescriben obligaciones; las segundas establecen medios para alcanzar un fin. El
cumplimiento de las reglas técnicas es potestativo, queda a voluntad del individuo cumplir o no
con la regla. En cambió en las normas jurídicas, su cumplimiento es obligatorio.

La diferencia que establece Norberto Bobbio. Entre normas jurídicas universales y singulares.
En toda norma de derecho es indispensable distinguir dos elementos constitutivos:

El sujeto a quien la norma se dirige o destinatario.


El objeto de la prescripción, es decir, la acción prescrita.

Ahora bien: “Tanto el sujeto destinatario como la acción—objeto. Pueden presentarse en forma
universal o en forma singular.

De este modo se obtienen no dos, sino cuatro tipos de proposiciones jurídicas, a saber.
Prescripciones con destinatario universal.
Prescripciones con destinatario singular.
Prescripciones con acción universal.
Prescripciones con acción singular.

Los elementos que integran la norma jurídica son:


El sujeto o destinatario.
El objeto de la prescripción o del facultamiento, es decir, la conducta normativamente regulada.

Desde el punto de vista lógico de la cualidad, las normas jurídicas se dividen en positivas o
permisivas y negativas o prohibitivas.
A la primera clase pertenecen las que permiten cierta conducta (acción u omisión.
A la segunda, a las que prohíben determinado comportamiento (acción u omisión).

El supuesto jurídico es la hipótesis cuya realización condiciona al nacimiento de las


consecuencias de derecho.

Disposición normativa es la parte de la norma que abstractamente señala cuales son los
deberes (o las facultades) condicionados por la realización del supuesto.
Para subrayar la modalidad de los preceptos atributivo y prescriptivo, integrantes de la
regulación jurídica, nos serviremos de dos enunciados generales a saber.

Norma atributiva: si el supuesto jurídico se realiza, el destinatario necesariamente adquiere el


derecho de observar la conducta descrita por la disposición de la norma.
Norma prescriptiva: si el supuesto jurídico se realiza, el destinatario queda necesariamente
obligado a observar la conducta que la disposición señala.

La necesidad de que las consecuencias normativas (facultades o deberes) se produzcan una


vez que los correspondientes supuestos se han realizado, nada indica sobre la conducta
efectiva del sujeto del derecho o del sujeto del deber.

Si una norma impone un deber jurídico a un sujeto, este necesariamente queda obligado a
conducirse como aquella lo exige, pero de hecho puede ocurrir que no haga lo que se le
ordena.

La necesidad que determina el carácter apodíctico de la disposición presuntiva es necesidad


del deber ser, no del ser de la conducta.

RESUMEN DEL CAPITULO 15.


CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES.

Se nos ha dicho que el derecho no es naturaleza corpórea, ni inorgánica, ni biológico, tampoco


es psiquismo aunque se origina en fenómenos anímicos, el derecho no es un hecho mental.
Tampoco es la pura idea del valor, aunque realiza valores como la justicia.

El derecho se encuentra en el reino de la vida humana es producido por los hombres con el
propósito de realizar fines que considera justos. Se engendra en conductas vivas. Aparece
como un conjunto de formas especiales de vida humana y esas formas tienen la categoría de
normas que pertenecen alo colectivo.

Hasta aquí a un no tenemos la esencia del derecho, sino tan solo el descubrimiento de que el
derecho es vida humana objetivada, normativa y social. Haciendo falta algunas otras
investigaciones para conseguir el concepto esencial del derecho.

Al mostrar que el derecho aspira a la realización de ciertos valores (seguridad, justicia,


bienestar social) el derecho real, el derecho efectivo, no es valor puro, sea descartado que
pueda darse una definición de lo jurídico situándolo en una región de puros valores ideales.

Por otra parte, en la medida en que se han esbozado ya que las reglas jurídicas no son leyes
fenoménicas de la naturaleza que impliquen una forzosa casualidad sino que, por el contrario,
son expresivas de un deber ser dirigidas a la conducta humana, se puso ya de manifiesto la
dimensión esencialmente normativa que es propia de lo jurídico.
Y por fin al haber puesto en evidencia que el derecho es una obra humana, algo que los
hombres hacen y seguramente tienen la necesidad de hacer, para algo y por algo en su vida se
ha apuntado que lo jurídico se produce en unos especiales hechos, los cuales ciertamente no
son hechos de la naturaleza sino que, por el contrario son hechos humanos, pero en fin de
cuentas, hechos.
Algunos pensadores definen al derecho desde tres puntos de vista diferente.

Desde un punto cierto punto de vista el derecho aparece conectado con el mundo ideal de los
valores o de la razón.
Desde otro punto de vista, el derecho constituye un sistema de normas positivas elaboradas por
los hombres y dotadas de una específica validez que le otorga la comunidad política, es decir,
el Estado.

Desde un tercer punto de vista el derecho aparece como una determinada realidad social que
produce unos especiales modos colectivos de conducta.

Piensan algunos en un derecho justo; otros tienen presente el conjunto de preceptos que el
poder público crea o reconoce; y no pocos sólo consideran como jurídicas las reglas que
efectivamente norman la vida de una comunidad en un momento dado de su historia, sean que
provengan de los cuerpos legislativos o que tengan su origen en la jurisprudencia o la
costumbre.

Resulta entonces que una definición correcta, desde el punto de vista de una concepción
determinada aparece como falsa si se examina desde otro ángulo.

Claro que, por poseer esas tres dimensiones, aunque unidas irrescindiblemente por una triple
reciprocidad, el derecho puede ser estudiado por tres puntos de vista.

El estudio del derecho como valor, en el plano filosófico, suscita la estimativa o Axiología
jurídica, es decir, la consideración del tema tradicionalmente llamado del derecho natural; y en
el plano empírico suscita el establecimiento de directrices para la política del derecho, es decir,
para la aplicación de los criterios estimativos a la elaboración práctica del derecho.

En el estudio del derecho en su aspecto de norma a dado lugar, en el plano filosófico, a la


teoría fundamental o general del derecho, en el plano empírico o positivo origina la llamada
ciencia dogmática o técnica del derecho positivo.

El estudio del derecho como una especial clase de hechos sociales, como una especial clase
de obra humana, lleva en plano filosófico a la elaboración de una culturología jurídica y en el
plano empírico conduce, por una parte, ala historia del derecho, y por otra parte, conduce a la
sociología del derecho, esto es, a la investigación sobre tipos y regularidades de los fenómenos
jurídicos.
Esta doble tripartida puede ser útil para el estudio de las disciplinas jurídicas. Para también
ocasionan el problema de saber si hablar de derecho en términos generales, como un todo o
por el contrario la palabra derecho es multívoca y contiene referencias a objetos diferentes
(valores, normas, hechos)
Quinta Unidad
Valores jurídicos

RESUMEN DEL CAPITULO 16


ÉTICA Y CONDUCTA SOCIAL.
U n i d a d

ÉTICA (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’), principios o


pautas de la conducta humana, a menudo y de forma impropia llamada moral (del
latín mores, ‘costumbre’) y por extensión, el estudio de esos principios a veces
llamado filosofía moral.
La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana,

El derecho es una forma de deber ser, ya que todo precepto de derecho significa
que la acción que caiga bajo la regla habrá de ser en la forma prevista por tal
precepto, otro problema es precisar si tal precepto, que es jurídico manda algo
que en justicia es debido, o si un precepto que no debiera ser derecho aun cuando
es derecho. Obsérvese que son dos problemas distintos.
¿Cómo debe ser la conducta para que sea jurídica y adecuada a las normas
Q u i n t a

vigentes?
Las normas del derecho vigente que son lo jurídicamente debido, ¿deben ser lo
jurídicamente debido?; esto que es actualmente derecho, ¿está bien que sea
derecho o debe ser reformada la ley? Precisamente la reforma de la ley
dependerá de una solución ideológica.
El problema lógico consiste en analizar qué elementos y qué datos explican a los
sistemas jurídicos tal como son, malos o buenos, mejores o peores.
En tanto que el problema ético consiste en examinar los fines conforme a los
cuales deben ser establecidos los sistemas jurídicos.
Paulatinamente se entiende por ético lo que es bueno, más la ética jurídica no
está formada por normas ni dicta normas, sino que enjuicia como deben de ser
esas normas.
La ética en general determina qué es lo bueno para toda persona, en tanto que la
ética en sentido político, conoce qué es lo bueno, para determinado grupo social.
Esto no quiere decir que estén separadas, sino por el contrario, que una es
fundamento de la otra.

En la vida humana de una época o la actuación de un grupo social siempre se


justifica atribuyéndoles ciertas cualidades o aspiraciones, y de lo que se trata en la
Ética o en la Política, es de valorar esas cualidades y esas aspiraciones.

En cuanto a la voluntad general y la conducta social.


La voluntad es vacía, toda voluntad tiene un contenido religioso, económico, jurídico, etc., no
hay la voluntad en sí si no que toda determinación VOLITIVA tiene algún contenido de algún
tipo especial; Y lo común a todos esos ordenes es lo que determina la Ética.
La Ética plantea la distinción de las virtudes; ¿qué es la valentía?, ¿Qué es la templaza?, ¿En
qué consiste la sabiduría?

35
Y la justificación del derecho es el tema precisamente político, es decir, el derecho no se
justifica sólo por ser derecho sino por los fines a que está orientado y que están implícitos en su
establecimiento.

RESUMEN DEL CAPITULO 17


VALORES (AXIOLOGÍA) Y FINES (TELEOLOGÍA).

Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o
de lo que se considera valioso. La axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también
de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.

Husserí Scheler, y Hartmann. Mencionan en la objetividad de los valores. Que los valores son
objetos reales con una propia validez. Si bien podemos descubrirlos en las cosas, en aquellas
cosas o conductas que estimamos como valiosas, no constituyen empero un pedazo de la
realidad de esas cosas o conductas, sino que son una cualidad que ellas nos presentan en
tanto, en cuanto coinciden con las esencias ideales de valor.

Rizieri Frondizi. En su definición de los valores escribe: “Nuestro deber no puede identificarse
con lo placentero, de lo contrario, todo el mundo cumpliera con su deber. Él merito de la
honestidad radica en su capacidad de sobreponerse a los reclamos de nuestros placeres,
apetitos y conveniencias. El placer se mueve en un plano bajo de nuestra personalidad, y no
podemos, sacrificar lo más alto —los valores morales— a lo más bajo. Pero aún en el plano del
placer y de algún modo hay que distinguir entre lo que nos agrada y lo que reconocemos como
agradable.

Los valores son peculiares objetos ideales que tienen una validez análoga a la que corresponde
a otras ideas, pero a diferencia de estas poseen a demás algo especial que podría llamarse
vocación de ser realizadas, pretensión de imperar en el mundo y encarnar en él a través de la
acción del hombre. Cierto es que un valor vale a pesar de no realizarse, pero cuando los
valores que se refieren a una determinada realidad no son cumplidos o encarnados en está,
ocurre que tal realidad, sin dejar de ser la realidad que sea, parece como justificada, como algo
que ciertamente es, pero que no debía ser. Y asimismo, los valores no realizados tienen una
dimensión que consiste en una manera de tendencia ideal de afirmarse en la realidad. Su
sentido consiste en querer ser cumplidos, en determinar normas para el comportamiento.

La bipolaridad de los valores. Aparte de otras características, tienen las ideas de valor la
peculiaridad de darse siempre en pareja, el valor positivo frente al valor negativo. Es decir una
misma referencia de valor es bipolar: bien—mal, verdad—falsedad, justicia—injusticia, aptitud—
ineptitud, belleza—fealdad, grandeza—mezquindad, etc.

La vida humana y sus actos y obras, tiene a diferencia de la naturaleza, perspectivas de rango y
jerarquía, las realidades humanas, presentan una doble dimensión jerárquica: de un lado la que
deriva de la jerarquía de los valores en ella cumplidos; de otro lado, la que respecto de un
mismo valor, deriva del grado de mayor o menor realización de él en la obra humana; arte que
es más arte que otro, amores que son más amores que otros, filosofía que es más filosofía que
otra.

Teleología de los valores.


36
Teleología (del griego telos, 'fin'; logos, 'discurso'), en filosofía, la ciencia o doctrina que trata de
explicar el universo en términos de finales o causas finales. Se basa en la proposición de que el
universo tiene una intención y un propósito. En la filosofía aristotélica, la explicación, o
justificación, de un fenómeno o proceso debe buscarse no sólo en el propósito inmediato o en
su origen, sino también en la causa final, es decir, la razón por la que el fenómeno existe o fue
creado.

En la teología cristiana, la teleología representa un argumento básico para fundamentar la


existencia de Dios, en donde el orden y la eficacia del mundo natural no parecen ser
accidentales. Si el mundo creado es inteligente, debe existir un último creador.
Los teleologistas se oponen a las interpretaciones mecanicistas del universo que cuentan en
exclusiva con el desarrollo orgánico o la causalidad natural.

Otro modo de captar los valores es que pueden ser pensados como:
Como cualidades substantes.
Como modos de referencia relativos.

Cuando se dice que el derecho ha de ser enfocado con relación a sus fines está siendo
plateada la consideración de los fines del derecho como valores en el sentido de cualidades por
relación no por cualidad o condición substantiva. Es decir, sí una institución jurídica puede ser
justa en determinadas circunstancias y también injustas en otras determinadas circunstancias y
tiempo se plantea el problema de los fines o valores como relaciones o como formas o modos
de referencia, no como cualidades substantes, según la tesis de Ortega y Gasset.
Dentro de la conceptuación objetiva de otros elementos en relación con los fines del derecho,
conviene establecer otra diferenciación de conceptos lógicos, que es la de lo a priori y lo a
posteriori.

A priori (en latín, 'lo que viene antes de'), en filosofía hace referencia al conocimiento adquirido
sin contar con la experiencia, es decir, aquel que se adquiere mediante el razonamiento
deductivo. El conocimiento a priori es básico en algunas ramas de la epistemología,
especialmente en las teorías racionalistas. René Descartes, por ejemplo, consideraba la razón
como una facultad independiente de la experiencia y defendía la existencia de un conocimiento
innato, o a priori, conocimiento de uno mismo que expresaba mediante la célebre fórmula
“Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”), que pasó a ser el punto de arranque de todas sus
posteriores investigaciones.

A posteriori (en latín, "lo que viene después de"), alude a lo que es conocido por medio de la
experiencia. Es un concepto básico de la epistemología. A quienes sostienen que el
conocimiento a posteriori es el único verdadero se les asocia con el empirismo, doctrina según
la cual todo cuanto podemos conocer nos llega a través de la experiencia, en particular a través
de la percepción sensorial.

El valor es una relación teleológica o de finalidad, es decir, algo sólo vale en tanto que se afecta
a determinada relación de finalidad, fuera de la función finalista, no hay valor.

RESUMEN DEL CAPITULO 18.


EL HOMBRE Y SUS VALORES.

37
El hombre es el conducto por medio del cual la dimensión ideal de los valores se pueden
transformar en un poder, que obre sobre el mundo de lo rea, así el hombre se nos ofrece como
una especie de instancia intermedia entre el mundo ideal de los valores y el mundo real de los
fenómenos: escucha la llamada de los valores, y a través de su conducta, puede realizarlos o
dejarlos de realizar.

Eso que llamamos vida humana no es solamente un ser distinto de todos los demás seres en el
universo, sino que es el ser fundamental, es la realidad primaria y básica, condicionante de
todos los demás seres.

Veremos que todo cuanto es, lo es en la vida human, y como un componente de ella.
Vivir es encontrarnos en un mundo de cosas que nos sirven o que se nos oponen, que nos
atraen o que repelamos, que amamos o que odiamos, es encontrarnos en un mundo de cosas
ocupándonos de ellas.

Por que yo no soy, si no tengo un mundo en que ocuparme, si no hay cosas que pensar, que
sentir, que desear, que repelar, que conservar, que transformar, o que destruir. Pero tampoco
tienen sentido que yo hable de un mundo como independiente de mí, porque yo soy el testigo
del mundo. Para que tenga sentido hablar del mundo es preciso que yo exista con él; y que
exista yo, no solo a manera de una de sus partes o ingredientes, sino como garantía de su
existencia.
Encontramos la vida cuando nos encontramos a nosotros mismos con el mundo, al mundo con
nosotros, en inseparable compañía.

Y así él yo que no es ciertamente una cosa; No es mi cuerpo, pero tampoco mi alma,


conciencia o carácter, pues yo tengo que vivir con estos elementos, él yo se ha encontrado con
estas cosas corporales y psíquicas y vive con ellas, mediante ellas, es el que tiene que vivir con
las cosas, entre las cosas, de las cuales hay unas su cuerpo y su psiquismo, que tienen una
mayor proximidad.

Y así la vida es “tarea”, tenemos que hacérnosla en cada instante.

Juan pico de la mirándola. Dice en su obra De hominis di añilate. “Dios trajo al hombre a este
mundo como criatura de forma incierta; le coloco en medio de él y le dijo: No te he dado Adán,
morada fija, ni forma propia, ni función especial, para que puedas escoger tu mismo, morada,
forma y función, y aquello que escojas será tuyo. He dotado a todas las demás criaturas de una
naturaleza definida y las he confiado dentro de ciertos límites. Tú no estás definido dentro de
ninguno; te los crearas a ti mismo según te plazca bajo la dirección de lo que he colocado en ti.
Te he colocado dentro del mundo para que puedas mirar fácilmente a tu alrededor todo lo que
ha sido creado. No te he hecho celestial ni terreno..., de manera que puedas tú, como tu propio
modelador y creador, configurarte como quieras. Puedes degenerar convirtiéndote en un bruto
irracional o elevar tu especie a la altura de los seres, de acuerdo con tus deseos.”

Y así la vida es siempre un hacer algo, algo concreto, positivo o negativo.


Vivir es cabalmente estar ocupados en algo, preocupados, vivir es tener planteado
constantemente el problema de sí mismo y tener que irlo resolviendo en cada momento.
Nuestra vida es decidir nuestro hacer, decidir sobre sí mismo, decidir lo que vamos a ser, por
tanto consiste en ser lo que aún no somos.

38
Los elementos del humano: de la naturaleza: cuerpo y alma; pero la esencia no es nada más
eso, sino la decisión de ponerse a utilizar los mecanismos y elementos que le ofrece el mundo,
respondiendo a la necesidad que lo estimula para hacer lo que se propone como fin.
En los conceptos de: decidir, elegir, preferir, estimar o valorar. Ortega y Gasset. Nos hacen la
siguiente reflexión.

Para decidir por, una de las varias posibilidades que se ofrecen es preciso elegir, para elegir es
necesario preferir, es necesario un acto de preferencia a favor de esta posibilidad, sobre las
demás; pero una preferencia sólo es posible en virtud de una estimación, es decir, en virtud de
que se valore esta posibilidad y de que se le estima más que todas las otras.

En suma, para decidir es preciso elegir, para elegir es necesario preferir, y para preferir es
ineludible que sepamos estimar o valorar.

RESUMEN DEL CAPITULO 19


LIBRE ALBEDRÍO.

Libre albedrío, poder o capacidad del individuo para elegir una línea de acción o tomar una
decisión sin estar sujeto a limitaciones impuestas por causas antecedentes, por la necesidad, o
por la predeterminación divina. Un acto libre por entero es en sí mismo una causa y no un
efecto; está fuera de la secuencia causal o de la ley de la causalidad.

Es muy añeja la controversia sobre el libre albedrío; recordando que las múltiples y variadas
doctrinas que han sido elaboradas sobre esta cuestión, se pueden clasificar en dos grupos.
Uno los indeterministas. Sostienen que el hombre tiene libre albedrío, otros los deterministas
sostienen que no lo tienen.

En efecto, tal como se ha puesto la cuestión ha resultado y tiene que resultar necesariamente
incomprensible. Es más, hay que declarar que ninguno de esas dos contendientes en dialogo
tienen razón; antes bien que ambos están equivocados; siendo el disparate cometido por
ambos consiste en haber un supuesto que el albedrío sea una cosa que se puede tener o no
tener.

Recansens Siches. El hombre ni tiene ni no tiene albedrío, por que el albedrío no es algo que
se tenga o no se tenga, o que se tenga en mayor o menor grado como el vigor muscular o la
memoria.

El hombre es albedrío; la diferencia entre el verbo ser o el verbo tener no es de pequeña monta;
sino de gran alcance. Cuando dice que el hombre es albedrío, expresa simplemente su
situación esencial respecto de la circunstancia que lo enmarca y del proceso de su vida:
situación que consiste en hallarse siempre, siempre, ante una pluralidad limitada y concreta de
posibilidades, y por tanto en la necesidad de decidirse por sí mismos por su propia cuenta, bajo
su responsabilidad, a elegir una de esas vías.

La vida es trato necesario y constante de un yo con el mundo, con su entorno, por la


comparecencia irrescindible del hombre con los objetos.

39
Yo no soy ni mi cuerpo ni mi alma, sino el sujeto que tiene que vivir forzosamente con el cuerpo
y con el alma que le ha tocado en suerte. Dice Ortega y Gasset. Yo no soy mi cuerpo porque en
muchas ocasiones contrapongo mi íntima personalidad, mi yo, al cuerpo que poseo y desearía
que éste tuviese músculos más vigorosos, mayor resistencia a las enfermedades, figura más
esbelta, etc. Cierto que tengo que vivir con ese cuerpo al que no puedo eludir.

Tampoco soy mi alma y la psique que constituye una envoltura del yo todavía más próxima y
más íntimamente unida con él que su cuerpo.

La circunstancia geográfica que enmarca al individuo, constituye, otro conjunto de factores que
intervienen para determinar la vida humana. Podemos cambiar de morada en la tierra pero
entonces será forzoso atenernos a las leyes de la naturaleza y a la tecnología de que se
disponga.

El patrimonio social en la vida del sujeto. Es lo aprendido de los demás, así la sociedad, el
medio social como conjunto de elementos, factores y condicionados que envuelven la vida del
ser humano como atmósfera colectiva, que influye en la determinación del repertorio de
posibilidades que se le ofrezcan.
También la situación económica determina posibilidades y limitaciones.
El paisaje de posibilidades que se le ofrecen a quien disponga de un gran poder social, es
inmensamente mayor que las que se deparan a la acción de un particular dentro de una
colectividad reducida. Más uno y otro pueden lanzarse, a varios quehaceres; y la elección entre
ellos no se halla predeterminada, antes bien la compete a cada sujeto como algo propio, que ha
de tomar por su cuenta.

Emmanuel Kant. Hay que distinguir entre causalidad de la naturaleza y la causalidad por
libertad. No se trata de extraer al ser libre del nexo casual, no se trata de interrumpir el nexo de
manera que quede una esfera de acción para las decisiones libres. Se trata de insertar en la
serie de nexos causales algo así como causas primarias que producirán efectos posteriores. Es
así, por que el hombre pertenece no solo al reino de la naturaleza, sino también a otro reino
inteligible y racional.

RESUMEN DEL CAPITULO 20


LA CULTURA Y LOS VALORES.

Las actividades del conocimiento. El ser de la vida, en tanto que se vive, maneja un variado
instrumental de realidades psíquicas y corporales, pero la vida consiste en que el ser de sus
actos consiste en su sentido, en su intencionalidad, en su motivo y en su propósito.

Y así muchos actos en la vida humana, después de realizados, dejan tras de sí una huella, un
rastro. Y esto ocurre no sólo con actos egregios (celebres); sino también con actos humildes.
Ejemplo.
Las llamadas virtudes franciscanas fueron originariamente hechos de la vida del Santo de Asís,
pero después, ha quedado el recuerdo de esa conducta como modulo cristalizado, como
paradigma de conducta.

Henry Ford invento nuevas formas de comportamiento aplicadas a la producción industrial: esos
eran hechos en la vida de Ford; Pero después habla del Ford mismo es que la huella de esos
40
acontecimientos de la vida del gran industrial norteamericano queda como
módulos cristalizados de conducta, como posibles reglas para otros
comportamientos.

Y así encontramos al derecho en este reino de la vida humana objetivada, así


podemos decir que el derecho, Un Código verbigracia, cuenta con substratos
reales (en los actos psíquicos de quien lo elaboró en cuanto al proceso de
gestación; en la conciencia de quienes lo conocen, de quienes lo cumplen, de
U n i d a d

quienes lo aplican y en cuanto la configuración que por obra del mismo Código
recibe una sociedad.

Además el Código está escrito en libros, pronunciado en sonidos articulados. Pero


el Código en tanto que es norma jurídica, no consiste en ninguno de esos
ingredientes reales, sino en el sentido peculiar que tienen los pensamientos
cristalizados en él en el sentido que apuntan a la realización de determinados
valores.

La cultura surge por el estímulo de necesidades que los hombres sienten y con el
propósito de satisfacer tales necesidades. La cultura se desenvuelve como un
conjunto de funciones de la vida humana; y tiene su sentido primordial dentro de
la existencia del hombre y para este. La cultura es algo que el hombre hace en su
S e x t a

vida; y que lo hace no por accidente ni por casualidad, sino por que le viene
impuesto por las necesidades de su vida.

Desde el punto de vista sociológico y en vista de realidades concretas se define a


la cultura como herencia social de un grupo que es reactualizada y modificada por
las gentes de ese grupo en la medida en que ellas reviven esos modos de
existencia y los van transformando.

La cultura como patrimonio colectivo transmitido por vía social. Es lo que los
miembros de una determinada sociedad concreta aprende de sus predecesores y
contemporáneos y lo que le añaden o modifican. Ni el derecho ni ninguna de las
estructuras sociales viven por sí, sino que viven sólo en tanto las reviven los
hombres, los cuales pueden corregirlas transmutarlas, innovarlas.
La evolución misma del derecho es el fruto de nuevos actos de vidas humanas.

Sexta Unida
Axiológica jurídica

RESUMEN DEL CAPITULO 21.


PROYECCIÓN DE LOS VALORES EN EL MUNDO JURÍDICO.

41
La justificación y eficacia de las órdenes normativas solo pueden plantearse y resolverse de
manera satisfactoria cuando se tiene un conocimiento adecuado de los fines a que debe tender,
lo mismo que los medios que permitan realizarlos. Lo dicho revela una de las causas
determinantes de la imperfección de los sistemas legales. Ni siquiera el legislador más sagas
puede intuir convenientemente todos los valores que en tal o cual circunstancia histórica, deben
condicionar el contenido de las leyes, ni prever tampoco de manera infalible hasta que punto
estas serán cumplidas o aplicadas. Las imperfecciones no sólo son imputables al legislador. A
veces provienen de errores de los órganos jurisdiccionales o de ignorancia, torpeza o mala fe
de los destinatarios de las normas.
El papel de la equidad, tan admirablemente señalado por el Estagirita de la Retórica y en la
Ética nicomaquea confirma la tesis de que los órganos del Estado no pueden llevar a buen
término sus respectivas funciones. Si no toman en consideración las exigencias que dimanaren
de los valores jurídicos. Revela, además, la necesidad de concebir al derecho no como simple
conjunto de normas, sino como orden concreto cuya realización presenta diversas etapas y
exige el concurso tanto de los encargados de formular o aplicar los preceptos vigentes cuando
los particulares que tienen la obligación de obedecerlos.
La eficacia de los preceptos del derecho depende no sólo de actos, de aplicación normativa;
está condicionada principalmente por los actos de obediencia. El cumplimiento de estos
preceptos plantea a los destinatarios cuestiones parecidas a las que los jueces encuentran en
el desempeño de su actividad. También los particulares cuya conducta es normativamente
regulada y así como los abogados a quienes acuden en consulta tiene que saber y conocer el
sentido y alcance de los preceptos aplicables y apoderar debidamente la naturaleza de los
casos concretos lo que los obliga a asumir actividades valoradoras.
En los criterios de aplicación de las normas. Hay casos, empero, en que los formalmente
obligados estiman que los preceptos vigentes son injustos, desconocen su valor intrínsico y en
situaciones extremas, tratan de eludir el cumplimiento, o adoptan una actitud de resistencia.
Surge así una discrepancia entre el criterio formal de validez que los órganos estatales adoptan,
y el que los particulares atendiendo el contenido de lo ordenado, consideran objetivamente
justo.
Es posible que los segundos reconozcan la validez formal de esas normas, pero nieguen valor
intrínsico y consecuentemente, justificación. Y presuponen desde el punto de vista en que se
colocan la subordinación de la pauta formal a la pauta material de validez que traduce sus
convicciones estimativas. Pero para los órganos del poder público, las normas urgentes obligan
a un cuando se ponga en tela de juicio su validez, y el desacato engendra una serie de
consecuencias sancionadoras que a la postre pueden desembocar en la imposición coactiva.
Cuando son los órganos jurisdiccionales o administrativos los que consideran injusta una norma
legal, y tal juicio origina un problema de conciencia que puede inducirlos a renunciar a sus
cargos a fin de no aplicar el precepto, el conflicto implica también una discrepancia entre los
dos criterios de validez de los cuales en cuanto órgano del Estado, sólo debería reconocer la
existencia del primero.

CAPITULO 22.
CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES JURÍDICOS.

La definición del subjetivismo axiológico de Ortega y Gasset.


Nos dicen que las cosas no son por sí solas valiosas. Todo valor se origina en una valoración
previa, y esta consiste en una concesión de dignidad y rango que hace el sujeto a las cosas
según el placer o el enojo que le causan.
42
En su aspecto negativo, la tesis estriba en sostener que las cosas no valen por sí mismas. El
valor que les atribuimos no está en ellas; es una concesión de dignidad que nosotros les
hacemos, de acuerdo con el placer o el agrado que nos producen.

Y así una cosa tiene valor positivo cuando nos place y en la medida en que nos place, y valor
negativo, cuando nos desagrada y en la medida en que nos desagrada.

Johannes Erich Hiede. Distingue las nociones de objeto, objeto valioso y valor del objeto.

1. Él (bello) cuadro tiene un valor.

2. Él (bello) cuadro tiene un valor.

3. La belleza del (cuadro) es un valor.

Se habla, pues,
1. Del valor del cuadro.

2. Del cuadro como valor: Cosa valiosa.

3. Del valor de la belleza o de la belleza como valor.

Y si al cuadro como cosa que cabe considerar independientemente de sus cualidades estéticas,
lo designamos por O, podremos, de acuerdo con el mismo Hiede, establecer las siguientes
ecuaciones.

1. Objeto valioso = objeto + valor del objeto, ósea: V 2 = O + V1


2. Valor del objeto = objeto valioso—objeto, ósea: V 1 = V2 - O
3. Objeto = objeto valioso—valor del objeto, ósea: O = V 2 – V1

Entre el subjetivismo axiológico individualista y el social existe una importante diferencia. Pues
los partidarios del primero, alterando el sentido correcto de las valoraciones, les otorga una
significación que no rebasa los límites de la esfera puramente individual. Por eso se piensa que
el ser del valor se agota, en la vivencia del sujeto que valora.
En la segunda posición, en cambió tienen muy en cuenta que entre los individuos no solo
encontramos vivencias dispares, sino que muchas otras que dentro de un amplio horizonte vital
concuerdan entre sí lo que da origen a juicios de valor de carácter colectivo
La Axiología objetivista de Max Scheler y Nicolaí Hartmann. Sostienen que los valores existen
en sí y para sí, independientemente de todo acto de estimación o de consentimiento. No niega
la relación existente entre el sujeto que valora y el objeto o valor a que el juicio estimativo se
refiere; pero niega que el valor sólo exista en virtud de esa relación.

Los valores en la Ética de Hartmann. Los caracteriza a los valores morales en función de las
notas siguientes.

 Son esencia; su conocimiento es a apriorístico y aparecen ante el sujeto de la valoración


como absolutos.

43
 Existen en sí y por sí, esto es, independientemente de las estimaciones humanas. Su
validez es objetiva y permanece al orden del ser ideal.

 Ostentan, además, el carácter de principios. Como tales, no dependen de que se les realice
o no, aun cuando no sean indiferentes respecto de su realidad o irrealidad.

Hartmann. Distingue entre deber ser ideal y deber ser actual.


El último se manifiesta cuando existe un hábito entre deber ser ideal y realidad, ósea cuando
los valores permanecen irrealizados.

Esto no significa que él deber ser actual sea un deber hacer, o que necesariamente lo implique,
pues no todo lo que es, pero debería ser, vale para determinada tendencia.

El ser por el contrario, no es independiente del deber; pues, él mundo real no deja de existir si
no hay un deber ser actual y por ende, una tendencia orientada hacia su cumplimiento.

RESUMEN DEL CAPITULO 23.


BIEN COMÚN.

Nuestro estudio de los valores del derecho tendrá como base la clasificación siguiente.

 Valores jurídicos fundamentales. Tienen este rengo. La justicia, la seguridad y el bien


común. Les damos tal nombre por que de ellos depende la existencia de todo orden jurídico
genuino.

 Valores jurídicos consecutivos. Nos referimos a los que son consecuencia inmediata de la
armónica realización de los fundamentales. Los más importantes entes aquellos son la
libertad, la igualdad y la paz social sin que estos sean los únicos.

 Valores jurídicos instrumentales. Corresponden a cualquier medio de realización de los de


carácter fundamental y de los consecutivos. Son las garantías constitucionales y las de
procedimiento que sirvan como medio para la realización de valores de las otras dos
espacies.

Un orden jurídico solo es valioso cuando resulta instrumento, eficaz de realización de la


desiderata que le da sentido.

De los fines a que tienden, los más importantes consisten en la justicia, la seguridad, y el bien
común. Estos valores básicos constituyen lo que se ha llamado la idea del derecho.

Henkel. Al bien común le distingue dos dimensiones:

 La de la anchura. Aparece ante nosotros cuando se advierte que el concepto de “Bien”,


comprendido en el de bonum commune, abarca tanto el bienestar material de la sociedad
cuanto el de sus miembros, aunque no se agote en ellos. Bajo tal concepto caen así mismo
todos los supuestos y relaciones, tanto los del orden económico como los espirituales,

44
éticos, artísticos, etc., nacionales o internacionales, en cuya ausencia ni la totalidad ni sus
componentes pueden alcanzar su perfecto desarrollo.

 De la profundidad. El bien común es una meta ideal hacía la que deben tender lo mismo la
sociedad que quien la forma. No se trata del estudio final “de una utópica” sociedad
perfecta, sino del punto a que debe dirigirse la que se preocupe por su perfeccionamiento.
El bonum commune es punto de orientación y medida del obrar social y, especialmente, de
la ordenación jurídica de los vínculos interhumanos.

RESUMEN DEL CAPITULO 24.


JUSTICIA.

Justicia, constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde. Esta idea tan
genérica cobra expresión en dos tipos de justicia reconocidos: la conmutativa, trasunto del
principio de reciprocidad, que exige dar en contraprestación otro tanto de aquello que se ha
recibido como prestación de forma proporcional, y la distributiva, concepto más amplio, que
hace referencia a la solidaridad con los más débiles de la sociedad, a cuyo fin se procurará una
cierta redistribución de cargas y ventajas de acuerdo a sus necesidades con el objeto de paliar
y suprimir las desigualdades que son independientes de los méritos y el esfuerzo personal o su
contribución social.
El sentido de justicia universal en Aristóteles.
Es lo justo lo que esta conforme a la ley y a lo equitativo, el varón justo se define como
observante de la ley y de la igualdad.
La justicia universal no es parte de la virtud sino la virtud entera, como la injusticia, no es parte
de la maldad, sino la maldad absoluta.
Según Aristóteles la conducta es justa cuando:
 La conducta de quien en sus relaciones con los demás, acatan finalmente las leyes.
 La del observante de la igualdad. El cumplidor de los nomos, es justo en sentido lato; el
observante de la igualdad, en cambió lo es en sentido estrecho.
Aristóteles divide la justicia en:
 La justicia distributiva que consta de:
 La existencia de lo repartible entre los miembros de la comunidad.
 La de la instancia encargada de hacer la distribución
 La del criterio que de ser observado, determinara la rectitud del acto
distributivo.
 La justicia justificadora. Regula las relaciones interpersonales; su fin consiste en rectificar o
corregir lo que en tales relaciones, debe ser, por el contrario a la igualdad, rectificando o
corrigiendo.

La distinción que hay entre la norma de tratamiento y criterio comparativo es que la primera
prescribe como hay que tratar a los iguales y como a los desiguales y el criterio comparativo
señala el respecto en que los sujetos deber ser comparados para que resulte posible declarar
que son iguales o, por el contrario, que define.
La determinación de validez intrínseca de las normas depende de las consideraciones jurídicas
de justicia que, a su vez derivan de la realización de valores distintos de lo justo.

La igualdad como principio de justicia para el autor es una consecuencia de la regularidad,


puesto que la justicia formal se reduce a la aplicación correcta de la regla.
45
El carácter bilateral de la regulación jurídica se basa en la premisa que dice que el derecho por
una parte separa los ámbitos de la actividad de las personas, la primera atribuye un derecho
subjetivo a una persona frente a otra y la segunda correlativamente impone a estas el deber
jurídico de observar la conducta exigida para el ejercicio y cabal satisfacción de las facultades
del pretensor.

Ripert. Dice que si los hombres son como hermanos, deben ser todos iguales; y si en realidad
no lo son, el más pequeño debe tener el derecho que se le proteja.

RESUMEN DEL CAPITULO 25


SEGURIDAD JURÍDICA.

Él terminó de seguridad jurídica parece haber nacido a mediados del siglo XIX.

Teodoro Geiger. Determina dos dimensiones de la seguridad jurídica.


1. De seguridad de ordenación o certeza del orden. Sólo puede hablarse cuando los
destinatarios de las normas de un sistema jurídico tienen un conocimiento adecuado de los
contenidos de tales normas y por ende, están en condiciones de orientar su conducta de
acuerdo con ellas.
2. Seguridad de la realización o confianza en el orden. Exige no sólo el cumplimiento de las
normas por los particulares, demanda, sobre todo, la correcta aplicación de aquellas por los
órganos del poder público.

Hans Heckel. Tiene razón cuando afirma. El derecho es primeramente, un orden obligatorio de
la vida común, más: el orden, como tal, todavía no tiene nada que hacer con la justicia. Pero es
preciso añadir, y Heckel así lo hace, que como orden de la vida en común, el derecho tiende
hacia la justicia y debe estar a su servicio. Consecuentemente, cuando se piensa en él al propio
tiempo hay que pensar en la justicia, como pauta de la rectitud del primero.

Para valorar positivamente la eficacia de un sistema de derecho es indispensable, por tanto,


atender a su contenido.

Quienes piensan que un orden legal vale por el simple hecho de ser eficaz, ignoran las
diferencias cualitativas entre los actos de aplicación y cumplimiento.

Desde el punto de vista de los órganos estatales. Un precepto de ley queda cumplido a un
cuando el obligado, al ejecutar la conducta prescrita, no obre espontáneamente. La intención
puede no ser recta, pero sí el sujeto hace lo que el precepto ordene ha el correspondiente
deber ser extingue. Dentro de un marco de una concepción positivista, la rectitud de las
intenciones queda regulada a la esfera ética.

En cambió desde el Angulo visual del filosofo del derecho y, sobre todo, desde el que ocupa
quien aspire al logro de una convivencia ordenada y pacifica, el cumplimiento libre y la
imposición violenta no tienen, ni pueden tener, valor idéntico, como tampoco lo tiene el acto que
se realiza por temor y el que brota espontáneo de los hondones de nuestro espíritu, tanto en el
caso del sometimiento voluntario como en el de la imposición coactiva o en el del individuo que
ejecuta a regañadientes lo que la ley ordena, puede hablarse de eficacia; Pero estos distintos
46
tipos de comportamiento tienen diferente significación, axiológica, al menos como
índices de seguridad y garantías de paz.
Si en el ámbito del derecho, la finalidad que el aseguramiento persigue es la
eficacia de los preceptos vigentes está no puede valer por sí misma, sino en
función de lo asegurado, lo que en el caso se pretende asegurar es el acatamiento
de tales preceptos por todos sus destinatarios, particulares u órganos del poder
U n i d a d
público; luego la seguridad jurídica, en sus dos dimensiones, sólo puede valorarse
positivamente cuando garantiza la eficacia normal de un conjunto de
prescripciones justas.
Aplicando a la tarea del derecho los famosos axiomas de Max Scheler sobre la
realización de valores, podremos consiguientemente, decir:

 La realización de un derecho justo es un valor positivo.

 La no-realización de un derecho justo es un valor negativo.

 La realización de un derecho injusto es un valor negativo.

 La no-realización de un derecho injusto es un valor positivo.


S é p t i m a

Franz Scholz. Comprende que entre la seguridad jurídica y justicia hay un nexo
inseparable. La certeza que tiene de que tal nexo es necesario, se advierte en la
definición siguiente:

Seguridad significa. Un estado jurídico que protege en la más perfecta y eficaz de


las formas los bienes de la vida; Realiza tal protección de modo imparcial y justo
cuenta con las instituciones necesarias para dicha tutela y goza de la confianza,
en quienes buscan el derecho, de que será justamente aplicado.

Séptima Unidad
Derechos humanos

47
INTRODUCCIÓN
Filosofía del derecho, área especializada de la filosofía que estudia los fundamentos morales y espirituales del derecho,
analizando la relación entre el Estado y el ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre “ser” y “deber ser”. Si
bien el término “filosofía del derecho” no se acuñó hasta el siglo XVIII, las reflexiones sobre los fundamentos filosóficos de la ley
y de la justicia se remontan a la edad antigua.

EDADES ANTIGUA Y MEDIA


En el siglo V a. C. los sofistas pusieron en discusión el origen divino del derecho. Surgió así la pregunta sobre si la justicia (diké)
y las leyes (nómoi) se fundaban en la naturaleza o eran el producto de una convención establecida por el hombre. Para Platón
el derecho y la justicia encuentran su fundamento en la idea universal y eterna del Bien. Por su parte, Aristóteles concebía la
justicia en parte como virtud social y en parte como derecho emanado de la naturaleza. Los representantes del estoicismo
hicieron referencia al concepto de derecho natural (phýsei dikáion) o ley no escrita (nómos ágraphos), subrayando que todos los
hombres son por naturaleza libres e iguales. A partir de la reelaboración de la teoría platónica de las ideas brotó la imagen de
un orden jurídico que se materializa en un Estado cosmopolita.
Durante la edad media, la investigación filosófica sobre el derecho se mezcló con la relativa a la virtud en el sentido moral, con
la reflexión sobre el poder político, sobre la relación entre derecho natural y derecho divino. El escolasticismo recogió a su vez
el concepto de derecho natural como ley emanada de Dios (lex divina). Para santo Tomás de Aquino se sigue la obligación de
evitar el mal y hacer el bien, es decir, obrar en beneficio de la comunidad. A diferencia de la Iglesia católica, las iglesias
protestantes sostendrían posteriormente que a causa del pecado original el hombre no está ya en grado de reconocer
inequívocamente la ley divina, por lo que el cristiano debe someterse a la humana (lex humana).

EDAD MODERNA
En los albores de la edad moderna, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo expuso en su principal obra, El príncipe (1532), la
teoría de que el gobernante no debe regir sus actos por normas morales o procedentes del derecho natural, sino que debe
reconocer como única guía el bien del Estado. Por su parte, Jean Bodin propugnó que el Estado debe asumir la soberanía
absoluta (summa potestas) sobre el pueblo. Contra el concepto de razón de Estado argüido por los anteriores fueron
formuladas las teorías contractualísticas de Althusius (según el cual la soberanía descansa en el pueblo) y el iusnaturalismo de
Hugo Grocio, que definió la injusticia como aquello que parece contrario a la comunidad de los seres sensitivos. Con Samuel
von Pufendorf, quien aplicó al derecho el método deductivo de las ciencias matemáticas, adquirió valor el concepto de respeto
recíproco.
En su tratado más famoso, Leviatán (1651), Thomas Hobbes señaló formalmente el paso de la doctrina del derecho natural a la
teoría del derecho como contrato social. Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres
son libres, y sin embargo viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de todos contra todos. Desde el momento
en que la sumisión por contrato de un pueblo al dominio de un soberano abre una posibilidad de paz, no la verdad, sino el
principio de autoridad (en tanto que garante de la paz) constituye el fundamento del derecho.
Frente a Hobbes, John Locke subrayó los derechos naturales del individuo frente a la autoridad del Estado. Su apelación a la
libertad, a la igualdad y a la defensa de la propiedad privada, así como la doctrina de la separación de poderes del Estado que
Charles-Louis de Montesquieu expuso en El espíritu de las leyes (1748), ejercitaron un influjo determinante sobre los
acontecimientos políticos que desembocaron en la Declaración de Independencia estadounidense (1776) y en la Declaración de
los Derechos del hombre y del ciudadano (1789) francesa. En el mismo periodo, en relación con las reflexiones del escocés
David Hume, el filósofo alemán Emmanuel Kant alumbró una distinción más estricta entre la esfera ética y la esfera del derecho,
haciendo una clara diferencia entre una ley que obliga sólo interiormente y otra que contempla las acciones externas del
individuo.

48
SIGLO XIX
Friedrich Karl von Savigny, fundador de la escuela histórica, no concebía el derecho como expresión de una única razón
universal sino como directa emanación del espíritu de cada pueblo, desarrollándose históricamente como una totalidad
orgánica. A su lado, Georg Wilhelm Friedrich Hegel entendía el derecho como expresión del espíritu objetivo, cuya progresiva
adquisición de autoconciencia tiende al fin último de la libertad. La elaboración de la doctrina del derecho parte del momento de
la legalidad (el reconocimiento de otro como personalidad jurídica), pasando por el momento de la moralidad (Moralität,
reconocimiento del otro como personalidad moral) para llegar en la eticidad (Sittlichkeit, el Estado como realización de una
eticidad ínter subjetiva. Mientras, en el sentido materialista, Karl Marx concebía el derecho como superestructura de las
relaciones de producción.
Con el utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill nació en Gran Bretaña una nueva interpretación del derecho,
destinada a convertirse en la predominante en el ámbito anglosajón. El derecho se convirtió en la expresión de intereses
enfrentados y se desarrolló el concepto de “jurisprudencia de los intereses”, de la que seguidamente se separó la sociología del
derecho como disciplina autónoma.

SIGLO XX
En neto contraste con la visión de los utilitaristas, Hans Kelsen fundó el positivismo jurídico en Teoría pura del Derecho (1935),
donde identificaba el derecho como un sistema de normas que debe estar separado de los fundamentos teóricos de la realidad,
descrita mediante los conceptos de tiempo, espacio y causalidad; la esencia del derecho debe buscarse exclusivamente en el
sistema normativo jurídico, sin recurrir a categorías sociológicas o políticas. Para Kelsen, el juicio jurídico es el resultado de la
interpretación normativa, y la interpretación de normas jurídicas dentro de un sistema jurídico conduce a su vez a las normas
fundamentales (como las constituciones).
En una de las contribuciones más significativas del siglo XX a la filosofía política y del derecho, Teoría de la Justicia (1971),
John Rawls expuso su doctrina, que presupone un contrato social equitativo como fundamento de una sociedad justa. Un
ordenamiento político verdaderamente justo, según Rawls, sería aquél en el que cada miembro de la comunidad aceptase
suscribir el contrato social antes incluso de saber qué papel se le asignará en aquél. Oponiéndose a Rawls, Robert Nozick
teorizó acerca de un “Estado mínimo”, en el que no existe una autoridad central legitimada para redistribuir recursos y dinero a
favor de las clases menos favorecidas.

DERECHOS HUMANOS

Derechos humanos, aquellos que el hombre posee por el mero hecho de serlo. Son inherentes a la persona y se proclaman
sagrados, inalienables, imprescriptibles, fuera del alcance de cualquier poder político. Unas veces se considera que los
derechos humanos son plasmación de ideales iusnaturalistas (de derecho natural). Existe, sin embargo, una escuela de
pensamiento jurídico que, además de no apreciar dicha implicación, sostiene la postura contraria. Para algunos, los derechos
humanos son una constante histórica, con clara raigambre en el mundo clásico; para otros, son fruto del cristianismo y de la
defensa que éste hace de la persona y su dignidad. Para los más, los derechos humanos aparecen, como tales, en la edad
moderna. Como hecho histórico, esto es incontestable.

La edad media fue una época en la que primaron los derechos estamentales, propios no de los hombres sin más, sino de los
órdenes, de los estamentos en que se configuraba y estructuraba la sociedad. De los derechos humanos empezó a hablarse en
tanto los vínculos estamentales se relajaron, y a medida que se consolidó el Estado moderno. En sus orígenes surgieron frente
a periodos de intolerancia —grupos minoritarios, como los calvinistas franceses (hugonotes), que fueron perseguidos,
reclamaron la tolerancia y la libertad de conciencia— al compás de las guerras de religión. Surgieron, en síntesis, de

49
convulsiones colectivas. Los derechos humanos no implican una tensión entre particulares ni entre el ciudadano y el Estado.
Tienen un planteamiento inspirador filosófico, así como unas garantías difíciles de aplicar cuando no son ilusorias. Se plasman,
más adelante, en declaraciones de derechos, que propician el tránsito de los derechos humanos a los derechos fundamentales,
dotados de garantías. Los derechos humanos se establecieron en el Derecho internacional a partir de la II Guerra Mundial y,
tras su conclusión, se elaboraron numerosos documentos destinados a enumerarlos, propiciar su protección, declarar su
importancia y la necesidad de respetarlos. En primer lugar, hay que citar la Declaración Universal de Derechos Humanos,
aprobada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que distingue entre derechos relativos a la existencia misma de
la persona y los relativos a su protección y seguridad, a la vida política, social y jurídica de la misma, y los derechos de
contenido económico y social. Son, asimismo, relevantes: la Declaración de Derechos del Niño, firmada el 20 de noviembre de
1959; la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, suscrita el 20 de diciembre de 1959; el Pacto de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, estos dos últimos adoptados por las Naciones
Unidas el 16 de diciembre de 1966. En el ámbito europeo, cabe destacar la Convención Europea para la Protección de los
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, nacida el 4 de noviembre de 1950, en el seno del Consejo de Europa, y
que cuenta con una Comisión y con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con competencia, llegado el caso, para
proceder al examen y la resolución de conflictos relacionados con la vulneración de los derechos y libertades contenidos en la
Convención.

Se pueden diferenciar tres fases en este proceso. La declaración de derechos nace, por regla general, como un conjunto de
teorías filosóficas. Son universales por lo que al contenido respecta y porque se refieren a cualquier hombre, abstracción hecha
de tiempo y lugar; son sobre todo muy limitadas en lo que a eficacia se refiere, al ser (como mucho) propuestas para futuras e
hipotéticas leyes. Más tarde y en algunas ocasiones, las declaraciones de derechos llegan a plasmarse en las constituciones,
con lo cual ganan en concreción lo que pierden en universalidad, quedando protegidos como verdaderos derechos subjetivos,
pero sólo en el ámbito del Estado que los reconoce de forma efectiva. No son así, en consecuencia, derechos del hombre, sino
del ciudadano, es decir, derechos del hombre en cuanto que derechos del ciudadano de un Estado concreto. Con la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 comenzó una tercera fase donde la afirmación de los citados derechos
se quiere a un tiempo universal y positiva. Universal, porque los destinatarios son todos los hombres y no tan sólo los
ciudadanos de uno u otro Estado. Positiva, porque se entiende que emprende un proceso, concluido el cual los derechos
humanos no sólo serán proclamados, sino protegidos de un modo material, incluso contra el propio Estado que los viole.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

Declaración Universal de Derechos Humanos, resolución adoptada por unanimidad en diciembre de 1948 por la Asamblea
General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El objetivo de esta declaración, compuesta por 30 artículos, es
promover y potenciar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Dicha declaración proclama los
derechos personales, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales del hombre, los cuales sólo se ven limitados por el
reconocimiento de los derechos y libertades de los demás, así como por los requisitos de moralidad, orden público y bienestar
general. Entre los derechos citados por la Declaración se encuentran el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad personal;
a no ser víctima de una detención arbitraria; a un proceso judicial justo; a la presunción de inocencia hasta que no se demuestre

50
lo contrario; a la no-invasión de la vida privada y de la correspondencia personal; a la libertad de movimiento y residencia; al
asilo político; a la nacionalidad; a la propiedad; a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión y de
expresión; a asociarse, a formar una asamblea pacífica y a la participación en el gobierno; a la seguridad social, al trabajo, al
descanso y a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar; a la educación y la participación en la vida social de su
comunidad. La Declaración fue concebida como parte primera de un proyecto de ley internacional sobre los derechos del
hombre. La Comisión de los Derechos Humanos de la ONU dirigió sus esfuerzos hacia la incorporación de los principios más
fundamentales de la Declaración en varios acuerdos internacionales.
En 1955 la Asamblea General autorizó dos pactos de Derechos Humanos, uno relativo a los derechos civiles y políticos y el otro
a los derechos económicos, sociales y culturales. Ambos pactos entraron en vigor en enero de 1966, tras una larga lucha para
lograr que fueran ratificados.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

Sin duda, la Declaración Universal de Derechos Humanos es uno de los documentos más importantes de toda la historia de la
humanidad. Integrada por los 30 artículos que se pueden leer a continuación, fue adoptada en diciembre de 1948 por resolución
de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.

Declaración Universal de Derechos Humanos.

CONSIDERANDO que la libertad, la justicia y la paz en el CONSIDERANDO que los Estados Miembros se han
mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad comprometido a asegurar, en cooperación con la
intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal
los miembros de la familia humana; y efectivo a los Derechos y Libertades Fundamentales del
CONSIDERANDO que el desconocimiento y el hombre, y que una concepción común de estos Derechos y
menosprecio de los Derechos Humanos han originado Libertades es de la mayor importancia para el pleno
actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la cumplimiento de dicho compromiso,
Humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración LA ASAMBLEA GENERAL PROCLAMA la presente
más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal
que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, común por el que todos los pueblos y naciones deben
disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
creencias; instituciones, inspirándose constantemente en ella,
CONSIDERANDO esencial que los Derechos Humanos promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el
sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el respeto a estos Derechos y Libertades, y aseguren, por
hombre no se vea compelido al supremo recurso de la medidas progresivas de carácter nacional e internacional,
rebelión contra la tiranía y la opresión; su reconocimiento y aplicación universales y efectivos,
CONSIDERANDO también esencial promover el desarrollo tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como
de relaciones amistosas entre las naciones; entre los territorios colocados bajo su jurisdicción.
CONSIDERANDO que los pueblos de las Naciones Unidas Artículo 1. –Todos los seres humanos nacen libres e
han reafirmado en la Carta su fe en los Derechos iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de
Fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
persona humana y en la igualdad de derechos de hombres unos con los otros.
y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el Artículo 2. –1. Toda persona tiene todos los derechos y
progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un libertades proclamadas en esta Declaración, sin distinción
concepto más amplio de la libertad; alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión

51
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, Artículo 12. –Nadie será objeto de injerencias arbitrarias
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. en su vida privada, su familia, su domicilio o su
–2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la correspondencia, ni de ataques a su honra o a su
condición política, jurídica o internacional del país o reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de
territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si la ley contra tales injerencias o ataques.
se trata de un país independiente como de un territorio bajo Artículo 13. –1. Toda persona tiene derecho a circular
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a libremente y a elegir su residencia en el territorio de un
cualquier otra limitación de soberanía. Estado.
Artículo 3. –Todo individuo tiene derecho a la vida, a la –2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país,
libertad y a la seguridad de su persona. incluso del propio, y a regresar a su país.
Artículo 4. –Nadie estará sometido a esclavitud ni a Artículo 14. –1. En caso de persecución, toda persona
servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en
prohibidas en todas sus formas. cualquier país.
Artículo 5. –Nadie será sometido a torturas ni apenas o –2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción
tratos crueles, inhumanos o degradantes. judicial realmente originada por delitos comunes o por
Artículo 6. –Todo ser humano tiene derecho, en todas actos opuestos a los propósitos y principios de las
partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica. Naciones Unidas.
Artículo 7. –Todos son iguales ante la ley y tienen, sin Artículo 15. –1. Toda persona tiene derecho a una
distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos nacionalidad.
tienen derecho a igual protección contra toda –2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda del derecho a cambiar de nacionalidad.
provocación a tal discriminación. Artículo 16. –1. Los hombres y las mujeres, a partir de la
Artículo 8. –Toda persona tiene derecho a un recurso edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por
efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar
ampare contra actos que violen sus derechos una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al
fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley. matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución
Artículo 9. –Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, ni del matrimonio.
preso, ni desterrado. –2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los
Artículo 10. –Toda persona tiene derecho, en condiciones futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia –3. La familia es el elemento natural y fundamental de la
por un tribunal independiente e imparcial, para la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y
determinación de sus derechos y obligaciones o para el del Estado.
examen de cualquier acusación contra ella en materia Artículo 17. –1. Toda persona tiene derecho a la
penal. propiedad, individual y colectivamente.
Artículo 11. –1. Toda persona acusada de delito tiene –2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se Artículo 18. –Toda persona tiene derecho a la libertad de
pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
en el que le hayan asegurado todas las garantías incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así
necesarias para su defensa. como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
–2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el individual y colectivamente, tanto en público como en
momento de cometerse no fueran delictivos según el privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la
derecho nacional e internacional. Tampoco se impondrá observancia.
pena más grave que la aplicable en el momento de la Artículo 19. –Todo individuo tiene derecho a la libertad de
comisión del delito. opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y

52
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez,
Artículo 20. –1. Toda persona tiene derecho a la libertad vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
de reunión y de asociación pacíficas. subsistencia por circunstancias independientes de su
–2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una voluntad.
asociación. –2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
Artículo 21. –1. Toda persona tiene derecho a participar asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de
en el gobierno de su país, directamente o por medio de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual
representantes libremente escogidos. protección social.
–2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en Artículo 26. –1. Toda persona tiene derecho a la
condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
país. concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La
–3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del instrucción elemental será obligatoria. La instrucción
poder público; esta voluntad se expresará mediante técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso
elecciones auténticas que habrán de celebrarse a los estudios superiores será igual para todos, en función
periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto de los méritos respectivos.
secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la –2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
libertad del voto. personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
Artículo 22. –Toda persona, como miembro de la derechos humanos y a las libertades fundamentales;
sociedad, tiene derecho a la Seguridad Social, y a obtener, favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
mediante el esfuerzo nacional y la cooperación todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos,
internacional, habida cuenta de la organización y los y promoverá el desarrollo de las actividades de las
recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
económicos, sociales y culturales indispensables a su –3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el
dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 23. –1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la Artículo 27. –1. Toda persona tiene derecho a tomar parte
libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el las artes y a participar en el progreso científico y en los
desempleo. beneficios que de él resulten.
–2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, –2. Toda persona tiene derecho a la protección de los
a igual salario por trabajo igual. intereses morales y materiales que le correspondan por
–3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una razón de las producciones científicas, literarias o artísticas
remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así de que sea autora.
como a su familia, una existencia conforme a la dignidad Artículo 28. –Toda persona tiene derecho a que se
humana, y que será completada, en caso necesario, por establezca un orden social e internacional en el que los
cualesquiera otros medios de protección social. derechos y libertades proclamados en esta Declaración se
–4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a hagan plenamente efectivos.
sindicarse para la defensa de sus intereses. Artículo 29. –1. Toda persona tiene deberes respecto a la
Artículo 24. –Toda persona tiene derecho al descanso, al comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre
disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la y plenamente su personalidad.
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. –2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
Artículo 25. –1. Toda persona tiene derecho a un nivel de libertades, toda persona estará solamente sujeta a las
vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios libertades de los demás, y de satisfacer las justas

53
exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.
–3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso,
ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de
las Naciones Unidas.
Artículo 30. –Nada en la presente Declaración podrá
interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno
al Estado, a un grupo o a una persona para emprender y
desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la
supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración.
Fuente: Declaración Universal de Derechos Humanos.

54
TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS

Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tribunal constituido en 1950 por los países signatarios
de la Convención Europea de los Derechos Humanos para prevenir posibles actividades
opresivas por parte de los gobiernos. Durante el periodo inmediatamente posterior a la II Guerra
Mundial, y sobre todo después de las atrocidades cometidas por el régimen de la Alemania
nacionalsocialista, la mayoría de los dirigentes europeos acordaron que era necesario crear
algún tipo de organismo internacional que supervisara el trato que los ciudadanos recibían en
sus naciones. Los juicios por crímenes de guerra celebrados en Nuremberg demostraron que la
concepción de un tribunal internacional era factible. Así pues, la Convención estableció la
constitución de un organismo en el que los estados podrían demandar a otras naciones en
nombre de sus ciudadanos. En la actualidad, prácticamente todos los países que firmaron la
Convención han otorgado a sus ciudadanos el derecho a dirigirse a este tribunal a título
personal, y la mayoría de los casos juzgados en esta corte derivan de demandas entabladas
por ciudadanos particulares contra sus propios gobiernos. El número de naciones signatarias es
superior al de los miembros de la Unión Europea, todos los cuales firmaron la Convención. El
Tribunal está compuesto por un juez de cada uno de los países signatarios y se reúne en la
ciudad francesa de Estrasburgo.
La Convención protege derechos básicos tales como la libertad de expresión, de reunión, de
culto, la inviolabilidad del hogar y la familia y el derecho al debido proceso penal. Cada derecho
está expresado en términos generales y suele estar sujeto a una serie de excepciones: por
ejemplo, se permite que los gobiernos recorten el derecho a la libertad de expresión para
proteger la reputación de los individuos o las costumbres. El Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha establecido una doctrina en virtud de la cual cada gobierno nacional tiene un
‘margen de apreciación’ a la hora de determinar qué medidas adoptar para defender los
derechos básicos y qué exenciones son necesarias. Cada gobierno tiene la obligación de
equilibrar los intereses concurrentes que envuelve cada asunto legislativo: nuevamente, el
derecho a la libertad de expresión y el derecho a no ser difamado por aquellos que ejercen la
libertad de expresión. Este principio se basa en el entendimiento de que muchas cuestiones
planteadas en esta corte implican temas morales de gran complejidad y que es preferible dejar
este tipo de decisiones a los gobiernos democráticos; sólo cuando los estados exceden sus
funciones legítimas o son incapaces de proteger adecuadamente estos derechos —que afectan
tan directamente a los derechos básicos—, debe intervenir el Tribunal. Una gran parte de la
labor de este organismo consiste en dirimir si la postura de un gobierno con respecto a un
determinado caso cae dentro del margen de apreciación o no.
A pesar de esta política de moderación, el Tribunal suele verse envuelto en cuestiones
polémicas, especialmente cuando falla contra un gobierno. En 1995 tuvo lugar un caso en el
que el Tribunal decidió (por mayoría de 10 contra 9) que el gobierno británico había excedido su
margen de apreciación poniendo en peligro el debido proceso legal en la aplicación de medidas
contra el terrorismo al ordenar la detención armada de tres terroristas en Gibraltar, operación
que concluyó con las muertes de éstos.
El Tribunal es asesorado por la Comisión Europea de los Derechos Humanos. Este organismo
determina si un caso debe llegar hasta el Tribunal e intenta alcanzar un acuerdo amistoso. Esta
función filtrante es de una importancia vital, puesto que parece haber un flujo constante de
litigantes que, cuando los tribunales de sus respectivos países fallan en su contra, alegan que
se han violado sus derechos humanos fundamentales. Muchos de estos reclamantes
únicamente pretenden anular la decisión de los tribunales de su país, labor que no incumbe al
Tribunal Europeo.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU)

Organización de las Naciones Unidas (ONU), organización internacional de naciones basada en


la igualdad soberana de sus miembros. Según su Carta fundacional (en vigor desde el 24 de
octubre de 1945), la ONU fue establecida para “mantener la paz y seguridad internacionales”,
“desarrollar relaciones de amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación internacional
fundada sobre las relaciones de amistad entre las naciones”, “alcanzar una cooperación
internacional en la solución de problemas económicos, sociales, culturales o humanitarios” y
“fomentar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Sus miembros
se comprometen a cumplir las obligaciones que han asumido, a resolver disputas
internacionales a través de medios pacíficos, a no utilizar la amenaza o el uso de la fuerza, a
participar en acciones organizadas en concordancia con la Carta y a no ayudar a un país contra
el que la ONU haya dirigido estas acciones, y a actuar de acuerdo con los principios de la
Carta.

Se suele considerar a la ONU como sucesora de la Sociedad de Naciones, organización


internacional creada tras la I Guerra Mundial para cumplir muchos de los mismos fines. La
Sociedad, sin embargo, no consiguió mantener la paz, y se debilitó de forma paulatina en los
años previos a la II Guerra Mundial.

El primer compromiso para establecer una nueva organización internacional se recogió en la


Carta del Atlántico, firmada por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el
primer ministro británico sir Winston Churchill el 14 de agosto de 1941, en una conferencia
celebrada a bordo de un buque de guerra frente a las costas de Terranova. Ambos dirigentes se
comprometieron a establecer un “sistema permanente y más amplio de seguridad general” y
expresaron su deseo de “conseguir la máxima colaboración de todas las naciones en el plano
económico”. Los principios de la Carta del Atlántico fueron aceptados por las Naciones Unidas
de forma más general en su Declaración, firmada el 1 de enero de 1942 por los representantes
de las 26 naciones aliadas contra las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokio durante la II Guerra
Mundial. Fue en este documento donde por primera vez se utilizó de modo oficial el término
Naciones Unidas, que había sido sugerido por Roosevelt.
En 1943, en una conferencia celebrada en Moscú, se iniciaron las gestiones para crear una
nueva organización. El 30 de octubre de ese año, representantes de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), Reino Unido, China y Estados Unidos firmaron una declaración
en la que reconocían la necesidad de establecer “en el tiempo más breve posible una
organización general internacional”. En un encuentro celebrado en Teherán (Irán) un mes más
tarde, Roosevelt, Churchill y el máximo dirigente soviético, Stalin, reafirmaron “la suprema
responsabilidad que recae sobre nosotros y sobre todas las Naciones Unidas de crear una paz
que destierre el azote y el terror de la guerra”.
Tras la declaración de Moscú, representantes de las cuatro potencias se reunieron en
Dumbarton Oaks (Washington, Estados Unidos), en el otoño de 1944, para estudiar una serie
de propuestas destinadas a la creación de una organización internacional. Aprobaron un
borrador de carta constitutiva que especificaba sus fines, estructura y métodos operativos, pero
no lograron ponerse de acuerdo en el método de votación del Consejo de Seguridad propuesto,
que sería el órgano que habría de tener la mayor responsabilidad en cuestiones relativas al
mantenimiento de la paz y la seguridad.
El problema de las votaciones quedó resuelto en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945),
última cumbre negociadora a la que asistirían Roosevelt, Churchill y Stalin en el último de sus
encuentros durante la contienda. En síntesis, el líder soviético aceptaba la postura británica y
estadounidense, que limitaba las prerrogativas de las grandes potencias en asuntos de
procedimiento, pero mantenía el derecho al veto en cuestiones esenciales. Al mismo tiempo, los
líderes aliados plantearon que se celebrase una conferencia de las Naciones Unidas para
preparar la Carta constitutiva de la nueva organización.
Delegados procedentes de 50 naciones se reunieron en la ciudad estadounidense de San
Francisco el 25 de abril de 1945 para la oficialmente denominada Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Organización Internacional. Durante dos meses elaboraron una carta de 111
artículos basada en el borrador realizado en Dumbarton Oaks. La Carta fue aprobada el 25 de
junio y firmada al día siguiente. Entró en vigor el 24 de octubre de 1945, tras ser ratificada por la
mayoría de los signatarios. Los vínculos surgidos de la alianza bélica contra enemigos comunes
aceleraron el acuerdo para establecer esta nueva organización.

El 10 de diciembre de 1945, el Congreso de Estados Unidos invitó a la ONU a establecer su


sede en su país. La Organización aceptó y en agosto de 1946 se trasladó temporalmente a
Lake Success (Nueva York). Ese mismo año se adquirió un lugar que bordeaba el East River de
Manhattan y se elaboraron planes para establecer una sede permanente. Según un acuerdo
alcanzado entre Estados Unidos y la ONU, se concedió al lugar una cierta extraterritorialidad. El
complejo, finalizado a mediados de 1952, incluye la sala de la Asamblea General, el edificio de
la Secretaría, el edificio de Conferencias y la Biblioteca Dag Hammarskjöld.

Según queda recogido en su Carta, la adhesión a la ONU está abierta a todos aquellos estados


“amantes de la paz” que acepten las obligaciones de la Organización. Las 50 naciones que
asistieron a la Conferencia de San Francisco, a las que se unió Polonia, se convirtieron en
miembros fundadores de la ONU. Hasta 1971, China estuvo representada por una delegación
del gobierno nacionalista de Taiwán. Sin embargo, en octubre de ese mismo año, la Asamblea
General votó a favor de que fuese la delegación de la República Popular China la que ocupase
dicho puesto.
Los nuevos miembros son admitidos a propuesta del Consejo de Seguridad y tras ser
aceptados por una mayoría de dos tercios en la Asamblea General. Desde 1945, el número de
sus miembros ha sobrepasado en más de tres veces el inicial, sobre todo debido a la admisión
de muchos países africanos y asiáticos que alcanzaron la independencia con posterioridad a la
fundación de la Organización. En mayo de 1994, la ONU contaba con 184 miembros.

La Carta de la ONU estableció seis órganos principales: la Asamblea General, el Consejo de


Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Tutela o de Administración Fiduciaria,
el Tribunal Internacional de Justicia y la Secretaría General.
Todos los estados miembros están representados en la Asamblea General, que es el principal
organismo deliberativo de la ONU. La Asamblea se reúne anualmente en sesiones regulares y
en sesiones especiales a petición de una mayoría de sus miembros o del Consejo de
Seguridad. La Asamblea no tiene autoridad para hacer cumplir sus resoluciones. Éstas son
recomendaciones que se hacen a los estados miembros, pero que carecen de poder de
aplicación directa. La Carta, no obstante, permite a la Asamblea establecer agencias y
programas que lleven a cabo sus recomendaciones. Entre las más importantes se encuentran:
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Conferencia de Naciones
Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF.
El Consejo de Seguridad, reunido en sesión permanente, es el órgano central para el
mantenimiento de la paz. El Consejo cuenta con 15 miembros, 5 de ellos permanentes: China,
Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos. Con carácter periódico se han elaborado
propuestas para integrar nuevos miembros permanentes (como, por ejemplo, Alemania o
Japón) para reflejar de este modo el cambiante equilibrio de poder mundial, pero hasta la fecha
no se ha llevado a cabo ninguna revisión importante. Los miembros no permanentes son
elegidos para un bienio, y la Asamblea General elige cinco nuevos miembros cada año. Las
decisiones del Consejo necesitan nueve votos, incluidos los votos por unanimidad de los
miembros permanentes cuando se trate de temas de vital importancia. Esta regla de la
“unanimidad de las grandes potencias” no es válida cuando se trata de cuestiones de
procedimiento.
El Consejo Económico y Social (ECOSOC), que se reúne una vez al año, cuenta con 54
miembros, de los cuales 18 son elegidos anualmente por la Asamblea General para ejercer un
mandato de tres años. El ECOSOC coordina las actividades económicas y sociales de la ONU y
de sus agencias especializadas, entre las que se hallan la Organización Mundial de la Salud
(OMS), la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la práctica, las
funciones del ECOSOC se ven limitadas porque cada agencia especializada se organiza de un
modo autónomo y se gobierna por sus propios estatutos y órganos elegidos. Estas agencias
entregan informes anuales al ECOSOC. El conjunto de la ONU y de sus agencias
especializadas recibe el nombre de Sistema de las Naciones Unidas.
En un principio, el Consejo de Tutela o de Administración Fiduciaria tenía la responsabilidad de
supervisar 11 territorios que se encontraban bajo el régimen de fideicomiso al final de la
II Guerra Mundial. A principios de la década de 1990, todos los territorios bajo fideicomiso que
en su origen habían sido puestos bajo tutela internacional se habían disuelto y todas las
dependencias habían alcanzado la soberanía completa o bien la autonomía en el seno de otro
Estado. El único fideicomiso que quedaba, el archipiélago de las Palau, se convirtió en la
independiente República de Palau en 1994, con lo que el Consejo de Tutela quedó en trance de
desaparición. Otras cuestiones vinculadas al tema colonial han sido transferidas a la Asamblea
General y a órganos subsidiarios especiales.
El Tribunal Internacional de Justicia, con sede en La Haya (Países Bajos), es el principal
organismo judicial de la ONU. El Tribunal trata casos que le son sometidos por miembros de la
ONU, que conserva el derecho de decidir si acepta o no el cumplimiento de sus resoluciones. A
petición de la ONU, de sus órganos principales o de las agencias especializadas, el Tribunal
Internacional de Justicia puede tener del mismo modo competencia consultiva. El Tribunal está
compuesto por quince jueces elegidos, para un ejercicio de nueve años, por la Asamblea
General y el Consejo de Seguridad. En el ámbito jurídico, a este órgano se sumará en un futuro
el denominado Tribunal Penal Internacional, cuya constitución y estatutos fueron aprobados en
1998 y que se encargará del procesamiento de individuos que hayan cometido “los más graves
crímenes contra la comunidad internacional”.
La Secretaría General está al servicio de los otros órganos de la ONU y ejecuta los programas y
políticas de la Organización. Al frente de la misma se halla el secretario general, nombrado por
la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad. Desde su fundación la
ONU ha tenido siete secretarios generales: Trygve Halvdan Lie (1946-1953); Dag Hjalmar
Hammarskjöld (1953-1961); Sithu U Thant (1961-1971); Kurt Waldheim (1972-1981); Javier
Pérez de Cuéllar (1982-1991); Butros Butros-Gali (1992-1996); y Kofi Annan (1997- ).

Los costes operativos de la ONU se cubren con aportaciones efectuadas por los estados


miembros de acuerdo con un programa de contribuciones aprobado por la Asamblea General.
Sólo el presupuesto regular, destinado a actividades en curso recogidas en la Carta, se cubre
con aportaciones fijas. Programas especiales como los de la UNICEF y el PNUD suelen
financiarse gracias a las aportaciones voluntarias. Durante el periodo correspondiente a 1990 y
1991, las asignaciones del presupuesto regular ascendieron a más de 2.100 millones de
dólares. Según el programa para 1990 y 1991, la mayoría de los miembros pagaron menos del
1% del presupuesto. Sólo 15 países aportaron más del 1%. Los principales contribuyentes
fueron Estados Unidos (25%) y la URSS (10%. De los miembros restantes, sólo Japón,
Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá contribuyeron en más de un 2%. A mediados
de la década de 1980, la ONU sufrió una grave crisis financiera. Muchos estados miembros,
incluidos Estados Unidos y la URSS, se negaron a pagar parte de sus aportaciones debido a
problemas fiscales nacionales y al descontento provocado por ciertos aspectos del sistema de
funcionamiento de la ONU.

Según queda recogido en la Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad es ante todo


responsable de los asuntos relativos al mantenimiento de la paz y la seguridad; la Asamblea
General tiene sólo una autoridad residual. Los artículos 33 a 38 de la Carta autorizan al Consejo
para instar a naciones en conflicto a que resuelvan sus diferencias por medios pacíficos, como,
por ejemplo, las negociaciones, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje y la
vía legal. Al desempeñar esta responsabilidad, el Consejo puede nombrar representantes o
crear comités especiales que investiguen las disputas y recomienden alternativas de solución.
Cuando el Consejo determina que una disputa representa una amenaza para la paz, puede,
cumpliendo los artículos 39 a 51, aplicar sus recomendaciones, ya sea por medios no militares,
como las sanciones económicas y diplomáticas, o por la utilización de fuerzas militares. Ésta es
la única ocasión en la que la Carta autoriza una acción coercitiva. Esta acción está sujeta al
voto unánime de los cinco miembros permanentes del Consejo, con lo que pone de relieve la
importancia del derecho de veto de las grandes potencias en temas fundamentales. La acción
militar también se ve sujeta a la disponibilidad de fuerzas armadas, condición que ha resultado
difícil de cumplir.
Por último, según el artículo 26, el Consejo de Seguridad asume la responsabilidad de formular
planes “para el establecimiento de un sistema de regulación de armamentos”. La Carta de la
ONU concede menos importancia al control internacional de armas y al desarme como
instrumentos para alcanzar la paz de lo que lo hizo el pacto de la Sociedad de Naciones.
Debido a algunos sucesos ocurridos entre ambas guerras mundiales, muchos líderes llegaron a
la conclusión de que la paz sólo podía lograrse a través de la cooperación de las principales
potencias, que habrían de actuar, en palabras de Roosevelt, como “policías del mundo”. Esta
idea está incorporada en el requisito de unanimidad de las grandes potencias, a la vez que
explica por qué se ha llamado a la Carta sistema de seguridad colectiva “limitada”, ya que no se
puede emprender una acción coercitiva en contra de la voluntad de un país que tiene un puesto
permanente en el Consejo.

Poco después de la II Guerra Mundial y de la fundación de la ONU, la cooperación política entre


las principales potencias —en especial entre Estados Unidos y la URSS— se rompió, y se inició
el periodo de la Guerra fría. Como los intereses estadounidenses y soviéticos chocaban, la
capacidad de la ONU para mantener la paz se vio seriamente limitada.
Según el artículo 43 de la Carta, el Consejo de Seguridad debía negociar acuerdos con los
estados miembros para conseguir unidades militares que pudieran permitir la aplicación de sus
decisiones. Las negociaciones, iniciadas en 1946, pronto alcanzaron un punto muerto en lo
relativo a las cuestiones del tamaño, composición y establecimiento de las fuerzas militares.
Estados Unidos propuso que cada miembro permanente del Consejo proporcionase tropas
especializadas. Los estadounidenses aportarían, por ejemplo, unidades de aviación, los
británicos unidades navales y los soviéticos tropas de tierra. Sin embargo, la URSS abogó por
la igualdad, con lo que cada país enviaría igual número de tropas. Estas diferencias nunca se
solucionaron.
Un estancamiento similar se produjo en la Comisión de la Organización de las Naciones Unidas
para la Energía Atómica, creada por una resolución aprobada en la Asamblea General el 24 de
enero de 1946. El mandato de la comisión era desarrollar un sistema que controlara la energía
atómica y la limitara a su utilización con fines pacíficos. Estados Unidos presentó un plan global
para el control internacional de la energía atómica, en el que se incluía un acuerdo para eliminar
las propias armas nucleares, así como las instalaciones, una vez que se hiciera operativo un
sistema internacional de inspección. La URSS insistió en que Estados Unidos destruyera al
punto todas las armas nucleares existentes y se negó a cualquier inspección internacional,
aduciendo que esto supondría una violación de la soberanía nacional. Una vez más, las
diferencias existentes entre las dos naciones resultaron irreconciliables.
En realidad, las intenciones originales de la Carta nunca han sido llevadas a la práctica. No
obstante, el Consejo de Seguridad no se paralizó por completo: fue capaz de resolver disputas,
sobre todo gracias a la mediación y a los buenos oficios, en situaciones en las que los intereses
de los miembros permanentes, en especial de Estados Unidos y la URSS, convergían. Uno de
estos casos fue la retirada neerlandesa de Indonesia en 1949; otro, el fin de la guerra de los
Seis Días en 1967. En 1950, sin embargo, surgieron graves diferencias entre las grandes
potencias cuando fuerzas de Corea del Norte atacaron Corea del Sur, precipitando así la guerra
de Corea.

Corea, que había estado bajo control japonés desde 1905, fue dividida tras la II Guerra Mundial
siguiendo el paralelo 38 que atraviesa la península de Corea. Se establecieron dos gobiernos
paralelos, uno al norte, respaldado por la URSS, y otro al sur, apoyado por Estados Unidos. Los
esfuerzos de la ONU por unificar el país a través de unas elecciones libres fracasaron. Cuando
fuerzas norcoreanas atacaron el sur el 25 de junio de 1950, el Consejo de Seguridad consideró
el ataque una violación de la paz y exigió la retirada de las tropas norcoreanas al norte del
paralelo 38. En otras dos resoluciones, el Consejo estableció un mando de la ONU bajo los
auspicios de Estados Unidos y pidió a las naciones miembros que proporcionaran unidades
militares que ayudaran a repeler el ataque armado a Corea del Sur.
Había dos elementos poco usuales en el caso de Corea. El primero era la ausencia de la URSS
del Consejo de Seguridad. Seis meses antes, el delegado soviético había abandonado el
Consejo como protesta por la presencia continuada del portavoz nacionalista en el escaño
designado para China, a pesar de la derrota de los nacionalistas y del establecimiento de un
gobierno comunista en la China continental. La URSS no estuvo, pues, presente para vetar las
medidas del Consejo contra el régimen norcoreano, que contaba con el apoyo soviético.
Cuando el delegado soviético volvió al Consejo en el mes de julio, declaró ilegal la acción en
Corea, dado que se había emprendido sin el consentimiento de todos los miembros
permanentes del Consejo. Estados Unidos replicó que la decisión se había tomado con el
acuerdo de aquellos miembros permanentes que se hallaban presentes y que habían
participado en la votación. En esta controversia, la URSS realizó una interpretación estricta de
las provisiones de la Carta, mientras que la de Estados Unidos fue una interpretación amplia,
cada uno motivado por intereses políticos.
Un segundo elemento poco habitual en el caso coreano fue el establecimiento de una unidad
militar de la ONU, que era, en verdad, un mando militar estadounidense, compuesto por tropas
de 16 estados miembros y de la República de Corea. Como no se había alcanzado ningún
acuerdo previo para proporcionar a la ONU fuerzas militares, el Consejo de Seguridad tomó
medidas ad hoc, solicitando a Estados Unidos poder utilizar su ya establecida estructura militar
como base para las acciones de la ONU.
El conflicto continuó durante más de tres años; se firmó un armisticio el 27 de julio de 1953.
Más de 40 años después, el país sigue dividido a pesar de la aceptación por ambas partes del
principio de reunificación. Corea sigue siendo un tema pendiente en la agenda de la Asamblea
General, aunque se han aprobado resoluciones instando a las dos partes a sustituir el largo
armisticio por una paz estable. Tanto Corea del Norte como Corea del Sur fueron, en 1991,
admitidas en la ONU.
Una consecuencia importante del conflicto coreano fue la resolución “Unidos por la Paz”.
Después de que la URSS volviera al Consejo de Seguridad, Estados Unidos presentó a la
Asamblea General una resolución que autorizaba a ésta a tratar casos que amenazaran la paz
cuando un veto impidiese la acción del Consejo. Esta resolución, denominada “Unidos por la
Paz”, adoptada el 3 de noviembre de 1950, hizo explícita una ampliación de la autoridad de la
Asamblea General en materia de paz y seguridad.

Desde principios de la década de 1950, el papel de la ONU en el mantenimiento de la paz y la


seguridad en el mundo se ha incrementado. Fuerzas auspiciadas por la ONU han actuado de
forma muy activa en zonas donde la descolonización ha provocado inestabilidad política. En
muchos casos, la retirada de una antigua potencia colonial generaba un vacío político al que
seguía un proceso de lucha por el poder. En respuesta a esto, la ONU desarrolló una
estrategia, que el secretario general Hammarskjöld llamó “diplomacia preventiva”, que consistía
en el despliegue de fuerzas de paz con dos fines principales: separar a los antagonistas, dando
tiempo y oportunidades para la negociación, e impedir la extensión geográfica de los conflictos
locales. En 1988, las fuerzas de paz de la ONU recibieron el Premio Nóbel de la Paz.
Se han realizado operaciones de paz en Oriente Próximo desde 1956 y en Chipre desde 1964.
En África se mantuvieron algunas tropas en el Congo (llamado Zaire entre 1971 y 1997) desde
1960 hasta 1964. Posteriormente se han enviado misiones de paz a Angola, Sahara Occidental,
República de Sudáfrica y Mozambique. En 1992, la ONU decidió una importante operación en
Somalia, en la que intervinieron unos 30.000 soldados a principios de 1993 para dar protección
a las operaciones humanitarias, en especial para el reparto de víveres en zonas de hambruna.
Otras dos zonas donde la ONU ha participado de un modo muy activo fueron, a principios de la
década de 1990, Camboya, en la que la ONU estuvo controlando las elecciones, y Bosnia-
Herzegovina durante la guerra de la antigua Yugoslavia, que finalizó con decenas de miles de
muertos y millones de personas sin hogar. Según las reglas formuladas en principio por
Hammarskjöld, se excluía a las grandes potencias de las fuerzas de paz para impedirles que
encubrieran sus propios intereses bajo la bandera de la ONU. Con el fin de la Guerra fría,
tropas británicas y francesas jugaron un papel importante en el conflicto de la antigua
Yugoslavia, mientras que un gran número de soldados estadounidenses fue enviado en un
principio a apaciguar Somalia. En 1992, un contingente de tropas japonesas se unió a la
operación camboyana.

La primera fuerza de paz de la ONU fue organizada en Oriente Próximo en respuesta a la crisis


de Suez de 1956. Oriente Próximo había sido una zona de duros antagonismos desde 1948,
cuando se iniciaron las hostilidades entre los países árabes de la región y el Estado de Israel,
creado de acuerdo con un plan de la ONU que dividía a Palestina en dos estados separados,
uno judío y otro árabe. En 1949, un mediador de la ONU, que actuaba bajo la autoridad del
Consejo de Seguridad, negoció una serie de acuerdos de armisticio entre Israel, por un lado, y
Egipto, Jordania, Líbano y Siria, por otro. Se constituyó así el Organismo de Naciones Unidas
para la Vigilancia de la Tregua (en inglés, United Nations Truce Supervision Organization,
UNTSO) en Palestina, para ayudar a las partes involucradas a supervisar los términos de los
acuerdos, aunque durante un tiempo la zona permaneció en una situación de calma inestable.

Los combates volvieron a iniciarse el 29 de octubre de 1956, cuando Israel trasladó tropas a la


península del Sinaí, obligando a los soldados egipcios a replegarse al canal de Suez. Ese
mismo año, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser había nacionalizado el canal,
provocando la preocupación de británicos y franceses, que temían que se impidiera a sus
barcos utilizarlo. La situación en Oriente Próximo se complicó en gran medida cuando Gran
Bretaña y Francia atacaron Egipto el 31 de octubre y desplegaron tropas en la zona del Canal
de Suez. De forma conjunta, británicos y franceses vetaron además una resolución del Consejo
de Seguridad que exigía a Israel la retirada de sus tropas más allá de la línea del armisticio,
fijada en 1949.
Con la autoridad que le proporcionaba la resolución Unidos por la Paz, la Asamblea General, en
una serie de resoluciones, pidió el fin de las hostilidades y estableció una Fuerza de
Emergencia de Naciones Unidas (en inglés, United Nations Emergency Force, UNEF) para
supervisar que todas las partes en conflicto cumplieran lo acordado. A finales de diciembre, las
tropas británicas y francesas se habían retirado de Egipto, y en marzo de 1957 se habían
realizado los preparativos para la retirada de las tropas israelíes. La primera unidad de la UNEF
llegó a Egipto el 15 de noviembre de 1956 y en febrero de 1957 unos 6.000 soldados
procedentes de 10 estados miembros fueron repartidos en tres zonas: a lo largo de la frontera
egipcio-israelí, en la franja de Gaza y cerca del estrecho de Tiran para controlar el paso al golfo
de Aqaba, vital para el comercio israelí.

En mayo de 1967, la UNEF fue retirada a petición de Egipto, y el 5 de junio, Israel desencadenó


la denominada guerra de los Seis Días, un ataque coordinado en todos los frentes para
asegurarse posiciones más sólidas a lo largo de sus fronteras. El 10 de junio, Israel ocupó el
Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania y parte de los altos del Golán, en la frontera con Siria. El 22
de noviembre, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad la resolución 242, que
establecía una serie de principios para asegurar la paz en la zona. En resumen, la resolución
proponía que Israel se retirara de los territorios ocupados a cambio del establecimiento de
fronteras seguras y de que los países árabes reconocieran la independencia del Estado de
Israel.
Las hostilidades se iniciaron una vez más en octubre de 1973 (durante la guerra del Yom
Kipur), cuando Egipto atacó posiciones israelíes en el Sinaí, y Siria hizo lo mismo con aquellas
que se encontraban en los altos del Golán. Después de pedir un alto el fuego, el Consejo de
Seguridad volvió a instar a las partes en conflicto para que buscaran una solución más amplia a
su disputa aplicando la resolución 242. Se estableció en el Sinaí una nueva fuerza de paz, la
UNEF II, con el fin de patrullar una zona neutral entre las tropas egipcias e israelíes. En marzo
de 1974, ambas partes se habían retirado. Al norte, en los altos del Golán, siguieron
produciéndose enfrentamientos esporádicos hasta junio, cuando llegaron las Fuerzas de las
Naciones Unidas Encargadas de Observar la Desmilitarización (en inglés, United Nations
Disengagement Observer Force, UNDOF. No obstante, las causas del conflicto árabe-israelí no
habían desaparecido.
Desde 1974, Oriente Próximo ha sido año tras año un asunto a incluir y considerar en la agenda
de la ONU. En marzo de 1978, se establecieron otras fuerzas de paz para ayudar a estabilizar
la situación existente en el Líbano después de que tropas israelíes cruzaran la frontera como
represalia contra una incursión Palestina. La Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el
Líbano (en inglés, United Nations Interim Force in Lebanon, UNIFIL) estaba compuesta por
6.000 soldados procedentes de 10 países.

Los esfuerzos realizados al margen de la ONU para buscar una solución más amplia tuvieron
cierto éxito cuando, en marzo de 1979, Egipto e Israel, gracias a la mediación de Estados
Unidos, firmaron el Tratado de Camp David, que establecía formalmente la paz y que
contemplaba una retirada progresiva del Sinaí por parte de los israelíes, la reanudación de
relaciones diplomáticas entre ambos países y un marco general para extender el proceso de
paz a otros estados árabes. La misión de la UNEF II terminó el 24 de julio de 1979, tras la
retirada israelí del Sinaí.

Los observadores de la UNTSO prosiguieron su labor entre Egipto e Israel bajo los términos del
acuerdo de 1949, y tanto UNDOF como UNIFIL continuaron operando durante la década de
1980. El sur del Líbano seguía siendo una zona inestable. La región había sido una plaza fuerte
para las bases de los comandos palestinos hasta la invasión israelí de junio de 1982. A raíz de
esta operación, y al mismo tiempo que las guerrillas palestinas, se establecieron en el Líbano
tropas israelíes y sirias.
La ocupación israelí de Gaza y Cisjordania se convirtió en objeto de ataques cada vez más
serios por parte no sólo del Consejo de Seguridad, sino también de la Asamblea General. Las
resoluciones reconocieron los derechos de los palestinos y se permitió a sus representantes
que presentaran su caso ante el foro mundial. La expansión de los asentamientos israelíes en
los territorios ocupados no hizo sino complicar más el problema. En 1993, los líderes de Israel y
de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron un acuerdo de paz que pedía
a los palestinos que asumieran de forma gradual la responsabilidad de la administración civil de
los territorios ocupados, empezando por la franja de Gaza y la zona de Jericó. En 1994, se
aplicaron las primeras etapas del acuerdo.

La invasión de Kuwait por parte de Irak el 2 de agosto de 1990, que originó la guerra del Golfo
Pérsico, obtuvo una respuesta inmediata del Consejo de Seguridad. Entre los meses de agosto
y noviembre se aprobaron una serie de resoluciones que condenaban la ocupación y anexión
de Kuwait, imponían un importante embargo sobre las transacciones comerciales y financieras
con Irak y con el Kuwait ocupado por los iraquíes, autorizaban el uso de la fuerza militar para
garantizar el cumplimiento de esta medida y, por último, permitía a los estados miembros el uso
de “todos los medios necesarios” para expulsar a Irak de Kuwait si no se retiraba antes del 16
de enero de 1991. En respuesta, Irak pidió la celebración de una conferencia internacional de
paz que tratase una amplia gama de conflictos regionales, incluido el conflicto palestino-israelí.
Estados Unidos y sus aliados se opusieron de forma rotunda a esta vinculación. Después de
que la coalición liderada por Estados Unidos en la guerra del Golfo derrotara de modo
fulminante a Irak y restaurase la independencia de Kuwait, se envió una fuerza de paz de la
ONU para que controlara una zona desmilitarizada a lo largo de la frontera que separaba a
ambos países. La presencia de la ONU se hizo necesaria asimismo en el norte de Irak para
proteger a los kurdos, que se habían rebelado contra el régimen de Saddam Husayn. La
situación estuvo a punto de degenerar en un nuevo conflicto bélico en los primeros meses de
1998, cuando el líder iraquí impidió que los expertos de la Comisión Especial de Naciones
Unidas (en inglés, United Nations Special Commission, UNSCOM) verificaran el cumplimiento
por parte de Irak de las resoluciones dictadas por la ONU acerca de la eliminación de armas de
destrucción masiva. En febrero, después de trasladarse a Bagdad y entrevistarse con Husayn,
el secretario general de la Organización, Kofi Annan, logró un acuerdo que evitó el inminente
ataque estadounidense (dispuesto bajo el nombre de Operación Trueno del Desierto). Sin
embargo, en diciembre de ese mismo año, y aduciendo la persistente negativa del dirigente
iraquí a cumplir las resoluciones de la ONU, Estados Unidos desencadenó una serie de
bombardeos sobre Irak que suscitó diferencias entre los miembros del Consejo de Seguridad
(dado que éste no había autorizado el inicio de dicha operación.

La primera operación importante de la ONU en África comenzó en 1960, en la República


Democrática del Congo, poco después de que ésta lograra su independencia de Bélgica. Un
motín de las tropas congoleñas dio origen a una alteración del orden público, a lo que Bélgica
respondió enviando de inmediato fuerzas militares a la zona. Al mismo tiempo, la región de
Katanga, liderada por Moïse Kapenda Tshombé, declaró su independencia. El presidente
congoleño Joseph Kasavubu y su primer ministro Patrice Lumumba solicitaron ayuda a la ONU.
Con la autorización del Consejo de Seguridad, el secretario general organizó un programa
económico y una fuerza internacional de paz que, en su momento culminante, contó con más
de 20.000 soldados. El 21 de febrero de 1961, el Consejo de Seguridad autorizó a las tropas de
la ONU a utilizar la fuerza.
La misión de la ONU era complicada: ayudar a mantener el orden sin dar la impresión de estar
a favor de alguna de las partes en conflicto y ejercer con todo cuidado la autoridad militar con
fines defensivos sin lanzar programas ofensivos. Sin lugar a dudas, la ONU ayudó al Congo a
resurgir como país unido. En 1961, sin embargo, se produjo una terrible pérdida, cuando el
secretario general Hammarskjöld murió en un accidente de aviación mientras intentaba obtener
un alto el fuego entre el gobierno central y Katanga.
Las fuerzas de paz de la ONU destinada en el Sahara Occidental, Sudáfrica, Angola y
Mozambique estaban constituidas principalmente por observadores. La misión en Somalia,
iniciada a finales de 1992, resultó mucho más compleja. Tras la derrota del líder somalí
Muhammad Siad Barre (que ostentaba el poder desde hacía mucho tiempo) a manos de los
rebeldes en 1991, la nación se sumió en un absoluto caos. Para las agencias internacionales
encargadas de paliar la hambruna resultaba cada vez más difícil realizar su trabajo, con lo que
el peligro de que grandes masas de la población murieran de hambre era inminente. En abril de
1992, el Consejo de Seguridad votó a favor de realizar una operación en Somalia, pero cuando
500 soldados llegaron en septiembre no pudieron hacer nada. El 3 de diciembre, el Consejo
votó que se aceptara una oferta de Estados Unidos para enviar un gran contingente militar que
salvaguardara las operaciones humanitarias. En el plazo de un mes, el número de soldados
había ascendido en torno a los 15.000 y los alimentos procedentes de la ayuda humanitaria
habían empezado a llegar a la mayor parte de la población. La ONU relevó a Estados Unidos
en esta misión en mayo de 1993, pero en junio 23 soldados paquistaníes murieron en una
emboscada organizada por los rebeldes somalíes, a cuya cabeza se encontraba al parecer
Muhammad Farrah Aidid, el líder de un clan. Estados Unidos mandó refuerzos con el fin de
capturar a Aidid y apaciguar a sus seguidores. Tras varias misiones fallidas, Estados Unidos y
la ONU volvieron a hacer hincapié en la necesidad de alcanzar una solución política.

La Fuerza de Naciones Unidas encargada del Mantenimiento de la Paz en Chipre (en inglés,


United Nations Force in Cyprus for Peace-keaping, UNFICYP) fue enviada a aquel país en
mayo de 1964 para servir de fuerza disuasoria ante los enfrentamientos que se venían
produciendo entre las comunidades griega y turca. Chipre obtuvo la independencia de Gran
Bretaña en 1960, con una Constitución que intentaba equilibrar los derechos e intereses de los
dos grupos étnicos que componían la población, siendo la comunidad griega mayoritaria sin
discusión. A finales de 1963, después de tres años de paz relativa, estalló la violencia entre
ambas comunidades. El 4 de marzo de 1964, el Consejo de Seguridad recomendó la mediación
de la ONU y autorizó la formación de una fuerza de paz. A finales de ese mismo año, el número
de soldados ascendió casi a los 7.000, aunque esta cantidad se ha ido reduciendo de forma
progresiva, hasta alcanzar unos 2.100 en los últimos años de la década de 1980.
El periodo más difícil se inició en 1974, cuando Turquía intervino para apoyar a los
turcochipriotas después de que un cambio de gobierno amenazara con romper el equilibrio
constitucional a favor de aquellos grecochipriotas que deseaban la unión con Grecia. A
mediados de agosto, se alcanzó un alto el fuego, al que sucedió al año siguiente el traslado,
con la ayuda de la UNFICYP, de más de 8.000 turcochipriotas al norte de la isla, que se hallaba
bajo control turco. Desde entonces la UNFICYP ha patrullado una franja que separa el sector
norte del sector griego, al sur.
Mientras tanto, el secretario general ha participado sin interrupción en conversaciones
destinadas a negociar un acuerdo entre los chipriotas griegos y turcos. En los últimos años
estas negociaciones se han centrado en las directrices necesarias para establecer un Estado
bizonal y garantizar la seguridad de la comunidad turcochipriota. A finales de 1983, cuando las
conversaciones se encontraban aún en un punto muerto, la región del norte -ocupada por
fuerzas turcas- declaró su independencia. La ONU no reconoció a dicha entidad y el personal
de la UNFICYP continuó sirviendo de barrera entre ambas zonas.
El envío de fuerzas de paz a regiones en conflicto ha sido sólo una de las aportaciones de la
ONU al proceso de descolonización. El sistema de fideicomiso de la ONU, basado en los
principios de los mandatos de la Sociedad de Naciones, se veía limitado a las antiguas colonias
de estados ex-enemigos y a antiguos territorios de la Sociedad que no habían alcanzado la
autonomía. Una primera propuesta de colocar todos los territorios coloniales bajo la tutela de la
ONU se encontró con la oposición de las potencias coloniales. No obstante, se logró un
compromiso trascendental en la lucha por la autonomía que quedó recogido en el artículo 73 de
la Carta, artículo que constituía una declaración relativa a los territorios no autónomos, y que
era de ámbito universal, es decir, aplicable a todos los territorios coloniales.
El artículo 73 era sólo una declaración de intenciones de largo alcance, pero permitía a la
Asamblea General, de base más amplia, antes que al Consejo de Tutela, más limitado,
convertirse en el foro central de los temas coloniales. La declaración pidió a los regímenes
coloniales que entregaran informes que recogieran las condiciones socioeconómicas de sus
territorios. Ya en 1946, la Asamblea estableció un comité para estudiar dichos informes, que
pasó a convertirse en un Comité para la Información de los Territorios No Autónomos, de
carácter permanente. Este Comité sirvió cada vez más como instrumento de responsabilidad
mundial, a la vez que presionó a las potencias coloniales para que aceleraran la concesión de
la independencia.
Con la adhesión a la ONU, en 1960, de estados recientemente independientes, una extensa
mayoría de la Asamblea votó a favor de ampliar los objetivos del artículo 73 mediante una
nueva declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales. La
declaración de 1960 sostiene que el colonialismo “constituye una negación de los derechos
humanos fundamentales” y que la “falta de preparación política, económica, social o educativa
no debería nunca servir de pretexto para retrasar la independencia”.
Con o sin la ONU, los antiguos imperios coloniales estaban abocados a su desintegración (el
proceso ya había comenzado a finales de la II Guerra Mundial. La ONU, sin embargo,
proporcionaba una estructura organizada en la que se podía activar la oposición al colonialismo
y en la que las nuevas naciones surgidas de éste podían movilizarse en pos de una causa
común. La ONU proporcionaba también un foro donde tratar cuestiones coloniales. El sistema
de fideicomiso, e incluso el artículo 73 original, se basaba en la idea de que la autonomía era un
objetivo limitado y de largo alcance. Gracias a la Asamblea General, dominada ahora por una
mayoría de estados colonizados con antelación, se ha identificado la independencia con un
deseo inmediato de todos los pueblos y se ha organizado el apoyo internacional a la lucha por
la autodeterminación.
Los problemas originados por la descolonización en el sur de África cuentan en la ONU con una
historia de polémicas muy larga, entre las que cabe mencionar varias cuestiones, como la de
los antiguos territorios que se hallaban bajo administración portuguesa, los esfuerzos de la
mayoría blanca por mantener el control de Rhodesia del Sur (la actual Zimbabue), el conflicto
con Sudáfrica a causa del antiguo mandato de África del Suroeste (actualmente Namibia), y la
política del apartheid (segregación racial) desarrollada por el gobierno surafricano desde 1948
hasta 1991.

Desde que entró en la ONU en 1955, Portugal se negó a cumplir el artículo 73 y a entregar


información sobre sus territorios, aduciendo que sus “provincias de ultramar” eran como
cualquier otra parte del país y que, por lo tanto, no estaban sujetas a una regulación
internacional. Un comité especial, constituido en 1960, llegó a la conclusión de que la relación
de Portugal con sus territorios era de naturaleza colonial y recalcaba el derecho que tenían los
pueblos de los territorios a su autodeterminación. Durante la década de 1960, tanto el Consejo
de Seguridad como la Asamblea General condenaron a Portugal por los actos represivos
llevados a cabo contra los grupos de liberación que habían surgido en todos los territorios
coloniales. La postura política portuguesa no cambió hasta después de producirse una
revolución en el propio Portugal. En agosto de 1974, el nuevo gobierno portugués inició un
proceso que, antes de finalizar 1975, condujo a la independencia de sus territorios coloniales:
Guinea-Bissau (10 de septiembre de 1974), Mozambique (25 de junio de 1975), Cabo Verde (5
de julio de 1975), Santo Tomé y Príncipe (12 de julio de 1975) y Angola (11 de noviembre de
1975.

En 1965, el gobierno de la minoría blanca de Rhodesia del Sur, que ya gozaba de una


autonomía limitada, proclamó una “declaración unilateral de independencia” de Gran Bretaña.
Los británicos habían resistido hasta entonces las presiones que se les habían hecho para
conceder la independencia, poniendo como condición para ésta el establecimiento de un
gobierno pluralista. El gobierno de la minoría blanca recibió la condena inmediata de la
Asamblea General. En una serie de resoluciones posteriores, el Consejo de Seguridad ordenó,
tras ser aprobado por votación, sanciones económicas obligatorias destinadas a aislar el
comercio y las comunicaciones de Rhodesia del Sur. La Asamblea expresaba asimismo su
apoyo a los grupos de liberación organizados contra el régimen minoritario y hacía un
llamamiento a las agencias de la ONU para que les proporcionaran ayuda material. El régimen
minoritario, apoyado en particular por Sudáfrica, pudo hacer frente a las presiones, tanto
internas como externas, hasta 1980. Fue entonces cuando, tras una larga lucha y un periodo de
compleja transición política, se estableció un nuevo gobierno, de mayoría negra. El 17 de abril
de 1980, Rhodesia del Sur se convirtió en nación independiente con el nombre de República de
Zimbabue.

El proceso de descolonización de Namibia, en otro tiempo conocida por África del Suroeste, no


finalizó hasta 1990. Colonia alemana en un principio, África del Suroeste fue puesta bajo el
mandato de la Unión (hoy República) de Sudáfrica tras la I Guerra Mundial. Después del fin de
la II Guerra Mundial, Sudáfrica prefirió mantener el statu quo antes que administrar el territorio
por el sistema de fideicomiso, y se negó a que la ONU vigilara su administración.
En 1950, el Tribunal Internacional de Justicia determinó que Sudáfrica tenía la obligación de
entregar informes a la ONU y, en 1962, declaró ilegal la aplicación en Namibia de la política del
apartheid. En 1971, el Tribunal dictaminó que la presencia continuada de Sudáfrica en el
territorio era ilegal porque una resolución de 1966 de la Asamblea General había dado por
terminado su mandato, entregando la administración del territorio al Consejo de las Naciones
Unidas para África del Suroeste (más tarde llamado Consejo para Namibia) al año siguiente.
Durante las postrimerías de la década de 1970 y en la de 1980, las negociaciones con
Sudáfrica se basaron en la resolución 385 del Consejo de Seguridad, que pedía elecciones en
el territorio bajo supervisión de la ONU. En las negociaciones que se llevaron a cabo para
preparar las elecciones, tomaron parte un grupo de cinco naciones occidentales, en
colaboración con gobiernos africanos representativos, el secretario general y el representante
de Namibia ante la ONU. Dichas negociaciones se vieron enturbiadas por los enfrentamientos
producidos entre el gobierno surafricano y los grupos de liberación, y por la falta de acuerdo
alcanzado en lo relativo al papel que había de jugar la Organización del Pueblo de África del
Suroeste (en inglés, South West África People’s Organization, SWAPO), un grupo nacionalista
negro africano. En diciembre de 1988, Sudáfrica accedió de modo oficial a permitir que Namibia
fuera independiente, en un compromiso que incluía asimismo la retirada de las tropas cubanas
de Angola. En noviembre de 1989, bajo supervisión de la ONU, se celebraron elecciones libres
para elegir una asamblea constituyente. El 21 de marzo de 1990, Namibia alcanzó su
independencia.

El fin del Imperio portugués y la aparición de Zimbabue forzaron a Sudáfrica a resolver la


cuestión de Namibia. Las condiciones del acuerdo, sin embargo, estaban relacionadas con la
determinación del país surafricano a mantener dentro de sus propias fronteras su política
discriminatoria de apartheid a pesar de la condena de la comunidad mundial y de la fuerte
oposición de los estados negros africanos que, en su mayoría, habían obtenido su
independencia a partir de 1960. El problema del apartheid había formado parte de la agenda de
la ONU desde el momento en que el gobierno surafricano lo propagara como política oficial, en
1948. Fue condenado de una forma reiterada como crimen contra la humanidad a pesar del
argumento surafricano de que era un asunto de incumbencia nacional y, por lo tanto, no entraba
dentro de la jurisdicción de Naciones Unidas.
Aunque Sudáfrica siguió siendo miembro de la ONU, a partir de 1970 no se aceptaron las
credenciales de sus delegaciones, impidiéndole así su participación en la Asamblea General. La
Asamblea recomendó igualmente que se excluyera a Sudáfrica de todas las organizaciones y
conferencias internacionales. Estos esfuerzos por condenar a dicha nación al ostracismo para
provocar los cambios deseados, fueron concentrados en el Comité Especial de Naciones
Unidas contra el Apartheid, que era el que coordinaba a escala mundial los esfuerzos dirigidos
contra esta política discriminatoria. En 1977, el Consejo de Seguridad estableció un embargo de
armas obligatorio a Sudáfrica, al pedir más tarde a la Asamblea general mayores sanciones
económicas.
El ataque al apartheid era un tema central y unificador para los estados negros africanos, el
mayor grupo regional de la ONU en lo que a votos se refería. La ONU proporcionó una tribuna
mundial para ejercer presión no sólo sobre el propio país surafricano, sino también sobre
aquellas naciones que seguían manteniendo relaciones diplomáticas y económicas con
Sudáfrica. A finales de 1991, ya se había abolido la base legal del apartheid, pero la población
negra carecía aún de derechos políticos, incluido el derecho al voto. En 1993, blancos y negros
se reunieron en varias ocasiones para negociar una nueva Constitución, y en octubre la ONU
decidió por votación levantar todas las sanciones. Sudáfrica celebró sus primeras elecciones
democráticas, en las que pudieron votar los negros, en abril de 1994. El líder del Congreso
Nacional Africano, Nelson Mandela, fue elegido primer presidente negro del país.

LAS NACIONES UNIDAS, EL COMERCIO Y EL DESARROLLO

La ONU ha participado muchas veces en las primeras, y difíciles, etapas de la independencia


política, en la que la mayoría de las nuevas naciones ha pedido ayuda socioeconómica a gran
escala. Las actividades económicas y sociales constituyen en la actualidad la mayor parte del
trabajo de la ONU. Más del 85% del presupuesto y del personal se dedican a actividades
encuadradas en tres categorías. En primer lugar, el ECOSOC sirve de foro para las amplias
conversaciones sobre los problemas económicos y sociales, para la coordinación de los
programas de la ONU y de las agencias especializadas. En segundo lugar, como apoyo a
ECOSOC y a la Asamblea General, se proporcionan servicios de información e investigación,
que corren a cargo de un personal especializado y de grupos especiales de estudio, entre los
que se incluyen órganos permanentes de ECOSOC, como son las comisiones de estadística,
de población y de derechos humanos. En tercer lugar, la ONU es la responsable de gestionar
programas como el PNUD y la UNICEF y de órganos subsidiarios como el UNCTAD, creados
para desempeñar responsabilidades específicas aprobadas por la Asamblea General.
También se deben considerar las actividades económicas como parte de todo el sistema de
Naciones Unidas, incluidos los órganos subsidiarios, los comités y las agencias especializadas.
A su vez, las agencias especializadas pueden ser divididas en dos grupos. Las instituciones
financieras (el Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Internacional para la
Reconstrucción y el Desarrollo, BIRD, parte del grupo del Banco Mundial) tienen la obligación
de conceder préstamos a los estados miembros. El FMI permite a los miembros de la ONU
apoyar el valor de sus monedas cubriendo déficit temporales en sus balanzas de pago. El
Banco Mundial ayuda a financiar proyectos de desarrollo de largo alcance. Las agencias
funcionales —como la UNESCO, la OMS y la FAO— son responsables de la cooperación
internacional y de la ayuda técnica dentro de sus campos de competencia.

El primer programa de desarrollo de las Naciones Unidas fue un programa de asistencia


técnica, financiado con grandes limitaciones, establecido en 1949. En 1952, sobre todo por
iniciativa de estados miembros asiáticos y de Oriente Próximo, un comité de la ONU propuso un
Fondo Especial de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico (SUNFED) que
proporcionara subvenciones y préstamos a bajo interés para suplir los préstamos
condicionados, a un alto interés, accesibles gracias al Banco Mundial. La propuesta del
SUNFED fue rechazada por los países industrializados, cuyas aportaciones financieras eran
esenciales para el éxito de este fondo especial. Sin embargo, en respuesta a las necesidades
económicas cada vez mayores de los países en vías de desarrollo, se estableció en 1960 la
Asociación Internacional de Desarrollo (AID) como filial del Banco Mundial, para proporcionar
empréstitos a largo plazo y a bajo interés.
Los países industrializados preferían proporcionar ayuda financiera a través del mecanismo del
Banco Mundial debido a la diferencia existente en el procedimiento de voto entre la ONU y las
instituciones financieras. La ONU se rige por el principio de una nación, un voto, mientras que
en las instituciones financieras el voto es valorado en función de las aportaciones monetarias. A
medida que países de Asia y África han ido obteniendo su independencia política, las naciones
en vías de desarrollo han podido ir ejerciendo cada vez más el control por mayoría en la ONU,
de forma reiterada en la Asamblea General. En las instituciones financieras, sin embargo, los
países industrializados, en su calidad de principales contribuyentes, conservan la mayoría en lo
que al voto se refiere. De esta forma, los países del Tercer Mundo han intentado trasladar una
mayor autoridad, en lo relativo a la financiación en asuntos de desarrollo, del Banco Mundial y
el FMI, a la ONU, paso al que se han opuesto las principales potencias. Éste es uno de los
grandes puntos de discordia que existen entre ambos grupos.
En 1959, se creó un Fondo Especial a modo de versión limitada de la propuesta del SUNFED.
Este Fondo Especial se veía restringido a conceder ayudas para la preinversión muy ajustadas
que se utilizarían al principio de proyectos más amplios, que podrían en adelante acceder a una
financiación más cuantiosa por parte del Banco Mundial, la AID u otras entidades. En 1966, el
Fondo Especial y el primer programa de asistencia técnica se fusionaron creando el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). A mediados de la década de 1980, el PNUD
estaba realizando más de 5.000 proyectos financiados a través de aportaciones voluntarias de
estados miembros.
El PNUD constituye un ejemplo representativo de lo que es una agencia que desarrolla
funciones operativas, de financiación y de coordinación. Opera bajo un consejo de gobierno
compuesto por 48 estados miembros (21 industrializados y 27 en vías de desarrollo) que se
reúne dos veces al año para aprobar nuevos proyectos. Los proyectos del PNUD forman parte
de “programas de países”, de una duración de 3 a 5 años, que son elaborados por países
receptores y en relación directa con sus planes nacionales de desarrollo. Dichos proyectos son
ejecutados por otros departamentos de la ONU o por las agencias especializadas. Los
proyectos educativos, por ejemplo, serán ejecutados más tarde por la UNESCO, en tanto que
los sanitarios serán incumbencia de la OMS.
Desde la década de 1960, la Asamblea General ha intentado orientar con eficacia los
programas de desarrollo estableciendo metas y procedimientos en una serie de programas
llamados décadas de desarrollo para las décadas de 1960, 1970 y 1980. Para cada decenio, la
Asamblea General aprobaba una resolución concebida con la necesaria amplitud y que servía
como conjunto de directrices aplicables en este plazo de tiempo. Uno de los fines principales de
tales resoluciones ha sido incrementar, por todas las vías apropiadas, la cantidad de fondos
destinados al desarrollo.

Los programas para el desarrollo de la ONU forman parte de una red mucho más amplia de
ayuda que incluye asimismo programas organizados a escala regional y nacional. Al mismo
tiempo, los países en vías de desarrollo deben aportar aún la mayor parte del capital necesario
para su crecimiento económico, ya sea a través de la aplicación de una política de ahorro o de
beneficios conseguidos gracias a acuerdos con naciones extranjeras. En consecuencia, la
ayuda al desarrollo ha dependido cada vez más de las condiciones generales de la economía
mundial, sobre todo aquellos factores que determinan que los países en vías de desarrollo
participen en el comercio mundial y consigan capital extranjero gracias a la exportación de
materias primas y productos manufacturados.
La relación existente entre la ayuda al desarrollo y el comercio fue resaltada de una forma
especial en el trabajo realizado en la década de 1950 por la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPALC). A principios de la década de 1960, esta conexión era aceptada
por la mayoría de los países del Tercer Mundo que, en 1964, tomaron la iniciativa en la
Asamblea General de establecer la UNCTAD. Poco antes de la primera sesión de la UNCTAD,
77 naciones en vías de desarrollo elaboraron una declaración de principios, que afirmaba que
“el comercio internacional podía convertirse en un elemento más poderoso de avance
económico no sólo por la expansión de las exportaciones tradicionales de los países en vías de
desarrollo, sino también por el crecimiento de los mercados, lo que contribuiría a una
participación en las exportaciones mundiales, con mejores condiciones para el comercio”.
La UNCTAD es un órgano subsidiario de la Asamblea General, y su objetivo es promover el
comercio internacional, con el marcado propósito de acelerar la evolución económica en los
países de Asia, África y Latinoamérica. Todos los miembros de la ONU pertenecen a la
UNCTAD, que se reúne una vez cada cuatro años en una conferencia general. Además de su
personal, el grupo permanente incluye un comité de comercio y desarrollo compuesto por
miembros que representan de forma proporcional cuatro núcleos de estados: el grupo
afroasiático, los estados industrializados con economía de mercado, los países
latinoamericanos y las repúblicas de Europa del Este y de la extinta URSS.
En las negociaciones que se desarrollaban en el seno de la UNCTAD o en la Asamblea
General, los países afroasiáticos y latinoamericanos constituían por su propia historia y tradición
el “Sur”, frente a la postura adoptada por los países industrializados en función de políticas
basadas en la economía de mercado, que conformaban el “Norte”. En este diálogo Norte-Sur,
fundamentado sobre relaciones económicas mundiales, la URSS y sus aliados participaban
sólo de modo marginal. Consecuente con la ideología comunista, la URSS solía aducir que el
estado de la economía mundial constituía el fruto de las clásicas condiciones imperialistas, con
lo que era responsabilidad de las potencias occidentales compensar a sus antiguas colonias por
la explotación a la que se las había sometido. Los términos y protagonistas de este debate han
cambiado con el hundimiento del bloque soviético y con el acelerado avance económico de
algunas zonas del Sur.
Desde 1964, las actividades de la UNCTAD se han centrado de modo intensivo en reformas de
la economía mundial que mejoraran la posición de los países del Tercer Mundo. La primera es
el Programa Integrado para las Mercancías (PIM), que conlleva la negociación de acuerdos
para garantizar la estabilidad de los precios de las materias primas exportadas por países
subdesarrollados. Los descensos repentinos en los precios mundiales del estaño, cobre o café,
por ejemplo, pueden reducir de forma drástica los ingresos de países para los que éstas son las
únicas materias exportables.
Relacionada con el PIM, es la reforma consistente en el establecimiento de un Fondo Común
utilizado para financiar reservas de estas materias, de modo que el suministro mundial pueda
así ser regulado para evitar fluctuaciones en los precios. La UNCTAD aboga también por una
disminución de las medidas proteccionistas aplicadas a las exportaciones de productos
manufacturados procedentes de países en vías de desarrollo. Las principales naciones en
materia de comercio a escala mundial han reducido con regularidad sus aranceles con el paso
de los años a través de acuerdos elaborados bajo los auspicios del Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estos
mecanismos, sin embargo, operan sobre la base de reducciones recíprocas de aranceles, lo
que sitúa en una posición de desventaja a las naciones del Tercer Mundo, que sólo se
encuentran en una primera fase de industrialización.
Aunque la postura de las principales potencias en lo que respecta a las propuestas de la
UNCTAD ha pasado con los años del completo rechazo a una reacia tolerancia, la aplicación
real de estas medidas se ha visto frenada a la postre. Los acuerdos realizados sobre materias
primas individuales no han asegurado la estabilidad de los precios, el Fondo Común no ha
recibido financiación y los gobiernos de muchas naciones industrializadas han sido cada vez
más reticentes a la hora de permitir importaciones con un trato preferencial que puedan
competir con los productos de sus propias industrias. Como respuesta a todo esto, los países
subdesarrollados han lanzado un ataque más fuerte y de mayor contenido político a la
estructura de la economía mundial pidiendo un nuevo orden económico internacional.

Los elementos de un nuevo orden quedaron plasmados en resoluciones aprobadas en el


transcurso de dos sesiones especiales de la Asamblea General que tuvieron lugar en 1974 y
1975. Estas resoluciones estuvieron precedidas, sin embargo, por dos importantes cambios de
las condiciones económicas.
El primero consistió en un deterioro general de la economía mundial que se inició a finales de la
década de 1960 y continuó hasta bien entrada la de 1970. Desde el fin de la II  Guerra Mundial
hasta la mitad de la década de 1960, se había producido en la economía mundial un periodo de
crecimiento histórico, en particular en las economías de mercado occidentales y en Japón,
sometidos al liderazgo de Estados Unidos. El ritmo de crecimiento empezó a disminuir a finales
de la década de 1960, cuando Estados Unidos sufrió una serie de déficit en su balanza de
pagos, lo que debilitó en un grado considerable tanto su propia economía como la de sus socios
comerciales, además de su capacidad para dominar la economía mundial. Esta recesión
también afectó a los países subdesarrollados, que dependían de las naciones occidentales no
sólo para la ayuda al desarrollo, sino también en su calidad de mercados para las exportaciones
y de fuentes de productos acabados, sobre todo en lo relacionado con artículos de tecnología
avanzada.
Un segundo cambio comenzó en 1973 con la drástica subida de los precios del petróleo iniciada
por los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Creada en
un principio en 1960, la OPEP concentra a los principales productores mundiales de petróleo,
un grupo de países subdesarrollados del Próximo Oriente, África y Sudamérica que controlaban
un recurso crítico para las economías muy industrializadas. La dependencia de éstas de este
recurso vital se vio amenazada de forma dramática por el alza de precios en el momento en que
la estructura de las relaciones económicas entre las naciones industrializadas estaba
cambiando. El éxito de la OPEP proporcionó a las naciones en vías de desarrollo el incentivo
necesario para exigir una reestructuración de las relaciones económicas en las que estos
países pudieran ejercer una mayor influencia sobre las reglas que gobiernan el comercio
internacional.
El Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) quedó plasmado en cuatro resoluciones de la
Asamblea General que, tomadas en su conjunto, recogen el propósito histórico de incrementar
el nivel de la ayuda financiera con el programa de la UNCTAD, estabilizar los precios de las
materias primas y abrir nuevos mercados para los países en vías de desarrollo. Los otros fines
del NOEI para las naciones tercermundistas incluyen una búsqueda más intensa de la
autosuficiencia, un papel más activo en el FMI y en el Banco Mundial, una mayor participación
en el comercio internacional y un mayor grado de industrialización, la protección de sus
recursos a través de códigos que gobiernen la conducta de las multinacionales y un paso
gradual del modelo de intercambios a otro que refleje de forma más completa la
interdependencia de las naciones.
El NOEI representa un conjunto de aspiraciones de largo alcance del llamado Tercer Mundo,
que supone un desafío para los intereses más establecidos de las naciones industrializadas. En
1980, la Asamblea General aprobó por votación convocar otra sesión especial para comprobar
el progreso que se iba realizando hacia el NOEI y preparar una nueva serie de negociaciones
globales en temas económicos. Tras casi un año de conversaciones preliminares, la Asamblea
no se puso de acuerdo para determinar una agenda y los procedimientos de una conferencia
global, con lo que la sesión especial concluyó sin resultados concretos. Siguen existiendo
diferencias importantes en lo que a temas de procedimiento se refiere, incluida la significación
de la ONU, en vez del FMI y el Banco Mundial, como foro principal de negociaciones en
asuntos financieros. La relevancia de todo el programa del NOEI también está sujeta en la
actualidad a revisión, debido a que muchas naciones subdesarrolladas del Arco del Pacífico y
de Latinoamérica están experimentando un rápido desarrollo en la década de 1990 y al cambio
general que se ha producido en la mentalidad económica, que ha pasado a favorecer el libre
mercado como fundamental motor del desarrollo.

EL PAPEL DE LAS NACIONES UNIDAS

En la actualidad, las Naciones Unidas son a la vez más y menos de lo que los fundadores
habían anticipado. Son menos, porque, desde el fin de la II Guerra Mundial hasta el final de la
década de 1980, la rivalidad existente entre Estados Unidos y la URSS dejó al descubierto la
débil unanimidad de las grandes potencias en temas de paz y seguridad. Son más, porque la
rápida desintegración de los imperios coloniales, producida desde la década de 1940 hasta la
de 1970, creó un vacío en la estructura de las relaciones internacionales que la ONU, en
muchas áreas, pudo y supo ocupar.
Incluso durante el periodo de rivalidad entre las superpotencias, la ONU ayudó a mitigar las
tensiones entre el Este y el Oeste. Gracias a sus misiones de paz, por ejemplo, fue capaz de
mantener ciertas áreas de tensión fuera del dominio de las grandes potencias. La ONU
estableció también varios comités sobre desarme y participó en la negociación de tratados con
el fin de prohibir las armas nucleares en el espacio exterior y el desarrollo de las armas
químicas. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha contribuido a controlar la
proliferación de armas nucleares inspeccionando instalaciones nucleares para comprobar su
uso. No obstante, se han alcanzado medidas importantes en el tema del control de armas
gracias a las negociaciones directas desarrolladas entre las superpotencias. Entre estas
medidas se incluyen el Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas (1963), el Tratado de No
Proliferación de Armas Nucleares (1968), las negociaciones sobre Limitación de Armas
Estratégicas (SALT) de 1972 y 1979, y los tratados de Reducción de Armas Estratégicas
(START) de 1991 y 1993.
Además del envío de fuerzas de paz, la ONU ha tenido un papel más relevante en el tránsito de
numerosos países hacia la autodeterminación en algunas áreas conflictivas. Ha sido una
tribuna importante en la que estados de independencia tardía han comenzado a tomar parte en
las relaciones internacionales, proporcionándoles así la oportunidad de representar sus
intereses fuera de su propio entorno, de adherirse a grupos de naciones con intereses
parecidos y de escapar de los forzados compromisos de sus antiguos vínculos coloniales. Un
problema con el que se enfrenta la ONU en la década de 1990 es la impresión que existe en
algunos países occidentales de que se ha convertido en un instrumento de los países
subdesarrollados y que, por lo tanto, ya no constituye un foro viable para llevar a cabo
negociaciones satisfactorias para naciones más avanzadas en el plano económico.
Muchos problemas globales han sido considerados en una serie de conferencias especiales,
celebradas con el patrocinio de las Naciones Unidas, entre las que se encuentran la
Conferencia sobre el Entorno Humano (1972), la Conferencia sobre Población Mundial (1974),
la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer (1975), la Conferencia sobre
Asentamientos Humanos, o sobre el Hábitat (1976), la Conferencia sobre la Desertización
(1977), la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (1982) y la Cumbre Mundial para los
Niños (1990). En 1992, más de 100 jefes de Estado y de gobierno, la mayor reunión de
dirigentes nacionales de la historia, se reunieron en Río de Janeiro (Brasil) para celebrar la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, más conocida por los
nombres de Cumbre de la Tierra y Cumbre de Río.
La caída del comunismo, que tuvo lugar en Europa del Este y la URSS entre 1989 y 1991,
planteó nuevos desafíos y oportunidades para la acción de la ONU. Por una parte, el fin de la
rivalidad entre Estados Unidos y la URSS permitía a la ONU asumir un papel más intenso en la
búsqueda de soluciones a los conflictos de Camboya, la antigua Yugoslavia, el Sahara
Occidental y el golfo Pérsico. Por otra parte, la guerra civil yugoslava y los conflictos étnicos
existentes dentro y entre las antiguas repúblicas soviéticas eran sólo ejemplos de la amenaza
que la desintegración del que fuera bloque soviético podía representar para la paz y la
estabilidad. Cómo afrontar un papel mayor en el mantenimiento de la paz y cómo acomodar la
mayor influencia política y económica que habían adquirido Alemania y Japón fueron asimismo
desafíos a los que la ONU hubo de enfrentarse en la década de 1990. Después de más de 40
años de debates internacionales, en 1993 se aprobó la creación de un nuevo puesto: el alto
comisario para los Derechos Humanos. Nombrado por el secretario general, el comisario es
responsable de velar por el respeto mundial a los derechos humanos fundamentales.
El futuro de la Organización pasa por convertirse en el único y auténtico garante de la
estabilidad mundial. En este sentido, el Tratado Global de Prohibición de Pruebas Nucleares
(aprobado por la Asamblea General el 10 de septiembre de 1996), la II Cumbre de la Tierra
(celebrada en junio de 1997 en Nueva York, que acordó la futura creación de una Organización
Mundial del Medio Ambiente) y la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(celebrada en la ciudad japonesa de Kioto en diciembre de 1997, en la que se delimitó un
programa mínimo para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte
de los países desarrollados) pueden citarse como sus más recientes actuaciones para fomentar
la concordia internacional. Su papel como mediadora en conflictos regionales alterna resultados
notables (vigilancia del proceso de paz en Bosnia-Herzegovina) con muestras de determinada
incapacidad. En este último aspecto, habría que señalar el relativo fracaso de la Organización
en la región africana de los Grandes Lagos, donde no se pudo salvaguardar la seguridad de los
refugiados en las sucesivas crisis de Ruanda (1994) y Zaire (actual República Democrática del
Congo), 1996-1997.
Las Naciones Unidas no son un gobierno mundial, sino más bien un instrumento muy flexible
mediante el cual las naciones pueden cooperar para solucionar sus mutuos problemas. Que
cooperen y utilicen la ONU de forma creativa depende de cómo sus gobiernos y sus pueblos
entiendan las relaciones con los demás y de cómo imaginen su lugar en el futuro de la
humanidad.
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO

Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, declaración general de derechos
elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente en agosto de 1789 a fin de proporcionar una
marco previo a la redacción de una constitución en los primeros momentos de la Revolución
Francesa.
La Asamblea Nacional nombró una comisión encargada de elaborar un proyecto constitucional
el 6 de julio. Este grupo entregó un informe tres días después en el que recomendaba que la
nueva constitución incluyera como preámbulo una exposición general de los principios
universales que se pretendían consagrar en la misma. El marqués de La Fayette, que contó con
la colaboración del autor de la Declaración de Independencia estadounidense, Thomas
Jefferson, embajador en París en aquel tiempo, presentó un borrador el 11 de julio que fue
criticado inmediatamente por los reformistas moderados, quienes consideraban que la
naturaleza abstracta de sus principios provocaría la abolición de la monarquía y el caos social,
temor que se extendió durante las siguientes semanas cuando la intranquilidad del pueblo
generó una incontrolable espiral de violencia.
El debate se reanudó a comienzos de agosto, siendo la cuestión prioritaria decidir si el proyecto
constitucional debía ser revisado o bien reemplazado. Los reformistas, influidos por la
legislación británica y las obras de Charles-Louis de Montesquieu, jurista de la primera mitad
del siglo XVIII, opinaban que la declaración debía enumerar los deberes y derechos de los
ciudadanos y servir únicamente como una enmienda a las leyes anteriores. Por su parte, los
radicales, defensores de las teorías de Jean-Jacques Rousseau y del modelo constitucional de
Estados Unidos, insistían en que era necesaria una declaración abstracta de principios con
respecto a la cual pudiera ser evaluada y contrastada la nueva Constitución nacional.
Este debate se decidió finalmente en favor de los radicales, pero provocó una serie de disputas
sobre los mecanismos constitucionales que adoptaría el nuevo orden, en el que "el origen
fundamental de toda soberanía recae en la nación" (artículo 3). La discusión se centró en torno
al papel del monarca: los radicales consiguieron incluir una norma que denegaba a las
proclamas reales carácter legislativo, pero la propuesta central de que la legislación aprobada
por la Asamblea no fuera vetada por el poder ejecutivo quedó mitigada para que el rey pudiera
anular determinadas leyes con las que estuviera en desacuerdo. La Declaración definía los
derechos naturales del hombre, entre los que consideraba básicos la libertad (individual, de
pensamiento, de prensa y credo), la igualdad (que debía ser garantizada al ciudadano por el
Estado en los ámbitos legislativo, judicial y fiscal), la seguridad y la resistencia a la opresión.
Aunque estos principios fundamentales constituyeron la base del liberalismo político del siglo
XIX, no fueron aplicados en la Francia revolucionaria: el monarca no aceptó que sus anteriores
súbditos fueran ahora soberanos, y la Asamblea Legislativa aceptó el veto del rey. Al cabo de
tres años, se abolió la monarquía y se proclamó la República. Otras dos declaraciones de los
derechos del hombre y del ciudadano fueron aprobadas posteriormente durante el transcurso
de la Revolución Francesa. La Declaración de 1793 tuvo un carácter más democrático
(defendía el derecho a la sublevación frente a la tiranía y prohibía la esclavitud) y precedió a la
Constitución de 1793. La Declaración de 1795, más próxima a la de 1789, supuso el preámbulo
de la Constitución del año III.
La Declaración tuvo gran repercusión en España y en la América española y fue uno de los
elementos fundamentales que estimularon la implantación de nuevas ideas.
La Declaración definía los derechos naturales del hombre, entre los que consideraba básicos la
libertad (individual, de pensamiento, de prensa y credo), la igualdad (que debía ser garantizada
al ciudadano por el Estado en los ámbitos legislativo, judicial y fiscal), la seguridad y la
resistencia a la opresión.

REVOLUCIÓN FRANCESA
Revolución Francesa, proceso social y político acaecido en Francia entre 1789 y 1799, cuyas
principales consecuencias fueron el derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la Casa real de
los Borbones, la abolición de la monarquía en Francia y la proclamación de la I  República, con
lo que se pudo poner fin al Antiguo Régimen en este país. Aunque las causas que generaron la
Revolución fueron diversas y complejas, éstas son algunas de las más influyentes: la
incapacidad de las clases gobernantes —nobleza, clero y burguesía— para hacer frente a los
problemas de Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían sobre
el campesinado, el empobrecimiento de los trabajadores, la agitación intelectual alentada por el
Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra de la Independencia estadounidense. Las teorías
actuales tienden a minimizar la relevancia de la lucha de clases y a poner de relieve los factores
políticos, culturales e ideológicos que intervinieron en el origen y desarrollo de este
acontecimiento.

LAS RAZONES HISTORICAS DE LA REVOLUCIÓN


Más de un siglo antes de que Luis XVI ascendiera al trono (1774), el Estado francés había
sufrido periódicas crisis económicas motivadas por las largas guerras emprendidas durante el
reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de Luis XV,
las cuantiosas pérdidas que acarreó la Guerra Francesa e India (1754-1763) y el aumento de la
deuda generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la guerra
de la Independencia estadounidense (1775-1783). Los defensores de la aplicación de reformas
fiscales, sociales y políticas comenzaron a reclamar con insistencia la satisfacción de sus
reivindicaciones durante el reinado de Luis XVI. En agosto de 1774, el rey nombró controlador
general de Finanzas a Anne Robert Jacques Turgot, un hombre de ideas liberales que instituyó
una política rigurosa en lo referente a los gastos del Estado. No obstante, la mayor parte de su
política restrictiva fue abandonada al cabo de dos años y Turgot se vio obligado a dimitir por las
presiones de los sectores reaccionarios de la nobleza y el clero, apoyados por la reina, María
Antonieta de Austria. Su sucesor, el financiero y político Jacques Necker tampoco consiguió
realizar grandes cambios antes de abandonar su cargo en 1781, debido asimismo a la
oposición de los grupos reaccionarios. Sin embargo, fue aclamado por el pueblo por hacer
público un extracto de las finanzas reales en el que se podía apreciar el gravoso coste que
suponían para el Estado los estamentos privilegiados. La crisis empeoró durante los años
siguientes. El pueblo exigía la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea formada
por representantes del clero, la nobleza y el tercer estado), cuya última reunión se había
producido en 1614, y el rey Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales
en 1788. La censura quedó abolida durante la campaña y multitud de escritos que recogían las
ideas de la Ilustración circularon por toda Francia. Necker, a quien el monarca había vuelto a
nombrar interventor general de Finanzas en 1788, estaba de acuerdo con Luis XVI en que el
número de representantes del tercer estado (el pueblo) en los Estados Generales fuera igual al
del primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) juntos, pero ninguno de los dos
llegó a establecer un método de votación.
A pesar de que los tres estados estaban de acuerdo en que la estabilidad de la nación requería
una transformación fundamental de la situación, los antagonismos estamentales imposibilitaron
la unidad de acción en los Estados Generales, que se reunieron en Versalles el 5 de mayo de
1789. Las delegaciones que representaban a los estamentos privilegiados de la sociedad
francesa se enfrentaron inmediatamente a la cámara rechazando los nuevos métodos de
votación presentados. El objetivo de tales propuestas era conseguir el voto por individuo y no
por estamento, con lo que el tercer estado, que disponía del mayor número de representantes,
podría controlar los Estados Generales. Las discusiones relativas al procedimiento se
prolongaron durante seis semanas, hasta que el grupo dirigido por Emmanuel Joseph Sieyès y
el conde de Mirabeau se constituyó en Asamblea Nacional el 17 de junio. Este abierto desafío
al gobierno monárquico, que había apoyado al clero y la nobleza, fue seguido de la aprobación
de una medida que otorgaba únicamente a la Asamblea Nacional el poder de legislar en
materia fiscal. Luis XVI se apresuró a privar a la Asamblea de su sala de reuniones como
represalia. Ésta respondió realizando el 20 de junio el denominado Juramento del Juego de la
Pelota, por el que se comprometía a no disolverse hasta que se hubiera redactado una
constitución para Francia. En ese momento, las profundas disensiones existentes en los dos
estamentos superiores provocaron una ruptura en sus filas, y numerosos representantes del
bajo clero y algunos nobles liberales abandonaron sus respectivos estamentos para integrarse
en la Asamblea Nacional.

EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN
El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la
predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza y al
clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI cedió a
las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el
nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se
concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido. El
pueblo de París respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios
comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla —una prisión real
que simbolizaba el despotismo de los Borbones— el 14 de julio.
Antes de que estallara la revolución en París, ya se habían producido en muchos lugares de
Francia esporádicos y violentos disturbios locales y revueltas campesinas contra los nobles
opresores que alarmaron a los burgueses no menos que a los monárquicos. El conde de Artois
y otros destacados líderes reaccionarios, sintiéndose amenazados por estos sucesos, huyeron
del país, convirtiéndose en el grupo de los llamados émigrés. La burguesía parisina, temerosa
de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del antiguo sistema de
gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró a establecer un gobierno provisional local
y organizó una milicia popular, denominada oficialmente Guardia Nacional. El estandarte de los
Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja), símbolo de los
revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional. No tardaron en constituirse en toda Francia
gobiernos provisionales locales y unidades de la milicia. El mando de la Guardia Nacional se le
entregó al marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia estadounidense.
Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria, ordenó a las tropas leales retirarse.
Volvió a solicitar los servicios de Necker y legalizó oficialmente las medidas adoptadas por la
Asamblea y los diversos gobiernos provisionales de las provincias.

LA REDACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN
La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y
disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del 'Gran Miedo'). El clero y
la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del 4
de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba abolido el régimen
feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban compensaciones en ciertos
casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de los
estamentos privilegiados.
A continuación, la Asamblea Nacional Constituyente se dispuso a comenzar su principal tarea,
la redacción de una Constitución. En el preámbulo, denominado Declaración de los Derechos
del hombre y del ciudadano, los delegados formularon los ideales de la Revolución, sintetizados
más tarde en tres principios, "Liberté, Égalité, Fraternité" ("Libertad, Igualdad, Fraternidad").
Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París, irritada por los rumores de
conspiraciones monárquicas, reclamaba alimentos y soluciones. El 5 y el 6 de octubre, la
población parisina, especialmente sus mujeres, marcharon hacia Versalles y sitió el palacio real.
Luis XVI y su familia fueron rescatados por La Fayette, quien les escoltó hasta París a petición
del pueblo. Tras este suceso, algunos miembros conservadores de la Asamblea Constituyente,
que acompañaron al rey a París, presentaron su dimisión. En la capital, la presión de los
ciudadanos ejercía una influencia cada vez mayor en la corte y la Asamblea. El radicalismo se
apoderó de la cámara, pero el objetivo original, la implantación de una monarquía constitucional
como régimen político, aún se mantenía.
El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca francés en unas
fastuosas ceremonias, a las que acudieron delegados de todos los lugares del país, el 14 de
julio de 1790. Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía un sistema
administrativo cuyas unidades eran los departamentos, que dispondrían de organismos locales
elegibles. Sé ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los juicios con jurado en las causas
penales y se propuso una modificación fundamental de la legislación francesa. Con respecto a
la institución que establecía requisitos de propiedad para acceder al voto, la Constitución
disponía que el electorado quedara limitado a la clases alta y media. El nuevo estatuto confería
el poder legislativo a la Asamblea Nacional, compuesta por 745 miembros elegidos por un
sistema de votación indirecto. Aunque el rey seguía ejerciendo el poder ejecutivo, se le
impusieron estrictas limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter meramente suspensivo, y
era la Asamblea quien tenía el control efectivo de la dirección de la política exterior. Se
impusieron importantes restricciones al poder de la Iglesia católica mediante una serie de
artículos denominados Constitución civil del Clero, el más importante de los cuales suponía la
confiscación de los bienes eclesiásticos. A fin de aliviar la crisis financiera, se permitió al Estado
emitir un nuevo tipo de papel moneda, los asignados, garantizado por las tierras confiscadas.
Asimismo, la Constitución estipulaba que los sacerdotes y obispos fueran elegidos por los
votantes, recibieran una remuneración del Estado, prestaran un juramento de lealtad al Estado
y las órdenes monásticas fueran disueltas.
Durante los quince meses que transcurrieron entre la aprobación del primer borrador
constitucional por parte de Luis XVI y la redacción del documento definitivo, las relaciones entre
las fuerzas de la Francia revolucionaria experimentaron profundas transformaciones. Éstas
fueron motivadas, en primer lugar, por el resentimiento y el descontento del grupo de
ciudadanos que había quedado excluido del electorado. Las clases sociales que carecían de
propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de la miseria económica y social, y no
tardaron en adoptar posiciones radicales. Este proceso, que se extendió rápidamente por toda
Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando
se supo que María Antonieta estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II,
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Al igual que la mayoría de los monarcas
europeos, Leopoldo había dado refugio a gran número de émigrés y no había ocultado su
oposición a los acontecimientos revolucionarios que se habían producido en Francia. El recelo
popular con respecto a las actividades de la reina y la complicidad de Luis XVI quedó
confirmado cuando la familia real fue detenida mientras intentaba huir de Francia en un carruaje
con destino a Varennes el 21 de junio.

El 17 de julio de 1791 los sans-culottes (miembros de una tendencia revolucionaria radical que


exigía la proclamación de la república) se reunieron en el Campo de Marte y exigieron que se
depusiera al monarca. La Guardia Nacional abrió fuego contra los manifestantes y los dispersó
siguiendo las órdenes de La Fayette, vinculado políticamente a los feuillants, un grupo formado
por monárquicos moderados. Estos hechos incrementaron de forma irreversible las diferencias
existentes entre el sector burgués y republicano de la población. El rey fue privado de sus
poderes durante un breve periodo, pero la mayoría moderada de la Asamblea Constituyente,
que temía que se incrementaran los disturbios, restituyó a Luis XVI con la esperanza de frenar
el ascenso del radicalismo y evitar una intervención de las potencias extranjeras. El 14 de
septiembre, el rey juró respetar la Constitución modificada. Dos semanas después, se disolvió
la Asamblea Constituyente para dar paso a las elecciones sancionadas por la Constitución.
Durante este tiempo, Leopoldo II y Federico Guillermo II, rey de Prusia, emitieron el 27 de
agosto una declaración conjunta referente a Francia en la que se amenazaba veladamente con
una intervención armada. La Asamblea Legislativa, que comenzó sus sesiones el 1 de octubre
de 1791, estaba formada por 750 miembros que no tenían experiencia alguna en la vida
política, dado que los propios integrantes de la Asamblea Constituyente habían votado en
contra de su elegibilidad como diputados de la nueva cámara. Ésta se hallaba dividida en
facciones divergentes. La más moderada era la de los feuillants, partidaria de la monarquía
constitucional tal como se establecía en la Constitución de 1791. El centro de la cámara acogía
al grupo mayoritario, conocido como el Llano, que carecía de opiniones políticas definidas pero
que se oponía unánimemente al sector radical que se sentaba en el ala izquierda, compuesto
principalmente por los girondinos, que defendían la transformación de la monarquía
constitucional en una república federal, un proyecto similar al de los montagnards (grupo que
por ocupar la parte superior de la cámara, recibió el apelativo de La Montaña) integrados por los
jacobinos y los cordeliers, que abogaban por la implantación de una república centralizada.
Antes de que estas disensiones abrieran una profunda brecha en las relaciones entre los
girondinos y los montagnards, el sector republicano de la Asamblea consiguió la aprobación de
varios proyectos de ley importantes, entre los que se incluían severas medidas contra los
miembros del clero que se negaran a jurar lealtad al nuevo régimen. Sin embargo, Luis  XVI
ejerció su derecho a veto sobre estos decretos, provocando así una crisis parlamentaria que
llevó al poder a los girondinos. A pesar de la oposición de los más destacados montagnards, el
gabinete girondino, presidido por Jean Marie Roland de la Platière, adoptó una actitud
beligerante hacia Federico Guillermo II y Francisco II, el nuevo emperador del Sacro Imperio
Romano, que había sucedido a su padre, Leopoldo II, el 1 de marzo de 1792. Ambos soberanos
apoyaban abiertamente las actividades de los émigrés y secundaban el rechazo de la
aristocracia de Alsacia a la legislación revolucionaria. El deseo de entablar una guerra se
extendió rápidamente entre los monárquicos, que confiaban en la derrota del gobierno
revolucionario y en la restauración del Antiguo Régimen, y entre los girondinos, que anhelaban
un triunfo definitivo sobre los sectores reaccionarios tanto en el interior como en el exterior. El
20 de abril de 1792 la Asamblea Legislativa declaró la guerra al Sacro Imperio Romano.

Los ejércitos austriacos obtuvieron varias victorias en los Países Bajos austriacos gracias a


ciertos errores del alto mando francés, formado mayoritariamente por monárquicos. La posterior
invasión de Francia provocó importantes desórdenes en París. El gabinete de Roland cayó el
13 de junio, y la intranquilidad de la población se canalizó en un asalto a las Tullerías, la
residencia de la familia real, una semana después. La Asamblea Legislativa declaró el estado
de excepción el 11 de julio, después de que Cerdeña y Prusia se unieran a la guerra contra
Francia. Se enviaron fuerzas de reserva para aliviar la difícil situación en el frente, y se
solicitaron voluntarios de todo el país en la capital. Cuando los refuerzos procedentes de
Marsella llegaron a París, iban cantando un himno patriótico conocido desde entonces como La
Marsellesa. El descontento popular provocado por la gestión de los girondinos, que habían
expresado su apoyo a la monarquía y habían rechazado la acusación de deserción presentada
contra La Fayette, hizo aumentar la tensión. El malestar social, unido al efecto que generó el
manifiesto del comandante aliado, Charles William de Ferdinand, duque de Brunswick, en el
que amenazaba con destruir la capital si la familia real era maltratada, provocó una insurrección
en París el 10 de agosto. Los insurgentes, dirigidos por elementos radicales de la capital y
voluntarios nacionales que se dirigían al frente, asaltaron las Tullerías y asesinaron a la Guardia
suiza del rey. Luis XVI y su familia se refugiaron en la cercana sala de reuniones de la
Asamblea Legislativa, que no tardó en suspender en sus funciones al monarca y ponerle bajo
arresto. A su vez, los insurrectos derrocaron al consejo de gobierno parisino, que fue
reemplazado por un nuevo consejo ejecutivo provisional, la denominada Comuna de París. Los
montagnards, liderados por el abogado Georges Jacques Danton, dominaron el nuevo gobierno
parisino y pronto se hicieron con el control de la Asamblea Legislativa. Esta cámara aprobó la
celebración de elecciones en un breve plazo con vistas a la constitución de una nueva
Convención Nacional, en la que tendrían derecho a voto todos los ciudadanos varones. Entre el
2 y el 7 de septiembre, más de mil monárquicos y presuntos traidores apresados en diversos
lugares de Francia, fueron sometidos a juicio y ejecutados. Los elementos desencadenantes de
las denominadas 'Matanzas de Septiembre' fueron el temor de la población al avance de los
ejércitos aliados contra Francia y los rumores sobre conspiraciones para derrocar al gobierno
revolucionario. Un ejército francés, dirigido por el general Charles François Dumouriez, obtuvo
una importante victoria en la batalla de Valmy frente a las tropas prusianas que avanzaban
hacia París el 20 de septiembre.
Un día después de la victoria de Valmy se reunió en París la Convención Nacional recién
elegida. La primera decisión oficial adoptada por esta cámara fue la abolición de la monarquía y
la proclamación de la I República. El consenso entre los principales grupos integrantes de la
Convención no fue más allá de la aprobación de estas medidas iniciales. Sin embargo, ninguna
facción se opuso al decreto presentado por los girondinos y promulgado el 19 de noviembre,
por el cual Francia se comprometía a apoyar a todos los pueblos oprimidos de Europa. Las
noticias que llegaban del frente semanalmente eran alentadoras: las tropas francesas habían
pasado al ataque después de la batalla de Valmy y habían conquistado Maguncia, Frankfurt del
Main, Niza, Saboya y los Países Bajos austriacos. Sin embargo, las disensiones se habían
intensificado seriamente en el seno de la convención, donde el Llano dudaba entre conceder su
apoyo a los conservadores girondinos o a los radicales montagnards. La primera gran prueba
de fuerza se decidió en favor de estos últimos, que solicitaban que la Convención juzgara al rey
por el cargo de traición y consiguieron que su propuesta fuera aprobada por mayoría. El
monarca fue declarado culpable de la acusación imputada con el voto casi unánime de la
Cámara el 15 de enero de 1793, pero no se produjo el mismo acuerdo al día siguiente, cuando
había de decidirse la pena del acusado. Finalmente el rey fue condenado a muerte por 387
votos a favor frente a 334 votos en contra. Luis XVI fue guillotinado el 21 de enero.
La influencia de los girondinos en la Convención Nacional disminuyó enormemente tras la
ejecución del rey. La falta de unidad mostrada por el grupo durante el juicio había dañado
irreparablemente su prestigio nacional, bastante mermado desde hacía tiempo entre la
población de París, más favorable a las tendencias jacobinas. Otro factor que determinó la
caída girondina fueron las derrotas sufridas por los ejércitos franceses tras declarar la guerra a
Gran Bretaña, las Provincias Unidas (actuales Países Bajos) el 1 de febrero de 1793, y a
España el 7 de marzo, que se habían unido a la Primera Coalición contra Francia. Las
propuestas de los jacobinos para fortalecer al gobierno ante las cruciales luchas a las que
Francia debería enfrentarse desde ese momento fueron firmemente rechazadas por los
girondinos. No obstante, a comienzos de marzo, la Convención votó a favor del reclutamiento
de 300.000 hombres y envió comisionados especiales a varios departamentos para organizar la
leva. Los sectores clericales y monárquicos enemigos de la Revolución incitaron a la rebelión a
los campesinos de La Vendée, contrarios a tal medida. La guerra civil no tardó en extenderse a
los departamentos vecinos. Los austriacos derrotaron al ejército de Dumouriez en Neerwinden
el 18 de marzo, y éste desertó al enemigo. La huida del jefe del ejército, la guerra civil y el
avance de las fuerzas enemigas a través de las fronteras de Francia provocó en la Convención
una crisis entre los girondinos y los montagnards, en la que estos últimos pusieron de relieve la
necesidad de emprender una acción contundente en defensa de la Revolución.
El 6 de abril, la Convención creó el Comité de Salvación Pública, que habría de ser el órgano
ejecutivo de la República, y reestructuró el Comité de Seguridad General y el Tribunal
Revolucionario. Se enviaron representantes a los departamentos para supervisar el
cumplimiento de las leyes, el reclutamiento y la requisa de municiones. La rivalidad existente
entre los girondinos y los montagnards se había agudizado durante este periodo. La rebelión
parisina, organizada por el periodista radical Jacques René Hébert, obligó a la Convención a
ordenar el 2 de junio la detención de veintinueve delegados girondinos y de los ministros de
este grupo, Pierre Henri Hélène Marie Lebrun-Tondu y Étienne Clavière. A partir de ese
momento, la facción jacobina radical que asumió el control del gobierno desempeñó un papel
decisivo en el posterior desarrollo de la Revolución. La Convención promulgó una nueva
Constitución el 24 de junio en la que se ampliaba el carácter democrático de la República. Sin
embargo, este estatuto nunca llegó a entrar en vigor. El 10 de julio, la presidencia del Comité de
Salvación Pública fue transferida a los jacobinos, que reorganizaron completamente las
funciones de este nuevo organismo. Tres días después, el político radical Jean-Paul Marat,
destacado líder de los jacobinos, fue asesinado por Charlotte de Corday, simpatizante de los
girondinos. La indignación pública ante este crimen hizo aumentar considerablemente la
influencia de los jacobinos en todo el país. El dirigente jacobino Maximilien de Robespierre pasó
a ser miembro del Comité de Salvación Pública el 27 de julio y se convirtió en su figura más
destacada en poco tiempo. Robespierre, apoyado por Louis Saint-Just, Lazare Carnot, Georges
Couthon y otros significados jacobinos, implantó medidas policiales extremas para impedir
cualquier acción contrarrevolucionaria. Los poderes del Comité fueron renovados
mensualmente por la Convención Nacional desde abril de 1793 hasta julio de 1794, un periodo
que pasó a denominarse Reinado del Terror.
Desde el punto de vista militar, la situación era extremadamente peligrosa para la República.
Las potencias enemigas habían reanudado la ofensiva en todos los frentes. Los prusianos
habían recuperado Maguncia, Condé-Sur-L'Escaut y Valenciennes, y los británicos mantenían
sitiado Tolón. Los insurgentes monárquicos y católicos controlaban gran parte de La Vendée y
Bretaña. Caen, Lyon, Marsella, Burdeos y otras importantes localidades se hallaban bajo el
poder de los girondinos. El 23 de agosto se emitió un nuevo decreto de reclutamiento para toda
la población masculina de Francia en buen estado de salud. Se formaron en poco tiempo
catorce nuevos ejércitos —alrededor de 750.000 hombres—, que fueron equipados y enviados
al frente rápidamente. Además de estas medidas, el Comité reprimió violentamente la oposición
interna.
María Antonieta fue ejecutada el 16 de octubre, y 21 destacados girondinos murieron
guillotinados el 31 del mismo mes. Tras estas represalias iniciales, miles de monárquicos,
sacerdotes, girondinos y otros sectores acusados de realizar actividades contrarrevolucionarias
o de simpatizar con esta causa fueron juzgados por los tribunales revolucionarios, declarados
culpables y condenados a morir en la guillotina. El número de personas condenadas a muerte
en París ascendió a 2.639, más de la mitad de las cuales (1.515) perecieron durante los meses
de junio y julio de 1794. Las penas infligidas a los traidores o presuntos insurgentes fueron más
severas en muchos departamentos periféricos, especialmente en los principales centros de la
insurrección monárquica. El tribunal de Nantes, presidido por Jean-Baptiste Carrier, el más
severo con los cómplices de los rebeldes de La Vendée, ordenó la ejecución de más de 8.000
personas en un periodo de tres meses. Los tribunales y los comités revolucionarios fueron
responsables de la ejecución de casi 17 mil ciudadanos en toda Francia. El número total de
víctimas durante el Reinado del Terror llegó a 40.000. Entre los condenados por los tribunales
revolucionarios, aproximadamente el 8% eran nobles, el 6% eran miembros del clero, el 14%
pertenecía a la clase media y el 70% eran trabajadores o campesinos acusados de eludir el
reclutamiento, de deserción, acaparamiento, rebelión u otros delitos. Fue el clero católico el que
sufrió proporcionalmente las mayores pérdidas entre todos estos grupos sociales. El odio
anticlerical se puso de manifiesto también en la abolición del calendario juliano en octubre de
1793, que fue reemplazado por el calendario republicano. El Comité de Salvación Pública,
presidido por Robespierre, intentó reformar Francia basándose de forma fanática en sus propios
conceptos de humanitarismo, idealismo social y patriotismo. El Comité, movido por el deseo de
establecer una República de la Virtud, alentó la devoción por la república y la victoria y adoptó
medidas contra la corrupción y el acaparamiento. Asimismo, el 23 de noviembre de 1793, la
Comuna de París ordenó cerrar todas las iglesias de la ciudad —esta decisión fue seguida
posteriormente por las autoridades locales de toda Francia— y comenzó a promover la religión
revolucionaria, conocida como el Culto a la Razón. Esta actitud, auspiciada por el jacobino
Pierre Gaspard Chaumette y sus seguidores extremistas (entre ellos Hébert), acentuó las
diferencias entre los jacobinos centristas, liderados por Robespierre, y los fanáticos seguidores
de Hébert, una fuerza poderosa en la Convención y en la Comuna de París.
Durante este tiempo, el signo de la guerra se había vuelto favorable para Francia. El general
Jean Baptiste Jordán derrotó a los austriacos el 16 de octubre de 1793, iniciándose así una
serie de importantes victorias francesas. A finales de ese año, se había iniciado la ofensiva
contra las fuerzas de invasión del Este en el Rin, y Tolón había sido liberado. También era de
gran relevancia el hecho de que el Comité de Salvación Pública hubiera aplastado la mayor
parte de las insurrecciones de los monárquicos y girondinos.

La disputa entre el Comité de Salvación Pública y el grupo extremista liderado por Hébert,


concluyó con la ejecución de éste y sus principales acólitos el 24 de marzo de 1794. Dos
semanas después, Robespierre emprendió acciones contra los seguidores de Danton, que
habían comenzado a solicitar la paz y el fin del reinado del Terror. Georges-Jacques Danton y
sus principales correligionarios fueron decapitados el 6 de abril. Robespierre perdió el apoyo de
muchos miembros importantes del grupo de los jacobinos —especialmente de aquéllos que
temían por sus propias vidas— a causa de estas represalias masivas contra los partidarios de
ambas facciones. Las victorias de los ejércitos franceses, entre las que cabe destacar la batalla
de Fleurus (Bélgica) del 26 de junio, que facilitó la reconquista de los Países Bajos austriacos,
incrementó la confianza del pueblo en el triunfo final. Por este motivo, comenzó a extenderse el
rechazo a las medidas de seguridad impuestas por Robespierre. El descontento general con el
líder del Comité de Salvación Pública no tardó en transformarse en una auténtica conspiración.
Robespierre, Saint-Just, Couthon y 98 de sus seguidores fueron apresados el 27 de julio de
1794 (el 9 de termidor del año III según el calendario republicano) y decapitados al día
siguiente. Se considera que el 9 de termidor fue el día en el que se puso fin a la República de la
Virtud.
La Convención Nacional estuvo controlada hasta finales de 1794 por el 'grupo termidoriano' que
derrocó a Robespierre y puso fin al Reinado del Terror. Se clausuraron los clubes jacobinos de
toda Francia, fueron abolidos los tribunales revolucionarios y revocados varios decretos de
carácter extremista, incluido aquél por el cual el Estado fijaba los salarios y precios de los
productos. Después de que la Convención volviera a estar dominada por los girondinos, el
conservadurismo termidoriano se transformó en un fuerte movimiento reaccionario. Durante la
primavera de 1795, se produjeron en París varios tumultos, en los que el pueblo reclamaba
alimentos, y manifestaciones de protesta que se extendieron a otros lugares de Francia. Estas
rebeliones fueron sofocadas y se adoptaron severas represalias contra los jacobinos y sans-
culottes que los protagonizaron.
La moral de los ejércitos franceses permaneció inalterable ante los acontecimientos ocurridos
en el interior. Durante el invierno de 1794-1795, las fuerzas francesas dirigidas por el general
Charles Pichegru invadieron los Países Bajos austriacos, ocuparon las Provincias Unidas
instituyendo la República Bátava y vencieron a las tropas aliadas del Rin. Esta sucesión de
derrotas provocó la desintegración de la coalición antifrancesa. Prusia y varios estados
alemanes firmaron la paz con el gobierno francés en el Tratado de Basilea el 5 de abril de 1795;
España también se retiró de la guerra el 22 de julio, con lo que las únicas naciones que seguían
en lucha con Francia eran Gran Bretaña, Cerdeña y Austria. Sin embargo, no se produjo ningún
cambio en los frentes bélicos durante casi un año. La siguiente fase de este conflicto se inició
con las Guerras Napoleónicas.
Se restableció la paz en las fronteras, y un ejército invasor formado por émigrés fue derrotado
en Bretaña en el mes de julio. La Convención Nacional finalizó la redacción de una nueva
Constitución, que se aprobó oficialmente el 22 de agosto de 1795. La nueva legislación confería
el poder ejecutivo a un Directorio, formado por cinco miembros llamados directores. El poder
legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos
(250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. El mandato de un director y de un tercio de la
asamblea se renovaría anualmente a partir de mayo de 1797, y el derecho al sufragio quedaba
limitado a los contribuyentes que pudieran acreditar un año de residencia en su distrito
electoral. La nueva Constitución incluía otras disposiciones que demostraban el distanciamiento
de la democracia defendida por los jacobinos. Este régimen no consiguió establecer un medio
para impedir que el órgano ejecutivo entorpeciera el gobierno del ejecutivo y viceversa, lo que
provocó constantes luchas por el poder entre los miembros del gobierno, sucesivos golpes de
Estado y fue la causa de la ineficacia en la dirección de los asuntos del país. Sin embargo, la
Convención Nacional, que seguía siendo anticlerical y antimonárquica a pesar de su oposición
a los jacobinos, tomó precauciones para evitar la restauración de la monarquía. Promulgó un
decreto especial que establecía que los primeros directores y dos tercios del cuerpo legislativo
habían de ser elegidos entre los miembros de la Convención. Los monárquicos parisinos
reaccionaron violentamente contra este decreto y organizaron una insurrección el 5 de octubre
de 1795. Este levantamiento fue reprimido con rapidez por las tropas mandadas por el general
Napoleón Bonaparte, jefe militar de los ejércitos revolucionarios de escaso renombre, que más
tarde sería emperador de Francia con el nombre de Napoleón I Bonaparte. El régimen de la
Convención concluyó el 26 de octubre y el nuevo gobierno formado de acuerdo con la
Constitución entró en funciones el 2 de noviembre.
Desde sus primeros momentos, el Directorio tropezó con diversas dificultades, a pesar de la
gran labor que realizaron políticos como Charles Maurice de Talleyrand-Périgord y Joseph
Fouché. Muchos de estos problemas surgieron a causa de los defectos estructurales inherentes
al aparato de gobierno; otros, por la confusión económica y política generada por el triunfo del
conservadurismo. El Directorio heredó una grave crisis financiera, que se vio agravada por la
depreciación de los asignados (casi en un 99% de su valor). Aunque la mayoría de los líderes
jacobinos habían fallecido, se encontraban en el extranjero u ocultos, su espíritu pervivía aún
entre las clases bajas. En los círculos de la alta sociedad, muchos de sus miembros hacían
campaña abiertamente en favor de la restauración monárquica. Las agrupaciones políticas
burguesas, decididas a conservar su situación de predominio en Francia, por la que tanto
habían luchado, no tardaron en apreciar las ventajas que representaba reconducir la energía
desatada por la población durante la Revolución hacia fines militares. Existían aún asuntos
pendientes que resolver con el Sacro Imperio Romano. Además, el absolutismo, que por
naturaleza representaba una amenaza para la Revolución, continuaba dominando la mayor
parte de Europa.

EL ASCENSO DE NAPOLEÓN AL PODER


No habían pasado aún cinco meses desde que el Directorio asumiera el poder, cuando
comenzó la primera fase (de marzo de 1796 a octubre de 1797) de las Guerras Napoleónicas.
Los tres golpes de Estado que se produjeron durante este periodo —el 4 de septiembre de
1797 (18 de fructidor), el 11 de mayo de 1798 (22 de floreal) y el 18 de junio de 1799 (30 de
pradial)—, reflejaban simplemente el reagrupamiento de las facciones políticas burguesas. Las
derrotas militares sufridas por los ejércitos franceses en el verano de 1799, las dificultades
económicas y los desórdenes sociales pusieron en peligro la supremacía política burguesa en
Francia. Los ataques de la izquierda culminaron en una conspiración iniciada por el reformista
agrario radical François Nöel Babeuf, que defendía una distribución equitativa de las tierras y
los ingresos. Esta insurrección, que recibió el nombre de 'Conspiración de los Iguales', no llegó
a producirse debido a que Babeuf fue traicionado por uno de sus compañeros y ejecutado el 28
de mayo de 1797 (8 de pradial). Luciano Bonaparte, presidente del Consejo de los Quinientos;
Fouché, ministro de Policía; Sieyès, miembro del Directorio y Talleyrand-Périgord consideraban
que esta crisis sólo podría superarse mediante una acción drástica. El golpe de Estado que tuvo
lugar el 9 y 10 de noviembre (18 y 19 de brumario) derrocó al Directorio. El general Napoleón
Bonaparte, en aquellos momentos héroe de las últimas campañas, fue la figura central del
golpe y de los acontecimientos que se produjeron posteriormente y que desembocaron en la
Constitución del 24 de diciembre de 1799 que estableció el Consulado. Bonaparte, investido
con poderes dictatoriales, utilizó el entusiasmo y el idealismo revolucionario de Francia para
satisfacer sus propios intereses. Sin embargo, la involución parcial de la transformación del país
se vio compensada por el hecho de que la Revolución se extendió a casi todos los rincones de
Europa durante el periodo de las conquistas napoleónicas.

Una consecuencia directa de la Revolución fue la abolición de la monarquía absoluta en


Francia. Asimismo, este proceso puso fin a los privilegios de la aristocracia y el clero. La
servidumbre, los derechos feudales y los diezmos fueron eliminados; las propiedades se
disgregaron y se introdujo el principio de distribución equitativa en el pago de impuestos.
Gracias a la redistribución de la riqueza y de la propiedad de la tierra, Francia pasó a ser el país
europeo con mayor proporción de pequeños propietarios independientes. Otras de las
transformaciones sociales y económicas iniciadas durante este periodo fueron la supresión de
la pena de prisión por deudas, la introducción del sistema métrico y la abolición del carácter
prevaleciente de la primogenitura en la herencia de la propiedad territorial.
Napoleón instituyó durante el Consulado una serie de reformas que ya habían comenzado a
aplicarse en el periodo revolucionario. Fundó el Banco de Francia, que en la actualidad continúa
desempeñando prácticamente la misma función: banco nacional casi independiente y
representante del Estado francés en lo referente a la política monetaria, empréstitos y depósitos
de fondos públicos. La implantación del sistema educativo —secular y muy centralizado—, que
se halla en vigor en Francia en estos momentos, comenzó durante el Reinado del Terror y
concluyó durante el gobierno de Napoleón; la Universidad de Francia y el Institut de France
fueron creados también en este periodo. Todos los ciudadanos, independientemente de su
origen o fortuna, podían acceder a un puesto en la enseñanza, cuya consecución dependía de
exámenes de concurso. La reforma y codificación de las diversas legislaciones provinciales y
locales, que quedó plasmada en el Código Napoleónico, ponía de manifiesto muchos de los
principios y cambios propugnados por la Revolución: la igualdad ante la ley, el derecho de
habeas corpus y disposiciones para la celebración de juicios justos. El procedimiento judicial
establecía la existencia de un tribunal de jueces y un jurado en las causas penales, se
respetaba la presunción de inocencia del acusado y éste recibía asistencia letrada.
La Revolución también desempeñó un importante papel en el campo de la religión. Los
principios de la libertad de culto y la libertad de expresión tal y como fueron enunciados en la
Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento en
el periodo revolucionario, condujeron a la concesión de la libertad de conciencia y de derechos
civiles para los protestantes y los judíos. La Revolución inició el camino hacia la separación de
la Iglesia y el Estado.
Los ideales revolucionarios pasaron a integrar la plataforma de las reformas liberales de Francia
y Europa en el siglo XIX, así como sirvieron de motor ideológico a las naciones
latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy las claves de la
democracia. No obstante, los historiadores revisionistas atribuyen a la Revolución unos
resultados menos encomiables, tales como la aparición del Estado centralizado (en ocasiones
totalitario) y los conflictos violentos que desencadenó.

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


Estados Unidos de América (nombre oficial, United States of América, Estados Unidos de
América), república federal situada en Norteamérica y constituida por 48 estados contiguos más
Alaska y Hawai. De Estados Unidos dependen, bajo formas variadas, el estado asociado de
Puerto Rico, la dependencia de las islas Vírgenes y la bahía de Guantánamo en la isla de Cuba;
en el océano Pacífico, las islas de Samoa Oriental, las Marianas, el archipiélago Midway, los
Estados Federados de Micronesia, las islas Palau, el archipiélago de las islas Marshall y otras
pequeñas islas e islotes que tienen importancia militar. El conjunto de los 48 estados limita al
norte con Canadá, al este con el océano Atlántico, al sur con el golfo de México y México, y al
oeste con el océano Pacífico. Los Grandes Lagos y el río San Lorenzo forman parte de la
frontera norte; el Río Grande del Norte o Bravo, forma parte de la frontera sur. Nueva York es la
ciudad más grande de Estados Unidos. La capital es la ciudad de Washington.
La superficie total es de 9.629.047 km² (incluyendo el distrito federal de Columbia). El monte
McKinley o Denali (6.194 m), en Alaska, es el punto más alto de América del Norte; el punto
más bajo está en el valle de la Muerte, en California, una depresión situada a 86 m bajo el nivel
del mar.

La ley suprema del país es la Constitución de Estados Unidos. Redactada en 1787, fue


ratificada en 1788 por dos tercios de los estados y entró en vigor en 1789. La Constitución se
puede enmendar por una votación de dos tercios de cada cámara del Congreso o por una
convención nacional especial convocada al efecto, y ratificada después por el voto de tres
cuartos de la cámara legislativa de los estados o las convenciones estatales. Las primeras 10
enmiendas (conocidas como Declaración de Derechos) fueron adoptadas en 1791 y garantizan
la libertad de expresión, de religión, de prensa, el derecho de reunión, el derecho de presentar
demandas al gobierno y varios derechos individuales sobre aspectos procesales y de
procedimientos criminales. Entre 1795 y 1992, se adoptaron 17 enmiendas adicionales que,
entre otras medidas, abolían la esclavitud y estipulaban el sufragio universal para los mayores
de 18 años.
Desde la adopción de la Constitución, el gobierno federal ha incrementado sus funciones en
materias económicas y sociales, y ha compartido más responsabilidades con los estados.

La elección del presidente y el vicepresidente es indirecta. El artículo segundo de la


Constitución estipula el nombramiento de ambos por el Colegio Electoral, cuyos integrantes son
elegidos por los votantes de cada estado y del Distrito de Columbia. En casi todos los casos, la
elección del Colegio Electoral coincide con la expresada por el voto popular. El mandato es de
cuatro años y la enmienda 22 (1951) limita el cargo presidencial a dos mandatos.
El presidente de Estados Unidos suele tener más funciones que el primer ministro de los
gobiernos parlamentarios porque es la máxima representación del Estado y jefe de gobierno;
también dirige su partido, tiene importantes capacidades legislativas y preside el ejecutivo.
La Constitución hace al presidente comandante en jefe de las Fuerzas Armadas
estadounidenses, y le permite ordenar la entrada en combate de éstas. Pero es el Congreso el
que regula la autoridad del presidente para desplegar las fuerzas a iniciativa propia.
Los poderes diplomáticos del presidente engloban la negociación y ratificación de los tratados,
con el consentimiento de dos tercios del Senado; la elección de embajadores (también con el
consentimiento del Senado) y la recepción de embajadores extranjeros. Puede negociar, bajo
su autoridad, acuerdos diplomáticos con los dirigentes de otras naciones.
Según la ley, el presidente prepara un presupuesto de gobierno y un informe económico que
son remitidos al Congreso cada año, tiene potestad para proponer leyes, en especial respecto a
la fiscalidad y otras materias económicas y militares, y también ejerce autoridad gubernamental
sobre diversos departamentos y agencias estatales.
Un amplio sistema consultivo está al servicio del presidente; los ayudantes de la Casa Blanca le
proporcionan informes, organizan las relaciones con la prensa, los encuentros y los viajes, y se
encargan de mantener contactos con el Congreso, los departamentos gubernamentales, grupos
sociales y con el partido político del presidente. Las agencias encargadas de estas funciones
son la Oficina de Gestión y Presupuesto, que prepara las demandas del presupuesto
presidencial y los controles del gasto, el Consejo de Seguridad Nuclear, que se preocupa de la
defensa de la nación, y el Consejo de Asesores Económicos. El gabinete del presidente
también sirve como fuente de información y asesoramiento. Consta de los jefes de los
departamentos gubernamentales y unos pocos funcionarios, como el director de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) y el embajador estadounidense en Naciones Unidas (ONU). El
gabinete no tiene poder en sí mismo.
La rama ejecutiva del gobierno comprende 14 departamentos: Estado, Tesoro, Defensa,
Justicia, Interior, Agricultura, Comercio, Trabajo, Salud y Servicios Sociales, Educación,
Vivienda y Desarrollo Urbano, Transporte, Energía y Asuntos de Excombatientes. El presidente
no supervisa directamente algunas agencias gubernamentales que actúan de forma
independiente, como la Comisión de Comercio Interestatal, la Comisión Federal de
Comunicaciones y el Sistema de la Reserva Federal.
Todos los poderes legislativos otorgados por la Constitución en el artículo primero los ejerce el
Congreso de los Estados Unidos, que consta de dos cámaras, el Senado y la Cámara de
Representantes. El Senado tiene 100 miembros, dos por cada estado federado (una disposición
de la Constitución no sometida a enmienda). Los diferentes estados, sobre las base de su
población según el censo más reciente, eligen a los 435 miembros de la Cámara de
Representantes, nombrados para un periodo de dos años, mientras que los senadores lo son
por seis años; cada dos años se eligen los 435 miembros de la Cámara y un tercio de los
senadores. En los años en que las elecciones al Congreso coinciden con la elección
presidencial, el índice de participación en las mismas es de un 45%, aproximadamente; en las
elecciones de mitad de mandato sólo un 35% de los posibles votantes acuden a las urnas.
El Senado y la Cámara de Representantes son organizados por el partido mayoritario en cada
cámara, el cual elige a su presidente, al dirigente de la mayoría y a los presidentes de cada
comité. Durante gran parte de la historia estadounidense el partido que controlaba la Casa
Blanca no controlaba las cámaras del Congreso; esta situación (conocida como gobierno
dividido) puede llevar a reducir la elaboración de leyes y a incrementar los vetos presidenciales
de los proyectos de ley aprobados por el Congreso. A diferencia de los jefes de Gobierno de los
sistemas parlamentarios en otros países, el presidente de Estados Unidos no dimite ni convoca
nuevas elecciones cuando las mayorías en el Congreso rechazan sus programas.
El Congreso cuenta con amplios poderes en los asuntos internos, entre los que se encuentran
la fijación de impuestos, la petición de préstamos y el pago de la deuda, la acuñación de
moneda y la regulación de su valor así como reglamentar el comercio entre los estados
federados. El Congreso ayuda a establecer y vigilar los departamentos y las agencias
gubernamentales del ejecutivo; también establece los juzgados federales menores y determina
su jurisdicción. Si el Colegio Electoral no consigue otorgar la mayoría a uno de los candidatos
presidenciales, el Congreso elige al presidente entre los tres con mayor número de votos. El
Congreso tiene el poder de declarar la guerra, reclutar y mantener las Fuerzas Armadas,
establecer tarifas y regular el comercio con las naciones extranjeras.
El Senado asesora y da su consentimiento a los tratados presidenciales y a los nombramientos
de los principales cargos ejecutivos, embajadores, jueces del Tribunal Supremo y jueces
federales. El Senado juzga las acusaciones formuladas contra los funcionarios civiles en un
proceso que recibe el nombre de impeachment; el fallo condenatorio requiere los dos tercios de
los votos y conlleva la destitución del cargo. En situación de punto muerto en el Colegio
Electoral, el Senado elige al vicepresidente entre los dos contendientes con mayor número de
votos. El presidente del Senado está después del presidente de la Cámara de Representantes
en la línea de sucesión a la presidencia. La rama legislativa también engloba agencias como la
Oficina de Presupuesto del Congreso, la Oficina de Contabilidad General, la Biblioteca del
Congreso y la Oficina de Prensa del Gobierno.

La Constitución establece la formación del Tribunal Supremo y el sistema judicial se completa


con doce tribunales de apelación (a veces denominados tribunales de jurisdicción), 91 juzgados
de distrito y varios juzgados especiales como el Tribunal de Cuentas, el Tribunal de
Reclamaciones y el Tribunal de Apelación de Excombatientes, todos ellos establecidos por el
Congreso.
Los tribunales federales realizan dos funciones constitucionales: interpretan el significado de las
leyes y las regulaciones administrativas y determinan si cualquier ley aprobada por el Congreso,
por las cámaras legislativas estatales, o cualquier acción administrativa tomada por las ramas
gubernamentales, estatales o de la nación, quebrantan la Constitución.
El presidente, con el consejo y el consentimiento del Senado, nombra los nueve magistrados de
la Corte Suprema y los otros jueces federales; para los nombramientos de jueces de distrito
suele seguir las recomendaciones de los senadores del partido presidencial. Los jueces
federales y los del Tribunal Supremo ejercen su cargo con carácter vitalicio y pueden ser
destituidos únicamente a través de un proceso de enjuiciamiento, llamado impeachment, que se
ha llevado a cabo en raras ocasiones.

La Constitución de Estados Unidos estipula un sistema federal, en el que los estados federados


mantienen ciertos poderes que no ejerce el gobierno nacional y no asumen competencias
relativas a relaciones internacionales o actividades fiscales; tampoco pueden acuñar moneda,
recaudar impuestos sobre el comercio interestatal o restringir el movimiento de personas por
sus límites territoriales. Los estados pueden cooperar entre sí en la formación de acuerdos
comunes que requieren la aprobación del Congreso; suelen ser relativos a recursos hidráulicos,
navegación, control de la contaminación o desarrollo portuario, entre otros.
El gobierno federal y los estados están muy vinculados en un sistema administrativo de
cooperación federal, por el cual el gobierno federal establece programas de financiación que
permiten la distribución de fondos a los estados y a las comunidades anualmente para que
lleven a cabo su propia política, en especial en temas relacionados con el desarrollo educativo o
municipal.
Las funciones principales de los estados comprenden el control de los requerimientos exigidos
para poder votar, la administración de las elecciones nacionales y estatales, la supervisión del
gobierno municipal y de los condados, y el mantenimiento de autopistas, cárceles, hospitales y
centros psiquiátricos. Los estados también mantienen amplios sistemas de educación superior.
Comparten con las entidades locales de gobierno la responsabilidad por el bienestar, la
atención médica a los indigentes y los servicios de desempleo, entre otros.
Casi todos los estados se dividen en unidades territoriales denominadas condados (3.043). En
áreas muy pobladas, las comunidades se organizan en municipios, que incluyen ciudades,
pueblos y distritos. Los municipios, por lo general, proporcionan servicios básicos, como policía,
sanidad y bomberos. La educación en los niveles de primaria y secundaria suele estar a cargo
de los consejos escolares que comparten la autoridad con el gobierno estatal sobre la
financiación de los centros, el programa de estudios y la cualificación y elección del
profesorado.

En las últimas décadas dos grandes partidos políticos han dominado el panorama político del
país: el Partido Demócrata, fundado en 1790 con el nombre de Partido Anti Federalista, se
convirtió en el Partido Demócrata-Republicano en 1801 y, en 1828, tomó su actual
denominación. En 1854 se fundó el Partido Republicano que, en 1860, se convirtió en uno de
los dos grandes partidos. El resto de los partidos tiene menor importancia en la mayoría de las
elecciones nacionales y estatales, por lo que ningún candidato de un tercer partido ha
conseguido jamás la presidencia. Los terceros partidos han desempeñado sólo un papel menor
en el Congreso.
El presidente es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Las
órdenes del presidente a los diversos mandos militares se canalizan a través del secretario de
Defensa. Los jefes militares del Ejército, la Armada, las Fuerzas Aéreas y los Marines
conforman el Estado Mayor Conjunto que aconseja al Presidente y al Congreso sobre la
estrategia militar y recomienda los niveles de gasto y los sistemas de armamento.
Aunque todos los hombres mayores de 18 años están registrados en un servicio militar
selectivo, desde 1973 las Fuerzas Armadas se componen en su totalidad de hombres y mujeres
reclutados voluntariamente. El número de soldados era de 1.365.800 en 1999.
Los principales tratados de seguridad en los que participa Estados Unidos son la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la ANZUS, que vincula a Australia con Estados
Unidos.

Estados Unidos es miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y tiene un cargo


permanente en el Consejo de Seguridad de la misma. También pertenece a muchas agencias
independientes de la ONU. Además, Estados Unidos desempeña un papel destacado en
numerosas organizaciones internacionales, como la Organización de Estados Americanos
(OEA) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Además de las referencias cruzadas contenidas en este apartado, el lector debe consultar las


secciones de historia de los artículos de cada uno de los estados y los artículos independientes
dedicados a los presidentes estadounidenses.

Los Estados Unidos surgen como entidad política a finales del siglo XVIII, pero la historia
nacional se inicia con una breve reseña de los principales acontecimientos que dieron lugar al
nacimiento de la Unión. Los viajes, a finales del siglo XV, de Cristóbal Colón y en menor medida
de Giovanni Caboto, constituyeron el inicio del descubrimiento y de la colonización del
continente americano. Tras los viajes de Colón y de los descubridores españoles, España
conquistó vastos dominios en todo el continente americano. Caboto, navegante al servicio del
monarca inglés Enrique VII, consiguió tocar brevemente Terranova en 1497.
Las tierras que estos navegantes conocieron estaban habitadas desde hacía más de 20.000
años antes de la llegada de Colón. En 1492, la población indígena sobrepasaba los 90 millones
de personas, de los cuales unos 10 millones vivían al norte del México actual. El contacto con
los europeos provocó un desastre demográfico para la población indígena. La gripe, el tifus, el
sarampión y la viruela redujeron el número de habitantes de las regiones más pobladas de
América Central y del Sur: hasta en un 95% durante los primeros 150 años. En algunas zonas
de América del Norte donde, con la excepción de México, las culturas autóctonas eran
seminómadas y la densidad de población más baja, el colapso demográfico fue menor, pero no
por ello menos devastador. La colonización europea supuso la destrucción completa de las
culturas autóctonas. Para mayor detalle sobre la historia de los pueblos indígenas de Estados
Unidos, véase Indígenas americanos y los artículos individuales de estos pueblos.

La fundación de San Agustín (en la actual Florida) por los españoles, en 1565, marcó el inicio
de la colonización europea dentro de las actuales fronteras estadounidenses. El primer
asentamiento permanente creado por los ingleses fue Jamestown. Fundada en 1607, fue una
instalación de la Compañía de Virginia de Londres, una sociedad anónima patrocinada por
Jacobo I de Inglaterra con la finalidad de comerciar con aquellos territorios y de colonizarlos. La
corona británica se hizo en 1624 con el control de la colonia, que pasó a ser una provincia real.
Después de que las autoridades inglesas eliminaran los controles sobre la producción de
tabaco, se produjo un gran desarrollo económico y demográfico en la región de la bahía de
Chesapeake. La incesante demanda de mano de obra para el cultivo del tabaco originó un duro
régimen de servidumbre.
En el último cuarto del siglo XVII, en que se hizo excesivamente caro importar mano de obra
inglesa, los colonos ingleses en aquellas zonas comenzaron a importar esclavos africanos que
se convirtieron en la mano de obra predominante en el Sur.

En la década posterior a la fundación de Jamestown, Francia y los Países Bajos participaron en


la tarea de ocupar territorios en el subcontinente americano. Los franceses fundaron Québec en
1608, como primer paso en su estrategia. Los brillantes logros alcanzados por descubridores
como Jacques Marquette, Louis Jolliet y René Robert Cavalier de La Salle hicieron que Francia
obtuviera vastos territorios en el interior, incluido todo el valle alto del río Mississippi, durante los
75 años siguientes. La incapacidad para consolidar este enorme dominio motivó el deseo de
Francia de establecer un comercio de pieles con los nativos, más que intentar desalojarlos de
sus tierras, como hicieron los ingleses. Además, su política colonial no incentivó una
inmigración a gran escala por lo que la población colonial francesa se mantuvo reducida
durante los siglos XVII y XVIII.
Los holandeses basaron sus pretensiones sobre estos territorios en las exploraciones de Henry
Hudson, marinero inglés al servicio de la Compañía de las Indias Orientales. Éste llegó a la
actual bahía de Nueva York en 1609 y exploró el río que lleva su nombre. Durante los años
siguientes, los holandeses enviaron diversos navíos mercantes hasta esa zona, a la que
denominaron Nueva Holanda; fundaron puestos comerciales en la isla de Manhattan y en las
proximidades de la actual Albany, entre los años 1613 y 1614. Dado el beneficioso comercio de
pieles, los holandeses no intentaron colonizar de inmediato Nueva Holanda, lo que no implicó
que comenzaran a establecerse colonos de forma permanente desde 1624. Al año siguiente se
fundó Nueva Amsterdam (hoy Nueva York).

La actividad colonizadora inglesa se reanudó en 1620, cuando los separatistas adquirieron el


derecho para asentarse en Virginia. El Mayflower entró en la bahía de Massachusetts. Los
peregrinos o Pilgrim Fathers (cuarenta y uno de los hombres del grupo), asumiendo que eran
ajenos a cualquier clase de gobierno establecido, se reunieron a bordo del buque y firmaron el
Pacto del Mayflower, que es la primera legislación escrita del país; más tarde fundaron la
colonia de Plymouth.
La creación de Plymouth fue el punto de partida de la colonización de Nueva Inglaterra, que se
llevó a cabo principalmente por puritanos. En este periodo el suceso más significativo fue la
fundación y desarrollo entre 1629 y 1630 de la Compañía de la Bahía de Massachusetts.

La primera manifestación de la autoridad parlamentaria sobre las colonias fue la Ley de


Navegación de 1651 que obligaba a que las importaciones y exportaciones de las colonias
debían embarcarse en buques de bandera inglesa; leyes posteriores prohibieron las relaciones
comerciales entre las colonias y terceros países. Aunque los comerciantes de las colonias
solían hacer caso omiso de estas disposiciones cuando afectaban a sus intereses, esta
legislación creó un ambiente comercial que por lo general beneficiaba a las colonias y a la
metrópoli por igual.
En 1660 con el nuevo reinado de Carlos II de Inglaterra se ampliaron las leyes de navegación y
New Hampshire y Massachussets pasaron a ser provincias reales. En 1684 Jacobo II decretó la
unificación de las colonias de Nueva York, Nueva Yérsey y Nueva Inglaterra en una única
provincia real, el dominio de Nueva Inglaterra. La resistencia de las colonias a este control por
parte del rey adoptó diversas formas; así, en Massachussets estalló una rebelión armada y en
Boston el populacho se hizo con el control de la colonia.

La llegada al poder de Guillermo III de Orange (reinó entre 1688 y 1703) originó un vuelco total
en la política diplomática inglesa. El gobierno inglés desafió al poderío militar francés, su
principal rival en la construcción de un imperio colonial. La posterior guerra tuvo lugar en fases
sucesivas durante casi un siglo y en distintas partes del mundo. En los territorios
septentrionales de América del Norte, probablemente el escenario en donde se combatió con
más encarnizamiento, las distintas etapas del conflicto fueron: la guerra del rey Guillermo
(1689-1697), la guerra de la reina Ana, (1702-1713), la guerra del rey Jorge (1744-1748) y la
Guerra Francesa e India (1754-1763). El régimen francés era muy centralista, disponía de un
ejército bien preparado y contaba como aliados con buena parte de las tribus nativas del Este.
Las colonias británicas, por el contrario, apenas cooperaban unas con otras, no mantenían
alianzas fiables con los nativos y carecían de gran poder militar. No obstante, los británicos
contaron desde el principio con una enorme superioridad en hombres y material, y un mayor
apoyo de la metrópoli.
Las tres primeras guerras no ofrecieron resultados decisivos, aunque el Tratado de Utrecht (que
puso fin a la guerra de Sucesión española) firmado en 1713 obligaba a Francia a entregar
numerosos territorios. El decisivo enfrentamiento entre Inglaterra y Francia por el control de la
cuenca del río Ohio condujo a la fase final del conflicto, la Guerra Francesa e India. Desde sus
modestos orígenes en 1754, este conflicto se convirtió rápidamente en un enfrentamiento por el
dominio del espacio en disputa; aunque la primera parte de la guerra supuso una serie de
desastres para los británicos y sus colonias, desde 1757 Gran Bretaña y sus aliados asestaron
fuertes golpes a Francia en la extensión europea del conflicto (véase Guerra de los Siete Años).
En los territorios de América del Norte, el esfuerzo bélico en esta segunda fase de la guerra fue
llevado a cabo por el ejército británico, apoyado por tropas auxiliares de las colonias. En 1759
las tropas británicas y coloniales conquistaron Québec y al año siguiente se apoderaron de
Montreal, lo que supuso la destrucción del poderío francés en el continente. El resto de la
guerra, que tuvo como escenarios Europa, las Indias Occidentales, la India y África, fue una
serie interrumpida de victorias británicas que obligaron a Francia a capitular el año 1763. Según
los términos del Tratado de París, Francia perdió todas sus posesiones en los territorios de
Norteamérica. Toda la región al este del Mississippi y todas las posesiones francesas en lo que
hoy es Canadá pasaron a manos de Gran Bretaña. España, aliada de Francia durante la
contienda, entregó parte de la Florida, pero se le confirmó el dominio de los territorios al oeste
del Mississippi.

Como resultado de la guerra el déficit público británico se duplicó, por lo que se hicieron


necesarios nuevos ingresos y algunos sectores políticos creyeron que las colonias eran las que
debían contribuir a recaudar estos fondos. Se promulgaron nuevas leyes impositivas como la
Stamp Act que provocaron amplia indignación y oposición entre los colonos. Se crearon
sociedades secretas de patriotas que se llamaban a sí mismos hijos de la libertad y que en
1765 demandaron una serie de derechos. El Parlamento británico rechazó estas demandas
pero derogó la Stamp Act. Sin embargo, en 1767 se reavivó la política de establecer impuestos
directos a las colonias. El Parlamento aprobó una serie de medidas conocidas como las
Townshend Acts, que gravaban una serie de artículos. Las colonias se opusieron a estos
nuevos impuestos con boicoteos de productos británicos o, como en Boston, mediante un
abierto desafío al gobierno británico. El 5 de marzo de 1770 tropas británicas abrieron fuego
contra una multitud hostil, produciendo el primer derramamiento de sangre del conflicto.
En 1770 el gobierno británico retiró todos los impuestos establecidos excepto el del té. Sin
embargo, en un intento por evitar la quiebra de la Compañía de las Indias Orientales, el
Parlamento concedió a esta empresa el monopolio de la venta del té a las colonias. Lo que
provocó una nueva crisis al considerar las colonias que esta nueva Ley del Té las obligaba a
someterse a los impuestos del Parlamento, lo que culminó con la destrucción de algunos
cargamentos de té en Boston. Véase Fiesta del té de Boston.

La reacción del Parlamento a los sucesos de Boston fue rápida y severa; fue cerrado el puerto
de Boston y se impusieron nuevas sanciones. La indignación que se suscitó entre las colonias
condujo a la celebración en septiembre de 1774 del primer Congreso Continental. En este
Congreso se envió una petición al soberano británico Jorge III para que reparara los agravios,
se pidió la intensificación del boicot comercial a Gran Bretaña y se preparó un nuevo congreso
en el caso de que los británicos rehusaran aceptar las demandas de las colonias.
El rey Jorge III rechazó la petición del Congreso y consideró el movimiento de protesta de las
colonias como una rebelión. En menos de cuatro meses, el conflicto armado estalló en
Massachusetts cuando el gobernador real, general Thomas Gage, envió tropas contra Concord,
ciudad en la que los dirigentes de la resistencia habían acumulado armas y municiones. El 19
de abril tropas regulares británicas dispararon contra la formación de una milicia patriótica en
Lexington, precipitando la primera batalla de la guerra de la Independencia estadounidense.
El segundo Congreso Continental, celebrado el 10 de mayo de 1775 en Filadelfia, proclamó la
decisión de las colonias de resistir la agresión británica mediante la fuerza, determinó crear un
ejército continental, proclamó a George Washington jefe supremo del mismo, autorizó la
emisión de papel moneda y asumió otras prerrogativas propias de poder ejecutivo. El Congreso
también apeló al gobierno británico para alcanzar una solución pacífica del conflicto, pero Jorge
III respondió en agosto con una proclama que exhortaba a sus “leales súbditos” para “reprimir la
rebelión y la sedición” en aquellos territorios. Mientras tanto, las tropas coloniales habían
infligido importantes bajas a un gran ejército de tropas regulares británicas en Charlestown,
Massachusetts. El segundo Congreso Continental declaró la independencia el 2 de julio de
1776 y dos días más tarde adoptó una declaración formal de principios, redactada por Thomas
Jefferson, justificando esa acción.

El nuevo presidente, James Buchanan, vencedor de las elecciones de 1856 como candidato del


Partido Demócrata, esperaba poner fin a la agitación provocada por el tema de la esclavitud
pero los sucesos ocurridos durante su mandato condujeron a una crisis final. Una resolución
emitida en 1857 por el Tribunal Supremo de Estados Unidos sancionó la institución de la
esclavitud al considerar que los esclavos eran propiedades y no ciudadanos y que el Congreso
no tenía derecho a prohibir la esclavitud en los territorios que quisieran mantenerla o instalarla.
Una serie de debates celebrados en 1858, entre los dos aspirantes a senador por Illinois,
Stephen A. Douglas y Abraham Lincoln, centraron la atención de todo el país como nunca antes
había ocurrido sobre los aspectos políticos y morales del problema; Douglas defendía la
soberanía de los estados, mientras que Lincoln propugnaba que la decisión sobre la esclavitud
en los nuevos territorios dependía del Congreso. Douglas ganó las elecciones, pero Lincoln se
consolidó como líder del Partido Republicano y en 1860 obtuvo el triunfo electoral que le
permitió ser proclamado presidente de Estados Unidos.

Las elecciones presidenciales de 1860 reflejaban que el control de los asuntos nacionales


estaba en manos del Norte. El Sur sintió que todas las cuestiones económicas y sociales
importantes se zanjarían según los principios y necesidades del Norte; temía sobre todo por el
futuro de la esclavitud. Aunque el Partido Republicano declaró que no tenía intención de
inmiscuirse en la cuestión esclavista de los estados sureños, el 20 de diciembre de 1860,
Carolina del Sur se separó de la Unión y pocos días después, tropas de este estado pusieron
sitio a la guarnición federal de Fort Sumter en el puerto de Charleston. En menos de un mes,
Mississippi, Florida, Alabama y Georgia tomaron la misma postura; más tarde lo hicieron
Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee.
El 4 de febrero de 1861 los estados secesionistas crearon la Confederación Sudista. Lincoln, en
su discurso inaugural, dejó clara su posición: no tenía intención de intervenir en la cuestión de
la esclavitud en los estados donde existiera ésta; al mismo tiempo declaró que ningún estado
tenía el derecho a abandonar la Unión cómo y cuando quisiera. El 15 de abril, Lincoln pidió a
los estados leales unos 75.000 voluntarios para defender la Unión. Era el inicio de la Guerra
Civil estadounidense.

La Guerra Civil puso fin a los dos grandes problemas del país: la relación entre el gobierno
federal y los estados, y la esclavitud. El Congreso abolió la esclavitud en 1862; el 1 de enero de
1863, Lincoln promulgó la proclamación de la Emancipación, por la que se declaraba libres a
todos los esclavos en los estados esclavistas. Por último, el 6 de diciembre de 1865, la
decimotercera enmienda de la Constitución abolió la esclavitud en todos los estados.
El periodo de posguerra estuvo marcado por el dominio de los republicanos en los asuntos
nacionales.

El primer asunto al que tuvo que hacer frente el país, una vez acabada la Guerra Civil (periodo
conocido como la Reconstrucción), fue determinar cómo reintegrar a los estados secesionistas
a la Unión. El plan de Lincoln consistía en readmitir a los estados suristas sin imponerles
excesivas represalias, aunque el Congreso demandara mayor severidad. El presidente Andrew
Johnson mantuvo inicialmente una postura similar a la de Lincoln. El Congreso aprobó en 1867
las Leyes de Reconstrucción, por las que la mayor parte del Sur quedaba dividido en cinco
distritos militares, se garantizaba el derecho a sufragio a la población masculina negra, y a los
antiguos dirigentes políticos confederados se les prohibió tomar parte en los gobiernos de los
diversos estados.
La política adoptada por los sucesivos gobiernos de este periodo de la Reconstrucción provocó
gran resentimiento en el Sur. Los sureños eran incapaces de aceptar cualquier forma de
gobierno en el que negros y los delegados del Norte tuvieran un papel importante e intentaron
alterar a los gobiernos federales con estallidos de violencia y, a través de la intimidación,
orquestada sobre todo por el Ku Klux Klan. El Norte, cada vez más cansado de imponer la
Reconstrucción por la fuerza, permitió que en 1867 los sureños lograran recuperar el control de
los gobiernos de todos sus estados.

La alianza entre los intereses financieros y el Partido Republicano hizo que la hegemonía


republicana en las dos primeras décadas tras la Guerra Civil estuviera caracterizada por un
favoritismo sin precedentes hacia las grandes compañías, que se vieron igualmente favorecidas
en la creación de las líneas ferroviarias en el Oeste. Además, durante este periodo fueron
numerosos los fraudes y el uso indebido de fondos públicos por políticos corruptos, en especial
bajo la presidencia de Ulysses Simpson Grant.

Con el objetivo de contrarrestar esta situación, un grupo de disidentes del Partido Republicano


(denominados republicanos liberales) iniciaron un movimiento reformista y condenaron la
corrupción del gobierno nacional, pero no pudieron evitar que en las elecciones de 1872 fuera
reelegido el presidente.
Otro movimiento de carácter reformista permitió la formación del Partido Greenback. Sin
embargo, las elecciones de 1876 las ganó el republicano Rutherford Birchard Hayes. Su
mandato estuvo caracterizado por los esfuerzos que llevó a cabo para establecer una serie de
reformas a las que se opusieron los dirigentes de otros partidos.

En 1885 fue elegido presidente Grover Cleveland, y así, por vez primera desde 1856, los
demócratas llegaban al poder. Su mandato estuvo caracterizado por el nacimiento del
movimiento obrero organizado, con una influencia política y económica. Los sindicatos
adquirieron una dimensión nacional entre 1861 y 1866. El primer intento para unir a todas las
organizaciones sindicales en una sola federación tuvo lugar en 1866 con la creación de la
National Labor Union (‘Sindicato Nacional del Trabajo’), que se disolvió en 1872 debido a sus
disensiones internas. Surgieron otros grupos sindicales de carácter clandestino, el más
importante de los cuales era conocido como Knights of Labor (‘caballeros del trabajo’), que
hacia 1886 era una organización nacional con más de 700.000 afiliados. Su importancia
disminuyó cuando se crearon organizaciones dependientes de la Internacional socialista.
Durante la presidencia de Cleveland, el movimiento obrero llevó a cabo por vez primera
movimientos reivindicativos en demanda de mayores salarios y reducción de horas de trabajo;
entre 1886 y 1887 tuvieron lugar en Estados Unidos unas 3.000 huelgas.
Durante el mandato de Cleveland se redujeron los privilegios de las compañías ferroviarias y se
intentó reducir los aranceles con el fin de mejorar el nivel de vida de los consumidores.
Su sucesor en la presidencia, Benjamin Harrison, llevó a cabo una política financiera contraria a
la de Cleveland. Se aumentaron los aranceles aduaneros y se declaró ilegal toda forma
restrictiva de comercio. En 1892, el antiguo presidente Cleveland volvió a ser reelegido.
WILSON Y LA NUEVA LIBERTAD (1913-1921)

Su programa político de tendencia progresista, fue conocido como “Nueva Libertad”. Wilson,


demostrando una inusual habilidad para mediar entre las tendencias de su gabinete y del
Congreso, logró llevar a cabo, durante la mayor parte de sus dos mandatos, importantes
reformas legislativas que afectaron a la política arancelaria, el sistema bancario, los trusts, el
mundo laboral y la agricultura.
Después de rebajar los aranceles y de aumentar los impuestos para compensar los impuestos
federales, en 1913 se creó el sistema de la Reserva Federal. En ese año, también se ratificó la
decimoséptima Enmienda a la Constitución por la que los senadores serían elegidos por
sufragio universal y no por las asambleas legislativas de cada uno de los estados.
Wilson consideró “indefendible e intolerable” el monopolio privado e impuso al Congreso la
creación de la Comisión Federal de Comercio, encargada de investigar y evitar la aplicación de
métodos de competencia desleal. Otras leyes estaban orientadas a mejorar las condiciones de
trabajo y evitar contrataciones irregulares.
Sin embargo, las cuestiones más importantes durante la presidencia de Wilson fueron las
relacionadas con el estallido de la I Guerra Mundial y la firma de la paz en 1919. Para más
detalles acerca de estos temas, véase más adelante el apartado I Guerra Mundial.

Desde 1865 hasta 1898 la política exterior estadounidense estuvo determinada principalmente


por las actitudes y acciones de los gobiernos de países extranjeros. La política internacional de
Estados Unidos tuvo durante estas tres décadas un fuerte componente nacionalista, por lo que
no participó ni se implicó en cuestiones y asuntos mundiales. El resultado de la Guerra
Hispano-estadounidense permitió que Estados Unidos adquiriera nuevos territorios fuera de su
área continental, cuyo control colonial, junto a otros factores, obligó al país a una mayor
implicación en los asuntos internacionales. En 1917 Estados Unidos entró en guerra contra
Alemania y sus aliados e influyó en la redacción del Tratado de Versalles (1919) que puso fin a
la I Guerra Mundial. El rechazo del Senado a este tratado y al ingreso de Estados Unidos en la
Sociedad de Naciones dio temporalmente la vuelta a esta tendencia intervencionista de Estados
Unidos en la política mundial.

Durante la Guerra Civil estadounidense Francia y Gran Bretaña intentaron sacar provecho de


esa situación. El emperador francés Napoleón III, ignorando las protestas del Departamento de
Estado, había apoyado en 1863 al archiduque de Austria, Maximiliano I, que fue proclamado
emperador de México y en 1864 envió tropas francesas que invadieron México. Tras la Guerra
Civil estadounidense las enérgicas protestas de Estados Unidos y el levantamiento de los
liberales mexicanos, dirigidos por Benito Juárez, provocaron la retirada de las tropas francesas
en 1867. Maximiliano perdió su trono y fue ejecutado por los mexicanos.
Gran Bretaña había permitido, durante la Guerra Civil, la construcción en sus astilleros de
cruceros confederados que infligieron severas pérdidas a la flota nordista. Estados Unidos
intentó lograr compensaciones por esas pérdidas. Rusia, al contrario que Francia y Gran
Bretaña, se mostró cordial con el gobierno de la Unión durante la contienda civil; esta relación
amistosa entre ambos países permitió que Estados Unidos comprara Alaska a Rusia (1867).
El último cuarto del siglo XIX fue testigo de una serie de disputas entre Estados Unidos y Gran
Bretaña: la controversia del estrecho de Bering y el conflicto provocado por el intento británico
de anexionar territorio venezolano a la Guayana Británica, en contra de la Doctrina Monroe;
esta disputa acabó el año 1897 después de una solución arbitrada. El último tercio del siglo
estuvo marcado por la adquisición estadounidense de privilegios portuarios en las islas de
Samoa y en 1889 por la anexión de la isla de Tutulia (véase Samoa Oriental). En 1893 estalló
una revuelta en las islas Hawai, promovida por plantadores de azúcar estadounidenses que se
habían instalado allí tiempo atrás; la sublevación derrocó a la monarquía hawaiana y en 1898
Estados Unidos se anexionó las islas.

Los derechos civiles constituyeron el principal problema interior durante el mandato de


Kennedy. El fiscal general del Estado, Robert Kennedy, presionó enérgicamente para que se
pusiera fin a la segregación racial en las escuelas y para que se defendiera el derecho al voto
de las minorías.
Los negros y sus partidarios blancos continuaron sus manifestaciones contra la discriminación.
Destaca la concentración de más de 250.000 personas en la ciudad de Washington el 28 de
agosto de 1963, en la cual Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”.
En gran medida como consecuencia de estos acontecimientos, Kennedy recomendó extender
la legislación relativa a los derechos civiles pero esta medida fue retrasada por el Congreso a lo
largo de 1963.

En el ámbito exterior Kennedy intentó alcanzar un acercamiento con el bloque comunista. Con


la ayuda de su secretario de Defensa Robert Strange McNamara, sustituyó la política de
“represalia masiva” por otra de “respuesta flexible”. En abril de 1961 Kennedy autorizó el
desembarco de bahía de Cochinos, invasión planeada durante la presidencia de Eisenhower y
que llevaron a cabo exiliados anticastristas; a pesar del apoyo estadounidense, resultó un
fracaso y la mayor parte de los invasores fueron muertos o capturados. Kennedy tuvo que hacer
frente más tarde a las nuevas exigencias soviéticas sobre Berlín en una reunión con Jruschov
celebrada en Viena en junio. Tras el fracaso de la misma, numerosos alemanes comenzaron a
pasarse en masa al Berlín Occidental; la respuesta soviética fue comenzar la construcción de
un muro que separaría los dos sectores de Berlín, además de iniciar nuevamente las pruebas
nucleares. Kennedy también ordenó la reanudación de las pruebas atómicas; en 1964 Estados
Unidos había triplicado el número de sus misiles.
En Sudamérica Kennedy trabajó para invertir la política de Truman y Eisenhower de ayuda
militar más que económica. Inició la Alianza para el Progreso, programa que otorgaba 20.000
millones de dólares a los países sudamericanos para modernizar sus economías. El Cuerpo de
Paz, creado el 22 de septiembre de 1961, fue otro intento para mejorar la imagen de Estados
Unidos en Sudamérica y en otras regiones del mundo.

INGLATERRA
Inglaterra (en inglés, England; en latín, Anglia), país y parte constituyente de la isla de Gran
Bretaña que comprende, junto a Gales, la principal división del Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte. Abarca todo el territorio de la isla al este de Gales y al sur de Escocia, otro de
los países que constituyen el Reino Unido. Inglaterra, unificada como monarquía independiente
en el siglo X, obtuvo en poco tiempo el control político sobre el resto de la isla, la totalidad de
las islas Británicas y grandes áreas del mundo, por lo que se convirtió en el núcleo de uno de
los mayores imperios de la historia. La capital, ciudad más grande y principal puerto de
Inglaterra es Londres, con una población de 6.378.600 habitantes (según estimaciones para
1991). Es, además, la capital del Reino Unido y la sede de las oficinas centrales de la
Commonwealth.
Inglaterra tiene la forma aproximada de un triángulo, con su ápice en la desembocadura del río
Tweed, en la frontera noreste con Escocia. La región oriental, limitada por el mar del Norte, se
extiende principalmente hacia el sureste, por East Anglia, hasta North Foreland, en el condado
de Kent, en lo que constituye el extremo septentrional de las montañas de pizarra del sureste
de Inglaterra llamadas Downs. Por su parte, el lado occidental del triángulo se prolonga hacia el
suroeste, desde la desembocadura del río Tweed, a lo largo de la frontera con Escocia por la
costa del mar de Irlanda, la frontera con Gales y la costa del océano Atlántico, hasta el Land's
End. La frontera norte con Escocia se extiende desde el Solway Firth, al oeste, hasta la
desembocadura del Tweed, al este, siguiendo los montes Cheviot. La base del triángulo se
halla frente al canal de la Mancha y el estrecho de Dover, a lo largo de las costas suroeste y sur
de Inglaterra. Su superficie total es de 130.423 km2. Esta cifra incluye las islas Scilly, situadas al
suroeste del Land's End (en aguas del océano Atlántico), la isla de Wight, situada cerca de la
costa meridional, y la isla de Man, que se encuentra en el mar de Irlanda, entre Inglaterra e
Irlanda del Norte.

El derecho inglés se originó en las costumbres de los anglosajones llegados al inicio de la edad


media y los normandos que conquistaron Inglaterra en 1066. Los conflictos de poder del
monarca con la nobleza feudal primero, y más tarde con el Parlamento, produjeron documentos
legales básicos que han tenido una tremenda influencia en todo el mundo de habla inglesa. Los
más famosos son la Carta Magna, firmada en 1215, y la Declaración de Derechos de 1689. El
último tribunal de apelación de Inglaterra es la Cámara de los Lores. Los casos civiles se ven en
los tribunales de los condados y en el Tribunal Supremo. Los casos criminales se ven en los
tribunales de magistrados y en el Tribunal de la Corona. También hay tribunales especiales
familiares y juveniles. Véase Derecho consuetudinario; Constitución.
Inglaterra dio la bienvenida a Carlos II en mayo de 1660 e intentó que las cosas fueran como en
1642.
En 1673, la más importante de las Test Acts excluyó a los católicos de los cargos públicos. La
conjura papista de 1678 y la acción de no incluir a Jacobo, el hermano católico del rey, en la
sucesión al trono, mostró dos tendencias políticas en formación: los whigs, que defendían la
supremacía del Parlamento y solicitaban la exclusión de los católicos del trono inglés y los
tories, que eran anglicanos, partidarios de la prerrogativa real y no se oponían a Jacobo,
siempre que ofreciera garantías en el terreno religioso. El rey murió en 1685, y el trono pasó a
Jacobo.
La restauración fue una reacción contra el puritanismo en el plano moral y en el ámbito literario,
como lo demuestra la aparición de Paraíso perdido, escrito por John Milton, en 1667 y de El
peregrino de John Bunyan, publicado entre 1678 y 1684. En 1662 Carlos instituyó la Sociedad
Real para promover el estudio de las ciencias naturales. Por otro lado, se asistió a un desarrollo
de las nuevas tendencias artísticas y arquitectónicas, como se puso de manifiesto tras el
incendio de Londres en 1666, cuando Christopher Wren llevó a cabo la reconstrucción de la
ciudad.
Jacobo II pronto perdió la buena voluntad con la que había iniciado su reinado. Sus oponentes,
incitados por la Declaración de Indulgencia (1688), favorable a los católicos, y por el nacimiento
de un hijo —lo que posibilitaba una sucesión católica— pidieron a Guillermo III de Orange, un
protestante, estatúder de los Países Bajos y marido de la hija mayor del rey, María, que
salvaguardara la herencia de su esposa.
Después de que Jacobo huyera a Francia, Guillermo formó un gobierno provisional. En 1689 el
Parlamento concedió la corona a ambos solidariamente. Esta revolución se llamó la Revolución
Gloriosa porque, al contrario que entre 1640 y 1660, fue pacífica y tuvo éxito; el Parlamento se
convirtió en soberano e Inglaterra prosperó. Fue una victoria conjunta de los principios whig y
del pragmatismo tory. Los dos Tratados sobre el gobierno civil (1690) de John Locke dieron a
estos hechos una atractiva justificación teorética.
Aquéllos que no juraron fidelidad a los nuevos reyes recibieron el nombre de jacobitas. Después
de la masacre de Glencoe, en Escocia, y la batalla de Boyne, tras la que aumentó la represión
hacia los católicos en Irlanda, jacobitas y católicos se sometieron.

Con Guillermo (que gobernó en solitario tras el fallecimiento de la reina María en 1694),


Inglaterra participó en la guerra de la Liga de Augsburgo (1689-1697) y en la guerra de
Sucesión española (1701-1713), para frenar las ambiciones territoriales de Luis XIV, rey de
Francia. La primera guerra sólo consiguió que Luis reconociera a Guillermo como rey de
Inglaterra. En la segunda, la victoria de John Churchill (más tarde primer duque de Malborough)
en la batalla de Blenheim en 1704, demostró que Inglaterra era de nuevo una potencia que
debía ser tenida en cuenta en Europa.
En 1693 Inglaterra creó un sistema de deuda pública permanente y al año siguiente se
estableció el Banco de Inglaterra para garantizar su amortización.
Los dos Tratados y Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), basado en el empirismo y
en el sentido común, de John Locke, y los Principios de Isaac Newton (1687), que integraban
las leyes del movimiento con la teoría universal de la gravedad, dieron a Inglaterra un lugar
destacado en el mundo del pensamiento.

Antes de que la joven hija de Jacobo II, Ana, llegara al trono en 1702, todos los hijos de ésta ya
habían muerto. Para evitar el retorno de los estuardos católicos, el Parlamento aprobó en 1701
el Acta de Establecimiento, que asignaba el acceso al trono a la electora protestante Sofía de
Hannover (nieta de Jacobo I) y a sus descendientes. En un principio, los escoceses
reivindicaron el derecho a elegir su propio sucesor de Ana, pero los éxitos militares ingleses en
el continente europeo les hicieron cambiar de opinión y aceptar la Union Act de 1707, cuyo
resultado fue la fusión de ambos reinos y la creación del Reino Unido de Gran Bretaña.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

ULTIMA REFORMA PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN: 14 DE


AGOSTO DE 2001.
Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el día lunes 5 de febrero de 1917.
El C. Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación,
con esta fecha se ha servido dirigirme el siguiente decreto:
VENUSTIANO CARRANZA, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder
Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos, hago saber:
Que el Congreso Constituyente reunido en esta ciudad el 1o. de diciembre de 1916, en virtud
del decreto de convocatoria de 19 de septiembre del mismo año, expedido por la Primera
Jefatura, de conformidad con lo prevenido en el artículo 4o. de las modificaciones que el 14 del
citado mes se hicieron al decreto de 12 de diciembre de 1914, dado en la H. Veracruz,
adicionando el Plan de Guadalupe, de 26 de marzo de 1913, ha tenido a bien expedir la
siguiente:

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE REFORMA LA


DE 5 DE FEBRERO DE 1857.

TITULO PRIMERO.
CAPITULO I DE LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES.

Art. 1o. - En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga
esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las
condiciones que ella misma establece.
(ADICIONADO, DO. 14 DE AGOSTO DE 2001)
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que
entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las
leyes.
(ADICIONADO, D.O. 14 DE AGOSTO DE 2001)
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad,
las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las
opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana
y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Art. 2o. - La Nación Mexicana es única e indivisible.


La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos
indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual
del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales,
económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a
quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas.
Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social,
económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de
acuerdo con sus usos y costumbres.
El derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación se ejercerá en un marco
constitucional de autonomía que asegure la unidad nacional. El reconocimiento de los pueblos y
comunidades indígenas se hará en las constituciones y leyes de las entidades federativas, las
que deberán tomar en cuenta, además de los principios generales establecidos en los párrafos
anteriores de este artículo, criterios etnolingüísticos y de asentamiento físico.
A. Esta Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades
indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para:
I. Decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y
cultural.
II. Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución de sus conflictos
internos, sujetándose a los principios generales de esta Constitución, respetando las garantías
individuales, los derechos humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las
mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos de validación por los jueces o tribunales
correspondientes.
III. Elegir de acuerdo con sus normas, procedimientos y prácticas tradicionales, a las
autoridades o representantes para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno,
garantizando la participación de las mujeres en condiciones de equidad frente a los varones, en
un marco que respete el pacto federal y la soberanía de los estados.
IV. Preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y todos los elementos que constituyan
su cultura e identidad.
V. Conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras en los términos
establecidos en esta Constitución.
VI. Acceder, con respeto a las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra
establecidas en esta Constitución y a las leyes de la materia, así como a los derechos
adquiridos por terceros o por integrantes de la comunidad, al uso y disfrute preferente de los
recursos naturales de los lugares que habitan y ocupan las comunidades, salvo aquellos que
corresponden a las áreas estratégicas, en términos de esta Constitución. Para estos efectos las
comunidades podrán asociarse en términos de ley.
VII. Elegir, en los municipios con población indígena, representantes ante los ayuntamientos.
Las constituciones y leyes de las entidades federativas reconocerán y regularán estos
derechos en los municipios, con el propósito de fortalecer la participación y representación
política de conformidad con sus tradiciones y normas internas.
VIII. Acceder plenamente a la jurisdicción del Estado. Para garantizar ese derecho, en todos
los juicios y procedimientos en que sean parte, individual o colectivamente, se deberán tomar
en cuenta sus costumbres y especificidades culturales respetando los preceptos de esta
Constitución. Los indígenas tienen en todo tiempo el derecho a ser asistidos por intérpretes y
defensores que tengan conocimiento de su lengua y cultura.
Las constituciones y leyes de las entidades federativas establecerán las características de libre
determinación y autonomía que mejor expresen las situaciones y aspiraciones de los pueblos
indígenas en cada entidad, así como las normas para el reconocimiento de las comunidades
indígenas como entidades de interés público.
B. La Federación, los Estados y los Municipios, para promover la igualdad de oportunidades de
los indígenas y eliminar cualquier práctica discriminatoria, establecerán las instituciones y
determinarán las políticas necesarias para garantizar la vigencia de los derechos de los
indígenas y el desarrollo integral de sus pueblos y comunidades, las cuales deberán ser
diseñadas y operadas conjuntamente con ellos.
Para abatir las carencias y rezagos que afectan a los pueblos y comunidades indígenas, dichas
autoridades, tienen la obligación de:
I. Impulsar el desarrollo regional de las zonas indígenas con el propósito de fortalecer las
economías locales y mejorar las condiciones de vida de sus pueblos, mediante acciones
coordinadas entre los tres órdenes de gobierno, con la participación de las comunidades. Las
autoridades municipales determinarán equitativamente las asignaciones presupuestales que las
comunidades administrarán directamente para fines específicos.
II. Garantizar e incrementar los niveles de escolaridad, favoreciendo la educación bilingüe e
intercultural, la alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva y
la educación media superior y superior. Establecer un sistema de becas para los estudiantes
indígenas en todos los niveles. Definir y desarrollar programas educativos de contenido regional
que reconozcan la herencia cultural de sus pueblos, de acuerdo con las leyes de la materia y en
consulta con las comunidades indígenas. Impulsar el respeto y conocimiento de las diversas
culturas existentes en la nación.
III. Asegurar el acceso efectivo a los servicios de salud mediante la ampliación de la cobertura
del sistema nacional, aprovechando debidamente la medicina tradicional, así como apoyar la
nutrición de los indígenas mediante programas de alimentación, en especial para la población
infantil.
IV. Mejorar las condiciones de las comunidades indígenas y de sus espacios para la
convivencia y recreación, mediante acciones que faciliten el acceso al financiamiento público y
privado para la construcción y mejoramiento de vivienda, así como ampliar la cobertura de los
servicios sociales básicos.
V. Propiciar la incorporación de las mujeres indígenas al desarrollo, mediante el apoyo a los
proyectos productivos, la protección de su salud, el otorgamiento de estímulos para favorecer
su educación y su participación en la toma de decisiones relacionadas con la vida comunitaria.
VI. Extender la red de comunicaciones que permita la integración de las comunidades,
mediante la construcción y ampliación de vías de comunicación y telecomunicación. Establecer
condiciones para que los pueblos y las comunidades indígenas puedan adquirir, operar y
administrar medios de comunicación, en los términos que las leyes de la materia determinen.
VII. Apoyar las actividades productivas y el desarrollo sustentable de las comunidades
indígenas mediante acciones que permitan alcanzar la suficiencia de sus ingresos económicos,
la aplicación de estímulos para las inversiones públicas y privadas que propicien la creación de
empleos, la incorporación de tecnologías para incrementar su propia capacidad productiva, así
como para asegurar el acceso equitativo a los sistemas de abasto y comercialización.
VIII. Establecer políticas sociales para proteger a los migrantes de los pueblos indígenas, tanto
en el territorio nacional como en el extranjero, mediante acciones para garantizar los derechos
laborales de los jornaleros agrícolas; mejorar las condiciones de salud de las mujeres; apoyar
con programas especiales de educación y nutrición a niños y jóvenes de familias migrantes;
velar por el respeto de sus derechos humanos y promover la difusión de sus culturas.
IX. Consultar a los pueblos indígenas en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y de
los estatales y municipales y, en su caso, incorporar las recomendaciones y propuestas que
realicen.
Para garantizar el cumplimiento de las obligaciones señaladas en este apartado, la Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión, las legislaturas de las entidades federativas y los
ayuntamientos, en el ámbito de sus respectivas competencias, establecerán las partidas
específicas destinadas al cumplimiento de estas obligaciones en los presupuestos de egresos
que aprueben, así como las formas y procedimientos para que las comunidades participen en el
ejercicio y vigilancia de las mismas.
Sin perjuicio de los derechos aquí establecidos a favor de los indígenas, sus comunidades y
pueblos, toda comunidad equiparable a aquéllos tendrá en lo conducente los mismos derechos
tal y como lo establezca la ley.
(REFORMADO, D.O. 5 DE MARZO DE 1993)(F. DE E., D.O. 9 DE MARZO DE 1993)
Art. 3o. - Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado -Federación, Estados y
Municipios- impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación primaria y la
secundaria son obligatorias.
La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades
del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad
internacional, en la independencia y en la justicia.
I.- Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por
tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa;
II.- El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico,
luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Además:
a).- Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una estructura
jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante
mejoramiento económico, social y cultural del pueblo;
b).- Será nacional, en cuanto -sin hostilidades ni exclusivismos- atenderá a la comprensión de
nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra
independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la
continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura, y
c).- Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de
robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de
la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en
sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los
privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos;
III.- Para dar pleno cumplimiento a lo dispuesto en el segundo párrafo y en la fracción II, el
Ejecutivo Federal determinará los planes y programas de estudio de la educación primaria,
secundaria y normal para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará
la opinión de los gobiernos de las entidades federativas y de los diversos sectores sociales
involucrados en la educación, en los términos que la ley señale;
IV.- Toda la educación que el Estado imparta será gratuita;
V.- Además de impartir la educación preescolar, primaria y secundaria, señaladas en el primer
párrafo, el Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos -incluyendo
la educación superior- necesarios para el desarrollo de la Nación, apoyará la investigación
científica y tecnológica, y alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura;
VI.- Los particulares podrán impartir educación en todos sus tipos y modalidades. En los
términos que establezca la ley, el Estado otorgará y retirará el reconocimiento de validez oficial
a los estudios que se realicen en planteles particulares. En el caso de la educación primaria,
secundaria y normal, los particulares deberán:
a).- Impartir la educación con apego a los mismos fines y criterios que establecen el segundo
párrafo y la fracción II, así como cumplir los planes y programas a que se refiere la fracción III, y
b).- Obtener previamente, en cada caso, la autorización expresa del poder público, en los
términos que establezca la ley;
VII.- Las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue
autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizarán sus
fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios de este artículo,
respetando la libertad de cátedra e investigación y de libre examen y discusión de las ideas;
determinarán sus planes y programas; fijarán los términos de ingreso, promoción y
permanencia de su personal académico; y administrarán su patrimonio. Las relaciones
laborales, tanto del personal académico como del administrativo, se normarán por el apartado A
del artículo 123 de esta Constitución, en los términos y con las modalidades que establezca la
Ley Federal del Trabajo conforme a las características propias de un trabajo especial, de
manera que concuerden con la autonomía, la libertad de cátedra e investigación y los fines de
las instituciones a que esta fracción se refiere, y
VIII.- El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y coordinar la educación en toda la
República, expedirá las leyes necesarias, destinadas a distribuir la función social educativa
entre la Federación, los Estados y los Municipios, a fijar las aportaciones económicas
correspondientes a ese servicio público y a señalar las sanciones aplicables a los funcionarios
que no cumplan o no hagan cumplir las disposiciones relativas, lo mismo que a todos aquellos
que las infrinjan.

Art. 4o.- (DEROGADO PRIMER PARRAFO, D.O. 14 DE AGOSTO DE 2001)


(REFORMADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1974)
El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la
familia.
(REFORMADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1974)
Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el
número y el espaciamiento de sus hijos.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE FEBRERO DE 1983)
Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y
modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la
Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que
dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.
(ADICIONADO, D.O. 28 DE JUNIO DE 1999)
Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar.
(REFORMADO [N. DE E. ADICIONADO], D.O. 7 DE FEBRERO DE 1983)
Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los
instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.
(REFORMADO, D.O. 7 DE ABRIL DE 2000)
Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación,
salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.
(ADICIONADO, D.O. 7 DE ABRIL DE 2000)
Los ascendientes, tutores y custodios tienen él deber de preservar estos derechos. El Estado
proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de
sus derechos.
(ADICIONADO, D.O. 7 DE ABRIL DE 2000)(F. DE E., D.O. 12 DE ABRIL DE 2000)
El Estado otorgará facilidades a los particulares para que se coadyuven al cumplimiento de los
derechos de la niñez.
(REFORMADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1974)

Art. 5o. - A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio
o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por
determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por resolución
gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la
sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por resolución judicial.
La Ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones que necesitan título para su
ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de
expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno
consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se
ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123.
(REFORMADO, D.O. 6 DE ABRIL DE 1990)
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que
establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de los
cargos concejiles y los de elección popular, directa o indirecta. Las funciones electorales y
censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero serán retribuidas aquéllas que se realicen
profesionalmente en los términos de esta Constitución y las leyes correspondientes. Los
servicios profesionales de índole social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley
y con las excepciones que ésta señale.
(REFORMADO, D.O. 28 DE ENERO DE 1992)
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga
por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona por
cualquier causa.
Tampoco puede admitirse convenio en que la persona pacte su proscripción o destierro, o en
que renuncie temporal o permanentemente a ejercer determinada profesión, industria o
comercio.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por el tiempo que fije la ley,
sin poder exceder de un año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en ningún caso,
a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera de los derechos políticos o civiles.
La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo obligará a
éste a la correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso pueda hacerse coacción
sobre su persona.
(REFORMADO, D.O. 6 DE DICIEMBRE DE 1977)

Art. 6o. - La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque
algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el
Estado.

Art. 7o. - Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia.
Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o
impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida
privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como
instrumento del delito.
Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean necesarias para evitar que so
pretexto de las denuncias por delito de prensa, sean encarcelados los expendedores,
"papeleros", operarios y demás empleados del establecimiento donde haya salido el escrito
denunciado, a menos que se demuestre previamente la responsabilidad de aquéllos.

Art. 8o. - Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición,
siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia
política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la
cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.

Art. 9o. - No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier
objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en
los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar.
No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto
hacer una petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren
injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a
resolver en el sentido que se desee.

(REFORMADO, D.O. 22 DE OCTUBRE DE 1971)


Art. 10. - Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en
su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley
Federal y de las reservadas para el uso exclusivo del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia
Nacional. La ley federal determinará los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se
podrá autorizar a los habitantes la portación de armas.

Art. 11. - Todo hombre tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su
territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo-conducto
u otros requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará subordinado a las facultades
de la autoridad judicial, en los casos de responsabilidad criminal o civil, y a las de la autoridad
administrativa (sic), por lo que toca a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración,
inmigración y salubridad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos residentes en
el país.

Art. 12. - En los Estados Unidos Mexicanos no se concederán títulos de nobleza, ni


prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los otorgados por cualquier otro
país.

Art. 13. - Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Ninguna
persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean
compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para
los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por
ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército.
Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un paisano, conocerá del
caso la autoridad civil que corresponda.

Art. 14. - A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o
derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que
se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas
con anterioridad al hecho.
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por
mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del
derecho.

Art. 15. - No se autoriza la celebración de tratados para la extradición de reos políticos, ni para
la de aquellos delincuentes del orden común que hayan tenido en el país donde cometieron el
delito, la condición de esclavos; ni de convenios o tratados en virtud de los que se alteren las
garantías y derechos establecidos por esta Constitución para el hombre y el ciudadano.

(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)


Art. 16. - Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones,
sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa
legal del procedimiento.
(REFORMADO, D.O. 8 DE MARZO DE 1999)
No podrá librarse orden de aprehensión sino por la autoridad judicial y sin que preceda
denuncia o querella de un hecho que la ley señale como delito, sancionado cuando menos con
pena privativa de libertad y existan datos que acrediten el cuerpo del delito y que hagan
probable la responsabilidad del indiciado.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
La autoridad que ejecute una orden judicial de aprehensión, deberá poner al inculpado a
disposición del juez, sin dilación alguna y bajo su más estricta responsabilidad. La
contravención a lo anterior será sancionada por la ley penal.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
En los casos de delito flagrante, cualquier persona puede detener al indiciado poniéndolo sin
demora a disposición de la autoridad inmediata y ésta, con la misma prontitud, a la del
Ministerio Público.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por la ley y ante el riesgo
fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, siempre y cuando no se
pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio
Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención, fundando y expresando los
indicios que motiven su proceder.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
En casos de urgencia o flagrancia, el juez que reciba la consignación del detenido deberá
inmediatamente ratificar la detención o decretar la libertad con las reservas de ley.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
Ningún indiciado podrá ser retenido por el Ministerio Público por más de cuarenta y ocho horas,
plazo en que deberá ordenarse su libertad o ponérsele a disposición de la autoridad judicial;
este plazo podrá duplicarse en aquellos casos que la ley prevea como delincuencia organizada.
Todo abuso a lo anteriormente dispuesto será sancionado por la ley penal.
En toda orden de cateo, que sólo la autoridad judicial podrá expedir y que será escrita, se
expresará el lugar que ha de inspeccionarse, la persona o personas que hayan de
aprehenderse y los objetos que se buscan, a lo que únicamente debe limitarse la diligencia,
levantándose al concluirla, una acta circunstanciada, en presencia de dos testigos propuestos
por el ocupante del lugar cateado o en su ausencia o negativa, por la autoridad que practique la
diligencia.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE JULIO DE 1996)
Las comunicaciones privadas son inviolables. La Ley sancionará penalmente cualquier acto
que atente contra la libertad y privacía de las mismas. Exclusivamente la autoridad judicial
federal, a petición de la autoridad federal que faculte la ley o del titular del Ministerio Público de
la entidad federativa correspondiente, podrá autorizar la intervención de cualquier comunicación
privada. Para ello, la autoridad competente, por escrito, deberá fundar y motivar las causas
legales de la solicitud, expresando además, el tipo de intervención, los sujetos de la misma y su
duración. La autoridad judicial federal no podrá otorgar estas autorizaciones cuando se trate de
materias de carácter electoral, fiscal, mercantil, civil, laboral o administrativo, ni en el caso de
las comunicaciones del detenido con su defensor.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE JULIO DE 1996)
Las intervenciones autorizadas se ajustarán a los requisitos y límites previstos en las leyes. Los
resultados de las intervenciones que no cumplan con éstos, carecerán de todo valor probatorio.
La autoridad administrativa podrá practicar visitas domiciliarias únicamente para cerciorarse de
que se han cumplido los reglamentos sanitarios y de policía; y exigir la exhibición de los libros y
papeles indispensables para comprobar que se han acatado las disposiciones (sic) fiscales,
sujetándose en estos casos, a las leyes respectivas y a las formalidades prescriptas (sic) para
los cateos.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE FEBRERO DE 1983)
La correspondencia que bajo cubierta circule por las estafetas estará libre de todo registro, y su
violación será penada por la ley.
(ADICIONADO, D.O. 3 DE FEBRERO DE 1983)
En tiempo de paz ningún miembro del Ejército podrá alojarse en casa particular contra la
voluntad del dueño, ni imponer prestación alguna. En tiempo de guerra los militares podrán
exigir alojamiento, bagajes, alimentos y otras prestaciones, en los términos que establezca la
ley marcial correspondiente.

(REFORMADO, D.O. 17 DE MARZO DE 1987)


Art. 17. - Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para
reclamar su derecho.
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos
para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de
manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia,
prohibidas las costas judiciales.
Las leyes federales y locales establecerán los medios necesarios para que se garantice la
independencia de los tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones.
Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil.

(REFORMADO, D.O. 23 DE FEBRERO DE 1965)


Art. 18. - Sólo por delito que merezca pena corporal habrá lugar a prisión preventiva. El sitio de
ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las penas y estarán completamente
separados.
Los Gobiernos de la Federación y de los Estados organizarán el sistema penal, en sus
respectivas jurisdicciones, sobre la base del trabajo, la capacitación para el mismo y la
educación como medios para la readaptación social del delincuente. Las mujeres compurgarán
sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto.
Los Gobernadores de los Estados, sujetándose a lo que establezcan las leyes locales
respectivas, podrán celebrar con la Federación convenios de carácter general, para que los
reos sentenciados por delitos del orden común extingan su condena en establecimientos
dependientes del Ejecutivo Federal.
La Federación y los Gobiernos de los Estados establecerán instituciones especiales para el
tratamiento de menores infractores.
(ADICIONADO, D.O. 4 DE FEBRERO DE 1977)
Los reos de nacionalidad mexicana que se encuentren compurgando penas en países
extranjeros, podrán ser trasladados a la República para que cumplan sus condenas con base
en los sistemas de readaptación social previstos en este artículo, y los reos de nacionalidad
extranjera sentenciados por delitos del orden federal en toda la República, o del fuero común en
el Distrito Federal, podrán ser trasladados al país de su origen o residencia, sujetándose a los
Tratados Internacionales que se hayan celebrado para ese efecto. Los gobernadores de los
Estados podrán solicitar al Ejecutivo Federal, con apoyo en las leyes locales respectivas, la
inclusión de reos del orden común en dichos Tratados. El traslado de los reos sólo podrán (sic)
efectuarse con su consentimiento expreso.
(ADICIONADO, D.O. 14 DE AGOSTO DE 2001)
Los sentenciados, en los casos y condiciones que establezca la ley, podrán compurgar sus
penas en los centros penitenciarios más cercanos a su domicilio, a fin de propiciar su
reintegración a la comunidad como forma de readaptación social.

(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O. 8 DE MARZO DE 1999)


Art. 19. - Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos
horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto
de formal prisión en el que se expresarán: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución, así como los datos que arroje la averiguación previa, los que
deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad
del indiciado.
(ADICIONADO, D.O. 8 DE MARZO DE 1999)
Este plazo podrá prorrogarse únicamente a petición del indiciado, en la forma que señale la ley.
La prolongación de la detención en su perjuicio será sancionada por la ley penal. La autoridad
responsable del establecimiento en el que se encuentre internado el indiciado, que dentro del
plazo antes señalado no reciba copia autorizada del auto de formal prisión o de la solicitud de
prórroga, deberá llamar la atención del juez sobre dicho particular en el acto mismo de concluir
el plazo y, si no recibe la constancia mencionada dentro de las tres horas siguientes, pondrá al
indiciado en libertad.
(REFORMADO, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
Todo proceso se seguirá forzosamente por el delito o delitos señalados en el auto de formal
prisión o de sujeción a proceso. Si en la secuela de un proceso apareciere que se ha cometido
un delito distinto del que se persigue, deberá ser objeto de averiguación separada, sin perjuicio
de que después pueda decretarse la acumulación, si fuere conducente.
Todo mal tratamiento que en la aprehensión o en las prisiones, toda molestia que se infiera sin
motivo legal; toda gabela o contribución, en las cárceles, son abusos que serán corregidos por
las leyes y reprimidos por las autoridades.

(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)


Art. 20. - En todo proceso de orden penal, el inculpado, la víctima o el ofendido, tendrán las
siguientes garantías:
(ADICIONADO, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
A. Del inculpado:
(REFORMADA, D.O. 3 DE JULIO DE 1996)
I.- Inmediatamente que lo solicite, el juez deberá otorgarle la libertad provisional bajo caución,
siempre y cuando no se trate de delitos en que, por su gravedad, la ley expresamente prohíba
conceder este beneficio. En caso de delitos no graves, a solicitud del Ministerio Público, el juez
podrá negar la libertad provisional, cuando el inculpado haya sido condenado con anterioridad,
por algún delito calificado como grave por la ley o, cuando el Ministerio Público aporte
elementos al juez para establecer que la libertad del inculpado representa, por su conducta
precedente o por las circunstancias y características del delito cometido, un riesgo para el
ofendido o para la sociedad.
El monto y la forma de caución que se fije, deberán ser asequibles para el inculpado. En
circunstancias que la ley determine, la autoridad judicial podrá modificar el monto de la caución.
Para resolver sobre la forma y el monto de la caución, el juez deberá tomar en cuenta la
naturaleza, modalidades y circunstancias del delito; las características del inculpado y la
posibilidad de cumplimiento de las obligaciones procesales a su cargo; los daños y perjuicios
causados al ofendido; así como la sanción pecuniaria que, en su caso, pueda imponerse al
inculpado.
La ley determinará los casos graves en los cuales el juez podrá revocar la libertad provisional;
(REFORMADA, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
II.- No podrá ser obligado a declarar. Queda prohibida y será sancionada por la ley penal, toda
incomunicación, intimidación o tortura. La confesión rendida ante cualquier autoridad distinta del
Ministerio Público o del juez, o ante éstos sin la asistencia de su defensor carecerá de todo
valor probatorio;
III.- Se le hará saber en audiencia pública, y dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a
su consignación a la justicia, el nombre de su acusador y la naturaleza y causa de la acusación,
a fin de que conozca bien el hecho punible que se le atribuye y pueda contestar el cargo,
rindiendo en este acto su declaración preparatoria.
(REFORMADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
IV.- Cuando así lo solicite, será careado, en presencia del juez, con quien deponga en su
contra, salvo lo dispuesto en la fracción V del Apartado B de este artículo;
V.- Se le recibirán los testigos y demás pruebas que ofrezca, concediéndosele el tiempo que la
ley estime necesario al efecto y auxiliándosele para obtener la comparecencia de las personas
cuyo testimonio solicite, siempre que se encuentren en el lugar del proceso.
VI.- Será juzgado en audiencia pública por un juez o jurado de ciudadanos que sepan leer y
escribir, vecinos del lugar y partido en que se cometiere el delito, siempre que éste pueda ser
castigado con una pena mayor de un año de prisión. En todo caso serán juzgados por un jurado
los delitos cometidos por medio de la prensa contra el orden público o la seguridad exterior o
interior de la Nación.
VII.- Le serán facilitados todos los datos que solicite para su defensa y que consten en el
proceso.
(REFORMADA, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
VIII.- Será juzgado antes de cuatro meses si se tratare de delitos cuya pena máxima no exceda
de dos años de prisión, y antes de un año si la pena excediere de ese tiempo, salvo que solicite
mayor plazo para su defensa;
(REFORMADA, D.O. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)
IX.- Desde el inicio de su proceso será informado de los derechos que en su favor consigna
esta Constitución y tendrá derecho a una defensa adecuada, por sí, por abogado, o por persona
de su confianza. Si no quiere o no puede nombrar defensor, después de haber sido requerido
para hacerlo, el juez le designará un defensor de oficio. También tendrá derecho a que su
defensor comparezca en todos los actos del proceso y éste tendrá obligación de hacerlo
cuantas veces se le requiera; y,
X.- En ningún caso podrá prolongarse la prisión o detención, por falta de pago de honorarios de
defensores o por cualquiera otra prestación de dinero, por causa de responsabilidad civil o
algún otro motivo análogo.
Tampoco podrá prolongarse la prisión preventiva por más tiempo del que como máximo fije la
ley al delito que motivare el proceso.
En toda pena de prisión que imponga una sentencia, se computará el tiempo de la detención.
(REFORMADO, D.O. 3 DE JULIO DE 1996)
Las garantías previstas en las fracciones I, V, VII y IX también serán observadas durante la
averiguación previa, en los términos y con los requisitos y límites que las leyes establezcan; lo
previsto en la fracción II no estará sujeto a condición alguna.
(ADICIONADO, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
B. De la víctima o del ofendido:
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
I.- Recibir asesoría jurídica; ser informado de los derechos que en su favor establece la
Constitución y, cuando lo solicite, ser informado del desarrollo del procedimiento penal;
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
II.- Coadyuvar con el Ministerio Público; a que se le reciban todos los datos o elementos de
prueba con los que cuente, tanto en la averiguación previa como en el proceso, y a que se
desahoguen las diligencias correspondientes.
Cuando el Ministerio Público considere que no es necesario el desahogo de la diligencia,
deberá fundar y motivar su negativa;
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
III.- Recibir, desde la comisión del delito, atención médica y psicológica de urgencia;
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
IV.- Que se le repare el daño. En los casos en que sea procedente, el Ministerio Público estará
obligado a solicitar la reparación del daño y el juzgador no podrá absolver al sentenciado de
dicha reparación si ha emitido una sentencia condenatoria.
La ley fijará procedimientos ágiles para ejecutar las sentencias en materia de reparación del
daño;
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
V.- Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, no estarán obligados a carearse
con el inculpado cuando se trate de los delitos de violación o secuestro. En estos casos, se
llevarán a cabo declaraciones en las condiciones que establezca la ley; y
(ADICIONADA, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)
VI.- Solicitar las medidas y providencias que prevea la ley para su seguridad y auxilio.
(DEROGADO ULTIMO PARRAFO, D.O. 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000)

(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O. 3 DE JULIO DE 1996)


Art. 21. - La imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial. La
investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público, el cual se auxiliará con
una policía que estará bajo su autoridad y mando inmediato. Compete a la autoridad
administrativa la aplicación de sanciones por las infracciones de los reglamentos gubernativos y
de policía, las que únicamente consistirán en multa o arresto hasta por treinta y seis horas; pero
si el infractor no pagare la multa que se le hubiese impuesto, se permutará ésta por el arresto
correspondiente, que no excederá en ningún caso de treinta y seis horas.
(REFORMADO, D.O. 3 DE FEBRERO DE 1983)
Si el infractor fuese jornalero, obrero o trabajador, no podrá ser sancionado con multa mayor
del importe de su jornal o salario de un día.
(REFORMADO, D.O. 3 DE FEBRERO DE 1983)
Tratándose de trabajadores no asalariados, la multa no excederá del equivalente a un día de
su ingreso.
(ADICIONADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1994)
Las resoluciones del Ministerio Público sobre el no ejercicio y desistimiento de la acción penal,
podrán ser impugnadas por vía jurisdiccional en los términos que establezca la ley.
(ADICIONADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1994)
La seguridad pública es una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los Estados y
los Municipios, en las respectivas competencias que esta Constitución señala. La actuación de
las instituciones policiales se regirá por los principios de legalidad, eficiencia, profesionalismo y
honradez.
(ADICIONADO, D.O. 31 DE DICIEMBRE DE 1994)
La Federación, el Distrito Federal, los Estados y los Municipios se coordinarán, en los términos
que la ley señale, para establecer un sistema nacional de seguridad

GARANTÍAS SOCIALES

I. Disposiciones constitucionales que establecen y regulan los derechos y prerrogativas de los


grupos humanos o de la nación en su conjunto, conforme a criterios de justicia y bienestar
colectivos.
II. Las garantías sociales se encuentran contenidas en los «aa.» 3o, 27 y 123 de la C, que se
refieren, respectivamente, a la educación, a los derechos de la nación sobre sus recursos, a la
proscripción del latifundismo y a la protección del campesino, a la tutela del trabajador. Sin
embargo, en otras disposiciones constitucionales también se hacen referencias a aspectos
vinculados con las garantías sociales. Tal es el caso del «a.» 4o, relativo a la salud y al menor;
del 28, relativo a las facultades del Estado en materia económica, y del 7.3, que confiere al
Congreso de la Unión facultades para legislar en materias que incluyen a las garantías sociales.
1) Los elementos dominantes en la versión original del «a.» .3o constitucional se traducían en
una obligación para el Estado en cuanto a proporcionar enseñanza libre, gratuita y laica, y en
una responsabilidad, también del Estado, en el sentido de ejercer la adecuada supervisión
sobre las escuelas particulares.
En 1934 él «a.» 8o fue reformado para establecer que la educación impartida por el Estado
seria socialista, excluiría toda doctrina religiosa, combatiendo el fanatismo y los prejuicios y
crearía en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social. Por otra
parte, se atribuía de manera exclusiva al Estado la facultad de impartir educación primaria,
secundaria y normal, si bien se consideraba la posibilidad de autorizar a los particulares que
desearan impartir esos niveles de enseñanza, para que lo hicieran de acuerdo con las normas
establecidas en el propio artículo.
A partir de 1934 el «a.» 8o también indico que las actividades y la enseñanza en los planteles
particulares deberían ajustarse a la disposición según la cual la educación sería socialista y
excluir toda doctrina religiosa. Por otra parte, la definición de planes, programas y métodos de
trabajo correspondería de manera exclusiva al Estado, y contra las resoluciones concediendo o
negando autorizaciones para el funcionamiento de planteles particulares, no procedería recurso
o juicio alguno. Con esto se introdujo una excepción expresa en cuanto a la procedencia del
juicio de amparo.
Además de lo anterior, la reforma de 1934 acogió el concepto de obligatoriedad de la
enseñanza primaria y atribuyo al Congreso de la Unión la facultad de expedir las leyes
necesarias destinadas a distribuir la función social educativa entre la federación, los estados y
los municipios.
En 1946 se llevo a cabo una tercera reforma a este «a.» El texto entonces aprobado es el
todavía en vigor, con excepción de la actual «fr.» VIII, adicionada en 1980. Las características
fundamentales del «a.» 3o son: 1) el criterio que orienta a la educación se mantiene por
completo ajeno a cualquier doctrina religiosa y se basa en los resultados del progreso científico
luchando, para tal efecto, contra la ignorancia, la servidumbre, los fanatismos y los prejuicios; 2)
la educación es democrática, considerando como democracia a la estructura jurídica, al
régimen político y al sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y
cultural del pueblo; 3) la educación es nacional, en tanto que su preocupación fundamental
consiste en comprender los problemas del país, aprovechar sus recursos, defender su
independencia política y económica y dar continuidad y acrecentamiento a su propia cultura; 4)
a propósito de la educación contribuir a la mejor convivencia humana, 5) se autoriza a los
particulares para impartir educación en todos sus tipos y grados, manteniendo el requisito de la
autorización previa y expresa del poder público, como se hizo a partir de la reforma de 1984; 6)
se excluye a las corporaciones religiosas de intervenir en los planteles donde se imparte
educación primaria, secundaria y normal, así como la que se destina a obreros y campesinos;
7) se conserva el principio de obligatoriedad de la enseñanza primaria y se extiende el de
gratuidad a toda la educación impartida por el Estado, y 8) se garantiza la autonomía
universitaria (a partir de la reforma de 1980).
2) El «a.» 27 constitucional ha sido objeto de numerosas reformas y adiciones a partir de
1917. De acuerdo con el texto actualmente en vigor se puede establecer que las principales
disposiciones consisten en: I) la nación tiene el derecho de imponer a la propiedad privada las
modalidades que dicte el interés público y el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento
de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con el propósito de llevar a cabo una
distribución equitativa de la riqueza pública de cuidar su conservación, de lograr el desarrollo
equilibrado del país y de mejorar las condiciones de vida de la población rural urbana; 2)
corresponde a la nación el dominio directo de todos los recursos naturales existentes en el país;
3) son propiedad de la nación las aguas marinas, lacustres y fluviales. Las del subsuelo están
sujetas a reglamentación por parte del Ejecutivo federal. Además, las aguas que por sus
características no pertenezcan a la nación quedaran sujetas a las disposiciones que dicten los
estados, a menos que se consideren como parte integrante de la propiedad de los terrenos por
los que corran o en los que se encuentre sus depósitos; 4) el aprovechamiento de las aguas,
sujetas al dominio de la nación, sólo puede hacerse por concesión del Ejecutivo federal; 5) el
aprovechamiento de los combustibles nucleares es exclusivo de la nación; 6) la nación ejerce
su soberanía en una zona económica exclusiva adyacente al mar territorial, y 7) se determinan
las condiciones para adquirir el dominio de las tierras y aguas de la nación estableciendo las
disposiciones pertinentes para la defensa de los intereses de la nación y para el ejercicio de las
acciones dotatorias o restitutorias de tierras. Asimismo. se establecen los limites impuestos a
los particulares en cuanto a la capacidad de adquisición y composición de tierras en zonas
rurales.
3) En lo que se refiere al «a.» 123 de la C, contiene, en sus apartados A y B la protección y
reivindicación de los derechos individuales y colectivos del trabajador.
El «a.» 123, igual que el 27, ha sido objeto de numerosas reformas a partir de 1917. La más
importante consistió en federalizar la legislación laboral a partir de 1929. Además, en ese
artículo se han introducido, paulatinamente, aspectos que contribuyen a ensanchar el ámbito de
las garantías sociales que contiene. Así, p.e., a partir de 1960, con la introducción de un nuevo
apartado el B. se hicieron extensivos a los trabajadores al servicio de los Poderes de la Unión y
del Gobierno del Distrito y Territorios Federales, muchas de las garantías sociales que contenga
ese artículo para los obreros, jornaleros, empleados, domésticos, artesanos y de manera
general para todos los que prestaran servicios mediante contrato de trabajo.
Entre los principios actualmente en vigor figuran la jornada máxima de ocho horas la
prohibición de labores insalubres y peligrosas; la prohibición de la utilización del trabajo de
menores de 14 años y la fijación de una jornada especial para quienes se encuentren entre esta
edad y los 16; el descanso hebdomadario; la protección a la mujer durante el periodo de
embarazo la definición del salario mínimo; la participación de los trabajadores en las utilidades
de las empresas; la garantía de igualdad en el salario, sin discriminación por concepto de sexo
o nacionalidad; el derecho a la vivienda; el derecho a la capacitación y adiestramiento; el
derecho de los trabajadores a coligarse y a ejercer la huelga y el derecho de disfrutar de la
seguridad social.

III. Por la particular importancia que el Constituyente de 1916-1917 confirió a los «aa.» 27 y
123, dispuso, en el transitorio 11 que entretanto el Congreso de la Unión y los estados
legislaran con relación a los problemas agrarios y obrero, las bases establecidas por la C se
pondrían en vigor para toda la República. Debe recordarse que hasta antes de 1929 la facultad
de legislar en materia de trabajo correspondía, en el ámbito de sus respectivas jurisdicciones, a
la federación y a las entidades federativas. Ese a. 11 transitorio de la C tiene el particular
significado de que convirtió a dos disposiciones programáticas de la C en principios de carácter
general, susceptibles de aplicación aun sin que existieran leyes reglamentarias.

Diccionario Jurídico 2000

DERECHO DEL TRABAJO

I. Es el conjunto de principios, instituciones y normas que pretenden realizar la justicia social


dentro del equilibrio de las relaciones laborales de carácter sindical e individual.
Para Néstor de Buen es el conjunto de normas relativas a las relaciones que directa o
indirectamente derivan de la prestación libre, subordinada y remunerada de servicios
personales y cuya función es producir el equilibrio de los factores en juego, mediante la
realización de la justicia social.
Precisa señalar no obstante, que para una visión integral del derecho del trabajo, deberá ser
entendido como ordenamiento positivo y como ciencia. Es decir, como un cuerpo normativo que
regula la experiencia del trabajo, con miras a la actuación de la justicia social en las relaciones
laborales. Como ciencia, articulada en un sistema de conocimiento, orgánico y comprensivo,
que estudia y explica el fenómeno jurídico de la vida laboral.
La aparición de grupos sociales homogéneos y la concientización de clase como
consecuencia del industrialismo liberal, operan un movimiento socializador que transforma de
esencia, la concepción de la vida social y del derecho. En efecto, el interés prioritario de estos
grupos se antepone al transpersonalismo material y a la defensa del derecho individual,
determinando por una parte, la intervención del Estado en las economías particulares y por la
otra, la creación de un estatuto tutelar y promotor de la condición de los trabajadores: el
derecho del trabajo.
II. Contenido. En su estructura general, el derecho del trabajo abarca las siguientes disciplinas:
a) El derecho individual del trabajo que comprende, a su vez, la autonomía privada en las
relaciones laborales; las condiciones generales de trabajo y los regímenes especiales de
trabajo.
b) La previsión social, dentro de la que se incluye el trabajo de mujeres, el estatuto laboral de
los menores, el derecho habitacional, el régimen sobre higiene y seguridad, la capacitación
profesional y los riesgos de trabajo.
c) El derecho sindical que incluye la organización profesional, el pacto sindical o contrato
colectivo de trabajo y el derecho de huelga.
d) La administración laboral que comprende la naturaleza, organización y funciones de las
autoridades del trabajo, y.
e) El derecho procesal del trabajo.

III. Naturaleza. Como ordenamiento que atiende a las personas como bien fundamental y aspira
a su mejoramiento moral y espiritual, el derecho del trabajo ya no puede concebirse como el
estatuto que regula el intercambio de prestaciones patrimoniales entre trabajadores y patrones.
No constituye tampoco, la regulación formal de las conductas exteriores en las relaciones
obrero-patronales. Por su pretensión de realizar el bien común y la dignificación de los
trabajadores, un importante sector de la doctrina lo considera como una subespecie del llamado
derecho social, un tertium genus insertado en la dicotomía tradicional derecho público-derecho
privado.

IV. Fines. Dentro de las corrientes doctrinales que explican los fines del derecho del trabajo, un
buen sector resalta su carácter tuitivo y nivelador destinado a concordar la acción contrapolada
de los trabajadores y de los patrones, mediante una mutua comprensión de intereses. Por tal
razón se ha afirmado que si su origen fue clasista, el derecho del trabajo fue evolucionando
hacia un nuevo ordenamiento de superestructura, dirigido a superar la tensión entre las clases...
socialmente calculador y de equilibrio, para armonizar las relaciones entre los factores de la
producción.
En sentido inverso, otra corriente de autores estima que la lucha de clases por su carácter
irreconciliable, atribuye al derecho del trabajo no tan sólo la función de tutelar, nivelar y
dignificar a los trabajadores, sino también de promover su reivindicación total mediante la
instauración del Estado socialista.
Una tercera corriente doctrinaria, atendiendo al carácter clasista, esencialmente proletario del
derecho del trabajo, le atribuye dos fines esenciales:
Un fin económico, inmediato, destinado a nivelar la condición de los trabajadores,
garantizándoles una vida humanitaria y decorosa. Otro fin, político y mediato, orientado a la
reivindicación social de los trabajadores mediante la instauración de un régimen más justo y
más perfecto.

Diccionario Jurídico 2000


DERECHO AGRARIO

I. Es la parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones que surgen entre los sujetos
que intervienen en la actividad agraria. También se ha dicho que el derecho agrario constituye
el orden jurídico que regula los problemas de la tenencia de la tierra, así como las diversas
formas de propiedad y la actividad agraria.
Al respecto, es importante señalar que existen otras varias definiciones más y que todavía no
se ha llegado a la acuñación de una fórmula definitoria que satisfaga a todos los tratadistas,
algunos de los cuales, como sucede con Martha Chávez Padrón, han tenido que recurrir a
revisar las nociones primarias de lo que es la justicia, el derecho o la esencia de lo axiológico y
lo jurídico para poder intentar ofrecer una más precisa definición del derecho agrario. Inclusive,
como se admite comúnmente, en cada país habría que reconocer circunstancias especiales
que determinarían algunas variantes con repercusiones en la definición y en el mismo contenido
o materia del derecho agrario.
Aunque primarias y provisionales, las definiciones arriba insertas permiten fundamentar la idea
del carácter autónomo de la rama del derecho agrario, el cual posee los elementos ideales
como para su enseñanza independiente, para la investigación y desarrollo, de manera tal, que
contribuya a resolver los problemas agrarios que tenga planteados la sociedad en un momento
dado. No obstante su autonomía e independencia, guarda relaciones muy estrechas con otras
asignaturas y ciencias del derecho de las cuales se auxilia y se complementa.

II. Admitiendo la clásica división del derecho, en público y en privado, el derecho agrario
quedaría inscrito con el carácter de público. Más todavía y aceptando otra corriente de la
doctrina moderna el derecho agrario también tiene un neto carácter social. Con ambas notas de
público y social, sin duda, se pretende destacar la directa y predominante intervención del
Estado en esta materia objeto del derecho agrario, por mandato expreso de la misma C, la cual
propende y mira por la protección de las clases marginadas y más débiles socialmente,
favorecidas de acuerdo al legado social de la Revolución de 1910.
Como consecuencia de estas notas de público y social, el régimen legal de la propiedad
agraria determina que esta sea imprescindible, inalienable e inembargable, todo lo cual
contrasta poderosamente con el principio de la libre disposición a que esta sujeta la propiedad
privada.

III. Los sujetos del derecho agrario son aquellos que realizan o entre quienes se dan las
diversas operaciones y relaciones contempladas por las leyes agrarias. El «a.» 27
constitucional nos ofrece una base inmejorable para determinar estos sujetos. Por una parte,
tenemos a aquellas autoridades a quienes la C les reconoce competencia en materia agraria,
en cuya virtud intervienen de una o varias formas en los propósitos agrarios; estas autoridades
son el Congreso de la Unión, a través de su función legislativa; el poder judicial federal, a través
de la vía del amparo, cuando éste proceda, el ejecutivo federal, a través de los decretos
presidenciales y a través de las propias secretarías de Estado, particularmente la de la Reforma
Agraria; asimismo cabe mencionar a los gobernadores en las entidades federativas, a través de
sus mandamientos de dotaciones provisionales, principalmente.
De otra parte tenemos a aquellos sujetos que no gozan de autoridad o competencia, no al
menos en el sentido estricto o equiparable a las arriba citadas sujetos colectivos, como los
poblados, congregaciones, condueñazos, rancherías y demás núcleos de población que, de
acuerdo a la C, han podido reclamar restituciones de tierras o formular demandas de dotación,
creándose la singular figura del ejido, que goza de personalidad jurídica propia y protagoniza la
misma reforma agraria; así como las demás comunidades agrarias, mientras que como sujetos
particulares tendríamos no sólo al ejidatario, en cuanto tal, sino también a los restantes
campesinos y personas que realizan las actividades contempladas por las mencionadas leyes
agrarias.

IV. La materia objeto del derecho agrario suele precisarse y determinarse sobre la base del
mismo término de agrario, tal como proceden Mendieta y Núñez, Martha Chávez Padrón, Angel
Caso y otros especialistas más. Con todo, no existe una noción pacífica acerca del significado y
el alcance de dicho término, para cuyo estudio citan sus equivalentes voces latinas.
El problema que aquí se plantea es aclarar cuál deba ser el alcance del derecho agrario, si,
p.e., debe comprender a todo lo que tiene que ver con el fenómeno suelo, con el fenómeno
tierra, o si, por el contrario, nada más deba circunscribirse al mundo del campo objeto de cultivo
o explotaciones agropecuarias y forestales. Mendieta y Núñez, sobre este punto, señala que el
contenido del derecho agrario en México viene dado por el alcance de las leyes, reglamentos y
demás disposiciones administrativas referentes a la propiedad rústica, a la agricultura,
ganadería, silvicultura, aprovechamientos de aguas, crédito rural, seguros agrícolas,
colonización y planificación agraria; por su parte Martha Chávez Padrón, partiendo de esta
descripción intenta pormenorizar lo más posible este mismo contenido y nos ofrece una lista
enorme de aspectos que quedan comprendidos como contenidos del derecho agrario, tanto
desde el punto de vista histórico, como de su moderno y presente planteamiento.

V. Parecidos problemas de falta de uniforme aceptación entre los tratadistas se presentan en la


importante cuestión de la determinación de las fuentes del derecho agrario. Sin ánimo de entrar
en la polémica, podemos afirmar, con la opinión mayoritaria, que se consideran fuentes del
derecho agrario, aquellas de carácter formal, como la C, la ley y demás disposiciones de
alcance general; la jurisprudencia, en materia de amparos agrarios; la costumbre; los principios
generales de derecho y la doctrina de los autores.
La fuerza de estas fuentes es muy diferente en cada caso, sobre todo cuando se trata de la
costumbre, de los principios generales de derecho y de la doctrina de los autores. Martha
Chávez Padrón hace una interesante exposición crítica de esta temática, es decir, en relación
con las fuentes del derecho agrario, en su obra: El derecho agrario en México.

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