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CULTURA
FILOSOFÍA DEL
DERECHO
CURSO 2010
Índice
Página
Introducción 2
Objetivo general 5
Primera Unidad 6
Ubicación de la filosofía del derecho6
Segunda Unidad Definición del Derecho 21
Tercera Unidad Principales corrientes de la filosofía y de la ciencia jurídica 27
Cuarta Unidad Conceptos jurídicos fundamentales 44
Quinta Unidad Valores jurídicos 53
Sexta Unida Axiológica jurídica 68
Séptima Unidad Derechos humanos83
Octava Unidad Sistemática jurídica 91
Derechos humanos 98
Declaración Universal de Derechos Humanos 99
Declaración Universal de Derechos Humanos 100
Tribunal Europeo de Derechos Humanos 104
Organización de las Naciones Unidas (ONU) 105
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano 124
Revolución Francesa 125
Estados Unidos de América 135
Inglaterra 146
CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 148
CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, QUE REFORMA LA
DE 5 DE FEBRERO DE 1857....................................................................................................149
TITULO PRIMERO.....................................................................................................................149
CAPITULO I DE LAS GARANTIAS INDIVIDUALES................................................................149
GARANTÍAS SOCIALES...........................................................................................................161
DERECHO DEL TRABAJO........................................................................................................163
DERECHO AGRARIO................................................................................................................164
Introducción
EMMANUEL KANT
Penetraremos en el análisis y la reflexión del significado más profundo, en la esencia misma del
Derecho tanto en sus modalidades de forma y de fondo, considerando su materialización en las
acciones humanas determinadas por la racionalidad y la teleología de la conducta. De esa
forma llegaremos a la concreción del orden derivado de las normas jurídicas creadas ex profeso
para regular la conducta de los individuos.
Examinaremos la Ética y la conducta social y sus nexos con la política, con la voluntad general
y la conducta social. Incursionando en las características esenciales de los valores para
determinar cuál es el hilo conductor entre la Axiología y la teleología. Determinando el valor del
ser humano como instancia de cumplimiento de los valores, sus elementos humanos, la
motivación del vivir y los condicionamientos para decidir, elegir, preferir, estimar o valorar
cualesquier acontecimiento en la vida del hombre. Analizando el concepto de libre albedrío
dentro de la circunstancia especifica de cada ser humano que se localizan en el ámbito
geográfico y en el patrimonio social del individuo. Diferenciando a la cultura como función vital
con dimensión trascendente y como obra circunstancial del hombre.
Veremos como la Axiología o estimativa jurídica tiene como elemento principal la finalidad que
persigue. Los valores jurídicos sirven de fundamento a los fines que el derecho tiene la misión
de realizar. Existiendo la necesidad de concebir al derecho no como un simple conjunto de
normas, sino como orden concreto cuya realización tiene varias etapas y exige que tanto los
encargados de formular las normas o de aplicarlas como los particulares tengan la obligación
de obedecerlas.
El Derecho ha ido instituido para el logro de valores clasificados por su jerarquía: primero están
aquellos que son fundamentales como la justicia, la seguridad y el bien común. Le siguen los
valores jurídicos consecutivos y al final los valores instrumentales.
Veremos los derecho humanos determinando que estos son inherentes al hombre desde el
mismo momento de su nacimiento y aún antes contemplados desde el Derecho Civil. En el
fondo de los planteamientos que se han efectuado en diversas épocas de la humanidad para
preservarlos, se encuentra el antiguo principio de la dignidad que consiste en reconocer que el
hombre es un ser que tiene fines que cumplir por sí mismo; pero esa dignidad humana debe ser
reconocida por los otros, de manera especifica por el poder constituido en gobierno. Este tiene
encomendado el bien común, que consiste en brindar servicios, seguridad y otras prestaciones
que deben otorgarse al ciudadano en su relación con la jerarquía del poder. Aremos un repaso
de los antecedentes para la implementación de los organismos internacionales y nacionales
dedicados a la atención de las violaciones a los Derechos humanos que son todos aquellos
comprendidos en la primera parte de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
conocidos como garantías individuales.
Un sistema jurídico se constituye por dos partes fundamentales como son: las normas
establecidas dentro del Derecho positivo vigente en un país determinado y las situaciones
jurídicas que se derivan de ellas. Y la base del sistema está formada por la constitución que se
ubica dentro de la producción legislativa originaria, de ahí siguen las leyes reglamentarias, la
legislación ordinaria, los reglamentos, el negocio jurídico, la sentencia judicial y la resolución
administrativa, para terminar con el acto de ejecución. Todos ellos en conjunto forman la
producción legislativa derivada del sistema jurídico.
Filosofía, término derivado del griego, que significa ‘amor por la sabiduría’. Esta definición
clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término
del verdadero conocimiento de la realidad.
Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como ‘saber racional totalizante,
crítico de segundo grado’.
La filosofía es una forma de conocimiento que pretende ofrecer explicaciones de los temas que
analiza empleando la razón y los argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad.
En segundo lugar, la filosofía es un saber de tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer
respuesta a cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las
mismas.
En tercer lugar, la filosofía es un saber crítico, pues analiza los fundamentos de todo lo que
considera y nunca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Finalmente, la filosofía es un saber
de segundo grado, que emplea los datos y contribuciones de las ciencias, que son siempre un
conocimiento de primer grado sobre la realidad.
Ciencia (en latín scientia, de scire, ‘conocer’), término que en su sentido más amplio se emplea
para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse
sobre todo a la organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda
de conocimiento en ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’, para distinguirla de la ‘ciencia
aplicada’ —la búsqueda de usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a
través de la cual se llevan a cabo las aplicaciones.
La ciencia es la reflexión del ser humano para comprender lo que sucede a su alrededor.
Una de las diferencias de la filosofía con la ciencia es que ésta se basa en hipótesis y aquélla
en categorías. Siendo lo relevante en que las hipótesis deben ser comprobadas ya sea de
manera abstracta como en el caso de las matemáticas, ya sea en la realidad como en el caso
de las ciencias fácticas (la economía o la sociología. En al filosofía, en cambió, puede haber
una conexión entre la categoría y su desarrollo y el resultado verdadero o falso, si que sea
necesaria su demostración a la manera que lo hace la ciencia. Pero si las ideas y propuestas de
la filosofía son sujetas a discusión sin ser necesario que se acepten.
Las relaciones de Filosofía del Derecho y Ciencia Jurídica esta en que la Filosofía del Derecho
es una parte de la filosofía general, y a su vez la ciencia jurídica constituye un sector de la
ciencia en sentido restringido.
La filosofía del derecho es una ciencia jurídica, en sentido lato, más no puede ser clasificada
entre las ciencias jurídicas particulares.
El objeto material de esta disciplina es el derecho, todo el derecho, lo mismo el derecho positivo
que el natural, el estatal y el social, considerados en las grandes ramas que comprenden y en
sus diversas manifestaciones.
Su objeto formal, el ángulo desde el cual contempla lo jurídico, es la investigación de las causas
últimas, de las razones más elevadas, de los primeros principios del derecho, dándole rango de
ciencia jurídica suprema.
Respecto de las ciencias jurídicas particulares, cumple una función semejante a la que le
corresponde a la filosofía general en relación con las ciencias particulares.
Siendo necesario filosofar sobre derecho. En primer lugar, porque eso que podríamos llamar la
experiencia del derecho, o sea derecho positivo, resulta incomprensible si no lo referimos a
nociones y criterios que el propio derecho positivo postula y cuya validez corresponde
precisamente a la filosofía jurídica establecer.
En segundo termino, porque no debemos desconocer que ese objeto llamado derecho, tiene en
su entraña misma una referencia a criterios racionales éticos, de tal suerte que no se puede
entender ni mucho menos comprender plenamente ese objeto, el derecho, si no se le considera
en relación con los valores jurídico—filosóficos que constituyen su causa final.
En tercer lugar, porque así como es indispensable a la vida humana contar con una filosofía,
contar con una tabla de valores éticos, al grado de que la vida humana no se explica sin esa
tabla de valores que afortunadamente todos los hombres poseemos; de modo semejante, la
vida jurídica no tiene sentido, carecer de verdadera significación, si no se relaciona con esos
valores, pues la vida jurídica es parte de la vida humana, con la filosofía jurídica es parte de la
filosofía general. La filosofía del derecho es a la vida jurídica lo que la filosofía general es a al
vida humana.
RESUMEN DEL CAPITULO 2.
COMPORTAMIENTO HUMANO Y COMPORTAMIENTO NORMATIVO.
Una norma jurídica es un pedazo de vida humana objetivada. Sea cual fuere su origen concreto
(consuetudinario legislativo, reglamentario, judicial, etc.), una norma jurídica encarna un tipo de
acción humana que después de haber sido vivida o pensada por el o los sujetos que la
produjeran, deja un rastro o queda en el recuerdo como un plan que se convierte en pauta
normativa apoyada por el poder jurídico, es decir, por el Estado.
El Derecho, en tanto que es una forma objetivada de vida humana, está constituido por un
conjunto de significaciones que constituyen reglas para la conducta humana. Esas
significaciones fueron gestadas por unas mentes humanas, y aun vividas originariamente por
unos hombres—por los que han creado una norma jurídica. Ahora bien esas significaciones que
fueron constituidas, fabricadas, por unos hombres, una vez que han sido producidas, esto es
una vez que se han objetivado en preceptos legislativos o en costumbres jurídicas, han
adquirido una consistencia propia y autónoma parecida a la de los objetos ideales.
Todo pensamiento cristalizado, objetivado, tomado aparte del acto mental en que se fabricó,
participa de la dimensión del ser ideal: es inespacial, es intemporal, es idéntico a sí mismo, es
decir, constituye una entidad autónoma, aparte, objetiva.
Ahora bien, el contenido de una disposición legislativa, o de un reglamento, o el principio
inspirador de una sentencia, aun teniendo de común con el ser ideal esa especial consistencia
de idealidad, de espectralidad, de objetividad, se diferencia de los objetos ideales matemáticos
y de los valores puros, en lo siguiente: un principio matemático, un valor puro, tiene una
consistencia y una validez, propias, por entero independientes y ajenas al hecho eventual de
que una cabeza humana las haya pasado o no. En cambio, un artículo del Código civil no era,
no existía, antes de que el legislador lo fabricase. Una idea matemática no ha sido construida
fabricada, por el matemático, quien lo único que hace es descubrir algo, que ya era antes, con
entera independencia de él. En cambio un reglamento nace con el acto del legislador que lo
emite, y gracias a él; si bien después de fabricado, después de nacido, cobra un ser propio;
adquiere un ser objetivo ideal de pensamiento cristalizado, de idea.
Esas significaciones (en suma, esas normas) han sido elaboradas, confeccionadas, en unos
actos vitales, y por éstos, una conducta humana.
De ese modo, las normas jurídicas, en tanto que objetivaciones de la vida humana, cobran vida
efectiva y actual en las conciencias y en las conductas de las nuevas personas que las cumplen
o las aplican. Siendo que las normas jurídicas son reglas de conducta que confieren facultades
o imponen deberes u otorgan derechos para que los individuos en sociedad puedan
comportarse de manera adecuada, vivir en armonía y asegurar sus intercambios.
Por el contrario, los hechos humanos, la conducta humana y también las obras producidas por
los hombres, además de las causas que los engendren y de los efectos que originen, tienen
algo que no poseen los meros hechos de la pura naturaleza: tienen sentido u significación. Pero
se trata de un sentido humano, es decir, originado en conductas humanas, vinculado o bien a la
expresión de algo inteligible, comprensible, o bien a una acción que responde a un motivo y se
encamina hacia un fin.
Hegel cayó en un error al no proponerse averiguar el sentido real, la significación efectiva de los
hechos humanos, de las obras culturales, en suma, de los objetos históricos, sino que por el
contrario, trató de encajar arbitrariamente tales hechos dentro de un sistema lógico
preconcebido. Cuando los hechos humanos no se ajustaban a los cuadros de ese sistema de
ideas, entonces se les mutilaba, se les deformaba, se les retorcía o falseaba, hasta conseguir
que encajasen en la malla de los esquemas preestablecidos.
Decimos que el Derecho es vida humana objetivada cuando le contemplamos en tanto que
normas jurídicas preestablecidas y preformuladas. Pero en cambió, la visión y la calificación
varían, cuando contemplamos los hechos en los cuales las normas jurídicas son cumplidas por
los objetos de ellas, o, sobre todo, los hechos en los cuales son aplicadas por los órganos
jurisdiccionales: entonces las reglas se convierten en formas de vida humana viva, es decir,
presente, real y efectiva.
Conviene advertir que hay una enorme diferencia entre dos puntos de vista desde los cuales se
contemple las normas jurídicas:
Desde el punto de vista histórico. Cuando se contemplan así las vemos como objetivaciones
inertes de la vida pretérita, como cristalizaciones; y entonces tratamos exclusivamente de
descubrir el sentido inserto en tales objetivaciones
Desde el punto de vista práctico o de aplicación del orden jurídico vigente. En lugar de verlas
como productos cristalizados, las enfocamos como fuente para nuevas y nuevas consecuencias
concretas en la vida en curso, como fuentes para nuevas y nuevas aplicaciones a las nuevas
situaciones que la realidad social presenta. Desde este punto de vista, las normas jurídicas,
conjugadas con las realidades sociales siempre en renovación, tienen una dimensión dinámica,
son criterios para la acción ulterior, renovada una y otra vez, constantemente, a lo largo del
tiempo.
Así las normas jurídicas son actos de voluntad, suscitados por unas necesidades sociales
sentidas en una cierta situación histórica, y con vista a la realización de unos fines estimados
como justos.
Lo Normativo.
Entre las significaciones que piensa el hombre, se puede hacer una clasificación formal de dos
grupos:
Proposiciones Enunciativas. Son proposiciones respecto del ser, denotan un ser, dan cuenta de
la existencia de algo, o de cómo es ese algo o de la conexión entre varios algo. Singulares y
generales.
Singular. La descripción de algo (una cordillera, un lago)
General. Conexión entre varios fenómenos: la caída de los cuerpos, su dilatación, su vibración.
Todas esas proposiciones enuncian algo que es, algo que fue, algo que será.
Proposiciones Normativas. Estas no enuncian la realidad de unos hechos ni su conexión, estos
determinan un deber ser, prescriben una cierta conducta debida.
Ejemplo: Los preceptos morales, las reglas del decoro, las leyes del Estado.
Se refieren a la conducta humana determinando como debido, como debiendo ser, cierto
comportamiento; no anuncian lo que ha sucedido, sucede o sucederá, sino lo que debe ser
cumplido.
Normatividad Formal.
Su contenido tiene origen en una elaboración humana, esto es que ha sido fabricado por el
hombre; ejemplo: los preceptos de un reglamento de transitó. El Derecho positivo rige como
norma no por su mayor o menor acierto intrínseco, sino por su validez formal, es decir, por
haber emanado de instancia competente.
Normatividad Material.
En esta normatividad ocurre que no solo es normativa su forma, sino que también es normativo
su contenido, en sí y por sí. Sucede que a la esencia de algunos valores pertenece una
dimensión de “deber ser” y aun de “deber hacer”, en sentido de deber ideal o puro. Sucede que
en los principios que constituye pura y perfecta expresión de valores ideales, no sólo es
normativa la forma en que se presentan, sino que lo es también su materia, es decir su
contenido.
Lo colectivo como vida human social. Lo social es un ingrediente esencial de nuestra existencia
desde que despertamos a la vida. Estamos en relación de intercambio de afectos nos hallamos
insertos en una familia, villa y ciudad nación, en la urdimbre internacional, actuamos sobre la
vida de los demás y ellos actúan sobre la nuestra condicionada positiva y negativamente por la
sociedad.
Del Vecchio divide la filosofía del derecho en tres partes correspondientes a otras tantas
investigaciones a las cuales denomina:
Investigación lógica, se propone la definición del derecho in genere, ya que ninguna ciencia
jurídica particular puede explicar que sea el derecho en universal, sino únicamente lo que fue o
es derecho en un cierto pueblo y en determinado tiempo.
Investigación fenomenológica, tiene por objeto comprender al derecho como fenómeno
universal humano, dado que el derecho positivo no es un producto de causas excepcionales,
sino un fenómeno común a todos los pueblos en todos los tiempos, cuya causa común y
necesaria radica en la naturaleza humana.
Investigación deontológica. Se desarrolla de un modo autónomo, y comprende la indagación del
ideal, y la critica de la racionalidad y legitimidad del derecho existente, contraponiendo una
verdad ideal aun realidad empírica.
Por parte, debe considerarse como una ciencia estrechamente vinculada con la filosofía del
derecho a la sociología, por más que todavía en nuestros días se discute sobre cual sea el
objeto propio de esta ciencia.
Comte. Fue quien la bautizó, llego a designarla antes con el nombre de física social, es decir,
ciencia que estudia todos los hechos o fenómenos sociales considerados en si mismos, en su
conjunto en sus relaciones mutuas, para llegar a determinar sus leyes naturales y dar una
explicación positiva y sintética de la sociedad, de su vida y desarrollo.
Del Vecchio, indica que hay también afinidad de la filosofía del derecho y la filosofía de la
historia. Refiriéndonos a la disciplina filosófica que se ocupa de los principios o causas remotas
del acontecer histórico.
Entre las materias afines a la filosofía del derecho figura así mismo la política o ciencia del
Estado. Esta disciplina comprende el estudio de los problemas sobre la constitución y
organización del Estado; el que se relaciona con los lineamientos o directrices a seguir por los
gobiernos en el ejercicio de la autoridad; y el que se refiere a la organización de los medios de
lucha para alcanzar el poder y mantenerse en él
También debe considerarse como una materia a fin a nuestra disciplina la economía política,
ciencia de la eficacia del esfuerzo aplicado a la producción y distribución de los satisfactores
materiales, puesto que la existencia del hombre y de las sociedades dependen en buena parte
de su actividad económica, lo que hace que los hechos económicos tengan una gran influencia
en la vida social y no pueden ser desconocidos por el Estado ni por el Derecho.
La filosofía del derecho, parte integrante de la filosofía general, que expone los principios
fundamentales de lo jurídico tales como se desprenden de la naturaleza racional del hombre y
determina la manera como deben establecerse las relaciones entre los hombres para que sean
conformes a la idea de la justicia, quedando así, no un Estado quimérico, sino un Estado ideal,
al que la vida social debe acercarse cada vez más; la historia del derecho, parte integrante de la
historia general, da a conocer los cambios de las leyes e instituciones de un pueblo en las
diversas épocas de su civilización; y finalmente la política ciencia que sobre bases históricas y
en proporción de las fuerzas existentes, expone el conjunto de las condiciones y de los medios
propios para asegurar el progreso continuo y para realizar las reformas más próximas del
Estado social.
Definición de la teoría del Derecho. Trata desde el interior del derecho de definirlo colocándose
en un punto de vista “de una experiencia completa de la vida jurídica” la ciencia del Derecho,
con el nivel de la teoría general, quiere saber que cosa es el derecho respecto de la totalidad de
la vida jurídica a fin de conocerse mejor en esta experiencia integral suya.
La filosofía del derecho, en cambio, quiere saber que es el derecho, más no respecto de la vida
jurídica, sino respecto de toda la vida para comprender por que aquel existe en este.
Ontología formal y lógica jurídica. Son dos ramas de la creación reciente de la teoría jurídica.
Ontología formal del derecho. Según se consigue, en el estudio sistemático de las conexiones
esenciales de carácter formal entre las diversas manifestaciones de la conducta jurídicamente
regulada: lo prohibido, lo permitido, lo obligatorio y lo potestativo
Lógica jurídica. Puede definirse como el estudio, sistemático, de la forma de los juicios, los
conceptos y los raciocinios jurídicos.
Axiología jurídica o doctrina del deber ser. Tiene por objeto estudiar los valores a cuya
realización debe tener el derecho. La axiología posee disciplinas que al puntualizarlas
comprende cuatro:
El universo como conjunto de todo lo creado. Es todo cuanto existe, de todas las cosas y las
reales externas (una montaña), las que se dan en la intimidad (el amor), las fantásticas (Caballo
de Troya), las ideales (triangulo) y el hombre.
Las categorías aristotélicas del ser. Son la sustancia que tiene su propia existencia, la cualidad
o modo cuyo ser se extiende sobre el ser de otra cosa y la relación que viene de la
comparación entre las dos exteriores.
La noción esencial del derecho he de ser una noción universal, dentro de la que quepan todas
las manifestaciones de lo jurídico. El concepto universal del derecho debe abarcar dentro de sí
todos los derechos que han sido, todos los que son y todos los que puedan ser. Este concepto
debe darnos la esencia de lo jurídico, pura y simplemente, dejando a un lado todos los
calificativos específicos e individuales que correspondan a manifestaciones jurídicas de
diversas clases. Debe ser un concepto que sirva lo mismo para el derecho civil que para el
panal, el procesal, el constitucional etc.; Que sea igualmente aplicable al ordenamiento e
instituciones de un pueblo primitivo del derecho complicado de un estado civilizado de
occidente; valedero tanto para el antiguo como para el medieval, el moderno y el
contemporáneo. Y, por tanto, también, que comprenda igualmente las normas jurídicas justas
como las injustas.
Teniendo como temas la filosofía del derecho al tema de la definición y el tema de la valoración.
Ambos constituyen cuestiones legítimas y obligadas para la filosofía del derecho, esta debe
ocuparse de la definición esencial de lo jurídico; y debe estudiar también los criterios
estimativos.
Hay una distinción clara entre estos dos temas a parte de que ellos puedan mediar conexiones
filosóficas de otro género. Por que una cosa es preguntarnos por lo que es el derecho puro y
simplemente como una especial zona, o forma de la vida humana; y otra cosa diferente es
incurrir por los valores o ideales en que el derecho debe inspirarse para que sea justo.
En la morada del derecho. Siendo que este no pertenece a la naturaleza física ni a la naturaleza
síquica. Por que lo que buscamos es el derecho en su radical esencialidad, hemos de
comenzar inquiriendo en que parte o zona del universo habita eso que se llama derecho.
Vemos ahora que la idea tiene un ser distinto de las realidades síquicas en que piensan. Estas
realidades son múltiples, se producen en varios sujetos y en sucesivos momentos del tiempo.
Por el contrario, el ser de la idea es uno; es algo que es fuera del espacio y fuera del tiempo y
con independencia de mí, aunque a mí se me revele en un acto real de mi mente.
Hay pues un mundo de ideas, que no ocupan espacio, que no se extienden en el tiempo, que
no tienen por tanto, las dimensiones de la realidad, pero que tienen otra manera de ser.
Constituiría un grave error equiparar el ser con la realidad y reducirlo a ésta.
Evidentemente el Derecho no es un ser ideal. Mientras que el principio de que todos los radios
del círculo son iguales tenía consistencia ideal antes de que el primer geómetra lo descubriese,
por el contrario, un Código Civil no existe antes de haber sido elaborado.
Los valores son objetos ideales, que ciertamente tienen validez análoga a la que corresponde a
otras ideas; pero, a diferencia de éstas, poseen, además, algo especial que podríamos llamar
vocación de ser realizados, pretensión de imperar sobre el mundo y encarnar en él a través de
acción del hombre. Cierto que la esencia es independiente de su realización; es decir, un valor
vale no porque se haya realizado, sino a pesar de su no-realización.
RESUMEN DEL CAPITULO 6.
ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DE UNA DEFINICIÓN DEL DERECHO.
Y tratándose del Derecho, su contenido u objeto material. Son las acciones humanas, cuyo
sentido se determina en relación con los criterios racionales o fines supremos de la conducta,
una definición que no toma en cuenta el contenido del derecho, tampoco hace referencia a sus
fines como datos esenciales de lo jurídico.
Ejemplos:
Roguin. “el derecho es el orden consistente en que un hecho social sea seguido de otro hecho
social, con sanciones forzadas en caso de ejecución”
Jesé. “El derecho de un país es el conjunto de reglas –ya se las juzgue buenas o malas, útiles o
nefastas— que, en un momento dado, son efectivamente aplicadas por los prácticos y por los
tribunales”.
Llamándole percepción a la explicación de los hechos por sus causas; y voluntad al modo como
se articulan las impresiones en la conciencia bajo las categorías de medio y fin.
Los conceptos de medio y fin son formas puras de ordenación de los conocimientos
comparables en rango a los conceptos de causa y efecto, sin excluirse una de la otra: la
voluntad así entendida es una especie de pauta directiva de nuestra conciencia; eligiendo así
los medios para la obtención de los fines. Así el hombre no elige entre los fines, sino siempre
entre los medios.
Las siguientes formas son en las que se puede articular en la conciencia los medios y los fines
del derecho.
La aislada. El hombre se nos presenta formando separadamente una unidad en la que los
medios se relacionan con los fines del mismo sujeto.
La vinculatoria o entrelazante: se alcanzan entre sí varias voluntades, es decir, lo que uno
quiere como fin, lo toma el otro como medio de su propia voluntad y recíprocamente.
Esta equivale a una regulación externa y puede revestir dos formas o modalidades puras.
Que decisión de articular los fines entre varios sujetos dependa de ellos mismos.
Implica solamente una invitación a los individuos que se han de vincular;
Que se les imponga, sustrayendo la vinculación a la voluntad (en sentido psicológico) de los
individuos vinculados.
Este encierra la noción de una voluntad autárquica (gobernada por sí misma)
Como acto concreto, diverso en cada caso. Se trata de una voluntad arbitraria, caprichosa.
De un modo permanente, regular, uniforme.
Estamos en presencia, del concepto de inviolabilidad, cuya característica condicionante es la
permanencia uniforme en la vinculación de los fines humanos.
Estas categorías o modalidades de que habla Stammler, son descubiertas mediante un examen
crítico.
La idea del derecho —justicia— consiste en una absoluta armonía, en el ideal de una
comunidad pura, de una comunidad de hombres con voluntad libre cuyas relaciones reciprocas
esté regidas por dos grupos de principios; Los del respeto a la personalidad del otro, y los de la
cooperación.
Stammler nos dice que la justicia y el derecho no expresan una uniformidad de hechos o
fenómenos como ocurren con las leyes cosmológicas, en el campo de la causalidad, si no
relaciones de adecuación o adaptación a fines hacia los cuales hay una tendencia inmanente
en la naturaleza humana.
Aún cuando los males y las injusticias se multipliquen hasta superar él numero a los bienes y a
las acciones justas, no por eso cambian las nociones de lo bueno y de lo justo, de hecho los
caminos y posibilidades del bien y de la justicia son finitos, limitados, difíciles; en tanto que las
posibilidades y de la injusticia son infinitos, ilimitados y fáciles. Es por eso que es tan difícil
acertar y tan fácil errar.
Estas consideraciones nos muestran el grave error que contienen las definiciones formales de
tipo positivista y de tipo sociológico.
Stammler nos dice que hay dos categorías fundamentales los métodos de ordenación de los
datos que nos proporcionan lo que llamaríamos la experiencia jurídica —el concepto y la idea
del derecho—: uno sirve para delimitar el territorio propio de lo jurídico; respecto de los
territorios contiguos de la moral, de los usos o convencionalismos de las decisiones o mandatos
arbitrarios —este es el concepto del derecho, el otro para relacionar el sector de lo jurídico con
la totalidad de los fines humanos — esta es la idea del derecho.
El derecho y la justicia. Son entes de razón, objetos ideales, desde el punto de vista de su
forma, pero tienen su fundamento en la realidad, expresan y postulan un orden antológico.
El derecho es algo más, mucho más, que un simple método lógico es una realidad fundada en
las exigencias antológicas del hombre; de ahí que su esencia solo pueda determinarse a través
de un profundo conocimiento de la naturaleza humana.
Mostrándonos así los fines necesarios de la vida social, de los cuales no puede ser ajeno el
derecho.
Los fines racionales del derecho y la técnica son los que entrañan, el derecho, la seguridad, la
justicia, y el bien común.
Toda sociedad tiene un derecho objetivo, puesto que la sociedad es cooperación o coordinación
de esfuerzos, de modo permanente, para alcanzar un fin común y esa división de tareas y
funciones implica un reglamento externo que, en cuanto ordena la actividad de los miembros de
la sociedad a un fin común, que vale como bien común, es esencialmente derecho.
Así como el hombre tiene sus notas individuales: estatura, color, capacidad, se observan una
gran desigualdad entre ellos, pero si se consideran sus notas esenciales —animalidad,
racionalidad, voluntad libre— se admite que todos ellos tienen una naturaleza común
Con él termino ordenación no-solo significa la acción u orientación a un fin, sino también la idea
de orden como subordinación de medios a un fin; Orden que por estar regido por la justicia y
tener como objetivo el bien común, no puede ser sino un orden normativo y social, siendo este
orden positivo, es decir se refiere a una sociedad determinada, supone la organización de un
poder director que debiendo sujetar su actuación a la justicia y a las exigencias del bien común
tiene carácter de autoridad, en cargada de formular y promulgar el ordenami
Así también los derechos tienen notas individuales, variables y contingentes, y notas
esenciales, comunes, inmutables.
Según Santo Tomas de Aquino en su definición de la ley pura nos dice que.
Es una ordenación de razón, en vista del bien común, establecida y promulgada por aquel que
tiene el cargo de la comunidad.
ento concreto que técnicamente realice los principios racionales que rigen la vida social, y de
garantizar su cumplimiento por medio de sanciones coercitivas, orden positivo que, dada su
relación con la justicia implica la idea de seguridad.
Y en cuanto al termino acción, significamos con él la actividad social, el objeto material que el
derecho que supone persona y bienes u objetos jurídicos, es decir, se trata de la ordenación de
las personas, de sus bienes y acciones al bien común.
La subordinación de las personas al bien común no es absoluta sino es relativa: recuérdese que
no es el hombre para el árbol sino el árbol para el hombre, no obstante lo cual, el hombre debe
sacrificarse, cuidar y cultivar el árbol para obtener sus frutos.
El orden jurídico es un orden concreto que deriva del sometimiento normal de la conducta a ese
conjunto de normas, unas de estas son creadas por el legislador constituyente o común y otras
vienen de la costumbre o precedentes de órdenes no jurídicos. Pueden ser convencionalismos
sociales o moralidad positiva, son luego incorporadas, de manera expresa, al mismo sistema
del cual forman parte las normas individualizadas o especiales, tanto las de índole pública
dimanante de actos de aplicación oficial, como las de índole privada cuya fuente inmediata
reside en la autonomía de los particulares.
Todas ellas integran el sistema jurídico que no se debe confundir con el orden concreto que
llamamos derecho, y que esta formada por los destinatarios de la norma, es decir, los sujetos a
quienes estas se dirigen. Al hablar de los destinatarios no preferimos a los órganos encargados,
bien de formular las normas, bien de aplicarlas a los casos que sus supuestos prevén.
Así el sistema jurídico esta ligado, en nuestra época a la organización que determinan la forma
de creación o reconocimiento de esas normas establece las condiciones y los límites de su
fuerza vinculante, regula los procesos de aplicación y ejerce el monopolio de los poderes
coactivos.
La índole institucional del orden jurídico condiciona el doble carácter con que los destinatarios
de las normas pueden intervenir en las relaciones creadas por tales preceptos: ya en
particulares o súbditos, ya el de ciudadano que de un modo directo o indirecto interfiere en la
creación de reglas generales o individualizadas y pueden en las condiciones que la ley señala
actuar como órgano del Estado.
Tercera Unidad
Principales corrientes de la filosofía y de la ciencia
jurídica
T e r c e r a
El derecho natural forma parte de la moral, rige la conducta social de los hombres
relacionada con la justicia y el bien común del derecho natural. Es un verdadero
derecho en la medida que en la sociedad es obligatorio para todos. Al ser parte de
la moral, el derecho natural es inmutable y universal en sus principios, pero
mutable en sus aplicaciones pues estas dependen de la variabilidad de las
circunstancias.
Para el Estado, los principios que propone el derecho natural no son derechos en
la medida que no se encuentran reconocidos, por lo tanto no son sancionados por
el poder publico, tampoco se les puede catalogar como imperativos a mandatos
por lo tanto, quedan al arbitrio de los hombres cumplirlos o no cumplirlos.
Ciertos juristas afirman que la naturaleza como fundamento del derecho, es lo que existe
por sí, independientemente de nuestra obra y nuestro querer.
“El anhelo de conducta de independencia frente a cualquiera que no sea Dios” Pufendorf.
El fundamento del derecho en un principio racional La Máxima: “hay que vivir de acuerdo
con la naturaleza”
Crispo enseñaba “El mundo es un enorme Estado con una constitución y una ley: donde
la razón natural ordena lo que hay que hacer y prohíbe lo que debe ser omitido. Los
Estados espacialmente limitados son numerosísimos y nunca tienen, constituciones y
leyes iguales. Pues cada uno invento diferentes usos y costumbres, de este modo, las
constituciones particulares se convirtieron en apéndices de una sola ley natural.
Las que buscan el fundamento del derecho en la llamada “naturaleza de las cosas” “el
‘orden’ o estructura que necesariamente corresponde a cada ente de acuerdo con su
terminación o su tarea.
El segundo punto de discrepancia entre los defensores del iusnaturalismo queda al descubierto
cuando se examinan las ideas de aquellos sobre el contenido del orden que los mismos autores
contraponen al derecho histórico. Mientras tal contenido se reduce, según algunos filósofos, a
unos cuantos principios de máxima generalidad, a los que se atribuye validez absoluta, otros
autores piensan —cual ocurrió en la Época de las luces— que es posible formular sistemas
completos de derecho natural que, por su mismo carácter exhaustivo, cabe “comparar sin
desmedro con el derecho positivo” e incluso deben ser vistos como superiores a éste, ya que
provienen de la voluntad del legislador y resultan validos para todo tiempo y lugar.
Un tercer punto de desacuerdo entre los defensores del derecho natural es el relativo a la
mutabilidad o inmutabilidad de los contenidos de tal derecho.
La versión más frecuente del dualismo consiste en decir que el iusnaturalismo es el modelo o
paradigma de los ordenamientos vigentes o, formulados al revés, que estos tienen como último
fin la realización de dicho arquetipo. Pero los seguidores de tal posición no siempre están de
acuerdo en un punto básico; el relativo a los casos de conflicto, esta dificultad suele ser resuelta
en una u otra de las siguientes formas:
Cuando las prescripciones del positivo se contraponen a las del otro, las del
natural deben tenerse por invalidadas.
Cuando por el contrario la ley positiva viola los principios del iusnaturalismo, habrá
que reconocer que aquella no cumple su fin, que es mala o injusta y en tal supuesto, dos
son también las posibles aptitudes ante el problema: O se insiste en que el precepto legal
debe ser aplicado, pese a que sólo vale formal, pero no materialmente o., a la inversa se
declara que la ley contradictoria de los principios del derecho natural no debe ser
obedecida, lo que equivale a sostener que su obligatoriedad depende, en última instancia,
de la bondad o justicia de su contenido.
Pero ambos casos, el resultado es del mismo tipo: frente a la hipótesis de oposición
contradictoria entre las normas de esos derechos, las doctrinas dualistas dejan de ser tales y
desembocan en un monismo, ya el positivista, ya el del iusnaturalismo.
Para los defensores de la actitud monista sólo un derecho puede existir, el positivo o el natural.
Un punto menos radical es el adoptado por aquellos que reconocen que el derecho positivo
debe realizar ciertos ideales de justicia, pero no ven en estos un derecho distinto del único que
en su opinión existe, ni aceptan que, en un caso de pugna entre dichos ideales y las
prescripciones vigentes puedan los primeros privar sobre los segundos.
Quienes colocan al lado o por encima del derecho positivo un invariable y absolutamente justo
derecho natural quedan expuestos según el autor, a la fundada e inevitable objeción de que no
puede haber, al propio tiempo, dos órdenes jurídicos igualmente válidos, el natural y el positivo
porque, en tal hipótesis, uno de ellos saldría sobrando
¿Significa lo dicho sobre las múltiples discrepancias de los partidarios del derecho natural que
sea imposible descubrir un denominador común en sus doctrinas?.... ¿No existe acaso, entre
estas últimas, coincidencias que permiten justificar el calificativo de iusnaturalistas que
expositores se atribuyen? Se cree que lo que define a todas las posiciones es el aserto de que
el derecho vale y, consecuentemente, obliga, no por que lo haya creado un legislador humano o
tenga su origen en cualquiera de las fuentes formales, sino por la bondad o justicia intrínseca
de su contenido.
Se piensa también que, no sólo lo expuesto sobre los puntos de desacuerdo, sino lo que
acabamos de decir sobre el punto central de coincidencia entre las posiciones iusnaturalistas,
revela dos cosas:
Que el problema que tanto los defensores de dichas posiciones como los
partidarios del positivismo jurídico pretenden resolver, es el de la validez o, para expresarlo
de otro modo, el del fundamento de la obligatoriedad de las normas del derecho.
Pero si frente a los cánones formal y material de validez, en sentido jurídico—positivo, existen
otros de validez objetiva o intrínseca, en sentido axiológico, el problema del llamado derecho
natural, que en el fondo no es otro que el que suscita la afirmación y aplicación de las pautas de
la segunda especie, tendrá que ser replanteado en distinta forma, si en realidad deseamos
colocarnos en una posición que se encuentre más allá del positivismo jurídico y de las
incontables variantes de la doctrina del iusnaturalismo.
Du Pasquier. Define el derecho positivo como el conjunto de reglas que rigen la conducta
humana, impuestas efectivamente por el poder social.
Del Vecchio. Refiriéndose a la positividad del derecho, considera que no es otra cosa que la
mayor o menor eficacia poseída en cierto momento por una norma o por un conjunto de
normas, eficacia que siempre es variable, dependiendo de factores psicológicos y hasta físicos,
que precisamente constituyen una historia.
La filosofía jurídica debe comenzar por precisar cuál es la naturaleza de este derecho; pues en
el pensamiento moderno se llega a distinguir derecho vigente de derecho positivo,
considerando al primero como el formalmente valido, y al segundo como el eficaz o fáctico. Sin
embargo, esta distinción carece de fundamento real y por lo mismo resulta convencional. No así
la distinción del pensamiento tradicional, que refiere lo positivo del derecho a la intervención de
la voluntad, individual o colectivamente considerada, reservando la noción del derecho natural
para los principios o normas que se fundan en la naturaleza racional, libre y social del ser
humano, y que por esto mismo la voluntad humana no debe desconocer.
Debemos decir pues, que el derecho es positivo por diversas razones o títulos: porque es el
derecho de una sociedad; porque es vigente —representa una aplicación de principios o
normas de derecho natural mediante la intervención de la voluntad—; porque es eficaz o fáctico
—más no exclusivamente por la razón—; porque cuenta con medios coercitivos para imponerse
a los rebeldes o sancionarlos; por que está impregnado de elementos sociológicos; y en suma,
por que de algún modo ha intervenido en su elaboración la voluntad, contratando o eligiendo
formas e instituciones sociales entre posibilidades que no son contrarias a los principios y
normas de derecho natural, y que en tales virtudes convierten en jurídicamente obligatorias.
La razón descubre que el hombre es un autofín, una persona a la que no se debe tratar como
cosa, convirtiéndola en un medio o simple instrumento, a la que en todo caso se debe respetar
y tomar en cuenta su eminente dignidad y sus prerrogativas esenciales, y que por esto mismo la
esclavitud es contraria a la naturaleza humana. Sin embargo, los fuertes pueden, de hecho,
dominar y destruir a los débiles, tanto en el orden humano como en el reino animal —el pez
grande se come al pequeño y el lobo devora al cordero—; pero estos hechos, como tales, no
son jurídicos, no están regidos por normas sino por leyes cosmológicas, se explican, más no se
justifican.
Geny propone que los factores que intervienen en la elaboración del derecho positivo pueden
ser clasificados en dos grandes categorías.
1. El dato. Es toda realidad en cuanto se toma como término de nuestra actividad
intelectual u objeto de conocimiento. Este punto de partida de todo conocimiento científico,
no es creado o producido por el entendimiento humano, sino que éste lo descubre, lo
contempla, lo aprende.
Podemos afirmar que el dato es el objeto de todo conocimiento científico.
2. La construcción. En cambio, ya no es estrictamente positiva y trascendente o
extramental sino que tiene mucho de convencional y de subjetiva. Viene a ser eso que
llamamos técnica, conjunto de medios, métodos y procedimientos, no necesarios sino
contingentes, de que se vale el hombre para lograr un conocimiento verdadero y organizado,
y especialmente para aplicarlo a un fin práctico.
Geny se pregunta si el derecho es ciencia o arte; tomando en cuenta estas dos categorías de
factores que intervienen en la elaboración del derecho positivo —el dato y la construcción—
contesta que ambas cosas:
Ciencia. En cuanto estudia los elementos o datos de la realidad que el legislador
no puede desconocer, elementos que condicionan, limitan o inspiran las reglas del derecho
positivo.
Arte. Por cuanto se requiere construir una técnica no sólo para formular las reglas
de derecho de acuerdo con los datos que suministra el estudio de las necesidades y
posibilidades de una sociedad determinada —técnica legislativa—; si no también para
asegurar la aplicación de esas reglas—técnicas, administrativas y judicial o jurisprudencia.
—
Lo que se lleva dicho nos permite comprender que los postulados filosóficos del derecho
positivo son precisamente los primeros principios de todo derecho, en cuanto presiden,
condicionan y limitan la tarea de constituir y mantener en vigor un ordenamiento jurídico
concreto.
Partiendo del análisis del derecho positivo, podemos enunciar sus principales postulados
filosóficos en la forma siguiente: la positividad, como mera facticidad o expresión de una
voluntad arbitraria, e incluso como una regularidad impuesta por medio de la fuerza, no
constituye una positividad jurídica.
Así el derecho positivo no es un orden cerrado y completo, sino que participa de diversos
órdenes: del orden social, del orden normativo, del orden ético, y a través de ellos, del orden
universal; y como este orden universal es el plan de la creación en la mente divina,
“Toda ley es, en cierta medida, pensamiento y don de Dios.”
El derecho surge como impulso de una urgencia de seguridad en la vida social tanto con la
naturaleza como con el mismo hombre, tiene la necesidad de saber que podrían hacer los
demás respecto de él, y qué es lo que él puede hacer respecto de los demás, y no sólo esto,
sino que también precisa tener la seguridad de que este será cumplido forzosamente.
Con una certeza pero no sólo teórica (saber lo que se debe hacer), sino también certeza
práctica, es decir, seguridad: saber que esto tendrá forzosamente que ocurrir porque será
impuesto por la fuerza, y es así como el derecho pasa hacer norma cierta y de cumplimiento
seguro y es aquí donde entra el Estado como máximo poder social para garantizar que la
norma sea cumplida.
Spinoza. Afirmo “La verdadera aspiración del Estado es aquel en el que los hombres viven
armónicamente y cuyas leyes son respetadas.
Desde luego que con la certeza y la seguridad no basta, pues estas deben darse en normas
justas; pero certeza y seguridad constituyen el sentido formal de la función del Derecho.
El Derecho es seguridad; pero ¿seguridad de que?, Seguridad en aquello que a la sociedad de
una época, le importa fundamentalmente garantizar, por estimarlo ineludible para sus fines.
Aquí lo que importa es mostrar con claridad que, lo jurídico no es expresión de determinados
fines, sino solo de una especial manera o forma de realización de fines sociales.
El Derecho no consiste, sino en el cómo se propone cumplir algunos de los fines que persigue,
a saber de una manera, inexorablemente impositiva, lo cual responde ala necesidad de
asegurar con plena certeza y eficacia la realización de dichos fines.
Función de certeza y seguridad no deben entenderse en términos absolutos. Por el contrario,
hay que pensarla sólo con un alcance limitado y relativo. Esto es así por las siguientes razones:
La ocasión que ha dado nacimiento a los idearios socialistas podría caracterizarse como la
experiencia de que no basta con garantizar las libertades individuales, aunque ello sea lo
principal; ni basta tampoco con hacer también efectiva la democracia política, aunque ello sea
muy importante; por que la libertad y la democracia política por sí solas, no resuelven otros
problemas muy angustiosos en la vida social: los que consisten en crear los medios materiales
que pueda darse de hecho una existencia humana para todos.
Ahora bien, si la inmensa mayoría coincide en señalar las injusticias sociales que existen,
incluso en países de madura democracia liberal, es enorme la discrepancia de opiniones
respecto a dos puntos muy importantes:
Sobre las causas de ese deplorable estado de cosas, que ha suscitado la protesta contra la
estructura económica de la sociedad contemporánea.
Unos atacan la totalidad del sistema liberal democrático, que consideran como solidario del
predominio de la burguesía, y proclaman su sustitución por otra estructura completamente
diversa, por un sistema de socialización no sólo de los instrumentos de producción, sino
también de los bienes de consumo. Comunismo máximo, que desde luego no existe ni
remotamente en los países soviéticos, ni siquiera como testigos, ni como lejana aspiración.
Las doctrinas socialistas son en gran numero y muy variadas. Aquí distinguiremos dos tipos:
En general el socialismo, s no sólo como teoría, sino también cono programa político y como
aparición de algunos sectores obreros, se presentan con caracteres humanistas, es decir, como
programas de justicia social, que propugna la estatificación o la colectivización de los bienes de
producción y la organización exclusiva de la economía por el Estado.
Sin decidir entre los varios programas socialistas. No hay propiamente libertad efectiva cuando
se sufre bajo el agobio de una perentoria necesidad económica. La libertad requiere, por lo
tanto, para que se dé de hecho, una base mínima de holgura material. El principio de igualdad
exige una igualdad de oportunidades. Se ha dicho que el principio de partida no exige que todos
los corredores lleguen a un tiempo a la meta y reciban la misma recompensa, lo cual, lejos
constituir igualdad, sería algo inicuo: pero sí exige que todos salgan de un mismo punto de
partida y que el juego sea limpio.
En suma, el Estado debe proyectar las exigencias de justicia y de los valores jurídicos sobre las
relaciones económicas.
PLATÓN.
La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a la sociedad en su conjunto. El Estado justo es aquel en
el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de las
demás clases.
Stammler. Para llegar al ideal de justicia recoge elementos de la filosofía política individualista
moderna siendo su definición en los siguientes términos.
Así para Stammler, el derecho natural en esencia es a la expresión del ideal de los justo, de la
justicia como un ideal; Entonces no hay un código de derecho natural; No tiene esencialmente
un lugar, lo único que hay es elídela de justicia, esa antigua idea de la justicia Platónica.
El idealismo desde platón, propone como algo especifico la teoría de las ideas, introduciendo la
siguiente transformación:
Las ideas no son el simple espejo o el reflejo de las características de las cosas; los conceptos
calcan las cosas; pero las ideas no son copia de las cosas: son modelos originales, verdaderas
anticipaciones para el mundo que nos rodea.
El ideal de justicia entraña un mundo en el que los contratos, las relaciones hipotecarias, las
penas y los castigos fuesen sin excepción buenos y acertados.
El ideal de justicia no representa así un mundo jurídico no como es, sino como debe ser.
Definiendo al ajusticia la fenomenológica como que es aquella esencia dada en las situaciones
concretas del derecho y en las vivencias den que hay que intuirla.
Y así la vida no es una propiedad o cualidad del yo como tal, sino el vivir mismo siendo este el
significado del “yo y sus circunstancias”, por tanto. La vida es “él yo y sus circunstancias”.
Llamándosele filosofía de la vida a los postulados de Ortega y Gasset, porque la vida humana
es elevada a principio o fundamento universal desde un punto de vista filosóficos porque todos
los valores como, la justicia, la belleza, la verdad, etc., vienen a ser en está base radical y
última, la vida human, la vida y sus circunstancias.
La filosofía del existencialismo parte del concepto del “ser” de los clásicos griegos:
Aristóteles sostenía que nada hay en el mundo que no sea; el ser es predicable para todas las
cosas del universo.
Kelsen. En su pensamiento derivado del racionalismo y dentro de la filosofía idealista. Nos dice
que hasta ahora los hombres llevan siglos disputando sobre la justicia al inquirir como pueden
encausarse las relaciones sociales. Este problema de la justicia en las relaciones sociales es un
asunto irracional de creencias o de fe subjetiva, variable según las épocas. Este criterio no cae
en el escepticismo porque señala que el ideal racional objetivo en el orden social es la paz.
Consistiendo el problema de la paz para Kelsen en que es un problema de relaciones civiles, es
un problema internacional, ya que algunos Estados han intervenido en otros de ahí que se
desplace la valoración de la justicia como un problema irracional, porque las valorizaciones
desenvueltas en torno de la justicia nunca dieron la objetividad y seguridad de la paz.
Según Manen. La esencia social del hombre y la política; nos dice que hasta ahora, el
conocimiento consiste en la captación o aprehensión de los objetos por los sujetos.
Esta relación opera en el mundo natural respecto de las cosas externas; pero no
sucede lo mismo en el conocimiento de los procesos históricos—sociales porque
si alguien elabora una tesis acerca del Estado democrático, ese sujeto forma parte
como sujeto cognoscente de un Estado democrático, es decir, no es un sujeto
ajeno al objeto de estudio.
U n i d a d
Cuarta Unidad
Conceptos jurídicos fundamentales
La ley jurídica en su formula nos dice: Si A es debe ser B; mientras que la ley natural dice: Sí A
es también B. Y esta definición expresa lo siguiente: La condición jurídica no es la causa de la
consecuencia jurídica, ni la consecuencia jurídica es el efecto; la consecuencia del acto
coactivo sigue al hecho de la condición por vía jurídica; no por vía naturalista; Por necesidad del
derecho, no por la necesidad de la naturaleza.
Ahora bien, de las diversas proposiciones en que se descompone la norma jurídica solo la
última establece como consecuencia el acto coactivo, al paso que las restantes solo pueden ser
agrupadas en una unidad por relación a aquella; es pues esa última proposición la norma
primaria, ya que para Kelsen el acto coactivo es el último compás del ritmo de la dinámica de
las normas.
Kelsen expresa una determinada conducta sólo es contenido de un deber ser jurídico en tanto
que la conducta contraria hallase bajo una sanción coactiva, de manera que aquella
proposición, según la cual debe uno comportarse de acuerdo con lo pactado, constituye una
norma jurídica secundaria; y esto porque a la unificación de todas las condiciones del acto
coactivo definitivo, llegase especialmente valiéndose de la hipótesis auxiliar según la cual debe
omitirse la conducta condicionante del acto de coacción.
Podemos concluir que la estructura formal de la norma jurídica es un juicio de valor en modo
imperativo, que atribuye a un supuesto una consecuencia.
Respondiendo al razonamiento siguiente: en orden al fin propio del ordenamiento jurídico, cada
acción o tal conducta es necesaria, opuesta, indiferente o sancionable, y por tanto debe ser,
respectivamente, imperada, prohibida, permitida, y castigada o premiada.
Los datos reales se pueden reducir a los siguientes: persona jurídica, sociedad, autoridad,
castigos o premios según se trate la sanción negativa o positiva, fines jurídicos y deber de
justicia.
RESUMEN DEL CAPITULO 14.
ELEMENTOS QUE INTEGRAN LAS NORMAS JURÍDICAS.
García Maynez. Nos dice que él termino norma se usa en dos sentidos:
A las reglas de conducta que son obligatorias o que conceden facultades se les llaman normas,
mientras que a las reglas cuyo cumplimiento es potestativo se les conoce como reglas técnicas.
Tanto las normas como las reglas técnicas son reglas de conducta; las primeras conceden
derechos o prescriben obligaciones; las segundas establecen medios para alcanzar un fin. El
cumplimiento de las reglas técnicas es potestativo, queda a voluntad del individuo cumplir o no
con la regla. En cambió en las normas jurídicas, su cumplimiento es obligatorio.
La diferencia que establece Norberto Bobbio. Entre normas jurídicas universales y singulares.
En toda norma de derecho es indispensable distinguir dos elementos constitutivos:
Ahora bien: “Tanto el sujeto destinatario como la acción—objeto. Pueden presentarse en forma
universal o en forma singular.
De este modo se obtienen no dos, sino cuatro tipos de proposiciones jurídicas, a saber.
Prescripciones con destinatario universal.
Prescripciones con destinatario singular.
Prescripciones con acción universal.
Prescripciones con acción singular.
Desde el punto de vista lógico de la cualidad, las normas jurídicas se dividen en positivas o
permisivas y negativas o prohibitivas.
A la primera clase pertenecen las que permiten cierta conducta (acción u omisión.
A la segunda, a las que prohíben determinado comportamiento (acción u omisión).
Disposición normativa es la parte de la norma que abstractamente señala cuales son los
deberes (o las facultades) condicionados por la realización del supuesto.
Para subrayar la modalidad de los preceptos atributivo y prescriptivo, integrantes de la
regulación jurídica, nos serviremos de dos enunciados generales a saber.
Si una norma impone un deber jurídico a un sujeto, este necesariamente queda obligado a
conducirse como aquella lo exige, pero de hecho puede ocurrir que no haga lo que se le
ordena.
El derecho se encuentra en el reino de la vida humana es producido por los hombres con el
propósito de realizar fines que considera justos. Se engendra en conductas vivas. Aparece
como un conjunto de formas especiales de vida humana y esas formas tienen la categoría de
normas que pertenecen alo colectivo.
Hasta aquí a un no tenemos la esencia del derecho, sino tan solo el descubrimiento de que el
derecho es vida humana objetivada, normativa y social. Haciendo falta algunas otras
investigaciones para conseguir el concepto esencial del derecho.
Por otra parte, en la medida en que se han esbozado ya que las reglas jurídicas no son leyes
fenoménicas de la naturaleza que impliquen una forzosa casualidad sino que, por el contrario,
son expresivas de un deber ser dirigidas a la conducta humana, se puso ya de manifiesto la
dimensión esencialmente normativa que es propia de lo jurídico.
Y por fin al haber puesto en evidencia que el derecho es una obra humana, algo que los
hombres hacen y seguramente tienen la necesidad de hacer, para algo y por algo en su vida se
ha apuntado que lo jurídico se produce en unos especiales hechos, los cuales ciertamente no
son hechos de la naturaleza sino que, por el contrario son hechos humanos, pero en fin de
cuentas, hechos.
Algunos pensadores definen al derecho desde tres puntos de vista diferente.
Desde un punto cierto punto de vista el derecho aparece conectado con el mundo ideal de los
valores o de la razón.
Desde otro punto de vista, el derecho constituye un sistema de normas positivas elaboradas por
los hombres y dotadas de una específica validez que le otorga la comunidad política, es decir,
el Estado.
Desde un tercer punto de vista el derecho aparece como una determinada realidad social que
produce unos especiales modos colectivos de conducta.
Piensan algunos en un derecho justo; otros tienen presente el conjunto de preceptos que el
poder público crea o reconoce; y no pocos sólo consideran como jurídicas las reglas que
efectivamente norman la vida de una comunidad en un momento dado de su historia, sean que
provengan de los cuerpos legislativos o que tengan su origen en la jurisprudencia o la
costumbre.
Resulta entonces que una definición correcta, desde el punto de vista de una concepción
determinada aparece como falsa si se examina desde otro ángulo.
Claro que, por poseer esas tres dimensiones, aunque unidas irrescindiblemente por una triple
reciprocidad, el derecho puede ser estudiado por tres puntos de vista.
El estudio del derecho como valor, en el plano filosófico, suscita la estimativa o Axiología
jurídica, es decir, la consideración del tema tradicionalmente llamado del derecho natural; y en
el plano empírico suscita el establecimiento de directrices para la política del derecho, es decir,
para la aplicación de los criterios estimativos a la elaboración práctica del derecho.
El estudio del derecho como una especial clase de hechos sociales, como una especial clase
de obra humana, lleva en plano filosófico a la elaboración de una culturología jurídica y en el
plano empírico conduce, por una parte, ala historia del derecho, y por otra parte, conduce a la
sociología del derecho, esto es, a la investigación sobre tipos y regularidades de los fenómenos
jurídicos.
Esta doble tripartida puede ser útil para el estudio de las disciplinas jurídicas. Para también
ocasionan el problema de saber si hablar de derecho en términos generales, como un todo o
por el contrario la palabra derecho es multívoca y contiene referencias a objetos diferentes
(valores, normas, hechos)
Quinta Unidad
Valores jurídicos
El derecho es una forma de deber ser, ya que todo precepto de derecho significa
que la acción que caiga bajo la regla habrá de ser en la forma prevista por tal
precepto, otro problema es precisar si tal precepto, que es jurídico manda algo
que en justicia es debido, o si un precepto que no debiera ser derecho aun cuando
es derecho. Obsérvese que son dos problemas distintos.
¿Cómo debe ser la conducta para que sea jurídica y adecuada a las normas
Q u i n t a
vigentes?
Las normas del derecho vigente que son lo jurídicamente debido, ¿deben ser lo
jurídicamente debido?; esto que es actualmente derecho, ¿está bien que sea
derecho o debe ser reformada la ley? Precisamente la reforma de la ley
dependerá de una solución ideológica.
El problema lógico consiste en analizar qué elementos y qué datos explican a los
sistemas jurídicos tal como son, malos o buenos, mejores o peores.
En tanto que el problema ético consiste en examinar los fines conforme a los
cuales deben ser establecidos los sistemas jurídicos.
Paulatinamente se entiende por ético lo que es bueno, más la ética jurídica no
está formada por normas ni dicta normas, sino que enjuicia como deben de ser
esas normas.
La ética en general determina qué es lo bueno para toda persona, en tanto que la
ética en sentido político, conoce qué es lo bueno, para determinado grupo social.
Esto no quiere decir que estén separadas, sino por el contrario, que una es
fundamento de la otra.
35
Y la justificación del derecho es el tema precisamente político, es decir, el derecho no se
justifica sólo por ser derecho sino por los fines a que está orientado y que están implícitos en su
establecimiento.
Axiología (del griego axios, ‘lo que es valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o
de lo que se considera valioso. La axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también
de los valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.
Husserí Scheler, y Hartmann. Mencionan en la objetividad de los valores. Que los valores son
objetos reales con una propia validez. Si bien podemos descubrirlos en las cosas, en aquellas
cosas o conductas que estimamos como valiosas, no constituyen empero un pedazo de la
realidad de esas cosas o conductas, sino que son una cualidad que ellas nos presentan en
tanto, en cuanto coinciden con las esencias ideales de valor.
Rizieri Frondizi. En su definición de los valores escribe: “Nuestro deber no puede identificarse
con lo placentero, de lo contrario, todo el mundo cumpliera con su deber. Él merito de la
honestidad radica en su capacidad de sobreponerse a los reclamos de nuestros placeres,
apetitos y conveniencias. El placer se mueve en un plano bajo de nuestra personalidad, y no
podemos, sacrificar lo más alto —los valores morales— a lo más bajo. Pero aún en el plano del
placer y de algún modo hay que distinguir entre lo que nos agrada y lo que reconocemos como
agradable.
Los valores son peculiares objetos ideales que tienen una validez análoga a la que corresponde
a otras ideas, pero a diferencia de estas poseen a demás algo especial que podría llamarse
vocación de ser realizadas, pretensión de imperar en el mundo y encarnar en él a través de la
acción del hombre. Cierto es que un valor vale a pesar de no realizarse, pero cuando los
valores que se refieren a una determinada realidad no son cumplidos o encarnados en está,
ocurre que tal realidad, sin dejar de ser la realidad que sea, parece como justificada, como algo
que ciertamente es, pero que no debía ser. Y asimismo, los valores no realizados tienen una
dimensión que consiste en una manera de tendencia ideal de afirmarse en la realidad. Su
sentido consiste en querer ser cumplidos, en determinar normas para el comportamiento.
La bipolaridad de los valores. Aparte de otras características, tienen las ideas de valor la
peculiaridad de darse siempre en pareja, el valor positivo frente al valor negativo. Es decir una
misma referencia de valor es bipolar: bien—mal, verdad—falsedad, justicia—injusticia, aptitud—
ineptitud, belleza—fealdad, grandeza—mezquindad, etc.
La vida humana y sus actos y obras, tiene a diferencia de la naturaleza, perspectivas de rango y
jerarquía, las realidades humanas, presentan una doble dimensión jerárquica: de un lado la que
deriva de la jerarquía de los valores en ella cumplidos; de otro lado, la que respecto de un
mismo valor, deriva del grado de mayor o menor realización de él en la obra humana; arte que
es más arte que otro, amores que son más amores que otros, filosofía que es más filosofía que
otra.
Otro modo de captar los valores es que pueden ser pensados como:
Como cualidades substantes.
Como modos de referencia relativos.
Cuando se dice que el derecho ha de ser enfocado con relación a sus fines está siendo
plateada la consideración de los fines del derecho como valores en el sentido de cualidades por
relación no por cualidad o condición substantiva. Es decir, sí una institución jurídica puede ser
justa en determinadas circunstancias y también injustas en otras determinadas circunstancias y
tiempo se plantea el problema de los fines o valores como relaciones o como formas o modos
de referencia, no como cualidades substantes, según la tesis de Ortega y Gasset.
Dentro de la conceptuación objetiva de otros elementos en relación con los fines del derecho,
conviene establecer otra diferenciación de conceptos lógicos, que es la de lo a priori y lo a
posteriori.
A priori (en latín, 'lo que viene antes de'), en filosofía hace referencia al conocimiento adquirido
sin contar con la experiencia, es decir, aquel que se adquiere mediante el razonamiento
deductivo. El conocimiento a priori es básico en algunas ramas de la epistemología,
especialmente en las teorías racionalistas. René Descartes, por ejemplo, consideraba la razón
como una facultad independiente de la experiencia y defendía la existencia de un conocimiento
innato, o a priori, conocimiento de uno mismo que expresaba mediante la célebre fórmula
“Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”), que pasó a ser el punto de arranque de todas sus
posteriores investigaciones.
A posteriori (en latín, "lo que viene después de"), alude a lo que es conocido por medio de la
experiencia. Es un concepto básico de la epistemología. A quienes sostienen que el
conocimiento a posteriori es el único verdadero se les asocia con el empirismo, doctrina según
la cual todo cuanto podemos conocer nos llega a través de la experiencia, en particular a través
de la percepción sensorial.
El valor es una relación teleológica o de finalidad, es decir, algo sólo vale en tanto que se afecta
a determinada relación de finalidad, fuera de la función finalista, no hay valor.
37
El hombre es el conducto por medio del cual la dimensión ideal de los valores se pueden
transformar en un poder, que obre sobre el mundo de lo rea, así el hombre se nos ofrece como
una especie de instancia intermedia entre el mundo ideal de los valores y el mundo real de los
fenómenos: escucha la llamada de los valores, y a través de su conducta, puede realizarlos o
dejarlos de realizar.
Eso que llamamos vida humana no es solamente un ser distinto de todos los demás seres en el
universo, sino que es el ser fundamental, es la realidad primaria y básica, condicionante de
todos los demás seres.
Veremos que todo cuanto es, lo es en la vida human, y como un componente de ella.
Vivir es encontrarnos en un mundo de cosas que nos sirven o que se nos oponen, que nos
atraen o que repelamos, que amamos o que odiamos, es encontrarnos en un mundo de cosas
ocupándonos de ellas.
Por que yo no soy, si no tengo un mundo en que ocuparme, si no hay cosas que pensar, que
sentir, que desear, que repelar, que conservar, que transformar, o que destruir. Pero tampoco
tienen sentido que yo hable de un mundo como independiente de mí, porque yo soy el testigo
del mundo. Para que tenga sentido hablar del mundo es preciso que yo exista con él; y que
exista yo, no solo a manera de una de sus partes o ingredientes, sino como garantía de su
existencia.
Encontramos la vida cuando nos encontramos a nosotros mismos con el mundo, al mundo con
nosotros, en inseparable compañía.
Juan pico de la mirándola. Dice en su obra De hominis di añilate. “Dios trajo al hombre a este
mundo como criatura de forma incierta; le coloco en medio de él y le dijo: No te he dado Adán,
morada fija, ni forma propia, ni función especial, para que puedas escoger tu mismo, morada,
forma y función, y aquello que escojas será tuyo. He dotado a todas las demás criaturas de una
naturaleza definida y las he confiado dentro de ciertos límites. Tú no estás definido dentro de
ninguno; te los crearas a ti mismo según te plazca bajo la dirección de lo que he colocado en ti.
Te he colocado dentro del mundo para que puedas mirar fácilmente a tu alrededor todo lo que
ha sido creado. No te he hecho celestial ni terreno..., de manera que puedas tú, como tu propio
modelador y creador, configurarte como quieras. Puedes degenerar convirtiéndote en un bruto
irracional o elevar tu especie a la altura de los seres, de acuerdo con tus deseos.”
38
Los elementos del humano: de la naturaleza: cuerpo y alma; pero la esencia no es nada más
eso, sino la decisión de ponerse a utilizar los mecanismos y elementos que le ofrece el mundo,
respondiendo a la necesidad que lo estimula para hacer lo que se propone como fin.
En los conceptos de: decidir, elegir, preferir, estimar o valorar. Ortega y Gasset. Nos hacen la
siguiente reflexión.
Para decidir por, una de las varias posibilidades que se ofrecen es preciso elegir, para elegir es
necesario preferir, es necesario un acto de preferencia a favor de esta posibilidad, sobre las
demás; pero una preferencia sólo es posible en virtud de una estimación, es decir, en virtud de
que se valore esta posibilidad y de que se le estima más que todas las otras.
En suma, para decidir es preciso elegir, para elegir es necesario preferir, y para preferir es
ineludible que sepamos estimar o valorar.
Libre albedrío, poder o capacidad del individuo para elegir una línea de acción o tomar una
decisión sin estar sujeto a limitaciones impuestas por causas antecedentes, por la necesidad, o
por la predeterminación divina. Un acto libre por entero es en sí mismo una causa y no un
efecto; está fuera de la secuencia causal o de la ley de la causalidad.
Es muy añeja la controversia sobre el libre albedrío; recordando que las múltiples y variadas
doctrinas que han sido elaboradas sobre esta cuestión, se pueden clasificar en dos grupos.
Uno los indeterministas. Sostienen que el hombre tiene libre albedrío, otros los deterministas
sostienen que no lo tienen.
En efecto, tal como se ha puesto la cuestión ha resultado y tiene que resultar necesariamente
incomprensible. Es más, hay que declarar que ninguno de esas dos contendientes en dialogo
tienen razón; antes bien que ambos están equivocados; siendo el disparate cometido por
ambos consiste en haber un supuesto que el albedrío sea una cosa que se puede tener o no
tener.
Recansens Siches. El hombre ni tiene ni no tiene albedrío, por que el albedrío no es algo que
se tenga o no se tenga, o que se tenga en mayor o menor grado como el vigor muscular o la
memoria.
El hombre es albedrío; la diferencia entre el verbo ser o el verbo tener no es de pequeña monta;
sino de gran alcance. Cuando dice que el hombre es albedrío, expresa simplemente su
situación esencial respecto de la circunstancia que lo enmarca y del proceso de su vida:
situación que consiste en hallarse siempre, siempre, ante una pluralidad limitada y concreta de
posibilidades, y por tanto en la necesidad de decidirse por sí mismos por su propia cuenta, bajo
su responsabilidad, a elegir una de esas vías.
39
Yo no soy ni mi cuerpo ni mi alma, sino el sujeto que tiene que vivir forzosamente con el cuerpo
y con el alma que le ha tocado en suerte. Dice Ortega y Gasset. Yo no soy mi cuerpo porque en
muchas ocasiones contrapongo mi íntima personalidad, mi yo, al cuerpo que poseo y desearía
que éste tuviese músculos más vigorosos, mayor resistencia a las enfermedades, figura más
esbelta, etc. Cierto que tengo que vivir con ese cuerpo al que no puedo eludir.
Tampoco soy mi alma y la psique que constituye una envoltura del yo todavía más próxima y
más íntimamente unida con él que su cuerpo.
La circunstancia geográfica que enmarca al individuo, constituye, otro conjunto de factores que
intervienen para determinar la vida humana. Podemos cambiar de morada en la tierra pero
entonces será forzoso atenernos a las leyes de la naturaleza y a la tecnología de que se
disponga.
El patrimonio social en la vida del sujeto. Es lo aprendido de los demás, así la sociedad, el
medio social como conjunto de elementos, factores y condicionados que envuelven la vida del
ser humano como atmósfera colectiva, que influye en la determinación del repertorio de
posibilidades que se le ofrezcan.
También la situación económica determina posibilidades y limitaciones.
El paisaje de posibilidades que se le ofrecen a quien disponga de un gran poder social, es
inmensamente mayor que las que se deparan a la acción de un particular dentro de una
colectividad reducida. Más uno y otro pueden lanzarse, a varios quehaceres; y la elección entre
ellos no se halla predeterminada, antes bien la compete a cada sujeto como algo propio, que ha
de tomar por su cuenta.
Emmanuel Kant. Hay que distinguir entre causalidad de la naturaleza y la causalidad por
libertad. No se trata de extraer al ser libre del nexo casual, no se trata de interrumpir el nexo de
manera que quede una esfera de acción para las decisiones libres. Se trata de insertar en la
serie de nexos causales algo así como causas primarias que producirán efectos posteriores. Es
así, por que el hombre pertenece no solo al reino de la naturaleza, sino también a otro reino
inteligible y racional.
Las actividades del conocimiento. El ser de la vida, en tanto que se vive, maneja un variado
instrumental de realidades psíquicas y corporales, pero la vida consiste en que el ser de sus
actos consiste en su sentido, en su intencionalidad, en su motivo y en su propósito.
Y así muchos actos en la vida humana, después de realizados, dejan tras de sí una huella, un
rastro. Y esto ocurre no sólo con actos egregios (celebres); sino también con actos humildes.
Ejemplo.
Las llamadas virtudes franciscanas fueron originariamente hechos de la vida del Santo de Asís,
pero después, ha quedado el recuerdo de esa conducta como modulo cristalizado, como
paradigma de conducta.
Henry Ford invento nuevas formas de comportamiento aplicadas a la producción industrial: esos
eran hechos en la vida de Ford; Pero después habla del Ford mismo es que la huella de esos
40
acontecimientos de la vida del gran industrial norteamericano queda como
módulos cristalizados de conducta, como posibles reglas para otros
comportamientos.
quienes lo aplican y en cuanto la configuración que por obra del mismo Código
recibe una sociedad.
La cultura surge por el estímulo de necesidades que los hombres sienten y con el
propósito de satisfacer tales necesidades. La cultura se desenvuelve como un
conjunto de funciones de la vida humana; y tiene su sentido primordial dentro de
la existencia del hombre y para este. La cultura es algo que el hombre hace en su
S e x t a
vida; y que lo hace no por accidente ni por casualidad, sino por que le viene
impuesto por las necesidades de su vida.
La cultura como patrimonio colectivo transmitido por vía social. Es lo que los
miembros de una determinada sociedad concreta aprende de sus predecesores y
contemporáneos y lo que le añaden o modifican. Ni el derecho ni ninguna de las
estructuras sociales viven por sí, sino que viven sólo en tanto las reviven los
hombres, los cuales pueden corregirlas transmutarlas, innovarlas.
La evolución misma del derecho es el fruto de nuevos actos de vidas humanas.
Sexta Unida
Axiológica jurídica
41
La justificación y eficacia de las órdenes normativas solo pueden plantearse y resolverse de
manera satisfactoria cuando se tiene un conocimiento adecuado de los fines a que debe tender,
lo mismo que los medios que permitan realizarlos. Lo dicho revela una de las causas
determinantes de la imperfección de los sistemas legales. Ni siquiera el legislador más sagas
puede intuir convenientemente todos los valores que en tal o cual circunstancia histórica, deben
condicionar el contenido de las leyes, ni prever tampoco de manera infalible hasta que punto
estas serán cumplidas o aplicadas. Las imperfecciones no sólo son imputables al legislador. A
veces provienen de errores de los órganos jurisdiccionales o de ignorancia, torpeza o mala fe
de los destinatarios de las normas.
El papel de la equidad, tan admirablemente señalado por el Estagirita de la Retórica y en la
Ética nicomaquea confirma la tesis de que los órganos del Estado no pueden llevar a buen
término sus respectivas funciones. Si no toman en consideración las exigencias que dimanaren
de los valores jurídicos. Revela, además, la necesidad de concebir al derecho no como simple
conjunto de normas, sino como orden concreto cuya realización presenta diversas etapas y
exige el concurso tanto de los encargados de formular o aplicar los preceptos vigentes cuando
los particulares que tienen la obligación de obedecerlos.
La eficacia de los preceptos del derecho depende no sólo de actos, de aplicación normativa;
está condicionada principalmente por los actos de obediencia. El cumplimiento de estos
preceptos plantea a los destinatarios cuestiones parecidas a las que los jueces encuentran en
el desempeño de su actividad. También los particulares cuya conducta es normativamente
regulada y así como los abogados a quienes acuden en consulta tiene que saber y conocer el
sentido y alcance de los preceptos aplicables y apoderar debidamente la naturaleza de los
casos concretos lo que los obliga a asumir actividades valoradoras.
En los criterios de aplicación de las normas. Hay casos, empero, en que los formalmente
obligados estiman que los preceptos vigentes son injustos, desconocen su valor intrínsico y en
situaciones extremas, tratan de eludir el cumplimiento, o adoptan una actitud de resistencia.
Surge así una discrepancia entre el criterio formal de validez que los órganos estatales adoptan,
y el que los particulares atendiendo el contenido de lo ordenado, consideran objetivamente
justo.
Es posible que los segundos reconozcan la validez formal de esas normas, pero nieguen valor
intrínsico y consecuentemente, justificación. Y presuponen desde el punto de vista en que se
colocan la subordinación de la pauta formal a la pauta material de validez que traduce sus
convicciones estimativas. Pero para los órganos del poder público, las normas urgentes obligan
a un cuando se ponga en tela de juicio su validez, y el desacato engendra una serie de
consecuencias sancionadoras que a la postre pueden desembocar en la imposición coactiva.
Cuando son los órganos jurisdiccionales o administrativos los que consideran injusta una norma
legal, y tal juicio origina un problema de conciencia que puede inducirlos a renunciar a sus
cargos a fin de no aplicar el precepto, el conflicto implica también una discrepancia entre los
dos criterios de validez de los cuales en cuanto órgano del Estado, sólo debería reconocer la
existencia del primero.
CAPITULO 22.
CLASIFICACIÓN DE LOS VALORES JURÍDICOS.
Y así una cosa tiene valor positivo cuando nos place y en la medida en que nos place, y valor
negativo, cuando nos desagrada y en la medida en que nos desagrada.
Johannes Erich Hiede. Distingue las nociones de objeto, objeto valioso y valor del objeto.
Se habla, pues,
1. Del valor del cuadro.
Y si al cuadro como cosa que cabe considerar independientemente de sus cualidades estéticas,
lo designamos por O, podremos, de acuerdo con el mismo Hiede, establecer las siguientes
ecuaciones.
Entre el subjetivismo axiológico individualista y el social existe una importante diferencia. Pues
los partidarios del primero, alterando el sentido correcto de las valoraciones, les otorga una
significación que no rebasa los límites de la esfera puramente individual. Por eso se piensa que
el ser del valor se agota, en la vivencia del sujeto que valora.
En la segunda posición, en cambió tienen muy en cuenta que entre los individuos no solo
encontramos vivencias dispares, sino que muchas otras que dentro de un amplio horizonte vital
concuerdan entre sí lo que da origen a juicios de valor de carácter colectivo
La Axiología objetivista de Max Scheler y Nicolaí Hartmann. Sostienen que los valores existen
en sí y para sí, independientemente de todo acto de estimación o de consentimiento. No niega
la relación existente entre el sujeto que valora y el objeto o valor a que el juicio estimativo se
refiere; pero niega que el valor sólo exista en virtud de esa relación.
Los valores en la Ética de Hartmann. Los caracteriza a los valores morales en función de las
notas siguientes.
43
Existen en sí y por sí, esto es, independientemente de las estimaciones humanas. Su
validez es objetiva y permanece al orden del ser ideal.
Ostentan, además, el carácter de principios. Como tales, no dependen de que se les realice
o no, aun cuando no sean indiferentes respecto de su realidad o irrealidad.
Esto no significa que él deber ser actual sea un deber hacer, o que necesariamente lo implique,
pues no todo lo que es, pero debería ser, vale para determinada tendencia.
El ser por el contrario, no es independiente del deber; pues, él mundo real no deja de existir si
no hay un deber ser actual y por ende, una tendencia orientada hacia su cumplimiento.
Nuestro estudio de los valores del derecho tendrá como base la clasificación siguiente.
Valores jurídicos consecutivos. Nos referimos a los que son consecuencia inmediata de la
armónica realización de los fundamentales. Los más importantes entes aquellos son la
libertad, la igualdad y la paz social sin que estos sean los únicos.
De los fines a que tienden, los más importantes consisten en la justicia, la seguridad, y el bien
común. Estos valores básicos constituyen lo que se ha llamado la idea del derecho.
44
éticos, artísticos, etc., nacionales o internacionales, en cuya ausencia ni la totalidad ni sus
componentes pueden alcanzar su perfecto desarrollo.
De la profundidad. El bien común es una meta ideal hacía la que deben tender lo mismo la
sociedad que quien la forma. No se trata del estudio final “de una utópica” sociedad
perfecta, sino del punto a que debe dirigirse la que se preocupe por su perfeccionamiento.
El bonum commune es punto de orientación y medida del obrar social y, especialmente, de
la ordenación jurídica de los vínculos interhumanos.
Justicia, constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde. Esta idea tan
genérica cobra expresión en dos tipos de justicia reconocidos: la conmutativa, trasunto del
principio de reciprocidad, que exige dar en contraprestación otro tanto de aquello que se ha
recibido como prestación de forma proporcional, y la distributiva, concepto más amplio, que
hace referencia a la solidaridad con los más débiles de la sociedad, a cuyo fin se procurará una
cierta redistribución de cargas y ventajas de acuerdo a sus necesidades con el objeto de paliar
y suprimir las desigualdades que son independientes de los méritos y el esfuerzo personal o su
contribución social.
El sentido de justicia universal en Aristóteles.
Es lo justo lo que esta conforme a la ley y a lo equitativo, el varón justo se define como
observante de la ley y de la igualdad.
La justicia universal no es parte de la virtud sino la virtud entera, como la injusticia, no es parte
de la maldad, sino la maldad absoluta.
Según Aristóteles la conducta es justa cuando:
La conducta de quien en sus relaciones con los demás, acatan finalmente las leyes.
La del observante de la igualdad. El cumplidor de los nomos, es justo en sentido lato; el
observante de la igualdad, en cambió lo es en sentido estrecho.
Aristóteles divide la justicia en:
La justicia distributiva que consta de:
La existencia de lo repartible entre los miembros de la comunidad.
La de la instancia encargada de hacer la distribución
La del criterio que de ser observado, determinara la rectitud del acto
distributivo.
La justicia justificadora. Regula las relaciones interpersonales; su fin consiste en rectificar o
corregir lo que en tales relaciones, debe ser, por el contrario a la igualdad, rectificando o
corrigiendo.
La distinción que hay entre la norma de tratamiento y criterio comparativo es que la primera
prescribe como hay que tratar a los iguales y como a los desiguales y el criterio comparativo
señala el respecto en que los sujetos deber ser comparados para que resulte posible declarar
que son iguales o, por el contrario, que define.
La determinación de validez intrínseca de las normas depende de las consideraciones jurídicas
de justicia que, a su vez derivan de la realización de valores distintos de lo justo.
Ripert. Dice que si los hombres son como hermanos, deben ser todos iguales; y si en realidad
no lo son, el más pequeño debe tener el derecho que se le proteja.
Él terminó de seguridad jurídica parece haber nacido a mediados del siglo XIX.
Hans Heckel. Tiene razón cuando afirma. El derecho es primeramente, un orden obligatorio de
la vida común, más: el orden, como tal, todavía no tiene nada que hacer con la justicia. Pero es
preciso añadir, y Heckel así lo hace, que como orden de la vida en común, el derecho tiende
hacia la justicia y debe estar a su servicio. Consecuentemente, cuando se piensa en él al propio
tiempo hay que pensar en la justicia, como pauta de la rectitud del primero.
Quienes piensan que un orden legal vale por el simple hecho de ser eficaz, ignoran las
diferencias cualitativas entre los actos de aplicación y cumplimiento.
Desde el punto de vista de los órganos estatales. Un precepto de ley queda cumplido a un
cuando el obligado, al ejecutar la conducta prescrita, no obre espontáneamente. La intención
puede no ser recta, pero sí el sujeto hace lo que el precepto ordene ha el correspondiente
deber ser extingue. Dentro de un marco de una concepción positivista, la rectitud de las
intenciones queda regulada a la esfera ética.
En cambió desde el Angulo visual del filosofo del derecho y, sobre todo, desde el que ocupa
quien aspire al logro de una convivencia ordenada y pacifica, el cumplimiento libre y la
imposición violenta no tienen, ni pueden tener, valor idéntico, como tampoco lo tiene el acto que
se realiza por temor y el que brota espontáneo de los hondones de nuestro espíritu, tanto en el
caso del sometimiento voluntario como en el de la imposición coactiva o en el del individuo que
ejecuta a regañadientes lo que la ley ordena, puede hablarse de eficacia; Pero estos distintos
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tipos de comportamiento tienen diferente significación, axiológica, al menos como
índices de seguridad y garantías de paz.
Si en el ámbito del derecho, la finalidad que el aseguramiento persigue es la
eficacia de los preceptos vigentes está no puede valer por sí misma, sino en
función de lo asegurado, lo que en el caso se pretende asegurar es el acatamiento
de tales preceptos por todos sus destinatarios, particulares u órganos del poder
U n i d a d
público; luego la seguridad jurídica, en sus dos dimensiones, sólo puede valorarse
positivamente cuando garantiza la eficacia normal de un conjunto de
prescripciones justas.
Aplicando a la tarea del derecho los famosos axiomas de Max Scheler sobre la
realización de valores, podremos consiguientemente, decir:
Franz Scholz. Comprende que entre la seguridad jurídica y justicia hay un nexo
inseparable. La certeza que tiene de que tal nexo es necesario, se advierte en la
definición siguiente:
Séptima Unidad
Derechos humanos
47
INTRODUCCIÓN
Filosofía del derecho, área especializada de la filosofía que estudia los fundamentos morales y espirituales del derecho,
analizando la relación entre el Estado y el ciudadano, la legitimidad de las penas y las relaciones entre “ser” y “deber ser”. Si
bien el término “filosofía del derecho” no se acuñó hasta el siglo XVIII, las reflexiones sobre los fundamentos filosóficos de la ley
y de la justicia se remontan a la edad antigua.
EDAD MODERNA
En los albores de la edad moderna, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo expuso en su principal obra, El príncipe (1532), la
teoría de que el gobernante no debe regir sus actos por normas morales o procedentes del derecho natural, sino que debe
reconocer como única guía el bien del Estado. Por su parte, Jean Bodin propugnó que el Estado debe asumir la soberanía
absoluta (summa potestas) sobre el pueblo. Contra el concepto de razón de Estado argüido por los anteriores fueron
formuladas las teorías contractualísticas de Althusius (según el cual la soberanía descansa en el pueblo) y el iusnaturalismo de
Hugo Grocio, que definió la injusticia como aquello que parece contrario a la comunidad de los seres sensitivos. Con Samuel
von Pufendorf, quien aplicó al derecho el método deductivo de las ciencias matemáticas, adquirió valor el concepto de respeto
recíproco.
En su tratado más famoso, Leviatán (1651), Thomas Hobbes señaló formalmente el paso de la doctrina del derecho natural a la
teoría del derecho como contrato social. Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres
son libres, y sin embargo viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de todos contra todos. Desde el momento
en que la sumisión por contrato de un pueblo al dominio de un soberano abre una posibilidad de paz, no la verdad, sino el
principio de autoridad (en tanto que garante de la paz) constituye el fundamento del derecho.
Frente a Hobbes, John Locke subrayó los derechos naturales del individuo frente a la autoridad del Estado. Su apelación a la
libertad, a la igualdad y a la defensa de la propiedad privada, así como la doctrina de la separación de poderes del Estado que
Charles-Louis de Montesquieu expuso en El espíritu de las leyes (1748), ejercitaron un influjo determinante sobre los
acontecimientos políticos que desembocaron en la Declaración de Independencia estadounidense (1776) y en la Declaración de
los Derechos del hombre y del ciudadano (1789) francesa. En el mismo periodo, en relación con las reflexiones del escocés
David Hume, el filósofo alemán Emmanuel Kant alumbró una distinción más estricta entre la esfera ética y la esfera del derecho,
haciendo una clara diferencia entre una ley que obliga sólo interiormente y otra que contempla las acciones externas del
individuo.
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SIGLO XIX
Friedrich Karl von Savigny, fundador de la escuela histórica, no concebía el derecho como expresión de una única razón
universal sino como directa emanación del espíritu de cada pueblo, desarrollándose históricamente como una totalidad
orgánica. A su lado, Georg Wilhelm Friedrich Hegel entendía el derecho como expresión del espíritu objetivo, cuya progresiva
adquisición de autoconciencia tiende al fin último de la libertad. La elaboración de la doctrina del derecho parte del momento de
la legalidad (el reconocimiento de otro como personalidad jurídica), pasando por el momento de la moralidad (Moralität,
reconocimiento del otro como personalidad moral) para llegar en la eticidad (Sittlichkeit, el Estado como realización de una
eticidad ínter subjetiva. Mientras, en el sentido materialista, Karl Marx concebía el derecho como superestructura de las
relaciones de producción.
Con el utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill nació en Gran Bretaña una nueva interpretación del derecho,
destinada a convertirse en la predominante en el ámbito anglosajón. El derecho se convirtió en la expresión de intereses
enfrentados y se desarrolló el concepto de “jurisprudencia de los intereses”, de la que seguidamente se separó la sociología del
derecho como disciplina autónoma.
SIGLO XX
En neto contraste con la visión de los utilitaristas, Hans Kelsen fundó el positivismo jurídico en Teoría pura del Derecho (1935),
donde identificaba el derecho como un sistema de normas que debe estar separado de los fundamentos teóricos de la realidad,
descrita mediante los conceptos de tiempo, espacio y causalidad; la esencia del derecho debe buscarse exclusivamente en el
sistema normativo jurídico, sin recurrir a categorías sociológicas o políticas. Para Kelsen, el juicio jurídico es el resultado de la
interpretación normativa, y la interpretación de normas jurídicas dentro de un sistema jurídico conduce a su vez a las normas
fundamentales (como las constituciones).
En una de las contribuciones más significativas del siglo XX a la filosofía política y del derecho, Teoría de la Justicia (1971),
John Rawls expuso su doctrina, que presupone un contrato social equitativo como fundamento de una sociedad justa. Un
ordenamiento político verdaderamente justo, según Rawls, sería aquél en el que cada miembro de la comunidad aceptase
suscribir el contrato social antes incluso de saber qué papel se le asignará en aquél. Oponiéndose a Rawls, Robert Nozick
teorizó acerca de un “Estado mínimo”, en el que no existe una autoridad central legitimada para redistribuir recursos y dinero a
favor de las clases menos favorecidas.
DERECHOS HUMANOS
Derechos humanos, aquellos que el hombre posee por el mero hecho de serlo. Son inherentes a la persona y se proclaman
sagrados, inalienables, imprescriptibles, fuera del alcance de cualquier poder político. Unas veces se considera que los
derechos humanos son plasmación de ideales iusnaturalistas (de derecho natural). Existe, sin embargo, una escuela de
pensamiento jurídico que, además de no apreciar dicha implicación, sostiene la postura contraria. Para algunos, los derechos
humanos son una constante histórica, con clara raigambre en el mundo clásico; para otros, son fruto del cristianismo y de la
defensa que éste hace de la persona y su dignidad. Para los más, los derechos humanos aparecen, como tales, en la edad
moderna. Como hecho histórico, esto es incontestable.
La edad media fue una época en la que primaron los derechos estamentales, propios no de los hombres sin más, sino de los
órdenes, de los estamentos en que se configuraba y estructuraba la sociedad. De los derechos humanos empezó a hablarse en
tanto los vínculos estamentales se relajaron, y a medida que se consolidó el Estado moderno. En sus orígenes surgieron frente
a periodos de intolerancia —grupos minoritarios, como los calvinistas franceses (hugonotes), que fueron perseguidos,
reclamaron la tolerancia y la libertad de conciencia— al compás de las guerras de religión. Surgieron, en síntesis, de
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convulsiones colectivas. Los derechos humanos no implican una tensión entre particulares ni entre el ciudadano y el Estado.
Tienen un planteamiento inspirador filosófico, así como unas garantías difíciles de aplicar cuando no son ilusorias. Se plasman,
más adelante, en declaraciones de derechos, que propician el tránsito de los derechos humanos a los derechos fundamentales,
dotados de garantías. Los derechos humanos se establecieron en el Derecho internacional a partir de la II Guerra Mundial y,
tras su conclusión, se elaboraron numerosos documentos destinados a enumerarlos, propiciar su protección, declarar su
importancia y la necesidad de respetarlos. En primer lugar, hay que citar la Declaración Universal de Derechos Humanos,
aprobada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que distingue entre derechos relativos a la existencia misma de
la persona y los relativos a su protección y seguridad, a la vida política, social y jurídica de la misma, y los derechos de
contenido económico y social. Son, asimismo, relevantes: la Declaración de Derechos del Niño, firmada el 20 de noviembre de
1959; la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer, suscrita el 20 de diciembre de 1959; el Pacto de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, estos dos últimos adoptados por las Naciones
Unidas el 16 de diciembre de 1966. En el ámbito europeo, cabe destacar la Convención Europea para la Protección de los
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, nacida el 4 de noviembre de 1950, en el seno del Consejo de Europa, y
que cuenta con una Comisión y con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con competencia, llegado el caso, para
proceder al examen y la resolución de conflictos relacionados con la vulneración de los derechos y libertades contenidos en la
Convención.
Se pueden diferenciar tres fases en este proceso. La declaración de derechos nace, por regla general, como un conjunto de
teorías filosóficas. Son universales por lo que al contenido respecta y porque se refieren a cualquier hombre, abstracción hecha
de tiempo y lugar; son sobre todo muy limitadas en lo que a eficacia se refiere, al ser (como mucho) propuestas para futuras e
hipotéticas leyes. Más tarde y en algunas ocasiones, las declaraciones de derechos llegan a plasmarse en las constituciones,
con lo cual ganan en concreción lo que pierden en universalidad, quedando protegidos como verdaderos derechos subjetivos,
pero sólo en el ámbito del Estado que los reconoce de forma efectiva. No son así, en consecuencia, derechos del hombre, sino
del ciudadano, es decir, derechos del hombre en cuanto que derechos del ciudadano de un Estado concreto. Con la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 comenzó una tercera fase donde la afirmación de los citados derechos
se quiere a un tiempo universal y positiva. Universal, porque los destinatarios son todos los hombres y no tan sólo los
ciudadanos de uno u otro Estado. Positiva, porque se entiende que emprende un proceso, concluido el cual los derechos
humanos no sólo serán proclamados, sino protegidos de un modo material, incluso contra el propio Estado que los viole.
Declaración Universal de Derechos Humanos, resolución adoptada por unanimidad en diciembre de 1948 por la Asamblea
General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El objetivo de esta declaración, compuesta por 30 artículos, es
promover y potenciar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Dicha declaración proclama los
derechos personales, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales del hombre, los cuales sólo se ven limitados por el
reconocimiento de los derechos y libertades de los demás, así como por los requisitos de moralidad, orden público y bienestar
general. Entre los derechos citados por la Declaración se encuentran el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad personal;
a no ser víctima de una detención arbitraria; a un proceso judicial justo; a la presunción de inocencia hasta que no se demuestre
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lo contrario; a la no-invasión de la vida privada y de la correspondencia personal; a la libertad de movimiento y residencia; al
asilo político; a la nacionalidad; a la propiedad; a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión y de
expresión; a asociarse, a formar una asamblea pacífica y a la participación en el gobierno; a la seguridad social, al trabajo, al
descanso y a un nivel de vida adecuado para la salud y el bienestar; a la educación y la participación en la vida social de su
comunidad. La Declaración fue concebida como parte primera de un proyecto de ley internacional sobre los derechos del
hombre. La Comisión de los Derechos Humanos de la ONU dirigió sus esfuerzos hacia la incorporación de los principios más
fundamentales de la Declaración en varios acuerdos internacionales.
En 1955 la Asamblea General autorizó dos pactos de Derechos Humanos, uno relativo a los derechos civiles y políticos y el otro
a los derechos económicos, sociales y culturales. Ambos pactos entraron en vigor en enero de 1966, tras una larga lucha para
lograr que fueran ratificados.
Sin duda, la Declaración Universal de Derechos Humanos es uno de los documentos más importantes de toda la historia de la
humanidad. Integrada por los 30 artículos que se pueden leer a continuación, fue adoptada en diciembre de 1948 por resolución
de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
CONSIDERANDO que la libertad, la justicia y la paz en el CONSIDERANDO que los Estados Miembros se han
mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad comprometido a asegurar, en cooperación con la
intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal
los miembros de la familia humana; y efectivo a los Derechos y Libertades Fundamentales del
CONSIDERANDO que el desconocimiento y el hombre, y que una concepción común de estos Derechos y
menosprecio de los Derechos Humanos han originado Libertades es de la mayor importancia para el pleno
actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la cumplimiento de dicho compromiso,
Humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración LA ASAMBLEA GENERAL PROCLAMA la presente
más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal
que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, común por el que todos los pueblos y naciones deben
disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
creencias; instituciones, inspirándose constantemente en ella,
CONSIDERANDO esencial que los Derechos Humanos promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el
sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el respeto a estos Derechos y Libertades, y aseguren, por
hombre no se vea compelido al supremo recurso de la medidas progresivas de carácter nacional e internacional,
rebelión contra la tiranía y la opresión; su reconocimiento y aplicación universales y efectivos,
CONSIDERANDO también esencial promover el desarrollo tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como
de relaciones amistosas entre las naciones; entre los territorios colocados bajo su jurisdicción.
CONSIDERANDO que los pueblos de las Naciones Unidas Artículo 1. –Todos los seres humanos nacen libres e
han reafirmado en la Carta su fe en los Derechos iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de
Fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
persona humana y en la igualdad de derechos de hombres unos con los otros.
y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el Artículo 2. –1. Toda persona tiene todos los derechos y
progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un libertades proclamadas en esta Declaración, sin distinción
concepto más amplio de la libertad; alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
51
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, Artículo 12. –Nadie será objeto de injerencias arbitrarias
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. en su vida privada, su familia, su domicilio o su
–2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la correspondencia, ni de ataques a su honra o a su
condición política, jurídica o internacional del país o reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de
territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si la ley contra tales injerencias o ataques.
se trata de un país independiente como de un territorio bajo Artículo 13. –1. Toda persona tiene derecho a circular
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a libremente y a elegir su residencia en el territorio de un
cualquier otra limitación de soberanía. Estado.
Artículo 3. –Todo individuo tiene derecho a la vida, a la –2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país,
libertad y a la seguridad de su persona. incluso del propio, y a regresar a su país.
Artículo 4. –Nadie estará sometido a esclavitud ni a Artículo 14. –1. En caso de persecución, toda persona
servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en
prohibidas en todas sus formas. cualquier país.
Artículo 5. –Nadie será sometido a torturas ni apenas o –2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción
tratos crueles, inhumanos o degradantes. judicial realmente originada por delitos comunes o por
Artículo 6. –Todo ser humano tiene derecho, en todas actos opuestos a los propósitos y principios de las
partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica. Naciones Unidas.
Artículo 7. –Todos son iguales ante la ley y tienen, sin Artículo 15. –1. Toda persona tiene derecho a una
distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos nacionalidad.
tienen derecho a igual protección contra toda –2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda del derecho a cambiar de nacionalidad.
provocación a tal discriminación. Artículo 16. –1. Los hombres y las mujeres, a partir de la
Artículo 8. –Toda persona tiene derecho a un recurso edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por
efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar
ampare contra actos que violen sus derechos una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al
fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley. matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución
Artículo 9. –Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, ni del matrimonio.
preso, ni desterrado. –2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los
Artículo 10. –Toda persona tiene derecho, en condiciones futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia –3. La familia es el elemento natural y fundamental de la
por un tribunal independiente e imparcial, para la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y
determinación de sus derechos y obligaciones o para el del Estado.
examen de cualquier acusación contra ella en materia Artículo 17. –1. Toda persona tiene derecho a la
penal. propiedad, individual y colectivamente.
Artículo 11. –1. Toda persona acusada de delito tiene –2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se Artículo 18. –Toda persona tiene derecho a la libertad de
pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
en el que le hayan asegurado todas las garantías incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así
necesarias para su defensa. como la libertad de manifestar su religión o su creencia,
–2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el individual y colectivamente, tanto en público como en
momento de cometerse no fueran delictivos según el privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la
derecho nacional e internacional. Tampoco se impondrá observancia.
pena más grave que la aplicable en el momento de la Artículo 19. –Todo individuo tiene derecho a la libertad de
comisión del delito. opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
52
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez,
Artículo 20. –1. Toda persona tiene derecho a la libertad vejez u otros casos de pérdida de sus medios de
de reunión y de asociación pacíficas. subsistencia por circunstancias independientes de su
–2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una voluntad.
asociación. –2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
Artículo 21. –1. Toda persona tiene derecho a participar asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de
en el gobierno de su país, directamente o por medio de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual
representantes libremente escogidos. protección social.
–2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en Artículo 26. –1. Toda persona tiene derecho a la
condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
país. concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La
–3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del instrucción elemental será obligatoria. La instrucción
poder público; esta voluntad se expresará mediante técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso
elecciones auténticas que habrán de celebrarse a los estudios superiores será igual para todos, en función
periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto de los méritos respectivos.
secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la –2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
libertad del voto. personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
Artículo 22. –Toda persona, como miembro de la derechos humanos y a las libertades fundamentales;
sociedad, tiene derecho a la Seguridad Social, y a obtener, favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
mediante el esfuerzo nacional y la cooperación todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos,
internacional, habida cuenta de la organización y los y promoverá el desarrollo de las actividades de las
recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
económicos, sociales y culturales indispensables a su –3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el
dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 23. –1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la Artículo 27. –1. Toda persona tiene derecho a tomar parte
libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el las artes y a participar en el progreso científico y en los
desempleo. beneficios que de él resulten.
–2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, –2. Toda persona tiene derecho a la protección de los
a igual salario por trabajo igual. intereses morales y materiales que le correspondan por
–3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una razón de las producciones científicas, literarias o artísticas
remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así de que sea autora.
como a su familia, una existencia conforme a la dignidad Artículo 28. –Toda persona tiene derecho a que se
humana, y que será completada, en caso necesario, por establezca un orden social e internacional en el que los
cualesquiera otros medios de protección social. derechos y libertades proclamados en esta Declaración se
–4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a hagan plenamente efectivos.
sindicarse para la defensa de sus intereses. Artículo 29. –1. Toda persona tiene deberes respecto a la
Artículo 24. –Toda persona tiene derecho al descanso, al comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre
disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la y plenamente su personalidad.
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. –2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
Artículo 25. –1. Toda persona tiene derecho a un nivel de libertades, toda persona estará solamente sujeta a las
vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios libertades de los demás, y de satisfacer las justas
53
exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.
–3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso,
ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de
las Naciones Unidas.
Artículo 30. –Nada en la presente Declaración podrá
interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno
al Estado, a un grupo o a una persona para emprender y
desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la
supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración.
Fuente: Declaración Universal de Derechos Humanos.
54
TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tribunal constituido en 1950 por los países signatarios
de la Convención Europea de los Derechos Humanos para prevenir posibles actividades
opresivas por parte de los gobiernos. Durante el periodo inmediatamente posterior a la II Guerra
Mundial, y sobre todo después de las atrocidades cometidas por el régimen de la Alemania
nacionalsocialista, la mayoría de los dirigentes europeos acordaron que era necesario crear
algún tipo de organismo internacional que supervisara el trato que los ciudadanos recibían en
sus naciones. Los juicios por crímenes de guerra celebrados en Nuremberg demostraron que la
concepción de un tribunal internacional era factible. Así pues, la Convención estableció la
constitución de un organismo en el que los estados podrían demandar a otras naciones en
nombre de sus ciudadanos. En la actualidad, prácticamente todos los países que firmaron la
Convención han otorgado a sus ciudadanos el derecho a dirigirse a este tribunal a título
personal, y la mayoría de los casos juzgados en esta corte derivan de demandas entabladas
por ciudadanos particulares contra sus propios gobiernos. El número de naciones signatarias es
superior al de los miembros de la Unión Europea, todos los cuales firmaron la Convención. El
Tribunal está compuesto por un juez de cada uno de los países signatarios y se reúne en la
ciudad francesa de Estrasburgo.
La Convención protege derechos básicos tales como la libertad de expresión, de reunión, de
culto, la inviolabilidad del hogar y la familia y el derecho al debido proceso penal. Cada derecho
está expresado en términos generales y suele estar sujeto a una serie de excepciones: por
ejemplo, se permite que los gobiernos recorten el derecho a la libertad de expresión para
proteger la reputación de los individuos o las costumbres. El Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha establecido una doctrina en virtud de la cual cada gobierno nacional tiene un
‘margen de apreciación’ a la hora de determinar qué medidas adoptar para defender los
derechos básicos y qué exenciones son necesarias. Cada gobierno tiene la obligación de
equilibrar los intereses concurrentes que envuelve cada asunto legislativo: nuevamente, el
derecho a la libertad de expresión y el derecho a no ser difamado por aquellos que ejercen la
libertad de expresión. Este principio se basa en el entendimiento de que muchas cuestiones
planteadas en esta corte implican temas morales de gran complejidad y que es preferible dejar
este tipo de decisiones a los gobiernos democráticos; sólo cuando los estados exceden sus
funciones legítimas o son incapaces de proteger adecuadamente estos derechos —que afectan
tan directamente a los derechos básicos—, debe intervenir el Tribunal. Una gran parte de la
labor de este organismo consiste en dirimir si la postura de un gobierno con respecto a un
determinado caso cae dentro del margen de apreciación o no.
A pesar de esta política de moderación, el Tribunal suele verse envuelto en cuestiones
polémicas, especialmente cuando falla contra un gobierno. En 1995 tuvo lugar un caso en el
que el Tribunal decidió (por mayoría de 10 contra 9) que el gobierno británico había excedido su
margen de apreciación poniendo en peligro el debido proceso legal en la aplicación de medidas
contra el terrorismo al ordenar la detención armada de tres terroristas en Gibraltar, operación
que concluyó con las muertes de éstos.
El Tribunal es asesorado por la Comisión Europea de los Derechos Humanos. Este organismo
determina si un caso debe llegar hasta el Tribunal e intenta alcanzar un acuerdo amistoso. Esta
función filtrante es de una importancia vital, puesto que parece haber un flujo constante de
litigantes que, cuando los tribunales de sus respectivos países fallan en su contra, alegan que
se han violado sus derechos humanos fundamentales. Muchos de estos reclamantes
únicamente pretenden anular la decisión de los tribunales de su país, labor que no incumbe al
Tribunal Europeo.
Corea, que había estado bajo control japonés desde 1905, fue dividida tras la II Guerra Mundial
siguiendo el paralelo 38 que atraviesa la península de Corea. Se establecieron dos gobiernos
paralelos, uno al norte, respaldado por la URSS, y otro al sur, apoyado por Estados Unidos. Los
esfuerzos de la ONU por unificar el país a través de unas elecciones libres fracasaron. Cuando
fuerzas norcoreanas atacaron el sur el 25 de junio de 1950, el Consejo de Seguridad consideró
el ataque una violación de la paz y exigió la retirada de las tropas norcoreanas al norte del
paralelo 38. En otras dos resoluciones, el Consejo estableció un mando de la ONU bajo los
auspicios de Estados Unidos y pidió a las naciones miembros que proporcionaran unidades
militares que ayudaran a repeler el ataque armado a Corea del Sur.
Había dos elementos poco usuales en el caso de Corea. El primero era la ausencia de la URSS
del Consejo de Seguridad. Seis meses antes, el delegado soviético había abandonado el
Consejo como protesta por la presencia continuada del portavoz nacionalista en el escaño
designado para China, a pesar de la derrota de los nacionalistas y del establecimiento de un
gobierno comunista en la China continental. La URSS no estuvo, pues, presente para vetar las
medidas del Consejo contra el régimen norcoreano, que contaba con el apoyo soviético.
Cuando el delegado soviético volvió al Consejo en el mes de julio, declaró ilegal la acción en
Corea, dado que se había emprendido sin el consentimiento de todos los miembros
permanentes del Consejo. Estados Unidos replicó que la decisión se había tomado con el
acuerdo de aquellos miembros permanentes que se hallaban presentes y que habían
participado en la votación. En esta controversia, la URSS realizó una interpretación estricta de
las provisiones de la Carta, mientras que la de Estados Unidos fue una interpretación amplia,
cada uno motivado por intereses políticos.
Un segundo elemento poco habitual en el caso coreano fue el establecimiento de una unidad
militar de la ONU, que era, en verdad, un mando militar estadounidense, compuesto por tropas
de 16 estados miembros y de la República de Corea. Como no se había alcanzado ningún
acuerdo previo para proporcionar a la ONU fuerzas militares, el Consejo de Seguridad tomó
medidas ad hoc, solicitando a Estados Unidos poder utilizar su ya establecida estructura militar
como base para las acciones de la ONU.
El conflicto continuó durante más de tres años; se firmó un armisticio el 27 de julio de 1953.
Más de 40 años después, el país sigue dividido a pesar de la aceptación por ambas partes del
principio de reunificación. Corea sigue siendo un tema pendiente en la agenda de la Asamblea
General, aunque se han aprobado resoluciones instando a las dos partes a sustituir el largo
armisticio por una paz estable. Tanto Corea del Norte como Corea del Sur fueron, en 1991,
admitidas en la ONU.
Una consecuencia importante del conflicto coreano fue la resolución “Unidos por la Paz”.
Después de que la URSS volviera al Consejo de Seguridad, Estados Unidos presentó a la
Asamblea General una resolución que autorizaba a ésta a tratar casos que amenazaran la paz
cuando un veto impidiese la acción del Consejo. Esta resolución, denominada “Unidos por la
Paz”, adoptada el 3 de noviembre de 1950, hizo explícita una ampliación de la autoridad de la
Asamblea General en materia de paz y seguridad.
Los esfuerzos realizados al margen de la ONU para buscar una solución más amplia tuvieron
cierto éxito cuando, en marzo de 1979, Egipto e Israel, gracias a la mediación de Estados
Unidos, firmaron el Tratado de Camp David, que establecía formalmente la paz y que
contemplaba una retirada progresiva del Sinaí por parte de los israelíes, la reanudación de
relaciones diplomáticas entre ambos países y un marco general para extender el proceso de
paz a otros estados árabes. La misión de la UNEF II terminó el 24 de julio de 1979, tras la
retirada israelí del Sinaí.
Los observadores de la UNTSO prosiguieron su labor entre Egipto e Israel bajo los términos del
acuerdo de 1949, y tanto UNDOF como UNIFIL continuaron operando durante la década de
1980. El sur del Líbano seguía siendo una zona inestable. La región había sido una plaza fuerte
para las bases de los comandos palestinos hasta la invasión israelí de junio de 1982. A raíz de
esta operación, y al mismo tiempo que las guerrillas palestinas, se establecieron en el Líbano
tropas israelíes y sirias.
La ocupación israelí de Gaza y Cisjordania se convirtió en objeto de ataques cada vez más
serios por parte no sólo del Consejo de Seguridad, sino también de la Asamblea General. Las
resoluciones reconocieron los derechos de los palestinos y se permitió a sus representantes
que presentaran su caso ante el foro mundial. La expansión de los asentamientos israelíes en
los territorios ocupados no hizo sino complicar más el problema. En 1993, los líderes de Israel y
de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron un acuerdo de paz que pedía
a los palestinos que asumieran de forma gradual la responsabilidad de la administración civil de
los territorios ocupados, empezando por la franja de Gaza y la zona de Jericó. En 1994, se
aplicaron las primeras etapas del acuerdo.
La invasión de Kuwait por parte de Irak el 2 de agosto de 1990, que originó la guerra del Golfo
Pérsico, obtuvo una respuesta inmediata del Consejo de Seguridad. Entre los meses de agosto
y noviembre se aprobaron una serie de resoluciones que condenaban la ocupación y anexión
de Kuwait, imponían un importante embargo sobre las transacciones comerciales y financieras
con Irak y con el Kuwait ocupado por los iraquíes, autorizaban el uso de la fuerza militar para
garantizar el cumplimiento de esta medida y, por último, permitía a los estados miembros el uso
de “todos los medios necesarios” para expulsar a Irak de Kuwait si no se retiraba antes del 16
de enero de 1991. En respuesta, Irak pidió la celebración de una conferencia internacional de
paz que tratase una amplia gama de conflictos regionales, incluido el conflicto palestino-israelí.
Estados Unidos y sus aliados se opusieron de forma rotunda a esta vinculación. Después de
que la coalición liderada por Estados Unidos en la guerra del Golfo derrotara de modo
fulminante a Irak y restaurase la independencia de Kuwait, se envió una fuerza de paz de la
ONU para que controlara una zona desmilitarizada a lo largo de la frontera que separaba a
ambos países. La presencia de la ONU se hizo necesaria asimismo en el norte de Irak para
proteger a los kurdos, que se habían rebelado contra el régimen de Saddam Husayn. La
situación estuvo a punto de degenerar en un nuevo conflicto bélico en los primeros meses de
1998, cuando el líder iraquí impidió que los expertos de la Comisión Especial de Naciones
Unidas (en inglés, United Nations Special Commission, UNSCOM) verificaran el cumplimiento
por parte de Irak de las resoluciones dictadas por la ONU acerca de la eliminación de armas de
destrucción masiva. En febrero, después de trasladarse a Bagdad y entrevistarse con Husayn,
el secretario general de la Organización, Kofi Annan, logró un acuerdo que evitó el inminente
ataque estadounidense (dispuesto bajo el nombre de Operación Trueno del Desierto). Sin
embargo, en diciembre de ese mismo año, y aduciendo la persistente negativa del dirigente
iraquí a cumplir las resoluciones de la ONU, Estados Unidos desencadenó una serie de
bombardeos sobre Irak que suscitó diferencias entre los miembros del Consejo de Seguridad
(dado que éste no había autorizado el inicio de dicha operación.
Los programas para el desarrollo de la ONU forman parte de una red mucho más amplia de
ayuda que incluye asimismo programas organizados a escala regional y nacional. Al mismo
tiempo, los países en vías de desarrollo deben aportar aún la mayor parte del capital necesario
para su crecimiento económico, ya sea a través de la aplicación de una política de ahorro o de
beneficios conseguidos gracias a acuerdos con naciones extranjeras. En consecuencia, la
ayuda al desarrollo ha dependido cada vez más de las condiciones generales de la economía
mundial, sobre todo aquellos factores que determinan que los países en vías de desarrollo
participen en el comercio mundial y consigan capital extranjero gracias a la exportación de
materias primas y productos manufacturados.
La relación existente entre la ayuda al desarrollo y el comercio fue resaltada de una forma
especial en el trabajo realizado en la década de 1950 por la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPALC). A principios de la década de 1960, esta conexión era aceptada
por la mayoría de los países del Tercer Mundo que, en 1964, tomaron la iniciativa en la
Asamblea General de establecer la UNCTAD. Poco antes de la primera sesión de la UNCTAD,
77 naciones en vías de desarrollo elaboraron una declaración de principios, que afirmaba que
“el comercio internacional podía convertirse en un elemento más poderoso de avance
económico no sólo por la expansión de las exportaciones tradicionales de los países en vías de
desarrollo, sino también por el crecimiento de los mercados, lo que contribuiría a una
participación en las exportaciones mundiales, con mejores condiciones para el comercio”.
La UNCTAD es un órgano subsidiario de la Asamblea General, y su objetivo es promover el
comercio internacional, con el marcado propósito de acelerar la evolución económica en los
países de Asia, África y Latinoamérica. Todos los miembros de la ONU pertenecen a la
UNCTAD, que se reúne una vez cada cuatro años en una conferencia general. Además de su
personal, el grupo permanente incluye un comité de comercio y desarrollo compuesto por
miembros que representan de forma proporcional cuatro núcleos de estados: el grupo
afroasiático, los estados industrializados con economía de mercado, los países
latinoamericanos y las repúblicas de Europa del Este y de la extinta URSS.
En las negociaciones que se desarrollaban en el seno de la UNCTAD o en la Asamblea
General, los países afroasiáticos y latinoamericanos constituían por su propia historia y tradición
el “Sur”, frente a la postura adoptada por los países industrializados en función de políticas
basadas en la economía de mercado, que conformaban el “Norte”. En este diálogo Norte-Sur,
fundamentado sobre relaciones económicas mundiales, la URSS y sus aliados participaban
sólo de modo marginal. Consecuente con la ideología comunista, la URSS solía aducir que el
estado de la economía mundial constituía el fruto de las clásicas condiciones imperialistas, con
lo que era responsabilidad de las potencias occidentales compensar a sus antiguas colonias por
la explotación a la que se las había sometido. Los términos y protagonistas de este debate han
cambiado con el hundimiento del bloque soviético y con el acelerado avance económico de
algunas zonas del Sur.
Desde 1964, las actividades de la UNCTAD se han centrado de modo intensivo en reformas de
la economía mundial que mejoraran la posición de los países del Tercer Mundo. La primera es
el Programa Integrado para las Mercancías (PIM), que conlleva la negociación de acuerdos
para garantizar la estabilidad de los precios de las materias primas exportadas por países
subdesarrollados. Los descensos repentinos en los precios mundiales del estaño, cobre o café,
por ejemplo, pueden reducir de forma drástica los ingresos de países para los que éstas son las
únicas materias exportables.
Relacionada con el PIM, es la reforma consistente en el establecimiento de un Fondo Común
utilizado para financiar reservas de estas materias, de modo que el suministro mundial pueda
así ser regulado para evitar fluctuaciones en los precios. La UNCTAD aboga también por una
disminución de las medidas proteccionistas aplicadas a las exportaciones de productos
manufacturados procedentes de países en vías de desarrollo. Las principales naciones en
materia de comercio a escala mundial han reducido con regularidad sus aranceles con el paso
de los años a través de acuerdos elaborados bajo los auspicios del Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estos
mecanismos, sin embargo, operan sobre la base de reducciones recíprocas de aranceles, lo
que sitúa en una posición de desventaja a las naciones del Tercer Mundo, que sólo se
encuentran en una primera fase de industrialización.
Aunque la postura de las principales potencias en lo que respecta a las propuestas de la
UNCTAD ha pasado con los años del completo rechazo a una reacia tolerancia, la aplicación
real de estas medidas se ha visto frenada a la postre. Los acuerdos realizados sobre materias
primas individuales no han asegurado la estabilidad de los precios, el Fondo Común no ha
recibido financiación y los gobiernos de muchas naciones industrializadas han sido cada vez
más reticentes a la hora de permitir importaciones con un trato preferencial que puedan
competir con los productos de sus propias industrias. Como respuesta a todo esto, los países
subdesarrollados han lanzado un ataque más fuerte y de mayor contenido político a la
estructura de la economía mundial pidiendo un nuevo orden económico internacional.
En la actualidad, las Naciones Unidas son a la vez más y menos de lo que los fundadores
habían anticipado. Son menos, porque, desde el fin de la II Guerra Mundial hasta el final de la
década de 1980, la rivalidad existente entre Estados Unidos y la URSS dejó al descubierto la
débil unanimidad de las grandes potencias en temas de paz y seguridad. Son más, porque la
rápida desintegración de los imperios coloniales, producida desde la década de 1940 hasta la
de 1970, creó un vacío en la estructura de las relaciones internacionales que la ONU, en
muchas áreas, pudo y supo ocupar.
Incluso durante el periodo de rivalidad entre las superpotencias, la ONU ayudó a mitigar las
tensiones entre el Este y el Oeste. Gracias a sus misiones de paz, por ejemplo, fue capaz de
mantener ciertas áreas de tensión fuera del dominio de las grandes potencias. La ONU
estableció también varios comités sobre desarme y participó en la negociación de tratados con
el fin de prohibir las armas nucleares en el espacio exterior y el desarrollo de las armas
químicas. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha contribuido a controlar la
proliferación de armas nucleares inspeccionando instalaciones nucleares para comprobar su
uso. No obstante, se han alcanzado medidas importantes en el tema del control de armas
gracias a las negociaciones directas desarrolladas entre las superpotencias. Entre estas
medidas se incluyen el Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas (1963), el Tratado de No
Proliferación de Armas Nucleares (1968), las negociaciones sobre Limitación de Armas
Estratégicas (SALT) de 1972 y 1979, y los tratados de Reducción de Armas Estratégicas
(START) de 1991 y 1993.
Además del envío de fuerzas de paz, la ONU ha tenido un papel más relevante en el tránsito de
numerosos países hacia la autodeterminación en algunas áreas conflictivas. Ha sido una
tribuna importante en la que estados de independencia tardía han comenzado a tomar parte en
las relaciones internacionales, proporcionándoles así la oportunidad de representar sus
intereses fuera de su propio entorno, de adherirse a grupos de naciones con intereses
parecidos y de escapar de los forzados compromisos de sus antiguos vínculos coloniales. Un
problema con el que se enfrenta la ONU en la década de 1990 es la impresión que existe en
algunos países occidentales de que se ha convertido en un instrumento de los países
subdesarrollados y que, por lo tanto, ya no constituye un foro viable para llevar a cabo
negociaciones satisfactorias para naciones más avanzadas en el plano económico.
Muchos problemas globales han sido considerados en una serie de conferencias especiales,
celebradas con el patrocinio de las Naciones Unidas, entre las que se encuentran la
Conferencia sobre el Entorno Humano (1972), la Conferencia sobre Población Mundial (1974),
la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer (1975), la Conferencia sobre
Asentamientos Humanos, o sobre el Hábitat (1976), la Conferencia sobre la Desertización
(1977), la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (1982) y la Cumbre Mundial para los
Niños (1990). En 1992, más de 100 jefes de Estado y de gobierno, la mayor reunión de
dirigentes nacionales de la historia, se reunieron en Río de Janeiro (Brasil) para celebrar la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, más conocida por los
nombres de Cumbre de la Tierra y Cumbre de Río.
La caída del comunismo, que tuvo lugar en Europa del Este y la URSS entre 1989 y 1991,
planteó nuevos desafíos y oportunidades para la acción de la ONU. Por una parte, el fin de la
rivalidad entre Estados Unidos y la URSS permitía a la ONU asumir un papel más intenso en la
búsqueda de soluciones a los conflictos de Camboya, la antigua Yugoslavia, el Sahara
Occidental y el golfo Pérsico. Por otra parte, la guerra civil yugoslava y los conflictos étnicos
existentes dentro y entre las antiguas repúblicas soviéticas eran sólo ejemplos de la amenaza
que la desintegración del que fuera bloque soviético podía representar para la paz y la
estabilidad. Cómo afrontar un papel mayor en el mantenimiento de la paz y cómo acomodar la
mayor influencia política y económica que habían adquirido Alemania y Japón fueron asimismo
desafíos a los que la ONU hubo de enfrentarse en la década de 1990. Después de más de 40
años de debates internacionales, en 1993 se aprobó la creación de un nuevo puesto: el alto
comisario para los Derechos Humanos. Nombrado por el secretario general, el comisario es
responsable de velar por el respeto mundial a los derechos humanos fundamentales.
El futuro de la Organización pasa por convertirse en el único y auténtico garante de la
estabilidad mundial. En este sentido, el Tratado Global de Prohibición de Pruebas Nucleares
(aprobado por la Asamblea General el 10 de septiembre de 1996), la II Cumbre de la Tierra
(celebrada en junio de 1997 en Nueva York, que acordó la futura creación de una Organización
Mundial del Medio Ambiente) y la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(celebrada en la ciudad japonesa de Kioto en diciembre de 1997, en la que se delimitó un
programa mínimo para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte
de los países desarrollados) pueden citarse como sus más recientes actuaciones para fomentar
la concordia internacional. Su papel como mediadora en conflictos regionales alterna resultados
notables (vigilancia del proceso de paz en Bosnia-Herzegovina) con muestras de determinada
incapacidad. En este último aspecto, habría que señalar el relativo fracaso de la Organización
en la región africana de los Grandes Lagos, donde no se pudo salvaguardar la seguridad de los
refugiados en las sucesivas crisis de Ruanda (1994) y Zaire (actual República Democrática del
Congo), 1996-1997.
Las Naciones Unidas no son un gobierno mundial, sino más bien un instrumento muy flexible
mediante el cual las naciones pueden cooperar para solucionar sus mutuos problemas. Que
cooperen y utilicen la ONU de forma creativa depende de cómo sus gobiernos y sus pueblos
entiendan las relaciones con los demás y de cómo imaginen su lugar en el futuro de la
humanidad.
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, declaración general de derechos
elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente en agosto de 1789 a fin de proporcionar una
marco previo a la redacción de una constitución en los primeros momentos de la Revolución
Francesa.
La Asamblea Nacional nombró una comisión encargada de elaborar un proyecto constitucional
el 6 de julio. Este grupo entregó un informe tres días después en el que recomendaba que la
nueva constitución incluyera como preámbulo una exposición general de los principios
universales que se pretendían consagrar en la misma. El marqués de La Fayette, que contó con
la colaboración del autor de la Declaración de Independencia estadounidense, Thomas
Jefferson, embajador en París en aquel tiempo, presentó un borrador el 11 de julio que fue
criticado inmediatamente por los reformistas moderados, quienes consideraban que la
naturaleza abstracta de sus principios provocaría la abolición de la monarquía y el caos social,
temor que se extendió durante las siguientes semanas cuando la intranquilidad del pueblo
generó una incontrolable espiral de violencia.
El debate se reanudó a comienzos de agosto, siendo la cuestión prioritaria decidir si el proyecto
constitucional debía ser revisado o bien reemplazado. Los reformistas, influidos por la
legislación británica y las obras de Charles-Louis de Montesquieu, jurista de la primera mitad
del siglo XVIII, opinaban que la declaración debía enumerar los deberes y derechos de los
ciudadanos y servir únicamente como una enmienda a las leyes anteriores. Por su parte, los
radicales, defensores de las teorías de Jean-Jacques Rousseau y del modelo constitucional de
Estados Unidos, insistían en que era necesaria una declaración abstracta de principios con
respecto a la cual pudiera ser evaluada y contrastada la nueva Constitución nacional.
Este debate se decidió finalmente en favor de los radicales, pero provocó una serie de disputas
sobre los mecanismos constitucionales que adoptaría el nuevo orden, en el que "el origen
fundamental de toda soberanía recae en la nación" (artículo 3). La discusión se centró en torno
al papel del monarca: los radicales consiguieron incluir una norma que denegaba a las
proclamas reales carácter legislativo, pero la propuesta central de que la legislación aprobada
por la Asamblea no fuera vetada por el poder ejecutivo quedó mitigada para que el rey pudiera
anular determinadas leyes con las que estuviera en desacuerdo. La Declaración definía los
derechos naturales del hombre, entre los que consideraba básicos la libertad (individual, de
pensamiento, de prensa y credo), la igualdad (que debía ser garantizada al ciudadano por el
Estado en los ámbitos legislativo, judicial y fiscal), la seguridad y la resistencia a la opresión.
Aunque estos principios fundamentales constituyeron la base del liberalismo político del siglo
XIX, no fueron aplicados en la Francia revolucionaria: el monarca no aceptó que sus anteriores
súbditos fueran ahora soberanos, y la Asamblea Legislativa aceptó el veto del rey. Al cabo de
tres años, se abolió la monarquía y se proclamó la República. Otras dos declaraciones de los
derechos del hombre y del ciudadano fueron aprobadas posteriormente durante el transcurso
de la Revolución Francesa. La Declaración de 1793 tuvo un carácter más democrático
(defendía el derecho a la sublevación frente a la tiranía y prohibía la esclavitud) y precedió a la
Constitución de 1793. La Declaración de 1795, más próxima a la de 1789, supuso el preámbulo
de la Constitución del año III.
La Declaración tuvo gran repercusión en España y en la América española y fue uno de los
elementos fundamentales que estimularon la implantación de nuevas ideas.
La Declaración definía los derechos naturales del hombre, entre los que consideraba básicos la
libertad (individual, de pensamiento, de prensa y credo), la igualdad (que debía ser garantizada
al ciudadano por el Estado en los ámbitos legislativo, judicial y fiscal), la seguridad y la
resistencia a la opresión.
REVOLUCIÓN FRANCESA
Revolución Francesa, proceso social y político acaecido en Francia entre 1789 y 1799, cuyas
principales consecuencias fueron el derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la Casa real de
los Borbones, la abolición de la monarquía en Francia y la proclamación de la I República, con
lo que se pudo poner fin al Antiguo Régimen en este país. Aunque las causas que generaron la
Revolución fueron diversas y complejas, éstas son algunas de las más influyentes: la
incapacidad de las clases gobernantes —nobleza, clero y burguesía— para hacer frente a los
problemas de Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían sobre
el campesinado, el empobrecimiento de los trabajadores, la agitación intelectual alentada por el
Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra de la Independencia estadounidense. Las teorías
actuales tienden a minimizar la relevancia de la lucha de clases y a poner de relieve los factores
políticos, culturales e ideológicos que intervinieron en el origen y desarrollo de este
acontecimiento.
EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN
El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la
predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza y al
clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI cedió a
las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de Francia con el
nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos extranjeros leales se
concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue nuevamente destituido. El
pueblo de París respondió con la insurrección ante estos actos de provocación; los disturbios
comenzaron el 12 de julio, y las multitudes asaltaron y tomaron La Bastilla —una prisión real
que simbolizaba el despotismo de los Borbones— el 14 de julio.
Antes de que estallara la revolución en París, ya se habían producido en muchos lugares de
Francia esporádicos y violentos disturbios locales y revueltas campesinas contra los nobles
opresores que alarmaron a los burgueses no menos que a los monárquicos. El conde de Artois
y otros destacados líderes reaccionarios, sintiéndose amenazados por estos sucesos, huyeron
del país, convirtiéndose en el grupo de los llamados émigrés. La burguesía parisina, temerosa
de que la muchedumbre de la ciudad aprovechara el derrumbamiento del antiguo sistema de
gobierno y recurriera a la acción directa, se apresuró a establecer un gobierno provisional local
y organizó una milicia popular, denominada oficialmente Guardia Nacional. El estandarte de los
Borbones fue sustituido por la escarapela tricolor (azul, blanca y roja), símbolo de los
revolucionarios que pasó a ser la bandera nacional. No tardaron en constituirse en toda Francia
gobiernos provisionales locales y unidades de la milicia. El mando de la Guardia Nacional se le
entregó al marqués de La Fayette, héroe de la guerra de la Independencia estadounidense.
Luis XVI, incapaz de contener la corriente revolucionaria, ordenó a las tropas leales retirarse.
Volvió a solicitar los servicios de Necker y legalizó oficialmente las medidas adoptadas por la
Asamblea y los diversos gobiernos provisionales de las provincias.
LA REDACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN
La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y
disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del 'Gran Miedo'). El clero y
la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del 4
de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba abolido el régimen
feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban compensaciones en ciertos
casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención tributaria de los
estamentos privilegiados.
A continuación, la Asamblea Nacional Constituyente se dispuso a comenzar su principal tarea,
la redacción de una Constitución. En el preámbulo, denominado Declaración de los Derechos
del hombre y del ciudadano, los delegados formularon los ideales de la Revolución, sintetizados
más tarde en tres principios, "Liberté, Égalité, Fraternité" ("Libertad, Igualdad, Fraternidad").
Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París, irritada por los rumores de
conspiraciones monárquicas, reclamaba alimentos y soluciones. El 5 y el 6 de octubre, la
población parisina, especialmente sus mujeres, marcharon hacia Versalles y sitió el palacio real.
Luis XVI y su familia fueron rescatados por La Fayette, quien les escoltó hasta París a petición
del pueblo. Tras este suceso, algunos miembros conservadores de la Asamblea Constituyente,
que acompañaron al rey a París, presentaron su dimisión. En la capital, la presión de los
ciudadanos ejercía una influencia cada vez mayor en la corte y la Asamblea. El radicalismo se
apoderó de la cámara, pero el objetivo original, la implantación de una monarquía constitucional
como régimen político, aún se mantenía.
El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca francés en unas
fastuosas ceremonias, a las que acudieron delegados de todos los lugares del país, el 14 de
julio de 1790. Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía un sistema
administrativo cuyas unidades eran los departamentos, que dispondrían de organismos locales
elegibles. Sé ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los juicios con jurado en las causas
penales y se propuso una modificación fundamental de la legislación francesa. Con respecto a
la institución que establecía requisitos de propiedad para acceder al voto, la Constitución
disponía que el electorado quedara limitado a la clases alta y media. El nuevo estatuto confería
el poder legislativo a la Asamblea Nacional, compuesta por 745 miembros elegidos por un
sistema de votación indirecto. Aunque el rey seguía ejerciendo el poder ejecutivo, se le
impusieron estrictas limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter meramente suspensivo, y
era la Asamblea quien tenía el control efectivo de la dirección de la política exterior. Se
impusieron importantes restricciones al poder de la Iglesia católica mediante una serie de
artículos denominados Constitución civil del Clero, el más importante de los cuales suponía la
confiscación de los bienes eclesiásticos. A fin de aliviar la crisis financiera, se permitió al Estado
emitir un nuevo tipo de papel moneda, los asignados, garantizado por las tierras confiscadas.
Asimismo, la Constitución estipulaba que los sacerdotes y obispos fueran elegidos por los
votantes, recibieran una remuneración del Estado, prestaran un juramento de lealtad al Estado
y las órdenes monásticas fueran disueltas.
Durante los quince meses que transcurrieron entre la aprobación del primer borrador
constitucional por parte de Luis XVI y la redacción del documento definitivo, las relaciones entre
las fuerzas de la Francia revolucionaria experimentaron profundas transformaciones. Éstas
fueron motivadas, en primer lugar, por el resentimiento y el descontento del grupo de
ciudadanos que había quedado excluido del electorado. Las clases sociales que carecían de
propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de la miseria económica y social, y no
tardaron en adoptar posiciones radicales. Este proceso, que se extendió rápidamente por toda
Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando
se supo que María Antonieta estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II,
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Al igual que la mayoría de los monarcas
europeos, Leopoldo había dado refugio a gran número de émigrés y no había ocultado su
oposición a los acontecimientos revolucionarios que se habían producido en Francia. El recelo
popular con respecto a las actividades de la reina y la complicidad de Luis XVI quedó
confirmado cuando la familia real fue detenida mientras intentaba huir de Francia en un carruaje
con destino a Varennes el 21 de junio.
En las últimas décadas dos grandes partidos políticos han dominado el panorama político del
país: el Partido Demócrata, fundado en 1790 con el nombre de Partido Anti Federalista, se
convirtió en el Partido Demócrata-Republicano en 1801 y, en 1828, tomó su actual
denominación. En 1854 se fundó el Partido Republicano que, en 1860, se convirtió en uno de
los dos grandes partidos. El resto de los partidos tiene menor importancia en la mayoría de las
elecciones nacionales y estatales, por lo que ningún candidato de un tercer partido ha
conseguido jamás la presidencia. Los terceros partidos han desempeñado sólo un papel menor
en el Congreso.
El presidente es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Las
órdenes del presidente a los diversos mandos militares se canalizan a través del secretario de
Defensa. Los jefes militares del Ejército, la Armada, las Fuerzas Aéreas y los Marines
conforman el Estado Mayor Conjunto que aconseja al Presidente y al Congreso sobre la
estrategia militar y recomienda los niveles de gasto y los sistemas de armamento.
Aunque todos los hombres mayores de 18 años están registrados en un servicio militar
selectivo, desde 1973 las Fuerzas Armadas se componen en su totalidad de hombres y mujeres
reclutados voluntariamente. El número de soldados era de 1.365.800 en 1999.
Los principales tratados de seguridad en los que participa Estados Unidos son la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la ANZUS, que vincula a Australia con Estados
Unidos.
Los Estados Unidos surgen como entidad política a finales del siglo XVIII, pero la historia
nacional se inicia con una breve reseña de los principales acontecimientos que dieron lugar al
nacimiento de la Unión. Los viajes, a finales del siglo XV, de Cristóbal Colón y en menor medida
de Giovanni Caboto, constituyeron el inicio del descubrimiento y de la colonización del
continente americano. Tras los viajes de Colón y de los descubridores españoles, España
conquistó vastos dominios en todo el continente americano. Caboto, navegante al servicio del
monarca inglés Enrique VII, consiguió tocar brevemente Terranova en 1497.
Las tierras que estos navegantes conocieron estaban habitadas desde hacía más de 20.000
años antes de la llegada de Colón. En 1492, la población indígena sobrepasaba los 90 millones
de personas, de los cuales unos 10 millones vivían al norte del México actual. El contacto con
los europeos provocó un desastre demográfico para la población indígena. La gripe, el tifus, el
sarampión y la viruela redujeron el número de habitantes de las regiones más pobladas de
América Central y del Sur: hasta en un 95% durante los primeros 150 años. En algunas zonas
de América del Norte donde, con la excepción de México, las culturas autóctonas eran
seminómadas y la densidad de población más baja, el colapso demográfico fue menor, pero no
por ello menos devastador. La colonización europea supuso la destrucción completa de las
culturas autóctonas. Para mayor detalle sobre la historia de los pueblos indígenas de Estados
Unidos, véase Indígenas americanos y los artículos individuales de estos pueblos.
La fundación de San Agustín (en la actual Florida) por los españoles, en 1565, marcó el inicio
de la colonización europea dentro de las actuales fronteras estadounidenses. El primer
asentamiento permanente creado por los ingleses fue Jamestown. Fundada en 1607, fue una
instalación de la Compañía de Virginia de Londres, una sociedad anónima patrocinada por
Jacobo I de Inglaterra con la finalidad de comerciar con aquellos territorios y de colonizarlos. La
corona británica se hizo en 1624 con el control de la colonia, que pasó a ser una provincia real.
Después de que las autoridades inglesas eliminaran los controles sobre la producción de
tabaco, se produjo un gran desarrollo económico y demográfico en la región de la bahía de
Chesapeake. La incesante demanda de mano de obra para el cultivo del tabaco originó un duro
régimen de servidumbre.
En el último cuarto del siglo XVII, en que se hizo excesivamente caro importar mano de obra
inglesa, los colonos ingleses en aquellas zonas comenzaron a importar esclavos africanos que
se convirtieron en la mano de obra predominante en el Sur.
La llegada al poder de Guillermo III de Orange (reinó entre 1688 y 1703) originó un vuelco total
en la política diplomática inglesa. El gobierno inglés desafió al poderío militar francés, su
principal rival en la construcción de un imperio colonial. La posterior guerra tuvo lugar en fases
sucesivas durante casi un siglo y en distintas partes del mundo. En los territorios
septentrionales de América del Norte, probablemente el escenario en donde se combatió con
más encarnizamiento, las distintas etapas del conflicto fueron: la guerra del rey Guillermo
(1689-1697), la guerra de la reina Ana, (1702-1713), la guerra del rey Jorge (1744-1748) y la
Guerra Francesa e India (1754-1763). El régimen francés era muy centralista, disponía de un
ejército bien preparado y contaba como aliados con buena parte de las tribus nativas del Este.
Las colonias británicas, por el contrario, apenas cooperaban unas con otras, no mantenían
alianzas fiables con los nativos y carecían de gran poder militar. No obstante, los británicos
contaron desde el principio con una enorme superioridad en hombres y material, y un mayor
apoyo de la metrópoli.
Las tres primeras guerras no ofrecieron resultados decisivos, aunque el Tratado de Utrecht (que
puso fin a la guerra de Sucesión española) firmado en 1713 obligaba a Francia a entregar
numerosos territorios. El decisivo enfrentamiento entre Inglaterra y Francia por el control de la
cuenca del río Ohio condujo a la fase final del conflicto, la Guerra Francesa e India. Desde sus
modestos orígenes en 1754, este conflicto se convirtió rápidamente en un enfrentamiento por el
dominio del espacio en disputa; aunque la primera parte de la guerra supuso una serie de
desastres para los británicos y sus colonias, desde 1757 Gran Bretaña y sus aliados asestaron
fuertes golpes a Francia en la extensión europea del conflicto (véase Guerra de los Siete Años).
En los territorios de América del Norte, el esfuerzo bélico en esta segunda fase de la guerra fue
llevado a cabo por el ejército británico, apoyado por tropas auxiliares de las colonias. En 1759
las tropas británicas y coloniales conquistaron Québec y al año siguiente se apoderaron de
Montreal, lo que supuso la destrucción del poderío francés en el continente. El resto de la
guerra, que tuvo como escenarios Europa, las Indias Occidentales, la India y África, fue una
serie interrumpida de victorias británicas que obligaron a Francia a capitular el año 1763. Según
los términos del Tratado de París, Francia perdió todas sus posesiones en los territorios de
Norteamérica. Toda la región al este del Mississippi y todas las posesiones francesas en lo que
hoy es Canadá pasaron a manos de Gran Bretaña. España, aliada de Francia durante la
contienda, entregó parte de la Florida, pero se le confirmó el dominio de los territorios al oeste
del Mississippi.
La reacción del Parlamento a los sucesos de Boston fue rápida y severa; fue cerrado el puerto
de Boston y se impusieron nuevas sanciones. La indignación que se suscitó entre las colonias
condujo a la celebración en septiembre de 1774 del primer Congreso Continental. En este
Congreso se envió una petición al soberano británico Jorge III para que reparara los agravios,
se pidió la intensificación del boicot comercial a Gran Bretaña y se preparó un nuevo congreso
en el caso de que los británicos rehusaran aceptar las demandas de las colonias.
El rey Jorge III rechazó la petición del Congreso y consideró el movimiento de protesta de las
colonias como una rebelión. En menos de cuatro meses, el conflicto armado estalló en
Massachusetts cuando el gobernador real, general Thomas Gage, envió tropas contra Concord,
ciudad en la que los dirigentes de la resistencia habían acumulado armas y municiones. El 19
de abril tropas regulares británicas dispararon contra la formación de una milicia patriótica en
Lexington, precipitando la primera batalla de la guerra de la Independencia estadounidense.
El segundo Congreso Continental, celebrado el 10 de mayo de 1775 en Filadelfia, proclamó la
decisión de las colonias de resistir la agresión británica mediante la fuerza, determinó crear un
ejército continental, proclamó a George Washington jefe supremo del mismo, autorizó la
emisión de papel moneda y asumió otras prerrogativas propias de poder ejecutivo. El Congreso
también apeló al gobierno británico para alcanzar una solución pacífica del conflicto, pero Jorge
III respondió en agosto con una proclama que exhortaba a sus “leales súbditos” para “reprimir la
rebelión y la sedición” en aquellos territorios. Mientras tanto, las tropas coloniales habían
infligido importantes bajas a un gran ejército de tropas regulares británicas en Charlestown,
Massachusetts. El segundo Congreso Continental declaró la independencia el 2 de julio de
1776 y dos días más tarde adoptó una declaración formal de principios, redactada por Thomas
Jefferson, justificando esa acción.
La Guerra Civil puso fin a los dos grandes problemas del país: la relación entre el gobierno
federal y los estados, y la esclavitud. El Congreso abolió la esclavitud en 1862; el 1 de enero de
1863, Lincoln promulgó la proclamación de la Emancipación, por la que se declaraba libres a
todos los esclavos en los estados esclavistas. Por último, el 6 de diciembre de 1865, la
decimotercera enmienda de la Constitución abolió la esclavitud en todos los estados.
El periodo de posguerra estuvo marcado por el dominio de los republicanos en los asuntos
nacionales.
El primer asunto al que tuvo que hacer frente el país, una vez acabada la Guerra Civil (periodo
conocido como la Reconstrucción), fue determinar cómo reintegrar a los estados secesionistas
a la Unión. El plan de Lincoln consistía en readmitir a los estados suristas sin imponerles
excesivas represalias, aunque el Congreso demandara mayor severidad. El presidente Andrew
Johnson mantuvo inicialmente una postura similar a la de Lincoln. El Congreso aprobó en 1867
las Leyes de Reconstrucción, por las que la mayor parte del Sur quedaba dividido en cinco
distritos militares, se garantizaba el derecho a sufragio a la población masculina negra, y a los
antiguos dirigentes políticos confederados se les prohibió tomar parte en los gobiernos de los
diversos estados.
La política adoptada por los sucesivos gobiernos de este periodo de la Reconstrucción provocó
gran resentimiento en el Sur. Los sureños eran incapaces de aceptar cualquier forma de
gobierno en el que negros y los delegados del Norte tuvieran un papel importante e intentaron
alterar a los gobiernos federales con estallidos de violencia y, a través de la intimidación,
orquestada sobre todo por el Ku Klux Klan. El Norte, cada vez más cansado de imponer la
Reconstrucción por la fuerza, permitió que en 1867 los sureños lograran recuperar el control de
los gobiernos de todos sus estados.
En 1885 fue elegido presidente Grover Cleveland, y así, por vez primera desde 1856, los
demócratas llegaban al poder. Su mandato estuvo caracterizado por el nacimiento del
movimiento obrero organizado, con una influencia política y económica. Los sindicatos
adquirieron una dimensión nacional entre 1861 y 1866. El primer intento para unir a todas las
organizaciones sindicales en una sola federación tuvo lugar en 1866 con la creación de la
National Labor Union (‘Sindicato Nacional del Trabajo’), que se disolvió en 1872 debido a sus
disensiones internas. Surgieron otros grupos sindicales de carácter clandestino, el más
importante de los cuales era conocido como Knights of Labor (‘caballeros del trabajo’), que
hacia 1886 era una organización nacional con más de 700.000 afiliados. Su importancia
disminuyó cuando se crearon organizaciones dependientes de la Internacional socialista.
Durante la presidencia de Cleveland, el movimiento obrero llevó a cabo por vez primera
movimientos reivindicativos en demanda de mayores salarios y reducción de horas de trabajo;
entre 1886 y 1887 tuvieron lugar en Estados Unidos unas 3.000 huelgas.
Durante el mandato de Cleveland se redujeron los privilegios de las compañías ferroviarias y se
intentó reducir los aranceles con el fin de mejorar el nivel de vida de los consumidores.
Su sucesor en la presidencia, Benjamin Harrison, llevó a cabo una política financiera contraria a
la de Cleveland. Se aumentaron los aranceles aduaneros y se declaró ilegal toda forma
restrictiva de comercio. En 1892, el antiguo presidente Cleveland volvió a ser reelegido.
WILSON Y LA NUEVA LIBERTAD (1913-1921)
INGLATERRA
Inglaterra (en inglés, England; en latín, Anglia), país y parte constituyente de la isla de Gran
Bretaña que comprende, junto a Gales, la principal división del Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte. Abarca todo el territorio de la isla al este de Gales y al sur de Escocia, otro de
los países que constituyen el Reino Unido. Inglaterra, unificada como monarquía independiente
en el siglo X, obtuvo en poco tiempo el control político sobre el resto de la isla, la totalidad de
las islas Británicas y grandes áreas del mundo, por lo que se convirtió en el núcleo de uno de
los mayores imperios de la historia. La capital, ciudad más grande y principal puerto de
Inglaterra es Londres, con una población de 6.378.600 habitantes (según estimaciones para
1991). Es, además, la capital del Reino Unido y la sede de las oficinas centrales de la
Commonwealth.
Inglaterra tiene la forma aproximada de un triángulo, con su ápice en la desembocadura del río
Tweed, en la frontera noreste con Escocia. La región oriental, limitada por el mar del Norte, se
extiende principalmente hacia el sureste, por East Anglia, hasta North Foreland, en el condado
de Kent, en lo que constituye el extremo septentrional de las montañas de pizarra del sureste
de Inglaterra llamadas Downs. Por su parte, el lado occidental del triángulo se prolonga hacia el
suroeste, desde la desembocadura del río Tweed, a lo largo de la frontera con Escocia por la
costa del mar de Irlanda, la frontera con Gales y la costa del océano Atlántico, hasta el Land's
End. La frontera norte con Escocia se extiende desde el Solway Firth, al oeste, hasta la
desembocadura del Tweed, al este, siguiendo los montes Cheviot. La base del triángulo se
halla frente al canal de la Mancha y el estrecho de Dover, a lo largo de las costas suroeste y sur
de Inglaterra. Su superficie total es de 130.423 km2. Esta cifra incluye las islas Scilly, situadas al
suroeste del Land's End (en aguas del océano Atlántico), la isla de Wight, situada cerca de la
costa meridional, y la isla de Man, que se encuentra en el mar de Irlanda, entre Inglaterra e
Irlanda del Norte.
Antes de que la joven hija de Jacobo II, Ana, llegara al trono en 1702, todos los hijos de ésta ya
habían muerto. Para evitar el retorno de los estuardos católicos, el Parlamento aprobó en 1701
el Acta de Establecimiento, que asignaba el acceso al trono a la electora protestante Sofía de
Hannover (nieta de Jacobo I) y a sus descendientes. En un principio, los escoceses
reivindicaron el derecho a elegir su propio sucesor de Ana, pero los éxitos militares ingleses en
el continente europeo les hicieron cambiar de opinión y aceptar la Union Act de 1707, cuyo
resultado fue la fusión de ambos reinos y la creación del Reino Unido de Gran Bretaña.
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
TITULO PRIMERO.
CAPITULO I DE LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES.
Art. 1o. - En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga
esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las
condiciones que ella misma establece.
(ADICIONADO, DO. 14 DE AGOSTO DE 2001)
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que
entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las
leyes.
(ADICIONADO, D.O. 14 DE AGOSTO DE 2001)
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad,
las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las
opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana
y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Art. 5o. - A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio
o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por
determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por resolución
gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la
sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por resolución judicial.
La Ley determinará en cada Estado, cuáles son las profesiones que necesitan título para su
ejercicio, las condiciones que deban llenarse para obtenerlo y las autoridades que han de
expedirlo.
Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno
consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se
ajustará a lo dispuesto en las fracciones I y II del artículo 123.
(REFORMADO, D.O. 6 DE ABRIL DE 1990)
En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que
establezcan las leyes respectivas, el de las armas y los jurados, así como el desempeño de los
cargos concejiles y los de elección popular, directa o indirecta. Las funciones electorales y
censales tendrán carácter obligatorio y gratuito, pero serán retribuidas aquéllas que se realicen
profesionalmente en los términos de esta Constitución y las leyes correspondientes. Los
servicios profesionales de índole social serán obligatorios y retribuidos en los términos de la ley
y con las excepciones que ésta señale.
(REFORMADO, D.O. 28 DE ENERO DE 1992)
El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga
por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad de la persona por
cualquier causa.
Tampoco puede admitirse convenio en que la persona pacte su proscripción o destierro, o en
que renuncie temporal o permanentemente a ejercer determinada profesión, industria o
comercio.
El contrato de trabajo sólo obligará a prestar el servicio convenido por el tiempo que fije la ley,
sin poder exceder de un año en perjuicio del trabajador, y no podrá extenderse, en ningún caso,
a la renuncia, pérdida o menoscabo de cualquiera de los derechos políticos o civiles.
La falta de cumplimiento de dicho contrato, por lo que respecta al trabajador, sólo obligará a
éste a la correspondiente responsabilidad civil, sin que en ningún caso pueda hacerse coacción
sobre su persona.
(REFORMADO, D.O. 6 DE DICIEMBRE DE 1977)
Art. 6o. - La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque
algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el
Estado.
Art. 7o. - Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia.
Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o
impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida
privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como
instrumento del delito.
Las leyes orgánicas dictarán cuantas disposiciones sean necesarias para evitar que so
pretexto de las denuncias por delito de prensa, sean encarcelados los expendedores,
"papeleros", operarios y demás empleados del establecimiento donde haya salido el escrito
denunciado, a menos que se demuestre previamente la responsabilidad de aquéllos.
Art. 8o. - Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición,
siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia
política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la
cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.
Art. 9o. - No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier
objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en
los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar.
No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto
hacer una petición o presentar una protesta por algún acto, a una autoridad, si no se profieren
injurias contra ésta, ni se hiciere uso de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a
resolver en el sentido que se desee.
Art. 11. - Todo hombre tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su
territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo-conducto
u otros requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará subordinado a las facultades
de la autoridad judicial, en los casos de responsabilidad criminal o civil, y a las de la autoridad
administrativa (sic), por lo que toca a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración,
inmigración y salubridad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos residentes en
el país.
Art. 13. - Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Ninguna
persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean
compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para
los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por
ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército.
Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un paisano, conocerá del
caso la autoridad civil que corresponda.
Art. 14. - A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o
derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que
se cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes expedidas
con anterioridad al hecho.
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por
mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata.
En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del
derecho.
Art. 15. - No se autoriza la celebración de tratados para la extradición de reos políticos, ni para
la de aquellos delincuentes del orden común que hayan tenido en el país donde cometieron el
delito, la condición de esclavos; ni de convenios o tratados en virtud de los que se alteren las
garantías y derechos establecidos por esta Constitución para el hombre y el ciudadano.
GARANTÍAS SOCIALES
III. Por la particular importancia que el Constituyente de 1916-1917 confirió a los «aa.» 27 y
123, dispuso, en el transitorio 11 que entretanto el Congreso de la Unión y los estados
legislaran con relación a los problemas agrarios y obrero, las bases establecidas por la C se
pondrían en vigor para toda la República. Debe recordarse que hasta antes de 1929 la facultad
de legislar en materia de trabajo correspondía, en el ámbito de sus respectivas jurisdicciones, a
la federación y a las entidades federativas. Ese a. 11 transitorio de la C tiene el particular
significado de que convirtió a dos disposiciones programáticas de la C en principios de carácter
general, susceptibles de aplicación aun sin que existieran leyes reglamentarias.
III. Naturaleza. Como ordenamiento que atiende a las personas como bien fundamental y aspira
a su mejoramiento moral y espiritual, el derecho del trabajo ya no puede concebirse como el
estatuto que regula el intercambio de prestaciones patrimoniales entre trabajadores y patrones.
No constituye tampoco, la regulación formal de las conductas exteriores en las relaciones
obrero-patronales. Por su pretensión de realizar el bien común y la dignificación de los
trabajadores, un importante sector de la doctrina lo considera como una subespecie del llamado
derecho social, un tertium genus insertado en la dicotomía tradicional derecho público-derecho
privado.
IV. Fines. Dentro de las corrientes doctrinales que explican los fines del derecho del trabajo, un
buen sector resalta su carácter tuitivo y nivelador destinado a concordar la acción contrapolada
de los trabajadores y de los patrones, mediante una mutua comprensión de intereses. Por tal
razón se ha afirmado que si su origen fue clasista, el derecho del trabajo fue evolucionando
hacia un nuevo ordenamiento de superestructura, dirigido a superar la tensión entre las clases...
socialmente calculador y de equilibrio, para armonizar las relaciones entre los factores de la
producción.
En sentido inverso, otra corriente de autores estima que la lucha de clases por su carácter
irreconciliable, atribuye al derecho del trabajo no tan sólo la función de tutelar, nivelar y
dignificar a los trabajadores, sino también de promover su reivindicación total mediante la
instauración del Estado socialista.
Una tercera corriente doctrinaria, atendiendo al carácter clasista, esencialmente proletario del
derecho del trabajo, le atribuye dos fines esenciales:
Un fin económico, inmediato, destinado a nivelar la condición de los trabajadores,
garantizándoles una vida humanitaria y decorosa. Otro fin, político y mediato, orientado a la
reivindicación social de los trabajadores mediante la instauración de un régimen más justo y
más perfecto.
I. Es la parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones que surgen entre los sujetos
que intervienen en la actividad agraria. También se ha dicho que el derecho agrario constituye
el orden jurídico que regula los problemas de la tenencia de la tierra, así como las diversas
formas de propiedad y la actividad agraria.
Al respecto, es importante señalar que existen otras varias definiciones más y que todavía no
se ha llegado a la acuñación de una fórmula definitoria que satisfaga a todos los tratadistas,
algunos de los cuales, como sucede con Martha Chávez Padrón, han tenido que recurrir a
revisar las nociones primarias de lo que es la justicia, el derecho o la esencia de lo axiológico y
lo jurídico para poder intentar ofrecer una más precisa definición del derecho agrario. Inclusive,
como se admite comúnmente, en cada país habría que reconocer circunstancias especiales
que determinarían algunas variantes con repercusiones en la definición y en el mismo contenido
o materia del derecho agrario.
Aunque primarias y provisionales, las definiciones arriba insertas permiten fundamentar la idea
del carácter autónomo de la rama del derecho agrario, el cual posee los elementos ideales
como para su enseñanza independiente, para la investigación y desarrollo, de manera tal, que
contribuya a resolver los problemas agrarios que tenga planteados la sociedad en un momento
dado. No obstante su autonomía e independencia, guarda relaciones muy estrechas con otras
asignaturas y ciencias del derecho de las cuales se auxilia y se complementa.
II. Admitiendo la clásica división del derecho, en público y en privado, el derecho agrario
quedaría inscrito con el carácter de público. Más todavía y aceptando otra corriente de la
doctrina moderna el derecho agrario también tiene un neto carácter social. Con ambas notas de
público y social, sin duda, se pretende destacar la directa y predominante intervención del
Estado en esta materia objeto del derecho agrario, por mandato expreso de la misma C, la cual
propende y mira por la protección de las clases marginadas y más débiles socialmente,
favorecidas de acuerdo al legado social de la Revolución de 1910.
Como consecuencia de estas notas de público y social, el régimen legal de la propiedad
agraria determina que esta sea imprescindible, inalienable e inembargable, todo lo cual
contrasta poderosamente con el principio de la libre disposición a que esta sujeta la propiedad
privada.
III. Los sujetos del derecho agrario son aquellos que realizan o entre quienes se dan las
diversas operaciones y relaciones contempladas por las leyes agrarias. El «a.» 27
constitucional nos ofrece una base inmejorable para determinar estos sujetos. Por una parte,
tenemos a aquellas autoridades a quienes la C les reconoce competencia en materia agraria,
en cuya virtud intervienen de una o varias formas en los propósitos agrarios; estas autoridades
son el Congreso de la Unión, a través de su función legislativa; el poder judicial federal, a través
de la vía del amparo, cuando éste proceda, el ejecutivo federal, a través de los decretos
presidenciales y a través de las propias secretarías de Estado, particularmente la de la Reforma
Agraria; asimismo cabe mencionar a los gobernadores en las entidades federativas, a través de
sus mandamientos de dotaciones provisionales, principalmente.
De otra parte tenemos a aquellos sujetos que no gozan de autoridad o competencia, no al
menos en el sentido estricto o equiparable a las arriba citadas sujetos colectivos, como los
poblados, congregaciones, condueñazos, rancherías y demás núcleos de población que, de
acuerdo a la C, han podido reclamar restituciones de tierras o formular demandas de dotación,
creándose la singular figura del ejido, que goza de personalidad jurídica propia y protagoniza la
misma reforma agraria; así como las demás comunidades agrarias, mientras que como sujetos
particulares tendríamos no sólo al ejidatario, en cuanto tal, sino también a los restantes
campesinos y personas que realizan las actividades contempladas por las mencionadas leyes
agrarias.
IV. La materia objeto del derecho agrario suele precisarse y determinarse sobre la base del
mismo término de agrario, tal como proceden Mendieta y Núñez, Martha Chávez Padrón, Angel
Caso y otros especialistas más. Con todo, no existe una noción pacífica acerca del significado y
el alcance de dicho término, para cuyo estudio citan sus equivalentes voces latinas.
El problema que aquí se plantea es aclarar cuál deba ser el alcance del derecho agrario, si,
p.e., debe comprender a todo lo que tiene que ver con el fenómeno suelo, con el fenómeno
tierra, o si, por el contrario, nada más deba circunscribirse al mundo del campo objeto de cultivo
o explotaciones agropecuarias y forestales. Mendieta y Núñez, sobre este punto, señala que el
contenido del derecho agrario en México viene dado por el alcance de las leyes, reglamentos y
demás disposiciones administrativas referentes a la propiedad rústica, a la agricultura,
ganadería, silvicultura, aprovechamientos de aguas, crédito rural, seguros agrícolas,
colonización y planificación agraria; por su parte Martha Chávez Padrón, partiendo de esta
descripción intenta pormenorizar lo más posible este mismo contenido y nos ofrece una lista
enorme de aspectos que quedan comprendidos como contenidos del derecho agrario, tanto
desde el punto de vista histórico, como de su moderno y presente planteamiento.