Se habla de lo inmanente como aquello intrínseco de un cuerpo, lo que perdura en su interior.
Es aquello que se define y cobra sentido dentro del mismo ser. Entre lo vertiginoso y lo familiar en esa búsqueda por definir lo propio, es en donde el origen se plantea como un interrogante. La obra de arte nos da la posibilidad de expresar simbólicamente aquello que en la facticidad nos sería imposible de experimentar; trabajar lo inmedible, lo impensable. La propuesta estética de este grupo de artistas se extiende sin límites. Trabajan con diversos procedimientos y materialidades. Sin embargo, un eje en común los convoca en esta muestra; todas estas obras son atravesadas por su carácter autobiográfico. Estos trabajos nos incitan a transitar por diversas, formas, colores y texturas, que nos hacen preguntarnos por la indagación de cada uno y cada una. Es preciso sumergirse en lo interior, en las raíces para figurar lo exterior. Verles el esqueleto, las entrañas; ver lo que comen, lo que respiran. Cara a cara con un universo de imágenes de las cuales son los principales protagonistas. Diecisiete artistas en simultáneo, que nos demuestran que no existe una sola forma de habitar este mundo, de materializarlo. La aparición de la memoria; registros de viajes, tramas. Instantes de tiempo congelado en bordados que entretejen sus historias, cartografías. Objetos resignificados que evocan sentimientos, remiten a una idea, figuran un concepto. Hay preguntas, diálogos; introspección hacia lo profundo, lo humano. De lo más honesto y puro del ser donde lo corpóreo entra en escena y la materialidad permite ver el gesto. Algunas abundantes de sutileza y sensibilidad otras vibrantes de colorido y movimiento. Estas obras en su conjunto, nos invitan a compartir un espacio diferente que permanece en estado latente, entre lo interno y lo externo; lo que se hace visible y lo que permanece ausente. Ludmila Polcowñuk