Filosofar es diálogo que no selecciona interlocutores. Todos somos competentes
en los problemas que nos involucran a todos; nos interpelamos mutuamente cuestionando hasta las raíces nuestros modos de estar siendo humanos. El diálogo filosófico no busca cerrar acuerdos entre certezas sino convivencia en la incertidumbre ante los impactos y espantos que nos conmocionan.
Filosofar es exigencia radical de diálogo abierto y permanente entre seres y
culturas humanas que no se miden ni se ajustan a ningún cartabón, diálogo que no admite tribunal exterior ni juicio final, pero que sostiene la existencia humana en ritmos tensos, de equilibrios siempre inseguros, en riesgo, provisorios y convivientes.