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Conceptualización y Contextualización
Flexibilidad
La flexibilidad abre espacios para el cambio de acciones, estrategias o recursos
si surgen imprevistos durante el desarrollo de la planificación. Al respecto, según
Melinkoff (ob. cit.), en la institución los planes deben confeccionarse de tal
manera que permitan su adaptabilidad a cualquier cambio que se de en el
transcurso de la ejecución de las actividades a desarrollar. Esto permite que los
planes se orienten de manera situacional para ampliar la oportunidad de
monitorear acciones y decisiones.
Asimismo, para el Ministerio del Poder Popular para la Educación de
Venezuela (2000) la planificación es flexible, cuando su construcción implica
un trabajo cooperativo de los actores sociales comprometidos e involucrados en el
proceso educativo centrada en la valoración sistémica de la práctica de acuerdo a
la pertinencia de los contextos socio-culturales.
De allí, que todo plan o programa debe ser flexible; ante cualquier eventualidad
que se presente en la ejecución del mismo, debe preverse mecanismos de ajustes
y de adaptación o cambios en las condiciones sociales, económicas o de otra
naturaleza. Asimismo, Requeijo ( ob. cit.) plantea que las características de la
planificación como proceso flexible son: integrar y potenciar los aportes de los
docentes y especialistas en un proceso de mejoramiento permanente y progresivo;
considerar las características y necesidades de la comunidad y las condiciones
reales en las que va a desarrollarse el proceso educativo; la flexibilidad debe dotar
a la planificación de alternativas que garanticen la culminación y logros de los
objetivos propuestos, y por ende, que permitan su adaptabilidad a cualquier
cambio que se susciten en el transcurso de su ejecución y más aun tratándose de
planes relacionados con el sistema educativo.
Compromiso
El compromiso significa implicar a las personas en el proceso de
planificación, hacer que todos intervengan; está relacionado con la
responsabilidad que tiene el planificador con todos los actores del hecho
educativo: alumnos, padres, docente e institución. No obstante, este principio
está relacionado con la responsabilidad para que el esfuerzo no recaiga solamente
sobre quienes planifican, sino que es un compromiso compartido coordinado de
acciones, como una función fundamental en el proceso de dirección dentro de un
proyecto de aula.
El director como gerente tiene el compromiso de sincronizar y armonizar el
esfuerzo de cada uno de los individuos que trabajan en la organización para el
logro de objetivos deseados. Sobre esto, Melinkoff (ob. cit.) sostiene que la
coordinación consiste en un proceso integrador y armonizador, ocupado de la
sincronización de labores, con atributos de monto, tiempo y dirección”. En este
sentido, la coordinación es un proceso eminentemente dinámico de gran
importancia y necesidad en la organización de acciones pedagógicas. Las
diferencias individuales en cuanto a las características, necesidades y objetivos
de cada cual, induce a diferentes puntos de vista acerca de cómo deben hacerse las
cosas del trabajo y qué tiempo y recursos se gastarán.
En el mismo orden, Münch y García (2002), plantean que la coordinación de
esfuerzos es la sincronización de los recursos y los esfuerzos de un grupo social,
con el fin de lograr oportunidad, unidad, armonía y rapidez, en el desarrollo y la
comunicación de los objetivos. Cada cual suele interpretar, según sus intereses,
la forma de ejecutar su labor, la importancia de la coordinación de los grupos de
trabajo que lleguen a sincronizar el trabajo de todos sus subordinados
reconciliando las diferencias de opiniones. De esta manera, se evita la dispersión
de los elementos, la duplicidad de esfuerzos, el paralelismo de funciones y el
gasto innecesario de recursos, para que la coordinación asegure así, el éxito de la
acción gerencial.
Racionalidad
La racionalidad está referida a los propósitos que conlleva el plan, primordialmente a la
solución de necesidades reales y a las consideraciones que se hacen sobre viabilidad y
fiabilidad. Así entendida, Chiavenato (2004), señala que es la capacidad de ser exacto, de
hacer conexiones precisas ordenándolas en un proceso secuencial, en el que las razones
substancian cada aspecto del procedimiento, penetra el efecto de cualquier situación
analizando las causas de una manera más profunda y específica, relacionando la causa con su
efecto inmediato, hacer conexiones de tipo secuenciales hasta cerrar y concluir.
Por su parte, Münch y García (ob. cit.), complementan cuando señalan que las estrategias
son cursos de acción general o alternativas que muestran la dirección y el empleo general de
los recursos y esfuerzos, para lograr los objetivos en las condiciones más ventajosas. En este
contexto, se pone en juego los recursos humanos y materiales frente a los problemas y riesgos
que plantea el mundo exterior. De allí, que la idea central de la planificación es la
racionalidad; es decir, que dada una serie de posibilidades de acción, es necesario elegir
racionalmente qué alternativas son mejores para la realización de los valores finales que se
sustentan, por lo cual se requiere el establecimiento de objetivos claros y precisos
encuadrados en el contexto de la realidad. En las instituciones educativas, significa la
utilización de los recursos para alcanzar la eficiencia de los objetivos.
Continuidad
Los planes, al responder a una situación específica por resolver deben tener
prosecución a fin de lograr todos los objetivos propuestos. Melinkoff (ob. cit.)
considera que las metas jamás deben ser abandonadas; cumplidas unas, se
perseguirán otras, de lo contrario se iría en contra de los principios de
racionalidad, eficiencia y de la planificación misma.
Asimismo, Gento (2000) considera que para garantizar la calidad de una
institución es imprescindible que la misma tenga asegurada una cierta continuidad
institucional; así, es posible mantener proyectos de innovación para la calidad,
que requieren un determinado tiempo para su consolidación. En caso contrario, no
es posible pensar en una planificación, sin ubicar a los miembros del plantel como
centro del proceso.
En consecuencia, sólo se puede reconocer a una institución educativa como de
calidad sin perder en su acomodación a los criterios por los que se le otorga tal
reconocimiento. Resulta obvio, por tanto, que la continuidad de la planificación,
requiere un razonable grado de estabilidad en los equipos directivos, en el
docente y el resto del personal del plantel escolar, los cuales son necesarios para
la consolidación de una trayectoria de calidad.
Unidad
La unidad consiste en intensificar, unir esfuerzos y recursos en beneficios de
obtener los mejores resultados. Al respecto, Carranza (2001) plantea que la
unidad de todos los entes involucrados en el momento de establecer los
objetivos permite controlar cualquier eventualidad que se presente en el tiempo
requerido, en este caso, se identifica cualquier desviación importante y se toman
las acciones correctivas necesarias. Sin la unidad en la planificación no había
ninguna forma de controlar.
Las acciones deben integrarse a uno general y dirigirse al logro de los propósitos
y objetivos generales, de tal manera que sean consistentes en cuanto a su enfoque
y armónicos con relación al equilibrio e interrelación que debe existir entre
estos.
En las instituciones educativas, la unidad va de la mano con la utilidad, las
cuales forman una integración orgánica, armónica y coherente a objeto de obviar
la duplicidad de esfuerzo y el malgasto de los recursos. Esto significa que todos
deben obrar para que la planificación ocurra de acuerdo con los cursos de
acción establecidos, derivados de las intenciones prescritas.
Inherencia
La inherencia, está referida a no perder el norte; es decir, se debe visualizar el
plan con objetividad, con la finalidad de atacar una problemática observada y no
otras situaciones emergentes. La planificación es inherente al sistema
educativo, se hace necesaria para alcanzar los fines, objetivos y metas de la
educación. Según Melinkoff (ob. cit.), una buena planificación es pertinente con
el contexto, permite el incremento de la calidad y la eficiencia en la educación,
desviando, definitivamente del camino del empirismo y la improvisación.
Simplificación - Estandarización
La simplificación- estandarización, es considerada como la facilitación de los
procesos necesarios para resolver las problemáticas detectadas. Al respecto,
Carranza (ob. cit.) plantea que establecer los objetivos permite definir estándares
para controlar cualquier eventualidad que se presente en el tiempo requerido,
en este caso, se identifica cualquier desviación importante y se toman las
acciones correctivas necesarias, que sin la planificación no había ninguna forma
de controlar.
Según el autor, se entiende, que la planificación es un recurso valioso e
importante que debe permanecer en cada organización en este caso en las
instituciones educativas, y que de los gerentes va a depender el éxito o falla de
ellas. De allí, la necesidad de determinar los estándares de logro de lo que se
planifica. De igual manera, Stoner, Freeman y Gilbert (2001), señalan que los
conflictos funcionales y disfuncionales tienen que ver con el desarrollo en una
organización, pues los primeros colaboran con las metas propuestas y mejoran
su rendimiento y los segundos, impiden el rendimiento de un grupo.
Los estándares permiten enfocar los esfuerzos, y en las instituciones
escolares, los directivos cumplen un importante rol, pues debe coordinar las
acciones de muchas personas. Por otro lado, los autores (ob. cit.), señalan que en la
planificación y la determinación de estándares son como el sueño de cada realidad
del individuo, en este mismo sentido se asume y ratifica que éstos deben
proporcionarse al gerente, y luego en equipos seguirlos a pasos firmes.
Los estándares proporcionan un sentido de dirección. Cuando no existe estándar, las
personas y sus organizaciones suelen avanzar confundidas. Al establecer estándares las
personas se sienten motivadas y responden a cualquier obstáculo que se presente. Un estándar
definido con claridad, permite a los gerentes y a los empleados evaluar los avances logrados.
En el caso de que se realicen algunas desviaciones por cualquier contingencia encontrada,
se pueden tomar medidas correctivas. Según Chiavenato (ob. cit.) los estándares representan
el desempeño deseado. Los criterios representan las normas alrededor de las cuales giran la
toma de las decisiones. Son disposiciones proporcionadas por los medios para establecer lo
que deberá hacerse y cuál es el desempeño o resultado aceptado como normal. En
consideración, los estándares o criterios representan los límites establecidos para el logro de
lo pautado, lo que deberá mantenerse o asegurarse, expresados en tiempo, costo, calidad,
unidades físicas e inversión.
Al respecto, Koontz y Weihrich (2002) plantean, el establecimiento de
estándares, como los puntos de referencia con respecto a los cuales los
administradores establecen los controles, el primer paso lógico en el proceso de
control sería elaborar planes. Sin embargo, debido a que éstos varían en detalle y
complejidad, y puesto que los administradores por lo general no pueden vigilarlo
todo, se fijan estándares especiales y ajustados a cada realidad organizacional.
Puede que, en otros textos, artículos, documentos se describan principios de
planificación de modo similar, incorporando otros o con distintas perspectivas:
Es allí que entra en juego la investigación y la reflexión para adquirir
aprendizajes significativos al respecto. Por ello los invito a seguir estudiando
sobre este tópico para profundizar y complementar esta descripción y resumen.
Elementos de la Planificación
Alcance. Todo aquello necesario para dar por finalizada la planeación; todos
los requisitos marcados para cerrarla, constituye el objetivo principal de la
misma, sus aportes, beneficios; se especifica de manera clara, medible, realista
y bajo un tiempo estimado.
Momento normativo
Después de analizar el momento anterior el sujeto planificador valorará la
situación y el probable futuro del objeto representado en dicho momento
conforme al resultado de la valoración realizada, el sujeto planificador
decidirá acerca del futuro del objeto y el mismo será expuesto en el
momento normativo que le permitirá seleccionar las estrategias a aplicar y
los medios a utilizar para lograr la situación futura deseada.
En tal sentido, Segura (ob. cit.) afirma que éste es el momento del deber ser de
la realidad en el futuro, en contraste con la situación gerencial. Ya que es un
constructo en el cual el sujeto planificador expresa el futuro a lograr en el objeto y
donde se hará diferentes preguntas como lo qué queremos, cómo lo lograremos, con
qué lo lograremos, y en cuánto tiempo se logrará lo propuesto, pero las mismas
encontrarán respuestas en la formulación del futuro u objetivos propuestos para el
objeto; en las estrategias a aplicar, en los medios a utilizar, el lugar en que se
aplicará la acción; y el tiempo necesario para lograr el futuro propuesto.
En este momento de selección lo que se requiere es de una gran capacidad
creadora, científica y técnica, una amplia cultura general y una buena formación
ideológica del sujeto planificador, y en particular en su instancia política. También
se puede destacar la capacidad heurística de las personas encargadas de esta labor,
donde la capacidad creadora permitirá encontrar las mejores soluciones a la
problemática confrontada y facilitará la resolución acertada de la correspondencia
entre objetivos, medios, estrategias y el tiempo de aplicación necesaria.
Las tareas a cubrir en esta fase son: Análisis de recursos. ¿Cuál es el
presupuesto de la planificación? ¿Se cuenta con un mínimo de personas en el
equipo? ¿Un plazo determinado? ¿Ingresos o subvenciones? ¿Qué se necesita?
Identificación de equipo e interesados. Establece un sistema concreto de
comunicación con todos ellos, y realiza una primera reunión para seleccionar,
ajustar y acordar lo necesario.
Momento estratégico
Matus (citado en Ander-Egg, ob. cit.) plantea que, en el corazón del
momento estratégico, lo que se busca es “lograr un programa direccional que
no solo sea eficaz para alcanzar la situación objetivo, sino además viable, en lo
político, económico, social, cultural, ecológico, ético y también en lo
institucional organizativo” ( p. 98). Lo que expresa el autor en este momento es
hacia dónde se pretende ir, con la finalidad de trasformar la situación inicial
de acuerdo a los cambios que hay que realizar para llegar a la situación del
objetivo que se intenta alcanzar y de esta forma superar los obstáculos y
restricciones que dificultan la realización de las operaciones y actividades propuestas.
Por otra parte, Ander-Egg (ob. cit.) plantea que el momento estratégico es
un conjunto de acciones que se dan en el sistema social, en un “juego incierto
de interfecto-acciones” (p. 95). En este sentido lo que expresa el autor, es que
en este momento se debe tomar en cuenta la situación inicial; es decir, el
momento analítico–explicativo y así tener en cuenta la situación del objetivo.
Y de esta manera se puede llegar a la cuestión fundamental de la eficacia
direccional que conducen a la situación del objetivo. Es de hacer notar, que la
dirección constituye la función impulsadora del proceso administrativo,
porque a través de ella se logra el cumplimiento de las tareas asignadas a los
diferentes actores que intervienen en el proceso. Es evidente, que la eficacia de
un grupo de personas para conseguir sus metas depende de la eficacia con que
el grupo es dirigido; por tal razón, la orientación, la información, motivación
y el liderazgo, están hoy íntimamente ligadas al proceso de dirección en las
escuelas básicas.
Dos de las acciones fundamentales a lograr en este momento son:
Definición de actividades. ¿Qué actividades se necesitan para la realización
de la planificación, según plazos y recursos? ¿Cuáles son las dependencias de
cada actividad? Normalmente, se suele contar con el asesoramiento de una
persona técnica que guíe la planeación. Estimación de tiempos. Duración de
cada actividad, así como fechas clave o hitos de la planificación.
Momento Operativo
Este se deriva directamente del normativo en él se expresan con
detalles las líneas de acción a realizar, los medios necesarios, y agentes
ejecutores. Al respecto, Segura (ob. cit.) lo define como el conocimiento y la
acción, sustancia del hacer. Este momento responde al proceso mismo de
ejecución de lo planificado. El trabajo en equipo y la adquisición de recursos
disponibles se logran con éxito los objetivos propuestos, de ahí que resulte
necesario que la persona asuma su rol dentro de la institución donde se
desempeña. Llevar a cabo las acciones, actividades, tareas, y sub tareas
definidas, delimitadas y acordadas.
Del mismo modo, se debe realizar la Formulación y aplicación de
sistemas de evaluación y control. Esto debe realizarse en todas las etapas
de la planificación para realizar los ajustes a que haya lugar. Es clave saber
cómo controlar y evaluar que se van cumpliendo plazos, presupuestos,
objetivos. Para ello, hay aplicaciones online que disponen de métricas las
cuales dicen si se está obrando bien o se debe atender más a ciertas
actividades, según lo planificado.
Estas fases fueron descritas y esquematizadas producto de la
indagación de la tutora; no obstante, el participante debe seguir leyendo
para complementar y/o profundizar al respecto. Ello, le permitirá afianzar
los conocimientos y reforzar aprendizajes. Además, la lectura de otros
textos y documentos le posibilitará la participación en el curso.
La planificación es un proceso clave para alcanzar el éxito de una organización, con ésta
se prevé el curso de acciones que orientaran su desarrollo; todos los involucrados deben
participar en este proceso en tanto son corresponsable dentro del sistema organizacional.
La planificación es una especie de bitácora de navegación que marca el rumbo a seguir.
REFERENCIAS