El estado en el ejercicio de su poder, crea el ordenamiento jurídico positivo y
establece un orden normativo que otorga al ser político estatal el carácter de persona jurídica. En cuanto a la doble personalidad del estado, se consideró que el estado puede actuar como tal, como poder público y también cuenta con un plano jurídico distinto. Como persona jurídica, sea de derecho privado o derecho público. Esto nos menciona que el estado puede comportarse de dos maneras distintas: como un sujeto que manda, y que, impone a los particulares sus decisiones, o bien se coloca en el mismo plano que el particular. En el primer caso nos encontramos al estado con personalidad de derecho público pues este manifiesta su soberanía y su poder de imponerse a los particulares, mientras que en el segundo encontramos al estado con personalidad de derecho privado, pues este entra en relación con los particulares, pero esta vez no pretendiendo imponer su voluntad, sino buscando la relación de voluntades. El desacuerdo sobre este tema radica en que el concepto unitario del estado se destruye frente a la posibilidad de que un ente tenga doble manifestación de la voluntad y en consecuencia obtenga una doble personalidad. En cambio, si se continua con este criterio se podría afirmar que las personas físicas también pueden tener doble o triple personalidad jurídica. Esta teoría de la doble personalidad del estado era sostenida antes por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La Suprema Corte de Justicia de la Nación en su jurisprudencia, sostenía esta teoría cuando determino: “el estado, cuerpo político de la nación, procede a manifestarse en sus relaciones con los particulares, bajo dos fases distintas como una entidad soberana, encargada de velar por el bien común, y como entidad jurídica de derecho civil porque es poseedora de bienes propios que le son indispensables para ejercer sus funciones.” En mi opinión si bien es cierto la personalidad del estado no se divide, podría decir que, si es doble, debido a que actúa totalmente diferente dependiendo de la circunstancia específica, el estado como representante del poder público actúa como superior con respecto al particular quien, queriendo o no, debe acatar las decisiones del estado. Mientras que existan también circunstancias que necesiten que el estado se relacione con el particular en un plano de igualdad.