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TEMA 4.

LENGUA ESCRITA: ORTOGRAFÍA

Bloque 1. Signos ortográficos

1.1 La tilde

Nociones teóricas
La tilde es un signo ortográfico consistente en una rayita oblicua que
asciende en diagonal de izquierda a derecha (´) y que, situada encima de una
vocal, indica que la sílaba en la que dicha vocal se incluye es la tónica.

Ejemplos: co-mo-DÍN

CÁR-cel

Me-LÓ-ma-no

Esto no quiere decir que todas las sílabas tónicas de las palabras del
español tengan que llevar necesariamente tilde, ya que, para determinar esto,
disponemos de unas reglas de acentuación ortográfica.

Dichas reglas de acentuación tienen una gran utilidad para los usuarios
del idioma ya que permiten conocer, de antemano, cómo se pronuncia
cualquier palabra sin haberla escuchado antes (función prosódica) y, también
son valiosas para distinguir palabras que solo se diferencian por la presencia o
ausencia de este signo (función diacrítica).

Ejemplos: mi-mí (determinante posesivo / pronombre personal)

de-dé (preposición / verbo dar)

planto-plantó (elegía –poesía lírica / verbo plantar)

parque-parqué (lugar / suelo)

sabana-sábana (llanura / ropa de cama)

Antes de presentar las reglas generales de acentuación, se hace


necesario exponer algunos principios que las van a articular, con el fin de
aclarar algunas cuestiones dudosas. Estos son los siguientes:

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La palabra es la unidad de referencia sobre la que se aplican las reglas


de acentuación. Estas están diseñadas para ser aplicadas dentro de los límites
de la palabra gráfica (simple, compuesta o compleja), considerada de manera
aislada. A este respecto, el contexto en el que una palabra se inserte no va a
hacer que varíen las reglas de colocación de la tilde, aunque su pronunciación sí
pueda verse afectada.

En cada palabra solo puede aparecer una tilde. Esto es así incluso en los
siguientes casos:

Palabras terminadas en -mente (adverbios), que tienen dos sílabas


tónicas, en cuyo caso la tilde se situará únicamente sobre la palabra base (la
que aporta el significado), en caso de que sea necesario.

Ejemplos: des-ca-RA-da-MEN-te

Ú-til-MEN-te

FRÁ-gil-MEN-te

so-BRA-da-MEN-te

Palabras compuestas formadas por la fusión de dos o más voces simples.


En estos casos, solo se mantiene la posibilidad de ponerle tilde a la segunda
palabra (si así lo precisa según las reglas generales de acentuación). No
obstante, ha de tenerse en cuenta que la incorporación de una primera palabra
antecediendo a la segunda, puede generar la aparición de una tilde en la nueva
palabra formada. Esto ocurre en los casos en que la segunda palabra no llevaba
tilde por ser monosílaba, pero que al transformarse en polisílaba la hace
necesaria. En todo caso, desaparece la tilde que pudiera llevar la primera
palabra.

Ejemplos: Ba-LON-CES-to  Balón + Cesto

A-bre-FÁ-cil  Abre + Fácil

CIEM-PIÉS  Cien + Pies

Formas verbales con pronombres enclíticos átonos (me, te, se, lo/s, la/s,
le/s, nos, os). Se acentuarán según las normas ususales de acentuación. No
obstante, hay que considerar, de manera análoga a lo que ocurría en el caso

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anterior, que la inclusión de uno o más pronombres al final de una forma verbal
puede hacer que aparezca o desaparezca una tilde de esta.

Ejemplos: De-me  De + me (sin tilde, palabra llana acabada en


vocal)

Cál-me-se  Calme + se (con tilde por ser esdrújula)

En-tién-de-me  Entiende + me

In-dí-que-me-lo  Indique + me + lo

¡Cuidado! A pesar de lo dicho, existen dos casos en español en los


que en una palabra pueden aparecer dos tildes. Nos estamos refiriendo al
fenómeno de las palabras complejas en las que cada miembro conserva su
propia autonomía y mantiene su tilde, en el caso de que la llevara en su forma
primigenia. Dichas palabras complejas son susceptibles de aparecer:

Unidas mediante un guion. Ejemplos: teórico-práctico, físico-químico,


franco-suizo, político-administrativo.

Yuxtapuestas de forma independiente. José María, cuadragésimo quinto,


Buenos Aires, vía crucis.

La tilde se coloca encima de los grafemas vocálicos (a, e, i, o, u).

Ejemplos: sacristÁn

acnÉ

espÍritu

campeÓn

energÚmeno

Para poder aplicar correctamente las reglas generales de acentuación, el


hablante ha de saber dividir correctamente las sílabas por las que está formada
una palabra.

Generalmente, las sílabas pueden ser aisladas sin ninguna dificultad de


forma intuitiva por los hablantes nativos. Sin embargo, son habituales los
problemas a la hora de silabear palabras que contienen dos o más vocales
contiguas. Esto se debe frecuentemente a que, en determinadas palabras, y

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dependiendo también de las zonas geográficas, se produce una articulación


vacilante entre hiatos y diptongos. Así, algunas palabras son susceptibles de
pronunciarse en dos o tres sílabas dependiendo de variantes dialectales,
aunque lo correcto sea considerarlas como hiatos o diptongos de acuerdo con
las normas de composición establecidas para los mismos.

En este sentido, se hace necesario conocer cuáles son las combinaciones


vocálicas del español que forman diptongos, triptongos e hiatos.

Así las cosas, las combinaciones vocálicas que forman diptongos en


español -esto es, dos vocales que forman parte de una misma sílaba- son las
siguientes:

Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de una vocal cerrada
átona (/i/, /u/). Ejemplos: aire, diario, tauro, cuatro, reincidente, nieve, euro,
hueso, androide, novio, estadounidense, monstruo.

Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/). Ejemplos: viuda, triunfo,


oriundo, ciudadela, juicio, diluir, continuidad, instituir.

Por su parte, para que una palabra del español pueda contener un
triptongo -es decir, tres vocales que forman parte de una misma sílaba- es
necesario que esta secuencia vocálica esté integrada por una vocal abierta (/a/,
/e/, /o/) a la que anteceda y siga una vocal cerrada átona (/i/, /u/). Algunos
ejemplos de triptongos serían: atestigüéis, semiautomático, Uruguay, dioico.

En último lugar, los encadenamientos vocálicos que forman hiatos -dos


vocales que, aunque aparecen seguidas en una palabra, se integran dentro de
sílabas diferentes- se constituyen de acuerdo con las siguientes pautas:

Vocal cerrada tónica (/i/, /u/) a la que sigue o precede una vocal abierta
(/a/, /e/, /o/). Ejemplos: sangría, país, jabalíes, leí, río, oír, acentúa, aúna,
licúe, reúne, búho, noúmeno.

Dos vocales abiertas diferentes (/a/, /e/, /o/). Ejemplos: paella, caoba,
reactor, aseo, boato, poeta.

Dos vocales iguales, abiertas o cerradas. Ejemplos: azahar, creencia,


chiita, zoológico, duunviro.

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El principio de economía es el que rige el sistema de reglas de


acentuación del español. El uso de la tilde en español es restrictivo, en el
sentido de que solo se precisa en los patrones acentuales menos frecuentes.
Asimismo, este principio de economía interviene a la hora de formular las
reglas de aplicación de la tilde: se procura que sean las menos posibles y
abarquen el mayor número de palabras.

Una vez explicados algunos de los principios en los que se basan las
reglas generales de acentuación, podemos exponer ya las principales:

Las que regulan las palabras monosílabas. Las palabras de una sola
sílaba, salvo en casos en que se precise realizar una distinción entre dos formas
ortográficamente iguales (tilde diacrítica), no se acentúan gráficamente.
Ejemplos: sol, lieis, guion, cal, cruz, fe.

Las que se dirigen a las palabras polisílabas. Estas llevarán tilde


dependiendo de si son agudas, llanas, esdrújulas o sobreesdrújulas y cumplen
los siguientes requisitos:

Las agudas llevan tilde cuando terminan en las grafías consonánticas n o


s no precedidas de otra consonante, o en alguna de las grafías vocálicas a, e, i,
o, u. Ejemplos: quizá, maniquí, café, capó, gurú, canción, arnés.

Las llanas se escriben con tilde cuando terminan en un grafema


consonántico distinto de n o s (incluido el grafema semi-consonántico y) y
cuando acaban en más de un grafema consonántico. Ejemplos: lápiz, móvil,
césped, fénix, cómics, sándwich, bíceps, yóquey.

Las esdrújulas y sobreesdrújulas llevan siempre tilde. Ejemplo: tórrido,


mecánico, esdrújula, júramelo, píntaselo, acláraselo.

Las que rigen las palabras que contienen secuencias vocálicas y que, por
tanto, forman diptongos, triptongos e hiatos.

Respecto a las palabras que contienen diptongos en los que debe


colocarse una tilde porque así lo establecen las reglas generales de
acentuación, regirán las siguientes normas:

En los diptongos formados por una vocal abierta seguida o precedida de


una vocal cerrada, la tilde se sitúa siempre encima de la vocal abierta.
Ejemplos: tenéis, aguántalo, subió.
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En los diptongos que están compuestos por dos vocales cerradas


distintas, la tilde se coloca siempre sobre la segunda vocal. Ejemplos: cuídalo,
concluí, demiúrgico, veintiún.

En lo que se refiere a las palabras que contienen triptongos en los que


debe ponerse una tilde porque así lo señalan las reglas generales de
acentuación, esta deberá situarse siempre sobre la vocal abierta. Ejemplos:
copiéis, actuáis, atrofiáis.

En cuanto a las palabras que contienen hiatos, nos encontramos con


que las que incluyen el tipo formado por una vocal cerrada tónica seguida o
precedida por una vocal abierta, siempre han de colocar una tilde en la vocal
cerrada, con independencia de las reglas generales de acentuación. Ejemplos:
transeúnte, cacatúa, ataúd.

Por otro lado, las que incluyen cualquier otro tipo de hiato se van a
ajustar a las reglas generales de acentuación. Ejemplos: museo, línea
acordeón, coágulo, héroe.

Existen también palabras iguales que necesitan distinguirse entre sí


mediante la colocación en alguna de ellas del acento gráfico (tilde diacrítica).
Destacamos los siguientes casos:

La tilde en las palabras monosilábicas. Por regla general las palabras de


una sola sílaba se escriben sin tilde. Sin embargo, constituyen una excepción
aquellas de uso frecuente que se oponen a otras formalmente idénticas, pero
de pronunciación átona. Con el fin de distinguir estos pares de monosílabos se
prescribe que los siguientes pares de palabras se escriban con tilde o sin tilde
dependiendo de su carácter morfológico

Tú (pronombre personal [1]) frente a tu (posesivo [2])

Ejemplo: [1] Tú no digas nada sobre el asunto.

[2] Tu hermano es un ejemplo para el resto de compañeros.

Él (pronombre personal [1]) frente a el (artículo [2])

Ejemplo: [1] Él es de los mejores.

[2] El gato es un animal astuto y taimado.

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Mí (pronombre personal [1]) frente a mi (posesivo [2] y sustantivo que


expresa una “nota musical” [3])

Ejemplos: [1] ¿Qué quieres de mí?

[2] Quiero que me devuelvas mi dinero

[3] ¡Es un Mi sostenido, no un Fa bemol!

Sí (pronombre personal [1], adverbio de afirmación [2] y sustantivo que


denota “aprobación o asentimiento” [3]) frente a si (conjunción [4] y sustantivo
que denota “nota musical” [5])

Ejemplo: [1] Siempre ha creído en sí mismo.

[2] Sí, quiero.

[3] El sí de las niñas.

[4] Si no vienes es porque no quieres.

[5] Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si.

Té (sustantivo que indica “planta” o “infusión” [1]) frente a te


(pronombre con distintos valores [2] y sustantivo que expresa el nombre de
una letra [3])

Ejemplos: [1] Tomar té verde es el mejor remedio contra la


hipertensión.

[2] Te he dicho mil veces que no te vayas sin despedirte.

[3] La “te” es una letra del abecedario de la lengua española.

Dé (forma del verbo dar [1]) frente a de (preposición [2] y sustantivo


que denota el nombre de una letra [3])

Ejemplos: [1] No le he pedido que me dé las gracias.

[2] Este es de los que nunca te fallan.

[3] “De”, “A”, “De”, “A”: ¡“Dado”!, ¡Bien deletreado!

Sé (forma del verbo ser [1] y forma del verbo saber [2]) frente a se
(pronombre con distintos valores [3], indicador de impersonalidad [4] e
indicador de pasiva refleja [5])
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Ejemplos: [1] Sé tú mismo, no te dejes influir por los demás.

[2] Sé que no estás demasiado contento.

[3] Juan se lava todos los días el cabello.

[4] En tu país se vive muy bien.

[5] Se regalan cachorros de perro.

Más (cuantificador [1], conjunción con valor de “suma” o “adición” [2],


sustantivo que expresa un “signo matemático” [3]) frente a mas (conjunción
adversativa equivalente a “pero” [4])

Ejemplos: [1] Cuanto más tiene, más quiere.

[2] ¿Cinco más cinco? -Diez.

[3] Si no le pones el signo más entre ambas cifras,


significa que estamos ante una multiplicación.

[4] Hice todo lo que pude, mas no fue suficiente.

¡Cuidado! Es un error grave escribir el pronombre personal ti con tilde


por analogía con otros pronombres personales como mí o sí. A pesar de que se
trata de un monosílabo tónico, no existe en la lengua española ningún
monosílabo átono del que distinguirlo y, por tanto, siguiendo las reglas
generales de acentuación, no ha de llevar tilde.

La tilde en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y


adónde.

Igual que ocurría en el caso de las palabras monosílabas, se coloca tilde


o no en estas otras con el fin de delimitar su funcionamiento gramatical en el
contexto en el que aparecen, el cual determinará su función sintáctica en el
enunciado del que forme parte y algunas características de la estructura
oracional en las que se incluyan.

De acuerdo con esto, estas palabras se escriben con tilde en los


siguientes casos:

Con valor interrogativo

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Cuando encabezan estructuras interrogativas y exclamativas, ya sea de


manera directa [1] o de forma indirecta [2].

Si aparecen sustantivadas mediante el empleo de un determinante [3].

Ejemplos: [1] ¿Cuánto ganas a la hora?

[2] Dime a quién has invitado.

[3] Lo más importante es saber el cómo.

Con valor de indefinidos en correlaciones distributivas

Ejemplo: Todos vinieron: cuándo pudieron, cuándo les dejaron, cuándo


acabaron sus tareas…

Por el contrario, encontramos que funcionan de forma átona y, por


consiguiente, se escriben sin tilde cuando tienen:

Valor relativo

En relativas con antecedente expreso [1].

En relativas sin antecedente expreso [2].

Ejemplos: [1] Madrid es la ciudad donde vivimos.

[2] Quien sea el mejor, ganará.

Valor de conjunción

Ejemplo: Se comenta que no eres un chico puntual.

Valor de preposición

Ejemplo: Te quiero como amigo.

La tilde en el adverbio solo. El adverbio solo no ha de llevar tilde según


las reglas generales de acentuación. Se trata de una palabra llana que termina
en vocal (-o) y, por tanto, está exenta de portar dicho signo ortográfico.
Aunque se venía prescribiendo su uso, el contexto comunicativo (lingüístico o
extralingüístico) ha demostrado que las posibles ambigüedades respecto a su
función gramatical son resueltas de manera eficaz por un usuario competente
de la lengua española.

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De este modo, la palabra solo, tanto cuando es adverbio [1], como


cuando funciona como adjetivo [2], es una voz que no ha de llevar tilde. Así
pues, colocar la tilde en el adverbio solo es motivo de falta de ortografía.

Ejemplos: [1] Solo te tienes que quedar unas horas con ella.

[2] Estoy más solo que la una.

La tilde en los pronombres demostrativos masculinos y femeninos (este,


ese, aquel, estos, esos, aquellos, esta, esa, aquella, estas, esas, aquellas).
Estos pronombres demostrativos [1] (así como sus homónimos los
determinantes demostrativos [2]) son voces que no deben llevar tilde, bien por
ser palabras bisílabas llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de
aquel, por ser aguda y terminar en -l.

Ejemplos: [1] Esta/esa/aquella es la que más me gusta.

[2] Estos/esos/aquellos lápices son los que mejor pintan.

¡Cuidado! En ningún caso han de llevar tilde los pronombres


demostrativos neutros (esto, eso, aquello) que, en ocasiones encontramos así
por analogía con el resto de pronombres demostrativos.

La tilde en la conjunción disyuntiva o. No ha de ponerse tilde a la


conjunción disyuntiva o nunca [1], ni siquiera cuando se escriba entre dos
cifras [2]. La colocación de este último tipo de tilde se hacía con el fin de evitar
posibles confusiones entre el guarismo correspondiente al número cero y la
letra o. Se argumentaba que, en la escritura manual, podían llegar a
confundirse ambos signos gráficos. Sin embargo, el advenimiento de las
Nuevas Tecnologías de la Información (ordenadores y computadoras) ha hecho
que esta regla quede anticuada y sin justificación alguna. Por tanto, la
conjunción disyuntiva o debe escribirse sin tilde siempre, tal como se prescribe
en las reglas generales de acentuación para las palabras monosilábicas.

Ejemplo: [1] ¿Hoy es martes o miércoles?

[2] La respuesta correcta puede ser 0 o 0,5,


dependiendo de cómo interpretemos el enunciado.

La tilde en aún/aun

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Este adverbio del español puede ser escrito con tilde o sin tilde según la
pronunciación que hagamos de él. Puede ser considerado como una palabra
tónica con hiato [a.ún] o como una palabra átona con diptongo [aun]. Por lo
general, la pronunciación de este adverbio como átono o tónico suele
corresponder con unos valores gramaticales bien determinados. Son los
siguientes:

El adverbio aún es usualmente tónico y se escribe con tilde cuando


puede sustituirse por todavía. Suele funcionar así cuando tiene:

Un valor temporal [1], expresando la continuidad o persistencia de una


situación determinada.

Un valor ponderativo o intensivo [2], el cual se emplea a menudo en


oraciones de sentido comparativo.

Ejemplos: [1] ¿Aún no te has vestido? ¡Vamos a llegar tarde a la


reunión!

[2] Eres aún más interesante de lo que me había


imaginado.

El adverbio aun suele ser átono y, por tanto, se escribe sin tilde si tiene:

Un valor inclusivo-ponderativo [1]. En estos casos aun tiene el mismo


significado que “hasta”, “incluso” o “también”.

Un valor concesivo [2]. Es equivalente al significado de “a pesar de”.

Ejemplos: [1] Aun jugando al cincuenta por ciento, Messi es el


mejor jugador de la historia del fútbol.

[2] Aun siendo muy amigos, a veces se pelean.

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ACTIVIDADES DE APLICACIÓN PRÁCTICA

Indica el número de tildes que les faltan a las palabras de las siguientes
oraciones. Asimismo, subraya esas palabras y vuelve a escribirlas bien debajo
de ellas.

I) Llego el dia del entierro, el ataud ya esta preparado.

2 3 4

II) En dos semanas partiremos hacia Jaen, ¿estais preparados?

1 2 3

III) Yo se quien fue el que dijo ese comentario.

2 3 4

IV) ¡Que bien me sienta reir! ¡Hacia tanto que no lo pasaba tan bien!

1 2 3

V) La flor que mas me gusta es la orquidea.

2 3 4

VI) Maria quiere que le de un traje de esquimal. Ahora solo le falta el


iglu.

1 2 3

VII) En algunas montañas del Tibet es casi imposible respirar por la falta
de oxigeno.

1 2 3

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VIII) Ayer clave unas puas en aquellas tablas de alli.

2 3 4

IX) No se donde he dejado el coche, ¿lo sabes tu? Si, donde aquellos
arboles.

4 5 6

X) Preguntale si quiere venir a correr porque ayer se lisio el biceps


femoral.

2 3 4

XI) No puedo creer lo que me dices, ¿quien lo atropello se dio a la fuga?

1 2 3

XII) ¿Que no sabes lo que paso anoche?, pues ahora mismo te lo cuento.

1 2 3

XIII) ¿Donde compraste esa estanteria? ¿Donde te dijo tu primo?

2 3 4

XIV) Es indignante como tratan a los magrebies.

1 2 3

XV) Cuanto mas estudiáis, mas os liais.

2 3 4

XVI) Tras la caida se rompio el humero.

3 4 5
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XVII) Tenemos que cortar el pino para que las raices no levanten las
losas del porche como aquella raiz de alli ha hecho con las losetas del camino.

2 3 4

XVIII) Si pudiera ser un pajaro seria una cacatua.

2 3 4

XIX) Estabais tan frios que no le apetecio deciros nada.

1 2 3

XX) En la region de Michoacan, siete de veintiun acuiferos estan


sobreexplotados.

5 6

Lee atentamente el siguiente texto y encuentra las veinticinco palabras


que deberían llevar tilde y no la llevan. Pónsela y lee de nuevo el texto con el
fin de comprobar los cambios que se producen en tu manera de entonarlo.

«Entretanto, la señora Lefrançois fue a la puerta a mirar si llegaba “La


Golondrina”. Se estremecio. Un hombre vestido de negro entró de pronto en la
cocina. Se distinguia, en los últimos resplandores del crepusculo, que tenía la
cara rubicunda y el cuerpo atlético.

-¿En que puedo servirle, señor cura? -preguntó la mesonera al tiempo


que alcanzaba en la chimenea uno de los candeleros de cobre que se
encontraban alineados con sus velas-. ¿Quiere tomar algo?, ¿un dedo de casis,
un vaso de vino?

El eclesiastico rehusó muy cortesmente. Venía a buscar su paraguas, que


habia olvidado el otro día en el convento de Ernemont, y, después de haber
rogado a la señora Lefrançois que se lo enviase a la casa rectoral por la noche,
salió para ir a la iglesia, donde tocaban al Angelus.

Cuando el farmaceutico dejó de oir en la plaza el ruido de los zapatos del


cura, encontró muy inconveniente su conducta de hacía un instante. Ese
rechazo a la invitación de un refresco le parecía una hipocresia de las más
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odiosas; los curas comían y bebían todos con exceso sin que los vieran, y
trataban de volver a los tiempos de los diezmos.

La hotelera tomó la defensa de su cura:

-Además, doblegaria a cuatro como usted bajo su rodilla. El año pasado


ayudó a nuestra gente a guardar la paja; llevaba hasta seis haces a la vez, de
fuerte que es.

-¡Bravo! -dijo el farmaceutico-. Mandad hijas a confesarse con


mocetones de semejante temperamento. Si yo fuera el gobierno, querría que
sangrasen a los curas una vez al mes. Si, señora Lefrançois, todos los meses
una amplia sangria por el mantenimiento del orden y de las buenas
costumbres.

-¡Callese ya, señor Homais!, ¡es usted un impio!, ¡usted no tiene


religión!

El farmaceutico respondió:

-Tengo una religión, mi religión, y tengo más que todos ellos, con sus
comedias y sus charlatanerias. Por el contrario, yo adoro a Dios. ¡Creo en el Ser
Supremo, un Creador, cualquiera que sea, me importa poco, que nos ha puesto
aquí abajo para cumplir aquí nuestros deberes de ciudadanos y de padres de
familia; pero no necesito ir a una iglesia a besar bandejas de plata y a engordar
con mi bolsillo un montón de farsantes que se alimentan mejor que nosotros!
Porque se puede honrarlo lo mismo en un bosque, en un campo, o incluso
contemplando la boveda celeste como los antiguos. Mi Dios, el mio, es el Dios
de Socrates, de Franklin, de Voltaire y de Béranger. Yo estoy a favor de la
Profesión de fe del vicario saboyano y los inmortales principios del ochenta y
nueve. Por tanto, no admito un tipo de Dios que se pasea por su jardín bastón
en mano, aloja a sus amigos en el vientre de las ballenas, muere lanzando un
grito y resucita al cabo de tres días: cosas absurdas en si mismas y
completamente opuestas, además, a todas las leyes de la física; lo que nos
demuestra, de paso, que los sacerdotes han estado siempre sumidos en una
ignorancia ignominiosa, en la que se esfuerzan por hundir con ellos a los
pueblos.

Se calló, buscando con los ojos a un publico a su alrededor, pues, en su


efervescencia, el farmaceutico se había creido por un momento en pleno
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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

consejo municipal. Pero la posadera ya no le escuchaba, prestaba atención a un


ruido de ruedas lejano. Se distinguio el rodar de un coche mezclado con un
crujido de hierros flojos que daban en el suelo, y por fin “La Golondrina” se
paró delante de la puerta».

Madame Bovary (1856-1857)- Gustave Flaubert

1.2 La diéresis

Nociones teóricas
Se trata de un signo ortográfico, también conocido con el nombre
de crema, que tiene forma de dos puntos ( ¨ ) que se sitúan horizontalmente
sobre la vocal a la que afectan. En la actualidad son dos los usos principales
que se hacen de ella:

Obligatorio, en el sistema ortográfico español. La grafía u tiene valor


fónico propio [1] y debe pronunciarse en las palabras en que aparece precedida
de g y seguida de e o i, salvo en los casos en los que forma parte del dígrafo -
gu y, por tanto, carece de dicho valor fónico propio ante esas mismas vocales
[2].

Ejemplos: [1] pingüe, bilingüismo.

[2] aguerrido, guisante.

Electivo, en textos poéticos. Con el objetivo de que algún verso del


poema tenga las sílabas idóneas para ser considerado una composición
perfecta, el poeta puede colocar una diéresis sobre alguna de las dos vocales
cerradas (la i o la u) en las secuencias vocálicas de las palabras que lo forman.
Esto tendrá repercusiones en la medida del verso, ya que la colocación de la
diéresis supondrá incrementar en una las sílabas del mismo.

Ejemplo: /Me regaló/ codicioso/ del banquete/ suntüoso/ con las


sobras/ de un señor/ (José de Espronceda - Poesías, “El Mendigo” [1840]).

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

ACTIVIDADES DE APLICACIÓN PRÁCTICA

Coloca la diéresis en aquellas palabras de las siguientes oraciones que


así lo precisen. Para averiguar dónde falta este signo ortográfico puedes
pronunciar las oraciones en voz alta.

En la antiguedad, muchas tribus realizaban un unguento natural con las


hojas del jaguey.

Cuando caí, amortigué la caída como pude.

Está bastante claro que el bilinguismo enriquece más a las personas que
el monolinguismo.

Espero que, en tu nuevo colegio, fragues muchas amistades.

En las matanzas deguellan a los cerdos antes de comer el embutido.

Atestigué en su contra. Mi declaración fue decisiva en la resolución


judicial.

Arguimos que la tardanza fue la causa de su enfado.

No te santigues si no crees en lo divino.

¡Con qué ambiguedad hablan muchas personas!

Tanto la cigueña como el pinguino son aves.

Uno de los mitos más extendidos es que en el hemisferio sur, el agua se


marcha por el desague dando vueltas al revés de cómo lo hace en el hemisferio
norte.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

Bloque 2. Signos de puntuación

2.1. El punto

Nociones teóricas
El punto (.) es principalmente un signo de puntuación que físicamente se
representa mediante una señal circular, por lo general de dimensiones
pequeñas, que es perceptible en una superficie por el contraste de color o de
relieve. Se escribe siempre sin separación respecto del elemento que lo precede
-sea este una palabra, un número u otro signo- y separado por un espacio del
elemento que lo sigue.

Posee distintos nombres en función de la unidad discursiva a la que


delimite:

Punto y seguido. Se trata de un punto que se escribe al final de un


enunciado tras el cual, en el mismo renglón, se inicia otro. Es, por tanto, el que
separa los enunciados que integran un párrafo.

Ejemplo: “No, no me veo feliz, ni siquiera junto a ti. Ni siquiera en la


más optimista de mis ensoñaciones me veo teniendo contigo una relación feliz,
provechosa para ambos, sólida, cotidiana; burguesa, en suma. Nunca me la
creería y siempre trataría de ponerla a prueba, de ir más lejos, hasta que un
día terminara violentándote.” (Sara Mesa - Cicatriz [2015]).

Punto y aparte. Este es el tipo de punto que se escribe al final de un


párrafo y, en consecuencia, es el encargado de separar párrafos distintos, que
suelen desarrollar, dentro del texto, ideas o contenidos diferentes.

Ejemplo: “Era una mujer menuda, frágil, llena de entusiasmo y


bondad, con un rostro suave y amable. La llamaban SOS, por esa razón.
Parecía estar pidiendo socorro. En realidad eran las iniciales de su nombre:
Soledad Olmedo Sánchez.

A la mayoría de los que tenían el nombre formado por iniciales curiosas,


les bautizaban con ellas o con su significado. Un juego que en el caso de la
profesora de lengua se reservaba solo para los alumnos, aunque estaban

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

seguros de que ella lo sabía”. (Jordi Sierra i Fabra - Asesinato de la profesora


de lengua [2007]).

Punto final. Es el que se coloca al final de un escrito o de una división


importante del texto (un capítulo, por ejemplo).

¡Cuidado! La denominación *punto y final no es correcta, aunque haya


sido creada por analogía de las correctas punto y seguido y punto y aparte.

Ejemplo: “Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había


comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la
ciudad de los espejos (o de los espejismos) sería arrasada por el viento y
desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano
Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era
irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a
cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”.
(Gabriel García Márquez - Cien años de soledad [1967]).

Aparte de los contextos de uso del punto ya mencionados, es necesario


mencionar algunas secuencias breves que aparecen en la cadena escrita y que
suelen ofrecer dudas a la hora de ser puntuadas. Lo habitual en ellas es que el
uso del punto sea innecesario puesto que la función demarcativa la cumplen
otros recursos tipográficos (blancos, tipo y cuerpo de letra, alineación centrada
o a la derecha, etc.). Sin embargo, en última instancia, el empleo o no de
puntos dependerá de su mayor o menor carácter discursivo. Estudiamos a
continuación los contextos que suelen ser más dudosos:

En títulos y subtítulos. Nunca ha de escribirse un punto tras los títulos y


subtítulos de libros [1], artículos [2], revistas [3], etc., cuando aparecen
aislados y son el único texto del renglón.

Ejemplos: [1] El guardián entre el centeno

[2] Una mirada literaria a la escuela del siglo XIX

[3] Revista de cultura y ciencias sociales

En nombres de autor. Nunca se empleará el punto al final de los


nombres de autor que aparezcan en cubiertas, portadas, prólogos y
documentos similares y tampoco cuando aparezcan solos en una línea.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

Ejemplo: “El mundo es de quien nace para conquistarlo y no de quien


sueña que puede conquistarlo”.

Fernando Pessoa

En dedicatorias. Este tipo de textos no suelen llevar punto final [1]. Sin
embargo, la tendencia a escribirlo aumenta cuanto más extenso es el texto de
la dedicatoria [2].

Ejemplos: [1] A mis abuelos, a mis padres, a mis hijos

[2] A mis padres que lo dieron todo por mí y -


especialmente- a mi madre que me acompaña siempre.

A Paco, mi marido, compañero y sobre todo amigo, que siempre ha


creído en mí y me ha apoyado en todos los malos momentos, sin pedir nada a
cambio.

A mis hijos, Javi y Carlos, que dan sentido a mi vida y que siempre están
y estarán en mi corazón con su amor.

En pies de imagen. Debajo de las ilustraciones, fotografías, diagramas,


etc., suelen incluirse textos que no suelen cerrarse con punto [1]. No obstante,
queda la posibilidad de hacerlo en función de la extensión del mismo,
especialmente si este texto requiere, a su vez, de puntuación interna [2].

Ejemplos:

[1]

Mapa mudo de África


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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

[2]

Gráfico sobre las perspectivas y consideraciones sobre la literatura


infantil en futuros docentes. Porcentaje de alumnos que leen estas obras en
diferentes niveles educativos.

En eslóganes. Los eslóganes publicitarios no llevan punto final cuando


aparecen aislados, tanto si son el único texto en su línea [1] como si están
constituidos por dos o más secuencias colocadas en líneas separadas [2].

Ejemplos: [1] El algodón no engaña

[2] Collado Villalba

Capital de la sierra

Sin embargo, si los mensajes publicitarios están compuestos de dos o


más enunciados separados por puntuación interna, es admisible la utilización
del punto final.

Ejemplo: Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo


demás, Mastercard.

En enumeraciones en forma de lista. Siempre se escribe punto tras el


número [1] o la letra [2] que encabeza el elemento enumerado.

Ejemplos: [1] Pasos para cocinar un filete de res en la sartén

1. Elige un corte de carne grueso en lugar de uno fino

2. Ponle sal a tu carne

3. Pon aceite en la sartén

[…]

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

[2] ¿Cuál de los siguientes personajes no es un


poeta?

a. Federico García Lorca

b. Carlos Sastre

c. Dionisio Ridruejo

En este contexto es frecuente que el uso del punto tras el número o letra
correspondiente se sustituya por el empleo del signo de paréntesis “ ) ” [1].
Asimismo, también es habitual que toda la fórmula se reemplace por rayas (-)
u otros signos de carácter tipográfico, como topos o boliches (● ► ■) [2].

Ejemplos: [1] ¿Cuál es la capital de Italia?

Milán

Florencia

Roma

[2] ¿Quién ganó el último Tour de Francia?

- Alberto Contador

- Nairo Quintana

- Christopher Froome

¡Cuidado! Recuerda que al final de cada uno de los elementos


enumerados lo habitual es no poner un punto final.

En índices. No debe escribirse punto final en ninguno de los índices que


sirven para facilitar el acceso a la información de las obras de las que forman
parte.

Ejemplo: A. Elementos discursivos……………………..…1

Contexto…………………...…..….....4

Canal………………………………....6

B. Elementos no discursivos…………………….8

Información enciclopédica…………10

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Nociones lingüísticas abstractas……14

En direcciones electrónicas. No se utiliza punto final a la hora de


consignar las direcciones electrónicas web [1] o correos electrónicos de
contacto [2], puesto que aquel no forma parte de estos.

Ejemplos: [1] www.um.es

[2] murcia@unicef.es

No obstante, sí debe escribirse punto final si la dirección aparece al final


de un enunciado que se escribe todo seguido.

Ejemplo: Para contactar con nosotros dirija su correo electrónico a


museo.nacional@museodelprado.es.

Por otra parte, hemos de aludir también a aquellos casos en los


que el punto concurre con otros signos. Estas coincidencias suelen generar
dudas en torno a la compatibilidad entre ellos y, en su caso, acerca del orden
de aparición de los mismos. Se pueden dar, básicamente, dos situaciones:

Concurrencia con signos de interrogación [1], signos de exclamación [2]


y puntos suspensivos [3]. En estas ocasiones, sería inapropiada, por
redundante, la aparición conjunta de ambas marcas y, por tanto, debe omitirse
el punto.

Ejemplos: [1] ¿Quién se ha comido el chocolate?

[2] ¡Quédate donde estás!

[3] Tenía de todo: regalices, chicles, piruletas, bombones, caramelos,


pipas…

Concurrencia con comillas [1], paréntesis [2], corchetes [3] y rayas [4].
En el momento en que se produce concomitancia entre el cierre de estos signos
dobles y el punto, este debe escribirse detrás de aquellos. Nunca debe
escribirse un punto de cierre de enunciado delante de un signo de cierre de
comillas, paréntesis, corchetes o rayas.

Ejemplos: [1] Su último disco se titula «¡Sombras!».

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

[2] El lunes llegó tarde (y no es la primera vez).

[3] Tienes que cerrar todas las puertas [incluida la del desván].

[4] No tenía ganas de venir -¿o es que esperaba alguna visita?-.

¡Cuidado! En caso de que coincidan signos de modalidad (¿? … ¡!),


signos de indicador de que acaba un segundo discurso ( « » ( ) [ ] - -) y un punto
(.), el orden debe ser siempre: 1) cierre del signo de modalidad, 2) cierre del
indicador de que acaba un segundo discurso y 3) el punto.

Ejemplos: «¡Tengo hambre!».

No tiene buena cara (¿qué le pasará?).

Les han dado una buena paliza -ochenta por ciento de posesión del balón, tres
goles, dos disparos al poste, cinco buenas paradas de su portero…-.

ACTIVIDADES DE APLICACIÓN PRÁCTICA

Di si en los siguientes cinco grupos de textos están bien utilizados los


puntos o no, teniendo en cuenta las reglas expuestas anteriormente. Señala los
que estén empleados de forma incorrecta y explica el motivo. Indica, asimismo,
los que sean susceptibles de eliminarse o añadirse según el contexto discursivo
en el que se encuentran. Justifica tus respuestas.

1) En títulos (I), en nombres de autor (II) y en textos en los que entra


en correlación con signos de interrogación, con signos de exclamación, con
puntos suspensivos y con signos dobles (comillas, paréntesis, corchetes y
rayas) (III y IV).

Botella al mar para el dios de las palabras.

Gabriel García Márquez.

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una


bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: ¡Cuidado!. El ciclista
cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder
de la palabra?.». Ese día lo supe. Ahora sabemos, además, que los mayas lo
sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían un dios
especial para las palabras.

Dijo: “No tenemos nada que hacer” Tras estas palabras se marchó. (Creo
que estaba muy enfadada. No me extraña.) En la plaza la esperaba Jorge -un
buen amigo-. Este, llevaba tiempo sin saber de ella.

2) En citas de autores

Pero la autoridad de tales hombres es para mí nula. Pues nunca escribiré


de otra manera a como siento. Sigan ellos a quien quieran. Yo con la verdad
contra todos.

Gregorio Mayans y Siscar.

Cuatro principios a tener en cuenta: lo contrario es también frecuente.


No basta mover para renovar. No basta renovar para mejorar. No hay nada que
sea absolutamente empeorable

Antonio Machado.

3) En dedicatorias

I) A mis padres, por su apoyo constante.

II) A mis abuelos,

a mis padres,

a Elena.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

III)
Para Pedro.

4) En pies de imagen

Figura 3. Cañón Gurvan Shaikhan, desierto del Gobi.

Figura 3. En el cañón Gurvan Shaikhan, desierto del Gobi, podemos


encontrar yacimientos de fósiles de dinosaurios.

5) En eslóganes publicitarios

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Compartida, la vida es más

Nuevo Audi A3. A la vanguardia de la técnica

A gusto con la vida

Visita Galicia. Visita el paraíso.

El secreto está en la masa.

Jaén, delicia interior

2.2. La coma

Nociones teóricas
La coma ( , ) es un signo de puntuación que aísla unidades
inferiores al enunciado. Se escribe pegada a la palabra o al signo que la
precede y separada por un espacio del que la sigue. La aparición de la coma es
obligatoria [1] u opcional [2] dependiendo de si su presencia sirve para
distinguir entre los sentidos posibles de un enunciado o no.

Ejemplos: [1] Juan, el profesor de Matemáticas y Ana fueron a


comprobar lo que había pasado.

Juan, el profesor de Matemáticas, y Ana fueron a comprobar


lo que había pasado.

En este par de enunciados la coma sirve para diferenciar entre dos


sentidos semánticos y sintácticos posibles pues, mientras en el primero la
ausencia de coma tras el profesor de Matemáticas, indica que ese grupo es un
elemento más de la enumeración (por tanto, fueron tres personas a comprobar
lo que había pasado); en el segundo, la presencia de la coma convierte el
profesor de Matemáticas en una aposición explicativa del nombre anterior
(Juan), con lo que el sujeto solo hace referencia a dos personas: Juan, que es
profesor de Matemáticas, y Ana.

[2] Mañana el tiempo, en Madrid, será caluroso.

Mañana el tiempo en Madrid será caluroso.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

En el caso de estos dos enunciados la segmentación que proporciona la


coma no implica un cambio sintáctico ni semántico (en ambos se nos indica el
clima que tendremos en Madrid al día siguiente), aunque sí diferencias que
afectan al enfoque que se da al mensaje, a los matices expresivos que quieren
transmitirse y a la claridad del texto.

Hay que destacar también que la coma, en algunas ocasiones, puede


ocupar el mismo lugar que otros signos como el punto o el punto y coma. En
este sentido, aunque en muchos casos es posible que todas las opciones de
puntuación sean correctas, y la elección de uno u otro signo pueda responder a
matices expresivos buscados de forma consciente, es censurable la tendencia
general a abusar de la coma en detrimento de otros signos -especialmente del
punto y coma-, pues esta circunstancia anula la jerarquización informativa y
oscurece el sentido de lo escrito.

A continuación, se exponen los contextos de uso más frecuentes de la


coma haciendo especial hincapié en aquellos que puedan resultar más dudosos:

Para delimitar incisos [1] y unidades con alto grado de independencia


(interjecciones, vocativos y apéndices confirmativos) [2], esto es, para encerrar
elementos que podrían considerarse periféricos con respecto al enunciado en el
que aparecen ya que presentan cierta autonomía gramatical y semántica con
respecto a él.

Ejemplos: [1] Todos los deportes de élite, incluido el fútbol,


deterioran la salud de quienes los practican.

¡Cuidado! Existen dos errores muy comunes en la puntuación de incisos:


el primero sería la omisión de una de las dos comas (lo que ocurre sobre todo
cuando unos elementos incidentales encierran otros) y, el segundo, el
desplazamiento de una de las comas con respecto a la posición que debería
ocupar, quedando así el inciso erróneamente delimitado.

[2] Han vuelto a perder otra vez, ¡malditos sean!

Irene, estoy harta de que llegues siempre tarde.

Es muy guapo, ¿eh?

Para delimitar ciertos grupos sintácticos en la oración simple. Como regla


general, la puntuación no debe romper la dependencia que se establece entre
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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

los grupos sintácticos más fuertemente vinculados desde el punto de vista


sintáctico y semántico. Describimos seguidamente las reglas generales del uso
de la coma para separar grupos sintácticos:

Coma entre sujeto y verbo. Es incorrecto escribir coma entre el grupo


que funciona como sujeto y el verbo de un oración. No obstante, existen tres
excepciones a esta regla:

Cuando el sujeto está constituido por una enumeración que se cierra con
etcétera (etc.).

Ejemplo: El árbitro, los rivales, los espectadores, etc., esperaban


expectantes el lanzamiento del penalti.

Cuando justo detrás del sujeto se abre un inciso o aparece cualquiera de


los elementos que forman unidades con alto grado de independencia.

Ejemplo: Mi padre, como tú sabes, es abogado del Estado.

Cuando el sujeto lo constituyen dos miembros unidos mediante


conjunciones distributivas (bien…bien, ora…ora, etc.).

Ejemplo: Todos tus primos, bien sean por parte de madre, o bien, por
parte de padre, están capacitados para realizar esa labor.

Coma y atributo, complemento directo, complemento indirecto,


complemento predicativo, complemento de régimen y complemento agente. Es
incorrecto colocar una coma entre el verbo y estos elementos, salvo que tras el
verbo aparezca un inciso, cualquiera de las unidades independientes que se
aíslan mediante comas o que uno de esos complementos esté constituido por
una estructura distributiva.

Coma y complemento circunstancial. Como norma general, los


complementos circunstanciales aparecen delimitados por una coma cuando
preceden al verbo. Sin embargo, hay que señalar que la mayoría de estas
comas son opcionales, a pesar de que su presencia resulta útil para facilitar la
interpretación de los enunciados. A este respecto, se recomienda el uso de la
coma con complementos circunstanciales antepuestos en los siguientes casos:

Cuando el complemento circunstancial es extenso.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

Ejemplo: En aquellos momentos de la historia de la civilización humana,


aún no se había inventado la imprenta.

Si el complemento circunstancial introduce referencias de lugar [1] o de


tiempo [2].

Ejemplos:

[1] En los países latinoamericanos, ya hace tiempo que se respeta el


Protocolo de Kioto.

[2] El martes 14 de julio de 1789, el pueblo francés tomó La Bastilla.

En caso de que se desee aislar una información circunstancial a la que se


quiere dar relevancia en el discurso.

Ejemplo: Por las mañanas, tengo que ir a clase en la universidad y, por


las tardes, hago natación en un centro de alto rendimiento.

Coma y complementos que afectan a toda la oración. Se escribe coma


detrás de muchos adverbios, locuciones adverbiales y preposicionales que
afectan o modifican a toda la oración.

Ejemplos: Francamente, no me importa lo que haya hecho.

Por suerte, no me he visto involucrado en sus tejemanejes.

En cuanto a lo que a ti respecta, no me sigas molestando.

Para delimitar unidades coordinadas. El empleo de la coma para separar


miembros del mismo valor sintáctico es habitual, aunque el mismo está sujeto
a unas reglas que varían dependiendo de la presencia o ausencia de una
conjunción y, en caso de que esta aparezca, de si es simple o compleja.
Analizamos a continuación las diferentes situaciones que pueden darse:

Coma y coordinación copulativa. Por norma general, el uso de la coma es


incompatible con las conjunciones copulativas y, e, ni. Sin embargo, existen
algunos casos en los que la utilización de estas conjunciones es admisible e,
incluso, recomendable. Son los siguientes:

Cuando encabezan una secuencia que enlaza con todo el predicado


anterior, y no con el último de sus miembros coordinados.

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Ejemplo: Se despidió de su padre, de su madre y de sus abuelos, y salió


corriendo a toda velocidad.

Entre oraciones coordinadas se suele poner una coma si la primera tiene


cierta extensión y, sobre todo, si ambas tienen sujetos diferentes.

Ejemplo: El investigador no paraba de hacer pesquisas sobre el móvil del


asesinato, y el principal sospechoso tenía coartada para todas las acusaciones
que se le hacían.

Debe escribirse una coma delante [1] o detrás [2] de estas conjunciones
si inmediatamente antes o después hay un inciso o cualquier otro elemento que
vaya aislado por comas del resto del enunciado.

Ejemplos:

[1] Mi vecino, que es el mejor violinista del pueblo, y el director de la


orquesta regional han llegado a un acuerdo de colaboración.

[2] No ha ganado nunca un torneo antes e, incluso, muestra poca


ambición en los partidos decisivos.

Si se repite la conjunción ante cada uno de los miembros, es frecuente la


escritura de coma entre ellos con el fin de dar mayor relieve a la polisíndeton.

Ejemplo: No mostraba ni pena, ni alegría, ni entusiasmo, ni desencanto,


solo indiferencia.

Coma y coordinación yuxtapuesta. Se emplea una coma para separar los


miembros de las construcciones yuxtapuestas simples [1]. Si los miembros que
componen estas construcciones son complejos y ya contienen comas en su
expresión, se utilizará el punto y coma para separarlos [2].

Ejemplo: [1] Vine, vi, vencí.

[2] Exaltación, pues, de luces, colores y sonidos;


exaltación hiperbólica también de formas, todo apretándose y recargándose;
exaltación de los íntimos impulsos de esta naturaleza humanizada. (Emilio
Orozco Díaz, 1974).

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

Coma y coordinación disyuntiva. No se utilizará una coma para separar


los miembros de las construcciones disyuntivas pues los nexos que las
introducen (o, u) no la admiten.

Ejemplo: ¿Vendrás hoy o mañana?

Coma y coordinación adversativa. Es obligatorio poner una coma antes


de las oraciones coordinadas introducidas por las conjunciones pero [1], mas
[2], aunque [3] y sino [4].

Ejemplos: [1] Su comportamiento no ha sido el debido, pero démosle


una segunda oportunidad.

[2] Hizo todo lo que estaba a su alcance, mas no lo


consiguió.

[3] En general, no ha sido un buen año, aunque hemos


vivido momentos muy especiales juntos.

[4] No se sometió al tratamiento por placer, sino porque


era indispensable para su salud.

¡Cuidado! No se debe escribir coma detrás de las conjunciones


adversativas salvo que inmediatamente después se abra un inciso o aparezca
alguna de las secuencias independientes que se aíslan mediante comas del
resto del enunciado.

Para delimitar oraciones subordinadas. Los nexos que introducen este


tipo de oraciones son muy variados por lo que la escritura de coma para acotar
estas construcciones suele estar vinculada al grado de dependencia entre la
subordinada y el resto del enunciado. De acuerdo con esto, el uso de la coma
no puede romper los vínculos sintácticos y semánticos más fuertes de los
enunciados y, para ello, se establecen una serie de reglas generales:

Coma y subordinadas sustantivas. Dada la vinculación sintáctica y


semántica entre estas construcciones y el resto del enunciado, es incorrecto
escribir una coma antes de los nexos que las introducen que son que (para las
oraciones subordinadas de sujeto, de complemento directo y de complemento
preposicional), y si, quién, qué, cuánto, dónde, cómo, etc. (para las oraciones
interrogativas indirectas).

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Únicamente es necesario el uso de la coma si se inserta uno de los


elementos que necesariamente han de ir entre comas (incisos y palabras que
han de aparecer aisladamente en un enunciado).

Ejemplo: Quiero decir, Ana, que esa no es la mejor forma de solucionar


tu problema.

Coma y subordinadas de relativo. Las oraciones de relativo están


introducidas por pronombres (que, quien, cuanto, el cual, el que), adverbios
(donde, adonde, como, cuando, cuanto) y un determinante posesivo (cuyo). Se
trata de construcciones que modifican a un elemento que se denomina
antecedente, el cual puede aparecer expreso o no. En función de esto, se dan
los siguientes casos dudosos en el uso de la coma:

Oraciones de relativo con antecedente expreso

Uso de la coma en oraciones de relativo explicativas y especificativas.


Las oraciones de relativo explicativas son modificadores agregados a modo de
inciso y, por tanto, es necesario situar una coma antes de su comienzo y, a
veces también al final, para separarlas del resto del enunciado [1] y [2]. Por su
parte, las oraciones de relativo especificativas son dependientes del enunciado
principal y, en consecuencia, no precisan del uso de coma antes de su
introducción [3].

Ejemplos:

[1] Curaban a los enfermos de tisis, quienes creían que ya no tenían


salvación.

[2] Este chico, que ya ha superado las pruebas de acceso, será tu nuevo
alumno.

[3] Este es el lugar donde veraneé en mi infancia.

Uso de la coma tras el relativo complejo «el cual». La naturaleza tónica


de esta expresión implica que no deba escribirse coma tras la misma, salvo que
justo después de él se inserte un inciso o cualquiera de las secuencias
independientes que necesariamente han de aparecer entre comas.

Oraciones de relativo sin antecedente expreso. Este tipo de


construcciones no precisan llevar una coma tras ellas.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

Ejemplos: Quien no haya venido esta mañana que pase ahora.

A aquellos que quieran les regalaremos una entrada.

Coma y construcciones causales y finales. Las oraciones subordinadas


causales aparecen introducidas por las conjunciones causales porque y pues,
aunque también pueden aparecer con locuciones como ya que, puesto que, a
causa de que, etc. Por lo que respecta a las oraciones subordinadas finales,
suelen ir encabezadas por para (que) o, menos frecuentemente, por locuciones
como a fin de que, con el objeto de que, etc. Las reglas de escritura de comas
de ambos tipos de construcciones son las mismas y tienen que ver con el tipo
de relación que establecen con la oración principal. Así, tenemos:

Causales y finales del enunciado. Son aquellas que expresan la causa [1]
o la finalidad real [2] de lo expuesto en la oración principal. Suelen aparecer
pospuestas al verbo y no se deben separar mediante comas.

Ejemplos: [1] No ha venido porque nadie lo ha llamado.

[2] Tenemos que llegar pronto para coger los mejores asientos.

Causales y finales de la enunciación. Se trata de construcciones que no


expresan la causa [1] o la finalidad real [2] de lo enunciado en la oración
principal. Al ser elementos externos al predicado, precisan de comas para
separarlas del resto del discurso.

Ejemplos: [1] Ha debido hacer mucho frío esta noche, porque todos
los coches están cubiertos de un grueso manto de hielo.

[2] Esto no es ninguna broma, para que te quede claro.

Coma y construcciones condicionales y concesivas. Las oraciones


subordinadas condicionales suelen aparecer introducidas por conjunciones
condicionales (si, como), por locuciones de valor condicional (en caso de que,
siempre y cuando) o por expresiones lexicalizadas (yo que tú, yo en su lugar,
etc.). Por su parte, las oraciones subordinadas concesivas van encabezadas por
conjunciones concesivas (aunque, así), por locuciones de valor concesivo (a
pesar de que, a sabiendas de que, si bien) y por construcciones duplicadas de
valor concesivo (llame quien llame, no abran; Se ponga lo que se ponga,
siempre estará elegante).

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Ambos tipos de oraciones subordinadas se caracterizan por formar parte


de estructuras bimembres, denominándose prótasis la parte en las que se
incluyen. Estas prótasis condicionales [1] y concesivas [2] suelen aparecer en
posición inicial en cuyo caso, deben separarse mediante una coma del resto del
enunciado.

Ejemplos: [1] Si vas a traer a comer a alguien a casa, debes


avisármelo con antelación.

[2] Aunque me lo pidas de rodillas, no te voy a dar una


segunda oportunidad.

Si las prótasis aparecen en posición final, no debe escribirse coma [1] a


no ser que la información se presente como un comentario periférico o como un
inciso en cuyo caso aparecerá separada del resto del enunciado por este signo
de puntuación [2].

Ejemplos: [1] Estaré allí si me necesitas.

Iré aunque no quieras.

[2] Hay que hacer para mañana todos los ejercicios de la página diez,
si no me he equivocado.

Se han reconciliado, aunque te parezca


mentira.

Coma y construcciones comparativas y consecutivas. Estas oraciones


subordinadas se caracterizan por formar parte de estructuras bimembres cuyo
primer término aparece encabezado por un cuantificador y cuyo segundo
término se introduce por las conjunciones que o como. Son comparativas las
construcciones discontinuas formadas por más…que, menos…que, tan…como,
etc.; y consecutivas las que presentan correlaciones del tipo tal…que, tan…que,
tanto…que, de tal manera…que, etc.

No debe escribirse nunca coma para separar los miembros que integran
las oraciones subordinadas comparativas [1] ni las oraciones subordinadas
consecutivas [2].

Ejemplos: [1] Es más educado esperar a los demás que empezar a


comer uno solo.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

[2] Todo se ha desarrollado de tal manera que ahora no hay vuelta


atrás.

Para delimitar los conectores en un enunciado. Los conectores


discursivos son enlaces, generalmente adverbios y locuciones adverbiales, a
través de los que se relacionan la secuencia sobre la que inciden y el contexto
precedente. Hay muchos tipos de conectores (adversativos, explicativos,
ejemplificativos, rectificativos, de apoyo argumentativo, de digresión, etc.),
pero todos ellos tienen en común su independencia sintáctica. Este hecho
favorece su libertad posicional y obliga, por tanto, a que aparezcan aislados por
comas del resto del enunciado.

Ejemplos: En conclusión, has perdido las llaves.

Enrique, en el fondo, es buena persona.

En cualquier caso, esa fue la mejor decisión que podías tomar.

Seguiremos un plan físico específico: hoy vamos a correr tres


kilómetros, por ejemplo.

Para marcar elisiones verbales. Se pone coma para separar los


complementos verbales del sujeto si el verbo está elidido por haber aparecido
mencionado con anterioridad.

Ejemplos: Raúl te quiere mucho; Ignacio, no tanto

Los de la derecha habéis aprobado; los de la


izquierda, no.

Al repetir una palabra que se acaba de mencionar con el fin de introducir


una explicación sobre ella.

Ejemplo: Ha salido a correr con el jersey rojo puesto, jersey que, por
otra parte, es mío

¡Cuidado! Debe evitarse el uso de coma en aquellas reduplicaciones


enfáticas o expresivas de una palabra. Ejemplo: Se parece tanto tanto a ti
cuando eras joven

A la hora de datar cartas y documentos, se escribe coma entre el lugar y


la fecha.

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

Ejemplo: Murcia, 7 de septiembre de 2008.

En Madrid, a 30 de enero de 2013.

Para separar el nombre de una colección y el número del volumen que le


corresponde.

Ejemplo: Colección Imagina, 8.

Por último, hay que hacer mención a que la coma no puede


aparecer a la vez con otros signos delimitadores principales (punto, punto y
coma y dos puntos), pero sí con los delimitadores de un segundo discurso. En
estos casos, se escribe siempre tras ellos:

Ejemplos: Dime -cuando tengas tiempo-, el orden en que aparecieron


las preguntas en el examen.

«Precaución», no manipular el aparato sin el instrumental


adecuado.

ACTIVIDADES DE APLICACIÓN PRÁCTICA

i) En los siguientes pares de oraciones, señala cuál de las dos está


escrita correctamente en función de la presencia o ausencia de coma(s) y/o de
su colocación en las mismas. Justifica tus respuestas.

I) - El libro de Juan, está roto por los bordes.

- El libro de Juan está roto por los bordes.

II) - Su situación económica, ahora que la mencionas, ha mejorado


considerablemente.

- Su situación económica ahora que la mencionas ha mejorado


considerablemente.

III) - Estuvo viendo a sus parientes, ayer por la tarde.

- Estuvo viendo a sus parientes ayer por la tarde.

IV) - En los países del centro de África no existen unas mínimas


condiciones de higiene y salud públicas.

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

- En los países del centro de África, no existen unas mínimas


condiciones de higiene y salud públicas.

V) - Pensando bien en todo lo que ha pasado Lucía, lo mejor es que


no sigamos viéndonos.

- Pensando bien en todo lo que ha pasado, Lucía, lo mejor es que


no sigamos viéndonos.

VI) - Tenemos que ser puntuales para no hacer


esperar a nuestros invitados.

- Tenemos que ser puntuales, para no hacer


esperar a nuestros invitados.

VII) - En Alicante, a 4 de octubre de 2000.

- En Alicante a 4 de octubre de 2000.

VIII) - Está muy sofocado, porque debe de haber


venido por un camino diferente.

- Está muy sofocado porque debe de haber


venido por un camino diferente.

IX) - Se ha bebido toda la limonada limonada que


estaba reservando para el martes.

- Se ha bebido toda la limonada, limonada que


estaba reservando para el martes.

X) - ¿Quieres agua, o cerveza?

- ¿Quieres agua o cerveza?

Añade, elimina o recoloca las comas del siguiente texto teniendo en


cuenta los contenidos teóricos anteriormente explicados.

Botella al mar para el dios de las palabras

[Discurso ante el I Congreso Internacional de la Lengua Española - 1997]

Gabriel García Márquez

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LENGUA, LITERATURA Y SU ENSEÑANZA

«A mis 12 años de edad, estuve a punto de ser atropellado, por una


bicicleta. Un señor cura, que pasaba, me salvó con un grito: “¡Cuidado!”.

El ciclista cayó a tierra. El señor cura sin detenerse me dijo: “¿Ya vio lo
que es el poder de la palabra?”. Ese día lo supe. Ahora, sabemos además que
los mayas, lo sabían desde los tiempos de Cristo, y con tanto rigor que tenían
un dios especial para las palabras.

Nunca como hoy ha sido tan grande, ese poder. La humanidad, entrará
en el tercer milenio, bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen
esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario está,
potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance
autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras
inventadas, maltratadas, o sacralizadas por la prensa, por los libros
desechables, por los carteles de publicidad; habladas y cantadas por la radio, la
televisión, el cine, el teléfono, los altavoces públicos; gritadas a brocha, gorda
en las paredes, de la calle o susurradas, al oído en las penumbras, del amor.
No: el gran, derrotado, es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres en
tantas lenguas que, ya no es fácil saber cómo se llaman en ninguna. Los
idiomas se dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados,
hacia el destino ineluctable de un lenguaje global.

La lengua española, tiene que prepararse, para un oficio grande en ese


porvenir sin fronteras. Es un derecho histórico. No por su prepotencia
económica, como otras lenguas, hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinámica
creativa, su vasta experiencia cultural, su rapidez, y su fuerza de expansión, en
un ámbito propio de 19 millones de kilómetros cuadrados y 400 millones de
hablantes al terminar este siglo. Con razón, un maestro de letras hispánicas, en
Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de
intérprete entre latinoamericanos de distintos países. Llama la atención que el
verbo pasar tenga 54 significados, mientras en la República de Ecuador tienen
105 nombres para el órgano sexual masculino, y en cambio la palabra
condoliente, que se explica por sí sola, y que tanta falta nos hace, aún no se ha
inventado. A un joven, periodista francés lo deslumbran, los hallazgos poéticos
que encuentra a cada paso en nuestra vida doméstica. Que un niño, desvelado,
por el balido intermitente y triste de un cordero dijo: “Parece un faro”. Que una
vivandera de la Guajira colombiana, rechazó un cocimiento de toronjil, porque

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Tema 4: Lengua escrita: ortografía

le supo a Viernes Santo. Que don Sebastián de Covarrubias, en su diccionario


memorable, nos dejó escrito de su puño y letra que el amarillo es “la color” de
los enamorados. ¿Cuántas veces, no hemos probado nosotros mismos un café
que sabe a ventana, un pan que sabe a rincón, una cerveza que sabe a beso?

Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace


tiempo no cabe en su pellejo. Pero, nuestra contribución no debería ser la de
meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para
que, entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me
atrevería, a sugerir ante esta sabia audiencia, que simplifiquemos la gramática,
antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos
sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas, a las que tanto debemos, lo
mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto
y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin
digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués
endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el
esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de
cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos
la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches
rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos, más
uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo, nadie ha de leer
lagrima donde diga lágrima, ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué, de
nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos
trajeron, como si fueran dos y siempre sobra una?

Son preguntas al azar por supuesto, como botellas, arrojadas a la mar,


con la esperanza de que le lleguen al dios de las palabras. A no ser que por
estas osadías y desatinos tanto él como todos nosotros terminemos por
lamentar con razón y derecho que no me hubiera atropellado a tiempo aquella
bicicleta providencial de mis 12 años».

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