Está en la página 1de 20

¿ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR?

Charles Bukowski
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leérselo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.
 

Poemas de amor de Charles Bukowski (traducción)


No importa con quien esté


la gente siempre dice,

¿sigues con ella?

Mis relaciones promedio duran


dos años y medio
con guerras
inflación
desempleo
alcoholismo
apuestas
y mi propio nerviosismo degenerado

Creo que me va bastante bien

Me gusta leer el periódico del domingo en la cama


Me gustan los lazos color naranja alrededor del cuello del gato
Me gusta dormir pegado a un cuerpo que conozco bien

Me gustan las sandalias negras al pie de mi cama


a las 2 de la tarde.
Me gusta ver cómo quedaron las fotos.

Me gusta que me ayuden en los días festivos:


4 de julio, Día del Trabajo, Halloween, Día de Acción de Gracias,
Navidad, Año Nuevo.
Ellas saben cómo navegar esas corrientes
y tienen menos miedo al amor que yo.

Ellas me hacen reír donde los comediantes profesionales


fallan.

Están las caminatas para comprar el periódico juntos.

Hay tantas cosas buenas en estar solo


Pero hay un extraño calor en no estarlo.

Me gustan las papas hervidas.


Me gustan los ojos y los dedos que pueden
desatar zapatos mejor que yo

Me gusta dejarla manejar el auto en noches oscuras


cuando el camino me ha vencido,
la radio encendida
prendemos cigarrillos y hablamos de cosas
y de cuando en cuando
nos callamos.

Me gustan las horquillas sobre las mesas.


Me gusta conocer las mismas paredes
La misma gente.

Me disgustan las peleas dementes e inútiles


que ocurren siempre
y me disgusto yo mismo en esos momentos
dando nada
entendiendo nada.

Me gustan los espárragos hervidos


me gustan los rábanos
La cebolla de verdeo.
Me gusta llevar mi auto al lavado.
Me gusta cuando gano diez veces en probabilidades
de seis a uno.
Me gusta mi radio, que sigue tocando a
Shostakovich, Brahms, Beethoven, Mahler.

Me gusta cuando alguien golpea a la puerta


y es ella.

No importa con quien esté


la gente siempre dice,

¿sigues con ella?

Deben pensar que las entierro


en Hollywood Hills.

chicas limpias y calladas en vestidos de guinga

Todo lo que conozco son putas, ex prostitutas,


locas. Veo hombres con mujeres calladas,
mujeres delicadas –los veo en el supermercado,
los veo caminando por las calles juntos,
los veo en sus apartamentos: gente en paz
viviendo juntos. Sé que su paz es parcial,
pero es paz, horas y días de paz.
Todo lo que conozco son narcodependientes,
alcohólicas, putas, ex prostitutas, locas.

Cuando una se va
llega otra
peor que su antecesora.

Veo tantos hombres con sus chicas limpias


y calladas en vestidos de guinga
chicas con caras que no son de lobo
ni de predador.

“nunca traigas una puta”, les digo a mis amigos,


“me enamoraré de ella.”

“No soportarías una buena mujer, Bukowski.”

Necesito una buena mujer. Necesito una buena mujer


más de lo que necesito esta máquina de escribir,
más de lo que necesito mi auto, más de lo que necesito
a Mozart; necesito una buena mujer tanto que
la puedo saborear en el aire, la puedo sentir
en la punta de mis dedos, puedo ver veredas construidas
para que ella las camine,
puedo ver almohadas para su cabeza,
puedo sentir mi risa pausada de calmada alegría,
puedo verla acariciando un gato,
puedo verla durmiendo,
puedo ver sus sandalias en el piso.

Yo sé que existe
pero ¿en qué lugar de la Tierra está ella
Mientras las putas no dejan de encontrarme?
Para Jane

225 días bajo el pasto


y sabes más que yo.

hace tiempo que se han tomado tu sangre,


eres un palo seco en una canasta.

¿es así como funciona?

en esta habitación
las horas de amor
todavía hacen sombra.

cuando te fuiste
te llevaste casi
todo.

me arrodillé por las noches


ante los tigres
que no me dejan ser.

lo que fuiste
no volverá a suceder.

los tigres me han encontrado


y no me importa.

el primer amor

una vez
cuando tenía 14
los creadores me trajeron
mi única oportunidad
de sentir.

a mi padre no le gustaban
los libros
y a mi madre no le gustaban
los libros (porque a mi padre
no le gustaban los libros)
especialmente aquellos que traía
de la librería:
D.H. Lawrence
Dostoyevsky
Turgenev
Gorky
A.Huxley
Sinclair Lewis
otros.

Tenía mi propia habitación


pero desde las 8 p.m.

se suponía que todos debíamos dormir:


“Al que madruga Dios lo ayuda”
decía mi padre.

 "¡FUERA LUCES!” gritaba.

luego yo tomaba la lámpara


y la ponía dentro de las cobijas
y con el calor y la luz escondida
seguía leyendo:
Ibsen
Shakespeare
Chekov
Jeffers
Thurber
Conrad Aiken
otros.

ellos me trajeron oportunidad y esperanza


y sentimiento en un lugar sin oportunidad,
ni esperanza, ni sentimiento.

trabajé por ello.


se calentaba dentro de las cobijas.
a veces la lámpara empezaba a hacer humo
o las sábanas se quemaban;
entonces apagaba la lámpara,
la sostenía fuera para que
se enfriara.

sin esos libros


no estoy seguro qué habría
sido de mí.
Raving; el asesinato
Del padre; imbecilidad;
Drab desesperanza.

cuando mi padre gritaba


“¡FUERA LUCES!”
estoy seguro que temía
la palabra bien escrita
que aparecía con delicadeza
y razonabilidad
en nuestra mejor
y más interesante
literatura.

y ahí estaban
cerca de mí
bajo las cobijas
más mujeres que las mujeres
más hombres que los hombres.
Lo tuve todo
y lo tomé.

La diosa de 6 pies de altura (para S.D.)

Soy grande
Supongo que por eso las mujeres me han parecido
pequeñas
pero esta diosa de 6 pies de altura
que trabaja en bienes raíces
y arte
y vuela de Texas para verme
y yo vuelo a Texas
para verla-
bueno, hay mucho de ella
que agarrar
y yo me agarro mucho de eso
de ella
Acerco a mí su cabeza tirándola del pelo
soy un verdadero macho,
le chupo el labio de arriba
la concha
el alma
la monto y le digo,
“Voy a disparar algo de jugo blanco
y caliente dentro de ti. No vine desde
Galveston para jugar al ajedrez.”

Más tarde permanecemos entrelazados


como enredaderas humanas
mi brazo izquierdo bajo su almohada
mi brazo derecho sobre su costado
le sujeto ambas manos,
y mi pecho
vientre
bolas
pito
se enredan dentro de ella
y a través de nosotros, en la oscuridad
pasan claros y ruidosos rayos
una y otra vez
una y otra vez
hasta que menguamos
y dormimos.

ella es salvaje
pero buena
mi diosa de 6 pies de altura
me hace reír
la risa de los mutilados
que todavía necesitan amor,
y sus ojos bendecidos
se hunden en su cabeza
como fuentes internas
muy adentro
frescos y buenos

ella me ha salvado
de todo lo que no está aquí.

amor

Sally era descuidada


cuando me dejaba. Era buena con las notas,
las escribía con una larga e indignada
letra,
Sally estaba siempre indignada,
era buena en eso.

y siempre se llevaba la mayoría


de su ropa,
pero yo abría la botella
y me sentaba y miraba por ahí
y encontraba una sandalia rosada
bajo la cama.
Terminaba el trago
Y me metía bajo la cama
Y alcanzaba la sandalia
Y la tiraba a la basura
Y junto a la sandalia rosada
encontraba un calzón manchado de caca

había horquillas por todos lados;


en el cenicero, sobre la peinadora,
en el baño, y sus revistas estaban
en todos lados con sus portadas exóticas:
“Hombre Viola a Niña, Luego Lanza Su Cadáver
por Peñasco de 100 Metros”
“Niño de 9 Años Viola a 4 Mujeres en Baño de Parada de Bus
en Greyhound y Prende Fuego a los Trituradores del Depósito.”

Sally era descuidada


cuando me dejaba.
en el primer cajón, junto a los Kleenex
encontraba todas las notas que le he escrito,
ordenadamente atadas con 3 o 4 bandas
elásticas.

Y era descuidada
con las fotos:
me encontraba una de nosotros
agachados sobre el capó de nuestro
Plymouth del 58,
Sally mostrando mucha pierna
y sonriendo como la novia de un gánster de Kansas
sacada de los años veintes,
y yo
mostrando las suelas de mis zapatos
con las ondas circulares caladas.

y había fotos de perros.


todos nuestros,
y fotos de niños,
la mayoría
de ella.

cada hora veinte minutos


el teléfono sonaba
y era Sally y una canción
de rocola, alguna canción
que yo odiaba,
y ella seguía hablando
y yo escuchaba voces de hombres:

“¡Sally, Sally, olvida el puto teléfono,


ven y vuélvete a sentar, nena!”

“Ya ves,” decía ella “existen otros hombres


en el mundo aparte de ti.”
“Tú opinión, nada más,” contestaba yo.
“Te pude haber amado para siempre Bandini,” decía ella.
“Que te jodan,” decía y colgaba.

Bandini es una mierda, sí


pero era el nombre que me había dado yo mismo
en honor a un personaje algo emocional e infantil
en una novela de un italiano en los treintas.

Me servía otro trago


y mientras buscaba tijeras en el baño
para recortarme el pelo de las orejas
encontraba un sostén en uno de los cajones
y lo llevaba hacia la luz.
El sostén se veía bien por fuera,
Pero por dentro tenía una mancha
de sudor y mugre, oscurecida
moldeada ahí, como si ningún lavado nunca
la quitara.

Bebía mi trago
luego empezaba a recortarme el pelo de las orejas
y me decía que soy un hombre atractivo.
pero de todos modos levantaba pesas
hacía una dieta
o me bronceaba.

Luego el teléfono sonaba de nuevo


y yo lo levantaba, colgaba,
lo levantaba de nuevo y lo dejaba colgar del cable.

Me recortaba el pelo de las orejas,


la nariz, las cejas,
tomaba una hora o dos
y luego iba a dormir.

Me despertaba un sonido que


no había escuchado antes
–sonaba como el anuncio de un ataque atómico
me levantaba y buscaba el sonido.
era el teléfono
todavía colgando
pero el sonido que viniera de ahí
era muy parecido a mil avispas
quemándose. Levantaba
el teléfono.

“señor, soy el recepcionista.


su teléfono está descolgado.”

“bien, disculpe.
Ya cuelgo.”

“No cuelgue, señor. su esposa está


en el ascensor.”

“¿mi esposa?”

“dice que es la señora de Budinski”

“ok,
es posible…”

“señor, ¿puede sacarla del ascensor?


no entiende los controles… su lenguaje
es abusivo hacia nosotros
pero dice que usted la ayudará… y, señor…”

“¿Sí?...”

“no quisimos llamar a la policía…”

“bien…”

“está en el suelo del ascensor,


señor, y, y,…  se ha…
orinado encima…”

“ok”, decía yo
y colgaba.

salía con mis shorts


bebida en mano
cigarro en boca
y llamaba el ascensor.
subía:
uno, dos, tres, cuatro…
las puertas se abrían
y ahí estaba Sally
con delicados chorros de agua
haciendo líneas en el piso del ascensor
y algunos charcos manchados.

terminaba mi bebida
y la levantaba para sacarla
del elevador.

La metía al departamento
la lanzaba en la cama y
le sacaba sus calzones
medias y falda mojados.
luego dejaba una bebida en la
mesita de café cerca de ella
me sentaba en el sillón
y servía otro para mí

de pronto ella empezaba


a incorporarse y a mirar el cuarto
alrededor

“¿Bandini?” preguntaba.
“por acá”, saludaba
con la mano.

“oh, gracias a dios…”


luego ella veía el trago
y se lo tomaba entero.
Yo me levantaba y se lo rellenaba,
ponía cigarrillos, cenicero y cerillos
cerca.

ella se sentaba de nuevo:


“¿quién me quitó la ropa interior?”

“yo”

“yo, ¿quién?”

“Bandini”

“¿Bandini? Tú no puedes cogerme”

“Te orinaste encima”

“¿quién?”

“tú…”

se sentaba derecha:
“Bandini, bailas como marica,
¡bailas como mujer!”

“¡Te voy a romper la nariz!”

“me rompiste el brazo, Bandini,


no vayas a romperme la nariz…”

luego se recostaría sobre la almohada:


“te amo, Bandini, en verdad te amo”
luego empezaba a roncar. Yo bebía
una o dos horas más
me metía a la cama con ella.
Primero no quería tocarla,
ella necesitaba un baño, al menos.
subía una pierna sobre las suyas;
no parece tan malo.
luego subía la otra.
Empezaba a recordar los días buenos
y las noches…
deslizaba mi brazo debajo de su cuello,
y rodeaba con el otro, su vientre
y mi pene borracho
tocaba su entrepierna.

su pelo venía a trepar


mis fosas nasales.
la sentía respirar pesadamente,
luego exhalar. dormíamos así
la mayor parte de la noche y la mañana siguiente,
hasta la tarde.
luego me levantaba,
iba al baño a vomitar
y entonces ella había conseguido su regreso.

una definición

el amor no es nada más que faros


corriendo a través de la niebla nocturna

el amor no es nada más que una tapa de cerveza


que pisas descalzo de camino al baño

el amor es la llave perdida de tu puerta


cuando estás borracho

el amor es lo que pasa un día al año


un año de diez

el amor son los gatos destrozados


del universo

el amor es un viejo repartidor de periódicos


en la esquina
que ha terminado por rendirse

el amor son las primeras tres filas de


potenciales asesinos en el Auditorio Olímpico

el amor es lo que crees que el otro ha destruido

el amor es lo que se desvanece


con la era de los barcos de guerra

el amor es un teléfono que suena


y la misma voz u otra voz
pero nunca la voz correcta

el amor es traición
el amor es un pobre borracho
quemándose en el callejón

el amor es acero
el amor es una cucaracha
el amor es un buzón de correo

el amor es la lluvia sobre el techo


del hotel más barato
de Los Ángeles
el amor es ver en el ataúd
a tu padre que siempre te odió.

el amor es un caballo
con la pierna rota
tratando de pararse mientras 55000 personas
lo miran.

el amor es la forma en que hervimos


como la langosta

el amor es un filtro de cigarros


atorado en tu boca y prendido al revés

el amor es todo aquello que dijimos que no era

el amor es el jorobado de Notre Dame

el amor es la pulga que no puedes encontrar

el amor es el mosquito

el amor son cincuenta granaderos

el amor es la más vacía de las bacinillas

el amor son disturbios en Quentin


el amor es un manicomio lleno
el amor es un burro cagando
en una calle de moscas

el amor es un banco donde nadie se sienta

el amor es una película del Hindenburg


haciéndose pedazos
en años que todavía gritan
el amor es Dostoyevski frente a la ruleta

el amor es lo que gatea en el piso

el amor es tu mujer bailando


pegada al cuerpo de un extraño

el amor es una vieja pinchando


una hogaza de pan

amor es una palabra usada


constantemente
mu constantemente

el amor son tejados rojos y verdes


y azules
viajando en cualquier aerolínea

eso es todo.

También podría gustarte