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Curar el
colección

Nº11 mundo
2

13 de noviembre 2022
MENSAJE del SANTO PADRE FRANCISCO

VI Jornada Mundial de los Pobres


Domingo XXXIII del Tiempo
Ordinario La guerra en Ucrania vino a agregar-
se a las guerras regionales que en estos
Jesucristo se hizo pobre por ustedes años están trayendo muerte y destruc-
(cf. 2 Co 8,9) ción. Pero aquí el cuadro se presenta más
complejo por la directa intervención de
1. “Jesucristo se hizo pobre por uste- una “superpotencia”, que pretende im-
des” (cf. 2 Co 8,9). Con estas palabras el poner su voluntad contra el principio de
apóstol Pablo se dirige a los primeros cris- autodeterminación de los pueblos. Se re-
tianos de Corinto, para dar fundamento a piten escenas de trágica memoria y una
su compromiso solidario con los herma- vez más el chantaje recíproco de algunos
nos necesitados. La Jornada Mundial de poderosos acalla la voz de la humanidad
los Pobres se presenta también este año que invoca la paz.
como una sana provocación para ayudar-
nos a reflexionar sobre nuestro estilo de 2. ¡Cuántos pobres genera la insensa-
vida y sobre tantas pobrezas del momen- tez de la guerra! Dondequiera que se mire,
to presente. se constata cómo la violencia afecta a los
indefensos y a los más débiles. Deporta-
Algunos meses atrás, el mundo estaba ción de miles de personas, especialmente
saliendo de la tempestad de la pandemia, niños y niñas, para desarraigarlos e im-
mostrando signos de recuperación econó- ponerles otra identidad. Se vuelven ac-
mica que traerían alivio tuales las palabras del
a millones de personas Salmista ante la des-
empobrecidas por la trucción de Jerusalén
pérdida del empleo. Se y el exilio de los jóve-
vislumbraba un poco de nes hebreos: «Junto a
serenidad que, sin olvi- los ríos de Babilonia /
dar el dolor por la pérdi- nos sentábamos a llo-
da de los seres queridos, rar, / acordándonos de
prometía finalmente po- Sión. / En los sauces de
der regresar a las rela- las orillas / teníamos
ciones interpersonales colgadas nuestras cí-
directas, a reencontrar- taras. / Allí nuestros
nos sin limitaciones o carceleros / nos pedían
restricciones. Y es en- cantos, / y nuestros
tonces que ha aparecido opresores, alegría. / [...]
en el horizonte una nue- ¿Cómo podíamos can-
va catástrofe, destinada tar un canto del Señor
a imponer al mundo un / en tierra extranjera?»
escenario diferente. (Sal 137,1-4).
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Son millones las de la semana reco-


mujeres, los niños, los gían lo que habían
ancianos obligados a logrado ahorrar y
desafiar el peligro de todos eran muy ge-
las bombas con tal de nerosos.
ponerse a salvo bus-
cando amparo como Como si el tiem-
refugiados en los paí- po no hubiera trans-
ses vecinos. Los que currido desde aquel
permanecen en las zo- momento, también
nas de conflicto, con- nosotros cada do-
viven cada día con el mingo, durante la
miedo y la falta de ali- celebración de la
mentos, agua, atención Santa Eucaristía,
médica y sobre todo realizamos el mis-
de cariño. En estas mo gesto, poniendo
situaciones, la razón en común nuestras
se oscurece y quienes ofrendas para que
sufren las consecuen- la comunidad pue-
cias son muchas per- da proveer a las exi-
sonas comunes, que se suman al ya gran gencias de los más pobres. Es un signo que
número de indigentes. ¿Cómo dar una los cristianos siempre han realizado con
respuesta adecuada que lleve alivio y paz alegría y sentido de responsabilidad, para
a tantas personas, dejadas a merced de la que a ninguna hermana o hermano le fal-
incertidumbre y la precariedad? te lo necesario. Lo atestigua ya san Justi-
no, que, en el segundo siglo, explicando la
3. En este contexto tan contradictorio celebración dominical de los cristianos al
se enmarca la VI Jornada Mundial de los emperador Antonio Pío, escribía así: «En
Pobres, con la invitación —tomada del el día llamado “del Sol” se reúnen todos
apóstol Pablo— a tener la mirada fija en juntos, habitantes de la ciudad o del cam-
Jesús, el cual «siendo rico, se hizo pobre po, y se leen las memorias de los Após-
por nosotros, a fin de enriquecernos con toles o los escritos de los profetas según
su pobreza» (2 Co 8,9). En su visita a Je- el tiempo lo permita. […] Luego se hace
rusalén, Pablo se había encontrado con la fracción y distribución de los elemen-
Pedro, Santiago y Juan, quienes le habían tos consagrados a cada uno y a través de
pedido que no se olvidara de los pobres. los diáconos se envía a los ausentes. Los
La comunidad de Jerusalén, en efecto, se adinerados y los que lo desean dan libre-
encontraba en graves dificultades por la mente, cada uno lo que quiere y lo que se
carestía que azotaba al país, y el Apóstol recoge viene depositado con el sacerdote.
se había preocupado inmediatamente de Este socorre a los huérfanos, a las viudas,
organizar una gran colecta en favor de y a quien es indigente por enfermedad o
los pobres. Los cristianos de Corinto se por cualquier otra causa, a los encarcela-
mostraron muy sensibles y disponibles. dos, a los extranjeros que se encuentran
Por indicación de Pablo, cada primer día entre nosotros: en resumen, tiene cuidado
4

cuencias. A los pueblos que acogen les re-


sulta cada vez más difícil dar continuidad
a la ayuda; las familias y las comunidades
empiezan a sentir el peso de una situación
que va más allá de la emergencia. Este es el
momento de no ceder y de renovar la mo-
tivación inicial. Lo que hemos comenzado
necesita ser llevado a cumplimiento con la
misma responsabilidad.

5. La solidaridad, en efecto, es precisa-


mente esto: compartir lo poco que tene-
mos con quienes no tienen nada, para que
ninguno sufra. Mientras más crece el sen-
tido de comunidad y de comunión como
estilo de vida, mayormente se desarrolla
la solidaridad. Por otra parte, es necesa-
de cualquiera que esté en necesidad» (Pri- rio considerar que hay países donde, en
mera Apología, LXVII, 1-6). las últimas décadas, se ha producido un
importante aumento del bienestar para
4. Regresando a la comunidad de muchas familias, que han alcanzado un
Corinto, después del entusiasmo inicial, estado de vida seguro. Este es un resulta-
su compromiso comenzó a disminuir y la do positivo debido a la iniciativa privada
iniciativa propuesta por el Apóstol perdió y a leyes que han apoyado el crecimiento
fuerza. Es este el motivo que estimula a económico articulado con un incentivo
Pablo a escribir de manera apasionada in- concreto a las políticas familiares y a la
sistiendo en la colecta, «llévenla ahora a responsabilidad social. El patrimonio de
término, para que los hechos respondan, seguridad y estabilidad logrado pueda
según las posibilidades de cada uno, a la ahora ser compartido con aquellos que
decisión de la voluntad» (2 Co 8,11). se han visto obligados a abandonar su
hogar y su país para salvarse y sobrevivir.
Pienso en este momento en la disponi- Como miembros de la sociedad civil, man-
bilidad que, en los últimos años, ha movido tengamos vivo el llamado a los valores de
a enteras poblaciones a abrir las puertas libertad, responsabilidad, fraternidad y
para acoger millones de refugiados de las solidaridad. Y como cristianos encontre-
guerras en Oriente Medio, en África cen- mos siempre en la caridad, en la fe y en la
tral y ahora en Ucrania. Las familias han esperanza el fundamento de nuestro ser
abierto de par en par sus casas para hacer y nuestro actuar.
espacio a otras familias, y las comunida-
des han recibido con generosidad tantas 6. Es interesante observar que el Após-
mujeres y niños para ofrecerles la debida tol no quiere obligar a los cristianos for-
dignidad. Sin embargo, mientras más dura zándolos a una obra de caridad. De hecho,
el conflicto, más se agravan sus conse- escribe: «Esta no es una orden» (2 Co 8,8);
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más bien, pretende “manifestar la sinceri- incoherentes, como la indiferencia hacia


dad” de su amor en la atención y solicitud los pobres. Sucede también que algunos
por los pobres (cf. ibíd.). Como fundamen- cristianos, por un excesivo apego al di-
to de la petición de Pablo está ciertamente nero, se empantanan en el mal uso de los
la necesidad de una ayuda concreta, pero bienes y del patrimonio. Son situaciones
su intención va más allá. Él invita a realizar que manifiestan una fe débil y una espe-
la colecta para que sea un signo del amor, ranza endeble y miope.
tal como lo ha testimoniado el mismo Je-
sús. En definitiva, la generosidad hacia los Sabemos que el problema no es el di-
pobres encuentra su motivación más fuer- nero en sí, porque este forma parte de la
te en la elección del Hijo de Dios que quiso vida cotidiana y de las relaciones sociales
hacerse pobre Él mismo. de las personas. Más bien, lo que debemos
reflexionar es sobre el valor que tiene el
El Apóstol, en efecto, no teme afirmar dinero para nosotros: no puede conver-
que esta elección de Cristo, este “despojo” tirse en un absoluto, como si fuera el fin
suyo, es una «gracia», más aún, «la gracia principal. Tal apego impide observar con
de nuestro Señor Jesucristo» (2 Co
8,9), y sólo acogiéndola podemos
dar expresión concreta y coheren-
te a nuestra fe. La enseñanza de
todo el Nuevo Testamento tiene su
unidad en torno a este tema, que
también se refleja en las palabras
del apóstol Santiago: «Pongan en
práctica la Palabra y no se conten-
ten sólo con oírla, de manera que
se engañen a ustedes mismos. El
que oye la Palabra y no la practica,
se parece a un hombre que se mira
en el espejo, pero en seguida se va
y se olvida de cómo es. En cambio, el que realismo la vida de cada día y nubla la
considera atentamente la Ley perfecta, mirada, impidiendo ver las necesidades
que nos hace libres, y se aficiona a ella, no de los demás. Nada más dañino le puede
como un oyente distraído, sino como un acontecer a un cristiano y a una comuni-
verdadero cumplidor de la Ley, será feliz dad que ser deslumbrados por el ídolo de
al practicarla» (St 1,22-25). la riqueza, que termina encadenando a
una visión de la vida efímera y fracasada.
7. Frente a los pobres no se hace retóri-
ca, sino que se ponen manos a la obra y se Por lo tanto, no se trata de tener un com-
practica la fe involucrándose directamen- portamiento asistencialista hacia los po-
te, sin delegar en nadie. A veces, en cam- bres, como suele suceder; es necesario, en
bio, puede prevalecer una forma de relaja- cambio, hacer un esfuerzo para que a nadie
ción, lo que conduce a comportamientos le falte lo necesario. No es el activismo lo
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salva, sino la atención sincera y generosa breza que enriquece. Haciendo referencia
que permite acercarse a un pobre como a a la “gracia” de Jesucristo, Pablo quiere
un hermano que tiende la mano para que confirmar lo que Él mismo predicó, es de-
yo me despierte del letargo en el que he cir, que la verdadera riqueza no consiste
caído. Por eso, «nadie debería decir que se en acumular «tesoros en la tierra, donde
mantiene lejos de los pobres porque sus la polilla y la herrumbre los consumen,
opciones de vida implican prestar más y los ladrones perforan las paredes y los
atención a otros asuntos. Ésta es una ex- roban» (Mt 6,19), sino en el amor recíproco
cusa frecuente en ambientes académicos, que nos hace llevar las cargas los unos de
empresariales o profesionales, e incluso los otros para que nadie quede abandona-
eclesiales. […] Nadie puede sentirse excep- do o excluido. La experiencia de debilidad
tuado de la preocupación por los pobres y limitación que hemos vivido en los últi-
y por la justicia social» (Exhort. ap. Evan- mos años, y ahora la tragedia de una gue-
gelii gaudium, 201). Es urgente encontrar rra con repercusiones globales, nos debe
nuevos caminos que puedan ir más allá enseñar algo decisivo: no estamos en el
del marco de aquellas políticas sociales mundo para sobrevivir, sino para que a
«concebidas como una política hacia los todos se les permita tener una vida digna
pobres pero nunca con los pobres, nunca y feliz. El mensaje de Jesús nos muestra
de los pobres y mucho menos inserta en el camino y nos hace descubrir que hay
un proyecto que reunifique a los pueblos» una pobreza que humilla y mata, y hay
(Carta enc. Fratelli tutti, 169). En cambio, otra pobreza, la suya, que nos libera y nos
es necesario tender a asumir la actitud del hace felices.
Apóstol que podía escribir a los corintios:
«No se trata de que ustedes sufran necesi- La pobreza que mata es la miseria, hija
dad para que otros vivan en la abundan- de la injusticia, la explotación, la violencia
cia, sino de que haya igualdad» (2 Co 8,13). y la injusta distribución de los recursos.
Es una pobreza desesperada, sin futuro,
8. Hay una paradoja que hoy como en porque la impone la cultura del descarte
el pasado es difícil de aceptar, porque con- que no ofrece perspectivas ni salidas. Es
trasta con la lógica humana: hay una po- la miseria que, mientras constriñe a la
condición de extrema po-
breza, también afecta la
dimensión espiritual que,
aunque a menudo sea des-
cuidada, no por esto no
existe o no cuenta. Cuan-
do la única ley es la del
cálculo de las ganancias al
final del día, entonces ya
no hay freno para pasar a
la lógica de la explotación
de las personas: los demás
son sólo medios. No exis-
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ten más salarios justos, horas de trabajo los más pobres, escribió: «Si no puedes
justas, y se crean nuevas formas de escla- creer que la pobreza te enriquece, piensa
vitud, sufridas por personas que no tie- en tu Señor y deja de dudar de esto. Si Él
nen otra alternativa y deben aceptar esta no hubiera sido pobre, tú no serías rico;
venenosa injusticia con tal de obtener lo esto es extraordinario, que de la pobreza
mínimo para su sustento. surgió abundante riqueza. Pablo quiere
decir aquí con “riquezas” el conocimien-
La pobreza que libera, en cambio, es la to de la piedad, la purificación de los pe-
que se nos presenta como una elección cados, la justicia, la santificación y otras
responsable para aligerar el lastre y cen- mil cosas buenas que nos han sido dadas
trarnos en lo esencial. De hecho, se puede ahora y siempre. Todo esto lo tenemos
encontrar fácilmente esa sensación de in- gracias a la pobreza» (Homilías sobre la II
satisfacción que muchos experimentan, Carta a los Corintios, 17,1).
porque sienten que les
falta algo importante 9. El texto del
y van en su búsqueda Apóstol al que
como errantes sin una se refiere esta VI
meta. Deseosos de en- Jornada Mundial
contrar lo que pueda de los Pobres pre-
satisfacerlos, tienen senta la gran pa-
necesidad de orientar- radoja de la vida
se hacia los pequeños, de fe: la pobre-
los débiles, los pobres za de Cristo nos
para comprender final- hace ricos. Si Pa-
mente aquello de lo que blo pudo dar esta
verdaderamente tenían enseñanza —y la
necesidad. El encuentro Iglesia difundirlo
con los pobres permite y testimoniarlo a
poner fin a tantas an- lo largo de los si-
gustias y miedos incon- glos— es porque
sistentes, para llegar a lo Dios, en su Hijo Je-
que realmente importa sús, eligió y siguió
en la vida y que nadie nos puede robar: el este camino. Si Él se hizo pobre por noso-
amor verdadero y gratuito. Los pobres, en tros, entonces nuestra misma vida se ilu-
realidad, antes que ser objeto de nuestra mina y se transforma, y adquiere un va-
limosna, son sujetos que nos ayudan a li- lor que el mundo no conoce ni puede dar.
berarnos de las ataduras de la inquietud y La riqueza de Jesús es su amor, que no se
la superficialidad. cierra a nadie y va al encuentro de todos,
especialmente de los que son marginados
Un padre y doctor de la Iglesia, san y privados de lo necesario. Por amor se
Juan Crisóstomo, en cuyos escritos se despojó a sí mismo y asumió la condición
encuentran fuertes denuncias contra el humana. Por amor se hizo siervo obedien-
comportamiento de los cristianos hacia te, hasta morir y morir en la cruz (cf. Flp
8

2,6-8). Por amor se hizo «pan de Vida» (Jn breza cristiana. Nos hará bien meditar en
6,35), para que a nadie le falte lo necesario estas palabras suyas: «No despreciemos a
y pueda encontrar el alimento que nutre los pobres, a los pequeños, a los trabajado-
para la vida eterna. También en nuestros res; ellos no sólo son nuestros hermanos
días parece difícil, como lo fue entonces en Dios, sino que son también aquellos
para los discípulos del Señor, aceptar que del modo más perfecto imitan a Jesús
esta enseñanza (cf. Jn 6,60); pero la pala- en su vida exterior. Ellos nos representan
bra de Jesús es clara. Si queremos que la perfectamente a Jesús, el Obrero de Na-
vida venza a la muerte y la dignidad sea zaret. Son los primogénitos entre los ele-
rescatada de la injusticia, el camino es el gidos, los primeros llamados a la cuna del
suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, Salvador. Fueron la compañía habitual
compartiendo la vida por amor, partien- de Jesús, desde su nacimiento hasta su
do el pan de la propia existencia con los muerte […]. Honrémoslos, honremos en
hermanos y hermanas, empezando por ellos las imágenes de Jesús y de sus san-
los más pequeños, los que carecen de lo tos padres […]. Tomemos para nosotros [la
condición] que Él tomó para sí mismo […].
No dejemos nunca de ser pobres en todo,
hermanos de los pobres, compañeros de
los pobres, seamos los más pobres de los
pobres como Jesús, y como Él amemos a
los pobres y rodeémonos de ellos» ( Co-
mentario al Evangelio de Lucas, Medita-
ción 263) [1] . Para el hermano Charles es-
tas no fueron sólo palabras, sino un estilo
de vida concreto, que lo llevó a compartir
con Jesús el don de la vida misma.

Que esta VI Jornada Mundial de los


Pobres se convierta en una oportunidad
de gracia, para hacer un examen de con-
ciencia personal y comunitario, y pregun-
necesario, para que se cree la igualdad, se tarnos si la pobreza de Jesucristo es nues-
libere a los pobres de la miseria y a los ri- tra fiel compañera de vida.
cos de la vanidad, ambos sin esperanza.
Roma, San Juan de Letrán, 13 de junio
10. El pasado 15 de mayo canonicé al de 2022, Memoria de san Antonio de Pa-
hermano Charles de Foucauld, un hom- dua.
bre que, nacido rico, renunció a todo para
seguir a Jesús y hacerse con Él pobre y Francisco
hermano de todos. Su vida eremítica, pri-
mero en Nazaret y luego en el desierto del [1] Meditación n. 263 sobre Lc 2,8-20: C. DE
FOUCAULD, La Bonté de Dieu. Méditations sur les
Sahara, hecha de silencio, oración y com- saints Evangiles (1), Nouvelle Cité, Montrouge 1996, 214-
partir, es un testimonio ejemplar de la po- 216.
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24-27 de mayo de 2022

VIDEOMENSAJE DEL PAPA FRANCISCO

Con motivo de la Asamblea Plenaria de la


Pontificia Comisión para América Latina
Queridos hermanos: mericana la que me anima a pensar en ella
como una experiencia en la que la sinoda-
Me alegra que los miembros de la Pon- lidad echó raíces desde hace tiempo, y en
tificia Comisión para América Latina la que, sin embargo, hace falta que seamos
se puedan reunir en plenaria luego de la más conscientes de nuestros límites para
prolongada pausa que ha causado la pan- así poder madurar y dar frutos evangéli-
demia. cos en este camino. Que no es un camino
nuevo. Es un camino que la Iglesia tuvo al
Antes de que fuese convocado el Sínodo inicio y después perdió y fue san Pablo VI
sobre la sinodalidad en la Iglesia era mi de- quien lo puso en marcha al final del Con-
seo que ustedes pudieran reunirse para dia- cilio cuando creó la Secretaría para el Sí-
logar en torno a este tema nodo de Obispos,
ya que la experiencia de la recuperar la sino-
Iglesia en América Latina dalidad. Que en las
se ha expresado, después iglesias orientales
del Concilio Vaticano II, siempre se conser-
con algunos elementos vó, la Iglesia latina
marcadamente sinoda- lo había perdido.
les. No pretendo en modo
alguno hacer aquí un re- Estamos co-
cuento exhaustivo sobre menzando a expli-
este tema. Simplemente, citar un proceso.
a modo de ejemplo, pen- Como niños peque-
semos que “comunión” ños damos pasos
y “participación”, fueron cortos y torpes. De
las categorías-clave para repente, sentimos
la comprensión y pues- que nuestros pasi-
ta en práctica de la III tos sinodales son
Conferencia General del Episcopado Lati- el “gran kairós”, pero más pronto que tarde
noamericano, realizada en Puebla. Por su descubrimos nuestra pequeñez y descu-
parte, “conversión pastoral” fue un concepto brimos la necesidad de una mayor conver-
relevante en la IV Conferencia General en sión personal y pastoral. Que sigue siendo
Santo Domingo, y posteriormente, adquiri- una de los leitmotiv, la conversión perso-
ría aún más centralidad en la V Conferencia nal y pastoral.
General en Aparecida.
Estoy convencido de que, de una mane-
Más allá de los documentos, es la mis- ra adelantada, la Iglesia en América Lati-
ma realidad pastoral de la Iglesia latinoa- na y el Caribe, ha hecho “camino al andar”,
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momento de enfrentar los


problemas pastorales, los
problemas sociales propios
del cambio de época. Y es
propio del Espíritu Santo
hacerse el encontradizo [2],
pero esto es posible cuan-
do nuestro pensamiento es
incompleto, cuando es com-
pleto no funciona.

Cuando uno cree saberlo


es decir, ha mostrado que una recta inter- todo, el don no puede ser recibido. Cuando
pretación de las enseñanzas conciliares, uno cree saberlo todo, el don no nos educa
implica reaprender a caminar juntos al porque no puede entrar en el corazón. Di-
momento de enfrentar los desafíos o los cho de otro modo, nada hay más peligroso
problemas pastorales y sociales propios para la sinodalidad que pensar que ya lo
del cambio de época [1]. Digo “reaprender” entendemos todo, que ya lo comprende-
porque para caminar juntos siempre es mos todo, que ya lo controlamos todo. El
importante mantener el pensamiento don es imprevisible, es sorpresa, y siempre
incompleto. Yo le tengo alergia a los pen- nos rebasa. El don es absolutamente gra-
samientos ya completos y cerrados. Yo re- tuito y no reclama nada a cambio. No hay
cuerdo cuando al inicio de la Teología de un método para adquirir el don. El don es
la Liberación, que se jugaba mucho con el inmerecido y nadie lo puede apropiar para
análisis marxista, sobre al cual el Papa y el controlarlo. El don es el Espíritu Santo,
General de los Jesuitas reaccionaron muy que no se impone por la fuerza, sino que
fuertemente. Apareció un/dos volúmenes, convoca suavemente a nuestro afecto y a
sobre la intuición latinoamericana, sobre nuestra libertad para modelamos con pa-
la identidad latinoamericana para seguir ciencia y con ternura, y así poder adquirir
este camino, y casi el ochenta por ciento la forma de unidad y comunión que Él de-
de las notas estaba en alemán, no tenían sea en nuestras relaciones.
ni la menor idea. Era una ideologización
de lo que es un camino telúrico latino- Cuando sentimos las mociones del
americano. Y digo telúrico porque la espi- Espíritu, la vida gradualmente se devela
ritualidad latinoamericana esta agarrada como don, y no podemos sino hacer de
a la tierra no se le puede separar. nuestra propia vida un servicio constante
a los demás. Por el contrario, cuando por
Estoy convencido de que, de una ma- el “conocimiento cerrado”, o el pensamien-
nera adelantada, la Iglesia en América La- to cerrado, o por la ambición creemos
tina y el Caribe, ha hecho camino al andar, dominarlo todo, fácilmente caemos en la
es decir, ha mostrado que una recta inter- tentación del control total, la tentación de
pretación de las enseñanzas conciliares ocupar espacios, de alcanzar la superficial
implica reaprender a caminar juntos al relevancia de quien desea ser el protago-
Curar el
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nista central, como en un show de tele- podemos localizar el punto en el que con-
visión. Ocupar espacios es la tentación, verge misteriosa pero realmente la Trini-
abrir procesos es la actitud que permite la dad en la historia.
acción del Espíritu Santo.
De este modo, la palabra “sinodalidad”
El Espíritu Santo es don, no actúa qui- no designa un método más o menos de-
tando sino dando, moviendo, innovando. mocrático y mucho menos “populista” de
El Espíritu Santo no es una fuerza del pa- ser Iglesia. Estos son desviaciones. La si-
sado sino que Pentecostés sigue aconte- nodalidad no es una moda organizacional
ciendo en nuestro tiempo. ¡El “Gran Des- o un proyecto de reinvención humana del
conocido”, que no tiene imagen, es siempre pueblo de Dios. Sinodalidad es la dimen-
contemporáneo y no deja de acompañar- sión dinámica, la dimensión histórica
nos y consolarnos! El crea la diversidad de la comunión eclesial fundada por la
de los carismas. Crea un cierto desorden comunión trinitaria, que apreciando si-
inicial –pensemos en la mañana de Pente- multáneamente el sensus fidei de todo el
costés el lío que se armó, y que hizo decir santo pueblo fiel de Dios [5], la colegialidad
a los que vieron esto: están ebrios–, Él crea apostólica y la unidad con el Sucesor de
un desorden inicial, para luego crear la Pedro, debe animar la conversión y refor-
armonía de todas las diferencias. Ipse est ma de la Iglesia a todo nivel.
armonía, decía San Basilio. “Él es la armo-
nía”. Pero antes te crea la desarmonía, con Cuando decidí que la Pontificia Comi-
los carismas todos diversos. sión para América Latina (CAL) continua-
se y se renovase en el marco de la refor-
La sinodalidad es parte de una eclesio- ma de la Curia, estas ideas no estuvieron
logía pneumatológica, es decir, espiritual. lejos de mi corazón. La CAL está llamada
a ser un organismo de servicio que cola-
Así mismo, también lo es de una teolo- bore a que todos en América Latina y el
gía eucarística. La comunión con el Cuer- Caribe ingresemos en un estilo sinodal
po de Cristo es signo y causa instrumental de ser Iglesia, en el que el Espíritu Santo,
de un dinamismo relacional que configura que también nos llama a través del Pue-
a la Iglesia. Sólo hay sinodalidad cuando blo Santo de Dios, sea el protagonista, y
celebramos la Eucaristía y entronizamos no nosotros.
el Evangelio para que, entonces, nuestra
participación no sea un mero parlamenta- Por ello, la CAL, es un servicio, es una
rismo sino un gesto de comunión eclesial diakonía, que principalmente debe mos-
que busca ponerse en movimiento. Todos trar el afecto y la atención que el Papa
los bautizados somos “synodoi”, amigos posee hacia la región. Diakonía, servicio,
que acompañan al Señor al caminar [3]. que ayude a que los diversos Dicasterios
actúen de manera sinérgica y compren-
Más aún, la Iglesia es «un pueblo reuni- diendo mejor la realidad social y eclesial
do en virtud de la unidad del Padre y del latinoamericana. Diakonía que, a nombre
Hijo y del Espíritu Santo» [4]. Por ello, en la del Papa, acompaña el caminar de orga-
realidad que denominamos “sinodalidad” nismos como el CELAM y el CEAMA, y la
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posible la verdadera sinodalidad.


Comunión sin sinodalidad fácil-
mente puede prestarse a cierto
fijismo y centralismo indeseable.
Sinodalidad sin comunión puede
llegar a ser populismo eclesiástico.
No las dos cosas juntas. La sinoda-
lidad nos debe conducir a vivir más
intensamente la comunión eclesial,
en la que la diversidad de carismas,
vocaciones y ministerios se integran
armoniosamente animados por un
pastoral hispana en los Estados Unidos y mismo bautismo, que nos hace ser
Canadá, en comunión con la Iglesia uni- hijos en el Hijo, a todos. Tengamos cuida-
versal. do del protagonismo unipersonal y apos-
temos por sembrar y animar procesos que
La CAL no está llamada a ser una adua- permitan que el pueblo de Dios, que ca-
na, que controla cosas de Latinoamérica mina en la historia, pueda participar más
o la dimensión hispánica de Canadá y y mejor en la común responsabilidad que
Estados Unidos, no. Su existencia como todos tenemos de ser Iglesia. Todos somos
instancia de servicio está justificada por pueblo de Dios. Todos somos discípulos
la peculiar identidad y fraternidad que vi- llamados a aprender y a seguir al Señor.
vimos las naciones de América Latina. La Todos somos corresponsables del bien co-
CAL es un organismo de la Curia Roma- mún y de la santidad de la Iglesia.
na, parte integrante del Dicasterio de los
Obispos, que cuenta con dos laicos como Agradezco la presencia de Ustedes y
secretarios –varón y mujer ahora–, a quie- encomiendo los trabajos durante esta
nes he pedido que, desde su experiencia y Plenaria a la Virgen Santa María de Gua-
perfil personal, de manera complementa- dalupe, Madre mestiza del “verdaderísi-
ria, nos ayuden a todos a generar nuevas mo Dios por Quién se vive” [6] .
dinámicas y nos desinstalen un poquito
de algunos de nuestros usos y costumbres Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.
clericales, tanto aquí en la Curia como en
todo lugar en el que existan comunidades Francisco
latinoamericanas. No olvidemos que el
clericalismo es una perversión “quietista” [1] Cf. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 52.
[2] Cf., Soñemos juntos. El camino a un futuro me-
Y en este sentido la CAL debe ayudar a
jor, Simon & Schuster, Nueva York, 2020, 57-58.
caminar. No protagonizar, ayudar a cami- [3] Cf. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL,
nar para no convertirse en una instancia La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, 55.
clerical. [4] CONCILIO VATICANO ll, Const. Dogm. Lumen
gentium, 4.
[5] Ibídem, 12.
La CAL, a través de todos sus miem- [6] A. VALERIANO, Nican Mopohua, trd. M. Rojas,
bros, debe promover lo más ampliamente Ideal, México 1978, n. 26.

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