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Curar el
colección
Nº11 mundo
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13 de noviembre 2022
MENSAJE del SANTO PADRE FRANCISCO
salva, sino la atención sincera y generosa breza que enriquece. Haciendo referencia
que permite acercarse a un pobre como a a la “gracia” de Jesucristo, Pablo quiere
un hermano que tiende la mano para que confirmar lo que Él mismo predicó, es de-
yo me despierte del letargo en el que he cir, que la verdadera riqueza no consiste
caído. Por eso, «nadie debería decir que se en acumular «tesoros en la tierra, donde
mantiene lejos de los pobres porque sus la polilla y la herrumbre los consumen,
opciones de vida implican prestar más y los ladrones perforan las paredes y los
atención a otros asuntos. Ésta es una ex- roban» (Mt 6,19), sino en el amor recíproco
cusa frecuente en ambientes académicos, que nos hace llevar las cargas los unos de
empresariales o profesionales, e incluso los otros para que nadie quede abandona-
eclesiales. […] Nadie puede sentirse excep- do o excluido. La experiencia de debilidad
tuado de la preocupación por los pobres y limitación que hemos vivido en los últi-
y por la justicia social» (Exhort. ap. Evan- mos años, y ahora la tragedia de una gue-
gelii gaudium, 201). Es urgente encontrar rra con repercusiones globales, nos debe
nuevos caminos que puedan ir más allá enseñar algo decisivo: no estamos en el
del marco de aquellas políticas sociales mundo para sobrevivir, sino para que a
«concebidas como una política hacia los todos se les permita tener una vida digna
pobres pero nunca con los pobres, nunca y feliz. El mensaje de Jesús nos muestra
de los pobres y mucho menos inserta en el camino y nos hace descubrir que hay
un proyecto que reunifique a los pueblos» una pobreza que humilla y mata, y hay
(Carta enc. Fratelli tutti, 169). En cambio, otra pobreza, la suya, que nos libera y nos
es necesario tender a asumir la actitud del hace felices.
Apóstol que podía escribir a los corintios:
«No se trata de que ustedes sufran necesi- La pobreza que mata es la miseria, hija
dad para que otros vivan en la abundan- de la injusticia, la explotación, la violencia
cia, sino de que haya igualdad» (2 Co 8,13). y la injusta distribución de los recursos.
Es una pobreza desesperada, sin futuro,
8. Hay una paradoja que hoy como en porque la impone la cultura del descarte
el pasado es difícil de aceptar, porque con- que no ofrece perspectivas ni salidas. Es
trasta con la lógica humana: hay una po- la miseria que, mientras constriñe a la
condición de extrema po-
breza, también afecta la
dimensión espiritual que,
aunque a menudo sea des-
cuidada, no por esto no
existe o no cuenta. Cuan-
do la única ley es la del
cálculo de las ganancias al
final del día, entonces ya
no hay freno para pasar a
la lógica de la explotación
de las personas: los demás
son sólo medios. No exis-
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ten más salarios justos, horas de trabajo los más pobres, escribió: «Si no puedes
justas, y se crean nuevas formas de escla- creer que la pobreza te enriquece, piensa
vitud, sufridas por personas que no tie- en tu Señor y deja de dudar de esto. Si Él
nen otra alternativa y deben aceptar esta no hubiera sido pobre, tú no serías rico;
venenosa injusticia con tal de obtener lo esto es extraordinario, que de la pobreza
mínimo para su sustento. surgió abundante riqueza. Pablo quiere
decir aquí con “riquezas” el conocimien-
La pobreza que libera, en cambio, es la to de la piedad, la purificación de los pe-
que se nos presenta como una elección cados, la justicia, la santificación y otras
responsable para aligerar el lastre y cen- mil cosas buenas que nos han sido dadas
trarnos en lo esencial. De hecho, se puede ahora y siempre. Todo esto lo tenemos
encontrar fácilmente esa sensación de in- gracias a la pobreza» (Homilías sobre la II
satisfacción que muchos experimentan, Carta a los Corintios, 17,1).
porque sienten que les
falta algo importante 9. El texto del
y van en su búsqueda Apóstol al que
como errantes sin una se refiere esta VI
meta. Deseosos de en- Jornada Mundial
contrar lo que pueda de los Pobres pre-
satisfacerlos, tienen senta la gran pa-
necesidad de orientar- radoja de la vida
se hacia los pequeños, de fe: la pobre-
los débiles, los pobres za de Cristo nos
para comprender final- hace ricos. Si Pa-
mente aquello de lo que blo pudo dar esta
verdaderamente tenían enseñanza —y la
necesidad. El encuentro Iglesia difundirlo
con los pobres permite y testimoniarlo a
poner fin a tantas an- lo largo de los si-
gustias y miedos incon- glos— es porque
sistentes, para llegar a lo Dios, en su Hijo Je-
que realmente importa sús, eligió y siguió
en la vida y que nadie nos puede robar: el este camino. Si Él se hizo pobre por noso-
amor verdadero y gratuito. Los pobres, en tros, entonces nuestra misma vida se ilu-
realidad, antes que ser objeto de nuestra mina y se transforma, y adquiere un va-
limosna, son sujetos que nos ayudan a li- lor que el mundo no conoce ni puede dar.
berarnos de las ataduras de la inquietud y La riqueza de Jesús es su amor, que no se
la superficialidad. cierra a nadie y va al encuentro de todos,
especialmente de los que son marginados
Un padre y doctor de la Iglesia, san y privados de lo necesario. Por amor se
Juan Crisóstomo, en cuyos escritos se despojó a sí mismo y asumió la condición
encuentran fuertes denuncias contra el humana. Por amor se hizo siervo obedien-
comportamiento de los cristianos hacia te, hasta morir y morir en la cruz (cf. Flp
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2,6-8). Por amor se hizo «pan de Vida» (Jn breza cristiana. Nos hará bien meditar en
6,35), para que a nadie le falte lo necesario estas palabras suyas: «No despreciemos a
y pueda encontrar el alimento que nutre los pobres, a los pequeños, a los trabajado-
para la vida eterna. También en nuestros res; ellos no sólo son nuestros hermanos
días parece difícil, como lo fue entonces en Dios, sino que son también aquellos
para los discípulos del Señor, aceptar que del modo más perfecto imitan a Jesús
esta enseñanza (cf. Jn 6,60); pero la pala- en su vida exterior. Ellos nos representan
bra de Jesús es clara. Si queremos que la perfectamente a Jesús, el Obrero de Na-
vida venza a la muerte y la dignidad sea zaret. Son los primogénitos entre los ele-
rescatada de la injusticia, el camino es el gidos, los primeros llamados a la cuna del
suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, Salvador. Fueron la compañía habitual
compartiendo la vida por amor, partien- de Jesús, desde su nacimiento hasta su
do el pan de la propia existencia con los muerte […]. Honrémoslos, honremos en
hermanos y hermanas, empezando por ellos las imágenes de Jesús y de sus san-
los más pequeños, los que carecen de lo tos padres […]. Tomemos para nosotros [la
condición] que Él tomó para sí mismo […].
No dejemos nunca de ser pobres en todo,
hermanos de los pobres, compañeros de
los pobres, seamos los más pobres de los
pobres como Jesús, y como Él amemos a
los pobres y rodeémonos de ellos» ( Co-
mentario al Evangelio de Lucas, Medita-
ción 263) [1] . Para el hermano Charles es-
tas no fueron sólo palabras, sino un estilo
de vida concreto, que lo llevó a compartir
con Jesús el don de la vida misma.
nista central, como en un show de tele- podemos localizar el punto en el que con-
visión. Ocupar espacios es la tentación, verge misteriosa pero realmente la Trini-
abrir procesos es la actitud que permite la dad en la historia.
acción del Espíritu Santo.
De este modo, la palabra “sinodalidad”
El Espíritu Santo es don, no actúa qui- no designa un método más o menos de-
tando sino dando, moviendo, innovando. mocrático y mucho menos “populista” de
El Espíritu Santo no es una fuerza del pa- ser Iglesia. Estos son desviaciones. La si-
sado sino que Pentecostés sigue aconte- nodalidad no es una moda organizacional
ciendo en nuestro tiempo. ¡El “Gran Des- o un proyecto de reinvención humana del
conocido”, que no tiene imagen, es siempre pueblo de Dios. Sinodalidad es la dimen-
contemporáneo y no deja de acompañar- sión dinámica, la dimensión histórica
nos y consolarnos! El crea la diversidad de la comunión eclesial fundada por la
de los carismas. Crea un cierto desorden comunión trinitaria, que apreciando si-
inicial –pensemos en la mañana de Pente- multáneamente el sensus fidei de todo el
costés el lío que se armó, y que hizo decir santo pueblo fiel de Dios [5], la colegialidad
a los que vieron esto: están ebrios–, Él crea apostólica y la unidad con el Sucesor de
un desorden inicial, para luego crear la Pedro, debe animar la conversión y refor-
armonía de todas las diferencias. Ipse est ma de la Iglesia a todo nivel.
armonía, decía San Basilio. “Él es la armo-
nía”. Pero antes te crea la desarmonía, con Cuando decidí que la Pontificia Comi-
los carismas todos diversos. sión para América Latina (CAL) continua-
se y se renovase en el marco de la refor-
La sinodalidad es parte de una eclesio- ma de la Curia, estas ideas no estuvieron
logía pneumatológica, es decir, espiritual. lejos de mi corazón. La CAL está llamada
a ser un organismo de servicio que cola-
Así mismo, también lo es de una teolo- bore a que todos en América Latina y el
gía eucarística. La comunión con el Cuer- Caribe ingresemos en un estilo sinodal
po de Cristo es signo y causa instrumental de ser Iglesia, en el que el Espíritu Santo,
de un dinamismo relacional que configura que también nos llama a través del Pue-
a la Iglesia. Sólo hay sinodalidad cuando blo Santo de Dios, sea el protagonista, y
celebramos la Eucaristía y entronizamos no nosotros.
el Evangelio para que, entonces, nuestra
participación no sea un mero parlamenta- Por ello, la CAL, es un servicio, es una
rismo sino un gesto de comunión eclesial diakonía, que principalmente debe mos-
que busca ponerse en movimiento. Todos trar el afecto y la atención que el Papa
los bautizados somos “synodoi”, amigos posee hacia la región. Diakonía, servicio,
que acompañan al Señor al caminar [3]. que ayude a que los diversos Dicasterios
actúen de manera sinérgica y compren-
Más aún, la Iglesia es «un pueblo reuni- diendo mejor la realidad social y eclesial
do en virtud de la unidad del Padre y del latinoamericana. Diakonía que, a nombre
Hijo y del Espíritu Santo» [4]. Por ello, en la del Papa, acompaña el caminar de orga-
realidad que denominamos “sinodalidad” nismos como el CELAM y el CEAMA, y la
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