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PASOS DE MADRUGADA

(Emilio Carballido)
Personajes:

Policía 1
Policía 2
Patrullero 1
Patrullero 2
El Marido
La Mujer
Vecina 1
Vecina 2
El Lechero

En la afueras de Villa Madero, DF, invierno de 1959. Una garita de Policía, a un lado de la carretera México-Laredo.
La luz viene de un poste de alumbrado muy alto. La puerta de la garita es invisible, mira al fondo. Madrugada
oscurísima. Un Policía está de pie, viendo a la tiniebla, como esperando a alguien. Viene un Lechero en una bicicleta
de reparto, muy alarmado.

LECHERO: Oiga: Creo que están asaltando a alguien.

POLICÍA 1: ¿Adónde?

LECHERO: Allá por la vía. Se oían gritos, y parecía como que se peleaban.

POLICÍA 1: (Se rasca la cabeza) ¿Y no fue a ver que sucedía?

LECHERO: ¡Claro que no!

POLICÍA 1: ¿Entonces como sabía que era asalto?

LECHERO: ¡Pues parecía!

POLICÍA 1: (Desganado) No, por ahí hay muchos… borrachos. Y allá le toca a la patrulla. No hay cuidado.

LECHERO: Con suerte están matando a alguno y usté tan tranquilo.

POLICÍA 1: (Enojado) Yo sé cuál es mi deber. A mí me toca esta garita. (Lo mira con sospecha) ¿Y usté? ¿Qué anda
haciendo aquí a estas horas?

LECHERO: (Sorprendido) ¿Yo?

POLICÍA 1: Usté

LECHERO: ¡Yo voy a recoger mi entrega!

POLICÍA 1: Pues yo te veo medio sospechoso. Como que se me hace conocida tu cara.

LECHERO: ¡Claro! Si aquí paso todos los días.

POLICÍA 1: ¿Sí? Anda, circúlale. ¡Pero ya!

LECHERO: ¡Ora sí!

POLICÍA 1: ¿Ora sí qué?

LECHERO: Nada. (Sale asustado)

POLICÍA 1: (Fuerte) ¡Nomás faltaba que me fueras a gritar!

(Se oye una voz como de cantina, que canta acercándose)


POLICÍA 2: (Desde afuera como ranchera) ¡Ay qué laureles tan verdes, qué flores tan encendidas…! (Entra)

(Sin más, el primer Policía le palpa las bolsas y le encuentra una botella de tequila empezada. Carcajadas de los dos)

POLICÍA 2: (Que no ha interrumpido su canto) Si piensas abandonarme, mejor quítame la vidaaaa…

POLICÍA 1: ¡A su salú cumpita! (Bebe)

POLICÍA 2: (Canta) Eres Rosa de Castilla que sólo en mayo se ve… (Dice) Esta es la voz ¿eh? (Sigue cantando)
Quisiera hacerte un invite. (El otro sigue bebiendo. Este lo ve y corta el canto) ¡Óigame! (Le baja el brazo y le quita la
botella)

POLICÍA 1: (Se estremece) Esto sí (Se golpea el pecho) Esto sí (Ve al otro que bebe el trago como agua) Ande, salú
compañero. Al fin que yo ni quería.

POLICÍA 2: No comas ansias. No se va acabar (Se limpia la boca con la mano)

(Entra intempestivamente un hombre. Los policías esconden la botella)

MARIDO: Oiga, por favor (Se mete a la garita. Sale) Su… su… ¿Dónde está su…? ¿Cómo se llama?

POLICÍA 1: (Condescendiente) Orine por ahí, donde quiera

MARIDO: ¡Teléfono! ¡Su teléfono! ¿Dónde está su teléfono?

POLICÍA 2: ¿Cuál teléfono?, ¡Ni que esto fuera estanquillo!

MARIDO: ¿No hay? ¿Y qué hago? ¿Pero qué hago? (Se le ocurre de pronto) ¡Un coche! ¿Dónde está su coche?

POLICÍA 2: (Preguntándole al otro policía) ¿Dónde está mi coche?

POLICÍA 1: ¿No es ese verdecito, que está ahí a la vuelta?

POLICÍA 2: ¿Y el tuyo?

POLICÍA 1: El mío es muy fino, no lo saco pal diario.

MARIDO: (Desconcertado) Pero ustedes tienen coche ¿no? Con radio.

POLICÍA 1: Sí, un Cadillac (Carcajadas de los policías)

MARIDO: (Sin entender por qué se ríen) ¡Pero ustedes tienen! O uno de esos camioncitos, uno, uno de esos ¡Uste
entiende! ¡Mi mujer está muy mala!

POLICÍA 2: (Explica con calma) Una ambulancia quiere uste. Ambulancia se llama, hay que saber hablar. Mire aquí
no tenemos. Camine hasta la Villa. En cinco o diez minutos puede que halle un teléfono, y más adelantito…

MARIDO: ¡No puedo!

POLICÍA 2: …Más adelantito está la Cruz.

MARIDO: Es que ¡Ya! ¿Cómo la dejo aquí?

POLICÍA 1: Allá se la atienen y todo, vaya a la Cruz. ¿Qué le paso a su mujer?

MARIDO: ¡Un niño!

POLICÍA 2: ¡Ah, que caray! Pues, lo felicito amigo. ¿El primero?

MARIDO: ¡El quinto!


POLICÍA 1: Distinguido, ¡mi más sentido pésame!

MARIDO: ¡No hay coches! ¡No hay camiones! Salimos de la casa hace una hora, y le va a suceder aquí. Porque ya,
casi.

POLICÍA 2: No se apure las mujeres son refuertes. Va usté, vuelve, y ella se aguanta

MARIDO: No puede. Ya casi. Esto… ¿Qué hago? Nunca nos había pasado.

POLICÍA 1: (Dubitativo) Pues qué caray. La patrulla pasó hace un rato, pero se va a tardar en volver.

POLICÍA 2: (Afectuoso) Hágame caso. Se va caminando hasta la Villa. En 15 o 20 minutos halla teléfono.

(Desde afuera se escucha la voz de la mujer)

MUJER: ¡Viejo! ¡Viejito!

MARIDO: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Sale corriendo)

POLICÍA 2: ¡Ah qué amigo más exagerado! Ni que ya lo estuviera echando afuera al muchacho.

POLICÍA 1: ¡Las mujeres aguantan mucho! Si no está con la partera, se le pone cómoda y todo y sí que aguanta.
Ellas saben cómo. ¡Salucita!

(Entra el marido corriendo y gritando)

MARIDO: ¡Pare, pare! ¡Oiga, pare, Señor! ¡Libre, pare!

(Se escucha el sonido de un carro que pasa raudo. El marido visiblemente enojado)

MARIDO: ¿Y por qué no me ayudaron a parar ese coche?

POLICÍA 2: ¿Y qué se creyó? ¿Qué vamos a interrumpir el libre tránsito de los vehículos?

POLICÍA 1: Pues ora, éste. Que paremos los coches. Sí claro, como no.

MARIDO: ¡No tienen sentimientos!

POLICÍA 2: (Severo) ¡No se propase! Eso de los sentimientos ya es asunto personal.

MUJER: (Desde afuera) ¡Viejo!

MARIDO: ¡Ya voy mamacita, ya voy! (Sale corriendo)

POLICÍA 1: Cuando nació mi segundo, y me iba yo a llevar a mi mujer al hospital y que me hablan unos vecinos: le
habían caído a un tipo llevándose el radio y la licuadora. Lo llevé, lo consignamos, nos echamos un trago, volví, y mi
mujer se esperó rebién. Y yo no andaba de payaso que paren el coche y que a ver el teléfono y esas cosas.

POLICÍA 2: Son payasadas.

(Entra la mujer apoyada en el marido)

MARIDO: Pero no puede ser, te vas a poner mal, te vas a… ¿Dónde quieres?

MUJER: (Calmada) Señor mire por favor. Préstame tu abrigo viejo. ¿Qué hay aquí dentro? Pues ni modo…

(La mujer se va a ubicar en la caseta. Solo se le ve algo del cuerpo menos la cabeza)

POLICÍA 1: (Alarmado) Oiga, señora ¿Por qué pone ese abrigo en el suelo?

MUJER: (Reaparece) Ustedes van a dispensar (Se queja un poco)


MARIDO: (Alta) ¡No mamá! ¡Aguanta! ¿Qué te quejaste? ¡Ay mamacita se quejó! ¿La oyeron? ¡Se quejó no puede
ser! ¡A ver si pasa un coche! (Sale corriendo)

MUJER: (Lenta y calmada) Pues a ver si pasa, sino… (Suspira) Ustedes me van a perdonar (Pequeño quejido) Pues
ora sí, les fue a tocar a ustedes. Ni modo ya estaría de Dios (Lanza un gran alarido y se apoya en el Policía 1) ¡Ay
Virgencita chula de Guadalupe, socórreme!

(A los Policías se les eriza la piel)

POLICÍA 1: (Con terror) Oiga, ¿Qué fue eso? ¿Qué le paso?

MUJER: (Avergonzada) Ay, me van a perdonar, pero siempre grito así. Qué pena tengo. Dios mío. Si ven que
siempre soy recuidadosa, y ya sé cuándo vienen y todo. Éste iba a ser para mañana… (Grita fuerte y sin apuro)
¡Viejo! ¡Apúrate a conseguir un coche! Ni me ha de haber oído. Creo que ya se fue hasta la Villa (Los policías están
horrorizados y solo se miran) Pobre de mí viejito, con el frío que hace. Pues dónde cree que nos fuimos, al cine,
porque pasaban tres de Pedro Infante. ¡Ay, mi Pedro Infante, tan chulo que era! Como lloré con las películas, porque
eran retetristes. Bueno, dos, y la otra era muy chistosa, y me reí mucho. Pues donde pasa a ver, que con la
emocionada yo creo que se me adelantó. No acostamos y como las doce o la una yo le dije a mi viejo: “Viejo, párate,
porque yo ya estoy viendo que…” (Alarido espantoso) ¡Aaaaayyyy, madrecita santa!

(Los Policías asustados ven venir un coche y corren, gritan y brincan más espantados que el propio marido)

POLICÍA 2: ¡Pare, pare, desgraciado, pare que le estamos haciendo señas!

(Entra una vecina alarmada)

VECINA 1: ¡Qué es este escándalo!

POLICÍA 1: Aquí que la doña se viene con el nene

VECINA 1: (Asustada) ¡Ay! Mi hijita, que hace ahí aplastadota. (A los policías) ¡No están viendo que necesita algo
donde pueda erguirse! (A la mujer ayudándola a acomodarse) A ver yo le ayudo (se trata de acomodar con la mujer.
Se da cuenta que no tiene como) Mira mijita aquí quédate arrecostadita que yo te traigo una almohadita (sale)

(Pasa otro carro en la distracción de todos. Los policías ni lo ven)

MUJER: (Calmada) Otro que se va. ¡Ay qué pena! Y les decía que mi viejo no quería levantarse.

(Vuelven los Policías junto a ella viendo en torno)

MUJER: (Sigue) Pues claro, si hace harto frío. Y me esperé. Como a la hora. Qué no viene ahí otro co… ¡Ay! Coche
(Y lanza el alarido que quería reprimir)

(Los Policías vuelven a dar brincos y saltos a otro coche que también se sigue de largo)

POLICÍA: ¡Pare, pare infeliz! ¡Párese! ¡Le vamos a tirar un balazo! ¡Infeliz párese!

(Salen corriendo tras el coche)

MUJER: (Suspira) ¡Ay Dios qué barbaridad!

(Se oyen balazos de fuera. Vuelven los Policías)

POLICÍA 1: Le disparé a las llantas y ni con esas.

POLICÍA 2: Pues claro, si no le diste.

POLICÍA 1: Pues le hubieras tirado tú, si eres tan bueno.

MUJER: Pero no hagan eso de dispararles. Si le dan en la llantas ¿cómo van a llevarme luego?
POLICÍA 1: Pues no la llevan pero aprenden

VECINA 2: ¡Ayyyy! Pero que son esos disparos, señor policía, mis hijos, mi marido, ¡qué está ocurriendo! Una ya no
se puede sentir segura en este distrito, todo es un loquerío…! (Ve a la mujer tirada en el suelo, ve a los policías) ¡Y
ustedes que hacen con esta mujer en la caseta de policía! ¡Santo Dios! ¡La han matado! ¡Qué cochinadas están
haciendo en el ejercicio de su autoridad! (Hacia la mujer) ¡Voy a tener que denunciarlos!

POLICÍA 1: ¡Oiga, mida sus palabras!

VECINA 2: ¡No me mido nada! Con razón esta mujer se quejaba tanto. Ahora mismo iré donde las autoridades a
denunciar el hecho! (Sale)

POLICÍA 1: ¿Y esta vieja qué?

POLICÍA 2: No haga caso y aguántese tantito mano, yo me voy para la Villa. Tú te quedas aquí

POLICÍA 1: ¡Ah, qué caray! A mí no me dejas solo. Dónde vaya pasando mientras, yo que hago.

(La mujer lanza un alarido muy fuerte y breve. Ellos se abrazan)

MUJER: (Fatalista) Ahora sí. Ya ni modo. Ay, el abrigo de mi viejo, que está nuevecito. Ni modo. Me van a perdonar.

(Entra a la caseta. Ellos la ven con los ojos desorbitados. Un alarido horroroso. Empiezan ellos a correr, dando gritos)

POLICÍA 1: ¡Un coche, un coche, búscate un coche!

POLICÍA 2: ¿A qué hora pasa la patrulla?

POLICÍA 1: ¡Sepa la fregada! (Se detiene) ¡Se han de estar emborrachando en algún lado!

POLICÍA 2: ¡Qué poca responsabilidad! (Se detiene) ¡Párale fregado, párale! (Hace señas)

POLICÍA 1: ¿A quién le gritas? No viene nada

POLICÍA 2: ¡Allá viene un camión!

POLICÍA 1: ¡Hay que pararlo!

POLICÍA 2: ¡Grítale, grítale!

POLICÍA 1: (Desesperado) ¡Tírale un balazo!

POLICÍA 2: ¡Párese ahí pelado!

POLICIA 1: (Observa) Pero no viene por la carretera. Viene espacio.

POLICÍA 2: ¡Viene para acá!

(Pausa. Miran de donde proviene la luz)

POLICÍA 1: Es una luz muy chica.

POLICÍA 2: ¡Párese o disparo!

(Vuelve a entrar el Lechero con su bicicleta. Se detiene y alza las manos)

LECHERO: (Aterrado) ¡No traigo dinero! ¡Jefe! ¡Apenas voy a empezar el reparto!

POLICÍA 1: ¿Pues no le estoy diciendo? ¿Qué no ve?

POLICÍA 2: ¿Qué me está diciendo?


POLICÍA 1: Que no es camión. Es una pinche bicicleta.

LECHERO: Sin insultar, joven. Asálteme si quiere, no más no insulte.

POLICÍA 2: ¿Y ora éste güey? ¿Quién lo está asaltando?

LECHERO: (Baja las manos) Pues usté, ¿por qué me apunta?

POLICÍA 1: ¿Qué tal si de veras lo asaltamos, para que se le quite?

LECHERO: Nomás por qué uno es humilde. Había de dejar esa pistola y quitarse el uniforme a ver si a así es tan
sabroso. Ándele a ver cómo nos toca.

(Alarido de la mujer. Los Policías tragan saliva. Entra la Vecina 1 con la almohada prometida)

VECINA 1: ¡Ay!

LECHERO: (Espantado) ¿Y eso que fue?

(Lo Policías se acercan a la caseta con cautela. Otro grito peor que el anterior)

LECHERO: ¡A poco están matando a esa vieja!

VECINA 2: ¡Pero eso no puede ser!

(Otro alarido peor)

LECHERO: ¡Policía, Socorro, Policía! (El Lechero sale pedaleando y gritando)

VECINA 2: ¡Ay Virgencita de Guadalupe, ampara a esta criatura!

(Se escucha otro alarido, que se corta de golpe. Pausa. El Policía 2 se acerca a la caseta. Vuelve tembloroso)

VECINA 1: ¡Ay voy por la partera!

POLICÍA 2: Ora sí ya.

POLICÍA 1: ¿Ora sí? (Entiende) ¡Ora sí! (Se quita el capote. Da vueltas) ¡Haga algo, no se quede ahí parado! ¡Vamos
con la mujer!

(Van a ir. Policía 2 se sobre para)

POLICÍA 2: ¿Y cómo con la manotas puercas? ¡Eche acá el tequila!

(Sacan la botella. Antes de lavarse la manos con la bebida vacilan un segundo. Lástima pero no hay remedio. Se
lavan. Desaparecen tras la caseta)

POLICÍA 1: (Tras la caseta) Mira nomás.

POLICÍA 2: Usté no grite. Ora cuidado. Pues voy yo, ni modo.

(Aparece temblando el Policía 1. Quema con un cerillo la hoja de una navaja de bolsillo. La lava con tequila. Se
persigna. Va detrás de la caseta. Aparece llorando el Policía 2. Se quita unas ligas de los calcetines. Las prueba. Una
se revienta. Las lava con tequila. Va detrás de la caseta. Pausa. Se oye el llanto de un niño. Un frenazo afuera. Llega
la luz de los faroles de un coche que se detuvo. Entran cautelosamente dos patrulleros. Ven alrededor)

VECINA 2: ¡Aquí es señor patrullero! ¡En esta misma caseta!

PATRULLERO 1: Que aquí está la muerta, dizque.

PATRULLERO 2: Eso dijo el lechero también. Que aquí la estaban matando.


PATRULLERO 1: Yo creo que estaban fumados. Siempre se me figuró que los de ésta caseta le hacían a la mota.

PATRULLERO 2: Dizque a él también le querían dar sus balazos.

PATRULLERO 1: Listo con la pistola.

VECINA 2: ¡Bueno pues apúrense que ya la deben de estar descuartizando!

VOZ DEL POLICÍA 2: (Extasiado, grita) ¡Es machito!

(Policía 1 asoma la cabeza)

POLICÍA 1: Mira mano, ya llegó la patrulla, y la doña (Vuelve a esconder la cabeza)

VOZ DEL POLICÍA 2: (A la mujer) Usté no se vaya a mover

VOZ DE LA MUJER: ¡Ay Virgencita de Guadalupe! ¡Ay Señor que agradecida estoy! A ver su capote, hay que
abrigarlo bien.

(Vecina 2, patrullero 1 y 2 se miran extrañados)

PATRULLERO 1: (Fuerte) ¿Qué paso aquí?

POLICÍA 1: (Sale de la caseta) Mire nomás a qué hora llegan. Vengan a ver.

(El niño llora. Todos se acercan a ver. Entra el marido corriendo)

MARIDO: (Dirigiéndose al patrullero) ¡Señor, señor, por favor! ¡Hay que llevar a mi mujer al hospital! ¡Hay que
llevarla! ¡Mi mujer va a tener un hijo! (Se queda oyendo) ¡No! ¡No! (Se arrodilla junto a la caseta. Se asoma una mano
de la mujer. Él la toma) ¡Mamacita cómo estás! ¡Cómo estás! ¡Cómo está viejita!

MUJER: (Asoma la cabeza) Ay viejito, que pena con los señores. No vas a creer me atendieron rebien.

POLICÍA 2: (Con orgullo) Fue machito

VECINA 2: ¡Porque no me dijeron que se trataba de un niño en camino!

POLICÍA 1: Si con las justas nos dejó hablar doña

VECINA 2: ¡Ay señores, ustedes disculpen! No pensé…

POLICÍA 2: No se preocupe vecina, todo sea por la seguridad vecinal, ¡celébrese con nosotros vamos a ser tíos!

(El marido toma al bebe. Se pone a llorar)

POLICÍA 2: (Consolando) Oiga amigo. No hay que llorar. Hay que ser machos.

MARIDO: No señor, es que hay veces…

MUJER: (Asoma la cabeza) A ver si estos señores quieren ser los padrinos

POLICÍA 1: ¡Pues claro que sí!

POLICÍA 2: ¡Aceptamos!

PATRULLERO 1: (Entusiasmado) ¡Un trago por el ahijado!

POLICÍA 2: (Ve la botella) Mira nomás. Ahí se nos fue todo el tequila.

PATRULLERO 2: Tranquilo. Éste trae un habanero.


PATRULLERO 1: Y tú, traes mezcal. Ora sácalo

(Lo patrulleros sacan botellas de sus bolsillos. Todos beben entre carcajadas y palmadas)

PATRULLERO 1: Ora sí me resultaron parteros.

POLICÍA 2: Pues ahí nomás. Sin presumir.

PATRULLERO 2: Que pasó mis parteros.

POLICÍA 1: A salú del ahijado

PATRULLERO 1: (A la mujer) Échese uno por su hijo.

MUJER: (Se asoma) Ay, si yo no bebo.

POLICÍA 2: Ándele, comadre.

MUJER: Pues muy poquito ¡eh! Bueno por el apuro (Bebe)

TODOS: ¡Salu, salucita! (Beben. Se pasan las botellas)

MUJER: Y si quisieran llevarme hasta mi casa, porque yo creo que ya no hace falta el hospital ¿verdad viejo?

MARIO: Como usté quiera viejita

PATRULLERO 1: A donde usté quiera la llevamos

PATRULLERO 2: Véngase, con cuidado

POLICÍA 1: Envuélvase bien con el abrigo.

(La cubren, la sacan cargada torpemente entre todos. El papá lleva al niño. Van saliendo con ella cuando entra en su
bicicleta el Lechero, se detiene y desmonta. Mira la escena)

LECHERO: ¡Jijo! ¡Jijole! (Admira el espectáculo) ¿Ésta muerta? ¿La salvaron? ¡Ya les decía yo!

(Salen todos. Regresa el Patrullero 1)

LECHERO: Le dieron de cuchilladas, ¿verdad?

PATRULLERO 1: (Profesional) Ven para acá, cuate ¿Qué vienes a curiosear?

LECHERO: ¿Yo?

PATRULLERO 1: ¿Cómo estaba eso de que una vieja degollada y que qué?

LECHERO: Pues si aquí estaba dando de gritos

PATRULLERO 1: ¡Jálele! ¡Ora!

LECHERO: ¿Yo por qué?

PATRULLERO 1: ¿Por qué anda engañando a la autoridá?

(Entra el Patrullero 2)

PATRULLERO 2: Eso mero. Difamación y calumnia. Jálele

LECHERO: (Desconcertado) ¡No la frieguen!

PATRULLERO 2: Bueno, cuanto trais


LECHERO: Pues si a penas empiezo (Se busca en los bolsillos)

PATRULLERO 1: (Desdeñoso) ¡Doce pesos!

LECHERO: ¡No traigo más, a lo macho!

PATRULLERO 2: Bueno, ya déjalo.

(Salen. Queda solo el Lechero)

LECHERO: Ya estaba de Dios

(Sirena. La patrulla se va. El Lechero va a montar su bicicleta cuando vuelve el Policía 2)

POLICÍA 2: ¿Dónde vas?

LECHERO: ¿Y ora qué?

POLICÍA 2: Venga para acá. Ándele

(Renuente se acerca el Lechero)

LECHERO: ¿Usté también? Si ya me quitaron todo lo que traía (Llega junto al Policía)

POLICÍA 2: (Le planta enfrente la botella) Échese un trago conmigo

LECHERO: (Suspira con alivio. Mueve la cabeza. Duda) Pues ándele. Para la bilis (Hace un signo de salud. Bebe)

POLICÍA 2: Un machito (Sonríe y mueve la cabeza)

(El Policía complacido, silba la melodía que cantaba al inicio. Los Laureles)

FIN

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