Con salvaje lujuria de pantera se enardece la selva en el estío, y el huracán con ímpetu bravío destrenza su olorosa cabellera.
Blonda cascada de hojas reverbera
sobre el ramaje trémulo y sombrío, que troncha el rayo en rudo desafío, incendiando el plumón de su cimera.
Se retuerce la jungla acribillada
por dos pupilas de rubí llameante que desgarran su carne alucinada.
Viborea un relámpago en las huellas,
el temible jaguar huye jadeante, y en su lomo chispean las estrellas.
El amor de la selva es algo Serio
Las selvas aman a cualquier edad. Una selva con millones de años se enamora de una persona joven. Una selva dormida miles de años aguarda desesperada un beso de cualquiera. La selva con el cuerpo en forma de copa quiere que la besen sólo los ángeles. Selvas que aman a otras lo expresan sencillamente a través de sus pájaros. Al mirar atrás, un hombre se da cuenta de que una selva lo ha estado siguiendo. La selva que aúlla de amor es verdaderamente una fiera. Sólo con un poco de arroz y agua cada día, una selva es más grande y más sabia. (Las selvas de dinero y de ropa para lavar no tienen los mismos sentimientos).
JUAN CARLOS GALEANO
"Hay un rio, monarca de los ríos único, inmenso, de beldad sin par humilde nace, entre picachos fríos Soberbio muere, desafiando el mar" JOSE SANTOS CHOCANO