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Wilfried Koch

Los estilos en arquitectura


WILFRIED KOCH

Los estilos en
arquitectura
Un m anual para los aficionados al arte

CIRCULO DE LECTORES
T ítulo original, Kleine Stilkunde
der Baukunst
Adaptación, Xavier Bagué
Dibujos, Wilfried Koch y Wolfgang Kunze
Cubierta, Yzquierdo

C írculo de Lectores E dición especial para Círculo de Lectores


Barcelona Valencia, 344 por cortesía de E ditorial Pomaire
-4567891703 Queda prohibida su venta a toda persona
que no pertenezca al Círculo
© E ditorial Pom aire 1971
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Compuesto en Aster 8
im preso y encuadernado por
P rinter, ind u stria gráfica sa
M olíns de Rey Barcelona
P rinted in Spain
Indice de materias

6 A breviaturas
7 El estudio de los estilos no es una ciencia secreta
9 A rquitectura prehistórica
10 A rquitectura de los prim eros pueblos colonizadores
11 Antigüedad
16 A rquitectura visigótica
17 Arte carolingio y otoniano
22 A rquitectura astu rian a
23 A rquitectura árabe
27 A rquitectura mozárabe
28 A rquitectura m ud éjar
30 Románico
38 Gótico
49 Renacim iento
59 Barroco
69 Neoclásico
73 Castillo • Alcázar • Palacio
82 Edificios residenciales y de representación u rb an a
93 M odernism e
97 H istoricism o • Regionalismo - N oucentism e • V anguardia
98 Ultim as generaciones
101 Diccionario
Abreviaturas
bar. barroco gót. gótico renac. renacim iento
E Este ing. inglés rom. rom ano
EM E dad Media N N orte rom án. rom ánico
fr. francés 0 Oeste S Sur

Importante
En las vistas interiores, el ángulo de visión del espectador viene
indicado siem pre por la flecha en el esquem a de la planta corres­
pondiente.
La letra cursiva en el diccionario indica los subgrupos precedidos
por núm eros, conceptos aislados y sinónimos.
La flecha rem ite a la p alab ra o p alabras a las que precede.
J

El estudio de los estilos


no es una ciencia secreta

Unas palabras de orientación


para el lector de esta obra.

A cada estilo de a rte le corresponde un núm ero preciso de


elem entos com ponentes bien definidos. En sentidb figurado y
para ofrecer u n m edio sencillo p a ra la clasificación de los esti­
los, podríam os hablar, p o r ejem plo, de un juego de piezas
típicam ente rom ánico, gótico o renacentista. El tem peram ento,
el origen geográfico y espiritual de los m aestros constructo­
res y, por supuesto, los cálculos estáticos, han servido de
motivo p ara que en los diferentes casos se abandonaran al­
gunos de estos elem entos com ponentes predeterm inados, y
se hicieron re sa lta r otros, variándolos o introduciendo algunos
nuevos. E sto b asta p a ra explicar las diferencias que se obser­
van entre las obras de a rte de una m ism a época.
Cuando se produce un cam bio del espíritu del tiem po y cuando
los progresos técnicos y la variación del gusto aum entan más
allá de ciertos lím ites el núm ero de los elem entos componen­
tes m odificados o nuevos, cam bia tam bién la im presión pro­
ducida por una obra de arte. Para sim plificar se dice que el
estilo ha entrado en una nueva fase (por ejem plo el gótico
prim itivo, gótico y gótico tardío) o bien se habla de un estilo
totalm ente nuevo (estilo rom ánico, gótico, renacim iento, etc.).
En la transición del estilo carolingio al rom ánico, se puede
observar m ejo r que nunca esta evolución u lterio r orgánica
de los elementos y de la imagen total de una obra de arte.
En cambio, el paso del estilo gótico al renacim iento fue m u­
cho m ás brusco y vino a ser una m anifestación de protesta
contra un am biente espiritual con predom inio del a rte gótico
exagerado; se descartó deliberadam ente el «juego de piezas»
h asta entonces válido y se reem plazó p o r nuevas ideas, adap­
tadas a modelos de la antigüedad clásica. La im presión de con­

7
ju n to de la arq u itectu ra del renacim iento es la de una nueva
interpretación del idiom a de la antigüedad, expresado en for­
mas.
Si nos interesa conocer todos los m otivos de los cambios de
los estilos, debem os tam bién estu d iar los aspectos espirituales
de la historia de la hum anidad. No bastan, en efecto, las va­
riaciones de los elem entos com ponentes de los estilos para
revelar las relaciones hum anas e históricas m ás secretas que
en el sentido profundo determ inan la evolución del arte.
En este libro tratarem o s de ofrecer una im agen clara de con­
ju n to de las diferentes épocas con sus estilos, utilizando para
ello unas obras de arq u itectu ra m uy características y efectuan­
do com paraciones. P ara cada edificio, presentado de este modo,
recopilam os adem ás las form as singulares m ás im portantes
m ediante una relación por nom bres. E stas form as se reiteran
invariablem ente en las obras de arte del m ism o estilo. Los
detalles que sólo pueden p resentarse en térm inos muy gene­
rales en estos cuadros sinópticos, se describen luego en el
anexo del libro, el léxico ilustrado, uno por uno, con sus va­
riaciones principales, acom pañados de dibujos. Muchas veces
estas variaciones tienen nuevos nom bres y deberían figurar
en el léxico bajo una voz guía especial.
El objetivo del libro es ofrecer al lector un núm ero muy ele­
vado de representaciones visuales, p ara que él con el tiem po
aprenda a clasificar una obra de arte correctam ente dentro de
su estilo a través de la vista general de la obra y p or la men­
ción de los elem entos de la m ism a. De este modo tam bién se
tiene la posibilidad de distinguir los com ponentes de estilo
puro que form an p arte de num erosas obras de a rte de «estilo
mixto», empezadas, por ejem plo, en la época gótica y term i­
nadas en la época del renacim iento.
Los pequeños textos-guía artísticos, que hoy suelen exponerse
en cualquier obra im portante de arquitectura, contienen siem­
pre num erosos conceptos, dem asiado abstractos p ara el pro­
fano. Tam bién estos conceptos se encuentran en su m ayor
parte en el léxico ilustrado y se pueden reconocer com parando
los dibujos con la o b ra de arquitectura. N uestro consejo es
que todo aficionado lleve el libro consigo en todos sus viajes,
y lo consulte con m ucha frecuencia. Le ayudará a fam iliarizar­
se un poco m ás con las m aravillas de nuestro m undo; esto
nos proporciona una m ayor riqueza.
Arquitectura prehistórica

En los últim os tiem pos del período C uaternario, en la llam ada


Edad Paleolítica, de m ás de 450 000 años de duración, el hom ­
bre, que h asta estos m om entos ha llevado una vida nómada,
inicia su vida troglodítica, obligado por los fríos del Paleolítico
Superior y efectúa sus prim eras creaciones arquitectónicas.
Las cavernas en las que se refugia son como su medio de pro­
tección frente al m undo exterior. Con la nueva civilización del
Neolítico la arq u itectu ra recibe un im pulso transform ador y
surgen las prim eras construcciones con expresión de colec­
tividad hum ana: poblados de m uros de piedra y arcilla am a­
sada y m onum entos Megalíticos funerarios como el Dolmen

P lanta de un d olm e n de Los M illa res, A lm ería

y el Menhir. E sta cultura, difundida p o r casi toda la penín­


sula, especialm ente en Cataluña, Galicia y Vascongadas, llega
a su apogeo con la aparición de los metales, que acelera el
ritm o de la evolución hum ana. A la E dad del Bronce pertene­
cen los m onum entos ciclópeos de las Baleares: los «Talaiots»,
«Taules» y «Navetes». En El Argar (Almería) existió un po­
blado fortificado con una interesante necrópolis.
Arquitectura de los primeros pueblos
colonizadores

En la Edad del H ierro se establecen sucesivam ente en España


diversos pueblos: los fenicios o púnicos, pueblo m arinero de
procedencia oriental, que ha dejado escasos restos m onum en­
tales: necrópolis de Cádiz y de Ibiza.
Los iberos de origen africano m editerráneo, que construyen
poblados de casas rectangulares, alineadas en calles de tra ­
zado arb itrario , fortificados por m urallas ciclópeas (Tarrago­
na, Sagunto, necrópolis de Tutugi en Granada).
Los celtas de origen centro-europeo, desarrollan una cultura
bélica, de la que se conservan restos de castros m ilitares y
pueblos fortificados en Galicia y Portugal.
Los celtíberos, fusión de dos razas, producen una cultura mix­
ta cuyo centro principal es N um ancia (Soria).
Los griegos fundan diversas colonias im poniendo su arquitec­
tu ra razonada y lógica, cuya representación m ás caracterís­
tica se halla en el recinto am urallado de Am purias (Gerona).
Antigüedad clásica
Arquitectura religiosa

Al producirse innovaciones en la arq u itectu ra europea de los


siglos pasados, el Occidente cristiano ha recurrido siem pre a
aquellas form as que en los tem plos de Grecia alcanzaron el
grado de m ás perfecta belleza. Una p lanta rectangular alar­
gada, colum nas y techos de aguilón, oriundos del edificio des­
tinado a vivienda, fueron em pleados en aquellos tem plos en
innum erables com binaciones de orden y de posiciones de las
colum nas (stylos) form ando la casa del dios, cuya imagen era
adorada en el santuario (celia). En la form a m ás sencilla de

C apitel jó n ic o : Atenas, A c ró p o lis


estos edificios, el distilo in antis (1), las p artes • saledizas de
los m uros laterales (antas) con dos colum nas interm edias for­
m an la antesala (pronaos); m ás tard e se añadió una estruc­
tu ra sim ilar posterior (2), pero sin en trad a a la celia. Unas
hileras de colum nas (3) delante de la antesala m ás sencilla y
eventualm ente tam bién, en la p a rte posterior (4), enriquecen
el tipo próstilo tetrástilo (de cuatro colum nas). Puras m aravi­
llas de delicadeza y arm onía son los tem plos circulares monóp-
teros, pequeños y escasos en núm ero, totalm ente rodeados por
colum nas (7). Pero n u estra idea de la arq u itectu ra griega no
es atribuible a estas estru ctu ras, sino que se basa en las im­
presiones m ás profundas producidas por los grandes templos,
períp tero hexástilo y díptero decàstilo (5, 6), rodeados por
una o varias hileras de colum nas. El tem plo dórico es ancho
y reposa sobre unas colum nas m ajestuosas uniform em ente dis­
tribuidas, el jónico se caracteriza p o r una elegancia m ás esbel­
ta, m ientras que el tem plo corintio ostenta una ornam entación
m ás rica en los capiteles y en los tím panos: son expresiones
en piedra de m edidas y cifras, puestas en correlación arm o­
niosa fija, pero con rigor en su aplicación.
Unicamente los sacerdotes iniciados podían e n tra r en el tem ­
plo; el pueblo llano hacía sus sacrificios al aire libre. He aquí
el motivo que indujo a los arquitectos de las iglesias cristia­
nas prim itivas a abandonar el m odelo del tem plo griego. Pues
la religión cristian a im ponía la necesidad de una sala de reu­
nión p ara todos, sin im p o rtar el rango, y se encontró el pro­

tí n
totipo p ara ello en la nave de los m ercados rom anos, la ba-

• • ••ll íf» * *'•) •• ••

i d is tilo in a n tis ; 2 a n fia n tis d is in o . 3 p ró s tilo te trá s tilo ; 4 anf ip ró s ti lo ; 5 períp te ro


h e x á stilo ; 6 d íp te ro trid e c á s tilo ; 7 c ic u la r m o n ó p te ro ; a ce lia (naos); b pronaos;
c o p isto d o m o s (nave p o ste rio r)

12
Estructura de los templos griegos
(ver las voces “ co lu m n a " y “ c a p ite l” )

Orden dórico
desde 1100 a. JC.
a cróte ra
tím pa n o
a cróte ra
ca na ló n
tríg lifo s
m etopa
a rqu itra b e
c a p ite l

ca p ite l d ó ric o
fuste e striad o
c e lia
e ntrada
e s tiló b a to
c re p id o m o s Orden jónico
(gradas que ro­ desde S. VI a. JC.
O lim p ia , te m p lo de Zeus, S. V a. JC. dean el tem p lo )

sin
trig lifo s

ca p ite l jó n ic o

p ó rtic o
Orden corintio
desde S. V a JC.

basa de la
co lu m n a

Atenas, E recteon con c a riá tid e s , S. V a JC.

c a p ite l c o rin tio

La c o n s tru c c ió n de te m p lo s en orden c o rin tio re p i­


te todas las fo rm a s del orden jó n ic o , reem plazando
ú nica m e nte el ca p ite l jó n ic o p o r el c o rin tio . En la
Atenas, m onum ento de c o n s tru c c ió n c iv il, el nuevo c a p ite l aparece m u­
L isícrate s, S. IV a. JC. ch o antes que en lo s te m p lo s.

13
sílica. Pero siem pre que la arq u itectu ra occidental ha creado
belleza, ha m anado de las fuentes de las m usas griegas.
La arq u itectu ra rom ana com bina las tradiciones de las nacio­
nes helénicas subyugadas con las creaciones propias de los
etruscos y de los rom anos: arcadas, arcadas con pilastra, bó­
vedas y cúpulas. Siendo u n estilo im perial, esta arquitectura
es llevada dentro del régim en de dictad u ra a todas las provin­
cias rom anas y tran sm itid a m ás tard e en el estilo rom ánico
occidental y en el renacim iento. La esencia de esta arquitectura
es em inentem ente práctica (->■ acueductos, -> term as, basí­
licas, teatros, circos, fortificaciones y puentes) y represen­
tativa (foros, arcos de triunfo, palacios, m onum entos se­
pulcrales). Los tem plos, desarrollados siguiendo fielm ente las
proporciones de los tem plos griegos, se yerguen sobre un podio
al que conduce una escalinata, flanqueada p o r un tram o sale­
dizo del m uro. En lugar de colocar hileras de colum nas alre­
dedor del tem plo se em plearon —sobre todo en la época pri­
m aria— delante de la celia seudocolum nas (seudoperíptero),
form ando un pórtico el lado vistoso del templo. En térm inos

ca m pa n a rio ventanas
nave ce ntra l ábside
nave lateral
a trio

ca p ite l
dor. rom ano

c a p ite l c o rin tio ca p ite l


rom ano com puesto b a s ilic a p a le o c ris tia n a
vista e xte rio r, pla n ta

p ó rtic o
co lu m n a
adosada
ce lia

Nîm es, M aison carrée, S. I a. JC. se cció n de una b a sílica


S e u do p eríp te ro de 5 naves

14
C o n stru cció n rom ana — a cue d u cto de Segovia

generales, la arq u itectu ra religiosa tiene m enor im portancia


que las obras de ingeniería, no em pezando a predom inar cla­
ram ente hasta el siglo IV al com enzar la prim itiva arquitectura
cristiana de las iglesias.
Los rom anos se introducen en la península Ibérica en el siglo
m a. J.C., asim ilando la cultura helenística pero dando a la
arq u itectu ra u n carácter oficial latinizante, dejando huella en
num erosas ciudades (Barcelona, León, Lugo) y grandes mo­
num entos como los anfiteatro s de Tarragona, Itálica, Mérida;
los teatros de M érida, Sagunto; el circo de Mérida; el puente
de A lcántara; los acueductos de Segovia, T arragona, Mérida; el
sepulcro de la T orre de los Escipiones en T arragona; fosos,
m ercados, calzadas, vías, term as, arcos de triunfo.

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Arquitectura visigótica

La arq u itectu ra visigoda religiosa (siglos v, vi, v il) es, en Espa­


ña, continuación del tradicional estilo hispanorrom ano (planta
rectangular y techum bre de m adera) al que se añaden influen­
cias bizantinas y del n o rte de Africa (p lan ta cuadrada y techum ­
b re abovedada), corriente que, a través del sur, se difunde por
casi toda la península. La m ayoría de elem entos arquitectónicos
em pleados son im itaciones sim plificadas del estilo clásico, como
los soportes y capiteles. Una novedad que se introduce es el
empleo del arco de h errad u ra, de despiece radial.
De la p rim era etapa visigoda, (siglos v, vi) han quedado escasos
testim onios: las iglesias de Cabeza de Griego (Cuenca); San
Pedro de A lcántara (Málaga); San Cugat del Vallés (Barcelona);
p a rte de santa M aría, San Miguel y San Pedro de T arrasa (B ar­
celona). Al siglo v n pertenecen los tem plos de San Juan de
Baños (Palencia); San Pedro de la Nave (Zam ora); Santa Com­
b a de Bande (Orense); San Fructuoso de M ontelios (Portugal);
Q uintanilla de las Viñas (Burgos); p arte de la crip ta de la cate­
dral de Palencia. H ay adem ás una abundante y rica colección
de lujosa ornam entación arquitectónica en M érida (Badajoz):
pilastras, pilares, cancelas, capiteles.
Arte carolingio y otoniano
Arquitectura religiosa

La idea del poderoso im perio de Carlom agno (768-814) causó la


fusión de los elem entos dispares de la antigüedad tardía, de la
cultura cristiana prim itiva y de las culturas germ anas, con
una unidad política llam ada el «Occidente» b ajo el dominio
germano.
Los círculos de las cortes y m onástico-clericales de los linajes
germ anos hicieron suyo el m undo cultu ral de la época clásica
tard ía («Renacim iento Carolingio»). A doptaron las m asas m ura­
les cúbicas cerradas de los edificios de piedra, el cuerpo

R otonda c a ro lin g ia (e stru ctu ra ce n tra l), Fulda, S. M iguel


central rom ano-bizantino y un gran núm ero de elementos
estructurales (¡las colum nas de la capilla palatina de Aquisgrán,
son oriundas de Rávena de donde fueron desm ontadas!) y per­
feccionaron la —>■basílica cristian a prim itiva. En cambio, el
antecuerpo de poniente es una creación p ropia franconiana,
una expresión m onum ental de la unidad bipolar form ada por la
Iglesia y el Estado. Solam ente se conservan escasas ruinas de
los edificios palatinos, faltan por com pleto obras m ayores de
artes plásticas, pero abundan unas herm osas tallas en m arfil
y obras ejecutadas en m etales nobles, así como p in turas hierá-
ticas, en los libros y en los m uros de las iglesias y de los claus­
tros.
De este m odo la época carolingia viene a fo rm ar el fundam ento
del arte de la E uropa occidental. Pero este a rte no adquiere
independencia m ayor h a sta alrededor del año 1000, después de
la división del gran im perio franco entre los sucesores de Carlo-
magno que condujo a la form ación de un im perio franco-occi-
dental y o tro oriental, el im perio alemán. Tres poderosos em­
peradores alem anes dieron a esta época su nom bre, la época
«Otomana» que antecede directamen,te a la época rom ana en
Alemania.
La basílica de San Miguel en Hildesheim es la obra arquitectó­
nica m ás im portante de esta época, tran sfo rm ad o ra de todo lo
adoptado de la antigüedad, transform ación fundam ental y
dinám ica que ab arcaba innum erables facetas. En esta basílica
ya se aprecian todas las características esenciales del estilo
rom ánico: to rres macizas sobre las -* intersecciones de los
cruceros, perfectam ente acusadas, torres de escaleras sobre
los flancos de los cruceros; el cuadrado de la intersección de
los cruceros viene a co n stitu ir un elem ento dim ensional fun­
dam ental p ara toda la p lan ta y se añade al coro de levante,
hasta entonces único en la arq u itectu ra religiosa, un segundo
coro de poniente (iglesias de dos coros). La ^ -c rip ta debajo
del coro hace necesaria la colocación del pavim ento del coro
a m ayor altura. En el coro y en los pequeños anexos laterales
se inicia la form a abovedada de la techum bre; estas bóvedas
dan en la época posterior a las iglesias rom anas una perfecta
arm onía entre cargas y soportes y una soberbia solemnidad.
Son num erosas las variantes en las que la arcad a rom ana apa­
rece como m otivo de soporte y ornam ental: En la nave princi­
pal, esta arcada une las pilastras y las colum nas, soportes alter­
nantes del m uro separatorio (-*■ sucesión alternativa de dife­
rentes soportes), en form a de arco de triunfo; la arcada se-

18
Arte carolingio, S. VIII-911

a n te cue rp o oeste
con to rre co ro este
(g òtico ) cu pu la

oeste c ru ce ro este
ventanales

trib u n a
lam p a d ario
de rueda
g iró la

á bside

R eichenau, M itte lz e ll, S. IX, b asílica , A q u isg rá n , c a p illa p a la tin a ; h acia 800,
d is p o s ic ió n de d o b le c o ro e stru ctu ra ce n tra l (o ctógono)

te c h o plano
de m adera

a rcad a de
m e d io punto

e ntrada a
la c rip ta
c o lu m n a con
c a p ite l

R eichenau, O berzell, S. IX, vista h acia o rie n te

19
Arte otomano, 911-1000 (1030)

to rre latera l
(con escaleras)

to rre de c ru c e ro O
c ru c e ro O
g iró la a la c rip ta
nave ce ntra l

ventanales
c ru c e ro E
to rre de c ru c e ro E
m m

c o ro E

ábsid e

á b sid e la te ra l

T ip o s de c a p ite le s ca-
ro lin g io s y o to n ia n o s ; a
c o lu m n a con c a p ite l c ú ­
a in te rs e c c ió n dem ar­ b ico (H ild e s h e im , S. M i­
cada del c ru c e ro O g u e l); b c a p ite l de h o n ­
b in te rs e c c ió n dem ar­ g o ; c c a p ite l de im ita ­
cada del c ru c e ro E c ió n jó n ic o ; d c a p ite l
c c o ro O c o rin tio , im p o rta d o de
con ábside Ita lia (Ravena).
d c o ro E
con ábside

te ch o p la n o
p in ta d o (S. X III)
ve nta na les

d ove la s a ltern a n te s

a rc o de triu n fo

á b sid e E ______
c o lu m n a s _______
y p ila re s ---------
con c a p ite le s cú b ico s
y a rco s d e m edio
punto

trib u n a
en el c ru ce ro

c rip ta con bóveda * d e^sopoftes


H ild e s h e im , S. M ig u e l, com ie n zo s S. XI, d is p o s ic ió n de d o b le c o ro ; v is ta e x te rio r,
p la n ta , c rip ta (iz.), vista in te rio r h acia E (de.), s e c c ió n lo n g itu d in a l (abajo)

20
para con fuerza la nave del coro; en las galerías altas ésta es
un elem ento de ritm o y arm onía y en las cornisas del arco de
medio punto y en los arcos de las seudopilastras (-► orna­
m ento) adorna y ordena los m uros exteriores. Pero la asim ila­
ción consciente y feliz de los elem entos arquitectónicos de la
antigüedad m anifiesta acaso con la m áxim a evidencia en el
capitel cúbico, una creación casi perfecta, de una sencillez
genial sin par, modelo p ara todo el estilo románico.
Arquitectura asturiana

La arq u itectu ra astu rian a constituye la prim era m anifestación


artística de la E spaña cristian a después de la invasión m usul­
mana. El período de m ayor florecim iento es el siglo ix, corres­
pondiente al reinado de R am iro I.
E ste estilo derivado del visigodo, presenta algunas influencias
hispanorrom anas y extranjeras. El arco de h e rra d u ra desapa­
rece, siendo sustituido p o r el arco de medio punto, el semi-

O viedo, Santa M aría de! N ara n co ; 848. Fue c o n s tru id a co m o casa de re creo de
R am iro I de A stu rias, y co n ve rtid a más ta rd e en ig le s ia ; arte astu ria n o .

circular y el peraltado. Los prim eros m onum entos, de gran


interés artístico, son m al conocidos: del siglo v m es la parte
conservada del tem plo de Santiago de Pravia; como iglesias
algo m ás tard ías destacan u n a p arte de la Cám ara Santa de
Oviedo y San Julián de los Prados.
Son creaciones arquitectónicas ram irenses del siglo ix: Santa
M aría de N aranco, antiguo palacio convertido en iglesia; una
parte del tem plo de San Miguel de Lillo; Santa Cristina de
Lena; San Salvador de Valdediós; San Juan (en San Isidoro
de León) y p arte de la crip ta de la catedral de Palencia.
Arquitectura árabe

H acia el siglo v il el im perio árabe, ya m uy extenso y poderoso,


in ten ta invadir los territo rio s españoles dom inados por los
visigodos. En el año 711 los ejércitos m usulm anes derrotan
a los de Don Rodrigo en la b atalla de Guadalete, iniciándose
de este m odo el avance y el poderío árab e y la convivencia de
am bos pueblos, de costum bres dispares pero que salvo en
períodos de fanatism o popular y sublevaciones, conviven pací­
ficam ente en un estado de sim biosis intelectual y social.
El a rte árabe se extiende con rapidez y alcanza un extraordi­
nario desarrollo geográfico. A pesar de su considerable expan­
sión en el tiem po y en el espacio, la arq u itectu ra m usulm ana
debe su igualdad a la unidad de las form as de vida y a la fe
religiosa del m undo del Islam . La construcción árabe da nueva
vida a toda la tradición del O riente Medio de donde adopta el
sentido del espacio. M ientras la arq u itectu ra occidental tiene
un eje predom inante en un espacio unificado, en la árabe el
espacio está dividido y fraccionado en ám bitos, tiene m últiples
ejes y cam bios de dirección, concede extrao rd in aria im portan­
cia a la decoración, em pleando paradójicam ente m ateriales
pobres y rudim entarios.
Desde sus orígenes los m usulm anes crean un tipo de santuario
o m ezquita, lugar de oración en común, que consta principal­
m ente de un gran patio abierto, una to rre o alm inar y una sala
de oración cubierta, en cuyo centro se halla el «mihrab».
En E spaña el genio artístico del Islam empieza a m anifestarse
en Al Andalus (Andalucía) especialm ente en Córdoba, su cen­
tro político y cultural. En la evolución del estilo hispano-musul-
m án se pueden distinguir varios períodos: Cordobés (siglo v i i i -
ix), reinos de Taifas, Almorávide y Almohade (de fines del si­
glo xi a m ediados del siglo x m ) y granadino (de fines del
siglo x m h asta el fin de la reconquista).
Se em plea profusam ente el arco de herradura que llega a con­
vertirse en el elem ento m ás característico del estilo hispano-

23
m usulm án. Sin em bargo este arco sufre intensa evolución:
se va elevando en altura, se descentra el trasdós dejando de ser
paralelo al intradós y resultando m ás estrecho en los salmeres
que en la clave, las dovelas se disponen en form a horizontal
quedando el arco m ás reducido que el sem icircular. Se emplea
tam bién la bóveda de nervios paralelos form ada por arcos
cruzados. Asimismo, siguiendo u n innato gusto hacia la poli­
crom ía decorativa, los a rtista s altern an a m enudo dovelas de
color blanco y rojo, o bien lisas y decoradas. A m ediados del
siglo x se em plea el arco de lóbulos de h errad u ra sobre un arco
apuntado. El arco hispano-m usulm án se com plem enta con el
alfiz, elem ento arquitectónico resultante de la unión del dintel
y soportes. Posteriorm ente todos los elem entos se van tran s­
form ando y complicando: los arcos se cruzan y superponen, la
decoración se vuelve m ás m enuda y detallada, llegando a su
culm inación en el refinam iento de la a rq u itectu ra granadina.
La M ezquita de C órdoba puede considerarse u n a de las obras
m ás adm irables de la arq u itectu ra hispano-m usulm ana; en
ella se sintetizan y ad ap tan todos los elem entos constructivos
y decorativos árabes, de diversas procedencias. Su construc­
ción se inicia d u ran te el reinado de A bderrahm án I hacia el año
786. C onsiderándola insuficiente A bderrahm án II la am plía,
quedando en 833 duplicada su superficie. El Califa A bderrah­
m án III hace co n stru ir una arq u ería y una to rre y logra que la
ciudad de Córdoba se convierta en uno de los m ayores centros
culturales y artísticos de la época. Debido al aum ento de la po­
blación cordobesa, su sucesor Alhaquem II se ve obligado a
am pliar nuevam ente el recinto. Finalm ente, d u ran te el gobierno
de Almanzor, la m ezquita adquiere aún m ayores proporciones.
En la m ezquita de Córdoba, las arquerías son todavía de orga­
nización sencilla, pero su originalidad se encuentra en la su­
perposición de soportes, y de arcos de medio punto, el superior
y de h errad u ra el inferior. Las portad as son adinteladas y
bajas, incluidas en un gran arco de h e rra d u ra pintado de color
rojizo y blanco.
En Toledo ha perm anecido tam bién un singular ejem plo de es­
tilo califal: la m ezquita del C risto de la Luz, fechada en 999.
En arq u itectu ra civil se crean distintos tipos de construcción:
vivienda urbana, rural, residencial, fortaleza, sobresaliendo los
palacios califales, de excepcionales dim ensiones y num erosas
dependencias públicas y privadas, como el arru inado palacio
de M edina Azzhara (C órdoba), m andado edificar por Abde­
rrah m án III hacia el 936.

24
Del siglo x i son los restos conservados del Palacio de la Aljafe-
ría en Zaragoza, m u estra del esplendor im perante en los reinos
de Taifas una vez hundido el Califato de Córdoba. Se emplea
especialm ente el arco m ixtilíneo (linas curvas alternadas con
líneas rectas y quebradas).
Los alm orávides y los alm ohades, pueblos que procedentes de
Africa llegan a Andalucía, im ponen al principio un estilo sobrio
y austero, pero m ás tard e florece de nuevo un arte de desbor­
dante decoración, m ultiplicando sus elem entos, que se super­
ponen y entrecruzan. A este período pertenecen las ruinas de la
residencia de Castillejo de M onteagudo (M urcia), de la Mez­
quita de Sevilla, de la que se ha conservado en buen estado
p arte del patio y su alm inar llam ado La G iralda cuya parte
prim itiva es del siglo X II, las m urallas, y la Torre del Oro
(siglo x i i i ) en la m ism a ciudad de Sevilla.
E n la segunda m itad del siglo x i i i se form a el reino N azarita,
que tra e consigo un nuevo período de florecim iento del estilo

G ranada, la A lh a m b ra ; S. X III/X V . Es el más im p o rta n te e d ific io que se c o n s e r­


va de la a rq u ite c tu ra c iv il m usulm ana, y c o rre sp o n d e al p erío d o nazarí. 1 p la z o le ­
ta de ingreso, 2 p rim e r p a tio , 3 ruinas de la m ezquita, 4 ca lle , 5 p a tio de M achuca,
6 to rre de M achuca, 7 m exuar, 8 p a tio del C uarto D orado, 9 C uarto D orado, 10 pa­
tio de C om ares, 11 s a la de la Barca, 12 sa la de C om ares, 13 baño real, 14 p atio de
la Reja, 15 h a b ita cio n e s de C arlos V, 16 to rre del P e in a d or de la Reina, 17 ja rd ín
de Daraxa, 18 m ira d o r de Daraxa, 19 sala de Dos Herm anas, 20 p a tio de los Leones,
21 sala de los M ocárabes, 22 sa la de los Reyes, 23 a ljib e , 24 sa la de los A b e nce -
rrajes, 25 foso, 26 “ ra w d a ” , 27 c a p illa de C arlo s V, 28 p a la c io de C arlo s V.

25
hispano-m usulm án que culm ina en el siglo xiv en la arquitec­
tu ra granadina.
En una de las colinas de G ranada, Ib n Alhamar, fundador de
la dinastía nazarí, estableció su residencia, lo que dio lugar al
desarrollo de una ciudad aristocrática adm inistrativa, que re­
cibió el nom bre de A lham bra (La R oja). En el siglo xiv Yusuf I
la am uralló, uniéndola a la Alcazaba y M ohamed V renovó la
m ayor p arte de los palacios. El recinto se ciñe al terreno irre ­
gular y cum plía funciones civil y guerrera. En sus extrem os
se hallan dos p uertas m onum entales. El b arrio cortesano, que
se desarrolló al am paro de la fortaleza, dem uestra gran sen­
sibilidad arquitectónica, con elaborados esquem as internos,
luces cam biantes, donde el agua juega un papel im portante.
El palacio del Trono o de Com ares consta de dos patios, el
M exuar y la Alberca o patio de los arrayanes, cuya p arte cen­
tra l está sustentada con pórticos sobre colum nas con un estante
central. La sala m ás conectada con el espacio exterior es la de
la Barca. El salón del Trono o de E m bajadores, es la cám ara
m ayor de la Alham bra. Con gran habilidad se logró que las
excepcionales dim ensiones del salón no dism inuyeran el sen­
tido de intim idad y recogim iento de la arquitectura. En la
planta inferior se hallan los baños, decorados con azulejos
de gran riqueza, y contigua a ellos la cám ara de vapor, con
bóvedas caladas con lum breras estrelladas p a ra regular la
hum edad y el calor. El Patio de los Leones, obra de Moha­
med V, sus pórticos y su fuente interio r son de sorprendente
efecto de perspectiva, lum inosidad, elegancia e intim idad. La
Sala de los Reyes, recuerda las cabeceras de las m ezquitas
alm ohades, con grandes efectos de luz y som bra. Las Salas de
A bencerrajes y Dos H erm anas están cubiertas p o r cúpulas con
m ocárabes que arran can desde ellas.
La A lham bra es la obra capital de la arq u itectu ra m usulm ana
en Occidente y ha ejercido una influencia enorm e sobre edifi­
cios futuros, como en la m ezquita El-K araouijne de Fez.
Sus colum nas han inaugurado lo que se ha llam ado el orden an­
daluz y son de una esbeltez nunca conseguida.
Puede considerarse uno de los edificios m ás im portantes de la
arq u itectu ra española p o r la m odulación del espacio, el cono­
cim iento de los efectos visuales, el tratam ien to del claroscuro
y la integración de las artes plásticas como com ponentes de la
arquitectu ra. El estilo árab e es un a rte abstracto, modulado,
intelectual, calculado, disciplinado y reflexivo, dirigido directa­
m ente a la inteligencia.
26
Arquitectura mozárabe

Los m ozárabes de origen visigodo o hispanorrom ano, m antienen


su religión, tradiciones, lengua y cu ltu ra en medio de la flore­
ciente sociedad m usulm ana, cuyos califas se m uestran tole­
rantes pese al fanatism o del pueblo. Así pues, el a rte mozá­
rabe (siglos x, Xi), aunque se inspira en las construcciones visi­
godas, denota sin em bargo una profunda influencia m usulm ana.
Se sigue em pleando el arco de h errad u ra pero adaptándolo a las
características califales así como las bóvedas de nervios no
cruzados en el centro y las bóvedas gallonadas, elementos ple­
nam ente orientales.
Las únicas creaciones m ozárabes conservadas en tierra árabe
son la iglesia de B obastro (Ronda) y S anta M aría de Melque
(Toledo); los restan tes tem plos se construyeron en tierra cris­
tiana: San Miguel de la E scalada (León), San Baudilio de Ber-
langa (Soria), San Cebrián de Mazóte (Valladolid), San Millán
de la Cogolla (Logroño).
Arquitectura mudéjar

El estilo m ud éjar es el nom bre que se da al arte hispanoárabe


m ezclado con elem entos cristianos, desarrollado p or los árabes
som etidos a los nuevos dom inios cristianos.

D e c o ra ció n m u dé ja r — T eruel, to rre del S alvador

Es esencialm ente decorativo, de gran riqueza y colorido y


utiliza m ateriales b arato s (yeso, ladrillo, b arro cocido vidria­
do).
El contacto del rom ánico con el m usulm án crea el estilo deno-

28
m inado Rom ánico de ladrillo, cuyas obras de gruesos m uros
decorados im presionan p o r su solidez.
Los interiores son generalm ente abovedados.
Ejem plos de este estilo com puesto se dan en los claustros de
arcos entrelazados de San Juan del Duero (Soria), San Miguel
de Almazán (Soria), Sahagún (León), La L ugareja (Avila), Cué-
llar (Segovia).
El gusto m u d éjar infiltrado en el estilo gótico sigue teniendo
gran prestigio entre los siglos xiv y xv y produce notas de gran
originalidad como la arm ad u ra de p ar y nudillo decorada con
lacería. Los principales núcleos artísticos radican en Toledo,
Andalucía y Aragón. En Toledo, las iglesias se caracterizan
por sus m uros de m am postería y sus to rres con cam panario
de ladrillo, arquerías ciegas y arco de h e rra d u ra apuntada:
Santiago del A rrabal, Torre de Santo Tomé, P uerta del Sol,
Sinagogas de Santa M aría la Blanca y de N uestra Señora del
Tránsito.
Románico

Arquitectura religiosa

En el curso de los agitados siglos que siguen a las invasiones


de los bárbaros, desaparece la seguridad y se pierde la estabi­
lidad. E uropa se ve condicionada p o r dos factores: la riqueza y
potencia en auge de la aristocracia agrícola y la vida religiosa
m onacal. El Feudalism o desprecia la estética de los reyes y en­
salza a los caballeros y hom bres de arm as, con su ética agresiva,
y concede a la Iglesia y a sus m onjes la m isión artística, dedi­
cados plenam ente al estudio, copia e ilustración de libros y có­
dices.
H acia el siglo X I, el m undo cristiano se va recuperando y surge
por todas p artes u n a presión juvenil de renovación.
Las técnicas constructivas aprendidas en épocas anteriores se
van depurando y adquiriendo uniform idad, dando origen a un
nuevo estilo: el rom ánico, que adquiere su m áxim a expresión
en la arq u itectu ra, aún en estado incipiente, pero ya espacial
y de dinam ism o lineal.
Su ráp id a expansión y la unidad de form as se debe sobre todo
al poder m onástico de Cluny que im pone sus reglas en todo el
Occidente europeo. El factor m ás im portante que determ ina
su desarrollo es el de las peregrinaciones Jacobeas, que atrave­
sando el Pirineo, llegan a Santiago de Compostela, contribuyen­
do a la internacionalización del nuevo arte Románico y estable­
ciendo un vivo contacto de ideas y una m ayor convivencia entre
los pueblos de Europa.
C ataluña, con su expansión territo rial a am bos lados del Pi­
rineo, ha desem peñado u n im portante papel en la form ación
de la arq u itectu ra rom ánica. En los comienzos del románico,
C ataluña se encuentra su jeta a las influencias carolingia y ára­
be, pero desarrolla a la vez una escuela con características pro­
pias (San Pedro de las Puellas en Barcelona, 945; S anta M aría
de Amer, 941; San Pedro de Roda, 1022; San Miguel de Cuixá).
A p a rtir del año 1000 el país catalán se desentiende de sus
antiguas tradiciones orientando su vida hacia Italia; las obras

30
m ás im portantes presen tan una intensa influencia lom barda,
m ezclada a la profunda cultura autóctona catalana. El afán
constructivo es prodigioso, desplegando sus a rtista s una activa
labor que les p erm ite en pocos años poblar todo el país de tem ­
plos de tipo b astan te uniform e: obras como S anta M aría de
Rosas (1022), San Vicente de C ardona y todo el grupo pire-

G alería de arcadas rom ánica, Serrabonne, S ur de Francia, abadía

naico que, con un extraño aire arcaico, se construyen en los


valles de Arán y de Bohí (San Clemente y S anta M aría de
Tahull). Son características y de gran originalidad las eleva­
das torres que levantan ju n to al tem plo, ya cuadradas como en
Cuixá y Tahull, ya cilindricas como en S anta Coloma de An­
dorra.
El m onasterio de S anta M aría de Ripoll (Gerona) centro de es­
tudios im portantísim o de la época p rerrom ánica se organiza
y com pleta en el siglo xi en tiem po del abad Oliba, reconstru-

31
yéndose el estilo lom bardo (1032), con la típica y sencilla deco­
ración de arquillos ciegos y fajas verticales. El m ism o abad go­
bernó tam bién el m onasterio de San M artí del Canigó, de naves
abovedadas, así como el de San Miguel de Cuixá, am bos en el
Rosellón.
El rom ánico va penetrando hacia el su r de C ataluña, dejando a
su paso perfectos ejem plos arquitectónicos.
A lo largo del siglo x i i , se nota aún u n a p ersistente aunque más
velada influencia lom barda (cated ral de la Seo de Urgel, igle­
sia de San Pablo del Campo, B arcelona). Son interesantes las
creaciones de los claustros de San Pablo del Campo, San Pe­
dro de Galligans, San Cugat del Vallés, la catedral de Gerona.
Surgen tam bién obras esporádicas de influencia francesa, co­
mo San Juan de las Abadesas en Gerona.
A finales del siglo x i i , C ataluña vive un nuevo florecim iento,
aunque ya apu n tan las prim eras n o tas del nuevo y austero
estilo im puesto por la orden del Císter, que en el siglo x m in­
troduce, en su arq u itectu ra de transición al gótico, el empleo
de la inédita bóveda de crucería, que proporciona m ayor esbel­
tez. Las m ejores construcciones cistercienses se encuentran
en Poblet y Santas Creus (T arragona), y de ellas arran can los
prim eros elem entos góticos de las catedrales de T arragona

32
(siglo X I I ) y de Lérida (siglo x m ) que aunque en ciertos aspec­
tos constructivos se consideran obras de transición, conservan
aún su pureza rom ánica en algunos elem entos.
En las altas regiones del Pirineo navarro-aragonés, reinos de
Pam plona y Huesca, se producen obras rom ánicas im portan­
tes como el m onasterio de Leyre (N avarra, siglo x i) y la cate­
dral de Jaca (Huesca, siglo x i) p rim era m anifestación plena del
rom ánico peninsular de profunda influencia p a ra todo el país.
Algo m ás tard ía es la iglesia construida en el interio r del casti­
llo rom ánico de Loarre, así como las iglesias octogonales de
E unate y Torres del Río (siglo x n ). En León, en el siglo xi se
am plía la antigua iglesia prerro m án ica de San Juan B autista,
cam biando su nom bre p o r el de San Isidoro. Pero este tem plo
resulta pequeño p ara el poder leonés y en los últim os años del
m ism o siglo se edifica el actual tem plo que fija de modo defi­
nitivo el modelo del rom ánico leonés.
La iglesia de San M artín de F róm ista (Palencia), escala en la
ru ta de la peregrinación jacobea, aparece como la gran obra
m aestra del rom ánico en Castilla. El rom ánico peninsular cul­
m ina en la catedral de Santiago de Compostela, santuario alto
y oscuro iniciado en 1075 y concluido en 1130 según se lee en una
de sus puertas. Sus precedentes hay que buscarlos en los tipos
de iglesia de peregrinación, guardando gran sem ejanza con el
tem plo de Toulouse. Revela la penetración de las ideas in ter­
nacionales, aunque conserva exóticas rem iniscencias m usulm a­
nas. El estilo del Pórtico de la Gloria anuncia ya las nuevas
form as góticas. E n esta catedral se inspiran abundantes obras
arquitectónicas de Castilla, León y Galicia, en donde el rom á­
nico perm anece fuertem ente arraigado (catedrales de Lugo y
Orense, siglo x n ).
El rom ánico de Segovia se caracteriza por los pórticos ex­
teriores que rodean las fachadas de los tem plos: San Juan de los
Caballeros, San Millán, San M artín (siglo x m ) , San E steban
(siglo x m ), encontrándose tam bién ejem plos de este tipo en las
provincias de Soria y Burgos. De estilo distinto pero de gran
originalidad es la iglesia de la Vera Cruz (siglo x m ), en la mis­
m a ciudad de Segovia. Son rom ánicas las m urallas que rodean
la ciudad de Avila.
E n Soria h a perm anecido uno de los m onum entos m ás im por­
tantes del rom ánico: la iglesia de Santo Domingo (siglo x n ).
Los claustros de San Juan de Duero en las afueras de Soria,
son de gran variedad: algunos arcos apuntados cruzados pre­
sentan intensa influencia m udéjar.

33
Románico 1000-1200 (1250) Evolución de la división

fris o de arcos venta na les


cie g o s s u p e rio re s
to rre lateral p ila s tra
to rre de c ru ce ro adosada

g a le ría b ajo a le ro co rn is a
s e u d o p ila stra
lu ce rn a sa le d iza venta na les
á bsid e o ccid e n ta l in fe rio re s

roseta
ventana m e d io p un to

Speyer, 1050 (form a p rim itiv a ,


la bóveda es de 1090)

nervios de la bóveda
ple m e n to
ventanal
a rco fo rm e ro
Tipos de capiteles
to rre de c ru ce ro
tro m p a
c o rn isa
banda

p ila stra

ábsid e E ca p ite l
en a b a n ico

W orm s, c a te d ra l, S. X II/X Ill, sistem a de ca p ite l ca p ite l


c o ro oeste, vista in te rio r tram os cu ad ra d os c a lic i­ h is to ria d o
h acia E, planta fo rm e

co ro con g iró la co ro de tres c a p ite l ca p ite l de


y c a p illa s radia le s co nch a s p alm eado bestias

34
mural románica Románico 1000-1200 (1250)

te ch o
plano

a rco
c o ro n a sobre
trib u n a
de trip le arcada
arcada de
m e dio punto
ca p ite l

Jum ié g e s, 1060 W orm s, L im b u rg o , 1235


N orm andia después de 1181 tra n s ic ió n al g ó tic o

Tipos de bóvedas Portada

a rq u ivo lta s
a rco b ise la d o
con fig u ra s
tím panó
con p a n to crá to r
d in te l

bóveda de cañón fig u ra m ural


jam b a
p arteluz

a rco fajón
a rista de bóveda
ventanales
su p e rio re s
nave ce ntra l
p ila stra

V ista y pla n ta . La p orta da de St.


nave lateral Tro p hím e de A rles, S de Francia,
representa una fase cu lm in a n te en
la e v o lu c ió n de la a rq u ite c tu ra de
sistem a de bóveda en la nave lo n g itu d in a l portadas del ro m án ico ta rd ío .

35
Románico — formas especiales

I. Iglesias de las órdenes reformadoras

D ife re n cia s del d e s a rro llo norm al

v u e lta al te ch o
pla n o
sin trib u n a
c o rn is a
(m uchas veces con
fris o de escaques)

c a p ite l c ú b ic o
con m old u ra s
de d is c o -------

b a s ílic a de colu m n a s
(generalm ente)

sin c rip ta

co ro d iv id id o

a c o ro m ayor
(para cantores)
b c o ro m enor
(no cantores)
c p re s b ite rio
d co ro s latera le s
e a n te sala a bie rta
P aulin zella, ruina, S. XII, con a trio al O
e scuela de H irsau f to rre s O

II. Iglesia-castillo

to rre del p la n ta de defensa


hom enaje so bre el c o ro E

paso de
ronda

alm ena

A gde, E ibe sd o rf, T ra n silv a n ia ,


S de Francia, desde S. IX c o n s tru c c ió n hasta S. XV (gótico )
Románico — formas especiales

III. Iglesias cupuladas de Aquitania

lin te rn a

cú p u la

c in c o c ú p u la s so bre la p la n ta de
c ru z g rie g a

P eriguex, St. Front, 1120. In flu e n cia s b iza n tin as, im po rta d a s p rob a b le m e nte de
Ita lia (San M arcos de V enecia). E stru ctu ra ce ntra l

37
Gótico
Arquitectura religiosa

En el año 1268 es ajusticiado en la plaza del m ercado de Ñ a­


póles el últim o m iem bro de la dinastía H ohenstaufen, Konra-
din, de 16 años. Esto es el fin del im perio, tan poderoso en
otros tiem pos, y con él tam bién el fin del estilo rom ánico. El
«tiempo sin em perador», el interregno, desarrolla todos sus
efectos terroríficos. Las luchas en tre los príncipes y las activi­
dades de los caballeros de conquista, inquietan y p e rtu rb an al
bajo pueblo.
Este huye del cam po a la ciudad, la rodea con m urallas de gran
espesor, establece una disciplina severa en el in terio r de las ciu­
dades (cofradías), lleva actividad com ercial con o tras ciudades
(H ansa) y vela por una divulgación cultural mayor.
En el centro de la ciudad y de la vida se sitúa con una influen­
cia im ponente la Iglesia. M iem bros de esta Iglesia son los es­
píritus m ás destacados de la época: Francisco, Alberto Magno
y Tomás de Aquino; las órdenes fundadas p o r ellos enseñan
agricultu ra en las zonas rurales y en las escuelas de los m onas­
terios las siete artes liberales; construyen iglesias de predica­
dores, fam iliares al bajo pueblo y actúan advirtiendo y ayudan­
do en m edio de los horrores de la peste «para m ayor gloria de
Dios» y de la Iglesia.
Al espíritu escolástico severo de estas órdenes, le añade F ran­
cia una serie de invenciones revolucionarias sin las cuales no
hubieran sido posibles las técnicas de edificación del estilo gó­
tico y que crean el aspecto de u n a nueva época: El arco ojival
libera al arquitecto del com prom iso del sistem a de tram os cua­
drados; el m uro m asivo ya no tiene que so p o rtar la carga del
techo y de las bóvedas, sino que de ello se encarga el arm azón
sutil del conjunto de cerchas, nervios de bóvedas, pilastras
y arbotan tes conduciendo el peso a los contrafuertes. De este
m odo los m uros resu ltan superfluos. Son reem plazados por ven­
tanales gigantescos con vidrieras policrom adas que se extien­
den de p ilastra a p ilastra h a sta la a ltu ra de la bóveda. El edi-

38
A rb ota ntes g ó tic o s — C hartres, catedral

ficio se hace cada vez m ás alto y m ás ancho; el espacio triunfa


sobre la gravedad de la piedra.
Cada país im prim e su cuño especial al estilo gótico: Francia
construye la fachada de poniente de dos torres y adornada
con el rosetón, el triforio y una ornam entación superabun­
dante con figuras: Alemania prefiere la to rre única puntiaguda
rem atada con una aguja adornada con tracerías osadas y am ol­
da en las regiones septentrionales el ladrillo en form as góticas
rudas, m ientras que las bóvedas inglesas tejen sobre el espacio
una filigrana, rica en imaginación.
Unicamente Italia con sus raíces clásicas, no m uestra inclina­
ción por el estilo «barbárico». Pero en España, en las -* casas
de cofradías de los obreros constructores de catedrales de Fran­
cia y en las ciudades al norte de los Alpes, la mezcla peculiar
de devoción m ística, orgullo de burguesía, miedo al infierno
y unos desvelos decididos por la supervivencia se m anifiesta
específicam ente en la grandiosa am plitud de las catedrales,

39
en la altura, hasta entonces no alcanzada, de sus torres es­
beltas y en las obras plásticas de m iem bros esbeltos en innum e­
rables pliegues en sus vestiduras, generalm ente encorvadas
en posturas beatas.
E ntre o tras m anifestaciones de la m ism a ideología cabe citar
las esculturas de tem as quim éricos llenos de im aginación sutil
y las gárgolas, así como la «imagen de m isericordia» de Cristo
coronado de espinas, im agen que se convierte en un sím bolo y
en una expresión llena de esperanza en m edio del peligro sen­
tido por todos.
Pero la vida del burgués tra n sc u rre en el anonim ato. Desde
luego, sabe leer y escribir pero no deja testim onio duradero
escrito de su existencia. Tam poco conocemos los nom bres de la
m ayor parte de los m aestros constructores de las catedrales ni
de los tallistas de piedra de las cofradías.
El gótico en E spaña tiene diferentes características regionales:
las de Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón derivan del es­
tilo de Provenza y Aquitania y las del centro de la península,
Castilla, León y norte de E spaña tienen su origen en las es­
cuelas de Anjou y Borgoña.
Donde queda m ejor reflejada la evidente influencia francesa
es en la catedral de León.
Tam bién hay que destacar en este plano la catedral de Burgos
cuyo aspecto es el de una catedral francesa.
La catedral de Toledo iniciada hacia 1225, tiene las caracterís­
ticas de un estilo m ás independiente.
En Castilla hay que d estacar los castillos de Coca, G uadam ur,
M anzanares el Real, Benavente, La Mota y Medina del Campo.
En Cataluña, donde la influencia de Cluny había sido m ás no­
table, el m onasterio y la vida m onacal siguen teniendo influen­
cia.
La construcción varía debido en p arte al clima: las cubiertas
son de azotea plana, los contrafu ertes se reducen.
La catedral de Lérida es de transición rom ánico-gótica, así
como la catedral de T arragona y el m onasterio de San Cugat
del Vallés, cerca de Barcelona, típicam ente cisterciense. La
catedral de Barcelona se sitúa ya dentro del m ás puro estilo
gótico con una hábil disposición de sus naves y una interesan­
te iluminación.
La voluntad de unificación del espacio queda plasm ada en la
catedral de Gerona, cuya reform a gótica se inicia en 1312 por
el arquitecto Guillermo Bofill.

40
Elementos arquitectónicos del gótico

Tipos de bóvedas

bóveda o jiv a l de cru cería

bóveda de a rista re tic u la r y


en e stre lla

Tipos de capiteles

rosetón
con tracerías

ca p ite l de c á liz c a p ite l de p latos


g ablete S. X III gót. p rim itiv o ing.

arco o jiva l

a rq u ivo lta
con fig u ra s

tím pano

jam bas con


fig ura s

p orta l e s c u lp id o con g ó tic o p rim itiv o c a p ite l de


rosetón (E strasburgo) c a p ite l con h oja ra sca c a pu llos

41
Elementos arquitectónicos del gótico

Ventanas lóbuladas

c u a d rifo lio írifo iíc u la c o n s tru c c ió n g ó tic a de bóvedas


(a rbo ta n te s) y trifo rio

Tracerías

T ra ce ría s; a, b h acia 1200;


c, d S. X III, XIV; e, f S. XV vista d e un c o ro g ó tic o

42
Gótico primitivo

Fra n cia 1150-1200 A lem a n ia 1200-1300

casco o c to g o ­
nal de p in á c u lo ______
lin te rn a
c ru ce ro
m edia to rre

ventanas con
arcos o jiva le s
g ale ría con
tracerías

rosetón
cru cero
gale ría
de reyes
co rn isa falsa
co n tra fu e rte

París, N otre-D am e, 1200-1240. Fachada M arburgo, Sta. Isabel, 1235-1300. Facha­


de to rre s gem elas, todavía d iv id id a s ho­ da de to rre s gem elas sin o rna m e n ta ­
rizo n ta lm e n te en tre s p iso s; rem ate de c ió n ; s ó lo co ntra fu e rte s, no hay a rb o ­
to rre s h o rizo n ta l. A rb ota ntes a lo lar­ tantes. La p rim e ra o bra uniform em ente
go de la nave p rin c ip a l. g ó tic a de A lem ania.

g iró la c o ro de
ca p illa s absid a le s tres
cru ce ro conchas

trifo rio

co lu m n a
fa scicu la d a

p ila r redondo

ca nce la

s itia l de coro

43
Gótico primitivo

Inglaterra 1170-1250 Italia desde principios del S. X III

to rre de tra n se pto


con ca sco o cto g on a l
ca m pa n a rio
h a stia l p rin c ip a l
hastia l
latera l
2 cru cero s
sa la c a p itu la r

S iena, ca te d ra l, 1229-1350. E d ific a c ió n


en m árm ol. El ca m pa n a rio n o está in ­
S a lisb u ry, c a te d ra l, 1220-1258. C ons­ c lu id o o rg á n ica m e n te en el e d ific io .
tru id a b ajo in flu e n c ia norm anda. En lu ­ Las p in tu ra s m urales son la causa de
gar de to rre s h a stia le s tie n e una gran ventanas pequeñas. Falta el s is te m a de
to rre so bre el tra n se pto. R ica o rn a ­ arbo tan te s. C ara cte rística s de re n a c i­
m entación. A rb ota ntes y co ntra fu ertes. m ien to p rim a rio .

- ^ :<»1« 11f
m * * ^ i 5«►

rem ate recto


(ing l.) del
coro a rco de m edio
pun to (ren.)
sala c a p itu la r
o cto g o n a l 1263-
84 (com párese
con p. 48)

El paso de un e s tilo a o tro (por cú p u la de


e je m p lo del ro m án ico al g ó tic o ) no tra n se pto
s ie m p re es ríg id o ; el lím ite p re ciso
está, casi siem p re , re g id o por a co n ­
te c im ie n to s c u ltu ra le s de cada na­
c ió n . Por esta razón se entre m e zcla a lte rn a n cia
el p rin c ip io y el fin a l de un e s tilo de fajas
(p or e je m p lo g ó tic o p rim itiv o o de (de m árm ol)
tra n s ic ió n , g ó tic o ple n o y g ó tic o
fla m íg e ro o ta rd ío ), aún d en tro de
la h is to ria de la a rq u ite c tu ra na­
c io n a l. Todas las ca ra cte rística s
presentabas co m o d is tin tiv o s en­ pavim ento
tre las a rq u ite c tu ra s nacio n ale s, si con m osaico
bien típ ic a s , no son necesarias.

44
Apogeo del gótico

Francia, 1200-1275 (1300) Alem ania, 1260-1400

agu ja a filig ra ­
nada de la to rre
to rre s gem e­
las sin .a g u ja
to rre ú nica
to rre s
veleta
g a le ria
de estatuas
reales
re lo j
rosetón
arbotantes
g ab le te
trip le
p ortada
con rosetón

Reim s, c a te d ra l, 1211-1311. H astia l de F rib u rg o /B r., c a te d ra l, 1190-1513. H astial


to rre s gem elas sin agujas, ricam e n te “ a le m á n ” de to rre ú nica con aguja,
ad o rn a d o con fig u ra s y ornam entos to ta lm e n te a filig ra n a d a en las obras
(rosetones, a gujas, fro n d as, flo ro n e s, po ste rio re s, con d e sa p a rició n de la
gab le te s, v id rio s p o licro m a d o s, etc.) su b d iv is ió n h o rizo n ta l de la fachada.

a trio

tra ce ría

ventanales
su pe rio res

trifo rio
sin trifo rio

ventanales
in fe rio re s

estatua
en fuste

45
Apogeo del gótico

In g la te rra , 1250-1350 España desde 1200

agu ja a filig ra ­
nada de la to rre '
arcada
Tu d o r
bóveda de
a ba n ico

to rre de
tra n se pto

ventanal
lan ce o la d o

L in c o ln , sa la c a p itu la r, 2a m ita d del B u rgo s, c a te d ra l, 1221-1567. In flu e n c ia s


S. X III. Las salas ca p itu la re s son o bra de d ive rsa índ o le fra n ce sa: fa ch a da de
e s pe cia l del g ó tic o in g lé s, lo m ism o to rre s gem elas, ro setó n; a lem ana: agu ­
que las bóvedas de a b a n ico. ja s a filig ra n a d a s ; p la te re s c o : elem entos
A b a jo : W ells, 1139. T ra n sep to de la ca ­ m o risco s en el c ru c e ro ; re na ce n tista :
te d ra l. balaustradas.

to rre del
tra n se pto -

tra ce ría
fla m íg e ra en
arco
tis ta de
m e d io punto

46
Gótico tardío, S. XIV — principios del S. XVI

R e c o p ila c ió n de form as a rq u ite c tó n ic a s de ig le sia s, d esa rro lla d as hasta el g ó tic o


ta rd ío , con e je m p lo s p red o m ina n te m e nte fla m íg e ro s.

Basílica Iglesias de naves iguales

Nave p rin c ip a l con venta na les y te ch o Las naves latera le s son de la m ism a a l­
ind e p en d ie n te , dos o más naves íatera- tu ra que la p rin c ip a l, p o r lo que las c o ­
les, c ru cero (s) frecuente(s). b ija un m ism o te ch o . Los nervios de las
—> b ó ved a s estre lla d as o re tic u la re s , tí­
p ica s en el g ó tic o ta rd ío , se re fleja n en
fo rm a s curvas in c lu s o en la planta.

W ism ar, San N ico lás, 1380-1460 A nnaberg, ig le s ia de Sta. Ana, 1499-1520

47
Gótico tardío, S. XIV — principios del S. XVI

R e c o p ila ció n de form as a rq u ite c tó n ic a s de igle sia s, d esa rro lla d as hasta el g ó tic o
ta rd ío , con e je m p lo s pred o m ina n te m e nte fla m íg e ro s.

ü
Iglesia de sala

De una s o la nave, n orm alm ente sin c ru ­


ce ro. En Ita lia se e ncuentran o c a s io n a l­
m ente grandes ig le sia s de sala ya en la
Edad M e dia ; co m o apogeo de e lla s se
Rotonda

D istrib u c ió n u n ifo rm e de d e p e n d e n c ia s
en to rn o a una ro to n d a ce n tra l (ver p á ­
g in a s 19 y 37). Muy rara en el g ó tic o . La
e stru ctu ra ce ntra l en fo rm a de to rre ó n
c o n s id e ra el g ó tic o ta rd ío in g lé s. En de la L ie b fra u e n kirch e de T rie r se basa
la bóveda de la c a p illa de E n rique VII, en una pla n ta cu adrada, la in te rs e c c ió n
en la A badía de W estm in ste r, se en­ de dos brazos. En cada cu ña a n g u la r
c u e n tra al m ism o tie m p o un e je m p lo de hay dos n ich o s p o lig o n a le s .
la ú ltim a fase del g ó tic o ing lé s, el de­
c o ra tiv o “ e s tilo p e rp e n d ic u la r” . Los
m ú ltip le s nervios o rnam entales ca recen
de fu n c ió n té c in ic a (de soporte).

Londres, Abadía de W estm inster, c a p i­ T rie r, L ie b fra u e n kirch e , después


lla de E n rique VII, 1500-1512 de 1242

48
Renacimiento

Bajo la custodia de los m uros de las ciudades, p rosperan el


com ercio y los oficios y se llega gradualm ente a una serie de
grandes descubrim ientos: La pólvora, la im prenta, la brújula,
el globo y el reloj de bolsillo. Unas figuras del m undo de la
ciencia de los descubrim ientos, rodeadas por una aureola de
aventuras, descubren nuevos países, avanzan hacia el conoci­
m iento total de las leyes de la n aturaleza y p rep aran el mundo
p a ra una nueva ideología. En las universidades la nueva juven­
tu d «hum anista» agudiza las tendencias espirituales alcanzando
u na am plia lib ertad espiritual, desconocida p o r los rigores de
la iglesia gótica. El am biente ciudadano, caracterizado por las
cofradías, le es dem asiado estrecho y los burgueses les son
dem asiado cursis.
E sta juventud, segura de sí m ism a, critica las costum bres
dom inantes, la e scritu ra gótica pesada, e incluso las doctrinas
contradictorias de la Iglesia; esta juventud crea el am biente
p ara la figura del reform ador, aquella personalidad que llegó
a producir los cam bios m ás revolucionarios de su época. En
vista de ello no es extraño que se interru m p ieran en todas par­
tes y sim ultáneam ente las obras de las catedrales góticas, no
concluidas. Los edificios de ayuntam ientos y residencias, a r­
quitectónicam ente m ás im portantes, son pru eb a del cuño
hum anista recién adoptado p o r la burguesía, cada vez más
consciente de sí m ism a; esta burguesía ha relevado al clérigo,
aquel com ponente de la sociedad encargado de la divulgación
de la cultu ra y, p o r p rim era vez en la h isto ria de Occidente, se
conserva la im agen de esta burguesía en num erosos retratos
conservados h a sta n uestros tiem pos. El esp íritu de los antiguos
rom anos constituye el modelo y el estím ulo p a ra los hum anis­
tas en sus aspiraciones hacia la Edad de Oro, en la cual «el
hom bre debía ser la m edida del universo».
Por este m otivo los eruditos hablan latín y em plean la escri­
tu ra «antigua» y p o r el m ism o m otivo los creadores de arte

49
T ra n sep to re n a ce n tista —*■M antua, San A ndrés

m iden el cuerpo hum ano p a ra llegar a las proporciones ideales


y firm an con orgullo sus obras con su propio nom bre; el anoni­
m ato del —>■ taller gótico de constructores ha acabado, los crea­
dores del a rte ya no son criados sino príncipes. El m ovim iento
empieza en Italia. En los pequeños E stados gobiernan unos tira ­
nos y en el Vaticano una serie de «papas renacentistas» de
espíritu m undano; pero cada una de estas cortes está rodeada
por una corona de figuras espirituales selectas, concentración
nunca vista de diversas m anifestaciones de ingenio: poetas, pin­
tores y escultores, entre ellos Leonardo, Miguel Angel, Rafael,
B ram ante y Alberti. En este país renacen igualm ente las form as
nobles, la escala severa de los tem plos antiguos y experim en­
tan una evolución ulterior. La colum na del gótico tard ío sin
base ni capitel, es reem plazada por colum nas clásicas, la bó­
veda de nervios entrelazados es convertida nuevam ente en la
bóveda de cañón, apoyada en m ajestuosas arcadas de medio
punto, el arco ojival es suplantado p o r el arco redondo y el pór­
tico con un frontón de poca altu ra crea nuevam ente la imagen
de las fachadas de la antigüedad.
Sin em bargo, los m aestros constructores alem anes la m ayor
p arte de las veces se equivocan al in te rp re ta r el propósito
de sus colegas m eridionales. Casi ninguno de estos m aestros
ha visitado Italia ni tam poco los edificios de la arquitectura
antigua o del renacim iento clásico. Adoptan los ornam entos
según grabados e ilustraciones de libros y guarnecen las fa­
chadas de los edificios de las pequeñas ciudades sin poder di­
sim ular el origen gótico de los mismos. Sólo en raros casos,
han creado por propia iniciativa las form as arquitectónicas
clásicas del renacim iento italiano.
La form a ideal de la iglesia ren acentista es la rotonda cu­
b ierta por una cúpula (figuras 1 y 2). La cruz griega, el cuadra­
do, la circunferencia y sus ab ertu ras son los com ponentes más
im portantes de la p lan ta (figura 7). Sin em bargo las necesi­
dades del culto exigen una form a longitudinal del edificio
(nave), como la representada por la basílica. Se consigue el
com prom iso de am bos requisitos, ya sea m ediante la alterna­
tiva a) que consiste en una nave cubierta p o r bóveda de cañón
y una rotonda añadida p ara el a lta r y cubierta por una bóveda
(figuras 5 y 7), o bien la alternativa b) que consiste en varias
rotondas dispuestas en hilera con sendas cúpulas (figura 3),
em pleada especialm ente en Padua y Venecia.
Las fachadas (figura 4) se com ponen en cada vez m ayor gra­
do de colum nas, -*■ pilastras, revestim ientos en form a de apa­
rejo rústico o paneles planos y ventanas de frontón o de seg­
m ento de arco como rem ate ( ^ v e n ta n a ) . Unos resaltos,
pórticos y com ponentes voladizos aum entan el carácter plástico
del cuerpo del edificio. Las m ajestuosas ^ cúpulas suelen re­
posar sobre un tam b o r ( cúpula) y están coronadas por una
linterna.
Las innum erables iglesias construidas en la E dad Media cu­
bren sobradam ente las necesidades de la época del renacim ien­
to. Por lo tanto, sólo se encuentran nuevas iglesias en ciuda­
des recién fundadas o como capillas de palacios. El diseño
preferido en las fachadas se adap ta a la iglesia II Gesù en
Roma. Pero la afición a una ornam entación superabundante
—como en Bückeburg— im pide que se alcance la form a clá­
sica clara de los m odelos italianos (com párese tam bién con
el capítulo «edificios residenciales y de representación urbana»
p. 87 y 88). Todavía menos iglesias renacentistas pueden encon­
trarse en Francia. Los interiores de éstas tienen generalm ente

51
una arq u itectu ra gótica enm ascarada al estilo renacentista.
Las fachadas tran sfo rm an la form a fundam ental gótica me­
diante la adición de elem entos del renacim iento italiano
(Dijon), o bien se construyen sim plem ente sobre las iglesias
unas fachadas postizas de renacim iento clásico estricto (San
Gervasio de París). En el siglo xvi E spaña y F rancia establecen
un equilibrio, después de 500 años de luchas religiosas. Existen
intensas relaciones con Italia en una época de asimilación,
de com plejidad y de conclusiones. El descubrim iento del Nue­
vo Mundo tra sto rn a el antiguo equilibrio, no sólo comercial
sino tam bién intelectual y artístico. La aparición de los fenó­
m enos antirrom anos en la E uropa septentrional, obliga al
m undo católico a reform arse desde el interior y a luchar con­
tra la h erejía con la prisión y con la hoguera. En E spaña, donde
p ersistía con su pureza el a rte m udéjar, hubo u n a im portante
acogida a las form as del renacim iento, especialm ente en su
aspecto tardío: el ->■ plateresco.

p a tio ce ntra l p o rtic a d o

Granada, p a la cio de C a rlo s V; renacim .,


S. XVI. La c o n s tru c c ió n , m anie rista ,
da, d en tro de to d a su a rm on ía , una im ­
p resió n de fa lta de ló g ic a .

Uno de los prim eros edificios construidos b ajo los principios


del Renacim iento fue el palacio del em perador Carlos V en
la Alham bra de G ranada, iniciado en 1527 por el arquitecto
Pedro Machuca. P ara su proyecto tom ó las dos form as «per­
fectas» del renacim iento: el cuadrado y el círculo, tra ta d a s con
un carácter de diferenciación espacio interno-espacio externo.

Plateresco

Otros edificios originales en la arq u itectu ra española del rena­


cim iento son el castillo de La C alahorra, cerca de G ranada, el

52
H ospital Real de Santiago de Com postela ya de m arcado estilo
plateresco, así como el antiguo convento de San Marcos de
León.
R epresentativa de la mezcla que se p rodujo en E spaña entre
el plateresco y el renacim iento, es la catedral de G ranada, que
iniciada p o r E nrique de Egas en 1523, fue continuada por
Diego de Siloé. E ste proyecto tuvo tan to éxito que como con­
secuencia se proyectaron las catedrales de Málaga y Guadix,
así como la iglesia del Salvador de Ubeda y la de Jaén.
Un gran ejem plo del estilo plateresco es la fachada de la Uni­
versidad de Salam anca, de Egas.
En esta ciudad tuvo lugar la sublim ación del plateresco, gracias
al esfuerzo genial de Rodrigo Gil de H ontañón, cuyo estilo
hubiera evolucionado hacia el barroco, si Felipe II no le hu­
biese cortado bruscam ente.
Felipe II im pone una m odalidad arquitectónica que pertu rb a
la evolución de la arq u itectu ra española y la lleva hacia un
clasicism o frígido y austero que tiene como única com pensa­
ción la m onum entalidad. Surgen obras como el Alcázar en To­
ledo, la P uerta de Bisagra y el H ospital del Cardenal Tavera,
construidos en Toledo en tre 1538 y 1570, p o r los arquitectos
Alonso de Covarrubias y Francisco de Villalpando.
Se llega a la m ás absoluta austeridad con el estilo «desnudo»
de El Escorial, expresión del espíritu de la C ontrarreform a,
construido p o r Juan B au tista de Toledo y Ju an de H errera
p ara Felipe II. El edificio es fruto de la preocupación del rey
p or las m anifestaciones externas de la realeza, por el ceremo­
nial y la etiqueta. No puede considerarse un edificio plena­
m ente renacentista, pues en este caso el total no es la sum a
de las partes, ni barroco, p o r su falta de fluidez. El arquitecto
H errera fue m ás que un creador un funcionario del estado
al servicio de Felipe II, im poniendo una organización casi mi­
litar en los trab ajo s de El Escorial, así como en su cargo de
inspector de m onum entos, ya que por orden del rey debía apro­
b a r los planos de todos los edificios públicos de España. Una
versión interesante de El E scorial es la im agen que da del
esfuerzo de la Iglesia y del Gobierno p ara asim ilar la cultura
clásica p ara su causa, espíritu que m arca el paso del m anie­
rism o al barroco.
En Cataluña, donde las corporaciones populares perm anecen
fieles al gótico, el h errerism o tuvo poca influencia. En Sud-
am érica se crean, en México, las originales iglesias fortificadas,
como en el convento de Huejotzingo, y capillas rurales abiertas.

53
Elementos arquitectónicos del renacimiento

a fo rm a de ventana del re n a cim ie n to a c a p ite l con d e c o ra ció n grote sca, b


p rim itiv o con a rcos de m e d io punto y co lu m n a ornam entada co m o c a n d e la ­
re ve stim ie n to s de silla re s. Ita lia , 1450. b b ro; alem án, c panel con a pliq ue s
m ontantes en una ventana francesa, a rro lla d o s , «estilo Floris», exte n did o
1500. c, d fro n to n e s c irc u la re s y tria n ­ h acia 1550 desde los Países Bajos.
g u la re s con co lu m n a s latera le s. Ita lia ,
p rin c ip io s del S. XVI.

fro n tó n tria n g u la r
co n ch a
vig u e ría
m áscaras
clave
ornam entada
colu m n a s
clá sica s
(aquí: jó n .)
a rco de
m e dio punto

fuste
a canalado

basa con E stru ctu ra ce ntra l Z con nave central


h erra je s a ñadida, c u b ie rta de bóveda de cañón
(v. te xto pág. 51). a cú p u la p rin c ip a l;
b brazos de la cru z g rie g a o rig in a ria ;
c cú p u la s se cu n d a ria s; d nave p rin c i­
p a l; e co nchas. (Roma, San Pedro,
P o rta l, re n a c im ie n to alem án 1506-1667).

54
Renacimiento

Italia, S. XV/XVI

fro n tó n tria n g u la r
(g reco -ro m an o )

v o lu ta

fro n tó n d o b le
(de se gm e n to y
plano)

pila stra s d o b le s de
2 pla n ta s de
a ltura

Fig. 4. Roma, Il Gesù, 1568-1575. El sistem a de esta ig le s ia rom ana de —> e s tilo
je s u ític o de fin a le s del re n a cim ie n to in flu ye gran d e m en te , en la e s tru c tu ra de
su fachada y del in te rio r, en la a rq u ite c tu ra sacra del ya p ró xim o b arro co . El
a m p lio p is o bajo está u n id o al e stre ch o p iso s u p e rio r m ediante enorm es volutas,
5 fro n to n e s c irc u la re s y planos su pe rp u estos acentúan el e je ce ntra l (véase

bóveda de cañón
c o rn is a acodada
ta m b o r de cú pu la

vig u e ría

Fig. 5. Roma, Il Gesù, in te rio r. Las naves latera le s se han d iv id id o en c a p illa s .


El e s p a c io in te rio r p ro p ia m e n te ta l se co m po n e de una nave ce n tra l cu b ie rta
de una bóveda de cañón y una e stru ctu ra ce n tra l adyacente, con cú pu la , d is ­
p uesta a lre d e d o r del a lta r. D e co ra ció n b a rro q u iza d a en el S. X V III.

55
Renacimiento

Italia, S. XV/XVI Alem ania, S. XVI XVII

lin te rn a

cú pu la
rosetón
ta m b o r con v o lu ta
ventanas fig u ra de
co rnisa
estructura c o rn is a
central
cuadrada
ábsides
estru ctu ra de
pila stra s o b e lis c o
en 2 pisos
(tam bién en
el inte rio r) h o rn a cina
con fig u ra

fro n tó n
Fig. 1. Roma, San P ietro in M o n to rio p a rtid o
(“ T e m p ie tto ” ), 1502, según el m odelo a rco de
de un te m p lo c irc u la r de la antig ü e da d m edio
punto
p ila s tra

tam bor bóveda de


c ilin d r ic o ------- ------- cañón
artesonada
b a la u s tra d a --------
de la
d in te l c o n ____ nave
trig lifo s p rin c ip a l
(dórico)
cañón
16 colum nas transversal
sobre tribuna
pod io
(rom ano) — h o rn a cina
base de con fig u ra
gradas á tic o
(griego) m o ld u ra
acodada
Fig. 2. T o d i, Sta. M aria della C o n so la ­
zion e , desde 1508 (apogeo del re n a ci­ cañón
m iento) transversal
so bre ca pilla
lateral

p ila s tra
acanalada
(c o rin tia )

M u n ich , San M ig u e l, ig le s ia de la O r­
den je s u íta (de la co rte ), 1583-97, fa c h a ­
da y a lza d o con vista a una c a p illa
Fig. 3. V e n ecia , San Salvadore, S. XVI la te ra l.

56
Renacimiento

Alemania, S. XVI/XVII

fro n tó n re bajado

ca ba llete de cam panas


o b e lis c o
b alaustrada

- fro n tó n c irc u la r

rosetón

c o rn is a acodada

ventanas de a rc o de
m e d io punto

rem ate de portada


e s c u lp id o , con m e­
dallón y tenantes

B ü cke bu rg , ig le s ia m e tro p o lita n a , c o n ­


sagrada en 1615

bóveda de cañón
orna m e n ta da (herrajes)
d iv is ió n de las colum nas
adosadas en 2 pisos
(ab. d ó ric o , ar. jó n ic o )
trib u n a
c o rn is a acodada

p ù lp ito

A u g ustusb u rg , c a p illa p a la tin a , 1570-73

57
Renacimiento

Francia, 1470-1625

París, St. G ervais, fachada de 1616, in­


te rio r g ó tic o . La e stru ctu ra de colum nas
d ob le s aisla d as a lo larg o de los tres
p iso s y las m o ld u ra s m uy acodadas
de las co rn isa s señalan ya h acia el
b arro co . M o de lo de num erosas obras
que la im itan en Fra n cia y en otros
países.

D ijo n , St. M ic h e l, 1.a m ita d del S. XVI.


Fachada de to rre s gem elas de orig e n
g ó tic o , con d e c o ra ció n y cú p u la s rena­
ce ntista s, ante pu e sta a una ig le s ia g ó ­
tic a . S obre el p ó rtic o c e n tra l, el m odelo
de un te m p lo c irc u la r.

58
Barroco

La representación principesca y la Iglesia form aron una uni­


dad sólida que jam ás volvería a producirse en el m undo. En
Italia, la basílica de San Pedro e II Gesú de Rom a (p. 55) ya
son obras del um b ral del barroco. E n el barroco reaparecen
todos los elem entos del renacim iento, pero elevados a un vuelo
extrem adam ente representativo. El círculo de la p lanta de las
rotondas se estira p a ra fo rm ar una elipse, y la cúpula de la
intersección del crucero crece h asta ad q u irir dim ensiones enor­
mes (San Pedro). E n los edificios con nave dom ina la nave
central cubierta por una bóveda de cañón m ientras que las
naves laterales y el crucero se reducen a unos nichos de ca­
pilla, de escasa im portancia según el criterio de la am plitud,
pero im portantes desde el punto de vista arquitectónico como
-*• contrafuertes p a ra el segundo casco de la cúpula. La im ­
portancia de la fachada predom ina cada vez m ás sobre el
resto del edificio. Una aglom eración de ornam entos plásticos,
figuras, pilares, colum nas y pilastras y la alternación de par­
tes cóncavas y convexas de los m uros, crea la corpulencia
frondosa de estas fachadas. M uchas veces esta fachada ad­
quiere el aspecto de u ñ boceto gigantesco, de un escenario
de teatro. La superficie de la fachada es desintegrada en for­
m a de partes voladizas y entran tes del m uro transm itiéndose
estos m ovim ientos h asta el interio r de los edificios. M ediante
un empleo refinado de la perspectiva e incluso de la ilusión
óptica, efectos p a ra cuya creación los arquitectos y los pin­
tores se esforzaban en una reñida com petencia, se logró la
im presión de m ayor grandeza de los espacios; se aplican
abundantes efectos veteados sobre m adera y las figuras en
estuco form an un conjunto casi continuo con unos frescos
ilusionistas en los techos. Sólo existe un criterio severo, la
estricta sim etría —de los edificios en conjunto, lo m ism o que
de los distintos elem entos de la decoración— representando
en medio de una actitu d m uy m undana el orden divino.

59
El sistem a de las iglesias italianas del estilo barroco (iglesia
de una sola nave, cubierta p o r bóveda de cañón con nichos de
capillas y un com ponente en form a de roto n d a al lado de le­
vante, cubierto con cúpula) se desarrolló ya en los tiempos
del renacim iento (la iglesia de los jesuitas II Gesü, en Roma,
1575). El efecto m ás m onum ental del barroco se basa más
que nada en m ayores dim ensiones y una acentuación m ás acu­
sada de los elem entos soportes (p o r ejem plo, decoración de
pilastras, curv atu ras de m olduras y perfil con entrantes y
salientes de la fachada), orientándose las fuerzas de los mismos
hacia arrib a y hacia el altar. Con m ucha frecuencia, la iglesia
b arro ca está situada en el centro de grupos gigantescos de
edificios m onásticos, o bien se ad ap ta arm oniosam ente a su
am biente urbano com puesto de edificios profanos y palacios.
La -> rotonda adquiere cada vez m ayor im portancia y al propio
tiem po su p lanta va adquiriendo la form a elíptica con las in­
tersecciones de la m ism a.
La guerra de los tre in ta años (1618-1648) h abía paralizado la
evolución en Alemania. Pero pronto los m aestros constructo­
res recuperaron el atraso siendo los italianos los de la inicia­
tiva seguidos pro n to por sus colegas alem anes. Las cuatro
plantas de las páginas 65 y 66 ilu stran la evolución desde el
edificio estricto de nave de form a de Palladio con sello ita­
liano (cuyas características seudoclásicas han tenido una acep­
tación excepcional en la Escandinavia p ro testan te) hasta el
edificio unitario de p lanta ovalada del estilo alem án m eridio­
nal con una disposición de las dependencias, dictada por el
«doble casco». En las fachadas y en los interiores se observa
claram ente la predilección p o r to rres (dobles) ricam ente ata­
viadas con cascos ideados con m ucha im aginación, utilizadas
principalm ente en la Alemania m eridional y p o r la decoración
de interiores, m enos clásica pero m uy pintoresca.
En Francia el barroco es m ás que nada un estilo de represen­
tación de la vida m onárquica y feudal (castillos y palacios).
Por el m ism o m otivo se encuentra ra ra s veces en las grandes
iglesias de las ciudades y con m ás frecuencia en las capillas
de los palacios, elegantes con cierto viraje al neoclasicismo.

Barroco en España

Inicialm ente la palab ra «barroco» fue utilizada p a ra significar


«raro», «irregular». Pero posteriorm ente fue perdiendo su sen-

60
D ecoración b arro ca de bóveda — S te in ga d en , W ie skirch e

tido peyorativo p a ra convertirse en un calificativo norm al


para explicar u n determ inado estilo.
La arq u itectu ra b arro ca se caracteriza por u n a concepción uni­
taria del espacio y es utilizada como m edio de propaganda
de la Iglesia, p ara su propia afirm ación.
En España, país social y económ icam ente atrasado, la auto­
ridad se apoya en el fanatism o religioso p ara poner trabas a
un progreso tenido p o r peligroso desde el punto de vista polí­
tico.
No obstante, no hubiera existido una E uropa b arro ca sin la
E spaña del siglo xvi, con sus soldados, sus m onjes, sus escul­
tores, su fu ria p o r salvar a la Iglesia, su pasión p o r las im á­
genes, su rigor. Pero a p a rtir de 1660 existe un descenso general
en el fervor religioso del pueblo: los papas, los santos, los
jesuitas, son cada vez m ás indulgentes y aceptan progresiva­
m ente la nueva ciencia experim ental. El hom bre no quiere se-

61
guir rigiéndose por la revelación divina sino p o r la vida en
sociedad. El a rtista de esta época es un técnico, un profesional
burgués, ya que esta nueva clase está m uy in teresada por la
técnica y sobre todo p o r las técnicas de la imaginación. El
arquitecto del barroco piensa que las escalas de valores son
relativas y que el espacio no tiene una dim ensión constante,
por lo que éste no es el resultado de un determ inado mim e­
tism o, sino de la relación entre las cosas, de su visión orga­
nizada. E sto conduce a la variación continua, a la búsqueda de
la sorpresa visual, a los cam bios de vista, a la individualiza­
ción tipológica de las construcciones. Los edificios no están
pensados p ara ser vistos en p o stu ra inmóvil, sino en función
de diversos ejes de visibilidad. La fachada es el lugar por el
que la arq u itectu ra particip a del espacio público, campo pre­
dilecto del barroco, a rte de la ciudad, volcado al urbanism o;
la calle, la plaza, sus ornam entos, sus fuentes. La arquitectura
no es un caso p articu lar dentro de las artes sino que actúa
de esquem a ordenador.
El barroco renuncia a las m odas intelectuales del renacim ien­
to y recurre a los m edios que influyen no en la élite sino en
las m asas: la grandiosidad, el dram atism o, el movimiento, la
riqueza, la superabundancia, el erotism o, la vida, la m uerte,
la seducción, el patetism o, la angustia. El espacio adquiere
una significación y expresión absolutas. En cierto sentido el
barroco es el arte de la co n trarrefo rm a que se halla sobre todo
en m anos de los jesuítas, los cuales adoptan este estilo.
Una construcción m uy significativa es el T ransparente de N ar­
ciso Tomé, en la catedral de Toledo, term inado en 1732. Foco
im portante del barroquism o español es la catedral de Santiago
de Compostela, sobrepuesta a los estilos rom ánico y gótico.
Las iglesias de nave única con capillas laterales tienen a me­
nudo características de salón cortesano.
Una m anifestación exterior del dinam ism o en arq u itectu ra lo
da la colum na salom ónica que concretam ente en C ataluña
pierde su sentido de desequilibrio y disim ula sus form as bajo
profusión de hojas y frutos escultóricos.

Churrigueresco

La característica de la arq u itectu ra española de la época con­


sistente en cu b rir grandes superficies con decoración exuberan­
te, prosigue la tradición iniciada por los árabes en la Alhambra

62
y continuada en el gótico florido. E ste estilo, de origen arte­
sano fue llam ado «churrigueresco», y recibe su nom bre de José
C hurriguera, el cual desarrolló la p arte fundam ental de su ac­
tividad en la catedral de Salam anca. Muchas veces el barroco
español tiene m arcada influencia árabe: torres de base cuadra­
da como en la G iralda de Sevilla o en la basílica del Pilar de

Barroco

Italia, 1550-1800

il

Roma, Sta. Agnese, 1652-1677, fachada,


in te rio r y pla n ta . E stru ctu ra c e ntra l con
4 brazos en cru z c u b ie rto s por bóvedas
de cañón y 2 á bsides en el e je tra n s­
versal. S obre el e spa cio c e ntra l cua­
d rado, con 4 cuñas a ng u lare s, una c ú ­
p ula con ta m b o r. La fa chada de dos
to rre s, con d iv is ió n de co lu m n a s y
pila stra s a lo la rg o de tre s plantas,
un bala u stra da y un —> fro n tó n
a rcaizante, tie n e fo rm a levem ente c ó n ­
cava.

63
Zaragoza iniciada en 1679, que recuerda en cierto m odo a una
m ezquita turca.
Una de las fachadas m ás interesantes en cuanto al tratam iento
del claro-oscuro es la del arquitecto Alonso Cano p ara la cate­
dral de G ranada, iniciada en 1639, así como la iglesia del Hos­
pital de la Caridad de Sevilla, de Sim ón de Pineda. Dentro del

Barroco

Italia, 1550-1800

fro n tó n tria n g u la r
u n id o a uno c irc u la r
panel
d iv is ió n de colu m n a s
(co rin tia s) entre
dos plantas
n ich o có ncavo
g a le ría
c o rn isa d iv is o ria
con b alaustrada

E W 1

Roma, San C ario alie q u a ttro fontane,


1634-1663, fachada y planta. A lte rn a n ­ Roma, S. M aria d ella Pace. 1656-1657
c ia entre có nca vo y convexo en la fa­ (arriba), Roma, S. A ndrea al Q u irin a le ,
ch ad a y el in te rio r. 1678 (abajo).

64
barroco, aparece m uy pronto en E spaña la tendencia que im­
pulsada por los jesuitas insiste sobre el efecto producido, uti­
lizando los artificios que sean necesarios. De aquí p arte el
concepto de a rte como espectáculo y el de integración de las
artes en la arq u itectu ra: pintura, escultura, decoración, con­
tribuyen a la acción de conjunto de la arq u itectu ra en un mo-

Barroco

Alemania, 1650-1800

M unich , ig le s ia de los te a tin o s San W eing a rte n , ig le s ia co n ve n tu a l, 1715-


Cayetano, 1662-1667. La p rim e ra ig le sia 1723. Ig le sia de - » trib un a s, de bóveda
cu p u la d a en Baviera, según el m ode­ de cañón y á bsides en el c o ro y en los
lo de las ig le sia s de je su ita s rom anas. extrem os del c ru ce ro . C on stru ctore s
C on stru ctore s ita lia n o s y franceses. ita lia n o s y alem anes.

65
m entó en que aparecen el ballet, la ópera y el m elodram a
m usical.
La sacristía de la C artu ja de G ranada, proyectada p or el arqui­
tecto Francisco H urtad o y construida a p a rtir de 1732, denota
un enorm e dom inio del elem ento form al. El m ism o arquitecto
diseñó p a ra el m onasterio ca rtu jo del Paular, al n o rte de Ma-

Barroco

Alemania, 1650-1800

S te in ga d en , W ie skirch e , 1746-1754. La S teinhausen, Stos. Pedro y Pablo, 1728-


sa la e líp tic a p rin c ip a l con bóveda falsa 1733. E stru ctu ra ce ntra l de d os capas
plana y el c o ro a la rg a d o están ro de a ­ (ver S tein ga d en ), uso e x c lu s iv o de la
dos p o r una g a le ría estre ch a de igual e lip se en la pla n ta . F ig .: d eta lle s del
a ltu ra fo rm a n d o un “ sa n d w ic h ” de dos estu co entre el c a p ite l de las p ila stra s
capas. R ica o rn a m e n ta ció n de estuco. y la p in tu ra del te ch o . C o n s tru c io r
C o n s tru cto r alem án. alem án.

66
drid, un sagrario de características plenam ente barrocas.
El arquitecto V entura Rodríguez reacciona frente al m al lla­
m ado churriguerism o con una p o stu ra tendente al neoclasicis­
mo. En la iglesia de San Marcos en M adrid, construida entre
1749 y 1753, acentúa la im presión de autonom ía espacial al ha­
cer que cada cuerpo de la iglesia tenga diferente altura.

Barroco

Francia y España, 1580-1770

París, lo s In vá lid o s, 1675-1706. E struc­


tu ra e stricta m e n te m atem ática de la
pla n ta y del a lzado. La unid a d de m e­
d id a es el ra d io de la ro to n da c e ntra l.

S an tiag o de C om postela, c a te d ra l. Una


fa ch a da de to rre s gem elas con su pe r­
abundante o rn a m e n ta ció n de 1738 an­
tepuesta a un in te rio r ro m á n ico de
1078-1128. E scalinata.

67
En América Latina se n ota el gusto indígena en los elem entos
de decoración extrem adam ente ricos. El siglo x v n fue la época
en que se gestó el barroco típicam ente mexicano, con tal can­
tidad de edificaciones que se pueden reg istrar en tre los años
1550 y 1800 m ás de 15.000 iglesias ap arte de los palacios pri­
vados, ayuntam ientos, cuarteles, acueductos, etc.

Barroco y rococó

m o ld u ra
adin te lad a
jarró n
co rn isa
acodada
m edallón con
vo lu ta s y
g u irn a ld a s
im posta
tím pa n o de
m e dio punto
herm a

- — -- p ila s tra

co lu m n a

rococó)
(ornam ento
rocalla

68
Neoclásico
Arquitectura religiosa

En su sentido m ás am plio, el neoclásico se refiere a todas


aquellas tendencias dentro del arte cuyo m odelo ha sido el
arte de la antigüedad. M irándolo estrictam ente tam bién la ar­
q uitectu ra renacentista de Italia, H olanda e In g laterra perte­
nece al neoclásico. En Escandinavia, predom inantem ente pro­
testante, perm anecía siem pre dom inante el aire neoclásico
adaptado a las form as de Palladio, incluso a través de toda la
época del barroco, de m odo que apenas se puede hablar de un
arte barroco, por ejem plo, en Inglaterra. En su acepción más
estricta, el neoclásico significa un estilo europeo, correspon­
diente al período 1770-1830, estilo inspirado en el arte antiguo
griego (m ás que en el rom ano).
En las p ostrim erías del barroco y la decadencia de la m onar­
quía de Luis XV y Luis XVI, el poder verdadero estaba en
m anos de unos «personajes de fondo» y los reyes hacían el
papel de representación sin com prom iso en plan de un juego
pastoril galante sin seriedad ni derechos. Al propio tiempo
la pom pa m aciza del barroco se disolvió —en Francia e igual­
m ente en las cortes e iglesias de los num erosos reinos euro­
peos de régulos— convirtiéndose en el am aneram iento jugue­
tón del rococó. La reacción racionalista contra el barroco, la
Ilustración, había revelado al m ism o tiem po con frío racio­
cinio las causas políticas y económicas de los abusos e incon­
veniencias dom inantes, y preparado con los slogans: «Volva­
mos a la naturaleza» y «Libertad, igualdad, fraternidad» el
espíritu p ara la gran revolución de 1789.
A la actitud m ás sobria y dom inada por la razón de los filó­
sofos de la Ilustración, le corresponde en el arte del neoclásico,
cuya pretensión no es im itar el espíritu del arte antiguo, sino
renovarlo. E ste estilo tiende a una m onum entalidad de líneas
claras y severas, sim étricas, unas proporciones sujetas a las
leyes de m edidas y cifras, u n a restricción en el empleo de colo­
res y ornam entos, con fidelidad a la fórm ula: «Sencillez noble,

69
grandeza serena», expresión em pleada p o r W inckelmann para
ilu strar el arte antiguo griego. Así el clasicism o se considera
una tarea cultural que desea, sacar fuerza del a rte antiguo. No
es casualidad que coincida cronológicam ente con los hallazgos
arqueológicos en Egipto y Pompeya; dada la pasión universal
por el coleccionismo y el am or a lo histórico, los museos y
los m onum entos adquieren una im portancia m ayor que las igle­
sias de arq u itectu ra escueta.
La imagen exterior de la arq u itectu ra neoclásica, es determ ina­
da por la fachada del tem plo griego con el hastial triangular
y una antesala de colum nas (pórtico). Los únicos elementos
em pleados p a ra in terru m p ir la m onotonía de los edificios son
las seudopilastras, pilastras y m olduras y como decoración
se em plean guirnaldas, jarro n es y rosetas ornam entales y los
astrágalos clásicos griegos, con m otivos de cuentas de rosario,
ovoides, palm eados y m eandros ( ornam ento). Con toda la
m bnum entalidad, la im presión general resulta fría y en oca­
siones incluso anémica. El Jema de las obras plásticas es el
hom bre y el m aterial em pleado es el m árm ol, blanco, frío y
liso. La p in tu ra busca m otivos de la antigüedad o históricos;
dom ina una línea clara y d u ra sobre el color. Los problem as
artísticos del -*■ directorio (1795-1799) y del estilo -> im perial
(1800-1830) enfocan en p rim er lugar la ornam entación; consti­
tuyen la despedida de la época neoclásica. Así el neoclásico, el
últim o estilo unitario del Occidente, tam poco pudo evitar el
destino de que su fuerza creadora de grandes form as se desva­
neciese en la fase final p ara d ejar como único residuo una
ornam entación de pequeñas form as.

Neoclásico en España

En España, el clim a cultural y económico, los disturbios, las


guerras civiles, las conmociones políticas, no favorecen el des­
arrollo de la arquitectu ra, el arte m ás supeditado a las cir­
cunstancias históricas. El p rim er arquitecto que se adhiere al
neoclasicism o es V entura Rodríguez, que revistió con el nuevo
estilo el tem plo de decoración b arro ca del Pilar de Zaragoza.
La personalidad m ás destacada del neoclásico en E spaña es
Juan de Villanueva, form ado en Italia, en donde estuvo en­
tre 1760 y 1765. Al volver entró en contacto con la corte. Su
obra m aestra es el Museo del Prado en M adrid iniciado en 1785,
proyectado como G abinete de H istoria N atural.

70
Neoclásico

Francia, 1715-1830

to rre s ante las


naves latera le s
iz. con fro n tó n
tria n g u la r y
se ud ocolum nas
c o rin t., der. con
fro n tó n c irc u la r
y p ila s tra s

b alaustrada
co rn is a

gale ría

co lu m n a s jó n ic a s ,
pero con basa

París, San S u lp ic io , 1646, fa chada 1733-1777. Un p ó rtic o de dos pla n ta s acentúa


la h o riz o n ta l. S uce sió n c ro n o ló g ic a de los órde n e s de co lu m n a s g rie g a s desde
la pla n ta b aja hasta el fro n tó n tria n g u la r de la to rre izqu ie rd a .

fro n tó n tria n g u la r
con re lie v e s en el
tím pa n o
a rq u itra b e

co lu m n a
c o rin tia

París, M adeleine, 1806-1824. Tem p lo p eríp te ro según m o de lo ro m a n o -c o rin tio so­


b re un p o d io , al que se lle g a por la parte fro n ta l p o r una e sca lin a ta entre m uretes
que co n d u ce al p ó rtic o .

71
Neoclásico

Inglaterra, 1700-1900, Alem ania, 1770-1830

cú p u la

ta m b o r con á tic o

p ó rtic o con
colum nas latera le s
bajas

St. B lasie n , ig le s ia co nve n tu a l, 1768-1783. R otonda ce n tra l del te m p lo , p e rfe c ta ­


m ente c irc u la r, c u b ie rta de una cú p u la de d os capas (ver b a rro co , pág. 68) con
un c o ro adyacente, a la rg a do , para los m o nje s; a los dos lados se hallan los
c la u s tro s del m o n a ste rio .p a la cia l.

lin te rn a

cú p u la de
tres
capas

- á tic o con bala u stra da

_ ta m b o r con co lu m n a ta

p ó rtic o de dos plantas


con fro n tó n tria n g u la r

p ó rtic o del c ru c e ro
d iv is ió n de p ila s tra s
(co rin t.) so bre dos
plantas
escalin ata

Londres, C atedral de San P ablo, 1675-1710. La a rq u ite c tu ra in g le sa no c o rre s ­


ponde en su e v o lu c ió n a la c o n tin e n ta l ni p o r su cro n o lo g ía ni por el uso de los
ele m e n to s a rq u ite c tó n ic o s . Hay un paso d ire c to del re n a cim ie n to de un P a lladio
— sin apenas e l pom p o so in te rlu d io del b a rro co — al n e o c lá s ic o de la C atedral
de San Pablo.

72
Castillo ■alcázar ■palacio

El castillo m edieval tenía el carácter de residencia fija. Los


castillos en terreno llano —por lo regular rodeados de agua—
han sido destruidos en el curso de los siglos reiteradas veces
y en m ayor grado que los castillos que coronaban cerros o
m ontículos, de modo que n u estra idea de la arq u itectu ra de
los castillos está determ inada principalm ente por estos últi­
mos. Pertenecen a las instalaciones de defensa la barbacana,
las torres, los m uros circundantes, el foso con su puente le-

M urallas y paso de ronda — C arcassonne, Francia


vadizo, el adarve con p arapeto y alm enas; el to rreón de ata­
laya servía como to rre del hom enaje y últim o refugio y se
em pleaba en Francia (llam ado «donjon») y en el valle del
Rin tam bién como to rre de residencia. Las dependencias
residenciales propiam ente dichas, el palacete y el edificio de
los aposentos (lat. cam inata = habitación con chim enea), y
la capilla del castillo y los edificios p a ra el ganado se em pla­
zaban según la disposición del terreno. E xistían castillos con
varios torreones de atalaya y to rres de residencia (Eltz, Mo-
sela, p. 77) utilizados como residencia p o r varios príncipes
herederos pretendientes al poder. Los palacios del renacim iento
prim ario y pleno italiano, de form a cúbica, de am plias facha­
das con alm ohadillones rústicos, utilizaban todavía extensam en­
te la disposición de colum nas en varias plantas, característica
en la arq u itectu ra rom ana (teatro s). Pero los castillos alemanes,
franceses y los de la península ibérica ocultan m uy m al su
origen gótico m ediante detalles im itando a la antigüedad.
El renacim iento italiano tard ío presagia el barroco con su
-> disposición de colum nas que ab arcan varias plantas (Palla-
dio), sus figuras en la m oldura del cordón y sus -> paneles
(- * Palazzo V alm arana, p. 79). E n Alemania y en Francia gus­
tan los grandes tejados vistos con sus hastiales de buhardillas,
lum breras y m ansardas. Las to rres de las esquinas se cons­
truyen m ás acentuadas y las to rres de escaleras a m enudo
son puras m aravillas de arquitectu ra. El uso extenso de ar­
m as pesadas de fuego a finales de la E dad M edia hizo cada
vez m ás dudoso el valor del castillo como estru ctu ra de defen­
sa. Como consecuencia y tra s diversas form as de transición,
en la época del renacim iento y barroco, el castillo es reem pla­
zado p o r el palacio. El m odo de vivir de los señores feudales
de los siglos x v n y x v m estaba fuertem ente influenciado por
Luis XIV, el Rey Sol. Su palacio m onum ental de Versalles
viene a ser u n modelo p a ra los palacios y residencias de sus
num erosos im itadores en los principados europeos, pequeños
y grandes. A los rigores cerem oniosos de la corte, les corres­
ponde la sim etría de la form a exterior; las form as acentuadas
de algunas p artes del conjunto (patio de honor, escalinatas,
las salas de recepción, las -> galerías, el teatro, etc.) sirven para
satisfacer los requisitos representativos, elevados a un nivel
insuperable. El patio de honor cerrado sólo por tres lados, y
las grandiosas instalaciones de jard in es ( arq u itectu ra de ja r­
dines) dan al palacio barroco un aspecto m ás abierto hacia
el exterior.

74
Continúa infranqueable la sim a que separa el m undo feudal
del bajo pueblo, el palacio, de la choza cam pesina. Pero a pesar
de ello los artesanos y los cam pesinos em piezan a librarse de
la servidum bre feudal a p a rtir del siglo x m y a traslad arse a
las ciudades donde se acogen a la soberanía im perial («el aire
de la ciudad es libertad») y se llam an con cierto orgullo «bur­
gueses».

Castillo • alcázar - palacio

Palatinado im perial carolingio

In g e lh e im , 770. R e co n stru cció n . La b a s ílic a A a la izq u ie rd a es la sala real (aula


regia). En el á bsid e A b estaba el tro n o im p e ria l. El a trio A t con los so po rtale s
co m u n ica el aula con la b a s ílic a B de c in c o naves. Los a lo ja m ie n to s y a lm a ce ­
nes en la parte p o ste rio r.

Románico

ventana trip le
co ro n a d a p o r arco

estra d o con trono


im pe rial

G o slar, 1050-S. XII. Dos salas de dos naves su pe rp u estas (1 5 x 4 7 m). Renovado
en el S. XIX según lo s restos existentes.

75
esquem a de un
c a s tillo m edieval

1 to rre del hom enaje


2 baluarte
3 to rre de e ntra da con barbacana
4 entrada
5 p a la cio
6 g in e ce o
7 c a p illa
8 d ep e n de n cias rurales
9 pozo
10 paso de ronda
11 m uralión e xte rio r

C a stillo de H edingham , In g la te rra (nor­


m ando), S. X I/X II, con p la n ta y vista
in te rio r de la p la n ta p rin c ip a l.
Castillo • alcázar • palacio

Gótico
te ja d o de te ja plana

te ja d o de pabellón

c a p illa

gablete

ventana de a rco o jiv a l

M a rie n b urg , m o na sterio de la Orden


T e u tó n ica , S. X III/X V , c o n s tru c c ió n de
tres alas m uy fo rtific a d a s . M uy renova­
do en el s ig lo XIX.

re fe c to rio con bóveda


de a b a n ico

C a s tillo de Eltz ju n to al M osela, S.


X II/X V I, posesión com ún de varias fa­
m ilia s .
Castillo • alcázar • palacio

Gótico

T a rascón, Fra n cia (Provenza), S. XII/XV. Al b lo q u e de la fo rta le z a p rin c ip a l se


añade un cu e rp o fo rtific a d o d ela n te ro de m e no r altura.

1 barb a ca na ; a lo ja
hoy la ig le s ia de
St. G im e r
2 b arbacana de levante
3 p atio s de arm as
4 to rre de la p ólvo ra
5 paso de ro nd a entre
dos m urallas
6 acceso fo rtific a d o

C arcassone, Fra n cia , S. X II/X III, so bre una fo rtific a c ió n rom ana. El c a s tillo y la
ciu d a d , rodeados de un d o b le a n illo de m urallas, han conse rva d o plenam ente
su ca rá cte r m edieval.

78
Castillo ■ alcázar - palacio

Renacimiento

c o rn is a vo la d iza

a lte rn a n c ia s de ventanas
con e nta bla m en to tr i­
a n g u la r y c irc u la r

re v e s tim ie n to de silla res

s illa re s rú s tico s

Roma, Palazzo Farnese, 1534-1550. C lara su b d iv is ió n h o rizo n ta l en p lantas y te ch o


o c u lto a rcos de m e d io punto arcaiza n te s en p orta l y ventanas.

estatuas de co rnisa

p iso á tic o
c o rn is a acodada

a tlan te

e ntre sue lo

V icenza, Palazzo V alm arana, 1566 (P alladio). P re ba rro co . La o rde n a ció n co lo s a l


aba rca las dos pla n ta s p rin c ip a le s .

to rre del hom enaje

adarve ____

g a le ría

alm enas en fo rm a
de escudo
c o rn is a co rda d a

a s p ille ra

Belem , P ortugal, h acia 1500. Un e je m p lo típ ic o del g ó tic o o ce á n ico portugués,


que c o in c id e c ro n o ló g ic a m e n te con el re n a cim ie n to p rim itiv o .

79
Castillo - alcázar • palacio

Renacimiento

H e id e lb e rg , p a la cio de F e d e rico del A zay-le -R id e a u, F ra n cia (L oire ), 1518-


c a s tillo , 1601-1604. Fuerte a cen tua ción 1527. C a stillo rodeado de agua. A d a r­
de los ele m e n to s ve rtic a le s (a ltern a n ­ ve con gab le te s entre m atacanes de
c ia de p ila stra s y fig ura s). B u h ard illa s casco p un tia g ud o . No se tra ta tanto
de hastia l con ancho p e rfil curvo, de una fo rtific a c ió n (aspille ra s falsas)
típ ic a m e n te n ó rd ico . co m o de una re sid e n cia s e ñ o ria l.

A sch a ffe n b u rg , A lem a n ia, c a s tillo , 1605-


1614. D isp o sició n s im é tric a de cu atro
alas a lre d e d o r de un p a tio cuadrado B lo is, Fra n cia (Loire), h acia 1520. T o ­
según m o de lo francés. 4 to rre s de es­ rre de escaleras del c a s tillo . La esca­
ca le ra s en las e squinas del p atio y lera se abre al e x te rio r en fo rm a de
4 to rre s s o b re sa lie n te s en los áng u los b a lcó n h e lic o id a l. R ica orna m e n ta ció n
e xte rio re s. re na ce n tista .

80
Castillo • alcázar ■ palacio

Barroco

W ürzburg, re sid e n cia , 1719-1746. Fachada de la ciu d a d . Las co lu m n a s co lo sa le s


unen ta n to la p la n ta baja co m o la su p e rio r con e n tre sue los. Unos resalto s a cen ­
túan las esquinas. La fa ch a da del p a tio y las de lo s ja rd in e s tie ne n un resalto
c e n tra l. To rre s redondas acentúan los ce n tro s de am bos lados estrechos.

10

5 sa lón redo n d o (teatro)


1 sa lón b la n co 6 e scale ra fachada del jard ín
2 sa lón im p e ria l 7 p atio de h on o r 10 8 re salto s angulares
3 c a p illa pala tin a 8 p atio s in te rio re s 11 re salto ce n tra l de la fachada
4 c o m ed o r 9 re salto ce n tra l de la de la ciu d a d

81
Edificios residenciales
y de representación urbana

Románico. En la época rom ánica las ciudades tenían escasa


im portancia y es igualm ente pequeño el núm ero de los edifi­
cios residenciales y representativos de las ciudades. Las casas
de piedra de las que se h a conservado h asta nuestros días
un núm ero lim itadísim o, tienen unas características macizas,
oscuras y pesadas, ofreciéndonos una idea m uy vaga de Ja
arq u itectu ra u rb an a de los principios de la E dad Media, cuan­
do sólo pocos edificios de residencia se construyeron en piedra.
(Im agen -+■ fachada).

Gótico. Los ayuntam ientos y las casas grem iales del gótico
vienen a ser lo m ism o que los edificios p ara viviendas, pero
con una m ayor representación. En la E uropa central y sep­
tentrional ocupan un puesto m uy im portante las casas con
fachadas -> entram adas con las plantas sucesivas sobresalien­
do m ás en voladizo, m edida adoptada p a ra ensanchar el espa­
cio restringido de las viviendas en las ciudades apretujadas
dentro de sus m uros. Los edificios con fachadas entram adas
conservados h a sta nuestros tiem pos son pocos en núm ero y
generalm ente oriundos del gótico tardío. En cambio se han
conservado obras brillantes en piedra como testim onio del
orgullo de la burguesía. Los edificios de una sola nave lon­
gitudinal de los ayuntam ientos y casas gremiales de Flandes,
son de proporciones gigantescas y tienen torres m ajestuosas
(que servían como to rre de atalaya y arsenal m unicipal) y
llevan adem ás casi todos los ornam entos presentes en las
grandes catedrales. En Italia las alm enas y la esbelta torre
única recuerdan los castillos fortificados en las ciudades (to­
rres de dinastías) levantados p o r los nobles en la alta Edad
Media. Los ayuntam ientos y las casas grem iales alem anas
tienen generalm ente u n aspecto m odesto al com pararlos con
las obras análogas de Italia. Sin em bargo, tam bién éstos ador­
nan su fachada con tracerías, agujas y esculturas.

82
Entram ado rena ce n tista — A ls fe ld , ayuntam iento.

Renacimiento. En Ita lia no es posible hacer una distinción


clara entre los palacios y las casas residenciales representa­
tivas. Al igual que el edificio de residencia de la antigüedad,
éstas se agrupan en torno a un patio interior cuadrado o rec­
tangular rodeado p o r una galería de colum nas y frecuentem en­
te con galerías de arcadas en las plantas superiores, unos ->■
entresuelos bajos y una subdivisión de las pilastras entre
planta y planta.
En Alemania suelen com binar una galería de arcadas en la
planta b aja con una estru ctu ra gótica superpuesta entram ada
en m adera; las plantas superiores sobresalientes reposan so­
bre modillones ( -> m énsulas) y se encuentran con m ucha
frecuencia ornam entaciones de rosetones, m iradores y altos
tejados vistosos como elem entos arquitectónicos. Los edificios
de piedra de la burguesía se caracterizan p o r volutas que
enlazan los contornos escalonados de los hastiales góticos,
resaltos que acentúan el perfil de la fachada y en general,

83
por la superabundancia de la decoración (palm eados, rosetones,
grutescos, alm ohadillados rústicos y lisos, pechinas, cariátides,
etcétera).
En los Países Bajos, los edificios estrechos de aspecto sobrio
y de varias plantas form an largas hileras alternándose casas
grem iales y residenciales. La arq u itectu ra inglesa renacen­
tista em plea la piedra y adopta unas líneas del estilo antiguo
que im itan fielm ente a -> Palladio.

Barroco. H olanda (p. 90), In g laterra y Alemania septentrional,


jam ás avanzaron en el barroco h a sta llegar a la perfección de
Flandes (p. 89). Los édificios residenciales y representativos
de aquellos países son de características m ás frías y más
fieles al clasicismo, im presionando —especialm ente en Ho­
landa— m ás p o r contrastes de color (piedra n atu ral gris y
ladrillo rojo) que p o r su gran ornam entación. En Alema­
nia m eridional y en A ustria se observa una predilección por
fachadas rococó, de rica ornam entación foliácea o escultural
en estuco o pintada, de m uy escaso clasicismo.

Neoclásico. . El ideal cultural de la burguesía, basado en la an­


tigua cultu ra griega, se m anifiesta en el estilo grandioso de
los edificios destinados a teatros, museos y ayuntam ientos,
sim ilares a tem plos, pero tam bién se refleja en las form as
severas y claras de los edificios residenciales. En m uchas ciu­
dades, sobre todo en la Europa septentrional, se encuentran
todavía los ayuntam ientos sim ilares a palacios, y las residen­
cias de fam ilias individuales, rodeados p o r jardines con una
antesala de colum nas al estilo griego con frontones triangulares
en la cornisa y sobre las ventanas y con una distribución a r­
m oniosa de las pilastras en las paredes exteriores e interio­
res. En estos edificios se em piezan a encontrar objetos de
instalación y frisos ornam entales del tipo prefabricado, anun­
ciando la llegada de la época de la industrialización.
Edificios residenciales y de representación urbana

G ó tico

te ja d o de c o pe te tru n ca d o

te ja d o de p irá m id e
m ira d o r de esquina -

e ntre pa ñ o
tira n te de a ntepecho
in in te rru m p id o
postes y
puntales
g ale ría

M ic h e ls ta d t, A le m a n ia , ayun tam ie nto, 1484. El sistem a de c o n s tru c c ió n entram ada


es el p re fe rid o de la a rq u ite c tu ra g ó tic a burguesa. La g a le ría de la p la n ta baja
m arca la tra n s ic ió n al re n a cim ie n to .

to rre del hom enaje,


al m ism o tie m p o arsenal

to rre a n g u la r -
te ja d o de d o b le ve rtien te

ventanas o jiv a le s
con tra ce ría s
s o p o rtale s (niiiiiiiiiiitiuiiii
Y pres, B é lg ica , Lon ja de los Paños, 1302-1380. El e d ific io de tres plantas, salas
de 133 m. de lo n g itu d , con sus num erosas tra ce ría s es te s tim o n io , com o tantos
o tro s ayuntam ie ntos y lo n ja s de Flandes, de la riqueza y e sp íritu c o m e rc ia l de
sus co n s tru cto re s.

85
Edificios residenciales y de representación urbana

G ó tico

hastia l e scalo n ad o

tracerías

agu ja con e sc u ltu ra

arcada cie g a con


tracerías

ventanas o jiv a le s
con tra ce ría s

fig u ra con dosel

co rn isa

- so po rtale s

M ünster, A lem ania, a yun tam ie nto, S. XIV. A l n orte de los A lpe s d o m in a ba una
gran p re d ile c c ió n p o r la m arcada e s tru c tu ra c ió n de las fachadas de los e d ific io s
burgueses. A pesar de las acentuadas co rn isa s de las p lantas in fe rio re s , dom ina
una im p re sió n de v e rtic a lid a d .

ca rte la

to rre ú nica

ronda con alm enas

ventana trip a rtita


de a rco o jiva l

Siena, Ita lia , Palazzo P u b b lico (ayuntam iento), 1289. La d is p o s ic ió n h orizo n ta l


en blo q u es señala ya h acia la c lá s ic a se verid a d de los p a la cio s renacentistas.
Edificios residenciales y de representación urbana

Renacimiento

b alaustrada

co rn is a acodada

o rna m e n ta ció n de
g u irn a ld a s
p ila s tra c o rin t.

co rn is a acodada
fro n to n e s tria n g u la re s
y c irc u la re s con m arco
p lá s tic o

p ila stra s jó n ic a s

L ondres, W h ite h a ll, 1619-1622. Un e je m p lo a certa do del p a lla d ia n ism o in g lé s (en


este caso sin co lu m n a s co lo sa le s) que d ete rm in a rá fu n d am e n ta lm e n te tam bién
el b a rro c o in g lé s y fu n d a una tra d ic ió n de c la s ic is m o in in te rru m p id a durante
4 s ig lo s hasta el e s tilo V icto ria n o .

F lo re n c ia , Ita lia , Palazzo G o n d i, p atio , 1498. P or pesados que parezcan e x te rio r-


m ente los p a la cio s rena ce n tista s ita lia n o s p o r su e stru ctu ra c ú b ic a revestida
de s illa re s , sus p atios, norm a lm en te cu ad ra d os, con p ó rtic o s , bala u stra da v
fu e n te respiran e le g a n cia clá s ic a . — Am sterdam , h ile ra de fachadas, S. XV II. A
las casas g ó tic a s burguesas se les a ntepone una fa ch a da re nacentista.

87
Edificios residenciales y de representación urbana

E sslin g e n, A le m a n ia , a yun tam ie nto, h acia 1600. Fachada a n te rio r y p o ste rio r.
A nte un n ú cle o ce n tra l de entram ado se co nstru yó una fachada de hastia l en
pie d ra con re lo j a stro n ó m ico y ca m pa n a rio , e je m p lo típ ic o de la estre ch a re la ­
c ió n de la co n s tru c c ió n entram ada y en p ie d ra durante el re n a cim ie n to alem an.

o b e lis c o

entram ado
m énsula
colum nas
co m o m arco
de ventanas
rosetas
entram adas
h ile ra co ntin u a
de ventanas
entrepaño
p ila r

so p o rta le s con
re vestim ie n to
rú stico

H oxter, A lem a n ia, Casa H ütte, S. XVI. — P aderborn, A lem a n ia, ayuntam iento,
1614-1616. En estas d os fachadas se e ncuentran casi to d o s los ele m e n to s d e c o ­
ra tivos y a rq u ite c tó n ic o s del re n a cim ie n to alem án.
Edificios residenciales y de representación urbana

Barroco

B ruselas, 3 casas de la G ra n d ’ Place La,R ose, L ’A rb re d 'O r y Le C ygne, 1698/99.


D ebido al re d u cid o e sp a cio d is p o n ib le d e n tro de las c iu d a d e s am uralladas, se
im pu so el a la rg a r las casas en se n tid o v e rtic a l, y e llo c o n d u jo , espe cia lm e n te
en el b arro co fla m en co , a ca prich o sa s a g lo m e ra cio n e s superpuestas, p resentan­
do la c o le c c ió n más c o m p le ta im a g in a b le de los ele m e n to s de d e c o ra c ió n en
boga. Estas “fa ch a da s a p ila d a s ” burguesas co n stitu yen en el fo n d o una im ita ­
c ió n mal inte rp re ta d a de la re p re se n ta ció n feu d al. E ntre las 29 o rgu llo sa s casas
g re m ia le s de la G ra n d ’ P lace de B ruselas, que ju n to con la fa ch a da g ó tic a del
ayun tam ie nto y de la M aison du Roi form an un g ig a n te sco re ctá n g u lo , existe
una c o le c c ió n de d etalles don d e no fa lta n in g u n o que no aparezca tam bién en
c u a lq u ie r fachada de p a la c io b a rro co o rena ce n tista . Los - > hastia le s, las fo r­
mas de las —> ventanas, la d is p o s ic ió n de las —> co lu m n a s, in c lu id a la o rde n a ­
c ió n c o lo s a l, los balco n es, m edallones y g u irn a ld a s (—> o rnam ento), —> balaus­
tradas, —>■ vo lu ta s, - > o b e lisco s, fig u ra s de co rn isa y la riq u ísim a orna m e n ta ció n
son pruebas de que la b urguesía a caudalada supo a da p ta r a su m anera el arte
de los e d ific io s de la nobleza.
Este c o n ju n to de casas es una e spe cie de im p re sio n a n te b a s tid o r te a tra l, una
le c c ió n de repaso de todas las form as o rnam entales desde la a ntig ü e da d , e x c lu id o
el ro m án ico .

89
Edificios residenciales y de representación urbana

W asserburg / Inn, A le m a n ia , Casa Kern, 1780, ro co có . La casa burguesa de la


época c o rre sp o n d e a las form as a rq u ite c tó n ic a s ostentosas de las ig le s ia s b a rro ­
cas. Sin em bargo, los m irad o res, las g ale ría s, los so p o rtale s, las p in tu ra s y los
e stucados de aspe cto p ostizo le dan, e sp e cia lm e n te en el ro co có , un aspecto
a lg o casero, d ulzó n y ju g u e tó n , que rara vez a lcanza la se rie d a d repre se n ta tiva
de los p a la cio s o la im petuosa so le m n id a d de lo s te m p lo s, de los que ha c o ­
p ia d o la d e co ra ció n .

La Haya, M a u ritsh u is, 1633-1644. Los p a la cio s de la a ris to c ra c ia se e xtienden en


anchura. D entro de una e le g a nte reserva, en el b a rro co n ó rd ic o la fachada se
orie n ta a la severidad c lá s ic a de los m o de lo s ita lia n o s (P alladio), pero sin o c u l­
ta r el te ch o tra s la co rnisa .

90
Edificios residenciales y de representación urbana

Neoclásico

p iló n a ng u lar
fro n tó n tria n g u la r
con relieve
trig lifo
a rqu itra b e

p ó rtic o con
colum nas
zó ca lo

B e rlín , G u a rd ia Nueva, 1816-1818

M u nich , G lip to te c a (m useo), 1816-1830

c u a d rig a

e scalin ata con


B e rlín , Teatro, 1818-1821 mu retes

91
Edificios residenciales y de representación urbana

Neoclásico

con trig lifo s


co rn isa vo la d iza
fris o de
relieves
a rco de m edio
punto (rom ano)
co rn isa

e scu ltu ra

pedestal

B e rlín , Puerta de B rand e n bu rg o ,


París, A rco de T riu n fo , 1806-1836 1788-1791

p iñ a

ja rró n

vig u e ría con


g u irn a ld a s
fris o

co lu m n a e striad a
p ila stra
e spe jo de chim enea
re lo j de
ch im e n e a
base de la fuente

s illó n im p e rio

ch im e n e a

B asel, M ü nste rp la tz, fuente, 1784


B asilea, Casa C hrist, h acia 1810 (-► Luis XVI)

Las fases y épocas en los e s tilo s que no se han tra ta d o en esta p rim e ra
parte, se busca rá n , b ajo sus voces guía, en el d ic c io n a rio

92
Modernisme

Como consecuencia del eclecticism o de la p rim era sociedad


industrial, se crea u n clim a de ru p tu ra con la an terio r corrien­
te historicista, que conduce a la creación de m ovim ientos como
el Arts and Crafts, la escuela de Chicago, la Secesión vienesa,
el Liberty italiano, el Jugend alem án o el M odernism e catalán,
que tiene su época m ás m arcada entre los años 1885 y 1914,
como expresión del m ovim iento que afecta a la política, econo­
m ía y cultura de Cataluña. En este im p o rtan te período Fran­
cisco Rogent, construye el «Cau Ferrat» de Sitges; José M."
Jujol, colaborador de Gaudí, la casa Gibert, la «Torre deis
Ous» y la casa Negre, en San Ju an Despí; Francisco Berenguer,
las bodegas Güell en G arraf; Luis Moncunill, la m asía Freixa,
de T errassa (1907). Luis Domenech i M ontaner, representante
del estructuralism o catalán, que conoció profundam ente la a r­
q uitectu ra medieval, árabe y m udéjar, construyó edificios como
la E ditorial M ontaner i Sim ón en Barcelona en 1881, el Hospi­
tal de San Pablo, el restau ran te del parque de la Ciudadela
y el Orfeó Catalá (Palau de la m úsica catalana), en 1908.
José Puig í Cadafalch, de gran cultura, dedicado a estudios
de arqueología y a la política, construyó la casa M artí en la
calle Mont-Sió de Barcelona, donde se instaló el cabaret «Els
Q uatre Gats», centro del M odernism o pictórico y m usical, con
personalidades como Picasso, Nonell, Albéniz, G ranados...

Gaudí

Aunque ligado a su época, Gaudí puede ser considerado un


genio aparte. Es sorprendente su proxim idad y al m ism o tiem ­
po su distanciam iento al m odernism o.
Nacido en Reus, estudió en la escuela de arq u itectu ra de B ar­
celona. Uno de sus prim eros trab ajo s fue el proyecto del ca­
sino de la sociedad Cooperativa La O brera M ataronense, obra

93
B a rcelo n a, S agrada F a m ilia ; in ic ia d a en 1882. Planta con la d is trib u c ió n s im b ó lic a
p laneada por G audí

en la que se m ezclan elem entos neoclásicos y de gusto mudé-


jar. Tam bién de influencia m u d éjar son la casa Vicens, la villa
«El Capricho» y los pabellones de la finca Güell en Pedralbes.
E n 1885 Gaudí proyecta el palacio Güell en la calle Conde
del Asalto en Barcelona. El Obispo G rau Vallespinós, oriundo
de Reus, encarga a Gaudí el palacio episcopal de Astorga. Es
de la m ism a época la Casa de los Botines de León. E n 1898
proyecta la casa Calvet en la calle Caspe de Barcelona.

94
Enrique de Ossó, encarga a Gaudí en el año 1889 un colegio
p a ra la Orden de las Teresas, en la calle de Ganduxer, cons­
truido en piedra y ladrillo, de gran efecto crom ático y de es­
tru c tu ra orgánica y original. La «Torre» del Bellesguard que
se inicia en 1900, se term in a dos años m ás tard e y tiene todavía
características goticistas. Una de las m ejores expresiones del
arte m oderno, conjugación de pintura, escu ltu ra y arquitec­
tura, es el Parque Güell, en la M untanya Pelada de Barcelona.
En 1903 Gaudí re sta u ra la catedral de Palm a de Mallorca.
La imagen m ás original de la plástica gaudiniana la da la capi­
lla de Santa Coloma en la Colonia Güell, en Cervelló, cerca
de Barcelona. Gaudí empleó p ara su realización más de diez
años, ya que esta iglesia sirvió como prueba de los nuevos
principios estáticos con los que el arquitecto quería renovar
el proyecto de la Sagrada Fam ilia, en Barcelona. La casa Batlló
en el Paseo de G racia está situada en una m anzana famosa
de Barcelona, jun to a una casa diseñada por Domenech i Mon-
taner y o tra de Puig i Cadafalch. En Barcelona, tam bién en el
Paseo de G racia esquina a la calle de Provenza, la casa Milá,
llam ada «La Pedrera» es una construcción de la m adurez gau­
diniana y una de las obras m ás originales y expresivas.
Un ejem plo de funcionalidad lo da la pequeña escuela para
niños de la Sagrada Fam ilia, construida en 1909.
En 1881 se pone la p rim era piedra del tem plo expiatorio de la
S agrada Fam ilia proyectado inicialm ente p o r el arquitecto
Francisco de Paula del Villar y continuado y transform ado
totalm ente por Gaudí a p a rtir de 1883.
La Sagrada Fam ilia es una basílica de cinco naves y tres de
transepto. El ábside es lobulado, con 7 capillas radiales, dos
escaleras laterales y un deam bulatorio en torno al presbiterio.

B a rcelo n a, Casa B a tlló ; G audí, 1905-1907. Planta. La e scale ra de la izq u ie rd a c o n ­


d uce a la v ivie n d a del p ro p ie ta rio , en el p rim e r p iso m ien tra s que la escalera
c e n tra l co n d u ce a los p iso s su p e rio re s

95
B a rcelo n a, Casa V icens.
H ojas de palm a en fo r­
ja, de G audí, en la reja
de entrada

M ientras que el espacio interno es casi enteram ente sim étrico


al eje longitudinal, las fachadas son com pletam ente autóno­
m as y están concebidas en función de las tres m ayores repre­
sentaciones de la iconografía litúrgica: Nacim iento e infancia
de Jesús, Pasión y M uerte y Gloria.
El genio de Gaudí se m anifiesta especialm ente en la composi­
ción de nuevos organism os, siguiendo el principio de las líneas
generatrices y directrices: paraboloides hiperbólicas, helicoi-
des e hiperboloides; la eficacia expresiva viene dada muchas
veces por una posible analogía con estru ctu ras orgánicas.
Historicismo - Regionalismo -
Noucentisme - Vanguardia

Fueron m ovim ientos que desem bocaron en el estilo neoclasi-


cista novecentista.
E ste m ovim iento culm ina en la llam ada generación de 1925,
con los arquitectos B ergam ín y Blanco Soler, que proyectan
la colonia del Viso, en M adrid.
Los arquitectos Fernández Shaw y Sánchez Arcas realizan el
H ospital Clínico; G arcía M ercadal, el «Rincón de Goya»; Ar-
niches, el H ipódrom o de la Zarzuela, ju n to con el ingeniero
E duardo T orroja.

H ablar de «vanguardia» es com prom etido, ya que la m ayoría


de los m ovim ientos que inicialm ente han sido antiacadém icos,
se han convertido con el tiem po en form alism os y han acabado
por ser asim ilados.
A p a rtir de los años 20, surgen en Barcelona arquitectos dis­
puestos a renovar la arq u itectu ra de u n m odo radical. En el
año 1930 se funda el G.A.T.E.P.A.C. (G rupo de A rquitectos y
Técnicos Españoles p a ra el Progreso de la A rquitectura Con­
tem poránea).
La guerra civil interru m p e la evolución arquitectónica y en­
tre 1939 y 1950 la arq u itectu ra española pierde interés.
A p a rtir de los años 50 se producen cam bios a raíz de la
V Asamblea N acional de A rquitectura en Barcelona.
Los arquitectos José Antonio Coderch y M anuel Valls constru­
yen algunas obras, como la casa G arriga Nogués en Sitges
(B arcelona), que son ejem plos p ara las nuevas generaciones de
constructores.
En M adrid hay que d estacar a Saenz de Oiza con su obra más
im portante, una de las últim as consecuencias del expresionis­
mo-europeo: Las T orres Blancas.
En Barcelona hay que distinguir por diversos m otivos la labor
de los arquitectos: M oragas, Tous-Fargas, Correa-Milá, Bohigas-
M artorell, Mackay, Basó-Gili, Sostres, M itjans.

97
Ultimas generaciones

En la arq u itectu ra actual existe una serie de nuevas im plica­


ciones: com plejidad, flexibilidad, am bigüedad, m otivadas en­
tre otros factores por la constatación de la falta de corres­
pondencia lineal en tre la función y la form a.
Dentro de las últim as generaciones hay que destacar en Ma­
drid a Higueras-M iró y como caso aislado de investigación a
Rafael Leoz. En C ataluña, tienen interés arquitectos como
Villaplana, Domenech-Puig-Sabater y el equipo Bofill-Taller
de A rquitectura (X. Bagué, M. N. Yanowski, P. Hodgkinson,
R. Collado), que en su intento de búsqueda form al en el campo
del urbanism o, abre nuevas posibilidades p ara la configuración
fu tu ra de las ciudades, frente al problem a de las grandes con­
centraciones.
Indudablem ente la arq u itectu ra está atravesando una fase de
investigación, aunque todavía muy ap artad a de una siste­
m atización científica, a pesar de su paralelism o, a nivel intui­
tivo, con las nuevas m etodologías de la ciencia, en donde se
som eten a juicio los conceptos de probabilidad, contradicción,
espacio, tiem po, m ateria y las relaciones entre ellos.
El intento de ru p tu ra con el orden establecido obliga a buscar
fórm ulas que establezcan relaciones menos rígidas con los
fenómenos actuales. El concepto de arq u itectu ra como arte,
encuadrado clásicam ente en el de «bellas artes», necesita de
una m ayor ampliación, utilizando p a ra la creación arquitec­
tónica nuevas leyes y procesos de trabajo.
Diccionario
La le tra cu rsiva en el d ic c io n a rio in d ic a los su bg ru p os p re ­
ce d id o s p o r núm eros, co nce p to s a is la d o s y sinó n im o s.
La fle c h a re m ite a la pala b ra o pala b ras a las que precede.
Abaco ->■ capitel.

A bside (gr. arco, curva) tam ­


bién referido con los térm inos
concha, exedra, tribuna, presbi­
terio ( f ig u r a ^ p. 36). Un nicho
de a lta r en el extrem o que re­
m a ta el coro (cabeza de coro).
Su form a sem icircular tiene
sus raíces en la arq u itectu ra
religiosa y profana rom ana. A
p a rtir de la época carolingia
se construyó delante del ábsi­
de el cuadrado del coro. El
ábside principal aloja el altar
m ayor y rem ata la nave central
y los ábsides laterales alojan
altares laterales rem atando
cruceros o naves laterales. El
estilo gótico construye el A. en
form a de un rem ate de coro
poligonal y lo llam a, según el
núm ero de segm entos de la
planta, rem ate de cinco octa­
vos, siete décimos, etc., o bien
rem ata el coro en form a rec­
tangular (Inglaterra, cister-
ciense). En el renacim iento y
barroco se encuentra nueva­
m ente el A. de form a sem icir­
cular coro.

Acanto, p l a n t aa c a n tá c e a
(hierba gigante); la bonita for­
m a de la hoja de esta planta
es em pleada en la ornam enta­
ción esculpida de edificios, so-
Diccionario

A b sid e s p rin c ip a l y latera le s. Iz: se c­


c ió n del ábsid e p rin c ip a l

A b sid e s re cta n gu lare s de un te m p lo


c is te rc ie n s e : Santos P edro y Pablo de
H irsau (1082-1091)

A canto

101
b re todo en el —> capitel co­
rintio (desde el año 400 a. de
J.C.) y en sus m odificaciones
rom anas (por ejem plo, capitel
com puesto). El estilo rom áni­
co solía estilizar m ucho el
acanto, pero el renacim iento
y el barroco lo adoptaron de
A cu e du cto , C canal nuevo en su form a de la anti­
güedad.

Acrótera —>- 1. E scultura arqui­


tectónica, 2. Ornam ento.

Acueducto (lat. aquae ductus


= conducción de agua), un
puente sobre arcadas, rom ano,
a veces de varios kilóm etros
de longitud, utilizado para con­
ducir agua por declive natural
a lo largo de un pequeño ca­
nal abierto o cubierto para
abastecim iento de una pobla­
ción, sobre todo en la Cam-
pagna, el su r de Francia (Nî­
m es) y E spaña (Segovia).

Acheiropoietos (gr. «no hecho


p o r m ano humana»), denom i­
nación em pleada en las igle­
sias orientales p ara determ i­
nadas im ágenes de santos y
de C risto en el estilo bizanti­
no, im ágenes cuyo origen es
atribuido a un m ilagro. En las
iglesias ortodoxas se encuen­
tran con frecuencia copias en
form a de iconos de estas im á­
genes.

Achaflanar — chaflán.

Adorante, persona adorando


a los pies de Cristo o de la
Virgen. Se encuentra como
m otivo frecuente en pinturas,
-» m onum entos funerarios o
A g u ja ; gót. -hk epitafios.
Agnus D e i Símbolos 1.

Aguja, una pequeña to rre de


adorno, estrecha y puntiagu­
da, gótica, como rem ate de pi­
lastras, torres y gabletes. La
aguja consiste en 1. el cuerpo
cuadrado u octogonal que la
m ayor p arte de las veces tie­
ne la form a de un tabernácu­
lo. Se solía ad o rn ar con tra ­
A leg o ría
cerías ( -> ornam ento) y m on­
ta r a am bos lados unos peque­
ños tejados de dos aguas; 2.
el casco de form a de pirám ide.
Este está decorado con fron­
das y rem atado con un florón.

Agujeros de apoyo, en la
m am postería de las iglesias
medievales, unos agujeros cua­
drados como soportes p ara los
m aderos del arm azón de edifi­ A lta r de m esa; rom án.
cación.

Alegoría, personificación de
un concepto abstracto, por
ejemplo, virtudes y vicios,
las siete -+■ artes liberales, las
siete obras de caridad, p rín ­
cipe terrenal, -> m usas, —»■Ec-
clesia y Sinagoga, presentadas
norm alm ente en form a de se­
res hum anos con los —* a trib u ­
tos simbólicos correspondien­ A lta r de c a jó n ; rom án., S. X
tes.

Altar (lat. altare = puesto


elevado para el sacrificio). Los
com ponentes necesarios del A.
son: Mensa (lat. m esa) = ta­
blero del altar; Stipes (lat. m a­
dero) = base; Sepulcrum (lat.
sepulcro) = relicario. El equi­
po com plem entario consiste
en: —*■ tabernáculo o edículo
= que se refiere al sagrario
sobre la m esa del a lta r p ara
g u ard ar el Sacram ento; Ante-
pendium o Frontale = cubier­
ta suspendida p a ra ocultar la
base del altar; Retablo = pie­
za superpuesta al a lta r for­
m ando una pared posterior
decorada con p inturas o escul­
turas, en la EM. unida a la
m esa del a lta r y am pliada en
la época gótica con alas late­
rales; la p in tu ra que form a
la pieza central del retablo;
baldaquín = una estru ctu ra
superpuesta consistiendo en 4
C im b o rrio so bre un a lta r de sa rcófa go
colum nas en las esquinas sos­
teniendo un techo; dosel =
una cubierta suspendida sobre
el altar. Se distingue entre:
a) según la colocación: altar
m ayor = a lta r del Señor, de­
lante del -»■ ábside o dentro de
éste; y los altares laterales
dedicados a los santos.
a b) según las form as: el altar
de mesa que consiste en el
tablero y los apoyos; el altar
b de cajón con un sepulcro gran­
de de reliquias en la base; el
altar de bloque con base de
c
form a de bloque y m esa sobre­
saliente; altar de sarcófago
d (desde el s. xvi) en form a de
e
f
sarcófago o incluyendo un sar­
cófago. El altar de retablo
tuvo su apogeo en los siglos
R etablo; g ó t.; a cre ste ría , b re ta b lo fijo ,
xv-xvi, especialm ente en Ale­
c a la, d pred e la, e mesa, f base m ania, en los Países Bajos, en
el NE. de Francia y en Escan-
dinavia. Tam bién E spaña co­
noció el apogeo de los re ta ­
blos, fam iliarizada con ellos
desde el rom ánico. En el a lta r
de retablo, una predela (com­
partim iento del a ltar sobre la
m esa) sirve como sepulcro de
reliquias y como base del re­
tablo fijo. A la derecha y a la
izquierda de éste se instalaron
sendas alas. El retablo fijo, las
alas y generalm ente tam bién
la predela estaban decoradas
con imágenes talladas (altar
con tallas) o pintadas. En los
retablos de varios pares de
alas, se tenía la posibilidad de
cam biar las imágenes. Los re­
tablos centrales del gótico ta r­
dío llevan cresterías, es decir,
una disposición afiligranada T a b e rn á c u lo m oderno
de -> agujas delgadas, -* tab er­
náculos, y figuras cubiertas
por -*• doseles. W !•! !■', " W"
c) según su relación con el me­ P C P c
dio am biente se distingue en­
tre: Altar jijo (lat. altare fi- 111 1*1 1*1 ■
xum ) y el Altar portátil (altare P C C P
portatile), consistiendo este úl­
A lte rn a n cia de so p o rte s; P p ila r, C c o ­
tim o en un pequeño a lta r pa­ lum na. E stilo yá m b ico (arriba), e s tilo
ra llevar de viaje, ya sea en d a c tilic o (abajo)
form a de a lta r de m esa, altar
de bloque o a lta r plegable
díptico y —- tríptico.

Alminar, to rre de la mezqui­


ta, desde la cual se llam a a
los fieles p ara la oración.

Al secco -» técnicas de pin tu ­


ra.

Alternancia de soportes, su­


cesión alternante de pilares
P y-> colum nas C en la nave
central de las -> basílicas ro­
m ánicas, ya sea en el orden
P-C-P-C o P-C-C-P. Figura, p. 20.

Ambón, antepecho con atril


ante las cancelas del p resbite­
rio; al lado S, p ara la lectura
de la epístola, y al lado N pa­
ra la lectura del evangelio. Es
la form a prim itiva del -> pùl­
pito; en la arq u itectu ra m oder­
na de iglesias se vuelve a em­ A rcá ng e l
san M iguel
plear en ocasiones. b arro co

105
Am orcillo escultura arqui­
tectónica.

Angel (gr. m ensajero) en el


sentido bíblico, unos espíritus
puros, interm ediarios entre
Dios y los hom bres represen­
tados desde la época cristiana
prim itiva generalm ente en for­
m a de jóvenes con alas y con
aureola; en el renacim iento
tam bién se representan ánge­
les de sexo femenino.
Una im portancia especial y
unos distintivos propios, tie­
nen los siguientes: 1. Los 4
arcángeles: G abriel (figura
escultura arquitectónica:
Arcángel san Rafael con Tobías; gótico
tardío. «Anunciación según Lucas 1,
19 y 26-38); Miguel (Daniel
12, 1); Rafael (Tobías 5,
18); Uriel o Ariel (según Mi-
drasch); — 2. Los ángeles de
la guarda (Mateo 18, 10); —
3. Los querubines, una figu­
ra fundam ental hum ana con
los -*■ atrib u to s de los seres
m ás perfeccionados: león, to­
ro, águila (alas) representan­
do con esta com binación el
distintivo de la herm osura de
la creación; según Ecequiel
1, 5-14 con sus 4 rostros: hom ­
bre, león, toro y águila el pro­
totipo de los atributos de los
A n g el de la g ua rd a ; rom án., S. XII 4 -> evangelistas; — 4. Los
serafines (hebreo, serpiente lu­
m inosa), según Isaías, 6, 2 y
6, A. están junto al trono de
Dios y se cubren el ro stro y
los pies con sendos pares de
alas y vuelan con otras dos
alas. Sím bolo de la rapidez
con la que se cum ple la volun­
tad divina.

Angelotes -» escultura arqui­


tectónica.

106
nave de la ig le sia

Q||Q ü ü ü G G Q
0
G Q íj L T ü 1__________ L

A n te cu erp o oeste. Flecha punteada = vista desde el s itia l im p e ria l hasta el a lta r;
fle c h a pequeña = punto de m ira de la vista in te rio r

A nfipróstilo -* p. 12.

Anfiteatro -*■ teatro.

Anillo de fu ste -> columna.

Animales sim bólicos sím bo­


los.

Antecuerpo Oeste, un edifi­


cio independiente al lado Oeste
de las basílicas a comienzos
de la EM. En su to rre central,
m ajestuosa, norm alm ente flan­
queada por 2 torres de escale­
ra, la planta b aja solía servir
de baptisterio o iglesia p arro ­ A n te cu erp o oeste, Corvey, fachada
quial. Desde una -v galería alta
con vista h asta el a lta r de la
basílica, los príncipes con sus
séquitos solían seguir el culto.
El A.O. represen ta probable­
m ente el «imperio m undial» de
orientación occidental de los
em peradores rom anos desde
los tiem pos de Carlom agno con
su solidaridad con la iglesia,
cuyo a lta r está sim bólicam ente
orientado hacia E. ( orienta­
ción).

Antependium -> altar.

Aparejo, form a en que apare­


cen colocados los ladrillos, si­
llares de un m uro o cualquier
otro elem ento de fábrica. 1, A. A n te cu erp o oeste, p la n ta su p e rio r, in ­
te rio r. A rrib a en el ce n tro el p alco con
ciclópeo, de enorm es bloques el s itia l im p e ria l

107
pétreos sin desbastar, con los
resquicios cerrados por pe-
druscos de m enor tam año y
cascotes; 2, A. en hiladas, en
piedra b asta con ju n tas pre­
dom inantem ente horizontales,
con o sin m ortero; 3, A. mixto,
ya de m ateriales distintos, ya
del m ism o m aterial en diferen­
te posición; 4, A. a hueso, en
el que las piedras aparecen
A n te p en d iu m ; rom án., S. XI
asentadas sin m ortero.

Apóstol, figura em pleada con


frecuencia como m otivo de las
colum nas de la nave central o
en las p ortadas de las igle­
sias medievales, presentándose
siem pre a san Pablo p ara re­
em plazar a Judas Iscariote. En
cambio raras veces se presenta
a san Mateo, el apóstol elegi­
do p ara reem plazar a Judas.
Muy pronto se em pezaron a
em plear unas figuras fijas pa­
ra san Pedro, san Pablo y san
Juan, y a p a rtir del s. x m , se
puede reconocer a todos los
apóstoles según sus atrib u ­
A parejo tos. Cuando se tra ta de arm as,
c ic ló p e o éstas representan los instru-

A ndrés B arto lo m é Felip e Juan


cruz de c u c h illo , piel cru z de ia m p iflo , c á liz
S. A ndrés deso llad a S. A n to n io y s e rpie n te

108
J udas Tadeo M ateo a la barda Pablo Pedro una
clava hacha, escuadra espada o dos llaves

S a n tiag o e l M ayor S antiago el M enor


tra je de p e re g ri­ bandera o bastón S im ón
no con co nchas de ca m in a n te s ie rra

m entos em pleados en el pro­


pio m artirio de los apóstoles.
Los — evangelistas en tre los
apóstoles, no se p resentan en
este caso con sus sím bolos de
evangelistas.

Arabesco -*■ ornam ento.

Arbol de la vida, árbol em­


pleado como símbolo m itoló­
gico de la fuerza vital; la teo­
logía cristiana lo considera co­
m o sím bolo de la cruz como
instrum ento de redención que
en ocasiones se representa en A rb o l de la v id a ; gót.

109
form a de un árbol vivo en con­
traposición al árbol de la cien­
cia del m al (Gén. 2, 17). El A.
se p resenta en m uchas com bi­
naciones en p inturas y escul­
turas, por ejem plo en el tím ­
pano medieval ( ^ p o r t a l ) : la
Virgen bajo el árbol de la
ciencia del bien y Eva bajo el
árbol de la ciencia del mal, a
veces tam bién con racim os de
uvas y hostias.
A rb o ta n te s; gót. S. XIII
Arbotantes. La creación de la
bóveda ligera de nervios cru­
zados (-^ b ó v e d a 3) descarga
los m uros, pero representa una
carga aum entada p ara los pila­
res. P or ello se em plea el A.
p a ra tra n sm itir el em puje por
las bóvedas y la carga del teja ­
do sobre pilares adicionales,
exteriores a la obra, propia­
m ente dicha.
El contrafuerte sencillo es un
resalto exterior del m uro, más
ancho por su p a rte inferior.
Los contrafuertes, levantados
A rb ota ntes d o b le s de una ig le s ia de 5 al exterior del m uro de la nave
naves con c a p illa s la te ra le s; g ó t., p rin ­
c ip io s S. XIII
lateral de una basílica, deben
com unicar con los pilares de
la nave principal por m edia­
ción de los arbotantes. Estos
tran sm iten la carga y el em pu­
je a los contrafuertes. Sólo
gracias a los A., fue posible
lograr la a ltu ra excepcional de
los interiores góticos. Figura
-> p. 42 y ss.

Arcada (lat. arcus = arco),


arco o una sucesión continua
de arcos sobre pilastras o co­
lum nas. Tam bién se aplica es­
te térm ino a una galería abier­
ta por un lado p o r varias aber­
tu ras de form a de arco (gale­
gót. ría de arcadas). La arcada cie­

no
ga no corresponde a u n a aber­
tu ra del m uro sino tan sólo a
una subdivisión decorativa del
mismo. En cam bio las galerías
bajo alero, situadas b ajo la cor­
nisa de los coros rom ánicos,
son en m uchas ocasiones una
galería abierta hacia afuera.
-> basílica, acueducto, en edifi­
cio renacentista, p. 87 y 88 y
galería.

Arcángel ángel 1.

Arco, una estru ctu ra above­


dada en una ab e rtu ra m ural
o una nave; su m isión es sopor­
ta r las cargas y tran sm itirlas a arcada cieg a , b g ale ría s b ajo a lero
a los pilares (pilastras, colum ­ (C olo nia , Stos. A p ó sto le s; román)
nas). Se construyen con dove­
las (figura 1) cuneiform es o
rectangulares con ju n tas cunei­
form es de m ortero (figura 2).
—►arcada, arbotante. Sobre los
machones (m ) se apoyan las
im postas (i), frecuentem ente
unidas con un — capitel; la
prim era dovela del arco es el
almohadón (a), y la últim a
(arrib a en el centro) la clave
(s). Se llam a luz (1) la distan­
cia entre -> los m achones, y
flecha (f) la distancia desde
el punto m ás alto del arco
hasta la línea horizontal entre
las im postas. Caras frontales
son las superficies delantera
y posterio r del arco,' el intra­
dós (it) es el nom bre que se le
da a la superficie curva inte-

\\WT17

A rc o de m e d io A rco re ba ja do , es­
punto, rom ., rom án., carzano, de seg- A rco e líp tic o , A rco de espal-
re n a c im ie n to m entó; rom án. rom án., b a rro co d illa o d in te l

111
A rc o tre b o la d o A rco tre b o la d o
re do n d o; román a p u n ta d o ; A rco de todo A rc o o jiv a l
gót. g ót. p u n to ; gót. a pu n ta d o ; gót.

A rio r y trasdós (t) a la superfi­


cie curva exterior. Se dice que
u n arco está sobre zancos,
cuando la distancia entre los
pilares y las im postas ha sido
A rco a la n ce ta do ; a rco de telón prolongada p ara au m entar la
gót. ing lé s a ltu ra del arco. En un arco
por tranquil, las im postas es­
tán a diferente altura. — Arco
de coronam iento ventana II,
figura 3.

Arco separador basílica.


A rco a q u illa d o ; A rco c o n o p ia l ; Arco de triunfo, 1. Un mo­
g ót. ta rd ío gót. tard ío
num ento rom ano para conme­
m o rar la m archa triunfal de
u n jefe del ejército a una ciu­
dad, sirviendo al propio tiem ­
po como exvoto p ara los dioses
A rc o T u d o r; A rco ca rpa n e l ;
que habían dado la victoria.
g ót. ta rd ío in g lé s re n a cim ie n to Su form a de 1 h asta 3 a b ertu ­
ras rem atadas con arco, vino a
servir de modelo para las fa­
chadas de iglesias medievales.
Desde el renacim iento hasta
el s. xix se construyeron todos
los A.T. según el modelo rom a­
no, figura p. 96; — 2. El ar­
A rco ram pante o co que separa la nave central
A rco pera lta d o p or tra n q u il de la basílica, del crucero y
del coro. Muchas veces ador­
nado con la im agen pintada del
R edentor que vence la m uer­
te. En ocasiones se suspende
del A.T. una cruz triunfal. Figu­
ra p. 19 y 20.

Arco voladizo, 1. El arb o tan ­


A rco de h erra d u ra; v is ig ó t., árabe te gótico ( ^ A r b o ta n te s ) ; 2.
Un arco grande que cruza una
calzada.

Armario de Eucaristía, una


caja de piedra p ara g u ard ar la
hostia consagrada, general­
m ente al lado del Evangelio
ju n to al altar. Un nicho cerra­
do con re ja o bien, en el góti­
co, una estru ctu ra de com po­
nentes delicados, independien­
te (figura -*■ p. 42) sobre un
zócalo, con ricas cresterías
(-»-altar b), h a sta 28 m de altu­
ra (Ulm). El Concilio de Trento
(1545-1563) ordenó el aloja­
m iento de la hostia en el ta ­
bernáculo sobre el a lta r e hizo
superfluo el arm ario de la Eu­
caristía.

Arimez, p ilastra, columna,


balcón utilizados en el estilo
barroco p ara m ovilizar el pla­
no y acen tu ar la riqueza de la
decoración.

Arista, arista de bóveda -*■ bó­


veda.

Arquitectura cisterciense, la
arq u itectu ra severa de la or­
den cisterciense (fundada en
1098 por R obert de Citeaux en
Borgoña) que exigía sencillez.
Casi 600 iglesias occidentales
adoptan las especificaciones de
construcción de los m onaste­
rios m adre Clairvaux y Mori-
m ont (fundado en 1115). Carac­
terísticas: fachadas sin torres,
sólo una — cupulina, la nave
longitudinal m uchas veces con
techo plano y el -> coro rem a­
tado en línea recta, una talla
esm erada de los com ponentes
y unos fustes de colum nas fas-
ciculadas, rem atados a m edia

113
altu ra p o r m énsulas de bóve­
das.

Arquitectura de jardines, dos


form as principales: 1. El ja r­
dín de diseño arquitectónico
geom étrico. Se conoce desde
los tiem pos de los «jardines
colgantes» de Babilonia; en la
antigüedad los griegos y los ro­
m anos ya lo adornaron con
M o na sterio c is te rc ie n s e de P ontiqny; imágenes. Alrededor del año
1150-80
1500 estos jardines medievales
de m onasterios, castillos y re­
sidencias, se am pliaron para
form ar los grandes parques re­
nacentistas con fuentes, esta­
tuas, pabellones de jard ín y ri­
ca ornam entación (Italia, ja r­
dines de palacios franceses).
El período de auge fue el del
parque barroco (desde m edia­
dos del s. xvil). El eje princi­
pal del ja rd ín de este tipo es la
A rq u ite c tu ra de ja rd in e s, se to s re co rta ­
prolongación del eje central
dos en ei ja rd ín re n a ce n tista , Francia del palacio y por el extrem o
opuesto del m ism o suele estar
rem atado por otro palacete o
pabellón («glorieta») o un in­
vernadero. El paseo principal
interm edio está bordeado por
avenidas, setos, surtidores, ca­
nales y vallas escalonadas, po­
zos y estatuas, generalm en­
te dispuestos sim étricam ente.
Unos edificios especiales (fuen­
te de ninfas, m irador, etc), re­
p resentan al m argen del paseo
principal unos núcleos arqui­
tectónicam ente im portantes e
independientes del jardín; —
2. El jardín inglés (panorám i­
co) así llam ado por su país de
origen, de donde se extendió
desde principios del s. xvnx,
es de form a irregular im itando
G lo rie ta ; a la naturaleza libre. La dispo­
neo c lá s ico , 'TtbTL
h acia 1770 sición, casual en apariencia, del

114
conjunto es anim ada por edifi­
cios y m onum entos, expresio­
nes de un sentido espiritual
determ inado, a m enudo sen­
tim ental: ruinas artificiales
(evocando el pasado), erm itas
neogóticas (evocando soledad)
casa de cam po (evocando sen­
cillez) o puentes y tem plos chi­
nos (evocando la lejanía) etc. Ja rdín in g lé s ; S. XVIII
Muchos de estos jardines se
encuentran adyacentes a ja r­
dines barrocos anteriores.

Arquitectura fingida, com po­


nentes arquitectónicos en p are­
des y techos producidos p ara
efectos ópticos m ediante pin­
tura, grisalla, perspectiva. A rq u ite c tu ra m oderna, b ungalow

El
A r q u it e c t u r a m o d e r n a .
abandono de los estilos im ita­
dores, clasificables como his-
toricism o del s. xix (neobarro-
co, neogòtico, —> neorrenaci-
m iento) empezó a comienzos
del nuevo siglo con el m oder­
nismo, principalm ente orienta­
do hacia la ornam entación. «La
función determ ina la forma»
(L. H. Sullivan, 1850-1924), es la
frase que resum e el program a
de la arq u itectu ra posterior,
cuyas prim eras realizaciones
lógicam ente son edificios in­
dustriales y com erciales de for­
m as sistem áticas y exentas de
com prom isos. La tonalidad de
este estilo fue creada esencial­
m ente en los años 20 en las
escuelas de W eimar o Dessau Roncham p, ig le sia de p e re g rin a c io n e s ;
(G ropius), Le Corbusier, Oud persp e ctiva del in te rio r, Le C orb u sie r
en R otterdam , m aestros a r­
quitectos, dedicados principal­
m ente a la arq u itectu ra mo­
derna y funcional de viviendas
y después de 1933 las escuelas
am ericanas de arq u itectu ra ba­ Puente de acero (C o lo n ia ); 1966

115
jo la dirección de profesores
oriundos de E uropa. En cam ­
bio los sistem as autoritarios de
Alemania, Italia y R usia prefie­
ren las arq u itecturas clasicis-
tas o del tipo de historicism o,
representativas. La construc­
ción de viviendas con elem en­
tos prefabricados, los grandes
bloques adm inistrativos o de
viviendas, funcionales y sere­
nos, iglesias «sin fundam ento
Tren m o no rra íl y a u to pista s elevadas espiritual» y obras de ingenie­
(Haneda, Japón, 1964)
ría de grandes dim ensiones
(autopistas, viaductos, aero­
puertos, estaciones ferrovia­
rias) en horm igón, acero y vi­
drio p resentan el cuño m ás ca­
racterístico de la A.M. En oca­
siones su inteligencia fría se
ad ap ta con cierto encanto a la
im agen general de una ciudad,
pero jam ás de un modo perfec­
to a los edificios m ás antiguos
de arq u itectu ras tradicionales.

Arquitrabe (lat; gr. epysti-


lion), la viga horizontal apoya­
da sobre las colum nas de la a r­
q u itectu ra de la antigüedad y
en los estilos arquitectónicos
adaptados a aquélla.

Arquivolta, 1. La parte fron­


tal y el cuerpo del arco de me­
dio punto ( ^ arco) que debe in­
terp retarse como un arqui­
trab e doblado p ara form ar una
sem icircunferencia sobre los
pilares de un intradós (anti­
güedad, rom ánico renacim ien­
to); — 2. En un p ortal de j am­
bas rom ánico y gótico, cada
tram o arqueado que represen­
ta la continuación de las sub­
divisiones de -*> jam bas, siendo
A rq u iv o lta s o rnam entadas en un portal
ro m án ico su form a m ás com ún en la épo­

116
ca rom ana, la de un perfil
de m edia caña. E stas A. están
decoradas con frecuencia con
frisos (sobre todo en la época
rom ánica) o figuras (gótico).

Arte bizantino, el arte cristia­ Esquem a de la p la n ta de una rotonda


no del im perio rom ano oriental b iza n tin a (iz .); esquem a de la e s tru c tu ­
ra de una cú p u la b iza n tin a (de.)
y de los territo rio s bajo la in­
fluencia de este im perio (no
tratad o detalladam ente en es­
te libro). Su centro era Bizan-
cio ( = C onstantinopla). El
A.B. representa una fusión de
elem entos cristianos p rim iti­
vos, del Asia M enor y de Ale­
jandría, de carácter exclusiva­
m ente religioso.
La evolución de este estilo
suele dividirse en tres épocas
principales: 1. El p rim er auge
en la época del em perador Jus-
tiniano (526-565) con la obra
Santa Sofía (la iglesia princi­
pal del im perio rom ano orien­
tal en Constantinopla). Se dio
fin al cism a iconoclasta (726-
843), relacionado con la adora­
ción de imágenes cristianas. Si-
guio 2. un nuevo período de
apogeo b ajo el dom inio de los
em peradores m acedónicos (re­
nacim iento macedónico, s. ix-
x i i ) extendiéndose sus influen­
cias h asta Venecia (catedral de Santa Sofía, C on sta n tin o p la ; 530-37
S e cció n y pla n ta
San M arcos) y hasta Rusia
donde quedó dom inando hasta
la E dad M oderna el A.B.
3. El últim o apogeo artístico
en la época de los Paleólogos
(1261-1453). En 1453 los turcos
conquistaron Constantinopla y
desde entonces el A.B. vive en
la iglesia cristiana ortodoxa
(M onte Athos) h asta la actuali­
dad. En el arte rom ánico y gó­
tico alem án y francés, así co­
mo en la «m aniera greca» o «bi­ C úpulas de casquete b iza n tin a s rusas

117
z a n tin a » d e l a r te ita lia n o d e l
s. x i i i , s e p u e d e n o b s e r v a r s u s
in f lu e n c ia s .
La form a arquitectónica prefe­
rida es la -> rotonda con cúpu­
las, m uchas veces com binada
con la -* basílica para form ar
una basílica de cúpulas. La es­
cu ltu ra es elim inada pero en su
lugar se desarrolla destacada­
m ente el relieve en marfil. La
p in tu ra produce obras m aes­
tra s en form a de mosaicos, m i­
niaturas e iconos. El rigor
estatu ario y el hieratism o de
las figuras, com pletam ente li­
gadas a la superficie (casi siem­
pre sin panoram a) tiene sus
raíces en un canon de propor­
ciones riguroso y atendido du­
ran te siglos ( ^ proporcionali­
dad); esta circunstancia im ­
pidió una evolución llam ativa
pero aseguró la existencia del
A.B. d u ran te m ás de un mile­
nio y medio, fenómeno único
en la histo ria del arte.

Arte de forja, artesanía que


conform a el hierro; se conser­
van m uestras de la EM y del re­
nacim iento, especialm ente he­
Hojas de fo rja , m odernism o rrajes de p uertas y arcos, can­
delabros de pie, rejas de chim e­
nea, faros y rejas. El arte de
fo rja de arm as utiliza p a ra la
decoración tam bién el gra­
bado y el grabado al aguafuer­
te. Las obras m ás im portantes
del A.F. son las rejas barrocas
de coros (Doxale, -* coro) de
los s. x v n y x v i i i .

Arte helenístico, el arte del


im perio griego desde los tiem ­
A rte h e le n ís tic o , L ao co o nte ; h acia 50
pos de Alejandro Magno hasta
a. JC. la época de Augusto (323-14 a.

118
J.C.). El A.H. tuvo u n significa­
do im portantísim o p ara el arte
rom ano (decoración, ornam en­
tación arquitectónica, diseños
de plazas gigantescas y escultu­
ras n atu ralistas).

Artes liberales, las siete,unas


figuras fem eninas em pleadas A rtes lib e ra le s, G eom etría, re lie ve de
desde la época carolingia con un a yu n tam ie nto; re n a c im ie n to
frecuencia como tem as de de­
coración con sus -y atributos,
personificando los siguientes
grupos de arte: gram ática, dia­
léctica, retórica ( = trivium ),
geom etría, m úsica, astronom ía
y aritm ética ( = quadrivium ).

Artesón, un com partim iento


rebajado de form a de caja de
un techo plano o abovedado
(«techo artesonado») o de un
intradós de un arco «artesona­
do», es decir, dividido en com­
partim ientos cuadrados, poli­
gonales o redondeados. El a r­
tesonado puede ser liso o lle­
var ornam entos, colores o pin­
turas. Em pleado especialm ente
en la antigüedad, en el renaci­
m iento y en el barroco.

Aspid -> símbolos 2.

Astràgalo colum na (fig.)

Astràgalo de cuentas orna­


mento.

Atlas -y escultura arqui.

Atributo (lat. a ttrib u ìum =


características adicionales), un
objeto que acom paña a una
persona representada en una
figura y que está asociada con
el cargo, un m ilagro o un acon­ A gnus Dei con bandera de los cruza­
tecim iento especial de la vida dos, a trib u to de san Juan Bautista

119
de esta persona, p or ejemplo,
el trid en te de N eptuno o la lla­
ve de san Pedro. Se encuentran
los atrib u to s m ás im portantes
bajo los conceptos colectivos
de apóstol, santo, musa.

A tril de águila, un a tril en for­


m a de águila (acaso como sím-
A trii de á g u ila ; gót. bolo de san Juan Evangelista)
cuyas alas extendidas sostie­
nen el libro.

Atrio paraíso.

Aureola, 1. Gloria (tam bién


N im b o cu ad ra d o
llam ada nim bo) disco o aro lu­
minoso alrededor o sobre la ca­
beza de los santos y de los án­
geles; — 2. N im bo con cruz,
gloria con cruz rodeando la
cabeza de Dios Padre, Cristo o
la Palom a del E sp íritu Santo;
— 3. Aureola, un aro de luz
que rodea en form a circular
N im b o con cruz G lo ria todo el cuerpo de un personaje
divino (especialm ente de Cris­
to resucitado) o M aría; — 4.
Mandorla = aureola en form a
de alm endra (figura -*■ evange­
listas); — 5. N im bo cuadrado,
distintivo de personas vivas de
una dignidad eclesiástica es­
pecial (desde el s. vi hasta el
gótico).

A ureolas Azulejo, una baldosa de barro


cocido, generalm ente vidriada,
em pleada p ara revestim iento
de paredes, pavim entos o es­
tufas.

B alaustre, una colum nita re­


donda o cuadrada en piedra
o m adera, generalm ente muy
A z u le jo , vista curva o perfilada, para sopor­
p o s te rio r, c T ip o s de
cara, g garganta L azule jos ta r un antepecho o barandilla.

120
El conjunto recibe el nom bre
de balaustrada y está flanquea­
do por pedestales.

Balcón (fr.) P arte salidiza


con barandilla de una planta
superior, apoyada por m énsu­
las, cartelas o — trom pas. Si
los pilares descansan sobre el
suelo reciben el nom bre de te­
rraza o solana.

Banda ornam ento.

Banda de olas — ornam ento.

B aptisterio (lat. edificio p ara


bautizar), una rotonda inde­
pendiente, a veces octogonal
construida en la época cristia­
na prim itiva y en la E dad Me­
dia (siglos iv-xv), norm alm ente
en el lado oeste de una iglesia
episcopal. Se consagraron a
San Juan B autista. Para b au ti­
zar se sum ergían las personas
en la pila bautism al ( pisci­
na, en el centro). Al desapare­
cer esta costum bre, se introdu­
jeron las pilas bautism ales so­
bre base dentro de las iglesias.
-■* antecuerpo oeste.

B aquetilla, m oldura de ador­


no cuya sección transversal es
un cuarto de caña, m edia caña
o tres cuartos de caña. Sin fun­
ción de soporte (en contraposi­ B a p tiste rio S. VI; e xte rio r, in te rio r con
p iscin a
ción a fuste de una colum na
fasciculada). Esp. en el estilo
rom ánico, frecuentem ente en
form a de -> arquivolta en un
-►portal de jam bas.

Barra de viento — vidrios poli­


crom ados.
B a q u e tiila ; a de cu a rto de caña, b de
Base —>•colum na, base ática. m edia caña, c de tre s cu arto s de caña

121
Base ática, la base de la co­
lum na jónica com puesta de
dos astrágalos y de un reba­
je en tre éstos en contraposi­
ción a las form as de las bases
Base ática em pleadas en Asia Menor sin
plinto.

B asílica (gr. nave del rey),


1. O riginalm ente el edificio
público del arconte basileo en
el m ercado de Atenas; — 2.
Una nave abierta de m ercado
o justicia, rom ana, norm alm en­
te flanqueada por naves latera­
les y a veces rem atada por una
trib u n a sem icircular ( — ábsi­
de); — 3. Iglesia precristiana
(figura p. 14). La nave cen­
tra l (nave longitudinal, A) era
una nave alargada de colum nas
sin bóveda con m aderaje de te­
cho abierto o revestido, m ucho
m ás alta que las 2-4 naves late­
rales (colaterales, B) y con una
B a s ílic a p a le o c ris tia n a , esquem a zona de ventanas (lum breras,
ventanas superiores), dispues­
ta a m ayor altu ra que los te­
jados de las naves laterales.
Las colum nas estaban unidas
po r vigas rectas ( -> a rq u itra ­
be) o por arcadas, constitu­
yendo los arquitrabes y las a r­
cadas el soporte de las paredes
laterales de la nave principal
B a s ílic a p a le o cristia n a , planta (m uros de separación), con­
ju n to que separaba la nave
central de las naves laterales
(«arcadas de separación»). La
basílica cristian a prim itiva tie­
ne en lugar de la tribuna rom a­
na o la galería abierta de m er­
cado (-* 2.) el sitial episco­
pal ( — cátedra, C) en el — áb­
side (D) detrás del a lta r (E ).
Unas -> cancelas ricam ente or­
nam entadas (F) lim itan el es­
Esquem a de la se cció n de una b a sílica pacio destinado al altar, para

122
los frailes cantores, los cléri­
gos y atriles ( am bón, G) de
la p arte de la basílica con ac­
ceso para los legos. Más tarde
se introdujeron am pliaciones,
p or ejem plo, el crucero (nave
transversal, H ), el nártex (an­
tesala, I) y un patio anterior
abierto (atrio o -» p a ra ís o , J)
con galería de colum nas cir­ Ig le sia de naves iguales
cundantes (K) y el pozo de pu­
rificación (L). Las torres fue­
ron añadidas m ucho m ás tarde
y generalm ente separadas de
la basílica propiam ente dicha.
La evolución u lterio r de la B.,
la adición de la -y cripta, del
-y transepto, de las — bóvedas,
de las torres ( - a to r r e ) , de la
alternancia de pilares, del
— coro como elem ento inde­
pendiente, etc. p ara enrique­
cer la B. en el curso de las épo­
cas de los diferentes estilos,
puede observarse m uy bien en
la prim era p arte de este libro,
hasta que la B. empezó a p er­
der im portancia en el gótico
tardío por ser suplantada por
la -y iglesia de naves de altu ra
igual en el renacim iento y ba­
rroco y por la -> rotonda y la
iglesia de sala.
4. Basílica de pilastras, una
Ig le s ia de sala
basílica con —^ pilastras como
pilares. — 5. Seudobasílica,
->■ iglesia de nave y colaterales.

B isel -h» chaflán.

Blasón funerario, un escudo


instalado sobre la tum ba de
un caballero.

Bóveda, un techo sin sopor­


tes, generalm ente com puesto
de piedras cuneiform es cu­ Blasón fu n e ra rio ; re n a ci., S. XVI (pre­
ce día al m uerto d ura n te el c o rte jo
briendo una dependencia. Los fúnebre)

123
-> contrafuertes (m uros, pilas­
tras, etc.) sostienen la carga de
la bóveda.
1. Bóveda de cañón. Su sec­
ción transversal es una semi­
circunferencia (figura 1 a) o un
segm ento de una circunferen­
cia, y existen tam bién bóvedas
de cañón de sección transver­
Fig. 1 a, b, bóveda de cañón
sal en form a de arco ojival (fi­
gura Ib ).
\ K / Si trazam os sobre la planta de
la bóveda de cañón unas líneas
K
K diagonales perpendiculares, los
K planos representados por estas
líneas dividen la bóveda en 4
partes: 2 capuchones (K) por
los lados frontales y 2 costados
Fig. 2 a, bóveda de a rista
(W) p o r am bos lados apoyados.
La carga de los capuchones ac­
túa sobre las esquinas mien­
tra s que los costados cargan
todo el m uro de contrafuerte.
Si se aplica a una bóveda de ca­
ñón un corte lateral perpendi­
cular arqueado, se obtienen
unas superficies curvas, llam a­
das lunetas. Se encuentran fre­
cuentem ente en las naves late­
rales, cuando las lum breras lle­
gan h a sta la bóveda principal.
2. Se obtiene una bóveda de
a rista (figura 2 a) cuando 2 bó­
vedas de cañón de sección
transversal igual se cortan en
ángulo recto; esta bóveda se
com pone de 4 capuchones de
cañón. Las líneas de corte se
llam an aristas (figura 2 b, A).
La carga del peso actúa sobre
los pilares y el em puje lateral
sobre los m uros de contrafuer­
te o sobre ios — arbotantes.
3. En una bóveda de nervios
cruzados (figura 3 a) las aris­
tas están reem plazadas por
nervios cuyos perfiles presen­
tan diferentes form as en las di­
ferentes épocas de estilos (fi­
gura 3 b). Estos sostienen la
carga de la bóveda y la tra n s­
m iten a los pilares. Los capu­
chones consisten en m anipos­
tería ligera (por ejem plo, con
ladrillo ligero -> piedra p ara
construcción III 3). Románico
tardío, gótico.
Se llam a peraltada la B., cuan­
do los capuchones son de altu­ F ig . 3 a, bóvedas nervadas; c u a trip a rti-
ta (iz.), s e xp a rtita (de.)
ra algo m ayor (figura 3 a).
División en tramos: general­
m ente se dividen las B. largas
por fajones (figura 2 b, c, F)
orientados en sentido tran sv er­
sal respecto al eje principal de
la dependencia, form ándose
tram os = travée (figura 2 c).
Los nervios form eros (correas
longitudinales) están orienta­
dos en sentido longitudinal y li­
m itan el tram o lateralm ente (fi­ Fig. 3 b, p e rfile s de nervio s: 2 lis te l;
rom án., S. X I/X II; 3, 4 b o c e l; rom án.,
gura 2 b, Nf). Una bóveda de S. X II; 5, 6, 7 d o b le bragueta; gót.,
tram os alternantes se form a S. XI1I/XIV; 8 d o b le e s c o c ia ; gót., ta r­
dío, S. XV
por el empleo de 2 diferentes
tipos de pilares en orden con­
secutivo alternante ( — alter­
nación de pilares). Románico,
renacim iento, barroco.
4. Se llam an bóvedas figura­
das aquellas B. cuyos nervios
form an un dibujo (las bóvedas
de estrella o reticulares del gó­
tico tardío).
Los nervios de la bóveda de es­
trella form an diseños de form a Fig. 4 a, bóveda e stre lla d a (iz.), b b ó ­
veda re ticu la d a (de.)
de estrella. Se conserva la sub­
división en tram os (figura 4 a).
Gótico tardío.
M ediante el abandono de la di­
visión en tram os individuales
y una com binación m ás rica de
los nervios de bóvedas, en este
caso estáticam ente equivalen­
tes, se produce la disposición
de la bóveda reticular (figura
4 b). Gótico tardío. Fig. 4 c, orden sinuoso

125
Se habla de un orden sinuoso,
cuando los nervios de una B.
(del gótico tardío) de estrella
o reticu lar incluso en la pro­
yección en la planta form an
líneas y lazos curvos (figura
4 c).
5. E n la bóveda de abanico,
los nervios se esparcen a p ar­
tir de un punto a m odo de un
abanico. E xtensam ente em ­
pleada especialm ente en el gó­
tico tard ío inglés (figura 5 a) y
tam bién en el continente en la
form a presentada en la figura
Fig. 5 a, bóveda de a b a n ico con p in ­ 5 b ( f ig u r a n refectorio, p. 77).
jan te s 6. La bóveda de aljibe consis­
te en 4 costados o m ás de un
cañón. Su carga reposa por to­
dos los lados sobre los m uros.
Frecuentem ente se encuentra
sobre una planta poligonal (fi­
gura 6).
7. Las bóvedas de una arista
y cadenas (figura 7) pueden in­
te rp re ta rse como bóvedas de
Fig. 5 b, bóveda de aba n ico cañón con extrem o abovedado
o bóvedas de aljibe con un tra ­
mo interm edio de bóveda de
cañón.
8. Una bóveda plana (figura
8), corresponde a una bóveda
de a rista y cadenas o bóveda
de crucería, de la cual se ha
Fig. 6, bóveda c la u stra l o de a ljib e cortado en plano la parte supe­
rior. La superficie plana rec­
tangular bóveda gallonada u
ovalada (barroco) recibe el
nom bre de paño.
I.a • cúpula es una form a es­
pecial de una B.

Brazos de crucero, las partes


del crucero que como naves
transversales sobresalen de la
nave principal.
Fig. 7, bóveda de una arista y cadenas
(iz .): fig . 8, bóveda pla n a (de.) Bucráneos ornam ento.

126
Cabeza grotesca -*■ escultura
arquitectónica.

Camino de Jerusalén ->• labe­


rinto.

Campanario -> to rre 1.

Canalón -> columna, -> m oldu­


ra.

Canasta de ventana, una reja


de form a de canasta, a m enu­
do artísticam ente forjada, em ­
pleada desde los tiem pos del
renacim iento delante de las
ventanas (de la p lan ta baja).

Cancelas, en la basílica cris­


tiana prim itiva, unos antepe­
chos o rejillas en piedra de es­
casa a ltu ra que lim itaban el
espacio reservado p ara los clé­
rigos cantores del espacio re­
servado p ara los laicos, oca­
sionalm ente previstas con ->
am bones. En la EM, su altu ra
era de varios m etros y en las
iglesias con deam bulatorio ro­
deaban a m enudo todo el coro
con rica ornam entación con re­
lieves hacia el deam bulato­
rio. -> Basílica. C ancela; oto m a no , S. XI, detrás una t r i­
buna de dos plantas

Candelabro lám para, 1.

Candelero mural — lám para 7.

Canon -*■ proporcionalidad.

Cañones postizos del órgano,


la p arte del órgano visible pa­
ra los feligreses. En el gótico
solía tener un diseño sim ilar
a un retablo, m uchas veces
adornado con cresterías ( -y al­
ta r b) cuadros colocados a C ancelas p a le o crlstia n a s con - > am ­
modo de alas, en el barroco bones
con dim ensiones gigantescas,
con un b astidor en m adera
am arm olada ( -*■ m árm ol) y
con adornos de hierro fo rja­
do, estrella de cím balos ( = un
m ecanism o giratorio de cam ­
panas en form a de estrella) y
figuras. La ornam entación ex­
cesiva del rococó con angelo­
tes, etc., desintegró la claridad
arquitectónica del conjunto.
C a p illa rom án.; fin a le s S. XII
Hoy el tipo de m ás aceptación
es el O. «al descubierto» consis­
tiendo sólo en una disposición
arm oniosa de los tubos.

Capilla (lat. cappa = capa) se­


gún la capa de san M artín de
Tours que se guardaba en el
orato rio del castillo real de
París (desde el s. vn), llam ado
sim plem ente «cappella». Más
tard e esta denom inación se ex­
tiende tam bién a oratorios in­
dependientes (capillas b au tis­
m ales o funerarias) y depen­
dientes (capillas del coro y ca­
pillas de las naves laterales).

Capillas gem elas, una combi­


nación de dos capillas super­
puestas en los castillos, em ­
pleada hasta los s. x n y x i i i ;
la capilla inferior con el alta r
estaba destinada a la servi­
dum bre y la superior tenía si­
tiales p ara los señores, frente
al ábside. Un orificio en el
suelo perm itía el acceso de la
capilla superior a la inferior
y perm itía ver el a lta r desde
los sitiales. F ig u r a ^ p. 19.

Capitel (lat. capitel!um -> cabe-


cita), cabeza de ->■ colum nas,
C ap illa s gem e la s: la pla n ta su p e rio r — pilares, pilastras en el
con trib u n a im p e ria l y a be rtura cu a d ra ­ punto donde el apoyo da con­
da h acia la pla n ta b aja ; pla n ta baja. Fi­
nales S. XII tra la carga.

128
Antigüedad griega
C ap ite l d ó ric o ; C. jó n ic o , desde
desde 1100 a. JC .; 600 a. JC .; V v o ­ C. c o rin tio , desde Roma
Ab ábaco, Eq luta, F file te s , A S. V a. JC .; Ac C. c o m pu e sto de
e q u in o , Es es­ a lm o h a d illa , O acanto, K kala- e lem entos jó n ic o s
trías, A r a ristas óvolo s thos y c o rin tio s

'T " !

Románico
C. de fla u ta s o C. de hon g o ; S. C. c ú b ic o ; desde C. c ú b ic o o rn a ­
p lie g u e s ; F fla u ­ IX ;C capucha, Ca S. X m e nta do ; p rin c i­
tas, B baquetón caveto pio s S. XII

C. de im ag ine ría C. h is to ria d o ; ro ­ C. de bestias; ro­ C. de palm as; su ­


mán. ta rd ío mán. ta rd ío , S. XII ce so r del C. c ú ­
b ico

Gótico
C. de b lo q u e de C. de c á liz ; S. C. fo liá c e o , form a C. fo liá c e o , form a
c á liz ; tra n s ic ió n X III, fre cu e nte en del gót. p rim itiv o del gót. tard ío
ro m á n ic o -g ó tic o colu m n a s adosa­
das

C. de ca p u llo ; Renacimiento
desde gót. p rim i­ C. de p la to ; gót. C. de vo lu ta s y
tiv o francés p rim itiv o ing lé s acanto C. de g rote scos

129
Capuchón bóveda.

Cariátide — escultura arquitec­


tónica.

Cartuja m onasterio.

Casco de aguja -y aguja.

Casquete, una superficie es­


férica que rodea la p arte abo­
vedada del — ábside.

C astillo -> p. 73, figura -> p. 75.

Catédra (gr.), sitial episcopal


en una iglesia. En la época cris­
tiana prim itiva se encontraba
a la cabecera del ábside detrás
del a lta r y desde la EM en un
puesto elevado del coro, en el
lado del — Evangelio general­
m ente con rica ornam entación
y con dosel. Los dogmas se
prom ulgan «ex cathedra (Pe-
tri)» (lat. = desde el sitial de
san Pedro).

Catedral, denom inación em­


pleada especialm ente en Fran­
cia, E spaña e In glaterra para
la iglesia episcopal de una ciu­
dad; en algunos lugares se de­
nom ina tam bién -y Seo.

Caveto escocia.

Celia p. 12.

Cerám ica (gr. keram os = ba­


rro de alfarero), concepto glo­
bal p ara los objetos de barro.
Se hace la distinción entre la
cerám ica b asta (ladrillos, tu ­
bos, piezas de construcción en
barro ) y cerám ica fina (vaji­
Ja rrón ch ino
llas, jarrones, objetos de arte­
de p o rce la n a sanía). La porosidad del m ate­

130
rial es elim inada p o r la sinte-
tización del b arro a la alta tem ­
p e ra tu ra de cocción y p o r el
vidriado.
Loza jiña o Fayenza (fr. de
Faenza, ciudad italiana de alfa­
reros): la cerám ica cocida de
antem ano, a m enudo colorea­
da está vidriada al estaño a al­
ta tem p eratu ra de cocción.
Mayólica (voz probablem ente
Ja rrón de loza de
oriunda de la denom inación de D e lft con fig u ra s
la isla de M allorca): nom bre ch inescas
italiano p ara la loza fina.
Porcelana (it. porcellana =
caracol de porcelana según lat.
porcellus = cerdito), se obtie­
ne con caolín y feldespato y se
cubre con un vidriado de una
m asa sim ilar. Frecuentem ente
pintada.
1. P intura debajo del vidriado
antes de som eter la porcelana
a la segunda cocción (m ás re­
sistente pero factible sólo con
T e rra cota a rq u i­
pocos colores' que re sista n las te c tó n ic a : la d rillo
tem peratu ras elevadas, por fro n ta l e tru sco
ejem plo cobalto [diseños bul­
bosos]); — 2. P intura sobre
vidriado, cocida en una tercera
cocción floja (menos resisten­
te pero m ayor gam a de colo­
res).
Gres una cerám ica cocida en
blanco y sin v id riar con vidria­
do posterio r al plom o (de In­
glaterra en 1720).
Gres vidriado con un vitrifica­
do brillante form ado p o r la
evaporización de la sal du­
ran te la cocción a tem pera­
tu ra elevada. Pocos colores: co­
balto, violeta o m anganeso
pardo obtenible con hum o en
la cám ara de cocción. (Lejano
Oriente, Colonia). E sta tu illa de Ta-
Terracota (it.), b arro que al nagra (te rra co ­
ta); gr., hacia
cocer obtiene un color blanco, 320 a. JC.
am arillo, pardo o rojo. Dada su
estabilidad a la intem perie, se
em plea a m enudo como com­
ponente arquitectónico (hastia­
les de tem plos etruscos, pie­
dras de fachadas etruscas) y
en figuras de b arro (las figuri­
tas de Tanagra de la antigua
Grecia; en el renacim iento: Do­
natello, Robbia, etc.)

Cercha -> piedra para cons­


trucción.
Clave de bóveda con e nlaces para los
nervio s; g ót. Cima -> ornam ento.

Cincelado — joyería.

Cinta rotulada filacteria.

Claustro -> m onasterio.

■Clausura m onasterio.

Clave, 1. -> arco; — 2. La


piedra situada en el vértice de
u na bóveda de a rista ( -> bó­
veda 3) en form a de una placa
con ornam entos, figuras o es­
cudos, a veces tam bién en for­
m a alargada; — 3. Pinjante,
la form a de la clave en el gó­
P inja n te e ntre 8 p om o s; gót. ta rd ío , S. tico tardío: un cuerpo alarga­
XV
do que desciende desde el cru­
ce de los nervios de la bóveda.

Colegiata, 1. Iglesia de una


institución religiosa, cuyos mo­
radores son sacerdotes secu­
lares (no m onjes) form ando
ju n to s el cabildo de la in stitu­
ción o de la colegiata; — 2.
ocasionalm ente denom inación
p ara una iglesia de un m onas­
terio.

Columbario (lat. colum ba =


Clave en fo rm a de pom o; h acia 1250 palom a), 1. Palom ar (Les

132
Baux en Provenza); — 2. Ce­
m enterios rom anos y cristia­
nos prim itivos, especialm ente
en las catacum bas, en los que
se guardaban las urn as de ce­
niza por falta de espacio en
num erosas pequeñas cavidades
con un aspecto de conjunto si­
m ilar a un palom ar.

Columna, un p ilar redondo y


vertical de una obra de cons­
trucción, ocasionalm ente em ­
pleada tam bién sólo como ele­
m ento decorativo sin función
de soporte. El único com po­
nente im prescindible de la C.
es el fuste. Pilar redondo ->
pilar.
Ordenes de columnas. La ar- C o lu m b a rio de una ca tacum ba rom ana

im posta

e n ta b la ­
m ento

c a p ite l

b ocel de
garg a n ta

fu ste
C olum na de nudo

g a rra de
e n ju ta
p lin to
zó c a lo

a de cu a rto de
caña
b de m edia
caña
P artes p rin c ip a le s C olum na con banda, C olum na c de tre s c u a r­
de la c o lu m n a rom án. A aro de fu ste h isto ria d a to s de caña

133
q uitectura griega conoce 3 ór­ 2. orden jónico, desde el s. vi
denes de colum nas: a. de J.C. en la costa de Asia
M enor y en las islas que la
1. orden dórico, desde 1100 bordean. Una form a m ás ele­
h asta el s. vi a. J.C., en piedra, gante y m ás ligera con fustes
nacido en el continente ocupa­ esbeltos, atenuación de los con­
do por los dorios y en el Pelo- trastes en tre carga y soporte
poneso; m ás tard e tam bién en (por ejem plo, con base de la
las colonias griegas. Predom i­ C., capitel de volutas con al­
na la línea recta. Los contras­ m ohadilla). En los tem plos m e­
tes entre líneas horizontales y nores se reem plazaban las C.
verticales son bruscos sin tra n ­ p o r figuras de m uchachas =
siciones atenuantes (por ejem ­ Kore ( — escultura arquitec­
plo, sin base y sin capitel p er­ tónica). F u s t e e s t r i a d o con
feccionado). F u s t e e s t r i a d o filetes. Una acentuación de la
con aristas. Elem entos esculpi­ en trad a m ediante una distan­
dos en el tím pano y friso de cia m ayor entre las C. centra­
m etopas. les. Lleva con frecuencia un

fris o de palm etas


m o ld u ra de co rnisa
d e n tíc u lo
e n ta bla m en to

fris o
a cró te ra
cana ló n
s o fito s c a p ite l de
tr ig lifo vo lu ta s
m etopa con relieve
a rq u itra b e
àbaco
e q u in o
a s trà g alo o
h y p o tra c h e lio n
fu ste con éntasis
( = re d u cció n )
e s tria d o con a ristas e stria d o con
file te s

e s tiló b a to -
cre pld o m a to ro

O rdenes de co lu m n a s d ó ric o , jó n ic o y c o rin tio


134
friso de relieve sobre el -*■ a r­ gallo
(Mt. 26, 34)
quitrabe. Una ->■ base ática.
e spo n ja con
vinagre
3. orden corintio, atribuible (Jn. 18, 3)
a la creación del capitel d e-y
acantos por el escultor en bron­
ce Calimaco de Corinto (fina­ lin te rn a
(Jn. 18, 3)
les del s. v a. J.C.). Em pleado su d a rio de
h asta el comienzo del arte V e rón ica
helenístico (s. m a. de J.C.) so­
lam ente en los interiores de soga
(Mt. 27, 2)
los tem plos jónicos y después
en obras independientes. Fuste azote
(Mt. 27, 26)
profundam ente -> estriado con
filetes. La arq u itectu ra corintia
de tem plos utiliza todas las for­ espada con la
m as desarrolladas en la época o reja de Maleo
(Jn. 18, 10)
jónica, reem plazando única­
m ente las C. por las del nuevo
lanza
orden. (Jn. 19, 34)

El arte rom ano creó el orden Ecce hom o


com puesto m ezclando elem en­ (Mt. 27, 29)
tos jónicos y corintios aum en­
tando en alto grado las form as
decorativas.

Columna de la flagelación,
una colum na que representa
el pilar donde flagelaron a
Cristo con los instrum entos
de la pasión. En el extrem o
superior se sitúa el gallo (Mt.
26, 34 y 69-75) y delante con
frecuencia, Cristo coronado de
C olum na de la fla g e la c ió n ; gót., S. XV
espinas en la form a de la im a­ pedestal b arro co
gen llam ada Ecce Homo.

Columna de m edia caña -y 1.


Fuste de colum na fasciculada,
2. Pilastra, 3. Columna.

Columnas pareadas o gem ina­


das, cuyos -y ábacos o plin­
tos se tocan o son uno mismo,
pero no por eso se confun­
den sus capiteles y sus bases
(-> ventana II, 2). C olum nas pareadas

135
Columnata, una galería de co-
lurhnas con viguería horizon­
tal sin arcadas, esp. en el ba­
rroco y neoclásico.

C om plem ento óptico, un fe­


nóm eno específico del rococó
consistiendo en objetos de a r­
te instalados por parejas (por
ejem plo altares laterales), no
sim étricos por sí solos —se­
gún el sistem a barroco— sino
form ando un conjunto sim étri­
co. El eje de sim etría se sitúa
al exterior del objeto indivi­
C om p lem e n to ó p tic o , altare s latera le s
en una ig le s ia ro c o c ó ; h acia 1750 dual y coincide con el eje de
la dependencia total.

C o m p o n e n te a d o s a d o , un
com ponente adosado a pilares,
colum nas o m uros, por ejem ­
plo fuste de colum na fasci-
culada, seudopilastra ( or ­
nam ento) — pilastra.

Concha -*■ 1. ábside, 2. coro


(coro de tres conchas).

C onchas ->■ ornam ento.

Confesonario, asiento para es­


cuchar las confesiones; tiene
su form a actual a p a rtir del
año 1600 aproxim adam ente:
una estru ctu ra en m adera de
tres com partim ientos. En el
com partim iento central per­
m anece sentado el sacerdote,
C o n fe s io n a rio ; b a rro co
separado por rejillas del que
se está confesando, el cual ocu­
pa arrodillado uno de los dos
com partim ientos laterales.

C o n s t r u c c ió n e n la d r illo ,
obra ejecutada con ladrillos
cocidos sin revoque o reves­
tim iento exterior. Los edificios
lom bardos en ladrillo de los

136
siglos x y xi sirvieron de mo­
delo a la arq u itectu ra m edie­
val de obras en ladrillo en Ale­
m ania septentrional y en los
Países Bajos. A p a rtir del si­
glo x i i el arte de co n stru ir en
ladrillo se desarrolló en N. y
NE. de Alemania h asta el góti­
co tardío creando las obras
m ás herm osas im aginables (gó­
tico en ladrillo, figura Wis-
m ar, iglesia de San Nicolás
p. 47). E sta variedad del gótico
esquiva las form as ornam enta­
les frágiles del gótico y com ­
pone los perfiles curvos de las
tracerías y de los intradós de
ventanas y p uertas utilizando
los ladrillos perfilados.
En España se aplicó la cons­
trucción en ladrillo en la ver­ C on stru cció n en la d rillo ; g ó t., (C horin,
ig le s ia ciste rcie n se )
sión pobre del a rte m usulm án
y, sobre todo, en la arq u itectu ­
ra m udéjar.

Contrafuerte, pilares que sos­


tienen el em puje lateral de a r­
cos, bóvedas y puente. —* bóve­
da. F ig u ra-» arco 1.

C ontraposición (it. contrap-


posto = co ntrario), el diseño
o form a trazado de una figura
hum ana en pie con equilibrio
entre las fuerzas ascendentes
y las fuerzas descendentes. La
posición y los m ovim ientos de
los m iem bros están determ i­
nados por la posición del pie
de apoyo y del pie en juego.
Los desplazam ientos de los
m iem bros que form an un con­
ju n to se com pensan a un es­
tado de descanso sin tensio­ Las líneas co n tra pu e sta s (punteadas)
nes. La C. es una variedad es­ ind ica n los d esp la zam ie nto s de los
ejes o rig in a lm e n te h o riz o n ta le s entre
pecial de la -» ponderación, ro d illa s, caderas, h om b ro s y ojos. La
una distribución arm oniosa línea ce n tra l está d ete rm in a da ú n ic a ­
m ente p o r el vu elo de la ropa. P pierna
de masas. en jue g o . R ococó, S. X V I11

137
Cornisa, un resalto alargado
horizontal que sobresale de un
m uro p ara distinguir los tra ­
mos de una edificación. 1. Cor­
nisa de zócalo, el perfil supe­
rio r de rem ate de un zócalo;
C ornisa vo la d iza c lá s ic a
— 2. Cornisa de correa entre
las plantas; — 3. Cornisa bise­
lada (gótico), una C. oblicua a
la a ltu ra del borde inferior de
las ventanas acodada bordean­
do las p ilastras de contrafuer­
te ( contrafuerte); — 4. Cor­
nisa principal (en la arquitec­
tu ra griega de tem plos, Gei-
C orn isas d iviso ra s clá sica s son) en tre el m uro y el tejado.
A m enudo esta cornisa form a
una placa de m ucho vuelo,
apoyada por jabalcones ( - »
m énsula) con canalón (canal
C ornisa de agua p ara proteger la fa­
a dornada
g ó tic a chada de la lluvia); — 5. Se­
gún la situación en el edificio,
C ornisa tam bién se habla de cornisas
vo la d iza de puertas y de ventanas.
g ó tic a
Una C. es acodada si está adap­
tad a con su perfil com pleto a
M o ld u ra
de zó ca lo los ángulos de los resaltos del
g ó tic a muro.

Coro, originalm ente el pues­


to p a ra la com unidad de clé­
rigos ( -* basílica). A p a rtir de
C ornisa la época carolingia es el nom ­
acodada bre de la prolongación, nor­
m alm ente cuadrada, de la na­
ve central más allá del tran-
septo que aloja el alta r y es
rem atado p o r el ábside; tam ­
bién se em plean p a ra denom i­
n a r la com binación del coro,
ábside y a lta r principal (-*■
a lta r), sagrario m ural,
sitiales del coro, eventualm en­
te sitial episcopal ( — cáte­
d ra). Figura p. 42. El coro
está a un nivel superior al de
la iglesia salvándose la dife­
138
rencia m ediante algunas gra­
das, siendo el desnivel consi­
derable cuando bajo el coro
hay una -* cripta. Desde la
época rom ánica un deam bula­
torio rodea el coro con unas
arcadas abiertas com unicando
entre ambos. E ste deam bula­
torio com unica en m uchos ca­
sos con una giróla form ada Remate de
por capillas del coro abiertas co ro recto
al deam bulatorio en form a de
unos com partim ientos de al­
tares y generalm ente distin­
guibles por la form a exterior
del edificio. En la EM el coro
solía separarse de la nave
central o el deam bulatorio o
los coros laterales por unas
-y cancelas; en la época gótica
éstas adquirieron a m enudo Remates de co ro p o lig o n a le s . Iz: re­
mate de 5 10; de. , rem ate de 7 10 en el
la form a de ->■ leccionarios y ábside p rin c ip a l y de 5/10 en los á b s i­
en la época b arro ca la de una des latera le s
reja de coro, artísticam ente
fo rjada (doxale).
El rem ate del coro recibe su
nom bre según la form a geomé­
trica del rem ate del lado este:
1. Rem ate redondo (esp. Ro­
m ánico); — 2. R em ate recto
(iglesias cistercienses, gótico
inglés); — 3. R em ate angular
(poligonal), que se denom ina
según el núm ero de segm en­
tos en la planta, rem ate de
5/8, 7/10, 9/16, etc.
Las form as del coro reciben
sus nom bres según la p ro p o r­
ción que existe entre el espa­
cio del coro y los com ponen­
tes arquitectónicos adyacen­
tes: 1. Coro retraído, m ás es­
trecho que la nave central; —
2. Coro escalonado (rom ánico,
esp. en las iglesias benedicti-
m as), el coro principal y unos
coros laterales que dism inu­
yen escalonadam ente; — 3. Co­ G iró la con c a p illa s anulares

139
ro con deam bulatorio y giro-
la de capillas (rom ánico, góti­
co); — 4. Coro de tres conchas
(rom ánico, esp. en Renania,
tam bién gótico), los extrem os
del crucero se rem atan, al
igual que el coro principal,
C oro de tre s co nchas
con ábsides. Recibe tam bién
el nom bre de coro trebolado.

Coro de m onjas -> galería alta.

3
Coros com unicantes, unos co­
ros laterales de la época ro­
C oros latera le s
m ánica con ab ertu ras en las
c o m un ica ntes paredes divisorias hacia el
P co ro p rin c ip a l
coro principal p ara establecer
L c o ro s la tera le s com unicación entre ambos.

Costado ->■ 1. sitiales del coro,


2. bóveda.

Crepidoma -*■ coluínna.

Crestería altar b).

Cripta (gr. galería cubierta).


Una dependencia desarrollada
a p a rtir de la Confessio cris­
tiana prim itiva (lugar p ara se­
pulcros de santos, debajo del
a lta r), situada debajo del coro
este o presbiterio —raras ve­
C rip ta ; c a ro lin g io ces del coro oeste— en las
iglesias rom ánicas para guar­
d ar las reliquias o como lugar
de sepulcros de santos y no­
bles. En ocasiones se encuen­
tra n tam bién cám aras de se­
pulcros en una o varias gale­
rías que se cruzan (cripta de
galería). La crip ta de tres na­
ves de igual altu ra es oriunda
de Italia del s. ix. Su bóveda
de tres naves apoyada en co­
lum nas se extendía en ocasio­
nes m ás allá de la intersección
C rip ta b ajo una ig le s ia ro m án ica (sec­
c ió n lo n g itu d in a l) del crucero con la nave princi-

140
pal. Ya que la crip ta en oca­
siones tenía considerable altu­
ra, era necesario co n stru ir el
coro a un nivel m ás alto que
el resto de la iglesia.
a in s c rip c ió n
Cronograma, inscripción en b travesano
lengua latina, en la cual todas
c palo 9 --- d
d supedáneo
aquellas letras que al propio
tiem po son núm eros rom anos
(I, V, X, L, C, D, M), al con­
tarlas juntas, dan el año del
acontecim iento al que se refie­
+ 1
t2

re la inscripción.
G hrlstV s saL V ator n oster est,
fVIt, erltqV e, fo rtls, p lls pIVs
et Vere M IrablL Is In slg n ls
T 3
+ 4

saC ratl pañis.


CIV LVV IIV IIIIV V M IILIIIICI
I = 1345 (placa votiva en Be-
ginenhof, A m sterdam ).
X 5
Y 6

Crucero -y basílica.

Cruz, crucifijo, una form a


* 7
t 8

simbólica o de adorno que ha


existido en m uchas culturas
desde tiem pos rem otos; en la
Cristiandad, sím bolo de la pa­
f 9
* 10

sión o de la persona de Cristo.


En un crucifijo, se suele apli­
car al palo vertical un cuadro
con la inscripción (IN R I =
t 11
+ 12

Iesus N azarenus Rex Iudeo-


rum ) y un supedáneo (peana).
Las form as principales de la
cruz cristian a son: 1. Cruz
griega; — 2. Cruz latina (crux
* 13
* 14

&
im m issa); — 3. Cruz de San
Antonio (crux com m issa), fre­
cuentem ente representando al 15 16
buen y al m al ladrón; — 4.
Cruz de San Pedro; San Pedro
fue crucificado cabeza abajo;
— 5. Aspa de San Andrés o
Cruz decusata; en esta posi­
ción fue crucificado el apóstol
Andrés; — 6. Cruz forcada; —

141
7. Cruz de Lorena o patriarcal; form a de m uletas de los extre­
— 8. Cruz egipcia o de asa m os de los brazos; — 14. Cruz
(crux an sata), originalm ente ancorada; — 15. Cruz trebola-
símbolo egipcio de la vida; — da; — 16. Cruz de Malta; —
9. Cruz papal; los brazos re­ 17. Cruz de árbol: árbol de la
presentan sus com etidos co­ vida con hojas, flores o fru ­
mo clérigo, m aestro y pastor; tos; cruz de ram ales sin fo­
— 10. Cruz de Constantino o llaje.
el anagram a, form ado de las
letras griegas X ( = ji) y P Cuadriga (lat. quadrigae =
( = ro), las iniciales de la pala­ tiro de 4 caballos), un carro
b ra Cristo (X ristos); — 11. griego de com bate abierto por
Cruz ortodoxa; — 12. Cruz po- detrás y tirado p or 4 caballos.
tenzata, cuyos extrem os de los En Rom a se utilizó en carreras
brazos form an nuevas cruces; y en las entradas triunfales. A
— 13. Cruz de m uletas, por la p a rtir del s. iv a. de J.C. (m au­
soleo de H alicarnaso) se em­
plea com o coronam iento deco­
rativo en obras de construc­
ción.

Cuadro votivo (lat. votum =


prom esa), un cuadro que se
coloca en un lugar de peregri­
nación o en el lugar con rela­
ción íntim a al acontecim iento
que lo ha m otivado como con­
secuencia de una prom esa
C ua d rig a ; relieve de una m oneda grie g a
(«exvoto») o en señal de gra­
titu d p o r u n a gracia consegui­
da. Suele llevar texto y m u­
chas veces tam bién pinturas
de santos o del acontecim iento
en que se basa. Los exvotos
(donaciones votivas) son ob­
jetos que se refieren al con­
tenido de un determ inado fa­
vor, p o r ejem plo, m uletas, mo­
delos de barcos, m iem bros
esculpidos del cuerpo, etc.

Cuarto de caña -*■ baquetilla.

Cupido escultura arquitectó­


nica.

Cúpula, cubierta abovedada


Exvotos sobre dependencias redondas,

142
cuadradas o poligonales en
form a de un casquete esférico.
La zona de transición de plan­
tas poligonales a la línea re­
donda de la p lanta de la C. se
salva por m ediación de unas C úp u la, fig . 1
pechinas suspendidas (figura
1, Ps) o pinjantes (figura 2, P).
Se tra ta de unos triángulos
esféricos que pueden aplicarse
de dos m aneras: 1. Cuando el
círculo de base (figura 1, B)
rodea las esquinas de la plan­
ta, las pechinas suspendidas
B
form an p arte de la C. E n este Fig. 2
caso se habla de una cúpula
suspendida (figura 1); — 2.
Cuando el círculo de base (fi­
guras 2 y 3, B) de la C. está
inscrito dentro de la p lanta
poligonal, los p injantes vie­
nen a rep resen tar elem entos
independientes estructurales
de la cúpula de pinjantes. En­
tre las pechinas y la C. se
Fig. 3
encuentra m uchas veces un
tam bor cilindrico, eventual­
m ente provisto de ventanas
(figura 4). En ocasiones la C.
es rem atada por a rrib a por
una lum b rera redonda, llam a­
da ojo, o bien, u n a pequeña a
superestru ctu ra, la linterna.
Las grandes C. se construyen b
a m enudo con 2 cascos, es de­ c
cir consisten en una C. inte­
rio r y o tra exterior p rotecto­
ra. En la llam ada cúpula de
trom pas se efectúa la tran si­ d
ción entre una p lan ta cuadra­
da y una planta octogonal o
e
poligonal de m ás ángulos o re­
donda de la C. p o r m ediación
de-> trom pas.

Custodia, pieza de oro, plata, Fig. 4. C úpula de dos capas, b arro co


etcétera, en que se expone p rim itiv o , S. XVI; a lin te rn a , b capa
e xte rio r, c capa in te rio r con escaleras,
el Santísim o Sacram ento a la d á tic o , e ta m b o r

143
veneración de los fieles. Las
m ás antiguas tenían form a de
sarcófago (sepulcro de Cristo),
luego (s. xiv a xvi) fueron tu-
rriform es o en form a de tem ­
plete, y finalm ente (s. xvi a
x v i i i ) adoptaron form a de sol.

Chaflán, un canto biselado de


com ponentes de edificación.
Los chaflanes se aplican m u­
cho, p o r ejem plo, a las pilas­
tras.

Chippendale, estilo inglés na­


cional en m uebles alrededor
de 1750. Su creador fue el
ebanista Thom as Chippendale
(1709-1779). En el estilo Ch. se
com binan elem entos y form as
decorativas del barroco inglés,
del rococó francés, del gótico
y del funcionalism o cómodo
chino. El m aterial de preferen­
cia es caoba. Dada la form a
funcional, el estilo vuelve a es­
ta r en boga desde los finales
del s. xix.

Churrigueresco, un estilo ba­


rroco de decoración en Espa­
ña, creado p o r José C hurri­
guera (1650-1723). Las form as
d e a m b u la to rio
entrelazadas en apariencia de
un m odo irregular cruzando
todos los com ponentes arqui­
D ea m b u la to rio, C atedral de G erona;
tectónicos, vienen a ser un fe­
S XII-XV nóm eno paralelo al estilo -*■
plateresco del gótico tardío
español.

D eam bulatorio -> coro.

Diablo, los ángeles arrojados


del cielo (Apoc. 12,7) con su
caudillo Lucifer ( = lucero del
alba; Is. 14,12). G eneralm ente C h u rrigu e re sco
d e co ra ció n de p ila stra
sus sím bolos son: animales:
serpiente, áspid, basilisco, d ra­
gón y león (desde la época
cristiana prim itiva); humanos:
ángel oscuro (desde los co­
mienzos de la EM); grotescos:
con orejas puntiagudas, cuer­
nos, patas de cabra, rabo, alas
de m urciélago y de color ne­
gro, rojo o verde, arm ados
con trid en te o gancho (desde
el s. x i i , oriundo de Francia).

D intel, 1. la viga superior ho­


rizontal de rem ate de una
p u erta (figura-»-portal) o de
una ^ v e n ta n a ; 2. chimenea.

D íptero p. 12.

Díptico (gr. de dos alas), 1.


En la antigüedad una lám ina
de dos tableros que pueden

í
ju n tarse doblándose. Son de
m adera, m etal o m arfil, con
decoración exterior en relieve
y en la p arte interior una ca­
pa de cera p ara escritura. Los
m ás im portantes eran los díp­ D ia b lo ; román
ticos de los cónsules rom anos
que se distribuyeron en los —
=T1
---------
actos de tom a de posesión del
cargo o en los circos; — 2.
En la EM un retablo de altar

Ipf
de dos alas sin cuadro central
fijo ( - s a lt a r ) ; — 3. Pequeños
tableros de dos alas (general­
m ente en m arfil) con relieves
de motivos bíblicos o sim bóli­
cos; en la época cristiana p ri­
m itiva se em pleaban com o ta­
pas de las listas de los feligre­
ses que se citarían en la
oración de la misa; en los si­
glos xiv y xv en Italia y en
Francia p a ra los cultos priva­
dos. D íp tico de m a rfil p a le o c ris tia n o

145
adorante, del donador de una
obra de a rte eclesiástica, a
m enudo en las alas laterales
de un retablo ( -* a lta r b).
Figura -> epitafio.

D osel (it. baldacchino, pala­


b ra con la que originalm ente
se indicaba un tejido valioso
de seda, oriundo de Baldac =
Dosel
Bagdad), 1. Sobrecielo de os­
tentación en tejido sobre un
trono, un sitial de obispo,
-4- altar, una cam a (figura ->
Lam brequin) o bien —en for­
m a p o rtá til— el palio en las
procesiones; — 2. Un peque­
ño techo pro tecto r o decora­
tivo en piedra sobre estatuas
(gót.) y sobre púlpitos.

E cclesia (lat. iglesia) y Sina­


goga (gr. reunión), 1. Las ale­
gorías del Nuevo Testam ento
( = cristianism o) y del Anti­
guo T estam ento (judaism o
«cegado»). Se presentaban en
form a de dos figuras fem eni­
nas, correspondiendo a la doc­
trin a de que la S. significa la
E c c le s ia y s in a g o g a ; gót. preparación y la profecía y la
E. el cum plim iento: la figura
Directorio, la fase tard ía del de la S. lleva los ojos venda­
neoclásico posterior al directo­ dos y una lanza ro ta y las
rio de la revolución 1795-1799 tablas de la ley se le están
( ^ p. 69 y ss.). Estilo relacio­ escapando de las manos, m ien­
nado en p rim er lugar con la tras que la E. se presenta er­
artesanía. Aplica una orna­ guida y triunfadora con coro­
m entación severa ad aptada a na, veracruz y cáliz; — 2. S.
las pinturas m urales de Pom- = el edificio de oraciones y
peya, pero su efecto m ás d u ra­ cultos de los judíos.
dero se produjo en la m oda
fem enina en form a del ves- Edículo (lat. casita, refirién­
tido-camisón. dose a la casa de Dios), voz
de varias acepciones. 1. Una
Donador, generalm ente una pequeña estru ctu ra en los tem ­
imagen, representada como — plos rom anos p ara la coloca-

146
ción de una estatua; — 2. En
la época paleocristiana, capilla
sepulcral; — 3. En la EM, ca­
pilla privada; — 4. En la ac­
tualidad, denom inación gene­
ral para un pequeño edificio
abierto (de hastial) de escasa
profundidad, apoyado por pi­
lares con una pared en la p a r­
te posterior; — 5. altar.

Em blem a (gr. pieza in serta­ E d ícu lo ; rom ano


da), en la antigüedad, un ador­
no m etálico de naturaleza sim ­
bólica y m ás tarde denom i­
nación universal de una im a­
gen simbólica, atributo, -*■
símbolo, distintivo.

Enjuta, 1. Una superficie tri­


angular apoyada en un vértice,
entre dos tram os de arco ( = Fig. 1, e n ju ta
intersticio de arcos, figura 3) Fig. 2, cú p u la su spe n d id a
o bien, entre un arco y un
cuadrado que encierra este
arco (figura 1); — 2. E njutas
suspendidas (figura 2, H), o
sea, pinjantes son los triángu­
los esféricos que sirven de
transición entre plantas cua­
Fig. 3
dradas o poligonales y el círcu­ p e ch in a con fig u ra ;
lo base de una cúpula. g ó t., S. X III

Entablam ento, 1. En el tem ­


plo griego el conjunto form a­ C
do por el arquitrabe, el friso y
la m oldura de cornisa (figu­
F
ra -^colum na, p ilastra); —• 2.
En algunos tipos de colum nas A
el elem ento entre el capitel y
la im posta (figura -> im pos­
ta).

Entasis, la form a ahusada


del fuste de una colum na con
m enor diám etro en la p arte
superior y m áxim o en su cen­ E ntablam ento de un te m p lo g rie g o d ó ­
ric o ; A a rq u itra b e , F fris o de m etopas,
tro. Figura -*■ columna. C co rn isa

147
Entram ado, obra de edifica­
ción en la que las partes so­
p o rtan tes del arm azón del m u­
ro consisten en vigas de m a­
dera y se llenan los entrepa­
ños interm edios con b arro o
ladrillos. En Alemania, Francia
e In g laterra se encuentran
tram o s largos de calles con
fachadas entram adas con
m iradores, hastiales ejiones
ricam ente tallados y pintados.
E ntram ado; re n a cim ie n to ; E entrepaño
Figura -v m énsula, p. 85 y ss.,
ornam ento: rosetón de entre­
paño.

E p istilo -y A rquitrabe.

Epitafio (gr. inscripción se­


pulcral), lápida funeraria con
inscripción usada desde la an­
tigüedad. E n la EM, la tum ba
plana em potrada en el pavi­
m ento de la iglesia, y en la
que se rep resentaba la efigie
del difunto, llevaba una ins­
cripción d entro del encuadre
de la losa; existen tam bién
epitafios sobre estelas esculpi­
das que señalan la sepultura,
adosadas al m uro interior o
exterior de las iglesias. En los
m onum entos funerarios del
período gótico, el epitafio es­
tá inscrito generalm ente en el
borde de las losas; asim ism o
E p ita fio re na ce n tista ; S. XVI
se hallan en las criptas y en
las galerías de los claustros.
En los s. xvi y x v n se em po­
tra b a n pequeños m onum entos
en el m uro p ara señalar la
tum ba, com puestos de una
placa de piedra o m árm ol con
una larga inscripción. Se en­
cu en tran epitafios del s. xvm ,
grabados sobre m edallones,
sarcófagos, pirám ides y obe­
E sca lin a ta s; b arro co liscos.

148
Erm ita -> capilla.

Escalera de caracol, una es­


calera helicoidal que sube a lo
largo de un apoyo vertical
( = caracol), esp. en el gótico
tardío y renacim iento desarro­ rom anico g ó tic o
h acia 1200 h acia 1300
llada a gran arte. Figura —*
torre 2.

Escalinata, una escalera si­


tuada delante de la fachada
de un edificio sin cubierta,
adoptando form as p articu lar­
m ente representativas en el
renacim iento y barroco. En ta rja ; renacim .
m uchas ocasiones sirve para h acia 1500
acentuar la sim etría.

Escocia, el concepto con tra­


rio, cóncavo, de- toro y bocel.
Em pleada como com ponente
arquitectónico en —>- m olduras,
tejados, colum nas ( base
ática) y tam bién en muebles.

Escudos, unos distintivos en


form a de adarga, frecuente­
m ente con casco. La disciplina
que estudia los escudos de a r­
m as recibe el nom bre de he­
ráldica. Se habla del lado de­
recho e izquierdo m irando
desde el ángulo de vista del
que lleva el escudo y no del
que lo observa.
1. Formas de escudo.
2. Los colores heráldicos, se Escudo del Estado b ritá n ic o ; C i
identifican en reproducciones Ci cim era , S soportes, D d ivisa
sin colores m ediante unos ra­
yados y som breados determ i­
nados.
3. Las imágenes de los escu­
dos pueden ser: a) figuras
heráldicas, o sea, patrones en
color o bien b) figuras com u­
nes, o sea, objetos o seres vi­
vos. Los E. con m ensaje pre­

149
Be sentan el nom bre del p o rta ­
dor del escudo en form a de
u na divisa.
Piezas accesorias son los sig­
nos de cargo o de grado de no­
bleza (corona, báculo de obis­
po, etc.). Piezas de adorno son
los tenantes ( -s- hom bres sal­
vajes) (desde el s. xiv) los
m antos de los escudos (desde
el s. xvn), divisas o trofeos.

Escultura, el arte de reprodu­


cir imágenes de cuerpos, tan
antiguo como la historia de
la hum anidad. Formas: Escul­
tu ra y relieve ( escultu­
ra arquitectónica). Materia­
les: Bronce, piedra, m adera,
barro, m arfil, cera, m etales
nobles y otros varios.
Las técnicas m ás im portantes
son:

I. Fundición de bronce. Exis­


ten dos procedim ientos para
fundir un modelo, preparado
de antem ano: 1. Fundición a
la cera perdida. Se cura el
m odelo de b arro cocido y se
form a el núcleo (N) de la pie­
za de fundición. Se recubre
con una capa de cera (C) del
espesor del bronce que se de­
sea colar. Se rodea con una
caja de m olde (M) en b arro el
núcleo y la capa de cera. Se
instalan b a rra s m etálicas (B)
E scu ltu ra en piedra
que alcanzan el núcleo y tu­
bos (T) que alcanzan la capa
de cera. Al calentar el molde
la cera fluye a través de los
tubos m ientras que las barras
evitan el desplazam iento del
núcleo respecto al molde, y
se vierte en la cavidad a tra ­
vés de un bebedero (Be) el
bronce fundido (nueve partes

150
de cobre, una p arte de estaño).
Una vez frío el conjunto se
rom pe el molde exterior y se
saca con rasquetas el núcleo
del interio r de la pieza de
bronce. E ste es el m étodo que
todavía hoy se em plea con
m ayor frecuencia; — 2. En el
procedim iento de m olde de
arena, no se rom pe el molde
de yeso después de la colada,
sino que se desm onta en va­
rias piezas y se conservan co­
mo modelo en negativo.

II. Talla en piedra. N orm al­


m ente se moldea con yeso un
Fig. 3
modelo del tam año n atu ral
según un boceto en b arro y
según este modelo se va ta ­
llando el original en piedra,
ya sea a pulso o con ayuda de
aparatos de m edida. Las pie­
zas medio acabadas reciben
el nom bre de «en piedra b ru ­
ta». Con el térm ino de moldeo
en piedra se hace referencia
a un procedim iento de colar A cró te ra ; g rie g o
una estatu a con piedra pulve­
rizada (generalm ente caliza).

III. Talla en madera. Con


ayuda de cincel y m aza o gu­
bia se tra b a ja un bloque de
m adera previam ente cortado
en basto con sierra o fresa,
h asta obtener la talla según un
dibujo o un modelo (en yeso
o b arro ).

E scultura arquitectónica, es­


cultura exterior o interior, di­
rectam ente relacionada con la
arquitectu ra. Los ornam entos
en sí (por ejem plo, frisos) las
form as plásticas del edificio
propiam ente dicho (seudopi-
lastras, tracerías, etc), p erte­ A tla s; b a rro co C a riá tid e ; g rie g o

151

A
necen a la -* ornam entación.
Se debe hacer una distinción
entre aquéllos y las figuras
que pueden p resentarse en
form a de estatuas o en for­
m a de relieves (ver abajo-).
Las épocas de florecim iento
de la escultura arquitectónica
son la antigüedad, y los estilos
rom ánico tardío, gótico y ba­
rroco.
A p a rtir del neoclasicismo es­
tos elem entos son reem plaza­
dos por esculturas individua­
les, m ás o menos aisladas de
la e stru c tu ra arquitectónica.
De entre las form as m ás fre­
cuentes de escultura arquitec­
tónica podem os indicar:

Acrótera (gr.), ram al de acan­


to, figura palm eada (que tam ­
bién form a p arte de la orna­
m entación) o una figura plás­
tica (león, esfinge, etc.) como
adorno de un hastial de un
tem plo o de un mausoleo. An­
tigüedad, renacim iento, neo­
clasicismo.

A n g elo te ro cocó de la VI e sta ció n del


Atlas, Atlante, una figura de
Vía C rucis V e rón ica presenta a Jesús hom bre forzudo im itando la
9l sudario idea de la antigüedad del gi­
gante que sostiene el universo,
em pleada en lugar de pilares
y colum nas en edificios.

Cariátides (gr.) el equivalen­


te fem enino de Atlas. Por la
actitu d traid o ra de la aldea
Karyai (K arzai) en la guerra
con tra los persas, se llevaron
en esclavitud todas las jóvenes
de la aldea. Así se deriva:
C ariátide = esclava.
Una cariátide significa lo m is­
mo que Kore. Antigüedad y
C abeza g rote sca; rom án. renacim iento.

152
Amorcillo, generalm ente un
niño pequeño con alas rep re­
sentando al dios del am or en
escenas m undanas según el
modelo del a rte erótico de la
antigüedad. E xtensam ente em­
pleado en el rococó.

Angelotes (it. putto = niño


pequeño, pl. p u tti) m uchachos
pequeños desnudos con o sin
alas, representando una va­
riante del ángel gótico infantil.
A p a rtir del renacim iento p ri­
m ario, pero especialm ente en
el barroco, los angelotes po­
blaron los altares, las imáge­
nes, los órganos, las paredes,
los techos y las galerías de las
iglesias. Sus actividades gene­
ralm ente son repeticiones sim ­
bólicas del tem a principal que
están com pletando.

Cabeza grotesca relieve de una


cabeza hum ana o de anim al
p ara esp an tar los m alos espí­
ritus, em pleado en casas, igle­
sias rom anas, pilas bau tis­
m ales sitiales de coro.
E scu ltu ra de ta lle r (grupo de la A n u n ­
c ia c ió n en un p orta l gót.)
Cupido, niño con alas en for­
m a de figura pequeña de
Eros. Un com plem ento de es­
culturas, em pleado en el arte
helénico y en Pompeya en pin­
tu ras m urales. Según el m ode­
lo de estas figuras nacieron
los ángeles infantiles góticos
y los angelotes renacentistas
y barrocos.

E scultura de taller, elem en­


tos esculpidos, obras produci­
das bajo la coordinación de los
talleres de constructores de ca­
tedrales, todo cuanto se creó E scu ltu ra de ta lle r (P itágoras, fig u ra
en los talleres de constructo­ d el a rq u ivo lta de un p orta l gót.)

153
Herm a, de b u lto redondo res de catedrales medievales
en el sentido de elem ento es­
culpido de obra. El concepto
debe extenderse para incluir
tam bién los elem entos escul­
pidos del rom ánico prim ario,
generalm ente obras de m onjes.
En resum en estas obras en con­
ju n to vienen a ser una ilustra­
ción exhaustiva y rica de refe­
rencias de la Biblia y adem ás
una verdadera enciclopedia de
la vida espiritual medieval, in­
clusive de acontecim ientos de
las diferentes épocas, leyendas
de santos y alegorías diabóli­
cas. En Francia se concentran
m ás en el p o rtal y en la facha­
da, pero en Alemania m ás den­
tro de las iglesias.

Hernia, en realidad una es­


cu ltu ra independiente (cabeza
de H erm es sobre un pedes­
Herm a adosado a tal cuadrado), pero a p a rtir
una p ila s tra ; b arro co
de la época del renacim iento
se em plearon tam bién figuras
de m edio cuerpo, sim ilares
a Atlas como com plem entos
de pilares o pilastras repre­
sentando las herm as.

Relieve (fr.) obra plástica


desarrollada en una superficie
e íntim am ente relacionada con
ésta. Según el grado en que
sobresale el relieve se distin­
guen las siguientes form as
principales:

1. Relieve hundido (Egipcio),


se esculpen las figuras a es­
coplo en form a de rebajes de
la superficie sin sobresalir
de ella p o r ningún punto; —-
2. B ajorrelieve (fr. basrelief);
— 3. sem irrelieve; — 4. Alto-
R elieve de m etopa; g rie g o relieve.

154
En un relieve estricto las fi­
guras se encuentran claram en­
te aisladas del fondo, pero en
el relieve pictórico las figuras
están en unión con el fondo
y éste representa a m enudo
un fondo arquitectónico o pa­
norám ico.
De los relieves de la antigüe­
dad, son particularm ente fa­
m osos los relieves de m etopas
(placas rectangulares de relie­
ve debajo del canalón del tem ­
plo dórico form ando los lla­
m ados frisos de m etopa en
sucesión alternativa con trí­
glifos [ colum na]) y los re­
lieves de tím pano en los triá n ­
gulos hastiales de los antiguos
tem plos.

Esgrafiado (it. sgraffiare =


rascar), decoración con revo­
que raspado. Una p in tu ra m u­
ral resistente a la intem perie,
consistiendo en varias capas
superpuestas de revoque de ca­ R elieve en b ro n ce ; rom án., S. X I; m itad
in fe rio r: bajo y m e dio re lie v e ; m itad
lidad superior, raspadas hasta s u p e rio r: re lie ve de to d o b u lto ; fo n d o :
la profundidad necesaria p ara re lie ve p ic tó ric o
tener a la vista el color de­
seado en cada caso. Actual­
m ente m uy empleado. En el
renacim iento italiano, se apli­
caba revoque negro, gris, rojo
o blanco y se rasp ab a el dise­
ño en el revoque todavía no
fraguado.

Estauroteca -> relicario.

E stela (gr. colum na), cuadro


con inscripciones o m onum en­
to sepulcral (con im agen re­
presentando al difunto) o do­
nación consagrada en form a
M R
de una placa de piedra en po­
sición vertical. Arte griego de
E sg rafia d o ; R 3 capas de revoque de
la antigüedad. c o lo r, M m am postería

155
E stilo im perio (Napoleón I),
la fase final del neoclásico (
p. 69 ss.), estilo que se exten­
dió en tre 1800 y 1830 de París
por toda E uropa. Se distingue
p o r una subdivisión de las pa­
redes en paneles o com parti­
m ientos claram ente delim ita­
dos, p o r la form a de los m ue­
bles, los m arcos rectos de los
paneles de p uertas y m urales
y p o r la ornam entación esca­
sa, im itando tem as rom anos y
egipcios antiguos (esfinge, lira,
m eandros, antorcha, etcétera).
Im p o rtan tes guarniciones en
bronce.

E stilo jesu ítico, 1. El estilo


de las iglesias barrocas, cons­
truidas p o r los jesuítas en Es­
paña y la América Latina. Mu­
chas veces recargado con or­
nam entos; — 2. El estilo ba­
rroco de las iglesias jesuítas
del s. xvii, adaptado según el
modelo de II Gesù en Roma
( f i g u r a p . 55).
E stilo perpendicular (inglés
P erpendicular Style), el perío­
do tardío del gótico inglés
(1350 hasta s. xvi). El nom bre
se deriva de las líneas predo­
m inantem ente perpendiculares
de los m ontantes ( ventana
I, 6) que servían para dividir
las grandes ventanas y pare­
des. Una de sus característi­
cas destacadas es la bóveda
de -*■ abanico.

E stilóbato columna.
E stíp ite, estilo de colum na
que se desarrolló en México y
Guatem ala, reacción contra la
E s tilo p e rp e n d icu la r. Ventanas a lan-
sencillez curvilínea de la pilas­
cetadas tra clasicista.

156
Estoa pórtico.

••
E strado (fr.), un desnivel del
pavim ento en el interior de
un edificio, salvado p o r una o
varias gradas, por ejem plo, de­
lante de u n trono (figura
cátedra), altar, m onum ento se­
pulcral, en un m irador, etc.
E stria do : d ó ric o (iz .); jó n ic o (de.); A
Estriado, unos surcos en el arista, F file te
fuste de las colum nas y pilas­
tras de la antigüedad dándo­
les un aspecto m ás esbelto y
elástico. En la colum na dórica,
las (22) estrías están unidas
p or unas aristas vivas, pero
en las colum nas jónicas y co­
rintias, las separan (24) file­
tes. Desde el tiem po renacen­
tista hasta la E dad M oderna
se vuelven a em plear con rela­
tiva frecuencia, no sólo en co­
lum nas y pilastras sino tam ­
bién en candelabros, faroles,
etcétera.
Estufa de a zule jos;
E stuco, mezcla de yeso, cal re na cim ie n to

y arena, bien conform able y


de fraguado rápido, utilizado parte superior m ás estrecha,
p ara esculturas y decoracio­ frecuentem ente con figuras
nes plásticas m urales. Figura, coronándola. En el renacim ien­
p. 66. to se construyeron con muy
El estuco al m árm ol es colo­ rica ornam entación (figura) y
reado con m árm ol en polvo colorido (estufas en mayólica
y lleva un veteado am arm ola- desde el s. xvi). El rococó im ­
do en color (im itación del plantaba form as curvas y or­
m árm ol, esp. en el barroco). nam entadas en azulejos en
Alisado con una llana en ca­ blanco.
liente, se obtiene el estuco
lustroso. Evangelistas, los autores de
los 4 evangelios del Nuevo Tes­
Estufa de azulejos, las E. tam ento: Mateo, Marcos, Lu­
m ás antiguas conservadas, del cas, Juan; de los cuales Mateo
gótico tardío, p resentan la y Juan al propio tiem po fue­
form a fundam ental, válida r o n ^ apóstoles. Desde el s. iv
h asta la actualidad: una base son representados p or sus —
rectangular con patas, una símbolos alados: hom bre ( =

157
S ím b o lo s de los e van g e lista s en el tím pano de un p orta l gót.

M ateo), león ( = Marcos), toro


( = Lucas), águila ( = Juan),
o bien se añaden estos distin­
tivos a las imágenes que re­
p resentan a los E. como a tri­
F acistol de butos (según Ecequiel 1, 5-14,
b ron ce ;
m oderno — ángel 3.) A m enudo rodean
a C risto en el trono (figura) y
se encuentran en las cancelas,
pechinas, etc. H asta el s. x m ,
tam bién se presentaban en for­
m a de una sola figura, el te-
tram orfo (gr. figura cuádru­
ple).

Exedra -> ábside.

E xvoto — cuadro votivo.

Facistol, una base inclinada


para sostener un libro sobre
un soporte en el — coro, sobre
el antepecho de un -y am bón
o de un — leccionario p a ra la
lectura del Evangelio o de la
Epístola, o bien p ara las notas
(con varios tableros) p ara el
coro de la iglesia. a tril de
Fachada de una casa rom án ica , sur de
Francia águila.

158
Fachada, el lado vistoso de
un edificio. Algunos edificios
tienen 2 F. (palacio barroco
con fachada orientada a la ciu­
dad y orientada a los ja rd i­
nes; fachadas de los cruceros
de las catedrales góticas, pero
de categoría inferior a la im a­
fronte; tam bién en las casas
de viviendas que dan a 2 ca­
lles). Generalm ente la facha­
da reproduce la subdivisión Fachada neo b a rroca , ópe ra de París;
interior del edificio: revela el 1861-74
núm ero de plantas, el núm ero
de naves y en el barroco tiene
form a convexa ad aptada al
óvalo interior.

Fajón -*■ bóveda.

Fénix sím bolo 12.

F estón ornam ento.

Figura helicoidal, guarnicio­


nes (ornam ento) con -^ v o lu ­
tas, obeliscos y otros orna­
m entos arquitectónicos, espe­ H astial con vo lu ta s; re n a cim ie n to ta r­
cialm ente en los hastiales dío, 1609
renacentistas y barrocos.

Filacteria, una cinta conte­


niendo un m ensaje o un es­
crito, en las imágenes m edie­
vales, especialm ente del estilo
gótico, sostenida por figuras
o aislada en la imagen. El tex­
to se refiere al personaje o
a la escena reproducidos.

Filigrana (lat. filum = fila­


mento, granum = grano) una
técnica de joyería, conocida
desde 2000 a. de J.C. en Troya.
Consiste en aplicar m ediante
soldadura sobre una base me­
tálica, recubierta p o r gránulos An g el de la a n u n cia ció n con fila c te ria ;
de oro o plata unos hilos de rom án., S. XII
oro o p lata en form a de dise­
ños ornam entales. En la Edad
M oderna se prefiere la filigra­
na sin placa de fondo en for­
m a de hilos finos form ando
una contextura entrelazada,
soldada solam ente por los pun­
tos de contacto. -» joyería.

Flam ígero — ornam ento.

F ilig ra n a de oro, ruso; época de las m i­ Flor de lis -> ornam ento.
gracio n es
Florón ornam ento.

Fresco técnicas de pintura.

Fronda -* ornam ento.

Frontal -y altar.

Frontispicio (fr.), 1. Frontón


o hastial trián g u lar sobre el
resalto central ( — resalto); —
2. Cabecera (frontispicio), en
grabado en cobre, original­
Fuente de cu en co rom án. m ente em pleada en libros de
los s. x v i i -x v i i i .

Fuente, un elem ento decora­


tivo de la arq u itectura u rb a­
na, estim ado desde la antigüe­
dad por el sinfín de form as
decorativas que adm ite. For­
m as im portantes: los rom anos
construyeron unas obras de
proporciones gigantescas, lla­
m adas ninfeo (gr. nym phaion)
que m anaban agua de fuentes
n a tu ra le s.o de los puestos de
distribución del agua de -y
acueducto, consagrándolas a
las ninfas. En el atrio de la —>
basílica cristiana y en el patio
de crucero del —> claustro se
situaba la fuente de cuenco.
El agua de la fuente de aguja
gótica fluye de la aguja, rica­

160
m ente adornada con figuras
y cresterías dentro de la ba­
se redonda o angular. Las
«fuentes bellas» se situaban
en el centro de las plazas de
las ciudades medievales. Las
fuentes barrocas adoptan m u­
chas veces figuras m itológicas
m arinas de la antigüedad:
Poseidón, Tritones, Náyades, y
rosas de m ar; las fuentes de
los jardines adquieren el ca­
rácter de ingenios de hidro­
tecnia con cascadas y surtido­
res.

Fundición en bronce —►Escul­


tu ra 1.

F uste de una colum na com ­


puesta = un cuarto de colum ­
na, m edia colum na o tres cuar­
tos de colum na, adosado a un
elem ento soporte (pilastra,
m uro) y que se prolonga m e­
diante los nervios de la ->
bóveda, siendo este fuste el
soporte de la carga de aque­
llos. Su diám etro es m ayor
cuando sostiene los nervios
transversales y m enor cuando Fuente b a rro c a ; S. XVI11
sostiene los nervios diagona­
les o form eros. bóveda 3.
(«form ación de tram os de bó­
veda»), figura 2 b, 3 a; pilas­
tra.

Gablete, un hastial de adorno


sobre —>- ventanas y -v p o rta ­
les góticos, m uchas veces flan­
queados por -*■ agujas, con tra ­
cerías ciegas o abiertas (->■
ornam ento) y adornados con
frondas y florones (am bos ->
ornam ento). El gablete refuer­
za la aspiración gótica a las Fuste de co lu m n a fa s c ic u la d a ; a fuste
alturas. grueso, j fu ste d e lg a d o

*
Galería (fr.), 1. Una sala alar­
gada en un palacio barroco
(la galería de espejos de Ver-
salles); — 2. Una dependen­
cia em pleada frecuentem ente
p ara exposición de obras de
arte, dada su buena lum ino­
sidad. Hoy se da a la palabra
G. el significado de una co­
lección im portante de arte
(gabinete = una colección m e­
n or); — 3. El piso m ás alto
de un teatro; — 4. galería
alta incorporada; — 5. Galería
abierta de iglesias (galería ba­
jo alero — arcada) o fortifica­
ciones (— iglesias castillos).
G ablete
Galería alta, una trib u n a o —
galería de una iglesia, ya sea
p ara increm entar el espacio,
p ara sep arar determ inados
grupos de la parroquia, por
ejem plo, m ujeres, cortesanos,
m onjas, clérigos cantores, pa­
ra alo jar el órgano, o bien
sólo como elem ento de subdi­
visión m ural. Especialm ente
en la arq u itectu ra rom ánica,
las galerías altas abren los
m uros de la nave principal y
se presen tan como un tercer
elem ento de com posición en­
tre las arcadas de la planta
b a ja y la hilera de ventanas de
los ventanales superiores .(fi­
gura). En las iglesias del re­
G alería de una g iró la gót.
nacim iento y barroco con ga­
lería alta, ésta alcanza a m e­
nudo la bóveda adquiriendo
al propio tiem po un significa­
do tridim ensional mayor. Sin
em bargo, la galería alta no es
un com ponente esencial del
edificio de una iglesia. En la
rotonda se encuentra sobre
el deam bulatorio (figura -y
G a lería G a le ria G a leria
ve rda d e ra fa lsa fic tic ia p. 19), en la-> basílica sobre

162
las naves laterales, en el cru­
cero ( f ig u r a ^ p. 20 y cance­
las) o bien sobre el p o rtal de
la fachada oeste y en las igle­
sias -*■ de tres naves de la
m ism a a ltu ra o las iglesias —
de sala, la galería alta está
apoyada en un arm azón pro­
pio y en m uchas ocasiones
constituye una adición poste­
rior.
Se hace la distinción en tre 1.
G alería alta rom án.; S. X; V ventanales,
La galería alta auténtica = G g alería, A arcadas de la nave central
una planta superior debida­
m ente construida; — 2. La ga­
lería alta adulterada = una
ab e rtu ra que únicam ente con­
duce a un espacio en tre el
m aderam en del tejado; — 3.
Una seudogalería alta = una
m era ab ertu ra m ural que no
conduce a ninguna dependen­
cia a nivel superior.

Galería b ajo alero -s- arcada.

Galería de arcos arcada.

Galería de estatuas de reyes,


una hilera de (28) figuras de
reyes, probablem ente los ante­
pasados de Cristo, presentada
en sentido transversal en la fa­
chada oeste de las catedrales
francesas.

Gallón, cada uno de los seg­


m entos ovoideos o esféricos
que se usan en la o rnam enta­
G alería de reyes de la ca te d ral de
ción de superficies arquitec­ Reims
tónicas, como cúpulas y h o r­
nacinas.

Gárgola, un canal p ara agua


de lluvia que sobresale del te­
jado p a ra proteger el m uro
contra la hum edad. En los tem ­
plos de la antigüedad tenía la
tal ( — joyería) con cincel de
piedra, punzón, cortafrío, agu­
ja de grabador y en el caso de
vidrio con rueda de diam ante.

Granulado — joyería.

Grisalla (fr. p in tu ra en gris)


p in tu ra en tonalidades grises,
em pleada con frecuencia para
re sa lta r efectos de luz y som ­
b ra en esculturas y estuco.

G rotesco -> ornam ento.


M o na sterio de San Lorenzo de El Es­
c o ria l; h erre ria n o , S. XVI Guirnalda —> ornam ento.

form a de la cabeza de un león H astial, la pared de rem ate


y en el gótico la de figuras su­ en la pared frontal de un edifi­
tiles (anim ales, hom bres, se­ cio con tejado de dos aguas. Su
res fabulosos) actualm ente ya form a fundam ental es triangu­
ininterpretables como sím bo­ lar. Se em plea m ucho tam bién
los. en form a de un hastial de ador­
no sobre un p ortal o una ven­
Garra de enjuta -*■ columna. tana ( f ig u r a n gablete; venta­
na II, 8; p o rtal). El hastial
Geison -y cornisa. trian g u lar plano de la antigüe­
dad, decorado con acróteras y
Giróla — coro. relieves, ha sido im itado en el
renacim iento, barroco y clasi­
Glorieta — arq u itectu ra de ja r­ cismo. El triángulo del hastial
dines. rom ano es casi rectangular y
pobre de adornos. Los hastia­
Gótico en ladrillo — construc­ les góticos son m ás em pinados
ción en ladrillo. y frecuentem ente interrum pi­
dos por rosetones y tracerías
G r a b a d o , aplicar m ediante ciegas, ricam ente adornados
corte diseños en piedra o me­ con — agujas y frondas y coro­

j
jfe UBI
lB D Ü T O ^ 1

H astia le s g ó tic o s e scalo n ad o s (iz.); renacim . con v o lu ta s (ce.); b a rro co (de.)

164
nados con un florón ( -> orna­
m ento). En el barroco se em ­
plea, adem ás del hastial tria n ­
gular el hastial de segm ento
de arco, am bos con frecuencia
acodados o abiertos. O tra al­ H astial o fro n tó n tria n g u la r acodado
ternativ a m uy usada en el ba­ (¡z.), a b ie rto (de.), y c irc u la r a b ie rto
rroco es la de perfil curvo.
frontispicio, hastial de b u h ar­
dilla.

H astial de buhardilla, el -*
hastial de una pequeña —^ su­
p erestru ctu ra del tejado. Su H astial de
m isión es producir arm onía b u h a rd illa ;
renacim .
entre las líneas horizontales
largas del tejado y las líneas
verticales del edificio.

H eráldica -> escudos.

H erm a -*■ escultura arquitectó­


nica.
Herrajes -►ornam ento.

Herreriano, estilo oficial im ­


puesto d u ran te el reinado de
H ipo ca usto. C a le fa cció n de la Selva
Felipe II, p o r Juan de H errera Negra
(1530-1597). La m atem ática se
hace arq u itectu ra en una com­
binación horizontal de líneas
puras, con relieve de pilastras,
cornisas y frisos am ensulados.
La obra cum bre es El Escorial,
plasm ación en piedra de la
«mis-tica de la geom etría y del
espacio» de H errera
H om bres sa lva je s co m o tenantes
H ipocausto (gr. calefacción
desde abajo), calefacción des­ sentos con este sistem a de cale­
de una dependencia debajo del facción se llam an «la gloria».
pavim ento de viviendas y ba­ Su propagación en la Penínsu­
ños en la antigüedad, en los la se debe a los rom anos.
castillos medievales y en los
m onasterios. En algunos pue­ H om bres salvajes, unos hom ­
blos de Castilla y León los apo­ bres desnudos, peludos y con

165
coronas de hojas en la cabe­
za y en la cadera y arm ados
con clavas, que sostienen los
—>-escudos de los s. xv y xvi.
Em piezan a proliferar tra s el
descubrim iento de América.

Icono (gr. im agen), en la igle­


sia ortodoxa un cuadro, (en
contraposición a pinturas m u­
rales) representando a santos.
Las form as y los colores son
m uy idealizados, innaturalis-
tas y sujetos desde siglos a un
canon riguroso. Como tipos fa­
mosos se destacan los achei-
ropietos y las imágenes de la
Virgen llam adas «Eleúsa» ( =
la m isericordiosa). a rte bi­
zantino.

Iglesia, alegoría de la -* Eccle-


sia y Sinagoga.

¡cono, virge n “ E leusa", ru so; S. XIV; Iglesia bautism al baptiste­


d e b a jo : el esquem a de c o m p o s ic ió n de rio.
la cabeza. La unid a d de m edida es la
lo n g itu d de la nariz
Iglesia-castillo, una iglesia de
la EM con fortificaciones, em ­
pleada en toda E uropa, esp.
T
en zonas fronterizas avanzadas
* (p o r ejem plo, en Transilvania,
con tra los húngaros y Francia
del S ur contra los m oros) para
defensa de los habitantes de
aldeas no fortificadas. En Es­
paña abundan las iglesias-casti­
llo y los m onasterios-castillo
(Poblet, Santas C reus...). En
m uchos casos sólo tenían un
torreón, pero tam bién algunas
veces con ronda, m uro con al­
m enas y aspilleras, baluartes,
m últiples m uros circundantes
y fosos de agua. Figura —> p. 38.
Ig le s ia de postes, H ahnenklee, A lem a­
nia Iglesia de dos coros coro.

166
Iglesia de frailes m endicantes
(iglesia de predicadores, orato­
rio) térm ino em pleado en las
iglesias de franciscanos (des­
calzos, frailes m enores) y dom i­
nicos en los siglos x m y xiv.
Considerando estas órdenes co­
m o su tarea principal la cura
de alm as, estas iglesias tienen
form as sim plificadas (tam bién
observables en la arquitectura
de las iglesias -*• cistercienses)
en com paración con las del gó­
tico en su apogeo. Suprim en
por com pleto el crucero ( -> ba­
sílica), — m olduras, — triforio
y las torres y reducen los — a r­
botantes; ventanales pequeños.

Iglesia de postes, una iglesia


en m adera, noruega, probable­
m ente un rem anente de la sala
real vikinga. Según la form a de
construirla con postes vertica­
les, sim ilares a palos de un bu­
que, se llam a tam bién iglesia
de palos. La rem atan unas ca­
bezas de dragones y lleva o rn a­
m entación germ ánica tard ía
con m otivos anim ales.
Ig le sia de fra ile s m e ndicantes, R egens­
b urg , A lem a n ia, ig le s ia de los d o m in i­
co s; gót. h acia 1300; in te rio r h acia E
Iglesia de tres conchas, coro y planta
de tres conchas — coro.

Iglesia de varias naves de la


m ism a altura, una iglesia de
nave longitudinal cuyas naves
laterales tienen la m ism a altu­
ra que la nave central (en con­
traposición a la — basílica) co­
bijándose todas bajo un tejado.
Las ventanas altas de las naves
laterales ilum inan la nave cen­
tral. La m ayor p arte de las ve­
ces falta el crucero. El apogeo
de esta form a de iglesia fue en
los s. x m y xiv, en W estfalia, gót.
el su r de Francia, H olanda e
Italia. La seudobasílica es una
form a de este tipo de iglesia
con la nave central m ás alta y
el tejado de la form a de una
basílica, pero faltándole los
ventanales altos.

Iglesia redonda, iglesia con


p lanta redonda o poligonal,
rotonda.

Im posta, 1. M adero horizon­


tal flanqueando una ventana;
— 2. Una placa soporte vola­
diza entre el pilar (m uro, pilas­
tra, colum na) y la carga (arca­
da, bóveda). Em pleada en la
a rq u itectu ra desde los s. iv-v.

Incrustación (lat. cru sta =


Ig le sia redonda
corteza) artesanía em potrada
de piedras en color, por ejem ­
plo, con empleo alternativo de
m árm ol de color claro y oscu­
ro (esp. en paredes y pavim en­
tos). Período de auge: antigüe­
dad, a rte bizantino y en Ita ­
T lia desde la EM h asta barroco.
C Taracea es el térm ino em plea­
i do en la I. de m uebles y obje­
tos en m adera con m adera, ná­
car, m arfil, carey o m etal (esp.
Im posta sobre una co lu m n a ; I im pos­ en rococó). D amasquinado (de
ta, E e nta bla m en to , C c a p ite l
Damasco, el centro principal
de fabricación de arm as ára­
bes) significa la I. de arm as.
C órdoba fue un centro im por­
tan te en esta indu stria durante
la dom inación m usulm ana. El
p atró n o diseño recibe el nom ­
bre de adam ascado.

Intersección del crucero, un


espacio cuadrado o rectangu­
lar, form ado en el cruce de la
nave principal y del crucero.
in c ru s ta c ió n con m á rm ole s de d ife re n ­
tes c o lo re s ; rom án, ¡ta l., S. XII Especialm ente en el rom ánico,

168
este cuadro viene a ser el mó­
dulo para el edificio total (
sistem a de tram os cuadrados).
Se llam a intersección separa­
da, cuando la lim itan contra el
resto de la iglesia unos arcos
o pilares recios de cruce (des­
de el año 1000, aproxim ada­
mente). Las iglesias rom ánicas
distinguen el cruce adicional­
m ente por la torre de transep-
to, reem plazada en el gótico
generalm ente por una -> cupu-
lina graciosa.

Intercolum nio (lat.), la dis­


tancia entre dos colum nas, me­
dida de eje a eje y dividida en­
tre el diám etro de la columna
p or su parte inferior. El I. de­
term ina esencialm ente el efec­
to arquitectónico de una hilera In te rse cció n . R epresentación esque­
de colum nas. De este m odo el m á tica del tra n se pto y la to rre de
I. viene a ser un m ódulo de una tra n se pto en una b a s ílic a con co ros
e scalo n ad o s sin c o n s id e ra r las arcadas
hilera de columnas. de la nave ce n tra l. I in te rs e c c ió n , Te
to rre del tra n se pto, C r c ru c e ro , C co ro,
A á bside, Cl c o ro latera l con á bside, N
In tra d ó s— 1. ventana, — 2. nave ce n tra l, NI nave latera!
jam ba.
D —

Jamba, las superficies que se


producen al co rtar en un m uro
oblicuam ente el vano de una
ventana o de una puerta. Un In te rc o lu m n io de cu a tro d iá m e tro s de
co lu m n a
corte perpendicular produce
una superficie llam ada intra­
dós. El p o rtal rom ánico y gó­ da) como fundición de bronce
tico de jam bas suele llevar rica ( -^ e s c u ltu r a l) ; — 2. R epuja­
ornam entación y figuras de do: se conform a una placa del­
jam bas. F ig u ra-y ventana I, 2; gada en m etal m aleable por el
portal. dorso con la m asa de rep u jar
en frío; — 3. Se aplica un di­
Joyería, decoración artística seño ornam ental a la superfi­
de utensilios y joyas en oro, cie utilizando lima, cincel, bu­
plata y platino, tam bién en ril, punzón o troquel, si se tra ­
com binación con esm alte y pie­ ta de — grabado (corte para
dras preciosas. Técnicas: 1. reb ajar) y de cincelado (repu­
Fundición (raram ente emplea- jado desde fuera hacia aden­

169
tro). El granulado se refiere a claro y oscuro (según modelo
la aplicación de granos finos del palacio fabuloso de Mino-
de oro m ediante soldadura. —»■ ta u ro en C reta). El L. de la ca­
filigrana. ted ral de San B ertin en San
Omer (figura 1) es de 17,3 m.
Juan — 1. Apóstol, 2. Evan­ de canto y cubre 300 m.2 y el L.
gelista. de C hartres (figura 2) es del
m ism o ancho que la nave cen­
tra l (12,90 m.) y su recorrido
Laberinto (gr.), tam bién lla­ es de 250 m. Como ejercicio de
m ado cam ino de Jerusalén, una penitencia, los fieles hicieron
figura geom étrica incrustada este recorrido de rodillas em­
en el pavim ento de m uchas ca­ pezando p o r la periferia y ter­
tedrales, generalm ente góticas, m inando por el centro.
com puesta de piedras de color
Lado de la Epístola, el lado
de la iglesia y del a lta r a m ano
derecha m irando por la en tra­
da O., ya que la E pístola se lee
en este lado. Recibe tam bién
el nom bre de lado de los hom ­
bres, ya que desde la EM gene­
ralm ente los hom bres ocupan
L ab e rinto, fig . 1 este lado.

Lado del Evangelio, el lado de


la iglesia y del a lta r a la iz­
quierda ( = al N orte, en la épo­
ca cristian a prim itiva, el lado
o rientado hacia los paganos)
m irando por la entrada O., don­
Fig. 2 de se lee el Evangelio. Recibe
tam bién el nom bre del lado de
las m ujeres.
Ladrillo -*■ piedra para cons­
trucción.
Lambrequin (fr. cielo de ca­
m a) un adorno de rem ate su­
perior de una ventana, una ca­
m a o una p u erta en form a de
u n a colgadura con encajes o
borlas (barroco). Muchas ve­
ces se ha im itado el L. en estu­
co o piedra.

Lámpara, 1. candelabro (lat.


candelabrum ), soporte de cirio

170
en contraposición a los cande­
leras suspendidos en form a de
aro. Existe desde la antigüedad
en num erosas form as: el can­
delabro de 7 brazos (heb. Me-
nora, candelabro p a ra el culto
judío y en la iglesia cristiana
como sím bolo del cum plim ien­
to del antiguo testam ento); el
candelabro de 8 brazos (heb.
Chanukka = consagración de]
tem plo, símbolo del judaism o;
con un noveno llam ado Cha­ C an delabros; re na ce n tista (iz .), de s ie ­
mes p a ra encender los restan ­ te brazos; gót., h acia 1300 (de.)
tes); candelabro en form a de
figura hum ana; como soporte
de velas; como candelabro pa­
T o rre de una lám para
ra Pascua; — 2. Candelero rom án., S. X I; detrás
suspendido en form a de aro, dos barras de suspensión
suspendido del techo soportan­
do varias luces. Tiene form a
de una corona o de una rueda
con to rres o portales sim boli­
zando la Jerusalén celeste (ro­
m ánico) tam bién con figuras;
en form a de b a rra con brazos
radiales (gótico) m ás tard e en
vidrio (renacim iento, esp. en
Venecia); — 3. Candelero de
la Virgen, un candelero de for­
m a de aro con la estatu a de la
Virgen y una cornam enta de
ciervo form ando la ->■ aureola Lám para en form a de
m u je r con escudo;
en form a de m andorla; — 4. re na cim ., S. XVI
Candelero de figura femenina,
una variante m undana de la
acepción 3 en la cual una fi­
gurita femenina, a menudo con
cola de pez, reem plaza la Vir­
gen. C aracterístico del s. xvi;
— 5. Candelero de tinieblas,
p a ra la Sem ana Santa; un so­
porte en hierro colado con una
pieza superpuesta triangular o
de 3 com ponentes llevando en C andelabro
las postrim erías de la EM 12-15 para la
cirios, uno p ara Cristo, uno pa­ Semana
Santa;
ra cada apóstol y m uchas veces rom án., S. XI

171

A
incluso p a ra cada una de las
tres M arías; —■6. Luminaria,
un a lám para de aceite colgan­
te, que arde perm anentem ente
ante el a lta r de las iglesias cris­
tianas o de las sinagogas; —
Candeleros de los apóstoles, en
los 12 lugares de las iglesias ca­
tólicas donde se hace una con­
sagración de los 12^ -a p ó sto ­
les, 12 cruces y 12 candeleros
m urales, eventualm ente ador­
nados con sus imágenes.
C an d e la b ro m ural b a rro co

L e c c io n a r io (lat. lectionari-
um = atril), pared divisoria
entre el coro (para los cléri­
gos) y la nave central (para los
laicos). H abitual en las iglesias
a p a rtir del s. x m . El L. tiene
una o varias ab ertu ras y un co­
ro alto accesible por m edia­
ción de una escalera p ara los
cantores) con un antepecho.
En este coro alto se situaba el
atril que dio el nom bre al con­
jun to y donde se leía la Epís­
tola y el Evangelio. Después de
la EM se destruyeron casi to­
dos los L., ya que obstaculiza­
ban la visión del sacrificio de
la Misa.

Linterna, una to rrecita estre­


cha (norm alm ente en m adera)
sobre las cum breras de las igle­
sias introducida en el s. x m
p o r los cistercienses y em plea­
da luego en las iglesias de pul­
pito ( -4- iglesias de los frailes
m endicantes, arq uitectura cis­
terciense), reem plazada en las
catedrales góticas por la to rre
de tran sep to ( intersección
cuadrada entre crucero y na­
ve principal), ya que se con­
centró la construcción de to­
L e c c io n a rio (L) en el co ro O. A rrib a :
vista h acia O; a b a jo : pla n ta rres en la fachada oeste.

172
Lirio ornam ento.

Listel bóveda.

Lóbulo -y ornam ento.

L o g g ia ,u n a d e p e n d e n c ia
abierta en una p lan ta del edifi­
cio, pero alineada, sin sobresa­
lir. Lo contrario es el -> balcón.

Luis XIV, el barroco francés


en la época del Rey Sol Luis
XIV (1643-1715). G eneralm ente
se aplica este térm ino sólo a
objetos de artesanía, por ejem ­
plo, los m uebles adornados con
rica m arq u etería ( -*■ incru sta­
ción) si bien el estilo barroco
en general experim entó su
máximo apogeo por la inspira­
ción y por los encargos de
Luis XIV.
C óm oda B o u lle de e s tilo Luis XIV

Luis XV, la época de gobier­


no de Luis XV (1723-1774) y el
estilo de aquella época, el ro­
cocó, principalm ente m anifies­
to en decoración y artesanía.

Luis XVI, la transición del


rococó al neoclásico ( ^- p. 69
y ss.) en Francia d u ran te el
reinado de Luis XVI (1774-
1792). Las características de la
decoración y de la artesanía,
en com paración con el rococó,
son una claridad rigurosam en­
te sim étrica y serena de las for­
m as (lira, jarró n , frisos orna­
m entales de la antigüedad) y
de los colores de los muebles.

Lumbrera de tejado, pequeño


salidizo del tejado con venta­
na.
D eco ra ció n Luis X V !: ventana (iz.),
Luminaria lám para, 6. extre m o de mesa (de.)

173

A
cabezas desproporcionadam en­
te pequeñas. Las tonalidades
oscuras y claras se alternan
con vehem encia y los lím ites
D iferentes form as de lum breras en es- del espacio no son claram ente
definidos. Las características
del M. se encuentran de un mo­
do m ás im presionante en las
obras de El Greco, tam bién de
Parmeggiartino, Bronzino, Tin­
toretto. Hoy se vuelve a explo­
ta r el M. como estilo artístico
Luneto — bóveda. independiente.

Luz, distancia de la ab ertu ra Mansarda ->■ form as de teja­


de un arco. dos 6.

Marfil, m aterial em pleado pa­


Mandorla -* aureola. ra tallas obtenido de los colmi­
llos del elefante y de la m orsa.
M a n ie r is m o (it. am anera­ Desde hace milenios se em plea
miento, actitu d afectada), en en la artesan ía y recibe m uchas
el sentido m ás am plio, una veces un acabado pulido o pin­
im itación falsificada de un es­ tado y en otras es com binado
tilo. El M. suele producirse al con m etales nobles. Epocas de
final de la época de un gran es­ apogeo: la antigüedad rom ana
tilo, utilizando con virtuosis­ ( díptico), -> arte bizantino
mo los m edios form ales y téc­ y las tendencias subordinadas
nicos de aquél, pero sin cohe­ a éste (Rávena, s. vi; a rte caro-
rencia interio r ni fundam ento lingio), gótico francés y arte
espiritual. En el sentido más m usulm án.
restringido, se refiere el M. a
la época entre el renacim ien­ Mármol (gr. m arm oros = sig­
to tardío y barroco (1530-80), nifica reluciente) piedra caliza
predom inantem ente en los paí­ cristalina, em pleada en arqui­
ses latinos. Un arte excelente tectu ra y en escultura desde
de p in tu ra de retrato s presen­ la antigüedad en los países me­
ta con preferencia figuras aris­ diterráneos y en los países sep­
tocráticas decadentes. Unas tentrionales a p a rtir del rena­
obras fervorosam ente religio­ cimiento. En el barroco se imi­
sas y fuertem ente afectadas re­ tab a con frecuencia acabando
velan una correlación con la la piedra o m adera con pintu­
contrarreform a. Los cuerpos ras con efectos m arm óreos. En
movidos e inquietos, a m enu­ m uchas m ontañas europeas
do torcidos de form a helicoi­ hay yacim ientos de M. en cen­
dal («linea serpentinata»), es­ tenares de tonalidades. Pero
tán excesivam ente estirados, a p a rtir del neoclásico, se pre­
las manos ex trarrefinadas y las fiere el M. blanco. La escultura

174
m oderna em plea raras veces
este m aterial. Alcanzaron gran
fam a las variedades griegas:
pentélico (azulado) y párico
(blanco azulado) y el M. italia­
no de Car ra ra en Toscana, m a­
terial em pleado de preferencia
por Miguel Angel.
R elieve en m a rfil; p a le o c ris tia n o (cruci-
M arquetería incrustación. fic c ió n . m uerte de Judas)

M ascarón -> ornam ento.

M ausoleo - - m onum ento sepul-


eral.

Meandro -> ornam ento. M edallón


re lie ve
en
Medallón (fr. m edalla gran­ m adera;
bar. 1630
de) una imagen o un relieve en
un m arco redondo u ovalado.
Los M. de tam año m iniatura
suelen ser retrato s y en tam a­
ño grande objetos de decora-

M ensa altar. M énsula de p ie ­


dra bajo un ner­
v io de bóveda
M énsula, un soporte voladizo gót.
p a ra balcones, figuras, vigas,
fustes de colum na fascicula-
da, etc. que tam bién recibe el
nom bre de modillón en estruc­
tu ras entram adas. En muchos
casos se adorna como un -y ca­
pitel con ornam entos o figuras,
a m enudo grotescas.

M etopa^- 1. escultura arqui-


tectónica, 2. columna.

Mihrab, pequeña capilla en el


m uro de la m ezquita que seña­
la a los orantes la dirección de
la Meca.
M énsulas de m adera ta lla d a en un e n ­
Mirador, un saledizo cerrado tram ado con re pre se n ta cio n e s de la
A n u n c ia c ió n y de las te n ta c io n e s ; re-
en la fachada o esquina de una n acim ., 1559

175
casa. N orm alm ente no com uni­
ca con el suelo, pero puede al­
canzar la altu ra de varias plan­
tas. E n el gótico tardío, en el
renacim iento y en el neobarro-
co (s. xix) el m irador tenía
m ucha aceptación como ele­
m ento decorativo de un edi­
ficio.

M isericordia - sitiales del co-


ro.

Mocárabes, o alm ocárabes,


yeserías en form as estalactíti-
cas usadas en la decoración de
interiores en la arq u itectu ra
árabe.
M ira d o r: g ó t., S. XIV; re na cim ., 1605

Módulo, 1. (lat. m odulus =


m edida pequeña) el diám etro
de la colum na p o r su p arte in­
ferior como unidad de las pro­
porciones dim ensionales de la
disposición de colum nas en
la antigüedad ( — intercolum ­
nio). Al dividirlo entre 30 se
obtienen m inutos (partes); —
2. diám etro de una m oneda o
— medalla.

M o ld u r a c ó n c a v o c o n v e x a ,
«m oldura de campana». Un ele­
m ento de construcción de p er­
fil en form a de S o sea, cónca­
voconvexa. Según su función
en el edificio la m oldura puede
ten er el carácter de apoyo (a)
(como elem ento interm edio) o
de rem ate (r) (como rem ate
superior de cornisas o sim ila­
res). Según la disposición de
la p a rte convexa del perfil se
dice que esta m oldura es talón
(t) estando la p arte convexa
o rientada hacia a rrib a (por
ejem plo, en capiteles de colum­
M o ld u ra cóncavo co nve xa nas y gola (g) cuando está

176
orientada hacia abajo (por
ejem plo, en la -* base ática).

Moldura de form a de pera


bóveda.

M oldura de ovas -s- ornam ento.

Moldura de tres cuartos de ca­


ña ->■ m oldura redonda.

M orisco ->■ ornam ento.

Monasterio, los edificios mo­


nacales fueron resultado de las
aspiraciones de Benito de Nur-
sia (519 en M ontecassino) de
convertir la vida erm itaña de
los m onjes en com unidades su­
jetas a reglas severas. Alrede­
M o na sterio c is te rc ie n s e de M aulbronn,
dor de un patio cuadrado des­ A le m a n ia ; S. XIII
cubierto, el claustro A (adapta­
ción del peristilo de la vivienda
de la antigüedad) con pozo B
( ^ tonsura) se agrupan las res­
tantes dependencias: la iglesia
C (generalm ente hacia el Nor­
te), la sala capitular D (sala de
reuniones, generalm ente jun to
a la iglesia), el refectorio E (co­
m edor), el parlatorio F (sala de
conversaciones) y el dorm itorio
(sala de dorm ir), o las celdas. M o na sterio c a rtu jo de V alb o n ne , Fran­
Los benedictinos solían cons­ cia. A l fo n d o la ig le s ia con las dep e n ­
tru ir los m onasterios en luga­ den cia s ru rale s, en p rim e r té rm in o las
ca sitas in d iv id u a le s con sus ja rd in e s
res altos y los cistercienses a lre d e d o r del c la u s tro
(desde 1100) en valles, pero las
órdenes de los frailes m endi­
cantes (desde el s. x i i i ) dentro
de las ciudades o cerca de ellas,
ya que consideraban su mi­
sión principal la cura de alm as
en lugar de la contem plación.
Los cartu jo s (desde el s. x n ) vi­
vían en casitas individuales en
hileras flanqueando un claus­
tro grande. Sus m onasterios
reciben el nom bre de cartu ja C laustro

177
(it. certosa, fr. ch artreuse). Los
m onasterios de las órdenes m i­
litares (desde el s. x m ) eran al
propio tiem po m onasterios y
castillos. Figura ->■ M arienburg
p. 77. Los m onasterios b arro ­
cos se asem ejan a los palacios
S arcófago de vo lu ta s rom ano; S. po r la m agnitud del proyecto
a. JC. general.

M onóptero p. 12.

M onumento sepulcral, frecuen­


tem ente en form a de edifi­
cio independiente (tem plo se­
pulcral, capilla sepulcral, m au­
soleo, pirám ide, torre de se­
pulcro, etc.); la m ayor p arte
de los m onum entos sepulcra­
les artísticos se encuentran en
las iglesias, claustros y en los
cem enterios. Formas principa­
M ausoleo les: 1. Una lápida sepulcral
rom ano,
S de Francia en piedra o bronce em potrada
en el pavim ento (baja E dad
Media); — 2. Tumba, una su­
p erestru ctu ra sepulcral rectan­
gular y ornam entada que lleva
la lápida sepulcral, general­
m ente con una escultura rep re­
sentando al difunto. En ocasio­
nes lleva una cubierta sim ilar
a un dosel; al tra ta rse de sepul­
cros de caballeros nobles, con
el -►blasón funerario (EM); —
3. Sarcófago (gr. «devoradora
de carnes»), expresando la idea
S arcófago de que la piedra caliza lenta­
ro m á n ico ; 1022
m ente devora el cadáver depo­
sitado en él), generalm ente un
/ aG E I __ i i f c X ataú d ornam entado en piedra,
|W !W ¡ barro, m adera o m etal en for­
i » m a de casita, cubeta o caja, en
II.
m uchos casos decorado con
jy i 1i una esta tu a yacente del difun­
to. A ntigüedad, renacim iento
h a sta neoclásico; — 4. ->■ epi­
S a rcófa go p a le o c ris tia n o con un re lie ­
ve del a rca de Noé (sin cu b ie rta ); S. V tafio.

178
M ontantes -y ventana I, 6.

Muro separador basílica.

M usas (gr.), las diosas grie­


gas protectoras de las artes y
de las ciencias. Originalmente,
sólo se adoraba en Atenas una
m usa: M nemosyne, la diosa de
la m em oria, m ás tarde, desde T um ba; g ó t., S. XIII
la época helenística, eran 9 las
m usas que se presentaban con
sus atributos:
Erato (lírica am orosa seria):
cítara;
E uterpe (m úsica, lírica): flau­
ta;
Calíope (épica): libro y rollo;
Clío (historia, filosofía, épi­
ca): rollo de papiro escrito;
M elpomene (tragedia): m ás­
cara trágica;
Polimnia (canción): sin a tri­
buto;
Terpsicore (danza): lira;
Talla (com edia): m áscara có­
mica;
Urania (astronom ía): globo.

N aos -y p. 12.

N ártex, vestíbulo interio r en Las m usas: C lío, Talía, Erato, Euterpe,


P o lim n ia , C alíope, T e rp sic o re , U rania,
las iglesias prim itivas, destina­ M elpom ene
do a cierta clase de penitentes
y donde los catecúm enos re­
cibían instrucción. A veces pre­
senta la form a de pórtico; -*■
basílica.

N ave -y basílica.

N eogótico. u n estilo arquitec­


tónico im itando al gótico, naci­
do del historicism o y rom anti­
cismo del s.xix basado en in­
terpretaciones erróneas, inca­
paces de crear una arquitec­ N ártex, Francia, S. XI

179

A
tu ra propia. El m érito princi­
pal del N. es la term inación de
las obras de las grandes cate­
drales abandonadas a medio
co n stru ir (catedral de Barcelo­
na). Pero la m ayor extensión
de este estilo se alcanzó a fina­
les del siglo pasado en la cons­
trucción de m uchas iglesias.

N eorrenacim iento, la adop­


ción de las form as de edificios
m uebles del renacim iento du­
ra n te el últim o cuarto del si­
glo xix, nacida igual que el es­
N e o g ò tico . Londres, A lb e rt M e m oria l;
1863-72 tilo neorrom ánico, neogóti-
co, de un historicism o con sen­
tim ientos rom ántico-naciona­
les, como reacción contra el
neoclásico ( -> p. 69 y ss.) y sin
creación propia.

N ervio -» bóveda.

N ervio form ero bóveda.

N im bo -> aureola.

Obelisco, un pilar en piedra,


N e o rre n a cim ie n to . B ie le fe ld , A lem ania, alto y cuadrado, estrechándo­
ayun tam ie nto; 1904 se hacia a rrib a y rem atado con
una p u n ta de form a de pirá­
mide. Símbolo egipcio de culto
y em pleado desde el renaci­
m iento en form a pequeña co­
m o decoración de obras, la m a­
yor p arte de las veces combi­
nado con volutas en un has­
tial.

Octógono, una obra de cons­


trucción, levantada sobre una
p lan ta en form a de octógono
regular. Figura Aquisgrán,
capilla palatina, p. 19.
N eo rre n a cim ie n to . V iena, B urgtheater,
1874-88 Ojo de buey ventana, II, 3.

180
O pistodom os -h>- p. 13.

Orante, 1. - ^ a d o r a n te ;— 2.
en el arte cristiano prim itivo
una figura con vestiduras lar­
gas y m anos en alto como una
personificación de la oración.

Oratorio, 1. el coro de clé­


rigos en las iglesias de m onas­
terios y colegiatas; —- 2. Deno­
m inación de las iglesias d e n ­
las órdenes de frailes m endi­
cantes; — 3. capilla privada i
en un M onasterio o en una re­ O b e lisco (iz.), y co m o rem ate de te ja ­
do (de.)
sidencia; — 4. palco con rejas
o vidrios en las iglesias b arro ­
cas o del rococó p ara je ra r­
quías m undanas o clericales;
— 5. plataform a del órgano.

Orden rom ano —►columna.

Orden sinuoso bóveda.

Ornamento (lat. o rnare =


adornar) m otivo o form a indi­
vidual que adorna (el conjun­
to de todas las form as em plea­
das para em bellecer = deco­
ración; el conjunto de todos los
ornam entos dentro de una es­
cuela de a rte = ornam enta­
ción, por ejem plo ornam enta­
ción renacentista). Un O. pue­
de servir de adorno = O. ador­
nante (por ejem plo, rocalla,
m ascarón) o bien p ara subdi­
visión = O. divisorio (por
ejemplo, seudopilastra, trace­
ría). Los conceptos se solapan
hasta cierto punto, ya que un
friso adornante puede al pro­
pio tiem po ser un elem ento di­
visorio.
Las form as principales son: 1.
O. geométrico, diseñado con
O ra to rio ; ro cocó ,
com pás y regla, por ejemplo, h acia 1750

181

A
friso de diente de sierra, m ean-' 3. O. animal, p o r ejem plo, fri­
dro; — 2. O. vegetal, por so bucráneos; — 4. O. con for­
ejemplo, capitel de frondas (-> m as humanas, por ejem plo, ca­
capitel), -> hoja de acanto; — pitel de figuras ( -> capitel).

Las cifras después de las voces guía hacen referencia a los dibujos

A ca n to 59 F riso acan a lad o de arista L ó b u lo 31, 32, 33, 34, 38


A c ró te ra 58 viva 13 M ascarón de fig u ra s c o n ­
A c ró te ra de hastia l 60 Friso de anim a le s 5, 30 d ra le s 50
A ra be sco 55 Friso de arcos cruzados M ascarón de h ojas de
A s trà g a lo 6 23 parra 48
A s trà g a lo de cuentas 6 Friso de a rcos de m edio M ascarón de vo lu ta s 49
A rco s 21, 22, 23 p un to 21, 22 M eandro 1, 2, 3
Banda de olas 2, 3 Friso de bucráneos M edallón hueco con vo ­
Banda g erm á n ica 12 (cabezas de buey) 5 lutas 52, 53
B ucráneos 5 Friso de cu bo s a je d re za ­ M o risco 56
C ardo 59 do 16 Oreja 54
C im a 7, 8, 9 Friso de die n te s de s ie ­ Ovas 8
C intas 68 rra 11 Palma 4, 58, 60
C oncha 57 Friso de hojas 28 P icos 41
C ondrales 50 F riso de h oja de parra 29 Pina 61
C u a d rifo lio 36 Friso de pla ca s o c a silla s P o lilo b u la d o 38
C u a d riló b u lo 32 19 Q u in q u e fo lio 37
C ubo 16 Friso de ro da ja s 18 Q u in q u e ló b u lo 33
D iam antes 25, 26, 27 Friso de ro d illo s 15 R ocalla 57
Dientes de s ie rra 11 Friso de rom bos 14 R om bo 14
D ró le rie 73 Friso de soga 20 Roseta 46
E ntrelazos 24 Friso de tenazas 10 Roseta h e lic o id a l 47
Festón 64 Friso d ia m a n ta do 25, 26, R osetones de entrepaño
F igura de co nch a s 57 27 en obras entram adas 45
F igura de pabellón de la Friso im b ric a d o 17 S e u d o p ila stra 70
o reja 54 Friso palm eado 4 Talla de m uestras o c u ­
F ig ura de ram os 67 Friso zigzag 12 n eifo rm e 71
F igura de sa rm ie n to s de Fronda 62, 63 Tracería 31-44
c in ta s 68 G rutescos 51 T rifo líc u lo 42
F igura im ita n d o herra je s G u irn a ld a de fru ta s 64 T rifo lio 35
69 H achón 72 T rilá te ro 40
Fla m íg ero 44 H e xa ló b u lo 34 T riló b u lo 31
F lo r de lis 66 H erraje 69 V e jig a n ata to ria 39
F lo r tre p a do ra 62, 63 H ojas 9, 28, 29, 48 V o lu tas 49, 52
Florón 65 L irio b o rb ó n ic o 66 Zigzag 12

r a iE IB IE ^ ^ S
m
4
tú( R
Friso palm eado; desde la antig ü e -
i
dad
i M eandro; desde la antig ü e da d

r tx .t x .& i r .i SHíjí ?
2 M eandro; g rie g o 5 Friso de b ucrá n e os; rom ano

|3 t a i
3 M eandro; rom ano 6 A strá la g o de cu en tas; jó n ic o -g rie g o

182
ÜJ
l uJ U]
1n r H n h i i h i
7 C im a; d ó ric o -g rie g o
18 Friso de ro d a ja s; ro m án ico , an-
g lo n o rm .

f
8 C im a; jó n ic o -g rie g o

fiWTiììVfilìY flìlYW >V~ — TIN-


□□ ¿iV AI

19 Friso de placas o ca silla s , román

w znnrjrjrji
20 Friso de soga; rom án , anglonorm

10 Friso de tenazas; época de las


m ig ra c io n e s, S. VI

'V 'V / W / 21 Friso de arcos de m e dio punto


román.
11 Friso de die n te s de s ie rra román

22 Friso de arcos de m edio punto


román.
12 Z ig zag ; rom án.

t t n t t
13 Friso acan a lad o de arista viva 23 Fris0 de arcos cruzados román
rom án.

16 Friso de cu- 17 Friso im b rica -


bos aje d re za- do, rom án., 26 Friso adia m a ntad o en una a rchi-
d o; rom án. a n g lo norm . vo lta rom án.

183

A
27 Friso a dia m a ntad o ; a qu i rom án. 29 Friso de h ojas de parra; got. p ri-

28 Friso de hoja s; rom án. 30 Friso de a nim a le s; aquí rom án.

Formas de tracería góticas 31-44

31 T riló b u lo 32 C u a d riló b u lo 33 Q u inq u e ló b u 34 H exa ló bu lo

35 T rifo lio 36 C u a d rifo lio 37 Q u in q u e fo lio 38 P o lilo b u la d o

39 V e jig a nata to ­ 40 T rilá te ro 41 Picos 42 Tracería de


ria; got. ta r­ anim ales
dío

184
45 R osetones de e ntrepaños en obras 46 Roseta, des- 47 Roseta h e li-
entram adas (tam bién en p ie d ra ): de la a n ti- c o id a l; desde
renac. güedad la antig ü e da d

48 M ascarón de 49 M ascarón de 50 M ascarón de 51 G ru t é s e o s ;


h ojas de pa­ vo lu ta s; S. fig u ra s con- desde la an­
rra ; got. XVII, renac. d rale s; S. tig üe d a d, aquí
ta rd ío , .b a r. XVII, tra n s i­ renac. hacia
ción renac. 1500
- bar.

52 M edallón hue­ 53 M eda lló n ; roe. 54 F igura de pab e lló n de la oreja:


c o con v o lu ­ re n a cim ./b a r., e ntre 1580 y 1680
tas; renac.

55 A ra be sco ; desde la 56 M o risco ; desde la


épo ca h e le n ística épo ca h e le n ística 57 R ocalla; roe.

185
58 A cró te ra , vista de fre n te y de p e r­ 59 A ca n to ; vista de fre n te y de p e rfil;
fil; antigüedad antig ü e da d

60 A c ró te ra de 61 Riña, sím b o lo 62 Fronda, flo r 63 Fronda, flo r


h a s tia l; a n ti- de la fe r tili- tre p a d o ra ; tre p a do ra ;
güedad dad ; desde la gót. p rim itiv o g ó t.ta rd ío
antig ü e da d
69 F igura im itan d o
68 F ig ura de sarm ie n to s de cin ta s, bar
h e rra je s ; renac

70 S e u d o p ila stra ; rom án. 71 Talla de m uestras o cu ne ifo rm e


desde la edad de p ie d ra
Orquesta teatro. Palladlo, Palladism o, una for­
m a especial del renacim iento
tardío, atribuible al m aestro
Pabellón, 1. Pabellón de jar­ con stru cto r italiano Andrea
dín = urí edificio pequeño a la Palladio (1508-1580), con in­
intem perie, abierto p o r uno o fluencia tam bién en el barroco.
por todos los lados ( -* arqui­ Una adaptación m uy ligada al
tectu ra de jardines.); — 2. Pa­ estilo rom ano antiguo con una
bellón de esquina = -»■ resalto reducción de la decoración de
de esquina de un palacio b arro ­ las fachadas y aspiración de
co. proporciones claras y severas.
Una característica especial es
Palacete -y p. 73, figura p. 75. el -y sistem a de colum nas que
abarcan m ás de una planta de
Palm a -» ornam ento. u n edificio. El palladism o do­
m ina a p a rtir de 1600 por com­
pleto la arq u itectu ra inglesa y
ejerce tam bién a p a rtir del año
1650 influencias sobre la fran­
cesa y la de los restantes países
europeos.
fo tw ftm í
Panel, 1. Una p ared de esca­
sa a ltu ra sobre la -> cornisa de
un edificio como apoyo del te­
jado, frecuentem ente decora­
da con figuras; — 2. En el in­
terio r un tram o estrecho de
pared delim itado por dos mol­
duras, situándose entre la ->
bóveda (generalm ente de ca­
ñón) y los pilares ( -> pilastras,
P ab ellón ; b a rro co , fin a le s S. XVII etc.). (A rquitectura antigua,
renacentista, barroca, neoclási­
co). F i g u r a ^ p. 56.
La planta del panel es el nom ­
b re que se aplica a una planta
de ático de escasa altu ra em­
pleado en el barroco francés.
F ig u ra -^ Vicenza, Pal. Valma-
ran a p. 79; Arco de Triunfo p.
92.
Paneles, revestim ientos en
m adera de techos y paredes,
esp. en E uropa septentrional
O rd e n ació n c o lo ­ en los s. xv h asta x v i i i . Fre­
sal de P alladio; cuentem ente adornados con
re n a cim ie n to ita ­
lia n o rica talla.

188
Pantocrátor (gr. om nipoten­
te), Cristo presentado como
rey universal con el libro de la
vida en la m ano izquierda y la
m ano derecha levantada. A p a r­
tir del s. iv, un tem a im portan­
te del a rte cristiano, m uy fre­
cuente en el ábside y tam ­
bién en medio de los -* evan­
gelistas (figura) o entre los
símbolos de ellos, representan­
do la «M ajestas Domini» =
Gloria del Señor.

Pasión Instrum entos de la, Paraíso (P) en la fo rm a del a trio paleo-


los instrum entos empleados c ris tia n o ; S. XII
p ara to rtu ra r a Cristo: clavos,
férulas, flagelos, corona de es­
pinas, lanza y esponja de vina­
gre en una caña, etc, en total
unas 30 piezas, entre ellas tam ­
bién objetos pertenecientes a
los acontecim ientos de fondo,
como tenazas, sudario, dados.
Desde la EM se p resentan co­
mo símbolos de la pasión de
Cristo, por ejem plo, en la co­
lum na del m artirio.

Paso de ronda p. 73, 76.

Paraíso (gr. paradeisos = ja r­


dín), el atrio de la basílica cris­
tiana prim itiva: un patio de­
lantero bordeado por colum na­
tas, en la EM tam bién la ante­
sala de la iglesia, a m enudo ri­ Portal d e l para íso; S. X II/X III
cam ente adornada con figuras.
objetos de cobre y bronce, for-
Parlatorio -*■ m onasterio. m ada con el tiem po por la oxi­
dación, pero hoy en día tam ­
Parque arq u itectu ra de ja r­ bién obtenida artificialm ente.
dines. Su color verde, pardo o negro
viene a rep resen tar una anti­
Parteluz —>- p o rtal 3. güedad honorable.

Pátina, una especie de he- Patio de honor -> p. 73, figura


rrum be noble, capa exterior en -> p. 79.

189
Pavo real -*■ sím bolo 11.

Pelícano -y sím bolo 10.

F orm ación de p e rfil m ediante c o lu m ­ Peraltado —> bóveda — arco.


nas, horn a cina s, etc. en el p orta l de
una fachada b a rro ca (planta)
Perfil, 1. Im agen retrato;
— 2. Una p arte acentuada­
m ente sobresaliente de un edi­
ficio, visible en la planta, por
ejem plo, u n a -^ m o ld u ra cón­
cavoconvexa, el perfil de una
ventana o de un -^portal
por aplicación de baquetillas o
columnas.

Pérgola galería.

P e r íp te r o s p. 12.

Perspectiva (lat. perspicere


= m irar a través), presenta­
ción del espacio tridim ensio­
nal (largo, ancho y fondo) so­
b re un plano dibim ensional
(largo y ancho). El fondo que
Perspectiva in ve rtid a , e spe cia lm e n te en falta en la representación pla­
la mesa y el escabel (S. M ateo); ro­
mán. h acia 1230 n a es ilustrado en perspectiva
en tan to que se presentan los
objetos del m ism o tam año na­
tu ral a dim ensiones cada vez
m enores al aum entar la distan­
cia desde el observador ( —- re­
ducción en perspectiva). El es­
quem a m atem ático de la P. no
se descubrió sino hasta el rena­
cim iento prim ario. El b a rro ­
co utilizó genialm ente la P. pa­
ra p roducir la im presión de
subdivisiones arquitectónicas
m urales y especialm ente de te­
chos que llegaban hasta el in­
finito ( arq u itectura fingi­
da). Con el aum ento de la im ­
p o rtancia del colorido, la P. ha
perdido im portancia desde el
P erspectiva in ve rtid a (S. A gustín y dos
im presionism o (segunda m itad
ado ra n te s; 1490) del s. xix) h asta la actualidad.

190
En la perspectiva invertida,
frecuentem ente presente en las
pinturas cristianas prim itivas
y medievales, los objetos no se
van reduciendo, desde el obser­
vador hacia el fondo, sino que
la figura principal de la im a­
gen resalta dando la im presión
de acercarse al observador. Es­
tas dos form as aparentem ente
co ntradictorias de la P., deben
interp retarse m ás bien espiri­
tual que m atem áticam ente: la
cristiandad prim itiva y la EM
vieron en el objeto adorado y
presentado en la imagen, un TgTTg * -
sím bolo del orden divino que
al propio tiem po vino a ser el
punto de p artid a del orden
m undial (y de perspectiva). A
causa de ello las figuras en
prim er plano aparecen a me­ S illa r a lm o h a d illa d o
nudo m ás pequeñas p o r tener
menos im portancia que la figu­
ra principal del fondo. Sólo el
renacim iento colocó al hom bre
observador como la base de
todas las escalas.

Petatillo, cúpulas revestidas


con ladrillos bien cocidos, uni­
S illa r rú s tic o
dos con revoque blanco. Pala­
b ra derivada del «petate», es­
te ra de p aja que puede servir
de cama. C aracterístico de
México.

Pez -> sím bolo 7.

Pico - 4 - ornam ento.


S illa r rú stico con ca nto s ta llados
Piedra de construcción. Se
hace la distinción:

I. Según el grado de talla:


1. piedra de cantera = piedra
de construcción natu ral, sin
tallar, de form a irregular; —
2. piedra tallada = una piedra construcción de form a basta,
tallada p a ra ten er form a regu­ sin tallar, em pleada por su
lar, por ejem plo, sillar — un efecto im ponente en la an ti­
bloque macizo rectangular. Los güedad, en el renacim iento y
sillares almohadillados tienen en el barroco en la parte exte­
las caras exteriores redondea­ rio r del m uro y en la planta
das. b aja (obra rústica) o como re­
fuerzo de esquinas ( = realza­
II. Según la posición en el do de piedra; figura obra
muro: de albañilería) «en piedra b ru ­
El tizón tiene la cara m enor ta» -> arte de esculpir II; —
orientada hacia el exterior y 2. piedras perfiladas = ladri­
la soga el lado longitudinal llos em pleados p ara los ele­
hacia el exterior del m uro. m entos de form a irregular
(jam bas con arcadas, trace­
III. Según el uso: rías, etc.), de m odo que era
1. piedra rústica: piedra para necesario m oldearlos ex profe­
so, figura — construcción en
ladrillo; — 3. ladrillo ligero =
un ladrillo de m uy poco peso,
obtenido mezclando a la arci­
lla baño de cu rtir (por cuyo
efecto los ladrillos form aban
cavidades al cocerlos), em plea­
do en el gótico p a ra bóvedas.

Pierna de apoyo contrapo­


sición.

Pierna en juego contrapo­


sición.

Pila bautism al, desde el s. xi,


una pila en piedra, bronce o
m adera (con agua bautism al),
P ila bautism al de p ie d ra , rom án., 1129 reem plazando el -y baptisterio
cristiano prim itivo. Por lo re­
gular adornada con tem as bí­
blicos, relacionados con el
B autism o o el agua.

Pilar (lat. pila), un apoyo


vertical de sección transversal
rectangular o poligonal. Al
igual que la columna, puede
ten er una base, un fuste, un
P ila bautism al capitel y /o una -y im posta,
de bron ce ;
rom án., 1230 puede estar aislado = pilar

192
P ila r redo n d o de m am posteria en el
a trio de una ig le s ia g ó tic a

aislado o bien adosado a la


pared — pilar m ural (-»-pilas­
tra).
El pilar redondo, especialm en­
te en las iglesias de tres na­
ves de la m ism a altu ra del gó­
tico tardío, tiene la sección
transversal redonda y es fun­
dam entalm ente lo m ism o que
una columna, pero se distin­
gue de ésta generalm ente por
un diám etro m enor en propor­
ción a su longitud y por fal­ P ila r fa s c ic u la d o ; rom án., h acia 1200,
ta r la p arte ensanchada del d e b a jo : se cció n transversal de la ba­
se. A l alm a de la p ila s tra (punteado)
capitel. Alrededor de los pila­ se le han a ña d ido cu a tro fu ste s de m e­
res fasciculados se hallan d ia caña sobre zó ca lo s
agrupadas colum nas de media
caña o tres cuartos de caña,
que continúan h asta la -»• bó­
veda en form a de nervios o
f a jones recibiendo el nom bre
de fustes gruesos o delgados
según su diám etro.
Pilar de tres cuartos de caña
-y 1. Fuste de colum na fasci- Base de p ila r fa s c ic u la d o g ó tic o

193
culada; 2. Pilastra; 3. Colum­
na.

Pilastra, pilar m ural que so­


bresale poco del muro. Se di­
vide igual que la colum na
en base, fuste, —►capitel o -*•
im posta y está en ocasiones
estriada u ornam entada. Su
m isión puede ser refuerzo del
muro, subdivisión arquitectó­
nica, soporte del entablam en­
to o estru ctu ra p ara flanquear
p uertas o ventanas.

Pilón, gr., to rre o pilar grue­


so a am bos lados de una puer­
ta de entrada.

Pináculo, parte superior y


más alta de un edificio mag­
nífico o templo.

Pinjante ->■ cúpula.

Pintura al tem ple tecnica


de pintura.

Piña ornam ento.

P ila stra b arro ca ; h acia 1700. a base, Piscina, 1. La pila bautism al


b fuste a canalado, c c a p ite l, d enta­
b lam ento en el baptisterio; — 2. Una
pila litúrgica de agua, general­
m ente en form a de nicho en
la pared del coro que da al
sur, con desagüe p ara el agua
em pleada p ara lavar las m a­
nos de los clérigos y las vasi­
jas sagradas.

Placa voladiza — moldura.

Planta trepadora -*■ ornam en­


to.

Plateresco, un estilo decora­


tivo español del gótico tardío
P ilo n o s ; b arro co (s. xv) con tendencia al em-

194

L
Pliegues en una s illa g ó tic a (iz.); p lie ­
gues de p ie d ra en el zó ca lo de un p o r­
ta l gót. (de.)

P iscin a ; gót. ta rd ío , S. XV

pleo exagerado de pequeños


m otivos ornam entales de ori­
gen árabe, gótico y renacen­
tista. — Figura -> catedral de
Burgos, p. 46.

Platería —>- joyería.

Pliegues, 1. Relleno de pane­


les con una estru ctu ra tallada
en m adera en form a de plie­
gues estrechos (en muebles
góticos); — 2. Pliegues en pie­
d ra en form a de decoración de
un zócalo. Gótico tard ío y re­
nacim iento; — 3. Una dispo­
sición decorativa de tejidos y
ropas en esculturas y pinturas.
Como preparativos, se realizan
estudios de pliegues.
J-_1 11____i . *
Plinto (gr. plinthos = ladri­
llo) una placa rectangular o
cuadrada debajo de una -*■ co­
lum na, -» pilar, pedestal (figu­
ra -y balaustrada) y estatua.
P lin to (P) en la base de un p ila r fas-
Polilóbulo — ornam ento. cic u la d o gót.

195
Polfptico (gr.), a ltar de alas
o cuadro com puesto de m ás de
dos alas. díptico, tríptico.

Ponderación (lat.), en las es­


tatuas, la distribución nivela­
da del peso corporal entre
am bas piernas. Caso especial:
—i- contraposición.

Porche, 1. Sinónimo de -*
pórtico; — 2. Una nave abierta
de arcadas, esp. en el renaci­
m iento.

Portador -» escudo.

Portal, una entrad a artística­


m ente diseñada. El modelo
del p o rtal occidental es el
arco de triunfo rom ano. Las
partes principales del P. son:
1. dintel; — 2. tím pano (figura
evangelista); — 3. columna
divisora parteluz; — 4. jam ba;
P orche; rom án, ita l., S. XII
— 5. figuras de jam ba; —
6. intradós de arcadas con -*•
arquivoltas; — 7. ->■ gablete;
— 8. -*■ frontón; — 9. estruc-

P o rta l; rom án., S. X I/X II; g ó tic o , S. X III;

196
tu ra de flanqueo del p o rtal
-y perfil 2.

Portal de la novia, un p ortal


lateral al lado norte de algu­
nas iglesias góticas; ante este
portal se celebraban las ben­
diciones nupciales. E ste portal
está frecuentem ente decorado
con figuras de las vírgenes
prudentes y necias esperando
al esposo (Mt. 25, 1-12). P Virgen prud e n te y n ecia ; gót
Pórtico, llam ado en Grecia
stoa; un antecuerpo por el
lado de la en trad a principal
de un edificio, sostenido por
colum nas. Antigüedad, renaci­
m iento, h asta neoclasicismo.
F i g u r a p . 13 y 71.

Predela altar.

P resbiterio ábside, coro.


figura -y p. 36.

Príncipe m undano, -> una ale­


goría de los deseos terrenales
m alos en form a de un joven
P ó rtic o ; n e o clá sic o , h acia 1770

re na cim ., fin a le s S. XVI; bar. ta rd ío , h acia 1750; n e o clá sico , p rin c ip io s S. XIX

197
galante como seductor de las
vírgenes fatuas en las jam bas
de la p u erta de la novia,
frente a la figura de Cristo
que lleva consigo a las vírge­
nes prudentes.

Pronaos -* p. 12.

Propileo (gr. propylaion =


portal), una estru ctu ra de por­
tal ante un grupo cerrado de
edificios sagrados m onum en­
tales. El m ás famoso es el P.
P ríncipe de la Acrópolis, el «monte de
m u ndano; goi.
los dioses» de Atenas (436-432
a. de J.C.).

Proporcionalidad, el resum en
de las leyes según las cuales
se consideran arm oniosas las
proporciones recíprocas de las
diferentes partes de una obra
de arte. Su im portancia es
relativa, ya que dichas leyes
varían según los gustos de las
épocas. Las m ás im portantes
P ro p ile o de la A c ró p o lis , Atenas son:

S e cció n áurea, c o n s tru c c ió n y a p li­


ca ció n en la p ro p o rc ió n de las c o lu m ­
nas con re spe cto a la a ltura to ta l de un
T ria n g u la c ió n de un a rco o jiv a l g ó tic o te m p lo d ó ric o

198
1. El canon de las proporcio­
nes de la figura hum ana. Ge­
neralm ente se ha em pleado
como modelo la relación en­
tre la cabeza y el cuerpo ( 1: 7-
1 : 10). Figura -y icono; — 2.
La sección áurea, la división
de un segm ento C ( = sum a)
en una p arte m enor A y en
o tra m ayor B de tal m anera P ró stilo ;
que resulte: A : B = B : C. Co­ antig ü e da d
mo reglas aproxim ativas, va­ ©chipad
len las series de Lamé: 2 : 3 = ©Km
2Tu$í>!ixt)
3 : 5 = 5 : 8 = 8 : 13, etc. Se
em plea en el arte m ucho m e­ Jíafoi
nos de lo que generalm ente se JUn
cree; — 3. La cuadratura, ba­ m $
sada en un cuadrado como
-Óotfef"
módulo, -i- Sistem a de tram os
cuadrados; — 4. La triangula­
ción, empleo de un triángulo ai
93nixrhnbdfK
equilátero p ara establecer pun­ <&itxbotaft
tos estructuralm ente im por­ frrtn*
^ntxrwryc^m
tantes, sistem a, que se ha tra ­
tado de em plear m ás que 3mn«íd
nada para la explicación de
las estructu ras góticas. Sin fnWixrhilfñ
em bargo es m ás probable que ílt&f
3íiiff6o f$am
estas estructu ras se basen en
un triángulo acutángulo. OiMDo^ntxtn

Próstilo -y p. 12. Sdasdnptfat


9»&e)¡n»
Pulpito, una plataform a para
O» tonfi*
predicar y p ara leer; es el re­ ffi&amímfní«
sultado de la evolución del
— am bón cristiano prim itivo. \OnKrfctmSftíl
Desde el s. x m se instaló en
el coro alto o bien sobre un gnet wnuffhn
en9(S«»í«!Km
pilar en la -y intersección del « M i!
crucero con la nave principal.
En las iglesias pequeñas (nor­
m alm ente evangélicas) se com­
bina ocasionalm ente con el al­
ta r para form ar un púlpito de
altar. El orden de subdivisión
riguroso del P. (la base, un
P ro p o rcio n a lid a d . Canon del cuerpo
antepecho poligonal, una es­ hum ano según D urerò, 1528

199
calera y un techo acústico)
lleva a m enudo rica ornam en­
tación y en la época del ba­
rroco se pierde el orden indi­
cado p o r im plantación de fi­
guras. Form as especiales: pùl­
pito de nave (desde 1725 ex­
tendiéndose desde Francia ha­
cia E. h a sta Polonia) en form a
de una nave (según Lue. 5);
pùlpito exterior, especialm ente
en Italia y tam bién en las
iglesias de peregrinación.

Punto de fuga -> perspectiva.


P ù lp ito ; re na cim ; C c u b ie rta acùstica,
A antepecho, E escalera, B base del Purism o, una aspiración afe­
p ù lp ito
rra d a a un estilo absoluta­
m ente puro en las obras. Cau­
só esp. en el s. xix efectos
desastrosos, destruyendo, por
ejem plo, en las iglesias góticas
valiosísim as piezas de decora­
ción de o tras épocas reem ­
plazándolas por obras del es­
tilo -¡- neogòtico. Actualm ente
se em plea con m oderación o
no se usa.

R e lic a rio de a rca; rom án., h acia 1200


Querubín -v ángel 3.

Quinquefolio ornam ento.

Quinquelóbulo ornam ento.

R educción perspectiva.

R efectorio —> m onasterio.

Relicario, cofre p ara guardar


o exponer restos m ortales de
un santo. La form a principal
es el relicario de arca con
unos com partim ientos bien de­
m arcados y generalm ente rica­
R e lic a rio de cabeza, b ro n ce ; S. XIII m ente adornados con trabajos

200
repujados en oro o plata, es­
m altes y piedras preciosas
(esp. s. xn-xv). Existen tam ­
bién relicarios en form a de fi­ R e lic a rio de brazo; fin a le s S. XV
gura de busto, cabeza, pie, b ra ­
zo o m ano correspondiendo a
la form a de la reliquia guar­
dada. Estauroteca (gr. reci­
piente de la Cruz) es el nom ­
bre que se da a los relica­
rios con restos de la Cruz de
Cristo.

Relieve escultura arquitec­ A C A


tónica.
R esalto. A re salto s angu lare s, C resal­
to ce ntra l con fro n tis p ic io
R esalto, una p arte de u n edi­
ficio que sobresale h asta la
altu ra del tejado, éste inclusi­
ve, de la línea de alineación.
Según su posición respecto al
eje central, se habla de un re­
salto central, lateral o de es­
quina. Esp. en el renacim ien­
to y barroco (pabellón)
apreciado como form a arq u i­ R etrato de fre n te
tectónica de fachadas. Figura
W ürzburg, p. 81.

Retablo altar.

Retrato, una imagen de una


persona determ inada m anifes­
tando su fisonom ía exterior M e dio p e rfil

o su actitud espiritual. Se ha­


cen las siguientes distincio­
nes: 1. Según la p arte del cuer­
po incluida: cabeza, busto, me­
dio cuerpo, cuerpo h asta las
rodillas, figura entera; — 2.
Según la posición (especial­ P erfil
m ente al tra ta rse de la cabe­
za): vista de frente, (fr. en
face), sem iperfil, perfil, perfil
perdido; — 3. Según la canti­
dad de personas retratad as:
retrato s individuales, retrato s
de dos y de grupo. Perfil huido

201
Desde la antigüedad, época
en que el a rte de producir re­
trato s había alcanzado un ni­
vel y una perfección muy ele­
vada (esp. Helenismo, arte
rom ano), no existieron deseos
ni dificultades de crear re tra ­
S ilu e ta tos h asta el siglo xiv. En el
renacim iento empezó el apo­
geo del a rte re tra tista alcan­
zando, acaso, en el siglo x v m
su m áxim a extensión; desde
aquellos tiem pos el retrato
continúa siendo uno de los
tem as principales de las artes
gráficas y plásticas.
La silueta (fr. silhouette, se­
gún Etienne de Silhouette, el
m inistro de finanzas de Luis
XV, fam oso p o r sus m edidas
ah orrativas) es una form a
técnica especial del arte re­
tratista, especialm ente emplea­
da en los siglos x v m y xix.
Se proyecta la som bra en per­
fil de una cabeza, sobre un
papel se trazan los contornos,
se reduce en escala m ediante
el empleo de pantógrafo, y se
El río del paraíso G ih on com o porta ­
d o r de una p ila b a u tism a l; rom án., ha­ rellena la superficie con tin ta
c ia 1240 negra.

Los R íos del paraíso, Eufrates,


Tigris, Gihon y Physon (Pisón)
(Génesis 2, 10 y ss.), repre­
sentados en el a rte cristiano
prim itivo en form a de arroyos
y en la EM en form a de hom­
bres sosteniendo vasijas de
las que m anaba agua.

Rocalla ornam ento.

Rococó, el estilo de decora­


ción en la fase final del ba­
rroco (1730-1780); el nom bre
se deriva de la voz francesa
R ococó. Porcelana de N ym phenburg;
h acia 1755 Rocaille (figura ornamen-

202
to) = figura de conchas, el
ornam ento preferido de esta
época. E n Francia este estilo
se identifica con el estilo -*
Luis XV. La grandeza pesada
del barroco se convierte en un
conjunto de piezas pequeñas
de trazos curvos y graciosos;
se abandona la sim etría del ob­
jeto individual ( —>- com ple­
m ento óptico), unos cuadros
en colores pastel de tam años
pequeños y unas figuras de
porcelana reem plazan las pin­
tu ras m onum entales y las es­
culturas gigantescas del b arro ­
co y los juegos pastoriles y las R om a n ticism o . C a stillo de
N euschw anstein. A le m a n ia ; 1869-90
óperas cómicas reem plazan las
obras de teatro afectadas, del
barroco. Una decoración recar­
gada de interiores y muebles
es señal de una cultura refina­
da del vivir.

R om anticism o, una actitud


espiritual en la prim era m itad
del s. xix, oponiendo al clasi­
cismo, racionalm ente orienta­
do, un sentim entalism o y un
am or soñador hacia la n atu­
raleza. No llegó a crear un es­
tilo de a rte propio. El entu­
siasmo por la historia aspiraba
a una nueva anim ación de es­
tilos pasados ( -*• neogòtico,
neor renacim iento), pero sin
M uebles ro m á n tic o s
éxito. U nicam ente la pintura
(Richter, M. v. Schwind, C. D.
Friedrich, Ph. O. Runge, Es­
quivel), la m úsica y la poesía
han creado obras independien­
tes revitalizando un m undo de
cuentos de hadas y un nuevo
am or a la naturaleza.

R oseta —►ornam ento.

R osetón -> ornam ento. R otonda; S. II

203
Rotonda, obra de construc­
A \ ción constituyendo un espacio
central arquitectónicam ente
acentuado, de planta cuadrada
o poligonal. La form a de este
/\ espacio corresponde esencial­
m ente a la cúpula, incluso so­
b re los espacios laterales. En
R ubricas de e s c u lto r; gót.
la antigüedad se em pleaba co­
mo m onum ento sepulcral y
(ra ra s veces) como tem plo
redondo, figura p. 12. En la
época cristiana prim itiva y en
la EM la form a preferida de
iglesia era la -y basílica, utili­
zándose la R. casi exclusiva­
m ente como -s- baptisterio,
iglesia de sepulcro o capilla
palatin a (figura -> p. 17 y tam ­
bién p. 19 y 45). En cambio el
a rte bizantino em pleaba la
rotonda como elemento cen­
R úb rica de fa m ilia con 3 va ria n te s tra l de sus iglesias. El renaci­
m iento, barroco y neoclásico
adoptan de nuevo la R., a me­
nudo con una nave agregada.

Rúbrica de escultor, una m ar­


ca, em pleada con frecuencia
desde el s. x n h asta el s. xvm ,
especialm ente en los talle­
res de constructores de cate­
drales, que servía para iden­
tificar una obra de un escul­
to r como su trab ajo personal.

Rúbrica de fam ilia, o sea,


sím bolo de dinastía, general­
m ente una m arca hereditaria
relacionada con derechos de
propiedad de casa solariega
o palacio, a m enudo con carác­
te r legal reem plazando una fir­
ma. Los hijos m enores aña­
R úbrica de m aestro de la fa m ilia de dían a la rúb rica una nueva
c o n s tru cto re s P a rle r (arriba) en el rayita. Muchos escudos con­
busto de P a rle r de la ca te d ra l de San
V ito de Praga (a ba jo ); g ó t., h acia 1380 tienen estas rúbricas.

204
Rúbrica de m aestro, un sím ­
bolo generalm ente tallado en
un escudo, identificando al
m aestro constructor, director
de una obra y colocado en un
lugar vistoso de la obra de
construcción. Desde el s. xiv.

R ústico —» piedra p ara cons­


trucción III, 1.

Sacristía, una dependencia de


la iglesia p ara vestidor de los
clérigos y los monaguillos, con S a lie n te d e la n te ro ; renacim . ta rd ío
acceso al coro. M uchas ve­
ces tam bién es una tesorería.

Sala capitular —- m onasterio.

Saliente delantero, terraza


con antepecho y escalinata
abarcando todo el ancho de
la fachada del edificio p o r el
lado de la calle. En las regio­
nes lim ítrofes al m ar Báltico,
sobre todo en Danzig, reem ­
plaza el ja rd ín de las casas de
ciudades y protege la planta
b aja y la entrada de la casa
contra inundaciones. Santo s e p u lc ro ; g ó t. ta rd ío (Francia)

Santo sepulcro, 1. Unas ca­


pillas, generalm ente de form a
redonda conm em orando el se­
pulcro de Jesús en Jerusalén
(s. iv-xvii, m uy num erosos en
la EM); — 2. Grupos esculpi­
dos en piedra o m adera en
iglesias: sarcófago con el cadá­
ver de Cristo, ángeles, las tres
M arías y centinelas dorm idos
(desde el s. xiv). En B retaña
se construye, en su lugar, el
M onte Calvario.

Sarcófago -*■ m onum ento fu­


nerario. M onte C alva rio (Bretaña)

205
Sección áurea -*■ proporciona­
lidad.

Seo -y catedral.

Seudoperíptero s p. 14.

Seudopilastra ornam ento.

Signos de los m eses sím bo­


los 14.
A soid

Silueta -»• retrato.

Sillar -y piedra p ara construc­


ción I, 2.
M onogram a de C risto con A y t í en un
m edallón p a le o c ris tia n o
S ím bolos cristianos, imáge­
nes sim bólicas que no perso­
nifican algo ab stracto como
las -y alegorías, sino que tra ­
tan de indicar o in te rp re ta r su
significado más profundo. Por
ello sólo los iniciados o adep­
tos los pueden com prender.
Se ha perdido la m ayor parte
del conocim iento del significa­
do de los símbolos anim ales
U n ic o rn io medievales (acaso en capi­
teles o -v portales). Son im ­
portantes, los siguientes sím ­
bolos cristianos:
1. Agnus Dei (lat. Cordero
Divino) p ara el sacrificio de
Cristo, figura atributo;
2. Aspid (lat. aspis, debajo
de los pies de Cristo) para los
pecados (Salm o 90, 13);
3. AQ (alfa y omega, la pri­
m era y la últim a letra del al­
fabeto griego) p ara la infini­
dad de Dios;
4. Monograma de Cristo -*■
cruz 10;
5. Triángulo con ojo para ->■
la Santísim a Trinidad;
6. Unicornio p ara la pureza
Cruz, corazón y a ncla de la Virgen;

206
7. Pez p a ra Cristo;
8. Cruz p ara el sacrificio de
Cristo;
9. Cruz, corazón y ancla para
fe, caridad y esperanza;
10. Pelícano (alim enta según
la tradición a sus crías con
la sangre de su pecho) para
la caridad abnegada;
11. Pavo real (según la tra d i­
ción im putrescible) p ara la
resurrección de la carne;
12. Fénix (arde y se regenera Pavo real
de sus cenizas) p ara la m uerte
y la resurrección de Cristo;
13. Diablo;
14. Los signos del zodiaco
como imágenes de los meses,
m uchas veces presentados ju n ­
Fénix
io con trab ajo s agrícolas del
mes en cuestión;
15. Tipología.

Sinagoga, alegoría de la —
Iglesia y Sinagoga.

Sitial episcopal -* cátedra.

S itial de tres, sitial de levi­


tas, asiento de tres com parti­ Signos
del zodíaco
mientos, generalm ente en la e sco rp ió n y
pared lateral del coro hacia noviem bre
el sur, para descansar el sacer­
dote y sus dos diáconos m ien­
tra s el coro canta la Gloria y
el Credo. En el gótico p rim a­
rio tenía la form a de un ni­
cho en la pared, pero poste­
riorm ente se ha construido en
m adera en form a de una espe­
cie de sitiales de coro.

Sitiales de coro, a am bos la­


dos laterales del coro, general­
m ente en dos hileras a dife­
rente altura, como asientos y
para arrodillarse los clérigos
en las iglesias de m onasterios, S itia l de tres

207
Talla g ro te sca en un s itia l de coro

M is e ric o rd ia con ta lla grote sca

episcopales y en colegiatas (a
S itia les de co ro en dos hileras con los
p a rtir del s. x m ). Ricamente
asientos levantados; gót. adornados con tallas. Al estar
los clérigos en pie, el asiento
se levanta y luego la m iseri­
cordia situada debajo del
asiento actúa como apoyo
para las posaderas por «mi­
sericordia». Las m isericordias
al igual que las paredes late­
rales que rem atan las hileras
de asientos suelen estar deco­
radas con grotescos motivos,
m undanos, bastos.

Sofito -y columna.

Soga piedra de construc­


ción.

Soga torcida -y ornam ento.

Solana -> balcón.


S o p ortale s de e s tilo g ó tic o y renacen- ~ , T
tis ta Solera -> ventana 1,3.

208
Soportales, una galería de
arcadas generalm ente above­
dada (-> arcad a), form ando
ap arte de la p lanta b aja de los O / ''
edificios de residencias y
Ayuntamientos del renacim ien­
to, eventualm ente sobresalien­
do de la p lan ta baja. La pér­
gola es un S. de pilastras o
colum nas que sostiene una
reja de m adera con plantas
trepadoras.

Sopraporte (it. «sobre la


puerta») tam bién llam ado su-
praporte, el espacio flanquea­
do por perfiles p o r encim a de S opra p o rte
una p u erta en habitaciones
residenciales elegantes del ba­ asociación de los artesanos y
rroco y rococó. M uchas veces constructores que trab a jan en
con pinturas. la obra medieval de una igle­
sia (en Alemania, Francia e
Supedáneo -> cruz. Inglaterra a p a rtir del siglo
x m ).
Superestructura del tejado, Aunque estas asociaciones no
una casita de buhardilla en estuvieran som etidas a la fuer­
sentido transversal respecto al za gremial, sus m iem bros esta­
longitudinal del tejado y so­ ban sujetos a una disciplina
bresaliendo de éste. Gótico y rigurosa y bajo las órdenes
renacim iento. del encargado o de su repre­
sentante parlador, y era su
obligación tra ta r confidencial­
Tabernáculo (lat. tabernacu- m ente las experiencias artísti­
lum = cabaña, tienda); 1. Sa­ cas y técnicas del taller. Tam ­
grario sobre la m esa del altar. bién las esculturas arquitec­
—v altar; — 2. La pieza de tónicas son oriundas de estos
adorno, consistiendo en colum ­ talleres de constructores. Es­
nas y tejado de aguja, sobre ta coordinación en tre el a r­
los contrafuertes góticos, m u­ quitecto, los albañiles y los
chas veces con obras plásticas. escultores explica la im presión
arm ónica de las catedrales me­
Talla cuneiform e ornamen- dievales. Los principales ta­
to. lleres de constructores de esta
índole en E strasburgo, Colo­
Talla de m a d e r a escultura. nia, Viena y B erna y sus nu­
m erosas filiales han sido la
Taller de constructores, tér­ raíz del m ovim iento de «franc­
mino usado p ara significar la masones» (im plicando libertad

209
gremial). Con la decadencia ra hilos coloreados de tram a
de la construcción de catedra­ entre la urdim bre, especial­
les en el siglo xv, las asocia­ m ente p ara alfom bras con im a­
ciones de constructores fueron gen (gobelinos); — 3. anuda­
suplantadas p o r los gremios dos que se obtienen anudando
o sindicatos. hilos cortos de colores sobre
los hilos de tram a (alfom bras
Tambor -*■ cúpula. arientales).

Tapiz mural, 1. tejido con Tarja -* escudo.


ligam ento cruzado de tram a
y urdim bre (por ejem plo, al­ Teatro antiguo, 1. El T. grie­
fom bras, jacquard); — 2. De go está dividido en tres par­
malla, que se obtienen entre­ tes claram ente distinguibles:
lazando con agujas o lanzade- el cuerpo de graderías de for­
m a sem icircular con las gra­
derías generalm ente adapta­
das en la ladera de un monte;
la o rquesta redonda y poste­
riorm ente sem icircular reser­
vada p ara danzas y para ac­
tuaciones del coro de la tra ­
gedia con un a lta r dedicado a
Dionisio en su centro; y la
Teatro rom ano; 13 a. JC .; re co n stru c­
estru ctu ra del escenario.
ción 2. El T. romano viene a co­

A n fite a tro , S. de Fra n cia ; rom ano, S. II; estado actual

210
rresponder aproxim adam ente em pleada casi exclusivamen­
al teatro griego pero con or­ te en la p in tu ra de cuadros
questa sem icircular. (sobre m adera, esp. altares),
3. Según la tradición el anfi­ reem plazándose luego gradual­
teatro elíptico se ha form ado m ente p o r la p in tu ra al óleo.
por la unión de dos teatros Pinturas al fresco, pinturas al
construidos en m adera. Las agua, aplicadas al revoque to­
graderías suben cada vez a davía no fraguado, ligándose
m ayor altu ra rodeando la are­ d urante el fraguado ( = secado
na del centro. con absorción de anhídrido
carbónico del aire). Desde
Técnicas de pintura. E ntre las 1300, esp. en el barroco (pin­
técnicas de pin tu ra se hace tu ra de techos).
una distinción según: Pintura al seco, p in tu ra con
La base en la p in tu ra m ural, colores al agua sobre m uro
existiendo las siguientes téc­ seco.
nicas: sgraffito, mosaico, Pintura al óleo, colores disuel­
-> vidrios policrom ados, pintu­ tos con aceites volátiles (acei­
ra de cuadros, artes gráficas, te de trem entina) gasolina, etc.
etcétera. Aglutinantes: aceite de linaza,
Los disolventes empleados pa­ de adorm idera y de nuez. Pue­
ra obtener con los pigm entos den aplicarse de form a traslú­
pinturas extensibles, o bien cida u opaca. Se secan por la
según los aglutinantes que li­ evaporación del disolvente y
gan los pigm entos entre sí y p o r la oxidación del aceite
a la base, se dividen en los bajo la form ación de linoxina
siguientes grupos: higroscópica. Desde el s. xv,
Acuarela (lat. aqua = agua), esp. p ara p in tu ra de cuadros,
una P. traslúcida (que no cu­ prim ero sobre m adera, más
b re por com pleto la base) que tard e sobre lienzos y tam bién
se realiza con colores solubles sobre cartulina, cobre y m ural
en agua sin pigm ento blanco. sobre revoque seco.
Aglutinante: goma arábiga. Técnica de pinturas mixtas,
P ara las p in tu ras al fresco com binación de p in tu ra al
de edificios (ver abajo). óleo y al temple.
Pintura a la guaza (it. guazzo Pintura al barniz y laca, (laca,
= agua), colores solubles en voz índica, que significa «cien
agua, opacos (con pigmento mil», y se refiere al gran nú­
blanco), con gom a como aglu­ m ero de los pulgones que
tinante. atrae la segregación de goma
Pintura al tem ple (lat. tempe- laca de los árboles), una diso­
rate = voz medieval que sig­ lución de aglutinantes resino­
nificaba la mezcla de colores sos (colofonia, copal, resinas
con aglutinantes), pigmentos sintéticas) y aceite (en el caso
disueltos en agua, aceite o de barnices al aceite) en acei­
barniz. Aglutinantes: yem a de tes volátiles (aceite de tre­
huevo, miel y cola, jugo lácteo m entina) o equivalentes sinté­
de higuera, etc. H asta el s. xv ticos. El secado es sim ilar al

211
de las p in tu ras al aceite. En
China desde mil años a. de
J.C., en E uropa desde el s.
x v i i . V arias técnicas.

Tectónica (gr. tektonike =


arq u itectu ra), el arte de ju n ­
M ta r o ensam blar com ponentes
rígidos de edificación = es­
tructuración arquitectónica.

Tejado de teja árabe, una dis­


Te jad o de te ja árabe; M c o b ija , N posición em pleada especial­
canal
m ente en el su r de E uropa de
unas tejas de m edia caña. Las
cóncavas reciben el nom bre de
T ejado
canal, son anchas y se ins­
de sim p le vertien te talan con ju n tas muy cerradas
cubriendo la ju n ta con otra te­
ja convexa que recibe el nom ­
bre de cobija.
Tejado
de dos aguas Tejados, form as de, 1. Tejado
de sim ple vertiente, con peral­
te a un lado; — 2. Tejado de
Tejado
dos aguas, con peralte a dos
de copete lados; — 3. Tejado de copete,
con peralte a todos los lados,
pero con cum brera (el nom bre
se deriva de la prolongación
del techo m ás allá de los has­
Tejado tiales); — 4. Tejado de copete
de co pe te trenzado trenzado, tejado que reem pla­
za solam ente la parte superior
del hastial por un peralte del
tejado (por ejem plo, casa rús­
■""nX Tejado tica de la Selva Negra); — 5.
I p ira m id a l Tejado piramidal, las superfi­
cies paraltad as de todos los
lados se encuentran en un
punto de cum brera común;
rr \ f r > p lanta cuadrada, rectangular
Tejado o poligonal. Cuando la propor­
de m ansarda
ción en tre la altura y la luz
es grande, este tejado recibe
el nom bre de tejado de to­
rre; — 6. Tejado de mansarda
T ejado
de d ie n te de sierra (según el arquitecto fr J. H.

212
M ansart, 1648-1708) perm ite
in stalar bajo el tejado h abita­
ciones medio oblicuas ( = m an­
sardas); — 7. Tejado de dien­ T ejado
de co fia
te de sierra, perm ite buena
ilum inación en locales indus­
triales; — 8. Tejado de cofia,
un tejado em pinado de torre,
de form a piram idal (a), cóni­ T e jad o
ca (b) o de capucha o cúpula; de p e rfil
— 9. Tejado de perfil imperial
o de cebolla, empleado desde
el renacim iento, esp. en Ale­
m ania m eridional y Austria;
— 10. Tejado imperial, de va­
rias vueltas del perfil, m uchas

A
veces rem atado por a rrib a con T e jad o
una linterna ( cúpula) (ba­ im pe rial
rroco); — 11. Tejado de plie­
gues, tejado en form a de plie­
gues aparentes cubriendo una
planta cuadrada o poligonal;
— 12. Tejado de rombos, un Te jad o de
tejado com puesto de superfi­ p lie g u e s
cies en form a de rom bo (esp.
rom ánico); — 13. Tejados
transversales, cubierta de na­
ves laterales, consistiendo en
varios tejados paralelos a dos
aguas, perpendiculares al eje T ejado
longitudinal de la iglesia. ro m bo id e

Tem plo p. 9 y ss.

Term as rom anas, unas ins­


talaciones de baños, frecuen­
tem ente m onum entales con Tejados
caldeo central -> hipocausto a transversales
través de paredes huecas o
ladrillos huecos en el pavim en­
to. Las dependencias m ás im­
portantes eran: 1. Apodyte-
rium = vestidor; — 2. Frigi­
darium = baño frío; — 3. Te­
pidarium = baño tem plado;
— 4. Caldarium = baño de
aire caliente y piscina de agua
caliente; — 5. Laconicum o Term as rom anas; h a c ia 200

213
S udatorium = baño de vapor
para provocar transpiración.

Terraza -> balcón.

Tetrafolio -y ornam ento.

Tetralóbulo -* ornam ento.


T ip o lo g ía . El s a c rific io de Abraham (iz.)
y M oisés con la espada de h ie rro (de.) Tetram orfo -> evangelistas.
co m o avances p ro fé tico s del s a c rific io
de C risto (de.). B ib lia pauperum ; 1477
Tím pano -y p ortal 2.

Tipología (gr. modelo, ejem ­


plo), la ciencia que estudia la
correlación entre el Antiguo
Testam ento y el Nuevo («con­
cordia veteris et novi testa-
menti»). Según ella, los acon­
tecim ientos del Antiguo Testa­
m ento son profecías del Nue­
vo Testam ento. Las artes plás­
ticas y gráficas presentan por
este m otivo en m uchas oca­
siones los 12 profetas frente
a los 12 apóstoles, o a Elias
en su carro de fuego frente
a la Ascensión de Cristo.

Torso
Tonsura (lat. esquilado), una
capilla con fuente al lado del
claustro de un m onasterio. En
ella se consagraban los clé­
rigos de las órdenes menores
«tonsurándoles», es decir, cor­
tándoles el pelo y la barba.

Toro — columna.

Torso (it. tronco del cuerpo),


una estatua, no com pletada o
conservada incompleta.

Torre. Son form as im portan­


tes:
1. Torre de iglesia, en Italia
con frecuencia aislada de la
iglesia y no muy alta, llam ada

214
campanario (it. campanile, fi­
gura —> p. 14 y 44). El rom á­
nico francés y alem án tiene
predilección por iglesias de va­
rias to rres (figura p. 34),
m ientras que el gótico reduce
el núm ero de las torres a 1-2
pero elevándolas a gran altu ra
(figura p. 43 y ss.). Las to­
rres de fachadas del renaci­
m iento y barroco llevan una
decoración totalm ente genuina
pero se basan en sus rasgos
fundam entales en las torres
góticas (fig u ra -»■ p. 58, 63 y ss.)
2. Torre de escalera, una T.
con escalera de caracol, en
la época rom ánica tam bién
con una ram pa en form a de
espiral sin peldaños («torre
del mulo»). Flanquea el cas­
co exterior de las iglesias ro­
mánicas y góticas, m uchas ve­
ces en una disposición de pa­
rejas sim étricas («torres de
flanco», figura -* Hildesheim,
p. 20). E n los palacios rena­
centistas, u n detalle; objeto
de esm erada atención.
3. Baluarte castillo p. 76.
Pertenecen a este grupo tam ­
bién las barbacanas de las
ciudades medievales y las to­
rres reciam ente fortificadas de
las iglesias de las órdenes m i­
litares. Figura —* p. 36 Agde.
4. Torres de fam ilias nobles,
com plem entos de los palacios
de la nobleza de Florencia;
tam bién p. 74.
5. Torres de representación,
especialm ente las de los ayun­
tam ientos de las ciudades me­
dievales y renacentistas, utili­
zadas con frecuencia como a r­
senales, etc.
6. Torre del hom enaje -* p. T orre de a yu n tam ie nto; g ó t., 1449 (iz.);
to rre s de e stirp e en San G im ign a n o,
74, figura p. 76, 85. T oscana; S. X III/X IV (de.)

215

I
Tracerías -y ornam ento.

Tramo arqueado -* arquivolta.

Tramo de bóveda -y bóveda.

Tram os cuadrados, sistem a de,


= u n sistem a esquem ático
com puesto de unidades cua­
dradas, m uy frecuente, de la
— basílica rom ánica cuyo mó­
dulo es el cuadrado de la in­
S istem a de tram os cu ad ra d os; a rrib a : tersección del transepto (->
fo rm a norm a l: aba jo : con los fre cu e n ­
tes pequeños desp la zam ie nto s intersección del transepto).
E ste cuadrado se reproduce
—en ocasiones con pequeñas
variaciones— en el coro, en
los tram os de la nave central
y en las prolongaciones del
crucero. Los tram os cuadra­
dos de las naves laterales tie­
nen el lado igual a la m itad
del módulo. Los pilares en las
esquinas de los cuadrados de
la nave central reciben el
nom bre de pilares principales
y entre éstos se encuentran
unos pilares secundarios de
m enor espesor.

Tribuna -> ábside.

Triforio, a p a rtir del s. xi y


especialm ente en el gótico,
una galería dentro del m uro
(en contraposición a la -*■ ga­
lería alta) debajo de las venta­
nas de la nave central, -> del
coro y del crucero, m uchas
veces con aberturas de triple
arcada. De m enor im portan­
cia práctica que arquitectóni­
ca, y en ocasiones rem atado
po r fuera en form a de venta­
nas de arco en el m uro exte­
rior. El triforio ciego consiste
en u n a -> arcada ciega sin ga­
lería.
T ríp tic o . A lta r p le g a b le ruso

Trinidad, Dios Padre, Hijo


( = Cristo) y E spíritu Santo
(«tres personas en una»), re­
presentada desde principios
de la EM de diferentes m ane­
ras: en form a de tres perso­
nas sentadas jun tas (desde el
s. x); en form a de una figura
con tres cabezas o tres caras
(desde el s. x m ); m ás tard e en
form a de dos personas y una R epresentación de la trin id a d
palom a ( = representando al
E spíritu Santo) o simbólica­
m ente en form a de 3 circun­
ferencias que se entrecortan
o bien como un triángulo equi­
látero con un ojo en el centro
(después del s. xv). trono de
la m isericordia.

Tríptico (gr.) una imagen Trofeos, diversas arm as mon­


com puesta de 3 piezas unidas, tadas decorativam ente alre­
especialm ente el -y retablo me­ dedor de una coraza, un cas­
dieval con la pieza central fi­ co o un escudo im itando a
ja y las alas movibles. díp­ los m onum entos griegos de
tico, políptico. triunfos.

217

A
Trompa, unas estructuras ar­
queadas que franquean las es­
quinas superiores de un espa­
cio cuadrado (por ejemplo,
base de una torre). De este
modo la dependencia se con­
vierte en una estructura su­
perpuesta octogonal, adecua­
da entre o tras cosas, para la
construcción de una ->■ cúpula.
En ocasiones tam bién reciben
el nom bre de T. las estructu­
ras de apoyo de form a de carte­
la de un balcón (figura -*■ bal­
cón) o de torres en las esquinas
de m urallas.

Trono de la Misericordia, una


representación de la Santísi­
m a Trinidad a p a rtir del s.
X I I : Dios Padre en el trono
sosteniendo con las dos m a­
nos la cruz de Cristo (o en
las rodillas el cadáver de Cris­
to) y la palom a del E spíritu
Santo form an p arte de la im a­
gen.
Trom pa bajo una to rre de esquina

Tumba m onum ento sepul-


eral.

Vejiga ornam ento.

V entanales altos -►basílica.

Ventanas.
I. Componentes principales:
1. Intradós, las superficies
que se producen al co rtar el
m uro en sentido perpendicular
p ara el vano de la ventana (fi­
gura 1); — 2.-*- Jambas, las pie­
zas labradas sobre las que des­
cansa el dintel (figura 2); —
3. Solera, la superficie infe­
rio r del intradós o de la jam ­
Tro n o de la m is e ric o rd ia ba (figuras 1 y 2); — 4. -*■

218
V entana, fig , 1, intradós

Fig. 5, rosetas con tra ce ría s: a cua­


d rifo lio , b q u in q u e fo lio ; g ó t., c trifo -
líc u la ; g ó t., ta rd ío . R osetas sin tra c e ­
rías: d c u a d riló b u lo , e ventana tr ifo lia ­
da, f ventana de o jo de ce rra d u ra ; g ó i.

Fig. 5 g, o jo de buey; barroco

Fig. 3, ventana gem inada co ron a d a por


un arco Fig. 6, roseta de rueda; rom án.

219
dintel, la viga horizontal supe­
rio r de rem ate, frecuentem en­
te adornada (figura 1); — 5.
perfil, boceles o colum nas
bordeando la ventana (figura
8, 10 b); — 6. M ontantes, una
subdivisión vertical, raras ve­
ces horizontal, de la V. gótica
por m ediación de perfiles es­
trechos en piedra (figuras 8
y 9); — 7. Tracerías ( orna­
mento), una subdivisión orna­
Fig. 7, rosetó n; g ó t., ta rd ío m ental de la p arte del vano
bordeado p o r el arco, por ba­
rras estrechas y curvas de
m anipostería (figuras 5 a, b, c,
7 y 8).
II. Form as: 1. Ventana de
medio punto, rem atada por la
parte superior por una semi­
circunferencia. La form a cris­
tiana prim itiva: Intradós cor­
tado perpendicularm ente en
el m uro; form a rom ánica:
jam bas y solera oblicuas (fi­
gura 2); — 2. Ventana com­
puesta (= V. com binada), di­
vidida p o r un m ontante cen­
tra l en 2 vanos (ventana ge­
m inada) o bien por 2 m ontan­
tes en tres vanos (tripartita).
Fig. 8, ventana de tra ce ría s hexa lo bu -
la r con m ontantes; gót. En m uchas ocasiones se agru­
pan m ediante empleo de arca­
das ciegas (arcada de corona­
m iento). Románico, renaci­
m iento. (figura 3); — 3. Ven-
tona redonda (figura 4, rom á­
nico), generalm ente con tra ­
cerías en la época gótica y en
el renacim iento prim ario (fi­
guras 5 a, b, c,); las ventanas
lobuladas treboladas y de ojo
de llave (figuras 5 d, e, f,) han
sido derivadas de las form as
de tracerías. El ojo de buey
redondo u ovalado (figuras
5g) es típico del barroco; —
Fig. 9, ventana a la n ce ta da ; gót. 4. Ventana de rueda, ventana

220
redonda dividida p o r b arras
o colum nas dispuestas a modo
de los rayos de una rueda.
Antecesor del rosetón. Romá­
nico (figura 6); — 5. Rosetón,
una ventana circular, llena de
tracerías, a m enudo de un diá­
m etro gigantesco, empleado
con frecuencia sobre los por­
tales y en los hastiales de los
cruceros góticos (figura 7); —
6. Ventana alancetada, unas
ventanas largas y estrechas,
norm alm ente dispuestas en
grupos, del gótico prim ario
inglés (figura 9); — 7. Venta­
na de tracerías 1, 7 (figura
8); — 8. Ventana de frontón,
coronada con frontón, o sea,
un hastial de poca altu ra (fi­
gura 10a). El frontón puede
tam bién tener form a entrecor­
tada ( = con estaje o rebaje,
figura 10c) o abierta (figura
10b). Renacim iento, barroco;
— 9. Ventana de frontón ar­
queado, rem atada con un seg­
m ento de arco. Este segm ento
puede igualm ente estar entre­
cortado o abierto (figuras 10b,
e). Las ventanas de frontón Fig. 10, ventanas de fro n tó n tria n g u la r
y arqu e a do : a con fro n tó n tria n g u la r
suelen e sta r frecuentem ente reba ja do , b con fro n tó n arqueado, c
perfiladas. Renacim iento ba­ fro n tó n tria n g u la r con e staje y d par­
tid o , e fro n tó n arqueado p a rtid o
rroco.

Vía crucis, representación del


camino de la pasión de Cristo
desde el juicio de Poncio Pila-
tos hasta el entierro en 14 imá­
genes (estaciones). En las igle­
sias católicas bordeando las
paredes y tam bién a la in­
tem perie en 14 casitas o gru­
tas.

Vidrieras, el cartón (boceto


original del a rtista en tam año Vía c ru cis, IX esta ció n : Jesús cae por
natural) presenta los contor­ te rce ra vez; ro cocó
nos principales de la imagen.
Según este cartó n se recor­
tan los trozos de vidrio que
pueden consistir en vidrio co­
loreado en m asa (policrom ía
m usívica) o bien en vidrio
blanco con una capa delgada
en vidrio de color superpues­
ta. E n la actualidad se obtie­
nen vidrios policrom ados in­
dustrialm ente. Se aplica al vi­
drio una mezcla de vidrio en
polvo y óxidos m etálicos y se
sintetiza p o r fusión obtenién­
dose los contornos negros.
V id rie ra s , fig . 1: fig 2 Unas plom erías unidas por
soldadura, sujetan las piezas
de vidrio (figuras 1 y 2). Para
ofrecer resistencia a la pre­
sión del viento se instalan
unas vigas de viento horizonta­
les (figura 3V). Se unen con
la ventana por m ediación de
unas b a rra s verticales de vien­
to (B) y unas grapas de plomo
(A; alam bres soldados a la
red de plomo y atados a las
b arras de viento). Los vidrios
policrom ados en horm igón se
obtienen con piezas de vidrio
gruesas, coloreadas en masa,
no m ontadas en plom erías si­
no incrustadas en horm igón
( figura 4). s. xx.

Virtudes y vicios, las alego­


rías de las 3 virtudes teologa­
les (fe, caridad, esperanza) y
Fig. 4, v id rie ra m ontada en h orm igón

V irtu de s y v ic io s . H um ilda d (con p a lo ­


ma) y o rg u llo (cae del c a b a llo ); gót.,
S. XIII

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las 4 virtudes cardinales (p ru ­
dencia, tem planza, valor o for­
taleza, justicia) en form a de
figuras femeninas, con los ->•
atributos correspondientes. En
m uchas ocasiones se enfren­
tan con los vicios (figuras de
m ujeres y hom bres) con accio­
nes de la vida.

Volado, adjetivo que denota


a una parte de un edificio que
sobresale del nivel del m uro,
por ejem plo una m énsula (
cartela), cornisa, -h>- m irador
o una planta entera. V olados de la pla n ta su p e rio r y el m i­
rador

Voluta (lat. volutum = arro ­


llado) un com ponente a r­
quitectónico, helicoidalmente
arrollado. C aracterística del
capitel jónico. En la EM
apenas se emplea, pero en el
renacim iento y barroco se
usa abundantem ente como pie­
za de transición entre compo­
nentes verticales y horizonta­
les. -y figura helicoidal.

Vuelo gótico, la curvatura en


S, característica en m uchas fi­
guras góticas desde el s. x m ,
resultado de la acentuación
del movim iento ascendente
del cuerpo, —en contraposi­
ción a las líneas contrapues-
tas— movimiento, que corres-
ponde a la actitud fundam en­
tal de la arquitectura gótica.

Zócalo, (lat. socculus = pe­


queño zapato), 1. la parte in­
ferior de un muro, m uchas ve­
ces rem atada por una m oldura
de zócalo ( — mol dur a 1); —
2. la in fraestru ctu ra de una
colum na o de una escultura. vuelo gótico

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