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Los estilos en
arquitectura
Un m anual para los aficionados al arte
CIRCULO DE LECTORES
T ítulo original, Kleine Stilkunde
der Baukunst
Adaptación, Xavier Bagué
Dibujos, Wilfried Koch y Wolfgang Kunze
Cubierta, Yzquierdo
6 A breviaturas
7 El estudio de los estilos no es una ciencia secreta
9 A rquitectura prehistórica
10 A rquitectura de los prim eros pueblos colonizadores
11 Antigüedad
16 A rquitectura visigótica
17 Arte carolingio y otoniano
22 A rquitectura astu rian a
23 A rquitectura árabe
27 A rquitectura mozárabe
28 A rquitectura m ud éjar
30 Románico
38 Gótico
49 Renacim iento
59 Barroco
69 Neoclásico
73 Castillo • Alcázar • Palacio
82 Edificios residenciales y de representación u rb an a
93 M odernism e
97 H istoricism o • Regionalismo - N oucentism e • V anguardia
98 Ultim as generaciones
101 Diccionario
Abreviaturas
bar. barroco gót. gótico renac. renacim iento
E Este ing. inglés rom. rom ano
EM E dad Media N N orte rom án. rom ánico
fr. francés 0 Oeste S Sur
Importante
En las vistas interiores, el ángulo de visión del espectador viene
indicado siem pre por la flecha en el esquem a de la planta corres
pondiente.
La letra cursiva en el diccionario indica los subgrupos precedidos
por núm eros, conceptos aislados y sinónimos.
La flecha rem ite a la p alab ra o p alabras a las que precede.
J
7
ju n to de la arq u itectu ra del renacim iento es la de una nueva
interpretación del idiom a de la antigüedad, expresado en for
mas.
Si nos interesa conocer todos los m otivos de los cambios de
los estilos, debem os tam bién estu d iar los aspectos espirituales
de la historia de la hum anidad. No bastan, en efecto, las va
riaciones de los elem entos com ponentes de los estilos para
revelar las relaciones hum anas e históricas m ás secretas que
en el sentido profundo determ inan la evolución del arte.
En este libro tratarem o s de ofrecer una im agen clara de con
ju n to de las diferentes épocas con sus estilos, utilizando para
ello unas obras de arq u itectu ra m uy características y efectuan
do com paraciones. P ara cada edificio, presentado de este modo,
recopilam os adem ás las form as singulares m ás im portantes
m ediante una relación por nom bres. E stas form as se reiteran
invariablem ente en las obras de arte del m ism o estilo. Los
detalles que sólo pueden p resentarse en térm inos muy gene
rales en estos cuadros sinópticos, se describen luego en el
anexo del libro, el léxico ilustrado, uno por uno, con sus va
riaciones principales, acom pañados de dibujos. Muchas veces
estas variaciones tienen nuevos nom bres y deberían figurar
en el léxico bajo una voz guía especial.
El objetivo del libro es ofrecer al lector un núm ero muy ele
vado de representaciones visuales, p ara que él con el tiem po
aprenda a clasificar una obra de arte correctam ente dentro de
su estilo a través de la vista general de la obra y p or la men
ción de los elem entos de la m ism a. De este modo tam bién se
tiene la posibilidad de distinguir los com ponentes de estilo
puro que form an p arte de num erosas obras de a rte de «estilo
mixto», empezadas, por ejem plo, en la época gótica y term i
nadas en la época del renacim iento.
Los pequeños textos-guía artísticos, que hoy suelen exponerse
en cualquier obra im portante de arquitectura, contienen siem
pre num erosos conceptos, dem asiado abstractos p ara el pro
fano. Tam bién estos conceptos se encuentran en su m ayor
parte en el léxico ilustrado y se pueden reconocer com parando
los dibujos con la o b ra de arquitectura. N uestro consejo es
que todo aficionado lleve el libro consigo en todos sus viajes,
y lo consulte con m ucha frecuencia. Le ayudará a fam iliarizar
se un poco m ás con las m aravillas de nuestro m undo; esto
nos proporciona una m ayor riqueza.
Arquitectura prehistórica
tí n
totipo p ara ello en la nave de los m ercados rom anos, la ba-
12
Estructura de los templos griegos
(ver las voces “ co lu m n a " y “ c a p ite l” )
Orden dórico
desde 1100 a. JC.
a cróte ra
tím pa n o
a cróte ra
ca na ló n
tríg lifo s
m etopa
a rqu itra b e
c a p ite l
ca p ite l d ó ric o
fuste e striad o
c e lia
e ntrada
e s tiló b a to
c re p id o m o s Orden jónico
(gradas que ro desde S. VI a. JC.
O lim p ia , te m p lo de Zeus, S. V a. JC. dean el tem p lo )
sin
trig lifo s
ca p ite l jó n ic o
p ó rtic o
Orden corintio
desde S. V a JC.
basa de la
co lu m n a
13
sílica. Pero siem pre que la arq u itectu ra occidental ha creado
belleza, ha m anado de las fuentes de las m usas griegas.
La arq u itectu ra rom ana com bina las tradiciones de las nacio
nes helénicas subyugadas con las creaciones propias de los
etruscos y de los rom anos: arcadas, arcadas con pilastra, bó
vedas y cúpulas. Siendo u n estilo im perial, esta arquitectura
es llevada dentro del régim en de dictad u ra a todas las provin
cias rom anas y tran sm itid a m ás tard e en el estilo rom ánico
occidental y en el renacim iento. La esencia de esta arquitectura
es em inentem ente práctica (->■ acueductos, -> term as, basí
licas, teatros, circos, fortificaciones y puentes) y represen
tativa (foros, arcos de triunfo, palacios, m onum entos se
pulcrales). Los tem plos, desarrollados siguiendo fielm ente las
proporciones de los tem plos griegos, se yerguen sobre un podio
al que conduce una escalinata, flanqueada p o r un tram o sale
dizo del m uro. En lugar de colocar hileras de colum nas alre
dedor del tem plo se em plearon —sobre todo en la época pri
m aria— delante de la celia seudocolum nas (seudoperíptero),
form ando un pórtico el lado vistoso del templo. En térm inos
ca m pa n a rio ventanas
nave ce ntra l ábside
nave lateral
a trio
ca p ite l
dor. rom ano
p ó rtic o
co lu m n a
adosada
ce lia
14
C o n stru cció n rom ana — a cue d u cto de Segovia
15
Arquitectura visigótica
18
Arte carolingio, S. VIII-911
a n te cue rp o oeste
con to rre co ro este
(g òtico ) cu pu la
oeste c ru ce ro este
ventanales
trib u n a
lam p a d ario
de rueda
g iró la
á bside
R eichenau, M itte lz e ll, S. IX, b asílica , A q u isg rá n , c a p illa p a la tin a ; h acia 800,
d is p o s ic ió n de d o b le c o ro e stru ctu ra ce n tra l (o ctógono)
te c h o plano
de m adera
a rcad a de
m e d io punto
e ntrada a
la c rip ta
c o lu m n a con
c a p ite l
19
Arte otomano, 911-1000 (1030)
to rre latera l
(con escaleras)
to rre de c ru c e ro O
c ru c e ro O
g iró la a la c rip ta
nave ce ntra l
ventanales
c ru c e ro E
to rre de c ru c e ro E
m m
c o ro E
ábsid e
á b sid e la te ra l
T ip o s de c a p ite le s ca-
ro lin g io s y o to n ia n o s ; a
c o lu m n a con c a p ite l c ú
a in te rs e c c ió n dem ar b ico (H ild e s h e im , S. M i
cada del c ru c e ro O g u e l); b c a p ite l de h o n
b in te rs e c c ió n dem ar g o ; c c a p ite l de im ita
cada del c ru c e ro E c ió n jó n ic o ; d c a p ite l
c c o ro O c o rin tio , im p o rta d o de
con ábside Ita lia (Ravena).
d c o ro E
con ábside
te ch o p la n o
p in ta d o (S. X III)
ve nta na les
d ove la s a ltern a n te s
a rc o de triu n fo
á b sid e E ______
c o lu m n a s _______
y p ila re s ---------
con c a p ite le s cú b ico s
y a rco s d e m edio
punto
trib u n a
en el c ru ce ro
20
para con fuerza la nave del coro; en las galerías altas ésta es
un elem ento de ritm o y arm onía y en las cornisas del arco de
medio punto y en los arcos de las seudopilastras (-► orna
m ento) adorna y ordena los m uros exteriores. Pero la asim ila
ción consciente y feliz de los elem entos arquitectónicos de la
antigüedad m anifiesta acaso con la m áxim a evidencia en el
capitel cúbico, una creación casi perfecta, de una sencillez
genial sin par, modelo p ara todo el estilo románico.
Arquitectura asturiana
O viedo, Santa M aría de! N ara n co ; 848. Fue c o n s tru id a co m o casa de re creo de
R am iro I de A stu rias, y co n ve rtid a más ta rd e en ig le s ia ; arte astu ria n o .
23
m usulm án. Sin em bargo este arco sufre intensa evolución:
se va elevando en altura, se descentra el trasdós dejando de ser
paralelo al intradós y resultando m ás estrecho en los salmeres
que en la clave, las dovelas se disponen en form a horizontal
quedando el arco m ás reducido que el sem icircular. Se emplea
tam bién la bóveda de nervios paralelos form ada por arcos
cruzados. Asimismo, siguiendo u n innato gusto hacia la poli
crom ía decorativa, los a rtista s altern an a m enudo dovelas de
color blanco y rojo, o bien lisas y decoradas. A m ediados del
siglo x se em plea el arco de lóbulos de h errad u ra sobre un arco
apuntado. El arco hispano-m usulm án se com plem enta con el
alfiz, elem ento arquitectónico resultante de la unión del dintel
y soportes. Posteriorm ente todos los elem entos se van tran s
form ando y complicando: los arcos se cruzan y superponen, la
decoración se vuelve m ás m enuda y detallada, llegando a su
culm inación en el refinam iento de la a rq u itectu ra granadina.
La M ezquita de C órdoba puede considerarse u n a de las obras
m ás adm irables de la arq u itectu ra hispano-m usulm ana; en
ella se sintetizan y ad ap tan todos los elem entos constructivos
y decorativos árabes, de diversas procedencias. Su construc
ción se inicia d u ran te el reinado de A bderrahm án I hacia el año
786. C onsiderándola insuficiente A bderrahm án II la am plía,
quedando en 833 duplicada su superficie. El Califa A bderrah
m án III hace co n stru ir una arq u ería y una to rre y logra que la
ciudad de Córdoba se convierta en uno de los m ayores centros
culturales y artísticos de la época. Debido al aum ento de la po
blación cordobesa, su sucesor Alhaquem II se ve obligado a
am pliar nuevam ente el recinto. Finalm ente, d u ran te el gobierno
de Almanzor, la m ezquita adquiere aún m ayores proporciones.
En la m ezquita de Córdoba, las arquerías son todavía de orga
nización sencilla, pero su originalidad se encuentra en la su
perposición de soportes, y de arcos de medio punto, el superior
y de h errad u ra el inferior. Las portad as son adinteladas y
bajas, incluidas en un gran arco de h e rra d u ra pintado de color
rojizo y blanco.
En Toledo ha perm anecido tam bién un singular ejem plo de es
tilo califal: la m ezquita del C risto de la Luz, fechada en 999.
En arq u itectu ra civil se crean distintos tipos de construcción:
vivienda urbana, rural, residencial, fortaleza, sobresaliendo los
palacios califales, de excepcionales dim ensiones y num erosas
dependencias públicas y privadas, como el arru inado palacio
de M edina Azzhara (C órdoba), m andado edificar por Abde
rrah m án III hacia el 936.
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Del siglo x i son los restos conservados del Palacio de la Aljafe-
ría en Zaragoza, m u estra del esplendor im perante en los reinos
de Taifas una vez hundido el Califato de Córdoba. Se emplea
especialm ente el arco m ixtilíneo (linas curvas alternadas con
líneas rectas y quebradas).
Los alm orávides y los alm ohades, pueblos que procedentes de
Africa llegan a Andalucía, im ponen al principio un estilo sobrio
y austero, pero m ás tard e florece de nuevo un arte de desbor
dante decoración, m ultiplicando sus elem entos, que se super
ponen y entrecruzan. A este período pertenecen las ruinas de la
residencia de Castillejo de M onteagudo (M urcia), de la Mez
quita de Sevilla, de la que se ha conservado en buen estado
p arte del patio y su alm inar llam ado La G iralda cuya parte
prim itiva es del siglo X II, las m urallas, y la Torre del Oro
(siglo x i i i ) en la m ism a ciudad de Sevilla.
E n la segunda m itad del siglo x i i i se form a el reino N azarita,
que tra e consigo un nuevo período de florecim iento del estilo
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hispano-m usulm án que culm ina en el siglo xiv en la arquitec
tu ra granadina.
En una de las colinas de G ranada, Ib n Alhamar, fundador de
la dinastía nazarí, estableció su residencia, lo que dio lugar al
desarrollo de una ciudad aristocrática adm inistrativa, que re
cibió el nom bre de A lham bra (La R oja). En el siglo xiv Yusuf I
la am uralló, uniéndola a la Alcazaba y M ohamed V renovó la
m ayor p arte de los palacios. El recinto se ciñe al terreno irre
gular y cum plía funciones civil y guerrera. En sus extrem os
se hallan dos p uertas m onum entales. El b arrio cortesano, que
se desarrolló al am paro de la fortaleza, dem uestra gran sen
sibilidad arquitectónica, con elaborados esquem as internos,
luces cam biantes, donde el agua juega un papel im portante.
El palacio del Trono o de Com ares consta de dos patios, el
M exuar y la Alberca o patio de los arrayanes, cuya p arte cen
tra l está sustentada con pórticos sobre colum nas con un estante
central. La sala m ás conectada con el espacio exterior es la de
la Barca. El salón del Trono o de E m bajadores, es la cám ara
m ayor de la Alham bra. Con gran habilidad se logró que las
excepcionales dim ensiones del salón no dism inuyeran el sen
tido de intim idad y recogim iento de la arquitectura. En la
planta inferior se hallan los baños, decorados con azulejos
de gran riqueza, y contigua a ellos la cám ara de vapor, con
bóvedas caladas con lum breras estrelladas p a ra regular la
hum edad y el calor. El Patio de los Leones, obra de Moha
med V, sus pórticos y su fuente interio r son de sorprendente
efecto de perspectiva, lum inosidad, elegancia e intim idad. La
Sala de los Reyes, recuerda las cabeceras de las m ezquitas
alm ohades, con grandes efectos de luz y som bra. Las Salas de
A bencerrajes y Dos H erm anas están cubiertas p o r cúpulas con
m ocárabes que arran can desde ellas.
La A lham bra es la obra capital de la arq u itectu ra m usulm ana
en Occidente y ha ejercido una influencia enorm e sobre edifi
cios futuros, como en la m ezquita El-K araouijne de Fez.
Sus colum nas han inaugurado lo que se ha llam ado el orden an
daluz y son de una esbeltez nunca conseguida.
Puede considerarse uno de los edificios m ás im portantes de la
arq u itectu ra española p o r la m odulación del espacio, el cono
cim iento de los efectos visuales, el tratam ien to del claroscuro
y la integración de las artes plásticas como com ponentes de la
arquitectu ra. El estilo árab e es un a rte abstracto, modulado,
intelectual, calculado, disciplinado y reflexivo, dirigido directa
m ente a la inteligencia.
26
Arquitectura mozárabe
28
m inado Rom ánico de ladrillo, cuyas obras de gruesos m uros
decorados im presionan p o r su solidez.
Los interiores son generalm ente abovedados.
Ejem plos de este estilo com puesto se dan en los claustros de
arcos entrelazados de San Juan del Duero (Soria), San Miguel
de Almazán (Soria), Sahagún (León), La L ugareja (Avila), Cué-
llar (Segovia).
El gusto m u d éjar infiltrado en el estilo gótico sigue teniendo
gran prestigio entre los siglos xiv y xv y produce notas de gran
originalidad como la arm ad u ra de p ar y nudillo decorada con
lacería. Los principales núcleos artísticos radican en Toledo,
Andalucía y Aragón. En Toledo, las iglesias se caracterizan
por sus m uros de m am postería y sus to rres con cam panario
de ladrillo, arquerías ciegas y arco de h e rra d u ra apuntada:
Santiago del A rrabal, Torre de Santo Tomé, P uerta del Sol,
Sinagogas de Santa M aría la Blanca y de N uestra Señora del
Tránsito.
Románico
Arquitectura religiosa
30
m ás im portantes presen tan una intensa influencia lom barda,
m ezclada a la profunda cultura autóctona catalana. El afán
constructivo es prodigioso, desplegando sus a rtista s una activa
labor que les p erm ite en pocos años poblar todo el país de tem
plos de tipo b astan te uniform e: obras como S anta M aría de
Rosas (1022), San Vicente de C ardona y todo el grupo pire-
31
yéndose el estilo lom bardo (1032), con la típica y sencilla deco
ración de arquillos ciegos y fajas verticales. El m ism o abad go
bernó tam bién el m onasterio de San M artí del Canigó, de naves
abovedadas, así como el de San Miguel de Cuixá, am bos en el
Rosellón.
El rom ánico va penetrando hacia el su r de C ataluña, dejando a
su paso perfectos ejem plos arquitectónicos.
A lo largo del siglo x i i , se nota aún u n a p ersistente aunque más
velada influencia lom barda (cated ral de la Seo de Urgel, igle
sia de San Pablo del Campo, B arcelona). Son interesantes las
creaciones de los claustros de San Pablo del Campo, San Pe
dro de Galligans, San Cugat del Vallés, la catedral de Gerona.
Surgen tam bién obras esporádicas de influencia francesa, co
mo San Juan de las Abadesas en Gerona.
A finales del siglo x i i , C ataluña vive un nuevo florecim iento,
aunque ya apu n tan las prim eras n o tas del nuevo y austero
estilo im puesto por la orden del Císter, que en el siglo x m in
troduce, en su arq u itectu ra de transición al gótico, el empleo
de la inédita bóveda de crucería, que proporciona m ayor esbel
tez. Las m ejores construcciones cistercienses se encuentran
en Poblet y Santas Creus (T arragona), y de ellas arran can los
prim eros elem entos góticos de las catedrales de T arragona
32
(siglo X I I ) y de Lérida (siglo x m ) que aunque en ciertos aspec
tos constructivos se consideran obras de transición, conservan
aún su pureza rom ánica en algunos elem entos.
En las altas regiones del Pirineo navarro-aragonés, reinos de
Pam plona y Huesca, se producen obras rom ánicas im portan
tes como el m onasterio de Leyre (N avarra, siglo x i) y la cate
dral de Jaca (Huesca, siglo x i) p rim era m anifestación plena del
rom ánico peninsular de profunda influencia p a ra todo el país.
Algo m ás tard ía es la iglesia construida en el interio r del casti
llo rom ánico de Loarre, así como las iglesias octogonales de
E unate y Torres del Río (siglo x n ). En León, en el siglo xi se
am plía la antigua iglesia prerro m án ica de San Juan B autista,
cam biando su nom bre p o r el de San Isidoro. Pero este tem plo
resulta pequeño p ara el poder leonés y en los últim os años del
m ism o siglo se edifica el actual tem plo que fija de modo defi
nitivo el modelo del rom ánico leonés.
La iglesia de San M artín de F róm ista (Palencia), escala en la
ru ta de la peregrinación jacobea, aparece como la gran obra
m aestra del rom ánico en Castilla. El rom ánico peninsular cul
m ina en la catedral de Santiago de Compostela, santuario alto
y oscuro iniciado en 1075 y concluido en 1130 según se lee en una
de sus puertas. Sus precedentes hay que buscarlos en los tipos
de iglesia de peregrinación, guardando gran sem ejanza con el
tem plo de Toulouse. Revela la penetración de las ideas in ter
nacionales, aunque conserva exóticas rem iniscencias m usulm a
nas. El estilo del Pórtico de la Gloria anuncia ya las nuevas
form as góticas. E n esta catedral se inspiran abundantes obras
arquitectónicas de Castilla, León y Galicia, en donde el rom á
nico perm anece fuertem ente arraigado (catedrales de Lugo y
Orense, siglo x n ).
El rom ánico de Segovia se caracteriza por los pórticos ex
teriores que rodean las fachadas de los tem plos: San Juan de los
Caballeros, San Millán, San M artín (siglo x m ) , San E steban
(siglo x m ), encontrándose tam bién ejem plos de este tipo en las
provincias de Soria y Burgos. De estilo distinto pero de gran
originalidad es la iglesia de la Vera Cruz (siglo x m ), en la mis
m a ciudad de Segovia. Son rom ánicas las m urallas que rodean
la ciudad de Avila.
E n Soria h a perm anecido uno de los m onum entos m ás im por
tantes del rom ánico: la iglesia de Santo Domingo (siglo x n ).
Los claustros de San Juan de Duero en las afueras de Soria,
son de gran variedad: algunos arcos apuntados cruzados pre
sentan intensa influencia m udéjar.
33
Románico 1000-1200 (1250) Evolución de la división
g a le ría b ajo a le ro co rn is a
s e u d o p ila stra
lu ce rn a sa le d iza venta na les
á bsid e o ccid e n ta l in fe rio re s
roseta
ventana m e d io p un to
nervios de la bóveda
ple m e n to
ventanal
a rco fo rm e ro
Tipos de capiteles
to rre de c ru ce ro
tro m p a
c o rn isa
banda
p ila stra
ábsid e E ca p ite l
en a b a n ico
34
mural románica Románico 1000-1200 (1250)
te ch o
plano
a rco
c o ro n a sobre
trib u n a
de trip le arcada
arcada de
m e dio punto
ca p ite l
a rq u ivo lta s
a rco b ise la d o
con fig u ra s
tím panó
con p a n to crá to r
d in te l
a rco fajón
a rista de bóveda
ventanales
su p e rio re s
nave ce ntra l
p ila stra
35
Románico — formas especiales
v u e lta al te ch o
pla n o
sin trib u n a
c o rn is a
(m uchas veces con
fris o de escaques)
c a p ite l c ú b ic o
con m old u ra s
de d is c o -------
b a s ílic a de colu m n a s
(generalm ente)
sin c rip ta
co ro d iv id id o
a c o ro m ayor
(para cantores)
b c o ro m enor
(no cantores)
c p re s b ite rio
d co ro s latera le s
e a n te sala a bie rta
P aulin zella, ruina, S. XII, con a trio al O
e scuela de H irsau f to rre s O
II. Iglesia-castillo
paso de
ronda
alm ena
lin te rn a
cú p u la
c in c o c ú p u la s so bre la p la n ta de
c ru z g rie g a
P eriguex, St. Front, 1120. In flu e n cia s b iza n tin as, im po rta d a s p rob a b le m e nte de
Ita lia (San M arcos de V enecia). E stru ctu ra ce ntra l
37
Gótico
Arquitectura religiosa
38
A rb ota ntes g ó tic o s — C hartres, catedral
39
en la altura, hasta entonces no alcanzada, de sus torres es
beltas y en las obras plásticas de m iem bros esbeltos en innum e
rables pliegues en sus vestiduras, generalm ente encorvadas
en posturas beatas.
E ntre o tras m anifestaciones de la m ism a ideología cabe citar
las esculturas de tem as quim éricos llenos de im aginación sutil
y las gárgolas, así como la «imagen de m isericordia» de Cristo
coronado de espinas, im agen que se convierte en un sím bolo y
en una expresión llena de esperanza en m edio del peligro sen
tido por todos.
Pero la vida del burgués tra n sc u rre en el anonim ato. Desde
luego, sabe leer y escribir pero no deja testim onio duradero
escrito de su existencia. Tam poco conocemos los nom bres de la
m ayor parte de los m aestros constructores de las catedrales ni
de los tallistas de piedra de las cofradías.
El gótico en E spaña tiene diferentes características regionales:
las de Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón derivan del es
tilo de Provenza y Aquitania y las del centro de la península,
Castilla, León y norte de E spaña tienen su origen en las es
cuelas de Anjou y Borgoña.
Donde queda m ejor reflejada la evidente influencia francesa
es en la catedral de León.
Tam bién hay que destacar en este plano la catedral de Burgos
cuyo aspecto es el de una catedral francesa.
La catedral de Toledo iniciada hacia 1225, tiene las caracterís
ticas de un estilo m ás independiente.
En Castilla hay que d estacar los castillos de Coca, G uadam ur,
M anzanares el Real, Benavente, La Mota y Medina del Campo.
En Cataluña, donde la influencia de Cluny había sido m ás no
table, el m onasterio y la vida m onacal siguen teniendo influen
cia.
La construcción varía debido en p arte al clima: las cubiertas
son de azotea plana, los contrafu ertes se reducen.
La catedral de Lérida es de transición rom ánico-gótica, así
como la catedral de T arragona y el m onasterio de San Cugat
del Vallés, cerca de Barcelona, típicam ente cisterciense. La
catedral de Barcelona se sitúa ya dentro del m ás puro estilo
gótico con una hábil disposición de sus naves y una interesan
te iluminación.
La voluntad de unificación del espacio queda plasm ada en la
catedral de Gerona, cuya reform a gótica se inicia en 1312 por
el arquitecto Guillermo Bofill.
40
Elementos arquitectónicos del gótico
Tipos de bóvedas
Tipos de capiteles
rosetón
con tracerías
arco o jiva l
a rq u ivo lta
con fig u ra s
tím pano
41
Elementos arquitectónicos del gótico
Ventanas lóbuladas
Tracerías
42
Gótico primitivo
casco o c to g o
nal de p in á c u lo ______
lin te rn a
c ru ce ro
m edia to rre
ventanas con
arcos o jiva le s
g ale ría con
tracerías
rosetón
cru cero
gale ría
de reyes
co rn isa falsa
co n tra fu e rte
g iró la c o ro de
ca p illa s absid a le s tres
cru ce ro conchas
trifo rio
co lu m n a
fa scicu la d a
p ila r redondo
ca nce la
s itia l de coro
43
Gótico primitivo
- ^ :<»1« 11f
m * * ^ i 5«►
44
Apogeo del gótico
agu ja a filig ra
nada de la to rre
to rre s gem e
las sin .a g u ja
to rre ú nica
to rre s
veleta
g a le ria
de estatuas
reales
re lo j
rosetón
arbotantes
g ab le te
trip le
p ortada
con rosetón
a trio
tra ce ría
ventanales
su pe rio res
trifo rio
sin trifo rio
ventanales
in fe rio re s
estatua
en fuste
45
Apogeo del gótico
agu ja a filig ra
nada de la to rre '
arcada
Tu d o r
bóveda de
a ba n ico
to rre de
tra n se pto
ventanal
lan ce o la d o
to rre del
tra n se pto -
tra ce ría
fla m íg e ra en
arco
tis ta de
m e d io punto
46
Gótico tardío, S. XIV — principios del S. XVI
Nave p rin c ip a l con venta na les y te ch o Las naves latera le s son de la m ism a a l
ind e p en d ie n te , dos o más naves íatera- tu ra que la p rin c ip a l, p o r lo que las c o
les, c ru cero (s) frecuente(s). b ija un m ism o te ch o . Los nervios de las
—> b ó ved a s estre lla d as o re tic u la re s , tí
p ica s en el g ó tic o ta rd ío , se re fleja n en
fo rm a s curvas in c lu s o en la planta.
W ism ar, San N ico lás, 1380-1460 A nnaberg, ig le s ia de Sta. Ana, 1499-1520
47
Gótico tardío, S. XIV — principios del S. XVI
R e c o p ila ció n de form as a rq u ite c tó n ic a s de igle sia s, d esa rro lla d as hasta el g ó tic o
ta rd ío , con e je m p lo s pred o m ina n te m e nte fla m íg e ro s.
ü
Iglesia de sala
D istrib u c ió n u n ifo rm e de d e p e n d e n c ia s
en to rn o a una ro to n d a ce n tra l (ver p á
g in a s 19 y 37). Muy rara en el g ó tic o . La
e stru ctu ra ce ntra l en fo rm a de to rre ó n
c o n s id e ra el g ó tic o ta rd ío in g lé s. En de la L ie b fra u e n kirch e de T rie r se basa
la bóveda de la c a p illa de E n rique VII, en una pla n ta cu adrada, la in te rs e c c ió n
en la A badía de W estm in ste r, se en de dos brazos. En cada cu ña a n g u la r
c u e n tra al m ism o tie m p o un e je m p lo de hay dos n ich o s p o lig o n a le s .
la ú ltim a fase del g ó tic o ing lé s, el de
c o ra tiv o “ e s tilo p e rp e n d ic u la r” . Los
m ú ltip le s nervios o rnam entales ca recen
de fu n c ió n té c in ic a (de soporte).
48
Renacimiento
49
T ra n sep to re n a ce n tista —*■M antua, San A ndrés
51
una arq u itectu ra gótica enm ascarada al estilo renacentista.
Las fachadas tran sfo rm an la form a fundam ental gótica me
diante la adición de elem entos del renacim iento italiano
(Dijon), o bien se construyen sim plem ente sobre las iglesias
unas fachadas postizas de renacim iento clásico estricto (San
Gervasio de París). En el siglo xvi E spaña y F rancia establecen
un equilibrio, después de 500 años de luchas religiosas. Existen
intensas relaciones con Italia en una época de asimilación,
de com plejidad y de conclusiones. El descubrim iento del Nue
vo Mundo tra sto rn a el antiguo equilibrio, no sólo comercial
sino tam bién intelectual y artístico. La aparición de los fenó
m enos antirrom anos en la E uropa septentrional, obliga al
m undo católico a reform arse desde el interior y a luchar con
tra la h erejía con la prisión y con la hoguera. En E spaña, donde
p ersistía con su pureza el a rte m udéjar, hubo u n a im portante
acogida a las form as del renacim iento, especialm ente en su
aspecto tardío: el ->■ plateresco.
Plateresco
52
H ospital Real de Santiago de Com postela ya de m arcado estilo
plateresco, así como el antiguo convento de San Marcos de
León.
R epresentativa de la mezcla que se p rodujo en E spaña entre
el plateresco y el renacim iento, es la catedral de G ranada, que
iniciada p o r E nrique de Egas en 1523, fue continuada por
Diego de Siloé. E ste proyecto tuvo tan to éxito que como con
secuencia se proyectaron las catedrales de Málaga y Guadix,
así como la iglesia del Salvador de Ubeda y la de Jaén.
Un gran ejem plo del estilo plateresco es la fachada de la Uni
versidad de Salam anca, de Egas.
En esta ciudad tuvo lugar la sublim ación del plateresco, gracias
al esfuerzo genial de Rodrigo Gil de H ontañón, cuyo estilo
hubiera evolucionado hacia el barroco, si Felipe II no le hu
biese cortado bruscam ente.
Felipe II im pone una m odalidad arquitectónica que pertu rb a
la evolución de la arq u itectu ra española y la lleva hacia un
clasicism o frígido y austero que tiene como única com pensa
ción la m onum entalidad. Surgen obras como el Alcázar en To
ledo, la P uerta de Bisagra y el H ospital del Cardenal Tavera,
construidos en Toledo en tre 1538 y 1570, p o r los arquitectos
Alonso de Covarrubias y Francisco de Villalpando.
Se llega a la m ás absoluta austeridad con el estilo «desnudo»
de El Escorial, expresión del espíritu de la C ontrarreform a,
construido p o r Juan B au tista de Toledo y Ju an de H errera
p ara Felipe II. El edificio es fruto de la preocupación del rey
p or las m anifestaciones externas de la realeza, por el ceremo
nial y la etiqueta. No puede considerarse un edificio plena
m ente renacentista, pues en este caso el total no es la sum a
de las partes, ni barroco, p o r su falta de fluidez. El arquitecto
H errera fue m ás que un creador un funcionario del estado
al servicio de Felipe II, im poniendo una organización casi mi
litar en los trab ajo s de El Escorial, así como en su cargo de
inspector de m onum entos, ya que por orden del rey debía apro
b a r los planos de todos los edificios públicos de España. Una
versión interesante de El E scorial es la im agen que da del
esfuerzo de la Iglesia y del Gobierno p ara asim ilar la cultura
clásica p ara su causa, espíritu que m arca el paso del m anie
rism o al barroco.
En Cataluña, donde las corporaciones populares perm anecen
fieles al gótico, el h errerism o tuvo poca influencia. En Sud-
am érica se crean, en México, las originales iglesias fortificadas,
como en el convento de Huejotzingo, y capillas rurales abiertas.
53
Elementos arquitectónicos del renacimiento
fro n tó n tria n g u la r
co n ch a
vig u e ría
m áscaras
clave
ornam entada
colu m n a s
clá sica s
(aquí: jó n .)
a rco de
m e dio punto
fuste
a canalado
54
Renacimiento
Italia, S. XV/XVI
fro n tó n tria n g u la r
(g reco -ro m an o )
v o lu ta
fro n tó n d o b le
(de se gm e n to y
plano)
pila stra s d o b le s de
2 pla n ta s de
a ltura
Fig. 4. Roma, Il Gesù, 1568-1575. El sistem a de esta ig le s ia rom ana de —> e s tilo
je s u ític o de fin a le s del re n a cim ie n to in flu ye gran d e m en te , en la e s tru c tu ra de
su fachada y del in te rio r, en la a rq u ite c tu ra sacra del ya p ró xim o b arro co . El
a m p lio p is o bajo está u n id o al e stre ch o p iso s u p e rio r m ediante enorm es volutas,
5 fro n to n e s c irc u la re s y planos su pe rp u estos acentúan el e je ce ntra l (véase
bóveda de cañón
c o rn is a acodada
ta m b o r de cú pu la
vig u e ría
55
Renacimiento
lin te rn a
cú pu la
rosetón
ta m b o r con v o lu ta
ventanas fig u ra de
co rnisa
estructura c o rn is a
central
cuadrada
ábsides
estru ctu ra de
pila stra s o b e lis c o
en 2 pisos
(tam bién en
el inte rio r) h o rn a cina
con fig u ra
fro n tó n
Fig. 1. Roma, San P ietro in M o n to rio p a rtid o
(“ T e m p ie tto ” ), 1502, según el m odelo a rco de
de un te m p lo c irc u la r de la antig ü e da d m edio
punto
p ila s tra
p ila s tra
acanalada
(c o rin tia )
M u n ich , San M ig u e l, ig le s ia de la O r
den je s u íta (de la co rte ), 1583-97, fa c h a
da y a lza d o con vista a una c a p illa
Fig. 3. V e n ecia , San Salvadore, S. XVI la te ra l.
56
Renacimiento
Alemania, S. XVI/XVII
fro n tó n re bajado
- fro n tó n c irc u la r
rosetón
c o rn is a acodada
ventanas de a rc o de
m e d io punto
bóveda de cañón
orna m e n ta da (herrajes)
d iv is ió n de las colum nas
adosadas en 2 pisos
(ab. d ó ric o , ar. jó n ic o )
trib u n a
c o rn is a acodada
p ù lp ito
57
Renacimiento
Francia, 1470-1625
58
Barroco
59
El sistem a de las iglesias italianas del estilo barroco (iglesia
de una sola nave, cubierta p o r bóveda de cañón con nichos de
capillas y un com ponente en form a de roto n d a al lado de le
vante, cubierto con cúpula) se desarrolló ya en los tiempos
del renacim iento (la iglesia de los jesuitas II Gesü, en Roma,
1575). El efecto m ás m onum ental del barroco se basa más
que nada en m ayores dim ensiones y una acentuación m ás acu
sada de los elem entos soportes (p o r ejem plo, decoración de
pilastras, curv atu ras de m olduras y perfil con entrantes y
salientes de la fachada), orientándose las fuerzas de los mismos
hacia arrib a y hacia el altar. Con m ucha frecuencia, la iglesia
b arro ca está situada en el centro de grupos gigantescos de
edificios m onásticos, o bien se ad ap ta arm oniosam ente a su
am biente urbano com puesto de edificios profanos y palacios.
La -> rotonda adquiere cada vez m ayor im portancia y al propio
tiem po su p lanta va adquiriendo la form a elíptica con las in
tersecciones de la m ism a.
La guerra de los tre in ta años (1618-1648) h abía paralizado la
evolución en Alemania. Pero pronto los m aestros constructo
res recuperaron el atraso siendo los italianos los de la inicia
tiva seguidos pro n to por sus colegas alem anes. Las cuatro
plantas de las páginas 65 y 66 ilu stran la evolución desde el
edificio estricto de nave de form a de Palladio con sello ita
liano (cuyas características seudoclásicas han tenido una acep
tación excepcional en la Escandinavia p ro testan te) hasta el
edificio unitario de p lanta ovalada del estilo alem án m eridio
nal con una disposición de las dependencias, dictada por el
«doble casco». En las fachadas y en los interiores se observa
claram ente la predilección p o r to rres (dobles) ricam ente ata
viadas con cascos ideados con m ucha im aginación, utilizadas
principalm ente en la Alemania m eridional y p o r la decoración
de interiores, m enos clásica pero m uy pintoresca.
En Francia el barroco es m ás que nada un estilo de represen
tación de la vida m onárquica y feudal (castillos y palacios).
Por el m ism o m otivo se encuentra ra ra s veces en las grandes
iglesias de las ciudades y con m ás frecuencia en las capillas
de los palacios, elegantes con cierto viraje al neoclasicismo.
Barroco en España
60
D ecoración b arro ca de bóveda — S te in ga d en , W ie skirch e
61
guir rigiéndose por la revelación divina sino p o r la vida en
sociedad. El a rtista de esta época es un técnico, un profesional
burgués, ya que esta nueva clase está m uy in teresada por la
técnica y sobre todo p o r las técnicas de la imaginación. El
arquitecto del barroco piensa que las escalas de valores son
relativas y que el espacio no tiene una dim ensión constante,
por lo que éste no es el resultado de un determ inado mim e
tism o, sino de la relación entre las cosas, de su visión orga
nizada. E sto conduce a la variación continua, a la búsqueda de
la sorpresa visual, a los cam bios de vista, a la individualiza
ción tipológica de las construcciones. Los edificios no están
pensados p ara ser vistos en p o stu ra inmóvil, sino en función
de diversos ejes de visibilidad. La fachada es el lugar por el
que la arq u itectu ra particip a del espacio público, campo pre
dilecto del barroco, a rte de la ciudad, volcado al urbanism o;
la calle, la plaza, sus ornam entos, sus fuentes. La arquitectura
no es un caso p articu lar dentro de las artes sino que actúa
de esquem a ordenador.
El barroco renuncia a las m odas intelectuales del renacim ien
to y recurre a los m edios que influyen no en la élite sino en
las m asas: la grandiosidad, el dram atism o, el movimiento, la
riqueza, la superabundancia, el erotism o, la vida, la m uerte,
la seducción, el patetism o, la angustia. El espacio adquiere
una significación y expresión absolutas. En cierto sentido el
barroco es el arte de la co n trarrefo rm a que se halla sobre todo
en m anos de los jesuítas, los cuales adoptan este estilo.
Una construcción m uy significativa es el T ransparente de N ar
ciso Tomé, en la catedral de Toledo, term inado en 1732. Foco
im portante del barroquism o español es la catedral de Santiago
de Compostela, sobrepuesta a los estilos rom ánico y gótico.
Las iglesias de nave única con capillas laterales tienen a me
nudo características de salón cortesano.
Una m anifestación exterior del dinam ism o en arq u itectu ra lo
da la colum na salom ónica que concretam ente en C ataluña
pierde su sentido de desequilibrio y disim ula sus form as bajo
profusión de hojas y frutos escultóricos.
Churrigueresco
62
y continuada en el gótico florido. E ste estilo, de origen arte
sano fue llam ado «churrigueresco», y recibe su nom bre de José
C hurriguera, el cual desarrolló la p arte fundam ental de su ac
tividad en la catedral de Salam anca. Muchas veces el barroco
español tiene m arcada influencia árabe: torres de base cuadra
da como en la G iralda de Sevilla o en la basílica del Pilar de
Barroco
Italia, 1550-1800
il
63
Zaragoza iniciada en 1679, que recuerda en cierto m odo a una
m ezquita turca.
Una de las fachadas m ás interesantes en cuanto al tratam iento
del claro-oscuro es la del arquitecto Alonso Cano p ara la cate
dral de G ranada, iniciada en 1639, así como la iglesia del Hos
pital de la Caridad de Sevilla, de Sim ón de Pineda. Dentro del
Barroco
Italia, 1550-1800
fro n tó n tria n g u la r
u n id o a uno c irc u la r
panel
d iv is ió n de colu m n a s
(co rin tia s) entre
dos plantas
n ich o có ncavo
g a le ría
c o rn isa d iv is o ria
con b alaustrada
E W 1
64
barroco, aparece m uy pronto en E spaña la tendencia que im
pulsada por los jesuitas insiste sobre el efecto producido, uti
lizando los artificios que sean necesarios. De aquí p arte el
concepto de a rte como espectáculo y el de integración de las
artes en la arq u itectu ra: pintura, escultura, decoración, con
tribuyen a la acción de conjunto de la arq u itectu ra en un mo-
Barroco
Alemania, 1650-1800
65
m entó en que aparecen el ballet, la ópera y el m elodram a
m usical.
La sacristía de la C artu ja de G ranada, proyectada p or el arqui
tecto Francisco H urtad o y construida a p a rtir de 1732, denota
un enorm e dom inio del elem ento form al. El m ism o arquitecto
diseñó p a ra el m onasterio ca rtu jo del Paular, al n o rte de Ma-
Barroco
Alemania, 1650-1800
66
drid, un sagrario de características plenam ente barrocas.
El arquitecto V entura Rodríguez reacciona frente al m al lla
m ado churriguerism o con una p o stu ra tendente al neoclasicis
mo. En la iglesia de San Marcos en M adrid, construida entre
1749 y 1753, acentúa la im presión de autonom ía espacial al ha
cer que cada cuerpo de la iglesia tenga diferente altura.
Barroco
67
En América Latina se n ota el gusto indígena en los elem entos
de decoración extrem adam ente ricos. El siglo x v n fue la época
en que se gestó el barroco típicam ente mexicano, con tal can
tidad de edificaciones que se pueden reg istrar en tre los años
1550 y 1800 m ás de 15.000 iglesias ap arte de los palacios pri
vados, ayuntam ientos, cuarteles, acueductos, etc.
Barroco y rococó
m o ld u ra
adin te lad a
jarró n
co rn isa
acodada
m edallón con
vo lu ta s y
g u irn a ld a s
im posta
tím pa n o de
m e dio punto
herm a
- — -- p ila s tra
co lu m n a
rococó)
(ornam ento
rocalla
68
Neoclásico
Arquitectura religiosa
69
grandeza serena», expresión em pleada p o r W inckelmann para
ilu strar el arte antiguo griego. Así el clasicism o se considera
una tarea cultural que desea, sacar fuerza del a rte antiguo. No
es casualidad que coincida cronológicam ente con los hallazgos
arqueológicos en Egipto y Pompeya; dada la pasión universal
por el coleccionismo y el am or a lo histórico, los museos y
los m onum entos adquieren una im portancia m ayor que las igle
sias de arq u itectu ra escueta.
La imagen exterior de la arq u itectu ra neoclásica, es determ ina
da por la fachada del tem plo griego con el hastial triangular
y una antesala de colum nas (pórtico). Los únicos elementos
em pleados p a ra in terru m p ir la m onotonía de los edificios son
las seudopilastras, pilastras y m olduras y como decoración
se em plean guirnaldas, jarro n es y rosetas ornam entales y los
astrágalos clásicos griegos, con m otivos de cuentas de rosario,
ovoides, palm eados y m eandros ( ornam ento). Con toda la
m bnum entalidad, la im presión general resulta fría y en oca
siones incluso anémica. El Jema de las obras plásticas es el
hom bre y el m aterial em pleado es el m árm ol, blanco, frío y
liso. La p in tu ra busca m otivos de la antigüedad o históricos;
dom ina una línea clara y d u ra sobre el color. Los problem as
artísticos del -*■ directorio (1795-1799) y del estilo -> im perial
(1800-1830) enfocan en p rim er lugar la ornam entación; consti
tuyen la despedida de la época neoclásica. Así el neoclásico, el
últim o estilo unitario del Occidente, tam poco pudo evitar el
destino de que su fuerza creadora de grandes form as se desva
neciese en la fase final p ara d ejar como único residuo una
ornam entación de pequeñas form as.
Neoclásico en España
70
Neoclásico
Francia, 1715-1830
b alaustrada
co rn is a
gale ría
co lu m n a s jó n ic a s ,
pero con basa
fro n tó n tria n g u la r
con re lie v e s en el
tím pa n o
a rq u itra b e
co lu m n a
c o rin tia
71
Neoclásico
cú p u la
ta m b o r con á tic o
p ó rtic o con
colum nas latera le s
bajas
lin te rn a
cú p u la de
tres
capas
_ ta m b o r con co lu m n a ta
p ó rtic o del c ru c e ro
d iv is ió n de p ila s tra s
(co rin t.) so bre dos
plantas
escalin ata
72
Castillo ■alcázar ■palacio
74
Continúa infranqueable la sim a que separa el m undo feudal
del bajo pueblo, el palacio, de la choza cam pesina. Pero a pesar
de ello los artesanos y los cam pesinos em piezan a librarse de
la servidum bre feudal a p a rtir del siglo x m y a traslad arse a
las ciudades donde se acogen a la soberanía im perial («el aire
de la ciudad es libertad») y se llam an con cierto orgullo «bur
gueses».
Románico
ventana trip le
co ro n a d a p o r arco
G o slar, 1050-S. XII. Dos salas de dos naves su pe rp u estas (1 5 x 4 7 m). Renovado
en el S. XIX según lo s restos existentes.
75
esquem a de un
c a s tillo m edieval
Gótico
te ja d o de te ja plana
te ja d o de pabellón
c a p illa
gablete
Gótico
1 barb a ca na ; a lo ja
hoy la ig le s ia de
St. G im e r
2 b arbacana de levante
3 p atio s de arm as
4 to rre de la p ólvo ra
5 paso de ro nd a entre
dos m urallas
6 acceso fo rtific a d o
C arcassone, Fra n cia , S. X II/X III, so bre una fo rtific a c ió n rom ana. El c a s tillo y la
ciu d a d , rodeados de un d o b le a n illo de m urallas, han conse rva d o plenam ente
su ca rá cte r m edieval.
78
Castillo ■ alcázar - palacio
Renacimiento
c o rn is a vo la d iza
a lte rn a n c ia s de ventanas
con e nta bla m en to tr i
a n g u la r y c irc u la r
s illa re s rú s tico s
estatuas de co rnisa
p iso á tic o
c o rn is a acodada
a tlan te
e ntre sue lo
adarve ____
g a le ría
alm enas en fo rm a
de escudo
c o rn is a co rda d a
a s p ille ra
79
Castillo - alcázar • palacio
Renacimiento
80
Castillo • alcázar ■ palacio
Barroco
10
81
Edificios residenciales
y de representación urbana
Gótico. Los ayuntam ientos y las casas grem iales del gótico
vienen a ser lo m ism o que los edificios p ara viviendas, pero
con una m ayor representación. En la E uropa central y sep
tentrional ocupan un puesto m uy im portante las casas con
fachadas -> entram adas con las plantas sucesivas sobresalien
do m ás en voladizo, m edida adoptada p a ra ensanchar el espa
cio restringido de las viviendas en las ciudades apretujadas
dentro de sus m uros. Los edificios con fachadas entram adas
conservados h a sta nuestros tiem pos son pocos en núm ero y
generalm ente oriundos del gótico tardío. En cambio se han
conservado obras brillantes en piedra como testim onio del
orgullo de la burguesía. Los edificios de una sola nave lon
gitudinal de los ayuntam ientos y casas gremiales de Flandes,
son de proporciones gigantescas y tienen torres m ajestuosas
(que servían como to rre de atalaya y arsenal m unicipal) y
llevan adem ás casi todos los ornam entos presentes en las
grandes catedrales. En Italia las alm enas y la esbelta torre
única recuerdan los castillos fortificados en las ciudades (to
rres de dinastías) levantados p o r los nobles en la alta Edad
Media. Los ayuntam ientos y las casas grem iales alem anas
tienen generalm ente u n aspecto m odesto al com pararlos con
las obras análogas de Italia. Sin em bargo, tam bién éstos ador
nan su fachada con tracerías, agujas y esculturas.
82
Entram ado rena ce n tista — A ls fe ld , ayuntam iento.
83
por la superabundancia de la decoración (palm eados, rosetones,
grutescos, alm ohadillados rústicos y lisos, pechinas, cariátides,
etcétera).
En los Países Bajos, los edificios estrechos de aspecto sobrio
y de varias plantas form an largas hileras alternándose casas
grem iales y residenciales. La arq u itectu ra inglesa renacen
tista em plea la piedra y adopta unas líneas del estilo antiguo
que im itan fielm ente a -> Palladio.
G ó tico
te ja d o de c o pe te tru n ca d o
te ja d o de p irá m id e
m ira d o r de esquina -
e ntre pa ñ o
tira n te de a ntepecho
in in te rru m p id o
postes y
puntales
g ale ría
to rre a n g u la r -
te ja d o de d o b le ve rtien te
ventanas o jiv a le s
con tra ce ría s
s o p o rtale s (niiiiiiiiiiitiuiiii
Y pres, B é lg ica , Lon ja de los Paños, 1302-1380. El e d ific io de tres plantas, salas
de 133 m. de lo n g itu d , con sus num erosas tra ce ría s es te s tim o n io , com o tantos
o tro s ayuntam ie ntos y lo n ja s de Flandes, de la riqueza y e sp íritu c o m e rc ia l de
sus co n s tru cto re s.
85
Edificios residenciales y de representación urbana
G ó tico
hastia l e scalo n ad o
tracerías
ventanas o jiv a le s
con tra ce ría s
co rn isa
- so po rtale s
M ünster, A lem ania, a yun tam ie nto, S. XIV. A l n orte de los A lpe s d o m in a ba una
gran p re d ile c c ió n p o r la m arcada e s tru c tu ra c ió n de las fachadas de los e d ific io s
burgueses. A pesar de las acentuadas co rn isa s de las p lantas in fe rio re s , dom ina
una im p re sió n de v e rtic a lid a d .
ca rte la
to rre ú nica
Renacimiento
b alaustrada
co rn is a acodada
o rna m e n ta ció n de
g u irn a ld a s
p ila s tra c o rin t.
co rn is a acodada
fro n to n e s tria n g u la re s
y c irc u la re s con m arco
p lá s tic o
p ila stra s jó n ic a s
87
Edificios residenciales y de representación urbana
E sslin g e n, A le m a n ia , a yun tam ie nto, h acia 1600. Fachada a n te rio r y p o ste rio r.
A nte un n ú cle o ce n tra l de entram ado se co nstru yó una fachada de hastia l en
pie d ra con re lo j a stro n ó m ico y ca m pa n a rio , e je m p lo típ ic o de la estre ch a re la
c ió n de la co n s tru c c ió n entram ada y en p ie d ra durante el re n a cim ie n to alem an.
o b e lis c o
entram ado
m énsula
colum nas
co m o m arco
de ventanas
rosetas
entram adas
h ile ra co ntin u a
de ventanas
entrepaño
p ila r
so p o rta le s con
re vestim ie n to
rú stico
H oxter, A lem a n ia, Casa H ütte, S. XVI. — P aderborn, A lem a n ia, ayuntam iento,
1614-1616. En estas d os fachadas se e ncuentran casi to d o s los ele m e n to s d e c o
ra tivos y a rq u ite c tó n ic o s del re n a cim ie n to alem án.
Edificios residenciales y de representación urbana
Barroco
89
Edificios residenciales y de representación urbana
90
Edificios residenciales y de representación urbana
Neoclásico
p iló n a ng u lar
fro n tó n tria n g u la r
con relieve
trig lifo
a rqu itra b e
p ó rtic o con
colum nas
zó ca lo
c u a d rig a
91
Edificios residenciales y de representación urbana
Neoclásico
e scu ltu ra
pedestal
p iñ a
ja rró n
co lu m n a e striad a
p ila stra
e spe jo de chim enea
re lo j de
ch im e n e a
base de la fuente
s illó n im p e rio
ch im e n e a
Las fases y épocas en los e s tilo s que no se han tra ta d o en esta p rim e ra
parte, se busca rá n , b ajo sus voces guía, en el d ic c io n a rio
92
Modernisme
Gaudí
93
B a rcelo n a, S agrada F a m ilia ; in ic ia d a en 1882. Planta con la d is trib u c ió n s im b ó lic a
p laneada por G audí
94
Enrique de Ossó, encarga a Gaudí en el año 1889 un colegio
p a ra la Orden de las Teresas, en la calle de Ganduxer, cons
truido en piedra y ladrillo, de gran efecto crom ático y de es
tru c tu ra orgánica y original. La «Torre» del Bellesguard que
se inicia en 1900, se term in a dos años m ás tard e y tiene todavía
características goticistas. Una de las m ejores expresiones del
arte m oderno, conjugación de pintura, escu ltu ra y arquitec
tura, es el Parque Güell, en la M untanya Pelada de Barcelona.
En 1903 Gaudí re sta u ra la catedral de Palm a de Mallorca.
La imagen m ás original de la plástica gaudiniana la da la capi
lla de Santa Coloma en la Colonia Güell, en Cervelló, cerca
de Barcelona. Gaudí empleó p ara su realización más de diez
años, ya que esta iglesia sirvió como prueba de los nuevos
principios estáticos con los que el arquitecto quería renovar
el proyecto de la Sagrada Fam ilia, en Barcelona. La casa Batlló
en el Paseo de G racia está situada en una m anzana famosa
de Barcelona, jun to a una casa diseñada por Domenech i Mon-
taner y o tra de Puig i Cadafalch. En Barcelona, tam bién en el
Paseo de G racia esquina a la calle de Provenza, la casa Milá,
llam ada «La Pedrera» es una construcción de la m adurez gau
diniana y una de las obras m ás originales y expresivas.
Un ejem plo de funcionalidad lo da la pequeña escuela para
niños de la Sagrada Fam ilia, construida en 1909.
En 1881 se pone la p rim era piedra del tem plo expiatorio de la
S agrada Fam ilia proyectado inicialm ente p o r el arquitecto
Francisco de Paula del Villar y continuado y transform ado
totalm ente por Gaudí a p a rtir de 1883.
La Sagrada Fam ilia es una basílica de cinco naves y tres de
transepto. El ábside es lobulado, con 7 capillas radiales, dos
escaleras laterales y un deam bulatorio en torno al presbiterio.
95
B a rcelo n a, Casa V icens.
H ojas de palm a en fo r
ja, de G audí, en la reja
de entrada
97
Ultimas generaciones
Acanto, p l a n t aa c a n tá c e a
(hierba gigante); la bonita for
m a de la hoja de esta planta
es em pleada en la ornam enta
ción esculpida de edificios, so-
Diccionario
A canto
101
b re todo en el —> capitel co
rintio (desde el año 400 a. de
J.C.) y en sus m odificaciones
rom anas (por ejem plo, capitel
com puesto). El estilo rom áni
co solía estilizar m ucho el
acanto, pero el renacim iento
y el barroco lo adoptaron de
A cu e du cto , C canal nuevo en su form a de la anti
güedad.
Achaflanar — chaflán.
Agujeros de apoyo, en la
m am postería de las iglesias
medievales, unos agujeros cua
drados como soportes p ara los
m aderos del arm azón de edifi A lta r de m esa; rom án.
cación.
Alegoría, personificación de
un concepto abstracto, por
ejemplo, virtudes y vicios,
las siete -+■ artes liberales, las
siete obras de caridad, p rín
cipe terrenal, -> m usas, —»■Ec-
clesia y Sinagoga, presentadas
norm alm ente en form a de se
res hum anos con los —* a trib u
tos simbólicos correspondien A lta r de c a jó n ; rom án., S. X
tes.
105
Am orcillo escultura arqui
tectónica.
106
nave de la ig le sia
Q||Q ü ü ü G G Q
0
G Q íj L T ü 1__________ L
A n te cu erp o oeste. Flecha punteada = vista desde el s itia l im p e ria l hasta el a lta r;
fle c h a pequeña = punto de m ira de la vista in te rio r
A nfipróstilo -* p. 12.
107
pétreos sin desbastar, con los
resquicios cerrados por pe-
druscos de m enor tam año y
cascotes; 2, A. en hiladas, en
piedra b asta con ju n tas pre
dom inantem ente horizontales,
con o sin m ortero; 3, A. mixto,
ya de m ateriales distintos, ya
del m ism o m aterial en diferen
te posición; 4, A. a hueso, en
el que las piedras aparecen
A n te p en d iu m ; rom án., S. XI
asentadas sin m ortero.
108
J udas Tadeo M ateo a la barda Pablo Pedro una
clava hacha, escuadra espada o dos llaves
109
form a de un árbol vivo en con
traposición al árbol de la cien
cia del m al (Gén. 2, 17). El A.
se p resenta en m uchas com bi
naciones en p inturas y escul
turas, por ejem plo en el tím
pano medieval ( ^ p o r t a l ) : la
Virgen bajo el árbol de la
ciencia del bien y Eva bajo el
árbol de la ciencia del mal, a
veces tam bién con racim os de
uvas y hostias.
A rb o ta n te s; gót. S. XIII
Arbotantes. La creación de la
bóveda ligera de nervios cru
zados (-^ b ó v e d a 3) descarga
los m uros, pero representa una
carga aum entada p ara los pila
res. P or ello se em plea el A.
p a ra tra n sm itir el em puje por
las bóvedas y la carga del teja
do sobre pilares adicionales,
exteriores a la obra, propia
m ente dicha.
El contrafuerte sencillo es un
resalto exterior del m uro, más
ancho por su p a rte inferior.
Los contrafuertes, levantados
A rb ota ntes d o b le s de una ig le s ia de 5 al exterior del m uro de la nave
naves con c a p illa s la te ra le s; g ó t., p rin
c ip io s S. XIII
lateral de una basílica, deben
com unicar con los pilares de
la nave principal por m edia
ción de los arbotantes. Estos
tran sm iten la carga y el em pu
je a los contrafuertes. Sólo
gracias a los A., fue posible
lograr la a ltu ra excepcional de
los interiores góticos. Figura
-> p. 42 y ss.
no
ga no corresponde a u n a aber
tu ra del m uro sino tan sólo a
una subdivisión decorativa del
mismo. En cam bio las galerías
bajo alero, situadas b ajo la cor
nisa de los coros rom ánicos,
son en m uchas ocasiones una
galería abierta hacia afuera.
-> basílica, acueducto, en edifi
cio renacentista, p. 87 y 88 y
galería.
Arcángel ángel 1.
\\WT17
A rc o de m e d io A rco re ba ja do , es
punto, rom ., rom án., carzano, de seg- A rco e líp tic o , A rco de espal-
re n a c im ie n to m entó; rom án. rom án., b a rro co d illa o d in te l
111
A rc o tre b o la d o A rco tre b o la d o
re do n d o; román a p u n ta d o ; A rco de todo A rc o o jiv a l
gót. g ót. p u n to ; gót. a pu n ta d o ; gót.
Arquitectura cisterciense, la
arq u itectu ra severa de la or
den cisterciense (fundada en
1098 por R obert de Citeaux en
Borgoña) que exigía sencillez.
Casi 600 iglesias occidentales
adoptan las especificaciones de
construcción de los m onaste
rios m adre Clairvaux y Mori-
m ont (fundado en 1115). Carac
terísticas: fachadas sin torres,
sólo una — cupulina, la nave
longitudinal m uchas veces con
techo plano y el -> coro rem a
tado en línea recta, una talla
esm erada de los com ponentes
y unos fustes de colum nas fas-
ciculadas, rem atados a m edia
113
altu ra p o r m énsulas de bóve
das.
114
conjunto es anim ada por edifi
cios y m onum entos, expresio
nes de un sentido espiritual
determ inado, a m enudo sen
tim ental: ruinas artificiales
(evocando el pasado), erm itas
neogóticas (evocando soledad)
casa de cam po (evocando sen
cillez) o puentes y tem plos chi
nos (evocando la lejanía) etc. Ja rdín in g lé s ; S. XVIII
Muchos de estos jardines se
encuentran adyacentes a ja r
dines barrocos anteriores.
El
A r q u it e c t u r a m o d e r n a .
abandono de los estilos im ita
dores, clasificables como his-
toricism o del s. xix (neobarro-
co, neogòtico, —> neorrenaci-
m iento) empezó a comienzos
del nuevo siglo con el m oder
nismo, principalm ente orienta
do hacia la ornam entación. «La
función determ ina la forma»
(L. H. Sullivan, 1850-1924), es la
frase que resum e el program a
de la arq u itectu ra posterior,
cuyas prim eras realizaciones
lógicam ente son edificios in
dustriales y com erciales de for
m as sistem áticas y exentas de
com prom isos. La tonalidad de
este estilo fue creada esencial
m ente en los años 20 en las
escuelas de W eimar o Dessau Roncham p, ig le sia de p e re g rin a c io n e s ;
(G ropius), Le Corbusier, Oud persp e ctiva del in te rio r, Le C orb u sie r
en R otterdam , m aestros a r
quitectos, dedicados principal
m ente a la arq u itectu ra mo
derna y funcional de viviendas
y después de 1933 las escuelas
am ericanas de arq u itectu ra ba Puente de acero (C o lo n ia ); 1966
115
jo la dirección de profesores
oriundos de E uropa. En cam
bio los sistem as autoritarios de
Alemania, Italia y R usia prefie
ren las arq u itecturas clasicis-
tas o del tipo de historicism o,
representativas. La construc
ción de viviendas con elem en
tos prefabricados, los grandes
bloques adm inistrativos o de
viviendas, funcionales y sere
nos, iglesias «sin fundam ento
Tren m o no rra íl y a u to pista s elevadas espiritual» y obras de ingenie
(Haneda, Japón, 1964)
ría de grandes dim ensiones
(autopistas, viaductos, aero
puertos, estaciones ferrovia
rias) en horm igón, acero y vi
drio p resentan el cuño m ás ca
racterístico de la A.M. En oca
siones su inteligencia fría se
ad ap ta con cierto encanto a la
im agen general de una ciudad,
pero jam ás de un modo perfec
to a los edificios m ás antiguos
de arq u itectu ras tradicionales.
116
ca rom ana, la de un perfil
de m edia caña. E stas A. están
decoradas con frecuencia con
frisos (sobre todo en la época
rom ánica) o figuras (gótico).
117
z a n tin a » d e l a r te ita lia n o d e l
s. x i i i , s e p u e d e n o b s e r v a r s u s
in f lu e n c ia s .
La form a arquitectónica prefe
rida es la -> rotonda con cúpu
las, m uchas veces com binada
con la -* basílica para form ar
una basílica de cúpulas. La es
cu ltu ra es elim inada pero en su
lugar se desarrolla destacada
m ente el relieve en marfil. La
p in tu ra produce obras m aes
tra s en form a de mosaicos, m i
niaturas e iconos. El rigor
estatu ario y el hieratism o de
las figuras, com pletam ente li
gadas a la superficie (casi siem
pre sin panoram a) tiene sus
raíces en un canon de propor
ciones riguroso y atendido du
ran te siglos ( ^ proporcionali
dad); esta circunstancia im
pidió una evolución llam ativa
pero aseguró la existencia del
A.B. d u ran te m ás de un mile
nio y medio, fenómeno único
en la histo ria del arte.
118
J.C.). El A.H. tuvo u n significa
do im portantísim o p ara el arte
rom ano (decoración, ornam en
tación arquitectónica, diseños
de plazas gigantescas y escultu
ras n atu ralistas).
119
de esta persona, p or ejemplo,
el trid en te de N eptuno o la lla
ve de san Pedro. Se encuentran
los atrib u to s m ás im portantes
bajo los conceptos colectivos
de apóstol, santo, musa.
Atrio paraíso.
120
El conjunto recibe el nom bre
de balaustrada y está flanquea
do por pedestales.
121
Base ática, la base de la co
lum na jónica com puesta de
dos astrágalos y de un reba
je en tre éstos en contraposi
ción a las form as de las bases
Base ática em pleadas en Asia Menor sin
plinto.
122
los frailes cantores, los cléri
gos y atriles ( am bón, G) de
la p arte de la basílica con ac
ceso para los legos. Más tarde
se introdujeron am pliaciones,
p or ejem plo, el crucero (nave
transversal, H ), el nártex (an
tesala, I) y un patio anterior
abierto (atrio o -» p a ra ís o , J)
con galería de colum nas cir Ig le sia de naves iguales
cundantes (K) y el pozo de pu
rificación (L). Las torres fue
ron añadidas m ucho m ás tarde
y generalm ente separadas de
la basílica propiam ente dicha.
La evolución u lterio r de la B.,
la adición de la -y cripta, del
-y transepto, de las — bóvedas,
de las torres ( - a to r r e ) , de la
alternancia de pilares, del
— coro como elem ento inde
pendiente, etc. p ara enrique
cer la B. en el curso de las épo
cas de los diferentes estilos,
puede observarse m uy bien en
la prim era p arte de este libro,
hasta que la B. empezó a p er
der im portancia en el gótico
tardío por ser suplantada por
la -y iglesia de naves de altu ra
igual en el renacim iento y ba
rroco y por la -> rotonda y la
iglesia de sala.
4. Basílica de pilastras, una
Ig le s ia de sala
basílica con —^ pilastras como
pilares. — 5. Seudobasílica,
->■ iglesia de nave y colaterales.
123
-> contrafuertes (m uros, pilas
tras, etc.) sostienen la carga de
la bóveda.
1. Bóveda de cañón. Su sec
ción transversal es una semi
circunferencia (figura 1 a) o un
segm ento de una circunferen
cia, y existen tam bién bóvedas
de cañón de sección transver
Fig. 1 a, b, bóveda de cañón
sal en form a de arco ojival (fi
gura Ib ).
\ K / Si trazam os sobre la planta de
la bóveda de cañón unas líneas
K
K diagonales perpendiculares, los
K planos representados por estas
líneas dividen la bóveda en 4
partes: 2 capuchones (K) por
los lados frontales y 2 costados
Fig. 2 a, bóveda de a rista
(W) p o r am bos lados apoyados.
La carga de los capuchones ac
túa sobre las esquinas mien
tra s que los costados cargan
todo el m uro de contrafuerte.
Si se aplica a una bóveda de ca
ñón un corte lateral perpendi
cular arqueado, se obtienen
unas superficies curvas, llam a
das lunetas. Se encuentran fre
cuentem ente en las naves late
rales, cuando las lum breras lle
gan h a sta la bóveda principal.
2. Se obtiene una bóveda de
a rista (figura 2 a) cuando 2 bó
vedas de cañón de sección
transversal igual se cortan en
ángulo recto; esta bóveda se
com pone de 4 capuchones de
cañón. Las líneas de corte se
llam an aristas (figura 2 b, A).
La carga del peso actúa sobre
los pilares y el em puje lateral
sobre los m uros de contrafuer
te o sobre ios — arbotantes.
3. En una bóveda de nervios
cruzados (figura 3 a) las aris
tas están reem plazadas por
nervios cuyos perfiles presen
tan diferentes form as en las di
ferentes épocas de estilos (fi
gura 3 b). Estos sostienen la
carga de la bóveda y la tra n s
m iten a los pilares. Los capu
chones consisten en m anipos
tería ligera (por ejem plo, con
ladrillo ligero -> piedra p ara
construcción III 3). Románico
tardío, gótico.
Se llam a peraltada la B., cuan
do los capuchones son de altu F ig . 3 a, bóvedas nervadas; c u a trip a rti-
ta (iz.), s e xp a rtita (de.)
ra algo m ayor (figura 3 a).
División en tramos: general
m ente se dividen las B. largas
por fajones (figura 2 b, c, F)
orientados en sentido tran sv er
sal respecto al eje principal de
la dependencia, form ándose
tram os = travée (figura 2 c).
Los nervios form eros (correas
longitudinales) están orienta
dos en sentido longitudinal y li
m itan el tram o lateralm ente (fi Fig. 3 b, p e rfile s de nervio s: 2 lis te l;
rom án., S. X I/X II; 3, 4 b o c e l; rom án.,
gura 2 b, Nf). Una bóveda de S. X II; 5, 6, 7 d o b le bragueta; gót.,
tram os alternantes se form a S. XI1I/XIV; 8 d o b le e s c o c ia ; gót., ta r
dío, S. XV
por el empleo de 2 diferentes
tipos de pilares en orden con
secutivo alternante ( — alter
nación de pilares). Románico,
renacim iento, barroco.
4. Se llam an bóvedas figura
das aquellas B. cuyos nervios
form an un dibujo (las bóvedas
de estrella o reticulares del gó
tico tardío).
Los nervios de la bóveda de es
trella form an diseños de form a Fig. 4 a, bóveda e stre lla d a (iz.), b b ó
veda re ticu la d a (de.)
de estrella. Se conserva la sub
división en tram os (figura 4 a).
Gótico tardío.
M ediante el abandono de la di
visión en tram os individuales
y una com binación m ás rica de
los nervios de bóvedas, en este
caso estáticam ente equivalen
tes, se produce la disposición
de la bóveda reticular (figura
4 b). Gótico tardío. Fig. 4 c, orden sinuoso
125
Se habla de un orden sinuoso,
cuando los nervios de una B.
(del gótico tardío) de estrella
o reticu lar incluso en la pro
yección en la planta form an
líneas y lazos curvos (figura
4 c).
5. E n la bóveda de abanico,
los nervios se esparcen a p ar
tir de un punto a m odo de un
abanico. E xtensam ente em
pleada especialm ente en el gó
tico tard ío inglés (figura 5 a) y
tam bién en el continente en la
form a presentada en la figura
Fig. 5 a, bóveda de a b a n ico con p in 5 b ( f ig u r a n refectorio, p. 77).
jan te s 6. La bóveda de aljibe consis
te en 4 costados o m ás de un
cañón. Su carga reposa por to
dos los lados sobre los m uros.
Frecuentem ente se encuentra
sobre una planta poligonal (fi
gura 6).
7. Las bóvedas de una arista
y cadenas (figura 7) pueden in
te rp re ta rse como bóvedas de
Fig. 5 b, bóveda de aba n ico cañón con extrem o abovedado
o bóvedas de aljibe con un tra
mo interm edio de bóveda de
cañón.
8. Una bóveda plana (figura
8), corresponde a una bóveda
de a rista y cadenas o bóveda
de crucería, de la cual se ha
Fig. 6, bóveda c la u stra l o de a ljib e cortado en plano la parte supe
rior. La superficie plana rec
tangular bóveda gallonada u
ovalada (barroco) recibe el
nom bre de paño.
I.a • cúpula es una form a es
pecial de una B.
126
Cabeza grotesca -*■ escultura
arquitectónica.
128
Antigüedad griega
C ap ite l d ó ric o ; C. jó n ic o , desde
desde 1100 a. JC .; 600 a. JC .; V v o C. c o rin tio , desde Roma
Ab ábaco, Eq luta, F file te s , A S. V a. JC .; Ac C. c o m pu e sto de
e q u in o , Es es a lm o h a d illa , O acanto, K kala- e lem entos jó n ic o s
trías, A r a ristas óvolo s thos y c o rin tio s
'T " !
Románico
C. de fla u ta s o C. de hon g o ; S. C. c ú b ic o ; desde C. c ú b ic o o rn a
p lie g u e s ; F fla u IX ;C capucha, Ca S. X m e nta do ; p rin c i
tas, B baquetón caveto pio s S. XII
Gótico
C. de b lo q u e de C. de c á liz ; S. C. fo liá c e o , form a C. fo liá c e o , form a
c á liz ; tra n s ic ió n X III, fre cu e nte en del gót. p rim itiv o del gót. tard ío
ro m á n ic o -g ó tic o colu m n a s adosa
das
C. de ca p u llo ; Renacimiento
desde gót. p rim i C. de p la to ; gót. C. de vo lu ta s y
tiv o francés p rim itiv o ing lé s acanto C. de g rote scos
129
Capuchón bóveda.
Cartuja m onasterio.
Caveto escocia.
Celia p. 12.
130
rial es elim inada p o r la sinte-
tización del b arro a la alta tem
p e ra tu ra de cocción y p o r el
vidriado.
Loza jiña o Fayenza (fr. de
Faenza, ciudad italiana de alfa
reros): la cerám ica cocida de
antem ano, a m enudo colorea
da está vidriada al estaño a al
ta tem p eratu ra de cocción.
Mayólica (voz probablem ente
Ja rrón de loza de
oriunda de la denom inación de D e lft con fig u ra s
la isla de M allorca): nom bre ch inescas
italiano p ara la loza fina.
Porcelana (it. porcellana =
caracol de porcelana según lat.
porcellus = cerdito), se obtie
ne con caolín y feldespato y se
cubre con un vidriado de una
m asa sim ilar. Frecuentem ente
pintada.
1. P intura debajo del vidriado
antes de som eter la porcelana
a la segunda cocción (m ás re
sistente pero factible sólo con
T e rra cota a rq u i
pocos colores' que re sista n las te c tó n ic a : la d rillo
tem peratu ras elevadas, por fro n ta l e tru sco
ejem plo cobalto [diseños bul
bosos]); — 2. P intura sobre
vidriado, cocida en una tercera
cocción floja (menos resisten
te pero m ayor gam a de colo
res).
Gres una cerám ica cocida en
blanco y sin v id riar con vidria
do posterio r al plom o (de In
glaterra en 1720).
Gres vidriado con un vitrifica
do brillante form ado p o r la
evaporización de la sal du
ran te la cocción a tem pera
tu ra elevada. Pocos colores: co
balto, violeta o m anganeso
pardo obtenible con hum o en
la cám ara de cocción. (Lejano
Oriente, Colonia). E sta tu illa de Ta-
Terracota (it.), b arro que al nagra (te rra co
ta); gr., hacia
cocer obtiene un color blanco, 320 a. JC.
am arillo, pardo o rojo. Dada su
estabilidad a la intem perie, se
em plea a m enudo como com
ponente arquitectónico (hastia
les de tem plos etruscos, pie
dras de fachadas etruscas) y
en figuras de b arro (las figuri
tas de Tanagra de la antigua
Grecia; en el renacim iento: Do
natello, Robbia, etc.)
Cincelado — joyería.
■Clausura m onasterio.
132
Baux en Provenza); — 2. Ce
m enterios rom anos y cristia
nos prim itivos, especialm ente
en las catacum bas, en los que
se guardaban las urn as de ce
niza por falta de espacio en
num erosas pequeñas cavidades
con un aspecto de conjunto si
m ilar a un palom ar.
im posta
e n ta b la
m ento
c a p ite l
b ocel de
garg a n ta
fu ste
C olum na de nudo
g a rra de
e n ju ta
p lin to
zó c a lo
a de cu a rto de
caña
b de m edia
caña
P artes p rin c ip a le s C olum na con banda, C olum na c de tre s c u a r
de la c o lu m n a rom án. A aro de fu ste h isto ria d a to s de caña
133
q uitectura griega conoce 3 ór 2. orden jónico, desde el s. vi
denes de colum nas: a. de J.C. en la costa de Asia
M enor y en las islas que la
1. orden dórico, desde 1100 bordean. Una form a m ás ele
h asta el s. vi a. J.C., en piedra, gante y m ás ligera con fustes
nacido en el continente ocupa esbeltos, atenuación de los con
do por los dorios y en el Pelo- trastes en tre carga y soporte
poneso; m ás tard e tam bién en (por ejem plo, con base de la
las colonias griegas. Predom i C., capitel de volutas con al
na la línea recta. Los contras m ohadilla). En los tem plos m e
tes entre líneas horizontales y nores se reem plazaban las C.
verticales son bruscos sin tra n p o r figuras de m uchachas =
siciones atenuantes (por ejem Kore ( — escultura arquitec
plo, sin base y sin capitel p er tónica). F u s t e e s t r i a d o con
feccionado). F u s t e e s t r i a d o filetes. Una acentuación de la
con aristas. Elem entos esculpi en trad a m ediante una distan
dos en el tím pano y friso de cia m ayor entre las C. centra
m etopas. les. Lleva con frecuencia un
fris o
a cró te ra
cana ló n
s o fito s c a p ite l de
tr ig lifo vo lu ta s
m etopa con relieve
a rq u itra b e
àbaco
e q u in o
a s trà g alo o
h y p o tra c h e lio n
fu ste con éntasis
( = re d u cció n )
e s tria d o con a ristas e stria d o con
file te s
e s tiló b a to -
cre pld o m a to ro
Columna de la flagelación,
una colum na que representa
el pilar donde flagelaron a
Cristo con los instrum entos
de la pasión. En el extrem o
superior se sitúa el gallo (Mt.
26, 34 y 69-75) y delante con
frecuencia, Cristo coronado de
C olum na de la fla g e la c ió n ; gót., S. XV
espinas en la form a de la im a pedestal b arro co
gen llam ada Ecce Homo.
135
Columnata, una galería de co-
lurhnas con viguería horizon
tal sin arcadas, esp. en el ba
rroco y neoclásico.
C o m p o n e n te a d o s a d o , un
com ponente adosado a pilares,
colum nas o m uros, por ejem
plo fuste de colum na fasci-
culada, seudopilastra ( or
nam ento) — pilastra.
C o n s t r u c c ió n e n la d r illo ,
obra ejecutada con ladrillos
cocidos sin revoque o reves
tim iento exterior. Los edificios
lom bardos en ladrillo de los
136
siglos x y xi sirvieron de mo
delo a la arq u itectu ra m edie
val de obras en ladrillo en Ale
m ania septentrional y en los
Países Bajos. A p a rtir del si
glo x i i el arte de co n stru ir en
ladrillo se desarrolló en N. y
NE. de Alemania h asta el góti
co tardío creando las obras
m ás herm osas im aginables (gó
tico en ladrillo, figura Wis-
m ar, iglesia de San Nicolás
p. 47). E sta variedad del gótico
esquiva las form as ornam enta
les frágiles del gótico y com
pone los perfiles curvos de las
tracerías y de los intradós de
ventanas y p uertas utilizando
los ladrillos perfilados.
En España se aplicó la cons
trucción en ladrillo en la ver C on stru cció n en la d rillo ; g ó t., (C horin,
ig le s ia ciste rcie n se )
sión pobre del a rte m usulm án
y, sobre todo, en la arq u itectu
ra m udéjar.
137
Cornisa, un resalto alargado
horizontal que sobresale de un
m uro p ara distinguir los tra
mos de una edificación. 1. Cor
nisa de zócalo, el perfil supe
rio r de rem ate de un zócalo;
C ornisa vo la d iza c lá s ic a
— 2. Cornisa de correa entre
las plantas; — 3. Cornisa bise
lada (gótico), una C. oblicua a
la a ltu ra del borde inferior de
las ventanas acodada bordean
do las p ilastras de contrafuer
te ( contrafuerte); — 4. Cor
nisa principal (en la arquitec
tu ra griega de tem plos, Gei-
C orn isas d iviso ra s clá sica s son) en tre el m uro y el tejado.
A m enudo esta cornisa form a
una placa de m ucho vuelo,
apoyada por jabalcones ( - »
m énsula) con canalón (canal
C ornisa de agua p ara proteger la fa
a dornada
g ó tic a chada de la lluvia); — 5. Se
gún la situación en el edificio,
C ornisa tam bién se habla de cornisas
vo la d iza de puertas y de ventanas.
g ó tic a
Una C. es acodada si está adap
tad a con su perfil com pleto a
M o ld u ra
de zó ca lo los ángulos de los resaltos del
g ó tic a muro.
139
ro con deam bulatorio y giro-
la de capillas (rom ánico, góti
co); — 4. Coro de tres conchas
(rom ánico, esp. en Renania,
tam bién gótico), los extrem os
del crucero se rem atan, al
igual que el coro principal,
C oro de tre s co nchas
con ábsides. Recibe tam bién
el nom bre de coro trebolado.
3
Coros com unicantes, unos co
ros laterales de la época ro
C oros latera le s
m ánica con ab ertu ras en las
c o m un ica ntes paredes divisorias hacia el
P co ro p rin c ip a l
coro principal p ara establecer
L c o ro s la tera le s com unicación entre ambos.
140
pal. Ya que la crip ta en oca
siones tenía considerable altu
ra, era necesario co n stru ir el
coro a un nivel m ás alto que
el resto de la iglesia.
a in s c rip c ió n
Cronograma, inscripción en b travesano
lengua latina, en la cual todas
c palo 9 --- d
d supedáneo
aquellas letras que al propio
tiem po son núm eros rom anos
(I, V, X, L, C, D, M), al con
tarlas juntas, dan el año del
acontecim iento al que se refie
+ 1
t2
re la inscripción.
G hrlstV s saL V ator n oster est,
fVIt, erltqV e, fo rtls, p lls pIVs
et Vere M IrablL Is In slg n ls
T 3
+ 4
Crucero -y basílica.
&
im m issa); — 3. Cruz de San
Antonio (crux com m issa), fre
cuentem ente representando al 15 16
buen y al m al ladrón; — 4.
Cruz de San Pedro; San Pedro
fue crucificado cabeza abajo;
— 5. Aspa de San Andrés o
Cruz decusata; en esta posi
ción fue crucificado el apóstol
Andrés; — 6. Cruz forcada; —
141
7. Cruz de Lorena o patriarcal; form a de m uletas de los extre
— 8. Cruz egipcia o de asa m os de los brazos; — 14. Cruz
(crux an sata), originalm ente ancorada; — 15. Cruz trebola-
símbolo egipcio de la vida; — da; — 16. Cruz de Malta; —
9. Cruz papal; los brazos re 17. Cruz de árbol: árbol de la
presentan sus com etidos co vida con hojas, flores o fru
mo clérigo, m aestro y pastor; tos; cruz de ram ales sin fo
— 10. Cruz de Constantino o llaje.
el anagram a, form ado de las
letras griegas X ( = ji) y P Cuadriga (lat. quadrigae =
( = ro), las iniciales de la pala tiro de 4 caballos), un carro
b ra Cristo (X ristos); — 11. griego de com bate abierto por
Cruz ortodoxa; — 12. Cruz po- detrás y tirado p or 4 caballos.
tenzata, cuyos extrem os de los En Rom a se utilizó en carreras
brazos form an nuevas cruces; y en las entradas triunfales. A
— 13. Cruz de m uletas, por la p a rtir del s. iv a. de J.C. (m au
soleo de H alicarnaso) se em
plea com o coronam iento deco
rativo en obras de construc
ción.
142
cuadradas o poligonales en
form a de un casquete esférico.
La zona de transición de plan
tas poligonales a la línea re
donda de la p lanta de la C. se
salva por m ediación de unas C úp u la, fig . 1
pechinas suspendidas (figura
1, Ps) o pinjantes (figura 2, P).
Se tra ta de unos triángulos
esféricos que pueden aplicarse
de dos m aneras: 1. Cuando el
círculo de base (figura 1, B)
rodea las esquinas de la plan
ta, las pechinas suspendidas
B
form an p arte de la C. E n este Fig. 2
caso se habla de una cúpula
suspendida (figura 1); — 2.
Cuando el círculo de base (fi
guras 2 y 3, B) de la C. está
inscrito dentro de la p lanta
poligonal, los p injantes vie
nen a rep resen tar elem entos
independientes estructurales
de la cúpula de pinjantes. En
tre las pechinas y la C. se
Fig. 3
encuentra m uchas veces un
tam bor cilindrico, eventual
m ente provisto de ventanas
(figura 4). En ocasiones la C.
es rem atada por a rrib a por
una lum b rera redonda, llam a
da ojo, o bien, u n a pequeña a
superestru ctu ra, la linterna.
Las grandes C. se construyen b
a m enudo con 2 cascos, es de c
cir consisten en una C. inte
rio r y o tra exterior p rotecto
ra. En la llam ada cúpula de
trom pas se efectúa la tran si d
ción entre una p lan ta cuadra
da y una planta octogonal o
e
poligonal de m ás ángulos o re
donda de la C. p o r m ediación
de-> trom pas.
143
veneración de los fieles. Las
m ás antiguas tenían form a de
sarcófago (sepulcro de Cristo),
luego (s. xiv a xvi) fueron tu-
rriform es o en form a de tem
plete, y finalm ente (s. xvi a
x v i i i ) adoptaron form a de sol.
D íptero p. 12.
í
ju n tarse doblándose. Son de
m adera, m etal o m arfil, con
decoración exterior en relieve
y en la p arte interior una ca
pa de cera p ara escritura. Los
m ás im portantes eran los díp D ia b lo ; román
ticos de los cónsules rom anos
que se distribuyeron en los —
=T1
---------
actos de tom a de posesión del
cargo o en los circos; — 2.
En la EM un retablo de altar
Ipf
de dos alas sin cuadro central
fijo ( - s a lt a r ) ; — 3. Pequeños
tableros de dos alas (general
m ente en m arfil) con relieves
de motivos bíblicos o sim bóli
cos; en la época cristiana p ri
m itiva se em pleaban com o ta
pas de las listas de los feligre
ses que se citarían en la
oración de la misa; en los si
glos xiv y xv en Italia y en
Francia p a ra los cultos priva
dos. D íp tico de m a rfil p a le o c ris tia n o
145
adorante, del donador de una
obra de a rte eclesiástica, a
m enudo en las alas laterales
de un retablo ( -* a lta r b).
Figura -> epitafio.
146
ción de una estatua; — 2. En
la época paleocristiana, capilla
sepulcral; — 3. En la EM, ca
pilla privada; — 4. En la ac
tualidad, denom inación gene
ral para un pequeño edificio
abierto (de hastial) de escasa
profundidad, apoyado por pi
lares con una pared en la p a r
te posterior; — 5. altar.
147
Entram ado, obra de edifica
ción en la que las partes so
p o rtan tes del arm azón del m u
ro consisten en vigas de m a
dera y se llenan los entrepa
ños interm edios con b arro o
ladrillos. En Alemania, Francia
e In g laterra se encuentran
tram o s largos de calles con
fachadas entram adas con
m iradores, hastiales ejiones
ricam ente tallados y pintados.
E ntram ado; re n a cim ie n to ; E entrepaño
Figura -v m énsula, p. 85 y ss.,
ornam ento: rosetón de entre
paño.
E p istilo -y A rquitrabe.
148
Erm ita -> capilla.
149
Be sentan el nom bre del p o rta
dor del escudo en form a de
u na divisa.
Piezas accesorias son los sig
nos de cargo o de grado de no
bleza (corona, báculo de obis
po, etc.). Piezas de adorno son
los tenantes ( -s- hom bres sal
vajes) (desde el s. xiv) los
m antos de los escudos (desde
el s. xvn), divisas o trofeos.
150
de cobre, una p arte de estaño).
Una vez frío el conjunto se
rom pe el molde exterior y se
saca con rasquetas el núcleo
del interio r de la pieza de
bronce. E ste es el m étodo que
todavía hoy se em plea con
m ayor frecuencia; — 2. En el
procedim iento de m olde de
arena, no se rom pe el molde
de yeso después de la colada,
sino que se desm onta en va
rias piezas y se conservan co
mo modelo en negativo.
151
A
necen a la -* ornam entación.
Se debe hacer una distinción
entre aquéllos y las figuras
que pueden p resentarse en
form a de estatuas o en for
m a de relieves (ver abajo-).
Las épocas de florecim iento
de la escultura arquitectónica
son la antigüedad, y los estilos
rom ánico tardío, gótico y ba
rroco.
A p a rtir del neoclasicismo es
tos elem entos son reem plaza
dos por esculturas individua
les, m ás o menos aisladas de
la e stru c tu ra arquitectónica.
De entre las form as m ás fre
cuentes de escultura arquitec
tónica podem os indicar:
152
Amorcillo, generalm ente un
niño pequeño con alas rep re
sentando al dios del am or en
escenas m undanas según el
modelo del a rte erótico de la
antigüedad. E xtensam ente em
pleado en el rococó.
153
Herm a, de b u lto redondo res de catedrales medievales
en el sentido de elem ento es
culpido de obra. El concepto
debe extenderse para incluir
tam bién los elem entos escul
pidos del rom ánico prim ario,
generalm ente obras de m onjes.
En resum en estas obras en con
ju n to vienen a ser una ilustra
ción exhaustiva y rica de refe
rencias de la Biblia y adem ás
una verdadera enciclopedia de
la vida espiritual medieval, in
clusive de acontecim ientos de
las diferentes épocas, leyendas
de santos y alegorías diabóli
cas. En Francia se concentran
m ás en el p o rtal y en la facha
da, pero en Alemania m ás den
tro de las iglesias.
154
En un relieve estricto las fi
guras se encuentran claram en
te aisladas del fondo, pero en
el relieve pictórico las figuras
están en unión con el fondo
y éste representa a m enudo
un fondo arquitectónico o pa
norám ico.
De los relieves de la antigüe
dad, son particularm ente fa
m osos los relieves de m etopas
(placas rectangulares de relie
ve debajo del canalón del tem
plo dórico form ando los lla
m ados frisos de m etopa en
sucesión alternativa con trí
glifos [ colum na]) y los re
lieves de tím pano en los triá n
gulos hastiales de los antiguos
tem plos.
155
E stilo im perio (Napoleón I),
la fase final del neoclásico (
p. 69 ss.), estilo que se exten
dió en tre 1800 y 1830 de París
por toda E uropa. Se distingue
p o r una subdivisión de las pa
redes en paneles o com parti
m ientos claram ente delim ita
dos, p o r la form a de los m ue
bles, los m arcos rectos de los
paneles de p uertas y m urales
y p o r la ornam entación esca
sa, im itando tem as rom anos y
egipcios antiguos (esfinge, lira,
m eandros, antorcha, etcétera).
Im p o rtan tes guarniciones en
bronce.
E stilóbato columna.
E stíp ite, estilo de colum na
que se desarrolló en México y
Guatem ala, reacción contra la
E s tilo p e rp e n d icu la r. Ventanas a lan-
sencillez curvilínea de la pilas
cetadas tra clasicista.
156
Estoa pórtico.
••
E strado (fr.), un desnivel del
pavim ento en el interior de
un edificio, salvado p o r una o
varias gradas, por ejem plo, de
lante de u n trono (figura
cátedra), altar, m onum ento se
pulcral, en un m irador, etc.
E stria do : d ó ric o (iz .); jó n ic o (de.); A
Estriado, unos surcos en el arista, F file te
fuste de las colum nas y pilas
tras de la antigüedad dándo
les un aspecto m ás esbelto y
elástico. En la colum na dórica,
las (22) estrías están unidas
p or unas aristas vivas, pero
en las colum nas jónicas y co
rintias, las separan (24) file
tes. Desde el tiem po renacen
tista hasta la E dad M oderna
se vuelven a em plear con rela
tiva frecuencia, no sólo en co
lum nas y pilastras sino tam
bién en candelabros, faroles,
etcétera.
Estufa de a zule jos;
E stuco, mezcla de yeso, cal re na cim ie n to
157
S ím b o lo s de los e van g e lista s en el tím pano de un p orta l gót.
158
Fachada, el lado vistoso de
un edificio. Algunos edificios
tienen 2 F. (palacio barroco
con fachada orientada a la ciu
dad y orientada a los ja rd i
nes; fachadas de los cruceros
de las catedrales góticas, pero
de categoría inferior a la im a
fronte; tam bién en las casas
de viviendas que dan a 2 ca
lles). Generalm ente la facha
da reproduce la subdivisión Fachada neo b a rroca , ópe ra de París;
interior del edificio: revela el 1861-74
núm ero de plantas, el núm ero
de naves y en el barroco tiene
form a convexa ad aptada al
óvalo interior.
F ilig ra n a de oro, ruso; época de las m i Flor de lis -> ornam ento.
gracio n es
Florón ornam ento.
Frontal -y altar.
160
m ente adornada con figuras
y cresterías dentro de la ba
se redonda o angular. Las
«fuentes bellas» se situaban
en el centro de las plazas de
las ciudades medievales. Las
fuentes barrocas adoptan m u
chas veces figuras m itológicas
m arinas de la antigüedad:
Poseidón, Tritones, Náyades, y
rosas de m ar; las fuentes de
los jardines adquieren el ca
rácter de ingenios de hidro
tecnia con cascadas y surtido
res.
*
Galería (fr.), 1. Una sala alar
gada en un palacio barroco
(la galería de espejos de Ver-
salles); — 2. Una dependen
cia em pleada frecuentem ente
p ara exposición de obras de
arte, dada su buena lum ino
sidad. Hoy se da a la palabra
G. el significado de una co
lección im portante de arte
(gabinete = una colección m e
n or); — 3. El piso m ás alto
de un teatro; — 4. galería
alta incorporada; — 5. Galería
abierta de iglesias (galería ba
jo alero — arcada) o fortifica
ciones (— iglesias castillos).
G ablete
Galería alta, una trib u n a o —
galería de una iglesia, ya sea
p ara increm entar el espacio,
p ara sep arar determ inados
grupos de la parroquia, por
ejem plo, m ujeres, cortesanos,
m onjas, clérigos cantores, pa
ra alo jar el órgano, o bien
sólo como elem ento de subdi
visión m ural. Especialm ente
en la arq u itectu ra rom ánica,
las galerías altas abren los
m uros de la nave principal y
se presen tan como un tercer
elem ento de com posición en
tre las arcadas de la planta
b a ja y la hilera de ventanas de
los ventanales superiores .(fi
gura). En las iglesias del re
G alería de una g iró la gót.
nacim iento y barroco con ga
lería alta, ésta alcanza a m e
nudo la bóveda adquiriendo
al propio tiem po un significa
do tridim ensional mayor. Sin
em bargo, la galería alta no es
un com ponente esencial del
edificio de una iglesia. En la
rotonda se encuentra sobre
el deam bulatorio (figura -y
G a lería G a le ria G a leria
ve rda d e ra fa lsa fic tic ia p. 19), en la-> basílica sobre
162
las naves laterales, en el cru
cero ( f ig u r a ^ p. 20 y cance
las) o bien sobre el p o rtal de
la fachada oeste y en las igle
sias -*■ de tres naves de la
m ism a a ltu ra o las iglesias —
de sala, la galería alta está
apoyada en un arm azón pro
pio y en m uchas ocasiones
constituye una adición poste
rior.
Se hace la distinción en tre 1.
G alería alta rom án.; S. X; V ventanales,
La galería alta auténtica = G g alería, A arcadas de la nave central
una planta superior debida
m ente construida; — 2. La ga
lería alta adulterada = una
ab e rtu ra que únicam ente con
duce a un espacio en tre el
m aderam en del tejado; — 3.
Una seudogalería alta = una
m era ab ertu ra m ural que no
conduce a ninguna dependen
cia a nivel superior.
Granulado — joyería.
j
jfe UBI
lB D Ü T O ^ 1
164
nados con un florón ( -> orna
m ento). En el barroco se em
plea, adem ás del hastial tria n
gular el hastial de segm ento
de arco, am bos con frecuencia
acodados o abiertos. O tra al H astial o fro n tó n tria n g u la r acodado
ternativ a m uy usada en el ba (¡z.), a b ie rto (de.), y c irc u la r a b ie rto
rroco es la de perfil curvo.
frontispicio, hastial de b u h ar
dilla.
H astial de buhardilla, el -*
hastial de una pequeña —^ su
p erestru ctu ra del tejado. Su H astial de
m isión es producir arm onía b u h a rd illa ;
renacim .
entre las líneas horizontales
largas del tejado y las líneas
verticales del edificio.
165
coronas de hojas en la cabe
za y en la cadera y arm ados
con clavas, que sostienen los
—>-escudos de los s. xv y xvi.
Em piezan a proliferar tra s el
descubrim iento de América.
166
Iglesia de frailes m endicantes
(iglesia de predicadores, orato
rio) térm ino em pleado en las
iglesias de franciscanos (des
calzos, frailes m enores) y dom i
nicos en los siglos x m y xiv.
Considerando estas órdenes co
m o su tarea principal la cura
de alm as, estas iglesias tienen
form as sim plificadas (tam bién
observables en la arquitectura
de las iglesias -*• cistercienses)
en com paración con las del gó
tico en su apogeo. Suprim en
por com pleto el crucero ( -> ba
sílica), — m olduras, — triforio
y las torres y reducen los — a r
botantes; ventanales pequeños.
168
este cuadro viene a ser el mó
dulo para el edificio total (
sistem a de tram os cuadrados).
Se llam a intersección separa
da, cuando la lim itan contra el
resto de la iglesia unos arcos
o pilares recios de cruce (des
de el año 1000, aproxim ada
mente). Las iglesias rom ánicas
distinguen el cruce adicional
m ente por la torre de transep-
to, reem plazada en el gótico
generalm ente por una -> cupu-
lina graciosa.
169
tro). El granulado se refiere a claro y oscuro (según modelo
la aplicación de granos finos del palacio fabuloso de Mino-
de oro m ediante soldadura. —»■ ta u ro en C reta). El L. de la ca
filigrana. ted ral de San B ertin en San
Omer (figura 1) es de 17,3 m.
Juan — 1. Apóstol, 2. Evan de canto y cubre 300 m.2 y el L.
gelista. de C hartres (figura 2) es del
m ism o ancho que la nave cen
tra l (12,90 m.) y su recorrido
Laberinto (gr.), tam bién lla es de 250 m. Como ejercicio de
m ado cam ino de Jerusalén, una penitencia, los fieles hicieron
figura geom étrica incrustada este recorrido de rodillas em
en el pavim ento de m uchas ca pezando p o r la periferia y ter
tedrales, generalm ente góticas, m inando por el centro.
com puesta de piedras de color
Lado de la Epístola, el lado
de la iglesia y del a lta r a m ano
derecha m irando por la en tra
da O., ya que la E pístola se lee
en este lado. Recibe tam bién
el nom bre de lado de los hom
bres, ya que desde la EM gene
ralm ente los hom bres ocupan
L ab e rinto, fig . 1 este lado.
170
en contraposición a los cande
leras suspendidos en form a de
aro. Existe desde la antigüedad
en num erosas form as: el can
delabro de 7 brazos (heb. Me-
nora, candelabro p a ra el culto
judío y en la iglesia cristiana
como sím bolo del cum plim ien
to del antiguo testam ento); el
candelabro de 8 brazos (heb.
Chanukka = consagración de]
tem plo, símbolo del judaism o;
con un noveno llam ado Cha C an delabros; re na ce n tista (iz .), de s ie
mes p a ra encender los restan te brazos; gót., h acia 1300 (de.)
tes); candelabro en form a de
figura hum ana; como soporte
de velas; como candelabro pa
T o rre de una lám para
ra Pascua; — 2. Candelero rom án., S. X I; detrás
suspendido en form a de aro, dos barras de suspensión
suspendido del techo soportan
do varias luces. Tiene form a
de una corona o de una rueda
con to rres o portales sim boli
zando la Jerusalén celeste (ro
m ánico) tam bién con figuras;
en form a de b a rra con brazos
radiales (gótico) m ás tard e en
vidrio (renacim iento, esp. en
Venecia); — 3. Candelero de
la Virgen, un candelero de for
m a de aro con la estatu a de la
Virgen y una cornam enta de
ciervo form ando la ->■ aureola Lám para en form a de
m u je r con escudo;
en form a de m andorla; — 4. re na cim ., S. XVI
Candelero de figura femenina,
una variante m undana de la
acepción 3 en la cual una fi
gurita femenina, a menudo con
cola de pez, reem plaza la Vir
gen. C aracterístico del s. xvi;
— 5. Candelero de tinieblas,
p a ra la Sem ana Santa; un so
porte en hierro colado con una
pieza superpuesta triangular o
de 3 com ponentes llevando en C andelabro
las postrim erías de la EM 12-15 para la
cirios, uno p ara Cristo, uno pa Semana
Santa;
ra cada apóstol y m uchas veces rom án., S. XI
171
A
incluso p a ra cada una de las
tres M arías; —■6. Luminaria,
un a lám para de aceite colgan
te, que arde perm anentem ente
ante el a lta r de las iglesias cris
tianas o de las sinagogas; —
Candeleros de los apóstoles, en
los 12 lugares de las iglesias ca
tólicas donde se hace una con
sagración de los 12^ -a p ó sto
les, 12 cruces y 12 candeleros
m urales, eventualm ente ador
nados con sus imágenes.
C an d e la b ro m ural b a rro co
L e c c io n a r io (lat. lectionari-
um = atril), pared divisoria
entre el coro (para los cléri
gos) y la nave central (para los
laicos). H abitual en las iglesias
a p a rtir del s. x m . El L. tiene
una o varias ab ertu ras y un co
ro alto accesible por m edia
ción de una escalera p ara los
cantores) con un antepecho.
En este coro alto se situaba el
atril que dio el nom bre al con
jun to y donde se leía la Epís
tola y el Evangelio. Después de
la EM se destruyeron casi to
dos los L., ya que obstaculiza
ban la visión del sacrificio de
la Misa.
172
Lirio ornam ento.
Listel bóveda.
L o g g ia ,u n a d e p e n d e n c ia
abierta en una p lan ta del edifi
cio, pero alineada, sin sobresa
lir. Lo contrario es el -> balcón.
173
A
cabezas desproporcionadam en
te pequeñas. Las tonalidades
oscuras y claras se alternan
con vehem encia y los lím ites
D iferentes form as de lum breras en es- del espacio no son claram ente
definidos. Las características
del M. se encuentran de un mo
do m ás im presionante en las
obras de El Greco, tam bién de
Parmeggiartino, Bronzino, Tin
toretto. Hoy se vuelve a explo
ta r el M. como estilo artístico
Luneto — bóveda. independiente.
174
m oderna em plea raras veces
este m aterial. Alcanzaron gran
fam a las variedades griegas:
pentélico (azulado) y párico
(blanco azulado) y el M. italia
no de Car ra ra en Toscana, m a
terial em pleado de preferencia
por Miguel Angel.
R elieve en m a rfil; p a le o c ris tia n o (cruci-
M arquetería incrustación. fic c ió n . m uerte de Judas)
175
casa. N orm alm ente no com uni
ca con el suelo, pero puede al
canzar la altu ra de varias plan
tas. E n el gótico tardío, en el
renacim iento y en el neobarro-
co (s. xix) el m irador tenía
m ucha aceptación como ele
m ento decorativo de un edi
ficio.
M o ld u r a c ó n c a v o c o n v e x a ,
«m oldura de campana». Un ele
m ento de construcción de p er
fil en form a de S o sea, cónca
voconvexa. Según su función
en el edificio la m oldura puede
ten er el carácter de apoyo (a)
(como elem ento interm edio) o
de rem ate (r) (como rem ate
superior de cornisas o sim ila
res). Según la disposición de
la p a rte convexa del perfil se
dice que esta m oldura es talón
(t) estando la p arte convexa
o rientada hacia a rrib a (por
ejem plo, en capiteles de colum
M o ld u ra cóncavo co nve xa nas y gola (g) cuando está
176
orientada hacia abajo (por
ejem plo, en la -* base ática).
177
(it. certosa, fr. ch artreuse). Los
m onasterios de las órdenes m i
litares (desde el s. x m ) eran al
propio tiem po m onasterios y
castillos. Figura ->■ M arienburg
p. 77. Los m onasterios b arro
cos se asem ejan a los palacios
S arcófago de vo lu ta s rom ano; S. po r la m agnitud del proyecto
a. JC. general.
M onóptero p. 12.
178
M ontantes -y ventana I, 6.
N aos -y p. 12.
N ave -y basílica.
179
A
tu ra propia. El m érito princi
pal del N. es la term inación de
las obras de las grandes cate
drales abandonadas a medio
co n stru ir (catedral de Barcelo
na). Pero la m ayor extensión
de este estilo se alcanzó a fina
les del siglo pasado en la cons
trucción de m uchas iglesias.
N ervio -» bóveda.
N im bo -> aureola.
180
O pistodom os -h>- p. 13.
Orante, 1. - ^ a d o r a n te ;— 2.
en el arte cristiano prim itivo
una figura con vestiduras lar
gas y m anos en alto como una
personificación de la oración.
181
A
friso de diente de sierra, m ean-' 3. O. animal, p o r ejem plo, fri
dro; — 2. O. vegetal, por so bucráneos; — 4. O. con for
ejemplo, capitel de frondas (-> m as humanas, por ejem plo, ca
capitel), -> hoja de acanto; — pitel de figuras ( -> capitel).
Las cifras después de las voces guía hacen referencia a los dibujos
r a iE IB IE ^ ^ S
m
4
tú( R
Friso palm eado; desde la antig ü e -
i
dad
i M eandro; desde la antig ü e da d
r tx .t x .& i r .i SHíjí ?
2 M eandro; g rie g o 5 Friso de b ucrá n e os; rom ano
|3 t a i
3 M eandro; rom ano 6 A strá la g o de cu en tas; jó n ic o -g rie g o
182
ÜJ
l uJ U]
1n r H n h i i h i
7 C im a; d ó ric o -g rie g o
18 Friso de ro d a ja s; ro m án ico , an-
g lo n o rm .
f
8 C im a; jó n ic o -g rie g o
w znnrjrjrji
20 Friso de soga; rom án , anglonorm
t t n t t
13 Friso acan a lad o de arista viva 23 Fris0 de arcos cruzados román
rom án.
183
A
27 Friso a dia m a ntad o ; a qu i rom án. 29 Friso de h ojas de parra; got. p ri-
184
45 R osetones de e ntrepaños en obras 46 Roseta, des- 47 Roseta h e li-
entram adas (tam bién en p ie d ra ): de la a n ti- c o id a l; desde
renac. güedad la antig ü e da d
185
58 A cró te ra , vista de fre n te y de p e r 59 A ca n to ; vista de fre n te y de p e rfil;
fil; antigüedad antig ü e da d
188
Pantocrátor (gr. om nipoten
te), Cristo presentado como
rey universal con el libro de la
vida en la m ano izquierda y la
m ano derecha levantada. A p a r
tir del s. iv, un tem a im portan
te del a rte cristiano, m uy fre
cuente en el ábside y tam
bién en medio de los -* evan
gelistas (figura) o entre los
símbolos de ellos, representan
do la «M ajestas Domini» =
Gloria del Señor.
189
Pavo real -*■ sím bolo 11.
Pérgola galería.
P e r íp te r o s p. 12.
190
En la perspectiva invertida,
frecuentem ente presente en las
pinturas cristianas prim itivas
y medievales, los objetos no se
van reduciendo, desde el obser
vador hacia el fondo, sino que
la figura principal de la im a
gen resalta dando la im presión
de acercarse al observador. Es
tas dos form as aparentem ente
co ntradictorias de la P., deben
interp retarse m ás bien espiri
tual que m atem áticam ente: la
cristiandad prim itiva y la EM
vieron en el objeto adorado y
presentado en la imagen, un TgTTg * -
sím bolo del orden divino que
al propio tiem po vino a ser el
punto de p artid a del orden
m undial (y de perspectiva). A
causa de ello las figuras en
prim er plano aparecen a me S illa r a lm o h a d illa d o
nudo m ás pequeñas p o r tener
menos im portancia que la figu
ra principal del fondo. Sólo el
renacim iento colocó al hom bre
observador como la base de
todas las escalas.
192
P ila r redo n d o de m am posteria en el
a trio de una ig le s ia g ó tic a
193
culada; 2. Pilastra; 3. Colum
na.
194
L
Pliegues en una s illa g ó tic a (iz.); p lie
gues de p ie d ra en el zó ca lo de un p o r
ta l gót. (de.)
P iscin a ; gót. ta rd ío , S. XV
195
Polfptico (gr.), a ltar de alas
o cuadro com puesto de m ás de
dos alas. díptico, tríptico.
Porche, 1. Sinónimo de -*
pórtico; — 2. Una nave abierta
de arcadas, esp. en el renaci
m iento.
Portador -» escudo.
196
tu ra de flanqueo del p o rtal
-y perfil 2.
Predela altar.
re na cim ., fin a le s S. XVI; bar. ta rd ío , h acia 1750; n e o clá sico , p rin c ip io s S. XIX
197
galante como seductor de las
vírgenes fatuas en las jam bas
de la p u erta de la novia,
frente a la figura de Cristo
que lleva consigo a las vírge
nes prudentes.
Pronaos -* p. 12.
Proporcionalidad, el resum en
de las leyes según las cuales
se consideran arm oniosas las
proporciones recíprocas de las
diferentes partes de una obra
de arte. Su im portancia es
relativa, ya que dichas leyes
varían según los gustos de las
épocas. Las m ás im portantes
P ro p ile o de la A c ró p o lis , Atenas son:
198
1. El canon de las proporcio
nes de la figura hum ana. Ge
neralm ente se ha em pleado
como modelo la relación en
tre la cabeza y el cuerpo ( 1: 7-
1 : 10). Figura -y icono; — 2.
La sección áurea, la división
de un segm ento C ( = sum a)
en una p arte m enor A y en
o tra m ayor B de tal m anera P ró stilo ;
que resulte: A : B = B : C. Co antig ü e da d
mo reglas aproxim ativas, va ©chipad
len las series de Lamé: 2 : 3 = ©Km
2Tu$í>!ixt)
3 : 5 = 5 : 8 = 8 : 13, etc. Se
em plea en el arte m ucho m e Jíafoi
nos de lo que generalm ente se JUn
cree; — 3. La cuadratura, ba m $
sada en un cuadrado como
-Óotfef"
módulo, -i- Sistem a de tram os
cuadrados; — 4. La triangula
ción, empleo de un triángulo ai
93nixrhnbdfK
equilátero p ara establecer pun <&itxbotaft
tos estructuralm ente im por frrtn*
^ntxrwryc^m
tantes, sistem a, que se ha tra
tado de em plear m ás que 3mn«íd
nada para la explicación de
las estructu ras góticas. Sin fnWixrhilfñ
em bargo es m ás probable que ílt&f
3íiiff6o f$am
estas estructu ras se basen en
un triángulo acutángulo. OiMDo^ntxtn
199
calera y un techo acústico)
lleva a m enudo rica ornam en
tación y en la época del ba
rroco se pierde el orden indi
cado p o r im plantación de fi
guras. Form as especiales: pùl
pito de nave (desde 1725 ex
tendiéndose desde Francia ha
cia E. h a sta Polonia) en form a
de una nave (según Lue. 5);
pùlpito exterior, especialm ente
en Italia y tam bién en las
iglesias de peregrinación.
R educción perspectiva.
200
repujados en oro o plata, es
m altes y piedras preciosas
(esp. s. xn-xv). Existen tam
bién relicarios en form a de fi R e lic a rio de brazo; fin a le s S. XV
gura de busto, cabeza, pie, b ra
zo o m ano correspondiendo a
la form a de la reliquia guar
dada. Estauroteca (gr. reci
piente de la Cruz) es el nom
bre que se da a los relica
rios con restos de la Cruz de
Cristo.
Retablo altar.
201
Desde la antigüedad, época
en que el a rte de producir re
trato s había alcanzado un ni
vel y una perfección muy ele
vada (esp. Helenismo, arte
rom ano), no existieron deseos
ni dificultades de crear re tra
S ilu e ta tos h asta el siglo xiv. En el
renacim iento empezó el apo
geo del a rte re tra tista alcan
zando, acaso, en el siglo x v m
su m áxim a extensión; desde
aquellos tiem pos el retrato
continúa siendo uno de los
tem as principales de las artes
gráficas y plásticas.
La silueta (fr. silhouette, se
gún Etienne de Silhouette, el
m inistro de finanzas de Luis
XV, fam oso p o r sus m edidas
ah orrativas) es una form a
técnica especial del arte re
tratista, especialm ente emplea
da en los siglos x v m y xix.
Se proyecta la som bra en per
fil de una cabeza, sobre un
papel se trazan los contornos,
se reduce en escala m ediante
el empleo de pantógrafo, y se
El río del paraíso G ih on com o porta
d o r de una p ila b a u tism a l; rom án., ha rellena la superficie con tin ta
c ia 1240 negra.
202
to) = figura de conchas, el
ornam ento preferido de esta
época. E n Francia este estilo
se identifica con el estilo -*
Luis XV. La grandeza pesada
del barroco se convierte en un
conjunto de piezas pequeñas
de trazos curvos y graciosos;
se abandona la sim etría del ob
jeto individual ( —>- com ple
m ento óptico), unos cuadros
en colores pastel de tam años
pequeños y unas figuras de
porcelana reem plazan las pin
tu ras m onum entales y las es
culturas gigantescas del b arro
co y los juegos pastoriles y las R om a n ticism o . C a stillo de
N euschw anstein. A le m a n ia ; 1869-90
óperas cómicas reem plazan las
obras de teatro afectadas, del
barroco. Una decoración recar
gada de interiores y muebles
es señal de una cultura refina
da del vivir.
203
Rotonda, obra de construc
A \ ción constituyendo un espacio
central arquitectónicam ente
acentuado, de planta cuadrada
o poligonal. La form a de este
/\ espacio corresponde esencial
m ente a la cúpula, incluso so
b re los espacios laterales. En
R ubricas de e s c u lto r; gót.
la antigüedad se em pleaba co
mo m onum ento sepulcral y
(ra ra s veces) como tem plo
redondo, figura p. 12. En la
época cristiana prim itiva y en
la EM la form a preferida de
iglesia era la -y basílica, utili
zándose la R. casi exclusiva
m ente como -s- baptisterio,
iglesia de sepulcro o capilla
palatin a (figura -> p. 17 y tam
bién p. 19 y 45). En cambio el
a rte bizantino em pleaba la
rotonda como elemento cen
R úb rica de fa m ilia con 3 va ria n te s tra l de sus iglesias. El renaci
m iento, barroco y neoclásico
adoptan de nuevo la R., a me
nudo con una nave agregada.
204
Rúbrica de m aestro, un sím
bolo generalm ente tallado en
un escudo, identificando al
m aestro constructor, director
de una obra y colocado en un
lugar vistoso de la obra de
construcción. Desde el s. xiv.
205
Sección áurea -*■ proporciona
lidad.
Seo -y catedral.
Seudoperíptero s p. 14.
206
7. Pez p a ra Cristo;
8. Cruz p ara el sacrificio de
Cristo;
9. Cruz, corazón y ancla para
fe, caridad y esperanza;
10. Pelícano (alim enta según
la tradición a sus crías con
la sangre de su pecho) para
la caridad abnegada;
11. Pavo real (según la tra d i
ción im putrescible) p ara la
resurrección de la carne;
12. Fénix (arde y se regenera Pavo real
de sus cenizas) p ara la m uerte
y la resurrección de Cristo;
13. Diablo;
14. Los signos del zodiaco
como imágenes de los meses,
m uchas veces presentados ju n
Fénix
io con trab ajo s agrícolas del
mes en cuestión;
15. Tipología.
Sinagoga, alegoría de la —
Iglesia y Sinagoga.
207
Talla g ro te sca en un s itia l de coro
episcopales y en colegiatas (a
S itia les de co ro en dos hileras con los
p a rtir del s. x m ). Ricamente
asientos levantados; gót. adornados con tallas. Al estar
los clérigos en pie, el asiento
se levanta y luego la m iseri
cordia situada debajo del
asiento actúa como apoyo
para las posaderas por «mi
sericordia». Las m isericordias
al igual que las paredes late
rales que rem atan las hileras
de asientos suelen estar deco
radas con grotescos motivos,
m undanos, bastos.
Sofito -y columna.
208
Soportales, una galería de
arcadas generalm ente above
dada (-> arcad a), form ando
ap arte de la p lanta b aja de los O / ''
edificios de residencias y
Ayuntamientos del renacim ien
to, eventualm ente sobresalien
do de la p lan ta baja. La pér
gola es un S. de pilastras o
colum nas que sostiene una
reja de m adera con plantas
trepadoras.
209
gremial). Con la decadencia ra hilos coloreados de tram a
de la construcción de catedra entre la urdim bre, especial
les en el siglo xv, las asocia m ente p ara alfom bras con im a
ciones de constructores fueron gen (gobelinos); — 3. anuda
suplantadas p o r los gremios dos que se obtienen anudando
o sindicatos. hilos cortos de colores sobre
los hilos de tram a (alfom bras
Tambor -*■ cúpula. arientales).
210
rresponder aproxim adam ente em pleada casi exclusivamen
al teatro griego pero con or te en la p in tu ra de cuadros
questa sem icircular. (sobre m adera, esp. altares),
3. Según la tradición el anfi reem plazándose luego gradual
teatro elíptico se ha form ado m ente p o r la p in tu ra al óleo.
por la unión de dos teatros Pinturas al fresco, pinturas al
construidos en m adera. Las agua, aplicadas al revoque to
graderías suben cada vez a davía no fraguado, ligándose
m ayor altu ra rodeando la are d urante el fraguado ( = secado
na del centro. con absorción de anhídrido
carbónico del aire). Desde
Técnicas de pintura. E ntre las 1300, esp. en el barroco (pin
técnicas de pin tu ra se hace tu ra de techos).
una distinción según: Pintura al seco, p in tu ra con
La base en la p in tu ra m ural, colores al agua sobre m uro
existiendo las siguientes téc seco.
nicas: sgraffito, mosaico, Pintura al óleo, colores disuel
-> vidrios policrom ados, pintu tos con aceites volátiles (acei
ra de cuadros, artes gráficas, te de trem entina) gasolina, etc.
etcétera. Aglutinantes: aceite de linaza,
Los disolventes empleados pa de adorm idera y de nuez. Pue
ra obtener con los pigm entos den aplicarse de form a traslú
pinturas extensibles, o bien cida u opaca. Se secan por la
según los aglutinantes que li evaporación del disolvente y
gan los pigm entos entre sí y p o r la oxidación del aceite
a la base, se dividen en los bajo la form ación de linoxina
siguientes grupos: higroscópica. Desde el s. xv,
Acuarela (lat. aqua = agua), esp. p ara p in tu ra de cuadros,
una P. traslúcida (que no cu prim ero sobre m adera, más
b re por com pleto la base) que tard e sobre lienzos y tam bién
se realiza con colores solubles sobre cartulina, cobre y m ural
en agua sin pigm ento blanco. sobre revoque seco.
Aglutinante: goma arábiga. Técnica de pinturas mixtas,
P ara las p in tu ras al fresco com binación de p in tu ra al
de edificios (ver abajo). óleo y al temple.
Pintura a la guaza (it. guazzo Pintura al barniz y laca, (laca,
= agua), colores solubles en voz índica, que significa «cien
agua, opacos (con pigmento mil», y se refiere al gran nú
blanco), con gom a como aglu m ero de los pulgones que
tinante. atrae la segregación de goma
Pintura al tem ple (lat. tempe- laca de los árboles), una diso
rate = voz medieval que sig lución de aglutinantes resino
nificaba la mezcla de colores sos (colofonia, copal, resinas
con aglutinantes), pigmentos sintéticas) y aceite (en el caso
disueltos en agua, aceite o de barnices al aceite) en acei
barniz. Aglutinantes: yem a de tes volátiles (aceite de tre
huevo, miel y cola, jugo lácteo m entina) o equivalentes sinté
de higuera, etc. H asta el s. xv ticos. El secado es sim ilar al
211
de las p in tu ras al aceite. En
China desde mil años a. de
J.C., en E uropa desde el s.
x v i i . V arias técnicas.
212
M ansart, 1648-1708) perm ite
in stalar bajo el tejado h abita
ciones medio oblicuas ( = m an
sardas); — 7. Tejado de dien T ejado
de co fia
te de sierra, perm ite buena
ilum inación en locales indus
triales; — 8. Tejado de cofia,
un tejado em pinado de torre,
de form a piram idal (a), cóni T e jad o
ca (b) o de capucha o cúpula; de p e rfil
— 9. Tejado de perfil imperial
o de cebolla, empleado desde
el renacim iento, esp. en Ale
m ania m eridional y Austria;
— 10. Tejado imperial, de va
rias vueltas del perfil, m uchas
A
veces rem atado por a rrib a con T e jad o
una linterna ( cúpula) (ba im pe rial
rroco); — 11. Tejado de plie
gues, tejado en form a de plie
gues aparentes cubriendo una
planta cuadrada o poligonal;
— 12. Tejado de rombos, un Te jad o de
tejado com puesto de superfi p lie g u e s
cies en form a de rom bo (esp.
rom ánico); — 13. Tejados
transversales, cubierta de na
ves laterales, consistiendo en
varios tejados paralelos a dos
aguas, perpendiculares al eje T ejado
longitudinal de la iglesia. ro m bo id e
213
S udatorium = baño de vapor
para provocar transpiración.
Torso
Tonsura (lat. esquilado), una
capilla con fuente al lado del
claustro de un m onasterio. En
ella se consagraban los clé
rigos de las órdenes menores
«tonsurándoles», es decir, cor
tándoles el pelo y la barba.
Toro — columna.
214
campanario (it. campanile, fi
gura —> p. 14 y 44). El rom á
nico francés y alem án tiene
predilección por iglesias de va
rias to rres (figura p. 34),
m ientras que el gótico reduce
el núm ero de las torres a 1-2
pero elevándolas a gran altu ra
(figura p. 43 y ss.). Las to
rres de fachadas del renaci
m iento y barroco llevan una
decoración totalm ente genuina
pero se basan en sus rasgos
fundam entales en las torres
góticas (fig u ra -»■ p. 58, 63 y ss.)
2. Torre de escalera, una T.
con escalera de caracol, en
la época rom ánica tam bién
con una ram pa en form a de
espiral sin peldaños («torre
del mulo»). Flanquea el cas
co exterior de las iglesias ro
mánicas y góticas, m uchas ve
ces en una disposición de pa
rejas sim étricas («torres de
flanco», figura -* Hildesheim,
p. 20). E n los palacios rena
centistas, u n detalle; objeto
de esm erada atención.
3. Baluarte castillo p. 76.
Pertenecen a este grupo tam
bién las barbacanas de las
ciudades medievales y las to
rres reciam ente fortificadas de
las iglesias de las órdenes m i
litares. Figura —* p. 36 Agde.
4. Torres de fam ilias nobles,
com plem entos de los palacios
de la nobleza de Florencia;
tam bién p. 74.
5. Torres de representación,
especialm ente las de los ayun
tam ientos de las ciudades me
dievales y renacentistas, utili
zadas con frecuencia como a r
senales, etc.
6. Torre del hom enaje -* p. T orre de a yu n tam ie nto; g ó t., 1449 (iz.);
to rre s de e stirp e en San G im ign a n o,
74, figura p. 76, 85. T oscana; S. X III/X IV (de.)
215
I
Tracerías -y ornam ento.
217
A
Trompa, unas estructuras ar
queadas que franquean las es
quinas superiores de un espa
cio cuadrado (por ejemplo,
base de una torre). De este
modo la dependencia se con
vierte en una estructura su
perpuesta octogonal, adecua
da entre o tras cosas, para la
construcción de una ->■ cúpula.
En ocasiones tam bién reciben
el nom bre de T. las estructu
ras de apoyo de form a de carte
la de un balcón (figura -*■ bal
cón) o de torres en las esquinas
de m urallas.
Ventanas.
I. Componentes principales:
1. Intradós, las superficies
que se producen al co rtar el
m uro en sentido perpendicular
p ara el vano de la ventana (fi
gura 1); — 2.-*- Jambas, las pie
zas labradas sobre las que des
cansa el dintel (figura 2); —
3. Solera, la superficie infe
rio r del intradós o de la jam
Tro n o de la m is e ric o rd ia ba (figuras 1 y 2); — 4. -*■
218
V entana, fig , 1, intradós
219
dintel, la viga horizontal supe
rio r de rem ate, frecuentem en
te adornada (figura 1); — 5.
perfil, boceles o colum nas
bordeando la ventana (figura
8, 10 b); — 6. M ontantes, una
subdivisión vertical, raras ve
ces horizontal, de la V. gótica
por m ediación de perfiles es
trechos en piedra (figuras 8
y 9); — 7. Tracerías ( orna
mento), una subdivisión orna
Fig. 7, rosetó n; g ó t., ta rd ío m ental de la p arte del vano
bordeado p o r el arco, por ba
rras estrechas y curvas de
m anipostería (figuras 5 a, b, c,
7 y 8).
II. Form as: 1. Ventana de
medio punto, rem atada por la
parte superior por una semi
circunferencia. La form a cris
tiana prim itiva: Intradós cor
tado perpendicularm ente en
el m uro; form a rom ánica:
jam bas y solera oblicuas (fi
gura 2); — 2. Ventana com
puesta (= V. com binada), di
vidida p o r un m ontante cen
tra l en 2 vanos (ventana ge
m inada) o bien por 2 m ontan
tes en tres vanos (tripartita).
Fig. 8, ventana de tra ce ría s hexa lo bu -
la r con m ontantes; gót. En m uchas ocasiones se agru
pan m ediante empleo de arca
das ciegas (arcada de corona
m iento). Románico, renaci
m iento. (figura 3); — 3. Ven-
tona redonda (figura 4, rom á
nico), generalm ente con tra
cerías en la época gótica y en
el renacim iento prim ario (fi
guras 5 a, b, c,); las ventanas
lobuladas treboladas y de ojo
de llave (figuras 5 d, e, f,) han
sido derivadas de las form as
de tracerías. El ojo de buey
redondo u ovalado (figuras
5g) es típico del barroco; —
Fig. 9, ventana a la n ce ta da ; gót. 4. Ventana de rueda, ventana
220
redonda dividida p o r b arras
o colum nas dispuestas a modo
de los rayos de una rueda.
Antecesor del rosetón. Romá
nico (figura 6); — 5. Rosetón,
una ventana circular, llena de
tracerías, a m enudo de un diá
m etro gigantesco, empleado
con frecuencia sobre los por
tales y en los hastiales de los
cruceros góticos (figura 7); —
6. Ventana alancetada, unas
ventanas largas y estrechas,
norm alm ente dispuestas en
grupos, del gótico prim ario
inglés (figura 9); — 7. Venta
na de tracerías 1, 7 (figura
8); — 8. Ventana de frontón,
coronada con frontón, o sea,
un hastial de poca altu ra (fi
gura 10a). El frontón puede
tam bién tener form a entrecor
tada ( = con estaje o rebaje,
figura 10c) o abierta (figura
10b). Renacim iento, barroco;
— 9. Ventana de frontón ar
queado, rem atada con un seg
m ento de arco. Este segm ento
puede igualm ente estar entre
cortado o abierto (figuras 10b,
e). Las ventanas de frontón Fig. 10, ventanas de fro n tó n tria n g u la r
y arqu e a do : a con fro n tó n tria n g u la r
suelen e sta r frecuentem ente reba ja do , b con fro n tó n arqueado, c
perfiladas. Renacim iento ba fro n tó n tria n g u la r con e staje y d par
tid o , e fro n tó n arqueado p a rtid o
rroco.
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las 4 virtudes cardinales (p ru
dencia, tem planza, valor o for
taleza, justicia) en form a de
figuras femeninas, con los ->•
atributos correspondientes. En
m uchas ocasiones se enfren
tan con los vicios (figuras de
m ujeres y hom bres) con accio
nes de la vida.
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