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SOBRE LA NIVELACIÓN SOCIAL EN MARX

Para ir dándole conclusión a este capítulo, tal vez convendría incidir en la crítica que se ha hecho a Marx en torno a
su supuesta reducción niveladora en su utopía de las oportunidades y características de los individuos. A veces se
afirma -en efecto- que Marx proponía como destino humano una reducción que creara individuos iguales; o que diluía al
individuo en una especie de modelo de clase social. Esto no es, evidentemente, cierto. El ideal de Marx era que todo ser
humano fuese consciente de su propio status de ser social. Marx afirmaba un objetivo social en el que todos los
individuos pudieran desarrollar sus potencialidades plenamente. En el lenguaje de Castoriadis, que cada persona
asumiera su propio discurso.
 
El problema no reside en lo que Marx proponía en torno a esto. El problema se plantea como producto de las
consecuencias del marco teórico que creó. La visión clasista de la sociedad implica que la evolución social se ve
afirmando énfasis clasistas y no individuales. No es el individuo el factor operativo del devenir social. No es el individuo la
causa "eficiente" del acontecer histórico. Para Marx la clave a comprender está en la lucha de clases. Y estas clases
sociales están determinadas específicamente por las condiciones económicas.
 
Con la definición inapropiada de las leyes económicas, cuya influencia es determinante en la sociedad, Marx plantea
una descripción de la sociedad y la historia en la que el papel del individuo encuentra dificultades para hallarse a sí
mismo. Cuando las leyes históricas son lo que se asume como decisivo, el individuo no puede más que desaparecer del
espectro. El problema no es entonces una "reducción niveladora" sino la asfixia que se provoca de las posibilidades
individuales.
 
Por otra parte, el mesianismo proletario representa un doble ataque intelectual contra el individuo. Por un lado, está
el de la determinación histórica que supone, y, por el otro lado, está la recurrencia a una categoría social como la de una
clase para definir sus posibilidades históricas. De alguna manera, en la lógica del marxismo no se logra superar ese
sustrato interno que diluye al individuo en la clase social y lo considera un ser medio, sin valor alguno como persona
separada.
 
La condenación extremista de los males del capitalismo y la asunción de un determinismo lleva al marxismo a una
lógica que conduce incluso a negar el valor de los individuos y sus potencialidades históricas, cuando han sido
precisamente los individuos quienes han tejido con sus actos y decisiones la historia.
 
Una libertad aprisionada por los barrotes del determinismo histórico y por lo que constituye la negación del individuo
no puede ser nunca libertad.
 
En el pensamiento marxista las ideas terminan aprisionadas en el marco social de las clases. Los criterios para
discernir sobre su grado de aproximación a la realidad, de alguna forma terminan obedeciendo a reglas del devenir de
las clases y al papel que de forma teórica y a priori se le asigna al proletariado. Marx tiene el cuidado de separar la
ciencia de la ideología, pero cuando se refiere a la ciencia social afirma la dependencia de esta de criterios de clase.
 
Como decíamos al principio, tanto la noción de ideología como la de libertad quedan sujetas a un marco teórico
definido por premisas muy rígidas. En lo que se refiere a la ideología las consecuencias pueden no ser tan graves
vitalmente. En lo que se refiere a la libertad, no es así. Lo que aquí está en juego es una valoración de las posibilidades
del desarrollo de la especie humana en su conjunto.

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