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‘ALFRED VERDROSS LA FILOSOFIA DEL DERECHO DEL MUNDO OCCIDENTAL VISION PANORAMICA DE SUS FUNDAMENTOS Y PRINCIPALES PROBLEMAS Traduccién de Maxio De 1a Curva UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO Mfsaco 1983 |. LOS ORIGENES DE LA FILOSOFIA DEL DERECHO DEL MUNDO OCCIDENTAL Bibliografia: Hmzez, Themis, Dike und Verwandtes (1907). — Eunennenc, Die Rechtsidee im friihen Griechentum (1921). — Nzs- rus, Vom Mythos zum Logos (1940). — Kosten, Die homerische Rechts- und Staatsordnung, Zeitschrift fiir offentiches Recht, t. xm (ist), p. 373. — Castner, Logos, Dike, Kosmos in der Entwicklung der griechischen Philosophie, Goteborgs Hogskolas Arsskrift, 47 (1941), p. 6. — Gicon, Der Ursprung der griechischen Philosophie (1945). — Swett, Die Entdeckung des Geistes (2* edicion, 1948).— VExpRoss, Grundlinien der antiken Rechts- und Staatsphilosophie (28 edicién, 1948), pp. 15 y ss. — Exam Wour, Griechisches Rechtsdenken, I (1950), pp. 19 y ss. — Voecexmn, Order and history, H. The world of the Polis (1957). §1. Themis y Dike (Homero) No osstanre que el derecho se extiende hasta los origenes de la humanidad,* fueron sin embargo los griegos —segin los datos que poseemos— los primeros que meditaron sobre su esencia y Jos primeros que dijeton algo fundamental a ese respecto. Como en aquella época el derecho no estaba separado ni de la moral ni de las costumbres, cuando hablemos del derecho habri de en- tenderse que nes referimos ala totalidad del orden étioo (moral, derecho y costumbres). En Homero encontramos las mds antiguas reflexiones sobre el derecho, que nos es ofrecido en la figura de la diosa Themis, a Ja que el poeta presenta como la hija de Gaia ‘madre de la tie- 1.W, ScHnapr, Das Eigentum in den Urkulturen (1937). — Korrens, Primitive man and his world picture (1952). — F. Kean, Historia Mundi (1952) y Der Beginn der Weltgeschichte (1954). 10 OR{CENES DE LA FILOSOF{A DEL DERECHO [sec. 1a’ y de Urano ‘dios del firmamento’ y como la esposa del ‘padre de los dioses’, Zeus, Ella convoca a los dioses a la asam- blea,? defendiendo por ése procedimiento el orden del Olimpo. Themis conoce por su madre el destino que pende sobre los dio- ses y los hombres; de ahi que sea Ja consejera juridica del padre de los dioses. Tal es la raz6n de que las instrucciones que da Zeus a los reyes reciban el nombre de Giuores [thémistes], lo que a su vez explica el hecho de que la conducta que coincide con el derecho se exprese por la formula: # Oqus doviy [es themis]. Asi, a ejemplo, es themis participar en la asamblea del ejército,* ejercer el derecho de asilo¢ y honrar a los muertos. Pero no se trata en estos casos de acciones impuestas a los grie- gos por normas heterénomas provenientes de una fuerza extrafia, sino de una conducta que corresponde, en una circunstancia de- terminada, a la esencia de lo humano. Esta conclusién se. des- prende, ante todo, del hecho de que Homero no concibe a Zeus como un legislador. El dios, que por los consejos de Themis sabe cud] es el derecho para el caso concreto, podfa tinicamente, me- diante sus thémistes, instruir a los gobernantes sobre la conducta intrinsecamente justa. Esta facultad conespondia también a los reyes y a los jueces que reciblan de Zeus las instrucciones (thé- mistes). También encontramos en Homero la expresin: Bi dori [es dike}. Originariamente significaba la pretensién juridica subje- tiva de una persona; * posteriormente significé, ademés, el reco- nocimiento por el juez de un derecho subjetivo. De ahi que el juzgar se ame Sugar [dikazein}. $2. El orden hiforme del mundo (Hestodo) Hesfodo conoce atin a Ja diosa Themis, pero en él, Dike, la hija de Themis, entra al primer plano. Ninguna de las diosas, sin em- bargo, puede ser presentada como la personificacién (en aquella época atin no concebida) de la idea del derecho o de un concep- to abstracto de él. Las primeros poetas y trovadores no captaron 2 Mada, xx, 4. 3 Ibidem, xxtv, 652. 4 Ibidemn, x1, 779. 8 Ibidem, soa, 44. © Odisea, xxrv, 255. yg EL ORDEN BIFORME DEL MUNDO u conceptualmente el ser del derecho, més bien lo encarnaron en una imagen o en una figura corpérea. Recordemos —para la me- jor comprensién de este proceso— que Goethe, en su primer en- cuentro con Schiller, dibujé un boceto de una planta prehisté- rica y que, a la observacién de Schiller de que esa planta no era el resultado de una experiencia, sino inicamente una idea, con- testé: “Me parece muy bien que yo tenga imAgenes de cosas rea- les sin conocerlas, pero a las que, no obstante, veo con los ojos.” * De la misma manera, los primeros pensadores y poetas no redu- jeron el derecho a un concepto que hubieran podido expresar en una alegoria, sino que lo encarnaron en las figuras de Themis y de Dike. Hesiodo, que en los afios finales del siglo vir a. C. regresé con sus padres de Asia Menor a Ascra, en la Beocia [Boiotien}, en @ ; lerladers del Heloin, el mito que babi recogide Homo, Su pensamiento quedé consignado en sus escritos, La teogonfa y Obras y dias. En La teogoni, aparece Dike al lado de sus dos hermanas, Eunomia (‘el buen orden’) y Eitene (“a paz’) hija, como ell, de Zeus y de Themis. Pero, mientras Homero al describir al padre de los dioses le atribuye cierta crueldad ¢ iniquidad, * en Hesiodo ¢3 el protector del derecho, lo mismo en el Olimpo que sobre la ‘Tierra.® También las divinidades subalternas nos son presentadas como “Jas etemnas servidoras de Zeus y defensoras de los hombres mortales”.*° De ahi que Hesfodo lame a los dioses los dispensa- dores del bien.** La creencia en el buen dios no comienza con Sécrates —segin afirmacién de Nietzsche—,** sino que ya se encuentra en Hesfodo. En el punto central de la poesia hesiédica no esté sin embargo Zeus, sino Dike, portadora del derecho desde el Olimpo a la ‘Tierra, adonde llevé el encargo de“difundirlo entre los hombres, de protegerlo y conservarlo. Dike tiene tres opositoras, lamadas TCuamnentaty, Immanuel Kant (2* edicién, 1909), p. 45. 8 Mada, mt, 365; vir, 361; rv, 14 y 95 xxn, 183 y ss. * Obras y dias, v. 35. 10 Ibidem, wv. 249 y 33. 31.Le teogonts, wv. “ry un. 32 Philosophie im tragischen Zeitelter der Griechen, t. 1 (1873). 12 ORIGENES DE LA FILOSOFfA DEL DERECHO [sec. Eris, Bia e Hybris. Eris es la pendencia, la que subvierte el or- den, ** Bia es la fuerza que se enfrenta al derecho, e Hybris la incontinencia que excede los limites del derecho, transformando To justo en injusto. Pero Hesiodo no permanece como un prisionero absoluto de la mitologia, sino que principia a descorrer el velo extendido sobre la esencia del derecho al introducir el término vénos, que signi- fica el orden universal mantenido por Zeus. Este orden se finca —para Hesfodo— en dos reinos, el reino de la naturaleza irracio- nal y el reino de Ja naturaleza racional. Expresamente dice res: pecto de este tema: Kronion comunicé este nomos a los hombres: las bestias y los peces y las aves que extienden sus alas podrin devorarse unos a otros, pues a ellos les falta el derecho. Pero a los hombres les comunicé [Dike] el derecho, que es el més sublime de todos los bienes. * E] mismo pensamiento ilumina la fébula de Azor, que man- tiene entre sus garras al muisefior® y merced a su Bia procede con él segiin su placer, tal como coresponde al nomos de la naturaleza irracional. Un nomos completamente distinto vale para los hombres, quie- nes estén destinados a vivir, segiin su naturaleza, en armonia con el orden juridico; los hombres estén obligados a no hacer uso de la violencia, ** a respetar los limites del derecho, *” y a llevar sus disputas ante los jueces; en una palabra, a oponerse a Bia, a Hybris y a Eris. Dentro de este espfritu, invoca Hestodo a su hermano Perses: 1Oh Perses, quieras ti conservar esto en tu corazén: escucha siempre a Dike y no emplees nunca la fuerza [Bia] ... Perses, atiende a Dike y evita a Hybris! ** 18 Hesiode conoce también a la buena Eris, “la que estimula a los hombres perezosos al trabajo”. Cf. Obras y dias, w. 17 y ss. M4 Obras 7 dias, w. 274 y ss. 31 Ibidem, v. 217. 18 Ibidem, v. 274. 5] EL ORDEN BIFORME DEL MUNDO B Hesfodo sabe bien que no s6lo las personas privadas pueden cometer injusticia, sino también los jueces encargados de decir el derecho. Ocurriré asi cuando abusen del nombre de Dike, remi- tiendose a ella, pero dictando en la realidad un fallo que no esta dirigido hacia la diosa. Hesfodo, en consecuencia, no solamente conoce la sentencia justa, sino tamién la injusta (oxodiat Siea:) 3? Si —segiin lo expuesto— el orden que conviene a los hombres es un vivir en el derecho, resulta que Gnicamente prosperara aque- Tia comunidad en la que reine Dike, y que, cuando ella es despre ciada, las reyertas y la guerra civil destruirin al Estado. Conviene decir que Hesfodo estaba plenamente convencido de que siempre y en todas partes triunfarla Dike sobre Eris, Bia e Hybris. En estos pensamientos encontramos en germen el esqueleto de la filosofia del derecho, que podemos resumir en los siguientes parrafos: 1. El mundo esté regido por leyes ( wpe ), que se encuentran protegidas por la divindad.” ; : 2. No toda Ja naturaleza esté sometida a un mismo orden: en Ja natoraleza irracional rige la ley de Bia, que es la ley de la causalidad; entre los hombres im Ta ley de Dike. Para ellos vale la ética-juridica del “estar obligado”, ley Fd debe ser lecida, pero que puede ser de hecho violada. 3. Al ser del hombre comresponde una vida conforme al nomos de Dike. Cuando el hombre se aparta de su orden, 0 se hhunde en el orden de Bia, contrario a su ser, o destraye su exencia, cayendo en el mando de Hybrs. 4. Aa como al ear en el expacio comsponde 8 la mate el vivir dentro del derecho pertenece aia esencia del hom, bre; en consecuencia, el derecho no puede deducirse del mandato de una voluntad arbitrana, stao de aquellas nor: tmas que reflejan el ethos, el ser peculiar del hombres! 5. La legislacién y la jurisprudencia no son actos puros de voluntad. Los Kombies comisionados para realizaribg tienen mis bien el encargo de descubrir el derecho, a cuyo efecto 1 Obras y dias, vy. 213 y ss. 29 Ibidem, vy. 217: “Dike triunfa sobre ‘Hypbris, sale finalmente victoriosa.” 21 Ibidem, v. 137: Originalmente Gog significd el lugar de origen, el propio ser, y sblo posteriormente se aplic6 al cardeter de una persona. 4 ORIGENES DE LA FILOSoFfA DEL DERECTIO [sec. han de contemplar el caso por resolver a la luz de Dike. La diosa tiene asi su parte en la verdad (4Aj@ea), a cuya esencia pertenece develar lo oculto y revelarlo. De ahi que las sentencias que no traducen a Dike no sean auténticas sentencias, sino apariencias juridicas.* Hes{odo reconocié claramente que no todo lo que se mani- fiesta en forma juridica es auténtico derecho, sino tinicamente aquella sentencia que, ademds de tener la forma, es pronunciada n acatamiento a las indicaciones de Dike. El derecho no puede ser simplemente dictado, debe ser buscado y encontrado, 0 ex- presado con otras palabras, la verdad juridica, que se encuentra oculta, ha de ser descubierta y revelada. Hesfodo, infatigable heraldo del derecho, muestra su paren- tesco con fos profetas del Antiguo testamento,™ asi como ton Salomén, * si bien practicamente no existe relacién espiritual alguna entre ellos. Por lo demds, uno y otros se distinguen por cuanto en el Antiguo testamento se predica un monotetsmo ¢s- tricto, siendo dios el tnico protector del derecho, en tanto que en Hesfodo el derecho aparece en Ja figura de Dike, una de las hijas de Zeus. $3. Derecho y poder (Solén) Bibliogratia: Jazcxn, Solons Eunomia, Sitzungeberichte der preussischen Akademie det Wissenschajten. Phil. historische Klasse (1926), pp. 69 y 585 también: Die Anfinge der Rechtaphilonophie und die Crie. chen, Zeitschr. f. philosophische Forschung IIT (1948), pp. 329 y ss. — Veapnoss, Obra citada, p. 23. —- E. Wor, Obra citada, pp. 189 y ss, Lang? Mass und Gerechtigkeit bei Solon, en: Gegenwarte- probleme internationalen Rechts und der is (Pesta fir Rudolf Law, 1933) p48. ‘También Solén se remite a Dike, quien le ensefié a guardar en todo momento la justa mesura (nérpov) y a combatir a Hybris. Esta ensefianza le capacité para restaurar el quebrantado orden de su ciudad natal, Atenas,,cuando en el afio 594 a. C., fue electo 22 Obras y dat, w. 213 y 8. Véase Doxxstirr, Hesiod's Werke und Tage und das alte Morgenlend, en: Philologus 91, N. F. 45 (1936), pp. 317 y ss. ‘™ Hotpeaum, Prop. Ausg., v, pp. 185 y ss. q DERECHO Y PODER (SOL6N) 8 Arconte con poderes ilimitados, y se le comisioné para preparat tun nuevo thesmés (Sopés ), esto es, una constitucién capaz de restablecer Ia paz interior. Un orden de esa naturaleza se quebranta o destruye si algunos grupos Iegan a ser demasiado poderosos. Por eso dice Solén en su Eunomia: “De la misma manema que de las nubes se despren- den Ia nieve y el granizo y que el trueno brota del relimpago ilu- minador, asi también tiene que hundirse el Estado en el que hombres demasiado poderosos y el pueblo, en su irre- Hi baEE EE Hi | E ! FEE ik i [ 2% Aust6reues, Dis Ve Wrerzz, 1892), p. 30. 16 onicENes DE LA FILOSOFIA DEL. DERECHO [sec. EI mismo Solén da Ja respuesta cuando explica que la renova- cién del orden de su ciudad natal se logré con la ayuda de Dike y de Biz, Bia, para él, ya no es una opositora de Dike, sino su aliada. ;Cémo ha sido esto posible? Lo fue merced a la distin- cién entre una buena y una mala Bia, entre un poder legitimo y un poder arbitrario, El primero esté al servicio de Dike, en ee ee ee eee ees constituye un ataue al derecho, mientras el primero Yepresenta la coaccién juridica, utilizada para su efectividad. Con estas explicaciones aclaré Solén que Dike no puede realizarse por si misma y que necesita de Bia para poder hacer frente a las fuerzas ilegiti- mas. Dike y Bia, en consecuencia, estén obligadas a actuar con- juntamente si quieren restaurar cl orden social quebrantado. Dike muestra al reformador la meta hacia la que debe dirigirse, en tanto Bia pone en sus manos los medios indispensables para alcanzar el fin. No es, pues, suficiente que el reformador, ins- truido por Dike, conozca cules son los derechos que convienen a los ciudadanos y a los grupos, sino que debe emplear los medios necesarios, dependientes del reino de la causalidad, que sean aptos para lograr el equilibrio de las fuerzas opuestas. As{ Solén, des- pués de concluir con la gran tarea de la renovacién ‘de Atenas, pudo decir de si mismo: “Con Bia y Dike he logrado reconducir la Ciudad hacia la Eunomia.” ** Sol6n nos muestra —segén se deduce de lo expuesto— que la fuerza no ¢s por si misma mala o maligna. E] derecho —tal es su ensefianza— no puede des- entenderse del poder, pues tinicamente puede alcanzar su fina- lidad, “hacer reinar la paz y el orden”, en la medida en que sca apto para imponerse también a las fuerzas hostiles. Con estas ideas, Sol6n inicié una importantisima complementacién de la doctrina juridica hesiédica. Pleno asimismo de significado es ct hecho de que Solin hu- biera traido a la luz a Eunomia, que cn Hesiodo permanecié sumergida en la penumbra: ella pone de relieve que los derechos particulares de los ciudadanos no pueden coexistir aislados los ‘nos junto a los otros, mds bien deben limitarse reciprocamente y quedar pradentemente equilibrados, si se desea ordenar adecua- damente a la comunidad y asegurar su conservacién. En la figura de Eunomia se manificsta —probablemente por vez primera, si *6 Paxnag, Solon, Dichtungen (1940), fr. 24, 15/16. q DERECHO Y PODER (SOLON) 7 Dien no va acompafiada de su posterior denominacién— la idea de la justicia distributiva, = que consiste en dar a cada micm- bro de la comunidad segin sus aptitudes y realizaciones, en tanto Ia justicia conmutativa —scgin veremos posteriormente (ver p. 22), Pitdgoras se ocupé principalmente de ella— sc propone el restablecimiento del orden dafiado por una violacién al derecho mediante la imposicién de una sancién juridica al autor del dafio (indemnizacién por dafios) o de una pena. Con la reinstauracién de Eunomia, puso de manifiesto Solén que Ja conservacién del orden no se alcanza con la sola imposicién de sanciones, sino que principalmente depende de la disminucién de las tensioncs sociales, merced a una prudente compensacién de los intereses individuales y de su confinacién dentro de Ifmites que permitan una posicién equilibrada de las distintas fuerzas sociales. #1 Compérense piginas 22 y ss. con piginas 75 y 76. I. EL DERECHO COMO ORDEN COSMICO A ta Frosorta mitolégica del derecho se opusieron varias co- trientes ideolégicas que, no obstante ciertas poseen algunos puntos coincidentes: todas ellas rechazan las figuras de la mitologia, arrojando sus miradas més all4 del mundo de las apariencias, y, merced a un proceso mental intuitivo, intentan descubrir el orden oculto del universo. También les es comin €l hecho infortunado de que dnicamente se conservan de ellas unos cuantos aforismos; y como estos fragmentos son bastante oscuros, existe una viva controversia respecto de su significado. § 1. La idea de Cosmos (Anaximandro) Bibliografia: Kranz, Philologus, vol. xcux (1939), pp. 430 y ss. — Grcox, Der Ursprung der griechischen Philosophie (1944), pp. 59 y ss. — Neste, Vom Mythos zum Logos (1940), p. 84. — E. Worr, Griechisches Rechtsdenken, pp. 218 y ss. Se coNocen tmicamente dos pasajes de Anaximandro de Mileto (610-546 a. C.): el primero de ellos trata del origen de todas Tas cosas, que segin el filésofo provienen de lo infinito ( axe- por), en tanto la segunda sentencia nos ensefia que Dike per- tenece a la esencia de todas ellas, “las que reciprocamente se deben penitencia y repamcién por su injusticia segin el orden del tiempo”. En este pasaje encontramos que el derecho no sola- mente envuelve la vida del hombre, como en Hesiodo y en Solin, sino que es, esencialmente, una ley césmica; el aforismo de Ana- ximandro significa que no tnicamente en el Estado, sino también en Ia totalidad del reino del ser hay una ley juridica inmanente. ? teed rere san 2 Jazcen, Die Theologie det frithen griechischen Denker (1953), p. 47. 20 DERECHO COMO ORDEN COsMICO [sec. La circunstancia de que el acto injusto vaya seguido de una sancién juridica, no es una peculiaridad del orden jur{dico vilido para la vida en comtin de los hombres, sino que es una ley de todo lo existente. En el fondo de este aforismo late una con- cepcién unitaria del ser. Pero debemos preguntar: sno pasa por alto Anaximandro la distincién entre ley natural y ley juridica, que ya habfa sido reco- nocida por Hesfodo? La aspiraci6n hacia la unidad zno ha borrado Ja distincién? $2. El espiritu del mundo (Xenéfanes y Anaxdgoras) Bibliografia: Enraoux, Xenophanes (1917). — Nestus, Obra citada, p. 90. —.E. Wor, Obra citada, pp. 297 y ss. Xenéfanes, el rapsoda trotamundos, nacido en 565 a. C. en Kolo- phén, Lidia, intent6, igual que Anaximandro, logicizar €1 mito, a cuyo efecto concibié a dios como espiritu,. segdn lo revela la siguiente poesia: Hay un dios supremo sobre los dioses y los hombres, no es com fi morales en gi Sn on posits, eee samiento. Ma eieathatate anand todo con el poder de su espiritu. 7 En armonfa con este pensamiento, la sabiduria (copia) es colocada en el vértice del Estado; y asi como el espiritu divino actia sobre Ja naturaleza, asi también la sabidurfa crea el orden y el derecho en el Estado. De ahf que diga Xendfanes: “Prefe- ible y mas importante que usar la fuerza de los hombres y de Jos animales, es practicar la sabidurla.” Xenéfanes, en consecuen- cia, contempla a la sabiduria creadora del derecho en la xékc en los mismos términos que a la sabiduria reinante en Ja natu- raleza, sin distinguir entre ley juridica y ley natural. ‘Xenéfanes es el precursor de Anaxdgoras, que nacié alrededor del afi 500 a. C., y radio6 en Atenas entre los afice 460 y 432. En esa ciudad difundié la tesis de que el espiritu del mundo (roi) modelé al Cosmos. Este pensamiento impresioné profundamente a Aristételes, al grado de que el Estagirita, después de exponer 8 Segin Ia version de Nestix, Obra citada, p. 90. q La JUsTICIA MaTEMATICA (PrT4coRAS) 21 Ja filosofia de la naturaleza, escribié: “Y cuando alguien afirmé que hay una raz6n que, lo mismo en el mundo sensible que en Ja naturaleza, es la creadora del Cosmos y de todos los drdenes, debié parecer a sus antecesores igual que un prosaico frente a los irredentos.” 4 $3. La justicia matemdtica (Pitdgoras) Bibliografia: Rerran, Geschichte der pythagoreischen P! (1826), — Hipeszann, Geschichte und System der Rechts und Staatsphilosophie, I (Das klassische Altertum, 1860), pp. 50 y'ss. Pitdgoras, nacido en Samos, Asia Menor, a principios del siglo vr a. C,, verosimilmente en el afio 582, emigré algin tiempo des- pués al sur de Italia, y se establecié en Crotona. A mediados de aquel siglo fundé una asociacién para jévenes provenientes de nobles estirpes, con la finalidad inmediata de educarlos dentro _de una estricta disciplina y prepararlos para que condujeran una vida justa y armoniosa. Ademés de estas primeras h asociacién se propuso un fin politico, consistente en la prepa- racién de los educandos para que pudieran devenir un dfa gober- nantes y estadistas. © La doctrina del maestro estuvo {ntimamente vinculada con la ensefianza en aquella asociacién; lo que en cierta medida resulté venturoso, pues la tinica fuente de que disponemos para recons- tmir su pensamiento consiste en las ensefianzas que recogieron sus alumnos. Tenemos, pues, que intentar el conocimiento del 4rbol por sus frutos. Este procedimiento, por fortuna, se facilita grandemente, pues los alumnos conservaron una intima devocién por Ia doctrina del maestro. Segén se desprende de los testimonios que poscemos de sus alumnos, entre ellos estuvo hondamente arraigado el pensamiento pitagérico relative a que el mundo es un orden armonioso, fun- dado en una detenminada relacién numérica: ¢] niimero seria Ja medida de todas las cosas, ninguna de las cuales podria tener existencia alguna sin ese principio. Pitégoras acufié este pensa- miento en su conocida frase: “El némero e¢s la esencia de todas Jas cosas.” El filésofo de. Samos concibié al mundo como un 4 Metefisica 1/3 (984 b). 5 Prarén, Politeia, x/3, 600 b. 22 DERECHO COMO ORDEN COSMICO (sec. “todo”, en el que la medida y la armonia reinan universalmente. Este pensamiento de la armonfa universal fue inmediatamente trasplantado del reino de Ja naturaleza a la vida comunitaria de los hombres: en consecuencia, el pensamiento fundamental del orden social pitagérico es también el de una estrecha articulacién en el “todo”, dentro del cual cada ciudadano tiene encomendada una determinada misién, Las normas vilidas para este orden social eran: el respeto a los dioses y a los antepasados, el respeto a la ley y una actitud benévola hacia todos los hombres. Pité- goras exigié de cada ciudadano, ademas de una conducta conse- cuente con las normas sefialadas, un frecuente examen de con- ciencia, amor a la paz y una noble resignacién ante el destino. El mayor de todos los males —explicé el ilustre matemitico— es Ja anarquia, pues sin autoridad el género humano caerd en el abismo. SE ee ee del pensamiento Pee Gani justicia consiste en “la igualdad de piel St porque ella recompensa igualmente a Jo igual”. De ahi que los Pitagéricos denominaran al némero 4, que es el primer ntimero cuadrado, o al 9, ntimero opuesto a lo cuadrado, la justicia. La idea de la justicia como recompensa —asi al menos me parece— no agota la doctrina pitagdrica, pues el fildsofo de Samos, ademés de la jostcn conmatatins, que se propane la expiacién del delincuente, conoce también, si bien no por el nombre, pero si en su esencia, una justicia distributive. Esta in- terpretacién se deduce del ya descrito orden de la comunidad: en él no se da un juego libre de las fuerzas, sino que el legislador, usando de su prudencia, asigna a cada ciudadano un puesto de- terminado dentro del orden social. La vinculacién de lo social, irtadiada desde un punto central unitario, a la que deben sumarse todos los ciudadanos con un sentimiento sincero de paz. y de bene- volencia, constituye el andlogo de la armonta matematica de] mundo, esencia de la ensefianza que predic6 Pitégoras constan- temente. Segiin la concepcién matematica del maestro de Samos, de la misma manera que en e] macrocosmos existe un orden ausente de fricciones, asi también en el microcosmos estatal se aspira a una vida comunitaria pacifica. En el capftulo 63 del didlogo Gorgias, encontramos la confirmacién de Ja anterior interpreta- 1 LA LUGHA EXTERNA POR EL. DERECHO 23 ” cién; en él, haciendo una invocacién de Pitdgoras, escribié Pla- tén: “Los sabios dicen que un lazo comin une al cielo con la tierra, a Jos dioses con los hombres, por medio de Ja amistad, de la moderacion, de la templanza y de la justicia; y por esta raz6ii dan a este universo el nombre de ‘orden’ (xéepos) y no el de desorden (dxeoula) 0 licencia. Pero con toda tu sabiduria me parece no fijas la atencién en esto, puesto que no ves que la igual dad geométrica desempefia una importante funcién entre los dio- ses y entre los hombres. Ta crees que puedes aspirar a lo super- fluo y de la geometria no quieres saber nada . ..” (508.a). Vemos, en consecuencia, que Ia doctrina pitagérica no s6lo contempla a la armonfa del universo de una manera general, sino también al “orden geométrico” de la vida social. Este orden “geométrico” —segén expondremos posteriormente a propésito de la doctrina aristotélica del Estado— es precisamente la expresién de la jus- ticia distributiva, pues consiste en la distribucién de las cargas y de los honores estatales de conformidad con los merecimientos de cada persona, en tanto la igualdad “aritmética” constituye Ja forma de ha justicia conmutativa, que recompensa igualmente a lo igual. $4. 1 the externa por el derecho y la armonia del Lopte Giving (Herdcito Bibliografia: SrOun, Heraklit (1920). — Munzxz, Heraklits Rechts. Philosophie, en: Zeitscrift fir offentliches Recht, t. xm (1932), pp. 177 y ss. — Gicon, Untersuchungen zu Heraklit (1935). — Lasatte, Herakleitos der Dunkle (1858). — Nrerzscuz, Die Phi- losophie im tragischen Zeiltalter der Griechen (1873). — Aat, Geschichte der Logosidee in der griechischen Philosophie, tomo 1 (1896). — Nasri, Obra citada, p. 100.— W. Jazouz, The theology of the early Greek Philosophers (1947). — Mosxn, Recht und Streit bei Heraklit, en: Osterreichische Zeitschrift fir offentliches Recht, cuademo n (1949), p. 341. — E. Wore, Obra citada, p. 235. — Voxceun, ‘Obva oitaks, t. m1, pp. 220-240. Herdclito, nacido hacia el afio 500 antes de Cristo en Efeso, Asia Menor, es el més significado de los pensadores césmicos y, sin duda, el més profundo de los filésofos de la antigua Grecia. De 1 se han conservado hasta nuestros dias numerosos aforismos, 24 DERECHO COMO ORDEN COSMICO [sec. a los que se acostumbra designar con el nombre de “Fragments”. * E] ilustre filésofo se pronuncié en contra tanto de Homero y de Hesiodo, cuanto de Pit4goras. A los dos primeros les reprocha el desconocimiento de la esencia de la divinidad, a la que antro- pomorfosean; por esta actitud, deberlan ser flagelados con una estaca.? A Pitdgoras le objeta que el mundo no se nos revela como un orden: normalidad mateméticos en ninguna de sus manifestaciones, sino que, inversamente, ante nosotros se des- arrolla un devenir continuo, * en el que, ademds, se desenvuelve una lucha universal. Esta lucha, sin embargo, no es un torneo caballeresco (dyév ) —segtin pensaba Nietzsche y ratificé su con- tinuador Erik Wolf, sino una auténtica guerra (équos)® circunstancia que se comprueba, ante todo, por el hecho de que, segtin su resultado, unos hombres devienen libres y otros ¢s- clavos.° En consecuencia, la ley general del mundo empirico, comiin a todo lo existente, es la lucha de todas las cosas entre sf: 24 Jo existente adviene a la vida a través de la lucha, y también por medio de ella se afirma y delimita. En consideraci6n a las ideas que anteceden, los intérpretes han colocado en los labios del filésofo la frase “todo deviene”, que en verdad no procede de él, pero con Ia que se pretende resumir su pensamiento. Esta pretensién, sin embargo, es imposible, pues Ja idea del devenir en lucha es tinicamente uno de los aspectos de la doctrina heraclitiana, Para alcanzar el pensamiento integral del Efesio precisa agregar a aquella idea la afirmacién de que detrés de este mundo empirico, siempre en lucha, existe una “ar- monfa oculta”!? La condicién oculta de la armonfa se explica fdcilmente, pues Es la denominacién enfpleada en la conocida coleccién de Drexs-Knanz, Die Fragments der Vorvokratiker, t. x (5 edicién, 1934). Las citas que ‘siguen hacen referencia al ordenamiento de elias contenido en la citada coleceién, pero In traducciin de ellas es hecha Mbremente por el autor. ‘1 Fragmentos 40, 42, 56, 57 y 81. '® Fragmentos 49.4 y 91: “No puedes embarcar dos veces en el mismo rio, pues nos transformamos permanentemente, como también el rio.” q LA LUCHA EXTERNA POR EL DERECHO 25 la esencia del “ser” gusta de ocultase;* por eso ef Oréculo de Delfos habla siempre en forma metaférica# De los Fragmentos heraclitianos se deduce que la armonia oculta del Universo es creada por el Logos etemo. Con esta afirmacién emerge un concepto que desempefiard posteriormente —segén tendremos oportunidad de comprobar— un gran papel en la filosoffa del derecho: siendo el Logos eterno, todo ocurre en el Universo conforme a él.* Es adem4s comin a todo lo existente, *" de la misma manera que la constitucién de-un pais ¢s comin a todos los ciudadanos.** Finalmente, por su misma naturaleza eterna, predomina sobre todas las cosas del Universo empirico. Segiin la doctrina que antecede, el Logos etemo debe ser dis- tinguido del “logos” humano. Pero ello no obstante, el hombre posee la facultad de captar el sentido del Logos divino, pues &te mora en Jo més profundo del alma humana: ™ el hombre puede captarlo en el acto de conocerse'a si mismo, 7 de lo que se deduce que el hombre, en el conocimiento de si mismo, se perfecciona. * Para obtener el conocimiento de si mismo es preciso que el hombre, desentendiéndose de su ser empfrico, busque en lo mas profundo de su alma al Logos divino. De ahi que la més noble de todas las virtudes humanas consista en pensar correctamente, en decir la verdad y en “prestar atencién y actuar conforme a la naturaleza”, #8 E] hombre —continta explicando Herdclito— pue- de actuar conforme a su naturaleza si, pleno de fe y esperanza, * abre su alma y escucha al Logos divino. Muchos hombres, por 38 Fragmento 123: gous xpirrecda: gud. 4 Fragmento 93. ieFragmeato 1 36 Fragmento 1: yoopivuy yp mivrsy xarh Aéyor. 17 Fragmento 2: rod Adyou S'dévros Ewved, 38 Fragmento 114, 39 Fragmento 108: cody dors wévrev xexiopiopéroy (lo sabio es alg distinto a todo). 0 Fragmentos 45 y 115: yuyis dori Adyos- 31 Fragmentos 101 y ns. 22 Fragmento 116. 2 Fragmento 112: gf Adyar ani wodty mari driv dealorras. 4 Fragmento 26 DERECHO COMO ORDEN O6SMI00 [seo. el contrario, hablan y actian como si fueran poseedores de una sabiduria propia;*5 pero en realidad viven como aquellos seres que duermen construyendo en suefics su propio mundo. * Qué es lo que nos dice el Logos divino cuando le escuchamos atentamente? A esta pregunta contesta el pensador Efesio: “Si habéis escuchado al Logos divino y no a mi, 7" entonces compren- deréis que todo es uno.” El Logos eterno, en consecuencia, crea una comunidad del ser, del pensar y del actuar, compren- diendo a todas las cosas. Preguntémonos ahora por la condicién que guarda la divinidad heraclitiana, contrapuesta por el pensador de Efeso a la plura- lidad de los dioses: est fuera de duda que aquella divinidad no es, ni el creador del cielo y de la tierra, ni el dios justo y bueno de Hesiodo, sino, probablemente, el Ser atin no desenvuelto,® del que todas las cosas toman su origen. Es el drepov de Ana- ximandro (ver p. 19). De él dice Herdclito que es, a la vez, el dia y la noche, el inviemo y el verano, la guerra y la paz, el hambre y la saciedad; esta polaridad es consecuencia de que Ja divinidad heraclitiana se. transforma como el fuego, el cual, segin sean el perfume o el aroma que se le mezcla, asi es el nombre que recibe. Hericlito denomina a este “Ser”, comprensivo de todo lo existente, “lo uno, el finico sabio”, el que quiere y no quiere ser designado con el nombre de Zeus; ** y en verdad y segin el i del Efesio, no queda cubierto con el nombre mito- Iégico del ‘padre de los dioses’, sino que parece mAs bien que este “uno, tinico sabio”, se confunde con el Logos mismo, pues Herdclito hace notar que el hombre puede dnicamente alcanzar el conocimiento de si mismo, sumergiéndose en el Logos divino. El pensador de Efeso designé también con el nombre de fuego a este “Ser” inmutable que envuelve a todas las transformaciones 38 Fragmento 2. 2 En el mismo sentido E. Wor, Obra citada, t. 1, p. 267. En términos arecidos Janos, Die Theologle der frien griechschen Denker (1953), P. 20 Fragmento 67. % Fragmento 32. qq LA LUCHA EXTERNA POR EL DERECHO 7 de lo caistente, pues, al igual que el fuego, © persiste a través de todas las transformaciones. En este sentido recalca Hericlito: “todo lo gobiena el rayo”. Ahora bien, puesto que el dios heraclitiano se confunde con el “Ser” no desenvuelto, en el que, en consecuencia, ain no aparecen las contradicciones, el pensador de Efeso pudo decir que “en dios todo ¢s bello y justo”, €n tanto que entre los hom- itradicciones amortiguaré otras medidas. En a doctrina heraclitiana no podria subsistir un reino propio para Dike, sino que ms bien la diosa es al mismo tiempo Eris, tal como lo afirma expresamente el filésofo en oposicién a Hesiodo. ** Esta conclusién se ratifica en i [ i 4 i F oF a F ge Z f 2 Praga 102 18 pay Bede add wirra eat dyabh nol Sieaun. 25 Fenemente 30: rir troy Ander. 28 DERECHO COMO ORDEN cbsasIC0 [sec. ‘Nietzsche acufié este pensamiento heraclitiano en los términos siguientes: “De la guerra de los contrarios nace todo el devenir, Jas cualidades patticulares que se presentan como permanentes expresan tan sélo el predominio temporal de uno de los gue rreros; la guerra, sin embargo, no concluye con ese predominio, sino que contintia por toda la etemidad. Todo lo que ocurre es resultado de la guerra y es precisamente ella quien revela la justicia etema.” 4 Pero la lucha de que habla Hericlito, segin indicamos ante- riormente, no es un simple tomeo caballeresco (¢yér ) —como crefa Nietzsche—, ni es tampoco una lucha ciega, desoladora y asesina, sino un medirse las fuerzas para determinar y conservar entre los hombres, los grupos y los Estados, el orden que les corresponde de acuerdo con su naturaleza. De ahi que los ciuda- danos deban luchar, no sélo para defender sus murallas, sino también sus leyes, ya que éstas unicamente pueden ser pro- tegidas y consolidadas mediante la lucha. «* Con este cuadro de Ia filosofia heraclitiana armoniza plena- mente el tan discutido Fragmento 114, cuya traduccién literal dice: “Menester es que quienes quieran hablar razonablemente se hagan fuertes en lo comin a todos, como la polis en la ley, y még fuertemente atin. Pues todas las leyes humanas (vipa) se nutren de la ley tinica, la divine. ** Ella impera tanto cuanto quiere y basta a todo y predomina sobre todo.” Si pues el dios de Herdclito es el “Ser” oculto en las contra- dicciones del devenir, fuerza es concluir que el Nomos divino (Nénor Gis ) tinicamente puede ser la ley oculta de la armo- nia, la que cabalmente por ésta su naturaleza funde en una uni- dad superior las diversas contradicciones del mundo cmpirico, de la misma manera que la ley de Ia polis delimita los intereses contradictorios de sus ciudadanos y los conduce a la igualdad. Desde este punto de vista, los ciudadanos de Ia polis deben aten- der a la ley que les es comin si quieren confratemizar, de la misma manera que los hombres deben pensar légicamente si de scan hacersé entender. Ahora bien, asi como Ia ley politica une a todos los ciudadanos y cl Logos divine a todos los hombres, asf 42 Compérese con Jo que diremos en Ia parte quinta de este libro. 48 Fragmento 44. 4 rpéovres yap wértes of dvOpéraa vino. ted évig rot Oelov. q LA LUGHA EXTERNA POR EL DERECHO 2» también une el Logos divino a todo el Cosmos y funde en una armonia invisible las contradicciones visibles de todo lo exis- tente. “* El “Nomos theios”, en consecuencia, no solamente go- biema sobre todo lo que existe, sino que, ademés, lo contiene. La filosoffa de Herdclito constituye el mas esforzado intento de Ja Grecia antigua para abarcar todo lo existente en und ley oésmica unitaria. A su doctrina comesponde también el indis- putable mérito de haber mostrado la mutabilidad del derecho positivo, determinada por el devenir en lucha, solucién que signi- ficé la superacién de la concepcién estatica del derecho y su sus- titucién por una concepcién dindmica. Pero Herdclito dispar un dardo sobre el derecho mismo, calificéndolo de lucha: sin duda, el derecho nace y muere en la lucha de los intereses con- tradictorios, pero él mismo no es lucha, sino un orden que la supera; si bien es cierto que ningén orden es definitivo, pues, por el contrarid, todo orden se modifica de acuerdo con las cir cunstancias. Dike, en consecuencia, no es igual a Eris, sino la flecha que pone fin a la guerra. El pensador de Ffeso, sin embargo, se habia cerrado el camino hacia esta conclusién con su concepcién monista del mundo y con su idea de la ley césmica unitaria: Herfclito, en efecto, no colocé el reino de Dike al lado de la necesidad a-racional de la naturaleza, sino que —y segin se desprende de lo expuesto en este capitulo— unié a los dos mun- dos en una unidad indisoluble, enterrando asi, con excesiva pa- sién, el profundo pensamiento de Hesfodo. Igualmente fecunda para la filosofia del derecho es la idea heraclitiana del devenir en lucha, pues, por primera vez en la historia del pensamiento filoséfico-juridico, se pone de mani- fiesto el momento erinniano (combative) intrinseco a todo derecho: en el devenir en lucha encuentra su primera expresiOn la incesante lucha por el derecho. Pero asi como el devenir en lucha no es la palabra ultima de la filosofia heraclitiana, asi también ocurre que en su filosofia juridica, detrés de la lucha por el derecho, se coloca la armonfa del Nomos divino, que es “Con eta nterprtacin del Frgmento 11 recto que oft ene libso Grundlinien der antiken Rechts- und Stactaphilosophie, p. 32, x donde, “© Eunenoerc, Die Rechtsidee im friihen Grtthentum (1921), p. 71. 30 DERECHO COMO ORDEN COsMICO Precisamente quien otorga a la lucha su significado y su medida. am encontuar el signitcado y la medida de la lucks, el hombre que combate por su derecho debe sumergirse en el Logos divino, fuente que fusiona los intereses humanos contradictorios en una armonfa superior. El Logos divino —recuérdense las ideas gene- rales de Herdclito— no aparece ante el hombre como un ex- trafio, sino que el ser humano le encuentra en lo més profundo de su propia conciencia. De ahi que la férmula, que ya nos es conocida: “obrar conforme a su naturaleza”, signifique para el hombre ‘obrar conforme al Logos’. Lo expuesto nos muestra que en Herdclito ya se encuentra una cierta tensién entre el derecho positivo, derivado de la expe- riencia de Ja vida politica y por ello mismo siempre cambiante, y la realidad més profunda, si bien ocults, del Nomos divino, venir en lucha, no conduce una vida propia, sino que encuentra ou top y st medida en el derecho natural que Logos nos hace patente.

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