Está en la página 1de 1

Mundo Moderno y contemporáneo VOL.

ll

Fuente 2. Ideas fundamentales del fascismo

(...) La base de la doctrina fascista es la concepción del Estado, de su esencia, de sus deberes y de
sus fines. Para el fascismo el Estado es un absoluto ante el cual el individuo y los grupos son lo
relativo. Individuos y grupos son “factibles” en la medida en que forman parte del Estado. El
Estado liberal no dirige el funcionamiento y el desarrollo material de las colectividades, se limita
a acusar los resultados. El Estado fascista posee una conciencia y una voluntad que hacen de él
un Estado “ético” (...), es un hecho espiritual y moral, pues lleva a cabo la organización política,
jurídica y económica de la nación; [de manera] que una organización semejante es, tanto en su
génesis como en su desarrollo, una manifestación del espíritu. El Estado garantiza la seguridad
interior y exterior, pero también vigila y transmite el espíritu del pueblo tal y como éste, en el
transcurso de los siglos, se ha ido formando a través de la lengua, las costumbres y la fe.

El Estado no es sólo presente, sino también pasado y sobre todo futuro (...). Es el Estado el que
enseña a los ciudadanos las virtudes civiles, el que los hace conscientes de su misión y los incita a
unirse: es el que armoniza sus intereses mediante su justicia.

Transmite las conquistas del pensamiento, de las ciencias, del derecho, de la solidaridad
humana. Conduce a los hombres, desde la vida elemental de la tribu, hasta la más elevada
expresión humana de poder, es decir, al Imperio. Confía a la posteridad los nombres de aquellos
que han muerto por integridad o por obediencia a las leyes; ofrece como ejemplo y recomienda
a las generaciones venideras a los caudillos que han ampliado su territorio y a los genios que la
han iluminado con su gloria. Cuando el sentido del Estado se debilita y dominan las tendencias
separatistas y centrífugas de individuos y grupos, las sociedades nacionales se encaminan hacia
su decadencia (...).
Benito Mussolini, La doctrina del fascismo, Milán, Italia, 1932

También podría gustarte