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Entra los aspectos resaltantes de la Ley 23 de 1982 se encuentra, el poseer una condición
necesaria para que la obra sea protegida ha de provenir del autor que se ha de distinguir por su
impronta personal y que esta no sea una copia, reproducción total, o reproducción simulada de
otra obra, y que además posea cierto grado de creatividad.
Se puede apreciar en el artículo 2 de la Ley 23 de 1982 según dice: “ Los derechos del autor recaen
sobre las obras científicas, literarias y artísticas las cuales comprenden todas las creaciones del
espíritu en el campo científico, literario y artístico, cualquiera que sea el modo o forma de
expresión y cualquiera que sea su destinación”. Expresando que para que una creación intelectual
sea objeto de protección del Derecho de Autor ha de estar fijada o incorporada en alguna forma
marerial.
Se resalta que el Derecho de Autor no protege las ideas, ya que son de uso libre, sino que protege
las obras que surgen de esas ideas, es decir, la forma física de la producción intelectual. Este
principio se encuentra enunciado en el art. 6 de la Ley el cual reza: “Los inventos o
descubrimientos científicos con aplicación práctica explotable en la industria, y los escritos que los
describen, sólo son materia de privilegio temporal, con arreglo al artículo 120, numeral 18, de la
Constitución. Las ideas o contenido conceptual de las obras literarias, artísticas y científicas no son
objeto de apropiación. Esta ley protege exclusivamente la forma literaria, plástica o sonora, como
las ideas del autor son descritas, explicadas ilustradas o incorporadas en las obras literarias,
científicas y artísticas. Las obras de arte aplicadas a la industria sólo son protegidas en la medida
en que su valor artístico pueda ser separado del carácter industrial del objeto u objetos en las que
ellas puedan ser aplicadas” (Ley 23, 1982, Art. 6).
El Derecho de Autor se hace presente tan rápidamente como la obra está en condiciones de ser
reproducida o divulgtada por cualquier medio y de cualquier forma. El registro de la obra no es
una condición para que pueda ser protegido por el Derecho de Autor, solo sirve como instrumento
declarativo o como prueba, así lo expresa el artículo 9 cuando dice: “La protección que esta ley
otorga al autor, tiene como título originario la creación intelectual, sin que se requiera registro
alguno. Las formalidades que en ella se establecen son para la mayor seguridad jurídica de los
titulares de los derechos que se protegen” (Ley 23, 1982, Art.9).
En cuanto a los derechos morales estos protegen el vínculo entre el autor y su creación y según el
artículo 30 de la Ley 23 de 1982 tienen las siguientes características: la perpetuidad, pues
perduran aún después de haber muerto su autor; irrenunciables, naturalmente no se puede
renunciar a la creación de una obra; inalienables, no se pueden vender; imprescriptibles, con el
paso del tiempo estos no se venden; por último, inembargables, no se pueden embargar.
El autor de la obra a partir de los derechos morales puede ejercer distintos derechos sobre la obra:
Por otra parte se encuentra el Derecho Patrimonial, que le permiten al autor explotar
economicamente su obra o permitir que terceros lo lleven a cabo. Estos son transmisibles y de
duración temporal o limitada.
Existen dos modalidades por las cuales se establece la transmisión de los derechos patrimoniales
para uso y explotación de forma parcial o total de la obra descritas en el artículo 182 de la ley 23
de 1982:
La primera es que mientras el autor se encuentre vivo, éste puede disponer de su obra otorgando
a un tercero la explotación de los derechos patrimoniales, haciendo uso de estos por el tiempo
estipulado pactado en un documento privado. La segunda es por la transferencia a causa de la
muerte del autor que se realiza por testamento o por sucesión, con la condición de que no haya
causa legal que impida la titularidad.
Es posible hacer actos sobre una obra, sin pedir la autorización del autor o de quien posea la
titularidad de los derechos de esta. Estos actos se pueden efectuar de conformidad con lo pautado
en la ley que no afecte o atenta contra su normal utilización, explotación o circulación de las obras
artísticas. Dichos actos por ser la excepción han de interpretarse con restricciones y taxativamente
de acuerdo a la ley.
Entre los actos que se pueden llevar a cabo sin autorización y sin remuneración paga se
encuentran los siguientes en la Ley 23 de 1982:
La publicación del retrato es libre cuando se relaciona con fines científicos, didácticos o
culturales en general o con hechos o acontecimientos de interés público o que se hubieren
desarrollado en público (Art. 36).
Es lícita la reproducción, por cualquier medio, de una obra literaria científica, ordenada u
obtenida por el interesado en un solo ejemplar para su uso privado y sin fines de lucro (Art.
37).
Las conferencias o lecciones dictadas en establecimientos de enseñanza superior,
secundaria o primaria, pueden ser anotadas y recogidas libremente por los estudiantes a
quienes están dirigidos, pero es prohibida su publicación o reproducción integral o parcial,
sin la autorización escrita de quien las pronunció (Art. 40).
Es permitido a todos reproducir la Constitución, leyes, decretos, ordenanzas, acuerdos,
reglamentos, demás actos administrativos y decisiones judiciales, bajo la obligación de
conformarse puntualmente con la edición oficial, siempre y cuando no esté prohibido (Art.
41).
Es libre la utilización de obras científicas, literarias y artísticas en el domicilio privado sin
ánimo de lucro (Art. 44).
Si se llega actuar fuera de las excepciones o limitaciones antes mencionadas, se toma como una
violación al derecho del autor.
Otra situación donde es viable explotar los derechos de autor se encuentra en el artículo 80 de la
ley 23 de 1982 que determina la posibilidad de expropiar los derechos patrimoniales por
considerar que la obra es de gran valor para el país y de interés social, con su debido pago de
indemnización al titular del derecho de autor.
En cuanto a obras audiovisuales son obras colectivas en las que intervienen diferentes personas,
que generan aportes diferentes. Por esta razon el artículo 95 de la Ley 23 de 1982 considera a los
siguientes como autores de la obra cinematográfica:
El director o realizador;
El autor del guión o libreto cinematográfico;
El autor de la música;
El dibujante o dibujantes , si se tratare de un diseño animado.
En cuanto a los derechos que se producen por la obra audiovisual se encuentran establecidos en
los artículos 98 y 99 de la Ley 23 de 1982 considerando como titular de los derechos patrimoniales
al Productor de la obra y como titular de los derechos morales al Director o realizador, sin cometer
perjuicios por los demás involucrados como autores, artistas, intérpretes o ejecutantes que
intervinieron con sus propias contribuciones.
Para que no se vea vulnerado los derechos morales de los autores es requerido de forma
indispensable que se mencione al autor del guión o libreto, el autor que proveyó la música
original, para la obra audiovisual, los nombres de los artistas principales y en caso de que aplique
el autor de los dibujos animados.
Por otra parte se destaca que los programas de televisión son ideas o conceptos pero no son obras
y por esta razón no son registrables.
El objetivo de los derechos conexos es proteger los intereses legales de ciertas personas
naturales y jurídicas que contribuyen a que las obras estén a disposición del público o
producen elementos que, sin calificarse como "obras" bajo los sistemas de derecho de
autor de todos los países, expresan creatividad o habilidad técnica y organizacional
suficiente para justificar el reconocimiento de un derecho de propiedad similar al derecho
de autor.
Entre las limitaciones que se aprecian en los derechos conexos están: el uso privado, información
sobre sucesos de actualidad, citas en breves fragmentos y enseñanza o investigación científica.
Bibliografía
Organización Mundial de l Propiedad Intelectual –OMPI, Nociones Básicas sobre Derecho de Autor
y Derechos Conexos. Documento Preparado por la Oficina Internacional de la OMPI.