11 Interés filoséfico del pensamiento de Calvino
{Qué interés podria tener Juan Calvino para los filésofos? En un pais de tradicién cat6lica
como el nuestro, es posible que muchos no encuentren respuesta a esta pregunta. Y, sin
‘embargo, como trataremos de mostrar en estas paginas, la tiene y es positiva. Baste pensar
en Calvino como antecedente del ginebrino Rousseau (H. Léuthy) 0 de John Locke (J.
Dunn), para encontrar en su obra las semillas del contractualismo o el derecho natural
modemo. En general, suele concederse hoy que la teologia de Ia Reforma es una de las
fuentes del pensamiento politico modemo —pensemos tan s6lo en los trabajos de Quentin
Skinner—, y quién podré negar su importancia en la constitucién de nuestro presente.
‘A quienes continien dudando de la importancia de Calvino para nuestra Modemidad, cabe
también recordarles el papel que Max Weber le concede en La ética protestante y la
formacién del espiritu del capitalismo: la «angustia psicolbgica» provocada por el dogma
de la doble predestinacién estaria en el origen de la incesante actividad empresarial de los
devotes calvinistas europeos y estadounidense. Pero no slo Weber entre nuestros clisicos
se preocupé por Calvino. Para Georg Jellinek, la defensa calvinista del principio de libertad
religiosa contribuyé decisivamente a la formacién del constitucionalismo moderno. Por su
parte, Herbert Marcuse encarecié el papel de Calvino en la separacién de sujeto y prixis
que se produce en el Protestantismo como consecuencia de la escisién entre libertad
imerior y \a sujecién externa a la autoridad. Y asi podriamos continuar con autores tan
diversos como Michael Walzer, Leo Strauss, Hans Blumenberg y muchos otros
No es éste el Iugar para un examen de las lecturas de Calvino incorporadas a nuestra
tradici6n filoséfica. Nuestra intencién es mis modesta. Sin dnimo de exhaustividad, nos
hemos propuesto acercar al piblico espaiol los temas centrales que, consideramos,
constituyen el corpus filos6fico hdsico del reformador, a partir del cual puede resultar
accesible la lectura directa de sus obras; principalmente, de su obra magna la Institucién de
{a religién cristiana. Y lo haremos dejando que Calvino mismo presente, desde su siglo y
on su propio lenguaje, sus intereses y problemas; slo de ese modo, podemos
posteriormente encarar criticamente Ia lectura que la Modernidad ha hecho de su obra,II Calvino
IIL La idea de Dios
§IILL.1 La Voluntad de Dios, causa soberana de todo acontecimiento
La discusién sobre los atributos de Dios ocupé a los teélogos durante siglos. En
particular, las relaciones entre voluntad € intelecto fue uno de los temas a los que el
pensamiento medieval dedicé més esfuerzo sin que, por otra parte, jamais se legase a
establecer una doctrina univoca al respecto. Santo Tomas de Aquino y sus comentaristas
(Cayetano, Baez, etc.) afirmaban que existia un orden légico en las acciones divinas,
segiin el cual, el intelecto dirigia la voluntad hacia su objeto de modo necesario, de modo
que la Voluntad divina sélo hacia lo que previamente su Intelecto le mostraba como
ejecutable, bueno, justo, etc. Otra corriente teolégica encabezada por el franciscano Duns
Soto y otros tedlogos —como Ockam 0 Gregorio de Rimini, por citar dos ejemplos—
centendieron que esta doctrina reducia la libertad de Dios, al no permitir a la Voluntad elegir
por si misma. La Voluntad de Dios, decian, no esta determinada por ta racionalidad del
objeto al que se dirige, ni por su justicia, puesto que la bondad o justicia de las cosas
depende de que Dios las elija: la bondad o justicia de las cosas no reside en ellas sino en la
eleccién divina.
% Los reformadores continian el camino abierto por Scoto y sus discipulos primando
la accién de la voluntad divina sobre el intelecto, Este primado de la voluntad ha sido
entendido por muchos estudiosos de la obra de Calvino como la_piedra angular de su
sistema teoldgico, contra la reduccién del calvinismo a la doctrina de la doble
predestinacién, popularizada en los trabajos de Max Weber. Es sabido que la tesis del
tia en postular la «angustia psicoldgica» creada por el dogma de
sociélogo alemain cons
Ja doble predestinacién, como motor de la conducta del fiel calvinista. Es decir, como los
fieles no sabian si estaban en el grupo de los elegidos o de los reprobados, suftian crisis de
‘angustia a las que los pastores se enfrentaban recomendindoles trabajar sin descanso. Segiin
esto, la dedicacién profesional, aunque no sirviese para obtener la salvacién (ésta sélo
depende de la fe, de Dios), podia ser interpretada como signo de pertenencia a la Iglesia
invisible de los elegidos. El creyeme debia eliminar sus dudas y dedicarse a buscar lossignos de su eleccién en su accién moral y profesional. En esto consistiria, segin Weber, el
espiritu del capitalismo, la incesante actividad empresarial que los protestantes
desarrollaron, primero en Europa y después en Estados Unidos.
La tesis de Weber ha sido muy discutida tanto por los historiadores marxistas a los
que se pretendia oponer, como por los actuales calvinélogos. Asi, a Weber se le reprocha
no haber sido fiel al sentido de la obra de Calvino, quien consideré la fe, y no la doctrina de
la predestinacién, como motor de la accién (Fuchs). No menos criticas ha recibido su
interpretacién psicolégica de la certitudo salutis, pues la angustia de la que habla Weber
hhabria conducido al creyente con mayor probabilidad a la depresién que a esa incesante
actividad mundana del empresario capitalista (Disselkamp).
Para reconstruir hoy el pensamiento de Calvino conviene partir del teocentrismo, y
no de la doctrina de la doble predestinacién, como eje que articula su doctrina. No hay mis
que asomarse al indice de su obra magna, la Institucién de la religién cristiana® para damos
cuenta de ello: su primer libro Hleva por titulo “Del conocimiento de Dios en cuanto es
creador y supremo gobemador de todo el mundo”, en el que se comienza probando la
necesidad de anteponer el conocimiento de Dios al propio.
Ahora bien, el Dios que a Calvino le interesa, no es el Dios abstracto de los
fil6sofos, sino el que se relaciona con el hombre. Y es que, segin el reformador, al
cereyente le debe bastar con saber que Dios es Padre de Jesueristo, conocimiento del que el
pecado original ha privado al hombre.
EI Dios de Calvino, por tanto, no es un Dios coneebido al modo aristotélico
tomista, el Dios de los filésofos: un Dios pensamiento de pensamiento, motor inmévil,
etc.—, sino un Dios vivo, el Dios de las Escrituras. EI Dios de Calvino es el Creador y
Seftor de un mundo en el que se ha de manifestar su gloria. Y es que, para el reformador,
uun Dios que no gobiema es un Dios muerto, negar que intervene consiantemente en el
‘mundo es no reconocer su soberania (IRC I, 16,3: TEXTO 1). De ahi que Calvino enseite
que todas las cosas tienen su razén y origen en Dios y, por tanto, que nada escapa a la
partir de ahora IRC. Las cits se hacen por la edicibn espafola de Cipriano de Valera (1597), revisada y
reeditada en 1967 por la Fundacién Editorial de Literatura Reformadsilimitada omnicausalidad divina (IRC 1, 1, 2). Eso implica, por otra parte, que las criaturas
no son otra cosa que meros instrumentos en manos de la divinidad, puesto que no poseen
més eficacia causal que la que ésta les imprime. De este modo, Ia omnicausalidad de Dios
parece desembocar en solicausalidad, pues por mas que Calvino en sus textos no haya
negado nunca la denominacién de verdaderas causas a las llamadas causas segundas (entre
ellas, al hombre), al afirmar la instrumentalizacién de las eriaturas por Dios, muestra hasta
qué punto ignora su legitima autonomia. Y es que, para el reformador, toda la creacién es
instrumento de la Voluntad divina, puesto que dicha Voluntad no sélo es la causa de todos
los acontecimientos de que somos espectadores en el mundo, sino que constituye la norma
de todas las leyes al ser ella misma Ley: lo que Dios quiere, por el mero hecho de quererlo,
ha de ser tenido por justo (IRC I, 17, 2: TEXTO 2).
Calvino sitita, por tanto, la Voluntad divina como pilar de su teologia, en la cual
Dios es, ante todo, libre y soberano tanto en el mundo moral, como en el natural. Dios tiene
el ius creationis y la tinica actitud que le conviene al hombre es la de obedecer su Voluntad.
Ahora bien, si el pecado no permite que conozcamos dicha voluntad ;cdmo podemos
cumplir sus mandatos? Veremos a continuacién cémo resuelve Calvino éste problema.
§IIL1.2 La Escritura, reflejo de la Voluntad de Dios
Siguiendo la estela nominalista, tanto Lutero como Calvino separardn radicalmente
a Dios de sus criaturas: el hombre, a consecuencia de su finitud y del pecado, se mantiene
ontolégicamente separado de Dios. Este abismo entre Dios y el hombre convertiri a Dios
en un Deus absconditus al que resulta imposible conocer. No otra cosa quiere decir la
absoluta trascendencia de Dios, continuamente reivindicada por el reformador,
Ahora bien, la trascendencia de Dios no implica que no podamos conocer Io que
exige de nosotros. Y es que el reformador niega que podamos tener conocimiento de Dios
en cuanto creador, pero admite que podemos tener un conocimiento espiritual de la
divinidad, pues afirma que es posible conocer a Dios en cuanto Padre. Con esta afirmacién
se acentiian las implicaciones éticas del conocimiento de Dios sobre las ontoteolégicas. Se
trata de una consecuencia directa de los principios bisicos del reformador pues, como* Jenner Kiceze.
¥ Juan ¥. Ockega 4 Wedina. -Secline Mani beste.
~Pevelaata
veiamos anteriormente, lo que interesa a Calvino no es el conocimiento abstracto de Dios,
sino lo que es y quiere Dios en relacién a nosotros (IRC 1,6,4: TEXTO 3)
Por lo tanto, la fe no se concibe tinicamente contemplando la accién de Dios en el
mundo, sino escuchando Su Palabra. De ahi que los hombres no puedan tener un
conocimiento salvifico de Dios sin pasar por la Escritura, puesto que es ésta la que nos
~ Paden de Desrevela lo que debemos y podemos saber sobre Dios. Ahora bien, para que la Escritura
- Biblia.
pueda cumplir con su finalidad, no se debe presentar a los lectores a modo de resumen, ni
tan siquiera se la puede reducir a la doctrina que alli puede estar contenida. Uno ha de
acerearse a ella, segin Calvino, buscando encontrar la revelacién divina, lo que implica
abordar su lectura con la firme intencién de encontrar en ella a Jesueristo. Y es que, para el
reformador, El es el mediador que permite a Dios comunicarse con nosotros. (IRC Il, 6,1
TEXTO 4). La Escrirura es, por lo tanto, la revelacién que nos conduce a Dios a través de
Cristo, Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que el texto biblico slo offece una revelacién
parcial puesto que, después del pecado, el hombre no puede interpretar por si mismo su
sentido, Para que la Voluntad de Dios pueda darse a conocer, hace falta como condicién
imprescindible que el Espiritu Santo ilumine el sentido de los textos biblicos (IRC, I, 7, 6:
TEXTO 5)
Es preciso sefialar que Calvino no pretende que cualquiera pueda interpretar por si
mismo la Escritura, Si queremos entender qué quiere decir Calvino cuando habla de
interpretar los textos biblicos, no debemos dejamos llevar por una interpretacién anacrénica
de libre examen. Los primeros reformadores no entendieron el examen al modo
rousscauniano, como un derecho individual a leer y entender por uno mismo la Palabra de
Dios. Lo que el reformador reconocia era el derecho (y deber) de todos los fieles a
escuchar la Escritura, lo que no implicaba que todos pudieran interpretarla y leerla
personalmente. La “libre” interpretacién, en si misma, era més un derecho perteneciente a
las iglesias que a los fieles, tomados individualmente, lo cual, en aquellos tiempos, ya
consttuia todo un cambio en relacién a la costumbre del Magisterio catoico.
Es preciso recordar también que la libre interpretacién que reclamaban los primeros
reformadores no tuvo nunca por objeto la Escritura es si misma, sino las doctrinasense?tadas a partir de ella. Esto constituia a la Escritura como regla a la que adecuar la
censefianza cristiana, por lo que la autoridad de toda doctrina dependia de su conformidad
con lo revelado por Dios en el texto sagrado, Para Luteto, como para Calvino, Zwinglio,
Bucero... la autoridad de la Iglesia descansa en la Escritura, no es independiente de ella
(IRC IV, 8, 13: TEXTO 6). No se trataba, por tanto, de'negar la necesidad de una
autoridad imterpretativa de los textos biblicos, cuanto de rechazar el monopolio que la
Iglesia catdlica, los concilios o el papa, efercian sobre esta interpretacién.
{Cuil es, por tanto, el papel del fiel en el examen defendido por los reformadores?
EL fiel ejerce su examen al comprobar que la doctrina relativa a la salvacién predicada por
los pastores, expuesta en los Concilios, enseftada por los Padres de la Iglesia, etc., se ajusta
4 la Bseritura, La funcién del examen es, por tanto, la de confirmar al fiel en la fe. Se trata
de una funcién prictica, no teérica, ligada exclusivamente a los asuntos relativos a la
salvacién y, en el caso de Calvino, dirigida por los intérpretes autorizados de la Eseritura:
los pastores.
No de otra forma ha de entenderse la necesidad prictiea de institucionalizar la
interpretacién de la Palabra de Dios en torno a un cuerpo eclesiistico definido basicamente a
través de esa funcién. Y es que el reformador era consciente de que no resultaba posible una
defensa en abstracto. de la obligacién de escuchar el Evangelio, puesto que las
interpretaciones posibles surgidas de la Biblia resultaban ser tantas como lectores tenia. La
diversidad de lecturas imponia comportamientos morales (y politicos) distintos: el recuerdo
de las revueltas campesinas al abrigo de la Biblia, encabezadas por Thomas Muntzer y la
continua amenaza de anarquia que se escondia tras las doctrinas anabaptistas——contra las
que Calvino combatiré a lo largo de su vida— , estaban muy presentes en las comunidades
protestantes del siglo XVI
La Escritura debia ser predicada por hombres con autoridad y legitimidad para ello, como
veremos mas adelante. La funcién de los ministros eclesiales sera tan esencial que Calvino
los concebiri como factor aglutinante de su nueva Iglesia, convirtiendo a los pastores
calvinistas, desde entonces, en los nuevos intermediarios entre Dios y los hombres. (IRC
IV, 3, 1: TEXTO 7), La historia nos ensefta lo que esta doctrina implieé en la prictica. EnGinebra se crean en 1559, por iniciativa de Calvino, la Academia y el Colegio, lugares en
los que se formardin los predicadores, teélogos y cargos politicos de la ciudad durante
siglos. Este seré el resultado final de una vida dedicada a impedir las desviaciones
subjetivas en la interpretacién de las Escrituras.
I1L2 La idea de Hombre
§ 11.2.1 Antropologia
La Institucién de la religién cristiana no dedica ningin capitulo al estudio del
hombre, a semejanza del tratado sobre antropologia que encontramos en la primera parte de
a Suma Teoldgica de Santo Tomis de Aquino. No puede decirse, sin embargo, que Calvino
no se haya ocupado de estos temas. Ocurre, mas bien, que entiende la antropologia a la luz
de la teologia y no de modo aislado.
Hemos visto cémo el estudio de Dios que interesaba a Calvino no era el que buscaba
‘conocer su esencia, sus atributos, sino el que mostraba /o que Dios era para nosotros. Pues
bien, del mismo modo, tampoco el estudio de Ia antropologia le interesard por si mismo,
sino a la luz de Jo que nosotros somos para Dios. Y lo que nosotros somos, en relacién a
Dios, est marcado por el pecado, de ahi que el reformador no hable sobre el Hombre, sino
sobre el hombre en cuanto pecador. Al poner el acento en el pecador, Calvino sefiala, como
no podia ser de otro modo, el pecado original como uno de los cjes principales de su
argumentacién’, Y es que la caida de Adin es la tinica que puede explicar la actual
condicién del hombre, la alteracién de la naturaleza humana original y el abismo que nos
separa de Dios.
Mientras la tradicién catélica mantenia que el pecado original era causado por la
concupiscencia, Calvino sitia la raiz de este pecado en el orgullo, en el sentimiento de
independencia que pretende tener el hombre en relacién a ta divinidad. No se puede
interpretar de otro modo, segin el reformador, la confianza en la promesa de que, tras
comer del fruto prohibido, podria “ser como Dios”. Este orgullo se manifest6, en un primer
momento, como desobediencia ante Ia prueba a que Dios somete a Adin y Eva en el
* El ouro elemento esencial,ligado a su ver al pecado, seri la finitudParaiso. De ahi que el primer pecado sea, fundamentalmente, um pecado de desobediencia.
sta primigenia infidelidad a la Palabra divina fue la rafz de la rebelién humana y origen de
donde brotaron los demés vieios: la ambicién, la soberbia y la ingratitud (IRC I, 1,4
TEXTO 8).
El desorden que provoca el pecado no se manifiesta, sin embargo, de modo aislado. La
corrupcién no afecta solamente a alguna de las cualidades humanas, sino a la totalidad del
ser. Prueba de ello es que precisa una renovacién total. El argumento de Calvino se puede
resumir del modo siguiente: es necesario defender que somos radicalmente pecadores
puesto que la Biblia nos dice que seremos absolutamente regenerados (IRC I, 1, 9).
Como consecuencia de esta pecaminosidad que afecta a la totalidad del hombre, no
sélo se ha perdido la facultad del discemnimiento, sino la misma facultad moral, La fuerza
para obrar con rectitud ——moralmente— ha sido aniquilada tras el pecado, puesto que
el hombre tras la caida no sélo es incapaz de actuar sobrenaturalmente realizar obras
que le dirijan a la salvacién—, sino que es incapaz ontolgicamente de realizar obras que
‘no sean perversas, Sin la perseverancia que Dios le otorgaba antes del pecado, el hombre
‘no puede ni discernir el verdadero bien, ni ejecutarlo: después del pecado no es posible la
conformidad de la voluntad con la recta razén, Segin la teologia calviniana al bene velle de
la gracia le stcede el male velle de la naturaleza corrompida.
Esta total adhesin al mal es la causa que impide que la voluntad humana aspire a
Dios, de modo que le incapacita para la vida moral y religiosa auténoma (IRC Il, 3, 5
TEXTO 9), Y es esta incapacidad, derivada del pecado, la causa de la apelacién de los
reformadores al principio de la sola fides como iinico medio de salvacién. Si el hombre no
puede salvarse por si mismo (pelagianismo), ni contribuir a su salvacién (catolicismo), la
linica opeién que se abre es la de dejar el destino soteriolégico del hombre exclusivamente
en manos de Dios: la sofa fides
§ 111.22 La sola fides y la doble predestinacién
Se acepta comiinmente que el principio de la sola fides constituye el elemento
definitorio del Protestantismo, el denominador comin a las diversas doctrinas que nacerinde la iniciativa de Reforma religiosa de Lutero. Este principio que sirvié como motor de
impulso de la Reforma, se constituyé como resultado de una particular articulacién entre las
‘ideas de Dios, Ley y Hombre. La sola fides no es un principio originario del
protestantismo, sino el resultado de repensar con nuevos patrones doctrinas antiguas, en las
que la divinidad prima sobre el hombre y la teologia sobre la antropologia. Puede decirse,
incluso, que la sola fides es resultado de una imposibitidad pues, como hemos visto en el
epigrafe anterior, es la conclusin necesaria a la que Hega la doctrina protestante al aceptar
que, tras el pecado original, ef hombre es ontolégicamente incapaz de cumplir con las
obligaciones morales y religiosas que Dios le ha impuesto, Para los reformadores,
reconocer Ja infinita desproporcién entre Ia accién humana y la justicia divina implicaba
negar que se pudiera hablar de una moral natural (al menos para los cristianos), i.e., se
negaba la posibilidad de realizar buenas acciones al margen de la fe, don gratuito de Dios.
Para Calvino no hay ninguna duda de que la accién humana, por si misma, carece de
relevancia moral o religiosa, pues todo su valor se supedita a su vinculacién con la gracia
de Dios. Segiin sus propias palabras, la dignidad de la conducta moral no tiene valor al
‘margen de su aceptacién por la divinidad (IRC III, 11, 20). Las obras sélo son agradables a
Dios cuando la persona que las realiza ha sido aceptada, i.e., ha sido justificada, de modo
{que es justo decir que sélo la fe produce buenas obras 0, lo que es lo mismo, que sélo la
Justicia de Dios salva al hombre. Calvino afade algo més: no todos los hombres poseen la
fe, sino s6lo los que Dios ha elegido para ser salvados; el resto, forma parte del grupo de los
reprobados. Estamos en presencia de la conocida doctrina de la doble predestinacién,
La predestinacién implica el reconocimiento de la libertad absoluta de Dios, puesto
que la salvacién se obtiene independientemente de los méritos de cada uno y se hace
depender exclusivamente de la Voluntad divina (IRC III, 21, 5: TEXTO 10). Dios da la fe y
salva a quien quiere, al margen de las obras que el hombre pueda llevar a cabo. Asi como,
deciamos, lo bueno lo es porque Dios lo elige y es esa eleccién la que constituye su bondad,
¢l hombre no tiene intrinsecamente nad bueno o malo que oriente la eleccién divina (ni su
esencia, ni sus obras): la Voluntad divina elige librement
sin tener en cuenta supuestos
méritos y es, precisamente, esa eleccién la causa de la salvacién, Para su Voluntad no hay
ninggin limite, pues ni tan siquiera puede decirse sujeta a sus propias leyes (legibus solttus)Los elegidos seran s6lo aquellos en los que arraigue la Palabra, para lo cual hace falta fe, y
ésta depende de la eleccién que tiene, a su vez, fundamento en Cristo. De modo que sélo
cuando tenemos a Cristo por auténtico artifice de la salvacién podemos decir que tenemos
fe y, por tanto, que el Espiritu Santo ha hecho eficaz en nosotros la predicacién de la
Palabra (IRC III, 24, 5: TEXTO 11). Como veremos en el apartado dedicado a la Ley, es la
fe la que nos permite reconocer en la Ley del decalogo la norma ética impuesta por Dios al
fiel como norma de conducta. La fe en Cristo es, por tanto, la que elimina todas las dudas y
sirve, asi, como prueba de eleccién,
Como’ vemos, no se puede imputar a Calvino el razonamiento pietista —recuperado por
Weber—, segiin el cual, uno puede eliminar las dudas de su eleccién con el trabajo
incesante. Eso seria hacer de la predestinacién el motor de la ética calviniana, cuando el
verdadero motor lo constituye la fe. Es la fe en Cristo la que permite eliminar la angustia
Psicolégica, pues toda accién se guiaré por su ensefianza, y no por el éxito social 0
econémico, ni por el cumplimiento de las normas en abstracto.
En cualquier caso, ya se site como causa de las acciones éticas la predestinacién o la Ley
cevangélica, de lo que no hay duda es que es Dios el que rige los pasos del hombre. El es el
artifice de la Ley y el causante de Ia eleccién del hombre. Si esto es asi, Jo que cabe
preguntarse es hasta qué punto podemos decir que el hombre es moralmente responsable de
sus acciones, Mas alin, ;es el tinico artifice del mal que comete o, por el contrario, también
debemos hacer a Dios responsable de sus pecados?
$111.23 La responsabilidad moral
Uno de los problemas mas importantes, si no el fundamental, que affonta la teologia es el
4que se ocupa de la conjugacién de ta libertad humana con la actividad incesante de Dios en
€l mundo. En la tradicién cristiana, los intentos de armonizacién son, desde luego,
constantes, y suelen partir del siguiente dilema: si el hombre actita libremente y decide por
si mismo, su decisién no dependerd de Dios, quedando, de ese modo, su accién sustraida a
su causalidad (con la consiguiente mengua del poder y Ia majestad divinas); ahora bien, si
todo lo decide Dios, el hombre queda privado de libertad y pasa a ser una simple marioneta
fen manos de su creador, con lo que explicar la responsabilidad moral humana se vuelve unproblema. En definitiva, si se admite la accién libre del hombre, se niega a Dios como
Principio absolut de todas las cosas, si, por el contrario no la admitimos, Ja moral se
disuelve.
Ante semejante dilema, la teologia ha respondido de diversos modos. San Agustin, por
ejemplo, para salvar la primacia divina, definiré al hombre (Ia Naturaleza en general) como
tuna realidad subordinada a Dios (a la Gracia), Para él era preferible disminuir la libertad
humana (sin eliminarla totalmente) que negar la necesidad que el hombre tiene de Dios,
‘como mantenia Pelagio. Y es que puede decirse, con Aranguren, que la de Pelagio era una
religion juridica que descansaba exclusivamente en las facultades humanas. Al hacer
consistir el principio de la religién en la mera obligacién de cumplir los preceptos divinos,
Pelagio convierte la salvacién en el fruto del esfuerzo ético, en resultado de las buenas
‘obras. Ante semejante doctrina que hacia del hombre un ser independiente de la divinidad,
S. Agustin reaccionaré exagerando la impotencia humana ante los mandatos divinos,
defendiendo una idea de religién y de moral que se mantendré hasta bien entrado el siglo
XII: no hay accién moral que no dependa de Dios, ser su maxima.
Seri Pedro Lombardo uno de los primeros en postular que es posible hacer algtin bien al
‘margen de la Gracia (de Dios), aunque esa accién no nos conduzca a la salvacién. Esta
propuesta permitia atribuir a la moral un estatuto parcialmente auténomo de Dios. La moral
comenzaba a independizarse —aunque sélo relativamente, claro esté. Es en el siglo XIIL
cuando Santo Toms, recuperando las ensefianzas de Pedro Lombardo, dard a sus tesis una
estructura filos6fica distinguiendo entre el concurso natural de Dios (sin el cual el hombre
no puede llegar a producir ningin efecto) y la gracia en sentido propio del término, de la
cual el hombre tiene necesidad para llevar a cabo actos meritorios que tienen como objetivo
la salvacién, Pero no toda accién moral es una accién encaminada a la salvacién, Santo
Tomas, gran conocedor de la ética aristotélica, no podia dejar de reconocer que, aparte de
estos actos meritorios, propios de una moral religiosa, cabe una moral natural.
Este fue un paso realmente decisivo en Ia historia de la independencia de la moral de la
religién, puesto que aceptar la existencia de una moral natural significaba reconocer la
posibilidad de que el hombre pudiera llevar a cabo acciones éticas sin mediar Dios. Estastesis serin, a su vez, extremadas por la tradicién nominalista, para la cual, cabré incluso
aceptar que con el simple libre albedrio (sin la gracia) se puede evitar cualquier pecado
‘mortal y, al tiempo, cumplir los preceptos divinos, al menos en cuanto a la sustancia del
acto (el que su intencién se adecue a la Voluntad divina depende de la gracia). Es contra
esta doctrina ockamisia contra la que la Reforma alza las tesis cldsicas de San Agustin
(radicalizindolo, en ocasiones) sobre la absoluta dependencia que el hombre tiene de la
divinidad.
En lo que a Calvi
actividad del hombre, el reformador se contentard con “repartir” a participacién de
toca, ante el dilema de conjugar la causalidad de Dios y la libertad 0
causalidad entre ambos, y asi dird que todas las cosas son dirigidas, en parte por el libre
albedrio de! hombre, en parte por la Providencia de Dios. Ahora bien, en el momento de
determinar qué parte le toca a cada uno, no tiene ninguna duda: Dios es responsable del
bien y el hombre es responsable del mal. No cabe una moral que no sea religiosa. Si el
diablo y los pecadores estén inclinados al mal no es porque Dios provoque esta inclinacis:
sino porque la separacién de Dios les pervierte
Segin el reformador, el hombre es constitutivamente —ontoldgicamente— obediente y
sélo encuentra su sentido al someterse a la divinidad, sirviéndole de instrumento. Cuando
obramos contra la Voluntad de Dios, lo hacemos siguiendo nuestra propia voluntad
pervertida, convirtiéndonos asi en responsables de nuestros propios actos. No puede
decirse, sin embargo, que el pecado permita que nuestra voluntad se imponga a la de Dios,
ni que algo escape a la providencia divina, pues Dios utiliza el pecado como instrumento
para realizar sus propios fines (IRC 1, 18). Podrfamos decir que la accién de Dios rectifica
el objetivo de las trayectorias que el hombre da a sus actos para atribuirles un fin
acomodado a sus planes. Esto, paradéjicamente, tampoco elude la responsabilidad del
hombre.
La argumentacién de Calvino puede resumirse como sigue: el deber del hombre es
obedecer a Dios y cuando no lo hace obra mal y se hace responsable de sus actos; ahora
bien, si obedece es porque Dios le ayuda a cumplir con su obligacién (IRC II, 3, 9: TEXTO.
13). Ocurre, sin embargo, que es Dios quien niega la perseverancia en el bien a Adin ypermite la aparicién del primer pecado, el primer acto de desobediencia. Y esto, segiin los
adversatios de Calvino, implicaria que Dios ha creado al hombre para condenarlo al pecado
—Calvino no admite la distincién entre hacer y permitir referida a Dios, lo que es tanto
como decir que ha creado el libre arbitrio de modo determinista, lo cual es una
contradiccién in terminis, Es éste el verdadero escollo con el que se encuentra la
cconjugacién de la causalidad divina y la humana, ante el que Calvino se contentara con
responder que, Dios ha creado a Adin libre y él ha usado mal su libertad y el permitir este
uso, por mis que resulte incomprensible, se trata de uno de los designios insondables de
Dios que hemos de tener por justos (IRC I, 15, 8: TEXTO 12). El problema se resuelve, por
tanto, apelando a la fe.
La conjugacién entre la libertad del hombre y la causalidad divina no es ficil. Sin embargo,
de todo lo dicho se desprende una consecuencia importantisima para la moral: para el
reformador, e/ deber moral (y religioso) del hombre se resume en obedecer la Voluntad de
Dios (Com. Rm. XIV, 5: TEXTO 14). Cuando el hombre desobedece a Dios comete el mal
‘moral por excelencia del que somos tinicos responsables. Ahora bien, para no desobedecer
«Dios y cumplir con nuestros deberes morales y religiosos, lo primero que necesitamos es
conocer en qué consiste su Voluntad (IRC I, 17,5: TEXTO 15). En el siguiente epigrafe
veremos que es la Ley, en cuanto forma explicita de la Voluntad de Dios, la que constituye
la norma ética de regulacién de la conducta del cristiano,
IIL3 La Ley
1113.1 La Ley natural
Segin el reformador, la ley natural capacita 2 todos los hombres para distinguir entre el
bien y el mal. Se trata de una gracia comin a creyentes y paganos que Dios otorga al
hombre tras el pecado, con el fin de que se mantenga un orden minimo en el mundo. Es una
gracia que actéa como dique, como freno para que el pecado no destruya la misma
posibilidad de la convivencia, Eso si, no hay que olvidar tampoco que su funcién principal
es hacer al hombre inexcusable ante Dios, puesto que le arrebata todo pretexto de
TEXTO 16),
ignorancia a la hora de discernir entre el bien y el mal (IRC I‘Ahora bien, esta regla si bien evita atribuir el pecado a la ignorancia, tal y como habian
hecho los griegos (v. gr. Platén), es insuficiente como guia de conducta moral. Esta
insuficiencia de la ley natural es doble: por una parte no nos diée lo que debiéramos hacer y
Por otra, para el pagano no es més que una voz de Ia conciencia, indistinguible de otras
(IRC Il, 2, 24). Es cierto que, de no haber pecado, el conoci
jento de la ley natural nos
hubiera proporcionado el conocimiento de la Ley misma de Dios pero, tras la caida, la
conciencia corrompida ya no la capta suficientemente.
La ley natural que percibe la conciencia nos da a conocer, por tanto, sélo de un modo
confuso la Ley de Dios. Sin embargo, e! Decilogo no solo expresa de un modo fiel la
Voluntad de Dios, sino que muestra el origen divino de la ley natural que cada uno conoce
a través de la conciencia. Hay una inmensa distancia entre en el contenido de la Ley de
Dios que conocemos a través del Decélogo y la ley natural que conocemos a través de la
conciencia caida, segin el reformador. La razén es simple: sélo la Escritura, en cuanto
Palabra de Dios, constituye el camino vilido para conocer la Ley, ya que tiene por misién
damos nuevos ojos a través de los cuales veamos la auténtica Voluntad divina,
En esto, Calvino se separa radicalmente de la tradicién anterior. Como es sabido, para la
tradicién tomista, violar una ley natural era tanto como ir contra la razén, lo que implicaba,
asimismo, una ofensa a Dios, creador del orden natural y principio de la racionalidad
misma, Y es que esa ley natural era una participacién en la Ley divina, lo que implicaba un
vineulo entre la razén del hombre y la Razén de Dios (indistinguible de su Ley) que no
desaparece tras la promulgacién del Decilogo. Es este vinculo el que rompe Calvino, pues,
aunque admite la existencia de una moral natural pagana, no acepta para el cristiano una
justicia acorde a Ia naturaleza: La ley natural no tiene ninguna funcién ética para el
creyente, puesto que no puede servir de regla de conducta, sino que se limita a hacer al
hombre responsable de su eleccién moral. Donde Santo Tomas podia decir que la Ley
moral (escrita) no suprime, sino que perfecciona la ley natural (como la gracia
perfeccionaba la naturaleza), Calvino diri que, para los cristianos, la Ley moral reemplaza
la ley natural (la gracia sustituye a la naturaleza). En el pensamiento de Calvino, laadecuacién entre ley natural y Ley escrita no existe: la ley escrita sustituye a la ley natural,
puesto que expone lo que ésta ya no puede expresar, i, la Voluntad de Dios (IRC I, 8,
TEXTO 17).
§ 113.2 La Ley moral
‘Al comentar el principio de la sola fides, decfamos que la Ley (las obras) no era necesaria ni
valida para conseguir bienes sobrenaturales, puesto que éstos dependian sélo de Dios. Sin
embargo, anular el valor sobrenatural del cumplimiento de la Ley no significa negar que ésta
tenga ain un papel que cumplir en el mundo, No es preciso recordar que Calvino no
renunciaba a la idea de organizar, conforme a las reglas cristianas, las comunidades de
reformados que iban surgiendo en toda Europa — Como es sabido, é1 mismo se encontraba
a la cabeza de una de ellas en Ginebra. Ahora bien, para que esta organizacién fuese
posible, tanto en el orden civil como en el eclesial, era preciso promulgar leyes de acuerdo
con los preceptos cristianos, conformes, por tanto, con la Ley divina,
{Cuél era el contenido de esta Ley divina? Calvino, de acuerdo en esto con a tradicién
catélica que le precede, no reconoce el mismo estatuto a todas las leyes que se encuentran en
el Antiguo Testamento. Tras la venida de Cristo, con la promulgacién del Nuevo
Testamento, dos de las formas de la Ley han sido abrogadas en lo que se refiere a su uso,
puesto que fueron dadas por Dios a los judios a modo de leyes particulares. Se trata de las
leyes ceremoniales y de las leyes judiciales, las cuales han sido abrogadas sin que la religién
y la politica se vean afectadas en ello (IRC IV, 20, 15). Esto no impide que ain puedan
sernos de utilidad, puesto que su virtud y efectos han sido ratificados por Jest, por lo que, a
través de su esencia y finalidad, podemos penetrar mas profundamente en el conocimiento de
la Voluntad de Dios (IRC IL, 7, 16).
De ese modo, estas ceremonias y leyes judiciales, carentes de la forma que les dio el pueblo
judio, continian reteniendo algiin grado de verdad en su contenido, el cual se podri
recuperar tras una adecuada interpretacién y criba de sus elementos contextuales. Asi, por
ejemplo, en el Comentario al libro de los Salmos, Calvino explica cémo la ley divina judicial
que prohibia a los judios Ia usura, en cuanto opresidn al pobre, puede ser interpretada como
‘un principio comin de justicia extensible a todas las naciones y a todo tiempo historico, Estono quiere decir, sin embargo, que Dios haya prohibido cualquier tipo de préstamo a interés
entre vecinos, aprobandolo tan s6lo con extranjeros, como pretende la ley politica judia.
Segin el reformador, no hay nada malo en que un acreedor quiera gozar de los frutos que su
préstamo esta dando en su vecino, siempre y cuando esto no se haga con el pobre. La usura
seri condenable no en si misma, sino en tanto sea opuesta a los intereses de Dios. En la
Institucién de la religién cristiana (IRC IV, 16, 20) encontramos ejemplos similares,
referidos a las leyes judias que condenaban el robo, el falso testimonio y el adulterio,
Lo mismo podemos decir sobre las leyes ceremoniales. El reformador mantiene que las
ceremonias han sido abolidas por Cristo, y como muestra, comenta la desaparicién de la
observancia de los dias festivos judios, Los
sentido antiguo, como si fuesen dias especialmente santos en los que no ¢s licito trabajar,
108 no tienen que guardar las fiestas en el
los tinicos posibles en los que glorificar a Dios. El sibado judio ha sido abolide y lo que
permanece, por tanto, no es el dia, sino la sustancia de la doctrina que indica la necesidad
de establecer un dia de reposo, un dia en el que se Ileve a cabo Ia predicacién, la
de las
celebracion de los sacramentos, etc. El caso mis ilustrativo de la aboli
ceremonias, sin embargo, continia siendo la sustitucién de la ceremonia de la circuncisién
judia por Ia del bautismo cristiano, rito novedoso del NT que sirve de base a la instauracién
de uno de los sacramentos,
Ahora bien, aunque estas dos formas de la ley divina, ceremonial y judicial, han sido
abrogadas, no toda la ley biblica desaparece, pues uno de sus sentidos, el mas importante,
sigue vigente. Se trata de la ley moral contenida en las dos Tablas de Moisés, la cual
‘conserva toda su fuerza obligatoria (IRC, II, 7, 13).
La Ley moral escrita, por tanto, se encuentra fijada en las dos Tablas del Deciilogo: la
primera nos manda adorar a Dios con piedad, nos recomiendsa la religio, y la segunda nos
manda amar al préjimo, nos prescribe la aequias, la caritas. La primera de las Tablas, sin
embargo, es la que dota de sentido a la segunda, pues sin religién no puede haber justicia
(IRC II, 8, 11: TEXTO 18). De ahi que, aunque los infieles, guiados por la ley natural, sean
virtuosos y eviten todos los pecados que Dios condena en la segunda Tabla, no puedan
lamarse justos, pues ignoran la verdadera religién. Sélo los que obedecen la auténtica