2) La Escuela de Frankfurt encabezada por Adorn y Horkheimer, indican que el
tiempo de ocio acaparado por los productos culturales y los dispositivos tecnológicos adormecen a la sociedad. Antes de ahondar en esa suerte de alegato, expuesto por dichos teóricos a mediados del siglo pasado, planteo: ¿Qué es un producto cultural? Los productos culturales, toman entidad al banalizar el arte y a someter sociedades frente al sistema económico capitalista. Se descontextualiza la obra, se esfuma la importancia de tiempo y espacio en el cuál la susodicha permanecía. Un ejemplo puede ser la “Mona Lisa” en la etiqueta de una lata de mermeladas. Ahí es alevoso y sumamente explícito, como un bien cultural tan sofisticado se infiltra en la mediocridad y lo burdo de un frasco para untar el pan. Luego, ¿Cómo lo logran? La banalización, la degradación del arte, aparece a raíz de la producción en serie a razón de que la industria cultural en pos de vender sus mercancías con la realización de abundantes obras sumamente similares. Esto deriva en el sometimiento a las sociedades de cara a lo “masivo” erradicando de forma subyacente, lo “popular”. Yo