Nos encontramos con una de las páginas más elevadas y conmovedoras de la Sagrada esencia lleva consigo disciplina y normas;
a y normas; identificarse íntimamente con ellas, eso
Escritura. Su mensaje central es: Dios es amor misericordioso. sería libertad. Así, una falsa autonomía conduce a la esclavitud: la historia, entretanto, nos lo ha demostrado de sobra. El que era totalmente libre se convierte Nos parece escuchar la voz de Jesús, que nos revela el rostro del Padre suyo y Padre en un esclavo miserable. nuestro. En el fondo, vino al mundo para hablarnos del Padre, para dárnoslo a conocer a nosotros, hijos perdidos, y para suscitar en nuestro corazón la alegría de Al llegar a este punto se produce la «vuelta atrás». El hijo pródigo se da cuenta de pertenecerle, la esperanza de ser perdonados y de recuperar nuestra plena dignidad, que está perdido. Comprende que en su casa era un hombre libre y que los esclavos y el deseo de habitar para siempre en su casa, que es también nuestra casa. de su padre son más libres que él, que había creído ser absolutamente libre. «Entonces recapacitó», dice el Evangelio. Jesús narró las tres parábolas de la misericordia porque los fariseos y los escribas Su retorno, su «conversión», consiste en que reconoce todo esto, que se ve a sí hablaban mal de él, al ver que permitía que los pecadores se le acercaran, e incluso mismo extraviado; se da cuenta de que se ha ido realmente «a un país lejano» y que comía con ellos. Entonces explicó, con su lenguaje típico, que Dios no quiere que se ahora vuelve hacia sí mismo. Pero en sí mismo encuentra la indicación del camino pierda ni siquiera uno de sus hijos y que su corazón rebosa de alegría cuando un hacia el padre, hacia la verdadera libertad de «hijo». pecador se convierte. El que pronuncia estas palabras estaba tirado por el suelo. Toma conciencia de su El pastor que encuentra la oveja perdida es el Señor mismo que toma sobre sí, con la caída, se da cuenta de su ruina, de su pecado y exclama: «Me pondré en camino, cruz, la humanidad pecadora para redimirla. volveré a casa de mi padre.» ¿De dónde le viene esta esperanza, esta seguridad, esta confianza? Le viene por el hecho mismo que se trata de su padre. «He perdido mi El hijo se marcha «a un país lejano». Los Padres han visto aquí sobre todo el condición de hijo; pero el padre no ha perdido su condición de padre. No hace falta alejamiento interior del mundo del padre —del mundo de Dios—, la ruptura interna que ningún extraño interceda; el mismo amor del padre intercede y suplica en lo más de la relación, la separación de lo que es propio y auténtico. El hijo derrocha su profundo de su corazón a favor del hijo. Sus entrañas de padre se conmueven para herencia. Sólo quiere disfrutar. Quiere aprovechar la vida al máximo, tener lo que engendrar de nuevo a su hijo por el perdón. «Aunque culpable, yo iré donde mi considera una «vida en plenitud». No desea someterse ya a ningún precepto, a padre.» ninguna autoridad: busca la libertad radical; quiere vivir sólo para sí mismo, sin Y el padre, viendo a su hijo, disimula inmediatamente la falta de éste. Se pone en el ninguna exigencia. Disfruta de la vida; se siente totalmente autónomo. papel de padre en lugar del papel de juez. Transforma al instante la sentencia en perdón, él que desea el retorno del hijo y no su perdición... «Lo abrazó y lo besó» Así El gasto excesivo de este muchacho irresponsable le da nombre, de modo popular a es como el padre juzga y corrige al hijo. Lo besa en lugar de castigarlo. La fuerza del la parábola, se trata del “hijo pródigo”, esto significa el “hijo desperdiciador”, el que amor no tiene en cuenta el pecado, por esto con un beso perdona el padre la culpa ha malgastado todo lo que recibió de Dios su Padre . Ese hijo, es indudablemente del hijo. Lo cubre con sus abrazos. El padre no publica el pecado de su hijo, no lo cada uno de nosotros, porque todos hemos desperdiciado de los dones de Dios. abochorna, cura sus heridas de manera que no dejan ninguna cicatriz, ninguna Hemos desperdiciado el tiempo que Dios nos ha otorgado, hemos desperdiciado de deshonra la inteligencia que nos ha dado, la manera cómo hemos usado nuestros ojos, cómo «Las palabras que prepara para cuando llegue a casa nos permiten apreciar la hemos usado nuestras manos, cómo hemos usado nuestras palabras. Tal como nos dimensión de la peregrinación interior que ahora emprende…, vuelve “a casa”, a sí cuenta esta parábola; hemos desperdiciado los dones que Dios nos ha concedido. mismo y al padre». San Agustín escribe: «Cristo mismo clama que vuelvas, porque sólo hallarás lugar de descanso imperturbable donde el amor no es abandonado». El hijo perdido desperdicia su «naturaleza», se desperdicia a sí mismo. Al final ha gastado todo. El que era totalmente libre ahora se convierte realmente en siervo, en ¿Cómo ha mostrado Dios su amor misericordioso por los pecadores? Haciendo morir un cuidador de cerdos que sería feliz si pudiera llenar su estómago con lo que ellos a Cristo por nosotros “cuando todavía éramos pecadores”, dice san Pablo. comían. El hombre que entiende la libertad como puro arbitrio, el simple hacer lo que siente, vive en la mentira, pues por su propia naturaleza forma parte de una Queridos amigos, ¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de ser reciprocidad, su libertad es una libertad que debe compartir con los otros; su misma pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de él. La verdadera religión consiste, por tanto, en entrar en sintonía con este Corazón "rico en misericordia", ME LO CONTARON POR WHATSAPP que nos pide amar a todos, incluso a los lejanos y a los enemigos, imitando al Padre. El Evangelio de este domingo nos instala en el centro más luminoso de la Misericordia divina. Tal vez sea de los tres textos más famosos sobre la Misericordia, «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo». Sólo la fe puede transformar en el Año de la Misericordia. el egoísmo en alegría y restablecer relaciones justas con el prójimo y con Dios. Deberíamos esmerarnos en volverlos a leer de nuevo, despacio, con renovado y virginal asombro… como quien desconociera el final de cada escena. Para habilitar la En el hijo mayor se aprecia una amargura interior por la obediencia prestada que sorpresa y la fiesta. Pues sólo hay fiesta cuando un drama que va a terminar mal… muestra los límites de esa sumisión: en su interior, también le habría gustado escapar sobre el último compás revierte su desgracia. hacia la gran libertad. Se aprecia una envidia solapada de lo que el otro se ha podido La oveja rescatada, la moneda encontrada, el hijo salvado: tres modos de expresar la permitir. No ha recorrido el camino que ha purificado al hermano menor y le ha dinámica del perdón de Dios, bajo imágenes bien distintas, que justamente por eso, hecho comprender lo que significa realmente la libertad, lo que significa ser hijo. Ve enriquecen el mensaje con notas propias, que quedan disponibles, puestas en su libertad como una servidumbre y no es maduro para ser verdaderamente hijo. común, al único relato. Hijo >: En un cierto sentido, representa al hombre devoto, es decir, a todos los que se Un bello ejercicio de la lectura orante del Evangelio consiste en permitirle a estas han quedado con el Padre sin desobedecer nunca sus mandamientos. En el momento imágenes recombinarse libremente, como el reverberar de luces y melodías. El en que el pecador regresa, se despierta la envidia, este veneno escondido hasta tríptico oveja-moneda-hijo son lo mismo, son el mismo… soy yo. Y no menos, si uno entonces en el fondo de su alma. ¿Por qué esta envidia? Demuestra que muchos de se demora un rato más, como la pupila se acomoda a la penumbra, podrá gritar los «devotos» tienen también ellos escondido en su corazón el deseo de un país como Juan en Tiberíades: ¡es el Señor, es Cristo mismo! Pues Él es Quien se hizo lejano y sus alicientes. La envida revela que estas personas no han comprendido cordero y precio de nuestro rescate… y prodigó sus bienes eternos en nosotros… realmente la belleza de la patria, la felicidad del «todo lo mío es tuyo», la libertad de Habilitado este juego de fuerzas puras, de luces en danza… el Padre barre el orbe ser hijos y propietarios. Y así aparece que también ellos desean secretamente la entero en busca de su hijo perdido, y el pastor de dos ovejas, abraza al cordero felicidad del país lejano... Y, al fin, no entran a la fiesta; al final se quedan fuera... perdido que es encontrado y la mujer se desentiende de noventa y nueve monedas y las vende con tal de comprar esta valiosa dracma… Es la bella sinfonía evangélica, También él necesita todavía un camino; puede encontrarlo sencillamente si le da la donde diversas melodías escuchadas al unísono, generan armonías imprevistas… razón a Dios, si acepta la fiesta de Dios como si fuera también la suya. Así, en la Lo cierto es que se trata de tres modos complementarios en que presentarnos un parábola, el Padre nos habla a través de Cristo a los que nos hemos quedado en casa, único Misterio: el de nuestro pecado, nuestro alejamiento de Dios, cuyo proceso de para que también nosotros nos convirtamos verdaderamente y estemos contentos descomposición (en principio insoluble) se torna milagrosamente reversible para de nuestra fe. quien se arrepiente y vuelve al Señor. El drama de una tragedia, que parece deslizarse irremediablemente al peor de los finales… y que sobre el último compás En la frase final el padre compasivo dice: “porque tu hermano estaba muerto y ha revierte el cuadro y termina inmejorablemente bien. Eucatástrofe, lo han llamado vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado” (Lc 15,32). ¿Qué quiere decir algunos… esto?, que esos son los frutos de la misericordia, eso es lo que logra la misericordia: No obstante, a la misericordia le han usurpado su nombre, diría santa Teresa. Han le da vida a los que estaban muertos y hace que aquellos que estaban extraviados, bastardeado su sentido más genuino, con un billete falso que circula bajo el mismo que se habían perdido en el país del pecado y de la confusión encuentren aspecto que el verdadero. Y así como el Banco Central avisa cuando hay circulando nuevamente la ruta. Por eso nosotros también somos llamados a tener misericordia, una partida de billetes falsos de tal nominación, es deber nuestro avisar, en pleno es decir, a dar vida a aquellos que se sienten muertos, y a dar una luz a aquellos que año de la Misericordia: ojo, que hay dando vueltas una falsa misericordia y es se sienten extraviados, perdidos en el país lejano y en las confusiones de este bastante fácil clavarse. Y una clave para no clavarse es prestar mucha atención a esta mundo. parábola en tríptico: la oveja, la moneda, el hijo son rescatados del mal. La alegría es por el pecador que se arrepiente y vuelve. María, Madre de la Misericordia, nos obtenga el don de confiar siempre en el amor La falsa misericordia reescribiría estas parábolas retocando esas partes: el pastor de Dios y nos ayude a ser misericordiosos como nuestro Padre que está en los cielos avalará que la oveja descarriada escoja la lejura y persista allí; la mujer dejará la moneda donde la halló y el padre del hijo pródigo se irá hasta el chiquero para hacerle saber que no tiene nada contra sus opciones y le lleva incluso un cordero cebado. Pues no es así. La fiesta del perdón, ese acontecimiento del gozo divino, estalla cuando la arrogancia humana toca fondo, entra en sí, descubre su nada, asume su culpa, y ante un Dios intensamente dispuesto a perdonar, le pide, le clama, le suplica su perdón. Y Dios lo entrega a raudales. Muere por hacerlo. No se demora ni un instante. Está pronto a otorgarlo. Pero, ay, no puede hacerlo hasta que el hombre libremente no lo pide, de corazón. ¿Qué es sino un Padre oteando el horizonte, día y noche, con la angustia y la preocupación de que el retorno no se diera nunca? Pues sabe que es una posibilidad… Por eso, hay fiesta. Porque podría no haber vuelto y volvió. No hay aceptación de la muerte: ¡hay fiesta porque el muerto resucita! Señor Misericordioso, que oteas sin descanso hacia nuestra lejura: imanta con tu espera nuestro retorno. Concédenos las lágrimas y el gozo de volver. Tú que vives y reinas por los siglos, amén.