IMPUESTOS INTERNOS.
* trol de todo el vino que ingresaba a la ciudad, y
SUMARIO: !. Introducción histórica. II. Res-
ponsables del Tributo. III, Pago. IV. Decla-
raciones juradas. V. Modalidad del tributo.
VI. Criterios de responsabilidad. VIL Acti-
vidades y artículos gravados por la ley. VIL
Tabacos' VIH. Alcoholes. IX. Bebidas alco-
hólicas. X. Cubiertas para neumáticos. XI.
Combustibles y aceites lubricantes. XII. Vi-
nos. XIII. Artículos de tocador. XIV. Ob-
letos suntuarios. XV. Seguros. XVI. Bebi-
das gasificadas, refrescos, jarabes, extractos
y concentrados. XVII. Otros bienes. XVIII.
Vehículos automotores y motores. XX. Dis-
posiciones comunes a los Títulos I y II..
I. Introducción histórica. Las disposiciones
emanadas de las Institutuciones del Derecho
Ronu.iiü, compiladas por el Emperador Justi-
niaiio. ya contaban con el primer antecedente
en la materia, al penar el delito de monopolio
en el comercio e industria y también el delito
ch> contrabando.
Pero el primer antecedente en el Rio de la
Plata, es decir, en el entonces Virrey nato, lo
encontramos mediante el Bando dictado por
el Cabildo de la Ciudad de Córdoba, el 24 de
junio de 1.600, que determinaba que "ningún
tabernero, pulpero, ni tendero, puede tener
más de un barril de vino abierto, ni- sacarlo de
la ciudad, sin el debido control". A pesar de
no mencionarse el concepto de tributo, la dis-
posición legislaba en la materia de contraban-
do, intentando controlar el que los franceses
e ingleses perpetraban en el Río de la Plata.
Es también en la Ciudad de Córdoba, pero
en el año 1604, que nace el primer anteceden-
te nacional en la materia, mediante ei impuesto
de "Sesa", donde se imponían medidas de con-
* JESÚS MARÍA OLAVARÍUA Y AGUJNAGA
que debía denunciarse por ante escribano públi-
co, designado por el gobierno.
Este antecedente señalado en el párrafo an-
terior cumplía con dos puntos fundamentales
que hacen al instituto, por una parte combatía
el contrabando y por la otra producía el ingreso
de recursos genuinos al herario público.
La primera ley emanada del Congreso Nacio-
nal, es sancionada y promulgada durante el go-
bierno de Carlos Pellegrini y lleva el N° 2774,
inspirado en un criterio eminentemente econó-
mic-j-financiero, con el propósito de modificar
la postración crítica en que había caído el país
en la década de 1880.
Fue entonces que la ley N° 2.774, contempló
por primera vez en el país, la imposición de los
siguientes insumes: cervezas, vinos, y la citada
norma imponía gravámenes, a las utilidades ha-
bidas por las Compañías de Seguros y los Ban-
cos acreditados en la plaza económica.
Con posterioridad, el sistema se fue amplian-
do hacia otras mercaderías, a saber: licores y
naipes (ley n° 2856), vinos artificiales (ley n°
3057), especialidades medicinales (ley n° 4039);
artículos de tocador (ley n° 6789); tejidos de
seda y otros objetos suntuarios (ley n° 12.345).
Al no existir un debido control federal, las
provincias se lanzaron al cobro de impuestos
sobre la producción de algunas materias pri-
mas, sin criterios de uniformidad. Esta situa-
ción trajo aparejadas luchas legales, en las opor-
tunidades en que el Gobierno Nacional, trató
de cubrir sus gastos, recurriendo a fondos que
en principio debían ser repartidos mediante el
Sistema Federal.
Como resultado de lo apuntado precedente-
mente, nació la necesidad de unificar las leyes
con un criterio de ecuanimidad. El Gobierno
Nacional dicta en el año 1934 la primera ley de
unificación de los Impuestos Internos. Este
cuerpo legal lleva el N° 12.139, y con ella desa-
parecieron los impuestos provinciales, los que
fueron reunidos en la llamada Ley de Impuestos
Internos Unificados.
Mediante esta ley, nace por primera vez en
el país el concepto de coparticipación federal,
la que de hecho tenía una vigencia aproximada,
de unos veinte años.-
En el año 1954 el Gobierno Nacional, san-
ciona la ley n" 14.390, en la que continúa man-
teniéndose, el concepto de participación fe-
deral en materia de Impuestos Internos.
Pero mediante la ley n° 14.390 la Nación
se obliga a no crear Impuestos Internos, de su
exclusiva pertenencia. A su vez las provincias
se comprometen a crear dentro de sus respec-
tivas jurisdicciones los siguientes gravámenes
únicamente: 1) Impuestos Inmobiliarios; 2) Im-
puestos a las Actividades Lucrativas; 3) Impues-
tos de Sellos; 4) Tasas retributivas por servicios.
La citada ley consagra en favor del contribu-
yente el "principio de repetición", cuando se
encuentre obligado por un mismo impuesto-
hecho imponible, en la Nación y en una Provin-
cia. También crea el Tribunal Arbitral, con el
fin de zanjar hechos controvertidos entre las dis-
tintas jurisdicciones.
II. Responsables del Tributo. Concepto. Los
responsables además de las obligaciones estable-
cidas en la Ley de Impuestos Internos, se en-
cuentra también alcanzados por las normas con-
sagradas por su Decreto Reglamentario.
Deberán ingresar el tributo en tiempo y for-
ma de conformidad con lo previsto en el Capí-
tulo I, los siguientes contribuyentes y lo respon-
sables (artículo 2° del Decreto Reglamentario).
a) Los importadores con anterioridad al reti-
ro o nacionalización de las mercaderías en las
aduanas, de acuerdo con la declaración efectua-
da por ellos ante la Dirección General Impositiva.
b) La ley también contempla a los fabrican-
tes y a los fracción/adores, que elaboren o frac-
cionen mercadería, en cuyo producto sea obli-
gatorio el estampillado, que es suministrado por
el órgano recaudador, y que deberá ser abonado
contra la entrega del mismo.
c) Los fabricantes cuyas industrias elaboren
productos o mercaderías no sujetos al régimen
del estampillado.
d) Aquellos contribuyentes responsables en
materia de seguros, a la fecha del vencimiento
fijado, para la presentación de su respectiva de-
claración jurada.
e) Los responsables que sustituyan a los fa-
bricantes en los casos previstos por la Ley de
Impuestos Internos en su artículo tercero.
f) La Dirección General Impositiva, fijará
qué contribuyemtes deberán ingresar el tribu-
to, en los plazos por ella establecidos para cada
uno de los rubros alcanzados por la Ley.
III. Pago. Los artículos 4 y 18 de la Ley con-
templan diversas situaciones de pago.
Así tenemos la comprobación del pago del
tributo, mediante el estampillado, las que serán
entregadas por el órgano recaudador, previo
cumplimiento de un depósito en el Banco de la
Nación argentina, a la orden de la cuenta Im-
puestos Internos Nacionales (Artículo 3° de la
Ley de Impuestos Internos — t.o. 1979 y sus
modificaciones—).
A los efectos del tiempo de pago la ley impo:.
ne diferentes términos:
a) Hasta el día veinte (20) de cada mes el im-
porte a ingresar por impuesto, será el correspon-
diente a los productos salidos de fábrica, duran-
te los diez primeros días del mes.
b) Hasta el treinta (30) del mes, deberá abo-
narse e! tributo correspondiente a los produc-
tos salidos de fábrica del once al veinte (11 al
20) inclusive, de dicho mes.
c) Dentro de los diez (10) primeros días del
mes ingresará el impuesto correspondiente a
los productos que se expedieron de fábrica
con posterioridad al día veinte (20) del mes an-
terior y hasta su finalización.
d) En ninguno de los casos previstos prece-
dentemente, el importe del recibo provisorio,
podrá superar el pago de sesenta (60) días corri-
dos.
IV. Declaraciones Juradas. Dentro de los pla-
zos establecidos por la Ley de Impuestos Inter-
nos, y que se indicarán en los diferentes puntos
del tema anterior, los responsables deberán
acompañar sus respectivas declaraciones jura-
das, en las formas y condiciones establecidas
por la Dirección General Impositiva.
Estas declaraciones juradas deberán conte-
ner la cantidad de los productos salidos de fá-
brica, determinando de acuerdo a ello, el im-
porte a ingresar por impuestos internos.
Para el supuesto que el contribuyente, no
cumplimente en tiempo y forma con la presen-
tación de las declaraciones juradas y del respec-
tivo pago dentro de los plazos señalados, o cuan-
do las declaraciones resulten inexactas y que no
se ajusten a la realidad de los productos salidos
de fábrica, la Dirección General Impositiva, sin
previa interpelación y trámite alguno, ejecutará
total o parcialmente la suma impaga, por vía de
apremio; teniéndose como fecha de vencimien-
to la que surge de la emisión del o de los recibos
provisionales (artículo 4°, párrafo séptimo de la
Ley).
La inexactitud en las declaraciones juradas,
surgirá de la verificación o inspección que reali-
ce la Dirección General Impositiva, en la que se
practicará la misma labrándose un acta, donde
se dejará constancia del control efectuado (ar-
tículo 4°, párrafo octavo de la Ley).
El órgano recaudador podrá otorgar créditos
a contribuyentes con el fin de que suscriban re-
cintos provisionales, siempre que cumplan con
la totalidad de los requisitos que establece el
Fisco Nacional, con el objeto de asegurar el cré-
dito fiscal y la fiscalización del régimen de pa-
gos que se hubiese otorgado al responsable.
Pero aquél contribuyente llamado a ingresar
el tributo y que hubiese incumplido lo expues-
to, no podrá suscribir recibos provisorios hasta
que regularice totalmente su situación impositi-
va (artículo 4°, párrafo noveno, de la Ley).
V. Modalidad del Tributo. El artículo 18 de
la Ley de Impuestos Internos (t.o. en 1979 y
sus modificaciones), aclara que salvo los siguien-
tes productos: cubiertas para neumáticos, com-
bustibles y aceites lubricantes, el resto deberá
llevar adheridos los respectivos instrumentos
que acreditan el pago del impuesto, y que no
sea posible su desprendimiento, sin que al pro-
ducirse queden inutilizados.
En el supuesto del Impuesto Interno a los
cigarrillos, por ejemplo, éste será abonado, me-
diante el estampillado o fajas valorizadas, las
que deberán ser adheridas a los mismos.
Toda venta o extracción de los artículos que
se efectúen sin los instrumentos respectivos, se
considera fraudulenta.
La fiscalización ordinaria mediante estos ins-
'rumontos de circulación y control, con los que
deberá cumplir el contribuyente responsable, es
virtud de la misma existencia del estampillado.
Pero en el supuesto de que el Poder Ejecutivo,
• •unceda para determinados artículos, sistemas
rspeciales de Fiscalización, ha pedido de los
contribuyentes, se podrá designar interventores
en fábricas y ¡ocales, con el fin de fiscalizar las
diversas operaciones.
Los contribuyentes en este supuesto, deberán
ingresar ios importes al tesoro, para cubrir los
salarios de estos interventores o veedores.
A su vez la Dirección General Impositiva, tie-
ne facultades de establecer las condiciones, que
deberán llenar los locales donde se fabriquen,
manipulen, fraccionen, depositen o comerciali-
cen, los tabacos, alcoholes, bebidas alcohólicas,
cubiertas para neumáticos, combustibles, acei-
tes, lubricantes y vinos.
También son sujetos del tributo los que ela-
boren productos sujetos al régimen previsto en
el artículo 18 párrafo primero de la ley, es de-
cir, al comerciar con mercaderías que por sus
formas de expendio a plaza deben ¡levar adheri-
dos instrumentos de control.
Asimismo responden por el tributo, los que
encomienden elevaciones a terceros, de confor-
midad con los normados por el artículo 77 pá-
rrafo cuarto de la ley.
Los fraccionadores, alcanzados por los ar-
tículos 26, 33 y 52 de la Ley de Impuestos In-
ternos (t.o. 1979 y sus modificaciones), tam-
bién deberán ingresar el gravamen respectivo.
En el caso previsto en el artículo 26 de la ley
de la materia, se encuentra comprendido el taba-
co, que deberá circular en plaza, llevando adhe-
ridos los instrumentos fiscales, a que nos referi-
mos al tratar el artículo 18 de la ley de Impues-
to Internos (t.o. 1979 y sus modificaciones).
Pero especialmente el artículo 26 de la ley
citada, norma el expendio de tabacos para ser
consumidos en hoja, despillados, picados, en
hebra, pulverizados, en cuerda, en tabletas y
despuntes; y en el supuesto el importador y/o
fabricante pagará el dieciseis por ciento (16%),
sobre la base imponible respectiva.
E! artículo 33 de la ley, al tratar el rubro al-
coholes etílicos de cualquier procedencia u ori-
gen indica que el mismo estará gravado con un
treinta por ciento (30%), sobre la respectiva ba-
se imponible.
El impuesto interno a los vinos, se encuentra
normado por el artículo 52 de la ley, y grava los
vinos comunes en un cinco por ciento (5%); los
vinos finos, reservas, espumantes o espumosos,
especiales de clase "A" y champañas, en un diez
por ciento (10%); los vinos gasificados, mistelas
de menos de dieciocho grados (18°), vinos espe-
ciales de la Clase "B" y "C" y otros vinos, ex-
cluidos los compuestos, en un siete por ciento
(7%), de su base imponible.
Por el expendio de los productos indicados
precedentemente, cuando sean fraccionados en
el lugar de origen de la materia prima (única-
mente en los casos establecidos por el artículo
1° del Decreto N° 4240/70), abonarán el cin-
cuenta por ciento (50% ) de las tasas fijadas en
el párrafo anterior. Por último, los vinos com-
puestos pagarán un ocho con cincuenta por
ciento (8,50%).
Este gravamen a los vinos, en sus diferentes
tasas enunciadas precedentemente, se abonarán
sobre las bases imponibles respectivas.
También se encuentran comprendidos den-
tro de la responsabilidad tributaria prevista en
la ley, los intermediarios en vinos y las cortado-
ras de aceites lubricantes.
VI. Criterios de responsabilidad. El artículo
2° del Decreto Reglamentario de la Ley de Im-
puestos Internos (t.o. 1979 y sus modificacio-
nes), comprende a los responsables del tributo
en los siguientes supuestos:
1°) Los importadores, en el momento de efec-
tivizarse el despacho a plaza, de conformidad
con las disposiciones previstas en los artículos
76, párrafos séptimo y octavo y artículo 85 de
la ley.
De esta manera los importadores deberán in-
gresar el gravamen, antes del despacho a pla¿a
(nacionalizacxión de la mercadería). Este im-
porte será el que resulte, de la aplicación de la
tasa respectiva sobre el ciento cincuenta por
ciento del valor resultante y agregarle el precio
normal, por derechos de importación, los gra-
vámenes correspondientes a la importación, in-
cluidos los impuestos previstos en la ley respec-
tiva.
La posterior enajenación de los bienes im-
portados, también estará alcanzada por el im-
puesto, de conformidad con lo normado por el
artículo 76 párrafo primero de la ley, por lo
que se comportará como pago efectuado a cuen-
ta, el realizado con antelación.
2°) Este supuesto comprende a tos fabrican-
tes, ya indicados de cigarrillos, bebidas al-
cohólicas, etc., cuyo estampillado en la mer-
cadería que expenden es obligatorio.
3°) También se considera inexactitud a los
efectos del artículo 4° de la ley, los casos en
que surjan diferencias entre lo volcado en las
declaraciones juradas y las verificaciones que
efectúa la Dirección General Impositiva de los
libros y comprobantes contables del obligado.
El acta labrada por el inspector actuante
del órgano fiscalizador, será instrumento sufi-
ciente, a. los efectos de demostrar la inexactitud
de los datos.
Con el objeto de asegurar el crédito fiscal y
la verificación del régimen de pagos establecido,
la Dirección General Impositiva, controlará a
los responsables, autorizándolos según su caso a
suscribir recibos provisionales, por el crédito
debido.
4°) Se incluye en este caso a los responsables
que sustituyen a los fabricantes, de conformi-
dad a las previsiones del artículo 3°, párrafo
cuarto de la ley. Comprende a aquellos produc-
tos gravados, que se utilicen con materias pri-
mas de otros artículos de consumo ya gravados,
mediante el impuesto respectivo.
Se podrá sustituir al responsable principal de
la obligación del pago y retiro de las especies de
fábricas o depósitos fiscales, en cuyo supuesto,
esta sustitución los obliga a cumplimentar las
obligaciones como si se tratara de los responsa-
bles directos. El ejemplo típico nos lo propor-
ciona la actividad del despachante de aduana.
5°) Son sujetos alcanzados .por el pago del
impuesto interno, aquellos fabricantes, que pro-
duzcan determinados artículos no incluidos en
las disposiciones de los artículos 4° y 18 de la
ley.
En el caso de aquellos que encomiendan la
elaboración a tercetos (artículo 77, párrafo cuar-
to de la ley), serán también responsables del
tributo, pero podrán computar como pago a
cuenta del mismo, el que.hubiera sido abonado,
o bien que hubiera correspondido ingresar en la
etapa anterior, "exclusivamente con relación a
los bienes que generan el hecho imponible".
VIL Actividades y artículos gravados por la
ley.
a) Alcoholes
b) Bebidas Alcohólicas
c) Cubiertas para
Título I neumáticos
d) Combustibles y aceites
lubricantes
e) Vinos
f) Tabacos
a) Artículos de tocador
b) Objetos suntuarios
c) Seguros
d) Bebidas gasificadas. Re-
Título II frescos. Jarabes. Extrac-
tos y Concentrados.
e) Otros bienes.
f) Vehículos automóviles
y motores.
Titulo I, Comprende en su capítulo primero
a las Disposiciones generales, en materia de re-
caudación de impuestos internos a los tabacos,
alcoholes, bebidas alcohólicas, cubiertas para
neumáticos, combustibles y aceites lubricantes,
vinos y la inspección y !a fiscalización de las in-
dustrias afectadas a dichos insumos. Estos te-
mas ya han sido tratados en la primera parte.
VIL Tabacos. En cuanto al régimen fiscal de
los tabacos, es conveniente hacer la distinción
entre responsables de "tabacos no elaborados"
y de "tabacos elaborados".
En el primero de los supuestos tendremos:
1) Los cosecheros. Son aquellos que estando
inscriptos, se dedican al cultivo del tacabo en
forma propia o en aparcería.
2) ¿os acopladores. Los mismos tienen sus
negocios ubicados en las llamadas zonas tacaca-
leras y comercian únicamente, con tabacos de
origen nacional, realizando operaciones de ren-
tas residuales de sus propias producciones.
3) Los comerciantes: Son aquellos que afec-
tivamente comercian con tabacos nacionales o
de procedencia extranjera, y a su vez realizan
operaciones de venta residual de sus propias
existencias.
Para el segundo de los casos contamos:
1) Los manufactureros. Son aquellos que ela-
boran tabacos para el consumo (Ejemplo: ciga-
rros, cigarrillos, tabaco picado o en hebra, des-
puntado, etc.).
2) Productores de Rapé. Se encuentran en
este ramo los que pulverizan tabacos o sus re-
siduos con el fin de elaborar rapé.
3) Los pulverizadores. Realizan operaciones
de pulverización de tabaco o sus residuos por
cuenta de los manufactureros.
4) Los desnaturalizadores. Son los que utili-
zan el tabaco y sus residuos con el fin de elabo-
rar productos no sujetos al régimen fiscal.
5) Los importadores. Abarcan a todos los su-
jetos que introducen en el país tabacos elabora-
dos en condiciones de consumo en plaza
(Ejemplo: Cigarros, cigarrillos, etc.).
 Formas de tributación. Son alcanzadas tanto
por el impuesto, los cigarrillos de producción
nacional, como los importados, sobre la venta al
consumidor, que de los mismos se realice.
Estos productos (cigarrillos), de conformidad
con lo normado por el artículo 22 de la ley, de-
berán circular llevando adheridos el correspon-
diente instrumento fiscal.
En e! supuesto de tres infracciones en un
año, y que las mismas hubiesen sido comproba-
das, consistentes en el incumplimiento de lo es-
tablecido en el párrafo anterior, o en e! expen-
dio fraudulento de productos gravados, sin per-
juicio de las penalidades que pudiere aplicar la
Dirección General Impositiva; se cancelará de
inmediato el respectivo certificado de inscrip-
ción, sin perjuicio de requerir del órgano juris-
diccional las medidas que prevé el artículo 109
de la ley N° 11.683 (t.o. 1978 y sus modifica-
ciones), es decir, la traba de embargo preventivo
sobre los bienes de! contribuyente por la suma
defraudada.
De conformidad con lo previsto por la ley,
el impuesto a tributar (lo fue a partir de! 1/1 /
81), tanto para los cigarrillos manufacturados
exclusivamente en tabaco negro, como los ciga-
rrillos manufacturados con no menos del cin-
cuenta por ciento (50% )• del tabaco negro y'o
cuando se trate de cigarrillos no comprendidos
en ninguno de los dos casos señalados, serán
gravados con el sesenta y seis con cinco por
ciento (66,5%).
Se entenderá que el producto se encuentra
en expendio, con la salida de fábrica o aduana;
y tanto se trate de producción nacional o'insu-
mos importados, su venta a! público, se realiza-
rá en paquetes o envases, cuyas formas y condi-
ciones, serán reglamentadas por el Poder Ejecu-
tivo Nacional (Artículo 33 de la Ley de impues-
tos Internos --t.o. en 1979 y sus modificacio-
nes).
Por el expendio de cigarros, cigarritos, rabi-
tos, trompetillas y otras manufacturas de taba-
cos, se abonará una tasa del dieciseis por ciento
(16% ), sobre la base imponible respectiva (Ar-
tículo 24 de la ley). Pero dichos productos de-
berán llevar, en cada unidad de expendio, el
correspondiente instrumento fiscal, de confor-
midad con lo normado por el artículo 18 de la
ley de la materia (Artículo 25, de la Ley de Im-
puestos Internos —t.o. 1979 y sus modificacio-
nes—).
La unidad de expendio, será tornada como
tal, al producto gravado en forma individual.
La Secretaría de Estado de Hacienda, deter-
minará'las unidades gravadas que contendrán
dichos envases, de acuerdo a cada caracterís-
tica.
En el supuesto de unidades que contengan
dos o más peoductos gravados, el envase lleva-
rá un solo instrumento fiscal de control y debe-
rá adherirse al envase en forma tal que éste, no
pueda abrirse sin que se rompa. Jamás podrá
venderse un producto, cuyo instrumento fiscal
se encuentre violado.
De conformidad con lo dispuesto por el ar-
tículo 26 de la ley, el expendio de los tabacos
para ser consumidos en hoja, despalillados, pica-
dos, en hebra, pulverizados (rapé), en cuerda
y/o fraccionados, pagará el dleciesis por ciento
(16% ), sobre la base imponible respectiva.
Acopladores de tabacos. Los acopiadores de
tabacos son las personas o entidades, que se
encuentran radicadas dentro de las zonas de
producción y que se dedican en forma exclu-
siva a comerciar con tabacos nacionales de su
respectiva zona de influencia; ya sea, tabacos
misioneros, correntines o sáltenos.
Estos acopiadores pueden ser divididos en:
1. Acopiadores mayores; 2. Acopladores me-
nores o limitados.
1) Acopiadores mayores: Son aquellos que
no sólo cuentan con capital fluido, sino que a la
vez pueden almacenar tabaco (materia prima),
sin limitación alguna de cantidades. Este tipo de
acoplador de tabacos debe estar inscripto en el
Registro Público de Comercio.
2) Acopiadores menores o limitados: Por sus
características, acreditan pequeños cupos dispo-
nibles y escaso almacenamiento.
Ambos acopiadores dentro de sus zonas de
influencia, podrán adquirir tabacos a granel de
los productores o cosecheros, y someterlos al
tratamiento respectivo, para su industrializa-
ción.
Tendrán a su vez facultades, para trasladar
libremente los tabacos a granel, que han adqui-
rido en las zonas de producción, y transferir los
descartes o residuos de tabacos a las fábricas ha-
bilitadas, para industrializarlos.
También podrá importar o exportar tabaco
(materia prima), y fraccionar con la debida in-
tervención fiscal.
Asimismo, con el consentimiento de la Direc-
ción General Impositiva, estará facultado para
despolülar o destroncar tabacos ya enfardados
o reenfardados y transferir tabacos a granel en-
tre distintas zonas de producción, bajo su exclu-
siva responsabilidad.
En todos los casos deberá solicitarse la verifi-
cación de los ingresos de los tabacos recibidos a
granel y recién podrá disponerse de ellos, den-
tro del término de dos días hábiles, de efectivi-
zado el pedido de inspección.
La responsabilidad de las posibles mermas
que hubiere, serán a cargo del remitente, hasta
tanto la partida no haya ingresado en los libros
del destinatario o adquirente (Resolución Gene-
ral N° 991 sobre Impuestos Internos).
Sociedades Cooperativas. Las sociedades
cooperativas constituidas por colonos producto-
res de tabacos, dentro de las distintas zonas ta-
bacaleras del país, tendrán el deber de encon-
trarse inscriptos, como acopladores mayores, en
el Registro Público de Comercio.
Depósitos de Almacenamiento. Los comer-
ciantes o acopladores mayores o limitados, que
se encuentren radicados en zonas tabacaleras e
inclusive si se hallaren fuera de dichas zonas, de-
berán solicitar su inscripción de conformidad
con lo establecido en las Disposiciones Genera-
les de las Normas Generales Complementarias,
vigentes por la Resolución General N° 991 (I.I.).
Acompañarán un plano o croquis, que indi-
que en tinta roja la delimitación del local ins-
cripto y en su caso de las dependencias particu-
lares, el que será aprobado expresamente por la
Dirección General Impositiva.
En cuanto a los depósitos auxiliares para el
almacenamiento de tabacos, corresponderá, so-
licitar la habilitación respectiva al órgano recau-
dador.
Los comerciantes o acopladores, por cada
uno de estos locales, llevarán un libro oficial,
que se habilitará a tal fin, en el que constará el
movimiento de las mercaderías. Se podrán ha-
bilitar cuantos depósitos auxiliares se necesiten.
También se pueden habilitar depósitos tran-
sitorios, dentro de las diferentes zonas tabacale-
ras, al solo efecto de acopio de tabaco "a gra-
nel". A ese fin deberán ser presentados un cro-
quis o plano, en la agencia o distrito de la Di-
rección General Impositiva, en cuya jurisdic-
ción estén radicados.
Los depósitos generales en que estén al-
macenados tabacos, por cuenta de comercian-
tes o manufactureros, deberán solicitar la ins-
cripción como depósito general.
Libros oficiales. Los comerciantes y acopla-
dores de tabacos deben llevar, además de los li-
bros ya indicados (rubricados), un libro oficial,
el que es facultado por la Dirección General Im-
positiva, donde se volcarán las cuentas indivi-
dualizadas de los diferentes tabacos, con la in-
dicación de su origen y peso bruto verificado,
de conformidad con lo reglado por la Resolución
General N° 991(1.1.).
Declaraciones Juradas. Los comerciantes y
acopiadores de tabacos, ya sea, mayores o me-
nores (limitados), ya sea, en sus propias zonas
de producción o fuera de ellas, están obligados
a presentar sus declaraciones juradas mensual-
mente, en las que deberán indicar los movi-
mientos de sus respectivos depósitos.
A su vez los comerciantes y/o acopiadores
mayores pueden pedir la habilitación de galpo-
nes o locales auxiliares, para el acopio de taba-
cos, debiendo rendir cuentas en su declaración
jurada mensual, informando del movimiento ha-
bido, al Fisco Nacional.
Estas declaraciones juradas, deberán ser co-
pia fiel de las anotaciones realizadas en sus res-
pectivas registraciones oficiales, y se encuentran
siempre sujetos a la inspección y/o verificación,
por parte del órgano recaudador.
Todo error de tipo excusable, podrá ser sal-
vado mediante la intervención fiscal, con asien-
tos rectificativos.
Las respectivas declaraciones juradas, con-
tendrán: a) La anotación de la fecha de la ope-
ración; b) el nombre del vendedor o del compra-
dor (según su caso); c) el número de certificado
de inscripción; d) el número de respectivo certi-
ficado de compraventa; e) el número de boleta
de circulación originaria (en aquellos supuestos
que correspondiere); f) la cantidad de bultos o
de fardos, y kilogramos por pesos uniforme o
peso real; g) clase de tabaco; h) origen del ta-
baco; i) calidad del tabaco. (Conf. Resolución
General N° 999 -I.I.-).
Para los importadores de tabaco originario
de Cuba, Brasil, Paraguay y Estados Unidos de
Norte América, deberán cumplimentarse los re-
quisitos específicamente indicados en el párrafo
anterior.
Circulación de tabaco. Los tabacos rubios
cuya producción generalmente proviene de Sal-
ta, deberán acondicionarse en fardos de 25 kg.
cada uno. Los tabacos en bruto, despalillados,
destroncados y en cuerda, podrán ser traslada-
dos en fardos o paquetes de 50 hasta 500 kilo-
gramos.
Todo traslado de tabacos debe contar con la
supervisación de la Dirección General Impositi-
va, rigiendo la misma para los acopiadores de ta-
bacos, que operan en cualquier jurisdicción del
país. Las disposiciones en la materia, se encuen-
tran previstas en la Resolución General N° 1424.
Para la exportación de tabacos, los exporta-
dores cumplimentarán las normas emanadas de
la Resolución General N° 1.197, que regula el
acondicionamiento de dicha mercadería para
los embarques al exterior.
Los cosecheros, contarán con boletas de
ciículación, las que indicarán la procedencia del
producto, sus cualidades y cantidad. Este tipo
de operación se encuentra supervisado por el ór-
gano recaudador en todo el país.
Mermas. Los comerciantes y acopiadores de
tabacos, tienen límites, en cuanto a las mermas
que se pudieren producir, en forma natural pa-
ra los tabacos a granel.
Sin embargo es casi imposible establecer una
merma de porcentaje del tabaco a granel, ya que
el mismo, generalmente va acompañado desde
los lugares de su producción, por tierra, arena,
pastos, lo que impide, según las diferentes cali-
dades, hacer una distinción adecuada.
Tal situación fue aceptada por la Resolución
General N° 277, y a los efectos legales estas
mermas, son tomadas como causas naturales,
imposibles de justipreciar, en los tabacos a gra-
nel o en bruto (en cualquier zona tabacalera);
no haciendo cuestionamiento la Dirección Ge-
neral Impositiva, entre las diferencias que pu-
dieren surgir, como mermas, en las cantidades
en bruto y las resultantes del posterior enfarda-
miento del tabaco.
Pero respecto a los tabacos ya enfardados,
en sus respectivos kilajes, será la Dirección Ge-
neral Impositiva, la que determinará, teniendo
en cuenta las particularidades de los traslados,
de dichos fardos, cuáles son los porcentajes de
mermas.
Los inventarios de los depósitos comerciales,
de los libros y de las boletas fiscales, demostra-
rán cabalmente el debido cumplimiento a las dis-
posiciones en la materia.
Tabacos elaborados, a) Inscripción: Los res-
ponsables de conformidad con lo normado por
el artículo 3° del Decreto Reglamentario de la
Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y sus mo-
dificaciones), se encuentran obligados a realizar
su inscripción, antes de iniciar sus respectivas
actividades en impuestos internos a los tabacos.
La Dirección General Impositiva, tiene facul-
tades para denegar y/o establecer límites a las
inscripciones, de aquellos responsables que no
ofrezcan suficientes garantías, como para en un
futuro inmediato cumplimentar en tiempo y
forma sus respectivas obligaciones fiscales.
Pero esta falta de garantías, podrá ser subsa-
nada, por medio de avales, fiadores o garantes,
de las operaciones a realizar por el contribu-
yente que se inscribe.
Para inscribirse como manufacturero mayor,
hay que acreditar determinada solvencia econó-
mica, la que es impuesta por el órgano recauda-
dor.
Como ya sabemos estos manufactureros están
facultados a poseer grandes cantidades de taba-
cos, en materia prima virgen, elaborada o semi
elaborada o en cigarrillos sin estampillar, obran-
tes aún en sus respectivas fábricas y sin expen-
der al público. Sin embargo esta tenencia debe-
rá estar documentada en sus declaraciones jura-
das mensuales.
Zonas tabacaleras. Son consideradas zonas
tabacaleras, a los fines y efectos de régimen tri-
butario, los lugares del país donde se siembra y
cultiva el tabaco, requiriendo éstos de climas cá-
lidos.
La Resolución General N° 991, consideradas
zonas tabacaleras: 1) La Provincia de Misiones;
2) La Provincia de Corrientes; 3) La Provincia
de Jujuy; 4) La Provincia de Salta; 5) La Pro-
vincia de Catamarca; 6) La Provincia de Tucu-
raán; 7) La Provincia de Córdoba; 8) La Provin-
cia del Chaco y 9) La Provincia de Santa Fe.
El artículo 34, del Decreto Reglamentario,
indica, que a los efectos del régimen fiscal, se
faculta al órgano recaudador (DGI), a deslindar
las diferentes zonas tabacaleras, con el fin de fa-
cilitar las transacciones de tabacos, entre los co-
secheros y comerciantes radicados en los cen-
tros de producción y acopio; y para verificar e
inspeccionar, se excluirán de dichas zonas a los
grandes centros de consumo de tabacos elabo-
rados.
A los efectos del informe técnico en materia
de tabacos, la Dirección General Impositiva, so-
licitará los respectivos informes al Servicio Na-
cional de Fiscalización de la Producción y Co-
mercialización Agrícola, dependiente de la Se-
cretaría de Agricultura y Ganadería de la Na-
ción.
Formas de expendio de los cigarrillos. El ar-
tículo 30 del Decreto Reglamentario, fija la.for-
ma en que deben expedirse los cigarrillos, a sa-
ber: En envases de una (1), dos (2), o diez (10)
unidades básicas, de 10, 20, 50 ó 100 cigarri-
llos.
También podrá expedirse en paquetes o en-
vases que contengan menos de diez (10) cigarri-
llos, siempre que correspondan a otros de una
o más unidades básicas registradas, en cuyo ca-
so su peso y el gravamen aplicable a los mismos,
estará en función de los que correspondan a la
unidad básica.
Aquellos cigarrillos destinados a la exporta-
ción o al consumo interno de las fábricas que
los produzcan, podrán no ajustarse a las normas
especificadas precedentemente.
De conformidad con estas especificaciones
los cigarrillos de producción nacional o los im-
portados, tributarán el impuesto interno en re-
lación al precio de venta al consumidor, por ca-
da unidad básica de diez (10) cigarrillos.
También los manufactureros tienen faculta-
des de registrar marquillas especiales para ciga-
rrillos, cigarritos, y cigarros tipo toscano, desti-
nados al consumo interno de la fábrica produc-
tora. A los fines del impuesto en aplicación, el
precio de venta que se asigne a las unidades, ja-
más podrá ser inferior, al costo del producto
hasta el momento en que se encuentre acondi-
cionado, para el expendio a la venta o consumo,
sino inclusión del gravamen. En este supuesto
las marquillas deberán llevar impresa una leyen-
da que diga: "Consumo interno de fábrica. Su
venta está penada por la ley" (artículo 27 de la
ley de Impuestos Internos).
Remisión a Zona Franca. En forma general
el envío se efectúa en la misma manera que para
la exportación, es decir, se ha dado cumplimien-
to a las Normas Generales Complementarias de
la Reglamentación General de Impuestos Inter-
nos (Resolución General N° 991), que establece:
que cada unidad gravada, antes de su despacho
a Zona Franca, debe llevar un rótulo en reem-
plazo del valor fiscal, que contenga la siguiente
leyenda: "Para ser consumido o utilizado en el
Territorio Nacional de la Tierra del Fuego e Is-
las de Atlántico Sur" (Se rige por la Ley N°
19.640 y el Decreto N° 9.208/72).
VIH. Alcoholes. El artículo 33 de la Ley, in-
dica que el alcohol etílico de cualquier proce-
dencia u origen estará gravado con un impuesto
interno de un treinta por ciento (30%), sobre la
base imponible respectiva.
Como corolario de la destilación de produc-
tos y de la fermentación de diversas sustancias
feculentas o azucaradas, tales como los jugos de
frutas, que están foYmadas por glicosas, caña de
azúcar, remolacha, cereales y tubérculos, se ob-
tiene el alcohol etílico.
De esta forma, como resultado de dicha fer-
mentación, obtenemos el alcohol etílico, que es
un líquido incoloro, volátil e inflamable.
Es de destacar que el impuesto se liquida por
litro y por grado.
Este tipo de alcohol, se utiliza esencialmente
en la elaboración de bebidas alcohólicas, artícu-
los de tocador, perfumes, especialidades medici-
nales, vinagres de alcohol, disolventes, combus-
tibles de uso doméstico, etc.
Exenciones por el destino de los alcoholes.
Están exceptuados por el destino que se da a los
alcoholes, previa desnaturalización de los mis-
mos y por su uso, los siguientes: a) Los emplea-
dos en el uso doméstico, y sus condiciones de
consumo general por parte de la población, son
normados por el Poder Ejecutivo Nacional, b)
También aquellos que se empleen para la cale-
facción, según las necesidades del caso, c) To-
dos aquellos alcoholes, que se empleen para
usos externos, en forma de medicamentos, para
la población en general.
Asimismo se encuentran exceptuados del
gravamen: 1) En los casos que implique una
transformación química del alcohol, que impo-
sibilite mantener al mismo, con su beneficio
económico, "como consecuencia de la exen-
ción impositiva". 2) Aquellos que se empleen
por necesidades de seguridad o de defensa na-
cional, con el fin de mantener o perpetuar la
estabilidad de "sustancias explosivas o poten-
cialmente explosivas". 3) Los que se usen para
la conservación y mantenimiento de vinos, pero
dentro del límite necesario. 4) Aquellos alcoho-
les que se encuentran contenidos en otros, co-
mo "subproductos de destilación", siempre y
cuando no superen "los 10" G.L. de alcohol
en volumen". (Artículo 33 de la Ley y 39 del
Decreto Reglamentario).
Los responsables que elaboren estos produc-
tos enunciados precedentemente, deberán ins-
cribirse en el Registro de Usuarios de Alcoholes,
dando cumplimiento a las Normas Generales
Complementarias de la Reglamentación General
de Impuestos Internos, Disposición General N°
991.
Responsables. Son considerados responsables
a los efectos del tributo a los alcoholes:
1) Los fabricantes de aparatos de destilación,
es decir, aquellos habilitados por el órgano re-
caudador, para la construcción de aparatos de
destilación.
2) Aquellos contribuyentes dedicados a la
destilación de alcoholes industriales, ya sea, al-
cohol de granos, melazas o féculas.
3) También están comprendidos por el régi-
men fiscal, Sos destiladores del sistema de tan-
que errado, es decir, todos aquellos que produ-
cen alcoholes vinílicos y otros alcoholes no neu-
tros.
4) Comprende la imposición a los destilado-
res, que como resultado de su producción, ma-
terializan como subproducto el alcohol etílico.
5) Se hallan comprendidos los fraccionadores
de alcohol, que fabriquen bebidas de destilación
directa.
6) Incluye también la ley, a la totalidad de
los fraccionadores de alcoholes puros, de carác-
ter industrial y de libre circulación. En este su-
puesto, también debemos agregar los manipula-
dores de alcohol puro, que no se encuentren ins-
criptos, en algún régimen especial de los impues-
tos internos.
7) Se encuentran comprendidos los comer-
ciantes de productos alcohólicos, que vendan el
producto en envases cerrados de más de veinte
litros.
8) El régimen fiscal alcanza, a los manipula-
dores de alcohol etílico, que elaboren dicho pro-
ducto con fines de ser utilizados como combus-
tibles, para disolventes de barnices, lustres, etc.
9) Por último, los usuarios de alcoholes etíli-
cos.
Fiscalización y verificación. La Dirección
General Impositiva, con la intervención directa
de la Dirección Nacional de Química, fiscalizará
las condiciones de empleo y circulación de al-
coholes etílicos, a los efectos de asegurar, que
no tendrá otros fines, que los ya reglados.
También, ambos entes, otorgará según su uso
y fin, las exenciones previstas por la ley.
La desnaturalización de los productos de los
alcoholes, será a cargo de los respectivos respon-
sables, en sus destilerías, corriendo ellos con la
totalidad de los gastos que ello origine.
El artículo 34 de la ley de Impuestos Inter-
nos (t.o. 1979 y sus modificaciones), dice: "La
circulación de alcohol etílico se fiscalizará me-
diante instrumentos oficiales de control".
De esta manera la habilitación a los poseedo-
res de aparatos de uso industrial, la dará el ór-
gano industrial, la dará el órgano fiscalizador,
mediante el levantamiento de sellos, para su fun-
cionamiento, indicando, si la habilitación que se
hubiere pedido (por el contribuyente), es por
tiempo indefinido y el objeto del mismo.
Las habilitaciones serán concedidas, salvo
que medien razones fiscales fundadas en contra-
rio, en los términos solicitados por los respon-
sables del tributo , y su validez comprenderá
hasta que el mismo interesado, comunique feha-
cientemente, su decisión de paralizar las opera-
ciones.
El levantamiento de sellos con el propósito
del funcionamiento de las destilerías, se docu-
mentará, mediante la confección de un acta en
duplicado.
Tenencia de alambiques. El artículo 42 del
Decreto Reglamentario, indica que únicamente
podrán poseer alambiques, aquellas personas
que la Dirección General Impositiva, con cau-
sa fundada, permita la posesión y utilización
de dichos elementos.
El artículo 35 de la,Ley (I.I.), establece que
todo aparato que tenga por finalidad la obten-
ción de alcoholes, con una capacidad superior a
veinte litros, cuya posesión no está justificada a
criterio del órgano recaudador, por el tipo de
industria o comercio que ejerza su poseedor,
podrá retirarse y/o entregar en depósito a su
dueño. La infracción que indica el citado ar-
tículo, es penada con prisión de un mes a dos
años, sin perjuicio de la multa que pudiere co-
rresponder al transgresor (artículo 42 del Decre-
to Reglamentario-de la ley de la materia).
Solamente podrán tener alambiques en su
poder:
1) Los contribuyentes inscriptos, que deban
emplear estos aparatos, para la fabricación de
sus respectivos productos.
2) Los institutos científicos, universitarios
y/o de enseñanza y los centros farmacéuticos.
3) Todas las industrias establecidas, y que
hubieren denunciado la necesidad del empleo
de dichos aparatos.
4) Los inscriptos como contribuyentes, que
se dediquen a la importación o exportación de
aparatos de destilación.
5) Aquellas personas que por motivos debi-
damente fundados, tengan permisos especiales
de tenencia.
Exenciones por su composición química.
Conforme lo normado por el artículo 33 de la
ley de la materia, en sus incisos 2° y 3°, se en-
cuentran exentos del gravamen, aquellos al-
coholes que se destinen a la elaboración de:
"Acetato de etilo"; "Acido acético natural
(vinagre de alcohol), por método de fermenta-
ción natural"; "Aldehido acético"; "doral";
"Cloroformo"; "Cloruto de etilo"; "Dicloroe-
tano"; "Disulfuro de tetraetiltiurame"; "Éter
etílico"; "Resinas fenol-fermol, urea-formol y
melamína-formol, líquidas modificadas".
Esta enunciación surge de 10 previsto por el
artículo 40 del Decreto Reglamentario de la ley
de impuestos Internos (t.o. 1979 y sus modifi-
caciones), que indica en su última parte que:
"Para la aplicación de lo dispuesto en el presen-
te inciso se cumplimentarán en lo pertinente,
las Disposiciones del Decreto N° 8474/67".
En el supuesto de las exenciones previstas en
el artículo 33, inciso 4°, de la Ley de Impuestos
Internos (t.o. 1979 y sus modificaciones), y pa-
ra el alcohol etílico, que se emplee en los enca-
bezamientos de vinos en las bodegas, con el fin
de la conservación de los mismos, la Dirección
General Impositiva y el Instituto Nacional de
Vitivinicultura, de común acuerdo, serán los en-
cargados de establecer las condiciones (artícu-
los 37 y 41 del Decreto Reglamentario).
Condiciones de circulación. Los alcoholes
etílicos destinados al consumo, no podrán cir-
cular con menos de 95°.
Respecto de los que se destinen a otros fines,
deberán ajustarse a las normas, que establecen
las formas que rigen para los mismos (artículo
36 del Decreto Reglamentario de la Ley de Im-
puestos Internos --t.o. 1979 y sus modificacio-
nes—).
Contadores de Producción. Los contadores
de producción controlan toda alteración o pre-
sunta alteración, la que deberá ser'denunciada
en el acto de destilación.
Los contadores de producción son instala-
dos y proveídos por la Dirección General Im-
positiva, y el control de los mismos está a car-
go del Fisco Nacional.
Pero los productores de alcohol serán respon-
sables directos de los importes producidos por
los desperfectos sufridos por los contadores,
salvo que dichos desperfectos, sean producidos
por el desgaste propio del tiempo (artículo 43
del Decreto Reglamentario).
Sin perjuicio de lo expuesto precedentemen-
te, los productores de alcoholes, tienen median-
te la facultad concedida expresamente por la
Dirección General Impositiva, la posibilidad de
adquirir los aparatos medidores de la produc-
ción de alcoholes, e instalarlos en sus fábricas,
en el supuesto de no ser provistos por razones
de fuerza mayor, por el órgano recaudador.
Estos medidores deberán reunir todas las
características de los medidores especiales,
iguales a los proveídos por el Fisco Nacional, y
la instalación y funcionamiento de los mismos,
se ajustará a las normas que dicta en la materia
la Dirección General Impositiva (artículo 44 del
Decreto Reglamentario de la Ley en la materia).
Modificación de los elementos de control fis-
cal. En el caso de alteración de las condiciones
de seguridad con que ha sido habilitada la fábri-
ca, o el funcionamiento regular de los aparatos
de medición, en la medida que se pretenda des-
viar el alcohol del cómputo existente y registra-
do, con el propósito de falsear la realidad en
cuanto al total del alcohol producido, y en el
supuesto de comprobarse una alteración dolosa,
será la Dirección General Impositiva, la que es-
time el máximo de las posibilidades productivas
y las sanciones correspondientes.
Cargos y Diferencias. Las diferencias, por lo
menos dentro de las que fije la Dirección Gene-
ral Impositiva, y que se produzcan en la fábrica
o en los traslados, o en el empleo de alcoholes
gravados, sin perjuicio de las penalidades del
caso, serán abonadas dentro de las normas que
imperan en la materia, y que son fijadas por el
órgano recaudador.
En el supuesto de la comprobación, de que
el contribuyente se halle en infracción o fraude,
será pasible de las penalidades del caso.
Los límites de tolerancia deberán ser los to-
lerables y previstos por el articulo 14 del De-
creto Reglamentario de la Ley de Impuestos
Internos (t.o. 1979 y sus modificaciones), y el
gravamen será el que impone el artículo 33 de
la ley de la materia.
La exención estará prevista para la destila-
ción de alcoholes etílicos, en que las mermas
fueran comprobadas fehacientemente, y siem-
pre y cuando, las mismas funciones bajo el sis-
tem de tanque .cerrado, y sean fábricas que se
dediquen a la elaboración de bebidas de destila-
ción directa; en cuyo caso el impuesto será el
correspondiente a las bebidas alcohólicas, de-
terminado por el artículo 43 de la Ley de Im-
puestos Internos —t.o. 1979 y sus modificacio-
nes—, cuyos cálculos deberán practicarse de con-
formidad al artículo 46 del Decreto Reglamen-
tario.
Traslación de alcoholes. Los responsables di-
rectos del traslado de los alcoholes son: a) Los
productores que envíen al mismo a otras desti-
lerías, o bien que sea destinado a la exporta-
ción, b) Los responsables inscriptos en el pago
del tributo, salvo que pudieren probar o com-
probar, ante el órgano recaudador, que con an-
terioridad al ingreso de los alcoholes a sus des-
tilerías, el mismo ya se encontraba en infrac-
ción a la ley fiscal.
Para el supuesto que se comprobase que la
destilería remitente, ha cumplimentado en for-
ma correcta el despacho, dentro de las normas
legales; serán sospechosos, aquellos que durante
el tránsito, hubiesen sido los reales responsables
(artículo 48 del Derecho Reglamentario), por
los faltantes que pudieren mediar.
La Dirección General Impositiva, puede au-
torizar el traslado de alcoholes, sin pago del im-
puesto, entre las diferentes destilerías, bajo las
condiciones que ella establezca (artículo 47 del
Decreto Reglamentario).
Penalidades previstas por la ley. El artículo
39 de la Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y
sus modificaciones), indica los supuestos de pe-
nalidades por el comiso de alcohol etílico, ma-
teria de fraude, y de las maquinarias empleadas,
que hubiesen sido objeto de su elaboración.
La multa será de diez (10) a treinta (30) ve-
ces el monto del impuesto defraudado, o pri-
sión de tres (3) meses a dos (2) años, e inhabili-
tación por el doble del tiempo de la pena.
Se encuentran comprendidos en dichas pena-
lidades:
1) Los fabricantes de alcoholes etílicos, sin
estar autorizados en forma oficial, para tener en
su poder destuertas.
2) Todos aquellos fabricantes de alcoholes
etílicos, que los "oculten o sustraigan" de la ve-
rificación de la Dirección General Impositiva.
3) Los responsables que de alguna manera
"sustraigan", alcoholes etílicos del pago del tri-
buto.
4) Aquellos que de alguna manera revitalicen
alcoholes desnaturalizados, o que desvíen la des-
naturalización efectiva.
5) Todos aquellos que empleen en forma ma-
liciosa, los alcoholes indicados precedentemente.
6) Aquellos que "alteren o modifiquen", los
elementos que se destinan a la destilación y a la
verificación por parte del órgano fiscal, de los
alcoholes.
7) Los responsables de la rotura de los sellos
oficiales, consiguiendo la desviación del al-
cohol y la alteración del cómputo.
8) Los que utilicen alcoholes, tipo desnatura-
lizados, para otros fines que los previstos en sus
respectivas fórmulas.
En el supuesto de no poderse determinar el
monto de la defraudación, la Dirección General
Impositiva, fijará la multa correspondiente (ar-
tículo 42 de la Ley de Impuestos Internos, t.o.
1979 y sus modificaciones).
Toda elaboración clandestina de alcoholes,
se considerará grave defraudación (alcohol etíli-
co), es decir aquella que se realice sin el debido
control del Fisco. El supuesto de tentativa, lle-
vará aparejada la sanción normada por el artícu-
lo 44 del Código Penal.
En los casos de transgresión a la ley, se resol-
verá por parte de la Dirección General Impositi-
va, la inmediata suspensión de la fábrica o lugar
donde se producen dichos alcoholes (artículo
40 de la Ley de la materia).
IX. Bebidas Alcohólicas. Podemos definir a
las bebidas alcohólicas como aquellas que en
su contenido, posean más de 10° G.L., o más al-
cohol, en su volumen, excluidos los vinos.
Dentro de la enunciación contenida en el ar-
tículo 43 de la Ley de Impuesto Internos (t.o.
1979 y sus modificaciones), podemos señalar:
a) El whisky, b) El cognac, los brandy s, ¡a gi-
nebra, el pisco, el tequila, el gin, el vodka y
el ron.
En el supuesto de whisky la base imponible
se fija en un 37% . Para el cognac, los brandys,
la ginebra, el pisco, el tequila, el gin, el vodka
y el ron en un 24%de la base imponible.
La ley también incluye a otras bebidas al-
cohólicas, a las que la ubica en las de la. y 2a.
categoría.
Las de primera clase que contengan una gra-
duación alcohólica, de entre 10° a 29° de al-
cohol, serán gravadas con un 12% , sobre la ba-
se imponible.
 Para las bebidas de segunda clase, de 30° o
más de graduación alcohólica, el impuesto será
de un 17%', sobre la base imponible.
La concepción de las bebidas alcohólicas se
encuentra definida en el artículo 50 del Decre-
to Reglamentario, que hace expresa referencia
al artículo 42 de la Ley de (a materia.
Sujetos del impuesto. Será sujeto del impues-
to que nos ocupa, todo fraccionador de bebidas
alcohólicas.
Tendremos como tales, a los fraccionadores
de las diferentes bebidas, en envases, que se ha-
llen gravados por el expendio al público.
El sujeto obligado al pago del tributo, al pro-
ducir el hecho imponible, deberá abonarlo en
forma inmediata al Fisco Nacional.
Este hecho imponible, se produce sobre el
expendio del producto, de conformidad con lo
normado en el artículo 2° de la ley que nos ocu-
pa, cuando dice: "Los impuestos de este Título
se aplicarán sobre el expendio de los productos,
entendiéndose por tal, para los casos en que se
fije una forma especial, la transferencia a cual-
quier título de la cosa gravada, su despacho a
plaza, cuando se trate de importación para el
consumo ..."
La base imponible, surge del precio neto de
venta, por parte del adquirente del producto.
Pago a cuenta del impuesto. Los fabricantes
y fraccionadores de las bebidas alcohólicas, de
conformidad con lo determinado por el artícu-
lo 43 de la ley de Impuestos Internos (t.o. 1979
y sus modificaciones), y lo previsto en el ar-
tículo 53 del Decreto Reglamentario, podrán
computar el impuesto como pagado a cuenta,
en relación a las adquisiciones realizadas en el
período fiscal que se liquida, "cuando utilicen
en sus actividades gravadas productos grava-
dos", en el rubro bebidas alcohólicas.
En cuanto al cómputo como pago a cuenta
del tributo, que se abone sobre el alcohol im-
portado, podrá realizarse, a partir del período
fiscal, en que se efectuó el despacho a plaza de
la mercadería.
El fallante de alcohol nacional e importado,
que se probare en forma inequívoca, su empleo
en la fabricación de bebidas alcohólicas, se lo
considerará como producido su cambio de desti-
no, de acuerdo con las previsiones normadas
por los artículos 33 y 42 de la ley que nos
ocupa.
Mediante el artículo 43 de la ley de la mate-
ria, los fabricantes y fraccionadores de bebidas,
que utilicen productos gravados como whisky,
cognac, brandy, ginebra, pisco, tequila, gin,
vodka, ron, etc., podrán computar como pago
a cuenta del impuesto, que deberán ingresar, el
monto correspondiente al impuesto abonado, o
que debía abonarse, con motivo de su expen-
dio.
De esta forma los fabricantes de bebidas al-
cohólicas computarán como pago a cuenta del
gravamen a tributar, el monto respecto al im-
puesto abonado, por aplicación de lo normado
en el Capítulo III, relativo a los alcoholes, y en
la forma establecida por la reglamentación.
Pero en el supuesto de que se cambiare el
destino del alcohol, una vez realizado el cómpu-
to, el productor deberá ingresar el impuesto
correspondiente.
En todos estos supuestos tratados, cuando el
responsable fuere el mismo importador, éste no
contará con el derecho al cómputo que autoriza
el artículo 76 áe la ley de Impuestos Internos
(t.o. 1979 y sus modificaciones). Deberá en su
caso sujetarse a las sanciones que le pudieren
corresponder.
En el supuesto de que el fallante de bebidas
alcohólicas, se hubiese producido dentro de las
fábricas, será de aplicación lo normado en los
artículos 14, 15 y 52 del Decreto Reglamenta-
rio. Según los citados artículos, tendremos los
siguientes supuestos: a) Cuando se trate de ma-
terias primas que no hubiesen abonado los im-
puestos, destinados a su elaboración, los inscrip-
tos serán responsables por las diferencias que se
probasen, entre las cantidades asentadas en sus
libros o comprobantes bancarios y las existen-
cias reales, b) Los fallantes de materias primas,
se presumirá como usados para la elaboración
de un producto de mayor impuesto, por parte
del responsable, quien deberá tributar en base
al precio de realización de la última venta, siem-
pre que no tenga una antigüedad de tres meses,
en caso contrario, será el valor normal en plaza,
al tiempo de la verificación, c) Pero en definiti-
va los fabricantes de bebidas alcohólicas, son los
responsables directos de todas las diferencias
que se comprueben en las inspecciones, y que
pudieren surgir entre los inventarios de existen-
cias de mercaderías, y los asientos de produc-
ción de los respectivos libros.
Productos concentrados o para corte. Esta
distinción se encuentra prevista por la ley, en el
artículo 54 del Decreto Reglamentario, al espe-
cificar que circularán —las bebidas alcohóli-
cas—, en envases menores. La medida compren-
de a las siguientes bebidas alcohólicas: la gine-
bra concentrada, ron concentrado, el whisky de
malta y cualquier otra bebida o producto para
corte con tenor alcohólico, que se hubiese origi-
nado en un proceso de destilación.
Será el Poder Ejecutivo Nacional, quien re-
glamentará las formas en que se comercializarán
las esencias aptas para la elaboración de bebidas
alcohólicas (artículo 44 de la Ley de Impuestos
Internos —t.o. en 1979 y sus modificaciones—).
X. Cubiertas para neumáticos. De conformi-
dad con lo previsto por la ley de Impuestos In-
ternos (t.o. en 1979 y sus modificaciones), tri-
butarán las cubiertas para neumáticos de carrua-
jes y rodados terrestres en general, locomóviles,
sean o no automóviles.
El impuesto correspondiente es el siguiente:
a) Impuesto Interno del dos por ciento
(2% ), el que será distribuido de conformidad a
lo determinado por la ley N° 20.211 y sus modi-
ficaciones.
b) El gravamen con destino al Fondo Nacio-
nal de Vialidad, que será de un ocho por ciento
(8%).
c) El impuesto destinado al "fondo Nacional
Complementario de Vialidad", que alcanzará el
quince por ciento (15%).
Todos estos impuestos, se liquidarán en for-
ma global, sobre el monto de la base imponible,
para cada uno de los respectivos gravámenes.
Los impuestos indicados en los puntos b) y
c), fueron de aplicación hasta el 31 de diciem-
bre de 1985, inclusive.
Exenciones del tributo. El artículo 46 de la
ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus mo-
dificaciones—, enumera los productos que no
serán gravados por el tributo contemplado en
el capítulo V, de "cubiertas para neumáticos".
Comprende esta exención: a) Los tractores, b)
Los implementos agrícolas, c) Las bicicletas.
d) Los triciclos, e) Los juguetes, f) Aquellas
mercaderías que provengan de un arreglo par-
cial o total, siempre y cuando se ajusten a las
normas que en la materia se dicte el órgano re-
caudador.
Sobre la imposición e inspección. Este im-
puesto grava a los automotores, motocicletas y
vehículos similares, de conformidad con las pre-
visiones que determina el artículo 55 del Decre-
to Reglamentario.
La Dirección General Impositiva, tiene las
facultades de habilitar los locales donde se "fa-
briquen, fraccionen, depositen y comercialicen
productos gravados y de instrumentar los ele-
mentos necesarios para la fiscalización (artículo
18 de la Ley de Impuestos Internos —t.o. 1979
y sus modificaciones y artículo 56 de su Decreto
Reglamentario).
Fletes - Deducciones. Sólo podrá ser deduci-
da del flete, la base imponible, en las cubiertas
para neumáticos de automóviles, motocicletas
y /o vehículos similares.
Pero dichas reducciones únicamente se efec-
tuarán, en relación a la mercadería que hubiere
generado un hecho imponible, dentro del perío-
do fiscal que se liquide, y siempre y cuando di-
cho rubro, se contabilice,,registre y facture por
separado (artículo 57 del Decreto Reglamenta-
rio).
XI. Combustibles y aceites lubricantes. Fon-
do Nacional de Vialidad: Mediante el Decreto-
Ley N° 505/58 y sus modificaciones, se destina
el producido de un impuesto interno sobre los
"aceites, lubricantes que tengan la viscosidad y
demás características de los destinados a vehícu-
los y motores en general", en un porcentaje de
dieciocho por ciento (18% ), sobre el valor del
hecho imponible, a los fines de Fondo Nacional
de Vialidad (artículo 47 de la Ley de Impuestos
Internos, t.o. 1979 y sus modificaciones).
Impuesto adicional. Por el expendio de acei-
tes lubricantes se abonará, además del gravamen
respectivo, el cinco y cuarto por ciento (5,25%),
imposición que regirá hasta el 31 de diciembre
de 1985.
Este impuesto se distribuirá de conformidad
con lo normado por la ley n° 20.221 y sus mo-
dificaciones (artículo 48, párrafos primero y
segundo de la ley citada).
Liquidación de impuestos. Las retenciones
indicadas precedentemente, se liquidarán en
forma global, "aplicando a tal efecto sobre la
base imponible respectiva, la tasa del veintitrés
y cuarto por ciento (23,25% ) y efectuando la
suma correspondiente a cada uno de los gravá-
menes" (artículo 48 tercer párrafo de la ley de
Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus modifica-
ciones—).
Lubricantes gmvados. Se encuentran grava-
dos por la Ley de Impuestos Internos (t.o. en
el año 1979 y sus modificaciones), los siguien-
tes combustibles y aceites lubricantes:
1) Aquellos aceites lubricantes cuyo origen
sea o no mineral, de una viscosidad no inferior
a doscientos (200) segundos, "medida en el
aparato 'saybolt universal', a una temperatura
de 27,8° C"".
2) Todos los aceites lubricantes que se
consigan en un proceso de recuperado de acei-
tes ya usados, pero con excepción de aquellos
que son recuperados en su propia empresa por
el productor originario (artículo 58 del Decreto
Reglamentario).
Cortes de aceites. Podrán computar como
pago a cuenta del impuesto, cuyo pago deban
ingresar o hayan ingresado, los cortadores de
aceites lubricantes que empleen sus productos,
en cortes de aceites de distinta viscosidad y de
ello resulte un lubricante grabado. El cómputo
del inpuesto, se determinará sobre el precio de
adquisición anterior (artículos 48 in fine de la
Ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus
modificaciones; 59 y 117 del Decreto Regla-
mentario—).
Exenciones. No se encuentran alcanzados
por el gravamen, los aceites cuya viscosidad sea
inferior a 200 segundos, medida por medio del
aparato Saybolt Universal, a temperatura de
37,8° (artículo 49 de la Ley de Impuestos In-
ternos —t.o. en 1979 y sus modificaciones—).
Gravamen al Combustible. El artículo 50 de
la ley citada, establece un impuesto nacional de
un veinte por ciento, sobre el precio básico por
el litro de nafta y los combustibles que se em-
pleen en la aviación; y del cinco por ciento, so-
bre el precio básico por mayor, por cada kilo-
gramo de aceite lubricante para el uso de las
aeronaves (Este impuesto sustituye al que fuera
creado por la ley N° 11.658 y su modificatoria,
la ley N° 12.625).
Se encuentra facultada la Secretaría de Es-
tado de Energía, para determinar el gravamen
establecido en el artículo 50 de la ley, y para
"fijar los precios básicos", de las aeronaftas y
de los demás combustibles que se emplean y de
aceites lubricantes. En el supuesto de modifica-
ción de los precios básicos, el contribuyente li-
quidará los gravámenes en forma correcta, sin
necesidad de disposiciones especiales en ia ma-
teria (arts'culo 60 de! Decreto Reglamentario de
la Ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus
modificaciones—).
Fondo permanente para el fomento de la
aviación. De las recaudaciones que se consigan
mediante el ingreso del tributo, por parte de los
obligados, de conformidad con las previsiones
del artículo 50 de la ley, se depositarán a la or-
den del Comando General de la Fuerza Aérea y
como perteneciente al fondo para el fomento
de la aviación civil (artículo 51 de la ley de Im-
puestos Internos —t.o. 1979 y sus modificacio-
nes—).
Régimen de intervención permanente. La Di-
rección General Impositiva, es la llamada a de-
terminar quiénes son los responsables, que de-
berán sujetarse al régimen de intervención y fis-
calización permanente.
Ello será así, por las características del con-
tribuyente y su importancia.
XII. Vinos. Productos sujetos al tributo. El
impuesto interno alcanza el expendio de vinos
de conformidad a las siguientes tasas, sobre sus
respectivas bases imponibles.
1. Respecto de los vinos comunes en el cinco
(5%) por ciento.
2. En cuanto a ios vinos finos, reservas, es-
pumosos o espumantes, champañas y especiales
de clase "A" en el diez por ciento (1.0%).
3. Para los vinos gasificados, mistelas de me-
nos de 18°, vinos especiales de las clases "B" y
"C" y oíros tipos de vinos, excluidos aquellos
de carácter compuesto en un porcentaje de un
siete por ciento (7%).
4. Por los vinos compuestos será de un ocho
con cincuenta por ciento (8,50%).
La clasificación de los vinos indicados prece-
dentemente se encuentra normada por la ley
N° 14.878 y sus disposiciones modificatorias
y reglamentarias; y determinado por el artícu-
lo 52 de la ley de Impuestos Internos, t.o. 1979
y sus modificaciones).
De conformidad con el alcance previsto por
el artículo 62 del Decreto Reglamentario de la
ley de la materia, están sujetos al pago del tribu-
to que establece el artículo 52 de la ley, todos
los vinos, sean o no genuinos, y todos aquellos
productos genuinos o no, que se vinculen en pla-
za con el nombre de vinos, siempre y cuando
presenten las cualidades de dicha bebida alcohó-
lica. Se incluye a las mistelas que no alcancen
los 18° y a los vinos alcoholizados de cualquier
graduación; asimismo a los vinos compuestos
y otros similares.
Aplicación del impuesto. El artículo 63 del
Decreto Reglamentario de la ley de Impuestos
internos (t.o. 1979 y sus modificaciones), acla-
ra que los vinos destinados al consumo interno,
del personal en esttado de dependencia con las
bodegas, tributará el importe correspondiente a
los vinos comunes, es decir, un cinco por cien-
to (5%).
Será el órgano recaudador (Dirección Gene-
ral Impositiva), quien establecerá los descargos
máximos que se autorizarán por tales conceptos.
Encargue para la elaboración de vinos. El
artículo 64 del Decreto Reglamentario, aclara
que la sola entrega de uvas, por parte de los vi-
ñateros, contratistas, fabricantes, a bodegas, no
configura el encargue para la elaboración de
vinos, que prevé el artículo 77 de la ley de Im-
puestos Internos (t.o. 1979 y sus modificacio-
nes), siempre que los primeros no sean titulares
de marcas de diversos vinos para la explotación,
ello sin perjuicio de la responsabilidad que les
corresponde, cuando comercializan el producto
elaborado.
El artículo 77 de la Ley, al reglar las disposi-
ciones comunes a los Títulos I y II, trata sobre
la "vinculación económica", las "elaboraciones
por cuenta de terceros", a los efectos de la ubi-
cación de los responsables de tributo.
Intermediarios. Los intermediarios operan en
las diferentes etapas de la comercialización de
los vinos, y son considerados contribuyentes
responsables por el artículo 2 del Decreto Re-
glamentario, al operar en los diferentes pasos,
inclusive en la primera transferencia, en las que
se autoriza y entregan las condiciones operables
para el consumo.
Al respecto el artículo 2° del Decreto Regla-
mentario, incluye a los responsables del impues-
to, en el inciso d) - 5° a: "Los intermediarios
en vinos" (artículo 65 del Decreto Reglamenta-
rio, de la Ley de Impuestos Internos —t.o. 1979
y sus modificaciones—).
Sobretasa. El artículo 53 de la ley en la ma-
teria, fija una sobretasa a los efectos de atender
los gastos que demande el funcionamiento del
Instituto Nacional de Vitivinicultura.
De esta forma se instituye una sobretasa de
un tres por ciento (3% ), sobre la base imponi-
ble respectiva, en cuanto alvino expedido. Esta
disposición fue derogada el 6/10/80, por la Ley
N° 22.294.
Pero en definitiva la sobretasa, es reglada por
el Poder Ejecuti\'o Nacional, de acuerdo a las
necesidades y cumplimiento dé lo establecido
por la Ley N° 14.878.
Estas disposiciones para el impuesto nacional
a los vinos, deben pagarse, conjuntamente con ción, para los supuestos en que el precio de ven-
el tributo correspondiente a cada gravamen. ta no hubiese sido sobreimpreso. 2) Comprende
También pasan a formar parte de los fondos este segundo apartado, a los instrumentos co-
del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las rrespondientes a uinos en elaboración, en los
multas que se apliquen, por la transgresión a lo que se empleen materias primas o productos gra-
normado por la Ley N° 14.878 y su reglamenta- vados por impuesto comprendidos por la ley;
ción. es decir, cuanto se incluyen alcoholes en la ela-
Estas sobretasas son abonadas por los contri- boración de vinos (artículo 15 inciso primero-c)
buyentes, a la Dirección General Impositiva, del Decreto Reglamentario).
quien a su vez fiscaliza su pago. Excedentes. En materia de excedentes de vi-
Las franquicias a que se refiere el artículo nos, debemos analizar dos supuestos: a) De ma-
52 de la ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y terias primas: En el caso se abonará el impuesto
sus modificaciones), no es de aplicación para sobre el valor de adquisición de esos exceden-
la sobretasa, de conformidad con lo determi- tes, considerándose como precio normal de la
nado por el artículo 67 del Decreto Reglamen- plaza, el que arroje el momento de la verifica-
tario. ción, al presumir el órgano fiscalizador (D.G.I.),
Pagos a cuenta. Cómputo. El artículo 54, que tal excedente, corresponde a materias pri-
párrafo segundo de la ley de Impuestos Inter- mas por las que se evadió el tributo, b) De pro-
nos, (t.o. 1979 y sus modificaciones), indica que ductos: Cuando los vinos estuviesen elaborados
los intermediarios y/o fraccionadores de vinos, con materias primas gravadas, se considera que
que se hallen alcanzados por el gravamen o se ha evadido el tributo correspondiente, y el
realicen reventas, podrán computar el impuesto impuesto deberá ser liquidado a las tasas que
como pago a cuenta. correspondan a dichas materias primas (artículo
Este pago a cuenta que abonan los responsa- 15 inciso segundo-a y b, del Decreto Reglamen-
bles, lo será únicamente respecto de aquellas tario).
adquisiciones efectuadas en el período fiscal Agrega el artículo 69 inciso b) del Decreto
que se liquida. Asimismo, aquellos inscriptos Reglamentario, de la Ley de Impuestos Internos
como fabricantes, que efectúen compras a in- (t.o. 1979 y sus modificaciones), que en los vi-
termediarios, podrán realizar el cómputo, co- nos compuestos, cuando estos hubiesen sido
mo pago a cuenta (artículo 68 del Decreto Re- elaborados con un quince por ciento (15% ),
glamentario). de proporción mínima admitida del 75% , se-
Exenciones. El artículo 54, párrafo primero rán incluidos en los excedentes previstos en el
de la ley que nos ocupa, aclara que aquellos vi- artículo 15 del Decreto Reglamentario.
nos que se destinen a destilación, quedarán exi- XIII. Artículos de tocador. El monto del im-
midos del pago del tributo. puesto que corresponde, se encuentra determi-
Paitantes. Los faltantes de materia prima de nado por el artículo 62 de la ley de Impuestos
vinos, se presumirá que han sido usados, en la Internos (t.o. 1979 y sus modificaciones), en un
fabricación del producto de mayor impuesto, quince por ciento (15%).
que elabore el contribuyente responsable. Productos grauados. Se encuentran detalla-
La base de imposición corresponderá a la úl- dos en el artículo 74 del Decreto Reglamentario
tima venta, de conformidad con lo previsto por de la ley de la materia, a saber: "Champú, pol-
el artículo 15, inciso 1°, a) y b) del Decreto Re- vos faciales, polvos compuestos, polvos compac-
glamentario. tos, coloretes, cremas y pastas para el cuerpo,
En su defecto dichos faltantres de Vinos, en aceites perfumados, glicerinas, vaselinas y bri-
materia prima, se presumirán invertidos en la llantinas perfumadas o con aditamento de co-
misma proporción, en la fabricación de vinos lor, cremas líquidas, leches tónicas, astringen-
compuestos (artículo 69, inciso a) del Decreto tes, bronceantes y yodantes; depilatorios, colo-
Reglamentario). retes y cosméticos para los labios, cejas, pesta-
Para el caso de faltantes de instrumentos fis- ñas y de uso teatral; productos para esmaltar,
cales de control y que éstos han amparado la barnizar, abrillantar o manicurar las uñas; fija-
circulación de vinos compuestos en cuya elabo- dores de cabello, en polvo, líquidos o en pas-
ración se hubiese agregado alcohol en un 4% (ar- ta, tinturas y matizadores para el cabello y
tículo 69 inciso c) del Decreto Reglamentario), líquido cremas o pastas para ondularlo; sales
tendremos que tener en cuenta dos aspectos: perfumadas para baño, pebetes, papeles, pol-
1) El caso de productos cuyo expendio no ha si- vos, granos, pastillas o líquidos para sahumar y
do declarado, en un mayor volumen, compara- "sachets" para perfumar; aguas de colonia, en-
do por dichos faltantes, en consecuencia se es- juagues bucales, "bayrhum", lociones; tónicos y
tablecerá, en este supuesto, el precio de venta, lociones capilares y restauradores de cabello,
sobre la tasa establecida para el último expen- aguas de tocador, aguas de quinina y extractos
dio del producto, que hubiere pagado mayor de olor; jabones de uso familiar o de afeitar,
tributo en circulación. También es de aplica- dentífricos y desodorantes, que se expendan
en envases de aerosol, antisudorales en gene-
ral".
Expendio legal. El expendio de los artícu-
los de tocador, debe efectuarse bajo el control
legal, de encontrarse en condiciones de venta al
público o en las formas que generalmente se
ofrecen al consumo (artículo 56 tercer párrafo
de la ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y
sus modificaciones—), comprendiendo a las pe-
luquerías, las casas de belleza u otros estableci-
mientos similares (artículo 62 párrafo segundo
de la ley citada).
Efectos del pago del tributo. Se hallan com-
prendidos los artículos de tocador usados en el
"cuidado, arreglo, acicalamiento, afeite, perfu-
me, aseo o higiene del cuerpo, así como aque-
llos destinados o que pueden destinarse a sahu-
mar o aromatizar afectos o ambientes", sea cual
fuere sus efectos o naturaleza y/o formas de
presentación. (Artículo 62, párrafo tercero de
la ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus
modificaciones—).
Excepciones. De conformidad con lo deter-
minado por el artículo 62 in fine de la ley que
nos ocupa, se encuentran exceptuados del tri-
buto, siempre y cuando no se expendan en en-
vases de aerosol, los productos del talco que no
se hallen perfumados o aquellos asimilados a
los polvos no perfumados.
También se encuentran comprendidos den-
tro de las excepciones los jabones de uso fami-
liar y aquellos que se empleen para afeitarse,
los dentífricos y los desodorantes (sin envases
en aerosol).
La ley distingue a un producto perfumado,
"cuando tal característica obedezca a la" adi-
ción de sustancias aromatizantes no naturales
—en aroma o proporción— de la materia prima
utilizada en la elaboración".
A su vez la excepción prevista para los jabo-
nes, requiere que éstos, sean "básicamente sales
de ácidos grasos superiores y en los que la ma-
yor proporción de su peso esté constituida por
saponificación de los cuerpos grasos o por neu-
tralización de cuerpos grasos", y que su propó-
sito sea en definitiva el uso familiar y la higiene
personal del usuario, sin que su empleo sea para
otras formas suplementarias, a saber: depila-
ción, reducción, de tintorería, etc. (artículo 75
del Decreto Reglamentario).
XIV. Objetos Suntuarios. Imposición. El ar-
tículo 63 de la Ley de Impuestos Internos (t.o.
1979 y sus modificaciones), aclara que se abo-
nará en concepto de impuesto interno, una tasa
del diez por ciento (10% ), en cada una de las
etapas, correspondientes a la comercialización
de los productos.
Régimen de liquidación del gravamen. Tiene
significativa importancia en cuanto al régimen
de liquidación del gravamen, las elaboraciones
por cuenta de terceros, previstas en el artículo
63 segundo párrafo de la ley, que determina la
aplicación de una alícuota del diez por ciento
(10% ), sobre el total facturado, más el monto
que resulte de la materia prima que entrega el
tercero, el que se fijará de conformidad a la co-
tización en plaza, vigente al día hábil inmediato
anterior a su facturación.
Pero este régimen no es aplicable a los res-
ponsables inscriptos en objetos suntuarios,
cuando las operaciones se hubiesen efectuado
entre ellos.
Etapas de comercialización. Se consideran
etapas de comercialización, alcanzadas por el
tributo a los' objetos suntuarios (artículo 76
del Decreto Reglamentario), las siguientes:
1) Todas las ventas que efectúen los fabri-
cantes, los importadores o ¡os comerciantes.
2) Cualquiera de las ventas realizadas en re-
mates públicos, incluidas aquellas realizadas por
instituciones de orden público.
3) Aquellas ventas provenientes de vendedo-
res ambulantes. ,
4) Las importaciones a cuentas de no inscrip-
tos, y sobre productos gravados de uso personal,
que las reglamentaciones aduaneras, graven con
ios respectivos derechos de importación (artícu-
lo 56, párrafo séptimo de la ley).
5) Es también considerada etapa de comercia-
lización, la de aquellas elaboraciones por cuenta
de terceros, que soporten materia prima, ade-
más de las transformaciones ocurridas.
6) Las elaboraciones por cuenta de terceros,
pero cuando estos no aporten materia prima.
Productos objeto del gravamen. El artículo
64 de la ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y
sus modificaciones), indica que los productos
alcanzados por el tributo son:
"a) Las piedras preciosas ó semipreciosas,
naturales o reconstruidas; lapidadas, piedras du-
ras talladas y perlas naturales o de cultivo, se
encuentren sueltas, armadas o engarzadas".
"b) Los objetos para cuya confección se uti-
licen en cualquier forma o proporción, platino,
paladio, oro, plata, cristal, jade, marfil, ámbar,
carey, coral, espuma de mar o cristal de roca".
"c) Las monedas de oro con aditamentos ex-
traños a su cuño".
"d) Las prendas de vestir con individualidad
propia, confeccionada con pieles de peletería,
(artículo 79 del Decreto Reglamentario).
Caso de uso personal o de un tercero. Desapa-
rición del control fiscal. En los casos que el res-
ponsable tenga para su uso exclusivo personal o
de terceros y/o realice donaciones de objetos
suntuarios, y que la transferencia no fuese a tí-
tulo oneroso, se tomará como base para el cálcu-
lo del tributo, el valor que surja de las asignacio-
nes dadas por el o los responsables en otras ope-
raciones similares o en su defecto el valor nor-
mal en plaza, medíante la tasación correspon-
diente.
 Deberá adicionarse a la base imponible, aque-
llos gastos facturados por el despachante de
aduana, considerándose el mismo como pago
definitivo, "salvo que los bienes importados se
enajenaran en plaza en un plazo inferior a dos
(dos) años, contados a partir de la fecha de la
importación (articulo 76 de la Ley de Impues-
tos Internos — t.o. en 1979 y sus modificacio-
nes— y artículo 77 del Decreto Reglamentario).
Inscripción. Están obligados a inscribirse en
la Dirección General Impositiva, todos aquellos
responsables que "fabriquen, importen o co-
mercien con objetos suntuarios". También co-
rresponde se inscriban las instituciones públi-
cas y los martilieros que habitualmente rematen
objetos suntuarios, como asimismo los talleris-
tas y artesanos.
Para el supuesto caso que los rematadores
en alguna oportunidad, efectúen operaciones
con objetos suntuarios, en este caso, no se en-
cuentran obligados a inscribirse, pero deberán
cumplimentar en debida forma las diversas dis-
posiciones que prescribe la Dirección General
Impositiva en la materia (artículo 78 del Decre-
to Reglamentario).
Oíros objetos suntuarios alcanzados por el
tributo. De conformidad con las previsiones
normadas por el artículo 80 del Decreto Regla-
mentario de la ley de Impuestos Internos —t.o.
1979 y sus modificaciones—, se encuentran al-
canzados por el gravamen los siguientes objetos:
"a) Las alhajas",
"b) Las piezas con individualidad propia,
susceptibles de ser empleadas habitualmente
como adornos y las que cumpliendo otra finali-
dad específica adquieren carácter suntuario en
razón de contener alguno de los materiales alu-
didos en el citado artículo", (artículo 64 de la
Ley de Impuestos Internos —t.o. 1979 y sus
modificaciones--).
"c) Las partes sueltas destinadas a integrar
objetos suntuarios, tales como cajas para reloj;
monturas, "formituras", broches, cadenas por
metros, etc."
A su vez las prendas gravadas de conformi-
dad con lo normado por el artículo 64, inciso
d) de la ley, son aquellas confeccionadas o se-
miconfeccionadas, en su mayor parte con pie-
les, a pesar de la existencia de detalles en su ter-
minación, como por ejemplo: forros, botones,
etc.
Pero no estarán comprendidas aquellas pren-
das de confección y/o semiconfección, que sola-
mente lleven piel en los ruedos, bolsillos, boca-
mangas u otras aplicaciones del caso (artículo
81 del Decreto Reglamentario).
Determinación de impuesto. Los objetos sun-
tuarios de conformidad con lo normado por el
artículo 82, del Decreto Reglamentario, debe-
rán apoñar el impuesto en cada una de sus eta-
pas de comercialización, el que será liquidado
por el monto a que ascienda la respectiva venta.
Al respecto, el artículo 76, de la ley dice:
" . . . los gravámenes de esta ley se liquidarán
aplicando las respectivas alícuotas sobre el pre-
cio neto de venta que resulte de la factura o do-
cumento equivalente extendido por las perso-
nas obligadas a ingresar el impuesto".
El tema es tratado también en el artículo 63,
párrafo segundo, de la ley de la materia, cuando
dice: "Tratándose de fabricantes que realizan
operaciones de elaboración por cuenta de terce-
ros, que aporten materia prima, el impuesto se
determinará aplicando la alícuota del diez por
ciento (10% ) sobre el monto facturado más el
importe que represente la materia prima sumi-
nistrada por el tercero, a cuyo efecto a ésta se le
fijará un valor de acuerdo a la cotización, o en
su defecto, valor de plaza vigente al día hábil
inmediato anterior al de facturación".
En cuanto al tributo abonado por los respon-
sables, estos no podrán deducir del total de sus
respectivas ventas, el importe correspondiente a
los artículos suntuarios que hubiesen adquirido;
ya sea, para venderlos a posteriori en su mismo
estado y/o formando parte de otros artículos u
objetos (artículo 83 del Decreto Reglamentario).
Asimismo tampoco "se podrá descontar va-
lor alguno en concepto del impuesto de esta ley
o de otros tributos que incidan sobre la opera-
ción, excepto el caso contemplado en'el inciso
c), segundo párrafo", es decir, en el caso de dé-
bito fiscal al gravamen al valor agregado, que
corresponda al vendedor como contribuyente
de derecho, "como así tampoco por flete o aca-
rreo cuando la venta haya sido convenida sobre
la base de la entrega de mercadería en el lugar
de destino, (artículo 66, párrafo cuarto de la
ley).
Sin embargo deberá abonarse el tributo so-
bre el importe total de la operación, cuando se
enajenen objetos suntuarios gravados, formando
parte integrante de otros no gravados.
Pero en el supuesto indicado en el párrafo
anterior, la Dirección General Impositiva, podrá
admitir que se discrimine del importe total de
la venta, del del objeto gravado, siempre y cuan-
do la facturación y la contabilidad sean llevadas
por separado y no constituya de hecho, una
unidad con el objeto no gravado. A tal fin debe-
mos aclarar que no "constituyen una unidad de
hecho con los anillos de alianza matrimonial,
los que se vendan en la misma oportunidad, for-
mando juego con ellos", (artículo 84 del Decre-
to Reglamentario).
La determinación del impuesto para el caso
normado por el artículo 85 del Decrero Regla-
menario, tiene estrecha vinculación, con las pre-
visiones del artículo 76 del mismo decreto, en
cuanto a la forma de liquidar el impuesto, de
conformidad con lo determinado por el segun-
do párrafo del artículo 63 de la ley.
 También en los casos que regla el artículo
76, inciso f) del Decreto Reglamentario, es de-
cir, los supuestos de elaboración de objetos sun-
tuarios por cuenta de terceros y que éstos no
aporten material alguno, sé abonará el gravamen,
sobre el valor facturado por todo concepto que
se relacione con la operación.
Objetos suntuarios exentos. Se encuentran
exentos del pago del tributo los siguientes obje-
tos suntuarios:
"a) El instrumental científico y los objetos
de uso medicinal o técnico en cuya confección
deben utilizarse necesariamente materiales deter-
minantes del impuesto".
"b) Los objetos ritualmente indispensables
para el oficio público, que sean adquiridos por
personas o entidades autorizadas para el ejerci-
cio del culto".
"c) "Los anillos de alianza matrimonial";
"d) Las medallas autorizadas por la autori-
dad competente, que acrediten el ejercicio de
la función pública u otras que otorguen los po-
deres públicos";
"e) Los distintos emblemas y atributos usa-
dos por las fuerzas armadas o policiales";
"f) Las condecoraciones oficiales, del país o
del extranjero";
"g) Las piedras denominadas marcasitas; los
bordados de hilo gusanillo o canutillo de oro,
plata o platino, las zapatillas y zapatones de
piel" (artículo 86, del Decreto Reglamentario).
La exención prevista en la última parte del
artículo 64 de la ley, se refiere únicamente a
objetos simplemente bañados en plata, oro, pla-
tino o paladio.
El artículo 67 del Decreto Reglamentario,
expresa que serán considerados a tales efectos,
"aquellos objetos que hayan recibido una capa
de plata, que no exceda de cuarenta (40) micro-
nes (0.04 milímetros) o tratándose de baños
efectuados con los metales preciosos anterior-
mente mencionados, que ésta no exceda de diez
(10) micrones (0,01 milímetros)". La sola pre-
sencia de "oro, plata, platino o paladio", en di-
versas formas, por ejemplo "filetes, violas, guar-
das, esquineros", no estarán sujetos al grava-
men, pero sí deberán tributar cuando se vendan
sueltos.
Operaciones no alcanzadas por el tributo. No
estarán alcanzadas por el pago del tributo, las
ventas privadas entre los particulares, "en forma
ocasional", ya sea de diversos objetos suntua-
rios a "sus instrumentos representativos", (ar-
tículo 88 del Decreto Reglamentario).
Exportación. Los objetos suntuarios se en-
contrarán exentos del impuesto cuando se ex-
porten en los siguientes supuestos: a) Siempre
que no se hubiese producido el hecho imponi-
ble, "cuando se exporten y sé incorporen a la
lista de 'rancho', de buques afectados al tráfico
internacional o aviones de líneas aéreas interna-
cionales, a condición de que el aprovisionamien-
to se efectúe en Sa última escala realizada en
jurisdicción nacional o en caso contrario, via-
jen hasta dicho punto en calidad de interveni-
dos", b) En el supuesto de exportación de mer-
caderías fabricadas con materias primas grava-
das, corresponde se acredite el impuesto corres-
pondiente a las mismas, siempre y cuando sea
factible probar su utilización.
Materia prima gravada debe ser considerado,
todo producto, cualquiera sea su grado poten-
cia!, o estado de elaboración, en tanto, se en-
cuentren como partes del producto final (artícu-
lo 81 de la Ley de Impuestos Internos —t.o.
1979 y sus modificaciones, y artículo 89 del
Decreto Reglamentario).
XV. Seguros. Dentro del Capítulo IV de la
Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y sus mo-
dificaciones), el artículo 65, establece: "Las en-
tidades de seguros legalmente establecidas y
constituidas en ei país pagarán un impuesto del
ocho y medio por ciento (8,50%), sobre las pri-
mas de seguros que contraten, excepto en el ca-
so de seguros de accidentes de trabajo que paga-
rán el dos y medio por ciento (2,50%)".
Responsables. Son responsables del tributo y
del pago del mismo en tiempo y forma: 1) Las
compañías extranjeras; 2) Las entidades públi-
cas o privadas (que no gocen de exención algu-
na) y que celebren contratos de seguros, inclusi-
ve respecto de bienes que no se encontraren en
el país; 3) En el supuesto de compañías extran-
jeras, que no tuvieran sucursales autorizadas en
nuestro país, el responsable directo del impues-
to será en forma exclusiva el asegurado (artícu-
los 90 y 91 del Decreto Reglamentario).
Seguros de empresas fuera del país, sobre las
personas y sobre biene,s. El artículo 66 de la ley
de la materia, establece un impuesto de un vein-
titrés por ciento (23%), sobre las primas de ries-
gos generales, para los seguros de personas (indi-
viduales o colectivos), por los accidentes perso-
nales que le ocurran.
Comprende el tributo a los bienes, sean cosas
muebles o inmuebles o semovientes, que se ha-
llen en el país. También abarca el artículo cita-
do a la totalidad de las aseguradoras, radicadas
fuera del país, —y que contraten seguros con
personas físicas o jurídicas de nuestro territo-
rio nacional, o que reaseguren con compañías
argentinas.
Cada una de las pólizas de seguros menciona-
das precedentemente, abonará el impuesto en
las fechas indicadas en sus respectivos contra-
tos, coincidentes con ei pago de la respectiva
prima, por parte del contratante.
Las compañías aseguradoras, presentarán co-
pias fieles de los contratos de seguros que cele-
bren, por ante la Dirección General Impositi-
va, con indicación de domicilio del asegurado y
prevención de denunciar todo cambio del mis-
mo (artículo 67 del Decreto Reglamentario). Del tributo. El artículo 69 de la ley, estable-
La imposición. El tributo ¡o liquidarán las ce que las bebidas gasificadas, refrescos, jarabes,
compañías de seguros de conformidad con las extractos y concentrados, abonarán un impues-
disposiciones que el órgano recaudador dicte en to de un veinticinco por ciento (25%), cuando
la materia. De esta forma, las aseguradoras, pre- no estén alcanzados especialmente por otro gra-
sentarán sus declaraciones juradas, dentro de vamen. También abonarán el mismo gravamen
los plazos que fije la Dirección General Imposi- los "jarabes, extractos y concentrados", no de-
tiva. rivados de la fruta y cuyo destino sea la prepara-
Para el caso de las operaciones que se contra- ción de bebidas sin alcohol.
ten en moneda extranjera, el impuesto se paga- Sujetos responsables. La responsabilidad al-
rá, de acuerdo con el cambio del mercado finan- canza a la totalidad de los fabricantes de refres-
ciero, al cierre del día que se firmara la corres- cos y bebidas gasificadas, que empleen en la ela-
pondiente póliza (articulo 94 del Decreto Regla- boración de las mismas "jarabes, extractos o
mentario). concentrados", (artículo 69, segundo párrafo
Seguro agrícola. Como su propio nombre lo de la ley).
indica, el seguro agrícola, cubre e! riesgo de la E! impuesto se determinará e ingresará al
empresa agraria. El riesgo del producto, se halla Fisco Nacional, mediante la declaración jurada
comprendido, en lo eventual de los daños que confeccionada por el responsable, la que deberá
pudieren sufrir, las diversas plantaciones en pie, ser un fiel reflejo de los libros comerciales, ofi-
por los cambios naturales, plagas, etc., y cuando ciales y demás constancias o elementos que per-
sus frutos todavía no han sido cortados de las mitan establecer el monto sujeto a impuesto.
plantas (artículo 95 del Decreto Reglamenta- La presentación de la respectiva declaración
rio). jurada y el pago del tributo, es determinado por
Infracciones o defraudaciones graves. En el la Dirección General Impositiva, en cuanto a sus
caso de que algunas de las compañías de segu- formas y plazos (artículo 79 de la ley de la ma-
ros, cometa algún tipo de defraudación, al no teria).
ajustar su cometido a las disposiciones legales Pago a cuenta. Cómputo. El responsable del
vigentes, sin perjuicio de las penalidades que pu- impuesto podrá computar como pago a cuenta,
diere aplicar la Dirección General Impositiva, el que hubiere "abonado por dichos produc-
ésta lo comunicará a la Superintendencia de Se- tos", es decir por la materia prima (artículo 69,
guros de la Nación, a los efectos de la Interven- párrafo segundo "in fine", de la ley).
ción del caso (artículo 96 del Decreto Regla- Pero a los efectos de la deducción, "se apli-
mentario). cará la tasa del impuesto vigente a'la fecha de
Nulidad de las pólizas. El supuesto de anula- facturación de la materia prima sobre el precio
ción de las pólizas contratadas por las compa- real de compra pagado por ésta y el monto re-
ñías de seguros, para ser reconocidas como ta- sultante se descontará del gravamen a ingresar"
les, a los efectos de la devolución del impuesto (artículo 100 del Decreto Reglamentario).
abonado sobre las primas correspondientes, in- Expendio. En los productos de bebidas ga-
dica que la carga de la prueba, correrá por cuen- sificadas, refrescos, extractos, jarabes y concen-
ta de cada una de las aseguradoras, que deberán trados, se considera que el expendio estará dado
probar en forma fehaciente, que ha quedado exclusivamente por la transferencia efectuada
sin efecto el cobro total o parcial del contrato por el fabricante o importador o por aquellas
de seguros (artículo 97 del Decreto Reglamen- personas por cuya cuenta se efectúa la elabora-
tario). ción (artículo 99 del Decreto Reglamentario y
Exenciones. Estarán exentos del impuesto de artículo 56, quinto párrafo de la ley de Impues-
conformidad con lo normado por el artículo 68 tos Internos —t.o. 1979 y sus modificaciones—).
dé la Ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y Exenciones. Conforme lo normado por el ar-
sus modificaciones), los siguientes seguros: a) tíuculo 101 del Decreto Reglamentario, que ha-
los seguros agrícolas; b) los seguros sobre la vida ce mención al artículo 69 de la ley, se informa
(individuales o colectivos); c) los seguros de ac- sobre la exención del gravamen: 1) Para los jara-
cidentes personales o colectivas, que se hagan bes que se empleen para especialidades medici-
sobre gastos de internación, cirugía o materni- nales.
dad (artículo 68 de la Ley de la materia). 2) En las "aguas minerales gasificadas y las
XVI. Bebidas gasificadas, refrescos, jara- aguas gaseosas".
bes, extractos y concentrados. Se encuentran 3) Para la totalidad de las sidras y las cerve-
comprendidos en este tributo, y deben enten- zas.
derse como bebidas gasificadas, refrescos, jara- 4) Todos los refrescos, cuya elaboración se
bes, extractos y concentrados, a todos aquellos realice con un diez por ciento (10%), como mí-
productos que como tales, se encuentren defini- nimo, de jugos o zumos de frutas y sus concen-
dos en el Código Alimentario Argentino (Ley trados. Para el caso del limón se reducirá a un
N° 18.284) (artículo 98 del Decreto Reglamen- cinco por ciento (5%).
tario).
 En el caso de elaboración cuya base sea el ju- tografía; excluidos las cámaras estereoscópicas,
go de limón, la exención, para refrescos y bebi- los aparatos fotográficos, registradores y los
das gasificadas, será "la que contenga no menos concebidos para aerofotografía, para fotografía
de un cinco por ciento", de su zumo, filtrado, o submarina, para laboratorios de medicina legal
en su defecto la misma proporción de jugo con- o criminilogía, para uso médico, para talleres
centrado, y dependerá que el producto se venda de composición y para la preparación de clisés
en plaza con rótulo o publicidad, que indique a de imprenta.
la misma especie frutal. "Aparatos cinematográficos (tomavistas y de
Los jugos indicados en los párrafos anterio- toma de sonido, incluso combinados, aparatos
res, no podrán ser alterados, no transformados, de proyección, con o sin reproducción de soni-
modificando sus caractensticas organolépti- do), excluidos los aparatos tomavistas concebi-
cas". dos para aerocinematografía, para cinematogra-
A'o corresponden las exenciones. Las exen- fía submarina y. para uso médico".
ciones no son de aplicación, respecto de la pre- "Aparatos de proyección fija y ampliadores
paración de bebidas gasificadas o refrescos con o reductoras fotográficas, excluidos los concebi-
las siguientes sustancias: "catecú, zarzaparri- dos para la composición u obtención de clisés
llas, nuez de kola. jengibre, canela, macis u otrosde imprenta y los aparatos para la proyección
extractos derivados de la fruta: ácidos fosfóri- de radiografía".
cos, fumárico, alucónico, o sus mezclas, cafeí- "Fonógrafos, dictáfonos y demás aparatos
na, sulfato neutro de quinina o clorhidrato de para el registro y la reproducción del sonido,
quinina, anhídrido o hidratos". incluidos los tocadiscos, giracintas y girahilos,
Tributarán el impuesto interno correspon- con o sin fonocaptor; aparatos de registro y de
diente, de conformidad con lo normado por el reproducción de imágenes y sonido de televi-
artículo 69 de la ley de Impuestos Internos (t.o. sión, por procedimiento magnético; amplifica-
1979 y sus modificaciones), la totalidad de los dores, bandejas, sintonizadores, sintoamplifica-
productos tipo "cola". dores y baffles, ya sea que se expendan aislada-
XVII. Otros bienes. Dentro del capítulo VI mente o integrando un equipo de audio".
de la ley, el artículo 70, enumera cuáles son los "Cintas e hilos magnetofónicos y discos fo-
bienes alcanzados con la tasa del cinco por cien- nográficos, grabados y preparados para la graba-
to (5%), a saber: ción".
"Placas y películas fotográficas —incluido "Armas de fuego, de muelle, de aire compri-
papeles, cartulinas y tejidos sensíbilizados-im- mido o de gas, con exclusión de aquellas que se
presionadas (reveladas o no) y sin impresionar, venden a las fuerzas armadas; organismos de se-
de utilización para trabajos de fotografía de afi- guridad; policías nacionales, provinciales o mu-
cionados y profesionales". nicipales, y las que se expendan a los integran-
"Motores fuera de borda". tes de esos organismos en su calidad de tales".
"Grupos para el acondicionamiento de aire Liquidación del impuesto. La. liquidación de
que contengan reunidos en un solo cuerpo un tributo, se efectuará mediante declaraciones ju-
ventilador con motor y dispositivos adecuados radas, en la forma que determina la Dirección
para modificar la temperatura o la temperatura General Impositiva, de conformidad con las dis-
y humedad". posiciones reservadas en la materia (artículo
"Aparatos 'tragamonedas' y juegos electro- 102 del Decreto Reglamentario).
mecánicos". ' Afectación como usos o consumo. El tema
"Aparatos receptores de televisión, combina- comprende a los bienes de uso o de consumo,
dos o no con receptores de radiodifusión y/o que empleará el responsable o el personal a su
aparatos de grabación y/o reproducción de soni- cargo, en cuyo caso "tomará como base imponi-
do; aparatos receptores de radiodifusión para ble el valor aplicado en la venta que de esos mis-
automóviles u otros vehículos, aparatos o re- mos productos se efectúen a terceros".
ceptores de radiodifusión combinados". Para el supuesto de que no existan tales ven-
"Lámparas de encendido eléctrico concebi- tas, corresponderá tomarse los precios prome-
das para la producción de luz relámpago para dios, que para cada uno de los productos deter-
fotografía". mine el órgano recaudador (artículo 103 del
"Carrocerías de los vehículos alcanzados por Decreto Reglamentario y artículo 76 penúltimo
el Capítulo siguiente, inclusive los sidecares pa- párrafo de la ley de Impuestos Internos —t.o.
ra motociclos y velocípedos con motor". 1979 y sus modificaciones—).
"Barcos concebidos para recreo y deporte". Pagos a cuenta. Cómputo. El último párrafo
"Anteojos de largavista y gemelos, con o sin del artículo 70 de la ley de la materia, autoriza
prisma, excluidos los concebidos para tareas di- a los "fabricantes de los productos a que se re-
dácticas, científicas o militares". fiere este artículo, que utilicen en sus activida-
"Aparatos fotográficos, aparatos o dispositi- des alcanzadas por el impuesto productos tam-
vos para la producción de luz relámpago en fo- bién gravados por esta norma, podrán computar
como pago a cuenta del impuesto que debían
ingresar, el importe correspondiente al tributo
abonado o que debió abonarse por dichos pro-
ductos con motivo de su anterior expendio", y
dependerá exclusivamente de las compras reali-
zadas en forma directa por el importador, el
fabricante o el que encargó la producción del
bien alcanzado por ei impuesto, "y siempre que
éstos lo hayan discriminado en la factura o do-
cumento equivalente, y operará en relación a
las compras del período fiscal que se liquida",
(artículo 104 del Decreto Reglamentario).
Determinación de los bienes alcanzados por
el tributo. Será el órgano recaudador el que de;
terminará la totalidad de los bienes que se en-
cuentren alcanzados por el .gravamen, de acuer- •
do a sus respectivas características, (artículo
105 del Decreto Reglamentario).
XVIII. Vehículos automotores y motores.
De conformidad con lo normado por el artícu-
lo 71 de la ley de Impuestos Internos (t.o.
1979 y sus modificaciones), se encuentran al-
canzados por el impuesto los siguientes vehícu-
los terrestres:
1) Los construidos para el transporte de pa-
sajeros, con exclusión de los "autobuses, colec-
tivos, trolebuses, autocares, coches ambulan-
cias y coches celulares".
2) "Aquellos cuyo destino sea para 'acam-
par' (camping).
3) Motociclos y velocípedos con motor".
A su vez la ley agrega: "tos chasis con motor
y motores de los vehículos alcanzados por este
artículo, de acuerdo con lo que establecen ¡os
incisos precedentes, se encuentran asimismo al-
canzados por las disposiciones del presente Ca-
pítulo".
Imposición. El tributo, como podemos ob-
servar, incluye a la totalidad de los vehículos
automotores, concebidos para el transporte de
personas (con las exclusiones indicadas), a los
que se encuentran preparados para acampar, a
los motociclos y velocípedos con motor.
También se incluye a los chasis con motor
y a los motores que se importe, además de
vehículos, nuevos o usados, que abonarán el
impuesto de conformidad con lo normado por
el artículo 74 de la ley (artículo 106 del Decre-
to Reglamentario y artículo 72 de la ley de la
materia).
En virtud de lo determinado por el artículo
74 de la ley de Impuestos-Internos (t.o. 1979
y sus modificaciones), las tasas son las siguien-
tes:
"Consumo cada 100 Km" "Impuestos"
"litros" "% "
íi-í Sí
"Hasta 6 inclusive"
"más de .6 hasta 7 inclusive" "2"
"más de 7 hasta 8 inclusive" "3"
"más de 8 hasta 9 inclusive" "4"
"más de 9 hasta 10 inclusive" "5"
"más de 10 hasta 11 inclusive" "6"
"más de 11 hasta 12 inclusive"
"más de 12 hasta 13 inclusive" "8"
"más de 13 hasta 14 inclusive" "9"
"más de 14 hasta 15 inclusive" "10'
"más de 15 hasta 16 inclusive" "11'
"más de 16 hasta 17 inclusive" "12'
"más de 17 hasta 18 inclusive" "13'
La escala precedente abarca únicamente la
utilización de naftas especiales.
El Instituto Nacional de Tecnología indus-
trial, es el encargado de establecer las equiva-
lencias de carácter técnico que correspondiere,
cuando los vehículos en su construcción estén
previstos para el uso de otros combustibles.
Chasis con motor y motores incluidos. Res-
pecto de los chasis con motor y motores, a que
hace referencia el artículo 71 de la ley, son
aquellos tipos de vehículos que se destinaron
inicialmente, a otro rubro gravado por la ley,
y que cuentan con el certificado expedido por
el Instituto Nacional de Tecnología Industrial
(artículo 86, párrafo primero del Decreto Re-
glamentario);
Chasis con motor y matares excluidos. Pa-
ra el supuesto de transferencia de chasis con
motores y de motores no concebidos para
vehículos gravados, no corresponderá el pa-
go del tributo; pero los que fabriquen dichos
vehículos, informarán a la Dirección General
Impositiva, sobre los adquirentes de las unida-
des (artículo 108 párrafo segundo del Decreto
Reglamentario).
Certificados. El artículo 73 de la ley norma
la función y consumo de cada modelo, que es-
tará determinado por el Instituto Nacional de
Tecnología Industrial, "considerando condicio-
nes de marcha representativas de un uso prome-
dio (carga, velocidad media, número de frena-
das, condiciones del pavimento, etcétera)".
También será el Instituto citado precedente-
mente, el que se encargará de extender los certi-
ficados correspondientes, para cada uno de los
modelos.
Pero los adquirentes de chasis y motores, de-
berán inscribirse como responsables por ante la
Dirección General Impositiva, y gestionar el cer-
tificado previsto en e! párrafo anterior, (artícu-
lo 108, tercer párrafo del Decreto Reglamenta-
rio).
Excepciones. El artículo 107 del Decreto
Reglamentario, indica las siguientes excepcio-
nes: para el transporte de personas cuando fue-
ren "autobuses, colectivos, trolebuses, autoca-
res, coches ambulancias y coches celulares".
Afectación como uso y consumo. Para los
casos de productos comprendidos en el rubro
vehículos automotores y motores, que sean
afectados por los contribuyentes, a su utiliza-
ción como bienes de uso o de consumo, tanto
para la explotación de actividades y/o uso per-
sonal, "se considera que se ha cumplido el caso
de consumo previsto en el penúltimo párrafo
de! artículo 76 de la ley, debiendo liquidarse
el impuesto en la forma allí indicada (artícu-
lo 109 del Decreto Reglamentario).
Base imponible. El artículo 110 del Decre-
to Reglamentario de la ley de Impuestos In-
ternos (t.o. 1979 y sus modificaciones), dice:
"El impuesto a los automotores establecido
por la ley n° 19.408 y sus modificaciones, no
integra la base de imposición del impuesto de
esta ley".
Pagos a cuenta. Cómputo. De conformidad
con lo normado por el artículo 75 de la ley, los
fabricantes de vehículos automóviles y moto-
res, . que empleen en su producción artículos
gravados, "podrán computar como pago a cuen-
ta el impuesto que deban ingresar".
El tributo pagado o que debió pagarse por
dichos productos, motivado por la venta ante-
rior, es el que podrá computar como pago a
cuenta.
Pero dicho cómputo, como pago a cuenta,
solamente procederá por las adquisiciones rea-
lizadas por el importador, e! fabricante "o al
que encargó la fabricación del producto grava-
do y siempre que éstos lo hayan discriminado
en la factura o documento equivalente", y será
únicamente respecto de las compras realizadas
en el período discal que se liquida.
En el supuesto de productos importados en
forma directa por el obligado, el cómputo se
efectuará en la medida que se produzcan los ex-
pendios a plaza de los artículos, salidos de las
fábricas nacionales y donde se hubiese emplea-
do dichas mercaderías importadas, (artículo
111 del Decreto Reglamentario).
Liquidación del impuesto con posterioridad
a la venta. Atento lo normado por el artículo
76 de la ley de Impuestos Internos (t.o. 1979 y
sus modificaciones), los productos que se hubie-
sen importado a partir del 1° de febrero de
1979 inclusive, y cuya producción se realice
con posterioridad al 31 de julio de 1979, "la li-
quidación del gravamen será la tasa que corres-
ponda para vehículos automóviles, chasis con
motor y motores importados si el expendio se
realiza en el mismo estado en que fueron im-
portados".
Pero en el caso de transferencias de chasis
con motor o motores, por vía d« importación,
que luego se hubiesen incorporado a vehículos
de producción nacional, la liquidación del im-
puesto surgirá de! mismo certificado que ex-
tendió el Instituto Nacional de Tecnología In-
dustrial, para cada uno de los modelos de fabri-
cación nacional.
Se podrá computar como pago a cuenta, lo
que el obligado hubiese tributado oportuna-
mente en el rubro "Otros bienes" (artículo 112
del Decreto Reglamentario).
"Asimismo, por los chasis con motor de fa-
bricación nacional que hubieren devengado gra-
vamen del Capítulo VI del Título II de la ley,
por haberse adquirido entre el 1° de febrero de
1979 y el 31 de julio de 1979, ambas fechas
inclusive", el tributo podrá computarse, a cuen-
ta del futuro impuesto.
En ningún supuesto, con excepción de los
productos nacionales que se adquieran, ¡os res-
ponsables tendrán saldos a su favor. Los pagos
anteriores al 1" de febrero de 1979, por impor-
taciones, no serán considerados en ningún caso
como pagos a cuenta, (artículo 113 del Decreto
Reglamentario).
IXX. Disposiciones comues a los Títulos I
y II. Sobre la liquidación de tributo. Reza el
artículo 76 de la ley, que excepto el gravamen
que señala el artículo 23, los tributos previstos
por la ley se liquidarán "aplicando las respecti-
vas alícuotas", sobre cada uno de ios precios
de venta, que "resulte de la factura o documen-
to equivalente, extendido por las personas obli-
gadas a ingresar el impuesto".
A los efectos de lo expresado en el párrafo
anterior, debemos entender por precio de venta,
el que surge después de debitar los siguientes
conceptos:
"a) Bonificaciones y descuentos en efectivo
hechos al comprador, por épocas de pago u otro
concepto similar";
"b) Intereses por financiación del precio ne-
to de venta;"
"c) Débito fiscal del impuesto al valor agrega-
do que corresponda al- enajenante como contri-
buyente de derecho".
Las diferentes deducciones detalladas en los
puntos precedentemente citados, corresponde-
rán en forma directa a las ventas gravadas, asen-
tadas en facturas y registraciones contables.
En los casos correspondientes al valor agre-
gado (IVA), las diferentes discriminaciones, se
verán exigidas en los casos previstos por la ley
de dicho tributo, pero deberá cumplimentarse
con el requisito de la sensibilización.
Asimismo, del total de la venta habida, podrá
deducirse el valor correspondiente a las merca-
derías en estado de devolución.
Imposibilidad de. descontar. E! artículo 76,
cuarto párrafo de ¡a ley, trata aqueüos supues-
tos en que no podrá efectivizarse el descuento
del valor del impuesto comprendido en ¡os di-
versos gravámenes de la ley. Exceptúa el "inciso
c) del segundo párrafo, "comprendiendo tam-
bién la excepción de lo abonado por el flete o
acarreo, cuando la venta se hubiese pactado,
sobre la entrega de la mercadería en el lugar de
destino, salvo en los casos de cubiertas para
neumáticos.
Para el supuesto de que el transporte de la
mercadería, se hubiera realizado por medios
y/o personal del comprador, estaremos en pre-
sencia, de un caso de venta efectuada en las con-
diciones previstas en el párrafo anterior.
A su vez se halla prohibido, a los fines de la
imposición, que los responsables deban ingre-
sar, que deduzcan de las unidades de venta y de
los valores respectivos, los artículos que las
complementan, valor alguno, debiendo calcu-
larse sobre el precio de venta asignado para el
todo.
Con la debida autorización, se podrá, en los
casos que medie contrato de comodato, deducir
los envases, en cuyo caso se gravará únicamente
el producto, sin contar los envases.
Importaciones. Las importaciones se encuen:
tran normadas en el artículo 76 de la ley y ar-
tículo 123 del Decreto Reglamentario.
Los responsables de bienes importados al
país, deberán ingresar, antes del despacho a pla-
za de las mercaderías una tasa correspondiente
al ciento cincuenta por ciento (150%), que será
el resultado de agregarle, al precio normal, por
los despachos y derechos de importación, "to-
dos los tributos a la importación o con motivo
de ella, incluido el impuesto de esta ley", (ar-
tículo 80 de la Ley de Impuestos Internos, t.o.
en 1979 y sus modificaciones).
En todos los casos las aduanas requerirán
de los importadores o despachantes de aduana,
previo al despacho a plaza de la mercadería, de
los productos gravados por la ley, las constan-
cias de la debida inscripción del tributo que se
trate, por ante el órgano recaudador.
Para el caso de importación de cigarrillos, o
de diferentes productos que deban llevar ins-
trumentos de control y de efectos de uso per-
sonal, será obligatoria la intervención de la Di-
rección General Impositiva.
Importación por cuenta de terceros. En el
supuesto de importación por cuenta de terce-
ros, el responsable del tributo deberá informar
a la Dirección General Impositiva, sobre dicha
importación y los datos respectivos.
Serán solidariamente responsables, el impor-
tador y el tercero a cuya cuenta se realizó la
importación, del ingreso del tributo correspon-
diente, antes de efectuarse el despacho a plaza
de la mercadería.
Cuando el tercero venda los productos im-
portados, será responsable del impuesto que
corresponda por dicha operación, y podrá
computar como pago a cuenta, el impuesto in-
gresado con motivo del despacho a plaza de la
mercadería. En ningún caso, los bienes podrán
dar un cómputo a favor de los responsables (art.
76, de la ley de Impuestos Internos —t.o. 1979
y sus modificaciones y artículo 124 del Decreto
Reglamentario).
Bienes importados para uso personal. Las im-
portaciones para uso personal (artículo 76 de la
ley citada), indican que se adicionará a la base
imponible, los gastos que hubiere facturado el
despachante de aduana, y el pago será conside-
rado definitivo, .salvo que los bienes se enajena-
ren en un plazo inferior a dos (2) años, conta-
dos desde la fecha de la imposición.
Bases imponibles en los artículos importa-
dos. Deberá estarse al tratamiento que dispense
en cada caso la Administración Nacional de
Aduanas, mediante la aplicación de la legisla-
ción aduanera (artículo 85 de la ley en la mate-
ria).
Transferencia no onerosa. Cuando las trans-
ferencias del producto, que estuviese alcanzado
por el tributo, no sea omerosa, se tendrá como
base imponible, para el cálculo del gravamen, el
valor que los responsables hubiesen dado en las
operaciones comunes y con productos simila-
res, o en su defecto el precio en plaza.
Tratándose de un producto importado, cu-
ya transferencia fuere no onerosa, y no se pu-
diere establecer su valor en plaza, a los efectos
de la determinación de la base imponible, se
tomará como tal el doble de la considerada en
el momento de la importación.
Exportaciones. El artículo 125 del Decreto
Reglamentario, indica que deberá acreditarse
la "devolución o exención del impuesto cuando
los productos se exporten o se incorporen a
las listas de "rancho" de los buques o aerona-
ves afectados al tráfico internacional, siempre
que sea factible efectuar la operación sin que
los envases que contienen la mercadería lleven
adheridos los correspondientess instrumentos fi-
nales, o que sea posible la inutilización de éstos.
Asimismo la salida de las mercaderías grava-
das, de las fábricas a sus lugares de embarque,
para incorporarse a la lista de rancho, "no con-
figura el expendio a que se refiere el artículo 2°
y 56 de la ley, medianto autorización de la Di-
rección General Impositiva.
Conforme lo previsto en el artículo 126 del
Decreto Reglamentario, cuando los buques o las
aeronaves operen en más de un puerto o aero-
puerto de nuestro país, "la exención, acredita-
ción o devolución", se hará efectiva en la última
escala, de nuestro territorio, amtes de salir al
exterior.
También podrán realizarse en las diferentes
escalas, operaciones de embarque de diferentes
productos alcanzados por la ley de Impuestos
Internos, ya sea para destinarlos a la exporta-
ción o a la lista de "rancho". Dichos embarques,
deberán ser autorizados, mediante el correspon-
diente certificado expedido por el Fisco Nacio-
nal.
Si los embarques fueren de combustibles o
de lubricantes, las autoridades de la aduana del
lugar de embarque dejarán constancia de la exis-
tencia a bordo de dichos productos; además se
contará con una certificación de dicho embar-
que, otorgado por la aduana de la última escala.
La exención al impuesto será acreditada "cuan- parto de utilidades, etc., el impuesto se liquida-
do las existencias constatadas en el último tér- rá sobre el mayor precio obtenido en plaza, con
mino cubran las cantidades incorporadas a la lis- facultades por parte de la Dirección General Im-
ta de "rancho" y se formulará cargo por el im- positiva, de exigir a esas otras personas, el cum-
puesto, sobre las diferencias que no se justifi- plimiento de la presente ley.
quen debidamente. Dicha vinculación económica, se presumirá,
Mientras los buques y/o las aeronaves se en- mientras no medien pruebas en contrario, cuan-
cuentren dentro del territorio de jurisdicción do la mayoría de las actividades del responsa-
nacional, no podrán usarse los diferentes pro- ble, o alguna de ellas, fueren absorbidas por
ductos incorporados a la lista de "rancho". otras empresas, o cuando las compras de estas
A los efectos de lo normado por el artículo últimas fueren efectuadas por el mismo respon-
81 de la ley, se define como buque, "a toda sable (artículo 77, segundo y tercer párrafos de
construcción capaz de sostenerse en el agua, la ley de Impuestos Internos, to. 1979 y sus
susceptible de gobierno, e impulsión y manio- modificaciones).
bra" (artículo 126, quinto párrafo del Decreto Elaboración por cuenta de terceros. La ela-
Reglamentario). boración por cuenta de terceros, se encuentra
S'e tendrá por cumplimentado lo exigido por prevista en los artículos 77, cuarto y quinto
la ley, en los casos de buques de la Armada Na- párrafo de la ley y 116 del Decreto Reglamenta-
cional, cuya navegación la realicen fuera de rip, que establecen, la elaboración por cuenta
nuestras aguas jurisdiccionales, (artículo 126 de terceros, al considerar "que con prescinden-
"in fine" del Decreto Reglamentario). cia de la responsabilidad de quien efectúa la ela-
Acreditación o reintegro. "Los créditos que boración, quien los encarga resulta responsa-
resulten de la aplicación del artículo anterior ble", del pago del impuesto, pudiendo compu-
deberán utilizarse en primer término contra tarse como pago a cuenta, el que se hubiese
importes que se adeudaren por operaciones gra- abocado en la etapa anterior, "exclusivamente
vadas por el mismo tributo. Si dicha compensa- con relación a los bienes que generan el nuevo
ción no pudiera realizarse, o sólo se efectuara hecho imponible".
parcialmente, el saldo del crédito de impuesto Inscripción. Antes de la iniciación de las acti-
resultante será acreditado contra otros impues- vidades por parte de los futuros obligados al tri-
tos a cargo de la Dirección General Impositiva, buto, ya sean éstos de carácter comercial, in-
o, en su defecto, reintegrado (artículo 127 del dustrial, etc., en el que medie la producción de
Decreto Reglamentario). mercaderías alcanzadas por la presente ley, es-
Consumo de productos de propia elabora- tará sujetos los responsables a su inscripción,
ción. Les corresponderá como base imponible, por ante la Dirección General Impositiva, de-
el valor que se aplique a las ventas de dichos biéndose ajustarse a los requisitos establecidos
productos a terceros, es decir, el precio observa- y que establezca al respecto el ente recaudador,
ble en la plaza. .(art. 78 de la ley).
Para el caso que no mediaren ventas, de tales Determinación del tributo Los productos
mercaderías los precios promedios, para cada de origen nacional que debieran tributar confor-
uno de los productos, los determinará periódi- me a la ley, serán exceptuados cuando se incor-
camente la Dirección General Impositiva. poren como mercadería para uso de "rancho",
Exceptuando lo que determina el artículo 33 de buques o aeronaves afectados al tráfico inter-
último párrafo de la ley, todo traslado de pro- nacional. El aprovisionamiento debe efectuarse
ductos gravados por la ley de impuestos inter- en la última escala de jurisdicción de nuestro
nos, implica la transferencia normada por el ar- país.
tículo 2° ó 56 de la ley, aún cuando ambos esta- Esta excepción no abarca a las aeronaftas y
blecimientos pertenezcan- a una misma persona otros combustibles empleados en la aviación, y
o grupo societario. para los aceites lubricantes de usos de dichas ae-
Estimación de oficio. La Dirección General ronaves, de acuerdo a lo normado por el artícu-
Impositiva cuenta con facultades que le son pro- lo 1° de la ley N° 18.852.
pias (artículo 23 de la ley 11.683 -t.o. 1978 y Si los productos destinados al "rancho", o
sus modificaciones), para determinar el impues- exportación, hubiesen generado el hecho, impo-
to de oficio, cuando las facturas y demás docu- nible, documentada fehacientemente tal situa-
mentos no expresen un valor normal (artículo ción, procederá la devolución y/o acreditación
77, primer párrafo de la ley). d«l impuesto, (artículo 81 de la ley de Impues-
Vinculación económica. Para el caso en que tos Internos —t.o. 1979 y sus modificaciones—).
el responsable del tributo, realice sus ventas Mercaderías reimportadas. En los productos
por intermedio de personas o de sociedades, enumerados en la Ley de Aduanas, cuando pro-
que económicamente pudieren estimarse vincu- cediere la exención tributaria, que se otorguen
ladas con él, en razón del origen de los capitales a las mercaderías reimportadas, estarán exentas
o de la dirección real del negocio o empresa, re- de impuestos internos al consumo, a su salida
de las aduanas o en su defecto de los depósitos
fiscales, siempre que:
"a) Con relación a las mercaderías compren-
didas en el régimen del Título I, la salida se
efectúe para ingresar a la fábrica que hubiese
producido la mercadería y bajo los controles
y condiciones que establece la Dirección Gene-
ral Impositiva, o que tratándose de mercaderías
importadas con anterioridad a su exportación,
en tal oportunidad hubiesen abonado los im-
puestos internos correspondientes y éstos no
hubiesen sido devueltos por la exportación;"
"b) Con relación a las mercaderías compren-
didas en el Título II, el importador recibiere en
propiedad a las mercaderías que hubiere expor-
tado previamente o que, de tratarse de merca-
dería importada previamente a su exportación,
en aquella oportunidad se hubiesen abonado los
impuestos internos correspondientes y éstos no
hubiesen sido devueltos por la exportación".
Las mercaderías reimportadas indicadas pre-
cedentemente, quedarán sujetas a las disposi-
ciones que regulan los impuestos internos al
consumo.
Subasta de mercadería. En el caso que el he-
cho imponible sea consecuencia de la subasta de
mercadería, el subastante recibirá los montos
correspondientes al impuesto interno que deba
abonarse, depositando su importe en la cuenta
"Impuestos Internos Nacionales", del Banco
de la Nación Argentina, (artículo 83 de la ley
de la materia).
Eximición de los impuestos. El Poder Eje-
cutivo Nacional se encuentra facultado para exi-
mir de impuestos internos a aquellas mercade-
rías destinadas a ferias y exposiciones, sean es-
tas nacionales o internacionales. Asimismo, se
podrá autorizar el ingreso, libre de gravamen, de
productos procedentes del extranjero destina-
dos a los fines indicados, (artículo 84 de la ley).
, Facultades Extraordinarias. El Poder Ejecu-
tivo se encuentra facultado para aumentar hasta
en un cincuenta por cineto (50%) los impuestos
previstos en la ley, y/o dejarlos sin efecto o dis-
minuirlos, cuando así lo aconseje la situación
económica de determinadas industrias.
Esta facultad está sujeta a informes técnicos,
fundados en los ministerios, que tengan jurisdic-
ción en las diferentes actividades. En todos los
casos el decreto o los decretos respectivos, serán
dictados por intermedio del Ministerio de Eco-
nomía de la Nación.
"Cuando hayan desaparecido las causas que
fundamentaron la medida, el Poder Ejecutivo
podrá dejarla sin efecto" (artículo 86 de la ley
de Impuestos Internos t.o. 1979 y sus modifi-
caciones).
De las facultades extraordinarias indicadas,
el Poder Ejecutivo Nacional, dará las explica-
ciones del caso, por períodos anuales, al Con-
greso Nacional (artículo 87 de la ley).
Fiscalización. La Dirección General Impositi-
va, tiene facultades para actualizar las diferentes
multas previstas por la ley, incluidas aquellas
que hubiere fijado el P^oder Ejecutivo, de acuer-
do a lo normado por el artículo 41, mediante la í
aplicación de los respectivos coeficientes (artícu- \
lo 88 de la ley de la materia). !
Presunción de fraude. Se presumirá que ha f
habido intención de defraudar al Fisco Nacional, ¡
cuando el responsable omita cumplimentar las
"obligaciones establecidas en el artículo 78 de ;
la ley, primer párrafo".
Pagos. Depósitos. Los pagos por depósitos en
la cuenta "Impuestos Internos" del Banco de la
Nación Argentina, de conformidad con las pre-
visiones de Sos artículos 3° y 83 de la ley, se
efectuarán a la orden de la Dirección General
Impositiva (artículo 135 del Decreto Reglamen-
tario).
Cómputo como pago a cuenta. El cómputo
de impuesto tomado como pago a cuenta, pre-
visto en los artículos 26, 43, 48 y 54 de la ley,
se determinará aplicando sobre el precio ante-
rior, en los términos normados por los artícu-
los 32, 53 y 68 del Decreto Reglamentario (ar-
tículos 117 del Decrero Reglamentario).
Traslados. "Los traslados de productos "en-
tre fábricas cuyos contribuyentes se hallen ins-
criptos, de mercaderías gravadas, siendo de una
misma especie, no dará lugar, a la aplicación de
gravamen, (artículo 119 del Decreto Reglamen-
tario) .
Liquidación. Deducciones. A los fines del
presente cuerpo normativo, se entenderán "que
integran el precio neto de venta definido por el
artículo 76 de la misma (ley), los montos que
por todo concepto tenga derecho a percibir el
vendedor, sea que figuren globalmente o en for-
ma indiscriminada", ya sea en las facturas y de-
más documentación o en instrumentos por se-
parado, de los que resulten los montos imponi-
bles.
"Cuando el flete respecíovo se encuentre ex-
cluido por aplicación de lo dispuesto por el ar-
tículo 76 de la ley, el seguro por el transporte
tampoco integrará el precio de venta".
En el supuesto de importaciones, el impues-
to correspondiente al valor agregado, "en for-
ma directa a los bienes gravados", no será parte
integrativa del cálculo de ingreso, que debe rea-
lizarse antes del despacho a plaza de la merca-
dería.
En cuanto a las deducciones normadas en el
segundo párrafo y tercero del artículo 76 de la
ley, no es necesario, que las mismas sean corres-
pondientes a las transferencias del período fis-
cal que se liquida, (artículo 120 del Decreto Re-
glamentario).
Acondicionamientos de productos con tosas
diferentes. El artículo 121 del Decreto Regla-
mentario, indica los casos de acondicionamien-
to en un mismo "estuche", "caja", "valija", culpabilidad, sino de un elemento de ésta.
etc., por parte de los responsables de distintos En el mismo sentido Welzel ( 2 ) para quien,
impuestos internos, de varios productos alcanza- la imputabilidad o capacidad de culpabilidad, es
dos, por la ley con diferentes tasas, de "aplica- la capacidad del autor para comprender lo in-
ción sobre precios netos de venta", por lo que a justo del hecho y para determinar la voluntad
los efectos de la liquidación respectiva y de con- conforme a esa comprensión. La capacidad de
formidad con lo que determina el artículo 76 culpabilidad tiene, por tanto, un momento
de la ley, "¡a mayor diferencia que resulte entre cognoscitivo (intelectual) y uno de voluntad
el precio de venta de dichos productos en sus (volitivo); la capacidad de comprensión de lo
acondicionamientos normales de presentación injusto y de determinación de la voluntad con-
comercial, se prorrateará sobre éstos para obte- forme a sentido. Sólo ambos momentos con-
ner la base de imposición que corresponda con- juntamente constituyen la capacidad de culpa-
siderar para cada tasa en particular". bilidad.
Transferencia y cesación de negocio. El res- Zaffaroni (3) sostiene que la imputabilidad
ponsable que deje de fabricar, importar o comer- es la ausencia de impedimento psíquico para la
ciar con efectos gravados, comunicará tal hecho comprensión de la antíjuridicidad y que su ubi-
a la Dirección General Impositiva, dentro de los cación sistemática es el nivel analítico en que se
diez (10) días siguientes de haber cesado sus ac- halla la posibilidad exigible de comprensión de
tividades. Pero sin embargo, las obligaciones le- la antijuridicidad o sea en la culpabilidad. La
gales de carácter tributario se mantendrá por imputabilidad es un concepto jurídico, cuya
el período fiscal que aún no hubiese terminado. valoración corresponde únicamente al juez, al
En los supuestos de transferencias de comer- que, el perito ilustra con los datos de su ciencia.
cio, el contribuyente que transfiero deberá pre- Para Fontán Balestra, en el derecho argenti-
sentar por ante la Dirección General Impositiva, no, para que se esté en un supuesto de inimpu-
dentro de los diez (10) días, la respectiva decla- tabilidad, son necesarias la causa y la medida y
ración jurada, y abonar el tributo por el expen- naturaleza de los efectos que indica el art. 34
dio de los productos gravados por su actividad, inc. 1° del Código Penal. Lo que importa es el
hasta la fecha de la efectiva transferencia. significado, naturaleza y alcance que asigna el
La declaración jurada, deberá contener aque- derecho a las causas enumeradas en la ley. Este
llos productos de los cuales se hace cargo el significado está fijado en el Código argentino
comprador, y que rendirá éste, en su futura de- por la exigencia de que tales causas impidan
claración jurada, ante el órgano recaudador. comprender la criminalidad del acto o dirigir
sus acciones, que es la medida legal del efec-
to; de la apreciación del disvalor. La exigencia
legal de que se comprenda la criminalidad del
IMPUTABILIDAD PENAL - MENORES Y acto, así determinado, pone las cosas en su
JÓVENES ADULTOS*. I. Antes de entrar al es- lugar; vemos la imputabilidad, dice, como una
tudio del tema es necesario determinar el con- capacidad personal en relación con determina-
cepto de imputabilidad penal. Del concepto re- do hecho. ( 4 )
sulta su ubicación sistemática, por lo que la impu- II. La capacidad de culpabilidad presupone
tabilidad ocupó todos los estratos del delito: un determinado desarrollo de la madurez del
1) Se entendió la imputabilidad como capa- hombre, por eso, al concepto de "capacidad
cidad de conducta, sin imputabilidad no habría de culpabilidad" apunta en primer lugar a la
acción. edad y antes de alcanzar la madurez biológica
2) Los partidarios de la concepción subjetiva reflejada en la edad, no puede formularse repro-
déla antijuridicidad sostienen que la inimputabi- che de culpabilidad.
lidad excluye la antijuridicidad. El art. 1° de la llamada ley 22.278, refor-
3) Entre ¡os que vinculan la imputabilidad mado por la ley 22.803, establece: "No es puni-
con la culpabilidad , algunos afirman que es un ble el menor que no haya cumplido dieciseis
presupuesto de la culpabilidad; otros la consi- años de edad".
deran integrando la culpabilidad. Bacigalupo ( 5 ) con referencia a la ley 14.394
Jescheck (!) sostiene que la capacidad de art. 1° —que puede aplicarse a las disposiciones
culpabilidad constituye el primero de los ele-
mentos sobre que reposa el juicio de culpabili- (2) Welzel Hans, Derecho Penal Alemán, Parte Ge-
dad. No se trata, dice, de un presupuesto de la neral, Traducción Bustos Ramírez y Yáñez Pérez. Ed.
Jurídica de Chile, 1970, p. 215.
(3) Zaffaroni Eugenio Raúl, Tratado de Derecho
(1) Jescheek, Hans Heinrich, Tratado de Derecho Penal, Parte General, Ediar, 1982, Tomo IV, p. 109.
Penal, Parte General, Traducción Mir Puig y Muñoz (4) Fontán Balestra Carlos,. Esquema de una impu-
Conde, Bosch, Barcelona, 1981 I p. 595. tabilidad jurídica. Relato al tema lo. Terceras Jorna-
das Nacionales de Derecho Penal, Buenos Aires, 1975.
(5) Bacigalupo Enrique, Lincamientos de la teoría
* HORACIO S. MALDONADO del delito, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1974, p. 85.
ahora vigentes— afirma, que en términos estric-
tos no se trata de una causa de inimputabilidad,
porque no afecta la capacidad de comprender y
dirigir las acciones. Agrega, que los menores no
son sujetos del Derecho Penal común, sino de
un derecho especial predominantemente tutelar.
Zaffaroni ( 6 ) afirma que la legislación penal
tutela bienes jurídicos en vista a prevenir futu-
ras conductas lesivas a los mismos, para proveer
a la seguridad jurídica. En cambio la legislación
del menor procura la tutela del mismo, siendo
ésta la manera de proveer a la seguridad jurídi-
ca, por considerar al menor un ser que carece
de suficiente desarrollo físico, intelectual y
afectivo. Esto, agrega, es suficiente para afir-
mar que la legislación del menor sufre una
problemática peculiar en sus medidas peculiares,
que la separa totalmente del derecho penal. La
pena no tiene nada que ver, con la medida tute-
lar; aquella procura que el hombre no vuelva a
delinquir, ésta, al desarrollo armónico y progre-
sivo del ser humano. Las medidas tutelares no
son penas y la ley que las estatuye no es penal.
Si los menores de dieciseis años están fuera
del derecho penal, por expresa disposición de la
ley, no deben ser declarados inimputables, por-
que la impulabilidad —capacidad de culpabili-
dad— es un instituto penal, del que están exclui-
dos los menores de dieciseis años. La tipicidad
objetiva, es decir la comisión de un hecho, que
sólo objetivamente encuadra en un tipo penal,
es un requisito para la aplicación de una medi-
da tuitiva. Bueno es recordar, que las mismas se
pueden decretar en los casos de abandono, falta
de asistencia, peligro material o moral o proble-
mas de conducta del menor, todo lo que com-
prueba que se trata de una causa de exclusión
de pena y no de inimputabilidad.
Aunque se proclame la autonomía del dere-
cho tutelar de menores, en el texto legal y en su
interpretación gravita la penosa tradición de so-
meter a proceso y de aplicar penas a menores
casi niños. Hay que cortar el cordón umbilical
que conecta el derecho tutelar de menores con
el Derecho penal. Hay que recorrer todavía lar-
gos caminos que van desde los jueces competen-
tes al régimen procesal para substanciar las me-
didas tutelares.
III. Es necesario y previo, determinar el con-
cepto de joven adulto, para pronunciarnos so-
bre su imputabilidad.
Castex ( 7 ) afirma que definir al joven adulto
es N tarea difícil. En principio la calificación in-
tentaría abarcar aquellas edades del humano
joven que, si bien para la ley se encuentran in-
cluidas en el estadio de plenitud ciudadana, con
sus derechos y obligaciones iguales a los plena-
(6) Zaffaroni, op. cit., Tomo I p. 220.
(7) Castex, Mariano, El adulto joven en el medio
argentino y ante la ley penal, Buenos Aires, 1984.
mente adultos, son sin embargo considerados
estadios terminales de la adolescencia por las
más modernas corrientes de la psicología evo-
lutiva y por ende enmarcan y caracterizan a
un ser en conflicto. Adulto joven no es por lo ¡
tanto un adulto pequeño sino un ser humano ;
en evolución, en una poiesis propia de su eta- !
pa evolutiva. Finaliza diciendo, que un estudio ¡
que encarara la caracterización del joven adulto j
en nuestro medio, definido hipotéticamente i
con "el ser humano ubicado evolutivamente en- ]
tre los 18 y los 25 años de edad, realizada desde
los ángulos diversos que ofrecen las ciencias psi-
cológicas y penales y entrelazadas las principa-
les consecuencias obtenidas cin las legislaciones
vigentes en nuestro país, ofrecerían aspectos de
altísimo interés".
Considerando que la vida humana desde su
comienzo hasta la adultez experimente cambios
morfológicos y psíquicos y que la formación
de la personalidad pasa por una serie de grados
o fases no sujetas a límites fijos de edad, se ini-
ció en el mundo, un movimiento doctrinario y
legislativo tendiente a sustituir la división bipar-
tita menores-adultos, por la tripartita menores-
jóvenes adultos-adultos, con el fin de que los
jóvenes adultos tuvieran un régimen jurídico y
tratamientos especializados. Demorado por la
guerra, después de esta, se reactualizó en varios
congresos internacionales, hasta que en 1962 el
National Council on crimen and delincuency
(N.C.C.D.) preparó un cuestionario y sobre los
resultados de la encuesta, un informe de políti-
cas y programas sobre delincuencia juvenil, re-
lativo a varios países, que fue incluido en el
Programa del III Congreso de Naciones Unidas
en 1965.
Aunque teóricamente se puede definir al
joven adulto, sin referencia a límites fijos de
edad, las legislaciones hacen referencia a la
edad cronológica. En el Primer Congreso Pa-
namericano de Criminología celebrado en
Buenos Aires en 1979, recomendé considerar
el concepto de juventud adulta, que se aprobó
como Recomendación 32, como la fase de la
vida que va desde la pubertad hasta la madurez
bio-psíquica-social, tomando en cuenta en cada
caso y en cada país para la fijación de los lími-
tes respectivos, la situación de aquellos con re-
lación a variables educacionables, empleo, edad
matrimonial y otros aspectos comunitarios,
obtenidos por medio de un cuidadoso releva-
miento.
Empleamos la expresión joven adulto y no
adulto joven porque creemos que hay que po-
ner el acento en la juventud.
IV. El decreto-ley 22.278 y su modificación,
vigente en la actualidad, estatuye en el art. 2°
que es punible el menor de dieciseis a dieciocho
años de edad, que incurriere en delito que no
fuere de los enumerados en el art. 1". En estos
casos la autoridad judicial lo someterá a pro- ción de la libertad del menor que incurriere en
ceso y deberá disponerlo provisionalmente du- delito entre los dieciocho años y la mayoría de
rante la tramitación a ñn de facilitar la aplica- edad, se hará efectiva, durante ese lapso, en los
ción de las facultades conferidas en el art. 4°. establecimientos mencionados en el art. 6°, es
Cualquiera fuere el resultado de la causa, si de decir en establecimientos especializados. Si en
los estudios realizados, apareciere que el menor esta situación alcanzaran la mayoría de edad,
se halla abandonado, falto de asistencia, en peli- cumplirán el resto de la condena en estableci-
gro material o moral o presenta problemas de mientos para adultos.
conducta, el juez dispondrá definitivamente del
mismo, por auto fundado, previa audiencia de
los padres, tutor o guardador.
El art. 4° establece que la imposición de INFRACCIONES ADUANERAS*. I) El Có-
pena respecto del menor a que se refiere el art. digo Aduanero (ley 22.415, B.O. 23/3/81) que
2°, estará supeditada a los siguientes requisi- entró a regir a partir del 23/9/81 produjo im-
tos: 1) que haya sido previamente declarada portantes innovaciones en materia infraccional.
su responsabilidad penal y la civil si correspon- El art. 892 establece que "el término infracción
diera; 2) que haya cumplido 18 años de edad; se equipara al de contravención" (*), agregando
3) que haya sido sometido a un período de el art. 893 que "se consideran infracciones a-
tratamiento tutelar no inferior a un año, pro- duaneras los hechos, actos u omisiones que este
rrogable en caso necesario hasta la mayoría de título (Título II, Sección XII) reprime por
edad. Una vez cumplidos estos requisitos, si de transgredir las disposiciones de la legislación
las modalidades del hecho, los antecedentes del aduanera. Las disposiciones generales de este tí-
menor, el resultado del tratamiento tutelar y la tulo también se aplicarán a los supuestos que 2es-
impresión directa recogida por el juez, hicieren te código reprime con multas automáticas" ( ).
necesario aplicarle una sanción, así lo resolve-
rá, pudiendo reducirla en la forma prevista para (1) De la Exposición de Motivos resulta que "tal
la tentativa. Contrariamente, si fuese innecesa- equiparación terminológica obedece a que en la doctri-
na no hay acuerdo en cuanto a si se trata de dos expre-
rio aplicarle una sanción, lo absolverá, en cuyo siones que significan lo mismo o si la infracción tiene
caso podrá prescindir del requisito del inc. 2°. un alcance más amplio, que puede comprender incluso
Los menores de dieciseis a dieciocho años de al delito, el que podría ser considerado una infracción
mayor. Pero en el ámbito aduanero la expresión infrac-
edad, son imputables, es decir tienen capacidad ción siempre se ha empleado en lugar de -í contraven-
de culpabilidad, pero si de las modalidades del ción .§>, tradición que se ha considerado conveniente
mantener y es ésa la razón que funda este articulo".
hecho, los antecedentes del menor, del resulta- Sin embargo, las Ordenanzas de Aduana conte-
do del tratamiento tutelar y de la valoración del nían una clasificación tripartita de loe ilícitos enuncia-
juez, no fuere fundadamente necesario, aplicar- da en los art. 1039 y 1054, de modo que menciona-
ban: a) la contravención —simple violación de disposi-
le una sanción, lo absolverá. Todos esos elemen- ciones que, por no hallarse directamente vinculadas al
tos valorados por el juez, operan como una cau- por pago de tributos, no ponen en peligro la renta fiscal,
ejemplo, presentación tard*ia de documentación,
sa personal de exclusión de pena. negativa a exhibir libros, etc.—: b) el fraude o defrau-
dación
En el caso de delito de acción privada o re- como por - t o d a transgresión que, tanto por comisión
omisión, pueda originar un perjuicio fiscal
primidos con pena privativa de libertad que no o aumentar la responsabilidad del fisco, por ejemplo,
exceda de dos años, o sólo con pena de multa las falsas declaraciones, la ocultación a bordo de mer-
caderías, etc.- ; c) el contrabando - conceptuado por el
o inhabilitación, la minoridad opera como cau- art. 1036 de las Ordenanzas como "las operaciones de
sa de exclusión de pena y sólo puede ser someti- importación y exportación ejecutadas clandestinamen-
do a medidas análogas de las que se aplican a te, o en puntos no habilitados por la ley o por permiso
especial de autoridad competente: las hechas fuera de
menores de dieciseis años. En consecuencia, las horas señaladas y las que se desvíen de los caminos
acreditada la edad y encuadrado el hecho en un marcados para la importación y exportación". Esta
clasificación tripartita fue doctrinalmente aceptada
tipo penal de esas características, se opera la salvo excepciones— hasta la sanción de la ley 17.138
exclusión de pena. que reformara la Ley de Aduana convirtiendo la figura
Zaffaroni, destaca con acierto, que en el adelsuministrar
art, 166, que reprimía con multa a quien se negara
informes a la entonces Dirección General
caso supuesto, la ley asigna al menor imputable de Aduanas, en una infracción más, por lo que el trata-
miento bipartito
una culpabilidad disminuida por tener un ámbi- para Linares Quintana quedó consagrado. Cabe destacar que
y Hernán Abel Pessagno existía
to de autodeterminación estrecho. Ese también coincidencia entre las defraudaciones y las contraven-
es el fundamento de la autorización legal para leyes tributarias en generallafrecuentemente
ciones, entendiendo estéril distinción puesto que las
refunden
reducir la escala
8
penal del delito, a la escala de estos términos.
la tentativa ( ). Tanto las Ordenanzas de Aduana como la Ley
Los jóvenes de dieciocho años de edad tie- de Aduana fueron derogadas por el Código Aduanero.
(2) Son multas automáticas las contempladas en los
nen plena capacidad de culpabilidad, pero se- arts. 218, 220, 222, 320 y 395.
El art. 1053 inciso e) contempla la aplicación
gún el art. 10 de la llamada ley 22.278, la priva- del procedimiento de impugnación contra los actos
por los cuales se aplicaran multas automáticas; pero si

(8) Zaffaroni, op. cit.. Tomo I, p. 233. * CATALINA GARCÍA VIZ.CAINO

 Las Ordenanzas de Aduana preveían una in-
fracción para cada operación aduanera, al legis-
lar los ilícitos junto con los trámites requeridos
para cada operación; a tal repetición de tipos in-
fraccionales se debía agregar el excesivo casuis-
mo, la falta de principios generales, la despro-
porción entre los tipos y las penas, así como la
imprecisión del sujeto activo de la transgresión.
Para lograr la unidad conceptual respecto de
las infracciones, en el código se crea una parte
genera!, superándose Sa repetición de los tipos, a
la vez que se procura precisar la conducta puni-
ble al determinar el sujeto activo del ilícito, se
intenta conseguir una mayor proporcionalidad
entre los tipos y las penas, y se estructura la res-
ponsabilidad —excepto los casos en que expre-
samente el Código dispone que alguna persona
responda por el hecho de otra— en torno al
cumplimiento de los deberes (quien los cumple
no puede ser sancionado; quien no los cumple
deberá responder por su incumplimiento). Esta-
blece dicho ordenamiento, entre otros aspectos,
la exigencia de considerar a los fines de la gra-
duación de la pena las condiciones personales y
los antecedentes del infractor (art. 915) y que
la atenuación de la pena posibilita la aplicación
por debajo de los topes mínimos previstos (art.
916). Conforme al art. 861 son de aplicación
supletoria a las infracciones aduaneras las dispo-
siciones generales del Código Penal —"siempre
que no fueren expresa o tácitamente exclui-
das"-; asimismo, con arreglo al art. 1017, ap.
2° del Código Aduanero en los procedimientos
por infracciones se aplicarán supletoriamente
las disposiciones del Código de Procedimientos
en lo Criminal para la Justicia Federal y los Tri-
bunales de la Capital y Territorios Nacionales.
Como lo afirma Jarach (Curso de Derecho
Tributario, T. I, pág. 267) "el derecho penal tri-
butario no es un derecho penal que se haya se-
parado del derecho penal común por alguna ca-
racterística particular de la materia tributaria.
Es cierta la proposición opuesta: el derecho pe-
nal tributario nace con el derecho tributario
mismo y por razones de evolución histórico-so-
cial no se ha separado del derecho tributario pa-
ra incorporarse al derecho penal común. En
esencia, el derecho tributario penal es derecho
penal que no se ha separado del derecho tribu-
tario". Pero —agregamos nosotros— se trata de
un derecho penal particular con ciertas caracte-
rísticas que lo distinguen netamente del dere-
cho penal común (vgr. en el derecho tributario
penal responden las personas jurídicas, existen
ciertos casos de presunción de culpa, se regula
Va responsabilidad tefleja, etc.). Es más, dentro
del derecho tributario penal el derecho aduáne-
se confirman los importes correspondientes, deben ac-
tualizarse en la forma prevista en el art. 1066. Para el
resto de las infracciones se aplica el procedimiento pre-
visto en los arts, 1080 al 1117.
ro penal presenta ciertas características peculia
res perfiladas en el Código Aduanero, que lo
distinguen del derecho impositivo penal nació- j
nal cuyo régimen se encuentra normado en la í
ley 11.683, t.o. en 1978 y modif. (vgr. laregu- i
lación relativa a la extinción de las acciones y ¡
penas). i
II) Naturaleza jurídica: Las sanciones adua- [
ñeras tienen una finalidad sancionatoria o repre- I
siva e intimidatoria y no simplemente repárate- \
ria del daño (3). Así se ha dicho que las multas \
aduaneras no poseen carácter retributivo del po- '
sible daño causado, sino que tienden a prevenir
y reprimir la violación de las normas pertinen-
tes; tienen carácter represivo, el que no se altera
por la existencia de un interés fiscal accesorio al
percibir dichas multas, por ende, el carácter de
infracción —no de delito—, no obsta a que se
apliquen las normas generales del Código Penal
—C.S., "Fallos", 287-76—, que solamente serían
excluidas por un régimen penal propio (C.N.
Cont.Adm.Fed.Cap., Sala 3, "Aerolíneas Argen-
tinas" del 22/5/80, entre otros).
El cambio en la jurisprudencia de la Corte se
produjo por una nueva evaluación de la natura-
leza jurídica de las sanciones tributarias. Así en
"Fallos" 156-194 y 184417, había puntualiza-
do que las penas pecuniarias aduaneras eran im-
personales, basándose en los art. 894 y 1027 de
las Ordenanzas de Aduana que prescindían de la
persona del infractor para establecer la respon-
sabilidad, y que, en el supuesto de fallecimiento
de éste, los herederos recibían los bienes con
esa afectación. También había sostenido la Cor-
te ("Fallos", 239-501) que en materia aduanera
esa responsabilidad podía calificarse de sui ge-
neris porque se fundaba en la naturaleza de las
infracciones y en el prepósito fiscal que las ori-
ginaba; las sanciones pecuniarias aún conservan-
do su calidad de penas, les da un cierto carácter
de indemnización de daño y las somete a reglas
que no tienen aplicación en materia penal es-
tricta. Sin embargo, a partir del caso "Wolc-
zanski" ("Fallos", 267-457) consideró que "no
puede hablarse de <$ valor disputado^ cuando
lo que está en juego es la aplicación de una san-
ción penal impuesta y graduada según princi-
pios propios del. derecho represivo ... porque la
finalidad de la pena pecuniaria es herir al infrac-
tor en su patrimonio y no reparar un perjuicio o
(3) Bielsa sostenía que "la sanción riscal tiene, en
algo, carácter disciplinario, pero en cierto modo es sus-
tancialmente sanción retributiva y pecuniaria", agre-
gando que "con la multa se trata de compensar las pér-
didas fiscales causadas por evasiones no descubiertas;
de ahí íiue la 3>ena &ea el doble, triple, quíntuplo y dé-
cuplo de la suma de dinero debida legalmente, o bien
una cantidad unitaria por cada infracción o por el nú-
mero de objetos gravados por el impuesto; por ejem-
plo, cien o mil pegos por cada bulto introducido en
contrabando aduanero" (Estudios de Derecho Público,
Vol. II —Derecho Fiscal—, pág. 431, editorial Depal-
ma, Buenos Aires, 1951).
constituir una fuente de recursos para el era- Los autores de esta corriente (Schwaiger,
rio". Sostuvo, asimismo, en otros pronuncia- Meyer, Wagner, von Bar, etc.) sostuvieron que
mientos posteriores, que la circunstancia de que la represión de las infracciones fiscales pertene-
pueda existir un interés de tipo fiscal en la per- cía al derecho penal ordinario, siendo sus prin-
cepción de las multas aduaneras no les confiere cipales postulados: a) tanto el legislador fiscal
carácter indemnizatorio, habida cuenta de que como el penal persiguen el mismo objetivo que
la indemnización de! daño causado por el delito es restringir la libertad de acción de los indivi-
es una consecuencia civil del ilícito penal, to- duos en aras del bien público y proteger intere-
talmente independiente de la especie de pena ses superiores del orden moral; b) los ilícitos tri-
con que se sanciona el hecho punible; no es butarios constituyen verdaderos delitos contra
ajustado a derecho extender la responsabilidad el patrimonio, siendo que los ingresos por tribu-
a hechos realizados por terceros —no habiéndo- tos corresponden a la fortuna de la comunidad;
se invocado ni demostrado que de los hechos in- c) el infractor fiscal traía de eludir una disminu-
vocados hubieran derivado perjuicios al fisco ni ción de su riqueza personal (capital o renta)
beneficios indebidos para los sucesores de la ac- —antes que perturbar el funcionamiento del Es-
tora—, en razón de que ello importaría una le- tado—, de manera que lo impulsan los mismos
sión al principio de culpabilidad (C.S., "Bigio, móviles de las penalidades ordinarias.
Alberto", "Fallos", 289-337 y sus citas; ver asi- Cabe señalar que en nuestro país pertenecen
mismo sentencia de Cámara en esos autos del a esta tendencia Aftalión y Bielsa —quien si
18/9/72). bien admite la posibilidad de sanciones adminis-
No existe duda de que la legislación sancio- trativas por infracciones fiscales y no desconoce
natoria aduanera es de competencia del Congre- la especificidad de las de tipo penal, acepta que
so Nacional (arts. 4, 9, 67 inciso 1°, y 108 de la el "derecho penal fiscal forma parte del sistema
Const. Nacional), por lo cual en este aspecto no general penal"—. Merece especial mención el
adquiere la gran relevancia que en materia im- Quinto Congreso Internacional de Derecho
positiva se le adjudica a la cuestión referente a Comparado, celebrado en Bruselas en 1958, que
la naturaleza jurídica del ilícito tributario, aten- en su Sección Derecho Penal aprobó la siguiente
to a lo dispuesto por el art. 67 inciso 11, que es- conclusión: "la salvaguardia de los derechos de
tablece como atribución del Congreso la de dic- la persona exige que la legislación penal econó-
tar el Código Penal frente al poder no delegado mica se remita, en principio, a las normas del
que conservan las provincias por el art. 104 de derecho penal común".
la Constitución. Es decir, en materia impositiva 2) Tendencia administrativista: Nació en
según que se le asigne carácter penal o, por e- Alemania como reacción contra la doctrina pe-
jemplo, administrativo sería competencia del nalista, propugnando un derecho penal adminis-
Congreso o de las legislaturas provinciales la trativo, que posteriormente derivara en el llama-
normación referente a los aludidos ilícitos. do derecho penal económico. Entiende James
Constituye una cuestión polémica la de de- Goldschmidt, al que se reconoce como creador
terminar si el ilícito tributario (del cual el adua- de tal doctrina, que el derecho penal tiende a
nero es una de sus especies) debe asimilarse a reprimir infracciones consideradas violatorias de
los delitos comunes formando parte del derecho deberes morales, en tanto que el derecho penal
penal ordinario, o si constituye una categoría administrativo sólo intenta eliminar los obstácu-
especial a la que corresponde un tratamiento los a la realización del bien público, constitu-
represivo particular determinando la creación yendo la pena que nace del poder punitivo
de un derecho penal especial o "derecho penal autónomo de la administración, una reacción de
administrativo". De allí las dos orientaciones ésta contra el individuo que no colabora ade-
que pueden calificarse como de penalista y ad- cuadamente en sus propósitos.
ministrativista. Además surgieron otras corrien- Se ha sostenido dentro de esta tesis que la
tes como consecuencia de la evolución del de- conducta antiadministrativa es la omisión de
recho tributario, algunas tendiendo a conciliar prestar ayuda a la administración estatal dirigi-
aquéllas, otras incluyeron el aspecto penal den- da al bienestar público; la pena administrativa
tro de un concepto estructuralmente unitario reviste el carácter de una simple pena de orden,
del derecho tributario. Siguiendo a Giuliani y no de corrección, de seguridad ni de intimida-
Fonrouge, mencionamos las siguientes tenden- ción; rigen para las infracciones fiscales princi-
cias: pios especiales para la culpabilidad, debiendo
1) Tendencia penalista: Surge esta tenden- admitirse la prueba de la falta de conocimiento
cia en Alemania a fines del siglo XIX frente al no culpable de la disposición administrativa vul-
debilitamiento de la moral fiscal y como reac- nerada; son de aplicación normas especiales so-
ción a la teoría que consideraba a los fraudes de bre la responsabilidad penal de las personas jurí-
índole fiscal como infracciones de una catego- dicas y de terceros. Según -apuntara Roberto
ría especial, sujetos al mismo régimen de con- Goldschmidt la tesis de la autonomía del dere-
travenciones de policía. cho penal administrativo no excluye que éste y
el derecho criminal formen parte de una unidad
superior, de modo que ella no impide recurrir a
los principios generales del derecho penal, toda
vez que son principios generales del derecho. En
Argentina sustentaron la posición administrati-
va Nuñez, Imaz, Spota y Lubary.
El denominado derecho económico transgre-
sional o derecho penal económico surge como
derivación de la corriente administrativista,
siendo sustentado por Griinhut, Lindeman y
Schmidt, para quienes el objeto de la tutela pe-
nal sería la ordenación estatal de la economía
del pueblo, residiendo un elevado interés públi-
co en su funcionamiento sin fricciones.
3) Tendencia autonómica: Propiciada por
Giovanni Carano-Donvito; desarrolla un concep-
to unitario de infracción fiscal, basado en una
interpretación amplia de la ley penal, sin refe-
rencia restringida al Código Penal, y abarcando
a todo acto que haga imposible la aplicación del
tributo (delito fiscal) o vulneratorio de disposi-
ciones legales de control (contravención fiscal).
El derecho penal tributario se separa del dere-
cho penal común, del derecho financiero, del
derecho administrativo y de la ciencia de las fi-
nanzas en la obra de Dematteis.
4) Concepción dualista: Distingue los ilícitos
tributarios en dos categorías jurídicas según su
naturaleza: a) los delitos tributarios que se co-
meten al sustraerse, dolosamente o no, al cum-
plimiento de la obligación de pago y son repri-
midos con sanciones del Código Penal (delitos:
reclusión y multa; contravenciones: arresto y
ammenda); b) las sanciones administrativas o
civiles que corresponden a infracciones a dispo-
siciones de la autoridad por las que ésta procura
tutelar y hacer efectivo el cumplimiento de las
normas fiscales, consistiendo en penas pecunia-
rias, recargos o adicionales y otras de índole ac-
cesoria, como el comiso y la clausura de estable-
cimientos ( 4 ).
Ello importa una conciliación entre las co-
rrientes penalista y administrativista, conside-
rando que e¡ delito ataca al orden jurídico, en
tanto que el ilícito administrativo afecta a la
administración pública en el ejercicio de su acti-
vidad financiera. Jarach, partiendo de una pre-
misa distinta desemboca en la conclusión dualis-
ta, al entender que la "idea penal" se la encuen-
tra en todo el derecho, incluso dentro del dere-
cho civil; para este autor las sanciones relativas
a infracciones que hacen a la obligación sustan-
cial corresponden al derecho tributario penal,
(4) Adviértase que no todos los delitos de la mate-
ria tributaria se configuran por sustraerse al cumpli-
miento del pago del tributo. Así, vgr. en el delito de
contrabando el bien jurídico protegido es el adecuado
ejercicio de la {unción del control del tráfico interna-
cional de mercaderías, referido a su importación y ex-
portación, asignado a las aduanas, por lo cual tal deli-
to se configura aunque no exista perjuicio fiscal real o
potencial (véanse, por ej. arts. 865 incs. g y h, y 866).
y las relacionadas con los deberes formales de
orden administrativo —no de carácter sustanti-
vo—, entrarían en el derecho administrativo pe-
nal.
5) Especificidad y unidad del ilícito fiscal:
Giuliani Fonrouge sostiene que las sanciones
fiscales ofrecen un particularismo tal que justi-
fica su tratamiento independiente, pero funda-
mentalmente tienen un carácter sancionador,
destinado a prevenir y reprimir las transgresio-
nes y no para reparar, daño alguno, siendo su
esencia de naturaleza penal en sentido genérico
y no circunscripta a la ilicitud contemplada por
el Código Penal. Como en el derecho criminal
general la ilicitud radica en una subversión del
orden jurídico o en un quebrantamiento de los
bienes jurídicos individuales, no pudiendo ha-
blarse de transgresiones administrativas, "sino
de infracciones a normas que reconocen su fun-
damento en el poder de imperio o en la sobera-
nía del Estado, en un concepto de soberanía fi-
nanciera distinta de la soberanía política". A-
grega este autor que las sanciones fiscales no
pertenecen al derecho penal común, ni al dere-
cho administrativo, ni al derecho económico,
ni constituyen una disciplina autónoma como [
sería el derecho penal tributario, sino que sim-
plemente "constituyen un capítulo del derecho
tributario, disciplina que integra el derecho fi-
nanciero y, como tal, es independiente", no pu-
diéndose hablar de sanciones fiscales de tipo pe- >
nal en caso de dolo o fraude, y de sanciones ad- \
ministraüvas en cuanto a las infracciones for-
males, "sin que el concepto unitario importe
desconocer las diferentes características de unas
y otras".
6) Nuestra opinión: Hemos adelantado que
consideramos que el derecho aduanero penal
presenta ciertas características peculiares perfi-
ladas en el Código Aduanero que lo distinguen
del derecho impositivo penal nacional. Enten-
demos que en la terminología propia del dere-
cho penal las infracciones a los deberes formales
participan de la naturaleza jurídica de las con-
travenciones, no requiriendo para su configura-
ción ni el ánimo ni el eventus damni. Es evi-
dente, sin embargo, que tanto los delitos como
las 'contravenciones y defraudaciones constitu-
yen distintas especies del género "hecho ilíci-
to", debiéndose puntualizar que "no todos los
hechos ilícitos están contenidos en el Código
Penal" - Levene (h), Ricardo; Introducción al
Derecho Contravencional; pág. 44, ed. Depal-
ma, Buenos Aires, 1968 -. No ha de olvidarse
que el sostener que las contravenciones, defrau-
daciones (hoy llamadas a ambas "infracciones"
por el Código Aduanero) integran junto con los
delitos el derecho penal —conformando en
nuestro caso el derecho aduanero penal —con
sus particularidades específicas— implica que,
de esa forma, les son aplicables todas las garan-
tías contenidas en la Constitución Nacional y
en el Código Penal (en la medida en que les sean
adecuadas), respecto de la función represiva de
los hechos antijurídicos (vgr. prohibición de
azotes y de confiscar bienes, la inviolabilidad de
la defensa en juicio, la inaplicabilidad de la in-
terpretación analógica, etc.).
El Código Aduanero establece una regula-
ción armónica y sistemática referente a los deli-
tos e infracciones, sentando la aplicación del
Código Penal, siempre que no fuere expresa o
tácitamente excluido. Esta normativa supletoria
se reduce sustancialmente en materia de infrac-
ciones aduaneras atento a que el Código Adua-
nero contiene una parte general relativa a las
mismas, para no provocar distorsiones interpre-
tativas, puesto que el Código Penal se refiere a
delitos. Si bien el Código Aduanero para los de-
litos mantiene la exigencia del dolo o la culpa
en la conducta punible, en las infracciones lo
que cuenta es la inobservancia de la conducta
impuesta por el ordenamiento pero la responsa-
bilidad emergente tiene un tratamiento especí-
fico que en ciertos casos permite la no imposi-
ción de la pena.
III) Principios procesales y penales conteni-
dos en el Código Aduanero en materia de in-
fracciones:
1) Principios expresamente contenidos en la
parte general (arts. 894 al 901): El principio
nullum crimen, nulla poena sine previa lege
poenale consagrado en el art. 18 de la Constitu-
ción Nacional se encuentra reconocido por el
art. 894 del Código Aduanero. Como comple-
mento, el art. 895 prohibe la analogía, prohibi-
ción clásica del derecho penal que se fundamen-
ta en el art. 19 de la Constitución Nacional, ha-
bida cuenta de que, conforme a Soler, la zona
entre una y otra incriminación es zona de liber-
tad, siendo las acciones que en ella caigan penal-
mente irrelevantes.
En el art. 896 se declara el principio de espe-
cialidad ("la norma que rige específicamente el
caso desplaza a la que lo pudiera comprender en
forma genérica") reafirmándose el principio en
el art. 984, entre otros. Tal principio se formula
expresando que en el supuesto que una misma
materia se encuentre regulada en dos disposicio-
nes de la ley (como vgr. el Código Aduanero) o
en dos leyes, la disposición o ley especial será la
aplicable. Según Jiménez de Asúa (Tratado de
Derecho Penal, T. II, pág. 546, Ed. Losada,
Buenos Aires, 1958) dos disposiciones legales se
hallan en relación de general y especial cuando
los requisitos del tipo general están todos con-
tenidos en el especial, el cual contiene, asimis-
mo, otras condiciones calificativas, en cuya vir-
tud la ley especial tiene preferencia sobre la ge-
neral en su aplicación.
En el art. 897 se consagra el principio non
bis in ídem que si bien no se encuentra estable-
cido expresamente por la Constitución, está
comprendido indudablemente en el contexto
de las declaraciones, derechos y garantías (art.
33 de la Const. Nac.), habiéndose recogido por
el art. 7 del Código de Procedimientos en ma-
terial penal. Sienta e! art. 897 que "nadie puede
ser condenado sino una sola vez por un mismo
hecho previsto como infracción".
Por el art. 898 se establece expresamente el
beneficio de la duda (in dubio pro reo) que la
jurisprudencia anterior había aplicado fundán-
dose en la entonces norma supletoria del art. 13
del Cód. de Procedimientos en materia penal.
Los arts. 899, 900 y 901 se refieren a la aplica-
ción de la ley penal más benigna, no surtiendo
ese efecto la que modificare e! tratamiento a-
duanero o fiscal de la mercadería (concordante
con los arts. 961 y 976); los arts. 900 y 901 exi-
gen la comparación integral de las normas pena-
les cuya aplicación correspondiere, aclarándose
que los efectos de la ley penal más benigna no
alcanzan a los supuestos en que la resolución
condenatoria se encontrare firme, aun cuando
no se hubiere cumplido la pena.
2) Oíros principios aplicables aún no con-
templados expresamente: Pese a que el derecho
aduanero penal -^como hemos señalado más a-
rriba— constituye un derecho penal particular
con ciertas características que lo distinguen ne-
tamente del derecho penal común, los ilícitos
aduaneros integran el derecho penal —sin sepa-
rarse del derecho tributario—, lo cual implica
que les son aplicables todas ¡as garantías penales
en la medida en que les sean adecuadas a su na-
turaleza. Por lo tanto, consideramos que se apli-
can los siguientes principios: a) nulla poena sine
indicio, por el cual el proceso.legalmente regla-
do se interpone como requisito sine qua non en-
tre la infracción y la sanción, siendo el único
medio para descubrir la verdad y actuar la ley
sustantiva; otro significado de la expresión alu-
de a la necesidad de la "sentencia previa" o
"pronunciamiento jurisdiccional previo" (que
puede ser administrativo, por ejemplo, el del
art. 1112 del Código, y que al no interponer el
condenado el recurso ni la demanda del art.
1132, al quedar firme, pasa en autoridad de co-
sa juzgada por el art. 1183) que debe preceder
necesariamente a la punición. Este principio del
"juicio previo" se encuentra consagrado en el
art. 18 de la Constitución, b) Estado de ino-
cencia: Del mencionado art. 18 resulta que la
condición de penado requiere un previo y con-
creto pronunciamiento jurisdiccional firme con-
denatorio; dicho en otros términos, el imputado
goza del estado de inocencia hasta la declara-
ción jurisdiccional de su culpabilidad. De ahí
que el imputado es conceptuado como reinci-
dente en el supuesto de que hubiera sido con-
denado por resolución firme por una infracción
o un delito aduanero y cometiere una nueva in-
fracción aduanera (art. 927 del Código Aduane-
ro), y que para interrumpir la prescripción por
la causal de comisión de otra infracción o de un
delito, los arts. 938 y 944 exigen que respecto
de éstos medie resolución o sentencia condena-
toria firme. Eí principio de inocencia o del "es-
tado de inocencia" no consagra una presunción
sino un estado jurídico del encartado, lo cual
no obsta a que durante e! proceso pueda existir
una presunción de culpabilidad que sustente la
aplicación de medidas coercitivas de seguridad
tales como las previstas en el art. 1085. c) Juez
natural: Tal garantía, emergente del art. 18 de
!a Constitución, consiste en que para cada in-
fracción al ordenamiento jurídico y para cada
presunto infractor el tribunal a juzgarlo tiene su
competencia establecida previa, objetiva e im-
parcialmente por la ley, sin que ello signifique
que la persona física del juzgador deba estar en
ejercicio de su cargo antes de la comisión del
hecho que se someta a juzgamiento. Se refiere,
pues, al derecho de los individuos a ser juzgados
dentro de la jurisdicción que, con antelación al
hecho fijara la ley (5). d) Inviolabilidad de la
defensa: Consagrado también en el art. 18, de-
terminando un imperativo insoslayable para el
legislador en su función normativa y para el juz-
gador al ejercer el poder jurisdiccional. Por este
principio se brinda a toda persona la posibilidad
de ser oída y de probar los extremos en que
funda su derecho. Congruente con lo expuesto,
el mencionado art. 18 preceptúa que nadie pue-
de ser obligado a declarar contra sí mismo (por
ello, se prohibe tomar juramento al imputado)
y la inviolabilidad del domicilio, corresponden-
cia epistolar y de los papeles privados, salvo que
una ley determine en qué casos y con qué justi-
ficativos podrá precederse a su allanamiento y
ocupación (en materia aduanera, tales casos se
especifican en las normas del Código referentes
al "Control", arts. 112 al 129 —Sección II—), e)
Prohibición de la reformatio in pejus: En ma-
teria de infracciones aduaneras este principio
adquiere un cariz especial, habida cuenta de que
al representante fiscal no le es posible salirse de
los límites trazados por la resolución emanada
del organismo aduanero, o sea, no puede pedir
la agravación de la pena allí establecida. Cabe
(5) A partir del caso "Fernández Arias, Elena"
("Fallos", 247-646), la jurisprudencia de la Corte Su-
prema ha sido conteste en admitir la validez constitu-
cional de órganos jurisdiccionales estables creados fue-
ra del marco de! Poder Judicial, siempre que, entre
otras condiciones, la actividad de esos órganos se en-
cuentre sometida a limitaciones de jerarquía constitu-
cional que no es lícito transgredir, especialmente la
que obliga a que sus pronunciamientos queden sujetos
a un control judicial posterior suficiente (doctrina de
"Fallos", 247-646, 253-485, 278-287 y muchos o-
tros), respetándose en materia penal los derechos y ga-
rantías constitucionales, especialmente la de la inviola-
bilidad de la defensa en juicio ("Fallos", 175-311,
193-408, 199-395, 202-524, 240-160 y 235, 241-99,
243-500, 252-356).
agregar que los órganos superiores a la A.N.A.
(Tribunal Fiscal de la Nación, tribunales federa-
les, Corte Suprema) no pueden, por ende, agra-
var la sanción aplicada por el ente aduanero, f)
Descubrimiento de la verdad real a diferencia de
que con respecto a las cuestiones civiles el juz-
gador, en principio, debe quedar satisfecho con
la verdad formal que surge de las manifestacio-
nes formuladas por las partes, no pudiendo
—salvo contadas excepciones— apartarse de la
producción de pruebas ofrecidas por ellas. Ha
de recordarse que la finalidad inmediata de to-
do proceso de índole penal es el descubrimiento
de la verdad real —por el cual el juzgador tiene
amplios poderes en materia probatoria— para
reprimir ai verdadero culpable y evitar la conde-
na del inocente; en tanto que su finalidad me-
diata es la justa actuación de ¡a ley. El Código
Aduanero aplica dicho principio en los arts.
1081, 1090, 1091, 1094 inc. e), 1111 y 1143.
g) lura novit curia: El juzgador debe conocer
todo el derecho no sólo para encuadrar en él,
como conclusión del silogismo que entraña la
sentencia, la realidad comprobada, sino también
para dirigir el procedimiento de manera eficien-
te conforme a las normas que lo rigen. Este
principio adquiere particular relevancia en ma-
teria penal, de modo que una deficiente defensa
o una articulación de recursos inadecuada no
puede ir en desmedro del imputado, debiéndo-
se, por ejemplo, dar a las causas los trámites que
correspondan o remitirlas a los organismos com-
petentes, pese a los errores en la presentación
de los escritos.
IV) Configuración: En principio, pues, las in-
fracciones aduaneras se configuran al reunirse
los siguientes elementos:
1) Acción: Puede ser un obrar positivo o
una omisión que implica un comportamiento
corporal referible de algún modo a la voluntad
de un individuo o de una persona de existencia
ideal. Comprende tanto la conducta humana co-
mo su resultado ( 6 ) —vgr. en el art. 954 inc. a)
el perjuicio fiscal, que a veces puede ser poten-
cial, es decir, frente a la mera posibilidad del re-
sultado configúrase la infracción; empero, cier-
tas transgresiones son meramente formales, o
sea, para su consumación no requieren la pro-
ducción de ningún evento extraño o externo a
la acción misma del sujeto, por ej. las de los
arts. 968, 972—
Los distintos tipos tienen necesariamente
que contener un verbo que denota la acción (no.
cumpliere, introdujere o pretendiere introdu-
cir, tuviere en su poder, etc.), debiendo ser en el
caso concreto típica a los efectos de que se con-
(6) Enseña Soler que resultado "es la modifieaei6n
del mundo exterior no consistente en la actuación mis-
ma del sujeto; es el efecto de esa actuación" (Derecho
Penal Argentino, T.I, pág. 299),
figure la infracción, es decir, tal como la ley la
describe y delimita.
Debe existir una relación de causalidad entre
la conducta del autor del ilícito aduanero y el
resultado, lo cual no ha de confundirse con la
cuestión relativa a la responsabilidad, que en
ciertos casos expresamente contemplados puede
ser indirecta o refleja. Así es que el perjuicio
fiscal real o potencial al que se refiere el art.
954 inc. a) ha de tener por causa una declara-
ción inexacta de alguno de los sujetos aludi-
dos en la citada disposición. No existe res-
ponsabilidad por falta de autoría en casos de
fuerza mayor (arts. 168. 175, 260, 261, 262,
272 ap. 2, 359, 360, 390), ceso fortuito (arts.
260, 261, 262, 272 ap. 2, 359, 360, 390), si-
niestros (arts. 178 y ss., 213, 308, 314, 315,
380).
En materia penal aduanera no se acepta el
principio societas delínquele nonpotest, de ahí
que las personas de existencia ideal son respon-
sables por las infracciones aduaneras cometidas
por sus dependientes, en forma solidaria con és-
tos (art. 903).
Por la forma de la acción, las infracciones se
clasifican en: a) instantáneas y permanentes,
siendo que en las primeras la acción que las con-
suma se perfecciona en un solo momento, por
ej. las declaraciones inexactas del art. 954, en
tanto que en las segundas lo que permanece no
es un mero efecto de la infracción sino el esta-
do mismo de la consumación, pudiendo impu-
tarse como tal todos los momentos de su dura-
ción, por ej. las descriptas en los arts. 965 y
970. Esta clasificación tiene influencia en la
prescripción, ya que en las permanentes la ac-
ción que perfecciona el tipo se puede prolongar
en forma ininterrumpida, considerándose que la
acción recién se agota cuando concluye la acti-
vidad que prorrogaba en el tiempo e! estado de
consumación, b) Infracciones de comisión, de
omisión y de comisión por omisión: en las pri-
meras el objeto prohibido es un hecho positivo,
de modo que se consuman por el modo de o-
brar, vgr. el contrabando menor (art. 947), la
declaración inexacta de condiciones de la mer-
cadería que determinara un tratamiento tribu-
tario más favorable produciendo perjuicio fiscal
(art. 954 ínc. a); en las segundas el objeto prohi-
bido es una omisión o abstención, vgr. el incum-
plimiento de las obligaciones formales a que se
refiere el art. 968; las últimas son verdaderas in-
fracciones de comisión a cuyo resultado se llega
mediante la abstención u omisión, vgr. las decla-
raciones inexactas donde se omitieren ciertos
datos relativos a la naturaleza, especie, vincula-
ción entre el importador y el exportador en re-
lación a las mercaderías comprometidas a des-
pacho como medio de producir un perjuicio fis-
cal (art. 954 inc. a).
2) Antijuridicidad: entendiendo por tal una
abstracta relación de contradicción entre el he-
cho y el ordenamiento jurídico en general y el
aduanero en especial. Puesto que el derecho es
ante todo valoración, debe determinarse si exis-
te o no una "disonancia armónica" —al decir de
Carrara—, o sea, con posterioridad al encua-
dre de una acción a una figura, ha de establecer-
se si hay contradicción entre el hecho del hom-
bre y los fines protegidos por el derecho; en
consecuencia no se configura infracción aun
cuando el accionar se encuentre descripto en
una norma si media causal alguna de justifica-
ción, vgr. el estado de necesidad al que define
Soler como "una situación de peligro para un
bien jurídico, que sólo puede salvarse mediante
la violación de otro bien jurídico". Se configu-
raría tal estado por ej. si alguien ante la inmi-
nencia de un temporal de nieve retirara una par-
tida de ganado haciéndola trasponer la frontera.
3) Imputabilidad - presunción de culpabili-
dad: Luego del análisis objetivo del hecho exa-
minado, debe analizarse la imputabilidad del au-
tor, la cual no tiene relación con determinado
hecho sino que se refiere a la situación del suje-
to. La imputabilidad consiste en el conjunto de
condiciones que un sujeto debe reunir para que
responda penalmente de su acción; ha de distin-
guirse este concepto del de "imputar" que alu-
de a la atribución de un hecho a un sujeto.
Son inimputables los sujetos que no reúnen
un mínimo de condiciones que le permitan te-
ner conciencia de que el acto constituye una in-
fracción o no pudieran dirigir sus acciones, por
ej. los menores y los dementes. Ello no es óbice
a que respecto de los menores respondan otras
personas por los hechos que cometieren aqué-
llos en la forma dispuesta por los arts. 905 y
906.
Determinada la imputabilidad, corresponde
el examen de la culpabilidad. Pese a que por re-
gla general las infracciones aduaneras son de na-
turaleza objetiva ante la dificultad de determi-
nar el elemento subjetivo que tornaría ilusorias
muchas normas represivas, como bien ha dicho
el T.F.N. en el campo del derecho penal, aun
cuando se trate de las infracciones aduaneras, el
fundamento de la punición se encuentra en la
intención del autor; empero, en tales infraccio-
nes el mismo proceder lleva a una presunción
de culpa, produciéndose de esa manera una in-
versión de la prueba, aunque ello no presupone
la configuración del ilícito independientemente
de todo elemento intenciona! ("Escalante Pitt,
Moisés M.C.", 13/567 del 8/6/78).
Puntualizaba De Aguirre, autor de las O.A.
que "¡as penas por delitos de defraudación de
derechos de aduana difieren de las penas por
delitos comunes, en que en éstos es necesaria
la consumación del delita para la consumación
de la pena; mientras que en los primeros basta
la infracción de los reglamentos para presumir
la intención de defraudación que es castigada
con la severidad del delito consumado" (el des-
tacado es nuestro).
No obstante la gran relevancia del elemento
objetivo en materia infraccional aduanera,
los factores subjetivos no dejan de tenerse
en cuenta. Son causas qué excluyen la culpabili-
dad: la coacción, el error, la inconsciencia, la
inimputabilidad (ya que ésta constituye presu-
puesto de la culpabilidad). En ese orden de i-
deas, el art. 902 ap. 2 admite que la ignorancia
o el error de hecho o de derecho en ciertas ex-
cepciones expresamente contempladas por el
Código pueden ser eximentes de sanción (arts.
140, 143, 225, 322, 325, 959 inc. a), etc.). La
teoría del error, como lo señala Soler, es parte
de la teoría de la culpabilidad en su aspecto ne-
gativo; el error es esencial cuando versa sobre
alguno de los elementos contenidos en la figu-
ra o sobre una circunstancia agravante de la
calificación, siendo accidental cuando recae so-
bre circunstancias que acompañan al hecho pe-
ro sin alterar su esencia o calificación. El poder
excusante del error reside en la fuerza que él
tenga para destruir subjetivamente la ilicitud del
acto, debiendo ser inculpable, decisivo y esen-
cial para que excluya la culpabilidad.
Jurisprudencia: Existe una profusa variedad
de fallos sobre el "error evidente e imposible de
pasar desapercibido" al que se refería el art.
1057 de las Ordenanzas de Aduana como causal
de absolución. Es así que se dijo que sólo reves-
tía tal carácter el error que surgía de la sola de-
claración comprometida, sin necesidad de la
confrontación con la documentación comple-
mentaria del despacho o de la verificación de la
mercadería (T.F.N., entre otros, "Transporta-
dora Coral S.A.", 13/494 del 16/2/78). Actual-
mente el art. 959 inc. a) del Código Aduanero
establece que no será sancionado el que hubiere
presentado una declaración inexacta si esa in-
exactitud fuere comprobable de la simple lec-
tura de la propia declaración.
Se sostuvo que no obstante que el error no
cumpliera las características exigidas, puede
presentar modalidades que autorizan el ejercicio
de las facultades acordadas por el art. 1056 de
las O.A. (hoy art. 916 del Código Aduanero) en
los supuestos en que para establecer la inexacti-
tud de la declaración basta con acudir a la docu-
mentación complementaria; por eljo se redujo
la multa a un 50% (T.F.N., entre otros, "Enri-
que Duran y otros", 13/612 del 21/8/78; en el
mismo sentido C.N.Cont.Adm.Ped.Cap., Sala 2,
"Anilinas Argentinas S.A. y otro" del 21/6/74).
No puede asimilarse el control efectuado por la
computadora con la lectura a la que se refiere
el art. 959 inc. a) del Código (T.F.N., "Silva,
Rodolfo", G-1861 del 3/6/83). No se hizo lugar
tampoco al error como eximente en una trans-
gresión al régimen de equipaje porque debe re-
sultar tal causal de la misma documentación a
duanera, supuesto que no se trata en los autos
(T.F.N., "Bosch, Mabel N. Arzuaga de y otro",
F-2529 del 9/10/84). La Sala 1 de la C.N.Cont.
Adm.Fed.Cap. consideró que la manifestación
del recurrente acerca de que en su equipaje con-
ducía efectos sujetos al pago de derechos y no
presumiéndose fines de comercialización, aten-
to a su número y variedad, ello implicó en esen-
cia un fallido e inidóneo acto de importación
que por las circunstancias apuntadas constituye
un error evidente de hecho, imposible de pasar
desapercibido ante la autoridad aduanera, por
lo cual se absolvió al imputado, ordenando la
nacionalización de los efectos, previo pago de
los gravámenes, salvo que al tiempo de la sen-
tencia existiera disposición legal que prohibiera
la introducción a plaza de los bienes de que se
trataba, supuesto en que habrá de precederse a
su reembarco ("Lewi, Jacobo", del 4/8/83).
Se rechazó el planteo de error evidente e im-
posible de pasar desapercibido en cuanto a que
el mismo no surgía del cuerpo del despacho si-
no que era necesario confrontarlo con la fac-
tura comercial (T.F.N., "Cocea Iceta y Cía
S.R.L.", F-1915 del 11/3/83). En lo que respec-
ta a la existencia de mercadería a bordo sin ma-
nifestar, no se hizo lugar al planteo del aludido
error, al no surgir del propio manifiesto del bu-
que; si por vía de hipótesis se sostuviera que se
trata de cualquier otro error, igualmente debe
rechazarse su invocación en los términos de los,
vigentes en el momento de los hechos, arts. 51
y 846 de las O.A. (ver en la actualidad, art. 140
del Código Aduanero), por no cumplirse con los
recaudos en ellos establecidos (T.F.N., "Agen-
cia Marítima Mundial S.A.", F-2475 del 27/7/
84). Frente a la declaración "dual" o autocon-
tradictoria se dispuso la absolución del causante
(C.N.Cont.Adm.Fed.Cap., Sala 1, "Héctor D.
Mackinlay y otra" del 2/5/85).
No se aceptó la invocación de error involun-
tario o por falta de información en relación a
una falsa manifestación, ya que no se compade-
ce con las exigencias de los trámites aduaneros
y los deberes consiguientes de los importadores
(T.F.N., "Blanco, Antonio", E-438 del.6/5/80).
En cuanto al error de derecho, se dijo que la
alegada falta de experiencia en la materia resul-
ta improcedente, por cuanto las leyes resultan
obligatorias para todos los habitantes —art. 1°
del Código Civil—, no sirviendo de excusa su
ignorancia, salvo que ello esté expresamente au-
torizado por la ley —art. 20 del Cód. Civil-;
menos puede servir de defensa la ignorancia de
disposiciones legales referentes a una actividad
que realice el habitante, aun cuando ella pueda
ser circunstancial (T.F.N., "Carus, Carlos E.",
G-216 del 14/5/80).
Otros aspectos subjetivos relevantes a efectos
de absolver ai imputado son los relativos a la
buena fe, mentada especialmente en relación a
la tenencia injustificada de mercadería de ori-
gen extranjero con fines comerciales o indus-
triales y en la transgresión a los regímenes de
destinación suspensiva ("Fallos", 254-301, 266-
43, entre otros; C.N.ContAdm.Fed.Cap., Sala
1, "Halliburton S.A." del 19/2/85). Es así que
la Corte ha sostenido que la buena fe es viable
para eximir de las sanciones previstas ai tenedor
de mercaderías extranjeras, aun cuando no haya
logrado demostrar su legítima introducción por
los medios reglamentarios, siempre que la prue-
ba de aquélla sea fehaciente y no arroje duda a-
cerca de esa calidad de la conducta del imputa-
do ("Fallos", 391-224 y otros; T.F.N., "Bok-
horn, Kurt", G-2133 del 19/3/84).
Aditamos que en un caso en que el imputado
al documentar un despacho de importación pa-
ra consumo incluyó mercadería que correspon-
día a la documentada en un despacho de impor-
tación temporal y viceversa, de modo que en
uno documentó en exceso mercaderías y en
otro en defecto, sin perjuicio fiscal alguno, la
C.N.Coní.Adm.Fed.Cap., Sala 4 entendió que,
por encima de la declarada objetividad de las
infracciones aduaneras, es indudable que tratán-
dose de materia penal no puede inculparse a
quien ha demostrado no haber actuado culposa-
mente ("Tiffenberg, Samuel", del 2/3/83).
4) Adecuación a una figura: De los arts. 18 y
19 de la Const. Nacional y 894 del Código
Aduanero se colige que la norma jurídico-penal
sustantiva aduanera reviste el carácter de. una
norma-1 imite, ya que restringe el ámbito de la
represión, constituyendo su conjunto un siste-
ma discontinuo de ilicitudes que se caracteriza
por describir una sucesión de figuras autónomas
y la conminación se dirige al autor de una con-
ducta prevista. La adecuación a una figura con-
siste en que el hecho encuadre perfectamente y
conforme a todos los elementos requeridos por
la norma de que se trate. Parafraseando a Soler
decimos que sólo se configuran las infracciones
cuando las formas de acción, de antijuridicidad,
de culpabilidad y de adecuación que, concu-
rriendo en los casos concretos, inciden todas y
simultáneamente sobre el mismo hecho, de mo-
do que hacen "perfecta y unitaria su subordina-
ción a un tipo legal".
V) Responsabilidad: El art. 166 bis de la ley
de aduana establecía el principio general de que
las infracciones aduaneras eran de responsabili-
dad objetiva. El Código Aduanero, en cambio,
en el art. 902 preceptúa que quien cumple los
deberes impuestos por el ordenamiento aduane-
ro no puede ser sancionado, salvo los supuestos
de responsabilidad indirecta expresamente con-
templados. Seguidamente, el art. 902 ap. 2 se
refiere a la ignorancia o error de hecho o de de-
recho (que consideramos en el apartado IV, 3)
que no constituyen eximentes de sanción ex-
cepto los supuestos expresamente contempla-
dos en el Código.
El Código Aduanero prevé los siguientes ca-
sos especiales de responsabilidad:
1) Del principal (personas de existencia visi-
ble o ideal) solidariamente con sus dependientes
que hubieran cometido infracciones en ejercicio
o con ocasión de sus funciones (art. 903).
2) De las personas de existencia ideal solida-
riamente con sus directores, administradores y
socios ilimitadamente responsables, salvo ciertas
excepciones —que probaren éstos, para eximirse
de responsabilidad, que a la fecha de la comi-
sión del hecho no desempeñaban dichas funcio-
nes o no revestían tal condición-—; cabe destacar
que este tipo de responsabilidad es subsidiaría
—excepto el caso previsto en el art. 909—, es de-
cir, se origina en el momento en que la persona
de existencia ideal fuera condenada por una in-
fracción y no hubiere satisfecho el importe de
las penas pecuniarias (art. 904).
3) De las personas a cuya guarda o cuidado
se encontraren los menores (arts. 905 y 906).
4) Del importador o exportador en forma
solidaria con el despachante de aduana, sus apo-
derados o dependientes (art. 907), consignando
el art. 908 una excepción a la responsabilidad
del despachante —que probare haber cumplido
con las obligaciones a su cargo, resultando insu-
ficiente por ej. la demostración del mero acata-
miento de las instrucciones de su representa-
do-.
Jurisprudencia: La Corte Suprema in re "Ga-
ribotti, Armando" ("Fallos", 287-191) ha sos-
tenido que "queda en principio exento de res-
ponsabilidad el despachante de aduana que,
cumpliendo con las obligaciones a su cargo, se
atiene a lo manifestado por el importador y a
lo que resulte de la documentación complemen-
taria, salvo que incurra en hechos personales
que lo comprometan", produciéndose, como ha
dicho la C.N.Cont.Adm-Fed.Cap., Sala 4, ín re
"Nadia S.C.A." del 28/4/83, "una inversión de
la carga de la prueba, correspondiendo al despa-
chante la obligación de probar la existencia de
causales de exculpación". En igual sentido la
Sala 1, in re "De Fabriziis y D'Orsi S.R.L." del
19/10/82, ha puntualizado que "los anteceden-
tes absolutorios de la Cámara en esta materia
exigen que la parte haya probado que cumplió
con las obligaciones a su cargo o que tal circuns-
tancia se desprenda de los antecedentes admi-
nistrativos tenidos a la vista al resolver". Por
otra parte, no procede responsabilizar al despa-
chante si las disposiciones legales vigentes al
ocurrir los hechos no le imponían las obligacio-
nes por las cuales el ente aduanero lo responsa-
bilizara (doctr. de la C.S. de "Fallos", 287-188;
C.N.ContAdm.Fed.Cap., Sala 1, entre otros,
"De Fabriziis y D'Orsi" del 30/11/78, "Fernán-
dez, Demetrio J." del 26/8/80). vatoria del art. 1115 del Código, Tribunal Fiscal
5) Del transportista y del agente de transpor- de la Nación, tribunales federales) pueda redu-
te aduanero (art. 909). cir la pena a aplicar por debajo de los topes mí-
6) De las entidades estatales, salvo ciertos ca- nimos establecidos, fórmula que según la Expo-
sos como el Estado nacional, las provincias, las sición de Motivos es más amplia y liberal que la
municipalidades y sus respectivas reparticiones de las Ordenanzas de Aduanas, pese a que ésta
centralizadas (art. 910), había sido entendida en forma lata por ¡a juris-
Menester es señalar que la responsabilidad prudencia.
refleja o indirecta que contiene el Código se Los elementos subjetivos que mencionamos
fundamenta en razones de seguridad fiscal, para en el apartado IV, 3 , en caso de que no tengan
evitar que el fisco sufra perjuicios por no en- ía fuerza suficiente como para eximir de respon-
contrar a un responsable que pueda responder sabilidad pueden servir como atenuantes. Entre
económicamente, y en motivos de protección los atenuantes pueden citarse asimismo la auto-
de los bienes jurídicos cuya tutela contiene el denuncia en las declaraciones inexactas (art.
ordenamiento aduanero por los cuales se deben 917, que consigna ciertos requisitos para garan-
extremar las medidas para que no se cometan tizar su espontaneidad).
las infracciones, de modo que la responsabilidad Jurisprudencia: Son atenuantes la facilidad
indirecta tiene cierta independencia de la idea de constatación y la posibilidad de subsanar el
de la culpa y fundada en el riesgo creado con ¡a vencimiento de la licencia arancelaria (C.N.
actividad del responsable. Cont.Adm.Fed.Cap., Sala 3, "Patanian, Gaspar"
VI) Concurso: Se prevén dos tipos de con- del 14/8/84); que el sumario haya tenido por
curso ideal: origen la espontánea conducta de la actora (C.
a) de infracciones (art. 911) y N.Cont.Adm.Fed.Cap., Sala 3, "Siemens" del
b) de infracción y delito (art. 913). 28/4/83); las particulares circunstancias que
Adviértase que para que exista concurso i- rodearon la causa que se manifiestan por la
deal un mismo hecho debe encuadrarse en más imposibilidad de reexportar ía mercadería
de una figura, por ej. en las declaraciones ine- —cartuchos para revólver— debida a disposi-
xactas que puedan producir simultáneamente ciones del Gobierno Nacional con posteriori-
un perjuicio fiscal, una transgresión a una pro- dad a su, admisión temporal, pese a que el pla-
hibición o un ingreso o egreso desde o hacia el zo se encontraba vencido (C.N.Cont.Adm.Fed.
exterior de un importe distinto al que corres- Cap., Sala 4, "Orbea Argentina" del 9/8/83); la
pondiere (art. 954 que prevé la aplicación de la presentación espontánea en una transgresión a
pena que resultare mayor). Ejemplo de concur- los regímenes de destinación suspensiva, aunque
so ideal entre infracción y delito, debiéndose tardía, pidiendo la devolución al exterior de un
imponer las penas previstas por el delito, es que rodado (T.F.N., "Uliana, Miguel", Sala E del
el hecho encuadre simultáneamente en el art. 12/12/83 confirmado por la Sala 1 de la Cá-
994 inc. c) y en el art. 863. mara el 2/4/85), por la entidad de la infracción
El Código contempla asimismo dos tipos de y la falta de antecedentes de la apelante se redu-
concurso real (recuérdese que alude a la plura- jo la multa en un 50% del valor en aduana de la
lidad de hechos independientes): mercadería ingresada por la vía de equipaje
a) de infracciones (art. 912), vgr. un sujeto (T.F.N., "Bosch, Mabel N. Arzuaga de y otro",
que tuviera en su poder mercadería a la que des- F-2529 del 9/10/84). Respecto de las declara-
cribe el art. 971 y además otra mercadería que ciones inexactas se dijo que si bien no existió
se encuadra en el art. 986; autodenuncia por el principio de la verificación
b) de infracción y delito (art. 914), vgr. una anterior, se atenuó la multa porque la presenta-
persona que no cumpliera con la obligación a ción fue anterior a la denuncia del servicio a-
que se refiere el art. 965 inc. b) y que luego co- duanero (T.F.N., "Bruno Hnos", E-1015 del
metiere un contrabando de exportación encua- 26/5/82). En cuanto a las inexactitudes del ma-
drable en el art. 864 inc. a). nifiesto general de la carga, la Sala 3 de la Cá-
VII) Penas: Configurada la infracción adua- mara redujo la multa por debajo del mínimo,
nera y determinada la responsabilidad, el juzga- fijando su importe en un 30% del fijado por la
dor debe graduar las penas considerando espe- aduana, atento a que: a) el hecho ilícito com-
cialmente las condiciones personales, y las cir- puesto por los arts. 954 y 956, ap. c) remiten a
cunstancias, naturaleza y gravedad de las infrac- una sanción prevista de modo particular para
ciones con arreglo al art. 915; así por ej. a un otro tipo de declaraciones, que no guarda pro-
infractor primario es común que se le aplique el porción en supuestos próximos a los de respon-
mínimo de sanción establecida por la norma. sabilidad indirecta, lo que admite una aprecia-
Sin embargo, el art. 916 (en forma parecida ción menos rigurosa; b) aunque la solicitud de
a lo que disponía el art. 1056 de las O.A.) fa- rebaja del manifiesto no resultó anterior a la
culta a que el juzgador (administrador al que constatación oficial, la actora la formuló en tér-
conceptúa el art. 1023 cumpliendo con la ele- mino ("Agencia de Transportes Moore Me. Cor-
mack S.A." del 2/4/85); en este punto la juris-
prudencia no es pacífica, ya que frente a seme-
jantes presupuestos fácticos la Sala F del Tribu-
nal Fiscal de la Nación, por mayoría, revocó la
sanción aduanera, por considerar que ei mani-
fiesto general de la carga no tiene el carácter de
declaración ("Agencia Marítima Río Paraná",
F-2105 del 30/6/83, revocado por la Sala 4 de
la C.N.Cont.Adm.Fed.Cap. e! 10/4/84). Empe-
ro la C.S. in re "Agencia Nórdica S.A." del
11-6-85 sostuvo que las diferencias entre el con-
tenido del manifiesto general de la carga y el re-
sultado de la comprobación efectuada por la au-
toridad aduanera, que no hubiesen sido justifi-
cadas en alguno de los modos que establecen el
código y su regiamentación, dan lugar a la apli-
cación de las sanciones previstas en el art. 954.
Cabe puntualizar que el art. 917 del C.A. só-
lo se aplica en cuanto a las declaraciones inexac-
tas (C.S., "Cometarsa" del 15/11/84).
No es atenuante la ignorancia del derecho, se
resolvió en materia de equipaje (C.N.Cont.Adm.
Fed.Cap. Sala 2, "Iribarne, Rosa D. de Lúea
Mancini" del 28/7/83).
Son especies de penas en materia infraccio-
nal aduanera:
a) las multas, cuyas pautas de fijación y ac-
tualización están contenidas en el art. 926, pre-
viéndose las consecuencias de la mora en los
créditos fiscales emergentes de la aplicación de
las penas (intereses moraíorios y punítorios) en
los arts. 924 y 925. Como lo enseña Bielsa, la
defensa de la propiedad impone como principio
en estos casos: 1) la comprobación indudable
del hecho que constituye infracción; 2) la deci-
sión administrativa motivada; 3) el recurso judi-
cial con efecto suspensivo; la apelación de a-
cuerdo con las leyes procesales y, desde luego,
el recurso extraordinario si se configura la cues-
tión federal o la arbitrariedad.
b) El comiso (pérdida de efectos que pasan
al Estado), que el Código no distingue entre re-
dimible e irredimible como lo hacía ¡a ley de a-
duana, de modo que para el ordenamiento que
nos ocupa se utiliza el término "comiso" sólo
para aquellos casos en que no puede ser redimi-
do, esto es, no puede sustituirse por multa, sal-
vo ciertas excepciones como las de los arts. 922
(cuando el titular o quien tuviera la disponibili-
dad jurídica de la mercadería no debiere res-
ponder por la sanción o la mercadería no pudie-
re aprehenderse), 948 (en el contrabando me-
nor, imposibilidad de aprehender la mercade-
ría), 983 (transgresión al régimen de envíos pos-
tales).
c) Clausura del local o comercio y sus de-
pendencias anexas o depósitos (art. 988).
d) Inhabilitación para ejercer el comercio
(art. 988).
El Código Aduanero procuró resolver los
problemas que pueden plantearse en relación a
la valoración de la mercadería a los efectos de la
aplicación de las penas en los arts. 918, 919,
920 y 923, contemplando el art. 921 la forma
en que se clasificará la mercadería fallante.
VIIÍ) Reincidencia: Es considerado reinci-
dente el que hubiere sido condenado por resolu-
ción firme por una infracción o un delito adua-
neros y cometiere una nueva infracción aduane-
ra (art. 927); tal condena anterior no se tiene en
cuenta a efectos de reputar al encartado como
reincidente si se tratare de una infracción adua-
nera y hubieren transcurrido 5 años a partir de
la fecha en que quedó firme la resolución defi-
nitiva que la impusiera, o si se tratare de un de-
lito aduanero y hubiere transcurrido otro plazo
igual al de ¡a condena, que no podrá exceder de
10 años ni menor de 5 años (art. 928).
Cabe señalar respecto del autor reincidente
de un hecho encuadrable como contrabando
menor, que la reincidencia transforma tal in-
fracción en delito de contrabando (art. 949 inc.
b).
La reincidencia es también factor agravante
en lo atinente a la graduación de las penas (art.
915).
IX) Extinción de acciones y penas:
1) Son causales de extinción de la acción pa-
ra imponer penas la amnistía, la muerte del im-
putado, la prescripción (art. 929) y el cumpli-
miento voluntario de la pena pecuniaria de que
se trate (arts. 930 al 933), debiendo a este efec-
to pagarse ei mínimo de la multa como el aban-
dono de la mercadería a favor del Estado o el
pago del importe de su valor en plaza, en su
caso, antes del vencimiento del plazo para con-
testar la vista de descargo en el procedimiento
para las infracciones (art. 932). En el sistema de
extinción de la acción penal por pago volunta-
rio, el antecedente no es registrado (art. 932)
por lo que redunda en beneficio del infractor;
tal sistema no se aplica a la infracción de con-
trabando menor (art. 933).
La prescripción es de orden público, se pro-
duce de pleno derecho y debe aun declararse de
oficio (entre muchos otros, C.S., "Fallos", 271-
338, 270-29, 267457, y sentencias de la C.N.
Coní.Adm.Fed.Cap., Sala 1, "Coimbra, María
G." del 7/7/77 y sus citas). La Corte Suprema
in re "Guillermo Miras S.A." del 18/10/73 de-
claró inconstitucional la ley 17.074 que dispuso
suspender por un lapso determinado el curso de
la prescripción de la acción establecida en el pri-
mer párrafo del art. 122 de la ley de aduana re-
ferente a infracciones, por considerarla vulnera-
toria del art. 18 de la Constitución Nacional y
del principio general del art. 2 del Código Penal,
aplicable en virtud del art. 4 de dicho Código,
en razón de tratarse de una ley ex post facto
que implicó empeorar !as condiciones de los en-
causados.
En relación a la prescripción de la acción pa-
ra imponer penas, el Código Aduanero fija un
plazo de 5 años (art. 934), que se computa a
partir del 1° de enero siguiente al de la fecha en
que se hubiera cometido la infracción o, en caso
de no poder precisársela, en la de su constata-
ción (art. 935); tal prescripción se suspende des-
de la deducción del recurso de apelación ante el
Tribunal Fiscal de la Nación o la demanda con-
tenciosa en sede judicial articulados contra la
resolución aduanera condenatoria, hasta que re-
cayere decisión finne en la causa (art. 936), y se
interrumpe por: a) el dictado del auto por el
cual se ordenare la apertura del sumario; b) la
comisión de otra infracción aduanera; c) la
comisión de un delito aduanero; d) el dictado
de la resolución condenatoria en sede aduanera
(art. 937).
2) La acción para hacer efectivas las penas se
extingue por amnistía, indulto, prescripción y
muerte del condenado (art. 939).
Al plazo de prescripción (5 años), cómputo
(comienza a correr a partir del 1° de enero si-
guiente al de la fecha en que quedare firme la
condena), causales de suspensión (durante la
sustanciación de ¡a acción judicial promovida
para hacerlas efectivas) e interrupción (comi-
sión de una nueva infracción o un delito adua-
neros, actos de ejecución en sede administrati-
va tendientes a hacerlas efectivas, iniciación de
la acción judicial promovida para hacerlas efec-
tivas) se refieren los arts. 940 al 945.
3) La comisión de otra infracción o de un
delito aduanero tiene efectos interruptivos si
media a su respecto resolución o sentencia con-
denatoria firme, por lo cual cuando surgiere la
existencia de un ilícito aduanero cometido con
posterioridad a la infracción investigada o a la
imposición de la pena de cuya ejecución se tra-
tare y no se hubiera dictado resolución o sen-
tencia firme, la prescripción no podrá resolverse
y su término se suspenderá hasta tanto no se
dictare aquélla (arts. 938 y 944). Es decir, en
este aspecto el pronunciamiento se aplaza.
Tanto la prescripción de la acción para impo-
ner como para hacer efectivas las penas corre, se
suspende y se interrumpe separadamente para
cada uno de los imputados o responsables (art.
946) recogiendo el principio del art. 67 últ. pá-
rrafo del Código Penal.
X) Breve referencia a las infracciones aduane-
ras en especial:
1) Contrabando menor: Se define en el art.
947 mediante la asimilación*de las formas sim-
ples del delito de contrabando (art. 863, que se
configura mediante ardid o engaño, y 864 por
la sola intención), ciertas formas agravadas (art.
865 incs. a y h, es decir cuando intervinieren en
el hecho tres o más personas como autores, ins-
tigadores o cómplices, o se tratare de mercade-
ría cuya importación o exportación estuviere
sujeta a una prohibición absoluta que no se fun-
damentare en razones de seguridad o salubri-
dad), la tentativa (art. 871) y el "contrabando
canguro" (art. 873), cuando el valor en plaza de
la mercadería al momento de la constatación
del ilícito (art. 952) fuere menor de cierto im-
porte, el cual se actualiza anualmente (art. 953)
constituyendo el límite entre la figura infrac-
cional y la delictual. No obstante, aunque el va-
lor en plaza de la mercadería no superare el alu-
dido monto, se configura delito de contrabando
cuando: a) la mercadería formare parte de una
cantidad mayor, cuyo conjunto excediere ese
importe-, b) el encartado hubiera sido reinci-
dente por delito de contrabando, su tentativa
o contrabando menor (art. 949).
Sanción: El contrabando menor se pena con
multa de 2 a 10 veces el valor en plaza de la
mercadería y el comiso de ésta (art. 947); si no
pudiera aprehenderse la mercadería se sustituirá
el comiso por una multa igual a su valor en pla-
za (art. 948). Estas penas se aplican no sólo pa-
ra el autor de la infracción, sino también para el
instigador y el cómplice (art. 950).
En la infracción de contrabando menor e) su-
mario es instruido y resuelto por la autoridad a-
duanera (art. 951).
Jurisprudencia: La mera inexistencia de de-
claración jurada de mercadería en poder del pa-
sajero de un ómnibus de transporte para excur-
siones internacionales que procedente de Para-
guay se dirigía a Córdoba no alcanza a configu-
rar tal infracción, ello aun sin considerar la
posibilidad reglamentaria de una mera declara-
ción oral. Además, no se había comprobado
que la totalidad de la mercadería en cuestión
fuera extranjera, pudiendo considerarse los
efectos tenidos como extranjeros atento a su
valor, cantidad y variedad como incidentes de
viaje (T.F.N., "Silvi, Florencia Riveros de",
E-2081 del 27/3/84).
2) Declaraciones inexactas y otras diferen-
cias injustificadas (arts. 954 al 961): Se tutelad
principio de la veracidad y exactitud de las de-
claraciones y manifestaciones que se presentan
ante las aduanas. El art. 954 reprime y sanciona
—en proporción al bien jurídico protegido— al :
que para cumplir cualquiera de las operaciones
o destinaciones de importación o de exporta-
ción, efectuare una declaración inexacta que de
pasar inadvertida produjere o pudiere producir:
a) un perjuicio fiscal (multa de 1 a 5 veces el
importe de dicho perjuicio); b) una transgresión
a una prohibición a la importación o exporta- j
ción (multa de 1 a 5 veces el valor en aduana de J
la mercadería en infracción); c) el ingreso be-
greso desde o hacia el exterior de un importe j
distinto al que correspondiere (multa de 1 a 5 |
veces el importe de la diferencia). En el caso de i
mercadería fallante cuando no puede determi-
narse si la diferencia produjo o pudo producir »
alguna de dichas consecuencias se impone una t
multa fija, actualizable anualmente (art. 955).
Aclara, entre otros aspectos, el art. 956 el con-
cepto de perjuicio fiscal, y que la presentación
del manifiesto general de la carga, del rancho,
de la pacotilla y de la relación de la carga equi-
vale a efectuar una declaración relativa a lo ex-
presado en los mismos.
Declaraciones inexactas no punibles: a) por
clasificación arancelaria inexacta pero indican-
do todos los elementos que permitan al servicio
aduanero la correcta clasificación arancelaria
de la mercadería (art. 957); b) salvo disposición
en contrario los supuestos en que el Código au-
toriza la dispensa del pago de tributos por si-
niestros, caso fortuito, fuerza mayor o rectifi-
cación de declaración debidamente justificada
(art. 958); c) inexactitud comprobable de la
simple lectura de la propia declaración (art.
959, inc. a); d) el perjuicio fiscal real o poten-
cial menor de cierto importe actualizable anual-
mente, excepto que se configurara además otro
supuesto diferente del perjuicio fiscal (959 inc.
b); e) la diferencia de cantidad de la mercade-
ría de una misma posición arancelaria no exce-
diere de cierto porcentaje (959 inc. c); f) decla-
raciones supeditadas (art. 960). Se ha dicho asi-
mismo que las declaraciones incompletas que
no traducen ni exteriorizan una falsedad o in-
exactitud no son punibles ("Fallos", 184-615;
T.F.N. , "Pires, Francisco A.", F-1958 del 12/
4/83; T.F.N. "A. Hartrodt S.A.", F-1642 del
20/10/82, caso éste referente a un agente marí-
timo que asentó los datos del conocimiento en
el formulario de transbordo quedando en fclan-
co los casilleros relativos al contenido y valor de
los efectos). Ver la jurisprudencia del apartado
IV, 3, y VIL
3) Mercadería a bordo sin declarar: Por el
art. 962 se tiene que cuando en un medio de
transporte se hallare: a) mercadería oculta, b)
o en lugares de acceso reservado a la tripula-
ción, c) o en poder de algún tripulante, y en
cualquiera de los tres supuestos no hubiera
sido declarada oportunamente ante el servicio
aduanero, corresponderá el comiso de los efec-
tos y se aplicará al transportista una multa igual
a su valor en plaza. Si la importación o expor-
tación de la mercadería estuviera sujeta a una
prohibición, la multa podrá elevarse hasta dos
veces su valor en plaza (art. 963). Si la merca-
dería manifestada resultara faltar se aplicará lo
dispuesto en el art. 954.
Jurisprudencia: Del art. 962 del Cód. surge
que se han modificado los presupuestos de he-
chos de tal infracción, por cuanto se requiere
actualmente que la mercadería esté oculta o se
encuentre en sitios de acceso reservado a la tri-
pulación o en poder de algún tripulante, por lo
cual se revocó el pronunciamiento condenatorio
al tratarse de mercaderías halladas en un lugar
sin candados y de fácil acceso, siendo además
usual que en él —de acuerdo a las probanzas— se
colocara equipaje (T.F.N., "Alirnar S.A.", F-
1428 del 2/7/82; en el mismo sentido, T.F.N.,
"Agencia Marítima Basal S.A.", G-1553 del I/
12/82 confirmado por la Sala 3 de la Cámara el
31/7/84). Si bien el art. 962 se refiere única-
mente al "transportista", por el art. 909 el ser-
vicio aduanero puede dirigir la acción respectiva
contra el agente de transporte aduanero que lo
represente (T.F.N., "Rioflet S.R.L.", G-2049
del 24/10/83).
4) Transgresión de obligaciones impuestas
como condición de un beneficio: Se distinguen
la transgresión de fondo de la formal según
que afecte o no la finalidad que motivó el otor-
gamiento del beneficio. En la de fondo se vin-
culan las sanciones con el bien jurídico tutela-
do. Es así que el art. 965 sanciona al que no
cumpliere con la obligación que hubiera condi-
cionado el otorgamiento de: a) una excepción
a una prohibición a la importación para consu-
mo o a la exportación para consumo con el co-
miso de la mercadería en infracción; b) una
exención total o parcial de tributos que graven
la importación o exportación para consumo con
una multa de 1 a 5 veces el importe actualizado
de los tributos dispensados; c) un estímulo a la
exportación para consumo con una multa de 1
a 5 veces el importe actualizado del estímulo a-
cordado.
El tenedor con fines comerciales o industria-
les de la mercadería a la que se refieren los incs.
a), y b) del art. 965, es sancionado en forma
solidaria con el autor de la transgresión (art.
966).
Al responsable de la transgresión formal re-
prime el art. 968 con una multa del l%al 10%
del valor en aduana de la mercadería en infrac-
ción; el tenedor de la mercadería de esta trans-
gresión no es sancionado.
Para el supuesto de acogimiento al régimen
especial de congelamiento de los elementos ne-
cesarios para la determinación tributaria con-
templado en el art. 729, se prevé en el art. 969
la conducta punible caracterizada por no cum-
plir con los plazos, forma y condiciones esta-
blecidas en el art. 730 sin mediar las causales
del art. 731, sancionándose al exportador con
una multa del 10% al 20% del valor en aduana
de lo no exportado.
Jurisprudencia: La posibilidad de aplicar las
sanciones del art. 965 al tercero autorizado a
introducir la mercadería que omite entregarla
al titular de la franquicia, resulta una necesaria
implicancia de! criterio de reprimir a quien no
satisface la exigencia a la que supeditó la excep-
ción o el estímulo acordados, habida cuenta
que sobre el primero pesa una responsabilidad
no menos relevante que la del segundo en rela-
ción con el logro de la finalidad perseguida
al concederse el beneficio (Corte Suprema.
"Kerszberg, S.A. y otra" del 19/6/84).
En cuanto a la transgresión formal del art.
968 se desestimaron los argumentos tendientes
a demostrar que la conducta de la actora no es-
tuvo viciada de dolo o culpa, atento eí carácter
objetivo de esta infracción; la prohibición de
vender la mercadería importada en franquicia
sin la previa autorización de la aduana es una
obligación impuesta como condición del otor-
gamiento del beneficio, por lo cual no hay mo-
tivo que impida concluir que cuando el art. 968
inc. a) habla de incumplimiento de la obligación
comprende a ella; si bien dicha norma habla de
"obligación", los arts. 626 y 629 se refieren a
las obligaciones que pesan respecto de la impor-
tación o exportación en excepción a una prohi-
bición (T.F.N., "Panamérica de Plásticos", F-
2243 del 5/10/83).
5) Transgresiones a los regímenes de destina-
ción suspensiva: El art. 970 reprime al trasgre-
sor de las obligaciones asumidas como conse-
cuencia del otorgamiento del régimen de impor-
tación temporaria o de exportación temporaria
—transgresión de fondo— con una multa de 1 a
5 veces el importe de los tributos que gravaren
la importación o exportación, para consumo
(no inferior al 30% del valor en aduana de la
mercadería en infracción, aun cuando ésta no
se encontrare gravada). Si la mercadería en in-
fracción estuviere prohibida se aplicará ade-
más su comiso. Tales penas son impuestas soli-
dariamente con el tenedor de la mercadería
con fines comerciales o industriales. El incum-
plimiento de la obligación de reexportar o reim-
portar dentro del plazo acordado constituye
una transgresión de fondo.
La transgresión formal a los regímenes de
importación temporaria o exportación tempora-
ria es reprimida en el art. 972 con una multa del
1% al 10% del valor en aduana de la mercadería
en infracción; en este caso el tenedor no es san-
cionado.
La violación a los regímenes de tránsito de
importación y de removido se contemplan en
los arts. 973,974 y 975.
Jurisprudencia: No se configura transgresión
a los regímenes de destinación suspensiva tra-
tándose de operaciones de exportación en con:
signación sujetas al régimen de! decreto 637/79,
atento a la prohibición de la analogía del art.
895 del Código (T.F.N., "Citrex S.A.", G-2328
del 6/12/84, entre otros). La sola circunstancia
de la falta de reexportación no conduce nece-
sariamente a la configuración del ilícito en los
supuestos en que la mercadería por haber sido
ingresada a depósito antes del vencimiento del
término para su retorno al país de origen, "no
pudo desviarse de tal manera que importara
transgredir las obligaciones sustanciales que
pesaban sobre la actora en relación con el be-
neficio acordado" ("Fallos", 303-809; T.F.N.,
"Embajada de la República Socialista de Che-
coslovaquia", G-2231 del 20/8/84). No se con-
sideró como eximente de fuerza mayor el desa-
poderamiento (del vehículo a reimportar) por
parte de ¡as autoridades uruguayas, atento a que
el mismo imputado al infringir las disposiciones
aduaneras de aquel país suscitó que se incoara
el procedimiento que «concluyó con la resolu-
ción que dispuso el comiso del automotor
(T.F.N., entre otros, "Cristóbal, Guillermo",
E-2197 del 10/7/84).
6) Transgresiones a los regímenes de equipa-
je, pacotilla y franquicias diplomáticas; a) se
sanciona al viajero de cualquier categoría, tri-
pulante o cualquier persona que introdujere o
pretendiere introducir mercadería no admitida
en tal carácter por las reglamentaciones con una
multa de 1 a 3 veces el valor en aduana de la
mercadería en infracción; si la mercadería estu-
viere prohibida de importarse para consumo
se impondrá también su comiso (art. 977). Ello
se aplica asimismo a la importación de merca-
dería bajo e! régimen de franquicias diplomáti-
cas (art. 980). b) Si se tratare de mercadería
admitida en tal carácter pero el responsable
omitiere su declaración aduanera cuando ésta
fuere exigible o incurriere en falsedad en su de-
claración, es sancionado con una multa de la
mitad a dos veces el valor en aduana de la mer-
cadería en infracción, importe no inferior a los
tributos (art. 978). e) El art. 979 se refiere al e-
quipaje de exportación en forma análoga al art.
977, siendo aplicable tal disposición al régimen
de franquicias diplomáticas (art. 980). d) El que
transfiriere la propiedad, posesión o tenencia de
la mercadería importada, en transgresión a los
regímenes mencionados, será sancionado con
una multa de 1 a 3 veces e! valor en aduana de
la mercadería en infracción (art. 981). e) El te-
nedor con fines comerciales o industriales de
mercadería transferida en transgresión es repri-
mido en forma solidaria con el autor de la trans-
gresión, excepto que se tratara de automotores,
caso en el cual la responsabilidad del tenedor
existe independientemente de la finalidad (art.
982).
Jurisprudencia: El proceder de quien trans-
mitió un automóvil cuya propiedad o posesión
había obtenido de una persona que lo introdujo
en uso de una franquicia diplomática no confi-
gura un hecho penado por el art. 981 del C.A.
que sólo contempla el caso de quien introduce
la mercadería valiéndose de una franquicia di-
plomática y luego la transfiere en infracción al
régimen que la reglamenta; se trata de una con-
ducta reprimida por el art. 982 que se consuma
en el instante en que el adquirente destina los
bienes a un fin industrial o comercial o toma
posesión del automotor, siendo claro que los
sucesivos transmisores de tales objetos están in-
cursos en la conducta punible durante todo el
tiempo en que ellos permanecen en su poder,
sin que sea admisible, por otra parte, que su
responsabilidad se extinga por el solo acto vo-
luntario de desprenderse de la mercadería; una
conclusión diversa haría depender la eficacia del
sistema de una razón meramente accidental o
contingente como sería la fecha de comproba-
ción del comportamiento ilícito (Corte Supre-
ma, "Cupeiro, Jorge", del 5/7/84).
7) Transgresión al régimen de envíos posta-
les: El que se presentare al servicio aduanero o
al de correos para tomar intervención en la veri-
ficación y despacho de una mercadería recibida
en carácter de envío postal, es sancionado con
el comiso de la mercadería cuando resultare
que: a) fuere de aquélla que debe llevar la eti-
queta verde u otro medio de identificación que
indicare la necesidad de control aduanero y no
tuviere tal identificación; b) no fuere de la ad-
mitida en carácter de envío postal. El comiso
puede ser reemplazado, a pedido del interesa-
do, por una multa igual al valor en plaza de la
mercadería, con excepción de que la importa-
ción de ésta se encontrare prohibida (art. 983).
Las declaraciones inexactas efectuadas ante el
servicio aduanero con motivo del despacho de
un envío postal con fines comerciales o indus-
triales son reprimidas a tenor del art. 954 (art.
984).
Jurisprudencia: Habiéndose acreditado que
el envío postal se encontraba provisto de me-
dios de identificación suficientes que indicaban
la necesidad de un control aduanero, la conduc-
ta del apelante se encuentra actualmente desin-
criminada por el art. 983 del C.A. (T.F.N., "Fá-
brica Argentina de Alpargatas", G-1546 del 29/
11/82).
8) Tenencia injustificada de mercadería de
origen extranjero con fines comerciales o indus-
triales: Se trata de una infracción que, por su
estrecha conexión con el delito de contrabando,
es severamente penada, toda vez que consiste
en la comercialización o industrialización de la
mercadería objeto de aquél, por lo cual juega
necesariamente como su complemento (ver al
respecto Exposición de Motivos del Código).
Se sanciona con el comiso de la mercadería
de que se trate y con una multa de 1 a 5 veces
su valor en plaza: 1) si la mercadería se en-
contrare sujeta al pago de impuestos inter-
nos y no presentare aplicado el respectivo ins-
trumento fiscal conforme a las normas en vigen-
cia (art. 985); 2) o si no presentare debidamen-
te aplicados los medios de identificación esta-
blecidos por la A.N.A. (art. 986); 3) o si el te-
nedor no probare ante el requerimiento del ser-
vicio aduanero que ia mercadería fue librada lí-
citamente a plaza, admitiéndose a ese efecto so-
lamente "ia documentación aduanera habilitan-
te de la respectiva importación" (art. 987), lo
cual conforme a la doctrina y a la jurispruden-
cia no es óbice a que puedan producirse otras
pruebas ya que no puede restringirse la inviola-
bilidad de la defensa en juicio. Además de las
penas referidas, puede disponerse con carácter
de sanción la clausura del local o comercio don-
de la mercadería se encontrare y sus dependen-
cias anexas o depósitos (art. 988). A la clausura
provisional (legitimada porque la mercadería no
afectada por ia infracción responde por la que
sí lo está), posibilidad de evitarla, levantamien-
to y cómputo respecto de la clausura definitiva
se refieren los art. 989 y 990. Por segunda rein-
cidencia se inhabilita temporariamente para e-
jercer el comercio (art. 988).
La transferencia a cualquier título con fines
comerciales o industriales de mercadería en
transgresión es reprimida con una multa de 1 a
5 veces el valor en plaza de la mercadería en in-
fracción; esta sanción es independiente de las
correspondientes al tenedor de la mercadería
(art. 991).
La transgresión formal a normas reglamenta-
rias es sancionada con multa fija, cuyo importe
es actualizado anualmente (art. 992 y 993).
Jurisprudencia: Ver IV, 3.
9) Oirás transgresiones: Además de las medi-
das disciplinarias que pudieren corresponder, se
sanciona con multas cuyos montos se actualizan
anualmente al que: a) suministre informes in-
exactos o falsos al servicio aduanero; b) se nega-
re a suministrar los informes o documentos que
le requiriere el servicio aduanero; c) impidiere o
entorpeciere la acción del servicio aduanero
(arts. 994 y 996).
Por último, el art. 995 se refiere a la trans-
gresión a los deberes impuestos por el Código o
la reglamentación cuando el hecho no tuviere
prevista una sanción especial en el mismo, siem-
pre que produjere o pudiere producir un perjui-
cio fiscal, o afectare o pudiere afectar el control
aduanero.
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dicción-acciones y recursos; ed. La Ley ¡Buenos Aires;
1956. Bielsa, Rafael; Estudios de Derecho Público,
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Aires; 1958. Montíel, Luis Beltxán; Curto de Derechotibies con los fines del Convenio de Chicago.
de la Navegación; ed. Astrea; Buenos Aire»; 1983. So-
ler, Sebastián; Derecho Penal Argentino; T.E.A.; Bue- De allí la redacción final de este artículo 3
nos Aires; 1953. bis, que encuentra consenso general de los parti-
cipantes de la Asamblea en sus tres primeros in-
cisos. En cuanto al cuarto, es el resultado de
INFRACCIONES CAMBIARÍAS (V. en este una ardua negociación resuelta prácticamente el
Apéndice Delitos e Infracciones Cambiarlas). último día y por el trabajo desarrollado a pre-
sión para lograr su sanción y posterior incorpo-
ración.
INTERCEPTACIÓN DE AERONAVES CI- Es de destacar que la aprobación de su texto
VILES *. El tema a tratar se refiere a la modifi- se realiza por unanimidad y es dable destacar
cación del Convenio de Aviación Civil Interna- la participación de la delegación argentina que
cional - Chicago 1944 a través de la incorpora- es uno de los 13 países que conforman el grupo
ción del articulo 3 bis, aprobado dicho proyec- de trabajo que prepara dicho texto.
to de reforma en el 25 período de sesiones (ex- El presidente del Comité Ejecutivo destaca
traordinario) de la Asamblea de la Organización en una nota, los puntos importantes que se des-
de Aviación Civil Internacional (O.A.C.I.), rea- prenden del debate y que son:
lizada su reunión en Montreal - Canadá, del 24 de 1. La conveniencia de reconocer, en una dis-
abril al 11 de Mayo de 1984. Dicha reforma a- posición específica, la obligación de los estados
punta a la regulación internacional de la inter- de abstenerse de hacer uso de la fuerza o de las
ceptación de aeronaves civiles y tiene su origen armas en contra de las aeronaves civiles. Con es-
en diversos casos ocurridos en el desarrollo de la te objeto muchas Delegaciones han manifestado
aviación civil internacional que devienen en ac- la opinión de que debía enmendarse el Conve-
cidentes, aunque ésta no sea la terminología nio de Chicago.
más apropiada, del que resultan la pérdida de vi- 2. La necesidad de mantener el equilibrio
das y bienes. entre la soberanía total y exclusiva de los Esta-
Es conveniente analizar el punto de inserción dos sobre su espacio aéreo y la seguridad de las
de este artículo 3 bis, que en el estado actual aeronaves civiles y sus ocupantes.
del desarrollo de la aviación significa incorporar 3. La necesidad de hacer hincapié en la dis-
principios de carácter jurídico en un tema como posición del artículo 4, de no emplear la avia-
éste de honda raigambre política, y que destaca ción civil para propósitos incompatibles con los
una vez más dos caracteres del derecho aeronáu- fines del Convenio de Chicago.
tico, uno que reúne el consenso de la doctrina: A fin de alcanzar Ips objetivos citados se han
el dinamismo y otro en el que el consenso no es sugerido los siguientes principios fundamentales:
tan unánime: la politicidad. a) Los Estados contratantes reconocen que
El dinamismo no es otra cosa que la adapta- todo Estado debe abstenerse de recurrir al uso
bilidad de la ciencia jurídica a las necesidades de (la fuerza) (las armas) en contra de las aero-
sociales que constituyen su objeto. La perma- naves (civiles) (utilizadas para la aviación civil)
nencia en el tiempo de la Convención de Chica- (de otros Estados).
go, que desde 1944 al presente y a través de su- b) En caso de interceptación, no debe poner-
cesivas reformas demuestra sin más que al lograr se en peligro la seguridad de las aeronaves ni la
su objetivo y contribuir en la medida que lo ha vida de sus ocupantes.
hecho al desarrollo de la aviación civil interna- c) Puesto que el derecho de legítima defensa
cional hace que ahora, y frente esta vez al he- es un derecho natural inmanente que no esta-
cho concreto de los accidentes ocurridos por el blece la Carta de las Naciones Unidas y que, en
hecho de la interceptación de aeronaves civiles cualquier caso, priman las obligaciones contrai-
&e propugne la reunión que termina con la in-
corporación del artículo 3 bis. das en virtud de dicho instrumento (artículo
La politicidad se advierte en el resultado fi- ] 03), la necesidad de mencionar el artículo 51
aJ y el éxito que significa la aprobación de de la Carta de las Naciones Unidas no es urgen-
,te instrumento —el artículo 3 bis— en un caso te.
•: tan difícil solución, por pugnar dos princi- d) Los Estados contratantes tienen derecho
os el de la soberanía total y exclusiva de los a exigir el aterrizaje de toda aeronave que vuele
stados sobre su espacio aéreo, consagrado ya sobre su territorio si tienen motivos razonables
: el arí. 1 de la Convención, y el de la seguri- para suponer que ha penetrado en su espacio aé-
,ad de las aeronaves civiles y sus ocupantes. To- reo sin autorización o que se utiliza para activi-
o ello relacionado con el principio consagrado dades incompatibles con los fines del Convenio.
a el artículo 4 de la Convención, de no em- Podrá pedirse a dicha aeronave que aterrice en
•íear la aviación civil para propósitoc incompa- un aeropuerto que cumpla los requisitos necesa-
rios para ser utilizado por el tipo de aeronave de
que se trate.
' MARÍA MATILDE ETEROVICH HURE. e) Los Estados contratantes comunicarán a
la OACI la reglamentación nacional en materia
de interceptación de aeronaves civiles y, de con-
formidad con el Artículo 38, todas las diferen-
cias que existan entre dicha reglamentación y
las disposiciones adoptadas en cumplimiento
del artículo 37 del Convenio.
f) Los Estados contratantes se comprome-
ten a garantizar que las aeronaves que lleven su
marca de nacionalidad (así como todas las aero-
naves utilizadas por un explotador que tenga en
ellos su casa matriz o residencia) acatarán toda
orden de aterrizar que se les dé de conformidad
con el párrafo d) supra, siempre que el cumpli-
miento de dicha orden no ponga en peligro la
seguridad de la aeronave ni la de sus ocupantes.
Del informe presentado por el grupo de tra-
bajo, integrado por las delegaciones de Arabia
Saudita, Argelia, Argentina, Austria, Canadá,
Cuba, Chile, Egipto, E.E.U.U., Francia, India,
Indonesia, Italia, Jamaica, Japón, Líbano, Mé-
xico, Polonia, Reino Unido, República de Co-
rea, República Unida de Tanzania, Senegal y
U.R.S.S. y posteriores modificaciones, real-
mente de última hora, surge la redacción final
del artículo 3 bis, que resulta la siguiente y que
analizaremos en conjunto.
"a) Los Estados contratantes reconocen que
todo Estado debe abstenerse de recurrir al uso
de las armas en contra de las aeronaves civiles
en vuelo y que, en caso de interceptación, no
debe ponerse en peligro ¡a vida de ios ocupantes
de las aeronaves ni la seguridad de éstas. La pre-
sente disposición no se interpretará en el senti-
do de que modifica en modo alguno ¡os dere-
chos y las obligaciones de los Estados estipula-
dos en la Carta de las Naciones Unidas.
b) Los Estados contratantes reconocen que
todo Estado tiene derecho, en el ejercicio de su
soberanía, a exigir el aterrizaje en un aeropuer-
to designado, de una aeronave civil que sobre-
vuele su territorio sin estar facultada para ello,
o si tiene motivos razonables para llegar a la
conclusión de que se utiliza para propósitos
incompatibles con los fines del presente Conve-
nio. Asimismo puede dar a dicha aeronave to-
da otra instrumentación necesaria para poner
fin a este acto de violación. A tales efectos, los
Estados contratantes podrán recurrir a todos los
medios apropiados compatibles con los precep-
tos pertinentes del presente Convenio y especí-
ficamente con el párrafo a) del presente artícu-
lo. Cada Estado contratante conviene en publi-
car sus reglamentos vigentes en materia de inter-
ceptación de aeronaves civiles.
c) Toda aeronave civil acatará una orden da-
da de conformidad con el párrafo b) del presen-
te artículo. A este fin, cada Estado contratante
incorporará en su legislación o reglamentación
todas las disposiciones necesarias para que toda
aeronave civil matriculada en él o explotada por
un explotador cuya oficina principal o residen-
cia permanente se encuentre en su territorio,
tenga la obligación de acatar dicha orden. Cada
Estado contratante tomará las disposiciones ne-
cesarias para que toda violación de esas leyes o
reglamentos aplicables se castigue con sanciones
severas, y someterá el caso a sus autoridades
competentes de conformidad con las leyes na-
cionales.
d) Cada Estado contratante tomará medidas
apropiadas para prohibir el uso deliberado de
aeronaves civiles matriculadas en dicho Estado
o explotadas por un explotador que tenga su
oficina principal o su residencia permanente en
dicho Estado para cualquier propósito incom-
patible con ios fines del presente Convenio. Es-
ta disposición no afectará al párrafo a) ni dero-
gará los párrafos b) y c) del presente artículo".
De conformidad con las disposiciones del
Artículo 94 del Convenio, para que la enmienda
propuesta entre en vigor, se requiere la ratifica-
ción de 1 ó 2 estados contratantes. El Protoco-
lo tiene cuatro versiones: español, francés, in-
glés y ruso.
Pero como la sola redacción de un hermoso
Protocolo no es suficiente, pues resulta necesa-
ria la ratificación de los Estados contratantes
para su entrada en vigencia y ello tampoco es
suficiente, ya que ello no garantiza que los Esta-
dos cumplan la enmienda o se atengan a lo que
ella estipula, es interesante analizar qué prin-
cipios incorpora y qué problemas enfrenta. Ello
no significa restar importancia al paso funda-
mental que se avanza con su incorporación, pe-
ro hay que aclarar qué soluciona y qué queda
por resolver.
De los principios que consagra el artículo 3
bis (prohibición del uso de las armas, exigir ate-
rrizaje o desvío, y acatar dicha orden) vemos
que se resuelven, en principio, aunque sea en
forma parcial, los siguientes puntos:
1) Prohibición estricta de todo acto suscep-
tible de poner en peligro la seguridad de fas ae-
ronaves civiles interceptadas, en particular el
uso de la fuerza en contra de las mismas.
2) Obligación de los Estados de imponer san-
ciones inmediatas y severas contra todo Estado
que transgreda esta estricta prohibición.
3) Obligación de la aeronave interceptada de
acatar una orden de aterrizar en el Estado inter-
cepíador, si puede hacerlo en condiciones de se-
guridad.
Pero deja fuera, o sin solución, por ejemplo,
estos otros problemas:
1) Medidas que deben adoptarse después del
aterrizaje en el Estado Interceptados
2) Medidas que deben adoptarse si la aerona-
ve interceptada no aterriza en el Estado inter-
ceptador, y
3) Ayuda para determinar la identidad, el
destino verdadero de la aeronave interceptada.
De ahí que el artículo 3 bis no sea sino un
importante comienzo, pero principio al fin de
solución, para un tema que debe encararse con
mayor amplitud, por la vía tal vez de un conve-
nio internacional sobre interceptación de aero-
naves.
A tal efecto, en Montreal en setiembre y oc-
tubre de 1984 se reunió por encargo del Conse-
jo de la OACI y decisión del Comité Jurídico,
un Subcornité Jurídico, que teniendo en cuen-
ta los resultados de la labor del período de se-
siones extraordinarias de la Asamblea de Abril-
Mayo de 1984, en relación con la enmienda del
Convenio de Chicago, con el objeto de preparar
un proyecto de instrumento sobre la intercepta-
ción de aeronaves civiles. Este Subcomité, inte-
grado por jusperitos de todo el mundo, contó
también con la participación argentina, a través
del Dr. A. Perucchi, y sesionó del 25 de setiem-
bre al 3 de octubre de 1984, celebrando once
reuniones.
Recordemos que -en diciembre de 1983 el
Consejo de la OACI había decidido incorporar
al programa general de trabajo del Comité Jurí-
dico la cuestión de la "Preparación de un Pro-
yecto de Instrumento sobre la interceptación de
aeronaves civiles", asignándole la máxima ur-
gencia. A fin de llevar a cabo esta tarea, el Sub-
comité debería tener en cuenta las conclusiones
del período de sesiones extraordinario de la
Asamblea de la OACI aprobó por unanimidad la
propuesta de enmienda al Convenio sobre Avia-
ción Civil Internacional, nuevo art. 3 bis.
Esta enmienda fue remitida a todos los Esta-
dos contratantes junto con la Resolución A-252
en la cual la Asamblea "instaba a todos los Esta-
dos contratantes a ratificar lo antes posible el
Protocolo por el que se incorpora el Artículo 3
bis al Convenio sobre Aviación Civil Internacio-
nal". La resolución A 25-3 apremiaba, asimis-
mo, a adoptar medidas prácticas de colabora-
ción entre los Estados contratantes.
Asimismo se había publicado un Manual so-
bre la interceptación de aeronaves civiles y la
Comisión de Aeronavegación había realizado
una revisión positiva de los Anexos.
En esas sesiones del Subcomité se presenta-
ron dos proyectos de instrumentos sobre la in-
terceptación de aeronaves civiles, uno de Cana-
dá y otro de Argentina.
El de Canadá tenía por objeto establecer de-
terminadas disposiciones que se aplicarían
cuando en la interceptación de una aeronave ci-
vil, interviniera un elementó de carácter interna-
cional y requería de la formalización de un tra-
tado, y no un documento de categoría inferior.
El de Argentina constituía un convenio autó-
nomo e independiente, en el que se incorpora-
ban los principios contenidos en el artículo 3
bis, un convenio de este tipo exigiría la entrada
en vigor del artículo 3 bis, precisándose por tan-
to de 202 ratificaciones, mientras que un con-
venio independiente podría entrar en vigor con
30 ratificaciones.
El Delegado de Argentina al Subcomité seña-
ló, que no bastaba simplemente con ajustar los
Anexos, pues las normas y métodos recomenda-
dos no incorporaban en sus disposiciones las
normas jurídicas necesarias.
En el debate que siguió a la presentación de
los sendos proyectos, se estimó que entre otras
cosas desde diciembre de 1983 a la fecha se ha-
bía trabajado mucho sobre el tema intercepta-
ción, pero los proyectos de instrumentos pre-
sentados eran totalmente distintos en lo que ha-
ce a contenido, sin relación alguna algunos prin-
cipios con e! art. 3 bis (por ejemplo sanciones).
La preparación en este momento de un instru-
mento internacional podía perjudicar, poner en
peligro o retrasar la ratificación del art. 3 bis y
su entrada en vigor. Y consideraron que no ha-
bía necesidad urgente de elaborar un instrumen-
to sobre la interceptación de aeronaves civiles.
En el debate se plantearon una serie de cues-
tiones: 1) ¿es necesario contar con un nuevo
instrumento, y, en caso afirmativo, ¿debe for-
mar parte integrante del Convenio de Chicago
o constituir un documento aparte?; 2) ¿debe li-
mitarse exclusivamente a las aeronaves civiles o
comprender también las aeronaves de Estado?;
3) ¿debe especificarse en él las circunstancias en
que las aeronaves civiles pueden interceptarse?;
4) ¿qué obligaciones tendrían, después de la
interceptación, los Estados contratantes, inclui-
do Estado interceptado, principalmente por lo
que respecta a las notificaciones, investigaciones
y medidas de protección?; 5) ¿qué consecuen-
cia tendría el incumplimiento de estas obliga-
ciones?.
El subcomité convino en que por el momen-
to era improcedente y prematuro preparar un
proyecto de instrumento de interceptación de
aeronaves civiles y en que debía limitarse a ha-
cer una lista de los problemas que convenía se-
guir estudiando.
En el informe presentado por el Subcomité,
se llegó a las siguientes conclusiones, bajo el tí-
tulo "Determinación de la medida en que se
llegue a un acuerdo y actividades futuras".
De conformidad con el procedimiento apro-
bado por el 16° período de sesiones del Comité
Jurídico, el Subcomité debía indicar en su in-
forme, hasta donde fuese posible, la medida en
que los Estados llegasen o pudiesen llegar a un
acuerdo con respecto a los problemas en estu-
dio, así como si consideraba que el asunto esta-
ba listo para ser estudiado por el Comité Jurí-
dico.
El Subcomité examinó los dos proyectos de
instrumento sobre interceptación de aeronaves
civiles que se le sometieron, pero, habida cuenta
de las opiniones expuestas, resolvió no preparar
por el momento un proyecto de instrumento a
ese respecto.
El subcomiíé llegó a un consenso sobre va-
rios asuntos que se plantearon y examinaron y
decidió por unanimidad que era mejor estudiar
la preparación de un instrumento sobre la inter-
ceptación de aeronaves civiles después de que
entrara en vigor el art. 3 bis y teniendo en cuen-
ta la conclusión de la labor actual de la Comi-
sión de Aeronavegación y del Consejo por ¡o
que respecta al examen de las normas, métodos
recomendados y textos de orientación de la
OACI en materia de interceptación de aerona-
ves civiles. A reserva de estas condiciones, el
Subcomité recomendó que entretanto el Con-
sejo considera los siguientes aspectos:
a) La adaptación de las medidas necesarias
para instar a ios Estados contratantes a ratifi-
car el art, 3 bis;
b) La realización de un estudio por los órga-
nos competentes de la OACI, para determinar
si debían establecerse, como enmiendas de los
Anexos al Convenio de Chicago o por otros me-
dios disposiciones sobre los aspectos relaciona-
dos con las consecuencias del aterrizaje de una
aeronave civil interceptada como, por ejemplo
- la notificación a los Estados afectados y a la
OACI; - la prestación de protección y ayuda a
los pasajeros y tripulantes, y la protección de
las aeronaves y de los bienes a bordo; - la facili-
tación del tránsito de los pasajeros, los tripu-
lantes, la aeronave y los bienes a bordo; - la de-
tención, la inspección, la investigación de las
circunstancias y los informes correspondientes.
INTERPRETACIÓN DE LA LEY: TEORÍA
DEL USO ALTERNATIVO DEL DERECHO*.
SUMARIO: I. Introducción. Uso libre, uso
evolutivo y uso alternativo del Derecho. II.
Un caso particular de uso alternativo del
Derecho: oposición entre la norma infra-
-constitucional preexistente y la Constitu-
ción. III. Base ideológica de la doctrina del
"uso alternativo del Derecho". IV. Funda-
mentación jurídico-política. V. Metodolo-
gía. VI. Factibilídad de la doctrina. VII.
Evaluación.
I. Introducción. Uso libre, uso evolutivo y
uso alternativo del Derecho. La doctrina del
"uso alternativo del derecho" no se encuen-
tra diseñada exclusivamente para el Derecho
Constitucional: es una teoría de proyeccio-
nes en cualquier ámbito del mundo jurídico,
No obstante, como se verá, tal como fue formu-
lada por alguno de sus propulsores cuenta
* NÉSTOR PEDRO SAGÚES.
con una apoyatura específica en y para el Dere-
cho Constitucional.
Conviene previamente presentarla, dada la
—todavía— reducida difusión que ha teni-
do en Latinoamérica, a pesar de la existencia
de textos específicos sobre el tema, incluso
traducidos al español. ( l ) ,
En concreto, la doctrina del "uso alternati-
vo del Derecho" propone el llamado "uso in-
directo" de la norma, esto es, su empleo según
ios fmes políticos del intérprete, con objetivos
distintos a los concebidos por su autor. ( 2 )
Conforme con la mayor parte de sus inspira-
dores, ese fin político de la teoría del uso
alternativo del derecho consiste en la eman-
cipación económica y social de las clases
disminuidas (Barcelona).(3)
El "uso alternativo del Derecho" puede dar-
se en distintos estratos jurídicos (v.gr., en la
función administrativa y en el tramo de forma-
ción de la ley), y desde luego en la función
judiciaria. Aquí —y pese a que el "espacio"
donde es factible operar es menos amplio
que el existente en la etapa de creación de la
norma—, se postula pensar en una judicatura
"alternativa" que haga a su vez una "jurispru-
dencia alternativa"; vale decir, una Justicia que
realice, cuando hace funcionar la norma, "una
opción en favor de las clases sometidas". ( 4 )
Conviene aclarar que esta posición se mani-
fiesta opuesta a las doctrinas de la "aplica-
ción libre del Derecho", o de un "uso evolu-
cionista" de la norma. No es "libre creación
del derecho", porque el jurista intérprete no
debe aquí hacer funcionar la norma en cual-
quier sentido, o en el que a dicho intérprete
le parezca discrecionalmente mejor, sino que
le asigna un rol político específico, como es,
v. gr., la instrumentación del derecho burgués
en favor del proletariado ( 5 ). Tampoco es un
"uso evolutivo" (entendido éste como una ten-
dencia que sin fracturas y sin soluciones de con-
tinuidad con el status jurídico anterior, intenta
realizar un movimiento de progreso social),1
sino que, como un verdadero shock jurídico,
(1) Cfr. por ejemplo BergaUi Roberto, Estado de-
mocrático y cuestión judicial (Bs. As., 1984), ed.
Depalma, p. 91 y sigts.; Varios autores, Interpretación
jurídica y uso alternativo del derecho (Interdiscipli-
nar 2, Valencia, 1978); Política y Justicia en el Estado
capitalista (Barcelona, 1978), ed. Fontanella, ed.
a cargo de Perfecto Andrés Ibáñez.
(2) Cír. Ruffollo Ugo, Uso alternativo (da destra
e da sinístra) del diritto prívalo: il marxismo como
método nella scienza giuridica, en Barcellona Pietro y
otros, L'itso alternativo del diritto (Bari, 1973) ed
Laterza, t. H p. 173.
(3) Introduzione, en ob. cit. en nota anterior,
t. I p. VI.
(4) Ob. cit. en nota anterior, p. 57; Ferrajoli Lui-
gi. Magistratura democrática y el ejercicio alternativo
de la función judicial, en Política y Justicia . ob
cit., p. 206.
(5) Ibidem, P. 207,
se desprende de la voluntad del legislador dad de los ciudadanos, impiden el pleno
histórico y trata de hacer funcionar la norma desarrollo de la persona humana y la partici-
según un legislador ideal, políticamente identi- pación efectiva de todos los trabajadores en
ficado con ios sectores sociales explotados, lo la organización política, económica y social
que implica pensaí en un legislador política- del País").
mente definido y hasta presuntamente futuro. La doctrina del uso alternativo del Derecho
( 6 )- constata que en ciertos medios jurídicos italia-
Luigi Ferrajoli, aclarando este ritmo de la nos hay una tendencia a resistir la ''actuación"
doctrina del uso alternativo, destaca que ella, completa de la Constitución, por ejemplo al
"lejos de proponerse la mediación de los con- acentuarse el carácter programático (en vez de
flictos sociales en clave reformista-racionali- operativo) de ciertas normas constitucionales,
zadora, se dirige, por el contrario, a abrir y a o al impregnar de formalismo las decisiones de
legitimar en e! plano legal, utilizando todas las la Corte Constitucional. Según Ferrajoli, los
posibilidades técnicas ofrecidas por el ordena- avances y retrocesos entre las interpretaciones
miento, nuevos y más amplios espacios a las "'pro Constitución" y "pro ley infraconstitu-
luchas de masas corí vista a nuevos y alternati- cionaí", "no pueden ser comprendidas si no
vos equilibrios de poder". ( 7 ) es como fruto de opciones políticas opuestas
II. Un caso particular de uso alternativo en materia de autoridad y libertad inspiradas
del Derecho: oposición entre la norma infra- en los también opuestos valores que informan
constitucional preexistente y la Constitución. normas que están en profunda contradicción".
La doctrina del uso alternativo del Derecho
tiene una aplicación histórica particular, ya que ni. fiase ideológica de la doctrina del "uso
surge en parte ante la contradicción ideológica alternativo del Derecho". Esta posición tiene
existente entre la legislación italiana fascista raigambre marxista. Parte como una preocupa-
vigente antes de la Constitución de 1948, y ción destinada a inquirir si es factible la actuali-
!a ideología de ésta, que es propia de un Estado zación de una política marxista del derecho en
pluriclasísta democrático social de Derecho. el seno de una comunidad estatal con estructu-
Obviamente, las normas infraconstituciona- ras jurídicas burguesas, o de derivación burgue-
les preexistentes podían manipularse con diver- sa. En definitiva, se pregunta si es posible la
sos destinos. Entre esos posibles "usos" de la utilización —en sentido marxista—- de las institu-
normatividad subeonstitucional, cabían dos al- ciones jurídico-constitucionales de un Estado
ternativas principales: hacer "el mayor uso pluralista como, por ejemplo, el italiano, (ii)
posible" de la filosofía política de la Constitu- La duda surge porque todo sistema jurídico tie-
ción (cosa que implicaba hacer "el menor ne, según esta tesis, una función política, un
uso posible" de la filosofía política de ¡a ley "rol" político determinado: ¿qué pasa, enton-
ordinaria anterior), o su inversa: hacer "el me- ces, si se intenta emplear un Derecho con un fin
nor uso posible" del mensaje político de la distinto (y hasta opuesto) al previsto por el legis-
Constitución, y "el mayor uso posible" de la lador? ¿El derecho no marxista, puede servir
mentalidad política de la ley o código preexis- exitosamente para fines marxistes? Y en su caso,
tente. ( 8 ) Para la doctrina que analizamos, ¿cómo?
el dilerna se resuelve haciendo un "uso alter- Sobre el punto, conviene advertir que si
nativo" de esa legislación previa a la Constitu- bien la formulación de esta doctrina se plan-
ción, contemporalizándola y hasta retorcién- tea generalmente "en 12
el ámbito de una inspi-
dola según ías pautas ideológicas del texto ración marxista", ( ) su aplicación puede con-
constitucional; ( 9 ) y en especial profundizan- cretarse, en rigor de verdad, al servicio de cual-
do la efectivización del art. 3 segunda parte quier otra ideología. Hablando de "uso" del
de este, que prescribe, al decir de los sostenedo- Derecho, en efecto, también cabe preguntarse
res de la doctrina, una decidida posición Sibera- si un derecho de raigambre libera! o social
lizadora de los sectores sociales sometidos puede ser manipulado para fines fascistas (los
("Constituye obligación de la República supri- casos de la Alemania de Weimar y el nazismo; o
mir los obstáculos de orden económico y social de la Italia del Estatuto albertíno y Mussolini,
que, limitando de hecho la libertad y la igual- brindan buen material para este tema); o si
un derecho de vertebración corporativista,
v.gr., es útil para metas neoliberales (como la
es) V. Tarello Giovanni, Orienta-menti della magis- normatividad dictada durante el gobierno
tratura e della doctrina sulla funzíone política del giu-
rista-interprete, en I.'uso alternativo . , . , ob. cit., de Francisco Franco, subsistiente en gran medi-
p. 82 y 93, t. I.
(7) Ferrajoli Luigi, ob. cit., p. 209.
(8) Tarello Giovanni, ob. cit., p. 74. (10) Ferrajoli Luigi, ob. cit., p. 200; Chiappetti
(9) V. sobre el tema Chiappetti Achule, Uso alter- Achile, ob. cit.. p. 249/250.
nativo del áiritio e certezza constituzionale, en Barce- (11) V. Barcellona Pietro y otros, L'uso alternati-
llona Pietro y otros, L'uso alternativo . . . , ob. cit., vo . . , ob. cit., p. 49; Tarello, ob. cit., p. 98.
t. II p. 249 y sigts. (12) Tarello Giovanni. ob. y p. cit.
da después de la Constitución de 1978). Tam-
bién, desde luego, es posible inquirir si un dere-
cho marxiste o con fuerte connotación socia-
lizante, puede ser aprovechado para una instru-
mentación neoliberal-social (quizá el caso de
la Constitución portuguesa de 1976 puede ser-
vir aquí como hipótesis de trabajo. Dicha Cons-
titución se propuso lograr "la transformación
en una sociedad sin clases", y "asegurar la tran-
sición hacia el socialismo mediante la creación
de condiciones para el ejercicio democrático
del poder por las clases trabajadoras: arts.
i y 2).
El "uso alternativo del Derecho", en sín-
tesis, es eventualmente operable en perjuicio
de cualquier ideología (aquélla para la cual la
norma "deja de usarse"), y en favor también
de cualquier ideología (aquélla para la cual el
derecho "es usado"). Por eso puede hablarse
—según cómo se lo manipule— de un uso al-
ternativo "de izquierda" o "de derecha",
del Derecho, (*3) como habla Ugo Ruffolo.
IV. Fundamentación jurídico-política. Los
supuestos básicos de la doctrina del uso alter-
nativo del Derecho son los siguientes:
a) rol político del Derecho. Para esta tenden-
cia, el Derecho no es nuestro, sino instrumento
de la Política. Las categorías jurídicas no son
pues esterilizadas de la Política, y todo el De-
recho cumple connaturalmente una función po-
lítica. Puede hablarse así de un "rol político"
del Derecho, de una "orientación político-ju-
rídica" o 14de una "utilización política" de las
normas. ( )
Precisamente, la doctrina del uso alternativo
del Derecho explica que la teoría clásica .de la
"apoliticidad" del Derecho (en el sentido de pre-
sentar a éste como un material políticamente
aséptico) es, en verdad, una posición perfecta-
mente "política". Para los cultores de la apoliti-
cidad del Derecho, cuenta Luigi Ferrajoli, "ser
apolítico o declararse tales no significa en
efecto estar fuera o por encima de la polí-
tica, sino aceptar pasivamente los valores po-
líticos e ideológicos dominantes, por cuya
virtud el Poder es siempre apolítico, mientras
que políticas son sólo las oposiciones". ( 15 ) So
pretexto de una fidelidad abstracta a "la ley",
o "al derecho", el jurista intérprete hace aquí,
merced a la máscara de la "apoliticidad", un
acto de servicio político al orden constituido,
el que por supuesto es tributario de alguna
ideología política. ( 16 )
b) rol político de la interpretación. Desde
luego, si el Derecho cumple fines políticos,
la interpretación de la norma estará también te-
ñida de politicidad. Siempre hay un "momento
(13) Ruffolo Ugo, ob. cit., p. 169.
(14) Cfr. Barcellona íletro, Introduzione, en I/uso
alternativo . , . , ob. cit., t. I p. XII; y ps. 49/51.
(15) Ferrajoli Luigi, ob. cit., p. 201.
(16) Tarello Giovanni, ob. cit., p. 64.
político" en la interpretación. C17)
La doctrina del uso alternativo del Derecho
subraya que el jurista intérprete (y en parti-
cular, el juez), siempre se encuentra ante
varias opciones interpretativas, entre las cuales
debe escoger alguna. La interpretación no es
una tarea exclusivamente técnica, basada en un
supuesto derecho ecuánime, creado por un Es-
tado superpuesto a las clases sociales, y media-
dor imparcial entre éstas. En particular, el resul-
tado de la interpretación dependerá de la selec-
ción de valores que realice el jurista intérprete,
quien tendrá que elegir, inevitablemente, entre
aplicar pasivamente los valores políticos e ideo-
lógicos imperantes, o algunos distintos, tributa-
rios de otra concepción política. Habrá pues un
"ineliminable momento político" en la inter-
pretación, con la consiguiente responsabilidad
por las opciones (la teoría que comentamos
exige, según se vio, realizar una opción en favor
de los sectores oprimidos, y no una "interpre-
tación burguesa"). (18).
Para efectivizar esa mutación, dice Claudio
Varrone, el juez intérprete debe salir de su lim-
bo normativo y descubrir el peculiar rol polí-
tico del jurista. ( 19 )
Estos cimientos de la doctrina del uso al-
ternativo del Derecho son incompatibles con la
teoría de la certeza del Derecho, que aquélla se
ocupa prestamente de impugnar. Para Ferrajoli,
v.gr., la tesis de que el juez es "la bouche de
la loi", al estilo de Montesquieu, parte de un
"mito iluminista" basado en tres dogmas po-
sitivistas como son los del rigor, completud y
coherencia del ordenamiento jurídico. Según
tales hipótesis, ese ordenamiento es perfecto,
lógicamente hermético y sin contradicciones,
ambigüedades o lagunas. Pero esto último no
se da en ninguna parte, e incluso los textos
constitucionales contienen normas elásticas,
multifacéticas, que dejan al Poder Legislativo
la posibilidad de adoptar decisiones ideológi-
camente diversas (Achile Chiappetti). ( 20 )
La tesis clásica de la "certeza del derecho"
se denuncia aquí como simplemente una posi-
ción continuista destinada a sostener la perdura-
bilidad de una doctrina interpretativa y
jurisprudencial preexistente, generalmente invo-
lutiva y estática, que por lo demás está al ser-
vicio de las ideologías tradicionales. ( 21 ) O,
en una postura más revolucionaria, la doctrina
del uso alternativo postula un nuevo concep-
to de "certeza del derecho", entendido ahora
(17) Ferrajoli Luigi, ob. cit., p. 198.
(18) Ibidem, p. 201.
(19) Varrone Claudio, L'uso alternativo del diritto
privato e attuazione della constituzione, en Barcellona
Pietro y otros, L'uso alternativo . . . , ob. cit., t.
II p. 189.
(20) V. Chiappetti Achüe, ob. cit., p. 246; Ferra-
joli Luigi, ob. cit., p. 199.
(21) Cfr. Tarello Giovanni, ob. cit., p. 92.
como "consenso y participación del pueblo"
en el mundo jurídico; idea emparentada con
la interpretación de la norma según los valores y
requerimientos reales de una sociedad, en un
momento dado. ( 22 )
En resumen, para la doctrina del uso alter-
nativo del Derechb, éste necesariamente se ins-
trumenta con sentido político; y necesaria-
mente también e! jurista intérprete deberá
concebir y aplicar la norma con un sentido
político: ya de tutela de los sectores oprimidos,
ya de los sectores opresores. Su opción defini-
rá la utilización de la ley con uno u otro obje-
tivo. Y aunque la norma tenga una mentalidad
y una finalidad a, el jurista intérprete puede vá-
lidamente conferirle la finalidad 6, alternativa
que es legítima si se emplea en favor del grupo
explotado.
V. Metodología. Esta doctrina reclama,
según se advirtió, una decisión sobre el conteni-
do del pronunciamiento del intérprete (la op-
ción en pro del sector socialmente oprimido,
dentro de un esquema de lucha de clases).
Pero también sugiere un método de funciona-
miento de la norma.
Respecto a esto último, la doctrina alterna-
tiva entiende que la concepción tradicional
parte de la norma como objeto natural y prima-
rio del conocimiento jurídico; esto es, como lo
jurídicamente relevante. La realidad, las relacio-
nes económico-sociales, pasan .a ser allí ingre-
dientes secundarios, subsumidos bajo la norma,
y jurídicamente accesorios. Esto produce,
para Luigi Ferrajoli, una 'Violencia de lo jurí-
dico sobre lo real", ya que los hechos son
"filtrados a través de las normas y así depura-
dos de sus connotaciones materiales efectivas".
La jurisprudencia alternativa, por el contra-
rio, invierte esa relación: los hechos son asumi-
dos "como objeto primario y privilegiado de
conocimiento", en tanto que la norma se pliega
a esos hechos. Conforme con esta visión,
no es la realidad la que se adapta a la ley, si-
no la ley a la realidad; se trata de "obtener de
las normas, mediante un procedimiento dirigido
a reconocer y resolver cada vez sobre la base del
caso concreto, las innumerables ambigüedades y
contradicciones, los criterios de valoración
y de juicio fácticamente relevantes". La inter-
pretación, pues, parte de una verdad: la visua-
lización de la realidad "en su integridad, com-
prensiva de un orden social discriminador e
injusto, de los impulsos que el mismo genera y
de los mecanismos de represión imperantes en
él". Para Ferrajoli, en síntesis, esa metodología
está auspiciada por la ya mencionada segunda
parte del art. 3 de la Constitución italiana,
que denuncia una situación de injusticia presen-
(22) Sobre la opinión de T. Grimaldi, T. Tarello
Giovanni, ob. cit. p. 96.
te (en especial, de desigualdad), y apunta hacia
una superación de tal realidad, tarea en la que
desde luego deberá participar el jurista-intér-
prete. ( 23 )
VI. Factibilidad de la doctrina. Por supuesto,
cabe preguntarse si la doctrina del uso alterna-
tivo del Derecho puede ser exitosa. En concre-
to, ¿es realmente posible instrumentar una nor-
ma ideológicamente orientada hacia determina-
do objetivo, con uno distinto? ¿En qué medi-
da el ordenamiento jurídico puede reprimir
ese "uso indirecto" o infiel de una norma con-
creta?
Para esta tesitura, y dentro de un marco
ideológico propio (empleo del derecho burgués
con sentido marxista), la operación es factible
cuando el intérprete se aprovecha de las contra-
dicciones internas del derecho burgués, contra-
dicciones explicables en parte porque ese dere-
cho, en algún momento dado, no es únicamente
expresión de la clase dominante (capitalista),
sino también producto de la lucha de las dos
clases (capitalista y proletariado). Además, el
derecho capitalista no es tal porque defienda
siempre sólo los intereses de la clase domínate,
o porque subyugue siempre a la clase dominada,
sino porque condiciona un modo de producción
que constituye a una clase dominante y a otra
dominada. ( 24 ) Así será posible encontrar
resquicios legales en favor de esta última.
Dentro de los intersticios normativos que de-
ja un sistema, Varrone destaca que el mencio-
nado art. 3 de la Constitución italiana abre las
puertas para una estrategia compleja y articula-
da en pro de un uso alternativo del Derecho
infraconstitucional, según los móviles polí-
tico-ideológicos que patrocina esta teoría.
(25)
Sin embargo, las dudas sobre la eficacia
total de una posición alternativista no son po-
cas. Ricardo Guastini, por ejemplo, piensa que
esa doctrina puede ser útil como una "práctica
específica" dentro del escenario interior de una
lucha de clases; pero en definitiva, agrega,
la construcción de una nueva sociedad sólo po-
drá lograrse mediante la destrucción del Estado
capitalista, y no usándolo a él y a su derecho
"alternativamente". ( 2 6)
VII. Evaluación. La doctrina del "uso alter-
nativo del Derecho" suscita cuestiones de in-
dudable interés.
1. Uso alternativo y supremacía constitucio-
nal. En primer término, alerta que pueden exis-
tir contradicciones ideológicas entre la norma
(23) Ferraioli Luigi, ob. cit., p. 208 y sigts., emp.
211.
(24) V. Guastini Riceardo, Fondamenti teorici
del cortsidetto uso alternativo del diritto nal marxis-
mo, en Barceüona Pietro y otros, i,'uso alternativo ..
ob. cit., t. II, p. 14.
(25) Varrone Claudio, ob. cit., p. 186.
(26) Guastini Riccardo, ob. cit., p. 14.
 constitucional y la norma infraconstitucional.
Tales oposiciones deben resolverse —entende-
mos— en virtud del principio de supremacía
constitucional, privilegiando a la Constitución
por sobre la ley o código común, sean éstos
previos o posteriores a la Constitución.
Esa prioridad ideológica y normológica
de la Constitución es correcta, y se manifiesta
de dos maneras diferentes: por un lado, en la
medida en que sea razonablemente posible,
e! intérprete debe conformar la norma
infraconstitucional con la constitucional (inter-
pretación "armonizante"). ( 27 ) Si esa adapta-
ción no es razonable —ante el claro contraste
ideológico o normativo entre ambas— el intér-
prete debe pronunciar la inconstitucionalidad
de la norma infraconstitucional.
Pero tal como fue expuesta, la doctrina
del uso alternativo del Derecho no resuelve
el problema de la confrontación ideológica
entre un texto constitucional descalifícable
ideológicamente por el intérprete (constitución
opresora, v.gr.), y una normatividad infracons-
titucional vista ideológicamente como positi-
va (protectora de un sector oprimido, v.gr.). En
tal hipótesis, el texto inferior ''vale" —en la
estimativa jurídica del alternativismo— más que
el texto superior, pese a que la Constitución
tenga una gradación jerárquica más elevada.
Es de imaginar que ante tal conflicto el alter-
nativismo privilegiará de cualquier modo la
ideología asumida por el intérprete, y entonces
"usará" alternativamente a la cláusula consti-
tucional molesta, adaptándola a la ley inferior.
Él principio de supremacía constitucional,
concluímos, valdrá para el "uso alternativo
del Derecho" como herramienta ideológica,
y en cuanto le sea provechoso; no así si le
perjudica.
También es de suponer que si el conflicto
ideológico se plantea entre dos normas consti-
tucionales de igual gradación, el alternativis-
mo hará prevalecer aquella más propicia para la
ideología del intérprete, "usando" alternativa-
mente la cláusula opuesta según convenga a
la filiación ideológica de ese exégeta.
2. Alternativismo expreso, tácito y necesa-
rio. La doctrina del "uso alternativo del Dere-
cho" presenta de modo confeso y orgánico
tendencias que flotan, conscientemente o no;en
la experiencia jurídico-política. Existen juristas
que hacen "alternativismo" sin darse cuenta
de ello, y otros que lo practican a sabiendas, pe-
ro sin admitirlo o incluso reconociéndolo. Cier-
tas versiones extremas de la doctrina de la in-
terpretación mutativa, por ejemplo, se aproxi-
(27) Sobre la "interpretación armonizante" y sus
limites en el derecno constitucional argentino, v.
Sagúes Néstor Pedro, Recurso Extraordinario (Bs.
As., 1984), ed. Depalma, t. II p. 528.
ma a ¡a corriente que comentamos. ( 28 ) La no-
vedad de la teoría está en su sistematización y
fundamentación ideológica, de tipo marxista,
que a su turno puede ser aprovechada por otras
ideologías.
Un alíernativismo espontáneo e inevitable
se presenta, por lo demás, cuando la norma deja
abierta —connotaciones ideológicas aparte— dos
o más posibilidades exegéíicas. En tal caso,
el intérprete deberá optar necesariamente
por una de ellas, presentándose así un "uso
alternativo del Derecho" en sentido material,
bien que dentro del campo de variables queri-
do o permitido por el legislador.
Debe advertirse, al respecto, que el alterna-
tivismo siempre encuentra la posibilidad (y si
no, la fabrica) de realizar una opción en la inter-
pretación de la norma, ya que ésta, se afirma,
puede emplearse ideológicamente en pro
o en contra de los sectores oprimidos; y brega
por su utilización en favor de los últimos.
El "uso alternativo" surge aquí necesariamente,
en última instancia por obra y gracia del intér-
prete.
3. Aplicación intraideológica, ideológica y
multiideológica del "uso alternativo del Dre-
cho". En sentido amplio, el "uso alternativo"
del Derecho se da cuando, desde cualquier pers-
pectiva ideológica, una norma —constitucional
o infraconstitucional— es interpretada adrede
de modo distinto al que fue concebida. Se tra-
ta pues de una interpretación infiel, pero
legitimada ideológicamente.
Pueden visualizarse diferentes clases de apli-
cación de esta doctrina. Es posible que dentro
de una misma concepción ideológica, la norma
sea interpretada apartándose del mensaje del
legislador, constituyente u ordinario (así,
por ejemplo, cuando se falsea el art. 6 de la
Constitución argentina, posibilitando causales
de intervención a las provincias no imaginadas
por el constituyente, y contrarias al espíritu
federalista de la ley suprema). Aquí hay un
"uso alternativo" (puesto que se emplea la nor-
ma con un sentido diferente al de su autor),
pero no por eso "ideológicamente" compro-
metido en un sentido ideológico diferente al
de ese legislador. El ejemplo dado sería un su-
puesto de "uso alternativo' intraideológico.
Lo dicho no importa desconocer que el "uso
alternativo del Derecho" es más llamativo
y diáfano cuando la manipulación de la norma
se hace con un sentido ideológico preciso:
en favor de cierta ideología y contra otra.
En tal supuesto, la instrumentación infiel de La
normatividad tiende a practicarse no con re-
lación a un segmento específico del orden ju-
(28) V. nuestro trabajo El concepto y legitimidad
de ¡a interpretación constitucional mutativa, en
El Derecho, Bs. As., 88-869.
rídico, sino al mismo en su integridad.
La teoría del "uso alternativo de! Derecho"
puede tener una operatividad multiideológica,
ya que es utilizable por cualquier doctrina
política, "pro domo sua". Así, un texto legal
fascista es potencialmente manipulable en sen-
tido liberal o mancista, por ejemplo. Y vicever-
sa.
4. Uso alternativo y valores del Derecho.
La doctrina del "uso alternativo del Derecho"
perjudica, desde luego, la certeza (o el cupo
de certeza) de ese Derecho. La teoría es feliz al
afirmar que la certeza de la norma es relativa
—muy relativa, en ciertos casos— debido a las
lagunas, incoherencias o redundancias del
aparato jurídico. Pero al afirmar que el intérpre-
te puede y debe manipular la ley en el sentido
ideológico que la doctrina'propone (tesis que
de aceptarse será desde luego usufructuada
también por los adherentes a otras ideologías
en circulación), esta doctrina suma a la impre-
cisión latente en una norma, un abanico de po-
sibilidades (alternativas) ideológicas de utiliza-
ción.
En definitiva, la norma deja de ser aquí
un mensaje más o menos deñnido de regulación
del comportamiento humano, para convertirse
en una especie de mecano jurídico, armable y
orientable según las conveniencias ideológicas
del intérprete. Esto importa torpedear al menos
tres valores claves, como son los de verdad, or-
den y seguridad, ya que tuerce el sentido de la
norma (incluso su gradación, como advertimos)
y le hace decir lo que el intérprete quiera, se-
gún su ideología.
5. Conclusión. La doctrina del uso alterna-
tivo del Derecho exige una cuidadosa atención.
Si la norma deja abierta varias posibilidades her-
menéuticas, como a menudo lo hace, habrá
forzosamente que realizar una opción, inevi-
tablemente influida por los valores jurídico-po-
líticos asumidos por el intérprete. El aporte más
contundente de esa doctrina es —nos parece—
mostrar cómo, en efecto, algunas veces el juris-
ta tendrá que hacer, quiéralo o no, un "uso al-
ternativo" (en uno u otro sentido), de la
norma.
Por el contrario, si la norma tiene un mensa-
je claro, la manipulación ideológica que propo-
ne la doctrina aludida (vale decir, "usar" la
norma, de ser necesario, incluso contra la ideo-
logía del legislador y en favor de la ideología
del intérprete) resulta desvaliosa, por afectar
gravemente los valores de verdad, orden y segu-
ridad. El "uso indirecto'^ o interpretación
infiel conduce a la postre a la multidirecciona-
lidad de la norma, esto es, a su aplicación plu-
ral, según el gusto y paladar ideológico del in-
térprete. De hecho, no habrá en cada norma
una norma, sino una diversidad de directri-
ces normativas según las diferentes ideologías
que puedan efectivizar los intérpretes-operado-
res.
Lo dicho, sin embargo, no importa propiciar
por nuestra parte una interpretación pasiva y
mecánica de la norma. El intérprete debe des-
cartar por inconstitucional a la norma inferior
opuesta en su letra, espíritu e ideología a la
Constitución, tema en el que la doctrina del
uso alternativo del Derecho brinda sugestivas
contribuciones, y también debe inaplicar la
norma infraconstituciona! (e incluso, de haber-
la, la norma constitucional) que por resultar
irremediablemente injusta, deja de ser derecho
en sentido propio y (según el iusnaturalismo al
que adherimos), conserva sólo la apariencia
de derecho. (29) Pero en tales situaciones ex-
tremas, conviene subrayarlo, no se trata de
falsear a la norma, o de "usarla" en otro sentido
ideológico del previsto por su autor, sino de
desconocerla francamente como derecho válido
para regular el comportamiento social.
INTERPRETACIÓN JUDICIAL, POLÍTICA
Y DERECHOS HUMANOS *.
No es cuestión de liberar de la poli-
tica a la ciencia jurídica, no sea que
un día la política termine liberán-
dose de la ciencia jurídica.
H. Kantorowicz
I
El pensamiento del jurista resulta de una se-
rie de planos; pero solo algunos de ellos suelen
asomar a su conciencia profesional, y esto aun
de maneras relativamente deformadas. Existe
un primer plano, digamos la superficie de ese
pensamiento, poblado por los esquemas argu-
méntales que todo jurista conoce: figuras espe-
cíficas de su lenguaje especializado, que en el
razonamiento jurídico se combinan con nocio-
nes que reflejan ideas comunes de la vida coti-
diana ("saber" vulgar). La ciencia jurídica no
acostumbra ir más allá de ese plano, sistemati-
zándolo en una u otra forma, poniendo el acen-
to en esto o aquello, utilizando terminologías
variadas í1).
(1) Sobre distintas concepciones acerca de lo que es
o puede ser la ciencia del Derecho, cf. mi estudio:
"Ciencia jurídica como un problema de métodos", en
el Apéndice IV de la Enciclopedia Jurídica Omeba (p.
(29) Conviene tener presente que en el derecho
argentino la norma infraconstitucional injusta es in-
constitucional, desde el momento en que la Constitu-
ción se propone, según su Preámbulo, "afianzar la
justicia". Sobre la implicabilidad de normas constitu-
cionales injustas, Cfr. Bidegain Carlos M., Cuadernos
del curso de Derecho Constitucional (Bs. As. 1981),
ed. Abeledo-Perrot, t. IV p. 21.
* ENRIQUE P. HABA (COSTA RICA)
 Pero debajo de tal nivel existen otros que de-
terminan, al menos en parte, dicha forma de ra-
zonar. Se trata de la amplia gama de elementos
ideológicos que cumplen tanto funciones de in-
tegración como de arma combativa en la diná-
mica entre estratos sociales, e incluso en el in-
terior de cada uno de estos. El jurista no está
por encima de las tensiones y de los conflictos
que conforman la vida social, sino inmerso en
ellos; toma parte en su desarrollo y en sus solu-
ciones. El Derecho, y por ende la actividad de
sus profesionales, apunta a realizaciones de po-
lítica jurídica. El manejo de sus figuras argu-
méntales se encuentra muy influido por ese he-
cho (2).
El Derecho no es ni puede ser otra cosa que
"esencialmente un instrumento de la política"
(infra, notas 14 y 15), pues está constituido por
criterios para organizar la sociedad. La forma y
el contenido de tal organización depende de la
o las ideologías político-sociales dominantes.
De ahí que la labor del juez, como factor de a-
firmación del Derecho, tiene naturaleza políti-
ca, sin duda. Y así es, sobre todo, allí donde es-
124-135), Buenos Aires, 1982. Una versión reelabora-
da de ese trabajo apareció en la Revista de Ciencias
Jurídicas de Costa Rica, N° 51 (setiembre-dieiembre
1984), p. 11-35, bajo el título: Ciencia Jurídica:
¿Qué "ciencia"?.
(2) Sobre la importancia que tienen las finalidades
de política jurídica en la elección y manejo del méto-
do jurídico, cf. Josef ESSER, Vorverstandnis und Me-
IhodenwaM in der Rechtsfindung (Precomprensión y
elección del método en la determinación judicial del
Derecho), Fiscber-Athenaum Taschenbücher (FAX
6001), Francfort, 1972; ver, p. ej., p. 117. Para un re-
sumen de las principales ideas de este libro, a lo cual
he agregado algunas observaciones críticas, se. puede
cf. mi artículo "Pré-cornprébension et rationalité daris
le travail du juge", en Archives de Phüosophie du
Droit, t. 20 (1975), p. 385-400. Cf. también los si-
guientes trabajos de André-Jean ARNAUD (cuyos re-
sultados son de lo más ilustrativos, aun sin necesidad
de compartir los puntos de vista metodológicos —es-
tmcturalísmo— dei autor): Essai d'analyse structuraie
du Code civil /raneáis La regle du jeu dans la paix
bourgeoise, Librairie Genérale de Droit et de Jurispru-
dence, París, 1973 (de este libro existe una traducción
al castellano publicada en Venezuela); "Le médium et
le savant. Signíficatiori politique de l'interprétation ju-
ridique", en Archives de Phüosophie du Droit, t. XVI
(1971), p. 165-181; "Autopsie d'un juge", en ibid.,
t. XIX (1974), p. 197-228; Critique de la raison juri-
dique 1, L.G. D. J. París, 1981. Ct asimismo Frie-
drich MÜLLER, Juristische Methodik und Politisches
System (Metodología jurídica y sistema político),
Duncker & Humboldt, Berlín, 1976; ver también mi
comentario al respecto en Archives de Philosophie du
Droit, t. 24 (1979), p. 508-510. Vid, también las obras
indicadas infra, en las notas 3 y 4, y además: Rüdiger
LAUTMANN, Sociología y jurisprudencia (cap. 5),
Sur (col. Estudios Alemanes), Buenos Aires, 1974; Hu-
bert ROTTLEUTHNER, Kichterlisches Handeln, Zur
Kritik der juristischen Dogmatik (El accionar del juez.
Para la crítica de la dogmática jurídica) (cap. V), Fis-
cher Athenaum Taschenbücher (FAT 4019), Franc-
fort, 1973; Hubert ROTTLEUTHNER, Rechtewissens-
chaft ais Sozialwissenschaft (Ciencia jurídica como
ciencia social), Fischer Taschenbuch Verlag (N°6514),
Francfort, 1973. En fin, para una visión general multi-
facética de los variados aspectos políticos implicados
en el fenómeno jurídico, cf.: Axel GÓRLITZ, Politis-
che Funktionen des Rechte (Funciones políticas del
Derecho), Akademische Verlagsgesellschaít (Systema-
tiscbe Politikwinenschaft 6), Wiesbaden, 1976.
tan en juego cuestiones de derechos humanos7~
La medida de protección o desprotección acor-
dada a estos, también por parte de los jueces,
constituye la "línea de fuego" que marca cuál
es la tónica política prevaleciente en la organi-
zación jurídica de un país dado.
Solo si los jueces observan un firme "engage-
ment" con la causa de los derechos humanos,
solo si su conciencia se siente comprometida
precisamente con esta ideología política, solo
entonces puede esperarse que actúen en favor
de tales derechos. A falta de ese compromiso, y
como la teoría de los derechos humanos se halla
tan irrigada de conceptos indeterminados (infra,
nota 5 in fine), al juez poco identificado con la
teleología misma de esta "causa"(política) no le
será difícil, en su caso, presentar una variable
semántica que le permita interpretar dichos
conceptos de la manera que pragmáticamente
sea menos favorable a la protección de aquellos
derechos humanos en que él no cree. Eso ocurre
no solo en materia de derechos políticos, sino
también en otros sectores: Derecho Laboral,
Derecho de Familia, etc. En la medida en que
las presiones sociales en general, o las de ias au-
toridades políticas en particular, no sean decisi-
vas para inclinar al juez a fallar en un sentido o
en otro, no existe otra "garantía" que la de su
conciencia política para que, frente a norma-
tivas jurídicas antinómicas o ante un texto al
que se imputan diversas interpretaciones, ese
juez resuelva en una dirección favorable a la i-
deología de los derechos humanos, no según
otras concepciones políticas.
Claro que si la palabra "política-" se toma en
una acepción más estrecha, si por ella se entien-
de la ideología y actividad particulares de algún
partido entre otros, o la de los gobernantes de
turno, entonces sí, desde luego, el juez puede
—y me atrevería a decir que debe— ser "apolíti-
co". Esto en e! sentido de que no se aceptará
cualquier decisión adoptada por uno de esos
sectores partidarios, sino que se sentirá vincula-
do únicamente por lo que diga el Derecho, en
cuanto éste es el producto de un consenso polí-
tico más amplio que las líneas propias de un
partido o de un gobierno. Y esa independencia
de los jueces es vital, claro está, para la protec-
ción de derechos humanos.
Estos suelen ser atacados por quienes actúan
de acuerdo con las concepciones de tal o cual
sector político, que puede ser quien detenta el
gobierno o corresponder a las ideas de alguno
de sus funcionarios. Aunque "política" (en el
sentido estrecho) y ordenamiento jurídico están,
de todas maneras, muy interrelacionados, por
cuanto el gobierno tiene que adoptar decisiones
políticas y estas penetran en el Derecho, no
quiere decir que lo uno es lo mismo que lo otro;
porque esa política se encontrará con límites,
en cuanto a su legitimidad constitucional, en
el umbral que le marcan los derechos humanos,
si tomamos a estos como base general de la po-
lítica jurídica de un Estado.
Por todo ello, para tener jueces —y en gene-
ral juristas— capaces de hacer del ordenamiento
jurídico un instrumento fértil para la promo-
ción de los derechos humanos, no "técnicos"
para ayudar a conculcarlos o que simplemente
se desentiendan de !as violaciones, ante todo es
indispensable que su visión profesional no se au-
toengañe en estas materias. No hay que confun-
dir independencia judicial con asepsia política
en los operadores del Derecho: lo primero hay
que defenderlo a toda cosía, lo segundo no exis-
te. Porque la técnica jurídica es "instrumento
de la política", por eso mismo puede muy bien
serlo de una política pro derechos humanos. Pe-
ro también, fuerza es reconocerlo, de políticas
que apuntan en sentido contrario. La Historia,
no menos que nuestro presente, está colmada de
pruebas que confirman tanto lo uno como lo
otro. El juez podrá tal vez, por lo menos hasta
cierto punto, elegir a qué política le dará prio-
ridad. Lo que no puede, quiera o no quiera, es
abstenerse de resolver en función de criterios
políticos; la única forma de hacerlo, sería no
decidir esos conflictos que se someten a su pro-
nunciamiento.
Sin embargo, la doctrina más corriente en los
tratadistas del Derecho se esfuerza por presen-
tar al auténtico jurista como si este fuera un ele-
mento apolítico. El desempeña, a los ojos de
aquella, la función de un mero técnico, o ppare-
ce como un servidor de la Justicia sin más. Esta
presentación escamotea la verdadera naturaleza
empírica del rol social que cumplen los opera-
dores jurídicos (3). Es una ideología profesional
y, como tal, no deja de tener su propia razón de
ser: permite al jurista cumplir con mayor liber-
tad, y sin llamarla por su nombre, la función
política que él justifica remitiéndose a los tex-
tos oficiales.
En efecto, el jurista experimenta una necesi-
dad de mantener las manos relativamente libres,
para poder adaptar las soluciones a los intereses
sociales con los cuales él se identifica. Ello per-
mite comprender por qué los jueces nunca han
adoptado métodos propiamen te dichos, por qué
no se ha conseguido someterlos a procedimien-
tos interpretativos que den resultados claramen-
te previsibles y unívocamente controlables (su-
pra, nota 1). Ya !o dijimos: hay estructuras de
razonamiento que no afloran allí a la superficie,
(3)Cf. Mario SBRICCOLI, L' interpretazione dello
statuto. Contributo alio studio della funzione dei giu-
risti nell' eto communsie, Dott. A. Giuffré, Milán,
1969. Para un resumen de las principales tesis de este
libro, cf. un artículo del mismo autor: "Politique et
interprétation juridique dans les villes italiennes du
Moyen age", en Archives de Philosophie du Droit, t.
XVII (1972), p. 99-113. Vid. también Rottleuthner,
Rechtswissenschaft . . . (supro, nota 2), cap. 2.
que no suelen ser tematizadas por la teoría jurí-
dica. Son ellas quienes logran manejar, del mo-
do más "conveniente", las figuras manifies-
tas (4).
Esa endeblez de la metodología interpretati-
va —siendo como es, un ropaje que contribuye
a que no sean explicitadas las razones de fondo
que determinan (y permitirían discutir en su ba-
se misma) más de una decisión jurídica— hace
que los fundamentos políticos que están en jue-
go no aparezcan de modo tan claro en la super-
ficie de la argumentación judicial. Sobre todo,
porque la terminología de Sos juristas recurre a
ciertos conceptos indeterminados: "orden pú-
blico", "bien común", "seguridad", "libertad",
etc., que pueden ser llenados de maneras muy
variadas; o a "naturalezas jurídicas" donde aprio-
rísticamente se postulan, al modo de "esen-
cias", unos criterios que en realidad son de tipo
convencional y opcional; etc. (5). Toda esatec-
nicidad del lenguaje jurídico puede hacer pen-
sar, si no se analizan sus presupuestos y no es
emplazado en su dimensión pragmática, que allí
se trata de un sistema de conceptos ubicados
más allá de la relatividad propia de las ideas po-
líticas.
Los dos aspectos señalados —el papel polí-
tico que tiene e! Derecho y la endeblez metodo-
lógica de la reflexión que sus operadores ponen
en juego al aplicarlo— no han querido ser toma-
dos en consideración por la doctrina tradicional
(4) Para un análisis detallado de la manera en que
razonan realmente los jueces, cf. el pormenorizado
análisis que presenta Rudiger LAUTMANN: Justa
die stille Gewalt La Justicia - forma callada de Poder),
Fischer Athenaum Taschenbücher (FAT 4002), Franc-
fort, 1972. Acerca de las comprobaciones recogidas en
este libro, nadie podrá argüir que se trata de "meras
teorizaciones". El autor trabajó sobre datos que él mis-
mo recopiló al participar directamente durante dos i
años, como Refrendar (asistente), en las "bambalinas"
de las decisiones tomadas por tribunales alemanes. A
partir de allí ha elaborado un esquema, muy ricamen-
te documentado, de los elementos y etapas que suelen
darse en el razonamiento de los jueces; cuadro muchí- i
simo más complejo, por supuesto, que el ofrecido por i
las concepciones tradicionales, y decididamen
tin'cador por lo demás.
(5) Sobre la falacia que encierra el recurso a las no
turaleeas jurídicas, cf. mi trabajo: "Naturaleza jurídica
de las acciones posesorias (Una interpretación literal
con un excurso metodológico)", en Revista de Cien-
cias Jurídicas, NO 34 (enero-abril 1978), p. 185-226,
San José de Costa Rica; vid. esp. el Excurso, p. 220-
226. Por lo que se refiere, en particular, ai uso de con-
ceptos indeterminados en el discurso de los derechos
humanos, cf. los siguientes estudios míos al respecto:
"Conceptos indeterminados, derechos humanos y se-
guridad nacional" en Revista de Filosofía de la Univer-
sidad de Costa Rica, N°XXII (55 y 56), p. 3-30,1884;
"Uroits de rhomme, concepts mouvants, idéologies",
en Archives de Philosophie du Droit, t. 29 (1984), Si-
rey. París; "Doctrina ideal y doctrina real de la Seguri-
dad Nacional", en Memoria del Primer Congreso Mun-
dial de Derechos Humanos, vol. IV. Los derechos hu-
manos y su protección por parte del Estado, p. 153-
203, Imprenta Nacional, Costa Rica, 1984. Para aná-
lisis más detallados, vid. el trabajo indicado infra, al fi-
nal de la nota 18, esp. su cap. III.
( 6 ), la ideología profesional de los juristas. Esto
explica que, por ejemplo, hasta un autor tan
nombrado como Kelsen sea prácticamente un
desconocido, en Latinoamérica, para todo aque-
llo que constituye la clave misma de su pensa-
miento: esto es, el sentido "desideologízante"
que tienen sus tesis fundamentales frente a la
dogmática común de los juristas (infra, nota 14).
Según esta, a diferencia de lo que subraya Kel-
sen, el juez es un mero hombre de ciencia (jurí-
dica), y las soluciones que proclama en sus sen-
tencias son no menos imparciales que esa cien-
cia misma.
Quisiera efectuar aquí algunas acotaciones
sobre esta visión inocente del quehacer judicial,
sin perjuicio de admitir que su ingenuidad pue-
de responder también a buenas intenciones.
Como ejemplo, para someterlo a crítica, me ser-
viré de lo que sobre el razonamiento de los jue-
ces se dice en una de las obras mejor informadas
que a ese respecto —esto es, desde el punto de
vista de la propia conciencia judicial— se han
dado a conocer últimamente en América La-
tina: Fernando Fueyo Laneri, Interpretación
y Juez, Universidad de Chile y Centro de Estu-
dios Ratio luris, Santiago de" Chile, 1976, 200
p. Trataré primero de ofrecer una idea sobre las
líneas fundamentales de lo sostenido en dicho
libro (II), para luego indicar cuáles son, a mi jui-
cio, sus principales insuficiencias en el plano
metodológico (III) y sus resultancias de orden
ideológico (IV). Tal vez ello sirva para llamar la
atención sobre algunos errores de apreciación
que no son infrecuentes entre juristas, errores
que también pueden perjudicar ¡a causa de los
derechos humanos.
II
En la Introducción, el autor nos advierte que
su estudio habrá de limitarse al "Derecho vivo",
al modo como este se presenta en la práctica ju-
(6)Por doctrina tradicional, en sentido estricto, ca-
bría entender las teorías más recibidas desde el siglo
XIX hasta fines de la segunda guerra mundial aproxi-
madamente: escuela de la exégesis, juego de "elemen-
tos" (Savignj>) o de "cánones".(Betti), jurisprudencia
de conceptos, jurisprudencia de intereses, etc. Teoriza-
ciones posteriores que vinculan el pensamiento jurídi-
co antes bien con la "tópica", la "argumentación", la
"hermenéutica", etc., subvierten en alguna medida los
modelos tradicionales, pero la función ideológica sigue
siendo .más o menos la misma: ellas no constituyen, al
fin de cuentas, sino otra "forma" de justificar la prácti-
ca tradicional de los juristas, esto es, su carácter acien-
tíflco ("Es menester que algo cambie, para que todo
quede igual . . ."). Estas nuevas concepciones no son
menos tradición alistas, en un sentido amplio, que las
anteriores. Para una critica de algunas de esas modali-
dades, me remito a observaciones que he efectuado en
otros sitios: "Sur une 'méthodologie' de 1 Interprete-
tíon iuridique", en Archives de Phüosophie du Droit,
t. XVI11 (1973), p. 371-383; "Kationalitat der Autori-
tá'ten oder Autoritá't der Rationalitát?" (¿Racionali-
dad de las autoridades o autoridad de la racionalidad?),
en Rechtstheorie, vol. 8/2 (1977), p. 145-163;"Hemie-
neutüt contra Recbtswissenschaf't" (Hermenéutica
contra ciencia jurídica), en Archiv fur Rechts- und
Sozialphilosophie, vol. LXIV 2 (1878), p. 163-181; cf.
asimismo los trabajos que indicaré en la nota 12.
dicial (p. 16 ss.). Lo jurídico se manifiesta en
tres planos: conducía social, juez, norma positi-
va —trilogía de factores que juegan en ese mis-
mo orden de prelación—. Significa que la instan-
cia judicial no interviene más que en los casos
excepcionales, allí donde el orden social, la con-
ducta jurídicamente correcta, no se cumple de
modo espontáneo; y en esos casos, el juez se va-
le de las normas positivas en una forma muy
elástica, o sea, que el papel de estas es mucho
menos importante que el de aquel (p. 20 ss.). A
Fueyo le importa recalcar que la función del
juez no es meramente declarativa ante la norma
legal, que en la interpretación no se emplea una
simple lógica formal de subsunción silogística.
Subraya, por el contrario, que allí siempre hay
fenómenos de creación judicial ("concepción
psicológica" de la sentencia), una contribución
personal del intérprete, hecho que al menos se
da en forma moderada (p. 26 ss.). El presente li-
bro se propone justamente hacer conciencia de
ese papel activo del juez, para así legitimar una
serie de propuestas dirigidas al fortalecimiento
de la función judicial.
En definitiva, nuestro autor se inclina por
posiciones como la que pregona una "lógica de
lo razonable" (Recaséns Siches), idea represen-
tativa de un "creacionismo judicial" con lími-
tes (p. 102 s.). Son criterios de esa naturaleza
los que el profesor chileno nos propone como
su propia Tentativa de un método científico-
práctico. Esta "tentativa" se basa sobre el
"equilibrio razonable de factores esenciales", a
saber: fuentes (de producción) del derecho ju-
dicial, seguridad jurídica, justicia (concreta) del
caso. Dichos factores intervienen, según los ca-
sos, en distinta medida. Sin embargo, la variabi-
lidad de ellos y su equilibrio no podrán ser pre-
vistos de un modo concreto, sino que su manejo
debe ser depositado en las manos del juez (p.
111 s.). La metodología propuesta no pretende
ofrecer una "solución" propiamente dicha, sino
apenas un "principio de solución" (p. 112).
Fueyo examina de cerca cada uno de los
"factores" indicados. En cuanto a las fuentes,
subraya que se manifiestan de manera variada:
directa, indirecta, oblicua, inmediata, remota,
inductiva, etc. Son fuentes dinámicas, que "pro-
ducen" para el juez; este recurre a ellas en la for-
ma que sea necesaria para la solución del caso
concreto (p. 112 s.). Existen, así, distintos ti-
pos de fuentes: las formales, dispuestas por la
ley (p. 114); las que resultan por vía de los he-
chos que fija y aprecia el juez (p. 114 y 27 ss.);
aquellos tipos que surgen por vía de integración
técnico-legal (órdenes o valores indeterminados
o en blanco: criterios como ios de orden públi-
co, buenas costumbres, culpa, "justo" precio,
"justa" causa, apreciación de la prueba en con-
ciencia, etc. — p. 115 y 117 ss.—); los que se
producen por vía de creación propiamente tal,
 con individualidad propia (más o menos inde-
pendiente de la ley), situaciones que pueden
comprender incluso casos que corresponderían
asimismo a la hipótesis precedente (formas va-
rias de interpretación, la integración del orden
jurídico, aplicación de estándares, equidad,
etc. —p. 135 ss.—).
Por otro lado, la creación judicial del Dere-
cho constituye una contribución a la seguridad
jurídica (certeza) —segundo factor-; no cabe
identificar esa seguridad con la ley, pues esta no
contiene todo el Derecho (p. 114). Y en cuanto
al tercer factor, la justicia, Fueyo entiende que
hay que referirse aquí a la de tipo "material,
con hechos, partes, conflictos, proceso y juez,
todo formulado en términos precisos y deter-
minados, en un plano de la realidad y de las ac-
tuaciones, no de las meras abstracciones" (p.
150). Esa justicia "invade e ilumina" también
los otros dos factores, es "factor esencial del
equilibrio razonable". No existe, empero, nin-
guna "fórmula mágica" que permita determinar
a priori su contenido (ibid).
La conclusión general de nuestro autor es,
pues, que se requiere una "aplicación equilibra-
da y razonable de los factores esenciales [ fuen-
tes, seguridad, justicia ] que participan, bajo la
dirección personal de un juez culto, técnica-
mente idóneo, en constante perfeccionamiento,
debidamente seleccionado, con alma y vocación
de juez, convenientemente dotado económica-
mente para que trabaje con relativa paz y con
independencia. Ese juez, y en esa forma, hará
'creación judicial del derecho". Además, lo hará
generalmente bien" (p. 140). Lo cierto es que
"no hay posibilidad efectiva de gobernar al juez
con regias rigurosas" (p. 163). ¡La creación ju-
dicial es un facturnl (p. 162).
Como consecuencia práctica fundamental de
todo lo expuesto, el autor pone el acento en la
necesidad de lograr El fortalecimiento de la fun-
ción judicial como condición "sine qua non",
esta es, a su juicio, "una cuestión esencial y de
primer rango". De ello se ocupa en la Parte Fi-
nal, lugar donde presenta una serie de proposi-
ciones concretas (p. 154 ss.), tanto en lo forma-
tivo como en lo organizativo y funcional, desti-
nadas a mejorar la formación de los jueces y
asegurar la independencia del Poder Judicial en
Chile.
III
Como descripción de la función judicial en el
nivel de la conciencia judicial misma, la presen-
tación que de ella nos ofrece Fueyo es cierta-
mente rica y muy aceptable. Mas una presenta-
ción de esa clase conlleva también limitaciones
e incluso errores de óptica. Es importante no
pasar por alto dichas insuficiencias, que resul-
tan, a mi juicio, de dos vertientes principales.
Por un lado, el hecho de que ese estudio se limi-
ta a recoger aspectos que no van más allá de la
propia conciencia profesional de los juristas.
Por el otro, en cuanto pasa, sin más, de ciertas
comprobaciones que son acertadas —aunque
sean parciales —sobre un plano descriptivo
("es"), a proposiciones de tipo diferente, de
carácter prescriptivo ("debe"), que exigirían
otra ñmdamentación.
Dichas insuficiencias hacen que resulté difí-
cil averiguar en qué podrá consistir, al fin y al
cabo, lo "científico" y lo "metódico" de los f
procedimientos propuestos —salvo si se otorga
una aceptación latísima a estos términos—. Sea j|
como sea, para la aplicación práctica de ese "mé-
todo", no está claro en qué se diferenciaría de
hecho, como procedimiento, frente a lo que
proponían los partidarios del derecho libre.
(Tampoco Kantorowicz, Isay, etc., dijeron que f
se debe prescindir por entero de las leyes . .. ¡y
ni siquiera un "realista""corno Frank llegó a pro- •
piciar exactamente eso!). En definitiva, el autor •
no nos presenta un método propiamente dicho,
o aunque sea un "principio de solución" sobre el |
plano metodológico, sino más bien lo contrario:i
una justificación para la falta de rigor metodo-
lógico que caracteriza a las formas tradicionales
de interpretación en el Derecho. Pero vayamos
por partes:
Mi primera objeción se refiere, como adelan-
té, a la circunstancia de que los planeamientos
de Fueyo no pisan más allá de un enfoquejuri-
dicista de la problemática que plantea la labor
judicial. Nos ofrece, por cierto, informador! de-
tallada sobre una serie de herramientas intelec-
tuales de que se valen los jueces, pero omite to-
da pista que pueda conducir a la crítica de esos
esquemas tradicionales. Pistas que podrían ser,
por ejemplo, sociológicas: papel del Derecho
como, ideología; referencia al rol de los jueces,
sea visto desde un ángulo integrador —como el
del funcionalismo—, sea en un enfoque más a-
tentó a la dinámica de las contradicciones y de
ios cambios sociales —como lo propone el mar-
xismo o la Escuela de Francfort—; etc. O bien,
pistas de tipo metodológico: esquemas de racio-
nalidad de las ciencias empíricas, lógica norma-
tiva, teoría de la argumentación, lógica herme-
néutica, etc.
La más grave no es, claro está, que no alcan-
ce a presentamos, él mismo, modelos de análi-
sis que se ubiquen en estos otros planos (7); si-
no el hecho de que la tónica general de.su expo-
sición da a entender, como suele tenerlo por
(7) Como ejemplo de lo que puede realizar un aná-
lisis de otro tipo, remito al libro de Xiautmann indica- í
do en la nota 4. Lo importante de este trabajo es que, i
tratándose de un testimonio directo de razonamientos '
empleados por los jueces, permite mostrar cómo un
examen de la práctica de los tribunales, y siempre que
el investigador consiga prescindir de la ideología jurí-
dica más recibida, puede conducir a resultados bastan-
te más completos y realistas que los de las concepcio-
nes tradicionales. Vid. también los dos libros de
Rottleuthner señalados en la nota 2.
 implícito la teoría jurídica comente, que di-
chos planos no son cosa fundamental para de-
terminar y para juzgar cualquier metodología
interpretativa. En el libro hay alusiones, es cier-
to, a la existencia de un contorno social y a que
este tiene algo que ver con el juez, pero de ello
no aparecen extraídas mayores consecuencias.
El análisis presentado no traspasa las mallas de
la conciencia del jurista profesional. Y eso ex-
plica por qué, en esta obra, el papel del juez no
se halla nunca cuestionado.
En efecto, allí la figura del juez aparece idea-
lizada, tanto desde el punto de vista de su fun-
ción social como para la justificación de las fór-
mulas intelectuales que lo guían en su labor. De
ahí que, en cambio, no logren entonces consti-
tuirse en objeto de una reflexión crítica aspec-
tos tan fundamentales como los siguientes: la
sentencia como decisión de política jurídico-
social, las precomprensiones profesionales y no
profesionales que explican la cosmovisión de los
jueces, etc. (8). Es más, estos aspectos no apare-
cen ni siquiera tematizados ( 9 ). El juez resulta,
así visto, una especie de "sacerdote de la justi-
cia", cuyos recursos hermenéuticos se autolegi-
timan -y legitiman sus resultados— por un acto
de fe, que bien puede recibir el nombre de "equi-
librio razonable"...
Esa idealización tiene que ver, a su vez, con
lo que adelanté como segundo reparo: la gaffe
lógica consistente en inferencias efectuadas del
plano del "es" (hechos) al del "debe" (propues-
tas). Aunque se acepte que el juez cumple una
labor creativa, y aunque se piense que no existe
ninguna posibilidad efectiva de someterlo a mé-
todos más rigurosamente científicos, de ahí no
se sigue que ello esté bien ni que esté mal. Por-
que la apreciación valorativa de que sea objeto
tal realidad, es otra cosa: por más correcta que
pueda ser la descripción que Fueyo nos presen-
ta de las libertades que los jueces se toman, esto
no prejuzga sobre el juicio de valor que se haga
al respecto.
Valga un ejemplo por el absurdo; nadie duda
que hay —"es"— delitos y que probablemente
no se conseguirá jamás eliminar la delincuencia
del seno de las colectividades . . . ¡pero de ahí
no se sigue que haya —"debe"— que efectuar to-
do lo posible por mantenerla y hasta incremen-'
(8) Cf. los trabajos de Esser, Arnaud, Müller,
Rottleuthner y Sbriccoli antes citados (supra, notas 2
y 3). Cf. también Walter WEYRAUCH, Zum Gesells-
chaftsbild des Juristen (Sobre la imagen que de la so-
ciedad tiene el jurista), Lucbterhand, Neuwied y Ber-
lín, 1970; la edición original de este trabajo apareció
en los E.E.U.U., bajo el título The personolity of Lo-
wyers, New Hawen, 1964.
(9)Tal vez Fueyo quiera defenderse de esta crítica,
diciendo que su propósito no es el de hacer "política"
("Del modo más objetivo posible, sin mezclar en ésto
intencionalidad política, que no podría sospecharse en
mí . . ." —p. 21—). Contesto: no se trata de una cues-
tión de intenciones; pero sobre esto, ver más abajo
(IV).
tarta! Análogamente, todo lo que nuestro autor
nos muestra como hechos, igual puede servir pa-
ra arribar a una conclusión contraria a la suya
en cuanto a los que se "debe" hacer. En efecto,
también se puede razonar, a partir de los mis-
mos datos, de este otro modo; si en realidad el
juez está actuando de un modo tan libre; enton-
ces critiquémoslo y hagamos todo lo posible pa-
ra disminuir (hasta donde se pueda) tanta liber-
tad! El hecho de que aquel no sea un mero "au-
tómata" cuando aplica las leyes, no significa
que no pueda haber, para guiarlo en sus decisio-,
nes, procedimientos menos limitativos y proce-
dimientos más limitativos, formas más libres y
menos libres de ejercer su trabajo intelectual.
Lo que lleva a aceptar uno u otros tipos de
procedimientos es una opción precisamente,
una decisión que se toma en función de valores,
es decir, de pautas contingentes. De lo contra-
rio, si no fuera cierto que el juez puede guiarse
ya sea por unos o por otros criterios interpreta-
tivos —es más, que él puede llegar a someterse a
ellos—, entonces no tendría ningún sentido una
discusión sobre métodos jurídicos. Pues en tal
caso, cualquier recomendación dirigida al intér-
prete estaría de más, ya que, de todos modos,
este siempre actuaría de la misma manera, sea
cual fuere la doctrina que invoca. Pero ni si-
quiera creo que sea esta la opinión de Fueyo,
porque entonces no se entendería para qué se
ha preocupado de propiciar un "método cien-
tífico-práctico" en la interpretación.
Los procedimientos que el profesor chileno
alaba, son de naturaleza tal que sirven para o-
torgar la mayor autonomía al juez. Es todo lo
contrario, pues, de lo que se entiende por "mé-
todo" en las ciencias. Los métodos científicos se
caracterizan, justamente, por dejar margen muy
escaso (a veces ninguno) para decisiones perso-
nales del que los aplica. Porque ahí, aplicar un
método no es otra cosa que someterse a sus re-
glas, que son esencialmente unívocas. Por eso
me parece muy poco adecuado, desde el punto
de vista lingüístico, denominar "método cientí-
fico" al tipo de pensamiento que nuestro autor
reivindica para la actividad judicial. Para esta
clase de procedimientos es mejor emplear deno-
minaciones que, como las utilizadas por otros
autores, dejan más en claro que se trata de vías
ajenas a la ciencia propiamente dicha: "tópica"
(Viehweg), "argumentación" (Perelman), "her-
menéutica" (Gadamer), "dialéctica" (Villey),
etc. Todos esos autores, y mucho más, se pro-
nuncian, igual que Fueyo, en favor de los pro-
cedimientos tradicionales (10). Los aceptan en
forma acrítica; más aún, con entusiasmo. Dife-
rencias terminológicas aparte, todos ellos
coinciden en lo fundamental: en que la labor
(10) Ver supra, nota 6.
judicial no puede ni debe ser sometida a méto-
dos propiamente dichos (H).
Salvo que se tome como sinónimos los térmi-
nos "procedimientos" (cualquier procedimien-
to) y "método" (científico o no), lo cierto es
que ese "equilibrio razonable de factores esen-
ciales", invocado por nuestro autor, tiene poco
o nada que ver con la idea y la práctica de las
ciencias. Los procedimientos científicos se ca-
racterizan, entre otras cosas, por dos rasgos: pre-
cisión en la terminología y12 vías intersubjetivas
de controlar resultados ( ). Pero de los tres
"factores" que aquel señala, así como del "equi-
librio razonable" que debería existir entre estos,
lo menos que puede decirse es que son nociones
cuyo nivel de precisión deja bastante que desear.
Es algo así como proponer la fórmula siguiente:
XY (equilibrio razonable) = x + y + z (fuentes
+ seguridad + justicia).
Claro que todos podemos suscribir una "fór-
mula" concebida en esos términos. .. ¡mientras
no llegue el momento de determinar con qué
constantes concretas hemos de llenar las varia-
bles! Los verdaderos problemas van a plantear-
se, en efecto, cuando se trate de ver qué signifi-
ca exactamente cada una de las letras. Pero para
averiguar esto, precisaríamos métodos, si quere-
mos determinarlo en forma científica. De lo
contrario, en los hechos todo dependerá de la
inspiración del "buen juez", esto es, de los fac-
tores psicológicos personales y socio-culturales
que determinan —por lo general en forma más
bien subconsciente que consciente— cuál es su
"sentimiento jurídico". Es ese "sentimiento",
no otra cosa, lo que cada uno expresa mediante
las palabras "equilibrio" y "razonable", respec-
to a soluciones jurídicas. De ahí las diferencias
de opinión en tales materias; mas también las
coincidencias, ya que existen ideas-tipo y valo-
res-tipo, compartidos por tales o cuales tipos de
personas (y por otra gente no).
En realidad, términos como "equilibrio razo-
nable", "justicia", etc., no pueden tener cabida
en un lenguaje científico. Esas expresiones, del
mismo modo que tantas otras —democracia, li-
bertad, orden, pueblo, comunismo, anarquía,
progresismo, etc.—, han adquirido usos de lo
más variados e imprecisos. Y es esto precisa-
mente lo que explica, junto con la carga effio-
cionalizante que les es peculiar, el éxito que
puede tener la utilización de tales términos en
(11) El propio Viehweg reconoció desde un princi-
pio que la "tópica" no constituye un método, sino un
"estilo": cf. Theodor VIEHWEG, Tópico y Jurispru-.
deneio (traducción del alemán por Luis Diez Picazo),
Taurus, Madrid, 1964, p. 105.
(12) Para una caracterización general de la raciona-
lidad científica, cf. mis trabajos: "Lo racional y lo ra-
zonable", en Revista de Filosofía de la Universidad de
Costa Rica, vol. XVI - núm. 43 (enero-junio 1978), p.
1-32; y "Rationalité et méthode dans le droit", en
Archives de Philosophie du Droit, t. 23 (1978), p. 265-
292. Vid. también el trabajo mencionado en la nota 1.
el lenguaje de la política (¡no de la ciencia polí-
tica!) o en general de la retórica. Esto es: ellos
cumplen una función en ciertos lenguajes-obje-
to, pero no así en un meta-lenguaje que preten-
da dar cuenta científicamente de dichos usos.
Por eso, en la medida en que el Derecho pre-
tenda ser puesto en práctica mediante méto-
dos científicos, no tendrá más remedio que re-
nunciar al empleo de tales términos, o bien de-
bería abocarse a precisarlos de manera que su
aplicación pueda llegar a ser lo bastante unívo-
ca. Pero el planteo de Fueyo no va dirigido en
ese sentido justamente (13).
IV
En una palabra: o se establecen métodos
—procedimientos intersubjetivamente unívo-
cos— para llenar "fórmulas" como la señalada;
o ello se deja librado al juego de factores, obje-
tivos y subjetivos, políticos y de otras clases,
que "iluminarán" espontáneamente la concien-
cia del juez, aunque no se sepa muy bien cómo
y por qué. La doctrina tradicional se inclina,
implícitamente, por este segundo camino. Así
lo hace también nuestro autor, por más que él
prefiere llamarle "método científico práctico".
Con un "método" tal, el juez nunca dejará
de hallar, para todo resultado que él sancione,
alguna justificación jurídica a mano, tanto si ac-
cede a lo que pide el demandante como si acep-
ta lo que alega la contraparte. Basta pensar en
lo contradictorias que pueden ser las ideas sobre
la justicia, factor que "invade e ilumina", —se-
gún Fueyo-- a todos los restantes. Me limito a
señalar un ejemplo, que me sugiere el propio
Fueyo. En las páginas 21-22, este se refiere al
golpe militar que en 1973 derrocó al régimen
constitucional chileno, acontecimiento que él
presenta como una salida de la "anarquía", el
retorno a la vigencia de un orden jurídico pro-
piamente dicho. Quiere decir que ahora sí, y
antes no, el poder judicial de Chile está —para
Fueyo— en condiciones de llegar, inspirándose
en un "equilibrio razonable", a la "justicia del
caso". No pocos chilenos, en su país o en el exi-
lio, en las cárceles o fuera de ellas, pondrán en
duda, sin embargo, que las soluciones a que hoy
(13) Sobre la necesidad de establecer un lenguaje
jurídico depurado (unívoco, sistematizado), para que
el Derecho pueda alcanzar un status científico, cf.
Norberto BOBBIO, "Scienza del diritto e analisi del
linguaggio", en Riuista Trimestrale di Diritto e Proce-
dura Civile, año IV - n. 2 (junio 1950), p. 342-367.
Hay traducción al castellano, en Norberto BOBBIO,
Contribución a la Teoría del Derecho, Fernando To-
rres, Editor, Valencia (España), 1980. p. 173-200. Es
probable que el modelo, de inspiración neopositivista,
que Bobbio propugnaba en este artículo, sea demasia-
do exigente para las posibilidades (actuales) del Dere-
cho. Pero eso no quita que, en la medida en que el
pensamiento jurídico quiera ser científico, deberá pug-
nar por acercarse, en el mayor grado posible, a ese
ideal precisamente. Pero las concepciones de los "topi-
cistas", "hermeneutístas", etc. —y con ellos las de Fue-
yo— apuntan, por el contrario, en una dirección muy
distinta.
 arriban los tribunales de su país sean tan o más
"justas" que las existentes en tiempos de la
"anarquía" . ..
Querámoslo o no, la labor del jurista es una
forma de participar en la resolución de cuestio-
nes que pueden recibir respuestas (políticas)
distintas en la realidad social. ¡No es preciso ser
marxista para reconocer este factuml Max We-
ber, por ejemplo, a quien no se sospechará de
revolucionario, señalaba que son factores éticos,
económicos y políticos, los que determinan la
conformación del Derecho moderno como tipo
de dominación legal (légale Herrschaft), modo
que se legitima por medio de un ordenamiento
jurídico de carácter abstracto. Y el propio Kel-
sen ha subrayado, como ya adelantáramos, que
"El derecho no puede ser separado de la políti-
ca, pues es esencialmente uiv instrumento de la
política" (14). En una sociedad dividida en cla-
ses de muy dispar poderío económico y, de mo-
do general, allí donde hay estratos cuyos status
son respectivamente de más y de menos privile-
gio, constituye una verdad que es prácticamente
del tipo analítico afirmar que el Derecho, en
cuanto modo de consolidación de esa estructura
social, contribuye a legitimar que unos sectores
reciban mejor parte del producto social (bienes
materiales, honores) y que otros reciban menos.
Eso se da no solo en los países capitalistas, sino
también en los llamados socialistas, aunque sean
distintas las clases que en cada caso ejercen la
dominación social y las modalidades político-
jurídico-sociales que corresponden a ese domi-
nio. Por lo demás, no solo es discutible si la uto-
pía de una sociedad sin clases pueda alguna vez
llegar a ser realizada, sino incluso si una socie-
dad tal —probablemente una "mediocracia"•-
sería realmente deseable.
Es cierto que el Derecho, precisamente por
corresponder a una estructura política y eco-
nómica, experimenta cambios en función de la
dinámica de las fuerzas sociales. Por ejemplo, es
evidente que el Derecho actual, en las democra-
cias constitucionales de países capitalistas desa-
rrollados, a los sectores no privilegiados les re-
conoce ciertos derechos y posibilidades de que
estos carecían en el siglo XIX. Pero eso no es
otra cosa que una prueba más del carácter polí-
tico (!5) que en buena parte tienen las institu-
(14) Hans KELSEN, ¡Qué es la teoría pura del de
recho? (trad. de Ernesto Garzón Valdés), Universidad
Nacional de Córdoba (República Argentina), 1958, p.
31. Vid, también mi comentario al respecto, en la Pre-
sentación del libro de Jorge Enrique ROMERO PÉ-
REZ, La sociología del derecho en Max Weber (2da.
edición). Universidad de Costa Rica, 1980, p. I-
XXXIV (allí, el apartado V). Cf. asimismo la observa-
ción de Hermarui Kantorowicz ubicada como acápite
del presente artículo (tomada de Gustav RADBRUCH,
Rechtsphilosophie, ed. por Erick WOLF, K. F.
Koehler, Stuttgart, 1970, p. 76) y los trabajos in-
dicados en la nota 8.
(15) Es obvio que no estoy empleando la palabra
"política" en aquel sentido estrecho (señalado al co-
ciones jurídicas. En efecto, cuando tales o cua-
les estratos de una sociedad consiguen o tratan
de imponer, en beneficio propio, determinadas
soluciones —sean "progresistas", "conservado-
ras" o "reaccionarias"—, entonces el Derecho
no tiene más remedio que tomar posición: apo-
ya o frena estas soluciones, por intermedio de la
legislación y de la jurisprudencia. Esto es pan de
todos los días, en cualquier país, sea capitalista
o socialista. Pero ello se ve más claro, aparece de
modo más agudizado, en aquellos momentos
donde la tensión política se torna más radical:
entonces el partido que toman las instituciones
jurídicas, y cada jurista en particular, no se le
oculta a nadie. ¡La actividad de los juristas chi-
lenos, antes y después del golpe de Estado, es,
en ese sentido, una de las pruebas más palpables
suministradas durante los últimos años! (16).
Las tesis centrales de Fueyo corresponden,
como las de otros autores (Perelman, Viehweg,
Villey, Larenz, Betíi, Recaséns, Fr. Müller,
Kriele, etc.), a una visión más bien apolegética
del status quo de la ciencia jurídica tradicional.
Se trata ni más ni menos que de una cierta ideo-
logía profesional del jurista, quien se autopro-
yecta y se autointerpreta, se "reconoce", en la
figura de un juez idealizado.
Esa conciencia ideologizada del jurista lo
protege en un doble sentido. Por un lado, le
permite justificar ante los ojos de la sociedad, y
ante sí mismo, la importancia de su papel profe-
sional y la legitimidad de sus aspiraciones a un
status social (prestigio, remuneración) relativa-
mente alto. Por el otro, le evita la necesidad de
enfrentar problemas de renovación de sus ins-
trumentos intelectuales, permitiéndole mante-
nerlos en un nivel precientífico; por lo demás,
este le facilita ancho margen de maniobra para
poder sostener, en su caso, las soluciones que
mejor le parezcan o que más le convengan, de
acuerdo con la ideología y en general las pre-
concepciones en que él cree.
Tal es, en definitiva, el sentido del combate
doctrinario por la "libertad" del juez al inter-
pretar, por el no sometimiento a otros métodos
que el manejo de fórmulas simplemente "razo-
nables" (i 7 ). Se trata,si bien se mira,de unaem-
mienzo) de una actividad sometida a los intereses espe-
cíficos de un partido político determinado. Tomo el
sentido genérico de ese término, que es más o menos el
siguiente: la actividad dirigida al mantenimiento o a la
modificación de estructuras de poder y divisiones so-
ciales en una colectividad. Gorlitz (supra, nota 2), por
ejemplo, presenta la definición siguiente: "Política se
entiende aquí como regulación social intencional, co-
mo establecimiento y ejecución de decisiones obligato-
rias para la sociedad en su conjunto o como produc-
ción de poder social" (op. cit., p, 4).
(16) Por lo que hace a nuestro ~autor, cf. sus ob-
servaciones sobre "el reemplazo (sic) del Gobierno
nacional", p. 21-22; cf, también su referencia a las
"meras teorizaciones", nota 36 de la p. 24.
(17) Cf. los trabajos indicados en la nota 12. De
condiciones para la racionalidad de la interpretación
presa en la cual al jurista tradicional le va la vi-
da. Es su lucha por conservar un sitio bajo el
sol. Esto es, para conservarlo tal y cual ha con-
seguido irlo manteniendo desde la Antigüedad,
sin que la evolución de los tiempos y de las
ciencias hiciera mayor mella en su tipo de razo-
namientos. Tal vez esa inercia no logre jamás ser
superada, quizás sea un factura . . . Pero tengo
mis dudas, así y todo, de que constituya una
realidad que siempre merece loas.
En lo que particular relación dice con la po-
lítica judicial en materia de derechos humanos,
esa libertad (extracientífica) de los jueces pue-
de ser utilizada, claro está, tanto para lo bueno
como para lo malo. Ahora bien, como la ideo-
logía de los derechos humanos es un topos pres-
tigioso en el cuadro del lenguaje político y jurí-
dico internacional, ella constituye un elemento
de presión favorable, aunque no siempre decisi-
vo, para coadyuvar a que, por parte de quienes
la invocan, las cosas sean decididas en un senti-
do más bien favorable a la protección de dichos
derechos. De ahí que, si los juristas no utilizan
—o llegaran a utilizar menos— un lenguaje que
contribuye a ocultar el sentido político de sus
decisiones, si ellos cobran plena conciencia de
dicho sentido y además lo manifiestan abierta-
mente al interpretar los textos jurídicos, resul-
ta mucho más probable que estas interpretacio-
nes respondan a la ideología de los derechos
humanos que a variantes ideológicas tendientes
a disimular sus violaciones.
jurídica en general, me he ocupado sobre todo en los
sitios siguientes: Esquemas Metodológicos en la In-
terpretación del Derecho Escrito, Universidad Cen-
tral de Venezuela/Facultad de Derecho (col. Cuader-
nos de Filosofía del Derecho 9), Caracas, 1972; "La
voluntad del legislador: ¿ficción o realidad?", en Re-
vista de Ciencias Jurídicas, N°32 (mayo-agosto 1977),
p. 73-88, San José de Costa Rica; "En torno al concep-
to de la interpretación literal (Dificultades para su de-
limitación)", en ib id., N° 33 (setiembre-diciembre
1977), p. 127-160; "Apuntes sobre el lenguaje jurídico
(III): Alternativas para el intérprete", en ibid., N° 39
(setiembre-diciembre 1979), p. 153-258; "Lenguaje ju-
rídico e interpretación literal (Conclusiones de una te-
sis)", en Archivos Latinoamericanos de Metodología
y Filosofía del Derecho, N° 1 (1980), p. 129-147,
Oficina Latinoamericana de Investigaciones Jurídicas
y Sociales (OLIJS) / Facultad de Derecho-Universidad
de Carabobo, Valencia (Venezuela).
El ocultamiento de las claves políticas que
determinan a qué orientación ideológica res-
ponden las decisiones judiciales, más probable-
mente sirve, llegado el caso, para que esas orien-
taciones armonicen con doctrinas políticas po-
co favorables a impulsar la efectiva realización
de tales o cuales derechos humanos. En estos
casos, como en tantos otros, quien prefiere o-
cultar sus verdaderas razones es antes bien aquel
que tiene por qué no sentirse muy ufano de ex-
hibirlas a la luz pública. Los jueces que puedan
tener sus motivos para callar en cuanto a la raíz
política de las decisiones que toman o que pro-
pugnan, suelen ser, hoy por hoy, aquellos que
coadyuvan a las violaciones de derechos huma-
nos, o que por lo menos se desentienden de
ellas.
No solo por razones de probidad científica,
sino también, o antes que nada, para alcanzar
mayor eficacia de la función judicial en la de-
fensa de los derechos fundamentales, sería de-
seable que, tanto si es como si no es posible
superar la tradicional endeblez metodológica
del pensamiento jurídico, al menos se logre de-
sembarazarlo de su putativa asepsia político-
ideológica. Y sobre todo, si ésto responde al
más decidido "engagement" político de los jue-
ces con la ideología de los derechos humanos
(18).
El autor agradece a la Fundación Alexander von
Humboldt el material bibliográfico proporcionado pa-
ra la elaboración del presente trabajo.
(18) Si bien se mira, empero, no es demasiado
exacto el remitirse sin más a "la ideología de los dere-
chos humanos". En realidad, no existe simplemente
una ideología que responde a esta denominación, sino
una pluralidad de concepciones político-sociales que
interpretan, de maneras distintas, cómo debe enten-
derse y aplicarse cada uno de tales derechos, qué res-
tricciones pueden o no pueden serles impuestas, hasta
qué punto se halla un Estado en la obligación de pro;
moverlos o (al menos) de no interferir en su ejercicio,
etc. En otros sitios me he ocupado de ese problema,
el de las indeterminaciones semánticas que afectan a
las nociones centrales de la teoría de los "derechos
humanos" e incluso, desde su propia base, & este con-
cepto genérico mismo; ef., junto con los señalados en
la nota 5, mis dos estudios siguientes: "Derechos hu-
manos, libertades individuales y racionalidad jurídi-
ca (Algunas observaciones de orden metodológico)",
en Revista de Ciencias Jurídicas, N° 31 (enero-abril
1977), p. 159-180, San José de Costa Rica (hay tra-
ducción al francés publicada en Archives de Philoso-
phie du Droit, t. 25); "¿Derechos Humanos o derecho
natural? (Metacrítica de una crítica iusnaturalista a la
noción de 'derechos humanos')", en Anuario de Dere-
chos Humanos 2, p. 203-229, Universidad Compluten-
se/Facultad de Derecho-Instituto de Derechos Huma-
nos, Madrid, 1983 (trabajo publicado también en la
Revista de Ciencias Jurídicas, N°45). Para análisis más
detallados, vid.: Enrique P. HABA (Redactor General),
Tratado crítico de derechos humanos, obra que se pu-
blicará próximamente; sobre el concepto de "derechos
humanos", cf. allí esp. el § 11. [Los dos primero» to-
mos del Tratado aparecen en 1986, publicados por la
Editorial Juricentro de Costa Rica.]