La Poderosa Sangre de Jesús GM

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L A P O D E R O S A S A N G R E D E J E S Ú S | G E R S O N M É N D E Z
LA PODEROSA SANGRE DE JESÚS
® Edición publicada en Español | Ciudad de México 

© 2020 by Gerson Méndez Mireles
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina
Valera 1960 © por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.
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NO A LA PIRATERÍA.
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Editor General: Paulina Cárdenas 

Portada: Fernando Granados 
Diseño Interior: Gerson Méndez
Supervisión: STUDIO PROEZA 

Categoría: Religión /Vida Cristiana / General Impreso en México / Printed in Mexico
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Mil gracias a...

Mi Dios por amarme como me ama, a mi esposa Pau que después de
Dios, es mi razón de existir; y a mi hijo David, que con su sonrisa me
contagia y me enamora para seguir a delante en la vida.
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ____________________________________________________________ 6
LA CAÍDA DEL HOMBRE ____________________________________________________11
LA PRIMERA SANGRE DERRAMADA ________________________________________13
¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL PECADO DEL HOMBRE? ___________________15
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE LA SANGRE DE CRISTO? _____________________17
LA NATURALEZA DE LA SALVACIÓN ________________________________________20
SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN ____________________________________________22
LA JUSTIFICACIÓN _________________________________________________________23
LA REGENERACIÓN ________________________________________________________30
LA SANTIFICACIÓN ________________________________________________________35
SEGURIDAD Y CUIDADO DE LA SALVACIÓN _________________________________56
ADOPCIÓN ________________________________________________________________59
LA PODEROSA SANGRE DE JESÚS _________________________________________62
SIN SANGRE TE MUERES LENTAMENTE _____________________________________66
LUGARES DONDE JESÚS DERRAMÓ SU SANGRE ___________________________67
APLIQUE LA SANGRE PRIMERO A USTED MISMO ___________________________69
LA SANGRE TRABAJA DONDE SE APLICA ___________________________________72
LA SANGRE NOS BLINDA ___________________________________________________73
LA SANGRE MUEVE A LOS ÁNGELES DE DIOS _______________________________74
LA SANGRE DETIENE TODA ACTIVIDAD DEMONÍACA ________________________77
LA SANGRE TE CUBRE DE TUS ENEMIGOS __________________________________78
LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE ______________________________________________79
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Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
LA SANTA CENA NOS ACCESA A LA SANGRE DE CRISTO ____________________84
LA SANGRE COMO SEÑAL DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS ______________________85
LA SANGRE EN LAS AGUAS COMO FORMA DE JUICIO _______________________90
LA SANGRE COMO UNA SEÑAL EN EL CIELO ________________________________91
LA SANGRE FRENA LAS ACUSACIONES _____________________________________93
LA SANGRE NOS CAPACITA PARA SERVIRLE ________________________________97
LA SANGRE TRABAJA A FAVOR DE NUESTROS HIJOS _______________________98
LA SANGRE NO LIMPIA AL QUE ESTÁ OFENDIDO CONTRA SU HERMANO ____99
LA SANGRE NOS EMPODERA PARA EL EVANGELISMO _____________________ 101
LA SANGRE DE ABEL _____________________________________________________ 102
LA MALDICIÓN DE COMER SANGRE _______________________________________ 106
LA SANGRE SIRVE PARA UNGIR PERSONAS, LUGARES O COSAS ___________ 109
LA SANGRE DE JEZABEL __________________________________________________ 112
LA SANGRE EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE _______________________________ 114
LA SANGRE NOS DESCONTAMINA _________________________________________ 123
LA SANGRE NOS LIMPIA DE TODO PECADO _______________________________ 131
LA SANGRE REPRENDE AL ENEMIGO ______________________________________ 134
LA SANGRE NOS PURIFICA________________________________________________ 136
LA SANGRE NOS REDIME _________________________________________________ 136
LA SANGRE NOS DA PERMANENCIA EN EL HIJO ___________________________ 137
LA SANGRE NOS RECONCILIÓ CON DIOS __________________________________ 137
LA SANGRE NOS ACERCA A DIOS _________________________________________ 137
LA SANGRE NOS DA ACCESO AL LUGAR SANTÍSIMO _______________________ 138
LA SANGRE NOS APARTA PARA DIOS ______________________________________ 138
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LA SANGRE NOS TRAE PAZ _______________________________________________ 138
LA SANGRE NOS HACE APTOS ____________________________________________ 139
LA SANGRE, SEÑAL DE UN NUEVO PACTO _________________________________ 139
LA SANGRE NOS DA VIDA _________________________________________________ 141
LA SANGRE ROMPE MALDICIONES GENERACIONALES ____________________ 141
LA ANATOMÍA CARDIOVASCULAR _________________________________________ 142
DOCTRINAS FALSAS DE LA SANGRE_______________________________________ 144
LA DOBLE FUNCIÓN DE LA PODEROSA SANGRE DE CRISTO _______________ 149
CONCLUSIÓN_____________________________________________________________ 150
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INTRODUCCIÓN
El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios.
¿Qué significan las palabras “semejanza e imagen”?
(Génesis 1:26; 9:6). Imagen es la sombra o bosquejo de
una figura. Semejanza es el parecido de la sombra con la
figura. Estas dos palabras son sinónimos, por lo tanto, el
hombre es hecho a la imagen de Dios (1ª Corintios 11:7;
Efesios 4:21-24; Colosenses 3:10; Santiago 3:9).
La imagen de Dios no significa semejanza física. Dios es

Espíritu, Él no tiene partes que se puedan palpar, ver, ni
pasiones cambiantes, Él es Santo (Juan 4:21-24). Dios no
está confinado a un lugar determinado; cada parte nos
habla de la Gloria, las maravillas de Dios. Él se manifiesta
en todas las cosas, en todo haciéndolo palpable, porque Él
lo llena todo (Hechos 7:48; 17:24,25; 1 Reyes 8:27). Dios
debe ser adorado en espíritu; en contraposición, en lugar,
forma y otras limitaciones sensoriales (facultad de sentir);
Dios es Espíritu (Lucas 24:39), no tiene carne ni huesos; no
tiene cuerpo o partes como los humanos. Es incorpóreo,
inmaterial, no está sujeto a las limitaciones humanas
(Colosenses 1:15; 1a Timoteo 1:17). Dios no puede ser
visto con nuestros ojos materiales. A Dios NO se le debe
representar mediante imágenes (Deuteronomio 4:15-23;
Isaías 40:25; Éxodo 20:4). Nadie ha visto a Dios jamás, y no
existe nada en la tierra que se le parezca.
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¿En qué consiste esta imagen y semejanza? (Efesios

4:23-24; Colosenses 3:10). En estos pasajes se deduce que
la imagen de Dios consiste en el conocimiento, justicia y
santidad (la semejanza implica algo moral, no físico). El
nuevo hombre está creado divinamente a la semejanza de
Dios. La nueva posición es la base para ser librados de:
1.- EL PECADO
2.- LA ENFERMEDAD
3.- LA POBREZA
Obtenemos la liberación cuando hacemos nuestra la fe,

cuando conocemos bien nuestra posición en Cristo,
sucede en el momento en que la vivimos y dejamos una
teoría atrás, para transformarla en una realidad
experimental (que viene de la experiencia)1 . El
conocimiento, justicia y sanidad nos hace de acuerdo a Su
imagen y voluntad de Dios (Lucas 1:74-75; Mateo 5:48;
Romanos 12:1-2; Colosenses 3:18; 1ª Juan 3:2-3,7;
4:16-17).
El hombre original fue dotado de facultades originales.

Inteligencia para poner los nombres de los animales
(Génesis 2:19-20). Adán no solo tuvo la facultad de hablar,
sino de razonar y pensar en relación con lo que hablaba, él
unía las palabras a las ideas. Actualmente usamos entre el
3 y 5% de la mente, Adán usaba el 100%, por eso era tan
inteligente, sin embargo, a causa del pecado fuimos
1 El conocimiento bíblico (El Rema) abre nuestro espíritu. El logos envanece y el Rema nos transforma. La idea bíblica es
“cuanto más te conozco, quiero saber más de ti”. En la medida que buscas a Dios, “Rema” abre tu espíritu y eso te lleva
a querer más de Dios (Salmo 63:1).
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reducidos a casi nada. Este no es el cuadro de un salvaje

infantil que va avanzando poco a poco hasta adquirir un
lenguaje apropiado articulando por la imitación de los
sonidos de los animales, como pretenden hacernos creer
en la teoría de la evolución.
El hombre original tenía facultades morales y

espirituales.
a) Facultad moral (Génesis 3), Adán tenía principios
porque fue creado en santidad; con limitaciones, porque
fue creado del polvo, tenía poder tanto para resistir como
para ceder al mal. Moral es la ciencia que estudia el
distinguir el bien del mal (Hebreos 5:14).
El pecado es una cosa voluntaria (el hombre peca porque

quiere). El hombre renovado peca porque es todavía un
niño, no el que va alcanzando madurez. Hacemos las cosas
por maldad, inmadurez o ignorancia. Cristo, el Segundo
Adán, experimentó la tentación, pero resistió la prueba.
Demostró que sí se puede vencer el pecado (Mateo 4);
Jesús fue tentado en tres áreas: Gloria, Poder y Honra.
Para poder entender la salvación es necesario que

traslademos nuestras mentes al Huerto del Edén, donde
Adán y Eva pecaron y desobedecieron a Dios. Es
especialmente en Adán y Eva donde se encuentra la clave
para entender la naturaleza del pecado y así lleguemos a la
salvación, y de tal manera, poder forjarnos el concepto
correcto de lo que es la sangre. Contemplemos a un
pueblo esclavo, sufrido, maltratado, humillado, destinado a
la muerte. Un pueblo que en medio de su desesperación
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clama por liberación, levanta la vista a su Dios.

Contemplemos, por la otra parte, a un Dios que oye el
clamor, que ve la opresión y envía un Salvador para liberar
a su pueblo (Éxodo 1-3). Posteriormente, en las diferentes
etapas de la vida de Israel, en medio de la opresión del
enemigo, coartados de su libertad, afligidos y maltratados,
Dios envía salvadores que salven a su pueblo de la
esclavitud y sus consecuencias.
Tres palabras que rescatamos de todo ese quehacer son:

esclavitud, salvador y liberación, las que nos dan la clave
para lo que Jesucristo habría de hacer posteriormente a
favor del hombre esclavo y oprimido por el yugo opresor
de Satanás. Es ese contexto circunstancial lo que nos
brinda los elementos para entender primero, qué cosa es
salvación desde el punto de vista de Dios y, segundo, el
porqué de la necesidad de un salvador.
Teniendo en mente este pensamiento dominante extraído

de hechos típicos del Antiguo Testamento, debemos antes
que nada definir el concepto teológico de salvación.
“Salvación es la emancipación del pecado con su
consecuencias presentes y futuras”. Emancipar es liberar.
En el acto de la salvación Dios liberta al pecador del yugo
opresor del pecado. El pecado ha provocado la ruina
espiritual, moral, física, material del hombre y la separación
de Dios, pero en el acto de la salvación los efectos son
anulados, el hombre es restaurado a su posición original y
Dios le provee la seguridad de un destino glorioso. La
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necesidad de un salvador se produce primeramente por la

condición espiritual del hombre. El mismo Pablo lo revela
cuando dice: “Y él os dio vida cuando estabais muertos en delitos y
pecados” (Efesios 2:1). “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios” (Romanos 3:21). Isaías lo dice en otras palabras:
“Vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y
vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías
59:2). Segundo, por la incapacidad del hombre para
proveerse a sí mismo un medio de salvación. Entonces la
iniciativa tiene que tomarla Dios, haciendo provisión de
ese salvador. “Qué recompensa dará el hombre por su alma” (Mateo
16:26). Véase también Salmo 49:6-8; Juan 3:16; 4:10;
Romanos 6:23; 8:32 y Efesios 2:8. La conclusión es que el

Salvador “vino a buscar y salvar lo que se había perdido”.
Jesucristo estaba consciente de la naturaleza de su obra

cuando dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los
ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del
Señor” (Lucas 4:18-19); “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan
8:32); “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36); “Y
libertados del pecado vinisteis a ser siervos de justicia” (Romanos 6:18); “Más
ahora habéis sido libertados del pecado, y hechos siervos de Dios...” (Romanos
8:22); y se nos exhorta diciendo: “Estad, pues, firmes con la libertad
con que Cristo nos hizo libres” (Gálatas 5:1).
Para entender el poder, el significado, la aplicación, los

usos y la historia de la sangre se debe estudiar desde el
principio. La gente me pregunta: “¿de qué me va a lavar la
sangre de Cristo?” En pocas palabras, la gente que no
entiende la enfermedad, negará, interrumpirá o cancelará
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el tratamiento médico que se le recete. Veamos la base de

todas las cosas:
LA CAÍDA DEL HOMBRE

Génesis declara esta horrible tragedia en la experiencia de
la humanidad; esta narración no relata la manera en que el
pecado entró en el mundo, sino cómo entró en la raza
humana, ya que el pecado se encontraba en el mundo por
la sentencia de Satanás y el estado caótico de las cosas en
el principio (1ª Corintios 6:12).
Falsas Interpretaciones de la caída del hombre:
A. Es considerado por algunos como alegoría:
Adán: La parte racional del hombre.

Eva: La parte sensual, el placer de los sentidos.
La serpiente: Las incitaciones o invitaciones del mal.
Es considerada como un mito o creación de la fantasía.
La naturaleza de la caída:
A. Adán y Eva eran agentes morales y libres (lo

aprendió del corazón de Dios, porque Él depositó
estos principios en ellos; por ejemplo, cuando
nacemos de nuevo).
B. Adán y Eva eran seres sin pecado.
C. Adán y Eva podían pecar, como no pecar.
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El pecado de nuestros primeros padres fue voluntario; en

la naturaleza de la primera pareja no había pecado,
procedió de una fuente externa (de afuera), fue instigado
(1ª Juan 2:15-17).
Resultados de la caída:
1. Maldición de la tierra. (Génesis15:17).

2. El dolor y el sufrimiento de las mujeres al dar a luz y
el sometimiento de la mujer al hombre (Génesis
3:16).
3. Trabajo físico y agotador para poder subsistir
(Génesis 3:19).
4. Muerte física y espiritual (Génesis 3:19; 5:5;
Romanos 5:12).
5. Miedo a Dios (Génesis 3:10).
6. La vergüenza a causa del pecado (Génesis 3:8).
7. Se ocultaron de la presencia de Dios (Génesis 3:8).
8. Expulsión del Edén (Génesis 3:8-11; 22:24).
Algunas teorías falsas que el hombre dice con relación

al pecado de Adán:
A. El pecado de Adán no afectó a nadie más que a él.

B. Todo ser humano que nace en este mundo está tan
libre del pecado como lo estuvo Adán.
C. El único efecto que tuvo el primer pecado sobre la
raza humana fue el de un mal ejemplo.
D. Según esta teoría el hombre se encuentra en un
buen estado moral y espiritual.
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¡Todo es falso! La palabra de Dios nos enseña que todos

los hombres son culpables y poseen una naturaleza
pecaminosa.
LA PRIMERA SANGRE DERRAMADA

La primer sangre fue la de un animal que se derramó para
limpiar los pecados del hombre ocurrió en el Edén, en el
momento en el que Adán y Eva pecaron.
“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y
dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6).
Hasta que Adán no comiera del fruto, el pecado no se

había consumado, pues la autoridad era él, y eso es lo que
faltaba para salir del Reino; dos cosas pasaron al pecar
Adán y Eva: cayeron el tiempo y en pecado (separación de
Dios), ellos vivían en lo eterno, no tenían que preocuparse
por nada, ni por el tiempo, ni por comida; pues ellos no
necesitaban dinero, ropa, casas, medicamentos, nada
literalmente.
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban
desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales”.
(Génesis 3:7).
A nuestra manera siempre vamos a buscar tapar nuestros

errores, antes de reconocerlos con humildad y
arrepentirnos.
“Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y
me escondí.” (Génesis 3:10).
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El miedo nace de lo desconocido, el mayor tormento de

Adán era el “¿qué pasará?” Al día de hoy es nuestro mayor
miedo como hombres sin Dios, el “¿qué sigue?”, puesto
que una persona moribunda no teme a morir, sino teme en
realidad a no saber a dónde va después de su muerte.
”Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí.” (Génesis 3:12)
Adán culpa a Eva, y Eva culpa a la serpiente:

“Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la
mujer: La serpiente me engañó, y comí.” (Génesis 3:13).
Después del pecado viene la maldición (consecuencias), la

serpiente fue maldecida y el hombre y la mujer fueron
apartados, y la tierra fue maldecida a causa del pecado del
hombre.
“Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre
todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás,
y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le
herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores
en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,
[a] y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de
tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él;
maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de
tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el
sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:14-19).
Por último, vemos que por primera vez, Dios mismo

literalmente no se detuvo, ni pensó mucho, el derramar
sangre y sacrificar a un animal inocente y cubrir la
desnudez y el pecado del hombre:
“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió.” (Génesis 3:21).
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El derramamiento de sangre es más antiguo de lo que

pensamos, es más, la ley todavía no existía, ni demandaba
con su sed la sangre del inocente y ya Dios había
sacrificado animales para vestir, redimir, lavar y borrar el
pecado del hombre.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL

PECADO DEL HOMBRE?
1.- Todos los hombres son, sin distinción de clase,
pecadores delante de Dios (Romanos 3:9-10; 10:22-23;
Salmos 14; Isaías 53:6). Todos los hombres judíos y gentiles
han errado al blanco (pecador, gr. hamartia), y no han
alcanzado la norma de Dios: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos
3:10).
2.- Esta universal condición pecaminosa está vitalmente

relacionada con el pecado de Adán (Romanos 5:12-16, 19).
3.- Todo el mundo está bajo condenación, ira y maldición.

(Romanos 3:19; Gálatas 3:10; Efesios 2:3).
La ley de Dios requiere una obediencia pero ningún hijo

de hombre puede prestar tal obediencia. De aquí que la
maldición de una ley quebrantada viene a recaer sobre
todos aquellos que la quebrantan. La ira de Dios cae sobre
todos los que no están unidos vitalmente a Cristo por la fe.
(Juan 3:36).
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4.- A los hombres no regenerados se les considera como

hijos del diablo, no como hijos de Dios. (Juan 8:48; 1ª Juan
3:8-10).
5.- Toda la raza humana se encuentra cautiva del pecado y

de Satanás, sin poder librarse. (Romanos 7; Juan 8:31-36;
Efesios 2:3).
6.- Toda la raza humana está afectada por el pecado;

mental, moral, espiritual y físicamente:
A. La inteligencia está oscurecida (Efesios 4.18; 1ª

Corintios 2:14).
B. El corazón es engañoso y perverso (Jeremías 17:9-10).
C. La mente y la conciencia están manchados (Génesis
6:5; Tito1:15).
D. La carne y el espíritu están manchados (2ª Corintios
7:5).
E. La voluntad está debilitada (Romanos 7:18).
F. Nosotros estamos completamente destituidos de toda
cualidad divina que pueda hacer frente a las exigencias
de la santidad de Dios (Romanos 7:19-20).
Para concluir este aspecto ratificamos la definición que
citamos anteriormente:
“LA SALVACIÓN ES LA EMANCIPACIPACIÓN DEL PECADO

PRESENTE Y DE SUS CONSECUENCIAS FUTURAS”
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¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE LA
SANGRE DE CRISTO?
La frase “La sangre de Cristo” es usada muchas veces en el
Nuevo Testamento, y es la expresión de la muerte sacrificial
y la obra completa de expiación de Jesús en nuestro favor.
Las referencias a la sangre del Salvador incluyen la realidad
de que Él literalmente se desangró en la cruz, pero más
significativamente que derramó Su sangre y murió por los
pecadores. La sangre de Cristo tiene el poder de expiar un
número infinito de pecados cometidos por un infinito
número de gente a través de los siglos, y todos aquellos
que ponen su fe en esa sangre, serán salvados.
La realidad de la sangre de Cristo como medio de

expiación por el pecado, tiene su origen en la Ley Mosaica.
Una vez al año, el sacerdote debía hacer una ofrenda de la
sangre de animales sobre el altar del templo por los
pecados del pueblo: “Y según la ley, casi todo es purificado con sangre,
Pero esta
y sin derramamiento de sangre no hay perdón.” (Hebreos 9:22).
era una ofrenda de sangre que estaba limitada en su

efectividad, por lo que tenía que ser ofrecida una y otra
vez. Esta era una semblanza del sacrificio de Jesús ofrecido
en la cruz “una vez y para siempre” (Hebreos 7:27). Una vez
que fue hecho ese sacrificio, ya no hubo necesidad de la
sangre de toros y machos cabríos.
La sangre de Cristo es la base del Nuevo Pacto. La noche

anterior a Su crucifixión, Jesús ofreció la copa de vino a sus
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discípulos diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es
El verter el vino en la copa,

derramada por vosotros.” (Lucas 22:20).
simbolizaba la sangre de Cristo que sería derramada por

todos los que creerían en Él. Cuando Él derramó Su sangre
en la cruz eliminó la exigencia del Antiguo Pacto del
continuo sacrificio de animales. Esa sangre no era
suficiente para cubrir los pecados del pueblo, excepto de
una manera temporal, porque el pecado contra un Dios
Santo e Infinito, requiere un sacrificio Santo e Infinito.
Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados
año tras año. Porque es imposible que la sangre de toros y
de machos cabríos quite los pecados (Hebreos 10:3).
Mientras que la sangre de toros y machos cabríos era un
“recordatorio” del pecado, “la sangre preciosa de Cristo, un
cordero sin mancha o defecto.” (1 Pedro 1:19), pagó
totalmente la deuda del pecado que debíamos a Dios, y ya
no necesitamos más sacrificio por el pecado. Jesús dijo,
“¡Consumado es!” mientras Él moría, y con eso quiso decir,
que la obra completa de redención fue hecha para
siempre, “habiendo obtenido redención eterna” para
nosotros (Hebreos 9:12).
La sangre de Cristo no solo redime a los creyentes del

pecado y el castigo eterno, sino que también: “Su sangre
purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios
Esto significa que no solo somos ahora
vivo” (Hebreos 9:14).
libres de ofrecer sacrificios, los cuales son “inútiles” para

obtener la salvación, sino que somos libres de depender
de las obras inútiles e improductivas de la carne para
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complacer a Dios. Porque la sangre de Cristo nos ha

redimido, ahora somos nuevas criaturas en Cristo (2a.
Corintios 5:17), y por Su sangre somos liberados del
pecado para servir al Dios vivo, para glorificarle, y para
gozar de Él por una eternidad.
Dios NO nos ve tal y como somos, porque estamos

cubiertos por la sangre de su Hijo. El sustento bíblico de
ser protegidos mediante la sangre de Cristo se encuentra
en Éxodo 12. Ahí, se narra que se sacrificó un cordero, cuya
sangre fue tomada y untada en "el dintel y los dos postes"
de las casas. Entonces, cuando pasó el Señor no permitió
que el exterminador entrara; así, la plaga no heriría a nadie
del pueblo de Israel. La explicación de dicha protección
para nosotros en la actualidad es que es aplicable o
transferible a los cristianos porque ese evento es una
tipología, en este caso, una figura de Cristo en el Antiguo
Testamento. La sangre de un cordero representó la sangre
del Salvador. Ya que la sangre de ese cordero iba a
proteger al pueblo de Israel de la última plaga, se da por
sentado que la sangre de Cristo automáticamente
protegerá a todos los cristianos.
La Biblia nos enseña que la sangre de Cristo es para

remisión de nuestros pecados (Mateo 26:28; Efesios 1:7,
Colosenses 1:14). Igualmente, nos enseña que a través de
ella nuestras pecados y conciencias han sido limpiados
(Apocalipsis 7:14; Hebreos 9:14). Además de ser para
nuestros pecados, la epístola a los Hebreos nos
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proporciona mayor entendimiento para qué es la sangre

de Cristo:
A. El acceso libre al Padre (Hebreos 10:19).
B. El establecimiento de un nuevo pacto, siendo

Jesucristo el mediador (Hebreos 12:24; también, véase
Lucas 22:20).
LA NATURALEZA DE LA
SALVACIÓN
La salvación es un producto o un resultado. La Biblia nos
revela que la salvación, como una obra terminada en el
corazón el hombre pecador, es producto de los efectos
triples y simultáneos que el Espíritu de Dios efectúa en el
corazón del hombre. Esta obra triple es la JUSTIFICACIÓN,
la REGENERACIÓN y la SANTIFICACIÓN. No hay salvación
bíblica si uno de estos tres aspectos falta. No podemos ser
salvos si no somos justificados, no podemos ser salvos si
no somos regenerados y no podemos ser salvos si no
somos santificados.
LA SALVACIÓN:
1.- Las verdades relacionadas con la aplicación de la

salvación se reúnen en tres grupos:
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Justificación
Regeneración
Santificación DIOS
2.- Las verdades relacionadas con la aceptación de la

salvación del hombre se reúnen en tres grupos:
Arrepentimiento
Fe
Oración HOMBRE
Lo que recibimos en el momento de la salvación:
1) ¿Cómo sabe el hombre que es salvo?

2) ¿De qué nos ha salvado el Señor?
3) ¿Qué hemos obtenido en la salvación?
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¿Cómo sabe el hombre que es salvo?
Cuando hay un compromiso entre Dios y el hombre hay

una garantía (Efesios 1:13-14).
a. Entiende la Palabra de verdad, el evangelio.

b. Esperamos su Segunda Venida.
c. Fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa
(somos propiedad de Él).
d. Nos dió un pacto (un anticipo de la culminación que
vendrá).
¿De qué nos ha salvado el Señor?
a. Del pecado (Romanos 6:6-14); éste ya no tiene poder

ni autoridad en nosotros.
b. De la muerte (Juan 11:17-27).
c. Del juicio eterno (Hebreos 9:27-28).
SIGNIFICADO DE LA
SALVACIÓN
I. Separado del mal (2º Crónicas 29:5; Levítico
11:44-45). Entonces la santificación es la separación
de todo lo que contamina.
II. Dedicado a Dios y a su servicio; es todo lo que está
apartado de los usos profanos para dedicarlo a uso y
funciones sagradas.
III. Es una condición donde estamos separados del mal,
y dedicados a Dios y/o a su servicio.
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IV. Consagrados a Dios significa que algo que se apartó

para Dios ya no puede ser arrebatado de su mano, ni
rescatado (Levítico 27:28-30).
Ejemplo: Es por eso que podemos santificar nuestra casa a

Dios, la tierra, el hijo primogénito (Levítico 27:14-16;
Números 8:17). Cuando una cosa o persona es separada
de las relaciones comunes de la vida para dedicarse al
Señor es ser santificado. No es lo mismo salvación que
descontaminación, lo veremos más adelante.
LA JUSTIFICACIÓN
Justificación es un acto de la libre gracia de Dios por
medio de la cual Dios nos extiende “un certificado de
absolución” declarándonos “inocentes”, es decir, Dios nos
declara legalmente justos: “Anulando el acta de los decretos que
había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” (Colosenses 2:14-15). 
La justificación es imputada al hombre pecador sobre las

bases de la obra consumada por Cristo quien ha sido
hecho “justicia de Dios” a favor del hombre, cuando en la
Cruz Jesús murió en sustitución de éste. Es imputada
porque no la merecemos: “Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús,
el cual ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”
(1a Corintios 1:30). No hay méritos en nosotros, porque
nuestros pecados nos condenan irremisiblemente delante
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del Dios de justicia, pero en Cristo, el hombre pecador

recibe por la fe, perdón y liberación del pecado.
LAS CONDICIONES PARA LA JUSTIFICACIÓN. 

En sus momentos más críticos y confrontado con la justicia
de Dios, Job hizo una pregunta crucial para todo hombre:
"¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?” David se hace eco de esta
verdad, cuando en el Salmo 143:2 nos dice: “No entres en juicio
con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano”. Para
responder a estas inquietudes, la Biblia nos revela las

formas estipuladas por Dios para llegar a esa condición
delante de Dios:
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A. LA FE. 
Al hombre pecador lo que se le pide es CREER. La fe es
la llave que Dios le ha dado al hombre para abrir la
puerta de la gracia; no hay ni imitaciones ni sustitutos.
“Justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo” (Romanos 3:23).
“Más, al que no obra, sino cree en aquél que justifica al impío, su fe le es

contada por justicia” (Romanos 4:5). 
 
Véanse además Romanos 1:16; 10:4: 10:9; Hebreos 1:6;
Efesios1:13; 2a Corintios 4:12; Juan 3:18; 3:36.
B. LA GRACIA. 
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Sin la manifestación de la gracia de Dios al hombre le sería

completamente imposible llegar, por mucho que se
esfuerce, para lograr su salvación. Por eso dice que "la gracia
de Dios se manifestó a todos los hombres para salvación...” (Tito 2:11).
“Siendo justificados gratuitamente por Su gracia, mediante la redención que es

en Cristo Jesús”, a quién puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su justicia...” (Romanos 3:24-25). 
 
“Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la
esperanza de la vida eterna”. (Tito 3:7). 
 
Leer también Romanos 5:21; Efesios 2:5,8; Tito 2:11.
C. LA SANGRE. 
La sangre de Jesús juega un papel importante en el
acto de la justificación, ya que es la única capaz de
remover el pecado que separa al hombre de Dios. Para
esto Jesús tenía que morir en lugar del hombre, para
que en lugar del hombre su sangre fuese derramada:
“porque sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
“Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos

de la ira...” (Romanos 5:9).
“La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
“Sabiendo que fuisteis rescatados...., no cosas corruptibles como oro plata, sino
con la sangre preciosa de Jesucristo, como de un cordero sin mancha ni
contaminación...” (1 Pedro 1:8-9).
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Véanse Efesios 1:7; Colosenses 1:20; 1a Juan 1:7;

Apocalipsis 1:5.
LA FUENTE DE LA JUSTIFICACIÓN.
La gracia es de Dios, y proviene de Dios. Pablo dice que

“Dios es el que justifica...” (Romanos 8:33). “La gracia de Dios se manifestó para
salvación...” (Tito 2:11). Al
hombre se le manda a apropiarse de la
gracia, cubrirse con la gracia que Dios le brinda para hacer
efectiva su salvación. La gracia de Dios se manifiesta
ofreciendo gratuitamente el don de la salvación en Cristo
al hombre, pero también se manifiesta capacitando al
hombre, predisponiéndolo para creer. Pablo catalogó a los
gálatas de “caídos de la gracia” porque quisieron sustituir
el único medio de salvación por sus propios medios. A
través de la historia y comenzando desde nuestros
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primeros padres, pasando por Caín y hasta nuestros días el

hombre sin Dios ha rechazado los medios de gracia
ofrecidos por Dios para su justificación, sustituyéndolos
por sus propios medios de justicia propia. El resultado ha
sido permanencia en la condición de caídos.
Es un cambio:
a. De la culpabilidad a la absolución.
b. De la condenación a la aceptación.
COMPARACIÓN ENTRE LA REGENERACIÓN Y LA

JUSTIFICACIÓN:
Regeneración: Tiene que ver con el estado del hombre.

Justificación: Tiene que ver con la posición (dignidad). Tu
carácter y conducta no tiene una influencia directa para la
justificación; porque no es cómo nos portamos o
actuemos, ser justificados es un asunto de relación.
Tanto en el hebreo como en el griego, la justificación no

significa hacer a uno justo sino:
Presentar
Declarar En un sentido legal
Colocar
Tu carácter y conducta no tiene una influencia para tu

justificación: “porque no es cómo te portes o actúes” que
eres justificado; es un asunto de relación. Cuando tienes
una relación con Dios, tu carácter y conducta serán regidos
por Él y estarás buscando su Reino (Mateo 6:33).
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Nota: Uno se regocija porque la Presencia de Dios está, y

no porque la Presencia de Dios baje por nuestro regocijo.
No se olvide que la justificación es un acto judicial de Dios;
si se pone la confianza en Cristo, se es declarado justo en
su Presencia y libre de toda culpabilidad y castigo.
La justificación tiene dos elementos importantes:

a. El perdón de pecados.
b. Quita el castigo y la culpa.
La forma de la justificación.
La forma no es por las obras de la ley (Mandamientos); la
ley nos dice libre de nuestros pecados, pero no los quita
(Romanos 3:20).
La fuente de la justificación (Romanos 3:24)

es la Gracia de Dios.
La base de la justificación (Romanos 5:9)

es la Sangre de Cristo.
La condición de la justificación (Gálatas 2:16)

es la Fe en Jesucristo.
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LA REGENERACIÓN
Mientras que la justificación tiene que ver con un cambio
de posición, la regeneración tiene que ver con un cambio
de condición. Mientras que la justificación es de carácter
externo, la regeneración es de carácter interno. Mientras
que la justificación tiene que ver con el cambio en la
condición legal ante Dios, la regeneración tiene que ver
con un cambio espiritual y moral delante de Dios. El
hombre necesita ser justificado porque es culpable ante
Dios, necesita ser regenerado porque se ha corrompido
delante de Dios.
La regeneración es el “cambio” y/o “transformación” de

la naturaleza humana. Se conoce también como “nuevo
nacimiento” porque da inicio para comenzar una nueva
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vida con Dios. La palabra regenerar quiere decir “volver

a generar”.
El hombre degenerado es regenerado. Al hombre muerto

en pecado se le imparte vida.
¿Qué hemos obtenido en la salvación?
H e m o s s i d o re g e n e ra d o s a t ra v é s d e l “ N u e v o
nacimiento” (Tito 3:5). Por la regeneración podemos mirar
el Reino de Dios (Juan 3:3). No hay otra manera de llegar a
ser cristiano sino experimentado un nuevo nacimiento. Esta
doctrina es la puerta del cristianismo. El que por aquí entra,
no entrará de ninguna manera (por eso el nacimiento es
indispensable).
LA NATURALEZA DE LA REGENERACIÓN
El hombre sustituye con frecuencia, con otras cosas, los
medios designados por Dios para entrar en el Reino
celestial. La regeneración no es el bautismo en agua.
Algunas religiones o grupos bautizan a las personas para
que sean regenerados. La regeneración no es un cambio
de costumbres. La regeneración no es un paso natural en
el desarrollo del hombre. Es un hecho sobrenatural con
Dios. La regeneración no es una evolución si no una
involución.
a) La comunicación de una nueva vida.

b) Un cambio de dirección.
c) Una revolución.
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La psicología presenta la regeneración como un fenómeno

natural de la vida del hombre en vez de considerarla como
una crisis. Este punto de vista psicológico de la
regeneración trae consigo:
a) Negar el pecado del hombre.

b) Negar la necesidad de Cristo.
c) Negar la necesidad de perdón de pecados.
d) Negar la necesidad de la obra regeneradora del Espíritu
Santo.
¿QUÉ SUCEDE EN LA REGENERACIÓN?

A. Se nos hace partícipes de la naturaleza Divina (2ª
Pedro 1:4).
B. Nos vestimos del nuevo hombre que es creado
conforme a Dios en justicia y santidad de verdad
(Efesios 4:24).
C. Por eso ahora Cristo vive en el creyente (Gálatas
2:20).
D. La simiente de Dios habita en él (1ª Juan 3:9).
• Simiente = semilla
• Semilla = grano especial
E. A partir de la regeneración, el creyente, posee 2
naturalezas (Gálatas 5:17).
LA REGENERACIÓN ES:
A. Una obra divina (Juan 1:13), vencer el área humana.

B. Él nos engendró de su propia voluntad (Santiago
1:18).
C. Nuestra regeneración es un acto de Dios, no un
proceso reformador de parte del hombre.
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D. No es la regeneración un esfuerzo propio u otro

principio humano regenerativo.
E. El único agente divino de la regeneración es el
Espíritu Santo (Tito 3:5; Juan 3:5).
Nota: No nos conformemos con que la gente se

convierta; hay que enseñarles doctrina fundamental
(consolidar y discípular).
La Regeneración tiene un lado humano (Juan 1:12-13).
1.- Los que le recibieron: Actitud del hombre.

2.- Son nacidos de Dios: Eficiencia de Dios.
Vemos la parte divina y la parte humana (Salmos 90:16-17):

a) Aparezca a tus siervos, tu obra.
b) Después de la obra de nuestras manos, confirma.
En Filipenses 2:12-13, aparece la obra de Dios y del

hombre. Para entender la naturaleza de la regeneración es
necesario apelar a las figuras que se utilizan para
representarla:
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1. UN NUEVO NACIMIENTO.
Jesús se dirigió a Nicodemo con las siguientes palabras:

“De cierto, de cierto te digo que el que no naciere del agua y del Espíritu no
puede ver el reino de Dios” (Juan 3:5); “No te maravilles de que te dije: Os es
necesario nacer otra vez” (Juan 3:7).
Estas palabras plantean algunas premisas:
A. El nuevo nacimiento o regeneración implica el corte de

relación con la vida antigua (1a Pedro 1:17-18; Efesios
4:22-32; 2a Corintios 5:17; Romanos 12:2).
B. El nuevo nacimiento implica el comienzo de una nueva

vida (Romanos 6:4; 2a Corintios 5:17).
C. El nuevo nacimiento implica el comienzo de la

participación de la vida del Reino (Juan 3:5).
D. El nuevo nacimiento nos coloca en posición de hijos de

Dios. Somos nacidos en el Espíritu y es el Espíritu el
que nos da testimonio de que somos hijos de Dios.
(Juan 1:11-13; Romanos 8:15-16).
E. El nuevo nacimiento nos coloca en una nueva relación

con el Padre (Hebreos 12:1-11).
2. UNA RESURRECCIÓN.
“Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba y no las del tierra…
porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios...” (Colosenses 3:1-3).
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“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin
de que como Cristo resucitó de los muertos, nosotros andemos en novedad de
vida" (Romanos 6:4).
Tanto el nuevo nacimiento como la resurrección llevan

implícitos el mismo pensamiento del comienzo de una
nueva vida. Esa vida es impartida por Cristo: “en él estaba la
vida...” (Juan 1:4); “Yo he venido para que tengáis vida y vida en
abundancia” (Juan 10:10). Véanse
también Juan 3:36; 5:24; 10:28,
etc., y hecha efectiva por el Espíritu Santo (Juan 6:63).
3. UN LAVAMIENTO.
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la renovación en el Espíritu el cual derramó
en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3:5-6).
El agua es símbolo tanto del Espíritu Santo como de la

Palabra escrita por su capacidad limpiadora y purificadora.
Se hace referencia también al poder limpiador de la sangre
de Cristo, porque “la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo
pecado” (1 Juan 1:9).
LA SANTIFICACIÓN
¿Qué relación tiene la REGENERACIÓN con la
SANTIFICACIÓN?
La regeneración tiene que ver con la parte subjetiva de la

salvación mientras que la santificación tiene que ver con la
objetiva. La regeneración tiene que ver con el inicio de la
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vida de santidad, la santificación con la continuidad de

esta vida. La regeneración es la planta, la santificación
son los frutos. La regeneración es como la criatura que
nace, la santificación es su desarrollo y crecimiento. La
regeneración provee la materia prima, la santificación la
elabora. La regeneración es la fuente de la luz, la
santificación la lámpara que la proyecta. La santificación
es una obra directa del Espíritu Santo que perfecciona la
vida espiritual del creyente a partir del nuevo nacimiento.
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NATURALEZA DUAL DE LA SANTIFICACIÓN.
La santificación es tanto estática (un estado) como

dinámica y perfeccionable (un proceso).
1. LA SANTIFICACIÓN ES ESTÁTICA (UN ESTADO)
En este caso es instantánea. Desde el momento que la

persona cree, Dios la santifica. Lo convierte en un santo. A
pesar de sus imperfecciones, Dios lo trata como tal ya que
al igual que la justificación, la santificación es imputada por
la fe (Hechos 26:18; 1a Pedro 1:16; Hebreos 12:14; 1
Tesalonicenses 5:23; 2a Corintios 1:1; Efesios 1:1;
Filipenses 1:1; Gálatas 1:2).
Cuando analizamos el uso de la palabra “santo” en el

Antiguo Testamento, nos damos cuenta que el acto de
santificar algo implicaba dos aspectos: por una parte
apartar (Génesis 20:8; Levítico 20:26; Éxodo 40:9;
Números 6:2; Levítico 11:44: 25:10; 2 Crónicas 7:16;
Hechos 13:2); y por la otra parte dedicar (Éxodo 13:2;
Levítico 27:14; Números 6:2; 1 Samuel 1:11; 1 Crónicas
23:13; 2 Crónicas 35:3).
Como un acto de la soberanía de Dios (Éx. 20:12), él

santificaba con su presencia lugares (Éxodo 3:5); días
(Génesis 2:3) y personas (Jeremías 1:5).
Por la acción directa de sus siervos eran santificados

objetos (2 Crónicas 29:19), artículos y personas (Éxodo
19:10; 19:23; 28:41).
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Su pueblo y sus siervos se auto santificaban, cuando se

apartaban del pecado y se dedicaban al servicio de Dios y
en obediencia al mandato de Dios (Levítico 11:44;
Números 11:18; Joel 2:16).
2. LA SANTIFICACIÓN ES DINÁMICA Y
PERFECCIONABLE (UN PROCESO).
Se nos hace un llamado para buscarla (Romanos 1:7; 1a

Corintios 1:2). Se nos exhorta a perfeccionarla (2a Corintios
7:1) y al santo se le manda a que “se santifique
todavía” (Apocalipsis 22:11).
En este aspecto se la compara con una casa en

construcción: “Sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo...” (1
Pedro 2:5), y para lograr esta meta se nos exhorta:
“Desechando toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y toda las

detracciones" (1 Pedro 2:1).
"Desead como niños recién nacidos la leche espiritual no adulterada, para que
por ella crezcáis para salvación..." (1a. Pedro 2:2).
"... acercándoos a él” (1 Pedro 2:4).
En este proceso se apela a la voluntad del creyente. En el

mismo cada uno ayuda a otro a su perfección. O sea, que
el dinamismo de la santificación estriba en la acción del
Espíritu de Dios en el creyente y la voluntad del creyente
sometida a la voluntad de Dios, la voluntad se rinde,
somete, quebranta y vacía. (Romanos 12:1; 6:13-19).
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Otra palabra que la Biblia usa para revelar el aspecto

dinámico y progresivo de la santificación es perfección.
Esta palabra nos revela los dos aspectos de la santificación.
Como estado, Jesús dijo: “Sed, pues, perfectos, como mi Padre que
está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). El deseo de Dios es

nuestra perfección (2a Timoteo 3:17; Efesios 4:13;
Santiago 1:4).
Pero a la vez nos muestra el aspecto dinámico cuando

Pablo nos dice: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino
que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por
Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa
hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome hacia lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios.
Así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos...” (Filipenses
3:12-15).
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo

Testamento, el creyente es llamado “perfecto” a pesar de
sus imperfecciones (Génesis 6:9; Salmos 37:18; Proverbios
2:21; 11:20). El asunto es que Dios nos considera
perfectos, aun cuando nosotros no nos sintamos que
somos perfectos (Job 9:20; compare con Job 1:1 y 8),
porque la perfección es imputada por Dios, aunque
perfeccionada en nosotros por la acción de Él con
consentimiento nuestro. Pablo oraba “por la perfección” de
los corintios, aun cuando él los llama “santos” (1a Corintios
1:1). Dios espera que los “perfectos” anden en el camino
de la perfección (Salmos 101:2), y que en ese camino
alcancen la perfección (Hebreos 6:1).
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LOS MEDIOS DE LA SANTIFICACIÓN.
En la acción y proceso de la santificación intervienen un

conjunto de factores, elementos y personas que hacen real
y efectiva la experiencia de la salvación en el creyente.
SANTIFICACIÓN:
Regeneración: Está relacionada con nuestra naturaleza.

Justificación: Tiene que ver con nuestro estado (posición).
Adopción: Tiene que ver con nuestra posición.
Santificación: Tiene que ver con nuestro carácter y conducta.
En la justificación somos declarados justos, para que en la

santificación podamos llegar a ser justos. En la justificación,
es lo que Dios hace por nosotros, y en la santificación es lo
que hace en nosotros. En la justificación, se nos coloca
dentro de la presencia de Dios, mientras que en la
santificación hace que se vea el autor de esa relación; que
es separada del mundo y dedicada a Dios.
¿CUÁNDO TIENE LUGAR LA SANTIFICACIÓN?

La santificación se considera:
a) Pasada *Instantánea
b) Presente *Progresiva
c) Futura *Completa
A. Santificación instantánea: (1ª Corintios 6:11), tiene

lugar inmediatamente cuando uno cree en el Señor
Jesucristo.
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1.- Por ésta razón se les llama a los creyentes santos en

el Nuevo Testamento (Romanos 1:7; 1ª Corintios 1:12).
a. Si un hombre no es santo, tampoco es
cristiano.
b. Si es cristiano, es un santo.
2.- En algunos lugares canonizan a algunas personas

después de muertas.
3.- Sin embargo en el Nuevo Testamento canonizan a

los creyentes estando vivos. (1ª Corintios 6:11).
B. Santificación progresiva: Es un proceso que lleva

consigo la idea del crecimiento hasta llegar a completarse
(1ª Corintios 3:18); somos transformados de un grado de
carácter a otro grado. Tomando en cuenta que siempre
habrá el peligro de contaminarnos con el mundo (2ª
Corintios 7:1) La santificación se puede perfeccionar
(Efesios 4:1-12), no crece de la noche a la mañana, no es
cosa de una hora. Crece como los arrecifes de coral, poco
a poco (Filipenses 3:10-15).
SANTIFICACIÓN COMPLETA Y FINAL (1ª JUAN 3:2)
¿Cuáles son los medios de la santificación?

Los agentes y medios para la santificación de los hombres
son divinos, tanto Dios como el hombre contribuyen y
cooperan en este propósito. Hay cuatro agentes
importantes en la santificación de los hijos de Dios:
a. Dios el Padre contribuye en nuestra santificación (1ª

Tesalonicenses 5:23-24; Juan 17:17).
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b. Nuestro Señor Jesucristo también contribuye en la

santificación (Hebreos 10:10).
c. El Espíritu Santo (1ª Pedro 1:2; 2ª Tesalonicenses 2:13).
d. Las Escrituras también son agentes para la santificación

(Juan 17:17; Efesios 5:26).
1. EL ESPÍRITU SANTO.
La obra del Espíritu se especializa en impartir y hacer parte

del hombre la naturaleza santa de Dios. Él santifica porque
él es Santo. Él penetra toda la naturaleza humana
degenerada por el pecado, la regenera, la limpia, la sana y
la pone en condiciones de establecer contacto y comunión
con el Santo Dios (Tito 3:5; 2a. Tesalonicenses 2:13). El
resultado de la obra santificadora del Espíritu es el fruto
del Espíritu (Gálatas 5:16-25), y una vida espiritual de
victoria permanente. (2a Corintios 2:14).
2. LA PALABRA.
Jesucristo dijo: “Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad” (Juan

17:17). La Palabra de Dios es tipificada con el lavacro del
Tabernáculo que contenía agua para limpieza o lavamiento

del sacerdote antes de oficiar (Tito 3:5). La Palabra hace ver
el pecado, la suciedad moral; descubre lo que hay en lo
íntimo del corazón, porque es: “viva y eficaz y más penetrante que
espada de dos filos que penetra hasta partir el alma, y el espíritu y las
coyunturas y tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón”. (Hebreos 4:12). Pero tiene poder sanador, porque la
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Palabra es Espíritu y el Espíritu es el que la aplica al alma

produciendo los cambios regeneradores, transformadores
y renovadores que el hombre necesita (Salmos 107:20;
Mateo 8:8; Marcos 16:20; Lucas 4:32-36; 5:5).
3. LA SANGRE DE CRISTO.
El capítulo 9 de Hebreos nos da la clave para entender la

eficacia y el poder limpiador y santificador de la sangre de
Cristo. La sangre de los becerros y de los machos cabríos,
que fue rociada sobre el libro de la ley para confirmar el
Pacto y limpiar el Tabernáculo y todos los vasos del
ministerio (vs. 19-20), era un vehículo de purificación y
consagración de las cosas santas. Esa sangre de los
machos cabríos era típica del poder limpiador (v. 22) y
regenerador del pecado, ya que “sin derramamiento de
sangre no hay remisión de pecados”. Las figuras de las
cosas celestiales fueron purificadas con sangre de
becerros, pero las misma cosas celestiales fueron
purificadas con la sangre del mismo Jesucristo que tiene
poder permanente y efectivo para llevar el pecado, y salvar
a los que en Él esperan. Esa es la sangre que “nos limpia de
todo pecado” (1a Juan 1:7), la que nos “ha lavado de todos nuestros
pecados” (Apocalipsis 1:5), porque “Jesús, para santificar al pueblo
mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta...” (Hebreos 13:13).
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EL ASPECTO HUMANO EN LA SALVACIÓN
Aunque es verdad que la salvación es un acto inicial de

Dios, que Dios lo ha provisto todo para hacerla real en el
hombre y como medio objetivo de salvación el hombre no
puede hacer provisión de nada, sin embargo hay un
aspecto subjetivo que involucra la mente y el corazón, que
el hombre sí tiene que hacer. La Biblia establece dos
requerimientos por parte del hombre para que este pueda
alcanzar y recibir lo que ha sido hecho para él.
La salvación es algo tan valioso que las riquezas de este

mundo no alcanzan para comprarla: “De qué le vale al hombre si
ganare todo el mundo y perdiere su alma? o ¿qué recompensa dará el hombre
Sin embargo, Dios lo hace posible al
por su alma” (Mateo 16:26).
obtenerla a través de dos elementos que estén en él y que

solo se necesita ponerlos en acción. Estos elementos son la
fe y el arrepentimiento.
1. LA FE COMO MEDIO PARA ALCANZAR LA SALVACIÓN.
El Apóstol Pablo hizo algunas declaraciones contundentes

que eliminan cualquier otra posibilidad de apropiarse de la
salvación. Él dijo: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe y esto
no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe”.
Estas palabras establecen un medio, la fe,
(Efesios 4:8).
contraponiéndola contra las obras. Dice: “No por obras”.
¿Por qué recalca inmediatamente la contrapartida? Por la

tendencia humana de apelar a su propia justicia para
sustituirla por la justicia de Dios. Nuestros primeros padres
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trataron de buscar cobertura humana, cubriendo ellos su

desnudez (Génesis 3:7), como símbolo de sus excusas por
haber pecado contra Dios. Caín trató de sustituir “el
sacrificio” establecido por Dios para el perdón, por una
“ofrenda”, símbolo de las formas falsas y humanas de
adoración. Caín estableció el método de adoración del
culto a las obras de justicia humanas, pero Dios lo rechazó.
Todo el sistema de adoración que destituye la forma
exclusiva que Dios ha dictaminado para el hombre fue
definido por Judas como “el camino de Caín” (Judas 11).
Pablo atacó severamente a aquellos que querían

justificarse por medio de las obras colocando bajo pecado
a todo el mundo (Romanos 3:19-20, 23) para que se
manifestase: “la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para
todos los que creen....siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante
la redención que es en Cristo Jesús a quién Dios puso como propiciación por
medio de la fe en su sangre para manifestar su justicia....a fin de que él sea el
justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesucristo (Romanos 3:21-26); “Pero
al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda, más al
que no obra pero cree en aquél que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia” (Romanos 4:4-14). Ver también Romanos 10:5-13.
Cuando el hombre pecador es capaz de entender el amor

desinteresado y generoso de Dios y logra ejercer su fe en
la provisión amplia de Dios en el sacrificio de Jesucristo y
se atreve a creer, no se dilata el perdón y se hace efectiva
su salvación (Juan 3:11, 6-17).
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2. EL ARREPENTIMIENTO.
Son decenas y decenas de versículos en la Palabra donde

se nos habla acerca de la necesidad de un verdadero
arrepentimiento para alcanzar perdón. El mensaje de Juan
el Bautista fue un mensaje de arrepentimiento. Jesús
comenzó su ministerio predicando y diciendo “arrepentíos
porque el reino de los cielos se ha acercado” y los
apóstoles retomaron el mensaje de Jesús y predicaron la
necesidad del arrepentimiento para perdón de pecados.
(Mateo 3:8; 3:11; 9:13; Marcos 1:4; Lucas 3:3; 3:8; 5:32;
Hechos 5:31, etc.).
¿QUÉ ES ARREPENTIMIENTO?
En su forma más sencilla es cambio de actitud, volverse

del mal camino. Pero “el arrepentimiento que es para con Dios, y de la
fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21), involucra algo más que
un mero cambio de actitud. El verdadero

a r re p e n t i m i e n t o b í b l i c o i n v o l u c ra a t o d a l a
personalidad: mente, afecto y voluntad son afectados
produciendo “frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo
3:8).
Para que haya un verdadero arrepentimiento, este tiene

que ir precedido de una información correcta en relación
con la condición y situación del pecador. Él no se da
cuenta que va mal. Cree que está y va bien. Por eso Pablo
nos exhorta diciendo: ”¿Cómo invocarán a aquél en quien no han
creído? ¿Y cómo creerán en aquél de quién no han oído? ¿Y cómo oirán sin
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haber quién les predique?” (Romanos 10:14). El rico en el infierno

reconoció esto y le dijo a Abraham: “No, padre Abraham, pero si
alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Más Abraham le dijo:
Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguien se
Antes de ascender al
levantare de entre los muertos” (Lucas 16:30).
cielo, camino de Emaús, Jesús dijo a aquellos discípulos:

“Así estaba escrito a así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de
los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y
el perdón de pecados en todas las naciones” (Lucas 24:46-47). La Gran
Comisión es el motor impulsor para dar información del
plan de Dios: “Id...y predicad...” (Marcos 16:15).
EL FRUTO DEL ARREPENTIMIENTO.
CONFESIÓN. El acto de la confesión es importantísimo

dentro del proceso del arrepentimiento. La confesión es la
capacidad que da Dios, en su gracia para con el hombre,
de poder expresarle a Él los pecados cometidos. Para esto
es necesario revestirnos de toda sinceridad ya que Él
conoce la mente y el corazón. Nada podemos tapar, no
puede haber reservas, ni rezagos ocultos en el corazón,
porque “Dios escudriña la mente y el corazón”, Él sabe y
conoce, por lo cual Él está dispuesto a oír, para perdonar.
Otro aspecto en el acto de la confesión es la disposición
interna de no volver a pecar. Esto nos ayudará a
permanecer en la gracia y bendición de Dios. (Esdras 10:1;
Proverbios 28:13; 1a Juan 1:9).
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Pero aquí se plantea una pregunta: ¿a quién confieso?

Diremos, antes que nada, que todo pecado cometido es
una ofensa contra Dios, por lo cual, cualquier tipo de
pecado que el hombre cometa, debe ir directamente a
Dios a confesarlo para recibir perdón (Levítico 5:5; 2
Crónicas 6:26; 1a Juan 1:9). Sin embargo, Dios tiene en
cuenta el pecado que cometemos contra nuestro prójimo.
El perdón de este tipo de pecado está condicionado a la
capacidad que tengamos de pedir perdón y perdonar.
Tenemos, pues, que arreglar, primero, nuestras cuentas con
el prójimo, antes de pedir y recibir perdón de Dios (Mateo
6:12-15; 18:21; Marcos 11:25; Lucas 6:37; Efesios 4:32;
Colosenses 3:13; Santiago 5:15).
RESTITUCIÓN. Restituir es el acto de devolver lo que

injustamente hemos quitado o perdido. Esta idea está
incluida dentro del sistema de sacrificios del Antiguo
Testamento (Levítico 6). No solo bastaba con arrepentirse,
confesar y pedir perdón, era necesario devolver lo
encontrado y quintuplicado aquello que la persona había
robado. Aquí estaban incluidos los pecados morales,
sociales, etc. Cuando Zaqueo el publicano tuvo el
encuentro con Jesús (Lucas 19:1-9), dijo: “He aquí la mitad de mis
bienes doy a los pobres y si en algo he defraudado a alguien lo devuelvo
cuadruplicado”. , se está haciendo alusión a este concepto.
ASPECTO DIVINO: PERDÓN DE PECADOS Y LA CONVERSIÓN.
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PERDÓN DE PECADOS.
Dios es la fuente del perdón.“Él es quien perdona todas nuestras

iniquidades” (Salmo 103:3). Los que recibieron perdón podían
testificar: “...y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo 32:5). En el

Antiguo Testamento, Dios hizo provisión por medio de
sacrificios de animales: “la expiación por ellos, y obtuvieron
perdón” (Levítico 4:20). Pero todos aquellos sacrificios no eran
más que tipos del verdadero sacrificio del cual manaría una
fuente inagotable de perdón para el pecador: el sacrificio
expiatorio de Jesucristo. En casa de Cornelio, Pedro se
levantó testificando acerca de Jesucristo: “De éste dan testimonio
los profetas, que todos lo que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por
su nombre” (Hechos 10:43). Pablo,
ante los ancianos de Antioquía,
testificó de Jesucristo diciendo: “Sabed, pues, esto, varones
hermanos: que por medio de él (Cristo) se os anuncia perdón de pecados y que
de todo aquello de que por la Ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él
es justificado todo aquél que cree” (Hechos 13:38-39). Véanse además
Hechos 26:18; Efesios 1:7; Colosenses 1:14.
Durante su ministerio público, hay una frase que sale

permanentemente de los labios de Jesucristo: “Hijo, tus
pecados te son perdonados”, “Ni yo te condeno, vete y no
peques más” (Mateo 9:2, 6; Marcos 2:5, 10; Lucas 5:20). Sin
embargo, el perdón viene como resultado de un
arrepentimiento verdadero y profundo. Un aspecto
importante relativo al perdón es la necesidad de confesión
sincera a Dios del pecado cometido. Mucho pudiéramos
escribir al respecto, pero creo que la experiencia de David,
plasmada en el Salmo 51, es un ejemplo sobresaliente de
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la necesidad de la confesión de nuestros pecados como

parte de un verdadero arrepentimiento que produce
perdón amplio de parte de Dios. Esto era un requisito en el
Antiguo Testamento (Levítico 26:40; Números 5:7;
Nehemías 9:2; Salmos 32:5). Juan nos dice
elocuentemente: “Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Véanse también Proverbios 28:13; Mateo 3:6; Hechos
19:18; Romanos 10:9.
CONVERSIÓN.
La conversión es un acto de la voluntad humana. El aspecto

negativo es “volverse de” (2 Reyes 17:13; Jeremías 26:3;
Ezequiel 14:6); y el aspecto positivo es “volverse a” (1
Samuel 7:3; Nehemías 1:9; Job 22:23; Isaías 55:7;
Lamentaciones 5:21). Dios espera que el hombre se vuelva
de su mal camino, y se vuelva a Él. Cuando el hombre se
siente impotente para hacerlo, puede buscar ayuda en
Dios y decirle: “Vuélvenos, oh Jehová,...y nos volveremos” (Lamentaciones
5:21). Esta vuelta se produce cuando el hombre arrepentido
viene a Dios en busca de perdón y salvación, entonces se

hace real la conversión. El “volverse de” es el inicio, “el
volverse a” es la conversión propiamente dicha.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios

exhorta al hombre a que se convierta de su mal camino.
Esta conversión produce, primero, un cambio de
condición (Lucas 1:17; Santiago 5:20). En este sentido, la
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conversión es dejar de ser una cosa para ser otra (Hechos

2:20; Mateo 4:13-19). En el orden moral y espiritual es
convertirse de la maldad para ser un santo (Hechos 3:26);
dejar de adorar ídolos para adorar al Dios vivo (1
Tesalonicenses 1:9); la tristeza convertida en gozo (Juan
16:20). Se describe como un cambio situación (Hechos
26:18; Efesios 5:8), un traslado (2 Pedro 2:9, 15;
Colosenses 1:13).
“Arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados...” (Hechos

Esas fueron las palabras de Pedro en el Pórtico de
3:19).
Salomón después de la curación del cojo. Y fue el tenor del

mensaje y enseñanza apostólica constantemente (Hechos
3:26; 14:15; 26:18; 2 Corintios 3:16). El arrepentimiento
verdadero tiene necesariamente que producir conversión,
de lo contrario todo fue un formulismo externo, superficial,
que dejó al pecador en las mismas condiciones que antes.
LA SALVACIÓN: ¿CUÁNDO?
¿Cuándo es que somos salvos?, se han preguntado

algunos. ¿Para cuándo es la salvación?, se preguntan otros.
¿Podemos saber hoy si somos salvos?, cuestionan terceros.
Hay tres opiniones en relación con el tiempo de la
salvación:
1º. Ya fuimos salvados en la eternidad. Dios nos eligió antes

de la fundación del mundo.
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2º. La salvación se obtiene hoy, en el momento que

creemos.
3º. No podemos saber si somos salvos hoy, la salvación la

obtendremos en el futuro.
Cualquiera de las tres posiciones que adoptemos,

excluyendo radicalmente la otra es un error. Es una verdad
a medias. La Biblia nos revela y enseña de una forma clara
y sencilla los tres aspectos que, interpretados debidamente
no se excluyen, se complementan. Analicemos cada uno.
1º. Fuimos salvos sobre las bases de la elección de Dios.
La Biblia nos enseña que el plan de salvación se gestó en la

eternidad. Jesucristo “nos rescató de nuestra manera vana de vivir...con
la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha ni contaminación
ya destinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los
postreros tiempos por amor a vosotros” (1 Pedro 1:19-20), “fue inmolado desde
antes desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8). Este sacrifico se

dio por hecho antes que fuera manifestado. La Biblia nos
enseña que fuimos elegidos o predestinados antes de la
fundación del mundo (Efesios 1:4).
Esta elección previa la Biblia revela que fue hecha:
A. En Cristo (Efesios 1:4). Estábamos contenidos en Él.
B. Por lo cual nuestros nombres fueron escritos en el libro

de la vida antes de la fundación del mundo.
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C. Fuimos elegidos según la presciencia o pre

conocimiento de Dios (1 Pedro 1:2; Romanos 8:29).
D. Fuimos predestinados para ser adoptados hijos suyos

(Efesios 1:5).
2º. Somos salvados ahora sobre las bases de las

promesas de Dios y de nuestra elección.
Aunque Dios conocía de antemano quiénes iban a ser

salvos desde la eternidad, sin embargo nosotros hicimos
posible la salvación en un momento determinado del
tiempo. La salvación es para HOY y HOY la hacemos
posible (Hebreos 3:7,13; 4:7; 2a Corintios 6:2; Lucas 19:9).
Tanto Jesucristo como sus apóstoles enseñaron que la
salvación era una experiencia actual e instantánea: la
recibe instantáneamente el que cree (Juan 10:9; Hechos
2:21; Romanos 10:9; Efesios 2:5-8; 2a Timoteo 1:9).
El Señor Jesús habló de la realidad presente de la

salvación de la siguiente forma: “El que cree en el Hijo tiene vida
eterna” (Juan 3:36; 6:47); “El que cree al que me envió tiene vida eterna” (Juan
5:24); “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”
(Juan 10:10).
Pablo se expresó de la siguiente forma sobre la realidad

presente de la vida eterna: “Y él os dio vida...cuando estabais muertos
en pecados” (Efesios 2:1).
Juan nos dice: “Sabemos que hemos pasado de muerte a vida” (1 Juan
3:14); “Estas cosas os he escrito a vosotros los que creéis en el nombre del Hijo
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de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre
del Hijo de Dios” (1 Juan 5:13).
La responsabilidad cae sobre nosotros. La decisión la

tenemos que hacer nosotros y está condicionada a si
creemos, si lo recibimos y si lo aceptamos: El que cree, el
que le abre el corazón, el que le busca. “A todos lo que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios” (Juan 1:12).
El Espíritu Santo no permite que estemos en la duda sobre

la realidad de nuestra salvación: “Porque el mismo Espíritu da
testimonio a nuestro espíritu DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS” (Romanos 8:16).
3º. Somos salvos hoy.
En este grado de incertidumbre tal, viven muchos. Se dicen

cristianos pero no pueden dar fe de su salvación. Esta
situación es altamente preocupante porque es indicio de
no haber nacido de nuevo y sin el nuevo nacimiento es
imposible ver el reino de Dios. Aunque nuestra salvación
ha de ser consumada en el futuro reino de Dios, sin
embargo, como ya hemos estudiado, la experiencia de la
salvación es una experiencia real del presente y quien no
pueda dar fe de ella es que todavía está perdido. Sin
embargo, el aspecto futuro de nuestra salvación es
enseñado en la Biblia también. La Biblia nos habla de ella
como algo alcanzable en el futuro porque su consumación
está en dependencia de:
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A. Nuestra perseverancia hasta el fin: “El que persevere hasta el

fin será salvo” (Mateo 10:22; 24:13). Recordemos: nadie puede
perseverar en algo que no tiene.
B. Nuestra justificación presente es la base para nuestra

salvación futura (Romanos 5:9).
C. Jesús viene para salvar a los que esperan en Él

(Hebreos 9:28).
D. La salvación está preparada a la victoria de los

creyentes en medio de sus pruebas (Apocalipsis 2:7;
2:11; 2:17; 2:26; 3:5; 3:12; 3:21).
E. Nuestra salvación futura está condicionada al cuidado

que Dios tienen de sus hijos (1 Pedro 1:5).
Toda esta verdad revelada en la Biblia nos prueba que

fuimos, somos y seremos salvos.
¿CÓMO SE CONJUGA LA VOLUNTAD DE DIOS CON EL “LIBRE

ALBEDRÍO” DEL HOMBRE PARA OBRAR LA SALVACIÓN?
Es un misterio de la gracia. “La voluntad de Dios es que

todos los hombres sean salvos”. Él lo ha provisto todo para
que el hombre sea salvo. Pero es el hombre quien tiene
que creer. El libre albedrío es la peor enseñanza
distorsionada que se infiltró en la Iglesia, por eso la gente
hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. Dios
puede presionar al hombre pero no lo obliga, hace
provisión al hombre de todos los elementos viables para
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que crea pero no lo hace a la fuerza; sin embargo, la

promesa de Dios permanece firme: “…para que todo aquel que en
él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
SEGURIDAD Y CUIDADO DE
LA SALVACIÓN
“Por lo cual puede salvar perpetuamente, a los que por él, se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
“Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen, y yo les doy vía eterna; y
no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las
dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi
Padre” (Juan 10:28-29).
Estas palabras son alentadoras para todo verdadero hijo

de Dios pero, a la vez, reveladoras de los mecanismos de la
gracia para traer seguridad a nuestros corazones. La
seguridad del creyente estriba, en primer lugar, en el
ministerio sacerdotal de Jesucristo a favor de los suyos. Él
vive intercediendo por cada una de sus ovejas. A Pedro le
dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos. Pero yo
he orado por ti para que tu fe no falte”. (Lucas 22:31-32). En su oración
intercesora a favor de los suyos (Juan 17:15), el Señor oró:

“No te pido que los quites del mundo, sino que lo guardes del mal”. En
segundo lugar, por el conocimiento eterno que Él tiene de

sus ovejas: Él las conoció desde antes de la fundación del
mundo. Ese conocimiento lo pone en capacidad de dar la
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ayuda adecuada y acertada a cada una de ellas, de tal

forma que sus ovejas pueden “…acercarse confiadamente al trono de
la gracia para hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:15-16). En
tercer lugar, nuestra seguridad estriba en nuestra

permanencia en la protección de Dios: SUS MANOS. En
“sus manos nadie nos arrebatará”, “no pereceremos jamás”.
En algunos lugares existe lo que se llama “áreas de

seguridad”. En sus límites hay carteles que dicen:
"¡CUIDADO, PELIGRO!" La permanencia en esa área es lo
que nos asegura el resguardo del peligro. Dentro de ella,
no tenemos que temer, estamos seguros y sentimos que
estamos protegidos (Hechos 27:31). ¡Pero cuántas veces
algunos de los que estuvieron en el área de seguridad
TRASPASARON LOS LÍMITES! Todas las promesas de Dios
están condicionadas (1a Timoteo 6:21; 2a Timoteo 2:18; 2a
Pedro 2:21-22). Dios provee las condiciones pero nosotros
tenemos la responsabilidad de guardarlas. Dios no viola
nuestra voluntad. Note, en los siguientes versículos el “sí”
condicional y otras expresiones condicionales para
nosotros: “Dijo Jesús a los que habían creído en él: “Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan
8:31).
“El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece; y yo le resucitaré

en el día postrero…” (Juan 6:53-56). “Confirmando los ánimos de los discípulos,
exhortándoles a que permaneciesen en la fe...” (Hechos 14:22). “Mira, pues, la
bondad y la severidad de Dios, la severidad ciertamente para con los que
cayeron, pero la bondad para contigo si permaneces en esa bondad, pues de
otra manera tú también serás cortado y aún ellos, si no permanecen en
incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volveros a
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injertar” (Romanos 11:22-23). Véase además Colosenses 1:23; 1a

Juan 2:28; 3:6.
EL CUIDADO DE NUESTRA SALVACIÓN.
La salvación es un regalo de Dios y, como todo buen

regalo, es necesario guardarlo y cuidarlo. La Biblia nos
exhorta, en primer lugar: “Por tanto, es necesario que con más
diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos
deslicemos” (Hebreos 2:1). “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvación tan grande?” (Hebreos 2:3). Todavía va más allá cuando
Pablo habla a los Filipenses: “Ocupaos de vuestra salvación con temor
y temblor” (Filipenses 2:12). Jesús nos exhorta diciendo: “He aquí yo
vengo pronto; retén lo que tienes para que ninguno tome tu
corona” (Apocalipsis 3:11). El Señor vuelve a advertir: “Al que venciere
será vestido de ropas blancas; y no borraré su nombre del libro de la
vida” (Apocalipsis 3:5); “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y
harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere
posible, aún a los escogidos. Ya os lo he dicho antes” (Mateo 24:21-25). Y
amonesta: “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la
vida” (Apocalipsis 2:10).
Toda esta enseñanza nos muestra que hay una parte que
tenemos que hacer nosotros para conservarnos en la
gracia de Dios. El apóstol Pedro nos aconseja: “Sed sobrios, y
velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar, al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los
mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo. Mas el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en
Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os
perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1a Pedro 5:8-9).
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ADOPCIÓN
Nos coloca como hijos, ya que solamente éramos creación;
esto se efectúa cuando un hombre toma el hijo de otro
para que sea su hijo (Juan 8:43-47).
Dios nos adoptó como sus hijos:

1) Dándonos una posición
Como un hijo, por nacimiento.
¿EN QUÉ TIEMPO SE REALIZA LA ADOPCIÓN?
Es de aplicación eterna en su naturaleza, para excluir las

obras y demostrar que nuestra salvación tiene su origen
únicamente en la gracia de Dios (Romanos 11:5-6).
¿EN QUÉ MOMENTO TIENE LUGAR LA ADOPCIÓN?
a) Cuando creemos en Jesucristo (1ª Juan 3:2).

b) El creyente posee la afiliación (por la procedencia y
el linaje).
La Palabra lo presenta así y debemos creerlo: “éramos esclavos

pero ahora somos hijos” (Gálatas 4:3).
BENDICIONES DE LA ADOPCIÓN:
a) Él nos ama (Juan 17:23).

b) Él nos cuida (Lucas 12:27-33).
c) Tenemos el nombre de familia (1ª Juan 3:1).
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d) Tenemos el amor de familia (1ª Juan 3:14).

e) Tenemos un espíritu filial (Génesis 4:6).
f) Llevamos fruto (Juan 15:8).
g) Él nos corrige (Hebreos 2:5-7).
h) Consuelo paternal (2ª Corintios 1:4).
i) Tenemos una herencia (Romanos 8:17).
EVIDENCIA DE ESTA ADOPCIÓN:
A. Los hijos son guiados por el Espíritu Santo (Romanos

8:4).
B. Tenemos confianza de ser hijos de Dios (Gálatas
4:5-6).
C. Tenemos libre acceso a Él (Efesios 3:12).
D. Tenemos amor hacia nuestros hermanos (1ª Juan
2:9-11).
E. Somos obedientes a Dios (1ª Juan 5:1-3).
ORACIÓN:
La oración es el aliento de vida del cristiano, es tan

importante que si la descuidamos se entristece al Señor
(Isaías 64:27). Muchas opresiones hay en la vida del
creyente por falta de oración (Daniel 9:13-14; Oseas
7:13-14). Es pecado dejar de orar (1º Samuel 12:23), Dios
nos ordena que perseveremos en oración (Colosenses 4:2;
Isaías 13:7). Dios nos ordena que tomemos tiempo para
orar (1ª Corintios 7:5); la oración es el método designado
por Dios para alcanzar lo que Dios nos quiere dar (Mateo
7:7-11; Lucas 13:13).
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Las bendiciones para nuestra vida se obtienen a través de

la oración (Santiago 4:2); Cristo nos revela al Padre como
un Dios personal, un ser que ve, siente, conoce, entiende y
obra; ya que Él es también Dios soberano (Mateo 9:26);
“Todo es posible”, Él no está sujeto a las leyes inmutables.
¿A QUIÉN SE DEBE ORAR?

A. Al Padre
B. A Cristo (2ª Corintios 12:8-9; 2ª Timoteo 2:22).
C. Al Espíritu Santo (Romanos 8:15-16; Efesios 6:18),
entendiendo que Él está aquí y ahora.
IMPEDIMENTOS PARA LA ORACIÓN:
a) Pecar voluntariamente (Salmos 66:18).

b) La desobediencia a la Palabra conocida (Proverbios
28:9).
c) El egoísmo (Santiago 11:3).
d) Un espíritu vengativo (Mateo 5:22-23).
e) Falta de fe (Hebreos 11:6).
f) Ídolos en el corazón (Ezequiel 11:15-18; 14:1-3).
ALGUNAS AYUDAS ESENCIALES PARA UNA ORACIÓN EFICAZ:
a) Sinceridad (Salmos 145:18).

b) Sencillez (Mateo 6:17).
c) Seriedad (Santiago 5:17).
d) Persistencia (Colosenses 4:2; Romanos 12:12).
e) Fe (Santiago 1:6).
f) Unanimidad con los demás (Mateo 18:19).
g) Precisión (Salmos 27:4).
h) Esfuerzo (Éxodo 14:15).
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i) En el nombre de Jesucristo (Juan 16:23).

h) Con ayuno.
LA PODEROSA SANGRE DE JESÚS

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. (Apocalipsis
12:11).
Si usted nunca da testimonio no va a vencer al diablo en

ninguna área de su vida. El testimonio es uno de los
fundamentos del avivamiento y la reforma personal.
Debemos implementar en los ministerios una cultura de
testimonio. Para que una Iglesia avance deben de escuchar
sus miembros lo que Dios hace continuamente en el
cuerpo. Cuando testificamos le está declarando al diablo
su derrota porque no pudo parar tu testimonio.
“y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo
que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.” (1 Corintios 11:24).
La palabra “memoria" es tomar algo de regreso al punto y

momento donde ocurrió. La Santa Cena no es una
tradición nada más. Es un memorial del momento cuando
Cristo murió. Es la eternidad pasada, presente y futuro,
pero no hay tiempo en su sacrificio. La Santa Cena es un
recordatorio de la derrota de Satanás. Cuando usted toma
el pan y vino, se abre un portal en lo espiritual. Es como
abrir un hoyo en el techo, los portales en el espíritu se
abren con sacrificios, es por eso que los santeros y brujos
matan animales, según para conseguir más poder. Esto los
brujos lo entienden pero no los cristianos, no oran, no
ofrendan, ni adoran, pues para ellos no es un sacrificio. Los
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sacrificios mantienen los portales abiertos, un portal es una

ventana o una puerta.
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos,
y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías
3:10).
La oración abre un portal, donde no hay sacrificios no hay

portales; ¿por qué un portal? Detrás de un portal, Dios
desata lo que tiene e hizo Jesús en la Cruz. La sangre tiene
el mismo poder de un portal.
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la
muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.” (1 Corintios 11:26).
En un portal viene la liberación y la sanidad. La sangre

tiene el mismo poder de hace 2020 años atrás. Cada vez
que usted toma la Santa Cena es trasladado en el espíritu
al momento donde Jesús murió. Por eso yo nunca dejo de
tomar la Santa Cena. No debo tener un problema o una
enfermedad para no tomarla. Cuando usted está siendo
perseguido tome la Santa Cena, ¿por qué? Porque usted
quiere portales abiertos a sus problemas. Donde hay
portales abiertos o cielos abiertos siempre hay protección,
provisión y sanidad. No tomemos la Santa Cena como
tradición o ritual. Cuando hay revelación de lo que estamos
haciendo en la Santa Cena viene la sanidad. Tomar la Cena
del Señor nos da acceso a 3 cosas:
1.- Se abre un portal.

2.- Somos llevados al momento donde ocurrió.
3.- Recordamos la derrota de satanás.
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Proclamar es manifestar la muerte del Señor hasta que Él

venga, manifiestan todo lo que Jesús hizo en la cruz:
1.- Llevó mi pecado para ser perdonado.

2.- Llevó la enfermedad para que yo sea sano.
3.- Llevó la maldición para que sea bendecido.
4.- Llevó la pobreza para que sea enriquecido.
Siempre que usted la toma, debe recordar que los

portales, los milagros y la manifestación no es mañana, ni
hace dos mil años, sino ahora mismo.
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor
Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;” (1 Corintios 11:23).
La Santa Cena es una revelación, cuando no tomas la Santa

Cena tienes un velo en tus ojos, cuando la tomas el portal
se abre, cuando la tomas eres sano, cuando la tomas se
manifiesta todo lo que Jesús ganó en la cruz. Hay un
misterio detrás de la sangre.
“De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por
tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la
copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del
Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y
debilitados entre vosotros, y muchos duermen.“ (1 Corintios 11:27-30).
Debemos tomar la Santa Cena dignamente, cuando usted

está viviendo en pecado, cuando critica el cuerpo, se critica
a sí mismo, o cuando se está mal con Dios. Eso es darle
derecho al enemigo. A eso se le llama comer y beber
juicio. Al tomar y beber significa que tenemos un pacto con
Dios. En el Antiguo Testamento, el “lebrillo” es donde se
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colocaba la sangre y el hisopo (flor) era donde se mojaba

la sangre, era el instrumento para aplicar la sangre en los
postes, los dinteles, las puertas y las entradas de las casas
en el pueblo judío. La sangre no era ocupada por alguien
más, ya que no había conocimiento de ello, y además solo
quien entiende la sangre, entiende a Dios.
El hisopo es una planta pequeña con tallos vellosos que

terminan en una masa de pequeñas flores blancas. Tiene
un aroma de acre y fragante, y su gusto se parece al de la
menta. Sus hojas y tallos son suculentos y en tiempos
modernos la planta ha sido usada como una especia o
condimento, y también en medicina. Se la encuentra por
todas partes en Palestina, brotando entre las rocas, en las
terrazas y en las paredes (1 Reyes 4:33). Además de su uso
en la celebración de la Pascua (Éxodo 12:22), el hisopo se
empleaba en la purificación de un leproso o de una casa
(Levítico 14:6-7, 49), en relación con la ofrenda de la
becerra roja, y en la purificación de hombres y cosas que
tuvieron contacto con muertos (Números 19:6, 17-18). De
acuerdo con Hebreos 9:19 y 20, Moisés usó el hisopo en la
ratificación del pacto. Para el salmista, el hisopo era un
símbolo de purificación (Salmos 51:7). Se colocaba la
sangre en los dinteles de las puertas para evitar la muerte.
La sangre fungía como una señal de vida.
“Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las
casas en que lo han de comer… Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de
Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres
como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo
Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré
la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad
cuando hiera la tierra de Egipto.” (Éxodo 12:7, 12-13).
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Ya no aplicamos la sangre con hisopo, ahora el mejor

hisopo son nuestros labios, la boca, lo que declaramos con
la voz. Aplicamos la sangre a través de nuestras palabras, y
testificamos de lo que la sangre ha hecho por nosotros.
No es lo que hará.
SIN SANGRE TE MUERES

LENTAMENTE
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y
había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada
había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por
detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente
su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el
cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí
mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién
ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta,
y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había
hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella
había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le
dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu
azote.” (Marcos 5:25-34).
Esta mujer estaba muriendo por falta de sangre, la sangre

es lo más importante que tiene el cuerpo humano, sin
sangre no hay vida; dice la Biblia que por 12 años ella
había enfermado gravemente, había sufrido de muchos
doctores, se había gastado todo lo que tenía, y le iba de
mal en peor. “sintió en el cuerpo que estaba sana de
aquel azote”; la palabra azote significa:
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1. Instrumento hecho de cuerdas o tiras de cuero, con

nudos o con puntas, usado para golpear; látigo.
2. Golpe dado con este instrumento: “castigó a los
polizones a veinte azotes”; latigazo
3. Golpe con la mano.
4. Embate o golpe repetido y violento.
5. Cualquier hecho que produce un daño y destrucción de
considerable importancia; plaga
6. Persona que sufre mucho a causa de una calamidad o
desgracia.
La sangre fue hecha para estar dentro del cuerpo no fuera,

no en las manos, no como señal de venganza; las personas
que se contaminan con sangre en sus manos, deben
arrepentirse y pedir perdón a Dios. Las oraciones no serán
escuchadas:
“Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos;

asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre
vuestras manos.” (Isaías 1:15).
LUGARES DONDE JESÚS

DERRAMÓ SU SANGRE
1. LUGAR EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ. Jesús ganó la
victoria cuando sometió su voluntad a la voluntad del Padre.
”Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía,
oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que
caían hasta la tierra.” (Lucas 22.42-44).
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2. LUGAR DONDE LO FLAGELARON. Las llagas en la espalda

de Jesús nos devolvieron la salud.
“Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser
crucificado.” (Mateo 27:26).
3. CUANDO LE PUSIERON LA CORONA DE ESPINAS QUE

PENETRÓ SU CABEZA. Jesús nos devolvió nuestra
prosperidad.
”y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su

mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo:
¡Salve, Rey de los judíos! Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la
cabeza.” (Mateo 27:29-30).
”Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del

árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. ESPINOS Y
CARDOS TE PRODUCIRÁ y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu
rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Génesis 3:17-19).
Por es sangre se nos regresó la bendición que Adán perdió.
4. LAS MANOS DE JESÚS. Las manos de Jesús fueron

perforadas para devolvernos el dominio sobre las cosas que
tocamos.
”Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos;

Horadaron mis manos y mis pies.” (Salmos 22:16).
”Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo
hacía prosperar en su mano.” (Génesis 39:3).
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”Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en

que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te
da.” (Deuteronomio 28:8).
”Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra

semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las
bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:26-28).
APLIQUE LA SANGRE PRIMERO A

USTED MISMO
Usted no debe aplicar la sangre a personas o cosas, sin
antes aplicarla sobre usted. No la hable sobre nada, si no la
habla sobre usted primeramente. La sangre trabaja
primero en nosotros, no se debe considerar como un
hechizo, un símbolo, una utopía, un buen deseo, la sangre
es vida.
Hace muchos años cuando llegamos a los pies de Cristo mi

hermano el menor comenzó a estudiar mantenimiento en
computación, para esas épocas tener una computadora era
un lujo, era algo muy caro, la mayoría salía al “café internet”,
rentaban por una hora los equipos y ya; mi hermano tenía
que tener una maquina propia porque su carrera lo
demandaba así, mi madre, que era una madre soltera, no
tenía la economía para poder adquirirla, pero un vecino le
vendió una maquina usada, que en la primera noche dejó
de servir; comenzamos a perder la cabeza, nos
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preocupamos porque no estaba liquidada aún ¡y ya se

había descompuesto! Inseguros, nuevos en el Evangelio,
sin saber qué hacer, pedimos un consejo al líder de la
célula donde asistíamos, y él nos dijo: “apliquen la sangre a
través de las palabras sobre cada componente, pieza
eléctrica, en cada cable, y que Dios corrija cualquier error”.
Dudosos y asustados, hasta incrédulos comenzamos a orar,
pero entró una llamada que nos interrumpió y era el líder
que nos recomendaba que en oración primero nos
cubriéramos nosotros antes que orar por un milagro en lo
natural. Así lo hicimos, mi hermano terminó de armar el
equipo, colocó el último tornillo y la computadora
encendió normal, desde ahí el continuó toda su carrera
con la misma computadora y terminó graduándose y con
una tremenda enseñanza en nuestros corazones. A veces
nos enfocamos más en el “cómo”, “dónde”, “a quién” o en el
“por qué”; debemos aplicar la sangre de Jesús, pero
olvidamos primero rociarnos con ella, todos los días, en
todo momento, recordar su sacrificio, su muerte, su dolor,
la violencia que pasó por nosotros, el rechazo y la
crucifixión.
”Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio
que dieron.” (Apocalipsis 12:11a).
Pensamos que dar testimonio es portarnos bien, pero esa

frase va más allá. “Por el testimonio que dieron” significa
hablar lo que hemos visto, oído y vivido con nuestro Dios.
La sangre de Jesús me limpia continuamente, me justifica y

me santifica; si me arrepiento ya no me siento culpable, ya
no me siento sucio, no me siento abandonado, somos
imputados como justos, la sangre de Jesús nos separa del
pecado y de la maldad, somos desde ese momento
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“santos”, lo que significa ser “apartados para Dios”. La

sangre nos cubre no como si nunca hubiésemos pecado,
mas bien con el propósito de reconciliarnos con el Padre,
p re s e n t á n d o n o s a n t e É l , s a n t o s , s i n m a n c h a e
irreprensibles, después de haber aceptado por fe su
sacrificio y, con la sangre vencimos a satanás. La sangre nos
limpió de lo que éramos antes. La sangre me limpia de
continuo, pero si no hay arrepentimiento, la sangre no
trabaja. Cuando la crisis venga, no entrará donde esté
aplicada la sangre de Jesús; si los santeros usan la sangre
en su maldad e ignorancia, ¿por qué la Iglesia no lo
entiende? Por inmadurez en las cosas de Dios. ¿Sabes hoy
por qué la gente en las Iglesias nunca tienen preguntas? La
respuesta es porque no leen la Biblia, quien no lee la
Palabra, nunca tiene preguntas que hacer. No pidas más
sangre si la que tenemos de parte de Jesús no la valoras.
Cristianos llenos de sangre, pero que no saben transferirlos
a los dinteles y postes, se transfiere con el buen testimonio
y con las palabras. Transfiere la protección de la sangre a tu
casa, si no, de nada te sirve, a lo mejor hoy estás enfermo,
pero tienes el lebrillo lleno de sangre, y no estás
testificando, por eso no sanas, no te curas, no vives en
victoria. Como pastor siempre busco testimonios de la
gente, para que satanás diga: “me vencieron”, “me
arrojaron”, “me exhibieron”, etc. Cada vez que estás
testificando sus milagros, sus obras, maravillas y el poder
de Su sangre, estás declarando que Cristo está vivo, estás
testificando su resurrección. El testimonio más poderoso
que puedes dar es que Cristo te cambió y que está vivo.
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LA SANGRE TRABAJA DONDE

SE APLICA
Donde se aplica la sangre, es en el área donde Dios va a
trabajar en tu vida. ¿Has tenido malos pensamientos?
Alguna enfermedad, tentación, dardos de fuego en la
mente, a eso le conoce como “guerra espiritual”, porque
comienza en la mente, y termina cuando la palabra es
desatada.
”Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y
arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado
junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la
palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es
de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la
palabra, luego tropieza. El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye
la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es
el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno.” (Mateo 13:19-23).
El enemigo viene personalmente a robar la palabra de

Dios, no manda demonios, ni mensajeros, sino que él
personalmente se encarga de ello. Eso significa que usted
puede pasar días, meses o años y no pasar nada en su
corazón, no hay cambios profundos, no hay movimiento,
no hay guerra. Cuando usted va al médico y le encuentran
dentro de un análisis algo que dice el médico parecer un
“tumor”, ¿qué empieza el enemigo a hacer en su mente?
Siembra pensamientos de “te vas a morir”, “no vas a vivir
mucho”, “Dios ya te abandonó”, es decir, el diablo se da
“vuelo” en tu mente. La primera batalla es que no te dejes
robar lo que te enseñó el Señor a través de su palabra.
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Si tienes pesadillas, experimentas temores, terrores

nocturnos, insomnio, sueños de muerte, ¿qué haces? Pues
aplica la sangre de Cristo en tu mente. Cuando las
personas viven una horrible experiencia a la que
coloquialmente se le conoce como “subirse el muerto” en
su sueño diga: “aplico y desato el poder de la sangre de
Jesús, me cubro con la sangre”. Donde aplicas la sangre ahí
Dios trabaja. ¿Te duele la rodilla? ¿Los huesos?, ¿te duele la
matriz? O ¿la garganta? Declare con fe: “aplico el poder de
la sangre de Jesús sobre (colocar el nombre del área)” y Dios comenzará
a obrar.
“Desato la sangre en mis finanzas, en mis hijos, en mi
corazón para perdonar libremente, desato la sangre en mis
emociones para no ser tan visceral”; cuando vayas a una
reunión con gente que no te quiere, antes de llegar dices:
“aplico la sangre de Jesús en mi corazón, para que nada me
contamine y me dañe”, y usted estará con paz y
tranquilidad y aunque te digan o hagan cosas que te
lastimen, no tendrán efecto en tu vida, desde el camino la
sangre ya había trabajado a tu favor.
LA SANGRE NOS BLINDA

La sangre es aplicada como una línea de demarcación o un
muro de protección.
”Pero Satanás le respondió al Señor: «¿Y acaso Job teme a Dios sin recibir nada
a cambio? ¿Acaso no lo proteges, a él y a su familia, y a todo lo que tiene? Tú
bendices todo lo que hace, y aumentas sus riquezas en esta tierra.” (Job
1:9-10).
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Primero tienes una protección sobre ti, y después sobre

todas sus posesiones. Los demonios ven la sangre de Jesús
y no se acercan. La gente cree que la bendición es tener en
exceso, en abundancia, de sobra, pero cuando somos
protegidos, y vemos Su provisión sabemos que nada nos
faltará.
Un varón que se había convertido al Señor, hace muchos

años, me contó un poderoso testimonio de cuando él era
santero y brujo, dice que se infiltraba como lobo disfrazado
de oveja en las iglesias cristianas, y se llenaba las manos de
polvo de huesos de muertos y saludaba a los hermanos de
las congregaciones de su ciudad para maldecirlos y
enfermarlos, los engañaba con apariencia de piedad. Pero
dice que había gente en santidad y obediencia que
cuando soltaba el polvo contra ellos, no les hacía ni
cosquillas. El enemigo le reveló que había cristianos
cubiertos con la sangre y que a ellos no les podía hacer
nada. En los cristianos en pecado, el polvo sí trabajaba.
Por eso debemos declararla todos los días, la sangre le

dice al enemigo: “de aquí no pasas". Activa en tu vida la
sangre con tus lenguas espirituales. No pares hasta ver la
mano de Dios sobre tu vida.
LA SANGRE MUEVE A LOS

ÁNGELES DE DIOS
Cuando desatas la sangre de Cristo los ángeles comienzan
a trabajar (Apocalipsis 8:7-8;16:3). Los ángeles no se
pueden separar de la sangre, es un juicio que en el
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Apocalipsis aparecerá en todo momento. Pero no sólo en

juicio, sino también como un efecto poderoso que mueve y
hace trabajar seres angelicales.
”Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y
estos tres concuerdan”. (1 Juan 5:8).
La sangre no trabaja sola. Una vez me tocó oír una oración

que desató dos cosas, apertura y protección de fuego,
oraba mi apóstol por su casa mientras él estaba ausente, y
nos cuenta después que algunos vecinos miraron a dos
personas que querían violar la puerta de su casa, se
quejaron de quemaduras en sus manos; otra ocasión, iba
manejando con urgencia y el Señor comenzó a abrir todo
el tráfico, no había carros que se interpusieran, semáforos
en verde, nunca me detuve para nada, seguí y seguí hasta
mi destino y llegué a tiempo, no lo podía creer pues en una
ciudad tan complicada como la nuestra, tan caótica, tan
llena de carros, bicis, motos y personas, que Dios haya
abierto el paso en mi camino como si tuviera una “sirena”
de ambulancia pero muda encima del toldo. Aprendí que
los ángeles están esperando una indicación para ayudar a
su pueblo. Sólo oraba “Señor pongo ángeles de fuego con
carbones encendidos en sus manos que abran camino”.
Cualquier área en la que la sangre de Jesús sea

desatada, Dios estará cuidando y protegiendo.
(Hebreos 2:14; 13:12)
He vivido muchos testimonios de oraciones que hice a

favor de mi familia o de mi casa, hace tiempo en las
oficinas de la Iglesia se inundó todo, estaban todos
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corriendo de arriba para abajo, jalándose el pelo, gritando

y lamentándose; mi esposa me comentó que querían abrir
mi oficina para revisarla si se había metido mucha agua, yo
estaba visitando una familia para orar por ellos, y sentí en
mi corazón cómo Dios me habló a mi oído diciendo: ”no
temas, yo cuidé de ella”, así fue, todas las oficinas de a lado
y al fondo estaban completamente anegadas y la mía
completamente seca. Y así también una vez con mi hijo en
el colegio, siempre que lo voy a dejar a la puerta lo cubro
con la sangre de Cristo, lo cubro de cualquier accidente,
contagio, enfermedad, de cualquier virus, bacteria, o de lo
que le puedan enterrar por “accidente”. Una vez fui por él, y
me dijeron que sus amigos habían chocado frente a frente,
otros se habían peleado, y se cortaron la cara con las
tijeras, y unos más se habían enfermado del estómago y mi
hijo salió sonriendo pidiendo que le comprara un dulce
porque se había portado muy bien y estaba feliz. No
esperes que llegue a tu vida la desgracia, la maldición, la
enfermedad, la pobreza para usar y orar con la sangre de
Cristo. La sangre es la señal del pacto más poderoso sobre
toda la tierra.
”El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” (Juan

6:56).
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LA SANGRE DETIENE TODA

ACTIVIDAD DEMONÍACA
”Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero.” (Apocalipsis
Cuando los médicos te dan un doloroso diagnóstico
12:11).
sobre tu salud, no esperes a que se cumpla esa palabra,
mejor aplica la sangre de Cristo.
”Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la
gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre
del Cordero.” (Apocalipsis 7:14).
Existen casas embrujadas donde siempre están los

habitantes enfermos, ocurren accidentes, no cesan los
problemas financieros, existe la deuda, pobreza, miseria,
peleas, guerra, depresión, habitaciones oscuras. Por eso es
que somos el resultado de las atmósferas, dime cómo está
el lugar donde laboras, o tu casa y te diré cómo te sientes.
Los demonios no soportan las alabanzas.
”Pero tú eres Santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” (Salmos 22:3).
Los demonios ven en la sangre de Jesús 5 cosas que no

pueden imitar: Su sacrificio, su muerte, su resurrección, su
ascensión y su segunda venida.
”Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta.” (Hebreos 13:12).
Los demonios no soportan la sangre de Jesús, porque fue

por ella que fueron exhibidos y derrotados, públicamente
azotados y sojuzgados: ”y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz.” (Colosenses 2:15).
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LA SANGRE TE CUBRE DE
TUS ENEMIGOS
Cubre tu corazón antes de asistir a un lugar donde sabes
que te van a lastimar, existen momentos que podemos
anticipar, existen lugares donde no queremos estar, pero
tenemos que estar.
”Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis
6:10).
No tienes por que apartarte, encubarte o negarte a seguir

en la vida, pero sí puedes usar la sangre como un
ungüento que cubre tu entrada y tu salida, tu mente y tu
corazón, tus oídos para que no entre maldición o
contaminación; hace mucho tiempo viví una poderosa
experiencia que me marcó para toda la vida, tenía que
asistir a una reunión familiar donde asistirían familiares que
se burlaban de Dios, y yo pensé dentro de mi: “no quiero
verlos ni convivir con ellos”, ya les hablé por años de Dios y
no quieren nada con Él. “Además no me rechazan a mí,
rechazan a Dios”, dije. Cuando llegamos efectivamente,
tenían mala actitud y comenzaron a tomar alcohol, tenía
que pasar forzosamente por donde ellos estaban para salir
hacia la calle, y dije dentro de mi: “Ay Señor, hazme
transparente” y caminé, comenzó a soplar un fuerte viento
y se llenó el lugar del polvo que se levantó del piso, y
cuando comenzaron a taparse la cara, y a sacudirse los
ojos, pasé como fresca lechuga y salí del lugar sin que me
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vieran. A veces hacemos oraciones que parecen muy

“simplonas” o sencillas pero producen algo poderoso en lo
natural. El corazón es la parte más importante del ser
humano, textos bíblicos tales como Deuteronomio 6:5;
Mateo 22:37; Lucas 10:27, lo declaran al poner en primer
lugar la palabra corazón. No esperes a que te lastimen,
para sellar con la sangre y cuidar tu corazón. Ora por tus
hijos cuando salgan a la escuela, ora por tu corazón
cuando vas a salir a evangelizar, ora por ti mismo, cuando
sabes que pasarás por una prueba.
LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE

Levítico 17:11 dice que "la vida de la carne está en la
sangre”. ¿Qué pasaría si donaras toda la sangre del
cuerpo? ¿Qué pasa con alguien que en un accidente se
desangra? Se muere, ¿verdad? Cuando aplicas sangre,
aplicas vida. Además no es cualquier sangre, es la sangre
de Jesús, es decir, al aplicar la sangre de Cristo que, por
cierto es una oración, no es literal, estás aplicando la vida
misma de Jesús.
”Porque la vida de toda criatura en la sangre está, y yo os la he dado para

hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará
remisión de la persona.” (Levítico 17:11).
No existe pacto sin sacrificio, ni sacrificio sin pacto.

Adoración, alabanza u ofrenda, son sacrificios pero no
todos lo entienden, por eso la Iglesia de hoy no tiene
poder. A mayor sacrificio, mayor poder.
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”Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios

se agrada Dios.” (Hebreos 13:16).
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y
sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. 1 Pedro 2:5
Los músicos que suben al “altar” como lo conocemos, (ya

que muchos le llaman plataforma, escenario, tribuna y
demás nombres locos), otros más le dicen “nave” al
templo, no somos marcianos, o extraterrestres, muchas
veces no quieren sacrificio, vestirse bien, orar antes de
subir, menguar, ser humildes, etc. Si no es sacrificio para ti,
tampoco lo es para Dios.
“De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre.” (Hebreos 9:18).
Remisión significa “sacar algo fuera de la existencia”.

Existen cristianos que son como los buzos que se van al
mar a buscar sus pecados para sacarlos a la luz. Nuestros
pecados ya fueron colocados fuera de existencia.
”No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su

sangre; cualquiera que la comiere será cortado.” (Levítico 17:14).
En la sangre está la vida de la persona o animal que la está

entregando voluntaria o involuntariamente. La sangre es la
vida de resurrección de Cristo, y es la vida del Dios trino. La
sangre ofrecida a Dios en el altar tiene poder de redención
y de resurrección. Es como comprar algo que tiene
regreso. El valor de la sangre corresponde al valor de la
vida que está en ella.
“Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la

sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas
cosas.” (Éxodo 24:8).
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El valor de la oveja es diferente al de un buey. El valor de

una vaca es diferente que el valor de un gato. El valor de
un ratón es diferente al de un perro. El valor de un hombre
no es el valor de un animal. El valor de la sangre de Cristo
no tiene límite ni comparación. Nosotros valemos la sangre
de Jesús. Donde hay sangre hay presencia. Donde está la
sangre de Cristo está el Espíritu Santo. Donde está la
sangre hay poder. Donde está la sangre está el Padre de
todas las cosas.
“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de

sangre no se hace remisión.” (Hebreos 9:22).
La sangre de Cristo tiene el poder de Dios mismo. El poder

de la sangre viene de quién le pertenece. El que te
perdonó mucho, derramó Su sangre. El diablo le tiene
miedo al poder de la sangre, esa sangre intercede de día y
de noche, porque la sangre nunca declara juicio contra un
hijo de Dios, la sangre de Cristo declara misericordia. La
sangre de Abel clama por justicia y juicio, pero la sangre de
Jesús clama por perdón y misericordia. Clama por
oportunidades nuevas.
“Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de

reunión.” (Levítico 4:16).
Ungido significa “limpio delante de Dios”, no podrás usar la

sangre de Cristo sin orden de vida. La gente que no pone
su vida en paz no podrá usar la sangre de Cristo. La usa
pero sin ningún significado. Sin ningún propósito divino. La
sangre es algo muy delicado y muy importante, pues al
final quien más en este mundo usa, entiende y vive bajo el
poder de la sangre que no sea la Iglesia de Cristo.
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“Y rociará de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que

sobrare de la sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación.” (Levítico 5:9).
“Y los hijos de Aarón le trajeron la sangre; y él mojó su dedo en la sangre, y

puso de ella sobre los cuernos del altar, y derramó el resto de la sangre al pie
del altar.” (Levítico 9:9).
“Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada.” (Marcos 14:24).
Existe gente que critica esta enseñanza pero… ¡díganme

una cita bíblica que prohiba aplicar la sangre de Cristo!
La Biblia dice que “la vida está en la sangre” (Lev. 17:11);

este es el primer punto para comprender el porqué del
sacrificio de Cristo. En el Edén, cuando el hombre pecó, su
primera reacción fue la de huir de la presencia de Dios,
ambos, Adán y Eva, se escondieron e hicieron delantales
de hojas para cubrir su desnudez (Génesis 3:7-8); éstos son
un símbolo de la autojustificación del hombre, ellos habían
estropeado su inocencia con el pecado, y lo que mejor se
les ocurrió fue intentar cubrir su vergüenza; el Señor había
advertido al hombre que la desobediencia traería como
consecuencia la muerte (Génesis 2:16-17). La muerte es lo
opuesto a la vida, algo así como el blanco y el negro,
positivo y negativo; el hombre con el pecado había
destruido su vida, y por lo tanto las simples hojas no
podrían cubrir su pecado, se necesitaba forzosamente que
alguien mas diera su vida (sangre). Dios mató un par de
animales, y con sus pieles cubrió la desnudez del hombre,
ese fue el primer sacrificio por el pecado (Génesis 3:21).
La Biblia dice que “la paga del pecado es la
muerte” (Romanos 6:23); el hombre había pecado, por lo
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tanto merecía morir, pero Dios en su misericordia, no

desea la muerte del hombre, sino que viva, esa es la razón
del sacrificio, “con derramamiento de sangre” (Hebreos
9:22) El sacrificio es la sangre de un inocente
derramándose por el culpable, el inocente recibiendo el
castigo que merece el transgresor; la ley de Dios exige se
penalice (castigue) la falta, sin embargo permite que
alguien mas sea castigado en lugar del culpable. La sangre
de los sacrificios animales, era la manera en el Antiguo
Testamento de obtener “justificación” ante Dios, sin
embargo, la vida de un animal es insuficiente para quitar el
pecado del hombre (Hebreos 9:9; 10:4), no obstante, esos
sacrificios animales, eran símbolo del sacrificio perfecto
que habría de realizar Cristo en la cruz (Hebreos 9:11-14).
Tenemos perdón, salvación y vida en la sangre de Cristo,

porque su sangre es limpia, Él jamás pecó (Hebreos 4:15;
2a Corintios 5:21; 1a Pedro 2:22), por lo tanto Él, al ser
inocente y humano, es el substituto perfecto. Cristo vino a
morir en lugar de los pecadores, así como en su beneficio.
Ningún otro hombre podía hacer lo que Jesús hizo, pues la
Escritura dice que todos son pecadores: “Como está escrito: No
hay justo, ni aún uno; no hay quien entienda, no hay quién busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no
La sangre de Cristo es el
hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:10-12).
precio incorruptible que se pagó por nosotros, es lo único
que nos puede hacer aceptos ante Dios, debemos
recordar esto siempre para nunca despreciar su preciosa
sangre. El despreciar su sangre equivale a negarle a Él,
negarle es sinónimo de perdición eterna, si se desprecia lo
único que puede limpiar el pecado, ¿qué esperanza queda
para el pecador? (Hebreos 10:26-29).
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LA SANTA CENA NOS ACCESA A

LA SANGRE DE CRISTO
La gente piensa que celebrar la Santa Cena, es un
memorial de la última cena de Jesús con sus discípulos
(Pascua) pero no es así, es un memorial o un recordatorio
hasta que Él venga por segunda vez, pero esta vez como
León y no como Cordero, pues así vino la primera vez.
”El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en
el día postrero.” (Juan 6:54).
Humanamente o naturalmente no podríamos tener acceso

a su sangre sin su sacrificio, muerte y resurrección. Pues al
final participar de la Santa Cena nos deja una poderosa
promesa eterna, Dios nunca nos ofrece “inmortalidad”, eso
es una herejía que se enseña en las Iglesias, Él nos ofrece
“vida eterna” que es muy distinto.
”Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” (Juan 6:53).
La vida está en la sangre de Jesús, no en nosotros mismos,

“comer y beber” significa creer y participar sin restricciones
de su sacrificio.
”De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” (Lucas
22:20).
Un “nuevo pacto” que cumplió con todo lo que

demandaba el primero (la Ley), Jesús nunca lo anuló,
simplemente lo cambió por uno mejor, un pacto más
grande, más universal, más eterno. Sin sangre no hay
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pacto, y no hay pacto sin sangre, por eso la palabra “pacto”,

es casi imposible separarla de la palabra “sangre”.
”Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.” (Juan

6:55).
LA SANGRE COMO SEÑAL DE

LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Podríamos pensar que la sangre es un símbolo de juicio
como el cobre por ejemplo, pero más bien en el libro de
Apocalipsis aparece como una señal de la venida del
Señor; existen señales de los últimos tiempos, señales de
su venida, señales de dolores de parto (tierra).
Algunas señales de los últimos tiempos son el aumento de

la maldad, que el amor se enfriará, poca fe en la tierra y el
aumento de la apostasía, entre muchísimas más que
aparecen en Mateo 24; pero cuando hablamos de señales
de su venida sería, en primer lugar, la gran cosecha final de
almas, es decir, que el evangelio se predicaría hasta los
más recónditos sitios de la tierra, y las señales en los cielos,
que vemos en las siguientes citas bíblicas:
”El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día
grande y espantoso de Jehová.” (Joel 2:31).
”El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día
del Señor, Grande y manifiesto.” (Hechos 2:20).
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”Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se
puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como
sangre.” (Apocalipsis 6:12).
Se tiene que cumplir por dos

cosas: por juicio y por justicia,
es decir, por justicia para la
Iglesia, para saber que Dios es
fiel y que Él cumple lo que
promete; y por juicio para las
naciones que lo rechazaron,
que lo negaron, y que
apostataron.
S i e m p re h a n e x i s t i d o l o s
huracanes, los terremotos, las
catástrofes, etc. Pero ahora en
los últimos tiempos serán más
intensos y más frecuentes. No te
impactes de ver fenómenos
naturales más potentes, pues la
tierra está en dolores de parto,
porque ya viene el Novio por su novia. Para ver al Hijo de
Dios por segunda vez necesitamos fe.
La fe en Dios ve lo invisible.
Cree lo increíble.
Recibe lo imposible.
Vivimos en días donde la verdad no vale nada,

simplemente en los EEUU la gente mata, aborta, miente y
peca con tanto libertinaje que se han cauterizado los
corazones, inclusive de la gente que ostenta años de
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cristianismo. Las bendiciones de Dios hoy en día no están

condicionadas a la fe nada más, sino a la limpieza de tu
corazón. Dios no te va a bendecir si tienes mal tu corazón,
porque entonces la bendición se contaminaría. Si solo
evangelizamos y no velamos por el crecimiento espiritual
de la gente se abre la puerta trasera. Pero el otro extremo,
sería que si sólo se confraterniza en las Iglesias o en las
células, se dan a luz “clubs sociales” o células deformes.
Cuando nos subimos, Dios se las ingenia para bajarnos o
diseñarnos un aguijón a la medida. Cuando nos
humillamos y nos bajamos, Dios baja a donde estamos
para exaltarnos. Noemí cambió su nombre por Mara
(amargura) pero fue sincera, no se guardó nada. Se va a
poner feo antes de que Dios obre, recordemos a las
hermanas de Lázaro, llevaron a Jesús a donde se acabó su
fe, no donde Él tenía que obrar; lleva al Señor y señálale el
lugar donde se acabó tu fe. Una vez le dije a Dios: “Señor,
¿por qué siempre me pones en caminos espinosos,
dolorosos, angostos y difíciles?” Y entendí que esos
caminos me han hecho conocerle y seguirle. Y ser lo que
hoy soy, gracias a eso.
Jesús se sometió a tres las 3´s P´s:

1. Padre
2. Planes
3. Propósitos
La autoridad no se basa en el control sino en la sumisión, si

usted no se somete a Dios en realidad no se compromete;
cuando la gente no quiera someterse entonces no es bien
gobernada. Jesús dice que el hombre debe gobernar bien
su casa. Él aprendió por lo que sufrió (Hebreos 5:8), solo el
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humilde aprende. Jesús como hombre tuvo que aprender.

(Marcos 14:36; 2 Corintios 3:18; Génesis 3:18).
La presencia de Dios santifica una casa. El ministerio se

expande y el Reino avanza. Dios aparece en la cuarta vigilia
de la noche, por eso te despierta de madrugada; cada vez
que el Señor te dé una asignación el enemigo también
asignará demonios para frenarte, desanimarte o
confundirte. Cuando David tenía una asignación de cuidar
ovejas, sus más grandes enemigos fueron leones y osos,
pero cuando tuvo que pelear por el pueblo de Israel, sus
enemigos se convirtieron en gigantes. Las cosas que Dios
te pide te causan dolor. Vale la pena creerle a Dios. El
Padre trabajó 6 días y el séptimo descansó. Jesús resucitó
al tercer día y hoy está sentado a la diestra del Padre. Y el
Espíritu Santo no está en el cielo, Él está morando hoy en la
tierra hasta la gran tribulación. El Espíritu Santo es para
nosotros lo que Jesús fue para sus discípulos.
Si creemos en el Dios de las segundas oportunidades ¿por

qué vas por tu quinto matrimonio? Le pregunté en una
ocasión a una persona que pecaba de manera deliberada.
Hoy en día veo “Iglesias de moda” que están creciendo de
una manera exorbitante, pero esto se debe a que no se le
pide nada a la gente. Sus pastores no les piden santidad,
vivir con la misma mujer, servir, diezmar, cambiar su
carácter, dar testimonio, sembrar, etc. Al contrario buscan
lugares de moda, lujosos foros en las zonas más costosas
de la Ciudad con el propósito de hacer sentir a la gente
cómoda, opulenta, empoderada, única, a tal nivel que los
mismos pastores están tatuados, rotos de la ropa, y creo
que así como está su ropa está su alma, pensarás que estoy
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condenando muy fácilmente, pero no, perdón, pero esas

vidas solo son apariencias, un engaño de la mente y una
ilusión de la vista.
La condición actual de la Iglesia solo puede ser de dos

maneras:
1. Una Iglesia durmiendo.
2. Una Iglesia remanente.
No podemos promover un cristianismo:

1. Sin poder.
2. Sin cambio.
3. Sin pasión por la santidad.
¿Cuántos años tienes hermana? ¡Veintisiempre! jajajaja,

jojojojo, jijijiji, pero al final nos acostumbramos a mentir y
fingir. No mientas por sentirte rechazado. ¿Cómo vas con
tu matrimonio?, ¿dónde trabajas? Dígale la verdad a sus
hijos. Dígales que no existen “Santa Claus”, los “Reyes
Magos”, el “ratón de los dientes”. Si removemos la verdad
eso no existe. No es real.
Si CRISTO viene hoy, ¿tendría suficiente aceite para que su

lámpara no se apague? Si rechazamos al Espíritu, se vuelve
una forma y no una realidad. Dejaríamos de ser una Iglesia
para ser un edificio. El Espíritu es quien nos corrige del
error. Se vuelve en la casa de un hombre, y no en la casa de
Dios.
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LA SANGRE EN LAS AGUAS

COMO FORMA DE JUICIO
”Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo
golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se
convertirá en sangre.” (Éxodo 7:17).
El pescado es un alimento primordial para cualquier

sociedad, por lo que la muerte de todos los peces
representaba corrupción (v. 21); el río Nilo era un ídolo
para los egipcios, lo adoraban más que a Dios porque
recibían de él muchos beneficios, nótese que Dios termina
convirtiendo en sangre aquellas cosas que idolatramos.
”El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre
como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.” (Apocalipsis 16:3).
Uno de los milagros de Moisés fue convertir el agua en

sangre, pero el primer milagro de Jesús fue convertir el
agua en vino, pues la ley fue dada por medio de Moisés
durante una dispensación donde todo era sinónimo del
terror y de muerte; sin embargo, la gracia y la verdad
vinieron a través de Jesús, como el vino que alegra el
corazón (Juan 1:17). La plaga duró 7 días, que representa
la totalidad o plenitud de las cosas, para que el corazón de
Faraón se endureciera más.
”El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas,
y se convirtieron en sangre.” (Apocalipsis 16:4).
En pocas palabras, aún en el Nuevo Testamento aparece la

sangre como un juicio, como un desecho sobre el pecado
de la gente, la muerte de todos los animales del mar es un
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juicio que vendrá en los tiempos futuros, eso paralizará

muchas cosas.
”porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera
que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de
sus siervos de la mano de ella.” (Apocalipsis 19:2).
La gran ramera que es la iglesia católica será tratada como

Faraón en sus tiempos; el mayor crimen de la gran ramera
es la idolatría y la inmoralidad con la que ha corrompido
toda la tierra, y como cereza del pastel, la persecución y la
muerte de gente que fue torturada por no negar su fe en
Cristo Jesús.
LA SANGRE COMO UNA SEÑAL

EN EL CIELO
”Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se
llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama
de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito
que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en
sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.” (Apocalipsis 19:11-13).
La imagen en esta cita bíblica nos muestra que aunque en

el cielo ya no habrá carne ni sangre:
”Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el

reino de Dios.” (1 Corintios 15:50a).
La ropa estaba teñida en sangre porque recordará a todos

los ángeles, a los santos e incluso al Padre, el único y más
perfecto sacrificio, el de nuestro Señor Jesús en la cruz; el
Apóstol Juan veía esta imagen en una visión, que marcaría
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para siempre los tiempos proféticos del único y verdadero

Verbo de Dios.
”Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las
cabras, y tiñeron la túnica con la sangre.” (Génesis 37:31).
La ropa teñida en sangre de José también representaría la

imagen de un padre que sufre por ver a su hijo bañado en
sangre, pero en este caso no fue real, José solo estaba en
una cisterna esperando para ser vendido a los madianitas.
Sin embargo, Jacob no sabía eso, sino que 13 años
después vería su hijo vivo y como primer ministro de
Egipto.
”A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados.” (Romanos 3:25).
Se necesita más fe para creer en algo que ya pasó, que fe

para creer en algo que pasará. La gente que cree en la
sangre de Jesús sin usar sus ojos o su entendimiento
humano, son aquellos que no tienen problemas en orar
todos los días, y aplicar antes, durante y después de sus
oraciones la sangre sobre sí mismos, sobre sus hijos, o
sobre sus nietos.
”Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos
de la ira.” (Romanos 5:9).
Ya la sangre hizo su función sobre nosotros, por eso es que

cuando la “aplicamos” no estamos haciendo algo místico o
loco, solamente estamos recordando su poder, su
autenticidad y su vigencia sobre nuestras vidas y sobre este
mundo; muchos aún faltan de conocer de Dios, y su sangre
les está esperando.
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”En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7).
También debemos dejar claro, que el poder no está solo

en su sangre, sino en quien la porta, en este caso es Jesús,
por eso dice: “tenemos redención por su sangre” porque
podría decir: “redención en la sangre”, pero no hablamos
de cualquier sangre, hablamos de la única y poderosa
sangre.
LA SANGRE FRENA LAS

ACUSACIONES
Hay 4 poderes temporales que Dios le ha dado al
enemigo:
1. Tentar
2. Perseguir
3. Acusar
4. Zarandear
La acusación es la forma más alta de atacar del enemigo,

es la última arma que el enemigo usa para frenarte. Es algo
que no tiene bases, ni esta fundado en una realidad. El
enemigo usa gente para acusarnos, ya que toda acusación
viene para destruir tu testimonio. Si su testimonio es
destruido, usted no es creíble; por ejemplo, yo como
pastor, si usted no me cree lo que yo predico, ¿cómo será
cambiado?, usted es el producto de dos cosas: del
conocimiento y de la unción de su pastor. Por lo tanto, la
acusación falsa mata la influencia de los líderes que te
rodean. Hay gente que hace cosas por mi influencia como
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pastor; así como los hijos son influenciados por los padres,
las ovejas son influenciadas por su pastor.
”Nosotros no vamos a gloriarnos más allá de ciertos límites. Dios es quien
señala (la regla) los límites de nuestro campo de trabajo, y él nos permitió
llegar hasta ustedes en Corinto.” (2 Corintios 10:13 (DHH)).
Una regla es una esfera de influencia, existe mucha gente

que cree en mis libros como algo de Dios, pero si alguien
con mala intención contamina a los demás, los desmotiva
con desinterés, o comparándolos con otros títulos podrían
provocar freno en el hambre y sed de los demás.
El acusador es experto en buscar una grieta en tu vida para

empezar a dañar tu influencia; hay gente que viene a la
iglesia por tu testimonio e influencia. Se dice que mínimo
10,000 personas son influenciadas por una vida, el buen
testimonio destruye al acusador. Toda acusación viene para
que usted cuestione su fe.
”La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor
había creado, y le preguntó a la mujer:—¿Así que Dios les ha dicho que no
coman del fruto de ningún árbol del jardín?” (Génesis 3:1 (DHH)).
Cualquier cosa que usted le cuestione a Dios, le costará

mucho creer en eso. ¿Conque Dios os ha dicho?, el
propósito de toda acusación, es parar de creer en algo que
proviene de Dios. La acusación continua asesina tu
carácter, si no estás tomado de Dios.
”Pilato volvió a preguntarle:—¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te
están acusando. Pero Jesús no le contestó; de manera que Pilato se quedó muy
extrañado.” (Marcos 15:4-5 (DHH)).
Lo acusaban porque decía que era el Hijo de Dios;

siguiendo el ejemplo de Jesús, lo mejor es que no te
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defiendas, no respondas, el diablo quiere que usted

responda para provocar una respuesta; el diablo se frustra
cuando usted no le da respuesta, debido a que él quiere
trabajar con la respuesta que usted le dé. El diablo va a
usar tu respuesta para atacarte.
Una persona nunca va a cambiar cuando se justifica a sí

mismo. “Cuando era niño me dañaron”, “no voy a la Iglesia
porque todos son unos hipócritas”; “no sirvo más a Dios
porque me lastimaron”. No justifique su condición actual
para no cumplir con sus responsabilidades diarias. En el
momento en el que te empiece a ir bien económicamente
se te va a levantar un infierno alrededor, dirá el vecino: “le
va bien a mi compadre, porque hasta ha de vender droga”.
”Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.” (Efesios 2:13).
Cuando nos sentimos acusados por la gente, satanás o sus

mismos demonios nos atacan más, y nos alejamos de Dios;
nos sentimos manchados, sucios, poco dignos y apartados.
”Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió:
Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”
(Génesis 3 :9-10).
Pero su sangre une lo que se separó, une lo que se rompió,

une lo que se acabó, une lo que se perdió.
”y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la
tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de
su cruz.” (Colosenses 1:20).
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Para unir dos cosas necesitamos paz, ya que el interés, la

comodidad, o la conveniencia solo unirán algo de manera
momentánea o temporal. Su sangre nos unió con el Padre,
nos pegó a Dios de manera completa, perfecta y eterna.
”Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también
participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo.” (Hebreos 2:14).
Como hijos participamos de su muerte y resurrección, pero

Jesús con su sangre derrotó a la muerte para siempre, le
quitó el imperio al diablo, por lo tanto hay 5 cosas que no
pueden soportar el poder de Dios: La muerte, los
demonios, el pecado, la pobreza y la enfermedad”.
”y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre,

entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.” (Hebreos 9:12).
La sed de Dios tenía que ser saciada, pero no por un

animal, o un por un hombre pecador, sino por su propio
Hijo quien siendo inocente entró al altar, al propiciatorio
para morir, y derramar su propia sangre, una sola vez, no
más, por eso es muy importante entender que el
derramamiento, la vigencia y el poder de su sangre no
depende de nuestra aplicación, sino al revés, debido a que
es sangre viva, actual y vigente la podemos aplicar con
nuestros labios, ya no con hisopo o lebrillo.
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LA SANGRE NOS CAPACITA PARA

SERVIRLE
”¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a
sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas
para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14).
No podemos servir a Dios sin su sangre, por eso dice:

“limpiará”, puesto que un vaso sucio no es útil para servir
algo nuevo.
”Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el
vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres
nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.” (Mateo 9:17).
Hoy los vasos del ministerio somos nosotros, los que

servimos de tiempo completo, y aún los que también
atienden su negocio o trabajan secularmente; si en el
Antiguo Testamento los vasos tenían que ser rociados pues
no eran cualquier cosa, eran tomados en cuenta para el
santo servicio.
”Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los
vasos del ministerio.” (Hebreos 9:21).
Servir a Dios implica lavarnos antes con su sangre, la

sangre de Jesús nos capacita, alista, defiende, enrola en su
obra; no es fácil servir, pues si fuera fácil cualquiera lo
haría.
”Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de

sangre no se hace remisión.” (Hebreos 9:22).
Algo que es purificado está actualizado, habilitado y

colocado en el centro de las cosas. Sin su sangre te
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cansarás, te fastidiarás de servir en poco tiempo, o incluso

te puedes sentir poca cosa para servirle al Dios vivo.
”y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar
Santísimo cada año con sangre ajena.” (Hebreos 9:25).
Cuando te sientas triste aplica la sangre sobre tu vida, y

recuerda quién te llamo, no olvides que su sangre preciosa
nos da la razón para dejar las cosas viejas atrás.
”Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo.” (Hebreos 10:19).
LA SANGRE TRABAJA A FAVOR

DE NUESTROS HIJOS
Un hijo es lo más preciado para un padre, y eso lo vemos
cuando Dios mismo le dio una oportunidad a los padres de
los primogénitos en el Antiguo Testamento, de salvar su
vida; se llama aspersión al ritual de rociar agua o sangre
con el hisopo. Este acto se practicaba entre los judíos, y su
origen se remonta hasta Moisés, con citas frecuentes en el
Libro de los Números (Números 19:8-12). Ha pasado del
judaísmo a la religión cristiana, desde los tiempos de la
Iglesia primitiva (Ezequiel 36:25-26; 1 Corintios 10:2;
Salmos 77:16-20).
”Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que
destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.” (Hebreos 11:28).
La sangre de Abel fue derramada como un juicio sobre la

tierra, pero la sangre de Jesús fue derramada para traer
paz, reconciliación y perdón sobre los hombres que
ocupan la tierra; la sangre de Abel tenía un idioma de
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juicio y rencor, el no olvidar lo que hizo su hermano.

Mientras que la sangre de Abel habla de odio, falta de
perdón y resentimientos (Génesis 4:10-14), la sangre de
Jesús nos une con lo que se rompió.
”a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor
que la de Abel.” (Hebreos 12:24).
Jesús padeció por nosotros, fuera de su propia ciudad,

fuera del cielo, no con ángeles que lo defendieran, ni con
arcángeles que lo elevaran para no pasar por dolor,
“padecer fuera” es la expresión de que Jesús no se miró a
sí mismo, ni reparó en su comodidad.
”Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia
sangre, padeció fuera de la puerta.” (Hebreos 13:12).
LA SANGRE NO LIMPIA AL QUE ESTÁ

OFENDIDO CONTRA SU HERMANO
Nada peor que usar la sangre de Jesús para justificar

nuestro corazón endurecido, “andar en luz” significa no
estar resentido contra mi prójimo, contra mi hermano, no
estar con falta de perdón contra mi pastor; significa
perdonar y no deberle nada a nadie.
”pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7).
Así como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo trabajan en

unidad, en la tierra el Espíritu Santo, el agua que
representa a Jesús, como fuente de agua viva, y la sangre
del Cordero.
”Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y
estos tres concuerdan.” (1 Juan 5:8).
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La Iglesia tiene que aprender a usar el gran recurso que el

Señor le concedió para disfrutar de plena protección, vida
espiritual y comunión con Dios: la sangre de Jesús. La
sangre de Jesús no puede continuar siendo apenas una
doctrina objeto de la fe. La Iglesia debe aprender a vivir
esa doctrina y a beneficiarse de todo el poder que hay en
la sangre del Cordero, recibiendo así, todas las
bendiciones que el Señor concedió a su pueblo a través
del poder de esa sangre.
”y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de
los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre.” (Apocalipsis 1:5).
”y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir

sus sellos; porque Tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para
Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.” (Apocalipsis 5:9).
Conviene recordar que la Biblia nos enseña que para
recibir es necesario pedir: “pedid y se os dará” (Lucas
11:9-10). Las bendiciones que el Señor desea conceder a
Su Iglesia deben ser pedidas en oración para que el Señor
las conceda. Al pedir, ejercemos la fe por la cual nos
apropiamos de las promesas del Señor contenidas en las
Escrituras (Hebreos 11:1-6). De la misma forma que el
Señor Jesús nos enseñó a pedir el Espíritu Santo (Lucas
11:13), también debemos pedir las bendiciones
conquistadas para Su Iglesia por el Señor Jesús al morir
por su redención, o sea, al derramar su preciosa sangre en
el Calvario.
”Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no

juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis
6:10).
En general, la Iglesia sabe que el Señor Jesús derramó su

sangre para su “salvación” o “redención”. Sin embargo,
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debemos señalar que la “salvación” no es apenas nacer de

nuevo, sino una vida de santificación. Las Escrituras
exhortan a los creyentes a ocuparse de su salvación “con
temor y temblor” (Filipenses 2:12). La Palabra de Dios nos
muestra también que la sangre de Jesús fue derramada
para que la Iglesia disfrutase de las siguientes bendiciones,
que están incluidas en la salvación:
”Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os
ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por
su propia sangre.” (Hechos 20:28).
”porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de los pecados.” (Mateo 26:28).
LA SANGRE NOS EMPODERA

PARA EL EVANGELISMO
La sangre de Jesús está estrictamente unida a la operación del
Espíritu Santo. El motivo es sencillo: el Espíritu Santo sólo puede
operar firmado en la Obra consumada por el Señor Jesús en la
cruz del Calvario al derramar su preciosa sangre, esto es, al dar
su vida por nuestros pecados. En Levítico leemos que la vida
está en la sangre (Levítico 17:11). De la misma manera, la vida
eterna está en la sangre de Jesús. El Señor nos dice que, si no
bebiéremos de su sangre no tendríamos vida espiritual (Juan
6:54). Y más adelante explicó que las palabras que había dicho
eran espíritu y vida. Entendemos la enseñanza: cuando el
Espíritu Santo opera en nuestras vidas Él transmite la vida que
hay en la sangre de Jesús, la vida eterna que el Señor Jesús
conquistó para nosotros al derramar su sangre para nuestra
salvación.
”Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le
hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva,
el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero
si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal
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camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. Si el justo se

apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él
morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que
había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu
mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto
vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma. (Ezequiel 3:18-21).
Así como la sangre de Jesús circulaba en el cuerpo físico del

Señor Jesús dando vida a cada célula, el Espíritu Santo hoy
opera en la Iglesia, visitando a cada miembro del Cuerpo,
transmitiendo la vida eterna a cada uno de nosotros, aplicando
la Palabra de Dios a nuestros corazones. Cuando nosotros
oramos al Señor para que nos conceda una determinada
bendición (de entre las mencionadas anteriormente) firmados
en el poder que hay en la sangre de Jesús, el Señor envía al
Espíritu Santo, quien opera la bendición que necesitamos a
través de la sangre derramada, basado en la Obra consumada
por el Señor Jesús en la cruz del Calvario. La sangre de Jesús fue
derramada una única vez en la cruz del Calvario, pero es rociada
continuamente sobre los siervos de Dios, que son “elegidos
según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,
para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (1a
Pedro 1:2).
”Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que

se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su
sangre yo la demandaré de tu mano.” (Ezequiel 33:8).
LA SANGRE DE ABEL
Este sermón fue predicado la mañana del domingo 02 de
septiembre del año 1866 por Charles Spurgeon.
“El primer derramamiento de sangre humana fue un ensayo muy
terrible. Independientemente de que el golpe asesino de Caín
haya sido premeditado o no, la vista de un cuerpo humano
sangrante debe haber sido una terrible novedad para él. Caín no
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había sido endurecido por la lectura de los detalles de una

guerra, o por escuchar narraciones de crímenes; el asesinato era
un nuevo terror para la humanidad, y él, que fue quien encabezó
tal violencia, debe haberse llenado de un confundido asombro
con el resultado de su golpe, y de temor por sus consecuencias.
Me parece verlo de pie junto al cadáver, por un instante
paralizado por el terror, sobrecogido por el espectáculo de la
sangre. ¿Acaso los cielos lanzarían fuegos malignos sobre él?
¿Acaso la tierra ensangrentada produciría veloces vengadores
desde su suelo asombrado? ¡Cuántas preguntas deben haber
surgido en la mente del asesino!
Pero, he aquí, la tibia sangre de vida fluye en un arroyo carmesí

sobre la tierra, y un consuelo espantoso se abre paso en la mente
del perverso culpable, cuando observa que la tierra absorbe la
sangre. No se queda acumulada en un charco, sino que la tierra
abre su boca para recibir y ocultar la sangre de su hermano.
Tristes recuerdos salpican la hierba y tiñen de rojo el suelo, pero
aun así el terrible charco se está secando, y el asesino siente un
gozo momentáneo.
Tal vez Caín se alejó de allí imaginando que ese terrible asunto
había terminado por completo. Había realizado el acto y ya no
podía revertirlo; había asestado el golpe, deshaciéndose de la
presencia de alguien que era detestable para él; la tierra se había
tragado la sangre y el asunto había llegado a su fin por lo que no
había necesidad de pensar más en ello. En aquellos días no
existía ninguna maquinaria policíaca, ni ley, ni jueces, ni horca,
por lo que Caín sentía muy poco o ningún miedo. Era un hombre
fuerte y robusto y no tenía a nadie que lo castigara, nadie que lo
acusara o lo reprendiera, excepto su padre y su madre, y ellos,
probablemente, estaban demasiado abrumados por el dolor y
demasiado preocupados por su propia ofensa, como para
mostrar resentimiento hacia su primogénito. Por tanto Caín se
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imaginaba que su acto quedaba en un silencio sin palabras y que

ahora el olvido cubriría su crimen, de tal forma que él podría
continuar su camino como si no hubiera hecho nada. Sin
embargo, no era así, pues aunque la sangre estuviera callada en
la endurecida conciencia de Caín, alzaba su voz en otra parte.
Una voz misteriosa se elevó más allá de los cielos; llegó a los
oídos del Invisible, y conmovió el corazón de la Eterna Justicia,
de tal forma que atravesando el velo que oculta al hombre del
Infinito, Dios se reveló a Sí mismo y habló a Caín; "¿Qué has
hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la
tierra." Entonces Caín comprendió que la sangre no podía ser
derramada vanamente, que el asesinato sería vengado, pues
había una lengua en cada gota de esa esencia vital que fluía de
la humanidad asesinada, que prevalecía ante Dios, de tal forma
que Él interpondría y mantendría una solemne averiguación al
respecto.
Hermanos, el experimento que fue llevado a cabo en el Calvario

fue mucho más terrible, puesto que no fue el primer hombre
sacrificado, sino el propio Hijo de Dios; Él, que era hombre pero
que sin embargo era más que un hombre, Dios manifestado en
carne; fue un experimento terrible cuando habiéndolo arrastrado
ante el asiento del juicio y habiéndolo condenado, a los gritos de
"¡Fuera, fuera, crucifícale!" en verdad se atrevieron a tomar los
clavos y clavaron al Hijo de Dios en el madero maldito,
levantando Su cuerpo entre la tierra y el cielo, y contemplando
Sus dolores hasta que concluyeron en Su muerte, cuando
traspasaron Su costado, y en el acto fluyó de allí sangre y agua.
Sin duda Pilato, que había lavado sus manos con agua, pensó
que ningún mal se derivaría de ello. Los escribas y fariseos
prosiguieron su camino diciendo "hemos silenciado la voz
acusadora. Ya no se escuchará más el clamor de Quien decía '¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!' Ya no seremos
molestados más en nuestra hipocresía y formalidad por la
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presencia de un Ser puro y santo, cuya sencilla honestidad era

una dura censura para nosotros. Lo hemos asesinado, lo hemos
matado sin justa razón, pero ya le pusimos fin. Esa sangre no
tendrá una voz."
Muy poco se imaginaban que aquel clamor de Jerusalén ya

había subido al cielo: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre
nuestros hijos," siendo registrado en las tablas de la justicia, y
muy pronto Jerusalén se convirtió en la casa de un tesoro de
dolor y una guarida de miseria, de tal forma que no había habido
nada parecido a su destrucción, ni la habría tampoco, sobre la faz
de la tierra. Mucho más deleitable es el hecho que otra
exclamación más melodiosa subió al cielo desde la cruz del
Calvario. "Padre, perdónalos," resonó desde las heridas de
Emmanuel.
La sangre de Abel no carecía de voz y la sangre de Jesús no era

muda; clamó para ser oída en medio de los tronos del cielo,
habló a favor nuestro y no en contra nuestra; no habló cosas
malas, como pudo haberlo hecho, sino habló mejor que la de
Abel. No solicitó una venganza más fiera que esa que cayó sobre
Caín, no pidió que anduviéramos errantes y fugitivos sobre la faz
de la tierra, para luego ser al fin desterrados de la presencia de
Dios y arrojados al infierno, sino que clamó "Padre, perdónalos,"
y prevaleció, y la maldición fue quitada, y una bendición vino a
los hijos de los hombres.
La voz de la sangre de Abel y la voz de la sangre de Jesús,

comparando la una con la otra. Ambas hablaron. Eso es evidente.
Abel, muerto, aún habla por ella, dice el apóstol, y nosotros
sabemos para nuestro consuelo permanente, que la sangre de
Jesús intercede ante el trono eterno. Toda sangre tiene una voz,
pues Dios es celoso de su preservación, y la sangre de los
hombres justos y excelentes tiene todavía un discurso más
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celestial. Pero la voz de la sangre de Jesús sobrepasa por mucho

a todas, y en medio de diez mil voces lleva la palma.”
”Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí

desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para
recibir de tu mano la sangre de tu hermano.” (Génesis 4:10-11).
LA MALDICIÓN DE COMER SANGRE

Existe un debate continuo en cuanto al consumo de sangre en la
dispensación cristiana. Incluso en la Iglesia, hay algunos que
declaran que el consumo de sangre es autorizado, mientras que
otros señalan que Dios prohibe tal actividad. ¿Qué dice la
Biblia? El Antiguo Testamento es muy claro en cuanto a sus
prohibiciones frecuentes sobre el consumo de sangre (Génesis
9:4; Levítico 7:26-27; 17:10-16; 19:26; 22:8; Deuteronomio
12:16,23-25; 15:23; 1 Samuel 14:33). No existe controversia en
este punto; los que están familiarizados con el tema reconocen
que las Escrituras hebreas prohibían el consumo de sangre para
los israelitas. Pero ¿qué hay del Nuevo Testamento? ¿Existe
alguna proscripción similar que rija para los cristianos, o alguna
revalidación que garantice el rechazo del consumo de sangre en
la era cristiana?
”Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.” (Génesis 9:4).
Existe revelación suficiente para que el estudiante de la

Biblia sepa cuál es la voluntad de Dios en cuanto al
consumo de sangre en el Nuevo Testamento. En la reunión
de los apóstoles y profetas de Dios en Hechos 15, se
respondió la interrogante y se estableció el mandamiento
del Espíritu Santo para la comunidad cristiana. Después de
mucha controversia en cuanto a si los gentiles debían
guardar algunos aspectos de la Ley de Moisés, Pedro tomó
la palabra para amonestar a la Iglesia a no imponer sobre
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los discípulos gentiles el yugo de la ley antigua (vs. 10), y

Jacobo, quien era considerado honorablemente con los
apóstoles (Gálatas 2:9), se dirigió a la hermandad con las
siguientes palabras: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los
gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las
(vs.
contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre”
19-20). Luego, en una carta dirigida a los hermanos
gentiles, los apóstoles, ancianos y la Iglesia en Jerusalén
indicaron que tal veredicto era de origen divino,
confirmando que ha parecido bien al Espíritu Santo, y a
nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas
cosas necesarias: “que os abstengáis de lo sacrificado a
ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las
cuales cosas si os guardareis, bien haréis” (vs. 28-29;
21:25).
“Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada
de entre su pueblo.” (Levítico 7:27).
Algunas claves en el texto general de Hechos 15 clarifican

que la abstinencia a las contaminaciones de los ídolos,
fornicación, ahogado y sangre trasciende la Ley de Moisés
y se aplican en cada dispensación histórica—incluyendo la
dispensación cristiana. Pedro indicó que mandar que los
gentiles guarden los aspectos de la ley caducada sería
equivalente a “tentar a Dios” (vs. 10); entonces,
obviamente, el veredicto prohibitivo para los gentiles no
está confinado a los parámetros de la ley antigua.
“Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de

aves ni de bestias.” (Levítico 7:26).
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Bajo la guía del Espíritu Santo, Jacobo aplicó Amós 9:11-12

a la inclusión de los gentiles en el cristianismo. Los gentiles,
quienes no se habían sometido a las prescripciones de la
Ley, buscarían e invocarían el nombre del Señor (Hechos
15:17). Estaba dentro de la voluntad del Señor, “que hace
conocer todo esto desde tiempos antiguos” (vs. 18), que los
gentiles fueran parte del cristianismo sin necesidad de
someterse a la ley judía. Requerir el sometimiento a la Ley
Mosaica sería “inquietar” a los gentiles convertidos (vs. 19).
Otra vez, el veredicto en Hechos 15:20 no es parte de
aquellas prescripciones exclusivas de la Ley que
perturbarían la libertad cristiana. La mención a “Moisés” en
el versículo 21 es una figura de expresión llamada
metonimia, donde se usa el nombre “Moisés” para hacer
referencia a Ley que Dios dio a través de Moisés. Esta
mención separa los aspectos exclusivos de la Ley de
Moisés con las prescripciones que se habían presentado
en el versículo anterior.
“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada;
porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Génesis 9:6).
La introducción de la carta a los gentiles (vs. 24) confirma

adicionalmente que las abstenciones requeridas en el vs.
20 no son parte del conjunto de leyes exclusivas del
Periodo Mosaico que constituyeran una perturbación del
servicio cristiano. La mención al Espíritu Santo es el sello de
aprobación para las prohibiciones en el versículo 20. Esta
es la voluntad divina bajo la dispensación cristiana, y
trasciende el yugo de la Ley (vs. 28-29). Por tanto, llega a
ser claro que el Nuevo Testamento, en armonía con la
voluntad divina bajo la Era Patriarcal (Génesis 9:2-4) y
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Mosaica (Levítico 7:26-27; 17:10-14), también incluye la

prohibición al consumo de sangre.
“Dios guardó siempre a José porque sus hermanos habían hecho un sacrificio a
su favor.” (Génesis 37:31).
LA SANGRE SIRVE PARA UNGIR

PERSONAS, LUGARES O COSAS
Cuando analizamos el uso de la palabra “santo” en el
Antiguo Testamento, nos damos cuenta que el acto de
santificar algo implicaba dos aspectos: por una parte
apartar (Génesis 20:8; Levítico 20:26; Éxodo 40:9;
Números 6:2; Levítico 11:44: 25:10; 2 Crónicas 7:16;
Hechos 13:2); y por la otra parte dedicar (Éxodo 13:2;
Levítico 27:14; Números 6:2; 1 Samuel 1:11; 1 Crónicas
23:13; 2 Crónicas 35:3).
LUGARES: (Éxodo 20:12), Él santificaba con su presencia

lugares (Éxodo 3:5); DÍAS (Génesis 2:3), PERSONAS
(Jeremías 1:5).
OBJETOS: eran santificadas cosas (2 Crónicas 29:19),

artículos y personas (Éxodo 19:10; 19:23; 28:41).
SU PUEBLO Y SUS SIERVOS SE AUTO SANTIFICABAN,

cuando se apartaban del pecado y se dedicaban al servicio
de Dios y en obediencia al mandato divino (Levítico 11:44;
Números 11:18; Joel 2:16).
“Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un
lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo;
y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.” (Éxodo
12:22).
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Esa noche, cuando los primogénitos iban a ser destruidos,

ningún israelita debía cantar victoria sino hasta que se les
convocara a marchar de Egipto. Su seguridad se debía a la
sangre de la aspersión. La orden fue clara, si se ponían por
afuera de la protección de la sangre, fue bajo su propio
riesgo. Sin embargo ellos debían permanecer dentro,
esperar a la salvación del Señor; la bendición de la
obediencia les garantizaba la protección. Fueron además
instruidos en posteriores veces que debían enseñar a sus
hijos cuidadosamente el significado de la Pascua. Es bueno
para los niños saber qué hacer acerca de las cosas de Dios;
los que piden el camino encontrarán. La observancia de
esta solemnidad cada año era, primeramente, para mirar
hacia atrás, para que pudieran recordar las grandes cosas
que Dios había hecho por ellos y sus padres, su
misericordia a través de todas sus generaciones, a nosotros
mismos, para nuestros padres, y sus descendientes, es
decir, no deben ser olvidadas, para que Dios sea alabado, y
nuestra fe siga siendo alentada. Y segundo, se diseñó para
mirar hacia adelante, como prenda del gran sacrificio del
Cordero de Dios en la plenitud de los tiempos. Cristo
nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros; su muerte fue
nuestra vida.
“Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el

dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al
heridor en vuestras casas para herir.” (Éxodo 12:23).
Spurgeon preguntó:
“¿Qué, dice uno, “Predicas la salvación condicional?” Sí, lo
hago, si hay una condición, “veré la sangre y pasaré de
vosotros.” ¡Que bendita condición! No dice cuando tú veas
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la sangre, sino veré la sangre. El ojo de tu fe podrá estar tan

empañado que no puedas ver la sangre de Cristo. Pero, el
ojo de Dios no está empañado, Él sí la puede ver, tiene que
verla, porque Cristo está siempre presentando su sangre en
el cielo ante su Padre. El israelita no podía ver la sangre,
estaba adentro de su casa, no podía ver lo que estaba en el
dintel y en los postes, pero Dios sí podía verlos, y ésta es la
única condición para la salvación del pecador – Que Dios
vea la sangre, no que tú la veas...Cae sobre tus rodillas en
oración, alma dudosa, y que éste sea tu ruego – “Señor, ten
misericordia de mi por causa de la sangre. Yo no la puedo
ver como debería querer, pero Señor tú la ves, y tú has
dicho, veré la sangre y pasaré de vosotros.’ Señor, tú la ves
este día, pasa de mi pecado y perdóname por solamente su
causa”. (traducción libre de C. H. Spurgeon, “The Blood,”
The New Park Street Pulpit, tomo V, Pilgrim Publications,
impresión de 1981, p. 31). “Veré la sangre y pasaré de
vosotros” (Exodo 12:13).
“Y de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con
tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del altar.” (Éxodo 29:12).
Fue la sangre sola que los libró. ¡Cuán a menudo habla de

esto la Biblia! Levítico 17:11 dice: “La misma sangre hará
expiación de la persona”. Cristo dijo: “Porque esto es mi
sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de los pecados” (Mateo 26:28). El Apóstol
Pablo dijo: “Apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó
por su propia sangre” (Hechos 20:28). De nuevo en
Hebreos se menciona: “Sin derramamiento de sangre no se
hace remisión” (Hebreos 9:22). El Apóstol Juan dijo: “La
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1
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Juan 1:7). De nuevo, Juan dijo: “Al que nos amó, y nos lavó
de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).
“En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y

rociará su sangre alrededor sobre el altar.” (Levítico 7:2).
“Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete

días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche.
(Levítico 15:19).
LA SANGRE DE JEZABEL
“Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con
antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana. Y cuando entraba Jehú
por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor? Alzando él
entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se
inclinaron hacia él dos o tres eunucos. Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la
echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la
atropelló. Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a
aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey. Pero cuando fueron para
sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las
manos. Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra de Dios, la cual él
habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel
comerán los perros las carnes de Jezabel.” (2 Reyes 9:30-36).
En vez de ocultarse a sí misma, como un miedo de la

venganza divina, Jezabel se burlaba de miedo. Vea cómo
un corazón endurecido contra Dios tendrá como señal el
desafiar a la autoridad hasta el final. No hay un presagio
más seguro de la ruina, que un corazón duro y bajo
providencias humillantes que aquellos vistazos a la
conducta y el destino de Jezabel, que usar las artes para
seducir a otros a cometer maldades, y para dejar a un lado
los caminos de la verdad y la justicia. Jehú pidió ayuda
contra Jezabel. Cuando la reforma y el trabajo están en pie,
es el momento de preguntar, ¿seremos blandos contra
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ella? Sus asistentes le entregaron. Así que estaba

condenada a muerte. Al final de la vida de soberbia y
crueldad, quienes sufrieron a causa de su opresión
pudieron por fin decir: El Señor es justo. En vez de pasar el
tiempo preocupándonos por cosas vanas y solo
observando objetivos temporales, pensemos: “cuán vil
soy”; recordemos que próximamente todo eso se pondrá
en un festín para los gusanos bajo tierra, o bestias sobre la
tierra. Que todos podamos huir de esa ira que se revela
desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los
hombres.
Los perros se comieron la carne de una mujer inmunda,

enemiga de Dios, y al comerse la sangre se hicieron
portadores de muchos demonios que pasan de
generaciones en generaciones; con esto no estoy diciendo
que nos dediquemos a exterminar perros a diestra y
siniestra, pero valora: los perros pueden generar paz o
guerra en cuanto llegan a un hogar, actualmente los perros
ocupan tanto el tiempo, el dinero y espacio en muchas
casas; es más, me atrevo a asegurar que han venido a
remover el lugar que antes ocupaban los hijos dentro de la
familia, hoy muchos dicen no tener hijos, pero adoptan y
compran perros como si fueran sus hijos, hasta el plano de
reemplazar la idea de los hijos y llamar “perrhijos” a sus
mascotas (este término fue acuñado en México por
primera vez en 2011, para combinar, en una misma
palabra, el concepto perro y el concepto hijo y describir,
así, una nueva tendencia de tratar a los perros como niños
dentro del núcleo familiar); los nuevos matrimonios así
piensan, pero eso no es correcto, los perros no tienen la
culpa, sino la mente caída del hombre, que idolatra a los
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animales como si fueran hijos, eso no es bíblico, Dios nos

ha mandado a “multiplicarnos y fructificar”.
LA SANGRE EN EL CORAZÓN DEL

HOMBRE
Hasta que no encontremos la raíz de un problema no le
daremos solución, hay mucha gente en la Iglesia tocada
pero no cambiada, no adoran , nunca se quebrantan, por
ejemplo, Judas vio muchos milagros, convertirse el agua
en vino, anduvo 3 años con Jesús pero nunca cambió; no
hay nada mas terrible que predicarle al pueblo de Dios
que se ha familiarizado con la palabra de Dios. Una
persona dura de corazón no cambia y eso lo vemos en
Faraón, vio todos los milagros y nunca cambió, el enemigo
está detrás de tu corazón, porque si tiene tu corazón, te
tiene de forma completa. Jesús vino a sanar a los
quebrantados de corazón.
La meta del enemigo siempre es llevar cautivo el corazón;

el lugar de descanso de Dios en la tierra es el corazón del
hombre, porque el corazón es quien usted es; el corazón
es la parte mas sagrada del ser humano, lo mas íntimo
viene del corazón, el corazón regula el fluir de la vida
(Proverbios 4:23).
Con el corazón se cree, usted va a vivir de acuerdo a lo que

cree en su corazón y no en su mente, no se cree con la
mente sino con el corazón, por eso no hay milagros; el
corazón es la base de mi identidad (Proverbios 23:7). Si
usted piensa que es un hombre justo, será justo, si usted
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cree que es sincero, será sincero, y así. El corazón es el

lugar de la intimidad, no se tiene intimidad con los
genitales. Cuando el corazón esta roto nunca tendrá una
relación cercana con Dios, cuando ha sido dañado impide
que alguien más intime con usted, por eso no cualquiera
puede intimar con Dios, pues sienten que quien los dañó
fue Dios cuando en realidad fue el hombre. Todo lo que
usted haga sin el corazón será temporal, lo que hacemos
con el corazón será eterno. Las relaciones que nacen
desde el corazón son las que más duran, las relaciones que
nacen de la apariencia no duran nada. Todo lo que haces
sin el corazón envuelto, no lo harás por Dios, lo harás por
un salario.
“de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17).
El fruto de un nuevo corazón no es aquel que golpea a su

esposa. Dios quiere un arrepentimiento desde el corazón.
Hábitos viejos son la señal de un corazón duro, cuando
Cristo nos hizo nuevos, lo hace progresivamente
dependiendo de la disposición que haya en nosotros; en
nuestro ser existe un componente llamado alma, la cual
continúa en renovación todo el tiempo. Las Iglesias que
más crecen, como expliqué anteriormente son porque los
pastores no les piden nada, no exigen compromiso con
Dios, no les dicen: “deja el cigarro”, “deja de robar”, “deja a
tu otra mujer”, “sírvele a Dios”, “diezma u ofrenda”. La
salvación es el inicio en el proceso de transformación, el
“Evangelio” que más la gente busca es aquel en donde no
se les pide cambiar nada, dicen: “vamos a la otra Iglesia
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que allí si hay amor”, pero comprende esto, el amor no te

deja donde estás.
“y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y

pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de
este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora
opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con
que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó,
y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por
medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para
buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.” (Efesios 2:1-10).
Hoy los maridos se saben todo acerca del futbol, cuánto
cuestan los jugadores, saben los nombres y posiciones de
los futbolistas de moda, pero pregúntales una cita bíblica
de memoria para ser un mejor marido, no tiene tiempo
para Dios y la Biblia; ¿sabes cómo el enemigo entra a tu
atmósfera? a través de tu celular, por ejemplo; el diablo
busca envenenar la atmósfera de tu casa con pleitos,
contiendas y guerra entre sus miembros.
“Lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro,
adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.” (1
Corintios 14:25)
¿Cómo está tu corazón? el corazón alegre embellece el

rostro. Apocalipsis 3:22 dice: “el que tiene oído, oiga lo que
el Espíritu dice a las Iglesias”, Dios está preparando un
remanente para el último tiempo, la sanidad y la liberación
vienen después de restaurar el corazón; la primera fase de
la unción y del poder de Cristo es para el corazón, es el
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toque externo, y el cambio es interno, en la dimensión

espiritual no tangible, ni visible, el corazón es considerado
bienes y raíces. El enemigo hace una guerra silenciosa
contra tu corazón, la guerra no es la familia, no es la salud o
las finanzas, sino el corazón. El diablo vino a robar, matar y
destruir (Juan 10:10), si el enemigo tiene tu corazón, te
tiene a ti, si el diablo tiene tu corazón tiene tu bolsillo, si
Dios tiene tu corazón, lo tiene todo; por lo tanto, si Dios
tiene tu corazón, tiene tu cartera, porque donde está el
tesoro ahí está el corazón.
¿CÓMO PODEMOS SANAR UN CORAZÓN QUEBRANTADO?
Hay experiencias en la vida que nos causan traumas y
heridas en el corazón. Una persona que tiene un corazón
quebrantado, nunca podrá tener una relación íntima con
Dios. Cuando el enemigo tiene tu corazón, también tendrá
autoridad en otras áreas de tu vida incluyendo finanzas,
familia, relaciones y aun tu trabajo, pero cuando Dios tiene
control de tu corazón, Él toma control de toda circunstancia
en tu vida y puedes entrar en el lugar de descanso y
libertad, entonces, ¿cuáles son las estrategias del enemigo
para tomar a alguien cautivo?
A. Pensamientos de suicidio
B. Amargura
C. Depresión
D. Traumas del pasado
E. Falta de perdón
La tendencia en las Iglesias actuales es querer “arreglar” a

la gente rápido, por lo que la gente busca más participar
de los eventos y no en permanecer en un estilo de vida,
congruente y agradable a Dios; queremos que en un
evento Dios haga todo, olvidamos que la vida cristiana es
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un proceso o un periodo de cambios; las terapias no

cambian al hombre, las terapias no dan paz eterna, sino
solo temporal; “iniquidad” es buscar otra opción que no
sea Dios, iniquidad es tener el corazón torcido, buscamos
de todo, menos de Dios. Es en el corazón donde descansa
la presencia de Dios.
1.- Cuando el corazón no quiere cambiar lo primero que

hace es negar su condición.
2.- Culpa a otros.
“e hizo Moisés que partiese Israel del mar rojo, y salieron al

desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin
hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las
aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron
el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra
Moisés, y dijo: ¿qué hemos de beber? Y Moisés clamó a
Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas,
y las aguas se endulzaron. allí les dio estatutos y
ordenanzas, y allí los probó; y dijo: si oyeres atentamente la
voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus
ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos
sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los
egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y
llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y
setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.
(Éxodo 15: 22-27).
Donde quiera que hay dolor, hay acceso a un demonio.

Toda área donde hay sufrimiento hay un demonio detrás;
debemos estar dispuestos para reconocer que es nuestro
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problema, o mi problema. Cuando usted no reconoce un

problema lo va a negar y va a culpar a otro; la gente sale
de las Iglesias por su mal carácter, una marca de madurez
es tomar responsabilidad por su propia vida. (Mateo 7:5;
Marcos 11:22).
T enemos que ser transparentes para cambiar, nos

volvemos expertos en cubrir, fingir o tapar el dolor, pero no
olvides que no hay nada oculto que no sea manifestado;
no podemos vivir toda la vida con un mismo problema, de
tu corazón depende qué tan rápido corriges y te
arrepientes, el diablo trabaja a través del secreto: “te diré
algo pero no se lo digas a tu marido”, usted no le esconde
cosas a dos personas: a su esposo y al pastor de la Iglesia;
las cosas que Dios no va a exhibir públicamente son
aquellas de las que usted se arrepiente; sin embargo, las
áreas en las que no te arrepientes, Él te va a exponer. Dios
no tiene necesidad de exponer a una persona que se
arrepiente. La Biblia no habla de disculparse, sino de pedir
perdón, en la Iglesia escondemos cosas que llevamos por
dentro; donde el Espíritu no está, es un club social, donde
no hay un altar no es una Iglesia, sino una bodega, por lo
que en la casa de Dios debe de haber un altar, si se carece
de altar no habrá lugar para que el hombre y Dios se
encuentren, donde no hay altar Dios no se puede unir al
hombre. Al altar se llevan las ofrendas, las oraciones,
peticiones, sacrificios; una cosa es ser prudente y otra muy
diferente es cubrir el pecado. Cam y Seth vieron a su padre
desnudo, uno se estaba riendo y el otro lo cubrió, “errante
serás por no cubrir a tu padre”, el amor cubre cosas malas;
habrá momentos cuando algo te duela hasta los tuétanos,
el consejo es que por amor cubra a la persona mientras
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esta se arrepiente, pero de cualquier forma tomemos

responsabilidad de nuestros actos (1 Juan 1:9).
El arrepentimiento es el fundamento de la libertad, ¿por

qué confesamos el pecado? la confesión de nuestras faltas
y pecados es para sacarlos del corazón. Todo lo que usted
confiese lo saca del corazón y cuando la persona confiesa
saca el dolor. La sangre de Jesús sirve para limpiar
cualquier contaminación espiritual; hay cosas que pueden
ensuciar la fe, tu matrimonio o la unción y algo
contaminado es algo no deseable para Dios, es una
mezcla, y Dios odia las mezclas y la tibieza. Una de las
primeras señales de que algo está mal en alguien es
cuando lo domina un espíritu de indiferencia, ya no tiene
nada que decir, o bien, exageran los errores de los demás,
pierden la capacidad de expresar algo bueno de otros,
Dios nos hizo para tener relaciones humanas saludables en
la tierra, no quiere que el hombre esté solo, sin relaciones
nuestro favor esta limitado.
¿Cómo sentirnos solos cuando estamos en la presencia de
Dios? No podemos funcionar sin relaciones nos limitamos;
si usted hoy está en un lugar donde nota que sus
bendiciones se alejaron, se detuvieron o no fluyen como
antes, o que ya no vea a la gente como antes las veía, esto
va a estrangular poco a poco la bendición ya que la
contaminación comenzó a entrar en tu vida; yo no uso el
púlpito para agredir a nadie, porque la Palabra es la que se
encarga de corregir el corazón.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y
vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se
movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Génesis
1:1-3).
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No hay principio fuera de Dios, cualquier principio o

comienzo fuera de Dios, siempre va a necesitar otro
comienzo, porque desde el principio no estaba Dios; Dios
es el Dios de los comienzos. En el verso 1 leemos que Él
creó los cielos y la tierra, pero para el verso 2 nos
encontramos con que la creación estaba desordenada y
vacía, si bien dice que Dios hizo los cielos y la tierra, y todo
era bueno, ¿por qué entonces la tierra estaba
desordenada?, no dice que estaba bien, sino describe el
desorden de la tierra, las tinieblas estaban sobre la faz de
las aguas. Cuando se ordenó: “Sea la luz, y vio que era
bueno”, pero separó la luz de las tinieblas, Dios decide
dividir el día de la noche, la primera ley de la creación es
que Dios divide, ¿por qué?
Porque a través de la división o separación usted puede ver

una distinción, el día de la noche, el hombre de la mujer,
sin separación no hay distinción, sin separación hay
contaminación y en la contaminación usted nunca va a
encontrar la bendición de Dios, ni el propósito de Dios
para su vida, la primera ley es la ley de la separación, sin
separación no hay bendición.
En nuestra cultural actual y a los ojos humanos, ya no hay

distinción ni separación, separación es acomodar lo que es
de Dios y lo que no es de Dios. Dios creó al hombre y a la
mujer, y de eso se encargo Dios, no los ángeles.
La primera introducción del comportamiento demoníaco

es través de la moda: para satisfacer la bisexualidad, el
homosexualismo, etc., en las tiendas encontramos que la
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ropa es unisex, y eso ha dado la idea de que el hombre y la

mujer no tienen diferencias, por eso vivimos en un mundo
y una cultura de contaminación; con Dios no hay nada
intermedio, o es bueno o es malo, o es día o es noche, o es
fe o es incredulidad. La razón por la cual Dios puso la ley
de la distinción, es hasta que Dios separe las tinieblas de la
luz, usted va a llamarle a satanás Dios. A lo malo bueno, a
lo bueno malo y a lo mundano le llamará ungido; a la luz le
llamará tinieblas, cuando algo se separa vemos la
distinción, Dios es experto en separar las cosas. Todo en
Dios comienza con la ley de la separación, desde el
momento en que usted es separado su proceso y
propósito comienza, Dios lo toma a usted y lo saca de las
tinieblas, Él comienza a obrar y sacará residuos de esas
tinieblas que quedaron en usted. Aunque ya no estés en
tinieblas quedan restos de tinieblas en ti, es por eso que
anhelamos hacer cosas malas que antes hacíamos, un
ejemplo claro es el pueblo de Israel, Dios los sacó por 40
años al desierto, y aunque Dios los sacó de Egipto, Egipto
no había salido de ellos. Aunque Dios te sacó de la
idolatría, la santería y la brujería, los residuos no quieren
salir de usted.
Por eso tenemos en las Iglesias tanta contaminación, así

como existe una distinción entre tinieblas y la luz, hay una
separación entre Dios y satanás, si usted ve hablar a una
serpiente, le llamaría vaca o perro, pero su
comportamiento delata su naturaleza, hay gente que sigue
teniendo la vieja vida.
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LA SANGRE NOS
DESCONTAMINA
Debemos recordar que todo ser humano nace en pecado,
el salmista expresa que fuimos formados en maldad e
iniquidad (Salmos 51:5). Todos tenemos el Adán viejo por
dentro, ese fue su legado. Toda persona nació
contaminada, por eso son reales las maldiciones
generacionales; si no se trata la raíz eso traerá fruto a su
vida, nacimos en pecado y fuimos formados en iniquidad.
Otro de los usos dados al hisopo es el de una hierba
medicinal muy poderosa, utilizada para el hígado o los
riñones; en los riñones las cosas se filtran, por eso cuando
tu vida no está filtrada no estás limpio en realidad, ni
purificado, no podrías comer cualquier cosa.
El hisopo se usaba en el Antiguo Testamento y era para

limpiar o purgar el alma; cuando Dios quiere hacer algo en
tu vida, te llama. Él quiere que rompamos el cordón
umbilical del pecado; la maldición y la bendición no
pueden trabajar juntas, Dios ya te separó del pecado. (2
Corintios 7:1; Gálatas 5:16).
¿De dónde viene su carne? Su carne está hecha del polvo,

y ahí es donde andan las serpientes. Usted es parte de la
dieta de la serpiente, la palabra carne en la Biblia hace
referencia a cualquier cosa que esté ausente o de la cual
no tenga control del Espíritu de Dios, otra definición es el
“yo” carnal. La serpiente come polvo, por eso cuando usted
vive en la carne somos devorados, “polvo comerás”.
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Si usted vive en la carne, será deseable a satanás. La carne

representa todas aquellas cosas que a satanás le gustan.
Gálatas 5:19-21 lo expresa con vehemencia y, si bien es
cierto, todos tenemos luchas, incluso formando parte de la
Iglesia, pero nuestra esperanza es que Dios está
trabajando continuamente en nosotros en esas áreas
dentro de su Cuerpo, el Señor no puede operar en los
incrédulos. Prácticas tales como adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, etc.,
donde sea que halle carne, ahí hallará a satanás.
No hablamos de alguien que cayó en pecado, sino de

alguien que lo practica, la práctica de cualquier cosa pasa a
ser un estilo de vida y hábitos; si usted practica esto ya está
contaminado. Por eso al diablo le gusta el chisme, las
mentiras, la calumnia, porque cambia y contamina la
manera en la que usted ve a las personas. La mejor manera
de convertirse en Jezabel es escucharla. La manera en que
la gente sabrá que usted se contaminó es porque ya no la
verá de la misma forma, es como mirar a alguien a través
de los ojos de alguien más. Contaminación es la acción o el
estado de hacer que algo quede impuro por vía del
veneno. Es la intención de que yo vea a una persona que
usted ya no ama, tal y como usted la ve. Fue envenenado y
ni cuenta se dió.
El remedio para la contaminación es la separación. ¿A caso

podemos saber cuándo alguien no ha sido separado? Sí,
cuando en lugar de mejorar esa persona se empieza a
amargar. Hasta que Dios me separe no estaré
completamente limpio. El Señor no te limpia hasta que
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primero te separes. Donde hay contaminación no hay

temor de Dios, cuando usted está contaminado no notará
la diferencia entre Dios y satanás. Por eso puede
convertirse en ángel de luz; cuando está contaminado se
hace de un grupo de gente igual, el veneno de la
amargura es la muerte en la Iglesia (2 Corintios 6:17, Juan
16:8).
Hasta que somos separados Dios te seguirá viendo de la

misma manera que al mismo pueblo de Sodoma y
Gomorra; por lo tanto es inherente la separación, urge
apartarnos o quitarnos de la contaminación, somos
contaminados por la asociación que tenemos con la gente
que nos rodea. La bendición, la maldición o la
contaminación entran por sociedad o asociación. Hasta
que una persona no tenga convicción no cambiará. Puede
ser tocado más no cambiado. Mucha gente está
contaminada. La respuesta a la convicción es el
arrepentimiento. No te arrepientes de aquello en lo que no
tienes convicción. Hasta que no tenga esa convicción en su
corazón seguirá maldiciendo, pecando y contaminándose,
pensado que usted tiene la razón. La gente no ve cambio
en nosotros porque no hay arrepentimiento. El cambio
viene después del arrepentimiento. Una persona que tiene
algo que esconder se aísla, es la primera señal de que algo
va mal. Cuando una persona está contaminada no le
gustará convivir con la gente que está en luz, se requiere
luz para confrontar, por eso esas personas faltan a la
Iglesia, se alejan del cuerpo de Cristo, ¿si tenemos a Jesús
en común no sería suficiente? Cuando alguien está
contaminado no le gustará tener compañerismo. La gente
contaminada no soporta la confrontación. La manera
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correcta de lidiar con la contaminación es simplemente

escuchar las dos partes. Cuando su corazón está
contaminado luchará con entregar todo a Dios. Son
muchos nuestros pecados, pero no todos son entregados a
Dios, somos perdonados antes de ser limpiados. Solo
existen dos métodos que Dios usa para restaurar al
hombre. Usted es perdonado por la sangre y limpiado por
la Palabra. ¿Será que Dios pueda vivir en la misma casa que
satanás? Génesis 1:1-3 y la ley de la separación, responden
a esta pregunta. Si los dos vivieran juntos habría una
contaminación. Yo he visto como Dios ha usado a personas
que no están bien, Dios usando Jezabeles, tanto que en
Apocalipsis se le llama profetiza. La carne puede llegar
muy lejos. Saulo en el Nuevo Testamento y Saul en el
Antiguo Testamento en la compañía de los profetas, se
contaminaron mucho y mejor tuvieron que apartarse.
Puede que Dios use a los contaminados, pero será sobre, y

no dentro, como sucedió en el caso de Sansón o de
Jezabel cuando profetizaba. El ser usado por Dios no
siempre es una validación, porque los dones son
irrevocables; cuando una persona no está bien y el Espíritu
Santo viene lo hará “sobre”, pero no “dentro de”, por
misericordia a la gente que bendecirá a través de esa
asignación. La sangre de Jesús terminó el reinado de
satanás sobre la vida del hombre, a través de su sangre
somos santos y apartados, su sangre hizo la paz (Isaías 53).
Una persona contaminada nunca puede estar en paz, la

palabra “paz" significa destrucción total del caos, por eso
Jesús decía al mar: “cálmate”, y al demonio: “cállate”. Por
eso es que muchos no tiene paz porque están
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contaminados, somos limpiados por la sangre y cambiados

por la Palabra. Lo primero que tenemos que hacer es
arrepentirnos de cualquier cosa en que hayamos
participado y que no fue correcta.
La presencia no se pone más espesa, sino que mengua. La

primera señal de una correcta descontaminación es la paz
de Dios en mi vida. La introducción a la liberación es la
descontaminación (Juan 15) Hasta que la Palabra venga a
ser real en tu vida, serás cambiado. “No solo de pan vive el
hombre”, dice su Palabra.
La Sangre de Cristo:
I. Nos limpia de todo pecado (1Juan 1:7).
II. Es la esencia misma de la Pascua, de la pasión de
Cristo, del sacrificio del Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo.
III. Tiene poder para limpiarnos de todo pecado.
IV. Es la puerta a la salvación eterna de nuestras almas.
V. Calma la justicia de Dios.
VI. Cumplió la sed de la Ley.
VII. Sí, la Sangre de Cristo clama y es nuestra vestidura,
clama estando sobre nosotros, por la cual somos
reconocidos por el Padre como sus hijos.
VIII. Somos reconocidos por el enemigo como discípulos
de Jesús.
IX. Nos santifica y guarda bajo la autoridad de Dios.
La reflexión sobre la Sangre de Cristo viene cuando

tratamos de comprender por qué no había otro recurso
para el mismo Dios que enviar a Su amado Hijo Jesucristo
para entrar en un cuerpo terrenal y morir como expiación
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de nuestros pecados como Cordero de Dios, si Él es el que

establece las leyes de la creación. Adán, la generación
humana, Génesis 5:2, significa "teñido de rojo" lo cual es
un anticipo de que tenemos que ser vestidos de la Sangre
de Cristo, de la Vida de Cristo, que quita nuestra muerte. La
Sangre de Cristo cumple definitivamente la parte sacrificial
y expiatoria de la Ley de Dios, situando a los que creen en
la obra redentora de Cristo en la Cruz, a través de Su
Sangre, bajo la gracia.
Si observamos las respuestas que encontramos tanto en la

Biblia como en la ciencia, ésta última nos explica que la
sangre es el componente vital y esencial para la vida.
Por su parte, la Biblia dice: “Pero carne con su vida, que es su

sangre…" (Génesis 9:4) y “...Porque la vida de la carne en la sangre
La vida de la carne está en la sangre
está…" (Levítico 17:11).
física; hasta aquí podemos ver solo la parte física de la
sangre, pero la que nos interesa es su significado espiritual,
en otras palabras, debemos discernir lo que el Evangelio
dice sobre la Sangre de Cristo. La vida de la carne para
resurrección eterna está en la Sangre de Cristo física, como
expiación, pero en el Espíritu Santo, que es la Sangre
Espiritual, y la Vida eterna de nuestras almas. Este es el
simbolismo espiritual de la Sangre de Cristo con el Espíritu
Santo: La Vida, y ésta, eterna.
Cuando Jesucristo derrama Su Sangre por nosotros, no

solo está cumpliendo la expiación del lavamiento de los
pecados y la profecía, no solo está haciendo que se
cumpla la Ley de Dios, es más que esto; veamos a Cristo
antes de la Ley del monte Sinaí: dice La Escritura que Él fue
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inmolado desde el principio del mundo (Apocalipsis 13:8).

Jesucristo es Dios y hombre al mismo tiempo mientras está
en la Tierra. Al morir en la cruz está muriendo la carne, pero
al mismo tiempo en la dimensión que no vemos, en la
espiritual, Jesucristo está dando Su Vida, Su Sangre
Espiritual. El cuerpo carnal tiene la sangre, que fluye por las
venas, pero el cuerpo espiritual tiene al Espíritu que fluye
por el alma. Cristo derrama el Espíritu Santo para que fluya
por nuestras almas, secas y muertas, donde nuestro
espíritu, al creer en Él, es hecho uno con el Espíritu Santo,
dándonos una nueva vida, la vida eterna. Podrán
comprender que esta vida se empieza a vivir desde el
mismo momento en que se le recibe como Salvador y
Proveedor de la Vida, y que tiene poder en nosotros ya, no
hay que esperar a la resurrección física.

Pero ¿qué ocurre mientras el discípulo camina por el
mundo en su vida temporal y terrenal? La sangre humana,
como hemos visto antes, en su cometido físico transporta
los nutrientes físicos, y el oxígeno, pero éstos son
perecederos. Sin embargo la diferenciación que debemos
hacer entre la sangre física de Cristo, y lo que significa que
diera Su Vida por nosotros, es que nuestra vida es nuestro
espíritu así como la Vida de Cristo está en Su Espíritu. La
expiación del pecado que recibimos por la fe en la obra
redentora de Cristo es la señal en nuestras almas de que
somos hijos de Dios, trayendo a nuestras vidas Su
protección en alegoría, en memoria de la sangre en los
postes y en el dintel en la Pascua, saliendo de la esclavitud,
esclavitud del pecado como aspiración de vivir una vida
santa. Esta es la primera parte de la obra de la Sangre de
Cristo.
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Una vez que hemos creído, somos entonces limpiados y

sellados, somos emblanquecidos de nuestros pecados, y
por la fe, la unción por el derramamiento del Espíritu Santo
que es quien nos va a llenar y a mantener vivos y
enfocados en una vida diferente a la anterior,
transformándonos en una persona nueva, por el nuevo
nacimiento (Juan 3:3). El Espíritu Santo será a partir de la
conversión nuestro consolador, guía, amigo, nos lleva a
toda verdad, y nos convence de pecado, de justicia y de
juicio (Juan 16:8); se le puede ofender, y la blasfemia
contra Él no tiene perdón (Mateo 12:31). Es el mismo Dios
en Su esencia, la persona del Espíritu: “Dios es
Espíritu” (Juan 4:24).
Por partir el pan y tomar el vino (Hechos 2:46), con nuestros

hermanos en la fe, participando en la Santa Cena, en Su
memoria, tal y como nos lo pidió el Señor, nos
mantenemos unidos al Señor y a los hermanos, que por Su
Espíritu nos santifica y capacita para la vida santa a la que
aspirábamos al principio, porque en la Santa Cena, ante Él
y para tomarla, buscaremos estar en paz con Dios y con
nuestro prójimo. La Santa Cena ahora cobra el sentido de
celebración y de alegría que debe tener entre los que son
cuerpo de Cristo por Su Sangre, por Su Espíritu. Es en la
Santa Cena cuando estamos anunciando que tenemos la
vida de Dios en nuestras almas, que Cristo ha vencido a
satanás en nosotros y que por lo tanto, nuestro espíritu y
nuestra alma son de Dios. Él puede hacer que nuestra
carne sea también de Dios mientras estamos en el mundo,
por la oración en el Espíritu Santo, para que fluya Él en
nosotros.
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LA SANGRE NOS LIMPIA DE

TODO PECADO
En el Nuevo Testamento se enseña que la sangre de los
toros y de los machos cabríos no pueden quitar los
pecados (Hebreos 10:4), sino que sólo la de Cristo, quien
realizó una vez y para siempre un solo sacrificio por los
pecados (Hebreos 10:12) de toda la humanidad (1 Juan
2:2). La sangre de Cristo quita el pecado, porque en Él no
hay pecado. (1 Juan 3:5). La palabra “quitar” viene del
griego “airos” que significa “levantar”, “llevar”, “tomar arriba
o afuera”, por lo que Cristo llevó nuestros pecados sobre
su hombro, los tomó para que ya no los cargara el
creyente.
En 1 Juan 1:7, cuando se habla de limpiar se refiere a la

palabra griega “katharizo” que significa “hacer limpio”,
“limpiar de la contaminación del pecado” y “declarar
limpio“ (puro), lo que indica que la sangre de Cristo limpia
al creyente de todo pecado, e incluso de enfermedades,
como al leproso que le dijo a Jesús que si Él quería podía
limpiarlo (Mateo 8:2).

LIMPIA LA CONCIENCIA (Hebreos 9:14). La sangre de
Cristo limpia la conciencia de obras muertas, lo cual
permite al creyente servir a Dios. La conciencia se refiere,
según el diccionario VINE, a “aquella facultad mediante la
cual se llega a saber la voluntad de Dios, como aquello que
está dispuesto a gobernar la vida, por ejemplo: el sentido
de culpa delante de Dios” (Hebreos 10:2), y por otra parte,
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la conciencia es “aquel proceso de pensamiento que

distingue lo que considera moralmente bueno o malo,
alabando lo bueno, condenando lo malo, y así impulsando
a hacer lo primero y a evitar lo último”. Utilizando estas
definiciones comprendemos que la sangre de Cristo es
suficiente para limpiar el pensamiento del creyente,
fortaleciéndole la conciencia para que distinga claramente
(1 Corintios 8:7), entre lo que proviene de Dios y no
dejarse influenciar por lo que proviene del enemigo.
“Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la
gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre
del Cordero.” (Apocalipsis 7:14).
La Sangre de nuestro Señor Jesucristo tiene la función de

limpiarnos de todo pecado, Isaías 1:18 expresa: “Venid luego,
dirá el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, serán
tornados como la lana”.
Podemos orar a Dios y podrá escuchar nuestras oraciones,
más es la cobertura de la Sangre de Cristo la que le
permite no solo oírnos, sino también mirarnos. Hay
diferencia entre oír y oír y ver.
El Diablo, Satanás, Serpiente antigua, Dragón, León

rugiente, sea cual sea la forma en que nos ataque o
agreda, la Sangre de Cristo tiene la finalidad de limpiarnos,
de quitarnos toda culpa, toda acusación y presentarnos
delante de Dios blancos, puros, sin mancha, sin reproche.
Podrá el enemigo de nuestras almas decirnos hipócritas,

que no merecemos el perdón de Dios, que cómo es que
nos podemos acercar a Dios, a la Iglesia o al pastor, si
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hemos pecado; podrá decirte a través de pensamientos

que no son tuyos (aunque te hará creer que sí lo son) que
no mereces perdón sino castigo, que no vale la pena
arrepentirse si vas a volver a caer, etc. Lo cierto es que si
haces caso a todos esos pensamientos (recuerda que la
batalla espiritual se libra en la mente), lo único seguro es
que le estarás dando la victoria a tu adversario; nuestro
Señor Jesucristo murió en la cruz del Calvario para darnos
vida y vida en abundancia (Juan 10:10), aún lo más
importante es el hecho que al resucitar ¡Hizo viva esa
Sangre derramada por ti y por mí!
Por eso el apóstol Juan ve a un Cordero como recién

muerto o inmolado, porque esa Sangre está viva hoy y para
siempre, nos quita lo que merecemos (la paga del pecado-
infierno y muerte) y nos da lo que no merecemos (salvación
y vida).
Cada vez que tengas pensamientos mezquinos,

pensamientos que te lleven a ir en contra del
arrepentimiento, que te llevan a alejarte de Dios y de su
Hijo Jesucristo, es cuando debes sin pérdida de tiempo,
doblar tus rodillas y reconocer la gran necesidad que
tienes de ser perdonado.
Si te cuesta trabajo vencer, acude con tu Pastor, pide

oración entre tus hermanos, ayuna, pero ten la certeza de
que nuestro amado Jesucristo está a tu lado esperando el
momento en que abras tu boca para acudir en tu auxilio.
¡La Sangre de nuestro Señor Jesucristo está viva! ¡Es

poderosa! ¡El maligno lo sabe y tiembla! Por eso trata a
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toda costa de alejarte de ella, de impedir que la proclames

en tu vida, sabe bien que si doblas rodillas y pides esa
cobertura y te arrepientes, no habrá forma alguna de
acusarte, de reclamar tu alma ni de atormentarte más. ¿Por
qué no podrá atormentarme más?
LA SANGRE REPRENDE AL
ENEMIGO
Así es amado hermano, la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo nos limpia de toda acusación, pecado,
transgresión, pero también nos defiende, esa Sangre tiene
un poderoso rugir que mete espanto a nuestro adversario
con todo y demonios, por eso el anciano delante del Trono
le dijo a Juan: “¡He aquí el León de la tribu de Judá!”
Podrá venir como león rugiente buscando a quién devorar

(1 Pedro 5:8), lo cierto es que lo único que encontrará es al
León de la tribu de Judá. No hay forma de que perdamos
una batalla, si lo hacemos es porque le hacemos caso a
nuestra carne, a malos pensamientos y nos alejamos de
Dios creyendo las mentiras de Lucifer. Hagamos caso a lo
que dijo el apóstol Santiago en su capítulo 4, versículo 7:
“Sed pues sujetos a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
En estos últimos tiempos tenemos que mantener esa

limpieza constante, nuestra carne es nuestro peor
adversario, podrá el diablo poner frente a ti una multitud
de tentaciones, pero si tú no quieres caer, no puede
obligarte a ceder; el mundo con sus tentaciones tampoco
podrá obligarte, por lo tanto, el enemigo más poderoso
que tienes que vencer es a ti mismo, tú eres el que tiene el
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libre albedrío, la decisión de hacer lo bueno o lo malo, no

hay nadie más, tan solo tú.
Por eso es maravilloso comprender que tenemos esa

Sangre poderosa, viva, defensora y rugiente de nuestro
Señor Jesucristo, para poder sujetar a nuestra carne y no
caer en las tentaciones que a continuo se nos presentan.
Siempre que acudamos a la presencia de Dios, sea en la
Iglesia o en tu recamara secreta, practiquemos lo que dice
Joel 2:17: “Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros del
Señor, y digan: Perdona, oh Señor, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu
heredad, para que los gentiles se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir
entre los pueblos: Dónde está su Dios?”
“Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la

becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,
¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a
sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas
para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:13-14).
El Antiguo Pacto establecía diversos tipos de sacrificios, en

general, suponía en el ofrendante, la conciencia de que la
muerte a causa del pecado estaba sobre él, por ello había
que ofrendar el sacrificio para que le fuera aceptado de
parte de Dios. La sangre del sacrificio debía ser rociada,
porque representaba la vida misma (Levítico 17:11).

Jesucristo, como el “Cordero de Dios” que quita el pecado
del mundo (Juan 1:29), se presentó como el sacrificio
perfecto y su sangre, a diferencia del antiguo pacto, no
cubre sino limpia completamente todo pecado. Por ello el
hombre perdido y sin esperanza puede ser salvo por
medio de la sangre, que fue derramada en la cruz del
Calvario por el Cordero de Dios, Cristo Jesús. La Biblia
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declara que el cristiano es elegido por Dios Padre, por la

obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo
y ser rociados con su sangre (1 Pedro 1:2-3).

LA SANGRE NOS PURIFICA

El cristiano debe conocer y experimentar los beneficios de
esa sangre bendita, puesto que desde que recibió a
Jesucristo en su corazón, empezó a actuar en la nueva vida
hasta ser presentado puro delante del Señor, y vivir para
siempre con Dios. La Ley dada por medio de Moisés
establecía que todo pecado debía ser purificado con
sangre, a través de un sacrificio (Levítico 14:25), y en el
libro de Hebreos, se dice que casi todo es purificado con
sangre, conforme a la ley de Moisés (Hebreos 9:22a).
Recapitulando, la palabra “purificado”, viene del griego
“katharizo”, que significa “limpiar y liberar de toda mezcla”,
lo que indica que la sangre de Cristo limpia cualquier tipo
de pecado (2 Corintios 5:17).

LA SANGRE NOS REDIME

La palabra “redención” viene de la raíz griega “lutroo” que
quiere decir “liberar contra recepción de un rescate”, esto
significa liberar mediante el pago de un precio de rescate,
por eso la obra de Jesucristo redimió a los hombres de
toda iniquidad (Tito 2:14), Él nos rescató de la vana manera
de vivir que se heredó de los padres (1 Pedro 1:18), de la
esclavitud de la tradición, y el único pago de rescate fue la
preciosa sangre de Jesucristo.
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LA SANGRE NOS DA
PERMANENCIA EN EL HIJO
El acto de la Cena del Señor (Juan 6:56), proporciona
permanencia en el Hijo, puesto que Cristo afirmó que
quién comiera su carne y bebiera en su sangre,
permanecería en Él, y Él en el (creyente).

LA SANGRE NOS RECONCILIÓ

CON DIOS
1 Corintios 10:16. “Comunión” se deriva del griego
“ k o i n o n i a ”, q u e s i g n i f i c a : “ t e n e r e n c o m ú n ”,
“compañerismo”, “la parte que uno tiene en cualquier cosa”,
“participación”, supone la idea de un compañerismo
reconocido y gozado. Los creyentes tienen compañerismo
con Cristo, por medio de la participación de la Cena del
Señor, pues simbólicamente se participa de su muerte y
resurrección y se anuncia su venida.

LA SANGRE NOS ACERCA A DIOS

Efesios 2:13. La Biblia dice que en otro tiempo, el hombre
anduvo lejos de Dios, siendo desobediente (Romanos
11:30), sin embargo, a través de la sangre de Cristo, fue
hecho cercano a Dios. La sangre de Cristo cambia el
corazón para acercarnos a Dios.
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LA SANGRE NOS DA ACCESO AL

LUGAR SANTÍSIMO
Hebreos 10:19. El lugar Santísimo era el lugar del
Tabernáculo construido por Moisés, en donde estaba el
Arca del Pacto, que representa la presencia de Dios; pero
ahora por la Sangre de Cristo tenemos entrada al
verdadero Lugar Santísimo, para conocer al Señor más de
cerca y gozarnos en Él.

LA SANGRE NOS APARTA PARA DIOS
Hebreos 10:10. Santificación se deriva del griego “jagiazo”

que significa “hacer santo”, “poner aparte para Dios”,
“santificar”, “hacer una persona o cosa lo opuesto a koinos y
común”. La sangre de Cristo sobre la vida del creyente
santifica y regenera, por ello no debemos menospreciarla,
ni tenerla en poco, ya que Dios castigará a aquel que la
tenga por inmunda (Hebreos 10:29).

LA SANGRE NOS TRAE PAZ

Colosenses 1:20. Paz se deriva del griego “eirenopoieo”,
que quiere decir “hacer la paz”, esta palabra griega sólo se
menciona una vez en la Biblia. El Señor trae la paz a la vida
del creyente por medio de su sangre, con el propósito de
reconciliarlo con su Padre Dios, y presentarlo ante Él, santo,
sin mancha e irreprensible. (Col. 1:22).
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LA SANGRE NOS HACE APTOS

Hebreos 13:20-21. “Apto” se deriva de la palabra griega
“katartizo”, que significa “hacer apto”, “equipar” y “preparar”.
La sangre de Cristo hace apto al creyente para hacer Su
voluntad, quitando o agregando aspectos en su vida que le
permitirán crecer y ser edificado.

LA SANGRE, SEÑAL DE UN
NUEVO PACTO
Los cristianos bíblicos somos ministros de un Nuevo Pacto
establecido en la sangre del Mesías para el perdón de los
pecados: "Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo:
Bebed de ella todos; porque esto es MI SANGRE DEL NUEVO PACTO, QUE
POR MUCHOS ES DERRAMADA PARA REMISIÓN DE LOS PECADOS." (Mateo
26:27-28).
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran
pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.” (Hebreos 13:20).
El apóstol Pablo habló de estos verdaderos ministros

competentes del Nuevo Pacto en la sangre del Mesías: "el
cual asimismo NOS HIZO MINISTROS COMPETENTES DE UN NUEVO PACTO,
no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica." (2
Corintios 3:6).
Por lo tanto, los cristianos bíblicos no somos ministros de la

Ley, es decir, de la letra del antiguo pacto de Dios en el
Sinaí, sino servidores (ministros) de un NUEVO Pacto del
Espíritu, el cual da la vida. Pablo dijo que el antiguo pacto,
grabado en letras en las tablas de piedra del Decálogo, era
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un ministerio de muerte y condenación: "Y si EL MINISTERIO DE

MUERTE GRABADO CON LETRAS EN PIEDRAS fue con gloria, tanto que los
hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la
gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria
el ministerio del espíritu? Porque si el MINISTERIO DE CONDENACIÓN fue con
gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación" (2 Corintios
3:7-9).
“elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para

obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas.” (1 Pedro 1:2).
Por lo tanto, los verdaderos cristianos JAMÁS pueden

mezclar estos dos pactos, ya que son totalmente opuestos
e irreconciliables: el primer pacto es de muerte y
condenación, pero el Nuevo Pacto es de vida y
justificación. Pretender basar la salvación o justificación en
el cumplimiento de los mandamientos de Dios escritos en
las tablas de piedra del Decálogo es una aberración, y solo
aquellos falsos cristianos que desconocen el verdadero
Evangelio de la Gracia de Dios son capaces de hacer
semejante estropicio y perversión del Evangelio (Gálatas
1:6-8).
”sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin
contaminación.” (1 Pedro 1:19).
Hebreos 8:8-13. Dios establece un nuevo pacto, con

mejores promesas que el anterior. Jesús es el mediador del
Nuevo Pacto (Hebreos 12:24), que se selló con sangre e
hizo suficiente ese sacrificio, de una vez y para siempre, por
lo cual somos partícipes y herederos de todas las
bendiciones que vienen tras él.

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LA SANGRE NOS DA VIDA

Juan 6:53. Cuando participamos de su carne y de su
sangre, tenemos vida. La palabra “vida” se deriva del
griego “zoe”, que significa: “vida como la tiene Dios”,
“aquello que el Padre tiene en sí mismo y que Él dio al Hijo
encarnado que tuviera”, “vida en sí mismo y que el Hijo
manifestó en el mundo”. Esta vida eterna, es la posesión
presente y real del creyente debido a su relación con Cristo
(Juan 5:24; 1 Juan 3:14), que algún día se extenderá al
cuerpo, garantizado por la resurrección de Cristo (2
Corintios 5:4; 2 Timoteo 1:10).

LA SANGRE ROMPE MALDICIONES

GENERACIONALES
1 Pedro 1:18-19. Este pasaje indica que fuimos redimidos
de la vana manera de vivir heredada de los padres, por
medio de la sangre de Cristo, es decir, el sacrificio de Jesús
hace libre al creyente de herencias de maldición familiar,
puesto que la genética de maldición en el creyente es
cambiada a la genética bendita del Hijo de Dios. La Sangre
de Cristo corta cualquier lazo generacional de maldad,
para andar en una nueva vida.

Con estos beneficios se entiende completamente el gran
amor de Dios para sus hijos (Juan 3:16), ya que Cristo vino
a reconciliar todas las cosas “de las que están en los cielos
como las que están en la tierra” (Efesios 3:10-11;
Colosenses 1:20; Hebreos 9:23-24). Debemos saber que la
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sangre de Cristo fue derramada una sola vez para salvación

y es rociada para purificación y perfeccionamiento hasta el
día en que todo sea perfecto.
LA ANATOMÍA
CARDIOVASCULAR
La sangre es la vida del cuerpo y forma parte de los tres
componentes fundamentales del sistema cardiovascular.
Espiritualmente, el sistema cardiovascular está compuesto
también de tres partes: el corazón, el conjunto de venas y
arterias, y la sangre, y actúan como una misma cosa. Del
mismo modo el Señor trata con nosotros mediante las tres
Personas de la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
siendo uno y dándonos vida; sin Dios no tenemos vida,
algo que Juan enseña, “el que tiene al Hijo, tiene la vida” (1
Juan 5:12), pero Jesús lo expresa mejor: “Yo soy la vida”.
La sangre también está formada por tres componentes
básicos dentro del plasma sanguíneo: los glóbulos rojos, o
hematíes, los glóbulos blancos, o leucocitos y las plaquetas
o trombocitos. Este líquido rojo que transporta oxígeno y
anhídrido carbónico, glucosa, minerales, proteínas, grasas,
vitaminas, etc., a todas las partes del cuerpo para que
desarrollen sus funciones y vivamos, y que también recoge
los residuos de las células, representa el 7% del peso de
nuestro cuerpo.
7 es el número de la obra completa espiritual, y aquí el

Creador nos muestra, una vez más Su diseño, en este caso
para nuestro cuerpo; sin la sangre estamos muertos. Los
glóbulos rojos se encargan, entre otras funciones, de
transportar el oxígeno que da energía a las células y
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recogen el CO2 que producen los órganos del cuerpo

para llevarlos a los pulmones y expulsarlos. No somos tan
"ecológicos", expulsamos y fabricamos CO2. Por su parte
los glóbulos blancos combaten las infecciones y forman
parte del sistema inmunológico. Y las plaquetas se
encargan de la coagulación de las heridas vasculares.
En el paralelismo espiritual sobre la sangre vemos que el

Señor, a través de Su Espíritu en nosotros nos trae el
oxígeno espiritual, el aliento de vida del Espíritu y nos
limpia el entendimiento por la Palabra de Dios implantada
en nuestros corazones, de la cual hemos de alimentarnos,
la cual aporta todos los nutrientes espirituales, vitaminas y
minerales necesarios para nuestro crecimiento espiritual.
Necesario es para mantenerse purificado participar en el
lavamiento de nuestros pies, entre hermanos, ya que se
ensucian al caminar en el mundo con ideas y doctrinas que
hay que reciclar, además de purificar el corazón. Además,
el Espíritu Santo combate las infecciones espirituales que
nos atacan cuando nuestro sistema inmune está debilitado,
por las batallas del mundo, por no orar, por no alabarle y
adorarle en la Santa Cena, por no congregarse, por no
tener una buena relación con Dios o con nuestro prójimo,
por haber pecado. Y finalmente se encarga de curar y tapar
las heridas de los dardos del enemigo, y otras veces de
algún amigo.
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DOCTRINAS FALSAS DE LA
SANGRE
La doctrina de la Sangre de Cristo en la Biblia expone que
por la fe en ella somos limpios de todos nuestros pecados,
pasados, presentes y futuros, si es que nos arrepentimos en
verdad y de corazón, y esto lo sabe cada uno ante Dios. El
pan y el vino son símbolos espirituales del Cuerpo y de la
Sangre de Cristo, los cuales hemos de tomar, si es que
somos verdaderos discípulos del Mesías, del Hijo de Dios.
La Sangre de Cristo es nuestra vestidura blanca. Es el sello
y la firma del Nuevo Pacto, el de la gracia de Dios a través
de Jesucristo. Es el precio que tenía que pagar el Señor
por nuestras vidas. Es la llave para entrar en el Lugar Santo
del cielo, el corazón del Padre, de una vez para siempre
para darnos a nosotros acceso al Padre, tras rasgar el velo
del templo. Finalmente nos da la victoria ante el diablo, por
la fe. Estos siete pilares de doctrina de la Sangre de Cristo
están argumentados en las Sagradas Escrituras una y otra
vez.
A continuación una breve mención de algunas doctrinas

erradas sobre la Sangre de Cristo y la sangre en general:
1. El dogma Católico de la transubstanciación, según la
cual el pan se convierte en verdadera carne de Cristo y el
vino en verdadera sangre de Cristo, al ser consagrados por
el sacerdote, otorga al sacramento de la eucaristía, además
de esta transformación, carácter de verdadero sacrificio, lo
cual es contrario a la doctrina enseñada por Cristo.
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2. En la consubstanciación, el dogma Protestante, aquellas

pocas iglesias que la enseñan, las substancias no se
convierten pero adoptan, las nuevas esencias del Cuerpo y
la Sangre además de ser pan y vino. Estas iglesias
episcopales siguen ofreciendo a sus feligreses un sistema
de confesión ante un sacerdote y la participación de un
"sacrificio" de la Misa que repiten cada día siguiendo el
sistema del sacerdocio levítico, olvidando que Cristo murió
de una vez para siempre y que ya no podemos ofrecer un
sacrificio, sino anunciar al Señor Jesucristo vivo en “...haced
esto en memoria mía…" Juzgue cada uno en conciencia de
lo que practica y si tiene base Escritural, o si es una
doctrina de la tradición humana, otra de tantas que se
oponen a la Verdad del Evangelio.
Testigos de Jehová por su parte, en el llamado memorial

del 14 de Nisán, la única vez que conmemoran la Santa
Cena en el año, porque la Pascua se celebra una vez al año
en el Antiguo Pacto, no pueden tomarla más que unos
pocos líderes que nadie conoce, por lo que
incongruentemente pasan los emblemas de unos a otros.
Será porque no han entendido que la Sangre de Cristo les
limpia de todo pecado, y aceptan que sus líderes les
mantengan apartados del mandamiento de Cristo: “Si no
coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros”; los Testigos de Jehová no tienen
pues vida de Jesucristo, hasta que participen del pan y el
vino. Son doctrinas de hombres, Cristo ha muerto por
nosotros y nos ama, pidiéndonos que participemos de Él, si
es que creen que la Sangre de Cristo tiene suficiente poder
para pagar por sus pecados. En aquel tiempo los judíos y
los gentiles, cada uno en su forma, seguían ofreciendo
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sacrificios con sangre: unos al Dios de Israel bajo la Ley

Mosaica y los otros a las divinidades paganas. Siguiendo su
línea de interpretar literalmente y racionalmente las
Escrituras, errando e ignorando el significado espiritual
que enseña Jesucristo, quien no tuvo ningún problema en
tocar y sanar a un leproso, anteponiendo la misericordia a
la impureza, mostrándonos que es más importante el
mandamiento de amar al prójimo que una ordenanza de
impureza e interpretan que la sangre no se puede donar, ni
usar para transfusiones porque el concilio de Jerusalén,
Hechos 15, concluye que nos abstengamos de sangre,
éstos ignoran que el sentido es estrictamente en dos
sentidos: derramar sangre en asesinato, y comer sangre
sacrificada a ídolos, porque la Sangre de Cristo ya ha
pagado espiritualmente y expiatoriamente por nuestros
pecados. Cristo ha dado Su Sangre por nosotros porque
tiene misericordia y para salvar nuestras vidas
eternamente. Nosotros tenemos la posibilidad de dar
nuestra sangre para salvar una vida temporalmente, si es
que tenemos misericordia, si es que hemos nacido de
nuevo y si es que Dios ha cambiado nuestro corazón de
piedra de la letra, en uno de carne, del Espíritu Santo.
Cuando venga el Señor juzgará en Su misericordia y
obediencia espiritual del principal mandamiento, a los de
la izquierda y a los de la derecha, y no me refiero a la
política del pasado.
El movimiento carismático católico, que tienen incluso una

oración a la Sangre de Cristo, también hace su aporte
desviado al usar la Sangre de Cristo más allá del pago por
nuestros pecados y la Santa Cena. Debemos comprender
que la Sangre de Cristo tiene poder, sí, pero es para expiar
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nuestros pecados, para salvar nuestras almas, para que

estemos vestidos de ella por la fe, desde que creímos, y
que clama a Dios por nosotros, pues simboliza la Vida y
esta Vida está en el Espíritu Santo que habita en nosotros.
Tiene poder para vencer al diablo y a la muerte, y por ella
somos hechos cercanos y reconciliados con Dios.
“Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no
porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna
permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el
Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las
obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis
en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para
que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el
maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les
dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi
Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que
descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este
pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Más os he dicho, que aunque
me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a
mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el
que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo
resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que
todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el
día postrero. Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy
el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José,
cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he
descendido? Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el
día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así
que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno
haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. De
cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de
vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el
pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el
pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
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siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no
coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre
es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí
permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre,
asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que
descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el
que come de este pan, vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga,
enseñando en Capernaum.” (Juan 6:25-59).
En los siguientes doce Textos Bíblicos comentados

veremos más profundamente la esencia del corazón que
sigue a Dios.

A. GÉNESIS 4:10
B. ÉXODO 12:7
C. ISAÍAS 53:1-12
D. MATEO 26:26-29
E. JUAN 19:34
F. ROMANOS 3:24
G. 1 CORINTIOS 11:23-32
H. HEBREOS 9:18-28
I. 1PEDRO 1:1-23
J. APOCALIPSIS 5:8-10
K. APOCALIPSIS 7:14-17
L. APOCALIPSIS 12:11
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LA DOBLE FUNCIÓN DE LA
PODEROSA SANGRE DE CRISTO
En estos tiempos tan adversos es necesario estar
capacitados no solo para resistir las acechanzas del
maligno, sino también para combatirlo; por eso es de vital
importancia comprender ampliamente la doble función de
la Sangre de Cristo.
“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro escrito
de dentro y de fuera, sellado con siete sellos. Y vi un fuerte ángel predicando en
alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos? Y ninguno
podía, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, abrir el libro, ni
mirarlo. Y yo lloraba mucho, porque no había sido hallado ninguno digno de
abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dice: No
llores; he aquí el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, que ha vencido para
abrir el libro, y desatar sus siete sellos. Y miré; y he aquí en medio del trono y de
los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un Cordero como
muerto, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios
enviados en toda la tierra. Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel
que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro
animales y los veinticuatro ancianos cayeron sobre sus rostros delante del
Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas de oro llenas de perfumes, que son
las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres
de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste muerto, y nos has
redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y
nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos en la
tierra.” (Apocalipsis 5:1-10).
Es en este pasaje de las Sagradas Escrituras donde

encontramos la doble función o ministerio de la Sangre de
Cristo. Podemos ver que uno de los ancianos cerca del
Trono le dice al apóstol Juan que no llore, porque el León
de la tribu de Judá abrirá el sello, entonces el apóstol Juan
mira y ve a un Cordero como muerto o recién inmolado.
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No es que ambos tuvieran perspectivas diferentes, sino

que tanto el León como el Cordero son la misma esencia,
uno dentro del otro, el cordero dentro del León.

CONCLUSIÓN
La Sangre de Cristo es, pues, la que nos limpia de pecado,
de una vida sin Él, y es también la Sangre de Cristo
simbólicamente el Espíritu Santo que trae la nueva Vida al
interior de nuestra alma y la salva. Al creer en la Sangre de
Cristo, el Espíritu Santo cambia nuestra mente y nuestro
corazón para que le amemos a Él, y compartamos con Él
nuestra vida. Dios viene a hacer morada en nosotros
porque Él nos hace uno con Jesucristo, como Él es uno con
el Padre: El Padre, El Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres
son Uno: El Señor Dios.
Tres son también los componentes de la sangre que nos da
la vida. Espiritualmente, nuestra vida ha recibido la luz y la
fuerza de Dios y se nos ha abierto la fuente de la fuerza
para vivir, porque el Señor dio Su Sangre por nosotros. En
nuestras luchas espirituales nombraremos pues la Sangre
de Cristo, la invocaremos ante cualquier ataque del diablo
para reprenderle, porque la Sangre de Cristo tiene poder,
porque en ella está la vida que vence a la muerte. Esa vida
está ahora en nosotros por el Espíritu de Dios, somos Su
templo y esto ha de ser discernido por todos los hermanos
que forman el cuerpo de Cristo en el mundo, hasta que Él
venga. Tres son también los que dan testimonio de Dios, el
Espíritu, al agua y la sangre (1 Juan 5:7).
La profundidad de la Santa Cena es mayor y de un
discernimiento de más altura que lo expuesto por las
doctrinas vistas con anterioridad, concluyendo y
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enfrentándonos ante la verdadera pertenencia al Cuerpo

de Cristo. Si bien la “transubstanciación” se enfoca en las
materias de pan y el vino, Cristo lo que nos presenta es
que, al tomarlas, somos nosotros que las estamos
introduciendo en nuestros cuerpos, los que nos estamos
mostrando parte componente de Su Cuerpo por Su gracia
en el Espíritu de Cristo. En la Santa Cena anunciamos al
cielo que somos cuerpo de Cristo. Al tomarla nos
mantenemos en unidad con Jesús en el Espíritu, ya que
venimos ante su presencia e intimidad espiritual entrando
en el cielo mismo, en el corazón del Padre. La Sangre de
Cristo en la Santa Cena permanece como un sello sobre
nosotros y sobre nuestras vidas, y nos reconoce como hijos
de Dios ante los ángeles, que al pasar ven la señal en los
postes y en el dintel de la puerta del templo de nuestras
almas, de nuestras casas. Todos los que creen que sus
pecados son limpiados por la Sangre de Cristo, y
entiendan que por la fe somos salvos, y se consideren
dignos de Dios, no por sus méritos sino por los de
Jesucristo, todos los que se reconozcan pecadores y
entiendan que nadie puede tirar la primera piedra, todos
los que amen a Jesucristo y en humildad le reciban como
Su Salvador, tomen el pan y el vino con sus hermanos,
símbolos de Su Carne y de Su Sangre, de las que Él nos
hace partícipes, “...haced esto en memoria mía…"
Que la Sangre de Cristo sea nuestra vestidura blanca
además de nuestra vida, ya que fluye en nuestras almas,
por las venas o cavidades espirituales, en nosotros si en
verdad somos templo del Espíritu Santo.
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BIO
Gerson Méndez ha escrito 08 libros más. Contador Público de profesión.
Pastorea junto con su esposa Paulina y David su pequeño hijo en LIDS
Tlahuicas. Actualmente se desempeña como Contador General de la
cobertura. Es
graduado de
IBEMEX y fue
Coordinador
Académico de
este Instituto
durante 7 años;
posee además
una Licenciatura
en Consejería
Familiar de la
Universidad
E.I.C.U. (Eagles
Internacional
C h r i s t i a n
University). Su
literatura ha
roto récord de
ventas en
l i b r e r í a s
cristianas.
Actualmente
terminó un
Posgrado en la
Universidad
para Padres
avalado por la
Fundación
Santiago Rossi.
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agradaría recibir noticias suyas. Por favor envíe sus
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MUCHAS GRACIAS
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LA PODEROSA SANGRE DE JESÚS

® Edición publicada en Español | Ciudad de México

All Rights Reserved. Published

Editor General: Paulina Cárdenas

Supervisión: STUDIO PROEZA

Mil gracias a...

LA CAÍDA DEL HOMBRE ____________________________________________________11

LA PRIMERA SANGRE DERRAMADA ________________________________________13

¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE EL PECADO DEL HOMBRE? ___________________15

¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE LA SANGRE DE CRISTO? _____________________17

LA NATURALEZA DE LA SALVACIÓN ________________________________________20

SIGNIFICADO DE LA SALVACIÓN ____________________________________________22

SEGURIDAD Y CUIDADO DE LA SALVACIÓN _________________________________56

LA PODEROSA SANGRE DE JESÚS _________________________________________62

SIN SANGRE TE MUERES LENTAMENTE _____________________________________66

LUGARES DONDE JESÚS DERRAMÓ SU SANGRE ___________________________67

APLIQUE LA SANGRE PRIMERO A USTED MISMO ___________________________69

LA SANGRE TRABAJA DONDE SE APLICA ___________________________________72

LA SANGRE NOS BLINDA ___________________________________________________73

LA SANGRE MUEVE A LOS ÁNGELES DE DIOS _______________________________74

LA SANGRE DETIENE TODA ACTIVIDAD DEMONÍACA ________________________77

LA SANGRE TE CUBRE DE TUS ENEMIGOS __________________________________78

LA VIDA ESTÁ EN LA SANGRE ______________________________________________79

LA SANTA CENA NOS ACCESA A LA SANGRE DE CRISTO ____________________84

LA SANGRE COMO SEÑAL DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS ______________________85

LA SANGRE EN LAS AGUAS COMO FORMA DE JUICIO _______________________90

LA SANGRE COMO UNA SEÑAL EN EL CIELO ________________________________91

LA SANGRE FRENA LAS ACUSACIONES _____________________________________93

LA SANGRE NOS CAPACITA PARA SERVIRLE ________________________________97

LA SANGRE TRABAJA A FAVOR DE NUESTROS HIJOS _______________________98

LA SANGRE NO LIMPIA AL QUE ESTÁ OFENDIDO CONTRA SU HERMANO ____99

LA SANGRE NOS EMPODERA PARA EL EVANGELISMO _____________________ 101

LA SANGRE DE ABEL _____________________________________________________ 102

LA MALDICIÓN DE COMER SANGRE _______________________________________ 106

LA SANGRE SIRVE PARA UNGIR PERSONAS, LUGARES O COSAS ___________ 109

LA SANGRE DE JEZABEL __________________________________________________ 112

LA SANGRE EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE _______________________________ 114

LA SANGRE NOS DESCONTAMINA _________________________________________ 123

LA SANGRE NOS LIMPIA DE TODO PECADO _______________________________ 131

LA SANGRE REPRENDE AL ENEMIGO ______________________________________ 134

LA SANGRE NOS PURIFICA________________________________________________ 136

LA SANGRE NOS REDIME _________________________________________________ 136

LA SANGRE NOS DA PERMANENCIA EN EL HIJO ___________________________ 137

LA SANGRE NOS RECONCILIÓ CON DIOS __________________________________ 137

LA SANGRE NOS ACERCA A DIOS _________________________________________ 137

LA SANGRE NOS DA ACCESO AL LUGAR SANTÍSIMO _______________________ 138

LA SANGRE NOS APARTA PARA DIOS ______________________________________ 138

LA SANGRE NOS TRAE PAZ _______________________________________________ 138

LA SANGRE NOS HACE APTOS ____________________________________________ 139

LA SANGRE, SEÑAL DE UN NUEVO PACTO _________________________________ 139

LA SANGRE NOS DA VIDA _________________________________________________ 141

LA SANGRE ROMPE MALDICIONES GENERACIONALES ____________________ 141

LA ANATOMÍA CARDIOVASCULAR _________________________________________ 142

DOCTRINAS FALSAS DE LA SANGRE_______________________________________ 144

LA DOBLE FUNCIÓN DE LA PODEROSA SANGRE DE CRISTO _______________ 149

La imagen de Dios no significa semejanza física. Dios es

¿En qué consiste esta imagen y semejanza? (Efesios

Obtenemos la liberación cuando hacemos nuestra la fe,

El hombre original fue dotado de facultades originales.

reducidos a casi nada. Este no es el cuadro de un salvaje

El hombre original tenía facultades morales y

El pecado es una cosa voluntaria (el hombre peca porque

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LAS CONDICIONES PARA LA JUSTIFICACIÓN. 