Podemos considerar la traducción del cómic como traducción literaria, aunque por su
lengua gráfico va un poco más allá. En este tipo de textos, podemos hacer caso a la expresión:
“lo bueno y breve, dos veces bueno” pues contamos con problemas de espacio y oraciones
cortas.
Las imágenes del cómic se consideran una circunstancia condicionante, pero no solo pir
su interacción con el mensaje del texto que las acompaña, sino también por el espacio físico que
se les concede. El traductor se encuentra con un claro condicionante al que debe subordinar su
traducción:
El texto […] tiene la limitación física de los bocadillos, que nos delimitan la extensión de
nuestra traducción, ya que suponen un yugo para la traducción en todos los sentidos. De esta
manera, podemos vernos obligados tanto a acortar nuestra traducción para que quepa en el
bocadillo que le corresponde como a alargarla porque no podemos dejar vacío el bocadillo en
cuestión, aunque a veces el propio espacio en blanco del bocadillo puede ser tan importante para
la comunicación como el propio texto (Villena Álvarez, 1999: 510).
«Es preciso tener en cuenta que el espacio en blanco del cómic original puede estar
desempeñando una función comunicativa tan importante como la del texto. En muchos casos,
un espacio que parece disponible debería mantenerse intacto en aras del funcionamiento
correcto del mensaje» (Castillo Cañellas, 1996: 18).
Habitualmente, los autores de cómic tienen dos formas de trabajar a la hora de diseñar
las páginas de sus obras: algunos conciben primero la viñeta sin el texto; es decir, crean las
imágenes junto con los globos, que luego rellenan. Otros, sin embargo, proceden al revés y
anotan primero el texto, para luego dibujar el globo o recuadro adaptado a su extensión, y
terminan ilustrando la viñeta.
Aparte del “tamaño” de los globos y recuadros, otro condicionante para la traducción
puede ser la “forma” de estos. No todos consisten en óvalos, círculos o rectángulos. A menudo
nos encontramos con formas irregulares, sobre todo si se trata de un autor que escribe primero
los textos y adapta los globos y recuadros luego (ver imagen más abajo). Entonces surgen formas
ajustadas al texto, que pueden limitar la elección de las palabras en la traducción.
Algo similar sucede en el caso de los textos incorporados en la imagen sin separación o
delimitación alguna, como pueden ser onomatopeyas, rótulos o inscripciones varias. Al contar
con una extensión adaptada a la imagen de la que forman parte, dichos textos no admiten
mucha flexibilidad en la traducción. A menudo resulta difícil incluso alargarlos un carácter o dos
más con respecto al original. En las imágenes —un extracto de El arte de volar, de Altarriba y
Kim, y de mi traducción al alemán, respectivamente— se aprecian dos casos así en una sola
viñeta: un papel con texto y un “tatuaje”.
1. Metodología
2. Problemas
- Usar una paráfrasis, es decir, reformular la frase con otras palabras manteniendo
el significado original: Ejemplo: «Me gustaría pintar un cuadro». → «Ich möchte ein
Bild malen». (lit.: «Quisiera pintar un cuadro»).
- Eliminar redundancias: Ejemplo: «Que sí, Paco, que sí». → «Ja doch, Paco». —
Omitir letras o signos de puntuación repetidos, un recurso habitual en algunos
tebeos: Ejemplo: «¡¡¡¡¡Hurraaaaa!!!!!». → «Hurraaa!!!».