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Un pleito

“Le fromage”, de La Motte


I y tras dos oscilaciones
se inclinó el peso hacia un lado.
Dizque dos gatos de Angola
en un mesón se metieron, Para conseguir mejor
del cual substraer pudieron la porción que buscaba
un rico queso de bola. en los trozos que pesaba,
le dio un mordisco al mayor:
Como equitativamente
no lo pudieron partir pero como fue el bocado
acordaron recurrir mayor que la diferencia
a un mono muy competente: que había, en la otra experiencia
se vio el mismo resultado.
mono de mucha conciencia
y que gran fama tenía Y así, queriendo encontrar
porque el animal sabía la equidad que apetecía,
toda la Jurisprudencia. los dos trozos se comía
sin poderlos nivelar.
-Aquí tenéis -dijo el gato
cuando ante el mono se vio- No se pudo contener
lo que este compadre y yo el gato, y prorrumpió así:
hemos robado hace un rato; -Yo no traje el queso aquí
para vértelo comer-.
y pues de los dos ladrones
es el robo, parte el queso Dice el otro con furor,
en mitades de igual peso mientras la cola menea:
e idénticas proporciones. -Dame una parte, ya sea
la mayor o la menor;
Aquel mono inteligente
observa el queso de bola que estoy furioso, y arguyo,
mientras menea la cola según lo que va pasando,
muy filosóficamente. que, por lo nuestro mirando,
estás haciendo el tuyo-.
-Recurrís a mi experiencia
y el favor debo pagaros III
amigos, con demostraros
que soy un mono de conciencia; El juez habla de este modo
a los pobres litigantes.
voy a dividir el queso, -Hijos, la Justicia es antes
y por hacerlo mejor, que nosotros y que todo-.
rectificaré el error,
si hubiere, con este peso-. Y otra vez vuelve a pesar,
y otra vez vuelve a morder;
Por no suscitar agravios, los gatos a padecer
saca el mono una balanza y la balanza a oscilar.
mientras con dulce esperanza
se lame un gato los labios. Y el mono, muy satisfecho
de su honrada profesión,
-Haz, buen mono, lo que quieras- muestra su disposición
Dice el otro con acento para ejercer el Derecho.
Muy grave, tomando asiento
Sobre sus patas traseras. Y cuando del queso aquél
quedan tan pocos pedazos
II que apenas mueven los brazos
de la balanza en el fiel,
Valiéndose de un cuchillo,
la bola el mono partió, el mono se guarda el queso
y enseguida colocó y a los gatos les responde:
un trozo en cada platillo; -Esto, a mí me corresponde
por los gastos del proceso.
pero no estuvo acertado
al hacer las particiones,
De Piña, M. (Ed.). (1989). Fábulas.
México: Porrúa.
EL CAMALE6N QUE FINALMENTE NO
SABiA DE QUE COLOR PONERSE

FINUNPAIsmuyremoto,enp]em
Selva, se present6 hace muchos afros un tiempo malo en que el Camale6n, a quien
le habia dado por la politica, entr6 en un estado de total desconcierto, pues los
otros animales, asesorados por la Zorra, se habian enterado de sus artimafias y
empezaron a contrarrestarlas llevando dia y noche en los bolsillos juegos de
diversos vidrios de colores para combatir su ambigtiedad e hipocresia, de manera
que cuando el estaba morado y por cualquier circunstancia del momento necesitaba
volverse, digamos, azul, sacaban rapidamente un cristal rojo a trav6s del cual lo
veian, y para ellos continuaba siendo el mismo Camale6n morado, aunque se
condujera como Camale6n azul; y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales
se volvia anaranjado, usaban el cristal correspondiente y lo seguian viendo tal cual.
- Esto s6Io en cuanto a los colores primarios, pues el m6todo se generaliz6 tanto

que con el tiempo no habia ya qulen no llevara consigo un equipo completo de


cristales para aquellos casos en que el mafioso se tornaba simplemente grisaceo, o
verdiazul,odec.ualquiercolormasomenosindefinido,paradarelcualeran
necesarias tres, cuatro o cinco superposiciones de cristales.
Pero lo bueno fue que el Camale6n, considerando que todos eran de su
condici6n, adopt6 tambi6n el sistema.
Entonces era cosa de verlos a todos en las calles sacando y alternando cristales a
medida que cambiaban de colores, segtin el clima politico o las opiniones polfticas
prevalecientes ese dia de la semana o a esa hora del dia o de la noche.
Como es facil comprender, esto se convirti6 en una especie de peligrosa confusi6n
de las lenguas; pero pronto los mss listos se dieron cuenta de que aquello seria
la ruina general si no se reglamentaba de alguna manera, a menos que
todos estuvieran dispuestos a ser cegados y perdidos deflnitivamente por
los dioses, y restablecieron el orden.
Ademas de lo estatuido por.el Reglamento que se redact6 con ese fin, el derecho
consuetudinario flj6 por su parte reglas de reflnada urbanidad, segtin las cuales, si
alguno carecia de un vidrio de determinado color urgente para disfrazarse o para
descubrir el verdadero color de alguien, podia recurrir inclusive a sus propios
enemigos para que se lo prestaran, de acuerdo con su necesidad del momento,
como sucedfa entre las naciones mss civilizadas.
S61o el Le6n que por entonces era el Presidente de la Selva se reia de unos y otros,
aunque a veces socarronamente jugaba tambien un poco lo suyo, por divertirse.
De esa epoca viene el dicho de que

Lode Canale6n cs segizn eL cL]lor


del criwl cce qu sc ira.

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