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Para el año 1910 el humorista y actor Charles Chaplin producía la cinta "El Gran Dictador en la que

se hacía una sátira a los alemanes y conductas del dirigente alemán durante este periodo de
conflictos. Por otro lado, Chaplin logra captar imagen un líder, pero con una actitud totalmente
opuesta, en la caracterización de Hynkel el cual es un personaje influenciado por otros, dando la
idea de que lo que buscaba era ridiculizar el imaginario que se tiene de este. Sin embargo, Chaplin
negaba la relación entre el Político Alemán y el personaje imaginario que el mismo creó diciendo:
"Si, mi dictador tiene cierto parecido con Hitler, coincide en llevar bigote como el mío, pero yo lo
usé primero. He tratado de hacer un resumen de todos los dictadores." La Il guerra mundial se
desarrolla mayormente en el contexto europeo, específicamente entre Alemania, Italia, Austria,
Polonia y Rusia; y represento el afán de Hitler por la conquista e invasión de nuevos territorios en
aras de consolidar su objetivo más preciado que era la creación del Tercer Reich, en contraste con
esto, Hynkel plantea países imaginarios para contextualizar su visión del conflicto en el momento,
entre estos se hallaban Tomenia, Osterlich y Bacteria, que significaron las representaciones de lo
que Chaplin consideraba el epicentro del conflicto en ese momento. Por otro lado, se retrata la
similitud de dos dictadores que tenían en sus manos el control del conflicto y de los territorios y
sin embargo la lucha por Osterlich, podemos evidenciar la competencia de egos y de
superioridades que se encontraban personificados por Hynkel y Napollini, y que, claramente
apelan a los dictadores del el Fascismo de Musollini y el Totalitarismo de Hitler.

Durante todo el film Chaplin representa el Dictador como un hombre pretencioso que fingía
mostrándose como un líder carismático, tal y como enmarca a Hitler en "Mi Lucha" en donde
manifiesta la utilidad del uso de propaganda armamentista que no solo impacte a los militares,
sino a cada individuo que pertenecía a la sociedad alemana.

Al finalizar el film el barbero lo confunden con el gran dictador Hynkel ya que tienen un parecido
innegable, haciendo que el humilde y trabajador judío desarrolle un discurso social consolidando
los derechos humanitarios y el valor de la solidaridad entre pueblos: "Lo siento, pero yo no quiero
ser un Emperador.

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