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Tarea #2
Tema
La moral
Profesor:
Modesto Hidalgo
Estudiantes:
Ingrid Daley (8-986-692)
Alexandra Torres (8-974-508)
Francisco Arias (8-971-484)
Yerica González (6-724-1567)
Yanis caballero (8-981-1636)
Grupo:
1IB-132
Fecha de entrega:
Lunes, 5 de septiembre
II semestre
2022
Introducción
En el presente trabajo nos enfocaremos en la moral, al abordar este tema nos daremos cuenta
que busquemos donde busquemos es un concepto que tiene múltiples significados, según el
contexto donde lo veamos inserto se le puede dar una traducción u otra pero, en realidad es
en esta complejidad donde radica la importancia de un concepto en muchas ya que, lo
podremos interpretar y estudiar en sus múltiples roles.
La moral es un patrón externo que puede ser proporcionado por instituciones, grupos o por
la cultura a la cual pertenece un individuo. También puede considerarse un sistema social o
una estructura para un comportamiento aceptable. La ética, a pesar de ser influenciada por la
cultura y la sociedad, está conformada por principios personales creados y sostenidos por los
propios individuos.
Se tiene como fin plantear el origen de la moral y encontrar diferencias y semejanzas con
respecto a la Ética, así como la distinción en términos de moral y moralidad y en como ésta
ha pasado por distintas transiciones a lo largo del tiempo en cuanto a las costumbres, y por
último indagaremos la relación entre la moral y algunas Ciencias con las que podemos decir
que se genera un poco de susceptibilidad en la población cuando solemos hablar de éstas,
como lo son la religión y la política.
1. Semejanzas y diferencias entre la ética y la moral
Semejanza
Ambas están relacionadas con los actos humanos y, específicamente, con la bondad o maldad de
dichos actos.
Comparten el mismo significado etimológico que se refiere a “costumbres”, en ambos casos se trata
de normas a seguir y también, de la percepción del saber.
Tanto la ética como la moral tienen que ver con los principios de las personas.
Son herramientas que ayudan a que las personas puedan distinguir u diferenciar cuáles son sus
deberes, derechos y privilegios dentro de la comunidad de la cual forman parte.
¿Qué es moral?
“No estamos hablando de una insignificancia, si no de cómo debemos vivir”
-Sócrates, en la República de Platón (390 a.C.)
Definición 1: La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser
humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo.
Cada época trae su propia visión de los acontecimientos, sus quejas, sus preguntas y
dificultades. La época actual tiene sus particularidades y sus quejas, una de ellas
referida a una sociedad con crisis de valores, egoísta, corrupta, sin dios y sin ley. Ante
esta queja se hace un llamado a la ética como remedio de los “males” actuales, es la
ética la que debe hacerse cargo de estas vicisitudes de la época actual.
Todo cambio tiene acomodamiento. Los jóvenes de hoy no están sorprendidos, ellos
han nacido con el cambio, son protagonistas del mismo. Podría pensarse que el
hedonismo, el pragmatismo y el facilismo de los jóvenes es, en muchos casos,
aparente. Ellos tienen frecuentemente posiciones, ideas, visiones y juicios de los
acontecimientos que rodean su vida cotidiana y tienen también su particular manera
de reflexionar sobre los temas que les conciernen, que no necesariamente coinciden
con los que los adultos creen deben interesarles.
Al parecer en la cultura de los estudiantes hay una aceptación tardía de la
responsabilidad. La responsabilidad no es un a priori, la conciencia falla y los sujetos
cumplen ciegamente las normas, sin reflexión. Bauman (2005) aclara el tema con una
argumentación válida para todos los sujetos: depender de las reglas y, podría decirse
en este contexto, de la formación de los padres y adultos permite liberarse de la
responsabilidad de las elecciones tomadas.
En este sentido, podemos decir que si bien toda moral implica conductas, no todas las
conductas implican una valoración o connotación moral. Una conducta, para ser
moral, requiere siempre ser un hábito de lo bueno. Así como no toda costumbre,
tampoco, puede asumirse como buena o valiosa. El carácter indiferente de la
costumbre radica en que ésta es un mecanismo mediante el cual repetimos sin pensar
una determinada acción. Incluso sin ser conscientes de que tenemos dicha costumbre.
La costumbre no tiene como fin el hacernos virtuosos6. La costumbre es la condición
de posibilidad de que nuestras conductas
permanezcan en el tiempo, de constituir la
práctica de lo bueno en hábito. Ya que la
costumbre no es más que una función
adaptativa (y/o facultativa) Como tal, no es
susceptible de valoración moral ni de
connotaciones éticas.
La costumbre es un sentirnos cómodos con una forma de operar en nuestra vida que
nos permite desenvolvernos en todos nuestros ámbitos y desarrollar nuestras
actividades. Es una situación de equilibrio en la que me ahorro la energía de tener que
tomar las mismas decisiones cada día, me libro de la necesidad de reflexionar al
respecto de conductas que, aparentemente, no tienen algún tipo de connotación ética.
Históricamente: toda política supone cierta moral; toda moral, una política. Pero,
Teóricamente: toda ética implica cierta concepción de la política y de sus relaciones con la
moral, toda teoría política, supone ética. Ambas partes responden a intereses sociales, de
clase. La moral como regulador de la normativa y de las relaciones entre el hombre. Y la
política como actividad práctica social, como lucha de clase. Sabemos que la relación de
ambas varía de acuerdo con el contexto histórico en el que se posicione. Desde el punto de
vista marxista “El mejor estado es aquel que prepara las condiciones para su propia
extinción”. Y la mejor política es la que “consecuentemente por sus propias
organizaciones(partidos) impide, en el interior de ellas, la reproducción de las relaciones
burguesas de dominación y subordinación. Estas mismas premisas se aplican para la moral
donde aborda que la mejor moral es “aquella que ofrece el contenido normativo más
adecuado a la transformación radical de la sociedad y al mismo tiempo, la que eleva a su
más alto grado el comportamiento consciente, libre y responsable de los individuos y
extiende ese comportamiento a los más amplios sectores de la sociedad”.
Ahora bien, en base a los juicios los hombres establecen un conjunto de reglas o principios
(normas) en una sociedad para regular el comportamiento de ellos en función a lo que se
considera bueno, justo o correcto, por un lado, y malo, injusto o incorrecto por otro. Las
normas morales tienen, obviamente, a los algunos rasgos distintivos que las hacen diferentes
de las sociales y de las jurídicas. Por ejemplo, su unilateralidad, obligatoriedad,
incoercibilidad, generalidad, carácter histórico-social, etc.
La moral y la política tienen dos sistemas normativos diferentes, pero no independientes por
completo. La moral del político se califica con base en el éxito o el fracaso, en los fines y en
la obtención de los resultados. Quien sabe apreciar los medios necesarios a la acción política
y los pone en práctica, no es por ello bueno o malo moralmente, sino que es racional, ya que
obra acertadamente para lograr el fin que quiere. Hay actos moralmente condenables que son
racionales políticamente. La hipocresía y el engaño son perversos moralmente, pero pueden
ser "buenos" políticamente. No cuenta la intención de los actos, sino su dimensión social y
su resultado efectivo en una relación de poder. Importa la imagen que el pueblo tiene de su
gobernante, cómo se deja ver, no lo que sea en su subjetividad. No interesa que sea justo,
sino que lo parezca ante los demás: no es pertinente que sea, en realidad, humanitario o fuerte,
sino que así lo crea el pueblo. La buena intención puede llevar a perder el Estado; la correcta
apariencia, aun engañosa, puede salvarlo. El criterio en política no es entonces el bien o el
mal, sino la eficacia.
Todos los movimientos de raíz ética, en el campo de la política, han querido poner límites al
poder estatal. Las revoluciones liberales tuvieron por fin principal proteger al individuo del
poder del gobierno. El equilibrio de poderes en el Estado, los derechos humanos individua-
les, etcétera, tienen ese propósito. Otros proyectos fueron más radicales, plantearon la
abolición del Estado como medio para realizar una sociedad auténticamente liberada.
Ahora bien, aun constatando que todas las religiones tratan de vincular la obligación moral a
la confesión de la fe, los principios que establecen tal vinculación son con frecuencia
diversos. Las mismas normas éticas encuentran una muy diferente fundamentación en el seno
de las diversas religiones. Baste aquí evocar tan sólo algunos ejemplos:
• Desde el punto de vista filosófico a veces vemos que la responsabilidad ante el bien
o el mal se basa en la constatación de la inserción del hombre en un orden cósmico,
que es preciso mantener. Ese es el esquema general de las morales helenistas,
centradas en la sacralidad cíclica y recurrente de la naturaleza. El mal moral
consistiría precisamente en la ruptura de ese orden, como bien demuestran los mitos
de Prometeo y Sísifo, Tántalo y las Danaides. Todos estos paradigmas del pecado son
condenados a integrarse en el ciclo cósmico recurrente que habían violado con su
comportamiento inmoral.
En la práctica, como es aún más evidente, lo sagrado y lo bueno sé dan también separados,
tanto en la percepción de la conciencia personal como en
la actuación social de ambos valores. Hay personas que
viven una cierta escrupulosidad religiosa que no se
traduce en la coherencia ética correspondiente. Y, por el
contrario, a veces se reivindica la posibilidad y hasta la
facticidad de una exigencia ética no respaldada por una
experiencia religiosa. Los actos éticos no están tan lejos
de los actos religiosos, como la experiencia religiosa no
puede dejar de informar la experiencia ética. La teología
contemporánea ha redescubierto un dato tan elemental
para la experiencia recogida en la Biblia como la
dignidad de la revelación en y a través de la historia, se
impone que el bien o el mal este velado por algo de orden
natural no estrictamente moralista.
CONCLUSIONES
Existe una enorme complejidad para entender el poder, sobre todo para someterlo a
valores, a normas jurídicas que protejan su ejercicio en un marco ético que sea
reconocido y respetado por la comunidad, particularmente por los políticos. Hay que
propugnar por un contenido ético de la política. En cuanto a moral y religión,
aparecen siempre unidas y en conflicto en la historia humana. Ingrid D. (8-986-692)
La unión tiende a la confusión en las épocas más pacíficas y al dominio de una sobre
la otra en tiempos de crisis. Hubo etapas en que la religión absorbió a la moral
convirtiéndola en una simple manifestación suya, sometida a sus dictados. En otras,
la moral tiende a erigirse en señora absoluta, siendo la religión una consecuencia o
un puro resto histórico. Alexandra Torres (8-974-508)
En pocas palabras, los propósitos de la ética y de la moral son muy similares. Ambas
son responsables de la construcción de la base que guiará la manera de ser, la
conducta de la mujer y el hombre, determinando su carácter, su altruismo y sus
virtudes y de enseñar la mejor manera de actuar y comportarse en sociedad. Ambos
términos están destinados a distinguir a las buena y malas conductas. Sin embargo,
la ética es más reflexiva al cuestionarse el por qué se consideran válidas algunas
conductas y otras no, es decir, busca y analiza el fundamento de cada
comportamiento. Francisco Arias (8-971-484)