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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PANAMÁ

FACULTAD DE INGENIERIA CIVIL


LICENCIATURA EN INGENIERÍA AMBIENTAL

Ética y responsabilidad profesional

Tarea #2

Tema
La moral

Profesor:
Modesto Hidalgo

Estudiantes:
Ingrid Daley (8-986-692)
Alexandra Torres (8-974-508)
Francisco Arias (8-971-484)
Yerica González (6-724-1567)
Yanis caballero (8-981-1636)

Grupo:
1IB-132

Fecha de entrega:
Lunes, 5 de septiembre

II semestre

2022
Introducción
En el presente trabajo nos enfocaremos en la moral, al abordar este tema nos daremos cuenta
que busquemos donde busquemos es un concepto que tiene múltiples significados, según el
contexto donde lo veamos inserto se le puede dar una traducción u otra pero, en realidad es
en esta complejidad donde radica la importancia de un concepto en muchas ya que, lo
podremos interpretar y estudiar en sus múltiples roles.

La moral es un patrón externo que puede ser proporcionado por instituciones, grupos o por
la cultura a la cual pertenece un individuo. También puede considerarse un sistema social o
una estructura para un comportamiento aceptable. La ética, a pesar de ser influenciada por la
cultura y la sociedad, está conformada por principios personales creados y sostenidos por los
propios individuos.

Se tiene como fin plantear el origen de la moral y encontrar diferencias y semejanzas con
respecto a la Ética, así como la distinción en términos de moral y moralidad y en como ésta
ha pasado por distintas transiciones a lo largo del tiempo en cuanto a las costumbres, y por
último indagaremos la relación entre la moral y algunas Ciencias con las que podemos decir
que se genera un poco de susceptibilidad en la población cuando solemos hablar de éstas,
como lo son la religión y la política.
1. Semejanzas y diferencias entre la ética y la moral

Semejanza
Ambas están relacionadas con los actos humanos y, específicamente, con la bondad o maldad de
dichos actos.

Comparten el mismo significado etimológico que se refiere a “costumbres”, en ambos casos se trata
de normas a seguir y también, de la percepción del saber.

Hacen referencia de las formas en que se debe proceder en la vida.

Tanto la ética como la moral tienen que ver con los principios de las personas.

Son herramientas que ayudan a que las personas puedan distinguir u diferenciar cuáles son sus
deberes, derechos y privilegios dentro de la comunidad de la cual forman parte.

Ayudan a comprender el compromiso con las normas justas.

Invitan a cumplir con las responsabilidades y obligaciones.

Interacciona, de manera que, los principios éticos regulan el comportamiento moral.


Diferencia Ética Moral
La ética suele ser consistente, La moral tiende a ser consistente
aunque puede cambiar si las dentro de un determinado
creencias de un individuo contexto, siendo entendida de la
cambian o en función de misma forma por todos. Sin
Flexibilidad determinada situación. embargo, cada cultura o grupo
humano tiene morales diferentes.
Una persona puede ir contra su Una persona que sigue
ética para ajustarse a un rigurosamente los principios
determinado principio moral, morales de una sociedad puede no
como, por ejemplo, el código de tener ninguna ética. De la misma
conducta de su profesión. forma para mantener su integridad
ética, esta persona puede violar
Excepciones los principios morales dentro de
un determinado sistema de reglas.
Origen universal Cultural
Tiempo Permanente cultural
Teórico Práctico
Llevando a cabo las acciones o Una persona actúa de acuerdo con
Uso principios que se sabe que son aquello que se supone que es
morales, para un determinado "bueno", según el propio
ambiente individuo, un grupo o la sociedad.
Surge en la interioridad de una Surge a partir de una cultura y una
persona, es el resultado de su sociedad.
Surgimiento propia reflexión.
Base Su base es individual Se basa en lo social
Se apoya en la filosofía. Principalmente, se basa en las
Apoyo costumbres
Método Reflexión Imposición (normas y
costumbres).
Pretende construir valores Sus valores son relativos a la
absolutos, universales e sociedad que los comparte y
Alcance en el tiempo imperecederos. cambian de acuerdo con la época
e ideología dominante.
2. ¿Es lo mismo moral que moralidad? ¿Por qué?

¿Qué es moral?
“No estamos hablando de una insignificancia, si no de cómo debemos vivir”
-Sócrates, en la República de Platón (390 a.C.)
Definición 1: La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser
humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo.

La moral viene de una necesidad natural, de millones de años de desarrollo de la


vida. La moral es lo que nos permite a las personas discernir entre el bien y el mal, por la
cual se siente responsable de sus actos, respetar la ley, y brindarles a los demás un trato
respetuoso y digno, siendo en el plano de la conciencia donde se dirime esta cuestión tan
íntima y personal. Si no fuese así las personas en sociedad actuarían de manera caprichosa
creando una convivencia conflictiva entre los seres humanos conllevando a consecuencias
bastantes trágicas y lamentables, por ende, debemos pensar en lo que la inmoralidad implica
o provoca, esta nos convierte en personas crueles y egoístas, nos lleva a un nivel de
depravación incomparable. Como lo mencionó Sócrates es la manera en la que debemos vivir
en la sociedad, “la moral difiere en cada sociedad, y es un término conveniente para referirse
a costumbres aprobadas por la sociedad.” (Ruth Benedict, Patterns of Culture, 1934).
Culturas diferentes tienen códigos morales diferentes. Lo que es correcto dentro de un grupo
puede ser completamente detestable para los miembros de otro, y viceversa. Nuestra propia
forma de vida parece tan natural y correcta que para muchos de nosotros es difícil concebir
a otra manera tan distinta.
¿Qué es la moralidad?
Definición 2: Cualidad que hace que las acciones humanas se ajusten a ciertas normas de
conducta socialmente aceptadas.
Un ejemplo que se puede mencionar es la situación en el País Latinoamericano, El Salvador,
donde hay mucha gente que cree que la moralidad ha colapsado porque hace unas décadas se
eliminaron las clases de moralidad y cívica en las escuelas. Esto puede haber tenido un efecto,
pero la moralidad requiere no solo instrucción sino vivencia. Arranca de la realización de
que las personas requieren tener límites para alcanzar su pleno desarrollo en un ambiente de
paz, límites que la realidad impone y que cada persona tiene que aprender a integrar en su
personalidad. Sin estos límites, los seres humanos se convierten en
monstruos arbitrarios, capaces de hacer cualquier daño a
cualquiera que los contradiga, volviendo imposible su vida
en sociedad.
La moralidad busca crear un proceso en el que el individuo
contrapone los impulsos egoístas con una estructura de
valores de respeto a los derechos de los demás que se vuelva
parte de su segunda naturaleza. Eso hace que los reveses de la
vida se conviertan en lecciones de moralidad.

● NO ES LO MISMO MORAL QUE MORALIDAD, SUS DIFERENCIAS SE


VEN EXPUESTAS EN SU APLICACIÓN Y SIGNIFICADO EN LA
SOCIEDAD:
Estos conceptos difieren debido a que la moral se
centra en las leyes y normas que se desarrollan en una
sociedad, por la cual los individuos se deben adaptar y
es enfocada en que moral se basa en el bien y el mal de
los actos y que los individuos saber cómo discernir
entre estos dos. Por otro lado, la moralidad se enfoca
más que nada en los valores que dominan los seres
humanos debido al desarrollo de estas cualidades
durante su crecimiento individual en la sociedad y de
esto depende o influye la cultura a la que pertenezca.
3. ¿Crees que las costumbres morales han cambiado en
el transcurso del tiempo? ¿Por qué?
La moral, explicada de forma sencilla, sería lo que nosotros usamos para saber si una
acción es buena o mala. Es como una herramienta o una guía que construye nuestra
sociedad para que aprendamos cómo tenemos y cómo no tenemos que tratar con los
demás. Por ejemplo: si yo miento a una persona, estoy siendo inmoral porque
traiciono con mi mentira la confianza que esa persona tiene en mí.

La moral ha evolucionado conforme cambiaban nuestras sociedades y sus


pensamientos. Los griegos clásicos establecían un vínculo entre moral y felicidad.
Los atenienses, por ejemplo, creían que había una forma objetiva de alcanzar la
felicidad: ser morales. ¿Qué era ser moral para un ateniense? Desarrollar y potenciar
aquello en lo que eras bueno. Si eras bueno en la enseñanza debías ser profesor, si
eras bueno en la construcción, debías ser albañil. Los atenienses además creían que
los seres humanos como especie tenían una cualidad innata en la que eran buenos per
se y era en política. Aristóteles decía que el hombre es un animal político, por lo tanto
para ser felices y estar en el camino moral debías -aparte de potenciar aquello en lo
que eras bueno- participar en política y en la vida pública de la polis. Un griego solo
podía saber si había sido feliz o no al final de su vida porque las desgracias estaban
al acecho. Pensaban que si decían que eran felices antes de llegar a su final, la
desgracia se cebaría con ellos.

Cada época trae su propia visión de los acontecimientos, sus quejas, sus preguntas y
dificultades. La época actual tiene sus particularidades y sus quejas, una de ellas
referida a una sociedad con crisis de valores, egoísta, corrupta, sin dios y sin ley. Ante
esta queja se hace un llamado a la ética como remedio de los “males” actuales, es la
ética la que debe hacerse cargo de estas vicisitudes de la época actual.

Todo cambio tiene acomodamiento. Los jóvenes de hoy no están sorprendidos, ellos
han nacido con el cambio, son protagonistas del mismo. Podría pensarse que el
hedonismo, el pragmatismo y el facilismo de los jóvenes es, en muchos casos,
aparente. Ellos tienen frecuentemente posiciones, ideas, visiones y juicios de los
acontecimientos que rodean su vida cotidiana y tienen también su particular manera
de reflexionar sobre los temas que les conciernen, que no necesariamente coinciden
con los que los adultos creen deben interesarles.
Al parecer en la cultura de los estudiantes hay una aceptación tardía de la
responsabilidad. La responsabilidad no es un a priori, la conciencia falla y los sujetos
cumplen ciegamente las normas, sin reflexión. Bauman (2005) aclara el tema con una
argumentación válida para todos los sujetos: depender de las reglas y, podría decirse
en este contexto, de la formación de los padres y adultos permite liberarse de la
responsabilidad de las elecciones tomadas.

En este sentido, podemos decir que si bien toda moral implica conductas, no todas las
conductas implican una valoración o connotación moral. Una conducta, para ser
moral, requiere siempre ser un hábito de lo bueno. Así como no toda costumbre,
tampoco, puede asumirse como buena o valiosa. El carácter indiferente de la
costumbre radica en que ésta es un mecanismo mediante el cual repetimos sin pensar
una determinada acción. Incluso sin ser conscientes de que tenemos dicha costumbre.
La costumbre no tiene como fin el hacernos virtuosos6. La costumbre es la condición
de posibilidad de que nuestras conductas
permanezcan en el tiempo, de constituir la
práctica de lo bueno en hábito. Ya que la
costumbre no es más que una función
adaptativa (y/o facultativa) Como tal, no es
susceptible de valoración moral ni de
connotaciones éticas.

La costumbre es un sentirnos cómodos con una forma de operar en nuestra vida que
nos permite desenvolvernos en todos nuestros ámbitos y desarrollar nuestras
actividades. Es una situación de equilibrio en la que me ahorro la energía de tener que
tomar las mismas decisiones cada día, me libro de la necesidad de reflexionar al
respecto de conductas que, aparentemente, no tienen algún tipo de connotación ética.

En este último aspecto, la no reflexión de mis conductas, costumbre y moral se tocan.


Ya que la moral asume la norma como costumbre al no hacer cuestionamientos sobre
su contenido y su cumplimiento (una vez que la moral reflexiona la norma es, en
estricto sentido, ética). Sin embargo, la práctica moral implica un acto voluntario, por
ende reflexivo8. De ahí que la práctica moral nos remita a hábitos y al esfuerzo que
éstos involucran. De ahí que la moral se instaure en el ámbito del mérito y la
valoración. En tanto yo opto por llevar a la práctica mi norma moral y sólo así puedo
cumplirla.

La moral, hasta ahora, no se ha instaurado en el término de lo relativo, en cuanto


requiere estar comprometida con una noción del bien incuestionable a todos quienes
se identifican con ella, de ahí su poder cohesionador. Pero, por esta misma razón, por
su carácter restrictivo y dogmático inherente, la historia ha demostrado que no existe
una sola moral, es decir, una sola manera de entender lo bueno o valorar las
conductas, ya que los hábitos y costumbres de cada cultura (cada comunidad), las más
de las veces, son incompatibles y/o inconmensurables entre sí. En este sentido, la
moral es en sí misma siempre relativa. Relativa con respecto de otras morales
posibles, pero absoluta con respecto de sí misma.
4. ¿Hay alguna relación entre la moral y la política,
entre la moral y la religión? ¿De qué manera?

RELACIÓN DE LA MORAL Y LA POLÍTICA


Importancia del contexto histórico
Podemos ejemplificar si partimos de la experiencia política. contemporánea, vemos que
todos los políticos dicen basarse en principios o ideales éticos, aunque no lo cumplen la
mayoría del tiempo. Lo cual indica que la moral se hace indispensable para justificar la praxis
política actualmente.
En el siglo XX los acuerdos políticos y jurídicos han dado una relevancia a los derechos
humanos, hasta el punto de ser fundamentos constitucionales de los países. No cabe duda de
que los derechos humanos son el principal criterio moral para medir la praxis de los políticos
en el poder. Este criterio hoy se ha hecho indispensable en la actividad política y social de
los pueblos. Pero ¿Puede haber algún tipo de aceptación para con los políticos que proclaman
irse en contra de los derechos fundamentales? Hasta por intereses y estrategias políticas, eso
no es pensable moralmente.
La moral aparece ligada a la praxis política por relevancia de los ciudadanos, que se asumen
como sujetos morales, es decir, con dignidad, por lo que son capaces de defender y exigir sus
derechos frente a poderes arbitraros e injustos. Esto lo podemos ver diariamente en un
contexto social, las protestas por una mejor calidad de vida y recientemente en las protestas
que se suscitaron en Panamá y los educadores. Hasta los propios poderes políticos tienen que
dar marcha atrás cuando los ciudadanos asumen que se están violando sus derechos. En ese
mismo sentido, el incumplimiento de las promesas electorales también tiene una importancia
moral, porque desprestigia el valor moral de la acción política y todo lo que ella implica. Los
ciudadanos no admiten que se les engañe, que sean usados para conseguir un voto, exigen el
cumplimiento de las promesas porque estas funcionan como contratos implícitos entre el
gobernante y los ciudadanos.
En las sociedades democráticas se tiene mayor exigencia respecto a los criterios morales para
los distintos niveles de sociedad y de las organizaciones. Esto significa que las sociedades
democráticas son el contexto para pensar las nuevas relaciones entre la moral y la actividad
política.

Históricamente: toda política supone cierta moral; toda moral, una política. Pero,
Teóricamente: toda ética implica cierta concepción de la política y de sus relaciones con la
moral, toda teoría política, supone ética. Ambas partes responden a intereses sociales, de
clase. La moral como regulador de la normativa y de las relaciones entre el hombre. Y la
política como actividad práctica social, como lucha de clase. Sabemos que la relación de
ambas varía de acuerdo con el contexto histórico en el que se posicione. Desde el punto de
vista marxista “El mejor estado es aquel que prepara las condiciones para su propia
extinción”. Y la mejor política es la que “consecuentemente por sus propias
organizaciones(partidos) impide, en el interior de ellas, la reproducción de las relaciones
burguesas de dominación y subordinación. Estas mismas premisas se aplican para la moral
donde aborda que la mejor moral es “aquella que ofrece el contenido normativo más
adecuado a la transformación radical de la sociedad y al mismo tiempo, la que eleva a su
más alto grado el comportamiento consciente, libre y responsable de los individuos y
extiende ese comportamiento a los más amplios sectores de la sociedad”.

Ahora bien, en base a los juicios los hombres establecen un conjunto de reglas o principios
(normas) en una sociedad para regular el comportamiento de ellos en función a lo que se
considera bueno, justo o correcto, por un lado, y malo, injusto o incorrecto por otro. Las
normas morales tienen, obviamente, a los algunos rasgos distintivos que las hacen diferentes
de las sociales y de las jurídicas. Por ejemplo, su unilateralidad, obligatoriedad,
incoercibilidad, generalidad, carácter histórico-social, etc.

En toda sociedad o comunidad política se presentan relaciones de poder, en cuyo ejercicio se


cumplen o no principios éticos. Por ello, en una definición general, podríamos considerar al
poder como la capacidad de algo o alguien para causar efectos alterando la realidad. Un
hombre posee poder si tiene la capacidad de satisfacer sus deseos y cumplir sus fines,
cualesquiera que sean éstos. Tiene poder quien es capaz de dominar las fuerzas naturales para
obtener de ellas que quiere, tiene poder quien puede sacar provecho de sus propias facultades
e imponerse sobre los demás para realizar sus propósitos. Poder es dominio sobre sí mismo
y sobre el mundo para alcanzar lo deseado; es el medio
privilegiado para lograr un fin. Se desea el poder para
obtener, gracias a él, otra cosa. Vale en la medida en que
contribuya a la realización de un fin valioso por sí mismo.
En este sentido, la acción política se rige por dos
principios: la política regida propiamente por principios
éticos caracterizados por la búsqueda del beneficio
colectivo, y la política sustentada en intereses personales o
de grupo basada en criterios de conveniencia y
oportunidad, donde el éxito se mide por el logro del
propósito ligado a la obtención de poder y riqueza y no
tanto por la búsqueda y el logro del bien común.

La política se relaciona con la rectitud y la moralidad como


aspectos personales. La conciencia, el sentimiento de lo
correcto e incorrecto, forman parte de 'la personalidad e
integridad de los individuos’. Un individuo se denigra si
no sigue los dictados de su conciencia y si no defiende sus
creencias. En el caso concreto que nos ocupa, podemos ver que la política, en tanto ejercicio
del poder, tiene sus razones y sus justificaciones, diferentes a las del individuo que actúa con
vistas a sus propios intereses, por lo que la moral del político no corresponde con la moral
del individuo común y corriente. En muchos sentidos las acciones de los políticos son
ostensiblemente contrarias a las de la moral común.

La moral y la política tienen dos sistemas normativos diferentes, pero no independientes por
completo. La moral del político se califica con base en el éxito o el fracaso, en los fines y en
la obtención de los resultados. Quien sabe apreciar los medios necesarios a la acción política
y los pone en práctica, no es por ello bueno o malo moralmente, sino que es racional, ya que
obra acertadamente para lograr el fin que quiere. Hay actos moralmente condenables que son
racionales políticamente. La hipocresía y el engaño son perversos moralmente, pero pueden
ser "buenos" políticamente. No cuenta la intención de los actos, sino su dimensión social y
su resultado efectivo en una relación de poder. Importa la imagen que el pueblo tiene de su
gobernante, cómo se deja ver, no lo que sea en su subjetividad. No interesa que sea justo,
sino que lo parezca ante los demás: no es pertinente que sea, en realidad, humanitario o fuerte,
sino que así lo crea el pueblo. La buena intención puede llevar a perder el Estado; la correcta
apariencia, aun engañosa, puede salvarlo. El criterio en política no es entonces el bien o el
mal, sino la eficacia.

Todos los movimientos de raíz ética, en el campo de la política, han querido poner límites al
poder estatal. Las revoluciones liberales tuvieron por fin principal proteger al individuo del
poder del gobierno. El equilibrio de poderes en el Estado, los derechos humanos individua-
les, etcétera, tienen ese propósito. Otros proyectos fueron más radicales, plantearon la
abolición del Estado como medio para realizar una sociedad auténticamente liberada.

RELACIÓN DE MORAL Y LA RELIGIÓN

Importancia del contexto histórico


La relación entre ambas aparece en numerosos aspectos. El más importante se refiere a los
distintos modelos de moralidad que corresponden a los diferentes tipos de religión y, en
estrecha relación con esto, a las diferentes formas en que las religiones fundamentan la
validez de las normas que se proponen para distinguirlas es decir los criterios para determinar
si algo es correcto o no. Como ejemplos clásicos que se han suscitado a lo largo de la historia
de algunos preceptos morales en el seno de la religión podemos remitir al decálogo judío, el
sermón de la montaña, la proclamación de los mandamientos islámicos, las leyes contenidas
en el código Manu para el hinduismo y, en el budismo entre otros.
Constituyen para todas las culturas no cristianas el comportamiento recto del hombre y
consiguientemente pueden ser comprendidas en cuanto al contenido como lo que ha sido
llamado anteriormente “moralidad natural” que posee también validez ilimitada en el interior
de la tradición cristiana. Una de las impresiones más sorprendentes que produce hacer el
estudio comparado de las éticas religiosas es la semejanza en los código y enseñanzas
morales básicas.
Cada época trae su propia visión de los acontecimientos, sus quejas, sus preguntas y
dificultades. La época actual tiene sus particularidades y sus quejas, una de ellas referida a
una sociedad con crisis de valores, egoísta, corrupta, sin dios y sin ley. Ante esta queja se
hace un llamado a la ética como remedio de los “males” actuales, es la ética la que debe
hacerse cargo de estas vicisitudes de la época actual.

RELIGIÓN Y MORAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS RELIGIONES


ACTUALES

Ahora bien, aun constatando que todas las religiones tratan de vincular la obligación moral a
la confesión de la fe, los principios que establecen tal vinculación son con frecuencia
diversos. Las mismas normas éticas encuentran una muy diferente fundamentación en el seno
de las diversas religiones. Baste aquí evocar tan sólo algunos ejemplos:
• Desde el punto de vista filosófico a veces vemos que la responsabilidad ante el bien
o el mal se basa en la constatación de la inserción del hombre en un orden cósmico,
que es preciso mantener. Ese es el esquema general de las morales helenistas,
centradas en la sacralidad cíclica y recurrente de la naturaleza. El mal moral
consistiría precisamente en la ruptura de ese orden, como bien demuestran los mitos
de Prometeo y Sísifo, Tántalo y las Danaides. Todos estos paradigmas del pecado son
condenados a integrarse en el ciclo cósmico recurrente que habían violado con su
comportamiento inmoral.

• Otras veces, la responsabilidad moral se propugna desde la necesidad de la obediencia


a un mandamiento divino revelado en la historia por medio de un profeta. Él es el
encargado de revelar la voluntad absoluta de Dios, de quien depende el mundo físico
y el mundo ético. Ambos mundos se sustentan gracias a su soberanía. El pecado es
fundamentalmente la desobediencia al designio divino. Ese es el esquema seguido en
general por la religión de Israel y por el islam.

• En otras ocasiones, la responsabilidad moral viene exigida por la necesidad de un


esfuerzo ascético que se considera necesario para que el fiel pueda purificarse de su
apego a los bienes y verdades aparentes y prepararse a la iluminación total. El mal
moral es, en el fondo, una ceguera Este es el esquema habitual en las grandes
religiones orientales.

• Y otras veces, como es el caso de la fe cristiana, la responsabilidad moral se funda en


la necesidad de realizar en la vida del creyente el ideal humano que el Dios del amor
y la verdad ha querido revelar a los fieles en Jesús el Mesías. Lo cual no quiere decir
que en la fe cristiana estén totalmente ausentes, en todo o en parte, algunos de los
mencionados esquemas de fundamentación. También en la moral cristiana es
frecuente su autocomprensión en clave de obediencia transgresión, que da origen a
malentendidos y acusaciones de heteronomía.

En la práctica, como es aún más evidente, lo sagrado y lo bueno sé dan también separados,
tanto en la percepción de la conciencia personal como en
la actuación social de ambos valores. Hay personas que
viven una cierta escrupulosidad religiosa que no se
traduce en la coherencia ética correspondiente. Y, por el
contrario, a veces se reivindica la posibilidad y hasta la
facticidad de una exigencia ética no respaldada por una
experiencia religiosa. Los actos éticos no están tan lejos
de los actos religiosos, como la experiencia religiosa no
puede dejar de informar la experiencia ética. La teología
contemporánea ha redescubierto un dato tan elemental
para la experiencia recogida en la Biblia como la
dignidad de la revelación en y a través de la historia, se
impone que el bien o el mal este velado por algo de orden
natural no estrictamente moralista.
CONCLUSIONES
Existe una enorme complejidad para entender el poder, sobre todo para someterlo a
valores, a normas jurídicas que protejan su ejercicio en un marco ético que sea
reconocido y respetado por la comunidad, particularmente por los políticos. Hay que
propugnar por un contenido ético de la política. En cuanto a moral y religión,
aparecen siempre unidas y en conflicto en la historia humana. Ingrid D. (8-986-692)

La unión tiende a la confusión en las épocas más pacíficas y al dominio de una sobre
la otra en tiempos de crisis. Hubo etapas en que la religión absorbió a la moral
convirtiéndola en una simple manifestación suya, sometida a sus dictados. En otras,
la moral tiende a erigirse en señora absoluta, siendo la religión una consecuencia o
un puro resto histórico. Alexandra Torres (8-974-508)

En pocas palabras, los propósitos de la ética y de la moral son muy similares. Ambas
son responsables de la construcción de la base que guiará la manera de ser, la
conducta de la mujer y el hombre, determinando su carácter, su altruismo y sus
virtudes y de enseñar la mejor manera de actuar y comportarse en sociedad. Ambos
términos están destinados a distinguir a las buena y malas conductas. Sin embargo,
la ética es más reflexiva al cuestionarse el por qué se consideran válidas algunas
conductas y otras no, es decir, busca y analiza el fundamento de cada
comportamiento. Francisco Arias (8-971-484)

En la vida cotidiana podemos observar que existen personas más conscientes y


evolucionadas que otras y que, por lo tanto, existen diferentes tipos de moral
partiendo del hecho de que moralidad son los preceptos morales. Unas son perfectas
y superiores y otras muchas brutales y bárbaras. Por ello es necesario que
comprendamos que, en realidad, existen tantas morales como seres humanos, y que
los deberes de unas personas no son los mismos que los deberes de otras, así como
sus privilegios. Corresponde al ejercicio libre y consciente de la razón para justificar
nuestros actos desde el punto de vista del bien y del mal. Yerica G. (6-724-1567)

La condición social del hombre impone normas para la convivencia ordenada y


pacífica de la sociedad. El civismo es la expresión ética que rige la complejidad de la
vida en sociedad, poniendo orden en las relaciones sociales, estableciéndolas entre
los ciudadanos en un plano de igualdad y respeto, se exterioriza a través de estas en
el cumplimiento de las normas sobre el comportamiento en sociedad imprescindibles
para la convivencia, conocidas como urbanidad, que tienen un carácter histórico
concreto, cambian con el tiempo y varían de una cultura a otra. La sociedad debe
conservar y reproducir estas normas, entre ellas las costumbres morales que
caracterizan la cultura de la conducta. Yanis caballero (8-981-1636)
Recomendaciones
Un caso particular en donde se refleja cómo están relacionados la moralidad y la religión,
donde se puede distinguir las cualidades de personas médicas y de profesionales encargados
de velar por el bienestar de la ciudadanía, contra las creencias impuestas por una familia
creyente.
Caso de Jodie y Mary
Siamesas nacidas en el 2000, unidas por la parte
inferior de su columna y estaban unidas por esta,
tenían un solo corazón y un par de pulmones.
Jodie, la más fuerte, enviaba la sangre a su
hermana.

Solo había manera de que Jodie sobreviviera a la


operación donde se buscaría separar a las
hermanas, sus padres siendo católicos devotos se
negaron a aceptar esa cirugía, la decisión que ellos
eligieron fue influenciada por sus creencias y por su religión “Creemos que la naturaleza
debe tomar su propio camino”, “Si es la voluntad de Dios que ninguna de nuestras niñas
sobreviva, así será”. Ante estas decisiones el Hospital apeló a los tribunales el permiso de
separarlas a pesar de los deseos de los padres. Como se esperaba Mary falleció y los
argumentos en los que se basaron los tribunales fueron que “se debe salvar a tantos como se
puedan” y que al realizar la cirugía no se estaría matando intencionalmente a Mary si no que
está ya desde el nacimiento poseía complicaciones que dificultaban su desarrollo físico, tenía
un cerebro primitivo, un corazón agrandado, dilatado y con mal funcionamiento, le faltaba
tejido pulmonar funcional. Tanto así que a los pocos días de nacer estos dejaron de funcionar
y dependía de los órganos de Jodie, que era la que le suministraba sangre. Es así que los
expertos determinan que se tenían que separar, ya que esta gran tensión hacia Jodie, la haría
fallecer en un plazo de 3 a 6 meses, matándolas a las dos.
Se presenta en este caso como las decisiones morales de las personan pueden percutir en su
futuro, los padres en aquel entonces se dejaron llevar por su moral religiosa, donde pusieron
en las manos de Dios la vida de sus hijas. En cambio, la ética y moral profesional de los
expertos que indagaron a los tribunales para poder salvar a unas las de las criaturas, debido
a que, si no se interfería, se perderían a las dos niñas. Hoy en días los padres agradecen la
decisión tomada por los tribunales.
Referencias

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