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1. La preparación política.

Roma fomentaba la mayor uniformidad posible entre las


costumbres y leyes de todas las regiones. Además de esto, otorgaba la ciudadanía romana a
muchos de los hombres libres del Imperio, sin discriminar por lugar de nacimiento o raza. Así
fue como apareció la noción de solidaridad entre los seres humanos, concepto que preparó a
los hombres para recibir el mensaje de una redención universal.

2. La preparación intelectual.

Alejandro Magno había diseminado la cultura helenística con su imperio, y Roma había
heredado dicha cultura, de modo que la cultura prevaleciente en el tiempo de Cristo no era
la romana, sino la helenística. El idioma universal era el griego, lengua hablada en un
territorio tan amplio, que era el medio de comunicación en regiones tan separadas entre sí
como África, España, Italia y Asia Menor. Cada nación había tenido su propio idioma; ahora
se les podía evangelizar a todas empleando el idioma griego.

3. La preparación religiosa.Los romanos eran tolerantes con las religiones de los pueblos
sometidos a su imperio, incluso la de los judíos, que insistían en una fe monoteísta y se
negaban a practicar ritos paganos. Estos recibieron privilegios especiales que protegieron su
forma de culto. Al principio, el cristianismo fue considerado como una secta judía y disfrutó
de la tolerancia de los romanos. No obstante, por regla general, sus peores enemigos no eran
los paganos, sino los judíos mismos.

4. La preparación social. La mayoría de los cristianos de la Iglesia primitiva pertenecían a lo


peor entre la clase obrera de las ciudades: los desposeídos, los esclavos y los libertos (véanse
1 Corintios 1:26-28; Santiago 2:5). Había millones de esclavos y desposeídos en el imperio
romano, este sistema desarraigó a muchos de sus hogares para que fueran siervos de sus
nuevos amos, los romanos. Esto llevó a buscar seguridad y hermandad en la fe de Jesucristo.
Desprovistos de las cosas de este mundo, encontraron consuelo en la esperanza del porvenir
celestial y en la dignidad de hijos de Dios. Así fue como las condiciones sociales de aquellos
tiempos contribuyeron a la preparación del mundo para el advenimiento de Cristo.

Jesucristo llegó al mundo cuando las condiciones eran más propicias para recibir su mensaje
para extender su Iglesia en la tierra. “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios
envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4).

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