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Desde el comienzo, los humanos siempre han peleado por una cosa: el poder.

El mostrar

dominancia sobre los demás ha sido un sentimiento anhelado por miles de siglos, y lo seguirá

siendo. En ambos videos observados se reflejan las distintas maneras de como el ser humano

construye nuevas formas de establecer superioridad hacia su propia raza. Por muchos años se ha

peleado por la democracia e individualidad, pero ¿qué es la democracia sino solo menos poder?

¿Y que es el ser humano sin ese poder y control?

En el caso de China, sus legislaciones son solo mecanismos para mantener un orden

deseado por el gobierno comunista. El gobierno desea ciudadanos intachables, pero, según sus

parámetros y concepción de intachable. El sistema de puntuación es uno creado para que uno

mismo se someta a ese gobierno y busque la aprobación de este. El deseo de ser nombrado

ciudadano estrella o cualquier otro cumplido, eclipsa el sentido común y lo vuelve a uno

enviciado por el placer de ser bien visto bajo los ojos del gobierno. Las personas desde la

modernidad hasta ahora han sido homogeneizadas a través de su común sujeción a las normas

(Gil, 2011).

Haciendo referencia al video de la película “La clase obrera va al paraíso”, se es resaltado

también como el individuo es esclavo del estado. El individuo para un gobierno no es más que

una fábrica, y maneras para someter a estos a trabajos injustos con un pago más que inmerecido,

son creadas para mantener un orden homogenizado. El humano trabaja para poder comer y

seguir adelante, por lo que acepta estas condiciones inhumanas propuestas por el estado; el cual

no busca lo mejor para los trabajadores, sino para la preservación de el mismo. Por lo que

cuando los marcos propuestos por este estado poderoso no coinciden con los nuestros, el orden

público se tambalea (Goleman, 1997).

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