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El poder de la palabra
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Si bien esta es una cuestión que antes se discutía, hoy es considerada una
controversia no significativa. Durante muchas décadas, muchos
consideraron que era una cualidad innata, que “se nace orador”, como en
cierto modo lo expresa una frase tantas veces repetida: “Fulano tiene un pico
de oro”. Otros han sostenido lo contrario: la capacidad para hablar en público
es algo que se adquiere. Quienes defendían esta postura recurrían al ejemplo
de Demóstenes (381-322), quien, a pesar de que su voz carecía de vigor y
energía, y que además era tartamudo, llegó a ser uno de los grandes
oradores de la Antigua Grecia. Según la tradición, para superar sus
limitaciones, llenaba su boca de guijarros e iba a ensayar sus discursos a
orillas del mar. Con ello, desapareció su tartamudez y su voz se hizo
vigorosa. En la actualidad, son pocos los que sostienen que se nace orador,
que las cualidades oratorias son innatas. Y, por el contrario, casi nadie afirma
que se llega a serlo con solo capacitarse.
Hay dos condiciones fundamentales para forjarse como orador, para llegar a
ser un buen conferenciante:
Luego, hay que conseguir una forma de presentar aquello que se quiere
transmitir; saber cómo decirlo, pero para ello hay que prepararse.
La oratoria: concepto
El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó
una afamada escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más
amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido
y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado.
En este tipo de oratoria, llegó a considerarse el mejor en su arte a
Demóstenes.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 3
El poder de la palabra
Usamos las palabras todos los días, de manera oral y escrita. Mantenemos
conversaciones, escribimos correos electrónicos, negociamos, debatimos,
preguntamos, respondemos… Sin embargo, muchas veces hablamos sin ser
plenamente conscientes del efecto que las palabras tienen en nosotros y en
los otros.
Las opiniones o los juicios pueden ser una fuente de gran sufrimiento.
Acostumbrados a confundir hechos con juicios, solemos expresar nuestras
opiniones como si fuesen descripciones de la realidad, dando por sentado
que los demás ven lo mismo que nosotros y anulando la posibilidad de que
opinen diferente. De la misma manera, a veces tomamos por irrefutables las
opiniones que otras personas dan sobre nosotros. Cuando escuchemos un
comentario de alguien que nos hiere, pensemos si se trata de un hecho o de
una opinión. Si es un hecho, revisemos si hay algo en nuestra manera de
actuar que es factible de ser corregido, ya que puede ser un feedback válido
que nos puede ayudar a cambiar. Si es una opinión, lo primero que podemos
recordar es que los juicios hablan mucho más de la persona que los emite
que de quien los recibe. A su vez, hay algunas opiniones que son válidas y
pueden ayudarnos a crecer.
No podemos evitar que los demás opinen sobre nosotros. Lo que sí podemos
evitar es que esas opiniones se encarnen en nuestro ser hasta lastimarnos o
convencernos de que, en efecto, eso somos. Es importante hacer, en ese
momento, un trabajo interno para recordar que tenemos un valor intrínseco
que no depende de lo que los demás opinen de nosotros. Una de las técnicas
que pueden ayudar es que, frente a la opinión desfavorable o
malintencionada de otra persona, repitamos internamente: «Sin importar lo
que pienses de mí o me digas, yo sigo siendo una persona valiosa».
Hay otra historia muy elocuente, cuyos protagonistas son dos empleados de
una fábrica de zapatillas que viajan a una región del África para abrir nuevos
mercados. A su regreso, uno de ellos comenta:
Conversaciones efectivas
Sin duda, una buena conversación depende tanto del que habla
(el emisor) como del que escucha (el receptor). Una buena
comunicación deriva del buen desarrollo de las habilidades de
hablar y de escuchar que tengan ambos. Comencemos por la
escucha, que suele ser la habilidad menos trabajada. A menos
que tengamos una discapacidad, quienes podemos oír bien
solemos pensar que eso nos habilita para escuchar a los otros
de manera óptima. Y esto no siempre es así. (De Andrés y
Andrés, 2010).
La escucha efectiva
Hacer preguntas, formular preguntas sobre lo dicho: «¿Qué quiere decir que será un año difícil?
¿Me podrías dar un ejemplo?»
Verificar con preguntas para entender mejor, para aclarar supuestos: «¿Lo que has dicho quiere
decir que…?», «¿Lo que estoy escuchando implica que…?»
Observar los mensajes verbales y los no verbales, y estar atento tanto a las palabras como a la
actitud corporal de la otra persona. El lenguaje de los gestos puede decir más que las
palabras.
Escuchar con empatía, poder ponerse en el lugar del otro, para comprender mejor su punto de
vista.
Escuchar con paciencia. Hay personas que tardan más que otras en elaborar sus
pensamientos y expresarlos en forma oral. Darles tiempo, evitar completar la frase por el otro.
Ir al encuentro con ganas de aprender del otro y evitar cualquier pensamiento descalificador.
Evitar pensar que ya sabemos todo lo que el otro nos va a decir. ¡En verdad no lo sabemos!
Y, de igual manera, evitar estar ensayando mentalmente la conversación que tendremos, las
posibles respuestas, pues eso nos aleja de la persona y nos impide vivir ese momento con
plenitud.
Tal vez, una de las cosas que más ayude a la escucha efectiva
sea ir al encuentro sabiendo que es un momento único, que no
se repetirá. Estar presentes, conectados, interesados en lo que
el otro tiene para decirme. Como dijo Martin Buber, «pese a
todas las similitudes, cada situación de la vida es como el recién
nacido, tiene un nuevo rostro que no había aparecido ni volverá a
aparecer jamás. Exige, pues, una manera de actuar que no
puede preverse de antemano». La escucha requiere de una
intención auténtica para generar confianza. Escuchar a otros no
es simplemente permanecer en silencio, sino poder volver sobre
lo que la otra persona dijo, y tomar acciones que reflejen que
hemos escuchado de verdad. Esto construye la confianza.
Cuando, por el contrario, percibimos que alguien pareciera estar
escuchándonos, pero no lo está, la confianza cae. (De Andrés y
Andrés, 2010).
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LECCIÓN 3 de 3
Referencias
Ander-Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos Aires, AR: Lumen.
Andrés, Verónica de. Andrés Florencia (2011). Confianza total. Buenos Aires, AR: Planeta.
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La producción de la voz
La voz
¿Cómo respiramos?
Referencias
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LECCIÓN 1 de 5
La voz
Como le sucede a Analía, les pasa a muchas personas que tienen algún problema de comunicación y aquí la
voz desempeña un papel fundamental.
La voz tiene especial significación en la oratoria. Una buena voz facilita la tarea del orador y
le da un apoyo firme para lograr una expresión, intensidad y ritmo adecuados para una
buena comunicación. Si la voz que uno posee no es la más idónea para la oratoria,
debemos tener en cuenta esta limitación, ya que constituye un obstáculo que puede
superarse con el ejercicio. Lo que aquí nos interesa destacar es que la voz es un
instrumento del que el conferenciante debe aprender a servirse con flexibilidad y
seguridad. (Ander-Egg y Aguilar, 2006, p. 111).
La voz es un sonido producido en la laringe por las cuerdas vocales durante la espiración del aire. Posee
cualidades como la intensidad, el tono y el timbre. La intensidad varía con la presión que ejerce el aire
espirado para vencer la resistencia que ejercen las cuerdas vocales: a mayor cantidad de aire espirado y
mayor presión, el sonido va a ser más intenso. El tono varía con la tensión del cierre de las cuerdas vocales:
a mayor tensión, más agudo es el sonido; a menor tensión, este es más grave. El timbre depende de las
cavidades de resonancia.
La intensidad de la voz que debe utilizar un conferenciante u orador depende de la distancia física que
media entre el emisor y los receptores, de la acústica de la sala, de los ruidos ambientales y de los
medios técnicos (micrófonos y amplificador) de que se disponga.
Es conveniente no hablar demasiado alto; el orador se cansa y cansa a los que escuchan.
Ni tampoco hablar demasiado bajo; para saber si la intensidad de la voz es adecuada, basta con
observar la expresión de los oyentes más alejados, o por lo menos analizar su actitud general (es fácil
darse cuenta cuando una persona está forzando su oído para escuchar).
No comenzar jamás un discurso con gritos; hablar más bien en voz un poco más baja que lo normal
durante unos minutos, con el fin de obligar al auditorio a concentrar su atención; este es un viejo truco
conocido por los profesores. Mejor aún, pronunciar con más intensidad las primeras palabras del
discurso: “Señoras, señores, amigos…”, y hacer una breve pausa. Luego, volver a tomar la palabra con
voz más baja. Con esto se pretende producir en la mente de los oyentes una ruptura con el contexto
psicológico y concentrar su atención sobre un nuevo foco.
Que la intensidad de la voz vaya siempre de acuerdo con el pensamiento: no murmurar ni pronunciar
siquiera con una intensidad mediana.
La mordiente de la voz (brillo): voces bien timbradas (netas, armoniosas) y voces sin timbre (blandas,
reducidas casi a lo fundamental). (Ander-Egg y Aguilar, 2006, p. 111-112).
Sistemas de producción de la voz
Sistema respiratorio
Está constituido por el sistema broncopulmonar y la caja torácica. Al sistema broncopulmonar lo componen
los pulmones, los bronquios y los alvéolos pulmonares. La caja torácica es la unidad donde se alojan los
pulmones y está delimitada por las costillas; hacia atrás, tenemos la columna vertebral y, hacia delante, el
esternón.
Por debajo de los pulmones y por encima de las vísceras, se encuentra alojado el diafragma, que es el
músculo respiratorio por excelencia.
La respiración tiene por objeto otorgar el oxígeno indispensable para nuestra vida. Está ligada a todas las
funciones fundamentales, vitales, y desempeña un papel tan importante que se la considera indispensable
para vivir.
El sistema fonatorio
Está compuesto por la laringe, situada debajo de la faringe y encima de la tráquea; en ella se encuentran las
cuerdas vocales; es el órgano productor del sonido. Cuando respiramos, las cuerdas vocales permanecen
separadas para que el aire pase libremente entre ellas. Al acercarse el espacio que queda, se estrecha y se
produce el sonido.
El sonido que generan las cuerdas vocales sería inaudible sin las cavidades de resonancia; los resonadores
son los cuerpos vibrantes que refuerzan un sonido. El sistema de resonancia está compuesto por dos
partes: las fijas y las móviles. Las primeras son el maxilar superior, los huesos de las fosas nasales, los
senos paranasales y el paladar.
Las partes móviles son la faringe, el velo del paladar, la lengua, las mejillas y los labios. El sonido generado
por las cuerdas vocales es llamado tono fundamental, el cual sube hacia las cavidades de resonancia
enriqueciéndose de armónicos. Si esto no sucediera, sería inaudible. Los armónicos son los que dan el
timbre característico de la voz a cada una de las personas.
La impostación vocal consiste en lograr un mayor rendimiento de la voz con el mínimo esfuerzo de las
cuerdas vocales. La articulación es una serie de movimientos que realizan las partes móviles de las
cavidades de resonancia, a través de los cuales el sonido es transformado con sus respectivas
adecuaciones en las distintas letras. La articulación correcta es la que da claridad y nitidez a la palabra.
Los moldes posturales consisten en la movilización de los órganos y paredes de la caja de resonancia vocal.
Su finalidad es obtener mayor resonancia, de manera que intensifique el caudal de voz.
S I S T E M A N E RV I O S O S I S T E M A PO S T U RA L
Para poder realizar y sincronizar los múltiples movimientos musculares que producen el sonido, su
resonancia y la articulación en la palabra, es necesaria la compleja actividad del sistema nervioso, tanto la
voluntaria como la involuntaria.
El cerebro dirige todos los movimientos voluntarios del cuerpo y, por ende, el funcionamiento de los actos
musculares necesarios para la emisión vocal, ya que en él se generan los impulsos nerviosos para que los
músculos se contraigan y cumplan el movimiento.
S I S T E M A N E RV I O S O S I S T E M A PO S T U RA L
Es de suma importancia, para que la producción de la voz sea clara y tenga una buena proyección, la postura
que adoptamos para hablar en las diferentes situaciones y el grado de tensión que tenga nuestro cuerpo.
Algunas de las causas que pueden provocar tensión pueden ser la falta de sueño, el esfuerzo muscular
intenso o situaciones de estrés, entre otras. La manera orgánica de manifestar este aumento del tono
muscular es a través del dolor de cuello, de espalda o de pecho. Para aliviar este tipo de molestias, existen
diferentes tipos de relajaciones que se pueden utilizar ante estas circunstancias.
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LECCIÓN 2 de 5
¿Cómo respiramos?
El aire es inspirado por la nariz, que lo adecua a nuestro organismo otorgándole la fuerza, la humedad y la
temperatura necesarias.
Al entrar en nuestros pulmones, el aire que inhalamos entra en contacto con la sangre venosa a través de los
alveolos y produce su oxigenación transformándola en sangre arterial. A mayor cantidad de aire inhalado,
mayor cantidad de oxígeno, es decir, vida.
A todo esto, es el cerebro, nuestro órgano principal, el que más necesita estar oxigenado para poder
funcionar a pleno, sin duda y sin trabas. Entonces, el aire y la respiración son una prioridad.
Recordemos que nuestros pulmones tienen mayor capacidad en la base que en el vértice, debido a su
formato casi triangular. Por lo tanto, es por la base que debemos empezar a llenarlos. Nuestra estructura
ósea, en lo que el tórax se refiere, también coincide en su forma con los pulmones, ya que su base, además
de ancha, abierta por sus costillas falsas o flotantes, deja libre de todo impedimento la expansión total de
nuestros pulmones. Este tipo de respiración se denomina costodiafragmática, puesto que el diafragma se
expande permitiendo así mayor entrada de aire. Esta forma de respirar se logra inhalando aire en forma lenta
y progresiva, tratando de enviarlo hacia el estómago (diafragma). Al principio, no es sencillo debido a que
nuestra tendencia es inhalar con fuerza y hacia la parte superior, o sea, levantando los hombros y el pecho.
Los pulmones tienen dos movimientos: la inspiración, que consiste en la absorción de aire, y la espiración,
que es su expulsión. La fonación se realiza en este segundo movimiento, que es más largo que el primero.
En la espiración, el aire contenido en los pulmones sale de ellos y, a través de los bronquios y de la tráquea,
llega a la laringe.
La espiración es el elemento indispensable para la emisión de la voz; sin ella, no hay sonido laríngeo. Debe
hacerse de manera lenta y continua, pero variable en velocidad y en fuerza, según la necesidad del discurso,
la acción refleja de los órganos de articulación y las exigencias de las modulaciones y acentuaciones
vocales.
En cuanto a los órganos de fonación, la cavidad laríngea contiene las cuerdas vocales que son el elemento
clave del aparato fonador. Estas consisten en dos pequeños músculos elásticos que se abren y se recogen
a los lados dejando pasar el aire. Eso es la respiración. Si, por el contrario, se juntan, el aire choca con ellas,
produciendo el sonido que denominamos voz.
Mantén ese aire sin realizar ningún movimiento y, tras unos segundos, desaloja de nuevo el aire.
Repite la respiración.
Imagina ahora que eres una cámara de video y te dispones a rodar un pequeño cortometraje de tu
cuerpo. Vas a realizar un recorrido, una exploración visual desde los pies a la cabeza, despacio,
tranquilamente, observando zona por zona de tu cuerpo a través de la cámara. Fíjate en la forma, el
tamaño y la textura de cada parte que estés filmando e intenta captar el mayor número de detalles
posibles. Percibe la longitud de cada dedo de tus pies, el espacio entre ellos, el empeine, la planta, el
talón, los tobillos y poco a poco sube: pantorrillas, rodillas, muslos. No te olvides filmar por detrás:
espalda, nuca, etc.
Una vez que hayas finalizado esta toma general, concéntrate en la zona de mayor tensión e intenta
obtener un primer plano de ella. Aproxímate todo lo que puedas con la cámara y mira decididamente,
fijándote bien, pon mucha atención. Esa zona es la estrella de tu película, la protagonista. Trata de
entender sus nervios y pídele que se relaje, que se tranquilice. Haz que se sienta importante y querida.
Cuando percibas que ya no está tan tensa, dirige la cámara a tu rostro. Contempla la expresión que
tiene. Observa tu frente despejada, tersa, sin arrugas; los ojos tranquilamente cerrados; los labios
entreabiertos, sin tensión en la mandíbula. Observa la serenidad de tu rostro y el estado de
tranquilidad en que reposa ahora tu cuerpo. Observa ahora como entra y sale suavemente el aire por
la nariz haciendo que todas tus células se oxigenen y recarguen de energía.
Quédate ahí, saboreando la experiencia durante unos minutos y, cuando quieras, respira
profundamente un par de veces, estírate y antes de abrir de nuevo tus ojos, busca un título para tu
película.
Inspira lentamente por la nariz, como si estuvieras disfrutando el perfume de una bella flor. A
continuación, expulsa el aire por la boca como quien apaga una vela. Siente el aire recorriendo todo tu
organismo, siente cómo se relaja cada músculo de tu cuerpo a medida que vas respirando de esta
forma.
Este ejercicio te permitirá administrar mejor tu reserva de aire para poder colocar la voz para terminar con
buen volumen cada frase.
Acuéstate en el piso bocarriba, con la columna recta, colocando un libro sobre el vientre. En esa
posición, respira por la nariz, tratando de subir el libro lo más posible. Luego, bota el aire por la boca,
poco a poco, contando mentalmente, hasta que el libro vuelva a su nivel inicial. Sigue inspirando y
espirando, subiendo y bajando el libro, aumentando la cuenta lo más que puedas. Respira así unos
minutos. Repite este ejercicio un par de veces al día.
Además de ser muy relajantes, estos ejercicios nos ayudan a colocar la voz y a mejorar la voz. (Aspirar una
flor y soplar una vela, 2001, https://bit.ly/3gbjP30).
C O LO C A R LA V O Z LA I M PO S TA C I Ó N D E LA V O Z
Este es un primer trabajo indispensable para todo el que pretenda ser un buen orador: aprender a colocar la
voz, no desde el punto de vista musical, sino desde el punto de vista de la oratoria. Es decir, encontrar el nivel
apropiado de fuerza vocal y desarrollar la resonancia vocal adecuada.
Dentro de la jerarquía de los sonidos, hay que cultivar la nota en la cual la propia voz suena mejor y en la que
se puede permanecer el mayor tiempo con el mínimo de fatiga. La ronquera de la mayoría de los oradores
se debe a que fuerzan constantemente su voz por encima de su tesitura; en otros casos, se quedan
afónicos.
Para que la manera de hablar atraiga al auditorio, hay que variar en la forma de hablar, en el registro de la voz,
en el tono y en el ritmo. Y, para conseguir esto, hay que mejorar la variabilidad de la entonación y fuerza, lo
que permite expresar significados y sentimientos con más efectividad.
C O LO C A R LA V O Z LA I M PO S TA C I Ó N D E LA V O Z
Esta acción consiste en lograr que el aire salga de los pulmones de la manera más correcta, cómoda y
rentable. Normalmente, se realiza para cantar y declamar, pero también constituye un requisito
indispensable para toda oratoria; solo estando bien impostada se aprovechan al máximo las condiciones
fisiológicas del aparato de fonación y la voz va clara y nítida al auditorio. Una voz no impostada carece de
vibración, es opaca y, a poco de estar hablando, el orador sentirá molestias en la garganta y concluirá
poniéndose ronco.
La voz es un elemento importantísimo en la oratoria, una voz agradable ayuda a la comunicación. Sin
embargo, aunque no todos poseen este tipo de voz, es posible cultivarla, extender su registro, desarrollarla,
dulcificar asperezas, darle brillo y finalmente “construirla” a fuerza de estudio y práctica constantes. (Ander-
Egg y Aguilar, 2006, p. 116).
La voz tiene una poderosa influencia. En esta didáctica charla, Emma nos muestra las claves
de cómo usar nuestra voz para ser más persuasivos. Estas claves las extrae de las últimas
investigaciones hechas por ella misma. Emma lleva más de 20 años investigando y
enseñando cómo utilizar la voz para hablar en público. Es periodista y profesora titular en el
Departamento de Comunicación de la UPF, doctora en Comunicación y doctora en Psicología.
Es autora de más de 12 libros y 70 artículos científicos sobre la voz y el habla, y tiene una
dilatada experiencia trabajando en la radio. (Tedx Talks, 2018,
https://www.ted.com/tedx/events/22668).
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Muchas veces, en situaciones habituales, el uso incorrecto de la voz puede ocasionarnos perjuicios a
nuestra salud; algunos ejemplos son:
Hablar cuando presentamos disfonía o hacerlo en exceso cuando existe algún tipo de alergia
respiratoria.
Gritar produce un cierre brusco de las cuerdas vocales, lo cual ocasiona irritación laríngea.
Hablar excesivamente sin una adecuada técnica vocal trae como consecuencia los síntomas
vistos en la fonastenia.
Cuidados de la voz
Es importante utilizar la voz adecuadamente, ya que es una de las principales herramientas que tenemos
para comunicarnos. Algunas sugerencias para su cuidado son las siguientes:
No gritar en situaciones como partidos de fútbol, en la escuela, con los miembros de la familia
o durante actividades de entrenamiento.
Tratar de reducir al mínimo la tos y carraspera. Sustituir estos malos hábitos por un sorbo de
agua ante la molestia.
Restringir al máximo el hábito de fumar y tomar alcohol, ya que irritan la mucosa de la laringe.
No usar ropa que presione el abdomen o el cuello, ya que deberemos forzar la respiración y
fonación.
Comer poco y lentamente para realizar una buena digestión y evitar el endurecimiento del
abdomen, que impide realizar correctamente la respiración costo-diafragmática-abdominal.
Prestar atención al estrés (físico y mental). La voz se relaciona con las emociones. Los
métodos fisioterápicos (masaje, baño de vapor y la gimnasia de relajación) son ayudas
corporales para equilibrar los excesos musculares.
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LECCIÓN 4 de 5
Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos Aires, AR: Lumen.
[Imagen sin título sobre órganos del sistema respiratorio]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/CcafXK
[Imagen sin título sobre cuerdas vocales]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/eIK5sj
[Imagen sin título sobre partes del sistema de resonancia y articulación]. (s. f.). Recuperado de
https://goo.gl/9WJtrh
Tedx Talks. (2018). Persuade con tu voz. Estrategias para sonar creíble. | Emma Rodero | TEDxMalagueta
[Video de YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=YlI-e4QJWG0
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LECCIÓN 5 de 5
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La pronunciación
Hay que aprender a articular bien; es una necesidad absoluta para el que quiere
hablar en público. La ciencia de la articulación comprende el estudio de todos los
elementos del lenguaje hablado.
La dicción
Defectos de pronunciación
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
La dicción
Para una buena dicción, hay que hablar por dónde se debe hablar: la boca,
abriéndola bien y respirando correctamente. No se debe hablar con la nariz,
ni con el pecho, ni con el fondo de la garganta, ni con la punta de los labios.
Veamos el caso de Pablo:
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LECCIÓN 2 de 3
Defectos de pronunciación
Incorrectas Correctas
Consiste en la transposición de letras, sílabas, palabras o actos fallidos. Es el más tonto, pero el más común
y obedece a trastornos psicoverbales y a fallas de la mecánica articulada. Suele suceder por la falta de
atención en lo que estamos diciendo y exige gran serenidad por parte de quien lo comete; de lo contrario, se
desataría una racha de mentiras y engaños.
Tabla 2. Ejemplos
Rinde como uno y cuesta como Rinde como dos y cuesta como
dos. uno.
Tabla 3. Ejemplos
Incorrecto Correcto
Calidac Calidad
Octurador Obturador
Sepcional Seccional
Ocjeto Objeto
Correpto Correcto
Tabla 4. Ejemplos
Incorrecto Correcto
Amol Amor
Muelto Muerto
Hacel Hacer
Incorrecto Correcto
Miral Mirar
Tabla 5. Ejemplos
Incorrecto Correcto
Argunos Algunos
Er barco El barco
Mir Mil
Fuente: elaboración propia a partir de búsqueda en Google.
Ultracorrección
Tabla 6. Ejemplos
Incorrecto Correcto
Incorrecto Correcto
Chacado Achacado
Vacido Vacío
D ebemos tener cuidado con las frases donde se presenten los siguientes
casos:
Norma general: pronuncia todas las letras de cada sílaba y todas las sílabas
de cada palabra correctamente. Es peligroso omitir letras: destruye todo,
hasta los esfuerzos que se hicieron para perfeccionar la elocución.
Criterios fonéticos
Criterios funcionales
Modo de articulación. Es la posición que adoptan los órganos articulatorios, es decir, si existe
una mayor o menor apertura de estos a la salida del aire.
En castellano existen cinco fonemas vocálicos: /a/, /e/, /i/, /o/ y /u/.
Articulación
El lenguaje articulado nos proporciona la facultad de expresar y comunicar a
los demás nuestros pensamientos e ideas por intermedio de la palabra. Los
órganos de la articulación se dividen en activos y pasivos.
Figura 2. Articulación
Fuente: elaboración propia.
Es imprescindible aprender a articular bien. Por lo tanto, para que cada palabra tenga claridad y nitidez, es
necesario practicar ejercicios específicos de los órganos activos de la articulación. Estos ejercicios
desarrollan la musculatura de los labios, lengua, velo del paladar y maxilar inferior, y les da soltura,
comodidad y facilidad. Gracias a esos ejercicios practicados con método, la articulación se vuelve clara,
firme y precisa.
Ejercicios
De labios
–
Pronunciar:
a-o-u-o-a
a-e-i-e-a
ua—ee—oo
a—o—e—o
De lengua
–
Sacarla y entrarla.
Hacerla girar por fuera y dentro de la boca como las agujas del reloj y
luego en sentido contrario.
Hacer el cucurucho con la lengua.
Bostezar
Carraspear
Toser
Simular gargarismos
Labiolectura
–
Destrabalenguas
–
D ecir
correctamente, primero lento y luego con más velocidad, distintos
trabalenguas.
Ejemplos:
Erre con erre cigarro; erre con erre barril; rápido ruedan los carros cargados de
azúcar del ferrocarril.
Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa; le sale sosa su salsa a
Sansón si la sazona sin sal.
Buscaba en el bosque Francisco a un vasco bizco tan brusco, que al verlo le
dijo un chusco: “¡Qué vasco bizco tan brusco!”.
¿Cuánta madera roería un roedor si los roedores royeran madera?
El cielo está enladrillado, quién lo desenladrillará. El desenladrillador que lo
desenladrille, buen desenladrillador será.
Muletillas
Las muletillas son los sonidos o palabras que surgen, en una presentación
oral, cuando estamos pensando y expresan duda. Entre las más frecuentes
encontramos: eh, este, digamos, o sea, así que, y, nada, no, no sé, bueno,
entre otras. Estas palabras son muletillas cuando se utilizan a repetición y su
uso no tiene que ver con el sentido de la oración. Se utilizan sin ningún
significado. Estas reiteraciones provocan en el receptor una interferencia no
deseada y el uso excesivo de estas produce un rechazo al discurso. Es por
ello por lo que deben ser eliminadas del vocabulario del orador. Además,
existe otra forma de vocalización incorrecta que es estirar la última letra de
una palabra, por ejemplo: queeeeeee. Esto también causa una interferencia y
expresa duda.
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Referencias
Ander Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos Aires, AR: Lumen. Recursos
fonéticos.
[Imagen sin título sobre fonemas vocálicos]. (s. f.). Recuperado de https://goo.gl/pz0nxY
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Los componentes del discurso oral
Video conceptual
Referencias
Sobre este tema se puso a pensar Diego, ya que durante el día trabaja en una
empresa, un trabajo de oficina durante nueve horas, y a la noche dicta clases
en la universidad. La docencia es una actividad que lo apasiona, pero se da
cuenta de que le resulta complicado mantener la atención de sus alumnos, ya
que la mayoría asiste a clases luego de trabajar, en horario nocturno, por lo
cual están cansados. Siente que por momentos es bastante monótono y un
poco aburrido, pero no sabe cómo manejarlo y mejorarlo.
Esto es una problemática que afecta a muchos que tienen que hablar frente
al público, ya que una presentación debe hacerse de tal manera que se
consiga, en mayor o menor medida, que la gente quite de su mente las ideas
parásitas (preocupaciones, problemas, sufrimientos, inquietudes, etc.) que le
dificulten concentrarse en lo que se está tratando en la conferencia.
El discurso oral tiene una serie de componentes que lo hacen más o menos
interesante, más o menos claro. Piensa en algún discurso que te haya
emocionado: además del contenido, ¿qué cosas te llegaron? Ahora piensa en
un discurso muy aburrido, que te haya provocado sueño y ganas de irte. En
cada uno hay características diferentes en cuanto a velocidad, ritmo,
volumen y proyección, intención y énfasis.
Velocidad y articulación
A la hora de expresarse oralmente, cada persona tiene una velocidad para
hablar, la cual depende de la personalidad, del lugar de procedencia o de la
edad, entre otros. A su vez, cada individuo tiene una determinada
articulación, correcta o incorrecta.
En el caso de los adolescentes, hay una tendencia a hablar muy rápido y con
deficiencias en la articulación; un ejemplo es que suelen unir las sílabas, lo
que provoca que entre las palabras no haya un silencio natural y que dos
parezcan una. Así, en vez de decir “¿Cómo andas?”, dicen “¿Moanda?”. En
algunos casos, también debido a la rápida velocidad y a la mala articulación,
no abren la boca lo suficiente, por lo que producen una pérdida de claridad;
un ejemplo es cuando no pronuncian la última letra de la palabra, que puede
ser una s, una r o una vocal.
La velocidad con la que se enuncia el discurso también tiene que ver con los
estados de ánimo, ya que no vamos a tener la misma velocidad para hablar
cuando estamos aburridos que cuando estamos ansiosos por contarle a
alguien algo importante que nos pasó.
Ritmos y silencios
El interés que el discurso suscite tiene que ver con el contenido en sí, con la
elección del tema adecuado al público, con la velocidad, la entonación y,
sobre todo, con los ritmos y silencios que el orador utilice.
Volumen
El estilo
La lengua hablada tiene sus propias leyes, que no son las mismas que las de
la lengua escrita. El lenguaje oral permite y, más aún, necesita repeticiones,
suspensos, interrogaciones, exclamaciones y toda una serie de
procedimientos que son bastante desaconsejables en la composición
escrita. Ander-Egg afirma que, si hablamos del estilo, hemos de recordar que
este no es algo accesorio; en el fondo, es una expresión de uno mismo. Sería
enfermizo o ridículo estar totalmente pendiente de las triquiñuelas de la
oratoria para lograr un estilo. Ander-Egg cita a Georgin, que afirma: “El estilo,
en definitiva, es la mejor manera personal de expresarse” (Georgin, como se
cita en Ander-Egg y Aguilar, 2006, p. 96).
Para ello, el lenguaje ha de ser preciso, concreto, de tono natural, con calor y
vida. Ander-Egg se apoya en Folliet para hacer algunas consideraciones
acerca del estilo que más conviene a los discursos o conferencias. El estilo
debe poseer las siguientes características:
Claro
Fuerte
Variado
Ritmado
Adaptado
Directo
Un estilo claro
Un estilo fuerte
No hay que confundir hablar con fuerza con hablar alto. La energía y la
vivacidad se imponen no tanto por el volumen de la voz, sino por el estilo y el
dinamismo, expresados por la totalidad de la persona que habla. Y esto va
desde la inflexión de la voz hasta los gestos que utiliza.
Todo lo anterior abarca aspectos del estilo que ayudan a dar fuerza, pero lo
esencial de un discurso se centra en el modo de decir quizás más que en el
contenido. Hemos de tener en cuenta, también, que los discursos
especulativos y las divagaciones sutiles no sirven para dar fuerza a un
discurso; todo lo contrario. Lo que de verdad da fuerza al estilo son los
oradores existenciales, que contienen vida, que transmiten vida, que
infunden vida. (Ander-Egg y Aguilar, 2006, pp. 97-99).
Un estilo variado
A la claridad y vigor del estilo tenemos que unir la vivacidad. Esto se logra por
la variación. Hacerse entender y llamar la atención del auditorio no basta. A
la atención hay que retenerla, cuidarla y recrearla. Para ello, lo que hay que
evitar a toda costa es la monotonía, y esto se logra alternando el ritmo,
cambiando el registro de la voz y, sobre todo, usando un tono que dé colorido
al discurso.
Lo que hay que evitar a toda costa es la monotonía y esto se logra alternando
el ritmo, cambiando el registro de la voz y, sobre todo, usando un tono que dé
colorido al discurso.
Las muletillas, que nada significan, atentan contra la armonía del lenguaje y
el oído del auditorio, además de evidenciar nuestra falta de fluidez en el
manejo de la lengua.
Al respecto, se sugiere:
Hay que saber bromear con la mayor naturalidad posible, pero sin
ser groseros y vulgares. Como dice Coll-Vinent, los chistes son una
variedad más jocosa y ligera que la anécdota, ayudan más que ella
a distender psicológicamente al que escucha y, contados con
oportunidad, amenizan en gran manera cualquier tipo de
comunicación sin afectar su seriedad.
Un estilo ritmado
Hay que desechar las frases en las que los incisos y proposiciones
subordinadas se encadenan unas con otras; ello produce
dificultades de comprensión y monotonía. (Ander-Egg y Aguilar,
2006, p. 100-101).
Un estilo adaptado
Adaptación al tema
Como recuerda Folliet, “cada género tiene su ley”, y el orador la debe respetar
bajo pena de incurrir en uno de los peores castigos que pueden afligirlo: el
ridículo. Es obvio que el estilo será diferente si se trata de una oración
fúnebre o de un brindis; si se habla de un héroe muerto o de un vencedor
deportivo. Y, dentro del desarrollo del tema, hay que ir adaptándose a lo que
se va diciendo.
Adaptación al auditorio
No se le habla a un conjunto impersonal, anónimo, sino a un conjunto
concreto de personas. No hay que perder el tiempo deplorando la falta de
formación e información de un auditorio. Hay que tomarlo como es, hacerse
comprender y llevarlo más adelante. De ahí la necesidad de preparar cada
charla o discurso en función del público concreto al que habrá de dirigirse y
las situaciones concretas que habrá que confrontar.
En una charla íntima, el estilo debe ser simple, familiar, sin afección
y sin adornos. Se acerca a lo que es el lenguaje coloquial, tiene una
cierta semejanza a una charla amena, solo que no hay respuesta
(como en una conversación), aunque en algunos casos la misma
índole de la exposición y su modalidad permitan la participación del
auditorio.
Un estilo directo
Frases cortas
Vocabulario sencillo
Sentido de lo práctico
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 4
Video conceptual
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
Referencias
Ander-Egg, E. y Aguilar, M. (2006). Como aprender a hablar en público. Buenos Aires, AR: Lumen.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 4
Introducción a la oratoria
–
La oratoria nació en Sicilia en el siglo V a.c, y tuvo grandes oradores en la
antigüedad, como Demóstenes y Marco Tulio Cicerón. Desde entonces el
poder de la palabra ha tenido un rol fundamental para la comunicación como
la escucha efectiva.
La producción de la voz
–
La voz se produce por la vibración de las cuerdas vocales, e intervienen varios
sistemas. Es importante conocer y ejercitar la correcta respiración costo-
diafragmática, y los cuidados de la voz para un buen y adecuado uso de la
misma.
La pronunciación
–
Cuando hablamos frente al público es fundamental tener claridad y nitidez en
las palabras, para ello debemos tener una buena dicción y evitar las
muletillas. La articulación se mejora mediante ejercicios de boca, lengua, y
labios.
C O NT I NU A R
Comunicación no verbal
Introducción
Comunicación no verbal
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Introducción
Los gestos, las posturas, las miradas, los tonos de voz y otros
signos y señales no-verbales constituyen un lenguaje
complementario al de las palabras, con el que nos comunicamos
en forma constante. El conjunto de estos elementos –y también
la disciplina que los estudia– reciben el nombre de
comunicación no-verbal (CNV).
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 3
Comunicación no verbal
Kinésica
En este sentido,
es difícil observar el desarrollo de la postura corporal única y
exclusivamente compuesto por un solo elemento, lo usual es la
combinación de varios elementos que interactúen en el proceso
comunicativo. Cualquier acto discursivo oral conlleva la
colaboración de la gesticulación facial.
La mirada
Proxémica
Paralenguaje
En este sentido,
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 3
Referencias
El orador o conferenciante no solo interviene con la palabra; todo su ser físico y psicológico está implicado en el acto de la
comunicación; habla con todo su cuerpo. Y esto por una razón muy simple sobre la que no suele prestarse atención: el
orador no solo habla, actúa, es escuchado, pero también es visto.
Un orador sin gestos, por buenas que sean sus ideas y la claridad y profundidad de su pensamiento, es como una obra de
arte inconclusa. Todo buen orador refuerza su mensaje con los gestos, ya que el gesto es un vehículo comunicativo
primordial, dependiente o independiente del lenguaje oral, simultáneo, alternativo o conjugado con él. No se puede estar
movilizado como estatua, si además de transmitir ideas se quiere mover la voluntad de los oyentes (Ander-Egg y Aguilar
Idáñez, 2006, p. 165).
Los gestos
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Los gestos
Todos los seres humanos poseemos no solo un lenguaje hablado, sino también otro de naturaleza no
verbal, cuyas formas de expresión son emitidas por medio del cuerpo humano. Esto significa, visto el
hecho desde el auditorio, que las personas no solo escuchan lo que alguien dice, sino que escuchan a la
persona que lo dice. De ahí lo referente a los gestos o, dicho en sentido más amplio, todo lo referente al
lenguaje somático. Para comprender el significado del lenguaje somático o de expresión de lo corporal,
debemos tener en cuenta los diversos aspectos a través de los cuales se manifiesta:
El gesto, o movimiento del cuerpo en general, que puede actuar dependiente o independiente de la palabra, y de manera simultáneamente o
alternada con ella.
La mímica en cuanto movimiento de los músculos faciales, especialmente, los labios, las cejas y la boca; el rostro como espejo del
pensamiento también es parte del lenguaje somático.
Las posturas como posición significativa del cuerpo en general, que se conserva durante un cierto tiempo.
La fisonomía o expresión de la cara; esta posición marcada, fija y significativa de los músculos faciales es la dimensión estática de la mímica
(pp. 162-163).
Cuando se habla del gesto o la gesticulación en oratoria, la expresión se utiliza en el sentido amplio,
como “actitud toda del cuerpo”. En un sentido práctico […] debemos tener en cuenta las siguientes
cuestiones:
1 El físico.
2 La vestimenta.
5 Los ademanes.
6 La postura o posición general del cuerpo (Ander-Egg y Aguilar Idáñez, 2006, p. 167).
Cada uno tiene el físico con que vino al mundo; podemos mejorarlo, pero no cambiarlo. Con el paso del
tiempo, el físico adquiere también determinadas características. Lo que importa, como dice Mario
Benedetti, es asumir la identidad de nuestro cuerpo, “es tener conciencia de ser bajo o alto, gordo o
flaco, calvo o peludo, fuerte o débil. Es un modo elemental, de asunción, pero tal vez sea una condición
sine qua non para asumirse como ser humano”.
Así asumidos, tenemos que saber que nuestro cuerpo comunica, y a través de él también nos
comunicamos cuando hablamos en público. Lo que puede recomendarse en este aspecto es que
cuando hablemos en público debemos evitar dos cosas: no impresionar desagradablemente ni llamar
demasiado la atención por el atractivo físico. Esto último a veces se logra con el arreglo y la vestimenta.
[…]
Hay que procurar que el físico sea agradable/simpático. Para ello, hay que presentarse con simplicidad,
libre de tiesuras y ostentaciones, pero con dignidad y seguridad. Si se es apuesto tanto mejor, pero no
alardee de su físico; si se es de baja estatura, no se achique psicológicamente: demuestre aplomo y
dominio de sí mismo, y la altura no va a influir (Ander-Egg y Aguilar Idáñez, 2006, pp. 168-169).
La vestimenta
No hay una vestimenta para hablar en público, como existen vestimentas apropiadas para una fiesta,
para practicar determinados deportes. Sin embargo, la vestimenta juega un papel importante en el acto
de la comunicación.
[…]
No hay que pensar que, si uno se disfraza de albañil o de mecánico, tendrá éxito cuando habla ante un
auditorio de gente del pueblo, tampoco creer que el éxito se asegura porque se ha puesto ropas
excéntricas (un chaleco rojo o una corbata insólita). Hay que ser siempre natural, auténtico, sin
afectación. Vestir con simplicidad y con toda sencillez.
Y… asegúrate antes de hablar de que estás presentable: que no estás desgarbado, que tienes los
botones abrochados, que la ropa no tiene agujeros, que el cuello está en su lugar, que los cordones de
los zapatos no están desatados, que tienes la cara y las manos limpias (Ander-Egg y Aguilar Idáñez,
2006, pp. 169-170).
Cuando se trata de una conferencia o discurso donde el auditorio puede ver el rostro del
conferenciante, puede decirse que la gente está oyendo el rostro y la palabra. El movimiento de los
músculos faciales, expresando alegría y otras emociones, tiene un efecto comunicativo y contagioso.
[…]
Sin embargo, hemos de advertir que los movimientos significativos de la cara solo adquieren
importancia en la comunicación a corta distancia.
[…]
Cuando se está hablando, el rostro debe adaptarse a las palabras de tal modo que en las expresiones
faciales se lean los sentimientos, como si el rostro fuese un libro abierto. Si algo ha de recomendarse a
un conferenciante u orador, es que su cara sea expresiva. No hay que tener un rostro de madera o
mármol, que transmite frialdad y lejanía. Tampoco el rostro debe contorsionarse como una escultura de
gelatina haciendo muecas permanentemente. Para mayor claridad en lo que se dice y como exigencia
de una adecuada vocalización, es bueno abrir la boca, pero no abrirla tanto como para evocar una
caverna. Tampoco hay que torcerla, porque es desagradable. Respecto a los labios, hay que estar
atento para no morderlos o lamerlos (Ander-Egg y Aguilar Idáñez, 2006, pp. 170-171).
Es necesario saber sonreír y, cuando se dicen cosas graciosas, expresarlo en el rostro, ya que la risa y la
sonrisa son comunicativas. Y, cuando se dicen [cosas que no son graciosas], hay que saber ponerse
grave, endurecer los músculos faciales, afirmar con la expresión una negativa o una voluntad, pero sin
llegar a la exageración que, al hacer ridícula la expresión, le hace perder significado (Ander-Egg y
Aguilar Idáñez, 2006, pp. 171-172).
Si unas personas hablan entre sí y no se miran, la comunicación y las relaciones quedan afectadas.
Esto no solo es válido para las relaciones interpersonales, en donde el hecho es más evidente, también
tiene gran importancia en un discurso público: el orador habla a un auditorio y tiene que mirarlo.
Cuando más profunda y personal es una comunicación, más intenso es el contacto visual. En una
conferencia, también es necesario mirar al público, ya que la falta de contacto visual “desconecta” al
orador del público y al público del orador. Por ello, un orador o conferenciante que no mira al auditorio
nunca logra una buena comunicación. Cuando los ojos vagan por la ventana, las paredes o el techo, o
no los levanta de sus papeles, el intercambio comunicativo sufre un serio deterioro, pues se prescinde
de ese vehículo que es la mirada. En esos casos, el auditorio siente lejano al conferenciante (Ander-Egg
y Aguilar Idáñez, 2006, p. 172).
Figura 2. La mirada
¿Pero en qué consiste el saber mirar? Simplemente, en mirar a las personas del auditorio, mirar sus
rostros más que sus ojos o, mejor, mirar como rozando por encima de las cabezas del público,
procurando que la mirada alcance a todo el auditorio. Para ello, no hay que mirar al fondo del salón o a
los oyentes de primera fila. Según sea la forma de la sala y la disposición del auditorio, hay que tomar a
algunas personas como referencia, y desde allí hacer que la vista cubra a todos, mirando con sencillez y
normalidad.
Solo mirando al auditorio se puede observar que efecto produce lo que se dice, captar la intensidad de
la atención y, a veces, también su calidad (Ander-Egg y Aguilar Idáñez, 2006, p. 173).
Los ademanes […] deben ser espontáneos y naturales. El buen ademán surge, de una manera casi
imperceptible, como expresión de un estado interno. De ahí que todo cuanto aquí se dice sobre los
ademanes no debe atentar contra la espontaneidad, ni contra la naturalidad, que son también
exigencias de una correcta expresión hablada. Las palabras deben ser acompañadas con el gesto
que mejor expresa los sentimientos y emociones; los ademanes no deben ser artificiales ni
mecánicos.
Los ademanes, en última instancia, son individuales y expresan la propia personalidad. Su uso
correcto depende en buena medida de las costumbres, ya que la gesticulación también se diferencia
de cultura a cultura. De ahí algunas recomendaciones prácticas que pueden ser útiles, se trata de lo
que debe evitarse en el uso de los ademanes.
Ante todo, hay que evitar los gestos y actividades sin sentido y objetivo, como movimientos de brazo
o de cabeza que no se corresponden con lo que se está diciendo.
Nada de ademanes angulosos, que harían con tus brazos gestos simétricos o de armonía
geométrica; esto resultaría chocante.
Tampoco hay que hacer ademanes demasiados rápidos ni demasiado multiplicados, ni gesticulando
exageradamente; parecerían simiescos.
No hagas ademanes imprudentes: no vuelques la jarra o el vaso de agua en un movimiento de elocuencia, ni
metas el dedo dentro del ojo de la señora o el señor que está en la primera fila o a tu lado.
Nada de ademanes estereotipados, repetidos incansablemente a lo largo del discurso; eso cansa y fastidia.
Si tienes la costumbre de hacer ciertos movimientos mientras hablan, como jugar con un lápiz, entretenerse
con los botones de la chaqueta, o cualquier otro tipo de movimientos inconsciente e irrelevante, procura
vigilarlos, pues distraen al público.
Y… No olvidar que la mitad del poder expresivo está en las manos; las manos hablan, ellas son importantes
transmisoras de mensaje (Ander-Egg y Aguilar Idáñez, 2006, pp. 176-177).
La postura
Significa que el cuerpo está centrado, derecho; que el peso del cuerpo no se fue hacia un costado u otro y que no
esté apoyado en una pierna. El cuerpo en el eje da una sensación de seguridad, manejo y autoridad. Ander Egg y
Agilar Idáñez (2006) explican que los oradores inexpertos se balancean, se apoyan alternativamente en un pie y
luego en el otro, en forma interminable y constante. También suelen oscilar de atrás hacia delante, poniéndose en
puntas de pie.
Figura 4. Postura
Fuente: [imagen sin título sobre eje del cuerpo], s.f., https://bit.ly/3eDC0Pa
Muletillas corporales
Son movimiento de manos, zapatos u ojos. También, son consideradas muletillas corporales el tocarse la cara, pelo
o anillo. Estas no aportan nada al discurso, son a repetición y distraen la atención del público. En este sentido, frente
a un público, es importante cuidar los tics nerviosos musculares. Por ejemplo, evitar comerse las uñas, rascarse la
cabeza, tocarse la cara, oreja o nariz, tocarse la corbata, etc.
Paul Ekman es un psicólogo que ha sido pionero dentro del estudio de las emociones, y la relación de
este con las expresiones faciales. Siendo Ekman un docente de psicología en el departamento de
Psiquiatría de la Universidad de California de la Escuela de Medicina en San Francisco, Estados Unidos,
se ha catalogado como un gran experto dentro de las expresiones y la psicología de la emoción. De
esta manera, ha podido recibir muchos premios, entre los más destacados se encuentra el Premio por
Contribución Científica de la Asociación de Psicología Americana. Además, es autor de trece libros,
incluido el titulado Telling Lies.
Ekman afirma contundentemente que las emociones juegan un papel crucial dentro de la detección del
engaño, por lo que se ha insertado de una manera fenomenal en este campo de la mentira. Con la
ayuda de diversas investigaciones y su cámara fotográfica, ha registrado los rostros de las personas de
una tribu de Papúa, en Nueva Guinea. En este lugar trabajó arduamente elaborando una lista de
emociones básicas que pueden mostrar personas aborígenes de una tribu con escaso contacto de la
civilización moderna, en la que además confirman que entre ellos pueden reconocer las emociones que
comunican al mirar los rostros.
Investigación de Ekman
Al empezar con su investigación de campo en Nueva Guinea, y contrario a la creencia de que las
emociones son determinadas por la cultura, como lo creían algunos antropólogos culturales como
Margaret Mead, Ekman encontró que las emociones se expresan a través del cuerpo. Estas
expresiones no son determinadas culturalmente; más bien son universales. Por consiguiente, tienen un
origen biológico, tal y como planteaba la hipótesis de Charles Darwin.
Con esto, Ekman indagó más en las investigaciones que se daban de la mano tanto la psicología como
la antropología, en las que resurgía el interés de estas dos ramas por evidenciar la universalidad de las
expresiones faciales. Esto junto a la conjetura de Tomkins, que proponía una teoría racional para el
estudio de la cara como medio para conocer la personalidad y la emoción. Ekman no solamente se
encontraba de acuerdo con esta teoría, sino con el interés que surge en las diferentes aplicaciones de
conceptos y métodos etológicos al estudio de la conducta humana. Según Ekman y Oster, los etólogos
humanos proporcionaron los primeros catálogos detallados que describen la conducta facial en
situaciones naturales. Por lo que sostienen la universalidad de las emociones al tener una base
biológica y que se representa en la comunicación muscular del rostro.
Entre las expresiones que él clasificó como universales se encuentran aquellas que expresan la ira, la
repugnancia, el miedo, la alegría, la tristeza y la sorpresa. En cuanto al desprecio, o desdén, es menos
claro, aunque hay evidencia preliminar en el sentido de que esta emoción y su expresión pueden
reconocerse universalmente. Acorde con las investigaciones, Ekman clasificó las emociones básicas
estudiando cada parte del rostro con las que se ejecutaba cada emoción, por lo que dentro de estas
existían combinaciones para poder tener una lista de más de 3000 expresiones que el ser humano
puede dar inconscientemente al momento de expresar o tratar de ocultar alguna expresión. Esto último
es sumamente difícil, le resulta complicado al ser humano poder ocultar las emociones, que son
externalizadas por los músculos de la cara que se fijan por menos de una fracción de segundo
mostrando instantáneamente una emoción en una expresión, a esto Ekman los denominó
microexpresiones.
Microexpresiones
Ekman explica que las microexpresiones son muy difíciles de percibir, pero que con entrenamiento se
las puede distinguir fácilmente. Es por esto que, si una persona está tratando de eliminar cualquier
signo de la emoción, eso puede también dar como resultado una microexpresión, en la que la expresión
se muestra muy brevemente, típicamente por solo un quinto de segundo o menos.
Las microexpresiones ocurren cuando una persona trata conscientemente de ocultar todos los signos
de cómo se siente; es decir, que la persona sabe cómo se siente, pero no quiere que ninguna otra
persona lo sepa. Así también, las microexpresiones pueden ocurrir cuando la inhibición de la expresión
ocurre fuera de la conciencia, cuando la persona no sabe conscientemente cómo se siente.
Las microexpresiones pueden ser expresiones completas muy breves o pueden ser expresiones breves
parciales y / o leves. La combinación de todo tres-micro (muy breve), parcial (solo registrado en un
área) y leve (no mucha contracción muscular) son los más difíciles de reconocer; pero con el sistema
que Ekman inventó se puede dar entrenamiento personalizado para poder reconocer este tipo de
expresiones. El software de entrenamiento puede modificarse en la velocidad en la que el ejemplo de
expresión facial emocional puede cambiar de neutro a una emoción, desde un segundo hasta una
velocidad de 0.05 microsegundos.
Debido a este impresionante estudio, Ekman creó un sistema en el que muestra cómo estas
expresiones se manifiestan en el rostro. Lo denominó Sistema de Codificación de Acción Facial, que
con su nombre original en inglés se denomina Facial Action Coding System (FACS). Este sistema sirve
para dar una gran clasificación a lo que se refiere con las expresiones faciales en las personas
(Mallitasig Arellano, 2018, https://bit.ly/35auF6L).
Figura 6. Microexpresiones
Fuente: [imagen sin título sobre microexpresiones], s.f., https://confilegal.com/wp-content/uploads/2017/08/MI%C3%89NTEME-FINAL.jpg
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2
Referencias
[Imagen sin título sobre eje del cuerpo], (s.f.). Recuperado de https://doblementesaludable.com/c-mejorar-la-
salud/habitos-de-higiene-2/
[Imagen sin título sobre postura corporal], (s.f). Recuperado de [Imagen sobre postura corporal], s.f.,
https://bit.ly/3f9FTfs
Ander Egg, E. y Aguilar Idáñez, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos Aires, Argentina: Grupo
Editorial Lumen
Mallitasig Arellano, H.W. (2018). Paul Ekman y las microexpresiones faciales de las emociones. Ecuador: Pontificia
Universidad Católica del Ecuador. Recuperado de
https://repositorio.pucesa.edu.ec/bitstream/123456789/2691/1/Microexpresiones%20faciales.pdf
C O NT I NU A R
Improvisación
Como dice Mark Twain, “lleva tres semanas preparar un buen discurso
improvisado”, pero hay veces que no disponemos de tanto tiempo, ya
que nos pueden pedir hablar de repente en un acto social o una reunión
de trabajo. De pronto, todas las miradas se centran en nosotros y se
hace un terrible silencio que debemos llenar (Gómez del Pozuelo, 2011,
https://bit.ly/36ejwRD).
Si nos pidiesen ahora mismo que presentemos un discurso sobre determinado tema,
¿podríamos hacerlo?
Técnica de improvisación
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Técnica de improvisación
Figura 1. Improvisación
Fuente: elaboración propia.
Fuente: Ariel Goldvarg [Ariel Goldvarg]. (5 de septiembre de 2017). Oratoria Consciente - Improvisación - Ariel E
Ensayo
Figura 2. Ensayo
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2
Referencias
¿Tienes miedo de hablar en público? ¿Te produce ansiedad tener que enfrentarte a un auditorio? Si respondes afirmativamente, no te
sorprendas. Esto no tiene nada de especial; lo extraño sería lo contrario. Normalmente, la mayoría de las personas sienten miedo, temor
o ansiedad cuando tienen que hablar en público.
Hace siglos que Cicerón lo consideraba no solo natural, sino necesario: “A mis ojos -decía- el orador, incluso el mejor, el que
tiene la comunicación más fácil y mejor adornada, si no se intimida en el momento de tomar la palabra es un
desvergonzado o poco menos”. (Ander-Egg y Aguilar, 2006, p. 37)
Miedo oratorio
Video conceptual
Referencias
El miedo es una de las emociones básicas que desencadena un mecanismo de supervivencia para que
podamos responder a situaciones adversas rápidamente. Cuando sentimos miedo, se producen
cambios fisiológicos de inmediato. Se cierran todos los circuitos neuronales que no sean esenciales a la
supervivencia, la parte pensante del cerebro reduce su actividad y comienzan a funcionar las
respuestas autónomas que no dependen de nuestra voluntad: se dilatan nuestras pupilas para que
podamos ver más; la sangre fluye con mucha rapidez hacia los músculos grandes para que podamos
huir o luchar; el corazón se acelera y bombea sangre a toda velocidad para llevar las hormonas a las
células, especialmente la adrenalina y la noradrenalina y cortisol, que son las llamadas hormonas del
estrés.
Este mecanismo de supervivencia es importante, ya que nos ayuda a responder si estamos frente a un
peligro real. El problema es que muchas veces nuestros miedos son imaginarios, y están asociados a
recuerdos emocionales traumáticos. Sin embargo, aunque sean ilusorios, igual se produce la descarga
hormonal que, a la larga, puede dañar nuestra salud: por ejemplo, el exceso de cortisol en el sistema
reduce nuestra inmunología y hasta puede afectar nuestra memoria; el exceso de adrenalina puede
dejarnos toda una noche en vela. (Marin, 2018, https://bit.ly/38euTLQ)
Las hormonas del estrés tardan horas en reabsorberse y estas descargas pueden producirse simplemente por una
preocupación relacionada con el futuro.
El doctor Robert Sapolsky, neurólogo de la Universidad de Stanford, experto en el tema del estrés,
explica que a los seres humanos nos basta con imaginar que vamos a vivir una mala experiencia para
realmente pasarla mal, pues la descarga de hormonas del estrés en el cuerpo es la misma, tanto si
vemos un león real o si solo lo imaginamos. Al ser entrevistado por Eduardo Punset, el destacado
escritor y periodista científico, creador del programa Redes, Sapolsky expresó sobre este tema: «Para
un mamífero cualquiera, el estrés significa que algo está muy centrado en devorarte en los siguientes
dos minutos, o que uno está muy decidido a comerse a otro en los próximos dos minutos, y en este
lapso el cuerpo hace exactamente lo que debe hacer: utilizar toda la energía almacenada para activar
los músculos apropiados, aumentar la tensión arterial para que la energía fluya más de prisa, y
desactivar todo tipo de proyectos a largo plazo. Si te persigue un león, escoges otro día para ovular,
retrasas la pubertad, ni se te ocurre crecer, ya digerirás más tarde, pospones la fabricación de
anticuerpos para la noche, si todavía estás vivo… Se trata de eliminar todo lo que no es esencial. Y,
claro, el problema es que nosotros, como primates muy sofisticados que somos, podemos iniciar
exactamente el mismo proceso de respuesta al estrés a raíz de un estado psicológico, de un recuerdo,
una experiencia, una emoción, pensando en algo que puede ocurrir dentro de treinta años o que tal vez
no ocurra nunca, pero iniciamos la misma respuesta al estrés. El meollo de la cuestión es que
desencadenar este proceso durante tres minutos para salvar la vida es perfecto, pero si lo haces de
forma sistemática, por razones psicológicas, aumenta las posibilidades de enfermar». (Santana
Naranjo, s. f., https://bit.ly/366j2g3)
Juan fue alumno de un curso de oratoria. Se presentó el primer día diciendo: “A mí no me resultan cómodos estos
temas sobre las emociones, los miedos… Soy contador, hace años que trabajo en una multinacional, siempre trabajé
con números y no me siento muy cómodo interactuando con la gente… y si llego a tener que hablar en público me da
pánico”. Mientras hablaba, dirigía su mirada al suelo y, cuando intentaba hacer contacto visual, se ruborizaba. Unas
semanas después, como cierre del curso, los participantes tenían que presentar, por equipos, un producto que
resumiera los contenidos de las clases. El equipo de Juan hizo una exposición grupal excelente. Lo sorprendente
fue que ese día Juan no solo se animó a hablar frente al público, sino que fue uno de los oradores más carismáticos
y cautivó a la audiencia. Juan ciertamente parecía otra persona, pero no lo era. Era el mismo, después de haberse
animado a atravesar lo que para él era un gran desafío.
¿Cómo hizo para vencer el miedo a hablar en público y a transformar lo que él consideraba una debilidad en una
fortaleza? Se valió de muchas de las herramientas que iremos presentando en el texto. Al igual que Juan, cada vez
que nosotros nos atrevemos a salir de nuestra zona de confort —en eso consisten los desafíos—, nos damos un
mensaje muy importante a nosotros mismos: nos recordamos que somos capaces de enfrentar la incertidumbre,
que somos capaces de intentar algo, aunque no lo sepamos hacer, que el miedo a fracasar puede sobrevolar por
nuestra cabeza, pero no detenernos.
¿Cómo podemos acercarnos a lo que queremos en lugar de utilizar nuestro valioso tiempo en quedar
capturados en aquello que tememos? Cuando a Miguel Ángel le preguntaban cómo hacía para esculpir
sus obras de una manera tan magnífica, él decía que primero visualizaba en la roca la imagen de lo que
quería lograr, y luego sacaba lo que sobraba. Muchas veces el miedo aparece cuando tenemos que
atravesar una crisis o se nos presenta un desafío. Sin ser conscientes de ello, nuestra mente comienza
a proyectar las imágenes temidas en lugar de las deseadas. En ese instante se inicia un autoboicot
involuntario, a nivel inconsciente, con proyecciones negativas que socavan nuestra confianza y hacen
que la prueba a superar sea mucho más dura. (Andrés y de Andrés, 2010, p.49).
Es verdad que ante lo nuevo podemos asustarnos y volvernos temerosos, pero también es cierto que existen
estrategias para hacerle frente a este tipo de emoción.
Para contrarrestar el miedo, podemos usar una estrategia poderosa, llamada visualización. ¿Qué es la
visualización? Es una técnica que consiste en entrenar nuestra mente para ver en detalle imágenes con
las escenas exactas de aquello que queremos lograr, practicando con la mente los pasos, los
movimientos, las acciones necesarias para alcanzar un objetivo. Los atletas olímpicos fueron los
primeros en utilizar esta técnica que, como tantos otros descubrimientos, sucedió por casualidad.
Jean Claude Killy, varias veces campeón olímpico, fue un esquiador muy famoso en la década del
sesenta. En una oportunidad se lastimó una pierna justo antes de una carrera muy importante que le
impidió practicar en la pista. Sin embargo, llegó el día de la carrera y, sin entrenamiento físico previo,
Killy ganó. Cuando le preguntaron cómo lo había logrado, él respondió que, como no le quedaba otra
opción, lo único que hizo fue visualizar con detalle cada centímetro de la bajada. De esa manera ensayó
cada uno de los movimientos en su mente, una y otra vez… ¡Y ganó la competencia! Si bien la
visualización suele asociarse al deporte, en realidad se usa en todos los ámbitos y puede traer
resultados extraordinarios no solo para deportistas, artistas o inventores. Visualizar la situación
deseada en lugar de la temida es un excelente ejercicio para hacer antes de tener una conversación
difícil con alguien; previo a una negociación; antes de una reunión, de un examen, de una competencia…
Antes de cualquier situación que plantee algún tipo de desafío. (Andrés y de Andrés, 2011,
https://bit.ly/3hhiJ9y).
Hoy se habla mucho de la importancia de fomentar la cultura emprendedora como una salida a la crisis.
Sin embargo, todavía advertimos que son pocos los jóvenes que se animan a emprender su propio
proyecto; la mayoría todavía prefiere trabajar en una empresa establecida. Y aquellos pocos que lo
intentan, según indican las estadísticas, suelen abandonar sus proyectos a los pocos años de haber
comenzado. ¿Qué es lo que impide que los jóvenes se atrevan a ser emprendedores? La respuesta es
compleja, y puede tener muchos ángulos. Sin embargo, podemos identificar algunos factores que
provienen del paradigma del miedo, como lo es la actitud frente al fracaso. La mayoría de las personas
no se animan a innovar por miedo a fracasar; y quienes sí se atreven suelen tener pocas habilidades
para reinterpretar y capitalizar sus mal llamados «fracasos».
¿Cómo hacer para reinterpretar el fracaso? Tomando conciencia de que a veces los resultados toman
más tiempo del que quisiéramos y que no todo depende de nosotros; aprendiendo a pedir ayuda —
recursos, ideas, apoyo— a los demás, sabiendo que los mayores aprendizajes ocurren fuera de nuestra
zona de confort; teniendo confianza y convicción en nuestra visión y sosteniendo un diálogo interno que
invite a la reinterpretación de lo sucedido: ¿fue un fracaso o un aprendizaje? Necesitamos, sobre todas
las cosas, entender que no hay fracasos sino oportunidades de aprendizaje y que, el único fracaso es
no intentarlo. (Andrés y de Andrés, 2010, https://bit.ly/3hhiJ9y)
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 5
Miedo oratorio
Normalmente, la mayoría de las personas sienten miedo o temor de hablar en público. Quisiéramos
hablar de dos tipos de miedos ante un auditorio. Uno es el miedo normal y el otro es el miedo
paralizante. Toda persona, cuando tiene que enfrentar a un auditorio, si posee un cierto grado de
responsabilidad, ha de tener alguna ansiedad o temor. Esto es natural y necesario. Este tipo de miedo
es saludable, ya que estimula el cerebro y nos hace más agudos y más despiertos.
Pero si esta ansiedad se transforma en miedo y temor, con síntomas paralizantes en lo físico y en lo
psíquico, es necesario superarla.
Cuando tenemos miedo, nuestro cerebro ordena a la glándula suprarrenal que comience a secretar
adrenalina a la corriente sanguínea, y esto produce una serie de reacciones físicas específicas:
nuestras glándulas salivales no secretan lo suficiente, se seca la boca y la garganta, y cuando es
mucho el temor la boca se vuelve pastosa y en ocasiones se traba la lengua. Los músculos del rostro
quedan bloqueados, los movimientos del cuerpo, de los brazos y de las piernas se vuelven torpes, se
produce transpiración, se traban las articulaciones y la voz. Y, lo que es peor, se obnubila la mente y la
persona se siente invadida por una sensación de vacío cerebral y aturdimiento, lo que hace difícil
razonar, memorizar, coordinar las ideas y la afluencia natural de las palabras. O sea: el miedo se
transforma en un fenómeno psíquico paralizante. (Ander-Egg y Aguilar, 2006, p. 38)
En su libro Cómo aprender a hablar en público Ander-Egg y Aguilar (2006) proponen algunas sugerencias para
enfrentar el miedo que genera estar frente a un auditorio.
a. Saber bien el tema que uno va a desarrollar y estar compenetrado con él. Solo hay que hablar de los temas pertenecientes al propio ámbito
de conocimiento o experiencia y que, además, han sido suficientemente preparados para desarrollarlos en una conferencia o discurso.
Ejercicios de rotación completa de cuello (todos 2 veces para cada lado): la cabeza gira en redondo sobre su base, luego cabeza adelante y
atrás, mentón con hombro, oreja con hombro, mentón con hombro.
Ejercicios de hombro (primero uno, luego el otro, después los dos): elevación, rotación hacia adelante y hacia atrás, cabeza adelante y rotación
de hombros hacia atrás, cabeza atrás y rotación de hombros hacia adelante.
Además, es beneficioso caminar, dar una vuelta a la manzana, o recorrer pasillos, antes de una conferencia, pues facilita la circulación de la
sangre y elimina el exceso de nerviosismo (caminar 15 minutos). (Moreau, 2007, https://bit.ly/2I3Monv)
c. Desarrollar actitudes mentales de sostén. Proceder con confianza en uno mismo. La inseguridad personal es un obstáculo para la
comunicación. Por el contrario, la confianza en uno mismo crea una disposición mental que ayuda a superar el miedo.
d. Respirar adecuadamente. Una buena oxigenación del cerebro facilita la reflexión y la memoria, al mismo tiempo que calma la tensión y
atempera la excitación. La falta de aire puede resultar desastrosa, sobre todo si el conferenciante comienza a tartamudear.
e. Procurar asumir posturas y comportamientos extrovertidos. La introversión, cuanto repliegue sobre uno mismo, manifestada en una forma
“encogida” de presentarse en público, no es un factor favorable para la comunicación con los otros; cuando estamos frente a un auditorio, el
asumir posturas y comportamientos extrovertidos, que revelan vigor, entusiasmo y salud, ayuda a la buena comunicación.
Si antes de exponer comenta con amigos: “y si comienzo a tartamudear”; “y si me mareo apenas comienzo a hablar”, “y si me
olvido de algunas partes del discurso”, es posible que suceda, porque estas ideas de negativismo, pesimismo y
preocupación se anclarán en el inconsciente. (Moreau, 2007, https://bit.ly/2I3Monv)
g. No pretenda satisfacer a todos. Es muy difícil gustar a todos. Los angustiados crónicos tienden a confundir la responsabilidad lógica que
implica su exposición con el hecho de hacerse cargo de los sentimientos, frustraciones y actos ajenos (pulsiones neuróticas). Es imposible
satisfacer las expectativas de cada asistente.
Viendo las sugerencias que nos brindan Ander-Egg y Aguilar (2006) para superar el miedo oratorio, podemos
profundizar en un ítem muy importante para trabajar y desarrollar, y uno de los principales problemas en el
momento de hablar frente al público, esto es la confianza en uno mismo.
La confianza
Los seres humanos nacemos llenos de confianza, sin miedo; por eso, durante los dos primeros años de
vida, podemos aprender las cosas más importantes que necesitamos: ponernos de pie, nombrar el
mundo, relacionarnos de formas diversas con las personas… ¡Hasta aprender a hablar en cinco idiomas
sin una enseñanza formal! ¿Por qué ocurre esto? Porque la confianza es innata, está en nuestro interior
desde pequeños y, por lo tanto, es posible recuperarla cuando la perdemos, es una cualidad que
siempre puede desarrollarse. Decimos que la confianza es la autopista que conecta un sueño con una
meta y es la energía misma que nos sostiene para llegar a buen término. Es lo que nos mantiene en pie
aun cuando la situación es adversa. Sin confianza no hay sueños.
La confianza impacta en todos los órdenes de la vida, desde nuestra capacidad para aprender hasta
nuestras relaciones. Es el vínculo más importante entre las personas, tanto si consideramos a los
miembros de una familia como a los de una empresa. Es el motor de un equipo de trabajo, un elemento
clave de la economía.
La pérdida de la confianza puede suceder por múltiples factores, entre muchos otros, por experiencias
traumáticas vividas en la infancia o por recibir reiterados comentarios descalificadores de nuestros
seres significativos. De adultos, lo que más socava nuestra confianza y nos aleja de esa imagen
armoniosa y entregada que éramos al nacer son ciertas actitudes que se traducen en hábitos.
La confianza entre las personas se sustenta a partir del cumplimiento de las promesas, del soporte de
la integridad individual y del nivel de responsabilidad con el que se asumen los vínculos. (Andrés y de
Andrés, 2011, https://bit.ly/3hhiJ9y)
Nathaniel Branden, una de las mayores autoridades en este tema, explica que la autoestima tiene que
ver con sentirnos competentes, conscientes de nuestra eficacia, es decir: poseedores de una confianza
muy profunda, que va más allá de cuánto sabemos, cuánto poseemos o cuánto hemos logrado.
Branden asegura que la autoestima es una confianza que no se puede fingir.
La autoestima, ese sentimiento de valoración que hacemos sobre nosotros mismos, impacta en todos
los órdenes de nuestra vida. Determina la persona que elegimos como pareja, la carrera que
estudiamos, el trabajo que conseguimos, los amigos que frecuentamos, los proyectos que
emprendemos. Cuando miramos hacia nuestro interior, todos tenemos una imagen particular de
nosotros mismos. La autoestima es, precisamente, cómo nos sentimos con respecto a esa imagen.
(Andrés y de Andrés, 2011, https://bit.ly/3hhiJ9y)
El secreto de poder experimentar esta metamorfosis, que nos lleva a construir nuestra autoestima, esa
confianza auténtica que no se puede fingir, es precisamente tratarnos a nosotros mismos con cariño.
(Andrés y de Andrés, 2011, https://bit.ly/3hhiJ9y)
La imagen de sí es la representación interna que nos hacemos de nosotros mismos, la que define cómo nos vemos
y cómo pensamos que nos ven los demás.
Nacemos llenos de confianza, sin miedo, y con disposición para realizar cualquier aprendizaje. Sin
embargo, a medida que crecemos, podemos comenzar a recibir comentarios negativos acerca de
nosotros mismos: «Qué tonto que eres»; «Eres un inútil, deja que lo hago yo»; «No eres bueno para los
números»; «No tienes oído para los idiomas»; «Eres un idiota»; «¿Por qué eres tan malo?»; «No sirves
para nada». Los descubrimientos de una investigación de la que informa Jack Canfield demostraron
que los niños reciben, como término promedio, 460 comentarios negativos o críticos al día y solamente
75 positivos. Estos comentarios, por lo general, provienen primero de los padres; luego, al iniciarse la
escolaridad, de los maestros, y finalmente de los pares en la adolescencia: los tres espejos en los
cuales nos miramos en la infancia y en la juventud para ir formando la imagen de quiénes somos.
Las frases repetidas con insistencia por aquellas personas que son significativas en la vida de un niño o
de un joven ayudarán a modelar la representación interna que tiene de sí. Las palabras no son
inocentes ni se las lleva el viento. (Andrés y de Andrés, 2011, https://bit.ly/3hhiJ9y).
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 5
Video conceptual
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 5
Referencias
Ander-Egg, E.; y Aguilar, M. (2006). Cómo aprender a hablar en público. Buenos Aires, Argentina: Lumen.
De Andrés, V.; y Andrés, F. (2010). Confianza Total. Buenos Aires, Argentina: Grupo Editorial Planeta.
De Andrés, V.; y Andrés, F. (2011). Confianza Total. Buenos Aires, Argentina: Grupo Editorial Planeta. Recuperado de
https://www.academia.edu/32835219/Confianza_Total
C O NT I NU A R
LECCIÓN 5 de 5
Comunicación no verbal
–
La comunicación no verbal engloba un sinfín de signos y sistemas no lingüísticos que comunican o se utilizan con esta finalidad.
Los tres principales sistemas de comunicación no verbal: kinésica, proxémica, y el paralenguaje.
Lenguaje corporal
–
Los componentes del lenguaje corporal son los movimientos de manos y brazos, la postura corporal, el desplazamiento, la mirada
y las expresiones del rostro. Cómo influyen las emociones en los gestos de las microexpresiones del rostro.
Improvisación
–
El arte de improvisar implica una preparación adecuada. Para ello debemos tener en cuenta elegir una idea central, hablar de una
experiencia de vida, y buscar ideas accesorias. Es necesario ensayar para realizar una buena improvisación.
El miedo oratorio
–
Normalmente, la mayoría de las personas sienten miedo o temor de hablar en público. Para ello, podemos seguir unas
sugerencias y suprimir ese miedo o la timidez que dificulta, paraliza u obstaculiza hablar frente a un auditorio.
C O NT I NU A R
El discurso
Introducción
Referencias
LECCIÓN 1 de 4
Introducción
Esta es una época en la cual la retórica, los juegos dialécticos y los discursos
declamatorios han perdido el impacto y el poder que tuvieron en la historia.
Por eso, necesitamos presentaciones orales que resulten ágiles, porque, de
otra manera, nos dormimos, nos distraemos o simplemente dejamos que
nuestra atención se dirija a cualquiera de los otros estímulos a los que
estamos expuestos sin cesar.
¿Por qué crees que ocurre esto? ¿Por qué el público no aplaudió
enseguida cuando el orador terminó su charla?
Lo más probable es que el orador no haya realizado un buen cierre, entonces,
el público no comprendió que había terminado. Por ese motivo, en esta
lectura, intentaremos mostrarte cómo se estructura un discurso y la
importancia de cada una de sus partes.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 4
Por último, esperamos que nos ilustren, que nos dejen un aprendizaje, algún
recurso o herramienta para lidiar con nuestras inquietudes, con el vértigo de
la actualidad o con nuestros temores.
El tema
Cuando hablamos del tema, hacemos referencia al mensaje que se quiere
comunicar. Lo que aquí nos proponemos es presentar algunos consejos
útiles y sugerencias prácticas sobre la preparación de una charla,
conferencia, discurso o intervención pública.
I N FO RM A R E N T RE T E N E R C ONV E NC E R PE RS U A D I R
Se trata de dar a conocer, lo más objetivamente posible, una serie de datos, información y hechos referentes
a una cuestión que es el tema central de la conferencia o intervención.
I N FO RM A R E N T RE T E N E R C ONV E NC E R PE RS U A D I R
Cuando el orador quiere distraer, divertir o llevar a un relajamiento agradable. Generalmente, en estos casos,
el orador utilizará anécdotas y, sobre todo, una buena dosis de humor e ironía, todo ello, dicho con gracia y
vivacidad.
I N FO RM A R E N T RE T E N E R C ONV E NC E R PE RS U A D I R
En este caso, se tiene el propósito de influenciar, modificar y transformar opiniones. Para convencer, en
primer lugar, es necesario estar convencido uno mismo y ser sincero, excluir toda trampa, toda
manipulación y toda demagogia.
I N FO RM A R E N T RE T E N E R C ONV E NC E R PE RS U A D I R
En el discurso, no solo se presenta una realidad o problema, sino que también se asume una posición y se
trata de influir sobre los sentimientos, las actitudes, los comportamientos y los valores de la gente, para que
asuma determinadas posiciones. En otras palabras, se pretende influenciar fuertemente sobre las actitudes
y conductas que llevan a la acción.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
Para ello, es bueno desplegar una especie de radar mental que nos
sensibilice y nos haga receptivos para captar un determinado tipo de
información. La tarea de acopio de material consiste en reunir todos los
datos, hechos e ideas que se consideren útiles para desarrollar el tema que
es motivo de la conferencia, discurso o debate.
la propia experiencia
introducción o exordio,
cuerpo o desarrollo,
final o peroración.
Introducción o exordio
–
Comenzar bien es de primerísima importancia, ya que, a través de la introducción,
se entra en comunicación con el auditorio y es en ese momento en el que hay que
despertar el interés por el tema que se va a desarrollar. Decir palabras iniciales
como simple protocolo no sirve para nada. A menudo, se pierde o se gana al
auditorio en las primeras frases.
Se puede comenzar de maneras muy diversas: con una frase interesante, una cita
famosa, un relato que llame la atención…
Un comienzo aparentemente casual, pero referido al tema tiene gran valor. Lo
importante es que el conferenciante se gane la confianza y la atención del
auditorio. Y esto, cómo ya se dijo, depende en gran parte del modo en el que
empiece, de cómo enfoque el tema y de la actitud que adopte ante el público.
Todo esto se pone en juego desde el momento en que se inicia la comunicación
con el auditorio.
Cuando el público acude a escuchar una conferencia y conoce el título, se
pregunta; ¿cómo se va a presentar el tema? ¿Qué cuestiones se van a
considerar? Y, cuando no tiene ninguna información sobre el tema, la pregunta
inevitable será: ¿de qué se va a hablar? En la introducción, hay que responder a
estos interrogantes y, además, anunciar las grandes líneas de la disertación.
En este delicado y estratégico momento del inicio de la conferencia, la
introducción cumple un triple objetivo:
Cuerpo o desarrollo
–
Un discurso no debe ser un amontonamiento de ideas, ni pensamientos
fragmentados que se yuxtaponen. Para lograr una buena comunicación, la
presentación oral debe tener una estructuración que contenga las cuestiones que
se van a desarrollar, con divisiones, subdivisiones y una sucesión regular y
ordenada de ideas. Estos puntos principales del cuerpo de la conferencia son los
pivotes sobre los que descansa la línea discursiva que sigue el emisor y son,
además, las secciones o partes en las que se divide el discurso.
Para lograr la coherencia y la estructuración, el cuerpo del discurso debe cumplir
ciertas exigencias:
1. Unidad. Todo lo que se diga debe estar relacionado con el tema del discurso.
No hay que salirse del tema y hacer mezclas sin sentido de diferentes
cuestiones o parlotear de todo lo que se viene a la cabeza.
2. Ordenlógico. En todo discurso, hay que asegurar una secuencia lógica del
pensamiento. Las ideas deben ser desarrolladas con un orden lógico y los
razonamientos han de derivarse unos de otros.
3. Progresión. El
conjunto del tema debe desarrollarse poco a poco, debe
marchar en forma creciente y avanzar por aproximaciones sucesivas de lo
simple a lo complejo.
Final o peroración
–
Denominado también conclusión, este es el punto más estratégico del discurso.
Las últimas palabras quedan sonando en los oídos del auditorio y, probablemente,
sean las más recordadas; son las que dejan el sabor más fuerte del discurso
(para bien o para mal). Por eso, se dice que el final es el momento decisivo para
poder influir sobre el público. El discurso debe ser terminado, pero con una
terminación preparada. No se debe terminar con: “esto es todo, gracias” o “he
terminado, ¿hay alguna pregunta sobre el tema?” Las formas abruptas de terminar
deben quedar totalmente desechadas.
Cuando lo sustancial ha sido anunciado en la introducción y en el cuerpo del
discurso, ¿qué queda para el final? Las sugerencias sobre este punto pueden
resumirse en lo siguiente:
Hay que resumir las grandes líneas del discurso o las cuestiones centrales
de este, se debe enfatizar lo que se cree más importante.
Si la índole del discurso lo exige, la peroración puede ser una llamada a favor
de una causa o una exhortación a actuar. Esto se hace bajo la forma de una
petición directa al público que, presumiblemente, ha sido motivado,
convencido y persuadido a lo largo de la disertación.
Se puede terminar con una cita o con unos versos que resuman lo
expresado, o sea, una invitación a la reflexión y a la acción: la frase final debe
ser efectista y debe estar dirigida más al corazón que a la inteligencia.
Fuente: TED [TED] (19 de abril del 2016). TED's secret to great public speaking | Chris Anderson. [YouTube].
No existe una fórmula única para dar una gran charla, pero hay un
ingrediente secreto que todos los mejores tienen en común. El presidente de
TED, Chris Anderson, comparte este secreto, junto con cuatro formas de
hacerlo funcionar para cualquiera. ¿Tienes lo que se necesita para compartir
una idea que valga la pena difundir?
Estructuras discursivas
Tener una secuencia establecida nos sirve para organizar el discurso y lograr
que sea comprensible y dinámico, además de para transmitir correctamente
nuestro objetivo.
Estructura argumentativa
Estructura narrativa
Su objetivo es narrar algo, contar un hecho o una historia. En la vida
cotidiana, la encontramos en cuentos, novelas y hasta en películas o series.
En las dos últimas, las historias están compuestas por miles de subconflictos
con los que se encuentran los diferentes personajes, sin embargo, si
pensamos en la totalidad de la película o serie, encontraremos un conflicto
central. La estructura narrativa consta de ciertas partes o secuencias que
son: la situación inicial, el conflicto, la acción, el desenlace y la situación final.
En la situación inicial, se presentan los personajes principales y el contexto
en que transcurre la acción. El conflicto es lo que modifica la situación
habitual, rompe la normalidad, puede ser un suceso positivo o negativo,
como un hecho de la naturaleza, la llegada de una persona inesperada, el
encuentro con alguien, etc. La acción es el comportamiento de los
personajes con respecto a ese conflicto, por ejemplo, si la situación
conflictiva es que hay un terremoto, la acción será qué hacen los personajes
ante él, salen de sus casas corriendo, se quedan inmóviles por el miedo,
hacen de cuenta que no pasa nada, etc. El desenlace es el resultado de la
acción de los personajes, por ejemplo, si la acción fue salir del edificio, el
desenlace puede ser que quedaron atrapados en el ascensor o que salieron a
la calle y esperaron que pase. Por último, la situación final está
estrechamente vinculada con la situación inicial y con la cotidianeidad de los
personajes, ¿qué pasó luego de ese suceso, siguieron con sus vidas
normales o algo cambió?
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 4
Referencias
[Imagen sin título sobre presentaciones orales], (s. f.). Recuperado de:
https://www.brainerr.com/trabajos-academicos/arte-y-
humanidades/presentacion-de-diapositivas-en-power-point/
TED. [TED] (19 de abril del 2016). TED's secret to great public speaking | Chris
Anderson. [YouTube]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=-
FOCpMAww28
C O NT I NU A R
Storytelling y tipos de discurso
Introducción
Storytelling
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Introducción
La narración de historia es uno de los medios más antiguos que existen para
vincularnos entre personas y también es uno de los más efectivos. Entonces,
en lugar de abordar un tema de forma directa, podemos hacerlo a través de
un relato, para que lo que queremos decir surja de la historia narrada. Al
contar una historia damos cuerpo al tema creando una atmósfera que atrae
al público y nos ayuda a acercarlo de manera amigable al núcleo del mensaje
que queremos transmitir, sin importar el tema.
Me encantaba.
Tuve suerte: supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba
hacer. Woz y yo creamos Apple en la cochera de mis padres
cuando tenía 20 años. Trabajamos mucho, y en diez años Apple
creció, de ser solo nosotros dos a ser una compañía valorada en
2 mil millones de dólares y 4000 empleados.
Y me despidieron.
No se conformen.
Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives
cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me
marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada
mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy
fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer
hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días
seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 3
Storytelling
El storytelling debe:
reforzar ideas.
Discurso leído
Mirar lo más posible al público, de modo que se establezca una comunicación a través de la
mirada o, al menos, que la gente no se desconecte por falta de contacto visual. Si los ojos se
mantienen clavados en el papel, sin levantarlos un solo momento, falta la conexión de la
mirada, la comunicación resulta muy insuficiente y el discurso leído, que en sí es muy pesado,
se hace todavía más difícil de seguir. Un buen procedimiento para poder mirar al público
cuando se lee un discurso es aprender los finales de párrafo, de modo que se pueda mirar al
auditorio sin "desconectarse del texto".
Hay que leer bien. Esto significa leer fragmentando el texto en conjuntos flexibles, modulados,
con diferentes ritmos según lo que se dice, con carga afectiva y cuidando la velocidad de la
lectura, de modo que la gente pueda seguir tanto el contenido como los sentimientos que
expresa.
En lo posible, que no se vean las notas o los folios que contienen el texto de la conferencia (el
uso del atril es óptimo para estos propósitos). Un "montón" de hojas que han de ser leídas a la
vista del público predispone negativamente desde el primer momento.
Lo más importante es aprender a leer como si no se leyese; para ello hay que leer una frase y,
apoyado en la memoria inmediata, repetirla en voz alta. Con este procedimiento, uno queda
más libre respecto del papel y se facilita la comunicación. En algunos casos, en vez de repetir
la frase, una vez captada la idea, se procede a parafrasear o glosar lo que se ha leído.
Discurso de memoria
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 3
Referencias
C O NT I NU A R
Herramientas para el discurso
El dicho "una imagen vale por mil palabras" es popular por una buena razón: el cerebro humano procesa información más efectivamente
cuando está acompañada por imágenes o por enunciados cortos y fáciles de recordar. Esto significa que, cuando se usan diapositivas
simples y visuales para complementar el mensaje, la audiencia puede aprehender la información que se está comunicando.
Las diapositivas crean una conexión positiva con la audiencia. La gente podría no recordar exactamente lo que se dijo, pero van a
recordar la imagen poderosa. Van a recordar las emociones positivas que experimentaron durante la presentación y van a comenzar a
asociar lo que se enseñó con información clara e inteligente.
Video conceptual
Referencias
LECCIÓN 1 de 3
Figura 1. Conferencias
Hace mucho tiempo que Jorge está trabajando en un emprendimiento y tiene que preparar su presentación para
una incubadora de empresas, la cual es un centro de apoyo que brinda asesorías especializadas para evaluar una
idea de negocio y lograr que se convierta en una empresa formal. Se presentan diez ideas de negocios para ser
evaluadas y una será la elegida para lograr financiación.
Jorge estuvo participando de diferentes charlas, para así poder aprender y tomar confianza cuando sea su turno de
presentar su idea. En estas charlas, pudo detectar diferentes errores que los oradores cometían. Muchos usaban
recursos audiovisuales, como PowerPoint, con muchas diapositivas, entonces, los oradores, se detenían a leerlas y
daban la espalda al público. Otros no leían las diapositivas, pero el público dejaba de prestarles atención, ya que se
complicaba poder escuchar al orador mientras leían las diapositivas. Algunos tenían diapositivas con letras muy
pequeñas, que eran imposibles de leer. Por último, otros utilizaban colores que no eran los adecuados. Entre otros,
esos fueron los diferentes errores que Jorge pudo observar.
Jorge se dio cuenta de que no era tan sencillo y que era sumamente importante tener en cuenta varios detalles que
podrían jugar negativamente en su presentación.
También, pensó en no subestimar el tiempo para prepararla. Seguramente le llevaría días crear el contenido y los
recursos visuales. Y sobre todo y lo más importante… ¡Practicar!
Programas de presentaciones
El primer recurso probablemente sea el más tradicional a la hora de darle forma a una presentación: el
PowerPoint y las alternativas similares como Prezi, Keynote o plataformas interactivas como Google
Docs, SlideShare, entre otras. Este recurso digital llegó hace varios años para reemplazar a las clásicas
transparencias. Ofrece la posibilidad de crear ambientes estéticos atractivos y brindar visibilidad a los
contenidos de una presentación.
Si bien, durante mucho tiempo, el predominante PowerPoint tuvo una enorme utilidad en las
presentaciones, es importante decir que, si tenemos en cuenta la dinámica actual, por el estado de
ansiedad en el que vivimos y el ritmo vertiginoso al que estamos acostumbrados, este recurso nos
resulta ya poco útil, al menos empleado en la forma en la que se ha hecho en el pasado. Hoy por hoy,
someter al público a un bombardeo de diapositivas desbordantes de información resulta
contraproducente para lograr un objetivo de conexión y una experiencia ágil. Asimismo, el contexto que
produce la imagen estática en una sala en penumbra genera un clima mucho más pasivo que el que
buscamos crear, si queremos que la dinámica sea vívida y estimulante.
Según Garr Reynolds (2007), una presentación efectiva debería seguir tres principios básicos del Zen:
simplicidad, naturalidad y elegancia. Muchos de los grandes oradores de este tiempo están
empezando a desestimar el uso compulsivo del PowerPoint y aplicaciones similares o lo limitan solo a
situaciones muy puntuales dentro de su ponencia. Muchas investigaciones han demostrado que las
personas procesan con mayor dificultad un mensaje que les llega de forma escrita y oral a la vez. Lo
que conviene, entonces, es que las diapositivas sean solo un recurso al servicio del orador, y no al
revés. Recordemos que nuestro objetivo con respecto al público es mantener su atención para
compartir un mensaje, establecer una conexión y, de esa forma, cocrear una experiencia que ilustre,
inspire y sorprenda.
Lo más peligroso de las aplicaciones con presentaciones es el efecto hipnótico que producen en
quienes miran la pantalla. Muchas veces, la gente divaga en otros pensamientos al permanecer
estáticos mientras pasan las diapositivas. Al tiempo, parecen perdidos, mirando al vacío. De esta
manera, conectarse con la gente resultará muy difícil: por un lado, tenemos a un presentador que habla
sin detenerse durante un rato largo y, por el otro, a un público indolente que parece magnetizado por la
pantalla, pero con su mente en otra parte. Esto es más propio de otras épocas. Hoy, las necesidades,
las expectativas y los desafíos de atención son diferentes. Tampoco hace falta retroceder demasiado,
no más de cinco años; este es un mundo con otras características y quienes logren entender la
dinámica de esta época seguramente conseguirán conectar con su audiencia de manera mucho más
contundente.
Por otra parte, algunos oradores cometen errores en el diseño y empleo de las diapositivas. Por
ejemplo, las utilizan como una muleta para tener a mano información para que ellos mismos no la
olviden y, durante la presentación, se ubican de espaldas al público para leerla. O, peor aún, tienen su
computadora delante y, con la pantalla a sus espaldas, leen en voz alta desde la computadora y repiten
literalmente todo lo que dice el PowerPoint y se desentienden de lo que está sucediendo en la sala.
Además de perder la atención del público, lo que falla aquí, nuevamente, es la conexión que se necesita
establecer con la audiencia. Lo que pone en evidencia este tipo de errores es que el orador no se
preparó lo suficiente para la presentación y, por eso, se queda en estado de dependencia de la
información de las diapositivas para llevar adelante su tarea. Otra opción puede ser que, en realidad, sí
se preparó, pero por timidez o vergüenza se esconde detrás del texto. En definitiva, termina envuelto y
encerrado por el recurso que se convierte en un fin en sí mismo. Lamentablemente, esto los ubica en
una posición muy frágil. Si la computadora o algún otro elemento fallaran, sería una catástrofe. Por otra
parte, sin duda constituye una falta de consideración hacia el público. Por ello, la sugerencia es siempre
preparar bien los temas y ¡animarse!
Otro error común es disminuir la intensidad de las luces de la sala y dejarla en penumbra para resaltar la
luminosidad de la pantalla. Esta decisión le confiere a la pantalla un protagonismo innecesario. Es lo
único que está claramente visible en la sala, todo lo demás queda a oscuras, con lo cual, la experiencia
que le ofrecemos al público se limita a la relación focalizada con la pantalla. En lugar de ser un recurso,
las diapositivas pasan a ser el núcleo de la presentación. Sin embargo, nuestra experiencia indica que
las presentaciones más vívidas se llevan a cabo en salas con buena luz; si es natural, mucho mejor. De
no ser posible, lo más aconsejable es tener buena iluminación en toda la sala. La situación es más
enriquecedora, ya que el público, en lugar de establecer una relación fija con la pantalla iluminada, se
enfoca en todo el espacio, también en los mensajes del orador y en sus propias experiencias. La
dinámica se vuelve más vívida, es más fácil construir una experiencia compartida. ¿Qué sentido tendría
sino trasladarse a un lugar esperando interactuar con un orador o con la sala, si toda la información
puede leerse en una serie de diapositivas? Si hay mucha luz y la pantalla no se ve bien, no importa. El
protagonismo no debe ser de la pantalla, porque, de esta forma, todos los presentes desaparecemos
de la escena. Parece preferible sacrificar un poco la legibilidad para dar mayor protagonismo a los
presentes.
Queda claro, entonces, que el centro de la presentación es la experiencia. El orador debe encargarse de
transmitir personalmente el corazón de la presentación, en lugar de delegar esa función en un
PowerPoint y debe hacerlo desde su individualidad, desde su ser único; ya hablaremos de ello más
adelante. Ningún programa de diseño de presentaciones debe sustituir las posibilidades de
comunicación y emoción que existen en cada uno de nosotros. Una parte fundamental a la hora de
conectar con el público es poder ver los rostros de todos.
Si tomamos conciencia de que una de las claves que definen una presentación es nuestro desempeño
como oradores, podremos aprender a valernos de todos los recursos disponibles para crear
experiencias humanas que constituyan la conexión entre las personas.
Si de alguna manera resulta indispensable el uso de un PowerPoint, ya sea por las características del
público, las necesidades personales o el tema en sí, entonces, puede resultar de utilidad tener en
cuenta algunos criterios:
Oraciones breves. No es necesario, al día de hoy, incluir textos extensos. No hace falta escribir oraciones completas. Tan solo palabras clave
para que la oración completa pueda ser representada en vivo por el orador. De esta forma, también se nutre la relación y la experiencia del
participante que va construyendo en su mente la idea mientras lee y escucha.
Para el caso de citas textuales, puede representarse solo una parte o las palabras claves, si resulta muy extensa.
Cualquiera sea el caso, es importante cuidar la contaminación del texto. Cuando la diapositiva está muy cargada, pierde elegibilidad y alienta el
desinterés. El estándar general son siete palabras por línea y siete líneas por diapositivas, aproximadamente. Cualquier exceso puede abrumar.
Tamaño del texto. Es importante que la diapositiva pueda ser leída desde lejos, por lo que el tamaño de la letra es de vital importancia. Muchos
presentadores descuidan este factor y se confían en que el tamaño de la letra apropiado es el que pueden observar desde el monitor de su
computadora o diseñan una presentación como para ser vista en otra computadora. Luego, al momento de proyectarla en la pantalla, no se
puede entender lo que dice.
Cantidad de diapositivas. Como dice un antiguo refrán: “menos es más”. La función que cumplen las diapositivas es dar visibilidad a un
concepto y reafirmar o subrayar una idea. Si un concepto tiene gran complejidad o posee abundante información a transmitir, resulta de vital
importancia la síntesis, de forma tal que la información no atormente al público. Hay presentaciones que tienen cientos de diapositivas y que
incluso son presentadas a velocidades frenéticas. Es cierto que a gran velocidad puede que no aburran, pero pueden generar importantes
dosis de confusión o producir una historia incontinente en el público. El criterio a tener en cuenta es simplificar y eliminar todo lo superfluo de
cada imagen, para dar más protagonismo a la experiencia completa. Una buena estrategia para decidir si mantener o no una diapositiva es
hacerse la siguiente pregunta, ¿es realmente necesario presentar esta imagen o esta información? Si la respuesta es “no” o “no sé”, entonces,
se puede eliminar. La única respuesta válida para mantenerla es “sí, es imprescindible”. Muchas veces, pueden eliminarse imágenes que son
reemplazadas por algún relato o explicación adicional. Es importante cuidar el ritmo de la presentación a todo nivel.
Tratamiento de imágenes. Uno de los estándares más usados en estos tiempos es el empleo de imágenes de buena calidad, con buena
definición y en pantalla completa. “Una imagen vale más que mil palabras”, dice otro viejo refrán. Entonces, resulta útil encontrar imágenes que
representen aspectos o mensajes centrales de lo que se desea transmitir. Incluso, puede realizarse un montaje con un texto que luego se
desarrolle de manera oral.
Empleo de colores. Los seres humanos somos criaturas visuales, pero pocos saben cuál es el impacto que tienen los colores sobre cómo nos
sentimos y el modo en que respondemos a ellos. El color está dado por todas las radiaciones que existen en nuestro entorno y nuestro ojo
reacciona de diferentes formas a esas ondas de luz. Por eso, el uso de colores adecuados es relevante en el diseño de una presentación y va
mucho más allá de la estética. ¡Es un instrumento muy poderoso!
Tener en cuenta el contraste implica considerar la luminosidad del color sobre el fondo que se proyecta. Existen tres grupos de colores que
responden a la sensación térmica, la experiencia psicológica que producen y la relación con el contexto.
Los colores fríos: grises, azules, violáceos y verdes dan sensación de pulcritud y distancia. Cuanto más azul,
más frío resultará.
Los colores cálidos: anaranjados, amarillos y rojos son estimulantes. Atraen la atención, despiertan
emociones, motivan y agilizan. Generan proximidad e intimidad. Cuanto más rojo, más cálido será.
Los colores neutros: blanco y negro combinan con todo, dan sensación de fortaleza y solidez.
Lo importante es generar armonía, equilibrio y un buen contraste. No se aconseja utilizar colores vibrantes para grandes superficies ni tampoco
mezclar en la misma pantalla más de tres colores; la idea es simplificar y limitar el uso de colores innecesarios y mantenerse lejos de los
degradados.
Diapositivas con fondo negro. A veces, durante muchas presentaciones, queda una imagen de fondo cuando el tema que se está presentando
con esa imagen ya finalizó. Así, de repente, el presentador muestra en pantalla un gráfico con la evolución de un determinado proceso. Luego,
continúa con otro aspecto del tema, pero aún sigue proyectado en la pantalla el gráfico anterior.
Para poder cubrir una experiencia completa, las imágenes de fondo siempre deben estar en sintonía con lo que se está diciendo. Si al avanzar
con un tema y pasar a otro aspecto no hay imágenes que mostrar, entonces, se puede colocar una diapositiva en negro o poner la pantalla en
negro presionando la tecla “b” o “n” del teclado. Esto contribuirá también a que la mirada de la gente no esté siempre fija en la pantalla y, al
mismo tiempo, le agrega a la experiencia una dinámica mucho más activa. Disminuir la cantidad de diapositivas e incluir algunas en negro
contribuye de manera favorable a que las imágenes en la pantalla se incorporen a la experiencia general, sin absorber todo el protagonismo de
la experiencia. Una vez más, no es necesario buscar una imagen para cada idea, sino solo para los conceptos principales. (Goldvarg, 2017,
https://bit.ly/3fpXNLd)
Videos
Otro recurso que podemos utilizar son los videos. En esta área, disponemos de un rango muy amplio.
Un vídeo renueva la escena y genera un cambio en el ambiente. Los hay de toda índole y para toda
situación. Hoy, existen plataformas como YouTube o TED, que son espacios sumamente atractivos
para encontrar vídeos de calidad para ejemplificar un tema, crear un determinado ambiente o presentar
alguna idea.
Al mismo tiempo, utilizar un video es de gran utilidad para que el orador pueda renovar sus energías y
prepararse mejor para lo que sigue a continuación. Recordemos que la dinámica tiene que ver con el
nivel de intensidad con el que llevamos a cabo nuestra tarea. Si nosotros, como oradores, nos
desgastamos o dispersamos, la presentación pierde fuerzas.
Por otra parte, mostrar un video en el que un especialista refuerza la legitimidad de nuestra preparación
nos permite apoyarnos en la voz de alguien que tiene conocimientos profundos sobre un tema con el
fin de robustecer nuestra propuesta.
Lo ideal es que la extensión de los videos sea la adecuada. En una ponencia breve, uno muy extenso
puede ser inadecuado. También, es importante que los videos no terminen por distraer o por ocupar
una porción mayoritaria de la escena. Un criterio válido a emplear es que el video no supere el 20 por
ciento del tiempo total. Así, para una conferencia de una hora, el o los videos no deberían superar los 12
minutos, por ejemplo.
La correcta elección del video incluye una verificación de sus características técnicas. Si la calidad de la
imagen o del audio es mala, puede generar malestar y dispersión. Muchas veces, elegimos videos que
nos gustan cuando los vemos en una pantalla pequeña, como la del celular o una tableta, pero tenemos
que considerar que, en el momento de la presentación, las imágenes van a reproducirse en una
pantalla mucho más grande. Esto puede hacer que el mismo video pierda calidad al ser ampliado. Para
que los recursos tengan la eficacia deseada, es preciso utilizarlo con pleno conocimiento de sus
características y de los medios a través de los cuales vamos a emplearlos, por lo tanto, siempre
conviene hacer pruebas previas a la presentación. (Goldvarg, 2017,https://bit.ly/3fpXNLd)
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LECCIÓN 2 de 3
Video conceptual
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LECCIÓN 3 de 3
Referencias
Goldvarg, A. E. (2017). Oratoria Consciente. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Granica S.A. Recuperado de
https://books.google.com.ar/books?
id=T45EDwAAQBAJ&pg=PT2&lpg=PT2&dq=oratoria+consciente+indice&source=bl&ots=4gARrlBzZH&sig=ACfU3U2
OpnnOAUyTpPz80aYmIMyUZ4kZ8A&hl=es-
419&sa=X&ved=2ahUKEwiP1rHe0PbsAhXSCtQKHewODH4Q6AEwEXoECAcQAg#v=onepage&q=tres%20pasos&f=f
alse
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Oratoria participativa
Referencias
Analicemos esta situación: cada vez que estamos próximos a una elección,
ya sea presidencial, provincial o municipal, son más frecuentes los debates
entre los candidatos.
Diálogo
Entrevista
Negociación
Grupo de discusión
Interpelación
Las reuniones públicas son difundidas cada vez más dentro de los diferentes
sectores sociales, y su metodología es muy estimada por el público.
Mesa redonda.
Simposio.
Foro.
Debate.
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LECCIÓN 2 de 4
El diálogo
–
Es el caso más sencillo de la comunicación oral. Se trata de un tipo de
conversación poco vigorosa. Puede ser formal o informal, según sea convenido
o casual.
La entrevista privada
–
Es una conversación entre dos o más personas: un entrevistador y uno o varios
entrevistados. Este encuentro consiste en un juego de preguntas y respuestas
que conduce a un fin específico.
Sin duda, el conductor del coloquio constituye una figura clave en el éxito de la
reunión, porque, aunque no domine el tema, sí debe sintetizar con precisión los
puntos de la discusión y ofrecer la información registrada con coherencia y
claridad.
La negociación
–
La metodología que se aplica en una negociación se caracteriza por ser una difícil
y ardua tarea entre dos o más delegaciones. Su objetivo es armonizar intereses
entre las partes. Es un encuentro entre comisiones de expertos que pretenden
acuerdos convenientes para sus respectivas propuestas.
El acuerdo final redunda en los mutuos compromisos que las partes deberán
cumplir; de ahí que el éxito de una negociación consiste en preservar la razón del
argumento inicial de la delegación que propuso el encuentro.
Muchas veces, una negociación no se cierra en un solo día de reunión, sino que
necesita de otras reuniones para seguir deliberando. En cada una de ellas, un
secretario designado ex profeso hará firmar a los miembros de las delegaciones
participantes el acta del día, la cual formará parte del acuerdo final.
Negociación acordada/limitada/rechazada
Grupo de discusión
–
Es un proceso dinámico, en el que un grupo juvenil, en general, estudiantes,
discuten un tema previsto que interesa a todos.
La interpelación
–
En la vida cotidiana la interpelación es una confrontación entre dos partes que
actúan desde distintas posiciones. Su técnica requiere la participación de un
interpolador que, basado en una información precisa, aborda un tema
determinado.
Los participantes son informados con antelación sobre el tema que se va a tratar,
con el fin de que aporten ideas creativas y nuevas.
Se organiza la reunión conducida por un director que transmite las normas que se
van a desarrollar, designa a un secretario (exterior al grupo) encargado de
registrar las ideas que se expongan y ofrece utilizar el grabador, un pizarrón o un
rotafolio para que las propuestas se retengan en la memoria y para que, además,
se pueda volver a ellas en caso necesario.
Al final, el director resume las ideas expuestas por los participantes. Es una
técnica muy utilizada en publicidad y en centros de capacitación en los que la
fantasía y la creatividad ocupan un campo importante.
Pasos de un brainstorming:
1. Se convoca a la reunión.
3. Elgrupo presenta las nuevas ideas. Todas son válidas, aun las más
extravagantes.
Mesa redonda
–
Es una discusión ante el público, en la que participa un grupo selecto de personas
(no más de seis u ocho) para exponer sus puntos de vista acerca de un tema
determinado.
Como no existen reglas fijas para el desarrollo de una mesa redonda, la discusión
puede iniciarse o bien después del primer planteo o pregunta que hace el
coordinador, o bien siguiendo las expresiones ordenadas de los expositores. Lo
importante es la participación activa de todos los miembros del grupo, en procura
de agilizar el proceso de toma de conclusiones.
La preparación de cada orador establece el nivel de los argumentos
No es prudente la improvisación de los mensajes, porque la reunión pierde
mucha de su potencia. El resultado de una mesa redonda se define también por la
seriedad de los aportes que se presentan y por el buen resumen de las opiniones
expuestas por el coordinador. La reunión será productiva si las ideas conducen a
concretar el objetivo de la convocatoria. Las discrepancias deben ser sostenidas
con argumentos sólidos, para que tengan validez en la decisión final. Dicho en
otros términos, los distintos conceptos emitidos sirven para concretar los puntos
de acuerdos o las áreas de desacuerdos y también para facilitar el consenso
sobre la tesis sustentada.
Cada experto habla desde su asiento o se adelanta hacia una pequeña mesa
ubicada frente al estrado. En su conferencia, no defiende posiciones personales,
sino que aporta conocimientos propios de su especialización. El simposio no
admite discusión.
El presidente abre la reunión, explica los objetivos y presenta, por turno, a cada
uno de los oradores. Al final, cierra el acto, resumiendo brevemente los
conceptos expuestos.
El foro
–
Se llama “foro” a cualquier forma de oratoria en la que participa el auditorio.
Algunos especialistas en dinámica de grupos lo denominan también "discusión
abierta al público". La palabra "foro" recuerda las grandes asambleas romanas, en
las que el público tenía oportunidad de participar para debatir un asunto.
El debate
–
Es una forma de oratoria deliberativa muy practicada actualmente, aunque se
difunde desde hace tiempo. Dado que se trata de un proceso rápido y
contundente, sirve para comunicar públicamente opiniones divergentes acerca de
un tema de interés notorio.
El debate tiene leyes propias, que lo diferencian de los otros grupos de discusión.
Es una polémica verbal que involucra el compromiso de dos sectores que
elaboran posiciones antagónicas en torno de un tema predeterminado. Son dos
voces que se enfrentan en el enunciado del asunto: una sostiene argumentos que
conducen a una posición afirmativa de la proposición mientras la otra argumenta
negativamente con un contradiscurso polémico.
El moderador, en una reunión previa al debate, fija las pautas que requiere su
desarrollo, como así también el comportamiento ético de los participantes. La no
agresión es parte del acuerdo. El éxito de un debate depende, en gran parte, de la
imagen transmitida más que de las palabras que se expresen.
En los discursos refutatorios, cada equipo puntualiza los errores y las faltas de
argumentación del otro, reforzando de esta manera la propia tesis.
Cabe destacar que, en algunos debates, se invita a un jurado cuya única actuación
consiste en dictaminar el resultado del encuentro, teniendo en consideración la
calidad de los discursos, la habilidad expresiva de los oradores y también el
material presentado.
Reiner Brehler, en Prácticas de Oratoria Moderna, explica los tipos de debates que
existen y los clasifica en debate abierto, debate americano, debate inglés y disputa
entre expertos. A continuación, se presentan las explicaciones del autor sobre
esta clasificación.
Tipos de debate
No hay debate que pueda prescindir de alguien que dirija o modere el
enfrentamiento dialéctico. Esta persona tiene que tener el derecho de llamar al
orden. En ocasiones, se le concede también el papel de árbitro: concluido el
debate, se encarga de valorar los argumentos que las partes hayan lanzado a la
lid. Es costumbre útil levantar acta de los debates, puesto que uno suele ser
consecuencia del otro. Siguiendo a Brehler, podemos mencionar cuatro tipos de
debates: el debate abierto, el americano, el debate inglés y la disputa entre
expertos.
En el debate americano, las dos partes en litigio, formada cada una por un mismo
número de contrincantes, se encuentran sentadas cara a cara a ambos lados de
una mesa. En un extremo está sentado el moderador, en el otro, el encargado de
levantar acta. Los dos bandos se alternan en el uso de la palabra. Cada
participante puede hacer una sola vez uso de esta. Queda a discreción táctica de
las fracciones decidir cuándo uno de sus miembros toma la palabra. La suerte
decide cuál de las dos partes inicia el debate. Automáticamente, a la parte
contraria le corresponde cerrar el debate.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
Referencias
Alconada Mon, H. (2019). Para qué sirven los debates y cuál es su verdadero
impacto. En La Nación. Recuperado de
https://www.lanacion.com.ar/politica/para-que-sirven-debates-cual-es-su-
nid2296703
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 4
El discurso
–
Es importante la estructuración del discurso para lograr una presentación
efectiva y conectar con la audiencia. Cada parte del discurso, introducción,
desarrollo y cierre es muy bien pensada y tiene un objetivo específico.
Oratoria participativa
–
Conocimos las formas deliberativas privadas: el diálogo, la entrevista, el
coloquio, la negociación, el grupo de discusión, la interpelación, la tormenta de
cerebros. Y también las públicas: la mesa redonda, simposio, foro y el debate.
C O NT I NU A R
El público o auditorio
Referencias
LECCIÓN 1 de 4
No basta que los que forman parte del auditorio oigan (acto
pasivo, más o menos automático), es preciso que escuchen
(esto es, que presten atención, que quieran comprender). Para
ello, el emisor debe enviar un mensaje teniendo en cuenta al
receptor o receptores; en otras palabras, el orador o el
conferenciante se han de adaptar al auditorio. ¿Qué significa
este adaptarse al auditorio? Simplemente, que hay que
transmitir en la longitud de onda de los interlocutores. (Ander-
Egg y Aguilar, 2006, pp. 192-193)
El Dr. Miroli hace años que viaja por todo el país realizando charlas sobre
prevención de adicciones, sobre todo a estudiantes del secundario. Un
público particular para el que tiene que buscar muchos recursos para que su
mensaje llegue.
¿Cómo se debe hablar a este tipo de público? ¿Sería la misma charla si
fuera para los padres, o para profesionales de salud? ¿Qué
información debemos tener en el momento de preparar una charla?
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LECCIÓN 2 de 4
sexo: en los públicos suele haber gente de uno y otro sexo, pero si
predomina uno más netamente, este será un factor para considerar;
procedencia y origen;
condición social;
nivel de estudios;
pertenencia o no a asociaciones;
¿Qué interés razonable espero del auditorio ante el tema? o, para decirlo
con otras palabras, ¿por qué este público está aquí (o estará) dispuesto a
escucharme sobre este tema concreto?
¿Qué actitudes puedo esperar de los oyentes ante el tema del discurso y
la forma de enfocarlo (favorable, neutra, hostil)?
Toda esta información tiene que servir para establecer una estrategia en el
modo de presentar el discurso, tanto en lo que hace al contenido como a la
forma.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
Con respecto a ese tema, los autores exponen las siguientes premisas.
El auditorio y los fenómenos de psicología de masas
Además de todo lo que hemos indicado, el orador ha de tener
presente que las personas actúan en privado de acuerdo con
sus propios motivos, pero que en grupo, como es un auditorio,
adoptan (o pueden adoptar) formas de comportamiento
influidas por el conjunto, a veces al margen de sus intenciones y
convicciones. La Psicología de Multitudes enseña que el público
posee características nuevas y distintas de cada individuo
considerado en particular y distintas de la suma de los
caracteres individuales que lo componen. Gustave Le Bon,
precursor de los estudios sobre Psicología de Masas, ya lo decía
en el siglo XIX: en determinadas circunstancias, cuando se
forma parte de una multitud, la personalidad consciente se
esfuma y los sentimientos y las ideas de los individuos se
orientan en la misma dirección, como consecuencia de un
fenómeno de contagio colectivo. La oratoria es un fenómeno
psicosocial que debe comprenderse como tal. Cualquiera que
sea la finalidad del discurso o conferencia (informar, distraer,
persuadir o convencer), la tarea del orador consiste en crear
estímulos en los oyentes a través de las palabras, la voz, la
acción y otros recursos específicos (ilustraciones, proyecciones
de diapositivas, etc.); estas ayudas visuales se han de utilizar
cuando la índole de la conferencia lo permita. Pero, en lo que
aquí nos interesa destacar, juega un papel decisivo el auditorio
mismo: en él y por él, se pueden crear el clima y el ambiente
para vivir determinados sentimientos.
Por tanto, el orador debe saber que en un auditorio el
sentimiento y la emoción priman sobre la razón, ya sea que
considere al público en general o a cada oyente como individuo
en particular.
Referencias
C O NT I NU A R
Adecuación al auditorio
Adecuación al auditorio
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Adecuación al auditorio
¿Cuándo?
¿Dónde?
¿Cuánto tiempo?
¿Cuál es el objetivo?
¿Cuántos son?
Sobre esta base, puede decirse que hay tres tipos de público: el
grupo de diez a veinte participantes, el auditorio de más de
treinta individuos y la multitud, que se considera a partir de
quinientas personas. Aunque los límites no son precisos, esta
puede ser la base de una diferenciación que es, de todos modos,
fundamental.
Referencias
Di Bartolo, I., Bustamante, A., Henry, E. L., Llabrés, C. G., Malatesta, N. O., Vilches, M. A. y Di Bartolo, I. (h).
(2009). Para aprender a hablar en público. Buenos Aires, Argentina: Ed. El Corregidor.
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El lenguaje
Pensemos en esta situación muy común. Cada vez son más las empresas,
profesiones y ámbitos de negocio en donde se utilizan muchas palabras derivadas
del inglés. Esto es lógico, ya que estamos en un mundo globalizado, cada vez más
conectado. El problema se presenta cuando hablamos a un público, ya sea para
muchas o pocas personas, ya que creemos o pensamos que los oyentes conocen el
idioma y comprenden lo que estamos diciendo. Lo conveniente es no dejar de utilizar
estas palabras, pero sí aclararlas, por si nuestro público no conoce el significado.
Video conceptual
Referencias
LECCIÓN 1 de 4
1. Brevedad
Cuando el pensamiento queda envuelto en la profusión de
palabras y en rodeos innecesarios, el derroche verbal oscurece
las ideas y dificulta la comunicación. Hay que eliminar todo lo
innecesario o superfluo.
frases cortas;
Por otra parte, como ya hemos dicho, hay que evitar el “blablismo”, al que son
afectos tanto los especialistas en ciencias sociales como los políticos. Sus
ingredientes son las fórmulas huecas, las frases tópicas, los cliches y los
lugares comunes. Para practicarlo, basta con hacer una simple tarea de corte
y confección de frases, con las que se logra hablar mucho sin decir nada
(Ander-Egg y Aguilar Iñádez, 2002, p. 91).
2. Claridad y sencillez
Este requisito —ser claro— se apoya en el más elemental sentido
común, hablamos para comunicarnos con los otros y esta
comunicación se dificulta si no nos expresamos con claridad.
g) Sentido de lo práctico
Además de breve, simple y claro, el lenguaje utilizado para
comunicar mensajes, enseñar, promover, etc., debe tener
sentido de lo práctico.
lo corto a lo largo;
Reflexión personal
La reflexión personal se ha de entender en un doble sentido:
personal en cuanto a quien emite el mensaje y personal en
cuanto a los receptores. No es conveniente hablar de modo
impersonal o dirigirse a un público despersonalizado. Cuando
nadie se siente aludido, la comunicación resulta fría y las frases
pueden parecer vacías o secas. “La lengua no sirve solamente
para transmitir ideas, sino también para que el hombre se
exprese a sí mismo”.
Hay que hablar como si nos estuviéramos dirigiendo a una
persona amiga o conocida, y no a una masa amorfa. Por ello, es
aconsejable usar pronombres y referencias personales:
“ustedes los…”, “su vivienda”, “nuestros problemas”.
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LECCIÓN 2 de 4
Ontología de lenguaje
Los actos lingüísticos se realizan en todos los idiomas y, por lo tanto, son
inherentes al lenguaje humano. Estos actos son:
Afirmaciones.
Declaraciones.
Juicios.
Promesas.
Yo puedo decir:
“Juan es alto”
En esta lectura, realizamos un rápido recorrido del mundo del lenguaje, ese
mundo maravilloso, mágico, que transitamos sin enterarnos, sin darnos
cuenta.
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LECCIÓN 3 de 4
Video conceptual
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LECCIÓN 4 de 4
Referencias
Di Bartolo, I.; Bustamante, A.; Henry, E.L. (2006). Para aprender a hablar en
público. Buenos Aires, Argentina: Ed. El Corregidor.
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Consciencia del contexto
Introducción
Contexto ambiental
Referencias
Introducción
Figura 1: Contexto
Fuente: [Imagen sin título sobre contexto], s.f., https://bit.ly/3tAYkid
¿Crees que los niños podrían prestar atención a lo que el sacerdote les quería
comunicar?
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LECCIÓN 2 de 4
Contexto ambiental
El contexto ambiental tiene que ver con todo lo que es posible definir como
externo al orador. Uno de los aspectos más determinantes de este tipo de
contexto es el público frente al cual vas a hablar. Todo público tiene
características singulares. Es muy diferente hablarle a un grupo de
ingenieros petroquímicos que a un equipo de deportistas. No vas a conseguir
emocionar o que se involucren de igual manera a unos y a otros; en cada
caso vas a tener que adaptar tu presentación para alcanzar esa conexión
que crea una experiencia compartida. Existen muchas variables que
distinguen a un público de otro: la edad, el perfil profesional, la formación
académica, el bagaje cultural, la experiencia de vida e incluso las
expectativas que puedan tener en torno a la charla, lo que pretenden obtener
de nuestra presentación.
Para entender más claramente las características del público y sus posibles
intereses, solemos utilizar la imagen de la pirámide del psicólogo Abraham
Maslow, con la que expresa su teoría acerca de la jerarquía de las
necesidades básicas y ofrece una idea sobre el desarrollo de las personas a
medida que se avanza en el proceso de su crecimiento personal.
Según Maslow (1991), al tener satisfechas las necesidades más básicas (las
que se ubican en la parte inferior de la pirámide), las personas pueden
desarrollar, a partir de allí, necesidades más elevadas (las que se van
ubicando en las partes superiores de la pirámide). En este esquema nos sirve
para comprender qué tipo de disparadores pueden resultar efectivos con
determinado público.
Necesidades fisiológicas
–
Se refiere a las necesidades básicas como: alimento, vivienda y aspectos
elementales de la vida. Hablar a un público ubicado en la base de la pirámide
requiere que las ideas que se presenten cubran esos aspectos básicos. De otra
forma, es poco probable que la propuesta resulte atractiva, entonces se pierde el
interés. La oratoria debería ser clara y directa, ya que su horizonte es inmediato,
aquí y ahora. Las ideas deben ser concretas; las oraciones, breves; las palabras
simples y lenguaje llano. No existe la oportunidad de imaginar más allá de lo
inmediato. Las imágenes deben responder a los cinco sentidos. Aquello que se
exprese debe poder verse, olerse o tocarse. No hay espacio para abstracciones,
tampoco es necesaria una visión de futuro a mediano o largo plazo, por lo cual
los beneficios de aquellos que se presenten deben resolver inquietudes
inmediatas.
Necesidades de seguridad
–
Remite, entre muchas cuestiones, a la seguridad física, económica, laboral,
familiar y de salud. Estas necesidades buscan la estabilidad y la protección,
ausencia de miedo y caos; también la necesidad de una estructura de orden y
límites. En este estadio aquello que resulte conocido o familiar prevalecerá ante
lo desconocido.
Una presentación oral para un público que se encuentre en esta instancia ayudará
a que los argumentos planteados resulten sólidos, probados y con suficientes
fundamentos. Las ideas pueden estar acompañadas por sus correspondientes
definiciones y la eventual mención de las fuentes, autores o ámbitos queden
fehaciente prueba de la validez de lo presentado. Probablemente se trate de un
público con orientación más bien conservadora. Pretende mantener lo que está
bien y sobre esa base superar los obstáculos pero sin arrebatos innecesarios. La
osadía no es precisamente algo considerado una virtud para este público y los
procesos de toma de decisiones tal vez resulten lentos. Su creatividad estará al
servicio de los emergentes (lo que ocurre aquí y ahora) y no al servicio de
visiones más allá de lo disponible al alcance de la mano. Esto es, creatividad
práctica aplicada a temas que contribuyan a la seguridad buscada. Por ello,
resulta útil tener muy en cuenta los recursos a utilizar al momento de presentar
conceptos ante este público. Al mismo tiempo, la postura y el estilo del orador
deberán transmitir precisamente eso: seguridad. Puede ser alegre, distendido o
formal, pero debe estar seguro al cien por ciento de lo que dice, ya que, de lo
contrario, rápidamente podría perder credibilidad
Autorrealización
–
Intenta superar las propias barreras mediante el trabajo contigo mismo. Busca la
satisfacción personal, la gratificación por los propios logros. Este es un terreno
muy interesante para las presentaciones, puesto que las personas que se hallan
en este estadio pretenden trabajar consigo mismos y vencer su inercia,
superarse, conocerse. Una presentación oral ante un grupo de estas
características podría enfocarse en los beneficios de las ideas presentadas en
función del valor que reportarán para su mejora personal, su bienestar o su
satisfacción. Los ejemplos, referencias o anécdotas de quienes vencieron
barreras o lograron cosas imposibles suelen funcionar como recursos útiles
para presentaciones en este nivel. Hoy en día, las presentaciones que invitan o
provocan desafíos de autosuperación resultan atractivas a muchas poblaciones y
suelen ser muy bien recibidas, en especial porque, de una forma u otra, todos
aspiran a obtener más de sí mismos. Sin embargo, no hay que descuidar el hecho
de que no todos podrían encontrarse en este estadio, por lo que si se les propone
una idea de superación personal a un auditorio que necesita seguridad inmediata,
es poco probable que realmente se movilice, o que esa inspiración se sostenga
en el tiempo, puesto que sus prioridades van en otra dirección. Nuevamente, el
reto creativo será conectar conceptos y articularlos en esta dirección.
Otro factor de gran relevancia, es el momento del día durante el cual vamos a
realizar la presentación. El público está predispuesto de manera
completamente diferente si la charla es por la mañana que si es por la tarde
o por la noche.
C O NT I NU A R
LECCIÓN 3 de 4
Referencias
C O NT I NU A R
LECCIÓN 4 de 4
El público o auditorio
–
Cuando nos disponemos a hablar en público no basta con conocer el tema y
saber presentarlo adecuadamente. Hay que conocer, también, al público o
auditorio al que dirigiremos la palabra y sintonizar con él. En la primera
lectura, analizamos qué se tiene que conocer sobre este público.
El lenguaje
–
Cuando se habla en público, el discurso debe ser entendido. En este sentido,
es necesario emplear un lenguaje apropiado, en función del público. Deben
utilizarse términos y expresiones para facilitarle a la audiencia su
comprensión.
C O NT I NU A R