Está en la página 1de 11

V

VALOR (VALORACIÓN)*. 1. Etimología irreal respecto del mundo dado, es, sin embar-
- Valor. Sustantivo derivado del latín valere, go, la instancia capaz de transformarlo y de
que significa ser fuerte, robusto, valer. Valora- realizarse en él. La problemática del valor, es
ción. Acción y efecto de valorar y éste, a su vez, planteada en la filosofía, desde Nietzsche como
derivado de valor. una auténtica filosofía de la praxis, es decir, co-
2. Génesis del concepto (aparición e historia mo una reflexión sobre el sentido de la vida y el
de la palabra). El término parece haber sido in- mundo, en orden a rebasarlos y transformarlos,
troducido en la teoría de los valores contempo- esto es, tendiente a una transvaloracíonde todos
ráneos por R.A. Lotze. Entre sus obras pueden los valores. El aporte de Nietzsche no siempre
citarse Metaphysik, Leipzig, 1841 y Mikrokos- ha sido bien comprendido, quizá, entre otras
mos (3 tomos), Leipzig, 1856-64. F. Nieztsche, cosas, porque Nietzsche, al darse cuenta de que
a quien se atribuye también la prioridad en la la praxis filosófica exige un discurso que eluda
utilización del término y en el análisis tematiza- el cerco que el lenguaje filosófico clásico tiende
do de su problemática, la emplea probablemen- al ejercicio de dicha praxis, se alejó deliberada-
te hacia 1875 después de la lectura del libro de mente del uso de las categorías metafísicas tra-
Díihring Der Wert des Lebens publicado en dicionales. Hartmann resume la axiología nietzs-
1865 (Lalande). El uso del término y el análisis cheana en tres tesis principales, a saber: el hom-
axiológico, tal como lo entendemos hoy, se bre es un animal que promete, que valora y que
consolida con F. Brentano, Ch. von Ehrenfels, ama al más lejano (Hartmann, Introducción . ..,
A. Meinong, W. Dilthey, y se introduce en psi- pp. 150,152,153). Al discutir esta tesis, Nietzs-
cología con W. Stern y E. Spranger (English). che plantea la oposición valor/verdad y termina
3. Traducción — Valor. F.: "valeur"; In.: atribuyendo al valor la primacía, pues la verdad,
"valué, worth";A.: "Wert"; It.: "valore". Valo- es una especie de medida trascendente a la vo-
ración. F.: "valorisation, évaluation"; In.: "va- luntad de poder. Nietzsche desconoce, por tan-
luation". A.: "Wertung, Werschátzung"; It.: to, el carácter limitado de esta voluntad de po-
"valutazione". der y, por el contrario, erige a ésta, en arbitro
4. Problemática moderna del valor. Luis La- de la verdad, justamente en la medida en que el
velle ha dicho que la distinción más radical que sentido y el cambio del estado del mundo depen-
puede establecerse entre la filosofía clásica y la den de la acción humana. Se comprende por es-
nuestra consiste en que la primera se funda so- to, la cesura que la filosofía nietzscheana causa
bre la oposición entre el ser y la apariencia, en la cultura occidental, hasta tal punto que
mientras que la segunda se funda sobre la oposi- Nietzsche termina por devenir el anti-Sócrates y
ción entre el ser y el valor. Tal diferencia no es, el anticristo, negador de todo límite externo a
según Lavelle apunta, tan decisiva como parece, la vida y fiel a la subordinación de todo objeto
pues, por una parte, ser y bien fueron conside- de afirmación a la actividad que la enuncia, co-
rados idénticos en Platón y la escolástica, y por mo es lo propio del pensamiento moderno. Por
otra el ser que se opone al valor en el pensamien- esta vía, la filosofía termina siendo, como dice
to actual es más bien la apariencia o fenómeno, Lavelle, una interrogación ansiosa sobre el valor
de modo que el valor, en tanto y en cuanto que posee la vida y sobre el sentido que pode-
mos o debemos atribuirle. En contra del "onto-
logismo" tradicional que considera al ser el arbi-
* JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO. tro del valor, la axiología contemporánea pro-
mueve un nuevo "ontologismo" que confiere a la ca y que, por consiguiente, el dualismo absolu-
vida y al mundo un valor inmanente a su propio tismo/relativismo de los valores es, en gran me-
devenir. Debe reconocerse, no obstante, que esta dida, el resultado de una determinada concep-
problemática del valor es enfocada actualmente ción del mundo que nos incita a actuar. Así,
conforme a dos tendencias diferentes, a) la que por ejemplo, decir que "existe un summun bo-
niega existencia al valor y lo encierra dentro de nus puede significar: "¡no desesperes!", "¡si-
los límites de la conciencia subjetiva, aunque és- gue buscando!". "No existe un summun 6o-
ta busque realizarlo en el mundo; y b) la que num" puede significar que se teme que se iden-
hace del valor un objeto específico distinto, a la tifique éste con algún conjunto particular de
vez, del objeto sensible y del objeto conceptual. criterios. En última instancia, uno y otro enun-
Dicho objeto suscita la orientación de la concien- ciado no difieren en lo que afirman o niegan,
cia a través de las acciones que ésta cumple en sino en las diferentes actitudes de quienes afir-
el mundo de los fenómenos, en cuanto media- man o niegan. Como veremos luego, el carácter
ciones entre la conciencia y el valor. político de nuestras valoraciones morales suele
5. Idea de valor: valor y hecho. La separación encubrir su carácter pragmático.
absoluta entre hechos y valores es ideológica, 6. Neutralidad axiológica de las ciencias
como se muestra en la circunstancia de que ape- culturales. Como ha señalado Max Weber, las
lar a los hechos es valorar. El fisicismo se con- ciencias de la cultura son las disciplinas que
vierte, de este modo, en una peligrosa filosofía se esfuerzan por conocer la significación cultu-
conservadora. La verdad es que los hechos de ral de los fenómenos de la vida. La significa-
nuestro mundo circundante están modelados ción cultural, presupone la relación entre los
por nuestros valores, es decir, por los conceptos fenómenos culturales y las ideas de valor (Be-
y categorías a través de los cuales percibimos los ziehung auf Wertideen). La expresión "rela-
hechos. Como dice E.H. Carr, los valores pene- ción de valor", alude únicamente a la interpre-
tran en los hechos y son parte esencial de ellos. tación de aquel "interés" específicamente cien-
En este mismo orden de ideas W.T. Jones pien- tífico que preside la selección y formación del
sa que no hay hechos "desnudos" ni valores objeto de una investigación empírica (Weber,
"desnudos". En efecto, todos los hechos están Ensayos . . ., p. 242). Rickert entiende por cul-
completamente teñidos por los valores, y todos tura, la totalidad de los objetos reales en que
los valores están completamente marcados por residen valores umversalmente reconocidos y
la factualidad. Por lo tanto, en vez de suponer que por esos mismos valores son cultivados. Co-
la existencia de dos mundos separados, el de mo los procesos culturales se distinguen de la
los hechos y el del valor, podemos esperar en- naturaleza por el punto de vista de los valores,
contrar dentro de la experiencia, un mundo, el científico de la cultura debe discernir, meto-
una realidad. Desde luego la unidad que así se dológicamente, la posibilidad de juicios objeti-
puede descubrir es, como dice Jones, una uni- vos sobre dichos procesos. Rickert distingue, a
dad estructural o funcional, no la unidad onto- tales fines, la valoración que establece un va-
lógica de la filosofía tradicional. Las ciencias lor, de la a-valoración que percibe la impor-
naturales y las ciencias del hombre abordan es- tancia atribuida a una cosa por su relación con
ta unidad, sin embargo, de manera metodológi- un valor. De este modo, la neutralidad axioló-
camente distinta. Ello se debe a que la capaci- gica del científico de la cultura consiste en res-
dad para intuir el valor y sus diferencias es fali- petar el dato cultural como fenómeno relacio-
ble y corregible, esto es, que puede ser mejora- nado con un valor. El término de Rickert
da con la práctica. Tal capacidad depende de las a-valoración contiene la preposición ad que
estructuras de fondo conforme a ias cuales dis- expresa la idea de referencia a. Pero aun las
tinguimos las cualidades de valor. Es obvio que ciencias de la naturaleza están necesariamente
la ciencia y nuestra experiencia axiológica am- vinculadas con los valores porque, al nivel
plían estas estructuras de fondo y ofrecen un pragmático, en toda acción reflexiva se dan
mapa comprensivo más estructurado y flexible relaciones de fines y medios; y porque no es
con que se capta cualquier matiz de diferencia posible prescindir de los juicios de valor cuan-
y novedad que pueda aparecer en el campo do se comparan entre sí procedimientos y teo-
aprehendido. Evidentemente, el lenguaje contri- rías y se dan normas a las que se desea se ajus-
buye a la estructuración y flexibilidad de las ten los objetos comparados (Bunge, p. 31). En
estructuras de fondo y hace posible la elabora- vista de que una ciencia cultural "desinteresa-
ción de criterios más o menos objetivos parala da" no ha existido nunca y, por razones lógi-
valoración del mundo. Aunque el conocimien- cas, no puede existir jamás, Myrdal propone
to científico amplía nuestra capacidad de valo- que se fuerce a las valoraciones a mostrarse
ración adecuada, la unidad estructural o funcio- abiertamente y a que las premisas de valor se
nal del hecho y el valor no puede excluir la elec- hagan explícitas. La objetividad cultural sólo
ción responsable. Por eso Jones dice que todos puede darse en relación con un marco de refe-
los problemas morales son problemas de políti- rencia dado, el cual se determina y delimita
por la práctica de una sociedad dada. Desde expresan la realidad de la naturaleza sino que
esta perspectiva el tipo ideal weberiano es una transfiguran las personas, bienes y procesos a
especie de síntesis subjetiva de lo objetivo y de los que están referidos, no es posible decir con
lo subjetivo, del hecho y el valor, de lo singular exactitud que los valores son conceptos. Mayer,
y de lo general, de precaria validez, pero útil en por ejemplo, distingue la idea del concepto. El
función de un punto de vista que ordena la rea- concepto se extrae de la materia, mientras que
lidad. la idea se deriva de la valoración. Ello produce
7. Valor y preferencia. Como se verá al estu- consecuencias importantes respecto de la obje-
diar las características del valor, la preferencia tividad de las relaciones de valor que, aunque
es la actitud que aprehende la categoría de im- no pueden considerarse subjetivas, son, sin em-
portancia. Lo propio de la reflexión axiológica bargo, graduables, a diferencia de la verdad de
es establecer un orden jerárquico de valores que los juicios empíricos. Por eso sería preferible
emerge del análisis del valor mismo en cuanto considerar al valor como una categoría ontoló-
éste es no-indiferente respecto del mundo físico. gico-social general, esto es, como una forma
La preferencia es, por eso, un análisis del valor, móvil dependiente de los contextos culturales y
así como el conocimiento es un análisis del ser de las situaciones históricas con que se distingue
(Lavelle, p. 440). Se debe distinguir, además, la no-indiferencia de los hechos sociales. A.He-
la preferencia de la selección o escogencia. Lo ller la entiende como preferencia socialmente
propio de Sa preferencia es hacer prevalecer la regulada (objetivada en costumbres o normas),
superioridad de un valor. En cambio, la selec- que contiene un momento de generalización
ción o escogencia es, como dice Scheler, una superadora-abolidora de la particularidad (o que
preferencia empírica. Ello explica que se puede tiende a él). .Esta categoría es ontológico-social
preferir una cosa sin llegar a escogerla y que la en la medida en que expresa cualidades de per-
selección suponga una preferencia que la suscita sonas, bienes o procesos, y en el sentido de que
y determina. El sentido del acto de preferir y, el genera exigencias tendientes a la satisfacción de
de su contrario, el acto de postergar (el valor in- necesidades humanas. En términos marxistas, el
ferior) cubre el campo que se extiende desde valor se identificaría con la riqueza como des-
el deseo hasta el querer y de la naturaleza a la pliegue multilateral de las fuerzas esenciales de
libertad; esto es, oscila entre la intensidad del la especie, a saber, la sociabilidad, el trabajo (la
deseo y la opción de la voluntad. La preferencia producción, con toda generalidad: la objetiva-
muestra las conexiones axiológicas de todo el ción), la libertad, la consciencia y la universa-
orbe cultural no sólo desde el punto de vista lidad.
de las inclinaciones individuales, sino también, 9. Características del valor. Los valores, en
y principalmente, desde la perspectiva de las cuanto preferencias socialmente reguladas y ob-
condiciones materiales que rigen la vida social. jetivadas, introducen en el mundo el principio
Por eso Agnes Heller (p. 34) dice que el valor de la no-indiferencia frente a la realidad empíri-
es una preferencia socialmente regulada y obje- ca. Esta no-indiferencia constituye la categoría
tivada (Cf. Lavelle, p. 441). Por último, habrá del valer por oposición a la categoría del ser.
que distinguir una especie del preferir empírico Cuando Lotze afirma que los valores no son,
que no se basa en valoraciones y que es sólo la sino que valen, plantea el problema axiológico
descripción de la manera como nos comporta- esencial, es decir, la cuestión relativa a la natu-
mos frente a ciertos objetos. Las preferencias de raleza de un objeto que, sin tener la existencia
esta clase como las que expresamos cuando de- de los objetos reales, determina, sin embargo,
cimos: "me gusta la cerveza", "prefiero la cer- la acción social de los hombres. El valer del va-
veza al vino", "la vida activa al reposo", son lor es, pues, una clase de realidad específica que
enunciados fácticos, tanto como lo puede ser permite elucidar la importancia de los objetos
la pesantez de los cuerpos o la elasticidad de los neutros para la percepción empírica. Dicho va-
gases (Durkheim, p. 214). Sobre la diferencia ler o no-indiferencia del valor presenta las si-
entre juicios de valor y juicios de realidad vol- guientes características. En primer lugar, los va-
veremos luego. lores son cualidades sui generis que poseen cier-
8. Valor y concepto. El valor de los objetos tos objetos llamados bienes. En cuanto cualida-
no puede ser y no ha sido jamás estimado sino des, los valores son objetos no-independientes
en relación con ciertos ideales. Estos ideales son en el sentido husserliano del término. Antes de
las ideas (valores) en las cuales se refleja y resu- incorporarse al respectivo portador.o deposita-
me la vida social. En cuanto fuerzas reales y ac- rio, los valores son meras "posibilidades" que
tuantes que determinan el comportamiento hu- no tienen existencia real (Frondizi, p. 13). La-
mano, los valores son datos científicamente dis- velle ha dicho que es necesario distinguir la cua-
cernibles. Los valores in genere son, como los lidad y el valor, porque la cualidad de una cosa
conceptos, abstracciones de los valores específi- es lo que la define y hace lo que ella es, mientras
cos realizados en el mundo de la cultura. Pero que el valor es el mérito o aprecio de que se consi-
debido al hecho de que los juicios de valor no dera digna la cosa valorada. Sin embargo, el con-
cepto de una cosa puede servir como estándar de los valores jurídicos, etc. "Captamos —dice
para la medida del valor. Una cosa tiene valor Frondizi— la belleza, primordialmente, por vía
en tanto y en cuanto realiza la definición de su emocional, mientras que la idea de belleza se
concepto. Un problema singular es el de la cuan- aprehende por vía intelectual" (Frondizi, p.
tificación del valor. Partiendo del criterio de que 13). Conviene aclarar, además, que el disvalor,
los valores son puras cualidades se ha llegado a o valor negativo, no implica la mera inexistencia
sostener que ellos son refractarios a la medición. del valor positivo sino que existe por sí mismo.
Sin embargo, como dice Bunge, es posible deter- La dimensión positiva del disvalor tiene que ver
minar la medida del valor objetivo como grado con la posibilidad de realización de las cualida-
de satisfacción (potencial) de la necesidad. En un des valiosas de las cosas y con la graduabilidad
sentido análogo Scheler sostiene que los valores esencial de dicha realización. El segundo nivel,
pueden tomarse indirectamente mensurables al que podemos llamar vertical, es la jerarquía.
ser medidos sus depositarios, de modo que la Los valores están ordenados jerárquicamente,
magnitud de éstos, al incluir una diversidad a- esto es, hay valores inferiores y superiores. Así
preciable de valor, es utilizada como unidad de como la polaridad es resultado de la ruptura
medida y es designada como símbolo determina- de la indiferencia entre los mismos valores. El
do de valor. "Al contar y tratar numéricamente acto en que se aprehende la "superioridad" de
estos símbolos —dice Scheler— se origina una un valor sobre otro se llama preferencia o acto
medición indirecta del valor" (Scheler, p. 150). de preferir. Scheler dice que la jerarquía de los
Consideración aparte merece el problema de la valores es invariable, aunque las reglas de prefe-
cuantificación de los valores y, especialmente, rencias varíen históricamente. Los criterios que
de los valores normales, como un grado impor- hay que seguir para determinar la jerarquía
tante de alienación. "El valor de cambio —escri- axiológica son, para Scheler, la extensión, la
be Heller— cuantifica el mundo de los valores (el divisibilidad, la fundamentación, la satisfac-
cual es, "por naturaleza", cualitativo) y lo ción y la relatividad, Es obvio, por lo demás,
empobrece en grandísima medida. Todos los que es posible una axiología material que des-
valores y todas las cosas morales se reducen a criba científicamente la jerarquía como siste-
un valor único: el Tener homogeneiza el hete- ma de relaciones valorativas socialemente acep-
rogéneo mundo de los valores" (Heller, p. 81). tadas.
Sólo en una comunidad libre los valores volve- 10. Valor y algunas nociones afines. La idea
rán todos a ser incuantificables. Ahora bien, la de valor debe distinguirse de otras nociones con
no-indiferencia del valor o, más propiamente, las cuales suele confundirse. Así, por ejemplo,
su cualidad, puede estudiarse en dos niveles dis- al considerar el valor como el ser en cuanto eS
tintos, a saber, el de la polaridad y el de la jerar- deseado y deseable, algunos autores han iden-
quía. El primero, que podríamos llamar nivel tificado lo bueno como lo deseado por mí
horizontal, consiste en que los valores se presen- (Hobbes), o con lo deseado o aprobado por la
tan desdoblados en un valor positivo y el corres- mayor parte de la gente (Hume). No obstante,
pondiente valor negativo. La polaridad ordena es preciso distinguir lo deseado de lo deseable.
la orientación axiológica por medio de pares Lo deseado tiene carácter psicológico, mien-
categoriales (Heller). Así, la categoría de orien- tras que lo deseable es axiológico. Durkheim
tación axiológica primaria es el par bueno-malo. busca, sin embargo, pasar de lo deseado a lo
Las categorías de orientación axiológicas secun- deseable, es decir, de lo psicológico a lo axio-
darias son el bien y el mal, bello y feo, sagrado lógico, a través de lo socialmente deseado. De
y profano, útil y nocivo, agradable y desagrada- esta manera lo socialmente deseado sería lo in-
ble, correcto e incorrecto, éxito y fracaso, ver- dividualmente deseable. El valor deviene, por
dadero y -falso. Las categorías de orientación esta vía, un hecho social válido por sí mismo,
axiológicas terciarias sirven para orientar dentro esto es, autojustificado. En cuanto a la noción
de los campos o aspectos introducidos por las de fin debe aclararse que, aunque el valor pue-
secundarias: el par cortes-grosero, por ejemplo, de entenderse en términos teleológicos, es evi-
queda dentro del par correcto-incorrecto; el par dente que hay fines axiológicamente indiferen-
artístico-inartístico, dentro del par bello-feo, tes. Sólo cuando el fin es puesto en relación
etc. (ídem, p. 46). Hablamos de un nivel hori- con un valor puede hablarse de fin axiológica-
zontal, porque, pese a la graduabilidad de las ca- mente relevante. Este es el caso de los llama-
tegorías de orientación, lo específico de cada dos fines del derecho (bien común, seguridad
campo axiológico es percibible objetivamente jurídica, justicia) a los que se califica de fines
en la intuición emocional. Lo ético, lo estético, obligatorios, es decir, de valores. Mayer emplea
lo vital, lo religioso, etc., son intuidos en una el término "ideal" para aludir a la relación de
escala que puede ignorar, por abstracción, la la idea (juicio de valor) con el fin. Ideal = idea
jerarquía. Sugerimos que en este nivel es posi- + fin, dice Mayer. El ideal es un fin lícito. Gei-
ble una descripción científica de las ideas de ger ha estudiado la noción de fin en relación
valor como sucede en la ética, estética, teoría con el valor y ha observado que lo útil no es un
valor en el mismo sentido en que lo es lo bueno parece dar la clave para la comprensión de la
o lo bello. Algo es útil en la medida en que es objetividad del valor. Esto explica la tesis de
'Valorado" como medio idóneo para alcanzar Jones de que todos los problemas morales son,
un fin o desiderátum. Siendo que el desiderá- en última instancia, problemas de política. En
tum completa la elucidación del concepto de un sentido análogo, Heller afirma que sólo una
valor (Bunge, p. 94) la relación de finalidad pa- axiología que gire en derredor de la riqueza co-
rece axiológicamente necesaria, pero no sufi- mo despliegue multilateral de las fuerzas esen-
ciente, pues el desiderátum rebasa el sentido ciales de la especie puede dar una respuesta ade-
ideológico al implicar la cualidad de deseable cuada a la satisfacción social de las necesidades
(digno de ser apetecido o deseado). Seheler, por de la sociedad futura, como Marx las llama en
lo demás, hace notar que, a diferencia del va- la Crítica del Programa de Gotha, Por último
lor, no es esencial al fin la referencia al futuro. cabe distinguir entre valor y goce. Es claro que
Una cosa real puede "tener" este y aquel fin, la relación de valores no es una simple relación
los cuales pueden residir en ella o fuera de ella. de causalidad. "El valor de una sonata —dice
El valor, en cambio, en cuanto supone una di- Stern— no consiste en el placer inmediato que
ferencia entre lo posible y lo real, expresa la produce, pero su valor se funda en tal placer.
distancia entre la idea y su realización: la dis- No es el objeto de valor (digamos la sonata) ¡a
tancia, por ejemplo, entre la belleza y su cum- que causa inmediatamente el sentimiento de
plimiento en las cosas bellas (Christoff, p. 10). valor. Es el goce producido por la sonata el que
La relación entre posibilidad y realidad es, funda el sentimiento de valor" (Stern, p. 115).
pues, esencial al valor y no tiene por qué pen- La idea de goce que se muestra también en el
sarse en términos ideológicos stricto sensu. grado de satisfacción potencial de la necesidad
Meinong ha estudiado el carácter pragmático a la que el valor tiende (Bunge, p. 102). Ello ex-
del valor y le ha atribuido un sentido de inte- plica, como se ha visto, que el valor resulte indi-
rés válido. Un objeto tiene valor, según Mei- rectamente cuantificable en función de la necesi-
nong, si alguien se interesa en él, o si podría dad que satisface (Seheler, p. 150).
o debería interesarse en él. Lo mismo que en 11. Valor, Valoración y Juicio de Valor. Los
el caso del deseo, el interés tiene un carácter términos valor y valoración suelen emplearse
psicológico extraño a la "naturaleza" del valor. para aludir a dos momentos de un mismo proce-
Heller dice que la mayoría de los marxistas so, a saber, el objetivo (valor) y el subjetivo
"deriva" los valores partiendo de dos factores: (valoración). No significa esto que la distinción
los intereses o las necesidades. El interés es una entre ambos momentos implique una opción
categoría ideológica (básica de la sociedad alie- por la absolutidad u objetividad del valor; sólo
nada, que es una sociedad conflictiva) mien- quiere decirse con la distinción anotada que la
tras que la necesidad es una categoría ontoló- valoración supone un criterio que la determina
gico-social primaria como el valor mismo. Y si y sin el cual aquélla resultaría imposible. La
bien la necesidad determina la exigencia axioló- valoración requiere, pues, un criterio axiológico
gica, los valores no se pueden "medir" por las conforme al cual se atribuye a algo o a alguien
necesidades ("una obra de arte muy valiosa una cualidad de valor. Pero, a su vez, la valora-
—dice Heller— sigue siéndolo aunque su goce no ción debe ser distinguida de la evaluación o
represente más que la necesidad de unos pocos, puesta de valores y del juicio de valor. La eva-
e incluso en el caso de que en el momento dado luación o puesta de valores consiste en la apre-
de un desarrollo social no sea una necesidad pa- hensión, aprobación o creación de valores. "El
ra nadie"); pero las necesidades se pueden "me- sujeto —dice W. Stern— pone el valor como
dir" por valores. El criterio de valoración de las existente y como válido. Para que la afirmación
necesidades es heterogéneo con éstas. Son, pues, de su validez tenga sentido es necesario que se
las necesidades y respuestas culturales universa- crea en la existencia del valor. La apreciación
les organizadas institucionalmente (Malinowski) (valoración) es una actitud secundaria que se
las que producen el sistema de valores social- divide en actos de cuantificación y de polariza-
mente valido, esto es, los llamados universales ción axiológica. Se comienza por la determina-
culturales. Que el valor como respuesta específi- ción cualitativa del objeto, como algo estima-
ca a las exigencias determinadas por las necesida- ble, por ejemplo, desde el punto de vista estéti-
des e intereses es una fuerza real y actuante de co, ético o económico. La cuantificación deter-
la vida social apenas es necesario indicarlo. "Pre- mina la jerarquía de los valores; y la polariza-
guntar si una cosa es buena —dice Stevenson— ción se manifiesta en la oposición de los valores
es preguntar por una influencia. El juicio ético como positivos y negativos" (Stern, p. 161). En
no describe sólo un interés sino que crea una sentido análogo Lavelle distingue entre evaluar
influencia, influencia que puede llevarnos, in- y valorar. Evaluar es una acción teórica, mien-
cluso, a una explicación causal de la conducta tras que valorar es una acción práctica. La pri-
moral" (Schlick, en Ayer, p. 267). La relación mera consiste en medir un valor y la segunda
del valor con las necesidades y los intereses en conferir un valor a un objeto o incrementar
el que ya éste posee. La evaluación supone un significar es que el socialismo es conforme con
valor que sólo se trata de reconocer; en cambio, las exigencias del progreso social. El juicio de va-
la valoración introduce, por así decir, el valor lor, por tanto, es una copia de relaciones socia-
en las cosas, el cual puede ser también exclui- les objetivas y su verdad puede ser verificada
do de ellas, como lo indican las palabras desva- por medio de la praxis. La idea de que el juicio
lorizar o revalorizar. La expresión juicio de va- de valor refleja las relaciones sociales objetivas
lor (Werturteil), por su parte, parece provenir explica el hecho de que el cambio de estas rela-
de la teología de Albrecht Ritschl, quien la ciones produce el cambio del juicio de valor. Ello
emplea sistemáticamente en el libro Die christ- contradice la pretensión de la axiología idealista
liche Lehre von der Rechtfertigung und Ver- objetivista que sostiene que el juicio de valor ex-
sóhnung publicado en tres tomos entre 1870 y presa valores eternos". La posibilidad de la jus-
1874. Ritschl, sobre una base kantiana, distin- tificación teórica del juicio de valor hace decir a
gue los juicios de valor (Werturteile) de los Wossner que cuando éste no se funda en los he-
juicios del ser (Seinsurteile). Los juicios de la chos sino en actitudes previas surge el prejuicio.
teología son juicios de valor y los de las ciencias Desde el punto de vista cultural el etnocentrismo
de la naturaleza juicios del ser. Con esta separa- conduce a una visión prejuiciada de nuestros jui-
ción Ritschl intenta superar el conflicto entre cios de valor, si bien aquél aparece como el úni-
ciencia y fe. Durkheim utiliza la expresión jui- co criterio legítimo para comprender cada cultu-
cio de valor para designar la relación de una co- ra específica. Como las valoraciones son relati-
sa con un ideal. A diferencia de los juicios de vas al trasfondo cultural de donde surgen, los cri-
realidad, que expresan las cosas como son, los terios de valoración de cada cultura son incom-
juicios de valor pueden transfigurar las realida- parables, y todo lo que puede afirmarse es que es
des a los que están referidos. En la medida en posible constatar, comparativamente, universales
que el ideal es tomado como objeto de estudio, culturales que adoptan diferentes formas históri-
de modo que puede ser analizado y explicado, cas (por ejemplo la familia, los sistemas de mora-
es posible enunciar juicios de valor objetivamen- lidad, etc.). Es en este sentido que D. Bidney pro-
te válidos. Una manera de aludir a este proceso pone un cierto "etnocentrismo serial" que consi-
de objetivación del ideal (valor) es la afirmación dere cada cultura desde un punto de vista que le
de Rickert según la cual el juicio de valor es una sea inmanente. Para ello es necesario el estudio
norma y no un objeto (Cf. Carnap, p. 29). En este comparado de las culturas y de sus valores de
orden de ideas, Bunge habla de una justificación modo que puedan dilucidarse los principios
pragmática de la norma cuando ella es favorable universales (no absolutos) de la dinámica cul-
o compatible con la satisfacción de un desiderá- tural y las normas racionales concretas que
tum en circunstancias determinadas; y de justifi- puedan ser aplicadas universalmente. Por últi-
cación teórica cuando hay coherencia de una mo conviene señalar que, como dice Reale,
norma con otras normas y con las leyes cientí- cultura es comprensión y comprensión es va-
ficas conocidas. Según Bunge la forma del juicio loración. La comprensión (Verstehen) no sólo
de valor sería la siguiente: "x es valioso en el res- se realiza analizando una situación de conduc-
pecto R para la unidad social [/en las circunstan- ta de tal modo que sea análoga a alguna expe-
cias C, a la luz del cuerpo de conocimientos K riencia personal del intérprete sino que es con-
(y en orden a satisfacer el desiderátum D)". trolable sobre la base de un cierto código (siste-
Contrariamente a la tesis de que el juicio de va- ma social de valores) que haga inteligible el sen-
lor es una función del conocimiento, Geiger tido de las experiencias humanas.
piensa que éste se basa en valoraciones prima- 12. Valor in genere y valores específicos. Co-
rias, personales o colectivas, es decir, relaciones mo ya se ha indicado, el valor en general expre-
afectivas de una persona con un objeto que son sa la distancia entre la idea y su realización, esto
transmutadas en propiedades de éste, o sea: se es, la distancia entre nociones tales como belle-
objetivizan. Desde el punto de vista genético la za o bondad, y su cumplimiento en cosas bue-
idea de corrección "esto está en orden" es el nas o bellas. A su vez, los "valores específicos"
primer paso hacia el sentido propiamente dicho abrazan grupos homogéneos de valores que se
de la superestructura ideal de la costumbre. En realizan en cosas o actitudes individuales o co-
la medida en que el juicio de valor expresa una lectivas y en bienes de la cultura, ya sea en la es-
reacción frente a la impresión sensorial que el fera del arte, de la ciencia o de la misma filoso-
objeto causa es cognoscitivamente ilegítimo. fía (Curiel, en Christoff, p. 62). En cuanto po-
El juicio de valor es, pues, una proposición pa- sibilidades históricas, los valores no tienen exis-
rateórica, ideológica. Klaus y Buhr han denun- tencia real antes de incorporarse al respectivo
ciado este enfoque neopositivista asimismo co- portador o depositario. Por eso Heyde distingue
mo ideológico. Para ellos el juicio de valor es entre el valor del objeto que posee un carácter
una específica representación de relaciones so- general; y el objeto del valor que tiene un carác-
ciales. "Así, dicen Klaus y Buhr, cuando deci- ter particular. La pretendida absolutidad o in-
mos: 'el socialismo es bueno' lo que queremos variabilidad del valor sólo puede referirse, en
consecuencia, al valor del objeto y no al objeto lores" (Rickert, p. 228).
de valor que es particular y variable. Heyde di- 13. Valor y deber. Para Hartman el fin es al
ce que cuando se habla de un cambio de valores querer lo que el valor es al deber. Es necesario
lo que se expresa es que un objeto está dado qué los valores sean exigencias frente a las cua-
ahora con un valor distinto del que anterior- les las personas tengan un margen de libertad
mente tenía. Por supuesto que la generalidad para actualizarlos. Por eso la mayoría de las
(universalidad) del valor del objeto no debe teorías de los valores enlazan la preferencia con
entenderse en términos de absolutidad. Hersko- la categoría de deber: "hay que preferir, dice
vits habla, por eso, de absolutos culturales en el Heller, lo que se debe preferir. Pero es claro que
sentido formal de que existen tipos universales el deber está ligado únicamente con los valores
de instituciones, por ejemplo, la familia y los morales, de modo que, por ejemplo, no hay de-
sistemas de moralidad; pero el contenido dado ber de elegir lo agradable". Hartmann distingue,
de moralidad está condicionado por la expe- para superar esta dificultad, las virtudes del
riencia cultural histórica de una sociedad, y, deber-hacer (morales) de las del deber ser (no-
por consiguiente, debe ser explicado en función morales). Heller, por su parte, utiliza las nocio-
de un sistema dado de cultura. No hay, por tan- nes de valores imperativos y valores optativos
to, absolutos culturales, pero sí universales cul- para aludir al mismo asunto. "Se debe hacer el
turales, cuyos contenidos varían históricamen- bien, dice Heller, pero alegrarse del bien es sólo
te, de acuerdo con la experiencia cultural y deseable (optativo); se debe ser valiente, pero
con el cambio social (Bidney, en Kroeber, p. ser heroico es sólo deseable (optativo)". Esta
67). En este mismo orden de ideas, Klaus y distinción nos obliga a discutir las relaciones en-
Buhr sostienen que los valores éticos nacen, se tre norma y deber. Como dice Scheler para que
desarrollan y son realizados en conexión inse- un deber ser ideal se convierta en exigencia es
parable con las legalidades del desarrollo social, preciso suponer un acto de ordenar. Toda idea
de modo que no es posible detraer el papel de de deber remite, pues, a una obligación por una
los valores del proceso social y de las condicio- orden; y toda proposición imperativa lleva im-
nes materiales que lo determinan. Contraria- plícito en su fondo un no deber-ser (ideal) de
mente, sin embargo, Hartmann piensa que los una tendencia. Esto último explica el hecho de
valores no nacen y perecen en la historia y que las prohibiciones aparezcan históricamente
que sólo la conciencia valorativa se transforma. antes que los mandatos (el Decálogo, por ejem-
Y Scheler sostiene, como se ha visto supra 10, plo). Geiger observa, al respecto, que toda nues-
que la jerarquía de los valores es invariable, pe- tra educación moral apunta al hecho de consi-
ro que las reglas de preferencia varían histórica- derar bueno y meritorio justamente lo contrario
mente. Como lo ha mostrado A. Stern esta es- de lo que se tiene ganas de hacer. Pero el con-
pecie de realismo gnoseológico y axiológíco a flicto entre lo deseado y lo deseable, entre el in-
que conducen las teorías idealistas de Hart- terés y el deber, deja intacta la cuestión del fun-
mann y Scheler sólo puede postular la absoluti- damento de la norma. Para resolver este asunto
dad de los valores morales, pero no puede evitar hay quienes optan por la mala prohibita (Kel
el dato históricamente verificable de la contin- sen, p. 118, Geiger, Ideología . . ., p. 56), mien-
gencia de los valores específicos. En todo caso, tras que otros piensan que hay acciones malas
el hecho de que el valor sea distinto de los valo- en sí mismas conforme a criterios éticos univer-
res de objetos (bienes) y del sistema cultural en sales (Kant, p. 482 y 523, Scheler, p. 58). Sin
que se realiza (conjunto de criterios de valora- embargo, entre estos dos últimos hay diferen-
ción de base inductiva y con ordenación lógi- cias. Según Kant, el deber, la conciencia de la
ca, construido a partir de los juicios de valor ley ética, precede al valor; de acuerdo con Sche-
explícitos y de las inferencias de conductas no ler el valor precede al deber y sirve de base a la
explícitas relacionadas con valores), justifica el ley moral. La teoría de las virtudes precede, se-
esfuerzo de la axiología idealista por tratar de gún este último, a la teoría de los deberes. "La
descubrir el reino de sus cualidades esenciales. virtud —escribe Scheler— es la capacidad para
Por eso Scheler dice que todo juicio social de querer y hacer algo que ha sido vivido y dado
valor presupone el conocimiento esencial del como idealmente debido" (Scheler, p. 269).
valor, porque ei ser de los valores no puede de- Una ética social descriptiva requiere que los va-
ducirse en forma alguna del ser real y porque lores se deslinden por medio de normas a fin de
sus cualidades y conexiones son independientes que pueda objetivamente responderse a la pre-
de ese ser real. De la misma manera Rickert se gunta ¿qué es lo válido en un momento y en un
adhiere al criterio de Riehl, que es congruente espacio determinados como norma de conduc-
con la tesis de Scheler, según el cual "los valo- ta? Desde luego, como dice Schlick la respuesta
res son descubiertos y, como las estrellas en el a esta pregunta no impediría el planteo de esta
cielo, van entrando poco a poco, al compás de otra: ¿por qué es válido como norma de con-
la cultura, en el círculo visual del hombre. No ducta? Esta pregunta remite al fundamento
son viejos valores ni nuevos valores; son los va- axiológico de la norma, que puede ser el valor o
el deber (si se admite la mala in se) o la positivi- el deber ser en deber hacer y lo axiológico en
dad (si se postula la mala prohibita). Aunque es- ontológico. Una corriente muy difundida de
tas dos soluciones son incompatibles, puede la filosofía de los valores considera que el va-
afirmarse, con Carnap, que entre el juicio de va- lor es una cualidad. Para Moore, v.gr., el valor
lor y la norma no hay ninguna diferencia de es una cualidad simple e indefinible como el
contenido sino tan solo de formulación. Por eso color amarillo, pero que, a diferencia de éste,
el juicio de valor "matar es malo" es una forma depende del carácter intrínseco de la cosa va-
equivalente del imperativo "no mates", tal co- liosa, sin ser una propiedad de la cosa ella
mo lo ha señalado Rickert, según se ha visto en misma, como es lo amarillo. "Mi tesis —dice
supra 12. Vale la pena observar, por último, Moore— es que 'bueno' es una noción simple,
que Husserl piensa que toda proposición norma- así como lo es 'amarillo'; que, en la misma ma-
tiva supone una cierta clase de valoración, por nera en que no se puede explicar a nadie, por
obra de la cual surge el concepto de lo "bueno" los medios y formas que sean, qué es lo amari-
(valioso) o "malo" (no valioso) en un sentido llo si no se lo conoce, tampoco se puede expli-
determinado y con respecto a cierta clase de ob- car qué es lo bueno [. . .] amarillo y bueno
jetos, los cuales se dividen en buenos y malos [. . .] son nociones de esa clase simple, a partir
con arreglo a ese concepto. " 'Un guerrero debe de las que se componen las definiciones y de las
ser valiente' —dice Husserl— significa más bien: que ya no es posible dar una definición ulterior
sólo un guerrero es un 'buen' guerrero; y esto [. . .] bueno es indefinible" (Moore, pp. 6, 7 y 8).
implica que un guerrero que no sea valiente será De la cosa puede decirse que porta el valor, pe-
un 'mal' guerrero, puesto que los predicados de ro que no lo contiene. Para esta clase de cuali-
bueno y malo se reparten la extensión del con- dad se ha empleado el término cualidad tercia-
cepto de guerrero. Porque este juicio de valor es ria (Garnctt), porque no es una cualidad prima-
válido, tiene razón todo aquél que exija de un ria como la solidez, la extensión, la forma o la
guerrero que sea valiente. Por el mismo motivo modalidad, ni tampoco una cualidad secundaria
es deseable, loable, etc., que lo sea" (Husserl, como los colores, los sonidos o los gustos. En
pp. 73, 74). La norma no es, pues, un juicio de relación con esto A. Stern dice que no se trata
valor, pero se basa en un juicio de valor. de cualidades primarias, porque en ese caso el
14. El valor: ¿esencia, cualidad o relación ? valor sería una determinación del objeto como
Para responder a la pregunta ¿qué son los valo- tal; el valor sólo es concebible en relación con
res? se han intentado tres clases de respuestas, a un sujeto apreciante; y no se trata de cualida-
saber, la que concibe los valores como esencias, des secundarias, porque éstas son susceptibles
la que los concibe como cualidades y la que los de ser fundadas físicamente y son reducibles a
concibe como relaciones. Platón, por ejemplo, oscilaciones que actúan sobre el sujeto, pero
creía que los valores eran realidades objetivas que son matemáticamente determinables. Fron-
inherentes a las cosas. Hartmann piensa que los dizi, a su vez, dice que los valores, más que cua-
valores de bienes tienen un ser en sí, aunque es- lidades terciarias, son cualidades irreales —aun-
te ser en sí tenga una doble referencia al sujeto que no ideales (pues no agregan realidad o sera
y al objeto de valor. Y Scheler distingue entre los objetos, sino sólo valor)— cualidades suige-
los bienes, es decir, los "objetos valiosos" y los neris que poseen ciertos objetos llamados bienes,
puros valores que las cosas "tienen", o que per- Lo común a todas estas tendencias es, pues, el
tenecen a las cosas, esto es, los "valores de la criterio de que el valor es una cualidad, un ad-
cosa". "Estos valores, dice Scheler, me son ac- jetivo o, como dice A. Stern, una noción atri-
cesibles sin que haya de representármelos como butiva que se adhiere siempre a algo. Una ter-
propiedades de cosas o de hombres". Los valo- cera corriente axiológica concibe el valor como
res son objetos ideales, esencialmente distintos relación. Hay en el valor, dice A. Stern, una ge-
de las cosas valiosas. Una posición análoga es neralidad de relación que, a diferencia de la
sostenida por H. Welzel para quien lo bueno y generalidad de determinación (forma de un
lo malo, lo justo y lo injusto son esencias eter- cuerpo, por ejemplo), no pertenece a un objeto
nas; y para quien lo que presta verdad a las co- sino que es en relación con otros objetos (Hey-
sas que .son conocidas y lo que da al que cono- de). Bunge no se adhiere a esta concepción
ce la fuerza para conocer es la idea del bien. En cuando afirma que los valores son relaciones
este orden de ideas Welzel parece adherirse a la entre objetos, por una parte, y sujetos evaluado-
doctrina de Santo Tomás, para la que el ser está res por la otra. En contra de Scheler y Hartmann,
determinado por el valor, de tal suerte que am- Bunge concibe los valores no como cualidades,
bos conceptos son intercambiables, ens et bo- sino como propiedades dispósicionales comple-
num convertuntur. Esto conduce, claro está, a jas, esto es, relaciones potenciales que se actua-
considerar al valor como un dominio del ser, lizan bajo determinadas circunstancias y que
de modo que, siendo el bien la realidad supre- hacen que el objeto sea juzgado valioso. Ahora
ma, todo valor procede de él; y a sostener que bien, si el valor es una relación de un objeto y
la dignidad del hombre consiste en transformar de un sujeto, el valor es subjetivo y relativo. Pe-
ro como ha dicho Heyde sé trata sólo de un co. Es en ese contexto que puede hablarse de
subjetivismo y un relativismo formales y no los juicios de valor como específica representa-
ideológicos, pues es posible hablar de valores ción de relaciones sociales (Klaus y Bunr). Por
objetivos o absolutos en el sentido de que no eso dice Frondizi que los valores sólo tienen
son independientes de toda particularidad indi- existencia y sentido dentro de una situación
vidual de los sujetos. El valor absoluto sería, por concreta y determinada, entendiendo por si-
consiguiente, uno para no importa qué sujeto, tuación el complejo de elementos y circunstan-
lo que significa una independencia de la rela- cias individuales, sociales, culturales e históri-
ción con el sujeto. Por el contrario, se podría cas, que condicionan el proceso social.
hablar de valores relativos en el sentido de va- 15. Clases de valores. El problema de la cla-
lores que dependen de las particularidades in- sificación de los valores está relacionado con la
dividuales del sujeto. Estos últimos son, por con- jerarquía y con la realización de aquéllos en el
siguiente, valores para un sujeto determinado y mundo del ser. Cuando Scheler analiza las rela-
no para un sujeto cualquiera. En un sentido di- ciones aprióricas entre la altura del valor y los
ferente, pero dentro de la misma idea de relati- depositarios puros de los valores nos ofrece la
vidad formal, Scheler distingue valores relativos clasificación siguiente: a) valores de personas
como lo agradable (relativos a un ser dotado de y valores de cosas; b) valores propios y valores
sentimiento sensible) o lo noble (relativos a un extraños; c) valores de actos, valores de fun-
ser vivo), y valores absolutos como los morales ción, valores de reacción; d) valores de la dispo-
(independientes de la sensibilidad y de la esen- sición de ánimo, de la acción, del éxito, e) valo-
cia de la vida). Hartmann también alude a una res de intención y valores de estado; f) valores
especie de relativismo formal cuando dice que fundamentales, formales y relacionantes; g) va-
en los valores morales podemos comprobar lores individuales y colectivos; h) valores por sí
una múltiple relatividad, pero no un "relati- mismos y valores por referencia. Respecto de
vismo del valor". La múltiple relatividad signi- las relaciones aprióricas de jerarquía entre las
fica referencia del valor al portador del valor modalidades del valor, Scheler distingue: a) la
y a la persona como objeto, pues todo valor serie de lo agradable y lo desagradable; b) la
moral es el valor de una conducta y ésta es serie de valores del percibir afectivo vital (valo-
siempre una manera de conducirse con alguien. res vitales), c) el reino de los valores espiritua-
En un doble respecto está, por tanto, el valor les: valores estéticos, valores de justicia, valores
moral referido a la persona: como sujeto (ac- jurídicos, valores del "puro conocimiento de la
tivo) y como objeto (pasivo) [Hartmann, In- verdad" (no de la verdad misma pues ésta no
troducción . . . p. 153]. De lo dicho resulta que pertenece al reino de los valores), valores de la
la relación axiológica contiene varios elementos, cultura; d) valores de lo santo y lo profano
a saber, el sujeto apreciante o unidad social con- (Scheler, pp. 145 ss.). Hartmann sugiere una
creta que valora, el objeto valioso, el respecto tabla aproximativa en la que los valores esté-
en que el objeto es considerado valioso, las cir- ticos no aparecen adecuadamente situados. El
cunstancias y conocimientos conforme a los orden axiológico sería: valores morales, vitales,
cuales se valora, y el desiderátum a cuya reali- de bienes, de placer. La razón por la que Hart-
zación apunta el valor del objeto (Bunge, pp. mann vacila respecto de la ordenación de los
93, 94). El desiderátum dependería, como ya valores estéticos es que éstos se agotan en su ser
se ha dicho, de las necesidades (categorías on- objetivo, esto es, que detrás de ellos no se halla
tológicas) o intereses (categorías ideológicas) ningún ser en sí sino sólo el mero objeto como
que determinan la valoración. Puede haber, en objeto, el fenómeno como fenómeno. "Un pai-
consecuencia, una justificación pragmática y saje, por ejemplo, existe sin duda en sí y en
una justificación teórica de las valoraciones so- cuanto existente es un objeto posible de cono-
ciales, según ya se ha mostrado supra 12. En cimiento geográfico, estratégico,, económico.
contra de la tesis de Geiger, Bunge cree, pues, En cuanto objeto posible de gozarse estética-
que las premisas éticas pueden encontrar apo- mente, por el contrario, existe sólo 'para' el es-
yos fuera de la ética, en particular en la ciencia, pectador, sólo desde una determinada posición
y que la argumentación moral misma debe ajus- especial, sólo como lo 'visto' desde un determi-
tarse a los cánones de la lógica. El agente moral nado ver la perspectiva" (Hartmann, Autoex-
puede justificar prácticamente sus principios posición .. . p. 66). F.J. von Rintelen distingue,
éticos por sus consecuencias en la vida diaria y. por su parte, los siguientes valores específicos:
teóricamente por su compatibilidad con el cuer- a) el valor económico; b) el valor político; c) el
po íntegro del saber. La condicionalidad mate- valor cultural; d) el valor estético; e) el valor éti-
rial de la valoración y de sus valores anexos co y f) el valor religioso. Parsons ha propuesto
(pues como se ha visto el valor no tiene existen- una clasificación dicotómica de los valores en
cia ni sentido fuera de una valoración real o po- cinco orientaciones principales: a) afectividad/
sible) hace que el relativismo axiológico sea, neutralidad afectiva; b) universalismo/particu-
a más de formal, también material o ideológi- larismo; c) ser/actuar, d) globalismo/especifici-
dad; e) egocentrismo/orientación hacia la colec- negocio jurídico) o heterovaloración (senten-
tividad. Weber, por su parte, distingue el com- cia, acto administrativo); El resultado de la va-
portamiento racional con relación a un valor loración en ambos casos es una relación axioló-
(Wertrational) del comportamiento racional en gica que califica' el supuesto como entuerto o
relación con un fin (Zweckrational). Esta distin- como prestación (valor jurídico de la conduc-
ción se corresponde con la dicotomía sugerida ta alterada). Esta relación es derecho objetivo
por la psicología de la afectividad, a saber, valoro subjetivo según que la conducta valorada sea
de finalidad y valor de rendimiento. Los prime- abstracta o concreta, respectivamente. En la
ros son relativos, por su propia naturaleza, a segunda fase, el problema consiste en examinar
estructuras, es decir, corresponden a las necesi- las consecuencias de la calificación jurídica del
dades de elementos cualitativamente diferencia- supuesto. Una vez realizada la predicación
dos, con vistas a la producción o a la conserva- axiológica (en sentido negativo o en sentido po-
ción de estructuras. Los segundos son relativos sitivo), la relación jurídica se constituye: a'"):
a la cantidad producida o gastada en la prose- endonormativamente, imputando como conse-
cución de una acción y a la consecuencia que cuencia la prestación (conducta lícita del deu-
de ella resulta: cantidad de energía en el caso dor); b'"): perinormativamente, imputando co-
de la economía iníraindividual o de la produc- mo consecuencia la sanción, la cual es, según la
ción técnica, cantidad venal y contable en el consecutividad normativa, prestación del órga-
caso de los intercambios comerciales (Piaget, no competente. La prestación puede provenir
pp. 246, 247). Como ya se ha visto, la clasifi- de autovaloración (acto o negocio jurídico) o
cación de los valores conforme a los criterios de heterovaloración (ley, sentencia, acto admi-
indicados en este parágrafo (jerarquía y reali- nistrativo). La sanción, en cambio, proviene
zación) puede ser tratada en relación con lo siempre de heterovaloración. Pero, además, de-
que Ross ha llamado tradición de cultura, es de- be examinarse el sentido extrajurídico de la va-
cir, con el orden social valorativo materialmente loración. Del mismo modo que la primera fase
condicionado. La dilucidación de dicho orden es instrumental respecto de la segunda, la valo-
sería el objeto de una axiología positiva y, en el ración jurídica como un todo es instrumental
caso de la filosofía del derecho, de una ética so- respecto de otras valoraciones, especialmente el
cial descriptiva (Cf. supra 10). de las valoraciones morales, políticas, económi-
16. El valor jurídico. La especificidad del cas, religiosas, etc. Este sentido extrajurídico de
valor jurídico viene determinada: a) por el la valoración compromete a la Filosofía del De-
sujeto que valora; b) por la naturaleza del recho en una crítica total de las ideas de valor,
objeto valorado; c) por la forma de la valora- pues la jerarquía axiológica no puede "medirse"
ción (cómo se valora jurídicamente); y d) por desde la perspectiva propia de cada especie de
el sentido de la valoración (para qué se valora valor, sino desde el punto de vista que ofrezcan
jurídicamente). En sub a) se supone la compe- las conexiones sistemáticas de todo el orbe
tencia del sujeto valorante; en sub b), la alteri- axiológico (Delgado-Ocando, pp. 218/221).
dad de la conducta valorada; en sub c), debe
estudiarse la forma de realización del juicio de
valor que puede ser: a'): cómo se valora técni- BIBLIOGRAFÍA BÁSICA — A.J. Ayer y otros, El
camente: validez formal del derecho o proble- positivismo lógico, México, F.C.E., Trad. de L. Alda-
ma y otros, r965, pp. 251 y ss. — Philasophisches,
ma de las fuentes del derecho; y b') cómo se Worterbuch, Stuttgart, Kroner, 1961 — LesDictionmi-
origina sociológica o psicosociológicamente la res Marabout. Savoir Módernc. La Philosophie, París,
Gerard & Co., 1972, Tome 3 — G. Thinés y A. Lempe-
valoración; en sub d) debe examinarse el senti- reur. Diccionario general de ciencias humanas, Madrid,
do de la valoración que es instrumental en una Cátedra, 1978, Trad. de Consuelo Vázquez de Parga y
doble vertiente: a"): sentido intrajurídico de otros — D.L. Sills, Enciclopedia internacional de ¡as
ciencias sociales, Madrid, Aguilar, 1976, Tomo 10 -
la valoración; b"): sentido extrajurídico de la J. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Buenos Ai-
valoración. El sentido intrajurídico de la valo- res, Sudamericana, 1975, Tomo II - G. Klaus und M.
Buhr, Philosophisches Worterbuch, Berlín, Verlag En-
ración comprende dos fases: la.: calificación zyklopá'dié Leipzing, 1964 — L. Lavalle, Traite des va-
jurídica del supuesto; 2a.: consecuencias de la ieurs, París, P.U.F., 1951, Tome I, pp. 92 y ss., 238
ss., 288 ss., 438 y ss. — H.B. English, Diccionario ma-
calificación jurídica del supuesto. En la prime- nual de psicología, Buenos Aires, El Ateneo, Trad.de
ra fase, el sujeto valorante (conducta jurígena R. Serebriany y L. Ronco, 1951 — A. Lalande, Voca-
bulario técnico y crítico de ¡a filosofía, Buenos Aires,
del órgano del Estado) valora la conducta al- El Ateneo, Trad. de Luis Alfonso y otros, 1951, Tomo
terada o interferida en su momento abstracto II — E. Durkheim, Sociología y filosofía, Buenos Ai-
(norma general) o en su momento concreto res, Kraft, Trad. de J.M. Solano (hijo), 1951, pp. 213
ss. — A. Stern, La filosofía de los valores, México, Mi-
(norma individualizada). Respecto del sujeto nerva, Trad. de Humberto Pinera Llera, 1944, pp. 105
valorante, la valoración de la conducta en su ss., 145 ss., 181 y ss. — M. Reale, Filosofía del Dere-
cho, Madrid, Pirámide, Trad. dé A. Herreros Sánchez,
momento abstracto es siempre heterovalora- 1979, pp. 159 ss. —R. Frondizi, ¿Qué son los valores?,
ción (norma general); la valoración de la con- México, F.C.E., 1958, PP. 10 ss., 40 ss., 58 ss., 83 ss.,
ducta en su momento concreto (norma indi- 94 ss., 1O3 ss. — J. Royce, Filosofía de ta fidelidad,
Buenos Aires, Hachette, S.A., Trad. de Vicente Paúl
vidualizada) puede ser autovaloración (acto o Quintero, 1949, pp. 14 ss., 29 ss., 36 ss., 91 ss., 133
ss., 210 ss., 217 ss., 224 ss. — G. Myrdal, Objetividad bás, 1976, pp. 77 ss. — M. Weber, Soziologie, Wett-
en ta investigación social, México, F.C.E., Trad. de R. geschichtliche Analysen. Po'litik, Suttgart, KrSner,
Jasso, 1970, pp. 18 ss. — A. Helier, Hipótesis para una 1956, pp. 267 y ss., 277 ss., 291 y ss. — Jean-Marie
teoría marxista de tos valores, Barcelona, Grijalbo, Vincent, La metodología de Max Weber, Barcelona,
Trad. de M. Sacristán, 1974, pp. 10 ss., 23 ss., 45 ss., Anagrama, trad. de Jordi María, 1972, pp. 29 ss. —
78 ss. — N. Hartmann, A utoexposición sistemática, H. Rickert, Ciencia cultural y ciencia natural, Méxi-
México, U.N.A.M., Trad. de B. Navarro, 1964, pp. 56 co, Espasa-Calpe, Trad. de M. García Morente, 1952,
y ss, — A. Arnóldov y E. Orlova, El hombre y los vato- pp. 460, 138 ss., 156 ss., 219 ss., 228 — R. Zippelius,
res espirituales en el socialismo, Moscú, Editorial Pro- Einfübrung in die juristische Methodenlehze, Mün-
greso, Trad. de Marta González, 1981, pp. 73 ss. — Th. chen, Beck, 1980, p. 22 — D. Hollier y otros. Panora-
Geiger, Ideología y verdad, Buenos Aires, Amorrortu, ma des Sciences humaines. París, Le point du jour,
Trad. de Margarita Jung, 1968, Pp. 50 ss., 60 ss. — 1973, p. 145 — K. Marx, Manuscritos: economía y
J.M. Delgado-Ocando, Una introducción a la ética filosofía, Madrid, Alianza, Trad. de F. Rubio Llóren-
social descriptiva, Maracaibo, Universidad del Zulia, te, 1980, p. 181 — G.E. Moore, Principia Ethica, Méxi-
1965, pp. 215 ss. — M . Bunge, Etica y ciencia, Buenos co, UNAM, Trad. de A. García Díaz, 1959, pp. 6, 7 y
Aires, Siglo XX, 1972, pp. 61 ss., 92 ss. — Th. Geiger, 8 — H. Kelsen, Reine Rechtslehre, Wien, Verlag Franz
Moral y derecho. Polémica con Uppsata, Barcelona, Al- Deuticke, 1960, p. 118 — E. Husserl, Investigaciones
fa, Trad. de E. Garzón Valdés, 1982, pp. 22 ss., 51 ss. Lógicas, Madrid, Revista de Occidente, Trad. de M.
— E.H. Carr, ¿Qué es la historia?, Barcelona, Seis Ba- García Morente y José Gaos, 1967, Tomo I, pp. 71
rral, Trad. de Joaquín Romero Maura, 1976, pp. 75 ss. ss. — R. Carnap, La superación de la metafísica por
— W. T. Jones, Las ciencias y las humanidades. Con- medio del análisis del lenguaje, México, UNAM, Trad.
flicto y realización, México, F.C.E., Trad. de Flora de C. Nicolás Molina Flores, 1961, pp. 29 y ss. — T.
Botton Burla, 1976, PP. 244 ss., 280 ss., 347 ss. — Parsons y otros. Apuntes sobre la teoría de la acción,
H. Henkel, Introducción a la filosofía del derecho, Buenos Aires, AmorroHu, Trad. de María Rosa Viganó
Madrid, Taurus, Trad. de Enrique Gimbernat Or- de Bonacalza, 1970, pp. 61 y ss., 216 y ss. — J. Piaget
deig, 1968, pp. 391 ss. — D. Christoff y otros, Sym- y otros, Tendencias de la investigación en las ciencias
posium sobre valor in genere y valores específicos, sociales, Madrid, Alianza Universidad, trad. de Pilar
México, U.N.A.M., 1963, PP. 31 ss., 89 y ss. — F. Castrülo, 1973, pp. 246 y 247 — A. Rosa, Sobre el de-
Nietzsche, La genealogía de la moral, Madrid, Alian- recho y la justicia, Buenos Aires, Eudeba, Trad. de G.
za, Trad. de A. Sánchez Pascual, 1975, pp. 33 ss. — Garrió, 1963, pp. 95 y ss. — E. Kant, Crítica de ¡a ra-
G. Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Ana- zón práctica. Crítica del juicio. Fundamentación de la
grama, Trad. de Carmen Artal, 1971, p. 171 — M. metafísica de las costumbres, Buenos Aires, El Ateneo,
Scheler, Etica. Nuevo Ensayo de Fundamentarían Trad. de E. Miñana y VUlagrasa y M. García Morente,
de un Personalismo Etico, Buenos Aires, Revista de 1951, pp. 482, 513, 517, 523.
Occidente, Trad. de H. Rodríguez Sanz, 1948, Tomo
I, pp. 39 ss., 53 ss., 61 ss., 79 ss., 123 ss., 266 ss. —
A.L. Kroeber y otros. Antropología. Conceptos y va-
lores. Buenos Aires, Libros Básicos, Trad. de Aníbal
Leal, 1965, pp. 21 ss., 51 ss. — N. Hartmann, Intro-
ducción a la filosofía, México, U.N.A.M., Trad. de Jo-
sé Gaos, 1961, pp. 143 ss., 150 ss., 182 ss. — H. Wel- VEHÍCULOS A COLCHÓN DE AIRE (V. en
zel. Introducción a la filosofía del derecho, Madrid, este Apéndice Aerodeslizador).
Aguilar, Trad. de Felipe González Vicén, 1974, pp. 17
ss., 56 — M.E. Mayer, Filosofía del Derecho, Barcelo-
na, Labor, Trad. de L. Legaz y Lacambra, 1937, pp.
17 ss., 143 ss., 154 ss. — M. Weber, Ensayos sobre me-
todología sociológica, Buenos Aires, Amorrortu, Trad.
de J. L. Etcheverry, 1973, PP. 49, 72 ss., 226 ss., 234
ss., 242 ss. — J. Wossner, Sociología. Introducción y VEHÍCULOS EFECTO SUELO (V. en este
fundamentadon, Barcelona, Herder, Trad. de R. Ga- Apéndice Aerodesiizador).

También podría gustarte