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“LAS REFORMAS BORBÓNICAS Y EL SISTEMA DE INTENDENCIAS DE EN

NUEVA ESPAÑA. UN ESTUDIO POLÍTICO-ADMINISTRATIVO”

Introducción y Capitulo 1.

Horst Pietschmann.

A lo largo del texto el alemán Pietschmann nos va diciendo que la Corona


Española en el siglo XVIII implanto nuevas formas de gobierno derivadas de las
reformas borbónicas que surgían en Europa y sus alrededores, fruto del cambio
del pensamiento católico-cristiano, medieval, monárquico, hacia un pensamiento
racional, humano, liberal y políticamente distinto.

A diferencia de Francia que implementaban políticas en base al derecho natural


del hombre y pregonaban por la vida, la libertad y el derecho a la propiedad como
una praxis nacionalista. España aún no veía en el pensamiento ilustrado, una
forma de identidad nacional, sino que se aferraba al cristianismo, en una forma
más ideológica que teológica.

Por otro lado, si veía una oportunidad de recuperar el control de América, que
había ido perdiendo por las formas político-sociales de la Nueva España y su falta
de una administración tajantemente burocrática y centralizada.

Así como atender la necesidad de proteger sus territorios de ultramar que se


habían visto amenazados por los crecientes enfrentamientos bélicos de las
potencias europeas, por lo que el reino hispano necesitaba la creación de una
política mas fuerte y un ejército más fortalecido.

La Nueva España en este sentido figuraría como terreno para poder experimentar
la aplicación de estas nuevas reformas conocidas como borbónicas. Y eso era por
que estaba en un renacimiento económico, que se daba principalmente en la
minería y las nuevas técnicas de aprovechamiento de materiales preciosos. Y que,
a diferencia, por ejemplo, de Perú que iba a la baja, la Nueva España estaba en
un punto álgido de progreso.
Esto es un poco de la introducción que nos da Pietschmann, quien nos dice que
dejando de lado la imagen de la Corona Española y sus instituciones católicas-
cristianas, se puede ver muy claro en las Reformas Borbónicas, una fuerte
influenza francesa. Que a su vez tenían su tradición teórica-practica en formas
nuevas de política, las cuales estaban a cargo de especialistas que se encargarían
de ordenar las finanzas estatales y en crear un ejército más poderoso.

Nos dice el autor:

“…las reformas estatales que se iniciaban quedarían bajo la dirección de


funcionarios franceses de la escuela colbertista. Esto aclara el hecho de que las
reformas estuvieran influidas por objetivos de política económica, la cual en el
curso del siglo XVIII se volvería cada vez más aparente. Con esto, se iniciaría en
España una fuerte influencia francesa, que no solo se vería en política sino
también en las formas de vida de la corte y en la moda.” (HORST, 1996, pág. 13)

Regresando al inicio sobre la situación de la Nueva España, es interesante la


forma en que el autor nos plantea como la Península Ibérica, se convierte en un
gran punto de comercio, dado el florecimiento de materias exportadas de América
a ultramar. Creando nuevos rasgos económicos, diferentes mercancías y valores,
así como formas contemporáneas de capitales y riquezas; que despertarían el
interés científico de teóricos y especialistas, por estas nuevas relaciones
mercantiles.

Según Pietschmann se desarrollaron dos posturas para ver este nuevo comercio
económico, una de ellas era la postura intelectual: pensadores del Estado,
teólogos y jurista que enseñaban en universidades, quienes pregonaban por
respuestas y soluciones basados en planteamientos jurídicos y de teología moral.

Por otro lado, estaban los que tenían una postura interesada en la política practica
y daban solución y respuestas acordes a la situación interna de la monarquía
contemporánea.

La situación de España en esta época era difícil económicamente, todo podría


apuntar a que, gracias a la expansión de su territorio y su riqueza, la misma
crecería como nación, pero fue lo contrario, ya que debido a la decadencia de la
casa reinante y varios problemas sociales (vagabundeo, exceso de eclesiásticos,
la baja estima en que se tenia el trabajo, los impuestos, etc.…) harían que
España, un país que salía de un floreciente apogeo económico y nacional, entrara
en decadencia.

El siglo XVIII es conocido como el siglo de la Ilustración por ser un movimiento


intelectual orientado a el uso de la razón y el progreso de las ciencias y artes, sin
embargo, en España no fue así, el autor nos dice

“…la ilustración española fue calificada como específicamente cristiana, y tuvo en


el jansenismo1 una corriente reformista, así como el patriotismo de los pensadores
ilustrados, lo que la diferencia de los partidarios de ese movimiento intelectual
más inclinados a lo cosmopolita que se dio en Francia y otros países europeos. “
(HORST, 1996, pág. 25)

En España los pensadores ilustrados no rechazaban la idea de una “tradición


nacional”, así que se da una revaloración de los valores tradicionales, como el
idioma y el derecho español, la idea de regresar a una nación política, económica
y socialmente importante era digna de defender, usando los nuevos avances
académicos, científicos que habría que poner en práctica.

Por otra parte, durante el reinado de Felipe V miembro de la dinastía de los


borbones, pondría en práctica, una nueva forma de administración territorial, que
era el establecer intendentes de provincia, (según el autor, adaptación de una
institución francesa). La cual consistía en un funcionario llamado superintendente,
que tendría la responsabilidad de la supervisión máxima de un conjunto de
responsabilidades muy especificas que contaba con la autoridad sobre
funcionarios subordinados de la misma área.

1
Corriente de espiritualidad cristiana que tuvo su origen en las ideas de Cornelio Jansen (1585-
1638) y que se caracterizaba por una exigencia de vida virtuosa y ascética y poner la salvación en
la gracia divina; fue declarada herética.
Entre sus responsabilidades estaba hacer el cobro de impuestos que estaban en
manos de recaudadores privados, y después entregar los impuestos a la
administración real, siendo así evitados los abusos y robos que existían.

Estaban también encargados de recorrer el sitio donde habían sido asignados


para dar informes sobre la situación económica existente, así como de promover
la prosperidad económica del mismo.

El autor nos dice sobre esto:

“El carácter comisariado de las nuevas superintendencias se podría explicar por el


hecho que la responsabilidad asumida por estos funcionarios era una innovación y
por que en realidad se trataba de una obligación compuesta por dos
responsabilidades: por una parte, sustituir a los arrendadores privados de
impuestos y adquirir el control y supervisión de su cobro para que pasaran a
manos de organismos estatales, y por la otra, supervisión y dirección constante de
la administración financiera en una provincia.” (HORST, 1996, pág. 48)

El modelo de intendencias fue cambiando a lo largo del siglo XVIII como lo fue en
el caso de la intendencia de guerra, los intendentes de este sistema solo tenían
autoridad, derecho y labor en el marco de la administración del ejército,
encausado en la guerra. Pero por algún motivo esta exclusividad no se dio, ya que
servían de los dos lados.

Entre sus obligaciones estaba por un lado ser la unión entre la población y la
administración civil y por otro, la administración militar, así como responsables del
aprovisionamiento y pago de las tropas.

La implementación de estas intendencias, era obvia ya que España pasaba por


una etapa de muchas guerras, y se necesitaban de fuertes mandatarios con
plenos poderes que abarcaran muchas áreas y ámbitos administrativos. Y que no
se podían dar el lujo de la tardada y lenta manera de actuar de la burocracia.

En el momento critico de la decadencia económica los funcionarios conocidos


como superintendentes o intendentes, jugaron un papel muy importante. Ya que
se les concedió la tarea de poner bajo el control estatal la administración
financiera, poder asegurar el cobro continuado y legal de los impuestos.

A decir del autor:

“Para el sistema burocrático de autoridad estatal, el establecimiento de los


intendentes mostro que con estos funcionarios por primera vez se había logrado
establecer un organismo administrativo al nivel intermedio, al nivel de provincias,
lo que liberaba considerablemente a la administración centrar y sometía la
administración local y distrital a un control mas estricto.” (HORST, 1996, pág. 56)

La situación de España dio cabida a esfuerzos reformistas para reactivar su


economía, haciendo uso de aquellos pensadores del siglo de la ilustración, a su
forma estatal y nacional. Así como para mantener las exigencias de la monarquía
absolutista para reforzar sus lazos con la sociedad y la vida pública.

Las intendencias aun que no fueron siempre estables, su aparición debe verse
como una forma avanzada de organización territorial y administrativa. Haciendo
una división entre diferentes poderes gubernamentales y su aplicación para
mantener estable la nación.

Mientras Europa y países como Francia se reencontraban así mismos, de


diferentes y posibles formas sociales, políticas, científicas etc.; España lucharía
por entrar de nuevo al juego y reactivar su control, pero si bien su esplendor
estaba por consumirse, el texto nos deja ver que daría hasta el último tirón de la
cuerda para no hundirse.

Trayendo diferentes consecuencias que marcarían el siglo XVIII y serian de gran


significación para sus fronteras gobernadas, que también estarían marcadas por
estas nuevas leyes y reformas reorganizativas, como el caso de la Nueva España
y sus territorios conquistados, que vivirían de modo distinto el llamado: siglo de las
luces.

Bibliografía
HORST, P. (1996). Las Reformas Borbónicas y el sistema de intendencias de en Nueva España. Un
estudio político administrativo. MEXICO: Fondo de Cultura Económica.
ENAH. S. y C. Colonial en la Nueva España. Semestre 2020-2 Morales Chavez Ricardo Ivan.

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