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Universidad Nacional del Callao

Facultad de Ciencias Económicas 16/noviembre/2021.


(15 Sección)
Curso: Economía Publica
LOS FALLOS Y EL TAMAÑO DEL GOBIERNO

Tomado de “Fallas del Gobierno en el Desarrollo” de Anne O. Krueger - Traducción de Carlos Andrés
Delvasto,

I.- LOS FALLOS DEL GOBIERNO.

Desde hace mucho tiempo los economistas, han reconocido la importancia y el rol que debe tener el
gobierno sobre algunas actividades económicas, una de ellas es la provisión de “bienes públicos” y
la preocupación por crear la “infraestructura necesaria, efectuando las obras publicas que se
requieren y que debe disponer el país, como es la construcción de carreteras, hospitales, escuelas,
puentes, hidroeléctricas, universidades públicas, pistas veredas, alumbrado, agua, etc.), y muchas
acciones que necesariamente deben facilitar el crecimiento de la economía y la búsqueda del
desarrollo económico, para ello los analistas enfocaron un segundo rol, para el Gobierno y es que
deberán emprender algunas actividades que compensen especialmente las “fallas de mercado”, y
que fue analizado de manera profunda en anteriores líneas, como fue el análisis concreto de la
regulación de la economía por parte del gobierno y que fue vista en la primera parte del curso.
Considerando algunos casos extremos especialmente en los países en desarrollo (pobres) a punto
de tener diferentes niveles y de grados de afectación, si lo comparamos con los tipos y clases de
fallas existentes en los países industrializados.

En principio se creía que las fallas del mercado eran el resultado de “rigideces estructurales”,
entendida esta última como una falta de respuesta al sistema de precios. Se pudo concluir, por lo
tanto, que, los Gobiernos deberían tener un papel de líder en la asignación de cada inversión y que
debería controlar o regular adecuadamente los “puestos de mando de las instituciones” de la
economía, al intervenir e intentar compensar las “fallas del mercado”. Esto es sin duda, lo que
algunos asocian a la “economía del desarrollo” con una “visión estructuralista” ya que creían que
las economías cada una es diferente, puesto que los mercados funcionan de una manera inadecuada
especialmente en las economías subdesarrollada. Para una evaluación retrospectiva véase
Hirschman (1981) y Rosenstein-Rodan (1984). El énfasis en las fallas del mercado y el rol del
Gobierno, puede ser visto mejor, si solamente se pudiera prever una justificación ideológica en
cualquiera de los casos, esto no hubiese ocurrido, si creemos que el gobierno deba asumir y jugar un
papel central en la economía, como una cuestión de relevancia, es el hecho de que, durante la
década de los 70s y comienzos de los años 80s, los gobiernos en muchos países en desarrollo se
encontraron “atascados” con políticas económicas que eran evidentemente inviables. Sin importar
si había fallas de mercado o no las había, la mayoría de los expertos concluyeron que, se habían
presentado colosales fallas en el gobierno. En muchos países, existían muy pocas dudas de que las
fallas del gobierno podrían ser superadas con prontitud, pero eso es lo que menos sucedió ante la
significativamente fallas del mercado. (véase Banco Mundial, 1983a; Srinivasan, 1985).

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Por eso se presentaron muchas fallas por “comisión” y por “omisión”. Las fallas por comisión la
podemos considerar e incluir excepcionalmente con la participación de las empresas públicas en la
economía, las que fueron mal manejadas y de raras excepciones y que generaban un alto costo, ya
que estaban dedicadas a diversas actividades manufactureras, empresariales y económicas, que no
estaban asociadas tradicionalmente al sector público. Ciertamente, entre estas empresas se
encontraban algunas que eran de mercado; también instituciones estatales encargadas de regular el
mercado, las que comúnmente usaban para la distribución de las ventajas anti-competitivas de tipo
monopolistas y frecuentemente proveían elementos de producción (erráticamente, y en muchos
casos, exageradamente subsidiados por no decir, y que eran gratuitos) especialmente entre los
agricultores y otra era la propiedad estatal de algunas tiendas y supermercados para la distribución
de alimentos y de otros productos considerados como esenciales; la operatividad de las empresas
mineras estatales; y de otros tipos de actividades manufactureras. A las empresas estatales se les
concedieron derechos de monopolio para importar una gran variedad de mercancías (caso ENCI);
existía la banca asociada (a nivel nacional) y de operaciones de seguros; e incluso de hoteles de lujo
que se encontraban dentro de las empresas públicas. Adicionalmente, los programas de inversión
del Gobierno fueron excesivamente ineficientes y derrochadores; y los controles del gobierno en las
actividades privadas fueron perversos, además de costosos; especialmente alimentados por los
déficits de las empresas públicas, además de excesivos programas de inversión y otros gastos
gubernamentales, que condujeron a tener niveles altos de inflación, con las respectivas
consecuencias en la asignación de los recursos, mientras que había un comportamiento de ahorros
muy pequeño en la asignación de la inversión privada. Complementando todo lo anterior, se
presentaron también fallas por omisión, tales como el deterioro de la infraestructura de transporte y
de las comunicaciones, que ocasionaron el aumento de los costos en las actividades del sector
público y del privado; el mantenimiento de una tasa de tipo cambio fija y nominal frente a una
acelerada inflación doméstica, y el reforzamiento de los controles de tipos de cambios y de licencias
de importación; la existencia de tasas de intereses nominales muy por debajo de las tasas de
inflación, junto con el racionamiento del crédito para que los gobiernos pudiesen supervisar la
asignación del crédito entre los demandantes; y otras fallas en el mantenimiento de la
infraestructura.

Como resultado de estas fallas, el surgimiento de la corrupción, que estuvo caracterizada por ser a
gran escala y muy visibles. Posteriormente, la evidencia demostró que muchos de los programas y
de las políticas habían sido adoptadas con el objetivo de ayudar a los pobres, pero fueron
desproporcionados y en benéfico de los miembros más poderosos e influyentes de la sociedad. En
muchos países en desarrollo (pobres), los agricultores tenían grandes extensiones de tierra (como las
cooperativas de producción y sociedades de interés social), que intento eliminar el latifundio de las
haciendas y después el fraccionamiento de estas, que lo único que generaron fue una confusión y
crisis del agro que beneficiaron a algunos, en términos absoluto o proporcionalmente más que a los
pequeños agricultores o minifundistas, quienes no pudieron contar físicamente con subsidios a sus
insumos (Jhonson, 1987). En muchos de los casos los subsidios a los consumidores, fueron más de
la mitad de los beneficios que se destinaron a la mitad superior de la distribución de ingresos. Véase
Siamwalla y Suthad (1989) en Tailandia, el Banco Mundial (1986: 74-75) y Bhalla y Glewwe
(1986) en Sri Lanka. Todos estos fenómenos se presentaron en un contexto de perversa
intervención del Gobierno sobre la actividad económica. Es posible argumentar de que los controles
sobre la actividad económica de los países en desarrollo fueron mayores que en las economías de
planificación central. Sin duda, estos fueron usualmente menos perversos para la producción

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agrícola. No obstante, en Tanzania se ofrece un ejemplo contrario. En el caso de la industria y las
licencias de importación —se obtuvieron— efectivamente con la participación de las firmas para la
obtención de insumos, materias primas y bienes intermedios; las licencias de inversión y de
importación fueron frecuentemente un requisito para operar; se establecieron controles de precios
en la producción; y en la capacitación y formación de los trabajadores, las viviendas, la atención
médica y otros elementos fueron determinados por la regulación tanto en su naturaleza como en su
extensión. Vea, por ejemplo, Krueger (1975).

Si bien un Gobierno debe actuar como guardián social pero desinteresadamente no debe generar
ninguna circunstancia ni costo alguno. Una de las lecciones de experiencia en el desarrollo
económico es que los Gobiernos no fueron guardianes sociales ni desinteresados ya que las
correcciones si originan costo, no obstante, hay dos preguntas que surgen: ¿cuál es la situación
contractual de las fallas del Gobierno, que en principio se definen como si fuesen equivalentes a los
fallos de mercado?, y siguiente pregunta que nos hacemos ¿Es peor la falla del Gobierno que la falla
del mercado?

Las fallas del Gobierno serían entonces la suma de acciones y de fallas al actuar y que resultan de
una situación no tan óptima. Las dificultades con esa definición son obvias: todas las fallas del
mercado sin corregir serían fallas del Gobierno y, adicionalmente, hay que considerar que la
intervención del Gobierno llevaría a mayores desviaciones en el uso eficiente de los recursos en
comparación con los resultados arrojados por el mercado. No obstante, si se utilizaría una definición
más restringida de las fallas del Gobierno, esas acciones en la que el Gobierno produjeron
resultados inferiores a los que se obtuviesen en situaciones de laissez faire y que tendrían dos
grandes problemas: primero, que en la definición no existe la opción de que hayan fallas del
Gobierno al proveer bienes públicos, como es el mantenimiento de la ley, el orden, y las acciones
gubernamentales que lleven a mejores resultados que en el sector privado inicialmente. Segundo,
los contratos facticos son empíricamente inobservables. Un pequeño ensayo como este no puede
esperar abordar satisfactoriamente esta problemática. Sin embargo, hay que tener en mente una
cuestión, como es el de argumentar la siguiente pregunta y analizarla.

La segunda pregunta, que nos hacemos es ¿Qué es peor: una falla del Gobierno o una falla del
mercado?,

Es una pregunta inherentemente e incontestable, especialmente con la ausencia de una definición


satisfactoria de lo que es una falla del mercado. Si se utiliza un estándar básico de cómo sería un
Gobierno exitoso si se lograra que sus políticas se reviertan en una tasa satisfactoria de crecimiento
y de estándares de vida mejor en comparación con los recursos disponibles, y que podrían existir
dentro una sugestiva evidencia empírica. Lo primero, es que no hay evidencia de una disminución
de los estándares de vida en los países en desarrollo en los años anteriores a 1950, un tiempo en que
muchos y de cada uno de los observadores, es que ellos, asocian con un periodo de laissez faire. No
obstante, en muchos países africanos los estándares de vida han disminuido precipitadamente desde
aquel entonces. El siguiente periodo ha sido uno muy activo con la intervención del Gobierno, y no
existe ninguna razón obvia para encontrar alguna diferencia en el desempeño entre los años de 1950
y 1970. Es también muy sugestivo, pero no concluyente, de que las tasas de ahorro en muchos
países en desarrollo aumentaron levemente entre dichos años, mientras que hubo en algunos países
tasas de crecimiento que mostraron poca variación y otras incluso cayeron. A manera de ejemplo,

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en la India la tasa de ahorro, aumentó en un 14 por ciento en el año 1960, y un 22 por ciento en el
PBI (producto nacional bruto) en el año 1987, e incluso con una tasa de ahorro que permaneció
constante. En Nigeria, a pesar de que el precio del petróleo aumentó y se presentó un incremento en
los niveles de ahorro que variaron de una tasa del 12 a 20 por ciento, solamente se experimentó un
crecimiento en su producto interno bruto de apenas de 1.1 por ciento durante el mismo periodo de
tiempo. (Los números provienen del Banco Mundial, 1983b; 1989) Es ciertamente posible que a
mayores niveles de ahorro y de inversión se reviertan en tasas más rápidas de crecimiento. Esto no
ocurrió del todo; existe evidencia y hace presumir de que las políticas del Gobierno no promovieron
del todo un crecimiento. Esta experiencia ha provocado un gran número de preguntas
interrelacionadas, las cuales pueden agruparse en tres categorías:

1) ¿Qué es el Gobierno? 2) ¿Cuál es la ventaja competitiva del Gobierno? 3) ¿Cuáles son las
dinámicas de la intervención del Gobierno?

Estos campos del conocimiento incluyen, aunque sin que se encuentren limitados, la teoría de la
elección pública; la teoría organizacional; el análisis de comportamiento con información asimétrica
o imperfecta; la teoría de la burocracia; la teoría de la regulación; y un creciente campo de la
política económica en el comercio internacional.

1. ¿Qué es el Gobierno en realidad?

En la década de 1940 y de 1950, muchos economistas del desarrollo creían que los mercados de
los países atrasados funcionaban con fallas descomunales en los mercados y concluyeron finalmente
que debido a esa circunstancia había un sólido caso para la intervención del Gobierno en el
mercado. (como lo indicaba, por ejemplo, el economista del desarrollo Rosenstein-Rodan, 1984:
215). La tradición socialista, implícitamente, asumía de que el Gobierno actuaría como un guardián
social y benevolente. Los economistas deberían servir al Gobierno calculando precios sombra y
formulando modelos de planificación. Burócratas desinteresados y altruistas deberían llevar a cabo
estos planes. Implícitamente se asumía como que no había costos en la coordinación y en la
administración de las actividades del sector público. Mejor aún, siempre que los tecnócratas
tuviesen alguna situación en la que pudieran decidir cualquier tipo de inversión y de un plan de
producción, un siguiente paso lógico era creer que determinadas actividades deberían ser llevadas a
cabo por el sector público. Tinbergen proveía un típico ejemplo de este punto de vista en su lectura
fundacional cuando este concluye: “El tipo de propiedad de los medios de producción es mucho
menos importante para la eficiencia de una empresa que la calidad de su administración. Así pues,
las consideraciones de eficiencia no necesitan ser la piedra en el zapato, para que las empresas
públicas sean escogidas como medio para alcanzar el desarrollo de un país. Más exactamente, el
punto decisivo es la falta de grandes sumas de capital” (1984: 326).

La experiencia en el desarrollo en los últimos cuarenta años ha llevado a un escepticismo


considerable con respecto a este punto de vista. Uno debe preguntarse por qué los economistas
estuvieron conformes con las creencias simultáneas de que los individuos en el sector privado
actúan de manera interesada y que los individuos en el sector público son motivados por una visión
socialista de justicia social. Además, uno debe preguntarse por qué las decisiones colectivas tienden

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a ser el resultado del mismo cálculo de utilidad en las decisiones individuales. Los recursos
inicialmente previstos. En innumerables situaciones los grupos de presión ejercen una influencia
desproporcionada en la formulación de políticas, y la ejecución de políticas y que terminan estando
muy lejos de lo previsto en un comienzo. Las asignaciones burocráticas de licencias de inversión,
licencias de importación y de concesión y de celebración de contratos gubernamentales fueron
permeadas por la corrupción y el favoritismo. No obstante, se invocó el argumento de la industria
“naciente” como base para proteger a la industria doméstica de la competencia extranjera. Por
ejemplo, el alcance y nivel de protección fue usualmente mucho mayor que el que se hubiese
podido defender con los argumentos de una industria infante. En Turquía, las tasas efectivas de
protección fueron de más de 200 por ciento durante 20 años después del inicio de las industrias
infantes (Krueger y Tuncer, 1982), y eso que la protección turca no ha sido considerada como
inusualmente alta. En India, Bhagwati y Srinivasan (1975) encontraron 39 industrias (de una
clasificación de 76) con tasas efectivas de protección excediendo un 100 por ciento entre 1968-
1969. Se estimó que una industria tenía una tasa de protección de un 3,354 por ciento. La protección
no solo fue elevada. Además, se concibió de una manera en que prácticamente se otorgaron poderes
monopolísticos a emprendedores domésticos. Los esfuerzos para remover estas protecciones
“temporales” fueron poco frecuentes y, de hecho, cuando ocurrieron, ocasionaron una gran
resistencia. En efecto, la decisión de otorgar protección a una industria infante conllevó a diversos
resultados: sorteando a los grupos de presión para continuar con la protección, reduciendo así el
futuro poder de tecnócratas en la formulación de las políticas económicas, y la creación de
incentivos que no indujeron a que exista eficiencia en las empresas.

La letanía podría continuar y continuar. En cualquier caso, la pregunta que hay que hacerse es ¿de
estas experiencias, qué lecciones podemos aprender los economistas interesados en analizar una
política económica alternativa? Un punto de partida es reconocer que el Gobierno se compone de
una multiplicidad de actores: políticos que deben buscar el apoyo de los diferentes grupos,
burócratas, tecnócratas, y así sucesivamente. En muchos casos se presentan divisiones en cada uno
de estos grupos, y muy raramente algún individuo no tiene restricciones al tomar decisiones o
implantar funciones. Sin duda existen funcionarios públicos y políticos concernidos con el bien
público. Aun así, no todos los individuos son desinteresados, y que pueden ser mucho más realista y
asumir de que a los individuos y actores en el sector público les interesa su propio interés como a
quienes se les encuentran en el sector privado. El interés privado puede estar enfocado hacia
actividades que busquen permitir sobrevivir, promocionar, reelegirse, u obtener otro tipo de
recompensas. Hay que considerar que, a pesar de que la corrupción inevitablemente acompaña a
una serie de controles que crean grandes divergencias en la rentabilidad privada y social, el interés
propio puede ocasionar comportamientos no deseados debido a su propia ausencia. Por ejemplo,
Papanek (1967), al comentar la tendencia a descuidar a la agricultura en Pakistán, afirmó: “La
agricultura es un negocio bastante mórbido, poco atractivo […] son poéticos funcionarios públicos
cuyos intereses tienden a dirigirse hacia camisas blancas y aires condicionados de buen desempeño
[…]”.)

En algunas ocasiones, estos logros son consistentes con un buen análisis tecnocrático. Por ejemplo,
realizar un buen análisis de costo-beneficio y determinando correctamente el tamaño y lugar de una

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represa. Pero en otras ocasiones, quienes toman decisiones públicas puede que estén tentados a
minimizar el costo social de una determinada actividad con el propósito de ser reelectos, o
posiblemente mantener o al menos evitar una disminución en su promoción. Incluso, cuando no
existan conflictos de interés las dificultades administrativas pueden ocasionar perjuicios, sea por
falta de personal calificado o debido a las enormes dificultades administrativas de establecer y
mantener complejas operaciones en el sector público. En algunas ocasiones, como por ejemplo
cuando un grupo de demandantes va al mercado se supone que debe comprar una cosecha, la falta
de capacidades puede frustrar a los burócratas. Sin embargo, en otras ocasiones, el mayor
impedimento son las pésimas administraciones de funciones económicas que requieren acciones
precisas. A manera de ejemplo, estableciendo sitios o lugares de acopio distantes de las fincas o de
zonas, productivas, la imposibilidad de pagar a los campesinos oportunamente, incluso, meses
después de cosechado los productos. En muchas otras instancias, los imperativos políticos que
surgen de la necesidad de tratar áreas remotas e inviables desde un aspecto económico como iguales
de otras regiones, junto con el mandato de emplear personal político conectado, en vez de
cualificado, o las presiones políticas de establecer menores precios a la producción pueden llegar a
resultar en un problema grave. En este orden de ideas, hay una importante pregunta que hay que
hacerse en el diseño institucional es ¿qué clase de instituciones e incentivos tienden a ser más
favorables para obtener un resultado menos costoso? A lo mejor la comprensión de esta pregunta es
muy parcial, no obstante, los siguientes dos ejemplos posiblemente la ilustren. Primero, en muchos
países en desarrollo se crearon empresas para estatales o mixtas con la facultad legal de poder
acceder a préstamos del Banco Central en caso de pérdidas. Este procedimiento puede cambiarse
por algún tipo de acción que genere humillación, vergüenza u otra clase de deshonra a los
administradores de las empresas, cuando las empresas incurran en pérdidas. Uno de estos
procedimientos es que se recurra a la aprobación de los miembros del gabinete o al primer ministro
antes de que el préstamo sea permitido. Otro, es que las pérdidas se vuelvan un punto en el
presupuesto del Gobierno. Un segundo ejemplo son los demandantes de mercado estatales que
fueron creadas con un poder monopolista sobre la distribución de las materias primas para los
campesinos y agricultores y la distribución de algunos productos agrícolas. Eliminar el poder del
monopolio por sí mismo ha estimulado incrementos en la eficiencia por parte de empresas estatales.

2. ¿Cuál es la ventaja competitiva del Gobierno?

La mayoría de los observadores consideran que, el Gobierno debería llevar a cabo un listado de
cuestiones —usualmente referidas a la infraestructura— que tienen alguna relación con los aspectos
de ser bienes públicos. En la mayoría de los países en desarrollo se tiene una infraestructura
limitada, pero con muchos consumidores. La mayoría de estos tienen una escasa posibilidad y
capacidad de compra como consumidores, pero es compensado con que tienen buenos proveedores
y donde se castiga a quienes han tenido un pobre desempeño. En igual sentido, es razonable afirmar
que mucha de la infraestructura debe hacerse a gran escala, pero de una manera adecuada. Las dos
características combinadas nos proveen alguna base para creer que el mercado puede que no
funcione terriblemente del todo, pero sugieren que las desventajas de una organización de gran
escala y burocrática es que deberán ser menores en esta instancia. Los usuarios de una carretera, por
ejemplo, puede que individualmente no tengan un incentivo suficiente para monitorear y hacer

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rendir cuentas a quienes provean el servicio de construcción y mantenimiento de una carretera.
Puede que esta circunstancia implique que la provisión de carreteras por el mercado no tenga del
todo una ventaja competitiva en comparación con el proceso político que en cierta medida es de
responsabilidad de los ciudadanos.

Esto debe ser especialmente en las primeras etapas de desarrollo, cuando la presencia de
indivisibilidades que pudieron implicar, que la provisión de infraestructura no sea del todo rentable
privadamente en el corto plazo. Las actividades de infraestructura son comúnmente de gran escala,
donde la administración y la organización son muy importantes. Más aún, la naturaleza del
Gobierno implica que los servicios que se provean deban beneficiar a la mayoría, o en su defecto a
todos. Presiones políticas en la provisión de servicios postales rurales, servicios de extensión
agrícola a los agricultores, y de similares ejemplos podrían ocurrir. Bajo estas circunstancias,
muchas actividades gubernamentales requieren de una considerable cantidad de organización
administrativa. Ambas actividades utilizan a personas con poco y significativos logros educativos.
Debido a que la oferta de mano de obra calificada es limitada en los países en desarrollo, y los
recursos en la educación son escasos, emplear personas altamente calificadas en el sector público o
educar a más personas para incrementar la oferta disponible del sector público está claramente lejos
de ser costosa. Es difícil percatarse de qué está limitación, sea la capacidad administrativa de
algunos países en desarrollo. No obstante, los ejemplos abundan: la entrega retrasada de fertilizante
durante una campaña agrícola genera una poca efectividad (véase por ejemplo Fernando, 1988;
Jansen, 1988); o la poca habilidad para el recojo de las cosechas o cuando el Gobierno genera una
demanda de mercado cuando hay un vendedor monopolista y otro es monopolista.

¿Cuáles son las dinámicas de la intervención del Gobierno?

Basado en estas proposiciones, dos conclusiones pueden efectuarse. La primera es que realizar
cualquier actividad en el sector gubernamental es costosa, pues se presentaría un mayor desperdicio
por los escasos recursos administrativos y organizacionales y la administración de otras actividades
gubernamentales tenderán a verse debilitadas. La segunda es que una división económica eficiente
de las actividades económicas entre el sector público y privado se fundamenta en parte en los
requerimientos administrativos y organizacionales de estas dos alternativas. El Gobierno es una
organización que opera bajo una lógica diferente a la de una empresa que participa en el mercado.
Es decir, el Gobierno es una organización no mercantil, y generalmente debe hacer cosas a gran
escala. Las actividades como el mantenimiento de la ley y el orden (especialmente al incluir el
cumplimiento de los contratos), la provisión de información (por ejemplo, la investigación y la
extensión agrícola) y la provisión de bienes públicos básicos, que son inherentemente y de gran
escala por su alcance (como por ejemplo carreteras y comunicaciones), deberían ser actividades en
las que el Gobierno no tiene desventaja en la provisión de servicios a gran escala y ante las cuales
los agentes privados, al intentar proveer estos servicios, se topen con desventajas. A pesar de que la
teoría parece ser clara, se han realizado pocos estudios de las ventajas comparativas por parte del
sector público en estas actividades. Ahora bien, lo que parece ser claro por la experiencia es que al
enfocarse en otras actividades (manufacturas, regulación del crédito y mercados de cambios
internacionales o divisas, licencias de inversión, y sucesivamente) ha desviado los recursos

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gubernamentales y esfuerzos lejos de aquellas áreas en donde la actividad del Gobierno pueda que
tenga cierta ventaja comparativa. Es posible que las fallas del Gobierno se hubiesen presentado
tanto en la provisión de infraestructura, en donde el Gobierno tiene una amplia ventaja comparativa,
como en la provisión de cosas defectuosas o malas en donde no existe ventaja comparativa. A
aquellos que critican los actuales patrones de intervención del Gobierno comúnmente se les acusa
de querer un Gobierno pequeño. Parece ser que, al menos en los países menos desarrollados, existe
una limitación extrema en el número de personas con un mínimo de capacidades administrativas y
organizacionales disponibles. Estas personas pasan a desempeñar otras tareas, como la asignación
de licencias de importación o el establecimiento de una organización para distribuir gratuitamente
fertilizantes. Así, se reduce la capacidad del Gobierno para organizar la construcción y el
mantenimiento de carreteras, sistemas de comunicación y escuelas, al igual que el desarrollo de
otras instituciones en las que la ventaja comparativa del Gobierno sea mucho más ventajosa. En
muchos países en desarrollo, la pobre calidad y limitada oferta de infraestructura constituye una de
las mayores causas de los altos costos para productores y consumidores en la economía. 3. ¿Cuáles
son las dinámicas de la intervención del Gobierno? La desilusión que ocasionó el desinterés, la
benevolencia y la actuación sin costo alguno del Gobierno ocasionó diversas opiniones y puntos de
vista. Entre estos, tres que valen la pena ser mencionados:

Primero, cuando una política económica crea y se le asigna alguna cosa como es la de un valor
inferior al de mercado en cualquier tipo de proceso gubernamental, esto ocasionará la utilización de
recursos con un esfuerzo por capturar los derechos que constituyen el valor de esas cosas.

Segundo, siempre que una política gubernamental tenga beneficiarios y/o víctimas específicas, de
aquellos grupos habrá la tendencia a organizarse en apoyo o en oposición a las políticas y
posteriormente efectuar un cabildo para incrementar el valor de las ganancias o de reducir el valor
de la pérdida con esas políticas. Esto se presenta sin que importe si los instrumentos de política
fueron adoptados por instigación de los beneficiarios o si fueron inicialmente el resultado de
decisiones de interés público.

Tercero, es posible diferenciar los diferentes intereses de grupos e instituciones en el Gobierno. Los
“ministerios gastadores” tenderán a abogar por los programas especiales y políticas que se
encuentren en sus dominios. En contraste, los ministerios de finanzas tienden a ser en un mayor
grado las agencias de interés público. La primera proposición, es que las personas destinarán
recursos para capturar los derechos de propiedad del Gobierno, es una expresión que denota la
ocurrencia de un comportamiento de búsquedas de rentas. Si la actividad de búsqueda de rentas
asume una forma ilegal o legal no es una cuestión relevante para un análisis económico de sus
costos. No obstante, la corrupción y otras formas de actividad ilegal, logran socavar la actividad
legítima del Gobierno, y por esta razón se reduce su capacidad para mantener la ley y los contratos
y la de proveer los otros servicios que son esenciales para un correcto fluido y funcionamiento de la
actividad económica.

Lo que es relevante son los costos económicos de muchas de las políticas —legislación de salario
mínimo, licencias de importación con bajo restricciones cuantitativas y el racionamiento del crédito,

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entre otras—, que son mucho mayores al presentarse actividades de búsqueda de rentas de lo que
los análisis del costo social sugeridos. Grais, de Melo y Urata (1986) proveen un estimado de los
costos diferenciales.

En algunos casos, las políticas que de otro modo podrían parecer convenientes para cumplir
objetivos no económicos, e incluso para corregir “fallas del mercado”, pueden producir una
situación menos satisfactoria a la existente antes de la aplicación de la política. La segunda
proposición, es el surgimiento de grupos que defiendan sus posiciones, los que generan diversas
implicancias. Un “equilibrio” político inicial puede no ser un equilibrio de largo plazo, como un
nuevo grupo de presión o de interés formado para incrementar un trato favorable o
contraproducente. Por ejemplo, una vez un sistema de protección de importación de cuotas se
encuentra firme, los productores protegidos realizarán actividades de presión política para obtener
mayores tarifas y/o menores cuotas, utilizando en contrastes con otros niveles de protección y otros
argumentos. En un comienzo, aquellos grupos que no son protegidos empezarán actividades de
presión política para obtener protección; el fundamento de su argumentación será decir que su
situación es similar a la de aquellos intereses que ya se encuentran protegidos.

En general, existirá una tendencia para incrementar la proliferación de categorías y de instrumentos


de políticas, a medida que numerosos grupos presenten pretensiones conflictivas y competitivas, y
esta proliferación debe ser tenida en cuenta como un costo de la política original. Uno de los grupos
que generalmente se desarrolla es el grupo que administra la política. Esto se presenta una vez que
una política particular es regulada, cuando se crea un grupo o una unidad existente del Gobierno se
expande con el propósito de cumplir con esta función. En cualquier caso, una parte del Gobierno
usualmente crecerá y abogará por mantener funciones relacionadas y, en muchos casos, ampliará las
ya existentes. Aquellos que administran las políticas necesariamente creen que están haciendo
alguna labor importante, y también saben que la interrupción de sus funciones significará la pérdida
de trabajos para algunos y la pérdida de poder burocrático para otros.

Conclusiones.

Este ensayo ha sugerido algunas lecciones que han surgido en la literatura del desarrollo, donde se
dan respuestas preliminares, que son hechos que descansan sobre una base menos sólida de la que
puede suceder o desear. La defensa de un avance es utilizar estas respuestas como fundamento de
hecho permitiendo a los economistas demostrar una increíble ingenuidad con respecto al
comportamiento del Gobierno. Lo que se puede aprender de los actores de los actores políticos es
que tienen objetivos funcionales y rasgos que muchas veces no reflejan el bien común, o las
preferencias de la mayor parte del público. Como correctamente sostuvo Bates (1981: 6): El
optimismo colectivo de la era de la nacionalización de empresas, ha dado paso a una sensación de
desazón y un reconocimiento desesperanzador por los sacrificios realizados como lo indica muchos
autores, al crearse oportunidades de gestiones de alguna forma desproporcionadas para unos pocos.
¿Cómo las decisiones políticas, ostensiblemente elaboradas para el bien público, que se convirtieron
en la base para el engrandecimiento del sector privado? ¿Por qué este proceso logro generar una
erosión para la visión del orden público? La agenda para la investigación de estas cuestiones es

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enorme. A nivel general, existen preguntas innumerables acerca de la manera en que se efectuaron
los diferentes procesos de gestión pública. El hecho es que las tarifas deben generar ingresos — que
es contrario al caso de los incentivos a las exportaciones, que reducen los ingresos— es probable
una razón justificada e importante para la prevalencia de tarifas sobre los subsidios a las
exportaciones. Sobre las fallas del Gobierno en el desarrollo económico es que hay una interacción
entre los mercados políticos y los económicos. Existen oportunidades infinitas para la investigación
empírica, analizando las funciones de las políticas y las instituciones alternativas y para trabajar con
la esperanza de cuantificar las políticas de intervención, permitiendo dar respuestas a su evolución
en el tiempo.

Para hacer que esta tendencia de promoción burocrática sea aún más costosa, los burócratas tienden
a interpretar su falta de efectividad como una consecuencia de la carencia de recursos e
instrumentos de política a su disposición. Por ejemplo, cuando se imponen controles de precios a
los cultivos agrícolas, los agricultores cambian su producción hacia otros productos. Los burócratas
frustrados querrán abogar por controles de precios a otros productos básicos y probablemente la
nacionalización del comercio al por mayor. Cuando estos controles son menos efectivos y que
fueron anticipados y motivados por el contrabando o por otras razones como la informalidad
empresarial, es seguro que pensarán en tener otros instrumentos de política. La evolución de la
política económica tiene una lógica de política que es poco entendida. Aun así, en muchos países en
desarrollo, sería mucho más preciso decir que las políticas se encuentran en un continuo estado de
cambio, en vez de decir que, una vez elaboradas las políticas, se siguen al pie de la letra.
Ciertamente, los defensores de una política particular de intervención en un país en desarrollo
deberían por lo menos preguntarse qué fuerzas llevan a nuevas intervenciones para crear y
emprender una nueva política. La tercera proposición es que dentro del Gobierno existen diferentes
tipos de intereses; lo que significa un corolario directo de una visión de aquellos que están dentro
del gobierno tienen intereses personales. Típicamente, cada ministerio gastador querrá incrementar
su gasto, al considerar una perspectiva del interés social que existe en las actividades y que su
dominio particular es lo más importantes. En contraste, los ministerios de finanzas se encontrarán
más preocupados por aumentar los ingresos de los recursos, y por eso pueden representar intereses
especiales. Con respecto a esta cuestión, la ideología se convierte en un factor determinante de lo
que es, y de lo que no es, y que generalmente es aceptado. Ciertamente, en una sociedad
democrática, quienes hacen política pública en el Gobierno tienen autonomía mientras cuenten con
la aceptación de los votantes en sus acciones, ya sea que esta aceptación sea producto de la
ignorancia o el desconocimiento de la actividad. Al menos hasta cierto punto, este consentimiento
es el resultado general de la “ética” que nos rodea la política económica.

II.- El Tamaño del Estado


Se conoce que el Estado es el conjunto de instituciones y organizaciones sociales
económicas y políticas, creadas históricamente para regular y normar la vida económica de
los individuos, de las empresas y las instituciones públicas y privadas, las que se ubican
dentro de las fronteras del territorio nacional. Podemos decir que el gobierno es parte
sustancial del Estado. El gobierno desde el punto de vista económico, utiliza diferentes

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tipos de políticas, ya sea la monetaria, la fiscal, la de empleo, e inversión, así como las
políticas industriales, mineras, pesqueras, petroleras, etc. Además de utilizar instrumentos
de gestión que puedan influenciar en la regulación de la tasa de inflación, la tasa de interés,
la tasa de cambio, la tasa impositiva, etc, para alcanzar determinados objetivos tanto en el
campo económico como en lo social.

Su influencia no solo reside en el campo macroeconómico sino también en la esfera


microeconómica, al regular el mercado de bienes, el empleo y las prácticas de gestión de
las empresas competitivas, etc. El cual nos debe llevar a obtener un mejor bienestar y el
crecimiento de la economía. Es primordial e importante y que es un hecho real que,
cualquier tipo de economía requiere de la presencia del gobierno, ahora debemos discutir
sobre el tamaño del gobierno.

El problema surge cuando debemos determinar el tamaño adecuado que debe tener el
gobierno para que logre prosperidad, crecimiento y progreso social. Especialmente cuando
deseamos lograr un adecuado manejo, sin que irrogue un alto costo social en el corto,
mediano o en el largo plazo, el otro problema surge cuando se ha excedido su tamaño y no
ha logrado manejar su gestión de manera eficiente, es decir, que su tamaño no es óptimo
para el logro de los servicios deseados destinados a la población, es decir, que el costo
puede exceder a mayores beneficios. Por eso es que obtener el tamaño óptimo es un gran
problema y que debemos resolver. Si no fuese ese el caso, convendría seguir expandiendo
el papel del gobierno hasta alcanzar una medida idónea, como puede ser el modelo
soviético o el chino.

Por lo tanto, el análisis teórico como empírico nos puede indicar de que la expansión del
gobierno más allá de su tamaño óptimo podría afectar negativamente a la economía y la
sociedad.

Primero porque podría existir el deseo de que el tamaño del Estado sea grande, para ello
los impuestos deben ser más altos para poder mantener su estructura, lo que afectara tanto a
la economía como al comportamiento de la gente. Segundo, si el gobierno es grande deberá
aumentar la proporción de sus recursos disponibles para un adecuado funcionamiento,
además se requiere de una mayor inversión en las actividades empresariales privadas como
públicas, para que este puede contribuir no solo con mayor empleo sino en la recaudación
tributaria que deba brindar un mayor gasto por parte del gobierno para satisfacer las
necesidades de la población de menores ingresos. Por eso el éxito de las privatizaciones ha
comprobado que, a una mayor eficiencia del sector privado en la producción de bienes y
servicios, estos deben ser capitalizado para disminuir la preocupación del Estado.

Un análisis econométrico nos puede comprobar la tesis de que, la expansión exagerada del
gobierno conduce a una reducción en el crecimiento económico, por eso esos mismos
estudios perciben y sitúan que el tamaño óptimo de gobierno es que el gasto público debe
estar alrededor del 20 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).

En Canadá después de la Segunda Guerra, el gasto público mantuvo el mismo tamaño, en


relación al PBI, entre los años de 1946 a 1966, con alrededor del 30 por ciento de la
economía. Durante ese período tuvimos un crecimiento económico real de 5,0 por ciento
11
anual. Pero en los siguientes 30 años, desde 1967 a 1997 el sector gubernamental se disparó
hasta alcanzar 48 por ciento del PBI y el crecimiento económico se desplomó de 5,0 a 3,3
por ciento. Algunos economistas estiman que el PBI de Canadá en 1995 hubiera sido 54 por
ciento más grande, si el tamaño relativo del gobierno hubiera permanecido en el nivel del
año 1966.

El tamaño adecuado del gobierno no es un juego, al reducirse la deuda pública y controlar


el gasto publico estos promueven el crecimiento económico y es así como aumenta
paralelamente el nivel de vida de la ciudadanía. La prosperidad económica siempre resulta
ser deseable para obtener una mejor redistribución de la riqueza.

Para conocer el Estado es imprescindible y bastante claro, de que algunas cuestiones


básicas, debemos alcanzar para beneficio de la sociedad, sin evadir un proceso de transición
o de cambios drásticos donde las condiciones prevalecientes deban ser modificadas o
conservadas por intermedio y gracias al Estado.

¿Cómo actúa el Estado?

El Estado le interesa, porque es una medida dependiente, en mayor o menor medida del
éxito que se pueda obtener del desempeño económico. El mercado y el sector privado
también participan en este proceso, juntos con el Estado existiendo ahora sociedades
modernas que establecen un buen mecanismo de asignación y de distribución de los
recursos, que debe contar una sociedad. A pesar de que en el mundo actual, prevalece la
idea de las economías de mercado, establecidas en la mayor parte de los países donde existe
un importante sector público, que ha logrado y se encuentra presente en todas las esferas de
la actividad económica. El mercado no siempre se comporta de forma ideal para todos y, de
hecho, no existe una muestra perfecta de la esfera económica de un mercado competitivo y
que sea absolutamente puro y perfecto.

Como se puede constatar que los únicos países en el mundo que cuentan actualmente con
una economía planificada son: Cuba, China, Corea del norte y Vietnam. El resto del mundo
se rige por esquemas establecidos como el de los mercados competitivos. En el mercado
existen monopolios, desempleo, inflación, distribución desigual e inaceptable en los
ingresos de los ciudadanos. Es aquí donde el Estado se desplaza entre los mercados y la
intención de mantener, poseer y gestionar todavía ciertas empresas públicas, para regular
las actividades económicas, utilizando el poder del gasto público en bien de la sociedad y
por otro lado debe gravar a los hogares y a las empresas para desarrollar sus actividades.

El desarrollo económico no solo depende de las transacciones económicas realizadas en el


mercado por el sector privado, sino también de los bienes y servicios públicos regulados
por las leyes y las normas, del Estado para lograr el bienestar social y la creación de la
infraestructura necesaria, que está obligado a proporcionar el Estado. En el siglo XIX,
durante “la era del laissez faire”, se impuso la idea, de que el Estado debía intervenir, lo
menos posible en las actividades económicas. Sin embargo, a finales del siglo XIX,
aumentaron las funciones económicas del Estado, en casi todos los países del mundo. A
pesar de que en la década de los ochenta se caracterizó por un replanteamiento del grado
racional de la intervención del Estado y el respeto a la propiedad privada, la recaudación de
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los impuestos y la regulación de la economía. Actualmente sigue existiendo dualidad entre
los que prefieren continuar ampliando los alcances del Estado o los que se inclinan por
reducirlo. Es por ello que en el debate actual es tratar de discutir el equilibrio entre el sector
público y el privado, que sea óptimo en el logro del equilibrio permitiendo que la economía
tenga un comportamiento de estabilidad y crecimiento sostenido, aunque parezca un
equilibrio oscilante en el tiempo. En general se admite que el Estado debe establecer las
leyes básicas necesarias en beneficio de la sociedad, permitiendo velar por su estabilidad
macroeconómica dentro del marco legal donde las empresas compitan limpiamente entre sí,
a pesar de que los tiempos sean diferentes. Antes de acercarnos a una definición de Estado
es que debemos establecer la obtención de una escala local o nacional para considerarnos
como una entidad en la obtención del progreso o desarrollo deseado. las constituciones
políticas se reparten en tres poderes o partes: un poder ejecutivo, el legislativo y el judicial;
donde las decisiones no pueden ser tomadas por un sólo agente en el ámbito democrático,
por ejemplo, en el ámbito local, existe una infinidad de instituciones y organizaciones que
representan al Estado, es muy complicado definir al Estado, por falta de consenso a nivel
nacional e internacional por parte de los estudiosos del tema. Sin embargo algunos autores
definen: “El Estado moderno es definido como una organización institucional, dotada
de poderes económicos y políticos, que logren imponer el marco de obligaciones,
regulaciones y restricciones en la vida social y el intercambio económico” Con esta
definición podemos concluir de que el Estado al participar en la vida económica y política,
impone ciertas reglas en el juego del intercambio económico y en la vida social. Pero a su
vez es un agente que está directamente involucrado en el proceso. Podemos ahora arribar a
otra cuestión fundamental: ¿Qué es lo que distingue a las instituciones privadas de las
instituciones que pertenecen al gobierno o al Estado? En esta cuestión podemos distinguir
dos características fundamentales:

• La legitimidad de las personas, que ocupan un cargo al interior de las instituciones


públicas después del resultado de un proceso electoral ya sea directo o indirectamente. En
cambio, las personas a cargo de las instituciones privadas son elegidos por la
intermediación de los accionistas de la misma empresa, o por un consejo o un patronato.
• El Estado posee los derechos de coerción, estos derechos pertenecen únicamente al Estado
y no existe ninguna institución privada que la posea, por ejemplo: El Estado tiene el
monopolio en el cobro de impuestos, tiene el derecho a obligar a los jóvenes a realizar el
servicio militar, estos pueden embargar o expropiar tierras para el uso público, etc.

El Estado puede restringir por otro lado el derecho de los individuos a conferir a otros
poderes la coerción o que sea similar, es decir, prohíbe la venta de personas, brinda a los
ciudadanos cierta protección ya que nadie puede obligar a los mismos, a realizar acuerdos
involuntarios, a trabajar o a vender o a ser contratado si no lo desean.

Las discrepancias entre la conveniencia de las políticas adoptadas por el gobierno se


justifican por la imposibilidad de que puedan prever las consecuencias, y la naturaleza de la
economía frente a las divergencias entre los valores y objetivos.

Funciones del Estado

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El reconocimiento general en los principales países occidentales, es acerca de que en el
mercado existen fallos, y este fue, el estímulo para que en los años treinta y los sesenta se
adoptaron grandes programas públicos. Los defensores de la intervención del Estado
señalan que no se debe ceder en los intentos de resolver los grandes problemas sociales y
económicos de una nación, que es necesario elaborar con mayor cuidado los programas
sociales públicos.

Las funciones del Estado son muy diversas, ya que no solo produce bienes y servicios, sino
que influye en la producción privada de alguna manera. Ante debe realizar muchas tareas y
de atribuirse funciones propias y únicas, en las que podemos encontrar coincidencias en la
mayoría de los autores abocados al tema, los cuales señalan que por lo general debe existir
tres características fundamentales:
1) Redistribución de la renta; 2) Estabilización de la economía; 3) Asignación de los
recursos.
Para llevar a cabo estas tareas, el Estado debe poseer ciertas funciones como es la
intervención directa, al ofrecer incentivo al sector privado para obligarlos a producir cientos
bienes a realizar tal o cual actividad. Además, existen ciertos instrumentos para que los
gobiernos propiamente influyan directamente en la economía como:
• La recaudación de diferentes tipos de tributos.
• El gasto público y las transferencias del gobierno a las instituciones que requieran.
• Las regulaciones que favorezcan las gestión del gobierno.
Los cuales pueden inducir a las empresas o consumidores, a producir o a consumir ciertos
bienes, realizar o no ciertas actividades específicas; con lo cual no sólo se requiere del gasto
y los impuestos para llevar a cabo la misión, sino que tanto leyes como las
reglamentaciones pueden permitir normativamente legislar los asuntos económicos. Por lo
anterior, Musgrave, además de las tres funciones clásicas del Estado, se le atribuye dos
funciones sustantivas adicionales como:
• En primer lugar la promoción del crecimiento y en segundo lugar la regulación
económica.
Lo dicho en el presente se sustenta en el siguiente apartado:

FALLAS DEL MERCADO FUNCIÓN MEDIDAS


Monopolios y oligopolios. Contrarrestar la ineficiencia del Leyes antimonopólicas.
Externalidades positivas y negativas mercado. Normas y contratos.
Bienes Públicos insuficientes. Mejorar la asignación de los Provisión y producción de bienes
Información imperfecta en el recursos. públicos. (como defensa nacional del
mercado. territorio, educación, salud,
seguridad, etc)
Desigualdad en la distribución de la Mejorar la distribución del ingreso. Impuestos progresivos, pensiones,
renta y la riqueza. asistencia social, subsidios y
transferencias.
Inflación. Lograr estabilidad y el pleno empleo Manejo de políticas económicas
Desempleo en la economía. Política fiscal y política monetaria.
Bajo o nulo crecimiento económico Promoción del crecimiento. Política económica en general y
sectorial
Falta de especificación a los derechos Promulgación de leyes.
de propiedad. Regulación económica Creación de instituciones públicas.
Incumplimiento de los contratos

Para lograr determinar el tamaño del Estado, dadas las funciones, existencia o permanencia,
una vez admitida esta necesidad. es cuando interviene en la vida económica de las personas
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en un grado, por el cual es indispensable saber determinarlo y que esté de acuerdo a las
necesidades sociales para obtener un mejor beneficio en lo que se refiere a la eficiencia y al
bienestar. Si se pudiera determinar un tamaño óptimo del Estado, tendría que ser
establecido por intermedio de algún mecanismo de elección y tomando en cuenta a todos
los ciudadanos de acuerdo a sus necesidades. De ninguna manera el tamaño óptimo del
Estado, puede determinarse por un nivel fijo, de un conjunto de indicadores fiscales, sino
por las necesidades sociales que cambian a lo largo del tiempo.

Por lo anterior, aunque existan serias dificultades en la medición del sector público, la
cuestión fundamental en la mayoría de los países del mundo es el debate acerca de la
dimensión óptima del mismo. Al respecto Milton Friedman, premio nobel de economía en
1976, señala que un sector público muy grande, limita la capacidad del mismo para resolver
los problemas sociales y económicos, por otra parte, esta coacta la libertad económica y
política.

Para otros economistas como John Kenneth Galbraith, el incremento de la participación del
Estado en la economía es fundamental para resolver los grandes problemas nacionales.
Analizar el papel del Estado, requiere comprender sus posibilidades y límites, pero puede
fallar al igual que fallan los mercados, lo importante es saber si debe de intervenir y de qué
forma. Por lo que aquí se hace necesario la comprensión de los instrumentos y las técnicas
básicas que utilizan los economistas para evaluar los beneficios y costos en la intervención
del Estado.

Existen evidencias claras de que en los países a nivel mundial la intervención del Estado ha
permitido un incremento en la formación bruta de capital; modificaciones en la
composición de los sectores de la producción, permitiendo se puedan reforzar los efectos
sobre la integración nacional del aparato productivo; empleando al capital en áreas
específicas, por ejemplo, en la creación de empleos; y lograr elevar la producción del
sistema global. Al referirnos en este apartado el tamaño del Estado no lo podemos dejar a
un lado lo que se refiere a su crecimiento; ya que en el largo plazo se observa esa tendencia,
lo cual puede ser explicado por los patrones en el gasto y en la inversión pública de largo
plazo, la evolución de los ingresos públicos, la estructura y composición de la deuda
pública tiene una importancia relativa. También se deben analizar las variables no-
económicas que intervienen y como puede ser el tipo de régimen político, el grado de
organización social, etc.

Por último, cabe señalar que la efectividad de la intervención del Estado depende no solo de
su tamaño, sino también del grado de la misma, de su orientación estratégica para cambiar
patrones de inversión y de consumo, así como la calidad de sus instituciones en referencia a
la elección pública El hecho de que el mercado sea imperfecto en la asignación de los
recursos no garantiza que el Estado vaya a hacerlo mejor.

Por lo que el hallazgo más importante de la escuela de la elección pública fue el descubrir
las fallas en la intervención del gobierno en la economía. El descubrimiento de las fallas del
gobierno nos lleva a un análisis más normativo, es decir, se avanza hacia el análisis de las
reglas e instituciones que podrían mejorar el funcionamiento del gobierno. La elección
pública es un enfoque muy novedoso y como lo señala J. Buchanam puede ser entendido
15
como una extensión y aplicación del análisis económico en la toma de decisiones públicas y
colectivas.

Actualmente los sistemas en los que se toman las decisiones públicas son muchas más
inciertas que en el pasado, porque como sabemos en las democracias modernas, existe
mayor participación de grupos sociales en la toma de decisiones, es que se ha desarrollado
la institucionalización de las elecciones y las decisiones públicas y por último existe mayor
competencia e influencia del exterior. La elección pública tiene una forma peculiar de ver
al Estado más haya y puede tener una una doble perspectiva. Por un lado, el Estado es el
resultado de un contrato establecido entre los individuos, conforme al cual el gobierno
provee a la sociedad de bienes y servicios públicos y por su parte los individuos aportan los
recursos financieros y el apoyo social al gobierno. El acuerdo social queda consagrado en la
constitución política la cual define los términos del contrato social.

Por otro lado, el Estado, puede ser visto como una organización monopólica que ejerce el
poder a través de distintas formas, desde los modelos autoritarios dictatoriales hasta las
democracias representativas y parlamentarias. En la dictadura el monopolio se ejerce
directamente; en la democracia representativa, tiene como función al gobierno en la
economía y en la sociedad, pero también otras funciones como lo es el mantenimiento del
poder político, el prestigio social, etc. El gobierno puede manipular la oferta de bienes
públicos para alcanzar ciertos objetivos, pero el ejercicio del monopolio del poder en un
partido gobernante, es restringir por la amenaza de otros partidos de oposición.

El Neo institucionalismo Estatal

Desarrollando una innovadora forma de concebir al Estado, el neo-institucionalismo estatal


relaciona las interacciones entre instituciones, mercados y agentes económicos. Esta teoría
tiene su origen en la economía neoclásica, donde afirma que a pesar de que existan fallas de
gobierno, éstas se pueden corregir en favor de un mayor bienestar, donde el Estado sea
capaz de proporcionar una seguridad en el bienestar a los ciudadanos de un país, mediante
una organización que este dotada de los poderes necesarios para actuar conforme al interés
público, por una parte restringir la conducta maximizadora y egoísta de los individuos, por
otras y creando nuevas instituciones. Las instituciones fijan las reglas del juego a través de
un conjunto de restricciones que limitan las posibilidades de intercambio, regulando los
derechos de propiedad y de los contratos. El hecho es que las instituciones funcionen y
tengan el poder de hacer y tener el control del mismo gobierno sobre la sociedad y toda la
información necesaria disponible; lo cual puede contribuir a su vez, a que los costos de
transacción se reduzcan y logren proporcionar a la sociedad una mayor eficiencia. En la
actualidad es aventurado medir el impacto de las instituciones en la sociedad, pero con ellas
se puede reducir los riesgos y la incertidumbre económica y social logrando mejorar la
distribución de los recursos en la economía.

Las finanzas públicas.

Estas tienen un papel central en la vida económica de nuestro país y reflejan la política
económica del Estado. Al principio la industrialización de los años cuarenta, el gobierno
asumió el papel promotor del desarrollo; y más tarde, con la crisis de l982 dio un giro
16
completo en su política iniciando, por una parte, la venta, fusión y liquidación de su aparato
para-estatal que se elevaba casi a 200 empresas públicas; por otra parte, abandonó la
responsabilidad de coordinar y promover el crecimiento industrial, lo cual se calificó de
grave. En los últimos quince años la política fiscal se ha orientado casi exclusivamente a
regular la demanda agregada y por tanto a frenar la inflación. Desde esta perspectiva, el
estudio de las finanzas públicas significa analizar cómo es que los recursos que aporta la
sociedad en su conjunto deben ser utilizados para promover el crecimiento y el bienestar
social y no para crear desempleo e incertidumbres. Para abordar esta hipótesis analizamos
en primer lugar las cuentas públicas; luego describiremos las principales características de
la política de ajuste del sexenio anterior, finalmente, evaluamos el relajamiento en las
finanzas públicas que, entre otros factores, condujeron a la devaluación de diciembre de
1994 y a sus traumáticas consecuencias. Los recursos que aporta la sociedad en su conjunto
deben ser utilizados para promover el crecimiento y bienestar social.

Estabilidad fiscal

El diagnóstico oficial de la situación prevaleciente en 1990, sugiere de que la crisis fue el


resultado de un gasto público superior a los ingresos gubernamentales, dando lugar a la
inflación y al desequilibrio de las cuentas externas. A partir de entonces se aplica una fuerte
política de estabilidad fiscal en dos vertientes:
a) La mayor cobertura tributaria debería reflejarse en un aumento de los ingresos
impositivos.
b) La reducción en el pago de los intereses, comisiones y gastos, (en la renegociación
de la deuda pública externa y la amortización de una parte significativa de la deuda
interna).
En el marco de estas políticas fiscales, el gasto de bienestar social fue fundamental al
crearse nuevos programas sociales. Por otro lado, la reducción del gasto público total ha
sido drástica,

Las características del ajuste fiscal en el sexenio anterior son:

1. El control del gasto público.


2. Una mayor captación de ingresos públicos a través de continuos esfuerzos de
fiscalización. 3. La reducción del pago de los intereses, comisiones y gastos de la deuda.
4. La consistencia en el saneamiento fiscal, la cual se convirtió en un insumo básico para
las expectativas de los diferentes agentes y en particular para la inversión privada.

Se preservo el poder político, se sobrepusieron a los criterios económicos. El saneamiento


de las finanzas públicas fue una condición importante para reducir la inflación, permitiendo
que las tasas de interés bajaran, lo que redujo el pago del servicio de la deuda interna
desahogando a las finanzas públicas y facilitando el ajuste y que permitió lograr alcanzar un
nivel de estabilidad.

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