Está en la página 1de 1

"Rosario fue arrasada por la nevada" me habían dicho poco antes.

"Pero más al norte alguna ciudad tiene que haberse salvado: Paraná,
quizá, o Santa Fe" pensé. “No es posible que todos los lugares estén
dominados por los Ellos. En algún sitio habrá una radio que funcione,
podré saber lo que pasa en el mundo..." Navegar hacia el norte era
alejarse definitivamente de Elena, de Martita. Pero ya sabía yo hasta
qué punto era un suicidio intentar hacer algo solo, por mi cuenta. Mi
única oportunidad de volver a verlas alguna vez era unirme a quienes
combatían contra los Ellos; si al final la Tierra triunfaba, era posible
que nos reuniéramos de nuevo. Si la Tierra era derrotada, ¿qué
importaba ya nada entonces? Yo estaría muerto o, lo que era lo
mismo, convertido en un hombre robot como Favalli, como Franco,
como Mosca... Pero no tuve mucho tiempo para pensar en planes: no
llevaba más de cinco o diez minutos de navegar a unos cincuenta
kilómetros por hora cuando, al doblar un codo del río, vi una lancha
colectiva detenida junto a un muelle. Hombres armados se estaban
embarcando en la lancha. Me bastó un vistazo para saber quiénes
eran: hombres robots.

También podría gustarte