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Sinopsis

Ruby Santos sabía exactamente en qué se metía cuando se apuntó a escribir


a un soldado en el extranjero.
Las directrices eran sencillas: una carta o un correo electrónico a la semana
durante su despliegue. Los paquetes de ayuda eran opcionales.
Ya lo había hecho. Pensó que sabía qué esperar.
Con lo que no contaba era con enamorarse del tipo.
Dedicatoria

Para mi Isaac, el mejor sobrino en la historia de los sobrinos.


Capítulo 1
JUNIO
3 de junio de 2008
Querido Aarón,
Mi nombre es Ruby Santos, y soy tu nueva pareja a través de la Fundación
Ayuda a un Soldado.
No estoy segura de si has participado en Ayuda a un Soldado en el pasado o
si esta es tu primera vez, pero si no estás familiarizado con la letra pequeña
del programa, te pondré al corriente para que no te preguntes por qué esta
persona llamada Ruby de Houston, Texas, te está enviando correos
electrónicos y cartas. (Probablemente pasará un mes más o menos antes de
que empieces a recibir correos míos, así que esto puede ser un poco
incómodo. Después de que nos acostumbremos a esto, intentaré no enviarte
el mismo mensaje que yo también envío por correo electrónico, porque
resultaría aburrido).
Según las directrices de la fundación, se supone que debo ponerme en
contacto contigo una vez a la semana mientras estés desplegado...
dondequiera que estés desplegado. No me dicen estas cosas. Todo lo que sé
es que eres un sargento. Por favor, no te sientas obligado a decirme dónde
estás a menos que quieras. No me importa. Como no estoy segura de sí
prefieres los correos electrónicos o recibir cartas, haré ambas cosas mientras
tanto. Puedes hacerme saber cuál prefieres recibir.
No estoy ni cerca de ser rica, pero espero que de vez en cuando pueda
enviarte un paquete. Espero que lo entiendas. Estoy segura de que estás
ocupado, así que no te aburriré demasiado ahora.
Como estamos en esto a largo plazo, te haré algunas preguntas para que
podamos empezar a conocernos. Espero que te sirva.
1. ¿Te llamas Aaron o algo más?
2. ¿Cuántos meses te quedan de despliegue?
3. Si pudiera enviarte una cosa de casa, ¿qué sería?
Espero tener noticias tuyas, pero si estás ocupado, tampoco pasa nada. Te
prometo que te escribiré todas las semanas de todos modos.
Te deseo lo mejor,
Ruby

***
8 de junio de 2008
Querido Aaron,
Soy tu nueva compañera de Ayuda a un Soldado, Ruby, de Houston.
Espero que te vaya bien y que hayas recibido mi correo electrónico y/o
carta.
Voy a responder a las preguntas que te hice la semana pasada para que me
conozcas un poco.
1. Me llamo Ruby. Rubes. Rubella (sólo mi madre me llama así). Squirt
(todos los que se relacionan conmigo o me conocen por la familia me
llaman así).
2. S/R ya que no soy la que está desplegada.
3. Si nuestros papeles se invirtieran, esos paquetes de macarrones con
queso listos para el microondas serían exactamente lo que echaría de menos
y querría más. Por favor, no preguntes cuántos puedo comer de una sola
vez.
No hay mucho que contar sobre mí, pero si tienes alguna duda, pregunta.
Todo lo mejor,
Ruby

***
15 de junio de 2008
Querido Aaron,
Soy Ruby de nuevo. Espero que te vaya bien. ¿Ha aparecido alguna de mis
cartas? ¿Están llegando mis correos electrónicos? No te enviaré nada nuevo
por correo electrónico hasta que esté segura de que los mensajes van al
lugar correcto. No me han rebotado, pero prefiero ir a lo seguro.
Si me has enviado una respuesta por correo postal, todavía no la he
recibido, y si no lo has hecho, tampoco pasa nada. Sé que estas cosas llevan
un tiempo.

Sé que ya he preguntado, pero ¿has participado antes en AaS1? Eres el


tercer soldado con el que hago este intercambio y normalmente
intercambiamos preguntas para conocernos. Espero que no pienses que soy
una entrometida. Cuando era niña tuve amigos por correspondencia en otros
países a través de un programa de mi escuela primaria y me pareció
divertido. AaS es como una versión adulta del mismo.
Tengo más preguntas para ti.
1. ¿Juegas a los videojuegos?
2. ¿Eres hijo único o tienes hermanos?
3. ¿Pizza o hamburguesas con queso?
Espero tener noticias tuyas pronto,
Ruby

***
23 de junio de 2008
Querido Aarón,
Soy Ruby Santos, tu pareja de Ayuda a un Soldado de nuevo.
Voy a responder a las preguntas que te envié la semana pasada a
continuación, si te parece bien.
1. Los videojuegos: Me gusta mucho jugar a los videojuegos cuando
tengo la oportunidad. Mi vieja Nintendo todavía funciona, y se me conoce
por jugar al Duck Hunt durante horas si estoy estresada.
2. Hermanos o no: Tengo la (no)suerte de tener dos hermanos y dos
hermanas. Soy la cuarta de la fila.
3. Pizza o hamburguesas con queso: Hamburguesas con queso para
siempre.
Espero que todo vaya bien en tu lado del mundo.
Mis mejores deseos,
Ruby

***
29 de junio de 2008
Querido Aaron,
Es Ruby.
Espero que estés bien. No he tenido noticias tuyas, y sé que este tipo de
cosas pasan, pero me preocupan de todos modos. Sigo enviando los mismos
correos y mensajes, así que espero no aburrirte.
No estoy segura de qué enviarte, y más preguntas parecen molestas, así que
te daré un respiro. Espero que no te molesten los chistes terribles porque
son mis favoritos. Aquí hay uno militar:
Sargento Mayor a un joven soldado:
—Esta mañana no le he visto en el entrenamiento de camuflaje, soldado.
Soldado:
—Muchas gracias, señor.
Todo lo mejor,
Ruby
Capítulo 2
JULIO
5 de julio de 2008
Hola Aaron,
Soy Ruby, tu ‘adoptante’ de Houston.
Espero que te vaya bien. Te ahorraré las bromas de esta carta por si no
apreciaste la de la semana pasada. Así que ¡más preguntas! ¡Otra vez!
1. ¿Pretzels o patatas fritas?
2. ¿Deportes de verano o de invierno?
3. ¿Perros o gatos?
Espero que todo vaya bien.
Mis mejores deseos,
Ruby Santos
***
12 de julio de 2008
Querido Aaron,
Es Ruby, tu pareja de AaS/el disco rayado.
Espero de verdad que te vaya bien. Todavía no he tenido noticias tuyas ni
por correo electrónico ni por carta, pero espero que mis mensajes lleguen de
alguna manera.
Voy a responder a las preguntas que te hice la semana pasada.

1. Pretzels o patatas fritas: Patatas fritas, preferiblemente Fritos2.


2. Deportes de verano o deportes de invierno: Deportes de invierno.
3. Perros o gatos: Ambos, pero los mini cerdos ganan a los perros y a los
gatos.
Espero que estés aguantando.
Te deseo lo mejor,
Ruby Santos
***
19 de julio de 2008
Hola Aaron,
Es Ruby. Enviando una postal esta semana para darle sabor. Estoy en
Orlando con mi familia (ver: el ratón Mickey del otro lado.) Espero que
Mickey te haga sonreír tanto como a mí.
-Ruby S.
***
26 de julio de 2008
Querido Aaron,
Soy Ruby. Estoy de vuelta en casa, en Houston. Si tienes curiosidad, mis
vacaciones fueron estupendas. Incluso me bronceé bastante. Era la sexta
vez que iba a Orlando con mi familia, y nunca pasa de moda.
Tengo algunas preguntas más para ti:
1. ¿Has estado alguna vez en Orlando/Disney?
2. ¿Manzanas o naranjas?
3. ¿Pastel o tarta?
Mis mejores deseos,
Ruby
Capítulo 3
AGOSTO
2 de agosto de 2008
Querido Aaron,
Espero que estés bien. Me he puesto en contacto con la fundación Ayuda a
un Soldado para asegurarme de que estás bien y para volver a comprobar la
dirección/el correo electrónico que tengo de ti, ya que no he obtenido
respuesta. Espero que sólo esté exagerando. Sé que te he dicho que he
hecho esto antes, pero todos los demás soldados siempre se han puesto en
contacto conmigo al menos a través del correo electrónico una vez al mes
(no es que te esté presionando, sólo quiero asegurarme de que tengo toda la
información correcta y de que no estoy enviando cosas a la persona o
dirección equivocada).
Me acabo de dar cuenta de lo pegajoso que suena, pero no lo digo en ese
sentido.
Espero que estés bien, y te dejo con otro chiste ya que te ahorré uno el mes
pasado.
Un grupo de soldados estaba de pie en la formación cuando su instructor
dijo:
—Muy bien, todos ustedes, tontos, rompan filas.
Sólo un hombre del pelotón permaneció en firme mientras el resto se alejó.
El instructor se acercó al soldado que no se había marchado y se encontró
con él cara a cara. El soldado sonrió y dijo:
—Seguro que eran muchos, ¿eh, señor?
Un saludo,
-Ruby Santos
***
9 de agosto de 2008
Querido Aarón,
He decidido cambiar esta semana de nuevo y enviarte algo diferente. La
foto que te he enviado es una de mis favoritas en todo el mundo. La compré
cuando tenía dieciocho años. Mi hermana me llevó con ella a Islandia como
regalo de graduación de la universidad y encontré el grabado en una
pequeña tienda. Compré tres ejemplares y le regalé uno a mi mejor amiga.
A veces, cuando tengo un mal día, es bueno recordarme a mí misma que el
mundo es mucho más grande que yo y que cualquier mierda que me pase en
la vida, y la Aurora Boreal tiene ese efecto en mí. ¿No es hermosa?
Espero que te vaya bien.
Te deseo lo mejor,
Ruby
P.D. Todavía no he recibido respuesta de la fundación.

***
19 de agosto de 2008
Aaron,
La fundación Ayuda a un Soldado se puso en contacto conmigo hace unos
días, y me dijeron que habían confirmado que seguías desplegado y que
habían proporcionado la información correcta para contactar contigo.
Lo he pensado bien y quizás no nos hemos llevado bien, o he hecho/escrito
algo mal, y no pasa nada. Esta será mi última carta/correo electrónico para
ti. Me van a cambiar por otra persona en la fundación, así que deberías
seguir recibiendo el correo a tiempo.
Mi hermano era un marine, y me uní a este programa porque me dijo lo
solos y aburridos que se sienten los soldados cuando están en el extranjero.
Es fácil que olvide que no todo el mundo tiene una familia grande y
abrumadora como la mía. El hecho de escribirnos mientras él (mi hermano)
estaba en Irak nos hizo estar muy unidos. La soledad, incluso cuando estás
rodeado de otros, es algo que entiendo bien.
Te deseo lo mejor mientras estés destinado en algún lugar del mundo.
Gracias por tu sacrificio y valentía. Cuídate.
Mis mejores deseos siempre,
-Ruby Santos
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 24 de agosto de 2008 1:08 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Ayuda a un soldado

Ruby,
Soy Aaron, de Ayuda a un Soldado.
Todas sus cartas y correos electrónicos han llegado… siento haber tardado
tanto en llegar.

-A
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 28 de agosto de 2008 1:46 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: RE: Ayuda a un soldado

Ruby,
Habla Aaron de nuevo. No he tenido noticias tuyas... ¿Podemos empezar de
nuevo?
-A
Capítulo 4
SEPTIEMBRE
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 1 de septiembre de 2008 2:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola

Hola Aaron,
Me llamo Ruby y vivo en Texas. Me emparejaron contigo a través de la
fundación Ayuda a un Soldado.
Si no estás familiarizado con el programa, te pondré al corriente para que
no te preguntes por qué te estoy enviando correos electrónicos y cartas.
Según las directrices del programa, se supone que me pongo en contacto
contigo cada semana. Ni siquiera estoy cerca de ser rica, pero espero que de
vez en cuando pueda enviarte un paquete.
Estoy segura de que estás ocupado, así que no me alargaré.
Ya que estamos en esto por lo menos unos meses más, te haré algunas
preguntas para que nos conozcamos.
¿Te llamas Aaron o algo más?
¿Cuánto tiempo te queda de despliegue?
Si pudiera enviarte una cosa de casa, ¿qué sería?
Espero tener noticias tuyas.

Te deseo lo mejor,
Ruby
P.D. ¿Esto cuenta como volver a empezar?
P.D. Está bien que no hayas contactado hasta ahora. Fui posponiendo la
respuesta a AaS sobre la reasignación.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 5 de septiembre de 2008 2:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Hola

Ruby,
Gracias por escribir. Eres la sexta coincidencia que hago a través de AaS, y
la segunda en este despliegue. Eres la primera que vive en Texas. ¿Eres
originaria de allí?
Las cartas y los correos electrónicos son suficientes para mí. Te agradezco
que te tomes el tiempo de escribir. No necesitas hacer nada más.
Aquí están las respuestas que preguntaste.
1. Mis amigos y mi familia me llaman Aaron o Hall, nada original... a
veces, limpiatraseros. ¿Por qué tu familia te llama Squirt?
2. Me quedan 8 meses antes de que termine mi despliegue.
3. Si pudiera conseguir algo de casa sería una pizza... los macarrones con
queso son el número 2 en mi lista de cosas que echo de menos.
Espero que me escribas pronto.
-A
P.D. Esto cuenta como volver a empezar. Siento no haberte contestado
antes. No tengo una buena excusa. Tuve un lío personal... nada que ver
contigo. Espero que lo entiendas. Lo siento de nuevo.
***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 7 de septiembre de 2008 1:55 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Texas y los apodos

Estimado Aaron,
De nada por escribir. Seguro que estás ocupado. No es gran cosa. Sólo
quería asegurarme de que alguien recibía mi correo.
Eres el tercer soldado que he ‘adoptad’. Es una palabra extraña, ¿no? Como
si no fueras un adulto. Si soy tu segundo emparejamiento en este
despliegue, ¿significa que tienes otra persona o familia que aún te manda
mensajes o las cosas no funcionaron con ellos? No te sientas obligado a
responder a eso.
Nací en California, pero vivo en Houston desde los cuatro años. ¿Eres de
Texas por casualidad?
Seguiré llamándote Aaron. Tengo curiosidad y no tienes que decírmelo,
pero ¿quién te llama limpiatraseros?

Squirt3.... Todos me llaman así porque fui el bebé de la familia durante casi
seis años. También soy la más bajita. Mi hermana pequeña fue un —
accidente— en el que no me gusta pensar. :)
Me has puesto en un aprieto con el envío de la pizza. Tendré que pensar
cómo hacerlo, pero por suerte, me gusta resolver un buen problema.
Bien, aquí hay tres preguntas más al azar (cambié una de aquella vez antes
que estamos fingiendo que no pasó. Reactivando mi amnesia después de
esto):
1. ¿Juegas a los videojuegos?
2. ¿Eres hijo único o tienes hermanos?
3. ¿Qué tipo de películas te gusta ver?
Espero que estés bien.

Mis mejores deseos,


Ruby Santos

P.D. Todo está perdonado. No te preocupes. No tienes que escribirme cada


semana. Te prometo que no estaba tratando de hacerte sentir culpable.
Realmente me preocupaba haberte ofendido o que mis mensajes no
llegaran.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 8 de septiembre de 2008 2:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Texas y los apodos

Ruby,
¿Estuviste emparejada con tus otros soldados durante todo el despliegue?
La otra familia que tengo en el programa me escribe cada semana. Creo que
AaS no ha tenido tantos soldados inscritos este año como en el pasado y por
eso algunos tenemos varias familias que nos escriben... no es que me queje.
Nací y me crié en Luisiana, pero me he mudado mucho desde que me alisté.
He estado en Texas unas cuantas veces con amigos.
Mis mejores amigos me llaman ‘limpiatraseros’
Seguiré llamándote Ruby, si te parece bien.
Aquí están las respuestas a tus preguntas.
1. Si no fuera por los videojuegos, la mitad de mi pelotón se aburriría
como una ostra. Aquí siempre hay alguien que hace un torneo de Halo.
2. Tengo una hermana y un hermano.
3. Películas favoritas... Me gustan las películas de acción de los 80, pero
no soy exigente. Veo cualquier cosa. ¿Y tú?
Espero tener noticias tuyas pronto.
-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 12 de septiembre de 2008 12:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Películas y cosas
Querido Aaron,
Antes de ti, uno de los soldados terminó su despliegue y volvió a casa.
Estuvimos emparejados durante once meses. El otro... tuve que pedirle a
AaS que nos cambiara. Las cosas se pusieron raras. Es genial que tengas
más gente que te mande mensajes. Estuve hablando con un conocido sobre
el tema de los amigos por correspondencia con los militares y me dijo que
hay muchas más páginas web de citas para militares y civiles que antes.
Apuesto a que esa puede ser la razón por la que hay menos soldados que se
inscriben. No te fíes de mi palabra.
¿De qué parte de Luisiana eres, si no te importa que te lo pregunte? Está
bien si no quieres responder a eso.
Ruby está bien.
¿Películas de acción de los 80 como qué exactamente? ¿Jean-Claude?
¿Arnold? ¿Steven? No estoy juzgando, sólo preguntando.
¿Mis películas favoritas? Esa es una pregunta difícil. He visto la Cleopatra
original cien veces, Alien mil veces, Beetlejuice un millón, y la trilogía de
Star Wars aún más. ¿Y tú?
¿Juegas a algo más que a Halo?
Una hermana y un hermano suenan bien. Tengo dos hermanas y dos
hermanos.
Aquí hay más preguntas para ti:
1. ¿Pretzels o patatas fritas?
2. ¿Deportes de verano o de invierno?
3. ¿Perros o gatos?
Te deseo lo mejor,
Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 17 de septiembre de 2008 1:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Películas y cosas

Ruby,
¿Cómo de raro?
He visto muchos anuncios sobre esos sitios de citas. Apuesto a que puede
ser la razón por la que hay menos, nunca pensé en ello supongo.
Yo viví en Shreveport hasta los dieciocho años. ¿Has estado allí?
Todos los actores que mencionaste en las películas... También te perdiste a
Bruce.
¿Hay una película sobre Cleopatra? No he oído hablar de ella.
Los tres juegos que tenemos repetidos son Halo 3, Rock Band y Bioshock.
Call of Duty y Guitar Hero son los segundos.
Aquí están las respuestas a tus preguntas.
1. Patatas fritas, pero no Fritos. Sal y vinagre sobre todo.
2. Dijiste antes de los deportes de invierno, ¿por qué? Me gustan los
deportes de verano, supongo. No tenemos muchos deportes de invierno en
Luisiana. Jugué a la pelota en la escuela secundaria.
3. Perros, pero te he pillado con lo de los mini cerdos del correo
electrónico que estamos fingiendo que no ha pasado... son tiernos. Mi padre
tiene un rey pastor en casa. Me encanta ese perro.
Cuatro hermanos suena... interesante. ¿Están todos cerca?

Hablamos pronto.
-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 20 de septiembre de 2008 2:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Videojuegos, hermanos, etc.

Querido Aaron,
Sobre mi otro emparejamiento con un soldado: raro como raro. Fue
inapropiado y... raro. LOL4. Te lo diré si realmente quieres saberlo.
No puedo decir que haya estado nunca en Shreveport. He estado en NOLA
una vez para el Mardi Gras, y he conducido a través de Luisiana en
vacaciones, pero sólo paré para descansar. Una vez en Nueva Orleans fue
suficiente para mí.
¿Cómo iba a olvidar a Bruce? El número de veces que he visto Arma Letal
es de dos dígitos. Mi madre lo llama su novio. Cleopatra es una película
antigua. Es un clásico de los años 60. El vestuario era increíble. Por eso la
he visto tantas veces.
Halo y Bioshock los entiendo. ¿Pero Rock Band?
¿A qué tipo de pelota jugabas en el instituto? El único deporte que veo es el
patinaje artístico. No me gusta ningún otro deporte, a menos que ver Friday
Night Lights cuente. (Es un programa de televisión).
Tuve que buscar lo que era un rey pastor. Sólo he oído hablar de los
pastores alemanes. ¿Cómo se llama? Aunque me encantan los mini cerdos,
la única mascota que tengo es un hurón llamado Sylvester.
Mis hermanos, mis hermanas y yo nos llevamos muy bien. Digo esto, pero
mañana me quejaré de que uno de ellos ha hecho algo para enfadarme.
Seguro que te suena, y si no es así, considérate afortunado.
¿Quieres que te siga haciendo preguntas al azar? ¿Hay algo que quieras que
te cuente? ¿O que hable de ello? Soy un buen oyente. Lo que quieras.
¿O quieres más chistes? Dímelo tú.
Espero que te vaya bien.

Mis mejores deseos,


Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 22 de septiembre de 2008 3:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Videojuegos, hermanos, etc.
Ruby,
Ahora sí que quiero saber qué pasó con ese soldado con el que estabas
emparejada. Me has hecho imaginar cosas.
Nunca he estado en NOLA para el Mardi Gras...
No sé si estás siendo sarcástico con lo de Arma Letal o no, pero voy a
suponer que no. Cleopatra aún no me suena, pero tampoco he visto ningún
clásico. El único clásico que se me ocurre es Lo que el viento se llevó, y eso
es sólo porque mi madrastra la veía al menos una vez al mes... La odiaba.
¿Te gustan los disfraces en las películas?
¿Sabes qué es Bioshock? Dijiste que habías jugado a Duck Hunt antes, así
que eso es lo que esperaba. ¿Te gustan los juegos?
He jugado al fútbol. No porque lo amara... o pensara que iba a ser
profesional o algo así, pero era algo que hacer.
¿El patinaje artístico es el único deporte que ves? ¿Eso cuenta como
deporte? El hockey, sí. Patinaje artístico, no. ¿Por qué? Nunca he visto
Friday Night Lights, la serie, pero sí la película.
Aries es el nombre del perro. Si no estuviera en el ejército, lo traería a vivir
conmigo, pero me voy demasiado... No sería justo para él.
¿Por qué llamaste a tu hurón Silvestre?
Entiendo lo de los hermanos. Todos nos llevamos bien. No los veo mucho,
así que probablemente sea por eso. Dijiste que eras casi el bebé, ¿qué edad
tienen el resto de tus hermanos?
Puedes hablar conmigo de cualquier cosa. Mis otras parejas en el programa
me escriben sobre sus vidas y sus hijos. Es bueno tener un escape a veces,
cualquier cosa es bienvenida incluso si piensas que es aburrida porque
probablemente no es comparada con las cosas de aquí.
¿Tienes hijos?
He compartido tus chistes con algunos de los chicos de mi equipo. Siéntete
libre de enviar más. Aunque puedes enviarme un mensaje sobre lo que sea.
¿Puedo preguntar por qué siempre estás despierta en medio de la noche?
-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 24 de septiembre de 2008 3:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola Parte 2

Hola Aaron,
Te contaré lo que pasó con el otro soldado si insistes. Empezó a enviarme
fotos de la ‘entrepierna’ (o si quieres ser técnico, las palabras que busco
riman con ‘lamidas de garrapata5’), y a pedir algunas a cambio (no fotos de
‘garrapata’, pero ya sabes lo que quiero decir). No hay mucho que no esté
dispuesta a hacer por mi país. Pero desnudarme no es una de ellas. Por
favor, discúlpame por hablar de las partes privadas. Tú preguntaste.
Eres más inteligente que yo. El Mardi Gras fue una experiencia que estaría
bien no revivir nunca. Pensé que tenía una idea de qué esperar. No lo sabía.
No sé quién tendría el valor de ser sarcástico con Arma Letal, pero no sería
yo. Mi madre me pegaría. Secundo tu odio hacia Lo que el viento se llevó.
Yo también odié la trama y los personajes, pero me gustó el vestuario. Y sí,
me gustan las películas con gran vestuario y maquillaje. Te diré dos cosas
sobre Cleopatra: es una de las películas más caras de la historia y la actriz
principal tuvo 65 cambios de vestuario. Una locura, ¿no? (No hace falta que
respondas a eso. Sé que no todo el mundo piensa que ese tipo de cosas son
interesantes y está bien).
¡Lol! Duck Hunt es mi favorito, pero ya he jugado varias veces a Bioshock.
Dos de mis amigos son verdaderos jugadores: a uno le gustan los juegos de
PC y al otro los de consola, así que sé un poco.
¿Qué tiene de malo el patinaje artístico? No lo harían en los Juegos
Olímpicos si no fuera un deporte. Son realmente atléticos. Deberías saber
que mi hermana pequeña es patinadora artística, por eso me gusta. Es el
deporte oficial de la familia Santos.
Aries es un nombre perfecto para un rey pastor. ¿Lo elegiste tú o lo hizo tu
padre?
Tuve que cambiar el nombre de mi hurón a los dos meses porque su nombre
original, Logan, no era adecuado. No tenía una personalidad ‘de Logan’. Es
un desastre. Los hurones tienen mucha más personalidad de la que te
imaginas.
Mi hermano mayor tiene 29 años, luego está mi hermana que tiene 26, mi
otro hermano tiene 25, luego estoy yo con 23, y mi hermana pequeña tiene
18. ¿Echas de menos a tu hermano y a tu hermana cuando no está?
Conocer a alguien siempre es un poco extraño, pero estoy segura de que lo
resolveremos. En realidad, no hago mucho. Trabajo, veo la televisión y
salgo a hacer cosas al azar con mis amigos o mi familia algunas veces a la
semana. A veces viajo con mi hermana pequeña y por trabajo de vez en
cuando, pero no tan a menudo.
Puedes preguntarme casi todo lo que se te ocurra, si es que se te ocurre
algo.
Todavía no tengo hijos, pero espero que un día en el futuro los tenga. ¿Y tú?
Tengo un buen chiste para ti:
Nieto: ¿Estuviste en la guerra, abuelo?
Abuelo: Sí, fui piloto de caza.
La madre del niño: ¿No estabas destinado en Illinois, papá?
Abuelo: Sí, ¡y te diré que ni un solo avión enemigo pasó por Missouri!
Bueno en plan cursi, ¿no?
Por último, antes de que te duermas de aburrimiento, soy un búho nocturno
y hago mi mejor trabajo entonces, por eso estoy levantada tarde todas las
noches.
Mis mejores deseos,
Ruby
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 27 de septiembre de 2008 2:14 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Hola Parte 2

Ruby,
A ver si lo entiendo. ¿El soldado anterior a mí te enviaba fotos de su
‘garrapata’? ¿Cómo empezó eso? ¿Mejoraría las cosas si te dijera que tu
país aprecia tu dedicación, con desnudos o sin ellos? ...se suponía que era
una broma.
¿Qué pasó en el Mardi Gras? Me has hecho imaginar de nuevo diferentes
escenarios y podría ser cualquiera de ellos... La mayoría no son buenos.
Hay una razón por la que nunca he estado.
¿Cleopatra es una de las películas más caras de la historia? Cuando leí por
primera vez lo de los 65 cambios de vestuario no me pareció tan... genial...
pero ahora que lo pienso, son muchos disfraces, y no eran vaqueros y
camiseta supongo.
No me hagas hablar de los juegos. Necesité una intervención para dejar el
WoW... World of Warcraft... en mi último permiso largo. No dejé mi sitio
frente al ordenador durante dos semanas a no ser que fuera para ir al baño o
coger comida. ¿Alguna vez lo jugaste?
¿Tu hermana es patinadora artística? ¿Como las que salen en la tele en las
Olimpiadas?
Mi ex-madrastra se llamaba Aries. Solía enseñar mitología y folclore.
¿Por qué llamaste a tu hurón Logan? ¿Por Wolverine?
¿Sólo tienes 23 años? Pensé que eras mayor. Diez años entre el mayor y el
menor no está tan mal. ¿Has vuelto locos a tus padres? Sí extraño a los
míos, pero no tanto. Soy el mediano.
Seguro que tu vida es mucho más interesante que la mía. De verdad. Es lo
mismo todos los días. Trabajar, comer, hacer ejercicio, dormir, videojuegos.
Tampoco tengo hijos. ¿Estás casada? No quiero sonar como el Soldado #2,
sólo por curiosidad ya que dijiste que esperabas tener alguno.
Ese chiste... :] Qué cursi.
¿A qué te dedicas que puedes estar despierta toda la noche?

-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 30 de septiembre de 2008 1:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Garrapatas y otras cosas curiosas

Hola Aaron,
Por supuesto que quieres la historia detrás de las fotos de pollas. (Disculpa
mi francés.) Realmente no sé cómo llegamos a ese punto en nuestros
correos electrónicos. Llamaré al Soldado #2 —Smith—. Smith y yo nos
habíamos estado enviando correos electrónicos durante unos cinco meses
cuando empezó a enviarme fotos de sí mismo. No es gran cosa. Siempre
había sido muy educado, haciéndome preguntas sobre mí, cosas normales
para conocerse. Unos dos meses después de que empezara con las fotos de
la cabeza, empezó a enviarme algunas fotos de cuerpo entero que eran un
poco divertidas en un sentido no muy bueno. No dije nada. Lo siguiente que
supe fue que tenía una versión de medio cuerpo en la pantalla de mi móvil.
Luego, tuve la salchicha completa y los huevos, si me entiendes. No,
gracias. Prefiero ser voluntaria como enfermera en el frente que enviar a un
tipo cualquiera una foto de mis partes.
Ya te he contado lo del soldado, dime tú lo que crees que pasó en el Mardi
Gras y lo confirmaré o lo negaré.
Las únicas películas que se me ocurren que han sido más caras son Titanic,
Piratas del Caribe, Waterworld y Spiderman. Todas ellas se estrenaron
treinta años después que Cleopatra. Una locura, ¿no? Tienes razón, ninguno
de los disfraces era de vaqueros y camisetas. Todos eran realmente
intrincados. Quiero decir que leí en alguna parte que gastaron casi
doscientos mil dólares sólo en su vestuario.
¿He jugado alguna vez al WoW? Dirigí mi propio gremio de WoW cuando
tenía 18 años, muchas gracias. Finalmente tuve que dejar de jugar en el
segundo semestre de la universidad porque empecé a ver que iba a fracasar
si no me ponía las pilas. Los MMORPG6 son peligrosos. No puedo ni mirar
el juego en las tiendas sin que me empiece a picar. Me identifico demasiado
con la obsesión de Smeagol. No es broma. (Smeagol es un personaje de El
Señor de los Anillos, para que sepas).
Mi hermana está intentando clasificarse para los Juegos Olímpicos. Ha
ganado una medalla de bronce en una competición juvenil importante dos
años seguidos. No empezó a patinar hasta los nueve años, y la mayoría de
los que se hacen profesionales se suben al hielo cuando apenas están
aprendiendo a caminar, así que se puede decir que todos pensamos que es
bastante sorprendente por haber llegado tan lejos en tan poco tiempo.
Podría hablar todo el día de ella, por si no se nota.
En el instituto, pasamos un semestre entero de mitología griega en inglés.
Todavía recuerdo mucho de ella. También leí mucho.
No le puse el nombre de los X-Men. Logan es un personaje de una de mis
series favoritas, Veronica Mars.
¿Qué edad tienen tus hermanos? ¿Siguen viviendo en Luisiana? Tienes
razón, cinco hijos en diez años es mucho. No sé cómo sobrevivió mi madre,
pero creo que esa es una de las razones por las que su matrimonio y el de mi
padre no prosperaron. Nunca pudieron ponerse de acuerdo sobre cómo
lidiar con nosotros. Mi madre también está loca.
¿Cuántos años crees que tengo...? ¿Qué edad tienes?
Por muy aburrida que sea tu vida o no, si alguna vez necesitas desahogarte
con alguien, aquí estoy. Mantendré mis juicios al mínimo.
Tengo una sobrina. No estoy casada, pero tengo novio. Lo de tener hijos es
un sueño para algún momento en el futuro, pero no me apresuro ni nada.
Quiero tener cuatro. ¿Estás casado?
¿A qué me dedico? Soy costurera. Mi tía es gerente de una tintorería y me
hace muchos arreglos (muchos). Tengo otra tía que tiene su propia tienda de
novias y también la ayudo. He hecho vestidos de novia, de dulces dieciséis
y de quinceañera... Si hay que coser y confeccionar algo, puedo hacerlo y lo
he hecho más que probablemente. También hago trabajos por cuenta propia,
disfraces y cosas así, pero no es algo estable. Aparte de dos días a la semana
en los que mi tía con la tienda de novias me pide que vaya a ayudar, puedo
trabajar cuando quiera. Es agradable, pero no duermo mucho.
¿Cuánto tiempo llevas en el ejército?

Mis mejores deseos,


Ruby
Capítulo 5
OCTUBRE
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 1 de octubre de 2008 4:17 a.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: ¿Las garrapatas?

Ruby,
Medio cuerpo... salchicha y huevos.... Asusté a la mitad de la sala de lo
mucho que me reí. No recuerdo la última vez que pasó eso. En serio,
‘Smith’ puede meterse en muchos problemas por enviarte cosas así. ¿Cómo
se llama? No sé qué decirte con respecto a tus partes prohibidas. Sólo voy a
dejar pasar eso. :]
Me apunto a adivinar qué pasó con el Mardi Gras. ¿Alguien vomitó sobre ti
en el desfile?
Hice una búsqueda sobre tu película antes de responder ahora mismo. Dice
que la película estuvo a punto de quebrar. ¿Ahora supongo que también te
gustaron los disfraces de las otras películas que has visto mil veces?
Llevaste el WoW a un nuevo nivel. ¿Lideraste tu propio gremio? No me
extraña que casi fracasaras. ¿Pasaste días sin ducharte? Uno de los chicos
con los que fui al AIT... Entrenamiento Individual Avanzado después del
campo de entrenamiento... solía estar muy metido en esto. Cuando
hablábamos de ello, se le ponían los ojos vidriosos. Dejé de mencionarlo.
Sé quién es Smeagol. He visto LoTR7. Puedes darme algo de crédito. No
sólo veo películas de los 80.
¿Tu hermana está intentando clasificarse para las Olimpiadas? Vaya. Seré
sincero, no he visto nada de patinaje artístico en mi vida, pero todo el
mundo sabe que no puedes llegar a las Olimpiadas a menos que seas el
mejor en algo.
¿Es Veronica Mars la razón por la que tu correo electrónico es RubyMars?
Mi hermana tiene ahora 25 años y mi hermano 31. Ambos siguen viviendo
en Shreveport. ¿Tus padres están divorciados?
Te dije que la mayoría de la gente que se inscribe en AaS tiene familia.
Supuse que estarías más cerca de los 30. Tengo 28.
Eso ya no se oye muy a menudo (mujeres que quieren tener hijos). Lo que
te haga feliz. Yo tampoco estoy casado. ¿Vives con tu novio?
No quiero quedar como un imbécil, ¿pero ese es tu trabajo? ¿Coser?
Llevo casi once años en el ejército. El tiempo ha pasado tan rápido... Dijiste
que tu hermano era un marine en uno de tus correos. ¿Cuánto tiempo estuvo
dentro? ¿Dónde estuvo desplegado o de gira?

Espero tener noticias tuyas pronto.


-A
***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 3 de octubre de 2008 5:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Garrapatas, seguro

Aaron,
Agradezco la preocupación, pero no tienes que hacerlo. Seguro que mi
comentario ‘Eww. ¿Qué es eso?’ hizo suficiente para traumatizarlo por un
tiempo. :) Además, los de AaS lo echaron del programa, o al menos eso me
dijeron. Hace unos meses pensé en buscarlo en Myspace pero decidí no
hacerlo. Ya he visto suficiente de él para un par de vidas.
Sí, alguien me vomitó encima en el desfile, pero sólo fue mi mejor amigo y
sólo me vomitaron los zapatos. Continúa con tus conjeturas.
¿La pregunta de la ducha es una pregunta trampa? Como somos amigos por
correspondencia, te diré la verdad: sí. Lo máximo que pasé fue cinco días
sin ducharme cuando estaba muy metida en el WoW. Mi hermana me pagó
cincuenta dólares para que sacara a toda la familia de su miseria y me
bañara.
El vestuario es exactamente la razón por la que me gustan todas esas
películas. El vestuario, los efectos visuales, el maquillaje... es bastante
sorprendente cuando lo piensas. Por si no se nota, lo hago. :)
¿Has leído los libros de LoTR o sólo has visto las películas? No estoy
juzgando, sólo pregunto. Tendrás puntos extra si lees los libros.
Dudo que tengas tiempo para navegar por la web, pero puedes buscar los
vídeos de mi hermana. Su nombre es Jasmine. El mismo apellido.
Ding, ding, ding en la conexión de Veronica Mars. También tengo un correo
electrónico de adulto para asuntos relacionados con el trabajo. Este es mi
correo de diversión/spam.
Qué bien que tus hermanos vivan en la misma ciudad. ¿Tu padre aún vive
allí? Todos nosotros seguimos viviendo en Houston también. Sí, mis padres
están divorciados. Lo están desde que yo tenía 8 años, pero estuvieron
separados un año antes.
Mi hermano mayor me echa la bronca cada vez que digo que quiero tener
hijos, como si no pudiera creer que los quiera y no esté soltera y dispuesta a
mezclarme el resto de mi vida. Él tiene una hija (y fue un accidente si voy a
ser honesta). Me imagino que es mi vida y mi cuerpo, puedo hacer lo que
quiera con él. No juzgo a otras personas que quieren cosas diferentes de sus
vidas, ¿por qué debería él opinar sobre lo que yo hago con la mía, sabes lo
que quiero decir?
Fui bastante profundo con eso. Obviamente no es un punto débil :)
No estás casado, pero ¿tienes a alguien especial en tu vida? No vivo con mi
novio.
No tienes idea de cuántas veces la gente me pregunta eso. ‘¿Eso es lo que
haces?’ ‘¿Vives de eso?’ Es normal. Si quieres saberlo, empecé a coser
cuando tenía 6 años. Quería un disfraz de la Bella Durmiente para
Halloween que no existía, así que mi madre me metió un montón de ropa al
azar que ya no usaba y me dijo que lo resolviera. (Así es como nos ha
enseñado a todos casi todo. Otro día te contaré cómo me enseñó a montar
en bicicleta). Otra de mis tías había sido costurera y me ayudó cuando le
conté el disfraz que quería hacer, y me siguió enseñando mientras crecía.
Me encantaba. Cuando tuve edad para trabajar, necesitaba un trabajo a
tiempo parcial los fines de semana y mi otra tía (la que lleva la tintorería),
me contrató. Después de eso, seguí haciendo mis propios disfraces por los
lados... Luego otras personas me pedían que les ayudara con los suyos... el
resto es historia. Mi tía de la tienda de novias me contrató, etc, etc. También
hago vestidos de patinaje sobre hielo como los que lleva mi hermana para
las competiciones. Mi madre no podía permitirse seguir comprando sus
vestidos, así que empecé a hacérselos. (Que conste que las primeras cosas
que le hice eran una mierda).
Puede que sea más información de la que querías saber. :)
¿Quieres ser militar como carrera? Mi hermano estuvo 5 años en el ejército.
En su último despliegue, tuvo un accidente con un artefacto explosivo
improvisado y resultó gravemente herido por la metralla. Estoy bastante
segura de que estuvo a punto de morir, pero él y mi madre fueron tan
reservados al respecto que nunca lo aseguraron. Cojea y es demasiado
mojigato para mostrar a nadie sus cicatrices. Creo que se habría quedado si
eso no hubiera ocurrido, pero ¿quién sabe? Me alegro de que esté vivo y
bien. Tenía historias sobre muchos otros tipos que conocía que no tenían a
nadie a su lado. Si no fuera por él, no estaría aquí escribiéndote. Pensé,
¿cuántas otras personas están ahí fuera solas, necesitando algún tipo de
interacción incluso con un extraño?
Espero no haberte aburrido mucho. Esto es mucho más largo de lo que
había previsto.

Lo mejor,
Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 5 de octubre de 2008 1:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Eww

Ruby,
Creo que la mitad de los hombres de aquí pensaron que había perdido la
cabeza por lo mucho que me reí con tu comentario ‘Eww’. Todavía me
estoy riendo. Vas a hacer que empiece a morirme de risa a primera hora con
cada correo que envíes. Si cambias de opinión sobre que me acerque a
‘Smith’, házmelo saber. La oferta sigue en pie.
¿Continuar? ¿Pasaron más cosas en el Mardi Gras?
¿Menos de una semana sin ducharse? Eso es nivel de novato. He pasado
más de un mes durante un despliegue en el pasado. Estuve en Irak en una
ocasión en 2003, y no tuvimos duchas durante mucho tiempo. Imagínate
una compañía entera que no había usado jabón en sus axilas en casi 6
semanas. Tampoco nos cambiábamos los uniformes ni los calcetines todo el
tiempo. Piensa en eso.
¿Qué otra película tiene el mejor vestuario?
No hay puntos de bonificación para mí. Sólo he visto las películas de los
Anillos. ¿Debo entender que has leído la serie? Sólo he leído unos pocos
libros de fantasía, todos ellos durante la gira.
Buscaré a tu hermana en mi próximo día libre cuando tenga más tiempo.
Eres la primera persona de la que he oído hablar con varios correos
electrónicos, pero la mayoría de mis amigos no necesitarían tener más de
uno. De todos modos, nadie quiere enviarles un correo electrónico.
Mi hermano trabaja para mi padre y vive por su cuenta, pero mi hermana
pequeña sigue viviendo con él. Ella está en el espectro del autismo. Creo
que un día ella estaría bien teniendo su propio lugar si realmente quisiera.
Por ahora está bien con él.
Nunca he pensado en tener hijos o no tenerlos como tal. ¿Por qué es asunto
de nadie lo que quieres o no quieres? Es tu elección. A mí me gustan los
niños. Quizá algún día pueda tener uno o dos... No sé si cuatro.
Ya no tengo a nadie especial en mi vida. Para ser honesto... es por eso que
no te escribí por un tiempo. Mi chica rompió conmigo justo después de
llegar aquí. Salió de la nada.
¿Cuánto tiempo llevas con tu novio?
¿Vestidos para patinar sobre hielo? ¿En Houston? Ese es el último lugar del
que podría ver a un patinador artístico. Me imaginé que todos vendrían del
norte. ¿Hay clases para mejorar la costura o algo así? No quiero quedar
como un idiota, pero no tenía idea de que los ‘trajes de patinaje sobre hielo’
fueran una cosa. Puedo coser un dobladillo, pero eso es todo.
Siento lo de tu hermano. Ese tipo de cosas pasan mucho más de lo que
crees. Entre nosotros... no sé qué quiero hacer. Algunos días, especialmente
cuando las cosas no van bien aquí, estoy dispuesto a hacer otra cosa. Otras
veces creo que podría aguantar más años. No lo sé. Esto es todo lo que he
hecho, además de trabajar en una pizzería cuando estaba en la escuela
secundaria y ayudar a mi padre. ¿Qué más podría hacer?
Como dijiste, eso fue mucho más profundo de lo que pensé que sería. No es
un punto doloroso ni nada. :]
No me has aburrido en absoluto. Me gustan las cartas de mis otros
‘adoptantes’ como tú los llamas, pero las tuyas me hacen reír. Puedes
contarme lo que sea y seguro que será divertido.
Puedes enviar más fotos como la de la Aurora Boreal cuando quieras... si
tienes alguna.

Espero tener noticias tuyas pronto,


Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 6 de octubre de 2008 2:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Duchas, disfraces y cosas

Aaron,
Deberías saber que una de mis cosas favoritas es hacer reír a la gente. Y por
‘gente’ me refiero a mí misma. Que empiece el juego.
Sí, pasaron más cosas. Ni siquiera puedo decir que ser vomitada fue lo peor.
Sigue adivinando.
¿Un mes y medio sin ducharse? Eww. :) Si no me ducho todos los días, hay
que limpiar el perímetro de un kilómetro. ¿Alguien con más rango que tú
ordenó finalmente que se construyera una ducha cuando el olor se hizo
demasiado fuerte? Recuerdo débilmente que mi hermano mencionó las
duchas en trailers. ¿Cuántos hombres hay en una unidad? Espero no
arrepentirme, pero ¿cuánto tiempo exactamente llevaste (o llevas) el mismo
uniforme?
Los mejores trajes de las películas... Memorias de Geisha, Moulin Rouge,
Lo que el viento se llevó, LoTR. Hay tantos. Esas son sólo algunas de mis
favoritas en cuanto a vestuario. ¿Has visto alguna de ellas?
Sí he leído el libro de El Señor de los Anillos, pero no los he leído una y
otra vez como mucha gente que conozco. Sólo una vez. ¿Lees algo mientras
estás en el extranjero?
Los videos no van a ninguna parte. Tiene una gran competencia en dos
semanas en Moscú. Te diré cómo va.
Por favor, no te sientas obligado a contestar ninguna de mis preguntas
intrusivas sobre tu familia. Ya he conocido a un par de personas con
autismo de alto funcionamiento. Uno de ellos está casado y tiene un buen
trabajo.
Que tu ex rompa contigo mientras tú no estás es realmente patético.
Recuerdo que mi hermano me dijo que ese tipo de cosas son muy comunes
cuando estás desplegado o de gira. ¿Cómo las llaman? ¿Cartas de ‘Querido
John’? No es que no supiera en qué se estaba metiendo cuando te fuiste.
¿Estuvieron juntos mucho tiempo? Quiero preguntar si tuvo una buena
razón para romper contigo, pero si fue inesperado, puedo sumar dos y dos.
Ahí voy otra vez haciendo preguntas que no son de mi incumbencia. No
respondas si no quieres.
Diseñar y modificar es todo lo que hago. Si algo necesita una aguja e hilo o
una máquina de coser, puedo abordarlo, y no, no todo lo relacionado con el
patinaje sobre hielo que vendo es para la gente de Houston. Estoy a punto
de hacer volar tu mente: Tengo un sitio web. La gente pide mi trabajo allí.
Me envían las medidas y yo lo hago. Sin embargo, es un pequeño
porcentaje del trabajo que recibo. Tengo que rechazar trabajos porque, o
bien no puedo tomarme el tiempo necesario para hacer los trajes en un
plazo determinado, o bien no puedo ir a tomar las medidas en persona. He
vendido vestidos y trajes de danza sobre hielo a Rusia, Francia y una vez a
Japón. La mayoría de las veces, hago cosas con descuento para los
patinadores artísticos más jóvenes que no pueden permitirse los diseñadores
de mayor renombre del sector. Es un deporte caro, y antes la mayoría de los
patinadores procedían de familias adineradas, pero ahora hay muchos que
no. También ayudo a algunos patinadores a revender sus trajes cuando ya
no pueden usarlos.
Me has preguntado por cómo mejorar la costura y el diseño. Empecé a
tomar clases en la universidad comunitaria que está cerca de mi casa tan
pronto como pude de costura, patronaje y diseño de moda, y he ido a un par
de talleres. Incluso hice unas prácticas con una señora ucraniana que me
gritaba la mitad del tiempo, pero que me enseñó mucho.
Me sorprendió mucho ver la cantidad de veteranos heridos que hay. Mi
hermano va a estas reuniones dos veces al mes, y yo he ido con él una vez.
Me rompe el corazón. No todas las lesiones son físicas. La gente no se da
cuenta de eso. Estoy segura de que descubrirás lo que quieres hacer cuando
llegue el momento.
¿Qué te hizo entrar en el ejército?
Tengo algunas otras fotografías que he recogido a lo largo de los años que
podría enviarte, si quieres. Una vez escuché a mi hermano contarle a mi
otro hermano la cantidad de fotos de mujeres en topless que los chicos con
los que estaba en los marines ponían en sus paredes. Esta es una zona libre
de juicios. Puedes poner tus fotos junto a quien quieras o lo que quieras.
Esto ya es muy largo, pero querías que te contara algo gracioso así que
déjame hacerlo. Esta mañana estaba hablando por teléfono con mi amigo (a
primera hora de la tarde, la misma diferencia) y estaba tan distraída que
vertí zumo de naranja en mi bol de cereales.

Mis mejores deseos,


Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 8 de octubre de 2008 2:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Re: Duchas, disfraces y cosas

Ruby,
...¿alguien se orinó en ti? Deberías saber que no podría escribir esa frase
con la cara seria.
Nadie ordenó la construcción de una ducha. El trailer de duchas se quemó.
Algunos de los chicos se desesperaron y encontraron una cafetera industrial
que prepararon para calentar el agua y construyeron una ducha con ella. No
funcionaba muy bien, y había que estar de pie en el barro todo el tiempo,
pero era mejor que nada. En el último despliegue me traje una de esas
bolsas que se llenan de agua y se dejan al sol para poder ducharse fuera por
si acaso ocurría lo mismo... y funcionó. Doscientos hombres sudados
estaban en mi unidad. Me cambiaba las camisetas y los calcetines cada dos
semanas .... Era tan malo como estás pensando.
No he visto ninguna de esas películas. Tendré que creer en tu palabra de que
los disfraces son geniales. Quizá cuando llegue a casa los busque.
¿Vas a ir con tu hermana pequeña a Moscú para su competición?
He leído un poco... no me puse a ello hasta que empecé a ir al extranjero y
no tenía nada que hacer. Muchos de nosotros leemos mientras estamos aquí
para pasar el tiempo. Cuando estoy en casa, prefiero ver una película.
No estás siendo entrometida. Yo también habría preguntado. Paige tiene
HFA8. Mi padre se preocupa mucho por ella... y supongo que yo también...
pero sé que podría estar sola si quisiera algún día. Las señales sociales le
dan problemas, pero cualquiera que no pueda apreciar lo honesta y amable
que es no necesita estar en su vida de todos modos.
¿Eres una diseñadora famosa y te haces la interesante? ¿Dónde estaban tus
prácticas con la señora ucraniana? ¿Podrías conseguir otra pasantía o
sabes... todo lo que hay que saber? Envía fotos de estos... trajes... que has
hecho.
Tienes razón. Las peores heridas que una persona puede recibir no siempre
están en el exterior.
Me alisté en el ejército porque no tenía nada más que hacer... todavía no lo
tengo, si quieres ponerte técnico. No quería sentarme en una clase todo el
día en la universidad y no tenía una escuela de oficios que me interesara
entonces. Tampoco quería trabajar para mi padre. El ejército parecía una
buena idea. Mirando ahora hacia atrás, sé que hice lo correcto al alistarme.
Si me hubiera quedado en casa, quién sabe lo que habría acabado haciendo
o cómo habría resultado. Tal vez bien, tal vez no. Quién sabe.
El ejército es lo que hace que muchas revistas funcionen. No es broma. Para
que conste, no he tenido una mujer ‘topless’ en una pared en al menos ocho
años.
Hoy tuve un mal día, pero tu mensaje me hizo sentir mejor. Quizá todo se
solucione. Todavía me quedan casi dos años de alistamiento. Me las
arreglaré.
La historia del zumo de naranja me ha hecho reír. Estás en la cima de tu
juego. ¿Qué más tienes?

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 10 de octubre de 2008 3:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Jimmy Rigging

Aaron,
Bingo. Alguien se meó en mis zapatos en el Mardi Gras. Creo que eso fue
peor porque fue un completo desconocido. Continúa con tus conjeturas. El
recuento de mierda no ha terminado.
¿Una ducha de una cafetera? Algo es mejor que nada. ¿Tienes un trailer de
duchas donde estás ahora? Tampoco voy a hacer un comentario sobre el
cambio de ropa cada dos semanas.
No, no voy a ir con ella a Moscú. Es demasiado caro. Ella sólo viaja con su
entrenador a los eventos internacionales de clasificación. Si pasa a una
final, cargaré el viaje en mi tarjeta de crédito. Eso es lo que suelo hacer.
Ahora me has despertado la curiosidad. ¿Qué lees? Sé que has dicho algo
de fantasía, pero ¿qué más?
Espero no arrepentirme de preguntarlo, pero ¿estás cerca de tu padre? ¿Él o
tus hermanos te escriben mientras no estás?
Famoso. Ahora estás tratando de hacerme reír. Te voy a mandar una foto del
vestido que le hice a mi hermana para su programa corto (es una de sus
rutinas. Es el más corto, si no lo sabes por el título). Podría hacer otra
práctica. Siempre hay algo más que aprender, pero no lo sé. Todo el mundo
lloró la última vez que me fui, y eso que sólo había sido a Filadelfia, donde
vive mi primo. Entonces tenía 19 años. Ahora tengo más responsabilidades.
Me daría miedo dejar mis trabajos.
Alistarse en el ejército por esa razón tiene mucho sentido. ¿Quién sabe lo
que quiere hacer con su vida a los 18 años? Quizá algunos lo sepan, pero la
mayoría no. Con mi hermano, aprendió disciplina y creció como persona.
Le dio más estabilidad y responsabilidad que la que le dio mi madre. Ella le
dejaba salirse con la suya en todo cuando éramos más jóvenes. Ella nunca
lo admitiría, pero él es su favorito.
No culpo a nadie por poner fotos de mujeres en topless en sus paredes.
También podrías tener algo bonito que mirar mientras estás allí. :)
Siento lo de tu mal día. Como te he dicho antes, si alguna vez quieres
desahogarte, aquí estoy. Sólo dime que no quieres una respuesta y no diré ni
una palabra. Sé que a veces sólo tienes que hablar y no necesariamente
quieres una opinión de vuelta.
Me alegro de que mi desayuno arruinado haya hecho feliz al menos a uno
de nosotros. :P Esto no es tan gracioso, pero anoche estaba intentando poner
pimienta en mi cena y se me salió toda la tapa. Había literalmente lo que
parecían tres cucharadas de pimienta en mi plato. Mi hermana pequeña y yo
nos gastamos bromas, así que sé que fue cosa suya. No llamé a propósito
para culparla. No necesito que sepa que me ha sorprendido. Planearé mi
venganza para que no se lo espere.

Espero que estés bien,


Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 13 de octubre de 2008 1:22 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Re: Jimmy Rigging

Ruby,
Recuento de mierda... ¿intentas decirme algo? ¿Fuiste con alguien más que
tu amigo? Quiero preguntar si te llovió, pero eso es demasiado obvio.
¿Pisaste mierda? Mierda humana si quieres ser específico.
Tenemos duchas. El agua no es la mejor; nos dicen que no abramos los ojos
ni nos metamos en la boca, pero hay que lidiar con ello. En un momento
dado, en otro despliegue, pagaron a un camión de agua para que nos rociara
porque estábamos en la misma situación, sin duchas. Aquí se aprecia mucho
el agua caliente.
Si pasa las rondas de clasificación, ¿ya sabes dónde es la final?
Qué leemos... hay mucha fantasía, thriller, misterio, cosas de drama
judicial... también algunos libros románticos. Halo es lo que más acción nos
gusta tratar. El resto nos distrae de las cosas que suceden a nuestro
alrededor. Compartimos libros por aquí todo el tiempo. ¿Lees? No recuerdo
si me dijiste que lo hacías o no.
Mi padre y yo nos llevamos bien. No le gusta que esté en el ejército, pero
hablamos y nos mandamos mensajes al menos una vez a la semana. No
puedo quejarme mucho. Mi hermana y mi hermano se escriben, pero no tan
a menudo.... Quizá una vez al mes.
La foto que me enviaste del traje de patinaje sobre hielo de tu hermana
parece algo que pertenece a un museo. ¿Lo has hecho tú? ¿De verdad?
Te diré por qué me molesté. Puede que ya lo hayas visto en las noticias,
pero dos soldados fueron asesinados mientras patrullaban. Conozco a uno
de ellos desde hace unos años. Estuvimos destinados juntos en Alemania.
Cada vez que se produce un incidente como éste, se bloquea Internet para
dar tiempo a los militares a identificar los cuerpos y contactar con las
familias. Esta vez, lo apagaron durante dos días. La hermana de uno de los
chicos me envió un mensaje después de enterarse porque él le había dicho
que estábamos juntos y le había dado mi correo electrónico ‘por si acaso’.
‘Por si acaso’ son las peores tres palabras del mundo, que nadie te diga lo
contrario. No puedes no esperar lo peor... eso sería estúpido, pero... no sé....
Lo que es un desastre es que una parte de mí desea que no haya hecho eso.
¿Cómo le dices a la hermana de alguien... alguien que no quiere creer que
su hermanito se ha ido... que es verdad? No mentiré, escribirle de vuelta me
dio calambres en el estómago.
Las bromas son algo importante aquí, aunque la mitad de ellas salen mal
con todas las emociones altas y el estrés al que todos están sometidos todo
el tiempo. Hace unos días, alguien recibió un paquete de ayuda y se ofreció
a compartir las cosas que le tocaron y casi provocó una pelea. Mezcló
bolsas de M&Ms y Skittles en un recipiente. Separados, genial. ¿Juntos? No
tanto.

Espero tener noticias tuyas pronto.


-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 15 de octubre de 2008 1:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: ¿Agua de caca?

Aaron,
...¿cómo supiste que pisé un montón de caca? ¿Te ha pasado a ti?
Me da miedo preguntar y siento volver a sacar la palabra con —C—, pero
¿hay caca en el agua? ¿Es por eso que no quieren que te la lleves a la boca?
¿Qué haces para lavarte los dientes? ¿Agua embotellada?
Si mi hermana pequeña lo consigue (y creo que lo hará), la final será en
Francia en diciembre. Mi madre y su marido me han dicho que van a ir a
Rusia con ella. Habían solicitado un visado, pero no les había llegado hasta
ahora, así que están luchando por los billetes de avión. Ella es el bebé y
todos la miman.
Compartir libros tiene mucho sentido. Es bueno escuchar que no son
codiciosos. Podríais empezar un intercambio de libros por dinero. No digo
que lo necesites, pero podrías hacerlo funcionar. Creo que he oído hablar de
gente que hace eso en la cárcel, estableciendo un sistema de trueque. Las
novelas románticas y de fantasía que flotan en la base no suenan para nada
descabelladas. Todo el mundo necesita un ‘felices para siempre’. Ahora
dime la verdad. No estoy juzgando. ¿Cuántas has leído?
Me gusta leer cualquier cosa y todo. :)
Me estás halagando a muerte. Sí, yo hice ese vestido. Me llevó casi cien
horas hacerlo.
Tienes corazón y conciencia, perder a alguien que conoces va a ser duro.
Dudo que sea fácil. Siento mucho lo de tu amigo y los otros soldados.
Realmente no sé qué decir además de que lo siento, e incluso eso suena
poco convincente, pero espero que entiendas de dónde vengo.
¿Mezclar M&Ms y Skittles? Eso es malo. Nunca haría algo así. Estoy
mintiendo. Mi hermana y yo manipulamos una vez un airbag para mi
hermano que no es un marine. Fueron los mejores 100 dólares que he
gastado.

Espero que te vaya bien.


-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 19 de octubre de 2008 1:44 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Agua de caca

Ruby,
El servidor ha estado caído durante los últimos días. Siento no haberte
contestado antes.
Nunca se lo he confesado a nadie, excepto a mis amigos que estaban
conmigo, pero sí, alguna vez he pisado un montón de mierda caliente. Te
agradezco que te hayas unido al club.
Hay todo tipo de cosas en el agua, no se limita a lo marrón. Se supone que
debes enjuagarte la boca con agua embotellada. La purifican tan rápido para
satisfacer la demanda que en realidad no está filtrada en absoluto, pero ha
mejorado con respecto a hace años. Algunos de nosotros hemos tenido
piedras en el riñón por la cantidad de minerales que había en un momento
dado. Si a eso le sumamos el estreñimiento que provocan las MREs9, es
una fiesta para los intestinos.
¿Por qué tengo la sensación de que eres una estafadora? Intentando que
empiece un sistema de trueque... Me hizo sonreír. Esto queda entre
nosotros, ¿no? He leído cuatro romances. Dos de ellos eran bastante cursis,
pero los otros no estaban mal. Entiendo por qué los estantes de la tienda de
comestibles en casa están abastecidos. A veces es bueno ocuparse de cosas
que no tienen que ver con la vida y la muerte.
¿Qué te gusta leer?
¿Cien horas para hacer un vestido? ¿Es eso normal?
¿Qué hizo tu hermano para merecer el truco del airbag?
Siento que esto sea corto. Todo el mundo quiere revisar sus correos
electrónicos.
Espero que hayas tenido una buena semana.
-Aaron
***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 22 de octubre de 2008 3:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: El Club de la Caca

Aaron,
No te preocupes. Me alegro de que estés bien.
Gracias por invitarme a este exclusivo club del que me arrepiento de ser
miembro :) ¿Cuándo y por qué la pisaste? la = caca.
Cálculos renales por el agua. Vaya. Ustedes también beben una tonelada
para manteneros hidratados, ¿no? Tuve una amiga que pasó piedras una
vez. Dijo que era casi tan malo como dar a luz, y ella no tiene tus... partes...
genitales... ya sabes lo que quiero decir.
¿Yo? ¿Una estafadora? Atrapada. Después de que mis padres se separaran,
el dinero era escaso (¿recuerdas que mencioné que hacía mis propios
disfraces de Halloween?). Hacía limonada y hacía de niñera todos los fines
de semana. Cuando tuve la edad suficiente para conseguir un trabajo, no
tenía coche, así que no podía conseguir un trabajo normal, y vivíamos
demasiado lejos para ir andando a cualquier sitio (no me hagas hablar de
que mi madre pensaba que si cogía el autobús acabaría en un cartón de
leche; ten en cuenta que la gente no ha puesto las caras de los niños en los
cartones de leche desde los años 80). Lo que ganaba durante los fines de
semana ayudando a mi tía a hacer trabajos de remiendos y confeccionando
trajes de patinaje sobre hielo al azar para mi hermana y otras chicas en sus
clases era suficiente para compensar el no trabajar después de la escuela.
Si quieres, puedes decirme qué dos romances has leído que te hayan
gustado. Tengo curiosidad, y con curiosidad lo que quiero decirte es que
quiero leerlos.
No hay que juzgar, ¿verdad? He leído Crepúsculo más veces de las que
puedo contar, El Alquimista, Orgullo y Prejuicio y Las Crónicas de Narnia
una y otra vez.
La tela que utilicé para su vestido es realmente difícil de trabajar, pero los
adornos (los abalorios y los cristales) fueron un gran dolor de cabeza. Si
cualquier otra persona me lo hubiera pedido, le habría cobrado un ojo de la
cara o le habría dicho que no, pero no podía decirle que no a mi hermana.
No quería que patinara delante de cientos de personas con un aspecto
desaliñado.
Mi hermano cambió la sal por el azúcar el día antes de Acción de Gracias.
Todos los postres se arruinaron y el pavo... no. No. Se merecía lo que le
pasó. Acabamos teniendo que ir a KFC a comprar comida. Tengo el video
en mi teléfono de él y el airbag si quieres verlo. Es mi cosa favorita en el
mundo.
Mi historia tonta de la semana: Ayer me choqué con una puerta de cristal
del patio. Todavía tengo una marca roja en la frente. Disfrútalo.

Cuídate,
Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 26 de octubre de 2008 1:41 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: El club de la caca

Ruby,
¿También orinaste en un rincón oscuro en el Mardi Gras? Una vez pisé
mierda en un festival de música. Me cabreó durante días y tuve que tirar los
zapatos.
Es difícil mantenerse hidratado en el desierto. Bebo litros al día y orino
todo el tiempo. Se suda sin parar durante horas, pero algunos días, incluso
si crees que estás bebiendo suficiente agua, puede que sólo vayas dos veces.
Esos son los días en los que tienes que preocuparte.
No puedo recordar los títulos de los libros que leí. No miento, lo digo en
serio. Sin embargo, los nombres eran familiares. Estoy seguro de que los
tienen en el supermercado.
El único de los que has mencionado que he leído ha sido Crónicas de
Narnia, pero el resto no. Los vampiros brillantes no son lo mío :] El único
libro que he releído en mi vida ha sido El juego de Ender. ¿Lo has leído?
Lo de que tu madre pensaba que te iban a secuestrar me hizo gracia. Si no te
quisiera, no se preocuparía. ¿Usaste el dinero de la limonada para comprar
una máquina de coser? Mi hermana solía tener una de esas cosas que ponen
cuentas en la ropa. ¿Tenías una de esas? Acabo de darme cuenta de que has
mencionado estar cerca de tus hermanos y hermanas, pero no de tus padres.
¿Viven cerca? ¿Se han vuelto a casar?
¿Cosiste cada cuenta en el vestido de tu hermana? Parece que hay mil ahí.
De acuerdo, lo de tu hermano tiene sentido. No se arruina la cena de Acción
de Gracias. ¿Aprendió la lección? A mi familia nunca le gustaron las
bromas. Si hubiera hecho eso, todos habrían perdido la cabeza, y no de la
misma manera.

Envía una foto de su frente.


-A

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 30 de octubre de 2008 12:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Gracias
Ruby,
Recibí tu paquete en el correo hoy. Gracias por mi kit de pizza. ¿Queso
liofilizado? He leído tus instrucciones paso a paso dos veces. ¿Cómo
descubriste que la fusión funcionaría? Ya he tenido gente tratando de
comprármelo... las películas, las fotos y los bocadillos también. Los chips
de sal y vinagre se acabarán en dos días como máximo. Muchas gracias.

Espero que estés bien.


-Aaron
Capítulo 6
NOVIEMBRE
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 1 de noviembre de 2008 2:01 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: ¡Sorpresa!

Aaron,
¡Me alegro de que hayas recibido el paquete! No estaba segura de cuánto
tardaría en llegar. Además de enviarle cosas a mi hermano (y nunca me dijo
que las había recibido ni me dio las gracias), sólo le he enviado paquetes de
ayuda a otra persona (no al tipo de la ‘garrapata’). Arrastré a mi hermano
conmigo a Target y le hice ayudarme a elegir cosas para ti. Me puse a
pensar cómo podía enviarte queso que no fuera perecedero (no hay muchas
opciones) y luego experimenté mucho. Arruiné medio kilo del liofilizado
antes de acertar con las medidas de la proporción de agua y queso para
rehidratarlo. No es la pizza con mejor sabor del mundo, y si la odias, mis
sentimientos no serán heridos :)
Ayer compré y te envié unos cuantos libros. Sólo libros, nada más, no te
emociones demasiado. Espero que no te importen las sorpresas. A mí no.
¿Yo? ¿Encontrar un lugar oscuro para orinar? Atrapada. Estoy llorando de
risa. Hice que mi amiga me vigilara mientras lo hacía. Ahora tengo que
mandarle un mensaje y recordárselo para que se ría también. ¿Alguien que
conozcas te dijo que tenías que hacer eso? ¡No hay donde orinar!
Preocuparse por cuánto se orina en un día es algo en lo que nunca había
pensado. ¿Te dan botellas de agua o las reutilizas?
‘No te acuerdas de los títulos’. Ok. Bien. Te juro que no juzgaré lo que leas.
Pista, pista, pista.
Leí Crepúsculo justo después de que saliera. Tenía 19 años. Esta es una
zona libre de juicios, ¿recuerdas? ¿He leído El juego de Ender? ¿Hay una
luna en el cielo? Estoy bromeando. Sí, lo hice, y lo disfruté mucho.
Sé que mi madre me quiere. No se puede ser tan sobreprotector si no se
quiere a alguien, y no hay nadie más protector que mi madre. Si ella hubiera
podido darme todo lo que quería, lo habría hecho. Después de que mis
padres se separaron, todos nos quedamos con ella. Mi padre se mudó a San
Francisco. Allí es donde vive la mayor parte de su familia. Tiene una
hermana que vive aquí en Houston. La única razón por la que mis padres se
mudaron aquí (Texas) fue por la familia de mi madre. Mi padre odiaba vivir
aquí. Dice que la humedad le recordaba demasiado a Filipinas cuando era
niño.
Todavía veo a mi padre al menos una vez al año. Viene de visita, y yo trato
de ir a verlo a veces a Cali. Se volvió a casar hace unos años con una buena
mujer con tres hijos que son geniales. Mi madre en cambio... se ha vuelto a
casar tres veces desde él. El esposo #4 es cinco años mayor que yo.
Hay mil doscientas cuatro cuentas/ lentejuelas en el vestido que le hice.
Buena suposición.
Mi hermano no aprendió la lección. En la Navidad de ese año, trajo una
sartén de brownies. Brownies de marihuana. Todo el mundo, excepto mi
hermana pequeña, acabamos drogados como una cometa. Fue
probablemente la mejor Navidad que he tenido desde que era una niña. Fue
muy divertido, aunque mi madre se enfadó mucho después.
¿Por qué a tus padres no les gustaban las bromas? ¿Son realmente serios?
No es que haya nada malo en ello, sólo curiosidad.
No hay foto ni video de la carrera contra la puerta, pero sucedió. Ben, el
esposo #4, estaba en el piso riéndose. Mi madre salió de la cocina. Por
suerte sólo lo vieron ellos, de lo contrario se necesitarían dos vidas para
vivirlo en lugar de una. Mi madre envió un mensaje de texto a todos para
contarles lo sucedido. Así es mi familia.
Acabo de llegar a casa de un concierto. Me he dejado los tapones en casa y
no creo que mis oídos vuelvan a ser los mismos. Estoy a punto de
desmayarme. Espero que estés bien.

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 3 de noviembre de 2008 3:27 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Cosas extrañas

Ruby,
Realmente te agradezco que me hayas enviado la caja. He releído el
mensaje que envié y no ha sonado ni la mitad de agradecido de lo que
quería. No sé cómo se te ocurrió probar el queso liofilizado, pero fue una
genialidad. Ya me he comido una pizza y tengo cero quejas. Era un pedacito
de hogar que necesitaba después de esta semana de mierda. Lo he triturado
todo en el microondas como decían tus instrucciones... Me debato entre
estirar lo que me queda o comer más mañana. Intento no guardar cosas por
si acaso no hay otra ocasión, ¿me entiendes? Estoy deseando ver qué libros
has enviado. Gracias. De verdad.
Ruby, sólo bromeaba con lo de orinar....
He pasado por una patrulla en la que sólo teníamos una cantimplora al día.
Podemos tomar toda el agua que queramos. No lo doy por hecho. Nos dicen
que aplastemos las botellas de agua cuando acabemos con ellas para que la
empresa que las embotella no intente reutilizarlas.
Juro que no recuerdo los títulos de los libros. Si veo las portadas, los
reconocería. Si las veo te lo digo.
El Juego de Ender es uno de esos libros que me gustaría que hicieran una
película... pero apuesto a que no sería tan buena como el libro.
Es bueno que sigas en contacto con tu padre, pero no puedo entender que tu
madre se haya vuelto a casar con alguien unos años mayor que tú. ¿Es eso
raro? ¿Te importa?
¿Tu hermano te drogó?
Al crecer, mis padres eran bautistas estrictos y los padres de ambos... mis
abuelos... eran... estirados. No recuerdo que ninguno de ellos se riera o
sonriera. Mi padre es un buen tipo. Sin embargo, no diría que mi madre
biológica es una buena persona, pero estaba bien cuando yo era muy
pequeño. Nada parecía... fuera de lugar... hasta que estaba en la escuela
secundaria y empecé a pasar tiempo en casa de mi mejor amigo, que me di
cuenta de lo diferentes que eran las cosas. Ahora no es un gran problema.
Mi padre es bastante feliz, y mi madre biológica... no sé si alguna vez será
feliz, pero eso depende de ella.
¿A qué concierto fuiste? ¿Te lo has pasado bien? ¿Qué haces cuando no
trabajas? Sé que has dicho que matas patos para divertirte, pero ¿qué más?
Mi ex me envió un correo electrónico. Quería decirme que me había
añadido como referencia en una solicitud de trabajo. No sé por qué ella
pensaría que es una buena idea. ¿Espera que responda a mi teléfono
imaginario o que le escriba un correo electrónico diciéndole a alguien que
la contrate? ¿Le pedirías alguna vez referencias a un ex, o es una petición
tan estúpida como creo que es? Mi mente está en blanco, pero tal vez estoy
así de cansado. Dímelo tú.
No tienes que responder a mi pregunta ^^^ si no quieres. A veces siento que
no entiendo a las mujeres y que nunca lo haré. No te ofendas... no me
refiero a ti.

-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 4 de noviembre de 2008 1:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: No

Aaron,
Tu mensaje estaba bien, y me alivia que mis experimentos con el queso no
hayan sido en vano. :) Hice que el marido de mi madre probara un poco
para darme una segunda opinión. No es que diga mucho porque le he visto
comer comida con moho después de rasparla.
Si fuera cualquier otra persona y nuestras conversaciones fueran diferentes,
me sentiría más avergonzada que ahora, pero creo que eso ya lo hemos
superado. He meado en público. Lo admitiré.
Hablando de orinar... ¿has orinado en las botellas? Mi hermano me dijo
cuando estaba en Afganistán y hacía frío, que no había manera de que se
levantara de la cama para ir al baño. En lugar de eso, se daba la vuelta y
orinaba en una. No es que aprendiera eso en el ejército ni nada por el estilo.
Él y mi hermano dominaron ese arte en los viajes familiares por carretera,
cuando mi madre se negaba a parar para ir al baño, a no ser que necesitara
ir, para ahorrar tiempo.
Estoy de acuerdo. Me encantaría que hicieran una película, pero dudo que
fuera tan buena. (¡Pero los disfraces!)
¡Lol! Cada marido se ha vuelto más joven y más guapo. Mi madre tenía
veintiocho años cuando me tuvo, así que ponlo en perspectiva. Después de
mi padre, el marido nº 2 era tres años más joven que ella (mi madre es diez
años más joven que mi padre). Estuvieron juntos durante dos años. El
marido nº 3 era diez años más joven que ella, y estuvieron juntos 8 años.
Era mi favorito. El esposo #4 lleva un año. Trabajan en la misma empresa y
se conocieron así. Lo siguiente que supe es que ella lo traía para el Día de
Acción de Gracias, y para Navidad ya estaban casados.
A mi hermana mayor no le gusta la cantidad de veces que se ha casado, y
odia que los hombres hayan sido tan jóvenes. Al resto de nosotros, sin
embargo, no nos importa. A mí no me importa. Mi madre no aparenta su
edad. Si buscas ‘cougar up10’ en el diccionario, tendrían su nombre como
ejemplo en una frase. ¿Quién soy yo para decirle que no se enganche a
algún joven si puede? Creo que durante mucho tiempo estuvo dolida por la
ruptura con mi padre y quiso dar la cara, pero no dejó que eso la hundiera.
Honestamente, creo que mi padre todavía se pone celoso por ello. Tal vez
no debería elegir favoritos, pero... vamos mamá, ¿sabes?
Eso fue una derrumbe de información.
Estábamos drogados gracias a esos brownies en Navidad, Aaron. No estoy
exagerando. Normalmente la gente tiene reuniones familiares y sabes que
va a haber sobras que todos tienen que llevar a casa, ¿verdad? No hubo
ninguna. NINGUNA. Si la tienda de comestibles hubiera estado abierta,
estoy segura de que habríamos cogido un taxi para ir a comprar bocadillos.
Nos reímos toda la noche. Debí saber que algo pasaba cuando mi hermana
pequeña iba a romper su dieta por una vez para comer un trozo y él no la
dejó. Una parte de mí espera que lo vuelva a hacer este año, pero ya
veremos. Tal vez pueda insinuarlo. Por favor, no llames a la policía.
Entiendo el punto religioso. Tengo una amiga que fue criada en una familia
religiosa de tipo culto. No podía llevar faldas, atarse el pelo o ver la
televisión. Acabó huyendo cuando estábamos en el instituto. Mi madre era
una católica bastante estricta hasta que ella y mi padre se divorciaron.
Entonces decidió que la iglesia no era tan importante. La única vez que va
es para los bautizos de la familia y tal vez para la Pascua. Siento oír que tu
relación con tu madre biológica no es la mejor.
¿Desde cuándo se conocen tú y tu mejor amigo?
Fui a ver a mi banda favorita. Se llaman The Cloud Collision.
Probablemente no hayas oído hablar de ellos. Son indie rock con un
equilibrio de gritos y voces increíbles. Es un poco difícil de explicar. Soy
fan desde hace unos años. Cada vez que tocan cerca, voy a verlos.
Cuando no estoy matando patos en la televisión, leyendo o gastando bromas
a mi familia, me gusta ir al cine. Antes me gustaba mucho el cosplay (si no
sabes lo que es, te lo puedo explicar, pero no quiero dar por hecho que no lo
sabes ya que juegas a videojuegos), pero mis amigos se han relajado un
poco a la hora de ir a convenciones, y como trabajo tanto, ya no hago
disfraces por diversión como antes. También me gusta probar cosas nuevas.
Hace poco tomé clases de kickboxing, y antes hice aikido durante un
tiempo. También me gusta ir a festivales y museos.
Espero no pasarme de la raya si te digo que tu ex ha perdido la cabeza. ¿En
qué estaba pensando al tratar de usarte como referencia? Si se hubieran
llevado bien, lo entendería, pero por lo poco que me has contado, no parece
el caso.

Que conste que soy mujer desde hace veintitrés años y sigo sin entenderme
la mitad de las veces. Buena suerte.

Espero que estés bien.


-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 9 de noviembre de 2008 2:51 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Sí

Ruby,
Siento el retraso de nuevo. Hemos tenido otro apagón. Ha sido una semana
dura.
Creo que estamos bien para decir que podemos hablar de cosas del cuerpo...
a estas alturas. :]
Tengo dominado lo de orinar en las botellas de agua. Podría dar una clase
sobre cómo hacerlo sin estar de pie. Los inviernos en Afganistán no son una
broma, tu hermano tenía razón. No sales de tu cálido catre para orinar
afuera.
Tú y tus disfraces. Algunos vimos El Caballero Oscuro y me sorprendí
mirando lo que llevaban todos los actores. Te estoy culpando.
El #4 es más de veinte años más joven que tu madre. Tu padre tiene que
estar celoso. Yo lo estaría. Debe ser un infierno de mujer.
Buena decisión la de no dejar que tu hermana comiera nada. Apuesto a que
le hacen pruebas de drogas, ¿no? No he comido brownies especiales desde
el instituto. Si tu hermano trae algunos para Navidad, tendré que vivir a
través de ti. Grábalo. Yo no llamaría a la policía por ti.
No te disculpes por mi madre biológica. Ella no ha estado en mi vida
durante veinte años.
Tengo dos mejores amigos. Al que mencioné lo conozco desde séptimo
grado, es decir, desde hace unos dieciocho años. A mi otro mejor amigo lo
conocí en el primer año de la escuela secundaria.
No he oído hablar de The Cloud Collision, pero me gusta el nombre.
Sé lo que es el cosplay. ¿Qué personajes has hecho? Siempre he querido ir a
una de las grandes convenciones que hacen. ¿Por qué empezaste a tomar
clases de aikido? La única clase de festivales a los que he ido han sido los
de música... recuerdas el accidente de pisar mierda… pero sólo he estado en
dos, y uno fue en Alemania. Fue… salvaje.
No sé por qué mi ex me escribió eso. Ella tiene otras personas a las que
podría preguntar… No lo entiendo. ¿Alguna vez tuviste algún ex que
hiciera cosas estúpidas como esa? Di que sí, no me importaría saber que
otra persona lo ha tenido peor que yo a veces. Todas las chicas con las que
he salido han sido el diablo. Mi mejor amigo dice que soy un imán para las
locas y las mentirosas.

Espero que estés bien.


-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 10 de noviembre de 2008 12:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola

Aaron,
Siento lo del apagón. Espero que no haya sido alguien conocido de nuevo.
¿Cómo es la situación de tu tienda? Mi hermano me contó una vez, y esto
fue hace años cuando todo el mundo estaba en Oriente Medio, que muchos
reservistas que estaban destinados donde él, tenían que dormir fuera porque
no había suficiente espacio. Se quejaba de lo malos que eran los mosquitos
y los ratones. Qué asco. Me los imagino arrastrándose sobre ti mientras
duermes en el suelo.
Estoy estúpidamente complacida de que aprecies el vestuario de Batman.
Recuerdo haber leído que la diseñadora tuvo que hacer su propio material
para el traje. Es una tontería, pero creo que es alucinante. Me gustan las
películas en las que puedo disfrutar de esos detalles.
Mi madre es una mujer increíble. Te enviaré una foto siempre y cuando
prometas no convertirte en mi nuevo padrastro. Me gusta el número 4.
¡Lol! Llevaré mi teléfono encima el día de Acción de Gracias por si acaso
ocurre algo que merezca la pena grabar. Estoy segura de que así será. Para
responder a tu pregunta sobre las pruebas de drogas, sí, mi hermana
pequeña se hace las pruebas. Es paranoica y sólo toma aspirinas y
antibióticos básicos cuando se pone enferma.
Entonces, ¿son los tres mejores amigos? ¿A qué se dedican?
Me encanta el cosplay. He hecho muchos disfraces, pero mis favoritos
fueron durante mi fase del Quinto Elemento. ¿La has visto? Yo también
siempre he querido ir a las grandes convenciones. Sólo he ido a las locales.
La única razón por la que empecé a practicar el aikido fue porque estaba
aburrida y el gimnasio que hay junto a la casa de mi madre tenía una oferta
de Año Nuevo. Conseguí que mi hermana mayor lo hiciera conmigo, pero
lo dejó después de unos meses. Nunca me han gustado los deportes; si veo
un balón cerca, me doy la vuelta y me voy por otro lado, pero me gustan las
artes marciales.
¿No son esos festivales en Alemania una locura y están llenos de gente?
¿Cuánto tiempo duró tu gira allí?
¿Cuánto tiempo estuvieron juntos tu ex y tú?
^^ No tienes que responder a eso. En cuanto a que eres un imán para las
locas y las mentirosas, no quiero decir que sólo tengas la culpa, pero eres tú
quien ha decidido salir con ellas, ¿no? :) Me estoy metiendo contigo. Más o
menos. Pensaría que estás lleno de mierda sobre el tipo de mujeres que
atraes, pero mi hermano mayor es igual. Mi hermana mayor dice que se
lleva a todas las —locas de remate—, y es cierto. Le han rayado el coche
tres veces, tres mujeres diferentes. La madre de mi sobrina es el diablo. Ha
tenido acosadoras. O les gusta la locura o necesitan un nuevo radar.
Hacía tiempo que no compartía un chiste contigo. Aquí tienes:
¿Cómo llamas a los espaguetis falsos?

...una im-pasta11.

De nada.
Espero que estés bien.
-Ruby

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 10 de noviembre de 2008 12:25 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento
Aaron,
Espero que me perdones por no decirte la verdad, pero no puedo seguir con
esto. Me siento muy mal. No puedo soportar más las mentiras.
No tengo novio. Nunca he tenido novio. Me lo inventé cuando empezamos
a mensajearnos porque estaba paranoica después del incidente con el chico
de las ‘garrapatas’. Ahora que te he conocido y me gustas, sé que no te
pareces en nada a él. Siento no haber sido sincera contigo desde el
principio, pero espero que entiendas por qué lo hice.

La mentirosa arrepentida,
Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 12 de noviembre de 2008 12:07 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Lo siento

Luego te contestaré todo lo demás, pero antes quería contestarte sobre tu


falso novio.
No me molesta que lo hayas hecho. Lo entiendo. Pensé que algo pasaba con
lo imprecisa que estabas siendo al hablar de él. La mayoría de las chicas
siempre sacan a relucir a su novio a menos que estén... tratando de salir con
alguien más a escondidas. No es gran cosa si eso es lo único sobre lo que no
has sido honesta, pero me sorprendería si hubiera algo más. No pareces ese
tipo de persona.
Pero eso es lo único en lo que me has mentido, ¿sí?
Vi que había un huracán que se dirigía a Texas hace unos días. ¿Lo has
superado bien?
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 12 de noviembre de 2008 4:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento mucho

Aaron,
Te juro que eso es lo único en que te he mentido. Simplemente no podía
seguir con ello.
Lo siento. Me he estado enferma de preocupación por mentirte.

-Ruby

P.D. Lo peor del huracán no nos llegó. Sólo tuvimos un poco de lluvia. El
huracán del año pasado fue el que dio pena. Es muy amable de tu parte
preguntar.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 14 de noviembre de 2008 1:32 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Lo siento mucho

Ruby,
Todo está bien. Lo entiendo. No es que me hayas dicho otra cosa que no sea
que tienes novio y no vives con él. :]

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 14 de noviembre de 2008 2:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento, parte 2

Aaron,
He pensado en otra cosa que no te he contado. Todavía vivo con mi madre y
el número 4. Eso es todo. Todo el mundo sabe que lo hago, no es que
intente ocultarlo, pero me siento como un fraude al no decírtelo. Mirando
hacia atrás, nunca hice parecer que vivía en otro lugar, pero....

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 16 de noviembre de 2008 1:37 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Lo siento Parte 2

Ruby,
No eres tú la que miente. ¿Qué tiene de malo vivir con tus padres?
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 17 de noviembre de 2008 1:02 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento mucho

No creo que haya nada malo en ello, pero conozco a gente que me ha dicho
que ya es hora de mudarme desde los dieciocho años. Pero el alquiler es
barato (yo pago la factura de la luz y el agua), y tengo mi propia habitación
y otra en la que puedo trabajar. Además, mi madre sigue cocinando la cena
la mayoría de las noches. No le importa que siga viviendo en casa. Creo que
lo prefiere. Prometo que eso es todo lo que no he dicho.

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 19 de noviembre de 2008 2:42 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Lo siento

Ruby,
¿Es hora de que te mudes? ¿Por qué? Seguiría viviendo en casa si no me
volviera loco. No escuches a nadie más si eres feliz y te gusta vivir allí.
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 20 de noviembre de 2008 3:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento mucho

Tienes razón. Mis hermanos mayores y mi hermana ya se habían mudado a


los 18 años. Mi hermano mayor y mi hermana fueron a la universidad en
Austin, y Jonathan se unió a los marines. Yo decidí ir a la escuela aquí en
Houston, así que nunca me fui. Todos tienen éxito, y sé que no debería
compararme con ellos, pero lo hago, aun sabiendo que es una tontería
hacerlo. Todos me dicen que sería un idiota si me mudara. Soy feliz. En su
mayor parte. Por lo general. No quiero que parezca que me quejo.

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 21 de noviembre de 2008 12:41 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Lo siento

Vivir por tu cuenta es diferente a vivir con tu familia, Ruby. Si no eres


feliz... deberías mirar de conseguir tu propio lugar, tal vez con un amigo. Es
tu vida.
-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 22 de noviembre de 2008 2:08 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: RE: Lo siento

No es que sea infeliz, no lo soy. Soy feliz, pero... a veces estaría bien salir
de casa y que mi madre no siguiera tratándome como si tuviera 16 años
cuando no estoy en casa a medianoche (estoy exagerando, sólo llama si no
estoy en casa a las 2). Sé que su intención es buena, pero de vez en cuando
me afecta. Son todos sobreprotectores. Se lo agradezco. No debería hacer
ver que es una carga.
De todos modos, ¿podemos empezar de nuevo?

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 23 de noviembre de 2008 11:41
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: RE: RE: Lo siento

Lo dejaré pasar, pero lo único que digo es que es tu vida. Haz lo que quieras
con ella. Si eso es vivir en casa o no. Mi padre no quería que me alistara en
el ejército, pero lo hice igualmente porque quería.
Podemos volver a empezar.
-A

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 23 de noviembre de 2008 11:51 a.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Hola

Ruby,
No conocía al soldado que murió, aún así apesta... me deja un nudo en el
pecho porque podría pasarle a cualquiera en cualquier momento.
La situación de las tiendas aquí no es tan mala. Hay veinte hombres en cada
una. Lo mejor es que tenemos aire acondicionado. Aquí hace calor... unos
40 grados durante el verano. Estamos en el desierto, pero en invierno sigue
haciendo calor durante el día y refresca por la noche. He hecho despliegues
al principio de la guerra sin AC... es una bendición.
Los mosquitos son lo peor. Son más inteligentes que los de casa. Aquí
hemos tenido conversaciones de horas sobre ellos. Tenemos mosquiteros,
pero se arrastran por debajo de ellos para entrar. Saben cómo hacerlo. Los
ratones pueden ser malos, pero muchos de nosotros tratamos de tener
cuidado. Donde hay ratones, hay serpientes, y no me importa lo que digan,
no quieres que una serpiente ande por ahí. Yo reviso mi cama todas las
noches.
Eres torpe, pero es bonito que te fijes en cosas como los disfraces y te
emociones con ellos. Entiendo lo que quieres decir, pero para mí es al revés.
Ya no puedo disfrutar de las películas bélicas. Critico todo en ellas.
El honor de Scout, por muy guapa que sea tu madre, no voy a intentar
robársela al 4.
Los tres somos amigos. Max, al que conozco desde el instituto, trabaja en
una refinería. Des, del que soy amigo desde la secundaria, es bombero.
He visto El quinto elemento. Dame algo de crédito. ¿Qué disfraces hiciste?
Tuve una cosa por Mila en ese traje naranja durante mucho tiempo. ¿Qué
cinturón tenías en el aikido?
Los festivales en Alemania son una locura. No tengo ninguna foto conmigo,
pero imagina una tonelada de gente y luego multiplícala por tres.
Estuvimos ‘juntos’ dos años, pero probablemente sólo pasamos dos meses
de eso cara a cara... decir dos meses es una exageración también, apuesto.
Tuve una gira en Italia durante un año, y antes de eso ella no vivía cerca de
donde yo estaba. Nos conocimos a través de un amigo de un amigo cuando
ella visitó la base. No fue nada tan serio, pero....
No voy a decir que tienes razón en cuanto a que elegí salir con ellas :] Sólo
me rayaron el coche una vez cuando tenía veinte años y tuve un par de ex
que rozaban el límite de acosadoras. Siento su dolor.
...¿a qué te referías con que ‘nunca has tenido novio’?

Espero que tú también estés bien.


-Aaron

P.D. ¿Esto cuenta como volver a empezar? :] Podemos fingir que siempre
he sabido la verdad.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 24 de noviembre de 2008 1:11 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: Hola
Aaron,
¿Mosquitos que saben pasar por debajo de las redes? ¿Ratones y serpientes?
¿Cómo puedo decir esto? ¿No gracias? Se podría pensar que, debido a
Silvestre, estaría bien con los ratones, pero eso es negativo. ¿Serpientes? De
ninguna manera, José. Me siento estúpida, pero no sumé dos y dos y me
imaginé que en ese lado del mundo haría frío en invierno. Uno piensa en
‘desierto’ y piensa en ‘calor’ y ‘deshidratación’, no en clima de chaqueta.
Te adjunto una foto de mi madre y el #4 de nuestro viaje a Orlando hace
unos meses cuando te envié la postal de Disney. No hagas que me
arrepienta;)
¿Tus amigos siguen viviendo en Luisiana?
Te alegrará saber que hice un disfraz de Leeloo, el personaje de Mila.
Todavía tengo la peluca y todo. También he hecho a Diva Plavalaguna, la
cantante de ópera. El maquillaje me llevó una cantidad estúpida de tiempo,
pero salió bien. Sólo tengo mi cinturón amarillo en aikido.
Perdona que lo diga, pero tu ex parece tonta. ¿Le parecía bien que
estuvieras destinado en Italia, pero no le parecía bien que estuvieras
desplegado ahora? Suena sospechoso. Siento mucho que te haya pasado
eso.
Te contaré algunas historias sobre las ex de mi hermano si alguna vez estás
deprimido y necesitas reírte :)
‘Nunca he tenido novio’ significa exactamente eso. Nunca he tenido novio.
Espero que los mosquitos no te afecten demasiado.

-Ruby

P.D. Olvidé que me habías preguntado si alguna vez tuve un Bedazzler, la


respuesta es no. Estábamos sin blanca por aquel entonces. Ella me compró
pegamento y gemas de la tienda de dólar. Lo mismo. :)
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 25 de noviembre de 2008 3:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: RE: Hola

Ruby,
Tengo un soldado que se agota por el calor con mucha facilidad. Tengo que
estar pendiente de él y preguntarle casi constantemente si ha bebido
suficiente agua, porque si no se pone enfermo. Hace tanto calor que es
sofocante. Cuando estás sentado en un HMMWV12, es casi como si
estuvieras sentado en una sauna todo el día. Los ratones pueden meterse en
todo. Hace un mes, uno se metió en mi cubo y se comió mi ramen.
Es imposible que esa sea tu madre a la que enviaste una foto.
Mis dos amigos aún viven en Shreveport. Cuando me voy, me quedo con
ellos. Vienen a visitarme tan a menudo como pueden dondequiera que esté
destinado, pero normalmente voy a visitarlos y luego nos vamos a algún
sitio.
¿Cómo conseguiste el look de cantante de ópera? ¿Todo tu cuerpo era azul?
¿Tienes alguna foto del traje de Leeloo?
Nunca pensé en que no hubiera una gran diferencia entre estar en Italia y
aquí... eso me molesta mucho más de lo que me imaginaba. La verdad es
que nunca había mentido, pero supongo que si lo hubiera hecho, cómo iba a
saberlo, ¿no? Tendré que pensar en ello. Estuve cabreado durante mucho
tiempo después... Me obligué a parar. Ya me he cabreado bastante. He
terminado con ello.
¿Nunca... has tenido un novio?
Los bichos no son lo peor, pero siguen siendo bastante malos.
¿En qué tipo de vestidos estás trabajando ahora? ¿Boda o patinaje sobre
hielo?

-Aaron

P.D. Esa no es tu madre.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 26 de noviembre de 2008 12:38 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Asqueroso, sí y siiii

Aaron,
¿Tienes que estar encima de muchos de tus soldados? Eres un suboficial,
¿no? Si un ratón se metiera en mi cubo, lo tiraría todo :) ¿Puedes poner
trampas para atraparlos?
Eso es 100% mi madre. Tiene 51 años. Estoy enviando una foto de ella y mi
padre cuando yo era una niña. No ha envejecido, ¿verdad?
Qué bien que tus amigos vayan a visitarte. ¿Crees que alguna vez volverás a
Shreveport? Espero no ser grosera al preguntar, pero ¿por qué no te quedas
con tu padre cuando vuelvas?
Se necesitó mucha pintura corporal para lograr el disfraz de Diva, y un traje
que tuve que encargar especialmente y que casi arruiné dos veces. Fue el
diseño más estresante de mi vida. El material fue una pesadilla. Preferiría
hacerle a mi hermana una docena de vestidos de cien horas que volver a
hacer ese disfraz. Adjuntaré una foto del traje de ópera. Está colgado en mi
armario. A mi mejor amiga le gustan mucho los efectos de maquillaje y me
ayudó a hacerlo.
Me siento como una imbécil por reventar tu burbuja con tu ex. No debería
haber dicho nada, pero quién sabe por qué te habrá mentido. La gente dice
que ‘todo pasa por una razón’. No estoy segura de que eso sea cierto, pero
probablemente fue para mejor. Tal vez. Si un poco de distancia es todo lo
que se necesita para romper una relación, eso debería decirte algo.
Cualquiera se enojaría. No hay nada malo en ello.
Si quieres ponerte técnico, he tenido un novio... en la escuela primaria.
Damon White. Estuvimos juntos durante una semana.
Estoy trabajando en dos vestidos ahora mismo. Uno es un vestido de novia
para la tienda de mi tía que estaba teniendo muchos problemas, y me pidió
que me hiciera cargo. El otro en el que estoy trabajando es para una niña de
ocho años que podría ganar una medalla de oro en el futuro. Adjuntaré fotos
de ellos después de la de mis padres. El de patinaje sobre hielo es mi
favorito. Me gusta más hacerlos que los vestidos de novia, pero no le digas
a nadie que he dicho eso. ¿Qué te parece?
Mi padre viene de visita mañana por unos días. Estoy emocionada.

-Ruby

P.P.D. Prometo que esa es mi madre.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 28 de noviembre de 2008 12:15 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Más mentiras

Ruby,
Soy un suboficial. La mayoría de los hombres a mi cargo tienen sus ‘cosas’
en orden, pero aún así los controlo todo el tiempo. Si no les recordara algo,
aunque sea algo que supondría que no olvidarían, no me lo perdonaría
nunca. Si intentaba tirar algo más que los paquetes de ramen en los que se
metían, los otros soldados rebuscaban en la basura para encontrarlo. Usé
algunas de las toallitas para bebés que enviaste para limpiar todo. Todo está
bien... al menos hasta que me ponga enfermo.
Ahora estás mintiendo. Es imposible que la mujer de esa foto tenga 51 años.
Parece que tiene treinta y tantos. Es tu hermana, ¿no?
Vamos a ir con agradables para describir mis amigos. Je.
Es más fácil quedarse con Max. Mi padre convirtió mi antigua habitación
en una sala de ejercicios.
Ese disfraz parece sacado de la película. ¿Has pensado en dedicarte al
diseño de vestuario para películas? ¿Qué más tienes?
No has hecho nada malo. Gracias por decir algo. Ya lo he superado en su
mayor parte, pero... maldita sea, Ruby. Fue duro. Estaba tan enfadado
después de que ella me enviara un correo electrónico... pero has hecho un
buen punto. He estado pensando mucho en ella últimamente... no así, sino
en general... y hay un millón de veces diferentes en las que puedo recordar
y darme cuenta de lo sospechosas que eran las cosas que hacía y decía. Con
quién salía... por qué no contestaba el teléfono cuando yo llamaba... Quizás
me lo estoy imaginando, pero tengo esta sensación. Mentiría si dijera que
no estoy enfadado por todo esto de nuevo. Odio sentirme como un idiota.
He estado en bastantes relaciones de mierda, te imaginarías que ya lo sabría
y estaría acostumbrado.
No creas que no me he dado cuenta de que eres imprecisa sobre tu situación
sentimental. Sólo me hace sentir más curiosidad. ¿Por qué no has salido con
nadie? A los 23 años, ya había tenido... muchas novias.
El vestido de novia está bien si te gustan esos vestidos de princesa
gigantes... ¿lo haces? Me gusta mucho más el vestido de patinadora.
¿Alguna vez el trabajo se ralentiza para ti o siempre tienes algo en lo que
trabajar?
^^ No tienes que responder a eso. No es de mi incumbencia.
Espero que te diviertas con tu padre.
-Aaron

P.D. Dime la verdad sobre esa foto de tu ‘mamá’. Me estás tomando el pelo,
¿verdad?

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 29 de noviembre de 2008 2:22 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: ¿Mentiras? Nunca (Ya no)

Aaron,
Te estoy imaginando como una mamá oso con tus soldados, pero si tu
regaño los mantiene vivos, ellos pueden lidiar con eso. Es mucha
responsabilidad, ¿no? ¿Has pensado en hacer la escuela y convertirte en
oficial? Tal vez ya has hecho la escuela. Odio generalizar y suponer.
¡Lol! ¡No! Adjuntaré una foto de mi hermana mayor. Son casi idénticas,
pero se nota que mi madre es la mayor. Lo reconozco; parecen hermanas.
Cruza mi corazón que ella tiene más de cincuenta años. Todo son buenos
genes, productos faciales, y afirma que ha ayudado el hecho de que no haya
fumado nada en su vida y no beba más que vino en la cena.
Podría haber creído que tú y tus amigos eran agradables hasta que decidiste
usar ‘agradables’. Estás lleno de eso, y no es de pizza de lo que estás lleno.
Tú y tus amigos se metían en todo tipo de líos cuando eran más jóvenes,
¿no?
He adjuntado un par de fotos más de disfraces de cosplay que he hecho y
que todavía tengo. Uno es la versión femenina de Ghost Rider y el otro es
Darth Maul. Ambos llevan años colgados en mi armario. Creo que podría
ver la posibilidad de venderlos en línea. Lo he hecho con otros disfraces
que he hecho y que sabía que no volvería a usar. Hay muchas más chicas a
las que les gusta el cosplay de lo que crees.... También hay muchos padres
con sentido del humor que están dispuestos a comprar disfraces para sus
hijos.
No soy lo suficientemente creativa como para dedicarme al diseño de
disfraces a tiempo completo, además... depender de grandes actuaciones
para cobrar es intimidante. ¿Qué pasa si no puedo encontrar trabajo con la
suficiente constancia? ¿O qué pasa si no se me ocurren ideas? Al ritmo que
voy, sé que un día, cuando esté preparada para mudarme, podré permitirme
tener mi propia casita (con una compañera de piso) y seguir comiendo con
mis trabajos de ahora. Para mí es suficiente.
A nadie le gusta sentirse como un idiota. ¿De verdad crees que te engañó?
Debería haber sabido que ibas a seguir sacando el tema del novio. No,
nunca jamás en mi vida he tenido una relación con alguien. He tenido
algunas citas, pero eso es todo. Me gustaba este chico desde hace mucho
tiempo. No fue hasta hace poco que decidí que quería intentar salir
realmente con alguien que no fuera él.
¿Cuántas novias son muchas?
Siempre te hago preguntas que no son de mi incumbencia. Pero para
responder a tu pregunta, tengo suficiente trabajo en todo momento para
estar ocupada. Estoy casi demasiado ocupada. Mi tía de la tienda de novias
solía hacer ella misma muchos de los vestidos. Luego empezó a estar más
‘ocupada’ (más perezosa) y me dejaba a mí las cosas que requerían más
tiempo. El último año, no ha hecho casi nada y me hace hacer todo el
vestido. Mi otra tía que gestiona la tintorería es mi principal prioridad. Cada
vez es más difícil compaginar ambas cosas y hacer mi trabajo secundario.
Mi padre se ha ido. Sólo estuvo cinco días, pero lo pasamos bien. Se quedó
con mi hermano marine. Fuimos a unos cuantos museos juntos, hicimos una
excursión a un muelle cercano y fuimos al cine. Me levantaba temprano
para pasar tiempo con él ya que no suelo tener cosas que hacer durante el
día, que es cuando él estaba libre ya que todos los demás estaban en el
trabajo o en los entrenamientos a esa hora. Por la noche, pasaba tiempo con
todos los demás. Prometí ir a California de visita en unos meses.
Espero que estés bien.
-Ruby

P.D. Sí, es mi madre. Afronta la situación.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 30 de noviembre de 2008 1:22 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: No se trata de eso

Ruby,
Nunca querría ser un oficial. Ya tengo suficientes problemas políticos. Ser
comisionado incrementa los problemas a niveles que no estoy dispuesto a
manejar. Además, la mitad de los oficiales que he conocido han sido unos
idiotas con derecho. No todos, pero sí bastantes.
Tu ‘madre’ y tu ‘hermana’ parecen gemelas. ¿A qué se parece tu abuela?
¿Te pareces a ellas? No lo digo de manera imprecisa. No te enviaré ninguna
foto de ‘garrapata’ de repente. No te preocupes.
Je. Sí, nos metimos en todo tipo de... cosas cuando éramos más jóvenes. El
problema era que no nos atraparan. Solíamos hacer napalm, jugar con cosas
eléctricas... Buenos tiempos. No sé cómo no perdí un dedo, al menos
pensándolo ahora.
Tus disfraces son increíbles. No entiendo cómo piensas que no eres lo
suficientemente creativa. No conozco a nadie que pueda hacer lo que tú has
hecho. ¿Te esfuerzas mucho con el maquillaje cuando haces cosplay? Mi
favorito fue tu traje de Ghost Rider.
Tienes mucho talento. No lo digo por decir. Recuérdalo.
No soy del tipo celoso. No sé... tal vez no le presté suficiente atención. No
sería la primera vez que una ex me dice eso. No me sentaría en algún lugar
y esperaría que ella fuera a mis espaldas mientras estábamos juntos, ¿pero
ahora? No me sorprendería. Debería haberlo esperado. Ella rompió
conmigo de la nada. Le envié un correo electrónico para preguntarle si
había alguien más justo después... Estaba enfadado. Ella dijo que no era
eso, que no había nadie más. No puedo convencerme de preguntar a
ninguno de nuestros amigos comunes qué hace y si está con otra persona.
¿Debería hacerlo?
Espera... ¿estuviste con alguien durante tanto tiempo que nunca quisiste
salir con nadie más? ¿Por qué no querrían estar contigo? Pareces una gran
chica. ¿Por qué esperarías a alguien de todos modos? ¿Cuánto tiempo te
gustó? Todo esto me sorprende. Nunca he conocido a nadie mayor de 18
años que no haya tenido una relación, aunque sea mala.
Yo no beso y lo cuento. Je.
Es una broma, ya te contaré. ¿Chicas a las que he llamado novia desde que
tenía como 16 años? Alrededor de 20. He perdido la cuenta. No más de 30.
Me alegro de que hayas pasado un buen rato con tu padre. California es
muy bonita. ¿Cuándo piensas visitarla?

Espero que te vaya bien.


-Aaron

P.D. No puedo con esto. Esa mujer no tiene edad para tener un hijo de tu
edad.
Capítulo 7
DICIEMBRE
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 1 de diciembre de 2008 5:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Supéralo

Aaron,
A veces hablo con mi hermano sobre nuestros correos electrónicos, y se rió
cuando le conté tu opinión sobre los oficiales. Dijo, y cito: —A nadie le
gustan los oficiales, sino a otros oficiales—.
Mi madre y mi hermana son hermosas. No tengo ninguna foto de la madre
de mi madre. A ella no le gustaba que le tomaran fotos. Creo que pensaba
que le robaban el alma o algo así. Ella era de la vieja escuela por todo lo
que he escuchado. Ni siquiera estoy bromeando. Murió antes de que yo
naciera, pero supuestamente era una reina de la belleza. No me parezco en
nada a ella. Ella tiene ese pelo rojo y el mío decidió que no quería ser rojo
como el de ella ni negro como el de mi padre, pero tengo una coloración
más parecida a la de ella, menos las pecas y la incapacidad de broncearse, y
sus ojos. No me parezco a ninguno de mis padres, más bien a los dos y a
ninguno al mismo tiempo. Mis hermanos me llaman ‘el bebé del lechero’
porque los demás se parecen a uno o a otro, excepto yo.
Ustedes tenían el libro de cocina Destruction, ¿no?
Gracias. Me alegro de que te haya gustado mi cosplay. A excepción del
disfraz de Leeloo, suelo hacer siempre personajes que llevan la cara
cubierta. No me gusta ser el centro de atención. Cuando me pongo la
pintura facial, es como si asumiera el personaje y me hace más extrovertida,
si es que eso tiene sentido.
Como si no fuera yo misma. Me da un impulso de confianza. Eso me hace
parecer un bicho raro, pero es cierto.
No es que preguntes, pero creo que es mejor que vivas con la duda. A
menos que estés planeando volver con ella, ¿por qué torturarte y cabrearte
más? Ella hizo lo que hizo, o no lo hizo. De cualquier manera, lo siento. ...
¿quieres volver con ella? No juzgo, sólo pregunto.
Me haces sentir como una idiota. El asunto es que todos sabían que sentía
algo por esa persona. Toda mi familia lo sabía. No era algo que intentara
mantener en secreto. Me había gustado toda mi vida. Además de los
personajes de ficción, era la única persona de la que me había enamorado.
O al menos, me sentía como si estuviera enamorada de él. Ya no lo sé. Me
gustaría echarle la culpa a que soy joven y tonta, pero me parece una excusa
para decir eso. Era la clásica situación de estar enamorada del amigo de tu
hermano mayor... excepto que era la vida real.
Soy la única persona que conozco que tampoco ha tenido nunca un novio.
No es que no lo supiera. Incluso mi hermana pequeña, con lo ocupada que
está, ha tenido un par de ellos.
Veinte algo de novias. Hmm. ¿Cuál fue tu relación más larga? Estoy
tratando de hacer las cuentas en mi cabeza y tendrías que haber tenido al
menos 3 al año durante un tiempo.
Estaba pensando en ir a visitar a mi padre en algún momento del próximo
año. En abril tal vez. ¿Has vivido en California?

-Ruby

P.D. Juro por mi vida que salí de ella hace casi 24 años. Acéptalo.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 4 de diciembre de 2008 2:39 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Nunca (Superarlo)

Ruby,
El comentario de tu hermano sobre los oficiales me hizo reír. Haznos caso.
Es cierto. Se necesita un cierto tipo de persona para querer ser un oficial. Si
alguna vez conoces a uno, lo entenderás.
Apuesto a que tu hermana será como tu madre, que se levanta con chicos de
la mitad de su edad más adelante. Si te pareces o no a tu madre, seguro que
no tienes nada de qué preocuparte. Tengo una pregunta: ¿los amigos de tus
hermanos se ligaron alguna vez a ella?
...¿cómo sabías que era el libro que teníamos?
La razón de la pintura de tu cara la entiendo. Es como si te metieras en un
papel... no hay nada malo en ello. :] Lo que te haga feliz. Por alguna razón,
me cuesta imaginar que seas tímida, pero te tomo la palabra.
Sé que tienes razón con lo de mi ex, pero sigue sin gustarme. Sigo
diciéndome que no importa lo que haya hecho, pero eso no cambia nada.
¿He desperdiciado años de mi vida? Eso es lo que más me molesta,
supongo. No, no quiero volver con ella. Hemos terminado.
No eres una idiota. No quise hacerte sentir así. Espero que lo sepas. Eres
una buena chica. ¿Pero nunca le dijiste nada? ¿Qué fue lo que finalmente te
hizo desistir después de tanto tiempo? No eres aburrida ni estúpida. Sólo
estoy... sorprendido... impactado. Tuviste que sentirte de alguna manera
para poner tu vida en espera de esa manera.
Estoy seguro de que no te estabas perdiendo el amor de tu vida ni nada por
el estilo por no tener un par de novios. Parece que tu vida ha sido bastante
buena si me preguntas.
Lo más largo que estuve con alguien fue esa ex.
Nunca he vivido en California, pero he ido de visita algunas veces.
-A

P.D. No sé si alguna vez te creeré.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 5 de diciembre de 2008 1:13 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Me llamo Ruby y soy una idiota

Aaron,
Bueno, mi hermana no va a ligar con chicos de la mitad de su edad. Ella es
gay. Su última novia la tuvo durante unos años, pero ella quiere hijos y la
novia no. En primer lugar, ella no me gustaba. No era lo suficientemente
buena para Anatalia (mi hermana). Teniendo una hermana pequeña, estoy
seguro de que te sentirías igual si tuviera novio.
Los amigos de mi hermano mayor siempre estaban coqueteando y mirando
a mi madre. Era muy raro, incómodo y más raro. Recuerdo que siempre la
llamaban MILF13 y cosas así a espaldas de mi hermano. Mi otro hermano,
el que está en los marines, es gay y también lo eran la mitad de sus amigos,
así que no era tan malo con ellos. Estaban todos ocupados babeando por mi
hermano mayor :)
¡Ja! Sé que tenías ese libro porque mi hermano, Jonathan (el marine)
también lo tenía. Ya te dije que lo leía todo. A veces me dejaba mirar desde
la distancia mientras él probaba algo. A veces incluso podía sugerirle cosas
que podía probar.
Sí, sólo soy tímida cuando estoy medio desnuda y la gente me presta mucha
atención. Ya he tenido suficiente gente que me presta demasiada atención
durante toda la vida. Ya lo he superado. Me hace sentir incómoda.
Normalmente me visto como una octogenaria (son palabras de mi hermana
pequeña), pero es divertido ponerse un disfraz, aunque sea un poco más
provocativo de lo que estoy acostumbrada. Es divertido fingir ser algo que
no soy sin expectativas ni juicios. Como en Halloween, cuando las mujeres
llevan disfraces muy sexys, pero no pasa nada porque es Halloween,
¿entiendes lo que quiero decir?
Tuviste que haber aprendido algo del tiempo que estuvieron juntos. No
puede haber sido una total pérdida de tiempo. Haz una lista si te hace sentir
mejor. Todo sucede por una razón, ¿recuerdas? :)
Te lo dije... todo el mundo sabía que me gustaba. No era un secreto. Él lo
sabía. A veces lo hacía bastante obvio. Una vez más que otra, pero... al día
siguiente hizo que pareciera que no había pasado nada. Me avergüenzo sólo
de pensar en las cosas que le decía y hacía para llamar la atención, sobre
todo cuando era más joven. Me volví más discreta cuando fui mayor, pero...
ugh. No llevo bien el rechazo, y así es como le parecía que no le gustaba
entonces. Sé que eso me hace parecer una cobarde, pero ¿por qué mentirme
a mí misma? Hace meses, finalmente comenzó a salir con alguien
regularmente. La llevó al cumpleaños de mi madre y la cosa parecía seria.
Mi corazón se rompió un poco (mucho) y lloré esa noche y durante algunas
noches después (unas treinta noches si quieres saber la verdad), pero me
alegro de que haya pasado. Necesitaba seguir adelante con mi vida. Siempre
había salido con gente, pero nunca parecía algo serio por aquel entonces.
Soy patética.
Sé que no querías hacerme sentir así. Es que siento que he perdido mucho
tiempo. Como dijiste, y luego dije, a nadie le gusta sentirse estúpido. Luego
pienso en que toda mi familia estaba al tanto y en que tenían que saber que
nada saldría de ello, y eso me hace sentir peor. Tampoco es que hubiera una
tonelada de hombres llamando a mi puerta para quitarme la razón, así que
también está eso. Ahora sólo estoy poniendo excusas por ser una tonta.

Oh, bueno.
Espero que estés bien.
-Ruby
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 8 de diciembre de 2008 12:09 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: No eres un idiota

Ruby,
Ese fue un giro de la trama que no vi venir. ¿Tu hermano y tu hermana
siempre supieron que eran gays? ¿Lo sabían? No puedo imaginar lo difícil
que debe haber sido para tu hermano mayor tener una madre caliente. La
madre de uno de mis mejores amigos también estaba buenísima. Se
enfadaba mucho cada vez que alguien la mencionaba. Por supuesto, eso
sólo nos hacía comentar más.
¿Qué hizo con el libro?
¿Cómo se viste exactamente una persona de ochenta años? La forma en que
me la imagino es con un jersey rosa y zapatos negros con gafas. No exagero
cuando te digo que no pareces nada tímida, ‘medio desnuda’ o no. ¿Me
estás mintiendo?
Dijiste que hiciera una lista, así que aquí está.
Cosas que aprendí durante la relación con mi ex (y con todos las ex):
1. No confíes en nadie.
2. Mantén la tapa del inodoro cerrada cuando compartas el baño con tu
chica.
3. Todo el mundo miente.
Ambos sabemos quién es el patético, y no eres tú.
Sentir que tu corazón está roto le pasa a todo el mundo. Mi primera novia
de verdad en el instituto me engañó y seguimos juntos. Luego me engañó
de nuevo un mes después de la primera vez. Por supuesto que me sentí
estúpido por darle otra oportunidad. Engáñame una vez y toda esa mierda,
¿sabes? Eras una niña. No había forma de estar con él si te gustaba. Ese
juego lo descubres cuando eres mayor. :] Ese chico no se merecía tus
lágrimas ni tu tiempo si sabía que sentías algo por él y nunca hizo nada al
respecto, incluso si lo único que hizo fue romperte el corazón diciéndote
que no estaba interesado. Creo que el mío se rompió un poco cuando
lloraste por él. Eso tuvo que ser un golpe de realidad. ¿Qué me dijiste?
¿Que todo pasa por una razón?
No es que me pidas mi opinión, pero creo que deberías intentar salir con
alguien. Con varios. Tienes muchas cosas que compensar. Conozco a
algunas personas con grandes relaciones.

-A

P.D. Vive tu vida por los dos mientras yo esté por aquí… ¿me oyes? No
dejes que un idiota que te ‘rechaza’ te haga pensar que todo el mundo lo
hará. Me cuesta creer que no hayas tenido una larga cola de hombres
intentando ligar contigo.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 9 de diciembre de 2008 3:33 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola

Aaron,
Los dos siempre han sabido que eran gays, pero mi hermana fue la primera
en salir del armario. Mi hermana anunció que era lesbiana cuando tenía
como... dieciséis o diecisiete años, justo antes que mi hermano, pero mi
madre dice que siempre supo sin duda lo de Tali. Hay vídeos de ella
haciendo que sus muñecas Barbie se besen y decía que estaban casadas.
Perdón por romper tu burbuja con mi hermana... no. Lol. Mi hermano salió
cuando tenía dieciséis años. Creo que le preocupaba cómo lo manejaría mi
madre (recuerda que fue una católica estricta durante mucho tiempo y él es
su favorito), pero lo hizo bien. Mejor que bien. Afirmó que siempre ‘tuvo
un presentimiento’. Tuvo un par de amigas antes de salir del armario, pero
no estuvieron mucho tiempo juntos por una razón. Él y sus amigos que eran
gay estaban todos en el armario y lo ocultaban muy bien. Al recordarlo, me
entristece que tuvieran que hacerlo.
No recuerdo exactamente lo que mi hermano intentó. Lo único que sé es
que nada funcionaba y que casi se moría cada vez que intentaba algo del
libro. No fue hasta que se quemó las manos y las cejas que mi madre se dio
cuenta de lo que estaba haciendo y le puso fin. Si te preguntas qué significa
‘ponerle fin’, significa que le dio una paliza. Con quince años o sin ellos, le
pegó. Apuesto a que esa fue la única vez que lo disciplinó.
^^^ Todavía me hace reír. :)
¡Lol! Haces que parezca que soy una Pink Lady en Grease. No llevo gafas,
pero los zapatos planos y las chaquetas de punto aparecen cuando tengo que
hacer algo relacionado con el trabajo.
Necesitas ayuda. Aquí hay una lista en respuesta a la tuya:
Puedes confiar en tus mejores amigos, ¿verdad? (Y puedes confiar en mí, si
alguna vez quieres).
Mantener el asiento del váter levantado mientras orinas está bien. Prueba a
sentarte en uno mojado cuando estés medio dormido.
No todo el mundo miente (pero tu ex lo hacía... y yo también. Todavía lo
siento).
¿Esa novia a la que perdonaste por engañarte fue tu primer amor o sólo una
primera novia? Fui un triste desastre durante unos dos meses después de lo
de la novia. No fueron sólo unos días o unas noches. Lloré y lloré y lloré
más. Uno de mis amigos pensó que alguien de mi familia había muerto. Lo
sentí así. Te imaginas estar con alguien durante tanto tiempo, aunque sepas
que es una fantasía, y es duro. Una parte de mí pensaba que algún día
volvería, pero era yo quien vivía en el país de la laguna. Fue una
experiencia de aprendizaje. Realmente es un tipo agradable y genial. No
podía seguir enfadada con él. No es que tuviera nada con lo que pudiera
enfadarme. Fue mi culpa.
Quiero salir con alguien, y lo haré, pero no sé por dónde empezar. ¿Tienes
alguna sugerencia? Hasta ahora los cinco chicos con los que he tenido citas
eran amigos de mis amigos. Ya sé que conocer chicos en los bares es una
mala idea, y para empezar ni siquiera me gusta ir a los bares. ¿Y qué?
¿Alguna sugerencia, su santa alteza de las citas y las veinte novias?
Conozco a mucha gente con buenas relaciones también, pero también
conozco a mucha gente con muy malas relaciones. No quiero perder mi
tiempo en una mala relación.
Espero que estés bien. Hoy he visto un pastor alemán y he pensado en ti.
-Ruby

P.D. Sí, viviré mi vida por los dos. Deja de culparte. :)


P.P.D. Créeme, nunca hubo una fila de chicos tratando de invitarme a salir.
Sólo hay una pequeña fracción de chicos a los que les gustan las chicas
como yo. La mayoría de mis amigos varones a los que creía que les gustaba
habían sido demasiado tímidos para invitarme a salir, y yo no era lo
suficientemente valiente como para ir detrás del que sí me gustaba. Es
curioso cómo funciona eso.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 19 de diciembre de 2008 1:11 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Hola

Rubí,
Otra vez un apagón de Internet.
¿Tu hermano tiene una relación? ¿Cómo lo mantuvo en secreto mientras
estaba alistado?
La imagen de tu madre golpeando a tu hermano me hizo reír. Ella realmente
es algo más, ¿no?
No hay nada malo en ser conservador. Tienes tus razones. Ponte lo que
quieras cuando quieras.
Aquí hay otra lista para ti:
Puedo confiar en algunos de mis amigos. (Tú incluida.)
No es un gran problema limpiar el asiento antes de usarlo.
Todo el mundo miente, incluso yo. (Y te he perdonado tu mentira. Pensé
que estábamos fingiendo que no había pasado).
Ella fue mi primer amor. Mi primer todo, si entiendes lo que quiero decir.
No voy a decir nada, por aquel entonces parecía que el mundo se había
acabado, ¿sabes? Cada pocos años, ella me manda mensajes preguntando
cómo me va. Se casó con uno de mis amigos del instituto y ahora tiene un
par de hijos. Me alegro por ellos.
Creo que le estás dando demasiado crédito a ese tipo. Tuvo que saber cómo
lo manejarías trayendo a alguien a la casa de tu madre. De cualquier
manera, no hiciste nada malo. Era mayor que tú, debería haberlo sabido y
haber hecho lo correcto por ti. Es una tontería. Un buen tipo no habría
hecho eso. Sólo digo.
Definitivamente no conozcas chicos en bares o clubes. Tampoco salgas con
los amigos de tus amigos si puedes evitarlo. Eso siempre es incómodo.
¿Qué tal en una clase de kickboxing? ¿O en una cosa de cosplay? Déjame
pensarlo más. Todas las ideas que tengo de dónde he conocido a alguien no
funcionarían para ti.
Toda relación se convierte en una mala relación a menos que encuentres a
alguien que se quede casado contigo para el resto de tu vida.
Un cachorro apareció en mi tienda hace un par de días. Nos hemos turnado
para alimentarlo. No tenemos... permitido... tener mascotas, pero algunas
otras unidades han encontrado perros, se han quedado con ellos y han
reunido sus papeles. Es una cosa linda. Uno de los chicos de aquí tiene una
cámara. Intentaré sacar una foto y enviártela.

-A

P.D. ¿Qué se supone que significa ‘chicas como tú’?


P.P.D. No siento ningún remordimiento por haberte hecho sentir culpable.
P.P.D. Nunca me hablaste de las competiciones de patinaje de tu hermana.
¿Llegó a la final?

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 20 de diciembre de 2008 2:17 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Gracias

Ruby,
Acabo de recibir tu siguiente caja. ¿Pensé que sólo enviabas libros? :]
Pequeña mentirosa. Voy a hacer una pizza esta noche y revisar lo que has
enviado. El chico de la litera de arriba ya estaba tratando de mirarlos y
elegir uno. Le dije que podía esperar hasta que yo los leyera primero. No
puedo confiar en nadie aquí.
Los caramelos, los calcetines y los paquetes de macarrones con queso
también son geniales.

Te lo agradezco.
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 21 de diciembre de 2008 2:55 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: De nada

Aaron,
Mentirosa, mentirosa, cara de rana. Esa soy yo. ¡Me alegro de que tu caja
haya llegado! ¿Te quedan bien los calcetines? No estoy segura de cuánto
mides. Intenté buscarte en Myspace para hacerme una idea, pero no pude
encontrarte.
^^ Me acabo de dar cuenta de que eso me hace parecer una acosadora, pero
mis intenciones eran buenas. No iba a intentar hacerme amiga tuyo ni nada
por el estilo.
Sé que no querías decir nada con los comentarios sobre mi madre o mi
hermana :) Mi hermano tiene una relación. Conoció a su novio hace unos
tres años y están juntos desde hace dos. Él es genial. Está tan bueno y es tan
divertido y simpático que mi hermana y yo estamos un poco enamoradas de
él. En realidad, creo que todos en la familia están enamorados de él. A mi
hermano le molesta muchísimo. El asunto de la marina... no le dijo a nadie
que es gay. Creo que fue muy duro para él fingir ser algo que sabía que no
era, ya que lo había hecho durante mucho tiempo, pero... lo hizo. Siempre
quiso entrar en el servicio incluso si eso significaba tener que mentir. (Ya
estamos otra vez con los mentirosos.) Le preocupaba la aceptación de la
gente hacia él si lo sabían.
No tienes ni idea de lo mala que es mi madre. Deberías haberla visto
cuando éramos niños y cualquiera decía o hacía algo remotamente
desagradable sobre nosotros. Podía llamarnos mocosos desagradecidos,
vagos y tontos, pero si un profesor decía que necesitábamos ayuda extra, te
imaginabas que éramos unos genios por lo ofendida que se ponía. Nadie
puede hablar mal de sus hijos más que ella.
Yo tengo mi propia lista para ti:
1. También puedes confiar en Aries. :P (¿Por qué sólo puedes confiar en
algunos de tus amigos?)
2. Prueba a sentarte en el asiento de un váter en el que alguien se ha
orinado y dime que no es un gran problema para el orinador (persona
culpable de orinar) no ser consciente de ello.
3. Puede que todos mintamos, pero hay una diferencia entre una mentira
piadosa y una mentira de ser un imbécil. Piensa en ello.
Tu primera novia fue esa novia. Ya veo. Mis dos mejores amigas tuvieron
sendos novios en el instituto y todos esos chicos las engañaron. Ahora que
lo pienso, en todas las relaciones que conozco en el instituto pasó eso, no es
que siempre fuera el chico quien lo hiciera. Creo que eso es lo normal.
Todos tenemos que crecer. ¿Alguna vez has engañado a alguien?
Esa persona por la que estaba locamente enamorada es un buen tipo.
Sinceramente. No tengo puestas las gafas del amor. Sin embargo, tienes
razón, tal vez él podría haber manejado la situación de otra manera, pero de
nuevo, yo también podría. Podría haber aceptado que no le gustaba hace
mucho tiempo y no... forzarme con él. ‘Cada idea que tengo de donde he
conocido a las mujeres no funcionaría para ti’, oh hermano. Voy a tratar de
no juzgar, pero es difícil. Lol. Ya te dije que sé que conocer gente en un bar
o un club es una mala idea, sensei.
‘Toda relación se convierte en una mala relación a menos que encuentres a
alguien que se quede casado contigo el resto de tu vida’. Esa es una forma
interesante de ver la verdad. :)
Envíame una foto del cachorro si tienes una cámara. Si no, no hay
problema. Adjunto una foto de Sylvester, mi hurón, a cambio.
Además, a mi hermana (Jasmine) no le fue muy bien en su competición. Por
eso nunca lo mencioné. Después de su programa corto, quedó en tercer
lugar, lo que no estuvo tan mal. Se puso enferma la noche anterior y estaba
muy débil. En el patinaje libre, los nervios la afectaron y se cayó dos veces.
Quedó sexta. Nadie en mi familia saca el tema. ¿Se nota que es un tema
delicado?

-Ruby
P.D. Chicas como yo. Eso suena peor de lo que es. No soy ‘sexy’, ni muy
segura de mí misma, ni siquiera muy divertida. Me gusta hacer cosas tontas,
y estoy bien con todo eso. La mayoría de los chicos quieren a alguien que
tenga una gran pechuga o un gran trasero, o que al menos piense o actúe
como ellos, o les gustan las chicas divertidas y extrovertidas. Yo no soy
nada de eso. Es lo que es. Sólo soy Ruby.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 24 de diciembre de 2008 1:01 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: De nada

Ruby,
En primer lugar, Feliz Navidad, loca acosadora.
Segundo, los calcetines sí que me quedaron bien. Me alivió que compraras
unos XL en lugar de bajar una talla. Para futuras referencias... y no es que
necesites comprarme algo de nuevo... uso una talla 12 en zapatos. Mido
1,80 m.
Cancelé mi cuenta de Myspace hace un tiempo, pero si me hubieras enviado
invitación de amigo, la habría aceptado.
Así que ya sabes... he leído El Alquimista desde que te escribí por última
vez. Seguro que no te importa, pero ya se lo presté a un amigo. Anoche
empecé ese libro de Oscuridad algo que enviaste... el título es largo y no lo
recuerdo. Al paso que voy, terminaré con todos los libros que enviaste en
dos semanas.
¿Dónde se conocieron tu hermano y su novio? No sé cómo se las arregló
para mantener el secreto durante tanto tiempo, pero tuvo que ser duro.
Aunque no puedo decir que le culpe. Hay una cantidad igual de personas a
las que les importaría y a las que no.
¿Tu madre manda a todo el mundo? ¿Incluso a su marido?
Hay una diferencia entre una mentira blanca y una mentira de ser un
imbécil. Lo reconozco. Y sólo puedo confiar en algunos de mis amigos
porque una vez que alguien te jode una vez, siempre existe la posibilidad de
que lo vuelva a hacer.
Hablando de mentiras, te diré que quería ser un imbécil y mentirte, pero te
diré la verdad. Cuando era más joven... y más tonto... engañé a un par de
novias. Han pasado al menos diez años desde entonces. No soy la misma
persona. Era un adolescente.
Creo que nunca te creeré lo de que ese tipo es ‘bueno’, pero lo que sea que
haga flotar tu barco, Rube. Yo juzgaré en silencio... y fuera de nuestra zona
libre de juicios. Sólo digo que sigo pensando que, si le hubieras importado
de verdad, habría dicho algo para que siguieras adelante.
¿Qué? Es la verdad. La mayoría de las malas decisiones implican bares.
Hazme caso. Me alegra que lo sepas. He recogido mujeres en ellos antes... y
en fiestas. No hagas eso. Tampoco confíes en nadie que te haga eso.
Está bien, tal vez eso fue oscuro, pero la mitad de los matrimonios terminan
en divorcio. Al menos una novia no puede llevarse la mitad de tu dinero e
hijos.
^^ Sólo porque yo haya tenido una racha de mierda no significa que tú la
tendrás.
Sylvester es lindo. Es más moreno de lo que me imaginaba.
Aquí hay una foto del cachorro. No tengo una cámara, pero un soldado de
primera clase conmigo tiene una. El cachorro ya ha ganado algo de peso
desde que la encontramos... era una ella, no un él como pensábamos. La
llamamos Ax.
Qué mal lo de tu hermana. ¿Está desanimada?
Feliz Navidad de nuevo. Cuéntame cómo te va con la familia y si tienes
brownies ‘especiales’.

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 25 de diciembre de 2008 5:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Feliz cumpleaños Jesús

Feliz Navidad, chico soldado :)


Me alegro de haber optado por las XL. Algo me decía que no eras bajito.
Sólo podía esperar que mi sexto sentido estuviera en lo cierto. En el peor de
los casos, pensé que sería mejor que fueran demasiado grandes que
demasiado pequeños.
¿Por qué cancelaste tu cuenta de Myspace? Ya casi no me meto en la mía,
pero la tengo. Ahora suelo entrar sólo en Facebook.
¿Qué te ha parecido El Alquimista? Espero que te guste La mano izquierda
de la oscuridad. A mí me dio una resaca gigante. Tendré que enviarte más
libros en el futuro. Y tienes razón, no podría importarme menos que los
compartas. Son tuyos. Difunde la bondad.
Dependiendo del secreto, normalmente no puedo guardar uno más de un día
antes de tener que contárselo a alguien. Depende. Estoy de acuerdo, sin
embargo, cómo se las arregló para que no se le escapara es algo que no
entiendo. Él y su novio se conocieron en un bar una noche. Probablemente
son la única relación que conozco que empezó así y que ha conseguido
durar. Creo que ayuda que su novio sea diez años mayor. Tiene su vida
resuelta y no deja que mi hermano se salga con la suya, es decir, que
explote por cosas y luego no quiera hablar de ellas.
Mi madre es súper mandona. Aunque creo que a su marido le gusta. Déjame
ir a vomitar ahora. Lol.
No quiero ser hipócrita, hoy he dicho otra mentira. Jasmine, mi hermana
pequeña, me preguntó si podía ver a través de su vestido y le dije que no.
Pero podía ver su ropa interior a través de él. Eso es lo que le pasa por el
incidente de la pimienta de hace unos meses. ¿Recuerdas que te hablé de
eso? No me arrepiento.
Espera un segundo. Siento que tal vez me estoy perdiendo algo aquí. No
tienes que decirme nada que no quieras, pero ¿qué te ha hecho alguien en el
pasado para que no confíes en él, y por qué sigues siendo su amigo incluso
después de eso?
Es una mierda que hayas engañado a tus ex, pero al menos lo has asumido y
ya no lo haces, supongo. No eres el único que juzga en silencio. (Bromeo.)
No estoy tratando de convencerte de que el chico que me gustaba es
simpático a estas alturas, porque no me vas a creer, pero... sí solía ayudarme
con los deberes. Lo hizo por mí un par de veces. Estoy tratando de no
pensar más en él. Realmente quiero seguir adelante.
En cuanto a dónde no recoger chicos (bares y fiestas): Voy a morir sola.
Genial. Gracias.
Supongo que tienes un punto sobre la mitad de los matrimonios que
terminan en divorcio, pero... sabes que mi madre está en el matrimonio #4.
El #2 fue un mal divorcio, emocionalmente para ella al menos, pero el #3
fue bastante amistoso. Incluso sabiendo todo eso, espero que algún día
pueda encontrar a alguien que tenga una relación a largo plazo conmigo. Sé
que soy la última persona en decirle a alguien que se arriesgue, pero nunca
se sabe si no se intenta, ¿verdad?
¡Me encanta Ax! ¿Pero por qué ese nombre? ¿Duerme en la tienda con
ustedes? Parece una mezcla de Ladrador y Akita, aunque su pelaje es más
rubio. Se puede decir por su sonrisa que es dulce como una tarta de cereza.
¿Estaba mi hermana desanimada por no seguir adelante? Me invitó a ir al
Golden Corral (un buffet, en caso de que no lo tengan donde vives) con ella,
y después fuimos a por donuts. Probablemente esto no signifique nada para
ti, pero si la conocieras, sabrías que tiene la disciplina de un samurái cuando
se trata de su entrenamiento y su dieta. Una vez, un primo le ofreció cien
dólares si se comía un trozo de pastel y ella dijo que no. Es seguro decir que
todos estamos preocupados por ella. Nunca has conocido a un mal perdedor
en la escala de Jazz.
Nos reuniremos para Navidad en un rato. Todavía tengo regalos que
envolver. :) Deséame suerte.
Feliz Navidad de nuevo, Aaron el no-limpiatraseros.
-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 28 de diciembre de 2008 2:59 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Feliz Cumpleaños Jesús

Ruby,
¿Por qué crees que no soy pequeño?
He oído hablar de Facebook, pero no tengo. Tal vez cuando vuelva lo
investigue. He cancelado mi Myspace porque cualquier persona con la que
quiera mantener el contacto puede enviarme un correo electrónico ....
Además, mi ex se puso celosa por las chicas de las que era amigo... no es
que fueran muchas... y me cansé de oírlo. Me pareció más fácil cancelarlo
que pelear todo el tiempo.
Hablé demasiado pronto: No he llegado muy lejos en La Mano Izquierda de
la Oscuridad. Hemos tenido unos días muy largos últimamente, y cuando
vuelvo a mi tienda, lo único que quiero es dormir mientras pueda. Ya te
contaré qué tal me va cuando acabe. El Alquimista me hizo pensar en las
elecciones y en el rumbo que toman. Estoy planeando leerlo de nuevo.
Tampoco he oído nunca que una relación entre dos personas que se conocen
en un bar funcione. Por lo general, esos son sólo enganches.
Me has dado una imagen mental que no debería tener sobre una mujer de
cincuenta y tantos años cuya hija es mi amiga. Gracias.
No puedo creer que dejes que tu hermana se pasee con su ropa interior para
que todos la vean. Eso es inseguro... pero me gusta. :] Recuérdame que
nunca te haga una broma.
Sigo siendo amigo de la gente que me ha hecho mal porque sé que lo
sienten. No significa que tenga que confiar en ellos tanto como antes.
Contarte lo imbécil que fui me hizo quedarme despierto pensando en ello.
Estoy tentado de acercarme a mis ex y disculparme por ser un imbécil.
¿Qué te parece? Realmente ya no soy esa persona.
Hizo los deberes por ti, pero aun así te engañó. No me convence. Parece
que se sentía culpable. Suena como un idiota.
Me reí a carcajadas con tu ‘voy a morir sola’. No vas a morir sola. ¿Y si
fueras a la iglesia y encontraras a alguien allí?
Entiendo de dónde vienes con tu asunto de ‘no sabes a menos que lo
intentes’, pero supongo que siempre he sabido que si alguna vez me siento
solo una vez que esté fuera del ejército, simplemente me compraría un
perro. He visto lo que un divorcio puede hacer a una persona y realmente no
quiero ponerme nunca en esa situación.
Era el cumpleaños de uno de mis soldados, así que le dejamos elegir el
nombre del cachorro. Ese fue el mejor que se le ocurrió. No me había dado
cuenta de todo lo que se obtiene de un perro hasta hace poco... de toda la
alegría que te dan. El amor incondicional... no se consigue en ningún sitio.
En general, el estado de ánimo de todos ha mejorado desde que apareció
Ax. No exagero. Todavía no le hemos quitado todas las pulgas, pero estoy
seguro de que cuando lo hagamos, estará durmiendo la siesta en el catre de
alguien.
Aquí no hemos hecho mucho por Navidad. Algunos chicos colgaron luces
de Navidad hace unas semanas, pero eso es todo. Mi oficial al mando nos
dio a cada uno un cigarro. Yo guardaré el mío para un día especial.
No pensé en lo estricta que tiene que ser su dieta. Espero que se recupere.
Nadie gana siempre.
Me acaban de avisar que puedo tomar mi licencia de media jornada en
febrero. Me voy a Luisiana durante dos semanas para ver a mi familia y
amigos. Echo de menos la fontanería.
En caso de que no te mande un mensaje antes, feliz año nuevo.
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 29 de diciembre de 2008 3:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola

He tenido la sensación de que no te faltaba nada. No sé cómo explicarlo.


No hay tanta gente en Facebook, así que no te estás perdiendo nada.
Cuando me registré por primera vez, era sólo para universitarios.
Espero que te guste Oscuridad. Es uno de mis libros favoritos de todos los
tiempos.
Todas las malas decisiones que han tomado mis amigas han sido con chicos
que conocieron en bares. Si quisiera tomar una mala decisión, iría al
supermercado con el estómago vacío.
¿Tenías una imagen mental de mi madre? Ahora tengo una imagen mental
de nuevo. Déjame ir a vomitar una vez más, gracias.
Soy muchas cosas, pero me tomo mis bromas en serio. :)
Dejo de lado las preguntas sobre los amigos poco confiables por ahora, pero
te diré que soy una persona muy confiable. Nunca he hecho nada malo o
malvado a mis amigos :)
No te juzgo muy mal por haber sido infiel cuando eras más joven. Contacta
con ellos si quieres, o no lo hagas. Si no hubieras cambiado, te diría que lo
hicieras, pero es tu decisión. No sé qué decirte. Esto va más allá de mi
experiencia.
Escúchame. Confía en mí. Fue mi culpa por cómo salieron las cosas entre
ese tipo y yo.
¿Conocer a un tipo en la iglesia? ¿Realmente sugeriste eso?
No puedo culpar a tu lógica de conseguir un perro si te sientes solo.
¿Cuándo un perro ha roto el corazón de alguien? Pero... no importa. No voy
a intentar decirte que deberías casarte algún día si no quieres. Sabes lo que
haces y lo que quieres. Tengo una tía soltera que supuestamente nunca ha
tenido una relación y su vida es increíble. Como has dicho, la mitad de los
matrimonios acaban en divorcio. Sé lo mal que se lo ha tomado mi madre
con algunos de los suyos. Es una mierda. Haz lo que te haga feliz. Puedes
amar a alguien y no casarte con él. Es lo mismo. Al menos debería serlo.
Los perros son realmente lo mejor. Un día tendré uno. Mi madre es alérgica.
Me alegro de que todos ustedes estén alegres con Ax cerca. Tardaría una
eternidad, pero podría enviarle champú antipulgas. Cuéntame.
¿Fumas?
La Navidad fue genial. Por suerte en el papeleo de la custodia, la madre de
mi sobrina es la que pasa la Navidad con ella todos los años, así que no fue
testigo de nuestro espectáculo. No hubo brownies de marihuana, pero mi
hermana mayor hizo chupitos de gelatina, lo que llevó a que se abriera el
armario de los licores y todos nos emborracháramos, incluso mi hermana
pequeña. Todos tuvieron que pasar la noche. Me desperté desmayada en el
sillón y había gente en el suelo y en el sofá. Encontré a mi hermano
dormido en las escaleras. Adjunto una foto porque es demasiado divertida
para no compartirla.
Jasmine sigue enfurruñada, pero últimamente sólo hemos ido una vez a un
buffet chino, y cuando fuimos a la sección de helados blandos, sólo se
comió un cucurucho. Mi objetivo es hablarle tanto, que se enfade y empiece
a patinar de nuevo para fastidiarme. En realidad, no quiero hacerlo porque
no se me da bien hablarle mal a nadie, pero no sé de qué otra manera llegar
a ella. Espero no arrepentirme de esta decisión. Ya te contaré cómo va todo.
Me alegro de que te vayas a tomar una licencia. ¿Vas a hacer algún plan
sólido que no sea tomar muchas duchas?
Empiezo a sentirme bastante mal, lo siento si este mensaje es corto. Espero
que no sea una intoxicación alimentaria.

Espero que estés bien.


-Ruby

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 31 de diciembre de 2008 5:05 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Hola

¡Feliz Año Nuevo, Aaron! :)


-Rube
Capítulo 8
ENERO
7 de enero de 2009
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 7 de enero, 12:01 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Cosas

Ruby,
No puedo esperar a salir de aquí... Al final me está afectando mucho. Esto
sucede cada gira, pero esta vez es peor que lo habitual y sucede antes. Todo
el mundo está al límite últimamente. Nos despertaron hace dos días cuando
alguien empezó a gritar junto a las tiendas en medio de la noche. Un
soldado tenía su arma y se paseaba... despotricando y gritando... llorando....
No sé cómo describir lo que era exactamente. Aterrador si voy a ser
honesto. Todo el mundo ha llorado al menos una vez cuando está aquí... Es
la forma en que funciona. Cuando la nostalgia se pone mala o cuando las
cosas suceden en casa, eso es ‘normal’, pero no así. No como ese soldado.
Como si ya no hubiera esperanza. No lo sé. Podría pasar el resto de mi vida
sin ver eso de nuevo. Realmente me jode ver en persona lo cerca que puede
estar todo el mundo de llegar a ese punto de ruptura cuando estás aquí
fuera... intentas no pensar en ello, pero ocurre. Estás bien hasta que... no lo
estás. Y siempre te preocupas y te preguntas si te pasará a ti.
Puedo decir que eres confiable, Ru. :]
No he contactado con mis ex. Lo más probable es que no lo haga. He
pensado en ello. No quiero gastar mi tiempo llamándolas porque no tengo
otra forma de comunicarme. Dudo que haya marcado a alguno de ellos. No
es que estuviéramos enamorados ni nada por el estilo.
^^^¿Suena como una excusa de mierda?
¿Qué hay de malo en conocer a un chico en la iglesia?
Como te dije, que yo haya terminado no significa que tú tengas que hacerlo.
Tal vez encuentres una buena relación. Espero que lo hagas.
Si no te importa enviar un poco de champú para pulgas, puedo pagarte
cuando llegue a casa en el descanso. Se lo pediría a un amigo, pero pasaría
un mes antes de que lo hiciera.
Toda tu familia está fuera de control. ¿Quién lleva chupitos de gelatina en
Navidad y luego se emborracha? En serio, creo que estuve celoso por un
segundo. La foto de tu hermano es divertidísima. ¿Dibujaste la ‘garrapata’
en su cara?
¿Hablando mal a tu hermana es como consigues que haga las cosas? Puedo
ver a alguien con una dieta estricta descargando su ira en la comida.
Sólo quiero hacer un montón de nada durante esas dos semanas de permiso.
Quiero tomarme unas vacaciones de verdad una vez que esté de vuelta en
casa para siempre.
Espero que te sientas mejor.

-Aaron

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 14 de enero de 2009 1:11 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Hola

Ruby,
No he sabido nada de ti. ¿Estás bien?
-A

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 18 de enero de 2009 2:09 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Hola

Rubí,
¿Todo bien?

-Aaron

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 22 de enero de 2009 1:55 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Por favor, lee

Ruby,
Si hice o dije algo que te hizo enojar, lo siento. Al menos hazme saber que
estás bien.

-A

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 23 de enero de 2009 12:44 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: Por favor, lee

Siento haberte asustado. Estoy muy enferma pero casi viva. Se me cayó el
teléfono en el inodoro en Año Nuevo y no había conseguido uno nuevo.
Feliz 29º cumpleaños atrasado. Quería enviarte un mensaje, pero espero que
lo entiendas.

-R

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 24 de enero de 2009 12:58 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Por fin

Estaba preocupado. ¿Qué ha pasado?


No te preocupes. Gracias. No le doy importancia.

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 25 de enero de 2009 1:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Muriendo un poco

Un resfriado se convirtió en bronquitis y luego en neumonía. Sé que viviré,


pero no lo parece. Se siente como si hubiera muerto y alguien hubiera
hecho un Buffy y me hubiera sacado de entre los muertos, pero sólo a
medias.
Siento mucho haberte asustado. He estado demasiado enferma para hacer
nada y mi teléfono no ayudó. Finalmente, mi hermana me compró uno
nuevo.
He perdido nuestros correos electrónicos. Espero que estés bien.

-R

P.D. ^^ Buffy de Buffy la Cazavampiros

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 27 de enero de 2009 2:22 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: No se permite

Ruby,
Yo también he echado de menos saber de ti. Pensé que había hecho algo
para que no quisieras escribir más.
¿Cómo se contrae la bronquitis y la neumonía? ¿Has ido al médico?
Aguanta. Siento que te sientas tan mal.

-A
P.D. Sé quién es Buffy. La vi varias veces. Estaba muy buena.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 27 de enero de 2009 5:55 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: No está permitido

A,
No has hecho nada malo. Incluso escribir esto me agota. Estoy tan débil. He
perdido cinco kilos. Me duele todo.
No sé qué me hizo enfermar, pero esperé demasiado para ir al médico. Toda
mi familia estaba preocupada de que muriera mientras dormía.
¿Estás bien?
-Ruby

P.D. Ella era caliente.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 28 de enero de 2009 12:18 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: RE: No se permite
Ruby,
¿Cómo se pierden 5 kilos en un mes? Eso es mucho peso. No me ayudas a
preocuparme menos por ti con tu ‘todos estaban preocupados de que
muriera mientras dormía’.
Estoy bien. La misma mierda de siempre. Estoy demasiado ocupado
preguntándome cómo estás. ¿No puedes morir de neumonía?
Come sopa de fideos de pollo y bebe mucha agua.

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 28 de enero de 2009 3:28 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: RE: RE: No está permitido

Mi hermano el marine me ha llamado Skeletor. ¿Sabes que algunas


personas dicen que podrían perder cinco kilos? Yo podría hacer tal vez diez.
No, quince. Lo más aterrador es que no tengo hambre. Siempre tengo
hambre.
Te dije que mi familia es sobreprotectora. Son todos verrugas de
preocupación. Cada vez que me enfermo, todos tratan de vigilarme.
Intentan que me ponga una mascarilla... en mi habitación.
Puedes morir de neumonía si eres mayor o no recibes tratamiento. No te
preocupes. Estoy tomando mi medicina e intentando todo lo que todos me
dicen que haga para reforzar mi sistema inmunológico. Sólo que parece que
estoy empezando a -100 ahora. Me quedé sin aliento al bajar las escaleras.
Me he estado cepillando los dientes sentada. Patético.
El novio de mi hermano ha traído sopa de pollo con fideos dos veces. Todo
orgánico. No me extraña que lo quiera.
¿Cómo está Ax?
¿Te vas de licencia pronto?
-R

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 31 de enero de 2009 12:01 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: COME

Ruby,
Que tu hermano te llame Skeletor no ayuda en nada. ¿Estás comiendo
ahora?
¿Usas una mascarilla en tu habitación? ¿De verdad? ¿Son así con todos o
sólo contigo?
¿Hay algo que pueda hacer?
Ax está bien. Te envío una foto. Parece una perra nueva. Durmió conmigo
anoche.
Se supone que me voy la próxima semana, pero no estoy conteniendo la
respiración. No lo creeré hasta que esté en el transporte. Tengo la sensación
de que... Ya veremos.

-Aaron
P.D. Come algo.
P.D. Come mucho de algo... lo que sea.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 31 de enero de 2009 4:05 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: No tengo hambre

Mi apetito no ha vuelto del todo, pero se está acercando. Hoy he comido


dos veces una tostada. Me subiría a una báscula, pero no quiero hacerlo. Por
favor, no te preocupes por mí. Estaré bien.
Sí, usa una mascarilla, lol. No, sólo son así conmigo. Me hace sentir
especial a veces... al menos no cuando me vuelve loca. Tuve que tomar
medicamentos durante un tiempo. Me operaron hace unos años y eso los
hizo más vigilantes y preocupados. Estoy bien, pero... no puedo toser sin
que uno de ellos se vuelva loco. No me quejo, lo juro. Tengo suerte de que
me quieran y se preocupen.
Escribirme cuando puedes es suficiente. Me hace compañía ya que no
puedo hacer nada excepto maratones de programas que mis hermanos
tienen en DVD.
Ax parece una perra nueva. Es muy linda. Envía más fotos.
Espero que tengas tu permiso. Si no tengo noticias tuyas hasta que vuelvas,
pásalo bien y disfruta de tu fontanería.

-Ruby
P.D. He puesto un poco de mantequilla en la tostada.
Capítulo 9
FEBRERO
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 4 de febrero de 2009 2:38 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Tostada y Superman

Ruby,
Todavía estoy aquí. Me dicen que puedo salir en tres días. Ya veremos.
Me voy a preocupar por tu ‘casi muerte’. ¿Quién más me enviaría material
para pizza? :]
¿Estás celebrando con una tostada? Estoy sacudiendo la cabeza ahora
mismo. Busca algunas verduras o frutas al menos.
¿Para qué necesitabas medicarte y qué tipo de cirugía te hicieron? No creas
que no me he dado cuenta de que vuelves a ser imprecisa. Eso nunca
significa nada bueno.
Cuando soy yo el que te entretiene y no es al revés, es muy triste. No hay
nada nuevo ni interesante por aquí. Anoche, algunos de los hombres de mi
tienda hablaron sobre quién ganaría en una pelea, Superman o Jesús,
durante una hora. No pude dormir y acabé pensando en eso durante mucho
tiempo.
¿Tuviste que retrasar todo lo relacionado con la confección del
vestido/disfraz y la costura?
Adjunto más fotos de Ax. Es una de las pocas cosas que me hacen sonreír
aquí.

-A
P.D. Al menos ponle queso crema a tu tostada. Calorías, chica.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 5 de febrero de 2009 5:05 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: Tostadas y Superman

Aaron,
¿Todavía estás ahí?
Hoy he bajado las escaleras dos veces. Eso es una mejora. He comido dos
tostadas con mantequilla y un poco de sopa en trozos. ¿Contento? :)
Me aseguraré de dejar una nota en mi testamento imaginario para que
alguien de mi familia te siga enviando material de pizza en caso de mi
fallecimiento.
...Estaba siendo imprecisa a propósito. Cómo pudiste saberlo a través de un
mensaje es un poco sorprendente, para ser honesta. No suelo contarle a todo
el mundo sobre mi salud, pero eso es sólo porque me preocupa que la gente
reaccione de la misma manera que mi familia, y como dije, no es que no sea
genial pero... sueno como un bebé quejumbroso. Tuve un trastorno
cardíaco. Me operaron de ello hace unos años. Ahora estoy bien. :)
Superman contra Jesús. Nunca los he emparejado. (Es una blasfemia, pero
Superman ganaría, ¿no?) Mi hermano me dijo que cuando tenía problemas
para dormirse, se quedaba despierto contando todos los aviones que
sobrevolaban el campo. ¿Has hecho eso antes?
Todos los diseños que hice por mi cuenta fueron retrasados o cancelados.
Deberías haber leído algunos de los mensajes groseros que recibí de algunas
de las madres patinadoras que fueron ‘comprensivas’. Te imaginarías que
me enfermé intencionalmente y que quería dejar de ganar dinero. Mi trabajo
de modificación en la tintorería tuvo que pasar por otra persona, y mi tía
con la tienda de novias... me regañó. Intento con todas mis fuerzas no
pensar en el dinero que he perdido, pero es difícil y me da pánico. Me sentí
muy mal por haber defraudado a todos. Cuando doy mi palabra a alguien,
intento mantenerla.
Gracias por las fotos de Ax. Voy a imprimir la que tiene encima del gran
neumático del tractor y la voy a enmarcar. Es preciosa.
Espero que los mosquitos y los ratones te traten bien :)

-Ruby
P.D. He puesto mantequilla. Mantequilla de verdad, no de la falsa. ¿Está
bien?

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 8 de febrero de 2009 12:45 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: A veces me pregunto

Ruby,
Todavía aquí...
Estás siendo imprecisa otra vez, Rube. ¿Un trastorno cardíaco y te han
operado? Si eso es todo lo que quieres decirme, está bien. Sé que no es
asunto mío. Pero si quieres decírmelo, me gustaría saberlo. He buscado
problemas de corazón y hay... muchos. Ojalá no lo hubiera hecho ahora.
A estas alturas, espero que hayas caminado más que el piso de abajo y
hayas comido más que una sopa. El Internet estuvo caído por un rato y nos
enviaron a patrullar.
Asegúrate de que quien me herede también mande libros.
^^ Sabes que te estoy tomando el pelo, ¿no?
Superman hasta el final... pero algunos chicos pusieron algunos buenos
puntos sobre Jesús para ser justos. Los dos vamos a caer si se trata de una
blasfemia. Abajo, ¿entiendes? Je.
Los aviones que sobrevuelan constantemente el campo son irreales. Tienes
que aprender a no verlos, de lo contrario nunca dejarías de contarlos o de
dormir. Siempre están ahí. Literalmente, siempre.
¿Tienes dinero ahorrado? ¿Puedes pedirle prestado a tu familia si lo
necesitas? Diles a esas madres que te dejen en paz. Si toses sobre sus
vestidos, harás que sus hijos se enfermen... y no podrán patinar. Tu tía no
tiene por qué molestarte por no poder trabajar en vestidos para ella. ¿No
dijiste que ya te hace hacer mucho más de lo que deberías?
Yo mantengo a los mosquitos alimentados y Ax aleja a los ratones. Intenta
jugar con ellos.

-Aaron
P.D. El estrés no es bueno para que te recuperes. Sólo lo digo.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 9 de febrero de 2009 11:11 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: ¿Cómo has hecho las giras sin mis correos electrónicos? Es una
broma.

Aaron,
Siento no haberte contado todo. Es un tema delicado. Supongo que no
quería que pensaras en mí de forma diferente. No es que lo hagas, pero... lo
siento. No tenía derecho a esperar eso. Si fueras tú el que se hubiera
operado, yo también querría saberlo todo.
Esta es la historia. Cuando era más joven me mareaba y me aturdía, y mi
corazón empezaba a latir muy rápido. No dije nada durante un tiempo.
Joven y tonta, sé que sabes lo que quiero decir. :) Un día se lo conté a mi
madre y me llevaron al médico y me hicieron algunas pruebas. Se supone
que no debes sentirte así cuando eres un niño, aparentemente. Resultó que
tengo un síndrome llamado Wolff-Parkinson-White. Para resumir la
historia, tenía una vía eléctrica adicional entre las cámaras superior e
inferior de mi corazón. Hay un nodo que está desviado debido a la vía y eso
hizo que mi corazón latiera rápido. Tomé un betabloqueante durante un
tiempo para solucionarlo, pero hace unos años me operaron para arreglarlo.
Todo salió bien. Estoy bien. Debería estar bien a partir de ahora. Mi madre
se culpó por no saber. ¿Recuerdas que te dije que su madre murió antes de
que yo naciera? Tuvo una muerte súbita cardíaca y los médicos creen que
pudo haber tenido lo mismo que yo y nunca fue tratada. Por eso todos se
asustan con mi salud, aunque no tenga nada que ver con el viejo corazón.
Espero que no te hayas dormido leyendo eso.
Mi madre y su marido se han estado turnando para venir a casa en su hora
de almuerzo para ver cómo estoy. Juro que ella me cuida mejor ahora que
cuando era pequeña (antes de lo de mi corazón). Ella me hacía ir a la
escuela, aunque tuviera algo contagioso en ese entonces. Se alegrará de
saber que logré hacer la compra en el supermercado y sólo me sentí morir la
última mitad.
Pizzas y libros. Lo tienes. Todo romántico. Lol.
(Sé que te estás metiendo conmigo. Creo que me echarías de menos durante
el resto de tu despliegue si no estuviera por aquí, mira el asunto).
Supongo que los aviones no te dejan olvidar nunca dónde estás, ¿no?
Tengo algo de dinero ahorrado. He estado reinvirtiendo la mayor parte en
anuncios en revistas y un par de páginas web, y en materiales más caros
para trabajar. Si necesitara dinero con urgencia, podría pedírselo a mi madre
o a mi hermano mayor, Sebastián. Me lo prestarían con sólo algunos
comentarios sarcásticos. A los padres maleducados los puedo soportar, pero
mi tía de la tienda de novias es otra historia. Anteayer recibí un mensaje de
voz de ella que me hizo llorar. No pude decírselo a mi madre ni a mi padre
(su hermana) porque se habrían vuelto locos. Me dijo más o menos que se
iba a quedar sin blanca este mes porque no había terminado los vestidos que
necesitaba. Me siento mal, pero no fue que me enfermé a propósito.
Sólo pensé en ello, ¿no se puede contraer la malaria por los mosquitos?
¿Sabes algo de tus amigos últimamente?
Quiero preguntarte por tu permiso, pero como no has vuelto a sacar el tema,
me preocupa que no haya funcionado.

-Ruby
P.D. Estoy comiendo más. He vuelto a ganar un kilo.
P.P.D Mientras he estado ocupada volviendo del borde de la muerte, empecé
a inscribirme en este sitio web de citas. No he publicado mi perfil, pero lo
haré pronto. Pasos de bebé.
P.P.D. Perdón por ser tan Debbie Downer en este correo.

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 14 de febrero de 2009 4:17 a.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Vamos con eso.

Ruby,
Sabes que tu corazón es la parte más importante de tu cuerpo, ¿verdad?
Entiendo por qué no querías decírmelo, pero no voy a tratarte de forma
diferente. Sobre todo :] Ahora entiendo que tu familia sea más
sobreprotectora. Que tu abuela haya muerto por un problema de corazón
tampoco ayuda nada. ¿Qué tipo de cirugía te hicieron para arreglarlo?
¿Fingías estar enferma de pequeña y por eso te hacía ir al colegio? ¿O te
sentías realmente mal?
Tengo la sensación de que echaría de menos tus correos electrónicos,
aunque no estuviera en el despliegue.
No, nunca olvidas dónde estás con los Apaches volando sobre ti a todas
horas del día.
Espero que no tengas que pedirles dinero, pero me alegro de que tengas
gente a la que puedas recurrir para ello. Sobre tu tía... ¿no me dijiste que
ella misma hacía esos vestidos de novia? ¿Por qué no trabajó en ellos
mientras estabas enferma? No sé nada de la industria del vestido, pero sé
que, si alguien no pudiera entrar a trabajar en el negocio de mi padre, él
echaría una mano. No dejes que te afecte. Parece que ha tomado una mala
decisión y quiere culparte por ello. No vale la pena llorar por ella, Ru. Hay
gente a la que nunca puedes hacer feliz por mucho que lo intentes.
La primera vez que estuve en Irak, nos hicieron tomar pastillas contra la
malaria que nos provocaban sueños desordenados y estreñimiento. Ahora se
han dado cuenta de que no es un gran problema aquí, así que estamos bien.
Los mosquitos son simplemente molestos.
Mis dos amigos me envían correos electrónicos una vez a la semana. No
tanto como tú. Es más bien para asegurarse de que estoy vivo que para
querer hablar. No como nuestros correos electrónicos.
Si crees que estás comiendo lo suficiente, probablemente no lo estés
haciendo.
¿En qué sitio te has inscrito? ¿Cómo es tu perfil?
No he vuelto a saber nada de mi permiso....

-Aaron
P.D. En serio, no llores por la mierda de tu tía, ¿ok? No has hecho nada
malo.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 15 de febrero de 2009 10:55 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Amigos

Aaron,
Sé lo importante que es mi corazón, listillo. Todos los demás se asustaron
mucho con el diagnóstico, yo no pude. ¿Sabes lo que quiero decir? Nunca
olvidaré escuchar a mi madre llorando en su habitación o a mi hermano
mayor, Seb, lloriqueando con Jonathan (marine) al respecto en la cocina
mientras yo escuchaba a escondidas. Mi padre voló a Houston justo
después, aunque no podía hacer nada al respecto. Me sentía muy culpable
por ello. La cirugía a la que me sometí es un procedimiento llamado
ablación por catéter. Es con cables que se llaman catéteres, con electrodos
en la punta de cada uno. Viajaron por una vena hasta mi corazón y los
electrodos emitieron una onda de radio que creó calor y destruyó el tejido
extra que causaba los problemas. Ni siquiera estuve técnicamente dormida
durante la operación, y pude irme a casa al día siguiente. :) ¿Ves? No fue
tan malo.
No fingí estar enferma, muchas gracias. Fueron mis dos hermanos, lol. Yo
era la niña buena que nunca hacía eso.
Que conste que yo también echaría de menos nuestros correos electrónicos.
Prefiero morderme el brazo antes que pedirle dinero a alguien, pero lo haré
si es necesario. La última vez que le pedí a mi hermano mayor que me
prestara veinte dólares porque me había olvidado la cartera, intentó decirme
que me había prestado treinta. Sé que sólo estaba bromeando, pero así son
todos los miembros de mi familia. Se burlarán de mí para siempre. No es
una molestia pedir favores. Sólo es un fastidio.
Mi tía solía hacer ella misma todos los vestidos que no eran de catálogo.
Fue ella quien me enseñó lo básico. Supongo que siento que se lo debo o
algo así. Solía ser muy amable, pero dejó de serlo cuando yo tenía unos diez
u once años, por alguna razón. Sé que tienes razón en cuanto a que no
debería dejar que me moleste, y sé que podría haber manejado la situación
de otra manera para que hubieran terminado, pero no puedo decírselo. No
me escucharía y sólo la cabrearía más. Tengo miedo de volver a llamarla.
Soy un poco sensible. Lloro por todo tipo de cosas. Ayer mismo vi un vídeo
sobre elefantes bebés y lloré. Incluso me has hecho llorar antes. Sólo que no
te lo dije.
¿El estreñimiento además de la deshidratación de entonces? Eso parece una
pesadilla. Al menos ya no tienes que tomar la medicación.
¿Quieres que empiece a escribir lo que como cada día para que pase tu
aprobación?
......(Grillos cantando.)
Me he apuntado a pairsmeet punto com. Uno de mis amigos ha hecho el
juego de sitios de citas y dijo que este tenía la menor cantidad de tipos
espeluznantes. Hacen una tonelada y media de preguntas primero, y todavía
no las he superado todas. Tengo una prueba gratuita de tres meses.
Preguntan cosas como qué opinas de los niños, cuál es tu cita ideal, pon en
orden los rasgos más importantes para ti... etc, etc. Estoy algo emocionada,
pero puede que sea la cafeína que he tomado hoy por primera vez en
semanas. Hay una página web gratuita de la que me habló otro amigo...
pero no me convence. Parece de mala calidad.
Espero que todavía consigas tomarte tu tiempo libre :) Odio parecer
entrometida, pero ¿cuántos meses te quedan de despliegue ahora? 3?

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 16 de febrero de 2009 12:08
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: RE: Amigos

Ruby,
Cables que van al corazón y que liberan calor y matan el tejido cardíaco, no
es gran cosa.
Estoy siendo sarcástico, por si no se nota. Mantendré mi boca cerrada por
ahora, pero... lo entiendo. Ya tienes dos hermanos, no necesitas otro.
No dejes que tu tía te moleste o te haga sentir mal. No has hecho nada malo.
Si ella no lo entiende, es su culpa.
Mándame un enlace del vídeo del bebé elefante :] Tampoco llores por mí,
Ru. Puedo con todo.
Mejor el estreñimiento que la diarrea que parece una llave de incendios
rota. Una vez, muchos de nosotros nos intoxicamos con carne en mal estado
en el comedor. Imagina que todos esos baños portátiles se usaban al
máximo. Podías olerlos a 30 metros de distancia.
No me importaría una lista de lo que comes... ¿Has ganado más peso?
¿Has terminado tu perfil? Si te refieres al sitio web en el que estoy
pensando, no lo hagas. Ve a la iglesia. Hazte voluntario en un hospital o en
un refugio de animales o algo así. No ese sitio.
Me han dicho que todavía puedo pedir la baja, pero no es la primera vez
que me dicen que va a pasar y no pasa. Si alguno de los que están aquí tiene
mujer e hijos y puede conseguir el permiso para verlos, prefiero ser yo el
que se quede. No quiero ser tan egoísta. No tengo a nadie que llore cuando
no estoy. Estaré en casa en menos de tres meses. Viviré.
¿Te sientes mejor?
-A
P.D. Se adjunta una nueva foto de Ax.

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 17 de febrero de 2009 4:15 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Diarrea como una trompeta

Aaron,
No sé qué decirte sobre lo de mi corazón. Así que vamos a ponernos de
acuerdo :) :) :). Gracias por preocuparte. Prometo que intento cuidarme. Es
raro que me dé una arritmia en el futuro, pero si ocurre, pueden arreglarlo.
He vivido gran parte de mi vida con todo el mundo dándole importancia...
haciéndome preocupar y tener más miedo del que debería... haciéndome
pensar dos veces todo lo que hago.... Estoy tratando de no dejar que me
controle tanto. Deberías haber escuchado a mi madre cuando empecé a
tomar aikido. ¿Recuerdas cuando te conté que había ido a Disney un
montón de veces con mi familia? Durante años no pude subirme a casi
ninguna de las atracciones porque todos se preocupaban. Incluso ahora,
vamos a llevar a mi sobrina y sólo me subo a las atracciones para niños
pequeños. Siempre he querido hacer paracaidismo, pero no lo he hecho, por
la misma razón. Lo tengo tan acumulado inconscientemente que desde hace
más de diez años me da miedo hacer cosas que creo que yo de niña no me
hubiera pensado dos veces.
Lo siento si te hago sentir como mi terapeuta. Continuemos.
Mi tía es la mayor reina del drama del mundo. Ella realmente me asusta,
Aaron. Mi hermana mayor y yo creemos que es bipolar. Ayer me dejó un
mensaje de voz diciéndome que ‘pensará’ en darme más trabajo pronto pero
que está ‘realmente’ molesta conmigo. Sinceramente, quiero dejarlo. Hace
tiempo que quiero dejarlo. Estoy cansada y su actitud me molesta mucho.
Me imagino que, si renuncio, probablemente pueda coger más trabajo al
azar que normalmente rechazo para seguir con sus proyectos. Voy a
pensarlo.
¿Diarrea? ¿En un baño portátil? No. Una vez, estábamos de vacaciones y
todos nos intoxicamos. 8 personas compartiendo dos baños. Nunca más.
Casi vomité sólo por el olor.
Har har har. He vuelto a subir dos kilos. Sigo sintiéndome como un animal
atropellado y tengo cero energía, pero estoy mejor. Tengo que terminar unos
vestidos de patinaje sobre hielo que voy a tratar de sobrevivir. Deséame lo
mejor.
No, todavía no he terminado mi perfil en línea, pero lo haré. ¿Qué pasa
contigo y con mi asistencia a la iglesia? ¿Has ido alguna vez a la iglesia?
No hay chicos solteros allí. Voy a fingir que tampoco leí tu sugerencia de
ser voluntario en un refugio. Ahora sé que nunca has hecho eso antes.
Encontrar un chico decente es mucho más difícil de lo que parece. La mitad
de las veces parece que todos están ya en una relación o que sólo son
fregados o jugadores. (No te ofendas. No eres un matorral o un jugador.)
Lo siento, Aaron. Es una lástima que no puedas irte, pero es realmente
admirable que seas tan desinteresado. La mayoría de la gente no lo haría.
Estoy segura de que los próximos meses pasarán rápido al menos. ¿Tienes a
alguien que te recoja cuando aterrices? ¿Me estoy precipitando al
preguntar? Dijiste que querías ir de vacaciones, ¿tienes algún lugar en
mente?
Me siento mucho mejor, pero todavía no estoy al 100%. Ayer me pinché el
dedo diez veces sólo cosiendo unas cuentas. Eso es un récord, y no uno
bueno.
No puedo soportar lo linda que es Ax. ¿Alguien ha empezado los trámites
para llevarla a Estados Unidos?

-Ruby

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 17 de febrero de 2009 11:50 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: [sin asunto]

Aaron,
Siento molestarte, pero tengo ganas de vomitar y no sé con quién más
hablar.
Mi madre nos ha dicho hoy a todos que le han encontrado un bulto en el
pecho y le van a hacer una biopsia. Creen que puede ser cáncer.
Quiero llorar.
Es mentira. Estoy llorando ahora mismo.
-R

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 18 de febrero de 2009 3:15 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento

Aaron,
Siento lo del correo electrónico de anoche. Ya tienes suficientes cosas de las
que preocuparte, y se supone que yo estoy aquí para ti, no al revés. Fuiste la
primera persona en la que pensé en contarlo.
Perdóname por cruzar la línea.
-Ruby
***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 20 de febrero de 2009 2:22 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Detente

Ruby,
No has cruzado ninguna línea. No te disculpes. Ya no somos amigos por
correspondencia. ¿Pensé que ya habíamos pasado por esto? :]
Siento mucho lo de tu madre. ¿Cuándo van a hacer la biopsia? ¿Te lo dijo
de repente?
Voy a responder a tu primer mensaje.
No, no tengo a nadie que venga a la base. No pasa nada. Estoy
acostumbrado. Es curioso que preguntes por las vacaciones, porque acabo
de responder un correo electrónico al respecto. Max, Des y yo acabamos de
empezar a hacer planes la última vez que envié un correo electrónico para ir
a Escocia, ya que no pude conseguir mi permiso. La familia de Max es
escocesa, y lleva años hablando de ir; apareció esta oferta para una
excursión y nos invitó a ir. Su hermana pequeña, su amiga y otro chico que
conocemos también van a ir. Cuanta más gente, mejor es la oferta. ¿Has
visto fotos o has estado allí antes? Parece increíble. Puede que nos
quedemos en una casa de la playa durante una semana después en Florida,
pero todo depende de si pueden conseguir el tiempo libre.
¿Eres una de esas personas que se ofenden si alguien les pregunta su peso?
¿Qué estás haciendo ahora? Espero que todo vaya bien y que te sientas aún
mejor.
¿Por qué estás tan en contra de ir a la iglesia? Tiene que haber chicos
solteros que puedas conocer allí. Ya que preguntaste, ha pasado mucho
tiempo desde la última vez que fui a una. Tienes que saber que me reí
cuando escribiste ‘matorrales’. No he escuchado esa palabra desde la
secundaria. Me gustaría decirte que te equivocas en lo de que los chicos son
unos imbéciles, pero... no es así. Algunos de los soldados a mi cargo están
bien, pero el resto... no sé cómo han llegado a los veinte años.
No he oído nada sobre el papeleo de Ax, pero deberíamos ponernos a
averiguarlo. Es complicado porque se supone que no podemos llevarnos
animales, pero sé que te he dicho que otros soldados lo han hecho.
Siento mucho lo de tu madre otra vez. La tecnología y la medicina están
mejorando.... Y ella los tiene a todos ustedes para apoyarla. No puede
esperar lo peor. Estaré pensando en todos ustedes. Escríbeme cuando lo
necesites. Ya no eres tímida conmigo, ¿recuerdas?

-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 21 de febrero de 2009 12:58 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: RE: Detente

Aaron,
Me has hecho llorar. Últimamente he estado mucho más sensible de lo
habitual, no creía que fuera posible. Gracias por ser tan amable. Pensé que
ya habíamos pasado de ser amigos por correspondencia, pero no quería
asumir lo mucho que podía compartir contigo. Realmente disfruto hablando
contigo. Como dije, fuiste la primera persona en la que pensé para escribir.
(Si mi mejor amigo o cualquier otra persona de mi familia me viera escribir
eso, me matarían, así que es algo en lo que hay que pensar).
La biopsia se hizo ayer. Deberían tener los resultados pronto. Su marido y
yo fuimos con ella a hacérsela. Me dijo que me quedara en casa, pero no iba
a hacerlo. Nos ha conmocionado a todos. Estamos tan unidos, la idea de que
le pase algo...
Estoy llorando sólo de pensarlo, y me siento como un idiota quejándome
cuando sé que has perdido amigos. Nunca he perdido a nadie, así que puede
que sea por eso que estoy siendo así... pero ¿cómo demonios se vuelve de
eso? No entiendo cómo alguien puede estar bien con eso. Soy un desastre.
Lo siento. Todo el mundo vino a cenar el martes, lo que debería haber sido
una señal porque ella nunca invita a toda la familia a comer durante la
semana, y estábamos comiendo en la mesa cuando mi madre de repente
estalla con ‘Encontraron una anormalidad en mi mamografía. Ya fui a
hacerme un análisis de sangre y ahora tengo que hacerme una biopsia’, todo
ello mientras come lasaña como si nada. Creo que nunca antes había habido
tanto silencio en la mesa y algo me dice que nunca más lo habrá.
Normalmente todo el mundo, menos yo, está gritando por encima de los
demás para hablar, y estaba completamente en silencio.
He secuestrado la conversación. Volvamos a ello antes de que vuelva a
llorar.
No, no me ofende la pregunta sobre el peso. Simplemente no voy a decirte
cuánto peso. :) No lo he recuperado todo. Los disfraces salieron bien. He
hecho tres más desde entonces. Sin embargo, sigo muy atrasada en mi
trabajo de día. He dormido unas 8 horas en total en los últimos dos días.
¡No hay chicos solteros en la iglesia! ¿Qué es esto? ¿Los años 1800? Lol.
Los hombres solteros no van a la iglesia y punto, al menos no a ninguna de
las iglesias a las que he ido. Por favor. ¿Conoces a alguien que lo haga?
Apuesto a que no. Es mejor que intente ligar con un padre soltero en la
escuela de mi sobrina. Ahora que lo pienso, podría ser una buena madrastra.
Lo peor de todo con mi madre es que sé que lo más probable es que se
ponga bien, pero aún así no puedo evitar pensar en lo peor cada noche
mientras me acuesto. Es un círculo interminable. Mi hermana pequeña no
quiere hablar de ello. Se puso a despotricar sobre la necesidad de revisarse
los pechos todos los meses y no esperar hasta la mamografía anual para
hacerlo. Quería matarla. Ya está hecho. No hay nada que podamos hacer al
respecto. ¿Por qué tenía que comentarlo?
Volviendo a secuestrar esta conversación. Lo siento.
¿Puedes tener problemas con el gobierno local por tratar de tomar a Ax?

-Ruby

***
De: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Fecha: 22 de febrero de 2009 12:01 p.m.
Para: RubyMars@mail.com
Asunto: Detente de nuevo

Ruby,
No llores. Te cuento cosas que ni siquiera les cuento a mis mejores amigos.
No les digas que he dicho eso. :]
¿Se sabe algo de la biopsia?
No te sientas mal por sacar el tema conmigo. Lo que les pasó a mis
amigos... Estoy bien hablando de ello. Estás cerca de tu madre. Se va a
molestar. Mira, si realmente pensara que le va a pasar algo, te diría cómo he
aprendido a lidiar, así que no voy a decir nada. Sé fuerte por ella en este
momento y el resto de ustedes pueden apoyarse entre sí.

Siempre estoy aquí para hablar si quieres. ¿Tienes IM14 o algo así? Tengo
una cuenta de Skype que me registré pero nunca usé.
Es bueno escuchar que estás volviendo al trabajo. Haz tu trabajo de día
cuando puedas. No pueden esperar que te mejores de la noche a la mañana.
¿Has hablado con tu tía del problema de actitud?
Tiene que haber un hombre soltero en la iglesia al que puedas invitar a salir.
Vamos. No voy a responder a tu pregunta sobre conocer a alguien que vaya
a la iglesia. De todas formas, ¿qué tipo de hombre estás buscando para
salir?
Imaginarte como madrastra me hizo reír. Estarías demasiado ocupada
jugando con los niños para ser estricta. Apuesta.
La bronca de tu hermana probablemente no era lo que tu madre quería oír.
Te entiendo. Estás preocupada por ella porque la quieres. No hay nada malo
en eso. No tiene sentido apreciar algo o alguien después de que esté fuera
de tu vida. Eso siempre me pareció bastante falso.
Podemos sacar a Ax del país. Sólo tenemos que asegurarnos de que no nos
atrapen, eso es todo. :]
Aguanta. Pienso en todos ustedes.
-Aaron

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 23 de febrero de 2009 9:11 p.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Apuesta

Aaron,
Me dices que no llore, y luego lloro más. Es una maldición.
Ella está bien. El bulto es benigno. Nunca he estado tan aliviada en mi vida.
Lloré cuando me dio la buena noticia. Sentí como si me hubieran quitado
cien libras de encima y ni siquiera era yo la que estaba enferma.
No tienes que llamar, estoy seguro de que tienes mejores personas a las que
llamar, pero mi número es 832-555-5555. Mi nombre de mensajería
instantánea de Skype es... ¿adivina? RubyMars.
Mira, te enviaré un correo electrónico mañana. Ahora mismo estoy
deprimida por alguna razón y no necesitas eso. Ahora voy a llorar un poco
de alivio. Tal vez juegue a Duck Hunt para relajarme. No hay nada que
celebre la vida como matar patos digitales inocentes.
-Ruby

***
De: RubyMars@mail.com
Fecha: 24 de febrero de 2009 10:04 a.m.
Para: Aaron.Tanner.Hall.mil@mail.mil
Asunto: Lo siento por millonésima vez

Aaron,
Siento el correo de ayer. Siento que he vuelto a la mitad de la normalidad,
pero pensar en que mi madre está enferma me dejó con el peor dolor de
estómago. Es fácil olvidar lo incierta que puede ser la vida. Lo que dijiste
sobre no apreciar a las personas hasta que no se han ido, realmente me
impactó.
Me preguntaste con qué tipo de hombre estaría interesada en salir. Sólo
quiero que sea sobre todo agradable, divertido, que le guste hacer cosas
conmigo y que sea honesto. Y que tenga un trabajo. Estaría bien que fuera
más alto que yo, pero no sería un problema si tuviéramos la misma altura.
Eso no es pedir mucho. ¿Qué te parece? Sé lo que no quiero mejor que lo
que quiero.
Si fuera una madrastra, no tendría que ser la disciplinadora. ¿Lo entiendes?
Me ganaría a los niños siendo la que juega con ellos y es divertida.
Gracias de nuevo por aguantar mis balbuceos y todo eso. Te lo agradezco.
Hace tiempo que no comparto un chiste contigo. Aquí tienes:
¿Qué le dijo el océano a la orilla?
...nada. Sólo hola.
Espero que estés bien. Dale a Ax un masaje de mi parte.
-Ruby
Capítulo 10
MARZO
3 de marzo de 2009
12:08 p.m.
AHall80: ¿estás despierta?
RubyMars: ¿Sí?
RubyMars: ¿Aaron?
AHall80: Hola
RubyMars: Santo cielo.
RubyMars: Hola. Me has pescado desprevenida, lo siento. ¿Cómo estás?
AHall80: Bien... ¿tú?
RubyMars: Sigo viva, no puedo quejarme demasiado. :)
RubyMars: No puedo creer que me hayas enviado un mensaje.
RubyMars: Todavía estoy intentando ponerme al día con el trabajo.
AHall80: Si estás trabajando, puedo dejarte ir
RubyMars: No, no te preocupes. Estoy cansada y se me empiezan a cruzar
los ojos. Debería tomarme un descanso antes de meter la pata de tal manera
que me dé más trabajo para arreglarlo.
RubyMars: ¿Eres tú realmente?
AHall80: Sí lol :]
AHall80: ¿En qué estás trabajando? ¿Cosas de disfraces, trabajo de día, o
vestido de novia?
RubyMars: Trabajo de día. ¿Puedes sentir mi emoción?
AHall80: Hasta aquí. ¿Te queda mucho?
RubyMars: Define mucho.
AHall80: ¿Te quedan días de trabajo?
RubyMars: No tanto como debería, pero me estresa, creo que estoy siendo
paranoica. ¿Quién se queja de no tener suficiente trabajo?
RubyMars: Estoy divagando. Lo siento.
AHall80: Je. No pasa nada. ¿Cómo te sientes?
RubyMars: Comparado con cómo me sentía hace tres semanas, mil veces
mejor. Comparado con cómo me sentía hace dos meses, todavía como una
mierda.
RubyMars: :)
AHall80: ¿Estás comiendo?
RubyMars: Sí, mami Aaron. He vuelto a subir tres kilos.
RubyMars: ¿Estoy siendo demasiado... familiar contigo? No quiero que te
sientas rara.
AHall80: No. Eres como esperaba
AHall80: Estás ganando peso rápidamente.
RubyMars: ......
AHall80: Me estoy metiendo contigo. Me alegro de que lo hagas
AHall80: ¿Estoy siendo demasiado familiar ahora?
RubyMars: No, eres como me esperaba.
RubyMars: :)
RubyMars: ¿Qué tal el estreñimiento?
AHall80: ....
RubyMars: ....
AHall80: ....
RubyMars: ¿No? ¿No te ha gustado esa pregunta?
AHall80: .....
AHall80: ¿Terminaste tu perfil del sitio web de citas?
RubyMars: Supongo que sigues estreñido.
AHall80: ¿Quién eres tú?
RubyMars: Estoy cansada. No he dormido mucho. Mi hermana dice que
me pongo peleona cuando estoy cansada.
AHall80: Ya veo. Ahora ya lo sé para la próxima vez. Estaré preparado.
AHall80: ¿Por qué no puedes dormir?
RubyMars: Estrés por ponerme al día. Me acosté tarde. La patinadora para
la que estoy haciendo un vestido quería que le tomara las medidas
personalmente después de que terminara de practicar por la noche y no
quería pagar mi habitación de hotel, así que tuve que conducir hasta Austin
para tomarle las medidas anoche y conduje directamente a casa después.
Cuando volví y conseguí dormirme, sólo pude echar una siesta de tres horas
antes de que mi hermana pequeña empezara a golpear mi puerta para que
fuera a desayunar con ella. Volví y me fui directamente a trabajar. No estoy
hecha para madrugar.
AHall80: ¿A qué hora sueles despertarte?
RubyMars: Me acojo a la quinta.
AHall80: Ya veo cómo es.
AHall80: Creía que esta era nuestra zona de no juzgar.
RubyMars: Lo es...
AHall80: Entonces sabes que no te voy a juzgar. ¿A qué hora sueles
levantarte?
RubyMars: A las 11 de la mañana.
AHall80: Pensaba que ibas a decir que a las 2 de la tarde o algo así. Las 11
no está mal.
RubyMars: Sólo me despierto a las 2 de la tarde los domingos. :)
AHall80: Lol. Eso es más bien.
AHall80: Lo dejaré. ¿Qué has desayunado?
RubyMars: En un sitio de comida mexicana cerca de aquí. Me comí un par
de tacos de barbacoa. Ella aniquiló dos burritos por su cuenta. No sabía que
tenía ese apetito. Tal vez sean los años de vigilar tanto su dieta que ahora lo
está compensando.
AHall80: ¿Todavía no patina?
RubyMars: No. Su entrenador la ha estado llamando todos los días para
ver cuándo va a volver a la pista, pero ella ignora sus llamadas.
AHall80: ¿Crees que va a dejarlo?
RubyMars: Espero que no lo haga, pero quién sabe. La mayoría de las
patinadoras artísticas tienen carreras muy cortas. Ella ya empezó años más
tarde que la mayoría, y ya te dije que es una mala perdedora.
AHall80: ¿Pensé que le ibas a dar el tratamiento de amor duro?
RubyMars: Mi madre me pidió que no lo hiciera.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: Porque cree que puede salir lo contrario de lo que queremos.
La haré enfadar y decidirá que realmente quiere dejarlo. Entonces todo el
sueño estará muerto.
AHall80: Hmm
RubyMars: Sí... sigo pensando que podría hacerlo, aunque estoy
preocupada, pero no estoy segura de poder hablarle mal. Cada vez está más
cabreada. Me encantaría que patinara o que no lo hiciera, pero sería una
pena que lo dejara. Todo el mundo sabe que tiene un don que no tiene
mucha gente. Hay que verla patinar para saber que ha nacido para eso.
RubyMars: Sé que suena cursi, pero es cierto.
RubyMars: Estoy divagando. Lo siento. ¿Cómo está Ax?
AHall80: No estás divagando, y me gusta oír hablar del patinaje de tu
hermana. Aunque espero que lo resuelva ella sola.
AHall80: Ax está bien. Se está turnando para dormir con todos nosotros.
Creo que soy su favorito.
RubyMars: Aww.
AHall80: Cada vez que la veo, me hace sonreír... No me había dado cuenta
de lo mucho que no sonreía hasta que ella empezó a estar por aquí más a
menudo
RubyMars: ¿Necesitan un collar o una correa para ella? Siento no haber
podido enviar el champú antipulgas, pero la neumonía...
AHall80: No. No te preocupes por eso. Uno de mis subalternos hizo que su
esposa enviara cosas para ella.
RubyMars: ¿Cómo van los libros?
AHall80: He terminado todos los que me has enviado. He empezado a
releer El Código DaVinci.
RubyMars: ¡Sabía que te iba a gustar!
RubyMars: Intercambio por más libros...
AHall80: Tú y tu trueque lol
AHall80: He visto a alguien leyendo El Hobbit. Tal vez me cambie por ese.
RubyMars: Hazlo.
RubyMars: Te envié más libros, pero no estoy segura de cuándo llegará
todo.
AHall80: Gracias, Rube. Te lo agradezco. Mis amigos me enviaron un
paquete la semana pasada. Pero no había libros en él.
AHall80: Oye, tengo que irme. Te enviaré otro mensaje pronto.
AHall80: Perdón por irme tan rápido
RubyMars: Está bien. Cuídate.
AHall80: Gracias
AHall80: Adiós
8 de marzo

AHall80: Hola
RubyMars: Hola
RubyMars: ¿Cómo te va?
AHall80: Bien. Lo mismo de siempre. ¿Y tú?
RubyMars: Eh. He estado mejor, pero estoy bien.
AHall80: ¿Eh? ¿Qué pasa?
RubyMars: Me despidieron ayer.
AHall80: ¿Qué?
AHall80: ¿De dónde?
RubyMars: De la tintorería.
AHall80: ¿Por qué? Creía que tu tía era tu jefa.
RubyMars: Lo es.
RubyMars: Lo era. Ya sabes lo que quiero decir.
RubyMars: Me despidió.
AHall80: ¿Por qué? ¿Porque te enfermaste?
AHall80: ¿Creía que era la otra tía con la que tenías problemas?
RubyMars: Más o menos. ¿Recuerdas que te dije que estaba preocupada
por estar muy atrasada en el trabajo, que había conseguido a otra persona
para hacer los arreglos mientras yo estaba enferma... y que últimamente no
me había dado tanto como de costumbre? Pensé que estaba loca, pero
resulta que ella terminó encontrando a alguien más para ‘ayudar’ y esta
persona es más barata que yo...
AHall80: Así que te despidió.
RubyMars: Y esa otra tía sigue queriendo que trabaje para ella, pero está
siendo muy mala. Es peor que los novios idiotas con los que han salido mis
amigas en el pasado y que intentan hacer psicología inversa con ellas para
conseguir lo que quieren. Estoy tratando de no pensar en ella ahora mismo.
Me hace sentir muy mal.
RubyMars: He llorado. Otra vez.
RubyMars: ¿Cómo me despide mi propia tía? Dijo que se sentía mal pero
que ‘son negocios’. Mi madre está bastante cabreada. Llamó a su hermano
(el marido de esa tía) y le echó la bronca por el ‘monstruo’ con el que se
casó.
AHall80: Rubes. Eso es una mierda. Lo siento.
RubyMars: Yo también lo siento. Es el único trabajo que he tenido.
Además, me dolió mucho que me echara a la calle de esa manera en cuanto
entregué la última de las prendas que me había dejado para arreglar. Era
como si pensara que no iba a terminar mi trabajo o que iba a hacer una
mierda de trabajo si me lo decía antes. Yo nunca haría eso.
RubyMars: Entiendo que es una decisión comercial, pero :( :( :(
AHall80: No. Es tu tía, y has dicho que trabajas para ella desde que tenías
¿cuántos? 16 años? A mí también me parece duro. No es que hayas elegido
enfermarte.
AHall80: También tienes que hacer algo con tu otra tía.
RubyMars: Sí. Toda mi familia está boicoteando volver a ver a su familia.
Eso me hace sentir un poco mejor, pero no mucho.
AHall80: Deberían hacerlo. Yo lo haría.
AHall80: No creas que no me he dado cuenta de que has ignorado mi
comentario sobre tu tía de los vestidos de boda. Tienes que decirle algo. O
decirle a tu madre o a tu padre, quien sea el que esté relacionado con ella,
que le diga que lo deje si no quieres ser tú quien diga nada. Pero deberías
hacerlo.
RubyMars: Sé que debería, pero...
RubyMars: La verdad es que odio los enfrentamientos.
RubyMars: Todo mi cuerpo empieza a temblar, me duele el estómago,
tengo náuseas, las cosas empiezan a sentirse raras.
AHall80: Te vas a poner enferma intentando hacerla feliz cuando no parece
merecer que le seas fiel con esa actitud. ¿Qué será peor? ¿Cabrearla o que
sudes por hacerla feliz el resto de tu vida?
RubyMars: ...
AHall80: ...
AHall80: Piénsalo, ¿de acuerdo?
RubyMars: Muy bien. :)
AHall80: ¿Tienes idea de lo que vas a hacer ahora?
RubyMars: Ni idea.
RubyMars: El marido de mi madre dice que la empresa para la que
trabajan está contratando puestos de entrada. Esa es una opción.
AHall80: ¿Dónde trabajan?
RubyMars: En una empresa de contabilidad.
AHall80: ....
RubyMars: ...
AHall80: ....
RubyMars: ...¿qué?
AHall80: ¿Vas a intentarlo?
RubyMars: No quiero.
AHall80: ¿Entonces por qué te lo planteas?
RubyMars: Porque no es fácil encontrar un puesto de trabajo para lo que
hago.
RubyMars: Sueno como un bebé llorón. Lo siento. Sólo soy un bebé, no
un llorón. Ahora mismo estoy muy frustrada. No quiero dejar lo que hago y
estoy enfadada conmigo misma. Sé que puedo hacer algo que me haga
ganar más dinero. Antes no ganaba dinero, pero me gusta lo que hago. He
buscado en el periódico y en Craigslist ofertas de trabajo, pero no he
encontrado nada que pague ni siquiera un dólar más que el salario mínimo.
No he ganado tan poco desde que tenía dieciséis años.
AHall80: No estás siendo un bebé llorón.
AHall80: Tal vez un poco :]
RubyMars: :)
AHall80: ¿Dijiste que tenías dinero ahorrado?
RubyMars: Sí, pero no mucho.
AHall80: ¿Durante cuánto tiempo?
RubyMars: 2 meses si no cambio ningún hábito de gasto. Puedo hacer que
se alargue más si es necesario.
AHall80: Así que no te precipites en un trabajo que ambos sabemos que
vas a odiar.
AHall80: ¿Puedes intentar conseguir más trabajo de patinaje sobre hielo?
RubyMars: Puedo intentarlo. Me estaba limitando en cuanto a la cantidad
de trabajo que acepto debido al trabajo diurno. Estaba pensando en empezar
a hacer anuncios con un tiempo de entrega más rápido, pero eso me costará
dinero. El novio de mi hermano me pidió que le hiciera a su perro un
chubasquero y unos pañuelos mientras tanto, porque se sintió mal después
de enterarse de lo ocurrido. Estaba aquí cuando mi madre estaba al teléfono
con mi tío.
AHall80: ¿Has hecho ropa para perros antes?
RubyMars: No, pero seguro que se me ocurre algo. No puede ser más
difícil que el vestido que hice para mi hermana que te envié.
AHall80: Hasta yo sé que puedes hacerlo.
AHall80: Oye, tengo que irme. Hablaremos pronto.
AHall80: No te rindas y consigue un trabajo todavía, ¿de acuerdo?
RubyMars: Bien. :) No lo haré.
RubyMars: Cuídate. Hablamos pronto.
AHall80: Adiós, Ruby Cube.

13 de marzo

AHall80: Hey
RubyMars: Hola a ti
RubyMars: Esto es un milagro. Son las 12 de la noche aquí.
AHall80: Lo sé... Es un milagro que estés despierta.
RubyMars: Har har
AHall80: ¿Cómo te sientes?
RubyMars: Con sueño, pero bien. :) ¿Y tú?
AHall80: Muy cansado
AHall80: Un largo día
RubyMars: Vete a la cama
AHall80: Lo haré en un minuto. Sólo quería entrar y ver cómo estabas un
segundo.
RubyMars: Vete a dormir. Estoy bien. Todavía no he conseguido otro
trabajo, si es lo que te estás preguntando.
AHall80: Así es, pero bien.
AHall80: ¿De vuelta a la normalidad? ¿Te sientes mejor?
RubyMars: Sí, ya estoy bien. También he vuelto a comer normalmente.
RubyMars: ¿Estás bien?
AHall80: Sí, todo está tan bien como puede estarlo.
AHall80: ¿Tu madre está bien?
RubyMars: Está bien. Todos seguimos mimándola y ella se lo come,
diciendo que debería haber ido antes al médico si todos íbamos a ser tan
buenos con ella después.
AHall80: Eso es...
RubyMars: Horrible. Lo sé, está fuera de sí.
AHall80: Heh
RubyMars: ¿Estás listo para volver a los Estados Unidos?
AHall80: Más que listo.
AHall80: Max ha estado enviando información sobre Escocia. Intento no
anticiparme a las cosas porque la mierda pasa, pero cada vez es más difícil.
RubyMars: :) Eso es dulce y terrible al mismo tiempo.
AHall80: Es la realidad.
RubyMars: Lo sé.
RubyMars: :)
AHall80: Me estoy durmiendo. Intentaré conectarme pronto.
RubyMars: Bien. Duerme bien.
AHall80: Buenas noches, Rube.

16 de marzo

AHall80: Rubes
RubyMars: Hola.
RubyMars: ¿Cómo estás?
AHall80: Bien. ¿Y tú?
RubyMars: Bastante bien.
RubyMars: Tengo noticias. ¿Adivina qué?
AHall80: ¿Has encontrado un trabajo?
RubyMars: No.
RubyMars: Te agradezco el recordatorio.
RubyMars: :/
RubyMars: Tengo una cita.
AHall80: ¿Con quién?
RubyMars: Anoche mis amigos me invitaron a cenar, y un chico que
conozco desde hace tiempo también estaba allí. No éramos muy amigos
antes, pero nos llevamos bien, y antes de irme me preguntó si quería salir
con él. Me acordé de ti y le dije que sí.
RubyMars: Ahora me arrepiento un poco, pero no quiero decir que no
importa. Creo que estoy siendo una gallina.
AHall80: Lo eres.
RubyMars: .....
AHall80: ¿Lo conoces?
RubyMars: Bastante bien. Es muy agradable, pero es más joven que yo.
AHall80: ¿Cuánto más joven?
RubyMars: 2 años
AHall80: Entonces, ¿cuántos años tiene? ¿21?
RubyMars: Sí.
AHall80: hmm
RubyMars: ¿Hmm qué?
AHall80: Los jóvenes de 21 años son unos mierdas. No dejes que se salga
con la suya.
RubyMars: Cielos. ¿Qué clase de chica crees que soy?
AHall80: Una buena chica. Eso es lo que intento decir.
RubyMars: :) De acuerdo, bien.
RubyMars: Tengo cero expectativas, excepto que espero tener una comida
gratis, lol.
RubyMars: Si mi hermana mayor me viera escribir eso, me mataría.
RubyMars: Una vez, hace unas semanas, hice una broma sobre buscar un
sugar daddy y me sermoneó durante media hora.
AHall80: Hazme saber cómo va. No vayas a su casa.
AHall80: No necesitas un sugar daddy.
RubyMars: No lo necesito. Lo juro. Sólo una comida.
RubyMars: Lo sé. :)
RubyMars: Hablando de eso, ¿eras un mierdero cuando tenías 21 años?
AHall80: Sí, era una completa mierda por aquel entonces. Te lo digo por
experiencia.
AHall80: :]
AHall80: ¿Cómo va la búsqueda de trabajo?
RubyMars: Mal, pero he conseguido más trabajo haciendo vestidos de
patinaje sobre hielo para unas cuantas chicas en Nueva York, y el
entrenador de un popular patinador artístico me ha escrito hoy, así que ya
veremos qué pasa. Mi hermana mayor me está pagando para que le haga a
su perro unas bandanas. Veremos cómo va eso también. No voy a decir que
no al dinero por lástima.
AHall80: Bueno
RubyMars: Ya te contaré lo que pasa, pero te prometo que no me estoy
lanzando a nada al azar. Sólo lo estoy intentando.
AHall80: Ya es hora de que lo hagas.
RubyMars: Oye, tengo las fotos que me enviaste ayer por correo
electrónico de Ax con el collar puesto. Si creyera que va a llegar antes de
que te vayas, le enviaría un pañuelo.
AHall80: Haz una para Aries. Te pagaré.
RubyMars: Le haré una, pero no tienes que pagarme. Sólo dime dónde
enviarlo.
AHall80: Yo tengo un trabajo, tú no. Yo puedo pagar.
RubyMars: Todo lo que veo es —Blah, blah, blah—. Dame una dirección
a la que enviarlo.
AHall80: ....
RubyMars: ....
AHall80: Tu madre no es la única mandona.
RubyMars: :)
RubyMars: Envíame la dirección.
AHall80: Lo pensaré.
AHall80: Tengo que irme.
AHall80: Hablamos pronto.
RubyMars: Bien, adiós.
AHall80: Adiós RC

19 de marzo

AHall80: Hey
RubyMars: Hola.
AHall80: He recibido tu caja hoy. Gracias.
RubyMars: De nada. Espero que no te aburras de que siempre envíe el
mismo tipo de cosas, pero ¿por qué estropear algo bueno?
AHall80: Está todo muy bien. Ya te he dicho que no tienes que enviarme
nada, pero no voy a decir que no a libros y comida.
RubyMars: Se me olvidó preguntar. ¿Acabaste intercambiando algo por El
Hobbit?
AHall80: Sí. Ya lo terminé y cambié 2 libros de Dan Brown por el primer
libro de LOTR.
RubyMars: Es un intercambio justo. Dime qué te parece.
AHall80: Lo haré.
RubyMars: ¿Te ha enviado cosas recientemente alguna otra persona de
Ayuda a un Soldado?
AHall80: Hace un par de semanas recibí una gran caja de calcetines,
toallitas para bebés y aperitivos.
RubyMars: Suena divertido.
AHall80: Lo fue. Ya me lo he comido todo :]
RubyMars: Fiestero. :)
RubyMars: ¿Has oído algo más sobre cuándo te vas definitivamente?
AHall80: Todavía no, pero parece que todo va según lo previsto. Deberían
ser unas 8 semanas. Las 8 semanas más largas de mi vida.
RubyMars: Seguro.
AHall80: Quiero una pizza de mierda, grasienta y de plato hondo como no
te puedes imaginar. Ya puedo saborearla.
AHall80: Una ducha caliente... una cama de verdad... aire acondicionado
en todas partes...
RubyMars: ¿Ropa limpia?
AHall80: Ropa limpia. Calcetines limpios. Sin arena.
RubyMars: Ropa interior limpia.
RubyMars: ¿Sin arena? Creía que tenías pensado ir a la playa.
AHall80: La playa es diferente. Hay agua. No es sólo desierto y más
desierto.
RubyMars: Supongo que eso tiene sentido.
RubyMars: Mi hermano dijo una vez que su objetivo es no volver a ver
arena en su vida.
AHall80: De verdad.
RubyMars: Lo que no terminé de decir es que dijo eso, pero ha ido a
Cancún dos veces con su novio, LOL.
AHall80: Es diferente. Se me pasó la mierda de la arena.
AHall80: Nunca más
RubyMars: ¿Significa eso que estás decidido a no volver a alistarte?
AHall80: ...
RubyMars: Lo que tú quieras. No estoy juzgando. No tenemos que hablar
de ello.
AHall80: No es que no quiera hablar de ello...
RubyMars: Pero tú no quieres hablar de ello.
AHall80: :] Básicamente.
RubyMars: Entonces cambiaré de tema.
RubyMars: ¿Has ido al #2 últimamente?
AHall80: Hace tres días.
RubyMars: ¿Estás bromeando?
AHall80: Ojalá.
RubyMars: AARON
AHall80: Lo sé. LO SÉ.
RubyMars: ¿Duele?
AHall80: Uh, ¿cuándo sale?
RubyMars: Omg
RubyMars: Aaron
RubyMars: Me refiero a tu estómago.
RubyMars: ¿Te duele el estómago?
RubyMars: No puedo respirar
RubyMars: O escribir
RubyMars: No me refería a tu... recto.
RubyMars: ¿Aaron?
RubyMars: ¿Aaron?
RubyMars: ¿Estás ahí?
RubyMars: ¿AARON?
AHall80: No eres la única que no podía respirar ni escribir.
RubyMars: LMAO estoy llorando.
AHall80: yo también
AHall80: yo también
RubyMars: Quiero decir... puedes decirme si te duele el trasero también,
supongo.
AHall80: Ruby, para
RubyMars: En serio. Puedes decírmelo. No voy a juzgar.
RubyMars: Eso pasa.
RubyMars: Creo.
AHall80: Déjalo
RubyMars: No puedo respirar
AHall80: No sé cuándo fue la última vez que me reí tanto.
AHall80: Todo el mundo me mira preguntándose qué ha pasado.
RubyMars: Tu recto ha pasado
AHall80: BYE
RubyMars: No puedo parar de reír
AHall80: No volverás a saber de mí
RubyMars: Me salen lágrimas de los ojos.
AHall80: Adiós. Te volveré a escribir cuando encuentre mis pelotas.
RubyMars: Fue un placer conocerte.
AHall80: Adiós

22 de marzo

AHall80: Hey
RubyMars: Hola
RubyMars: ¿Cómo estás tú?
RubyMars: Y con —tú— me refiero a ti en su conjunto, no a ninguna parte
concreta del cuerpo.
AHall80: ....
AHall80: ....
AHall80: No se puede vivir así, ¿verdad?
RubyMars: ¿Qué opinas?
AHall80: Creo que es un negativo
RubyMars: :)
RubyMars: Todavía me estoy riendo de ello.
AHall80: Seguro que sí
AHall80: La señorita que camina hacia las puertas cerradas
RubyMars: Har har
RubyMars: ¿Supongo que has encontrado tus pelotas en algún sitio?
AHall80: ...
RubyMars: Tomaré eso como un sí.
RubyMars: ¿Adivina qué?
AHall80: ¿No estás estreñida?
RubyMars: No porque como bastante brócoli (cubierto de queso), pero
además de eso.
AHall80: ¿Qué pasa?
RubyMars: Tuve una cita con ese tipo.
AHall80: ¿El de 21 años?
RubyMars: Sí, y sólo fue incómodo la mitad del tiempo.
AHall80: ¿Qué hiciste?
RubyMars: Fuimos a una tienda de cómics y luego fuimos a tomar un café.
AHall80: ¿Una tienda de cómics?
RubyMars: A él le gustan los cómics. A mí me gustan más las novelas
gráficas. Las historias son mejores y son más largas.
AHall80: Hmm.
AHall80: ¿Se lo pasaron bien?
RubyMars: Sí. Es un poco tímido, pero fue agradable.
AHall80: ¿Te recogió?
RubyMars: ¿Y decirle dónde vivo? ¿Estás loco?
AHall80: Chica lista
RubyMars: Duh. Quedamos junto a la tienda de cómics y la cafetería
estaba en el mismo centro comercial. Tenía que levantarse temprano para ir
a la universidad, así que no estuvimos toda la noche ni nada por el estilo.
RubyMars: Me mandó un mensaje una hora después para ver si quería
salir con él después de sus exámenes parciales en un par de semanas.
AHall80: ¿Dijiste que sí?
RubyMars: Sí. ¿Qué te parece? No estoy enamorada de él ni nada por el
estilo, pero no me importaba pasar tiempo con él. Pensé en darle otra
oportunidad y ver cómo va.
AHall80: ‘no me importaba pasar tiempo con él...’
AHall80: Hmm
AHall80: Ve con él
AHall80: Me ha ido peor con chicas con las que sí me importaba pasar
tiempo.
AHall80: Y aquí estoy
RubyMars: Sí, estoy segura.
RubyMars: Sin embargo, voy a terminar mi perfil de citas. ¿Por qué no?
RubyMars: ‘Y aquí estás’, maldita sea, Aaron. Sólo estás eligiendo las que
no son, eso es todo.
AHall80: Buena chica
AHall80: Nunca dije que estuviera eligiendo buenas, más bien ‘buenas por
ahora’.
RubyMars: ‘Buenas por ahora’
RubyMars: ....
RubyMars: Lo único que voy a decir es que tal vez solo necesites
encontrar a la chica adecuada. No en un bar.
RubyMars: Quizá te esté esperando en una iglesia o en un refugio.
AHall80: Eres un dolor de cabeza, Ru
RubyMars: Sí, no te gusta mucho esa idea cuando alguien te la da vuelta,
¿eh?
AHall80: .....
AHall80: ¿Cómo está tu hermanita?
RubyMars: Bien, cambiaremos de tema.
RubyMars: Está siendo un dolor de cabeza. Todavía no ha ido a la pista.
No sé qué hacer.
AHall80: Arrastrarla.
RubyMars: Es más grande que yo, y más fuerte.
AHall80: ¿Cuánto mide? He buscado un vídeo de ella y parece pequeña.
RubyMars: ¿Lo hiciste?
RubyMars: Yo mido 1,65. Ella mide 1,68.
RubyMars: Es monstruosamente fuerte, no dejes que te engañe.
AHall80: Puedes con ella
AHall80: ¿Por qué no sabía que eras bajita?
RubyMars: Sinceramente, me da miedo. Solo hay que conocerla para
entenderla.
RubyMars: Mi madre mide un metro y medio. No es un gran problema en
mi familia. Todos somos bajitos. Ni siquiera pienso en ello la mitad del
tiempo.
AHall80: ¿Por qué le tienes miedo?
AHall80: ¿Tus hermanos son bajitos?
RubyMars: Porque es una loca. A ella no le importa nada en este
momento. Cuando las cosas van a su manera, le pueden importan dos
tonterías en un día, máximo. Puede ser la persona más mala que conozco en
un buen día. La atrapé comiendo helado directamente del galón mientras
veía Glee. Está recayendo.
RubyMars: Uno de mis hermanos mide como 1,67 y el otro dice que mide
1,70, pero está lleno de cosas.
AHall80: ¿No es Glee el programa sobre los chicos del coro?
RubyMars: Casi, y sí, esa serie. Es una mala combinación. Es el principio
del fin. Sé que tengo que hacer algo, pero nadie quiere decirle nada. Todos
la dejan enfurruñarse. Si no fuera porque va a trabajar, dudo que saliera de
casa.
AHall80: Haz algo
RubyMars: Lo haré, pero no la voy a obligar a ir a la pista. De hecho, creo
que tengo una idea...
AHall80: ¿Qué es?
RubyMars: Creo que voy a hacerle el vestido de patinadora más bonito
que he hecho nunca, ya que no es que esté agobiada ni nada. Ella es una
enamorada de las buenas.
AHall80: Hazlo
RubyMars: ¿Tú crees?
AHall80: Sí
AHall80: ¿Has hablado con tu tía, la de las bodas?
RubyMars: Sí.
AHall80: ¿Qué te ha dicho?
RubyMars: He hablado con ella sobre un nuevo vestido en el que quería
que empezara a trabajar.
AHall80: Ruby
RubyMars: Lo sé, lo sé.
AHall80: Puedes hacerlo. Creo en ti.
RubyMars: Eres un buen amigo para mí, Aaron no-un-limpiatraseros.
AHall80: Sería mejor amigo tuyo si consiguiera que te defendieras.
AHall80: Tengo la sensación de que no te paga todo lo que te mereces.
RubyMars: :)
RubyMars: Probablemente no. Ya no miro lo que cobra.
AHall80: Pídele un aumento por lo menos.
RubyMars: Sólo se quejaba de que está sin blanca.
AHall80: Voy a dejarlo por ahora, pero sé que sabes que se está
aprovechando de ti.
RubyMars: Lo sé...
AHall80: Me tengo que ir, pero piensa en decir algo. De verdad.
RubyMars: Lo haré.
AHall80: Te mandaré un mensaje pronto. Adiós
RubyMars: Adiós, Aaron.

24 de marzo

AHall80: Rubes
RubyMars: Hola a ti.
RubyMars: ¿Cómo va todo?
AHall80: Bien. A punto de ir a jugar a Halo.
AHall80: Comprueba tu correo electrónico
RubyMars: Si me enviaste una carta en cadena...
AHall80: Comprueba tu correo electrónico.
RubyMars: Ok, un segundo.
RubyMars: ¡¡¡Es tan guapo!!!
AHall80: Te dije que no tenías que enviarle nada a Aries.
RubyMars: Ya sé que dijiste que no, pero me diste el apartado de correos
de tu padre y me sobró material. Le queda perfecto.
AHall80: Max lo ha visto y ha preguntado si puedes hacer tres más. Tiene
dos huskies y una mezcla de labrador.
RubyMars: Por supuesto que puedo.
AHall80: ¿Cuánto debo decirle que te envíe?
AHall80: Será mejor que no me digas que lo harás gratis.
RubyMars: ¿Por qué?
AHall80: ¿Por qué qué? ¿Por qué no puedes hacerlos gratis?
RubyMars: Sí.
AHall80: Porque deberías venderlos
AHall80: Y los dos tenemos trabajo y tú no.
RubyMars: ....
AHall80: :] Que te pague él. Le diré que 20 dólares a cada uno, ¿o más?
AHall80: Puedes decir más.
RubyMars: ¿20 dólares? ¿Estás loco?
AHall80: 15
RubyMars: ¡No!
AHall80: 14,99
RubyMars: ¿Cuándo te convertiste en un pesado?
AHall80: Se me ha pegado.
AHall80: 10
RubyMars: 10 dólares es demasiado. Es de un viejo rollo que tenía y las
bandanas ni siquiera son reversibles, y lo eres.
AHall80: ¿9 dólares?
RubyMars: Para. 5 dólares cada uno. Esa es mi última oferta.
AHall80: ¿Estás segura?
RubyMars: Positivo
AHall80: K. ¿A la dirección desde la que los enviaste?
RubyMars: Sí, stalker
AHall80: ....
RubyMars: ....
AHall80: ¿Cómo va la búsqueda de trabajo?
RubyMars: Terrible, pero he cogido unos cuantos trabajos más de vestir y
el novio de mi hermano ha pedido pañuelos para perros y su madre
también. Algo es algo. Mientras mi madre no me eche, estaré bien. Nada de
salir a comer a menos que alguien invite, pero no pasa nada.
AHall80: ¿Además de eso estás bien?
RubyMars: Sí, estoy bien. Estoy muy agradecida de no haberme mudado
ahora mismo :)
AHall80: ¿Qué es lo que me dices? ¿Que todo pasa por una razón?
RubyMars: Sí.
AHall80: ¿Ves?
RubyMars: Sí, ya veo, pita.
AHall80: ¿Pita?
RubyMars: Dolor en el trasero. :)
AHall80: Heh
AHall80: Me tengo que ir. Te mandaré un mensaje pronto.
RubyMars: ok, ¡adiós!
AHall80: Adiós RC.

27 de marzo

AHall80: ¿Estás bien?


AHall80: Acabo de ver tu correo electrónico para enviarte un mensaje
instantáneo.
RubyMars: Físicamente estoy bien. Pero he recibido dinero en efectivo de
Max para sus bandanas, y también he recibido por correo cuatro rollos de
tela que sé que no he pedido.
AHall80: ¿Oh?
RubyMars: No me digas ‘oh’. ¿Los enviaste tú?
AHall80: De nada, Rubes.
RubyMars: Aaron. ¡¡¡¡¡No tenías que hacer eso!!!!!
AHall80: Quería hacerlo. Feliz cumpleaños anticipado.
RubyMars: ¿Cómo sabías que se acercaba mi cumpleaños?
AHall80: Stalker, ¿recuerdas? :]
AHall80: Le dije a Max que te buscara en Facebook.
AHall80: No deberías poner tu cumpleaños ahí. La gente puede robar tu
identidad.
RubyMars: Aparentemente.
RubyMars: ....
RubyMars: No tenías que hacer nada por mí.
AHall80: De acuerdo.
AHall80: No era una mierda de tela, ¿verdad? Max la eligió.
AHall80: Un día le vi llevar una camisa con estampado hawaiano....
Debería haber hecho que Des la eligiera en su lugar.
RubyMars: No, está genial. Te enviaré fotos por correo electrónico en un
segundo. Me sorprendió mucho. Muchas gracias, Aaron. De verdad.
AHall80: Me imaginé que podrías hacer más pañuelos con él... o suéteres
para perros o algo para ganar dinero. Pensé que eso te gustaría más que una
tarjeta de cumpleaños.
RubyMars: Eso me gusta mucho más.
RubyMars: Es demasiado. No sé qué decir.
AHall80: Gracias, Aaron.
RubyMars: Har har har
RubyMars: ¡Gracias, Aaron! :)
RubyMars: De verdad, gracias. Haré algo de Aries con lo que has enviado.
AHall80: No te lo envié por eso.
RubyMars: Ya sé que no lo es, pero has enviado mucho material. Debe
haber costado un ojo de la cara el envío.
RubyMars: Lo voy a enviar independientemente de que tú quieras o no.
AHall80: ....
AHall80: Bien
RubyMars: Van a ser reversibles. Ya los puedo ver.
RubyMars: ¡¡¡Gracias!!!
RubyMars: Gracias. Realmente no sé qué decir. Me ha alegrado el mes.
AHall80: Sí, de nada.
AHall80: Sólo puedo entrar un segundo, pero feliz cumpleaños, chica
stalker.
RubyMars: Gracias, chico stalker. Me has alegrado el día.
AHall80: :] Te escribiré pronto.
RubyMars: Bien, cuídate :)

30 de marzo
AHall80: Rubes
RubyMars: Hey stalker
AHall80: ....
AHall80: Recibí tu correo electrónico acerca de ir a la cita #2. ¿Cómo te
fue?
RubyMars: Realmente bien. Tenía entradas para un partido de hockey y
una cena.
AHall80: ¿Houston tiene un equipo de hockey?
RubyMars: No era hockey profesional, sólo una liga local de recreo.
AHall80: ¿Sabe lo de tu hermana?
RubyMars: No. No suelo hablarle a nadie de esa perezosa. Su amigo está
en el equipo.
AHall80: ¿Todavía no ha vuelto a patinar?
RubyMars: No...
AHall80: Mierda.
AHall80: ¿Qué ha pasado con el vestido que le ibas a hacer?
RubyMars: Casi lo he terminado, pero ahora me lo estoy pensando.
AHall80: ¿Qué es lo peor que puede pasar?
RubyMars: ¿Que me grite y tire el vestido al suelo?
AHall80: Le gritas y vendes el vestido si se comporta así.
RubyMars: :)
AHall80: No es que tengas otra cosa que hacer.
RubyMars: Retiro lo dicho sobre tu dulzura.
AHall80: Lol
AHall80: ¿Alguna vez me has llamado así?
RubyMars: No, lol.
AHall80: ¿Recuerdas aquella vez que te mandé tela?
RubyMars: Tela y sí, lo hago.
RubyMars: ¿Recuerdas aquella vez que te envié calcetines?
AHall80: Los estoy usando ahora mismo
RubyMars: No, no los llevas.
AHall80: No, no los llevo. Están sucios :]
RubyMars: ¿Recuerdas aquella vez que creíste que hablaba de tu culo,
pero me refería a tu estómago?
AHall80: BYE
RubyMars: Lol
RubyMars: Lmao
RubyMars: No puedo parar de reír.
AHall80: Feliz cumpleaños, chica.
AHall80: Te deseo lo mejor, Rubes.
RubyMars: Gracias, Aaron.
AHall80: Me tengo que ir, pero te mandaré un mensaje pronto.
AHall80: Feliz cumpleaños de nuevo
AHall80: Adiós, Ruby Cube
RubyMars: Adiós. Gracias
Capítulo 11
ABRIL

2 de abril de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola a ti también.
AHall80: ¿Qué tal tu cumpleaños?
RubyMars: Muy bien. Vinieron todos y salimos a comer. En el restaurante
me trajeron un trozo de tarta y me cantaron el cumpleaños feliz mientras yo
miraba a cada uno de los miembros de mi familia, maldiciéndoles en mi
cabeza por hacerme eso.
AHall80: ¿Te hacen eso todos los años?
RubyMars: No. Saben que lo odio, así que lo cambian. Nunca sé cuándo lo
harán y cuándo no, porque si lo hicieran siempre, dejaría de salir a cenar ese
día.
AHall80: Pobre Ruby
RubyMars: Pobre de mí. :)
RubyMars: Fue un buen día.
AHall80: ¿Recibiste algún regalo?
RubyMars: Sí. :) A ver, mi madre y el #4 me regalaron ropa y un DVD de
la primera temporada de Buffy Cazavampiros con la portada firmada. Mi
papá me envió un certificado de regalo para una aerolínea para comprar un
vuelo para visitarlo. Mi hermano mayor, Seb, me regaló 50 dólares.
Jonathan también me regaló 50 dólares y una tarjeta de regalo para
maquillaje. Su novio me regaló una bufanda muy bonita que me da miedo
ponerme porque estoy segura de que cuesta doscientos dólares. Tali, mi
hermana mayor, me regaló 50 dólares y una tarjeta de regalo para una
tienda de telas, y mi hermana pequeña me dio unas tarjetas de visita
personalizadas muy bonitas. Y mis amigos me regalaron cosas al azar,
como bolsas de Fritos, algunos DVD y tarjetas de regalo. Fue estupendo.
AHall80: Me alegro de oírlo.
AHall80: ¿Te va bien?
RubyMars: Sí, estoy muy bien. ¿Y tú?
AHall80: ¿Muy bien? ¿Qué has hecho hoy?
AHall80: Estoy bien.
RubyMars: He trabajado en un montón de bandanas, casi he terminado
algunos detalles del nuevo vestido de mi hermana. Después voy a hacer
kickboxing. ¿Qué tal el día?
AHall80: La misma mierda de todos los días. :] Los días parecen aún más
largos sabiendo que me voy pronto.
AHall80: ¿El kickboxing es una membresía mensual?
RubyMars: Seguro.
RubyMars: No. Era más barato comprar un pase anual para X cantidad de
clases.
AHall80: ¿No te importa que les dé a algunos de los soldados que se
quedan aquí los libros que me enviaste? No a todos, sólo a algunos.
RubyMars: Por supuesto que no. Fueron un regalo... y todos eran
ejemplares usados. Haz lo que quieras.
AHall80: Eso es lo que pensaba, sólo quería comprobarlo. Necesito algo
para leer en el vuelo de vuelta por si no me duermo.
RubyMars: Seguro que te duermes en los primeros veinte minutos.
AHall80: No apuesto contra ti lol
RubyMars: ¿Estás decidido a comer pizza como lo primero que puedas
cuando vuelvas?
AHall80: Pizza y una cerveza.
AHall80: Una cerveza de verdad.
RubyMars: Se me olvidaba que allí no tienen cerveza de verdad... y antes
mencionaste que ibas a tomar una cerveza.
AHall80: Sí. Tienen las cosas sin alcohol, pero no. Algunos la consiguen
cuando están desesperados, pero yo prefiero no malgastar mi dinero. Eso y
el tabaco es lo que más empieza a echar de menos todo el mundo por aquí.
RubyMars: Nunca me lo has dicho, ¿fumas?
AHall80: Nah
AHall80: La verdad es que no. A veces si estoy muy estresado.
RubyMars: ¿Te has fumado el cigarro que te regalaron?
AHall80: Todavía no. Lo guardo para el día que me vaya
AHall80: ¿Qué pasó con ese chico con el que tuviste una cita?
RubyMars: Me ha estado enviando mensajes de texto. Me ha preguntado
cuándo podemos volver a salir.
AHall80: ¿Qué le dijiste?
RubyMars: Le dije que quizá pronto. Me gusta, pero... no sé. Siento que
debería gustarme más. Nuestros mensajes siguen siendo incómodos, y
siento que tal vez no deberían ser así. No lo sé.
AHall80: ¿Cómo de incómodos?
RubyMars: Como si ninguno de los dos supiera de qué hablar con el otro.
AHall80: Oh
RubyMars: ¿Es eso normal?
AHall80: Supongo.
AHall80: Yo sólo le enviaba mensajes a mi chica si tenía algo que contarle.
RubyMars: Eso es romántico.
AHall80: Lo sé, por eso estoy soltero.
RubyMars: Lo decía en broma, lo siento.
AHall80: Sé que lo hiciste. No pasa nada.
AHall80: Es lo que es.
RubyMars: :)
RubyMars: De todos modos, sigo pensando que, si no estoy loca por él a
estas alturas, es una pérdida de tiempo para ambos. ¿Sabes a qué me
refiero? Mi madre dice que el mismo día que conoció a mi padre supo que
estaba loca por él.
RubyMars: No es que siguieran juntos, pero ya sabes lo que quiero decir.
RubyMars: Decía lo mismo de todos los hombres con los que ha estado
casada. O te llevas bien o no, aunque no sea romántico.
RubyMars: Yo he congeniado con cada uno de mis mejores amigos desde
el principio.
AHall80: Huh
AHall80: Nunca lo había pensado así. Tienes razón. Supongo que deberías
saber que hay algo especial ahí.
RubyMars: Mi hermana me dice que estoy inventando cosas en mi cabeza
y esperando demasiado.
AHall80: ¿Qué cree ella que estás esperando?
RubyMars: Alguien perfecto.
AHall80: Eso no existe.
RubyMars: Sé que no existe. No es así. Sólo me imagino que debería
sentir algo más que una amistad un poco rara, pero sólo siento... no sé. No
lo suficiente. Como si no lo echara de menos si no tengo noticias suyas. No
me desvío de mi camino para enviarle mensajes de texto. No me encuentro
contándole cosas. No me siento a pensar en él.
AHall80: Creo que nunca he conocido a nadie por el que estuviera loco de
primeras, Rube. Al menos no como algo más que un amigo.
RubyMars: ¿Nunca?
AHall80: No.
AHall80: Pero deberías esperar. No digo que no ocurra, simplemente no lo
he experimentado.
RubyMars: Tal vez debería darle otra oportunidad.
AHall80: O no
RubyMars: ....
RubyMars: ¿Crees que no debería molestarme entonces?
AHall80: Lo estoy pensando, y creo que has acertado a la primera.
Básicamente es perder tu tiempo y el de ellos si no te interesa así. Tiene que
haber al menos algo ahí si quieres que dure más de un día.
AHall80: Ojalá hubiera sabido eso. Me habría ahorrado un montón de
novias locas.
RubyMars: Lecciones con Ruby a la 1 p.m. hora central. Estar atentos.
AHall80: No
RubyMars: :)
AHall80: ¿Qué pasó con tu perfil de citas?
RubyMars: Todavía no lo he terminado. Lo sigo posponiendo y no me ha
apetecido hacerlo. Puede que lo retome pronto. Tengo cosas más
importantes de las que preocuparme que de las citas.
RubyMars: Si vuelves a decir algo de que voy a la iglesia o soy voluntario
en un refugio para perros....
AHall80: No lo haré.
RubyMars: Lo estabas pensando, ¿verdad?
AHall80: Tal vez :]
RubyMars: ¿Vas a unirte a una iglesia cuando decidas empezar a salir de
nuevo?
AHall80: ...
RubyMars: ....
AHall80: Adiós
RubyMars: Lol, eso es lo que pensé.
AHall80: Me voy de voluntario a un refugio.
RubyMars: Eres un maldito mentiroso.
AHall80: :]
AHall80: No, estoy bien, de verdad. Ya he tenido suficiente drama y mierda
para el resto de mi vida.
RubyMars: Pero ya has superado a tu ex, ¿no?
AHall80: Sí, no he pensado en ella desde la última vez que te envié un
mensaje sobre ella.
AHall80: Me tengo que ir. ¿Mensaje pronto?
RubyMars: Eso funciona para mí. Ten cuidado.
AHall80: Tú también. Adiós, Ru

6 de abril de 2009

AHall80: Hola a ti
RubyMars: Hey stalker
RubyMars: ¿Cómo estás?
AHall80: Muy bien. ¿A ti?
RubyMars: Bien. :)
AHall80: Hoy he empezado a hacer la maleta. Quería saber qué más voy a
dejar aquí.
AHall80: Es demasiado pronto, pero no es que tenga nada mejor que hacer.
RubyMars: ¿Qué estás considerando?
AHall80: Algunos libros, tarjetas, mi bolsa de ducha.
AHall80: Mi peor ropa interior
RubyMars: ¿Alguien querría tu ropa interior vieja?
AHall80: No de buena gana
RubyMars: Lol, ¿te has llevado un montón?
AHall80: Sí
AHall80: Aprendí la lección por las malas de que es mejor tener
demasiados que no tener suficientes.
RubyMars: También podrías dejar los que tienen marcas de neumático
mientras estás en ello.
AHall80: ¿Marcas de neumático?
RubyMars: ¿Estás llorando o soy la única?
AHall80: Eres la única.
AHall80: Puedo prometerte que no hay ninguna marca de neumático en mi
ropa interior.
RubyMars: Cero, ¿en serio?
AHall80: Quizás no 0... quizás 2.
RubyMars: Eso suena mejor.
RubyMars: Lol
RubyMars: ¿Cómo hemos llegado a este punto?
AHall80: Me hablas de orinar en público
RubyMars: ....
AHall80: ¿Hablas de marcas de neumático con todos tus amigos?
RubyMars: Sólo con los que más me gustan. :)
AHall80: Que suerte la mía. :]
AHall80: Yo tenía unos cuantos blancos viejos que ya no son tan blancos.
RubyMars: ¿Ahora son marrones?
AHall80: ....
AHall80: Sí, pero no por la razón que crees. Están sucios porque no me
ducho todos los días. Sé que es mejor no comprarlos blancos.
RubyMars: Eww. Sí, deja esos.
RubyMars: ¿Tienes que hacer algo justo antes de irte?
AHall80: No, normalmente no. Nuestros sustitutos empezarán a aparecer
pronto, y luego sólo estaremos nosotros sentados, esperando nuestro turno
para volar.
RubyMars: Quiero preguntar cuánto dura tu vuelo, pero quizá puedas
decírmelo después.
AHall80: Sí. Si desaparezco al azar, es porque me he ido, pero intentaré
avisarte para que no te esperes lo peor.
RubyMars: ¿Me avisarás al menos cuando vuelvas a la base? ¿Sólo para
saber que estás bien?
RubyMars: No tienes que hacerlo ni nada.
AHall80: Sí, pero aún tenemos tiempo hasta entonces
AHall80: Ya te contaré
RubyMars ¿Qué vas a hacer después de llegar?
AHall80: Tengo como una semana de reintegración antes de tener 30 días
de permiso. Dejé mi camioneta con Max, así que voy a volar a Luisiana,
luego iré a Escocia durante una semana, después a Florida otra semana y
volveré a casa durante un par de días antes de volver a la base.
RubyMars: Me alegro mucho de que vayas a Escocia. Creo que lo vas a
pasar muy bien con tus amigos. Viviré a través de ti.
AHall80: :]
AHall80: Lo de la casa de la playa también lo tenemos solucionado.
RubyMars: ¿Dónde te vas a quedar? ¿En el sur de Florida?
AHall80: No. Sólo queremos pescar y esas cosas. Nos estamos quedando
en un lugar en esta ciudad llamada San Blas.
RubyMars: Nunca he oído hablar de ella.
AHall80: He estado allí unas cuantas veces
AHall80: Me tengo que ir, pero te mandaré un mensaje pronto.
RubyMars: Está bien, ¡adiós!

9 de abril de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola, ¿cómo estás?
AHall80: Acabo de recibir un correo de mi hermano que me está
estresando
RubyMars: ¿Todo bien?
AHall80: Un imbécil se estaba metiendo con mi hermana y no se lo había
dicho a nadie
RubyMars: ¿Cómo se metió con ella?
AHall80: Trabaja para mi padre. Por lo que sabía mi hermano, se había
estado acercando a mi hermana... tocándola, aunque sabía que no le gusta
que la toquen
Estoy temblando de lo jodidamente cabreado que estoy.
AHall80: Estoy aquí y no puedo hacer nada, ya sabes
RubyMars: Esto va a sonar estúpido y presuntuoso, pero me estoy
cabreando y ella no es pariente mía. ¿Cómo se ha enterado?
AHall80: Mi padre estaba mirando la película de seguridad después de que
alguien se cayera y la vio. Le preguntó a mi hermana sobre el tema y ella
admitió que lo había estado haciendo durante un tiempo. No era nada...
inapropiado porque ya estaría muerto si ese fuera el caso, sólo sus brazos y
hombros, cosas así. No es un gran problema para la mayoría de la gente,
pero sí para ella. He recibido dos abrazos de ella en toda su vida. Ella no...
sabe cómo reaccionar ante la gente... qué decir, cómo interactuar, así que se
queda bastante callada y no hace contacto visual... ese tipo de cosas.
AHall80: Ella es mi hermana pequeña, Ruby.
AHall80: Estoy temblando
AHall80: Apenas puedo escribir
RubyMars: Si esa fuera mi hermana pequeña, me sentiría igual.
RubyMars: ¿Qué hizo tu padre o tu hermano?
AHall80: Lo despidió, pero eso no cambia mucho. Todo el mundo sabe que
es autista y este imbécil se aprovechó de ella.
AHall80: Lo siento
RubyMars: ¿Por qué?
RubyMars: ¿Qué puedo hacer?
RubyMars: Llevo casi un año haciendo kickboxing. Sé cómo ponerle una
trampa a un airbag, ya sabes.
RubyMars: Dímelo y lo haré.
RubyMars: Nadie sabrá nunca que fui yo.
RubyMars: Extraños en un tren, estilo Ruby y Aaron.
RubyMars: ¿Estás ahí?
AHall80: Sí, estoy aquí
AHall80: Sólo estoy ocupado
AHall80: Sacudiendo la cabeza
AHall80: Cómo puedes hacerme reír incluso cuando quiero matar a alguien
está más allá de mí
AHall80: Gracias
RubyMars: :) No intentaba quitarle importancia a la situación, sólo ofrecía
mi limitada habilidad para la venganza.
AHall80: Sé que no lo hacías, Rubes, pero gracias
AHall80: De verdad
AHall80: ‘conjunto de habilidades limitadas’
RubyMars: :)
RubyMars: He robado parte de ella de una película que vi hace unos
meses.
RubyMars: Bromas aparte, ¿hay algo que pueda hacer? De verdad que voy
a ponerle una trampa a un airbag. Hoy en día puedes buscar un vídeo sobre
cómo hacer cualquier cosa. Lo haré por ti. Porque si fuera Jazz, mataría a
alguien.
AHall80: Gracias, pero ya me siento mejor. No necesito que te metas en
problemas por mí.
RubyMars: No me metería en problemas porque nadie se enteraría.
AHall80: ....
RubyMars: Lo siento mucho, stalker. Entre mis hermanos, mis hermanas y
yo, estoy seguro de que podemos hacer casi cualquier cosa. No te metas con
la familia de alguien. Ellos ayudarían.
AHall80: :] Ya te diré si se me ocurre algo.
RubyMars: No olvides que hice aikido durante un tiempo.
RubyMars: Lo dije para hacerte reír.
AHall80: Lo hiciste.
AHall80: Tengo que irme, pero te mandaré un mensaje pronto.
AHall80: Gracias, Rubes
RubyMars: De nada.
RubyMars: Eres un buen hermano por estar molesto.
AHall80: Podría ser uno mejor.
AHall80: :] adiós
RubyMars: Adiós

11 de abril de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola
AHall80: Hemos tenido otro apagón.
RubyMars: Me lo imaginaba. ¿Estás bien?
AHall80: Cansado y los días son muy largos
RubyMars: Piensa que en cuatro semanas estarás de gira por Escocia y
será genial. En cinco semanas, estarás tumbado en alguna playa.
AHall80: Apuesto que por eso mis días parecen más largos.
AHall80: Estoy listo para salir de aquí. Sigo pensando en eso. Intento no
hacerlo porque nunca se sabe lo que puede pasar en una hora, pero es lo
único que me hace pasar los días.
RubyMars: Lo entiendo.
RubyMars: ¿Quieres una distracción?
AHall80: Sí
RubyMars: Me han pedido una cita.
AHall80: ¿Con el chico de 21 años?
RubyMars: No, con el amigo de mi hermano.
AHall80: ....
AHall80: ¿El que te gustaba?
RubyMars: No. Ese no. El amigo de mi hermano marine. Mi hermano lo
sugirió.
AHall80: ¿A tu hermano le pareció bien?
RubyMars: Sí. Conozco a ese tipo desde hace tiempo. Fueron compañeros
de piso antes de que se mudara con su novio. Es simpático.
AHall80: Dijiste que el otro tipo era agradable
RubyMars: También creo que es simpático.
AHall80: Ya sabes lo que quiero decir
RubyMars: Lo sé. Pero este tipo es realmente agradable. Como tú.
Siempre fue muy dulce conmigo, pero nunca dijo ni hizo nada al respecto.
Estaba en casa de mi hermano por el cumpleaños de su novio y ese chico
me invitó a salir.
RubyMars: Está muy bueno y eso me pone nerviosa, pero si espero a
conocer a alguien que no me haga sentir incómoda, voy a estar en pañales
para adultos.
RubyMars: No sé por qué te he dicho que está bueno. Lo siento. Como si
te importara o quisieras escuchar eso.
AHall80: Puedes decirme lo que sea
AHall80: ¿A dónde te lleva?
RubyMars: No lo sé. Me dijo que me llamaría el jueves para salir el
viernes.
AHall80: ¿Por qué está esperando para llamarte toda la semana?
RubyMars: ....
RubyMars: Está saliendo con otras personas, ¿no?
AHall80: No lo sé, pero...
RubyMars: Está bien. No tengo ninguna expectativa. No es que esté
enamorada de él ni nada por el estilo. Sólo intento salir y coger experiencia.
AHall80: No debería haber dicho eso, Ruby. Lo siento. Tal vez esté
ocupado.
RubyMars: Tal vez.
AHall80: Mira, me tengo que ir, pero siento haber dicho eso.
RubyMars: No has hecho nada. No pasa nada. Cuídate.

18 de abril de 2009

AHall80: Hey
RubyMars: Hola stalker
AHall80: ¿Cómo fue tu cita?
RubyMars: Horrible.
AHall80: ¿Cómo de horrible?
AHall80: ¿Hizo algo?
RubyMars: No. Sacó a relucir al otro tipo.
AHall80: ¿El que te gustaba?
RubyMars: Sí. Estábamos en medio de una comida en un lugar demasiado
elegante y que me incomodaba cuando me dijo: ‘Estaba esperando para
invitarte a salir’. No es gran cosa, ¿verdad? Le dije: ‘¿En serio?’ Y me dijo:
‘Sí. Quería darte algo de tiempo para superar lo de Hunter’.
RubyMars: Quería vomitar, Aaron. Perdí el apetito, y nunca lo pierdo a
menos que me esté muriendo de neumonía.
AHall80: ¿Hunter es el tipo?
RubyMars: Sí.
AHall80: Mierda
RubyMars: Sí. Exactamente lo que pienso.
RubyMars: ¡Todo el mundo lo sabía! ¡Todo el mundo!
RubyMars: Una cosa era saber que mi familia lo sabía, pero que los
amigos de mi hermano también lo supieran... Soy tan idiota. Me di cuenta
de que sabía que quería vomitar porque inmediatamente empezó a dar
marcha atrás. Le dije que estaba bien, pero que yo no estaba bien. Estaba
enfadada conmigo misma.
RubyMars: Soy tan estúpida.
AHall80: No has hecho nada malo.
RubyMars: Lo hice. Podría haberlo manejado de otra manera. Podría
haberlo superado hace años y seguir adelante con mi vida, pero no... yo no.
RubyMars: Soy una idiota.
AHall80: No eres una idiota
AHall80: A todo el mundo le ha gustado alguien que no le ha
correspondido en algún momento, Ruby.
AHall80: Ya lo sabes. Todo el mundo.
RubyMars: Pero no durante años como una completa idiota.
RubyMars: Yo...
RubyMars: UGH
RubyMars: Aquí estaba este chico al que le gustaba y yo no tenía ni idea
porque había estado loca por alguien que no estaba interesado en mí durante
media vida como una imbécil.
AHall80: No eres una imbécil.
AHall80: ¿Te gusta este tipo?
RubyMars: Yo no diría que me ‘gusta’. Nunca lo he pensado mucho. Es
simpático y no es difícil de ver.
RubyMars: Intenté no actuar de forma diferente el resto de la cita, pero sé
que se dio cuenta de que estaba cabreada y avergonzada.
AHall80: No has hecho nada malo, recuérdalo.
RubyMars: Lo intentaré...
RubyMars: Aun así. ¿Todo el mundo sabía que estaba colgada de él?
Quería arrastrarme a un agujero, de lo más patético y no salir nunca.
AHall80: No eres patética.
AHall80: Ya lo has superado y puedes seguir adelante, ¿verdad?
RubyMars: Así es.
AHall80: Tranquila.
RubyMars: Es más fácil decirlo que hacerlo. Nunca pensé que fuera tan
orgullosa, pero supongo que lo soy.
AHall80: Eres buena. Es un tipo.
AHall80: Relájate
RubyMars: Bien.
AHall80: ¿Creía que tu hermana era la mala perdedora de la familia?
RubyMars: Har har har
RubyMars: No quiero hablar más del tema.
RubyMars: En fin, ¿cómo estás?
AHall80: Bien
AHall80: Yo también lo estoy dejando
AHall80: El estrés es alto. Todo el mundo está deseando salir de aquí. La
misma mierda de siempre.
RubyMars: :)
RubyMars: Eso es mejor a que pasen cosas locas, ¿no?
AHall80: Sí y no.
AHall80: No hace falta que me queje.
RubyMars: Voy a cambiar de tema.
RubyMars: ¿Te has enterado de algo más sobre tu hermana y esa basura?
AHall80: Mi padre me envió un correo electrónico y dijo que Paige está
bien y actuando más como ella misma de lo que había sido. Dijo que no se
había dado cuenta de que había estado actuando de forma extraña hasta
ahora que no lo está.
AHall80: Conociendo a mi padre, siente que le ha fallado, pero no quiere
decir nada al respecto.
RubyMars: Lo siento, Aaron.
RubyMars: Si hay algo que pueda hacer o decir, dímelo.
AHall80: Lo haré.
AHall80: Dime algo
AHall80: Cualquier cosa
RubyMars: Eso no es amplio. :)
RubyMars: Le regalé a mi hermana su vestido.
AHall80: Envía una foto.
AHall80: ¿Qué dijo o hizo ella?
RubyMars: Se lo llevé a su habitación cuando estábamos solas en casa y se
lo di. Se quedó mirando durante mucho tiempo, y realmente pensé que iba a
llorar, pero luego me abrazó y me dio las gracias.
RubyMars: Hoy he pasado por su habitación y la he encontrado sentada en
el borde de la cama, con la mirada perdida. Espero que esté pensando en ir a
patinar, pero quién sabe.
RubyMars: Te enviaré una foto ahora mismo. Creo que es la mejor que he
hecho hasta ahora.
RubyMars: Pero...
RubyMars: No sé si le quedará bien si intenta ponérselo. He utilizado sus
medidas de cuando entrenaba regularmente.
AHall80: Tal vez eso la motive a volver a entrenar.
AHall80: Wow. Acabo de abrir el archivo adjunto. ¿Hiciste un patrón de
arco iris?
RubyMars: Sí :). Pensé en hacer un tema más rojo, como un fénix que
resurge de sus cenizas, pero el arco iris se me ocurrió. Tampoco es tan
deprimente. Ella perdió, no murió. Quería que pareciera que se estaba
levantando, o evolucionando. Como si se tratara más de vivir la vida que de
morir.
RubyMars: No sé si eso tiene sentido, pero... quizá lo pensé demasiado.
AHall80: Lo entiendo. Un fénix tiene más que ver con el renacimiento. Tú
estabas pensando más en la vida posterior.
RubyMars: ¡Sí! Exactamente.
AHall80: Puedo ver las pequeñas cosas en forma de alas que hiciste. Vaya.
De verdad, Ruby. Guau.
AHall80: Si no se pone eso, deberías dárselo a alguien que lo haga. Eso no
merece ir a un armario.
RubyMars: Gracias.
AHall80: ¿Sabes algo de ese tipo?
RubyMars: ¿Cuál?
RubyMars: ^^ la primera y única vez que he sonado como una donjuan.
AHall80: El más joven
RubyMars: Me mandó un mensaje hace unas semanas, pero ya me había
dado cuenta de que no quería hacerle perder más el tiempo.
AHall80: Buena chica
RubyMars: :)
AHall80: Tengo que irme. Te mandaré un mensaje pronto.
RubyMars: Ok. Adiós. Cuídate.
AHall80: Tú también, RC.
21 de abril de 2009

AHall80: Cuéntame algo bueno que te haya pasado.


RubyMars: Hola a ti.
RubyMars: Hoy he dejado mi trabajo.
AHall80: ....
AHall80: ¿De verdad?
RubyMars: De verdad.
AHall80: ¿Qué ha pasado?
RubyMars: Me puse nerviosa. Entré en la tienda para hablar con mi tía
sobre un cambio que quería hacer en un vestido, y empezó a decirme cosas
muy feas .... Me quedé allí con ganas de llorar. No lo hice, lo cual me
merece un premio, pero quería hacerlo. Luego dijo algo sobre que podía
encontrar a alguien tan bueno como yo por menos dinero y eso me hizo
pensar en ti, y simplemente le dije que renunciaba.
AHall80: ¿Qué dijo ella?
RubyMars: Me dijo que tenía suerte de ser su pariente o me habría
despedido hace mucho tiempo, que mi trabajo era deficiente, que mi familia
me había cuidado demasiado tiempo y que ya no tenía dieciséis años y tenía
que madurar... un montón de tonterías.
AHall80: ....
RubyMars: Nunca nadie me había hablado así. Realmente hirió mis
sentimientos.
RubyMars: Probablemente suene como un bebé diciendo eso, pero a quién
le importa. No quiero mentirte y que parezca que me he reído en su cara o
algo así. Ojalá lo hubiera hecho.
AHall80: No suenas como un bebé, Rubes. Tu tía parece una bruja. Parece
una persona infeliz.
RubyMars: Es mala e infeliz. Su marido la engaña todo el tiempo. Me
siento mal por ella, pero no entiendo por qué se desquita conmigo y con
todo el mundo.
AHall80: La engañe o no, eso me jode.
AHall80: Mucho
AHall80: ¿Seguro que lo dejas?
RubyMars: Sí. Me empezaron a sudar las manos y quise vomitar y mi
corazón empezó a latir muy rápido, pero lo dejé. Así se lo dije, ‘lo dejo’.
RubyMars: Una parte de mí se arrepiente de no haber hecho un mayor
espectáculo. Como echarle la bronca o decirle algo realmente bueno como
‘Nunca encontrarás a alguien mejor que yo’ o ‘Te arrepentirás de esto’ o
empujar un maniquí cuando me fui.
RubyMars: Oh, bueno.
RubyMars: Estoy intentando hacer un chiste sobre esto para no vomitar.
RubyMars: No está ayudando mucho.
AHall80: Oh Ruby.
AHall80: Me río de ti y lo siento por ti al mismo tiempo.
AHall80: No vomites.
RubyMars: Ya no tengo trabajo, Aaron.
AHall80: Tienes un trabajo. Tus cosas que haces por tu cuenta.
AHall80: Tenías que dejarlo. Ya lo sabes.
RubyMars: Lo sé.
AHall80: No podías trabajar allí para siempre. Ni siquiera te gustaba hacer
esos vestidos, ¿verdad?
RubyMars: No...
AHall80: Y te pagaba una mierda, ¿no?
RubyMars: Sí...
AHall80: ¿Entonces cuál es el problema?
RubyMars: Es que tengo miedo. Nunca he dejado de tener un trabajo, y
ahora en menos de dos meses, he perdido los dos.
RubyMars: Voy a vomitar. De verdad que sí.
AHall80: No vas a vomitar.
AHall80: Respira.
AHall80: Lo tienes. Vas a estar bien.
AHall80: Tengo que decir que estoy muy orgulloso de ti por dejarlo.
RubyMars: :)
RubyMars: Ahora me das ganas de llorar de otra manera.
RubyMars: Gracias por decir eso.
AHall80: No es que no te diga la verdad.
AHall80: Seguro que da mucho miedo dejarlo.
RubyMars: Realmente lo da.
RubyMars: Creo que voy a tener que entrar en el alijo de licor del #4 para
calmarme. Mi corazón todavía está acelerado.
AHall80: ....
RubyMars: Así no. No son palpitaciones.
AHall80: ¿Estás segura?
AHall80: Habla en serio.
RubyMars: Estoy segura. Siento haberlo dicho así. No te preocupes. Estoy
bien.
AHall80: ....
RubyMars: De verdad.
AHall80: Tengo que irme, pero estoy muy orgulloso de ti, Ruby. No tengas
miedo. Has hecho lo correcto. Lo solucionarás todo. Quizá sea el momento
de que te centres en hacer lo tuyo a tiempo completo.
RubyMars: Tal vez. :)
AHall80: Tampoco salgas corriendo a buscar el primer trabajo que te
aparezca, luego alucinas más.
RubyMars: Me da miedo lo bien que me has llegado a conocer.
AHall80: Je
AHall80: Me tengo que ir. Serás buena.
AHall80: Hablamos pronto. Adiós.
RubyMars: Adiós.

23 de abril de 2009

AHall80: ¿Y?
RubyMars: Últimamente vas directo al grano.
RubyMars: Quiero preguntar qué, pero ya sé lo que estás preguntando.
AHall80: ?
RubyMars: No he conseguido otro trabajo.
AHall80: Bien.
RubyMars: :)
RubyMars: Le conté a mi madre lo que había pasado y se puso como loca.
No había visto su cara tan roja desde que se rompió los pantalones al salir
del coche.
RubyMars: Cogió el teléfono, dispuesta a llamar a mi tía y romperle los
pantalones, pero la detuve. Le dije que lo dejara pasar y que yo me
encargaría. Parecía tan impresionada. Me abrazó.
AHall80: Debería hacerlo. No conozco a nadie que haya dejado su trabajo,
así como así.
RubyMars: ....
RubyMars: ¿No lo has hecho?
AHall80: No. ¿Quién deja su trabajo sin tener otro en línea?
RubyMars: No estás bromeando.
AHall80: No estoy bromeando.
AHall80: :] Has hecho lo correcto.
RubyMars: Voy a fingir que no me acabas de decir eso, pero gracias de
nuevo.
RubyMars: Lo único que sabía era que no quería que me siguieran
tratando así. Estaba cansada de que me doliera el estómago cada vez que
me llamaba o me mandaba un mensaje.
AHall80: Ya lo tienes.
RubyMars: Lo tengo.
RubyMars: Quizá si lo digo lo suficiente empiece a creérmelo.
AHall80: Lol
AHall80: Ya lo tienes.
RubyMars: :)
RubyMars: ¿Cómo van las cosas por ahí?
AHall80: Bien. Tenemos los papeles de Ax listos. Ya sé con quién voy a
dejar las cosas. Mi maleta está preparada. Estoy listo para irme.
RubyMars: Me alegro mucho por ti.
AHall80: Yo también. También estoy listo para ir a Escocia. Max me envió
algunas cosas del itinerario a través del correo que he estado revisando.
RubyMars: ¿Qué hay en la lista?
AHall80: Edimburgo, algunos pueblos pequeños, un castillo, tres días en
Skye.
RubyMars: ¿Qué es Skye?
AHall80: Una isla. Búscala ahora mismo. Allí se filman películas.
RubyMars: Está bien, espera.
AHall80: ¿Estás mirando?
RubyMars: No debería haber mirado. Estoy tan celosa que es un pecado.
Ahora necesito conseguir un trabajo para poder ahorrar dinero para ir algún
día.
AHall80: Puedo averiguar si hay sitio para que vayas.
RubyMars: No hay dinero, ¿recuerdas?
RubyMars: :) Gracias de todos modos. Algún día lo haré.
AHall80: Lo siento, Ruby.
RubyMars: ¿Por qué? Te mereces unas vacaciones. No quiero quitarte la
ilusión.
AHall80: No lo haces. Sé que no lo decías en ese sentido.
AHall80: Es que me he acordado de que tenías que ir a ver a tu padre este
mes.
RubyMars: Algo surgió con sus hijastros. Lo bueno es que la tarjeta regalo
que me dio es suficiente para cubrir un billete de ida y vuelta, así que puedo
ir cuando sea. Quizá en julio.
RubyMars: De todos modos, ha funcionado. No debería gastar ese dinero
ahora mismo.
RubyMars: Mi madre y el número 4 van a ir a Hawai. ¿Has estado allí?
AHall80: ¿Hawaii? No. Pero quiero ir.
AHall80: Ya no puedo soportar los grandes lugares turísticos. Demasiada
gente, demasiado ruido... nah.
RubyMars: Lo entiendo. A mi hermano le pasa lo mismo. Hay muchos
lugares a los que ir que no son parques temáticos ni trampas para turistas.
AHall80: Tienes razón.
AHall80: Tengo que ir, pero te mandaré un mensaje pronto.
RubyMars: Bien. Cuídate.
AHall80: Tú también. Adiós, RC

25 de abril de 2009

AHall80: Hey Rubes


RubyMars: Hola.
RubyMars: ¿Todo bien?
AHall80: En su mayor parte.
RubyMars: ¿Un mal día?
AHall80: No ha sido el mejor.
RubyMars: Lo siento.
RubyMars: ¿Puedo hacer algo?
AHall80: ¿Quitarme la cabeza?
RubyMars: De acuerdo.
RubyMars: Déjame pensar. Últimamente no me ha pasado nada estúpido,
ni a nadie que conozca...
AHall80: Ibas a contarme que tu madre te enseñó a montar en bicicleta
hace mucho tiempo.
RubyMars: ¡Lo había olvidado! Bien, te lo contaré.
RubyMars: No es una historia larga.
RubyMars: Es un poco estúpida, en realidad. No sé por qué iba a
contártela.
AHall80: Cuéntame de todos modos
RubyMars: ¿Estás seguro?
AHall80: Cuéntame.
RubyMars: De acuerdo.
RubyMars: ¿Recuerdas que te dije que siempre nos ha dicho un montón de
tonterías pero que no deja que otras personas lo hagan? Tenlo en cuenta.
RubyMars: Tendría unos 6 años y mi padre llevaba mucho tiempo
insistiendo en que me quitara las ruedas de entrenamiento (por aquel
entonces aún estaban juntos). Pero mi padre siempre ha sido el más blando
de los dos, y cada vez que fallaba con mi aprendizaje, cuando la bici se
volcaba o si me chocaba con algo, etc., la dejaba caer y le volvía a poner las
ruedas. Nada del otro mundo, ¿no?
RubyMars: Mi madre al final se cansó de que no aprendiera y salió un día
después de que me cayera mientras le decía a mi padre que no quería volver
a intentarlo... seguro que estaba llorando. En cualquier caso, se acercó a
nosotros, me señaló y me dijo: ‘Súbete a la bicicleta. Te voy a enseñar ya
que alguien no puede’. Así que me subo a la bici, porque a esa edad ya sé
que no hay que meterse con mi madre. Ella sostiene el respaldo del asiento
mientras me subo y me da algunas instrucciones... lo mismo que diría mi
padre siempre. Equilibrio, mantener las manos en las asas, ese tipo de
cosas.
RubyMars: Antes de que empiece a hacer avanzar la bicicleta y a mí, se
inclina hacia mi oído y me dice: ‘Si no lo haces bien la primera vez,
Rubella, te toca limpiar el baño y la cocina durante el próximo mes, ¿bien,
cariño? Puedes hacerlo. Creo en ti’.
RubyMars: Sí, aprendí a montar esa maldita bicicleta esa vez LOL.
AHall80: Eso no es para nada lo que pensé que iba a hacer.
RubyMars: Ella hizo lo mismo con Jazz cuando era el momento. La
escuché. Nunca has visto las piernas de dos niñas de cinco años bombear
los pedales tan rápido en tu vida.
RubyMars: Cuando llegó el momento de aprender a conducir, le rogué a
mi hermana mayor que me enseñara en lugar de a mi madre porque me
preocupaba el tipo de amenazas que me haría vivir una vez que se cansara
de mis tonterías.
AHall80: LOL
AHall80: Mi padre me enseñó a conducir
RubyMars: ¿Cómo fue eso?
AHall80: Bien. Soy un buen conductor.
RubyMars: Eso no es para nada engreído.
AHall80: Así es. Es la verdad.
RubyMars: Qué modesto. ¿En qué coche aprendiste?
AHall80: Su sedán blanco. Siempre ha tenido coches blancos. Dice que no
se calientan tanto como los coches negros.
RubyMars: ¡Mi madre dice lo mismo!
AHall80: :]
AHall80: ¿Qué edad tenías?
RubyMars: 17. Primero tuve que tener un trabajo para pagar mi seguro. ¿Y
tú?
AHall80: Obtuve mi permiso a los 15 años y conducía a los 16.
RubyMars: Presumido.
AHall80: Parece que fue hace una eternidad. A veces no puedo creer que
vaya a cumplir 30 años. Todavía pienso que tengo 16 o 18 la mayor parte
del tiempo.
RubyMars: Lo sé. No puedo creer que ya haya salido del instituto casi 7
años. ¿Qué he hecho con mi vida desde entonces? ¿Sabes?
AHall80: Yo también.
AHall80: Nunca supe lo que iba a hacer, pero no era estar en el ejército.
AHall80: Todavía no sé lo que quiero hacer.
RubyMars: Todavía tienes toda la vida por delante. Puedes hacer lo que
quieras con ella. Eres inteligente, responsable y tienes una buena cabeza
sobre los hombros.
AHall80: No sé nada de todo eso.
RubyMars: Es cierto. No lo diría si no lo fuera.
RubyMars: De todas formas, he leído en algún sitio que se es más feliz a
los treinta años.
AHall80: ¿De verdad?
RubyMars: Sí, supongo que en ese momento ya sabes mejor quién eres y
tienes más encarrilada tu vida para entonces.
RubyMars: Si ese es el caso, tengo seis años para poner en orden mis
cosas, lol. Voy a necesitar cada minuto.
AHall80: Ya te darás cuenta.
RubyMars: Todo puede ser siempre peor. Eso es lo que me digo a mí
misma cuando no estoy llorando en un galón de Blue Bell.
AHall80: ¿Qué es Blue Bell?
RubyMars: ...
RubyMars: Estás bromeando.
AHall80: No, ¿qué es?
RubyMars: ....
AHall80: Sí, estoy bromeando. Lo tienen en Luisiana.
RubyMars: Bendito sea, estaba a punto de tener que intentar averiguar
cómo liofilizar el helado para enviártelo al otro lado del mundo.
AHall80: LOL
AHall80: Eres algo más
RubyMars: :) Me han dicho que soy muy adorable.
AHall80: ¿Quién ha dicho eso? ¿Tu madre?
RubyMars: ..........
AHall80: .........
RubyMars: ........
AHall80: :]
RubyMars: Retiro lo dicho una vez que te llamé simpático.
AHall80: LOL
AHall80: ¿Pensé que éramos amigos?
RubyMars: Básicamente eres mi mejor amigo ahora.
RubyMars: No sé por qué te acabo de decir eso. No hay presión. No quiero
que sea raro. También tengo otros amigos. Sólo que contigo es diferente.
RubyMars: Me gustas más que casi todos los que conozco. Me entiendes.
RubyMars: Sigo empeorando las cosas.
RubyMars: Voy a dejar de escribir ahora.
AHall80: Entiendo lo que quieres decir. Tú también eres mi mejor amiga
RubyMars: :)
AHall80: Puedes empezar a escribir de nuevo
RubyMars: Me preocupa decir algo de lo que me arrepienta.
AHall80: ¿Como qué?
RubyMars: No lo sé. Algo de lo que me arrepienta.
AHall80: ¿Cómo?
RubyMars: No voy a cavar este agujero de la vergüenza más profundo, lol.
AHall80: Ya has cavado un agujero profundo, ¿qué es otro más?
RubyMars: ¡También has pisado mierda humana!
AHall80: Me refería a lo de orinar en público, Ruby
RubyMars: Oh.
RubyMars: Sobre eso
RubyMars: Lol
AHall80: Sí, sobre eso
AHall80: :]
RubyMars: Yo me encargo.
AHall80: Me tengo que ir, pero te mandaré un mensaje pronto.
RubyMars: Bien, adiós y cuídate.
AHall80: Tú también

26 de abril de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola.
AHall80: ¿Mantequilla de cacahuete o gelatina?
RubyMars: ¿Es una pregunta con trampa?
AHall80: No.
RubyMars: Gelatina.
AHall80: Gracias a Dios
AHall80: Acabo de escuchar a cinco personas discutir sobre la mantequilla
de cacahuete en lugar de la gelatina durante la última hora de la cena.
Estaba demasiado cansado para decirles que estaban todos locos.
RubyMars: ¿Tú también eres del Equipo Gelatina?
AHall80: Hasta el final
RubyMars: Bien. No habría querido dejar de ser tu amiga por algo tan
estúpido como que me gustara más la mantequilla de cacahuete, pero habría
recordado nuestra amistad con cariño.
AHall80: Heh
AHall80: Aaron y Ruby RIP 2008-2009
RubyMars: Hay lágrimas en mis ojos
RubyMars: ‘Ruron para siempre’
AHall80: ¿Ruron? ¿Ruby+Aaron? Eso es inteligente.
RubyMars: Es el nombre de nuestro ship.
AHall80: ¿Como un acorazado?
RubyMars: Pobre, dulce e inocente niño
RubyMars: Ship. Shipping. Yo shipeo ______.
AHall80: No sé de qué estás hablando
RubyMars: Hoy es el día en que nuestra amistad muere.
RubyMars: ¿Nunca habías oído ese término?
AHall80: No
AHall80: De verdad.
AHall80: ‘Hoy es el día en que muere nuestra amistad’
AHall80: Ruby....
RubyMars: Te perdonaré entonces. Olvidé que el idiota no es fuerte en ti.
RubyMars: Shipping es... ‘relación’ como, gusto por dos personajes y
pensar que deberían tener una relación juntos en un fandom.
RubyMars: ¿Sabes lo que es un fandom?
AHall80: Sé lo que es un fandom.
RubyMars: Bien. Viste Buffy. ¿Te acuerdas de Ángel? ¿El vampiro? Buffy
+ Angel = Bangel.
AHall80: Lo tengo.
AHall80: Me gustaba más el otro tipo
RubyMars: ......
RubyMars: ¿Spike?
AHall80: Sí
RubyMars: Cásate conmigo.
RubyMars: Creo que podría amarte.
AHall80: Lol
AHall80: OK
RubyMars: Ni siquiera estoy bromeando. Cásate conmigo. La oferta sigue
en pie.
RubyMars: Es broma, estoy bromeando. :)
RubyMars: ¿Cuánto has visto de la serie...?
AHall80: ......
AHall80: ¿7 temporadas?
RubyMars: Sólo hubo 7 temporadas.
RubyMars: Aaron
RubyMars: Eso es lágrimas en mis ojos dos veces hoy
AHall80: Max me envió cintas de todas las temporadas hace unos 4 o 5
años cuando estaba desplegado. Él también la veía, pero nunca lo admitirá
RubyMars: Retiro lo que dije. Hoy es el día en que nuestra amistad se
convirtió en algo para siempre lol
AHall80: :]
AHall80: A mí me vale
RubyMars: Bien lol.
AHall80: Me tengo que ir, pero te mandaré un mensaje pronto, Ruron
RubyMars: Bien, adiós, Ruron.

28 de abril de 2009

AHall80: ¿Alguna vez has tenido ganas de darle una paliza a alguien?
RubyMars: Hola a ti
RubyMars: Sólo una o dos veces.
RubyMars: ¿Por qué?
AHall80: ¿Quién?
AHall80: Un tipo nuevo que me está poniendo de los nervios. Es tan
jodidamente ingenuo y estúpido.
RubyMars: ¿A quién quería golpear?
RubyMars: Lo siento. ¿Te has peleado con él?
AHall80: Sí
AHall80: No lo hice, pero quería hacerlo. Sé que es un soldado raso que no
ha visto ni hecho nada antes, y sé que no sabe nada... pero es difícil
mantener la boca cerrada cuando está soltando tonterías por la boca.
RubyMars: Quería darle una paliza a una chica del instituto que hablaba de
mí a mis espaldas. También quería darle una paliza al desconocido que
golpeó mi coche en el aparcamiento hace un año. Eso es todo.
RubyMars: Ese tipo de personas son las peores.
AHall80: ¿Alguien te acosó en el instituto?
RubyMars: Yo no lo llamaría acoso. Lo único que hizo fue hacer
comentarios estúpidos en voz baja cuando yo podía oírla. Sólo me molestó
las primeras diez veces que lo hizo.
AHall80: ¿Hiciste algo para que dejara de hacerlo?
RubyMars: No.
AHall80: .......
RubyMars: Ya te dije que no me molestaba tanto. Simplemente era una
persona odiosa en general. No es gran cosa. Pero durante un tiempo sí quise
darle una patada en el trasero si hubiera podido.
RubyMars: Tenía unas tetas gigantes, y una vez se debió agachar y se le
salió todo del sujetador porque el pezón se le salía de forma muy evidente.
Se podía ver. Yo lo vi y no le dije nada.
RubyMars: También vi a su novio de entonces engañándola cuando fui al
cine y tampoco dije nada.
RubyMars: Me siento culpable pensando en ello ahora.
RubyMars: Estoy robando la conversación con mis tonterías al azar. Lo
siento. Háblame del idiota.
AHall80: No, no es así. Ni siquiera estoy ya tan cabreado con él.
AHall80: ¿Sabes lo que le pasó?
RubyMars: ¿A la chica mala?
AHall80: Sí
RubyMars: No. Ahora quiero buscarla, lol.
RubyMars: ¿Has pegado alguna vez a alguien?
AHall80: ¿Golpear? No. ¿Me he metido en una pelea? Sí
RubyMars: ¿Por qué?
AHall80: Por nada. Sólo por estar borracho y ser tonto en el instituto.
RubyMars: Lamentable. Quería algo jugoso.
AHall80: Je, no. Nada de eso.
RubyMars: ¿Ni siquiera por uno de tus millones de novias?
AHall80: No tenía un millón
AHall80: Y por supuesto que no. Nunca por una chica.
RubyMars: Sólo 999,999 novias
AHall80: .......
AHall80: Adiós
RubyMars: :)
RubyMars: Todavía estás aquí.
AHall80: 20 y pico como máximo. La mayoría eran chicas con las que salí
un mes.
RubyMars: Mister Compromiso aquí mismo.
AHall80: .......
AHall80: Lo juro por mi vida, he perdido tanto prestigio con otros soldados
desde que empecé a enviarte correos electrónicos y mensajes instantáneos,
que no sé si alguna vez lo recuperaré. La gente no puede tomarme en serio
cuando me río a carcajadas de ti.
RubyMars: Problemas del primer mundo.
AHall80: Maldita sea, Ruby
RubyMars: Lol
RubyMars: Te respeto, si eso significa algo.
RubyMars: En su mayoría.
AHall80: ‘En su mayoría’
AHall80: BYE
RubyMars: :) :) :)
AHall80: Siguiendo adelante, ¿te va bien?
RubyMars: Sí. ¿Y tú?
AHall80: Sí, estoy bien.
AHall80: He oído un chiste que me ha hecho pensar en ti
RubyMars: Compártelo.
AHall80: ¿Qué hace una vaca pensando?
RubyMars: Ya tengo lágrimas en los ojos
AHall80: ¡Hace leche concentrada!
RubyMars: Eres un tesoro que valoraré cada día del resto de mi vida.
AHall80: :] Sabía que te iba a gustar. Tenía que contártelo.
AHall80: Me tengo que ir, pero te escribiré pronto, RC
RubyMars: Adiós, Ruron
RubyMars: Cuídate.

30 de abril de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola a ti
AHall80: ¿Qué estás haciendo?
RubyMars: Nada. En el sofá, comiéndome mis problemas mientras veo la
tele.
AHall80: ¿Quieres que te deje?
RubyMars: No.
AHall80: ¿Qué estás viendo?
AHall80: Alguien ha puesto hoy la primera película de X-Men y he
pensado en ti
RubyMars: Me siento tan satisfecha conmigo misma.
RubyMars: Estoy viendo un maratón de Project Runway...
AHall80: ¿Qué es eso?
RubyMars: Un programa sobre diseñadores que compiten para iniciar sus
carreras.
AHall80: Debería haberlo sabido. :]
RubyMars: Voy por mi segunda taza de Ramen. He pensado en ti.
AHall80: LOL.
AHall80: Es bueno. No lo como cuando no estoy aquí, pero me
acostumbro.
RubyMars: ¿Adivina qué?
AHall80: ¿Qué?
RubyMars: Ayer tuve otra cita.
AHall80: ¿Con?
RubyMars: El amigo de mi hermano.
RubyMars: No el que no te gusta, el otro.
AHall80: ¿Creía que te había cabreado?
RubyMars: Lo hizo, pero me llamó y me preguntó si quería ir a una
exposición especial en el museo de ciencias. Iba a decirle que no por lo que
pasó la última vez, pero no ir porque me daba vergüenza lo que pasó... Me
imaginé que me diría que fuera también.
AHall80: Sí
RubyMars: Así que fui. Estuvo bien.
AHall80: ¿No intentó acercarse a ti?
RubyMars: Me besó.
RubyMars: Eso fue todo. Fue agradable.
RubyMars: ¿Estás ahí?
AHall80: Sí
RubyMars: ¿Todo bien?
AHall80: Sí
AHall80: ¿Vas a volver a verlo?
RubyMars: Me ha invitado a ir al cine con él mañana. Tienen una función
por la mañana en un cine que sirve pancakes.
AHall80: ¿Te vas a levantar temprano?
RubyMars: Sí. No eres la primera persona que lo pregunta :)
AHall80: OK
RubyMars: Creo que será divertido siempre que no me duerma durante la
película.
AHall80: No hagas eso.
RubyMars: No lo haré. Espero.
RubyMars: Es realmente agradable. No me haría nada.
AHall80: Si tú lo dices
RubyMars: Ya te dije que lo conozco desde hace años. Es buena gente.
AHall80: OK
RubyMars: ...
RubyMars: ¿Estás bien?
AHall80: Sí
RubyMars: ¿Ha sido hoy un mal día?
RubyMars: ¿Quieres que te deje ir?
AHall80: No.
AHall80: No, está bien
RubyMars: Está bien.
RubyMars: Bien.
RubyMars: He vendido un montón de bandanas a un peluquero de perros
que mi hermana conoce por su trabajo.
AHall80: Eso es bueno.
RubyMars: Eso pensé.
AHall80: Sí
RubyMars: ¿Has oído algo más sobre Escocia o Florida?
AHall80: No
RubyMars: No: ¿Seguro que estás bien?
AHall80: Estoy bien.
AHall80: Me tengo que ir. Te escribiré pronto.
RubyMars: De acuerdo.
RubyMars: Estoy aquí si necesitas hablar de cualquier cosa.
AHall80: Lo sé. Adiós.
RubyMars: Adiós, Ruron.
Capítulo 12
MAYO
16 de mayo de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola
AHall80: ¿Estás bien?
RubyMars: Sí. ¿Y tú?
AHall80: Sí
AHall80: ¿Cómo va la búsqueda de trabajo?
RubyMars: Bien. Tengo más trabajo por encargo.
AHall80: ¿Trajes de patinaje sobre hielo?
RubyMars: Sí y algo de ropa para perros.
RubyMars: Gracias por preguntar.
AHall80: ¿Qué pasa?
RubyMars: Nada.
AHall80: Algo va mal. ¿Qué pasa?
RubyMars: Nada.
RubyMars: Todo está bien.
AHall80: Ruby
RubyMars: Aaron.
AHall80: Ruby
RubyMars: Aaron.
RubyMars: Estoy bien.
AHall80: Me doy cuenta de que algo va mal.
AHall80: Apenas respondes
AHall80: Y cuando lo haces no es como tú
RubyMars: ....
AHall80: ...
AHall80: ¿Qué es?
RubyMars: Nada.
AHall80: ¿Me lo dirás?
RubyMars: Sólo intento no decir nada que te haga enfadar.
AHall80: ¿Enfadarme?
RubyMars: Sí.
AHall80: ¿De qué estás hablando?
RubyMars: Te pusiste muy raro en nuestros últimos mensajes instantáneos
y no me respondiste durante casi dos semanas. Te envié dos correos
electrónicos y nada. Estabas cabreado. No tengo que ver tu cara para
saberlo. No eres el único que se da cuenta cuando algo pasa.
AHall80: No estaba cabreado
RubyMars: ¿Vas a insistir en que no estabas cabreado por algo?
AHall80: ....
RubyMars: ¿Era algo con tu ex?
AHall80: No. Para nada.
RubyMars: ...
RubyMars: Bueno, bien.
RubyMars: Si hay algo que te molesta y que no tiene que ver conmigo, no
pasa nada. Puedes hablar conmigo de ello si quieres, ya sabes. Pero estabas
siendo raro y lo sabes.
AHall80: No estaba siendo raro.
RubyMars: Lo que tú digas.
RubyMars: Sólo desapareciste durante dos semanas sin motivo. He visto
las noticias. Sé que no había una razón para un apagón. Me preocupaba que
te hubiera pasado algo.
RubyMars: Somos amigos. No me debes nada. Lo único que quería era no
hacer lo que fuera que dije o hice la última vez.
AHall80: No hiciste nada, RC
RubyMars: ....
AHall80: En serio
RubyMars: Muy bien.
RubyMars: Echaba de menos hablar contigo.
RubyMars: Eso es todo.
AHall80: Estaba ocupado
RubyMars: De acuerdo.
AHall80: Yo también echaba de menos hablar contigo, ¿ok?
RubyMars: De acuerdo.
AHall80: ...
RubyMars: ...
AHall80: Me voy muy pronto por lo que parece, pero me aseguraré de
intentar avisarte antes de salir para que no te preocupes.
RubyMars: De acuerdo.
AHall80: ...
RubyMars: Cuídate.
AHall80: Tú también. Adiós, Rubes.
RubyMars: Adiós.

21 de mayo de 2009

AHall80: Hola
RubyMars: Hola.
AHall80: ¿Sigues enfadada conmigo?
RubyMars: Nunca estuve enfadada contigo.
AHall80: Yo tampoco me he enfadado nunca contigo
RubyMars: De acuerdo.
AHall80: En serio
RubyMars: ¿Estás seguro?
RubyMars: Sé que siempre me quejo de que la gente es mala conmigo,
pero puedo soportar la verdad.
AHall80: Sí, estoy seguro
RubyMars: De acuerdo entonces.
AHall80: ¿De verdad?
RubyMars: ¿Qué?
AHall80: ¿Eso es todo lo que necesitas y estás ‘bien’?
RubyMars: ....
RubyMars: Sí. ¿Por qué no lo haría? No me estás mintiendo, ¿verdad?
RubyMars: Ya te pregunté un montón de veces si te pasaba algo, tuviste tu
oportunidad.
AHall80: No
RubyMars: De acuerdo.
RubyMars: Eso es lo que me imaginaba. Si te molesta que haga algo,
espero que me lo digas. Si hay algo de lo que quieres hablar, también
puedes decirme lo que sea.
AHall80: Sí
AHall80: Lo sé
RubyMars: Entonces estamos bien.
RubyMars: No era mi intención enloquecer contigo la última vez. Lo
siento.
AHall80: No te volviste loca
AHall80: Mucho
RubyMars: :)
RubyMars: ¿Estamos bien entonces?
AHall80: Sí
AHall80: He tenido muchas cosas en la cabeza últimamente. No era mi
intención ponerte nada encima. Siento haberte asustado. No había pensado
en ello.
RubyMars: Lo entiendo. Seguro que lo haces. No pasa nada.
RubyMars: ¿Cómo va todo?
AHall80: Bien. Listo para salir de aquí
RubyMars: Seguro.
AHall80: Oye, ¿qué ha pasado con tu hermana?
RubyMars: Al principio nada, pero su entrenador llamó a mi madre hace
unos días y le dijo que una de las patinadoras más jóvenes le había dicho
que habían visto a Jasmine en la pista dejándose la piel, intentando hacer
algunos saltos antes de que empezara a aparecer la gente. Es demasiado
pronto para decir victoria, pero creo que es una buena señal. Ayer la oí
correr en la cinta de correr del garaje.
AHall80: Bien, eso es genial
RubyMars: Creo que sí. :)
RubyMars: Ya te contaré lo que pasa.
RubyMars: Pensé en enviarte un correo electrónico, pero no lo hice.
AHall80: Me he dado cuenta.
RubyMars: Har har har
RubyMars: Yo tampoco recibí ningún correo tuyo, amigo.
AHall80: :]
AHall80: Eres la única a la que le sigo mandando mensajes. Ya me despedí
de mis otros dos compañeros de AaS, y mi familia y amigos saben que les
avisaré en cuanto salga mi vuelo.
RubyMars: Me haces sentir especial.
RubyMars: Si estás intentando hacerme la pelota por haberme ignorado
durante dos semanas, está funcionando.
AHall80: Ninguno me hace reír como tú
AHall80: No estoy intentando hacer la pelota :]
RubyMars: Claro que no. :)
RubyMars: Hablando de... te voy a contar algo gracioso que pasó hace un
par de días.
RubyMars: Mis alergias han sido realmente malas últimamente, y no he
estado tomando ningún medicamento. Estaba en el piso de mi hermano
mayor ayudándole a pintar y teníamos las ventanas abiertas. Me había
estado aguantando el pis porque él estaba ocupado haciendo el baño.
Estornudé tan fuerte que me oriné. Mucho. Muchísimo. No había forma de
ocultarlo. Se tumbó en el suelo cuando le conté lo sucedido, tapándose la
cara con las manos.
AHall80: ....
RubyMars: Divertido, ¿no?
AHall80: Sí
AHall80: Sí
RubyMars: :) Por suerte tiene lavadora y secadora en su piso. Prometió no
decírselo a nadie, y por suerte todavía no lo ha hecho, así que tengo la
esperanza de que no lo suelte un día mientras está borracho.
AHall80: Yo no le haría eso a mi hermana.
RubyMars: Lo harías, lol.
AHall80: ¿No te preocupa que se lo cuente a alguien?
RubyMars: No. No me harías eso a mí.
RubyMars: De todas formas, ¿cómo está tu hermana?
AHall80: Ella está bien por lo que escuché en el último correo electrónico.
Mi hermano dice que ha vuelto a actuar con normalidad.
RubyMars: Me alegra oír eso.
AHall80: Yo también
AHall80: ¿Ha conseguido más trabajo?
RubyMars: Sólo un poco, pero uno es un gran trabajo. Uno de los teatros
locales se puso en contacto conmigo hace dos días para hacer el vestuario
de su obra. Su diseñador de vestuario habitual renunció inesperadamente y
no los ha terminado, y yo dije que podía terminar su trabajo. Tengo tres días
antes de los ensayos de vestuario, pero cambiaré el sueño por el dinero.
AHall80: ¿Cómo han conseguido tu número?
RubyMars: Uno de los actores es amigo de mi hermana mayor. :)
AHall80: Lo que sea que funcione
RubyMars: Eso es lo que he dicho.
RubyMars: De todos modos, ¿has oído algo más sobre Escocia?
AHall80: Nada nuevo todavía
AHall80: Listo para salir
AHall80: Ya apareció la nueva unidad. Saldré en cualquier momento
RubyMars: ¡Aire acondicionado en todas partes!
AHall80: Fontanería
RubyMars: ¡Cerveza!
AHall80: Pizza
RubyMars: ¡Ropa limpia!
AHall80: Sin arena
RubyMars: ¡Sin ratones!
AHall80: No hay mosquitos
RubyMars: ¡Menos posibilidades de deshidratación!
AHall80: :]
AHall80: Eres algo más
RubyMars ¿Algo bueno?
AHall80: Muy bueno
RubyMars: :)
AHall80: Culpa mía en las últimas semanas.
AHall80: Yo también echaba de menos hablar contigo
RubyMars: Nadie te dijo que no podías hablar conmigo.
AHall80: Que manera de ubicar la culpa
RubyMars: Es la verdad, ¿no? :)
RubyMars: Sólo me estoy metiendo contigo.
AHall80: No, tienes razón. Es la verdad.
AHall80: Culpa mía
RubyMars: Lo sé, está bien. Te perdono.
AHall80: Perdonas a todo el mundo, ¿no?
RubyMars: En su mayor parte. Guardar rencor requiere demasiada energía
y tiempo.
RubyMars: No quiero vivir mi vida cabreada, ¿sabes?
AHall80: Lo sé.
AHall80: Huh
RubyMars: Seguimos siendo la versión platónica de Ruron.
RubyMars: Si quieres.
AHall80: ...sí
AHall80: Me tengo que ir, pero te escribiré antes de salir. Tengo la
sensación de que es cualquier día.
RubyMars: Bien. Cuídate. Si no tengo noticias tuyas antes de que te vayas,
que tengas un buen vuelo y asegúrate de llevarte un libro para leer cuando
no estés roncando.
AHall80: Har har
AHall80: He echado de menos hablar contigo.
AHall80: Adiós, Ruby Cube
RubyMars: Adiós, stalker

25 de mayo de 2009

AHall80: Cuéntame algo


RubyMars: Hoy me he caído por las escaleras. Llevaba calcetines y mi
tacón ha resbalado en el borde. Es un milagro que no me haya roto el brazo.
RubyMars: Mi trasero era como una pila de dominós en cada escalón que
bajaba.
AHall80: Ruby
RubyMars: No fue mi momento más elegante. No había nadie en casa, así
que ahí está eso.
AHall80: ¿No hay vídeo?
RubyMars: No hay vídeo. Perdón por romper tus sueños.
AHall80: Eso está en mi lista de cosas que me gustaría ver después de una
pizza con doble pepperoni.
RubyMars: Me siento muy honrada de que romperme el trasero esté en tu
lista después de la pizza, lol.
AHall80: :]
AHall80: Antes de los macarrones con queso también
RubyMars: Lol
RubyMars: Nunca me cuentas si te pasan cosas vergonzosas y tontas.
AHall80: Porque no me pasan
RubyMars: Mentiroso.
AHall80: Heh
AHall80: Una vez me puse la ropa interior al revés.
RubyMars: Una vez.
RubyMars: Fuera.
AHall80: :]
RubyMars: ¿Quieres un nuevo chiste? Ya ha pasado un tiempo.
AHall80: Claro
RubyMars: ¿Qué tiene cuatro ruedas y moscas?
RubyMars: Un camión de la basura.
AHall80: Son tan malos que son buenos.
RubyMars: ¡Lo sé!
AHall80: :]
RubyMars: He comprado mi billete de avión para ir a ver a mi padre.
AHall80: ¿Sí? ¿Cuándo?
RubyMars: El 8 de julio, me voy una semana.
AHall80: Bonito
AHall80: Me tengo que ir. Sólo quería entrar muy rápido a saludar.
RubyMars: Claro. :)
RubyMars: Cuídate.
AHall80: Adiós.
RubyMars: Adiós.

27 de mayo de 2009

AHall80: Me voy muy pronto.


RubyMars: ¿De verdad?
AHall80: De verdad, de verdad.
RubyMars: !!!!!
AHall80: :]
RubyMars: Que tengas un buen vuelo.
AHall80: Va a ser un asco, pero merecerá la pena.
RubyMars: ¿Va a viajar Ax con ustedes?
AHall80: Sí, mi OM... oficial al mando... la está llevando a casa.
RubyMars: Estoy muy contenta.
RubyMars: De verdad, que tengas un buen vuelo, y por si acaso no vuelvo
a hablar contigo, me ha gustado mucho conocerte. Dale a Aries un fuerte
abrazo de mi parte y disfruta de tu viaje a Escocia y Florida. Si algún día te
decides a abrir una cuenta de Facebook, cuelga fotos en ella algún día, y si
te envío una solicitud, acéptala. O no lo hagas. :)
AHall80: Te enviaré un correo electrónico pronto.
RubyMars: Buena suerte :) Que tengas un buen vuelo.
AHall80: Gracias, Rubes.
AHall80: Espera un segundo
AHall80: Espero que sepas que eres la mejor persona con la que he estado
emparejado. Esta gira habría sido una mierda sin ti.
AHall80: Siento lo que pasó al principio...
RubyMars: No te preocupes por eso. Está en el pasado y lo entiendo.
AHall80: Todavía me siento como una mierda por ello.
RubyMars: Ya lo has compensado. No le des más vueltas. Lo entiendo.
RubyMars: Lo hemos solucionado.
RubyMars: Para lo que sea, me alegro de que al final me hayas vuelto a
escribir. Estos últimos meses también habrían sido una mierda sin ti.
Gracias por estar ahí con todo.
RubyMars: Realmente te has convertido en mi amigo favorito.
RubyMars: Siempre te recordaré.
AHall80: No te lo pienses más.
RubyMars: No lo haré.
AHall80: Te escribiré cuando vuelva a la base de Kentucky. No voy a
desaparecer de la faz del planeta.
AHall80: Lo prometo
RubyMars: Si tú lo dices, pero no te sientas obligado si no quieres. No me
debes nada.
AHall80: Te debo mucho más de lo que crees.
AHall80: No sólo voy a olvidarte, vamos.
AHall80: Oye, ¿qué pasó con ese tipo con el que tuviste una cita? ¿El
amigo de tu hermano? No el que no me gusta.
RubyMars: Nada. Fuimos al cine. Luego me invitó a su casa otro día a una
barbacoa. Lleva unas dos semanas fuera de la ciudad. Se supone que
volverá en unos días, pero sólo nos hemos mandado mensajes.
AHall80: Ya veo
RubyMars: :) Me gusta, pero no es amor a primera vista ni nada parecido.
RubyMars: Sé que tienes que irte, pero que tengas un buen vuelo y que
disfrutes de la fontanería.
RubyMars: Una última cosa
AHall80: Ok
RubyMars: Asegúrate de comer mucha fibra para que finalmente puedas
hacer caca
AHall80: BYE RUBY
RubyMars: Xoxo

Mayo

—¿Qué has hecho qué?


Agaché la cabeza avergonzada y, por una maldita vez más, dejé que la
humillación me recorriera la cara, el cuello, el pecho y el alma entera.
Estúpida, estúpida, estúpida, estúpida, estúpida.
Era tan estúpida.
—Squirt —cacareó mi hermana, con los hombros temblando mientras se
hundía en el asiento acolchado del puesto al que la anfitriona del restaurante
nos había conducido hacía quince minutos. El ruido de los platos y los
cubiertos se tragó la mayor parte de sus risas, pero la había oído reírse lo
suficiente a lo largo de mi vida como para saber exactamente cómo sonaba
de memoria. Pero normalmente se reía de Jonathan o de Sebastian, no de
mí.
El problema era que había una forma de reírse tanto que se convertía en un
espectáculo, y otra de reírse tan fuerte que no salía ningún sonido de la
boca.
Y Anatalia, o Ana o Tali, como la llamábamos todos, estaba justo en medio
de ambas. Era como si su cuerpo no pudiera decidir qué quería hacer. Reír o
no reír.
—No lo hiciste —básicamente jadeó.
La miré fijamente mientras arrastraba el vaso de agua helada hacia mí por el
posavasos. Mi cara se puso roja, roja, roja mientras recordaba por centésima
vez la imperdonable e inolvidable mierda que había escrito como último
mensaje a Aaron.
Xoxo.
Un maldito Xoxo.
Ugh. Ugh, ugh, ugh.
Por el resto de mi vida. Por el resto de la existencia del universo. Para
siempre.
Los ojos de Tali se abrieron de par en par y su cara se volvió de un tono rojo
que rozaba el granate. Sus manos subieron al pecho y toda la mitad superior
de su cuerpo se amoldó al cojín del respaldo de la cabina como si intentara
fundirse en él. Como si estuviera reviviendo lo que yo había hecho en su
cabeza y quisiera desaparecer. Yo conocía esa expresión. Yo había intentado
hacer lo mismo después de pulsar Enter en el teclado. Quería que un
agujero negro me absorbiera y me hiciera desaparecer.
—Ruby —Inhaló mi nombre, salvajemente.
Desgraciadamente, no había podido hacer un Regreso al Futuro. Mi agujero
negro aleatorio tampoco había aparecido. Había cerrado la pantalla de mi
portátil como si eso fuera a hacer desaparecer las letras por arte de magia.
Pero yo sabía la verdad.
Y Aaron sabía la verdad.
Le había enviado ese xoxo.
Cerrar la pantalla no había servido de nada.
Cuando volví a abrir el portátil, esas letras seguían ahí en la pantalla,
burlándose de mí.
—¿Por qué hiciste eso? —Tali estalló, con las manos aun subiendo para
ahuecar sus mejillas casi granates. Sus ojos azul oscuro, que eran lo único
que teníamos en común, estaban vidriosos, como si no le entrara suficiente
oxígeno en el cerebro de lo mucho que se había desternillado.
Me iba a hacer revivirlo aún más de lo que ya lo había hecho. ¿Por qué me
sorprendió?
—No lo hice a propósito. En un segundo, nos estábamos enviando
mensajes, bromeando, y al siguiente me escribe 'adiós', y antes de darme
cuenta de lo que estaba haciendo, escribí eso —Pensé en levantar las manos
directamente frente a mí, donde ambos pudiéramos verlas, para poder
sacudirlas y avergonzarlas por lo que habían hecho. Me habían traicionado.
Me habían traicionado.
Después de todo lo que habíamos hecho a través de....
Mi hermana echó la cabeza hacia atrás y se rió, en voz alta, por fin, con
todo su cuerpo vibrando. Incluso mientras se desternillaba, era una de las
personas más hermosas que jamás había visto. No eché de menos sus dedos
limpiando las lágrimas que, estaba segura, se acumulaban en sus ojos. Sabía
que esa iba a ser su reacción exacta. Lo sabía. Lo esperaba. Por eso había
tardado días en confesarlo. Porque si hubiera sido al revés y ella hubiera
sido la idiota que le escribió a un amigo ‘xoxo’, yo habría estado igual.
—¿Y no dijo nada después? —Se las arregló para preguntar incluso
mientras se partía de risa.
Negué con la cabeza mientras observaba su cara pellizcada, frunciendo el
ceño.
—Cerré la pantalla de mi ordenador y se había desconectado.
Me encogí de hombros y los dejé caer en la derrota, en el fracaso total. A
estas alturas, media vida me parecía un fracaso. ¿Qué era uno más?
Empezaba a parecerme a Jasmine con sus chorradas de ‘el mundo está
trabajando contra mí’.
—Oh, Ruby —Tali medio suspiró y medio se atragantó como si pudiera
sentir mi dolor, pero también pensara que era hilarante—. ¿Le enviaste un
correo electrónico después?
Esperé hasta después de tomar otro sorbo de agua antes de decirle la
verdad.
—No, pensé que lo haría peor —Lo que no le dije fue que me había
quedado en la cama durante dos horas repasando esa secuencia de dos
cartas como un disco rayado, deseando poder retroceder en el tiempo y
revivir esos tres segundos de nuevo para poder impedirme arruinar una
amistad que realmente había empezado a cuidar durante los últimos nueve
meses.
Era un eufemismo por el que todavía me mentía a mí misma, y por el que
probablemente seguiría mintiéndome durante el resto de mi vida.
Amistad.
Como si eso fuera todo lo que sentía por este hombre cuyo rostro nunca
había visto. Así es como supe que lo tenía mal. Ni siquiera sabía cómo era y
sentía una atracción tan grande por él que no importaba.
Era simpático, pero no demasiado. Divertido. Honesto. Lo suficientemente
mordaz para ser real. Y no era un asqueroso. Me entendía y aun así me
gustaba.
Así que no fue una sorpresa que me gustara Aaron Hall. Me gustaba mucho.
Mucho, mucho. Más que mucho. Si realmente me permitiera pensarlo, ni
siquiera llamaría a lo que sentía por él algo parecido a ‘gustar’.
Aunque sabía que había mil y una cosas que no estaba dispuesto a
compartir conmigo.
Pero ese pensamiento sólo duró hasta que me recordé a mí misma que era
tonta y que no tenía por qué sentir nada por nadie, especialmente por él. Ya
había pasado más de la mitad de mi vida suspirando por alguien que no me
veía más que como la hermana pequeña de su mejor amigo, incluso después
de que... hiciéramos algo. Había aprendido la lección. Al menos te imaginas
que habría aprendido la lección. No iba a volver a recorrer el camino del
amor no correspondido. Era plenamente consciente del castillo que había
construido y de lo que estaba hecho, y era la amistad.
Caso cerrado. La puerta estaba cerrada con llave. No iba a ir allí, ni hoy, ni
mañana, ni nunca. No, gracias. Mi castillo vivía en los límites de la ciudad
de Negación, y estaba y tendría que estar perfectamente bien allí.
—¿Qué vas a hacer si te vuelve a mandar un mensaje? —preguntó Tali
cuando el camarero se acercó a nuestra mesa. Ninguno de las dos dijo nada
mientras dejaba tres platos de comida con una elegante sonrisa dirigida a mi
hermana que pasó desapercibida porque no era una mujer con al menos una
talla de pecho D.
Arrastré mi Reuben y mis patatas fritas hacia mí mientras sonreía al
camarero que seguía mirando la piel pálida, el pelo rojo oscuro y los ojos
azules de Tali con tanta esperanza. El pobre no tenía ni idea de que nunca
podría o tendría una oportunidad con mi hermana. Ya he pasado por eso.
Sabía cómo era eso. Le dije:
—O haces como si no hubiera pasado nada, o dices que lo siento y que no
sé por qué he escrito eso y que me arrepiento mucho.
Mi hermana se rió mientras cogía su propio Reuben con las dos manos, sin
reparar en que el camarero seguía rondando por allí, acomodando los
cubiertos alrededor del plato que había puesto junto al mío.
—Quieres seguir siendo su amiga, ¿no? —preguntó.
No es que no hablara de Aaron. Lo hacía. Toda mi familia sabía de él. No
había muchas cosas que les ocultara, excepto todo este asunto del
enamoramiento-gigante-con-un-extraño. Todo lo que les había dicho era
que éramos amigos.
—Sí... —dije, viendo cómo el descuidado camarero lanzaba una última
mirada a Tali antes de resoplar finalmente y marcharse.
—Entonces sólo di 'mi error' y con suerte entenderá que estabas bromeando
—Hubo una pausa y, un segundo después, sus labios se apretaron. Su
barbilla se tambaleó.
Sabía lo que iba a hacer antes de que lo hiciera, pero aun así hice una mueca
cuando empezó a reírse a carcajadas de nuevo, fuerte, fuerte, fuerte.
—¿Por qué harías eso, Squirt?
—¡No lo sé! —respondí siseando, intentando no reírme y sentirme
mortificada al mismo tiempo y fracasando. Como siempre—. Simplemente
ocurrió. Fue como si estuviera hablando contigo o algo así.
—¡Nunca me has escrito eso!
Gemí y sentí que todo mi cuerpo se encendía de nuevo de vergüenza.
—¡Lo sé! Nunca le he enviado eso a nadie —Porque no lo había hecho. Ni
siquiera en mis momentos más desesperados con Hunter le había escrito
eso.
—¿Qué es lo que no has enviado a nadie? —Llegó la otra voz femenina una
fracción de segundo, antes de que Jasmine se deslizara en el lugar del
asiento del banco junto a mí, sus manos ya arrastraban el sándwich cubano
con patatas fritas de boniato que nunca comería de forma habitual más que
cerca de ella.
Arrastrando la mano por la garganta, negué con la cabeza a Tali, tratando de
decirle que no dijera nada.
O no me vio o no le importó, porque lo siguiente que supe fue que soltó:
—Squirt escribió XOXO en un IM a su amigo del ejército.
Jasmine resopló un segundo antes de morder su sándwich. Con la boca llena
de cerdo, dijo algo que sonó como:
—¿El que te gusta?
—No me gusta así —Traté de mentir.
La joven de dieciocho años que me trataba como la más joven, se rió con lo
que yo sabía que era incredulidad.
Puse los ojos en blanco y suspiré, dirigiendo mi mirada a la pared detrás de
la silla de Tali, ignorando la forma en que mi hermana pequeña se cepillaba
todo esto y cómo la mayor se moría de vergüenza por mí.
—Cállate.
—Antes de que fueras una tonta, ¿te dijo si iba a seguir en contacto? —
preguntó Tali mientras intentaba acercarse al plato de Jazmín para coger
una patata frita. O fue mi imaginación o nuestra hermanita gruñó lo
suficientemente fuerte como para que Tali le arrebatara la mano por su
cuenta.
—Dijo que lo haría, pero... —Me encogí de hombros y me aclaré la
garganta—. Ya veremos —Las cosas serían diferentes una vez que volviera
a Estados Unidos y su vida no girara en torno a la misma gente de siempre
y a la misma base de siempre. Lo comprendí.
—No has mantenido el contacto con el resto de los soldados que has escrito
antes, ¿verdad? —preguntó Jasmine entre bocado y bocado, haciendo
realmente evidente que normalmente estaba tan centrada en su propia vida
que no prestaba tanta atención a la de los demás.
—No —Por otra parte, la mayoría de mis conversaciones con mis otras
parejas de Ayuda a un Soldado habían consistido en el tiempo, sus hijos y si
les gustaba más esto o aquello. Nunca le había contado a nadie más cosas
sobre mi familia o mi falta de relaciones o... nada realmente tan personal.
Era una imbécil. Una gran imbécil que sabía que no lo era. Otro suspiro que
probablemente delataba demasiado se me escapó—. Quién sabe, tal vez no
me escriba de nuevo. No tiene que hacerlo.
Porque no lo hacía. No me debía nada.
No me extrañó la mirada que se echaron mis hermanas. Ninguna de ellas
pensó que me escribiría. O quizás ambas vieron a través de mi fachada.
Sinceramente, prefería no saberlo.
Si algo había aprendido en los últimos años era que el hecho de que alguien
te importara, y de que hiciera parecer que tú también le importabas, no
significaba realmente nada al final del día.
Tomaría lo que me habían dado y sería feliz con ello.
Capítulo 13
Estaba cortando tela cuando sonó mi teléfono. Llevaba una hora trazando el
patrón del estilo reversible de bandanas en el que estaba trabajando, y
quería empezar con la otra tela que pensaba utilizar para el otro lado. Nunca
me acostumbré a la emoción que me producían las pequeñas cosas de la
vida, pero saber que pronto vería un producto terminado... me hacía sonreír,
aunque fueran bandanas para perros las que estaba haciendo, porque eran
mis bandanas para perros. No de nadie más.
Ni siquiera me molesté en mirar la pantalla de mi móvil. Cualquiera que me
enviara un mensaje de texto sabía que, a partir de las seis de la tarde, solía
estar en modo de trabajo. Si era algo importante, podían llamar. No fue
hasta otra media hora, hasta que terminé de recortar formas gigantescas en
forma de triángulo en la segunda tela que estaba utilizando, que arrastré mi
móvil sobre la mesa de trabajo hacia mí.
Y entonces lo vi.
AHALL80 TE HA ENVIADO UN MENSAJE
Mi corazón dio un salto.
Y tan rápido como saltó, pareció agarrotarse como no lo había hecho en
años.
Hacía dos semanas que no abría la aplicación de Skype en mi teléfono, y
mucho menos en mi ordenador. Dos semanas en las que había intentado
dejar de pensar en ese hombre con el que me habían obligado a entablar una
amistad a través de una fundación. Catorce noches en las que cada vez que
me tumbaba en la cama (y cada vez que tenía un momento libre para
pensar) pensaba en esas malditas X y Os. Pero, sobre todo, pensaba en el
hombre que había llegado a conocer, y me preguntaba si había llegado bien
a casa y trataba de no perder sus mensajes y correos electrónicos.
Había metido la pata muchas veces en mi vida, pero lo que había hecho en
nuestra última conversación estaba en la cima. Tan en la cima, que no sabía
cómo algo más podría superarlo.
Conociendo mi suerte, me había gafado a mí mismo con sólo pensarlo, pero
dejé esa posibilidad para más adelante.
Tenía cosas más importantes en las que pensar. Como que Aaron me
enviara un mensaje después de semanas. Como había dicho que lo haría.
Después de que le dijera que le estaba enviando besos y abrazos como una
acosadora.
Desde que hablé con mis hermanas al respecto, me pregunté si lo estaba
pensando demasiado. ¿Tal vez ni siquiera lo había leído? O, si lo había
leído, no se había dado cuenta de que yo estaba dispuesta a tener sus hijos o
de que estaba secretamente enamorada de él y se hacía la interesante. Me
dije a mí misma que no debía preocuparme por no tener noticias suyas
durante semanas; había oído hablar de las escalas a las que se enfrentaban
los soldados cuando volvían de sus despliegues en el extranjero. No es que
tuvieran vuelos sin escalas. Cuando no me decía a mí misma que no pensara
demasiado en nuestra última sesión de mensajería instantánea y me
preocupara por no volver a saber de él, me decía que si no volvía a saber de
él, estaría bien.
Pero cada vez que pensaba en no volver a saber de él, me dolía un poco el
corazón. Más que un poco. Me hacía sentir como si tuviera una indigestión,
y nunca he tenido una indigestión.
Pero entendería que no volviera a ponerse en contacto conmigo.
Lo entendería.
Mi hermana Jasmine era una persona diferente cuando estaba en pleno
entrenamiento para una competición que se avecinaba. Todos los aspectos
de su vida cambiaban durante esos periodos. Si no tenía tiempo para ser mi
amigo una vez que su vida volvía a la normalidad en la base de Estados
Unidos, no podía reprochárselo. El tiempo era algo que no se podía dar
libremente. Era precioso.
Así que cuando AHALL80 volvió a aparecer en la pantalla de mi teléfono
móvil con (2) junto a su nombre, mi corazón dio un vuelco que no había
sentido desde...
No iba a pensar en ello.
Me había preocupado por él. Había estado volando a través de un océano.
No había nada de malo en alegrarse de que tu amigo estuviera bien.
Y eso era lo que iba a seguir diciéndome.
Para siempre.
Porque eso era todo lo que iba a tener, y sólo tenía que vivir con ello como
lo había estado haciendo.
Dejando a un lado las tijeras y la pila de huellas de plátano con la que
acababa de terminar, desbloqueé la pantalla y pulsé el icono de la
notificación, ignorando el pico de emoción y alivio al ver su nombre en mi
pantalla.
Lo tenía. Lo tenía. No me escribiría si hubiera hecho un daño irreparable a
nuestra amistad.
Y eso era otra cosa que iba a seguir diciéndome a mí misma.

***
10 de junio de 2009
7:49 p.m.

AHall80: Hola
AHall80: Estoy vivo
RubyMars: ¿Eres tú realmente?
AHall80: Je. Sí.
AHall80: Hey
RubyMars: hola a ti.
AHall80: He vuelto.
RubyMars: Eso esperaba. :) ¿Cómo fue el vuelo y todo eso?
AHall80: Una mierda, pero las trece horas que estuve atrapado en Bagdad
valieron la pena. Estoy aquí, no me importa.
RubyMars: Ese es el espíritu.
RubyMars: ¿Ya tienes tu cerveza y tu pizza?
AHall80: Sí, unos cuantos salimos a comer justo después de la ceremonia.
RubyMars: ¿Hay una ceremonia? No me acuerdo de eso.
RubyMars: ¿Cuántas cervezas te tomaste?
RubyMars: Zona libre de juicios, ¿recuerdas?
AHall80: Después de que el avión aterrizara. Sólo me tomé dos cervezas...
no quería volverme demasiado loco después de tanto tiempo.
RubyMars: ¿Comiste una pizza de pepperoni?
AHall80: Megaroni
AHall80: Plato hondo
RubyMars: Fiesta salvaje
AHall80: Con estilo
RubyMars: Lol
RubyMars: Por favor, dime que ya te has dado una ducha caliente.
AHall80: ....
AHall80: Ruby
AHall80: Sí.
AHall80: Hoy terminé la reintegración y mi amigo me llevó a comprar un
teléfono nuevo ya que mi camioneta no está.
RubyMars: ¿Qué le hiciste al teléfono que tenías antes de salir?
AHall80: Cancelé el servicio desde que me fui. No tenía sentido
conservarlo. También vendí mi teléfono.
AHall80: No me importa tener un nuevo número. De todos modos, nadie
me va a llamar.
RubyMars: ¿Me estás enviando mensajes con él ahora mismo?
AHall80: No, sólo tengo un teléfono barato. No necesito nada elegante. Me
he comprado un portátil nuevo. Eso es lo que estoy usando.
RubyMars: ¿También has vendido tu portátil?
AHall80: La mía se rompió incluso antes de que me desplegara. No me
molesté en comprar otra porque la arena se mete en todo. Por eso te enviaba
un mensaje desde una computadora de la base.
AHall80: Conseguí algo de ropa y otras cosas mientras estábamos fuera.
Me voy a Shreveport mañana.
RubyMars: ¿Estás emocionado?
AHall80: Sí
RubyMars: Me alegro mucho por ti. Me alegro de que hayas vuelto.
AHall80: Yo también
AHall80: ¿Cómo has estado?
AHall80: Quería mandarte un mensaje antes, pero no pude por la situación
del teléfono y el portátil.
RubyMars: Bien. Bien. Todo está bien.
AHall80: ¿Tienes más trabajo?
RubyMars: Algo. Me va bien de dinero, pero necesito más trabajo.
Todavía no me estoy volviendo loca. Estarías orgulloso de lo bien que lo
estoy llevando.
AHall80: Estarás bien, Rube
RubyMars: :)
AHall80: ¿Has tenido otra cita?
RubyMars: Sí
AHall80: ¿Y?
RubyMars: Estuvo bien.
AHall80: ¿Con?
RubyMars: Con otra persona. Este otro chico con el que tuve una cita hace
como un año.
RubyMars: Antes de que nos hiciéramos amigos.
AHall80: ¿Cómo funcionó eso?
RubyMars: Es otro amigo de un amigo. Estaba en casa de esa amiga por su
cumpleaños y él estaba allí y me lo pidió. Supongo que había estado
saliendo con alguien durante un año, pero rompieron. Le dije que sí. Se
puso a ello.
AHall80: ¿Qué pasó?
RubyMars: ¿Qué quieres decir?
AHall80: ¿Pasó algo en la cita?
RubyMars: ...
RubyMars: ¿Soy tan evidente?
AHall80: Llevas meses mandándome mensajes. Sí.
AHall80: ¿Qué ha pasado?
RubyMars: Nada malo.
RubyMars: Me besó y trató de ir más allá de lo que yo pretendía.
RubyMars: ¿Sabías que algunos chicos piensan que después de una cita es
hora de bajar?
AHall80: ¿Bajar?
AHall80: Ruby
AHall80: ¿Intentó forzarte?
RubyMars: Obligarme, no. Simplemente... lo esperaba. Como si llevarme
al cine y a un bonito restaurante italiano significara que le debía algo. Me
cabreó, eso es todo. Más a mí que a él.
AHall80: No hiciste nada malo
RubyMars: Sé que no lo hice. Sólo me sentí como una niña pequeña. Ni
siquiera me salieron las chicas del top tratando de seducirlo ni nada.
RubyMars: No sé por qué he utilizado la palabra seducir.
RubyMars: Perdón por el comentario de las ‘chicas’. A veces se me olvida
que eres un chico.
AHall80: ....
RubyMars: Ya sabes lo que quiero decir.
AHall80: Sí, sí, lo sé.
RubyMars: ¿Soy la única que no sabía que una cita es lo nuevo? ¿Creía
que lo de las tres citas era antes de esperar el sexo?
AHall80: ‘el sexo’
AHall80: Maldita sea, Ruby
RubyMars: Lol, ¡ya sabes lo que quiero decir!
AHall80: Sí
AHall80: Y sí, es la nueva norma. Eres la única que no lo sabía.
RubyMars: Genial. Gracias.
AHall80: ¿Seguro que no te ha hecho nada?
RubyMars: Eres un encanto. Y no, lo prometo. Sigue vivo. Me besó
cuando no me lo esperaba y empezó a intentar tocarme las boobies (spoiler
alert). Le dije que parara y lo hizo.
RubyMars: Me di cuenta de que estaba frustrado, pero estuvo bien. Seguro
que no vuelve a llamar. No es que quiera que lo haga. Era un poco cerdo.
AHall80: Bien.
AHall80: No te pierdes nada. Que le den por trasero a ese tipo.
RubyMars: Sí, que se joda.
AHall80: ¿Terminaste tu perfil?
RubyMars: No. Creo que he terminado por un tiempo. No creo que me
esté perdiendo nada increíble.
AHall80: ¿Has vuelto a salir con el otro chico? ¿El amigo de tu hermano?
RubyMars: Con él. Una vez. La semana pasada.
RubyMars: Otro fracaso.
RubyMars: Fui a su casa a cenar y a ver una película y ¿adivina qué
encontré?
AHall80: ¿Fuiste a su casa a cenar y a ver una película? ¿Sabes lo que
significa eso?
RubyMars: ¿Cena y película...?
AHall80:...
AHall80: No.
AHall80: Lo mismo que lo de las tres citas o lo nuevo de una cita.
RubyMars: Me preguntaba por qué mi madre miraba tanto al #4 cuando
les decía a dónde iba.
RubyMars: Eso me hace sentir peor que supieran lo que significa.
Recuerdo que mi madre iba a cenar a casa de Ben casi todas las noches
antes de que se casaran.
RubyMars: Podría haber pasado sin esa imagen mental.
AHall80: Ruby
RubyMars: Estoy divagando. Ya me blanquearé el cerebro más tarde.
Adivina lo que he encontrado en su casa.
AHall80: Si dices condones...
RubyMars: Condones no. WTF.
RubyMars: Encontré ropa interior femenina metida en los cojines de su
sofá. Estaba buscando el mando a distancia y ¡tachán! Ropa interior negra
de Lacey. Estaba sacada de una mala película de citas. No pude lavarme las
manos lo suficientemente rápido después.
RubyMars: Lo que realmente quiero saber es, ¿cómo alguien sale de algún
lugar sin su ropa interior? ¿Es eso una cosa? ¿Realmente sucede?
AHall80: ...
AHall80: RC, la alegría que traes a mi vida... nunca podré pagarte.
RubyMars: ¡Lo digo en serio!
AHall80: Sé que lo estás haciendo :]
AHall80: Nunca he tenido bragas de chicas por mi casa.
AHall80: ...sí que he encontrado algunas en casa de Max algunas veces.
Pero es una buena pregunta. Si no pudiera encontrar mis bóxers, los
buscaría.
RubyMars: Eso es lo que estoy diciendo. La ropa interior no es barata.
AHall80: Lol
AHall80: ¿Qué hiciste? ¿te fuiste?
RubyMars: No. Cuando volvió de la cocina, se las enseñé.
AHall80: No lo hiciste
RubyMars: Lo hice. No fui una imbécil al respecto, sólo le dije ‘creo que a
alguien que conoces le falta algo’. Empezó a disculparse. Básicamente se
puso morado, tartamudeó durante un minuto seguido y dijo que
probablemente eran de su ex novia, bla, bla, bla.
RubyMars: ‘Probablemente de su ex-novia’. ¿Soy tan ingenua?
AHall80: Eres dulce
AHall80: Pero un poco. Aunque no tan ingenua.
RubyMars: Eso es lo que yo pensaba.
AHall80: ¿Y entonces?
RubyMars: Luego fue incómodo, pero cenamos, vimos la película y volví
a mi casa. Me ha mandado varios mensajes diciendo que lo siente y cosas
así, pero no voy a volver a salir con él.
AHall80: ¿No te gustó lo suficiente como para perdonarlo?
RubyMars: Más bien es desagradable que no haya aspirado sus cojines
desde que rompió con su ex. Soy una perezosa. No puedo salir con otro
vago.
AHall80: ...
RubyMars: :)
RubyMars: De todos modos, basta de hablar de mí. ¿Qué hay de ti?
¿Alguna cita desde que volviste?
AHall80: No. Tengo otras cosas en las que gastar mi dinero ahora mismo
que en comprar unas bebidas demasiado caras en un bar para ligar con
alguien.
RubyMars: ¿Recuerdas aquella vez que me dijiste que era una mala idea
ligar con mujeres en un bar?
AHall80: Har har
RubyMars: Har har, lol
AHall80: Sólo tengo una chica que me interesa en este momento.
RubyMars: ¿Oh?
AHall80: Lady Liberty
RubyMars: Y tú crees que soy cursi.
AHall80: Nunca he dicho que seas cursi
RubyMars: ....
AHall80: De acuerdo quizás una vez, pero fue tu broma la que fue cursi.
No tú.
RubyMars: Sí, sí.
RubyMars: ¿Estás durmiendo algo?
AHall80: No mucho, se me joden los tiempos.
RubyMars: Melatonina, ¿has oído hablar de ella?
AHall80: Sólo son las 7 de la noche, es demasiado pronto para la hora de la
siesta.
RubyMars: :)
RubyMars: Nunca es demasiado temprano para la hora de la insolencia.
RubyMars: Me alegro mucho de que hayas vuelto bien.
AHall80: Yo también, Rubes.
AHall80: Te enviaré un mensaje pronto.

10:03 p.m. (al día siguiente)

AHall80: Llegué a Shreveport


RubyMars: Por fin.
AHall80: ¿Qué estás haciendo?
RubyMars: Viendo alguna película con mi hermana pequeña.
RubyMars: ¿Qué estás haciendo? Pensé que estarías saliendo con tus
amigos.
AHall80: Están jugando al Need for Speed a mi lado.
AHall80: Salimos a comer justo después de que me recogieran.
AHall80: ¿Qué película estás viendo?
RubyMars: ¿Viven juntos?
RubyMars: Killer Klowns from Outer Space
AHall80: ¿Max y Des? No. Pero Des se queda aquí esta noche. Ya se ha
bebido media botella de vodka.
AHall80: ¿Qué demonios es eso?
RubyMars: ¿Cuánto has bebido?
RubyMars: Es una película... sobre payasos asesinos del espacio exterior,
lol.
AHall80: Dos cervezas y 1/8 de vodka.
AHall80: Estoy bien.
AHall80: ¿Supongo que es lo suficientemente tarde para que salga el
descarado?
AHall80: ¿La película es como estoy pensando que es?
RubyMars: Seguro que es buena, lol.
RubyMars: Ya ha salido el descaro.
RubyMars: ¿Me estás preguntando si la película es tan exagerada que es
divertidísima con unos disfraces muy interesantes? Sí.
AHall80: Lol
RubyMars: Que te diviertas con Max y Des. :)

2:14 a.m.

AHall80: Ruby
AHall80: ¿Estás ahí?
RubyMars: Hey
AHall80: ¿Qué aspecto tienes?
RubyMars: ¿Como una chica...?
AHall80: Creo que deberías venir a visitarme
RubyMars: ¿Estás borracho?
AHall80: No
AHall80: Tal vez
AHall80: Un poco
RubyMars: Ok
AHall80: ¿Vendrás a visitarme?
RubyMars: No, quiero decir, ok que estás borracho, lol.
AHall80: ¿No vendrás a visitarme?
RubyMars: Pregúntame mañana cuando no estés borracho.
AHall80: No me digas que no
RubyMars: Tampoco digo que sí :)
AHall80: Piénsalo
RubyMars: Ok
AHall80: Eres como mi hermana pequeña
RubyMars: Ok
AHall80: Llevo los calcetines que me enviaste
RubyMars: ¿Lo llevas?
AHall80: Sí
AHall80: Me voy a dormir
RubyMars: Buena idea :)
RubyMars: Buenas noches. Duerme boca abajo.
AHall80: B noches

12:16 p.m.

AHall80: Siento mucho lo de anoche


RubyMars: ¿De qué estás hablando?
AHall80: Los mensajes que envié
RubyMars: ¿Qué mensajes?
AHall80: Los de los borrachos
RubyMars: ¿Qué borrachos?
AHall80: ....
AHall80: Los has respondido
RubyMars: Lo sé
RubyMars: LOL
RubyMars: Solo quería meterme contigo.
AHall80: ...
AHall80: He bebido demasiado
RubyMars: Me di cuenta :)
AHall80: Lo siento
RubyMars: No tienes nada que lamentar. No eres la primera persona que
me envía mensajes de texto borracho.
RubyMars: ¿Sabes quién más me envió un mensaje de texto borracho
anoche?
AHall80: ¿Quién?
RubyMars: Ese tipo con el que tuve una cita. El tipo de las bragas en el
sofá.
RubyMars: Él estaba todo ‘lo siento por la otra noche. Es que eres muy
guapa’.
AHall80: ¿Qué le dijiste?
RubyMars: No respondí, lol.
AHall80: ¿Quién más te manda mensajes de texto borracho?
RubyMars: Todos. Mis hermanos, mi hermana, mis amigos. Saben que
estoy despierta y lo hacen.
RubyMars: ¿Qué vas a hacer hoy?
AHall80: Nada. Están todos con resaca.
RubyMars: ¿Y tú no?
AHall80: Nah
RubyMars: Mentiroso.
AHall80: :]
AHall80: Sí, estoy mintiendo. Me duele la cabeza.
AHall80: No creo que pueda volver a oler el vodka de la misma manera
RubyMars: Lol
RubyMars: No voy a decir que eso es lo que te pasa, pero...
AHall80: Eso es lo que consigo.
AHall80: Har har
AHall80: Leí lo que te escribí hace un minuto, perdón por ser raro.
RubyMars: No pasa nada. Sé que no querías decir nada con ello.
AHall80: No es que no quiera conocerte
RubyMars: Lo entiendo. La gente dice cosas cuando está borracha.
AHall80: Sí, lo hacen
AHall80: Pero no me importaría conocerte.
RubyMars: ...¿todavía estás borracho?
AHall80: No
AHall80: ...pero me gustaría conocerte: De verdad
RubyMars: Quizás algún día :)
RubyMars: ¿Cuándo te vas a Escocia?
AHall80: En unos días. El 18.
RubyMars: Quería enviarte un correo electrónico. Deberías mirar de
conseguir zapatos o botas impermeables para tu viaje. Vi un episodio en
uno de los canales de viajes que filmaron allí y hablaban de lo impredecible
que era el tiempo. En un momento llueve y al siguiente el cielo es azul.
AHall80: Huh
AHall80: No es mala idea.
RubyMars: Quizás llevar un chubasquero también.
AHall80: Sí, buena idea. Voy a ver si puedo comprar unas botas hoy para
que me dé tiempo a estrenarlas.
RubyMars: Sí, no querrás acabar con ampollas mientras estés allí. :)
AHall80: Sí.
AHall80: Voy a salir. Te enviaré un mensaje más tarde.

9:22 p.m.

AHall80: Hey
RubyMars: Hola
RubyMars: ¿Cómo estuvo tu día?
AHall80: Bien
AHall80: Acabo de regresar de una carrera a la tienda, contento de haber
terminado con eso
RubyMars: ¿Qué tienda?
AHall80: La gran tienda
RubyMars: ‘La gran tienda’. Eso lo reduce.
RubyMars: ¿Por qué siento que hay más en esta historia?
AHall80: Heh
AHall80: No pasó nada. Sólo me hizo dar cuenta de la cantidad de cosas
que no extraño después de un año de ausencia.
RubyMars: ¿Qué más no has echado de menos?
AHall80: El tráfico
AHall80: Gente con problemas que no son realmente problemas
RubyMars: :)
RubyMars: Quería preguntar, pero no quería hacerlo, ¿llevas bien la vuelta
hasta ahora?
AHall80: Sí
AHall80: Mayormente
AHall80: En mis dos primeras giras, la verdad es que no, pero he mejorado.
Cuando volvemos, tenemos que pasar por la reintegración y se lo toman en
serio. Tenemos que tomar una clase para identificar los signos de depresión
y TEPT. Tengo suerte y todavía no me ha pasado ninguna de las dos cosas.
Lo peor para mí son las grandes multitudes. Ya no puedo soportarlas. Los
ruidos fuertes tampoco me hacen bien.
RubyMars: De todos modos, ¿a quién le gusta estar aprisionado con una
tonelada de gente de buena gana?
AHall80: :]
RubyMars: ¿Vas a hacer algo mañana?
AHall80: Mi hermano me preguntaba si quería ir a NOLA con él un par de
días.
AHall80: No es mardi gras, así que debería estar bien para no pisar ninguna
mierda.
RubyMars: Te crees muy gracioso, ¿verdad?
AHall80: ¿Te estás riendo?
RubyMars: No
AHall80: Mentirosa.
RubyMars: BYE

16 de junio
2:21 p.m.

AHall80: Hey
RubyMars: Hey tú
AHall80: Siento haber estado desaparecido en combate
RubyMars: No pasa nada. Supuse que estabas ocupado.
AHall80: Fui a la casa del lago de los padres de Max. No me di cuenta de
que no había servicio hasta que llegué allí.
RubyMars: ¿Creía que ibas a ir a Nueva Orleans y no ibas a pisar mierda
con tu hermano?
AHall80: Me gusta mi hermano, pero ¿dos días con él? No.
RubyMars: ¿Te has divertido en la casa del lago al menos?
AHall80: Era bonito, tranquilo y había aire acondicionado. Estuvo bien.
RubyMars: Son las pequeñas cosas de la vida :)
AHall80: Ahora me apresuro a recoger mis cosas para mi viaje.
RubyMars: ¿Acabaste comprando botas?
AHall80: Sí, y también Des. Max no. No sé los demás.
RubyMars: ....
AHall80: Lo sé. Cuando empiece a quejarse, podré decir ‘te lo dije’.
RubyMars: Lol. Sí, lo haces.
RubyMars: Esperemos que el tiempo sea estupendo todo el tiempo que
estés allí, pero... :)
AHall80: Si no hablo contigo antes de irme en dos días, te mandaré un
correo electrónico cuando pueda.
RubyMars: De acuerdo. ¡Diviértete!
RubyMars: Disfruta de tus vacaciones por los dos.
AHall80: Lo haré. :]
AHall80: Adiós, RC.

12:33 a.m.
AHall80: Hola
RubyMars: Hola.
RubyMars: ¿Qué haces despierto?
AHall80: Estoy cabreado
RubyMars: ¿Quieres hablar de ello?
AHall80: No hay nada que hablar.
AHall80: Lo siento
AHall80: No has hecho nada.
AHall80: La hermana de Max se rompió el brazo y su amiga se rompió la
pierna.
RubyMars: La amiga de la hermana de Max...
AHall80: Las dos iban a ir a Escocia con nosotros como regalo de
graduación.
RubyMars: ¿Cuándo sucedió? Acabamos de hablar hace como 6 horas.
AHall80: Una hora después de que te enviara un mensaje.
RubyMars: Oh, mierda. ¿Están bien?
AHall80: Están vivas y bien, además del codo y la pierna rotos...
RubyMars: ¿Qué ha pasado?
AHall80: Alguien las atropelló en un accidente de coche.
RubyMars: Eso es terrible.
RubyMars: Espera
RubyMars: ¿Eso significa que no pueden ir?
AHall80: Sí
AHall80: Por eso estoy tan....
AHall80: La amiga no puede caminar, y dijeron que la hermana de Max
podría necesitar cirugía. Si ella no va, Max tampoco.
AHall80: Sé que es egoísta estar tan enfadado porque una chica se rompa la
pierna y la hermana pequeña de Max, a la que conozco desde siempre, se
haga daño por accidente, pero no estoy contento.
RubyMars: Tal vez sea un poco egoísta pero tienes derecho a sentirte así.
Te mereces tus vacaciones.
RubyMars: Lo siento, Aaron. Es una verdadera mierda.
RubyMars: Tus otros amigos siguen yendo contigo, ¿verdad? De todos
modos, mucha gente viaja sola. Tengo una amiga de mi edad que siempre
va sola a los sitios y mide 1,50, quizá 1,40, no es un soldado grande y
fornido como tú.
AHall80: :]
AHall80: Te enviaré un mensaje más tarde. Tengo un fuerte dolor de
cabeza.
RubyMars: Bien. Espero que te sientas mejor. Lo siento por todo.

1:45 a.m.
AHall80: No estoy realmente cabreado
RubyMars: Claro que no lo estás.
RubyMars: Y todavía estás despierto.
AHall80: ....
AHall80: No puedo dormir.
AHall80: Estoy decepcionado. Hay peores cosas en el mundo que no poder
ir de vacaciones.
AHall80: Te imaginas que estoy acostumbrado a que las cosas no
funcionen.
RubyMars: No hay nada malo en estar decepcionado. Yo también estaría
decepcionada.
RubyMars: Probablemente lloraría.
RubyMars: Bien, ese último comentario tuyo me da ganas de llorar.
RubyMars: Sin embargo, puedes irte de vacaciones, aunque Max no lo
haga.
AHall80: :]
AHall80: No llores. Me estoy autocompadeciendo y no estoy manejando
esto como debería. Es una excusa lamentable, pero estoy cansado.
AHall80: ¿Qué estás haciendo?
RubyMars: Viendo la televisión
RubyMars: Comiendo donas.
RubyMars: Ha sido un día largo.
AHall80: ¿Tú también?
AHall80: ¿Mal día?
RubyMars: No. La verdad es que no. Fui a casa de mi hermano a recoger
el limpiador de alfombras de mi madre, y su mejor amigo estaba allí.
AHall80: ¿El imbécil por el que estabas colgada?
RubyMars: Ese. Hacía tiempo que no lo veía y supongo que me habrás
metido algún bicho en la cabeza porque lo vi y me cabreé.
AHall80: ¿Con él o contigo?
RubyMars: Con ambos. Sobre todo, con él. La culpa es suya. Lo único que
puedo pensar ahora es que él era el mayor y que debería haberme dejado
libre en lugar de dejarme... olvidarlo. Se acabó. Es estúpido enfadarse por
ello.
AHall80: No lo es.
RubyMars: :)
AHall80: No lo es. Ha sido un cabrón. Tienes motivos para estar enfadada
con él por haberte engañado. ¿Cuántos años tiene él?
RubyMars: 6 años
RubyMars: Tiene la misma edad que tú supongo.
AHall80: Tal vez, pero yo crecí a los 22 años
AHall80: En su mayor parte
AHall80: ¿Le dijiste algo?
RubyMars: Sólo hola. Estaba demasiado ocupada yendo y viniendo entre
llamarme a mí misma idiota y llamarle a él idiota en mi cabeza, e
intentando contar todas las cosas de él que no me gustan.
AHall80: ¿Tiene un ojo vago o algo así?
RubyMars: Lol, no. Su ropa es demasiado ajustada. Ahí está eso.
AHall80: No quieres salir con nadie que lleve la ropa más ajustada que la
tuya.
RubyMars: ¡Lo sé!
RubyMars: También tiene el pelo demasiado largo :) Y tiene un gusto de
mierda para las películas.
AHall80: :]
RubyMars: Salí de allí tan rápido como pude. Mi hermano me mandó un
mensaje de texto mientras conducía a casa preguntando cuál había sido mi
problema. Le dije que estaba bien, pero todavía estoy un poco enfadada
sólo de pensar en todo ello.
RubyMars: Ahora sí estoy lista para seguir con mi vida. Ya he perdido
suficiente tiempo siendo tonta por gente que no merece mi tiempo.
AHall80: Eso es lo que he dicho.
RubyMars: ...también me dijiste que fuera a la iglesia para encontrar un
novio, lol.
AHall80: No entiendo cuál es tu problema con eso. Podría funcionar.
RubyMars: En tus sueños.
RubyMars: Luego estabas tú diciéndome que fuera voluntaria en un
refugio.
AHall80: Heh
AHall80: Menos mal que me has ignorado
RubyMars: Me has hecho sentir mejor, gracias.
AHall80: Te lo debo, chica stalker.
RubyMars: Te estoy siguiendo la pista, no te preocupes.
RubyMars: Podemos estar aquí el uno para el otro.
AHall80: :]
AHall80: Me tengo que ir. Te enviaré un mensaje pronto.

12:02 p.m.
AHall80: ¿Estás ahí?
RubyMars: Sí, hola.
RubyMars: Me he despertado hace un rato.
RubyMars: Así que...
AHall80: ?
RubyMars: ¿Has oído algo más sobre Max o su hermana?
AHall80: No.
RubyMars: ¿No has oído nada sobre ninguno de ellos o no va a ir?
AHall80: No no he sabido nada de ella ni de él.
RubyMars: :( Lo siento
AHall80: No es tu culpa
RubyMars: Ya te he dicho que puedes ir tú solo si Des y el otro chico no
van. Se supone que los escoceses son muy amigables. Seguro que a Max no
le gustaría que no fueras porque él no puede.
AHall80: Eso es lo que he oído.
AHall80: Te sorprenderías. Él es mezquino.
RubyMars: Ve de todos modos.
RubyMars: ¿Has ido a ver a tu padre?
RubyMars: ¿Por qué no le pides a tu hermano o a tu hermana que vayan?
No estoy segura de que eso sea posible ya que es de última hora....
AHall80: Sí fui a verlos, pero no. No nos llevamos tan bien.
RubyMars: Ya veo.
AHall80: Fue bueno verlos. Les dije que volvería a pasarme cuando
volviera.
RubyMars: Tengo los dedos cruzados por ti. Ya se te ocurrirá algo.
AHall80: :]
AHall80: Te escribo pronto

6:09 p.m.

AHall80: Supongo que nos vamos sin Max.


RubyMars: Lo siento.
AHall80: No pasa nada. No voy a no ir sólo porque él no pueda. No puedo
tomarme un tiempo libre cuando sea.
RubyMars: Estoy de acuerdo.
RubyMars: Aunque todavía lo siento. Estoy seguro de que lo pasarás muy
bien con Des y tu otro amigo.
AHall80: Sí, funcionará.
RubyMars: :)

8:08 p.m.

AHall80: Saliendo hacia el aeropuerto en un minuto


AHall80: Tengo un largo viaje en coche
AHall80: He estado intentando no estar de un humor de mierda pero
fracasando en ello
RubyMars: Está bien. No está de más.
RubyMars: Diviértete y relájate.
RubyMars: Mándame fotos.
AHall80: Muy bien, lo haré
AHall80: Ten cuidado, RC
RubyMars: Tú también.

19 de junio
2:01 p.m.

AHall80: Hey
AHall80: Lo hice
RubyMars: Hola
RubyMars: ¿Tuviste un vuelo decente?
AHall80: Dos vuelos.
AHall80: Fueron buenos. Pudimos estirarnos un poco en económica ya que
Max y su hermana/amiga no pudieron ir.
RubyMars: Eso es bueno. :)
RubyMars: ¿Han hecho algo de turismo hoy?
AHall80: Un poco. Hemos visto algo llamado Monumento a Scott y hemos
paseado por un parque. Fuimos a un lugar llamado Royal Mile y vimos el
castillo desde fuera.
AHall80: La cola para entrar era demasiado larga, así que no fuimos.
RubyMars: Buu.
RubyMars: Aparte de eso, todo parece divertido.
AHall80: El Internet en este hotel es demasiado lento. Te enviaré fotos otro
día.
RubyMars: ¿Lo de la gira empieza mañana?
AHall80: Sí. 5 días.
RubyMars: Qué suerte.
AHall80: ¿Estás bien?
RubyMars: Sí. Trabajando.
RubyMars: Intentando trabajar, ya sabes lo que quiero decir. Haciendo
cosas que aún no puedo vender. Intentando terminar los trabajos que tengo
antes de irme en unas semanas.
AHall80: Los venderás.
RubyMars: Me gusta tu optimismo.
RubyMars: Estoy actuando como mi hermana, lo siento.
AHall80: De todas formas, ¿qué pasa con tu hermana?
RubyMars: Sigue ocultando que está entrenando. No entiendo por qué,
pero da igual. Mi madre sigue pagando su cuota para poder patinar, aunque
‘no lo haga’ y todos sabemos que es una gran mentirosa.
RubyMars: No lo entiendo. De verdad que no lo entiendo. Pero la sigo
queriendo igual.
AHall80: ¿Qué es lo que no entiendes? ¿Por qué no está patinando?
RubyMars: Sí. Ella no lo entiende. No se acuerda de lo apretado que
estuvo el dinero durante un tiempo con el resto de nosotros. Mi madre no
habría podido permitirse el lujo de poner al resto de nosotros en cualquier
tipo de lecciones, pero en el momento en que Jazz quería patinar, mi
hermano mayor y mi hermana ya estaban fuera de casa, esa es la única
razón por la que podía. No entiende la suerte que tiene. Intenté decírselo
una vez hace un par de años, pero no lo entendió.
RubyMars: Una Navidad, le pedí a mi madre unos patines y no pudo
comprármelos porque no tenía dinero y no quería pedirle a mi padre que los
comprara.
RubyMars: Jazz no sabe nada de eso.
RubyMars: Después de lo de mi corazón, hubo un tiempo en el que mi
madre no me dejaba participar en el día de campo de mi escuela. Era la
única niña que no podía. Ella no entiende la suerte que tiene. La quiero
mucho, y normalmente nos llevamos muy bien cuando tiene tiempo para
salir, pero a veces me vuelve loca con lo egocéntrica que puede ser.
RubyMars: Eso fue más largo de lo que pensé. Supongo que me molesta
más de lo que creo. Lo siento.
AHall80: Lo siento, Ru.
AHall80: Entiendo que eso te moleste.
AHall80: Díselo.
RubyMars: Tal vez.
RubyMars: :)
RubyMars: Cambiando de tema. ¿Has podido dormir algo?
AHall80: Sí, ha sido más fácil que cuando estaba en casa. Los husos
horarios no son tan diferentes.
RubyMars: Bien. ¿Compartes habitación con alguien?
AHall80: No. Se suponía que iba a hacerlo con Des, pero como Max no
está aquí, tengo la mía propia y Des se queda con la habitación que se
suponía que iban a compartir las chicas.
RubyMars: Sé que es una mierda, pero está bien.
AHall80: Sí
AHall80: Tratando de no ser una mierda al respecto
RubyMars: Demasiado tarde :)
AHall80: Har har
AHall80: Me voy a la cama. Te enviaré un mensaje cuando pueda.
RubyMars: Bien, diviértete, stalker.
AHall80: Buenas noches, Rubes.

20 de junio
3:15 p.m.

AHall80: ¿Qué haces?


RubyMars: Hola forastero.
RubyMars: Acabo de terminar de discutir con mi hermana.
RubyMars: No es gran cosa.
AHall80: ¿Con tu hermana pequeña?
RubyMars: Sí.
RubyMars: Mi hermana mayor está cuerda.
AHall80: ¿Qué ha pasado?
RubyMars: Estábamos almorzando cuando empezó a quejarse de lo mucho
que odia su trabajo y de lo cansada que está de todo. Literalmente, de todo.
Se quejó de lo duro que es su colchón y de que espera convencer a mi
madre para que le compre uno nuevo. Creo que eso fue lo que más me
volvió loca.
AHall80: Continúa
RubyMars: Así que le dije que su colchón es más nuevo que el mío y que
si quiere uno nuevo debería ahorrar dinero en su ‘trabajo de mierda que le
paga 10,50 dólares la hora’ y comprar otro porque no es como si pagara el
alquiler o el seguro ni nada.
RubyMars: Era como si otra persona estuviera usando mi boca para hablar
con ella, Aaron. Nunca le he hablado así a mi hermana. Creo que nunca he
hablado así con nadie.
AHall80: ¿De verdad?
RubyMars: De verdad. Se enfadó mucho cuando se le pasó el susto. Dijo
que no entiendo por lo que pasa y que su vida no es tan fácil como todo el
mundo cree. No creo que su vida sea fácil. Sé lo mucho que trabaja. Así que
empezamos a discutir sobre eso.
RubyMars: Entonces, le dije que tenía que dejar de actuar como una
mocosa y volver al hielo o no para que mamá no siguiera pagando por su
entrenador si no tenía que hacerlo. Sé que la afecté porque lo único que hizo
fue mirarme y salir furiosa.
RubyMars: Me siento mal por decir todo eso, pero en realidad no.
RubyMars: Me dolía el estómago y sudé un montón todo el rato. Ha sido
lo más malo que he hecho nunca.
AHall80: Eso no fue malo. Eso fue amor duro. Necesitaba escucharlo de
alguien.
RubyMars: Gracias por decírmelo. Todavía me siento mal.
AHall80: No lo hagas.
AHall80: Estoy orgulloso de ti. Hay que tener agallas.
RubyMars: Así es.
RubyMars: :)
AHall80: Cuando empecé a ascender, me costó mucho ser duro con estos
chicos que había conocido y que no ascendían. No sabía cómo tratarlos o
actuar porque no quería pisarles. Al final del día, sabes que tienes que hacer
las cosas, aunque estés cabreando a alguien. Te das cuenta con el tiempo. A
veces tienes que parar y finalmente dejar claro tu punto de vista... como
hiciste con tu tía.
RubyMars: ¿Lo que intentas decir es que ahora eres mandón?
AHall80: Estoy acostumbrado a que la gente me escuche.
RubyMars: Eso suena bien. :)
AHall80: ....
RubyMars: ¿Siempre has sido mandón?
AHall80: Cuando sé lo que quiero y creo que puedo hacerlo mejor que otra
persona.
RubyMars: Tomaré eso como un sí.
RubyMars: Yo no lo soy. Nos equilibramos mutuamente. No es algo malo.
AHall80: Eres mandona cuando quieres.
RubyMars: A veces, pero es raro.
AHall80: Claro
RubyMars: Como has dicho, cuando sé lo que quiero.
AHall80: Y en medio de la noche cuando estás de humor.
RubyMars: No sé de qué estás hablando.
AHall80: Claro
RubyMars: ....
RubyMars: Ahora me desconecto.
AHall80: Lol
RubyMars: ¿Qué tal el día? ¿Qué has hecho?
AHall80: Nos recogieron temprano para el tour. Paramos en un pueblo
llamado Dunkeld, creo que se llamaba, nos detuvimos en un viejo bosque
de pinos, caminamos alrededor de un loch... así es como llaman a un lago...
con algún viejo castillo en el medio. Visitamos el Lago Ness y nos
quedamos dos noches en un pueblo llamado Ullapool.
RubyMars: Fuiste al Lago Ness????
AHall80: Sí, el agua es tan oscura que parece café.
RubyMars: Celosa.
AHall80: Te encantaría.
RubyMars: :) Ahora tú también tienes que vivir tu vida por mí, señor.
RubyMars: No estaría haciendo lo mío si no fuera por ti, así que hago mi
parte viviendo mi vida por ti también.
AHall80: :]
RubyMars: Gracias por ser tan buen amigo mío.
AHall80: :]
RubyMars: ¿Estás ahí?
AHall80: Sí
AHall80: Estoy haciendo fotos mientras estoy aquí. Te las enviaré cuando
pueda.
RubyMars: Trato hecho.
AHall80: Me voy a la cama, nos recogen a las 8.
AHall80: Buenas noches, Ru.
RubyMars: Buenas noches, diviértete.

21 de junio
2:57 p.m.
AHall80: Hola
RubyMars: Hola
RubyMars: ¿Cómo estuvo tu día?
AHall80: Muy bien. Vi algunas ruinas de castillos, una bahía y un pueblo.
RubyMars: ¿Fue bonito?
AHall80: Sí
AHall80: Acabo de volver de la cena.
RubyMars: ¿Estuvo bien?
AHall80: Sí, Des e Ian se quedaron en un pub cerca del hotel. No tenía
ganas de beber.
AHall80: Prefiero estar en mi habitación
RubyMars: ¿Estás bien?
AHall80: Es que tengo muchas cosas en la cabeza últimamente.
RubyMars: Sabes que siempre puedes hablar conmigo de cualquier cosa.
AHall80: Lo sé, Ru
AHall80: Estar en la furgoneta todo el día me ha dado mucho tiempo para
pensar en cosas
AHall80: Lo solucionaré.
RubyMars: Sí, lo harás.
RubyMars: Todo se solucionará.
AHall80: :]
AHall80: Me voy a la cama.
AHall80: Que tengas un buen resto del día, Ruron.
RubyMars: Buenas noches, stalker.
23 de junio
12:11 p.m.

AHall80: Hola
RubyMars: Hola.
RubyMars: ¿Cómo van las vacaciones?
AHall80: :]
AHall80: Bien
AHall80: El hotel en el que nos alojamos no tiene Wi-Fi. Estamos cenando
ahora mismo
AHall80: Este pueblo se llama Portree
RubyMars: Entonces, cómete la cena.
RubyMars: Espera, ¿cómo me mandas mensajes?
AHall80: Comiendo mientras escribo.
AHall80: Tomé prestado el teléfono de Des. Está usando el mío para llamar
a su chica. Conseguí un plan internacional de llamadas antes de irme.
RubyMars: ¿Para llamar a todas tus novias mientras estás allí?
AHall80: ....
AHall80: No. En caso de que Max llamara.
RubyMars: Ya veo.
RubyMars: ¿Qué has visto hoy?
AHall80: Estarías en el cielo.
RubyMars: Cuéntame todos los detalles.
AHall80: Hoy estamos en Skye. Paramos en un lugar llamado... no puedo
deletrearlo... Quiraing... Ian dice que se escribe así... el lugar más hermoso
que he visto. Tuve que hacer la mitad del camino. Estaba lluvioso y muy
nublado, pero cuanto más caminábamos más se iban las nubes y podías ver
estos lagos, lochs o como sea que se llamen... Nunca vi algo tan increíble en
mi vida. Como si estuviera en otro planeta. Vi una cascada, di un paseo por
otro lugar llamado las piscinas de las hadas, otra ruina de castillo, un
cementerio...
AHall80: Ojalá lo hubieras visto.
RubyMars: :) Con que te hayas divertido, me basta.
AHall80: Tuve que hacer la mayor parte del paseo por las piscinas de las
hadas yo solo porque estos vagos no querían.
AHall80: Me metí en una de las piscinas y me quedé helado. Hice muchas
fotos.
RubyMars: Bien. Envíamelas.
AHall80: Des está fuera con el teléfono.
AHall80: Te enviaré un mensaje cuando pueda.
RubyMars: Bien. Diviértete.
AHall80: Adiós, Ruron

24 de junio
12:09 p.m.

AHall80: Hey
RubyMars: Hola a ti.
RubyMars: ¿Qué tal el día?
AHall80: Bien
AHall80: Vi este castillo llamado... lo anoté... el castillo de Eilean Donan,
paré en un pueblo llamado Fort William y revisé este lugar llamado
Glencoe.
RubyMars: ¿Te has divertido?
AHall80: Yo no diría que me divertí, pero estuvo bien.
RubyMars: ¿Qué pasa?
AHall80: Sólo deseaba que las cosas hubieran salido mejor para este viaje.
AHall80: Odio pensar así.
RubyMars: Lo siento, Aaron.
RubyMars: Ojalá puedas hacer otro viaje con Max en el futuro.
AHall80: Ni siquiera es eso.
AHall80: A punto de salir a cenar. Te enviaré un mensaje antes de
acostarme.
RubyMars: Bien, que tengas una buena cena.
AHall80: :]

4:33 p.m.

AHall80: ¿Estás ahí?


RubyMars: Siempre estoy aquí.
RubyMars: A no ser que sea el culo del amanecer.
RubyMars: ¿Qué has cenado?
AHall80: Fish n chips
AHall80: He estado pensando
RubyMars: ¿Qué ha provocado este milagro?
AHall80: Ojalá hubieras podido venir conmigo
AHall80: ¿Estás ahí?
RubyMars: Estoy aquí, lo siento.
RubyMars: No era mi intención hacerte sentir culpable por ir a Escocia.
AHall80: No lo hiciste.
AHall80: Ojalá hubieras podido venir tú también.
RubyMars: :) Eres muy amable. A mí también me hubiera gustado ir.
AHall80: He estado pensando mucho en ello
RubyMars: ¿Cuándo es tu vuelo de vuelta?
AHall80: Mañana
AHall80: ¿Has tenido otra cita?
RubyMars: No.
RubyMars: ¿Tú?
AHall80: Nah
AHall80: Tengo sueño
RubyMars: Entonces vete a la cama :)
RubyMars: ¿Has bebido demasiado esta noche?
AHall80: Sí
RubyMars: Lol
AHall80: :)
RubyMars: Es la primera cara sonriente de verdad que me pones.
AHall80: Nah
AHall80: No has visto el resto
RubyMars: Vete a la cama.
AHall80: Ok
AHall80: Buenas noches
RubyMars: Buenas noches, Ruron.
AHall80: Adiós
25 de junio
1:23 a.m.

AHall80: A punto de salir del hotel, sólo quería despedirme.


RubyMars: Buenos días a ti.
RubyMars: Que tengas un buen vuelo a casa. Disfruta de tu espacio extra
en el avión.
AHall80: Lo haré
AHall80: Hey
RubyMars: Hey
AHall80: No importa, te enviaré un mensaje cuando llegue a casa.
AHall80: Vete a la cama
RubyMars: Sí, mamá Aaron.
RubyMars: :) Cuídate.
AHall80: Tú también.

27 de junio
1:54 a.m.

AHall80: Lo descubrí
RubyMars: Hola a ti.
RubyMars: Me alegro de que hayas llegado bien a casa, lol.
RubyMars: ¿Qué descubriste?
AHall80: ¿Por qué no vienes conmigo?
AHall80: ¿Ruby?
AHall80: ¿Estás ahí?
RubyMars: Estoy aquí.
AHall80: ...
RubyMars: Se me cayó el teléfono, lo siento.
AHall80: ¿Has visto mi mensaje?
RubyMars: Por eso se me cayó el teléfono. ¿Quieres que vaya contigo... a
dónde?
AHall80: A Florida
RubyMars: ....
RubyMars: ¿Quieres que vaya contigo a Florida?
AHall80: Sí
RubyMars: Sólo estoy tratando de entender. ¿Por qué quieres que vaya
contigo?
AHall80: Quiero conocerte. Dijiste que querías conocerme...
AHall80: A menos que no quieras
RubyMars: Sí quiero
RubyMars: ¡Sí quiero!
RubyMars: Me has atrapado totalmente desprevenida, eso es todo.
AHall80: Ven con nosotros.
RubyMars: Sigue diciendo eso.
AHall80: Porque quiero que lo hagas
RubyMars: Creía que Max iba a ir contigo a Florida.
AHall80: Sí.
AHall80: No se siente mal por ir allí
RubyMars: ¿Pero quieres que vaya yo también?
AHall80: Sí
RubyMars: ¿Por qué? ¿Porque quieres que nos encontremos?
AHall80: Sí...
RubyMars: ¿Pero por qué?
AHall80: Porque ¿qué sentido tiene esperar? Pasará un tiempo hasta que
tenga más tiempo libre.
AHall80: Ven
RubyMars: Tal vez no estés pensando en esto con claridad.
AHall80: Lo estoy haciendo.
RubyMars: Mmm-hmm... No creo que lo estés haciendo.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: Porque sí.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: ¡Porque sí!
RubyMars: No puedes decidir de la noche a la mañana que quieres
conocerme de repente.
RubyMars: Me voy en menos de dos semanas a visitar a mi padre.
AHall80: No hay ‘de repente’.
AHall80: Y no lo he decidido de la noche a la mañana
AHall80: He estado pensando mucho en ello
AHall80: ¿Cuál es el problema?
AHall80: Te vas después de que yo tenga que estar de vuelta de Florida.
AHall80: ¿Estás ahí?
RubyMars: Estoy aquí.
RubyMars: Es que... ¿y si te pongo de los nervios? Tal vez no te guste en
persona.
RubyMars: No me estás pidiendo exactamente que cene contigo y tus
amigos. Me estás invitando a ir a una casa en la playa contigo y con gente
que conoces desde hace tiempo durante varios días, ¿no?
AHall80: ¿Tu argumento ahora mismo es que podrías ponerme de los
nervios?
RubyMars: ¡No nos conocemos!
AHall80: Y
AHall80: Dijiste que te gustaba Florida.
AHall80: Y sabes que me gustaría conocerte. Había pensado que la
próxima vez que viniera a Luisiana, podríamos quedar... pronto. Nos
conocemos desde hace casi un año.
AHall80: No veo el sentido de esperar
RubyMars: Sí, pero...
RubyMars: Esto no es que hayamos quedado en una cafetería o algo así.
AHall80: No habríamos quedado en una cafetería
RubyMars: ¿Por qué no? Podríamos antes de que volvieras a la base.
AHall80: No.
RubyMars: ....
AHall80: Podríamos habernos encontrado en una convención de cómics si
hubiera una en marcha
RubyMars: Me estás matando.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: Porque me conoces demasiado bien.
AHall80: ¿Eso es un problema?
RubyMars: ....no
RubyMars: Quiero conocerte. De verdad que sí, pero ir a una casa de la
playa contigo es un gran paso.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: Ya te lo he dicho. Nunca nos hemos conocido.
AHall80: En persona
AHall80: No creo que seamos desconocidos. Sabes más de mí que casi
cualquier persona con la que pasé un año en Irak. Más que la mayoría de la
gente que conozco en general, Rubes.
AHall80: Me caes bien. Te caigo bien. ¿Cuál es el problema?
RubyMars: Ni siquiera sabía con seguridad que habías estado en Irak,
Aaron.
RubyMars: Ni siquiera sabía, hasta justo antes de que volaras de vuelta,
que estabas en Kentucky.
RubyMars: Entiendo por qué no me lo dijiste hasta ahora. Yo habría hecho
lo mismo, pero....
AHall80: Ahora lo sabes.
RubyMars: Esto es una locura.
AHall80: ¿Crees que lo es?
AHall80: Tal vez un poco.
AHall80: Está bien
RubyMars: ¿Tal vez un poco?
RubyMars: Lo triste es que no me parece una locura como debería. Mi
madre me mataría por no decirte inmediatamente que no.
RubyMars: Esta gran parte de mí quiere decirte que sí, que iré. Pero...
apenas nos conocemos.
RubyMars: Ya sabes lo que quiero decir.
AHall80: Nos conocemos.
RubyMars: Sabes que nos conocemos. Sé que nos conocemos, pero nadie
más lo sabe o lo entiende.
RubyMars: No nos conocemos.
RubyMars: Sería como... un matrimonio concertado en el que nos
conocemos el día de la boda.
RubyMars: Pensé que...
AHall80: ¿Y qué?
AHall80: Te lo pido a ti, no a nadie más. No se lo pediría a nadie más. Sólo
a ti.
AHall80: ¿Quién dice que no nos conocemos?
RubyMars: No sé... ¿la sociedad?
RubyMars: Pero, ¿y si te pongo de los nervios?
RubyMars: Ni siquiera hemos hablado por teléfono.
RubyMars: Ni siquiera sé cómo eres.
RubyMars: Creo que me estoy volviendo loca.
AHall80: Dudo que me pongas más de los nervios que cualquier otra
persona que haya conocido.
AHall80: ....puedo enviarte una foto. Nunca me has pedido una.
AHall80: Deja de asustarte. Ya me conoces.
RubyMars: !!!!!!
RubyMars: Ya sé que te conozco.
AHall80: Llámame
RubyMars: Q?
AHall80: Llámame. En cuanto hable contigo sabré si puedo aguantarte una
semana.
RubyMars: Aguantarme...
AHall80: Ya sabes lo que quiero decir
RubyMars: ....
RubyMars: Creo que deberías pensar más en esto.
AHall80: Ya lo he pensado.
AHall80: Todo el vuelo de vuelta de Escocia
AHall80: La mayor parte del tiempo que estuve en el autobús
AHall80: He pensado en ello, Ruby.
RubyMars: Tal vez deberías consultarlo con la almohada.
RubyMars: Esto es una locura. Esto es una auténtica locura.
AHall80: Ya lo hice.
AHall80: Sigues diciendo eso.
AHall80: Quieres venir a Florida.
RubyMars: Me estás robando las palabras.
RubyMars: Eres un pesado.
RubyMars: ¿Por qué no te digo que no?
AHall80: Porque tú también quieres conocerme
AHall80: Porque somos amigos y nos íbamos a conocer algún día.
RubyMars: !!!!!
RubyMars: Consúltalo esta noche y si mañana te levantas y sigues
queriendo hablar por teléfono y ver si nos llevaríamos bien, te llamo.
RubyMars: No puedo creer que haya escrito eso.
RubyMars: Me tiemblan las manos.
RubyMars: Debería sentirme como la chica estúpida de una película de
terror que tiene una cita con un asesino en serie ahora mismo porque no te
digo que no.
AHall80: Soy yo, Rubes.
AHall80: Pero está bien. Lo consultaré con la almohada
AHall80: Tengo que saberlo cuanto antes. Empezamos a conducir hasta allí
pasado mañana.
AHall80: Podrías ir en avión y yo podría ir a buscarte al aeropuerto.
RubyMars: Ya estás haciendo planes....
RubyMars: Sin ningún tipo de rencor si cambias de opinión.
AHall80: De acuerdo. Trato.
RubyMars: Trato.

11:58 a.m.

AHall80: Hey
RubyMars: Hey
AHall80: 270-555-5025
RubyMars: ....
AHall80: Ese es mi número. Llámame.
RubyMars: ¿Lo has pensado siquiera?
AHall80: Por eso te doy mi número.
AHall80: Dijiste que a veces sabes inmediatamente si congenias con
alguien. Ya nos llevamos bien en el messenger. No me preocupa.
RubyMars: .....
RubyMars: ¿Hablas en serio?
AHall80: Sí. Llámame ahora mismo.
RubyMars: ¿Sabes lo que me estás pidiendo?
RubyMars: Todavía estoy durmiendo, ¿no?
AHall80: Por supuesto.
AHall80: Estás despierta. Llámame.
RubyMars: ¿Estás seguro?
AHall80: Sí. Llama.
RubyMars: Bien, pero si hay un silencio incómodo y nunca nos
recuperamos de esto, nunca te perdonaré. Teníamos algo bueno, tú y yo.
AHall80: Es demasiado pronto para que salga la insolencia.
RubyMars: ......
RubyMars: Apenas he dormido gracias a ti.
RubyMars: Más vale que contestes al teléfono y que no sea uno de esos
números que das a los desconocidos cuando no quieres que sepan tu
número real. Nunca lo superaré.
AHall80: Sólo llama, Rubes.
Capítulo 14
Aaron quería que lo llamara.
Aaron quería que lo llamara.
Aaron quería que lo llamara.
Porque me estaba invitando a ir a Florida.
Porque de repente, había decidido que quería conocerme. Pasar tiempo
conmigo. Y no quería esperar hasta la próxima vez que tuviera permiso.
Sin presión.
Tragué saliva mientras me sentaba en la encimera de la cocina, picoteando
un bol de Fruity Pebbles con el corazón en la garganta y el estómago
intentando dar volteretas. Debería haber enloquecido ante la idea de viajar
con alguien que, de una manera minúscula, era un extraño, pero no lo
estaba. La verdad es que no.
Sería la primera vez que me reuniera con alguien en un lugar diferente con
un propósito que no girara en torno a pruebas de vestidos o trajes. No sería
Ruby en modo de trabajo. Sólo sería... yo.
Esa era la parte aterradora. Sólo yo y mi pobre corazón que parecía elegir a
las peores personas para tener sentimientos. Gente que no me veía más que
como la hermana pequeña de alguien y una amiga.
Luego estaba todo el factor de ‘nunca nos habíamos conocido en persona’.
No es que eso me impidiera enamorarme de él ni nada por el estilo, así que
ahí estaba eso. En algún momento, después de unos meses, empecé a tener
citas con otros chicos para olvidarme de él porque entendía que mis
sentimientos no tenían sentido. Él no sentía lo mismo. Además, me había
dicho que tuviera citas. ¿Cuánto más evidente necesitaba que fuera nuestra
situación?
Y si nada de eso era razón suficiente para convencerme de que ir era una
idea estúpida, sabía lo que le diría a cualquier persona que fuera a quedar
con un desconocido que hubiera conocido por internet.
Les diría que estaban locos. Y si le dijera a algún miembro de mi familia lo
que estaba pensando hacer, pensaría lo mismo.
El caso es que, por una vez en mi vida, mi instinto no me decía que no
hiciera esa locura. Me decía exactamente lo contrario. Ve, ve, ve. A pesar
de estar asustada y preocupada por mi seguridad. ¿No le había dicho hace
un par de días que las mujeres viajaban solas todo el tiempo?
Por otra parte, no podía permitirme comprar un billete de avión. También
sería muy irresponsable por mi parte cargar algo tan caro en mi tarjeta de
crédito cuando no tenía precisamente unos ingresos constantes. No había
sido rica cuando tenía dos trabajos fijos; ahora, estaba aún más lejos de ese
punto.
Sin embargo, aun sabiendo todo esto, flexioné los dedos que me
hormigueaban y tecleé el número de teléfono que Aaron me había dado.
Subí corriendo las escaleras justo cuando pulsé el icono de llamada, lo que,
en retrospectiva, no fue exactamente la decisión más inteligente que había
tomado, porque para cuando mis piernas me llevaron al segundo piso,
estaba sin aliento y aún no había llegado a mi habitación. Mi madre y Ben
estaban en el trabajo, así que no iban a mirarme como si estuviera loca por
subir corriendo las escaleras por primera vez en mi vida.
El teléfono siguió sonando mientras me precipitaba a mi habitación, y justo
cuando pensé que iba a sonar una grabación del buzón de voz, cerré la
puerta.
El familiar sonido de alguien respondiendo a la llamada me dejó helada
mientras giraba la cerradura, y entonces lo oí. Mi nombre.
—¿Ruby?
Jadeaba y trataba de no jadear al mismo tiempo, mientras la voz de barítono
del teléfono parecía arrastrar toda mi alma hasta el suelo de la alfombra. No
estaba segura de lo que esperaba de Aaron, pero no me esperaba la voz no
demasiado suave pero lo suficientemente profunda al otro lado de la línea.
Estaba justo en el medio. Amigable. Profunda pero no demasiado. Un poco
áspera. Perfecto.
Fue en ese momento cuando lo comprendí.
Había respondido. Había llamado a Aaron y él había contestado.
Estaba al teléfono con Aarón.
—¿Rubes? —La voz masculina volvió a sonar en el teléfono, todavía con
ese hermoso tono, un narrador natural, sonando... ¿divertido? ¿Por qué se
divertía?—. ¿Estás ahí? Te oigo respirar.
Dejé de respirar. Por la boca, al menos. Y tragué aunque estaba bastante
segura de que sonaba más como un trago.
Entonces el hombre de la línea soltó una risita, despreocupada y casi dulce.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó como si me hubiera hecho la misma
pregunta mil veces antes. Como si no hubiéramos sido amigos por
correspondencia durante casi un año y, en cambio, hubiéramos sido amigos
durante los últimos diez.
Este era Aaron. Aaron. La única persona, aparte de mi mejor amiga, que
sabía que había pisado mierda humana una vez. Y así, sin más...
—He subido corriendo las escaleras y me he quedado sin aliento —dije,
apartando el teléfono de mi boca al final para que no pudiera oírme jadear.
Su risa relajada ‘de Aaron’ se alargó y, de alguna manera, me relajó. Me
recordó a nuestros mensajes instantáneos cuando nos metíamos con el otro.
Normal. Juguetón. Amigable. Como siempre. Como mi amigo.
—¿Sólo de subir corriendo las escaleras? —preguntó, y por alguna razón
me lo imaginé levantando una ceja de un color que no sabía bien, como si
se burlara de mí. Como algo normal.
—Son muchas escaleras —No me di cuenta de que había empezado a
sonreír al teléfono hasta que me reí. Era Aaron. No es gran cosa—. Estoy
tan fuera de forma —Y ahí estaba. ¿Qué demonios estaba saliendo de la
boca?—. Eso es vergonzoso, lo siento. Probablemente puedes correr diez
millas a la vez. La única vez que corro es... nunca. Nunca corro. No quiero
mentirte. Estoy divagando, lo siento. Me pongo nerviosa y divago.
—¿Por qué estás nerviosa? Soy yo —dijo, firme y coherente, con ese ligero
acento de Luisiana que matizaba sus palabras. Soy yo, me había dicho unas
cuantas veces antes, y cada vez, al igual que ésta, disparaba una flecha
directa a mi corazón que parecía paralizar cada excusa que me daba para
explicar por qué estar más que un poco enamorada de él era una idea
estúpida.
Porque era una idea estúpida.
Una idea realmente estúpida.
Y con mi historial de ideas estúpidas, uno se imaginaría que sabría cuándo
deshacerse de ellas.
Pero no lo hice. Conociéndome, no lo haría porque era una idiota así. Débil.
Era tan débil. Ese término ‘llevar el corazón en la manga’ había sido escrito
pensando en mí.
Ajeno al hecho de que había llevado un bate de béisbol imaginario a mis
rótulas con su tono y sus palabras, siguió con esa voz suave que yo
escuchaba leyendo el diccionario.
—Suenas... —Hizo un ruido de duda.
—¿Como una idiota? —Salió de mi boca antes de que pudiera detenerlo.
Aaron se rió esa vez, claro y fuerte, barriendo mis piernas una vez más,
porque no era como si pudiera ser torpe y sin gracia y desagradable y reírse
como un burro. Eso sería demasiado fácil. Y justo. Este era el tipo que
había tenido dos docenas de novias locas por una razón. De repente todo
tenía sentido.
—No. Tu voz es diferente de lo que pensé que sería.
Respirando profundamente otra vez para intentar no sonar como si estuviera
tan fuera de forma en lo que a cardio se refiere, finalmente di un paso para
alejarme de mi puerta, ignorando la ropa que colgaba de dos sillas y la pila
de ropa sucia que estaba demasiado cerca de la pila de ropa limpia que
había sacado de la secadora y tirado al suelo hacía tres días. Este es Aaron,
me recordé a mí misma. Podía hacerlo.
—¿Qué quieres decir? —pregunté, sonando más como yo misma de lo que
hubiera esperado mientras estaba a punto de enloquecer.
No fue mi imaginación que él hiciera otro ruido de vacilación.
Tuve una sensación de hundimiento....
—¿Qué? ¿Creías que iba a sonar como Minnie Mouse?
Su ‘Uh’ no duró ni un segundo. Me eché a reír, olvidando que estaba sin
aliento y que hacía diez segundos que estaba nerviosa.
—¿Lo hiciste?
Empezó a reírse entre dientes, como si se esforzara por no hacerlo y no lo
consiguiera.
—¡No lo sé! Pensé que ibas a sonar más joven, no…
—Me estás hiriendo, Aaron. Estás hiriendo mi orgullo —Resoplé en mi
cuarto mientras me dejaba caer en el borde de mi desordenada cama de
tamaño normal, sintiéndome demasiado a gusto.
Fue su turno de reír de nuevo, más fuerte que su risa, el sonido más lleno y
desde el vientre.
—No suenas como si tuvieras veinticuatro años —Intentó argumentar, sus
palabras se vieron interrumpidas por su risa constante.
—No es eso lo que quieres decir. Pensabas que iba a sonar como una
animadora de quince años del Valle o algo así. ¿No es así? —No hubo
respuesta, sólo un sonido sospechosamente lejano... como si se riera con la
cara alejada del auricular... Era eso, ¿no?—. No puedo creerte.
—¡Lo siento! —Intentó decir, pero empezó a reírse más fuerte, esa vez
directamente en el teléfono, el sonido me hizo sonreír tanto que me alegré
de que no hubiera nadie cerca para verlo, de lo contrario harían preguntas
que no quería responder.
—Es porque te dije lo del cosplay, ¿no?
Hubo una pausa por parte del hombre al que había estado enviando correos
electrónicos durante más de un año.
—No…
—Eres un mentiroso.
La risa de Aaron bajó repentinamente de volumen, y supe que había vuelto
a apartar el teléfono de su cara, con seguridad. Mi mejor amiga hizo lo
mismo cuando se reía todo lo que podía.
—Y lo de no tener novio —añadí.
Incluso con el teléfono sin estar cerca de su boca, me di cuenta de que había
empezado a morirse de risa de nuevo. No debería haberme encantado el
sonido tanto como lo hice, pero... culpable.
—No puedo creerlo.
—Suenas como si trabajaras para esas líneas de sexo telefónico —
Consiguió finalmente decir, unos diez minutos después.
¿Qué?
—No, no lo hago —¿No había escuchado nunca su propia voz?
—¿Te has escuchado a ti misma? Anoche estaba viendo la televisión
después de enviarte un mensaje y salieron los anuncios de esas líneas de
chat. Suenas igual que esas chicas.... —Se interrumpió por un momento, su
voz cambió—. ¿Sigues enferma?
No tenía derecho a sonreír tan ampliamente como lo estaba haciendo, pero
lo hice de todos modos.
—No, ya no estoy enferma. Esta es mi voz normal, gracias.
Hubo otra pausa en la línea y luego:
—¿Eres realmente Ruby?
—¿Qué crees? —resoplé—. ¿Necesito preguntarte sobre tu trasero para que
me creas?
Aaron se atragantó. No necesitaba verlo para saber que lo había hecho. No
intentó ocultarlo ni apartar el teléfono de su boca.
—Ahora sé que eres tú con seguridad.
Era un tonto, y no importaba.
—¿Estás seguro? Porque yo sí —ofrecí antes de que pudiera callarme.
—Estoy seguro.
—Si cambias de opinión...
Aaron lanzó otra carcajada.
—No, sé que eres tú. Llevamos cuatro minutos al teléfono y me has hecho
reír más que en semanas. No podría ser nadie más que tú, Ru.
No podía contar el número de veces que me había dicho algo así por escrito,
pero como cada vez que lo había hecho, sentí que... sentí que había hecho
algo increíble. Y necesitaba recomponerme y controlarme. Necesitaba
actuar con normalidad. Normal, Ruby.
—Podrías haberme avisado antes de llamar —dijo en voz baja antes de que
pudiera recomponer mi juego normal, pero de alguna manera me di cuenta
de que estaba sonriendo mientras decía la frase.
Me dejé caer en el borde de la cama y subí las rodillas hacia el pecho, con
los talones apoyados en el colchón. Intenté no preguntarme qué estaría
haciendo en ese momento, qué aspecto tendría, qué estaría pensando... y
fracasé. Como siempre.
—¿Para qué necesitas una advertencia? —pregunté, casi vacilante pero
definitivamente un poco distraída.
Hubo otra risa suave.
—Por esa voz. Jesús, Ru. Me dijiste que te preocupaba que no me fueras a
gustar, así que tenía este plan en mi cabeza de cómo conseguir que me
hablaras en caso de que las cosas se pusieran incómodas. Y empiezas a
echarme mierda a los treinta segundos —argumentó—. Me has hecho
perder el juego.
Actúa con normalidad. Actúa con normalidad. No le preguntes cuál era su
plan. No le digas que también te gusta su voz.
—¿Tú? Yo estaba nerviosa. Estoy nerviosa. Me empezaron a sudar las
manos, luego me empezaron a hormiguear, y luego tardaste medio año en
contestar el teléfono…
Se atragantó de nuevo.
—Pensé que tenía suficiente tiempo para usar el baño…
—¿Cuánto tiempo te lleva usar el baño?
Aaron gritó una carcajada que tiró de las comisuras de mi boca.
—Subí corriendo las escaleras para llamar, y me estaba muriendo, entonces
empiezas a meterte conmigo.
—Te dije que creía que ibas a tardar un minuto en calentarte hablando
conmigo.
—…y luego me entero de que mi amigo Aaron, que es básicamente mi
mejor amigo, pensó que iba a sonar como la Barbie de Malibú, y me olvidé
de que estaba nerviosa.
—No tenías nada por lo que estar nerviosa. Sólo soy yo.
Sólo él. ¿Por qué tenía que seguir diciéndome eso? Como si no fuera
consciente....
—Ahora sé todo lo que necesito saber —aseveró con firmeza.
—¿Qué es eso? —pregunté.
—Nos llevamos bien.
—Hemos hablado por teléfono… —Lo aparté de mi cara y observé el
contador de la pantalla—. Cinco minutos.
—Lo sé y me has hecho reír más en cinco minutos que con todos los demás
en el último año juntos —No tenía ni idea de cómo me afectaban esas
palabras. Ni idea en absoluto, y nunca podría decírselo. Cerré los ojos sin
pensarlo. Hubo una pausa por su parte, y luego, totalmente serio, dijo—:
Ven conmigo —Se aclaró la garganta y añadió—: Con nosotros.
—¿Dónde? —Me arrepentí. Como si hubiera algún otro lugar al que me
hubiera invitado.
Dejó escapar un resoplido que se acercaba bastante a un gemido y me hizo
preguntarme a qué cara pertenecía esa voz y esa personalidad. No sería la
primera vez que ese pensamiento se me pasa por la cabeza.
—Florida, Ruby —dijo con mucha más paciencia de la que habría tenido
cualquier otra persona.
Fue mi turno de gemir mientras rodaba sobre mi espalda en la cama. Algo
en el colchón se clavó en mi hombro, pero lo ignoré. Realmente me estaba
invitando a salir. De verdad.
—Llevo un tiempo pensando en ello. Desde antes de irnos a Escocia.
Quería invitarte, pero... —Se interrumpió. Hubo un sonido que no pude
descifrar antes de que dijera en un tono totalmente seguro—: Quiero
conocerte —Así de fácil. Quiero conocerte. Dejó escapar un suave suspiro
por el teléfono—. No voy a matarte mientras duermes.
Eso me hizo resoplar.
—No estaba pensando en eso.
—Podrías tener tu propia habitación. Seguro que tiene cerradura.
La ansiedad y el estrés y los nervios y el vómito se revolvieron en mi
vientre. Ir con él. A Florida. Por mí misma. Cuando técnicamente no lo
conocía a él ni a sus amigos.
Conocerlo. Conocer a Aaron.
Conocer a esta persona que yo consideraba el mundo y que básicamente me
había llamado su hermana pequeña.
¿Y si no le gustaba en persona? ¿Y si me gustaba aún más una vez que lo
conociera en persona? ¿Y si me gustaba aún más y él decidía que no le
gustaba por alguna razón una vez que me conociera? ¿Y si...?
—¿Si, entonces?
¿Si? Mi ritmo cardíaco se aceleró, la excitación y las náuseas y algo que no
podía identificar completamente llenaban mis venas.
—Aaron, ¿entiendes lo que me estás pidiendo?
—Sí —dijo, pero en realidad salió más como ‘duh’.
—Nunca nos hemos conocido en persona.
—¿Y? Nos enviamos correos electrónicos durante nueve meses. Hablo
contigo más que con mi familia y mis amigos —Se oyó un crujido de fondo
y juraría que escuché una puerta cerrarse—. Sólo es raro si tú lo haces raro,
y nosotros no lo haríamos raro. Ya nos llevamos bien —Ninguno de los dos
dijo nada por un momento, pero cuando finalmente volvió a hablar, hizo
que se me erizaran los pelos de los brazos—. ¿No lo crees?
¿No lo creo? ¿Estaba loco? Gemí y me llevé un puño cerrado a la cuenca
del ojo.
—Mira, quiero ir contigo. De verdad, pero...
Su voz era suave y decidida.
—Nunca te haría nada, ni dejaría que nadie te hiciera nada.
—Ni siquiera es eso…
—Sé que estoy siendo intenso, pero cuanto más lo pienso, más quiero que
vengas con nosotros. Todo el tiempo que estuve en Escocia, me arrepentí de
no haberte invitado a venir cuando Max se fue. Desearía haberte invitado
incluso si él no se hubiera escapado.
¿Lo había hecho?
Exhalé un suspiro y volví a juntar los dedos de los pies. ¿Por qué cada
célula de mi cuerpo se excitaba ante la idea de ir a Florida con alguien que
no conocía tan bien y con otras personas que no conocía en absoluto? Si mi
mejor amiga me dijera que iba a quedar con su amigo de internet en un café
ella sola, le diría que estaba loca y que su cuerpo iba a salir en las noticias
de las nueve por ser una completa idiota.
Pero mi cerebro se rebeló contra eso completamente.
Completamente.
Una parte de mí en el fondo sabía que Aaron no me haría daño. No sabía
cómo lo sabía, pero lo sabía. Realmente, lo sabía. Y me encantaba ir a
Florida...
—Mira, no tengo dinero. Tengo un montón de monedas ahorradas que
puedo ir a cobrar y tengo algo de dinero, pero no debería malgastarlo en un
billete que probablemente va a ser locamente caro porque es de última
hora...
Esa voz tranquilizadora me cortó.
—Tengo tu billete.
Me sentí arrugando la nariz y gemí.
—No puedes pagarlo.
—Acabas de decir que no tienes dinero. Soy yo quien quiere que vengas...
—Se interrumpió—. Si te hace sentir mejor, puedo pagarlo.
—Tengo que irme la semana que viene a California...
—Me aseguraré de que estés de vuelta antes de que tengas que irte.
Estaba cometiendo un terrible error, ¿no? ¿Quién diablos va a una casa de
playa con extraños, un extraño del que estaba totalmente enamorado y que
no tenía ni idea porque ni siquiera le había visto la cara?
Lo había pensado. Podía parecer básicamente un troll y lo más probable es
que, si era tan maravilloso en persona como en la red, yo siguiera
enamorada de él. La belleza se desvanece, una buena personalidad y la
química no.
—Puedo permitírmelo, Ruby, y me aseguraré de que tu vuelo te lleve a casa
antes de que tengas que irte. Me has enviado cientos de dólares en cosas
mientras estaba desplegado (no, no digas que no lo hiciste porque ambos
sabemos que lo hiciste). Puedo cubrir tu billete. Tú eres la que me está
haciendo un favor.
—¿Cómo te estoy haciendo un favor? —pregunté entre dientes.
—Porque podría haberlo pasado mejor en Escocia, y estoy siendo egoísta al
invitarte a venir a Florida porque quiero estar cerca de alguien.... —Se
interrumpió de nuevo—. Quiero conocerte, y no te estoy dando tiempo para
que lo pienses. Me dices que estás preocupada y yo te empujo a ello. Eso es
egoísta, ¿y sabes qué, Rube? No me importa mucho.
¿Estaba yo muerta? ¿Era esto un sueño? ¿Mi madre había cocinado hongos
en la cena de anoche y yo seguía en una especie de viaje extraño?
Me quejé. Esto era una locura, y se lo dije exactamente.
—¿Y qué? Para mí es más loco pensar en una chica de tu edad yendo a
lugares sola —dijo—. Te tengo, Ruby Cube.
Ruby Cube. Me había matado la primera vez que lo leí y me mataba cada
vez desde entonces cuando veía el RC que me escribía. Fui tan tonta. Tan
condenadamente tonta como para volver a caer en esta situación. Incluso
sabiendo que era tonta no cambiaba nada.
—Quiero decirte que sí —¿Cómo podría explicarle esto?—. Realmente lo
quiero. Sólo he ido a lugares por mi cuenta por trabajo sin mi familia. Van a
pensar que he perdido la cabeza si les digo que voy contigo.
—Tienes veinticuatro años, no diez.
Esas palabras golpearon mi pecho con la fuerza de mil martillos de Thor.
¿No le había dicho todo esto antes? ¿Cuánto odiaba que me trataran como a
una niña pequeña? Era mi culpa, lo sabía. Dejé que todos me mandaran.
Dejé que todos me cortaran las alas, y luego terminé el trabajo yo misma.
—Sé que nos llevaríamos bien. Lo sé. Tú lo sabes. Te enviaré mi número de
la seguridad social si prometes no publicarlo en Internet ni sacar un montón
de tarjetas de crédito a mi nombre. Puedes tener la dirección de mi padre y
toda la información de la casa de la playa donde nos quedaremos. Es una
casa grande. Puedes tener tu propia habitación —Hubo otra pausa, pero fue
su respiración tranquila y constante a la que no pude evitar prestar atención.
Respiraba como mi hermana. Como alguien que no se quedaba sin aliento
al subir las escaleras—. Sé que te llevarás bien con todos nosotros.
Mi corazón pensó que era un esquiador de descenso que iba a por el oro.
Cómo podía estar tan emocionada y tan asustada al mismo tiempo, me dejó
sin palabras.
¿Por qué no le dije que esto era una locura?
¿Por qué?
Porque era una maldita locura, pero no en el mal sentido. Tenía tantas ganas
de ir que podía saborearlo. Esa parte de mí que no tenía miedo de lo que
pensaría de mí, de lo que podría pasar si no nos llevábamos bien en
persona, tenía tantas ganas de ir que hizo que el resto de mi cerebro se
callara.
¿Cómo podía decirle a Aaron que normalmente ni siquiera podía elegir mi
asiento cuando volaba con mi familia? Sólo pensar en eso me hacía sentir
tan joven y...
—Ruby, no te preocupes por el dinero. Podemos arreglarlo. No espero nada
de ti. Te dije la verdad cuando dije que eras mi mejor amiga. Lo eres. Te
cuento más que a nadie. ¿Cómo diablos pude dejar que le pasara algo a la
única persona que me ha hecho reír cuando era lo último que quería hacer?
Todo mi mundo pareció detenerse.
Y él siguió adelante, ajeno a todo.
—Si realmente no quieres ir, no quiero forzarte ni hacerte sentir culpable.
Ven porque quieres. Si no, ya haremos que funcione en otro momento. ¿De
acuerdo?
Capítulo 15
—Estamos a punto de comenzar nuestro descenso en la ciudad de
Panamá....
Si no hubiera tenido tanto tiempo de contacto con las palpitaciones del
corazón cuando era más joven, habría pensado con seguridad que había
empezado a tenerlas cuando la voz del piloto llegó al aire.
Porque, caramba.
Estaba aquí. A punto de estar aquí. En la ciudad de Panamá. Donde iba a
estar Aaron.
Yo era una gallina. Esta era mi verdad. No tenía miedo de admitirlo. Era yo.
Ruby Marisol Santos era una gallina certificada, de grado A. Ni siquiera del
buen tipo de pollo alimentado con hierba y libre de antibióticos, porque yo
había tomado antibióticos hacía unos meses. Yo era la peor clase de pollo.
Del tipo humano.
No estaba preparada para esto. No todos los días, ni en todos los meses, ni
en todos los años, ni en todas las décadas, salía de mi zona de confort. Volar
sola para ir de vacaciones con gente a la que nunca había conocido
físicamente no era algo que hiciera o siquiera pensara en hacer. Había
estado al borde de la locura durante las últimas doce horas. Había sudado,
me había comido la mayoría de las uñas, había sudado un poco más, había
jadeado tanto que se podía imaginar que había corrido una milla con
tacones y mi corazón se había acelerado tanto que no podía decírselo a
nadie que me conociera, porque si no me enviarían al cardiólogo.
Sin embargo, aquí estaba. Intentando por todos los medios no ser lo que me
resultaba tan natural: una cobarde.
Después de pasar toda una vida tratando de decirme a mí misma que no me
asustaban las cosas y evitando activamente las que podrían aterrorizarme,
normalmente no me encontraba en situaciones que me hicieran preguntarme
en qué demonios había estado pensando, porque no me pondría en esa
situación. Eso no era lo que yo hacía, y me avergonzaba.
Pero alguien en quien confiaba me había dicho que tenía que vivir mi vida
al máximo. No era valiente ni tenía cojones como mucha gente que iba
siempre detrás de las cosas que quería. Quizá porque no había muchas cosas
que quisiera, pero no estaba segura. Dejar mi trabajo y venir aquí fueron las
dos cosas más valientes que había hecho en mi vida, sin lugar a dudas.
Había intentado ser esa persona resistente y ambiciosa una vez, y sólo una
vez, y me había salido el tiro por la culata. Pero había visto a mi hermana
pequeña caer suficientes veces y verla levantarse de nuevo para saber que
era necesario hacer eso, cada vez. Tenías que volver a levantarte, aunque
estuvieras magullada y herida y sólo quisieras tumbarte en el suelo y
quedarte ahí para siempre porque no era tan incómodo como pensabas.
O porque tenías miedo de volver a caer mientras intentabas levantarte.
No es que lo supiera por experiencia ni nada por el estilo.
Por eso, y por eso, me encontré atrapada en el asiento central de un avión,
aplastada entre un extraño que intentaba acaparar mi reposabrazos y otro
extraño que utilizaba mi hombro como almohada. No es de extrañar que
cuando intentas comprar un billete el día antes de salir a algún sitio, no
vayas a encontrar precisamente un vuelo sin escalas a un precio decente, y
mucho menos a conseguir un asiento de ventanilla. Pero no me importaba.
Lo único que importaba era que estaba en camino.
Un vuelo sin escalas de Houston a Panama City Beach, Florida.
Todavía no podía creer que estaba a punto de aterrizar, y mi familia
definitivamente tampoco había podido creer lo que estaba haciendo.
Ayer, mi madre y Jasmine se habían turnado para gritarme.
¿Qué te pasa? ¡Y te vas la semana que viene!
¿Has perdido la puta cabeza, Squirt?
—Nunca has hecho locuras —Había argumentado mi madre, sin saber que
sólo esas palabras le habían salido tan mal. Sólo me incitó a insistir en hacer
lo que quería hacer. Y eso era ir.
‘Voy a ir’ y ‘No’ no había sido lo más adecuado para responder porque fue
entonces cuando empezaron a gritar la una sobre la otra durante media hora,
más o menos. En ese momento, hice exactamente lo mismo que había
hecho horas más tarde, cuando el hombre mayor que se sentaba a mi lado
en el avión se había desplomado en medio de la respiración y había
apoyado su cabeza en mi hombro: Había dejado que sucediera. Excepto que
había dejado que mi hermana pequeña y mi madre gritaran todas las
razones por las que no debía ir.
¿Y si pasa algo? había preguntado mi hermana pequeña, agitando una mano
alrededor de su cara mientras su otra mano sostenía una galleta de chocolate
aferrada a ella. No tuve que responder porque mi madre me había
enumerado una docena de cosas que podían pasar, entre ellas que me
secuestraran, que me vendieran como esclava o que me utilizaran como
mula para las drogas.
Pero me las arreglé para mantener la boca cerrada y dejar que siguieran
desahogándose y poniéndose rojos.
Hasta que, finalmente, les dije con toda la calma posible, queriéndolas
mucho aunque me volaran la cabeza:
—Entiendo que estén preocupadas... pero voy a ir.
Eso les había hecho estallar de nuevo, pero al cabo de unos minutos, me di
la vuelta y me alejé de ellas por primera vez en mi vida en lugar de
derrumbarme y aceptar que cruzar el golfo era una maldita locura.
Lo era. Sabía que lo era, pero por mucho que me asustara, sus palabras sólo
hacían que quisiera ir mucho más. No sabía si era para demostrármelo a mí
misma, para demostrárselo a ellos, o para ninguna de las dos cosas. Todo lo
que sabía era que quería ir, incluso más porque estaba nerviosa.
Pero sobre todo porque quería conocer a Aaron, aunque me daba mucho
miedo.
Quería conocerlo para poder acabar con él y seguir con mi vida, o eso me
decía a mí misma. Podría verle y saber que lo único que sentía era amistad.
Me imaginé que sería como conocer a un famoso en persona y ver que era
humano en lugar de esa persona imaginaria y perfecta que habías construido
en tu cabeza.
Y cuando mi madre y mi hermana aparecieron en la puerta de mi habitación
después de que las abandonara para empezar a hacer la maleta, me mantuve
firme mientras seguían intentando convencerme de que no fuera.
No iba a ceder. Y no lo había hecho, a pesar de que me dolía el estómago y
de lo antinatural que me parecía no hacer lo que estuviera en mi mano para
complacerlos. Porque eso era lo que solía hacer. Eso era lo que me resultaba
natural.
De algún modo, de alguna manera, llegué al vuelo del que Aaron me había
enviado los detalles por correo electrónico no más de dos horas después de
haber aceptado ir a Florida, antes de decírselo a alguien con quien vivía.
Incluso partiendo en malos términos con mi madre, siendo su marido quien
me llevara al aeropuerto porque las dos con las que estaba emparentada por
sangre estaban demasiado cabreadas como para querer llevarme, no había
podido dejar de estar emocionada. Y asustada. Sobre todo asustada. Quizá
al cincuenta por ciento.
Estaba a punto de aterrizar en Florida, un lugar en el que ya había estado
una docena de veces.
A vacacionar con mi amigo por correspondencia del que estaba un poco
enamorada y sus amigos.
No había necesidad de asustarse.
Según sus últimos mensajes instantáneos, él y sus amigos estaban
conduciendo durante la noche y deberían haber llegado a la casa de la playa
que estaban alquilando hace cuatro horas. Después de eso, estaba
conduciendo de vuelta a la ciudad de Panamá para recogerme, y luego
íbamos a volver a la casa. Nos encontraremos fuera de Llegada, me había
mandado un mensaje. Así que nos íbamos a encontrar fuera de Llegada.
Con suerte.
Lo esperaba.
Realmente lo esperaba.
Esta pequeña parte de mi cerebro me advertía que esperara lo peor. Que tal
vez no aparecería. Que tal vez Aaron Hall no existía. Que debía estar
preparada para que no estuviera, y que si no estaba, no era el fin del mundo.
Podía pensar en algo. Tenía una tarjeta de crédito. Quizá no tuviera mucho
dinero en mi cuenta bancaria, pero tenía mi tarjeta de crédito, y el día
anterior había ido a cambiar mis monedas por dinero en efectivo y había
salido con casi doscientos dólares.
Estaba bien. Estaba bien.
Eso es exactamente lo que me repetí mientras el avión aterrizaba y todo el
mundo salía. Cargué mi bolsa de fin de semana por el aeropuerto, mucho
más pequeña que la de regreso a casa, y me detuve en el primer baño que
encontré. Lo usé, pero mientras me lavaba las manos, cometí el error de
mirarme en el espejo.
Estaba hecho polvo.
El pelo castaño claro que me había teñido desde los quince años había
decidido que ya no era liso y quería parecerse a algo sacado de un anuncio
de productos capilares encrespados. El color que solía llevar por la falta de
sueño bajo los ojos azules que había heredado de mi madre había decidido
oscurecerse a un color casi morado. Y mi máscara de pestañas... Casi me
estremecí. La belleza estaba en el interior, lo sabía, pero un poco de
maquillaje nunca hace daño a nadie.
Después de ponerme un poco más de base de maquillaje, colorete y lápiz de
labios, y de darle un cepillado a mi pelo con los dedos, con lo que volvía a
tener un aspecto decente, me recordé a mí misma que estaba aquí por mi
amigo y no por ningún otro motivo. Ya le había dicho que no me parecía a
mi madre ni a Tali. Si se sentía decepcionado por mi aspecto... podía
superarlo. Realmente podría. Lo haría. No sería la primera vez que
sucediera.
Ni yo misma lo creía, pero necesitaba hacerlo.
A los amigos no les importaba el aspecto de otros amigos, a menos que esto
fuera Mean Girls, y no lo era. Mientras nos lleváramos bien, eso era lo
único que importaba. Nuestra amistad se había construido sobre nuestras
personalidades. Todo podía estar bien.
A menos que él no estuviera afuera esperándome... Si ese era el caso, no
estaba segura de recuperarme.
Unos minutos más tarde, en la zona de recogida de equipajes, mi maleta
finalmente se acercó a la cinta transportadora y la recogí, esforzándome
bajo el peso de 48,8 libras de trajes de baño y más ropa de la que realmente
necesitaba. Al cargar la maleta con una mano y sujetar la bolsa de fin de
semana sobre el hombro opuesto, mi ritmo cardíaco empezó a dispararse,
tanto que exhalé profundamente para intentar calmarlo, pero no lo conseguí.
Como siempre. De todos modos, se me formó un nudo en la garganta.
No fue hasta ese preciso momento que recordé que Aaron nunca me había
enviado una foto suya aunque lo había mencionado.
Estaba bien. Totalmente bien. Sabía que medía un metro ochenta y que
tendría un toque de acento de Luisiana en su voz. Ya me lo imaginaría. Dos
puertas automáticas de cristal se abrieron de par en par cuando me acerqué
a ellas, dejándome directamente fuera del edificio y en un bordillo.
Y... no había nadie esperando.
Al menos no había nadie esperando allí que pareciera un veinteañero que
acabara de pasar el último año en Irak. Las únicas personas que rondaban
por allí eran otros pasajeros de mi vuelo y dos hombres vestidos con trajes
negros que sostenían carteles con nombres que no eran Santos.
Miré a la derecha, miré a la izquierda y respiré hondo. No había necesidad
de entrar en pánico.
Tal vez se estaba retrasando.
Tal vez estaba en la entrada de la salida por accidente y se dirigía en ese
mismo instante.
Tal vez...
Volví a mirar a mi alrededor e intenté tragar el nudo que tenía en la
garganta.
Tal vez podría coger uno de los taxis aparcados en la acera. Este no era un
país extranjero con un idioma que no entendía. Tenía una aplicación en mi
teléfono para reservar habitaciones de hotel. Esto no era 1940.
Me tembló la mano cuando metí la mano en el bolso y saqué el móvil,
sacándolo del modo avión por primera vez. Así de patética y nerviosa
estaba. Ni siquiera me había molestado en sacarlo porque temía recibir un
mensaje que dijera que los planes habían cambiado y que estaba sola. No
pasó ni un minuto antes de que el icono que mostraba que tenía diecisiete
mensajes sin leer parpadeara en la pantalla, haciendo que mi estómago se
revolviera ligeramente.
Pero ninguno de ellos era del número más reciente de mi teléfono. Ocho
eran de mi madre y los otros nueve eran de Jasmine, según mis
notificaciones.
Al oír el sonido de las puertas que se abrían detrás de mí, arrastré el bolso a
un lado y eché otro vistazo a mi alrededor, esperando ver a un hombre de
pie, solo, en una esquina que no había visto, con aspecto expectante, o tal
vez sosteniendo un cartel con SANTOS o RUBY. O algo así. Algo.
Podía esperar un poco. Dijo que había conseguido un teléfono de mierda.
Tal vez no tenía servicio, o todavía estaba conduciendo y no podía alcanzar
su teléfono para hacerme saber que se estaba retrasando.
Inhalé un poco. Y parpadeé. Y luego volví a hacer las dos cosas, mirando
de un lado a otro, poniéndome de pie en un pie y luego en el otro.
Un minuto se convirtió en cinco.
Los cinco minutos se convirtieron en diez.
Y diez minutos se convirtieron en quince.
Me empezaron a picar los ojos porque no había dormido, me aseguré
mientras miraba la hora en mi teléfono una vez más. No me picaban de
repente porque me sentía abandonada y con el estómago revuelto al pensar
que Aaron me iba a dejar aquí.
Una vez, antes de que Jasmine empezara la guardería, cuando yo había sido
la única Santos que quedaba en esa escuela primaria, mi madre se había
olvidado de recogerme. Habían pasado las cuatro de la tarde y todavía no
había aparecido. No fue hasta cerca de las cinco, después de haber estado
sentada en las escaleras de la entrada durante casi dos horas, que la
subdirectora salió y me vio. Conocía a mi madre desde hacía años porque
mis hermanos mayores eran demonios que no se callaban, y después de
preguntarme por qué no me habían recogido todavía, había intentado llamar
a mi casa y no había obtenido respuesta. Así que se ofreció a llevarme a
casa.
Lloré en el camino, sintiéndome traicionada por el hecho de que mi propia
madre se hubiera olvidado de mí. Mi padre se había mudado en ese
momento y, al recordarlo ahora, comprendí que por eso me había asustado
tanto. Por supuesto, mi madre tenía un millón de otras cosas en la cabeza y
no se olvidaría voluntariamente de recogerme en el colegio, pero había
ocurrido.
Ella nunca lo olvidó y yo tampoco, por lo que parece.
Ahora, de pie en las afueras del aeropuerto de Panama City Beach sin una
sola cara conocida que me tranquilizara, esa sensación olvidada pero
familiar se instaló en mis pulmones y en mi corazón.
Me habían dejado atrás.
Inhalé. Parpadeé. Tragué saliva.
Salieron más personas del edificio y se detuvieron más coches a lo largo de
la acera, pero ni uno solo de ellos estaba allí para mí. Ni un solo coche. Ni
un alma.
Inhalé, parpadeé y tragué un poco más. Se me secó la boca.
Me había dejado aquí, ¿verdad?
Una familia de cuatro personas pasó junto a mí, sonriendo, riendo y
bromeando mientras cruzaban la calle, tan felices, tan jodidamente felices.
¿En qué había estado pensando? ¿Por qué no me había quedado en casa?
Era una idiota, ¿no?
Pero, ¿por qué Aaron me compró un billete y luego no apareció para
recogerme? ¿No le había dicho que no estaba segura de venir? No fue mi
idea. Él me había invitado. Yo no me había invitado a mí misma.
Las lágrimas me punzaron los ojos y, sinceramente, sentí como si algo
afilado me hubiera pinchado en el estómago.
Esto es lo que te pasa por arriesgarte, Rube, dijo mi cerebro incitando a mi
corazón.
No estaba aquí. No iba a venir. Me había dejado.
Me había dejado aquí. No iba a venir a buscarme.
Fui tan, tan, tan estúpida. Lo sabía mejor. Lo sabía muy bien.
No fue hasta que algo frío se deslizó por mi mejilla que me di cuenta de que
mis ojos no sólo habían empezado a picar, sino que lo habían hecho por
completo. El aliento que salió de mí fue hipado y ahogado. Estrangulado.
No es el fin del mundo, traté de decirme a mí misma incluso mientras dos
lágrimas más se deslizaban por mi mejilla. Para. Tenía que parar y
recomponerme. No iba a malgastar lágrimas por ser abandonada. No lo iba
a hacer.
Tenía mi tarjeta de crédito.
Mucha gente viajaba sola.
Tenía un teléfono móvil.
Tenía que haber cien hoteles en los que pudiera alojarme cerca.
Había peores lugares para quedarse tirado. Al menos había una playa. Era
verano. Tenía un traje de baño y mucho protector solar.
Podía hacerlo.
Podía...
Dos lágrimas más se me escaparon de los ojos, y oí más que me sentí
aspirar una respiración entrecortada.
Tenía que controlarme. No podía llorar. Estaba bien. Estaba bien. No era un
gran problema que Aaron no hubiera aparecido. Debería haber sabido que
no debía dejarme decepcionar. ¿Para empezar, cuándo había tenido buena
suerte con los chicos?
Nunca. Eso es cuando.
Que Aarón no apareciera... estar sola en una ciudad en la que nunca había
estado y con poco dinero... nada de eso era el fin del mundo. No iba a llorar
por ser abandonada. Éramos amigos (habíamos sido amigos) y él no me
debía nada. Estaba bien.
No iba a pensar en ello.
Yo no.
Tenía mi tarjeta de crédito, mi buena salud y mucha gente en casa que me
quería. Esto no se reflejaba en mí. Que Aaron me decepcionara no tenía
nada que ver conmigo. Él era el que se había acobardado, no yo por una
vez, y se suponía que eso era una victoria que podría celebrar cuando mis
órganos no se sintieran como si estuvieran siendo apuñalados repetidamente
con un picahielo.
Me había dejado, pero iba a estar bien. Lo estaba.
Esta pequeña parte de mi cerebro intentó decirme que tal vez le había
pasado algo. Que él no me habría dejado aquí en el aeropuerto sin ninguna
razón. Una parte de mí respondía por el hombre que había llegado a
conocer en los últimos meses, diciéndome que no haría algo así...
Pero la mayor parte de mí decía que estaba siendo ingenua.
Tres lágrimas más salieron de mis ojos, y me limpié las mejillas con el
dorso de los dedos, luchando contra el impulso de llorar más porque mi
cuerpo seguro que quería hacerlo. Contrólate, Ruby. Resuélvelo y deja de
estar aquí llorando en público. Eres mejor que esto. No pasa nada.
Me estaba doliendo la cabeza.
Tuve que limpiarme la cara dos veces más, y cuando me miré los dedos,
encontré marcas negras de mi rímel corrido embadurnadas en ellos, y eso
sólo me alteró aún más. Hizo que me doliera más la cabeza, al instante.
Ya está bien. Podía hacerlo. Lo primero, necesitaba un taxi, y podía pedirle
que me dejara en algún lugar cercano a todo. Podría encontrar un hotel.
Acababa de respirar profundamente mientras pasaba un grupo de seis
personas que habían estado en el mismo vuelo que yo, cuando oí a lo lejos:
—¿Rubes?
Dejé de respirar.
Estuve a punto de no levantar la vista, con la vista nublada, pero me obligué
a hacerlo.
De pie, a menos de metro y medio, con un trozo de papel de cuaderno roto
en las manos que decía RC SANTOS en gruesas y garabateadas letras rojas,
había un hombre. No un chico. No un hombre-niño. Un hombre al que
podría haber mirado todo el día durante el resto de mi vida. Con un pelo
rubio dorado, corto y ordenado en la cabeza, en el que me fijé en primer
lugar, y un profundo bronceado que cubría cada centímetro de su piel
expuesta, dejé de respirar. Ojos profundos, pómulos altos y una boca
bastante llena para cualquier sexo, parecían unirse para dar forma a un
rostro demasiado atractivo.
Demasiado atractivo.
Parecía un modelo. Si era él, no era de extrañar que hubiera tenido tantas
novias y que todas estuvieran locas. Nadie se entregaba a este tipo de
hombre sin luchar. Pero no podía ser él.
No había manera....
De ninguna manera.
¿Era una broma?
Giré la cabeza para mirar por encima de mi hombro, y luego volví a mirar
por encima de mi otro hombro como si hubiera algún otra Ruby o persona
en el mundo que pudiera ir por RC Santos que este hombre pudiera estar
pidiendo. Porque el nombre era común y todo eso.
Pero cuando volví a mirar hacia delante, el hombre rubio, alto y de 1,80
metros, con el papel que decía RC SANTOS, levantó las cejas claras poco a
poco. Vi su manzana de Adán moverse. Y en el movimiento más lento
posible, vacilante, vacilante, vacilante, una de sus manos soltó un lado del
cartel y sus dos puños cayeron, con papel y todo. El hombre parpadeó, y yo
capté lo que parecían ser unos ojos marrones oscuros que me miraban
fijamente debajo de esa estructura ósea fuertemente construida. Observé la
forma en que sus labios se separaron ligeramente y la forma en que toda su
cara se aflojó al tragar de nuevo.
Entonces esa boca, esa boca, pareció curvarse hacia arriba, sus suaves
mejillas afeitadas se volvieron rosas... y me di cuenta de que estaba
sonriendo. A mí. Sus ojos marrones se iluminaron mientras me examinaban
desde mi cara hasta mis zapatos dorados y de nuevo hacia arriba.
—¿Ruby? —preguntó el hombre con esa voz que reconocí totalmente de la
única conversación que mantuvimos por teléfono en los meses que nos
conocíamos.
Pero aún así parpadeé.
Era una broma.
Tenía que serlo.
Esto podría haber salido directamente de una película en la que me
secuestran y me llevan, me venden para el tráfico de personas y mi familia
no vuelve a verme a menos que uno de mis hermanos jure venganza y vaya
a buscarme. Como si eso fuera a suceder.
Pero fue la sonrisa en la cara del hombre rubio la que pareció hacer... clic.
Para decir que tal vez esto no era una broma. Que no estaba imaginando
esto.
—¿Aaron? —Su nombre fuera de mi boca sonaba tan receloso como
parecía en mi cabeza.
—Sí —dijo el hombre del que mi instinto estaba segura en un 99% de que
era la persona con la que había pasado un año enviando correos
electrónicos.
No me extrañó la forma en que me miró una vez más, ni cómo su sonrisa
vaciló. Vaciló. Parpadeó. Antes de volver a la vida, con los labios juntos y
sólo las comisuras arqueadas hacia arriba.
Quizá había sido una mala idea no enviarle una foto mía después de tantos
meses.
¿Estaba decepcionado? Si de verdad había pensado que me parecería a mi
hermana o a mi madre, era culpa suya por crear esas expectativas. Le había
dicho que me parecía una mezcla de mis dos padres. No era la bonita de la
familia, ni la divertida, ni la talentosa, ni la extrovertida, ni la inteligente...
Yo era simplemente Ruby.
Sólo Ruby. Y eso tenía que ser suficiente. Había llegado demasiado lejos
para que no lo fuera.
Parpadeé ante esos ojos marrones que me miraban fijamente. Tragué con la
misma fuerza con la que él había tragado hace un minuto. Entonces le dije,
antes incluso de procesar las palabras susurradas que salían de mi boca:
—¿Puedo ver tu identificación?
Parpadeó, y con la misma rapidez con la que parpadeó, sonrió casi, casi con
ternura y asintió. Una de sus manos se llevó a la espalda mientras su mirada
rebotaba sobre mí. Algo pequeño y marrón llenaba su mano, y finalmente
trasladó su mirada a la cartera que sostenía. Su mano era firme mientras me
pasaba dos tarjetas de plástico, una era un permiso de conducir de Kentucky
y la otra una identificación militar con el nombre que yo conocía bien:
Aaron Tanner Hall.
Era él. Una mierda, era realmente él. Mis manos temblaban un poco
mientras miraba su carnet de conducir una vez más antes de entregárselo,
esteeselesteeselestesel dando vueltas y vueltas en mi cabeza, robando la
energía de mis pulmones mientras le decía lo único que no había planeado
admitir exactamente mientras mi voz prácticamente temblaba:
—Pensé que no ibas a venir.
Aaron, no un farsante que había hackeado su cuenta y había decidido venir
a secuestrarme de entre todas las personas del mundo que pudo encontrar,
agitó su rubia cabeza, todavía congelada en su sitio aunque sus facciones
parecían rebotar entre una sonrisa y una expresión que podría haber sido de
sorpresa o de confusión, pero no lo conocía lo suficiente como para estar
segura.
—Pensé... —Se aclaró la garganta, haciéndome arrastrar los ojos hacia su
manzana de Adán, muy bronceada—. Estaba de pie junto al solar,
esperando. No sabía que ....
Estaba decepcionado. Estaba decepcionado, ¿verdad?
—No tienes el aspecto que pensaba —Fueron las palabras que utilizó para
romper el silencio. Su pronunciación era lenta, tranquila. Parpadeó en
medio de su frase mientras su pecho se ensanchaba con una inhalación y se
desinflaba con la misma rapidez con una exhalación. Dejé de respirar
cuando sus ojos marrones oscuros recorrieron mi cara y mi frente de nuevo.
Su boca volvió a ser vacilante, fluctuante, indecisa, antes de asentarse en
una débil sonrisa mientras sus ojos rebotaban sobre mí una última vez. Su
voz era tan cautelosa como su sonrisa cuando dijo las cinco palabras que
nos habíamos dicho tantas veces en los últimos meses, un recordatorio de
nuestra amistad, un recordatorio de que me había invitado a venir aquí—.
Ya sabes lo que quiero decir.
Estaba decepcionado. Eso es lo que quería decir. ¿Qué había de nuevo?
Debería haberlo sabido. Debería haber esperado....
No luché contra el impulso de parpadear o de aspirar por la nariz una
respiración que sonaba entrecortada y rota en sílabas de las que no era
capaz. Mi corazón comenzó a latir más rápido, nervioso, más nervioso de lo
que probablemente había estado antes, y eso había sido realmente nervioso.
Las lágrimas pincharon en mis ojos como lo habían hecho momentos atrás,
pero no las dejé caer. No lo haría. De alguna manera, de algún modo, logré
aclararme la garganta y decirle más suavemente de lo que me hubiera
gustado:
—Te dije que no me parezco a mi madre ni a mi hermana.
El hombre que estaba seguro de que se llamaba Aaron emitió un sonido
parecido a un resoplido, casi como una risa, pero las siguientes seis palabras
que salieron de su boca me hicieron estremecer.
—No. No te pareces a ellas —Y entonces, mientras volvía a apretar los
labios ante la brutalidad de su honestidad, diciéndome a mí misma que no
llorara porque él se había hecho esto al pensar que yo estaba mintiendo, se
rió de verdad mientras daba un paso hacia delante, con sus ojos
repentinamente tan brillantes y concentrados, ese rostro suyo con el que
acababa de quedar impactada, iluminado—. ¿Tienes hambre?
Lo preguntó como si no fuera nada. Como si no acabara de confirmar algo
que yo había aceptado hace mucho tiempo, pero que nunca fue más fácil de
aceptar. Como si no tuviera una pequeña lágrima que me limpiaba
desesperadamente en el rabillo del ojo.
—¿Qué pasa? —preguntó Aaron inmediatamente mientras sus cejas se
juntaban, por algún milagro haciendo que su precioso rostro pareciera aún
más guapo, incluso después de haber admitido básicamente que había
pensado que yo era algo o alguien más y que estaba tratando de procesarlo.
Fui una idiota.
Mi visión se volvió borrosa, y pude sentir la ansiedad en mi esternón y
vientre.
—Esto se siente raro —dije con sinceridad, nerviosa, nerviosa, nerviosa.
Más nerviosa a cada segundo. Por milésimas de segundo. Intenté aspirar un
aliento que no existía.
—Ruby, ¿qué pasa? —Fue su pregunta preocupada mientras yo miraba al
suelo, llevándome las manos a los lados.
Tragué saliva. Me dije a mí misma que debía mantener la calma. Me
recordé a mí misma que sabía que esto iba a suceder y que no me iba a
decepcionar. Así que mentí mientras me limpiaba la cara de nuevo,
obligándome a mirarle mientras hablaba.
—Pensé que habías cambiado de opinión y que estaba decidiendo qué
hacer...
Aquellos ojos oscuros, tan desiguales con su coloración y su pelo, se
ensancharon. No había ninguna duda en su rostro cuando Aaron dio otro
paso adelante, un ceño fruncido que crecía en su boca y prácticamente
irradiaba por todo su cuerpo.
—No iba a cambiar de opinión —aseveró, con firmeza. Sus iris rebotaron
entre uno de mis ojos y el siguiente, la línea de su mandíbula se tensó—.
¿Estás bien?
Inspiré por la nariz, encogiéndome de hombros, y tragué saliva, levantando
la mano para frotarme el esternón. No podía tener un ataque de pánico. No
podía. Pero intenté respirar de nuevo y no había nada. No había nada allí y
mis manos habían empezado a sudar en algún momento y a sentirse como si
estuvieran cubiertas de hormigas, y mi corazón latía como loco y…
—Siento que no puedo recuperar el aliento...
La cabeza de Aaron se sacudió y juraría que su rostro palideció. Los cuatro
pasos que dio hacia delante fueron inmediatos, lo que le llevó a detenerse
justo delante de mí antes de que me diera cuenta. Aaron Hall, que era aún
más guapo de lo que jamás hubiera podido imaginar, estaba delante de mí y
yo estaba alucinando.
Me estaba volviendo loca.
Porque me sentía frustrada y defraudada y me esforzaba por no estarlo. No
era bueno en esta mierda. Nunca debería haber venido.
Cuando su mano buscó mi brazo, no dudó ni un segundo en rodear con sus
dedos la delicada piel del interior de mi codo, y antes de que me diera
cuenta de lo que estaba ocurriendo, me estaba dirigiendo hacia un banco
que no había visto, con un brazo pasando por encima de mis hombros como
si fuera la cosa más natural del mundo. Y todo el tiempo que hizo eso, dijo:
—Estás bien, Ruby, estás bien. Respira, respira... —Una y otra vez hasta
que mi trasero tocó el banco y él se agachó frente a mí.
Y yo seguía perdiendo la cabeza.
Hice un círculo sobre mi corazón, tragando, sintiéndome como una idiota,
pero al mismo tiempo como no una idiota porque este tipo que decía ser
Aarón, y actuaba como Aarón y sonaba como Aarón, estaba agachado junto
a mis rodillas después de hacerme creer que estaba sola en una ciudad en la
que nunca había estado porque había cambiado de opinión.
Unas manos de las que ni siquiera me había dado cuenta que me estaban
cogiendo las rodillas, me las apretaron.
—Aguanta, ¿esta bien? Vuelvo enseguida —Otro apretón—. Ya, ya vuelvo
—Me prometió mientras me sentaba. Parpadeé y sentí un tercer apretón, y
luego se puso en pie y se fue, trotando hacia algún lugar del que no estaba
segura porque no seguí observándolo.
Me froté la piel sobre el corazón, con los dedos húmedos sobre la piel
expuesta por encima de la camisa. No me temblaban las manos, pero me
parecía que el resto de mí lo hacía. Una parte de mí quería decidir que había
cambiado de opinión, volver a la terminal, comprar otro billete, ir a casa y
fingir que esto no había ocurrido. Podría decírselo a todo el mundo...
Apenas pensé en ‘todos’ antes de que la palabra cayera como un manto
húmedo sobre todo mi sistema nervioso.
No podía volver a casa. De ninguna manera. Mi familia nunca me dejaría
vivir este viaje. Pensarían que algo malo había pasado o que no podía
soportar ir a un lugar sola y eso sería todo. Nadie me dejaría olvidarlo. Y lo
que es más importante, nunca más haría algo que me hiciera sentir mal. Ese
era todo el propósito de este viaje. Quería hacerlo. Quería venir. Quería
estar aquí, y no tenía nada que ver con ellos.
No quería volver.
Si lo hacía...
Todo estaba bien. Estaba bien. No me habían dejado. Tal vez no era lo que
él esperaba, pero estaba aquí. Aaron estaba aquí.
Aarón que era tan guapo que mis globos oculares podrían haber empezado a
doler en los tres minutos que habíamos estado cara a cara si no hubiera
estado alucinando internamente. Y no era para tanto que no se pareciera a lo
que me había imaginado. Que si hubiera sabido que tenía el aspecto que
tenía, tal vez no habría estado haciendo bromas sobre su trasero.
Y entonces me pregunté por qué no tenía novios. Por qué no podía
conseguir que una persona me quisiera como algo más que una amiga. Por
qué le había dado mi virginidad a un tipo con el que creía que me casaría
algún día y todo lo que había hecho era hacer que se disculpara y se
sonrojara y me rogara que no se lo contara a mi hermano porque había sido
un error. Yo había sido un error.
Aaron era mi amigo. Siempre lo había sabido y me había gustado antes de
verlo. Sabía que nada más saldría de esta amistad. Pero sobre todo, sabía
que nada de esto tenía que ver con Hunter. Aaron era tan diferente de ese
idiota como uno puede ser.
Primero vi unas Nikes verdes y el pelo castaño claro en un par de piernas
masculinas. Los pasos de Aarón fueron rápidos y trotó lentamente hacia mí
antes de ponerse de nuevo en cuclillas. Lo siguiente que recuerdo es que me
estaba empujando una botella de agua y que una de sus manos se dirigía al
punto en el que mi rodilla se encontraba con mi muslo. La cogió. A mí.
Apretando sobre las mallas que me había puesto bajo la falda marrón por si
tenía frío en el avión.
—Bebe un poco —Me dijo en voz baja e insistente, mientras me acercaba
la botella al pecho.
Levanté los ojos para encontrarme con los suyos. Su cara estaba justo al
lado de la mía, a unos 15 centímetros. No me había dado cuenta de que
estaba inclinada hacia delante, de que mis codos estaban en medio de mis
muslos, incluso cuando una mano descansaba entre mis tetas. La cara de
Aarón, esa cara que nunca había visto hasta hace cinco minutos, era sincera
y preocupada. Esa boca que estaba casi demasiado llena para una boca de
hombre estaba tensa, y parecía... bueno, parecía que no me consideraba una
extraña por la que se había sentido mal y a la que había invitado a este
viaje. No parecía defraudado. Porque no se podía mirar a alguien que no te
importaba de la forma en que él me miraba, con las cejas juntas, líneas en
las esquinas de los ojos y la boca fruncida.
Esos ojos suyos, que eran de un cálido color caoba, estaban sobre mí.
—Bebe un poco. Respira hondo —repitió, mientras su palma se despegaba
de mi muslo y se adelantaba con dos grandes palmas. No necesité mirar
hacia abajo para saber que uno de sus dedos estaba en la tapa y el otro
cubría de repente los míos cuando se giró y giró la tapa antes de volver a
empujarla hacia mí.
Lo único que pude hacer fue mirarlo mientras me llevaba la botella a la
boca.
Fue el trago más tímido de mi vida, ya que Aaron estaba en equilibrio sobre
las puntas de los pies frente a mí, casi a la altura de los ojos. Me observaba
con tanta atención, con toda esa piel dorada y esa increíble estructura ósea
que rara vez había visto en otro lugar que no fuera una revista de alta
costura, que esperaba atragantarme con el agua y escupirla sobre él o algo
así de estúpido. Le observé, y él me observó a mí. Y me pregunté qué
estaría pensando.
Sobre todo, pensé que estaba aquí.
Le sonreí, ansiosa y nerviosa, mientras lo asimilaba, y él también me
asimiló. Él sonrió a su vez, sin estar ansioso o incómodo, sólo...
preocupado. Conocía bien esa mirada de mis propios hermanos. Podía ver
lo que era.
Este era Aaron. Mi amigo. Y algo me decía que no tenía nada de qué
preocuparme. No necesitaba asustarme más. Sabía en qué me metía al venir
aquí, y no podía dejar que eso arruinara mi fin de semana. Podía sacar lo
mejor de esto. Podía ser la mejor amiga que había tenido. Podía ser la figura
de hermana pequeña que él ya consideraba.
Podría, pensé mientras ponía una mano en mi hombro y la deslizaba a lo
largo de la parte superior de mi brazo.
Pero sería increíblemente difícil.
—¿Estás bien? —susurró. Todavía tenía esa sonrisa en la cara que,
sinceramente, hizo que mi corazón empezara a latir un poco raro de nuevo,
pero de una manera que no tenía nada que ver con un ataque de pánico o
palpitaciones.
Le asentí con la cabeza, sintiendo que mi malestar desaparecía poco a poco
mientras lo asimilaba, este tipo que sabía más de mí que muchas otras
personas que conocía desde hacía años. Este tipo que me trajo agua y me
apretó la pierna cuando le dije que estaba a punto de volverme loca. Este
era el hombre del que me había hecho amiga. El hombre del que había
intentado convencerme de que no estaba enamorada y que no lo había
conseguido, todo por culpa de los correos electrónicos y los mensajes.
Este era Aaron. Mi amigo. La persona que me había invitado a Florida
porque quería conocerme, y que me sonreía, pareciendo más preocupado de
lo que debería.
—¿Estás segura? ¿Tu corazón está bien? —Me preguntó con tanta seriedad
que tuve que dejar de respirar por un segundo.
Le arranqué el tapón de la botella de los dedos y miré hacia abajo mientras
lo enroscaba.
—Está bien. Estaba nerviosa.
—¿Ya no lo estás? —preguntó, y me costó todo lo que pude para no
levantar la mirada mientras hablaba.
Levanté un hombro y dejé salir otro aliento de mi boca para calmarme aún
más.
—No —Mi boca se torció, y esa vez no pude evitar levantar la mirada hacia
él. Seguía observándome tan de cerca que tuve que bajar la mirada un
segundo, antes de volver a levantar la vista—. He mentido. Lo estoy
haciendo. Sólo un poco.
Esa bonita boca se torció, sus ojos no iban a ninguna parte.
—Pensé que podría vigilar mejor las puertas si estaba en el lado del solar,
pero esta furgoneta estaba bloqueando justo donde tú estabas parada —
explicó. Su boca formó una suave sonrisa que todo mi cuerpo no sabía
cómo manejar. Al mismo tiempo, volvió a poner su mano en mi rodilla
como si siempre hubiera estado allí. Su voz era lenta y todavía tan baja que
sólo yo podía oírla—. No iba a dejarte.
Ahí se me fue el corazón una vez más.
Parpadeó y fue como si pudiera leer mi mente.
—¿De verdad creías que no iba a venir?
Me encogí de hombros de nuevo.
—Yo… —Sacudió la cabeza, y por fin me di cuenta de que su pelo no sólo
estaba ordenado, sino que lo había peinado un poco. Incluso podría haber
tenido gel en él. Era corto, pero lo suficientemente largo como para poder
separarlo—. No sé qué decir, Rubes —La sonrisa reticente que se dibujó en
su rostro fue tan inesperada, tan parecida al sol que sale en un día nublado,
que me olvidé de su pelo. Por si esa sonrisa no fuera suficiente, me apretó la
rodilla una vez más—. Quizá deberíamos mandarnos un mensaje de texto
primero. Romper el hielo.
Fui yo quien se rió, toda torpe y entrecortada y aún sonando como si
hubiera lágrimas colgando en la parte posterior de mi garganta.
—Tal vez —Volví a reír, y esa vez fue acuosa y un poco rota, y por suerte
no había intentado hacerme la dura porque él sabría en ese momento que
había estado a punto de llorar porque pensaba que no iba a venir.
Aquel rostro apuesto, con aspecto de modelo y ligeramente curtido por el
sol, me dedicó una sonrisa antes de inclinarse hacia la botella de agua que
sostenía entre las manos.
—Toma otro trago.
Deshice el tapón y bebí otro trago. Seguía mirándome. ¿Por qué me miraba
tanto?
Esa boca rosada se tensó mientras sus ojos recorrían mi rostro con una
lentitud que me hizo querer inquietarme y pedirle que parara.
—¿Por qué no has dicho nada? —preguntó, todavía tan callado.
Arrastrando el borde de la botella desde mi boca hasta la barbilla y
dejándolo allí, suspendido en el aire, parpadeé, tomándolo una vez más y
devorando las líneas de sus huesos y la piel clara de su rostro y pensando
que era el hombre más hermoso que había visto. Por supuesto que lo era.
—Te lo he contado todo —¿También tenía un hoyuelo o me lo estaba
imaginando?—. Te lo prometo —aseguré, tratando de pensar en lo que
podría haber pasado por alto deliberadamente.
Las cejas doradas de Aarón se levantaron un poco, sólo un poco, con esa
sonrisa burlona que aún jugaba en las comisuras de su boca.
—Casi todo.
Bajé la botella a mi regazo y fruncí el ceño.
—¿Qué crees que no te he contado?
Esos ojos marrones recorrieron mi cara, y él volvió a apretar mis rodillas
antes de plantar los pies en el suelo. Comenzó a enderezarse, su cara se
detuvo mientras todavía estaba a la altura de mis ojos cuando dijo de
manera demasiado uniforme:
—Podrías haberme dicho que tu madre y tu hermana son las feas de la
familia.
Ni siquiera tuve la oportunidad de echar la cabeza hacia atrás antes de
reírme, reírme como si no hubiera estado a punto de llorar y luego al borde
de tener un ataque de pánico. Me reí a carcajadas. Fuerte, tonta y grande.
Cuando conseguí abrir un ojo para ver lo que estaba haciendo, y lo que era,
era él agachado de nuevo delante de mí como había estado, con las mejillas
y el cuello de color.
Se estaba sonrojando.
Y eso sólo hizo que me sonrojara.
Inclinándome hacia delante, con sus palabras y sus mejillas rosadas y su
sonrisa con un hoyuelo todavía frescos en mi mente, le pregunté, todavía
prácticamente susurrando:
—¿Estás borracho otra vez?
Ese hoyuelo que seguro era un hoyuelo se hizo aún más profundo y su
sonrisa se puso a toda máquina en mi corazón, casi sacándome el viento y
todos los pensamientos cuando soltó una risita.
—¿Vas a abrazarme o te vas a quedar ahí parado? —pregunté.
No tenía ni idea de que, mientras mi alma residiera en mi cuerpo y pudiera
rememorar las mejores partes de mi vida, recordaría cómo Aaron Hall se
inclinó hacia delante y rodeó mi espalda con esos largos y bronceados
brazos y me atrajo hacia su pecho. A mí, que seguía en el banquillo. La
forma en que me abrazaba sería algo que la enfermedad y la muerte nunca
podrían quitarme. Y en el tiempo que tardé en respirar, le rodeé con mis
propios brazos. Había abrazado a docenas de hombres antes. Docenas y
docenas, cientos de veces. Y la parte superior del cuerpo de Aaron era tan
ancha y sólida frente a la mía como la mejor de ellas.
Pero mejor. Mucho mejor. Porque su abrazo era el mejor. Olía como un
toque de colonia con cedro. Y lo recordaría para siempre.
Mi amigo había llegado. Este hombre cuya belleza no tenía nada que ver
con lo que había en el exterior. Sólo apreté mis brazos alrededor de él y
sentí que él hacía lo mismo conmigo. Me abrazó y siguió abrazándome, con
una mano que iba a la nuca y se deslizaba de nuevo hacia abajo. Afecto.
Eso era exactamente lo que me estaba dando, y me bebí cada sorbo.
Cuando se retiró después de unos momentos, esas manos bronceadas fueron
a mis hombros y se quedaron allí. Su cara no podía estar a más de un metro
de distancia cuando preguntó una vez más con esa expresión que no podía
procesar adecuadamente:
—No lo has dicho. ¿Tienes hambre?
No pude evitar hacer otra cosa que asentir con la cabeza, asimilando sus
rasgos y archivándolos para más tarde. ¿Quién iba a saberlo?
Aaron volvió a sonreír mientras extendía la mano para coger el asa de mi
maleta de donde estaba apoyada contra la pared. Quién o cuándo la habían
movido, no tenía ni idea, pero más tarde, cuando pudiera pensar en ello, me
alegraría de que nadie la hubiera robado mientras yo había tenido un mini-
descenso.
—Vamos. Estaba esperando para comer por si tú también tenías hambre.
Asentí con la cabeza y observé cómo arrastraba mi maleta a su lado, y luego
inclinó la cabeza para cruzar la calle en dirección al gigantesco
aparcamiento. Sin decir nada más, le seguí justo a su derecha, con la maleta
a su izquierda, para finalmente abarcarlo por completo. Con una camiseta
verde oliva de cuello en V que se ajustaba perfectamente a la anchura de
sus hombros, unos pantalones cortos marrones que mostraban unas
pantorrillas bronceadas y musculosas, y unas zapatillas de correr, parecía
tan... normal.
Pero mejor.
Aarón debió de sentir que lo miraban, porque miró por encima del hombro
y levantó esas cejas iluminadas por el sol.
—¿Tengo algo en la cara?
Pude sentir cómo mis mejillas se ponían rojas; así de mal se estaba
poniendo.
—No. Es que... es raro verte en persona —Dudé un segundo y le dije la
verdad, porque había prometido no mentir, y algo en mis entrañas me decía
que si él había sabido cuando estaba lleno de mierda en línea, podría decir
lo mismo en persona—. Es que... no eres tan difícil de ver como pensé que
ibas a ser.
Su boca volvió a hacer esa sonrisa vacilante que fluctuaba entre una mueca
y una sonrisa controlada antes de guiñar el ojo.
Guiñó el ojo. A mí.
Luego dijo las palabras más perfectas que podrían haber salido de su boca.
—Si te hace sentir mejor, podemos hablar de mi.... —Agitó la mano más
cercana a mí detrás de su trasero. Un trasero que tendría que catalogar
totalmente más tarde cuando no fuera tan obvio.
Apreté los labios e intenté no sonreír.
Y fracasé totalmente en ello.
Capítulo 16
Aaron me sonreía.
Este posible modelo de pasarela, con unos pómulos que podrían cortar el
cristal si quisieran, una mandíbula tan definida que provocaría una erección
a un escultor y una boca que debe haber hecho soñar a cientos de mujeres a
lo largo de los años con un sinfín de sueños lascivos, me sonreía desde el
otro lado de la mesa. A mí. Y no miraba a ningún otro sitio.
El lugar más importante en el que se incluía esta parte de no mirar a ningún
otro sitio era la camarera que había estado haciendo pucheros y tratando de
establecer contacto visual con él cuando se había acercado a tomar nuestros
pedidos de bebidas unos minutos antes. No lo consiguió. Y luego volvió a
hacerlo cuando los trajo y tomó nuestra orden de comida. El hecho de que
se apretara las tetas con la parte superior de los brazos no había sido
suficiente para que él mirara a otra parte, y tenía chicas a las que incluso yo
había mirado dos veces. ¿Pero Aaron? No había dejado de lanzarme
miradas y sonrisas mientras estábamos en el coche, y no había dejado de
hacerlo desde que nos sentamos en la cafetería en la que había parado.
Me engañaría a mí misma si intentara negar que en el primer tramo del
viaje, eché algunas miradas furtivas a mi izquierda. Ninguno de los dos
había dicho mucho todavía. Cuando no había estado ocupada mirando a
Aarón, me había centrado en el paisaje que había fuera de la ventanilla,
devorando el paisaje cada vez más oscuro que era tan diferente de lo que
estaba acostumbrada en Houston.
Lo más importante es que, mientras estábamos sentados uno frente al otro,
yo le sonreía cautelosamente y él me regalaba esa sonrisita burlona que
parecía tener secretos cosidos en algún compartimento debajo de su piel
prácticamente impecable. Si tenía poros o imperfecciones, no había sido
capaz de ver ni uno solo... y eso que había buscado.
Por suerte, Aaron no estaba tan callado como yo, porque fue él quien
finalmente rompió nuestro silencio con los codos sobre la mesa que
compartíamos. Tenía la barbilla apoyada en la mano, sin el aspecto de haber
conducido horas y horas para llegar a la casa de la playa y luego tener que
conducir para buscarme.
—Pareces muy cansada —Fue con lo que decidió empezar.
Parpadeé y me mordí el labio inferior mientras luchaba por no tomarlo
como un insulto.
—¿Lo parezco?
Las comisuras de su boca se flexionaron un poco hacia arriba, una sonrisa
de satisfacción escondida a la vista.
—Ya sabes lo que quiero decir.
Uh.
Su boca perdió la batalla cuando salió esa risa silenciosa suya.
—Ya sabes lo que quiero decir.
Levantando una ceja, asentí con entusiasmo, tratando de no sonreír y
fallando en su mayoría.
—Dices que tengo un aspecto infernal.
Una de esas manos que había estado sobre mis rodillas hace menos de una
hora palmeó una mejilla magra.
—Eso no es lo que estoy diciendo.
Esta vez entorné los ojos y lancé la cabeza hacia un lado.
—Parece que eso es lo que estás diciendo.
—No lo es —argumentó, su mirada seguía totalmente centrada en mí.
Arrugué la nariz.
—No pasa nada. No he dormido mucho las dos últimas noches gracias a
alguien que conozco. Estoy segura de que tengo un aspecto horrible.
Eso le hizo gemir mientras parecía acercar su silla a la mesa por el roce de
la madera con la baldosa.
—No he dicho que tengas un aspecto infernal. Sólo pareces cansada.
No voy a sonreír. No voy a sonreír.
—¿Hay alguna diferencia?
Ladeó la cabeza e hizo que sus ojos se abrieran de par en par mientras
asentía. Al parecer, le tocaba sacar la insolencia.
—Sí.
Aaron me miró fijamente y yo le devolví la mirada.
—Hmm.
—Hmm —repitió.
Sonreí y él me devolvió la sonrisa.
Esto era realmente como nuestras conversaciones en línea. Me relajó. Me
hizo sentir mejor sobre... todo.
—Si tú lo dices —Contuve una sonrisa, riéndome antes de soltar un bostezo
que intenté amortiguar con todas mis fuerzas, pero no lo conseguí.
Deseando que todo fuera lo más normal posible, jugué con mis manos,
tratando de pensar en qué preguntarle. De todas las cosas que podría haber
sacado a colación, me decanté por—: ¿Qué tal el viaje en coche?
Aquellos hombros musculosos que aún no había podido ojear mucho se
levantaron despreocupadamente.
—Bien —La mano, la que no estaba usando para ahuecar el lado de su cara,
alcanzó a ciegas su cerveza. Esos ojos marrones, marrones todavía no
habían dejado mi dirección—. ¿Tu vuelo estuvo bien?
—Aparte de tener a un anciano usando mi hombro como almohada, y de
tener a mi madre gritándome antes de salir de la casa, todo fue bien.
Gimió y me hizo pensar en todas las veces que había escrito algo que
transmitía la misma emoción, haciendo que todo esto pareciera mucho más
real por segundos. Más seguro.
—¿Estaba cabreada? —preguntó.
Yo no diría que estaba cabreada, pero....
—Puedes llamarlo así.
Las esquinas de sus ojos se arrugaron, y me pregunté si las líneas eran de
todo el tiempo que había pasado fuera o si era por haber sonreído.
—Ella no me conoce. Me sorprendería que no le preocupara que te
secuestrara y te vendiera en el mercado negro —Esos iris me recorrieron
por lo que parecía la centésima vez desde que me recogió, haciéndome
sentir un poco cohibida y agradecida por haber ido al baño del aeropuerto
antes de salir a esperarlo—. Ella te quiere. Tienes suerte.
Cómo diablos se las arregló para decir exactamente lo mismo que yo
pensaba, estaba más allá de mí, pero lo dejé pasar.
—¿Les has dicho que lo has conseguido?
Busqué mi teléfono en el bolsillo delantero mientras le decía la verdad.
—Todavía no. Me olvidé hasta ahora. Espera —Me costó dos barridos, pero
desbloqueé la pantalla una vez que tuve el teléfono fuera. El icono que
decía que tenía diecinueve mensajes sin leer ahora, me hizo estremecer al
instante. Estaban a miles de kilómetros de distancia. No era como si fueran
a salir de la pantalla y gritarme cuando leyera sus mensajes. Sólo estaban
siendo cariñosos y preocupados, como lo haría una buena familia. Como
habría hecho yo si fuera cualquiera de ellos en mi lugar, más que
probablemente. Esto me pasaba por no haber pasado nunca por la etapa de
rebelde, adolescente hormonal e idiota. Yo había sido la callada. La que no
le gustaba meterse en líos, nunca llegaba tarde a casa, nunca contestaba
mal, y se pasaba la mayoría de los fines de semana haciendo LARP15 o
colándose en el cine en el que mis amigos tenían trabajo, cuando no estaba
haciendo trabajos para mi tía.
Siempre había sido la que escuchaba y trataba de hacer feliz a todo el
mundo.
Hasta ahora.
Abrí el primer mensaje y gemí.
—¿Qué dice? —preguntó Aaron.
—¿Por qué me haces esto? —dije—. Todos estos son de mi madre ahora
mismo.
Pasé a la siguiente.
—Si te secuestran, no voy a pagar tu rescate.
Eso hizo que Aarón soltara una carcajada. Le eché una mirada furtiva con
una sonrisa, antes de retomar el resto de los mensajes en mi teléfono.
El siguiente me hizo resoplar.
—Te van a extraer los órganos y te van a tirar al mar. Saluda a Shamu de
mi parte. Nos acordaremos de ti.
Se rió aún más fuerte que yo antes de dar un sorbo a su cerveza.
—Eso está muy mal.
—Te he dicho que está loca. Bien. Espera, escucha esto. Le pondré tu
nombre a nuestro próximo pez dorado —Tuve que bajar la cara a mi mano
para reírme, y escuché a Aaron hacer lo mismo. Mi madre. Mi maldita
madre.
—¿Qué dicen los demás?
Todavía me estaba muriendo de risa mientras le leía los textos restantes.
—Me vas a dar un ataque al corazón. ¿Por qué intentas matarme? Se
suponía que eras mi chica buena, no como estos otros imbéciles. ¿No te
importa mi salud? Soy demasiado joven para morir de un ataque al
corazón. ¿Acaso no me amas? —Una cosa era saber que estaba
emparentada con las reinas del drama, pero otra cosa era enfrentarse a ello a
través de mensajes de texto—. Esto es de mi hermana. Eres un idiota.
Debería haber ido contigo. No me voy a unir a ningún grupo de búsqueda
que vaya a buscarte. Nunca me pondré el vestido que me hiciste si no
vuelves. Hay unas cuantas repeticiones de... Squirt, mierda, dime que lo has
hecho.
Eso último hizo que me doliera el corazón, y no hubo ninguna duda en mí
al teclear una respuesta a mi madre y otra a mi hermana.
Yo también te quiero. Llegué a Ciudad de Panamá a salvo. Aaron ya
me recogió. Todo está bien. Te escribo pronto.
Puedes tomar prestada mi ropa pero toca la que tengo doblada en el
suelo y te pondré Nair en el champú. P.D. Yo también te quiero.
—¿Les dijiste que lo lograste? —preguntó Aaron.
—Sí, y que les enviaría un mensaje pronto. Mi hermana me amenazó con
pedirme prestada la ropa, y le dije que si cogía la que había reservado para
llevarme a visitar a nuestro padre, le pondría crema depilatoria en el
champú.
Levantó una de sus cejas rubias, con una leve sonrisa en su boca rosada.
—¿Vuelve a patinar?
—Sigue yendo por la mañana temprano sola, pero no ha entrenado con su
entrenador desde la última competición. Ha estado patinando más tiempo
cada día por lo que escuché que su entrenador le dijo a mi madre por el
altavoz el otro día. La han estado observando en las grabaciones de
seguridad, pero nadie tiene el valor de enfrentarse a ella.
—¿Sigue enfadada contigo?
—Lo estaba.
Asintió, con la mano apoyada en la barbilla y la otra apoyada en la botella.
Aquellos iris marrones seguían fijándose en mí. ¿En qué demonios estaba
pensando?
Luché contra el impulso de ponerme nerviosa y me aclaré la garganta,
tratando de ser mucho más casual y despreocupada de lo que realmente
sentía.
—¿Así que dejaste a tus amigos en la casa de la playa?
Por el rabillo del ojo, pude ver cómo Aaron acariciaba la botella de cerveza
con la punta de los dedos.
—Sí, pero conociéndolos, probablemente estén durmiendo, aunque yo soy
el que condujo toda la noche.
—¿No te has fiado de que conduzcan tu camioneta?
El rubio sonrió.
—No —Hizo una pausa y tomó otro sorbo de su cerveza antes de dejarla
sobre la superficie de madera de la mesa, en voz alta, mirándome de esa
manera que me hizo sentir aún más cohibida—. No quería agobiarte
trayendo a un montón de gente que no conoces al aeropuerto —explicó al
mismo tiempo que las yemas de sus dedos hacían un recorrido por el cuello
de la botella. Su mirada estaba puesta en mí mientras decía—: Y quería
pasar un rato contigo primero. Sólo nosotros dos.
De todas las respuestas que se me podrían haber ocurrido después de eso,
dije
—Oh.
Oh.
Cuando en realidad era más bien, ¿estás tratando de matarme? Que me
conociera lo suficiente como para entender que me sentiría abrumada... No
iba a pensarlo demasiado. No podía. Tampoco iba a darle vueltas a que
quisiera salir conmigo primero.
O bien mi tono o mi respuesta, debió de inquietarle porque, durante un
breve segundo, un destello de dolor cruzó sus ojos, pero desapareció antes
del siguiente parpadeo. Me sonrió con fuerza.
—Si no estás cómoda, hay un par de moteles de camino a la casa en su
lugar...
Pensó....
—No, no —tartamudeé—. No es eso. Has hecho... has... —¿Por qué no me
salían las palabras?—. Todavía estoy un poco nerviosa. Es que eres... —
Demasiado surrealista. Demasiado perfecto. Mucho más de lo que podría
haber imaginado.
Pero no dije nada de eso.
—¿Qué? —preguntó, con cautela, como si no supiera que su cara de
cartelera podía reducir a cualquier persona con pulso a un amasijo de sangre
y huesos.
Quiero decir, me había enamorado de él sólo a través de los correos
electrónicos. Tenerlo cara a cara era casi demasiado para manejar cuando
tenía el aspecto que tenía. Pero no podía decirle nada de eso. Sabía por qué
estaba aquí. Porque él también había conectado conmigo, porque le había
gustado.
Como una amiga.
Como una hermana pequeña, me había dicho una vez hace poco, cuando se
había emborrachado.
Eso fue todo.... Aunque la camiseta que llevaba mostraba unos pectorales
que demostraban que sin duda había ido al gimnasio con regularidad
mientras estaba destinado en el desierto y que tenía bíceps y antebrazos con
músculos delgados. Podía ver, pero no podía tocar como algo más de lo que
podría o haría un amigo.
La zona de los amigos: la vida de Ruby Santos
Me aclaré la garganta y volví a mirar su pelo peinado, con algo que me
molestaba. Tragué saliva y arrastré los ojos hacia el techo durante un
segundo, antes de volver a bajarlos hacia él, arrepintiéndome de haber
empezado a decir algo. Le parpadeé.
Y él me devolvió el parpadeo, expectante.
Cuando desvié mi mirada hacia un lado por un momento y luego la volví a
dirigir a él, se quedó sentado, como si intentara hacer todo lo posible para
parecer inocente y curioso.
—Ya te lo dije cuando salíamos del aeropuerto.
Parpadeó inocentemente una vez más pero no dijo nada.
Gemí en mi interior.
—¿Me vas a obligar a decirlo?
Asintió con la cabeza, y pensé con seguridad que sabía exactamente lo que
estaba pensando.
Mi cara se encendió por enésima vez, y estuve tentada de mirar al techo
para no tener que hacer contacto con esos ojos suyos. Me rasqué la nuca y
volví a mirarle, sintiendo que las palabras me rozaban la garganta. Tenía
que dejar de ser una gallina.
—Lo digo de forma totalmente platónica, ¿bueno? —Le advertí.
Por el rabillo del ojo, lo vi bajar la barbilla una vez más, y no iba a prestar
atención a la forma en que su boca estaba haciendo esa cosa fluctuante de
nuevo. Divertida, feliz, burlona, y de nuevo. ¿Por qué? ¿Por qué no podía
ser tan sencillo o tan guapo y no ser tan directo con su mirada?
Porque esa no era mi suerte, y lo sabía. Tosí. Luego lo hice.
—Eres guapísimo —dije casi con dolor, arrancando las palabras—. Como...
el ejército debería ponerte en sus anuncios de reclutamiento o ponerte como
cara en su página web. Siento que no puedo mirarte a los ojos o me
convertiré en piedra, y tendrán que añadir mi estatua a un jardín de otras
mujeres que han hecho contacto visual contigo antes y han perdido la vida.
Aaron se quedó mirándome un momento, sólo un momento, y poco a poco
esa sonrisa vacilante se convirtió en una de pleno derecho, una con dientes
blancos y rectos y una calidez que no podía ser fingida, que podría haber
tenido ángeles cantando y tocando arpas de fondo.
—Sonríes mucho más de lo que pensaba —continué—. Dijiste que nunca
habías sonreído de verdad mientras estabas allí.
—No suelo sonreír tanto —Fue su críptica respuesta.
Volví a rascarme la nuca y le observé, con los nervios haciendo un nido en
mi vientre. La ansiedad punzaba en el centro de mi pecho, y por eso, muy
vacilante, dije:
—Me preocupaba que te decepcionara conocerme.
Aquellos ojos marrones parecieron centellear un poco, sus cejas se
perfilaron, su boca hizo ese giro como si intentara dejar de sonreír.
Me empezaban a picar las manos.
Pero entonces dijo las palabras que hicieron estallar una docena más de
mariposas.
—Estoy muy contento de verte, Ruby —Su voz era tranquila, no vacilante
pero sí más cautelosa—. Te miro y no puedo dejar de sonreír. Eso es todo.
Eres adorable.
Ni en un millón de años podría imaginar que Jazmín o Tali se pusieran rojas
al ver que alguien las llamaba adorables, pero lo hice. Escarlata, rojo,
granate. Me cubrí de lava invisible de repente.
Y entonces, con mi dignidad nadando fuera de mi alcance, solté un:
—He tardado una hora en decidir qué ponerme antes de salir de casa.
Estuve a punto de traer mi disfraz de Motorista Fantasma, pero pensé que
tendría demasiado calor.
Aaron volvió a negar con la cabeza, con los ojos marrones clavados en mí y
las manos cruzadas.
—Me gustas tal y como eres, stalker.
Mirando hacia atrás, es extraño pensar en los momentos que no te das
cuenta de que son importantes. Las frases, las caricias, las acciones que
parecen tan inocentes en ese segundo, que las das por sentadas. Las
palabras que convierten el agua en vino en el transcurso de tu vida. Pero
nunca olvidaré la forma en que sus palabras me hicieron sentir. La forma en
que me hizo sentir en ese momento.
No tenía ni idea.
—Estoy muy contento de que hayas venido, lo sabes, ¿verdad? —preguntó.
Volví a asentir con la cabeza, demasiado rápido, las emociones y las
palabras y los gestos y Aarón en general demasiado, robándome las
palabras de la boca hasta que tuve que volver a engullirlas dentro de mí.
—Lo sé. Yo también me alegro de estar aquí —dije, casi susurrando,
definitivamente sonrojada—. Gracias por invitarme y pagar mi billete y
venir a recogerme. En cuanto vuelva a tener un trabajo estable...
Algo me dio un codazo en el pie, y no necesité mirar hacia abajo para saber
que era su pie.
—No me duele el dinero, Rubes. No me debes nada. Quería que vinieras,
¿recuerdas? —Me recordó con esa cálida voz suya justo cuando la camarera
trajo dos platos de comida y los deslizó por la mesa frente a cada uno de
nosotros, quedándose allí sólo un segundo más de lo necesario antes de
alejarse porque lo vio. Nos vio mirándonos fijamente.
Ninguno de los dos hablaba mucho mientras comíamos; los dos estábamos
así de hambrientos y cansados. No tardamos mucho en engullirlo todo,
hasta el punto de que Aaron raspó todas las migas de su plato y lo único que
quedó en el mío fue una única patata frita quemada. Cuando el camarero
trajo la cuenta, ambos nos miramos mientras yo sacaba algo de dinero del
bolsillo y él su cartera. En silencio, cada uno de nosotros puso una cantidad
adecuada de billetes para cubrir nuestras comidas.
Me callé cuando él sacó más dinero para dejar una propina.
Intenté decirme a mí misma que dejara de estar nerviosa y torpe, pero la
charla de ánimo no sirvió de nada. Volvimos a su camioneta blanca y nos
subimos a ella. Aaron me sonrió con la boca cerrada mientras arrancaba y
salía de la plaza.
Iba a hablar con él, me dije mientras me abrochaba el cinturón de seguridad.
Iba a ser igual que cuando nos enviamos mensajes, juré al universo.
Ahora estaba bien. Íbamos a pasarlo bien, a conocernos aún más de lo que
ya lo habíamos hecho, y eso iba a empezar justo en ese momento... en
cuanto volviera a la carretera.
Me repetí todo esto una y otra vez mientras él volvía a meter la camioneta
en la autopista para conducir el resto del camino hasta la casa de la playa.
Me dije todo esto, creyéndolo de verdad, sintiéndome muy decidida... y aún
así me desmayé casi inmediatamente después de que empezara a conducir.
Porque lo siguiente que recuerdo es que me desperté jadeando,
sacudiéndome en el asiento, y que el aire se me escapó de los pulmones
cuando sentí que mi cabeza se inclinaba tanto hacia delante que me asusté
lo suficiente como para dar un tirón hacia atrás y golpearme la cabeza con
el respaldo.
Fue entonces cuando oí a Aaron ahogarse.
Le observé con el rabillo del ojo mientras levantaba el dorso de la mano
para limpiarme la zona de la boca por si había empezado a babear, porque
no sería la primera vez que eso ocurría. Me quedaba dormida en mi mesa de
trabajo cada dos días, esa era mi norma. Era más que probable que hubiera
al menos cincuenta fotos mías desmayada con la cara llena de babas
flotando por los teléfonos de mis familiares. Una foto había sido el
salvapantallas de Jasmine durante seis meses, hasta que llegó la Navidad y
Tali había dibujado ese pene en la cara de Sebastian.
Aaron volvió a hacer ese gesto de asfixia, con toda la cara contraída, y le vi
apretar los labios y luego meterlos hacia dentro mientras le temblaban los
hombros. Estaba bastante segura de que eran lágrimas las que hacían sus
ojos vidriosos y no alergias.
—Ríete todo lo que quieras —murmuré, limpiándome la boca de todos
modos porque ya me había pillado. ¿Qué iba a hacer? ¿Fingir que no había
pasado? Pero aun así le dije—: No bromeaba cuando te dije que hacía
tiempo que no dormía.
Para darle crédito, mantuvo los labios bien cerrados. Lo que sí hizo fue
acercarse a su cara con la mano derecha y presionar con la punta del dedo
índice esas largas y rizadas pestañas rubias suyas, deslizándolas hacia arriba
mientras ahogaba otra carcajada. Y con una voz tranquila que decía cuánto
control le estaba costando no estallar en carcajadas, jadeó:
—Tu cara estaba casi sobre tus rodillas....
—Me pareció ver una mancha en las mallas... —murmuré, apretando mis
propios labios porque las ganas de reírse de él, con él, estaban ahí mismo
mientras sus manos apretaban el volante con tanta fuerza que sus nudillos
se pusieron blancos y sus hombros temblaban aún más.
Soltó una carcajada en el fondo de su garganta y apartó su cara de la mía
justo cuando sus hombros temblaban aún más.
—¿Es eso lo que pasó?
—Sí. Fue eso.
Aaron tosió, ganándose una mirada de reojo y el ceño fruncido.
—Claro, lo que tú digas, Rubes.
Había conseguido lo que quería, ¿no? ¿Qué volviéramos a la
‘normalidad’?
—¿Sabes cuánto tiempo más tenemos hasta que lleguemos? —pregunté,
tratando de cambiar de tema. El paisaje había empezado a cambiar de
nuevo. Las casas de la playa se agrupaban en el lado izquierdo, y aunque no
podía verlo, sabía que el agua tenía que estar cerca.
—Cinco minutos, diez minutos como máximo —Me informó.
Diez minutos para conocer a más gente. No es gran cosa. Apreté mi mano
izquierda en un puño.
—¿Te importa si uso tu espejo?
Negó con la cabeza.
—Gracias —dije mientras bajaba la visera y luego abría el panel del espejo
iluminado. Intenté ignorar los nervios de mi estómago mientras me recogía
el pelo en una coleta baja y empezaba a limpiarme debajo de los ojos con el
lateral del dedo.
Sentí que me miraba.
—Ya estás guapa.
Me sonrojé y cerré la visera como una niña pequeña a la que han pillado
con las manos en la masa.
—Sólo tienes una primera impresión...
—¿Qué?
—Sólo se tiene una primera impresión —repetí, bastante segura de que
seguía sonrojada—. No quiero no gustarles.
La boca de Aaron se torció y su frente se arrugó mientras me lanzaba una
mirada con el rabillo del ojo.
—No vas a dejar de gustarles, Ru —Luego me deslizó una mirada completa
—. No tienes que estar nerviosa. Te encuentras con los amigos de tus
amigos todo el tiempo, pensé.
Una explicación tras otra se me atascaba dentro de la garganta, y no podía
elegir una que me hiciera parecer menos incapaz y cohibida, pero tenía que
hacerlo. Intenté razonar conmigo misma que él ya sabía casi todas las
peores cosas sobre mí y que todavía estaba aquí. ¿Qué era un poco más de
vergüenza después de que ya le había llamado guapo?
—Pero estos son tus amigos —expliqué, esperando que entendiera lo que
quería decir.
Que era que él era especial para mí. Más especial de lo que debería ser. Pero
ahí estaba mi más reciente verdad al descubierto.
Y Aarón debía saber lo que yo intentaba decirle, porque sonrió con tanta
ternura, con tanta dulzura, como se miraba a un cachorro siendo tierno, que
me sentí como una nuez partida por la mitad.
—Eres mi amiga. Quiero que te gusten también. Les dije que no hicieran un
lío antes de que volviéramos.
Él...
—No te preocupes, ¿de acuerdo? —dijo con esa voz suave y calmada que
podría haberlo convertido en un Susurrador de Rubyes. Cuando no
respondí, se acercó y tocó brevemente el costado de mi brazo con el dorso
de su mano—. ¿Estás bien?
—Todo bien —acepté, aunque mi estómago seguía teniendo un nudo y
estaba inquieto, y no todo era por sus amigos.
Por suerte, no dijo nada más mientras conducíamos durante seis minutos
más antes de que girara a la izquierda hacia un barrio de enormes y
coloridas casas de playa, una al lado de la otra. Pasamos por delante de
casas de color aguamarina, azul, verde y blanco, pero él se dirigió a una
casa púrpura brillante sobre pilotes. A un lado había una pequeña piscina
vallada, y al otro lado de donde había aparcado había un Alero plateado.
Aaron me lanzó otra sonrisa tranquilizadora mientras abría la puerta y salía.
Sólo sentí un poco de náuseas cuando salí también, bajando de un salto.
Aaron ya estaba abriendo la puerta trasera cuando saqué mi bolsa de la
parte delantera y me la eché al hombro, mirando a mi alrededor al resto de
las casas y escuchando las olas que tenían que estar cerca.
—Vamos —Me dijo, sacándome de la mirada, mientras se quedaba de pie
con la mano extendida hacia mí.
Ninguna de mis hermanas la habría cogido. Lo sabía.
Pero ellas eran ellas y yo era yo, y no esperé a que se diera cuenta de que
tenía que pensar en ello antes de dar los dos pasos que necesitaba para
llegar hasta él y deslizar mis dedos entre los suyos, como si lo hubiéramos
hecho mil veces en el pasado. Sus dedos eran fríos y ásperos y su palma era
ancha, y en algún lugar mi subconsciente era consciente de que esas manos
podrían haber hecho algo que no fuera agradable o tierno, que Aaron había
vivido en lugares peligrosos durante mucho tiempo y podría haber hecho
cosas de las que nunca querría hablar.
Pero tomé su mano de todos modos y envolví mis dedos alrededor de los
suyos, esperando que los míos no se sintieran tan cálidos y húmedos como
lo habrían hecho con cualquier otro ser humano en esta situación.
La pequeña sonrisa que se dibujó en esa hermosa boca hizo que las líneas
en las esquinas de sus ojos se arrugasen y, por un momento, no pude creer
sus tonterías sobre cómo afirmaba que no se dedicaba a sonreír. No podía
verlo. Parecía tan bondadoso, atento y cálido que no podía ver en él otra
cosa que el hombre que se desvivía por hacerme sentir cómoda.
No dijo ni una palabra mientras tiraba de mí hacia una puerta blanca situada
en el centro de la zona de cocheras que hay debajo de la casa, y la abrió con
la mano que había utilizado para arrastrar mi maleta detrás de nosotros.
Aaron no me soltó la mano mientras me llevaba a un vestíbulo y luego
volvió a meter la maleta y cerrar la puerta tras nosotros. Siguió sujetándola
mientras subíamos un tramo de escaleras blancas de baldosas que no eran lo
suficientemente anchas para dos adultos y una maleta, pero lo hicimos
funcionar de alguna manera mientras la ansiedad por conocer a personas
que habían estado en la vida de Aaron durante décadas llenaba mis
pensamientos y mi estómago aún más de lo que ya lo habían hecho.
Me sonrió ligeramente en el siguiente rellano cuando dejó mi maleta junto a
las escaleras con un: —Tu habitación está en esta planta. Te la enseñaré
cuando encontremos a todos —Luego volvimos a subir las escaleras, y fue
subconsciente cuando apreté los dedos que aún estaban entrelazados con los
suyos, ese hombre al que apenas acababa de ver por primera vez hacía tres
horas.
Aaron no me soltó cuando llegamos al tercer piso, que se abría a una
enorme sala de estar pintada de un azul brillante con marcos y chucherías
de temática marina que resaltaban los muebles blancos. Fue el sonido de las
voces que hablaban entre sí lo que me hizo dirigir la mirada hacia una gran
cocina situada a la derecha, más allá de la amplia distribución. Sentí que
Aaron se levantaba, que su columna vertebral se enderezaba y que algo en
él, en general, cambiaba. Había dos hombres y dos chicas de pie alrededor
de la isla blanca de la cocina, discutiendo.
Uno de los hombres, el más alto de los dos, que podría haber sido
impresionante si no hubiera visto a Aaron primero, levantó la vista justo
cuando terminó de decir:
—Yo tampoco quiero pizza, pero es lo único que está abierto —Y nos vio.
Una sonrisa se dibujó inmediatamente en su afilada cara. Casi me detuve,
pero cuando Aaron siguió caminando, yo también lo hice.
—¿Dónde han estado? —preguntó el hombre, casi de inmediato, mirando
de un lado a otro a Aarón y a mí, sin ser muy tímido ni disimulado al
respecto.
Mi amigo, que no había sido más que blando conmigo, apretó más la palma
de su mano.
—Hemos parado a comer. Te he mandado un mensaje.
El apuesto desconocido abrió la boca por un momento antes de cerrarla de
golpe. Se metió la mano en el bolsillo delantero y sacó un teléfono, luego
frunció el ceño en el tiempo que tardamos en detenernos a unos metros de
la isla, donde el resto de los amigos de Aaron estaban haciendo lo mismo
que habría hecho yo. Mirar a la persona rara. A mí.
—Lo tenía en silencio —admitió el hombre con una carcajada.
Si Aarón torció la boca en una sonrisa, no estaba segura. De lo que sí estaba
segura era de la fuerza con la que golpeó a su amigo en el hombro.
—Te lo dije. ¿Apenas te has despertado?
El segundo hombre, de piel morena clara y ojos verdes brillantes, asintió
con la cabeza mientras miraba directamente la mano a la que me aferraba,
sus ojos parecieron afilarse y estrecharse lo suficiente como para que
empezara a aflojar el agarre que tenía de la mano de Aaron. Él sujetó mi
mano con más fuerza.
—No todos podemos correr con tres horas de sueño como si no fuera gran
cosa —comentó el hombre de ojos verdes, todavía observando ese punto
entre Aarón y yo.
Mi amigo hizo un ruido despectivo en su garganta cuando su mano se
deslizó fuera de la mía de repente, y antes de que tuviera la oportunidad de
volver a cogerla, la movió... y posó su palma en la parte baja de mi espalda.
Lo siguiente que supe es que me estaba llevando hacia delante mientras se
desplazaba hacia un lado, dándome espacio para colocarme a su lado
directamente frente a la isla. Ni siquiera me había dado cuenta de que
estaba de pie parcialmente detrás de él.
—Esta es Ruby. Ruby, este es...
No quise quedarme fuera mientras él señalaba de un hombre a otro y luego
pasaba a las dos chicas, pero lo hice. Una de ellas era una chica más joven
con una escayola, y la otra era mayor que yo. Ambas sonreían
genuinamente... al menos esperaba que fuera genuino. Lo único que pude
hacer fue quedarme congelada y respirar mientras escuchaba un nombre
tras otro, entrando por un oído y saliendo por el otro.
Creo que parpadeé y puede que sonriera, pero mi corazón empezó a latir tan
rápido, rápido, rápido de nuevo, que no había forma de estar segura.
Lo que tenía que ser la palma de la mano de Aarón me rozó la parte baja de
la espalda y subió por la parte baja de la columna vertebral hasta la mitad,
aterrizando justo donde estaba el tirante de mi sujetador. Esa gran mano
tenía los dedos extendidos abarcando lo que parecía la mayor parte de mi
espalda, y juro que le oí susurrar:
—Está bien.
Y de un momento a otro, la mano en mi espalda desapareció, y sentí que
subía más por mi columna vertebral antes de pasar a coger mi hombro y
acercarme poco a poco a su lado. Más que distraída y apenas consciente de
lo que estaba ocurriendo, estiré la mano para estrechar la de cada persona
de la isla, intentando devanarme los sesos para saber sus nombres y quién
era quién, pero fracasando estrepitosamente. Uno de los dedos en mi
hombro frotó un círculo allí.
—Vamos a bajar. Ninguno de los dos ha podido dormir. Nos vemos por la
mañana —Les dijo Aaron, mientras la mano que tenía en la nuca se
deslizaba hacia abajo para tocarme la espalda una vez más.
El tipo de piel más oscura y ojos claros seguía mirando de un lado a otro
mientras decía:
—Tenemos que ir a hacer la compra, pero la tienda cierra a las ocho.
—Entonces iremos por la mañana. ¿Te parece bien ir a las diez?
El hombre alto y guapo casi palideció.
—¿A las diez? ¿De la mañana?
Las yemas de los dedos en mi espalda dieron un pequeño golpe.
—Nadie te dijo que hicieras la siesta.
El tipo alto y el de los ojos verdes hicieron un ruido que hizo que Aaron
hiciera un ruido en su garganta.
—Vayan ustedes entonces. Yo me voy a las diez. Nos vemos por la mañana
—dijo Aaron mientras daba un paso atrás.
Los nervios empezaron a obstruir mi garganta, pero conseguí murmurar un:
—Ha sido un placer conoceros a todos. Nos vemos por la mañana.
Los cuatro me saludaron, dos más amablemente que los otros dos. Con otro
adiós, seguí a Aaron mientras nos dirigíamos a las escaleras por las que
acabábamos de subir. Se detuvo para recoger cuatro botellas de agua de un
paquete en el suelo que yo no había visto al subir cuando había estado
demasiado ocupada mirando todo a mi alrededor.
Ninguno de los dos dijo nada mientras bajábamos y nos dirigíamos a la
segunda planta, donde había dejado mi maleta. Se detuvo casi
inmediatamente y me miró con el ceño fruncido.
—No tienes que irte a la cama si no quieres. Me imaginé que estabas
cansada —Hizo una pausa—. Podemos quedarnos despiertos si quieres.
¿Estaba cansada? Sí. Eran sólo las ocho, y ni siquiera estaba oscuro, pero
por primera vez desde que tenía menos de diez años, estaba más que
dispuesta a desmayarme antes de la medianoche. Además...
—Puedo ir a la cama —Entonces lo pensé—. A menos que no quieras.
Aaron me mostró una sonrisa perezosa.
—Estoy cansado.
Le asentí con la cabeza y dejé escapar un suspiro que se suponía calmante
pero que en realidad se sentía más avergonzado.
—¿Me dirás otra vez el nombre de todos mañana? —susurré.
Esa boca sonrió.
—Sí.
—¿La chica del yeso era la hermana de Max?
—Sí.
Asentí con la cabeza.
—¿Y la otra chica?
—Brittany. Es la chica de Des.
No estaba segura de cuál era Des pero, con suerte, mañana lo sabría. Allí de
pie, podía sentir cómo se me caían los ojos, y Aarón debió notarlo también
porque dejó escapar otra pequeña risita.
—Déjame enseñarte tu habitación antes de que te desmayes.
Con las manos sudorosas que tenía apretadas a los lados, asentí, casi
aliviada.
—Muchas gracias por invitarme de nuevo —dije mientras me guiaba hacia
una de las seis puertas que conté, deteniéndose en la más alejada de la
escalera—. Siento haber sido tan incómoda, pero espero que mañana...
Aaron negó con la cabeza.
—Deja de decir que lo sientes. Todo está bien, Rubes. ¿Verdad? Sólo soy
yo. Tú sólo eres tú. Estaremos bien. Volverás a darme la lata en poco
tiempo con todo el mundo alrededor.
Eso me hizo sonreír.
Lo que debió hacerle sonreír a él.
Algo rozó las manos que tenía hechas bolas a los lados, y no necesité saber
que eran sus nudillos.
—Estoy en la habitación contigua a la tuya —dijo, señalando la puerta justo
detrás de su hombro con la mano con la que acababa de tocarme—. El baño
es la puerta que está frente a la mía. Hay otro arriba. Si me necesitas, a
cualquier hora, despiértame, ¿de acuerdo? Duerme un poco.
Asentí con la cabeza un momento antes de acercarme para agarrar su
muñeca. Su piel era cálida y su muñeca gruesa, y esa concentración en mí
era casi demasiado. Deslizando mi agarre por la longitud de sus dedos, dejé
caer la mano y tragué saliva, tratando de actuar como si todo esto fuera
normal.
—Buenas noches. Gracias por invitarme de nuevo.
Bajó la barbilla y me entregó dos de las cuatro botellas de agua que tenía en
la mano antes de dar un paso atrás, hacia su puerta.
—Buenas noches —susurró, con esa sonrisa aun jugando en sus labios—.
Me alegro de que estés aquí.
Estaba jodida. Había venido aquí, esperando y deseando que este fin de
semana me ayudara a superarlo y... estaba jodida. Incluso si sabía que este
camino iba en una dirección y sólo en una dirección.
Una hermana pequeña. Eso es lo que él veía en mí. No podía permitirme
olvidarlo.
Le mostré una sonrisa que sólo sentí parcialmente antes de darme la vuelta
y empujar la puerta, arrastrando mi maleta detrás de mí. Más paredes
blancas y conchas y dragones de mar me devolvieron la mirada en la
pequeña habitación que se oscurecía rápidamente al desaparecer por
completo todo rastro del sol. Encendí el interruptor de la luz, me quité las
zapatillas y me dirigí a la cama a trompicones, me quité la ropa y dejé caer
las botellas de agua junto al marco. Demasiado cansada para ducharme
después de quitarme las mallas, me arrastré sobre el colchón tras cerrar las
cortinas de gasa color menta. Acababa de subir las sábanas hasta el cuello
cuando me lo pensé dos veces y volví a saltar, cogiendo el ordenador y el
teléfono de mi bolsa de fin de semana y conectando el dispositivo más
pequeño para cargarlo. Mañana llamaría a mi madre, o al menos le enviaría
un mensaje de texto. No había respondido a mi último mensaje y no me
sorprendió.
Abrí el computador y encontré una conexión Wi-Fi, agradeciendo que el
dueño de la casa tuviera un retrato enmarcado con la contraseña justo
delante de la cama. Abrí la aplicación de Skype sin pensarlo. Apenas había
terminado de iniciar la sesión cuando sonó un mensaje entrante.
AHall80: Buenas noches, Rubes.
AHall80: Me alegro de que estés aquí.
RubyMars: Yo también :)
RubyMars: Prometo esforzarme al máximo y no ser una torpeza mañana.
AHall80: No eres una torpe.
AHall80: Disparatada
AHall80: Linda
AHall80: No una torpe
RubyMars: Para.
AHall80: ¿Por qué?
RubyMars: Porque no tienes que decir esas cosas. Yo sé cómo soy.
AHall80: Yo también
AHall80: Me estoy durmiendo. Vete a la cama, Ru.
RubyMars: ok, lo haré.
AHall80: Envía un mensaje a tu madre.
RubyMars: Sí, señora.
AHall80: ...
AHall80: Estoy preparado para la insolencia siempre que estés preparada
para intentarlo.
RubyMars: No sé si estás preparado para ello en persona todo el día.
AHall80: Estoy listo.
AHall80: Buenas noches. Dime si necesitas algo.
RubyMars: Lo haré. :) Buenas noches.
AHall80: Buenas noches, Rubes.
Capítulo 17
Todavía estaba oscuro cuando me desperté.
Sólo un pálido toque de azul iluminaba la cortina que cubría la ventana. No
tardé más que un minuto en estar tumbada en la cama, aturdida y
malhumorada, para recordar dónde estaba y quién estaba en la habitación
contigua a la mía. Me había quedado despierta durante una hora después de
haber cerrado la sesión de Skype, acurrucada bajo las sábanas,
castigándome por lo incómodas y silenciosas que habían sido las cosas con
Aaron desde que me había recogido. Había habido momentos que parecían
tan correctos, tan similares a la forma en que habíamos estado en línea... y
luego estaban los otros momentos en los que me arrastré hacia mí misma y
dejé que mis nervios se apoderaran de mí.
Quería echarle la culpa al hecho de que Aaron podía ser considerado
prácticamente espectacular por cualquier mujer mortal, pero sabía que era
más que eso. Se trataba de que él era todo y más de lo que yo había pensado
que sería. Me había quedado tumbada y pensaba en cómo me había traído
agua mientras yo básicamente me había vuelto loca, y no había traído a sus
amigos al aeropuerto, y me había abrazado, y me había cogido la mano, y...
todo era demasiado. Demasiado. Él como persona estaba más allá de mis
expectativas.
A veces era fácil dejar que la gente que te había decepcionado en el pasado
te hiciera pensar que todo el mundo era así, pero aparentemente no era así.
Al menos no con él. Quería pasarlo bien este fin de semana. Quería que las
cosas fueran lo más normales posible. Quería... quería muchas cosas, pero
aceptaría lo que pudiera conseguir.
Sabiendo que no había manera de volver a dormir después de estar acostada
quién sabe cuánto tiempo, me levanté y comencé a revisar mi maleta. En un
abrir y cerrar de ojos, encontré ropa, ropa interior y mi bolsa de aseo. No
me había duchado la noche anterior y me había arrepentido, pero no quería
salir de mi habitación y correr el riesgo de encontrarme con alguien.
Efectivamente, la casa estaba totalmente silenciosa cuando abrí la puerta y
me colé en el baño. No tardé en ducharme, afeitarme y quitarme el
maquillaje que me había dejado el día anterior, que era asqueroso. Intenté
ser lo más silenciosa posible mientras me dirigía a mi habitación para dejar
mis cosas.
Por un segundo, pensé en quedarme allí hasta que alguien se levantara, pero
decidí que eso es lo que habría hecho una Ruby normal, así que en su lugar,
volví a salir. Al subir las escaleras, la gran cocina y la sala de estar estaban
vacías. Los colores azul y lavanda llenaban lo que podía ver del cielo a
través de los gigantescos ventanales, y sabía que sólo era cuestión de
tiempo que el sol ocupara su trono. Cogí una botella de agua del paquete
que Aaron había cogido ayer en el suelo y me dirigí hacia las puertas
correderas que conectaban con el salón. En la cubierta exterior había un
puñado de sillas de colores y muebles de patio. Cerré la puerta y me dejé
caer en la más alejada de la cubierta.
Estaba mucho más fresco de lo que había imaginado cuando dejé la botella
en el suelo junto a la pata de la silla y subí las piernas, con las rodillas
pegadas al pecho y los talones pegados al trasero. Envolviendo mis brazos
alrededor de mis espinillas desnudas, dejé de lado la idea de volver a entrar
por una chaqueta y unos pantalones y simplemente me senté allí,
aguantando, observando el horizonte justo detrás de la fila de casas frente a
la que estábamos.
El silencio y el aire fresco eran maravillosos. Me pregunté cuánto tardarían
los demás en levantarse, y luego me pregunté qué haríamos ese día además
de ir a la playa y a la compra. Cuando terminé de preguntarme eso, pensé en
Aaron por centésima vez en las últimas doce horas.
Venir aquí había sido un error. Me di cuenta de ello. Un gran error. El peor
tipo de error. Porque había venido para esperar superarlo, o al menos
consolidar nuestra relación platónica y llevarlo a la zona de amigos, y en
menos de cuatro horas, él se había construido una casa en la tierra de
‘Nunca lo miraré sólo como un amigo’, y eso era peor.
Pero no era como si tuviera otra opción.
Podía hablar con Aaron como si fuera el hombre que había llegado a
conocer por Internet, intenté decirme a mí misma por milésima vez. Sería lo
mismo que tener un amigo que fuera muy, muy poco atractivo. Había que
ver y centrarse en lo que había en el interior. Porque realmente, eso era lo
único que importaba al final del día. La belleza se desvanecía... a menos
que fueras mi madre y de alguna manera te las arreglaras para seguir siendo
atractiva cada año.
Y Aaron había demostrado ser un buen amigo muchas veces en los últimos
meses. No quería arruinar esto. Podía mantener la compostura y ser una
amiga amistosa y normal que no le ponía ojos de mofa a un tipo que estaba
tan fuera de su alcance que la veía como una hermana pequeña. A mí.
Ese pensamiento era mucho más miserable de lo que me hubiera gustado.
No había estado allí más de media hora cuando oí que la puerta se abría y
encontré a Aaron de pie, balanceando una bandeja en sus manos. Cuando
fui a levantarme para ayudarle, negó con la cabeza. Tardó un segundo en
equilibrarlo todo, pero cerró la puerta casi por completo tras de sí y se
dirigió hacia donde yo estaba sentada con un aturdido y áspero —Buenos
días —en ese maravilloso timbre que resultaba casi ronco tan temprano.
Le respondí en un susurro: —Buenos días —mientras dejaba caer los pies al
suelo y me sentaba erguida mientras él dejaba la bandeja en una de las
mesitas y tomaba asiento en la silla más cercana a la que yo ocupaba. Su
pelo rubio estaba húmedo y su piel aún conservaba un toque de rosa bajo el
color dorado. Con una camiseta gris descolorida y vieja que decía HALL
AUTO y un bañador azul aguamarina que casi le llegaba a las rodillas, iba
descalzo.
—¿Te he despertado? —pregunté mientras empezaba a mover cosas que no
podía ver en la bandeja.
Aaron me miró con una pequeña sonrisa que podría haber sido de reserva o
de cansancio, y sacudió la cabeza un segundo, antes de coger algo de la
bandeja y extender un plato en mi dirección. En él había dos rebanadas de
pan tostado, cada una de ellas cubierta con un cuadradito perfecto de
mantequilla.
Resoplé y lo miré, viendo que su sonrisa se ampliaba.
—Es todo lo que tenemos hasta que vayamos a la tienda, lo juro —afirmó,
con una expresión que me decía que podía ser la verdad, pero que seguía
disfrutando de la broma.
Cogiendo el plato de sus manos, intenté apretar los labios para no decirle
que era la primera persona que me había traído el desayuno si no estaba
enferma, pero me quedé con las palabras en la boca. Las cerré y tiré la
llave. Acomodando el plato en mi regazo, contuve un trago y sonreí,
sintiéndome un poco tímida.
—Gracias.
Me guiñó un ojo mientras se inclinaba hacia delante e inclinaba la silla en la
que estaba para mirar más hacia la mía, antes de sacar otro plato de la
bandeja que estaba a su izquierda y colocarlo sobre su rodilla desnuda.
—Alguien tiene que asegurarse de que comes.
Cogí una rebanada y la sostuve a un centímetro del plato, observándolo con
el rabillo del ojo.
—Recuérdame que compre un poco de queso crema o gelatina cuando
vayamos a la tienda.
Hizo una sonrisa de sueño y cansancio.
—De verdad, pero gracias —repetí, por si no se daba cuenta de que le
estaba tomando el pelo.
—De nada —contestó con facilidad, casi con pereza, sus ojos parpadeando
hacia los míos rápidamente antes de bajar de nuevo al plato—. Te dije que
me aseguraría de que estuvieras bien. Ya conseguiremos algo mejor
después.
—Es perfecto. Ha sido muy amable por tu parte.
Aaron se encogió de hombros ante mi gratitud y se echó hacia atrás
mientras daba un mordisco a una de las tres tostadas que tenía en el plato.
Yo hice lo mismo, alternando entre mirarlo a él y echar un vistazo a la
franja de playa que se veía detrás de la casa que teníamos enfrente.
Me fijé en el colorido de sus ojos.
—¿Has dormido bien? —pregunté después de terminar la primera tostada.
Levantó un hombro un poco más despreocupado de lo que me resultaba
cómodo, pero ya me había dado cuenta de él y de su vaguedad.
—¿Tú?
—Sí —Actúa con normalidad, Ruby—. Esto es realmente bonito —dije,
haciendo un gesto hacia adelante con la barbilla—. Esta casa es increíble.
La mitad de la boca de Aaron se inclinó hacia arriba, pero cambió de tema.
—¿Quieres ir a la tienda con nosotros a comprar comida? Nos vamos a
turnar para cocinar la mayoría de las noches.
¿Cocinar?
—Claro. Dime cómo puedo colaborar.
Me hizo un gesto para que me fuera.
—Estoy hablando en serio. Hazlo fácil para ti y dime cómo puedo ayudar.
Si no, lo haré de todos modos.
El otro lado de su boca también se inclinó hacia arriba, y esos ojos
marrones se dirigieron hacia mí.
—Pensé que no eras mandona.
Podía jugar al juego de los ojos de lado si él quería.
—Sólo cuando te pones terco.
Eso le hizo reír mientras arrancaba otra tostada y se la llevaba a la boca,
dándole un gran mordisco.
—¿Tengo que esperar esto todos los días mientras estemos aquí entonces?
Mi corazón latió un poco más rápido, pero lo ignoré.
—Supongo que sí.
Aaron sonrió mientras engullía el resto de su pan, y yo no tardé demasiado
con lo que me quedaba. En el momento en que terminé de tragar el último
trozo, se levantó y me quitó el plato.
—¿Quieres ver el amanecer en la playa? —preguntó—. Si vamos ahora,
probablemente llegaremos.
Asentí con la cabeza.
Lo seguí de vuelta a la casa, observando cómo dejaba nuestros platos en el
fregadero, antes de volverse hacia mí con esa expresión despreocupada que,
de alguna manera, parecía saber algo que yo no sabía. Parecía realmente
cansado. Bajamos las escaleras, nos saltamos el segundo rellano y seguimos
bajando. Si él no se iba a parar a por los zapatos, yo tampoco.
Cuando llegamos a la planta baja, Aaron se adelantó primero,
desbloqueando la puerta y abriéndola de golpe con un, ‘Las Rubyes
primero’ que me hizo contener una sonrisa que seguro le diría lo mucho que
me gustaba.
No me había dado cuenta el día anterior, pero el camino de entrada a la
puerta era de grava, no estaba pavimentado, y las pequeñas piedras me
picaban los pies descalzos. Aaron no hizo ningún comentario mientras
cerraba la puerta tras nosotros, deslizando sus largos dedos entre los míos, y
dijo casualmente:
—Corramos hacia allí.
Correr hacia dónde, no tenía ni idea, pero cuando su mano tiró, salí
corriendo a su lado, metiéndome en la calle entre las casas y yendo
ligeramente hacia la derecha, donde había un camino de tablones de madera
entre una casa azul aguamarina y una monstruosidad de color crema. No me
fijé en la temperatura de la madera, ni me preocupé por las astillas, lo único
que sentí fue la arena que se había extendido por el camino con el tiempo y
el tacto de los cálidos dedos de Aaron.
No era el Caribe, pero el agua era preciosa, sobre todo con el amanecer que
se acercaba. La arena blanca se coló entre mis dedos y sobre la parte
superior de mis pies mientras Aaron nos guiaba hacia la derecha. Había
probablemente veinte sombrillas ancladas en la arena en un tramo de quince
metros de playa, todas ellas separadas entre sí y con sillas de playa
instaladas debajo de ellas.
No nos dirigimos a ninguna. En cambio, Aaron nos llevó casi hasta el borde
del agua, justo antes de que la arena se volviera gruesa, húmeda y fresca.
Casi con elegancia, bajó hasta que su trasero tocó el suelo, y su mano soltó
la mía mientras lo hacía. Levantó esos ojos marrones hacia mí y los abrió de
par en par mientras apoyaba las manos detrás de él.
—¿Quieres sentarte o vas a seguir jadeando de pie?
Me burlé y luché contra el impulso de darle una patada de arena antes de
dejarme caer igual que él.
—No todos corremos diez kilómetros al día.
—O un kilómetro —murmuró, inclinando sus caderas lo suficiente como
para estar de cara a mí y al agua al mismo tiempo, el lado de su pie
moviéndose lo suficiente como para rozar el mío.
—Ja, ja.
Sonrió.
—Creía que era bueno para la gente con problemas de corazón hacer cardio.
—Ya no tengo problemas de corazón —le recordé—. Y me gusta salir a
caminar…
Tosió.
—…Largas caminatas, muchas gracias.
—Largas caminatas —repitió—. Y el kickboxing.
Le señalé con la cabeza.
—Una vez tomé una clase de Zumba tres veces a la semana durante tres
meses.
Parpadeó.
—¿Qué es Zumba?
Fue mi turno de parpadear.
—Bailas para hacer ejercicio.
La forma en que me miró sin comprender me hizo resoplar.
—Fue más difícil de lo que crees —dije, ganándome una sonrisa de esa
boca en la que no había pensado a propósito.
—Te tomo la palabra.
Solté una risita, y antes de saber lo que estaba haciendo, moví mi pie hacia
un lado hasta que chocó con el lado del suyo.
—¿Aún corres ahora que has vuelto? —pregunté.
Se encogió de hombros mientras sus ojos giraban hacia el agua.
—No tanto. Me relaja, pero no me encanta.
Lo que quería decir también era que tenía mejores cosas en las que ocupar
su tiempo que en correr para que el día pasara más rápido. Esa fue una de
las cosas que traté de no preocupar con nuestra amistad una vez que su vida
volviera a la normalidad. Sobre cómo se olvidaría de mí. Que tuviera menos
tiempo para sentarse en su ordenador y charlar... y que luego, finalmente, se
fuera, a vivir su vida. Y si tenía suerte, podría pensar en mí una vez al mes
o una vez cada dos meses y enviarme un correo electrónico. A medida que
pasaba el tiempo...
Estaba siendo una idiota egoísta, ¿no? ¿Preocupándome por cosas que no
podía controlar? ¿Esperando que todo el mundo fuera como todos los
demás que me habían utilizado para algo y luego se habían olvidado de mi
existencia?
—Me gusta más ir a dar paseos en bicicleta —admitió, rompiendo mis
pensamientos cuando me dio un codazo en los dedos de los pies con los
suyos cubiertos de arena.
Eso hizo que me animara.
—¿Bicicleta de montaña?
—Sí —Sonrió—. ¿Haces ciclismo de montaña?
Sacudí la cabeza.
—No, pero siempre ha sonado divertido. No hay montañas ni colinas en
Houston. Hay dos senderos que conozco, pero suelen estar repletos de gente
porque no hay ningún otro sitio al que ir. Me daría demasiado miedo
empezar allí.
—Hay muchos senderos en Kentucky —Me dijo, dedicándome una
pequeña sonrisa que hizo que mi corazón diera saltos de alegría que no
tenía por qué dar.
—¿Qué tipo de bicicleta tienes?
—Una Yeti.
—Nunca he oído hablar de ella. Todavía tengo mi Huffy de cuando era
niña.
Por las arrugas en las esquinas de sus ojos, me di cuenta de que Aaron
estaba reprimiendo una sonrisa.
—Apuesto a que todavía cabrías en tu Huffy de tamaño infantil.
Eso me hizo mirarle de reojo.
—Conozco a mucha gente más baja que yo, gracias.
—¿Ah sí? —Levantó una ceja como si no me creyera, y lo más probable es
que no lo hiciera.
Asentí con sarcasmo.
—Sí.
—¿De dónde los conoces? —preguntó, con esas cejas aún levantadas—.
¿De la Comarca?
La carcajada que solté me hizo inclinar la cabeza hacia atrás y, literalmente,
poner mi pie totalmente encima del suyo mientras me acercaba para darle
un fuerte golpe en el costado. Aaron capturó mi mano mientras se reía
también.
—Voy a volver a la casa —Me quejé cuando por fin pude recuperar el
aliento.
—No, no lo harás —bromeó, apretando mis dedos antes de soltarlos
lentamente.
Me sonrió y yo le sonreí, y sentí... sentí algo. En mi corazón. En mi piel. En
mis dedos de las manos y de los pies. A lo largo de mi columna vertebral.
No era un hormigueo. No era una sensación que sacudiera la tierra. Era algo
de lo que no estaba totalmente segura, pero fue suficiente para que mi
sonrisa se ampliara.
Entonces dijo:
—Me alegro mucho de que hayas venido, Ruby —Y no sabía que mi boca
podía abrirse tanto.
—Yo también me alegro —Deslizando mi pie fuera del suyo, no dejé de
sonreír—. Siento haberme asustado ayer y luego estar tan dubitativa.
—Te lo dije. No te disculpes. Estaba bien.
Juntando las manos en mi regazo frente a mí, me encogí de hombros.
—Podría haber estado mejor. Me siento mal por no haber hablado más con
tus amigos. No quiero que piensen que soy una engreída o algo así.
Fue la tensión en su mandíbula lo que me dijo que no le gustaba algo de lo
que había dicho.
—¿Alguien pensó que eras engreída antes?
—Una o dos veces, pero sólo soy tranquila hasta que me siento cómoda con
completos desconocidos, ¿sabes? Eso es todo.
Sus ojos rebotaron de uno de los míos a otro, sus rasgos aún tensos, y pude
notar que estaba procesando mis palabras antes de soltar lentamente un
suspiro. Sus palabras volvieron a ser bajas, comprensivas, como el maldito
Aaron.
—Lo sé, Ru. No lo harán. No pensarán que eres una engreída.
—Espero que no.
Su sonrisa era tan suave que genuinamente sentí que no importaba lo que
pensaran mientras yo le gustara a él. Pero no podía pensar así.
—No te preocupes —Señaló hacia las olas que se movían cerca de nuestros
pies—. Mira, está a punto de subir en cualquier momento. Observa.
Nos sentamos en la orilla del agua, con su pie justo al lado del mío, esa
larga parte superior del cuerpo forrada de músculos delgados a una
distancia que se podía tocar si me estiraba de verdad hacia un lado, y
observamos cómo salía el sol justo delante de nosotros. Azul, púrpura,
lavanda, naranja, rojo y tan, tan amarillo en algunos lugares que hacía que
me doliera el corazón. Había estado en muchos sitios, pero ver salir el sol
aquella mañana (porque nunca me había despertado lo suficientemente
temprano para verlo) era algo que no podría olvidar. Fue como un despertar.
Como si nada de lo que había visto y todo lo que tenía, todo ello se
combinara en un único e inolvidable acontecimiento.
Y cuando Aaron preguntó:
—Es hermoso, ¿eh?.
Dije la única verdad que tenía.
—Es realmente hermoso —Y luego le dije la segunda verdad de mi larga
lista de cosas que no podía negar—. Te voy a deber para siempre el
haberme invitado y enseñado esto.
No dijo ni una palabra más y yo tampoco mientras el sol seguía subiendo,
sin prisa. Sé que en un momento dado contuve la respiración al mismo
tiempo que el sonido de dos nuevas voces procedentes de algún lugar detrás
de nosotros rompía el silencio. No miré hacia atrás, lo único que hice fue
mantener la vista al frente y tragarme los rayos por completo.
—Creo que quiero despertarme todos los días y ver esto —susurré,
acercando las rodillas a mi pecho para poder asentar la barbilla sobre ellas
—. Valdría la pena despertarse temprano por esto.
Y lo único que dijo Aarón, con su voz baja y suave que usaba conmigo
desde ayer, con algo en las notas que no podía clasificar y que sonaba casi
como una esperanza, si es que la esperanza tuviera un sonido y si se pudiera
hacer una promesa sin vocalizarla, fue:
—Cualquier mañana que quieras, Rube. La veré contigo.

***
—Entonces, Ruby... tengo una pregunta importante que hacerte.
Encogida en el centro en la parte trasera de la camioneta de doble cabina de
Aaron, deslicé mis manos entre mis muslos y acepté que me había salido
fácil en el camino a la tienda de comestibles. Había ayudado a Aaron a
hacer una lista que consistía principalmente en patatas fritas con sal y
vinagre, Fritos, macarrones con queso y pizzas congeladas mientras
esperábamos en la cocina a que todos se despertaran. Aaron, Des, la
hermana de Max, cuyo nombre supe que era Mindy, y Brittany, la novia de
Des, y yo habíamos subido a la camioneta exactamente a las 10:05 a.m.
Aaron me había invitado a ocupar el asiento delantero, pero yo le había
hecho un gesto para que no lo hiciera porque obviamente las piernas de Des
eran más largas que las mías. Entonces, al darme cuenta de que Brittany era
cinco centímetros más alta que yo y de que Mindy tenía un brazo roto que
probablemente no debía empujar, me ofrecí a ocupar el asiento del banco
del medio.
Mindy y Brittany habían estado ocupadas con sus teléfonos incluso antes de
que subiéramos al coche y habían permanecido con ellos durante todo el
viaje al supermercado. Sólo había captado fragmentos de sus
conversaciones por encima de la música que Des había empezado a poner
en el camión, pero sabía que Brittany estaba hablando por teléfono con
alguien con quien trabajaba y que Mindy estaba discutiendo con alquien,
estoy segura, era la otra chica que había estado en el accidente con ella,
porque habían estado hablando de la medicación para el dolor y de cómo les
afectaba de forma diferente.
No es que estuviera prestando mucha atención. Ya le había enviado un
mensaje a mi madre para informarle de que estaba viva y coleando; no tenía
a nadie más a quien enviarle un mensaje.
Media hora más tarde, con las compras en la caja de la camioneta, todos
volvimos a subir, sin que nadie hablara por teléfono. Así que no me
sorprendió cuando Mindy finalmente habló.
—De acuerdo —dije, fijándome en su pelo castaño claro y en un rostro
cuya juventud y ángulos me recordaban a Jasmine... si mi hermana pequeña
no tuviera ese brillo de persona loca en los ojos.
La chica más joven y muy guapa tenía el brazo roto apoyado en la puerta
del coche. Su expresión era seria.
—¿De dónde has sacado esas mallas?
¿Mallas?
—Las que llevabas ayer con los gatos. ¿De dónde las has sacado? —
preguntó, como si me hubiera leído la mente.
Parpadeé, tomándome un segundo para procesar lo que estaba diciendo.
—Oh. En línea. Hay una tienda en la que pido cosas que son baratas. Te
escribo el enlace si quieres —contesté, sonando sólo un poco incómoda.
El lado del muslo de Brittany tocó el mío cuando preguntó:
—¿Y la falda?
Mi cara se volvió definitivamente un poco rosada ante la atención que
ambas me estaban prestando.
—La conseguí en una tienda de segunda mano y rehíce gran parte de ella, lo
siento.
Parpadeó.
—La rehiciste, ¿cómo?
—Hace disfraces y vestidos —dijo Aaron desde la parte delantera, con sus
ojos marrones visibles en el espejo retrovisor.
Brittany se inclinó más hacia mí, entrecerrando un poco los ojos de una
manera que no me hizo sentir que era un juicio, más bien sólo... curiosidad.
—¿Dónde vives?
—En Houston —dije, ladeando la cabeza lo suficiente como para hacer
contacto visual con la bonita mujer de pelo negro que me había estado
observando de cerca de vez en cuando con una expresión amistosa en su
rostro cada vez que la había atrapado. Podía hacerlo. Todos habían sido
amables hasta ahora—. ¿Vives en Shreveport? —Le pregunté, tratando de
entablar conversación.
—Vivo en Haughton. Está a las afueras de Shreveport —explicó,
dedicándome una sonrisa fácil que me relajó.
Asentí con la cabeza y traté de pensar en algo más para preguntarle.
—¿Habían estado aquí antes?
—Sí, vinimos la primavera pasada antes de que Hall se embarcara —dijo.
Yo no lo sabía. ¿Lo había hecho? No recordaba que hubiera mencionado si
era su primera vez en Port Saint Joe, la ciudad más cercana a la franja de la
península llamada Cabo San Blas, donde nos alojábamos, o no. En
cualquier caso, no era asunto mío saber dónde había ido antes de
conocernos.
Aunque hubiera querido saberlo todo.
—¿Tienes novio?
Me quedé helada ante la pregunta aleatoria que venía de mi derecha, de la
chica más joven cuya cara estaba repentinamente roja como si no pudiera
creer que hubiera preguntado eso. Supongo que yo también lo estaba, un
poco. Nunca había escuchado a nadie... hacer ese tipo de pregunta de esa
manera.
—Ahh... —Me quedé sin palabras, sabiendo la respuesta pero....
Ella debió darse cuenta de lo que había salido de su boca porque empezó a
tartamudear:
—Lo siento. Lo siento mucho. No tengo un filtro...
—Está bien...
Mindy me hizo un gesto para que lo dejara.
—Eso es muy grosero. Sólo me preguntaba porque Max dijo que Aaron dijo
que no eras su novia…
Por qué eso se sintió como un golpe en mi estómago, no tenía ni idea. No
era que no lo supiera. Tampoco era como si él no supiera que yo no era su
novia.
—…Y mi madre siempre dice que los chicos y las chicas no pueden ser
amigos, y estoy tratando de entender por qué vendrías si no están juntos, y
oh Dios mío, todavía estoy hablando. Lo siento —dijo la chica, que no
debía de tener más de dieciocho años, sin dejar de hablar.
Sólo pude mirarla.
—Por Dios, Mindy —Era Aaron desde el asiento delantero, mirando por
encima del hombro con un movimiento de cabeza.
—No pasa nada —Intenté interrumpir, aunque estaba segura de que mi cara
estaba roja—. Probablemente yo también me lo preguntaría —Simplemente
no preguntaría abiertamente algo así. Una cosa era que todo el mundo que
conocía y había conocido durante años supiera mi fallo tras fallo en el
asunto de las relaciones, pero que esta chica a la que apenas conocía
preguntara, era un poco deprimente. Todo el mundo era consciente de que
había algo extraño en que Aaron me invitara a venir. No había que
ocultarlo. No había que fingir que me veía como algo más que un... que
un... pariente. Uf. Pero le dije la verdad—. No —Y mi cara se puso
definitivamente roja, si no lo había estado ya.
—¿Acabas de romper con alguien?
—No —repetí—. Es que no he tenido ninguno... desde hace tiempo. Aaron
es sólo mi —Casi me atraganté con la palabra, pero logré sacarla con un
poco de falsa despreocupación detrás— amigo. Uno de mis amigos
favoritos.
Y ahí estaban mis dos mentiras antes de que supiera que iba a hacerlo.
No iba a mirar a Aaron. No. Entonces no.
Forcé una sonrisa en mi rostro y le hice otra pregunta a la chica antes de
que pudiera lanzar una nueva con la que no sabía qué hacer:
—¿Tienes novio?
Ella negó rápidamente con la cabeza, como si estuviera asqueada.
—Oh no. No tengo tiempo para tontos.
No pude evitar sonreír incluso mientras miraba hacia delante de nuevo.
Y fue Brittany, a mi lado, la que intervino con un:
—Se necesita un tiempo para encontrar uno que no sea un idiota, pero hay
unos cuantos por ahí.
No sé por qué volví a mirar el espejo retrovisor, pero no pude evitar sonreír,
sobre todo cuando la mirada de Aaron se dirigió a la mía. La forma en que
sus cejas se movían decía que probablemente estaba sonriendo.
—¿Cuánto tiempo has tardado, Brit? —preguntó la chica más joven.
La mujer que estaba a mi lado hizo un ruido pensativo mientras Des se
giraba en su asiento para lanzarle una mirada que no estaba destinada a que
yo viera. Me pregunté cuánto tiempo llevaban juntos.
—Veintiocho años.
Desde el frente, oí a Des, el hombre de los ojos verdes, murmurar en voz
baja:
—Maldita sea.
—No te apresures, Mindy. Quienquiera que quieras está ahí fuera, en alguna
parte. Todavía eres un bebé, diviértete y no te preocupes por las relaciones.
Ojalá pudiera volver atrás y saltarme a algunos de los chicos con los que
salí cuando tenía tu edad, créeme —Fue el consejo de Brittany.
Si sus palabras también tranquilizaron a Mindy, no tenía ni idea, pero a mí
sí. ¿No era eso lo que le había dicho antes a Aaron? ¿Que no me había
perdido nada? La verdad es que no.
Bien, quizá en cierto modo sí lo había hecho.
El suspiro que salió de Mindy me hizo mirarla, pero su atención estaba
centrada en la ventana.
—Un día. ¿Quién sabe cuánto tiempo será?
Tal vez fuera porque veía mucho de mí misma en ella mientras tenía una
cara como la de mi hermana pequeña, pero tal vez fuera porque no quería
que se sintiera sola, pero le conté una pequeña parte de algo que no había
admitido nunca en voz alta a nadie.
—Tengo veinticuatro años y todavía no he encontrado a nadie a quien le
guste lo suficiente como algo más que una amiga. No pasa nada.
No reconocí hasta después de que las palabras salieran de mi boca lo tristes
y lamentables que sonaban, pero… eran la verdad. Había sido la hermana
pequeña de mis hermanos, y ahora Aaron sólo tenía sentimientos platónicos
por mí. Era un golpe tras otro que no podía permitirme olvidar por mucho
que lo deseara.
Y debía de ser bueno admitirlo porque pude ver a la joven de diecisiete
años sonreír un poco en la ventana en su reflejo.
Pero cuando volví a mirar hacia adelante y por casualidad miré el espejo
retrovisor, pude ver los ojos de Aaron sobre mí.
Y me limité a sonreírle, esperando no parecer tan patética como creía
después de ese comentario.
Lo más probable es que así fuera.

***

—¿Estás bien? —pregunté a Aaron en el momento en que terminamos de


subir todos los comestibles por los dos tramos de escaleras, con todo el
mundo, excepto él, maldiciendo sobre ellos.
Con la mitad superior de su cuerpo en su mayor parte en el frigorífico
mientras subía cuatro cartones de huevos y tres galones de leche, me di
cuenta de que algo le molestaba, aunque levantara los hombros casi con
indiferencia. Pero era demasiado casual. Había estado callado durante el
resto del viaje a casa, dejando que Brittany y Des discutieran sobre quién
era el mejor cocinero entre ellos. Lo había dejado pasar, pero ahora que
todos habían desaparecido cuando Aaron se había ofrecido a subir la
compra, quería aprovechar la oportunidad que teníamos de estar a solas de
nuevo y preguntar.
—¿Estás seguro? —pregunté mientras daba un paso atrás y cerraba la
puerta blanca.
Esos ojos castaños oscuros se posaron en los míos y él asintió, con un rostro
demasiado serio, demasiado... ¿distraído? No conocía su lenguaje corporal
lo suficientemente bien como para estar segura todavía. Cuando cambió de
tema, me confirmó que tenía algo más en la cabeza de lo que no quería
hablar. Al igual que cuando nos enviamos mensajes en línea.
—¿Quieres ir a la playa?
Lo que yo quería era saber qué estaba pensando. Lo que sí podía conseguir
era un viaje a la playa.
—Sí, claro —acepté, observando su rostro con atención. Aquella mañana
parecía cansado, pero ahora que habían pasado seis horas, había algo en sus
ojos que le hacía parecer aún más agotado. ¿No estaba durmiendo bien?
—Sólo tengo que colocar unas cuantas cosas más y nos vemos fuera de tu
habitación para irnos —Me ofreció con una sonrisa extraña que parecía una
mala imitación de las que me había dado antes.
¿Qué estaba pasando con él?
Asentí con la cabeza, manteniendo la pregunta enterrada en el fondo de mi
garganta, y bajé las escaleras hacia la habitación en la que me alojaba. No
tardé demasiado en encontrar mis trajes de baño, pero lo que más me costó
fue decidir cuál me iba a poner. Me puse los tres antes de elegir el más
modesto, un bañador rojo con tirantes finos y una espalda que se estrechaba
en forma de V hasta la mitad de la columna. Tener las tetas pequeñas no
tiene muchas ventajas, pero un traje de baño que no diera soporte era una de
las más importantes. Me cubrí con un tapado y metí la toalla, el protector
solar, las gafas de sol y la botella de agua que no había bebido la noche
anterior en una bolsa de lona que había traído, me puse los zapatos y salí de
mi habitación, esperando que Aaron se estuviera cambiando o estuviera
todavía arriba.
Pero no era así.
Ya estaba esperando en el pasillo, apoyado en su puerta como un modelo en
un anuncio de vaqueros, con una toalla bajo un brazo, un galón de agua que
habíamos comprado en la tienda en la mano y esa débil e ilegible sonrisa en
la boca.
—¿Lista? —preguntó, enderezando la puerta.
—Sí.
Sin estar segura de cómo actuar o de lo que debía decir, si es que había algo
para empezar, caminamos uno al lado del otro en silencio, hacia abajo y
hacia afuera. El cielo era brillante y azul, y el viento era fuerte mientras nos
dirigíamos hacia la playa, zigzagueando entre las casas y hacia el paseo
marítimo que conducía a ella. Divisé a Brittany y Des a la derecha, Des
bajo una sombrilla naranja y Brittany tumbada en la toalla, boca abajo,
tomando el sol.
—¿Aún no se ha despertado Max? —pregunté en un susurro. Aaron ya me
había explicado que Mindy había venido a San Blas principalmente para
salir de casa; no es que pudiera nadar con la escayola puesta.
Aaron hizo un ruido de risa en su garganta.
—No. Trabaja en el turno de noche. Probablemente será más cerca del final
de la semana antes de que se despierte antes de las dos.
—¿Es el que trabaja en la refinería?
—Sí.
Asentí con la cabeza mientras nos acercábamos a sus amigos, y respiré
profundamente ante lo que tendría que hacer a continuación. Nunca me
había acomplejado demasiado por estar en traje de baño, pero eso se debía
principalmente a que había dejado de compararme con los demás. Cuando
tienes una hermana que se pasa el día haciendo ejercicio y tienes otra
hermana y una madre que son delgadas y están perfectamente
proporcionadas por mucho que coman, tienes que hacerlo. Yo era bastante
pequeña en general, excepto en los muslos y el trasero, pero no era nada
que destacar cuando había visto los bollos de acero de Jasmine todos los
días durante años. No había nada peor que compararse con otra mujer
porque siempre iba a haber algo que ellas tenían y tú no. Siempre. Ayudaba
el hecho de que mi madre siempre me había dicho que era guapa tal y como
era, aunque no siempre la creyera del todo. Ese es el tipo de cosas que dicen
las madres. Incluso les había dicho a mis hermanos que eran guapos y esos
dos parecían gremlins.
Lo que también podría haber ayudado, mientras Aaron y yo dejábamos caer
nuestras toallas cerca de donde Des estaba colocado en una tumbona, con
los dos brazos cruzados detrás de la cabeza y las gafas de sol sobre la cara,
era que Aaron no me veía como... algo más que una amiga. No tenía nada
que demostrarle... aunque hubiera querido hacerlo. Con la toalla extendida a
lo largo, dejé caer el resto de mis cosas encima y miré en dirección al agua
mientras me tapaba la cabeza y la dejaba caer también.
No me molesté en mirar detrás de mí mientras bajaba sobre mi toalla y me
acomodaba sobre mi trasero, tomando el frasco de protector solar que había
traído y vertiendo un puñado en la palma de mi mano para poder empezar a
aplicarlo en mis piernas. Por el rabillo del ojo, vi a Des sentándose y yendo
a coger a una Brittany dormida antes de que ambos tropezaran hacia el
agua. Conseguí saturar mis dos piernas antes de mirar a un lado para
encontrar a Aaron sentado con su propia toalla a unos cinco centímetros de
la mía. Su mirada estaba tan concentrada en el descanso de la playa que
fruncí el ceño. No había pensado demasiado en lo callado que había estado,
pero... ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Algo malo? Podía recordar lo callado
que había estado mi hermano durante un tiempo después de volver de su
gira tras su lesión, y no me gustaba que Aaron hiciera lo mismo, sobre todo
cuando no lo conocía lo suficiente como para tener una solución... si es que
la había.
Sintiendo que algo bastante cercano al pánico, o tal vez a la desesperación
que me llenaba la barriga, me acerqué a hurgar en él, sin saber qué más
decir o hacer para que dejara de poner esa cara distante.
Por suerte, eso fue suficiente para sacarlo de su trance, porque parpadeó una
vez y se giró para mirarme, con una expresión despreocupada en su rostro
por fin, no la extraña que había tenido justo antes.
—¿Estás bien? —preguntó, mirándome como si fuera la primera vez que
me veía en mucho tiempo, su mirada iba de mi cara hacia abajo, siendo
totalmente obvio al comprobar mi traje de baño.
No iba a pensar en ello.
—Sí —dije, notando que todavía no se había quitado la camiseta—. ¿Y tú?
Volvió a hacer ese rápido movimiento de cabeza que hizo que se me
revolviera el estómago. ¿Qué estaba pasando con él?
—¿Seguro?
—Sí —dijo, su mirada finalmente bajó un poco, un hoyuelo pinchando en
su mejilla—. Qué bonito.
Mi cara se puso tan roja como mi traje de baño. Al ritmo que iba, necesitaba
que me quemara el sol por todas partes para que no fuera tan evidente cada
día.
Su dedo índice tocó mi tirante derecho tan ligeramente que casi no lo sentí.
—¿Lo hiciste?
Luché contra el impulso de retorcerme.
—¿Mi traje de baño?
—Ajá —dijo, comprobando ahora el pequeño broche de oro justo entre mis
tetas de copa B.
Nadie había mirado nunca por debajo de mi cuello.
—No. Era de Jazmín, pero ella me lo regaló —Cogí el tirante que acababa
de tocar, dándole un golpe—. A ella le queda mejor, pero a mí me gusta.
La sonrisa que se dibujó en la boca de Aaron fue la más gradual y lenta que
jamás había visto. Era casi de lástima, pero algo en ella cortó esa esquina y
la hizo tan dulce, que me confundió aún más. Y de todas las palabras que
podría haberme dicho, eligió:
—Lo dudo, RC —Y con esa expresión todavía en su cara, levantó su
barbilla y frunció el ceño hacia mi piel—. No tienes ninguna cicatriz.
Hice un ruido en mi garganta lo suficientemente fuerte como para que él
levantara la vista.
—¿De mi operación? —Básicamente grazné, aunque sabía que tenía que ser
eso a lo que se refería.
Aaron asintió con la cabeza, su mirada volvió a bajar al triángulo de piel
expuesta en mi pecho.
—No... los catéteres estaban junto a mis... —Agité la mano alrededor de mi
ingle—. Caderas.
Eso hizo que me mirara de nuevo, con una ceja levantada.
—¿Sí?
—Sí —Sonreí.
Otra sonrisa lenta recorrió esa boca con la que probablemente soñaría
despierta el resto de mi vida.
—Muy bien. Date prisa y termina de ponerte el protector solar entonces,
¿quieres?
Arrugué la nariz, pero alcancé el tubo, una parte de mí se alegró de que
dejara pasar la charla sobre la cirugía. Me puse más protector solar en la
palma de la mano mientras rebotaba mi mirada de la palma a Aarón y
viceversa, intentando hacer avanzar la conversación antes de que cambiara
de opinión.
—¿No has traído nada?
Como todos los hombres que había conocido, no ‘necesitaba’ ninguno.
Incliné la cabeza hacia un lado y le dirigí una mirada plana que le hizo
esbozar una sonrisa como si no hubiera estado mirando al espacio hace
unos minutos y luego a mi traje de baño y mi pecho.
—Está bien —gimió finalmente, cogiendo la crema solar de donde la había
dejado en equilibrio sobre mi muslo.
Intentando no ser obvia mientras me extendía la crema por los antebrazos
antes de subir a los bíceps y los hombros, observé cómo se frotaba la
mínima cantidad en las piernas, el blanco quedándose pegado en los pelos
castaños claros y sobre la parte superior de sus pies grandes y casi pálidos.
Había una línea en algún lugar a unos pocos centímetros por encima del
hueso del tobillo donde el color de sus piernas cambió casi dramáticamente
al tono de bronceado claro que tenían sus pies. Por sus botas, supuse.
—Oye, no seas tacaño. Ponte más protector solar si lo necesitas —dije.
Dejó escapar una pequeña risita por la nariz. Pero eso fue todo. Le sonreí y
él me devolvió la sonrisa, antes de soltar la mano y volver a aplicarse la
crema solar, con las manos metiéndose por debajo del dobladillo de la
camiseta para frotarse el pecho sin exponer más que un trozo de una cadera
delgada y un centímetro de piel por encima del bañador.
Terminé de ponerme la crema solar en la cara cuando Aaron se puso de
rodillas sobre su propia toalla, con el cuerpo de cara al mío. No se movió
durante un segundo, y no quise mirarle a la cara para ver en qué estaba
concentrado, hasta que finalmente dijo:
—Te has dejado una mancha.
Cuando su pulgar se dirigió a la concha de mi oreja, alisando el protector
solar en ella antes de bajar a frotar el lóbulo de mi oreja, moviendo las
pequeñas tachuelas en forma de estrella allí, lo dejé. No debería haberlo
hecho, pero lo hice. Mantener la mirada en el centro de mi pecho para que
él no pudiera ver la lucha que se libraba dentro de mí fue más difícil de lo
que había imaginado, especialmente cuando hizo lo mismo con mi otra
oreja, y tuve que contener la respiración para no jadear.
Me estaba tocando las orejas, por el amor de Dios. Si no supiera lo tristes
que eran mis experiencias con los hombres, me habría sorprendido más lo
patética que me sentía al excitarme cuando me tocaba los lóbulos de las
orejas. Penoso.
Tragué saliva y esperé hasta que Aaron movió su mano hacia el centro de
mi cara, su pulgar pasó por mi barbilla lentamente antes de retirarse y decir:
—Ahí.
Lo único que pude hacer fue conseguir un ‘gracias’ que sonó como si me
quedara sin aliento.
Aaron se puso en pie y yo hice lo mismo, frotando un poco más de crema
bajo la costura del bañador en mi trasero. En eso estaba cuando la camiseta
de Aarón se agitó en la arena. Estaba sin camiseta. No debería haber sido un
gran problema, porque ¿cuántas veces había visto a un tipo sin camisa?
¿Mil? Gracias, Internet. Podía estar tranquila. Estar tranquila.
Me aseguré de no levantar la vista de repente y mirarle con disimulo o
hacer que se sintiera cohibido mientras seguía frotando mi piel con crema
solar. Cuando ya había pasado suficiente tiempo y no se me ocurría nada
más con lo que entretenerme, solté un suspiro y ya tenía una sonrisa en la
cara cuando levanté la mirada toda despreocupada y amable. De pie bajo el
sol, la diferencia entre el color casi bronceado de su cara, cuello y brazos, y
el tono más claro y ligeramente bronceado de su pecho, piernas y pies, era
bastante evidente. Sin embargo, nunca lo llamaría un bronceado de
granjero. No había ningún indicio de color rojo o rosado en su piel, como el
que tendrían mi madre o Tali si estuvieran demasiado tiempo bajo el sol.
Por mucho que se esforzaran esas dos, nunca se ponían morenas. Eran
blancas o rojas, no había nada intermedio.
Aaron no era una de esas personas. Era dorado claro y era dorado, no había
forma de ocultarlo. Pero lo principal que no se podía ocultar era ese cuerpo
bajo los tres tonos diferentes de su piel.
Acababa de clavarme una aguja, estaba acabada.
Vi el resto de mi vida en esa fracción de segundo.
Nunca iba a superar a Aaron. Nunca. Iba a morir sola. Lo acepté mientras
renunciaba a intentar ser sigilosa, asimilando la forma en que estaba
construido. No era grande y voluminoso, ni tenía el pecho de barril de
ninguna manera. Aaron era un poco más grueso que un nadador, pero tenía
su físico, todo abdominales y hombros y largos bíceps. Era perfecto.
Absolutamente perfecto. Ese dicho sobre que Dios rompe el molde cuando
hace a alguien había sido escrito pensando en el nacimiento de Aarón. Cada
músculo parecía haber sido cincelado, cada hueso perfectamente esculpido.
Incluso sus pezones eran perfectos. ¿Cómo? ¿Cómo?
¿Cómo se suponía que iba a mirar esto durante casi una semana entera y
saber que sólo era mi maldito amigo?
La respuesta era: No tenía ni idea de cómo se suponía que iba a pasar eso.
Realmente no lo sabía. Me había mentido a mí misma y había intentado
convencerme de que era posible, pero no lo era, ¿verdad?
Tragué saliva y miré hacia otro lado, recordándome que no debía ser esa
persona. Podía hacerlo. Podía sobrevivir esta semana. Tenía que hacerlo.
—¿Preparada? —preguntó, haciéndome volver a mirarle, pero esta vez,
manteniendo mi mirada en su rostro.
Se me hizo un nudo en la garganta mientras asentía.
—Sí. Pero si quieres adelantarte a mí y salir con tus amigos, está bien. No
pretendo quitarte todo el tiempo —Su boca hizo ese giro—. Puedo estar
sola.
Su manzana de Adán se movió.
—Ru —dijo de esa manera tranquila—. Prefiero estar contigo —Y luego,
como si ese cuerpo exhibido no hubiera sido suficiente para recordarme la
mierda de idea que había sido venir aquí, continuó añadiendo—: No tienes
que estar sola.
Si mi sonrisa era tensa y decía ‘me estás matando’, no se reflejó en su cara.
Lo único que pude hacer fue emitir un sonido en mi garganta que podría
haber significado cualquier cosa.
Nos quedamos sin palabras mientras avanzábamos. El tramo de playa a la
derecha y a la izquierda estaba repleto de gente, pero no tanta como para
sentirse abarrotado. En su mayoría, era una familia tras otra en grupos de
todos los tamaños, con niños corriendo, castillos de arena en proceso de
construcción, y una nevera tras otra dispersa.
El agua estaba más caliente de lo que esperaba cuando me metí en ella.
—Arrastra los pies por la arena para no pisar accidentalmente una raya —
Me advirtió Aaron por encima del hombro.
¿Una raya? ¿En el agua? ¿Que podría pisar?
Había estado demasiado ocupada tratando de no mirar la suave extensión de
la espalda de Aarón y su pequeña cintura con dos diminutos hoyuelos
asentados justo en la base; no había pensado realmente en nada que nadara
en el agua a nuestro alrededor. Había estado en el Caribe tres veces en el
pasado con mi familia de vacaciones, y mi madre, que no era fanática del
esnórquel, siempre nos había reservado en hoteles con aguas cristalinas que
no estaban cerca de los arrecifes. Nunca había hecho snorkel. El agua aquí
era bastante clara, pero...
Estaba bien. No era gran cosa. Probablemente había cientos de familias en
los pocos kilómetros de playa que hay por aquí. ¿Qué posibilidades había
de que...?
Grité.
Podría ser lo suficientemente mujer para admitir que grité a todo pulmón en
el momento en que algo rozó mi pierna en el agua.
También podría ser lo suficientemente mujer para admitir que cuando lo
que fuera me tocó, y grité con esa voz aguda que podría haber hecho aullar
a un perro, salté.
Salté en el aire.
Me proyecté hacia lo más cercano a mí, a pesar de estar hasta la cadera en
el agua. Esa cosa más cercana era un hombre de 1,80 m llamado Aaron.
Excepto que en ese momento, Aarón no había estado de cara a mí ni de
espaldas a mí, sino que habíamos estado prácticamente uno al lado del otro,
y sólo sus rápidos reflejos al oírme gritar lograron atraparme justo antes de
que me abalanzara sobre él.
—¿Estás bien? —Me preguntó rápidamente, y su brazo derecho rodeó mi
cintura al instante mientras inclinaba ese hermoso rostro hacia abajo para
mirar el agua casi transparente que había debajo de nosotros. No me
imaginaba la expresión protectora y preocupada que se había apoderado de
sus facciones en el momento en que grité. Había estado ahí, sin duda.
—Sí, sí —jadeé, mirando también hacia abajo, repentinamente avergonzada
de haber... hecho eso.
—¿Qué ha pasado? —preguntó, aún sonando preocupado mientras nos
hacía girar en medio círculo para mirar a otra zona—. ¿Has pisado una
raya? ¿Estás bien?
Tragué saliva y le toqué el hombro para que me dejara bajar.
No lo hizo. Seguía mirando el agua. Todavía me sostenía contra él.
De todas las cosas...
—Algo me ha tocado —admití, sonando tan tímida como debería.
Lo entendió.
Se detuvo, su cabeza rodó lentamente mientras yo estaba allí, a todos los
efectos, encima de él. Una de sus cejas se levantó y preguntó, tomándose su
tiempo con cada palabra:
—¿Te ha tocado algo?
Así se hace, Rubes. Luché contra el impulso de no toser y casi perdí. Yo
también quería apartar la mirada, pero me lo había hecho yo misma. Tenía
que reconocerlo.
—Creo que podría haber sido un pez... —murmuré lo suficientemente alto
como para que las posibilidades estuvieran a mi favor de que no me oyera
realmente.
Lo hizo. Fue la forma en que tragó lo que me dijo que había escuchado.
Pude ver un iris marrón moverse en mi dirección. Pude sentir la tensión en
la parte superior de su cuerpo mientras seguía hablando lentamente:
—No hay peces por aquí.
—Es el océano. Por supuesto que hay peces por aquí. Puede que se haya ido
nadando muy rápido.
No necesitaba mirarle directamente a los ojos para saber que estaba
parpadeando. Su voz era un poco ronca.
—¿Eso crees?
Estaba tan lleno de mierda.
—Tal vez.
Esos labios se juntaron, tan apretados que había una línea blanca donde se
encontraban. Su garganta se movió y supe, supe que estaba tratando de no
reír.
—Ruby —Prácticamente susurró mi nombre—. Cariño, ¿cuántas veces has
estado en el océano?
Sentí que me desinflaba un poco a pesar de que me había llamado cariño.
Cariño. Lo que llamarías a una dulce niña que se cayó de la bicicleta y se
comió el asfalto.
—Muchas —Me aclaré la garganta y le miré de reojo con fuerza, viéndole
lo justo—. Pero yo soy más de piscina normalmente. Ya sabes, Houston. No
vas exactamente a Galveston a nadar durante horas.
Apretó los labios con más fuerza mientras asentía, su agarre seguía siendo
firme. Había dejado de parpadear en algún momento. Los dedos en mi
cadera se tensaron.
Me di cuenta. Me di cuenta de que estaba a punto de hacer una broma al
respecto, así que me adelanté con un ‘Cállate’ que le hizo tragar aún más
fuerte que cualquier otra vez.
Tenía los ojos cerrados y sonreía como un idiota cuando dijo:
—Los únicos peces que he visto eran pececillos al borde del agua.
—Claro —Asentí, sin ocultar mi ceño de vergüenza mientras extendía las
piernas, queriendo bajar, y él me bajó lenta y finalmente hasta que mis pies
se sumergieron en el agua.
Todavía sonreía y se esforzaba por no reírse cuando señaló hacia Des y
Brittany, que estaban más adelante, ya sumergidos en el agua, remando
como perros. Se rió, con voz temblorosa:
—Hay seguridad en los números.
Lo único que hice fue mirarle mal, decidiendo que me lo merecía, pero
caminé a su lado adentrándonos en el agua hasta encontrarnos con sus
amigos, con mi paranoia allí mismo. Brittany me sonrió alegremente, con la
cabeza ligeramente apoyada fuera del agua, desde donde ahora flotaba
parcialmente sobre su espalda.
—¿Te has picado?
—¿Perdón? —pregunté como una idiota.
—¿Te ha picado una medusa? Te hemos oído gritar —explicó.
Mi cara se puso roja; sin ninguna duda en mi mente, tenía que haberlo
hecho. Era imposible que no lo hubiera hecho. ¿Dónde estaba una gran ola
cuando la necesitaba?
—Oh, eh, no. He pisado algo —Conseguí decir poco a poco, mirando al
frente y no al hombre que estaba a mi lado.
—Fue puntiagudo —exhaló Aarón desde donde se encontraba a menos de
un metro de distancia—. Realmente puntiagudo.
Si Des o Brittany me vieron darle una patada de costado, ninguno de los dos
dijo una palabra.

***

—Lo sé, mamá. Yo también te quiero.


El suspiro que llegó por el auricular me hizo sacudir la cabeza.
—Si me amaras… —Empezó a decir ella como por décima vez en los
últimos quince minutos que llevábamos al teléfono.
—Sí te quiero. Estoy bien, te lo prometo —aseguré desde mi lugar sentada
con las piernas cruzadas en la cama de la habitación en la que dormiría el
resto de la semana—. Me lo estoy pasando bien y te gustará todo el mundo
con el que estoy.
Mi madre hizo un ruido que decía que no quería creerme, pero...
—Bien. De acuerdo. Sé que no eres una mentirosa, Rubella. No como esos
otros chicos que sólo me llaman cuando quieren algo —murmuró algo en
voz baja que sonaba sospechosamente como el nombre de Jasmine—. Ten
cuidado y mándame un mensaje al menos una vez por hora.
Resoplé.
—Bien, bien —replicó ella, y pude oír la sonrisa en su voz—. Mándame un
mensaje al menos y hazme saber que Tiburón no ha venido a comerte.
Y entonces me pregunté por qué era tan gallina. No podía tropezar sin que
mi madre dijera que estaba ‘a punto de romperme la pierna’.
—Con mi suerte, será Shamu el que me atrape, pero bueno, te mandaré un
mensaje para que sepas que todo está bien —aseguré.
—Te quiero, Squirt.
—Te quiero, mamá. Buenas noches.
—Buenas noches —dijo antes de colgar. Ya había pasado su hora habitual
de acostarse.
Me sorprendí cuando mi teléfono empezó a sonar casi a medianoche ese
domingo por la noche y vi su nombre parpadeando en la pantalla. Había
estado en la cama con el ordenador después de un largo día de playa que me
había dejado una pizca de quemadura solar en el cuello y los hombros. Des
y Brittany habían hecho la cena esa noche, una especie de sopa de
albóndigas de boda que había estado tan deliciosa que todos habían pedido
segundos y terceros. Después, nos habíamos reunido todos en torno al
televisor del salón y habíamos visto la primera película de Star Wars. Aaron
había captado mi sonrisa mientras la cargaba en el reproductor de DVD, y
yo sabía que la había sugerido sólo para mí. Lo sabía.
Empecé a quedarme dormida en el sofá hacia el final, y para cuando los
créditos empezaron a rodar, les di las buenas noches a todos y bajé las
escaleras mientras ellos se quedaban arriba haciendo... lo que fuera que
estuvieran haciendo.
Pero ahora, al colgar el teléfono con mi madre después de una conversación
de quince minutos... no tenía tanto sueño. Sabía que era imposible que me
durmiera. Además, me había echado una siesta bajo la sombrilla de la playa
durante una hora después de haber comido un almuerzo de sándwiches y
patatas fritas, antes de volver al agua a por más.
Durante unos instantes, me planteé quedarme en mi habitación,
entreteniéndome con el ordenador, ya que no tenía nada en lo que trabajar,
pero decidí que no quería hacerlo. Al abrir la puerta, pude oír el sonido de
una televisión encendida en una de las habitaciones, pero no pude saber
cuál era. Las luces parecían estar apagadas debajo de la puerta de cada una.
Al subir las escaleras, encontré todas las luces encendidas, incluso la
televisión. Sentado frente a ella, en el gran sofá con los pies apoyados en la
mesa de centro de mimbre blanco, con los brazos cruzados sobre el pecho,
estaba la única persona de la casa a la que realmente hubiera querido ver.
Debió de oír que alguien subía las escaleras porque su cabeza se giró hacia
un lado, su expresión era tranquila y casi inexpresiva, y cuando debió de
darse cuenta de que era yo, una pequeña sonrisa cubrió su boca.
Me indicó que me acercara con una inclinación de cabeza.
Fui. Por supuesto que fui.
—Hola —dije mientras cruzaba frente a la mesa de café y me dejaba caer
en el cojín del sofá junto a él.
—Hola —susurró, con la cabeza inclinada hacia un lado para observarme
con la mayor pereza posible—. ¿Te has despertado?
—No, ha llamado mi madre. Acabo de colgar el teléfono con ella —
expliqué.
—¿Todo bien?
El hecho de que se preocupara de que algo no estuviera bien como primera
cosa, hizo que me doliera el pecho.
—Sí, sólo quería asegurarse de que seguía viva —Intenté bromear,
observando si había un atisbo de sonrisa o algún tipo de expresión de
satisfacción en su rostro.
Y ahí estaba.
—¿Le dijiste que te estábamos tratando bien?
—Sí. Le dije que todos ustedes le gustarían mucho —dije—. ¿No puedes
dormir?
Sacudió la cabeza, con tanta pereza que su cuello ni siquiera la sostenía
para poder hacerlo bien.
—Estoy cansado, pero no puedo desconectar —A diferencia de mí, él no
había dormido la siesta en la playa. No le había preguntado por qué no lo
había hecho, pero podía adivinarlo.
—¿No quieres acostarte en la cama y ver si eso ayuda?
No dijo nada durante un segundo, y yo estaba empezando a pensar que iba a
ignorar mi pregunta cuando dijo:
—Esa habitación me da claustrofobia. Puedo dormir allí, pero no puedo...
pasar el rato allí.
No estaba segura de entender, pero sonreí y asentí con la cabeza de todos
modos.
—¿Quieres que te traiga una almohada y una manta para que intentes
dormir aquí fuera?
—No, Rubes, estoy bien —respondió—. Se me pasará. Sólo tengo que
esperar a que pase.
—No es lo mismo, pero a mí también me cuesta conciliar el sueño la
mayoría de las noches. No puedo salir de mi cabeza, pienso en todas esas
cosas, y eso me mantiene despierta.
Aquellos ojos marrones parpadearon perezosamente.
—¿Cómo qué?
Dudé y levanté los hombros, recordando que se trataba de él.
—Todo. Me pongo a pensar en las pequeñas cosas que he hecho o dicho a
lo largo del día. Pienso en cosas que no puedo controlar. Solía pensar en lo
que haría el día que dejara mis trabajos, y si podría hacer mi propio
negocio, o al menos encontrar algo o alguien con trabajo que me apreciara
más.... Así sabes que estaba fantaseando. Sé que eso nunca sucedería.
Sólo... me acostaría y pensaría en todo. Incluso en los problemas de los
demás. Mis tontos problemas. Es un poco patético.
—No es patético.
Me encogí de hombros.
Aaron me observó durante un segundo, antes de soltar un largo suspiro, sus
ojos subieron al alto techo de la sala de estar antes de volver a bajar para
encontrarse con los míos.
—Yo también pienso en cosas.
—¿Cómo qué? —pregunté, pensando que lo peor que me daría sería una
respuesta vaga.
Pero no lo hizo.
—Como dijiste, cosas que no puedo controlar. Nunca podría controlar.
Vuelvo atrás y repaso cosas de hace años y me pregunto qué podría haber
hecho de otra manera.
No quería interrumpirlo, pero al mismo tiempo tenía una docena de
preguntas que quería hacerle. El problema era que me había dado cuenta de
que, aunque no lo llamaría reservado, había muchas cosas de las que no
quería hablar. Cosas que evitaba activamente. Por mucho que quisiera saber,
no quería obligarle a hacer algo que no quería hacer. Odiaba que la gente
me hiciera eso, así que mantuve la boca cerrada mientras él continuaba.
—Pienso en qué demonios quiero hacer y luego pienso en que no sé qué es
eso.
—¿Qué quieres decir? —No pude evitar preguntar.
Su pecho subía y bajaba, y volvía a mirar al techo, su lenguaje corporal
trataba de decirme que esto era casual, pero yo sabía que no lo era.
—No sé qué quiero hacer cuando salga, o incluso si quiero salir —explicó,
y supuse que se refería al ejército—. La idea de... fracasar... de no resolver
las cosas realmente me perturba.
Debo haberme echado hacia atrás ante su comentario.
—Si tú eres un fracaso, yo también lo soy. Pero no lo somos —Tal vez lo
era, pero no podía admitirlo en ese momento.
Sacudió la cabeza de una manera que me pareció demasiado resignada, y
cuando volvió a su táctica de cambiar de tema, me hizo doler la piel.
—Yo también he dejado de intentar esperar las cosas, y no sé cuándo
empezó eso.
¿Era ese el sonido de mi corazón rompiéndose?
Aaron seguía sin mirar en mi dirección mientras continuaba.
—Quiero hacerlo, ¿sabes? Quiero ilusionarme con las cosas, pero es difícil.
Espero lo peor todo el tiempo. Sé que te he dicho antes que no me gusta
centrarme demasiado en el futuro, pero a veces cuando lo único en lo que te
puedes centrar es en lo que está pasando ahora mismo... es duro. Todo es
una especie de cosa gigante. No saber lo que quiero hacer, no ser capaz de
mirar hacia adelante a lo que está por venir. Sólo tengo que resolverlo. Lo
haré, sólo estoy cansado, supongo… —Intentó explicar, con un tono un
poco cansado, un poco desanimado. Aquella cabellera rubia se echó hacia
un lado y Aaron abrió los ojos, sacudiendo la cabeza como si pudiera
sacudirse los pensamientos y el estado de ánimo—. Soy una bomba para
estar cerca, ¿eh?
Sus palabras eran sarcásticas, pero sabía que no pretendía ser grosero. Así
que le dije, intentando ser amplia con mi afirmación porque sus palabras me
pesaban mucho:
—Yo no te llamaría un fiestero. Serías más bien el camarero de la fiesta,
asegurándote de que los demás se lo pasan bien —Intenté bromear—. No
soy la mejor persona para darte consejos de vida ni nada por el estilo, pero
entiendo, hasta cierto punto, lo que quieres decir. Todo el mundo necesita
algo que le haga ilusión. No tienes que vivir tu vida anticipando el futuro o
temiéndolo, pero puedes tener esas pequeñas cosas que esperas cada día. Sé
que te darás cuenta de todo. No tienes que hacerlo ahora mismo.
<< Odiaba el instituto —confesé—. La única manera de superarlo era
gracias a mis amigos. Estaba deseando comer con ellos y planear lo que
haríamos ese fin de semana. Yo también odiaba la universidad, y la única
razón por la que la terminé fue porque me decía a mí misma que cuanto más
rápido aprobara mis clases, más rápido saldría de allí y haría lo que
realmente quería hacer. No hay nada malo en ello.
Los ojos caoba se detuvieron en mí por un momento, con una mirada
demasiado pensativa.
—Cualquier cosa puede pasar en cualquier momento, Aaron. Hay que coger
lo que se puede cuando se puede —dije, dedicándole una sonrisa que
esperaba que apreciara.
Había algo en su asentimiento que me hacía sentir que había muchas cosas
sobre él que aún no comprendía del todo, y que tal vez nunca lo haría. Y no
era mi lugar ni mi responsabilidad, y seguro que no era una buena idea,
pero me acerqué al sofá y cubrí la parte superior de su mano, que había
estado apoyada en su pecho, con la mía. Y la apreté.
Y le dije:
—Puedes empezar poco a poco. Esperar... el olor del café fresco. El olor de
la pizza que vas a cenar. La forma en que se sienten las sábanas limpias y
frescas cuando te metes en ellas —Apreté su mano y me aseguré de que
esos ojos marrones estuvieran sobre mí cuando le dije—: La fontanería.
La sonrisa que se dibujó en su rostro al oír mi última palabra valió... todo.
Todo mi reino por esa sonrisa. Nunca me había sentido más poderosa en mi
vida que en ese momento.
Y entonces, como si no acabara de matarme, Aaron murmuró:
—¿Te he dicho hoy que me alegro de que estés aquí?
—Hoy no.
Extendió sus dedos y los entrelazó con los míos, todavía sonriendo.
—En ese caso, me alegro mucho de que estés aquí, Ru.
No debería sorprenderme por qué estaba tan pescada por él. Realmente no
debería. ¿Quién más podría ser la mitad de cálido, amable y divertido que
este hombre a mi lado? Debería estar agradecida de que me tratara como lo
hacía cuando lo único que había entre nosotros era la amistad. ¿Cómo sería
con una novia?
El roce de su pulgar en el costado de mi mano me hizo salir de mi
ensoñación.
—Nunca me dijiste que habías terminado la universidad o que habías
estudiado.
—Oh —Arrugué la nariz—. Lo hice. Contabilidad.
Parpadeó.
—¿Contabilidad?
—Sí. Es lo que mi madre y mi padre estudiaron. No sabía qué más estudiar,
y no soy demasiado horrible con los números.
Hizo un sonido divertido de incredulidad.
—No te veo siendo contable.
Me reí.
—Sí, yo tampoco. Lo odiaba. Pero cuando me di cuenta de lo mucho que lo
odiaba, ya era demasiado tarde y no estaba dispuesta a malgastar el dinero
de mi madre y la beca parcial que había conseguido y empezar de nuevo.
Por eso mi madre y su marido siempre intentan que me una a la empresa en
la que trabajan. Tengo un título. Tendría sentido.
—¿Por qué no fuiste a la escuela de diseño de moda? —preguntó,
agarrándome totalmente desprevenida, porque ¿cómo demonios sabía él que
se podía ir a la escuela para eso?
Tardé un segundo en ordenar mis pensamientos porque estaba muy
desconcertada.
—Ah, porque todo el mundo me decía que tenía que conseguir un título 'de
verdad' —¿Era la decepción que sentía en mí misma o algo más?—. Mis
dos padres me decían que tenía que terminar la carrera para tener un
'respaldo', y yo siempre pensé que después podría hacer lo que quisiera. Te
dije que hice mi trabajo de modificación y los vestidos alternando todo el
tiempo.
Aaron asintió, pero me di cuenta de que no estaba de acuerdo con lo que
había hecho.
Sinceramente, una parte de mí lo entendía. Había sido un desperdicio ir a la
escuela para algo que no me apasionaba. Aquí tenía este título, y todavía
prefería ganar una fracción de lo que podía y hacer lo que quería en su
lugar. Pero había hecho lo que mis padres querían, como siempre.
—Sé que es una estupidez —razoné, aprovechando mi turno para
mostrarme más despreocupada por algo que no lo era—. Pero no puedo
retractarme ahora. Intento no hacer siempre lo que los demás quieren que
haga por culpa y por querer hacerlos felices. Al menos ya no. Por eso estoy
aquí.
Su boca se torció hacia un lado y asintió, dando un apretón a mis dedos
donde estaban, sin haberse movido ni un poco de su pecho.
—Yo también quiero eso para ti, Ru. Eres mucho más valiente y
autosuficiente de lo que crees, ¿lo sabías?
Mi cara se sonrojó ante el cumplido, y no estaba segura de sí asentir como
si estuviera de acuerdo, porque realmente no lo estaba, o encogerme de
hombros y quitarle importancia. Así que no hice ninguna de las dos cosas.
Me quedé sentada como un trozo de carbón.
Por suerte, Aaron sonrió.
—Muy bien. Lo dejaré. ¿Quieres ver una película o un programa?
Capítulo 18
Mamá: ¿Te has convertido en cebo para peces?
Yo: No, sigo viva.
Mamá: Bien, diviértete.
Mamá: No te diviertas demasiado.
Mamá: No aparezcas en esos videos de chicas enloquecidas y nos
avergüences a todos
Yo: TE QUIERO
Mamá: Lo digo en serio, Squirt. Muestran a esas chicas en los anuncios. A
Jonathan le daría un ataque al corazón
Yo: Nunca haría eso y lo sabes. Te mandaré un mensaje más tarde.
Mamá: Nunca pensé que te irías de vacaciones sin mi permiso
Yo: Mamá, tengo 24 años.
Mamá: Sigues siendo mi bebé
Yo: Jasmine es tu bebé.
Mamá: Jazmín salió una mujer mayor.
Mamá: Necesito levantarme. Ben dice hola.
Yo: Bueno, te mando un mensaje más tarde. Realmente estoy bien. Todo el
mundo está siendo amable conmigo. Te quiero.
Mamá: Te quiero también

***

—Buenos días.
Dejando mi teléfono en el suelo junto a la pata de la tumbona, giré la parte
superior de mi cuerpo para mirar a Aarón en las puertas correderas y le
sonreí con sueño. Hacía sólo cuatro horas que nos habíamos acostado,
después de que ambos empezáramos a dormitar viendo un infomercial tras
otro, comentándolos todo el tiempo. No recordaba la última vez que me
había reído tanto, y eso era mucho decir porque casi siempre me lo pasaba
bien con mis amigos y mi familia.
—Buenos días —dije en voz baja—. ¿Tampoco has podido dormir?
Negó con la cabeza mientras cerraba la puerta tras de sí, balanceando una
bandeja en su única mano libre mientras se acercaba a mí. Su rostro
mostraba todas las señales de lo cansado que estaba, y yo estaba segura de
que tenía exactamente el mismo aspecto.
—Sí, no pude volver a dormir —respondió, dejando la bandeja sobre la
mesita y tomando el mismo asiento que había utilizado la mañana anterior.
Una chica podría acostumbrarse a esto, pensé, mientras se lo quitaba con un
‘gracias’ que, con suerte, no sonó como ‘te quiero’ o ‘eres increíble’.
—Realmente no tienes que hacer esto —Le hice saber, regalándole una
sonrisa al mismo tiempo.
Estaba de espaldas a mí mientras recogía su propio bol de la bandeja.
—Lo sé —Fue todo lo que dijo mientras me miraba de nuevo con su
desayuno apoyado en el pecho—. ¿Le escribes a tu madre? —preguntó
levantando una ceja.
—Sí —dije con una sonrisa—. Se está asegurando de que estoy viva,
básicamente diciéndome que no muestre mis tetas a una cámara y tratando
de convencerme de que le envíe mensajes de texto cada hora.
—¿Cada hora?
—Sí.
Se rió.
—Lo sé. Tiene suerte si alguno de mis otros hermanos la llama o le envía
un mensaje de texto una vez mientras están de vacaciones. Está loca.
—Puedes darle mi número si quieres —ofreció.
Darle a mi madre su número. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser
tan malditamente perfecto? No era justo. Realmente no lo era. Lo que
tampoco era justo era que ahora tenía que decirle la verdad sobre lo que
había hecho.
—Anoche le di el número de tu teléfono en caso de emergencia. Espero que
esté bien —dije.
Parpadeó.
—Sí, está bien —Aaron revolvió su cuchara en la avena, lanzándome una
mirada de reojo que no pude dejar de mirar—. ¿También le diste mi
seguridad social?
Mi cara se encendió por lo que debía ser la milésima vez desde que lo
conocí hace dos días. Quería mentir, de verdad. Pero le había prometido que
no lo haría y no quería faltar a mi palabra. Así que le dije la verdad, aunque
fingí que mi avena era lo más interesante del planeta.
—Lo escribí en un papel y lo metí debajo de mi cama.
Hubo una pausa. Luego, —¿Cómo iba a saber alguien que tenía que
buscarlo ahí?
Le dirigí otra mirada de reojo y fingí que me aclaraba la garganta porque
había algo allí y no porque me avergonzara de haber hecho lo que cualquier
otra mujer sensata habría hecho.
—Le dejé una nota a mi padrastro con instrucciones, por si acaso pasaba
algo —Prácticamente susurré—. Es el más confiable de toda la casa.
Aaron no dijo nada.
No dijo nada durante tanto tiempo que deslicé una mirada hacia él.
Pero cuando lo hice, sus ojos rasgados y su boca igualmente rasgada fueron
las primeras cosas en las que me centré. A continuación, el hecho de que
sus hombros y la parte superior de su cuerpo temblaban un poco, tan poco,
tan poco, que no había sido capaz de percibirlo sentada a su lado. Al cabo
de un momento, su mano derecha se acercó a su cara y se pasó la palma de
la mano por los ojos mientras decía muy, muy despacio:
—¿Qué decían las instrucciones?
Sonrojada por quincuagésima primera vez, lo admití.
—Que si me pierdo que intente contactar contigo primero. Puse tu nombre
y tu número, y el apartado postal de tu padre. También escribí dónde
pueden encontrar tu dirección social y la de Max —murmuré, sintiéndome
tan avergonzada conmigo misma pero también orgullosa de haber esperado
lo peor y de que eso es lo que haría una chica inteligente—. Luego escribí
que más vale que nadie se lleve mis cosas hasta que haya estado
desaparecida al menos dos años, después de eso pueden perder la esperanza
de encontrarme.
No dijo nada. Ni una sola cosa, y sólo me dio ganas de volver a buscar mi
agujero negro.
—Lo siento. No es que esperara que fueras un asesino en serie o un
traficante sexual ni nada por el estilo, pero nunca se es demasiado
precavido, ¿me entiendes? Imagínate... —Tuve que aclararme la garganta
de nuevo antes de poder sacar las palabras— …Imagínate que yo fuera tu
hermana. Me dirías que hiciera lo mismo, ¿no?
Un ojo marrón profundo se abrió y me miró, su hermoso y apuesto rostro
ligeramente rosado. Aaron asintió, sólo un poco, lo suficiente para notarlo.
Pero fue su hoyuelo lo que me llamó la atención.
—No te voy a dar una mierda por eso. Está bien que lo hayas hecho —
Logró sacar con ese lindo hoyuelo aún fuera de lugar.
—Bien —respondí entre dientes, todavía avergonzada por haber admitido
prácticamente que no confiaba lo suficiente en él, como esas esposas que
pensaban que sus maridos iban a matarlas y dejaban cartas señalándolos con
el dedo—. Sin embargo, confío en ti. Creo que si alguien intentara llevarme,
al menos lucharías un poco por mí... —Observé su rostro por un momento
antes de entrecerrar los ojos—. ¿No lo harías?
Eso hizo que su otro ojo se abriera, sus mejillas todavía ligeramente
rosadas, pero todo lo demás en él completamente alerta.
—Sabes que lo haría.
Por qué eso me complacía tanto, no iba a analizarlo demasiado.
—Si alguien intentara llevarte, sé aikido, algo de jiu-jitsu y kickboxing —
ofrecí—. Pero mi dentista dice que tengo unos dientes muy fuertes, así que
mejor sería intentar arrancarle un dedo o una oreja a alguien.
Las cejas de Aaron subieron por su frente de forma casi cómica.
—Como un pequeño chihuahua —sugirió, llevándose la cuchara a la boca
con una sonrisa socarrona.
Le guiñé un ojo, arrepintiéndome inmediatamente. No quería que pareciera
que estaba coqueteando.
—Estaba pensando más bien en una piraña. Sólo he tenido un pez en toda
mi vida —dije, deseando que cada palabra que salía de mi boca no saliera
de ella.
Si pensaba que estaba siendo torpe o coqueta, no lo hizo saber.
—O una rapaz.
—Un león.
—Un tigre.
—¿Sabías que un jaguar tiene el doble de fuerza en su mordida que un
tigre?
Aaron frunció el ceño mientras daba otro mordisco a su avena.
—¿No es una mierda?
—No. Dos mil libras por pulgada cuadrada. Son el único gran felino que
mata a su presa mordiéndole la cabeza, a través del hueso y todo. Un tigre
muerde el cuello de cualquier animal que esté comiendo para cortar su flujo
de aire y sangre. Una locura, ¿no?
Parecía impresionado.
—No tenía ni idea.
Asentí con la cabeza.
—No mucha gente lo sabe.
—¿Hay algo que muerda más fuerte que ellos?
—Los cocodrilos. Los realmente grandes. Estoy bastante segura de que
tienen unas mordeduras de 4000 o 5000 psi —Por quincuagésima segunda
vez, me encogí de hombros—. Me gusta ver el Animal Channel y
Discovery —dije, haciendo que sonara como una disculpa.
Aaron me dedicó esa suave sonrisa que me hizo sentir que me ardían las
entrañas. Luego me guiñó un ojo.
—No sé mucho sobre cocodrilos, pero sé todo sobre caimanes —dijo—.
¿Sabías que sólo quedan dos especies en el mundo?
—¿Sólo dos?
—El caimán americano y el asiático. Más de una quinta parte de todos ellos
viven en Florida.
—Tenemos algunos caimanes en Texas. Hay un parque estatal cerca de
Houston donde puedes ir y normalmente puedes ver un montón. Una vez fui
a acampar allí.
Una esquina de su boca se inclinó hacia arriba mientras masticaba.
—Mírate, Rebelde sin causa.
Con cualquier otra persona, probablemente pensaría que se estaba metiendo
conmigo, pero podía ver el afecto en la cara de Aaron. Podía sentir la
amabilidad que se desprendía de él en oleadas, así que le devolví el guiño.
—Vivo la vida al límite. Debería empezar a dar una clase sobre cómo ser
mala.
—¿Verdad? Dejando tu trabajo, viniendo a Florida a pesar de estar
preocupada.... —Se interrumpió con una sonrisa y una mirada de reojo.
—Ya tengo mi maestría y mi licencia para ejercer. Voy a enseñar a la gente
todo lo que sé.
No me perdí la otra mirada rápida que me lanzó.
—Siempre y cuando no pregunten por los novios.
Le di un empujón en el hombro antes de darme cuenta de lo que estaba
haciendo y me reí, fuerte, mucho más fuerte de lo que había hecho hasta
ahora.
—Sólo estoy esperando al adecuado. Pensé que estabas de acuerdo con que
esperara ahora.
Esos profundos ojos marrones se encontraron con los míos, y me enseñó
esos blancos dientes.
—Lo estoy. ¿Por qué te apresuras?
Eso era todo lo contrario a lo que me había estado metiendo en la cabeza
desde que se enteró de mi falta de relaciones, pero tenía razón. ¿Por qué
tanta prisa? No era como si cualquier otro chico que conociera pronto, o
alguna vez, pudiera compararse con éste. Podía sentirlo. Me aclaré la
garganta y volví a mirar mi tazón de avena mientras decía:
—Lo bueno es que ahora puedo dejar de ir a la iglesia a intentar ligar con
todos los padres divorciados y viudos.
Su risita me hizo mirarlo de reojo.
—Nunca vas a dejar eso, ¿verdad?
—No —Sonreí, contemplando esa cara tan atractiva que me hacía suspirar
por dentro—. ¿Está bien?
La cuchara estaba de camino a su boca cuando dijo:
—No esperaba otra cosa de ti —Luego volvió a guiñar un ojo—. Cómete la
comida para que podamos irnos —ordenó justo antes de dar otro bocado,
con los ojos puestos en mí, sus mejillas mostrando que sonreía incluso
mientras masticaba.
¿Por qué? ¿Qué había hecho yo en otra vida para merecer esto?
Hice lo que me dijo y conseguí dar unos tres mordiscos antes de que sus
palabras hicieran clic.
—¿A dónde vamos? —pregunté al segundo de haber tragado mi comida.
—A pescar —dijo con indiferencia.
Dije las palabras lentamente para asegurarme de que le había oído bien.
—¿Has dicho que a pescar o a nadar?
Esa vez sí me deslizó una mirada disimulada.
—Pescar —enunció.
—¿Nadar?
Aaron se giró finalmente para mirarme con una sonrisa en su rostro
bellamente esculpido.
—P-e-s-c-a-r.
Tarareé en mi garganta y comí dos bocados antes de decir, lo
suficientemente bajo como para que apenas me oyera, —Realmente no
quiero.
Se atrevió a guiñarme el ojo de nuevo.
—Me lo imaginaba. Por eso deberíamos ir.
—No tengo una caña.
—Aquí hay algunas que te pueden prestar.
Colocando el plato en mi regazo, empecé a buscar mi muñeca izquierda con
la mano derecha.
—Mi muñeca está un poco dolorida....
Él resopló, viendo directamente a través de mi mierda.
Yo había pedido esto, ¿no? Eso no significaba que tuviera que ser elegante
todo el tiempo. Con un gruñido, puse cara de llorar y asentí lentamente.
Básicamente, un ‘Bien’ que le hizo sonreír triunfalmente.
—Pero no lo voy a tocar mientras esté vivo.
Aaron tenía una gran sonrisa en su cara cuando aceptó:
—Trato hecho.

***
—¿Cómo es que nunca has estado pescando antes?
No había mentido cuando dijo que había más cañas de pescar en la casa.
Una parte de mí esperaba que cambiara de opinión... o que lloviera, pero
nada de eso había sucedido. Después de que fuéramos a comprar cuatro
licencias de pesca (una para él, otra para mí y otra para Des y Brittany, que
nos habían oído discutir sobre la posibilidad de ir a pescar y decidieron que
ellos también debían conseguir una), empecé a aceptar que todo iba a
suceder, lo quisiera o no.
Podría haber prescindido de ello.
De pie junto a la camioneta, con las dos cañas en las manos, me encogí de
hombros mientras él sacaba los pececillos que había comprado en la misma
tienda en la que habíamos conseguido nuestras licencias. Peces frescos que
no iba a tocar. No.
—Mi padre llevó a mis hermanos unas cuantas veces, por lo que recuerdo,
al muelle de la playa más cercana a nosotros —expliqué, observándolo—.
Después de que se mudara a California, nunca había suficiente tiempo
cuando venía de visita para simplemente... llevarnos a pescar, ¿sabes? —
Miré el cubo en el que tenía los pececillos e hice una mueca—. Para
empezar, no es que me interese mucho.
Aaron se rió de espaldas a mí.
—Es bastante relajante si le das una oportunidad.
Lo dudaba mucho.
—No será tan malo. Si lo odias, no tienes que volver a hacerlo —Me dijo,
haciendo ver que así sería el resto de mi vida. Así de fácil. Nunca más
tendría que hacerlo.
Aunque aprecié lo que insinuaba, acepté que tenía que dejar de ser una
gallina y simplemente... hacer cosas. Incluso si significaba tocar un
pececillo para ponerlo en el anzuelo o como sea que se llame. Incluso si
gritaba mientras lo hacía y tal vez lloraba durante y después.
—¿Tu padre te llevaba a pescar cuando eras más joven?
Su cabeza asintió con un movimiento de cabeza.
—Casi todos los domingos. Trabajaba mucho, pero los domingos eran
nuestros días, después de la iglesia, para ir a hacer cosas en familia. Cuando
nos íbamos de vacaciones de verano, siempre íbamos a algún sitio donde
pudiéramos pescar.
—Eso suena bien.
—Sí. Todavía lo recuerdo. De eso se trata, de hacer cosas en familia juntos.
Recuerdo la mayoría de ellas, especialmente después de que nuestra madre
se fuera —Había estado hablando con tanta facilidad antes de soltar la
palabra con ‘M’ que casi me perdí la forma en que todo su cuerpo se tensó
como reacción.
Rara vez me había mencionado a su madre. Me había preguntado qué
pasaba con ella, pero ahora que lo sabía, y ahora que había visto su
reacción... deseaba no haberlo hecho. No había que ser un genio para saber
que era un punto sensible para él.
Y también tenía mucho sentido cómo reaccionaría ante la sobreprotección
de mi madre y su visión del matrimonio. Mi padre también se había ido,
pero seguía siendo un miembro activo de mi vida incluso después. Nunca
llamaría a mi padre mi ‘padre biológico’ ni nada parecido. Era mi padre, mi
figura paterna en las buenas y en las malas. Nunca dudé de que me quería.
Por mucho que quisiera contemplar lo que acababa de decir, sabía que sólo
era cuestión de tiempo cambiar de tema y actuar como si su mención no
fuera gran cosa. Él no quería hablar de ello, y yo lo entendía. Así que
cambié de tema.
—En mi familia, el tiempo de unión familiar era el domingo, cuando todos
limpiábamos la casa. Mi madre nos hacía participar a todos en la
preparación de la cena. Luego nos sentábamos a ver una película. Todos los
domingos. Mis hermanos ni siquiera se molestaban en pedir salir con sus
amigos ese día porque no importaba que tuvieran diecisiete años, ese era el
día de la familia para quien aún vivía con ella.
Se rió y sólo sonó parcialmente forzado.
—¿Sigue haciendo eso?
Resoplé y observé cómo echaba los hombros hacia atrás, como si quisiera
relajarlos.
—No. Dejó de hacerlo después de casarse con el tercer marido. En ese
momento, yo ya estaba en segundo de bachillerato, Jasmine ya patinaba
sobre hielo y mis hermanos y Tali eran mayores. Pero ahora, todos siguen
viniendo al menos una vez cada dos semanas para cenar a la misma hora o
desayunar o lo que sea. La verdad es que no sé cómo lo programan para que
funcione. Supongo que nunca lo he pensado. Simplemente aparecen.
—¿Has hablado con alguno de ellos aparte de tu madre desde que llegaste?
—No. No les molesto cuando van a algún sitio sin mí. Ninguno de ellos me
ha mandado mensajes, excepto mi hermana pequeña. Estoy un poco
preocupada porque Jasmine no me ha enviado más mensajes, pero espero
que sea sólo porque está enfadada y mi madre le ha transmitido mis
mensajes —expliqué—. O eso, o se ha llevado todas mis cosas y está siendo
sigilosa —Sonreí—. ¿Has hablado con tu padre?
—No —Cerró de golpe el portón trasero y se encaró conmigo—. Él sabe
que estoy aquí. Ya te he dicho que no somos muy amigos.
Eso sonó muy triste para mis oídos.
—¿Porque te has metido en el ejército?
Aarón se encogió de hombros, y en este caso, no parecía estar molesto.
—Siempre hemos sido así. Él... daba y hacía todo lo que yo necesitaba
económicamente, ¿sabes? Lo básico. Más que lo básico, supongo. Él estaba
allí tanto como se dejaba. Mi padre no muestra un montón de emociones.
Así es él. No nos mimaba ni nos metía en la cama todas las noches ni nada
por el estilo. Pasó tiempo con nosotros. Pero cuando le dije que me iba a
alistar, las cosas se pusieron tensas entre nosotros —Debí hacer una mueca
porque Aaron me guiñó un ojo—. No es tan malo, Ruby. Me quiere a su
manera. Sólo quería más de mí.
—No estoy tratando de criticarlo. Los padres de nadie son perfectos. Pero
me entristece un poco que no estés más cerca de él, es todo. Pero... no sé.
Todo el mundo se merece abrazos y saber que alguien en el mundo se sigue
preocupando por ellos, sin importar lo que estén haciendo, o incluso si están
enfadados el uno con el otro. Nunca le haría eso a nadie —Me aseguré de
encontrar su mirada cuando dije—: Eres genial tal y como eres, seas militar
o no. Estaría orgullosa de ti independientemente de lo que hicieras con tu
vida.
La sonrisa había ido desapareciendo de la cara de Aaron a medida que
hablaba, y empecé a preocuparme de haber dicho algo malo. Había
sobrepasado mis límites, ¿no es así?
—Lo siento, no quiero criticar a tu familia...
—No es eso —dijo casi crípticamente, todavía de pie, observándome con
esa expresión cuidadosa en su rostro. Su nuez de Adán se balanceó y en tres
largas zancadas estaba de pie frente a mí, la mano que no sostenía lo que
había llamado nuestro cubo de cebo, estaba ahuecando mi mejilla. Mientras
se alzaba sobre mí, con la cabeza inclinada hacia abajo, pude sentir el
aliento de Aarón en mi barbilla, sólo un pequeño soplo. Casi inexistente,
como si estuviera conteniendo la respiración.
Entonces su pulgar se movió, sólo un pequeño golpe que podría haber
cubierto sólo una pulgada de mi pómulo.
¿Qué estaba pasando?
Algo casi frío rozó un pequeño punto de mi frente un segundo, antes de que
lo que obviamente era su pulgar hiciera otro pequeño recorrido sobre mi
piel.
Aaron me había besado en la frente.
Yo era ingenua, pero no tanto, y eso me confundió mucho.
Pero tan rápido como había llegado a ponerse delante de mí, dio un paso
atrás. Sus palabras fueron esa cosa suave y dominante que me había dado
en el pasado.
—Muy bien, basta de hablar. Deja que te enseñe lo que hay que hacer.

***
—Entonces me hizo volver a meterlo —Les dije a todos con una mirada de
reojo a Aaron, que estaba sentado a mi lado en el restaurante en el que
estábamos.
Él sonrió, y por debajo de la mesa, el lateral de su zapato chocó con el mío.
—Te dije que los íbamos a liberar.
—Sí, pero todos ellos habían sido diminutos. Estuvimos ahí fuera ¿cuánto
tiempo? ¿Seis horas antes de pescar el grande? —Me había quedado frita en
el oleaje con él y tenía la quemadura de sol en el cuello para demostrarlo.
Había tardado una hora en enseñarme a usar el aparejo de pesca a spinning,
e incluso entonces, mi técnica había sido bastante dudosa. Pero nos
habíamos adentrado en el agua y lanzado línea tras línea durante horas,
susurrándonos chistes mientras intentábamos quedarnos lo más quietos
posible, fallando en el silencio al menos cinco veces cuando sentía que algo
me rozaba la pierna y gritaba.
Aaron sólo había hecho unas cuatro bromas sobre tiburones en todo el
tiempo que llevábamos allí.
Yo no había tocado los dos primeros peces que había cogido que eran
demasiado pequeños, pero a la tercera, Aaron me había hecho pincharlos.
Cuando pescó uno, me hizo sostenerlo por un segundo y pude haber
llorado. Cuando pesqué uno tan grande que supuse que lo prepararía para la
cena, lo sostuve en mis manos, agitándome, hasta que lo desenganchó y lo
devolvió al agua para que viviera otro día.
Sinceramente, no estaba segura de si volvería a comer pescado después de
tener uno vivo en mis manos, pero el día había sido mucho más divertido de
lo que jamás hubiera imaginado. Pesca. Yo. ¿Quién lo hubiera pensado?
Una mano suave subió a acariciar mi nuca entonces, consciente de la piel
rosada e hinchada que había recibido una paliza bajo los rayos del sol, y
pude sentir cómo Aaron se inclinaba más hacia mí mientras decía, lo
suficientemente alto como para que todos en la mesa del pub lo oyeran:
—Estoy muy orgulloso de ti.
Sabía que estaba orgulloso de mí. Me había besado en la frente una vez más
después de haber pescado y me había dicho exactamente esas mismas
palabras, y cuando fui a abrazarlo por primera vez desde el día en que me
había recogido en el aeropuerto, me devolvió el abrazo. Me apretó.
Necesitado, necesitado, necesitado. Todo cálido y sólido y cariñoso y
perfecto.
—Íbamos a reunirnos contigo, pero de repente alguien empezó a sentirse
mal —comentó Des con una sonrisa.
Brittany puso los ojos en blanco desde su lugar al otro lado de la mesa.
—Me dolía el estómago. No es como si hubiera un baño ahí fuera que
pudiera usar. ¿Qué iba a hacer? ¿Meterme en el agua?
Des se encogió de hombros y la hizo murmurar ‘asqueroso’.
—Lo has hecho muy bien para ser tu primera vez —repitió Aaron.
Era triste lo mucho que devoraba su atención y sus elogios, como si nunca
los hubiera recibido antes.
—¿Necesitan más tiempo para decidirse? —Llegó una voz desde mi
izquierda que ya me resultaba familiar. Era la camarera. La muy atractiva
camarera. Una de las muchas mujeres a las que ya había visto echando el
ojo a Aaron.
Las miradas empezaron dos minutos después de que saliéramos de su
camioneta. No estaba segura de si había estado demasiado abrumada el
primer día como para darme cuenta de toda la atención que recibía Aaron o
si simplemente era tan inconsciente, pero la verdad era que ahora no podía
ignorarlo. La anfitriona adolescente del restaurante había echado un vistazo
a Aaron y Max y se había puesto más roja que yo. Había tartamudeado un
saludo antes de llevarnos a una mesa, y sólo se había girado cada dos pasos
para mirar a los dos.
Y entonces apareció la camarera.
—¡Han vuelto! —Había gritado la mujer antes de que llegáramos a la mesa.
Al parecer, todos, excepto Mindy y yo, sabían quién era porque la habían
saludado inmediatamente. Por lo que entendí mientras los cuatro la
saludaban, la conocían del último viaje que habían hecho a Port St. Todo lo
que pude deducir fue que habían salido a beber juntos, o algo así. No habría
significado nada.
Hasta que ella se había vuelto hacia Aaron y Max con una sonrisa en la cara
y había preguntado, tan solo preguntó:
—¿Ambos siguen teniendo chicas?
Así. Así, sin más.
Para darle crédito, fue Max el que respondió con un ‘Ya no’ que me hizo
desviar la mirada y, al mismo tiempo, recordarme que era verdad. Al menos
Aaron estaba soltero ahora. Y si había estado aquí antes de embarcarse, no
lo había estado entonces. Lo estaba ahora.
La mujer había tomado el pedido de bebidas de todos entre juguetones
toques de hombros y más de un guiño que no había estado segura de a quién
iba dirigido, pero mientras ella se había ido, Aaron se había lanzado a
nuestra historia de pesca, distrayéndome con la forma en que la contaba,
sonando tan complacido. Pero la camarera había vuelto, y no me gustó la
forma en que mi estómago reaccionó a su presencia.
—¿Qué recomiendas en el menú? —preguntó Max, todavía con el menú en
las manos.
La simpática y bonita camarera ni siquiera pensó su respuesta mientras se
colocaba a los pies de la mesa, directamente entre Aaron y Max. No es que
no me gustara porque fuera muy atractiva; nadie tenía una llama para las
mujeres de mi familia. Además, yo no era ese tipo de persona. Sobre todo,
el dolor en mis intestinos provenía de la descarada atención que ella estaba
mostrando a Max y Aaron. Siendo realista, sabía que no podía culparla. Lo
hice. Ambos eran demasiado guapos para su propio bien.
Pero... ella había tocado el hombro de Aaron dos veces desde que nos
habíamos sentado. Las había contado.
—El pollo con gofres es uno de nuestros más vendidos —respondió la
mujer a la pregunta de Max, sus ojos se posaron en Aarón por un momento
mientras su sonrisa coqueta se convertía en una sonrisa tímida resaltada por
su pintalabios rosa chicle.
Los amigos no se ponen celosos cuando otros amigos son coqueteados, me
recordé a mí misma.
—A mucha gente le gustan también las ancas de rana —añadió.
¿Ancas de rana?
—¿Ancas de rana? —Escuché a Mindy resonar en voz baja desde su lugar a
mi lado, sonando tan horrorizada como yo.
—Es un favorito de la zona —añadió la camarera, como si eso fuera a hacer
que sonara más apetitoso, con una brillante sonrisa dirigida a la joven.
—Tomaré el pollo y los gofres —murmuró básicamente Des con Brittany
haciéndose eco de ese pedido, seguida por mí. Mindy y Aaron eligieron
algo con un sándwich.
—Yo quiero una orden de ancas de rana —dijo Max, sonriendo.
—Qué asco, Max —murmuró Mindy.
—¿Qué? —Se encogió de hombros mientras entregaba el menú a la
camarera con un guiño antes de que ella se alejara.
—Eso es asqueroso.
—Seguro que sabrá a pollo. Todo sabe a pollo.
Incluso Brittany sacudió la cabeza con un ‘Ugh’.
Los ojos de Max se encontraron con los míos y le sonreí tímidamente.
—Todo sabe a pollo. Una vez comí caimán, sabe igual.
Mindy se giró en su silla para mirarme.
—¿Has comido caimán?
Asentí con la cabeza.
—Una vez comí cabeza de oveja.
—¿Qué?
—En Islandia. Nuestro guía turístico no me dijo lo que era y lo probé. No
volvería a comerla, pero no es lo peor que he probado —expliqué.
Mindy me miraba con una expresión de horror en su rostro, sus dedos
hurgando en la servilleta que había enrollado.
—¿Qué fue lo peor? —preguntó vacilante, como si realmente no quisiera
saber la respuesta, pero no pudiera evitarlo.
Jugueteando con mis manos en el regazo, sonreí y miré a Aaron, que me
observaba.
—He comido lengua de vaca unas cuantas veces. De hecho, estuvo bien...
—¿Lengua de vaca? —Era Brittany.
—Sí. La venden por todas partes en Houston. He comido dinuguan…
—¿Qué es eso? —preguntó Max.
Arrugué la nariz, recordando haber comido eso con demasiada claridad.
—Es un plato filipino que mi padre me hizo probar. Son intestinos de cerdo,
riñones, pulmones, corazón y el hocico cocinado en su sangre…
Al menos cuatro de ellos dijeron una variación de ‘eww’ que me hizo
sonreír.
—Lo sé. Mi padre decía que era un postre, como el pudín. A él le encanta.
Ya no puedo comer pudín por eso, no importa el color que tenga.
—No voy a poder comer más pudín después de eso.... —Mindy se quedó
sin palabras.
—Eso no es lo peor —Empecé a decir antes de cerrar la boca—. No
importa. Voy a parar ahora. No quiero arruinar la comida de nadie.
—¿Hay algo más asqueroso que eso? —preguntó Brittany.
Levanté los hombros, sin querer decir más.
—Ahora tienes que contarnos —insistió.
—Podemos manejarlo —continuó Max.
—No, en serio, no quieren que les cuente —intenté explicar.
—Vamos, Rubes —intervino Aarón, haciendo que lo mirara.
—Me limitaré a taparme los oídos —ofreció Mindy—. No quiero saberlo.
Los observé y pregunté, lentamente,
—¿Están seguros?
Cuatro asentimientos alrededor de la mesa confirmaron que estaban
seguros. Incluso Mindy levantó las manos a los lados de la cabeza, los
dedos centrales ya iban a sus oídos para taparlos.
—No digan que no les he avisado, ¿bien? —Les recordé. Todos parecían
tan seguros de sí mismos... que casi me hizo reír—. Yo nunca lo he
probado, pero mi padre lo ha hecho un montón de veces...
—¿Qué es? —preguntó Max.
—Se llama balut. Le he visto comerlo y no me ha dado arcadas, y estoy
bastante orgullosa de mí misma por ello…
—¿Qué es?
—Jesús, Max, dale un segundo —intervino Aaron, con sus grandes manos
apoyadas en la mesa.
Apreté los dedos entre mis muslos y acabé con ello.
—Es un embrión de pato en su caparazón.
Cuatro pares de ojos parpadearon. Pero fue Des quien preguntó lentamente:
—¿Perdón?
—Es un...
—No, no, te he oído —Me cortó, todavía tomándose su tiempo con sus
palabras. Parpadeó, bajó la voz y entrecerró los ojos—. ¿Cómo?
—¿Cómo qué?
—¿Cómo...? —tartamudeó.
Sabía lo que intentaba preguntar y me encogí, lamentando haber sacado el
tema.
—El pato bebé se hierve... vivo.
Cuatro personas diferentes emitieron sonidos de arcadas y jadeos.
—¿Y se lo comen? —Estoy bastante segura de que era Brittany.
Asentí con la cabeza.
—Estoy sudando pensando en ello —susurró definitivamente Brittany,
dejando escapar visiblemente un escalofrío.
—Lo sé, lo siento. No debería haber dicho nada —Me disculpé.
La cara de Des estaba definitivamente un poco verde.
—¿Se lo ha comido?
—Ella dijo que no lo ha hecho —dijo Aaron—Tu padre sí, ¿verdad?
Asentí con la cabeza.
—Nada le da asco en cuanto a la comida. Yo intento ser tan valiente como
él, pero no puedo.
—¿Lo ha probado alguno de tus hermanos o hermanas? —preguntó mi
amigo.
Eso me hizo reír a carcajadas.
—De ninguna manera. Es lo único con lo que no están dispuestos a
arriesgarse —Y probar comida nueva era una de las únicas cosas que no me
daba miedo probar.
—Nunca voy a volver a mirar un pato de la misma manera... —murmuró
Des.
—¿Puedo quitarme los dedos de las orejas ahora? —preguntó Mindy en voz
demasiado alta, con sus ojos recorriendo la mesa.
Sonreí y asentí con la cabeza.
La chica más joven miró alrededor del círculo y frunció el ceño mientras
bajaba las manos.
—Supongo que debería alegrarme de haberme perdido esa conversación.
Parece que van a enfermarse.
Max hizo un sonido de tos, girando en su silla.
—¿Es demasiado tarde para cambiar mi pedido?
No lo era.
Todos debíamos estar pensando en los patos y/o en las bonitas camareras
que pasaban cada pocos minutos para ver cómo estábamos más que en
cualquier otra mesa, porque nadie habló mucho después de que nos dejaran
la comida. Comimos en silencio y, de vez en cuando, me encontré con la
mirada de Aaron mientras masticaba.
—Quiero ir a ver algunas de las tiendas de por aquí antes de que cierren.
Mándame un mensaje cuando estés lista para ir —dijo Mindy, empujando
su silla hacia atrás—. ¿Alguien quiere venir?
Cuando nadie dijo nada inmediatamente, me hizo sentir mal, así que señalé
la comida que aún me quedaba en el plato.
—Voy a terminar de comer, pero iré a buscarte cuando termine.
Me dedicó una pequeña sonrisa y le dio un golpecito en la oreja a su
hermano al salir del restaurante, aparentemente asumiendo que él pagaría su
comida. Eso me hizo extrañar a mis propios hermanos y hermanas.
—Voy a por una cerveza. ¿Alguno de ustedes quiere algo? —preguntó
Aaron un momento después, poniéndose de pie. Su mano me apretó el
hombro—. ¿Ruby?
—Estoy bien —dije, perfectamente con mi vaso de agua.
Me dedicó una leve sonrisa justo cuando Max dijo:
—Tráeme una cerveza. Ya sabes lo que me gusta.
—Tráeme una a mí también —intervino Des.
Aaron se rió, soltando el agarre de mi hombro.
—No les voy a comprar una mierda a ninguno de los dos, vengan conmigo
o denme dinero en efectivo.
—¿Así que puedes olvidarte de darme el cambio? No —Fue la respuesta de
Max mientras se apartaba también de la mesa. Des gimió pero se levantó
también, siguiendo a sus amigos hasta la barra. Sólo lo observé un segundo,
antes de volver a mirar mi plato.
Brittany hizo un ruido, con los codos sobre la mesa, mientras los tres
hombres se alejaban.
—Sabes, una vez estuve en casa de una amiga, y sus padres son filipinos.
Tenían una cosa de cerdo crujiente que me pareció increíble...
—¿Pata crujiente? —pregunté, sonriendo.
Asintió con la cabeza, mojando una patata frita en un montón gigante de
ketchup que había echado en su plato.
—Me estaba comiendo toda la mierda hasta que su madre me dijo que eran
nudillos. Si hubiera estado en otro lugar, habría vomitado.
—Está bueno, pero sí, es un poco asqueroso cuando lo piensas.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado y me miró.
—Realmente no se puede decir que eres filipina, excepto por la forma de
tus ojos —Parpadeó—. Eso suena muy racista. Lo siento. Mindy se me ha
pegado esta semana.
Resoplé.
—Lo entiendo. Mi madre es muy pelirroja y es súper pálida. Yo tengo una
extraña mezcla de ambas. Nadie puede decir nunca lo que soy.
—¿No es cierto?
—Es verdad. Una de mis hermanas es pelirroja y la otra es negra como
nuestro padre —dije, mirando casualmente hacia la barra donde Max,
Aaron y Des acababan de dirigirse.
Mis ojos se congelaron allí por un momento.
Inclinada hacia delante, al otro lado del mostrador de la barra, estaba la
camarera, y sonreía y se reía, hablando con los tres, que también sonreían y
se reían de ella.
Era una indigestión o...
No. Eso no era una indigestión que me hacía sentir la parte superior del
pecho. Era yo poniéndome celosa como una loca en un abrir y cerrar de
ojos.
No tenía derecho a estar celosa. Ningún derecho en absoluto. Cero. Nada.
Ella era bonita y extrovertida. Podía hacer lo que quisiera.
Deja de mirar, Ruby. No estarías mirando si fuera cualquier otra persona.
Lo cual era la verdad.
Volví a mirar a Brittany, esperando que no hubiera notado dónde había
estado mi atención, incluso cuando todo el norte de mi pecho se calentó.
—¿De dónde es tu familia? —Salí, tratando de distraerla.
Ella levantó un hombro.
—Mi padre es de Etiopía. Mi madre es criolla. Han estado en Luisiana
desde siempre —explicó.
—¿Fue Des el que se mudó a Shreveport en la escuela primaria o fue Max?
—pregunté al mismo tiempo que una simpática carcajada procedente de la
dirección del bar llegaba a mis oídos. Lo intenté, me esforcé al máximo
para no volver a mirar al bar.
No lo conseguí.
Eché un vistazo, sólo con el rabillo del ojo.
Aaron seguía riéndose de algo que decía la camarera. Aquel rostro apuesto
tenía una expresión agradable y fácil, su lenguaje corporal era atrevido... y
no la miraba como me miraba a mí. Afectuosamente. O como un cachorro.
Sólo estaba... mirando.
No sé por qué me dieron ganas de vomitar, pero así fue. Siendo realistas,
debería haberme alegrado de que no pusiera a todo el mundo las caras que
me puso a mí. Y tampoco es que la estuviera poniendo como si le
interesara. Había presenciado esa cara lo suficiente en persona como para
reconocerla por lo que era.
Sólo la miraba. Y todavía se sentía como una hoja de cuchillo en mi vientre.
Porque sabía lo que significaba, lo que me recordaba.
Un día, independientemente de lo que dijera sobre las relaciones y el
matrimonio, iba a tener otra novia. Podría ser dentro de un mes, podría ser
dentro de un año, pero iba a suceder.
Y no había nada que pudiera hacer al respecto.
No era mi novio ni mi amante, y tenía que dar gracias por tenerlo siquiera,
me dije a mí misma mientras apretaba las manos en puños por debajo de la
mesa. Era un amigo que se preocupaba por mí. Era un hombre que no
quería casarse. Era un hombre que sólo quería compartir una parte de sí
mismo conmigo. No tenía por qué mirar ni preocuparse. Nada.
Y sin embargo....
—Des es quien lo conoce de toda la vida. Max se mudó a Shreveport
cuando estaban en el instituto —explicó Brittany, sus palabras me ayudaron
a centrarme en ella y no en nadie ni en nada más.
Asentí, tragando una bola de lo que no iba a considerar como agonía.
—Eso está bien.
Brittany asintió con la cabeza, sus propios ojos parpadeando en la dirección
a la que los míos realmente, realmente querían ir de nuevo. Pero no lo haría.
No lo haría. La bonita y aguda risa de la camarera pareció recorrer el
restaurante una vez más, y era tan bonita y dulce que me hizo sentir que la
mía sonaba como una burra, ruidosa y abrasiva, inculta y simplemente... yo.
Incómodo. Por eso no me comparaba con los demás.
Mis ojos traidores se deslizaron hacia la barra, aunque sabía que no debía
hacerlo. Y vi que la camarera tenía su mano muy cerca de la de Aaron en la
barra del bar. Miré hacia atrás lo más rápido que pude, por suerte
esquivando la mirada de Brittany. Estaba demasiado cansada para notar el
ceño fruncido en su boca.
—Es una jodida coqueta, ¿verdad? —dijo en voz baja, con los ojos
entrecerrados.
Apretando los labios, intenté hacerme la tonta.
—¿Quién?
—La camarera —dijo, todavía mirando en esa dirección—. Cada vez que
entramos aquí. La última vez que nos visitamos, ella fue un poco demasiado
amistosa incluso con Des, al verme sentada junto a él. No me gusta.
No pude decirle que a mí tampoco me gustaba, pero sonreí como si pudiera
entender de dónde venía.
—Des es muy guapo.
Eso hizo que Brittany me sonriera al instante.
—Lo es, ¿eh?
Asentí con la cabeza.
—Aaron tampoco es demasiado duro para los ojos si te gusta ese tipo de
cosas del Capitán América —bromeó.
Sí, ahí se acabó el jugar a la calma. No confié en no decir algo estúpido y en
su lugar solté una risita. Risas. ¿Cuánto más falsa podía ser? No me había
reído así desde que tenía diecisiete años y estaba cerca de Hunter.
Debía de ser obvio que estaba llena de tonterías porque se rió.
—He intentado preguntarle a Des qué pasa entre ustedes dos y dice que no
lo sabe.
—Oh, no hay nada...
Ella puso los ojos en blanco.
—De verdad, no hay nada. Un día me llamó su hermana pequeña —
expliqué, acercándome a rascarme el cuello.
La boca de Brittany se torció hacia un lado por un segundo, como si pensara
que yo estaba llena de mierda, pero no dijo nada más, conformándose con
tomar un sorbo de su té helado.
Se oyó otra risa desde la barra que me hizo un nudo en la garganta, y supe
lo que tenía que hacer. Empujando mi plato hacia adelante, tomé otro sorbo
de mi agua y empujé mi silla hacia atrás.
—Estaba pensando en dar un paseo por los alrededores y ver si puedo
encontrar a Mindy.
Ella asintió, su expresión se centró de nuevo en la barra hasta que sus ojos
parpadearon brevemente hacia los míos.
—¿Quieres que te acompañe ya que el Príncipe Azul está ocupado? —
preguntó.
Negué con la cabeza.
—Estaré bien, a menos que quieras venir.
—Estoy ahorrando para comprar una casa. No debería hacer ninguna
compra en este momento. No tengo ningún autocontrol —explicó.
—Está bien —dije un poco demasiado rápido, mi sonrisa un poco
demasiado frágil mientras otra risa linda se abría paso en nuestra mesa casi
vacía.
No me temblaban las manos cuando saqué la cantidad aproximada de
dinero que iba a ser mi cuenta más la propina y la dejé en el centro de la
mesa. No iba a llorar. No. No. No. Cuando obligué a mis ojos a no
parpadear, razoné que necesitaban algo de ventilación, no porque me
preocupara que un mal parpadeo me hiciera estallar en llanto.
—Te veo en un minuto entonces.
De pie, con el bolso por encima de la cabeza, me dije a mí misma que no
debía volver a mirar la barra.
Y fallé. Como siempre. Como lo hacía en la mayoría de las cosas.
Esta vez, los tres hombres estaban sentados en la barra, escuchando a la
camarera hablar abiertamente de quién sabe qué. Y todos sonreían. ¿Quién
era yo para enfadarme porque alguien hiciera feliz a Aaron cuando todo lo
que había oído era lo inusual que era para él tener ese tipo de reacciones?
Quería ser celosa y mezquina, pero no podía serlo.
Era mentira. Podía. Pero no me lo permitiría.
Así que, aunque me temblaban y me sudaban las manos, le lancé otra
sonrisa a Brittany y me abrí paso entre la multitud de turistas, dirigiéndome
hacia la puerta. El aire fresco fue más que bienvenido en mis fosas nasales,
aunque no hizo nada por el feo y amargo sentimiento que burbujeaba en la
boca del estómago ante la estúpida imagen en mi cabeza de Aaron
sonriendo y riéndose de otra mujer. Dios, estaba actuando peor que una
novia loca.
De todos los hombres del mundo por los que podía estar loca, tenía que
estar enamorada de aquel que me veía como algo que no quería ser. ¿Qué
me pasaba? Era como si me hubiera buscado el desamor, ya que sabía muy
bien en qué me estaba metiendo. Me lo hacía siempre, ¿no? Siempre.
Siempre me enamoraba de un tipo que no podía y no me veía como algo
más que una amiga.
¿Qué es lo que me pasa? ¿Quién seguía haciéndose este tipo de mierda
voluntariamente? ¿Sabiendo cómo iba a terminar esto?
Así se hace, me dije. Así se hace, maldita sea.
No me extraña. No me extraña que estuviera donde estaba.
Tal vez había estado viendo este asunto de la relación de la manera
equivocada todo el tiempo. Tal vez no debería esperar fuegos artificiales y
ojos de corazón desde el principio. Tal vez enamorarse o gustar de alguien
fue gradual y tomó algunas citas. Tal vez.
Después de todo, estaba escuchando a mi madre, que se había casado cuatro
veces.
Tal vez esperaba demasiado.
Metiéndome las manos en los bolsillos de los pantalones cortos, miré hacia
arriba y hacia abajo por la calle casi desierta y fui a la izquierda, con el
corazón tan pesado que me colgaba del ombligo. Apenas había nadie en la
calle mientras caminaba a toda velocidad hacia las tiendas que había visto
en el camino, literalmente a quince metros de la entrada del bar.
Apenas había recorrido la mitad de la manzana cuando mi teléfono vibró
contra mi cadera, donde descansaba el cuerpo de mi bolso. Deteniéndome
en la esquina, lo saqué y forcé una respiración temblorosa de mi boca que
fue inmediatamente seguida por una lágrima que salió de mi ojo. Me la
limpié antes de que llegara lejos y me quedé mirando el NUEVO
MENSAJE AARON HALL en la pantalla. Deslizando el dedo por la
pantalla para desbloquearla, me dije lo mismo que desde el momento en que
fui consciente de que sentía algo por él. No me veía como yo quería, y
aunque lo hiciera, ¿querría estar con alguien que se guardaba tanto para sí
mismo?
La verdad es que no, decía mi cabeza, pero mi corazón decía que podía
lidiar con ello.
Abrí el mensaje.
Aaron: ¿Dónde estás?
De pie en la calle, escribí mi respuesta.
Ruby: Buscando a Mindy.
Posiblemente había dado cinco pasos hacia delante después de enviar el
mensaje cuando mi teléfono volvió a vibrar.
Aaron: ¿Por dónde has ido?
Apreté el teléfono en la mano y respiré hondo, levantando la mano para
limpiarme la cara en cuanto creí sentir otra lágrima en el ojo. Era una
perdedora. ¿Por qué estaba llorando?
Rubí: Por la izquierda.
Le contesté con sinceridad, aunque no quería hacerlo. Escribí otro mensaje.
Ruby: No tienes que venir. Estoy bien. No me perderé. Mándame un
mensaje cuando termines.
Lo envié y luego añadí :) porque no era lo suficientemente pasivo-agresivo.
Aaron: Ruby
Eso fue todo lo que dijo su respuesta.
Ruby: Está bien. Tú también tienes que salir con tus amigos y no estar todo
el día cuidando de mí.
Escribí Estoy acostumbrada a estar sola, pero lo borré porque no sonaba
para nada melodramático y patético. En su lugar, me conformé con ‘Estaré
con Mindy’. Diviértete.
Volviendo a guardar el teléfono en el bolso, me llevé la mano a la cara y
apreté los dedos contra el hueso de la ceja, el pulgar en el pómulo, y dejé
escapar una respiración temblorosa. Tenía que superar esta mierda, o al
menos aprender a manejarla mejor, cuanto antes. No podía ser una imbécil
con él por las cosas que pasaban por mi cabeza y de las que él no tenía nada
que ver. No podía enfadarme con él por coquetear con una mujer bonita.
...Aunque sintiera que todo dentro de mí había sido golpeado, y me sintiera
derrotada y más que un poco sola.
Mi teléfono no volvió a vibrar mientras me deslizaba en la primera tienda
que encontré abierta. Mindy no estaba en ella, pero me paseé por la tienda
de soplado de vidrio, observando todas las chucherías que había. Luego
entré en una tienda de recuerdos y pasé un rato allí, comprando un pequeño
imán para mi madre y Ben que estaba en oferta. Después hubo una tienda
de camisetas, una galería de arte... Debí pasar una hora yendo de un negocio
a otro, sin cruzarme con Mindy. No fue hasta que mi teléfono empezó a
sonar que finalmente lo saqué de nuevo. El nombre de Aaron apareció en la
pantalla.
Contuve un suspiro mientras iba a contestar.
—¿Hola?
—¿Dónde estás?
Sonreí al hombre que estaba detrás de la caja registradora mientras salía de
la tienda, intentando recordar de qué dirección había venido.
—En una tienda. No pude encontrar a Mindy. ¿Ha terminado?
—Acaba de llegar aquí hace un minuto. Pensé que ibas a estar con ella.
Sabía que estaba en uno de mis raros estados de ánimo de mierda cuando su
preocupación me irritaba.
—Iba a hacerlo, pero no pude encontrarla. Volveré si estás listo para irnos.
Definitivamente hubo un suspiro por el auricular seguido de un —Nos
vemos aquí. Ten cuidado.
Apretando las manos a los lados, me sacudí las emociones que pude y
empecé a caminar en la dirección por la que había venido. No tardé más de
diez minutos en volver al restaurante después de haberme equivocado de
camino una manzana antes de tiempo. Para cuando llegué, pude ver al
grupo parado en la calle justo al lado de los dos coches. Brittany estaba
junto a su Alero blanco, con las llaves girando en la mano. El único rubio
del grupo, al que probablemente podría reconocer a una milla de distancia,
estaba junto a la puerta del pasajero de su camioneta, con la cabeza
oscilando de izquierda a derecha, arriba y abajo de la calle.
Fue Mindy quien me vio primero.
—No tenía ni idea de que me estabas buscando, lo siento —dijo
inmediatamente una vez que estuve lo suficientemente cerca.
—No pasa nada —afirmé, asegurándome de mantener mi mirada en su
rostro y sólo en su rostro.
—Te daré mi número para la próxima vez —Me ofreció, y ya estaba
diciendo los números antes de que yo sacara mi teléfono.
—Siento haber tardado tanto —Me disculpé con los otros cuatro, en cuanto
Mindy se apartó. Brittany parecía estar bien, pero los tres hombres... no
tanto. Incluso con más de metro y medio de distancia entre nosotros, podía
ver el rojo en los ojos de Max y Des. Todavía no había mirado a Aaron
porque, ¿qué sentido tenía?
¿Cuánto habían bebido?
—Sí, vas a necesitar conducir —dijo Brittany, como si leyera mi mente.
Por suerte, Aaron no era idiota porque preguntó:
—Ruby, ¿puedes conducir?
Asentí con la cabeza, mirando finalmente en su dirección, pero fijando mi
mirada en su boca. Empecé a decir que tal vez no era la mejor persona para
conducir una gran camioneta, pero con el brazo de Mindy escayolado,
¿quién más iba a hacerlo? Así que me conformé con un crujiente: ‘Claro’.
Sólo tenía que conducir. Podía hacerlo. Conocía suficiente gente con
camionetas. Si ellos podían hacerlo, yo también.
No tiró las llaves y se lo agradecí. Caminando hacia él, las tomé de su
mano, notando que las sostenía un momento más de lo necesario, y caminé
hacia el lado del conductor de la puerta. Las puertas ya estaban
desbloqueadas cuando me abalancé sobre el primer escalón y luego entré en
la cabina mientras Aaron ocupaba el asiento del pasajero y Max y Mindy el
banco de atrás. No lo miré mientras ajustaba el asiento para poder alcanzar
los pedales, y tampoco lo miré mientras manipulaba los espejos. Tampoco
lo miré mientras sacaba su camioneta a la calle.
—¿Quieres que te guíe de vuelta? —preguntó Mindy desde el asiento
trasero.
—Sí, por favor —dije, plenamente consciente de que sólo sabía lo básico
sobre dónde se suponía que íbamos.
No fue hasta que estuvimos básicamente en el camino recto de vuelta a la
casa de la playa que la pregunta de Aaron llegó a mí, como si estuviera
tratando de ser silencioso, pero no estaba sucediendo.
—¿Compraste algo?
Era mi amigo y no tenía motivos para ponerme rara. Con las manos
apretadas en el volante, lo miré rápidamente y le dediqué una sonrisa
totalmente tensa.
—Sólo un imán para mi madre y su marido.
—¿Nada para ti?
En un tono más malhumorado de lo que pretendía, le dije:
—No.
—¿No encontraste nada que te gustara? —preguntó.
—Había algunas tiendas con cosas muy bonitas —dije, tratando de sonar
normal. Despreocupada. Bien—. No puedo... ya sabes, gastar dinero en
cosas que no necesito ahora mismo.
—Te habría prestado si quisieras algo.
Flexionando mis dedos alrededor del volante, me recordé a mí misma que
nada de esto era su culpa. Sólo intentaba ser amable conmigo. Siempre
intentaba ser amable conmigo. Y eso me hacía sentir culpable porque ¿por
qué me lo merecía? No había hecho nada especial para que me lo pidiera.
No tenía ni idea de lo que sentía por él. No se merecía mi actitud de mal
humor. Si yo fuera Jazmín ahora mismo, me diría que dejara de ser una
mocosa.
Dividida entre sentirme mal y seguir aguantando esa rabia residual que
bullía en mis venas mientras recordaba a la bonita camarera con la que
había estado hablando, me tragué la pelota de golf que tenía en la garganta
y traté, de verdad, de ser normal. Ser amable. Ser justa.
—Está bien, pero gracias —dije, sonando sólo la mitad de desagradecida de
lo que necesitaba, mi voz más alta y chillona de lo normal, traicionándome
—. Ya te debo bastante.
Tal vez no había necesitado añadir esa parte al final.
—No me debes nada —Prácticamente susurró Aaron.
—Si tú lo dices —respondí igualmente en voz baja, mis dedos apretando el
volante.
—Ruby...
Sacudí la cabeza y le lancé una sonrisa cautelosa rápidamente antes de
volver a mirar hacia adelante, la mentira en mis labios, el dolor en mi
corazón.
—Eres un muy buen amigo para mí, stalker. Gracias.
Podría haber estado bien el resto de la noche si hubiera respondido, si
hubiera dicho algo, pero no lo hizo. Se limitó a desviar su atención hacia la
ventana y no me dijo apenas otra palabra el resto de la noche.
Capítulo 19
A la mañana siguiente me desperté de nuevo temprano por mi cuenta. No
tenía ni idea de si era porque estaba en un lugar que mi cuerpo sabía
inconscientemente que no era mi cama en Houston, o si era porque tenía a
Aaron, Aaron, Aaron tan grabado en mi cerebro que no quería dormir más
de lo necesario. Lo único que sabía era que eran treinta minutos después de
las seis cuando cogí el teléfono y le envié a mi madre un mensaje
diciéndole que estaba viva.
Tres minutos más tarde recibí una respuesta de ella que decía Bien. Sigue
así.
Me había duchado la noche anterior, una vez que volvimos del restaurante,
pero la idea de estar en traje de baño todo el día, aun sabiendo que no había
nadie más que yo que notara o se preocupara de que mis piernas estuvieran
afeitadas y lisas, me dirigí de nuevo al baño y tomé una rápida. Después de
vestirme, la casa estaba en silencio como todas las mañanas. Me dirigí al
piso de arriba para ver que el sol ya estaba saliendo. Cogí una botella de
agua de la cocina, y en lugar de salir al balcón como había estado haciendo,
me apoyé en la encimera de la cocina y di un sorbo a mi agua, mirando
alrededor de la cocina y la sala de estar, tratando de ordenar mis
pensamientos en un lugar que no era donde Aaron me había estado
sorprendiendo cada mañana con el desayuno.
Si eso no me hacía sonar como una imbécil amargado, no sabía qué lo haría.
Estaba decepcionada conmigo misma, sinceramente, sobre todo cuanto más
pensaba en nuestra situación, la situación en la que me encontraba con
Aaron. La parte de mi cerebro que no estaba gobernada por las hormonas y
las emociones, que había visto a la gente a mi alrededor luchar con las
relaciones y las amistades y que los juzgaba por sus acciones, sabía que
estaba siendo una loca. Lo sabía. Se dio cuenta y aceptó que no tenía nada
que reclamar a este hombre del que estaba enamorada, que me traía el
desayuno y me ponía la crema solar y me enseñaba a pescar y me hacía
sentir especial.
La parte de mí que no quería escuchar ninguna de estas tonterías sobre que
cualquier relación entre Aaron y yo nunca, nunca iba a suceder, quería pedir
tiempo muerto y enfurecerse por ello.
Puede o no haber coqueteado con otra mujer.
No quería una relación.
Yo era su amiga Ruby.
Estos eran los hechos más importantes de todas las cosas que sabía.
Después estaban: había cosas que no había querido contarme sobre su
pasado, y había cosas que no quería contarme en general. Yo había juntado
todo eso. Lo que podía o quería hacer al respecto estaba aún por determinar.
No era del tipo insistente, y lo último que quería hacer era obligarle a
contarme algo que no quería, por la razón que fuera. En ningún momento
me había dado una razón para no confiar en él, lo sabía de sobra.
Pero... realmente quería que confiara en mí. Y si iba a ser realmente honesta
conmigo misma, me dolía que no lo hubiera hecho y que no lo hiciera. Y
podía vivir con ello o no, la elección dependía de mí.
No hay problema.
¿Verdad?
Quizás había sido mejor no preocuparme por las citas, los hombres y las
relaciones. Esta mierda era demasiado complicada. No estaba hecha para
esto. Al paso que iba, todo me iba a hacer llorar en silencio dentro de medio
litro de helado.
Con un suspiro, y con el resto de mi botella de agua en la mano, me dirigí al
balcón, abrazando mis piernas contra mi pecho una vez que me había
sentado.
Sólo quedaban cuatro días completos hasta que volara de vuelta a Houston,
y la idea hizo que un nudo me llenara la barriga... pero hice lo posible por
ignorarlo y limitarme a despejar la cabeza y disfrutar del momento. No
tenía que temer lo que viniera, o no viniera, en el futuro. A veces las cosas
salían bien y otras no. Iba a San Francisco a visitar a mi padre durante un
tiempo, y luego volvía a casa y seguía intentando ampliar mi negocio. De
alguna manera. Si no... bueno, no estaba segura de cuál era el plan B
exactamente.
Mucha gente no resolvió su vida durante mucho, mucho tiempo. No era un
gran problema si todavía no había resuelto lo que debía hacer. Tal vez era
bueno que Aaron fuera sólo mi amigo. ¿Quién era yo para estar en una
relación con alguien cuando mi vida estaba por todas partes?
Ya había sobrevivido a tener sentimientos por alguien que no los compartía
conmigo. Podría sobrevivir de nuevo. Tendría que hacerlo.
Necesitaba...
Fue el deslizamiento de la puerta de la cubierta lo que me hizo mirar por
encima de mi hombro para encontrar a Aaron allí, un hombro entrando por
la puerta primero antes de que otro lo siguiera. Tenía las manos torpemente
levantadas a los lados mientras sostenía un plato en cada una. ¿Cuánto
tiempo llevaba ya fuera? ¿Lo suficiente como para que hiciera la comida?
No se molestó en cerrar la puerta tras de sí cuando salió, dándome algo que
se suponía que debía parecer una sonrisa pero que no lo era del todo.
—Buenos días —dijo con voz contenida mientras se acercaba a donde yo
estaba sentada.
—Buenos días —Mis ojos rebotaban entre él y el plato que tenía en cada
mano y que aún no podía ver bien—. Pensé que dormirías más tiempo —
dije.
Negó con la cabeza y se detuvo justo al lado de mi silla, extendiendo el
plato hacia mí.
—No podía dormir. Come.
—Gracias —dije en voz mucho más baja que en los últimos dos días,
tomando el plato de sus manos con esa extraña e incierta emoción que me
llenaba el pecho. Había dos tostadas, cada una con huevos revueltos, algo
que parecía pico de gallo, queso, aguacate y tocino. Contuve la respiración
y observé cómo bajaba a su silla, cogiendo ya una tostada con la mano
izquierda y dándole un mordisco. Lo miré mientras lo comía.
No nos habíamos dirigido más de quince palabras después de volver a la
casa la noche anterior y, sin embargo, me había preparado el desayuno. No
sabía si llorar o abrazarlo, realmente no lo sabía.
¿Quién hace la comida para un amigo de todos modos? Quería a mis
amigos, y quería a mis hermanas, pero a menos que me lo pidieran, no les
hacía el desayuno. ¿No sabía que no era lo suficientemente estable
mentalmente para esto? ¿Qué mi corazón no estaba en el lugar correcto?
¿Que no sabía que Aaron era mi amigo y que sólo sería mi amigo, por
mucho que le dijera lo contrario?
Habría imaginado que nadie en mi vida había sido amable conmigo por la
forma en que estaba sentado allí.
Probablemente había terminado la mitad cuando se dio cuenta de que le
miraba fijamente en lugar de comer, y empezó a masticar más despacio.
—Sé que te gustan los huevos, y te tiene que gustar el tocino, ¿qué es? —
preguntó, con voz ronca, tragando lo que le quedaba en la boca. Sus ojos se
redondearon y habló lentamente—: Si dices que no te gusta el aguacate, voy
a tener que replantearme todo esto que tenemos entre manos.
¿Esto que tenemos entre manos? ¿Amistad?
¿Volvimos a actuar como si todo estuviera bien y como si yo no hubiera
empezado a estar loca y genial la noche anterior y él no se hubiera perdido
en sus misteriosos pensamientos y hubiera dejado de hablarme?
Ya me preocuparía de ello más tarde. En lugar de eso, sacudí la cabeza,
mientras cada célula de mi cuerpo clamaba por ese hombre que siempre se
aseguraba de que yo comiera y me había preparado algo para desayunar de
nuevo. Lo deseaba. Lo deseaba tanto que apenas podía respirar. Y...
No podía tenerlo.
¿Era esto una prueba? Mi madre siempre murmuraba que estaba siendo
probada: su paciencia, su cartera, su salud mental. Luego comenzaba a
murmurar que Dios nunca te daba más de lo que podías manejar.
¿Así que eso era lo que era?
¿Estaba siendo puesta a prueba por este hermoso hombre para que, si
aprobaba, pudiera encontrar a uno como él que me gustara como yo quería?
—¿Es el aguacate, Ruby? —preguntó Aaron lentamente, tomando otro
bocado y frunciendo el ceño mientras lo hacía.
Tragándome las preguntas y las frustraciones de mi interior, intenté recordar
que tenía que ser justa. Tenía que serlo. Así que le dije, débil, débil, débil:
—No, me gusta el aguacate.
Incluso con las mejillas llenas de tostadas, tomates, queso, aguacate y
tocino, parpadeó.
—¿Segura?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no podía ser normal? Guapo pero no
despampanante. Agradable pero no amable. Comprensivo pero no tan
paciente. Reflexivo pero no tanto.
Debería haberme ido a casa. Realmente debería haberme ido a casa para
poder tener una oportunidad de seguir con mi vida una vez que esta semana
hubiera terminado. No necesitaba añadir una persona a mi personalidad
obsesiva.
Pero no hice nada de eso.
—Estoy segura —prometí, obligándome a coger mi tostada y darle un
bocado.
Tal vez esta era mi prueba. Tal vez sólo necesitaba pasar esta semana lo
mejor posible, y entonces sabría que podía manejar cualquier cosa. Podría
ser su amiga favorita y, eventualmente, en algún momento, seguir adelante
y encontrar a otra persona que tal vez no fuera tan guapo o dulce, pero que
pudiera ser honesta y compartir cosas conmigo. Y eso sería suficiente.
Podría seguir siendo un guapo normal. ¿Quién dijo que no podía?
—Ruby... —Empezó a decir antes de que el sonido de un teléfono que
sonaba dentro de la casa le cortara.
¿Había un teléfono fijo en la casa? me pregunté, sabiendo que no había
visto ninguno.
Aaron maldijo, dejando su plato en la mesa auxiliar y poniéndose en pie.
—Vuelvo enseguida —Me dijo, poniéndome una expresión tensa antes de
volver a entrar prácticamente corriendo.
En realidad, no había planeado ser entrometida y escuchar a escondidas la
conversación que estaba a punto de tener lugar en un teléfono que ni
siquiera sabía que existía, pero la curiosidad se apoderó de mí. Sobre todo,
porque quería ver dónde diablos había estado el teléfono todo el tiempo.
Pero algo me molestó cuando Aarón se dirigió directamente a un armario
que estaba al lado de la nevera y que yo nunca había abierto, como si
supiera exactamente dónde estaba, y sacó un teléfono blanco con cable,
acercándoselo a la oreja.
Supongo que no debería haberme sorprendido, teniendo en cuenta que había
sido él quien había subido la compra el segundo día que estuvimos allí. Tal
vez había echado un vistazo a la casa, o tal vez este era el mismo lugar en el
que se habían alojado todos cuando habían venido a San Blas el año pasado.
Eso tendría sentido.
El caso es que me quedé mirándolo mientras respondía, con una voz
intencionadamente baja:
—¿Hola?
Puede que no sea tan atlética como Jasmine o tan inteligente y extrovertida
y bonita como mi madre y mi hermana, pero he heredado el excelente oído,
la visión y los dientes de mi padre. Llevaba tapones para los oídos cada vez
que iba a un concierto y, por lo general, podía escuchar casi todo. Así que,
aunque Aaron estaba básicamente susurrando mientras se recostaba contra
la encimera de la cocina con el teléfono en la oreja, le oí y vi cómo su
expresión facial y el tono de su voz cambiaban al instante. Quiero decir, al
instante.
La noche anterior habíamos tenido nuestra bronca, pero no era nada
parecido a la tensión que recorría su cuerpo, y definitivamente no había
pensado que fuera posible que frunciera el ceño y el entrecejo mientras le
decía a quien le hablaba:
—¿Qué quieres?
Si eso no era abrasivo, no sabía qué lo era.
Sus rasgos no cambiaron ni un poco mientras respondía a la voz del otro
lado:
—Estoy bien. Seguro que Colin te dijo que estaba bien cuando hablaste con
él.
¿Quién era Colin?
—Mira —gruñó básicamente después de un momento, haciéndome inclinar
hacia el panel de cristal que separaba la cubierta de la zona de estar, como si
eso me acercara a la acción que ocurría dentro—. Si hubiera querido verte
mientras estaba en casa, lo habría hecho. Lo siento.
Ya sabía que Aaron era un sarcástico, pero nunca había sonado tan poco
sincero. ¿Con quién estaba hablando? ¿Quién tendría el número de teléfono
de la casa de todos modos?
—Estoy en la casa de la playa...
La casa de la playa. No es una casa de la playa. Espera un segundo....
—…Tengo que irme. Si quieres hablar, llama a Colin o a Paige...
Conocía ese nombre. Paige era el nombre de su hermana. ¿Era Colin su
hermano mayor? Tenía que serlo. Entonces, ¿quién...?
—Ya me voy. Adiós —Terminó la llamada abruptamente, todavía hablando
y sonando como una persona totalmente diferente del hombre cálido que
había llegado a conocer.
Se quedó allí. Todo largo y delgado, su cuerpo completamente tenso. No
fue hasta que su cabeza se inclinó hacia delante y sus manos subieron para
encajarlas detrás de su cabeza que me di la vuelta, con el corazón latiendo
rápidamente.
Traté de procesar todo. Una llamada telefónica. Toda la personalidad de
Aaron cambiando como Jekyll y Hyde. Él mencionando a su hermana y a
quien sólo podía imaginar que era su hermano. La casa de la playa.
Nunca había mencionado el alquiler de la casa, ¿verdad?
Había mencionado varias veces que tenía una relación decente con su
padre, así que era imposible que fuera él quien hablara por teléfono, pero...
¿había sido la mujer a la que había llamado repetidamente su ‘madre
biológica’ la que se había ‘marchado’?
Mi mente iba a mil por hora mientras trataba de pensar. Pensar, pensar,
pensar.
Un breve recuerdo de la camiseta que había llevado la primera mañana
revoloteó por mis pensamientos. Hall Auto. Nunca había mencionado a qué
se dedicaba su padre exactamente, sólo que tenía empleados y que su
hermano y su hermana trabajaban para él.
Sabía que no era de mi incumbencia, pero la necesidad de saberlo persistía
en mi cerebro mientras mi estómago se revolvía ante la no-mentira pero no-
verdad que Aaron podría haberme estado ocultando. Tal vez no se escondía
exactamente, pero tampoco había sido comunicativo. Tras echar un vistazo
a la casa una vez más para ver que Aaron estaba en la misma posición que
él, me llevé el teléfono a la cara y abrí el navegador, escribiendo
rápidamente ‘Hall Auto’ y ‘Shreveport’ en la búsqueda.
No tardaron más de dos segundos en aparecer cinco resultados diferentes en
la pantalla. Cinco resultados diferentes para cinco concesionarios de
automóviles diferentes en el estado de Luisiana, todos llamados de alguna
manera HALL AUTO. Se me formó un nudo en el pecho y, aunque sabía
que no merecía sentir que me había mentido, no pude evitarlo. Tardé un
minuto en buscar antes de encontrar la sección ‘Acerca de nosotros’ en uno
de los sitios web del concesionario. Palabras clave como ‘empresa familiar
desde 1954’ y ‘valores familiares’ me llamaron la atención. Pero fueron las
tres fotos de la parte inferior las que hicieron que no me moviera.
Una era una foto antigua que debía estar tomada en los años 50 con un
señor y una mujer junto a un coche que hoy sería de época. Esa no era nada
del otro mundo.
La segunda imagen era una reciente de un hombre de unos cincuenta años
junto a un coche blanco.
La tercera era una imagen claramente fechada de un hombre de pie entre
dos varones y una chica más joven. El hombre mayor era obviamente el que
había estado de pie solo en la primera fotografía, pero el varón que estaba a
su lado era casi una imagen especular de Aaron, sólo un poco más joven de
lo que era ahora. De pie a unos pocos centímetros estaba la chica más
joven, sin tocar al hombre. Y en el otro extremo había un rostro que conocía
bien. Un rostro mucho más joven que el que había estado viendo
constantemente.
Era un Aaron de diecisiete o tal vez dieciocho años que estaba de pie junto
a quien estaba seguro de que tenía que ser su hermano.
Si la prueba física no hubiera sido suficiente, Aaron me había dicho que su
padre siempre tuvo coches blancos.
Su padre tenía concesionarios de coches. No sólo uno o dos, o los
pequeños, de coches usados, que estaban al lado de la autopista o que
ocupaban espacio en las esquinas de las calles de ciertos barrios. Eran
concesionarios enormes. Y su padre, su abuelo, su familia, lo que fuera, era
el dueño.
¿No me había dicho que no quería entrar en el negocio familiar y que todos
pensaban que era tonto? ¿No había dicho que su padre le habría apoyado
económicamente si hubiera necesitado algo? ¿No me había dicho
específicamente que estaba bien de dinero? Siempre tan vago.
¿Por qué no me lo había dicho? ¿Creía que yo era una cazafortunas?
La respuesta a esa pregunta me llegó de inmediato, haciéndome sentir tonta.
No, él no pensaría eso. Tenía que tener sus razones para no ser sincero
conmigo sobre los negocios de su familia. Tenía que tenerlas. Yo lo sabía.
La pregunta más importante seguía siendo: ¿con quién había hablado por
teléfono? ¿Su padre era el dueño de la casa de la playa? Sabía que podía
averiguar al menos la segunda pregunta, pero ir a sus espaldas me parecía
de mala calidad.
Tenía que confiar en él. Necesitaba no tomar su silencio como algo
personal. Necesitaba...
—Lo siento —dijo Aaron, entrando en el porche con una expresión que
parecía demasiado forzada. Se aclaró la garganta al sentarse y me dedicó
una sonrisa que sabía que no sentía—. ¿Qué te parece si volvemos a pescar?

***

—Buenas noches —gritaron Brittany y Des mientras se dirigían a las


escaleras.
Todos los demás ya se habían ido a la cama, o al menos se habían dirigido a
sus habitaciones.
Aaron, que había estado sentado en el sillón mientras veíamos un DVD de
La Momia que había ‘encontrado’ en una carpeta llena de otras películas, se
incorporó en su asiento y miró en mi dirección, con una expresión
cuidadosamente inexpresiva, como había sido toda la tarde y la noche desde
que habíamos vuelto de pescar. Se había esforzado por actuar con
normalidad, con dulzura, como de costumbre, mientras estábamos en las
olas, pero me di cuenta de que algo le rondaba por la cabeza. Sólo que no
sabía qué exactamente.
—¿Estás cansada?
No habíamos hablado mucho mientras estábamos pescando, con la
presencia de Des. Había ido a la playa con Mindy y Brittany una vez que
volvimos cuando Aaron había dicho que necesitaba una siesta y se había
quedado en la casa. Cuando volvimos después de dos horas de estar
tumbados bajo la sombrilla, habíamos encontrado a los tres chicos
desmayados por toda la casa. Aaron en un sillón reclinable, Max en el sofá
grande, y Des aparentemente había estado durmiendo en su habitación por
lo que había dicho Brittany. La ayudé a preparar la cena y, cuando
terminamos, todos se habían despertado.
No era demasiado exagerado decir que había intentado darle su espacio
cuando aún podía decir que le pasaba algo que no quería compartir. Había
pasado las últimas horas, especialmente durante la película, recordándome a
mí misma que me había invitado a pasar tiempo conmigo. Porque se
preocupaba por mí. No para que yo actuara como una imbécil con el
corazón roto que lo ignoraba y hería sus sentimientos sin razón.
Uno pensaría que a esas alturas ya sabría lo complicada que puede ser la
vida, pero aparentemente no lo sabía.
Así que su padre (su familia) era rico y no había dicho ni una palabra al
respecto. ¿Y qué?
Así que había alguien llamando a la casa que lo hizo enojar lo suficiente
como para que toda su conducta cambiara y no quería hablar de ello. ¿Y
qué?
Sacudí la cabeza, tratando de mantener una expresión clara y
despreocupada en mi rostro que no tuviera escrito ‘me rompes el corazón’
al ocultarme cosas. No era como si no lo hubiera sabido al venir aquí.
—No estoy cansada, ¿y tú?
—No —respondió, frotándose las manos sobre sus pantalones cortos de
color caqui.
Lo observé, ese hermoso rostro, la lengua de mirada resignada impresa en
todo su cuerpo, y honestamente, me hizo doler. ¿Qué podía hacer?
—¿Quieres dar un paseo por la playa? —pregunté antes de pensarlo bien.
Para darle crédito, no dudó. Asintió y se puso de pie.
No tardamos mucho en bajar las escaleras y salir de la casa, Aarón cogió
una linterna del guardarropa del primer piso aunque no se molestó en
encenderla durante nuestro paseo por la calle iluminada por la luna y por las
casas del barrio. Ya había hecho el paseo lo suficiente como para saber
exactamente cuántas sombrillas encontraríamos y cuántas sillas habría
debajo de cada una.
No me sorprendió que Aaron se dirigiera directamente al mismo lugar al
que habíamos ido a ver el amanecer aquella primera mañana. Se bajó al
suelo, y el sonido de sus suspiros era el único ruido que podía oír, aparte de
las olas. Me dieron ganas de llorar. No quería verlo así; no me importaba
quién o qué pudiera haberlo causado. Simplemente no lo quería con esto...
lo que fuera, quitando muchas de las cosas que amaba de él. Sabiendo que
había una línea que debía cruzar, traté de pensar en lo que podía decir o
hacer y simplemente opté por la opción más sencilla.
—¿Estás bien? —pregunté mientras tomaba asiento a un metro de él,
estirando las piernas. No tuve el valor de castigarlo por ser reservado. Era
mi amigo y, sobre todo, me preocupaba por él.
Asintió con la cabeza, con la mirada puesta en el agua, pero era una especie
de distracción que sólo reiteraba que estaba pasando por algo y no
precisamente ganando.
Estaba segura de que tenía sus razones, y si no le había dejado ya lo
suficientemente claro que podía hablar conmigo de cualquier cosa, bueno,
era tonto y debería haberlo sabido a esas alturas.
—¿Te lo estás pasando bien hasta ahora? —dije en lugar de presionarlo para
que me hablara de lo que fuera o de quien fuera que tuviera en mente.
Aaron asintió, y me obligué a dejar de preguntarme cosas que no tenían
nada que ver conmigo.
—Ha pasado más rápido de lo que pensaba.
—Lo sé —Coincidí con él, desviando la mirada hacia el agua oscura—.
Tengo miedo de volver a casa.
Hubo una pausa y luego un —¿Lo tienes?
—Sí. Ojalá pudiera quedarme aquí uno o dos meses más —Suspiré—. ¿Qué
tan perfecto sería eso?
Eso hizo que su cabeza pivotara para mirarme, un destello del hombre al
que había empezado a acostumbrarme escondido a la vista en los afilados
huesos de sus mejillas y su mandíbula.
—¿Qué te pasa? ¿Estás estresada por el trabajo?
Mantuve mi mirada en el agua mientras asentía.
—Sí. Intento que no me asuste, pero es así. Mi madre me envió un enlace a
esa vacante que aún está disponible en su trabajo mientras estábamos en la
playa, y me ha hecho pensar en lo que voy a hacer cuando vuelva —Le dije
la verdad. Mi madre me había enviado un enlace con una carita sonriente al
final, pero el problema era que había pensado en ello, sólo que había
pensado más en lo que pasaba con él.
—No vas a hacerlo, ¿verdad? —preguntó, sonando más como él mismo que
en todo el día. No totalmente como el Ron de mi Ruron, pero lo
suficientemente cerca.
No pude mirarlo entonces.
—No lo sé. Probablemente contratarán a alguien antes de que vuelva de
casa de mi padre. Pero... no puedo seguir con mi situación económica como
está, al menos no por mucho tiempo más.
—Pero tú no quieres conseguir un trabajo de oficina —Me recordó.
—Sé que no quiero —Tragué saliva y volví a desviar mi atención hacia el
golfo de color medianoche, sin querer mirarle mientras le decía la verdad—.
Soy una gallina, Aaron. Ya te lo he dicho. Tengo demasiado miedo de que
las cosas no funcionen. Ya te he contado las mayores locuras que he hecho.
Me asustó ir a pescar. Pescar. Creo que ya me he arriesgado bastante estos
últimos meses desde que dejé el trabajo que tenía con mi tía.
—No eres un gallina —dijo, mientras lo que sólo podía suponer era su pie
se deslizaba por la arena para tocar el mío. No me permití concentrarme en
su afecto. Lo que sí me permití fue concentrarme en ese gesto que era todo
de mi Aaron. Sin embargo, no podía llamar la atención sobre él y decirle
que me había dado cuenta de lo que pasaba.
En lugar de eso, le dije, con una voz extraña que casi sonaba decepcionada:
—Odio tener que decírtelo, pero lo soy.
—No, no lo eres.
—Sí, lo estoy. Hemos hablado de esto.
—Sí, lo hicimos, pero todavía no lo eres.
—Aaron...
—No lo eres —insistió—. ¿De qué tienes miedo que no hayas hecho? —
preguntó, subiendo la voz.
Entorné la nariz y finalmente giré la cabeza lo suficiente como para hacer
contacto visual con él durante todo un segundo, antes de mirar hacia
adelante con un encogimiento de hombros.
—Muchas cosas —Tal vez no quería hablar de esto, pero no quería que
volviera a su actitud malhumorada y deprimente.
—¿Cómo cuáles?
Fue mi turno de suspirar.
—No lo sé. Muchas cosas. Saltar de un avión. Hacerme un tatuaje —Señalé
el agua vagamente—. Diablos, ir a nadar por la noche. Hay un montón de
cosas.
Aaron hizo una pausa.
—¿Te da miedo ir a nadar de noche?
—Me viste saltar sobre ti cuando algo me tocó la pierna hace un par de
días. Casi lloré cuando me hiciste sostener ese primer pez, ¿recuerdas?
Probablemente el monstruo del Lago Ness esté nadando ahora mismo en el
agua junto a Tiburón, listo para atraparme si me meto.
Aaron soltó una carcajada y yo me encontré sonriendo más por el hecho de
que sonara como él mismo que por cualquier otra cosa. Desvié mi mirada
hacia un lado, encontrándolo con los brazos plantados detrás de él, con los
ojos puestos en mí. Volví a mirar al agua.
—Nessie no te va a atrapar —afirmó.
Le miré de reojo con una sonrisa.
—¿Te tuteas con ella?
—Sí, ¿y qué? —Volvió a darme un codazo, y de nuevo mantuve mi
atención hacia delante—. Métete en el agua. Nada te atrapará.
—No.
—Ruby.
—Aaron.
—Métete en el agua. Dices que tienes miedo, y sé que eres más valiente que
eso, así que hazlo.
No pude evitar girar la cabeza para mirarle con una expresión de locura en
la cara.
—Eso es fácil de decir para ti.
—¿Por qué?
Parpadeé.
—Porque probablemente no tienes miedo de nada en realidad.
Aaron echó la cabeza hacia atrás y frunció el ceño.
—Ya me asustan bastantes cosas.
Fue mi turno de enarcar una ceja.
—¿Cómo qué?
—Ya te lo he dicho. Cosas que no puedo controlar. Ser un fracaso —dijo.
—Nunca serás un fracasado, y no puedo controlar si una criatura marina
gigante se me acerca nadando.
Volvió a suspirar y prefirió ignorar mi primera afirmación.
—Está al otro lado del océano, y Tiburón está muy arriba en la costa.
Estarás bien.
Me burlé, pero Aarón no hizo ningún ruido. Estaba demasiado ocupado
mirándome expectante, como si esperara que entrara en razón y decidiera
que sí me metería en un agua tan oscura que nadie podría ver nada bajo la
superficie, porque eso era lógico. Pero él seguía mirando.
Y mirando.
Y mirando un poco más.
—Aarón —murmuré, inclinando la cabeza hacia atrás para mirar al cielo
porque no podía soportar más su mirada.
No fue hasta que se puso rápidamente en pie y se enderezó que finalmente
levanté la vista hacia él, encontrando ese largo cuerpo de pie sobre mí, sus
manos yendo al dobladillo de su camisa por un momento antes de subirla
sobre su cabeza y dejarla caer a la arena sin ceremonia.
Me eché hacia atrás, escupí y miré sus abdominales durante un segundo,
antes de dirigir mis ojos a su cara.
—¿Qué estás haciendo?
Me miraba mientras sus manos se dirigían a la cremallera delantera de sus
pantalones cortos, y seguía mirándome mientras los desabrochaba y bajaba
la cremallera, tirando de ellos hacia abajo con un movimiento de esas
estrechas caderas que yo había observado discretamente cada vez que
estaba en traje de baño cerca de mí. Y al igual que la primera vez, y cada
vez, su cuerpo estaba inmaculado, incluso a la luz de la luna mientras estaba
de pie en bóxers que inadvertidamente resaltaban sus largas y musculosas
piernas y ese punto justo en el centro de su cuerpo que me hacía sentir
demasiado pervertido si hacía algo más que mirarlo rápidamente.
—Quitándome la ropa para no mojarla —contestó despreocupadamente,
saliendo de sus pantalones cortos antes de agacharse para recogerlos.
—¿Por qué iban a mojarse? —pregunté con una voz que incluso yo podía
decir que sonaba histérica, algo en mí ya me decía que había cavado esta
tumba para mí y sabía exactamente a dónde iba con esta mierda. Empezaba
a tener dudas sobre querer animarle si era a este precio.
—Porque me voy a meter en el agua —Dobló sus pantalones cortos por la
mitad y los dejó caer encima de su camiseta—. ¿Vienes?
Mi corazón latía, latía, latía.
—No.
Aaron me guiñó un ojo.
—Sí.
Se me cerró la garganta.
—Aaron…
—Vamos. No tenemos que ir profundo. Puedes cogerme la mano.
Tosí. Escupe un poco más. Tal vez incluso tuve una pequeña arcada.
—Querría sostener algo más que tu mano al entrar en el agua…
Aaron se atragantó. Literalmente se atragantó. Jadeando, —Jesús, Ru.
Oh no.
La sangre se drenó de mi cara.
—¡Sabes que no es eso lo que quería decir!
Su risa era tan áspera y fuerte y feliz que hizo que algo en mí hiciera clic.
—¿Lo sé?
—¡Sí!
No sabía que era posible que se riera más fuerte, pero lo hizo.
—Voy a volver a la casa —murmuré, sin moverme.
Dejó caer la cabeza hacia atrás y siguió riendo, una mano subió a posarse
sobre el six-pack que yo no iba a mirar.
—Está bien, está bien. Sólo te estoy tomando el pelo —dijo, riéndose y
sonando bastante encantado, con un largo suspiro después. Entrecerré los
ojos cuando levantó la mano para pasarla por debajo del ojo—. Entra en el
agua conmigo y no volveré a sacar el tema. Lo prometo.
Gemí.
—Ruby.
—Aaron.
—Ven al agua conmigo —insistió, sonando totalmente de vuelta a la
normalidad.
Lo miré fijamente.
—No lo creo.
Me devolvió la mirada.
—Te vas a arrepentir después cuando lo pienses —Me incitó.
¿Cómo podía haber olvidado lo bien que me conocía?
Me burlé de nuevo, ignorando la verdad de sus palabras.
—Vamos, ¿quieres? Sólo tú y yo —dijo con suavidad—. Ruron para
siempre.
De todas las cosas que podría haber dicho, eligió la que yo amaba y quería
odiar al mismo tiempo. Ruron. Uf.
Lo que debían ser sus dedos presionaron el costado de mi pie.
—Rube Cube —Puedes sujetar lo que quieras si entramos. No dejaré que te
pase nada.
Me tenía. Me tenía a lo grande. Y yo era patética.
Apretando las manos, gemí con resignación y contuve un gemido.
—Sólo por... dos minutos. Dos minutos es todo.
Deslicé un ojo en dirección a las olas que rodaban suavemente en la playa,
tranquilas, negras, negras. Ninguna parte de mí quería entrar ahí, pero...
sabía lo que intentaba hacer. Sabía lo que intentaba hacer.
Pero...
Apreté mis manos en puños a mis lados y le dije la verdad en un casi
graznido.
—Tengo miedo.
Parpadeó y lo siguiente que supe es que se había puesto en cuclillas justo
delante de mí, con la cara por encima de la mía. Sus dos manos fueron a
una de las mías, envolviéndola entre las suyas. Sus palabras fueron suaves y
gentiles mientras llevaba nuestras palmas hacia su pecho.
—Estaré contigo todo el tiempo. Sabes que no te dejaría ahí fuera para ser
malo.
Lo peor era que sabía que me estaba diciendo la verdad. Eso era algo que
mis hermanos harían, pero no Aaron. Nunca Aaron. No si él sabía que yo
estaba realmente asustada, que lo estaba.
—Dos minutos, eso es todo. Sólo quiero que sepas que no hay nada que
temer. Ya pasó la hora de comer.
Dejé de respirar.
—Ruby —Su risa era baja—. Hay más mierda aterradora en el mundo ahí
fuera que en el agua, pero todo depende de cómo te enfrentes a las cosas de
las que no estás segura, ¿entiendes?
Gemí ante sus palabras y la verdad en ellas.
—Lo entiendes —respondió a su propia pregunta cuando yo no lo había
hecho—. Vamos. No te dejaré. Eres más valiente de lo que crees.
Lo era, ¿no? O al menos... podría serlo. ¿No me había demostrado ya eso?
Ya no quería ser esa Ruby gallina, aunque siempre podría serlo. Tal vez. No
quería tener tanto miedo a las cosas que las evitara activamente. Mi madre,
a la que le habían roto el corazón una y otra vez, relación tras relación, no
dejaba de tener miedo a enamorarse porque no le había funcionado en el
pasado. Aparte de perder, no se me ocurría una sola cosa a la que Jasmine
tuviera miedo. Eran las dos personas más intrépidas que había conocido. Yo
podría ser como ellas. Teníamos el mismo ADN, después de todo.
Ni siquiera me di cuenta de que me estaba poniendo de pie hasta que estuve
sobre ellas. Definitivamente, no me di cuenta de que me estaba quitando la
camiseta hasta que me la pasé por la cabeza y la dejé caer encima del
montón de ropa de Aaron. De lo que sí me di cuenta, justo cuando mis
manos se dirigieron a la banda elástica de mis pantalones cortos, fue de que
Aarón estaba ahora de pie una vez más.
Me estaba mirando. Sus párpados estaban un poco entrecerrados y sus ojos
podían estar enfocados en una docena de lugares diferentes, pero no podía
estar segura debido a la oscuridad. Fue su turno de hacer la misma pregunta.
—¿Qué estás haciendo?
Me bajé los pantalones cortos por las piernas e hice el mismo movimiento
que él antes de salir de ellos.
—Quitándome la ropa para no mojarla —expliqué, usando exactamente sus
mismas palabras—. No me voy a desnudar.
Incluso en la oscuridad pude notar que su garganta se estremeció. Pero no
dijo nada más mientras dejaba los pantalones encima del resto del montón.
Los nervios y la expectación me recorrían las venas y los brazos, pero al
diablo, iba a hacerlo. Dos minutos. Podía estar allí dos minutos.
El aliento que salió de mi boca fue tembloroso y débil.
—¿Estás seguro de que puedo aguantar lo que quiera?
Aarón levantó una ceja de una manera que me hizo pensar que estaba
dudando de su oferta.
—Muy bien, no olvides lo que has dicho —advertí, dando un paso más
hacia el agua—. Acabemos con esto entonces.
Mantuvo su mirada en mí un segundo más antes de bajar la cabeza lo
suficiente para que se contara como un asentimiento y luego dio un paso
adelante. Esperé a que estuviera a mi lado para girarme hacia el agua y
sumergirme. Su mano colgaba floja a su lado mientras caminábamos uno al
lado del otro, adentrándonos en el agua fresca pero no fría que golpeaba mis
tobillos, mis espinillas, mis rodillas. No fue hasta que el agua me llegó justo
a la rodilla cuando me estremecí y di medio paso hacia un lado, más cerca
de él.
Estaba a medio camino de mi muslo cuando me acerqué y le agarré el
antebrazo.
—¿Eso es todo? —preguntó con calma en el momento en que mis dedos lo
tocaron.
Negué con la cabeza, mirando hacia abajo y tratando de no asustarme
cuando el agua entintada empezó a rozar mi cadera.
—Ah, no.
—Entonces qué...
Me moví detrás de él como un ninja, las palmas de mis manos fueron a sus
omóplatos, notando distraídamente que su piel estaba caliente. Las crestas
de la columna vertebral de Aaron se ondularon cuando lo toqué, mis palmas
se deslizaron hacia arriba para montar cada lado de su cuello. Sabía lo que
iba a hacer, y sabía que no era exactamente lo que hacían los amigos
platónicos, pero él lo había dicho, ¿no? Podía agarrar lo que quisiera.
—Arremángate, vaquero —dije apenas dos segundos antes de saltar sobre
su espalda.
Mirando hacia atrás, debería haberle avisado con más tiempo, o al menos
con un poco más tiempo.
Porque no estaba preparado.
No había estado preparado.
De lo contrario, si lo hubiera estado, estoy segura de que ninguno de los dos
habría caído de bruces en el agua, yo encima de él, volando por encima de
él, dando una voltereta que me hizo resoplar agua por la nariz en el
momento en que mi cabeza se sumergió en la superficie. Por un segundo,
pensé que estaba a punto de ahogarme, tardando demasiado en ponerme de
pie antes de poder sacar la parte superior de mi cuerpo del agua con un grito
ahogado como si realmente hubiera estado al borde de la muerte.
Le oí antes de verle escupir agua.
—¿Qué demonios ha sido eso? —tosió, mientras yo escupía el agua del
golfo de la que acababa de inhalar un galón.
Empapada y con la nariz y los ojos ardiendo, me estremecí y crucé los
brazos sobre el pecho.
—Iba a hacer que me llevaras a caballito —Intenté explicar, todavía
parpadeando el agua de mis ojos para poder ver mejor.
—Podría haberlo hecho si me hubieras avisado —dijo, riendo con facilidad
mientras se pasaba una mano por la cara, tan parecida a la de mi Aaron que
no pude encontrar en mí el arrepentimiento por lo que acababa de pasar—.
Mi frente golpeó el suelo y mi estómago raspó el fondo.
Volví a estremecerme.
—Lo siento. Ha sido una idea estúpida. Si eso no es una señal de que debo
salir antes de que me coman viva, no sé qué lo sería.
La mano de Aarón se posó en mi antebrazo antes de que pudiera dar un
paso hacia la orilla, y lo siguiente que supe fue que esa extensión suave y
musculosa de su espalda, con sus dos pequeños hoyuelos en la parte
inferior, estaba en mi visión.
—Ya estamos mojados. Vamos.
Dudé y Aaron se apartó un poco más, de modo que si me inclinaba hacia
delante sólo un centímetro, él estaría justo ahí, apretado contra mí.
Pude ver su perfil bajo la luz de la luna cuando me miró por encima del
hombro.
—Puedo llevarte en brazos si quieres.
¿Aaron llevándome en brazos? Claro que sí.
Aunque siendo realistas, y por el bien de mi cordura y mis sentimientos, no.
Diablos, no. Era una idea horrible.
—No, no, está bien —dije, probablemente demasiado rápido—. ¿Estás listo
esta vez?
—Habría estado listo la última vez si hubiera sabido...
No esperé después de poner mis manos en sus hombros y simplemente
salté, de nuevo, las rodillas yendo a los lados de sus caderas, mis antebrazos
encerrados alrededor de su cuello con tanta fuerza que podría haber estado
ahogándolo. Entonces sus propias manos estaban en mi trasero, y chillé
cuando me impulsó un poco más arriba de él.
—Ru, necesito respirar antes de que me desmaye y los dos nos convirtamos
en cebo para los tiburones.
Intenté mover una de mis piernas alrededor de su cintura, pero su palma
golpeó mi muslo.
—Para. Nos meteremos un poco más adentro —Me aseguró con una risita.
—Bien —murmuré detrás de él—. Pero te juro que si nos convertimos en
una estadística de ataques de tiburón, y me muerde en la cara, y el cirujano
no puede reparar el daño, te casarás conmigo para poder mirar mi cara el
resto de tu vida y recordar que fue tu culpa.
Se rió tan bajo mientras se adentraba en el agua que casi no pude oírle. No
pasó mucho tiempo antes de que estuviéramos hasta el pecho en el golfo. El
agua me daba justo en los pechos por lo alta que estaba en su espalda. Podía
sentir su respiración, y estaba segura de que él podía sentirme respirar y
sentir mi corazón latiendo tan rápido que casi parecía a tope.
Pero lo ignoré todo. Lo ignoré todo, excepto las luces que provenían de las
casas de la orilla cuando Aaron nos hizo girar en círculo. Excepto por la
brillante luna casi llena en el cielo que iluminaba la superficie del agua
vidriosa. Excepto por la sensación de la sólida complexión de Aarón frente
a mí, sus manos descansando en mis pantorrillas.
—Bonito, ¿eh? —preguntó en un susurro como si él también estuviera en
trance.
—Muy bonito —acepté, con mi boca justo al lado de su oreja—. Podría
acostumbrarme a esto.
—¿Te meterías en el agua tú sola la próxima vez?
Resoplé.
—Diablos, no. Pero si me llevaras a caballito, lo volvería a hacer —dije,
soltando mi agarre de la muerte lo suficiente como para poder pellizcar su
magra mejilla—. ¿Te he dado las gracias hoy por invitarme?
Hizo un ruido de reflexión.
—Hoy no.
Con mi brazo de nuevo alrededor de su cuello, le di otro apretón y susurré:
—En ese caso, gracias por invitarme.
Y Aaron me apretó las pantorrillas mientras me respondía:
—Gracias por venir conmigo —Y luego—: Y gracias por escribirme
durante tanto tiempo.
Este hombre me poseía por completo, y no tenía ni idea.
—No me des las gracias por eso.
Giró la cabeza sólo un poco, como si pudiera verme de reojo.
—¿Por qué?
—Porque sí. Créeme, me ayudaste mucho más de lo que yo te ayudé a ti.
—No.
—Es verdad.
—No, no lo es —argumentó—. Ni siquiera sabes cuánto he necesitado tus
correos electrónicos, Ruby —Hubo una pausa—. Ni siquiera sabía lo
mucho que necesitaba tus correos electrónicos.
Casi se me escapa el azúcar por la boca, y definitivamente tuve que ignorar
la cálida sensación en mi estómago que me recordaba que estaba enamorada
de él. No tenía por qué pensar eso, especialmente cuando había tantas cosas
que él no podía decirme.
—También tuviste como otras dos familias. No me des todo el crédito. Sé
cómo es.
Las yemas de los dedos rozaron mis pantorrillas y lo sentí suspirar debajo
de mí.
—No, no lo sabes, y espero que nunca lo sepas —dijo con una voz que
sonaba resignada o triste, o tal vez ambas cosas—. Hay tantas cosas que ves
y oyes que nunca puedes olvidar o quitarte de la cabeza, por mucho que lo
intentes. No fue hasta ti que me escuché reír, Ruby —Ese perfil perfecto se
inclinó hacia un lado y vi el rabillo de su ojo mirándome—. No sabes lo que
eso significa para mí.
Resoplé, conmovida por sus palabras, y tan locamente enamorada de este
chico que quería hacer una poción que lo enamorara de mí para poder
quedarme con él para siempre. Lo seguiría pinchando por el resto de mi
vida si pudiera. Todo para poder tenerlo.
Pero no era así como funcionaban estas cosas, por desgracia.
En cambio, esperaba que pudiera notar la diferencia en la forma en que lo
rodeaba con mis brazos y que se diera cuenta de que estaba tratando de
abrazarlo en lugar de aferrarme a él para salvar su vida, y le dije con mi
boca muy cerca de su oído:
—Eres el mejor, Aaron no-limpiatraseros.
Estaba bastante segura de que si alguien hubiera estado en su terraza esa
noche, podría habernos oído reír a los dos.
Capítulo 20

Era estúpido pensarlo, pero me desperté sintiéndome diferente a la mañana


siguiente.
Quizás diferente no era la palabra correcta, pero me sentía...
No sé cómo diablos me sentía exactamente. Después de pasar mucho más
de dos minutos en el agua, aferrada a Aaron como un mono araña, algo en
mí parecía haber cambiado. Tal vez eso era lo que ocurría cuando hacías
cosas que no creías poder hacer, te dabas cuenta de que tal vez no eras
quien siempre habías creído que eras. Había más en mí de lo que incluso yo
había pensado que había. A pesar de todo lo que creía haber aprendido el
día anterior, me sentía más feliz, más en paz, simplemente... mejor, aunque
estaba realmente cansada después de haber dormido sólo cinco horas.
Arrastrándome al baño esa mañana, me duché rápidamente y me dirigí al
piso de arriba, bostezando sin parar. Con mi habitual botella de agua en la
mano, me dirigí al balcón y traté de despejar mi mente lo más posible.
Intenté pensar en las cosas que me hacían feliz y en cómo olía el aire.
Intenté pensar en cualquier cosa menos en Aarón.
Pero, al igual que una chica de instituto con su primer enamoramiento, casi
todos los pensamientos volvían a él de alguna manera. Cómo me
preocupaba por él. Cómo me decepcionaba que no confiara lo suficiente en
mí. Cómo no debería gustarme tanto como lo hacía, pero lo hacía. Cuando
no pensaba en él, pensaba en lo que iba a hacer cuando volviera a casa
después de visitar a mi padre.
La puerta de la cubierta se abrió y allí estaba Aaron, con su bandeja. Había
algo de coloración bajo sus ojos como todos los demás días, pero me sonrió
más cálidamente que nunca, y eso decía algo en un idioma que yo no
conocía.
—Buenos días —dijo.
—Buenos días —respondí, observando cómo se dirigía hacia donde yo
estaba sentada.
Me tendió un plato mientras se sentaba en la misma silla. En el plato blanco
había dos tortitas con lo que parecían trocitos de chocolate. Y tenían la
forma de la cabeza de Mickey Mouse.
Levanté la vista hacia él y lo vi sonreírme casi con expectación.
—¿Te gustan? —preguntó, sacando dos tenedores del bolsillo de su bañador
y entregándome uno.
No pude evitar la estúpida sonrisa en mi cara.
—¿Cómo los has hecho?
—Habilidades.
Puse los ojos en blanco, aunque seguía sonriendo.
—No, en serio.
Me guiñó un ojo.
—Hay un molde en el armario. Pensé que te haría gracia.
Un molde en el armario de la casa de playa de su padre. Aparté el
recordatorio mientras decía:
—Ya te lo he dicho, pero sabes que no tienes que cocinar para mí todas las
mañanas. Puedo comer cereales.
Sus palabras eran tan simples, pero más poderosas que nada.
—Quiero hacerlo.
Y como la idiota necesitada que era, le pregunté:
—¿Por qué?
Con el lado de su tenedor hacia el plato, comenzó a cortar un pedazo de su
panqueque simple y redondo, su mirada iba y venía entre la comida y yo,
como si las palabras que salían de su boca no tuvieran esfuerzo.
—Porque quiero, Ru —La boca de Aaron se torció hacia un lado mientras
masticaba el trozo de tortita que tenía en la boca, y dijo—: Date prisa en
comer para que podamos irnos.
—¿A pescar? —pregunté, sonando mucho más esperanzada de lo que jamás
hubiera imaginado.
Su boca torcida se convirtió en una sonrisa.

—No. Scalloping16.
—¿Scalloping? —mascullé.
—Sí. Scalloping. ¿Trajiste zapatos de agua contigo?

***

—Parezco una idiota, ¿no?


—No pareces una idiota —Aaron inclinó la cabeza hacia un lado y sonrió.
Esa sonrisa decía lo suficiente. Parecía una idiota. Eran los años noventa, y
yo llevaba un sombrero de paja gigante y algo que Aaron llamaba bufanda y
que en realidad sólo parecía la parte del cuello de un jersey de cuello alto.
Parpadeé y suspiré.
—Parece que estaba planeando ir al Derby de Kentucky y luego cambié de
opinión y pensé en ir a esquiar, y finalmente decidí ir a la playa.
Negó con la cabeza, pero no se me escapó la sonrisa de su cara.
—Ya tienes el cuello bastante rojo. Te dije que te pusieras más protector
solar ayer, ¿recuerdas? —Me recordó por quinta vez.
Tuve la tentación de acercarme y tocarlo, pero no lo hice. Ya me había
frotado gel de aloe vera en la piel dos veces antes de que Aaron se acercara
a mí con el tampón y sonriera tan dulcemente que no me había dado cuenta
de lo que me estaba poniendo en la cabeza hasta que lo tenía puesto... y
entonces me había dado el sombrero.
Siguió hablando.
—Podríamos nadar más lejos y bucear, pero nos quedaremos más cerca de
la orilla. He encontrado un montón aquí antes.
Antes. ¿Cómo no me di cuenta de todas las señales que me dio de que había
estado aquí más de una vez en el pasado? No es gran cosa, me dije, tratando
de no dejar que el recordatorio arruinara nuestro día.
—Si el calor empieza a molestarte demasiado, dímelo y nos alejamos del
sol —ofreció, retrocediendo para mirarme.
Suspiré, y eso sólo le hizo sonreír más.
—¿Te estoy molestando?
¿Me está molestando? En cierto modo, era lo más alejado de la verdad. Y se
lo dije.
—No. Sólo eres... —Agité la mano un segundo, antes de dejarla caer—.
Eres muy amable conmigo —Aunque no me cuentes las cosas.
Su risa casi alivió el dolor.
—¿Se supone que debo ser malo contigo?
—No —Me reí.
Había una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras me daba la espalda
para dirigirse al agua, cuando lanzó por encima del hombro:
—Si decides que necesitas saltar sobre mi espalda hoy, avísame, ¿quieres?
Me quedé con la boca abierta durante un segundo, antes de parpadear.
—¿Alguien más te ha dicho alguna vez que eres un dolor en el ya sabes
que?
Aaron dejó de caminar y echó la cabeza rubia hacia atrás para reírse.
—Sí. Excepto que tú eres la única que lo ha llamado 'ya sabes qué'.
—Ja, ja —bromeé, empezando a seguir su camino—. Es algo en lo que hay
que trabajar, sólo lo estoy tirando eso por ahí.
Resopló y miró por encima de su hombro, con una pequeña sonrisa en su
rostro.
—Lecciones con Ruby a las ocho de la mañana.
Estaba a su lado cuando le di un codazo con la cadera.
—Cállate y enséñame lo que estamos buscando.

***

—¿Necesitas ayuda?
Me quedé helada con el codo en el aire, la mano apenas tocando la nuca
mientras me sentaba en el borde del sofá de la zona de estar de la casa de la
playa con un tubo de gel de aloe vera en equilibrio sobre el muslo. Sentado
en el sillón reclinable a la izquierda de donde yo estaba, con el tintineo de
ollas y sartenes de fondo, estaba Max, apoyado en el asiento con una
sonrisa divertida en su cara de buenazo. En el sillón del lado opuesto
estaban Brittany y Des, que estaban ocupados acurrucándose adorablemente
y viendo la televisión. Aaron estaba en la cocina, lavando los platos que no
iban al lavavajillas, después de una buena comida de espaguetis que la
joven de diecisiete años con un solo brazo bueno había conseguido hacer, a
pesar de que la mayoría de nosotros nos ofrecimos a ayudarla. Se había ido
a su habitación a hablar por teléfono.
Yo había estado intentando volver a aplicarme aloe vera en la piel dolorida
de la nuca, que no se había quemado más después de las tres horas que
habíamos pasado haciendo scalloping... pero tampoco había servido de
mucho. El problema era que no podía ver exactamente lo que estaba
haciendo y mis brazos se sentían muertos después de cazar almejas y luego
seguir con un baño.
—Uh —murmuré para mí misma por un segundo, tomando en cuenta al
hombre que había estado durmiendo la mayor parte de sus días. Realmente
no había hablado demasiado con él en este viaje, pero... estaba bien—.
Claro —dije, con una sonrisa tímida, sin querer decirle que no cuando me
había ofrecido ayuda. Odiaba cuando podía decir que alguien necesitaba
ayuda, y cuando se la ofrecían, la negaban.
Con una punta de la barbilla, el hombre tan guapo que, según supe por
fragmentos, tenía treinta años y trabajaba en turnos de noche en una
refinería, se levantó y tomó asiento en el cojín que había a mi lado. El lado
de su rodilla tocó la mía, pero no le di importancia mientras le entregaba el
tubo de gel.
—Gracias —dije un poco débilmente, bajando la barbilla hacia mi garganta
para exponer la parte posterior de mi cuello.
Oí cómo se abría la tapa del tubo y, a continuación, el sonido casi pedorro
del gel que salía del recipiente y caía sobre lo que sólo podía imaginar que
era la palma de su mano. Segundos después, sentí el tacto frío de sus dedos
cubiertos de gel rozando ligeramente mi nuca y moviéndose alrededor.
—Creía que Aaron te iba a obligar a ponerte un pañuelo o algo así —Me
inquirió, extendiendo el gel.
Mirando mis muslos ultrabronceados por todo el sol que había tomado,
sonreí.
—Lo hizo. Esto es de hace dos días. Creo que está mejorando.
—Supongo —dijo, con sus dedos todavía moviéndose de un lado a otro en
círculos y líneas por mi piel—. Parece que duele.
—Sólo un poco —admití, mirándolo por encima del hombro.
Max me dirigió una sonrisa que hace seis meses me habría hecho caer del
sofá o, al menos, me habría hecho enviar un mensaje de texto a alguien para
contarle todo lo que me había tocado un hombre caliente. Pero ahora...
bueno, ahora no sentía más que aprecio.
—Eres buena —dijo, retirando su mano.
—Gracias —dije, cogiendo el tubo de él para dejarlo en la mesa auxiliar a
mi lado. Al girarme de nuevo para mirar al frente, me encontré con un par
de pantalones cortos de color caqui que me resultaba familiar y que estaba
casi justo delante de mí.
No tuve la oportunidad de decir nada antes de que se diera la vuelta y dejara
caer ese trasero redondeado en la franja de espacio que me separaba de
Max. Me incliné hacia el reposabrazos y levanté un muslo para dejarle
espacio para sentarse mientras su mejor amigo se acercaba. Muy cerca.
¿Qué estaba haciendo? No necesitaba mirar alrededor de la habitación para
saber que había otros lugares que podría haber tomado en su lugar. No es
que necesariamente quisiera que se sentara en algún lugar lejano, pero...
Me reí cuando se apoyó en el cojín del respaldo, tan apretado que sólo cabía
porque Max y yo estábamos apiñados a los lados.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté con una sonrisa una vez que se hubo
acomodado y me miró.
Deslizó un brazo por el respaldo del sofá detrás de mi cabeza.
—Sentándome —Arrugué la nariz hacia él, y lo único que hizo fue
devolverme la sonrisa—. ¿Te duele el cuello?
—La verdad es que no —dije con sinceridad—. Está bien. Ha merecido la
pena.
—Si quieres quedarte dentro mañana para darle un respiro a tu cuello,
podemos hacerlo —sugirió, moviendo su pierna lo suficiente para que toda
la longitud de su muslo se aplastara contra el mío.
—Probablemente sea una buena idea —dije—. Lo siento. No tienes que
quedarte dentro conmigo si no quieres. Puedo ver la televisión sola o algo
así.
Su mano se posó en mi muslo desnudo, y me sentí realmente agradecida de
haberme duchado y afeitado después de haber vuelto a entrar tras nuestro
baño.
—Ru, no me importa...
La sugerencia salió de mi boca tan inesperadamente, que ni siquiera me
había dado cuenta de que seguía en mi mente.
—Si quisieras llamar a tu amiga o salir con ella, lo entendería.
Los párpados que cubrían esos ojos marrones oscuros colgaban bajos.
—¿Mi amiga? —preguntó lentamente.
¿Por qué había sacado el tema? Ya era demasiado tarde, ¿no?
—La... camarera.
—¿La camarera?
Mierda.
—La del restaurante.
A la velocidad de un caracol, la expresión de confusión en el rostro de
Aarón se derritió lentamente, reemplazada por una sonrisa al mismo ritmo.
¿Por qué parecía tan engreído?
—RC, la conozco, pero no es mi amiga.
Mantuve la boca cerrada.
—Ella solía meterse con mi hermano. Es simpática y todo eso, pero no
somos amigos.
Bueno. ¿Qué podía decir después de eso además de ‘Oh’?
El rubio a mi lado sonrió con demasiada suficiencia.
—No es mi tipo.
—¿Acaba de meterle los dedos en el trasero?
¿Qué? ¿Dónde? me pregunté, olvidando por completo qué tipo tenía Aaron.
Al otro lado de la habitación, Brittany soltó una carcajada como respuesta.
—¡Lo hizo!
—¿Qué demonios están viendo? —Fue la segunda pregunta de Max
mientras se incorporaba y miraba alrededor de la habitación para asegurarse
de que su hermana pequeña no seguía en la cocina.
No estaba.
Pude sentir más que ver a Aaron tenso a mi lado. Lo que sí vi fue cómo se
inclinaba hacia delante, apoyando esos impresionantes brazos empolvados
de pelo rubio en las rodillas y diciendo con su voz controlada y uniforme:
—¿Podrías cambiar el canal? Ruby y Mindy no necesitan ver esa mierda,
vamos.
¿Yo? A Mindy la podía entender. ¿Pero a mí?
—Ponlo en otra cosa —dijo Aaron con una firmeza que no pude pasar por
alto—. Ruby está aquí.
Y cuando otros tres pares de ojos giraron en mi dirección, me sonrojé. Por
todas partes. Hasta las raíces de mi pelo.
Aunque no me habría indignado ver a una chica metiendo los dedos en el
trasero de un chico (y no sería la primera vez ni la segunda ni la tercera que
lo hacía), me encogí por dentro al ver que Aaron me comparaba
básicamente con una chica de diecisiete años. Porque así supe lo que estaba
diciendo y por qué estaba siendo tan defensivo y sobreprotector.
Estaba insinuando lo que yo creía que estaba insinuando, no había duda.
Lo único que pude hacer fue dedicarles una sonrisa a los otros tres, que
probablemente parecía una mezcla de desquiciamiento y vergüenza, incluso
mientras bajaba la mirada hacia mis uñas limpias y las estiraba ampliamente
sobre mi regazo, diciendo:
—Puedes dejártelo puesto si quieres —Mi voz era un susurro y temerosa.
Y no quiero hablar de esto, pero...
Pero estos amigos de mi amigo, mucho más simpáticos y amables de lo que
yo podría haberles dado crédito, cambiaron el canal. Inmediatamente.
Todos pensaron...
Sí, todos pensaron que yo era virgen ahora. O quizás sólo muy, muy, muy
inocente. Básicamente: una virgen.
¿Qué fue esto? ¿Los años 1860? ¿El porno ya no estaba a un clic de
distancia? ¿No tenía ni idea del tipo de cosas que había visto en Internet a
altas horas de la noche cuando tenía la puerta cerrada?
No es que hubiera nada malo en ser virgen, pero yo no lo era. Hacía tiempo
que no lo era. ¿De dónde demonios había sacado Aaron esa impresión?
Tardé un momento, sentada allí avergonzada, en darme cuenta.
Era lo de no haber tenido nunca un novio. Estar enamorada del mismo tipo
durante años. Ni siquiera salir nunca. Eso sería todo. Lo sabía. Tenía que
serlo.
Oh, hombre.
No pude mirarlo mientras estiraba la mano a ciegas sobre la mesa auxiliar
donde había colocado el gel de aloe vera y tomaba mi teléfono en su lugar.
Podía sentir la mirada de Aarón mientras me acercaba el teléfono a la cara y
abría la aplicación del bloc de notas, escribiendo las palabras que no
esperaba decirle nunca a nadie, y mucho menos a Aarón. Pero no sabía de
qué otra manera salir airosa de esta conversación. No podía dejar que
siguiera pensando... eso. No me extraña que me considerara una hermana
pequeña si me comparaba con Mindy. Esto era mi culpa. Totalmente.
¿Sabes cuánto me gusta que seas tan amable conmigo? le escribí, antes
de entregarle el teléfono con no mucha discreción.
Sus cejas se alzaron en mi dirección cuando lo tomó de mí y leyó la
pantalla, sus cejas volvieron a su lugar en una expresión de confusión. Lo
sé, respondió antes de devolvérmelo.
¿Cómo iba a decírselo? Nunca se lo había contado a nadie, ni siquiera había
pensado que surgiría y que tendría que tener un plan de juego. Sin embargo,
aquí estábamos, y sabía que tenía que decírselo.
No soy TAN inocente, escribí.
Luego añadí: Pero gracias por cuidarme, y puse el teléfono encima del
muslo que había alineado con el mío. Lo levantó sin dudar y leyó las
palabras. Hubo un momento en el que lo leyó y luego se quedó mirando la
pantalla antes de teclear, sus pulgares parecían demasiado grandes para la
pantalla táctil.
Volvió a entregarlo.
Me imaginé que... sabías cosas fue su respuesta.
¿Sabía cosas? ¿Qué es lo que...? Iba a obligarme a decirlo, ¿no? Realmente
lo iba a hacer.
Le lancé una mirada de reojo que él respondió con sus ojos castaños
oscuros, me aclaré la garganta y escribí un mensaje que me hizo encogerme
por dentro. Tal vez debería haber dejado de lado el tema y dejar que
siguiera creyendo lo que había estado creyendo.
¿Qué quieres decir con ‘cosas’? He visto... penes. He visto... cosas...
online.
Su cara se puso de un tono rojo que nunca había visto en él al leer mi
respuesta. Dudó. Tragó saliva. Sus pulgares volaron por la pantalla de
forma borrosa antes de devolverme el teléfono con la mirada fija hacia
delante.
OK.
Tragué saliva y decidí que tenía que decírselo. Acabar de una vez. Así que
lo hice.
No soy virgen.
No es que supiera lo que había escrito cuando se tomó su tiempo para coger
el teléfono de la pierna y leer lo que había en la pantalla. No me extrañó que
sus ojos volvieran a subir a la parte superior como si estuviera releyendo lo
que yo había escrito. Luego volvió a hacerlo. Lentamente, con demasiada
lentitud, escribió otro mensaje y dejó el teléfono sobre mi muslo.
Creía que habías dicho que nunca habías tenido novio.
¿De verdad? ¿De verdad? Mi corazón latía rápidamente mientras escribía:
¿Sólo has tenido sexo con personas que eran tus novias? ¿Escribí eso
más a la defensiva de lo que probablemente necesitaba? Sí. Definitivamente
sí. Pero nunca se lo había dicho a nadie, y... bueno, lo había elegido a él. No
era que admitir lo que había hecho fuera fácil para mí.
Aaron miró la pantalla por un segundo, antes de que su manzana de Adán se
moviera una vez.
No. Fue su respuesta simple y básica que no pude percibir ni remotamente.
Su atención seguía centrada directamente frente a él, y no sabía qué pensar
de que no quisiera establecer contacto visual conmigo.
¿Pero qué iba a hacer? ¿Mentir? ¿Dejarle hacer esta mierda de doble moral?
La culpa era mía por no haber sido más sincera con él, pero no era que
estuviera orgullosa de lo que había pasado, y si pudiera volver atrás, no
habría dejado que se fuera así.
Pero no se podía volver atrás para cambiar cosas que ya estaban en el
pasado.
Sólo fue una vez y yo tenía 21 años. No era mi novio ni entonces ni
después. Se arrepintió casi de inmediato y, además de disculparse
conmigo por ello, no volvimos a hablar del tema.
Tenía la cara roja mientras terminaba de teclear la verdad, pero seguía con
el teléfono en la mano, intentando pensar en qué más podía decirle.
No me gusta hablar de ello porque es duro pensar que le di a alguien
algo que realmente quería que lo aceptara y que luego lo rechazara y
me hiciera sentir que era un gran error. Lo achacó a ‘estar atrapado en
el momento’. ¿Sabes a qué me refiero? No era lo que yo esperaba. Me
sentí como una idiota.
Aaron me quitó el teléfono lentamente y leyó el mensaje al menos tres
veces por la forma en que sus ojos se movían hacia abajo y por la pantalla
varias veces. Luego, despacio, despacio, escribió un mensaje y volvió a
dejar el teléfono sobre mi muslo para que yo lo cogiera.
¿Qué pasó?
Los nervios me alcanzaron mientras recordaba aquella cosa en la que me
esforzaba por no pensar nunca.
Justo después de cumplir 21 años, me dije a mí misma que iba a
intentar ser más extrovertida, que iría a por las cosas que quería más a
menudo, ¿sabes? Lo intenté, realmente intenté salir de mi caparazón.
El cumpleaños de mi hermano es unos meses después del mío, y él
decidió hacer una fiesta. Fui. Soy una borracha de mierda, y me tomé
demasiadas margaritas en su casa esa noche, así que no estaba
actuando exactamente como yo misma. Que era lo que quería. Supongo
que era más extrovertida y desinhibida. Nunca me habría acercado
tanto a él ni habría coqueteado tanto si no hubiera bebido tanto... pero
lo hice. Acabamos hablando toda la noche. Estaba siendo tan amable
conmigo y amistoso... Actuó como si le gustara, pero creo que me lo
inventé más en mi cabeza, y cuando quise ir a casa, se ofreció a
llevarme.
Cuando me dejó, me preguntó si quería ir a una fiesta con él al día
siguiente. Yo no quería, la verdad, pero no le iba a decir que no. Así que
fui. Y esa noche también bebí demasiado porque estaba muy nerviosa.
Sólo quería gustarle. Y él era genial. Pensé que eso era todo.
Me aclaré la garganta y seguí escribiendo.
De camino a casa, me lancé sobre él. Literalmente. Fue la cosa más
tonta que había hecho antes de conocerle. Intentó decirme que era una
mala idea y que no deberíamos, pero... lo hicimos. Una vez. Me llevó a
su casa y sucedió. Ni siquiera me miró después. Me dejó en casa y me
besó la mejilla sin decir nada. Al día siguiente vino y me dijo que no
deberíamos haber hecho eso. Que se preocupaba por mí y que me
consideraba como una hermana pequeña, y que esperaba que no se lo
contara a nadie. Le dije que no lo haría, pero cuando se fue, lloré
durante días. Creí que había algo más, pensé que un día vendría y se
disculparía porque había cambiado de opinión, pero nunca volvió a
sacar el tema, y yo tampoco pude hacerlo.
Sabía que Aaron veía cómo me temblaban las manos mientras escribía en la
pantalla y luego dejaba el teléfono sobre su rodilla. Pude ver cómo pasaba
su mirada entre mi cara y el teléfono mientras ponía las manos en mi regazo
y esperaba a que leyera lo que le había dicho. Tuvo que leer lo que aparecía
en la pantalla al menos cinco veces porque, en serio, tardó casi diez minutos
en escribir finalmente una respuesta. No me extrañó el modo en que sus
manos temblaban al poner el teléfono en su pierna esa vez, no en la mía.
Sólo había tres palabras en la pantalla, pero eran las tres palabras que yo
esperaba que no escribiera.
¿Era él?
Ambos sabíamos quién era ‘él’.
Pero no pude escribir las palabras y hacerlas realidad. Lo que sí conseguí
fue girar la cabeza y encontrarme con esos ojos marrones, aunque realmente
no quería hacerlo, esos iris se encontraron con los míos tan abierta y
uniformemente, y asentí.
Aaron parpadeó.
Su garganta se movió.
Pero su mirada no se dirigió a ninguna otra parte.
El aliento que salía de su nariz era estrangulado.
Esos ojos marrones se movieron por mi cara mientras sus manos se dirigían
a sus rodillas. Las apretó. Una, dos veces.
Y luego apartó la mirada y dejó escapar otra respiración profunda que
arrancó el aire de la habitación mientras llenaba sus pulmones.
Había sido tan estúpida.
Había sido tan estúpida. ¿Por qué? ¿Por qué había hecho eso? Me lo había
preguntado mil veces en los últimos tres años, y aún no tenía una respuesta
que me hiciera sentir mejor. Lo más probable era que nunca la tuviera.
Mi corazón comenzó a acelerarse aún más, y las lágrimas se acumularon en
la parte posterior de mis ojos mientras miraba hacia adelante tal como lo
había hecho Aaron. Por un segundo, pensé en levantarme e ir a mi
habitación, diciendo que me dolía la cabeza o algo así. Pero ya no quería ser
esa persona. Se me puso la piel de gallina en los brazos y el estómago
empezó a dar calambres y una parte de mí quería vomitar.
Por lo que todo el mundo sabía, Squirt todavía era virgen. Nunca se lo había
contado a nadie. Ni siquiera a mi mejor amiga. A nadie.
Sólo a Aaron.
Y había guardado mi secreto exactamente por esta razón.
Levanté la mano izquierda e ignoré la forma en que temblaba mientras la
pasaba por la línea de las pestañas inferiores, conteniendo las lágrimas.
Había intentado justificar mis acciones diciéndome a mí misma que había
sido joven y tonta, pero no había servido de nada. Lo único que me había
tranquilizado era que nadie, excepto Hunter y yo, habíamos sabido lo que
había pasado. Todavía recordaba la brillante sonrisa de mi madre cuando
entré en casa después de que él me dejara, después de que Hunter se sentara
en su coche y ni siquiera se molestara en acompañarme a la puerta. Me
había preguntado, expectante y feliz:
—¿Qué tal, Squirt? ¿Te has divertido?
Y en uno de los raros momentos de mi vida, había mentido a mi madre y
me las había arreglado para no romper a llorar, aunque había deseado más
que nada hacerlo. Le había dicho:
—Fue divertido. Hunter me dejó aquí.
Había llorado mucho en la ducha, intentando quitarme todo de encima.
Fuera, fuera, fuera. Cuando Hunter se presentó en la casa a la mañana
siguiente, alegando que me había dejado el carné de identidad, me sentí
esperanzada, muy esperanzada. Pero me bastó que dijera dos palabras para
saber que había malinterpretado el motivo de su visita.
El resto era historia.
Había sido mi culpa ser tan tonta como para aferrarme a una fe ciega en que
al final él volvería a mi vida. Había sido mi culpa poner mi vida en espera
de un amor que nunca se presentaría. Todo había sido culpa mía.
Fuera de mi visión periférica, vi que las dos manos de Aaron se dirigían a
su cara, las yemas de los dedos presionando el hueso de la frente mientras
dejaba escapar una respiración irregular. Pude ver a Max observándolo con
el ceño fruncido, como si no pudiera entender cuál era su problema. No era
que fuera a decírselo.
—Aaron —susurré, tocando con el dorso de la mano la parte del muslo
expuesta por sus pantalones cortos subidos.
Me miró de reojo desde su ojo izquierdo. Y luego se puso en pie, quizá no
sacudiéndose intencionadamente de mi contacto, pero básicamente
haciendo lo mismo mientras se dirigía a las puertas del patio que daban a la
cubierta y desaparecía a través de ellas, cerrándolas con mucha más fuerza
de la necesaria.
Max me miró con los ojos muy abiertos, con la frente arrugada.
—¿Cuál es su problema?
No iba a darle una explicación detallada, pero podía contarle parte de ella,
aun sabiendo que se trataba de su mejor amigo y que quizá no le gustara
después por haber hecho enfadar a Aaron.
—Creo que lo hice enojar.
La expresión facial de Max cambió tan rápido que casi me lo perdí. Puso
los ojos en blanco y soltó un bufido.
—Ah. No te preocupes por eso. Eso sólo significa que se preocupa por ti.
Esa es la única razón por la que se enfada. Lo hago enojar todo el tiempo.
¿Qué se supone que significa eso? Acababa de ver cómo se enfadaba ayer
con quien había hablado por teléfono. ¿Quién podría haber sido entonces?
—Dale un minuto. Se le pasará en un segundo —Me aseguró Max con
facilidad.
Dudé. ¿Quería salir? No. Pero... pensé que tal vez sí. ¿No había aprendido
ya por las malas que cuando algo le molestaba, se cerraba y se retiraba hasta
que se le pasaba? Mi hermana Jasmine era igual, e incluso con ella había
aprendido que, a veces, las personas que se dejaban llevar instintivamente
por esa reacción, necesitaban que alguien dijera ‘a la mierda’ y fuera a por
ellos de todos modos.
Lo último que quería era que Aaron pensara que no me importaban sus
sentimientos, aunque no quisiera en absoluto enfrentarme a él por nada
relacionado con Hunter.
Le dediqué a Max una sonrisa cansada mientras me ponía en pie y dejaba
escapar una respiración temblorosa por la boca antes de dirigirme a la
cubierta. No abrí las puertas en silencio, quería que él supiera que iba a
venir, y las cerré tras de mí cuando lo vi con los codos apoyados en la
barandilla de la cubierta, con los dedos entrelazados. Incluso con sólo la luz
del salón iluminando el espacio, pude ver la tensión a lo largo de su
mandíbula y sus pómulos. Podía sentir la rigidez de su cuerpo.
Pero no iba a dejar que nada de eso me intimidara. Esta vez no.
—¿Estás bien? —pregunté, acercándome a él.
No me miró.
—Estoy bien.
Todo en mí gritaba que volviera a entrar. Volver a entrar. No quería hacerlo.
Pero...
—Estoy segura de que lo estás —dije—. Pero yo no.
Eso hizo que ladease la cabeza lo suficiente como para mirarme de reojo.
—¿Podemos hablar más tarde?
La gallina Ruby quería estar de acuerdo, pero esta nueva Ruby que quería
ser, podría haber temblado y llorado por dentro, pero dijo:
—Preferiría no hacerlo.
—Ruby —sonó de repente exasperado—. No estoy de humor, ¿de acuerdo?
—Lo entiendo. Yo tampoco estoy de humor para hablar de esto, pero creo
que deberíamos hacerlo. Creo que me merezco saber por qué estás molesto.
Aaron negó con la cabeza, su mirada se desvió en dirección a la playa.
—Ya sabes por qué estoy molesto.
—No, en realidad no lo sé —dije, con la voz temblorosa.
—Tú... tú... —Dejó escapar un gruñido como si no supiera ni siquiera por
qué estaba enfadado—. Todo lo que me dijiste tiene sentido ahora. Te dije
que no me gusta sentirme estúpido.
Algo dentro de mí se erigió en indignación, en respeto a mí misma, y me
puse a la defensiva de nuevo.
—A nadie le gusta, Aaron. A mí tampoco me gusta.
Su mandíbula se movió lo suficiente como para que me diera cuenta de que
volvía a mirarme de reojo.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Ya sabes lo que se supone que significa. A mí tampoco me gusta que me
oculten cosas.
Podría haber mentido. Realmente podría haberlo hecho. Podría haberse
hecho el tonto. No lo hizo. En lugar de eso, Aaron dejó escapar un profundo
aliento que casi parecía haber estado conteniendo durante años y años y
años. Una parte de él pareció desinflarse, pero con la misma rapidez con la
que lo hizo, aspiró un aliento fortificante.
—Mira, ¿podemos hablar de esto mañana?
—No —De dónde diablos había salido eso, no tenía ni idea, pero seguí
adelante—. No. No puedes apartarme y elegir cuándo hablar conmigo de las
cosas. Me preocupo mucho por ti y no voy a volver a la casa para que te
sientes aquí fuera y te reprimas. Te dije algo que nunca, nunca le dije a
nadie, y no quería hacerlo. Sé que hice algo estúpido, ¿bien? No necesitas
recordármelo. He vivido con eso casi todos los días durante los últimos tres
años.
—No dejas de presionarme para que sea más valiente de lo que siento, y
cuando finalmente lo hago, ¿simplemente te irás enfadado y no hablarás de
ello e intentarás darle la vuelta a esto? No lo creo, señor. Puede que otras
personas te dejen ir y hacer lo tuyo, pero yo no. No contigo —dije, mi voz
entraba y salía del volumen normal a un susurro mientras mis emociones
sacaban lo mejor de mí.
—He llegado a conocerte, y sé que hay muchas cosas que aún no me has
contado, y eso está bien. Me imagino que un día, con suerte, confiarás en
mí lo suficiente como para hacerlo. Sé que mucha gente no te ha dado una
razón para creer en ellos, pero yo no soy así. No soy una de tus ex-novias ni
nadie más. Te prometí que no te mentiría, y siento habértelo ocultado, pero
espero que entiendas lo humillante que fue. Lo mucho que todavía me
duele. No puedo fingir que no lo hace, y me mata que puedas pensar
diferente de mí por ello.
La cabeza de Aaron bajó hasta que su frente tocó las manos que tenía
colgadas en la cornisa del balcón. Podía oír su respiración. Podía percibir
que su tensión no iba a ninguna parte, y sabía, sabía que no iba a
derrumbarse ahora. Lo que sea que estuviera pensando y enfadándose, no se
iba a resolver en ese momento.
Y esa idea hizo que se me formara un nudo en la garganta de decepción y
resignación.
No dijo nada, y a mí no me quedaban palabras para darle. Así que hice lo
único de lo que era capaz entonces, porque no iba a permitirme llorar. De
ninguna manera. Me acomodé en una de las sillas más cercanas y me senté
allí mientras Aaron seguía apoyado en la barandilla del balcón.
Ninguno de los dos dijo una palabra más.
Capítulo 21
No me sorprendió en absoluto cuando me desperté a la mañana siguiente y
me di cuenta de que ya estaba de un humor de mierda que no tenía nada que
ver con estar aturdida y cansada después de haber dormido sólo un puñado
de horas.
La noche anterior había sido agotadora, y eso era simplificar. Aaron y yo
habíamos permanecido fuera durante más de una hora, y todos los demás
acabaron por irse a la cama. No fue hasta que finalmente se alejó de la
barandilla que reconoció que yo estaba allí de nuevo. Las yemas de sus
dedos rozaron mi rodilla al pasar junto a mí, y su mirada no se cruzó con la
mía mientras se dirigía a las puertas y abría una de un empujón. Aaron se
había quedado allí mientras yo me ponía en pie y volvía a entrar, mientras él
la cerraba.
Cuando empezó a apagar las luces fue cuando finalmente bajé las escaleras
y me dirigí directamente a mi habitación. Supuse que si quería hablar, podía
venir a mi habitación y decir lo que quisiera. Pero no lo hizo.
¿Estaba decepcionado conmigo por no ser virgen o por ser una niña tonta?
¿Estaba enfadado conmigo por mantener el secreto? ¿O había algo más?
No tenía ni idea.
Lo que sí sabía era que me sentía agotada, aunque no quería volver a
dormir. No me sentía con fuerzas en ese momento para sentarme con él en
silencio por si no estaba dispuesto a hablar. Una parte de mí esperaba que
así fuera. ¿Acaso no habíamos pasado dos semanas sin hablar en el pasado?
Sólo me quedaban un par de días más aquí y no quería estropearlos, pero
tampoco iba a disculparme.
Frustrada, desenchufé el portátil de donde lo había dejado cargando en el
suelo, lo abrí, conecté los auriculares y empecé a ver una película en
streaming a través de Netflix. El sol llenaba la habitación de color, pero lo
ignoré hasta que los créditos se desplazaron por la pantalla una hora y
media después. No dudé en abrir la puerta para ir al baño con la ropa
enrollada bajo el brazo. No oía ningún ruido en la casa, pero no le di
importancia. No tardé en ducharme y vestirme, y me tomé mi tiempo para
ponerme aloe vera en el cuello en mi habitación, notando que ya se sentía
mucho mejor que cuando el agua caliente lo había tocado inicialmente.
Con valentía, finalmente salí de mi habitación con la intención de ir a la
sala de estar, queriendo acabar con esta incomodidad. Pero ni siquiera había
dado un paso cuando escuché la conocida voz que hablaba casi en un siseo
en el piso de arriba.
—No entiendo qué esperas de mí —dijo Aaron en un susurro furioso.
Cuando no hubo respuesta, se confirmó que con quienquiera que estuviera
hablando no era alguien de la casa. Debería haber vuelto a mi habitación en
lugar de escuchar a escondidas, pero en lugar de eso, me quedé de pie
mientras él seguía hablando, con su voz como un zumbido constante y
enojado en toda la casa.
—¿Necesitas más dinero, es eso?... No más dinero, sólo quieres que le haga
saber que te estás quedando sin dinero, ¿verdad?... ¿Otra vez? Otra vez se
está quedando sin dinero... ¿Cuántas veces es esto? ¿Cinco? Me has pedido
cinco, quizás seis veces, que hable bien de ti y no lo he hecho. No entiendo
por qué piensas que esta vez voy a cambiar de opinión... Te he dicho que si
quieres algo, llama a Colin. Él podría tener algo de simpatía, pero Paige y
yo no... ¿Qué?
Ahí fue la mención de Colin y Paige de nuevo. ¿Era su madre? No se me
ocurría quién más podría ser, sobre todo cuando se mencionaba un ‘él’ y
‘más dinero’, como si pudiera haber alguien más que su padre del que
pudiera tratarse.
—Ese no es mi problema. Ya te dije que no quería hablar contigo, pero cada
vez que crees que estoy bromeando, piensas que he cambiado de opinión...
—Aaron prácticamente gruñó—. Eso nunca va a pasar. ¿Crees que he
olvidado cómo solías llorar a petición de papá? Hace tiempo que dejó de
significar algo. Has usado demasiado esa carta, no me culpes.
No necesité que usara la palabra con ‘M’ para saber que definitivamente era
su madre (su madre biológica) a quien se dirigía. Dios mío. ¿Le estaba
pidiendo dinero? ¿Quién hace eso? ¿Y qué demonios había pasado para que
se enfadara tanto con ella?
Sintiéndome de repente un poco idiota por escuchar algo que sabía hasta los
huesos que era extremadamente personal para Aaron, me di la vuelta y me
dirigí a mi habitación, tratando de ser lo más silenciosa posible mientras
cerraba la puerta y me apoyaba en ella.
¿Qué debía hacer ahora?
Debí quedarme allí por lo menos media hora, jugando a un juego en mi
teléfono, antes de enderezarme y decidir intentar esto de nuevo. Basándome
en el tono de voz que Aaron había estado usando, no había manera de que
esa conversación hubiera durado mucho más. Me preocupé ligeramente
mientras subía las escaleras, manteniendo los oídos atentos a cualquier
ruido, pero no había ninguno. Llegué a la mitad de la sala de estar cuando la
encontré vacía, y al mirar hacia la cubierta, descubrí que también estaba
vacía.
Fue el cuenco que estaba sentado al azar en la isla de la cocina lo que hizo
que mis ojos se fijaran en él. Había algo que parecía un trozo de papel junto
a él. Al acercarme, pude ver huevos revueltos, una galleta y una cucharada
de gelatina en su interior y todo en mí se detuvo. Mi corazón dio un vuelco.
Lo único que se me ocurrió fue que, por muy cabreado que estuviera, me
había preparado el desayuno.
Recogiendo la nota, leí rápidamente las palabras garabateadas en ella y
suspiré.

Me duele la cabeza. Voy a echarme una siesta. No te expongas al sol.


AARON

***

En algún momento, Aaron debió decidir que iba a empezar a mirarme de


nuevo.
Porque eso era exactamente lo que estaba haciendo.
Me había estado mirando fijamente desde el momento en que subió las
escaleras a última hora de la tarde, con un aspecto más que agotado, de un
modo que pude comprobar que no era sólo físico. Max había desafiado el
viaje para despertarlo después de que todos acordáramos salir a cenar esa
noche en lugar de que alguien cocinara. No había estado segura de lo que
Aaron planeaba hacer exactamente con las vieiras, así que no me había
apuntado a hacer algo con ellas cuando nunca las había manipulado.
Como no había subido al mediodía a comer, que era cuando solíamos
hacerlo, le preparé un sándwich con una guarnición de esas asquerosas
patatas fritas con sal y vinagre que le gustaban y un pepinillo, y bajé a
ofrecérselo. No había respondido cuando llamé a su puerta ligeramente, y
en un movimiento que no habría hecho meses atrás, abrí su puerta y me
asomé al interior.
Efectivamente, estaba acurrucado de lado, mirando hacia otro lado,
durmiendo profundamente, sin un ronquido, sin un silbido, sin nada que
saliera de él excepto la suave inhalación y exhalación de su respiración. Así
que dejé el plato de comida en la cómoda frente a su cama y salí de
puntillas, cerrando la puerta lo más silenciosamente posible. Había pasado
el día viendo la televisión, con sólo un descanso de treinta minutos para
pasear por la playa con Mindy, llevando el gigantesco y ridículo sombrero
que Aaron me había regalado para que me lo pusiera el día anterior.
Así que cuando por fin había subido las escaleras con su ropa ligeramente
desarreglada y había ido directamente a por el último paquete de agua
embotellada, no le había quitado los ojos de encima. Apenas había
terminado de engullir una botella entera cuando esos ojos marrones
profundos recorrieron la habitación y se posaron en mí.
Y desde entonces no me han abandonado.
Incluso durante el trayecto en coche hasta el restaurante, uno nuevo al que
aún no habíamos ido, pude ver cómo me miraba por el espejo retrovisor
cada pocos segundos. Con Max y Mindy en la camioneta, no me había
atrevido a preguntarle si estaba bien. Y cuando nos llevaron a una mesa, no
estaba segura de qué hacer, pero él me quitó la decisión de las manos
cuando sacó una silla, me indicó que me acercara a ella y se sentó justo al
lado. El lugar era ruidoso y estaba lleno de gente, y no debería haber sido
sorprendente teniendo en cuenta que el 4 de julio era el día siguiente. Al
otro lado del restaurante había una pequeña pista de baile con tres parejas
bailando a dos pasos.
Pude sentir la mirada de Aarón sobre mí cuando adelanté mi silla y él hizo
lo mismo. Le eché un vistazo y le dediqué una sonrisa mucho más débil que
cualquiera de las que le había dedicado hasta entonces, y él me la devolvió,
con esos ojos clavados en los míos de una forma que era completamente
nueva para mí. Casi como... No estaba segura. No estaba segura en
absoluto, porque había visto a todos los hombres con los que mi madre se
había casado mirarla de la misma manera. Había visto al novio de mi
hermano mirar a mi hermano de esa manera.
Y Aaron no debía mirarme igual. Ni siquiera cerca.
Todos pedimos y comimos, con Max y Des haciéndose cargo de la
conversación sobre un equipo deportivo del que nunca había oído hablar.
Mientras tanto, traté de ordenar mis pensamientos. Intenté planear lo que
podría decirle a Aaron cuando se decidiera a hablarme de nuevo.
¿Pasaríamos por alto todo y actuaríamos como si no hubiera pasado nada la
noche anterior? me pregunté, llevándome el tenedor a la boca. Acababa de
cerrar los labios en torno a él cuando sentí que una mano me cubría la
derecha. La palma de la mano de Aarón cubría el dorso de mi mano, sus
dedos pasaban por encima de los míos.
Era una buena señal, ¿no?
Con su mano libre, señaló al camarero que estaba ocupado recogiendo el
plato vacío de Max.
—Un doble por favor.
—¿De? —preguntó el hombre.
—De lo que sea.
Fruncí el ceño mientras Aaron exhalaba entrecortadamente, con los ojos
puestos en su propio plato casi vacío. Si no hubiera sido por el peso de su
mano sobre la mía y el pulgar moviéndose a lo largo del hueso que se
extendía desde mi meñique hasta mi muñeca, le habría preguntado si estaba
bien, pero no quería arruinarlo, por muy egoísta que eso me hiciera.
Pero la mano de Aaron no se fue a ninguna parte aunque no dijo nada hasta
después de que el camarero trajera un vaso lleno de líquido ámbar y él lo
hubiera engullido en un tiempo récord, lanzándolo hacia atrás como si lo
que hubiera en él fuera agua. No tosió, no se retorció, nada.
Miré hacia el otro extremo de la mesa para ver a Brittany y a Des
observándolo con una expresión divertida en sus rostros, y cuando me
descubrieron mirándolos, todo lo que pude hacer fue levantar un hombro en
un encogimiento de hombros, sin querer atribuirme el mérito de haber
llevado a Aaron a beber un doble.
Cuando la mano sobre la mía la apretó una vez más, se inclinó hacia un
lado y susurró:
—Ven a bailar conmigo.
Uh.
—¿De acuerdo? Aunque en realidad no bailo...
—Haremos que funcione —dijo, ya tirando de mí para que me pusiera de
pie, su mirada era tan intensa que casi empecé a preocuparme.
Asentí con la cabeza y le seguí mientras se movía entre las mesas y se
dirigía a la pequeña zona del fondo con una pista de baile vacía, excepto por
una única pareja mayor que se balanceaba junta. Este no era exactamente el
tipo de ambiente en el que solía bailar. En las raras ocasiones en que lo
hacía, solía ser en una pista abarrotada de gente en la boda o la fiesta de
alguien, cuando todo el mundo estaba demasiado borracho como para
prestar atención a lo que sucedía.
Y esta no era una pista abarrotada.
Pero, sorprendentemente, en el instante en que Aaron se detuvo casi en el
centro de la pequeñísima pista y se acercó a mí con sus dos manos hacia mi
cintura, dejé de pensar. Dejó de importarme. Cualquiera podría haber estado
sentado allí mirándome y juzgándome y no habría importado lo más
mínimo. Con el estómago todavía revuelto por su reacción a todo lo que se
había dicho y hecho en las últimas veinticuatro horas, estaba nerviosa y
aprensiva a partes iguales por estar tan cerca de él.
Sobre todo nerviosa, aunque mis brazos se levantaron y mis manos se
dirigieron a sus hombros. Por alguna razón, enlazarlas alrededor de su
cuello me parecía demasiado personal.
Y Aaron debió de darse cuenta porque se acercó a mí, tanto que nuestras
frentes se rozaron. Había bailado con suficientes hombres en el pasado,
amigos de mis hermanos y parientes lejanos, para saber que no era así como
se hacía.
Dejé de respirar y pregunté:
—¿Qué estás haciendo?
Durante un breve momento, Aaron me miró a los ojos y luego nos acercó
aún más, tan cerca que pude sentir el lado de su mandíbula en mi sien.
No iba a sobreanalizar que no quisiera hacer contacto visual y que nos
acercara tanto no había manera de que esto fuera amistoso.
No lo era.
Pero lo hice.
Porque, ¿qué demonios estaba pasando?
—¿En qué estás pensando? —Intenté no sisear pero fracasé.
Algo rasposo me tocó la sien, y no imaginé el suspiro que hizo que su
pecho se encontrara con el mío. Su voz era más baja, más ronca, las
palabras arrastradas y lentas.
—¿De verdad quieres saberlo?
¿Quería?
—No, si es algo malo —dije, apenas lo suficientemente alto para que me
oyera por encima de la música, las voces de la gente y el tintineo de los
platos y los cubiertos.
Hizo un sonido que podría haber sido una carcajada al borde de las
lágrimas.
—Ruby niña...
Era patético, pero apreté más mi frente contra él, sabiendo que no tenía
derecho a hacerlo, sabiendo que no debía porque había cien razones por las
que era una idea terrible, pero de alguna manera haciendo mi agarre más
posesivo, más fuerte.
—¿Por qué estamos tan juntos?
—Porque sí —Una de las manos en mi cintura se apretó—. Porque quiero.
Tartamudeé.
—¿Por qué?
—Ruby —Fue todo lo que dijo.
¿Se sentía mal por mí? ¿Pensaba que yo era una idiota? ¿Estaba haciendo
esto porque pensaba...?
Había lágrimas acechando en mis ojos, todas patéticas y demasiado fáciles
de desencadenar. Pero aún así le dije:
—No quiero que pienses que soy idiota —Me sorbí los mocos y sentí que
las lágrimas se aferraban a mis pestañas—. Ya me he machacado bastante
por ello a lo largo de los años. Sé lo tonta que fui. Nunca planeé decírselo a
nadie porque... nunca había conocido a nadie a quien quisiera decírselo.
Hasta que llegaste tú.
Sentí que todo su cuerpo se ponía duro. Sentí que la tensión llenaba un
músculo tras otro de su increíble cuerpo. Sentí que inclinaba su cara hacia
abajo y sentí que el aliento que salía de su boca golpeaba la concha de mi
oreja. Las manos en mis caderas se contrajeron aún más y Aaron me acercó
más, tan cerca que incluso yo sabía sin duda que eso era algo que los
amigos no hacían. Jamás. No tenían una cremallera que se encontrara con
otra cremallera. Los amigos con caras bonitas de los que estabas enamorado
no te graznaban al oído:
—No eres estúpida. No creo que seas estúpida o tonta o patética, ¿me
entiendes? Ni siquiera un poco —Los dedos alrededor de mi cintura me
dieron un apretón aún más fuerte, y estaba segura de que sus labios rozaban
mi frente mientras estábamos allí, una isla inmóvil en este mundo—. Odio
que pienses eso de ti misma, porque no lo eres.
Y luego repitió por si acaso:
—No lo eres, Ruby —Su pecho se acercó al mío en otra inhalación y dijo
—: Eres lo contrario de todas esas cosas. Cada una de ellas. Eres
inteligente, eres divertida, tienes talento... —Esa boca fue a mi sien de
nuevo y se quedó allí, susurrando palabras directamente en mí—. ¿Crees
que me he olvidado de ti y de cómo eres?
Casi me atraganté.
Y siguió adelante, sin darse cuenta.
—Eres hermosa, Ru. Y eres dulce y amable. Eres todas esas cosas que no
crees que eres... todas esas cosas que crees que son todos los demás en tu
familia, y más. No entendía por qué no podías ver eso en ti misma, pero
ahora lo entiendo.
Con todas las preguntas rebotando en mi cabeza, sólo pude concentrarme en
una. ¿Ahora lo entiende?
—No estaba pensando nada malo de ti, RC —Continuó hablando con esa
voz baja—. No estoy enfadado contigo. La mayor parte de lo que he estado
pensando es en cómo voy a golpear el culo de ese pedazo de mierda en la
primera oportunidad que tenga por lo que te hizo, y nada de lo que hagas o
digas me disuadirá de hacerlo.
Dejé de respirar de nuevo.
—Y estaba pensando que metiste la pata, como la mayoría de nosotros,
estando con alguien de quien terminaste arrepintiéndote —explicó.
Supongo que nunca lo había pensado así. Por otra parte, era raro que me
permitiera pensar en eso. Fue uno de los puntos más bajos de mi vida.
—Sobre todo, Rubes, quiero volver atrás en el tiempo y dar una paliza a
cada persona que te haya hecho dudar de ti misma, porque la chica que me
hace sonreír hasta que me duele la cara incluso en un día de mierda necesita
ver eso en sí misma. Siento que te lo debo.
Aaron me besó la sien, y yo no podía respirar, no podía pensar, no podía
hacer que mis células se movieran.
Mis piernas eran débiles.
Y por si fuera poco, él siguió. Siguió.
—Estaba desahuciado desde la primera vez que me diste caña —Aaron
sonrió—. Tal vez incluso antes.
Me iba a desmayar. Aquí mismo, en esta pista de baile de mierda, me iba a
desmayar. Y dudaba mucho que alguien tuviera sales aromáticas.
Sinceramente, no podía hacer nada más que... quedarme ahí, y eso era
apenas. Porque mis rodillas... se habían convertido en gelatina.
Esa mano que había sostenido la mía innumerables veces en los últimos
días se acercó y Aaron rozó mi mejilla con su pulgar. Le oí tragar saliva. Le
oí respirar. Lo sentí a lo largo de todo mi cuerpo.
—Eres tan malditamente especial, Ruby. Te lo diré todos los días si es
necesario.
No podía mirarlo. No podía. Me estaba costando un acto de naturaleza
incluso mantenerme en pie.
—De acuerdo —Tragué saliva mientras mi mente se tambaleaba, la realidad
y simplemente todo se asentaba lo suficiente como para que pudiera
recomponer las piezas. Entonces dejé de moverme y levanté la cabeza para
encontrarme con sus ojos mientras abría y cerraba la boca—. Espera un
segundo.
Levantó una ceja rubia, sus rasgos faciales eran una mezcla de esperanza y
nervios. Nervios. Viniendo de Aaron. ¿Qué estaba pasando?
—No entiendo —dije lentamente, aún procesando todo, obligándome a
retroceder un segundo.
—¿Qué es lo que no entiendes? —preguntó con facilidad, con una sonrisa
parcial en sus rasgos.
Entrecerré los ojos.
—¿Qué quieres decir?
—¿Qué quieres decir con qué quiero decir?
Parpadeé.
—¿Quieres...? —No podía decirlo. No podía decirlo, pero lo necesitaba.
Tenía que hacerlo. Las palabras salieron de mí en sílabas, un rubor subiendo
a mi cara por el hecho de que incluso estaba a punto de preguntar esto
porque parecía tan irreal—. ¿Te gusto? ¿Es eso lo que intentas decir?
Me apretó la cadera, con la mirada fija.
—Sí.
Todo mi mundo se volvió nebuloso mientras salía, con más esperanza de la
que jamás hubiera podido soñar:
—¿Como algo más que una amiga?
Todos los rasgos faciales de Aarón se suavizaron y bajaron, incluso sus
hombros parecieron caer un poco, esos ojos caoba se clavaron en los míos,
capturándolos y no dejándolos ir mientras decía una palabra y sólo una
palabra:
—Sí.
Fue un milagro que mi boca no se abriera para dejarle boquiabierto.
—Como mucho más que una amiga —aclaró como si su ‘sí’ no hubiera
sido suficiente. Su voz sonaba aguada y un poco insegura, y eso... me
destrozó.
Me sentí como si... todo fuera una mentira. Como si no supiera nada. Como
si todo lo que creía saber fuera mentira. El escepticismo del que ni siquiera
sabía que era capaz parecía gotear de mis palabras mientras lo miraba con
una confusión del 1000.
—Pero tú... dijiste .... —¿Que le gustaba a Aaron? Ni siquiera podía
asimilar la parte ‘Aaron’ de la frase, y mucho menos el resto—. Dijiste que
era como tu hermana —Le acusé.
Hizo un gemido en el fondo de su garganta, sin apartar la mirada.
—Ni siquiera un poco, Rube —respondió—. Estaba borracho, y había
estado... —Tragó y sacudió la cabeza—. Me costó mucho trabajo tratar de
convencerme de que no pensara en ti de esa manera, pero no funcionó.
Esa vez, estoy bastante segura de que fallé en mantener la boca cerrada.
Debo haberlo hecho porque la sonrisa de Aaron creció un poco y acercó su
cabeza hasta que su nariz tocó mi frente.
—Al principio, sólo eras una agradable desconocida. Luego fuiste mi
amiga, y realmente quería que fueras feliz y que hicieras lo tuyo —explicó
suavemente—. Y luego cambió. Lo siguiente que supe fue que me contabas
que te había besado un cabrón y eso me cabreó más que nada.
—Pero... pero... pero... —Espeté, con el pulso enloquecido, la respiración
entrecortada, la mente nadando a contracorriente—. Pero tú... pero yo...
pero…
Su risa era baja.
—Ru.
Echando la cabeza hacia atrás, le miré fijamente, sin saber qué demonios
estaba sintiendo. Le gustaba. ¿Le gusto? No estaba preparada para esto. Era
lo que quería, lo que debería haber querido, pero...
—Aaron, ¿por qué me dices esto?
Eso le hizo parpadear.
—Porque lo necesito. Quiero que lo sepas.
—¿Pero por qué?
—Porque me haces feliz, Ruby. Porque no hay nadie más que quiera estar
cerca.
En cualquier otra circunstancia, podría haberme desmayado, pero no lo
hice. Cada parte de mi cordura se estaba volviendo loca, y no podía alinear
todo y ponerlo en orden todavía. No mientras tuviera mil preguntas e
inseguridades rebotando en mi cabeza.
—Pero tú no... —tartamudeé, tratando de pensar por qué estaría arruinando
este momento y luego recordando—. Esto ha sido una auténtica mierda de
idea.
Sus párpados colgaban tan bajo sobre sus iris que casi no podía verlos.
—¿Por qué? —preguntó lentamente.
—Porque yo también estoy loca por ti, pero esto no iba a funcionar. Creo
que hubiera preferido no saberlo —dije con sinceridad.
—¿Por qué es una mala idea? ¿Por qué no funcionaría? —susurró casi con
cautela.
—¡Porque sí! —siseé.
—¿Porque qué?
—Porque sabes que quiero casarme algún día —dije rápidamente—. Y tú
no.
Levantó una ceja.
—Pero sobre todo porque no quieres contarme las cosas por la razón que
sea —respondí, casi en voz baja—. Me importas tanto... Te amo, Aaron,
pero no quiero que me dejes fuera. Ya te lo dije ayer. Cada vez que te
pregunto algo que no quieres contestar, no lo haces. Me lo cuentas casi
todo, creo, pero las cosas que no.... —Me encogí de hombros—. No quiero
que estés solo. Quiero que sepas que estoy aquí, aunque sea como amiga.
Pero no puedo quererte cuando te dedicas a rumiar cosas y a enterrarlas en
tu interior. Entiendo cómo es, entiendo que hay muchas cosas que no
quieres contarme porque no las entendería, pero estoy segura de que hay
muchas cosas que no son así.
Aaron me miró fijamente durante tanto tiempo que pensé que le había
hecho cambiar de opinión, y quise creer que me habría parecido bien
porque no quería estar con alguien que me ocultara tantas cosas. Eso no
sería justo. Pero por fin, por fin, una palma de la mano abandonó mi cintura
y me cogió la nuca, haciéndola avanzar suavemente hasta que mi mejilla se
apoyó en su pectoral. Aaron me abrazó a él y su pecho se expandió
enormemente debajo de mí. Sus palabras fueron suaves.
—Lo siento, Ru. Tienes razón. No debería. Te he contado casi todo. ¿Qué
quieres saber?
Había múltiples cosas, sabía que las había. Y me alegré de que no fingiera
que sólo había una. Así que elegí la más importante, la que me había
revuelto el estómago durante días, y pregunté.
—¿Quién ha estado llamando a la casa haciéndote enfadar?
Sentí su suspiro bajo mi mejilla.
—Mi madre biológica.
—¿Qué ha pasado?
Volvió a suspirar, la mano en la parte posterior de mi cabeza se deslizó por
mi columna vertebral para aterrizar en mi cintura.
—Ella ha estado llamando desde que sabe que estoy de vuelta en los
Estados Unidos —explicó—. Nosotros no.... Está bien, no me gusta hablar
con ella ni de ella, lo siento. Estoy seguro de que te das cuenta por nuestros
mensajes. Ella se fue cuando yo era pequeño. Engañó a mi padre. La
recuerdo diciendo lo infeliz que era. Cómo había sido él el que quería tener
hijos y ella era la que se quedaba en casa criándonos mientras él trabajaba
todo el tiempo. Que no éramos lo que ella quería de su vida.
—Un día, ella simplemente se levantó y se fue. No supimos de ella ni la
vimos durante los siguientes seis años, hasta que yo cumplí trece. La única
razón por la que intentó volver fue para pedir más dinero del que había
obtenido en el divorcio. Ni siquiera sabía que se habían divorciado, ¿sabes?
Cerré los ojos y asentí hacia él, concentrándome en los brazos a mis lados.
—Hace unos diez años, volvió de nuevo, alegando que había encontrado la
religión de nuevo y dijo que quería tener una relación con nosotros.
Convenció a mi hermano Colin, pero Paige y yo no nos tragamos su mierda.
Sabemos cómo son las cosas con ella. Sólo viene cuando quiere algo de mi
padre, sobre todo dinero, una vez un coche. Ha estado llamando a la casa, y
sé que eso es lo que está tramando, y simplemente... me cabrea, Ruby. Me
hace perder la cabeza. Ella rompió a mi padre cuando se fue. Ella.... —Dejó
escapar otro suspiro—. Pero lo superó y siguió adelante y... algunos días,
todavía no puedo.
Sabía lo que era no tener a los dos padres cerca al mismo tiempo, pero mi
padre siempre había estado a una llamada de distancia. Siempre.
—Lo siento, Aaron.
Se encogió de hombros frente a mí.
—Siento no habértelo contado. No hablo de ella. Sobre ella. Ya sabes a qué
me refiero.
—Puede que yo tampoco quisiera decírtelo —admití—. Sin embargo, siento
que ella sea así.
—Te lo dije, los locos como yo. Es cosa de familia —dijo, casi como si
intentara hacer una broma.
—No estoy loca y me gustas —dije, tratando de sonar como si estuviera
bromeando cuando realmente no lo estaba.
Aaron volvió a acercarme a él y bajó la boca para poder hablarme
directamente al oído.
—No estás loca. Eres la mejor y te mereces algo mejor que yo, pero espero
que no te importe.
No iba a tener un ataque de pánico ni mucho menos a desmayarme. A mí
no. Yo no. Tal vez me deslizaría al suelo, en el peor de los casos. Esto no es
un sueño, me dije. Repito, esto no es un sueño. Estás despierta.
No quería creerle. Realmente no quería. Pero...
—¿Crees que haría por cualquier otra persona lo que hago por ti? —
preguntó, recordándome que siempre había sido capaz de leer mi mente.
Yo no era rival. Tal vez me hacía ingenua el querer creer que se preocupaba
tanto por mí, pero no me importaba. No me importaba. No necesitaba
pensar en la forma en que estaba conmigo para saber que era real.
Porque sabía cómo era cuando no era real, y esto no lo era. Ni siquiera
cerca. Estaba tan lejos de ser falso como se podía conseguir.
Porque este era Aaron.
—¿Estás seguro? —Susurré.
Su ‘hmm’ retumbó en mi pelo.
—¿Seguro, seguro?
Se rió en mi pelo, con brusquedad.
—Seguro.
—Necesito asegurarme de que no estoy malinterpretando esto, ¿bien? —
pregunté, casi graznando, y él volvió a reírse, todo bajo y sexy y casi
confiado, asintiendo—. No te rías. Estoy hablando en serio.
—De acuerdo —Todavía se rió, sus manos se flexionaron en mi cintura—.
Siento no haberte contado las cosas, RC. Lo siento de verdad. Eres la única
persona a la que he querido contarle cosas —Aaron se apartó de mí lo
suficiente como para poder mirar hacia abajo y que yo pudiera mirar hacia
arriba—. Sé que te dije que no sé sobre el matrimonio y todo eso, pero... —
Su manzana de Adán se movió—. La idea de que estés con alguien más...
incluso sólo enviando mensajes de texto... él... incluso antes de ver tu cara o
escuchar tu voz, Rube... no te quiero con nadie más. Eres mi Ruby, y lo has
sido durante mucho tiempo.
No había duda de que me desmayé. Con fuerza. Mi hermana Tali me habría
abofeteado en la cara, y Jasmine me habría dicho que madurara. Tal vez
debería haber cuestionado esto más. Tal vez debería haber reflexionado más
sobre esto, pero no iba a hacerlo. Sabía lo que sentía. Podía sentir lo que
Aaron sentía. ¿Qué más necesitaba?
Nada. Absolutamente nada.
—¿Significa eso que quieres besarme? —Fui y solté.
Él no se rió vocalmente, pero pude sentir las vibraciones que salían de su
pecho antes de que dijera, sonriéndome, —Ajá.
Quería besarme. Aaron quería besarme.
—¿No como amigo? —aclaré.
—No como amigo —confirmó, con diversión en sus palabras.
—¿Me lo dices porque sabes que ahora no soy virgen?
Hubo una pausa. Se congeló de nuevo. Y lo siguiente que supe fue que
Aaron había hundido su cara en mi cuello, sobre mi pelo. Y se estaba
riendo, riendo, mientras besaba donde estaría mi garganta, y todo en mí se
volvió loco.
—No —Pensé que había dicho—. Iba a decírtelo en algún momento.
Mañana, creo. Es que siempre me apuras.
Resoplé aún sintiendo que caía en arenas movedizas, en este lugar en el que
no sabía qué hacer.
¿Le gustaba a Aaron? Aarón. Le gustaba. ¿Yo?
Supongo que las señales habían estado ahí.
Y aún así...
—¿Qué se supone que debemos hacer ahora?
Su risa fue tranquilizadora, su palma se dirigió a la parte baja de mi espalda
mientras esos ojos marrones se clavaban en los míos con más amor y afecto
del que yo sabía qué hacer.
—Lo que quieras, RC. Sigue haciendo lo que hemos estado haciendo. Ya lo
resolveremos.
Capítulo 22
Que yo le gustaba a Aarón fue el primer pensamiento con el que me
desperté.
La posibilidad de que Aaron me amara fue el segundo.
Me había quedado despierta durante más de una hora después de llegar a mi
habitación la noche anterior, repasando todo lo que había pasado en la pista
de baile del restaurante, y aún no había sido suficiente tiempo. Pero entendí
lo que mi corazón pensaba, lo que intuía. Y eso era que Aaron Tanner Hall
me amaba. Tal vez no había utilizado las palabras, pero no había necesitado
hacerlo. Todo lo que necesitaba hacer era pensar en lo que pensaba de mí,
en cómo me trataba, y compararlo con cómo habían tratado a cada uno de
los chicos con los que habían salido mis amigas, y me sentía bastante
segura de ello.
Después de todo, ¿no había lanzado que le quería y él no había comentado
nada?
Tal vez alguien me diría que me estaba precipitando y llegando a una
conclusión que no era en absoluto la realidad, pero mi instinto pensaba de
otra manera. No creía que estuviera imaginando nada. Por otra parte, si era
así de maravilloso y no me amaba, podía vivir con ello para siempre. ¿Qué
era el amor si no era una simple palabra que la gente utilizaba para intentar
describir algo que no se explicaba fácilmente ni se cultivaba en una sola
acción o declaración?
Había crecido sabiendo que el amor era complicado. Pero sabía cómo era.
Cómo se sentía. Y había aprendido por las malas, a través de mi propia vida
y de las vidas de las personas que amaba, que había una línea muy fina
entre el amor y el odio. Decirle a alguien que lo amabas no significaba que
terminarían juntos. Era sólo una maldita palabra.
Así que no iba a preocuparme por ello.
Con mucho más ánimo que de costumbre, me levanté de la cama y me
duché, sintiéndome reanimada, sintiéndome incluso más fuerte y mejor que
antes porque había hecho lo que nunca pensé que sería capaz de hacer. Le
había dicho a una persona de la que estaba loca, locamente enamorada, que
no estaba segura de que pudiéramos estar juntos porque no estaba
cumpliendo las expectativas que yo tenía de ella.
¿Quién diablos era yo? ¿Una malvada? ¿Había alcanzado ya ese nivel?
Nunca, jamás, habría pensado que sería capaz de hacer eso. Jamás. Ni
siquiera en mi sueño más salvaje, pero si había algo que había aprendido
sobre mí misma rápidamente, era que me merecía algo mejor. Lo
necesitaba. No iba a conformarme con menos.
Y lo había hecho.
Incluso Jazmín me habría llamado mala perra.
Con el sol que parecía brillar directamente en mí, sintiéndome rejuvenecida
y estupenda, terminé de ducharme, me vestí y subí las escaleras
sintiéndome capaz de afrontar cualquier cosa. De verdad que sí. Después de
coger mi botella de agua, fui a la cubierta y tomé una gran bocanada de aire
salado, simplemente pensando para mí que esto es increíble.
Así que, fue el sol y yo sintiéndome bastante indestructible en general lo
que pude culpar de cómo transcurrieron los siguientes minutos.
Porque fue en ese momento cuando sonó el teléfono de la casa.
Y cuando me giré para mirar dentro, Aaron no estaba ya en la cocina como
las otras dos mañanas cuando había contestado.
Fue durante el segundo timbre, mientras había estado demasiado ocupada
concentrándome en el hecho de que el teléfono estaba sonando realmente,
que esta imagen de Aarón enojado y molesto por estas llamadas a las que se
había sometido, llenó mi cerebro. Entonces, me hizo enojar. Fue entonces
cuando prácticamente entré en la casa, sintiéndome como una Ruby
diferente de la que creía que era capaz.
Y contesté al estúpido teléfono que estaba en el armario junto a la nevera
con un malhumorado —¿Hola? que tampoco sabía que tenía en mí.
Hubo silencio al otro lado del auricular.
—¿Hola? —repetí, sonando tan agresiva como al principio.
—¿Hola? —respondió la voz femenina al otro lado, sonando vacilante.
—¿Puedo ayudarle?
Hubo una pausa antes de que la mujer se aclarara la garganta y dijera con
voz muy severa y clara:
—¿Puedo hablar con Aaron?
—¿Puedo preguntar quién llama? —Ya sabía quién era, pero había visto a
mi familia jugar lo suficiente como para saber cómo jugar a esto.
—Soy su madre —contestó la mujer con cierta dosis de acero en su voz.
—Ya veo —dije, pensando en las palabras que había usado anoche—.
Ahora mismo no está disponible.
—¿Puedo dejar un mensaje?
—Preferiría que no lo hicieras —dije, con sinceridad y de manera uniforme.
No volvió a decir nada durante un momento.
—¿Perdón?
—Preferiría que no lo hicieras —repetí.
—¿Con quién estoy hablando? —preguntó la mujer, con un toque de actitud
en su voz.
—Con su novia —dije antes de poder detenerme—. Y si vas a seguir
llamándole y molestándole, preferiría que no lo hicieras.
—Disculpa —Soltó su madre—. ¿Quién eres tú para...?
—Mira, no sé cuáles son tus intenciones al llamarlo, pero lo único que te
voy a decir es que realmente deberías pensar dos veces antes de obligarlo a
hablar contigo cuando lo único que haces es enfadarlo. Si realmente estás
intentando volver a su vida, tal vez debas tranquilizarte y hacerlo de otra
manera. Si no es así... no lo sé. Todo lo que sé es que no voy a dejar que le
arruines la mañana. Que tengas un buen día —dije. Luego colgué.
Ni siquiera dos segundos después, el subidón me golpeó.
¿Qué demonios acababa de hacer? ¿Acabo de decirle eso a la madre de
Aaron?
No podía creerlo.
No podía creerlo.
¿Quién era yo?
—¿Va todo bien? —sonó una voz que me hizo saltar en el sitio y cerrar de
golpe la puerta del armario.
Era Aaron.
—Oh, sí —tartamudeé—. Umm —Sabía que tenía que decírselo. No podía
no hacerlo. De todos modos, mi cara se puso roja—. Tu, ah, mamá llamó.
Estaba a medio camino de la cocina cuando se detuvo en el movimiento. Ya
con el bañador y una camiseta blanca, me parpadeó con sueño.
—¿Ha ido bien? —preguntó lentamente.
—Sí —dije, fingiendo el brillo en mi voz y fallando miserablemente—. No
digas que nunca he hecho nada por ti, ¿bueno?
Me miró fijamente durante tanto tiempo que me inquieté, pensando que
había hecho algo mal.
—No quería que te hiciera enfadar y te arruinara el día —Intenté explicar.
Aaron dio un paso adelante y luego otro y otro hasta que se detuvo frente a
mí, y con la rapidez de un relámpago, sus manos se acercaron a mi cara,
ahuecando mis mejillas en esas palmas ásperas y anchas. Una pequeña
sonrisa había empezado a cubrir su boca en algún momento. Justo antes de
besar cada una de mis mejillas con esa boca perfecta, dijo:
—¿Te he dicho hoy lo feliz que estoy de que estés aquí?

***

—Jazmín, Jazmín, escúchame…


—No.
—No estoy bromeando. Si tú, muslos de trueno —Ella no tenía nada
parecido a unas piernas enormes. Las de Jasmine eran el material del que la
gente soñaba. Piernas fuertes y atléticas que se veían muy bien con todo y
con nada. Pero no estaba dispuesta a hacerle un cumplido—: Rómpeme las
mallas y te haré un flequillo como cuando éramos niñas, ¿te acuerdas?
Hubo una pausa, y estoy segura de que, aunque ella no podía recordar
realmente haberme pedido que le cortara el pelo cuando tenía cinco años, y
el horrible corte de pelo que había seguido, había sido bien documentado
por nuestra madre en forma de foto. Ella sabía que había ocurrido. Entonces
mi hermana pequeña tomó su decisión.
—Me arriesgaré al flequillo. Me pondré tus mallas. Adiós, Squirt.
Y luego me colgó.
Todo lo que pude hacer fue básicamente toser una risa de sorpresa, cuando
no debería haberme sorprendido en absoluto.
—¿De qué te ríes?
Todavía estaba sonriendo cuando me giré en el asiento para encontrar a
Aaron de pie en la puerta con una cerveza y una botella de agua en cada
palma. Extendiendo la mano hacia la silla en la que normalmente se
sentaba, le di unas palmaditas en el reposabrazos mientras respondía a su
pregunta.
—Jasmine me envió un mensaje de texto preguntando dónde tenía algunas
de mis mallas, así que la llamé para preguntarle por qué preguntaba. Una
cosa llevó a la otra y le amenacé con cortarle el pelo si se las ponía y las
rompía. Entonces me dijo 'bye, Squirt' y me colgó.
—¿Son mallas especiales? ¿Qué son las mallas?
—Básicamente medias —Le sonreí—. Las que ella buscaba tienen gatos.
Creo que va a tener una cita si preguntas.
Aaron asintió mientras se sentaba, la mano con la botella de agua se
extendió en mi dirección. La tomé.
—Pantimedias de gato, ¿eh?
—Pantimedias de gato.
—Qué bonito.
¿Qué se supone que debía decir después de eso?
—También tengo unas con elefantes.
Levantó una ceja mientras se llevaba la botella de su cerveza a esa boca que
había tocado varios lugares de mi cara la noche anterior.
—Me gustaría verlas.
Fue en momentos como ese que deseé tener realmente algo de experiencia
coqueteando, en lugar de perder las palabras y no saber qué decir.
—Ojalá algún día puedas —dije, sin saber si eso era demasiado presuntuoso
o no.
Pero la sonrisa que me dedicó me dijo que no lo era.
—Un día —confirmó.
Abrí la boca y la cerré. Las preguntas me habían asaltado mientras salíamos
a pescar un poco más de vieiras durante un par de horas y luego cuando
pasamos la tarde limpiando nuestras capturas bajo la cochera con
cucharillas. Incluso había pensado en mis preguntas mientras me duchaba y
almorzaba. Y luego, mientras ayudaba a Aaron a preparar la cena, mi
cabeza se llenó hasta el punto de sentir que iba a estallar. Sabía que no
estaba siendo muy agraciada, ni elegante, ni misteriosa. La verdad era que
no era ninguna de esas cosas. Me gustaba que la gente fuera sincera
conmigo con sus expectativas y pensamientos. No se me daba bien captar
indirectas o intentar jugar con la gente. Así que simplemente lo hice.
Simplemente le pregunté a Aaron.
—¿Qué significa esto exactamente? ¿Tú y yo?
Sus cejas se alzaron cuando sus labios abandonaron el borde de la botella y
tragó pensativamente, uno de sus pies descalzos subió para apoyarse en la
rodilla contraria.
—Lo que tú quieras, Ru.
Eso no ayudaba nada.
—¿Qué significa eso?
Aaron sonrió.
—No quiero... sacar las cosas de proporción. ¿Tiene sentido? —pregunté
vacilante, su sonrisa se desmoronó en una más pequeña mientras sus ojos se
entrecerraban.
—¿Cómo lo sacarías de proporción?
¿Por qué esta conversación me estaba dando picazón e inquietud?
—Como si tal vez ambos nos gustáramos de verdad, pero tú aún quieres ser
soltero…
—No.
Le lancé una mirada y continué con mis ejemplos aunque no quería hacerlo.
—Como si yo te gustara, pero cuando no estamos juntos, tomamos nuestros
propios caminos y salimos con otros...
—Claro que no.
Parpadeé.
—¿No?
Toda su expresión cambió, y Aaron dejó la cerveza en una de las mesas
laterales.
—Hace meses que no me gusta que salgas con otras personas —Escupió las
palabras con tanto asco que no pude evitar enamorarme aún más—. Me da
rabia ahora mismo sólo de pensarlo, Ruby —dijo con esa voz grave—. Me
puse celoso cuando no te había visto, cuando no sabía lo mucho que me
gustaba tenerte cerca... cuando no había escuchado tu voz.... —Tragó saliva
—. Aunque no tuvieras... el aspecto que tienes, habría estado aquí, sintiendo
esto por ti. ¿Eso te ayuda a entender?
¿Qué tipo de sentimientos tenía?
Mi confusión debía ser aún evidente porque esos ojos marrones se clavaron
en los míos.
—Eres mi chica Ruby. Y si nos hubiéramos conocido y no hubiéramos
seguido ligando, entonces me sentiría de otra manera, pero no es así. No fue
así como funcionó entre nosotros.
Sacudí la cabeza lentamente, observando su rostro, perdida, todavía confusa
y un poco abrumada.
—No voy a ir a ninguna parte. Ni hoy ni mañana. Podemos hacer esto al
ritmo que quieras. Eso es lo que intento decirte. Vamos a avanzar, pero
podemos hacerlo cuando tú quieras —explicó.
—Sólo para asegurarme de que no te estoy malinterpretando...
Sonrió y yo sonreí.
—Sólo para asegurarme —reiteré—. ¿Estamos hablando de sexo?
Aaron inclinó la cabeza hacia atrás y se rió antes de mirarme una vez más y
ladeó la cabeza, con una amplia sonrisa.
—Hablaba de cogerte de la mano, de besarte, de sexo también, supongo —
Volvió a reírse—. ¿Qué voy a hacer? ¿Decirte que no?
Resoplé. No pude evitar observarlo, sintiendo de repente que tenía el
control por primera vez en mucho tiempo y sin saber muy bien qué hacer
con él.
—Sin embargo, ¿quieres tener sexo conmigo?
Las puntas de sus dedos subieron para presionar el espacio entre sus cejas
mientras reía y me miraba de reojo mientras seguía desternillándose.
—¿Por qué te ríes de mí? Quiero asegurarme de que lo entiendo —grité.
—Sé que lo haces, pero me hace reír que lo llames sexo.
—¿Por qué? Eso es lo que es.
—Maldita sea, Ruby —dijo, riendo de nuevo—. Pensé que estaríamos
teniendo esta conversación dentro de unos meses.
—¿Por qué?
—¡Porque sí!
—¿Porque qué? —pregunté, demasiado divertida para sentirme
avergonzada—. ¿Por qué eres tímido?
Aaron se sonrojó incluso mientras sonreía y negaba con la cabeza.
—Ven aquí.
Sentí que me animaba.
—¿Dónde?
Con ambas manos a la altura del pecho, me indicó que me acercara a él.
—Aquí.
Le miré y parpadeé, y eso sólo le hizo sonreír más.
—Ven aquí y podemos hablar de sexo.
Todo mi cuerpo se puso caliente y rojo. Definitivamente rojo.
Sinceramente, no me habría sorprendido que mis globos oculares se
hubieran salido de sus órbitas, y lo único que pude hacer fue reírme.
—Esto suena como el tipo de momentos de los que mi madre solía advertir
a Jasmine cuando empezaba a tener novios, y le preocupaba que terminara
embarazada.
—¿No tuvo esas charlas contigo?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No. Ni una sola vez. Eso me hace sentir un poco mal ahora que lo pienso.
Nunca tuvo la charla de sexo conmigo. Tengo veinticuatro años y todavía
estoy esperando.
Aaron se rió.
—Te lo contaré todo.
Gemí, y eso sólo hizo que se riera más.
—Eres horrible. Me haces esto a propósito.
Negó con la cabeza, sonriendo tan ampliamente que ese hoyuelo suyo
podría haber sido una estrella.
—Sabes que lo hago. Lo sé, Ruby. Te conozco. Esto corre de tu cuenta,
siempre y cuando sepas que no voy a ir a ninguna parte. No voy a renunciar
a ti. Estaba listo para ir a pelear con esos tipos con los que salías si la cosa
se hubiera puesto seria.
Tal vez estuvo mal que le mostrara la mayor sonrisa de la que era capaz,
pero no me importó.
Inclinó la cara hacia abajo, su expresión se volvió repentinamente seria.
—Esto no es para este fin de semana. Esto no es para el resto del mes —Mi
expresión debió ser escéptica porque me hizo un gesto hacia él de nuevo,
con su rostro solemne—. No se hace un vestido en un día, ¿verdad?
Con un nudo en la garganta, asentí.
—Normalmente.
—Los mejores te llevan cientos de horas de trabajo, ¿verdad?
—Sí —¿A dónde quiere llegar con esto?
—Un negocio no tiene éxito de la noche a la mañana. No se asciende en
una semana. Todo lleva tiempo. Todo lo que es importante y bueno y que
vale la pena, lleva tiempo. No soy el tipo de hombre que no sabe eso. Sólo
mirarte me hace feliz. Escucharte me hace feliz. Así que ven aquí si quieres,
pero sólo si quieres.
Me estaba matando. Tal vez ya lo había hecho y esto era una dimensión
alternativa. O el cielo. Podía ver que esto era el cielo si Aaron decía lo que
decía y todas las flechas apuntaban a mí. Tal vez fui ingenua. Tal vez había
sido increíblemente estúpida en mi vida en el pasado.
Pero no lo iba a ser ahora.
Así que me levanté y fui a ponerme delante de él mientras mi corazón latía,
latía, latía, frenético, frenético, frenético.
Y Aaron me sonrió mientras se sentaba recto en su silla, sus manos fueron a
mi cintura y me atrajo hacia él. Mi trasero fue a parar a uno de sus muslos,
mi cadera a la suya, mi hombro se hizo amigo del que él llamaba suyo.
Por primera vez en mi maldita vida, estaba sentada en el regazo de un
hombre. Había pensado en este momento una docena de veces en mi
pasado, pero cada vez había sido con alguien que no se parecía en nada al
que estaba a mi lado. Entonces pensé que nada me habría hecho más feliz
que sentarme en el regazo de ese otro hombre y ser el objeto de su afecto.
Eso es lo que había pensado.
Y habría sido una idiota. Un idiota.
Era como... este momento era lo que había estado esperando toda mi vida.
Como si cualquier otra cosa, si hubiera habido algo más, hubiera sido una
pálida y patética imitación. Habría sido una gota en un cubo que nunca
recordaría.
Pero esto, esto no era eso.
Sentada en el regazo de Aaron en la cubierta de su casa de la playa, con un
puñado de estrellas fuera, y los sonidos de la gente en la playa... era sólo
uno de una docena de otros recuerdos que ya había hecho con Aaron y que
nunca olvidaría.
Había salido cientos de veces con otras personas haciendo cosas que habían
sido divertidas en el momento, pero no podía recordar nada más que un
vago y nebuloso resumen del evento. Y quizás por eso supe que esto era
algo más. Cómo todo con Aaron era diferente. Era especial. En mi interior,
mientras vivíamos el momento, supe que nunca podría olvidar la forma en
que me sonrió cuando me senté en su regazo. Cómo sentía su mano en el
costado de mi muslo. Cómo sus ojos me miraban de la manera que siempre
había querido que me miraran, como si mi corazón estuviera rodeado de
abejas y mi piel cubierta de mariposas.
Nunca, nunca podría olvidarlo.
—¿En qué estás pensando?
Apretando los labios, me mordí el interior de la mejilla durante un segundo
mientras recorría su rostro con la mirada y dije:
—En ti.
—¿Sí? —preguntó divertido.
—Sí, señor modesto. No suene tan excitado —Me reí entre dientes—. Es la
primera vez que me siento en el regazo de alguien.
Esos ojos marrones recorrieron mi cara y la mano en mi muslo la apretó.
Con dedos temblorosos, toqué uno de esos hermosos y afilados huesos justo
debajo de su ojo, insegura de si esto era algo que podía hacer. Pero no dijo
nada. En cambio, se inclinó un poco más hacia mis dedos.
—¿Alguna vez te miras en el espejo y piensas, hombre, he tenido suerte?
Hubo un ruido agudo que me hizo mirar la cara que ponía Aaron antes de
que se riera y sacudiera la cabeza.
—¿De qué demonios estás hablando?
—Tú. ¿Alguna vez le das las gracias a tu madre biológica o a tu padre por
haberte dado la mejor estructura ósea del mundo? —pregunté, pasando el
dedo por el puente de su nariz.
—No —Se rió—. Nunca había oído eso.
Detuve mis dedos y le miré a los ojos.
—¿No lo has hecho?
Aaron arrugó la nariz y negó con la cabeza.
—No.
Hice un ruido de reflexión.
—Apuesto a que ha oído hablar muchas veces de lo guapo que eres.
Me apretó la mano en la cadera.
—A veces la gente sólo ve lo que está en el exterior y no siempre se
preocupa por todo lo demás, Ruby. Las apariencias pueden engañar.
Con mis dedos sobre el pómulo contrario, volví a mirar su cara,
preguntándome qué demonios le había pasado en el pasado para decir eso.
Entonces recordé, y seguí moviendo mis dedos a lo largo de su pómulo
mientras decía en voz baja y firme:
—Bueno, por suerte para mí, la mejor parte de ti está en el interior, ¿eh? —
Entonces detuve mis dedos y ahuequé su cara con ambas manos de repente,
esponjando sus mejillas juntas, sin mirarle a los ojos a propósito—. No sé si
alguna vez podré acostumbrarme a mirar esta cara. Es como si... no
debieras ser real. Como si yo no debiera ser real. Como si no debiera estar
sentada en tu regazo aquí mismo porque...
Aaron me rodeó y envolvió con sus largos dedos ambas muñecas, bajando
la barbilla.
—Acostúmbrate a verlo —dijo.
Y entonces corrió por mí.
Aaron se inclinó hacia delante, con sus dedos aún alrededor de mi muñeca,
y lentamente, tan lentamente que podría haberme movido en cualquier
momento o haberlo detenido, la punta de esa nariz perfecta tocó la mía.
Casi podía ver cada mota de color en sus ojos de lo cerca que estábamos, y
si tuviera algún poro en esa piel inmaculada, habría podido verlos mientras
frotaba la punta de su nariz contra la mía, haciéndome sonreír y sentir que
el mundo podría haber ardido en ese segundo y yo habría muerto con una
sonrisa en la cara.
—Podría acostumbrarme a los besos de esquimal —dije en un susurro.
Y en un movimiento al que nunca me habría dado crédito, incliné mi cara lo
suficiente como para presionar mi boca contra la suya. Fue un picoteo.
Labios secos sobre labios secos. El contacto duró sólo un segundo, antes de
que me apartara unos centímetros.
Entonces fue Aaron quien presionó su boca contra la mía. Dos segundos
antes de que se retirara.
Y luego nos turnamos. Yo durante tres segundos. Él durante cuatro. Yo
durante cinco. Él durante seis. Siete. Ocho. Nueve.
Al décimo picotazo, subí la boca para besar el labio superior. Y luego lo
metí en mi boca con un pellizco juguetón, como si realmente supiera lo que
estaba haciendo. Mi subconsciente debía de ser totalmente consciente de
que Aaron no sería quien lo llevara demasiado lejos esta vez, así que lo
hice. Fue mi boca la que se inclinó hacia un lado, la que rozó con mi lengua
la costura de sus labios. Fue mi mano la que se dirigió a su nuca para
sujetarlo. Mis dedos rozaron los suaves y cortos pelos de esa zona.
Pero fue Aarón quien abrió la boca y rozó la punta de su lengua con la mía.
No había besado a un montón de hombres, pero sí a bastantes, sobre todo en
los últimos meses. Y aunque había disfrutado de la mayoría de esos besos,
no era nada comparado con éste. Nadie me había erizado los pelos de los
brazos. Nadie me había robado el aliento de los pulmones ni me había
hecho retorcerme para obtener más. Nadie más me había hecho sentir que
era exactamente donde debía estar.
Aaron me besó y me besó y me besó con su mano alrededor de mi cadera,
las puntas de sus dedos justo debajo del dobladillo donde mi camisa se
había subido. Me abrazó a él y juraría que podía sentir algo duro y grueso a
lo largo de mi cadera. Y seguimos besándonos. Mi cara se inclinaba hacia
un lado y la suya hacia el otro mientras su lengua acariciaba la mía lenta y
tiernamente. Yo succionaba uno de sus labios entre los míos suavemente y
él hacía lo mismo conmigo. Nuestra respiración se hizo más fuerte. Mis
manos se adentraron más en su pelo. Mis pezones se pusieron duros y no
estaba segura de si temblaba por la brisa o por Aaron.
Lo que sí sabía era que fue él quien se apartó, su nariz tocando la mía
mientras dejaba escapar un suspiro contra mi mejilla con una risa seca que
no sonaba tan entretenida.
—Jesús, Ruby.
No pude evitar sonreír, sintiéndome muy satisfecha conmigo misma.
—¿Es eso una linterna en tu bolsillo o pensaste que ese beso era tan bueno
como yo?
Se rió directamente, con el pecho burbujeante.
—Estoy seguro de que estamos en la misma página sobre ese beso —
murmuró, sonando ligeramente sin aliento.
Fue mi turno de reír.
—¿Podemos repetirlo?
Capítulo 23
Me desperté con dolor de estómago a la mañana siguiente.
Era nuestro último día completo en San Blas y... la idea apestaba.
Realmente lo era. Siempre me había sentido aliviada al volver a casa
después de las vacaciones, echando de menos mi cama, mis cosas, mi vida,
pero aunque echaba de menos algunas partes, no echaba de menos
exactamente el resto. La verdad es que no. No lo suficiente como para
calmar el dolor de saber que era mi último día con Aaron.
Me había convertido en una de esas chicas aparentemente.
Y honestamente, no me importaba. Ni siquiera un poco.
No necesitaba mirar el reloj de mi teléfono para saber que eran casi las seis
de la mañana por el tono de púrpura que entraba por mi cortina. Aaron y yo
nos habíamos quedado despiertos hasta casi las dos, volviendo a la casa
para ver una película cuando la gente empezó a disparar fuegos artificiales
en la playa. Aarón se había puesto tenso cada vez que el sonido del pew,
pew del exterior se volvía particularmente fuerte, pero no le hice saber que
lo había notado. Ni siquiera estaba seguro de que lo hiciera, como si fuera
más instintivo que otra cosa. El resto del grupo había aparecido apenas una
hora después de ver los fuegos artificiales, y se había quedado en el sofá
para ver Stargate.
Cuando finalmente bajamos las escaleras y nos dirigimos a nuestras
habitaciones, pensé en preguntarle a Aaron si quería dormir en la habitación
conmigo, pero me acobardé y me limité a besar esa boca como si fuera la
mayor tarea que haría con gusto cada mañana por el resto de mi vida y la
siguiente si alguien me diera la opción.
Pero fue su mano, que me cogió por la nuca mientras acercaba su boca a la
mía, la que me hizo ponerme de puntillas. Con la misma rapidez con la que
se inclinó hacia mí, se retiró y me besó rápidamente una de las mejillas.
Yo era una perdedora. Una verdadera, verdadera perdedora.
Con la cabeza llena de mierda, me duché y me afeité como de costumbre y
subí las escaleras, sabiendo que eso era lo máximo a lo que llegaría mi
rutina matutina. En lugar de salir a la terraza como casi todas las mañanas,
abrí la nevera y empecé a sacar ingredientes. Acababa de terminar de
deslizar la primera tortilla en un plato cuando las escaleras chirriaron por el
peso. Efectivamente, era Aarón, recién duchado y con un aspecto no tan
cansado como el habitual.
Pero había algo en sus ojos que no había visto antes.
—Buenos días.
—Buenos días, RC —respondió con esa voz tranquila y áspera, caminando
lentamente hacia mí—. ¿Qué estás haciendo?
—Tortillas —dije—. Ya te hice una. Me imaginé que querrías dos al menos,
¿no?.
Su mirada se dirigió a la sartén que tenía en la mano antes de asentir.
—¿Necesitas ayuda?
—No —Volví a mirar hacia la estufa—. Esta mañana me toca a mí.
No iba a estar triste. Hoy iba a ser un buen día. Un gran día. Uno que no
terminara lloriqueando en mi almohada porque mañana volaría de vuelta a
casa.
No. Hoy iba a ser un buen día si tenía algo que decir al respecto.
—¿Estás enfadada con los huevos o qué? —Llegó la divertida voz de
Aaron.
Me detuve con el batidor en la mano y miré el brebaje excesivamente batido
en el bol.
Debía de estar ya a mi lado porque su cadera se cruzó con la mía, casi
asustándome.
—Acércate. Te ayudaré para que termines más rápido y puedas sentarte
conmigo.
Así que pude sentarme con él.
Las lágrimas pincharon en el fondo de mis ojos y dejé de parpadear para
que no se les ocurriera lo que iban a hacer a continuación. Los siguientes
minutos pasaron rápidamente, pero lo más memorable fue evitar
ávidamente los ojos de Aarón mientras nos movíamos uno alrededor del
otro, haciendo dos tortillas más en la mitad del tiempo que me había llevado
hacer la primera.
—¿Quién te enseñó a cocinar? —dije, más o menos, con un graznido,
sabiendo muy bien que él tenía que haber oído el tono de mi voz.
—Mi madrastra, mi ex-madrastra —respondió—. Ella sólo hacía el
desayuno y la cena. Si teníamos hambre el resto del tiempo, íbamos por
nuestra cuenta a por comida. No iba a ser la criada de nadie, solía decir.
Eso me hizo sonreír.
—Mi madre decía lo mismo.
Pude ver cómo intentaba establecer contacto visual conmigo, pero no
conseguí encontrarme con él a mitad de camino. No podía. Sabía que
lloraría. Sólo necesitaba... otro segundo. O cinco.
—Yo también he encontrado algunas recetas por mi cuenta, si puedes
creerlo —dijo sarcásticamente.
Todavía no estaba de humor para el sarcasmo, no cuando sentía que había
un abismo gigante en mi pecho que se hacía más grande a cada segundo.
—Es difícil de creer —respondí débilmente.
Hubo una pausa. Un silencio. Y luego un suspiro, segundos antes de que
dos brazos me rodearan por detrás, una boca hablando contra mi oído:
—No hay nada por lo que estar triste, ¿bueno? Este no es nuestro último
día.
Aspiré un poco y no hice ningún sonido antes de susurrar:
—Me molesta lo bien que me conoces.
—Vaya mierda.
Eso me hizo reír, aunque sonara aguado y casi desconsolado.
—¿Ves? Todo va a estar bien. Vamos a desayunar en la terraza, ¿sí?
Y eso es exactamente lo que hicimos.

***

—¿Crees que has comprado suficiente leña?


Aaron se rió mientras dejaba caer los dos últimos fardos de leña sobre la
manta que yo había colocado cuando me pidió que le ayudara a montarlo
todo.
—Esto es todo lo que tenían —explicó—. Me sorprende que les quedara
esta cantidad después del 4 de julio de ayer. Pásame cuatro piezas, ¿quieres,
stalker?
Fue mi turno de reírme mientras le entregaba lo que había pedido.
Habíamos salido a la playa justo después de la cena, encontrando el lugar
que habíamos encontrado antes y que otros habían utilizado como fogata.
Había grandes y pesadas rocas alineadas en un gran círculo. Aquella
mañana, cuando salimos a la playa, conmigo con el ridículo y enorme
sombrero, me di cuenta de que sólo había la mitad de la gente que había
estado tomando el sol y nadando el día anterior. Había sido otro doloroso
recordatorio de que todo este viaje estaba llegando a su fin.
Pero intenté que no se me notara en la cara. Sonreí a Aaron cada vez que
había estado mirando, y cada vez que no lo había hecho. Iba a devorar cada
momento que nos quedaba juntos y a guardarlo todo para cuando no
estuviéramos. Y luego, entonces, pensaría en todas las cosas que había
dicho y en todas las cosas que había insinuado y en todas las cosas que me
había prometido. Sólo quería tragarme todo lo demás mientras tanto.
—¿Necesitas ayuda? —pregunté mientras caminaba en círculo alrededor de
la fosa, mirando al centro de la misma con un surco entre las cejas.
Aaron soltó una risita.
—Sé lo que estoy haciendo.
—No he dicho que no lo sepas.
Caminó directamente frente a mí, rozando con sus dedos mi mejilla antes de
agacharse.
—Fui un Eagle Scout.
—¿De verdad?
—Sí —respondió.
—Es difícil conseguir la insignia por eso, ¿no?
Uno de esos ojos marrones me miró por encima del hombro.
—Sí.
—Siempre quise ser un Brownie.
Pude ver cómo se detenía donde estaba, con las manos sueltas frente a él
mientras acomodaba la madera en forma de tipi.
—¿No pudiste?
—No. No había dinero. Mi madre no tenía tiempo para llevarme a las
reuniones —Me retorcí las manos—. Tenía trabajo y escuela nocturna. Fue
duro. Quizá algún día, cuando sea mayor, pueda dirigir mi propia tropa o
algo así. Eso sería divertido.
—¿Tu madre fue a la escuela nocturna? —preguntó, dándome la espalda.
—Oh, sí. Por eso estábamos tan unidos. Volvió a obtener su título justo
después de que mi padre se fuera. Había dejado la universidad cuando se
casaron. Así es como se conocieron. Ella era pasante en una empresa en la
que él trabajaba. Era joven y quería tener hijos. Después de eso, obtuvo su
maestría; quería ser una auditora. Ella es algo increíble. No pensé
demasiado en ello cuando era una niña, todo lo que sabía era que ella se iba
mucho y mi tía y mi abuelo nos cuidaban todo el tiempo durante la semana.
Entonces los sábados eran para los deberes y los domingos eran nuestro día
familiar. Nos pidió disculpas varias veces cuando ya éramos mayores, pero
todos le dijimos que no tenía nada de qué disculparse. Se dejaba la piel por
nosotros.
—Mi padre también trabajaba todo el tiempo, así que sé lo que quieres
decir, pero a él le gusta trabajar.
El recuerdo del trabajo de su padre hizo que una sensación de malestar me
llenara el estómago. ¿Me he hecho la tonta o he dicho algo? Observando las
líneas de su espalda, supe mi respuesta en el momento en que la cuestioné.
—Aaron.
—¿Sí?
—Sabes que no me importa que tu padre esté forrado, ¿verdad?
Lenta, lentamente, giró sobre sí mismo y me miró fijamente.
Sonreí.
—Sé que parezco bastante inconsciente, pero no lo soy.
—Ruby...
—Ojalá me lo hubieras dicho tú mismo.
Su boca se abrió y se quedó boquiabierta, la piel de su cuello se volvió rosa
y se oscureció mientras el color subía por la línea de la mandíbula y llenaba
sus mejillas.
—Iba a hacerlo. Es que...
Levanté la mano para detenerlo.
—No es asunto mío. Sólo quería que supieras que lo sabía, ¿bien?
Me di cuenta de que Aaron estaba incómodo. Avergonzado tal vez. Y
sinceramente, podría haberle repetido una docena de veces que estaba bien
que no hubiera sido sincero sobre su familia o sobre quién era el dueño de
la casa de la playa pero... ¿por qué? Había herido un poco mis sentimientos
cuando me enteré y até cabos. Entendía por qué lo había hecho. Lo
entendía.
Pero...
Todavía no me lo había dicho, y eso me hizo doler un pelo. Sólo un pelo.
No podía curar los problemas de confianza de la noche a la mañana.
—Ru…
Poniéndome de pie, tomé un tronco de la pila y caminé hacia el otro lado
del pozo.
—Necesitas otro. No fui un Eagle Scout, pero puedo decir que eso se va a
caer en poco tiempo.
La boca de Aaron pareció abrirse antes de cerrarla y pegar una sonrisa
apretada en su boca con un movimiento de cabeza y un trago que
probablemente asumió que yo no había notado, pero lo había hecho.
—¿Todavía no has conseguido encender el fuego? —Llegó la voz de Max
un momento antes de que empezara a levantar arena a unos metros de
distancia, deteniéndose en el borde de la fosa con las manos en las caderas
—. ¿Necesitas que lo haga yo?
Aaron soltó una carcajada apretada al mismo tiempo que Max le lanzaba
una mirada sucia.
—¿Hacerlo tú? Claro.
Max puso los ojos en blanco.
—Algunos llegamos a la edad adulta sabiendo cómo hacer las cosas y no
necesitamos estar en los Scouts.
—¿Por eso me hiciste cambiar tu neumático dos veces?
Max parpadeó.
—Que te den por culo.
Discutieron durante la siguiente hora mientras Aaron encendía el fuego,
después de refunfuñar sobre la leña. Luego, Brittany, Des y Mindy se
dirigieron a la playa con bolsas de plástico en las manos justo cuando el sol
se ocultaba por completo tras el horizonte y todo se oscurecía. En la playa,
pude ver otra pequeña hoguera en marcha. Me senté en una de las sillas que
habían traído de la casa y me froté las manos en las pantorrillas para
calentarlas mientras el fuego crecía. Mindy se acercó y tomó asiento a mi
lado, pasando casi todo el tiempo escribiendo en su teléfono. A medida que
pasaban los minutos, me resultaba más difícil aceptar que aquella era mi
última noche aquí sin darle importancia.
Aaron estaba en su elemento con sus amigos, discutiendo con Des y Max
sobre todo y cualquier cosa. Yo me limitaba a observarlo. En un momento
dado, justo cuando empezaron a sacar las bolsas de malvaviscos, galletas y
barras de chocolate, hicimos contacto visual. Le guiñé un ojo.
—Creo que voy a sentarme... allí —dijo Mindy bruscamente, levantándose
sin dudar y yendo hacia el otro lado.
Observé a Aaron sonreír mientras se ponía en pie también y le daba una
palmadita en el hombro mientras se cruzaban. Luego me tocó a mí sonreír
cuando se detuvo frente a mí, sus dos manos fueron a acariciar la parte
superior de mi cabeza antes de deslizarse hacia abajo hasta apoyarse en mis
hombros.
—¿Qué haces sentada aquí sola?
Me encogí de hombros.
—Nada. La silla estaba sola aquí.
Frunció el ceño mientras se ponía de rodillas en la arena, separando mis
piernas en el camino. Aaron se acomodó en el espacio, su espalda contra el
asiento, mis rodillas a cada lado de sus hombros. Sus manos se dirigieron a
mis tobillos, rodeándolos. El lado de su mejilla se apoyó en el interior de mi
rodilla. Podía sentir su aliento en ella, y eso me decía que estaba hablando.
Me incliné hacia delante y me acerqué lo suficiente para oírle.
—¿Qué has dicho?
Me miró con el rabillo del ojo mientras retiraba mi mano de donde la tenía
apoyada en mi muslo, llevando la palma a sentarse justo sobre esos
pectorales perfectamente construidos, el músculo tenso, su cuerpo caliente.
Pero fue la sensación de su corazón latiendo constantemente lo que me
relajó.
—He dicho que podría sentarme aquí el resto de mi vida.
—¿Oh? ¿Eso es todo lo que dijiste?
Pude ver cómo la comisura de su boca se levantaba en una lenta sonrisa.
—Sí.
Froté mi mano en un círculo sobre su pecho, sintiendo más de su cuerpo en
mí.
—Siento no habértelo contado —dijo en mi rodilla.
—No pasa nada.
Sacudió la cabeza.
—No está bien. Lo siento, Ru. Es que...
Moví mi mano para alisar el pelo corto de su cabeza, y se inclinó hacia mí.
—De dónde vengo, todo el mundo sabe de mi familia. No es un secreto.
—Estoy segura.
—No, quiero decirte que... vives a la sombra de tu familia durante mucho
tiempo, y cuando ya no quieres estar en ella, todo el mundo piensa que eres
un tonto.
—No eres tonto. ¿Quién te hizo sentir así? —pregunté un poco a la
defensiva.
—Todo el mundo —Su boca tocó el interior de mi rodilla—. Por eso me
metí en el ejército. No sabía lo que quería hacer, pero sabía que no quería ir
a la universidad y unirme al negocio familiar como había hecho mi
hermano, y mi padre antes que él. Es lo que todo el mundo esperaba. Es lo
que todo el mundo ha hecho siempre. Entrar en uno de los negocios
familiares.
¿Había más? Pero en lugar de eso pregunté:
—¿Pero no quieres?
Una de las manos de Aaron rodeó mi pantorrilla desnuda.
—No. La verdad es que no —Hubo una pausa—. Ya no sé, Ru.
—Entonces no lo hagas —dije con la misma facilidad con la que siempre
me decía que podía hacer todo y cualquier cosa—. O hazlo. Esto va a sonar
muy cliché, pero es la verdad: puedes hacer lo que quieras. Cualquier cosa.
Ya lo descubrirás. Que no quisieras ir a la universidad hace años no
significa que no puedas hacerlo en el futuro. Puedes seguir en el ejército si
quieres. Puedes hacer cualquier cosa. Mientras seas feliz, nunca podrás ser
un fracasado. No tienes que hacer una tonelada de dinero para tener éxito,
sabes. Mírame, prefiero ser pobre y estar estresada que tener un trabajo fijo
que odio —Dudé—. Quizá no sea el mejor ejemplo. Lo único que digo es
que hagas lo que quieras. Eso es lo que siempre me predicas, ¿no?
Hizo un sonido de chufla contra mi pierna mientras la acariciaba desde la
pantorrilla hasta el tobillo y de nuevo hacia arriba. Aarón no dijo nada
durante un rato, su mirada se mantuvo hacia adelante en el fuego.
Con la mano que no estaba en su pecho, toqué su suave pelo rubio y me
incliné más cerca de su oído.
—Yo tampoco sé qué hacer con mi vida, ¿sabes? Pero alguien que conozco
me dijo que no renunciara a mis sueños. Sabes que te ayudaré a resolverlos
de cualquier manera que pueda, al igual que sé que tú me ayudarás de
cualquier manera que puedas. Ruron, ¿recuerdas?
Eso le hizo inclinar la cara hacia un lado, mirándome por encima del
hombro, pensativo. Antes de que pudiera reaccionar, antes de que pudiera
siquiera pensar, apretó su boca contra la mía. Labio con labio, sólo una
presión, y luego un picoteo en la comisura antes de que sonriera
suavemente y asintiera casi con vacilación, como si creyera en lo que yo
decía, pero aún estuviera un poco inseguro.
Y eso estaba bien. Porque no iba a dejar de decirle lo que necesitaba oír.
Nunca.
Ninguno de los dos habló mucho mientras comíamos bollos asados en la
hoguera, y horas más tarde, una vez que el fuego se había apagado lo
suficiente como para sofocarlo por completo, regresamos a la casa. Mi
cabeza estaba llena de todo tipo de cosas en las que quería pensar y todo
tipo de cosas en las que no quería pensar.
Pero había una cosa en la que no podía dejar de pensar.
Y ese pensamiento en particular se me quedó grabado cuando volvimos a la
casa y me desvié para ducharme porque olía a humo. Con ese mismo
pensamiento todavía en mi cabeza mientras me vestía, me dije a mí misma
que sólo tenía que vivir esta vida una vez. Sólo una vez.
Y que, en algún lugar de mi interior, era la valiente de veintiún años que
había hecho algo que no podía imaginar volver a hacer. Excepto que esta
vez, fue con alguien que cada parte de mí estaba convencida de que me
amaba. Que me quería y que no tendría miedo de ocultarlo, si hubiera algo
que ocultar.
Pero no lo había.
No lo había, pero si lo hubiera habido, Aaron nunca me habría convertido
en su sucio secreto.
Nunca.
Así que cuando vi la luz que entraba por debajo de la puerta de su
habitación, con la puerta ligeramente agrietada, me sacudí el cosquilleo que
salía de las yemas de los dedos y me dije a mí misma que era una persona
diferente a la que había sido incluso hace unos días.
Empujé la puerta un poco más, los nervios zumbaban a lo largo de mi piel
tratando de convencerme de que tenía miedo. Los ignoré tanto como pude.
Si iba a ser valiente por alguien, debía serlo por Aaron.
—¿Yuujuuu? —Intenté preguntar, pero me salió como un susurro.
Estaba arrodillado frente a la cama, con la maleta abierta de par en par
mientras rebuscaba en ella, pero en el momento en que hablé, dejó lo que
estaba haciendo y se asomó, sonriendo con facilidad.
—¿Estás bien?
—Sí —dije, empujando la puerta para abrirla más—. ¿Puedo entrar?
—No hace falta que me lo pidas, Rubes —dijo en tono burlón—. Como si
fuera a decirte que no quiero verte.
¿Cómo me ha hecho esto? ¿Cómo? Tragándome el nudo en la garganta,
finalmente abrí la puerta de par en par y entré, cerrando y asegurando la
puerta tras de mí. Los ojos de Aaron se mantuvieron en mi cara todo el
tiempo, obviamente consciente de que acababa de salir de la ducha por lo
mojado que tenía el pelo, recogido en un nudo en la parte superior de la
cabeza. Le sonreí mientras me acercaba a su cama y me sentaba en el borde
de la esquina más cercana a él.
—¿Buena ducha? —preguntó, poniéndose en pie con una camisa limpia y
unos bóxers en la mano.
Asentí con la cabeza, haciendo todo lo posible por ignorar las mariposas en
mi estómago que se volvían locas ante lo que demonios iba a decir. Algo
debió de quedar patente en mi cara porque Aaron puso una expresión
bobalicona.
—¿Qué pasa?
—No pasa nada —dije entre dientes.
Levantó una ceja.
—No pasa nada.
Su ceja seguía sin ir a ninguna parte.
—Aaron.
—Ruby.
—Aaron, de verdad.
—Ruby, de verdad.
Gemí y me dejé caer en su cama con un suspiro, mirando al techo como si
me fuera a dar unas bolas de acero mágicas que me habían faltado toda la
vida. El colchón se hundió y no necesité ver la cara de Aaron para saber que
estaba a mi lado... acercándose a mi cadera por la forma en que se movía la
cama y por el calor que golpeaba mi piel.
Su mano se posó sobre la que yo tenía apoyada en mi estómago y emitió un
pequeño sonido.
—Dime qué pasa.
¿Quería mirarlo a los ojos mientras decía lo que quería decir? No. La
verdad es que no.
¿Debería hacerlo?
La respuesta a eso fue un desafortunado sí.
Deslizando los codos sobre el edredón que acababa de darme cuenta de que
había sido confeccionado con esmero en algún momento, me apuntalé y
dejé salir la profunda respiración que no había notado que había estado
conteniendo. Me había cepillado los dientes y me había enjuagado la boca
mientras estaba en el cuarto de baño, así que al menos eso era. Aquellos
ojos marrones me miraban con intención, y su boca se torció lo suficiente
como para que ese hoyuelo suyo apareciera.
Ahora o nunca, Ruby. Era la hora del juego.
Tragándome el pomelo en la garganta, casi susurré:
—¿Puedo dormir contigo esta noche?
Los ojos marrones parpadearon.
Ahora o nunca, me repetí. El mundo era para los fuertes.
Así que seguí adelante.
—Y por dormir, me refiero a más tarde, si sabes lo que quiero decir.
Él sabía lo que quería decir. Siempre sabía lo que quería decir.
—No tienes que hacerlo si no quieres —Me apresuré a decir, sintiendo que
mis imaginarias bolas se alejaban y se escondían.
El rosa y el rojo subían desde el cuello de la camiseta de Aaron, subiendo,
subiendo, mientras él estaba sentado sobre sus talones, mirándome como si
no pudiera creer lo que acababa de decir. Yo tampoco podía. Deshaciendo
mi mano de su agarre, levanté los dos puños hacia mis ojos y dejé escapar
un gemido.
—Podemos fingir que no he dicho eso también. Es una opción.
Probablemente sea nuestra mejor opción. ¿Sabes qué? Hagamos eso.
¿Trato?
Su risa no fue inmediata. Tardó unos segundos en salir de él, todo contento
como un gran gato. Al mismo tiempo, el colchón se hundió y tembló aún
más. El calor de su cuerpo me llegó desde los dedos de los pies hasta el
pelo. Me apartó las manos de la cara con suavidad, y cuando sentí que la
cama se hundía justo al lado de mi cabeza, abrí un ojo para encontrar a
Aaron inclinado sobre mí, con su hoyuelo al aire, básicamente listo para
demoler mi vida.
Y sonreía a pesar de que su cuello estaba rosado y parecía debatirse entre
varias emociones diferentes que no podía precisar exactamente.
Fue mi turno de parpadear.
—¿Por qué sonríes?
Se rió. En voz alta.
—Alguien está de mal humor.
Cerré los ojos y gemí.
—¿Qué tal esa hoguera?
Aaron volvió a reírse, con todo su cuerpo estirado junto al mío, y me
encontré mirándolo de nuevo. La mano que sostenía para sostenerse se
movió, cambiando para ahuecar mi mejilla mientras él seguía sonriendo,
esos ojos marrones rebotando de uno a otro de los míos.
—Ruby, no vamos a fingir que eso no ha pasado.
—¿Qué?
—Eso. Lo que dijiste.
Manteniendo mi cara neutral, dejé que mis ojos se abrieran completamente
y me encogí de hombros bajo su mirada.
—No sé de qué estás hablando.
Su risita me hizo sonreír, aunque no quería hacerlo.
—Me has frito el cerebro por un segundo —explicó con calma,
sonriéndome como si yo fuera lo más divertido del mundo. O la más tonta
—. No puedes decirme eso y esperar que pueda pensar después.
—No debería haberte puesto en un aprieto de esa manera —Intenté
retroceder con una disculpa—. No tenemos que...
Aaron me besó. No un picoteo. Se metió dentro. Su boca se amoldó a la
mía, su lengua lamió mi labio superior durante todo un segundo, antes de
que lo dejara entrar. Y así como así, nos estábamos besando con él
revoloteando sobre mí. Me besó y me besó, profundizando con cada
movimiento de su lengua. De un lado a otro, besando y besando.
La verdad es que: No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. De lo que se
suponía que debía hacer. Había besado a otros chicos antes, pero nunca
había sido con nosotros acostados. Pero sobre todo, nunca había sido con
Aaron. Con alguien que me volvía loca. Alguien en quien no podía dejar de
pensar. Alguien que me hacía sentir viva y especial y como si pudiera
enfrentarme a cualquier cosa.
Él sabía que yo era bastante inexperta. Sabía que él no lo era. Pero quería
que recordara esto. Pasara lo que pasara.
Esperaba que pasara exactamente lo que yo quería que pasara.
Porque eso es lo que no había podido dejar de pensar. Había esperado toda
mi vida para tener sexo una vez. Y ahora... bueno, ahora no quería esperar.
Esa única vez no había sido increíble ni legendaria. Había dolido y había
sido incómodo, y había sido apresurado.
Y no había significado nada.
Y Hunter no me había besado ni de lejos como lo hacía Aaron. Como si
estuviera tomando mi fuerza vital cada vez que su boca rozaba la mía, como
si no pudiera dejar de besarme. Como si no tuviera suficiente.
Fue con ese pensamiento que lo rodeé con mis brazos. Una mano se dirigió
a su nuca y la otra a la parte baja de su espalda, deslizándose por debajo del
dobladillo de su camisa para tocar toda esa piel suave y cálida. Él lo era
todo. Todo.
—Jesús, me encantan tus labios —susurró, apartando de repente su boca
con un jadeo. Su cara estaba a sólo un par de centímetros por encima de la
mía, su pecho rozando el mío con cada respiración. Esos ojos marrones
rebotaron por toda mi cara durante un momento antes de que volviera a
bajar su boca, salpicando de besos con la boca cerrada a lo largo de mi
mandíbula, uno, dos, tres, y luego por la columna de mi cuello,
deteniéndose en el segundo beso, dándole una fuerte chupada que me hizo
inclinar la cabeza hacia atrás para obtener más, más, más. Aaron gimió en
mi piel, su cuerpo se desplazó hasta que el codo junto a mi cabeza se movió
y una mano se deslizó bajo el dobladillo de mi camisa, esa gran palma
cubriendo la mayor parte de la piel de mi estómago.
Aaron movió esa hermosa boca por mi garganta, sus labios se demoraron en
medio de ella, alternando entre besos y esa succión que me hacía contener
un gemido cada vez. Los dedos sobre mi estómago se movían lentamente en
círculo, burlándose y tocando, sin subir nunca demasiado.
Lo único que pude hacer fue inclinar la cabeza hacia arriba para atrapar la
boca de Aaron en otro beso.
No estoy segura de quién empezó a quitarse la ropa primero, si fui yo la que
le sacó la camiseta por la cabeza o si él lo hizo con mi camiseta de tirantes
antes. Todo lo que sé es que, en cuestión de segundos, ambos estábamos sin
camiseta. Los ojos de Aarón rozaron mi pecho, su respiración mucho más
agitada de lo que hubiera esperado.
—He venido preparada —dije entre dientes, haciendo un gesto hacia mi
pecho sin sujetador, tratando de aligerar el ambiente.
Era como si no me hubiera oído, ya que me miraba con tanta atención.
Tragué saliva cuando su mano se acercó a mí y me puso el pecho en la
palma, tragándoselo por completo con el color dorado oscuro de su piel,
que me hacía parecer casi pálida a pesar de las horas que había pasado bajo
el sol esta última semana. Su mano era cálida y su movimiento suave, pero
sus dedos fueron todo lo contrario cuando su pulgar e índice fueron a
pellizcar un pezón que se había puesto duro en el momento en que había
empezado a besarme.
—Eres tan malditamente hermosa, Ru —susurró Aaron, palmeando de
nuevo el ligero peso de todo mi pecho, sus ojos iban y venían entre mi
pecho y mi cara. —No puedo pensar cuando te miro así —Sonrió, nuestros
ojos se encontraron de nuevo, y se inclinó hacia delante para besarme—.
Recuéstate para mí —dijo, alejándose apenas un centímetro.
Estaba un poco asustada. Sólo un poco. Más nerviosa que nada,
sinceramente, sobre todo porque estaba sentada allí, prácticamente desnuda,
sólo diciendo hola mírame. Este hombre hermoso y perfecto, que más que
probablemente había salido con puñados de mujeres hermosas antes que yo,
mirándome a mí y sólo a mí. Sin presión.
Pero hice lo que dijo. Me tumbé de espaldas, mirándole mientras se ponía
boca abajo, y su palma se deslizó desde el lugar en el que había estado
tocando mi pecho, con los dedos extendidos, hacia el centro de mi
estómago y se detuvo directamente en el centro de mi vientre. Aaron me
observaba, y no había dejado de observarme, sus párpados se volvían
pesados, su respiración era cada vez más fuerte. Y se movió, su cabeza se
cernió directamente sobre mi pecho, y de un latido a otro, su boca
descendió.
Besó el lado de mi pezón. Luego besó el otro lado. Por encima de él. Por
debajo. Su lengua dibujó un círculo alrededor del duro nódulo, y luego,
finalmente, lo succionó en su boca.
Yo arqueaba la espalda como una loca. Aspirando un aliento, un siseo, algo,
haciendo un ruido que no creía posible que creara un ser humano. Lo sentí
exhalar en pequeñas bocanadas contra la humedad de lo que había dejado
en mi pecho. E hizo exactamente lo mismo con su hermana, esa mano suya
moviéndose arriba y abajo en mi estómago, desde el espacio entre mis
pechos, hacia abajo, hasta el dobladillo de los pantalones cortos de dormir
que tenía puestos.
—Ruby, Ruby, Ruby —susurró, volviendo a chupar el capullo, suave y
duro, usando la punta de su lengua para acariciarlo mientras estaba dentro
de su boca, y luego dejando de hacerlo.
Me retorcía como una loca, deseando más, deseando todo lo que había visto
antes en las películas y en el porno. Me estremecí, me estremecí.
—Por favor —susurré—. Por favor.
Pero en lugar de eso, Aaron se retiró. Me observó. Y lentamente se puso de
espaldas a mí, sus manos se dirigieron a sus caderas, y cuando me senté, le
vi bajarse el bañador. Observé cómo surgía una línea de pelos de color
marrón claro y vi cómo aparecían más pelos recortados, luego una base
gorda y cilíndrica, y poco a poco, centímetro a centímetro de color rosa
pálido, la longitud de su polla salió a la superficie hasta que rebotó hacia
arriba, apuntando directamente al aire. Era largo, más grueso en la base, y
con una cabeza de color rojo intenso que parecía tener una pequeña lágrima
blanca en la punta. Aquellas losas de sus abdominales parecían agitarse con
una respiración acelerada que yo nunca habría esperado de él mientras
pateaba el tronco por la habitación para quedarse allí desnudo.
No sabía qué había hecho en otra vida para merecer el cuerpo que yacía
junto al mío, pero lo único que sabía era que, fuera lo que fuera, lo habría
hecho mil veces por una sola oportunidad de volver a ver a Aaron así. Esas
delgadas caderas, las crestas de músculos a lo largo de sus oblicuos que
parecían apuntar directamente al gran pene que se inclinaba hacia su
ombligo, y esa cara...
—Me siento como si fuera mi cumpleaños —susurré, sin poder dejar de
sonreír. Aaron se sonrojó más, pero me devolvió la sonrisa—. ¿Puedo...?
—Lo que quieras —dijo, tragando con fuerza, observando cómo me
enderezaba y me sentaba, acercándome lentamente.
Primero alcancé su estómago, moviendo mi mano de una costilla a la otra.
Bajé la mano por el centro, pasando por el hueco de su ombligo, pasando
por el rastro de pelos rubios y marrones que bajaban, uno al lado del otro
con finas venas, hacia la mancha más gruesa en la raíz de su pene. Acababa
de rozar su vello púbico, y Aaron acababa de arquear sus caderas hacia
arriba con una respiración agitada, cuando empecé a mover mi mano de
nuevo hacia arriba, hacia sus pectorales, observando su cara para
asegurarme de que no estaba haciendo nada mal.
Con la mano apoyada en él, me froté sobre uno de los pectorales, sintiendo
el vello plano de su pecho que me hacía cosquillas en la palma. Incluso
froté el pulgar alrededor del rosa de su pezón antes de moverme y rodear su
otro pectoral, el músculo firme y cálido. Y luego bajé la palma de la mano
una vez más, recorriendo con las yemas de los dedos las placas de sus
abdominales, observando en trance cómo contenía la respiración mientras
lo hacía.
—¿Por qué eres tan guapo? —pregunté, juntando mi otra mano para poder
sentir todo su estómago con ambas, como si nunca más tuviera esta
oportunidad.
Aaron dejó escapar un suspiro que podría haber pasado por una carcajada si
no hubiera sonado tan doloroso.
—Puedes darles las gracias a mis padres en otro momento —gimió
básicamente, arqueando la espalda y dejándose tocar por mí.
Yo sonreí. ¿Cómo podría no hacerlo? Bajando a mi lado, fue mi turno de
estirarme contra él, estirándome contra este hermoso hombre desnudo que
parecía ser mío. Que parecía que era mío. Como si me perteneciera.
Levantando mis ojos hacia su cara, bajé mi boca para rozar mis labios
contra la losa de las costillas más cercana a mí, escuchando su siseo. Era
suave y tan cálido que lo único que quería hacer era envolverlo y
empaparlo.
Pero no lo hice. Acerqué mis labios a su ombligo y le di un beso a la piel
justo encima.
—Ruby —siseó—. Ven aquí.
—Estoy aquí —dije, besando un punto debajo de su ombligo.
Él gimió.
—No, aquí —dijo, sus manos subieron para acariciar directamente el centro
de sus abdominales.
Nerviosa, muy nerviosa, pasé una pierna por encima de su cintura y me
puse a horcajadas sobre su estómago, enderezando la espalda para
arrodillarme sobre él, sin saber lo que me pedía pero sabiendo que no sería
nada. Me sonreía suavemente desde donde estaba tumbado, con un rubor
que le cubría el pecho y el cuello. La sensación de sus manos posándose en
la parte exterior de mis muslos me hizo saltar un poco. Pero él me observó
mientras arrastraba sus manos hacia arriba, por debajo de las piernas de mis
pantalones cortos, hasta que las yemas de sus dedos parecieron rozar la
mitad inferior de mis nalgas.
Y entonces, una de sus manos desapareció durante todo un instante y lo
siguiente que supe fue que presionaba sobre mi hendidura, justo en la parte
superior, arrastrándose a lo largo de ella. Aarón me observó con esos ojos
marrones, marrones, mientras movía lo que debía ser la yema de su pulgar
hacia arriba y hacia abajo de la costura de mis labios por encima de mi ropa
interior, deteniéndose justo en la parte superior con un suave círculo que me
hizo aspirar un suspiro.
Sonrió.
Y lo hizo de nuevo.
Y otra vez, y otra vez...
—Más —supliqué, más que probablemente sonando como una loca.
Y me dio más, su toque suave, ligero, dando vueltas y dibujando una línea
recta por el centro de mí antes de volver a subir por segundos, tercios,
cuartos, quintos, décimos y vigésimos, hasta que pude sentir lo mojada que
estaba mi ropa interior, pude sentir lo adolorida que estaba la parte media de
mi cuerpo. No había forma de que Aarón se lo perdiera, especialmente
cuando su otra mano se deslizó dentro de la pierna de mis pantalones cortos
y tiró de mi ropa interior hacia un lado un momento antes de que la mano
que me había estado volviendo loca, volviera a hacer lo mismo, excepto que
esta vez sobre la piel desnuda.
Entonces deslizó un dedo dentro de mí y me perdí. Entraba y salía, un dedo
y finalmente dos, que se corrompían y luego se deslizaban, obligándome a
dejarme caer para sostenerme sobre las manos y las rodillas sobre él. Su
boca encontró uno de mis pezones y le dio un pellizco que me hizo
estremecer. Era la primera vez que alguien que no fuera yo o mi vibrador se
acercaba al centro de mi cuerpo. Ni siquiera el otro idiota, el idiota original,
había ido allí.
Sólo sabía que estaba jadeando porque podía oírme a mí misma mientras
movía mis caderas alrededor de sus dedos para obtener más. Y justo cuando
empecé a apretarme, a sentir un orgasmo que empezaba justo en la unión de
mis muslos, se detuvo.
Se detuvo.
—Aarón, por favor —Empecé a gritar, y me agarró desprevenida cuando se
sentó, con sus manos frenéticas en mis caderas, mientras me metía los
pantalones y la ropa interior por los muslos, ayudándome a quitármelos en
esa maraña que sólo no era incómoda porque los dos estábamos muy
desesperados. Tan condenadamente desesperados.
En un abrir y cerrar de ojos, él estaba de nuevo de espaldas y yo, esta vez, a
horcajadas sobre sus caderas. Aaron me observó mientras se lamía la palma
de la mano y la envolvía alrededor de la carne ancha y dura que se alineaba
justo a lo largo de mis labios. Sus dedos rozaron la sensible piel del pliegue
mientras frotaba la palma de la mano hacia arriba y hacia abajo de su
longitud dos veces antes de presionarse hacia donde yo estaba caliente y
húmeda y tan necesitada que podría haber sido patético si me hubiera
importado. El suave capuchón de su cabeza rozó mi clítoris mientras
deslizaba la palma de la mano hacia arriba y hacia abajo, lamiéndola una
vez más antes de repetir el movimiento.
Luego se alineó con el lugar donde había jugado lo suficiente en el pasado
para saber que era mi entrada, y con las caderas flexionadas y sus manos en
mi cintura, empujó hacia arriba al mismo tiempo que yo me sentaba en el
eje que estaba erguido esperándome. Pulgada a pulgada, contuve la
respiración mientras me estiraba y seguía estirando, llegando a donde sólo
otra persona había llegado antes, pero de alguna manera, no podía recordar
nada de esa única vez.
Y entonces, con un ligero escozor que no era nada del otro mundo, y con la
suficiente incomodidad como para no querer moverme durante un rato, mi
trasero chocó con sus muslos y ambos jadeamos. Ninguno de los dos se
movió, ni respiró, ni hizo nada más que... existir.
—¿Estás bien? —preguntó bruscamente después de un momento, sonando
casi completamente como una persona diferente.
Asentí con la cabeza, flexionando mis músculos internos como si eso fuera
a ayudarles a acostumbrarse al nuevo amigo que habían hecho y que no era
ni mucho menos pequeño o flaco. Y Aarón gimió, desgarrado, largo, sus
abdominales se agitaron mientras parpadeaba como si le doliera.
—¿Estás bien? —pregunté con un siseo de algo que no era dolor cuando
pareció flexionar el gran músculo enterrado dentro de mí como respuesta.
Aaron sonrió, tragando, tragando, su respiración apagada.
Le pinché el hombro, ganándome un gemido desde lo más profundo de su
garganta mientras se movía dentro de mí.
—Oye, si te corres sobre mí ahora, nunca me recuperaré.
Una sonrisa de dolor se dibujó en su boca, y él gimió:
—No estoy bien. Nunca voy a estar bien.
Me reí y eso sólo le hizo gemir más.
Aaron inclinó la cabeza hacia atrás, arqueando la parte superior del cuerpo.
—Ruby —susurró—, muévete, sólo muévete un poco, y te diré todo lo que
quieras saber. Haré lo que quieras que haga, lo juro por Dios... Podría morir
si no lo haces —resopló.
Bueno.
Cuando lo dijo así...
Me tragué el nudo en la garganta mientras levantaba las caderas apenas un
centímetro y volvía a bajar. Bien, de acuerdo. Entonces lo volví a hacer,
arriba y abajo, cogiendo un poco más cada vez, se sentía mucho mejor,
mucho mejor después de cada movimiento. No tenía ni idea de si lo estaba
haciendo bien, pero intenté hacer lo que había visto antes en las películas.
No era como si fuera ciencia espacial. Moviendo mis manos hacia su pecho,
empecé a tomarlo todo, cada centímetro de su longitud hasta que sentí que
casi se había salido, ese gran tapón era lo único que quedaba dentro de mí, y
me dejé caer de nuevo con un siseo.
Fueron las manos de Aaron en mi cintura, amasando, las que me hicieron
empezar a rechinar contra la base de él cuando me senté lo suficientemente
profundo como para estar en su regazo. Y entonces, entonces, fue increíble.
Más allá de lo increíble. Con cada roce de mi clítoris contra su pubis, la
necesidad de llegar al orgasmo se hacía más pronunciada. Más fuerte. Y por
la forma en que Aaron respiraba, él también estaba cerca.
Me quedé paralizada, suspendida sobre él, pero me empujó hacia abajo y
me hizo girar las caderas mientras me empalaba en él, una y otra vez, y me
corrí. Me corrí con un grito, con un trago, con un gemido que me hizo caer
hacia adelante, mi pecho contra el suyo, el lado de mi cara haciendo lo
mismo.
Y entonces Aaron gimió, gruñó, su cuerpo se puso rígido, cada músculo se
tensó mientras se salía de mí de repente, con un calor pegajoso que cubría la
parte superior de mis muslos mientras me aferraba a él.
Me retiré después de un momento y lo miré, respirando con tanta fuerza que
no estaba segura de poder parar, y dije las palabras que él debía saber que
estaban en mi corazón. La única vez que las había dicho en voz alta y a una
sola persona... y quizás esa era la prueba que no necesitaba allí mismo.
Amar a Aarón no era algo que pudiera guardar para mí, sino que estallaba,
estirando cada costura de mi alma y mi cuerpo. Cuando amabas a alguien,
se lo decías. No había otra opción.
Y le conté mi mayor verdad, como si fuera algo de lo que estuviera
orgullosa y se lo contara a cualquiera... porque podía y lo haría.
—Tal vez sea el momento equivocado, pero no me importa. Te amo, stalker.
Con el lado de mi cara contra la cálida y húmeda piel de su pecho, me
susurró las palabras de vuelta mientras otra mano se posaba en la parte baja
de mi espalda.
—Yo también te amo, Ruby Cube. Ya lo sabes.
Capítulo 24
Estaba triste.
Más que triste.
Estaba tan condenadamente triste que mi boca sabía a ceniza. Me dolía el
corazón.
Nunca había experimentado realmente el dolor, pero esto se acercaba
bastante a él. Hasta ahora, había tenido la suerte de que nunca muriera nadie
cercano a mí, pero esto... Podía entender cómo algunas personas nunca se
recuperaban de ello si esto era una fracción de lo que se sentía al perder a
alguien.
Ninguno de los dos había hablado mucho en la última hora y media desde
que salimos de la casa de la playa camino del aeropuerto. Volvió a traerme
el desayuno al amanecer, pero esta vez nos habíamos despertado juntos en
su cama. Nos habíamos duchado juntos, con él lavándome la espalda y
besándome los hombros y abrazándome mientras estábamos mojados y
resbaladizos. Me senté en la isla de la cocina mientras él cocinaba, y luego
nos dirigimos juntos a la terraza para comer los gofres y la guarnición de
bayas que había preparado.
Los dos sabíamos lo que era el día de hoy. Lo que significaba ir al
aeropuerto. Significaba que estas vacaciones habían terminado. Nuestro
tiempo juntos había llegado a su fin.
Significaba que Aaron tendría que conducir de vuelta a Shreveport,
despedirse de sus seres queridos y luego conducir hasta Kentucky para
volver a su base.
Significaba que pasaría de estar todo el día con él a... no.
Cada uno de los pensamientos que rebotaban en mi cabeza desde que la
realidad se había asentado realmente se había centrado en el hecho de que
no tenía ni idea de cuándo sería la próxima vez que lo vería o estaría cerca
de él.
Y sinceramente, había estado luchando contra las lágrimas todo el tiempo.
No me parecía justo. No parecía justo en absoluto que ahora que lo tenía,
tuviera que dejarlo ir. Tenía que volver a casa. Por primera vez en mucho
tiempo, no había tanto consuelo en ello.
—¿Ya has facturado tu vuelo? —dijo la voz baja y distante de Aaron desde
el volante. Habíamos salido más tarde de lo que debíamos, pero no me
había importado ni preocupado demasiado por lo cerca que estábamos de
llegar.
Tragué con fuerza, luchando contra la tristeza que parecía capaz de aplastar
mis pulmones.
—No —murmuré cuando pasamos por una señal que nos indicaba el
camino hacia el aeropuerto.
No fue mi imaginación que Aaron redujera la velocidad de su camioneta.
—Ruby...
No quise mirarlo. No podía.
—Me gustaría poder quedarme aquí contigo más tiempo —dije,
manteniendo mi mirada enfocada en el paisaje borroso fuera de la ventana
—. Y me siento muy mal por no estar tan emocionada como debería para ir
a ver a mi padre porque me da pena dejarte.
—Ru —susurró, tragando tan fuerte que pude oírlo.
No iba a mirar por encima. No.
—Oye —dijo, dirigiendo la camioneta hacia un grupo de coches alineados
que me indicaba que nuestro tiempo estaba a punto de agotarse.
—Yo tampoco quiero dejarte, lo sabes, ¿no?
Negué con la cabeza, sin dejar de mirar al exterior. ¿Dónde estaba una
tormenta cuando la necesitaba? Ni siquiera podía tener hipo sin que él lo
oyera.
—Ruby —repitió, y yo apreté los labios mientras él entraba en el carril de
bajada, intentando con todas mis fuerzas no llorar. Supe que había fracasado
cuando al menos cinco lágrimas saltaron de mis ojos.
—Ruby Cube —dijo—. ¿Quieres mirarme?
Sacudí la cabeza de nuevo, dos lágrimas más saltando a su muerte de
vergüenza.
—Oye.
Tragué saliva y giré lentamente la cabeza para mirarle, totalmente
consciente de que tenía lágrimas en los ojos y no tenía esperanzas de
ocultarlas, y sabiendo perfectamente que en el momento en que le mirara,
iba a llorar.
Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
Un segundo estaba mirando por la ventanilla, y al siguiente, me movía en su
asiento de copiloto, encontrándome con esos cálidos ojos marrones, y
entonces cuatro lágrimas se convirtieron en cien y susurré:
—¿Por qué parece que no voy a volver a verte? —Lloriqueé.
Antes de que pudiera darme cuenta de lo que estaba haciendo, Aaron se
desabrochó el cinturón de seguridad y se acercó a mí. Sus labios se situaron
a milímetros de los míos, carnosos y de un tono rosado que sólo había visto
en él antes, y dijo las palabras que me consumieron por completo.
—Esto no es un adiós. Lo sabes, ¿verdad? —graznó su voz, acabando
prácticamente con mi vida.
No tuve la oportunidad de contestar antes de que él respondiera a su propia
pregunta, con la voz quebrada y chirriante y más áspera que nunca.
—Ya lo sabes. Sabes que volverás a verme —Me dijo, a mí, a él mismo, a
todo el mundo.
Apretando los labios, quise decirle que no se sentía así. Que esto se sentía
como un adiós para siempre, pero tal vez era sólo la parte de mí que no
entendía o aceptaba completamente la separación. Podía admitirlo. Cuando
mi padre regresó a California, lloré todos los días durante meses. Me había
acostumbrado a la idea, pero había llevado tiempo. No había que ocultarlo.
Y sin embargo, esto... esto se sentía igual pero peor de alguna manera,
porque no sabía qué pasaría con Aaron en su carrera.
Lo quería todo, por muy egoísta que fuera.
Todo.
Con su frente aún pegada a la mía, su boca besó una de mis mejillas y luego
la otra. Rozó mis labios con los suyos, tiernamente, tiernamente,
tiernamente. Una esquina y luego la otra. Sus manos eran lo más suave que
había sentido en mi vida. Y habló en mi piel, en mi corazón, en mi alma, en
todo lo que había en mí.
—No quiero dejarte. Quiero dar la vuelta a esta camioneta y llevarte a la
casa conmigo, y luego quiero llevarte a Kentucky y tenerte allí mientras
resuelvo mi vida este próximo año. Contigo —Tragó saliva, y se quedó sin
palabras.
El sonido que salió de mí fue entre una risa y un sollozo, y no me perdí la
sonrisa que me dedicó en la mejilla.
—Esto es sólo por un rato. Lo sabes, ¿verdad? —Me suplicó—. Dime que
lo sabes.
¿Lo sabía? No hizo falta mucho examen de conciencia para saber que sí. Sí
sabía que no quería dejarme en el aeropuerto, que no quería dejarme volver
al lugar que casi siempre había llamado hogar.
El pulgar que tenía en mi mejilla derecha la recorrió. Su nariz tocó la mía, y
su voz era débil cuando susurró:
—Puedes venir a visitarme cuando quieras, y no digas nada del dinero.
Visítame cada mes. Cada dos semanas. Maldición cada semana si quieres
—ofreció—. Esto es sólo temporal. ¿Me entiendes?
Cerré los ojos y asentí, sin tener fuerzas para decir palabras que no salieran
como gritos y súplicas de llévame contigo, por favor, por favor, por favor.
—Te quiero, Rubes, y sé que tú también me quieres —susurró—. Tú fuiste
quien me dijo que unos cuantos miles de kilómetros no importarían
realmente en el gran esquema de la vida, ¿recuerdas?
Eso hizo que casi me partiera de risa. Casi, pero sonaba rota, y no sonaba
como yo misma.
—Sí —grazné, admitiéndolo pero sin quererlo.
—Tú y yo, resolveremos esto. Haremos que esto funcione.
Volví a pellizcarme los labios y a asentir con la cabeza, con unas cuantas
lágrimas más brotando de mis ojos ante la infinita tristeza que me pesaba
aunque sabía que decía la verdad.
—Te amo, Ruby. El tiempo. La distancia. Nada va a cambiar eso. Lo
resolveremos, lo prometo —Volvió a besar mis labios, y esa vez le devolví
el beso. Labios cálidos sobre labios cálidos, y deseé que tuviéramos un
motel donde parar para meternos juntos bajo las sábanas, piel con piel, su
pecho contra mi cara, sus piernas envueltas en las mías, una última vez,
sólo una última vez. Debería haberme avergonzado de lo pegajosa que
estaba siendo, pero no podía encontrarlo en mí. Ni siquiera un poco.
—¿Me crees? —preguntó, rozando la punta de su nariz contra la mía como
me hubiera encantado en cualquier otra ocasión.
Asentí con la cabeza.
—Dime —Siguió besándome como un esquimal. Sujetando mi cara.
Manteniéndome unida—. Dime —repitió, sonando casi angustiado.
—Te creo —dije—. Mi cabeza sabe que te volveré a ver, pero mi corazón
piensa que me dejas aquí y que nunca te volveré a ver.
—¿No volver a verte nunca más? No podría olvidarte ni en cien años si lo
intentara, Ru. Y nada me haría intentarlo. Ni una sola cosa. Todo sucede por
una razón, ¿recuerdas?
—¿Qué pasó por una razón?
—Me metieron en el programa. Podrían haberle dado mi nombre y
dirección a cualquier otro, pero tú me atrapaste.
Apenas pude contener un ahogo.
—Pensé que me habías atrapado.
Su voz era baja.
—No, Ruron. Tú me atrapaste.
Cerré los ojos y asentí, inclinándome hacia él para enterrar mi cara en su
cuello.
—Probablemente voy a ser una novia de mierda y pegajosa.
—No podrías ser una mierda en nada.
Me reí.
—Eres mía, RC. Eso no va a cambiar.
Tragué saliva, sintiendo que me ahogaba. Con un sollozo atascado en la
garganta, asentí, rápido, rápido, rápido. Iba a llorar. Iba a llorar de verdad, y
no quería hacerlo.
—Quería aparcar...
—Está bien. Tengo que entrar corriendo de todos modos —grité, mirando el
salpicadero. Tragué saliva—. ¿Me darás un abrazo fuera al menos?
Gruñó, abrió la puerta y salió antes de que yo me hubiera desabrochado el
cinturón de seguridad. Para cuando cerré la puerta, ya había sacado mi
maleta y mi bolsa, apilando una sobre otra. Me lo imaginé, cada centímetro
que había visto la noche anterior. Con las manos en los costados, me di
cuenta de que Aaron respiraba con dificultad por la forma en que su camisa
le abrazaba el pecho. Me tomé mi tiempo para seguir mi mirada hacia arriba
hasta que se posó en esos rasgos en los que pensaba todo el tiempo. Me
observaba, con la sonrisa más triste que jamás había visto en su rostro,
porque estaba llena de tanto afecto y amor. Me partió el corazón en dos.
—Ven aquí —dijo, tendiendo una mano hacia mí.
Me acerqué. Le rodeé la cintura con los brazos y lo abracé como si no fuera
a volver a verlo. Su boca estaba en mi oreja mientras me apretaba contra él,
como si intentara unirnos.
—Te llevaría conmigo si pudiera, Ru, pero diviértete con tu padre —dijo,
acariciándome mientras su mano recorría mi columna vertebral—. Haremos
que esto funcione. Te lo prometo.

***
No lloré durante el viaje en avión, ni tampoco cuando mi madre condujo
hasta la sección de llegada del aeropuerto y luego me habló al oído durante
todo el viaje de vuelta a casa, contándome que Jasmine iba a entrenar de
nuevo con su entrenador.
Tampoco lloré cuando llegué a mi habitación esa noche.
Pero cuando me acosté en la cama, esa sensación de echar de menos a
Aaron me golpeó justo en el plexo solar.
Y entonces, sí lloré. Sólo un poco. Dos pequeñas lágrimas. Pero fueron
suficientes.
Ruby: Me siento como si tuviera la gripe. Dime algo divertido.
Le envié un mensaje de texto a Aaron, usando algunas de las mismas
palabras que había usado conmigo antes.
Treinta segundos después, me llegó una respuesta suya.
Aaron: ¿¿Como se dice papel higiénico en chino??
No tuve la oportunidad de responder antes de que llegara otro mensaje
suyo.
Aaron: KITA KAKA
Diez segundos después, mi teléfono volvió a sonar.
Aaron: ¿Te he dicho hoy lo feliz que estoy de que te hayas quedado
atascada conmigo?
¿Y cómo podría estar triste después de eso?
EPÍLOGO
17 de mayo de 2012
10:03 a.m.
Aaron: Buenos días
Ruby: Buenos días
Aaron: ¿Te sientes mejor?
Ruby: No. Acabo de tomarme la temperatura y ha vuelto a subir a 38.
Aaron: Toma una aspirina
Ruby: Ya lo hice. Encontré el frasco en la mesita de noche junto al
termómetro.
Ruby: Gracias por eso.
Aaron: :]
Aaron: Te toqué la cara antes de irme y me pareció que estabas caliente. Ve
al médico.
Ruby: Lo sé. Debería hacerlo. No quiero que tú también te pongas
enfermo.
Ruby: Le dije a Jasmine que estaba enferma y enseguida me preguntó si
estaba embarazada. ¿Por qué es lo primero que supone cada vez?
Aaron: Porque es Jasmine.
Ruby: Lol. Tienes mucha razón.
Ruby: Hablando de ella, nos peleamos al final porque quería cambiarse al
patinaje por parejas.
Aaron: ¿Cómo fue eso?
Ruby: Bien. Creo que todavía la agarré desprevenida cuando le contesté,
así que me hace sentir que gano cuando no tiene una respuesta inmediata.
Ya veremos lo que decide. Ya sabes cómo es.
Ruby: Voy a ducharme a ver si eso me hace sentir mejor. Después llamaré
al médico para ver si puedo ir.
Aaron: De acuerdo.
Aaron: Llama si necesitas algo.

1:15 p.m.
Ruby: ¿Adivina qué?
Aaron: ¿Qué?
Ruby: No es la gripe, sólo una infección de las vías respiratorias
superiores.
Aaron: ¿Te han dado medicamentos?
Ruby: Sí.
Aaron: Lo siento, cariño
Aaron: ¿Quieres que recoja tu receta de camino a casa?
Ruby: No pasa nada. Ya estoy en la farmacia esperando.
Ruby: El médico se aseguró de decirme tres veces que mis anticonceptivos
no serán tan efectivos mientras esté con antibióticos.
Aaron: ¿Le dijiste que habíamos planeado que no los tomaras más después
de tu próximo período?
Ruby: Sí. Fue muy incómodo. Era como si fingiera que no me había oído.
Aaron: Lol. Es esa cara tan bonita e inocente.
Ruby: :)
Ruby: ¿Cómo va tu día?
Aaron: Bien.
Aaron: Mi jefe está de un humor de mierda
Ruby: Lo siento. Un año más y luego podrás replantearte lo que quieres
hacer de nuevo.
Aaron: :] sólo un año
Ruby: Pasará rápido.
Aaron: :]

2:55 p.m.
Ruby: [imagen adjunta]
Aaron: [imagen adjunta]
Ruby: [imagen adjunta] ¿Qué es eso?
Aaron: Tacos de un nuevo camión de comida en la ciudad
Ruby: Tráeme algunos, esos hacen que mi sándwich parezca una mierda.
Aaron: Si te duermes, pierdes
Aaron: Ven a comer conmigo mañana
Aaron: Si te sientes mejor
Ruby: ‘si te sientes mejor’
Ruby: ......
Aaron: :] te amo
Ruby: Sí, claro.
Ruby: Yo también te amo, pero te querría más si me trajeras tacos

4:50 p.m.
Aaron: ¿Qué vamos a cenar?
Ruby: Lo que tú decidas traer a casa.
Aaron: Eso es lo que pensaba
Aaron: ¿vietnamita?
Ruby: Sí, por favor.
Aaron: De acuerdo
Aaron: ¿Estás acostada?
Ruby: Sí. Intenté cortar algunas bandanas para ese gran pedido a Canadá
que recibí, pero me corté porque no estaba prestando atención, luego
comencé a preocuparme por contaminar la tela y hacer que otras personas
se enfermaran, así que dejé de hacerlo.
Aaron: Jesús, RC
Aaron: Tranquila
Aaron: Ya te pondrás al día con todo. Preocúpate por sentirte mejor. Eso es
lo único que importa
Ruby: Eres el mejor, ¿te lo he dicho hoy?
Aaron: Lo sé
Aaron: Hoy no.
Ruby: Engreído
Aaron: Nunca te has quejado.
Ruby: Sabía que ibas a ir allí.
Aaron: :]
Ruby: ¿Por qué los esqueletos no ven películas de miedo?
Aaron: Porque no tienen las agallas
Ruby: ¿Sabías eso?
Aaron: Lo adiviné
Ruby: Adiós
Aaron: Tengo una lágrima en el ojo
Ruby: ....
Aaron: ....
Aaron: Me voy de aquí en un segundo, Ruron.
Ruby: Ok, Ruron.
Aaron: Piensa en un chiste mejor antes de que llegue a casa.
Aaron: Quería decirte que, ahora que lo pienso, es mejor que tires las
pastillas.
Ruby: Eres un verdadero dolor en el ya sabes qué.
Aaron: Lo sé.
Ruby: Y estoy enferma.
Aaron: ¿Y? No me asusta una pequeña infección.
Ruby: Oh, hombre.
Ruby: Me siento mal pero no tanto.
Ruby: Pero si te enfermas no me culpes a mí.
Aaron: Nunca
Ruby: :)
Aaron: :]
AGRADECIMIENTOS
Creo que es un hecho conocido que tengo los mejores lectores sobre la faz
del planeta. Gracias a todos por dejarme boquiabierta con todo su cariño y
apoyo en cada publicación. Tanto si están conmigo desde el principio, como
si se arriesgaron conmigo por primera vez, mi gratitud no tiene límites.
Desde el fondo de mi corazón, gracias.
Un gran saludo a mis ‘Slow Burners’. Son todos mis animales espirituales.
Gracias por ser tan comprensivos cuando desaparezco de ustedes durante
largos periodos de tiempo, jaja. Son el grupo de lectura más increíble de
Internet.
Un gran agradecimiento a Nissa por todos sus consejos y conocimientos
sobre la comida filipina, y por ser tan genial en general.
Un gran agradecimiento a mi amiga Eva. Ya sabes lo mucho que haces por
mí. Sé lo mucho que haces por mí. El grupo también lo sabe. Gracias por
todo.
Gracias a Letitia Hasser de RBA Design por la increíble portada y por
aguantar mis ideas tontas y mis estupideces. Jeff de Indie Formatting
Services, gracias por ser siempre tan profesional y genial. Virginia y Becky,
de Hot Tree Editing, por no hacerme llorar nunca con las ediciones. Lauren
Abramo y Kemi Faderin de Dystel & Goderich por ser el mejor equipo.
A mis pre-lectores/amigos que no pueden deshacerse de mí, nunca podré
agradecerles lo suficiente lo que hacen y nunca quieren ningún crédito por
ello. Mis libros no serían lo mismo sin sus amables comentarios de
‘Mariana, ¿por qué?’.
Un gran agradecimiento a la mejor familia del planeta. Mamá y Papá, Ale,
Eddie, Raúl, Isaac, Kaitlyn, mi familia Letchford y el resto de mi familia
Zapata/Navarro.
A Chris y a mis hijos, Dor y Kai. Cada libro es para ustedes.
SOBRE LA AUTORA
Mariana Zapata vive en un pequeño pueblo de Colorado con su marido y
sus dos hijos de gran tamaño: sus queridos Gran Danés, Dorian y Kaiser.
Cuando no está escribiendo, está leyendo, pasando tiempo al aire libre,
obligando a sus hijos a darles besos, acosando a su familia o fingiendo que
escribe.
Notas
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Ayuda a un Soldado
[←2]
Originalmente escrito en español.
[←3]
Una persona joven o pequeña.
[←4]
Laughing Out Loud (Reírse de forma muy estridente o notoria)
[←5]
Juego de palabras; En inglés original: ck licks que rima con dick (en español polla)
[←6]
Los videojuegos de rol mul jugador masivos en línea o MMORPG (sigla en inglés de massively
mul player online role-playing game), son videojuegos de rol que permiten a miles de
jugadores introducirse en un mundo virtual de forma simultánea a través de internet e
interactuar entre ellos.
[←7]
Lord of the rings: El señor de los anillos
[←8]
Au smo de alto funcionamiento ( HFA ) es una clasificación de au smo en la que una persona
no presenta discapacidad intelectual , pero puede presentar deficiencias en la comunicación ,
el reconocimiento y la expresión de emociones y la interacción social.
[←9]
Meal, Ready-to-Eat (MRE) (en Español: Comida, lista para comer) es una comida preparada,
completamente cocinada, lista para comer y empaquetada en un envase pequeño y ligero,
denominado sobre retorta, producida para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos,
especialmente para los soldados en batalla, donde no existen cocinas disponibles.
[←10]
Cuando un chico más joven le pide una cita a una mujer mayor.
[←11]
Im-postor
[←12]
Es un vehículo transportador de carga o tropas de mayor capacidad.
[←13]
MILF, del inglés Mother/Mom/Mama I'd Like to Fuck (se traduce en la mayor parte de
Hispanoamérica como MQMC, Mamá Que Me Cogería, MQMT o Mamá Que Me Tiraría. Hace
referencia a las mujeres que por edad podrían ser la madre de quien usa el término y que son
sexualmente deseables y atrac vas.
[←14]
Mensaje Instantáneo
[←15]
Un juego de rol de acción en vivo ( LARP ) es una forma de juego de rol en el que los
par cipantes representan sicamente a sus personajes .
[←16]
El acto de recolectar vieiras

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