El Triángulo de las Bermudas es un área geográfica con forma de triángulo equilátero,
situada en el océano Atlántico, entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami (en el estado de Florida). Al unir estos tres puntos con una línea imaginaria se forma un triángulo de unos 1600 a 1800 km de lado, y una superficie de 1,1 millones de km²aproximadamente. Las embarcaciones que viajaban a Europa pasaban continuamente por esta zona para aprovechar los vientos dominantes y la corriente del Golfo. Luego, con el desarrollo de las máquinas de vapor y los barcos con motores de combustión interna, gran parte del tráfico del Atlántico Norte siguió cruzando (y todavía lo hace) a través del área del llamado «Triángulo de las Bermudas». La corriente del Golfo, un movimiento superficial de las aguas del océano que trae aparejado un tiempo muy inestable (con sus característicos huracanes), también pasa por el triángulo al abandonar el mar Caribe. La combinación de un denso tráfico marítimo y el tiempo tempestuoso pueden explicar la mayor parte de las desapariciones alegadas.
Historia del Triángulo de las Bermudas
La primera mención documentada acerca del Triángulo de las Bermudas se hizo en 1950: Edward Van Winkle Jones —periodista de Associated Press— escribió respecto a algunos barcos perdidos en la zona de las Bahamas. 23 Jones dijo que las desapariciones de barcos, aviones y pequeños botes eran «misteriosas». Y le dio a esta zona el apodo de «Triángulo del Diablo». Dos años después, en 1952, George X. Sand afirmó en un artículo de revista Fate que en esa zona sucedían «extrañas desapariciones marinas».4 En 1964, el escritor sensacionalista Vincent Gadis(en confianza) (1913-1997) acuñó el término «Triángulo de las Bermudas» en un artículo de la revista pulp estadounidense Argosy.5 Al año siguiente publicó el libro Invisible horizons: true mysteries of the sea (‘Horizontes invisibles: los verdaderos misterios del mar’), donde incluía un capítulo llamado «El mortal triángulo de las Bermudas».6 Generalmente, Gaddis es considerado el inventor del término. Popularización del Triángulo de las Bermudas En 1974 —10 años después de la invención del Triángulo—, el pretendido misterio se convirtió en un verdadero mito gracias a Charles Berlitz (1914-2003), escritor neoyorquino de ciencia ficción, que publicó el superventas El Triángulo de las Bermudas, donde copió bastante texto de Gaddis y recopiló casos de desapariciones (muy manipulados y mal presentados), mezclados con falsedades y flagrantes invenciones exageradas. El Triángulo de las Bermudas ha recibido el crédito de muchas desapariciones que ocurrieron muy lejos de sus límites «oficiales». A la fecha, unas 50 naves y 20 aviones se han perdido en esa área particular del océano Atlántico. Aunque la mayoría de estas desapariciones pueden explicarse, otras no pueden serlo, y el tema continúa siendo un debate entre creyentes y escépticos. Algunos de los casos son:
1925, octubre: se pierde el carguero estadounidense SS Cotopaxi, «que desde la
costa de Florida transmitió que el clima se encontraba en calma, y no envió ninguna señal de auxilio». En realidad, Meyers (capitán del barco) informó por radio que el barco estaba escorando y que tenían la bodega llena de agua. 1972 (aunque Berlitz dice 1973): se hunden en una tormenta dos cargueros alemanes: el Anita (de 20 000 toneladas, con una tripulación de 32) y su barco gemelo, el Norse Variant (ambos con carga de carbón). Un sobreviviente de este último fue encontrado flotando en una balsa; describió la pérdida del barco en medio de un huracán. Las olas rompieron la tapa de la compuerta y hundieron rápidamente la nave. 1999: se hunde el carguero Génesis después de zarpar del puerto de San Vicente; su carga incluía 465 toneladas de tanques de agua, tablas, hormigón y ladrillos; informó de problemas con una bomba de achique un poco antes de perder el contacto. Se realizó una infructuosa búsqueda en una área de 85 000 km² (33 000 millas cuadradas). 2017: desaparece la aeronave bimotor MU-2B, que transportaba a cuatro estadounidenses, había partido el lunes desde Puerto Rico con destino a Florida, pero se perdió el contacto poco después del despegue. También hay desapariciones que no son tales, como las del caso de los buques de guerra Proteus y el Nereus (1941) que está constatado que se hundieron en acciones bélicas. Para el hundimiento del Rubicon, Berlitz mintió afirmando que desapareció en circunstancias de clima normal cuando está comprobado que hubo una fuerte tormenta en la zona. En otras ocasiones, recurrió a escribir sobre barcos ficticios, como el Stavenger. El Vuelo 19 (1945) Uno de los incidentes más conocidos y probablemente el más famoso sobre el Triángulo de las Bermudas es acerca de la pérdida de un escuadrón de cinco bombarderos TBM Avenger de la marina de Estados Unidos durante un vuelo de entrenamiento que salió de Fort Lauderdale (Florida) el 5 de diciembre de 1945. De acuerdo con el escritor fantástico Charles Berlitz (1914-2003), el caso consistía en que varios aviadores navales simplemente desaparecieron después de que informaran de varios efectos visuales extraños, una afirmación que no es completamente acertada. Además, Berlitz afirmó que debido a que los restos de los TBM Avenger flotarían por largos periodos de tiempo, estos debieron ser encontrados al día siguiente considerando que esos días se registraron con marea tranquila y cielo despejado. Sin embargo, no solo no pudieron ser encontrados, sino que un avión de búsqueda y rescate de la Marina que mandaron también se perdió. Adicionalmente, la intriga se incrementó al conocer que el informe del accidente de la Marina lo atribuyó a «causas o razones desconocidas». Mientras que algunos hechos de la versión de Berlitz son esencialmente exactos, no describe algunos detalles importantes. La visión de un experimentado escuadrón de aviadores de combate perdiéndose en una tarde soleada es inexacta. Para cuando se recibió la última transmisión de radio del Vuelo 19, había comenzado un tiempo tormentoso. Tan solo el líder de vuelo, el Teniente Charles Carroll Taylor, tenía experiencia de combate y un tiempo de vuelo significativo, pero al mismo tiempo tenía muy poca experiencia en esa área en particular, menor que la de los aprendices bajo su mando. Taylor fue descrito como un líder calmado y confiado. En cambio, las transmisiones de radio del Vuelo 19 revelaron a un Taylor desorientado, con una carencia de confianza en sus decisiones, y completamente perdido. Además, las afirmaciones exageradas establecían que todos los aviones tuvieron problemas con sus brújulas. Sin embargo, los informes navales y registros escritos de las conversaciones entre el Teniente Taylor y otros pilotos del Vuelo 19 no indicaban esto. En cuanto al informe de la Marina, se afirmó que el informe original atribuyó el accidente a la confusión del comandante de vuelo. El Teniente Taylor previamente había abandonado su nave en dos ocasiones en medio del Pacífico después de haberse perdido, para regresar al portaaviones. Sin embargo, el informe se alteró para retratar otra situación debido a los deseos de su familia. Otro factor a considerar es que las naves TBM Avenger nunca fueron diseñadas para el amerizaje, contrario a las afirmaciones de Berlitz. La experiencia de combate en el Pacífico demostró que un avión Avenger se hundía muy rápidamente si este amaraba. Para un Avenger sería muy difícil amarar, especialmente con pilotos novatos al mando, y al dejarlo en los mares peligrosos del Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, el hecho de que hasta la fecha no se ha descubierto rastros o algún resto de las naves ha llevado al misterio, y, en sí mismo, es un caso raro. En un documental sobre este evento de The History Channel, se hizo notar que un piloto puede confundir fácilmente su ubicación si permite que su imaginación controle su razón. En este documental el escenario más probable fue que el líder de vuelo, el teniente Charles Taylor se confundiera y se desorientara. Siendo indeciso en última analogía de la situación del vuelo, habría creído incorrectamente que estaban lejos del sureste de Florida Keys, y girado bruscamente hacia la derecha, creyendo que encontrarían tierra. En cambio, ellos se ubicaban exactamente donde debían estar, fuera de las Bahamas, y al girar a la derecha los llevó más adentro del océano hacia el Atlántico. Esto también podría explicar por qué los aviones todavía no han sido encontrados, ya que muy pocas búsquedas se han concentrado en las inmensas áreas abiertas del océano. Por consiguiente, la explicación generalmente más aceptada por entusiastas navales y civiles que han investigado minuciosamente este incidente coincide en que el Teniente Charles Taylor se confundió y se desorientó, llevando a su tripulación al mar abierto donde se les acabó el combustible y aterrizaron en aguas tormentosas durante la noche. Y aunque los pilotos estudiantes sabían que él estaba equivocado sobre su ubicación; él era el líder de vuelo y estaba al mando. Para cuando él tomó el consejo de uno de sus aprendices pilotos sobre volar hacia el oeste, ya se encontraban muy lejos como para aterrizar sobre tierra firme. La posición oficial de la Marina estadounidense sobre el incidente no refleja ningún misterio relacionado con lo que le pasó al Vuelo 19, describiendo el hecho de que la culpa residió completamente en el Teniente Charles Taylor. El único misterio para la Marina estadounidense es dónde se estrellaron los aviones del Vuelo 19. Otra hipótesis en ese mismo documental declara que los aviones realmente pudieron haber estado donde Taylor creyó que ellos estaban, y que se estrellaron en los pantanos de Georgia. Sin embargo, esa hipótesis se ha tomado con escepticismo. En 1991, los restos de cinco Avengers fueron descubiertos frente a las costas de la Florida, pero los números de serie del motor revelaron que no eran del Vuelo 19. 7 Los registros revelaron además que estas aeronaves descubiertas, habían sido declaradas obsoletas —no aptas para el mantenimiento/reparación— y fueron simplemente eliminadas en el mar. Los registros también mostraron accidentes de entrenamiento entre 1942 y 1945 que representaron la pérdida de 95 elementos de personal de la aviación de NAS Fort Lauderdale8 Los investigadores han ido ampliando su ámbito para incluir más al este, en el Océano Atlántico, pero los restos del Vuelo 19 todavía no han sido confirmados como encontrados.9 Un hidroavión de rescate PBM Mariner también desapareció sin dejar rastro durante la búsqueda del Vuelo 19, tal como Berlitz declaró en su libro. Esto incrementó la especulación sobre fenómenos sobrenaturales y el Triángulo de las Bermudas, y aunque Berlitz aludió en su libro a la casualidad sobre el Triángulo de las Bermudas, se formula en cierto modo que algunos puntos también son misteriosos y desconocidos, cuando de hecho no lo fueron. El SS Gaines Mill informó de una explosión por encima del agua poco después de que despegó el PBM Mariner, en el lugar donde debía de estar este. Se pudo divisar una mancha de aceite en ese punto, pero el mal tiempo impidió que se recobrara cualquier resto, y para cuando el tiempo tormentoso terminó, todos los rastros del accidente ya no estaban ahí. El escenario más probable fue que una fuga de combustible causó la explosión que desintegró el avión. Teorías de las desapariciones Una explicación de algunas de las desapariciones apunta a la presencia de vastos yacimientos de hidratos de metano bajo las placas continentales.14 En 1981, el Servicio Geológico de los Estados Unidos informó la aparición de estos hidratos en el área de Blake Ridge, en la costa sudeste de Estados Unidos.15 Las erupciones periódicas de metano podrían producir regiones de agua espumosa que podría no dar sustentación suficiente a los barcos. Si se formara un área de este tipo alrededor de un buque, éste se hundiría muy rápidamente sin aviso. Los experimentos en el laboratorio han probado que las burbujas pueden realmente hundir a un barco a escala, debido a que se disminuye la densidad del agua.161718 Algunos escritores han sugerido que este hidrato de metano liberado repentinamente en la forma de burbujas gigantes de gas, con diámetros comparables al tamaño de un barco, podrían hundirlo.19 Sería posible que se creara una burbuja de gas metano desde el fondo del océano, tal como se describe. Pero esa burbuja gigante se rompería debido a la gran presión del agua, y se convertiría en una miríada de burbujas menores antes de alcanzar la superficie. Al emerger, estas burbujas formarían una gran turbulencia, pero no harían peligrar la flotabilidad de una nave. Aunque las burbujas formadas en un tanque de laboratorio puedan ser grandes comparadas con un barco a escala, el efecto no se puede comparar en la naturaleza debido a la relación entre las fuerzas de tensión superficial y gravedad. Mientras que al realizar el experimento con un avión se denota que se podría haber alterado los indicadores de velocidad, altímetros, medidores de OAT (temperatura exterior del aire), indicadores de viraje e inclinación lateral (giroclinómetro), brújulas, indicadores de velocidad vertical y giroscopios, lo cual haría que se notara que el avión está subiendo a una altura peligrosa y eventualmente haría que este descendiera, al descender podría llegar incluso a chocar con el agua, o si no, como se ha escrito anteriormente, podría lograr alterar su brújula y adentrarse al medio del triángulo hasta que este se quede sin combustible y eventualmente se desplomará en el agua. BOMBAS DE AIRE Ahora, un equipo de meteorólogos de la Universidad de Colorado, en California (EE.UU.) afirma haber encontrado en el cielo la solución a este enigma. Así, los satélites climáticos de la NASA han detectado en el cielo sobre la franja de mar del Océano Atlántico Norte unas extrañas formaciones de nubes hexagonales, que son auténticas “bombas de aire”.
Según los expertos, estas nubes con forma hexagonal se forman a través
de microcombustiones que generan bombas de aire de entre 32 y 88 kilómetros de ancho que se mueven desde las nubes hasta la superficie del mar, desencadenando vientos de más de 270 Kilómetros por hora. Estas corrientes de aire son tan poderosas que explicarían la precipitación de los aviones al mar y la presencia de olas de más de 14 metros de altura que serían las responsables de los naufragios.
Estas peculiares nubes con sus asociados fenómenos meteorológicos estarían detrás del misterio del triángulo de Bermudas. Sin embargo, otros científicos le dan poca credibilidad a esta teoría.