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I.

Concepto:
Fue una insurrección armada de criollos, mestizos, indígenas y negros que estalló el 16 de marzo de 1781 en
Socorro, Santander (Virreinato de Nueva Granada) en contra de las autoridades españolas que elevaron los
impuestos en el contexto de las Reformas Borbónicas del siglo XVIII.

II. Causas:
1. La implantación del impuesto de la Armada de Barlovento, que elevaba los precios de los hilos de algodón
y perjudicaba la producción de textiles en Santander. También, se incrementaron los impuestos al tabaco y al
aguardiente.
2. El preferencia hacia los españoles en el otorgamiento de cargos públicos, en perjuicio de los criollos.
3. Los abusos que sufrían los indígenas (usurpación de sus tierras, elevados tributos, diezmos) y los negros
(esclavitud).

III. Hechos principales:


El 16 de marzo de 1781, en Socorro, doña Manuela Beltrán arrancó el edicto dado por visitador Juan
Gutiérrez de Piñeres que creaba el impuesto de armada de Barlovento. Al romperlo, dijo: "Viva el Rey y muera
el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento". Este grito de protesta fue apoyado por un
creciente número de pueblerinos hasta que se juntaron 4000 personas, entre ellos cientos de indígenas. Ellos
nombraron una junta llamada "El Común", encabezada por el regidor criollo Juan Francisco Berbeo.

Los rebeldes decidieron marchar sobre Santa Fe de Bogotá. En el camino se unieron 15000 voluntarios más,
todos valientes, pero mal armados. El la capital la Audiencia (el virrey estaba en Cartagena) alistó un ejército y
a la vez envió una comisión de negociadores. Estos convencieron a Berbeo para deponer las armas
comprometiéndose a derogar o rebajar los impuestos y a dejar de excluir a los criollos de los puestos públicos.
Entonces, se firmó la Capitulación de Zipaquirá (8 de junio de 1781) y la mayoría de criollos regresó a sus
casas, pero muchos mestizos e indígenas continuaron la lucha liderados por el agricultor José Antonio Galán.

Cuando el virrey Manuel Flórez regresó a Bogotá declaró nulos los acuerdos de Zipaquirá y envió tropas
contra los rebeldes. La represión fue implacable. Miles fueron muertos, torturados o encarcelados. José A.
Galán fue capturado y murió fusilado en Bogotá el 30 de enero de 1782. José A. Berbeo fue enjuiciado, pero
terminó absuelto al argumentar que se había unido al movimiento por amenazas de los sublevados.

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